A-r-~iO~i BIOGRAFIA 1
DE
ESCRITA EN ITALIANO '
POR
DOMINGO MAGNANI
I TRADUCIDA AL CASTELLANO
1'OB
CONSTANZA CODAZZI DE C6NVERS.
1881
:BOGOTA
IDlprenta de Gaitan.
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L.I r Par<o F ,í la
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AGUSTIN CODAZZI.·*
· . .
De tiempo en tiempo se encuentran en el mundo hombres que parece han nacido únicameI.ltEt para llenar u~a larga vida de penas i hechos her6icos, i a quienes los obstáculos. i los sufrimientos sirven mas bien para animarlos a llevar a cabo sus prop6sitos. De estos fuá Agustin Codazzi.
* Para este trabajo hemos consultado especialmente la biografía escrita por el señor Vicecónsul de Italia en Carácas, inserta en el libro "Querer es poder" del profesor Miguel Lessona, el "Boletin de la Sociedad jeográfica," cuarta serie, tomo xvm, pájina 103, julio (le 1850, i un discurso sobre Codazzi del doctor Vicen. te 'l'esti .
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Naci6 en Lugo (Romagna) elll de julio de 1193, de Domingo C~azzi i Constanza Bartolotti. *
U no de sus maestros de primeras letras fué Pedro Mateo Zappi, ciego, quien, como vemos por una carta. de otro ilustre lugués, Luis Cris6stomo Ferrucci, del 15 de setiembre de 1872, "Despues de haber educado a medio Lugo .... termin6 sus días con la pension de un paolo ** por dia, concedida por el patrio Consejo."
Apénas adolescente, trasportado por la fuerza qe su jenio i su inclinacion por la carrera militar, obtuvo de su padre, despues de muchas instancias, que lo enviase a Bologna, donde
• En la casa situada en la calle Brozzi númeto 694. Para la fiesta nacional del 4 de junio de 1876, fué inaugurada en dicha casa una lápida de mármol que re· cuerde al presente i en el porvenir el lugar donde nació el célebre je6grafo. La inscripcion fué dictada por el señor Luis Cris6stomo Ferrucci, i está concebida en estos términos. " En esta. casa naci6 Agustin Codazzi, conocido en ám
bos mundos por su valor militar, sus viajes científicos i obras útiles en la República de Venezuela i por su bieu a.cojido parecer acerca de la apertura del Istmo de Panamá."
** Moueda que equivale 11 un rea1.- N. DE LA. T.
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habia un colejio para los aspirantes en la milicia, prometiéndole que, por su buen comportamiento, merecería i obtendría pronto un puesto gratúito. En efecto, cumplió su promesa.
En aquel tiempo muchos italianos se enrolaban en el ejército de Napoleon, i Codazzi deseoso de adqüirir gloria, quiso tambíen alistarse como soldado.
Empezaba apénas el año de 1809, i un jovencito que solo captaba diez i seis, pequeño de estatura i de formas delicadas, se presentó al Coronel Armandi suplicándole lo admitiese como voluntario. Armandi al verlo sonrió, i le dijo: "Id a vuestra casa, creced i fortaleceos, i entónces os recibiré." "i Tan pobre está el Emperador, esclamó el pretendiente, que tema emplear mal una racion en un jóven voluntario 1" Tal respuesta agradó tanto al Coronel que no pudo negarle su peticion, i lo recibió.
Aquel jovencito endeble, pero lleno de confianza en el porvenir, era Codazzi.
