1
Desafíos, encrucijadas
y crisis del Trabajo Social
a comienzos del siglo XXI
Ezequiel Ander-Egg
Toda persona, todo pueblo, toda nación, todo país y aún la humanidad en su conjunto
enfrentan a lo largo de su proceso evolutivo diferentes encrucijadas y desafíos. Esto
también acontece en todas las profesiones. Para estas Jornadas destinadas a trabajadores
sociales, vamos a poner, en consideración a modo de temas de reflexión, de diálogo y de
búsqueda de alternativas, una serie de cuestiones que, de ningún modo, pretenden agotar
esta problemática.
Un desafío es afrontar una situación peligrosa o difícil. Lleva también una cierta
connotación de encrucijada: se cruzan dos o más caminos o alternativas y que es difícil
saber cuál seguir. A la situación de desafío y encrucijada, se liga la idea de crisis,
palabra que se ha instalado entre los componentes que caracterizan a la sociedad actual
y a la vida individual. También hay crisis en las profesiones, especialmente en las
ciencias sociales y en las diferentes formas de acción social (el proceso de
reconceptualización fue la primera gran crisis del Trabajo Social en América Latina). Al
hablar de crisis (sea del Trabajo Social, o de lo que fuere), no hay que considerarlo sólo
como una situación grave. La palabra crisis además significa juicio, necesidad de
decidirse por un nuevo camino. Éste es el alcance principal que le doy en este criterio.
Se habla de crisis económica, social, política, energética, medioambiental, moral, etc.
En el mundo en que vivimos, lo normal es vivir en crisis. Y en el ámbito más limitado
de las profesiones, también se habla de crisis. Palabra que tiene un doble alcance:
mutación que acaece en el desarrollo de un proceso y que constituye un momento
decisivo en un asunto de cierta relevancia, cuyas consecuencias son importantes.
También tiene el significado de “limpiar, purificar”: en ese sentido, una crisis no
siempre es disfuncional, ya que puede constituir un importante factor de cambio y de
transformación que impulsa a buscar nuevos caminos y, en última instancia, elegir el
que se considera más viable y posible para la circunstancia que se está viviendo.
Desafío, encrucijada y crisis en un contexto de un mundo que cambia aceleradamente
y en el cual el cambio es cada vez más acelerado, y que nos sitúa en una dinámica de la
provisoriedad. Esta situación es inédita en la historia de la humanidad. Y, además, en un
mundo de complejidad creciente y de comprensión retardada acerca de lo que nos pasa; en esta era de la incertidumbre y la perplejidad debemos vivir y actuar.
El documento que presento de manera esquemática, a partir de temas apenas
formulados… Se trata de cuestiones que he tratado en varios libros, no como respuestas
acabadas, sino expresando mi búsqueda y lo que podría considerar como mis pobres
hallazgos.
2
Tenemos derecho a soñar un mundo y una sociedad diferentes, y como un trocito de
ese sueño, también podemos soñar una profesión diferente (un trabajo social liberador).
Es un sueño o ideal que tiene poca vigencia, porque hoy lo que tiene prioridad entre los
graduados universitarios es asegurar un puesto de trabajo (esto es lo rentable), aunque
tengamos que recurrir a un oportunismo camaleónico.
Cada uno de nosotros opta, según su propio proyecto de vida… Si admitimos que la
sociedad no es lo que debiera ser, que la vida no es como debiera ser, podríamos
aprovechar la crisis en que estamos metidos como posibilidad de transición a algo
diferente… Para ello tenemos que estar convencidos de que más no es sinónimo de
mejor y que ser más humanos es más importante que tener. Andamos holgados de
cosas que tenemos, pero nos faltan razones para hacer opciones que impliquen cambios
profundos en nuestras vidas.
1. Dos viejos problemas del Trabajo Social: el de la identidad y el de la
especificidad de su rol y funciones
¿Qué es el Trabajo Social como profesión?
Se trata de una profesión que debe explicarse a sí misma y explicar su especificidad,
quizás más que otras profesiones.
Identidad: ¿Cuáles son los rasgos distintivos de esta profesión? Se trata de un
problema de larga data: aparece, desaparece y reaparece. Es una historia de una
indefinida identidad que acompaña a la profesión desde su nacimiento.
Especificidad de su rol o funciones: algunas son propias, y otras son compartidas
por otros campos profesionales.
En muchos países existe un desencuentro entre el “deber ser” del perfil profesional
propuesto y el “ser” de la realidad profesional.
El rol del trabajador social
Existe una dificultad para definir el rol del trabajador social, ya que nos encontramos
con una especie de contradicción: tiene un rol profesional múltiple y a la vez no
definido claramente. Posiblemente, ésta situación se debe a la polivalencia de las
actividades de los trabajadores sociales. Son múltiples, variadas y disímiles las
actividades y tareas que se les asigna. No conozco ninguna profesión que tenga esa
polivalencia. Pero el trabajador social no es un superhombre, ni una supermujer.
3
Funciones del trabajo social
Entendidas las funciones, como la acción y el ejercicio propio de este campo
profesional, éstas podrían clasificarse en dos categorías:
implementador de políticas sociales;
educador social informal y animador-promotor.
Funciones específicas:
Consultor-asesor-orientador consejero social.
Proveedor de servicios sociales
Informador-agente de remisión de recursos y servicios
Gestor-intermediario entre usuarios e instituciones, entre recursos y necesidades.
Investigador y diagnosticador de problemas sociales.
Identificador de situaciones-problemas y recursos.
Planificador/programador de tratamientos, intervenciones y proyectos sociales
para mejorar la calidad de vida.
Administrador de programas y servicios sociales.
Movilizador de recursos humanos, institucionales, técnicos, materiales y
financieros.
Ejecutor de programas y proyectos sociales y actividades de atención, ayuda y
apoyo.
Evaluador de necesidades, servicios y programas y de su propia intervención
social.
Reformador de instituciones-activista social.
Educador social informal.
Animador-facilitador-movilizador-concientizador.
