CUARTA PARTE
Amargura y resentimiento
El temor y la ansiedad
Las dudas
La incredulidad
AMARGURA Y RESENTIMIENTO.
Hebreos 12:15
Estas dos son enfermedades
emocionales las cuales son producidas por
demonios, y van juntas con frecuencia y son
precisamente el resultado de la ira no resuelta o no
controlada.
Un caso clásico de lo que es la amargura, se encuentra en la historia de Caín y Abel (Génesis 4:1-6).
Caín estaba furioso porque sus ofrendas se vieron rechazadas por Dios que aceptó las de su hermano.
En realidad Abel no tenía nada que ver, la situación era entre Caín y Dios.
Fue Dios el que rechazó su ofrenda. Sin embargo Caín se llenó de amargura y resentimiento (“su rostro decayó”). En lugar de arrepentirse y buscar el perdón del Señor, descargó su ira sobre su hermano.
Hay que tener en cuenta que la amargura y el resentimiento no es para controlarse como en el caso de la ira, sino para rechazarlo completamente, echarlo fuera
de nuestras vidas, pedir perdón a Dios, porque nos estamos enfrentando es a un pecado.
Si se realiza lo anterior, es importante la reconciliación, sobre todo cuando haya habido acusaciones, recriminación, críticas y
el rompimiento de alguna relación. Es importante que ore al Señor para que lo llene de amor hacia la otra persona, tanto si
se produce una reconciliación como si no es así.
En el capítulo anterior encontramos todos los versículos en los cuales debemos fundamentar está firme decisión de estar en paz con Dios, con los demás y con nosotros mismos, cerrándole las puertas a Satanás para que ya no nos utilice más.
EL TEMOR Y LA ANSIEDAD. Romanos 8:15; Filipenses 4:6.
Un sentimiento moderado de temor se puede considerar como normal y actúa en nuestra mente y nuestro cuerpo como un mecanismo de defensa. Lo delicado es cuando esta emoción se vuelve crónica y no es controlada.
La mayoría de los temores son alimentados por:
Circunstancias imaginarias: Hay personas que viven en todo momento con preocupación, ansiedad, miedo, por cosas que todavía no han sucedido o que tal vez no sucedan, teniendo un desgaste en su vida, de tal manera que no pueden sentir paz, gozo y tranquilidad.
Algunas de estas circunstancias pueden ser:
Posibles accidentes de ellos mismos o de los
hijos, esposo, etc.
Posible pérdida del empleo (factores
económicos)
Posibles enfermedades
(hipocondríacos)
No seguridad de salvación, por
sentimientos de culpa.
Delirios de persecución (paranoia)
Temor a no poder casarse o no
poder tener hijos
Este tipo de personas viven tan convencidos de sus temores que lo más probable es que muchas de estas cosas le lleguen, porque ya
ellos mismos viven atados a la posibilidad de tragedias y aun atan a otros.
¿Porque alguien llega a vivir en estos temores?
La mayoría de los casos, son personas que aprendieron a tener ansiedad porque sus padres eran temerosos y propensos a preocuparse, le infunden a sus hijos temores innecesarios, ejemplo: a cuantos de nosotros nos asustaron con el coco, la mano peluda y tantas cosas, cuando este niño crezca no va a resistir estar solo y en oscuras; recuerda que los hijos imitan a sus padres y que el temor llega a ser contagioso.
¿Cómo se puede controlar el temor?
1. Reconocer que está siendo controlado por esta emoción.
2. Distinguir entre el temor verdadero y el que es por circunstancias imaginarias. ¿Existe un peligro verdadero?
3. Si la preocupación es provocada por problemas verdaderos, conviene que la persona los encare, se debe estudiar la situación y formular soluciones con calma y serenidad, en ningún momento presa del pánico o la angustia. Filipenses 4:6-7
4. La persona temerosa debe aprender a vivir día por día. Mateo 6:25-34
5. El creyente debe centrar sus pensamientos en Dios y su Santa Palabra y no en sus problemas. Isaías 26:3; Salmos 27:1; 2 Timoteo 1:12; Salmos 34: 4; Isaías 41: 10; Proverbios 1:33.
LAS DUDAS. Santiago 1:6. No es raro que incluso los cristianos tengamos dudas,
muchos se preguntan, “¿Es verdadera la Biblia?”, al escuchar alguna persona criticar la Palabra de Dios o dudar cuando alguna petición no ha sido concedida en el momento.
Lo contrario de la duda es la fe. Santiago exhortaba a los que estaban teniendo pruebas. Santiago 1:5-6
Debemos recordar que las dudas pueden ser un instrumento muy eficaz de Satanás. Hizo que Eva dudara, diciendo “Con que Dios ha dicho” (Génesis 3:1)
El enemigo tratará de llenarnos de dudas en los puntos en que seamos más vulnerables.
Por ejemplo una persona que este descuidando la asistencia a la iglesia, la lectura de la Biblia y la oración, Es un blanco fácil para que dardos de dudas lleguen a la mente de esa persona y se arraiguen en ella, haciendo que esas dudas que antes eran aisladas, se conviertan en incredulidad.
¿COMO CONTROLAR LAS DUDAS?La forma que nos enseña la Palabra es llenarnos de Fe y confesar en todo momento la Palabra de Fe sobre nuestra vida. “Dijeron los apóstoles al Señor: Auméntanos la Fe.” Lucas 17: 5. Y esa debe ser nuestra oración en cada momento de debilidad.
Debemos saber que las dudas no nos dejan disfrutar de las promesas y bendiciones que Dios tiene para nosotros. Hebreos 11: 6; Mateo 17:20; Marcos 9:23; Mateo 9:29
Dudando estamos desprotegidos de un arma defensiva. Efesios 6:16.
LA INCREDULIDAD. Hebreos 12: 12
Cuando nos dice la Palabra, corazón malo de incredulidad, podemos decir que la incredulidad ya no es una simple emoción momentánea, es un pecado que ha llegado a contaminar nuestro corazón y por ser pecado como tal se debe de tratar.
Las dudas hay que controlarlas, pero la incredulidad hay que echarla fuera.
¿COMO SER LIBRES DE LA INCREDULIDAD?Hablamos de ser libres porque la incredulidad ya es un demonio y causa pecado en nuestra vida y como pecado lo debemos tratar.
Confesando. Romanos 10:9. Arrepentirnos. Hechos 3:19. Apartarnos. 2 Timoteo 2:19 Pidiendo
Restauración. 1 Juan 1:9
COMO CONTROLAR LAS EMOCIONES EN GENERAL
Nacer de nuevo. Juan 3:3 Poseer la nueva naturaleza divina. 2 Pedro
1:4. Estar dispuesto a llenarnos del poder de
Dios para contrarrestar la naturaleza caída. Romanos 8:13
El cambio no es automático pero la respuesta es Sí. 2 Corintios 1:20.
Someternos en todo a Dios. Santiago 4:7 Tener en cuenta que antes de controlar las
emociones hay que controlar los pensamientos. Romanos 12:2.