REV. WILLIAM SOTO SANTIAGO, PH.D.36
las aguas bautismales, está resucitando a una nueva vida: a la
Vida eterna con Cristo en Su Reino eterno.
Conociendo este simbolismo del bautismo en agua, bien
pueden ser bautizados. Y que Cristo les bautice con Espíritu
Santo y Fuego, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento;
y nos continuaremos viendo por toda la eternidad en el
glorioso Reino de Jesucristo nuestro Salvador.Los que están en otras naciones, también pueden ser
bautizados, y que Cristo también les bautice con Espíritu
Santo y Fuego y produzca en ustedes el nuevo nacimiento.
Ahora, dejo al ministro correspondiente aquí, reverendo
José Cruz Alfaro, para que les indique qué hacer y cómo hacer
para ser bautizados en agua en el Nombre del Señor
Jesucristo, hay agua, bautisterios, ropas bautismales y
ministros que les bautizarán.
También en cada país, en cada nación y en cada ciudad, en
cada lugar, dejo al ministro correspondiente para que haga en
la misma forma.
Y que Dios les bendiga a todos y produzca en ustedes el
nuevo nacimiento, a todos los que serán bautizados en
agua en el Nombre del Señor Jesucristo en esta ocasión; y
nos continuaremos viendo por toda la eternidad en el
glorioso Reino de Jesucristo nuestro Salvador.Continúen pasando todos una noche feliz, llena de las
bendiciones de Cristo nuestro Salvador.
“A ÉL OÍD.”
AÉL
OÍD
Jueves, 10 de septiembre de 2009
Cárdenas, Tabasco, México
Rev. William Soto Santiago, Ph.D.
NOTA AL LECTOREs nuestra intención hacer una transcripción fiel y exacta deeste Mensaje, tal como fue predicado; por lo tanto cualquiererror en este escrito es estrictamente error de audición,transcripción e impresión; y no debe interpretarse como erroresdel Mensaje.El texto contenido en esta Conferencia, puede ser verificadocon las grabaciones del audio o del video.Este folleto debe ser usado solamente para propósitospersonales de estudio, hasta que sea publicado formalmente.
A ÉL OÍD 35
pronto posible. ¿Cuándo me pueden bautizar?” Es la pregunta
desde lo profundo de vuestro corazón.
Por cuando ustedes han creído en Cristo de todo corazón,
bien pueden ser bautizados. Y que Cristo les bautice con
Espíritu Santo y Fuego, y produzca en ustedes el nuevo
nacimiento; y nos continuaremos viendo por toda la
eternidad en el glorioso Reino de Jesucristo nuestro
Salvador.El mismo Cristo fue bautizado por Juan el Bautista, Juan no
lo quería bautizar, le decía: “Yo tengo necesidad de ser
bautizado por Ti, ¿y Tú vienes a mí para que yo te bautice?”
y estaban ya en el Jordán, dentro del agua, y Cristo le dice:
“Nos conviene cumplir toda justicia,” y entonces Juan lo
bautizó.
Si para Cristo cumplir toda justicia le convenía ser
bautizado, ¿cuánto más a nosotros? Los discípulos del Señor
Jesucristo fueron bautizados por Juan el Bautista, los
apóstoles, y todos los que creían cuando Cristo predicaba,
eran bautizados por los apóstoles, y el Día de Pentecostés San
Pedro predicó el Evangelio de Cristo, el Evangelio de la
Gracia, y como tres mil personas creyeron y fueron bautizadas
en agua en el Nombre del Señor Jesucristo y fueron añadidas
a la Iglesia del Señor Jesucristo.
Así ha sido todo el tiempo en medio del Cristianismo, todo
el tiempo en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo, y así es
en nuestro tiempo también.
El gua no quita los pecados, es la Sangre de Cristo la que
nos limpia de todo pecado, pero el bautismo en agua es un
mandamiento del Señor Jesucristo, donde nos identificamos
con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección. Cuando la
persona recibe a Cristo como Salvador, muere al mundo; y
cuando el ministro lo sumerge en las aguas bautismales,
tipológicamente está siendo sepultado; y cuando lo levanta de
REV. WILLIAM SOTO SANTIAGO, PH.D.34
oración.
Señor Jesucristo, escuché la predicación de Tu Evangelioy nació Tu fe en mi corazón, creo en Ti y creo en Tuprimera Venida, creo que Tu eres el Mesías prometido, creoen Tu muerte en la Cruz del Calvario como el Sacrificio deExpiación por nuestros pecados, creo en Tu Nombre comoel único Nombre bajo el Cielo dado a los hombres en quepodemos ser salvos. Reconozco que soy pecador y necesitoun Salvador, doy testimonio público de mi fe en Ti y Terecibo como mi único y suficiente Salvador. Te ruegoperdones mis pecados y con Tu Sangre me limpies de todopecado y me bautices con Espíritu Santo y Fuego luego queyo sea bautizado en agua en Tu Nombre, y sea producido enmí el nuevo nacimiento.
Quiero nacer en Tu Reino, quiero vivir eternamentecontigo en Tu Reino, sálvame Señor, Te lo ruego en TuNombre eterno y glorioso, Señor Jesucristo. Amén.
Y con nuestras manos levantadas al Cielo, todos decimos:
¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado!
¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado!
¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado!
Amén.Cristo les ha recibido en Su Reino, ha perdonado vuestros
pecados porque ustedes le han recibido como vuestro único y
suficiente Salvador. Recuerden que Él dijo:
“Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda
criatura.
El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no
creyere, será condenado.” (San Marcos, capítulo 16, versos
15 al 16).
Ustedes me dirán: “Escuché el Evangelio siendo predicado,
nació la fe de Cristo en mi alma y lo he recibido como mi
Salvador, quiero ser bautizado en agua en Su Nombre lo más
A ÉL OÍD
Rev. William Soto Santiago, Ph.D.
Jueves, 10 de septiembre de 2009
Cárdenas, Tabasco, México
Muy buenas noches, amables amigos y hermanos presentes
y los que están a través del satélite Amazonas o de
internet en diferentes naciones, y a todos los ministros
también mis saludos. Y que Dios los bendiga a todos ustedes
y les conceda las peticiones de vuestro corazón y les hable
directamente a vuestra alma y nos edifique a todos en esta
ocasión. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.Para esta ocasión leemos un pasaje que es muy conocido
por todos. Pero antes quiero expresarles mi aprecio y
agradecimiento por el respaldo que le están dando al gran
proyecto de La gran Carpa-Catedral y también por el respaldo
que le están dando a AMISRAEL.
Para esta ocasión leemos en el Evangelio según San Mateo,
capítulo 16, versos 25 en adelante hasta el 28 y también el
capítulo 17 de San Mateo, versos 1 al 13, y es para que
tengamos un cuadro claro de esa ocasión. Dice verso 24:
“Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere
venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y
sígame.
Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y
todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará.
Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el
mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el
hombre por su alma?
Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre
REV. WILLIAM SOTO SANTIAGO, PH.D.4
con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a
sus obras.
De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí,
que no gustarán la muerte, hasta que hayan visto al Hijo del
Hombre viniendo en su reino.
Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan
su hermano, y los llevó aparte a un monte alto;
y se transfiguró delante de ellos, y resplandeció su rostro
como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz.
Y he aquí les aparecieron Moisés y Elías, hablando con él.
Entonces Pedro dijo a Jesús: Señor, bueno es para
nosotros que estemos aquí; si quieres, hagamos aquí tres
enramadas: una para ti, otra para Moisés, y otra para Elías.
Mientras él aún hablaba, una nube de luz los cubrió; y he
aquí una voz desde la nube, que decía: Este es mi Hijo
amado, en quien tengo complacencia; a él oíd.
Al oír esto los discípulos, se postraron sobre sus rostros,
y tuvieron gran temor.
Entonces Jesús se acercó y los tocó, y dijo: Levantaos, y no
temáis.
Y alzando ellos los ojos, a nadie vieron sino a Jesús solo.
