El Sistema Educativo Mexicano
Edgar Alejandro Medina Torres.
IPN, México.
Si bien la educación es uno de los factores generadores de bienestar social, desarrollo e
igualdad, es por encima de cualquier cosa uno de los valores más importantes de la
humanidad. Hablar del sistema educativo mexicano, es hablar de un tema complejo,
pues en él están involucrados no solo complicados factores sociales, caracterizados por
la integración de un amplio mosaico de grupos sociales con necesidades propias y
particulares, sino que también, este sistema se ha forjado al calor de los diferentes
movimientos sociales que se han vivido en los casi 200 años de historia independiente.
Sumando a estos factores, los necesarios y en ocasiones (por no decir la mayor partes
de la veces) incomprensibles intereses políticos y económicos de los responsables de
conducir los destinos de la educación, que recientemente han aumentado su papel de
protagónico en decremento de los auténticos intereses de la sociedad.
Todo esto junto con las siempre abundantes omisiones históricas y de ignorancia del
autor de este texto, construyen trazo a trazo el complejo sistema educativo mexicano
que desde sus inicios ha sido concebido como un monumental retablo barroco de estilo
rococó.
Si bien el abordaje de este tema pudiera hacerse desde muy variadas perspectivas, he
decido por conveniencia intelectual y de capacidad, el hacer un recuento histórico de
cómo se ha ido construyendo el sistema educativo mexicano dejando siempre dentro
del campo de visión del culto lector la posibilidad de encontrar un sin fin de anécdotas y
hechos históricos no recopilados en este texto y que bien pueden ayudar a entender el
momento que vive hoy en día la educación en México y sus instituciones educativas.
(Ambicioso propósito, pero posible, gracias al enriquecimiento que como resultado de la
discusión de lo relatado, tenga a bien hacer cada lector).
Educación precolombina y periodo colonial.
El sistema educativo mexicano, tiene un origen profundamente complejo, desde los
antecedentes prehispánicos en los cuales el Calmecac y el Tepochcalli fungían como los
principales recintos de educación “formal” de los pueblos sometidos por el régimen
Mexica; cabe señalar que este sistema no era exclusivo de estos pueblos, ya que se
sabe el modelo era compartido por casi todos los pueblos mesoamericanos.
Para los pueblos mesoamericanos era claro que toda su población debía recibir un
mínimo de instrucción, así había escuelas para las clases altas de la sociedad y escuelas
para los sectores populares. Los principales rubros a cubrir por parte de estas
sociedades incluían el aspecto militar, religioso y productivo, dejando los estudios más
avanzados y especializados a los sectores sociales encargados de gobernar.
Durante la colonia, el sistema de educación de los pobladores de la Nueva España,
distinguía distintos tipos de educación:
La evangelizadora: la más importante desde el punto de vista de los propósitos
trazados para justificar la expedición y conquista de los nuevos territorios y es
importante mencionar que idealmente estaba dirigida a todos los grupos sociales.
Artes y oficios: en este rubro se preparaba a maestros artesanos capaces de cubrir
las demandas de producción secundaria primordiales para el buen funcionamiento de
las comunidades. (peleteros, talabarteros, zapateros, herreros, etc.). Cabe señalar
que primordialmente este tipo de entrenamiento estaba dirigido a segmentos
poblacionales medios y bajos.
Seminarios: enfocada a la formación de clérigos, representantes de la iglesia en los
nuevos territorios. Aún cuando en teoría esta comunidad estaba integrada a partir de
pobladores de todos los segmentos sociales los que provenían de los sectores más
ricos y políticamente influyentes accedían preferentemente a los puestos de
influencia política de la iglesia.
Universitaria: este rubro de educación estaba dirigido casi en exclusiva a los
estratos altos de la sociedad novohispana y marginaba a los segmentos poblaciones
más pobres.
Femenina: Al igual que la educación universitaria, este tipo de educación estaba
dirigida a las mujeres de los grupos sociales privilegiados y en términos generales
fue la que menos interés tenía de parte de las autoridades y en consecuencia su
desarrollo fue casi nulo.