Despues de algunos dias llegó a oídos de sus superiores que el jovencito Agustín era versado en las matemáticas, i lo enviaron a Pavía
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para que concluyese sus estudios: allí permaneci6 hasta el año de 1812, en que fué llamado a Francia el rejimiento en el cual servia nuestro j6ven, i de allí enviado a los campos de batalla. El 2 de mayo de 1813 combatió en Lutzen, * el 21 en Bautzen, el 26 i 27 de agosto en Dresde i el 18 i 19 de octubre en Leipsic. En estas batallas, aunque todavía era un niño, Codazzi mostr6 tal pericia, valor i
* En esta batalla, la primera en que se encontró Codazzi, sucedió que la compañía de que formaba par· te, fué destinada a defender un puesto interesante con la órden de que el artillero que abandonase su cañoo sería pasado por las armas. El enemigo colocó una fuer. te batería contra la en que estaba Codazzi: crecían las bajas en ésta i el capitan envió un oficial a pedir refuerzo; miéntras éste llegaba siguió la mortandad hasta el estremo de no quedar con vida sino el sarjento brigada, Codazzi i un soldado, los que continuaron haciendo fuego hasta que el soldado cayó herido de muerte. Solo, Codazzi resolvió morir al pié del cañon i tuvo la audacia de montarse a horcajadas en él a esperar la muerte. En estos momentos llegaba el refuerzo pedido, mandado por el mayor del cuerpo quien grit' a Codazzi : " i Qué hace usted ahí! éste respondi6: "Icif .... en attenaant la mort." Escúsesenos el que hayamos puesto]a contestacion eo el idioma en que fué dada.-N. DE LA T.
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'angre fria, que los mismos veteranos le admiraron. De regreso a Italia su rejimiento, combatió en Montovano en 1814, i allí fué llamado a formar parte del Estado Mayor.
Pero la estrella de Napoleon empezaba a eclipsarse para estinguirse mas tarde en Waterloo.
Entónces Codazzi, conociendo que yt3. no habia nada que esperar para Italia, decidió consagrarse al comercio.
Vendió lo poco que poseía, i con su producto compró en J énova algunas mercancías i se embarcó en un buque que llevaba rumbo a Constantinopla. Una terrible tempestad se desencadenó cerca de la isla de Itaca en el Meditarrá· neo: naufragó el buque en que iba Codazzi, quien se salvó llegando a nado * a aquella isla. El:!ta desgracia que le arruinaba no le abatió. Emprendió en ltaca el oficio, para él ignorado, de pintar casas; pudo con esto vivir i reunir una corta suma para continuar su viaje a Constan-
* Como él no abia nadar, debi6 la vida a un como pañel'o de armas, sarjento del Ejército de N apoleon, quien se constituyó en BU inseparalJle compañero i le servia como asistente: le acompaií.6 todo el tiempo que estuvo en üonstantinopla-N. de la T.
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tinopla. Llegado allí, i no encontrando en qué
ocuparse, vagó en aquella populosa ciudad del
Bósforo por espacio de un mes, poco más o
ménos, sufriendo escasez i aun hambre. * Allí
conoció i trabó amistad con el Capitan Cons
tante Ferrari, de Reggio d' Emilia, otro glorio
so resto del ejército de Italia i se concertaron
para ir juntos al servicio a tierra estraña.
* Codazzi llegó a Constantinopla con su insepa
rable compañero el sarjento a quien debia la vida, i se
pusieron a pasear la ciudad encontrándose en su co
rrerla con muchos oficiales del Ejército de Italia que
habian ido allí fiados en un firmán del Sultan por el
cual Be ofrecia colocaoion en el Ejército a los jefes i
oficiales de N apoleon que habian dejado el servicio
despues de la abdicacion de Fontainebleauj pero las
promesas del firmán no se oumplieron i aquellos glo
riosos restos del Ejército de Italia estaban reducidos a
vivir de diversos oficios. Todos los que se encontraban
con nuestros dos náufragos los citaban para las 5 de la
tarde en un café de pobre apariencia, lugar de reunion
cotidiana de aquellos pobres italianos. A la hora con
venida llegaron Codazzi i su compañero al café i des
pues que todos estuvieron reunidos fueron a pasear al
cementerio, averiguándole a Codazzi durante el paseo
por BU patria i sus familias. Codazzi di6 las noticias
que pudo, les refiri6 Sil naufrajio i les pidió consejo,
dic~6ndole ellos que no le quedaba mas recurso que
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El nuevo mundo les ofrecia por una parte, el espectáculo de un pueblo que combate por su independencia, i por otra un vasto i no espIorado campo de observaciones científicas.