Cuando descendieron del monte, Jesús les mandó,
diciendo: No digáis a nadie la visión, hasta que el Hijo del
Hombre resucite de los muertos.”
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos
permita entenderla.
Nuestro tema para esta ocasión es: “A ÉL OÍD.”
Estas son las palabras que Dios dijo cuando Cristo estuvo
en el Monte de la Transfiguración con Moisés y Elías, pues
allí Pedro estaba opinando diciendo al Señor: “Bueno es para
nosotros que estemos aquí,” le dice al Señor “Si quieres
haremos aquí tres enramadas: una para ti (o sea, para Jesús),
una para Moisés y otra para Elías,” o sea, tres casas, tres
A ÉL OÍD 33
tenido personas a través de los cuales Cristo en Espíritu Santo
ha estado hablando y llamando Sus ovejas, Él dijo en San
Juan, capítulo 10, versos 14 en adelante: “Yo soy el buen
Pastor, y el buen Pastor su vida da por sus ovejas.”
“También tengo otras ovejas que no son de este redil;
aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un
rebaño, y un pastor.
Por eso (Él dice) me ama el Padre, porque yo pongo mi
vida, para volverla a tomar.
Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo.”
Él la puso por nosotros muriendo en la Cruz del Calvario,
esas otras ovejas que Él tiene que el Padre le dio y que
buscaría y les daría Vida eterna, ¿quiénes son? Somos
nosotros que hemos estado escuchando Su Voz, el Evangelio
y lo hemos estado recibiendo como nuestro único y suficiente
Salvador.
Has estado escuchando el Evangelio de Cristo porque eres
una oveja del Señor y te ha estado llamando en esta ocasión,
¿para qué? Para darte Vida eterna, Él es el buen Pastor, Su
redil es Su Iglesia, y Sus ovejas, pues somos nosotros.
Ya vamos a orar por todos los que han recibido a Cristo
como Salvador en esta ocasión, en las demás naciones pueden
continuar viniendo a los Pies de Cristo nuestro Salvador, y los
niños de diez años en adelante también pueden venir a los Pies
de Cristo, vamos a estar puestos en pie todos los presentes y
los que están en otras naciones para orar por las personas que
han venido a los Pies de Cristo y están aquí presentes, y
también los que están en otras naciones.
Si falta alguno por venir, puede venir para que quede
incluido en la oración que estaremos haciendo. Recuerden que
recibir a Cristo es un asunto de Vida eterna. Con nuestras
manos levantadas al Cielo, a Cristo, y nuestros ojos cerrados,
los que han venido a los Pies de Cristo repitan conmigo esta
REV. WILLIAM SOTO SANTIAGO, PH.D.32
llamando a Sus ovejas directamente en sus corazones, es
Cristo hablándonos por Su Espíritu directamente a y en
nuestra alma. “Si oyes hoy Su Voz, no endurezcas tu
corazón,” Él te está llamando para darte Vida eterna.
El ser humano hace muchas decisiones en la Tierra, para
estudiar, para hacerse un profesional, para casarse, para tener
niños, todas esas decisiones que hace son buenas, para trabajar
también en el trabajo que desea trabajar, pero ninguna de esas
decisiones coloca a la persona en la Vida eterna, ninguna de
esas decisiones le asegura la Vida eterna a la persona,
solamente hay una decisión en la vida, y esa es la más grande:
recibir a Cristo como único y suficiente Salvador. Esa es la
única decisión que coloca al ser humano en la Vida eterna.
Y mientras estamos en la Tierra tenemos la oportunidad de
recibirlo como nuestro único y suficiente Salvador, y dice: “Si
oyes hoy Su Voz, no endurezcas tu corazón,” porque tú no
sabes si mañana estás vivo, es en tiempo presente: Si oyes hoy
Su Voz,” no sabes si mañana la vas a escuchar, es en tiempo
presente, no sabes cuántos días de vida en la Tierra te quedan,
y como no sabes, tienes que tener tu futuro eterno asegurado
con Cristo en Su Reino eterno, porque después que terminen
sus días aquí en la Tierra, ya ahí no hay oportunidad de decir
“Yo quiero recibir a Cristo ahora,” ya a la dimensión que vas
no se hacen llamamientos para recibir a Cristo, es aquí en la
Tierra donde se hace el llamamiento para recibir a Cristo
como único y suficiente Salvador.
Aquí en la Tierra es que hacemos la conexión con la Vida
eterna y con el Reino eterno de Dios por medio de Cristo
nuestro Salvador. Cristo dijo: “Yo quiero que donde yo estoy,
vosotros estéis también.” Así que vamos a estar con Cristo
todo el tiempo en Su Reino.
“A ÉL OÍD.” O sea, a Cristo por medio del Evangelio del
Señor Jesucristo siendo predicado, y en todos los tiempos ha
A ÉL OÍD 5
enramadas, pero lugares para vivir allá en el monte donde
estaban viendo la gloria de Dios.
Pero Jesús estando con ellos y siendo vista la gloria de Dios
allí, la Voz del Cielo, desde una nube de luz que los cubrió,
dijo: “Éste es mi Hijo amado, a Él oíd.” O sea, que no era oír
a Pedro, sino oír al Señor Jesucristo, Él es el que tiene la
comisión de hablar de parte de Dios todo lo que Dios desea
que sepamos.
Y ahora, esto concuerda con las palabras dadas allá en
Deuteronomio, capítulo 18, donde nos dice el profeta Moisés
de parte de Dios, capítulo 18, versos 15 en adelante:
“Profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te
levantará Jehová tu Dios; a él oiréis.”
Esta profecía se ha estado cumpliendo temporeramente en
los profetas del Antiguo Testamento, y luego se cumplió
plenamente en el Señor Jesucristo. Luego en el Nuevo
Testamento se ha estado cumpliendo en los apóstoles y
también en los diferentes mensajeros que Dios ha enviado a
Su Iglesia, como San Pablo para los gentiles, y así otros
mensajeros importantes que han sido enviados a la Iglesia del
Señor Jesucristo.
Para el Día Postrero estaremos o estaríamos como en los
días de Jesús, y por consiguiente Jesucristo estaría hablando
ya no por los apóstoles ni por los mensajeros de las diferentes
etapas de la Iglesia en etapas pasadas, sino que Él va a decir
a quién vamos a escuchar. Pero siempre estaremos escuchando
lo mismo que habló a Moisés.
Vamos a ver este misterio para que tengamos el cuadro
claro en el libro del Éxodo, capítulo 23, versos 20 en
adelante... pues todos queremos escuchar la Voz de Dios y
tenemos que saber cómo viene la Voz de Dios para Su pueblo.
Dice Éxodo, capítulo 23, verso 20 al 23:
“He aquí yo envío mi Ángel delante de ti para que te
REV. WILLIAM SOTO SANTIAGO, PH.D.6
guarde en el camino, y te introduzca en el lugar que yo he
preparado.
Guárdate delante de él, y oye su voz; no le seas rebelde;
porque él no perdonará vuestra rebelión, porque mi nombre
está en él.
Pero si en verdad oyeres su voz e hicieres todo lo que yo te
dijere, seré enemigo de tus enemigos, y afligiré a los que te
afligieren.
Porque mi Ángel irá delante de ti, y te llevará a la tierra
del amorreo, del heteo, del ferezeo, del cananeo, del heveo y
del jebuseo, a los cuales yo haré destruir.”
Aquí está el secreto, el misterio de la forma en que Dios
estaría hablándole a Su pueblo en el Antiguo Testamento y en
el Nuevo Testamento, es por medio del Ángel del Pacto, el
Ángel de Dios que es el cuerpo angelical de Dios.
Por eso cuando le apareció el profeta Moisés en el Éxodo,
capítulo 3, le dice: “Yo soy el Dios de tu padre (o sea, el Dios
de Amram el padre de Moisés), el Dios de Abraham, Dios de
Isaac y Dios de Jacob,” el mismo Dios, pero el que le apareció
a Moisés fue el Ángel de Dios.
