III Congreso Latinoamericano de Historia Económica y XXIII Jornadas de Historia Económica
Mesa general 10: Mundo del Trabajo
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San Carlos de Bariloche, 23 al 27 de Octubre de 2012 - ISSN 1853-2543 1
EL TRABAJO EN LA FÁBRICA DE CERÁMICA BARILOCHE,
CAMBIOS Y CONTINUIDADES. UN ESTUDIO DE CASO EN EL
BARRIO LERA DE SAN CARLOS DE BARILOCHE.*
Lic. KOHLSTEDT, Marcela.
Universidad Nacional del Comahue.
[email protected] ; [email protected]
El objetivo de esta ponencia es analizar las modalidades de trabajo en la fábrica de
Cerámica Bariloche, fundada en 1948, una empresa familiar localizada en el barrio Lera de
San Carlos de Bariloche, provincia de Río Negro, Argentina. Perfilada en una categoría de
actividades económicas básicas, es un caso relevante para observar los cambios producidos
acerca de las diferentes representaciones del trabajo que tuvieron los dueños de la empresa y
las obreras/os artesanas/os que desarrollaron tareas en ella.
Este trabajo, que forma parte del Proyecto de Investigación “Barrios en perspectiva
histórica y cultural. Subjetividades, mundo del trabajo y religiosidad. Bariloche en el siglo
XX”, estará sustentado en una perspectiva antropológica y cultural, que nos permite pensar la
ciudad de San Carlos de Bariloche, su proceso de urbanización y el imaginario social de los
vecinos que habitaron el barrio Lera. Pondrá también en tensión, aunque de manera sesgada,
el nuevo papel de la cultura en tanto estrategia de políticas urbanas y su construcción
simbólica y material como fenómeno de mercantilización. Esta investigación se inició como
trabajo final presentado en el seminario “Trabajo y subjetividad” que dictó el profesor Flavio
Gigli en San Carlos de Bariloche.
Esta ponencia se inscribe en la perspectiva de análisis micro-histórico, una práctica
historiográfica con múltiples referencias teóricas que hizo su aparición en la década de 1970.
Para Giovanni Levi, la posición que ocupa la microhistoria en la denominada nueva historia
es muy específica: “…no se trataba simplemente de corregir aquellos aspectos de la historiografía
académica que al parecer no funcionaban. Aún más importante era refutar el relativismo, el irracionalismo y la
obra del historiador a una actividad puramente retórica que interpreta los textos y los acontecimientos
mismos”.1
1 LEVI, Giovanni, “Sobre microhistoria”. En: Peter Burke (ed.), Formas de hacer historia. Madrid, Alianza
Editorial, segunda edición, 2003, p. 121.
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Intentaré describir cómo el trabajo en la fábrica de Cerámica Bariloche es
considerada por sus dueños como una actividad creativa y gratificante mientras que, por otra
parte, es considerada como un engranaje algo más complejo, aunque sin embargo no como un
mecanismo de enajenación, para aquellas/os obreras/os cuya tarea se desarrolla en una
relación de subordinación con aquellos.
En esta investigación usaré la metodología de las entrevistas en profundidad propias
de la Historia Oral, cruzando la información a partir de la confrontación triangular de los
datos obtenidos por otras fuentes, tales como la prensa local y regional, fuentes bibliográficas
e informáticas. En este objetivo me remitiré a los comentarios de Leonor Arfuch que
considera que: “…los métodos biográficos, los relatos de vida, las entrevistas en profundidad delinean un
territorio bien reconocible, una cartografía de la trayectoria individual – siempre en búsqueda de sus acentos
colectivos”.2
Sustentaré este estudio sobre entrevistas desde el punto de vista de los integrantes de
las tres generaciones de la familia que atravesaron la gestión de la fábrica, valiéndome de la
voz y del testimonio de Luis Razza, su actual dueño desde el fallecimiento de su padre Luigi
Razza, compartiendo la dirección de ésta con su hijo Pablo Razza. Asimismo la inclusión de
las entrevistas efectuadas a una de las obreras-ceramistas más antiguas de la empresa
proporciona un enfoque distinto de las representaciones del trabajo en la fábrica.3
Consideramos que esta actividad productiva que tiene lugar en la fábrica de Cerámica
Bariloche se enmarca en la categoría que los geógrafos llaman actividades económicas
básicas, es decir que abastecen necesidades de individuos o empresas que se localicen fuera
de la ciudad y que caracterizan el grado de especialización de cada ciudad, a diferencia de
aquellas que se consumen por los propios habitantes de la ciudad y que se denominan
actividades no básicas.4 Estimamos que esta categoría responde a las características de la
ciudad de Bariloche cuya actividad económica básica se sustenta principalmente en la
2 ARFUCH, Leonor, El espacio biográfico. Dilemas de la subjetividad contemporánea. Buenos Aires, Fondo de
Cultura Económica, 2007, p. 17. 3 Esta empresa, localizada en la ciudad de San Carlos de Bariloche, provincia de Río Negro, Argentina,
denominada “Cerámica Bariloche”, produce en forma artesanal objetos en porcelana roja, cerámica y gres
decorados a mano. Afirma Luis Razza que su creación se remonta a 1948, siendo la “primera actividad
productiva artesanal” creada en la localidad y es el producto del trabajo familiar realizado a lo largo de tres
generaciones. 4 BAIGORRI, Jesús et all. Grupo Cronos, Enseñar la ciudad. Didáctica de la Geografía Urbana. Madrid, Ediciones
de la Torre, 1987, p. 53.
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actividad turística que peculiariza la ciudad en el plano económico e imprime en ella una
cierta especialización funcional.5
En 1948, año de la fundación de la fábrica, Bariloche presentaba un perfil de pueblo
de frontera que, como expresara Laura Méndez: “…según el Censo Nacional de 1947, arroja una
población de 6.562 habitantes”,6 y convivían en él elementos culturales y materiales propios de la
herencia de un pasado indígena sobre la cual se solapaba la cultura de los pioneros
inmigrantes, entre los cuales se contaban muchos italianos. El potencial que Bariloche tenía
como centro turístico había sido ya advertido por Francisco Pascasio Moreno en los primeros
años del siglo XX, pero esa actividad, escasa y esporádica, se producía casi únicamente en la
temporada de verano sin que pudiera desarrollarse hasta mediados de la década de 1920.7 Por
otra parte, en esta década San Carlos de Bariloche debe sobrellevar una profunda crisis
económica que sobreviene a raíz del cierre de los circuitos económicos existentes a uno y otro
lado de la cordillera de los Andes, al imponerse las trabas aduaneras en la frontera con la
República de Chile. Esto significa que la declaración de zona libre de derechos aduaneros en
la región del Nahuel Huapi por disposición del Presidente Julio A. Roca en 1904, que ya
estaba establecido para la región de Chubut y Neuquén, se derogó y ya no pudieron efectuarse
los intercambios comerciales como cuando valía la política de “cordillera libre”. En 1920 se
creó una aduana, instalándose en San Carlos de Bariloche una Receptoría de Rentas
Nacionales, dificultando por lo tanto las exportaciones argentinas al encarecer los productos,
que comenzaron, a partir de entonces, a pagar impuestos.8
La donación que hiciera Moreno en 1903 de las tierras que había recibido del Estado
Nacional dio lugar a la creación del Parque Nacional del Sur. Pero recién después de
interminables trámites se decreta definitivamente su fundación en 1922. Con posterioridad a
este primer paso - que no implicó una práctica real de la preservación y el cuidado del parque
5 La ciudad de San Carlos de Bariloche se encuentra en el sudoeste de la provincia de Río Negro, en el área
cordillerana de la Patagonia Norte. Está ubicada sobre la margen sur del lago Nahuel Huapi y rodeada por el
Parque Nacional Nahuel Huapi. Los primeros viajeros a los que puede considerarse turistas arriban en el verano
de 1902. Entre los primeros en llegar se encuentran Aarón Anchorena, Carlos Lamarca y Esteban Lavallol,
quienes pertenecen a la alta sociedad porteña. Cf. Laura Méndez, Estado, frontera y turismo. Historia de San
Carlos de Bariloche, Buenos Aires, Prometeo Libros, 2010. 6 MÉNDEZ, Laura, e IWANOW, Wladimiro, Bariloche: las caras del pasado, Neuquén, Manuscritos libros, 2001,
p. 172. 7 MÉNDEZ, L., IWANOW, W., op.cit, p. 161.
8 Cf. MÉNDEZ, LAURA, Estado, Frontera y turismo. Historia de San Carlos de Bariloche. Buenos Aires, Prometeo
Libros, 2010, p. 139-140-141-142.
