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Para todos los fans de Fowl que viajaron a los Elementos del Subsuelo conmigo. Gra-
cias.
Prlogo
ri; Hoy
Los Berserkers yacan ordenados en espirales debajo de las runas de piedra,
haciendo bucles hacia abajo, al interior de la tierrasin las botas, pero si con la cabeza, como el hechizo lo demandaba. Por supuesto, luego de 10 mil aos bajo la
superficie, ya no haban botas o cabezas fsicas. Slo el plasma de la magia negra
los contena mentalmente intactos, e incluso eso se estaba disipando, contaminan-
do la tierra, causando extraas cepas en las plantas e infectando a los animales
con una agresin no comn. En tal vez una docena de lunas llenas, los Berserkers
se habran ido completamente, y su ltima chispa de poder volara dentro de la tie-
rra.
Todava no desaparecimos pens Oro de Danu, capitn de los Berserkers. Esta-mos listos para aprovechar nuestro glorioso momento cuando llegue y sembrar el
caos entre los humanos. Envi este pensamiento a travs de la espiral, y se enorgulleci al sentir el eco de
su sentimiento en sus guerreros mgicos.
Sus deseos estn tan afilados como las espadas que una vez blandieron, pens A pesar de que estemos muertos y enterrados, las ch ispas de nuestro sangriento propsito, queman brillantemente nuestras almas. Era el odio de la humanidad lo que mantena las chispas vivaseso y la magia ne-gra del brujo Bruin Fadda. Ms de la mitad de su compaa de guerreros haban
expirado y pasado al otro lado, pero todava cinco veintenas quedaban para com-
pletar su deber, cmo ellos lo llamaban.
Recuerden a sus antepasados, les deca el duende brujo un montn de siglos ante-
s, incluso cuando la arcilla caa en su carne. Recuerden a aquellos que murieron y
a los humanos que los mataron.
Oro recordaba, y siempre lo hara. As como tampoco podra olvidar la sensacin
de las piedras y la tierra golpeando su moribunda piel.
Recordaremos, Envi a la espiral. Recordaremos y regresaremos El pensamiento se desliz hacia abajo, y luego reson entre los guerreros muertos,
quienes estaban ansiosos por ser liberados de sus tumbas y ver la luz del sol una
vez ms.
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Captulo 1
Una situacin del Complejo
Notas del maletn del Dr. Jerbal Argon, de la fraternidad psicolgica
1. Artemis Fowl, una vez auto llamado mente maestra adolescente criminal, ahora
prefiere el termino genio juvenil. Aparentemente ha cambiado. (Nota para m:
Harrumph.)
2. Los pasados seis meses, Artemis ha estado teniendo sesiones de terapia sema-
nales en mi clnica en Ciudad Refugio, en un intento para superar un severo caso
del Complejo de Atlantis, una situacin psicolgica que desarroll como resultado
de su intromisin con las criaturas mgicas. (Bien merecido, tonto fangosillo.)
3. Recordar subir la horrorosa cuenta a los Policas de los Elementos del Subsuelo.
4. Artemis parece estar curado, y en un tiempo record Es esto probable? O in-
cluso posible?
5. Discutir mi teora de la relatividad con Artemis. Podra hacer un captulo muy in-
teresante para mi V-Book: Frustrando a Fowl: Engaando a los pantalones inteli-
gentes (Los publicadores adoran el ttuloKa-ching!) 6. Ordenar ms analgsicos para mi maldita cadera.
7. Emitir un certificado en limpio sobre la salud mental de Artemis. Hoy, sesin final.
Oficina del Dr. Argon, Ciudad Refugio, elementos del subsuelo
La impaciencia de Artemis Fowl aument. El Dr. Argon estaba retrasado. Esta lt i-
ma sesin era innecesaria al igual que las otras seis. l estaba completamente cu-
rado, dios santo, y lo haba estado desde la semana dieciocho. Su prodigiosa intel i-
gencia haba acelerado el proceso, y no debera estar jugando con sus pulgares
ante la peticin de un gnomo psiclogo.
Al principio, Artemis paseaba por la oficina, rechazando calmarse con la pared de
agua y sus luces del humor; luego se sent por un minuto en la cabina de oxgeno,
que descubri un poco demasiado calmante.
Cabina de oxgeno, en efecto, pens saliendo de la cabina. Finalmente, la puerta sise y se deslizo a un lado, dejando entrar al Dr. Jerbal Ar-
gon a su propia oficina. El gnomo rechoncho coje directo a su silla. Se dejo caer
hacia el abrazo de su relleno, golpeando los controles del apoyabrazos hasta que
una bolsa de gel brillo suavemente a la derecha de su cadera.
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-Aaaah, -Suspir Mi cadera me est matando. Honestamente, nada ayuda. Las personas piensan que conocen el dolor, pero no tienen ni idea.
-Llegas tarde, -Seal Artemis en Gnmico fluido, su voz carente de simpata.
Argon suspir felizmente mientras el caliente almohadn de la silla haca efecto en
su cadera.
-Siempre apurado, eh, fangosillo? Por qu no tuviste una bocanada de oxgeno o
meditaste frente a la pared de agua? El Monje Hey-Hey maldice frente a esa cosa.
-No soy un duende pastor, Doctor. Lo que el Monje Hey-Hey hace despus del pri-
mer gong me interesa poco Podemos proceder con mi rehabilitacin? O prefieres
gastar ms de m tiempo?
Argon resopl un poco e inclin su cuerpo hacia adelante, abriendo unos expedien-
tes sobre su escritorio.
-Por qu entre ms sano ests, ms antiptico te vuelves?
Artemis cruz las piernas, su lenguaje corporal estaba relajado por pr imera vez.
-Solamente ira reprimida, Doctor De dnde provendr?
-Cumplamos con tu disposicin Si, Artemis? -Argon agarr una pila de tarjetas del
archivo. Voy a mostrarte algunas manchas de tinta, y t me debes decir que figura te sugieren.
El quejido de Artemis fue extenso y teatral. Manchas de tinta. Oh, por favor. Mi vi-da es considerablemente ms corta que la suya, Doctor. Prefiero no gastar tiempo
valioso en pruebas intiles. Tambin debemos leer hojas de t o adivinar el futuro
en las entraas del pavo.
-La lectura de las manchas de tinta son indicadores confiables de la salud mental, -
Objet Argon. Probadas y comprobadas. -Comprobadas por psiquitricos para psiquitricos, -Buf Artemis.
Argon le dio un manotazo a una de las tarjetas de la mesa.
-Qu ves en esta mancha de tinta?
-Veo una mancha de tinta, -Dijo el humano.
-S, pero, qu es lo que la mancha te sugiere?
Artemis sonri de manera altamente molesta.
-Veo la carta quinientos treinta y cuatro.
-Perdn?
-Carta quinientos treinta y cuatro, -Repiti el genio. De una serie de seiscientas cartas estndares de manchas de tinta. Las memoric durante nuestra sesin. Ni
siquiera las mezclaste.
Argon cheque el nmero en la parte de atrs de la carta: 534. Por supuesto.
-Conocer el nmero no responde a la pregunta Qu es lo que ves?
Artemis permiti que su labio se tambalease.
Veo un hacha que chorea sangre. Tambin un nio asustado y un elfo vestido con la piel de un trol.
-De veras? Ahora Argon estaba interesado. -No. No es en serio. Veo una construccin segura, tal vez una casa familiar, con
cuatro ventanas. Una mascota fiel y un camino que lleva desde la casa hasta la dis-
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tancia. Creo, que si te fijas en tu manual, encontrars que esta respuesta entra en
los parmetros de salud.
Argon no necesitaba fijarse. El fangoso estaba en lo correcto, como siempre. Tal
vez, con su nueva teora, poda tomarlo desprevenido. No era parte del programa,
pero poda hacerlo ganar un poco de respeto.
-Has escuchado sobre la teora de relatividad?
Artemis parpade. -Es una broma? Viaj a travs del tiempo, Doctor. Creo que se
un poco sobre relatividad.
-No. No esa teora; mi teora de la relatividad propone que todas las cosas mgicas
estn relacionadas e influenciadas por antiguos hechizos o puntos calientes mgi-
cos.
Artemis tom su barbilla. -Interesante. Pero pienso que encontraras que tu postula-
cin debera llamarse la teora de relativinodad.
-Como sea, -dijo Argon, dejando atrs la objecin. Hice una pequea investiga-cin, y parece ser que los Fowl han molestado a la gente mgica varias veces du-
rante miles de aos. Docenas de antecesores tuyos intentaron obtener una olla de
oro, a pesar de que has sido el nico en tener xito.
Artemis se enderez; esto era interesante. Y nunca supe esto porque le borraron la memoria a mis antepasados.
-Exactamente, -dijo Argon, excitado por tener la completa atencin de su paciente. -
Cuando era joven, tu propio padre maniat a un enano que haba sido atrado a su
propiedad. Imagino que todava suea con ese momento.
-Bien por m. Un pensamiento golpe a Artemis. -Por qu el enano fue atrado a nuestra mansin?
-Por la magia residual fuera de escala que hay all. Algo pas en la finca de los
Fowl. Algo grande, mgicamente hablando.
-Y el poder permanente nos implanta ideas en las cabezas de los Fowl y nos gua
hacia la creencia en magia, -Murmur Artemis, casi para s mismo.
-Exacto. Es una situacin de goblin-y-huevo Pensaste sobre la magia antes de
encontrarla? O la magia te hizo pensar en buscarla?
Artemis tom un par de notas en su smartphone.-Y este enorme evento mgico,
podras ser ms especfico?
Argon se encogi de hombros. Nuestros registros no llegan tan lejos. Dira que es-tamos hablando de cuando las hadas vivan en la superficie, ms de diez mil aos
atrs.
Artemis se levant y se cerni sobre el gnomo rechoncho. Senta que le deba algo
al doctor por su teora de la relativinodad, qu, ciertamente llevara alguna investi-
gacin.
-Dr. Argon, Tuvo pie equinovario de pequeo?
Argon estaba tan sorprendido que respondi honestamente a la pregunta personal,
muy inusual para un psicologo. S, s tuve. -Y fuiste forzado a usar zapatos correctivos con suelas apiladas?
Argon estaba intrigado. No haba pensado en esos horribles zapatos en siglos; de
hecho, los haba olvidado hasta el momento.
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-Slo uno, en mi pie derecho.
Artemis asinti sabiamente, y Argon sinti como si sus roles hubieran sido cambia-
dos, y l fuera el paciente.
-Puedo adivinar que tu pie fue alineado correctamente, pero que tu fmur se torci
levemente en el proceso. Una simple ortesis debera solucionar tu problema. -
Artemis saco una servilleta doblada de su bolso. Hice un diseo mientras me ten-as esperando en estas ltimas sesiones. Potrillo debera ser capaz de construrte-
lo. Debo de haber estado unos milmetros afuera de mi estimacin de tus dimensio-
nes, as que mejor seas medido. Apoy diez dedos en el escritorio. -Puedo irme? He cumplido con mi obligacin?
El mdico asinti sombramente, pensando que posiblemente omitira esa sesin
de su libro. Observ a Artemis caminar a travs del suelo de la oficina y desapare-
cer tras el camino de entrada.