buscar quien lo quisiese recibir de sirviente. A las 6 todos empezaron a despedirse i marchar hácia la ciudad sin que uno solo le ofreciese a Codazzi i su compañero un albel'gue. Quedaron solos los dos náufragos i resolvieron pasar la noche en aquel lóbrego lugar escojiendo una hermosa losa de mármol para cama, i alimentaron su estenuado cuerpo con las ofrendas que vinieron a depositar sobre las tumbas durante la noche. Al dia siguiente salieron al campo i habiendo encontrado un cristalino arroyo resolvieron lavar sus ropas, que bien lo necesitaban, cuando una ráfaga de viento le arrebató el sombrero a Codazzi, dispersando los papeles que alli guardaba i que habia logrado salvar del nautrajio, entre los cuales se hallaba una carta de recomendacion que un judío, de miserable aspecto, le habia dado en Jénova i de la cual no esperaba nada; pero viéndose urjido por las penalidades i escasez, resolvió hacer uso de ella. Se encaminaron pues háoia la ciudad en busca del compatriota a quien iba dirijida aquella carta: pensaban que la recomendacion del casi mendigo israelita seria una decepci.on mas; pero cual seria su sorpresa al ver la habitacion dell'ico comerciante a quien iba recomendado Codazzi. Un so· berbio pal!1cio ricamente adornado se presentó a su vista i un sirviente con el pintoresco traje oriental re.
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Los dos amigos se propusieron recorrerle i con ef;te fin se dirijicron a Amsterdam, i de allí se dieron a la vela para los Estados UnidoR. Arribados a Baltimore fueron admitidos por el vice-almirante Villaret, en el bergantin " América libre." Ferrari con el grado de Tenientecoronel, i Codazzi con el de Teniente de artillería. Este bergantin se uni6 mas tarde a la escuadra de Aury, valiente J eneml ffances al servicio de Colombia, la cual, despues de la venta de "La Florida," hecha por España a los Estados U nidos, se uni6 a la del Almirante Brion (1819) que tambien estaba al servicio de Colombia.
cibió la carta tomándola con unas grandes tenazas de plata i se la dió a un segundo que la recibió lo mismo i Jespues de darle dos o tres tijeretazos i ponerla 80 ·
bre un pebetero, la colocó en una bandeja de plata que un tercer sirviente llevó a su amo. Este que era un hombre entrado en años i que hacia mucho tiempo residia en Constantinopla, SillLió un vivo placer al ieer aquella carta de su mejor amigo i saber que el portador era italiano; les indicó que siguiesen al sirviell te quien los condujo a un cuarto de baño donde tomaron uno de esos baños tibios i perfumados que se acostumbran en Oriente: el criado les présentó finísimas sálJanas para enjugarse i un vestido oriental a cada uno.
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Desde setiembre de 1818 hasta 1822, Uodazzi trabajó con entusiasmo i valor por la independencia de aquella República, i tuvo el honor de ser uno de los primeros que cooperaron a su libertad.
Vistiél'onfle con placer aquellos trajes lujosos i perfumados i fliguieron al sirviente que los condujo al traves de suntuosos salones al retrete del anciano quien los recibió con el fraternal abrazo del que está léjos de su pafs i ve a un compatriota. Allí fueron las preguntas multiplicadas i los cariñosos reproches por haber dejado para última hora aquella visita tan grata. Dióles una carta para el administrador de un hotel de su propiedad i les dijo que al siguiente dia hablaría sobre el modo de proporcionarles un negocio lucrativo. El administrador del hotel una vez leida la carta del principal, los recibió CaD demostraciones de deferencia i les di6 una pieza para ámbos con un cuarto de baño contiguo. Despues de un buen almuerzo se retiraron a su cuarto i no cesaban de admirar aquella acojida debida a la recomendacion de tan ruin personaje como les parecia el judio. Rec!ináronse en los mullidos lechos i pronto el sueño los venció i escusado nos parece decir que durmieron como en mucho tiempo no lo habían logrado. Era la hora del crepúsculo cuando despertaron i vieron con sorpresa frente a cada cama un baúl CaD el nombre de cada uno en su tapa; lánzanse de las camas i abren simultáneamente los baúles donde encontraron un surtido completo de ropa del país i una
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Terminada. la guerra. volvió no su patria a principios del nño de 1823.