Aun cuando la educación estaba perfectamente dividida en los rubros necesarios para el
buen funcionamiento de la sociedad del momento, la verdad es que la mayor parte de
las funciones educativas tanto en cantidad como en importancia recaían en los
diferentes grupos religiosos presentes en la época. El papel de las autoridades
responsables de vigilar los intereses políticos y económicos de la corona española se
limitaban básicamente a avalar los esfuerzos educativos realizados por los clérigos.
En un inicio la orden Franciscana fue la responsable de adoctrinar a los pueblos
conquistados dentro de un sistema que les permitía, por un lado aprender el español y
convertirse al catolicismo, y por otro el volverse agentes adoctrinadores; lo que hizo que
el proceso de evangelización ocurriera de manera pronta y eficiente.
Si bien, los Franciscanos fueron los responsables de introducir el sistema educativo
español, y lo adaptaron a las necesidades del Nuevo Mundo, fueron finalmente los
Jesuitas los que obtuvieron el mayor poder político e ideológico en el periodo colonial y
postcolonial. Este periodo de influencia terminó con el establecimiento de las leyes de
reforma y la incautación de los bienes a la iglesia.
A pesar del crecimiento político y económico de los nuevos territorios hubo rubros
educativos que no se desarrollaron al ritmo que la sociedad demandaba, como es el
caso de la educación de las mujeres y de los jóvenes de clases inferiores (desde el punto
de vista económico) lo que hizo que el poder educativo recayera principalmente en las
instituciones religiosas y que en su gran mayoría distaban de proporcionar educación
gratuita, lo que finalmente marginaba a grandes sectores de la sociedad.
Durante el periodo colonial, el sistema educativo predominante se caracterizaba por ser
un sistema rígido, discriminativo y clasista, fundamentado en la filosofía de la religión
católica y en el cual no se contemplaba al rubro educativo como un aspecto
determinante en el desarrollo social; pues como es claro la corona española tenía a los
intereses económicos como un asunto prioritario.
La independencia y el sistema educativo mexicano
En el periodo post independentista, el sistema educativo no cambio significativamente,
las dificultades que enfrentaba la recién establecida nación mexicana fueron un factor
definitivo en el estancamiento al momento de proponer, establecer y desarrollar un
sistema educativo nacional.
La corriente liberal que habían accedido al poder una vez concluido el movimiento que
dio independencia al país, propuso en 1833 una reforma liberal que proponía suprimir la
participación de la iglesia en la educación, propuesta que no fue bien vista por los
sectores conservadores de la población y como consecuencia esta idea se abandonó al
año siguiente.
Durante este periodo la educación en México sufrió un severo estancamiento pues el
desarrollo de las instituciones nacientes se vio relegado por los intereses político-
militares emanados de los diferentes conflictos armados que se vivieron en la segunda
mitad del siglo XIX.
El primer cambio radical que sufrió el sistema educativo del México independiente se
consolidó hasta 1867 cuando se promulgó la Ley Orgánica de Instrucción Pública,
durante los inicios del gobierno de Benito Juárez. Los aspectos a destacar de esta ley se
enlistan a continuación:
Se otorgó el carácter de gratuidad y obligatoriedad a la educación primaria (lo cual abrió
por primera vez la educación a los sectores más pobres de la población)
Se creó la Escuela de Estudios Preparatorios (institución educativa fundamentada en la
corriente positivista), la cual tiene como encomienda el dotar de una base homogénea
de conocimientos a los aspirantes a la educación profesional.
En resumen, esta ley fue la primera propuesta unificadora de la educación, concebido
en el nuevo gobierno liberal, excluyendo a la religión de los planes de estudio y
otorgando el carácter de laica a la educación ofertada por las instituciones oficiales; sin
embargo las bondades de esta ley solo aplicaban en lo que refería a los territorios
considerados federales incluyendo la capital del país, pero esta primera ley tuvo un gran
impacto al momento de redactar las correspondientes leyes de educación en los
diferentes estados de la República Mexicana.
A partir de la ley de 1867 en materia de educación, la infraestructura educativa contó
con 4 570 escuelas en 1870, contrastando con las 2 424 que existían en 1857. Sin
embargo el reto educativo seguía caminos sinuosos, ya que según estadísticas
solamente el 19,4% de la población infantil asistía a alguna escuela.