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– doce años después se concretaría la Dirección de Parques Nacionales que entonces
comenzaría a ocuparse de la protección ambiental y de fomentar el turismo en el espacio de su
jurisdicción. Igualmente, la necesidad de tener un medio de transporte rápido y seguro
impulsa con mayor urgencia el pedido de una pronta llegada del tren a Bariloche, cosa que se
retrasaba año tras año. Los viajes eran interminables y los caminos inexistentes, las
dificultades en la comunicación enormes.
Finalmente, en mayo de 1934 el ferrocarril arribaba a Bariloche y ese mismo año se
creaba la Dirección de Parques Nacionales cuya gestión hizo que cambiara la cara y el ritmo
de vida en la ciudad. Con la llegada del ferrocarril aumenta el arribo de turistas a la zona; una
vez inaugurado el tren, el número de turistas pasó de 600 a 1500. En 1937 el 75% de los
arribos se hacía en tren mientras que en la década de 1980 sólo será el 8 %. El primer Director
de la Dirección de Parques Nacionales fue Exequiel Bustillo, quien junto con un grupo de
colaboradores cambió el aspecto de la ciudad que dejó de ser un pueblo agrícola ganadero
para dedicarse de lleno a la actividad turística, equipándose con una infraestructura y una
prensa indispensable para atraer a los visitantes. En 1934, con este cambio de estructura, el
alivio económico recién había comenzado.
Pensando la ciudad como construcción cultural será conveniente tener en cuenta que
Bariloche había sido proyectada - siguiendo planes de política nacional - por Ezequiel
Bustillo, primer director de Parques Nacionales, siguiendo un estilo similar al de una aldea
suiza, como centro turístico y posicionamiento de control en la frontera.9 Con el golpe militar
de junio de 1943 y la finalización de la gestión Bustillo (12 de junio de 1944) se diversifica la
ciudad en cuanto a estética y propuestas, comenzando otra etapa en la que los sucesores de
Ezequiel Bustillo cambian la política de la institución transformando el turismo de élite -
enfocado en atraer las clases sociales altas con un poder adquisitivo elevado – a una política
que pone el énfasis en el desarrollo del turismo social.10
Debido a la situación particular de la ciudad de San Carlos de Bariloche,
económicamente centrada en el turismo, la fábrica de Cerámica Bariloche ha adquirido un
sello singular que la distingue de otras firmas que se han desarrollado en la localidad. La
actividad económica de la fábrica ha tenido y continúa teniendo principalmente como
destinatarios los turistas que visitan la ciudad.
9 MÉNDEZ, Laura e IWANOW, Wladimiro, op. cit., p. 166.
10 MÉNDEZ, Laura, e IWANOW, Wladimiro, op. cit. p. 180.
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Un observador nesciente que echara sobre este emprendimiento una mirada superficial
podría dejarse engañar por apariencias superficiales. Podría parecerle a primera vista que no
sufrió los efectos de la crisis de las economías capitalistas que impusieron un cambio drástico
en los modos de producción, al no haber aplicado en forma tajante los modelos del taylorismo
o del fordismo11
en el trabajo de taller. “Doblegar al obrero de oficio, “liberar” al proceso de trabajo
del poder que éste ejerce sobre él para instalar en su lugar la ley y la norma patronales, tal será la contribución
histórica del taylorismo”, sostiene Benjamin Coriat.12
Sin embargo, en cierta medida los dueños de la fábrica han adoptado ciertas estrategias
del taylorismo y en los últimos años han debido adaptarse a los cambios producidos en lo
concerniente a los aspectos referidos a la comercialización. Conserva en las técnicas de
organización del trabajo aspectos tradicionales que parecen retrotraerse a métodos y a
prácticas usuales en el Renacimiento hasta el siglo XVIII, en tiempos en que los talleres
contaban con aprendices y en los que los dueños eran los maestros artesanos. Sin embargo, en
este caso, tácticas de “control de los cuerpos en el trabajo” propios del taylorismo13
que se
transforman en un “conjunto de gestos de producción” se encuentran solapadas por estos otros
modos de organización laboral: prácticas laborales en las que se mezclan las formas pre-
tayloristas con las del taylorismo.
¿Sería posible considerar que en la ciudad de Bariloche conviven, a mediados del siglo
XX, el antiguo sistema de producción a domicilio (Verlager)14
? ¿Se produciría esta coyuntura
11
Entendemos por taylorismo los principios de organización del taller industrial que Frederick Winslow Taylor
definió en 1901, con los cuales dio nacimiento a la organización científica del trabajo. El taylorismo, introdujo
en el proceso de trabajo ciertas normas tendientes a disminuir los tiempos no productivos de la jornada obrera
y, en su búsqueda del incremento de la productividad, dio un nuevo impulso a la división del trabajo
introduciendo una separación total entre los que conciben un trabajo y aquellos que lo realizan. Con respecto
al fordismo, podemos decir que “el fordismo designa un conjunto de transformaciones en el proceso del trabajo
industrial que implicaron cambios esenciales en las condiciones de vida de los asalariados. Estas
transformaciones engendraron una norma social de consumo, y condujeron a institucionalizar la lucha
económica a través de la negociación colectiva. El fordismo es así una forma de articulación entre el proceso
productivo y el modo de consumo, orientada a promover la producción y el consumo de masas”. Hemos tomado
estas definiciones de: DI TELLA, Torcuato et all., Diccionario de Ciencias Sociales y Políticas, Buenos Aires,
Emecé Ed., 2008, pags. 677 y 285. 12
CORIAT, Benjamin, El taller y el cronómetro. Ensayo sobre el taylorismo, el fordismo y la producción en masa,
Mexico, Siglo XXI, 1982, p. 24. 13
CORIAT, Benjamin, op. cit. 14
GORZ, André, Metamorfosis del trabajo. Búsqueda del sentido. Crítica de la razón económica Madrid,
Sistema, 1995, p. 30.
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de manera sincrónica con el proceso que a nivel mundial se estaba desarrollando y que
posteriormente produjo como efecto la actual deslocalización de gran parte de las industrias,
mientras que lentamente comenzaba el avance global en el incremento de la economía de
servicios?
Con respecto al espacio y tiempo determinado en nuestro objeto de estudio podemos
decir, parafraseando a André Gorz, que el carácter mercantil y comercial de esta fábrica
barilochense y la necesidad de la aportación de un cierto monto de capital necesario para el
funcionamiento de la empresa, hacen que se pueda tipificar la organización como capitalista,
categorización que bien puede aplicarse sin caer en una transgresión anacrónica.15
A partir de un trabajo artesanal cuasi industrial el primitivo taller de cerámica se ha
desarrollado con el tiempo hasta lograr convertirse en una fábrica, reducida con respecto a su
tamaño, pero importante en cuanto a su inserción en el campo comercial barilochense.16
El creador de la fábrica de Cerámica Bariloche fue Luigi Razza17
familiarmente llamado “Gino”, padre de Luis Razza quién actualmente dirige la empresa y
cuya administración compartía con su padre, sin olvidar que asimismo colaboraba en el
trabajo del taller Ana María Meldini, esposa de “Don Gino” y madre de Luis. De la misma
manera, este último a su vez comparte la actividad laboral con su hijo Pablo que es diseñador
industrial.
Es de señalar que tanto Luis Razza como su padre se destacaban como pintores y
participaban de exposiciones en el ámbito público como artistas plásticos, en la ciudad de San
Carlos de Bariloche. Su inserción en el campo artístico no impedía que Luis Razza tuviera
además una intensa actividad en el campo de la política, en el cual se había destacado como
15
GORZ André, cuando se refiere al sistema de producción a domicilio como economía tradicionalista, expresa
que: “… a no dudarlo esto constituía una forma completamente capitalista de organización, si se atiende al
carácter puramente mercantil y comercial del empresario y al hecho de ser necesaria la aportación de capitales
que se invertían en el negocio”. Ibídem, p. 31. 16
En efecto, no sólo la fábrica fue declarada de interés municipal, provincial, patrimonio cultural de San Carlos
de Bariloche y visitada en diversas oportunidades por distintos presidentes y personalidades destacadas, sino
que adquirió un renombre significativo en la región. Declaración de Interés Municipal, 26 de marzo de 1992,
declaración 009-C.M.-92; Declaración de Interés Cultural, Social y educativo por la Legislatura de la Provincia de
Río Negro; La Secretaría de Turismo de la Nación entrega el certificado de Compromiso de Calidad Turística
Argentina en el Programa de Buenas Prácticas 2009. 17
Don Luigi Raza fallece a los 107 años en 2007.