¿Cuál es el misterio del Ángel y de Dios? Es el que Ángel
es el cuerpo angelical de Dios, ese cuerpo angelical de Dios es
el instrumento a través del cual Dios ha estado hablando
siempre y a través del cual Dios creó todas las cosas. Cuando
Dios habló a existencia las cosas, fue a través del Ángel, ese
es el Verbo que era con Dios y era Dios.
Y ahora, en el libro de los Jueces, capítulo 13, le aparece
este Ángel a la esposa de Manoa, o sea, a la señora Manoa y
le dice que ella va a tener un niño (ella era estéril) y luego ella
se lo dice a su esposo Manoa; y Manoa ora a Dios para que
ese Ángel también le aparezca a él, y le aparece nuevamente
a la esposa de Manoa y ella va a y busca a su esposo y viene
donde el Ángel y hablan con el Ángel y le pregunta: “¿Qué
A ÉL OÍD 31
eterna es en esta Tierra mientras vivimos.
Es como cuando usted va en un vuelo aéreo para otra
ciudad, pero que no hay un vuelo directo para esa ciudad sino
que usted tiene que pasar por Ciudad México, por el Distrito
Federal para hacer la conexión ahí, y si no la hace, usted tiene
que ir a pie o en autobús, y no puede perder el vuelo que ya
tiene asignado, porque es el vuelo que le corresponde; y en
cada tiempo, en cada edad, en cada época, está la conexión
para los que van a vivir eternamente, para los que van hacia el
Cielo y tienen que conectarse en ese tiempo con Cristo.
Y para este tiempo tenemos que hacer la conexión con
Cristo recibiéndolo como único y suficiente Salvador, nuestro
tiempo aquí en la Tierra es para ser esa conexión con Cristo
para ir a la Vida eterna, para obtener la Vida eterna. Por eso
Cristo dice:
“Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el
mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el
hombre por su alma?”
No hay forma de uno pagar por la salvación de nuestra
alma, el precio de nuestra salvación lo pagó Cristo en la Cruz
del Calvario, fue, dar Su vida por nosotros. Pueden venir a los
Pies de Cristo todos los que ha escuchado el Evangelio de
Cristo y ha nacido la fe de Cristo en su alma, y los que están
en otras naciones también pueden venir a los Pies de Cristo
para que queden incluidos en la oración que estaremos
haciendo. “Si oyes hoy Su Voz (la Voz de Cristo) no
endurezcas tu corazón,” Él te está llamando porque tu nombre
está escrito en el Cielo en el Libro de la Vida del Cordero, y
la Voz de Cristo es el Evangelio de Cristo.
Dios tiene mucho pueblo en esta Ciudad y en el Estado de
Tabasco y en toda la República Mexicana, y los está llamando
en este tiempo final, por eso es que hay dentro de nuestros
corazones ese sentir espiritual, ese llamado interno, es Dios
REV. WILLIAM SOTO SANTIAGO, PH.D.30
humanos han escuchado la Voz de Cristo, el Evangelio de
Cristo, lo han recibido como Salvador y han obtenido la Vida
eterna, y todavía se predica el Evangelio de Cristo y todavía
miles de personas o millones continúan recibiendo a Cristo
como único y suficiente Salvador, y así han estado asegurando
su futuro eterno con Cristo en Su Reino eterno.
Si hay alguno que todavía no lo ha recibido, tiene la
oportunidad de recibirlo. Yo lo recibí como mi único y
suficiente Salvador y Él me dio Vida eterna, ¿y quién más?
Cada uno de ustedes también. Recuerden que Él dijo: “Mis
ovejas oyen mi Voz y yo las conozco y me siguen, y yo les
doy Vida eterna.” (San Juan, capítulo 10, verso 26 en
adelante).
Has estado escuchando la predicación del Evangelio de
Cristo porque eres una oveja del Señor, tu nombre está escrito
en el Cielo en el Libro de la Vida, y eso es motivo de regocijo
tener el nombre escrito en el Cielo. Recuerden, Cristo dijo a
Sus discípulos, los cuales estaban muy felices porque habían
echado fuera demonios, y le dicen a Cristo: “Mira, aun hasta
los espíritus se nos sujetan en Tu Nombre,” Cristo les dice:
“No os gocéis de que los espíritus se os sujetan en mi
Nombre, gozaos de que vuestros nombres están escritos en el
Cielo.”
Es motivo de gozo saber que nuestro nombre está escrito en
el Cielo, y por consiguiente somos las ovejas del Padre que le
han sido dadas a Cristo para que nos dé Vida eterna. Yo lo
recibí y Él me dio Vida eterna, y así Él ha asegurado mi futuro
eterno en Su Reino eterno, ¿y quién más? ¿Y a quién más? A
cada uno de ustedes también.
Si hay alguna persona que todavía no ha asegurado su
futuro eterno con Cristo, lo puede hacer en estos momentos y
estaremos orando por usted. Recuerde que lo más importante
es la Vida eterna, y el lugar para tener la conexión con la Vida
A ÉL OÍD 7
hemos nosotros de hacer? ¿Cómo hemos de hacer cuando se
cumpla lo que tú le has dicho a mi esposa? Que va a tener un
niño, ¿cómo debemos criar a ese niño?” El Ángel le explica
nuevamente, le explica nuevamente como le había dicho a la
esposa de Manoa, le dice a él también.
Y luego Manoa le dice: “¿Cuál es tu Nombre? Para cuando
se cumpla lo que tú has dicho, te honremos.” El Ángel le dice:
“¿Por qué preguntas por mi Nombre el cual es admirable?”
también Manoa le quiere ofrecer comida para que coma, “te
prepararé un cabrito para que comas,” y el Ángel le dice: “No,
no comeré de tu comida, si quieres hacer ofrenda a Dios,
sacrificar, sacrifícalo a Dios,” y así lo hizo y en la llama de
fuego subió el Ángel, y cuando Manoa ve esto, se da cuenta
que es el Ángel de Dios, el Ángel del Pacto, y le dice a su
esposa: “Hemos de morir porque hemos visto a Dios cara a
cara.” Y su esposa que por sentido común se sabía que no iban
a morir, le dice: “No hemos de morir porque de otra forma no
nos prometería que hemos de tener un niño,” entonces se
tranquilizó Manoa.
Es que la Escritura dice que a Dios nadie le vio jamás, y
Dios le dice a Moisés: “No me verá hombre y vivirá,” pero le
dice... porque Moisés quería ver la gloria de Dios, y le dice
Dios a Moisés: “Yo voy a pasar delante de ti y te voy a
colocar en la roca, en una hendidura de la roca, pasaré delante
de ti, y cuando haya pasado quitaré de mi mano de sobre ti y
entonces verás mis espaldas.” y así sucedió, pasó delante de
Moisés y vio las espaldas de Dios, ¿qué vio? Las espaldas de
un hombre, al Ángel del Pacto de espalda porque había pasado
delante de Moisés, eso está en el capítulo 33, versos 18 al 23.
En el verso 20 al 23 dice:
“Dijo más: No podrás ver mi rostro; porque no me verá
hombre, y vivirá.
Y dijo aún Jehová: He aquí un lugar junto a mí, y tú
REV. WILLIAM SOTO SANTIAGO, PH.D.8
estarás sobre la peña;
y cuando pase mi gloria, yo te pondré en una hendidura de
la peña, y te cubriré con mi mano hasta que haya pasado.
Después apartaré mi mano, y verás mis espaldas; mas no
se verá mi rostro.” Y así sucedió.
Y ahora, vean cómo Manoa conocía esta Escritura y pensó
que iba a morir; también encontramos a Jacob en el capítulo
32, versos 24 al 32, el cual luchó con un Ángel toda la noche
luchó con ese Ángel y no lo soltaba, y el Ángel le dice:
“Suéltame que raya el alba,” tenía que irse, y Jacob le dice:
“Yo no te soltaré hasta que me bendigas.”
