Tomás Armas Armas
El cuento de fútbol
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Agaete mi pasión:
No es una historia de Agaete, pero si una historia de
uno de Agaete que ademas es mi amigo, Tomás Armas
Armas (Tomaso), un apasionado del deporte en general y
del fútbol en particular.
"El cuento de fútbol." Por Tomás Armas.
Erase una vez un personaje llamado Fútbol que quiso dedicar un
cuento a los niños. Había nacido en las Islas Británicas allá por el año 1848.
Inicialmente lo definieron como un juego entre dos equipos de once
jugadores cada uno, cuya finalidad era hacer entrar un balón por una
portería.
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Desde entonces tuvo un crecimiento constante, hasta llegar a
convertirse en el personaje más popular del mundo con unos 270 millones de
personas involucradas.
Pero, en la actualidad, Fútbol se encuentra muy triste por muchas
circunstancias extrañas que están sucediendo a su alrededor.
“Mi primera queja”, alega Fútbol, “es que en esa gran cantidad de
practicantes, hay que incluir a muchos niños que viven en los llamados
países pobres y que no tienen campos donde jugar, ni equipajes que vestir,
ni botas que calzar, ni siquiera balón con el que marcar goles. En otros
lugares del planeta se gastan cantidades astronómicas en fichar jugadores,
en contratar entrenadores, en pagar derechos a las televisiones que luego
cobran a los aficionados para poder ver los partidos; las entradas para
acudir a los campos son muy caras”.
Fútbol en África, más imaginación que medios.
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Otra razón es el hecho de que, a pesar de que nació para que los
equipos marcaran goles en la portería contraria, la mayoría de ellos están
jugando para que no se los metan en la suya. Y Fútbol, muy sorprendido,
alega: “en mis inicios, los equipos jugaban con muchos delanteros, se
marcaban muchos goles y se daba mucho espectáculo. Pero ahora, al estar
todos demasiado pendientes de los resultados, los equipos alinean cada vez
más defensas, los aficionados se aburren en los campos de juego, no
disfrutan, y lógicamente, acuden cada vez menos a los partidos”.
Fútbol se hizo muy amigo de los niños porque veía que cada vez eran
más los que jugaban con él. Pero, un día, charlando con ellos, comprobó
que, a pesar de que muchos estaban contentos con los partidos jugados, con
las jugadas realizadas o con los goles marcados, algunos otros se mostraban
tristes porque lo pasaban mal. Uno alegaba “yo algunas veces juego muy
poco tiempo. No se por qué, pero voy siempre a entrenar, estoy toda la
semana ilusionado pensando en el día del partido; pero cuando llega, juego
mucho menos que mis compañeros”. Otro decía “pues mi entrenador a veces
me grita y se enfada conmigo porque no me salen las cosas bien, a pesar de
que siempre intento hacerlo lo mejor posible”. A lo que otro respondía “mi
entrenador se pasa todo el rato protestándole a los árbitros y a veces, el
colegiado le pide por favor que no lo haga y le dice que no es un buen
ejemplo para nosotros”. “A mí lo que no me gusta”, le contestó un
compañero, “es que mi padre también le protesta a los árbitros, incluso a
veces lo hace mi madre. También se han puesto a discutir con los padres de
los jugadores del equipo contrario y, claro, me da vergüenza cuando estoy
jugando y los escucho”. Una niña, porque Fútbol ha comprobado que cada
vez son más las niñas que también juegan, dice “cuando estoy en el campo,
me confundo mucho porque mis padres se dedican a darme órdenes, a
decirme lo que tengo que hacer, y, a veces, no se a quién hacer caso, si a mi
entrenador o a mis padres”.
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Fútbol les cuenta a los niños que, en sus inicios, el Árbitro era una
figura muy respetada y nadie le protestaba. “Todos los aficionados estaban
pendientes del juego, de los goles que se marcaban y nadie reparaba en la
actuación del colegiado, pues era una parte más del encuentro y siempre
pasaba desapercibido. Esta es una de las razones que me genera más
tristeza, ya que a medida que ha ido transcurriendo el tiempo, los jugadores,
los entrenadores, los aficionados, incluso últimamente, los medios de
comunicación, están demasiado pendientes de la actuación arbitral. ¡Pero si
todos se equivocan! Los jugadores, a pesar de intentar hacerlo siempre lo
mejor posible. Los entrenadores, incluso cuando creen emplear la táctica
más adecuada o realizar el cambio más acertado. Los árbitros, que siempre
salen al terreno de juego con la consigna de ser los más ecuánimes y justos
posible. Incluso los medios de comunicación, en sus retransmisiones, en sus
crónicas. Después de ver la repetición, dicen o escriben que fue o no penalti,
que se produjo o no fuera de juego. Pero tienen que convencerse de que, al
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final, va a ser únicamente lo que pite el colegiado. Se llegará a la conclusión
de que todos, jugadores, entrenadores y árbitros, son humanos y, por
muchos avances que se produzcan a todos los niveles, van a seguir
cometiendo errores que posteriormente tratarán de corregir o subsanar”.
El arbitro debe ser una figura muy respetada, como antaño.
A Fútbol le está costando mucho entender lo que está sucediendo
últimamente en los terrenos de juego. “Compruebo cómo en algunos
encuentros las aficiones de algunos equipos terminan peleándose o
agrediendo a jugadores propios o contrarios; cómo algunos entrenadores
realizan declaraciones inapropiadas, se plantean objetivos utópicos o llevan
a cabo acciones que no se entienden; cómo algunos jugadores discuten y se
enzarzan entre sí en el transcurso de los partidos o simulan lesiones con el
propósito de que el árbitro expulse al contrario o cómo se pide cada vez con
más insistencia que sea mostrada una tarjeta al jugador del otro equipo”. Y
Fútbol comenta con sus amigos “¿pero qué está sucediendo últimamente?
