Buscar siempre
claves que tengan más
de ocho dígitos.
Nunca utilizar
solo números.
Tampoco usar solo letras ni
palabras.
Optar siempre por
combinaciones alfanuméricas.
Intercalar signos de teclado.
Lo mejor son las claves
aleatorias.
No utilizar la misma
contraseña para todo.
Guardar las claves en un documento
de texto.
Conservar el documento en un lugar
seguro.
Cuidado con las sesiones
abiertas.
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