8 grandes preguntas filosóficas que nunca resolveremosAnunciosCompartirTwittear
Aunque estemos plenamente instalados en el siglo XXI, nuestra mente colectiva
arrastra preguntas que parecen no tener solución definitiva: ¿la realidad es real?
¿La libertad existe? ¿Será posible percibir algo objetivamente? La mente humana,
imperfecta como es, fue capaz, sin embargo, de generar callejones sin salida del
pensamiento, proposiciones de naturaleza metafísica que parecen residir en los
límites de nuestra capacidad intelectual, aunque, paradójicamente, por estas
mismas lleguemos a ellas.
En seguida te presentamos 8 de estos supuestos muros que, tal vez, en el fondo no
sean más que trampas de nuestra abstracción, la forma en que histórica, y quizás
inevitablemente, construimos nuestra forma de pensar.
1. ¿Por qué hay algo en vez de nada?
Parece justo que la existencia sea el primero de estos grandes enigmas. ¿Por qué algo
existe cuando parece perfectamente posible que la nada fuera la norma? ¿Qué impulso
secreto del universo físico fue decisivo para que la nada se convirtiera en algo?
2. ¿Nuestro universo es real?
Una de las preguntas más recurrentes del pensamiento humano: la duda constante sobre
la realidad de este mundo. De los textos sagrados del hinduismo a Jean Baudrillard,
parece que no hay un recurso mental que nos permita discernir la verdadera realidad de
nuestra realidad (así tan redundante y tautológico como puede ser nuestro pensamiento).
Y, sin embargo, en algún momento de su desarrollo intelectual, Wittgenstein afirmó que en
el dolor sería posible encontrar el fundamento de la realidad, la cuestión aun sigue abierta.
Por más compleja que sea la noción de dolor, por más subjetiva y personal, ¿no podría
una inteligencia superior que nos mantenga en este mundo simulado también simular, con
todos los detalles, estas sensaciones?
3. ¿Tenemos libre albedrío?
“El hombre ha nacido libre y, sin embargo, por todas partes se encuentra encadenado.”,
escribió famosamente Rousseau. La paradoja de la libertad es que, incluso si una
condición es supuestamente posible, tiene lugar en un contexto contingente en el cual la
condición depende de muchos factores. A veces pensamos que cuando tomamos una
decisión plenamente conscientes, considerando sus causas y sus consecuencias y las
razones por las que la tomamos, esta decisión es una decisión libre. Pero, ¿es esto cierto?
¿O se trata solamente de un autoengaño de quien anhelan creer en la libertad? ¿Son los
otros, los que piensan que la libertad es absolutamente imposible, quienes tienen la razón
a este dilema?
4. ¿Dios existe?
Una entidad omnisciente y todopoderosa gobernante este mundo desde su creación hasta
su destrucción, compensando y retribuyendo, castigando o manteniendo el margen, pero
igualmente con un plan secreto que de todos modos terminará por acontecer. Un entidad
metahumana que da orden y sentido a lo que vemos y vivimos, a todo lo que existe,
incluso cuando este orden toma la forma del caos y de lo incomprensible. Una vez
imaginado, ¿es posible demostrar su existencia o no existencia? Y una paradoja lógica
para incrementar la confusión: ¿Puede Dios crear una piedra tan pesada que ni siquiera él
pueda cargar? Si no, entonces no es omnipotente, pero si puede tampoco es omnipotente,
por qué no tendría la fuerza para cargarla. Esta reducción al absurdo nos muestra, en todo
caso, que no es con el lenguaje humano o la razón con lo que se distingue a un Dios. En
pocas palabras, no podemos saber si Dios existe o no. Tanto los ateos y los creyentes
estarían equivocados en sus proclamas, mientras que los agnósticos tendrían la razón. Y,
como se mencionó anteriormente, podríamos vivir en una simulación donde los dioses
hackers controlan todas las variables. ¿Quién va a saber?