Durante el porfiriato, el sistema educativo mexicano sufrió los embates de un gobierno
centralista, el cual restaba capacidad de desarrollo a las instituciones educativas
estatales por falta de financiamiento y la ausencia de una política nacional que
fomentara el crecimiento y consolidación de un sistema auténticamente nacional.
Durante la gestión de Joaquín Baranda como Ministro de Justicia e Instrucción Pública se
logró consolidar un proyecto “nacional”, el cual estableció la creación de cuatro
escuelas normales que se sumaron a cuatro ya existentes y que se ubicaban en
diferentes estados del país; destacando la Escuela Normal Nacional que desde sus
inicios tuvo la facultad exclusiva de otorgar títulos para la enseñanza. Si bien durante
este periodo hubo un evidente crecimiento y mejoramiento del sistema educativo
“nacional”, el desarrollo del mismo en un gobierno centralista y la poca penetración de
las modificaciones en los estados, contribuyó muy poco a dar el carácter
auténticamente nacional a los programas desarrollados, pues como en el caso de la ley
liberal de educación de 1867 solo aplicó en los territorio federales y la capital de país.
Con este hecho, se beneficia nuevamente a solo un sector de la población, diezmando la
capacidad de desarrollo de los estados y se ignora nuevamente a la educación como un
factor desencadenante de desarrollo e igualdad social (aunque es importante señalar
que ese no era uno de los objetivos que se había trazado el gobierno de Porfirio Díaz).
Con la llegada de Justo Sierra a la Subsecretaria de Instrucción Pública se plantea la
necesidad reorganizar a las instituciones existentes y crear nuevas, con la idea de
unificar el sistema educativo y expandirlo a todos los sectores de la sociedad y elevar el
nivel escolar de la población mexicana. Como resultado de esta ardua labor Sierra crea
la Secretaria de Instrucción Pública y Bellas Artes en 1905 y la Universidad Nacional en
1910. Para Justo Sierra la Universidad le correspondía “la educación nacional en sus
medios superiores e ideales, logrando la incorporación del conocimiento universal a las
necesidades nacional y con una visión nacionalista”.
A pesar de las contribuciones de Sierra y Baranda en el periodo de gobierno de Porfirio
Díaz y sumadas a las de otros intelectuales mexicanos como el caso de Enrique
Rébsamen, Ignacio Manuel Altamirano, Ezequiel A. Chávez y José Vasconcelos el sistema
de educación nacional sufrió un nuevo periodo de estancamiento, pues se dejó dela lado
la educación básica y se privilegió a la educación universitaria, sin que esto se reflejara
en beneficios para los sectores más pobres de la sociedad.
Durante el gobierno de Díaz, la escolaridad de la población fue cercana al 3% anual, y el
porcentaje de escolaridad entre la población de 5 a 15 años fue del 23% al hacer la
relación población y matricula; como consecuencia de lo mismo las poblaciones urbanas
y semiurbanas fueron las principales beneficiadas por el sistema de educación básica
mediante la instalación de nuevos planteles en las principales ciudades, dejando
completamente olvidado a los habitantes del campo. Durante este periodo se hizo
evidente el desproporcional apoyo otorgado a la educación universitaria dejando de lado
el sistema básico.
La revolución armada y las nuevas responsabilidades educativas.
Durante el movimiento de revolución la educación en el país sufrió un escaso desarrollo
como proyecto nacional y el impulso institucional vino principalmente de parte de los
gobiernos estatales; sin embargo al finalizar este periodo en el congreso constituyente
de 1917 se dio un paso importante en la consolidación del sistema educativo mexicano
otorgando el grado constitucional al precepto laico, gratuito y obligatorio de la
educación, de la misma manera se dan mayores facultades a los estados obligándolos a
supervisar las escuelas primarias oficiales y privadas y se prohibió a la iglesia dirigir
escuela de educación básica.
