D O SSIER
a integración de los sistemasformales e informales de apoyosocial.
Marisol Lila Murillo
Enrique Gracia Fuster
Área de Psicología Social. Universitot de Valencia .
RESUMEN
En este trabajo se analizanlas características de lossistemas formales einformales de apoyo social y,en particular, el papel que losrecursos informales de apoyosocial pueden desempeñardentro de los sistemasformales de provisión deayuda. Se examinan lasdiferencias y potencialespuntos de conflicto entreestos dos sistemas de ayuday las bases a partir de lascuales se puede producir unamayor integración ycolaboración entre lossistemas formales einformales de apoyo social.
PALABRAS CLAVE
Sistemas informales deapoyo social, sistemasformales, grupos deautoayuda, inteqación de lossistemas formales einformles de apoyo social
INTRODUCCION
Las redes informales de apoyono sólo constituyen uno de losprincipales recursos a los que laspersonas acuden en busca deayuda, sino que, comparadascon los servicios profesionalesde ayuda también han demostrado su efectividad. No resultaextraño, por tanto, que se hayaexpresado un creciente interéspor el papel que los recursosinformales de apoyo puedendesempeñar dentro de lossistemas formales de provisiónde ayuda, así como por encontrar fórmulas capaces de articular y combinar ambas fuentesde apoyo y ayuda (Froland et al.,1981; Whittaker y Garbarino,1983). No obstante, existenimportantes diferencias y potenciales puntos de conflicto ytensión entre los servicios yorganizaciones formales deayuda y las redes informales deapoyo que hay que tener presentes al examinar las posiblesrelaciones y formas de articularestas dos fuentes de ayuda yapoyo en la comunidad. Como
ha señalado Gottlieb (1983) esasdiferencias y tensiones entre lasfuentes formales e informalesde apoyo social pueden seranalizadas desde un punto devista teórico en términos de lasdiscontinuidades básicas entrelos modos de funcionamientoburocráticos y los modos defuncionamiento característicosde los grupos primarios (Lltwaky Meyer, 1966), y en términos delos problemas de carácter máspráctico tales como barreras enlacomunicación y diferencias enlas creencias de profesionales yde lapersona lega acerca de loque constituye la ayuda.
L as redes informales de apoyo con fi
guran un contexto de ayuda que es altamente pluralista y dife renciado co nrespect o a los t ipos de personas involucradas, lo que hacen y por qué. Estasfiguras de apoyo y ayuda incluyen miembros de la familia, amistades en las quese confía y pe rsonas que se acaban deconocer pe ro que están dispuestas aayudar. Person as que ayudan a otraspersonas des co nocidas com o voluntar io s o m iembro s d e gr upos deautoayuda pued en ser person as quetie nen una preocupación especialace rca de un pro blema part icular porquelo han experime ntado en sus propias
- - ---------- --DOSSIER
vidas o ha sido experimentado por alguien cercano a ellas; personas que desempeñan roles análogos al de los profesionales; o personas con tiempo yhabilidadesinfrautilizadas.Miembros delvecindario o de la comunidad tambiénpueden tener alguna habilidad especialy utilizarla para desempeñar tareas deinterés común o movilizar a otrosmiembros de la comunidad alrededor
de problemas locales. Estos tipos diferentes de personas configuran un sis
tema ecológico de ayuda cotidiana enel que las personas desempeñan rolescomplementarios o interrelacionados,ayudándose mutuamente, proporcionando apoyo o realizando diversas actividades en el vecindario o comunidad .
La ayuda informal no es una actividadunidireccional sino que constituye unflujo mutuo que implica tanto la recepción como la provisión de ayuda. La
ayuda se proporciona como parte deun intercambio mutuo continuo queconstituye un sistema más amplio dederechos y obligaciones dentro del grupo primario, vecindario, comunidad ocultura. Por el contrario, los serviciosformales de ayuda operan a partir deun sistema de categorías explícitas,tanto para evaluar las necesidades comopara decidir la elegibilidad de las personas para recibir los servicios, cuen
tan con procedimientos basados enreglasformales, existe la especializacióny coordinación entre los distintos rolesde ayuda, se trabaja a partir de definiciones y expectativas asociadascon los
clientes,se dispone de estándares paratratar los problemas independientemente de lascaracterísticas personaleso situaciones, y se establecen criteriosobjetivos acerca de los que constituyeel éxito o el progreso.