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concejal en el Concejo Municipal de San Carlos de Bariloche entre 1973 a 197618
en
representación de La Nueva Fuerza19
, un partido creado por Álvaro Carlos Alsogaray20
(1913-
2005). Posteriormente, finalizado el período del autodenominado Proceso de Reorganización
Nacional, Luis Raza ejerce el cargo de presidente del partido de la Unión del Centro
Democrático (U.C.D.) durante siete años.
En 1974 una controvertida ordenanza municipal -60-I-74-, que habilitaba la venta de
las tierras “ociosas” de Villa Tacul21
fue aprobada por mayoría en el Concejo Municipal,
presidido por el justicialista Jacinto Ibáñez quien ejercía entonces el Poder Ejecutivo por las
disposiciones vigentes. Esta norma, que establecía la oferta en venta pública de las tierras
fiscales, fue apelada por vecinos barilochenses. Se trata del sitio en donde integrantes de la
comunidad Mapuche Takul-Cheuque, descendientes de Ismael Tacul, instalaron
posteriormente una casilla de madera, alegando que ese lugar les pertenece desde que sus
ancestros se afincaron en el lugar alrededor de 1890. En aquel momento Luis Razza, concejal
por el partido Nueva Fuerza, denunció que esta ordenanza encubría una venta mediante la
cual las parcelas serían repartidas entre políticos y amigos de los gobernantes de turno, e
incluso habló de planos del loteo con los nombres ya asignados a cada parcela.22
Su
intervención, al ser mal recibida, lo impulsó a presentar su renuncia. El proceso de venta
siguió sin interrupciones y finalmente sólo dos años más tarde, el destino de esta
controvertida ordenanza fue decidido por el interventor militar Carlos Rito Burgoa quien, tras
18
Luis Razza es concejal municipal en los períodos en los cuales son presidentes del Consejo Municipal Jacinto
Ibáñez (31-05-73 hasta 04-09-75) y Eduardo F. Garrafa (05-09-75 hasta 22-03-76) y es gobernador de la
Provincia de Río Negro, Mario J. Franco (1973-1976). Luis Raza aparece en las actas Nº 37 (02-11-73), Nº 106
(24-09-74), Nº 107 (01-10-74), Nº 108 (08-10-74), Nº 109 (15-10-74, Nº 110 (21-10-74), y Nº 133 (1º- 04-75),
entre otras, de las Actas Municipales de San Carlos de Bariloche. 19
El partido político La Nueva Fuerza, creado por Álvaro C. Alsogaray, presenta la fórmula con las candidaturas
a presidente y vicepresidente de la Nación de Julio Chamizo y Raúl Ondarts para las elecciones de 1973. La gran
variedad de fórmulas que se presentaban en estas elecciones evidenciaba la fragmentación política en que se
encontraba el país. 20
Álvaro Carlos Alsogaray (1913-2005) fundó primeramente el Partido Cívico Independiente (1956), luego el
partido Nueva Fuerza en (1972) y por último la Unión del Centro Democrático (U.C.D.) (1982), alineados estos
partidos como fuerzas de la derecha. 21
Villa Tacul, así denominado en honor a Ismael Tacul, es un sitio ubicado en la parte norte de la península
Llao-Llao, a sólo 7 kilómetros del Hotel Llao-Llao, transitando por el llamado Circuito Chico, sobre la costa del
lago Nahuel Huapi. 22
COLOMBO, Mariano, S. C. de Bariloche, Diario El Cordillerano, septiembre 25 de 2007. http://www.barilochense.com/?suplementos=1&id=3&novedad=1557
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recibir una nota de vecinos de Llao-Llao solicitando la anulación de la venta, la derogó por
ordenanza -49-I-76-el 12 de mayo de 1976.23
Se interroga Leonor Arfuch: “¿Cómo aprehender la cualidad biográfica de la entrevista en la
multiplicidad de sus ocurrencias? ¿Cómo leer, además, lo que aparece sintomáticamente aquí y allí, a menudo
sin ser convocado? (…) la investidura de sentidos en un género dado: la vida como camino, trayectoria,
peripecia, encrucijada, destino – y sus correlatos, la lección, el modelo, la expectativa, la “prueba”.”24 Esto
sucede al internarnos en el espacio biográfico que se pone de manifiesto en la entrevista
realizada a Luis Razza cuando describe la vida de su padre como despliegue de un personaje
que es relatado, representado como “herencia” familiar, generacional, histórica”. Pero sobre todo
poniendo énfasis en “los logros, éxitos, virtudes: la vida como cumplimiento, como realización”.25
Nos
permite poner en sentido la narración que tiene como protagonista a Don Luigi Razza, que
denominaremos en adelante “Gino”. Nació en la ciudad de Trieste, al noreste de Italia, una
zona de mar y montaña, en el año 1900, cuando Trieste pertenecía al imperio Austrohúngaro.
Durante la Primera Guerra Mundial, cuando Gino contaba con sólo diecisiete años, fue
reclutado y enviado a combatir contra su voluntad en el ejército austrohúngaro, con destino en
Francia mientras que su padre, que también había sido alistado en el mismo ejército pero
enviado al frente ruso, se encontraba prisionero en Siberia.
A pesar de las vicisitudes de la guerra la suerte los acompañó y ambos pudieron volver
a Trieste después de múltiples sucesos que serían demasiado largos de relatar y no son
pertinentes para la temática abordada. Gino comenzó allí, en su ciudad natal, a estudiar
ingeniería, pero habiendo llegado casi a graduarse no pudo finalizar sus estudios, pues los
exámenes de finalización de la carrera eran demasiado costosos. Mientras tanto trabajaba en
una fábrica importante de motores para grandes barcos: la fábrica Grandi Motori.
Luego las vicisitudes y las contingencias de la vida en el contexto del fascismo cuya
ideología no compartía, lo llevaron, huyendo de este régimen, a emigrar a la Argentina en los
años treinta. Al llegar a Buenos Aires consiguió trabajo en una empresa en Leones, Córdoba,
en la que se dedicó al diseño de máquinas agrícolas – donde por ejemplo creó y diseñó una
cosechadora - y luego en la compañía de electricidad La Ítalo-Argentina, una de las dos
grandes empresas que surtía de energía eléctrica a la ciudad de Buenos Aires y en la que
23
Ibídem. 24
ARFUCH, Leonor, El espacio biográfico, op. cit. págs. 122-123 25
Ibídem
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permaneció trabajando trece años. Se había casado en Buenos Aires con Ana María Meldini,
nacida en Rímini, Italia, una joven cuyo padre tenía una importante ferretería industrial que
fabricaba herrajes para barcos. De este matrimonio nació en Buenos Aires su hijo, Luis Razza,
actual dueño de la fábrica.
Posteriormente, después de haber logrado reunir un pequeño peculio que le permitiera
vivir un tiempo de sus ahorros, se radica en 1943 con su familia en San Carlos de Bariloche,
ciudad que había conocido en 1931. Es atraído por el entorno natural que le ofrecía la
posibilidad de practicar los deportes del “alpinismo” - a los que tenía gran afición en su
juventud en las montañas cercanas a Trieste. Interesado además por la imagen difundida a
través de la prensa, que mostraba San Carlos de Bariloche como una ciudad de montaña al
estilo de las ciudades suizas y del Tirol, y que por otra parte anunciaba un fuerte crecimiento
económico y social sustentado en un acelerado desarrollo del turismo.
La familia Razza se afinca a la sazón en una zona semi rural, compuesta de quintas, un
barrio periférico de Bariloche, al que familiarmente los barilochenses denominaban “El Alto”
por su ubicación geográfica. La fábrica se construyó en una zona que en aquellos tiempos se
encontraba en buena medida despoblada y que más adelante pasó a llamarse el “Barrio Lera”.
Parafraseando a Méndez e Iwanow, el barrio Lera había recibido parte de la emigración
proveniente de la Línea Sur26
. Eran en muchos casos descendientes de mapuches y tehuelches
que, viviendo de la explotación de parcelas pequeñas habían sido despojados de la propiedad
del campo. Al no tener acceso a los recursos financieros ni a la posibilidad de comerciar su
escasa producción de lana y con la exigua paga que recibían de los “mercachifles”, a los que
debían vender su exigua producción lanera a cambio de los productos de almacén (llamados
“vicios”), no lograban pagar las cuentas acumuladas durante el año. Estos fueron los vecinos
de la familia Razza y muchos descendientes de aquellos posteriormente formaron parte de la
mano de obra que trabajó en la fábrica de cerámica.