4
2. Ser conscientes de que lo que ha sido el campo propio de la profesión ha sido
“invadido” por otras profesiones y por nuevas formas de intervención social
Zonas cada vez más amplias de lo que fue durante varias décadas el campo específico
del Trabajo Social, fue siendo invadido por nuevas profesiones. De este modo y como
consecuencia de lo anterior, si observamos las profesiones que ocupan alguna parcela
del ámbito del Desarrollo Social, cuyas especializaciones y subdivisiones casi
cancerosas han producido, más que un árbol de profesiones, un campo transformado en
un matorral.
No hablo de lucha o forcejeo de otras profesiones, y en el Trabajo Social (que a veces
ocurre, pero es la excepción), hablo de invasión. Cuando surgió el Trabajo Social,
existía un bloque o espacio de trabajo (campo de actuación) reconocido y delimitado.
Actualmente eso no ocurre: el campo del desarrollo social o del bienestar social es un
ámbito laboral de muchas profesiones. De este modo, el Trabajo Social es una profesión
que está rodeada, cercada y, a veces, invadida por:
viejas profesiones
nuevas profesiones
nuevas especializaciones
sociología
psicología
psicología social comunitaria
educación social
psicología social
promotor social
educador de calle
A veces ocupan zonas fronterizas de uno y otro campo profesionales; en otras
ocasiones, actuando en las mismas áreas que, tradicionalmente, pertenecían al Trabajo
Social.
3. El Trabajo Social tiene su apoyatura técnica de las Ciencias Sociales, que le
sirven como marcas de referencia
Teniendo en cuenta que las teorías no son para iluminar conceptos sino para iluminar
la realidad, ellas proporcionan los conocimientos teóricos que iluminan y orientan:
la comprensión de la realidad sobre la que se va a actuar y su contexto
la praxis profesional
La profesión, la formación profesional y cada profesional en concreto, ha de tener en
cuenta que cada una de las Ciencias Sociales (Sociología, Economía, Antropología,
Ciencia Política) y las Ciencias Humanas, no son una realidad homogénea. Existen
diferentes enfoques que tienen implicaciones diferentes, ya sea para la interpretación de
la realidad como para la propia praxis profesional.
Las teorías de referencia pueden aportar al profesional una mejor comprensión de la
realidad sobre la que se va a actuar; puede también ofrecer informaciones relevantes
para el trabajo y que no ha obtenido en su investigación. Quizás lo más importante sea
la posibilidad de iluminar la práctica.
5
Puede darse un cierto eclecticismo en la elección de las teorías de referencia, puesto
que según sea el ámbito o campo específico, se puede recurrir a uno u otro marco
teórico, escogiendo el que se considera más relevante para orientar la acción en un
ámbito concreto.
4. La necesidad de formular modelos de Trabajo Social como forma de
operacionalizar la aplicación de la teoría a diferentes formas de acción social
Las teorías de referencia se hacen operativas (en el sentido que se aplican al quehacer
profesional), a través de modelos del trabajo social. No existen teorías para la práctica
en sí misma: sólo se hacen operativas a través de modelos.
No se pueden mezclar indiscriminadamente diversas teorías de referencia. Sin
embargo, podrían aplicarse diferentes teorías (y los consiguientes modelos) según sea el
sector o el área de intervención y la naturaleza del problema a tratar.
En el Trabajo Social, con cierta frecuencia ha existido una cierta esquizofrenia entre
teoría y práctica. Se enseñan asignaturas teóricas que corresponden a determinados
marcos u orientaciones y, luego, los modelos de actuación se apoyan en otros supuestos
teóricos que, a veces, ni profesores ni alumnos saben muy bien en qué consisten.
Uno de los desafíos para la profesión es:
Articular
teorías de referencia que
constituyen la apoyatura científica
con
modelos de Trabajo Social
y
los aspectos prácticos y operativos
de la profesión
5. Desde la perspectiva global de la Política Social, en América latina se hace
necesario formular y llevar a la práctica un Sistema Público de Servicios
Sociales
Del mismo modo que ya existen sistemas públicos de servicios de salud, servicios de
seguridad social y servicios de educación, y se están desarrollando aunque de forma
incipiente los de la cultura y vivienda, desde fines de los años ochenta del siglo XX se
viene planteando la necesidad de organizar un Sistema Público de Servicios Sociales,
como un derecho de todos los ciudadanos, similares a los de educación y salud, y que se
ha concretado en los llamados Estados de Bienestar.
Los componentes que configurarían este sistema girarían en torno a cinco elementos
principales:
Un ámbito específico de actuación: atender a necesidades sociales y a movilizar
los recursos humanos.
Una oferta específica de servicios y prestaciones sociales.
Una red de equipamientos para la prestación de estos servicios.
Una legislación que establezca el marco prescriptivo de funcionamiento de
dichos servicios.
6
Un presupuesto específico y discriminado como tienen los servicios de salud y
de educación.
A pesar de la aceptación que existe entre los especialistas acerca de la necesidad de
organizar este sistema público dentro de los programas de bienestar social, en América
latina no ha habido un desarrollo de los mismos, ya sea por la crisis del Estado de
Bienestar (nunca plenamente configurada) como por la vigencia de las ideas
neoliberales que son un obstáculo para ampliar y mejorar la prestación de servicios
sociales. Aunque nuevos aires soplan en nuestro Continente, no se vislumbra un cambio
de esta naturaleza.
6. La formación de Trabajadores Sociales
La cuestión básica que hay que preguntarse es la siguiente: ¿Capacitan las Facultades
y Escuelas de Trabajo Social para que los graduados de las mismas estén en condiciones
de aplicar los conocimientos que reciben en la labor profesional, que luego deben
realizar cuando hayan terminado sus estudios y comienzan a trabajar en lo que es su
profesión?
Si la diferencia entre los conocimientos teórico/prácticos recibidos durante su
formación y los conocimientos y habilidades requeridas en el trabajo profesional es muy
marcada, esto significa que hay deficiencias muy serias en la formación.
En muchos países, a pesar de las mejores intenciones, el distanciamiento entre lo que
se enseña y lo que son las exigencias de la práctica profesional sigue estando presente.
El Trabajo Social es una praxis social (y algo más en cuanto a su intencionalidad);
consecuentemente en la formación de los trabajadores sociales, el núcleo o tronco
básico de lo que se enseña debe tener como centro de referencia la práctica profesional.