Esa es la forma de agarrarse de Dios: hasta recibir la
bendición de Dios, y el Ángel le dice, le pregunta: “¿Cómo te
llamas?” Jacob le dice: “Jacob,” el Ángel le dice: “No se dirá
más tu nombre Jacob sino Israel porque has luchado con Dios
y con los hombres y has vencido,” y lo bendijo allí.
Y luego Jacob cuando pasó Peniel, o llegó a Peniel, rayaba
el alba, o sea, estaba saliendo el sol, le salió el sol y le colocó
por nombre Peniel al sitio, porque dijo: “Vi a Dios cara a cara
y fue librada mi alma.”
Y ahora, encontramos en San Juan, capítulo 1, verso 18 que
nos dice que a Dios nadie le vio jamás, y en la Biblia no hay
contradicciones, ahí puede haber una aparente contradicción
pero luego que entendemos el significado podemos ver que no
hay contradicciones, dice en el capítulo 1, verso 18 de San
Juan:
“A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en
el seno del Padre, él le ha dado a conocer.”
Jesucristo en Su cuerpo angelical, el Hijo de Dios en el
Antiguo Testamento, el cual es el Ángel del Pacto en el
Antiguo Testamento dio a conocer a Dios, Dios se dio a
conocer a través del Ángel del Pacto, por eso los que veían al
Ángel del Pacto decían que habían visto a Dios cara a cara,
A ÉL OÍD 29
medio de la Iglesia del Señor Jesucristo todo el tiempo, y en
el Día Postrero vendrá, se manifestará en medio de la Iglesia
en carne humana, y al pueblo hebreo también.
Y el pueblo hebreo lo va a reconocer, lo va a recibir,
cuando veamos al pueblo hebreo poniendo su mirada en algún
hombre, algún mensajero predicando el Evangelio eterno, el
Evangelio del Reino, recuerden, ese será el Ángel que viene
con el Evangelio eterno, el que viene predicando el Evangelio
del Reino para testimonio a todas las naciones y luego vendrá
el fin. La señal más grande del fin será ese mensajero
predicando el Evangelio eterno, predicando el Evangelio del
Reino.
“A ÉL OÍD.”El que lo estará escuchando, estará escuchando al que lo
envió: a Cristo, Cristo estará en él manifestado hablándole a
Su Iglesia, hablándole al pueblo hebreo y hablándole a todas
las naciones, y ese será el mensaje final para la raza humana:
el Evangelio del Reino.
“A ÉL OÍD.”Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes
dándoles testimonio de a quién dice Dios que debemos
escuchar, y a quién dice Cristo en el Nuevo Testamento que
debemos recibir, que debemos escuchar: “El que tiene oídos,
oiga lo que el Espíritu Santo dice a las Iglesias,” y es por
medio de ese Ángel que ha estado hablando y que estará
hablando en el Día Postrero, y lo enviará en el Día Postrero en
carne humana, con un cuerpo de carne para hablarle a Su
Iglesia en el Día Postrero.
“A ÉL OÍD.”Y eso es oír al Espíritu Santo, a Cristo, al Ángel del Pacto,
a Dios, hablándonos en este tiempo final.
Hemos estado escuchando la Voz de Cristo en Espíritu
Santo a través de estos dos mil años, y millones de seres
REV. WILLIAM SOTO SANTIAGO, PH.D.28
Evangelio eterno, el Evangelio de la Dispensación del Reino,
que se estará predicando en el Día Postrero, y esa es la gran
Voz de Trompeta o Trompeta final, es la Voz de Dios para el
Cristianismo, para el judaísmo y para todos los seres humanos
que estarán viviendo en este tiempo final.
Y por consiguiente eso será el Espíritu Santo hablándonos
en este tiempo final por medio de ese mensajero, y la
recomendación de Dios es: “A Él oíd, he aquí yo envío mi
Ángel (dice), para dar testimonio de estas cosas en las
Iglesias.” Y Jesús es el que lo dice: “Yo Jesús he enviado mi
Ángel para manifestar todas estas cosas,” lo leemos para que
entonces sepamos bien el tiempo que vivimos:
“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de
estas cosas en las iglesias.”
¿Y a quién vamos a oír? Al que Jesús envía a través del
cual Jesús, Jesucristo estará hablándonos, Jesucristo en
Espíritu Santo estará a través de ese mensajero hablándonos
todas estas cosas que deben suceder pronto. Y si estará
hablándonos todas estas cosas que deben suceder pronto, es
un profeta, profetizando las cosas que van a suceder, tan
sencillo como eso.
Y ahora, ya para terminar, leemos un pasaje muy, pero que
muy importante en el Programa Divino. El capítulo 13 de San
Juan, verso 20, donde nos dice.
“De cierto, de cierto os digo: El que recibe al que yo
enviare, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que
me envió.”
Y Cristo dice: “Yo Jesús he enviado mi Ángel para daros
testimonio de estas cosas en las Iglesias.” El que recibe ese
Ángel está recibiendo a Cristo, y estará escuchando a Cristo
en Espíritu Santo a través de él, dándonos a conocer todas
estas cosas que deben suceder pronto, este Ángel, este
mensajero en espíritu, o sea, en cuerpo angelical, ha estado en
A ÉL OÍD 9
pero a Dios nadie lo vio jamás, Dios estaba dentro del Ángel
del Pacto.
Ahora veamos la promesa de Malaquías, capítulo 3, que
nos ayuda a comprender mejor este misterio divino, recuerden
que San Pablo nos enseña que debemos conocer ese misterio
de Dios el Padre y de Cristo en Colosenses, capítulo 2, verso
2 al 3, y dice:
“Para que sean consolados sus corazones, unidos en amor,
hasta alcanzar todas las riquezas de pleno entendimiento, a
fin de conocer el misterio de Dios el Padre, y de Cristo,
en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría
y del conocimiento.”
Necesitamos conocer ese misterio de Dios el Padre y de
Cristo. Y ahora, veamos en Malaquías, capítulo 3, verso 1,
que nos dice:
“He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el
camino delante de mí; y vendrá súbitamente a su templo el
Señor a quien vosotros buscáis, y el ángel del pacto, a quien
deseáis vosotros. He aquí viene, ha dicho Jehová de los
ejércitos.”
Y ahora, nos dice aquí: “He aquí, yo envío mi mensajero
(lo envía ¿cómo?)... “He aquí, yo envío mi mensajero, el cual
preparará el camino delante de mí.” Ese mensajero fue Juan
el Bautista, el mismo Cristo hablando de Juan dice: “Si
ustedes lo quieren recibir, él es aquel Elías que había de
venir,” eso está en el capítulo 17, versos 10 al 13 del
Evangelio según San Mateo, vean cómo lo dice Cristo cuando
le hacen la pregunta acerca de Elías:
“Entonces sus discípulos le preguntaron, diciendo: ¿Por
qué, pues, dicen los escribas que es necesario que Elías venga
primero?
Respondiendo Jesús, les dijo: A la verdad, Elías viene
primero, y restaurará todas las cosas.
REV. WILLIAM SOTO SANTIAGO, PH.D.10
Mas os digo que Elías ya vino, y no le conocieron, sino que
hicieron con él todo lo que quisieron; así también el Hijo del
Hombre padecerá de ellos.
Entonces los discípulos comprendieron que les había
hablado de Juan el Bautista.”
Ahora, aquí tenemos el Elías que vendrá y restaurará todas
las cosas, pero para aquellos días de Jesús el Elías que tenía
que venir fue Juan el Bautista, preparándole el camino al
Mesías en Su primera Venida, o sea, al Señor en Su primera
Venida.
Pero Elías está prometido para venir en el tiempo final, eso
está en Malaquías, capítulo 4, verso 5 al 6:
“He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el
día de Jehová, grande y terrible.
El hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y
el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga
y hiera la tierra con maldición.”
