El cochinito limpio
Por: Lolita Ávalos
Esta es la historia de una princesa que tenía un cochinito, ella lo quería mucho, pues lo tenía desde que era muy pequeñito, lo quería tanto que siempre lo bañaba y le ponía un listón para que se viera hermoso.
Un día, la princesa pensó en sacarlo a pasear, después de bañarlo y haberle puesto el listón, salieron muy alegres a dar el paseo, de pronto, por el camino se encontraron con un charco que estaba muy sucio, el cochinito se soltó, corrió hacia el lodo y se revolcó en él, la princesa muy enojada lo sacó y se regresaron al palacio, lo volvió a bañar y lo dejó de nuevo bien limpio. Al día siguiente la princesa le dijo al cochinito: -‐vamos a ir a dar una vuelta, pero ¡por favor! no quiero que te ensucies, mira ¡qué bonito has quedado! salieron una vez más, pero ahora por otro camino ¡oh! Pero qué sorpresa se llevó la princesa cuando al pasar por un hato de muchos cerdos, que estaban revolcándose en un gran fango, su cochinito se soltó y fue corriendo a donde estaban todos esos marranitos.
-‐¡Oh no! -‐Dijo la princesa. Con mucho trabajo lo sacó del fango y muy enojada le dijo: -‐ya no más paseos, no quieres mantenerte limpio, eso es lo que eres ¡un cochino! Se fueron rumbo al palacio y la princesa le fue diciendo: -‐mañana mismo te voy a regalar, porque no quieres obedecer y yo te quiero mucho, pero prefiero regalarte porque eres muy cochino.
La princesa encerró y amarró al cerdito. El cochinito se puso muy triste y decía: -‐no puedo cambiar, por más que me esfuerzo para no meterme en el fango, tan sólo de verlo se me antoja estar ahí y por eso me suelto de la princesa, pero yo la quiero y no quiero que me regale. De pronto, se acordó de su amigo el corderito, que era muy limpio, obediente y muy noble y se preguntó: -‐¿qué podré hacer para tener un corazón de corderito? ¡Ah! Ya sé, hoy le diré a Jesucristo que quiero cambiar este corazón de cochino por uno de corderito, le pediré que venga a mi corazón, que me perdone por ser tan cochino y que quiero ser obediente, amén.
Entonces, al otro día, la princesa dispuesta a regalarlo, se llevó una gran sorpresa, pues el cochinito le propuso que le diera una oportunidad más, le pidió que lo llevara de paseo, porque Jesucristo lo había hecho una nueva cr iatura, sorprendida la princesa aceptó la peOción del cochino y una vez más salieron de paseo, pasaron muy cerca de un charco muy sucio y luego por otro hato de cerdos, el cochinito muy contento y alegre, pasó muy cerca pero sin tener el más mínimo deseo de ir a meterse al lodo.
Regresaron muy contentos al palacio y los dos fueron muy felices.
Así Dios quiere que le digamos a Su Hijo Jesucristo, que venga a nuestro corazón y que perdone todo lo malo que hemos hecho como: desobedecer a nuestros padres, o con quien vivas, por hacer berrinches, por pelear con los hermanitos, etc. ¡Pídele a Dios que cambie tu corazón y que lo limpie! Amén.
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