Argon estudi el dibujo en la servilleta y supo por instinto que Artemis estaba en lo
correcto sobre su cadera.
O ese chico es la criatura ms sana de la tierra, pens, o est tan desequilibrado que nuestras pruebas no pueden siquiera raspar la superficie. Argon agarr un sello de caucho de su escritorio, y, cubriendo el expediente de Ar-
temis, estamp FUNCIONALen grandes letras rojas.
Eso espero,pens. En verdad lo espero. El guardaespaldas de Artemis, Mayordomo, aguard por su jefe afuera de la oficina
del Dr. Argon, en una gran silla, regalo del centauro Potrillo, consultor tcnico de la
Polica de los Elementos del Subsuelo.
-No puedo quedarme parado, vindote encaramado en un taburete mgico, -Le
haba dicho Potrillo. Ofende mis ojos. Pareces un mono pelando un coco. -Muy bien, -haba respondi Mayordomo con su voz grave. Acepto el regalo, pero solo por la preservacin de tus ojos.
En verdad haba estado feliz de tener una silla cmoda, siendo ms de 1,98 metros
de alto en una ciudad de gente de 91 centmetros.
El guardaespaldas se par y se estir, aplastando sus palmas contra el techo, que
era el doble de alto que un hada estndar. Gracias a dios, Argon tena gusto por lo
exagerado, o Mayordomo no podra haberse parado derecho en la clnica. En su
opinin, el edificio, con sus techos abovedados, sus tapices con motas doradas, y
puertas de madera retro, se vea ms como un monasterio, donde los monjes hac-
an sus votos de riqueza, que un centro mdico. Solo la pared con laser, los desin-
fectantes de manos y la ocasional duendecilla enfermera que pasaba, le recordaba
que era en realidad una clnica.
Estoy tan feliz de que esto est llegando a su fin, Haba pensado Mayordomo al menos una vez cada cinco minutos en las dos ltimas semanas. Haba estado en
lugares pequeos muchas veces; pero haba algo en ser confinado en una ciudad
sujeta al interior de la tierra que lo haca sentir claustrofbico por primera vez en su
vida.
Artemis emergi de la oficina de Argon, su sonrisa de autosuficiencia ms pronun-
ciada que lo usual. Cuando Mayordomo vio esta expresin, supo que su jefe estaba
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nuevamente al mando de sus facultades, y que el Complejo de Atlantis estaba certi-
ficado como curado.
No ms contar palabras. No ms miedo irracional por el nmero cuatro. No ms pa-
ranoia e ilusiones. Gracias a dios por eso.
De todas formas pregunt, solo para estar seguro. -Bueno, Artemis, Cmo esta-
mos?
Artemis aboton el saco de algodn de su traje azul marino. Estamos bien, Ma-yordomo. Eso quiere decir que yo, Artemis Fowl Segundo, estoy cien por ciento
funcional, lo que es unas cinco veces ms funcional que una persona promedio. O,
ponindolo de otra manera: uno punto cinco de Mozart. O tres cuartos de da Vinci.
-Slo tres cuartos? Estas siendo modesto.
-Correcto, -dijo Artemis, sonriendo. Lo estoy. Los hombros de Mayordomo se hundieron con alivio. Ego inflado, suprema confian-
za en s mismo. Artemis era, definitivamente, el de antes.
-Muy bien. Recojamos a nuestra escolta y sigamos nuestro camino, podemos?
Quiero sentir el sol en mi cara. El sol real, no esas lmparas de UV que tienen aqu.
Artemis sinti una punzada de simpata por su guardaespaldas, una emocin que
haba estado experimentando ms y ms seguido en los meses recientes. Era lo
suficientemente difcil para Mayordomo pasar desapercibido entre los humanos; all
abajo, solo podra haber llamado ms la atencin usando un traje de payaso y
haciendo malabares con bolas prendidas fuego.
-Muy bien, -Estuvo de acuerdo Artemis. Pasaremos a buscar a nuestra acompa-ante y partiremos Dnde est Holly?
Mayordomo seal haca abajo por el corredor. Donde siempre. Con el clon. La Capitana Holly Canija de la Polica de los Elementos del Subsuelo de la d ivisin
de Refugio observ la cara de su archi-enemiga y solo pudo sentir pena. Por su-
puesto, si hubiera estado observando a la verdadera Opal Koboi y no a un clon, la
pena no hubiera sido el ultimo sentimiento en su lista, pero definit ivamente estara
muy por debajo de rabiay disgusto intenso, bordeando el odio. Pero este era un
clon, crecido por adelanto para por una duendecilla megalomanitica con un doble
fsico, para ser liberada de la custodia en la clnica de J. Argon si la PES hubiera
podido encarcelarla, que hicieron.
Holly senta lstima por el clon porque era una criatura pattica y muda, que nunca
debi de ser creada. El clonamiento haba sido censurado por la ciencia por razo-
nes religiosas y por el obvio hecho de que un ser sin fuerza o alma para dar poder
a su sistema, estaba condenado a una vida corta de actividad cerebral negligente y
el fallo de rganos. Este clon haba vivido la mayora de sus das en una incubado-
ra, luchando por cada respiro desde que haba sido retirado del cristal donde haba
crecido.
-No por mucho ms tiempo, pequea, -Susurr Holly, tocando la frente sustituta del
clon a travs de los guantes esterilizadores construidos en la pared de la incubado-
ra.
Holly no poda decir con exactitud por qu haba empezado a visitar al clon. Tal vez
porque Argon le haba dicho que nadie lo haca.
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Vino de ninguna parte. No tiene amigos.
Ella al menos tena dos amigos. Artemis haba estado unindose a sus visitas, y va-
rias veces se sentaba a su lado en silencio, algo inusual en l.
La designacin oficial del clon era Experimento desautorizado 14, pero los chisto-
sos de la clnica la haban nombrado Nopal, que era un cruel juego de palabras en-
tre el nombre Opal y las palabras no pal (N/A: Pal en ingles es Amigos). Malvado o
no, el nombre encajaba; y ahora incluso Holly lo usaba, pens frgilmente.
Argon le haba asegurado que el Experimento Desautorizado 14 no tena facultades
mentales, pero Holly estaba segura de que a veces, los ojos tmidos de Nopal reac-
cionaban a sus visitas Poda el clon reconocerla?
Holly mir las delicadas fracciones de Nopal e, irremediablemente, le record a
quien don los genes del clon.
Esa duendecilla es veneno, pens amargamente. Lo que toca, emblanquece y muere. Artemis entr a la habitacin y se par al lado de Holly, descansando una mano en
su hombro.
-Estn equivocados sobre Nopal,-dijo Holly. Ella siente y entiende. Artemis se inclin. Lo s. Le ense algo la semana pasada. Observa. Pos una mano en el vidrio, golpeando sus dedos lentamente en una secuencia,
construyendo un ritmo. Es un ejercicio elaborado por un doctor cubano llamado Parnassus. Lo usa para generar una respuesta de parte de infantes, e incluso de
chimpancs.
Artemis contino golpeando, y, lentamente, Nopal respondi alzando su mano tra-
bajosamente hacia la del chico y golpeando el cristal con torpeza en un intento de
copiar el ritmo.
-All Ves? -dijo Artemis.-Inteligencia.
Holly lo golpe suavemente, hombro contra hombro, su versin de un abrazo. Saba que, eventualmente, tu cerebro sera til.
El grupo de bellotas sobre el pecho del traje de la PES de Holly vibraron, y la elfa
toc su aro tecnolgico, aceptando la llamada. Un rpido vistazo a su computadora
de mueca le dijo que era una llamada del consultor tcnico de la PES, Potrillo, y
haba sido clasificada como urgente.
-Potrillo Qu pasa? Estoy en la clnica como niera de Artemis.
La voz del centauro era tan clara como el cristal a travs de las conexiones inalm-
bricas de Ciudad Refugio.
-Te necesito de vuelta en la Plaza de Polica, ahora. Trae al fangosillo.
Sonaba dramtico, pero Potrillo poda ser la reina del drama si su souffl de zana-
horia colapsase.
-As no es como esto funciona, Potrillo. Los consultores no les dan rdenes a los
capitanes.
-Tenemos a una seal de Koboi viniendo de un satlite. Es una seal en vivo, -
Contrarrest el consultor tcnico.
-Estamos de camino, -dijo Holly, cortando la conexin.
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Recogieron a Mayordomo en el corredor. Artemis, Holly, y Mayordomo eran tres
aliados que haban superado campos de batalla, rebeliones, y conspiraciones, to-
das juntas y haban desarrollado sus propias crisis.
El guardaespaldas vio a Holly usando su cara de trabajo.
-Situacin?
Holly sigui de largo, obligando a los otros a seguirla
-Opal, -dijo en ingles.
La cara de Mayordomo se endureci. -Ojos en?
-Transmisin satelital.
-Origen? pregunt el guardaespaldas. -Desconocido.
Se apuraron por el corredor retro hacia el patio de la clnica. Mayordomo adelant
al grupo y mantuvo la puerta vintage abierta, con sus ventanas manchadas que re-
presentaban a un doctor consolando a un lloroso paciente.
-Vamos a tomar el Palo? Pregunt el guardaespaldas, su tono sugera que prefe-rira no tomarlo.
Holly atraves la entrada. Perdn, grandote, hora del Palo. Artemis nunca haba estado en un transporte pblico antes, humano o mgico, y
por eso pregunt, -qu es el Palo?
El Palo era el nombre de una calle que tena una serie de cintas transportadoras
que corran en lneas paralelas a travs de una red de cuadras de ciudad Refugio.
Era un modo anciano, rpido y seguro de transporte, que operaba con una base de
sube/baja similar a cierto sistema humano de cintas de transporte en los aeropuer-
tos. Eran plataformas a lo largo de la ciudad, y todas las personas deban dar un
paso hacia la correa y aferrarse a un palo de fibra de carbn que brotaba de ella.
Por eso el nombre de Palo.
Por supuesto, Artemis y Mayordomo haban visto el Palo antes, pero el nio nunca
haba planeado usar un modo de transporte tan indignante, y, por lo tanto, no se
haba molestado en averiguar su nombre. Artemis saba que, con su famosa falta
de coordinacin, cualquier intento de subirse a la cinta hubiera resultado en una
cada humillante. Para Mayordomo, el problema no era el de la coordinacin o de
su escasez. l saba que con su volumen, sera difcil solamente encajar sus pies
en la anchura de la correa.
-Ah, s -dijo Artemis. El Palo. Segura que una cabina verde no sera ms rpida? -Nop, -dijo Holly, presionando hacia Artemis arriba de la rampa hasta la plataforma,
luego golpendolo en los riones en el momento exacto para que se parara sobre
la cinta inconscientemente, su mano descansando en un asidero bulboso del palo.
-Hey, -dijo Artemis, tal vez la tercera vez en su vida que haba usado una jerga ex-
pletiva. Lo hice. -Prxima parada, los Olmpicos,-dijo Holly, que haba montado la correa atrs suyo.
-Vamos guardaespaldas,-Llam a Mayordomo por sobre su hombro. Tu jefe se est adentrando en un tnel.
Mayordomo le lanz a la elfa una Mirada que podra haber intimidado a un toro.
