las críticas
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A la sala de justicia, sita en el Teatro Cánovas
malagueño, acude este año, en situación judi-
cial de “imputado”, el amante empedernido
Don Juan Tenorio, para someterse al juicio del
respetable público, en defensa de las acusa-
ciones a las que le han abocado las socieda-
des de todos los siglos de su vivencia como
mito literario, desde que lo creara Tirso de Mo-
lina que, como clérigo que era, lo condenó a
los infiernos, camino que siguieron Moliere y
Racine, pero que Zorrilla revocó en el último
instante, a la redención por amor. En la ver-
sión que ofrece la compañía de teatro “La Im-
prudente” este año, en el Teatro Cánovas, es
el público que acude cada noche, en abun-
dancia por fortuna, quien dicta su veredicto
mediante voto secreto en urna.
Acusado por sus víctimas femeninas de las
muchas versiones que existen y defendido por
su fiel Sganarelle, conocido también como
Ciutti y Catalinón, pretende compartir culpas
con sus víctimas y utilizar como atenuantes los
prejuicios sociales de cada época, incluso la
actual, con el vibrante remate de su declara-
ción de autodefensa.
Interesante versión actualizada, con constan-
tes aportaciones musicales y cantables, que
amenizan el relato y proporcionan frescura y
distensión en las formas, pero profundidad
en las palabras. Sin pretender virtuosismo
en los cantantes, pero con agradables voces y
sencillas coreografías, cuenta con excelentes
interpretaciones, de gran comicidad en las
escenas de Doña Elvira, a la que Mara Guil da
toda la picardía que el personaje requiere y la
dirección de Sebastián Sarmiento le saca el
jugo que posee la escena, así como el liris-
mo y moderna naturalidad de la famosa esce-
na del sofá, en la que Antonio Navarro funde
amor puro y sensualidad ante una joven y
viva Inés que le corresponde con la excelente
interpretación de Noelia Galdeano. Pablo For-
tes se muestra como un dúctil y dinámico actor
que llena de matices vocales y corporales a su
Sganarelle y María Benítez da vida a una ven-
gativa Doña Ana de Pantoja. Acierto con esta
programación y regalo para el público.
Oscar Romero
Diario Sur
VUELVE DON JUAN, IMPUTADO
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El jueves pasado asistimos al Teatro Cánovas
a ver un musical y un proceso para dilucidar si
don Juan merece el escarnio o el goce del
amor.
¿El proceso de Kafka? No que va, es el pro-
ceso que Sebastián Sarmiento y los de la
compañía malagueña La Imprudente han
montado para el Tenorio, preso en el infierno
de los enamorados. Y proceso en el que don
Juan es juzgado y disculpado en aras del
Amor, esa cosa meliflua que embarga los sen-
tidos y embauca la razón, esa cosa difícilmen-
te sostenible sin erotismo y sin pasión, y de la
que huye nuestro casanova en cuanto el amor
erótico quiere mutar a otra cosa menos fuma-
ble y decorosa como es la estabilidad, el ho-
nor o el compromiso. Este don Juan nos ense-
ña la oportunidad del momento, de vivir el pre-
sente sin ocuparse de las consecuencias. El
amor como desafío a la indolencia, a lo políti-
camente correcto. Defiende la infidelidad y el
engaño, incluso el compasivo.
Las mujeres, descontextualizadas en el hipo-
tético juicio, gozan del dominio de la atracción
sobre sus razonamientos y acaban por crear
un clima compasivo y lúdico en el que uno
puede imaginar que es declarado inocente y
se libra de la culpa, limpiando la memoria
amarga que tiene de sí mismo.
Es un don Juan cercano, consciente de los
progresos morales de nuestra época, casi pa-
rece reescrito desde un Zorrilla de hoy, de
menos ripio y más humano, tal vez hable de
un don Juan colectivo, ese que vive dentro de
cada uno y que anhela amar sin cortapisas ni
justificaciones, ese don Juan sin credos ni le-
yenda que forma parte de nosotros mis-
mos.
Va en su favor el arquetipo y la atmósfera
que envuelve las interpretaciones del elen-
co de actores. Habría que ver que pasaría
en un hipotético juicio a personajes que exis-
tieron de verdad, por ejemplo, Picasso. Habría
que oír a las mujeres que pasaron por su vida
y esa relación de amor y odio que algunas ex-
perimentaron. ¿No hay placer sin dolor?
José Antonio Triguero
Aforo Libre
EL AMOR A JUICIO POPULAR
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Vengo de ver el espectáculo teatral y musical
"DON JUAN Enamorado" de la compañía "La
imprudente", dirigida por Sebastián Sarmiento
y con música de Raúl Suarez, en el Teatro Cá-
novas.
