DATOS DIALECTALES ANDALUSES (GRAMATICALES YLXICOS) EN ALGUNOS DOCUMENTOS TARDOS
GRANADINOS Y MORISCOS
Abdel Salam Mezyed Zayed
Tesis de Doctorado dirigida par el profesar Dr. D. Federica Corriente Crdaba,
Catedrtica de Universidad.
Ponente: Profesora Dra. DoRa M. Jess Viguera Molins, Catedrtica de
Universidad.
Departamento de Estudios Arabes e Islmicos
Facultad de Filologa
Universidad Complutense
Madrid, 1993
INDICE
0. PRLOGO IV0.1. CorrespondencIa grafmca rabecastellano actual VII0.2. Correspondencia grafmica en los documentos aliamiados VIII0.3. AbrevIaturas y siglas X
0.4. SIgnos XICAPTULO 1: MARCO HISTRICO 21.1. BREVES APUNTES HISTRICOS SOBRE LA ESPAA MUSULMANA.. 31.1.1. Conquista y evolucin poltica de Alandals 3
1.1.2. Demografa y sociedad en Alandals 9
1.1.3. Conquista cristiana y posterior repoblacin 12
1.1.4. Los musulmanes tras la conquista cristiana 15
1.1.5. Sociologa de los moriscos. Vida cotidiana 23
Notas al Capitulo 1 30CAPTULO II: INTRODUCCIN AL ESTUDIO DE LOS DOCUMENTOS 342.1. ANLISIS FORMAL Y TEMTICO DE LOS DOCUMENTOS 352.1.1. Anlisis formal 35
2.1.2. Anlisis temtico 38
Notas al Captulo II 44
CAPTULO III: ANLISIS LINGUSTICO DE LOS DOCUMENTOS EN
XI
RABE ANDALUS 453.1. INTRODUCCION 46
3.2. SINCRONA 483.2.1. Fonologa 48
3.2.1.1. Vocalismo 48
3.2.1.2. Consonantismo 51
3.2.1.3. Fonemas suprasegmentales 62
3.2.1.4. Fontica combinatoria 65
3.2.2. Morfologa 68
3.2.2.1. El nombre 68
3.2.2.2. El verbo 78
3.2.2.3. Segmentos no flexionables 82
3.2.3. SIntaxis 83
3.2.3.1. Sujeto 833.2.3.2. Predicacin o predicado 86
3.2.3.3. La concordancia 87
3.2.3.4. Orden de los constituyentes 88
3.2.3.5. Las oraciones 88
3.2.3.5.1. Oraciones compuestas 883.2.3.5.2. Oraciones complejas 893.2.3.5.3. Otras clases de oraciones 92
Notas al Capitulo III 95
CAPTULO IV: ANLISIS LINGUSTICO DE LOS DOCUMENTOS ENALIAMIADO 101
4.1. INTRODUCCION 102
4.2. SINCRONA 1034.2.1. Fonologa 108
4.2.1.1. Vocalismo 108
III -
4.2.1.2. Consonantismo 111
4.2.1.3. Fontica combinatoria 116
4.2.2. Morfologa 1164.2.2.1. Morfologa nominal 116
4.2.2.2. Morfologa pronominal 118
4.2.2.3. Morfologa verbal 118
4.2.2.4. Segmentos no flexionables 120
4.2.2.5. Derivacin lxica 121
4.2.2.6. Interferencia rabe 123
Notas al Capitulo IV 134
5. GLOSARIOS 1365.1. GLOSARIO ANDALUS 1375.2. GLOSARIO ALJAMIADO 1586. BIBLIOGRAFIA 2357. APENDICES DOCUMENTALES 257
7.1. DOCUMENTOS TRANSCRITOS CON GRAFEMAS RABES DEIMPRENTA 2587.2. DOCUMENTOS ORIGINALES 349
O. PRLOGO
Los musulmanes que entraron en el siglo VIII en la Pennsula Ibrica
hablaban diversos dialectos que, junto al romance de los peninsulares, seinfluyeron mutuamente, de modo que hacia el siglo X exista ya un haz dialectal
en Alandals de caractersticas propias.
Este haz dialectal andalus tena ms rasgos lingilsticos comunes con
el rabe clsico que cualquiera de los dialectos modernos, lo que hace interesante
su estudio. Adems, y debido a la influencia del romance, el conocimiento del
andalus es muy importante para comprender mejor la cultura medieval de laPennsula Ibrica.
Todos estos factores movieron en el curso 198889 a la formacin de
un equipo de investigacin en e] Departamento de Estudios rabes e Islmicos dela Facultad de Filologa de la Complutense que, dirigido por el profesor Federico
Corriente Crdoba entonces catedrtico del Departamento, comenz a trabajarsobre Fuentes para el conocimiento del rabe andalus. El proyecto tena como
objetivos la reedicin y puesta al da de las principales fuentes andaluses, demodo que se consiguiera mejorar los conocimientos adquiridos acerca del dialectorabe andalus y su relacin con las lenguas romances peninsulares.
Dada la escasez de estudios realizados en este campo, el equipo se
propona tambin llevar a cabo un anlisis crtico de todas las fuentes existentes
de un modo global y sistemtico, y con unidad de criterio.
II
Quien presenta este trabajo se incorpor al equipo en el curso198990, con la esperanza de contribuir con su aportacin al estudio emprendido
un ao antes. Mi cometido seria realizar el anlisis lingiistico de los textos
andaluses y aljamiados contenidos en la obra de Wilhelm Hoenerbach:Spanisch-Islamische Urkundan aus dar Zeil dar Na~riden vid Moriscos. Para
ello me fue concedida por el Ministerio de Educacin y Ciencia una beca de
Formacin de Personal Investigador.
Tras varios aos de trabajo se presenta el resultado de la investigacinen el presente volumen, que a su vez se enmarca dentro de un futuro proyecto
de investigacin sobre los dialectos rabes occidentales, dirigido igualmente por
el profesor Federico Corriente, en la actualidad catedrtico de la Universidad de
Zaragoza.
u
0.1. CORRESPONDENCIA GRAFMICA RABE-CASTELLANO ACTUAL
alifbEtitijimhAxidildElrE =rziy =2sin~insEddAd =dti
1za
aynayn gfiqif1cMhm =1m!m = m
=n
hEwiw = u,wyE = i,y
VI
0.2. CORRESPONDENCIA GRAFMICA EN LOS DOCUMENTOS ALJAMIADOS
Consonantes:
alif = e
bE =
bE con
ti = t
ti = no se usa
jmjjm conhE = h
xa = x
dii = d
dEl = d
rl = r
rl con ta~d!d = rr
ziy = 2
sin = 9
5
in con taidid = s
sEd = s
did = d
ti = t
za = z
ayn =
ayn =
b
ta~d!d = p
ta~did = c
Ix
fi = f
qif = q
1ff = 1hm =
1Am con ta~dtd = 11
m!m = m
n~n = n
nun con
hA = h
wiw = u, w
yE = i. y
ta~did = n
Vocales:
fathah = afaQiah seguida de alif de prolongacin = elcasrah = 1
dammah = o, u
x0.3. ABREVIATURAS Y SIGLAS
a.: rabe antiguo.
AALR: Arabe andalus y lenguas romances.
c.: rabe clsico.
And.: Alandals.
eg.: egipcio.
GMT: Corriente, 1980c.
impftvo.: imperfectivo.
imptvo.: imperativo.
mr.: marroqu.
pftvo.: perfectivo.
pl.: plural.
sa.: sudarbigo.
sae.: sudarbigo epigrfico.
sg.: singular.
SU: SpanischJslamische urkunden ata der Na#riden vid Moriscos.
SK: A Grammatical Sketch of tite Spanish Arabic Dialect Bundie.
xl
0.4. SIGNOS
> c Encierran transcripcin grafmica, o sea, reflejan la grafa en que nosha llegado el texto.
II Encierran transcripcin fonmica, o sea, nuestra interpretacin de lasdiferencias articulatorias y acsticas de las que es consciente elhablante.Encierran transcripcin fontica, o sea, diferencias articulatorias yacsticas de que no tiene conciencia el hablante.
1 1 Encierran morfemas, o sea, segmentos fnicos en los que el hablantereconoce funcin, referencia o significado.
1 Indica opcionalidad entre los dos elementos que separa. Indica alternancia morfolgica, o sea, pertenencia a un mismo
paradigma de flexin, como sg. y pl., pftvo. e impftvo., etc. Indica equivalencia funcional o semntica, o sea, opcionalidad dentro de
un paradigma o sinonimia.+ Juntura abierta interna.
Juntura terminal o silencio.Deriva de.Deriva en.
K Consonante (cualquiera).y Vocal (cualquiera)0 Cero morfolgico o morfema cero, o sea, oposicin basada en la
ausencia de marca.1234 Consonantes de un morfema radical en el orden de su secuencia.
Representa la alif prosttica sin hamzah. Representa vocal larga o breve ausente. Representa separacin de palabras que en el texto aparecen unidas.
CAPTULO 1
MARCO HISTRICO
1.1. BREVES APUNTES HISTRICOS SOBRE LA ESPAAMUSULMANA
Hemos credo de inters comenzar esta Tesis doctoral dando unas
breves notas sobre la presencia histrica del Islam en la Pennsula Ibrica, las
diversas etapas por las que pas y el tipo de convivencia que se dio entre sus
componentes de poblacin a lo largo de ese tiempo; ello nos muestra las
influencias e interrelaciones mutuas que esa convivencia ocasion en todas sus
manifestaciones culturales, entre ellas la lengua. De ese modo dispondremos de
las coordenadas histricas necesarias para enjuiciar y analizar debidamente losdocumentos objeto del presente estudio y las interferencias lxicas que en ellosobservamos de las dos lenguas que coexistieron, el rabe y el romance.
1.1.1. CONQUISTA Y EVOLUCIN POLITICA DE ALANDALS
La conquista musulmana de la Pennsula Ibrica fue realizada por el
gobernador de Ifr!qiya Mflsi b. Nu~ayr, su lugarteniente TAriq b. ZiyEd y su hijoAbdalaztz en pocos aos, desde la batalla de Guadalete en el 711 hasta que hacia
el 718 fueron, segn suele afirmarse, rebasados los Pirineos tras la ocupacin de
Toledo, el valle del Ebro y las estribaciones de la Cordillera Cantbrica. Se
efectu sobre todo mediante capitulaciones o pactos con comunidades o nobleza
4hispanovisigodas.
En sus casi ocho siglos de existencia, Alandals pas polticamente por
diversas etapas. Los primeros aos fue un Emirato dependiente del Califatoomeya de Damasco, una provincia dirigida por gobernadores delegados de Damasco
o por el gobernador titular de AlqayrawEn. En esta etapa y durante buena parte
del siglo IIL/[X Los musulmanes se limitaron a ocupar los latifundioshispanovisigodos, manteniendo el sistema econmico de colonato imperante con
pocos cambios.
