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EL ALCANTARILLADO Y LAS AGUAS NEGRAS
Una historia del agua y del ambiente en Medellín (1920-1955)
CARLOS AUGUSTO ÁLVAREZ ARBOLEDA
Universidad Nacional de Colombia - Sede Medellín
Facultad de Minas, Escuela de Geociencias y Medio Ambiente
Maestría en Medio Ambiente y desarrollo
2014
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EL ALCANTARILLADO Y LAS AGUAS NEGRAS
Una historia del agua y del ambiente en Medellín (1920-1955)
CARLOS AUGUSTO ÁLVAREZ ARBOLEDA
Tesis presentada para optar el título de:
Magíster en Medio Ambiente y Desarrollo
Director:
Ph.D. Yobenj Chicangana-Bayona
Profesor Titular Departamento de Historia
Universidad Nacional de Colombia – Sede Medellín
Facultad de Minas, Escuela de Geociencias y Medio Ambiente
Medellín – Colombia
2014
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RESUMEN
El alcantarillado de la ciudad de Medellín era bastante precario al iniciarse el siglo
XX, permitiendo que las aguas negras se mezclaran con las aguas potables. Con
el tiempo la cantidad de aguas residuales fue aumentando debido al lavado de
ropas, a la industrialización y el aumento de la población entre otros. Todo este
proceso de contaminación de las aguas trajo consigo una afectación a las
quebradas y ríos de la ciudad, ocasionando transformaciones en el paisaje como
la canalización y cobertura de varias fuentes hídricas. La investigación se enmarca
entre 1920 – 1955 período de la municipalización de los servicios públicos y la
creación de las Empresas Públicas Municipales.
Palabras clave: Historia del Agua, agua residual, paisaje, alcantarillado.
ABSTRACT
The sewer of the city of Medellín was quite precarious at the beginning of the 20th
century, allowing sewage is mixed with drinking water. Over time the amount of
wastewater was increasing due to washing clothes, to industrialization and the rise
of the population among others. This whole process of water pollution brought an
affectation to the streams and rivers of the city, causing changes in the landscape
as channeling and coverage of various water sources. The research is framed
between 1920 – 1955 period of municipalization of public services and the creation
of “Empresas Públicas Municipales”.
Keywords: History of water, wastewater, landscape, sewer.
4
Índice de contenido.
INTRODUCCIÓN ............................................................................................................................... 5
CAPÍTULO 1. MODERNIZACIÓN VS. AGUA EN MEDELLÍN ............................................................ 12
Relación naturaleza–modernización ......................................................................................... 13
Crecimiento urbano, siglos XIX-XX ............................................................................................ 25
Aguas residuales y enfermedades hídricas ............................................................................... 38
CAPÍTULO 2. EL ALCANTARILLADO Y LAS AGUAS RESIDUALES ..................................................... 46
Municipalización de los servicios públicos y creación de las Empresas Públicas Municipales . 58
CAPÍTULO 3. TRANSFORMACIÓN DEL PAISAJE URBANO, SANEAMIENTO E HIGIENE................... 64
Saneamiento urbano e higiene ................................................................................................. 66
La Palencia y La Loca ................................................................................................................. 78
Piedras Blancas .......................................................................................................................... 79
La quebrada Santa Elena ........................................................................................................... 81
CONSIDERACIONES FINALES ......................................................................................................... 90
FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA.............................................................................................................. 94
Fuentes de archivo .................................................................................................................... 94
Fuentes impresas ...................................................................................................................... 95
Bibliografía ................................................................................................................................ 95
ÍNDICE DE IMÁGENES .................................................................................................................. 100
ÍNDICE DE TABLAS ....................................................................................................................... 101
5
INTRODUCCIÓN
Al iniciarse el siglo XX, en muchos lugares el alcantarillado existente en la ciudad
de Medellín era bastante precario, y en otros, simplemente no existía, lo cual
permitía que las aguas residuales pudieran mezclarse con el agua potable,
conducida por un sistema de acueducto que básicamente estaba construido en
tubería de barro y que por la porosidad de su material no presentaba mayor
oposición a dicha mezcla. La mayoría de las pocas alcantarillas habían sido
construidas con adobe quemado y piedra, unidas por cal y en algunas ocasiones
recubiertas internamente con alguna capa delgada del mismo material. Sabían
que éstas debían llevar una forma ovoide y tener una buena pendiente que
impidiera la acumulación de los desechos. Sin embargo, había sectores donde
estos requerimientos no se cumplían.
Debido a que el alcantarillado existente permitía transportar cualquier tipo de
desechos líquidos –e incluso sólidos pequeños– desde el punto donde se
6
originaban (normalmente casas y fábricas), hasta la fuente de agua más cercana
(casi siempre la Quebrada Santa Elena), con el paso del tiempo las fuentes
hídricas superaron su capacidad de auto limpieza y cambiaron por lo tanto la
calidad de sus aguas, llegando a convertirse simplemente en un botadero de
residuos. Rodrigo García Estrada sintetiza lo que sería una ciudad moderna y bien
planificada a principios del siglo XX, algo que distaba de la realidad de Medellín en
ese entonces:
“Gracias a las experiencias del Señor Olano en otros países, se sabía que
las redes de acueducto y alcantarillado eran construidas inmediatamente
después del trazado de calles, y antes de su pavimentación, lo que
repercutía de manera favorable en la higiene pública. Situación que para el
caso de Medellín representaba grandes inconvenientes, pues en su
mayoría las calles estaban construidas y las redes en cuestión se
entrecruzaban sin orden ni planeamiento, según las necesidades de cada
particular”1.
El alcantarillado y las aguas negras. Una historia del agua y del ambiente en
Medellín (1920-1955), se enmarca en el periodo de la municipalización de los
Servicios Públicos y la creación de las Empresas Públicas Municipales en la
ciudad. El crecimiento de Medellín, su vocación industrial y comercial y su deseo
de convertirse en una ciudad moderna que impactara a propios y a viajeros
extranjeros implicaba, necesariamente, mejoras en los precarios servicios públicos
con que contaba la ciudad al comenzar el siglo XX2.
1 Rodrigo García Estrada, “El agua en la vida de la ciudad”, en Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín: cien
años haciendo ciudad (Medellín: La Sociedad, 1999), pág. 194. 2 Catalina Reyes Cárdenas, Aspectos de la vida social y cotidiana de Medellín 1890–1930 (Bogotá: Tercer
Mundo, 1996).
7
Durante el proceso de industrialización y urbanización, los habitantes de Medellín
modificaron e intervinieron el entorno natural para el beneficio y progreso de la
ciudad. Un excesivo gasto de los recursos naturales y el aumento acelerado de la
población disminuyeron la enorme riqueza ambiental, ocasionando el deterioro del
entorno en Medellín.
El potencial industrial y comercial de la ciudad, además de los recursos naturales y
la expectativa de una vida mejor, eran algunos de los factores que atraían a los
nuevos habitantes. Estos aspectos influyeron en el crecimiento de la población en
torno a las quebradas y los ríos de la ciudad. Estos lugares se encargaban de
suministrar agua a los habitantes de Medellín, indudablemente un factor
importante ya que permitió tener un acueducto natural que proveyó durante mucho
tiempo, no sólo el líquido vital, sino también los materiales de construcción,
convirtiéndolos en un elemento clave para el desarrollo y bienestar de los
ciudadanos.
Las preguntas formuladas en esta investigación son: ¿cuáles fueron los factores
que originaron la contaminación de las aguas en Medellín? ¿Cómo se desarrolló el
proceso de municipalización de sus aguas? Y ¿qué impactos ambientales
originaron las nuevas transformaciones en la ciudad?
Se estableció entonces que la construcción del alcantarillado pudo traer consigo
impactos negativos como una afectación mayor a las fuentes de agua para el
consumo humano y la recreación, daños a la vegetación aledaña a dichas fuentes,
cubrimiento o desvío de quebradas y ríos, y la utilización de instalaciones
8
sanitarias dentro de las casas. Asimismo, trajo impactos positivos como la
disminución de mortalidad y morbilidad, y otros que pueden ser catalogados
positivos o negativos, como los cambios paisajísticos.
En Colombia las problemáticas ambientales han sido poco trabajadas desde una
perspectiva histórica. Los temas del agua, el medio ambiente y la naturaleza han
sido analizados tangencialmente para explicar el proceso de modernización de las
capitales (Bogotá y Medellín, entre otras), y su crecimiento industrial. Sólo
recientemente con las investigaciones realizadas en ramas como la historia
ambiental estos temas se han vuelto centro y objeto de estudio.
Las primeras investigaciones son de la década de 1990. Se cuenta con el trabajo
de Luis Javier Villegas3, quien en 1995 escribió sobre los servicios públicos en
Medellín aproximadamente desde 1965 hasta 1995. Posteriormente se encuentra
Catalina Reyes4, historiadora que durante los mismos años realizó una
investigación sobre la vida cotidiana en Medellín –y en la que incluyó un capítulo
sobre la higiene y la salud de la ciudad– entre los años 1890 y 1930. Y por último,
Fernando Botero5 y Rodrigo García Estrada6 escribieron sobre la historia urbana
de Medellín.
3Luis Javier Villegas Botero. “La provisión de agua y luz en Medellín”. En Todos somos historia. Medellín:
Suramericana, 2010, 147-164. 4 Catalina Reyes Cárdenas, Aspectos de la vida social y cotidiana de Medellín 1890–1930 (Bogotá: Tercer
Mundo, 1996). 5 Fernando Botero Herrera. Medellín, 1890-1950, historia urbana y juego de intereses. Medellín: Universidad
de Antioquia, 1996. 6 Rodrigo García Estrada. El Concejo de Medellín, protagonista del desarrollo de la capital antioqueña, 1900-
1999. Medellín: Concejo de Medellín, 2000.
9
La propuesta de investigación se enmarca en esta preocupación interdisciplinar.
Pese a que ya existen trabajos académicos y grupos de investigadores que han
comenzado abordar estos campos de estudio, en Medellín son escasos los
trabajos histórico-ambientales y particularmente aquellos sobre el alcantarillado de
la ciudad y las aguas residuales durante el periodo de las Empresas Públicas
Municipales. Los autores más conocidos a parte de los ya mencionados, son
Jorge Humberto Márquez y Juan Esteban Santa7 con su investigación sobre el
agua y la salud en la configuración del espacio urbano de Medellín, y Bibiana
Preciado8 y Jaime Hincapié9 con sus trabajos sobre las cuencas hidrográficas
intervenidas por parte de la administración municipal. Por lo tanto, actualmente se
requiere de las investigaciones históricas para comprender el proceso de la
relación sociedad-naturaleza y cómo se ha perjudicado o beneficiado a ésta.
La importancia y la pertinencia de este proyecto se encuentra en el estudio de los
rudimentarios alcantarillados utilizados en Medellín durante la época, en la
concepción que tenían sobre el agua y su calidad las personas que administraban
estos recursos, y en el manejo que daban a las aguas residuales tanto domésticas
como industriales, sin contar con los desechos sólidos que se generaban.
En este sentido, este proyecto pretende ofrecer nuevos aportes historiográficos
con respecto a la historia ambiental local y específicamente sobre el alcantarillado
y sus aguas residuales. Se espera que estos nuevos análisis sirvan como
7 Jorge Márquez Valderrama y Juan Esteban Santa. “Agua y salud en la configuración del espacio urbano de
Medellín (1886-1913)”. Trashumante No. 2 (2013), 107-136. 8 Bibiana Andrea Preciado Zapata. “Fecundidad y progreso en disputa: agua y modernización en la Quebrada
La Ayurá”. Tesis pregrado en Historia, Universidad de Antioquia, 2007. 9 Jaime Hernando Hincapié López. “De la quebrada a la avenida, de Santa Elena a la Playa: una aproximación
a la historia cultural de Medellín”. Tesis pregrado en Antropología, Universidad de Antioquia, 1995.
10
motivación para que se desarrollen nuevas investigaciones sobre estos temas y
ayuden al entendimiento de las situaciones del presente y su relación con el
pasado. Igualmente, este trabajo también puede utilizarse como un ejemplo para
otros municipios de Colombia, mostrando los impactos que genera la
implementación de un sistema de alcantarillado.
Al ser una investigación histórica, se enfocó principalmente en la consulta de
fuentes documentales conservadas en archivos tales como: el Archivo Histórico de
Medellín (AHM), el Archivo Histórico de Antioquia (AHA), y el archivo de la
Sociedad de Mejoras Públicas con cada uno de sus fondos.
Como resultado, se obtuvo una gran cantidad de información primaria y
secundaria que fue organizada y consignada en una base de datos de acuerdo a
varias categorías: agua residual, manejo y usos del agua, impacto ambiental y
contaminación. De esta manera se pudo clasificar la información, cruzar ciertos
eventos y años de ocurrencia, con el fin de poder identificar los aspectos
fundamentales en la contaminación de las aguas y los impactos ocasionados en la
ciudad de Medellín.
El presente texto realizará entonces un estudio histórico ambiental sobre las aguas
residuales y el alcantarillado de Medellín entre 1920 y 1955. Durante los años 20
comenzó la municipalización de los servicios públicos en Medellín. En este
proceso las Empresas Públicas Municipales, el Concejo y la Sociedad de Mejoras
Públicas (SMP) tuvieron gran influencia sobre las obras del alcantarillado, su
ejecución y la toma de decisiones para el manejo de las aguas negras. Solamente
11
hasta 1955 cambió esta situación, año en el que se crearon las Empresas
Públicas de Medellín para administrar los servicios públicos de la ciudad.
La investigación se divide en tres capítulos. Inicialmente se trata de explicar todo
el proceso de industrialización y crecimiento de la ciudad con el surgimiento de
una dinámica modernizadora que encontró en las corrientes de agua un
instrumento fundamental para sus planes. En este punto también se exploran las
aguas residuales de Medellín y las enfermedades hídricas.
A partir del trabajo historiográfico, se establece un segundo eje temático en donde
se observa la importancia de una temprana municipalización de los servicios
públicos y de la creación de una Empresa Pública que velara por la protección de
todos estos servicios y que permitiera invertir las ganancias obtenidas en mejoras
para la ciudad. Se investiga también acerca del alcantarillado existente y cómo fue
evolucionando a través del tiempo con ayuda de ingenieros locales y extranjeros.
En el último capítulo se analiza la transformación paisajística que ocurrió debido a
todo este proceso modernizador y cómo se vio afectada la ciudad, la naturaleza y
los habitantes. También se observa cómo el saneamiento urbano y la higiene
jugaron un papel importante en la contaminación de las fuentes hídricas.
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CAPÍTULO 1. MODERNIZACIÓN VS. AGUA EN MEDELLÍN
Imagen 1. Quebrada Santa Elena.
1. Quebrada Santa Elena.
Este era la forma en la que se encontraba la quebrada Santa Elena a comienzos del siglo XX. Las casas se construían normalmente a los costados o cerca de fuentes de agua, para poder eliminar sus desechos rápidamente. Archivo fotográfico Gonzalo Escobar Quebrada Santa Elena, 1900,
fotografía, Biblioteca Pública Piloto, Medellín.