Como señalan Froland et al. (1981),estos contrastes entre las fuentes formales e informales de apoyo sugierenque un intento de combinar o vincularlos esfuerzos de ambos modos de apoyo encontrará dificultades y conflictosimportantes puesto que aparentemente se trataría de acercar dos culturas
diferentes, una buscando la fiabilidad delas reglas formales y procedimientosrutinarios y la otra enfatizando la privacidad de reglas implícitas y la actividad espontánea. Además, las normasde intercambio, la concepción de losproblemas y sus soluciones y las cuestiones de autoridad y responsabilidadde ambos tipos de ayuda son considerablemente diferentes y potencialmenteconflictivas. Estas diferencias entre unmodo burocrático de funcionamientoy las relaciones características de losgrupos primarios sugieren,en principio,que la mejor relacion entre ambos tipos de ayudaes la coexistencia másquela colaboración. Sinembargo, como handefendido Litwak y Meyer (1966), debido a lasdiferencias en su estrucutura,las burocracias y los grupos primariosdesempeñan al mismo tiempo funciones diferentes y complementarias, y elintercambio entre ambos es necesariopara satisfacer lasdistintas necesidadesde ayuda y apoyo (Litwak, 1978).
SISTEMAS FORMALES EINFORMALES DE APOYOSOCIAL: BASES PARA LA
COLABORACiÓN
Aunque la necesidadde encontrar unacombinación adecuadaentre los esfuerzos de los servicios profesionales y defuentes informales de apoyo social, esreconocida cada vez más por profesionales y responsables de políticas de intervención social,este interés tambiénplantea numerosas cuestiones (Graciaet al., I 995a). Estos problemas potenciales los resumen Froland et al. (1981)en forma de interrogantes: ¿cuál es ladivisión de responsabilidades entre elapoyo que debe ser proporcionado porservicios profesionales y el que laspersonas puedan esperar obtener de sured social natural?,¿en qué medida lapromoción de la ayuda mutua y lamovilización de fuentes informales deapoyo puede ser una argumento enfavor de la reducción de servicios organizados y formales de apoyo social?,
¿en qué medida es comparable la calidad de los servicios de apoyo formalescon el cuidado proporcionado informalmente?, si el apoyo informal es desea
ble, ¿es posible la promoción de sistemas informales de apoyo social sin cambiar drásticamente bien la naturaleza delapoyo informal, o bien el rol socialmen
te aceptado de los profesionales?