En el ao 755 un miembro de los Omeyas, el futuro AbdarrahmEn 1,
consigui escapar al exterminio de su familia realizado en Siria e Irak por los
AbbEses; tras superar muchas dificultades lleg a Africa, y ayudado por la tribu
bereber magreb de los Nafza, de la que proceda su madre, cruz el Estrecho y
en poco tiempo venci a sus oponentes, entrando en Crdoba y proclamndose
emir de Alandals. Durante ms de siglo y medio el Emirato omeya de Alandals
consolid su personalidad poltica y puso las bases de la arabizacin estatal, para
lo cual hubo de luchar contra diversos movimientos insurreccionales Arabes,
bereberes y mulades2. Esta etapa poltica termin con el restablecimiento de laautoridad real y la pacificacin de Alandals por AbdarrahmAn III. Mientras, los
cristianos recuperaron diversas plazas, como Pamplona, Gerona y Barcelona, que
en el ao 801 pas definitivamente bajo dominio franco.
La reputacin alcanzada por AbdarrahmEn III en sus hazaas guerreras
y el poder de Alandals animaron al emir a seguir el ejemplo de sus antepasadoslos Omeyas de Damasco, y en el ao 929 se proclam califa y prncipe de las
creyentes. La etapa que sigui fue el perodo de mximo apogeo econmico,
poltico y cultural de Alandals, gracias a la fuerte personalidad de sus dirigentes
5AbdarrahmEn III, Alhakam II y Almansur. El primero unific Alandals,
recuperando Badajoz y posteriormente Toledo y Zaragoza, es decir las tresMarcas, adems de otros enclaves interiores, en una ofensiva contra los linajesrebeldes mulades y rabes y bereberes, y estableci relaciones diplomticas con
el emperador de Bizancio, el germnico y el conde franco de Barcelona. Al final
de su reinado leg a su hijo Alhakam II un estado pacfico y prspero. Con steAlandals destac como uno de los ncleos ms activos de la civilizacin
musulmana; los cronistas rabes medievales han dejado testimonios del carcterpacifista y brillante de su reinado.
Pero su sucesor Hi~Em II era un joven incapaz. Por ello se hizo con lasriendas del poder un poltico de gran talento, Muhammad lbn Ab! Amir,
Almans~r, que se puso al frente del gobierno del califato en calidad de ~i&jib omayordomo. Enseguida termin con las intrigas e influencia de los eslavos
cortesanos, fren la expansin cristiana entrando en Santiago, Len, Barcelona y
Pamplona, y en el norte de Africa domin la ruta del oro de Sudn, lo que
permiti un extraordinario desarrollo comercial. El Emit mora en 1002,
habiendo conseguido extender la influencia poltica de Alandals hasta la
Berbera occidental.
Pero los mercenarios bereberes que haba trado del Norte de Africa
para reforzar el ejrcito califal formaron un grupo activo, que pronto seenfrent a los andaluses y a los grupos eslavos. Los disturbios que siguieron
provocaron un perodo de grave agitacin y precipitaron la desintegracin de
Alandals. Los representantes de las grandes familias cordobesas decidieron
suprimir definitivamente el Califato Omeya, que a partir del ao 1031 sera
administrado por un consejo de notables. Por tanto la cada del Califato se debisobre todo a la impotencia del poder central frente a los elementos tnicos
6importados, en los que se haba apoyado hasta haca poco, es decir, rabes,
bereberes y eslavos.
En 1031 Alandals se disgreg en una veintena de pequeos estados de
ms o menos efmera existencia, al frente de los cuales se pusieron reyezuelos,
los mulk aqaw&if (los reyes de taifas), de origen arabigoandaluz, bereber oeslavo, que se mantuvieron en discordias internas constantes. En el reparto, los
bereberes antiguos se quedaron con extensos territorios por las Marcas Media e
Inferior (Toledo y Badajoz); los bereberes nuevos slo conservaron la Marca deGranada; los ~aq&libah o eslavos tomaron los bordes orientales (Murcia, Almera,Denia...) y las Baleares, y finalmente los andaluses mulades y rabeshispanizados permanecieron en Zaragoza, Crdoba, Sevilla y otros enclaves.
La vida poltica de las taifas fue en general poco brillante, y las
continuas luchas fronterizas que les enfrentaban fueron aprovechadas por los
reyes cristianos para imponerles fuertes tributos, lo que precipit su decadencia
econmica. Pero poco a poco las taifas ms ricas y poderosas absorbieron a los
pequeos estados satlites, demasiado dbiles para oponrseles3. A pesar de todofue imposible la reinstauracin de la unidad andalus, y desde 1055 la reconquista
tom nuevos bros, lo que oblig a los reyes de taifas de Badajoz, Sevilla yGranada a pedir ayuda al sultn almorvide Ysuf Ibn TEiuf!n; mediante su ayuda
consiguieron sobre los castellanos la victoria de Azzallqa o Sagrajas en octubrede 1086.
Sin embargo Azzalliqa fue una victoria sin consecuencias duraderas, y
los reyes de taifas continuaron obligados a firmar convenios con los cristianos
para sobrevivir. Ello provoc de nuevo la intervencin del emir almorvide que,
decidido a conquistar todo Alandals, en 1094 lo dominaba entero, excepto el
7reino independiente de Valencia, creado por Rodrigo Din de Vivar; tras su
conquista en 1102 y la cesin de Zaragoza por ]os hldes en 1110, todo Alandalsqued bajo dominio almorvide. Entonces discurrieron unos decenios en que elimperio almorvide prob que su centralismo tampoco lograba subsistir, pues las
conquistas cristianas siguieron avanzando, y los andaluses empezaron a alzarse
contra los almorvides.
Tambin aprovecharon esta decadencia los almohades, bereberes de la
familia de los Masm da, que en pocos aos se apoderaron de todo el norte de
Africa y, tras pasar el Estrecho en 1146, extendieron poco a poco su poder por
todo el suelo andalus y las Baleares. Pese a que los cristianos les derrotaron en
1212 en la decisiva batalla de Las Navas de Tolosa, durante dos dcadas an
ejercieron su poder, cada vez ms precario, sobre un Alandals de nuevo divididoen pequeos estados independientes; tras una serie de sublevaciones, Muhammad
b. Y~suf b. Nasr fue proclamado sultn en 1232, comenzando la dinasta Nasr con
Muhammad 1. Mientras las conquistas cristianas avanzaban, de modo que en 1225tomaban Sevilla y Murcia e imponan tributo a Valencia.
El primer nasr extendi rpidamente su autoridad a Jan, Porcuna,
Guadix, Baza, y en 1237 tomaba Granada, convirtindola en la capital del
naciente Emirato; despus fueron conquistadas Almera y Mlaga.
Pero tambin los cristianos reaccionaron, y tras la rpida reconquista
de varias plazas, en 1246 Muhammad 1 se vio obligado a firmar capitulaciones con
Fernando III en las que aceptaba reconocerle como rey y pagarle un elevado
tributo. Por tanto el reino de Granada slo pudo existir, y en principio, como
vasallo de los cristianos en difcil situacin.
eEste ltimo reino musulmn se extenda por las actuales provincias de
Granada, Mlaga y Almera, estaba limitado al Sur por el Mediterrneo desde
Gibraltar hasta Almera y al Norte era defendido por la muralla de montaas de la
Serrana de Ronda y la agreste sierra de Elvira. A raz de la firma del tratado de
paz entre Fernando III y Muhammad 1, y debido al avance de la reconquista,
numerosos andaluses buscaron refugio en Granada, siendo preciso construir el
barrio del Albaicn para acogerlos. El rey fij su residencia en la antiguafortaleza zir de la Alhambra, y durante las dos dcadas de paz que siguieron se
dedic a imponer su autoridad en el reino e instaurar el orden pblico,
erradicando el pillaje y la rapia. La vida en el reino fue tranquila hasta finalesdel siglo XIV, alterada nicamente por las incursiones cortas y las correras de
rapifla producidas entre musulmanes y cristianos, buscando botn de guerra en
cosechas y rebaos; pese a todo, segn la historiadora Rachel Ari las relaciones
comerciales entre Granada y Castilla eran excelentes4, y los sbditos granadinos a
menudo pasaban a las tierras colindantes con sus ganados, cereales, panes o aceite
para comerciar con los cristianos.
Pero a principios del siglo XV la reconquista se reanud, animada por
dos motivos a cual ms importante: de una parte el reino nasr sufri una serie
de graves crisis internas, y tras la guerra civil desencadenada por los Ban~ SarrEj,los Abencerrajes de la leyenda, qued arruinado y su rey sin autoridad, lo quepropici conspiraciones y asesinatos constantes; y de otra parte Castilla vivi
una etapa de desarrollo econmico y demogrfico que posibilit la reanudacin de
las hostilidades. Adems en 1469 se casaban Isabel de Castilla y Fernando de
Aragn, que tras consolidarse en el trono aunaron fuerzas para presentar batalla
al ltimo enclave musulmn de la Pennsula Ibrica. Por tanto las luchas internas
entre los miembros de la familia real nasr y el fortalecimiento de los reinos
cristianos acabaron con el poder musulmn en la Pennsula el 25 de abril de 1491,
9cuando el rey Boabdil, tras un doloroso asedio de la ciudad de Granada, firm en
Santa Fe los tres documentos que contenan las capitulaciones. El 2 de enero del
ao siguiente entreg las llaves de la fortaleza y abandon Granada con su
familia. El da 6 los Reyes Catlicos entraban en la ciudad y organizaban all su
administracin. Granada fue repartida entre los grandes caballeros e hijosdalgoque sirvieron en su reconquista, adems se realizaron donaciones menores, por
vida y sin jurisdiccin, y se concedieron posesiones y juros a las iglesiascatedrales, parroquias, conventos, etc. Finalmente la mayora de las familias
granadinas importantes que no emigraron a Africa fueron obligadas a vivir en las
alqueras que posean en el campo o en los arrabales de la ciudad, por lo que en
opinin de Caro Baroja slo quedaron en Granada los musulmanes plebeyos, sobrelos que caan nuevos amos con enormes ansias de riqueza, sin ningn tipo de
consideracin moral o religiosa5.
Por las capitulaciones se permita a los granadinos conservar sus
caballos y sus armas excepto las de fuego, y se les reconoca el derecho a seguir
orando en sus mezquitas, conservar su religin, sus jueces, as como sus usos ycostumbres; de igual modo sus posesiones seran respetadas en gran parte6.
1.1.2. DEMOGRAFIA Y SOCIEDAD EN ALANDALS
Los musulmanes que entraron en la Pennsula Ibrica en el 711
debieron ser poco numerosos, pues con TAriq desembarcaron, segn se calcula,
unos 7.000 hombres, a los que poco despus se unieron unos 5.000 bereberes mas.
Al ao siguiente MtisA pas el estrecho con un ejrcito de 18.000 hombres, lamayora rabes entre los que haba algunos jefes qaysies .y yemenes; y en losaos siguientes fueron pasando diversos grupos, ya bereberes, ya rabes, de modo
lo
que a la llegada de AbdarrahmEn en 756 la poblacin rabe formaba uncolectivo de unos 50 a 60.000 hombres, inmersos en una poblacin de unos 56
millones de hispanovisigodos, de los que apenas medio milln debi refugiarse en
los reinos cristianos del Norte, a mediados del siglo IX. Por tanto suponemos que
en el momento de mximo esplendor, el Califato de Crdoba en el siglo X,
Alandals debi tener unos siete millones de habitantes7.