bolsa llena de monedas de oro que introducen en BUS
bolsillos i se disponen a salir en bu ca de sus paisano!'. Llegados al café donde aqnellos se reunian saben qne ya habían marchado a su paseo favorito, el cementerio : diríjense allá i júzguese el cúmulo de preguntas i la admiraoioll de aquellos desgraciados emigrados al ver a lo dos náufragos de ayer convertidos en dos hombre6 opulentos al juzgar por su traje. Un coronel a qnien todos acataban i respetaban les habla a nombre de la comunidad i les dice que no es justo que siendo todos paisanos estén ellos solos gozando de comodi· dades i los demas en la miseria, que por lo tanto resnel ven irse a vivir donde ellos vivan i que lo que tengall sea de la oomunidad. Rejistra sus bolsillos, saoa las bolsas de dinero i reparte éste por iguales partes entre todos; i por último declara que a donde vaya Codazzi irán todoa. Este les hace mil reflecciones, les refiere el modo como ha adquirido aquel dinero i aquellas ropas i les hace presente lo penoso que para él sería el recargar a su protector con la alimentacion de tantos; pero todo fué inútil i cuando a las 7 de la noche se dirijiel'on 00-dazzi i su compañero a su habitacion iban seguidos por todos los emigrados, los que entraron al hotel donde el ooronel, dirijiéndose al administrado}' le dijo: " Ponga usted una buena comida con buellos vinos para todos llosotros, que Codazzi paga." Tlln recomendado estaba Codazzi pOl' el propietario, que el dependiellte al oil' aquello ordenó sirviesell la comida pedi-
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Con los bienes adquiridos en América compró en compañía de su amigo Ferrari, que tambien estaba de regreso, una posesion, " El
da. Figúrese el lector aquella comida de hombres hambreados. Terminada la comida que fué opipara, todos se metieron en la pieza de Codazzi i hacinados pasaron alH la noche. Al siguiente dia se presentó Codazzi todo avergonzado donde su protector a referirle lo que habia sucedido sin que él hubiera podido evitarlo. Aquel ancia.no lloraba de placer i decia: "Bien hecho ! Bien hecho! Valientes paisanos!" Grande fué la sorpresa de Codazzi al oir aquellas esclamBciones, pero subió de punto cuando el anciano ya repuesto le dijo: "La satisfaccion que siento al haber podido ser útil a mis paisanos es inesplicable. Desde hoí tienen alimentacion gratúíta en mi hotel, i usted véngase eeta tarde para que combinemos un negocio." Esa tarde establecieron las bases de una compañía para establecer una ruleta llevando Codazzi la mitad de las utilidades í la responsabilidad de la caja: el sarjento debia tallar i los oficiales hacer la guardia para defender la ruleta de los asaltos de los turcos, a quienes no de· bían hacer resistencia con armas sino dispersar a palos, lo que tuvieron ocasion de practicar en algunos asaltos hechos en altas horas de la noche. Al mes pooo más o ménos murió aquel jeneroso italiano del bubon, peste terrible que asolaba el país. Líquid6 Codazzi el negocio i se halló poseedor de una fuerte suma
que el permiti6 abandoBar aquel pais.-N. DE LA T.
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Serrallo,)) entre Manalorn barda 1 Comelic~, i
construyeron una cómoda casa para VIVir
segun sus costumbres.
Por ese tiempo escribió al eorOllel Armandi,
el mismo que lo habia inscrito como voluntario
i que entónces vivía en Roma en calidad de
preceptor de los hijos de Luis Bonaparte, ex-reí
de Holanda, en estos términos:
Busqué fortuna en el nuevo mundo, porque en este
me era ingrata, i sí me fué propicia: a vos solo debo
agradecerlo i no a mis talentos. Los vuestros sí, que.
rido Coronel, debian esperar, así como vuestro valor
i sagacidad, el merecido premio; i si el destino se ha
cónjurado en contra vuestra, habeis sabido combatir. ,
lo : i no ' es una gran victoria' ser superior a la ad versi
dad 1 No veo el momento de abmzaros, i mi compañero
Ferrari tiene el mismo deseo. No sé si nos establece.
r~mos en Lugo, pero de seguro en la Romagna, ya
que se deben buscar los intereses en aquel lugar en
que mejor se encuentren.
Conozco demasiado las vicisitudes de la vida; no
he olvidado los peligros a que me he espllesto, i
siento aún el peso de los trabajos i las fatigas que he
sufrido para que no acepte i ponga en práctica los
buenos consejos que me habeis dado dictados por la
sinceridad de vueatra amistad i vuestra saLiJuría.