5. ¿Hay vida después de la muerte?
Es muy posible que el miedo a la muerte, o el hecho de que no entendamos su significado,
haya dado lugar a la creencia de que la vida no termina con esta. Tal vez, en este caso,
antes de contestar si hay o no vida después de la muerte -una vida que, además,
imaginamos esencialmente idéntica a la que tenemos ahora-, tendríamos que responder
en primer lugar a ¿por qué hemos de morir?. La ciencia moderna considera a la muerte
como un agujero negro, un horizonte de sucesos del que nada se puede decir, ni ninguna
información extraer, ya que, a saber, nadie volvió de este estado para contarlo. El Budismo
Tibetano en cambio cree que todos volvemos de la muerte, en un ciclo kármico de la
existencia, e incluso crearon un manual para escapar de la reencarnación.
6. ¿Hay algo que realmente se puede experimentar de forma objetiva?
La dualidad entre sujeto y objeto es uno de los pilares del pensamiento humano, al parecer
heredado de las filosofías orientales a los primeros grandes pensadores de Occidente. En
esencia se trata de un conflicto con nuestra percepción, de la cual obtenemos una versión
de la realidad que, al mismo tiempo, intuimos que no coincide exactamente con lo que
podríamos llamar la realidad real, la realidad objetiva. Si tuviéramos la capacidad visual de
los halcones o las olfativas de los perros, ¿cómo cambiaría la realidad que percibimos? O,
sin incurrir en estas fantasías, pensemos cuán limitado puede ser el mundo para alguien
que ha nacido ciego o sordo. Sabemos que hay una realidad absoluta más allá de
nuestros sentidos, pero al mismo tiempo parece que estamos condenados a no ser
capaces de discernir esa realidad.
7. ¿Cuál es el mejor sistema moral?
La moralidad, esa serie de costumbres y normas que, de alguna manera, nos permitieron
sobrevivir colectivamente como especie, ha cambiado considerablemente con el tiempo,
aunque hay algunos elementos más o menos comunes a todas las culturas y épocas. Por
ejemplo, el incesto, ampliamente estudiado por el antropólogo Claude Lévi-Strauss. Sin
embargo, también está la posibilidad de que la moralidad sea una pantalla que las
narrativas históricas se encargaron de sobreponer a determinadas épocas, para mayor
comodidad discursiva, pero que no necesariamente han sido la norma y, en la práctica, en
la vida cotidiana, el ser humano no es tan liberal o tan reprimido, tan relajado o tan estricto,
tanto en la época victoriana como en la Edad Media o en la época en que ahora vivimos.
8. ¿Qué son los números?
Uno de los inventos más ingeniosos de la mente humana son los números, de naturaleza
esencialmente incomprensible. Indispensables en el uso diario, y sin embargo,
inexplicables y casi enigmáticos. ¿Qué es el 2? ¿Qué es el 5? Una vez más nos vemos
obligados a tomar la tautología como único recurso. Parece que sólo podemos decir que 2
es 2 y aceptar que estamos en un callejón sin salida (¿o es una cuestión de semántica?
¿un problema nada más que lingüístico?). Las estructuras matemáticas se componen de
números, conjuntos, grupos y puntos, pero ¿son objetos reales o simplemente describen
las relaciones que necesariamente existen en todas las estructuras? Platón sostenía que
los números eran reales (no importa si no se pueden ver), pero los formalistas insistieron
en que no eran más que sistemas formales (estructuras bien definidas de pensamiento
abstracto basadas en las matemáticas). Esto es esencialmente un problema ontológico,
donde quedamos confundidos acerca de la verdadera naturaleza del universo y qué
aspectos son construcciones humanas y que son en realidad tangible.http://www.taringa.net/post/info/18875389/8-grandes-preguntas-filosoficas-que-nunca-resolveremos.html?utm_medium=email&utm_source=taringa_mailing&utm_campaign=recomendados_HF_f_0&utm_content=3765&utm_term=post_5_button