O sea, antes de venir el juicio divino sobre la raza humana,
antes de venir el tiempo de la gran tribulación, y por
consiguiente el día del Señor, el día ardiente como un horno
en donde se cumplirá el tiempo que se le llama la gran
tribulación o apretura de Jacob, donde los juicios divinos
caerán sobre la tierra, un lapso de tiempo que durará tres años
y medio y que será lo que completará la semana número
setenta de la profecía de Daniel, de las setenta semanas de
Daniel.
La semana número setenta consta de siete años, tres años y
medio los cumplió Cristo en Su ministerio terrenal y allí se
detuvo cuando Cristo fue crucificado, y faltan tres años y
medio para el pueblo judío, para cumplir esas setenta semanas
en donde Dios se manifestará al pueblo hebreo, se revelará al
pueblo hebreo, comenzará a tratar nuevamente con el pueblo
hebreo, porque cuando Cristo fue crucificado ya se detuvo el
A ÉL OÍD 27
entrelace del Evangelio del Reino con el Evangelio de la
Gracia.
El Señor Jesucristo también en San Mateo, capítulo 24, nos
habló de este evento y nos dijo en el capítulo 24, versos 13 al
14 de la siguiente manera:
“Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo.
Y será predicado este evangelio del reino en todo el
mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces
vendrá el fin.”
Juan el Bautista y Cristo predicaron el Evangelio del Reino,
pero cuando fue rechazado y fue crucificado, después Pedro
que recibió las llaves del Reino de los Cielos comenzó a
predicar el Evangelio de la Gracia; y por dos mil años se ha
estado predicando el Evangelio de la Gracia en donde toda
persona obtiene la fe, la revelación para obtener la salvación
y Vida eterna por medio de Cristo, recibiéndolo como su
único y suficiente Salvador; y luego en este tiempo final se
entrelazará la predicación del Evangelio del Reino con la
predicación del Evangelio de la Gracia.
Por lo tanto, este Ángel mensajero (Ángel significa
Mensajero) conocerá el Evangelio de la Gracia, conocerá
también el mensaje de la ley, y hará el entrelace del Evangelio
del Reino con el Evangelio de la Gracia, así como hubo un
entrelace del Evangelio de la Gracia con el mensaje de la ley,
así será en este tiempo final.
El Cristianismo ha estado tratando de convertir el pueblo
hebreo a Cristo y no ha podido. Como nación Israel no ha
recibido a Cristo, como individuos algunas personas sí lo han
recibido, es que Israel, el Evangelio que recibirá será el
Evangelio del Reino, bajo el ministerio y predicación de este
Ángel mensajero, de ese mensajero de Apocalipsis, capítulo
14, verso 6 al 7, que viene con el Evangelio del Reino para
predicarlo a todos los moradores de la Tierra; viene con el
REV. WILLIAM SOTO SANTIAGO, PH.D.26
que Dios ha enviado, en este Día Postrero estaremos
escuchando la gran Voz de Trompeta, la Trompeta de Dios, el
Evangelio del Reino por medio del Espíritu Santo a través del
Ángel del Señor Jesucristo, que será un profeta que Cristo
enviará, un profeta que está anunciado en la Escritura.
Por lo tanto, profeta como Moisés Dios tendrá en este
tiempo final como también lo tuvo en los días de Jesús. Jesús
fue un Profeta como Moisés y fue un Profeta dispensacional,
y fue el Ángel del Pacto, y Cristo tendrá un profeta como
Moisés en el Día Postrero, un profeta dispensacional para
hacer el entrelace Cristo por medio de ese profeta, el entrelace
de la Dispensación del Reino con la Dispensación de la
Gracia. Ese mensajero será el que aparece en Apocalipsis,
capítulo 14, verso 6 al 7, donde dice:
“Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el
evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la
tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo,
diciendo a gran voz: Temed a Dios, y dadle gloria, porque
la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el
cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas.”
Si va a predicar el Evangelio eterno, el Evangelio del
Reino, a todos los moradores de la Tierra, todo pueblo, nación
y lengua, a toda nación, tribu, lengua y pueblo, pues tiene que
estar en la Tierra y tiene que ser un profeta, porque vendrá
profetizando el juicio que ha de venir sobre la Tierra, el día o
la hora del juicio divino sobre la Tierra, la hora del juicio
divino sobre la Tierra, o sea, estará profetizando los juicios
divinos que han de venir sobre la Tierra y estará también
enseñando y llamando al pueblo, a la gente a que busquen a
Dios y adoren a Dios. Ese es el que cumplirá esa profecía, será
el Ángel del Señor Jesucristo que vendrá en carne humana,
tendrá un cuerpo de carne y estará predicando el Evangelio
eterno, que es el Evangelio del Reino, y estará haciendo el
A ÉL OÍD 11
trato de Dios con el pueblo hebreo, y comenzó un nuevo Pacto
el Día de Pentecostés.
Y la Sangre de ese nuevo Pacto Cristo mismo dijo en la
última cena en el capítulo 26, verso 26 al 29, tomando el pan
dio gracias al Padre y lo partió y dio a Sus discípulos y dijo:
“Comed, esto es mi cuerpo.” Y luego tomando la copa de vino
dando gracias al Padre, luego dio a Sus discípulos diciendo:
“Tomad de ella todos porque esta es mi Sangre del nuevo
Pacto que por muchos es derramada para remisión de los
pecados.”
Vean la Sangre del nuevo Pacto, es que Dios había hablado
de un nuevo Pacto que haría con la casa de Israel y con la casa
de Judá en Jeremías, capítulo 31, versos 31 al 36, y ahora, el
nuevo Pacto tiene que establecerlo Dios por medio del Ángel
del Pacto, no hay otro que pueda establecer el nuevo Pacto.
Por lo tanto, el Ángel del Pacto tenía que venir a la Tierra,
por eso en Malaquías, capítulo 3, dice:
“He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el
camino delante de mí (ese fue Juan el Bautista, precursor de
la primera Venida de Cristo); y vendrá súbitamente a su
templo el Señor (o sea, Dios el Padre) a quien vosotros
buscáis (el pueblo hebreo como todo ser humano busca a
Dios, al Padre), y el ángel del pacto, a quien deseáis
vosotros.”
¿Ven? Al Señor y al Ángel del Pacto, vendrá quién? El
Señor, Dios el Padre, y el Ángel del Pacto, el Ángel de Dios
donde está el Nombre de Dios. Para conocer el Nombre de
Dios Moisés tuvo que ver al Ángel del Pacto y preguntarle
cuál era Su Nombre, y en el capítulo 23 del Éxodo, verso 20
al 23, leímos que Dios envía Su Ángel, el Ángel del Pacto, y
dice que lo escuchemos, que no seamos rebeldes porque “Él
no perdonará vuestra rebelión porque mi Nombre está (¿dónde
dice Dios?) En él (en el Ángel del Pacto).”
REV. WILLIAM SOTO SANTIAGO, PH.D.12
Por lo tanto, encontramos que la revelación de Dios y de Su
Nombre, viene por medio del Ángel del Pacto; es un Ángel
misterioso, un personaje misterioso, pero ahora la promesa es
que vendrá a la Tierra, vendrá el Señor Dios, visitará Su
pueblo y el Ángel del Pacto, en palabras más claras, Dios con
Su cuerpo angelical. ¿Y cómo vendrá? En carne humana:
“En el principio era el Verbo (o sea, el Ángel del Pacto),
y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.
Este era en el principio con Dios.
Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo
que ha sido hecho, fue hecho.
En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.”
Y ahora, la luz vendría a este mundo, a esta Tierra, y el
mundo fue hecho por Él, pero el mundo no lo conoció, y dice:
“A lo suyo vino (o sea, al pueblo hebreo), y los suyos no le
recibieron (cuando vino en carne humana no le recibieron:
Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su
nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;
los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de
carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios (esto es por
medio del Espíritu de Dios. Sigue diciendo).
Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y
vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno
de gracia y de verdad.” (San Juan, capítulo 1, verso 1 al 14).