Esta poblacin era tnicamente muy variada, pues estaba formada por
la minora rabe, organizada tribalmente en grandes latifundios en el valle del
Guadalquivir; los mercenarios bereberes, que formaban el grueso de los ejrcitoscalifales y que se asentaron en la Meseta, donde se adaptaron mal y practicaron
una ganadera itinerante; los judos, extendidos por todas las ciudades dondeejercan oficios como artesana de la plata y oro, el comercio, la usura, etc.; loseslavos y otros grupos minoritarios trados de Europa central y oriental, llamados
saqalibah o esclavones, hechos cautivos para luego venderlos en el mundo
musulmn e incluso en el Imperio Bizantino para esclavos palaciegos; ocuparon
importantes cargos en el ejrcito y no se mezclaron mucho con el resto de lapoblacin andalus, lo que explica que a la desintegracin del califato formaran
su propia taifa en la parte Oriental de Alandals; los negros trados de Sudn por
la trata; y por ltimo los hispanovisigodos, que formaban la mayora de la
poblacin y que adoptaron dos posturas distintas frente a la nueva situacin: de
integracin religiosa, cultural y econmica total los mulades, o de
mantenimiento de las formas religiosas y culturales hispanovisigodas, bien que
fuertemente arabizados por el contacto cotidiano los mozrabes, cuya
influencia cultural en los estados cristianos del Norte fue profunda.
Estos grupos tnicos vivieron durante toda la Edad Media sin
estructurarse slidamente como una sociedad feudal, estamental; para los juristas
11
musulmanes la condicin jurdica bsica es la libertad, de lo que se deduce que laesclavitud era una condicin excepcional. Por tanto en la sociedad andalus se
distingue entre hombres libres y esclavos. Entre los primeros hemos de admitir,
si no una sociedad estamental, s al menos una cierta estratificacin de hecho, al
existir la nobleza de sangre, la que desciende de] Profeta, que tiene ciertosprivilegios; tambin se insinuaron algunas formas latifundistas y de relacin con
el Estado en el caso de los militares sirios, que al establecerse en el sur de la
Pennsula recibieron tierras de sus seores en beneficio como pago de sus
servicios.
Partiendo de la nocin de categora social, y no de la de clase social, en
general la sociedad musulmana del siglo X se divida en cuatro grupos principales:
en lo ms alto de la pirmide se situaba la aristocracia o xusah, la nobleza desangre, que comprenda a los patricios de origen rabe y los parientes ms o
menos lejanos del soberano en el poder, y la nobleza de servicio, es decir los jefesmilitares o altos funcionarios bereberes o eslavos, que haban accedido a puestos
elevados en el Estado; la burguesa urbana, integrada por los pequeos
funcionarios, artesanos, oficios liberales, comerciantes, etc., pero que a
diferencia de la burguesa de la Edad Moderna no lleg a tener conciencia de clasey se someti fcilmente al poder del Estado; la plebe urbana o
mmah, tnicamente variada, que proceda en general de la emigracin
campesina, cuya adaptacin a la ciudad fue traumtica y origin violentas
sublevaciones; fue la mano de obra barata de las ciudades y en tiempos de los
Omeyas se compona casi exclusivamente de artesanos y jornaleros bereberes,muwalladfln y libertos, mozrabes y judos de igual condicin que llevaban unavida miserable; finalmente, y ocupando la base de la pirmide social, estaban los
mulades campesinos, de los que slo sabemos que vivan dependientes de los
patronos nobiliarios, y los esclavos, que tambin trabajaban el campo en
12
condiciones muy duras pero que podan jugar un importante papel en la ciudad,donde eran fcilmente manumitidos por sus seores.
La estructura social descrita era fuente de continuos conflictos
sociales, pues mientras por un lado la nobleza de sangre y la de oficio se
enfrentaban por el poder o contra el poder central, por otro los musulmanes
viejos ricos los primeros en llegar se enfrentaban a los musulmanes nuevosmulades pobres con menor consideracin social y expuestos a pagar todos los
impuestos.
1.1.3. CONQUISTA CRISTIANA Y POSTERIOR REPOBLACIN
La resistencia cristiana a la presencia musulmana se empez a
organizar en el norte de la Pennsula. El proceso de conquista de las tierras y su
consiguiente repoblacin se puede esquematizar cronolgicamente en dos etapas:
a) los orgenes de los estados cristianos
13
La descomposicin de Alandals en pequeos reinos de taifas de escaso
poder militar a principios del siglo V/XI cambi todo el sistema repoblador y
defensivo, pues en un primer momento los musulmanes se vieron obligados a
pagar tributos (parias) a los reinos cristianos para comprar su proteccin, lo querepresent una sustancial llegada de oro a Len, Pamplona o Barcelona, que se
utiliz en parte para formar una importante caballera debidamente armada y
eficaz en las expediciones fronterizas. Con ella la presin cristiana aument, y
los reyes de taifas terminaron pidiendo ayuda norteafricana, almorvide primero
y almohade despus, para poder resistir.
1.1.3.2. Consoldacln de las conquistas. Desde mediados del siglo
V/XI los cristianos comenzaron a ocupar tierras densamente pobladas por
musulmanes. Durante todo un siglo, hasta mediados del VI/XII, ocuparon bases
estratgicas, rompiendo las comunicaciones de Alandals y venciendo a los
almorvides. En esta fase se consolid la ocupacin de la parte meridional del
valle del Duero y se repoblaron los valles del Tajo y del Ebro. La repoblacin delvalle del Duero se realiz por hombres libres, nobles, prfugos... que recibieron
de los monarcas amplios fueros al ser zonas poco habitadas y peligrosas por su
proximidad a la frontera. Se concentraron en grandes trminos municipales
(Salamanca, vila, Soria, Seplveda...), dedicndose a la ganadera y a laagricultura y comprometindose a armar milicias concejiles para su defensa y lasmesnadas reales.
Tras la derrota definitiva de los almorvides, la mayor parte de la
poblacin indgena musulmana del valle del Tajo fue expulsada y la repoblacin serealiz con el mismo carcter concejil con amplios fueros que la del valle delDuero, pues ahora se consideraba zona peligrosa al ser fronteriza; as fueron
4
ocupadas Toledo, Guadalajara, Talavera, y otras plazas. En ellas los musulmanes,ahora denominados mudhjares, fueron poblacin minoritaria.
En cambio la repoblacin del valle del Ebro se realiz manteniendo
mayoritariamente a la poblacin musulmana indgena. All hubo dos variantes en
la repoblacin: los ncleos urbanos del valle (Zaragoza, Tudela, Lrida, Tortosa)sin ningn peligro y los ncleos peligrosos fronterizos, existentes o nuevos(Calatayud, Belchite...). En base a las capitulaciones la poblacin musulmana delos primeros fue trasladada a barrios extramuros, conservando sus tierras de
cultivo, mientras que los cristianos colonos ocuparon el centro de la ciudad y
recibieron tierras yermas; en cambio para repoblar los segundos ncleos se
concedieron fueros o cartas pueblas para atraer a todo tipo de gente.
Desde 1150 hasta 1212 las luchas se realizaron contra los almohades,que fueron vencidos definitivamente en Las Navas de Tolosa. En esta fase se
ocuparon el alto Guadiana (La Mancha) y los cursos altos del Turia y Jcar, cuyastierras fueron repartidas entre las tropas permanentes rdenes Militarescreadas para defenderlas; las recibieron en latifundios y las dedicaron casi
exclusivamente a la ganadera.
A partir de 1212 y hasta mediados del siglo se desarroll la penltima
etapa de la conquista cristiana, en la que junto a las mesnadas de los nobles, a lasOrdenes Militares y las milicias concejiles intervinieron las primeras marinas deguerra. Ello facilit la rpida conquista por parte de Castilla de casi toda
Extremadura, Murcia y el valle del Guadalquivir con Sevilla, y que Aragn
hiciera lo propio con el reino de Valencia y las Baleares. A partir de entonces y
durante 200 aos se paralizaron los avances cristianos, reducido Alandals al reino
de Granada. En todas las tierras ahora recuperadas se opt por mantener a la
15
poblacin musulmana como antes se haba hecho en Aragn, debido a la escasa
demografa de los reinos conquistadores y la extensin de las tierras conquistadas.
Tras el proceso de unificacin de todos los territorios que formaban el
reino de Len realizado por Castilla en el siglo XIII, durante los dos siglos
siguientes la Pennsula Ibrica permaneci dividida en cinco reinos: Portugal,
Castilla (que abarcaba Galicia y todo el Norte hasta Navarra, Len, Castilla,Extremadura y Murcia hasta Granada), la Corona de Aragn
16
no hizo sino aumentar sobre el papel a medida que se acercaba el final de la
guerra.
Pero pronto los mudjares comprendieron que muchas de lascapitulaciones eran letra muerta, por lo que un extraordinario malestar se
extendi entre ellos; este malestar culmin en la sublevacin del Albaicn de
Granada cl 18 de diciembre de 1499, cuando el cardenal Cisneros les impuso laconversin forzosa. Una oleada de sublevaciones se extendi rpidamente por
diversos lugares de Andaluca, que pese a la resistencia terminaron con la
conversin en masa de todos los musulmanes en 1501. A partir de entonces se lesempez a denominar cristianos nuevos o moriscos. En opinin de A. Domnguez
Ortiz y B. Vincent ese ao marc el principio del fin de la convivencia entre
ambas culturas9.
Por su parte los mudjares de Castilla haban vivido pacficamente enlas moreras, bajo la proteccin real, desde que se reconquist esta zona; y pese asoportar determinadas medidas de segregacin se les haba respetado en su culto.
Pero los sucesos de Granada movieron al rey a promulgar una real cdula el 12 de
febrero de 1502 por la que tambin a ellos les obligaba a convertirse o emigrar.10
Casi todos se convirtieron
En los aos siguientes se comprob lo equivocado de la medida, pues
los cristianos creyeron que se hablan ido los musulmanes irrecuperables y que se
hablan quedado quienes sinceramente estaban dispuestos a aceptar el
cristianismo; en tanto que los moriscos creyeron que les dejaran en paz slo conbautizarse, lo que pronto comprobaron no sera as. En consecuencia se abri
entre ellos un abismo de incomprensin e incompatibilidad que se agrandaba con
el paso del tiempo. Entre 1511 y 1526 se promulgaron diversas cdulas tendentes a
17
destruir las peculiaridades de la cultura morisca en un empeo de aculturacin
total, pues se pronunciaban sobre la indumentaria, los libros rabes, forma de
sacrificar las reses, etc. El proceso culmin con la celebracin de una juntaconvocada en Granada por iniciativa regia en 1526; las conclusiones aprobadas en
ella aspiraban a la desaparicin de todo particularismo morisco, pues prohiban la
utilizacin de vestidos, alhajas o cualquier otro smbolo de pertenencia al Islam,as como el empleo del rabe hablado o escrito; un tribunal de la Inquisicin se
encargara de castigar cualquier infraccin de las reglas dictadas11. Por tanto,
afirman Domnguez Ortiz y Vincent en su obra citada, a partir de entonces se
vio que no se trataba del rechazo al infiel, sino siemplemente del rechazo al
otro, al diferente.