Con el objetivo de comprender me
jor la forma en que los sistemas formales de apoyo social pueden fortalecerel rol de los sistemasinformales ya existentes o promocionar nuevas fuentesinformales de apoyo en el manejo dedistintos tipos de problemas o en poblacionesde riesgo,Froland et al.(1981)llevaron a cabo un estudio en el que seanalizó la forma en que 30 agenciasformales de apoyo habían desarrollado programas de colaboración con lasredes informales de la comunidad enla que desempeñaban sus servicios.Froland et al. identificaron cinco pro
gramas o estrategias de colaboraciónentre los servicios formales e informales. En la primera estrategia identificada, intervención en la red personal, elobjetivo del profesional es proporcionar consejo y asistencia con la finalidadde sostener y reforzar los esfuerzos informales de apoyo de familiares, amigos y vecinos. La segunda estrategiaidentificada, conexión con el voluntariado, se adoptaba en situaciones dondelos recursos personales de apoyo eranlimitados ,y tenía como objetivo conectar al cliente con personas de la comunidad que se prestan de forma voluntaria a proporcionar compañía, consejo y apoyo. La tercera estrategia, redesde ayuda mutua, era el acercamientomás común utilizado por las agenciasformales de apoyo, e involucraba eldesarrollo de vínculos entre personascon problemas o intereses comunescon el objetivo de compartir recursosy reducir el aislamiento social. Las dosúltimas estrategias se dirigían al vecindario o a la comunidad. La estrategiabasadaen fuentes de apoyo en el vecindario, tenía como objetivo la identifica-
D O SSIERción de figuras centrales en el vecinda
rio que desempeñaran informalmenteroles de apoyo clave,y el desarrollo deuna relación de consulta para apoyarpatrones de ayuda existentes y prevenir la necesidad de acudir a los servicios formales de apoyo. Finalmente, lapotenciación y for talecimiento de la comunidad (empowerment), implica el
desarrollo de lazos entre lideres informales de opinión dentro de una comunidad con el objetivo de planificarmejoras en los servicios e identificar losrecursos disponibles. Estos cinco acercamientos se combinaban con frecuencia en una estrategia coordinad a de trabajo con lasfuentes informales de ayuda y apoyo.
Este estudio permitió, además, identificar diferencias,tensiones y puntos deconflicto entre los sistemas forma les einformales de apoyo social.Como señalan estos autores,en numerosas ocasiones, tratar de combinar los esfuerzos de los servicios profesionales conlos de miembros del grupo familiar,vecinos, amigos etc., es similar a tratar
de vincular dos culturas con valores,costumbres y normas de intercambiodiferentes. En este sentido, el reconocimiento de estas diferencias, conflic
tos y tensiones es fundamental paramaximizar los beneficios potenciales deprogramasde intervención basadosenla combinación de sistemas forma les e
informales de apoyo social.
Las redes informales de apoyo socialconst ituyen sistemas ecológicos en elque las personas desempeñan rolescomp lementarios e int erdependient esde ayuda. Las actividades no son, porlo tanto, unidireccionales sino que implican la provisión y recepción mutuade apoyo en un sistema más amplio(grupo primario, vecindario, cultura) dederechos y ob ligaciones (Gracia et al.,I995b) . Por el contrario, los sistemasformales de apoyo social operan deacuerdo con un sistema exp lícito queincluye categorías a partir de lascualesse evalúan necesidades, normas y procedimientos. definiciones y expectati-
3O• 1~f9cfl1fc~r!Ó
vas acerca del estatus de los clientes,estándaresde práctica profesional parael tratamiento de problemas independientemente de lascaracterísticas personales y situacionales, y criterios objetivos de lo que constituye el éxito oel progreso (Froland et al., 1981).Normas de intercambio diferentes, distin
tas concepciones de los problemas ysu solución, aspectos relacionados conla autoridad y responsabilidad, énfasisen reglas y procedimientos formalesfrente a normas implícitasy actividadesespontáneas, son contrastes entre lossistemas formales e informales de apoyo social que potencialmente puedenser origen de tens iones y conflictoscuando se trata de combin ar a ambosen una estrategia de intervención.
EL ROL DE LOS SISTEMASINFORMALES DE APOYO
SOCIAL EN LAINTERVENCiÓN
De acuerdo con Gottlieb (1983a), lacontribución de las redes sociales naturales en la salud y el bienestar difierede la de los sistemas formales de apoyo en cinco aspectos fundamentales:a)suaccesibi lidad natural;b) su congruencia con las normas locales acerca delmomento y forma en que el apoyodebe ser expresado: c) sus raíces enrelaciones duraderas entre iguales: d)su variabilidad, comprendiendo desdela provisión de bienes y servicios materiales a la simple compañía: y, e) sulibertad e independencia de los costeseconómicos y psicológicos que tienenlugar cuando se uti lizan los recursosprofesionales.Como señala este autor,puesto que las anteriores características son centrales en los procesos deapoyo social, desde la perspectiva dela provisió n formal de ayuda y de lacolaboración pro fesional con sistemasinformales de apoyo, los esfuerzos deben dirigirse a su preservación y fortalecimiento.