En el verso 14 es que dice que el Verbo se hizo carne y
habitó entre nosotros, y cuando se hizo carne y habitó entre
nosotros, entonces el Nombre de Dios que estaba en el Ángel
del Pacto donde Dios lo había colocado, es colocado también
en el velo de carne llamado Jesús, por eso le fue puesto ese
nombre al niño que nacería a través de la virgen María, el
Ángel Gabriel le dio el nombre para el niño que iba a nacer a
través de la virgen María.
Por lo tanto, el Nombre de Dios estaría también en el velo
A ÉL OÍD 25
en el velo de carne en donde moró Dios en toda Su plenitud,
en donde moró Dios con Su cuerpo angelical, en donde mora
Dios con Su Ángel, el velo de carne lleva también el Nombre
de Dios.
Y ahora, en el capítulo 3, verso 20 al 21, dice:
“He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi
voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él
conmigo.
Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono,
así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su
trono.
El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las
iglesias.”
Y ahora, la promesa es que al que venciere Cristo lo sentará
con Él en Su Trono, así como Él venció y se sentó con el
Padre en Su Trono celestial. El Trono del Padre es el trono
celestial, el Trono de Cristo es el Trono terrenal, el Trono de
David, en la misma forma en que Dios el Padre ha hecho con
Jesucristo, que venció y subió al Cielo y se sentó con el Padre
en Su Trono, así Cristo sentará con Él en Su Trono terrenal,
el Trono de David, al vencedor, en el cual estará el Nombre
del Padre, de Dios, el Nombre de la Ciudad de nuestro Dios y
Nombre nuevo del Señor; en la misma forma en que el Padre
ha hecho con Jesucristo, Cristo hará con Su Ángel. Tan simple
como eso.
Y cuando estemos en el Reino milenial lo vamos a entender
mejor, porque ahí veremos quién estará sentado con Cristo en
Su Trono. Todo va a ser muy sencillo, todo será paralelo a lo
que ya ocurrió en el Cielo, por lo tanto, estaremos escuchando
la Voz de Cristo, el Hijo de Dios, por medio del instrumento
que Él tenga para el Día Postrero, así como se escuchó la Voz
de Cristo en Espíritu Santo por medio de San Pedro, por
medio de San Pablo y demás apóstoles y demás mensajeros
REV. WILLIAM SOTO SANTIAGO, PH.D.24
estas cosas que deben suceder pronto, y así como el Ángel del
Pacto al final se hizo carne, este Ángel en el Día Postrero
aparecerá en medio de la Iglesia en carne humana.
En la misma forma en que Dios hizo con Su Ángel, que
colocó Su Nombre en Él, Cristo coloca el Nombre del Padre,
de la Ciudad de nuestro Dios, la Jerusalén celestial, y Su
Nombre nuevo, esto lo ha prometido Cristo, y lo colocará en
Su Ángel, dice en el capítulo 3, verso 12 de Apocalipsis:
“Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi
Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el
nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la
nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi
nombre nuevo.”
Eso es lo que dice Cristo, dice:
“El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las
iglesias.”
Cristo en Espíritu Santo está diciendo estas cosas: que va
a escribir el Nombre de Dios, el Nombre de la Ciudad de
nuestro Dios y Su Nombre nuevo lo va a escribir en el
vencedor, así como Dios el Padre escribió Su Nombre eterno
en Su Ángel, el Ángel del Pacto, y cuando se hizo carne el
Ángel del Pacto, ahí también estaba el Nombre de Dios.
Así en esa misma forma es que Cristo va a ser con Su
Ángel, en el capítulo 2, verso 17 del Apocalipsis, dice:
“El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las
iglesias. Al que venciere, daré a comer del maná escondido,
y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un
nombre nuevo, el cual ninguno conoce sino aquel que lo
recibe.”
Un Nombre nuevo, el Nombre nuevo del Señor, el Nombre
del Señor en una forma nueva, y eso no lo vamos a explicar
mucho; y ahora, eso en la misma forma en que Dios el Padre
escribió Su Nombre en el Ángel, Su cuerpo angelical, y luego
A ÉL OÍD 13
de carne, en el Mesías. Por eso Cristo en el capítulo 5, verso
43 de San Juan, nos dice de la siguiente manera, y vamos a
leerlo para que tengamos el cuadro claro, dice: “Yo he venido
en Nombre de mi Padre.”
Y ahora, el Ángel del Pacto encarnado con un cuerpo de
carne, ahora ha venido el Nombre del Padre. Vean, aquí está
el misterio de Dios el Padre y de Cristo. En una ocasión allá
en San Juan, capítulo 8, verso 56 al 58, algunas personas
pensaban que Cristo era muy controversial, pero era la gente
las que eran así, contra Cristo, Cristo estaba diciendo la
verdad, por eso Él algunas veces decía: “Si les he dicho cosas
terrenales y no creéis, ¿cómo será si les digo las celestiales?”
Eso le dijo a Nicodemo en el capítulo 3, verso 1 al 6 de San
Juan.
Pero ahora veamos lo que dice aquí, también Él había dicho
en el capítulo 3 de San Juan, versos 12 en adelante:
“Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el
Hijo del Hombre, que está en el cielo.”
Y estaba en la Tierra. Así que, vean, estando en la Tierra
estaba en el Cielo, es que Cristo vivía en más de una
dimensión a la misma vez. Y ahora, en el capítulo 8, verso 56
en adelante, dice:
“Abraham vuestro padre se gozó de que había de ver mi
día; y lo vio, y se gozó.
Entonces le dijeron los judíos: Aún no tienes cincuenta
años, ¿y has visto a Abraham?
Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Antes que
Abraham fuese, yo soy.”
¿Cómo era Jesucristo antes de Abraham? Era el Ángel del
Pacto, ya lo hemos estado viendo a través de la Escritura, el
misterio de este Ángel, es que ese Ángel es Cristo en Su
cuerpo angelical, es el Verbo que era con Dios y era Dios a
través del cual Dios creó todas las cosas. De esto es que habla
REV. WILLIAM SOTO SANTIAGO, PH.D.14
San Pablo en Hebreos, capítulo 1, verso 1 al 3 cuando dice:
“Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas
maneras en otro tiempo a los padres por los profetas.”
¿Cómo habló Cristo en el Antiguo Testamento al pueblo
hebreo? Por medio de los profetas, este misterio de cómo
habló Dios por medio de los profetas, también lo explica el
profeta Zacarías, si quieren ustedes tener un cuadro más claro,
en el capítulo 7, verso 11 en adelante donde dice:
“Pero no quisieron escuchar, antes volvieron la espalda,
y taparon sus oídos para no oír (esto sucedió con el pueblo
hebreo);
y pusieron su corazón como diamante, para no oír la ley ni
las palabras que Jehová de los ejércitos enviaba por su
Espíritu, por medio de los profetas primeros; vino, por tanto,
gran enojo de parte de Jehová de los ejércitos.”
Y ahora, ¿cómo Dios hablaba a Su pueblo? Por medio de
Su Espíritu enviaba Su Palabra a través de los profetas. El
Ángel del Pacto, Cristo en Su cuerpo angelical es nada menos
que el Espíritu Santo, ese Ángel del Pacto es el Espíritu Santo.
Un espíritu es un cuerpo de otra dimensión, por eso también
en Ezequiel, capítulo 9 ese Ángel con el tintero de escribano
en su cintura, ese varón, es el Espíritu Santo.
Ahora, vamos entendiendo mejor este misterio de Dios el
Padre, y de Cristo, y estamos entendiendo mejor a quién
estamos llamados a escuchar, y cuando se hizo carne el Ángel
del Pacto, el Verbo que era con Dios y era Dios se hizo carne,
allá cuando fue bautizado por Juan el Bautista en el Jordán,
Dios dijo: “Éste es mi Hijo amado en quien tengo
complacencia, a Él oíd.”
Al Ángel del Pacto todos estamos llamados a escucharlo,
que es el Espíritu Santo, y cuando hablaba por medio de los
profetas, todas las personas estaban llamadas a escuchar lo
que Dios por medio de Su Espíritu Santo estaba hablando, y
A ÉL OÍD 23
“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de
estas cosas en las iglesias...”