13
Relación naturaleza–modernización
La utilización y el gasto intensivo de los recursos naturales como bienes y
servicios para una sociedad, están estrechamente ligados con los avances de la
tecnología y la ciencia para la satisfacción propia de una sociedad urbano-
industrial, en el cual su estabilidad en el tiempo dependerá de la transformación de
sus ecosistemas. En este proceso de modernización, la naturaleza podrá
observarse como la alacena donde se encuentran todos los recursos (bienes) que
estarán al servicio de una sociedad, y que a su vez la convertirán en la gran
receptora de todos los desechos, tanto domésticos como industriales (servicios),
dando lugar entonces al proceso de contaminación.
14
Imagen 2. Arenero.
Era muy común observar al mismo tiempo personas en el río bañándose, lavando sus ropas, extrayendo materiales para la construcción como arenas y piedras y en algunos casos buscando hasta oro. Archivo fotográfico Gabriel Carvajal, Arenero, 19?, fotografía, Biblioteca Pública Piloto,
Medellín.
A comienzos del siglo XX, en Medellín no se contaba con la infraestructura ni con
los recursos necesarios para enfrentar todos los requerimientos que iban
surgiendo. Sin embargo, la ciudad venía modernizándose y se veían ya los
primeros intentos de una regulación urbana. En todo este proceso de
modernización hubo tres instituciones fundamentales: el Concejo de Medellín, la
Sociedad de Mejoras Públicas y las Empresas Públicas de Medellín, que
15
manejaron todos los servicios básicos y bienes públicos de la ciudad, además de
todo aquello relacionado con la infraestructura10.
La participación de la Sociedad de Mejoras Públicas (SMP) en la toma de
decisiones a nivel público fue bastante importante, a pesar de ser una entidad
privada. Su intención de convertir a Medellín en una ciudad moderna estuvo
siempre acompañada y apoyada por el Concejo Municipal, trabajando para que la
ciudad se transformara y contara con las comodidades y bellezas que deberían
tener las ciudades modernas de ese tiempo. Debido a ésto, en muy poco tiempo la
SMP se convirtió en el ente consultor y asesor del Concejo de Medellín. El poder
de veeduría de ésta, sobre cualquier anomalía en los servicios, tenía un efecto
inmediato que se manifestaba en la forma oportuna y comedida cómo los
funcionarios públicos se veían obligados a responder.
La burguesía industrial de Antioquia (término usado por Rodrigo Estrada García
para referirse a la unión de las empresas e industrias más grandes e influyentes
de la ciudad) en las dos primeras décadas del siglo XX inició uno de los casos
más notorios de la industrialización, pero a la par, también se involucró en el
desarrollo urbano de su región, preocupándose por construir una ciudad moderna
con una buena infraestructura, saneamiento básico y calidad de transporte11.
El urbanista Ricardo Olano, una de las personas más influyentes para ese
entonces en la ciudad, exponía que el proceso urbanístico de Medellín se debió a
10
Fernando Botero Herrera, “Regulación urbana e intereses privados 1890-1950”, en Historia de Antioquia, dir. Jorge Orlando Melo (Bogotá: Suramericana de Seguros, 1988), pág. 326. 11
Rodrigo Estrada García, El Concejo de Medellín, protagonista del desarrollo de la capital antioqueña, 1900-1999 (Medellín: Instituto Tecnológico Metropolitano, 2000), pág. 54.
16
tres acontecimientos especiales: 1. La aceptación por parte del Concejo Municipal
del plano futuro de la ciudad presentado por la Sociedad de Mejoras Públicas en
1912; 2. La llegada del ferrocarril de Antioquia en 1914; y 3. La compra y la
municipalización de la empresa de energía eléctrica12.
Comenta Fernando Botero Herrera que el Plano de Medellín Futuro aprobado por
el Concejo de Medellín en 1912 contaba con cuatro consideraciones para el
proceso de modernización de la ciudad:
1. “El crecimiento y desarrollo de la ciudad.
2. La incompatibilidad de las calles con el desarrollo del tráfico y con las
condiciones higiénicas ideales para la población.
3. Las fuertes erogaciones que ocasionaba al distrito la expropiación de
edificios, con el objeto de construir calles o de comunicar unas con
otras.
4. Sentar las bases de una ciudad que con sus plazas, avenidas y calles
satisfaga las exigencias del progreso y la higiene13”.
Según la revista Progreso, en junio de 1929 el Concejo había contratado a dos
ingenieros para actualizar los planos futuros de Medellín en donde se tendría en
cuenta el ensanche, la pavimentación, las aceras y el alcantarillado de las calles
actuales. Ya para 1940 el Plano de Medellín Futuro se había vuelto obsoleto y era
momento de que la Junta de Fomento Urbano tomara acciones en el desarrollo y
urbanismo de la ciudad14.
12
“Sociedad de Mejoras Públicas”, Progreso, N° 57 (1944). 13
Fernando Botero Herrera, “Regulación urbana e intereses privados…”, pág. 326. 14
“Sociedad de Mejoras Públicas”, Progreso, N° 57 (1944).
17
Inicios de la contaminación industrial
Con los procesos de industrialización durante el siglo XIX se desarrolló un
incremento demográfico en los principales centros urbanos. Como consecuencia,
se comenzaron a producir grandes cantidades de residuos líquidos y sólidos que
generaron grandes problemas de higiene.
Antioquia, y en especial el Valle de Aburrá, contaban en ese entonces con
numerosas quebradas, ríos y corrientes de agua en general, bastante importantes
a la hora de pensar en un proceso de modernización e industrialización para esta
región. Testigos de la época manifestaron que pocas localidades en el mundo
gozaban de las ventajas naturales de Medellín para proveerse de agua, pues la
ciudad estaba rodeada de altas cordilleras de donde se desprendían numerosos
torrentes que podían traerse fácilmente a ella.
Para finales del siglo XIX, Antioquia estaba experimentando un aumento en el
cultivo de café, que puede comprobarse observando la cantidad de las cargas del
ferrocarril que operaba en el Valle del Nus, transportando 5000 sacos en 1888,
frente a 66000 sacos en 1899. Asimismo, en 1895 se fundó la Compañía
Antioqueña de Instalaciones Eléctricas, la primera de Antioquia y una de las
primeras de su género en el país. Además de lo anterior, en 1899 se desató la
Guerra de los Mil Días, que aunque no llegó al territorio, y los bancos, fábricas y
almacenes permanecieron abiertos, sí resintió la economía de Medellín. Cuando
terminó el conflicto en 1902, era notable que la agricultura se encontraba muy
afectada, el ganado escaseaba, el comercio internacional había casi
18
desaparecido, el cultivo de café estaba en niveles muy bajos y las obras públicas
habían quedado abandonadas. Sin embargo, la ciudad tenía dos recursos
económicos para salir adelante: el café y el oro15.
Medellín no escapó entonces a la forma común de ver la naturaleza durante ese
comienzo del siglo XX. Las empresas textileras fueron unas de las primeras
industrias que se instalaron en esta región, ubicándose cerca de las caídas de
agua aprovechando de esta forma su fuerza hídrica para la generación de energía
eléctrica que sería utilizada en sus procesos de manufacturación. Sobre este
aspecto comenta Rodrigo Estrada García:
“…en las dos primeras décadas de siglo XX, la burguesía industrial
antioqueña fue protagonista de uno de los casos más exitosos de
industrialización del país, pero al mismo tiempo de un proyecto social y
cultural cuyos rasgos producían la admiración de propios y extraños. La
creación de industrias textiles, de tabaco, de bebidas y alimentos,
emprendida en el Valle de Aburrá, pero que tuvo también algunas
experiencias interesantes en el oriente, el suroeste y el norte del
departamento, llegó a convertirse en un paradigma para los especialistas
en desarrollo dadas las características geográficas adversas en que se
realizó”16.
En el año 1902, Antonio Gutiérrez, Eduardo Vásquez y Manuel Álvarez fundaron
La Cervecería Antioqueña. En 1904 inició labores la Fábrica de Hilos y Tejidos de
Bello. Gracias a la unión entre Valerio Tobón y Gabriel Posada se creó la
Compañía de Gaseosas Posada Tobón. Hacia los años 1904 y 1905 llegaron a
Medellín los primeros automóviles a escala comercial. La Compañía Colombiana
15
Gabriel Poveda Ramos, “La industria en Medellín, 1890-1945”, en Historia de Antioquia, dir. Jorge Orlando Melo (Bogotá: Suramericana de Seguros, 1988), pág. 319. 16
Rodrigo Estrada García, El Concejo de Medellín…, pág. 54.
19
de Tejidos (Coltejer) se fundó en el año 1907 y en 1908 comenzó su producción la
Fábrica de Fósforos de Juan E. Olano.
Durante los años 1911 y 1912 la demanda de energía eléctrica era tan alta que
entraron en funcionamiento dos nuevos alternadores de 100 kilovatios cada uno,
mostrando que el progreso en la región seguía en aumento. Igualmente, durante
este tiempo llegaron a la ciudad calderas de vapor para la industria. En 1912
iniciaron dos empresas textileras nuevas, una de ellas la Compañía de Tejidos
Rosellón, construida en Envigado, y la Fábrica de Textiles Hernández Montoya en
Medellín. En 1914 pequeñas fábricas de cigarrillos y cigarros se unieron formando
la Compañía Industrial de Cigarrillos.
A partir de 1914 llegaron a Medellín los primeros rieles y trenes del Ferrocarril de
Antioquia, lo que mejoró el transporte entre la ciudad y el resto del país. En 1915
se construyó la primera planta termoeléctrica, que funcionó gracias al carbón que
provenía desde Amagá. En 1916 se fundó la Fábrica de Galletas y Confites Noel y
en 1919 la Compañía Colombiana de Tabaco.
20
Imagen 3. Publicidad.
Arriba, la marca Respin, hoy más conocida por productos como salsas de tomate. Abajo, la marca Noel, que continúa siendo reconocida por sus galletas. Fuente: Grupo de Historia Fotográfica de Medellín.
Un indicador que ayuda a mostrar el crecimiento del comercio en Medellín, es la
cantidad de carga transportada por el ferrocarril y otras estaciones hasta la ciudad:
en 1910 los cargamentos sumaban alrededor de 20.900 toneladas, para el año
1915 se habían incrementado a 82900 y en 1920 pasaron a 179.800 toneladas de
carga17.
Este crecimiento comercial traía consigo ciertas exigencias que Constanza Toro
sintetiza muy bien en su capítulo sobre los servicios públicos en Medellín:
17
Gabriel Poveda Ramos, “La industria en Medellín 1890-1945”…, pág. 319.
21
“Según concepto del ingeniero Waddell, aceptado por el Concejo Municipal,
la instalación de las nuevas industrias estaba frenada por la limitación en el
suministro de energía, para lo cual se necesitaba de energía eléctrica
barata, dado el ensanche progresivo de la ciudad, que se encontraba en un
estado de rápido y próspero desarrollo de las actividades económicas”18.
En 1921 se inauguraba entonces la Central Hidroeléctrica de Piedras Blancas, con
la intensión de enfrentar la demanda de energía de los tranvías eléctricos que ya
recorrían la ciudad. Para 1923 la industria textil en el valle de Aburrá era de 16.500
husos de hilatura y 650 telares mecánicos, mientras que en Colombia entera se
trabajaba con 30.000 husos y 1.600 telares. La producción nacional de telas
estaba alrededor de los 20 millones de yardas lineales por año; poco más de la
mitad se producía en Medellín. Laboratorios Uribe Ángel, creado en 1921, fue la
primera industria farmacéutica en la ciudad y también en Colombia. Apareció en
1922 la Compañía de Productos Respin y la Fábrica de Café La Bastilla. En 1924
se constituyó la Compañía Nacional de Chocolates debido a la unión de varías
chocolaterías pequeñas que existían desde antes, y en 1925 apareció Gaseosas
Lux. Asimismo, se abrieron en la ciudad el Banco de la República y la Naviera
Colombiana. Como se ve, durante esta década de los años 20, en Medellín se
crearon fábricas, sucursales bancarias, almacenes y empresas navieras.
18
Constanza Toro B., “Los servicios Públicos en Medellín, 1920-1990”, en Historia de Antioquia, dir. Jorge Orlando Melo (Bogotá: Suramericana de Seguros, 1988), pág. 533.
22
Imagen 4. Gaseosa Lux.
Las gaseosas Lux eran en ese entonces la competencia directa de las gaseosas Postobón en la ciudad. Fuente: Grupo de Historia Fotográfica de Medellín.
En el año de 1929 el ingeniero Marco Aurelio Arango promovió y logró fundar en la
ciudad la primera agremiación de empresas fabriles con el nombre de la Industria
Nacional Colombiana, conformada por seis empresas textileras, una cervecería,
23
dos fábricas de gaseosas, un laboratorio farmacéutico, dos droguerías, una
vidriera, una talabartería, cinco chocolaterías, cinco fundiciones, una camisería,
dos sombrererías, dos aseguradoras, una harinera, una fábrica de cigarrillos, una
fábrica de muebles metálicos, cuatro imprentas, una fábrica de aceites y grasas, y
otras diecisiete empresas de diversas actividades. Todas ellas eran industrias
antioqueñas. La Federación Nacional de Cafeteros se formó en el año 1927
gracias a los esfuerzos del expresidente Pedro Nel Ospina, oriundo de la región, y
quien gobernó el país entre 1922 y 192619.
En Nueva York, a finales de 1929, cayó la Bolsa de Valores, el conocido crash que
afectó a todo los Estados Unidos y a los países de influencia. Esta crisis ocasionó
que en el año 1930 se unificaran la Cervecería Antioqueña y la Cervecería La
Libertad para fundar la Cervecería Unión. En el año 1932 se fusionan también la
empresa Textiles la Constancia y otras más pequeñas en su género formando la
Fábrica Colombiana de Telares, Fatelares. En este mismo año se inauguró la
Central Hidroeléctrica de Guadalupe, que ayudaría a la reactivación de la industria
en los años siguientes. Ya en 1933 se percibe una mejoría en la economía, y entre
este mismo año y 1938 se fundaron en el país cientos de empresas pequeñas y
medianas. Según el Censo Nacional Industrial realizado en 1945, la ciudad donde
se creó el mayor número de empresas fue en Medellín: Industrias Metalúrgicas
Unidas (IMUSA) se creó en 1934, Cementos Argos en 1936, la Empresa
19
Gabriel Poveda Ramos, “La industria en Medellín, 1890-1945”…, pág. 320.
24
Siderúrgica de Medellín (SIMESA) en 1938 y para 1939 la antigua Vidriería de
Caldas se convirtió en la Cristalería Peldar20. Según Gabriel Poveda Ramos:
“…a lo largo de la segunda guerra mundial la industria textil de Medellín
aumentó su producción… la ciudad vio crecer todas sus fábricas en
hilanderías, tejedurías y plantas de acabados, igualmente la economía de
la ciudad se expandió en forma vertiginosa… cuando termina la guerra
mundial en Europa, la Contraloría General de la República realizó el primer
censo industrial nacional que confirmó la primacía fabril de Medellín en el
país”21.
No es difícil imaginar entonces que debido a todo este auge industrial que se daba
en la ciudad de Medellín, se generaba también un aumento en la cantidad de
aguas residuales provenientes de cada una de las industrias. Para los años 30
había cerca de 50 industrias entre medianas y grandes y de allí en adelante fueron
aumentando. Los desechos líquidos debieron ser tan variados como las diferentes
industrias de donde provenían. No debió ser extraño observar aguas de diferentes
colores según los tintes utilizados en las fábricas textileras o notar aguas bastante
espumosas y grasosas provenientes de los diferentes detergentes utilizados en
cada una de las fábricas para lavar su maquinaria. Toda esta agua se comenzó a
mezclar con las aguas negras generadas por los antiguos y nuevos residentes que
llegaban a la ciudad a trabajar en todas estas nuevas industrias, aumentando el
caudal de las aguas que debían ser desplazadas a otro lugar.
