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    PENSAMIENTO CONTEMPORANEO

    . Coleccin dirigida por Manuel Cruz

    /

    1. L.

    Wittgenstein, Conferencia sobre tica

    2.

    J.

    Derrda,

    La desconstruccin en las fronteras de la

    filosofa

    3. P. F. Feyerabend,

    Lmites de la ciencia

    4. J. F. Lyotard, Por qu filosofar?

    5. A. C. Danto, Historia y narracin

    6. Th. S.

    Kuhn, Qu son las revoluciones cientficas

    7. M. Foucault, Tecnologas del

    yo

    Arthur C. Danto

    Historia

    y

    narracin

    Ensayos de filosofa analtica de la historia

    Introduccin de Fina Biruls

    . .:

    Ediciones Paids

    Le.E. de la Universidad Autnoma de Barcelona

    Barcelona-Buenos Aires-Mxico

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    A L

    316239 1 X j e ~ ' J

    V . f;.se~\6

    TItulo orl.lnal:

    A (1)'tlcal

    11

    O$Opll)'

    o t

    History

    (caps. 1, 7 y

    8)

    Publicada en In, 6. por Cambride University Press, Reino Unido

    Traduccin de Eduardo Bustos (U.N.E.D.)

    ..

    SUMARIO

    Introduccin, Fina Biruls

    9

    Entre ciencia y filosofa

    11

    /

    Donde no hay narrador no hay historia

    1.

    Filosofa de la historia substantiva y analtica

    9

    2.

    Historia y crnica

    53

    3.

    Oraciones narrativas. 99

    Cubierta de Mario Eskenazi y Pablo Martn Badosa

    1 ' edicin, 1989

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida,

    Iransmitida o almacenada, sea por procedimientos mecnicos, pticos o qunicos,

    incluidas las fotocopias, sin permiso del propietario de los derechos.

    1965

    by University

    of

    Cambridge, R.U.

    de esta edici6n

    Ediciones Paid6s Ibrica, S.A.

    Mariano

    Cub, 92 - 08021

    Barcelona, e

    Instituto de Ciencias de la Educacin .

    de la Universidad Autnoma de Barcelona,

    08193

    Bellaterra

    ISBN:

    84-7509-5.52-6

    Depsito legal:

    8-27.673/1989

    Impreso en Hurope,

    S.A.

    Recaredo, 2 - 08005Barcelona

    Impreso en Bapafta Printecl in Spain

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    1 . I1,1 . ' i I

    /

    INTRODUCCION

    Despus de haber dicho esto, la dej

    como en el da anterior -Entiendo esta

    oracin? La entiendo al igual que si la

    hubiera odo en el curso de una narra-

    cin? Si aparece ah aislada, entonces yo

    dra que no s de qu se trata. No

    obs-

    tante, yo sabra cmo se podra usar esta

    oracin; yo mismo podra inventar un con-

    texto para ella.

    L.

    WlTI'GENSTBIN

    Nos leernos unos a otros como libros,

    aprendemos unos de otros como. una se-

    gunda lengua. Justamente debido a este

    modelo comprendemos el pasado de los

    hombres.

    D NTO

    El texto que presentamos est formado por una se-

    leccin de los captulos centrales del libro de Arthur C.

    Danto,

    Analytical Philosophy 01 History)

    En esta obra,

    1. Los textos publicados corresponden a los captulos 1, VII,

    VIII de

    Analytical Philosoph, of History

    (Cambridge Univ.Presa,

    1965).El capoVIII Oraciones narrativas ya se haba publicado en

    forma de articulo en History a.nd Theory (1962). El libtb, en su

    conjunto, es el resultado de un trabajo de reflexin anterior que

    puede leerse en los artculos On Historical Questioning y Mere

    Chronicle and History Proper, ambos aparecidos en

    Ioumal of

    Philosophy

    (en 1954y 1953respectivamente),

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    10

    INTRODUCCI6N

    .crita hace casi un cuarto de sllo, confluyen tanto la

    problem6tlca afrontada por la filosofa neopositivista de

    la historia como el inicio del cambio de orientacin que,

    a partir de

    101

    aftol sesenta, tiene lugar en el mbito de

    la filosofa anglosajona de la historia. Para apreciar esta

    confluencia basta con atender algunos comentarios que

    esta obra ha suscitado en los ltimos aos. As, por ejem-

    plo, en 1982, Danto deca que se trata de un libro...

    que debe su existencia al articulo de Hempel.' El articu-

    lo aqu citado, La funcin de las leyes generales en la

    hstoras.' apareci en 1942 como un intento, de talan-

    te neopositivista, de reconducir la historiografa al deno-

    minador comn de las ciencias empricas. Pero, en cam-

    bio, en opinin de J. Habermas, el libro de Danto con-

    duce la filosofa analtica al umbral mismo de la her-

    menuticas,

    Estas caracterizaciones parecen contrapuestas, en la

    medida en que sitan la obra en tradiciones de reflexin

    filosfica sobre la historia totalmente distintas. Pero

    precisamente aqu radica el inters de los textos que

    presentamos: las palabras del propio Danto indicaran

    el origen y el marco desde los que fueron elaboradas las

    propuestas y, en cambio, las de Habermas expresaran

    tanto la evolucin de la filosofa de tradicin analtica,

    iniciada ya en los ltimos aos de la dcada de los cin-

    cuenta, como el campo de reflexiones abierto por la

    Por otra parte, cabe resear que Danto recientemente ha pu-

    blicado Narration and

    Knowledge

    (Columbia Univ. Press, Nueva

    York, 1985), obra que incluye el texto integro de

    Ana1ytical Philo-

    sophy of History,

    2. .Spiegazione storica, comprensione storica e scence ume-

    ne en FOSS1, P. (comp.), La teoria deUta

    storiogralia oggi,

    11Sal'

    giatore, Miln, 1983, p'g. 88.

    3. .The Function of General Laws in History., Journal of Phi-

    10$0]111 3 9, 1 94 2 (trad. casto en HlMI'IIL,C . G ., lA explicaci6n cien-

    tffict,

    Paid6a, Buenos Aires,

    1979).

    4. H.u RMU; J.,

    lA

    Idgica de

    ciencias sociales,

    Tecnos,

    Madrid, 1988, p'g. 115.

    ENTRE CIENCIA Y FILOSOFtA

    atencin que Danto presta al papel de la narracin

    c m

    la

    historia.

    Examinemos primero el origen y el marco, y dejemos

    para un segundo momento el comentario de las palabras

    de Habermas.

    Entre ciencia

    y

    fUosofa

    Dos textos son claves para comprender el inters del

    anlisis filosfico por la historia, el ya mencionado ar-

    tculo de Hempel y la obra de R. G. Collingwood, Idea

    de la historia, publicada pstumamente en 1946.' /

    La funcin de las leyes generales en la historia sig-

    nifica, una vez superado el criterio empirista del signi-

    ficado, un esfuerzo por pensar el modelo nomol6gico-

    deductivo de explicacin como criterio de ciudadana

    cientfica. Este modelo, que fue establecido desde un

    marcado inters por la ciencia natural y un fuerte talan-

    te antimetafsico, se concibe como aplicable a cualquier

    discurso que pretenda tener valor cognoscitivo. Este es

    el motivo de la preocupacin por verlo funcionar en el

    campo de la historia. La historia ha sido, en manos de

    filsofosespeculativos de la historia

    6

    como Kant, Her-

    5.

    COLUNGWOOD,

    R. G., Idea de

    la

    historia; F.C.E., Mxico,

    1982.

    6. Utilizamos esta expresin a partir de la distincin estable-

    cida, en 1951, p or W. H. Walsh en su

    An

    Introduction

    to

    philoso-

    phy 01 History (trad, casto en Siglo XXI, Mxico, 1978), entre

    filosofa especulativa de la historia. y losoe crtica de la bis-

    tora, La primera consistira en un intento por descubrir el

    sentido,

    la

    finalidad de

    todo

    el proceso histrico. La segunda, en

    cambio, habra dedicado sus esfuerzOs a aclarar la naturaleza de

    la investigacin histrica con el propsito de situarla adecuada-

    mente en el mapa. del conocimiento. As, se ocupad de temu

    tales como el de la verdad u objetividad histricas,

    el

    cadcter

    de los hechos histricos, el problema de la explicacin hist6ri-

    ca, etc. Esta distincin puede considerarse, hasta cierto punto,

    paralela a la que establece Danto en las p'glnas que slguen entre

    .&losoHa substantiva. y .&oso& analftica de la historia .

    11

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    12

    INTRODUCCI6N

    der o Hegel, fuente de innumerables teoras metafsicas;

    por otra parte, no hay que olvidar que la historiografa

    ha sido referencia obligada para la mayora de filsofos

    i~eal~staso historicistas con el fin de mostrar la insufi-

    CIenCIade los conceptos empiristas de experiencia y de

    racionalidad para dar cuenta de lo humano.

    As, Hempel trata de mostrar la presencia -aunque

    slo s~ en

    esbozo-s-

    del modelo nomolgico-deductivo

    de e~p~lca.cinen la historia y, con ello, alejarse tanto de

    la ~lstmcln entre ciencias naturales y ciencias del es-

    rtu, tematizada por historicistas como Droysen o Dil-

    .bey,7 cuanto de la vigencia de cualquier tipo de filoso-

    fa especulativa de la historia. Por otra parte, al poner

    el acento en e~problema de la explicacin, el artculo de

    ~e~pel -con~untamente fOn la obra de K. R. Popper '-

    sta los trminos de la discusin que se desarrollar en

    el marco de la filosofa analtica de la historia hasta los

    aos sesenta.

    ~l model

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    14

    IMTJlODVCCIN

    101

    &16.010,

    Ideall.ta hlatoricistas 10 todo discurso que

    Idlr. a '

    ,merecer

    el callftcativo de cognoscitivo. debe

    t.il.:~aJ menC)1 ImpUcltamente- la misma estructura

    ldlc.: ..

    * * *

    Las limitaciones del Covering Law Model (CLM)em-

    piezan a manifestarse tan pronto como, desde el marco

    de la misma filosofa analtca, se intenta medir la apli-

    cabilidad del modelo al trabajo de los historiadores. Ma-

    nifestaciones de este intento son, por ejemplo, La natu-

    raleza de la explicacin histrica, de P. Gardiner, o los

    artculos de E. Nagel, de eh. Frankel y del mismo Hem-

    pel, publicados en la dcada de los cincuenta; pero po-

    demos decir, sin

    temor-a

    exagerar, que hasta el afio

    1965

    -fecha de la publicacin de la obra de Danto-, la flo-

    sofa analtica de la historia se reduce a la controversia

    acerca del CLM.

