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DELINCUENCIA
1. Introducción
Sin lugar a dudas, la delincuencia es un fenómeno muy representativo desde el siglo
pasado, ya que es uno de los problemas criminológicos que crece cada día más, no
solo en nuestro país, sino también en el mundo entero; es una de las acciones
socialmente negativas que va a lo contrario fijado por la ley y a las buenas costumbres
creadas y aceptadas por la sociedad.
La delincuencia es un fenómeno social que pone en riesgo la seguridad pública de la
sociedad, así mismo va contra las buenas costumbres ya establecidas por la sociedad.
La delincuencia es un fenómeno de ámbito mundial, pues se extiende desde los
rincones más alejados de la ciudad industrializada hasta los suburbios de las grandes
ciudades, desde las familias ricas o acomodadas hasta las más pobres, es un problema
que se da en todas las capas sociales y en cualquier rincón de nuestra civilización.
2. Antecedentes históricos
A pesar de no tener ninguna duda sobre la existencia de un derecho penal
precolombino, como por ejemplo el de los pueblos Aztecas, Mayas, Incas o de
Mesoamérica, desconocemos si existía alguna regulación especial, o particular para
niños o jóvenes que cometieran algún "delito". Lo mismo que se desconocen las
regulaciones de esta situación en el llamado derecho colonial americano. El inicio
legislativo de la "cuestión criminal" surge en el período republicano, luego de la
independencia de las colonias europeas. Aunque a finales del siglo XIX la mayoría de
los países latinoamericanos tenían una vasta codificación, especialmente en
Constituciones Políticas y Códigos Penales, la regulación de la criminalidad juvenil no
era objeto de atención particular.
Es a principios de este siglo en que se ubica la preocupación por la infancia en 105
países de nuestra región. Esto es el resultado, por un lado, de la internacionalización
de las ideas que se inician en el Siglo XX, primeramente con la Escuela Positiva y
luego con la Escuela de la Defensa Social, y por el otro lado, es el resultado de la
imitación latinoamericana de las preocupaciones europeas y de los Estados Unidos de
América por la infancia, lo cual se vio reflejado en varios congresos internacionales
sobre el tema de la infancia.
La primera legislación específica que se conoce fue la argentina, promulgada en 1919.
Pero fue en décadas posteriores en donde se promulgaron la mayoría de las primeras
legislaciones, por ejemplo Colombia en 1920, Brasil en 1921, Uruguay en 1934 y
Venezuela en 1939. Durante este período y hasta los años 60, podemos afirmar que el
derecho penal de menores se desarrolló intensamente, en su ámbito penal,
fundamentado en las doctrinas positivistas-antropológicas.
En la década de los 60, con excepción de Panamá que promulgó su primer ley
específica en 1951 y República Dominicana en 1954, se presenta un auge del derecho
penal de menores en el ámbito legislativo, con la promulgación y reformas de leyes
especiales, por ejemplo, en los siguientes países: Perú en 1962, Costa Rica en 1963,
Chile en 1967, Colombia en 1968, Guatemala en 1969 y Honduras también en 1969.
En la década de los 70, se promulgan las siguientes legislaciones: México en 1973,
Nicaragua en 1973, El Salvador en 1973, Bolivia en 1975, Venezuela en 1975,
Ecuador en 1975 y Cuba en 1979. En todo este período, se caracteriza el derecho penal
de menores con una ideología defensista de la sociedad, basada en las concepciones de
peligrosidad y las teorías de las subculturas criminales.
Las concepciones ideológicas del positivismo y de la Escuela de Defensa Social,
fueron incorporadas en todas las legislaciones y sin duda influyeron en la codificación
penal. Pero en donde estas ideas encontraron su máxima expresión, fue en el derecho
penal de menores. Postulado básico fue sacar al menor delincuente del derecho penal
común, con ello alteraron todo el sistema de garantías reconocido generalmente para
adultos. Convirtieron el derecho penal de menores en un derecho penal de autor,
sustituyendo el principio fundamental de culpabilidad, por el de peligrosidad. Esto
llevó a establecer reglas especiales en el derecho penal de menores, tanto en el ámbito
sustantivo como formal, como por ejemplo, la conducta predelictiva, la situación
irregular y la sentencia indeterminada. Principios que han servido, y aún hoy se
encuentran vigentes en varias legislaciones latinoamericanas, para negar derechos
humanos a los menores infractores, como la presunción de inocencia, el principio de
culpabilidad, el derecho de defensa, etc.
