EnunaciudaddelestedeEuropadevastadaporlaguerraylamiseriamoralsobreviveRazha, unamujer que trabaja como limpiadora enuna fábrica demedicamentosparamantenerasumadreyasuhija.HacetiempoqueRazhano siente miedo. Acosada por un hombre violento y temiendo por ladesaparición de su hija, no dudará en emplear cualquier método para saliradelante.
LapoéticadelaviolenciasemezclaconlosrecursosclásicosdelthrillerparacrearunanovelallenadesuspensequeretrataelderrumbemoraldeEuropa.
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CristinaCerrada
HindenburgePubr1.0
Titivillus12.02.2020
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Títulooriginal:HindenburgCristinaCerrada,2019Retoquedecubierta:TitivillusEditordigital:TitivillusePubbaser2.1
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ParamiqueridísimahijaGabriela.Lavida
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Noesnadaasombrosoque,segúnlasantiguascrónicas, haya aparecido en el cielo todogénerode señales y portentos, o que desde siempre elhombre espere del cielo una maravillosaintervención que acuda a auxiliarlo en suincapacidad.
CARLG.JUNG,
Sobrecosasquesevenenelcielo
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I
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EnciendouncigarrilloydejoYensenatrás.Echoaandarporlapequeñaexplanada del aparcamiento y me quedo contemplando el puente de laautopista.Unkilómetromásallápodríatomarelautobús,peroprefieroatajarporelsubterráneoacaminarporlaautopista.Loscamionesmilitaressuelendetenerseallí.Siregistraranmibolsonopodríaexplicarlesloquehayenél.Veinte botes de anabolizantes y una docena de cajas de ansiolíticos. Alprincipiomerepugnabarobar,peroenYensentodoslohacen.Esfácil.Nadieensusanojuiciorechazaríalaoportunidaddenegociarenelmercadonegro.He vendido aspirinas. Antibióticos. He vendido betabloqueantes. Hastalíquidosparadisecar.
Apenas llevo unos instantes caminando cuando del subterráneo queatraviesalaautopistasaleunhombrevestidoconuniformemilitar.Nosédequéejércitoes,no loveo.Elsubterráneoesunazahúrda inmunda,oscuraymalolientequenadie frecuenta salvoencasodenecesidad, comocuando laalarmanohasonadoyelfuegoantiaéreoempiezaaoírseenladistanciaynohaytiempopararefugiarseenunlugarmejor.
Detengoelpasoyhagoamagodecambiardedirección,peroélmeimitaalinstante.Permanezcoparada,frenteaél,mirándoloysabiendoloquevaasucederacontinuación.Nointentollevaracaboningúnmovimiento,ningunamaniobraquelehagapensarquepiensooponerresistenciaotratardehuir.
Antesdellegaramilado,sacaunpasamontañasdelbolsilloyselocala.
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Eldirigiblellevabahorasderetrasocuandosobrevolólaciudad.Exceptopor los fuertes vientos que dificultaron su avance, el viaje no había sufridoeventualidadeshastaqueintentóaterrizar.Yaeradenoche.Informadodelasmalas condiciones del tiempo en el aeródromo, el capitán decidió llevar eldirigibleadarunpaseoporlaisla.Sabíaqueprovocaríaexpectación.Quelagente se aglomeraría en la calle para avistar al gigante.Que en sus rostroshabríaunamezcladeentusiasmoyespanto.Dehorroryadmiración.
A las seis y veintidós minutos, cuando la tormenta había pasado, elcapitánenfilóeldirigibleendirecciónalaeródromo.Comoyaibaconretrasoyestodejaríamenostiempodelprevistoparaprepararelretorno,elpúblicofue informado de que no estaría permitido subir a bordo a visitar laembarcación.
Alassieteyveinticinco,horalocal,eldirigibleseincendió.Todo fue muy rápido. No se sabe dónde empezó el fuego. Algunos
testigosvieronllamasamarillasyrojascercadeunconductodeventilación.Otros,delantede la aletahorizontal,muycercade la esvástica.El fuego seexpandiórápidamente.Lasllamassepropagaronhaciadelante,consumiendoprimerolasceldasunaanueve,ylapartetraseradelaestructuraimplosionó.Casiinstantáneamente,dostanquesestallaroncomoresultadodelimpacto.Laflotabilidadsehabíaperdidoenlapopa,asíquelaproaseinclinóhaciaarribaylapartetraseraserompió.
Lanavecayóalsuelosolotreintaydossegundosdespués.
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Los movimientos son rápidos. La acción, muda. Un globo de más deochocientos pies de largo suspendido en el aire. Aunque la copia deldocumentalesmuyvieja,nopuedoapartarmisojosdeél.Anadieleinteresaundocumentalsobreotraguerra.Amísí.
Elcineestácasivacío.Dosasientosmásallá,casipegadaalapantalla,sesienta unamujer.Es vieja.Lleva puesta una de esas batas negras como lasque llevaba mi abuela. Un pañuelo en la cabeza. No se mueve, hasta queimperceptiblemente su cuerpo empieza a temblar. La observo desde laoscuridad. Hace tiempo que no veo a un anciano llorando. Casi todos losancianos que conozco han muerto o han dejado de llorar. He visto pocosllorando. Me acerco y le pregunto si necesita algo. Me mira como si nocomprendieraloqueleacabodedecir.Selorepitodenuevoenlaotralengua,lademispadres.Dejadellorar.
Salgoa lacallecuandoacaba laproyección.Miroaun ladoyaotro,niMogdovoiniZhrinovskihan llegadoaún.Lanieblahacaído.Hace solounmesqueelveranoterminó,peropareceNavidad.Mefrotolasmanos.Estánfrías y sudorosas a la vez. Camino despacio hasta el final del edificio ycontemplo el reloj de la catedral. Hace una hora que deberían estar aquí,pienso.Nomegusta.
UncamiónmilitarsedetieneentoncesalotroladodelacalleyMogdovoiy Zhrinovski se apean de él. Por la calle pasan ahora más vehículos,camionetas renqueantes, Ladas de dos puertas, autobuses con el capólevantado y el motor expuesto. Mogdovoi levanta una mano y detiene eltráfico para que Zhrinovski y él puedan cruzar. Nadie discute con lossoldados.
Cuandolleganamialtura,Zhrinovskiseadelantaysedetienejuntoamí.—Llegáistarde—ledigo—.Habíamosquedadoalasseis.—Vinimoshacemediahora—diceél.Ledigo:—Eraalasseis.—Estábien—diceZhrinovski.
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Noestáenfadado.Zhrinovskinuncaloestá.MogdovoisacaunatabletadeMarsdelbolsillo.—¿Dóndetúestarhacemediahora?—diceenmiidioma,masticandoala
vez—.Yomuytriste.MiroaZhrinovski.—Acabemosconesto.—Túvenircineconmigolapróximavez.Mogdovoi golpea a Zhrinovski en el pecho y se ríe. Zhrinovski se ríe
también.Sacodemibolsoelsobreconeldineroyselodoy.—Aquílotienes.Seismil.Zhrinovskitomaelsobreyseloguardasinabrirlo.—Cuéntalo—ledigo.—No hace falta —dice él. Me mira con un leve gesto de interés—.
¿Necesitascomida?¿Cigarrillos?Contesto:—Gracias.No.Sehalevantadolaniebla.Vuelvoaponermeelpañuelo,subolasolapade
miabrigoymeabrochoelúltimobotón.—Traeremosmás—dice—.¿Estábien?—Sí—digoyo—,estámuybien.Avisadme.MedispongoamarcharmecuandoMogdovoimeretieneporelbrazo.—¿Quieresquenosotros llevar túaalgunaparte?Espeligrosoestahora
caminarporlacalle.Nohansonadolasalarmasenlosúltimostresmeses.Ledigo:—Déjameenpaz.Ymevoy.
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Cadadíacaminounkilómetroporlaautopistaparatomarelautobús.Elautobús viene vacío pero no se detiene en el intercambiador. El pequeñogrupoquesecongregaenlaparadamurmuraalgoentredientes.Yotambiénlohago.Hacefrío.Meretuerzolasmanosparahacerlasentrarencalor,perome duelen. Es por los productos abrasivos que usamos en Yensen paralimpiar.Sonbaratos.Solo treintayochoañosyyamesiento igualqueunamujermayor.Espor limpiar.Esporqueencuatroañosnohesidocapazdeencontraruntrabajomejor.
Antes de la guerra trabajaba enunaplanta químicade la capital.Ahoralimpio. Recorro con una mopa las instalaciones de Yensen, la fábrica demedicamentos deDonsk, el lugar donde crecí, un pueblo en la frontera delestecercadelAzovskemore.Noesunafábricaimportante,aquínadaloes.Entiemposproporcionabaempleoalaciudad,peroeraentiemposmuyremotos.Ahora hace años que no.Las empresas importantes están emplazadas en lacapital,aloeste.CuandoregreséaDonsk,justoantesdelaguerra,elprimersitiodondebusquétrabajofueenYensen.Yomeofrecícomoquímica,peroellosmepropusieronlimpiar.Estallólaguerrayacepté.
El autobús tarda una hora en volver a pasar. Estoymuerta de frío. Nollevoropadeabrigo,nadielalleva.Elveranohasidotanbenignoylatreguaque vivimos tan ansiada, que se ha producido una oleada de optimismogeneral.Elotoñonolahaenturbiado.Sacoelperiódicoymepongoaleer.EnDonvastnecesitanlimpiadoras.EnLogankstambién.Elpersonaldelimpiezaescasea.Lasmujeres se han idodel país y los hombresnoquieren limpiar.Yensenesuna fábrica tangrandequeaduraspenaspodemos limpiarla seismujeres a la vez. Hay demasiados pasillos, ventanales, equipo. Haydemasiadosalmacenesycuartosvacíos.Poresomismoesfácilrobar.Sinotuviera que hundir el cepillo en todos esos inodoros sería un trabajo ideal.Sacomásenelmercadonegroquelimpiando.Eso,másloqueMogdovoiyZhrinovskimepaganportraficarparaellos,medalosuficienteparacostearleaHeidilauniversidad.Cuandohundoelcepilloenunatazadeinodoronomeimportasiesuntrabajoindignodeunamujerinstruidaono.Eso,recorrerlas
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calles,servirmesas.Quémásda.Meimportaquemihijaestudie.Queundíasevayadeaquí.Quieroqueacabeloqueheempezado.
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Hace casi tres meses que dura la tregua. Nadie la anunció. No secomunicódemaneraoficial.Simplemente,undíalasbombasdejarondecaer.Ahoralacasaestálimpia.Nohaycristalesrotos.Nohaypolvo.Hayagujerosen lasparedes, sí.Ycablesy tuberíasquehanquedadoa la intemperieporefectodelasondasexpansivas.Nohaypuertas,elinviernopasadolasusamoscomocalefacción,cuandocortaronelgas.Sinembargo,desdehacedosmesessepuedelimpiarregularmente.Porprimeravezencuatroaños.Tambiénhaysilencio.
Cuandoentroenelcomedormesorprendeveramimadresentadaenelsofá.El sofá está roto, tiene losmuelles salidos, algunos arañan,pero es loúnicoquehayparasentarseapartedelascamasyunasillaodos.Norecuerdohaberllevadoallíamimadreantesdeirmeatrabajar.
—¿Quéhaceslevantada,mamá?—lepregunto.Enciendoelradiadoryvoyalahabitacióndemihija.Heidinoestá.—¿NohavueltoHeidi,mamá?Regresoalasalaymesientoalladodemimadre.Medescalzo.Ledigo:—Hacefríoaquí.¿Porquénohasencendidoelradiador?Mimadrenocontesta.Lamiro.—¿Nomehasoído?Nisiquierapestañea.Laexaminoconrencor.Últimamentenocome.No
miralatele.Apenashacecacaopis.—Vamos,tellevaréalacama.Lacojoenbrazosylallevoasuhabitación.Nopesanada,parecehecha
depapeldeestraza.Lacubroconlasábanayleechoporencimaeledredónylaviejamantadesumadre.Elpuntotienetantosagujerosqueparecequelahubieraroídounratón.Talvezlahayaroídounratón.Hadehaberde todopor ahí. Una ciudad despanzurrada tiene eso: todo lo oculto sale a lasuperficie. Durante los últimos cuatro años he visto ratas. Babosasarrastrándose por el agujero del desagüe.Hasta culebras en los patios.Una
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vezmetopéconuncastor.Todo loquenosehadestruidopor laguerrahaenvejecidoosehaalterado.Lascalles.Losedificios.Laspersonas.
Memiroenelespejoyveoaunamujerquenosoyyo.Nomegusta.Esmimadrecuarentaañosatrás.Mimadreconlacabezarubia.Conlapieltersa.Yo.
Desdelapuerta,ledigo:—Duérmete,mamá.Tirodelpicaportemientraspronunciounaoración.
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Hacecuatroañosoí laexplosiónantesdedespertar.EnlaradioescuchéquehabíasidoenSanPatricio.FuiaveraHeidiasuhabitación.Dormía.Mevestíatodaprisa.Medijeamímismaquevolveríaenseguida,queaHeidinolepasaríanadamalo,quesoloestaríafueraunahoraodos,eltiempodeiryvolver.Dejésolaamihijadetreceaños.