    Esta controversia refleja las estrategias u opciones

    adoptadas para hacer frente a los obstculos y dificulta-

    des que surgen en el momento en que un modelo tan

    acentuadamente normativo como el CLMse confronta al

    conocimiento histrico de lacto. Una primera estrategia

    consistir en modificar el modelo y, al mismo tiempo,

    conservar las caractersticas a las que debe su fuerza

    racional. La otra opcin ser abandonar directamente el

    10. Todava en 1948,Th. Abel, en su artculo eThe Operation

    caIled Verstehen (American Journal of Sociology, n. 54), re-

    chaza el conceder el valor de instrumento de anlisis cientfico a

    la comprensin (Verstehen).

    11 . GARDINBR,

    P.,

    Tite Nature of Historical Bxplanation

    Os

    ford Umv. Press, Londres, 1952) (trad. casto en Unam Mklco

    1961); NlGBL, B., eSomo Iasues on the Lope of

    H isto rlc a1 ~

    lysll, Scisntiflc Monthly, 1%2; Flwmn. , Ch., cBxplanation and

    Illterpretatlon iD History., Philo Oph1 of Sclence, 24, 1957. Blto.

    dos

    arUcu101

    fueron reeditados en GARDINJ R, P.,

    77aeOrfu

    of

    Hllto11,

    The Pree Press, Nueva York, 1959:

    HBuPBL ,

    C . G ., Ofl. dt.

    ENTRE CIENCIA

    Y FlLOSOru

    15

    CLM

    y

    abogar por un pluralismo en la explicacin his-

    trica.

    Segn la primera opcin, las caractersticas que de-

    nen en lo esencial el modelo son su

    carcter

    nomol6ico

    y la condicin de deducibilidad. Ahora bien, en el etano

    del debate, ambas caractersticas quedarn progresiva-

    mente desdibujadas. As,el mismo Hempel aceptar que

    el modelo de explicacin'que ms se aproxima a la ex-

    plicacin histrica es el modelo probabilstico fundado

    en generalizaciones estadsticas obtenidas por va induc-

    tiva; E. Nagel, en el afio1961, distinguir de los modelos

    deductivo y probabilstico, el funcional y el gentico, se-

    alando este ltimo como el ms cercano a la explica-

    cin histrica. Reflexiones como stas debilitaranU la

    condicin de deducibilidad pero, en cambio, no parecen

    cuestionar el carcter nomolgico de la explicacin.

    Sin embargo, el aspecto nomolgico quedar afecta-

    do a travs de las reflexionesque, desde posiciones pro,

    ximas a la denominada filosofadel lenguaje

    ordnaros,

    desarrollan filsofos como P. Gardiner. El debilitamien-

    to del modelo, en obras como La naturaleza de la expli-

    cacin histrica, se da fundamentalmente a raz de la in-

    troduccin de temas y argumentos que haban sido ca-

    ractersticos de posturas idealistas o historicistas en la

    controversia acerca del CLld.Por ejemplo, el argumento

    de la unicidad y la nclesficebilidadde los acontecimien-

    tos histricos o el nfasis en el hecho de que cuando el

    historia~or ofrece explicaciones no se limita a apelar a

    leyes,

    sino

    que a menudo hace referencia a intenciones

    planes o propsitos. '

    As, se empieza a aceptar que hay explicacionesde la

    conducta que no son causales, en el sentido seiialadopor

    12 . NAGIIL, B. , La utructlU'a

    d.

    'c a cllncl4, Palda, BUIIIO.

    Aires, 1974. . .,

    13. El t~rmlno cdebWtamlento. es usado por P. 1UCGe\U'

    (Tiempo 1 PUlrracldn, BeSa. enltlau.dad, Madrid, 1 91 7, v ol. 1 ) pu .

    r ef er ir a la cri.1s del mocWo DOIDo16 ll co 101 aAOI S O .

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    16

    INTRODUCCIN

    el CLM.Apesar de ello, Gardiner no considera que tales

    explicacionescaigan totalmente fuera del modelo, pues-

    to que son asimilablesa aquellas a las que se ha referido

    G.

    Ryle

    14

    en trminos de disposiciones, y las denomina

    explicacioneslegalformes (lawlike explanations), reco-

    nociendo con ello que, si es posible hablar de recurso a

    leyes,es necesarioaceptar que stas pueden nacer de pla-

    nos heterogneos de universalidad y regularidad.

    A medida que se debilita el CLM,paralelamente se

    toma conciencia del hecho de que, para dar cuenta de

    la inteligibilidad que el discurso histrico ofrece de los

    acontecmentos,

    no basta con proporcionar un modelo

    normativo basado en el proceder de las ciencias natura-

    les. Pero esta toma de concienciano se traduce tanto en

    una mirada hacia el trabajo de los historiadores, cuanto

    en un dilogocon algunos filsofos de la tradicin idea-

    lista -B. Croce, M. Mandelbaum, Oakeshott y, funda-

    'mentalmente, R. G. Co11ingwood

    5_

    Estos, a diferencia

    de la mayora de filsofos positivistas y analticos, dis-

    ponen de una experiencia de primera mano del trabajo

    histrico y, adems, son los que han defendido la tesis

    -a la que ahora parece concedrsele algn fundamen-

    to- segn la cual la interpretacin de los asuntos huma-

    nos tiene peculiaridades que es necesario analizar.

    Este dilogocon la tradicin idealista se puede apre-

    ciar tambin en la otra estrategia adoptada frente a los

    obstculos que presentan la aplicabilidad del CLM, la

    que opta directamente por el abandono del modelo. De

    este modo,W.Dray, que con su

    Leyes y explicacin en la

    historia

    sera un representante de esta opcin, debe

    gran parte de sus argumentos al nfasis puesto por

    R. G. Co1lingwood,en Idea de la historia, tanto en la d-

    14.

    RYLB,

    G.,

    El concepto de lo mental,

    Paids, Buenos Aires,

    1975.

    15.

    MANDI LBAUM, M.,

    The Problem

    o f

    Historical Knowledge,

    Liveright, Nueva York, 1939;

    OAKl SHOTT,

    M.,

    Experience and Its

    Molles, e.u.P., Cambridge, 1933.

    16 .

    D R AY ,

    W ., op. cito

    ENTRE CIENCIA Y FILOSOP1A

    17

    mensi6npragmtica del conceptode interpretacin, como

    en la necesidad de ir ms all del tratamiento empirista

    de la historia; los empiristas habran olvidado que, en

    todo acontecimiento histrico --que en toda accin-

    podemosdistinguir su exteriory su interior.

    El exterior de un acontecimiento sera todo lo que

    en l es describibleen trminos de cuerpos, el interior

    designara

    10

    que slo puede describirse en trminos de

    . pensamiento.Collingwoodentiende que el historiador, a

    diferencia del cientfico,que slo se ocupa del exterior'

    de los acontecimientos,trata de dar raz6n de las accio-

    nes como algo atribuible a un ser humano capaz de con-

    dueta propositiva; o lo que es lo mismo, el historiador,

    para descubrir el sentido de las acciones, debe mirar a

    travs de los acontecimientos para discernir el pensa-

    miento que contienen; los mira como expresin de pro-

    psitos y no como cosas.

    As,en la medida en queel objetivo del historiador es

    comprender los pensamientosde otros, su trabajo consis-

    te en

    reactualizar

    pensamientos pretritos en su propia

    mente, en apropiarse de ellos, en definitiva,en

    re-pensar.

    Pero tal actividad de re-pensar no es una mera imitacin

    del pasado, sino que significa una re-creacinf' puesto

    que el contexto en el que tal pensamiento se dio ha de-

    saparecido,es pasado. Esto obliga a pensar que el histo-

    riador no pretende conocer y predecir como simple ob-

    servador, sinoque adopta el punto de vista de un sujeto,

    participa y, por lo tanto, delibera, sopesa, decide. De este

    modo, los mtodos empleados por el historiador se ase-

    mejaran -con una diferencia de objetivo-- a los del

    investigador criminal que debe ponerse en el lugar de

    otro,

    que debe reconstruir, re-pensar. Cosa que permite

    a Collingwoodenfatizar que el razonamiento prctico

    y

    17. En el contexto del pensamiento francs se puede leer un

    tratamiento similar de este tema en ARON,R,

    Introduccin 4 la

    fUos / f .4

    de la historia (Siglo XX, Buenos Aires, 1983,o en

    VBY-

    iiI, P., Cllfto s, ucribe la historia, Alianza, Madrid, 1984).

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    1 8

    INTRODUCCIN

    no;lo . ,~ juep un destacado papel en la bis-

    ~;J;.'~ t

    uD.to

    ele

    vilta,

    la

    historia no es una refle-

    xi6a I,lmpelillODal, DO

    lomoa espectadores del pasado.

    puesto

    q1le

    cuando ofrecemos una explicacin en trmi-

    DOS

    de propsitos o razones, adoptamos el punto de

    vista del agente; repensamos, participamos.

    A partir del dilogo con la obra de Collingwoodse

    vuelvea conceder -en el marco

    de

    la filosoftaanaltica

    de la bistoria- un cierto crdito a la perspectiva histori-

    csta,

    Y

    ello posiblemente es debido a la concienciade

    que el CLMdebe flexibilizarsetanto, que deja de ser til

    como referencia. y al hecho de que la tradicin idealista

    no ha expulsado de su seno -como s lo ha hecho la fi-

    losofa de races positivistas- nociones tales como las

    de sujeto, intencionalidad, libertad. etc. Nociones que

    quiz deban ser repensadas en el momento de dar cuen-

    ta de la inteligibilidadhistrica.

    As.el texto de

    Dray,

    al que antes aludamos, es un

    intento

    de

    mostrar cmo la comprensin histrica re-

    quiere un ejercicio de razn prctica: clarificar en qu

    sentido la historiografa puede concebirse no slo como

    rama de las ciencias sociales,sino tambin como estudio

    humanstico. Esto significa abandonar el CLMcomo ho-

    rizonte lgico ideal y admitir que difcilmente hallare-

    . mos algn rasgo lgico que permita agrupar todas las

    explicacioneshistricas en cuanto histricas.

    18.

    se

    dan. en este sentido. dos actitudes: una primera en-

    tabla un dilogo critico CODCollingwood; este es el caso de

    W. Dray, P hilosophy and H istor y, Englewood Clifts, New Jersey.

    1964; P er spec tive.s on Histor y,

    Routledge & Kegan Paul, Lon-

    dres, 1980. o de W. H. Walsh (v6ase op. cit. . La segunda actitud

    se

    incliDa directamente por poalciones neohlstoricistas (ejem-

    plOl de ella sedan los art1culos de A. Donogan y de LoO. Mink).

    Bata recoDIlderlci6n de

    101

    argumentos historlcistas no es

    extnt1a,

    en

    alunoa

    CUOI,

    a la lnflUCllciadel pensamiento del

    pando Wlttlenateln; VMae la obra ele P. Winch de 1948 T a e

    U . . ,

    4 SoaItd SclMU (tracl. casto en Amorrortu. Buenos

    Alru, 1972).