Como relata Luis Razza, los límites del pueblo, abarcaban sólo la parte alta más
cercana al centro hasta las calles Albarracín o Anasagasti y la calle Onelli. Más allá de estas
márgenes, estos nuevos asentamientos que constituían el barrio Lera eran descampados en los
que todavía las calles no estaban construidas, en las que sólo existían huellas por las que la
26
MÉNDEZ, L. e IWANOW, W., op. cit. p. 183.
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gente transitaba27
y de quintas rodeadas de cipreses. Para la época en que se instaló la familia
Razza, el barrio formaba parte de una extensa propiedad perteneciente a Francisco Lera, cuyo
hijo, Osvaldo Lera, loteó las tierras vendiendo el sector, que luego pasó a llamarse Barrio
Lera.
En un comienzo, en 1943, Don Gino establece una pequeña fábrica de zapatos, luego
organiza una empresa de instalación eléctrica que se reduce a dos o tres empleados.
Posteriormente, toma la administración del Hotel Huemul y más tarde Don Gino funda una
empresa constructora en la que llegan a trabajar alrededor de 200 empleados, en obras que se
llevan a cabo en una etapa en la que Bariloche tiene gran necesidad de mano de obra
calificada para la construcción y el mantenimiento de la infraestructura28
. De este modo
comienza la construcción del Hotel Vuriloche, en el primer tramo de la ruta a Llao-Llao,
además de otros edificios.
Esta visión diacrónica que intento recrear será la perspectiva que permitirá
comprender el contexto socio-político, cultural y el carácter biográfico familiar que
condujeron luego a la fundación de la fábrica en Bariloche dándole un sello particular.
Siguiendo el mismo cauce, he tomado el concepto de Paul Ricoeur que señala que para que
pueda producirse la construcción de la subjetividad es necesario el relato autobiográfico, un
relato perfectamente claro en la vida laboral.29
Según el análisis efectuado desde sus estudios
sobre los “dilemas de la subjetividad contemporánea”, Leonor Arfuch expone el concepto de
identidad narrativa que desarrolla Paul Ricoeur desde su: “visión del tiempo narrativo y de la
función configurativa de la trama en el relato-de una vida-”30
, que posibilitan “en la reflexión
contemporánea, la pluralidad de las narrativas”.
Retomando entonces el espacio biográfico que determinan las entrevistas a Luis Razza
(hijo), en tanto devenir biográfico genealógico familiar, observamos que la fundación de la
fábrica de Cerámica Bariloche se debió a una circunstancia fortuita. Esto es la aparición de
una veta de arcilla en el terreno de una de las obras en la que se encontraba trabajando Don
Gino; éste decide entonces trasladar una camionada de esta arcilla, que le parece apta para ser 27
Según cuenta Luis Razza, a lo largo de estas huellas podían distinguirse los cables de electricidad que, por
otra parte brindaba en los barrios de la periferia una luz muy escasa. 28
MÉNDEZ, Laura, e IWANOW, Wladimiro, op. cit., p. 172. 29
ARFUCH, Leonor, “La vida como narración”, en: El espacio biográfico. Dilemas de la subjetividad contemporánea, Buenos aires, F.C.E., 2007, pp. 87 – 93. 30
ARFUCH, Leonor, El espacio biográfico. Dilemas de la subjetividad contemporánea, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2007, p. 28.
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trabajada, al domicilio de los Razza con la intención de investigar un posible
aprovechamiento de este material. Con el asesoramiento de un amigo ceramista, resuelve
comenzar la fabricación de las tradicionales estufas rusas o tirolesas, estufas que procuran un
tipo especial de calefacción con un costo reducido – teniendo en cuenta que la madera era
entonces el combustible habitual y más utilizado en la zona.
Según el relato de Luis Razza, éste fue el inicio del emprendimiento pues la arcilla
encontrada resultó indicada no solo para la elaboración de las cerámicas que servían para el
revestimiento de las estufas rusas, sino que toda la familia, incluida Ana María, la esposa de
Gino, y el mismo Luis en su adolescencia, comenzaron a utilizarla para crear piezas de
cerámica tanto de uso utilitario como figuras escultóricas que fueron cocidas en un horno de
ladrillos refractarios, construido ad hoc. En un comienzo la utilización de la arcilla
permaneció confinada en la esfera privada y comenzó como una especie de juego, al que Luis
Razza, al rememorar su infancia, se refiere como “mágico” por el efecto que tenían sobre él
las piezas que habían creado, al salir del horno, y estimulado además por el interés en el arte y
la cultura que animaba la familia.
Esta actividad tuvo como resultado que Don Gino decidiera organizar aquello que
primeramente constituyó un simple taller de cerámica y que más adelante se convirtió en la
Fábrica de Cerámica Bariloche. Durante el primer año trabajó asociado con los hermanos
Jorge y Guillermo Slowik, polacos, que habían tenido una fábrica en Buenos Aires, una
empresa llamada Arcadia. Es decir que por lo tanto tenían una experiencia de muchos años en
el oficio de artesano ceramista. Con estos hermanos, amigos de la familia, Gino pudo
aprehender las nociones fundamentales del trabajo y poner en práctica los conocimientos que
además fue adquiriendo, investigando en los escasos libros sobre la elaboración de objetos
cerámicos que pudo conseguir en esa época.
Don Gino tuvo que construir primeramente él mismo los hornos para la cocción de las
piezas – hornos más simples, que más tarde fueron reemplazados por otros más complejos -
experimentar con los esmaltes (consecuencias de prueba y error), fabricar las distintas
máquinas y elaborar sus propios métodos para lograr el colado y la preparación de las pastas,
investigando nuevas técnicas en los procesos de producción - que consisten en desarrollos
propios y que no son siempre los tradicionales - descubriendo nuevas combinaciones y
creando los diversos modelos de piezas que son diseños exclusivos, personales e inspirados en
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obras de diferentes sociedades y culturas.31
La característica que distingue la fábrica es que
los diseños son realizados a mano sobre las piezas, en las que una marcada influencia de la
mayólica italiana se destaca en muchas de ellas.
Situándonos en el tiempo, mencionemos que a fines de la década de los años 1940 la
producción de diversas artesanías para vender a los turistas daba trabajo a algunas personas.
Estas actividades económicas básicas, que se habían comenzado a practicar como actividades
artesanales desde los galpones o desde las casas particulares de los suburbios, tuvieron al
principio algunas manifestaciones muy tímidas, según observa Luis Razza, por lo general de
personas venidas de Córdoba, Buenos Aires y Mar del Plata. Recién en los años
cincuenta comenzaron algunas expresiones locales que se ofrecían en los negocios de la calle
Mitre, en el centro de la ciudad, desde el chocolate vendido en las chocolaterías, los dulces
regionales, hasta la confección de tejidos tradicionales que se elaboraban a mano32
y que se
identificaban como un estilo “Bariloche”. Se confeccionaban asimismo en las tornerías
adornos de madera, o tallados en astas de ciervo, bañados electrolíticos de hojas y flores,
objetos que empezaron a ser signos distintivos de la ciudad y que dieron origen a muchos de
los negocios que actualmente prosperan en Bariloche. Todas estas producciones que en ese
período estaban destinadas al mercado del turismo no podían entonces considerarse realmente
como industrias. Eran actividades que los artesanos desarrollaban y que continúan
desarrollándose en pequeños talleres, en galpones o en casas particulares - pero que
competían comercialmente en la esfera pública- y sólo algunos de ellos tomaron impulso y se
convirtieron realmente en emprendimientos con características industriales en las últimas
décadas.
En el relato que realiza Luis Razza, el protagonista es casi siempre su padre como si se
hubiese convertido en el portador de la historia de su padre, como si éste se la hubiese legado
como parte de una herencia. Gino aparece como la figura de un hombre, el patriarca, que ha
31
Según Luis Razza primero hicieron cacharros indígenas: huacos y vasijas de todo tipo a los cuales aplicaron
dibujos indígenas de todo tipo apropiados a ese modelo de pieza. Luego fueron incorporando les esmaltes
inspirándose al principio en las porcelanas chinas, los dibujos persas, europeos, pero se dieron cuenta que
debían crear algo original, que no estuviera en otro lado y comenzaron a estilizar flores locales. La mayor parte
de sus dibujos son estilizaciones de flores de Bariloche, dibujos originales propios hechos a partir de flora local,
conocidas por sus nombres vulgares como: la mosqueta, el amancay, la muticia, la reina mora, el chilco. 32
Estos tejidos elaborados a mano se convirtieron en los entonces famosos pulóveres barilochenses, que más
adelante sufrieron la competencia de los artículos de lana tejidos con las clásicas máquinas de tejer Knitax
recién incorporadas al mercado.
