Trabajo practico TICAlumnas: Camila Cricel, Veronica González,
Victoria Velland
El precio de lo gratuito
La relación con lo que creemos es una
red gratis y en gran parte privada;
La manera en que ponemos nuestros pensamientos y dudas más profundas en
lo que parece un espacio muy privado -pensamientos que quizás no
nos atreveríamos a compartir con nadie-
tienen un precio.
"Dedos dormidos", "ceniceros de
cerámica", "depresión y baja laboral", "comidas que hay que evitar cuando se está embarazada", "miedo de que la
esposa sea infiel", "como suicidarse con gas natural."
Estas son algunas de las búsquedas eclécticas y a veces alarmantes hechas
por los usuarios del portal AOL,
quienes creían que estaban utilizando sus
computadoras en privado.
Nos hemos convertido en cómplices en un acuerdo que esta cambiando
nuestro mundo. Veinte años después de su creación, la web parece
ofrecernos un acceso gratis sin precedentes del conocimiento y el
entretenimiento.
No obstante, este regalo tiene un
precio y al final alguien tiene que pagar.
Intente recordar los términos de búsqueda que ha utilizado en la
última semana.. Probablemente se le han olvidado muchos de ellos.
Pero como demuestra la historia de AOL, estos detalles cuando se unen, pueden
ofrecer un retrato sorprendente de quienes somos. Si esa información se hace pública, de accidental o intencionadamente, de
repente nos sentimos muy expuestos y vulnerables.
Lo que muchos de nosotros no nos
damos cuenta es que estamos ofreciendo gratis este
tipo de información a sitios de la
red que utilizamos todos los días. Y lo más importante es que lo
estamos haciendo a gran escala.
.
Sin embargo, hay un asunto más amplio e
importante: cómo damos información sobre nosotros
mismos todas las veces que nos
conectamos y cómo esta información es utilizada por las poderosas compañías que marcan la
pauta en la web
Todos los días se realizan
millones de búsquedas
gratis en Google. Todos lo
meses pasamos millones de horas gratis en Facebook y leemos
gratis millones de artículos de diarios.
Todos los meses diarios gratuitos instalan y rastrean galletas
(conocidas como cookies en inglés) en su computadora que les dicen
cuáles son sus intereses y les permite modificar sus
anuncios, y en el futuro, incluso su contenido en torno a sus
gustos.
Por lo tanto, usted no está sólo siendo observado,
usted está siendo comercializado. La moneda de cambio ha cambiado.
La moneda es ahora información, su información.
A diario facilitamos minutas de nuestra vida a cambio de una red gratis.
Ha sido un cambio lento e incluso imperceptible en nuestra cultura y la manera en que
valoramos nuestra privacidad.
Pocos de nosotros somos conscientes de las
implicaciones de estos cambios, y pocos nos preguntamos si ésta es
una transacción comercial que
vale la pena.
Top Related