    ENTRE CIENCIA Y FlLOSOF1A

    19

    Aquse puede apreciar un cambio de nfasis: la cues-

    tin deja de ser el nexoentre filosofade la cienciay filo-

    sofa d~ la historia para convertirse en la pregunta por

    la

    relacin

    entre esta ltima

    y

    la filosofa de la

    accn,

    U~ade las aportaciones del libro de Dray refleja este

    cambio

    de

    perspectiva,

    su modelo de

    explicacin por ra-

    zones.

    Modelo que responde a la voluntad de mostrar

    que la ac~ividadde re:pensar desarrollada por el historia-

    do~n~ ~Ienepor~u Identificarsecon alguna misteriosa

    e. mt~l1tIva

    cepacdad

    de re-vivir los estados de cons-

    ciencia

    del agente

    pasado,

    sino que tiene su propia

    lg-

    c,

    s.

    por tanto. cierto ca~cter explicativo. En opinin

    de

    D~y. entender el

    sentdo

    de una accin consistir

    enun mtento de construir un cierto equilibriolgicoen

    el que el agente se ajusta a un' clculo. El historiador

    llega a este equilibrioa partir de la evidencia disponi-

    ,b~e:leecartas. documentos,discursos... para poder apre-

    CIarel

    problema

    t~l y como lo hizo el agente. Cosa que

    nos .pe~lte

    apreciar

    un lado emprico, inductivo en la

    explcacn

    por razones -la reconstruccin del

    contex-

    t~ en el que la accin aparece como

    apropiada,

    en

    fun-

    cin

    de los fines

    y

    de las creencias del agente- aunque

    no debemos menospreciar el lado en el que pesan las

    opiniones del historiador acerca de lo que es un clculo

    relevante.

    Este procedimie.nto

    v=

    a ventaja. en primer lugar.

    de ser

    autocorrectivo

    -sIempre es posible que nuevos

    dato~ tras:ornen el equilibrio-

    Y.

    en segundo lugar,

    de ~Istanclarse de la identificacin de comprensin del

    s~ntldo: con.empata o contacto directo con las viven-

    cias

    o

    mtenciones

    de agentes pasados.

    19. Ade~s de los textos de

    W.

    Dray, podemos ctarIa obra

    de.VODWnght,

    F.. H., Explicacin

    y

    comprensin, AliaJlP.l,

    Ma-

    drid, 1979, o los mismos artculos de A. C. Danto, dedicados a

    la filosofa de la acci~n: .~t We

    can

    Do?,

    ournai of Phi-

    lo.sophy,

    15, 1963; Basle Actlons,

    Americen Philo$ophical

    Quar-

    terly. 2,

    1965(trad. casto en

    WHITB,

    A.

    R., La filosofia de Ja al>

    ci6n,

    F.C.E.,Mxico, 1976).

  • 7/23/2019 Danto Arthur - Historia Y Narracion - Ensayos De Filosofia Analitica De La Historia.pdf

    9/75

    20

    As, con Dray, el CL M ha quedado totalmente aban-

    donado, al mostrar que la comprensin de la accin no

    depende del conocimiento de leyes, sino del conocimien-

    to contextual. Por otra parte, en la medida en que el his-

    toriador adopta el punto de vista del sujeto humano

    -hace experiencia

    vcaras-

    difcilmente su trabajo

    puede asimilarse totalmente al del cientfico. Estamos,

    pues, lejos de los presupuestos de la filosofa positi-

    LYistade la historia.

    * * *

    /

    Antes decamos, siguiendo a O. Mink, que hasta el

    ao 1965 se puede afirmar que la filosofa crtica de la

    historia ha girado alrededor de la validez del CLMcomo

    modelo aplicable a la historia.

    Y,

    hasta el momento, he-

    mos visto cmo el progresivo desdbujamiento de este

    modelo coincide con una cierta recuperacin de temas de

    la tradicin idealista, antao rechazados como fuente

    de problemas metafsicos. Entonces, por qu 1965 y no,

    por ejemplo, 1957, fecha de la publicacin de la obra de

    Dray?

    Porque en

    1965,

    con la publicacin de tres libros

    -Foundations of Historical Knowledge de Morton Whi

    te, Philosophy and Historical Understanding de William

    20. MINK,L. O., Historioal Understaning, Cornell Univ. Press,

    Ithaca,

    1987.

    Sobre la evolucin de esta controversia, vase:

    G.ut

    DINER,P. (comp.),

    Theories

    of

    History,

    The Free Press, Nueva York,

    1952; Philosophy of History, Oxford Univ. Press, Londres,

    1974;

    MEYBR.HOFF,

    .

    (comp.), The Philo.5ophy of History in Our Time,

    Doubleday

    &

    Co. Inc., Garden City, 1959; HOOIC,S. (comp.), Phi-

    losophy and

    History,

    New York Univ. Press, Nueva York, 1963;

    DRAY,W. (comp.), Philosophical Analysis and History, Harper

    &

    Row, Nueva York, 1966. Como comentarios generales de la f-

    losofa analtica de la historia puede leerse TOPOLSlCY,

    .,

    Metodolo-

    gia de la historia, Ctedra, Madrid. 1982; PIumAVAL,. V., cTeoria

    della spegazone en Rivista di stori deUa iilosoiia; 41, 1986,

    ENTRE CIBNCIA Y PILosoF1A

    21

    Gallie y el libro que publicamos, Analytical Philosophy

    of History- es introducida en la filosofa anglosajona

    de la historia la nocin de narracin. A partir de este

    momento, el problema de la narracin pasar a ocupar

    el lugar central que tena la explicacin en la filosofa de

    la historia;

    21

    y ello, a pesar de que estas tres obras

    -fundamentalmente la de White y la de Danto-- toda-

    va insisten en el carcter explicativo de la estructura

    narrativa como alternativa a la explicacin causal, deriva-

    da de la concepcin cientfica. .

    Es en este sentido en el que hay que interpretar las

    palabras de Danto segn las cuales su libro debe la exis-

    tencia al artculo de Hempel. Efectivamente, su obra se

    enmarca en el proceso de debilitamiento o de abandono

    del CLM,pero, como indica Habermas, su libro va mucho

    ms all de este modelo. Y esto quiz porque, al intro-

    ducir la nocin de narracin, expresa el convencimiento

    de que al historiador no le interesan slo los efectos in-

    tencionales de las acciones. es decir, la perspectiva del

    agente pasado. De un modo ms claro y en palabras de

    21.

    Esta atencin al papel de la narracin puede apreciarse

    tanto en las obras de Gallie (Schocken Books Nueva York

    1964);

    de White (Greenwood Press, Wesport,

    1965) ~

    de

    A.

    C. Dan~

    ton, como en los artculos de L. O. Mink o del propio Dray (.On

    the Nature and Role of Narrative in Historiography, History

    and Theory, X, 2,

    1971).

    Estos ltimos se distancian al mismo

    tiempo de las tesis de Danto y de los esfuerzos por reducir la

    histori~ a mero gnero literario (vase, por ejemplo, WHITB,

    H.,

    Metah1Story, The John Hopkins Univ. Press, Baltimore,

    1973).

    Adems. la narracin se entiende, en obras como la ya mencio-

    nada de P. Ricoeur, en trminos de manifestacin de una deter-

    minada clase de consciencia del tiempo en el discurso.

    Por otra parte, historiadores como P. Veyne o L. Stone (cThe

    Revival

    of

    Narratives, Past and Present, 85, 1979; trad. casto en

    Debats, n. 4) abogan por la narracin como alternativa a una

    historiografa cientfica, representada hasta el momento por el

    modelo marxista o por la Escuela de los .Annales,..

    Para una visin de conjunto vase: DRAY,W., .Narrative ver-

    sus Analysis in Historys, Philosophy of Social

    Sciences,

    15, 1985

    o ROSSI,

    J.

    (comp.), La storiograila oggi, 1982.

  • 7/23/2019 Danto Arthur - Historia Y Narracion - Ensayos De Filosofia Analitica De La Historia.pdf

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    22

    INTRODUCCIN

    O. \Mink,a.La historia sobrevienecuando la partida ~st

    telM lM cI. y, por lo tanto, debe mucho al punto de VIsta

    d.t qU'lI,nura:

    DO lpora nada de los efectos no que-

    rtcloa-.

    Donde DO hay narrador no bay historia

    Nosaber cmo acabar todo es lo pro-

    pio de vivir los acontecimientos.

    ~ C

    DANTO

    Analytical Philosophy 01 History

    se organiza ~rede-

    dor de la idea de que la reconstruccin del sentido de

    los acontecimientos histricos no se .reducea la recupe--.-

    racin -gracias a la filologay a la documentacin,por

    ejemplo- del contexto

    y

    de la perspectiva de .los.agen-

    tes

    y

    testimonios inmediatos. En esta obra, el significado

    se halla ligado a la consciencia retrospectiva de intrpre-

    tes histricamente situados. .

    Danto se sirve de una pequea ficcinpara desarrp-

    llar esta idea. Imaginemos una person o una mquina

    que conociera todo lo que ocurri, en el momento en que

    tuvo lugar

    y

    que, adems, fuera capaz de registrarlo ins-

    tantneamente. De este modo, podramos concebir los

    escritos de este Cronista Ideal (C.I.) como un duplicado

    del pasado tal como realmente ocurri

    y,

    P?r

    l C ?

    tanto,

    considerarlos superiores a los textos de los hstoradores,

    puesto que no contendran ni las lagunas ni.las de~ven-

    tajas de los escritos de aquellos que no han SIdotestigos.

    Ahora bien, esta crnica sera tambin incompleta y

    lo sera en virtud de su permanente contemporaneidad

    con los hechos relatados. Incompleta, afirma Danto, por-

    que ti C.I. no podra usar aquellas expresiones que son

    22. Mnm, L. O.,

    01'.

    cito

    DONOS NO HAY NARRADOR NO HAY HISTORIA

    3

    el rasgo caracterstico mnimo de cualquier discurso his-

    trico: las oracionesnarrativas.

    Apartir de esta afirmacin podemos destacar algunos

    aspectos que permiten afirmar que esta obra va

    m'. a11'

    del CLM.

    * * *

    En primer lugar, podemos notar que la preocupacin

    de Danto no es tanto dar cuenta del estatuto epistemol-

    gico del quehacer de los historiadores, como identificar

    el marco conceptual que rige el uso de ciertas oraciones,

    que se caracterizan por: referirse, como mnimo, a dos

    acontecimientos separados en el tiempo, describir s6lo

    al primero de ellos y tener el verbo en pasado: las ora-

    ciones narrativas.

    Tal preocupacin indica que el 'texto que sigue se si-

    ta en aquella tradicin de raz kantiana que asimila la

    filosofa a la tarea de identificacin de lmites o, mejor,

    que le atribuye la labor de describir y analizar nuestros

    modos de pensar y de hablar sobre el mundo. Desdeeste

    punto de vista, una filosofa analtica de la historia

    consistir en tomar en serio la limitacin caracterstica

    del conocimiento histrico -nuestra ignorancia del fu-

    turo----y analizar las formas de hablar sobre el pasado,

    que son, al mismo tiempo, formas de concebirlo.