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Mí padre i mi madre os saludan, así como el amÍ~ go Ferrari quien me oocarga deciros que ha recibido vuestra carta, la cual no contesta por no spr necesario.
Recibid los abrazos de Ferrari i mios, vuestros colegas i amigos. AdioB.
Lugo, 1.0 de febrero de 1823. AGUSTIN CODAZZI."
Engañado por algunos falsos amigos, perdió casi todo lo que poseía, de manera que, herida su alma, mas por la mala fe i abusos de confianza de aquellos a quienes con jenerosidad i nobleza habia protejido, que por la pérdida de sus bienes, i habiendo muerto su padre, a quien amaba tiernamente, dió el último adras a su patria, i en la primavera del año de 1826 regresó a América.
A pocos dias de su llegada, el Vice-presidente Santander lo nombró Comandante J eneral de artillería. i le daba el dificil encargo de orga.nizar aquel cuerpo, lo cual cumplió superando los deseos de Santander. Tomó nota de todas las fortalezas de Maracaibo; trazó una carta topográfica de aquellos lugares i presentó al Gobierno un nuevo proyecto de fortalezas concebido por él.
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Por estos importantes trabajos mereció ser
nombrado Jefe de la seccion corográfica del
Ministerio de guerra, i fué encargado de levan
tar una carta corográfica de la provincia. del
Zulia. Miéntras se consagraba a este"trabajo tuvo
lugar la disolucion de la República de Colom
bia (1830), fundada sábiamente por Bolívar,
la cual se dividió en las Repúblioas de Ve
nezuela, Nueva. Granada i Ecuador.
Páez, Presidente de Venezuela, gran admi·
rador de los talentos de Codazzi, lo elijió Jefe
de su Estado Mayor, i le encomendó el impor
tantísimo trabajo de una Jeogra.fIa Estadística
i de un Atlas de todas las provincias de Vene
zuela. Codazzi comprendió, al primer golpe de vista,
el número i la. clase de obstáculos que tendria
que superar para concluir semejante obra.; pero
nada le arredró; i con su poderosa voluntad
puso manos a la. obra. el año de 1831, i la. CQn.
cluyó el año de 1839.
Para poder apreciar todo el mérito ~e la obra
científica de nuestro conciudadano, es preciso
tener al mélioB una idea de aquel mundo
maravilloso, llamado América, que aV8s~lla su
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-17-propia grandeza, i que en gran parte se conserva virjen.
Nos bastará decir que en ocho años de inmenso trabajo e innumerables fatigas pudo adquirir para su obra todas las noticias necesarias relativas a la jeografia, a la etnografia, a la historia i a la. arqueolojía indianas, con itinerarios, a apertura de caminos, a determinaciones astronómicas i barométricas, a. catastro i estadística. Reunió importantísimos datas sobre la. agricultura, preciosos documentos acerca de las simientes, cosechas i productos: acumuló muchas observaciones de gran valor sobre los vejetales útiles que allí se encuentran en el estado silvestre, i por último enri. queció sus escritos con la esposicion de numerosos hechos no observados por otros naturalistas.
Para hacer ver cuanto aplauso i aceptacion mereció esta obra en ámbos mundos, bastará decir que, del seno mismo de la Academia de Ciencias de Paris, fué elejida una comision compuesta de los señores Arago. Savary, Élie de Beaumont i Boussingault, encargada de examinar la obra e informar a la Academia; la cual deseosa de manifestar a Codazzi su satisfaccion por una. obra tan científica como grandiosa e
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interesante, di puso que Élie de Beaumont le eRcribiese una carta en los términoR siguientefl :
" No puedo manifestaros todo el placer quc me ha proporcionado vuestra obra. Cuanto mas la estudio, mas me convenzo de que la opinion que los señores Arago, Savary, Bou.singault i yo, manifestamo a la Academia, es esacta.
ce Los aplau os de los que aman la ciencia, que tanto os debe, serán para vos una grata recompensa. Séame permitido entretanto prcsentaros el pequeño tributo de mi admirncion por la sabiduría, la constancia i el valor qu· habeis desplegado en tan vasta como difícil empresa."