Me ha encantado. Si hubiese ido, como estaba
planeado, el jueves, podría haberos recomen-
dado que fueseis viernes, sábado o domingo.
Pero como he ido el último día de representa-
ción, eso no cabe. Creo que este mes van a
representar en Cártama, Atarfe y Santa Fe, así
que si os cuadra, no lo dudéis.
Desde el primer momento se nos anuncia que
estamos en "El infierno de los enamorados",
¿el segundo círculo dantesco? ¿El de la luju-
ria? No encontramos a Semiramis, Dido ni
Cleopatra, no.
Encontraréis un cabaret, un café-concert de
los de hace un siglo –el vestuario (Mariana
Ráez) nos sitúa- y, en él, a un maestro pianista
(Raúl Suárez) con bombín que va de la copla
al tango y lo que se haya de servir.
Asistimos a un juicio, aunque encontrándonos
ya en el lugar de la condena:
Con unas doña Inés Lucrecia Cintia Vega /
Noelia Galdeano) y doña Elvira (Mara Guil) co-
ristas, cantarinas (Raquel Pérez Alberdi), de
vuelta de sus trágicas historias aunque aún se
emocionen al cantarlas, ultrajadas –ya vaga-
mente- por la culpa y por el peso del honor, sin
llegar realmente a defenderse de ese juicio
censor que han asumido como propio y mane-
jan como pueden: el de la convención. Doña
Elvira folclórica y fogosa; doña Inés, inocente y
delicada, ¡cómo no! Ambas cantan con maes-
tría sus venturas, ¡sí, señor!; Un delicioso Don
Juan que -enfrentándose a la acusación de
sus propios fantasmas- expone sus razones
para amar, inconstante, sí, pero profundamen-
te, con una voz (¡qué voz más bien usada la
de Antonio Navarro! ¡Y qué buen monólogo
ese sobre la hipocresía y la fidelidad!) Que in-
vita a trasponerse;
Y una severa fiscal, doña Ana (María Benítez,
¿he visto en ella algún rasgo expresivo común
con Loles León?) azuzada por el fiel abogado
defensor Sganarelle (Pablo Fortes; criado, ma-
rido cornudo, padre patrón, espadachín... hábil
chico-para-todo con amplio dominio de regis-
tros). ¿O es al revés? ¿Abogado o fiscal?
¿Víctima o verdugo? ¿Quién es quién?
Escenografía sencilla y multifuncional: un
piano, un marco y unas sillas, y con ellas se
dibujan el cabaret, el palacete de los Calatra-
va, el convento y lo que sea preciso. Y es que
no hace falta más, el resto lo hacen la música
y el estupendo trabajo actoral. Una iluminación
que nos convierte en voyeurs parciales de los
encuentros furtivos con sus visualmente poten-
tes juegos de sombras (Bárbara Stark). Y la
música: Un, dos, un, dos, diálogos y números
musicales se suceden, se alternan. Un, dos,
un, dos, moral y pasión marcándose unos bai-
les (Ana Martínez), unos taconeos, jugando a
confundirse y sacarnos unas risas. Muchas.
Ligeras. Irónicas. Y disfrutadas.
Se nos anuncia que hemos llegado como jura-
do, aunque todos seamos pecadores (pues de
lo contrario no estaríamos allí: "El que esté li-
bre de pecado, que tire la primera piedra...",
dicen por ahí). El recurso al público no va mu-
cho más lejos, salvo porque se nos pide votar
la inocencia o culpabilidad del protagonista a
la salida. "Votad, votad... ¡mientras se pueda!",
nos invita el seductor.
Somos espectadores, supuesto jurado, se nos
pide el voto pero... ¡curioso paralelismo! Ya
sabemos de lo que vale un voto (con esta ley
electoral de pacotilla, y el bipartidismo, y el mal
endémico de esto que llamamos democracia,
¡ay!). Y, además, lo que se dice nosotras no,
no votamos. ¡Para juzgar a nadie estamos! Vi-
va, pues, el amor...