También la formación teórica sería más relevante y significativa si se realizara a partir
de este enfoque, y no desarrollando temas que, ni directa ni indirectamente, se
relacionan con el propio quehacer profesional.
Una cuestión básica a discutir y a la que se le debe dar respuesta es acerca de lo que
debe ser la duración de la carrera. Es decir, el tiempo necesario y suficiente para una
adecuada formación.
Siempre he considerado inadecuado, en el campo del trabajo social, copiar de otras
experiencias (aunque sean exitosas). Pero al mismo tiempo, considero que es útil
conocerlas, para mejor reflexionar a partir de lo nuestro.
Duración de los estudios de Trabajo Social en los países de la Unión Europea: 2 años: Reino Unido; 3
años: España, Francia; 3 años y medio: Alemania, Dinamarca, Grecia, Suiza; 4 años: Países Bajos, Italia;
5 años: Portugal, Finlandia, Alemania (título superior).
7
Actualmente en Europa, con el proceso de convergencia de los estudios universitarios,
expresado en la Declaración de Bolonia (1999), todas las licenciaturas (trabajo social,
sociología, antropología, etc.), tendrán una duración de cuatro años; la formación se
prosigue con un máster de uno a dos años, y el doctorado (tres años).
Mi opinión: cuatro años son suficientes, siempre que se superen ciertas deficiencias.
Algunas deficiencias más significativas
a) Insuficientes asignaturas específicas sobre la profesión.
b) Inclusión de asignaturas innecesarias como epistemología o lógica. Y otras para
incorporar amigos que sirvan para asegurar espacios de poder, o cediendo a la
presión corporativa de campos profesionales ajenos al Trabajo Social.
8
c) Currículum distorsionados según sean las directores/as o decanos/as (ajenos a la
profesión) que incorporan colegas (amiguismo corporativo) de su profesión, o
amigos que sirvan para asegurar espacios de poder dentro de la Facultad o
Departamento.
d) Como consecuencia de lo anterior, se suelen elaborar planes de estudio como
resultados de presiones ajenas a lo académico, a lo científico y a los principios de la
planificación educativa.
Por otro lado, se desconocen las cuestiones básicas de cómo elaborar el plan de
estudios (o currículum), pues no se tienen en cuenta las pautas de la planificación
educativa para realizar esa tarea, que supone dar respuesta a seis cuestiones:
qué enseñar: contenidos
cuándo enseñar: cuestiones de temporalización y secuenciación
cómo enseñar: estrategias pedagógicas
qué, cómo y cuándo evaluar
orientación y tutoría
atención a la diversidad, como exigencia de una educación personalizada.
e) Necesidad de una adecuada articulación entre:
asignaturas teóricas
asignaturas de apoyo
metodologías de acción social
prácticas.
He aquí un esquema que ofrece una visión sintética de lo que comporta la formación
Para el trabajo social
Marco teórico Formación
profesional
Disciplinas
instrumentales Formación en Ciencias
Sociales y Humanas
TEÓRICA
Historia del Trabajo
Social
Introducción al Trabajo
Social
Métodos:
- Caso
- Grupo
- Comunidad
Campos del Trabajo
Social
- Estadística
- Métodos y técnicas de
investigación social
- Planificación
- Adminsitración
- Sociología
- Psicología
- Antropología
- Economía
- Ciencias políticas
- Técnicas grupales
- Técnicas de comuni-
cación social
- Oratoria
Formación
filosófica
ideológica
PRÄCTICA
Prácticas profesionales
- Administración Publi-
ca
- ONG
- Centros propios de la
Facultad
Asignaturas
- jurídicas
- médicas
Conocimiento y reflexión crítica de la realidad
- Problemática del mundo actual
- Problemática de América latina
- Conocimiento del país, región, provincia.
9
¿Formación generalista o especializada?
En América latina está alternativa no se plantea, tampoco en Europa y África. No
tendría sentido graduar a un trabajador especializado. Por otro lado, en el nuevo enfoque
de la formación universitaria, esto se resuelve con la propuesta universalmente aceptada
de formación permanente: la especialización se realiza después de haber obtenido el
título de grado.
7. Tres aspectos fundamentales para la formación de los Trabajadores Sociales
La formación de los trabajadores sociales comporta diferentes aspectos. Me limitaré a
unas breves reflexiones sobre tres cuestiones fundamentales: la formación teórica, la
formación en investigación social, la práctica profesional. Estos cuatro aspectos están
muy lejos de agotar el tema de la formación, pero me parecen los más importantes.
Formación teórica
He encontrado en diferentes países una de formación generalizada, como
consecuencia de cierta irresponsabilidad de los profesores responsables de enseñar
asignaturas teóricas como sociología, psicología, economía, antropología, ciencia
política. Puedo dar fe que conozco profesores que enseñan algunas de estas asignaturas
en dos o tres facultades diferentes, con el mismo programa o contenido. Hay cuestiones
en estas ciencias que son básicas para la comprensión de las mismas, pero también hay
temas que son más pertinentes a una u otra carrera.
Cinco reflexiones sobre la formación teórica:
Tener en cuenta que no es lo mismo formación teórica que formación libresca.
Puedo adquirir cierta erudición en cualquiera de las disciplinas y, al mismo tiempo,
ser incapaz de utilizar aportes teóricos que ellas proporcionan para conocer
problemas concretos de la realidad, sea económica, social, psicológica, etc. Y dar
significado a una masa de de hechos que parecen inconexos.
Estrechamente relacionado con lo anterior, hay que tener muy en claro que la teoría
no es para conceptuar conceptos (que es lo que ha llevado a que algunos sociólogos
transformen su disciplina en una geometría del espacio social) sino que la función
más importante de una teoría es para conceptuar la realidad, para iluminar la
comprensión de la misma. Describir o explicar por qué, cómo y cuándo se dan
determinados fenómenos o procesos sociales. Existe, además una reciprocidad de
funciones entre teoría e investigación empírica.