20
Gabriel Poveda Ramos, “La industria en Medellín, 1890-1945”…, pág. 322. 21
Gabriel Poveda Ramos, “La industria en Medellín, 1890-1945”…, pág. 324.
25
Crecimiento urbano, siglos XIX-XX
En 1890 Medellín era una ciudad muy pequeña: tenía alrededor de 40.000
habitantes, en un país conformado por 3.500.000. En ese entonces la ciudad tenía
calles empedradas, no poseía servicios públicos, automóviles, carreteras,
ferrocarriles y mucho menos telecomunicaciones. Comprendía zonas rurales y
urbanas al mismo tiempo, y por esta razón sus terrenos tenían características muy
distintas. Por ejemplo, los terrenos que estaban cerca al río eran cenagosos e
insalubres, a diferencia de las tierras altas como en el nororiente del valle, en
donde las condiciones eran óptimas para la construcción debido a la estabilidad de
sus suelos.
Imagen 5. Medellín 1893.
Así lucía la ciudad hacia finales del siglo XIX, con algunas zonas muy urbanizadas pero otras cercanas muy rurales, con grandes extensiones de terrenos y muchos árboles. Melitón Rodríguez, Medellín, 1893, Biblioteca Pública Piloto, Medellín.
26
Ya en 1905 Medellín contaba además de sus plazas públicas, templos y algunas
fábricas, con mercado, matadero, hospital, teatro, universidad, biblioteca pública,
museo, cementerio, edificios de gobierno y de justicia, manicomio, presidio,
imprentas y laboratorios22. La población para ese entonces era 59.815 habitantes.
Imagen 6. Plaza de mercado.
Para el año de 1905 Medellín ya contaba con su plaza de mercado, cementerio, manicomio, hospital, plazas públicas, templos y algunas fábricas. Anónimo, Plaza de mercado, 1905,
fotografía, fuente: Grupo de Historia Fotográfica de Medellín, Medellín.
22
Claudia Avendaño Vásquez, “Desarrollo urbano en Medellín, 1900-1940”, en Historia de Antioquia, dir. Jorge Orlando Melo (Bogotá: Suramericana de Seguros, 1988), pág.343.
27
Se contaba con energía eléctrica proveniente de la planta que se ubicó en la
quebrada Santa Elena. Con el fin de atender la demanda en aumento y poder así
mejorar la calidad del suministro, la población se abastecía de las fuentes públicas
o de riachuelos, por medio de una red de tuberías en arcillas que se aprovisionaba
de agua de las quebradas Piedras Blancas, Guayabo y Chorrillos, ya que las
aguas de Santa Elena eran cada vez más sucias y normalmente escaseaban en
períodos secos, consecuencia de la deforestación de su cuenca y del desvío de su
caudal por parte de particulares.
Desde finales del siglo XIX el Concejo Municipal comenzó a trabajar para resolver
las necesidades de la ciudad en servicios públicos. Se consideró necesario
entonces abastecer a la ciudad de agua potable. En 1911 se logró dar inicio a un
gran proyecto de acueducto en el que se pretendió instalar toda la tubería en
hierro, con lo que iba a mejorar la salubridad de la población.
Para el año 1914 se inauguró el ferrocarril que había sido comenzado a construir a
principios de siglo y ya para 1919 había entrado en funcionamiento el tranvía
eléctrico de la ciudad. Otra gran obra que ayudó al crecimiento de la ciudad fue la
carretera construida que pasaba por todo el Valle de Aburrá y que venía desde
Caldas hasta Barbosa con una distancia de 80 kilómetros. En cuanto a la
población, los datos encontrados muestran aproximadamente unos 79.400
28
habitantes en 191823. Claudia Avendaño aclara sobre el aumento de la población y
la urbanización lo siguiente:
“El proceso urbanizador trató de satisfacer las necesidades de una
población que iba en aumento, y cuyo crecimiento no puede desligarse de
la aparición de la industria, que desplazó con rapidez actividades
tradicionalmente preponderantes como la artesanal, la agrícola en pequeña
escala y los oficios domésticos…Fueron los comerciantes, que habían
logrado acumular grandes capitales, quienes propiciaron los procesos de
industrialización y urbanización, y orientaron la expansión de la ciudad al
intervenir en la administración pública, con la que tenían intereses
comunes, mediante la participación directa en el Concejo Municipal, la
ejecución de obras públicas municipales, la orientación del Departamento
de Fomento Urbano del Municipio y de entidades como la Sociedad de
Mejoras Públicas, fundada en 1899. El gran comercio de Medellín
prácticamente asumió el control de la ciudad”24.
La población, gracias a las múltiples industrias que se estaban estableciendo en el
Valle de Aburra, continuó aumentando: pasó de 120.000 habitantes en 1928 a
unos 168.000 diez años después. En su artículo sobre el desarrollo urbano de
Medellín desde 1900 hasta 1940, Avendaño escribe:
“En 1940 la ciudad tenía una estructura física coherente en su zona central;
las áreas de vivienda eran homogéneas y relativamente integradas
alrededor de un sistema estructurante compuesto por los edificios públicos
y por las áreas comerciales, las cuales se encontraban agrupadas a lo
23
Jaime Hernando Hincapié López, “De la quebrada a la avenida, de Santa Elena a la Playa: una aproximación a la historia cultural de Medellín” (Tesis pregrado en Antropología, Universidad de Antioquia, 1995). 24
Claudia Avendaño Vásquez, “Desarrollo urbano en Medellín, 1900-1940”…, pág. 344.
29
largo del sistema de tranvías y de las calles o caminos que conformaban
una red de comunicaciones eficiente”25.
Imagen 7. Tranvía.
Inauguración de la primera línea de tranvía eléctrico, el 12 de Octubre de 1921. Se observan los carros del tranvía llegando al barrio la América provenientes del Parque Berrio. Benjamín de la Calle, Tranvía, 1921, fotografía, Biblioteca Pública Piloto, Medellín.
El siguiente cuadro puede mostrar fácilmente el incremento de la población en
Medellín entre finales del siglo XIX y mediados del siglo XX, y el efecto inminente
que tuvo este aumento sobre las fuentes hídricas de la región y en la producción
de aguas negras.
25
Claudia Avendaño Vásquez, “Desarrollo urbano en Medellín, 1900-1940”…, pág. 350.
30
Tabla 1: INCREMENTO DE LA POBLACIÓN:
AÑO HABITANTES INCREMENTO (%)
1890 40.000 N.A
1905 59.815 49.5%
1918 79.400 32.7%
1928 120.000 51.1%
1938 168.000 40%
1949 358.000 113.1%
Cuadro 1. Muestra el incremento de la población en la ciudad de Medellín durante finales del siglo XIX y mitad del XX. Autor: Carlos Álvarez. Datos tomados de: Claudia Avendaño Vásquez, “Desarrollo urbano en Medellín, 1900-1940”, en Historia de Antioquia, dir. Jorge Orlando Melo (Bogotá: Suramericana de Seguros, 1988) y Gabriel Poveda Ramos, “La industria en Medellín, 1890-1945”, en Historia de Antioquia, dir. Jorge Orlando Melo (Bogotá: Suramericana de Seguros, 1988).
El agua residual en Medellín
La definición aprobada por el Congreso Internacional de Farmacia, celebrado en
Bruselas en 1885 decía: “El agua potable debe ser limpia, inodora, incolora,
fresca, aireada, agradable al paladar, imputrescible, y no debe contener amoníaco
o sales amoniacales, hidrógeno sulfurado o sulfuros, nitratos o nitritos, mayor
cantidad de sales calcáreas o magnésicas, ningún microbio patógeno o huevos o
embriones de organismos animales”. Este era uno de los conceptos aceptados
durante esta época y permitía determinar el estado en el que se encontraba el
agua; cualquier cambio que afectara estas condiciones debería entonces
ocasionar el rechazo de esta agua como fuente de abastecimiento.
31
Imagen 8. Plano topográfico de Medellín.
En esta fotografía del plano de Medellín, se puede comprobar cómo su eje central fue la quebrada Santa Elena. Por esta razón era entendible que se construyeran tantos puentes a lo largo de ella y por qué luego de un tiempo pasó a ser la cloaca natural más grande de la ciudad. Actualmente es el río Medellín el que desempeña la función de la quebrada Santa Elena, es decir, el eje que divide la ciudad en dos (zona oriente y occidente) y el que recibe las aguas residuales de la ciudad. Plano topográfico de Medellín, 1875, tinta sobre papel. La Imagen fue retocada para resaltar la quebrada Santa Elena.
Llegaron entonces los primeros veinte años del siglo XX y Medellín ya había
crecido lo suficiente para que el control de las aguas negras, las basuras, la
32
extensión de servicios de agua y alumbrado, ahogaran a las administraciones,
pasando de 40.000 habitantes en 1890 a casi el doble en 1918. Con la adopción
de las prácticas higienistas relacionadas con la limpieza y en donde el agua era el
factor primordial, se produjo una intensificación en el uso doméstico del agua y por
lo tanto un aumento en las aguas negras que terminaban vertidas en el
alcantarillado. Se podría decir con certeza que lo ganado en higiene por los
municipios del Valle de Aburrá y sus pobladores lo perdieron el río y sus
quebradas.
A partir de este crecimiento, la contaminación de las aguas y fuentes hídricas de la
ciudad se tornaron un asunto importante y crítico debido a que la quebrada Santa
Elena actuaba como una de las principales fuentes de agua potable para la
comunidad, pero a su vez, se encargaba también de recibir aguas abajo, la gran
mayoría del agua residual generada en la ciudad.
Dicha contaminación originó un aumento de roedores, escombros y malos olores,
entre otros, obligando a que se comenzaran a tomar decisiones por parte de las
autoridades de la ciudad. La Sociedad de Mejoras Públicas, por ejemplo, propone:
“Dirigir notas a los señores Director departamental de higiene y gerente de
la fábrica de tejidos “COLTEJER” solicitándoles que adopten las medidas
necesarias para evitar al público en el día, los malos olores de los líquidos
que procedentes de dicha fábrica se derraman en el lecho de la quebrada
Santa Elena, debido a que la comunidad comenzaba a quejarse por las
molestias que se estaban generando”26.
26
“Acta”, Medellín, septiembre 11 de 1933, Archivo Sociedad de Mejoras Públicas (ASMP), Actas, Libro 11, acta No. 1172.
33
Imagen 9. Casa Manuel María Escobar.
La SMP había sido defensora de la quebrada Santa Elena, pero el crecimiento de la ciudad había vuelto casi imposible garantizar su higiene y estética. Manuel A. Lalinde, Casa Manuel María Escobar, 1922, fotografía, fuente: Grupo de Historia Fotográfica de Medellín, Medellín. Fotografía
restaurada e iluminada por Roberto Pérez M.
Y es que en general, la industria de la época no presentó proyectos adecuados en
el montaje de pozos sépticos para recibir cloacas y generar el normal tratamiento
preliminar a los desechos industriales o aguas residuales como sí se presentaban
en Estados Unidos y Europa27.
Las lavanderas se constituyeron en otro factor que contribuía a la contaminación
de las aguas, debido al uso de jabones y detergentes que disminuían la calidad
del agua, pero que por falta de normatividad y presupuesto era difícil de vigilar.
27
Gloria León Gómez, “Origen y dinámica de los acueductos de Medellín e importancia de la quebrada Santa Elena, 1880-1920” (Tesis pregrado en Historia, Universidad de Antioquia, 1993), pág. 43.
34
Para 1940 el Director Municipal de Higiene se quejaba de la siguiente forma: “…no
se ha encontrado la manera de solucionar el problema, y la única solución sería
que el Concejo ordenara la construcción de lavaderos higiénicos y que pudiera
prohibirse el lavado de ropas, pero es imposible vigilar porque se cumpla la
prohibición”28
Imagen 10. Lavandera.
El lavado de ropas fue una de las actividades que contaminaban las aguas de la ciudad y en ocasiones también incurrían en la desviación de caudales, disminuyendo el volumen general considerablemente. Archivo fotográfico Gabriel Carvajal, Lavandera, 1963, fotografía, Biblioteca
Pública Piloto, Medellín.
28
“Acta”, Medellín, marzo 11 de 1940, ASMP, Actas, Libro 14, acta No. 1443.
35
La construcción de lavaderos públicos se hizo demasiado necesaria, debido a que
un municipio que permitía el lavado de sus ropas en los ríos era ir en contra de
todo progreso científico. Como menciona Antonio Sánchez en su libro Manos al
agua, las aguas que provienen del lavado de ropas son cuatro veces más impuras
bacteriológicamente hablando que las mismas aguas de una alcantarilla29.
Otro factor importante que afectó las fuentes hídricas de Medellín y en especial la
quebrada Santa Elena fue el incremento en la generación de los excrementos
humanos debido al aumento de la población. Según el Dr. Germinal Rodríguez en
su libro sobre higiene pública de 1945, la cantidad de agua evacuada en las
ciudades con buenos recursos de agua potable (como lo era en ese entonces
Medellín) estaría entre 100 a 200 litros/habitantes/día También dice que la
producción de excrementos de un hombre adulto es de 66,2 g. de residuo seco, de
los cuales 29,2 g. son producidos por las deyecciones y 37 g. por las orinas. Se
calcula entonces que por cada 100.000 personas se producían anualmente 4.562
toneladas de materias fecales y 22.812 toneladas de orina30.
Con base en estos datos, se construyó un cuadro estimativo para la ciudad de
Medellín, mostrando lo que sería la cantidad aproximada de excrementos
compuestos por orina y materia fecal que al año pudieron terminar en sus aguas.
Vale aclarar que más que la exactitud en los datos, interesa resaltar el aumento en
las toneladas de excrementos por año en la ciudad, debido a su crecimiento
poblacional y a que en su mayoría terminaba en las fuentes hídricas.
29
Antonio Sánchez Gómez, Manos al agua. Una historia de aguas, lavado de ropas y lavanderas en Bogotá (Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 2010), pág. 41. 30
Germinal Rodríguez, Higiene Pública (Buenos Aires: Americalee, 1945), pág. 113.
36
Tabla 2. GENERACIÓN DE EXCREMENTOS HUMANOS AÑO HABITANTES MATERIA FECAL
(TON/AÑO)
ORINA
(TON/AÑO)
EXCREMENTOS
(TON/AÑO)
1890 40.000 1.824,8 9.124,8 10.949,6
1905 59.815 2.228,76 13.644,9 15.873,7
1918 79.400 3.622,2 18.112,7 21.734,9
1928 120.000 5.474,4 27.374,4 32.848,8
1938 168.000 7.664,2 38.324,2 45.988,4
1949 358.000 16.331,9 81.666,9 97.998,8
Cuadro 2. Muestra la producción de excrementos humanos durante diferentes años en la ciudad de Medellín.
Autor: Carlos Álvarez.
Del cuadro anterior se puede observar el incremento alarmante de los
excrementos, originados tanto por los antiguos residentes como por los que
estaban llegando a la ciudad en busca de mejores oportunidades laborales,
vinculadas con el desarrollo industrial de la región. Este incremento de materia
fecal y orina generó un aumento en la contaminación, sobre todo si se relaciona
con la disminución de caudal en las quebradas y ríos que atravesaban la ciudad,
debido a factores como la tala de árboles y a la construcción en zonas aledañas a
estas fuentes de agua.