Un hito en el desarrollo histórico del derecho de menores lo marcó la promulgación de
la Convención General de los Derechos del Niño en 1989. Luego de la entrada en
vigencia de esta convención, se ha iniciado en los años 90 un proceso de reforma y
ajuste legislativo en varios países de la región, específicamente en Colombia, Brasil,
Ecuador, Bolivia, Perú, México y Costa Rica.
3. Definición
La delincuencia se refiere a un conjunto de actos en contra de la ley, tipificados por la
ley y merecedores de castigo por la sociedad, en diferentes grados. Se podría definir
también como una conducta por parte de una o varias personas que no coinciden con
las requeridas en una sociedad determinada, que atentas contra las leyes de dicha
sociedad. Debido a ello, la delincuencia puede diferir según el código penal de cada
país. Generalmente, se considera delincuente a quien comete un delito en reiteradas
ocasiones, llegando a ser considerado también, como un antisocial, recalcando el
hecho que este tipo de acciones atentan contra el normal funcionamiento de nuestra
sociedad, poniendo en peligros de diferente naturaleza a sus miembros.
4. Tipos de delincuencia
Dependiendo del número de personas que lo cometa y ejecute, de los procedimientos
que siga, de los recursos que utilice y de los objetivos que persiga, podrá haber,
esencialmente, dos tipos de delincuencia:
a. Delincuencia menor, y
b. Delincuencia organizada.
a) Características y ámbito de acción de la delincuencia menor
La delincuencia menor es la cometida por un individuo, y cuando mucho, por dos, y
que tiene por objetivo la comisión de un delito que podría ser ir desde una falta
menor hasta una grave y calificada, pero que no trascienden su escala y
proporciones, es decir, no son cometidos por bandas, no hay una gran planeación en
los hechos delictivos, o no se pretende operar permanentemente a gran escala. Esa
es la delincuencia callejera, la más ordinaria:
I. Asalto a transeúntes.
II. Carterismo.
III. Violación.
IV. Robo de bienes y artículos menores.
V. Robo a casas habitación.
VI. Robo de vehículos.
VII. Vandalismo.
VIII. Grafitis y pinta de muros y monumentos.
Ahora bien, éstos y otros delitos pueden ser cometidos en grandes proporciones y
por muchos individuos, con lo cual ya se convierte en una delincuencia organizada,
tanto de nivel intermedio como mayor. Cuando se convierten en tales, se ha dado en
decir que se convierten en la "industria del robo", "la industria del secuestro", la
"industria del robo de vehículos", etc. Por supuesto, la delincuencia menor tiene las
siguientes características, en términos generales:
1.
Una precisión técnico-manual elevada y precisa para cometer el ilícito con
rapidez, astucia y disimulo, y
El uso de la fuerza con apoyo en ventajas físicas, e incluso, en el empleo
de armas.
2. El asaltante puede apelar o no a dos recursos para lograr sus objetivos:
3. Normalmente existen compradores de bienes robados, que son quienes los
adquieren de conformidad con tarifas ya existentes en el mercado negro,
mismas que son fijadas por la oferta y la demanda así como por la situación del
entorno local, nacional e internacional.
4. Regularmente, los delincuentes operan con apoyo de una red de corrupción
entre autoridades intermedias (jueces calificadores, agentes del ministerio
público del fuero común) y corporaciones de seguridad pública desde sus
mandos y efectivos elementales hasta –cuando mucho– sus mandos medios
(agentes de policía, jefes de sector, etc.).
b) Características y ámbito de acción de la delincuencia organizada
El crimen organizado se puede definir como "la delincuencia colectiva que
instrumentaliza racionalmente la violencia institucional de la vida privada y
pública, al servicio de ganancias empresariales con rapidez. Necesariamente
vincula jerarquías de la burocracia política y judicial mediante la corrupción y la
impunidad". A continuación se describen en forma de lista junto con otras
características observadas en otro análisis sobre el tema:
1. "Opera bajo una disciplina y códigos de comportamiento mafioso;
2. Actúa con la finalidad de obtener, en la forma de prácticas sociales
recurrentes –enraizadas en la estructura del trabajo, a nivel local, nacional e
internacional– ganancias rápidas sin inversión previa de capital, de origen
ilegítimo e ilegal, mediante la apropiación de objetos de uso privado" y de
propiedad ajena.