Con frecuencia se dice: “Esto no sirve porque es pura teoría.” Si no sirve no es por
ser teoría, sino por ser una mala teoría. Conviene recordar lo que decía Lewin sobre
este asunto: “No hay nada más práctico que una buena teoría.”
Cuando el concepto de teoría se relaciona con la práctica, y viceversa, se suscitan
no pocas confusiones. La más grave y de nefastas consecuencias es considerarlas
como contrapuestas, ignorando la reciprocidad de funciones, lo mismo que entre
teoría e investigación.
- La teoría se trata de ideas abstractas, de generalizaciones. Avanza por la
reflexión contrastada con la realidad.
10
- La práctica se refiere a cuestiones concretas. Avanza haciendo algo y
mejorando la forma de hacer.
Considerar que toda práctica es ateórica y que la teoría no tiene que ver con la
práctica, es un obstáculo u obstrucción para cualquier tipo de formación profesional.
Por último, resultaría más útil que quienes enseñen las asignaturas teóricas (y esto
en parte también vale para quienes enseñan investigación social) conozcan la
metamorfosis que se ha producido en la ciencia desde la última década del siglo
XX.
Formación en investigación social
Con respecto a la formación en investigación social, si bien lo básico es conocer lo
métodos, técnicas y procedimientos propios del método científico, no debe reducirse a
ello. También tiene que ser una forma de estimulación de la imaginación sociológica y
un aprendizaje para aprender a pensar científicamente. Necesitamos un pensamiento
reflexivo para emanciparnos de la simplificación en el análisis de la realidad.
En cuanto a las investigaciones que realizan los trabajadores sociales para llevar a
cabo sus labores específicas, se me ocurren las siguientes sugerencias prácticas:
Aplicar la regla de estudiar “tanto cuanto” se necesita para actuar. En el campo de
la problemática social, hay superávit de estudios y un déficit de ejecución. Esto
también ocurre en el trabajo social; en ciertas circunstancias, se estudia más que lo
que hace falta conocer para actuar; se recogen datos de la realidad que no interesan
para las actividades que se van a realizar. Aunque sea una información válida, en
cuanto refleja algunos problemas o necesidades, es una información estéril y
produce un gasto de tiempo y energía sin fruto alguno.
Evitar caer en el fetichismo metodológico, o sea, creer que con sólo haber estudiado
métodos y técnicas de investigación social se tiene la capacidad para hacer un
abordaje investigativo sobre la realidad sobre la que se va a actuar. Centrarse en el
método que se va a utilizar y no en la situación problema sobre la que se va a actuar,
es la expresión típica del fetichismo metodológico.
No hacerle perder el tiempo a los estudiantes en largas y complicadas explicaciones
sobre epistemología. El estudio de la epistemología, la reflexión epistemológica es
útil, valiosa y necesaria cuando se tienen planteados problemas epistemológicos.
¿Algún estudiante de trabajo social, sociología o cualquier ciencia tiene planteados
problemas epistemológicos? Algo elemental en la pedagogía contemporánea es la
necesidad de que todo aprendizaje sea significativo. ¿Qué significatividad puede
tener enseñar epistemología en los primeros años de una carrera? Es un doble
disparate, ya sea desde el punto de vista de la didáctica o si se quiere de las
estrategias pedagógicas y desde el punto de vista de la misma formación científica.
Una consideración especial requiere lo referente a la enseñanza de la estadística.
Basta conocer las características de personalidad de quienes eligen la carrera de
trabajo social, que son personas a quienes no le van las matemáticas. Y si queremos
plantearlo de manera más profunda, la teoría de las inteligencias múltiples (tan útil
para la orientación y tutoría para la elección de una carrera) nos revela que entre los
diferentes tipos de inteligencia que todos tenemos, unas nos capacitan para
determinados estudios y, en otras, somos subdesarrollados mentales. Me consta, por
conocimiento directo de lo acontecido en diferentes escuelas de trabajo social de
distintos países, que la estadística es un hueso duro de roer. En algunos casos, los
estudiantes, para aprobar esta asignatura, han gastado más tiempo y energía que el
11
destinado a las asignaturas propias del trabajo social. Una pregunta elemental y de
sentido común: ¿Qué conocimientos de estadística utilizan los trabajadores sociales
en su práctica profesional? ¿Qué conocimientos se estima oportuno que tengan?
Hay que enseñar estadística, pero ¿cuánto? ¿Qué temas? Y ¿cómo enseñarla?
La formación práctica
Reitero la idea: la formación de los trabajadores sociales debe tener como centro de
referencia la práctica profesional: es la noción clave, el ámbito fundamental del
quehacer profesional.
Para la formación de los trabajadores sociales y luego para su práctica, lo importante
no es que sepan hacer formulaciones teóricas, ni que utilicen procedimientos
metodológicos muy sofisticados que poco sirven para conocer la realidad [preciosidades
metodológicas]. Lo que tiene importancia y centralidad indiscutible, de acuerdo con la
naturaleza propia del trabajo social, es la práctica.
Ante todo, hay que tener en cuenta que la práctica del trabajo social, y todos los
métodos de acción social, tienen tres componentes:
Un componente emocional que alude al modo de relacionarse con los otros, o sea,
la expresión anímica a través de la cual se implica en su relación con los otros. Se
expresa en la capacidad de diálogo, de empatía y de escucha activa. Hace referencia
a las cualidades profesionales.
Un componente profesional relacionado con el quehacer propio del trabajo social:
un conocimiento básico de los problemas personales, grupales y sociales que
constituyen los ámbitos de actuación profesional. Saber aplicar los métodos,
técnicas y procedimientos de los que se vale el trabajo social, ya sean propios (caso,
grupo y comunidad) y los que provienen de otras disciplinas y metodologías
(investigación, elaboración de diagnósticos sociales, programación con particular
énfasis en la elaboración de proyectos y la evaluación de programas y servicios
sociales). Como es obvio, deben adaptarse a las necesidades propias de la profesión.
Un componente ideológico que, subyaciendo a la racionalidad científica y las
formas de actuar, proporciona un marco de referencia que condiciona la manera de
abordar los problemas, de proponer soluciones y la explicitación de la
intencionalidad de las actividades u opciones que se toman.