Según el ingeniero municipal de Medellín, el señor Alejandro López, para el año
de 1904 se disponía teóricamente en la ciudad de unos 500 litros de agua per
capita que podían ser utilizados y haber terminado en las rudimentarias
alcantarillas o desagües de la ciudad, cuando en ese entonces había ciudades
37
como Londres que no alcanzaban ni a los 100 y 150 litros, que ya se consideraban
bastante para los menesteres domésticos31.
Con el aumento en la generación de excrementos, el lavado de ropas en las
quebradas y la contaminación generada por las industrias comenzó todo el
proceso de putrefacción y pérdida de las principales fuentes hídricas en Medellín,
debido a la salida al exterior de todas las aguas negras en zonas habitadas, lo que
terminó constituyendo un problema de salud pública32.
Imagen 11. Río Medellín.
El río Medellín y sus quebradas fueron aprovechas al máximo. En la parte del fondo del río, se puede observar cómo buses y carros eran conducidos hasta dentro del agua para ser lavados. Al costado izquierdo se ven unas lavanderas y más a la derecha una carreta con caballos extrayendo materiales como arena y piedra. Fuente: Grupo de Historia Fotográfica de Medellín.
31
Libardo Ospina, Una vida, una lucha, una victoria: monografía histórica de las empresas y servicios públicos de Medellín (Medellín: Empresas Públicas de Medellín, 1966), pág. 284. 32
Jaime Hernando Hincapié López, De la quebrada a la avenida…,.
38
Aguas residuales y enfermedades hídricas
Laurentino Muñoz en su Tratado Elemental de Higiene comenta: “Se entiende por
Higiene la preocupación constante por la conservación de la salud; el
cumplimiento de los preceptos que tienden a defender a la especie humana de las
enfermedades y a mantenerla en condiciones de luchar con éxito por la dignidad
del cuerpo y del espíritu”33.
La relación entre enfermedad y contaminación fue entendida sólo hasta el
momento en el que Robert Koch y Louis Pasteur desarrollaron la teoría de los
gérmenes. Desde ese instante se comenzó a hablar de saneamiento y a
comprenderse la manera en que el agua podía diseminar muchas enfermedades.
La fiebre tifoidea y el cólera eran las dos enfermedades más frecuentes que
causaron más muertes en las ciudades que surgieron de la revolución industrial.
Para ese entonces ya se contaba con la ciencia de la bacteriología, pero ésta aún
no había sido relacionada con el tema de tratamiento de aguas residuales.
Debido a que en el siglo XIX las descargas de agua residual hacia los grandes
cuerpos de agua no habían ocasionado grandes inconvenientes y también gracias
a la existencia de grandes extensiones de tierra, para por medio del riego disponer
de las aguas negras, en Estados Unidos el tratamiento de las aguas residuales no
había recibido mucha atención. Caso contrario sucedía en Europa, en donde las
corrientes de agua eran pequeñas y prácticamente no existían tierras donde
realizar la fertilización. Debido a ésto, se notaba un pequeño adelanto en los
33
Laurentino Muñoz, Tratado Elemental de Higiene (Bogotá: Imprenta Departamental, 1944), pág. 17.
39
sistemas de tratamiento de agua residual, al menos en aquellos países en proceso
de industrialización34.
Para el caso local, existen varios informes en los que se manifestaban múltiples
preocupaciones por mantener limpio el cauce de la quebrada Santa Elena, y junto
a ellos se fueron sumando otros similares con las quebradas La Palencia, La Loca,
el Zanjón y la de los Ejidos, amenazadas por el crecimiento del casco urbano. Las
calles de Medellín eran desaguadas generalmente por el medio y en algunos
lugares ya se venían construyendo desagües subterráneos pero sin control de las
autoridades. Por eso no es de extrañar que enfermedades como la fiebre tifoidea,
la disentería o el paludismo azotaran fuertemente a los habitantes35.
Por ejemplo, Nepomuceno Jiménez a finales del siglo XIX ya proponía en su tesis
de doctorado algunas medidas para desaparecer los grandes focos de infección
en las quebradas Santa Elena, La Palencia y La Loca. Él decía que se debía
impedir el desagüe de las alcantarillas y que se botaran basuras al lecho de ellas.
También proponía que las aguas negras se llevaran hasta las afueras de la ciudad
para derramarlas en el río, o lo que sería preferible y que ya desde ese entonces
se sabía, emplear esas aguas para el riego de las tierras, como lo hacían los
países con grandes extensiones. El doctor Nepomuceno sabía que estas reformas
necesitaban de tiempo, por lo que también expresaba que mientras estos cambios
se daban las autoridades deberían intervenir en la construcción de esclusas en la
quebrada Santa Elena para poder acumular agua en temporada de sequía y luego
34
Álvaro Salazar Arias, “Manejo de las Aguas Residuales en Medellín y su Área Metropolitana”, Letras Jurídicas Vol. 2: No. 2 (1997), pág. 33. 35
Revista Empresas Públicas de Medellín Vol. 15: No. 4 (2005), pág. 43.
40
abrirlas para poder limpiar las inmundicias aguas abajo. Pedía también hacer una
limpieza completa de dicha quebrada sobre todo de Junín hacia adelante y
reconstruir las alcantarillas que estén en contacto con las tuberías de agua
potable36.
Por diferentes factores como las condiciones económicas y sociales, sumadas a
las deficientes alcantarillas, el aseo y la salud pública en la época se encontraban
relacionadas con el agua, que si se asocian con los hábitos y las costumbres de la
población, influían directamente sobre el estado de salubridad y por lo tanto en las
enfermedades de los ciudadanos especialmente de los más pobres.
La insalubridad de la ciudad, acompañada por el desaseo de los habitantes, debió
ser una dura prueba para la medicina del momento. Según estadísticas del médico
municipal, en febrero de 1912 hubo en la ciudad 42 muertes, de las cuales 22
fueron causadas por enfermedades gastrointestinales. Para mayo de ese mismo
año se dio una epidemia de fiebre tifoidea que según informes no ocasionó mucha
mortalidad pero que sí dejó la necesidad urgente de mejorar tanto acueductos
como alcantarillados, debido a que estos dos tipos de agua se estaban mezclando
constantemente, llegando a las casas aguas cargadas con el germen de la fiebre
tifoidea y de otras enfermedades habitantes de las aguas sucias37.
El Concejo trató de brindarle atención al alcantarillado de la ciudad por medio de
normas de aseo. En 1919, por ejemplo, prohibió excusados volantes sobre los
36
Nepomuceno Jiménez J., “Notas sobre las aguas de Medellín” (Tesis Doctorado en Medicina, Universidad de Antioquia, 1895). 37
Jorge Márquez Valderrama y Juan Esteban Santa, “Agua y salud en la configuración del espacio urbano de Medellín (1886-1913)”, Revista Trashumante, Número 2 (2013), pág. 126.
41
arroyos aledaños a las vías públicas, haciendo también refracciones y contratos
para el mejoramiento de éstas. No obstante, los alcantarillados, según el ingeniero
Mariano Roldán, habían sido construidos fragmentariamente sin un método o un
plan general, en donde las aguas negras se mezclaban con las de uso y consumo
doméstico38.
Con total certeza existían sectores más contaminados que otros. Por ejemplo, en
la zona entre Junín y Palacé, en las partes posteriores de las casas se
encontraban excusados, basuras colgando, ratones muertos y muchos
desperdicios corriendo aguas abajo, que despedían un olor muy fuerte y donde se
formaban verdaderos semilleros de microorganismos.
38
Gloria León Gómez, “Origen y dinámica de los acueductos”…, pág. 125.
42
Imagen 12. Lavadores de oro
Lavadores en la quebrada Santa Elena. Al lado derecho se observan excusados volantes que salen de las casas y que descargan sus desechos directamente a la quebrada más importante de la ciudad. También se aprecian en las paredes vertimientos de aguas negras provenientes de las casas. Fuente: Grupo de Historia Fotográfica de Medellín.
No se puede pasar por alto el tema de las letrinas o excusados, que consistían
generalmente en una zanja profunda, forrada con adobe quemado y tapada con
un cajón de madera con uno o varios huecos. Por la zanja corría una pequeña
cantidad de agua, insuficiente para arrastrar los excrementos sólidos, y razón por
la cual sus olores estaban en constante comunicación con las habitaciones39.
Como dice Rodrigo García en su capítulo sobre el agua en la vida de la ciudad:
“la experiencia de la ciudad venía mostrando como muchos de los
problemas de salubridad estaban relacionados con la contaminación de las
39
Nepomuceno Jiménez J., “Notas sobre las aguas de Medellín”. (Tesis Doctorado en Medicina, Universidad de Antioquia, 1895).
43
corrientes que abastecían el acueducto municipal, aún antes de la
bocatoma, por las residencias semiurbanas que drenaban sus aguas sucias
hacia la quebrada Santa Elena o sus afluentes, y así mismo, con la
superficialidad del acueducto municipal, al cual, por averías o por fraudes
mal hechos, penetraban las aguas de desecho”40.
Continuamente los habitantes de la ciudad ingerían por medio del agua impotable
partículas excrementicias con presencia de agentes patógenos, atentando contra
su salud41. Desechos, basura de diferente clase y hasta animales muertos que no
alcanzaban los gallinazos a devorar, caían a los acueductos públicos, a los
nacimientos y a las tomas de agua potable en la quebrada Santa Elena y en
Piedras Blancas, de donde se sacaba principalmente el agua de consumo
humano.
La comisión sanitaria de la ciudad daba unos informes periódicos y registraba la
carencia de recursos para coleccionar y disponer basura, barrer y limpiar las
calles, las plazas y los excusados, así como la irrigación de vías y avenidas.
Informaban que las cajas de agua presentaban un lamentable estado de deterioro,
y en las calles se ordeñaba y picaba comida a las vacas, mulas y caballos que
transitaban libremente ensuciando las vías públicas. Tales situaciones exigían
reglamentaciones de aseo, por eso sólo hasta 1915 se hizo obligatorio este
servicio en la ciudad42.
40
GARCÍA ESTRADA, Rodrigo., “El agua en la vida de la ciudad”. En Cien Años Haciendo Ciudad. Medellín: La Sociedad, 1999, pág. 193. 41
Rodrigo García Estrada, “El agua en la vida de la ciudad”…, pág. 186. 42
Gloria León Gómez, “Origen y dinámica de los acueductos”…, pág. 128.
44
Imagen 13. Publicidad.
Propaganda visual de Medellín en la que se observa una alta preocupación por las enfermedades gastrointestinales, responsables del mayor número de muertes en la ciudad. Publicidad Saiz de Carlos, Revista Progreso (Medellín), Biblioteca Pública Piloto. Foto tomada por el autor.
Para esa época los higienistas enmarcaron la limpieza y la utilización del agua
como prácticas para mantener un cuerpo sano, que igualmente daría una
sensación de placer. En la década de 1920 el baño diario del cuerpo entero, el
lavado de los dientes y la boca, al igual que la cara y las manos durante varias
veces al día, el uso de jabones y el lavado de la ropa, se volverían normas
generales que ayudarían a la disminución de las enfermedades y muertes en la
región. Sin embargo, los sectores populares de la ciudad contaban con un servicio
de agua restringido debido a sus limitadas condiciones económicas. Utilizaban en
sus patios traseros bombas de agua para extraer el líquido del subsuelo –con todo
45
tipo de impurezas–, destinada para el consumo humano, lo que permite
comprender mejor la relación entre las enfermedades hídricas y el agua.
Ya para el año 1925, debido a la situación sanitaria, la mortalidad en Medellín por
causa de la fiebre tifoidea y la disentería era muy alta. La mortalidad anual era de
55 por cada 100.000 habitantes debido a la tifoidea y de 150 por 100.000 a la
disentería, cuando en contraste en ese entonces se tenían datos de 8.4, 8.2 y 1.4
por 100.000 personas en ciudades como Jersey City, Cleveland y Chicago43.
Según los archivos de la Sociedad de Mejoras Públicas, para el año 1925 ya se
encontraban construidos unos orinales públicos en toda la ciudad, que colaboraron
con el mejoramiento de la salud pública. Esta idea había sido planeada desde al
año anterior por la misma SMP como otra manera de incentivar la higiene en la
ciudad y disminuir las enfermedades44.
Se entiende entonces que junto a estas prácticas de saneamiento y protección
contra enfermedades, era de suma importancia que el alcantarillado funcionara
bien, que se minimizaran los olores desagradables y se asegurara la conservación
de las instalaciones sanitarias.
43
Dato encontrado en el Archivo Histórico de Medellín. Alcaldía Municipal. 44
“Acta”, Medellín, junio 23 de 1924, ASMP, Actas, Libro 8, acta No. 804.
46
CAPÍTULO 2. EL ALCANTARILLADO Y LAS AGUAS RESIDUALES
Imagen 14. Instalación de alcantarillado.
En 1936 se inauguró un pequeño sistema de alcantarillado para el centro de la ciudad. La SMP manifestó siempre una preocupación por mejorar este aspecto sanitario y colaboró para que se estableciera un sistema adecuado de manejo de aguas negras. Archivo Fotográfico Francisco Mejía Instalación de alcantarillado, 1936, fotografía, Biblioteca Pública Piloto, Medellín.
47
El llamado “método seco” que recolectaba los excrementos humanos fue el que
precedió al método más moderno de la conducción con agua, que consistía en la
acumulación de deyecciones en lugares especiales, montones o pozos negros,
para luego ser extraídos a mano y transportados al lugar de su evacuación.
En muchas de las grandes ciudades del mundo, los individuos estaban
acostumbrados a vivir en sótanos y bodegas, descargando sus desechos, materia
fecal y orines en bóvedas o letrinas que se encontraban, en la mayoría de los
casos, a un nivel igual o superior al de las viviendas, lo que ocasionaba con
bastante frecuencia que sus contenidos se filtraran en las viviendas que se
encontraran al lado. Luego de ésto, se empezaron a construir drenajes de aguas
lluvias para descargar las materias fecales, lo que fue visto como un medio
económico y bastante rápido con el que se resolvía el problema de la higiene y la
estética. De esta forma se crearon los alcantarillados combinados. El sistema de
conducción por agua consistía entonces en mezclar las deyecciones humanas con
suficiente agua para que actuara como vehículo, formándose así las aguas negras
que posteriormente serían recolectadas por medio de unas tuberías para enviarlas
al punto donde pudieran ser tratadas o depositadas finalmente45.
Se denominó “alcantarillados separados” a la construcción de alcantarillados
sanitarios y de drenajes de aguas lluvias. Dicha medida fue impulsada a mediados
del siglo XIX y venía acompañada de un mensaje que decía: “la lluvia al río y las
aguas negras al suelo”46, debido a que las aguas negras provenientes de casas
45
Harold Babbitt y Robert Baumann, Alcantarillado y tratamiento de aguas negras (México: Compañía Editorial Continental, 1975), pág. 13. 46
Álvaro Salazar Arias, “Manejo de las Aguas Residuales en Medellín”…, pág. 29.
48
contienen nutrientes que ayudan al mejoramiento de los suelos. Al mismo tiempo
que los alcantarillados iban siendo mejorados, en las ciudades más grandes las
plantas de potabilización de agua generaron un incremento en el uso de ésta, y
por lo tanto un aumento en la producción de aguas negras. Dicho incremento
ocasionó también el desuso de letrinas y la mayor utilización de los alcantarillados.