    Este tipo de filosofade la historia nada tendra que

    ver con aquella filosofa substantiva de la historia.

    que trata de dar cuenta

    del

    significadodel-conjunto de la

    historia, conjunto que incluye tanto el pasado como el

    futuro. A diferencia de sta, el historiador, en primer lu-

    gar, tiene como objetivo hacer afirmaciones verdaderas

    sobre el pasado

    y

    sobre el futuro, pero cuando ste ha

    devenidopasado

    y,

    en segundolugar, hacer unuso ~

    COD-

    cepto de significado considerablemente distinto.

    ,

    23. Danto entlende que tal anlisis conduce a una metafsica

    descriptiva, en el sentido sealado por Strawson.

    3 6 39

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    24

    INTRODUCCIN

    El historiador considera el significado de los aconte-

    cimientos pasados en relacin a una

    totalidad temporal.

    Este sera el mismo uso que hacernos del trmino sig-

    nificado cuando nos referirnos a la falta de significado

    d eun episodio de una novela; cuando hablamos as, es-

    tamos indicando que el episodio es superfluo, esttica-

    mente poco apropiado, etc. Pero slo podemos hacer tal

    juicio en el momento en que hemos acabado de leer la

    novela: slo retrospectivamente nos sentirnos autoriza-

    dos a atribuir un significado a talo cual acontecimiento;

    la pregunta por el significado slo puede tener respuesta

    en el contexto de un relato (story).

    o,. Todo esto ndca, por una parte, que la filosofa subs-

    tantiva de la historia peca de impaciencia, puesto que

    trata de ofrecernos un relato antes de que pueda ser pro-

    piamente contado: un relato completo del pasado impli-

    cara un relato completo del futuro;

    y,

    por otra parte, que

    todo discurso narrativo es esencialmente incompleto. De

    modo que debemos entender el trabajo del historiador

    como un intento de construir enunciados verdaderos so-

    bre

    su

    pasado, enunciados que se hallan sujetos a revi-

    sin por un historiador posterior.

    * * *

    En segundo lugar, Danto apuesta en favor de tomar

    el tiempo en serio: por suerte o por desgracia nuestro

    conocimiento del pasado se halla significativamente limi-

    tado por nuestra ignorancia del futuro y, por otro lado,

    sabernos demasiado para poder re-vivir empticamen-

    te. El historiador habla desde un horizonte temporal que

    no es del testimonio ocular, pero sta es precisamente

    la condicin de posibilidad de todo significado o cono-

    cimiento histrico.

    La oracin narrativa. presentada por Danto como

    una de las descripciones posibles de la accin, recoge es-

    tas consideraciones, en la medida en que, como hemos

    visto, siempre narramos una historia

    (story)

    desde la

    DONDE NO HAY NARRADOR NO HAY HISTORIA

    25

    perspectiva de su conclusin, con lo que, ahora, podemos

    aadir a lo ya dicho que los dos acontecimientos a que

    se refiere una oracin narrativa son siempre anteriores

    al momento de su enunciacin. Veamos un ejemplo de

    este tipo de oraciones y apreciaremos cmo el aconteci-

    miento se representa en trminos de categoras bajo las

    que no poda haber sido observado por ningn testimo-

    nio, aunque ste fuera nuestro Cronista Ideal. Un histo-

    riador puede decir: Aristarco anticip en el afio 270 la

    teora que public Coprnico en el 1543.Trminos como

    anticipar,

    nstgarsv..

    slo pueden aparecer en ora-

    ciones narrativas y stas no son accesibles al C.I.

    Es evidente que no era intencin de Aristarco el ano

    ticiparse a Coprnico, pero Danto nos recuerda que los

    predicados para describir acciones son a menudo flexi-

    bles y cubren muchos tipos de conducta. As, si decirnos

    que alguien est plantando rosas, estamos cubriendo

    diversas posibles conductas: cavan, fertilizar, etc. Ade-

    ms, esta descripcin no queda afectada por el xito o

    el fracaso de la empresa. Pero, en la historia, nos inte-

    resan no slo las acciones, sino tambin su resultado y,

    en especial, las consecuencias no deseadas. Esto nos obli-

    ga a pensar, en primer lugar, que las oraciones narrati-

    vas se caracterizan por exigir la ocurrencia de los dos

    acontecimientos a los que se refieren y, en segundo lu-

    gar, que la teora de las oraciones narrativas no es total-

    mente asimilable a discurso ordinario de la accin.

    El historiador no debera lamentarse por tener una

    perspectiva distinta del agente, puesto que tiene el pri-

    vilegio de ver las acciones desde la perspectiva tempo-

    ral. O lo que viene a indicar lo mismo, el historiador in-

    .troduce cambios retroactivos en el significado del pasado.

    Esto es lo que le est vedado al C.L, dado que para l

    la categora de significadohistrico est vaca de conte-

    nido. De este modo, hay que entender que la hstortogra-

    fa, de una forma anloga a la ciencia, va ms all de

    lo dado y maneja esquemas organizativos: la narracin

    histrica organiza y, al mismo tiempo, interpreta.

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    2 6

    INTRODUCCI6N

    Pero acaso debemospensar que no es posible distin-

    guir entre

    crnica

    e

    historia

    o entre pura descripcin

    de los hechosy una interpretacin de los mismos? Efecti-

    vamente, para Danto, la historia es de una sola pieza:

    toda descripcin interpreta; sin criterios de seleccinno

    hay historia. Y ello porque, como hemos visto, los acon-

    tecimientos histricos slo adquieren significadohistri-

    co gracias a su relacin con acontecimientos posterio-

    res, a los que el historiador concede importancia en

    funcin de sus intereses presentes. Esto, por supuesto,

    significa que no hay historia -en el sentido narrativo

    del trmino- del presente, porque el futuro est abierto;

    no sabernos cmo organizarn nuestro presente los fu-

    turos historiadores o inclusonosotrosmismos. Pero si el

    futuro est abierto, entonces, en algn sentido podemos

    decir que el pasado tambin lo est.

    r

    * * *

    En la medida en que la imposibilidadde situarnos li-

    teralmente

    en el lugar de otros es, al mismo tiempo, la

    limitacin del conocimiento histrico y la,condicin de

    posibilidad de una narracin significativadel pasado, la

    historia no puede concebirse como imitacin de la histo-

    ria vivida.Dicho con ms claridad, la narracin histri-

    ca no es un mero vehculo de transmisin de informa-

    cin: es un procedimiento de produccin de significado

    (los agentes son ciegos para ciertos significados de sus

    acciones, porque son ciegos con respecto al futuro) y,

    por 10 tanto, puede atribursele una funcin explicativa.

    A pesar de que en la obra de Danto se atribuye una

    funcin explicativa a la narracin, no hay que olvidar

    que la historia slo la podemos conocer desde

    dentro,

    somos sujetos histricamente situados en un momento

    posterior a los hechos relatados. As, las historias que

    cantamos dicen tanto de nuestro

    pasado,

    como de nues-

    tros intereses presentes: en cierto sentido, somos un

    mi-

    crocosmos de

    las historias que somoscapaces de narrar.

    DONDE NO HAY NARRADORNO HAY HISTORIA

    27

    Esto es lo que a Habermas le permite afirmar que Danto

    lleva la filosofa analtica al mismo umbral de la hCl'lJ:le-

    nutica. El historiador no habla desde fuera, la hiltona

    no es una reflexinimpersonal: es una disciplina

    lubJ.

    tva,

    en el doble sentido de ser el marco en cuyo seno po-

    demos autorrepresentarnos y, al mismo tiempo, marco

    en el cual el historiador no es espectador sino partcipe.

    * * *

    La obra de Danto se aleja, pues, a pasos agigantados

    del

    CL M

    y da pie a un posible dilogo entre la tradicin

    analtica y la hermenutica.Dilogoque puede ser fruc-

    tfero en tanto que permitira un espacio en el cual pen-

    sar nociones tales como la de identidad narrativa, por

    ejemplo: problematizar las,relaciones entre comprensin

    histrica

    y

    filosofade la accin; ofrecer un concepto de

    significadohistrico que vaya ms all tanto del trata-

    miento cientificista de la historia, como del tratamiento

    historicista, donde se enfatiza la primaca de un sujeto

    pasado y constituido, frente a un sujeto presente; llenar

    de contenido la idea de reconstruccin del pasado; y sa-

    car consecuenciasdel hechode que, a travs del anlisis

    de la estructura de la narracin, sabernos que las accio-

    nes de los hombres superan en mucho la concienciaque

    tienen de ellas.

    Todo ello indica una obra sugerente tanto por el es-

    pacio de reflexiny de dilogo que abre con sus pro-

    puestas, como por el hecho de que tambin sus lmites

    indican cuestiones pendientes para una filosofia de la

    historia que tome en consideracin el nexo entre histo-

    ria y narracin.

    FINA BIRU~

    Universidadde Barcelona

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    1. F1LOSOPIA DE

    lA

    HISTORIA

    SUBSTANTIVA Y ANALITICA

    La expresin filosofa de la historia abarca dos di-'

    ferentes clases de investigacin. Me referir a ellas como

    filosofas de la historia substantiva y analitica. La primera

    de ellas se encuentra conectada con la investigacin bis-

    trica normal, lo que significa que los filsofos substan-

    tivos de la historia, como los historiadores, se ocupan de

    dar cuenta de lo que sucedi en el pasado, aunque quie-

    ren hacer algo

    ms

    que eso. Por otro lado, la filosofa

    analtica de la historia no solamente est conectada con

    la filosofa: es filosofa, pero filosofa aplicada a proble-

    mas conceptuales especiales, que surgen tanto en la prc-

    tica de la historia, como de la filosofa substantiva de la

    historia. Esta no se encuentra realmente conectada con

    la filosofa, no ms que la propia historia. Este libro

    constituye un ejercicio de filosofa analtica de la historia.

    Lo primero que someter a anlisis es lo que preten-

    de hacer la filosofa substantiva de la historia adems de

    proporcionar una explicacin del pasado. Ms o menos

    se podra decir que, en contraposicin incluso con el

    ejemplar ms ambicioso de escritura histrica normal,

    un filsofo de la historia trata de proporcionar una ex-

    plicacin del conjunto de la historia. Sin embargo, exis-

    ten algunas dificultades iniciales con esta caracterizacin.

    Imagnese que reunirnos todos los ejemplares de.'escri-

    tura

    histrica

    normal, y a ellos aadimos luego ,.otros

    ejemplares de escritura histrica que llenen todos los

    huecos de forma que, a la postre, tengamos una descrip-

    cin total y completa de todo lo que alguna vez ha su-

    cedido. Se podra decir entonces que hemos producido

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    30

    HISTORIA Y NARRACIN

    un. nl.el. dalcoD.Junto de la historia y, por lo tanto, una

    Aloloff. d.

    la hl.torl.