El gran error de este congreso constituyente fue el haber suprimido a la Secretaria de
Instrucción Pública y Bellas Artes, sin asegurar el pleno funcionamiento de los órganos
de supervisión educativa de los estados los cuales en muchos casos tuvieron que dejar
de operar por falta de recursos financieros y humanos.
Este hecho se revertió afortunadamente con la creación de la Secretaria de Educación
Pública (SEP) por José Vasconcelos, quien tenía la firme convicción de unificar criterios
de educación y utilizar a la misma para unificar a la población del país, aceptando que
su población estaba integrada por un vasto complejo cultural, social e ideológico.
Durante este periodo se establecieron bibliotecas comunitarias y escuelas rurales, se
editaron libros de texto gratuitos, se otorgaron desayunos gratuitos y se impulsaron
programas de alfabetización de la población; siendo la principal contribución de
Vasconcelos el trabajo educativo en el campo mexicano.
Con la consolidación de la Universidad Nacional como la única institución que agrupaba
a diversas escuelas y colegios de educación superior y sus subsecuentes
transformaciones (desde el punto de vista administrativo) permitió que la Universidad
Nacional obtuviera la autonomía administrativa y financiera para el pleno desarrollo de
su actividades académicas y culturales, y los logros de la Universidad permitieron que
se iniciara un proceso de expansión de la educación superior en todo el país inspirados
este modelo.
Así se crearon once universidades entre 1917 y 1948, cinco escuelas técnicas superiores
y cerca de treinta escuelas técnicas industriales y de nivel medio superior entre 1916 y
1931; estas últimas sirvieron de base para la creación del Instituto Politécnico Nacional
durante el sexenio de Lázaro Cárdenas, mismo gobierno que obligó a las escuelas
particulares mediante modificaciones constitucionales a seguir los programas
educativos de la SEP.
Durante este mismo periodo, se impulsó a la educación a todos niveles ampliando la
oferta educativa a todos los sectores de la población incluyendo a los trabajadores
urbanos y rurales, creando centros de educación vinculados a los sectores productivos y
alentando la educación técnica, otorgando becas, creando centro de educación
tecnológica y comedores, estableciendo centros de educación vocacional de nivel medio
superior.
De igual forma se dio un fuerte impulso al sistema educativo rural e indígena (sector de
la población históricamente olvidado) creando centros de educación indígena, y
fomentando la creación de escuelas regionales campesinas para la formar de profesores
que cubrieran la demanda de ese sector educativo; también se crearon instituciones
como el Instituto de Antropología e Historia y el Colegio de México.
En definitiva este es el periodo de consolidación del sistema educativo mexicano, por
primera vez en la historia se puede observar un crecimiento constante de la matricula y
de la escolaridad, aumentando el número de escuelas creadas y la planta docente a
todos los niveles.
El sistema educativo mexicano contemporáneo (o donde perdimos el rumbo).
Históricamente han existido diversas situaciones políticas, ideológicas, sociales,
culturales, militares y financieras que han dificultado el establecimiento de un sistema
educativo auténticamente nacional y hoy en día contamos con uno de los sistemas
educativos mas debilitados en la historia moderna.
Si bien con la implementación de los ideales revolucionarios se enriqueció el quehacer
de las instituciones educativas mexicanas al ampliar el campo de acción de las mismas,
en los últimos 40 años el sistema educativo se ha tornado como la encomienda
provisional de políticos que ante la falta de una mejor posición dentro del gabinete del
presidente en turno, reciben como premio a sus servicios patrióticos y encomiable
lealtad, el puesto de secretario de educación volviéndolo poderoso bastión de
funcionarios incompetentes y corruptos.
Hay que recordar algunos de los nombres de los más “recientes” secretarios de
educación, ahondar un poco en sus trayectorias y compararlos con las biografías y
trayectorias de aquellos que construyeron y consolidaron el primer modelo educativo
mexicano exitoso; y encontraremos que los vacios personales de políticos como Miguel
González Avelar, Manuel Bartlett Díaz, Ernesto Zedillo, Fernando Solana, José Ángel
Pescador, Fausto Alzati, Miguel Limón Rojas, Reyes Taméz Guerra, Josefina Vázquez
Mota y el recientemente nombrado Alonso Lujambio han generado y están gestando
(esto ultimo por Lujambio) grandes vacios institucionales por ser personas que distan de
poseer la trayectoria y la preparación que requiere el responsable de las políticas
educativas de un país.
