ARQUEOASTRONOMÍA Gravitación y Astrofísica 01/01/2010 Universidad de Murcia Margarita Barquero Ruiz
1. INTRODUCCIÓN AL TRABAJO
La arqueoastronomía es una ciencia interdisciplinaria, a
caballo entre la investigación astronómica y la
investigación arqueológica, y cuyo objetivo es estudiar
las prácticas astronómicas de las civilizaciones
antiguas, relacionadas con su visión del Cosmos y su
ciclo cultural.
Aunque pueda parecernos extraño, la arqueoastronomía
es una ciencia extremadamente joven, con poco más de
25 años de experiencia.
Las componentes de la Arqueoastronomía son la
Astronomía, Historia, Arqueología y la Etnografía, que
hacen de ella una ciencia interdisciplinaria. En esto
reside uno de sus mayores atractivos: la necesidad de
tener información de procedencia muy variada para
llegar a resultados sólidos.
Mi trabajo está basado en la obra de D. Juan Antonio
Belmonte Avilés físico murciano que nos desvela España
como un territorio extenso y de una riqueza cultural
incomparable.
2. INTRODUCCIÓN
La reverencia por el cielo y su contenido es un factor
común presente en todas las civilizaciones antiguas,
desde el inicio de su desarrollo.
Es por esto que no debe extrañarnos que los
fundamentos astronómicos jugaran un papel importante
en el diseño de muchas construcciones como tumbas o
lugares de culto.
Es frecuente encontrar edificaciones de este tipo que
señalan hacia lugares del horizonte, por los que un
astro sale o se pone en determinada época.
Este es el caso, por ejemplo, del gran centro ceremonial
de Teotihuacán, en México central, que parece haber
sido organizado en armonía con las posiciones del sol y
ciertas estrellas fundamentales. O del Caracol, Chichén
Itzá, en Yucatán, un observatorio en forma de torre
cónica que contiene tubos horizontales dirigidos a
posiciones de relevancia astronómica. O el de
Stonehenge de Inglaterra, que constituye un auténtico
calendario.
Asi que, hemos de tener presente que la propia
evolución de los enfoques y planteamientos asociados a
la Astronomía lo que, alrededor del Renacimiento y
ligada a nombres tan repetidos como Copérnico, Ticho
Brahe, Kepler y Galileo, dio lugar al nacimiento de la
ciencia.
3. SISTEMAS DE REFERENCIA BÁSICOS EN LA ESFERA
CELESTE.
Para localizar cualquier objeto o suceso en el cielo basta
dar dos coordenadas, de manera similar a como se hace
sobre la superficie de la tierra. Cualquier sistema de
referencia esférico queda definido a partir de un plano
fundamental que contenga al centro de la esfera y del
correspondiente eje polar, perpendicular a dicho plano y
que pasa por el centro de la esfera.
Para la Arqueoastronomía, hay dos planos
fundamentales relevantes: el del horizonte y el del
ecuador. Estos dos planos dan lugar a los tres sistemas
de referencia que explicaremos a continuación.
3.1 Coordenadas horizontales o altazimutales
El horizonte se puede definir como el plano
tangente a la superficie terrestre en el lugar
que ocupa el observador, denominándose
horizonte astronómico a la intersección de
dicho plano con la esfera celeste. De esta
forma, el eje polar asociado al plano del
horizonte, intersecta a la esfera celeste en dos
puntos opuestos: cénit y nadir.
El primero de ellos es simplemente el punto
que esta sobre la cabeza del observador.
Las coordenadas astronómicas definidas por
este sistema de referencia son la altura y el
azimut
3.2 Coordenadas horarias y ecuatoriales
Los movimientos de los astros resultan
complicados cuando se describen en altura y
azimut, ya que observando por ejemplo el sol,
nos damos cuenta de que a medida que se
desplaza de levante a poniente (cambiando su
azimut) va también elevándose o
descendiendo.