En Chicago el primer proyecto de alcantarillado combinado se dio en 1885, pero
en Memphis, Tennessee, se construyó el primer alcantarillado separado en 1880.
En el año 1892, veintidós ciudades de los Estados Unidos ya contaban con
alcantarillados separados, aunque debe decirse que estaban ubicados en
ciudades pequeñas y que llevaban sus aguas residuales directamente a las
plantas de tratamiento. Las ciudades más grandes seguían construyendo
alcantarillados combinados y utilizando las corrientes de aguas como fuentes
receptoras de sus desechos47.
Debe resaltarse que prácticamente toda Europa sólo alcanzó el beneficio de la
limpieza urbana más o menos de la misma manera en la que hoy se puede
observar, en épocas medianamente recientes y ello gracias a las revoluciones
higienistas de los siglos XIX y XX48.
El alcantarillado termina siendo el mejor método para recoger y evacuar las
inmundicias líquidas y los excrementos humanos de manera satisfactoria, ya que
todo lo que va a la alcantarilla es arrastrado por el agua. Sin embargo, ahora el
problema había sido trasladado a las corrientes acuáticas de la zona, ya que
47
Álvaro Salazar Arias, “Manejo de las Aguas Residuales en Medellín”…, pág. 29. 48
Beatriz Blasco Esquivias, ¡Agua va! La higiene urbana en Madrid (1561-1761) (Madrid: Casa Madrid; Colección Márquez de Pontejos, 1998), pág. 232.
49
cuando estos alcantarillados combinados comenzaron sus descargas a lagos y
ríos, la capacidad receptora de estas fuentes comenzó a sobrecargarse. Debido a
ésto, es sabido que en la actualidad todos los sistemas empleados para la
recolección de aguas negras deben terminar su recorrido en una planta de
tratamiento para aguas residuales, pues allí es donde se mejorarán las
características del agua antes de que ésta sea vertida a cualquier fuente
receptora.
El alcantarillado de Medellín
Imagen 15. Alcantarillado.
La imagen ilustra la construcción del alcantarillado en la carrera Junín en la segunda mitad de la década de 1940. Anónimo, Alcantarillado de Medellín, 1940, fotografía, Biblioteca Pública Piloto,
Medellín.
50
A comienzos del siglo XX la alcantarilla principal de la ciudad era El zanjón de
Guanteros, que se encontraba por la calle de Bomboná y otras del mismo sector,
llegaba hasta Guayaquil y pasaba por un lado de la Plaza de Mercado hasta
desembocar directamente en el río. Esta alcantarilla recibió aguas de muchas
letrinas, pasando de forma descubierta por solares y hasta por el interior de
algunas casas a poca profundidad del piso. Fue construida con materiales muy
malos y permeables, mostraba poca o ninguna pendiente en algunos sectores,
generando la acumulación de inmundicias (como las llamaban en ese entonces)
ya que el agua no corría con velocidad y fuerza suficiente. La fetidez que despedía
esta alcantarilla fue tal, que en esa época el médico Nepomuceno Jiménez
indicaba que se sentía con sólo pasar por algunas de las calles que recorría.
En la Calle de Ayacucho había otra gran alcantarilla que comenzaba en el cruce
de esta calle con la de Bolívar y que iba a desembocar en el Zanjón de Guanteros,
a unos 140 metros antes de llegar al río Medellín. Fue construida con adobe
quemado y piedra, al igual que las otras alcantarillas de la ciudad.
Por la Calle Zea corría otra alcantarilla de aproximadamente 250 metros de
longitud, que comenzaba con el cruce de esta calle y la de Cundinamarca,
terminando en la quebrada Santa Elena. La alcantarilla de la Calle Perú fue
construida entre el cruce de esta calle con la del Palo, atravesando de oriente a
occidente el Parque de Bolívar y desaguando en la quebrada La Loca.
Por las calles de Caracas, Córdoba, Ricaurte y Aguinaga corrían otras alcantarillas
que estaban en las mismas condiciones que las anteriores y desaguaban en la
51
quebrada Santa Elena49. Nepomuceno Jiménez expuso en 1895 la necesidad de
mejorar los pocos alcantarillados existentes y explicó cómo debían construirse:
“…las alcantarillas y letrinas infectan la ciudad de una manera alarmante…
tenemos la necesidad de mejorar nuestras alcantarillas que deben
construirse con adobe quemado y piedra silícea, unidos por cal hidráulica, y
su interior recubierto de una capa delgada del mismo u otro cimiento. Se
les debe dar una forma ovoide y una pendiente bastante fuerte para impedir
el estancamiento, acumulación y endurecimiento de las inmundicias. La
altura de su bóveda debe permitir un hombre de pie; las paredes de piedra
no tendrán ninguna hendidura, ningún ángulo, ninguna salida debe
encontrarse en todo el trayecto de la alcantarilla. Los cambios de dirección
deben ser perfectamente arredondeados y se abrirán bocas o respiraderos
de trecho en trecho”50.
El ingeniero René Rigal fue contratado en 1913 para realizar un estudio acerca del
abastecimiento de aguas y alcantarillado de la ciudad de Medellín. Encontró que la
red de alcantarillado tenía dos inconvenientes principalmente: la permeabilidad de
las tuberías, a la que se le debe atribuir la propagación de la fiebre tifoidea por
causa de su proximidad con la red del acueducto, igualmente permeable; y la
incomodidad que generaba el derrame a la quebrada Santa Elena de las aguas
usadas, cuando el caudal que corría por ella era insuficientes para diluirlas. En el
Plano de Distribución de Aguas realizado por Rigal, es posible identificar que el
nuevo acueducto diseñado por él prefería la utilización de las aguas de la
49
Nepomuceno Jiménez J., “Notas sobre las aguas de Medellín” (Tesis Doctorado en Medicina, Universidad de Antioquia, 1895). 50
Nepomuceno Jiménez J., “Notas sobre las aguas de Medellín” (Tesis Doctorado en Medicina, Universidad de Antioquia, 1895).
52
quebrada Piedras Blancas y no las de Santa Elena, debido a su alto nivel de
contaminación. Además, proponía un sistema unitario, es decir, que aguas negras
y aguas lluvias circularan por la misma tubería, debido a que ésto generaría un
menor costo en la construcción (ver imagen 16).
Imagen 16. Plano Distribución de aguas, 1913.
Este plano fue realizado entre enero y mayo de 1913 por el Ingeniero René Rigal. La escala utilizada fue de 1:5000. En este plano el acueducto trae sus aguas desde la quebrada Piedras Blancas y no tiene en cuenta la quebrada Santa Elena por su grado de contaminación. Las líneas de color amarillo delinean la quebrada Santa Elena y el río Medellín, mientras que las líneas rojas indican las calles más importantes de la época como la calle Colombia y la calle San Juan. También se resaltaron algunos sitios importantes de la ciudad, tanto de ahora como de ese momento: el Parque de Berrío y el Parque de Bolívar. Ingeniero René Rigal, Plano distribución de aguas, 1913, Plano, Archivo Histórico de Antioquia, Medellín. Foto tomada y retocada por el autor.
53
Se encontró también un nuevo Plano de Distribución de Aguas, firmado por G.
Botero en 1922 (ver imagen 17). Este es un plano de actualización con respecto al
diseñado en 1913, donde se tienen en cuenta las líneas de acueducto existentes y
las que vienen en construcción. También se pudo observar que cada tramo cuenta
con las especificaciones de diámetro requeridas según la cantidad de agua que se
pretendía hacer pasar por dicha sección.
Imagen 17. Plano distribución de agua, 1922.
Plano de distribución de aguas con tubería de hierro. Fue entregado en diciembre de 1922. La escala utilizada para el diseño fue de 1:2500. Mejora el plano realizado por el ingeniero René Rigal. Se resaltó con amarillo la Quebrada Santa Elena y con rojo las calles principales como Colombia y San Juan. Ingeniero G. Botero, Plano distribución de aguas, 1922, Plano, Archivo Histórico de Antioquia, Medellín. Foto tomada y retocada por el autor.
54
El ingeniero René Rigal también propuso un cobro estándar para que se
estableciera un régimen tarifario que ayudara al mantenimiento de la tubería de
agua potable y de las alcantarillas existentes. Éste consistía en que se cobrara
cierta cantidad de dinero no por el agua usada, sino por el agua negra producida
en las propiedades (sistema exitoso en Inglaterra y Buenos Aires), de modo que el
precio que pagaban los ricos de la ciudad no era el mismo que el de las clases
bajas.
Desafortunadamente, la ciudad no contaba con buenas condiciones económicas,
a diferencia de muchas ciudades del extranjero, para construir el acueducto y el
alcantarillado simultáneamente. La situación presupuestal del municipio era baja,
tanto que la solución fue que los habitantes de cada sector sufragaran el 50% del
costo de las obras para que estas pudieran ser realizadas. En 1925:
“El secretario del Concejo Municipal informa que esa entidad atendiendo a
las solicitudes de la SMP ha ordenado a la Junta de Obras Públicas que
proceda al alcantarillado y pavimentación de la Plazuela José Félix de
Restrepo, siempre que los vecinos que resultan interesados en esas obras
contribuyan con el 50% del costo de la pavimentación”51.
A estos problemas de presupuesto se sumaban otras razones. Las obras de
alcantarillado normalmente se posponían porque se consideraban de menor
prioridad frente al abastecimiento de agua potable para la ciudad. Por lo tanto, el
alcantarillado fue construido de una manera muy desordenada por parte de
51
“Acta”, Medellín, julio 20 de 1925, ASMP, Actas, Libro 8, acta No. 847.
55
algunos particulares que lo asumían por su cuenta y riesgo, y en otras ocasiones
mediante contratos con constructores locales, como se informa en las actas de
1936 de la Sociedad de Mejoras Públicas:
“El señor Agudelo informó que habló con el señor ingeniero de servicios
públicos, quien le manifestó que sólo una parte de la carrera Girardot falta
por alcantarillar, y que no sabía si la carrera Córdoba está totalmente
alcantarillada; que hasta ahora los vecinos interesados no han hecho oferta
para pavimentar esas carreras, y que si se consiguen tales ofertas la
Ingeniería le dará preferencia a la pavimentación de las mencionadas
carreras”52.
Se sabe entonces que antes de los años 40 el alcantarillado de Medellín era
bastante precario, se había construido sin un orden establecido, favoreciendo a
quienes tuviesen el dinero para ayudar en la construcción y utilizando diferentes
tipos de materiales. Sin embargo, tenían algo en común: las aguas negras eran
descargas a las fuentes hídricas más cercanas. Constanza Toro B. sobre el Plan
de Alcantarillado para la ciudad resume muy bien la caótica situación:
“… se sobre dimensionaron algunos de los precarios sistemas separados
de alcantarillado, al verter las aguas negras en las quebradas y dejar correr
las aguas lluvias por las vías de la ciudad, sin un sistema organizado de
colectores que permitiera decantar las inmundicias que llegaban al río
Medellín. Si bien la quebrada de Santa Elena había sido cubierta en 1926,
a causa de los malos olores que emitía y de los peligros higiénicos por
convertirse en una alcantarilla abierta, su caudal era insuficiente para diluir
52
“Acta”, Medellín, septiembre 7 de 1936, ASMP, Actas, Libro 12, acta No. 1296.
56
las agua negras que llegaban a su cauce para desembocar finalmente en el
río Medellín”53.
Para el año 1942 había alrededor de setenta estudios para alcantarillado y
cuarenta y dos estaban siendo construidos en el país. Esto es mínimo si se tiene
en cuenta que para ese entonces había ochocientos siete municipios en Colombia.
Ahora se puede entender mejor el impacto ambiental tan grave, no sólo en
Medellín, sino en todo el país a consecuencia de sus aguas negras y de la falta de
tratamiento54.
En 1944, en su tesis de grado el ingeniero José Tejada planteó la necesidad de
recalcular y rediseñar todo el alcantarillado de la ciudad, y reformar los pozos de
inspección para que la red se acomodara a las exigencias técnicas del momento.
También que se construyeran colectores que estarían relacionados con la red
futura de alcantarillado, y que se aislarían las aguas negras de las corrientes para
poder limpiarlas. Estos colectores irían paralelos a las quebradas para interceptar
las alcantarillas que desaguaban en ellas y permitir la descarga sólo cuando la
dilución de las aguas negras por las lluvias llegara a un límite prefijado. Habría dos
redes de colectores: una, la del lado oriental del río, de primera necesidad por el
alto índice de población en este sector, y otra por el lado occidental, sector que
permitía algún plazo para su ejecución. Se pensó entonces que la canalización del
río contribuiría enormemente al saneamiento de los terrenos aledaños al ayudar a
su desecación y con ella a la erradicación de los focos de infección palúdica. Sin
53
Constanza Toro B, “Los servicios Públicos en Medellín”…, pág. 536. 54
Laurentino Muñoz, Tratado Elemental de Higiene…, pág. 106.
57
embargo, hubo que esperar unos cuantos decenios para ver el inicio de estas
obras, mientras que el río Medellín pasaba a ser la “cloaca máxima” con aspecto
cada vez más sucio y olores nauseabundos55.
Un informe realizado en 1962 para el Banco Interamericano de Desarrollo sobre el
estado del sistema de alcantarillado de Medellín, muestra que las redes se
encontraban constituidas por una serie de tuberías en cemento, otras en barro
cocido no vitrificado, caños de ladrillo cocido y de piedra, y secciones en concreto
que descargaban sus aguas a diferentes quebradas y arroyos, que más adelante
llegan a desembocar en el río Medellín. Según el informe, este sistema se venía
desarrollando simplemente por las necesidades que hubiesen en el momento y no
por estar sujetas a un plan específico, lo cual causaba en muchas ocasiones
hundimientos en las vías públicas, perjudicando a vehículos y peatones y además
modificando la calidad de las aguas de las fuentes naturales cercanas. Formaba
asimismo, problemas sanitarios graves debido a que para esa época aún
continuaban observándose gente bañándose y lavando ropas, generándose un
problema fuerte para la salud56. En la imagen 18 se puede observar, cómo la parte
posterior de las casas daba prácticamente a una quebrada, esto para facilitar la
salida de las mujeres a lavar las ropas del hogar y luego entrar a extenderlas en
sus patios.
55
Revista Empresas Públicas de Medellín Vol. 15: No. 4 (2005), pág. 68. 56
Greeley y Hansen, Informe al Banco Interamericano de Desarrollo. Aplicación del Plan Piloto para el Alcantarillado Sanitario de la ciudad de Medellín (Medellín: 1962).
58
Imagen 18. Lavanderas.
Muestra la quebrada Santa Elena entrando en la ciudad, posiblemente cerca de la Toma. Se observan lavanderas y otras personas en la margen del río. Anónimo, Quebrada Santa Elena, fotografía, Biblioteca Pública Piloto, Medellín.
Municipalización de los servicios públicos y creación de las Empresas
Públicas Municipales
La municipalización o socialización de los servicios públicos fue iniciada en 1909
en los Estados Unidos. Esta idea fue seguida por la élite antioqueña representada
en el Concejo de Medellín y tuvo como aliado importante a la Sociedad de Mejoras
Públicas. Dentro de los servicios públicos básicos se encontraban el acueducto y
59
alcantarillado, aseo, mataderos y ferias de ganado, incluso el transporte urbano57.