Quisiera destacar, además, lo que es un esquema básico de las actividades clave, en
todo proceso de intervención social:
1. Estudio y diagnóstico de la situación, con particular referencia a la identificación
de necesidades, problemas y centros de interés.
2. Pronóstico de situación.
3. Identificación de recursos y medios disponibles (a corto, mediano y largo plazo).
4. Explorar alternativas: análisis de los hechos y elaboración de soluciones.
5. Establecer prioridades.
6. Selección de estrategias de acción.
7. Formular el programa de acción.
12
Un trabajador social es un profesional que “está en la línea de fuego”, expresión
que se utiliza para designar el trabajo de quienes realizan su labor en contacto y en
relación directa con la gente.
La forma en que se establece esa relación con el otro o los otros, es el baremo que
mide la calidad humana de un trabajador social. En ese contexto, el componente
emocional es muy importante para enriquecer la comunicación interpersonal.
Además, en lo práctico, es necesario tener un buen dominio de las técnicas que sirven
para trabajar directamente con la gente, llamadas técnicas operativas o instrumentales:
técnicas grupales;
cómo hacer reuniones eficaces;
técnicas de comunicación social;
cuestiones básicas de organización y administración;
cómo elaborar proyectos y realizar diagnósticos sociales;
técnicas de conocimiento de la realidad;
técnicas de comunicación oral.
Necesidad de trabajar en equipo
Hay muchas y variadas razones para trabajar en equipo, dentro de la profesión:
Frecuentemente es una labor intersectorial y multiprofesional.
Porque el tratamiento profesional de algunos problemas, debe hacerse en forma
integrada y abarcar diferentes dimensiones, ya sea de las personas con las que se
trabaja, como de la realidad social en donde se actúa (caracterizada siempre por su
complejidad y por la rapidez de los cambios).
Por la diversidad de ciencias, tecnologías y procedimientos a los que se puede
recurrir.
Por que la experiencia conjunta tiene una riqueza mucho mayor a lo que puede
realizar una sola persona.
En síntesis, existen dos poderosas razones para el trabajo en equipo:
técnicas: se logran mejores resultados en el trabajo y mayor riqueza por la
retroalimentación que permite el trabajo conjunto;
humanas: el trabajo cooperativo es siempre un trabajo entre personas que se
potencian mutuamente.
Pero he aquí que los trabajadores sociales, en su gran mayoría, no se caracterizan por
saber hacerlo. ¿Por qué ocurre esto en una profesión cuya esencia está relacionada con
lo social, con lo interpersonal?... Dejamos la pregunta como un interrogante.
Normas básicas para el trabajo en equipo
- Ser puntual: llegar en el momento previsto y acordado.
- Escuchar sin interrumpir.
- Escuchar activamente, con simpatía y empatía.
- Reflexionar antes de hablar.
- Hablar cuando se tiene algo que decir, e implicándose en el tema.
- Aportar con propuestas positivas y concretas.
- Ser asertivo: hablar con sinceridad.
- Manejar las emociones.
- Asumir las responsabilidades de acción que se han acordado.
13
En el terreno de la acción, la práctica del
trabajo social exige resolver —no de forma
teórica, sino operativa— seis problemas
principales:
1. De personas:
a quiénes… va dirigida (destinatarios de los programas o actividades);
con quiénes… se realiza (responsables de promover, organizar y realizar
las actividades).
2. De lugar:
dónde… ámbito espacial escogido para realizar las actividades.
3. De tiempo:
cuándo… ámbito temporal (hora, día o época del año en que se han de
realizar las actividades).
4. De actividades:
qué… actividades específicas que servirán de sustento a los programas
de animación.
5. De métodos:
cómo… procedimientos y técnicas a utilizar para la organización y
realización de actividades.
6. De medios técnicos:
con qué… utillaje profesional.
8. La formación permanente de los Trabajadores Sociales
El paradigma de la sociedad del conocimiento ha cambiado la idea de una educación
“para” toda la vida, a una educación “durante” toda la vida. Todo graduado universitario
es un producto inacabado; consecuentemente, la educación es una tarea permanente e
inacabada para todos los seres humanos.
En cuanto a la formación permanente de los trabajadores sociales, ya se tiene una
experiencia de unos cuantos años en América latina… Ahora hay que consolidar esos
proyectos, especialmente mejorando la calidad de los mismos.
Sin que tengan una organización formalizada, en todo el Continente se hacen muchos
cursos y jornadas de reciclaje de corta duración. Éste es un signo positivo que revela la
preocupación de una parte de los profesionales del Trabajo Social por su formación
permanente.
14
El “aggiornamiento” se ha realizado principalmente en cuatro niveles:
postgrado
especialización
maestría
doctorado
Existe una necesidad de realizar cursos de Didáctica para el Trabajo Social,
especialmente para quienes son docentes en las facultades y escuelas de Trabajo Social.
Los Trabajadores Sociales, en general, no tienen formación pedagógica, es decir, no se
han capacitado en todo lo referente al cómo enseñar. Este déficit no es exclusivo del
Trabajo Social. Los médicos, ingenieros, abogados y otra gama muy amplia de
profesionales carecen de formación específica para la docencia.
Hay otro aspecto de la formación de postgrado que conviene destacar. En los últimos
quince años, un número creciente de trabajadores sociales realizan estudios en una
variada gama de cursos de postgrado, sobre todo de especialización, que no son
específicos de la profesión, pero que han ayudado a reforzar su formación en algunos
campos de actuación. Esto revela inquietudes muy positivas que los lleva a ser
profesionales mejor formados. Es de esperar que esta preocupación por la formación
permanente tenga consecuencias visibles a no largo plazo. Y que permita a los
trabajadores sociales ejercer y actuar en otros ámbitos.
9. La importancia de la dimensión emocional en la formación de los Trabajadores
Sociales
Si el Trabajo Social es —o puede ser— una profesión testimonio de lo humano, eso
no se logra con profesionales químicamente puros: inodoros, incoloros, insípidos, con
olor a lavanda inglesa, incapaces de vibrar frente al sufrimiento ajeno.
Si no se pone sentimiento en la práctica profesional, ésta se vuelve opaca, burocrática.