Es Jesucristo el que dice que tiene un Ángel y lo ha enviado
para dar testimonio de estas cosas en las Iglesias, así como
Dios tuvo Su Ángel, el Ángel del Pacto en medio del pueblo
hebreo que es la Iglesia del Antiguo Testamento, ahora Cristo
dice que tiene un Ángel y lo ha enviado para dar testimonio de
estas cosas en las Iglesias. Sigue diciendo:
“...Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella
resplandeciente de la mañana.
Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga:
Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua
de la vida gratuitamente.”
Y ahora, toda persona tiene la oportunidad de tomar del
Agua de la vida, o sea, del Espíritu Santo para vivir
eternamente al recibir a Cristo como único y suficiente
Salvador, ser bautizado en agua en el Nombre del Señor
Jesucristo y Cristo lo bautiza con Espíritu Santo y Fuego y
produce en la persona el nuevo nacimiento y obtiene la Vida
eterna.
Y ahora, el Espíritu Santo y la Esposa, la Iglesia, tienen que
estar diciendo la misma cosa, el mismo mensaje, en el capítulo
22, verso 6 también nos dice del Apocalipsis.
“Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el
Señor, el Dios de los espíritus de los profetas (¿quién es el
Dios de los espíritus de los profetas? El Dios de Abraham, de
Isaac y de Jacob, ¿y qué son los espíritus de los profetas? Son
los cuerpos angelicales de los Profetas)... el Dios de los
espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar
a sus siervos las cosas que deben suceder pronto.”
El Ángel del Señor en el Nuevo Testamento, es un espíritu
de profeta que estaría en medio de la Iglesia del Señor
Jesucristo dando a conocer, mostrando a sus siervos todas
REV. WILLIAM SOTO SANTIAGO, PH.D.22
solamente la tierra, sino también el cielo.
Y esta frase: Aún una vez, indica la remoción de las cosas
movibles, como cosas hechas, para que queden las
inconmovibles.
Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible,
tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios
agradándole con temor y reverencia;
porque nuestro Dios es fuego consumidor.”
Y ahora, el que habla desde el Cielo es el Espíritu Santo,
Cristo en Espíritu Santo en medio de Su Iglesia, Él ha estado
hablando en medio de Su Iglesia de etapa en etapa, y ahora
para tener un cuadro más claro, leemos lo que Cristo dice en
Apocalipsis, capítulo 1, verso 1 al 3:
“La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para
manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto;
y la declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo
Juan.”
Y ahora, así como Dios el Padre en el Antiguo Testamento
dice que ha enviado Su Ángel, y que Su Nombre está en el
Ángel y que escuchen al Ángel porque “Él no perdonará
vuestra rebelión porque mi Nombre está en Él,” dice Dios,
está en el Ángel, ahora, en la misma forma, ahora Cristo en el
Nuevo Testamento dice que Él tiene un Ángel y que ha
enviado Su Ángel, dice:
“Que ha dado testimonio de la palabra de Dios, y del
testimonio de Jesucristo, y de todas las cosas que ha visto.
Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de
esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el
tiempo está cerca.”
Y ahora, vamos entonces a ver un poco del misterio del
Ángel del Señor Jesucristo, así como vimos el misterio del
Ángel de Dios del Antiguo Testamento. En Apocalipsis,
capítulo 22, verso 16, dice:
A ÉL OÍD 15
cuando se hizo carne en la persona de Jesús era nada menos
que Emanuel como dice Isaías, capítulo 7, verso 14:
“He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo (un
niño), y llamará su nombre Emanuel (que traducido es Dios
con nosotros).”
Esa fue la forma en que Dios visitó Su pueblo manifestado
en toda Su plenitud, se dio a conocer a través de Su velo de
carne llamado Jesús, pero Jesús es Dios, el velo de carne es
Dios, pero Dios estaba en Jesús. Por eso Cristo decía allá en
el capítulo 14, y otros capítulos de la Biblia decía en San Juan,
decía que Él no hacía, no obraba nada de Sí mismo, sino que
el Padre que estaba en Él era el que hacía las obras, y no
hablaba nada de Sí mismo sino que era el Padre que estaba en
Él el que le mostraba las cosas que tenía que hablar, era Dios
por medio de Su Espíritu hablando a través de Jesús.
Por eso la lectura que comenzamos aquí en Hebreos, que la
vamos a continuar donde ya leímos dice Dios, capítulo 1:
“Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas
maneras en otro tiempo a los padres por los profetas,
en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien
constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el
universo.”
Por medio de Su Hijo Jesucristo. Y ahora, dice: “En estos
postreros días,” en los días de Jesús ya habían comenzado los
días postreros, algunas veces escuchamos a personas decir:
“Ya estamos en los días postreros;” miren, ya estamos en los
días postreros desde que Cristo estaba aquí en la Tierra. Pablo
dice aquí:
“En estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a
quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo
el universo.”
Es que algunas personas creen que los postreros días son
tres días de 24 horas cada uno, o unos cuantos días de 24
REV. WILLIAM SOTO SANTIAGO, PH.D.16
horas, pero cuando se habla de los días postreros delante de
Dios, para los seres humanos son los milenios postreros.
“Porque un día delante del Señor es como mil años, y mil años
como un día,” nos dice Segunda de Pedro, capítulo 3, verso 8
y el Salmo 90, verso 4.
Por lo tanto, los días postreros delante de Dios, en los
cuales Él derramaría de Su Espíritu sobre toda carne,
comenzaron allá en el tiempo de Jesús. Por eso Dios estuvo
hablando, dice Pablo: “En estos postreros días por medio de
Su Hijo,” y también derramando de Su Espíritu Santo en los
postreros días desde los tiempos de Jesús y de los apóstoles.
El Día de Pentecostés derramó de Su Espíritu Santo sobre
120 personas que estaban en el aposento alto, y después sobre
unos tres mil que escucharon a Pedro predicar, creyeron y
fueron bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo.
Y ahí ha estado derramando de Su Espíritu sobre toda
carne, sobre toda persona que lo recibe como único y
suficiente Salvador y produce en la persona el nuevo
nacimiento, la persona nace del Agua y del Espíritu, o sea, del
Evangelio de Cristo y del Espíritu Santo y entra al Reino de
Dios, eso fue lo que le dijo Cristo a Nicodemo, cuando le dijo:
“De cierto, de cierto te digo que el que no nazca del Agua y
del Espíritu, no puede entrar al Reino de Dios.” (San Juan,
capítulo 3, verso 1 al 6).
Y ahora, continuamos aquí leyendo, ya hemos visto lo que
son los días postreros, son los milenios postreros, así como los
días postreros de la semana son jueves, el quinto día, viernes
el sexto día y sábado el séptimo día; ese séptimo día, el
sábado, es el último día, el Día Postrero de la semana, y esos
siete días de la semana tienen los días postreros, los tres
últimos días de la semana son los días postreros de la semana,
que son tipo y figura de los milenios postreros.
Esos siete días de la semana representan siete milenios de
A ÉL OÍD 21
muchos millares de ángeles,
a la congregación de los primogénitos que están inscritos
en los cielos...”
Esos primogénitos que están inscritos en los Cielos, son los
miembros de la Iglesia del Señor Jesucristo, los que recibirían
a Cristo como único y suficiente Salvador, los cuales tienen
sus nombres escritos en los Cielo, en el Libro de la Vida del
Cordero:
“...a Dios el Juez de todos, a los espíritus de los justos
hechos perfectos,
a Jesús el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada
que habla mejor que la de Abel.”
Nos hemos acercado a todo esto que ha sido dicho aquí, ya
no nos hemos acercado al monte Sinaí porque estamos en otra
dispensación, no estamos en la Dispensación de la Ley, sino
que estamos en la Dispensación de la Gracia; durante todo ese
tiempo del Día de Pentecostés hacia acá, se ha estado viviendo
en la Dispensación de la Gracia en el día o tiempo de
salvación, en el tiempo o día aceptable delante del Señor, en
donde Dios acepta toda persona que recibe a Cristo como
único y suficiente Salvador. Ahora, sigue diciendo:
“Mirad que no desechéis al que habla...”