Bombas.Lasfarolassetambalean.Tengoqueagarrarmeaalgúnsitioparano marearme. No sé a qué, todo se mueve. Un rato corriendo y otro ratosubida a un camión, consigo llegar al hospital. Ecos de explosiones,zumbidos,sonidoincesantedelaartillería.Elconductorelevasuvozsobreelfragor. Tenemos que bajar. Devoro los rostros de los demás. En ellos sereflejaloquenadiequieredecir.Miedo.Nadiehabla.Nadiequieresalir.Ojosopacosbajoelestruendodelasbombas.Corremostodosendesbandadahacialascallesmáspróximas,queestánbloqueadasconbarricadas,ycadacualseresguarda donde puede, a veces en una tienda, a veces bajo un soportal, avecestrasunasimpleseñaldetráficoquehacaídoabatidaporunaexplosión.
SanPatricioestáenllamas.Nirastrodelejército.Nirastrodelapolicíaolamiliciaquepatrullabaatodashoraslaciudad.Soloestruendosmetálicosycrepitardellamas,comosienlaTierraseestuviesecelebrandounabarbacoadescomunal. Rodeo el edificio y corro hacia la parte posterior. Junto a lascocinas,dondehacesolodosdíassalíafumaruncigarrillomientrasoperabana mamá, hay un pasillo que conduce directamente al montacargas. No lotomo, lapuertaestáabiertay salehumodel interior.Subopor lasescalerasconmiedodetropezarmeconmimadremuerta.Nuncahevistounmuerto.
Nome cruzo con nadie. Parece que todo elmundo haya huido, tal vezhayanevacuadoelhospital.Hueleahumo,apeloquemado.Aqueroseno.
Localizoamimadreensuhabitación.Estátiradaenelsuelo,debajodelacama.
—¡Diosmío,mamá!Dealgúnsitiosaleunperroqueseponeaolisquearlelospies.Ledoyuna
patadayloalejodeallí.Mearrodillojuntoamimadre.Lasacodedebajodelacamayletomoelpulso.Noséquéhacer,nosécómosedetectaelpulso.
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Elcorazónmegolpeatanfuerteenelpechoquenisiquierameoigorespirar.Deprontomimadre tose.Unaarcadamesacudeelesternónyseabrepasohaciamigarganta.Elvómitolesalpicaamimadreenlacara.Lalimpio.Miroamialrededor.Suscosas,suropaytodolodemás,estántiradasporelsuelo.Lasdejoallíymecargoenlosbrazoselcuerpodesmadejadodemamá.Yanotemotropezarmeconunmuerto.Quierosalirdeaquí.
Avanzoaciegashaciaelexterior.Lacalleestádesierta,mediolevantada.Unafurgonetaatravesada,volcada
yconlosasientosreventados.Rostrospolvorientos,conlamiradaextraviada.Camionesdelejércitoendirecciónalcentrodelaciudad.
Enunade lasbarricadasmedetengoa tomaraliento.Hayunniño.Estádoblado por la cintura y con la cara contra el suelo.No semueve.Nomeatrevoamirarlo,sientopavor.Aunasí,lohago.Notienemásdedoceaños.Situvierasolocincooseisañosmásseríaunhombre.Sifueraunhombrenomecostaríaverloallí.Mecargodenuevoelcuerpodemamá.Comopuedo,echoacorrer.
Cuandollegoacasaapenaspuedorespirar.Dejoamimadreenelsofáycorro en busca de mi hija. Heidi está en su habitación. Durmiendo comocuandoladejé.Mederrumboenelsuelo.Nopuedorespirar.Abromucholabocaylasaletasdelanariz.
Cuandomerecupero, recojoamamádelsofáy la llevoasuhabitación.La acuesto. La limpio. Me quedo con ella hasta que me parece que le havueltoelcolor.Hastaquelaoigorespirar.
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Abrolaventanadelbalcón.Escuchohaciaeloestelaprimerallamadadeun salat, al otro lado del palacio Olímpico. Empieza a amanecer. Sonidosdispersos.Oloraaceitequemado.Vuelvoaentrar.
Suenaeltimbredelapuerta.Apenashaamanecido,noséquiénpodráser.Piensoquetalvezsealavecina,laseñoraChejof.Pierdelacabeza,avecesnosabequiénesodóndeestá.Norecuerdaqueestamosenguerrayquesuhijomurió.No recuerdadóndehadejado sus ropasy sepresenta enmi casa enalbornoz.Alprincipio,cuandoHeidiyyovinimosavivirconmamá,ambaspasabanmucho tiempohablando.Ahoramamánohablaconnadie,yyonotengotiempoparaperderloconlaseñoraChejof,asíquesuelomandarlaasucasaconcualquierexcusa.
Cuandoabrolapuerta,allíestá.—¿Quéocurre,señoraChejof?—EsPetofi—dice—.Nosédóndeestá.¿Estáaquí?Abrolapuertaunpocomás.LaseñoraChejofparecenohaberseacostado
aún.—Noestáaquí,señoraChejof—ledigo—.Ustedyasabedóndeestá.—Ay,Diosmío.Sehaescapado.Esegatonoconocelaciudad.¿Quévaa
serdeél?—Nosehaescapado,señoraChejof.Estáensucasa.—¿Enmicasa?Perosivengodeallíynoestaba.—Estáensucasa.Sobreelaparador.Murióylodisecamos.—¿Lodisecamos?—Ustedme lodejóyyo lodisequé.Trajeunosproductosde la fábrica.
Váyaseadormir.Duranteuninstante,parecequesevayaadesplomar.—Hola,hija.¿Estátumadre?Suspiro.—Mimadreestádurmiendo.—¿Aestashoras?
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—Eshoradedormir,señoraChejof.¿Nosehadadocuentadelahoraquees?
—¿Esmuytarde?—Hacecomoqueconsultaunreloj,quenollevapuesto—. Solo quería hablar un momento con tu madre, pero puedo volver mástarde.
—Sí,serálomejor.Vayaustedtambiénadormir.—¿Dormir?Ay,no.Yonoduermoduranteeldía,notengocostumbre.—Noesdedíaaún.—¿Queno?Bueno,puesentoncesdormiré.Damediavueltaydesciendelentamentelaescalerahaciasuapartamento
enelpisoinferior.Vamurmurandoalgoquenollegoacomprender.Cierro lapuertasinechar la llave,paraquecuandovuelva,Heidipueda
entrar. Estoy cansada, quiero acostarme. Antes de acostarme me gustaríadarmeunbaño,peronohayaguasuficienteparabañarse.
Voyamicuartoymedesnudo.Estoyponiéndomeelpijamacuandooigoruidoenlapuertadeentradaotravez.PiensoenlaseñoraChejofconfastidio.PerotambiénpodríaserHeidi,medigo.Talvezhayaolvidadosullaveynopuedeentrar.Atraviesolacasasinencenderlaluz,conlabataamediocerrar.Abrolapuerta.Soloheabiertomediopalmocuandolapuertamegolpeaenlacaraysalgodespedidahaciaatrás.
Hay un hombre parado en el umbral. Lleva la cara cubierta con unpasamontañas.Conunruidosordo,lapuertasecierratrasél.
Se abalanza sobremíyme abofetea.Emito algoparecido aungemido.Trato de revolverme; muevo las piernas y pataleo en el aire mientras mearrastrohaciaatrás.Buscoalgoconquedefenderme,nohaynada.Conunpie,alcanzoalhombreenelpecho,élmeagarraporlostobillosymeatraehaciasí. Me levanta por el cuello y me lanza contra la pared. Estoy mareada.Despuéssearrodillaysedesabrochaelcinturón.Ledigo:«¡No!».Mearrancael pijama y me baja las bragas. Me tapa la boca y con la mano libredesembarazasumiembroylointroduceviolentamentedentrodemí.
Acaba enseguida. En un momento, toda la tensión de mi cuerpo hadesaparecido.Tendidoenelsuelo,pareceunagomadadadesí.
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II
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LeolatesisqueBernuncallegóaterminar.Comotodoslosdemás,sufrióladepuracióndel funcionariado tras elgolpe:primero fuedesposeídode suplaza,despuésseleprohibióutilizarlabibliotecadelauniversidad.Aunqueno era el padre deHeidi, siempre se portó con ella como si lo fuera. Él leenseñóaleer.Adibujar.Lacuidócuandoestabaenferma.FueelúnicopadrequeHeidiconoció.Tambiénfueelúnicomaridodeverdadqueyotuve.
Leo sobre la Europa de entreguerras. Leo sobre la aeronáutica delHindenburg.LeosobrelasrazonesporlasquelosdirigiblesconstruidosenlaAlemania nazi dejaron de surcar los cielos superados por la aviación. Mefascina. Un dirigible es un aerostato autopropulsado con capacidad demaniobra. Puede ser manejado igual que un globo, no es como un avión.Difieredeunaviónenquelasustentaciónaerodinámicanoselogramedianteelmovimientonilasalas.Enél,lasustentaciónaerostáticaselogramedianteel gas. El dirigible permanece en el aire como si perteneciera a él. Es unproductodelacreaciónhumanaquenodeberíaestarallí,peroestá.
No puedo dejar de leer. Leyendo dejo de pensar. No deseo pensar. Esimposiblepensarsinimaginarelfuturo,yyonoquieroimaginarelfuturo.Elfuturoesunapromesa,siempreseloespera.YelqueesperaestámuycercadeDios.
YopretendomantenermelomásalejadaquepuedadeDios.
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TelefoneoaYensen.HabloconPatel, laencargada.Ledigoquehoynopodréiratrabajar,queestoyenferma.Quequizástampocovayamañana.
—Tendrásquetraerlabajamédica—diceella.Meodia.Niellani lasotraschicasmehanaceptadoaún.Nosoycomo
ellas. Me miran con suspicacia cada vez que pronuncian algo mal. Meobservanconrencorcuandocitanunafuentededudosaprocedencia.«Segúnelaltomando»,dicen.Mepreguntosisabenloqueeselaltomando.Creenqueunamujerinstruidacomoyonodeberíaestarallí.Creenquelesquitoeltrabajo, que soy una advenediza. Cuando estoy con ellas yo tambiénpronunciomal.Digo,«lohubierapedidositantoloquería».Digo«pósits»enlugar de post its. Digo tacos. Digo, «nos ha jodido». Digo, «me cago enDios».Entoncesmemiranaúnpeor.Medesprecian.Piensanqueme ríodeellas,oquedespreciomieducación.Algunastrabajaronmuyduroantesdelaguerra para dar a sus hijos estudios universitarios. Sospechan que meconsiderosuperior.Yaciertan.Meconsiderosuperior.Meavergüenza,peroes así. Les digo quemi esposo era uno de los suyos, que hamuerto y queahoradebosacaradelanteyosolaamimadreenfermayamihija.
—¿Quéquieresdecirconqueeraunode losnuestros?¿Esque túno loeres?—mepreguntaPatel.
—Nodigasestupideces.Quierodecirqueyosoycatólica.Yeslaverdad.—Sinlabajamédicaestásdespedida.—Soloesunajaqueca—ledigoaPatel.—Sisoloesunajaqueca,venatrabajar—diceella.Lopiensoyledigo:—Ayermeasaltaron.Metirarondelbolsoymecaí.—Traeladenunciadelapolicíaentonces.—Nolodenuncié.—¿Nolodenunciaste?¿Yporquéno?—Porquenofuenada.
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—Si te robaron el bolso, estarás sin documentación. Tendrás quedenunciarlo.Nopuedesestarsindocumentación.
—Merobaronelbolso,peronoladocumentación.—Entoncestraelabajamédica.Sinotraeslabaja,tendréquedarpartede
elloenPersonal.—Estábien,lallevaré.Llevarélabajamédica.Intentodormir.Perocadavezquecierrolosojos,veoalhombre.Loveo
paradoenelumbral.Veosucaraencapuchada.Veolosagujerosdesunarizatravésdelpasamontañas.Lagabardinaenrolladaentrelosmuslos.
Voy a la cocinayme sirvo enuna taza loquequedadeunabotella delicor.Noséquées,talvezsearon.EradeBer.Entroenlahabitacióndemimadre.Duerme.De la almohada emerge su enmarañadopelogris.Abrouncajón, saco la lata de fotografías de mi madre y me la llevo conmigo alcomedor.Bebo, el ron baja pormi esófago calentándolo y enfriándolo a lavez.Enlalatahayfotografíasdemimadresiendoniña.Deadolescente.Conzapatosdetacón.Tambiéndemihermanaydemí.Enlosbrazosdemamá.Alosnueveañoshaciendojuntaslaprimeracomunión.DePetrabajandodeunavión.Elaviónquelatrajoaquí.
Tambiénhayfotosdemipadre.Mirandolacámaraconsugestoarrogantedemonstruojovenyenigmático.Dejovendios.
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MihermanaPetraviveenunbarrioenlasafuerasdelaciudad.Noesmihermanadeverdad.Hacemuchosaños, cuandoyoerapequeña,mispadrestrajeronacasaunaniñadelagranmadrepatria.
Dijeron:—Apartirdeahora,estaestuhermana.No era mi hermana. Era una niña mayor que yo. No conocía nuestro
idioma.Hablábamosenel suyo,queen laescuelanoshacíanaprender.Porlasnoches,cuandonosíbamosalacama,laniñalloraba.Nomegustabaoírlallorar, su llanto sonaba como un rezo. Con el tiempo acabé poracostumbrarmeaeserezo.Meadormecíacomosifueraunmantra,comounanana. Nunca supe de dónde procedía, en casa no se habló nunca de ello.Tampoco se hablaba de si se iba a quedar o no. Yo esperaba que no sequedase.Perosequedó.