Holly era una querida amiga, pero sus bromas podan ser crueles. Se puso de pun-
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tillas sobre la cinta, apretando sus enormes pies en una sola seccin y doblando las
rodillas para agarrar el pequeo palo. En silueta, se pareca a la bailarina ms vo-
luminosa del mundo tratando de arrancar una flor.
Holly podra haber redo si Opal Koboi no hubiera estado en su mente.
La cinta de El Palo llev a sus pasajeros desde la Clnica de Argon, a travs del
borde de una plaza con estilo italiano, hasta un tnel bajo, que haba sido cortado
con laser de la roca slida. Los tenedores llenos de ensalada de las hadas se que-
daban congelados a medio camino de sus bocas mientras el extrao tro pasaba.
La vista de un traje de la PES era comn en la correa del Palo, pero un nio huma-
no larguirucho, vestido como un empresario y un hombre-montaa, del tamao de
un trol, era bastante inusual.
El tnel tena apenas 90 centmetros de altura, as que Mayordomo fue forzado a
doblarse sobre tres secciones, aplastando muchos asideros en el proceso. Su nariz
estaba a no ms de un par de centmetros de la pared del tnel, y not que estaba
gravada con hermosos pictogramas luminosos, representando episodios de la his-
toria humana.
As, las hadas jvenes, podan aprender algo sobre su propia herencia cada vez
que pasaban por all. Que maravilloso Pens Mayordomo, pero suprimi su admi-racin para concentrarse en las tareas de guardaespaldas y no gastar neuronas en
estar maravillado mientras estaba bajo tierra. Gurdalo para el retiro, pensEntonces podrs volver atrs y apreciar el arte. La Plaza de la Polica era una cresta empedrada de forma que la silueta de la in-
signia en forma de bellota de la Polica de los Elementos del Subsuelo estuviese
cuidadosamente trazada por maestros artesanos. En lo que concerna a los oficia-
les de la PES, era una completa prdida de esfuerzo, puesto que, generalmente, no
eran del tipo que se inclinaba para mirar desde las ventanas del cuarto piso y ma-
ravillarse por como la luz solar artificial enganchaba el ritmo de cada adoqun dora-
do y se arreglaba para centellear.
En este da en particular, pareca que todos en el cuarto piso se haban desl izado
de sus cubculos, como guijarros en una superficie inclinada, para reunirse en la
sala de Situaciones, unida a la oficina/laboratorio de Potrillo.
Holly se abri paso a codazos por la seccin ms angosta del extraamente silen-
cioso grupo. Mayordomo simplemente se aclar la garganta una vez y la multitud se
apart como si estuviera magnticamente repelida del gigante humano. Artemis
tom este camino hacia dentro de la sala de Situaciones para encontrar al Coman-
dante Camorra Kelp y a Potrillo, parados frente a una pantalla del tamao de la pa-
red, absortos por los acontecimientos.
Potrillo not los jadeos que seguan a Mayordomo hacia donde sea que iba en Re-
fugio y mir a su alrededor.
-Que los cuatros te acompaen, -le susurr el centauro a Artemis, su felicita-
cin/broma estndar por los pasados seis meses.
-Estoy curado, como bien t sabes,-dijo Artemis. -Qu est pasando?
Holly se hizo un espacio al lado de Camorra Kelp, que pareca estar transformn-
dose en su jefe formal, el Comandante Julius Remo, mientras pasaban los aos. El
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Comandante Kelp rebosaba de una actitud determinada, causa por la que haba
adoptado el nombre de Camorra despus de su graduacin. Una vez haba tratado
de arrestar un trol por ensuciar, y result en el parche de piel artificial en la punta
de su nariz, que brillaba amarillento desde un cierto ngulo.
-Corte Nuevo, Skipper, -Dijo Holly. Remolacha tiene uno como ese. El Comandante Kelp no quit sus ojos de la pantalla. Holly estaba bromeando por-
que estaba nerviosa y Camorra lo saba. Ella estaba en lo correcto en estar nervio-
sa. De hecho, sentir por completo miedo hubiera sido ms apropiado, dada la s i-
tuacin que se emita frente a ellos.
-Mira el show, Capitana, -dijo entre dientes. Es bastante explicativo. Haban tres figuras en la pantalla, un prisionero de rodillas y dos captores; pero
Holly no ubic a Opal Koboi en seguida porque la buscaba entre los dos seres pa-
rados. Con un salto, se dio cuenta de que Opal era la prisionera.
-Es un truco, -Dijo- Debe de serlo.
El Comandante Kelp se encogi de hombros. Mralo y observa.
Artemis se acerc a la pantalla, escaneando la imagen en busca de informacin.
-Estn seguros de que es en vivo?
-Es una seal en vivo, -Dijo Potrillo. supuse que podan estar envindonos una seal pre-grabada.
-De dnde proviene?
Potrillo observ el mapa trazado en su propio monitor. La lnea de llamada vena de
un satlite mgico desde Sud-frica, de all hacia Miami y luego hacia otro centenar
de lugares, como el garabato de un nio molesto.
-Hackearon un satlite y corrieron la lnea a travs de una serie de capas. Podra
ser cualquier lugar.
-El sol est alto, -reflexion Artemis en voz alta. Puedo adivinar por las sombras que es temprano por la tarde. Si es actualmente una seal en vivo.
-Eso lo reduce a un cuarto del planeta, -Dijo Potrillo custicamente.
El alboroto del cuarto se intensific mientras, en la pantalla, uno de los dos gnomos
voluminosos parado tras Opal levant un arma humana automtica, que pareca un
can en sus dedos mgicos.
Pareca que de pronto la temperatura de la sala de Situaciones haba disminuido.
-Necesito paz, - dijo Artemis. Saquen a esta gente de aqu. La mayor parte de los das, Camorra Kelp hubiera discutido con Artemis sobre que
no tena autoridad para limpiar la habitacin, y, probablemente, habra invitado a
ms gente a entrar a la estrecha oficina, slo para probar su punto; pero este no
era la mayor parte de los das. -Todos fuera, -Le ladr a los oficiales reunidos -Holly, Potrillo y fangosillo, quden-
se donde estn.
-Creo que tambin me quedar,-Dijo Mayordomo, escudando con su mano la parte
de arriba de su cabeza para evitar quemarse con la lmpara.
Nadie objet.
Usualmente, los oficiales de la PES hubieran protestado con su reticencia de ma-
chos cuando se les ordenaba moverse, pero en esa instancia se apuraron hacia el
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monitor ms cercano, ansiosos de no perderse ni un solo fragmento de los eventos
que se estaban desencadenando.
Potrillo trab la puerta tras ellos con un golpe de su pata, luego oscureci las ven-
tanas para que no hubiera ninguna distraccin de afuera. Los otros cuatro forma-
ban un semicrculo frente a la pantalla de la pared, mirando los que parecan ser
los ltimos minutos de la vida de Opal Koboi. Una de las Opal Kobois, en cualquier
caso.
En la pantalla haban dos gnomos, ambos usando mascaras paras fiestas anti-UV,
programadas para parecerse a cualquiera. Estas haban sido modeladas a Pip y
Kip, dos gatitos animados populares en la TV, pero las figuras aun eran reconoci-
bles como gnomos por sus torsos fornidos y sus antebrazos rechonchos. Estaban
frente a una mediocre pared gris, cernindose sobre el pequeo duende que estaba
de rodillas sobre las marcas de barro de algn vehculo con ruedas, agua cayendo
de las piernas de su traje de diseador. Las muecas de Opal estaban atadas y su
boca tapada, y pareca verdaderamente aterrorizada.
El gnomo con la pistola habl a travs de la caja de voz de la mscara, disfrazando
su voz como la de Pip el gatito.
-No puedo hacerlo ms simple, -chill, y, de alguna manera, la voz animada lo hizo
parecer ms peligroso. Tenemos una Opal, ustedes tienen la otra. Dejan salir a su Opal, y nosotros no matamos a sta. Tenan veinte minutos, ahora tienen quince.
Pip el gato lade su arma.
Mayordomo toc el hombro de Holly.
-Acaba de decir...?
-S. Quince minutos u Opal muere.
El guardaespaldas puso el aparato traductor en su odo. Pero era tan confiable co-
mo su dudosa comprensin de Gnmico.
Camorra Kelp estaba incrdulo,
-Qu clase de trato es ese? Danos un terrorista o matamos a un terrorista?
-No podemos dejar que alguien sea asesinado delante de nuestros ojos, -dijo Holly.
-Absolutamente no, -estuvo de acuerdo Potrillo. No somos humanos. Artemis carraspe.
-Perdn, Artemis, -dijo el centauro. Pero ustedes, los humanos, son una raza se-dienta de sangre. Seguro que a veces producimos una duendecilla loca por poder,
pero por lo general, las criaturas somos amantes de la paz. Que es probablemente
la razn por la que vivimos aqu abajo en primer lugar.
Camorra Kelp gru, uno de sus recursos como lder (Que no mucha gente poda
acarrear, especialmente cuando estaba parado sobre lo que Artemis estaba seguro
que eran botas de ms de treinta centmetros.) Pero el gruido de Camorra era lo
suficientemente convincente como para sofocar la disputa.
-Concntrense, gente, -Dijo.Necesito una solucin aqu. Bajo ninguna circunstan-cia podemos liberar a Opal Koboi, pero tampoco podemos quedarnos parados y de-
jar que sea asesinada.
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La computadora haba recogido algunas referencias de Koboi en la pantalla, y hab-
a elegido correr su archivo en una ventana lateral, en cualquier caso, nadie necesi-
taba refrescar su memoria.
Opal Koboi. Duende genio certificada como industrialista e inventora. Organiz el
golpe goblin y su protesta. Clonada a s misma para escapar de prisin y tratar de
liderar a los humanos a Refugio. Responsable del asesinato del Comandante Julius
Remo. Posea una glndula pituitaria humana implantada para desarrollar la hor-
mona del crecimiento (removida con posterioridad). La versin ms joven de Opal
sigui a la Capitana Canija desde el pasado y se encuentra actualmente en la lnea
del tiempo del presente. Est asumido que tratar de liberar a su yo encarcelado y
volver a su propio tiempo. Opal ocupa la posicin uno y dos en la lista de los Ms
Peligrosos de la PES. Categorizada como altamente inteligente, motivada, y psic-
tica.
Esta es una movida osada, Opal, pens Artemis. Y con repercusiones potencial-mente catastrficas. Sinti a Holly mirando su hombro.
-Qu piensas, Artemis?
El nio frunci el seo.
Mi primera impresin es llamarlo un engao. Pero los planes de Opal, siempre to-man en cuenta las primeras impresiones.
-Podra ser una trampa. Tal vez, esos goblins simplemente dispararn en fa lso.
Artemis sacudi la cabeza.
-No. Eso no traera otro desenlace ms que un momento de horror para nosotros.
Opal ha planeado esto para ganar, cual sea la ocasin. Si la desencarcelas, enton-
ces ella es libre. Si la Opal ms joven muere, entonces... entonces qu?
Mayordomo intervino.
Puedes hacer toda clase de cosas con los efectos especiales, hoy en da Y si computarizaron su cabeza para que explote?
Artemis estaba decepcionado por esta teora, la cual sinti que ya haba descarta-
do.