Rodrigo García define el servicio público de la siguiente manera:
“El concepto de servicio público es histórico. A lo largo del tiempo, muchos
han sido los servicios que han sido catalogados por las distintas épocas y
culturas como de carácter público, y por lo tanto sobre ellos el Estado ha
ejercido una regulación permanente. El agua, la sal, el aceite, ciertos
metales, la pólvora, y posteriormente la energía eléctrica, el petróleo, el
transporte férreo, los puertos, las telecomunicaciones, se han ganado en
diferentes momentos y lugares, la consideración de servicio público. Pero el
carácter público no necesariamente implica que sea prestado por una
organización del Estado. Es público en la medida en que es un bien o
servicio indispensable para que la mayoría de la población cuente con los
niveles de vida alcanzados por la civilización en cada uno de sus estadios
de desarrollo. Por lo tanto, un servicio público puede dejar de serlo y un
servicio que sólo era propio de las elites pasa a ser público con su
masificación”58.
El proceso de municipalización de las aguas y acueductos se dio específicamente
mediante varios acuerdos. El primero de ellos durante 1888 con el acuerdo 28, en
donde se ordenaba el derecho exclusivo de introducir aguas a la ciudad
acompañado de normas de vigilancia, distribución y conservación. También en
ese mismo año se autorizaba la variación de acueductos, pues algunos
particulares tomaban el agua de los vecinos y la utilizaban para beneficios propios
sin contraprestación alguna. Con el acuerdo 17 de 1890 se ordenaba formar una
lista completa de aguas para examinar la situación real de las mismas.
57
Fernando Botero Herrera, Medellín 1890-1950. Historia urbana y juego de intereses (Medellín: Universidad de Antioquia, 1996), pág. 30. 58
Rodrigo García Estrada, “El agua en la vida de la ciudad”…, pág. 184.
60
En 1890 el distrito compró el acueducto de Piedras Blancas. Se ordenó la traída
de agua potable de la quebrada Santa Elena en 1891 y la construcción de su
acueducto para proveer de agua los barrios de oriente, centro y sur de la ciudad.
En 1901 el Concejo, mediante el acuerdo 31, prohibió la venta de aguas del
distrito y dispuso darlas en arrendamiento. Podría decirse entonces que a partir de
1888 toda la atención de los dirigentes de Medellín estuvo puesta en las aguas,
incluso por encima de otros servicios como la energía eléctrica y el transporte.
Además, con la compra del acueducto se tiene un punto de referencia hacia la
municipalización de las aguas, puesto que fortaleció la prestación del servicio por
parte del sector público.
Las experiencias obtenidas con empresas privadas, a pesar de los privilegios que
se les concedieron para la prestación de los servicios públicos, no mostraron
buenos resultados. Factores como el enriquecimiento de particulares con aguas
municipales, despojo del uso de las mismas, contratos incumplidos o sin cumplir
con los requisitos jurídicos, muestran el desorden social y administrativo de este
periodo. Específicamente en el tema de aguas, el incumplimiento en el pago del
arrendamiento de aguas, la multiplicación y el desvío clandestino de pajas de agua
para evitar así pagarle al distrito el servicio, la apertura y obstrucción de cajas de
reparto, y las conexiones en disputa, eran la constante a la que difícilmente la
Junta Administradora del ramo ponía freno.
De tal manera que, a partir de 1913, la Ley 4a decretada por el Congreso de
Colombia y que se dio a conocer en el Diario Oficial el 22 de Agosto de ese año,
permitió a los concejos municipales crear juntas que administraran las diferentes
61
ramas del servicio público y que se reglamentaran sus atribuciones. Con este
nuevo escenario se creó en el mismo año, la “junta autónoma para la Empresa de
la tubería de hierro y alcantarillado. Aunque vale aclarar que ya desde 1905 se
había declarado de utilidad pública el establecimiento de tubería de hierro para el
servicio público de las aguas potables en la ciudad59.
La entidad prestadora del servicio recibió varios nombres: Empresas Públicas
Municipales durante los años veinte, Departamento de Empresas y Servicios en
los treinta y en 1955, antes de convertirse en EEPPM, se dividió en tres secciones:
la primera de energía eléctrica, la segunda de teléfonos, tranvía y acueducto y la
tercera para mercado, matadero, feria, planta de leches, montepío, tejas y fábricas
de tubos60.
Luis Mauricio Cuervo, en su informe sobre la historia del sector de acueductos y
alcantarillados en Colombia dice:
“Las principales preocupaciones del Estado Central colombiano anterior a
los años treinta habían girado en torno de la integración territorial del país.
Actividades como la de provisión del agua potable y alcantarillados estaban
en manos de las administraciones municipales. La única participación
financiera que el estado poseía se daba a través de auxilios que el
Congreso Nacional destinaba a obras específicas en este campo” 61
La temprana municipalización de los servicios públicos en 1918 no tenía
precedentes en América Latina y por supuesto mucho menos en Colombia. Podría
59
Fernando Botero Herrera y Luis Javier Villegas, Una mirada al pasado, una visión de futuro (Medellín: Empresas Públicas de Medellín, 2000), pág. 17. 60
Juan Carlos López Diez, “El agua que nos cae. Del origen de la electricidad al nacimiento de Empresas Públicas de Medellín”, Historia y Sociedad No. 10 (2004). 61
Luis Mauricio Cuervo G. La historia del sector de acueductos y alcantarillados en Colombia. Bogotá: Cinep, 1991, pág. 3.
62
decirse que esta acción se convirtió en una condición más que necesaria para la
industrialización de la ciudad de Medellín, y a su vez, ayudó a dar los primeros
pasos de organización urbana. Mucho más adelante, con la creación de las
Empresas Públicas de Medellín, sin vínculo alguno con la gestión ordinaria de la
administración pública, y con su propia autonomía, independencia y
descentralización, se logró reunir de buena manera y en una sola entidad el
manejo y distribución de los cuatro servicios básicos: energía y alumbrado público,
teléfono, acueducto y alcantarillado62.
En su publicación sobre el Concejo de Medellín, Rodrigo García hace un recuento
acerca de los primeros pasos que se dieron para la creación de las Empresas
Municipales:
“En un principio los empresarios se organizaron en torno a tertulias y clubes
sociales, en los cuales debatían sus ideales políticos, estéticos y literarios.
Recurrieron a la creación de instituciones de carácter privado como la
Sociedad de Mejoras Públicas para constituirse en un grupo de presión
desde el cual llegar a la Municipalidad con propuestas coherentes y
respaldadas en el prestigio de sus socios. Participaron activamente en el
devenir del Concejo de la Ciudad, como máxima instancia de
representación de la ciudadanía en el orden local, por cuya aprobación
debía pasar todo proyecto que tuviera por intención definir el rumbo de la
ciudad. Fueron nuestros empresarios los abanderados de la
municipalización de los servicios públicos.”…“Lo cierto es que, bajo la
dirección de esta burguesía, la mayoría de los servicios administrados por
empresas o sociedades privadas, en virtud de privilegios otorgados a fines
del siglo XIX por el Cabildo, pasaron uno a uno a la administración del
Municipio, entre 1911 y 1919, constituyéndose, al término del último año,
62
Constanza Toro B, “Los servicios Públicos en Medellín”…, pág. 531.
63
una entidad pública bajo la razón social Empresas Públicas Municipales, en
torno a la cual se articulaban dichas empresas” 63.
Mediante el acuerdo No. 57 del 14 de abril de 1919 de las Empresas Públicas
Municipales, se estableció que todas las decisiones de trascendencia que
afectaran a algunas de las empresas en particular debían ser consultadas por el
Superintendente General de Empresas Municipales, quien luego lo sometía a la
aprobación del Concejo Municipal64.
Entre los años 1917 y 1920 se municipalizaron los principales servicios
domiciliarios (agua y alcantarillado, energía y teléfono)65. Las Empresas Públicas
Municipales tomaron a su cargo los servicios modernos como la plaza de
mercado, la planta telefónica, el acueducto de Piedras Blancas, la tubería de
hierro, el matadero, las plantas de energía eléctrica, el matadero, la feria de
animales y el tranvía eléctrico, mientras que la Oficina de Ingeniería Municipal
(llamada municipio chico porque no contaba con muchos recursos) tenía adscritos
inicialmente el acueducto de Santa Elena, el alcantarillado y el sostenimiento de
los cauces del río y de la quebrada.
63
Rodrigo García Estrada,. El Concejo de Medellín…, pág. 56. 64
Rodrigo García Estrada, El Concejo de Medellín…, pág. 56. 65
Fernando Botero Herrera y Luis Javier Villegas, Una mirada al pasado…, pág. 18.
64
CAPÍTULO 3. TRANSFORMACIÓN DEL PAISAJE URBANO,
SANEAMIENTO E HIGIENE
Don Lucrecio Vélez, un habitante de Medellín, nacido el 2 de febrero de 1850 en
Bello, Antioquia, comentaba de forma jocosa que entre las muchas formas de
volverse loco, la más segura era siguiéndole la pista a las aguas públicas de
Medellín. El río Medellín recibía aproximadamente 78 quebradas afluentes entre
su recorrido desde el Alto de las Minas y los límites entre Barbosa y Girardota.
Ninguna de estas quebradas se conserva, pues por desmontes en sus cabeceras
y en las riveras, se fueron secando. Con cierta nostalgia se recuerdan nombres
como: Las Minas, La Salada, La Lejía, Santa Gertrudis, La Valeria, La Miel, El
Matadero, La Culebra, La Tablaza, La Estrella, La Cano, La Raya,
Quebradagrande, La Chocha, La Muñoz, La Sebastiana, La Manguala, La Ayurá,
Doña María, La Zúñiga, La Raya, Jabalcón, La Aguacatala, la de Don Sinforoso,
La Murciélaga, La Poblada, La Guayabala, El Indio, La Altavista, La Picacha, La
Matea, Ana Díaz, La Iguaná, La Hueso, el Zanjón de Guanteros, La Palencia, La
Loca, La Gallinaza, Santa Elena, La Espadera, Santa lucia, La Castro, El
Ahorcado, La Polca, El Chispero, La Bermejala, La María, El Pedregal, Copinol,
Portechuelo, Las Mulas, El Hato, La Señorita, El Barro, La García, Tierradentro o
el Tapial, La Chiquita, Quitasol o Niquía, Guacimal, Granizal o rodas, Fontidueño,
65
La Azulita, Piedras Blancas, El Chuscal, El Noral, Los Aguacates, El Ancón, la de
los Sierras, San Esteban, San Diego, San Andrés y Platanito, faltando algunas
otras66.
Imagen 19. Palacé
Las imágenes muestran cómo lucía Palacé antes de canalizar la quebrada Santa Elena en 1924, y luego de su canalización en 1941. Arriba: Archivo Fotográfico: Fotografía Rodríguez, Quebrada Santa Elena, por Palacé, 1924, fotografía, Biblioteca Pública Piloto, Medellín. Abajo: Archivo Fotográfico Francisco Mejía, Carrera Palacé, 1941, fotografía, Biblioteca Pública Piloto, Medellín.
66
Libardo Ospina, Una vida, una lucha, una victoria…, pág. 229.
66
Imagen 20. Quebrada la Iguaná.
Su cuenca está ubicada en la zona occidental del Valle de Aburrá. Archivo Fotográfico Gabriel Carvajal, Quebrada La Iguaná, 1967, fotografía, Biblioteca Pública Piloto, Medellín.
Saneamiento urbano e higiene
El agua es el elemento fundamental en el que piensa una población al momento
de instalarse en una región determinada. La ciudad de Medellín fue bastante
privilegiada ya que desde sus comienzos contaba con muchos recursos hídricos.
Contaba con su río y quebradas de causes profundos como Santa Elena, pero
también con quebradas más pequeñas y nacimientos de agua que embellecían el
paisaje de la ciudad. Los pobladores del Valle de Aburrá estaban inicialmente
ubicados en las riveras de las quebradas Santa Elena y Piedras Blancas,
cambiando poco a poco el paisaje de toda esta zona.
67
El agua entonces se convirtió en un factor modernizador que impulsaría el
desarrollo de la ciudad, influyendo en la transformación de los paisajes y jugando
un papel fundamental en la configuración de los distintos espacios de la ciudad. La
cercanía y disponibilidad de ríos y quebradas actuaban como barreras naturales
para el establecimiento de múltiples industrias. Entre los acueductos más
importantes se encuentra La Espadera, que en 1903 estaba suministrando 30
pajas de agua67. De la quebrada La Ladera también se tomaba agua,
aproximadamente 10 pajas, entre tanto otro acueducto más pequeño tomaba sus
aguas de la quebrada La Castro. Más de 30 pajas de agua daba el acueducto
llamado Seminario, que en realidad tomaba las aguas de la quebrada Zancudo.
Se habla también de las aguas provenientes de La Chocha o de los Escobares.
Medellín tuvo aguas de acueducto provenientes de “la bomba” llamadas así por el
método con el que eran extraídas. Se contaba en ese entonces con una empresa
privada denominada Sociedad de Aguas de la Ladera, que suministraba agua en
los sectores de Aranjuez y Campo Valdés y que tomaba sus aguas de unos
cristalinos manantiales que brotaban en la loma de La Ladera.
Para el año 1911, fecha en que se inició la obra del acueducto de hierro, Medellín
contaba con 88 fuentes públicas de agua de consumo, 41 de ellas se surtían con
agua de Piedras Blancas, 34 con agua proveniente de Santa Elena, 6 más con la
67
La paja de agua fue establecida como un patrón matemático base para la venta y consumo del agua. Esta medida fue establecida por ingenieros extranjeros que venían con contratos a la ciudad y fue contrastada con las medidas aplicadas en Europa. El patrón fue fijado aproximadamente en 1904 partiendo de la aceleración de la gravedad en la ciudad, la altura del agua sobre el centro del orificio por donde sale y las líneas en que se dividiera el caño. Basados entonces en dichos cálculos la paja de agua de 12 líneas equivalía a 19.78 metros cúbicos de derrame en 24 horas. Gloria León Gómez, “Origen y dinámica de los acueductos”…, pág. 67.
68
de La Espadería, 3 con agua del Zancudo, 2 con agua de La Chocha o de Los
Escobares y 2 con agua de los señores Berrío por medio de atanores (tubos) de
barro cocido pegados con Zulaque, que era una pasta utilizada para fijar cada uno
de los tramos de las cañerías.
Imagen 21. Pileta de Santa Rosa.
Los habitantes que no contaban con acueducto propio podían acudir a una de las 88 fuentes de la ciudad. Se observan caballos muy cerca de la fuente, lo cual contribuía a la contaminación de las aguas en esta pileta. Anónimo, Pileta de Santa Rosa, 1915, fotografía, Fuente: Grupo de Historia
Fotográfica de Medellín.
Medellín comenzó entonces a experimentar problemas higiénicos sanitarios,
causados por factores económicos y sociales que trajeron consigo un aumento
poblacional, incrementándose la pobreza y el desaseo, dando como resultado final
un aumento en enfermedades de origen hídrico. Por ejemplo, los análisis
69
bacteriológicos que se le realizaron en las partes más altas de la ciudad a la
quebrada Santa Elena a inicios del siglo XX, mostraban que en 7 de las 10
muestras que se tomaban en sus aguas se encontraba el bacilo del tifo, lo cual
indicaba un alto grado de infección.
Imagen 22. Puente Junín.