Por otra parte, Froland et al. (1981)han identificado tres tipos diferentes deargumentos que permiten justificar la
incorporación de sistemas informalesde apoyo en estrategias planificadas deintervención. El primer argumento defiende la incorporación de voluntarios,grupos de ayuda mutua y otras fuentesinformales, no profesionales,desde criterios económicos .Estatesisargumentaque ciertas tareas pueden ser desempeñadas por personas sin una formación especializada y de forma gratuitao con un gasto mínimo. De esta formase ampliaría la cobertura de los servicios reduciéndose a su vez los costeseconómicos. El segundo argumento sebasaen una crítica de losservicios profesionales. Puesto que, con frecuencia,los servicios profesionales son pocoaccesibles o responsivos,son poco sensibles a diferentes culturas y necesidades especiales, y no ofrecen un rol participativo a los receptores de los servicios, las fuentes informales de apoyopermitirían establecer un puente entrelos proveedores y receptores, mejoran do así la aceptabilidad de los serviciospara comunidades o grupos determinados. Esta tesis, denominada de laparticipac ión social, sugiere, por tanto,que debido a que los recursos informales de apoyo social se encuentranintegrados en la cultura del receptorpotencial de los servicios formales ycomparten valores similares. te ndránuna mayor capacidad para identificarnecesidades y vincular losservicios profesionales con los posibles usuarios. Eltercer argumento, basado en la efectividad organizacional, considera que elapoyo de fuentes informales es másadecuado en determinadas tareas queel de los servicios formales. Si bien determinadas tareas que requieren conocimientos técnicos e implican la administración de recursos son desempeñadas con mayor efectividad por losserv icios profesiona les, otras tareasprácticas, en numerosas situaciones ycircunstancias, son mejor desempeñadas por familiares, vecinos. amigos yotros recursos informales de apoyosocial. De esta forma, y en la medidaen que la mayoría de tareas y situaciones requieren la actividad de los siste-
mas formales e informales, surge lanecesidad de su combinación en el diseño de estrategias de intervención.
Además de los argumentos anteriores, si consideramos las características,ventajasy procesos de los intercambiosinformales de apoyo social,se hace másevidente su importancia en el contexto de la intervención. Entre esos recur
sos informales de apoyo social ocupan,sin duda, un lugar particularmente relevante, los grupos de ayuda mutua (verGracia, en prensa).
SISTEMAS FORMALES DEAPOYO SOCIAL:
ACTITUDESY ROLES DELOS PROFESIONALES
El estudio llevado a cabo por Frolandet al.( 1981) identificó, además,un conjunto de características en las relaciones de los sistemas formales con lossistemas informales de apoyo socialquesugerían la necesidad de efectuar cambios en lasactitudes y orientación de lapráctica profesional. Estos investigadores observaron, en primer lugar; que eltrabajo en la comunidad era obstaculizado al adoptar los servicios formalesun marco de referencia profesionalizado con respecto al significadode la ayuda. Con frecuencia no se apreciaba elamplio rango de servicios prácticos eintercambios verbales que sostenían lasrelaciones en la comunidad, haciéndoseevidente la escasa familiaridad de losprofesionales con un estilo de ayudabasado en la implicación directa y en lareciprocidad. En segundo lugar; los profesionales eran reacios a trasladar suorientación desde una perspectiva dedéficits a una de aspectos positivos ypotencialidades. Así, el acercamiento ala comunidad tendía a identificar necesidades, considerando a las personascomo receptores potenciales de servicios, en lugar de identificar recursoslocales y considerar a las personascomo proveedores potenciales de apoyo y cuidado. En tercer lugar; los profesionales habían recibido una formaciónescasa con respecto a la forma de con-
tactar con el entorno social,poniéndose de manifiesto que los sistemas formales de provisión de apoyo no proporcionaban a los profesionales el grado deseable de aceptación por la comunidad. Estosprofesionales se encontraban incómodos fuera de la estructura de sus organizaciones y no disponían de criterios claros acerca de la forma de contactar e involucrar los sistemas informales de apoyo de la comunidad. En cuarto lugar, los profesionales se encontraban incómodos con unrol indirecto y de consulta en la comunidad.Así,el trabajo a través de las redes locales producía tensiones al evitarel sistema formal la transferenc ia de laresponsabilidad de los resultados a lacomunidad. Finalmente,la formación delos responsablesde los sistemas forma
les de apoyo no proporcionaba unapreparación adecuada para estimar loslimites de la ayuda informal y determinar el balance aprop iado entre las responsabilidades de los sistemas forma
les e informales en la provisión de ayuda y apoyo. En este sentido, existía eltemor de que la colaboración entreambos sistemasfracasara debido a unaexcesiva carga de responsabilidad delsistema informal o debido a que la responsabilidad por el cambio era transferida a los servicios profesionales.