Aveces,mispadresdiscutíanporunacartaounospapelesdelgobiernoylaniñadesaparecíaunosdías.Unmes.Dos.Ytodovolvíaasercomoantes.Mimadre,mipadreyyo.Perosiempreregresaba.
Nomegusta lacasadePetra.Lasparedesdelpisoestánagujereadas,eltechoquemadoylosmueblesdesvencijadosorotos.Suedificioestáenunode losbarriosmásbombardeadosde laciudad,soloellosyalgunosvecinosmás,ancianossolosquenotienenadóndeir,continúanviviendoaquí.Cuandolepreguntoporquénosemarchanmiraasusuegra.
—Adóndevamosairconella.La suegra dePetra está sentada enuna silla frente al televisor apagado,
entre los escombros de la cocina. Es ciega y sorda, tan vieja como todo lodemás.
—Nosabesloqueescargarconalgoasí.Mevuelvohaciamihermana.—¿Quenolosé?¿Tehasolvidadodemamá?Memiraconcarade incomprensión.Aveces tengo la impresióndeque
aúnnoentiendenuestroidioma.Ledigo:
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—¿DóndeestáPaul?Petraabreelgrifoyllenauncubo.—Paulyanopuedemás—dicesinmirarme—.Essolounniño.—Nodigasestupideces,noesunniño.Yaesunhombre. ¿Dóndeestá?
Necesitohablarconél.—Túnoloentiendes—mereprochaPetra.Despuésmemiracondureza
—.Nohastenidohijosvarones.—No.Peroesoesigual.Protegesdemasiadoatuhijo.Yanotieneedad
paraqueloprotejasasí.—¿Quéquieres?—mepregunta—.¿Porquénotevas?—Hacetresnochesmeviolaron—digosinmás.Petrasueltaelcubodeaguaenellavaderoysehacelaseñaldelacruz.—¿Quiénes?—Quién.—¿Unsoldado?—Nolosé.Llevabalacaracubiertaconunpasamontañas.—Bozhemoy!¡Unsoldado!Odioquehableensuidioma.—¿Porquénohablascomopapáymamáteenseñaron?—Esteesmiidioma.Sisupieracuántoloodionolohablaríadelantedemí.—¿Hasidoalhospital?—mepregunta.—No.—Pero…—Memiraconirritación—.Tienequeverteunespecialista.—QuieroquelohagaPaul.—Paulno.—¿Porquéno?Esmédico.—Esmihijo.—Ymisobrino.—No.Noloes.—Notelopidoati.Hevenidoaverleaél.Petramedalaespalda.—Vetedeaquí.Lasuegrademihermanapermaneceinmóvilfrentealaparatoapagadode
televisión.LedigoaPetra:—No tengomiedo de estar embarazada. Pero quiero estar segura de no
habercontraídoningunaenfermedad.
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—Hedichoquetevayas.Cuandosalgo,enlacalleestásonandolaalarma.Hacemásdetresmeses
queno lahemosoídosonar;nosésimeasustaomeextraña.Alo lejos,alotro ladodelaeropuerto,brillan losfocosdel fuegoantiaéreo.Dossoldadosmedetienenymellevanalrefugiomáscercano.
Lasbombasfinalmentenocaenyunosminutosmástardemedejansalir.
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Hayuncuartoenlafábricadondeamenudovoyadescansar.Estádetrásdelalmacén.Encimaestánloslaboratoriosylosdespachos,yalotroladodelpasillo,elalmacén.Nadievaallí.Nohaynada,salvoladrillosviejos,sacosdearpillerayherramientasdealbañil.Talvezloanejarondurantealgunadelasreconstrucciones y se les olvidó que estaba allí. Las paredes están sinenfoscar.Losratonesvanyvienen.Peroamímedaigual.Nomedanmiedolosratones.Nomedanmiedolosinsectos.Yano.Alosratoneslosagarroporla colay los tiropor el retrete.A las ratas las atrapoconveneno.Hubountiempo, hace yamucho, en que hasta unamariquitame dabamiedo.Y laspolillas.Ylascucarachas.Yano.Avecesintentorecordarcómoeracuandoun bicho pequeño me asustaba. Cuando retrocedía ante él. Heidi y Ber sereíandemíyyomesentíaprotegidaporellos,porsuvalor.Lorecuerdo.Perodepender de los demás dejó de ser tan sencillo.Eso, y la rabia, hicieron lodemás.
Escondocigarrillosenunhuecodelapared.Tambiénfósforos.Enciendounoyaspiroconfruición.Cuandoelhumollegaamispulmonesaspiromás.Empecé a fumar tras la guerra.Me gusta. Cada inhalación es una apuesta.¿Morirédecánceromoriréenunaexplosión?Mehorrorizaperonolopuedoevitar.Escomodescifrarunjeroglífico.OdesafiaraDios.
Oigo unos pasos afuera. Se detienen junto a la puerta. Escondo elcigarrilloy espero.Lapuerta se abrey entraGleb.Gleb es el ayudantedeljefedemantenimientodelafábrica.Avecesnosencontramosaquí.Sitienecigarrillos,dejaunospocosenelhuecodelaparedyluegohacemoselamor.Esbastantemayorqueyo,peronoesbrutoyfísicamenteesagradable.
Hoyterminaantesdelohabitual,hanotadoquemedolíayquenoestabadisfrutando.
—¿Quétepasa?—Noesnada—ledigo—.Talvezseanhongos.—¿Hongos?—repiteconungestodealarma.—Notepreocupes—ledigo—.Estoshongosnosonmalos.Sonnormales
enlamujer.
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—¿Noharásestoconotros?—Yono—ledigo.Éltienemujerydoshijos.Unodeellos,elmayor,está
conelejércitoeneloeste.Creoquenadielosabemásqueyo.—Noseasasí—mecontesta.Seenciendeuncigarrilloymeofreceunoamí.—Noquiero—ledigo.Prefiero fumármelo sola, cuandoél sehaya ido.
Mesabemejor.—Mañanallegaunnuevosuministrodealcohol.Veréloquepuedohacer.—Inténtalo con todas tus fuerzas —le prevengo—. No voy a ser tan
pacientecomolaúltimavez.Memiraapretandoellabiosuperior.—Nomehablesasí.Amínadiemehablaasí.—Yo sí —le contesto. No he acabado de decirlo cuando me da un
bofetón.Apenaslohesentido—.¿Esoestodo?Mesubolafaldaymebajolasbragas.Élintentarecomponerse.Haceuna
mueca y exhala un pocode aire por la nariz. Se arrodilla en el suelo ymelamecontenacidad.
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La fábricaestásituadaen lasafuerasde laciudad,cercadelaeropuerto.Desde que empezó el conflicto, la han bombardeado varias veces. Una deellas tuvieron que cerrar. Ya no quedan muchos edificios de los que laintegraban. El almacén es ahora una carpa del ejército con una alambradaexterior. Había oficinas, gimnasio y un invernadero en el jardín. Todo esodesapareció.Laplantadeempaquetadosemantieneenpie,aunquehaperdidolapasarelaquelauníaconeledificioprincipal,dondeestásituadalaplantaquímica, que aún sigue en pie. Debemos salir al exterior para cambiar deedificio,carritosdelimpiezaincluidos,loquesehaceespecialmenteduroeninviernocuandolastemperaturascaenbajocero.
Patelesnuestrasupervisora.Esbajayrobusta,comoungladiador.Nolegustaquesehable.Nolegustaquese lleguetarde.Nolegustaquesepareparafumarotomaruntentempié.Comenzamosalasochoyacabamosalasdos.Nohayparadaparacenar.Sialgunalimpiadoranoscruzamosconotraenun pasillo, sonreímos y comentamos a media voz. Somos seis. Las otrastambiénhannacidoaquí,perosoloyohevividoenlacapital.Demodoqueeso, y mi educación superior, hacen que les resulte sospechosa. Casi unaamenaza.Peronuncame lohandichoa lacaranihanhechoalusiónaellodelantedemí.
Patelsospechaquesobrevivohaciendootraclasedecosas,aunquenuncame ha visto ni puede probar nada.No le caigo bien. Es suspicaz conmigo,comoloseríaunafuncionariadeprisiones.Enelfondo,creo,sientecelosdemí.Últimamenteha empezado a sospechar queme traigo algo entremanoscon Gleb y no le gusta. Quiere a Gleb para sí. Crecieron en el mismovecindarioyfueronjuntosalmismoinstituto.Loconsideradesupropiedad.Nunca le diría nada a Gleb, pero a mí sí. A mí no pierde ocasión defastidiarme.
—¿Dóndeestálabaja?—mepregunta.—Laolvidé.Memiraconaversión.
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—Esta tarde ha reventado una cañería en el sótano.Vete con Inna paraallá.
—Yatrabajéenelsótanoanteayer.Quevayaotra.—Vastú.Lamiroconrencor.Ellamesostienelamirada,desafiante.—Está bien —le digo—. Pero me iré un poco antes, si no tienes
inconveniente.Aúnnomeencuentrobien.—Síquelotengo.Notepuedesir.—¿Porquéno?Nohaytantotrabajoaquí.—Nohaymásquehablar.Ynotequieroverparada.Revisoelcarritodelalimpieza:faltanbolsasdebasuraypapel.Repongo
las bolsas de basura con algunas que le han sobrado aEmina, y voy a porpapelhigiénicoalalmacén.Abroconunadelasdosllavesmaestrasquenosdan. Una de ellas la tiene siempre Patel. La segunda rota entre las otraslimpiadorasyyo.Estasemanametocaamí.Devezencuandohagovisitasala planta de empaquetado, tomo lo que puedo sin levantar sospechas y locambioenelmercadonegroaldíasiguiente.Graciasaeso,Heiditieneropaparairalauniversidad.Ymimadre,medicinas.
Meagachoaporunpaquetederollosdepapelhigiénicoysientounfuertedolorenelabdomen.Lotengodesdelavisita.Deberíairalmédico,pienso.Me siento sobre el papel higiénicoy contengo la respiración.Mequedounratoasí.
Cuandoregreso,Patelmeestáesperando.—Pensabadejartesalirantes,peroporhabertardadotantotequedarás.Podríadecirlequehacedosdíasmeviolaron.Podríadecirlequesoyuna
víctimadeguerra.Paraqué.
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Tengo un sueño. En él me voy elevando hasta llegar a lo alto de unaplataforma.Estaplataformasirveparaanclarunextrañoportentovolador.Esinmenso.Tangrandeque,desdefuera,apenaslopuedoabarcarconlamirada.Me meto dentro y camino por pasillos largos y estrechos. Atravieso salasvacías con ventanas al exterior. Abajo, insignificantes, veo personascaminando,entrandoysaliendodesuscoches,mirandohaciaarribamientrashacenpantallaconlasmanos.Pronto,llegoalasalademandosymanejolosinstrumentos de navegación, hasta que, suavemente, tras una expulsión degases,lanaveseseparadelaplataformayseelevagrácilmente.Trasungirode ciento treinta y cinco grados sobre su propio eje, se pierde en el cielo.Conmigodentro.
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PaultrabajacomovoluntarioenelhospitaldelaCruzRoja.Cuandollego,doysunombrealarecepcionistaymehaceesperarloenunasalaconvariasventanasabiertasaunpatio.Elpatioestárodeadoporuna tapiacubiertadehiedra. Hay árboles en él. Se oye a los pájaros. Se oyen sus trinos y susaleteos. Parece haber cientos. Planean y se lanzan contra las fachadas depiedra colindantes y el eco de sus gorjeos se multiplica como si saliera atravésdeunaltavoz.
Paul aparece enseguida. Tiene una cara blanca y delgada que contrastaconsuestaturayconsusmúsculos.Tambiénconeltatuajequeleasomaporel cuello, encima del jersey. Lleva una bata verde y un gorro. Está muyguapo.
—Hola,tía.—Nomellamesasí—protestoyo.Paulsonríe.—Mimadremedijoqueibasavenir.Seagachaabesarme.Hueleadesinfectanteyaalcohol.—¿Tecontótambiénporqué?Apartalavistademí.—Eresmédico—le digo—.Nome digas que te vas a impresionar por
algocomoeso.Despuésdeunmomento,vuelveamirarme.—Normalmenteno.—Dejade sonreír—.Pero si se tratademi familia,
soytambiénhumano.Talvezesperaquemuestrevergüenza,rabiaoalgoasí.Hagounamueca.
Intentosonrojarme.Alfinyalcabo,Paulesunhombretambién.—Tengomiedodehabercontraídoalgunaenfermedad.¿Mereconocerás?Paulvacila.—Talvezpreferiríasquelohicierauncompañeromío.Ocompañera.—No seas ridículo —le digo—. No me importa que lo hagas tú. Lo
prefiero.Mesentiríamenosavergonzada.Miraelrelojquepresidelasalayserascalanuca.Luegomemiraamí.
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—Estábien.—Vuelveasonreír—.Vamos.Atravesamosunpasillobien iluminadopor la luzdelexterior.Esotoño.
La luz es sesgada, ilumina desde un lado del cielo. Nos cruzamos con unenfermeroydosmilicianos.Noparecequenadieestépensandoallíenmatar.Paulsedetienejuntoaunapuertaylasujetaparaqueentreyo.
—Vete desnudando ahí detrás—dice, señalando un biombo tras el quehayunaventanapor laquesevenunaparcamientoyunagarita—.Cuandohayasacabado,ponteesabataysiéntateenelsillón.