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superado momentos de grandes dificultades, principalmente en su adolescencia en Trieste,
durante y posteriormente a la Primera Guerra Mundial.33
Su personalidad se ha moldeado, a lo
largo de una vida muy dura en la que ha debido sortear numerosos obstáculos – emigrante por
voluntad propia, cambio de vida, transculturación - siempre tratando de encontrar la solución
de los problemas vitales. Tiene muy en claro que sólo puede lograr el ascenso social y
prosperar si aplica la idea de “ganarse el pan con el sudor de su frente”. Tiene un lema, es el que ha
traído de su suelo natal, la primera frase de la Constitución italiana que, según afirma, dice:
“Italia e un paese fondato sul laboro”.
Los inicios en la fábrica no fueron fáciles, sin embargo fue la primera “actividad
productiva artesanal”34
que se estableció en Bariloche. El horizonte de expectativa que se
abría ante el jefe de la familia Razza, era el de un tiempo lineal, en el que la idea de desarrollo
se conjugaba con el progreso colectivo que se estaba produciendo en la ciudad. Bariloche era
entonces un espacio en el que el tiempo lineal difería totalmente del tiempo fragmentado de la
modernidad líquida en el cual nos encontramos actualmente.35
Bauman considera “que la
“fluidez” o la “liquidez” son metáforas adecuadas para aprehender la naturaleza de la fase actual – en muchos
sentidos nueva – de la historia de la modernidad.”36
Don Gino tenía, por cierto fuertemente, una filosofía del trabajo que se inscribía en la
modalidad característica de la “clásica ética del trabajo de la gratificación postergada”37
, un trabajo
duro que a la larga dará sus frutos, con aquello que bien podría llamarse un sentido sagrado
del trabajo38
. El ascenso social era entonces posible y se proyectó en su hijo y su nieto, los
cuales pudieron completar sus estudios universitarios. La continuidad de la empresa que
fundó quedó establecida y comprende hasta ahora tres generaciones. ¿Estaría preparándose la
cuarta generación? La saga familiar muestra el legado de los valores fuertemente transmitidos
y, como dice Sennett, “la ética de la responsabilidad personal que caracterizaba a la antigua ética del
trabajo”39
.
33
Don Luigi Raza había nacido en el año 1900. 34
De esta manera es como la denomina Luis Razza quien no acepta el término de emprendimiento comercial
para la Fábrica de Cerámica. 35
BAUMAN, Zygmunt, Modernidad líquida, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica de Argentina, 2006. 36
Ibídem, pág. 8 (Prólogo) 37
SENNETT, Richard, “La ética del trabajo”, en: La corrosión del carácter, Barcelona, Anagrama, 2000, p. 122. 38
WEBER, Max, La ética protestante y el espíritu del capitalismo, Barcelona, Península, 1994, p. 89. 39
SENNETT, Richard, op.cit. p. 122.
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La ciudad de San Carlos de Bariloche, como la gran mayoría de las ciudades
latinoamericanas ha sufrido con el tiempo transformaciones importantes. El fenómeno urbano
está normalmente sometido a un proceso de cambio y esto ha producido como consecuencia
que la imagen de la ciudad se modificara de modo notable.
La elección del barrio Lera como lugar para la fundación de la fábrica muestra cómo
el espacio es determinante, en primer lugar si nos atenemos al entorno: un escenario agreste
en el que la naturaleza se presentaba todavía sin grandes modificaciones, pero que tenía las
características de un suburbio con una fuerte tendencia a dejar de ser un barrio de la periferia
en el proceso de formación de la ciudad.40
En la década de 1940 el barrio era una zona que
todavía no estaba urbanizada, de quintas y potreros, con animales y casas aisladas, huertas y
extensiones de terreno sin cultivar, granjas y predios arbolados o plantados con árboles
frutales.
En segundo lugar el sitio fue decisivo, por la conformación social del barrio, que iba a
permitir el crecimiento de la fábrica al momento de buscar y formar trabajadores
transformándolos en obreros artesanos ceramistas. Además estaba la posibilidad de conjugar
la cercanía de la morada con el lugar de trabajo, como expresara Le Corbusier: “En otro tiempo,
la vivienda y el taller, unidos por vínculos estrechos y permanentes, se hallaban próximos el uno del otro. La
inesperada expansión del maquinismo ha destruido estas condiciones de armonía; en menos de un siglo, ha
transformado la fisonomía de las ciudades, ha roto las tradiciones seculares del artesanado y ha hecho nacer
una mano de obra nueva y cambiante.”41
La búsqueda de mano de obra estable necesaria tuvo por momentos aspectos difíciles.
Era imposible encontrar personas que ya conocieran el oficio. Al principio Don Gino tenía la
idea de formar una especie de taller escuela tomando como aprendices a jóvenes que quisieran
ganarse un salario, para enseñarles el trabajo artesanal e intentando a la vez que tuvieran para
el futuro una salida laboral estable. Su idea era que pudieran probar la “satisfacción de
trabajar en común y el placer de crear”42
. Hay que tener en cuenta que los vecinos de la
40
PEREC, Georges, “Espèces d’espaces, Paris, 1974, p. 84 ; traducción de M. Teresa Gramuglio del capítulo “La
ciudad”, publicado en Punto de Vista, Nº 53, Buenos Aires, noviembre de 1995, p. 13. Citado por Adrián Gorelik
en “Historia de la ciudad e historia intelectual”, Prismas, Revista de historia intelectual, Nº 3, 1999, p. 218. 41
LE CORBUSIER, Principios de urbanismo. [La Carta de Atenas.] Ed. Planeta-Agostini, Barcelona, 1986, Págs. 78-
79. 42
GORZ, André, ”La invención del trabajo”. En: André Gorz, Metamorfosis del trabajo. Búsqueda del sentido.,
Madrid, Sistema, 1995, p. 37.
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familia Razza vivían frecuentemente en condiciones de gran pobreza y/o miseria, pero sin
embargo este proyecto no pudo prosperar.
De todas maneras la formación de los empleados (adultos esta vez) siguió su curso y
según palabras de la misma familia Razza en su página web, “llegaron a constituir con el tiempo
una verdadera familia, compartiendo un clima sereno y de armonía que mucho difiere del competitivo ambiente
laboral que habitualmente prevalece en cualquier empresa”. Efectivamente, ese es el ambiente calmo y
luminoso que puede apreciarse cuando uno visita el taller donde las obreras artesanas trabajan
en las piezas que pintan o graban según el diseño establecido, con gestos precisos y
minuciosos. Puede verse el sentimiento de orgullo que expresan los empresarios en dicha
página, al decir que “el aspecto más valioso de todo el proceso de producción ha sido sin duda alguna la
formación de los artesanos”.
Un ejemplo paradigmático con respecto a la construcción identitaria en el ámbito del
trabajo es el caso de S.43
quien trabaja como obrera artesana en la “fábrica” desde hace más de
cincuenta años y que a pesar de haberse ya jubilado continúa grabando-cincelando con el
buril, tarea que efectúa con gran destreza y que le procura suma satisfacción y propia
estimación.
La entrevista efectuada a esta obrera ceramista nos revela detalles valiosos que
permiten tener una perspectiva diferente a la de los patrones en cuanto a la relación laboral en
la fábrica de cerámica, es decir un enfoque percibido por éstos sin conflictos y en el que sólo
aparece la armonía. Pone entonces en evidencia la divergencia existente en el punto de vista
de los trabajadores con respecto al cuadro presentado por el dueño de la fábrica.
La entrevistada nace en 1942 en San Carlos de Bariloche y vive desde su adolescencia
en la misma calle, a 150 metros de la fábrica.44
S. era la mayor de seis hermanos y lamenta no
haber podido seguir los estudios segundarios dado que el sueldo de su padre no alcanzaba
para mantenerlos y educarlos, por lo tanto tuvo que comenzar a trabajar a los trece años.
Ingresó en el taller de la fábrica de Cerámica Bariloche a los diez y siete años, el 24 de
septiembre de 1959 y comenta que a partir de ese momento nunca dejó la empresa. Dice que
43
S. es una de las personas entrevistadas y ha preferido mantenerse en el anonimato. 44
En el relato biográfico S. cuenta que su padre trabajó durante algunos meses en el tambo de Lera (que dio origen al barrio) cuando era muy niña y que vivía con su familia allí. Cuando tenía seis años y estaba en primer grado, recuerda que en la parte de abajo, en el tambo, había vacas en los boxes, es decir que el tambo todavía estaba en funcionamiento. Su padre era el lechero, repartiendo la leche, además trabajó como panadero, como enfermero y luego en Aerolíneas Argentinas.