Como sugieren los anteriores resultados, el desarrollo de una relaciónbeneficiosa entre ambos sistemas deapoyo social,requiere de un cambio enla orientación profesional tradicional delos servicios profesionales que implicaaspectos relacionados con sus actitudes,ideología y formación. Con respecto a las actitudes, Froland et al. (1981)señalan la importancia del compromiso con los principios de autodeterminación, autoconfianza y ayuda mutua.Estos principios se traducirían en lapráctica profesional mediante lapromoción de las habilidades y puntos fuertes individuales,considerando la formaen que laspersonas pueden ser ayudadas por otras, asícomo la forma en quepueden ayudarse a sí mismas, e identificando la forma en que las personas
que comparten problemas similarespueden también compartir soluciones.Asimismo, en el trabajo con la comunidad, el reconocimiento y movilizaciónde sus recursos y potencialidades, y ladefensa de los derechos individuales ydel control por la comunidad de losprogramas, se encontrarían en sintoníacon los principios anteriores.
Con respecto a la ideología profesional y las actitudes hacia la formación,en la medida en que diferentes ideologías (profesional versus comunidad) con
respecto a lo que constituye el cuidado y la ayuda entren en conflicto, y semantenga exclusivamente un marco dereferencia profesional para la compren
sión de los problemas, será difícil eldesarrollo de una relación fructíferaentre los sistemas formales e informa
les de apoyo. Desde la perspectiva delos sistemasinformales de ayuda y apoyo, los problemas se definen de formadiferente a la de los profesionales, y laspersonas no se perciben como clientes potenciales o las comunidadescomo poblaciones de riesgo. En esesentido, los profesionales deberían sersensibles a lasnormas que rigen los sistemas informales de apoyo.
Finalmente, diversos factores relacionados con la naturaleza de los sistemasinformales de apoyo social pueden desempeñar un rol importante en el desarrollo de relaciones positivas con lossistemas formales. Por ejemplo el tipode exigencias que se realizan a estossistemas, cuándo y cómo se intervieneen el sistema informal, las expectativasen su contacto con los profesionales,la disposición o habilidad de estos sistemas para adquirir responsabilidadesen la ayuda y apoyo de los demás, o lastransiciones naturales o cambios producidos como consecuencia de la intervención de los sistemas formales, sonfactores que los profesionales necesitan tener presentes en el contexto deuna relación de colaboración con lossistemas informales de apoyo social.Como concluyen Froland et al. (1981),la colaboración entre los sistemas for-
D O SSIERmales e informales de apoyo social esun proceso dinámico en el que el éxitodepende de la medida en que los acercamientos se modifiquen a medida quela relación se desarrolla, de la medidaen que la nuevas relaciones enriquezcan las actividades mutuas, y de la medida en que esas actividadesy roles seancontinuamente reevaluados para asegurar su ajuste y pertinencia.