    Pero, de hecho, no lo habramos

    con lUldo: como mucho habramos producido una re-

    lacin de todo pasado. De acuerdo con ello, hemos de

    diltinuir entre el conjunto de la historia y todo el pasa-

    do. Y una forma de hacerlo sera la siguiente.

    De forma tpica, concebirnos a los historiadores como

    personas ocupadas en estudiar, yen escribir relaciones de

    acontecimientos particulares del pasado, con un gran de-

    talle. Utilizo ahora el trmino acontecimiento con cier-

    ta imprecisin, pero la Revolucin Francesa constituira

    un ejemplo claro de la clase de acontecimientos que in-

    teresa estudiar y explicar a los historiadores. Ahora bien,

    deben existir innumerables acontecimientos de cuya ocu-

    rrencia tenernos escasos datos, y. muchsimos otros de

    los que creemos que han de haber ocurrido, pero de los

    cuales poco ms sabernos, excepto que han debido ocu-

    rrir. En suma, existen muchas lagunas en nuestra expli-

    cacin del pasado. Pero supngase que se rellenan todas

    esas lagunas, de forma que conozcamos sobre cualquier

    acontecimiento acaecido en el pasado tanto como sabe-

    rnos sobre la Revolucin Francesa. Supongamos, en rea-

    lidad, que sabernos todo sobre lo acaecido alguna vez,

    que tenernos una Crnica Ideal de todo el pasado. Esta

    todava no constituira el conjunto de la historia que,

    segn hemos dicho, es la que interesa a los filsofos subs-

    tantivos de la historia. Tal relacin idealmente completa

    del conjunto del pasado proporcionara, como mucho, los

    datos

    necesarios para una filosofa substantiva del con-

    junto de la historia. El concepto de dato es correlativo

    con el concepto de teora, y lo que sin ms se sugiere

    aqu es que la filosofa substantiva de la historia es un

    intento de descubrir un tipo de teora que se ocupa de

    la nocin, an por aclarar, de conjunto de la historia.

    Seguir esta sugerencia e identificar dos tipos distintos

    de tales teoras, las

    descriptivas

    y las

    explicativas.

    En este contexto, una teora descriptiva es la que tra-

    ta de mostrar una pauta en los acontecimientos que

    FILOSOFA DE LA HISTORIA

    31

    constituyen todo el pasado, y proyectar esa pauta lobre

    el futuro, manteniendo, por lo tanto, la tesis de que 10.

    acontecimientos en el futuro, o bien se repetrn, o blen

    completarn la pauta exhibida por los acontecimiento.

    pertenecientes al pasado. Una teora explicativa es un in-

    tento de dar cuenta de esta pauta en trminos causales.

    He de insistir en que una teora explicativa equvale a

    .una filosofa de la historia slo en la medida en que se

    encuentra conectada con una teora descriptiva. Existen

    teoras causales que persiguen dar cuenta de los acon-

    tecimientos histricos en los trminos ms generales, ex-

    plicables mediante referencias a factores raciales, clim-

    ticos o econmicos. Pero, como mucho, esas teoras cos-

    tituyen contribuciones a las ciencias sociales y, como

    tales, no son filosofas de la historia. El marxismo es

    una filosofa de la historia y exhibe ciertamente ambos

    tipos de teoras, la descriptiva y la explicativa. Consde-

    rada desde el punto de vista de la teora descriptiva, la

    pauta es la del conflicto de clases, en que una clase gene-

    ra su antagonista a partir de las condiciones de su pro-

    pia existencia y es superada por ella: toda la historia

    es la historia de la lucha de clases, y la forma de la

    historia es dialctica. Esta pauta perdurar en la medida

    en que sigan operando ciertas fuerzas causales, y el In-

    tento de identificar esas fuerzas causales con diferentes

    factores econmicos es lo que constituye la teora expli-

    cativa del marxismo. Marx predijo que la pauta llegara

    a su fin en un momento futuro, porque los factores cau-

    sales responsables de su permanencia dejaran de ser

    operativos. Marx dud sobre lo que ocurrira despus,

    excepto por ciertas cautas indicaciones de

    carcter

    ut-

    pico.' Pero, tal como crea, el trmino

    historia. ya

    no

    1. Krl Marx

    y

    Prledrlch

    & , . 1 . , T1a, G mClN I

    410'017,

    ~u.va

    York, Internatlonal Publl.her., 1947,P' . 22: .Tu pronto como

    le diltrlbuye el trabajo, cada hombre llene UDa tera partlaular,

    excluaiva. de actividad, que le COD.trla. y d. la

    qu e DO pude

    escapar. B. un cazador, un peacador, un pa.tor o un arftloo, , ha

    de aelUir .Ildolo .1 DO quien perder 1\1 m.dIo de Y A da.

  • 7/23/2019 Danto Arthur - Historia Y Narracion - Ensayos De Filosofia Analitica De La Historia.pdf

    15/75

    3

    HISTORIA Y NARRACIN

    tendra aplicacin. La historia, tal como la entenda l,

    llegara a su fin cuando los conflictos entre clases alean- .

    zaran el suyo, lo cual sucedera cuando la sociedad care-

    ciera de clases.' Y Marx slo ofreca una teora de la

    his-

    tras que en la sociedad comunista, en la que nadie tiene una

    esfera exclusiva de actividades, sino que cada cual se realiza en

    la rama que desee, la sociedad regula la produccin general y

    haee entonces posible que yo haga una cosa hoy y otra mafiana,

    cazar por la maana, pescar al medioda, cuidar el ganado por

    la tarde, criticar tras la cena, porque tengo una mente, sin con-

    vertirme por ello en cazador, pescador, pastor o crtico.La reluc-

    tancia de Marx a hablar detalladamente sobre la sociedad sin

    clases concordaba por supuesto con su teora general de que las

    formas de vida y de conciencia reflejaban las

    condicones

    mate-

    riales de la existencia (da produccin de las ideas, de las con-

    cepciones,de la conciencia se encuentra directamente unida ante

    todo a las actividades y relaciones materiales entre los hombres,

    el lenguaje' de la vida real,

    ibid.,

    pgs. 13-14), de forma que

    cmohablas de das ideas, concepciones,etc. que

    existirn

    bajo

    una forma de existencia material que nunca ha existido hasta

    entonces? Es ms, en la sociedad sin clases, los hombres se

    encontrarn en cualquier caso liberados de esas causas mate-

    riales'y libres para ejercer control sobre sus vidas. De modo

    que lo nico que se puede decir en ese momento es que las

    cosas sern elo contrario de lo que son entonces, por lo que

    todo lo ms slo es posible una caracterizacin negativa, pero

    no es fcil identificar positivamente lo que designa no-A.Vase

    Engels,

    The origins of Family Private Property and the State,

    en Marx y Engels,

    Selected Works,

    Londres, Lawrence

    &

    Wishart,

    1950, H,

    pg.

    219: Lo

    que en este momento podemos conjeturar

    sobre la regulacin de las relaciones sexuales ante la inminente

    eliminacin de la produccin capitalista es en su mayor parte

    de un carcter negativo, limitado en su mayora a lo que desa-

    parecer,

    2. .Si se desplegaran al tiempo todas las contradicciones,

    habramos llegado a lo que se denomina verdad absoluta, la

    historia del mundo habra llegado a su fin. Y sin embargo ha de

    continuar, aunque nada quede por hacer. Y esta es una nueva,

    insoluble contradiccin (Friedrich Engels,

    Ludwig Feuerbach

    and the End of Classical German. Philosophy, en Marx y Engels,

    Selected Works, 11, pg. 330). Ciertamente, Engels est hablando de

    Hegelpero de hecho la misma contradiccinse da en su propio

    sistema. En la sociedad sin clases, o en la historia posterior a

    m.osoP1A DB lA. HISTORIA

    33

    torla En cualquier caso, debera quedar claro que la

    expresin el conjunto de la historia. abarca ms que

    la expresin todo el pasado. Abarca tambin todo el fu-

    turo o, si es que merece la pena establecer esta califica-

    cin, todo el futuro histrico. Volver sobre ello ense-

    guida.

    Si concebimos la conexin entre la historia y la filo-

    sofa de la historia en la forma que he sugerido, podria-

    mos vemos tentados de concebir esta conexin como

    anloga a la conexin entre la astronoma terica

    y

    oh=-

    servacional. Asi, por ejemplo, Tico Brahe fue clebre

    por haber realizado, durante un largo perodo de tiem-

    po, una serie de observaclones celestes de una precisin

    sin precedentes, referentes, entre otras cosas, a las posi-

    ciones de los planetas entonces conocidos. Sin embargo,

    l mismo no consigui encontrar una pauta proyectable

    en esas diferentes pos~cic:mes.Fue Keplerguien lo con-

    la revolucin, las teoras marxistas de la historia carecern de

    aplicacin. Vase la nota siguiente.

    3. Aparentemente, la historia, en la concepcin marxista, ad-

    mite una teora slo en la medida en que los hombres sean em-

    pujados por fuerzas sobre las que no tienen control. Pero en la

    sociedad sin clases los hombres se vern liberados de las fuerzas

    histricas y, por tanto, harn su propias historia, en vez de ser

    hechos por ella. Asf, Toda la esfera de las condiciones vitales

    que rodean al hombre y que hasta ahora ha gobernado al hom-

    bre, caen entonces bajo su dominio y control, que, por vez pri-

    mera, se convierte en el

    dueo

    real

    y

    consciente de la naturaleza,

    porque se ha convertido desde entonces en el dueo de su

    propia organizacin social... La organizacin social del hombre,

    que hasta ahora se le ha impuesto como una necesidad por

    la naturaleza y por la historia, se convierte entonces en el Te -

    sultado de su propia accin en libertad. Las fuerzas objetivas

    ajenas que hasta ahora han gobernado la historia pasan-al con-

    trol del hombre mismo. Slo a partir de ese momento el hom-

    bre, cada vez ms conscientemente, ser protagonista de su

    propia historia... Lo cual es el ascenso del hombre desde el

    reino de la necesidad al de la libertad. Friedrich Engels, Socia-

    lism: Utopian and Scientific,

    en Marx y Bngels,

    Selected Worb,

    n . pgs. 140-141.