¿Y quién es el que habla? Porque recuerden que Dios dijo:
“A Él oíd.”
“Mirad que no desechéis al que habla. Porque si no
escaparon aquellos que desecharon al que los amonestaba en
la tierra, mucho menos nosotros, si desecháremos al que
amonesta desde los cielos.”
Si desecháremos al que amonesta desde los Cielos, ¿y quién
es el que amonesta desde los Cielos? El Espíritu Santo. Cristo
en Espíritu Santo es el que amonesta desde los Cielos:
“La voz del cual conmovió entonces la tierra, pero ahora
ha prometido, diciendo: Aún una vez, y conmoveré no
REV. WILLIAM SOTO SANTIAGO, PH.D.20
de Trompeta, la Voz de Cristo hablándole a Su pueblo en el
Día Postrero, hablándole con la Trompeta final o gran Voz de
Trompeta, o sea, el Evangelio del Reino, que es el mensaje
final de Dios.
Y los muertos en Cristo van a resucitar en cuerpos
incorruptibles, glorificado y los que vivimos vamos a ser
transformados, o sea, que todo tiene su tiempo (Primera de
Corintios, capítulo 15, versos 49 al 58; y Primera de
Tesalonicenses, capítulo 4, versos 13 al 17); y también en
Filipenses, capítulo 3, verso 20 al 21 nos dice:
“Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde
también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo;
el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra,
para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya (o sea,
cuerpo glorificado), por el poder (con Su poder) con el cual
puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.”
Con ese poder el cual están sujetas a Él todas las cosas, Él
va a transformar a los vivos creyentes en Él, y a los que han
muerto físicamente, los va a resucitar.
Ahora, Él ha estado en medio de Su Iglesia hablando de
etapa en etapa, de edad en edad, ha estado en Espíritu Santo,
y por medio de esa manifestación de Cristo, el Ángel del
Pacto, en Espíritu Santo en medio de Su Iglesia, ha estado
hablando por medio de los apóstoles, por medio de los
diferentes mensajeros que Él ha colocado en Su Iglesia, eso ha
sido la Voz de Cristo, el Espíritu Santo hablando por medio de
seres humanos.
Esos son los que han predicado el Evangelio por el Espíritu
Santo, o sea, el Espíritu Santo en ellos hablando, y dice San
Pablo en este mismo libro o carta a los Hebreos, capítulo 12,
versos 22 en adelante:
“Sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la
ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de
A ÉL OÍD 17
Adán hacia acá. En los días de Jesús comenzaron los milenios
postreros para los seres humanos, que delante de Dios son dos
días postreros, porque un día de los de Dios, para los seres
humanos es un milenio. De Cristo hacia acá han transcurrido
dos mil años, pero para Dios solamente dos días.
Cristo por ejemplo, encontramos que Él habló mucho de los
días postreros, y sobre todo del Día Postrero; en San Juan,
capítulo 6, verso 39 al 40, y dice:
“Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de
todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite
en el día postrero.
Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo
aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le
resucitaré en el día postrero.”
Y ahora, el Día Postrero ya hemos visto que es el séptimo
milenio de Adán hacia acá, el Día Postrero delante de Dios.
También en San Juan, capítulo 11 cuando Cristo fue a
resucitar a Lázaro se encontró con Marta la cual cuando supo
que Jesús venía, fue a recibirlo, y vean, en el capítulo 11 de
San Juan, verso 21, dice:
“Y Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, mi
hermano no habría muerto.
Mas también sé ahora que todo lo que pidas a Dios, Dios
te lo dará.
Jesús le dijo: Tu hermano resucitará.
Marta le dijo: Yo sé que resucitará en la resurrección, en
el día postrero (porque esto es lo que había enseñado Cristo:
que en el Día Postrero Él va a resucitar a todos los creyentes
en Él que hayan muerto físicamente).
Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree
en mí, aunque esté muerto, vivirá.
Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente.
¿Crees esto?
REV. WILLIAM SOTO SANTIAGO, PH.D.18
Le dijo: Sí, Señor...”
Marta le dijo: “Si señor,” ella lo creía, y ahora, ella le sigue
diciendo
“... yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que
has venido al mundo.”
Y ahora, vean el conocimiento que Marta tenía del tiempo
para la resurrección de todos los creyentes en Cristo que han
muerto físicamente; en el Día Postrero Cristo los resucitará, Él
mismo lo enseñó, y el Día Postrero es el séptimo milenio de
Adán hacia acá o tercer milenio de Cristo hacia acá, de los
días postreros es el último, el tercero. Y ya conforme al
calendario gregoriano estamos en el Día Postrero, ya llevamos
9 años dentro del Día Postrero, del milenio postrero delante de
Dios.
Y ahora, continuamos aquí en Hebreos, capítulo 1, dice:
“En estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a
quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo
el universo.”
¿Quién es el heredero de toda la creación, de todas esas
galaxias, del mundo visible y del mundo invisible? Pues
Jesucristo. Dice:
“A quien constituyó heredero de todo, y por quien
asimismo hizo el universo.”
Fue por medio de Cristo que hizo el Universo, ¿y para
quién? Para Cristo, y Cristo es el Ángel del Pacto el cual
luego se creó un cuerpo de carne en la virgen María, en el
vientre de la virgen María, el cual creció ahí y luego nació,
luego tuvo Su ministerio de tres años y medio; ya a los 29
años y medio comenzó Su ministerio hasta los 33 años de
edad y murió, murió físicamente, fue sepultado, luego de
haber sido crucificado, pero resucitó al tercer día y resucitó
glorificado, y ahora está en el Trono de Dios en el Cielo a la
diestra de Dios, y todo le pertenece.
A ÉL OÍD 19
El mismo Cristo en San Mateo, capítulo 28, versos 16 al 30
dijo: “Todo poder me es dado en el Cielo y en la Tierra,”
porque el que está sentado en el Trono es el que tiene el
poder, el poder del Reino, y también Él dijo que fueran por
todas las naciones, hicieran discípulos a todas las naciones, y
también dijo: “Y yo estaré con vosotros todos los días, hasta
el fin del mundo.”
¿Y cómo Cristo va a estar con nosotros si está sentado en
el Trono de Dios, en el Trono celestial a la diestra de Dios? Su
cuerpo físico está glorificado y está en el Trono de Dios y está
allí como Sumo Sacerdote haciendo intercesión delante del
Padre con Su Sangre.
Por eso dice la Escritura que si alguno ha pecado, abogado
tenemos para con el Padre, a Jesucristo Su Hijo, el Hijo de
Dios, pero en Espíritu Él está con Su Iglesia, con los creyentes
en Él desde el Día de Pentecostés descendió y comenzó a
bautizar con Espíritu Santo y Fuego a todos los creyentes en
Él.
¿Y qué ha estado Él haciendo? Ha estado creando una
nueva generación de seres con Vida eterna, en términos más
fáciles de entender, una nueva raza con Vida eterna. Pero
todavía tenemos el cuerpo físico mortal, pero no hay
problema, vamos a tener uno nuevo como el cuerpo
glorificado de Cristo, joven, inmortal, incorruptible y todo eso
será para el Día Postrero en donde Cristo resucitará los
muertos creyentes en Él en cuerpos incorruptibles, nos dice
San Pablo en Primera de Corintios, capítulo 15, versos 49 al
58, y dice que será a la final Trompeta.
¿Y qué es la final trompeta? Es la Voz de Dios, es el
Evangelio del Reino siendo predicado en el Día Postrero, y
escucharán los que van a ser transformados y los que van a ser
resucitados, escucharán la Voz del Hijo del Hombre, la Voz
de Cristo, la Voz del Ángel del Pacto; y eso será la gran Voz
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