Todas estas medidas impuestas a los moriscos castellanos hacan temer
a los mudjares de la Corona de Aragn otras similares para ellos. Pese a que susprotectores, los nobles, exigieron garantas de su permanencia, que fueron dadas
por el emperador Carlos 112, a nivel popular el antagonismo entre las dos
comunidades era muy vivo; en Valencia el movimiento de las Germanas sirvi
de detonador, y entre 152122 los agermanados mostraron sus sentimientos
antimudjares de forma violenta, planteando el problema con toda su gravedad.En otras zonas de la Corona de Aragn, finalmente fueron obligados a
convertirse antes del 8 de diciembre de 1525, pese a la proteccin de los seores.
Tras largas conversaciones, mediante el pago de 40.000 ducados (unos 80 millonesde pesetas actuales) consiguieron que se les permitiera seguir usando su lengua yvestidos, reconocimiento de los matrimonios consanguneos ya consumados,
cementerios propios e igualdad fiscal con los cristianos viejos durante otros 10 13anos
18
Despus de esto los moriscos aragoneses permanecieron tranquilos, no
as los valencianos que protagonizaron algunas revueltas. Pese a todo, a partir de
1526 pareca que todas las ambigiiedades haban desaparecido, pues en teora noquedaba ningn musulmn en suelo espaol. Entonces Carlos 1, que en opinin de
Domnguez Ortiz no era fantico14, al tener conocimiento durante su estancia
en Granada en 1526 del trato vejatorio a que eran sometidos los moriscos, mitigla dureza de las prescripciones que pesaban sobre ellos y que haban sido
aprobadas por una junta celebrada ese mismo ao en esa ciudad, con la firma deunas cdulas tendentes a moderar la situacin ~ Gracias al pago de un donativo
morisco suspendi durante 40 aos las rdenes que les prohiban cualquier
demostracin de su cultura islmica, y la Inquisicin, tanto en Granada como en
Valencia y otras regiones, no fue esos aos tan rigurosa con ellos como con los
judaizantes y los protestantes; por tanto se vivi un perodo de relativatranquilidad, en que ambas comunidades convivan pacficamente. Pero la
poltica dilatoria del emperador, cuyo reinado puede considerarse de transicin,
termin definitivamente entre 155568 con Felipe II, cuando fue denegada a losmoriscos la renovacin del Edicto de gracia de Carlos 1.
Efectivamente, tras la abdicacin de su padre, Felipe II tom las
riendas del pas, ahora hostigado en el Mediterrneo occidental por turcos y
berberiscos. Cada vez era ms difcil defender las posesiones espaolas en
16, e incluso la misma Espaa se vea amenazada, pues los moriscosaparecan como un posible grupo de apoyo al enemigo en el interior, ya que eran
conocidos los constantes contactos entre stos y Constantinopla17. Adems en el
interior proliferaban los bandoleros moriscos, sobre todo en Aragn donde eran
apoyados por los hugonotes franceses que huan de su pas ~ y en Andaluca,donde los monfes eran apoyados por sus compatriotas moriscos.
19
Por tanto, si bien el perodo de tolerancia que se abri en 1526 sepuede encuadrar dentro de lo que Pierre Chaunu califica de poltica
aperturista19 del gobierno espaol, la nueva situacin de creciente peligro para
los cristianos trajo de nuevo la represin, y coincidiendo ms o menos con lasubida al trono de Felipe II, a partir de 1555 ninguna transaccin pareca ya
posible para los disidentes. El rey, preocupado por la tenencia de armas de
potenciales enemigos en el interior, permiti a la Inquisicin de Aragn un
primer intento de desarme en aquella zona, si bien la oposicin de los seores
hizo fracasar la medida20; en 1563 eran desarmados los moriscos de Valencia, ydos aos ms tarde los granadinos, pero pronto se descubri que los de Calatayud
y Villafeliche fabricaban armas para sus correligionarios valencianos21. En esta
escalada de represin, en 1560 eran revisados en Granada los lmites de las fincasy todos los ttulos de propiedad, siendo expropiadas todas las que carecan de
ellos2 2~ Parece que unas 100.000 Has. cambiaron de dueo por esta causa. Elproceso culmin en 1567 con la publicacin de una serie de medidas tendentes a
suprimir la ms mnima manifestacin cultural musulmana. Fue la chispa que
provoc la guerra de Granada de 156870.
La guerra de guerrillas que se desarroll esos dos aos fue unmovimiento esencialmente rural, pues all el proceso de aculturacin haba
profundizado menos23, y demostr que la organizacin social ancestral de los
moriscos permaneca viva, pues funcion a la perfeccin durante todo el proceso.
Adems evidenci el sentimiento de odio existente entre ambas comunidades, y
fue en resumen la expresin de la desesperacin de una minora que quera
conservar su identidad. La guerra arruin a Granada y, como afirma Domnguez
Ortiz, cay definitivamente el foso que separaba las dos civilizaciones y supuso
el fin de la ilusin de convivencia y comprensin recprocas.
20
El 1 de noviembre de 1570 unos 50.000 granadinos vencidos fueronreunidos para ser dispersados posteriormente por las dos Castillas, Andaluca
occidental y Extremadura. La terrible deportacin dur unos dos meses, durante
los cuales muchos murieron vctimas del agotamiento y las enfermedades24.Fueron llevadas a Sevilla 5.500 personas, 21.000 a Albacete, 12.000 a Crdoba y
6.000 a Toledo. De esos puntos los repartieron de nuevo por numerosos pueblos, a
fin de hacer la dispersin lo ms amplia posible. Ms tarde se reuni a losgranadinos que se haban escondido en noviembre, y fueron trasladados a los
Campos de Montiel y sobre todo Andaluca occidental. En total unas 80.000
personas haban sido arrancadas de sus hogares y dispersadas para que se
asimilaran a la poblacin cristiana. Esta fue la consecuencia principal de la
sublevacin, y el hecho supuso el corte ms brusco en la historia de los moriscos.
A partir de entonces los dos grupos existentes en Espaa tomaron conciencia de
todo lo que les separaba: todo morisco resultaba sospechoso y a la inversa, todo
cristiano era mirado por los moriscos como un posible delator. En tales
circunstancias, de una y otra parte slo se crea en las soluciones radicales, y la
idea de la expulsin empez a considerarse.
A partir de entonces la convivencia fue muy difcil entre los dos
grupos, pues los moriscos se rebelaban constantemente, sin perder la esperanza de
volver un da a sus tierras de Granada, y los cristianos aplicaban una poltica de
radical y cruel aculturacin. En 1571 se procedi a un nuevo reparto de moriscos
granadinos por las dos Castillas, y en 1575 se desarm a los aragoneses.Finalmente en 1585 hubo que deportar de nuevo a Extremadura a un grupo de
granadinos; estos fueron los ltimos moriscos que emprendieron un xodo
forzado, antes del episodio final de 160925.
Pero los moriscos continuaban irreductibles, por lo que la idea de la
21
expulsin se fortaleca. Adems en 1598 se firm con Francia la paz de Vervins,
primera etapa hacia la paz general con el pas galo, lo que hizo a la aristocracia
propietaria de Aragn y Valencia principal defensora de la permanencia en
Espaa de la laboriosa mano de obra morisca plantearse los beneficios que
obtendra sustituyendo a sta por nuevos colonos26. A partir de ese momento la
suerte de los moriscos estaba echada27.
Ese ao 1598 Felipe III suceda a su padre Felipe II; al monarcapersonalista, autoritario, de fuerte personalidad y gran capacidad de trabajo y dereligiosidad militante y convencida de que Dios haba puesto en sus manos la
responsabilidad de su iglesia en cuanto institucin temporal, suceda otro blando,
pacifista, influenciable y de una religiosidad emocional, sin contenido
intelectual, muy tpica del siglo XVII. En una monarqua absoluta la ltima
decisin pertenece siempre al rey, por ello hay que analizar su psicologa y las
influencias que sobre l se ejercieron para comprender por qu Felipe III tomuna decisin ante cuya gravedad retrocedi su padre. Las razones de la expulsin
no estn claras, pues el espritu rebelde de los moriscos y el posible peligro
poltico eran los mismos que siglos antes; en consecuencia se barajan desde lainfluencia de la mal entendida piedad de la reina Margarita hasta la opinin del
Consejo de Estado28. De cualquier manera, consideramos, como el historiadorfrancs F. Braudel, que el caso morisco es un ejemplo tpico de minorasociocultural, no racial; partiendo de esta base, el prestigioso investigador afirma
que Espaa expuls a aquella minora ante todo porque el morisco permaneci
inasimilable... No por odio de raza sino de civilizacin, de religin. Y la
explosin de este odio, la expulsin, es la confesin de su impotencia29
El 4 de abril de 1609 el Consejo de Estado - decidi expulsarlosamparndose en la seguridad nacional. El bando de expulsin de los primeros
22
moriscos los del Reino de Valencia, se hizo pblico el 22 de septiembre, y en l
se daban tres das de plazo para que todos se concentraran en el lugar que se les
indicase, llevando lo que pudieran de sus bienes. Los que escondieran o
destruyeran aquellos bienes que no pudieran transportar seran reos de muerte,
por cuanto 5. M. ha tenido por bien hacer merced de estas haciendas, races y31
muebles que no puedan llevar consigo, a los seores cuyos vasallos fueran
Debido a la dispersin geogrfica realizada en 1570, en el momento de
la expulsin haba en Valencia 140.000 moriscos de seoro, de los que salieron
unos 130.000. En Castilla slo eran una minora dispersa, en su mayor parte no
sujeta a seores; en el antiguo reino de Granada quedaban muy pocos, pues antesde la guerra de 1568 eran unos 120.00032 que representaban el 43% del conjuntode la poblacin del reino, concentrados en la vega de Granada, las Alpujarras,Almera, Guadix y Baza y el valle del Almanzora; escaseaban en las ciudades,
dominando los campesinos, dueos de su tierra y de su propia persona (losseoros en Granada slo abarcaban al 11 12% de la poblacin). Pero tras laguerra fueron diseminados como vimos. En cambio en Extremadura eran
bastantes aunque dispersos; entre Castilla y Extremadura seran unos 115.000 enel momento de la expulsin, pues haban entrado muchos a raz de la guerra de
Granada. Finalmente los de Aragn, unos 70.000, eran a veces mayora absoluta
en zonas de regado, sobre todo a lo largo del Ebro y sus afluentes de la derecha,
Huesca, en torno a Albarracn y al oeste de las comarcas de Borja y Tarazona.Algunas ciudades como Zaragoza, Teruel, Albarracn y Calatayud tenan un barrio
morisco extramuros33, y casi todos vivan sometidos a un rgimen seorial. All
estaban poco asimilados, pues sus relaciones con la mayora cristiana eran malas;
no obstante eran pacficos y usaban poco la lengua rabe, pues muchos incluso la
ignoraban; pese a todo el 29 de mayo de 1610 se haca pblica la orden de
expulsin, vindose obligados a salir unos 60.818 ms los que lo hicieron
23
clandestinamente. En cuanto a la expulsin de los catalanes se decret a la vez
que la de los aragoneses, pero su repercusin fue mnima ya que slo alcanz a
unas 6.000 personas. El grueso de la operacin termin el 1610 en toda Espaa, si
bien durante tres aos ms se continu expulsando moriscos. En total salieron
unos 272.140, de los cuales 135.000 eran valencianos, 60.818 aragoneses, unos 4.000
catalanes, 44.625 de Castilla y Extremadura, 13.552 de Murcia, casi 30.000 deAndaluca occidental y 2.026 de Granada. La cifra ms real debe ser unos 300.000,
pues hay que aadir las salidas clandestinas y las lagunas de documentacin
Peso a la rigidez de la expulsin, parece que quedaron moriscos en
lugares como Plasencia, Trujillo, Mrida, Ocaa o Talavera, aunque desde luegodebieron ser pocos; por ello podemos afirmar que el Islam en la Pennsula Ibrica
finaliz en 160914, aunque su supervivencia a titulo individual o de pequeos
grupos fue tenaz. Para los que quedaron, con Felipe IV se inici una era de35
templanza y olvido
1.1.5. SOCIOLOGA DE LOS MORISCOS. VIDA COTIDIANA
Es hora de que aclaremos conceptos, por tanto de preguntarnos qu
entendemos con el vocablo morisco. Pues antes de extendernos en el estudio del
grupo humano al que define, conviene delimitar y aclarar el concepto, labor que
el historiador Mkel de Epalza realiza con gran precisin al enfocarlo desde dos
puntos de vista complementarios: la hispanocntrica entiende por morisco a un
grupo especfico de la sociedad peninsular, diferenciado por su origen islmico y
su forma de vida musulmana, cuya especificidad se estudia en funcin de su
integracin en el conjunto de la sociedad espaola. . En cambio la visinislamolgica lo considera como el ltimo grupo musulmn de Alandals, inserto
24
en la sociedad hispnica que le es hostil porque es diferente; aqu lo islmico y36
andalus es lo central, y la sociedad espaola europea es su circunstancia vitalEn cualquier caso era una minora diferenciada, rodeada de una sociedad que la
rechazaba por su tesn en mantener esas diferencias y conservar su modo de vida.