LA COLABORACIONENTRE PROFESIONALES YGRUPOS DE AUTOAYUDA
Aunque en numerosos casos, la fuer
za impulsora en la creación de grupos
de autoayuda ha sido la antipatía y en
ocasiones el antagonismo hacia los pro
fesionales y organizaciones profesiona
les,de hecho, un gran número de gru
pos han sido fundados con la colabo
ración de profesionales y una gran ma
yoría de grupos de autoayuda
involucran distintas formas de partici
pación profesiona l (Toseland y Hacker,
19 82; Gottlieb, 1982; Gartner y
Riessman, 1984; Powell, 1987).
La participación y colaboración de los
profesionales en los grupos de
autoayuda se ha producido, por ejem
plo, iniciando y facilitando grupos, pro
porcionando orientación y consejo, en
aspectos de formación, conectando a
personas con grupos, proporcionando
recursos y public idad, realizando inves
tigaciones, celebrando conferencias
sobre grupos de autoayuda. Más en
particu lar, Chutis ( 1983) ha señalado
diversos ro les que el profesional pue
de desempeñar dentro de un relación
mutuamente satisfactoria con los gru
pos de autoayuda:
l. Organizador en la comunidad: esta
bleciendo metas,publicidad,y logran
do la legitimidad del grupo en la comunidad.
2. Asistencia técnica: en el desarrollo
de las relaciones con la prensa, ela
borac ión de boletines, hojas informa-
32 • Ir:-:f9t!W~HÓ
tivas,contactos con otros grupos cívicos
3. Fuente de legit imidad:
4. Conectando a los grupos con la co
munidad profesional.
5. Co-lider de grupo: participando en
las reuniones, proporc ionando
liderazgo, apoyando y facilitando in
formación.
6.Asesor en aspectos de salud men
tal: ofreciendo información acerca de
recursos, procesos de grupo, liderazgo
y habilidades de ayuda que pueden es
tar fuera del alcance del grupo.
No obstante las relaciones entre los
profesionalesy los grupos de autoayuda
deben ser lo suficientemente flexibles
de forma que se respete las caracterís
ticas y requ isitos únicos de las organi
zacionesde autoayuda (Cameron et al.,
1992). La organización y los métodos
de ayuda de los grupos de autoayudadifieren sustancialmente de los utiliza
dos por las organizaciones profesiona
les. En este sentido, es importante res
petar el funcionamiento informal y la
necesidad de independencia de las or
ganizaciones de autoayuda y no tratar
de subyugar estas organizaciones a los
requisitos de planificación y control de
las burocracias formales (Cameron y
Rothery, 1985; Rothery y Cameron,
1985). Como han señalado Cameronet al., ( 1992), los miembros de grupos
de autoayuda no deben ser considera
dos como socios menores o adjuntos
a intervenciones profesionales más im
portantes. Es importante cierta distan
cia y autonomía de las organizaciones
profesionales para el adecuado funcio
namiento de los grupos de autoayuda,asícomo para lograr el éxito en la co
laboración entre estos dos sistemasde
ayuda.
Por ejemplo, en el caso de grupos de
apoyo promocionados por profesionales, Coplon y St rull (1983) consideran
que los profesionales deberían asumirdiversos ro les en diferentes puntos de
la historia de un grupo de autoayuda,
roles que estos autores describen en
cinco estadios:
Estadio 1: Preafiliación. Durante el
estado inicial del desarrollo del grupo,
sus integrantes todavían no se sienten
miembros de un grupo. Un grupo re
cientemente formado puede requerir
en este sentido del ro l activo de un pro
fesional durante este período. El pro
fesional puede facilitar el grupo ofre
ciendo sugerencias y ayudándo le a to
mar decisiones. El facilitador profesio
nal puede asistir a las reuniones de los
grupos durante unos meses y poste
riormente pasar a desarrollar un ro l de
asesor.
Estadio 2: Poder y control. Durante
este estadio los miembros del grupo
com ienzan a precuparse más por cues
tiones de poder y control. Cuando es
tos aspectos cobran una mayor impor
tancia, los miembros pueden desarro
llar sentimientos de amb ivalencia hacia
el profesional. En este estadio el grupo
también comienza a ser más homogé
neo puesto que los miembros que se
sienten incómodos tienden a abando
nar el grupo durante el primer estadio.