-No, Mayordomo. Piensa. De nuevo, no hay nada que ganar.
Potrillo buf. En cualquier punto, si la matan, sabremos muy pronto si todo eso es real o no.
Artemis ri a medias. Es verdad. Ciertamente sabremos. El guardaespaldas gru. Este era uno de esos momentos en el cual Artemis y Po-
trillo estaban al tanto de algo cientfico y asuman que todos los dems en la habi-
tacin tambin conocan todos los factores. Ocasiones como esta garantizaban vol-
ver a Holly loca.
-De qu estn hablando? Grit. -Qu vamos a saber? Cmo sabremos lo que sea que vaya a ser?
Artemis la mir como si estuviera despertando de un sueo -Realmente, Holly?
Tienes a dos individuos iguales ocupando la misma corriente del tiempo, y eres
inconsciente de las ramificaciones?
14
En la pantalla, los gnomos se pararon como estatuas tras la temblorosa duendeci-
lla. El que estaba armado, Pip, miraba ocasionalmente un reloj de pulsera levan-
tando su manga con el can de la pistola, pero, por lo dems, esperaron pacien-
temente. Opal imploraba con los ojos, mirando la lente de la cmara; gruesas
lgrimas recorran sus mejillas, brillando por el sol. Su cabello pareca ms fino de
lo usual y sucio. Su traje Juicy de alta costura, conseguido sin duda en la seccin
infantil de alguna tienda exclusiva, tena varios lugares rotos, las rasgaduras cubier-
tas de sangre. La imagen era de sper-alta-definicin, y tan clara como si miraras
por una ventana. Si esta era una amenaza falsa, entonces la joven Opal no lo sab-
a.
Camorra golpe el escritorio, una afeccin de Julius Remo que haba adoptado.
-Cules son las ramificaciones? Dime.
-Solo para ser claro, -dijo Artemis, -Quieres que te diga lo que la palabra ramifica-
ciones significa? O cules son las ramificaciones?
Holly golpe con el hombro al genio en la cadera, apurndolo.
-Artemis, estamos contrarreloj aqu.
-Muy bien, Holly. Este es el problema -Vamos, -Declar Potrillo. Djame explicar. sta es mi rea, y ser conciso y al punto, lo prometo.
-Adelante, entonces, -Dijo Camorra, que era conocido por su amor por lo conciso y
al punto.
Holly ri, una simple carcajada spera. No poda creer que todos siguieran actuan-
do como siempre, cuando una vida estaba en peligro.
Nos hemos vuelto desensibilizados, como los humanos.
Lo que sea que Opal haya hecho, an era una persona. Hubieron das oscuros en
los que Holly haba soado con cazar a esa pequea duendecilla y aplicarle un po-
co de justicia al estilo de los Fangosos, pero esos das se haban ido.
Potrillo tir de su mechn escandalosamente peinado.
-Todos los seres vivos estn hechos de energa, -empez con su tpica voz pompo-
sa de impartiendo informacin importante que usaba en momentos como ese. Cuando este ser muere, su energa se disipa lentamente y vuelve a la tierra. Hizo una pausa dramticamente. -Pero, qu y si la completa existencia de un ser se
viera negada por una repentina anomala cuntica?
Camorra alz los brazos. - !Whoa! Conciso y al punto, Recuerdas?
Potrillo reformul lo que estaba diciendo. -Okey. Si la Opal joven muere, entonces
la Opal vieja ya no puede continuar existiendo.
Le tom un segundo, pero al final Camorra lo capt. As que, Ser como en las pelculas? Ella chisporrotear fuera de nuestra existencia, nosotros estaremos un
poco perdidos por un momento, y luego nos olvidaremos de ella?
Potrillo rio disimuladamente. Esa es una teora. -Cul es la otra?
El centauro palideci de repente, y, atpicamente, le cedi la palabra a Artemis.
-Por qu no explicas t esta parte? -dijo. Me acabo de imaginar lo que podra pasar y necesito empezar a hacer llamadas.
15
Artemis asinti secamente. La otra teora fue formulada por primera vez por su propio profesor Bahjee hace cinco siglos. Bahjee crea que si la lnea del tiempo
era contaminada por la llegada de una versin ms joven de un ser, y, posterior-
mente, sta versin joven falleciera, entonces el ser del presente liberara toda su
energa violenta y espontneamente. Y no solo eso, todo lo existente gracias a la
joven Opal tambin hara combustin.
Violentamente y combustin fueron palabras que el Comandante Kelp entendi
bien.
-Liberar su energa? Qu tan violentamente?
Artemis se encogi de hombros. Eso depende del objeto o ser. La materia es cambiada instantneamente a energa. Una gran fuerza explosiva sera liberada.
Podramos hablar incluso de fisin nuclear.
Holly sinti como su corazn se aceleraba. -Fisin? Fisin nuclear?
-Bsicamente, -dijo Artemis. para los seres vivos. Los objetos deberan causar un menor dao.
-Cualquier cosa que Opal haya hecho o contribuido a hacer va a explotar?
-No. Solo las cosas que ha influenciado en los pasados cinco aos de nuestro
tiempo, entre medio de sus dos edades, a pesar de que, probablemente, habrn
ondas temporales en ambos lados.
-Ests hablando de todas las armas de su compaa que todava estn en comi-
sin? -Pregunt Holly.
-Y los satlites, -aadi Camorra.Todo vehculo secundario de la ciudad. -Es solo una teora, -Dijo Artemis. Hay otra teora que sugiere que nada va a pa-sar, a excepcin de la muerte de una persona. La fsica triunfa sobre la fsica cun-
tica, y las cosas siguen como es normal.
Holly se encontr a s misma con la cara roja con furia sbita. Ests hablando co-mo si Opal ya estuviera muerta.
Artemis no estaba seguro de que decir. Estamos contemplando el abismo, Holly. En poco tiempo, muchos de nosotros podramos estar muertos. Necesito ser objeti-
vo.
Potrillo alz la mirada del panel de su computadora. -Qu piensas sobre los por-
centajes, fangosillo?
-Porcentajes?
-Teora correcta.
-Oh, ya veo Cmo seran las explosiones?
-Exactamente.
Artemis pens sobre ello. Considerando todas las cosas, dira que un noventa por ciento. Si fuera un hombre de apuestas, y hubiera alguien que aceptara este t ipo de
apuestas, pondra mi ltima moneda de oro en ello.
Camorra paseaba por la pequea oficina. Necesitamos liberar a Opal, inmediata-mente.
Ahora Holly estaba insegura. Pensemos sobre esto, Cam. El comandante se gir hacia ella. No escuchaste lo que dijo el humano? Fisin! No podemos tener fisin en el subsuelo.
16
-Estoy de acuerdo, pero podra ser un truco.
-La alternativa es demasiado terrible. La soltamos, y la cazamos. Pon a Atlantis en
la lnea. Necesito hablar con el guardin de las profundidades An se encuentra
Vinyya?
Artemis habl tranquilamente, pero con el tono de mando que lo hizo un lder natu-
ral desde la edad de diez aos.
-Es demasiado tarde como para liberar a Opal. Todo lo que podemos hacer es sal-
var su vida. Eso es lo que ella plane.
-Salvar su vida? objet Camorra.Pero todava tenemos -El Comandante Kelp revis la cuenta regresiva. Diez minutos. Artemis palme el hombro de Holly y luego se alej de ella. Si la burocracia mgi-ca es en cualquier cosa parecida a la humana, entonces no sern capaces de po-
ner a Opal dentro de una lanzadera en ese tiempo. Lo qu s podran hacer es lle-
varla al ncleo del reactor.
Kelp todava no haba aprendido a callarse y dejar al nio explicar, as que s igui
haciendo preguntas, alentando en proceso, gastando segundos valiosos.
-El ncleo del reactor? Qu ncleo del reactor?
Artemis levant un dedo. Una pregunta ms, Comandante, y ser forzado a decir-le a Mayordomo que lo restrinja.
Kelp estaba a un suspiro de echar a Artemis o acusarlo de algo, pero la situacin
era crtica y, si haba una chance de que este humano pudiera, de alguna forma,
ayudar Apret sus puos hasta que sus dedos crujieron. -Okey. Habla.
-Las Profundidades son alimentadas por un reactor natural de fisin, en una capa
mineral de uranio, posada sobre una cama de granito similar a la de Oklo, Gabn, -
Dijo Artemis, arrancando los hechos de su memoria. La compaa de poder de las Criaturas cosechan la energa en pequeas vainas dentro del uranio. Estos estu-
ches estn estructurados con ciencia y magia para resistir una explosin nuclear
moderada. Eso es lo que ensean en las escuelas aqu Todas las hadas en esta
habitacin lo saben, correcto?
Todos asintieron. Tcnicamente, estaba en lo correcto, como lo saban ahora.
-Si podemos poner a Opal dentro de la ranura antes del tiempo lmite, entonces la
explosin al menos estara contenida y, tericamente, si le echamos suficiente es-
puma anti-radiacin, Opal incluso retendr su integridad fsica. A pesar de que eso
es algo, no apostara mi ltima moneda en ello. Opal, aparentemente, est prepa-
rada para tomar el riesgo.
Camorra estuvo tentado a golpear al humano en el pecho, pero se resisti pruden-
temente. -Ests diciendo que todo esto es un elaborado plan de escape?
-Por supuesto, -dijo Artemis. Y no tan elaborado. Opal nos est forzando a liberar-la de su celda. La alternativa es la completa destruccin de Atlantis y de cada alma
all, lo que es impensable para cualquier persona, excepto Opal.
Potrillo ya haba obtenido los planos de la prisin. El ncleo del reactor est a no ms de noventa y dos metros por debajo de la celda de Opal. Ahora estoy con-
tactndome con el guardia.
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Holly saba que Artemis era un genio y que no haba nadie ms calificado para adi-
vinar las intenciones de los secuestradores. Pero an as tenan opciones.
Mir las figuras en la pantalla y se enfri por lo casual que se vean esos gnomos a
la luz de lo que estaban por hacer. Se encorvaban como adolescentes, apenas mi-
rando a su cautiva, arrogantes en sus habilidades y ni una pizca conscientes de sus
mascaras-inteligentes de personajes animados, que lean sus caras y proyecta-ban la emocin apropiada al estilo exagerado de las caricaturas. Esas caretas eran
muy populares entre la multitud de karaoke, quienes entonces podan verse y sonar
como sus dolos.
Tal vez ni siquiera saben lo que est en riesgo aqu, Pens Holly repentinamente. Tal vez estn tan despistados como lo estaba yo diez segundos atrs. -Pueden escucharnos? Le pregunt a Potrillo. -S, pero an no nos han respondido. Solo presiona el botn.
Esta era una vieja forma de hablar; en realidad no haba ningn botn, s ino un sen-
sor en la pantalla tctil.
-Aguarda, Capitana! orden Camorra. -Soy una negociadora entrenada, seor, -dijo Holly, esperando que el respeto en su
tono le hiciera lograr lo que quera. Y una vez fui -Miro culpable a Artemis, ape-nada por tener que jugar esa carta. Y una vez fui rehn, as que s cmo van las cosas. Djeme hablarles.
Artemis asinti con coraje, y la elfa supo que haba entendido su tctica.