1.1.5.1. Profesiones y nivel de vida
Los moriscos se mantenan al margen de la sociedad estamental que les
rodeaba, no slo por motivos ideolgicos y polticos, sino porque les separaban de
ella profundas diferencias orgnicas; de una parte el clero dentro del Islam nunca
fue una clase bien diferenciada, y tampoco exista la nobleza; adems no haba
entre ellos una jerarqua reconocida, privilegios legales ni vnculos dedependencia. Los nicos criterios de diferenciacin social eran los dimanantes de
la riqueza y de las profesiones, por lo que podramos llamarla sociedad clasista si
el conjunto no estuviera tan degradado y oprimido que haca imposible unaverdadera contraposicin de clases; profesionalmente se daban varios niveles de
formacin y riqueza, pero con diferencias mucho menos acusadas que en la
sociedad estamental e incluso que en las posteriores sociedades clasistas.
Las fuentes contemporneas les caracterizan como trabajadores yesforzados, y su distribucin sectorial era la siguiente: predominaba
absolutamente el sector primario, prcticamente reducido a la agricultura, sobre
todo la de regado donde desplegaban todas sus facultades de paciencia, destreza
y laboriosidad, aunque no por ello faltaba el secano; un sector secundario
importante aunque mal estructurado, y un terciario con pobre representacin de
los estratos superiores, en el que aparecen abundantemente representados el
pequeo comercio y el transporte. Por su parte los moriscos granadinos
destacaban sobre todo en las labores de cra del gusano de seda.
25
Casi toda la poblacin morisca de Aragn practicaba el regado en el
valle del Ebro y sus afluentes, y lo ms llamativo en ella era cmo aprovechaba
arroyos, cavaba pozos y labraba minas para buscar agua con que regar hondonadas
y bancales. En cambio en Castilla y Andaluca los labradores escaseaban, pues los
campos de estas zonas no eran propicios a la agricultura de regado. Con
frecuencia eran simples braceros, jornaleros37, pues en las tierras latifundistasles resultaba difcil acceder a la propiedad de la tierra, e incluso como jornalerossu papel era minsculo; pese a todo, en esas tierras el campesino morisco tpico
era el arrendatario o el pequeo propietario, y en muchos pueblos de
Extremadura haba muchos labradores de secano, aunque siempre que el medio
fsico se lo permita se volcaban en la horticultura.
En cuanto al sector secundario, pese a su fama de pueblo rural es
posible que los moriscos contaran con tantos o ms artesanos que los cristianos;
por ejemplo, parece que en el Norte se desarrollaban principalmente artesana,horticultura, pequeo comercio y servidumbre38, y entre los artesanos muchostrabajaban la piel, la madera, el hierro y la cermica. Tambin impuls a lasocupaciones artesanales la dispersin de los moriscos granadinos, pues muy pocos
de ellos pudieron adquirir tierras en los lugares adonde llegaron. Bien es verdad
que los gremios ponan dificultades para admitirlos en su seno, pues queran
mantener la pureza de sangre y de oficio, pero la dificultad de realizar
debidamente el anlisis permita que pese a todo entraran en ellos muchos
moriscos y cristianos nuevos.
El nivel cultural de esta minora era en general nfimo, con un elevado
ndice de analfabetismo; no obstante hubo una clase intelectual, una modesta
burguesa intelectual formada por algunos mdicos, boticarios y escribanos, si
26
bien la sociedad cristiana pona constantes trabas a su desarrollo.
De todo lo anterior se deduce que econmicamente su nivel medio de
vida era modesto, pues tenan cerrado el acceso a las actividades ms productivas,
de modo que ocupacionalmente eran sobre todo pobres sirvientes, modestos
labradores y tenderos, y slo una minora acceda a una autntica burguesa. Pero
tambin est probada la existencia de moriscos acomodados e incluso francamente
ricos. En cualquier caso, se ha constatado, por los bienes que dejaron tras laexpulsin, que en conjunto no eran una poblacin miserable. Por zonas, enAragn y Valencia casi todos eran pobres, pues la mayora eran campesinos
sujetos a exacciones seoriales, aunque ciertas familias tenan posesiones enmuebles, paos, alhajas y plata. En cambio en Granada haba una minoraacomodada numerosa, mientras que los castellanos tenan un nivel bueno, sin
llegar a la situacin de los granadinos.
1.1.5.2. ConvIvencia difcil
La convivencia entre las dos comunidades fue un verdadero drama
durante los dos siglos que hubieron de relacionarse, y entre ellos el odio, el
desprecio y el miedo eran recprocos; los dos primeros sentimientos nacieron en
los cristianos porque los moriscos se manifestaron como demasiado trabajadores,laboriosos, sumisos, competidores temibles que triunfaban y se enriquecan con
sus actividades artesanales o comerciales, y finalmente por su docilidad, que
permita a los seores mantener un rgimen apenas soportable; el miedo era
provocado por la posibilidad de insurrecciones moriscas, de ser raptados por
piratas norteafricanos o de caer en manos de bandoleros de esta etnia. Por suparte los moriscos tambin odiaban a los cristinos, pero gracias a la
taqiyyah ocultacin o actitud de resignacin disimulada admitida por el Corn
27
parecan asimilarse. Los que no seguan esta actitud huan al norte de Africa, se
dedicaban al bandidaje o realizaban levantamientos colectivos como el granadinode 1568, con el que se alcanz el punto sin retorno en la convivencia.
1.1.5.3. Vida cotidiana
Tras la reconquista de Granada, el incumplimiento de las clusulas de
las capitulaciones y la intransigente y dura poltica seguida por los sucesivos
reyes castellanos con los musulmanes chocaron con su arraigado sentimiento del
linaje y sus costumbres propias, en los que la a.yabiyyah o sentimiento desolidaridad era el principal aglutinante. Ello cre el problema morisco, pues
como reconoce Julio Caro Baroja en su estudio sociolgico sobre este grupo delreino de Granada, los moriscos eran un colectivo efectivamente diferente en
religin, usos y costumbres sobre el que actu desde 1501 un potente aparato
represivo que buscaba, de una parte, la extirpacin total del Islam prohibiendo
mediante un complicado corpus legislativo toda manifestacin individual o
colectiva de adhesin a esta fe, y cuyo elemento de control ms importante fue
la Inquisicin, y de otra la formacin de unos verdaderos cristianos, sin
diferencias culturales con los viejos.
Para conseguir ambas cosas, a lo largo del siglo XVI se hicieron
pblicas diversas cdulas reales prohibiendo determinadas prcticas sociales,
culturales y religiosas, frecuentes en la vida cotidiana que les diferenciaban, e
incluso la misma tenencia de libros islmicos. Pero se comprob que el morisco,
pese a las normas, observaba en cuanto le era posible todas las obligaciones
religiosas musulmanas, de manera que las prcticas islmicas en modo alguno
desaparecieron con la conversin; tambin conservaron su aficin a cierto tipo de
magia y hechicera, a la astrologa y la adivinacin por vas especiales, e
28
igualmente mantuvieron un fatalismo de carcter tambin muy definido en
religin39; todo ello les llevaba a vivir los acontecimientos familiares ms
importantes del individuo es decir el nacimiento, el matrimonio y la muerte
como los momentos privilegiados de la vida religiosa, y los ritos y fiestas con
que los celebraban la familia y la comunidad eran de igual modo propios y
diferentes.
Los ms importantes ritos de nacimiento eran las fadas oconsagracin del recin nacido a Dios. Cuando el nio tena 7 das era purificado
con agua, se le hacan inscripciones en la frente y se le ponan al cuello amuletos
con versculos del Corn, al tiempo que se le impona el nombre islmico;
terminaba la ceremonia con el sacrificio de un animal. A estos actos del
nacimiento se aada la circuncisin, que primitivamente se hacia el octavo da
del nacimiento aunque poco a poco se fue retrasando hasta el octavo ao. Para
extirpar esta prctica, y en su afn de erradicar el Islam desde la primera
infancia, el 20 de junio de 1511 el rey firm una real Cdula por la que se exigaque el padrino y la madrina del recin nacido fueran cristianos viejos.
En cuanto a las bodas, si bien por imposicin oficial llevaban a las
novias a la iglesia vestidas de cristianas, luego, en sus casas, las vestan con sus
atuendos propios y realizaban sus propias ceremonias; la desposada, cubierta a
veces con una toca de color, era conducida a la casa de su futuro esposo que
franqueaba con el pie derecho; all realizaban el rito de la purificacin. Para la
ceremonia la novia era engalanada con abundantes joyas de oro, que formabanparte del ajuar y era uno de los elementos ms apreciados.
Por ltimo cuando mora un morisco, su cuerpq era lavado con aguas
de olor y vestido con sus mejores ropas; a continuacin le recitaban plegarias
29
cornicas y le sepultaban en el cementerio propio, en contacto directo con la
tierra virgen, cara a Oriente. Sobre la tumba se colocaba agua, pan y racimos de
uvas pasas.40
Todas estas ceremonias eran observadas siempre que podan, pese al
riesgo que supona para ellos que algn cristiano se enterase y les delatara a la
Inquisicin. Del mismo modo conservaban sus formularios de oraciones cornicas,
que circulaban clandestinamente entre ellos. E incluso el elemento ms propio de
una cultura, su medio de expresin, la lengua, fue proscrita por las leyes
cristianas en su intento de aculturacin; pero tambin la lengua rabe se
conserv en muchos lugares, de modo que cuando se produjo la sublevacin de losgranadinos, los alpujarreos slo conocan el rabe, como atestiguan las palabrasde Francisco Nez Muley pronunciadas en 1567: ...