El cáncer (y aplica pues se trata de un mal que se genero focalmente en el seno de un
sistema y terminó por hacer metástasis) de nuestro sistema educativo radica en algunos
puntos como entregar el cargo de secretario de educación a gente políticamente
incompententes y con una clara incapacidad para desmantelar el oprobioso y
empobrecedor sistema de relación institucional entre la SEP y el SNTE que solo permite
adquirir poder político a razón de 60 millones de dólares anuales por cuotas sindicales,
con influencia para crear un partido político (Nueva Alianza)para atar de manos a
presidentes y dirigentes de otros partidos (ya no digamos secretarios de educación),
para designar (fuera de cámaras) a directores de la lotería nacional (que ahora son
investigados por ser sospechosos de cometer algunos delitos) y del ISSSTE entre otras
cosas.
El favorecer el sistema clientelar para la asignación de plazas docentes, los malos
salarios de profesores, el establecer la eficiencia terminal como un parámetro de éxito
del trabajo educativo sin importar el aprovechamiento de los alumnos, la disminución
constante en inversión del gobierno federal en educación e infraestructura educativa
(para incremento y mantenimiento de la misma), la falta de calidad en contenido de
libros de texto, la supresión o disminución de horas clase de algunas materias de
algunos grados de los niveles de educación básica (temporalmente o actualmente
vigentes) como civismo, física, matemáticas, biología, química, la intervención de
organismos calificadores particulares con cuestionados criterios de evaluación de la
educación (CENEVAL), la constantes campañas de desprestigio en contra de la
educación pública de nivel medio superior y superior y la existencia de un modelo
económico administrativo que se encarga de otorgar los apoyos económicos y dádivas
salariales a los investigadores del país y a sus proyectos (y sin mencionar a sus
estudiantes de posgrado) han terminado sofocar la confianza y desarrollo no solo de los
rubros educativos del país y también la generación de conocimiento, y recursos
humanos altamente calificados que permitan desarrollar ciencia de calidad y en grandes
cantidades y por supuesto tenemos como consecuencia el pobre desarrollo de
tecnología propia.
Esto es consecuencia de los dos grandes cacicazgos consecutivos al interior del SNTE,
Carlos Jonguitud Barrios (1974-1989) y Elba Esther Gordillo (1989-¿?) y sumados a la
ineptitud de los secretarios de educación pública (sé que es reiterativo pero no es
personal), han terminado por anquilosar un sistema que debe ser dinámico, propositivo,
conciliador; retomando y reencauzando los ideales educativos de los pensadores,
intelectuales y profesores que han participado en diferentes etapas en la construcción
de una institución y su infraestructura que tiene como responsabilidad el dirigir las
políticas educativas sin que estén de por medio el interés particular de líderes y políticos
que se sujetan a lo económico y el poder. Los intereses políticos han impuesto al
sistema de educación directrices concebidas en organismos internacionales que
fundamentan sus criterios educativos en modelos económicos y políticos que distan de
la realidad mexicana, y que hoy en día por los sucesos que acontecen dichos modelos
se encuentran en una profunda crisis.
Como hoy sabemos, en las últimas décadas la generación de conocimiento se ha
revolucionado, el surgimiento de nuevas necesidades como resultado de los avances
tecnológicos, lo que obliga a tener un sistema educativo integrado por instituciones,
autoridades y recursos humanos dinámicos que asuman sus obligaciones lejos de los
intereses de particulares y de sindicatos, y que vean la realidad de una sociedad y
gobierno sumidos en un proceso de globalización donde la demanda educativa se
incrementa que invite y motive la inversión en infraestructura, acerque nuevamente a
educadores, pedagogos, intelectuales, al rediseño y construcción de nuevas directrices
educativas.