Por esto es más útil utilizar el plano del
ecuador terrestre como plano fundamental de
los sistemas de coordenadas horarias y
ecuatoriales. Este plano corta a la esfera
celeste en un círculo máximo que se
denomina ecuador celeste. Por analogía con el
de la Tierra a los puntos en que el eje polar
del plano del ecuador corta a la esfera celeste
se les denomina polos celestes y a los círculos
máximos que pasan por los polos meridianos
celestes.
La coordenada equivalente a la latitud se
denomina declinación, en el caso de
coordenadas horarias se denomina ángulo
horario y en el caso de coordenadas
ecuatoriales ascensión recta (como vimos en
la práctica del lss).
El sistema de referencia utilizado por el
hombre antiguo era el horizontal, solo
después de observaciones prolongadas
durante intervalos de tiempo de años fueron
capaces de darse cuenta de que estos
movimientos repetían un cierto ciclo.
4. Movimientos de los astros
4.1 Movimientos del Sol
Basándonos en las coordenadas ecuatoriales,
la declinación del sol a lo largo del año varia
dentro de una banda que va de,
aproximadamente -23,5 grados a +23.5
grados.
Este es precisamente la inclinación del plano
del ecuador respecto al plano de la órbita
terrestre.
Llamaremos oblicuidad de la elíptica a este
ángulo que se suele representar por épsilon.
Los equinoccios se producen cuando el sol
tiene una declinación sigma=0º. Los solsticios,
cuando la declinación alcanza los valores
extremos. En particular, sigma=+23.5º
corresponde al solsticio de verano (en el
hemisferio norte terrestre) mientras que
sigma=-23.5º corresponde al solsticio de
invierno en el hemisferio norte terrestre.
Si nos fijamos en lo que ocurre desde el punto
de vista de las coordenadas horizontales el sol
sale por el este y se pone por el oeste el día
del equinoccio de primavera. En esta fecha es
cuando se alcanza una altura máxima que es
igual precisamente a 90-l tanto más alta
cuanto más próximo el ecuador esté del
observador.
El ciclo del sol es el causante de la sucesión
de las estaciones, que a su vez, dan lugar al
ciclo vegetativo hace que las culturas antiguas
le hayan prestado gran atención en general.
Determinando con precisión el momento de
los solsticios por ejemplo.
Como curiosidad comentar que, en los lugares
de la tierra comprendidos en la zona tropical
(entre -23.5º y +23.5º de latitud) el sol, pasa
por el cenit dos veces al año.
Este fenómeno resulto particularmente
atractivo para los pueblos que han habitado
esa zona geográfica, a los que ofrecía la
oportunidad de determinar las dos fechas
correspondientes con bastante exactitud. Es
frecuente encontrar lo que se denomina como
tubo cenital, un tubo vertical en el techo de
una edificación por el que un rayo de sol
alcanza el interior solo en las fechas de su
paso por el cenit. Un ejemplo representativo
es el tubo cenital de MonteAlbán, centro
ceremonial perteneciente a la cultura
Zapoteca.
4.2 Movimientos de la luna
El cambio más evidente que se produce en la
Luna es el de las fases, que se repiten en un
periodo de unos 29,5 días (mes sinódico).
Su ciclo, fácil de observar y de determinar, ha
sido usado como base del calendario por
muchas culturas.
Además la órbita de la luna tiene, respecto de
la órbita terrestre, un movimiento que se
denomina precesión.
Se define la línea de los nodos de la órbita de
la luna como la línea de intersección del plano
de la órbita lunar con el plano de la órbita de
la tierra. Llamaremos nodo ascendente al
nodo en que la órbita de la Luna cruza el
plano de la órbita terrestre de sur a norte. El
nodo descendente es el nodo en que la órbita
de la luna cruza el plano de la órbita de norte
a sur.
Solo una vez cada ciclo de 18.6 años,
precisamente cuando el nodo ascendente
coincide con el punto de Aries (equinoccio de
primavera) la inclinación de la órbita lunar
respecto al ecuador es de 28.5º.