-La Capitana Canija est en lo correcto, Comandante, -dijo. -Holly es un comunica-
dor natural. Incluso se las arregl para hacerme a m entender.
-Hazlo, -rugi Camorra. -Potrillo, sigue tratando de comunicarte con Atlantis. Y re-
ne al Concejo; necesitamos empezar a evacuar las dos ciudades ahora.
A pesar de que no podas ver sus caras verdaderas, las expresiones caricaturescas
de los gnomos estaban aburridas. Eso decan la inclinacin de sus cabezas y la
curvatura de sus rodillas. Tal vez todo esto no era tan excitante como pensaron que
iba a ser. Despus de todo, no podan ver a su audiencia, y nadie haba respondido
a sus amenazas. Lo que haba empezado como un acto revolucionario, se vea
ahora como dos grandes gnomos metindose con una duendecilla.
Pip blandi su arma haca Kip, y el significado era obvio: Por qu no solo le dispa-
ramos ahora?
Holly activ el micrfono con una sacudida de su mano.
-Hola, ustedes all. sta es la Capitana Holly Canija de la PES Pueden escuchar-
me?
Los gnomos se animaron, y Pip incluso intent un silbido, que vino a travs de la
caja de voz como una vibracin.
-Hey, Capitana Canija. Hemos escuchado sobre ti. He visto imgenes. No est mal
Capitana.
Holly reprimi una rplica mordaz. Nunca debes forzar a un secuestrador a demos-
trar su resolucin.
-Gracias, Pip Puedo llamarte Pip?
18
-T, Holly Canija, puedes llamarme de cualquier manera y en cualquier momento
que quieras, -chill Pip, mientras extenda su mano libre para chocar nudillos con
su compaero.
Holly estaba incrdula. Esos dos estaban a punto de incapacitar por completo el
mundo mgico, y bromeaban sobre ello como dos goblins en una fiesta de bolas de
fuego.
-Okay, Pip, -continu uniformemente. -Qu podemos hacer por ustedes?
Pip sacudi la cabeza tristemente hacia Kip. -Por qu las ms lindas son siempre
las ms estpidas?Gir hacia la cmara. T sabes lo que puedes hacer por no-sotros. Ya se lo dijimos. Liberen a Opal Koboi, o su modelo joven va a tomar un lar-
go sueo. Y con eso me refiero a recibir un tiro en la cabeza.
-Necesitan darnos un poco de tiempo para mostrar confianza. Vamos, Pip Una
hora ms? Por mi?
Pip rasc su cabeza con el can del arma, pretendiendo estar considerndolo. Eres linda, Holly. Pero no tan linda. Si te doy otra hora, nos rastrearan de algn
modo y me tirarn un congela-tiempo a la cabeza. No, gracias, Cap. Tienen diez
minutos. Si fuera t, abrira esa celda o llamara al director del funeral.
-Este tipo de cosas llevan tiempo, Pip, -persisti Holly, repitiendo el nombre para
forjar un vnculo. Toma tres das pagar una multa de trnsito. Pip se encogi de hombros. No es mi problema, bebe. Y puedes llamarme Pip to-do el da y no nos har mejores amigos. No es mi nombre real.
Artemis desactiv el micrfono. Este es inteligente, Holly. No juegues con l, solo di la verdad.
La elfa asinti y prendi el aparato. -Okey, cual sea tu nombre. Djame decrtelo di-
rectamente. Hay una buena chance de que, si le disparan a la Opal joven, aqu
abajo habr una serie de grandes explosiones. Mucha gente inocente morir.
Pip blandi su pistola sin cuidado. -Oh si, las leyes cunticas. Sabemos sobre eso,
no, Kip?
-Leyes cunticas, -Dijo Kip. Por supuesto que lo hacemos. -Y no les importa que hadas buenas, gnomos que podran estar emparentados a
ustedes, mueran?
Pip alz sus cejas para que se juntaran sobre la mscara. Te llevas bien con al-guien de tu familia, Kip?
-No tengo familia. Soy hurfano.
-En serio? Yo tambin.
Mientras bromeaban, Opal se estremeca en el suelo, tratando de hablar a travs
de la cinta. Potrillo obtendra un anlisis vocal de los apagados murmullos despus,
si es que haba un despus, pero no se necesitaba ser un genio para figurarse que
estaba rogando por su vida.
-Debe de haber algo que necesiten,-dijo Holly.
-Hay algo, -respondi Pip.Puedo conseguir tu cdigo-com? Seguro que me en-cantara salir por un sim-latte cuando todo esto acabe. Puede que sea en un tiem-
po, por supuesto, en lo que Ciudad Refugio permanece en ruinas.
Potrillo puso un cuadro de texto en la pantalla que deca: Estn trasladando a Opal.
19
Holly pesta para demostrar que haba entendido, luego sigui con la negociacin.
Esta es la situacin, Pip. Tenemos nueve minutos. No puedes sacar a alguien de Atlantis en nueve minutos. No es posible. Ellos necesitan ponerse el traje, presuri-
zar, tal vez; ir a travs de conductos hacia mar abierto. Nueve minutos no es sufi-
ciente.
Las respuestas teatrales de Pip se estaban volviendo un poco difciles de tomar. Bien, entonces creo que un montn de gente van a nadar. La fisin puede hacer un
tremendo agujero en el escudo.
Holly se rompi.-No se preocupan por nadie? Cul es el precio por el genocidio?
Pip y Kip rieron.
-Es un horrible sentimiento, no? La impotencia. - dijo Pip. Pero hay sentimientos peores. Los Drownings, por ejemplo.
-Y ser aplastado por escombros de edificios, -aadi Kip.
Holly golpe con sus diminutos puos la consola.
Estos dos son tan exasperantes.
Pip se acerc a la cmara, para que su mscara ocupara toda la pantalla. Si no recibo una llamada de Opal Koboi en los prximos minutos dicindome que est en
una lanzadera camino a la superficie, le voy a disparar a esta duendecilla. Crelo.
Potrillo apoy la cabeza en sus manos. Sola adorar Pip y Kip, -Dijo.
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Captulo 2
Matando el Pasado
Las Profundidades, Atlantis
Opal Koboi estaba haciendo un ftil intento de levitacin cuando los guardias vinie-
ron por ella. Era algo que fue capaz de hacer de pequea, antes de que su elegida
vida criminal quitara la magia de su sistema, la pequea unin entre lo que muchos
expertos acordaban, era donde la magia era originada. Su poder debera haberse
regenerado, si no fuera por la glndula pituitaria humana que haba tenido unida a
su hipotlamo brevemente. La levitacin era un arte complicado, especialmente pa-
ra los duendes con poderes limitados, y, usualmente, un estado solo logrado por
los monjes Hey-Hey del Tercer Balcn; pero Opal lo haba conseguido an en pa-
ales, la que haba sido la primer seal a sus padres de que su hija era un poco
especial.
Imagnalo, pens.Dese ser humana. Ese fue un error por el que, eventualmente, encontrar a alguien a quien culpar. El centauro, Potrillo, me llev a ello. Espero
que muera en la explosin. Opal sonri con autosatisfaccin. Hubo un tiempo en el que ella se entretena en la
montona prisin ideando planes cada vez ms elaborados para la muerte de su
nmesis centauro, pero ahora estaba satisfecha con dejar a Potrillo morir con el re-
sto de las explosiones inminentes. Por supuesto, haba cocinado una pequea sor-
presa para su esposa; pero este era, mayormente, un proyecto secundario y no al-
go en lo que haba concentrado mucho tiempo.
Es una gran medida lo lejos que he llegado, Pens Opal. De algn modo he ma-durado. El velo fue levantado y veo mi verdadero propsito.
21
Hubo un momento cuando Opal haba sido, simplemente, una despiadada hada de
negocios, con cuestiones de pap; pero, en algn lugar, durante sus aos de expe-
rimentos prohibidos, le haba permitido a la magia negra alimentarse de su alma y
deformar sus deseos de corazn hasta que su propia ciudad no era suficiente para
concretarlo. Necesitaba al mundo para doblegarlo, y estaba preparada para cual-
quier riesgo y sacrificio para que su deseo se concretara.
Esta vez ser diferente porque tendr temibles guerreros unidos a mi voluntad.
Guerreros ancestrales que moriran por m.
Opal aclar su mente y mand una prueba de bsqueda de su otro yo. Todo lo que
volvi fue ruido blanco de terror.
Ella sabe, Se dio cuenta. Pobre cosa. Ese momento de simpata por su yo ms joven no dur mucho, porque la encarce-
lada Opal haba aprendido a no vivir en el pasado.
Simplemente estoy matando una memoria, pens. Eso es todo. El cual era un modo muy conveniente de verlo.
La puerta de su celda cambi de slido a gas, y Opal no se sorprendi al ver al
Guardin Tarpon Vinyya, un trabajador maleable que nunca haba pasado una no-
che afuera, bajo la luna, inquieto en la puerta, flanqueado por dos enormes duen-
des jumbo.
-Guardin, -Dijo, abandonando su intento de levitacin. -Ha llegado mi perdn?
Tarpon no tena tiempo para bromas. Estamos movindote, Koboi. Sin discusin; slo ven. -Le hizo un gesto a los guardias. Envulvanla, chicos. Los duendes jumbo entraron rpidamente a la habitacin, fijando los brazos de
Opal a sus costados sin decir palabra. Estos seres eran una raza peculiar de Atlan-
tis, donde la rara mezcla del ambiente presurizado y el filtro basado en algas, los
haban hecho aparecer con una regularidad incrementada a lo largo de los aos. Lo
que los duendes jumbo ganaban en msculos, generalmente lo sacrificaban en ce-
rebro, y eso los haca guardias de prisin ideales, sin respeto por nadie ms chico
que ellos que no firmara sus cheques.
Antes de que Opal pudiera abrir la boca para objetar, los duendes la haban puesto
en un traje rayado anti-radiacin, y atado tres cuerdas de bungee alrededor de su
torso.
El guardin suspir, como si hubiera estado esperando a que Opal, de algn modo,
inhabilitara a sus guardias. Que l tena.
-Bien, bien, - dijo, secando su frente alta con un pauelo. Llvenla al stano. No toquen ninguno de los tubos, y traten de evitar respirar si es posible.
Los duendes levantaron a su cautiva como una alfombra enrollada, y salieron de la
celda, atravesaron el estrecho puente que la una con la prisin principal, y se me-
tieron en el elevador de servicio.
Opal sonri tras la pesada gasa de su casco.
Este es, ciertamente, el da de Opal Koboi de ser maltratada por chicos fornidos.
Le mand ese pensamiento a su yo ms joven en la superficie.
Lo siento por ti, hermana.
22
El cubo del elevador brill a travs de un centenar de metros de suave arenilla,
hacia una pequea cmara compuesta enteramente, por material hipertenso, cose-
chado de la corteza de las estrellas de neutrones.
Opal adivin que haban llegado al lugar y ri al recordar a un estpido gnomo en la
secundaria que haba preguntado de qu estaban hechas las estrellas de neutro-
nes.
Neutrones, chicos,Haba espetado el Profesor Leguminous. Neutrones! La clave
est en el nombre.