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le fue fácil conseguir ese trabajo pues su padre era conocido de Gino Razza y de su mujer Ana
María, que dijeron: “… es la hija del panadero”.45
Ellos pasaban todos los días frente a su casa y
la veían haciendo las tareas domésticas con su madre. Hace de esto cincuenta y tres años. En
este momento es la más antigua de las obreras ceramistas pues la otra persona que estaba
trabajando en esa época había empezado dos o tres años antes que ella, pero se retiró de la
fábrica con casi cuarenta años de antigüedad. Fue ella la que le enseñó a dibujar sobre las
piezas cerámicas: “Porque yo, dibujar, dibujaba en un papel, a lápiz. No tenía la menor idea, es muy distinto
dibujar en la cerámica que dibujar en papel”.46
S. explica que le enseñaron a hacer todas las operaciones necesarias para la fabricación
de la cerámica. Comenzó la práctica ceramista amasando la arcilla que estaba ya preparada
en los piletones. Había que amasarla, quitándole todas las burbujas de aire – un trabajo duro,
pesado - para hacer panes gigantes con los cuales hacer los platos y las tazas, los jarrones y
las piezas a las que luego se les darán forma en el torno.
La arcilla estaba preparada de antemano, por lo tanto no tuvo acceso al conocimiento
de cómo se elabora, de cuáles son las substancias que la componen. Explica que lo ha
olvidado, pero lo sabía hace tiempo: “porque había que explicarles a los turistas cuando venían. Que
llevaba caolín, cuarzo, feldespato, y yo ni me acuerdo. Era más o menos el proceso, era lo que le informabas al
turista pero nunca lo hice ese trabajo. Eso lo hacían los varones siempre. Y la barbotina, tampoco sé cómo se
hace, es la líquida, para colar las piezas. Así que colar, tampoco…”47
No se hizo cargo nunca de la
operación de la colada48
, pero tampoco de cargar el horno, un procedimiento delicado, que es
necesario conocer para poder llevarlo a buen término. En cambio había hecho piezas en el
torno, con la masa más compacta preparó platos, ceniceros y otros objetos, lijó y esmaltó
piezas. Es decir que primeramente tuvo que pasar por el aprendizaje de todo el proceso de
elaboración de la pieza terminada.
45
Entrevista a S. San Carlos de Bariloche, 14 de julio de 2012. 46
Ibídem. 47
Ibídem. 48
El moldeo por colada o vaciado por colada es una técnica de modelado, adaptada a la cerámica artística
desde su desarrollo en la industria cerámica. Consiste en verter dentro de un molde poroso una barbotina
líquida. En este molde (normalmente de escayola y que puede estar formado de varias piezas) se realiza un
intercambio electrolítico (osmosis) Como consecuencia el agua y materiales solubles pasan a la escayola,
dejando una capa de arcilla en estado sólido. Dependiendo del tiempo que se deje la barbotina dentro del
molde y del estado de éste, así será el grosor de la pieza. Una vez obtenido este estado solo queda darle la
vuelta al molde y vaciar el exceso de barbotina. En francés: coulage ou façonnage. Cf.:
cerámica.wikia.com/wiki/Moldeo_por_colada
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¿Cómo comenzó a dibujar las figuras en las piezas? Como señalamos anteriormente,
S. tenía una gran afición por el dibujo y por lo tanto estaba muy interesada en el trazado de las
figuras en las piezas de cerámica. Fue Ana María, la señora Razza, quien se dio cuenta de la
capacidad como dibujante de la joven operaria. A partir de ese momento su trabajo fue
siempre el dibujo o el grabado sobre las piezas.
Cuando S. llegó había seis o siete personas trabajando en la fábrica. Una persona se
dedicaba al grabado en las piezas, otra daba color con pincel, una tercera trabajaba en el torno,
un muchacho hacía la colada, el personal era realmente escaso. Los patronos (el matrimonio
mayor, Don Gino y Ana María) esmaltaban, dibujaban, cargaban los hornos y se hacían cargo
de las actividades laborales restantes, el hijo, Luis, confeccionaba las herramientas apropiadas
para ese trabajo. Aclara S. que: “…después nos preparaba las herramientas para trabajar porque él las
hacía…Al saber cómo se hacían las cosas era más fácil, porque las herramientas que tenemos son artesanales,
son hechas en la fábrica, adaptadas para el trabajo.” El proceso de fabricación era de alguna manera
“familiar” y en esa época la producción era vendida en su totalidad.
S. rememora cómo era la fábrica cuando ingresó en ella. La edificación del inmueble
era totalmente diferente de su actual condición. Originariamente había sido un galpón de
mampostería que Gino Razza poseía para trabajar en carpintería pesada. Recuerda que tenía
“…los vidrios repartidos, todos chiquititos, y que los chicos lo usaban para tirar piedras porque estaban todos
rotos y (…) con bollos de papel tapados los huecos para que no entrara el frío. Las ventanas muy altas, arriba
de mi cabeza, que no veíamos afuera nada. Estaba realmente…, yo tengo un metro sesenta, así que sería más de
dos metros arriba. Era un galpón, había sido una carpintería”. S. cuenta que el piso era de cemento,
cóncavo por partes hundidas. Tenían un tacho redondo, un viejo recipiente de aceite que
llenaban de aserrín todas las mañanas, le colocaban un pequeño caño y prensando el aserrín le
prendían fuego. De esta manera tenían calefacción todo el día y además lo aprovechaban para
preparar a la tarde un refrigerio de leche chocolatada.
Cuando se creó la fábrica Don Gino construyó el horno para cocer las piezas
cerámicas. Se trataba de un horno a leña que despedía una gran cantidad de humo, a tal punto
que la humareda podía verse desde la casa de S. Pero el gasto para alimentar este horno en
leña resultaba excesivo y fue desmantelado. En el comienzo, una de las tareas de S. fue
ayudar al dueño en la preparación de los hornos eléctricos. Este trabajo consistía en cortar con
un serrucho los ladrillos refractarios en que luego se pasaba una resistencia y con los cuales
don Gino armaba el horno.
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Lo usual en la distribución del trabajo de las operarias, en los comienzos, era el
aprendizaje de casi todas las etapas del proceso de fabricación de las piezas cerámicas.
Posteriormente este carácter pedagógico que tenía como objetivo la transmisión de una
filosofía del trabajo basado en el disfrute, el compañerismo, la satisfacción por una obra bien
hecha se fue perdiendo y fue reemplazado por un trabajo basado en una secuencia repetida,
siempre los mismos gestos precisos básicos y obligados en la elaboración de las piezas. Sin
embargo S. recuerda con cariño la forma en que Gino la inició en el aprendizaje de la práctica
artesanal en la cerámica: “…yo cuando empecé a trabajar me enseñaron todo (…) Eso en realidad me
provocaba un poco de pánico, porque Gino era muy autoritario, yo tuve muy buena relación con él. Fue…si te
digo que fue como mi padre es mucho, porque tengo a mi papá. Pero fue una persona que me formó en ese
trabajo (…) me hizo sentir muy bien en ese trabajo, me lo enseñó todo y me enseñó a querer ese trabajo, que a
mí me gustaba porque, ya te digo, a mí, mi pasión era dibujar”. S. considera que de esta manera
encontró su vocación en algo que le gusta mucho, dibujar. Sostiene que para ella es como
“trascender” y se siente “muy realizada” en esta actividad laboral.
Si bien S. considera que el arte está vinculado a su tarea, es consciente que en ella no
interviene la creación artística, pues tiene que limitarse a lo que le están pidiendo en esta línea
de trabajo, comenta: “…yo tengo que adaptarme al trabajo que está determinado, no soy creadora acá, ni
soy artista acá, yo tengo otro medio para crear si es que puedo crear algo (…) aunque el elogio más grande que
me hizo Gino, fue para mí el de él: “Yo nunca envidié nada a nadie”, me dijo, “pero yo envidio tus manos,
porque nunca vi dibujar a nadie como dibujas vos”, y eso fue el elogio más grande que alguien me hizo”.49
Con orgullo S. afirma que, una vez que aprendió los “secretos” del oficio, ha sido ella
la que ha formado y enseñado la práctica artesanal al noventa por ciento de las jóvenes
obreras que fueron incorporándose al taller. Empero, dice con tristeza que, habiendo cumplido
más de cincuenta años trabajando, no ha recibido de la empresa ningún gesto de
reconocimiento, sabiendo la costumbre que impera en muchas empresas en las que se entrega
un recuerdo en agradecimiento a sus más antiguos empleados.