La Sociedad Jeográfica de ParÍB le colmó tambien de elojios por BU obra, i le nomhró socio confiriéndole una gran medalla con esta . .. lDSCrlpClOn :
" La Sociedad de .Jeografía al Coronel de 10-jeDieros Agustín Codazzi por sus Po ploracioocs en las provincias de Venezuela."
La Sociedad Real de J eografía de Lónures le envió el diploma de miembro correspondiente, i la Sociedad Etnolójica Americana establecidn en Nueva York le nombró miembro honornrio.
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Luis Felipe, a propuesta del Ministro Guizot, le concedi6la Cruz de la Lejion de Honor, i en fin, el sabio Humboldt le escribi6 en estos términos el 20 de junio de 1841 :
(1 Vuestros trabajos jeográficos abrazan una inmensa estension de terreno, ofreciendo al mismo tiempo el detalle mas esacto de la medida de las alturas, tan importantes para la distribucion de los climas, que harán época en la historia de las ciencias."
Nuestra biblioteca recibió la donacion de un ejemplar de este grandioso trabajo hecha por el autor por medio de su amigo de infancia el caballero Ferrucci. Despues fué traducido del español al italiano, para facilitar su conocimiento a la juventud, por otro compatriota i amigo de Codazzi, Juan Foschini.
En el año de 1840, miéatras Codazzi estaba en Paris ocupado en la publicacion de su obra, fué encargado por el Gobierno de Venezuela, de conducir a aquel país una emigracion alemana. Con tal fin recorrió la Alemania, reunió varias familiaa, ordenó la espedicion, fletó una embarcacion en que embarcó 400 emigrados con los cuales arribó a la Guaira; elijió terrenos convenientes sobre las altas montañas de
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los valles de Aragua, i fundó él mismo una colonia, que en recuerdo de un eminente patricio venezolano denominó" Colonia Tovar."
Pero cuántas dificultades tuvo que vencer Antes de que aquella colonia prosperase! Sus enemigos (todos los grandes hombres los tienen), le suscitaron contrariedades de todas clases; los animales no podian aclimatarse en aquellas montañas; perdiéronse las primeras cosechas, i varias rebeliones estallaron entre los colonos: todo se reunia para poner a prueba la constancia de Codazzi j pero él, con la fortaleza que da el jénio, luchó palmo a palmo con los obstáculos que sin cesar i cada día mas poderosos, se le presentaban i venció al fin, i pudo ver al cabo de cuatro años florecer i prosperar su colonia.
En el año de 1846 la provincia de Barinas, sitaada. en los límites occidentales de Venezuela, entre las montañas de Mérida i las vastas llanuras de Apure, le elijió su gobernador. Por ese tiempo los barineses estaban divididos en dos partidos políticos, i frecuentemente ensangrentaban aquel infortunado país con sangre de hermanos i lo entregaban al pillaje de la soldadesca. Al primer golpe de vistll com-
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prendió Codazzi que nada podria hacerse en favor de los barineses, si ántes no se lograba aplacar los odios i hacer una reconciliacion. Empezó por demostrarles, con su palabra persuasiva i enérjica, cuáles eran los verdaderos intereses de la patria j desplegó en la administracion de su empleo la mayor actividad: abrió nuevos caminos, animó la agricultura, promovió la instruccion elemental, supo en fin con obras útiles, i con su trato ameno i carácter alegre i afable, captarse la estimacion i el cariño de todos. Cuando vió los rencores nn tanto adormecidos, i los odios aplacados, ofreció un espléndido banquete a los jefes de los dos partidos. Concurrieron éstos, pero, recatándose los unos de los otros, permanecian sérios i graves, i ninguno queria ser el primero en romper el silencio i pronunciar palabras de reconciliacion. En aquel momento, decisivo sin duda para el porvenir de Barínas, se hace oir una armonía suave i dulce que tiene algo de celestial, i al mismo tiempo cuatro de los hijos de Codazzi, (habidos en su matrimonio con la señora Araceli Fernández de La Hoz) aparecen alegóricamente vestidos en medio de los convidados dirijiéndoles palabras de amor patrio,
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de concordia i fraternidad, pero en términos tan injenuos i afectuosos, que todos sin escepcion se ponen de pié i arrojándose los unos en los brazos de los otros juran olvidar el pasado, amarse i vivir como hermanos i miembros de una misma familia, i no trabajar sino por el bien de la patria.