En el solsticio de invierno la luna nueva
saldrá y se pondrá por los lugares más
extremos hacia el sur y la Llena, por los más
extremos hacia el norte. A esta situación se le
denomina Parada mayor de la Luna.
Del mismo modo cuando la inclinación de la
órbita de la Luna respecto al ecuador es
mínima (9.3 años más tarde) los azimutes de
salida y puesta lunar en los solsticios
tomaran los valores menos extremos posibles.
Esta situación se la llama Parada menor.
Los fenómenos de paradas mayor y menor de
la luna son particularmente interesantes. Es
relativamente difícil percatarse de ellas y su
determinación requiere periodos de
observación bastante largos.
El que un pueblo o una civilización se fije en
ellas y las tenga en cuenta en sus rituales
indica una gran atención hacia la observación
del cielo, lo que quizá pueda ser tomado como
indicio de un alto grado de desarrollo cultural
4.3 Ortos y ocasos helíacos
Cuando se mira al cielo noche tras noche, a la
misma hora, se observa que las estrellas se
van desplazando respecto a la posición que
ocupaban en las noches anteriores.
Al ocaso de un astro, el ultimo atardecer en
que llegue a ser visible después de la puesta
del Sol, se le llama ocaso heliaco.
A la salida de un astro el primer día en que es
visible en el crepúsculo de la mañana, antes
de la salida del Sol, se le denomina orto
helíaco.
Los ortos y ocasos heliacos pueden ser
fenómenos de importancia en la
determinación del calendario, ya que permiten
fijar fechas concretas con bastante precisión.
Por ejemplo, el orto helíaco de Sirio era
utilizado por los antiguos egipcios para
anunciar la crecida del Nilo, que inundaba el
valle, humedeciendo y revitalizando la tierra y
asegurando así la prosperidad de la futura
cosecha.
4.4 Movimientos de los planetas
El origen del nombre planeta en griego
significa Vagabundo.
Los planetas se pueden dividir en dos
categorías: inferiores y superiores. Los
planetas inferiores, son aquellos cuya órbita
se encuentra entre el sol y la órbita de la
tierra. Los superiores, tienen sus orbitas mas
allá de la órbita terrestre.
Esta diferenciación afecta de manera
determinante al tipo de movimiento aparente
de unos y otros: los planetas inferiores se
mueven como oscilando adelante y atrás
respecto a la posición del cielo, sin separarse
demasiado de él, mientras que los superiores
evolucionan por todo el cielo.
En el movimiento aparente de cualquier
planeta se produce un fenómeno que, para los
antiguos observadores fue verdaderamente
llamativo: las estaciones y retrogradaciones.
El movimiento normal de todos los planetas, a
medida que pasan los días, es de oeste a este
y se debe a su movimiento orbital. Sin
embargo, al llegar a la oposición (si se trata de
un planeta superior) o a la conjunción (si se
trata de un planeta inferior), el planeta se
detiene (Estación) y empieza a desplazarse en
sentido contrario de este a oeste
(retrogradación) alcanzando su velocidad
máxima aparente en el momento de la
conjunción. Un tiempo después vuelve a
detenerse (nueva estación) y prosigue su
desplazamiento habitual hacia el este.
Las retrogradaciones planetarias, no solo
llamaron la atención de los antiguos
sacerdotes-astrónomos, sino que han
preocupado a los astrónomos occidentales
durante siglos, dando lugar a modelos
cosmológicos de la complicación del de
Ptolomeo, el siglo II d.C, o el de Copérnico en
el siglo XVI. L a explicación de la órbita de
Mart, por su parte, trajo de cabeza, durante
casi toda su vida, a Kepler.
4.5 Precesión de los equinoccios
La tierra, en su movimiento de rotación, se
comporta de forma análoga a como lo hace
una peonza. En una peonza que gira, se
pueden apreciar dos movimientos principales:
uno muy rápido de rotación y otro más lento,
como de bamboleo. En el caso de la tierra, el
primero de ellos corresponde a la rotación
diurna. El segundo, que es el que se
denomina precesión, completa un ciclo cada
26000 años.