  • 7/23/2019 Danto Arthur - Historia Y Narracion - Ensayos De Filosofia Analitica De La Historia.pdf

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    H IITORIA Y NARRACIN

    )4

    I

    t:I'IIUA6,.,~D4o,

    tl'N

    arduos t~abajos, que las ~o-

    ~HIIc: , c I e , J D s .p lanetas

    podran situarse en una elip-

    u 'COiI, .1

    01 '

    en

    .\IDO

    de los focos. Esto equivaldra ~ l~

    f;pdiilliDr. ,10'4_

    he

    denominado una teora

    descrpt-

    'l~

    A NewtOD

    le correspondi descubrir a qu ,se deb~

    esta pauta particular, esto es, ofrecer una t~ona. expl-

    cativa. Ocasionalmente, los filsofos de la hstora ~an

    concebidosu propia tarea en trminos exactamente anlo-

    gos a stos. Por ejemplo, Kant escribe a este respecto:

    Sea cual fuere la teora metafsica que se pueda avan-

    zar sobre la libertad de la voluntad, se cumple igual-

    mente de la tesis de que las manifestaciones de la

    voluntad en las acciones humanas se encuentran de-

    terminadas, como cualesquiera acontec~mientos exter-

    nos, por leyes universales naturales... En. considera-

    cin a este principio natural de regulacin, es de

    esperar- que cuando el ejercicio de la libertad de la

    voluntad humana sea examinado a la magna escala de

    la historia universal, se pueda descubrir una marcha

    regular en sus movimientos y que, de esta m~n~r~,

    lo que parece enmaraado en el caso de los md'~l-

    duos ser reconocido, en la historia de la especie,

    com~ un desarrollo continuamente progresivo, aunque

    lento, de sus potencialidades y dotaciones originarias.:.

    De acuerdo con ello, veremos si podemos conseguir

    encontrar la clave de esa historia y, en el caso de que

    lo hagamos, dejaremos que la naturaleza alumbre al

    hombre que la componga. As alumbr a un

    Kepler,

    quien, de forma inesperada, redujo las e~cntricas

    trayectorias de los planetas a leyes determinadas, y

    luego alumbr a un Newton, que explic esas leyes

    me-

    diante una causa natural universal,

    1,

    Si continuramos con esta comparacin en cierta me-

    dida chocante, la filosofa substantiva de la historia se en-

    4.

    Inmanuel Kant, cldeas

    of

    a Universal Hislory from

    a

    Cosmopolitica1 Point ol

    View.,

    traducido

    por

    W. Hasde, en Pa-

    trick

    Gardiner

    (comp.),

    Theoriu af Hutory,

    Glencoe,Free

    Press,

    1959, pg. 23.

    FILOSOF1A DE lA HISTORIA

    en la misma relacin con la investigaci6n

    hl.

    .trica corriente que la ciencia terica con la observaci6n

    cientfica.Ha habido,

    y

    quizs todava hay, partes de la

    ciencia que no han sobrepasado la mera realizaci6n de

    observaciones, la coleccin de especfmenes y dem. La

    historia corriente podra ser una ciencia de esa clase.

    Lafilosofa substantiva de lahstora podra constituir en-

    tonces un paso hacia los siguientes dos niveles (respec-

    tivamente, el kepleriano yel newtoniano) de la compren-

    sin cientfica. Ciertmente, la filosofa de la hstora

    .sera la ciencia de la historia y el hecho de ser conocida

    comofilosofaconstituira simplemente un vestigio del

    antiguo uso del trmino, d forma similar a como la f-

    sica se denomin una vez filosofa natural. Las leyes

    de Kepler, aunque basadas en datos reunidos por Tico,

    los trascenderon, permitiendo a los astrnomos no slo

    organizar dentro de un modelo coherente todas las po-

    sicionesde los planetas observadas por Tico, sino tambin

    predecir todas sus posiciones

    futuras,

    incluso las de los

    planetas desconocidosen tiempos de Kepler. Las leyes de

    Newton no solamente explicaron los hechos conocidos

    por Tico

    y

    por Kepler, sino tambin (en forma ideal) mu-

    choshechos desconocidospor ellos.Deforma parecida, se

    podra aducir, una teora histrica que realmente tuvie-

    ra xito ira ms all de los datos reunidos por la histo-

    ria, no solamente reducindolos a una pauta, sino predi-

    ciendo, y explicando, todos los acontecimientos de la

    historia futura. Se podra decir entonces que se es el

    sentido en que la filosofa substantiva de la historia tiene

    que ver con el conjunto de la historia: todo el pasado y

    todo el futuro, la totalidad del tiempo. En contraste con

    ello, los historiadores tienen que ver slo con el pasa-

    do, y con el futuro en la medida en que se convierte en

    pasado. Porque todos los datos actuales proceden

    w = l

    pre-

    sente y el pasado: no podemos, ahora, reunir datos acer-

    ca del futuro, y la historia no es sino una tarea de reco-

    leccin de datos.

    Tal explicacin es extremadamente generosa con la

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    36

    H I & TO R JA

    y NAJt :RACI6N

    filosofa substantiva de la historia. Pero es particularmen-

    te mezquina con la historia misma. Incluso si

    supira-

    mos que las filosofas de la historia fueran intentos de

    algo as como teoras cientficas, slo se podra llegar a la

    conclusin, para cualquiera que tenga conocimiento de

    ellas, de que son tentativas muy toscas, realmente tan t~s-

    cas que cuando se las compara con una teora descnp-

    tiva tan simple como la de Kepler, las filosofas de la

    historia existentes son indeciblemente romas, sin capaci-

    dad prcticamente para predecir. Las filosofas explica-

    tivas de la historia, incluso las que han sido ms influ-

    yentes, son poco ms que programas para teoras a~

    por formular, no digamos comprobar. Por otro lado, SI

    pensarnos en las explicaciones histricas comunes (y no

    slo en las mejores de ellas), parecen ejmplares muy

    desarrollados de su propio gnero, que satisfacen crite-

    rios aplicables a ese gnero y que resaltan la forma en

    que las filosofas de la historia fracasan miserablemente

    en satisfacer los criterios de una teora cientfica.

    Es ms, el gnero, cuyos criterios parecen satisfacer

    las explicaciones histricas, no incluye a este propsito

    cosas como secuencias de registros de las posiciones pla-

    netarias en noches sucesivas. Es muy difcil clasificar

    una obra como, por ejemplo,

    El declive

    y

    la caida del

    Imperio Romano, de Gibbon, en el mismo apartado que

    las notas observacionales de Tico Brahe, o con cualquier

    conjunto de registros de observaciones cientficas. Ahora

    bien, existe dentro de la historia misma algo similar a la

    clase de actividad con la que se compara la historia en

    su conjunto en la concepcin que estamos considerando.

    Pienso en la clase de cosas que hacen los historiadores

    cuando utilizan tcnicas especializadas para reconocer

    documentos y artefactos, o para datar un acontecimien-

    to, o para decidir si Sir Walter Raleigh era realmente un

    ateo, o para identificar a un individuo. Realmente tales

    actividades podran ser consideradas de una forma til

    como observacionales, que proporcionan enunciados sim-

    ples, presumiblemente verdaderos, como .Sir Walter Ra-

    l'

    PILOSOPA DB LA HISTORIA

    37

    leigh no era un ateo. Pero en modo alguno esto es lo

    que constituye la actividad historiadora. Dentro de la

    historia misma existen tambin intentos de organizar los

    hechos conocidos en pautas coherentes y, en cierto modo,

    tales organizaciones de hechos tienen casi tanto en co-

    mn con las teoras cientficas como las filosofas de la

    historia. Por supuesto, no admiten en la misma forma

    exactamente una proyeccin sobre el futuro, pero con

    todo tienen una cierta capacidad predictiva. Una cierta,

    explicacin de lo que sucedi en el pasado, basada en da-

    tos, nos podra permitir predecir hechos adicionales so-

    bre lo que sucedi, que hasta entonces ignorbamos: una

    investigacin independiente podra confirmar esta pre-

    diccin. El hecho de que el acontecimiento predicho ten-

    ga lugar en el pasado no nos debe ocultar el hecho de

    que se tratara de una prediccin y, si se quiere, una

    ,prediccin sobre lo que, como historiadores, descubri-

    remos posteriormente si realizamos una investigacin.

    Y esto se parece mucho a predecir lo que veremos en

    el cielo si hacernos ciertas observaciones. As, el hallazgo

    de tres tumbas de estilo romano elaborado en partes

    diferentes de Yugoslavia, y el conocimiento de la cos-

    tumbre romana de enterrar a la gente en los mrgenes

    de los caminos,

    podra

    sugerir que esas tumbas estn

    situadas en un camino importante: una investigacin pos-

    terior podra corroborar esta prediccin. Por lo tanto, la

    distincin entre observacin y teora tiene un correlato

    en la historia. Pueden existir amplias diferencias entre

    las explicaciones histricas y las teoras cientficas, pero

    no ms amplias, se siente uno inclinado a pensar, que las

    diferencias entre las filosofas de la historia y las teoras

    cientficas.

    Adems, resulta incorrecto y distorsionante concebir

    el relato histrico slo como el conjunto de datos ,pe las

    filosofasfuturas de la historia (Tico quiso encontrar una

    teora descriptiva en la que encajaran sus observaciones,

    pero es ciertamente falso suponer que los historiadores

    conciben sus propias observaciones de esa manera). No

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    3

    HISTORIA. Y NARRACIN

    ,'1

    . ; .dM uc e q ue lo que los hstcradores hacen podra no

    1,

    CQUi~

    de esa forma, sino sloqueno lo concibende

    .: 110.-,

    .c:l-.lam'.ma manera que los artistas se cone,

    :& _'lIlismol como proveedores de datos para los his-

    toriadores del arte, incluso aunque resulte cierto que lo

    que los artistas hacen constituye realmente el conjunto

    'de datos con los que trabaja el historiador del arte. Sea

    cual sea la forma en que podamos caracterizar la tarea

    historiadora, en contextos diferentes, la concepcin pre-

    sente no describe esa tarea de acuerdocon los objetivos y

    los criterios de realizacinque son los de los historiadores

    practicantes. Y aceptar esa concepcinentraara una re-

    volucinennuestro 'conceptode la historia comodiscipli-

    na intelectual. Si se me ocurre leer una explicacinde la

    Guerra de los Treinta Aos, que estimula mi reflexin

    acerca de la explicacinhistrica, sera cierto que el his-

    toriador que la escribi estimul una reflexin filosfi-

    ca. Pero no era su propsito, al describirla, estimular

    una reflexin de ese tipo. Por supuesto, lo que sucede

    es algo como lo siguiente. Un historiador particular tra-

    baja duramente para establecer un cierto hecho referen-

    te al pasado, por ejemplo. Luego, otro historiador en-

    cuentra una utilizacin de ese hecho al escribir un relato

    de alguna porcin del pasado. Puede ser o no una rela-

    cin satisfactoria para sus colegas. Pero, si es insatisfac-

    toria, se puede escribir otra relacin, y una relacin

    exactamentede la misma clase que aquella a la que sus-

    tituye, pero que satisfaga exactamente los mismos cri-

    terios por los que la otra fue refutada corno insatisfac-

    toria. Las relaciones de esta clase (y dir algoms sobre

    los criterios que han de satisfacer las relaciones histri-

    cas) son en cierto modo completas, en el sentido de que

    cualquier mejora que experimentan seguirn siendo una

    produccin dentro de la historia. Dicho de otro modo,

    estas relacionesno parecen ser los preliminares de otra

    clase diferente de actividad, sino solamente, quiz, de

    otras relaciones de la misma clase, satisfaciendo exacta-

    mente los mismos criterios.

    i

    , ,

    : :

    11

    J I ; I

    PILOSOPtA

    DS lA

    HISTORIA

    39

    La diferencia, pues, entre la historia y una filolOfta

    la historia no puede ser la de que sta proporcloDa.

    la primera no, relaciones basadas sobre hallazaol

    c l e -

    ,y. ~i;IU~ W~ - de hechos. Porque tales relaciones las propor-

    tanto la historia como la filosofa de la historia.