Referencias
http://www.apiavirtual.com/2007/07/11/articulo-18848/
http://www.snte.org.mx/?P=biografia
http://es.wikipedia.org/wiki/SNTE
http://es.wikipedia.org/wiki/Carlos_Jonguitud_Barrios
http://es.wikipedia.org/wiki/SEP
El Sistema Educativo Nacional y su Contexto (INEE, 2006).
Guerrero-Araiza C., de la Cera-Alonso S. y Álvarez-Mendiola G. (1994) Informe OEI-
Secretaria.
CONSOLIDACIÓN DEL SISTEMA EDUCATIVO MEXICANO TEMÁTICA1. Proyecto Educativo de José Vasconcelos.2. La Escuela Nueva en México- Moisés Sáenz.3. Las misiones culturales y la Escuela Rural Mexicana.
Sin duda, una de las figuras más importantes dentro de la transformación nacional, derivada de la Revolución Mexicana, es José Vasconcelos. Resulta primordial recordar que tanto la educación, como la cultura de nuestro país, se vieron favorecidas gracias a su labor como escritor, filósofo, político, funcionario público y promotor de cultura, así como, por su desempeño como: Director del Ateneo de la Juventud (convertido en Ateneo de México), Director de la Escuela Nacional Preparatoria, Jefe del Departamento Universitario y de Bellas Artes (1920) (precedente de la actual SEP), Rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (1920), Secretario de Educación Pública (1921-24), o bien, como Director de la Biblioteca Nacional (1940).Sus aportaciones fueron valiosas en diversas esferas, no obstante, de entre las múltiples contribuciones de su obra, un punto relevante, son sus logros en la consolidación del Sistema Educativo Nacional. Desde sus diversos ámbitos de trabajo, Vasconcelos emprendió una cruzada educativa única, que consistió en: realizar la promoción de la primera campaña de alfabetización que se recuerda en el país llamada “ALFABETO, PAN Y JABÓN”[1]. Se Esforzó porque la escuela primaria llegara a todo el país y porque todos los mexicanos supieran leer y escribir. Los que sabían deberían enseñar a los que no sabían; se fundaron bibliotecas públicas en ciudades y pueblos; se publicaron y distribuyeron revistas y libros, tanto para niños como adultos.Fue JOSÉ VASCONCELOS, primer Secretario de Educación Pública, quien impulsó y promovió el Proyecto de Educación Nacionalista (19921-1924). Concibió la construcción del nacionalismo mexicano como una mezcla de las herencias culturales indígena e hispana, que hermanaba a México con los países latinoamericanos. Su proyecto no fue copiado o adaptado de ningún sistema educativo europeo, sino que lo diseñó de acuerdo a las condiciones socioeconómicas, culturales y políticas del país, y en congruencia con la cultura nacional, basado en su propia experiencia humana y profesional.
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El modelo educativo nacionalista partía de un concepto de educación humanista integral, que tendía a promover el desarrollo de las diferentes facultades del individuo, integrando la educación con la cultura, con el trabajo práctico y productivo, con la filosofía y estética, con la organización social y la política, con las creencias, tradiciones y costumbres del pueblo; todo sobre la base de una amplia participación social, que se consolidaría cuando los estados y municipios contaran con suficientes recursos financieros propios y las asociaciones civiles de ciudadanos se fortalecieran a partir de cada municipio. Esta integración de todos los involucrados en el proceso educativo es la idea fundamental y muy relevante de este proyecto.