De este modo, hace algunos miles de años, la
actual estrella Polar se encontraba bastante
alejada del polo, y dentro de algunos cientos
de años más, no podrá seguir siendo
considerada como indicadora precisa de la
posición del polo norte.
La precesión de los equinoccios afecta a las
coordenadas de las estrellas, modificando los
lugares en que se producen sus ortos y ocaso.
En la Luna sus coordenadas se desplazan
debido a la precesión de su propia orbita con
un periodo de 18.9 años.
4.6 Paralaje de la luna
Los efectos del tamaño de la tierra sobre la
posición aparente de la Luna, se dejan notar
cuando requieren observaciones con precisión
suficiente.
De esta forma sigma es la declinación de la
luna que en este caso es negativa y l, la
latitud del observador.
Si este observador trataba de medir la
declinación de la luna, como el ángulo que
forma, desde su punto de vista, la posición de
nuestro satélite con el ecuador, encontrara un
valor que no será real.
A la diferencia entre el valor encontrado y el
real se le denomina paralaje lunar y es igual
al ángulo B que se puede determinar
mediante la ecuación:
El valor de B depende de la variación que
experimenta la distancia de la tierra a la luna
como consecuencia de la excentricidad de la
órbita de esta, pero sobre todo depende de la
latitud del lugar de observación.
4.7 Refracción
El fenómeno de la refracción consiste en un
cambio en la trayectoria de un rayo de luz,
que se produce cuando este pasa de un medio
a otro de diferente densidad. Cuando la luz
procedente de una estrella, o de cualquier
astro, incluido el Sol, abandona el casi vacío
interplanetario para entrar en la atmosfera de
la Tierra, sufre, por esta razón, una
curvatura, que será tanto mayor cuanto
mayor sea el camino que debe recorrer a
través de la atmosfera, hasta llega al
observador, es decir, cuanto más bajo este el
astro en el horizonte. Como consecuencia de
todo esto, se ve algo más elevado de lo que
realmente está.
Como efecto adicional de la refracción se
produce un pequeño adelanto de la hora del
orto de cualquier astro y un ligero atraso en la
hora de su ocaso.
ARQUEOASTRONOMÍA
5. Fases del desarrollo de la Arqueoastronomía:
1) Periodo de recopilar, registrar y publicar datos,
en que dominan aquellos estudios que describen
las posibles orientaciones astronómicas de
monumentos y complejos astronómicos
2) La etapa de interpretaciones calendárico-
rituales, en que se trata de relacionar las
orientaciones astronómicas con las prácticas
ceremoniales de las sociedades antiguas, o de
describir patrones de las distribuciones acimutales
(diagramas o histogramas de orientación) en
categorías de fechas calendáricas importantes.
3) El periodo de las interpretaciones
socioculturales, en el que abundarían los trabajos
que unen orientaciones particulares, observaciones
de ciertos fenómenos astronómicos o los mismos
acontecimientos astronómicos, con necesidades
generadas por el sistema sociocultural, tales como
prácticas agrícolas, guerras, legitimación del poder
de linajes particulares o de toda la clase elitista,
creación de una cosmovisión dominante, etc.
4) Tras esta última fase, se propone el surgimiento
de otra etapa, la de presentación de modelos
generales sobre el papel de los fenómenos celestes
en los sistemas culturales. En este sentido,
deberían aparecer estudios que relacionaran
fenómenos celestes con elementos del medio
ambiente natural, necesidades sociales y
psicofisiologicas del hombre, percibidas en el
contexto cultural.
5. El paleolítico. Altamira
Los hombres del Paleolítico fueron, probablemente, los
primeros que trazaron las formas de las constelaciones,
inaugurando lo que luego se llamaría Astronomía.