S. sostiene que el auge de la fábrica comenzó al poco tiempo de llegar a trabajar en
ella, es decir que inició su prosperidad a principios de la década de los sesenta. Bariloche
comenzó a crecer al influjo de una inmigración atraída por la posibilidad de un rápido
desarrollo del turismo. Entre la crisis económica y la esperanza de florecimiento, la ciudad
49
S. pinta en su casa desde hace muchos años. Fue alumna de Rotondaro, un muy buen pintor barilochense en los años sesenta y Don Gino la alentaba siempre para que pintara. Entrevista oral semiestructurada de final abierto.
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pasa del turismo de elite al turismo social, al turismo estudiantil y de la tercera edad. En 1940
alrededor de 4.000 turistas arribaron a Bariloche y diez años más tarde, en 1950, ya eran
55.000 los visitantes; esta cifra prácticamente se duplicó en la década de 1960.50
Esto explica que, según S., las ventas en la fábrica alcanzaran cifras muy importantes.
En esa época comenzaron a venir los estudiantes y muchos recién casados (comúnmente
llamados mieleros). En forma repartida a lo largo del año venían los estudiantes, los
egresados, los jubilados, los “mieleros”, comenta la entrevistada: “…generalmente los mieleros
venían con el dinero que les habían regalado para comprarse algo acá. Venían a comprar y hubo un momento
en que había cuatro o cinco colectivos afuera esperando que salieran estos platos”.51
En 1986, la fábrica
contaba con 50 empleados, que se redujeron a 23 en 1992.52
La demanda consistía sobre todo en platos decorados. Debían cargarse tres hornos al
día, de platos solamente. Cada hornada llevaba de treinta y cinco a cuarenta platos cada una, o
sea que eran cien platos por día y era tal la cantidad de compradores que llegaban en los
“micros”, haciendo “cola”, con sus choferes delante de la puerta, que las vendedoras debían
limitar la venta a un plato por familia. En ese momento, a finales de 1960, alrededor de 1968
y en la década de 1970, en la fábrica se encontraban trabajando por lo menos cuarenta y cinco
personas.53
. Con el tiempo los diseños y los colores fueron cambiando buscando en la
novedad la satisfacción del cliente. 54
Un aspecto que consideramos importante es la cuestión del salario de los operarios en
la fábrica de Cerámica Bariloche. En este sentido S. corría con un hándicap a su favor con
respecto a sus compañeras artesanas-ceramistas. Como dije anteriormente valoraba su trabajo,
y era apreciada por Don Gino y su esposa, encontrando satisfacción en ello, pero esto no era
el caso de todos los demás obreros. Recuerda que algunos operarios, que trabajaron mucho
50
MÉNDEZ, L. e IWANOW, W. Op. cit. pág. 181. 51
Entrevista oral semi estructurada de final abierto a S., 14/07/2012. 52
Entrevista a Luis Razza hijo en 1992-11, en: https://mail- attachment.googleusercontent.com/attachment/?ui=28jk=3738793e3e&view=att&th=139... 53
Según S.: “…y venían los choferes de Bariloche, con los micros y hacían cola; era como si vendieran pan caliente, o liquidaran algo. Se peleaba la gente, teníamos que decirles (¿como cuando vas al supermercado, un litro de aceite por persona?), bueno era un plato por familia. Tuvo mucho auge, mucho, mucho. Después todo cambió.” 54
Hubo cambios en la decoración de las piezas, se adoptaron otras líneas, se comenzó a trabajar en un solo color, el negro, sin decoración, modelos en boga en esa época. También se trabajó varios años con una técnica llamada de engobe que consiste, en su forma simple, en una técnica de decoración en la cual una pieza se ha cubierto con una capa fina de pasta de un color diferente. Se pueden usar como engobe todas las arcillas, rojas, blancas o coloreadas, que se adhieran bien a la pieza durante la merma del secado y la cocción o bien preparar uno en base a fórmulas. Cf. Elbarroyyo.blogspot.com.ar/2009/01/engobes.html 30-01-2009
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tiempo en la fábrica, solo les interesaba cumplir con el trabajo para cobrar el sueldo. En
segundo lugar, su capacidad de decorar con gran rapidez y perfección las piezas le permitió
ser bien remunerada y reconocida por Gino Razza. Esto se comprende porque la paga tenía
relación con la cantidad de piezas elaboradas por día, y ella podía hacer 45 platos en nueve
horas, aproximadamente cinco platos por hora, algo que no pudo ser nunca superado por otra
persona.
Indica S. que la política de la dueña de casa era: “si hoy hacés una campana, mañana hacés
una y media. Si mañana hiciste una y media, al tercer día podés hacer tres. Era producir. Y sobre la producción
había un sobre sueldo sobre lo que vos producías”. Recuerda entonces que en un momento ganaba
más que su marido aún cuando éste trabajaba en el Banco Nación en donde, según ella,
cobraba uno de los mejores sueldos de Bariloche.
Los obreros trabajaban en la fábrica nueve horas y media todos los días menos los
sábados: “Yo trabajaba nueve horas y media todos los días de mi vida y después venía acá a casa cuando me
casé. Yo me casé a los veintisiete años. Me acuerdo del asfalto que lo hizo Gagliardi, eso nunca me lo voy a
olvidar”.55
El horario de nueve horas había sido convenido con Luis Razza para tener libre el
sábado y poder cumplir el régimen de horas suscrito en el reglamento laboral. El régimen de
trabajo en la fábrica de cerámica es el de jornaleros, pues se recibe una paga en función del
tiempo trabajado, es un jornal medido en relación con lo que marca “la tarjeta”. Si se falta una
hora o una jornada, a menos que se tenga un certificado médico, este lapso no se cobra.
La fábrica de Cerámica Bariloche se proponía ser generadora de trabajo, con respeto a
las leyes laborales vigentes. Actualmente se enorgullece de haber formado más de quinientos
jóvenes, algunos de los cuales se han independizado posteriormente, instalando sus propios
talleres. Los dueños de la fábrica consideran que el ambiente laboral que predomina en la
fábrica les permitió conciliar la creación artística con el éxito comercial.
El caso de Elba Ester Acuña, otra trabajadora de esta fábrica, es igualmente
significativo: durante el lapso en el cual se encontraba trabajando en el taller prosiguió sus
estudios secundarios, cursó una carrera universitaria y al finalizar estos estudios llegó a ser, a
partir de 1983, con el advenimiento de la democracia, concejal en el Concejo Municipal de
San Carlos de Bariloche y legisladora en la Legislatura de la Provincia de Río Negro. S. la
55
Edgardo José Gagliardi fue Intendente de la ciudad durante dos períodos consecutivos, primeramente como
Presidente del Concejo Municipal, 11-12-85 al 10-12-87 según las normas inscritas entonces en la Carta Magna
Municipal y luego como Intendente Municipal, 11-12-87 al 09-12-91.
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recuerda como su vecina, vivía frente a la fábrica, era modesta, sencilla. Su marido, que había
sido sindicalista, entró también en la política partidaria. S. comenta que Ester era muy
trabajadora, muy responsable “---y era una muy buena empleada, eso te lo puedo decir. Le daba color a
las piezas en los dibujos y lo hacía muy bien y producía mucho. De eso sí estoy convencida, lo puedo decir
porque trabajé con ella, le enseñé a ella a trabajar”. Ester tenía la capacidad de trabajar las ocho
horas reglamentarias en la fábrica y después continuaba con su actividad laboral durante
cuatro horas más en “El Turista”, la fábrica de chocolate más conocida y antigua de Bariloche
donde seguía trabajando hasta las doce de la noche.
La época de florecimiento económico de la fábrica se manifestó por la afluencia de
turistas que llegaban en colectivos y colmaban el local de venta con la intención de comprar
sus productos. Esta bonanza que se produjo durante los primeros años de su fundación fue
disminuyendo por diferentes factores. Nos relataba Don Luis que, por ese entonces, los guías
de turismo – que llegaban con los turistas a la fábrica - pretendían cobrar un porcentaje sobre
las ventas que se hacían, así como algunos encargados de la fiscalización de los comercios en
Bariloche. Es probable que, entre otros motivos, la declinación de la empresa se haya debido a
los cambios en el gusto de la gente que deseaban piezas adaptadas a los modelos más en boga.
Adecuándose a esta situación decidieron instalar un negocio de venta al público en la calle
Mitre, en pleno centro de la ciudad, lo que les permitió acceder a una clientela más amplia en
forma directa.