En la esquina izquierda superior las torres de La Candelaria. En la esquina de este puente funcionó la clínica La Samaritana, al igual que una sede del Banco de Colombia. La imagen captura el lugar antes de que se tomara la decisión de cubrir la quebrada por su contaminación y los olores que generaba. Anónimo, Puente Junín, 1905, fotografía, Biblioteca Pública Piloto, Medellín.
Las aguas negras que se generaban a comienzos del siglo XX desaguaban casi
todas directa o indirectamente en el zanjón de Guayaquil y principalmente en las
70
quebradas de Santa Elena, La Palencia y La Loca. Pocas de estas aguas negras
iban a parar a colectores subterráneos ya que debían pagar a la municipalidad una
suma determinada. Por ejemplo, en el año 1907 se debían pagar 50 pesos si el
agua se vertía en una alcantarilla cubierta, en comparación con los 25 pesos que
se pagaban por los vertimientos realizados a las quebradas o a viaductos
destapados68.
Otra característica que tuvo relación con el problema sanitario de Medellín fue su
ubicación; este factor le permitió disponer de múltiples fuentes de agua que con el
paso del tiempo sería uno de sus mayores problemas: debido a las continuas
presiones sobre sus cuencas hidrográficas, las quebradas y ríos, que alimentaban
tanto acueductos como pilas, disminuyeron notoriamente su caudal, lo que
afectaba el suministro y la calidad del agua potable, y a su vez, produjo el
estancamiento y la acumulación de muchos desechos a lo largo de los diferentes
cauces.
Debido a las pendientes que mostraban los terrenos de la ciudad, la solución más
obvia para la eliminación de los residuos fue la de empedrar las calles y construir
acequias. Es por esto que la topografía del terreno influyó también en la
salubridad, gracias a que la pendiente permitió que por las calles corrieran aguas
que arrastraban los desechos hasta los ríos. El problema surgía en los periodos de
sequía, pues con el aumento de la población se incrementó el volumen de basuras
y por ende los focos de infección.
68
Libardo Ospina, Una vida, una lucha, una victoria…, pág. 288.
71
Imagen 23. Calle Pichincha.
La foto muestra la pendiente natural con la que contaban muchas de las calles en la ciudad, lo que favorecía el arrastre de los desechos en las temporadas de lluvias. Anónimo, Calle Pichincha,
fotografía, Fuente: Grupo de Historia Fotográfica de Medellín.
Imagen 24. Canaleta calle Junín.
Las calles estaban empedradas y en el centro poseían una canaleta donde los desechos eran transportados por las aguas lluvias hasta la fuente de agua más cercana. Anónimo, Canaleta calle Junín, fotografía. Fuente: Grupo de Historia Fotográfica de Medellín.
72
Los árboles, específicamente las ceibas, fueron otro factor que afectó la higiene en
la ciudad. En una carta escrita por el señor Manuel J. Álvarez y dirigida al Concejo
de Medellín en 1907, se solicitaba que se cortaran muchos de los árboles
sembrados en la ciudad ya que estaban oscureciendo las vías angostas,
humedecían los pisos, dañaban techos de casas y destruían cañerías y desagües.
Que era preferible tener una ciudad con buenas cañerías, luz, aire, sol y pisos
secos. Con una comisión encabezada por don Miguel Moreno Jaramillo, director
de la revista Progreso en 1912, se verificó con facilidad que las quejas de muchos
habitantes de la ciudad no eran infundadas. En su informe se reconocía la
importancia que tienen los árboles en la higiene y en la estética de una ciudad,
pero que se había cometido un gravísimo error al sembrar árboles que
pertenecían a los bosques tropicales y no a ciudades de calles estrechas con un
sistema primitivo de cañerías de barro.
En ese mismo año, en un informe final realizado por el ingeniero municipal
Mariano Roldán, se concluye que con el rudimentario sistema de atanores de
barro no cabía sino una de las dos cosas: las ceibas o las cañerías. Es así como
el Concejo aprueba el derribo de los árboles69.
69
Jorge Márquez Valderrama y Juan Esteban Santa, “Agua y salud en la configuración”…, pág. 126.
73
Imagen 25. Ceiba en la Avenida la Playa.
En la imagen se observa la calle angosta y árboles como la ceiba, de troncos gruesos y gran follaje, convirtiéndolas en zonas húmedas y oscuras, haciendo difícil el paso por estos lugares. Gabriel Carvajal, Avenida La Playa, 1950, fotografía, Biblioteca Pública Piloto, Medellín.
Imagen 26. Avenida La Playa con el Palo.
La fotografía muestra el tipo de vegetación que había sido plantada a lo largo de la quebrada, trayendo, en algunos casos, problemas para la circulación de automóviles y peatones. Anónimo, Avenida la Playa con el Palo, 1923, fotografía. Fuente: Grupo de Historia Fotográfica de Medellín.
74
Imagen 27. La Ceiba.
En esta fotografía se puede observar cómo las raíces de esta Ceiba penetran y dañan las calles ya asfaltadas de la ciudad. Anónimo, La Ceiba, fotografía. Fuente: Grupo de Historia Fotográfica de
Medellín.
Se hizo evidente entonces la búsqueda de medidas tanto sanitarias como
higiénicas que pudieran mejorar el aspecto de la ciudad moderna. La construcción
de un acueducto con tubería de hierro puede ser visto como un aspecto positivo
para la higiene de la ciudad, ya que evitaba que el agua potable de los ciudadanos
se contaminara durante el recorrido. Sin embargo, se torna en algo negativo para
el saneamiento de Medellín, debido a que se alteró la dinámica del sistema,
incrementando el volumen de agua que llegaba a las casas, y por lo tanto
75
aumentó también la cantidad de agua residual que iba a las cloacas y alcantarillas,
y luego a los ríos y quebradas. Fue necesario construir un alcantarillado
subterráneo que condujera todas estas aguas, ocasionando que las acequias de
las calles comenzaran a perder su función de transportar desechos.
Según algunos higienistas, las necesidades de Medellín consistían en la
prevención de enfermedades transmisibles, el aseo de las personas y del
ambiente y en el cuidado de la salud de la población escolar.
La promoción de la higiene fue un proyecto que se lideró en Medellín por
diferentes instituciones, empresas y personas del común, que ayudaban a los más
necesitados y al control de las enfermedades. A comienzos del siglo XX, los
habitantes asociaban la higiene con un cambio de cultura, en donde la vista y el
olfato se agudizaban para percibir lo putrefacto, lo sucio, lo oscuro y lo feo como
elementos de rechazo y repulsión, generando exclusión social.
Una prueba de esto se dio cuando se estaba haciendo el cambio de las redes
antiguas por las de hierro modernas. Se descubrió una alcantarilla de aguas
negras que se derramaba en el acueducto y a los pocos días de ser interrumpido
este grave error, unas señoras del lugar llegaron a preguntar, quejándose, sobre
qué “le estaban echando al agua que ya no les sabía tan bueno como
anteriormente”70.
Se comenzó a pensar en el tratamiento del agua y de la leche, y en la realización
de campañas de vacunación. Se tomaron medidas para que las personas que
70
Libardo Ospina, Una vida, una lucha, una victoria…, pág. 238.
76
vivían cerca de las corrientes de agua se trasladaran o que por lo menos evitaran
que sus desechos llegaran a estas corrientes. En el año 1923 se inició una
campaña sanitaria, promovida por los dirigentes, para mejorar todos los aspectos
de la ciudad, llegando a implementar en 1928 la formación universitaria en higiene.
A los inspectores sanitarios se les exigía que informaran de fuentes de polución
como establos, porquerizas, habitaciones, etc.
Se estableció que las tuberías de agua no deberían colocarse en las mismas
zanjas que los colectores de las alcantarillas; de ser posible debía haber tres
metros de distancia entre las dos tuberías. Con el tiempo también se proyectó que
todas las tuberías recién colocadas o reparadas se tenían que esterilizar con cloro
antes de usarse. Para 1949 por un acuerdo del Concejo Municipal de Medellín, se
reorganizó la Dirección de Higiene, dividiéndose en los departamentos de Higiene
y Salubridad Pública, y Asistencia Social y Beneficencia71.
En el año 1958 se realizó el primer Seminario Antioqueño de Salud Pública, en el
cual se propusieron diferentes campañas. Una de ellas fue la de saneamiento
ambiental con la que se pretendía que la responsabilidad de este saneamiento
(aguas, disposición de excretas, control de alimentos, control de basuras y
exterminación de insectos entre otros) estuviera a cargo de un médico director del
organismo sanitario. Éste debería dirigir al personal ejecutor, haciendo que los
inspectores redujeran las visitas domiciliares y dieran una mayor importancia a
labores como el control de aguas de abastecimiento público, el control de
71
Cruz Elena Espinal Pérez, “El proceso de modernización y las transformaciones en la concepción de la higiene y la salud. Medellín, 1950-1970”, en Todos somos historia (Medellín: Suramericana, 2010), pág. 170.
77
alimentos, la buena disposición de basuras y la higienización de establecimientos
públicos. Estas campañas de educación sanitaria, debían ser realizadas por todos
los integrantes del organismo de salubridad y procurar obtener éxito en ellas a
base de convencimiento, para lo cual era indispensable que la Secretaría
Departamental de Salud Pública preparara de mejor manera técnica a sus
inspectores.
Otra de las campañas era la del agua y disposición de excretas, en la que se
recomendaba que los médicos de diferentes organismos intervinieran ante la
Sección de Fomento de la Secretaría de Obras Públicas y antes los Concejos
Municipales, para que se promoviera la construcción y el buen funcionamiento de
servicios esenciales como los acueductos y alcantarillados. El Seminario
recomendaba que la Gobernación vetara los presupuestos municipales que no
asignaran una partida adecuada para el ensanche, mejora y sostenimiento de
estas obras, a las cuales debía dárseles prioridad sobre las de carácter puramente
ornamental. Asimismo, que los médicos de los organismos sanitarios debían
dedicar un tiempo mayor a las labores esencialmente preventivas y de salud
pública. Para el desarrollo de esta campaña recordaban que en el país
aproximadamente el 70% de las viviendas no tenían agua corriente ni ningún otro
servicio sanitario.
La última campaña era contra enfermedades transmisibles, en donde se pretendía
educar a la población por medio de todos sus sistemas disponibles: escuelas,
entrevistas, visitas domiciliares, autoridades eclesiásticas, etc., de modo que se le
pudiera enseñar métodos sencillos como el lavado cuidadoso de las manos, sobre
78
todo de las personas que atendían a los niños, para poder disminuir el número de
enfermedades transmisibles más frecuentes para ese entonces.
Estando afectadas entonces la mayoría de fuentes hídricas cercanas a la ciudad,
se comenzó a ver la necesidad de canalizar varias de sus quebradas y de taparlas
como una forma de disimular los malos olores, de construir calles para la ciudad y
de evitar que se viera en lo que se habían convertido muchas de sus riquezas
hídricas.
La Palencia y La Loca
La primera cloaca natural que se cubrió en Medellín o al menos de la primera que
se encuentra información fue la quebrada La Palencia. A partir de 1890, se hizo un
embovedado de cal y canto, a su paso frente a la iglesia de San José, con el fin de
formar una plazoleta que estaría acompañada de un puente para comunicarla con
la carrera El Palo. En la actualidad dicha plazoleta ha desaparecido debido a la
ampliación realizada en la calle Ayacucho.
La quebrada La Loca, llamada también Barbacoas y anteriormente conocida como
La Azulita, yace nada más y nada menos que debajo de los cimientos de la
catedral de Villanueva. Era muy normal ver en esta quebrada cercas divisorias,
entre alambrados o enrejados fijos y fuertes para retener los objetos sólidos
arrastrados por sus aguas. Debido a los daños que ocasionaban sus crecientes se
79
pensó en hacerla desaguar en la quebrada Santa Elena mediante una
alcantarilla72.
Imagen 28. Quebrada La Loca.
Observamos en la imagen como la quebrada ya comenzaba a perderse por las construcciones de la ciudad. En este caso se encontraba ya canalizada y cubierta, y pasando por debajo de la Catedral Metropolitana de Medellín. Archivo Fotográfico Gabriel Carvajal Calles de Medellín, 1944,
fotografía, Biblioteca Pública Piloto, Medellín.
Piedras Blancas
Para finales del Siglo XIX Medellín recibía las aguas de la quebrada Piedras
Blancas en donde estaban incluidas sus afluentes Mazo, Guayabo, Chorrillos y
72
Libardo Ospina, Una vida, una lucha, una victoria…, pág. 260.
80
Gurupera. Originándose éstas al norte de la ciudad, y todas vertientes del Pan de
Azúcar, habían sido encauzadas mediante zanjas artificiales y recogidas por
atanores de barro. Siendo introducidas por la sociedad entre Manuel J. Álvarez,
Roberto Tobón, Gonzalo Correa y Erasmo Rodríguez, fueron la base del
acueducto moderno. Aproximadamente a partir de 1890 fue comprado por el
distrito, dentro del proceso de municipalización y vinculado a la red de aguas
servidas.
Imagen 29. Piedras Blancas.
Nacimiento de la quebrada Piedras Blancas. Su cuenca principal está ubicada al oriente de la ciudad de Medellín. Archivo Fotográfico Gabriel Carvajal Piedras Blancas, 1951, fotografía, Biblioteca Pública Piloto, Medellín.
81
La quebrada Santa Elena
Una quebrada, bien entrado el siglo XX (1924-1940), parecía demasiado natural
como para que se paseara por medio de un Medellín moderno, en donde lo
artificial había tomado posesión73. Ese era el pensamiento difundido que se
manejaba en la época. Las administraciones de ese entonces no concebían que
una ciudad moderna como la que ellos querían formar contara con una quebrada
sucia y mal oliente que atravesara la parte más central de la ciudad.
Imagen 30. La Playa.
Este era el aspecto de la avenida la playa. Pueden observarse calles angostas a lado y lado de la quebrada y árboles frondosos y de tronco grueso bordeándola. Archivo Fotográfico Manuel A. Lalinde, Sector La Playa, 1923, fotografía, Biblioteca Pública Piloto, Medellín.
73
Jaime Hernando Hincapié López, “De la quebrada a la avenida, de Santa Elena a la Playa: una aproximación a la historia cultural de Medellín” (Tesis pregrado en Antropología, Universidad de Antioquia, 1995).
82
La quebrada, que hoy es prácticamente invisible, corría descubierta hasta 1930.
Contaba con 15 puentes que permitían el paso de un lado de la ciudad al otro.
Gracias al aumento de aguas residuales, la quebrada se iba convirtiendo cada vez
más en una gran alcantarilla abierta y el tráfico se congestionaba en sus estrechas
calles. Las presiones por canalizarla fueron cada vez mayores, aunque algunas
voces influyentes como las del Señor Ricardo Olano se oponían a esta solución74.
Debido también a la tala de árboles en las partes altas de la montaña y a la
construcción de casas en las riveras de la quebrada Santa Elena, se comenzó a
observar una disminución en el caudal del agua de la quebrada. A esto se sumaba
la alta cantidad de contaminantes, tanto domésticos como industriales, que se
estaban vertiendo en ella, originando que dicha fuente hídrica sirviera simplemente
como un medio de transporte para los desechos de sus habitantes. A pesar de
que para la época se seguía el postulado de Pettenkoffer75 en el que se decía, que
un río puede admitir líquidos (aguas residuales) cuando tenga una corriente de
agua veinte veces superior al volumen que va a recibir y cuando su velocidad sea
al menos igual a la que trae el agua residual76, en la ciudad de Medellín
simplemente se hacía caso omiso a este postulado, porque para el momento no
tenían concebida otra forma de deshacerse de sus aguas negras.