Obedezco.Mientrasmedesnudo,unhombre saledel aparcamientoy sedirigealaentradadelhospital.Antesdellegar,sedetieneymirahaciaaquí.Puede verme con claridad, la ventana es grande y hay demasiada luz en lahabitación. Continúo quitándome la ropa hasta quedar completamentedesnuda.Entoncesmesientoenelsillón.
—Yaestoy.Paulempujaelbiombo.Cuandomevesinroparetrocede.—Labata—dicedesdedetrás.—Nomelahasdado.—Estáahímismo,juntoalsillón.Melevantoymelapongo.Elhombredelaparcamientoaúnsigueallí.Me
vuelvoasentar.—Ya.EntraPaul.—Lo siento—dicemientras se pone los guantes—. Creí que la habías
visto.—Notieneimportancia—digoyo.Sesientaenuntabureteconruedasdelantedemí.Lepregunto:—¿Porquénotehasido,Paul?—¿Qué?—¿Porquésiguesaquí?Yaeresunhombre.¿Notehasdadocuenta?Baja losojos.Luego losdirigehacia elmostradorquehaydetrásde él.
Cogeuninstrumentocomplicado,comounabrebotellas,yloempuña.—Hagofaltaaquí,nomepuedomarchar.—Quéidiotez.Claroquepuedes.Nadiedependedeti.—¿Esocrees?—dice,mirándomealosojos—.¿Ytú?¿Porquénotehas
marchadotú?Nocontesto.—Colocalaspiernasaquíyábrelas.
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Paulestáentremismuslos.Veocómoletiemblaelmentón.Sonrío.—¿Tevasaruborizar?—lepregunto.Introduce el espéculo en mi vagina y lo deja allí. Oigo su respiración.
Sientoalgoduroyfríoquesemueveenmiinterior.Doyunrespingo.—Joder.—Meincorporo.—Perdona—dicePaul.Sequitalosguantesylosarrojaaunapapelera—.
Vasatenerquecontarmecómofue.Lemirofijamente.Selocuento.—¿Eyaculó?—mepregunta.—Nolosé.Meobservaconunapizcade incredulidad.Abre labataymepalpa los
pechos.Lavuelveacerrar.—Vístete.Obedezco.Cuandosalgo,estátecleandoalgoenelordenador.Mesiento
alotroladodesumesa.—¿Quéedadtienes,tí…Razha?Sonrío.—Losabesperfectamente.Treintayocho.Sigue tecleando, lamirada fija en la pantalla. Yo lomiro a él. No hay
nadaensus faccionesdePetranidesumarido.Dice, sinapartar lavistanidejardeteclear:
—Todoestábien.Notienesdequépreocuparte.Ahoratesacarésangreymandaré una muestra de tu cérvix al laboratorio. En cuanto a posiblesenfermedadesvenéreas,habráqueesperar.
—¿Cuántotardará?Memira.Estátanblancocomolapared.—Lomandaréahoramismo.Estanochetelodiré.Ledoylasgracias.Melevanto.—Noledigasamimadrequeyoteexaminé.Sientolairamordiéndomepordentro.—Siesoesloquequieres,Paul.
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Cadamañanameocupodemimadre.Esmiritual.Lacojoenbrazos,lallevo al cuarto de baño. La siento en el retrete. Le quito la bata y la lavo,pasándole una toalla humedecida por las axilas y los brazos, por el torsoenjutoydescolgado,entrelosmuslosylasnalgas,entrelosdedosdelospies.Tiene la piel seca y apergaminada. Le aplico aceite de almendras por elcuerpoypor la cara.Le cambio labataporuna limpiay abro laducha.Elvaporlehumedeceelcabelloyasílopuedocepillar.Tieneelpelofinoygris,comounamuñeca.Tan largocomocuandoera joven.Juntoaella, frentealespejo,meveoamímismadentrodemuchotiempo.Oquizánotanto.
—Ahoratienesquecomer,mamá.Mecuestasentarlaalamesa.Enciendolatele,perohoynohayemisión.
Mepongoahablar.Aunqueparezcanoescuchar,yolehablodetodosmodos.Le hablo del tiempo.Le hablo de la carestía de los alimentos.Le hablo deHeidiydelauniversidad.
—Sehahechomayor,mamá.Lehablodemitrabajoenlafábrica.DequePatelesunamujerestricta,
perobuena.Dequemeaprecia.Lecuentotodaclasedementiras.Lasmejorasen las calles. La retirada de escombros.El final delmercado negro, que escadavezmásinsignificanteyresidual.
—Prontonopodránaprovecharsedenadiemás.Ledigoquelaguerraestáapuntodeacabar.Finalmente le hablo de Petra. Le digo que la odio. Le digo que ojalá
hubieramuerto en su país, antes de que nos la enviaran aquí.Mimadre nisiquierapestañea.
—Cómetelasopa—leordeno.Lecuesta.Voyabuscarleunapajitaalacocinayselahagosorber.
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Porlanoche,antesdeirmealtrabajo,recibolallamadadePaul.—Todo está bien —dice. Le oigo respirar—. Admito que estaba
preocupado.Sonrío.—¿Porqué?Élaguardauninstanteantesdecontestar.—Eresmuyfuerte,Razha.Eresmásfuertequeyo.Quetodosnosotros.Te
admiro.—Nodigasbobadas.Serálaedad.Paulnosabequédecir.—Mira,laanciana.Merío.Esunarisaquenopuedocontrolar.Ríohastaquemirisaresuena
portodalacasa.Paulsecontagiayseríetambién.Medice,buenasnoches.Yoledoylasbuenasnochestambién.Ycuelgo.
Voyalcuartodebañoycierropordentro.MemasturbopensandoenPaul.Glebsehaquedadohastatardeatrabajar.Loséporquehevistosucoche
al llegar, es el único coche en el aparcamiento. Y porque Patel me espía.Espíacadamovimientoquehagoporlafábricaparaveradóndevoy.Paraversiestoyconél.Laencuentroenelalmacéncuandovoyapormásbolsas.Laencuentroenlaplantadeenvasadocuandovoyalimpiar.Laencuentroenelpasillofumandouncigarrilloy,mástarde,enelascensor.
Medice,mirándomecondesafío:—Hoypuedesirteantes.Siquieres,puedesirteya.Ledigo:—¿Deverdad?Gracias.Suelto todo en mi taquilla y rodeo la fábrica hasta el escondite del
chiscón. Gleb está allí. Le arranco la ropa casi con desesperación. Mearrodillofrenteaélyledesabrochoelpantalón.Secorreenmiboca.
Ledigoqueleamo.Porsupuesto,noleamo.
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III
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El dirigible fue el primer artefacto capaz de llevar a cabo un vuelocontrolado de larga duración. Aunque actualmente solo se los emplea enaplicacionessecundarias,comolapublicidad,durantemuchosañosfueronlosdueños del cielo. A una altura de crucero por debajo de los mil pies, elHindenburgasombrabaydeleitabaatodoelqueeratestigodesupaso.Paraaquellos que eran lo bastante ricos como para cruzar el Atlántico en suinterior,sucocinaresultabaelegante,ylavistanopodíacompararseconladeningúnotrolugar.
Hastaqueuntormentosoanochecer…
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Oigogritosprocedentesdelacalle.Melevantodelacamaymeasomoalventanal.Esdedía.Veoabajoalamiliciacargarcontraunoscubosdebasurayunosperros.MedaunvuelcoelcorazónycorroaldormitoriodeHeidi,quenoestáallí.Sinembargo,suarmarioestáabierto,susbotasysublusatiradasporelsueloysupijamaencimadeledredón.Lorecojo.Metoensucajalasbotasypongoelpijamadebajodelaalmohada.Recojolablusa.Eramía,yose ladi, a ella le sientamuchomejor.Tieneuncuerpoextraordinario, si secansaradeestudiaronovierademasiadasperspectivasensuprofesión,podríatrabajarcomomodelo.PeroaHeidi legustaestudiar,esmuy lista.Siempretuvounagraciaespecial.Nohablodelabellezainsulsadelasadolescentesdesu edad, sino de la impronta del vigor. De la chispa del entusiasmo y lainteligencia.
Yomeencargarédequenolefaltenada.Apesardelaguerra.Deloquesea.
Mevisto.Despuésdedarsudesayunoamimadre,mepongoelabrigo,salgo y cruzo la calle para tomar el autobús. Es temprano. El cielo estábañadodecolorazulpastel,rosa,blanco,anaranjado,yalgodematizaceradodifícil de describir. Todo está tranquilo a esta hora. De vez en cuando unsonido, un frenazo, elmotor de un vehículo, recuerda un disparo y alguiensaltaenunaaceraosearrimaaunapared.Elautobúsvienevacío,duranteeltrayectosesubenunaodospersonasnadamás.
Meapeoen laparadadelpuenteBröch.ElhospitaldeSanPatricioestáprácticamente derruido desde los bombardeos, pero aún conserva ciertaactividad.Secompraysevende.Sepracticaeltrueque.Siemprehaysoldadosentrandoysaliendopor laspuertas,vehículosmilitaresaparcadosdetrásdelalmacén.Todoelmundotraficaallí,lossoldadostambién.
Mogdovoi y Zhrinovski son soldados extranjeros del ejército decolaboración.Mogdovoiespelirrojoygrande,pareceuncampesino.Apesardel frío, lleva siempre la camiseta verde del ejército arremangada. Suuniforme,adiferenciadeldeZhrinovski,casisiempreestásucio.Avecesmepreguntasiseloquierolavar.Lemirocondesprecio.Élseríe.
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—Túserunapocorománticamujer—diceenmiidioma.—Notengotiempoparatonterías—ledigo—.¿Lohastraídoono?—Ay,cuántapocapasiónentuformademíhablar.Saca un paquete del bolsillo trasero de su pantalón. Me lo muestra.
Cuandovoyacogerlolollevadenuevohaciasí.Apoyaelpaquetecontrasupechomientrasenciendeuncigarrillo.Meloda.
Digo:—No.Expulsa el aire por la nariz. Con arrogancia, lentamente, sonríe con su
caradepatán.—Túsermuymalaconmigo.Yonosertandesagradablecomotúpuede
parece,mujer.Leechounvistazo.Tieneelcuellotananchocomolacabeza.Supecho,
por debajo de la camiseta, está tan hinchado como el de un ave de corral.Probablemente consume esteroides. Me pregunto si su ejército se losproporcionatambién.
Ledigo:—¿Tandesesperadacreesqueestoy?Sueltaunarisotada.—Mígustatusentidodelhumor.—Nomeestoyriendo—ledigo—.¿Lohaspesadoya?Élsonríe.—Mediokilo.¿Fíasdemí?Nocontesto.Miroelpaquetemientrasaguardo.—¿Melodasono?Mogdovoime lo tiende sin dejar de sonreír.Cuando voy a cogerlo,me
agarra lamanoycierraelpuñoalrededor.Quierequesepalofuertequees.Losé.Peronohagounsolomovimiento.
ApareceZhrinovski.Llevaunoscascosconectadosaun iPod.Nopuedetenermásdeveinteañosy,sinembargo,pareceelpadredeMogdovoi.
Mogdovoidejadesonreírymesuelta.Entonces,sonríoyo.—Eresunpobreidiota—ledigo—.Quépesolehabrásquitadodeencima
atumujer.Zhrinovskivienehacianosotrosysaluda.Buenosdías,diceensuidioma.
MirodereojoaMogdovoimientrasguardoelpaqueteenmibolso.—Quieroundiezporcientomás—ledigoaZhrinovski.Élmecontemplauninstanteconasombro.
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—Esonopuedeser.—Noloentendéis—lesdigoyo—.Meimportaunbledovuestramierda.
Hago esto pormi hija, para que pueda irse de aquí. Sime cogen con estoencimanolavolveréaver.Demodoquelomismomeda.
Mogdovoisellevalamanoalacartuchera.—Conquetúdalomismo,¿eh,puta?Zhrinovskimemiraconcuriosidad.—¿Tienesunahija?—Sí.—¿Pequeña?—Enlauniversidad.Mogdovoiseríe.—Unaputitacomoella.—Cállate —dice Zhrinovski. Tras una pausa, añade—: Está bien. Lo
preguntaré.Digo,mirandoaMogdovoi:—Pregunta también por qué admiten retrasados mentales en vuestro
ejército.Mogdovoi aprieta los puños y pronuncia un juramento. Zhrinovski le
palmea el hombro. Después le pasa el brazo por la espalda y lo sacudemientraselotrosedejahacer.
—Vuelve cuando te hayas deshecho de todo —dice Zhrinovski concordialidad.
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Calientoelproductoalbañomaríaycortounaporción.Laenvuelvoenpapelyhagounpaquete.Atoconuncordelelpaqueteylopeso.Envuelto,elpaquetepesa justo loque tienequepesar.Sihago lomismocon lasdemásporciones,silaspesounavezenvueltasynoantes,sobrauncincoporcientodelproductototal.Uncincoporcientoquenadieadvertirá,ycuyoproductodeventaseráíntegramenteparamí.
Guardotodoslospaquetesmenosdiez,losmíos,enunagujerodellavaboabiertotraslaúltimaexplosión.Escondolosotrosdiezpaquetesenmibolso.CojoelautobúsparaShoríkino.
Ocupoelúltimoasiento.Desdelaventanillaveocallesabandonadas.Veoperrosvagabundos.Veounhombretendidoenlaacerajuntoaunafuente.Mepreguntosiestarámuerto.Hacemesesquenohevistounmuerto,desdequelatreguaempezó.Vuelvolacabezanegándomeaaceptarqueloesté.Seráunborracho,pienso.Antesdelaguerrahabíamuchosborrachosenestaciudad.¿Dóndehabránido?,mepregunto.