Así, los miembros comienzan a desa
rrollar niveles altos de apoyo mutuo, y
las cuestiones relacio nadas con el po
der y el control se dirigen generalmen
te hacia el profesional.
Estadio 3: Intim idad. Este estadio losmiembros se involucran con mayor in
tensidad en el grupo y se desarrollan
niveles más altos de cohesión y con
fianza. Estamayor intimidad dentro del
grupo facilita el apoyo mutuo entre los
miembros. Durante este estadio,el pro
fesional debería tener un menor con
tacto con el grupo ayudando a los
miembros a comprender la necesidad
de esta separación .
Estadio 4: Diferencraci ón. Los miem
bros del grupo durante este estadio
prestan una mayor atención haciasímismos que hacia el grupo. En este esta
dio,el profesional necesitaser conscien
te de las diversas dinámicas que ocu-
rren en el grupo, ayudando a clarificar
las situaciones y proporcionando asis
tencia en la toma de decisiones.
Estadio 5: Finalización. Durante este
estadio,el profesional puede ser de gran
ayuda en el proceso de disolución del
grupo, si ese es el deseo del grupo . De
acuerdo con Coplon y St rull ( 1983),
los miembros del grupo pueden expe
rime ntar cierta ansiedad ante la pers
pectiva de abandonar el grupo y en ese
sentido el profesiona l puede desempeñar un ro l importante reforzando la
aceptabilidad de ese proceso tanto para
el individuo como para el grupo . Si elgrupo no recluta continuamente nue
vos miembros o líderes,el grupo pue
de satisfacer las necesidades de sus
miembros y por lo tanto finalizar asísu
cometido. Por otra parte, si nuevos
miembros o líderescontinúan ingresan
do en el grupo, éste probablemente no
se disolverá, aunque sus miembros
eventualmente experimentarán la ne
cesidad de abandonar el grupo. En
ambos casos,el profesional puede ayu
dar a los miembros en la toma de estas
decisiones.
Como han señalado Cameron et al.
( 1992), es importante que los profesionales que no se encuentran directa
mente invol ucrado s en grupos de
autoayuda se den cuenta que los servi
cios formales y los servicios de ayudamutua no se encuentran en competi
ción, sino que ambos forman part e de
una red de servicios que se encuen
tran d isponi bles en la comunidad
(Silverman, 1980). D e hecho como
sugieren diversos estudios,son con fre
cuencia las mismas personas quienes
ut ilizan tanto los servicios profesiona
lesy los grupos de autoayuda (Bormany Lieber, 1984). Además numerosos
miembros de grupos de autoayudacontinúan utilizando periódicamente losservicios profesionales durante su per
tenenciaactiva a un grupo de autoayuda(Lieberman y Bond, 1979; Barkoff,
1979). En este sentid o, Cameron et al.
( 1992) enfatizan el hecho de que las
personas pueden benefic iarse al
involucrarse en múltip les formas de
apoyo al mismo tiempo y consideran
que una de las estrategias más apro
piadas de intervención en situaciones
multiproblemáticas son paquetes de
apoyo que involucren la ayuda formal
e informal (Giarretto, 1982;Whittaker,
1983; Rothery y Cameron, 1985).