30
NOTAS AL CAPTULO 1
1Sobre la evolucin poltica de Alandals puede consultarse la obra de RachelAri: La Espaa musulmana (55. VIJIXV), vol. 3 de la Historia deEspaa dirigida por M. Tun de Lara, pgs. 13 a 47. Tambin son muyimportantes las contribuciones de P. Guichard.
2Por ejemplo el descendiente de un mulad se sublev contra la autoridadOmeya y form un principado independiente en Badajoz.
3Efectivamente en el siglo V/XI surgieron grandes unidades territoriales, puesalgunas familias nobles descendientes de los conquistadores rabes consiguieroncrear importantes principados. Uno de ellos fue Sevilla, que con la familia de losAbbades, de lejano origen yemen, lleg a alcanzar una prosperidadextraordinaria, engrandecindose a costa de Crdoba y otras taifas del Suroeste yalcanzando un poder enorme en la Espaa musulmana dividida y militarmentedbil. Tambin se form un extenso reino musulmn en la Marca Superior, dondeSuleymn Ibn H~d uni en la taifa hd la mayor parte del valle del Ebro,Zaragoza y Lrida al Este, Huesca al Norte, Tudela y Calatayud al Oeste yterritorios del Sur hacia Valencia.
4R. Ari: Op. cii., pg. 41.
.Caro Baroja: Los moriscos del Reino de Granada, pg. 466Los documentos de archivos sobre la rendicin de Granada han sido publicados
por M. Garrido Atienza (112, docs. LVIIILXXXI). M. Garca Arenal tambin losanaliza en su libro Los moriscos.
7Son cifras de R. Ari en el cap. 1 de su obra citada anteriormente. Para unanlisis detallado del nmero de invasores, etnias a las que pertenecan y sudistribucin en la Pennsula, as como de su estructural social, ver R. Ari: Op.cii., cap. IV, pgs. 169219.
8M. A. Ladero Quesada realiza un estudio pormenorizado de las Capitulacionesen su obra: Los mudjares de Castilla en tiempo de Isabel 1, pgs. 2953.
9A. Domnguez Ortiz y B. Vincent: Historia de los moriscos, vida y tragediade una minoria.
31
10M. A. Ladero Quesada: Op. cit., pgs. 1526.
1A. Domnguez Ortiz y B. Vincent: Op. cit., pg. 22.
12E. Ciscar y R. Garca Crcel: Moriscos i Agermanats, pgs. 3132.
13Domnguez Ortiz y B. Vincent: Op. cit., pg. 24.
4A. Domnguez Ortiz: El Antiguo Rkgimen, Los Reyes Catlicos y losAustrias.
15Los textos de las cdulas reales de 1526 se encuentran agrupados en A.G.S.Cmara, Cdulas, libro 255.
6A comienzo del reinado de Felipe II Espaa slo posea en Africa las plazasde Melilla, Orn, Mozalquivir y La Goleta.
1 7Efectivamente esos aos el Mediterrneo estaba controlado por losmusulmanes, y los golpes corsarios eran cada vez ms audaces. Pese al complejosistema de defensa costero y a la presencia de numerosa milicia, los piratasactuaban con total impunidad. Muchos moriscos de las localidades vecinasaprovechaban estas incursiones piratas para huir con los asaltantes al Norte deAfrica.
18B. Vincent: Les bandits marisques en Andalausie att XVI si?cle. RevuedHistoire Moderne et Contemporaine, pgs. 389400.
9P. Chaunu: LEspagne de Charles-Quint.20M. 5. Carrasco Urgoiti: El problema morisco en Aragn al comienzo del
reinado de Felipe II.
21j. Regl: Estudios sobre los moriscos, pg. 44.
Caro Baroja: Op. cit., pg. 154. A los moriscos les exigan los ttulos de lapoca na~r, por lo cual casi ninguno los tenan.
23La crnica de los dos aos de guerra se encuentra en los relatos de GinsPrez de Hita: Guerras civiles de Granada,
1a parte. Madrid, 1913, D. DiegoHurtado de Mendoza: Guerra de Granada, Ed. B. Blanco Gonzlez, Madrid, 1970,
32
y sobre todo Luis del Mrmol Carvajal: Historia de la revolucin y castigo de losmoriscos deZ reino de Granada, Biblioteca de Autores, Espaa XXI, Madrid,1946. La interpretacin de estos materiales la ha realizado de un modo magistraldon J. Caro Baroja en su obra ya citada, pgs. 175201.
24Domnguez Ortiz y E. Vincent exponen con todo detalle el modo ycircunstancias de las deportaciones, as como los lugares de asentamiento, en laspgs. 5056 de su obra citada.
25A. Domnguez Ortiz y E. Vincent: Op. cii., pg. 69.
26~ Regl: Op. cii., pg. 8.
27Domnguez Ortiz y Vincent: Op. cii., pg. 72.
285e dan infinidad de posibles causas en Domnguez Ortiz y Vincent: Op.cii., pgs. 159 y ss.
29F. Braudel: La Mediterranhe a le monde mediterranhen b Zkpoque dePhilippe II. pgs. 129130.
30E1 Consejo de Estado que tom la decisin estaba formado por los duques deAlba y el Infantado, el conde de Alba, el marqus de Velada, el condestable deCastilla, el comendador mayor de Len y el cardenal de Toledo.
31Domnguez Ortiz y Vincent: Op. cii., pg. 180. El texto del bando deexpulsin se ha publicado ntegro en la obra de P. Boronat y Barrachina: Losmoriscos espaoles y su expulsin, Salamanca, 1901, 1, pgs. 190193.
32F. Ruiz Martn: Movimientos demogrficos y econmicos en el Reino deGranada durante la segunda mitad del siglo XVI, Anuario de Historia Econmicay Social, 1, 1968, pgs. 127 y ss. Los datos apuntados y los siguientes relativos aGranada estn sacados de este autor.
33Henri Lapeyre realiza un estudio pormenorizado de la demografa morisca ensu obra: Ghographie de Espagne morisque, pgs. 9698, sobre todo de la coronade Aragn incluido Valencia, aunque estn ausentes casi en su totalidad losmoriscos granadinos anteriores a 1568 en nmero y reparto.
34Domnguez Ortiz y Vincent: Op. cii., pg. 200. Henri Lapeyre disiente enalgunas cifras de las dadas por estos autores.
33
35Ver A. Domnguez Ortiz: Felipe IV y los moriscos, pgs. 5556.
36M. de Epalza: Los moriscos antes y despus de la expulsin, pgs. 3536.
37M. Garca Arenal: Los moriscos, pgs. 143 y ss.
38Jean Paul Le Flem: Les morisques du NordOuest de lEspagne daprs unrecensement de lInquisition de Valladolid, Mlanges de la Casa de Velzquez,1. 1967, pgs. 223245. Se basa en los datos del censo de 1594 para dar estos datos.
39J. Caro Baroja: Op. cii., pg. 50.
40Consultar a Domnguez Ortiz y Vincent: Op. cit., pgs. 91 y ss. para mayorinformacin sobre todos los ritos de la vida religiosa y de comunidad.
41Ci.tado por J. Caro Baroja: 0p. cii., pg. 101.
CAPITULO II
INTRODUCCIN AL ESTUDIO DE LOS DOCUMENTOS
2.1. ANLISIS FORMAL Y TEMTICO DE LOS DOCUMENTOS
Debido a que algunos de los documentos que analizamos carecen de
cualquier indicacin que nos permita situarlos en un espacio determinado y en
una fecha concreta, las generalidades que aportamos a continuacin se hacen con
las debidas reservas a que esas lagunas obligan. En cualquier caso, todos ellos
fueron escritos entre los ltimos aos del siglo XIII y finales del XVI, y sus
autores vivan en Granada, Castilla o Aragn.
Los documentos de Granada se sitan en la segunda mitad del siglo
XIII, mediados del XIV y a lo largo de todo el XV; es decir, cuando estaba en
plena vida el Reino na~ri, pues incluso los ms tardos son anteriores a su cada.
Respecto a los de Castilla y Aragn, si bien algunos son del siglo XIII y pocos de
finales del XIV, la mayora hemo.s de situarlos a lo largo del XV y el XVI,
algunos tan tardos como el documento XV,de Castilla, que est fechado en 1595.Por tanto los clasificamos como corpus de documentos tardos granadinos y
moriscos
2.1.1. ANLISIS FORMAL
En cuanto a su forma, unos estn escritos en rabe andalus y otros en
36
aljamiadomorisco; hemos observado que todos los granadinos estn en andalus,lo cual es lgico ya que era la lengua oficial del reino; en cambio los de Castilla
y Aragn estn indistintamente en esta lengua o en aljamiado, e incluso hayalgunos que constan de las dos formas, como el documento XV o el XXXIII, de
Castilla.
Es sabido que desde el principio se impuso en Alandals el rabe
clsico como lengua administrativa y culta, y que tanto la correspondencia
oficial como las manifestaciones culturales de todo tipo se expresaban en esa
lengua. Pero poco a poco y hasta el siglo XIII parece que en Alandals se dio una
especie de triglosia, como lo define Garca Gmez: las personas cultas hablaban
tres lenguas rabe clsico, rabe dialectal y romance, los mulades y los
mozrabes fijaron desde la Alta Edad Media el romance hispano, y por ltimo elpueblo andalus, aunque desde el siglo X fue perdiendo rpidamente el romance
en beneficio del rabe, hasta el XIII por lo menos lo utiliz en alguna medida en
la vida cotidiana, para comunicarse con los artesanos de la ciudad y con los
campesinos. Testimonios de ese bilingismo tenemos en la poesa popular de
Aban QuzmAn en el siglo XII. Pero hacia mediados de la centuria siguiente seprodujo un cambio en la ambivalencia lingitstica de Alandals, pues en su afnpor conservar la herencia cultural del Islam, el reino nasr impuso a los letrados
del emirato el uso exclusivo del rabe, considerando al romance lengua secundaria
cuyo conocimiento responda a las exigencias del momento. Parece que triunf
en su empeo, pues Ibn Alxattb dice que los habitantes del reino de Granada se
expresaban en un rabe depurado, aunque el fenmeno fontico de la
imalah estaba muy extendido.
La xassah tuvo por emblema cultural la pureza de la lengua rabe; pero
las capas medias de la poblacin urbana y la plebe utilizaban un rabe dialectal,
y?
salpicado de palabras romances; en cuanto al dialecto andalus de los medios
rurales, no conocemos apenas nada. En cualquier caso, y pese a todo, las
influencias del romance fueron bastante fuertes desde la cada de Granada,
posiblemente, y en ello coincidimos con el profesor Federico Corriente, debido al
prestigio creciente de los reinos cristianos. Del mismo modo tambin aparecieron
giros dialectales en las manifestaciones poticas, en documentos jurdicos, cartasfamiliares e incluso obras tcnicas redactadas en rabe clsico. Este rabe
andalus sobrevivi entre la poblacin musulmana del reino de Granada hasta la
expulsin de 1610, y lo conocemos en profundidad gracias sobre todo a las obras
de Fray Pedro de Alcal Arte para ligeramente saber la lengua araviga y
Vocabulisa aravigo en letra castellana, compuestas en Granada en 1505.