En Shoríkino las calles están destrozadas, no ha habido tiempo dearreglarlas.Estáempezandoaoscurecer,loquemevienemejor.Caminoporla avenida principal. Mis pasos resuenan. Las tiendas están cerradas; losescaparates, rotos. Algunas aceras están despanzurradas y hay farolasderribadas en el suelo, bloqueando el paso. Un cruce de calles entero hadesaparecido. Bajo el asfalto, a unos metros de profundidad, se ven lastuberíasdelaguaydelgas.
Llegoalaantiguaiglesiacatólicaymedetengoallí.Despuésdeunratoempiezaallover.Elcielosevuelveocreydespuésgris,yyomeresguardodelalluviabajolamarquesinadelaparadadeautobús.Noseveanadie.Tengolasmanosfrías,losdedosdelospiescongelados.Cruzolacalleymirodentrodel callejón. Hay un coche quemado junto a unos bidones. Hay un perroolisqueandolabasura.Alcabodeunrato,dellocalsituadoenlossótanosdela iglesia saleungrupodepersonas.Mujeresyniños, sobre todo;perohayalgunos hombres también. Del grupo se separan tres hombres que vienenhaciamí.
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—Creíamosqueyanovolverías—diceuno.—FuimosabuscarteaSrilenko—diceotro.Yolesdigo:—¿Porquéhaytanpocagenteaquí?Laúltimavezquevinehabíamás.—Se han ido casi todos—dice el tercero—.Dicen que el ejército está
preparandounanuevaofensiva.—Dicenquehanconstruidodoscamposdeconcentración.—UnocercadeMarkiopol.—YotroenSdoviansk.—LapróximavezdeberíasiraSrilenko—diceeltercero—.Quedamás
gentequeaquí.Abromibolso.Lespregunto:—¿Queréislomismodelaúltimavez?Seaproximanamí.Memiranconansiedad.Saco trespaquetesyse los
entrego.Ellosmedaneldinero.Espartedelamercancíaqueheapartadoparamí, demodo que guardo el dinero enmimonedero.Mañana iré a comprarmediasyropainteriorconél.
—¿Notedamiedoandartúsolacontodoesoporahí?—mediceunodeelloscuandosevan.
Lodiceconteniendounasonrisa.—¿Porqué?¿Melovasaquitar?Memiraconfijeza.—Anda,veacuidardetumujerytusuegra—ledigo—.Nolasvayasa
perder.
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Hay pocas cosas enmi armario.No hay vestidos.No hay chaquetas depiel ni zapatos de tacón. No hay abrigos. Lo fui vendiendo todo paraconseguirdinerohastaquedarmeconlojusto.NonecesitabavestidosparairaYensenalimpiar.Nonecesitabalaschaquetas.Nonecesitabaloszapatosdetacón.Ahoravuelvoadesearesascosas,lasechodemenos.Echodemenosparecerunamujer.
Me pruebo todo lo que tengo. Me desnudo y me pongo una prenda yluego otra.Memiro en el espejo. Es un espejo viejo, siempre estuvo en lacasa.Lamentablementeestanpequeñoquetengoqueagacharmeparavermeloshombrosylacara.Nomeveolospies.LacasadondevivíamosBeryyoen la capital estaba llena de espejos. Era amplia. Bonita. Había mueblesbuenosycalefacción.
Mepongounosvaquerosyunosdeportivos.Mimadretienelosojosabiertosfijosenunpuntodelapared,loqueno
quieredecirqueestémirando.Tieneojerasprofundasymalcolor.Comemuypoco.Yanocomemosfrutasniverduras.Yanotomamosleche.Siempre lomismo,conservasypan.
Ledigoamimadrequeestosevaaacabar,quevoyasalirahoramismoatraerdetodo.
—Apartirdeahorallevaremosunabuenaalimentación—ledigo.En la habitación de Heidi hay una nota para mí. Dice: «Me voy a
Drashovkaauna reuniónestudiantil,mamá.Nosalojaremosenelhostaldeallí.Tequiero».
Arrugo la nota y la tiro al suelo.Miro su foto.Heidi tiene trece añosysonríe a la cámara conun rostro ingenuo, infantil.Enella tambiéndice«tequiero».Quéfáciles,pienso.Laspalabras.Recojolanotayladevuelvoasulugar.
Tomo el autobús.Aún hay racionamiento en las tiendas de comestiblescontroladas por el gobierno, de modo que tendré que hacer cola. Tambiéntendréquediscutir.
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Enlacallebrillaelsol.Todalafealdaddeestesitiosevaunpococuandosaleelsol.Echodemenoslaciudad.Estonoesunaciudaddeverdad.Echodemenosmi casa, las grandes avenidas, a los vecinos, los árboles de allí.Echodemenoshablarmilengua,lalenguaconlaquecrecíylaquehabléenlauniversidad.Avecespresientoquevoyamoriraquí.
Llego almercado de Petka antes de que hayan abierto sus persianas lamayoría de las tiendas. Aun así, hay colas ya. Aguardo un rato en lacarnicería.Lacolanoavanza.Lasmujereshablanentresí.Yonotengoconquiénhablar.Meimpacientoymevoy.
Consigo colarme en la frutería. Pido patatas, puerros y apios. Solo haycalabazas.Sonmuygrandes,peromellevouna.Nohaymanzanas,niperas.Solohigossecosyduraznos.
Haymuchagenteenlacoladelpan.Lecomprotreshogazasaunamujeral doble del precio que ella acaba de pagar. Hago lo mismo con lamantequilla, la leche, el azúcar y el arroz. Hay milicianos patrullando laplaza.Cuandoencuentranaalguienhaciendoloqueestoyhaciendoyo,selollevandeallí.Quierenevitarlainflación.Demodoquecojomisbolsasymevoy.
VoyalaparadaycojoelautobúsquevaaTyabrisk.Llego a Tyabrisk a las once menos diez. Me dirijo al hospital. En el
hospitalnosecomerciaconalimentos.Estállenodegitanos.Lasmujereslescompran relojes, ropa, medias y artículos de ropa interior. Los hombrescompranherramientas,teléfonos,televisoresyordenadoresportátiles.
Hayuna furgonetaparada en la antigua entradadeUrgencias.Tiene laspuertasabiertas.Pasopordetrásmirandoalsuelo,hastaqueveoaunaviejagitanaconunsacoalasalidadelcallejón.Llevavariosbolsosalhombro.Delsacoasomanalgunasprendasderopa.Lagitanatienelacaraapergaminadayun amontonamientodedientes en la parte frontal de la bocaque sus labiossonincapacesdeabarcar.Creoqueyalahevistoantesalgunavez.
Meacercoaella.Medetengoymearrimoalapareddelcallejón.Sacomimercancíayselaenseño.
—Nolotil—digo—.ParacetamolyNolotil.Aspirina—digoseparandolassílabas.
Laviejaechaunvistazoysesantigua.—Peňažný!—Niegaconlacabeza.Habla un idioma extraño que no es ni elmío ni el de los soldados.Ha
debido venir del oeste. Me pregunto por qué, y cómo ha sido capaz desobreviviraquí.
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Insisto:—Todoacambiodedosparesdemediasyunasbragas.Soloquieroeso.—Peňažný!—gruñe—.Peňažný!Meda la espalda, carga con el sacoy se aleja.Vuelvo la vista hacia el
hospital.Haysoldadosenlapuerta,peronomiranhaciaaquí.Sigoalavieja.Llegamosalinteriordelcallejón,dondeseagachaparahacerpis.Herobadoesascosasenlafábricaynopiensoirmesinmibotín.
—¡Todo para ti, tómalo! —Se lo arrojo encima—. ¡Lo venderás muybien,viejaputa!
Ellasebajalasfaldasyseponeagritar.—Vypadniteodtiaľto!Tirodelsacoyseloarrebato.Ellaloagarra,forcejeamos.—Ukradnutý!Ukradnutý!Deunúltimotirónlaempujocontralapared.Ellasegolpeaenlacabezay
caealsuelo.Dejadegritar.Cojoelsacoconlaropaysalgocorriendodelcallejón.Suenaundisparo
detrásdemí.Lasbolsasconlacomprapesanmucho,meimpidencorrer.Lassuelto.Veolacalabazarodarporelsuelodelantedemí.
Llegojadeandoalaparadadeautobús.Noveoningúnsoldado.Lagentememira.Alisomiabrigoeintentocontrolarlarespiración.
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Elsacoesunateladealgodónamarillento.Medaascotocarlo.Voyporunastijerasycortoelnudo.Elcontenidosedesparramaporelsuelo.
Hay de todo. Paquetes de medias. Bragas. Sujetadores y leotardos.Calcetinesdehombreydemujer.Relojes.Camisonesde rasoycinturones.Hayvariasprendasderopaconsusetiquetasnuevas.Faldas,suéteres,blusasde seda. No son auténticas, claro, pero son finas y de tejido delicado.Mepruebouna.Deberíalavarlaantesdeusarla,losé,peromeladejopuesta.Mepongounafalda.VoyalahabitacióndeHeidi,mepongosusbotasdepiel.
Salgo.Tengo que vendermimercancía y recuperar algo del dinero queperdí ayer. Tomo el autobús que lleva al centro. Llego cuando estáanocheciendo. Hay farolas encendidas, algunos escaparates iluminados. Lacalleestállenadegente.Jóvenesruidosos,niños,matrimoniosquehansalidoa pasear. Hay milicianos, soldados extranjeros que se comportan comoturistas, fotografiándose frente a los edificios emblemáticos que aúnpermanecenenpie.Noparecequeestemosenguerra.
Vendomuchospaquetes a las prostitutas del centro.Acuden enparejas.Sonruidosas,descaradas,lamayoríajóvenesymuyhermosas.Veocómoselo cuentan unas a otras y cómomenudean hasta que, como un reguero depólvora, todas acaban llegando a mí. Han permanecido demasiado tiempoencerradas en los refugios, en los bares. En sitios peores. Tienen ganas deestarenlacalle.Devivir.
—¿Vasavenirmásveces?—mepreguntan.—¿Cómotepodemoslocalizar?Lesdigoquevolveré.Lesdigoqueestaréallímañana.Quevolverécada
primerodemes.Prontohevendidocasitodoelmaterial.Meapoyocontralafachadadeun
edificioenruinas,yguardoeldinero.Estoycansadadecaminar,lasbotasdeHeidimehacendaño.Unhombredeaspectocuidado,alto,demedianaedad,envueltoenunagabardinaverdeseaproximaamí.
—Tú.—Meseñalaconelmentón—.¿Quéhacesaquí?Mantengoelbolsodondeestá,séquenoquierecomprar.
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—¿Cómodice?—lepregunto.Sacalasmanosdelosbolsillos.Seidentifica.Esinspectordepolicía.—Llevasmuchotiempoaquíparada.¿Quéestáshaciendo?—Nada—ledigo—.Soloespero.—Aquién.—Aunaamiga.Íbamosairalteatro.—¿Alteatro,dices?Nohayningúnteatroabierto,queyosepa.Bajo los ojos. Meto la mano en el bolsillo de mi abrigo y saco una
entrada.Selamuestro.Éllaexaminaconelceñofruncido.Mástranquilo,meladevuelve.Ahoramehabladeusted.
—Sudocumentación,porfavor.Seladoy.—Ese teatro no está aquí—me dice—. Si no se apresura, no llegará a
tiempoalafunción.Guardomidocumentación.Ledigo:—Nocreaquemeimporta.—¿Yeso?—Nomegustaelteatro.Prefieroelcine.—¿Ysuamiga?—Tienerazón.Noquierohacerlaesperar.Serámejorquemevaya.—Venga.Lallevaréenmicoche.—Nohacefalta,inspector.Élyahaechadoaandardelantedemí.Lesigoaunospasos.Sedetiene
juntoaunVolkswagenrelucienteaparcadoenunvado.Accionaelmandoadistancia y las puertas emiten el inequívoco clic. Abre la del acompañanteparaqueentreyo.Elinteriorestácaliente.Despuésdecerrarmipuerta,dalavueltapordelantedelvehículoyentraenél.Seponeel cinturón.Antesdeponerenmarchaelmotorvuelvelacabezahaciamí.
—Abrócheseelcinturón.Lohago.Desaparcamaniobrandoconhabilidad.Circuladespacioporlascallesdel
centro, entre la gente que se agrupa, hasta salir al puenteBröch. Lo cruza,invadiendo la vía reservada a peatones, y se incorpora a la avenida deAbroskin.Eneltrayecto,ningunodelosdosdicenada.Devezencuando,elinspectormemira.Creoquenosefíademí.
Tardamosalgomásdediezminutosenllegaralacalledondeseencuentraelteatro.
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—¿Dónde está su amiga? —pregunta oteando la acera a través delparabrisas.
Yotambiénmiro.—Habráentradoya.—¿Sinusted?—Lafunciónhaempezado.¿Porquéibaaperdérselapormí?Memirasincontestar.Despuésseinclinasobremiasientoparaabrirmela
puerta.—Bájese.Obedezco.Desde lacalle,antesdecerrar lapuerta, ledoy lasgraciasal
inspectorportraermehastaaquí.—Denada—contestaél.Sequedaesperandoenelcoche.Notengomásremedioqueentrarenel
teatroyverlafunción.