Macu Cristófol Sel
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Los alumnos de 4º de ESO y de 2º de Ba-
chillerato - Literatura Universal – asistieron a
la representación teatral de Don Juan Enamo-
rado, que tuvo lugar en el teatro Cánovas de
Málaga, a cargo de la compañía La Impruden-
te. Según sus propias palabras,
“Profundizamos en Tirso, en Zorrilla, en las
leyendas sevillanas, en Moliere, en Pushkin,
en Lord Byron, en Brecht, buceamos en Casa-
nova, en Mozart y Da Ponte, y como resultado
nació Don Juan Enamorado”. Este es el punto
de partida y el hilo argumental:
Alrededor del 1305, Dante escribió El Infierno
de La Divina Comedia, catalogando los distin-
tos tipos de infierno que existían según los pe-
cados cometidos. Tomando prestada esta
idea, nació “El infierno de los Enamorados”, el
cabaret en el que “sufren condena los enamo-
rados”, y al que ha llegado Don Juan para ser
juzgado y enfrentarse con las mujeres de su
pasado, confrontándose consigo mismo a tra-
vés de un juicio muy especial, en el que los
espectadores actúan como jueces y jurado,
dejando en sus manos el veredicto final.
Y nuestros alumnos han opinado al respecto:
“Espléndida adaptación teatral del mito de don
Juan , en la que me llamó la atención el con-
traste entre los diferentes puntos de vista y
caracteres de los personajes y las situaciones
tan brillantemente representadas.
Hay que aclamar la triunfante idea de añadir
al público en el espectáculo, en este caso co-
mo juez, ya que así lograron captar nuestra
atención en todo momento. Además, la fan-
tástica interpretación de los actores, hizo
que la obra fuera absolutamente clara y es-
pontánea. Por último, me gustaría dar la
enhorabuena al pianista, que consiguió su-
mergir al público en cada una de las escenas,
expresando mediante la música los diversos
sentimientos de los personajes y creando un
ambiente envolvente que me fascinó. Sebas-
tián Sarmiento, el director de la compañía, ha
logrado crear una nueva visión tanto apasio-
nada como cómica – en muchos aspectos- del
personaje de Don Juan.”
Raquel Pérez, alumna de 4º de ESO B
I.E.S. Gerald Brenan (Málaga)
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Una revisión diferente y original del mito de
Don Juan Tenorio, hecho desde diferentes
perspectivas y con fragmentos de los diferen-
tes donjuanes que literariamente han existido y
con una pizquita del cinematográfico de Fellini.
En el infierno de los enamorados, se encuen-
tran Don Juan Tenorio y tres de sus amantes
terrenas: Doña Elvira de Calatrava, Doña Inés
y Doña Ana de Pantoja; respectivamente la
mujer que lo inició en el amor pasional, la que
tocó su espíritu y la que ganó en una apuesta.
Con ellas vamos conociendo los distintos tipos
de amor/sexo y las distintas emociones que
estos provocan en los seres humanos: entrega,
engaño, pasión, ilusión, desencanto, derrota,
atracción, burla, manipulación, etc., etc..
Las combinaciones no van en este orden, de
hecho todas las emociones se pueden dar en
una misma relación o repartirse en diferentes.
El asunto del que trata la obra es el juicio que
la sociedad hace de los amantes representado
en escena por el juicio que le van a realizar a
Don Juan, cuyo jurado será el público de la sa-
la. La expectación está servida. Desde el mis-
mo momento en que los espectadores/as no
enteramos que debemos juzgar, al final en vo-
tación intransferible y personal lo visto durante
el juicio, nos hacemos partícipes de la obra y
nos enganchamos al argumento hábilmente
tejido por las magníficas interpretaciones de
los protagonistas del espectáculo.
Originalidad, calidad, maestría, entreteni-
miento, música y voces en directo y profe-
sionalidad son las características de este
musical que parece una pieza improvisada
por la frescura y dinamismo de las escenas,
pero que un análisis atento detecta el esfuerzo
de la coreografía y el movimiento escénico es-
tudiados milimétricamente, el minucioso trabajo
de oficio de la caracterización psicológica de
los personajes que en fugaces trazos nos si-
túan ante un personaje basado en otro que en
las obras originales ocupaban capítulos ente-
ros.
La sencillez de la escenografía (cinco sillas, un
marco de cuadro) que el trabajo actoral con-
vierte en lo que quieran que veamos, ya sea la
antesala del infierno o un convento. Las voces
empastan entre sí sin perder la personalidad
que imprimen a cada personaje. Las pincela-
das de humor sabiamente administradas por
Sganarelle. Y sobre todo la originalidad y ver-
dad del alegato final de Don Juan, convier-
ten la obra en un espectáculo digno de disfru-
tar individualmente y si es en buena compa-
ñía mucho mejor porque seguro que suscitará
el diálogo entusiasta, después de haber
ejercido el derecho al voto. Por cierto, yo no
supe que votar si INOCENTE o CULPABLE.
Vayan a ver la obra y juzguen ustedes mis-
mos.
Rosa Parra
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La Imprudente lleva su Don Juan a La Cochera
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