Se trabaja sin ilusión y, como consecuencia de ello, las actividades y tareas se realizan
sin entusiasmo. Con ese estilo, es muy difícil motivar y movilizar a la gente, para que
asuma algún tipo de protagonismo en la solución de sus problemas y, menos aún, que
participe para tratar de resolver los problemas colectivos.
La importancia de lo emocional ya fue destacada hace varios siglos por Leonardo da
Vinci: “Cualquier saber nuestro tiene sus principios en los sentimientos.” Alexis Carrel,
Premio Nobel de Medicina, se expresaba de manera parecida: “No es la razón, sino los
sentimiento los que conducen al hombre a la cumbre de su destino.” Por su parte, Albert
Einstein, que es una expresión máxima del pensar científico, decía: “Los sentimientos
son la fuerza fundamental de toda creación humana, por más sublime que tal creación
parezca ante nuestros ojos.”
En la educación tradicional, las emociones han sido escasamente consideradas. El
énfasis ha estado puesto en la razón, en la dimensión cognitiva, consecuentemente se ha
menospreciado lo que queda fuera de la racionalidad. Como consecuencia de ello existe
un analfabetismo emocional generalizado.
15
Esta perspectiva o concepción del ser humano, que considera que la nota distintiva del
mismo es la racionalidad, es una forma de empobrecimiento vital. El ser humano es
razón, pero es también sentimientos, emociones, pasiones; risa, llanto, tristeza. Lo que
nos hace verdaderamente humanos es la mezcla/combinación de todo eso.
La afectividad y el mundo de los sentimientos concierne a las cuestiones más
profundas y hondas del ser humano. Sin embargo, mucha gente tiene miedo de expresar
sus sentimientos y emociones. Como seres cariñosos y eróticos que somos, tenemos que
aprender a expresar con libertad y naturalidad nuestra emocionalidad. No hacerlo es un
bloqueo que impide la expresión plena de nuestra personalidad. Por otro lado, las
emociones constituyen una parte importante de los mecanismos de motivación que,
como todo educador sabe muy bien, juega un papel relevante en el proceso de
aprendizaje y en muy variadas formas de acción para el logro de diferentes objetivos.
Goleman, en su libro sobre La inteligencia emocional, al hablar de los acuerdos
cooperativos entre cabeza y corazón, pensamiento y sentimiento, nos dice: “Este
circuito explica por qué la emoción es tan importante para el pensamiento eficaz, tanto
en la toma de decisiones acertadas como en el simple hecho de permitirnos pensar con
claridad.”
Decíamos al comienzo de este párrafo que durante muchas décadas, en el ámbito de la
educación, se dio prioridad al desarrollo cognitivo de los alumnos. A la luz de los
aportes de la neurociencia y de ciertas corrientes psicológicas, se ha puesto de
manifiesto que los afectos y sentimientos nos hacen más inteligentes y más creativos y,
sobre todo, más sensibles y solidarios. En el sistema límbico, especialmente en la
amígdala y sus interacciones con las áreas corticales involucradas con la cognición, es la
forma en que las emociones inciden sobre la cognición y viceversa. Esto explica por qué
las emociones influyen sobre el pensamiento eficaz y la toma de decisiones.
10. Los virus de la práctica del Trabajo Social
Llamo “virus de la profesión” a ciertas tendencias y modos de actuar que resultan
nocivas a los principios éticos y a los aspectos más sustanciales de la práctica
profesional. Del mismo modo que la salud de los seres humanos (y también de las
computadoras) pueden ser atacados por virus, esto también acontece en la práctica del
Trabajo Social. He aquí alguno de esos virus:
a) Tendencia a la burocratización que se da en algunos ámbitos muy
institucionalizados, en los cuales los trabajadores sociales terminan siendo simples
gestores. Su estilo de trabajo se caracteriza por lo que Max Weber llamaba la
“impersonalidad formalista” del que actúa sin odio y sin pasión, o sea, sin “amor” y
sin” entusiasmo”.
b) Tendencias al puro activismo, en un accionar constante por resolver problemas
puntuales o coyunturales, sin tener claro el para qué de su accionar profesional; el
activismo suele estar ligado al asistencialismo.
c) Una tercera tendencia expresada es la expresada por algunos trabajadores sociales
que trabajan exclusivamente como profesores. Esta situación se agrava al no tener
16
ninguna participación en la vida ciudadana. Este virus se manifiesta en lo que llamo
el delirio intelectualoide. Ejemplo de ello es la propuesta en la que se destaca que
lo más importante de la profesión es alcanzar “una sólida formación teórica,
acompañada por producción de conocimientos a partir de la investigación que nos
permita analizar políticas sociales globales y sectoriales en relación con los planes
económicos vigentes”. Pregunto a quien lee estas notas: ¿Cuántos trabajadores
sociales conocen que hayan sido contratados para estas tareas?... Otro de los delirios
es considerar “la intervención social como gramática” y, a partir de ello, ofrecer
“una semántica propositiva del Trabajo Social frente a los desafíos de la
globalización” (???).
Esto expresa la pedante logomanía de los académicos que escribiendo “papers”
(algunos con muchas citas marxistas) creen que con eso producen cambios sociales.
Más aún, en el Trabajo Social latinoamericano, han habido profesionales que se
autodenominaron “intelectuales orgánicos” a la vez que se consideran la vanguardia
esclarecida de la profesión. Grandes críticos de los aparatos ideológicos del Estado,
pero toda su vida profesional la vivieron “chupando teta” de esos aparatos.
d) Otra tendencia generalizada en esta profesión, que se supone que tienen un buen
dominio de las técnicas grupales y que saben trabajar en equipo es el
individualismo. El triste final del CELATS (Centro Latinoamericano de Trabajo
Social) y las convulsiones, desencuentros y tensiones que las agrupa en la
Asociación Latinoamericana de Escuelas de Trabajo Social, es prueba de ello. Algo
parecido suele ocurrir en casi todos los países. Esta situación se agrava porque los
que más critican a los Colegios Profesionales, son quienes no colaboran y viven en
un permanente “quejío”; miran desde el balcón, pero no hacen nada. Todo esto, en
ciertas circunstancias, es exacerbado por una especie de darwinismo: lo que importa
es deteriorar al otro.