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Porlanocheencuentrounpájaroenelbalcón.Lorecojo,estámuerto.Lollevoalacocinayloguardoenlanevera,envueltoenunpapel.Mañana,talvezpasado,lodisecaré.
Suena el teléfono.Me sorprendo. Siempre me sorprende volver a oírlosonar.
Contesto:—¿Diga?—Hola,puta—diceunavoz.Esunavozdistorsionada.Quienllamahatapadoconalgoelauricular.Pregunto:—¿Quiéneres?—Estoyapuntodecorrerme—diceél.Leoigojadear.Mequedoescuchándolounmomento.—Voyallamaralapolicía—loamenazouninstantedespués.Nosedetiene.Dice:—Megustaríacorrermedentrodeti.Susgemidosaumentanhastaculminarenunestertor.Cuelgo.Miroamialrededor.Meacercoalaventana.Ocultatraslacortina,echo
un vistazo al exterior. No se ve a nadie.Me asomo a la habitación de mimadreparacomprobarquetodoestábien.Registrolacasa.Esunaestupidez,nopuedehabermellamadoyestaraquí.
El teléfono vuelve a sonar. Lo miro mientras permanezco alejada. Alcuartopitidosedetiene.
Mesientoenelsofá.Cuandoelteléfonovuelveasonarmelanzosobreél.—¿Diga?EsPaul.Aguardouninstante.—Diosmío.—¿Quéocurre?—diceél.
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—Nada.—Agarroelteléfonoconlasdosmanosysonrío—.Mealegrodequeseastú.
Paulpermanececallado.Despuésdice:—¿Esperabasquefueraotro?¿Él?Nocontesto.Mepregunta:—¿Vasairalapolicía?—No—meapresuroadecir—.Noquieroquelapolicíasemetaenesto.—Peroesehombretehaatacado.Tehahechodaño.¿Noteasusta?—Secansará.—¿Porquéestástanseguradequesecansará?—Losé.—Nolosabes.Nuncatehaocurridoalgoasí.Nocontesto.Paulpregunta:—¿Osí?Mecierrolabata.Tengofrío.—¿Quéquieres,Paul?Paulcarraspea.Vacila.Pareceunniño.—Nada.Soloqueríahablarcontigo.Sabercómoestás.—Nohay teléfonoencasade tuspadres—ledigo—.¿Desdedóndeme
llamas?Élseembarazaaúnmás.—Desdelacalle.—Leoigosoltarelaireporlanariz—.Estoyhablando
desdeuncelular.LaCruzRojanosproporcionauno.—Eresmuydulceporpensarenmí.—No,nolosoy.Soloestoyloco.Nocontesto.—Necesitasunteléfonomóvil—diceél.—¿Paraquéloquiero?—Parallamaralapolicía,porejemplo.Oamí.Yoteconseguiréuno.—No.Nolohagas,Paul.—Estábien.Pueshazlotú.—Vuelveacasa—ledigo—.Graciasporllamar.Despuésdeunapausa,dice:—Denada.Paulcuelga.Mevoyamihabitación.Mequitolabatayelcamisón.Cierrolosojos,no
intento dormir. Estoy caminando descalza por un campo de amapolas.Acaricio las flores.Elvientogolpeacontramivientre,meeriza lapiel.Me
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quito las bragas. Acaricio mis muslos.Mis pechos. Lamo la punta de misdedos y los deslizo suavemente pormis pezones hasta que se ponen duros.Losaprieto.Meacaricioelsexo.Introduzcodosdedosdentrodeél.Loabroylos empujo con la palma de la mano. Aprieto los muslos y me contraigo.Grito.Nopuedoparardegritar.
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IV
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Tengodiecisieteañosyestoyenuncampodeaviación.Amialrededorhayunzumbidoresonante.Mipadre,amilado,mecogedelamanoytirademí.Ledigoquenoquieroir,quetengomiedo.Peroelaviónqueaguardaenlapistaestálistoparadespegar.Eslomásgrandequehevistojamás.
Medespiertoacalorada,conlalenguapegadaalpaladar.Voyalacocinaybeboagua.
Laropadelsacosehasecado.Laplanchoylaguardoenmiarmario.Porlatardeabrolaspuertasdelarmarioycontemplolasprendascolgadasenél.Examino loscajones llenosde ropa interior.Haymuchascosas, tengo tantodondeelegirquenomedecido.Cojounasmedias,unasbragas,unsujetador.Melospongo.Mepongounafaldayunoszapatosdetacón.Mecontemploenelespejo.Megusto.Memaquillolosojosymepintoloslabios.
Tomo el autobús. Con el dinero que he obtenido por la venta de lamercancíavoyalmercadonegroacomprarunabateríanuevaparamicelular.AtravesamoselcentrohastaelbarriodeYabroski,elsuburbiodondeestabaelinstitutoalqueasistídeadolescente.Elaeropuertoestájustoallado.Pasamosmuy cerca del amasijo de hierros en que quedó convertido tras el primeratentado.Haysoldadosconfusilesdeasaltoapostadosenlaspuertasdecadaterminal.Siguenallíapesardeestosmesesderelativapaz.Sondelejércitoextranjerodecolaboración,esequeelnuevogobiernoinsisteenquenoestáaquí, en nuestro nuevo país.Me pregunto qué es exactamente un país, y sipuede surgir de la nada. De una guerra. Saco un chicle del bolsillo y lomasticoconfruición.
Elsol iluminaun trozodelcamino,donde lacarreterasehaceunarectalarga.Merecuerdoamímismarecorriendoestacarreteraapie,conHanna,miamigadelinstituto,parairalastiendaslibresdeimpuestosdelaeropuertoacomprar.Dosadolescentesconfiadas.Sinmiedoanada.
Llego a Yabroski. La venta ilegal de mercancías se lleva a cabo en lamisma explanada donde antes se instalaba el mercadillo dominical. Losdomingos íbamos allí a comprar pendientes, discos de vinilo, revistas. Nohabíavueltoaveniraquídesdeentonces.
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Detrásdeunoscontenedoresveoaunhombrequevendeaparatosderadioytelevisión.Leenseñomicelular.Lepreguntosiaúnfabricanbateríasparaél.Dicequeno,perosacaunaymelada.Noséinstalarla,lohaceél.Cuestamenosdinerodelquehabíaprevisto,demodoquesacoelcelulardeHeidiyseloenseño.Tienebateríasparaesemodelotambién.
Estoycontenta.Ahorapodréhablarconellasiemprequequiera.Enciendo el teléfono e introduzco mi antiguo pin, que me ha costado
recordar. Hace tanto tiempo que no lo usaba que, cuando se activa, unaindicación sonora me advierte de que tengo varios mensajes nuevos porescuchar.
EscuchounodeBer.Dice:¿Dóndeestás?Sehacetardeparalaexposición.LavozdeBermesorprende,noesperabavolveraoírlanuncamás.Me
duele.Hayunmensajedemamá,lafechaesdecincoañosatrás.Mimadretiene
lavozentrecortadaydicequevaalcementerioavisitarlatumbademipadre.Acontinuación,despuésdeunsilencio,mepreguntasiesquenopiensoiravisitarlatumbademipadrealgunavez.
No,nopiensoir,contestoparamí.
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Soy una niña. Vivimos en una casa pequeña en un barrio obrero dereciente construcción. Es un hogar extraño. Él decide todo en casa. Notenemos amigos. Una vecina o dos. Los abuelos. Ni tíos ni primos. Solocompañerosdemipadredeltrabajoqueavecesvienenaverlo.Acudenporlanoche,jueganalascartasyseencierranenlacocinaabeber.
Mi padre trabaja en el puerto.Viste un uniforme azul que la compañíanaviera le da. Camisa celeste ymono azul.Naturalmente, no es capitán debarco,esmecánico.Peroporentoncesyonoséenquéconsistesercapitán.Sé,encambio,comocualquierniñademiedad,queeluniformedemipadreseparecealdeunpríncipeazul.
Adoroamipadre.Soyunaniñaproblemática,tengomiedosnocturnos.Mipadreapareceen
elmomentojustoenquedespiertodeunapesadillaempapadaensudor.Suelosoñarconperros.Conpersonasqueseconviertenenotracosa;enanimales,en estatuas de piedra, en criaturas desconocidas y siniestras, enmonstruos.Cuandoelmiedomeatormenta,mipadremecogeenbrazos.Susurra,vamos,muñeca, duérmete, con una voz grave y aterciopelada. Sonríe y se inclinasobremíparadarmeunbesohúmedoenlaboca.Mientrasmeacuna,conelpelonegroy cortoqueme roza el pechoy lamejilla.Huele a jabóny a lacoloniadepapá.
Medepositaenlacama.Lalunaentraenelcuartoatravésdelasranurasde la persianay las rayas sedeslizanpor la pared, su cara, lamangade sujersey.Subenybajanporél.
Alsalirdelcuartodejalapuertaentornada,deformaqueyopuedaverlapuntade su cigarrillo incendiándose en laoscuridad.Mientras, él semueveporlacasacomounasombra.Sinhacerruido.Paranodespertaramamá.
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VendomispaquetesenlossubterráneosdeOdessa.Lagenteesbastantehumilde allí, clase trabajadora. Nunca han gastado dinero en mercancíascomoestas,perolaguerrahaenganchadoamuchosdeellos.Esunamaneradesoportarlatensión.Muchosdemisclientessonmujeresmadurascomoyo.Amasdecasaquellevanaunniñoapoyadoenlacaderayaotrosdosotresdelamano.Conelpeloamarillo,elmaquillajecorridoyelculomuygordo.Lasmiroymedanpena.Luegopiensoenmí,ymeechoareír.
Voy al centro. Les vendo a cuatro o cinco prostitutas. También a unosadolescentes latinoamericanos, pandilleros, en quienes me sorprendopensandoun instantedespués. ¿Quéhacenaquí?¿Porquénosevan?¿Quélosretiene?
Voya lapartealtadelbarrio.Lascallesestán llenasdegentequevaaltrabajo.Unamujerconlacaracubiertaextiendesumanohaciamí.Pasoasulado sin mirarla. Por todas partes hay escolares que suben y bajan de unautobús.Mesorprende.Hombresdeojosfieros,mujeresconsariyhiyab.Mesorprende que todo siga haciéndose igual que si nada hubiera ocurrido. Avecesmeparoamirarenel interiordeunedificio.Estámedioderruido.Lapuertaesdemadera,ajuzgarporelenormemarcovencidocuyasjambassehanidodeteriorandoacausadelahumedado,almenos,lapartedeellasquenohasidoempleadaparaleña.Nomeloexplico.¿Quéhacemosaquí?¿Porquénonosvamos?
Esmediodíaaunquenohaynirastrodelsol.EnelcrucedelacalleSuraconlaavenidaKievmedetengoenunsemáforo.Unhombresedetieneamilado. Cuando el semáforo se abre, espero a que eche a andar, pero élpermaneceallí.Lomiro.Llevaungruesoanorak.Nomemuevo.Derepente,elcieloessurcadopordosavionesSukhoi.Todoelmundocorreaponerseacubierto. Retrocedo hacia el edificio que hay detrás. El hombre retrocedetambién. En solo unos segundos, la gente ha desaparecido de la calle, soloquedamosélyyo.Vuelvolacarahaciaél.Tieneunoscuarentaaños.Esmuyalto.Tanaltocomolaseñaldetráficojuntoalaquesehaparado.Nosiento
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nada.Nopuedosabersisetratadelmismohombrequemehavioladovariasveces.Nosientorabianitemornirencor.
Cuandolosavionessealejan,lagentevuelveasalir,todosnosdirigimoshacia el semáforo otra vez. Cuando el semáforo se pone en verde, nosprecipitamos a cruzar. Siento a ese hombre caminar detrás demí.Antes deabandonarlaavenidahacialaparadadeautobús,medetengoyloencaro.
Ledigo:—¿Quiénesusted?¿Quéquiere?Élsedetienebruscamente.Mepregunta:—¿Noteacuerdasdemí?Leobservocondetenimiento.Examinosusfacciones.Lasarrugasenlas
comisurasdelaboca.Lascejas.Lasanchasaletasdelanariz.Hayalgoenélqueme resulta familiar.Lejanamente.Detecto un parecido con alguien queconocí tiempo atrás, quizás en la universidad. Entonces, bajo su cara,reconozcolosrasgosdeunrostroinfantil.
Ledigo:—¿EresLouis?—Cualquieralodiría,¿no?—contestaél.Sonríe.Ahorasí.Reconoceríaesasonrisaencualquierlugar.EsLouis,el
compañerodelinstituto.Elchicodelcualmeenamoréalosquinceaños,miprimer gran amor. Y está ahí, delante de mí. No lo puedo creer. Es unaaparición,medigo.Ycomotodaaparición,tienealgodesacrílego,igualquelaexhumacióndeuncadáver.
—Notehabíareconocido—ledigoaLouis—.Hanpasado…¿cuántos?¿Veinteaños?
—Veinteaños,sí—diceél—.Túestásigual.—PorDios—meincomodo—.Nodigasbobadas.Llevaungruesoanorakdemotorista,conelpechocerradohastaelcuello;
yuncasco.Piensoenlasvecesqueapoyémicabezaallí.—Vaya.Louis.—Vacilo—.¿Deverdadteacuerdasdemí?Un brillo de arrogancia que reconozco enseguida ilumina el rostro de
Louis.—Puesclaroquemeacuerdo.Razha.Seadelantaabesarme.Sondosbesosquemetraenalamemorialosbesos
deveinteañosatrás.Aquellosbesosenunparque.—¿Adónde vas? —me pregunta—. Puedo llevarte. Tengo la moto ahí
detrás.