Pero para operarlo era necesario contar con una adecuada estructura orgánica. De ahí que la estructura del organismo que se encargaría de poner en práctica el proyecto, es decir, la recién creada Secretaría de Educación Pública (SEP), se integraría con las siguientes áreas:Departamento Escolar: Este sería el responsable de que las prioridades de la Política Educativa tuvieran como propósitos fundamentales: orientar la formación de la conciencia de la nación, consolidar la unidad y el sentido nacionalista de los mexicanos. Departamentos de Bibliotecas y Bellas Artes. Estas instancias representaban instrumentos estratégicos para fomentar el desarrollo de la creación artística y de la cultura.Departamento de Educación Indígena. La educación indígena fue de gran interés para Vasconcelos ya que consideraba a los indígenas como la fuente de riqueza histórica nacional y por ello habría que darles los elementos necesarios para su integración a la vida nacional.Departamento de Alfabetización. La actividad principal de esta instancia se resume en la organización y desarrollo de la primera campaña contra el analfabetismo, que entonces afectaba a un 80 % de la población adulta.Otros de sus grandes aportes de Vasconcelos, fue el de crear un plan de fomento cultural al que llamó Misiones culturales, “cuyo principal objetivo fue el de mejorar la preparación de los maestros en servicio”[2]; al mismo tiempo este plan quería, enlazar la educación, el desarrollo social y la cultura, para ofrecer así oportunidades de progreso en todo el territorio nacional, además de generar las circunstancias propicias para el acercamiento de México con otras naciones hispanoamericanas. Ese plan se le denominó Proyectos de Educación Rural (1924-1942). El cual surge como parte del proceso mismo de la Revolución Mexicana, como una de las mejores y más amplia alternativa de solución adecuada al contexto económico, sociopolítico y cultural de México, para enfrentar y resolver los problemas de la educación del campesinado.La primera generación de maestros rurales de la Revolución Mexicana, estuvo integrada por el propio José Vasconcelos y por un amplio grupo de distinguidos profesores itinerantes que como RAFAEL RAMÍREZ, ENRIQUE CORONA, IGNACIO RAMÍREZ LÓPEZ, JOSÉ MARÍA BONILLA, JOSÉ GUADALUPE NÁJERA Y GREGORIO TORRES QUINTERO, quienes sentaron las bases de lo
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que fue la primera generación de profesores rurales. Este último maestro mencionado, es originario del Estado de Colima y por lo cual merece un reconocimiento especial.Gregorio Torres Quintero, fue uno de los grandes impulsores de la educación primaria en México. Su vocación de maestro se puso de manifiesto desde temprana edad, por lo que después de realizar los primeros estudios en su ciudad natal llegó a la capital de la República, para ser parte de la primera generación de maestros rurales. Iniciando con ello una brillante trayectoria como docente y funcionario educativo.Llegó a ser jefe de la sección de Educación y Beneficencia de la Secretaría de Gobierno del Estado de Colima e Inspector General de Educación.Fue el creador de la ley de Instrucción Pública y crítico incansable de los libro de texto como sustituto del maestro, pues siempre creyó que la imagen del docente era fundamental en la tarea educativa. Fue el creador del método onomatopéyico para la enseñanza de la lecto-escritura que sigue vigente hoy en día y se basa en los sonidos naturales para conocer las letras, sílabas y palabras. Es autor de “Cuentos colimotes, Descripciones y Cuentos sucedidos”[3], pero su mayor aportación a la cultura nacional ha sido su obra pedagógica donde describió nuevas metodologías para facilitar el trabajo del maestro en el aula.Especial mención merecen sus textos La Patria Mexicana y Elementos de Historia Nacional en donde mostró nuevas formas de enseñar la historia. Estuvo en contra de que en la escuela primaria se enseñara una historia filosófica y se redujera a concentrar datos, fechas y batallas para su memorización. En cambio propuso una historia-cuento en la cual la narrativa estimula agradablemente el interés de los educandos, que no deben ser considerados como adultos, por lo que también debe existir una graduación de la información.Como profesor rural Gregorio Torres Quintero fue un personaje que siguió los principios y fundamentos de Vasconcelos en la educación mexicana, poniendo a México y a Colima muy en alto.Otro maestro que con sus aportaciones en materia educativa puso en alto a México fue el Subsecretario de Educación Pública MOISÉS SÁENZ, que quien dándole continuidad a la labor de Vasconcelos de llevar educación a las poblaciones a indígenas rurales más apartadas del país, manifestó sus cualidades de organizador en todos los campos de la actividad cultural, le dio auge a la ESCUELA RURAL MEXICANA y las Misiones Culturales en todo el país.Sáenz pretendía con la Escuela Rural Mexicana: “Lograr por medio de la acción educativa en la comunidad, la integración nacional e ir construyendo al mismo tiempo una identidad nacional; la formación y capacitación de maestros para llevar a la práctica el proyecto político e ideológico emanado de la Revolución Mexicana; igualmente era necesario impulsar mediante el sistema educativo nacional la transformación económica, política y cultural de las comunidades rurales,