3. En otras ocasiones, recurriendo a las mismas prácticas, se comercializa con
bienes, productos y servicios de origen ilegítimo e ilegal, con poca o ninguna
inversión de capital.
4. La delincuencia organizada actúa de manera impune en la clandestinidad,
protegida –y a veces también dirigida y operada– por autoridades corruptas,
delincuentes de alto nivel, especialización y jerarquía, y posee capacidad para
utilizar la fuerza en aras de lograr sus objetivos.
5. Con respecto a los bienes, productos y servicios ofertados por la delincuencia
organizada, una vez que estos se ponen en circulación, "quedan definidos sus
precios por las condiciones del mercado regional o mundial" –denominado,
coloquialmente, mercado negro–, "siendo el mercado, escenario de esta
criminalidad organizada".
Por otra parte que como resultado del histórico esfuerzo de la humanidad por su
supervivencia surgió el capitalismo, el cual presenta una doble dimensión dialéctica
en sus formas de acumulación de capital que no necesariamente se implican desde
el punto de vista de las relaciones jurídicas, aunque sí desde el punto de vista
económico, a saber:
I. La acumulación de capital basada en el ahorro y el trabajo personal, de origen
legítimo y legal, y
II. La acumulación de capital basado en actividades que dotadas de legalidad
(falsa), son ilegítimamente obtenidas para los efectos jurídicos de sus
métodos de generación y concentración de riqueza históricamente empleados:
formas de crimen organizado.
Sin embargo, al constituir una actividad (o actividades) ilegales, aun cuando
pudieran parecer licitas, caen de facto en el campo del derecho penal y, por ende,
merecen especial estudio y análisis, a efecto de detectar, controlar, contrarrestar,
disminuir y erradicar la acción y efectos de ésta o éstas, así como a los individuos y
grupos que las llevan a cabo.
5. Consecuencias para la sociedad
En el caso de la delincuencia Juvenil, una vez que el delincuente juvenil alcanza la
madurez es probable que continúe mostrando comportamientos de desadaptación y
que aumente su riesgo de ser procesado a través del sistema de justicia penal como
delincuente adulto. Debido al pequeño porcentaje de delincuentes adultos y juveniles
habituales que contribuyen en alto porcentaje a los delitos violentos (es decir,
asesinato y asalto con agravantes) el sistema de justicia penal debe supervisar esa
pequeña población de criminales profesionales en un esfuerzo para prevenir la
proliferación de delincuentes violentos serios.
Si los trastornos mentales tales como el trastorno de conducta no se diagnostican y no
se tratan el delincuente juvenil tiene el potencial creciente de desarrollar un trastorno
antisocial de la personalidad y continuar más adelante su vida como un criminal
profesional. La mayoría de delincuentes violentos exhibe rasgos del trastorno
antisocial de la personalidad y los muestran antes de los 15 años. El trastorno
antisocial de la personalidad es un diagnóstico común para un asesino en serie. Los
autores Álvarez y Bachman encontraron que una similitud entre los asesinos en serie
eran sus anteriores convicciones criminales. En este caso el trastorno de conducta se
puede convertir en un elemento probable para el asesino en serie si no se diagnostica y
se trata antes de que se convierta completamente en la edad adulta en un trastorno
antisocial de la personalidad.
El trastorno de conducta y el trastorno antisocial de la personalidad se categorizan
como trastornos de personalidad y según lo explicado arriba en trastornos mentales.