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Sevuelveaseñalarunpuntoimprecisotrasdesí.—No importa—ledigo—.Vivomuycercadeaquí.Mehealegradode
verte.Memarchodeallímientrasélquedaatrás.Séquecontinúamirándome.
Puedosentirsucuerpograndedetenidoenmitaddelacalle,haciendoquelagentetengaquesortearloparaseguirsucamino.
—¡Razha!—leoigogritar.Mevuelvo.Vienehaciamí.—Espera,mujer.Sientounahondasatisfacción.Elhechodequeseaélquienmesigaamí
alimentami vanidad. A los quince años, el amor es un hecho doloroso deconsecuenciasdevastadoras.
Ledigo:—Tengounpocodeprisa.Mimadremeesperaparacomer.—¿Vivescontumadre?—Yconmihija.—¿Ytumarido?—Murió.Antesdelaguerra.Élsopesauninstantelainformaciónqueleacabodedar.—¿TeacuerdasdelparquedeYabroski?—mepregunta.Lagentenosmira.—Sí—contesto.Claroquemeacuerdo.Loincreíbleesquelorecuerdeél
—.Nocreoniqueexistaya.—Existe—dice Louis—. Yo sigo viviendo allí. ¿Ya nunca vas por el
barrio?—No—miento—.Hacemuchosañosquenovoy.Miraaunladoyotrodelacalle,sonriendo,haciendotiempo.Buscando
algoquedecir,sacudelacabeza.Dicealfin:—Esincreíblequenoshayamosvueltoaencontrar.—Sí—contesto—.Teníaqueserenunaguerra.Seríe.—Nonosllevábamostanmal—dice.—Rompimos—digoyo.—¡Yono!Rompistetú.Meparecementirareconocersusrequiebros.Lamismaformadeseducir
deveinteañosatrás.—Megustaríaquenosviéramosotravez—diceél—.¿Puedollamarte?
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¿Porquéno?,medigo.Alfinyalcabo,nohemosmuerto.Estamosaquí.—Claro—ledigo.Ledoyelnúmerodemicelularyéllograbaenelsuyo.Mevuelvo y empiezo a alejarme.Cuandodoblo la esquina con la calle
Ventura,mipulsoaúnnoharecuperadosuritmohabitual.
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Doy las medicinas a mi madre. Reposo la cabeza en el sofá. Meadormezco,ysueño.
Hannayyoensexto.Somosamigas.Hannatieneelpelolargo,rubio,lecae en ondas por la espalda. Tiene las pestañas largas. Tiene pecho. Esmimodelo.Yo soy plana ymi pelo es corto,mimadre lo corta cada vez queempiezaacrecer.Además,llevogafas.
Peroensextomisgafasdesaparecen.Mipelocrece.Acomienzosdeañotengolaprimeramenstruación.
Hanna tieneunnovio llamadoLouis.Una tarde, a la salidadel colegio,Louismeaborda.Hastaahorahesidoinvisibleparaél.
Dice:—¿DóndeestáHanna?Habíamosquedadoaquí.Ledigo:—Nolosé.—Parecesdistinta—diceél.Meruborizoymevoy.VoyacasadeHannaamerendar.Sucasaesmásgrandequelamía.Su
habitaciónestádecoradaconpósteresdeBonJoviyMadonna.Merendamosensucuartodeestaryhacemoslosdeberesallí,mientrassuhermanomayorsepreparaparairaentrenar.
Hoymesaluda,aunquesiemprehesidoinvisibleparaél.—¿TúeresRazha?¿LaamigadeHanna?LavitrinadelcuartodeestardeHannaestállenadefotografíasdeHanna
y su padre.Hanna y élmontando a caballo.Hanna y él caminando por unprado.Hannaconunañodentrodeunabañerasujetaporunasmanospeludas.
Lepreguntosiessupadrequienlasostiene.—Sí—mecontesta.Lepreguntosieldelasotrasfotografíastambiénloes.Dice,sí,echándolesunvistazosinmuchointerés.—Quésuerte—digoyo.—¿Porqué?¿Túnotienesfotos?
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—Sí,muchas.¿Dóndeestá?¿Estátrabajando?—Sí.Trabajaenundespachodeabogados.Undespachodeabogados.Enotrafoto,algoapartadadelasdemás,hay
unhombrecontrajeychalecoazul.Llega el veranoyHanna se va de vacaciones.Yo tambiénmevoy.Me
aburro.Laechodemenos.EscriboaHannavariascartasseguidas.Nuncamecontesta.Captolaatencióndealgunoschicos.Aalgunosleshedejadoquemebesen.Aalgunosleshedejadoquelleguenunpocomásallá.Porfin,recibocartadeHanna,cuandoyoyanomeacuerdomuchodeella.Esunacartamuylarga.Yamarga.Dicequeunosamigosdesuspadreshanvenidoasucasaapasarlasvacaciones.Dicequeunodeelloslahaintentadoviolar.
Lecontesto:—Bah.Notecreasqueerestanguapa.Nuncavuelveadirigirmelapalabra.Llorolapérdidademiamigadurantesemanas.Meodioamímismapor
haberleescritounacosaasí.Nadameconsuela.Aveces,Louis,sunovio,mepregunta qué tal estoy. Le cuento cómo me siento. Empezamos a vernosdespués del colegio. Me enamoro de Louis y me acuesto con él. Nosacostamoshastaqueacabanlasclases.CuandoacabaelinstitutonovuelvoaverlosniaHannaniaél.Despuésmipadremurió.Yyopaséunañoenelreformatorio.
Medespierto,ypiensoenél.NoenLouis,sinoenesehombre,elquealomejor violó a Hanna. No creo haber pensado nunca en él. Nunca se meocurrióqueHannapudieraestardiciendolaverdad.
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Medespiertollorando.Mihabitaciónestáenpenumbra,hedormidopartede la tarde y está anocheciendo.Me cambio la blusamojada de sudor,melavolacara.Almirarmeenelespejomeasusto.Norecuerdocuándofue laúltimavezquelloré.
Enciendouncigarrillo,cojounceniceroymesientofrentealaventanaafumar.Tengounosminutosantesdeirmeatrabajar.Veocómocaelanochesobre el pueblo. Veo los perfiles del cielo y de la tierra, el horizonte deedificios. Hay un edificio en ruinas. Hay un parque bombardeado. Hay untemplo de estilo contemporáneo con arcos medio derruidos entre cuyasdovelascrecelaespadañayeldientedeleón.Esunmilagroquesesostengaenpie.
Acaboderecogerlosplatoscuandosuenamicelular.Yanorecordabaelsonidoqueteníadespuésdetantotiemposinoírlosonar.Mesobresalto.
Mirolapantalla,noconozcoelnúmero.Contesto.—Hola—diceunavoz.EsPaul.Mealegromuchodeoírsuvoz.—Aúnrecuerdaselnúmerodemiviejocelular.—¿Cómoestás,queridatía?—mepreguntaél.Hayalgoraroensuformadehablar.Notardoendarmecuentadeloque
es.—Estásborracho.—Sí.Estoyborracho.¿Yqué?Tengoalgoquecelebrar.Me acerco a la ventana. Doy una larga calada al cigarrillo mientras
aguardosurespuesta.—¿Noquieressaberporqué?—preguntaPaul.—Claro.¿Porqué?—Mehanofrecidotrabajoenunhospital—diceél.Exhaloelaireporlanariz.Seempañaelcristal.
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—Esunabuenanoticia,Paul.Sabíaquetardeotempranotemarcharíasdeaquí.
—Novoyaaceptar—dicePaul.Vuelvoainhalarunabocanadadehumoyañado:—¿Cómoqueno?¿Porquéno?—Esenlacapital.Meapresuroadecir:—Podríamosirnosjuntos.Paulguardasilenciouninstante.Luego,conlavozalgopastosa,dice:—Razha,¿vamosacelebrarlo?—¿Quétemes,Paul?—insisto—.¿Atumadre?—Tellevaréaunadiscoteca.—¿Eresunhombreono?Paulseaclaralavoz.Carraspea.—Túnoloentiendes—diceconfrialdad.Merío.—Alomejornoloeres.—Doylaúltimacaladaalcigarrilloyloaplasto
contraelcenicero—.Talvezsoloeresunniño.Alotroladodelteléfono,elvolumendelamúsicaaumenta.—¿Loeres,Paul?Silencio.—¿Paul?Paulcontestaalfin:—Menecesitanaquí.Digo:—Yotambiéntenecesito.Lamúsicaseapaga.Secierraunapuerta,oigounarisademujer.—¿Paul?Luegoelsonidohúmedodeunbeso.Cuelgo.
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V
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Lanavevaadespegar.Mipadresaledelacabinayvienehaciamí.Mepidequeloacompañe.Yonoquiero,peroélmecogedelamanoytirademíhacia el pasillo. Es estrecho, lleno de gruesos cables de aluminio. Su usoprincipalesalbergarlacargaylashabitacionesdelatripulación.
Entramosenuna.Enella,colgadodelapuerta,hayunflamanteuniformeazulconlosbotonesdorados.Mipadrecierra,sesientaen laestrecha literadonde no parece caber una persona y enciende un cigarrillo. Sé que espeligrosofumaraquí,elHindenburgestállenodehelio,loheleídoenlatesisdeBer.Perocuandointentodecírseloaélestardeya.
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Las noticias continúan hablando de alto el fuego. Nadie tiene miedo.Parece que nunca hubiera habido bombardeos, fuego de artillería,explosiones. Nadie habla de los aviones Sukhoi que ayer sobrevolaron laciudad.
Measomoalaventanayveogenteenlacalle.Niños.Repartidores.Hayunamujerquepaseaa superrocon toda tranquilidad.Hacedosaños,eneledificio de enfrente se apostó un francotirador. Nadie sabía que estaba allíhastaqueundíamatóaunhombre.Eraunhombrequepasaba,nadamás.
Nuncahahabidofrancotiradoresaquí.Enlaspoblacionesdelestetodoelmundo es leal al nuevogobierno, contrario a la apertura hacia el oeste.Nohay disidentes. A veces, el francotirador pasaba días sin disparar. Vino laGuardiaNacional. Saqué las puertas de sus goznes y las usé para tapar lasventanas.Arrastrélosmuebleshastaallí.Heidimepreguntabaporquérompíala casa. Se lo expliqué. Le prohibí que se acercase a las ventanas. Elfrancotirador permaneció en el edificio de enfrente durante más de tressemanas.Matóacuatropersonasmásantesdequelomataranaél.
Cadanoche,antesdeirmealacama,compruebolacerraduradelapuerta.He hecho poner un cerrojo más. Ahora es imposible entrar. Cuando Heidiregrese tendráque llamarparaqueyo leabra,nopodráentrarconsu llave.Por si acaso, además, duermo con un cuchillo de cocina debajo de laalmohada.
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Sigocogiendocadamañanaelautobús.Frentealastiendas,hoyveocolasmás largas. Demanera,me digo, que esos aviones Sukhoi sí sembraron lainquietud.
El autobús va casi lleno, nome puedo sentar.Observo a la gente amialrededor.Elhombredelacazadoravaquera.Elchicoconeltrajearrugado.Elgordodebarrigacervecera.Podríasercualquiera.
Estoysudando,peseaquelastemperaturashanvueltoadescender.MeapeoenelpuenteBröch.MogdovoiyZhrinovskiyaestánahí,juntoalvehículomilitar.Mogdovoi
seapoyaenélconindolencia,elpieenelestribodelguardabarros.LemiroconfrialdadymedirijoaZhrinovski,quemesaludaasumaneracordial.
—Buenosdías,señora—dice,sonriendo.Sacoelfajodebilletesyselodoy.Éllocogeatodaprisamientrasmira
nerviosoentornoasí.Megustaverlenervioso.Esuncríonadamás.Dice:—Subealcamión.Obedezco. Le sigo hasta el interior y me siento junto a él.
Inmediatamente, Mogdovoi entra también. Se sienta a mi lado y cierra lapuertatrasdesí.
Zhrinovskicuentaeldinero.—¿Estodo?—dice,mostrándomelo.—No—contesto—.Faltamiveinteporciento.Memiraserio.Tienelacaraimberbeylamiradaporfiada, infantil.Tras
uninstante,dice:—Tienesquetraerlotodo.Yaconoceslasreglas.Elrepartosehaceaquí.—Quémásda.Tengonecesidades.Tengoquevivir.—Túcreermuylista,¿verdad?—diceMogdovoi.Sehavueltohaciamí.Sonríemordiéndoseellabioinferior.—Estábien—diceZhrinovski,mirandoeldinerootravez—.Lapróxima
vezhazlobien.—Sonríe—.Lohascolocadomuydeprisa.Eresmuyeficaz.Lemiroalosojos.Lepregunto:
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—¿Quéhaydeesosdosavionesdeayer?—¿Quéaviones?—Yasabesaquéavionesmerefiero.LosSukhoi.Semiranlosdos.—Nosercosatuya—diceMogdovoi.Yoesperoloqueelotrotienequedecir.Zhrinovskirehúyemiexamen.—Cosasdelaguerra—contesta.—Laguerrameinteresa—digoyo.—Notepreocupes.—Nomepreocupo.Soloquierosabersivoyamorir.Mogdovoiseríe.—Quieresabersivoymorir—dice,riendo.—Todavíano—diceZhrinovski.—Entoncesquieromásdinero.Zhrinovskimemira.Yolomiroaél.Digo:—Elveinticincoporciento.Losopesaunmomento.—Noseasambiciosa—dice—.Esonopuedeser.—Túcreermuylista,puta—diceMogdovoi.Metesumanoentremispiernasyladejaahí.Yolamiroyluegolomiroa
él.Digo:—Esoyalohasdichoantes.Élsubelamanohastaeliniciodemismuslos.Ensucarahayunamueca
dedesprecio.Zhrinovskinodicenada.Mevuelvohaciaélyledigo:—¿Quieresquerepartamásmercancíaono?EntornoamimusloseatenazalamanodeMogdovoi.Laapartodegolpe
yloabofeteo.Élmeagarraporelcuello.—¡Malditaputa!Aprietalosdedoshastaquenopuedorespirar.—Basta—lediceZhrinovski.Mogdovoisigueapretando.Norespiro.Veoborrosodelantedemí.Zhrinovskirepite:—¡Quepares!