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contribuyendo con ello al desarrollo del país”[4][4]Sáenz, también implantó las escuelas de enseñanza secundaria, convirtiendo la educación pre vocacional de la preparatoria en la Escuela de Bachilleres, facilitando así, el aprendizaje de los adolescentes egresados de la primaria y elevando la calidad del estudio en los aspirantes a profesionales.Todas estas actividades educativas, revolucionarias en su momento, despertaron gran interés en otros países y merecieron la visita y los elogios de grandes educadores, como el doctor John Dewey, quien después de conocer la escuela rural escribió: “No hay en el mundo movimiento educativo que presente mayor espíritu de unión íntima entre las actividades escolares y la comunidad, que el que se encuentra en la nueva escuela rural mexicana”.[5][5] Con todo lo anterior se puede señalar el proyecto nacionalista de Vasconcelos, continuado y enriquecido por Sáenz, ha sido uno de los que más han tenido sustento e impacto en la consolidación de la educación mexicana. Ya que dicho proyecto ha tenido una clara idea del tipo de educación básica que habrían de ofrecer para formar integralmente a los hombres y mujeres que el país requería para su desarrollo. Quizá sea el mejor y más completo que concibió a la educación básica, como el principal peldaño para lograr una escolaridad de calidad.Es necesario señalar que lo más destacado en este proyecto son sus principios filosóficos que concibe a la organización de la enseñanza y el aprendizaje de acuerdo al nivel intelectual o de madurez de los niños. Principio que se sustenta en teorías pedagógicas y filosóficas que centran su atención en el desarrollo integral e intelectual de los alumnos. Asimismo, organizar el periodo escolar no por años o grados sino por la cantidad y, fundamentalmente, la calidad de los conocimientos adquiridos. Aun cuando estaba dirigido este proyecto a las comunidades rurales e indígenas, su base filosófica y teórica es primordial para todo proceso educativo.Desafortunadamente, no obstante estos fundamentos este proyecto como todos los que le han sucedido no han logrado implantarse completamente, ni tener impacto en la educación básica y mucho menos han sido objeto de una efectiva evaluación, que permita detectar sus logros, avances o desviaciones. Esto se debe a que generalmente cada proyecto es una visión particular de los Secretarios del Ramo (Políticas Sexenales). Por tanto la no continuidad de los proyectos ha generado que la educación básica no se desarrolle plenamente.Ante esta situación, es necesario lograr la continuidad entre los proyectos educativos nacionales, estatales y municipales, para dar viabilidad a la planeación del desarrollo educativo, que logre articular los planes a largo plazo, con los planes y programas a mediano y corto plazos (Política Educativa de Estado), con el fin de lograr la generalización efectiva de la educación básica entre todos los ciudadanos, en condiciones adecuadas de
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[5]
calidad y equidad.BIBLIOGRAFÍABARBOZA, Antonio.Como han aprendido a leer y a escribir los mexicanos.1ra. Ed. México.Editorial Pax, 1985.234 p.http://es.wikipedia.org/wiki/Gregorio_Torres_QuinteroSOLANA. Historia de la Educación en México. F.E.E, México 1982. 644 p.CASTILLO, Isidro. México: Sus revoluciones sociales y la educación. 2ª. Ed., México, UPN, 2001. 199 p.UPN. Política Educativa en México. SEAD. México, 1981. 225 p.MENESES MORALES, Ernesto. Tendencias educativas u oficiales en México 1934-1964. Centro de Estudios Educativos. UIA, México, 1986[1][1] SEP, Historia Sexto grado. Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuito, p.80.[2][2] UPN, Política Educativa en México. SEAD, p.79.[3][3] http://es.wikipedia.org/wiki/Gregorio_Torres_Quintero
[4][4] UPN. Política Educativa en México, SEAD, México 1981. P.63.[5][5] CASTILLO, Isidro, México: Sus revoluciones sociales y la educación. Tomo 3. P.180.
Publicado por Mtra. Martina Milagros Robles Sánchez en 19:01
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