Pero como indicbamos ms arriba, una parte importante de los
documentos estudiados estn escritos en aljamiadomorisco. La voz aljamia y suderivado aljamiado vienen del rabe alajamiyyah, que quiere decir lenguaextranjera, lengua brbara. Si bien al principio los rabes aplicaron el trmino alas lenguas habladas por la poblacin autctona de los territorios que
conquistaban, y en consecuencia a los dialectos romances del Sur peninsular,
posteriormente apareci el fenmeno llamado aljamiadomorisco, cuyos orgenesconviene analizar para entenderlo debidamente.
A medida que avanzaron las conquistas cristianas numerosos
musulmanes permanecieron en las tierras recuperadas por los cristianos, y si bien
al principio seguan utilizando el rabe para su comunicacin, poco a poco fueron
olvidndolo como lengua coloquial y sustituyndolo por el castellano. De este
modo lleg un momento en que tanto en Castilla como Aragn el rabe pervivi
como lengua aprendida slo entre los ms cultos, unos pocos alfaques que an
quedaban, y el resto sintieron la necesidad de verter de esta lengua al espaol sus
38
tratados jurdicoreligiosos y las narraciones de todo tipo, como nico medio demantener vivas sus costumbres religiosas y jurdicas y en general todo su legadocultural autctono. Pero eran inevitables en estos escritos las interferencias
rabes, de modo que en los textos aljamiadomoriscos abundan arabismos lxicos,fraseolgicos y sintcticos. Adems hicieron las traducciones con la grafa rabe,
que mantuvieron como afirma A. Galms de Fuentes como ltimo vestigio de
su ancestral arabismo. Por tanto entre los siglos XIV al XVII se desarroll en
Castilla y Aragn la literatura aljamiadomorisca como consecuencia del olvidopor parte de los moriscos de la lengua rabe; su fruto fueron unos documentos de
extraordinario valor filolgico, pues debido a su desconocimiento del rabe
utilizaron el alifato con entera libertad, sin respetar en ningn momento las
normas ortogrficas e incluso fonticas del rabe1, lo que explica muchas de suspeculiaridades lingiisticas. De este modo sus transcripciones son un precioso
instrumento para conocer la pronunciacin efectiva del romance y para
perfeccionar nuestro todava incompleto conocimiento de las diferentes
articulaciones dialectales del rabe hablado entonces en la Pennsula Ibrica, ya
que las hicieron totalmente vocalizadas, tal y como las pronunciaba el pueblo, sin
respetar las leyes fonticas arbigas que conocemos.
Pero en el siglo XVI incluso la literatura aljamiada lleg a tener uncarcter minoritario y clandestino, pues 195 textos escritos en caracteres rabes
llamaban la atencin de la Inquisicin, con riesgo para sus autores.
2.1.2. ANLISIS TEMTICO
Los documentos sobre los que trabajamos abordan una gran diversidadde temas. Generalizando mucho los englobaremos en nuestro anlisis en pblicos
39
y privados, entendiendo por pblicos todos los que tienen que ver con el campo
oficial, ya sea desde el punto de vista estatal, forense, administrativo, etc., como
son por ejemplo los relativos a testamentos, escrituras o cartas dotales,certificaciones de casamiento, documentos oficiales con varias comparecenciasante el baile, escrituras ante notario con testigos, de bienes desembargados,
convenios arbitrales, contratos, etc.; en cuanto a los privados, abarcan como el
mismo nombre indica todos los que se refieren a asuntos particulares, familiares
y de la vida domstica, como pueden ser cartas entre familiares, cuentas diversas
del tipo de gastos de cosechas, de faenas de esquileo, de reparacin de una casa,
etc.; tambin reconocimiento o cancelacin de deudas entre particulares, recetas
mdicas y algunos temas religiosos, etc.
Los moriscos estaban totalmente marginados de la vida poltica y de la
administracin del Estado, y todos ellos se mantenan bajo la tutela y vigilanciade los oficiales reales o de los seores nobles, segn que vivieran bajo el rgimende realengo caso de los castellanos o de seoro caso de los aragoneses.
Pblicamente se les oblig a vivir como el resto de los peninsulares, yaparentemente ellos lo aceptaron, si bien en la intimidad de sus viviendas
continuaban observando no slo su religin, sino todas sus costumbres de la vida
cotidiana y todos los actos de la vida social. Uno de esos actos, el matrimonio,
conserv sus tradiciones islmicas, tanto en los aspectos legales como en los
folklricos y sus significados: as, por ejemplo, en el aspecto legal continuaronhacindose las cartas de dote ante el alfaqu o el imam y en presencia de varios
testigos, y se continuaron conservando pese al riesgo que ello supona, tanto para
quienes las escriban como para quienes las tenan en su poder y para quienes se
haban casado al modo islmico. Estas cartas se escriban en rabe y comenzaban
invocando a Mahoma o con una alabanza a Dios. Destaca el hecho de que todasson de los siglos XIV, XV y principios del XVI, lo que demuestra lo arraigada que
40
estaba la costumbre en una poca tan tarda, pues para entonces la cultura
islmica tradicional estaba en franca decadencia. Doce de nuestros documentos 1,
II, IV, VI, VII, VIII, IX, X, XI, XII, XIV y XXXI son escrituras dotales, y adems
algn otro tambin aborda el tema del matrimonio, como son los nmeros III, V,
XIII y XV.
El segundo tema en importancia por los documentos que lo contienen
seis en total es el de notas mdicas como remedio de diversos males y recetas
de medicamentos indicando lo que curan. Entre los moriscos haba dos personas
que se encargaban de curar a los enfermos, el mdico cualificado y una especie de
enfermero, que trataba empricamente las enfermedades ms corrientes. Los
mdicos escriban las recetas y los boticarios, que exponan sus productos en
lugares pblicos y vendan drogas, preparaban los medicamentos que solan ser
pastas farmacuticas, pomadas, ungentos y jarabes. Encontramos notas mdicas,recetas e indicaciones sobre el tratamiento de enfermedades en los documentos
LI, LII, LIII, LIV, LV y LVI.
Hay tambin algunos que tratan temas histricos, como el XLIII en el
que se habla de lugares que pertenecan a Granada antes de la reconquista, el
LVIII que relata algunos sucesos acaecidos en la Pennsula Ibrica en los siglos
VII, VIII y IX de la Hgira, el LIX relativ a Valencia y el LX, que contiene un
fragmento de proclama lanzada desde Barcelona por un morisco a las al jamas detoda Espaa incitando a todos los musulmanes a prestar ayuda al rey Yusuf III de
Granada en la guerra contra los cristianos.
Los documentos que ms abundan son los de carcter econmico, o ms
bien podramos llamarlo comercial; engloban una gran variedad, desde el detalle de
los gastos por la compra y reparacin de una casa el XVII, pasando por una
41
cuenta de lanas que indica los gastos de esquiladores, el pago del impuesto de la
sisa, etc. el XIX, gastos de la cosecha y crditos de un morisco aragons el
XX, diversos inventarios valorados de bienes los XXI, XXII , XXIII..., notas del
valor de unos vestidos y alhajas el XVIII. particin de bienes entre variaspersonas o entre los miembros de un matrimonio, hasta una escritura de
compraventa segn los formularios clsicos y escritura de arrendamiento de una
heredad. Igualmente se pueden considerar de este tipo las anotaciones de
prstamos de las que hay varias como el documento XXXVI o el XXXVII, as
como las escrituras de finiquito realizadas ante notario con la presencia de
testigos.
Tambin hay varios documentos que podemos englobar bajo el adjetivode pblicos jurdicos, como puede ser el testamento que contiene el XXV, losformularios de pactos de los XXVII y XXXVIII, escritura de donacin entre vivos
del XXX hecha ante el im&m y el notario de la aljama, querellas con testigos,contratos como el del documento XL aqu incluso con la presencia del baile,
informacin testifical realizada ante el cad sobre una propiedad, del XII,
convenio arbitral entre varios doc. XLII, en este caso con la presencia del
alfaqu, pago de un rescate y otros varios. Por tanto vemos que tambin en este
terreno los moriscos conservaban sus tradiciones y sus instituciones, al mantener
en la administracin de justicia figuras tan propias como el im&m, el cad, elalfaqu, etc.
Efectivamente sabemos que el jefe supremo de la justicia en Alandalsera el soberano, que en su calidad de irnam o jefe de la comunidad musulmanadelegaba parte de su autoridad en expertos juristas a cuyo frente estaba el cad dela capital o juez. El cargo tena una gran importancia social e inspiraba enormerespeto al bajo pueblo, pues era competente en muchos asuntos judiciales al
42
decidir en disputas de particin de bienes, en lo relativo a testamentos, en todo
tipo de litigios sobre bienes muebles e inmuebles, etc. Tambin intervenan en
la administracin de justicia los testigos instrumentales y el muft; los primeroseran personas de gran moralidad que registraban por escrito las declaraciones de
los litigantes y las de sus avaladores, y se encargaban igualmente de la redaccin
de contratos, actas matrimoniales, cartas de dote, transacciones inmobiliarias de
todo tipo, etc. De algn modo se identificaban con la institucin del notariado,
definido por Ibn Farhan como la reglamentacin de los asuntos de las personas
segn la ley religiosa y como la salvaguarda de la vida y los bienes de los
musulmanes2. En cuanta al muft, era un hombre de religin de gran prestigiopor sus conocimientos, que colaboraba con el cad y los testigos instrumentales
en la administracin de la justicia religiosa cuando era consultado por los juecesen problemas de difcil solucin. Por tanto vemos a travs de nuestros
documentos que los moriscos mantuvieron durante la baja Edad Media estaprctica de la consulta jurdica.
En nuestro anlisis de los documentos hemos encontrado tambin
algunas muestras de temas religiosos, como el documento XLVI que contiene
una sura del Corn, el XXXIII sobre frmulas religiosas de confesin, o el XLIX
con una invocacin a Dios.
Con un eminente carcter social, el documento XXXII es un
formulario de carta de donacin de limosna entre los musulmanes, y el XLIV
trata de la enseanza entre los musulmanes espaoles. Por ltimo hay una serie
de documentos que tratan los ms diversos temas, como son la figura de los
alfaques y su importancia el XXVI y materias de carcter supersticioso; de
este ltimo slo hay dos, el L sobre las creencias llenas de supersticin en
determinados remedios caseros a los males, das favorables y aciagos..., y el LXI,
43
que contiene una profeca sacada por astrologa en la que se anuncia la toma de
Granada y otros hechos futuros; para entonces el doc. LXI data de principios del
siglo XVI junto con la cultura islmica haban decado mucho la astrologa y lasciencias ocultas que en otros tiempos tuvieron merecida fama en Alandals, de
ah la escasez de escritos que traten el tema.
44
NOTAS AL CAPTULO II
A. Galms de Fuentes: Dialectologia mozrabe, pgs. 2627
2R. Arl: La espaa musulmana
CAPTULO III
ANLISIS LINGUISTICODE LOS DOCUMENTOS EN RABE ANDALUS
Con el fin de realizar un estudio lo ms completo posible del dialecto
andalus a travs de los documentos aqu comentados escritos en esa lengua, a
continuacin haremos un anlisis lingfiistico del mismo, comparndolo con otros
dialectos rabes cuando ello sea posible, de modo que nos permita establecer las
caractersticas comunes y las particularidades del andalus. Para este trabajo hansido seguidos en gran medida A Grammatical Sketch of the Spanish ArabicDialece Bundie y la reciente y perfeccionada versin castellana rabe andalus ylenguas romances, de F. Corriente. De los ejemplos que se han puesto parailustrar las explicaciones, los sacados de SU llevan indicados el documento y la
lnea de procedencia; los dems aparecen compuestos en cursiva.