Si lo mío se trata sólo de un juego, de un deporte en el que se gana, se
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empata o se pierde. Tenemos que mentalizarnos de que existirán equipos
que serán superiores a otros, de que saldrán las cosas unas veces mejor y
otras peor, de que se tendrá más o menos suerte. Y al final, hay que
alegrarse con la victoria y resignarse con la derrota; felicitar al ganador,
animar al perdedor y salir todos del campo como auténticos compañeros”.
Los niños se despidieron de Fútbol y se mostraron muy preocupados, pues
llegaron a la conclusión de que lo habían encontrado muy triste y abatido. Se
preguntaron “¿qué podemos hacer para que Fútbol vuelva a ser feliz?”.
Después de mucho hablar y debatir, dijeron “ya tenemos la solución. Vamos
a escribir unos principios y a prometer que a partir de ahora los vamos a
cumplir. Tenemos que transmitírselos a todos nuestros amigos para que los
pasen a los demás amigos y lleguen a todos los campos, a todos los terrenos
de juego, a todos los estadios. Y tenemos que hacérselos llegar también a
los entrenadores, a los árbitros, a los padres, a los directivos, a los
aficionados, en definitiva, a los 270 millones de personas que están
involucrados con nuestro amigo Fútbol. En honor a él, los llamaremos los
Principios de Fútbol y serán los siguientes”:
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1º Todos los niños y niñas amigos de Fútbol prometen que van a jugar
con el único objetivo de disfrutar y de ser felices. Que van a trabajar en
equipo con seriedad, con responsabilidad, con sacrificio. Que van a ser
respetuosos con los compañeros, con los entrenadores, con los contrarios,
con los árbitros, con los directivos, con los aficionados. Que van a ser
abanderados del juego limpio. Que van a aceptar con la misma deportividad
tanto las victorias como las derrotas.
2º Todos los entrenadores de los niños amigos de Fútbol prometen que
van a hacer lo posible para que todos los niños disfruten y sean felices y para
que ellos lo hagan y lo sean también. Que van a entrenar y a educar de la
mejor manera que han aprendido a través de los conocimientos adquiridos y
a base de inculcarles los valores fundamentales que demanda la sociedad en
la que vivimos. Que van a procurar que todos jueguen la misma cantidad de
minutos. Que van a ser respetuosos con los niños que entrenan, con los
contrarios, con los árbitros, con los padres y con los aficionados.
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3º Todos los árbitros de los niños amigos de Fútbol prometen que van a
hacer lo posible para que todos los niños disfruten y sean felices y para que
ellos lo hagan y lo sean también. Que van a tratar de ser lo más ecuánimes y
justos posible. Que van a intentar que los niños adquieran conocimientos
sobre el reglamento. Que van a ser respetuosos con los jugadores, con los
entrenadores y con los aficionados.
4º Todos los padres de los niños amigos de Fútbol prometen que van a
hacer lo posible para que sus hijos disfruten y sean felices y para que ellos lo
hagan y lo sean también. Que van a animar a los niños en los
entrenamientos y partidos sin darles ningún tipo de consignas. Que van a ser
respetuosos con los niños, con los entrenadores, con los árbitros, con los
contrarios, con los padres de los jugadores y con los aficionados.
5º Todos los directivos de los niños amigos de Fútbol prometen que van
a hacer lo posible para que los niños disfruten y sean felices y para que ellos
lo hagan y lo sean también. Que van a tomar las decisiones que entienden
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que van a ser las mejores para los intereses de su club. Que van a ser
respetuosos con los niños, con los entrenadores, con los árbitros, con los
contrarios, con los directivos de otros equipos, con los padres de los
jugadores y con los aficionados.
6º Todos los aficionados de Fútbol prometen que van a hacer lo posible
para que los niños disfruten y sean felices y para que ellos lo hagan y lo sean
también. Que van a ser respetuosos con los niños, con los entrenadores, con
los árbitros, con los contrarios y con el resto de aficionados.
Al día siguiente, los niños se reunieron con Fútbol y le comunicaron lo
que habían acordado. Cada uno iba leyendo un principio y Fútbol se iba
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transformando de la tristeza a la alegría. Les hizo saber que estaba
encantado con la iniciativa que habían tomado, pero los alertó de que tenían
que ser constantes, perseverantes, firmes, insistentes, porque lo que habían
acordado no se podía conseguir en un día, ni en un mes. Se necesitaba
mucho, mucho tiempo. Los invitó a inventarse un gesto que sirviera para que
todos los niños se transmitieran entre sí respeto y deportividad y, después
de darle muchas vueltas, acordaron entre todos, incluido el propio Fútbol,
que sería “chocarse con una mano en posición horizontal la palma (respeto)
y el puño (deportividad)”. Para hacer más hincapié en el gesto, se inventaron
una palabra y lo llamaron “respetividad”.
Y les recalcó una cosa que para él había sido fundamental desde el día
en que el primer niño se hizo su amigo: disfrutar y ser feliz.
Fútbol terminó diciendo “Y colorín, colorado, este cuento…”. Los niños
le interrumpieron “¿Se ha acabado? ”. Y les respondió “…no se acabará
mientras haya un solo niño que disfrute y sea feliz jugando a Fútbol”.
Tomás Armas Armas
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