Esta cmara sostena el record por ser la habitacin ms costosa por metro cua-
drado en ser construida en cualquier parte del planeta, a pesar de que se vea co-
mo una sala de calderas de hormign. A un lado haba una puerta del elevador; al
otro estaba lo que se vean como tubos de misiles; y en el medio haba un enano
muy grun.
-Estn bromeando? -Dijo, empujando el vientre haca afuera desafiante.
Los duendes jumbo dejaron a Opal en el suelo gris.
-rdenes, camarada, -Dijo uno.Ponla en el tubo. El enano sacudi la cabeza obstinadamente. No voy a poner a nadie en un tubo. Esas cosas son construidas para barras.
-Creo, -dijo el segundo duende, muy orgulloso de s mismo por haber recordado la
informacin que estaba a punto de dar, -que uno de esos lugares del reactor est
agotado, as que el tubo deber estar vaco.
-Eso son bastante bien, Jumbo, excepto por el deber al final, -Dijo el enano, cuyo
nombre era Kolin Ozkopy. Pero, incluso entonces, necesito saber cmo las conse-cuencias de no poner a una persona en un tubo son peores que no hacerlo.
Una oracin tan larga le tom al enano jumbo varios minutos para digerir; por suer-
te, fueron librados de la vergenza de ser presionados por una explicacin cuando
el telfono de Kolin son.
-Un segundo, -Dijo revisando el ID de la llamada. Es el Guardin. Kolin respondi el telfono con un ademn. -Hola. Ingeniero Ozkopy al habla.
Ozkopy escuch un largo momento, interponiendo tres uh-huhs y dos DArvits antes de guardar el telfono.
-Wow, -Dijo, tocando el traje de radiacin con la punta de su pie. Pienso que ser mejor ponerla en el tubo.
Plaza de Polica, Ciudad Refugio, Los Elementos del Subsuelo
Pip agit su telfono ante la cmara.
-Escucharon algo? Porque yo no. Nadie est llamando a este nmero, y tengo
cinco barras. Cien por ciento de plena cobertura. Demonios, una vez recib una lla-
mada en una nave espacial.
Holly golpe el sensor del micrfono. Estamos movindonos tan rpido como po-demos. Opal Koboi se encuentra en el puerto de lanzaderas en este momento. Tan
solo necesitamos otros diez minutos.
Pip adopt una voz cantarina.
Never tell a lie, just to get you by. Never tell a tale, lest you go to jail.
23
(Nunca digas una mentira, solo para salir adelante. Nunca cuentes una patraa, para no ir a la crcel) Potrillo se encontr a s mismo tarareando la cancin. Era el tema principal de Pip y
Kip. Holly lo mir.
-Perdn, -Murmur.
Artemis se impacient an ms con esa disputa infructuosa. Esto es intil y fran-camente vergonzoso. Ellos no tienen la intensin de liberar a Opal. Deberamos
evacuar ahora, al menos al puerto de lanzaderas, que estn construidas para resis-
tir las erupciones de magma.
Potrillo no estuvo de acuerdo. Estamos seguros aqu. El peligro real es en Atlan-tis. All es donde la otra Opal se encuentra. T dijiste, y concuerdo con ello, que las
explosiones serias, explosiones tericas, solo ocurren con seres vivos.
-Tericamente, las explosiones son solo tericas hasta que la teora es comproba-
da. contrarrest Artemis. Y con tantas -Se par a mitad de la oracin, lo que no era de su estilo, ya que l detestaba ambas, la gramtica pobre y la mala educa-
cin. Su tono de piel cambi de plido a porcelana, y golpe su frente Estpido. Estpido. Potrillo, los dos somos unos imbciles. No espero pensamiento lateral de
parte de la PES, pero de ti Holly reconoci su tono. Ella ya lo haba odo durante aventuras previas, general-
mente antes de que las cosas salieran catastrficamente mal.
-Qu pasa? Pregunt, asustada de la respuesta, que seguramente sera terrible. -S, -Acord Potrillo, quien siempre tena tiempo para sentirse insultado. -Por qu
soy un imbcil?
Artemis apunt diagonalmente con su dedo ndice haca el sudeste, direccin
aproximada de la clnica de J. Argon.
-La cabina de oxgeno pudri mis sentidos, -Dijo. El clon. Nopal. Es un ser vivo. Si ella explota, podra ser nuclear.
Potrillo accedi a los archivos del clon en la pgina web de Argon, navegando a
una velocidad borrosa para los detalles de la paciente.
-No. Creo que estaremos bien en ese punto. Opal cosech su propio ADN antes de
que la lnea del tiempo se dividiera.
Artemis estaba enojado con sigo mismo por haberse olvidado momentneamente
del clon.
-Estbamos a minutos de esta crisis antes de que la relevancia del clon se me ocu-
rriera, -Dijo. Si Nopal fue creada en una fecha tarda, mi razonamiento lento podr-a costar vidas.
-Todava hay muchas vidas en juego, -Dijo Potrillo. Necesitamos salvar cuantas podamos.
El centauro abri una cubierta de Plexigls en la pared, y presion el botn rojo de-
bajo. Al instante, una serie de sirenas Evac empezaron a sonar por la ciudad. El ex-
trao sonido se propag como el lamento de madres recibiendo las malas noticias
de sus pesadillas.
24
Potrillo se mastic una ua. No hay tiempo para esperar la aprobacin del Conse-jo. le dijo a Camorra Kelp. Muchos deben poder llegar a las lanzaderas. Pero ne-cesitamos preparar a los equipos de resurreccin de emergencia.
Mayordomo estaba menos que feliz con la idea de perder a Artemis. La muerte de nadie es inminente.
Su jefe no pareca demasiado preocupado. Bueno, tcnicamente, la muerte de to-dos es inminente.
-Cllate, Artemis! Espet Mayordomo, lo que era una gran violacin a su propia tica profesional. Le promet a tu madre que cuidara de ti, e incluso entonces me pusiste de nuevo en una posicin donde mi fuerza muscular y mis habilidades no
cuentan para nada.
-Eso es muy poco justo, -Dijo el nio genio. Difcilmente pienso que puedo ser culpado por esta ltima proeza de Opal.
El rostro de Mayordomo enrojeci unos tonos ms de los que Artemis recordaba
haber visto en su vida. Pienso que s puedes ser culpado, y te culpo. Apenas pa-saron las consecuencias de tu ltima desventura, y aqu estamos, metidos hasta el
cuello en otra.
Artemis pareca ms sorprendido por este arranque que por la situacin de muerte
inminente.
-Mayordomo, no tena idea de que estuvieras albergando tanta frustracin.
El guardaespaldas frot su rapada cabeza.
-Ni yo, -Admiti. Pero en los ltimos aos ha sido una cosa tras otra. Goblins, via-je en el tiempo, demonios. Ahora este lugar donde todo es tan... tan... pequeo. Tom una profunda bocanada de aire. -Okey. Lo dije, ya sali. Y ahora estoy bien.
As que movmonos, podemos? Cul es el plan?
-Continuar evacuando, -Dijo Artemis. No seguir empoderando esos secuestrado-res imbciles; ellos tienen sus instrucciones. Dejen las puertas blindadas, eso de-
bera ayudar a absorber un poco las ondas de choque.
-Ya tenemos nuestras estrategias en su lugar, humano, -Dijo Camorra Kelp. La poblacin entera puede estar en sus puntos de reunin en cinco minutos.
Artemis camin, pensando. Dile a tu gente que tiren sus armas en los agujeros de magma. Dejen cualquier cosa que podra contener tecnologa Koboi. Telfonos,
juegos, todo.
-Todas las armas Koboi fueron retiradas, -Dijo Holly. Pero algunos de los Neutri-nos ms viejos deben tener un chip o dos.
Camorra Kelp se vea culpable. Algunas de las armas Koboi han sido retiradas, -Dijo. recortes de presupuesto, t sabes como es. Pip interrumpi sus preparativos golpeando los lentes de la cmara.
-Hey, gente de la PES. Me estoy volviendo viejo aqu. Alguien diga algo, lo que sea.
Dganos ms mentiras, no nos importa.
Las cejas de Artemis se fruncieron y unieron. l no apreciaba esa postura tan frvo-
la cuando muchas vidas estaban en juego. Apunt al micrfono.
-Puedo?
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Camorra apenas levant la vista de sus llamadas de emergencia e hizo un gesto
vago, abierto ante cualquier interpretacin. Artemis eligi interpretarlo como afirma-
tivo.
Se acerc a la pantalla. Escchenme, ustedes vidas inferiores. Este es Artemis Fowl. Deben haber escuchado de m.
Pip sonri, y su mscara copi la expresin.
-Oooh, Artemis Fowl. Chico maravilla. Si que hemos escuchado de ti, O no, Kip?
Kip asinti, bailando un poco. -Artemis Fowl, el nio Oirlandes que caz lepre-
chauns. Seguro que todos han escuchado de ese sabelotodo.
Estos dos son estpidos, Pens Artemis. Son estpidos y hablan demasiado, de-bera ser capaz de explotar esa debilidad. Prob con una treta.
-Pens que dije que lean sus demandas y no digan nada ms.
La cara de Pip era, literalmente, una mscara de confusin. -Nos dijiste?
Artemis endureci su voz. Mis instrucciones, para ustedes dos, idiotas, fueron leer sus demandas, esperar a que el tiempo se acabara y disparar a la duende. No re-
cuerdo haber dicho nada sobre intercambiar insultos.
La careta de Pip frunci el seo Cmo saba Artemis Fowl sus instrucciones?
-Tus instrucciones? No seguimos rdenes de ti.
-Realmente? Explquenme, entonces, como s sus instrucciones al pie de la letra.
El software de la mscara de Pip no fue capaz de enfrentarse con su rpido cambio
de expresin y se congel momentneamente.
-Yo ah Yo no -Y dganme como se la frecuencia exacta a la que entrar.
-No ests en la Plaza de Polica?
-Por supuesto que no, idiota. Estoy en el punto de encuentro esperando a Opal.
Artemis sinti su corazn acelerarse, y esper un segundo a que su mente cons-
ciente alcanzara a su subconsciente y le dijera lo que haba reconocido en la panta-
lla.
Algo en el fondo.
Algo familiar.
El muro detrs de Pip y Kip era de un gris indescifrable, rasgado por un acabado
tosco de yeso. Un acabado comn para las paredes de las granjas en todo el mun-
do. Haban paredes como esa alrededor de todo el Estado Fowl.
Ba boom.
Su corazn empez a latir de nuevo.
Artemis se concentr en la pared. Gris pizarra, excepto por una red de grietas irre-
gulares que cercaba la yesera.
Un recuerdo lo present a s mismo a los seis aos, caminando junto al Estado con
su padre. Mientras pasaban por las paredes del granero en los pastos superiores,
el joven Artemis apunt a la pared y coment. -Ves, padre? Las grietas forman el
mapa de Croacia, una vez parte de los imperios de los Romanos, Otomanos, y Aus-
traliano Sabas que Croacia declar su independencia de Yugoslavia en 1991?
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All estaba. En la pared detrs de Pip y Kip. Un mapa de Croacia, aunque ahora el
Artemis de quince aos vea que la costa de Dalmacia estaba truncada.
Estn en la finca de los Fowl, se dio cuenta. Por qu?