    C1V',u

    .Aspues, la relacin dada por un filsofode la historia

    ha

    de ' ser de una clase muy diferente si se ha de mante-

    ner fuera del mbito de la historia y hacer algo que la

    historia misma no hace. Y por supuesto sena de esperar

    que fuera una clase completamente diferente de relacin'

    si se asemejara a una teora cientfica, porque, a este

    respecto, las teoras cientficas parecen pertenecer a un

    glnero diferente y satisfacer criterios diferentes de las

    relacioneshistricas comunes, paradigmticas. Pero en-

    toncesla dificultad reside en que difcilmente se pueden

    considerar parecidas las filosofas de la historia y las

    .teorascientficas.paradigmticas-.Si es que se parecen

    a algo, se parecen a las relaciones histricas paradigm-

    ticas, excepto en que hacen una clase de afirmaciones

    sobre el futuro que habitualmente stas no hacen.

    Esta ltima similitud no reside nicamente en el

    hecho de que, como las relaciones histricas, las filoso-

    fas.de la historia exhiben a menudo una estructura na-

    rrativa. Reside tambin en el hecho de que las filosofas

    de la historia tienden, de forma tpica, a proporcionar

    interpretaciones de secuencias de acontecimientos que

    sonmuy parecidas a las que se encuentran en la historia

    y

    muypoco parecidas a las que uno encuentra en la cien-

    cia.Lasfilosofasde la historia hacen uso de un concepto

    de interpretacin, que, me parece a m, no sera muy

    apropiado en la ciencia, esto es, un cierto concepto de

    significado. Es decir, pretenden descubrir lo que, en

    un sentido del trmino especial e hstrcamente- apro-

    piado,es el significadode este o aquel acontecimiento.

    El profesor Lowith ofrece la siguiente caracteri~cin

    generalde la filosoBasubstantiva de la historia. Con.iste,

    sen l, en la interpretacin sistemtica de la historia

    universal de acuerdo con el principio de que

    101

    aconte-

    .

    -

  • 7/23/2019 Danto Arthur - Historia Y Narracion - Ensayos De Filosofia Analitica De La Historia.pdf

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    -

    HISTORIA Y NARRACIN

    cimientos y sus sucesiones histr?-c~s adqueren su ~ni-

    dad por y estn dirigidos a, un ltimo significado>.

    .C~o hemos de entender este uso especial de la pa-

    lab~a significado, que es muy diferente de la form,a e~

    que, por ejemplo, hablamos del. ~ignifi~ado de un te,rmI-

    no una oracin o una expresin? PIenso que, mas o

    m~nos, del modo siguiente. Hemos de concebir ~osaconte-

    cimientos como dotados de significado mediante refe-

    rencia a una estructura temporal ms amplia de la que

    son componentes. Y sta no es una f?rma cO~1?letamen-

    te extraa de usar el trmino. Por ejemplo,

    pinsese

    e~

    el tipo de observacin crtica que hacernos cuando deci-

    rnos de un cierto episodio en una novela, o en una ~br~

    de teatro, que no tiene significado, que ~arece de sigm-

    fcacin. Tratamos de decir que no consigue hacer pro-

    gresar la accin, que es superfluo y, por l? tanto, est~t~c~-

    mente inapropiado. Pero, por supuesto, est~ es un

    ~UlC~~

    que podemos hacer sobre un episodio

    partcular

    solo SI

    tenernos ante nosotros toda la novela, o slo cuando la

    obra se ha completado. Hasta entonces, slo podemos

    decir que an no sabernos cul podra ser el si~nifica~o

    del episodio, aunque suponernos que dese:upena ,algun

    papel en la progresin de la trama. Despus,

    podramos

    decir que tena

    este

    o

    aquel

    significado (a menos, por de-

    cirlo as, que nada se mueva por l, que ~o tenga

    ninguna significacin, un lunar en una obra bien c~ns-

    truida). Insisto en que, slo de una forma retrospectiva,

    podemos decir que un episodio tiene un significado es-

    pecfico determinado y slo con respecto a la obra en su

    5. Karl

    Lwith,

    Meaning in History, Chicago,University ? f

    Chicago Press, 1957,pg. 1. Vase. Lo q' e tIen~n en com~

    los proyectos habitualmente denomm~dos filosobas. de la hIS-

    toria es el propsito de dar una relacin .compreh~nslva.del pro-

    ceso histrico que tenga sentido >, Patnck Gardmer, introduc-

    cin en

    op. cit.,

    pg. 7. .

    6. En este punto quisiera decir: una rueda que.se mueva SI~

    que nada se mueva con ella no es paT e del mec~msI?o[Maschi-

    ne], Ludwig Wittgenstein, Philosophical Investiganons, Nueva

    York, MacMillan, 1953,pargrafo 271.

    FILOSOF1A DE LA HISTORIA

    41

    conjunto. Pero informacin referente a la obra en su con-

    junto es lo que precisamente nos falta cuando nos en-

    frentamos con ella por primera vez: as, si algo nos cho-

    ca como carente de sentido, hemos de esperar y ver si

    es as; y si algo nos parece que tiene un cierto significado,

    una vez ms hemos de esperar y ver si tenernos razn.

    A menudo nos vemos obligados a revisar nuestras opi-

    niones referentes al significado de un episodio a la luz

    de lo que sucede posteriormente. Tambin en la

    hstoria

    tiene aplicacin este sentido de significado. Ahora que ha

    pasado la Revolucin Francesa, podemos decir cul fue

    la significacin del Juramento del Frontn, algo sobre

    lo que los propios participantes podran haber estado

    completamente equivocados. De este modo podrfamos

    concebir a los filsofos de la historia como si intentaran

    considerar los acontecimientos como dotados de signifi-

    cado en el contexto de una totalidad histrica que es

    similar a una totalidad histrica, pero, en este caso, la to-

    talidad en cuestin es la totalidad de la historia, abar-

    cando el pasado, el presente

    y

    el futuro. A diferencia de

    los que tenernos la novela completa ante nosotros, y so-

    mos capaces de decir con cierta autoridad cul es la sig-

    nificacin de tal o cual evento, el filsofo de la historia

    no tiene ante s la totalidad de la historia. Todo lo ms

    tiene un fragmento, la totalidad del pasado. Pero pien-

    sa en trminos del conjunto de la historia, y trata de

    descubrir a qu se podra parecer la estructura de esta

    totalidad basndose slo en el fragmento que ya tiene, y

    al mismo tiempo, trata de decir cul es el significado de

    . las partes de ese fragmento a la luz de la estructura to-

    tal que ha proyectado.

    Estoy completamente de acuerdo con la afirmacin

    del profesor Lowith de que esta forma de concebir el

    conjunto de la historia es esencialmente teolgica 7 o

    que, en cualquier caso, tiene propiedades estructurales en

    7. LOwith,op. cit., pg. 1. Sin embargo, no puedo aceptar las

    razones de LOwith para decir esto, que me parecen retricas.

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    42

    HISTORlA Y NARRACIN

    comn con las concepciones teolgicas de la historia, a

    .1 .

    cual

    le considera

    in tato,

    como correspondiente a al-

    . . m piaD divino. Considero que resulta instructivo reco-

    nocer que Marx y Engels, aunque fueran materialistas y

    ateos confesos, se inclinaban, no obstante, a considerar

    la historia a travs de un prisma esencialmente teolgi-

    co, como si pudieran percibir un plan divino, pero no a

    su divino autor. Sea como fuere, las filosofas substantivas

    de la historia, en la medida en que se las haya caracteriza-

    do de una forma correcta, estn interesadas en lo que

    denominar

    la profeca.'

    Una profeca no slo es una afir-

    macin sobre el futuro, porque tambin una prediccin

    es una asercin acerca del futuro. Es uha cierta

    clase

    de

    afirmacin acerca del futuro y dir, a salvo de un anli-

    sis posterior, que se trata de un enunciado

    histrico

    acerca del futuro. El profeta es aquel que habla sobre el

    futuro de una manera que resulta apropiada slo para

    el pasado, o que habla del presente a la luz de un futuro

    que se trata como un

    fait accompli.

    Un profeta trata el

    presente desde una perspectiva que normalmente slo

    es accesible para los historiadores futuros, para quienes

    8. Tomo de Karl Popper la distincin entre prediccin y pro-

    feca. Vase su Prediction and Prophecy in the Social Scencess,

    e~ Gardiner,

    op. cit.,

    pg. 276,

    passim.

    Por profecaPopper sig-

    nifi~ ~a prediccin incondicional. El slo permite predicciones

    c~n~lcl0nales (esto es, dada la condicin

    e ,

    entonces A), o pre-

    dicciones que de ellas se deriven. Argumenta que los historcis-

    tas no slo dan predicciones incondicionales, sino que tambin

    l~s ~an para sistemas en que no es legtimo hacerlo. Las pre-

    dicciones incondicionales son licitas cuando se derivan de las

    condicionales y, en ese caso, con respecto a sistemas bien ais-

    lados, estacionarios y recurrentes, Sin embargo, la sociedad

    est abierta. Este no es precisamente el sentido que estoy

    dando a la nocin de profeca, como se ver. Ni encuentro el

    historicismo tan ilegtimo como Popper, en esta obra suya y en

    otras. Vase especialmente The Poverty 01 Historicisn, Boston,

    Beacon Press, 1957,capo11y passim. Trato esto en parte en el

    el capo XII.

    9. Por ejemplo, Hit1er,que fue dado a afirmacionescomo La

    guerra est ganada,hecha a principios de los 40 . La confiada des-

    FILOSOFA DE LA HISTORIA

    43

    los acontecimientos presentes son pasado y para los cua-

    les resulta discernible el significado de los hechos ac-

    tuales.