Buen remedio a todo esto, sería que existiese en la profesión un talante democrático:
El que no piensa como uno política o ideológicamente no es un enemigo ni un
adversario: simplemente es alguien que piensa diferente. No todas las ideas y
posturas políticas tienen igual valor, pero todas las personas merecen respeto.
11. Saber distinguir entre la demanda laboral y la demanda social
Ésta responsabilidad le corresponde en un primer momento a la Universidad. Ella debe
tener en cuenta la oferta educativa que hace: carreras o títulos que ofrece, número de
graduados que estima necesarios en cada profesión y calidad de la formación que
ofrece… todo ello debe estar relacionado con las oportunidades laborales que el
mercado ofrece para cada una de las carreras. Se supone que eso se hará teniendo en
cuenta el desarrollo del país la situación económica y los cambios y procesos sociales.
La formación y los conocimientos que ofrece una profesión, no es garantía, ni seguridad
alguna de obtener un puesto de trabajo en lo específico de la profesión.
Desde la Universidad, hay que preguntarse: ¿Qué pasa cada año cuando los nuevos
graduados de trabajo social se asoman al mercado laboral? ¿Qué posibilidades tienen de
trabajar en lo específico de la profesión?... Estas preguntas valen para la totalidad de los
graduados en Ciencias Sociales.
17
He constatado que cada año es más difícil acceder a un puesto de trabajo relacionado
con la profesión. En casi todos los países, encuentro trabajadores sociales que trabajan
en la recepción de los hoteles, de cajeros en los supermercados, en agencias de viaje,
etc. Ningún trabajo honesto es indigno, pero es frustrante para cualquier persona que ha
estudiado, no poder trabajar en aquello para lo que se ha preparado.
Ésta puede ser una de las preocupaciones de las Facultades y Escuelas de Trabajo
Social, estén o no insertas en una Universidad. Tampoco debe ser ajeno a los Colegios
de Profesionales de Trabajo Social. Para ello conviene tener bien en claro que, en toda
profesión, hay que distinguir entre:
las demandas laborales efectivas y reales (lo que tradicionalmente se ha venido
haciendo en un determinado campo profesional y, en donde, de ordinario se
consigue un puesto de trabajo en la profesión);
y la demanda social: cada época histórica genera nuevas necesidades que se
transforman en demandas profesionales específicas. Se trata de las demandas
potenciales derivadas de los cambios que se producen en la sociedad como, por
ejemplo, las demandas producidas como consecuencia del envejecimiento de la
población. Si la profesión no está presente en ese segmento del mercado o no se
prepara para ella, otras ocuparán su lugar.
12. Búsqueda de nuevos ámbitos de actuación y de nuevas competencias en campos
tradicionales
a) El envejecimiento de la población y la necesidad ayuda a los adultos mayores se
perfila como el ámbito que ofrece mayores posibilidades de empleo para los
trabajadores sociales. Constituye un reto de tal magnitud que no tiene precedente en
la política social. El trabajo con la tercera edad es un ámbito laboral que pueden
ocupar, además de los trabajadores sociales, los psicólogos, animadores, educadores
sociales, pedagogos, etc. Los trabajadores sociales deben formarse si quieren ocupar
este espacio laboral. Médicos, gerontólogos y geriatras se ocupan de los adultos
mayores en lo que es específico de su profesión, pero fue un ámbito muy poco
atendido por los servicios sociales y aún por el sistema sociosanitario de protección
social.
En los últimos años se ha ido produciendo un paulatino avance del trabajo social y
los servicios sociales, en cuanto una mayor profesionalización en el campo de la
tercera edad.
b) También existen posibilidades en el campo de la Ecología, dentro de él, todo lo
concerniente a la educación ambiental, a través de actividades participativas para la
acción ambiental. Cuando en 1975 se inició el Programa Internacional de Educación
Ambiental, promovida por UNESCO-PNUMA, no he podido registrar ninguna
propuesta de intervenir en este campo, por parte de trabajadores sociales. En los
años ochenta, se propusieron —y tuve participación en ellos— algunas jornadas o
cursos cortos para la educación ambiental y sensibilización ecológica por parte de
18
trabajadores sociales. Estimo que esta idea no ha cuajado dentro del campo
profesional.
c) Otra área que ya ha sido atendida por la profesión, el trabajo con discapacitados
físicos, psíquicos y sensoriales, pero que se podría ampliar mediante labores de
inserción social encaminadas a que las personas que se encuentran en esa situación
encuentren ámbitos estimulantes que ayudan a lograr una mejor calidad de vida.
d) Por último, señalamos los Servicios Sociales municipales a los que hemos
aludido en otra parte de este documento. Esto exige que en nuestros países se vaya
organizando un Sistema de Servicios Sociales. Quizás las Facultades de Trabajo
Social y los colegios profesionales tengan que ocuparse y preocuparse para que esto
pueda ser realidad. Para ello es necesario que dentro de la profesión madure la idea
de una concepción sistemática e integrada de los servicios sociales, articulados
dentro de un sistema.
e) La labor en lo que se ha dado en llamar estrategias de supervivencia, en donde
algunos trabajadores sociales más comprometidos llevaron a cabo a fines de la
década del ’80 y principios del ’90, con apoyo de ONGs y aportes de iniciativas de
la misma gente, como forma de atenuar las crisis económicas. Las distintas
experiencias pueden ser agrupadas de la siguiente forma:
asegurar niveles nutricionales mínimos: comedores y huertas populares
la generación de ingresos, a través de microproyectos o microemprendimientos
en el campo de la salud, para atender a los sectores más marginados, que no
suelen tener acceso a los servicios de salud
para resolver problemas del hábitat popular.
f) Mejorar las formas de actuación en campos ya tradicionales como son los de salud
y educación.
g) Un ámbito casi totalmente inédito para los trabajadores sociales, es trabajar en el
proyecto de ciudades educadoras. Propuesta que está estrechamente ligada al
desarrollo de la comunidad. Unos pocos trabajadores sociales están trabajando en
este campo, que es una forma de dar protagonismo a la acción colectiva, en la
búsqueda de la reconstrucción del espacio público. La idea central de esta propuesta,
consiste en que la ciudad se transforme en un ámbito de educación: aprender de la
ciudad y en la ciudad.