Algo que el Dr. Argon haba dicho resurgi.
Por la magia residual fuera de escala que hay all. Algo pas en la finca de los
Fowl. Algo grande, mgicamente hablando.
Artemis decidi actuar guiado por una corazonada.
Estoy en el Estado Fowl, esperando a Opal, -Dijo. -Tambin estas en la mansin Fowl?-espet Kip, provocando que Pip se girara
rpidamente y le disparara al corazn. El gnomo fue empujado contra la pared, sa-
cando nubes de polvo del yeso. Un estrecho reguero de sangre brot del hueco en
su pecho, cayendo suavemente por su pechera, tan poco dramticamente como el
goteo de pintura de un frasco. Su cara de gato animada pareca cmicamente sor-
prendida, y, cuando el calor de su rostro se desvaneci, los pixeles se apagaron,
dejando un signo de interrogacin amarillo.
La muerte sbita shocke a Artemis, pero la oracin anterior lo haba sorprendido
an ms.
Haba estado en lo correcto en ambos aspectos: no solo que Opal estaba detrs de
esto, sino que el punto de encuentro era la Mansin Fowl.
Por qu? Qu pas all?
Pip le grit a la pantalla. Ves lo que hiciste, humano? Si eres humano. Si eres Artemis Fowl. No importa lo que sepas, es demasiado tarde.
Pip presion el an humeante canon contra la cabeza de Opal, y ella se apart
cuando el metal le quem la piel, suplicando a travs de la cinta que cubra su bo-
ca. Estaba claro que Pip deseaba apretar el gatillo, pero no poda.
l tiene instrucciones,pens Artemis. Debe esperar hasta que el tiempo asignado termine. De otra forma, no podra estar seguro de si Opal estaba en el ncleo del
reactor.
Artemis desactiv el micrfono y estaba yendo hacia la puerta cuando Holly agarr
su brazo.
-No hay tiempo, -Dijo, adivinando correctamente que quera irse a casa.
-Debo tratar de salvar a mi familia del prximo paso del plan de Opal, -Dijo Artemis
lacnicamente. Todava quedan cinco minutos. Si logramos alcanzar una erupcin de magma, seremos capaces de rebasar las explosiones a la superficie.
El Comandante Kelp rpidamente sopes sus opciones. Le poda ordenar a Artemis
a permanecer bajo tierra, pero sera estratgicamente ventajoso tener a alguien pa-
ra seguir a Opal Koboi si, de algn modo, haba escapado de Atlantis.
-Ve, -Dijo. La Capitana Canija los pilotear a ti y a Mayordomo a la superficie. Estn en contacto si No finaliz la oracin, pero todos en el cuarto podan adivinar lo que estaba por de-
cir.
Estn en contacto si hay algo que contactar.
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Captulo 3
Fuego y azufre
Las Profundidades, Atlantis
Opal no disfrut ser forzada dentro de un tubo de punta plana, pero una vez que
estuvo bien abajo, en el interior de la corteza de neutrones, se sinti algo cmoda,
amortiguada por la esponjosa capa de espuma anti-radiacin.
Una es como una oruga en su crislida Pens un poco molesta por el spero ma-terial del que estaba hecho su traje contra-radiacin. Estoy por transformarme en una divinidad. Estoy por alcanzar mi destino. Inclnense, criaturas, o soporten su
propia ceguera. Entonces pens, soporten su propia ceguera? Es eso dema-siado? La preocupante duda de que haba cometido un error terrorfico al poner su plan en
accin se encontraba en la parte trasera de la cabeza de Opal. Era la maniobra
ms radical que nunca haba hecho, y miles de hadas y humanos moriran. Peor
an, ella misma podra dejar de existir, o transformarse en algn tipo de mutante
del tiempo. Pero Opal haba lidiado con estas preocupaciones simplemente negn-
dose en pensar en ellas. Saba que era infantil; pero estaba noventa por ciento
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convencida de que haba sido ordenada csmicamente para ser el primer Ser
Cuntico.
La alternativa era demasiado aborrecedora para ser aguantarla por tanto tiempo:
ella, Opal Koboi, sera forzada a vivir el resto de sus das como una prisionera
comn y corriente en las Profundidades, un objeto de burla. La materia de cuentos
morales y proyectos escolares. Un chimpanc en un zoolgico para que las hadas
de Atlantis se le quedaran viendo con los ojos bien abiertos. Matarlos a todos y a s
misma sera definitivamente ms preferible. No es que ella fuera a morir. El tubo
contendra su energa; y, con la concentracin suficiente, se volvera una versin
nuclear de s misma.
Una siente su propio destino en la mano. En cualquier minuto, a partir de ahora.
Ciudad Refugio
Artemis, Mayordomo y Holly tomaron el elevador expreso hacia el Puerto de lanza-
deras de la Plaza de Policas, conectada a una corriente de magma del centro de la
tierra, que suministraba mucho del poder de la ciudad a travs de caas geotrmi-
cas. Artemis no les habl a los otros; l simplemente murmuraba para s mismo y
golpeaba la pared de acero del ascensor con los nudillos.
Holly estaba aliviada al encontrar que no haba un patrn en los golpes, a no ser,
por supuesto, que este haya sido demasiado complicado como para que ella lo per-
cibiera. No sera la primera vez que el proceso de razonamiento de Artemis estuvie-
ra fuera de su alcance.
El elevador era espacioso para los estandartes de la PES, y le permiti a Mayor-
domo la suficiente altura como para pararse derecho, a pesar de que an se gol-
peaba la coronilla contra las paredes de la cpsula cada vez que haba un bache.
Finalmente Artemis habl: -Si podemos meternos en la lanzadera antes del punto
muerto, entonces tendremos la verdadera oportunidad de llegar a los pozos de
magma.
l us las palabras punto muerto, pero sus compaeros saban que se refera a
asesinato.Pip le disparara a Opal cuando el tiempo acabara; ninguno de ellos lo
dudaba ahora. Entonces, las consecuencias de este homicidio se desataran, cua-
lesquiera que sean; y su mejor oportunidad de sobrevivir reposaba dentro de una
cpsula de titanio construida para soportar una inmersin total en una explosin de
magma.
El elevador sise al detener los pistones automticos y abri la puerta para admitir
los ruidos varios del completo caos. El puerto de lanzaderas estaba repleto de
hadas frenticas luchando por pasar a travs de los checkeos de seguridad, igno-
rando los protocolos usuales de rayos-X y saltando las barreras y torniquetes. Las
hadas volaban ilegalmente bajo, ahora, con sus alas rozando el tubo luminoso. Los
gnomos se apiaron en formaciones de crunchball, intentando hacerse camino a
travs de la lnea de los oficiales anti-disturbios de la PES.
-Las personas estn olvidando sus instrucciones, -Murmur Holly. Y el pnico no va a ayudar a nadie.
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Artemis mir cabizbajo la multitud. l ya haba visto algo como esto una vez en
elaeropuerto de JFK, cuando una estrella de un reality de la TV haba aparecido en
Arribos.
No podremos hacerlo. No sin lastimar a alguien. Mayordomo levant a sus compaeros y los puso a uno en cada hombro. El infier-no que no podremos, -Dijo, pasando determinado a travs de la multitud.
La actitud de Pip haba cambiado desde que le haba disparado a su colega. No
ms chchara o posturas; ahora estaba siguiendo sus instrucciones al pie de la le-
tra: esperar a que la alarma del telfono suene y disparar a la duendecilla.
Ese nio Fowl. Era una broma Correcto? No puede hacer nada ahora. Probable-mente ni siquiera era Fowl. Pip decidi que nunca divulgara lo que haba pasado all hoy. El silencio era segu-
ridad. Las palabras solamente se uniran en una cadena y lo ahorcaran.
Ella no necesita saberlo, nunca.
Pero Pip saba que lo mirara a los ojos y sabra todo. Por un segundo pens en co-
rrer, desprenderse de ese complejo plan maestro y ser un gnomo normal de nuevo.
No puedo hacerlo. Me encontrara. Me encontrara y me hara cosas terribles. Y,
por alguna razn, no deseo ser libre de ella.
No haba nada ms que seguir las rdenes que todava no he desobedecido.
Tal vez si la mato me perdonar.
Pip carg el arma y la presion contra la parte trasera de la cabeza de Opal.
Atlantis
En el reactor, la cabeza de Opal vibraba con excitacin. Deba de ser pronto. Muy
pronto. Haba estado contando los segundos, pero el viaje por ascensor lleno de
baches la haba desorientado.
Estoy listaPens Lista para el prximo paso. Jlalo! Transmiti, sabiendo que su yo ms joven escuchara el pensamiento y entrara en pnico. Jala el gatillo. Plaza de Polica
Potrillo sinti su jopo caer bajo el peso de la transpiracin y trat recordar el co-
mentario de adis que le haba dicho a Caballina esa maana.
Creo que le dije que la amo. Siempre lo hago Pero lo dije esta maana? Lo hice?
Le pareca muy importante.
Caballina est en los suburbios. Estar fuera de peligro. Bien.
El centauro no poda creer en sus propios pensamientos. Si Opal estaba tras todo
esto, todava quedaban giros repentinos del plan por ser revelados.
Opal Koboi no hace planes; ella escribe peras.
Por primera vez en su vida, Potrillo estaba horrorizado de encontrarse a s mismo
pensando que alguien ms podra ser un poco ms inteligente que l.
Plaza de Polica, Puerto de lanzaderas
Mayordomo cruz la multitud, dejando caer sus pies con cuidado. Su aparicin en
el Puerto de lanzaderas solo sirvi para intensificar el nivel de pnico, pero eso no
poda ser tratado ahora. Algunas molestias temporales tendran que ser sufragadas
por ciertas hadas si eso significaba alcanzar sus lanzaderas a tiempo.
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Los elfos se agruparon al rededor de sus rodillas como peces limpiadores, varios
pinchndolo con porras zumbeantes y un par de ellos rocindolo con espray repe-
lente de feromonas, que Mayordomo descubri, para su gran disgusto, que redujo
instantneamente sus pectorales.
Cuando alcanzaron la barrera de seguridad, el enorme guardaespaldas simplemen-
te pas por encima de ella, dejando a la mayora de la asustada muchedumbre
acordonndose en el otro lado. Mayordomo tuvo el nimo suficiente como para em-
bocar a Holly frente del escner de retina para poder pasar sin activar las medidas
de seguridad de la terminal.
Holly llam a un hada que reconoci en el escritorio de seguridad.
-Chix Est nuestro pozo abierto?
Chix Verbil haba sido una vez compaero de Holly en una aventura y solo conti-
nuaba vivo porque ella haba arrastrado su lastimado cuerpo fuera del camino pel i-
groso.
-Uh si. El Comandante Kelp nos dijo que hiciramos un hoyo Ests bien, Capi-tana?
Holly se desmont del hombro-estante de Mayordomo, aterrizando con chispas de
los tacos de sus botas.
-S, bien.
-Un modo de transporte inusual,-Coment Chix, golpeando nervioso el suelo con un
pie, su reflejo brillando en el acero pulido como un espritu atrapado en otra dimen-
sin.
-No te preocupes, Chix, -Dijo Holly, palmeando la pierna de Mayordomo. Es man-so. A menos que huela miedo.