    En este punto, precisamente, deseo retomar mi afirma-

    cin precedente de que la filosofa substantiva de la his-

    toria se encuentra conectada con la historia. Ahora

    podemos advertir cmo una filosofa de la historia se

    asemeja a una relacin histrica corriente, en una cosa.

    y podemos comprender cmo a veces sucede que las fi-

    losofas de la historia incluso se adscriben a un gnero

    equivocado y se consideran solamente como ejemplos

    muy ambiciosos de la escritura histrica corriente, en

    una escala especialmente grande: La dificultad con las

    grandiosas propuestas de los Marx, Spengler y Toynbee...

    difcilmente puede consistir en que son historia, sino en

    que son grandiosas. La semejanza se debe al hecho

    de que las filosofas de la historia hacen un uso injustifi-

    cado del mismo concepto de significado, que tiene una

    aplicacin justificada en los trabajos histricos corrien-

    tes. Discutir ms adelante algunos de los problemas que

    surgen en relacin a esta nocin de significado, pero por

    el momento basta con indicar cmo se utiliza en las

    discusiones histricas la atribucin normal de signifi-

    cado a los acontecimientos. Por ejemplo, podramos

    saber que lo que realiz un individuo B se debi, en

    gran medida, a la influencia sobre l del trabajo de A.

    Preguntarse, de forma histrica, por el conocimiento

    de la significacin del trabajo de A equivale a esperar

    una respuesta como la siguiente: su significacin es que

    influyen la obra de B. Obviamente, este sentido de sig-

    nificacin no agota todo el significado del concepto de

    significacin: un corpus de poesa puede ser significativo

    cripcin de Hitler del presente a la luz de un futuro del'que pa-

    reda tener una revelacin especial ha de explicarse en clerta

    medida por el dominio notable que ejerca sobre la lente.

    10 .

    Donald Williams, More on the Ordinariness of

    Hl.lory,

    lournal 01 Philosophy, LII. 10, p4s. 272.

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    ;1

    44

    H 18TOIUA Y tWuu.cION

    slo porque se trate intrfnsecamente de gran poesa.

    Y

    quiz se pueda argumentar que a menos que hayamos

    usado el trmino significativo en algn otro sentido,

    no histrico,

    careceramos

    por completo de uso para el

    sentido histrico. Esto es, puede ser cierto que encontre-

    mos la obra de

    B

    intrnsecamente significativa, un gran

    logro, y, por ello, es probable que consideremos el epi-

    sodio de la biografa de

    B,

    en el que conoci por vez

    primera la obra de A, cargado de significacin, incluso

    producto del destino. Por supuesto, un contemporneo

    podra no haber captado esta significacin, porque la gran

    obra de

    B

    no hubiera sido realizada. Carecera de lo que

    nosotros poseernos, a saber la clase de informacin dis-

    ponible slo despus de ese conocimiento. Con posterio-

    ridad, un bigrafo puede destacar este episodio como el

    acontecimiento ms significativo de la vida de B. Un

    contemporneo podra no considerarlo de esta manera:

    de hecho 'podra

    considerarloicomo

    una

    mencin

    insig-

    nificante. Con el tiempo, la obra de A podra tener como

    su

    nica

    significacin la de haber influido en la obra

    de B.

    En relacin con esto, pinsese en ciertas clases de

    emociones, muy corrientes, que estn conectadas tanto

    con la memoria, como con la percepcin de las acciones

    y omisiones propias, por ejemplo el pesar y el remordi-

    miento ~Si nicamente hubiera sabido que...

    .

    Enton-

    ces la ignorancia de que nos lamentamos en estos casos

    es a menudo una ignorancia acerca del futuro, una igno-

    rancia que ha sido disipada por el tiempo, de forma que

    ahora sabernos y antes no, y quiz no podramos haber

    sabido entonces, las consecuencias que tendran nuestras

    acciones u omisiones. En general, lo que querernos decir

    es que si hubiramos sabido entonces lo que ahora sabe-

    rnos, no habramos actuado como lo hicimos. Por supues-

    to, esas afirmaciones plantean un rompecabezas. Por

    ejemplo, si s que suceder A, se sigue que suceder A.

    es verdadero, de forma que ha de suceder A. Si A

    ha de

    suceder, entonces no se puede hacer nada para impedir

    FILOSOF1A DS LA HISTORIA

    45

    que suceda, o para hacer falso A suceder.

    Y

    por eso

    es superfluo el pesar. Por otro lado, si puedo hacer algo

    para impedir A, entonces no es el caso de que A tenga

    que suceder.

    Y si impido A, A suceder es falso y, por

    lo tanto, no se puede decir que s que A suceder. Si pue-

    do hacer algo acerca del futuro, no se puede saber el

    futuro

    y,

    si se puede saber, nada se puede hacer respec-

    to a l. Este es un viejo rompecabezas, el de Aristteles,

    con el que nos tendremos que enfrentar ms adelante.

    Pero mi sugerencia es que .Si slo hubiera sabido... DO

    se puede tomar en sentido

    estricto:

    si

    hubiera

    sabido,

    no podra haber hecho nada. Sin embargo, lamentarnos

    presupone que no vemos nuestras propias acciones en el

    momento en que las realizamos, con la significacin que

    ms tarde les damos, a la luz de acontecimientos poste-

    riores con los que se encuentran relacionadas. Pero sta

    es una apreciacin general sobre la organizacin hstri-

    .ca de los acontecimientos: los acontecimientos se rees-

    criben continuamente y se reevala su significacin a la

    luz de la informacin posterior.

    Y,

    como poseen esta in-

    formacin, los historiadores pueden decir cosas que los

    testigos o los contemporneos no podran haber dicho

    justificadamente.

    Preguntar por la significacin de un acontecimiento,

    en el sentido histrico del trmino, es preguntar algo

    que slo puede ser respondido en el contexto de un

    relato (story). El mismo acontecimiento tendr una sig-

    nificacin diferente de acuerdo con el relato en que se

    site o, dicho de otro modo, de acuerdo con qu diferen-

    tes conjuntos de acontecimientos

    posteriores

    pueda estar

    conectado. Los relatos constituyen el contexto natural

    donde los acontecimientos adquieren una significacin

    histrica, y existe un buen nmero de cuestiones que ni

    siquiera puedo tocar en este momento referentes a los

    criterios propios de un relato, los criterios que invoca-

    mos para decir, con respecto a un relato R, que un acon-

    tecimiento A es parte de R

    y

    un acontecimiento A' no.

    Obviamente, contar un relato significa excluir algunos

  • 7/23/2019 Danto Arthur - Historia Y Narracion - Ensayos De Filosofia Analitica De La Historia.pdf

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    HISTORIA Y NARRACIN

    1\ Ct101 el apelar tcitamente a algunos de esos crte-

    r io a. D e

    fOnDA

    igualmente obvia podemos contar el rela-

    tg _ que A fiura de una forma relevante slo si somos

    conscieDtes de qu6 acontecimientos posteriores son los

    que estn relacionados con A, de forma que, en un cier-

    to sentido, slo podemos contar relatos

    ciertos

    sobre el

    pasado. Este es el sentido que resulta violado de alguna

    forma por las filosofas substantivas de la hstoria, Utili-

    zando el mismo sentido de significacin que los historia-

    dores usan, presuponiendo que los acontecimientos se

    sitan en un relato, los filsofos de la histeria buscan la

    significacin de acontecimientos antes de que hayan su-

    cedido los acontecimientos posteriores, en conexin con

    los cuales los primeros

    adquieren

    significacin. El mo-

    delo que proyectan sobre el futuro es una estructura na-

    rrativa. En suma, tratan de contar el relato antes de que

    el relato pueda ser propiamente contado. Y el relato

    que les interesa es, por supuesto, todo el relato, el rela-

    to de toda la historia. Ciertamente, esto no significa que

    cualquier acontecimiento vaya a formar parte del relato

    (los relatos, para serio, han de dejar cosas fuera), lo cual

    significa, entre otras cosas, que el filsofo de la historia

    buscar los acontecimientos significativos, los aconteci-

    mientos que pertenecen al. relato completo. Su forma de

    organizacin es, pues, la forma histrica de organiza-

    cin. Pero la diferencia no es slo una cierta grandiosi-

    dad, como veremos. Tiene tambin que ver de forma m-

    portante con una cierta clase de afirmaciones sobre el

    futuro.

    Existen formas de averiguar lo que suceder e inclu-

    so formas de proporcionar una descripcin histrica de

    cosas que pasarn. Una forma segura de hacerlo es es-

    perar y ver lo que sucede y escribir luego su historia.

    Pero el filsofo de la historia es una persona impaciente.

    Quiere hacer ahora lo que los historiadores corrientes,

    con el correr del tiempo, podrn hacer ms adelante.

    Quiere mirar el presente y el pasado con la perspectiva

    del futuro (en realidad el futuro definitivo, porque todo

    FILOSOFA DE LA HISTORIA 47

    relato ha de tener un fin). Y desea poder describir los

    acontecimientos de una forma que no es normalmente

    accesible en el momento en que los acontecimientos mis-

    mos tienen lugar. Existen descripciones, que me ocupa-

    rn mucho espacio en este libro, que encontramos en los

    libros de historia y que estn hechas de un modo muy

    caracterstico de la produccin histrica, descripciones

    que encontramos inteligibles y consideramos verdaderas,

    pero que, con un ligero desplazamiento temporal, en-

    contraramos completamente ininteligibles o difcilmente

    crebles si se hubieran producido en el momento en que

    tuvo lugar el acontecimiento que describen. Un historia-

    dor podra escribir: El autor de El sobrino de Rameau

    naci en 1751. Pero pinsese en 10 absurdo que sera si

    alguien hubiera dicho, en el propio

    1715,

    El autor de El

    sobrino de Rameau

    acaba de nacer. Incluso ms absur-

    do, si alguien hubiera dicho lo mismo, en tiempo futuro,

    en 1700,por ejemplo. Qu podra significar para alguien

    un enunciado as, y mucho menos en 1700? Por supues-

    to, se podra haber predicho que la seora Diderot dara

    a luz a un autor, incluso un enciclopedista (

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    48

    HISTORIA Y NARRACI6N

    tiempo. Los crticos trazan en ocasiones una distincin rn-

    portante entre el significado

    de la

    historia y el significa.

    do

    en la

    historia, con el fin de poner en cuestin la

    legitimidad del proyecto completo de la historia filosfi.

    ca. Preguntar por el significado de un acontecimiento su.

    pone estar preparado para aceptar un contexto en el que

    el acontecimiento se considere significativo. Ese es el

    significado en la historia, y es legtimo preguntar por

    esos significados. Normalmente, el contexto en el que un

    aocntecimiento es significativo es un conjunto limitado de

    acontecimientos en el que pueden constituir unidos una

    totalidad, de la que el acontecimiento en cuestin es

    una parte. As, la ascensin de Petrarca al monte Ven.

    toux es significativa dentro del conjunto de aconteci-

    mientos que constituyen el Renacimiento '(y quiz sea

    significativa no solamente en ese conexto). Pero tambin

    podemos preguntarnos por la significacin del Renacimien-

    to mismo. Lo cual requiere a su vez la especificacin de

    un contexto ms amplio, etc. Existen contextos ms o m