Algunas de las características comunes incluyen el incumplimiento constante de
normas sociales, el comportamiento agresivo hacia la gente, y una desvinculación de
la emoción de la empatía. Estos rasgos son también comunes entre los asesinos en
serie y si los comportamientos de desadaptación no se tratan tienen el potencial de
crear a una persona que fantasea con matar a varias víctimas y después satisfacer su
impulsividad cuando ya no son capaces de reprimirse.
6. La intervención del estado en la seguridad ciudadana
a) El nuevo rol del estado local.
"La pobreza y la falta de oportunidades de trabajo se han convertido en factor de
permanente presan sobre el medio ambiente. La ampliación innecesaria de la
frontera agrícola, debido a la inadecuada distribución de la propiedad territorial, ha
aumentado alarmantemente el proceso de deforestación y desertificación; el manejo
inadecuado de recursos naturales como la tierra y las fuentes de agua, han ido
erosionando los suelos y agotándolas fuentes hídricas, provocando el aumento en
los costos de producción agropecuaria y encareciendo el suministro de agua
potable."Por su parte, la industrialización contaminante, principalmente en los
países más ricos (con el consiguiente aumento del parque automotor), han
incrementado la emisión de gases, los cuales han ido destruyendo la capa de ozono
del planeta, provocando serios desajustes en el comportamiento del clima, lo que a
su vez ha provocado el aumento de desastres naturales, altamente costosos en
términos económicos y sociales.
La respuesta a la relación entre pobreza y medio ambiente pasa, de acuerdo a este
enfoque, por la combinatoria de las capacidades y los recursos con que cuentan los
individuos y los grupos para procurarse sus medios de vida y progresar, teniendo a
las instituciones como los mecanismos básicos a través de los cuales las
capacidades y los recursos se actualizan en tanto derechos: "Así, las personas
cuentan con sus capacidades individuales y con el acceso a los recursos, naturales y
creados, como medios para vivir y progresar, a través de diferentes instituciones
que les dan derechos a hacer valer sus capacidades o a utilizar los recursos"
Al respecto señalan Jordi Borja y Manuel Castells: "La dificultad para los
gobiernos locales es sin embargo, por un lado, su dependencia administrativa y su
escasa capacidad de recursos económicos; por otro lado, el riesgo de derivar hacia
el localismo político y el tribalismo cultural si la defensa de la identidad se
convierte en fundamentalismo. La reconstrucción de un estado flexible y dinámico,
articulado entre sus diferentes niveles, parece la única posibilidad histórica de
superar las tendencias disolventes de la sociedad de la información inscritas en la
dicotomía entre los flujos de poder y el particularismo de la experiencia, al
introducir una nueva perspectiva en la gestión de las ciudades".
b) La promoción económica local:
Surge como una respuesta a la transformación productiva y tecnológica de
comienzos de los años 80 y particularmente como salida frente a la intensidad del
ajuste que incrementa notablemente el desempleo. Ante la imposibilidad de influir
en las políticas nacionales, condicionadas por los flujos mundiales de poder, los
estados locales, luego de aproximadamente una década de inacción y actitudes solo
reactivas, comienzan, en la década de los 90, a implementar estrategias de cambio
dirigidas por un lado a implementar nuevos modelos de desarrollo económico local
y por otro lado a asociarse y conectarse para aumentar así su información y su
potencial protagonismo en la economía de flujos y redes.
El esquema planteado requiere de los directivos locales la asunción de nuevos roles:
Ser estrategas, lo que implica realizar un análisis de la situación local y
tener una visión sobre el futuro que permita el diseño de políticas acordes a
los objetivos estratégicos planteados. Esta actividad es la que tiende a
abrirse, en un abanico innumerable de posibilidades, a través de la
descentralización y la participación ciudadana.
También se requiere el liderazgo y el consenso necesario para impulsar la
estrategia de cambio.
Por último, se requiere que los gobernantes sean embajadores de la
localidad que representan, ello incluye las acciones de buena relación con
otros municipios, con el gobierno regional, con el estado nacional y con
organismos internacionales y también la capacidad para impulsar acciones
de marketing local.
c) La participación ciudadana en la gestión municipal.