El guardaespaldas oli el aire, como si all hubiera una ligera esencia de terror.
Chix se elev unos centmetros, sus alas eran como la mancha de las de un colibr.
Apret la tabla-V en la computadora de su mueca con sudorosos dedos.
-Okey. Estn preparados para salir. El equipo de tierra revis todos sus soportes de
vida. Y dejamos un fresco cubo de plasma mientras estuvimos all, as que estars
bien por unas dcadas. Las puertas blindadas se estn cerrando en menos de dos
minutos, as que me pondra en marcha si fuera tu, y me llevara a esos dos Fan-
gosos ah, humanos contigo. Mayordomo decidi que sera ms rpido dejar a Artemis sobre su hombro hasta
que estuvieran en la lanzadera, ya que, probablemente, tropezara con un enano en
el apuro. Parti en un rpido trote hacia abajo del tubo de metal que conectaba el
escritorio de check-in con su puesto de atraque.
Potrillo se las haba arreglado para conseguir una orden de remodelacin aprobada
para el puerto para que Mayordomo pudiera caminar bajo el dintel con su barbilla
baja. La lanzadera en s misma era, actualmente, un vehculo fuera-de-camino con-
fiscado por el Departamento Activo de Criminales a un traficante de atn. Su fila
media de asientos haba sido removida para que el guardaespaldas pudiera exten-
derse en la parte trasera. Manejar el fuera-de-camino era la parte favorita de Ma-
yordomo en sus visitas al subsuelo.
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Fuera-de-camino! Haba bufado Potrillo. Como si hubiera algn lugar en Refugio que no tuviera caminos. Engullidores de plasma de alto estatus, eso es lo que estos
cacharros son. Eso que no lo haba detenido de ordenar con jbilo una reparacin para que el
vehculo se pareciera a un Humvee Americano, y pudieras acomodar a dos huma-
nos en la parte trasera. Y porque Artemis era uno de esos humanos, Potrillo no pu-
do evitar presumir un poco, aadiendo ms extras dentro del confinado espacio que
las que podran ser encontradas en el promedio de la sonda de Marte: asientos de
gel, treinta y dos altavoces, Televisin 3-D HD; y, para Holly, oxy-refuerzo, y un cor-
tador laser en el ornamento de la cubierta, un diablillo soplando un cuerno de tallo
largo. Este era el porqu la lanzadera era referida como el Cupido de Plata. Sonaba
un poco romntico para el gusto de Artemis, as que Holly lo llamaba por ese nom-
bre tantas veces como pudiera.
El fuera-del-camino detect la cercana de la elfa y le mand un mensaje a su com-
putadora de mueca, inquiriendo si deba abrir las puertas y prenderse por s mis-
ma. Holly lo confirm sin perder el paso, y las puertas-alas de murcilago oscilaron
silenciosamente hacia arriba, justo a tiempo para que Mayordomo bajara a Artemis
de su hombro, como un saco de gatitos, en el asiento trasero. Holly se desliz en el
nico asiento delantero, a la nariz de la nave y bloque el riel de suministros antes
de que las puertas se sellaran.
Artemis y Mayordomo se inclinaron hacia atrs, dejando que sus cinturones de se-
guridad cayeran sobre sus hombros, tirndolos cmodamente cerca de los rodillos
sensibles a la presin.
Los dedos de Artemis hicieron crujir el material de sus pantalones a la a ltura de su
rodilla. Su progreso por la va de alimentacin pareca desesperantemente lento. Al
final del panel de metal-vestido-de-roca del tnel podan ver la abertura, una brillan-
te media luna creciente bostezando, como la puerta al infierno.
-Holly, -Dijo sin separar sus dientes, -Por favor, un poco de aceleracin.
Holly levant sus manos enguantadas del volante. Todava estamos en un carril alimentador, Artemis. Todo es automtico.
La cara de Potrillo apareci en una proyeccin de cabezas arriba del parabrisas. Lo siento, Artemis, -Dijo En verdad. Nos hemos quedado sin tiempo. -No! Dijo Artemis, luchando contra su cinturn. An quedan quince segundos. Doce al menos.
Los ojos de Potrillo cayeron hacia los controles antes que l. Debemos cerrar las puertas para asegurar que todos dentro de los tneles sobrevivan. Estoy muy ape-
nado, Artemis.
El fuera-del-camino se sacudi y, luego, cuando el poder fue cortado del riel, se de-
tuvo.
-Podemos hacerlo, -Dijo Artemis, su voz cercana a un resuello de pnico.
Ms adelante, la boca del infierno se empez a cerrar mientras los gigantes engra-
najes forjados por enanos rodaron las persianas de un metro de espesor hacia aba-
jo por el agujero.
Artemis apret el hombro de su amiga. -Holly? Por favor.
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La elfa rod los ojos y cambi los controles a modo manual.
-DArvit, -Dijo, y apret el acelerador hasta el suelo. El fuera-del-camino salt hacia adelante, sacudindose libre de su carril gua, con
sus luces giratorias y sus sirenas de aviso.
En la pantalla, Potrillo se frot sus prpados con los dedos ndices. S, s. Aqu vamos. La Capitana Canija va de pcara de nuevo. Levante las manos quien est
sorprendido Nadie?
Holly intent ignorar al centauro y concentrarse en apretar la lanzadera a travs de
la reducida brecha.
Usualmente dejo este tipo de proezas para el final de una aventura, Pens. Te r-cer acto de apogeo. Estamos empezando temprano esta vez. La lanzadera rechin a lo largo del suelo del tnel, la friccin levantaba arcos mell i-
zos de chispas que rebotaban contra la pared. Holly desliz sus gafas de control
sobre sus ojos y, automticamente, ajust su visin al curioso doble enfoque nece-
sario para enviar parpadeos a los comandos que estaban en sus lentes y, actual-
mente, mirar lo que haba en frente de ella.
-Cerca, -Dijo. Va a estar cerca.Y luego, antes de perder la conexin, agreg Buena suerte, Potrillo. Mantente a salvo.
El centauro golpe la pantalla con dos dedos. Buena suerte a todos nosotros. Holly salvo unas pocas pulgadas extra desinflando las almohadillas de suspensin
del Cupido, y el fuera-del-camino pas por debajo de las puertas blindadas des-
cendientes con medio segundo de sobra, cayendo en picada por la chimenea natu-
ral. Abajo, el ncleo de la tierra escupi columnas de magma de seis kilmetros de
ancho, creando corrientes ascendentes de fuego que explotaron contra la parte in-
ferior de la pequea lanzadera y la mand en un espiral hacia la superficie.
Holly puso los estabilizadores y dej que su cabeza y cuello reposar en el respaldo.
-Sostnganse, -Dijo. Hay un bravo camino adelante. Pip salt cuando la alarma son en su telfono como si no la estuviera esperando,
como si no hubiera estado contando los segundos. De cualquier forma, pareca
sorprendido ahora que el momento finalmente haba llegado. Dispararle a Kip le
haba drenado el engreimiento, y su lenguaje corporal era, claramente, el de un
asesino reacio.
Trat de ganar algo de ese viejo espritu arrogante blandiendo su pistola y mirando
de reojo la cmara; pero era difcil representar el asesinato de una duendecilla pe-
quea como cualquier otra cosa.
-Les advert, -Le dijo a la cmara. Esto est en ustedes, no en m. En la plaza de Policas, el Comandante Kelp activ el micrfono.
-Te encontrar, -Gru. Incluso aunque me lleve mil aos, te encontrar y te dar prisin de por vida.
Eso actualmente, pareca divertir un poco a Pip. -T? Encontrarme? Perdn si
eso no me preocupa, poli, pero conozco a alguien que me asusta mucho ms que
t.
Y sin ms discusin le dispar, una vez, a Opal en la cabeza.
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La duendecilla cay hacia adelante como si la hubieran golpeado con una pala por
detrs. El impacto de la bala la tir al suelo con algo de fuerza, pero siempre hubo
muy poca sangre a excepcin de un pequeo goteo desde su oreja, casi como si la
Opal joven hubiera cado de su bicicleta en el patio del colegio.
En la Plaza de Polica, el usualmente bullicioso centro de operaciones se encontra-
ba en silencio, mientras todo el personal esperaba las repercusiones del asesinato
que acababan de atestiguar Cul teora cuntica sera la correcta? Tal vez nada
pasara aparte de la muerte de un duende.
-Okey, -Dijo Camorra Kelp, luego de un largo momento. Todava estamos operan-do Cunto antes de que estemos en la guarida del trol?
Potrillo estaba a punto de hacer correr algunos clculos en la computadora, cuando
la pantalla de la pared se parti, derramando un gas verde en la habitacin.
-Sostnganse a algo, -Advirti. El caos se aproxima. Atlantis
Opal Koboi sinti su propio yo morir, y fue una sensacin curiosa, como una ansie-
dad creciendo en sus adentros.
Con que es as como se siente el trauma pens. Estoy segura de que lo super-ar La cida enfermedad fue prontamente reemplazada por un entusiasmo burbujeante
al saborear la nocin de en lo que se estaba por convertir.
Finalmente me estoy transformando. Emergiendo de mi crislida como la criatura
ms poderosa del planeta. Nada se parar en mi camino.
Esto era todo muy melodramtico, pero Opal decidi que, bajo esas circunstancias,
su eventual bigrafo entendera.
A la duendecilla nunca se le ocurri que su teora de la paradoja temporal poda es-
tar completamente mal, y ella podra haber sido arrojada a un agujero en un reactor
nuclear, habiendo matado a su nico aliado real.
Siento un hormigueo Pens Est comenzando. El cosquilleo se volvi una incmoda sensacin de quemazn en la base de su
crneo que rpidamente se extendi por toda su cabeza en una ardiente presin.
Opal ya no poda nutrir los pensamientos de futuras conquistas cuando su completo
ser se convirti, de pronto, en miedo y dolor.
He cometido un error Pens desesperada. Ningn premio vale la pena por otro segundo de esto. Opal se agit violentamente dentro de su traje anti-radiacin, luchando contra las
suaves limitaciones de la espuma que embotaba sus movimientos. El pnico se ex-
tendi a travs de su sistema nervioso, incrementando en intensidad desde mera-
mente inaguantable hasta inimaginable. Cualquier hilo de sanidad mental que le
hubiera quedado la haba dejado bruscamente, como un velero amarrado en un
huracn.
Opal sinti su magia volver para conquistar el dolor que permaneca en sus termi-
nales nerviosas. La loca y vengativa duendecilla luch por contener su propia
energa y no ser completamente destruida por su propio poder. Incluso ahora, ser
liberado como electrones desplazara las orbitas y el ncleo se dividira espont-
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neamente. Su cuerpo fue desplazado por energa dorada, evaporizando el traje de
radiacin y quemando los agujeros a travs de la disuelta espuma, rebotando con-
tra las paredes de neutrones de la cmara y de nuevo hacia la harapienta concien-
cia de Opal.
Ahora, Pens. Ahora el xtasis comienza, mientras me rehago a mi propia ima-gen. Soy mi propio dios. Y, con solo el poder en mente, Opal se re ensambl a s misma. Su apariencia no
cambi, para ella era vano y se crea perfecta. Pero abri y expandi su mente, de-
jando que los nuevos poderes
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