La similitud encontrada entre la posición de tauro en un
planisferio con los bisontes de las pinturas rupestres
sugiere la hipótesis de que el autentico origen de los
dibujos de las constelaciones se halla en los techos de
las grutas. De hecho las cúpulas aparecen agrupadas
como las estrellas de una constelación.
El uso de puntos sobre los cuerpos de los animales para
denotar una significación ritual duro tanto como la
propia veneración a estos.
Aunque casi todas las especulaciones están
relacionadas con la fertilidad y la caza.
Suponer que el hombre del Paleolítico estaba
representando las estrellas no significa que tuviera
conocimientos astronómicos, era una forma de guiarse
de noche, gracias a las estrellas fijas.
Los principales vestigios encontrados de este hombre del
Paleolítico se hallan en el sur de Francia y en la
península Ibérica. (Imágenes)
5.1 Mapa celeste de la bóveda de Altamira
En las representaciones medievales de las
constelaciones, sería difícil reconocerlas si no
estuvieran acompañados de sus nombres y
descripciones. Por ejemplo el tapiz de La
Esfera de Toledo viene acompañado de los
nombres de las estrellas, lo que no nos
permite dudar de su significado.
En Altamira no tenemos esa evidencia. Por
eso, a falta de esta evidencia no se podrá
nunca llegar a demostrar que Altamira es un
planisferio celeste, pero la sensación que
produce la bóveda de los bisontes, las
posiciones de las figuras, e incluso sus
actitudes, es semejante a la producida por las
constelaciones en una noche estrellada.
5.2 Comparación de algunas figuras de Altamira
con las representaciones posteriores de las
constelaciones.
URSA MAJOR
Curiosamente la figura que, creemos,
representa a la Osa Mayor en el techo de
Altamira es el llamado <<Bisonte hembra>>
uno de los bisontes mejor conservados de la
cueva.
Su actitud quieta, como a la expectativa, y su
dirección, hacia la derecha, es la misma que
la de un manuscrito carolingio en cuya Osa
Mayor el copista fue fiel al original helenístico,
siguiendo la renovada tendencia de vuelta a
los modelos clásicos.
PERSEUS
El <<Bisonte que vuelve la cabeza>> pudiera
ser la representación de Perseo en la cueva de
Altamira. Este bisonte tiene sobre la nuca una
de las llamadas <<chozas>> que pueden
interpretarse como estrella; en la joroba una
cabeza de ciervo, aproximadamente en el
mismo lugar en que representaciones
posteriores situaron la cabeza de Medusa en
la mano de Perseo. Pero sin duda lo más
curioso es la coincidencia del movimiento de
la figura con las representaciones posteriores
de la constelación.
PEGASUS
En el cielo hay que imaginar un caballo patas
arriba y con el lomo hacia el horizonte.
Exactamente en esta posición se encuentra en
la cueva. Para encontrar sentido al aparente
desorden en que aparecen las figuras en la
bóveda de Altamira, se tendrían que mirar en
la posición en que mejor se ven las estrellas:
tumbado en el suelo.
CANIS MAJOR
Sirio, la estrella perro, no ha podido pasar
desapercibida jamás a ningún hombre que
mire las estrellas, ya que es la más brillante
del firmamento.
Si comparamos el dibujo del <<jabalí de la
entrada>> con los perros que posteriormente
se formaron con estas estrellas, observamos
que corresponden al mismo encaje: el de un
animal a la carrera.
SAGITTARIUS
Los paleolíticos pudieron ver en ellas la
<<Gran cierva>> que se encuentra en la
bóveda de Altamira, uno de los animales que
cierra la composición, igual que sagittarius
cierra el hemisferio Boreal. Su cabeza
triangular puede formarse con las estrellas
que posteriormente sirvieron para crear el
arco y la punta de la flecha, que originalmente
estaban compuestos por cuatro estrellas:
lambda, Delta, Gamma y Epsilon Sagittarii.