Actualmente ya no hay una producción como la que había antes pues las ventas han
disminuido notablemente. El número de operarios también se ha reducido. En total han
quedado once empleadas nuevamente, contando con las que atienden el negocio en el centro
de la ciudad. “…Antes, había un casamiento y venían y regalaban un juego de té. No te digo veinticuatro
piezas, pero una tetera y seis tazas; venían y lo compraban, relojes…Venían de afuera y de Bariloche, no sabes
cómo compraban…” 56 Ahora hay una sola persona que trabaja en la preparación de la arcilla, en
la tarea de la “colada”, en el torno mecánico, en disponer las piezas en el horno, esmalta y da
color a las piezas. S. se lamenta que “…antes había personal de limpieza y ahora no existe más. La
fábrica la tienen que limpiar las mismas obreras ceramistas”.
Las dificultades económicas son muchas y S. considera que si continúan conservando
su trabajo se debe a la ayuda que reciben desde el año 2010, con el Programa de Recuperación
56
Entrevista oral semiestructurada de final abierto a S., 14-07-2012.
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Productiva (REPRO)57
, que proporciona el Gobierno Nacional para que los empresarios no
despidan al personal de sus empresas. Además, a partir de junio de 2011, cuando cayeron las
cenizas volcánicas sobre Bariloche - a causa de lo cual el turismo mermó fuertemente - los
operarios trabajan en horario reducido pues los dueños de la fábrica redujeron a cuatro las
horas de trabajo.
Que ha habido cambios en el papel que ocupa la fábrica de cerámica en el mercado
turístico barilochense es indudable. ¿Podríamos decir que ha sufrido realmente un proceso de
deterioro muy marcado? Lo dudamos. Debemos aclarar que son muchos los factores que
pueden explicar esta pérdida de fuerte protagonismo empresarial.
La fuerte crisis general que afecta a los comerciantes en Bariloche, dificultades que se
vinculan en gran medida con desastres naturales que se han ido produciendo en la zona del
Nahuel Huapi: incendios forestales; el efecto del hanta-virus; del virus pandémico H1N1/09,
surgido en el año 2009, popularmente conocido como la gripe A58
; la gran proliferación de
roedores como resultado de la floración de la caña colihue; y por último la gran crisis
económica que se produjo el 4 de junio de 2011 a partir de la erupción del Cordón del Caulle,
a solo 100 kilómetros de distancia de la ciudad de San Carlos de Bariloche, cubriendo de
ceniza volcánica toda la región del lago Nahuel Huapi, sin olvidarnos de la hiper-crisis de la
economía nacional de los años 2001-2002.
A estas dificultades podríamos sumarles las políticas públicas municipales,
provinciales y nacionales que no han sabido concebir o no han logrado una mejor gestión de
desarrollo turístico. Las administraciones que se sucedieron en el gobierno municipal no
lograron mediante la aplicación de un plan estratégico que ordenase el crecimiento, afianzar y
promover el desarrollo de la ciudad, quedando éste en manos de la actividad privada, que
57
REPRO. El Programa de Recuperación Productiva brinda a los trabajadores de las empresas adheridas una
suma fija mensual no remunerativa de hasta 600 $ por el plazo de hasta 12 meses, destinada a completar el
sueldo de su categoría laboral, mediante el pago directo por ANSES. Para acceder a este beneficio las empresas
deben acreditar la situación de crisis por la que atraviesan, estipulando las acciones que piensan desarrollar
para su recuperación y comprometerse a no despedir personal. El programa fue creado en el marco de la
Emergencia Ocupacional Nacional para sostener y promocionar el empleo genuino, apoyando la recuperación
de sectores privados y áreas geográficas en crisis.
www.trabajo.gov.ar/ampliado.asp?id_noticia=17&id_seccion=prensa 02.03.10
58 El Virus H1N1/09 Pandémico fue una pandemia causada por una variante del Influenza Virus A de origen
porcino. Su aparición en la Argentina causó mucho temor en la población y en Bariloche hizo que mermara
enormemente el turismo produciendo una fuerte crisis económico social.
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genera un crecimiento anárquico, agregándose a esto la insuficiencia de la infraestructura
básica.
Es de destacar que a pesar de los enormes cambios tecnológicos producidos en la
sociedad y sobre todo en la mentalidad y prácticas de la producción, el producto en sí con
características artesanales no ha cambiado durante más de sesenta años transcurridos desde la
creación de la fábrica de Cerámica Bariloche. Más aún, el uso de internet59
ha permitido - con
el acceso a innumerables fuentes y además los distintos viajes de los Razza a países europeos
- la renovación y perfeccionamiento de los estilos, aunque manteniendo el carácter artesanal
basado en una tradición preexistente que se remonta a siglos anteriores. El aprovechamiento
de la informática ha proporcionado igualmente la posibilidad de dar a conocer a un público
muy extenso la existencia de la empresa y de sus características, viabilizando una
comerciabilidad mucho más fluida y adaptada a una sociedad de consumo como la que
caracteriza aquello que Bauman denomina la modernidad líquida60
, en la que el tiempo es
determinante, caracterizándose por la velocidad, la rapidez de los acontecimientos que
producen los cambios, en la que predomina el trabajo inmaterial: la P.C., la informática, y en
la que impera un capitalismo de gran dispersión híper-concentrado.
CONSIDERACIONES FINALES:
Si de alguna forma hay que sintetizar lo que suponemos es San Carlos de Bariloche,
podemos decir de ella: ciudad de frontera, con un pasado reciente agrícola ganadero, con una
población heterogénea, conformada sobre una base indígena, con sucesivos aportes de
inmigrantes europeos y chilenos, así como de una importante migración interna venida
principalmente de las grandes ciudades argentinas. Quedan entonces las huellas culturales de
los pueblos originarios más y más desleídas en el nuevo temperamento que va tomando la
ciudad.
Esto ha dado como resultado una ciudad que continúa siendo un espacio social de
contraste, con características culturales y sociales complejas, con distintas tradiciones
yuxtapuestas que tienen dificultad en amalgamarse y construir una identidad propia. Pues
59
La fábrica posee una página WEB: www.ceramicabariloche.com.ar y una dirección electrónica:
BAUMAN, Z.; Modernidad líquida, Buenos Aires, F. C. E., 2006.
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aunque el acento suela ponerse presentando San Carlos de Bariloche como la “Suiza
Argentina”, en una falsa imagen de tarjeta postal, esto se contradice con una realidad más
compleja y alejada de esa caracterización.
Por otra parte, el turismo fue una actividad ligada tempranamente al desarrollo de San
Carlos de Bariloche. Los primeros visitantes llegan al pueblo atraídos por las bellezas del
lugar y por su naturaleza agreste y virgen. Lo penoso del viaje debido a las dificultades de
transporte hacía que fueran pocos los que se arriesgaban a viajar y por lo tanto el turismo fue
creciendo muy lentamente. La ciudad comienza a convertirse en centro turístico recién en
1934 con la llegada del ferrocarril y la creación de la Dirección de Parques Nacionales, cuyo
presidente Exequiel Bustillo es el promotor de la transformación de Bariloche por medio de
una fuerte política de desarrollo.
Dentro de ese escenario se desarrolló la fábrica de Cerámica Bariloche que,
comenzando como una actividad artístico artesanal familiar, al coincidir con un desarrollo
turístico importante, dio como resultado una actividad económica básica destacable. Esta
actividad puede considerarse como parte de todo un conjunto de emprendimientos en la
ciudad que comenzaron siendo artesanales y que con el tiempo se transformaron en
actividades de cierta envergadura, las que imprimieron en Bariloche uno de sus rasgos más
característicos, tales como los “tejidos Bariloche”, las diversas artesanías y la industria del
chocolate.
Además del aspecto productivo de la creación de objetos de valor artístico y de su
comercialización es de destacar también el aspecto laboral de la actividad en la fábrica de
Cerámica Bariloche ya que ha dado trabajo calificado a una cantidad importante de operarios.
La saga de la familia Razza refleja el modo de estar insertos en la vida comunal, con
predominio de algunos valores como el trabajo como fuente de satisfacción y creación, la
fuerte cohesión familiar, la existencia de valores éticos activos, características que representan
de alguna manera esa sociedad de productores que bregaba por construir un mundo estable en
la modernidad sólida.
Por el contrario, los nuevos tiempos de la modernidad líquida han producido
transformaciones y cambios profundos en las concepciones del trabajo. Las nuevas
generaciones son portadoras de otras experiencias, distintas a las de sus mayores. El mundo
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tal vez sea el mismo para ambas generaciones, pero las representaciones respectivas de ese
mundo difieren bastante.
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