El agua de la quebrada Santa Elena presentaba serias dificultades para la salud
pública, debido a que su lecho se había profundizado; en sus alrededores se
edificaron viviendas populares (barrio La Toma en la parte más alta) y mansiones
74
Fernando Botero Herrera, Medellín, 1890- 1950, historia urbana…, pág. 144. 75
Max Von Pettenkoffer (Lichtenheim, 1818-Munich, 1901) fue un médico alemán, profesor de química médica y fundador de la investigación higienista en Alemania. 76
Germinal Rodríguez, Higiene Pública…, pág. 114.
83
y villas (Paseo de La Playa), construidas por sus propietarios con arenas, maderas
y piedras de su cuenca. En sus alrededores se organizaron ferias de ganado
porcino y vacuno y se instalaron baños públicos en los profundos charcos de La
Toma, El Resbaladero, La Bodega, Las Pizas, el Guayabito, entre otros.
Imagen 31. Puente Mejía.
Puente situado a la altura de la carrera 45, El Palo. A la izquierda se encontraba el célebre café “Madrid¨. Se observa otro de los doce puentes que se podían encontrar a lo largo de la quebrada Santa Elena y que desafortunadamente ya no existen. Anónimo, Puente Mejía, fotografía,
Biblioteca Pública Piloto, Medellín.
Entre los múltiples usos que se le dieron a la quebrada estaban las
construcciones, las aguas servidas, las ferias de animales, la vida social, las
comunicaciones a través de puentes, los baños públicos, el aseo urbano, el lavado
de ropas y los aportes a la industria textil.
84
El presidente de la Sociedad de Mejoras Públicas admitió el deseo de cubrir la
quebrada Santa Elena debido a que el sector muy pronto se convertiría en una
zona importante para el comercio de la ciudad. Además de ello, ambientalmente la
quebrada ya era por así decirlo el alcantarillado más grande de la ciudad y sus
olores, roedores y escombros no eran bien vistos para el crecimiento de ésta.
Imagen 32. Cobertura de la quebrada Santa Elena.
Momento de la canalización y cobertura de la quebrada Santa Elene a la altura de la Avenida Primero de Mayo, entre carreras Junín y Palacé. Nótese que en este tramo en particular no existían vías a lado y lado de la quebrada, solo a uno de sus costados. Anónimo, Cobertura quebrada
Santa Elena, fotografía. Fuente: Grupo de Historia Fotográfica de Medellín.
Hoy en día sería impensable, pero para 1933 la opción de cubrir una quebrada se
consideró una medida eficiente para enfrentar la contaminación:
“El Inspector municipal de sanidad, refiriéndose al asunto malos olores de
la quebrada Santa Elena dice que no se puede obligar a los dueños de
85
fábricas de tejidos a que no derramen los líquidos que producen estos
malos olores a la quebrada en horas del día, por los muchos perjuicios de
consideración que con esto sufrirían dichas fábricas, y termina
conceptuando que la única solución sería la cobertura de la quebrada. En
consideración este asunto, se resolvió comisionar al socio Dr. Arroyave
Roldan para estudiar la posibilidad de usar alguna sustancia para quitar el
mal olor de los líquidos que derraman las fábricas a dichas quebradas”77.
Imagen 33. Cobertura de la quebrada Santa Elena 2
Anónimo, Cobertura de la quebrada Santa Elena, fotografía. Fuente: Grupo de Historia Fotográfica
de Medellín.
Es decir que, aparte de eliminar visualmente la contaminación, se planeaba el
suministro de una sustancia que evitara percibir el olor desagradable derivado de
los químicos utilizados en las industrias textileras:
77
“Acta”, Medellín, octubre 9 de 1933, ASMP, Actas, Libro 11, acta No. 1176.
86
“… informó el socio Dr. Arroyave R. que conferenció con el Dr. Stulmant,
químico de la Escuela de Minas, quien ofreció suministrar la sustancia para
neutralizar los malos olores de la quebrada Santa Elena producidos por los
líquidos que desaguan a tal quebrada algunas fábricas de tejidos, pero que
para esto es necesario conocer la sustancia que provoca el mal olor. En
vista de este informe se resolvió comisionar al socio señor Echavarría
Gabriel para tratar de averiguar por dicha sustancia, y al socio coronel
Fajardo para hacer la misma averiguación con la fábrica de los señores
Medinas”78.
Imagen 34. Antigua Gobernación de Antioquia.
Canalización y cobertura de la quebrada Santa Elena a la altura de la antigua Gobernación de Antioquia. Francisco Mejía, Cobertura quebrada Santa Elena, 193?, Biblioteca Pública Piloto,
Medellín.
Aproximadamente hasta 1930, la quebrada Santa Elena estuvo descubierta con
las dos avenidas laterales entre la carrera Junín y lo que hoy es el Teatro Pablo
78
“Acta”, Medellín, octubre 23 de 1933, ASMP, Actas, Libro 12, acta No. 1178.
87
Tobón Uribe. El cubrimiento de la quebrada comenzaría entonces en los años
veinte con un pequeño trayecto entre las calles de Junín y Palacé, al que se le dio
el nombre de Avenida Primero de Mayo. Más adelante, en 1935, empezó la
cubierta de Junín hacia el sector oriental de la ciudad, iniciándose así una de las
transformaciones paisajísticas más grandes que se han dado en la ciudad. La
higiene y la estética se combinaron de tal forma, que para la época, ésta fue la
solución más óptima tanto para la Sociedad de Mejoras Públicas como para el
Concejo de la Ciudad.
Imagen 35. Plaza Nutibara.
La Plazuela Nutibara. Así quedó convertido el sector al frente del Hotel Nutibara; debajo de sus calles aún corren las aguas de la quebrada Santa Elena. A un lado está la antigua Gobernación de Antioquia. Anónimo, Plaza Nutibara, fotografía. Fuente: Grupo de Historia Fotográfica de Medellín.
88
Imagen 36. Av. Primera de Mayo.
Imagen de la avenida Primera de Mayo, entre las carreras Junín y Palacé, luego de ser cubierta toda la quebrada. Se observan los carros transitar libremente y los rieles que se construyeron para el tranvía. Anónimo, Avenida Primero de Mayo, fotografía. Fuente: Grupo de Historia Fotográfica de
Medellín.
Al igual que éstas, fueron muchas las quebradas y los arroyos que desde hace
mucho tiempo y hasta la actualidad desaparecieron de la vista de los habitantes
de Medellín. Algunas de ellas son aparentemente inexistentes debido a su
cubrimiento y a la construcción de parques, calles y andenes, que para algunos
mejoraban la movilidad y para otros el aspecto estético. Por el contrario, no se vio
89
la necesidad de cubrir otras corrientes, pues con la tala de árboles en sus
cabeceras, la construcción de viviendas en las zonas aledañas y la extracción de
materiales hicieron que poco a poco se fueran secando hasta quedar convertidas
en simples caminos de arena y piedra.
90
CONSIDERACIONES FINALES
La historia del agua en la ciudad de Medellín se da paralelamente al desarrollo de
la propiedad privada. La posesión del agua sería un instrumento de dominio que
ejercería poder en los organismos de representación de la ciudad y su
administración. La alta sociedad medellinense, buscando constantemente el
mejoramiento de las condiciones de vida en la urbe hizo de las instituciones un
medio para la materialización de sus ideales.
Lamentablemente, antes de la municipalización de los servicios públicos, las
constantes violaciones a las normas y a los estatutos jurídicos relacionados con
los temas de aguas muestran el mal estado social en el que se encontraba la
ciudad. Luego de la municipalización de los servicios, el acueducto se convirtió en
la prioridad, relegando el alcantarillado a un segundo lugar debido a la falta de
presupuesto. Para su implementación, financiación y construcción, se requirió
entonces de la acción directa de los particulares. Debido a ésto, la puesta en
práctica de este servicio no se dio en forma general, aunque se sabía que era una
necesidad básica. Por otro lado, su construcción respondió también a un afán
modernizador de algunos sectores como la industria y de algunos habitantes con
buenos recursos económicos, ocasionando que los primeros tramos del
alcantarillado fueran construidos sin acogerse a un orden específico, ejecutados
en desorden y sin una red que los conectara.
Realizada la investigación, se confirma que la búsqueda de soluciones a
problemas ambientales es bastante compleja. Las primeras construcciones del
91
alcantarillado como servicio público impactaron positivamente en la disminución de
la tasa de mortalidad y morbilidad de la ciudad, evitando que las aguas del
acueducto pudieran mezclarse con las aguas residuales de las casas e industrias
y por ende mejorando la higiene de Medellín. Pero ocasionó un nuevo problema
ambiental en el río y las quebradas de la ciudad, ya que las aguas negras sin
tratamiento terminaban en estas fuentes produciendo su deterioro ambiental. Las
aguas para consumo humano se ven entonces afectadas, siendo el caso más
notorio la quebrada Santa Elena. Asimismo, algunos de los sitios de recreación de
los habitantes –como los charcos donde acudían a bañarse y relajarse los fines de
semana–, al igual que la vegetación cercana a estas fuentes contaminadas, fueron
alterados, ocasionando la disminución en el caudal del agua.
En Medellín, diferentes razones como el aseo en las calles, la higiene y salubridad
de los habitantes, entre otros, hicieron que se comenzara a adoptar un sistema de
alcantarillado, que recogiera las aguas negras y se dispusieran en la fuente de
agua más cercana. Ésto generó un cambio significativo en la imagen que se tenía
sobre los ríos urbanos como sitios de recreación, de abastecimiento de agua y de
lavado de ropas, a tal punto de llegar a ser percibidos como cloacas,
desencadenando otra problemática. Este nuevo problema ambiental generó que
varias de las más importantes quebradas de la ciudad fueran canalizadas y luego
cubiertas por su mal estado ambiental, y en otros casos, como una solución para
la conformación de espacios limpios y abiertos que ayudaran al plan modernizador
que se tenía. Las quebradas que formaban parte de la cotidianidad ciudadana
fueron eliminadas del paisaje urbano para transformase en grandes colectores,
92
que a fin de cuentas, le permitieron a la ciudad integrar a estas quebradas y ríos
como parte de su sistema de alcantarillado y saneamiento.
Para esta ciudad, el agua era pensada como un recurso casi ilimitado. Gracias a
sus numerosas fuentes y a la falta de una buena planeación y estructuración de
los recursos para la construcción del alcantarillado, la administración municipal
encontró que la mejor opción era usar el agua como medio de transporte para el
desecho de sus aguas negras. Así, sus habitantes sólo debían preocuparse por
cómo sacar sus aguas residuales a la fuente de agua más cercana para
deshacerse de este problema.
Luego de entender que el agua que utilizaban para el consumo provenía de las
partes más altas de las cuencas, ríos y quebradas, y de observar cómo estas
fuentes les ayudaban también a desalojar sus desechos líquidos, no es difícil
comprender por qué para esa época la canalización y luego la cobertura de
muchas de las quebradas no mostró realmente una fuerte oposición por parte de
la mayoría de los habitantes. Éstos sentían que su abastecimiento de agua estaba
cubierto por la protección de las zonas más altas y entendían que muchas de sus
fuentes debían ser cubiertas por salubridad y por necesidad de mejorar en calles y
espacios públicos para la ciudad.
La ciudad de Medellín sólo vino a contar con un Plan Piloto de alcantarillado
moderno en la década de los sesenta, luego de que dieran frutos los estudios y los
planes adelantados desde 1957 por la firma Greeley & Hansen, de Chicago, y
93
cuando ya los servicios públicos eran manejados por las Empresas Públicas de
Medellín.
Finalmente, es importante mencionar, que al realizar un acercamiento entre la
historia del alcantarillado y las aguas residuales como una problemática ambiental
se está abriendo paso a nuevos caminos en la historiografía de los servicios
públicos de la ciudad. La manera en que la sociedad comienza a apropiarse del
alcantarillado brinda nuevas herramientas para identificar falencias y fortalezas
existentes en la actualidad de la ciudad. Este trabajo abre entonces la posibilidad
de explorar y entender la forma en que se resolvieron problemáticas ambientales
del pasado y cómo quizás ayudar a resolver los conflictos del presente y el futuro.
94
FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA
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(Secretaría de higiene y asistencia social), 125 (Planeación).
Sala Patrimonial Universidad de Antioquia, Medellín, Colombia.
Centro de documentación de la Facultad de Minas, Universidad Nacional de Colombia,
sede Medellín.
Mapoteca de la Biblioteca “Efe” Gómez, Universidad Nacional de Colombia, sede
Medellín.
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100
ÍNDICE DE IMÁGENES
Imagen 1. Quebrada Santa Elena. .............................................................................................. 12
Imagen 2. Arenero. ......................................................................................................................... 14
Imagen 3. Publicidad. .................................................................................................................... 20
Imagen 4. Gaseosa Lux. ............................................................................................................... 22
Imagen 5. Medellín 1893. .............................................................................................................. 25
Imagen 6. Plaza de mercado. ....................................................................................................... 26
Imagen 7. Tranvía. ......................................................................................................................... 29
Imagen 8. Plano topográfico de Medellín. .................................................................................. 31
Imagen 9. Casa Manuel María Escobar. .................................................................................... 33
Imagen 10. Lavandera. .................................................................................................................. 34
Imagen 11. Río Medellín. .............................................................................................................. 37
Imagen 12. Lavadores de oro ....................................................................................................... 42
Imagen 13. Publicidad. .................................................................................................................. 44
Imagen 14. Instalación de alcantarillado. ................................................................................... 46
Imagen 15. Alcantarillado. ............................................................................................................. 49
Imagen 16. Plano Distribución de aguas, 1913. ........................................................................ 52
Imagen 17. Plano distribución de agua, 1922. .......................................................................... 53
Imagen 18. Lavanderas. ................................................................................................................ 58
Imagen 19. Palacé ......................................................................................................................... 65
Imagen 20. Quebrada la Iguaná. ................................................................................................. 66
Imagen 21. Pileta de Santa Rosa. ............................................................................................... 68
Imagen 22. Puente Junín. ............................................................................................................. 69
Imagen 23. Calle Pichincha. ......................................................................................................... 71
Imagen 24. Canaleta calle Junín. ................................................................................................ 71
Imagen 25. Ceiba en la Avenida la Playa. .................................................................................. 73
Imagen 26. Avenida La Playa con el Palo. ................................................................................. 73
Imagen 27. La Ceiba. ..................................................................................................................... 74
Imagen 28. Quebrada La Loca..................................................................................................... 79
Imagen 29. Piedras Blancas. ........................................................................................................ 80
Imagen 30. La Playa. ..................................................................................................................... 81
Imagen 31. Puente Mejía. ............................................................................................................. 83
Imagen 32. Cobertura de la quebrada Santa Elena. ................................................................ 84
Imagen 33. Cobertura de la quebrada Santa Elena 2 .............................................................. 85
Imagen 34. Antigua Gobernación de Antioquia. ........................................................................ 86
Imagen 35. Plaza Nutibara. .......................................................................................................... 87
Imagen 36. Av. Primera de Mayo................................................................................................. 88
101
ÍNDICE DE TABLAS
Tabla 1: INCREMENTO DE LA POBLACIÓN: .......................................................................... 30
Tabla 2. GENERACIÓN DE EXCREMENTOS HUMANOS .................................................... 36
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