Pero lo que más sorprende en esta cierva, en
su posible identificación con sagittarius, es el
pequeño bisonte que se encuentra bajo ella,
cuya forma circular y proporción son muy
semejantes a las de la Corona Australis, y
ambos, cierva y bisonte, forman un conjunto
muy parecido-por no decir exacto- al que
forman en mapas posteriores Sagittarius y
Corona Australis.
ORION
Sorprende, asimismo, el perfecto encaje del
extraño <<Bisonte acéfalo>> con la forma que
sugieren las estrellas de la constelación de
Orión. Su situación en la cueva coincide con
la posición de la constelación en el cielo.
6. El megalitismo temprano. Valencia de Alcántara
En la comarca extremeña de valencia de alcántara, se
encuentra uno de los mayores (y mejor conservados)
conjuntos de monumentos megalíticos de la Península
Ibérica. Este conjunto se encuentra integrado por más
de 50 dólmenes, repartidos en un área de unos 500 km
cuadrados a ambos lados de la frontera hispanolusa.
Los dólmenes han sido estudiados en mayor detalle y
excavados con técnicas arqueológicas modernas.
Un análisis exhaustivo de los datos parece indicar con
relativa claridad que, tras la costumbre orientativa de
los constructores de dólmenes de la región, pudiera
esconderse una justificación astronómica.
A la hora de realizar un estudio arqueoastronomico,
puede resultar conveniente conocer cuál es el medio
ambiente de la región que se va a estudiar. En este
sentido, en la actualidad, el clima de la zona es
mediterráneo con influencias atlánticas, lo que significa
que la temporada de lluvias comienza a finales de
septiembre y tiene su máximo de precipitaciones en
abril. Pero los dólmenes se encuentran a una altura
media 200m superior que las regiones circundantes por
tanto el tiempo es ligeramente más húmedo y templado.
La zona cuenta con numerosos cursos permanentes de
agua. Se trabajó en 4 áreas diferentes de la región
midiéndose en todos los casos la orientación (acimut)
del corredor del dolmen k o de la línea perpendicular a
la cabecera pi en caso contrario. Se media también la
altura del horizonte en el punto señalado por la
orientación adecuada. Todos los datos pueden
considerarse precisos con un error de medida del orden
de 0.5º.
Los diagramas de orientación en acimutes astronómicos
para las cuatro regiones estudiadas muestran una
enorme coherencia, siendo indistinguibles desde el
punto de vista estadístico.
Hay tres objetivos astronómicos que pueden dar lugar a
un diagrama de orientación de este tipo:
a) El sol naciente.
Esta es la explicación más sencilla y por tanto
la más razonable, todos los dólmenes sin
excepción, miran al orto solar en algún momento
del año.
b) La luna naciente.
Es también simple: todos los dólmenes miran al
orto de la Luna, en alguna de sus distintas
fases, en algún momento del año.
No podemos olvidar la importancia de los
cambios de apariencia de la luna a lo largo de
un mes sinódico. El ciclo regenerativo de la luna
condujo a asociar a la luna con el ciclo
menstrual de la mujer y en consecuencia con la
fertilidad de los hombres y de las cosechas, de
forma que muchas de las grandes diosas de la
fertilidad de la antigüedad clásica (como
artemisa de efeseo) tenían en la luna una de sus
advocaciones principales.
c) Ortos estelares.
Se considera una posible conexión entre el
diagrama de orientación expuesto y el orto de
alguna estrella importante en la época de
construcción de los dólmenes.
Aunque parece una explicación razonable no se
han encontrado pruebas determinantes que
sitúen a un orto determinado en esta teoría.
Podría tratarse de Proción (alfa canis minoris) o
Antares (alfa Scorpii).
7. Neolítico-Bronce
De todas las astronomías antiguas, la neolítica
occidental fue la única en descubrir que los eclipses de
luna se producen dentro de grupos de 35,41,47 y 53
lunaciones o meses sinódicos y que estos, a su vez,
componen otros periodos como el de 223 meses
llamados Saros. Conocían, también, la forma en que los
eclipses lunares pueden sucederse en cada grupo, lo
que permitía a los sacerdotes, con un simple cómputo
de lunaciones sobre 47 unidades, anunciar la
posibilidad de presenciar estos fenómenos.