3.1. INTRODUCCIN
La mayor parte de los hombres que formaban el grueso del ejrcitomusulmn que penetr en la Pennsula. Ibrica eran bereberes, y slo una
minora, los altos mandos militares, eran rabes. En sucesivas oleadas posteriores
fueron entrando sirios yemenitas y ma additas, palestinos y egipcios. El rabe que
hablaban estos grupos presentaba ya su diglosia caracterstica: por un lado estaba
el rabe formal y potico derivado de los dialectos conservadores y codificado porlos gramticos, es decir el rabe oficial, y por otro los dialectos utilizados en el
lenguaje coloquial, casi todos neorabes.
47
Tras su asentamiento en suelo peninsular, se produjo la arabizacin delos territorios dominados. Cuando se fund el Califato Omeya en Crdoba, su
esplendor atrajo enseguida a muchos orientales, en su mayor parte de origenrabe. Numerosos barcos procedentes de Siria o Egipto recalaban en Almera,
Denia y Valencia con inmigrantes de toda condicin como msicos, literatos,
artesanos, mercaderes, letrados o poetas, de modo que el elemento rabe
aumentaba. As fue como durante toda la Edad Media convivieron una serie de
dialectos rabes y bereberes, trados por los que entraban, y la lengua romance
hablada por los autctonos hispanovisigodos. La convivencia entre esta diversidad
de lenguas y sus interferencias mutuas dieron lugar hacia el siglo X en Alandals
a un haz dialectal hispanorabe de caractersticas propias, influido por el
romance en sus aspectos gramatical y lxico y utilizado por sus habitantes en la
vida cotidiana en medios urbanos y cultos; el romance qued como lengua
secundaria en los medios rurales y pobres.
Pero tambin actu sobre el andalus el rabe clsico, evitando una
evolucin excesiva del dialecto, de modo que el ncleo central de reglas y
palabras se mantuvo, lo que es testimonio de su pertenencia a la comunidad
lingistica arabfona.
El andalus alcanz tal prestigio,, que poco a poco fue ganando terreno
al romance hasta llegar al monolingijismo del siglo XIII. Pero el aislamientolingilistico de Alandals respecto de otras culturas arabfonas hizo que en los
siglos siguientes su dialecto perdiera posiciones de un modo imparable, hasta su
desaparicin definitiva de la Pennsula en el siglo XVII, con la expulsin de los
ltimos moriscos.
48
3.2. SINCRONIA
3.2.1. Fonologia
3.2.1.1. VocalIsmo
3.2.1.1.1. El fonema Ial (vocal central abierta)
Palatalizacin (imalah) de ial: Este fenmeno es frecuente en el rabeandalus, aunque no exclusivo de l, pues tambin se produce en otros dialectos
como el malts y en los del tipo qilcu de Iraq y Anatolia1; no obstante, se inhibeen un entorno consonntico velar o faringal, Idi, itt /s/, /z/, /q/, ixi, Ii,
1, IhI y ocasionalmente /rI, II!, Ip/ y /w/; del mismo modo tambin lo hacepor disimilacin en contacto con 1y12.
Existen dos grados de palatalizacin: Ial > [e] y Ial > /1/. El rabeandalus durante los primeros siglos palatalizaba de manera generalizada la Ial en
primer grado, mientras que el segundo grado era mucho menos utilizado; pero en
el perodo tardo granadino se dio el fenmeno a la inversa, de modo que
realizaba sobre todo la palatalizacin de segundo grado, a excepcin de los
trminos cultos que presentaban el primer grado.
En los documentos de SU existe la imdlah de primer grado, que se
refleja en los siguientes ejemplos encontrados, v.gr.: >durramenc/abdurrahmin/, doc. XXIII (c),3; >mekka< /makkah/, doc. VII (aX2S; >karme~ic/qarmazi/, doc. XVIII marfeaIc imarfaqahi3, doc. XXII (b),8.
4,
En cuanto a la im&lah de segundo grado, sabemos que no se daba en los
dialectos de Siria, Lbano, Jordania y Palestina, los cuales se pueden englobar en
un grupo dialectal uniforme pese a algunas diferencias fonticas y morfolgicas;
a este grupo dialectal lo llamaremos en adelante dialecto levantino; en l la
palatalizacin no excede de primer grado, mientras que por el contrario en
andalus se realizaba plenamente, v.gr.: wild < Iwlidi4.
Los entornos consonnticos labiales y velares generaban alfonos
labializados o posteriores de ial, que a veces han sido pronunciados en romance
corno iol, y en el dialecto que estudiamos, en andalus, como una lu. Este
fenmeno es similar al tafxm en rabe. Existe el afxim por labializacin: ibI,Imi, Iwl, if 1; tafxim por velarizacin: Iql, lxl, iI, o en entorno velarizado:Idi, 1i1, 41; tafxm en entorno faringal: ii, II; en entorno glotal fi, oincluso en entorno de realizaciones velarizadas de 111, ir, Ih/5. De todos ellos,en los documentos de SU slo encontramos el primer alfono, v.gr.: ial > lol:almohada > ialmahadal, doc. XXIV (a),9.
3.2.1.1.2. iii (vocal anterior carada)6
En entornos faringovelares tiene un alfono [e] y en slaba cerrada[cl, que eran considerados por el romance como variantes de le. En losdocumentos que estudiamos hemos encontrado los siguientes casos,
v.gr.: >faneac lfan!qahl doc. XLVII,3; >marabedic imurabitiI doc. X (a),9,10;>aladena< iallad!nai doc. XLVIII,9; >ideni< iaddtnii doc. XLVIII,4,7.
La asimilacin de fil en lu ha podido producirse en un entornolabiovelar, v.gr.: aduana < iaddiwnahi7.
50
3.2.1.1.3. lu (vocal posterior cerrada)
Tiene un alfono [o] en entorno faringovelar y otro en silabascerradas [u], que en romance suelen ser considerados como variantes de 1oi8; enlos textos de SU hemos encontrado diversos ejemplos, como son: >arrobekotonadoi< lqutni, doc. XXIII Iii debido a meras
asimilaciones en contacto, lo que queda reflejado en casos como v.gr., >jiponazeitec iazzyti aceite,
doc. LI,5,7. >albeitari(y)a< ialbyarahi veterinaria, doc. XXXIX le, v.gr.
>husenc I~usyni, doc. LV (b),2,3.
De igual modo, y pese a lo indicado ms arriba, tambin en andalus
existen casos de monoptongacin, v.gr. >s.di< isayyidii doc. XLIV (b),2. Eigualmente pueden aparecer diptongos secundarios por prdida de la havnzah o delas semivocales, v.gr. >jayz< ijCizi ser lcito, ser permitido, doc. XXVII,3,6;
51
>bayhac su vendedor, doc. XXVII,8; >m.t.bayinc vendedores, compradores,
doc. XXVII,11; >d.say.s< intrigas, maquinaciones, doc. LIV,1,4; >rayna< vimos,
doc. XXXII ray< opinin, doc. XXXII (b),4; >r.ay.b< deseos, doc.XXXII (a),13; >r.hay.nc prendas, garantas, doc. XXXVIII,12.
3.2.1.2. ConsonantIsmo
3.2.1.2.1. Ib (bilabial oclusiva sonora)
El fonema Ib tena dos alfonos en los dialectos andaluses:
a) uno prximo al romance lpl en posicin intervoclica, final ogeminada, v.gr.: >jiponc ijubbahi jubn, doc. XXI,15;
b) otro prximo a [B), considerado subestndar y propio de los persas yarameos en Oriente, de algunos dialectos bereberes y del romance en posicin
intervoclica o impulsiva, que poda confundirse con el fonema /fl, v.gr.
kasJUra ikuzbarahl, o con el fonema iwl, v.gr. awab /abwbi0.
3.2.1.2.2. Ip1 (bilabial oclusiva sorda)
La presencia de este fonema est atestiguada tanto en andalus, v.gr.
april abril, como en determinados arabismos, v.gr. alpargata del timo de
abarca, as como en algunos andalusismos de los dialectos norteafricanos. Elfonema Ipl impeda la imMah, comportndose como los fonemas velarizados. La
transcripcin ibbl en prstamos lxicos podra ser indicio de la diferenciacin
que en andalus se hacia entre los fonemas ib y /p/11.
52
3.2.1.2.3. iii (labiodenal fricativa sorda)
Es poco audible en cauda silbica, y su cada es un fenmeno casi
comn en los dialectos neorabes, como se ve en el caso siguiente v.gr.
nuss Inisf mitad, la mitad de algo; esto mismo tambin ocurre en el andalus,
e incluso se refleja en prstamos al romance12.
3.2.1.2.4. Im (bilabial nasal sonora)
El romance no tolera el fonema lml en final de slaba y la convierte
en ini, v.gr. Alfamkn < lalhammimi toponimo, fuente termal; ello tambinocurre incluso dentro del mismo andalus, v.gr., alcotn < Ialqatmi3.
3.2.1.2.5. iwi (bilabial constrictiva)
Este fonema en a. se converta a veces en 11 y iyi en ciertas
posiciones, y el andalus tambin conserv esa caracterstica, v.gr. izarah h.lfrt.n< ialhitini los peces, pescado, doc. L (c),13;
53
>.st.x.s.t.hu< listaxasatahul reclam para s, reivindic, doc. V,14; >s.t.rtcisatartl protegiste, amparaste. doc. L (b),7. Esta grafa velarizada podrahaberse producido a causa de una confusin grfica o de una simple indistincin
fonolgica entre iti y Iti, como se atestigua en los documentos de SU.
3.2.1.2.7. idI (dental oclusiva sonora)
En andalus los fonemas di y idi (fricativa alveolar sonora), seconfundan6, como se ve en algunos casos de vacilacin entre ambos fonemasencontrados en los documentos de SU; as v.gr. >h.~< el domingo, doc. VIII
(c),15; >m.dab.jc brocado, doc. VI,20; >s.mid< smola, doc. XX (c),4;>s.yad.t.k.m< vuestra seora, doc. XLIV (a),4.
3.2.1.2.8. It (dental oclusiva velarizada sorda)
El fonema Itl era sordo en andalus17, pero se sonorizaba en posicinde cauda en romance, v.gr. >almd(a)rak< Imatrahl almadraque, doc. XXII (a),6;XXXIII (aX24, (b),9, 10, 11, (c),6; XXIV dalmad(a)raketac dealmadraqueta, doc. XXII (a),13; >almadraq< almadraque, doc. XXIV (a),5,>marabedi< imurabiti maraved, doc. X (a),9,10; >marabedik maraveds, doc.XLVII,3; >marabedi(y)e~c maraveds, doc. VII (a),9, 12; VIII (a),12, 14, 17, (b),28;IX (aXl3; X (a),8. 10, 12; >agrita< > Agreda, topnimo, municipio de laprovincia de Soria, doc. XXXIX (a),5, (b),5, 7. En los documentos moriscostardos, como en algunos de los de SU, hay ejemplos d
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