A consecuencia de las revueltas políticas de 1849, vióse obligado Codazzi a abandonar a Venezuela i refujiarse en Bogotá, capital de la República de Nueva Granada. Allí le habia precedido la fama de sus conocimientos, por lo cual el Presidente Mosquera le nombró Inspector del Colejio militar de aquella ciudad, i le encargó un trabajo jeográfico-estadístico de la República, semejante al que habia terminado en Venezuela: Codazzi siempre activo, aunque empezase ya a encanecer, trabajó sin interrupcion hasta el año ele 1854 en que estalló una guerra civil en Nueva Granada, i fué llamado al servicio por el Presidente Mosquera quien le nombró Jefe de su Estado Mayor.
En esta guerra que duró ocho meses, se distinguió en muchos hechos de armas, i en la jornada decisiva del 4 de diciembre, llamada despues de Bogotá, tuvo tan gran parte en la vic-
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toria que, en recompensa, se le espidió el nombramiento de J en eral.
Apénas terminada la guerra, desdeñando un reposo para él tan nec~sario, se asoció al señor doctor Manuel Ancízar, * miembro de la sociedad jeográfica de Nueva Granada, i volvió a emprender sus trabajos científicos, En el año de 1858 presentó al Gobierno los mapas corográficos de todos los Estados de Nueva Granada, pero en una escala mucho mayor que los de Venezuela.
Solo faltaba el del bajo Magdalena, pues se babia propuesto visitar detenidamente la Sierra. Nevada, rejion fertilísima i rica por sus precio~os minerales: allá se dirijió al siguiente año de 1859.
Este animoso (j:mquistador de la naturaleza parecia redoblar sus fuerzas para los sufrimientos i peligros a medida que envejecia.
Sobre la nevada cima de los Andes pudo pel'suadirse del poder del jenio científico del hombre para dominar la materia.
* El señor AncÍzar se asoció a Codazzi para estos trabajos desde el principio de ellos en el año de 185], i le acompañó durante tres años: despuee le reemplazó el .eñor ::Santiago Pérez.
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Para formarse una idea. del atrevimiento i heroismo dé este sabio, habria sido preciso verle atravesar las insalubres llanuras del Amaz6 .. nas, del Orinoco, del Apure i del Magdalena donde el indio divide aún el dominio de aquellas rejiones vírjenes, con el jaguar i el formidable boa; verle trepar por aquellas soberbias montañas, por aquellas colosales i empinadas cordilleras cubiertas de nieves perpetuas sobre las cuales el águila se goza en la 1 uz del sol i se complace en verse arrebatada por terribles huracanes. Este sabio todo lo afrontaba ; superior a las fatigas i al hambre, i sostenido únicamente por su amor a la ciencia, se sobreponía a los invencibles obstáculos que le presentaban aquellas inmensas fortificaciones de Id. naturaleza defendidas por baluartes de granito; siempre lleno de fe, risueño i alegre, en una mano la brújula i llevando consigo la escala, el sextante i el bar6metro, profundizaba con la mirada los abismos i los flancos de las montañ-as, como para pedirles la historia jeo-16jica del país que examinaba. De esta manera él solo estudi6, midi6 e hizo conocer una inmensa estension de terreno (doscientos cincuenta millones de metros) que se estiende
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desde las riberas del Amaz6nas hasta el lago de Maracaibo, i desde los desiertos de la Goajira hasta la estremidad occidental del istmo de Panamá.
Ya habia recorrido Codazzi gran parte del bajo Magdalena i las paludosas llanuras del Valle Dupar para terminar las cartas relativas al Estado de Bolívar i al del Magdalena: veia próximo 8U viaje a Paris para hacerlas imprimir, llevando consigo a sus hijos que deseaban conocer a Italia i visitar la ciudad donde su padre habia nacido. En aquellos lugares insalubres, sin recursos, rodeado de privaciones de toda clase, léjos de su familia, murió de fiebre en pocas horas, a la edad de 66 años en el teatro de sus gloriosos trabajos como el gladiador de la civilizacion.
Despues de una vida tan noble i animosamente cumplida, nadie estrañará que en el Nuevo Mundo el nombre de Codazzi sea objeto de honor i veneracion, como el de un hombre benemérito que con su actividad i firme voluntad supo triunfar siempre de la desventura, la envidia, la miseria i los obstáculos que se oponian a la conquista de la ciencia.