Por otra parte , Powell (1994) sugiere
además que los sistemas formales al
incrementar su colaboración con los
grupos de autoayuda pueden mejorarsus servicios,y que estos servicios pue
den salir perdiendo si se evita esta relación. Paraeste autor, los servicios for
males necesitan los grupos de
autoayuda para conectar y compren
der la cultura y necesidadesde sus clien
tes. Al involucrarse en un proce so de
interacción mutua los profesionales
pueden comprender los mecanismos
distintivos de ayuda de los grupos de
autoayuda y cómo éstos pueden com
plementar la ayuda profesional. Según
Powell, al desarrol larse una relación
igualitaria con las organ izaciones de
autoayuda podrán apreciar- una intere
sante ironía: a medida que las organi
zaciones profesionales asumen el ries
go de abrirse y aceptar la ayuda de las
organizaciones de autoayuda, se con
vertirán en organizaciones profesiona
les más efectivas. Este mismo autor, ha
señalado las siguientes claves para lo
grar el éxito en la colaboración entre
estos dos sistemas de ayuda (Powell,
1987):
l . Recursos instrumentales. El éxito
en la cooperación requiere que ambas
partes reconozcan la naturaleza complementaria de su relación.Para ello es
importante ser consciente de los dis
tintos recursos instrumentalesdisponi
bles y de aquellos que pueden serintercambiados . Por ejemplo, el cono
cimiento profesional sebasa fundamen
ta lmente en procedimientos más téc
nicos basados en mayor o menor me
dida en un marco de referencia cient í
fico . A demás, debido a su mayor
DOSSIE Raceptabilid ad social los profesionales
t inen un mayor acceso a los recursos.
2. Credib ilidad y relevancia . El cono
cimiento en los grupos de autoayuda,
por el contrario, se basa en el conoci
miento íntimo de la cultura donde ocu
rren los problemas. Un conocimiento
que difícilmente pueden igualar los pro
fesionales. Su capacidad de ayudar se
basa en gran medida en que son per
sonas que han superado o están supe
rando el mismo problema que la per
sona que acude por primera vez a un
grupo de auto ayuda,por lo que al mis
mo t iempo adquieren credibilidad a los
ojos de la persona que se incorpora a
un grupo de autoayuda. Una vez se ha
establecido el vínculo, los veteranos de
los grupos de autoayuda pueden ser
agentes particularmente efect ivos para
ayudar a nuevos miembros de los gru
pos a que perciban los profesionales
como un recurso con credib ilidad.
3. Interdependencia creativ El co
nocimiento y credibilidad que poseen
las organizaciones de autoayuda pue
den ser recursos de gran importancia
para las organizaciones profesionales,
aunque son recursos infrautil izados.Sin
un vínculo sólido con el mundo real de
los clientes, las tecnologías profesiona
les,con frecuencia,resultan áridas.Ade
más, los servicios profesionales, a menudo no pueden sostener el apoyo a
sus clientes durante los largos interva
los que se producen entre las citas o
una vez finalizadas las intervenciones y,
en este sentido, las organ izaciones de
autoayuda pueden ser un importante
recurso. Se reconozca o no las organi
zaciones profes ionales depe nden del
apoyo de instituciones o personas ex
ternas.Lasorganizaciones de autoayuda
pueden ayudar a comprender a los sis
temas formales de ayuda que sus servicios pueden frustrarse o ser comple
mentados por el entorno natural y que
estas orga nizaciones se encuentran
entre los recursosexte rno smás importantes.
D O SSIER4. Intercambios constructivos . Es im
portante estimular el int ercambio entre las organizaciones profesionales yde autoayuda. Por ejemplo, las organizaciones de autoayuda pueden contri
buir a mejorar los procesos de rehabilitación en áreas como la enfermed ad
crónica, tanto desde el punto de vistatécnic o como socioemocional . El ám
bito de lasdrogodependencias es otroejemplo de la interdependencia expl ícita y constructiva entre profesionalesy organizaciones de autoayuda.Encualquier caso es importante que esta interdependencia no erosione lasventajas distintivas de cada uno de estos sistemas de ayuda. Para lograr una mejorcolaboración entre estos dos sistemases importante que desde las organiza
ciones de autoayuda se propongan for
mas por las que estas organizacionespueden contribuir a las metas de losdistintos servicios profesion ales lo que
puede facilitar que desde los puestosde toma de decisiones de las organiza
ciones profesionales se perciba esa colaboración como un medio que puede
increment ar su aceptación, estabilidady efectividad.
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