En el neolítico, el occidente europeo conocía dos tipos de
calendarios: el agrícola, para la determinación de los
ciclos de las estaciones y el astronómico religioso para
predecir en fecha fija (cada 235 lunaciones) el retorno
del sol y de la luna a los lugares que tenían señalizados
el observatorio de cada agrupación territorial.
7.1 Observatorios neolíticos en España
Cuando la función de los observatorios
prehistóricos occidentales era religiosa tenían
señalizadas como referencias principales,
mediante alineaciones de postes o piedras
enhiestas, un punto solsticial y una de las dos
oscilaciones extremas que, respecto a este
punto, la luna efectúa durante un periodo de
18.61 años. La configuración del horizonte
que se contempla desde el lugar de
observación era determinante en la posición
de esta oscilación, y podía ser tanto del orto
como del ocaso del satélite.
En España destacaron los siguientes
observatorios:
- El cerro amesetado de Santa Bárbara,
Villa la Fresneda. Teruel.
Que tiene indicadas las salidas del sol
en los dos solsticios.
- Santuario Astronómico de La pola. En
la sierra de l’Obac, en Barcelona. A
mediodía del solsticio de invierno la
luz del sol alcanzaba su altura
máxima en su iluminación del fondo
de la cueva.
- Santa María de Cervelló, Barcelona.
Tiene dos hoyos, situando en ellos dos
postes se visualizan el punto por
donde aparecía el sol en el solsticio de
verano y el orto de la Luna en la
posición más septentrional en verano.
- Pedra das Tenxiñas, en Galicia. Es por
ahora el máximo exponente
astronómico de la cultura del neolítico
bronce occidental. El conjunto de
stonehenge en Inglaterra, representa
su culminación matemática.
7.2 Predicción de los eclipses de Luna
En los momentos en que nuestro satélite en
su fase de Luna Nueva, se interpone entre el
Sol y la Tierra, en las regiones oscurecidas por
la proyección de su sombre, se observa un
eclipse solar. Se produce un eclipse lunar si
en su fase de Luna Llena atraviesa el cono de
sombra de la Tierra. Cuando penetra sólo en
la zona de penumbra, parcialmente iluminada
por el sol, ocurre el llamado eclipse
penumbral, en el que se reduce tan poco el
resplandor de la superficie de la Luna que
puede pasar desapercibido.
La probabilidad de repetición de un eclipse de
Sol en un punto determinado tiene una media
de 360 años, mientras que en 100 años se
pueden observar en el mismo lugar unos 90
eclipses lunares.
Esta dificultad para reunir datos estadísticos
de los eclipses solares explica que en el
neolítico occidental, únicamente se
descubrieran las relaciones periódicas de los
eclipses lunares.
Debemos subrayar que aquellos astrónomos
solo sabían dónde-en que lunaciones es
posibles la incidencia de un eclipse-, lo que no
podían anunciar era cuando se produciría.
El hecho de desconocer la rotación de la
Tierra les debió impedir comprender que lo
que consideraban fallos en sus pronósticos
ocurría en realidad pero era visible en otra
parte del globo.
8. España como fuente de riqueza cultural
8.1 Andalucía
*necrópolis de Montefrío. Granada
Tumbas alhama de Almería
8.2 Baleares
Taula de Torralba. Menorca
Naveta des tudons.Menorca
8.3 Canarias
Cuatro Puertas. Canarias
Reflexión final:
<< La mera contemplación de la bóveda celeste provoca en la
conciencia primitiva una experiencia religiosa>> Mircea Eliade
Bibliografía recomendada:
-The study of cultural Astronomy. Ruggles CL y Saunders NJ.
University of Colorado.
- Arqueoastronomía hispana. Juan A. Belmonte Avilés (entre otros)