Aún no hemos a.cabado de enumerar los tra.
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bajos científicos de nuestro conciudadano. Habia hecho estudios especiales i prácticos sobre los istmos de Darien i Panamá, i despues mui pa.rticularmente de este último para tratar de resolver el gran problema de la canalizacion interoceánica. Oh! cuántas veces recorrió i esploró aquel istmo!
Cuando la comision anglo-franco-americana visitaba el istmo de Panamá, el Gobierno de Nueva Grana.da, mas que ninguno interesado, mandó a Codazzi en representacion suya como el único que conocia las dificultades que habia que vencer ántes de ponerse a la obra de la apertura.
La comision, des pues de haber examinado concienzudamente los trabajos i estudios de Codazzi, juzgó eran los mejores i elijió el plan ideado por él. Si, como parece, la apertura tiene lugar, colmará la fama de nuestro conciudadano colocando su nombre aliado de los del los sabios que concibieron la canalizacion del istmo de 8uez, i los túneles del Cenicio i del Ootardo.
Poco tiempo despues de terminado este bosquejo biográfico, llegó a nuestro conocimiento
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que habia sido enviado un retrato fotográfico de Codazzi por uno de sus hijos, en enero próximo pasado al señor Domingo Vespignani, quien lo habia pedido de acuerdo con el notable escultor Pablo Vizani con el fin de que le sirviese de modelo para bacer un busto de mármol.
Aprovechamos la cortés condescendencia de ámbos para hacerlo copiar por nuestro conciudadano señor Sil vio Minardi; i adornu.r con él este trabajo a fin de dar a conocer a su país, junto con los méritos i dotes de este ilustre jeógrafo, sus rasgos fision6micos.
A continuacion publicamos la carta escrita por Vespignani a la familia Codazzi i In. conte8tacion que obtuvo, traducida del espailol en que estaba escrita por cuidado del noble señor Conde doctor Alejandro Biancolí.
Muí señor mio :
Os suplico me escuseis si yo, sin tener el honor de conoceros, me tomo la libertad de enviaros la presen_ te. Me mueve a ello el deseo de que, un busto de mármol recuerde a sus conciudadanos la querida efi. jie de vuestro ilustre padre, así como una lápida tle mármol en la casa en que nació, nos recuerda su glo. rioso nacimiento.
Gozo de la amistad de un notable escultor de esta
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ciudad, quien de Luen grado se presta a bacer ~l busto para donárselo a la Municipalidad de Lugo; pero sin un retrato de vuestro difunto padre, sería imposible.
Os suplico pues que tengais la bondad de compla. cernos enviándonos un retrato de vuestro padre sacado ántes de su muerte, o si no, de una estatua o de un cuadro.
Espero que, favoreciéndome, me procurareis los medios para quo la memoria de vuestro uenemérito padre sea honrada con un busto en su ciudad natal.
Con sentimientos do la mas distinguida cODfúdera. cion me suscribo atento seguro servidor,
DOMINGO VlDSPIGNANl.
Lugo, noviembre de 1879.
Al 8cfior LORUZO CoOAZZI, (hiJo do Agustín Go¡Jazzi).-Nucvll Grito nada.-Bogotá.
Bogotá, 28 de enero lS80.-Estimado señor.
Me apresuro a acusaros recibo de vuestra aprecia. ble carta fecba 28 de no~iem1re del año pr6.ximo pasado, la cual proporcion6 a mi madre i hermanas un verdadero placpr, i aument6 en mucho la grati. tud que ya sentíamos bácia la ciudad de Lugo, agra. decida patria de nuestro ilustre padre.
Deseando satisfacer vuestros deseos incluyo en esta una fotografía de mi padre saca.da del retrato que él
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hizo hacer en Paris el año de 1842. Quiera Dios qua llene vuestros deseos !
Participaré a mis dos hermanos, que están estable. cidos en Venezuela, el nuevo honor que los lugue. ses desean hacer a la memoria de nuestro padre.
Dignaos aceptar la gratitud de la familia Codazzi, con los verdaderos sentimientos de consideracion i respeto con que me honro en suscribirme vuestro atento servidor-LoRENZO CODAZZI.
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