Font y Gomá señalan que desde los años setenta hasta hoy se refleja en la práctica
algún tipo de crisis de confianza ciudadana en el funcionamiento tradicional de las
instituciones de la democracia representativa. Por una parte se expresan tendencias
hacia la apatía política y el individualismo privatista conectadas con algunas
tendencias sociales de fondo: debilitamiento de identidades, desprecio por lo
público, decepciones por actos de corrupción, desconcierto ante la caída de
referentes políticos, despreocupación una vez conseguidas unas condiciones de vida
dignas, etc. Por otra parte empiezan a expresarse nuevas demandas participativas
enraizadas en una ciudadanía mucho más formada, con elevadas capacidades
críticas y altamente reflexivas.
Demandas que no entran en contradicción con la democracia representativa pero
tampoco encuentran fácil acomodo en ella. Asi la mayoría de los autores coinciden
en la formación de nuevos instrumentos de acción colectiva que se distinguen
notoriamente de la estructura tradicional de los partidos políticos, donde el ejemplo
más claro son las ONGs (Organizaciones no gubernamentales), con el condimento
de ser organizaciones que tienen mayor facilidad de adaptación al intangible y
fluctuante mundo de los flujos de poder y la informatización. También, señalan
Font y Gomá, el engarce de estas articulaciones y valores de nuevo tipo con el
proceso político no se realiza por la vía electoral sino por medio de la generación de
espacios participativos en los procesos de definición de problemas, de
conformación de agendas, de diseño de políticas, de toma de decisiones y de
gestión de servicios. Espacios que, por una cuestión básica de escala y proximidad,
han tenido sus primeras configuraciones en la esfera política local.
7. La delincuencia actual en el Perú.
En la actualidad nos encontramos en un ambiente repleto de delincuencia, siendo Lima
uno de las ciudades más peligrosas de América. Asombra que el estado no haya
podido encontrar una solución a este tipo de problemas, y por el contrario se haya ido
expandiendo, ya sea desde un robo a mano armada a asesinatos múltiples por una gran
suma de dinero. Es vergonzoso saber que los políticos no hacen nada importante para
evitar estos tipos de situaciones, claro que no en su mayoría, pero, sólo nos cabe
recalcar que si no encontramos una solución podríamos llegar a encontrarnos en una
sociedad desconfiada, despreocupada por el prójimo y totalmente descarecida de
valores.
En estos días en los que la delincuencia es frecuente y el incremento de robos a
empresas y personas es cosa de todos los días, se necesita una nueva opción en
seguridad perimetral y personal. La delincuencia en el Perú se ha vuelto un tema
cotidiano en la actualidad. El gobierno peruano no a tomado verdaderamente cartas en
el asunto, ya que día a día nosotros los peruanos vivimos angustiados y desconfiando
de los demás. Mientras el gobierno planifique un “buen plan de estrategia “ para
erradicar la delincuencia en el Perú , nosotros los pobladores debemos tomar medida
preventivas y estar con los ojos bien abiertos. Sobre todo en lugares donde estos
delincuentes ejercen su “profesión” con mucha habilidad. ¿Qué es lo que les motiva a
estas personas a ejercer la delincuencia?. La pregunta es clara y sencilla, ya que la
gran mayoría de estas personas carecen de una buena condición económica. Y el que
no tenga una buena condición económica es consecuencia de que no han tenido una
buena calidad de vida. Mientras que otros lo hacen por el simple hecho de ganar
dinero fácilmente, en este grupo se encuentran personas con un nivel socioeconómico
mediano pero que son excesivamente ambiciosos y que nos les gusta el trabajo
honrado.
De acuerdo a las encuestas realizadas en los últimos años, en el2010 el sondeo
arrojaba que el 51% de los peruanos consideraba la corrupción como el mayor mal del
país y el 41% le daba a la delincuencia ese lugar; hoy vemos que el 61% de los
encuestados han situado la inseguridad ciudadana a la cabeza de la lista de problemas
del Perú. En la lista siguen la corrupción (47%), el desempleo (31%), la drogadicción
(39%) y la pobreza (27%). Estas cifras podrían tener su explicación en el crecimiento
del accionar delictivo y en la inacción o ineficiencia de las autoridades encargadas de
combatir el crimen.
Fuente: Ipsos Apoyo.