13. Un nuevo desafío para las políticas de servicios sociales como consecuencia de
la irrupción de nuevos actores sociales
En las últimas décadas del siglo XX surgen nuevos actores sociales, para atender a
los problemas más acuciantes de la gente y que no son atendidos por el Estado, cuya
presencia se reduce al mínimo, ya sea por incompetencia o como consecuencia de haber
aceptado los postulados neoliberales acerca del recorte del gasto social.
La emergencia de estos nuevos actores sociales, ya se trate de movimientos,
organizaciones o asociaciones de base, redes sociales, minorías activas o grupos de
incidencia, ha significado un nuevo panorama en el ámbito de la acción social. A ello se
19
añaden las ONG para el desarrollo. Muchas de ellas, organizaciones financiadas por
agencias de cooperación, han ampliado considerablemente el abanico de los actores que
actúan en el ámbito de lo “social”. Consecuentemente, es indudable que los municipios
y los programas de acción comunitaria deben tener algún tipo de relaciones, de
coordinación, de articulación y, si es posible, de apoyo recíproco con estas instituciones.
Esta articulación es muy importante en relación a los servicios sociales que se prestan
desde la Administración Pública, ya sea a nivel nacional, provincial o municipal.
14. Para dar un salto de mayor profesionalización
Señalamos tres cuestiones que me parecen más relevantes:
Tener un mayor dominio de lo que significa y de sus implicaciones prácticas
para la profesión de la teoría general de sistemas y del enfoque sistémico. Esto
ha logrado un buen desarrollo, en el trabajo social con familias.
Elaborar modelos propios de la profesión, que son los puentes entre la teoría y la
praxis profesional.
Del mismo modo que existe un sistema de educación, de salud y de seguridad
social (no existe en América latina un sistema de servicios sociales). Con este
concepto se expresa una concepción global e integral de la organización y
funcionamiento de los servicios sociales, cuyo propósito es el de constituir en la
práctica un modo funcional, coordinado y articulado, de modo que evite la
duplicación y dispersión de los servicios.
Los componentes que configuran un sistema de servicios sociales se debe estructurar
en torno a cinco elementos principales:
Un ámbito específico de actuación: atender a necesidades sociales y a movilizar
recursos humanos.
Una oferta específica de servicios y prestaciones sociales.
Una red de equipamientos para la prestación de estos servicios.
Una legislación que establezca el marco prescriptivo de funcionamiento de
dichos servicios.
Un presupuesto específico y discriminado, como tienen los servicios de salud y
de educación.
15. Ser conscientes del impacto de exclusión machista que sufren la mayoría de las
profesionales, por ser una profesión de predominio de mujeres
Hace unas cuantas décadas que la antropóloga Margaret Mead afirmaba que “ahora
les toca a las mujeres entrar en el mundo que los hombres concibieron a su imagen y
semejanza”. Sin embargo, en todas las profesiones con predominio de mujeres (trabajo
social, educación y enfermería) el problema de género sigue siendo una realidad. Entre
las trabajadoras sociales más lúcidas, se ha progresado mucho en las últimas décadas
para superar el androcentrismo y la discriminación de la mujer. Mujeres y hombres son
20
diferentes, pero valen iguales como seres humanos capaces de autorrealización y de ser
sujetos transformadores de su entorno.
16. Los impactos del proceso de globalización neoliberal sobre la política social y el
Trabajo Social
El modelo neoliberal de globalización, bajo el dominio de las multinacionales, los
verdaderos amos del mundo y la nefasta influencia del eje de la perversidad (FMI, BM y
OMC), ha producido en las últimas décadas tal nivel de estragos sociales que exigiría
una mayor necesidad de profesionales del trabajo social y mayores recursos; en la
realidad, los recortes de los gastos sociales y la privatización de servicios que habían
sido responsabilidad del Estado han llevado a un estrechamiento del mercado de trabajo
para la profesión.
¿Qué hacer en cuanto cuerpo profesional? ¿Qué es posible hacer? ¿Cómo hacerlo en
una situación de crisis que afecta a todos los países? Éste es el gran desafío y
encrucijada del Trabajo Social a finales de esta primera década del siglo XXI.
No son las declaraciones revolucionarias (o pretendidamente tales) las que ayudan a
dar respuestas adecuadas… Me permito algunas sugerencias sobre la estrategia a seguir:
a) Ser realistas: conocer bien las condiciones objetivas y subjetivas que existen en el
momento histórico en que se actúa. Para ello, que la cabeza piense lo que los pies
pisan. En otras palabras: pensar más la existencia que pensar los libros.
b) superar el sentimiento de impotencia que, como explicaba Camus, proviene de
que no se paraban más las razones para luchar.
c) No dar respuesta a nuevos problemas, con viejas categorías de análisis, o viejas
formas de actuación.
d) Ser capaces de aprovechar el territorio virtual.
e) No actuar por impulsos transitorios o coyunturales, sino con objetivos claros y
propuestas realistas. Hacerlo preferentemente dentro de organizaciones.
f) Asumir un compromiso solidario y militante para enfrentar las estrategias sociales
de la globalización neoliberal y las consecuencias negativas del recorte de los gastos
sociales, que inciden en el campo profesional.
21
Querida amiga/o:
Este documento que tienes en tus manos, no son respuestas a diferentes cuestiones
relacionadas con el Trabajo Social, apenas son mi búsqueda de respuestas que
expresan, de manera casi telegráfica, lo que son mis hallazgos provisionales.
A lo largo de casi toda mi vida, en relación a lo que enseño y escribo, he repetido
aquello que decía Ortega y Gasset: “Siempre que enseñas, enseña a su vez de dudar de
lo que enseñas.” Por eso, debes tomar una actitud reflexiva y crítica a cada una de las
cuestiones e ideas que expreso. Procura siempre comprobar por ti misma y hacer tus
propias conclusiones.
Mar del Plata, Mayo 2010 .
Top Related