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Doymanotadasenelaire.AlcanzolacaradeMogdovoi.Éllacontrae.Subocasedistiendeyvaperdiendotensión.
Mesuelta.Apesardeello,sigosinpoderrespirar.Sientoquemicabezavaaestallaryquelosojossemesalendelasórbitas.
Zhrinovski me coge por los hombros y me sacude. Busca algo en laguanteraymeloda.
—¡Bebe!Intento tragar.Sientoelaguacorriendopormisdientes.Alfin, lasiento
enmilengua.Tosoyelairecirculapormigargantaendirecciónalinterior.Cuandotodoacabaestoyempapadadeaguaysudor.
Mogdovoisonríe.—Eresunavalientemujer—farfulla—.Admirarati.Melimpiolabocaconeldorsodelamano.DigoaZhrinovski:—¿Quieresquerepartamásono?Élmedalamercancíayluegoseapartaparaquepuedasalirdelcamión.Afuera,lepreguntosimepuedeconseguirunarma.Zhrinovskimemiraconcaradeestupor.—¿Paraquéquieresunarma?—¿Puedes?—Sí,podría.—Este esmi número—le digo. Se lo escribo en un papel—.Avísame
cuandolatengas.Meobservaconunamezcladecuriosidadyadmiración.—Tencuidado,señora—dice.Lesonrío.Noesmásqueuncrío.
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Mimadrememiraconrencorcuandoledigoqueestoyhartadequenoquieracomer.Undíadeéstosdejarédecuidardeella, laamenazo.Ledigoqueesmihijaquiennecesitamiatención.
—¡Come!—legrito—.¡Cómetetododeunavez!Aprieto sus escuálidos dedos en torno al tenedor. Nome importa si le
hagodaño,alfinyalcaboselomerece.Finalmente,arrojosuplatocontraelsuelo.Mimadrepermaneceensilencio.Comosisupieraloquepienso.Comosisintieralástimapormí.
—Dejademirarmeasí,madre.Vemoslatele.Esdomingo,acabadeempezarlaemisión.Unaperiodista
habla con un doctor. La periodista escucha pacientemente cuando el doctorenumera las consecuenciasdeunaenfermedad.Laspústulas.La fiebre alta.La coloración y tumoración de la piel. Mi madre duerme. Tiene los ojoscerrados. Sonríe con una condescendencia infinita, afelpada, sacerdotal. Ledigo que me perdone por haberle gritado. Que Heidi me tiene preocupadaaunquefinjanoestarlo.
Desearía que mi madre volviera sus ojos hacia mí y me hablase. Quedijeracualquiercosa.
DeprontorecuerdolatardequemurióBer.Recuerdoamimadrejuntoalacabeceradesucamaenelhospital.Dice:ahorasabesloquesiente.
Susojosmeperforan.Beracabademorir.
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MarcoelnúmerodelhostaldeDrashovkaenelqueHeidisealoja.Nadiecontesta.
Memarchoaltrabajo.Hoyunade laschicasmecuentaque tieneunproblema.Sehaquedado
embarazadadesunovioyvaaabortar.NecesitamarcharseantesynosabecómodecírseloaPatel.Necesitaeltrabajotantocomoyo.Patel,porsuparte,viene hoy dispuesta a hacernos trabajar. Me cuesta no enfrentarme a ella.LlevodosdíassincomunicarmeconHeidiyesomeponedemalhumor.
VoyalchiscónyselocuentoaGleb.—Nosabíaquetuvierasunahijatanmayor—diceGleb.Fumaymemiracondesdén.—Noestanmayor.—Déjala. —Aplasta el cigarrillo con el pie—. Estará pasándoselo en
grandeconsunovio.—Notienenovio.Vienehaciamíy sedesabrocha el cinturón.Sebaja lospantalonesy el
slip.Memiramientrassumiembroquedaalaire.Tieneunmiembrohinchadoygrande.Mepongodepie.Lotomoconlasdosmanosmientraslemiroalosojos.Deslizoelprepucioadelanteyatrás.Leacariciolostestículos.Cuandoempieza a jadear, meto mi dedo índice en su ano. Después el anular y elcorazón,lostres.Hastadentro.Secorreconunestertorsilencioso.Epiléptico.
Antes de irnos, Patel nos convoca en su despacho. Es un cuartuchosiniestroconunamesa,unasillayunarchivador.Patelnosmiraunaauna,mientrassecolumpiaensusillaalotroladodelamesa,ydicequeestáhartadenosotras,denuestrapasividad.Dicequenoestácontentaconlacalmadeestosdías.Queechademenosmásacción.Mepreguntoaquéclasedeacciónserefiere.Piensoenlasexplosionesyelfuego.PiensoenYensenardiendo.
Veoquelachicaembarazadanosehamarchadoaún.Ledigo:—Estásloca.¿Quévasahacer?Patelmelanzaunamiradadereproche.
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—Ytú—dice—.Losjefessehanquejado.Nocontesto.—¿Demí?—digoalcabo.—Falta tu parte de baja.—Patel deja de columpiarse.Mira ahora hacia
otraparte—.Soistodasunasholgazanas.Ningunadelasseisdecimosnada.—Voyatenerquedespediraunadevosotrassiestocontinúaasí.—¿Así,cómo?—lepreguntoyo.Selevanta.Rodealamesa,vienehaciamí.Meapuntaconeldedo.—Nomeprovoques,lista.Necesitoelempleo,asíquenodigonadanivuelvoapreguntar.Cuandollegoacasa,vuelvoatelefonearaDrashovka.Unamujercontesta
alfin.—Su hija no está—dice—. Aquí no hay nadie. Los estudiantes van a
bañarsetodosjuntosyaemborracharseenlaplayaporlanoche.Estántodosallí.
Cuelgo. Imagino ami hija en la playa. La imagino en brazos de algúnmuchacho de su edad. La imagino bailando y cantando bajo el cieloestrellado,juntoalnegrosilenciosoycalmodelmar.
Meacuesto.Intentodormir,perocadavezmecuestamásdormirmeporlanoche.Veocadahoraenelreloj,hastaelamanecer.Oigocadaruido.Medigoamímisma que hacemás de tresmeses que no suenan las alarmas y quequizástodo,laguerra,Yensen,Patel,sehayaacabado.Quenohayasidomásqueunsueño.
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—¿TeacuerdasdeLouis,mamá?—ledigoamimadre—.¿Aquelchicodelcolegio?
Mesientoasuladoenlacama.—Séqueteacuerdas,mamá.Éramosnovios.Le doy su medicina, que le baja resbalando por el cuello. Paso una
servilletaporél.—Meloencontréenlacallehaceunosdías.Tienelapielamoratadaenlospárpados.Quizádeberíallevarlaalhospital
opedirleaPaulquevinieraavisitarlaaquí.Peroparaqué.Séloquemeibaadecir. Esmayor, está cansada.Una vez vi una pareja de ancianos sentadosjuntoalacarreteraesperandoamorir.
Echoamimadrelamantadelaabuelaporencima.Dejolamedicinaensumesilla.Abroelcajón;sureloj,surosariodecuentasdeámbar,lalataconlas fotos familiares, una bolsa de mazapanes. Cojo la lata y la bolsa demazapanesysalgodelahabitación.
Pongolatele.Alasdoceempiezaunapelículaenelprimercanal.Lamirounrato.Despuésabrolabolsadelosmazapanesycomouno.Abrolalatadelas fotografíasycojounaen laquemipadrepareceunactor.Tienevueltassobre los bíceps lasmangasde la camiseta, unpaquete deMarlboro asomaporunadeellas,llevapuestasunasgafasdesoldeaviador.Mimadre,cogidadesubrazo,loestámirando.
—¿Cómohaspodidodecirunacosaasídetupadre?—laoigodecir.Está parada en medio del salón, mirándome con lágrimas en los ojos.
Tienetreintaydosaños.Memirafijamenteyrepite:—¿Cómohaspodido?Petradice:—Eresmala.Me retuerzo las manos. No sé qué decir. La policía ha venido y se ha
llevadoamipadre.Elinspectormehabladespacio,concuidado,comosienvezdequinceañostuvierasolodiez.Quierequelecuenteloquelecontépor
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teléfonoayer.Lodemipadre.Mimadreymihermanamemiranconrencor.Nolespermitenhablarme,peroellaslohacen.Dicen:¡Cállate!
Viene una mujer policía y me lleva a la otra habitación, donde puedahablarsinsentirmecohibida.Hablo.Locuentotodo.Lasvisitasnocturnasdemi padre, la puerta cerrada de mi habitación. Su forma de hablarme. Suscaricias.Cuento que visita también ami hermana, aunque ella no lo quieradecir. Ellos interrogan amimadre.Hacen a Petra salir del salón y la traendondeyoestoy.Desdeallí,oímoslloraramamá.
Petradice:—¿Quéhashecho?¿Quéleshascontado?Nocontesto.No imaginabaquemimadre reaccionaría así.Creíqueme
abrazaría, queme querríamás.Cuando los policías terminan de hablar conella,elinspectormedice:
—Nosufras,hashecho loquedebías.Seabriráuna investigación.Siesculpable,tupadrepagaráporloquehahecho.
Unavezquesemarchan,mihermanacorreabuscaramimadreylloranlasdos.Ningunadeellasmemiranimedirigelapalabra.
Guardolasfotografías.Voyalahabitacióndemimadreylacubroconlamanta.
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ParairacasadePetratomountaxienvezdecogerelautobús.Cuandollegohaanochecidoya.Todosubarrioestáaoscuras.
El taxistame acompaña hasta la puerta del portal con su linterna ymedeja allí. Le doy las gracias y atravieso el pasillo. Subo por las escaleras.Faltanlamayoríadeescalones,haysolounarampallenadeescombroshechaconuntablón.
LlamoalapuertadePetra.Abreella.Soñolienta,dice:—¿Quéhacesaquí?Unadébilluzamarillailuminaelpasilloprocedentedelcomedor.—¿Puedopasar?—lepregunto.Petranosemueve.Sujetalapuertaymecontempla.Ellatambiéntieneel
peloamarillo,elmaquillajecorridoyelculomuygordo.Sientounapunzadadeíntimorechazoenelestómago.
—Rostislavysumadreestánenelcomedor.¿Quéquieres?La casa está ruinosa,muchopeor que lamía.No sé cómopuedenvivir
aquí.Metolamanoenelbolsoysacoeldinero.—Hevenidoadarteesto—ledigo.Selodoy.Petraobservaelsobreunossegundos.Alfinsueltalapuertaparatomarlo
y yo aprovecho para entrar. Me sigue apresuradamente por el pasillo, meadelantaymecierraelpaso.
—Novoyaquedarmemucho—ledigo.Permanezcodepiesinquitarmeelabrigo.Petrasehaceaun ladoyme
dejaentrarenlacocina.Ellasesientaenunasilla.Dice:—Eseabrigoerademamá.—Sí—digocondesprecio—.¿Nopiensasabrirelsobre?
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Lo examina con asco, como si fuera una bomba o cualquier otraaberración.
—¿Quées?—pregunta.Sinquitarmelosguantes,enciendouncigarrillo.—Dinero.Arrugasusojoshaciamí.—¿Dinero?—repite.Miraelsobreotravez.—QuieroquedejesmarcharaPaul—digosinvacilación.Petrasonríe.—¿Qué?—Paultieneunfuturofueradeaquí.Quieroqueledejéisir.Ahítienesun
dinero para vosotros.No tienes que devolvérmelo. Podéismarcharos a otraparte.O,sitantoosgusta,podéisarreglarestapocilgayquedarosaquí.PerosinPaul.
Petraabreelsobreycompruebaqueledigolaverdad.Queeldineroquetieneensusmanosessuficienteparavivirbienunalargatemporada.Aquíoenotrolugar.Nopuededejardemirarlo.
—Rostislavnotendráquepreocuparsemásporsumadre—ledigo.Petraapartalavistadelsobre.—EreselDemonio—dice.Susojossondosrayasafiladas.Doscuchillosqueseclavanenmí.—Destruisteamamá.Yahoraquieresdestruirmeamí.—Yonohiceeso.—Lohiciste.Aunqueellanuncatuvolaculpadenada.—Asíquereconocesquehabíaalgoporloquesentirculpa.Los labios de Petra empiezan a moverse. Está rezando. Me aparto
bruscamente.—¿Quémurmuras?—gritofuerademí—.¡Dejaderezar!Misgritossehanoídoenlaotrapartedelacasa.Porelpasilloseoyeel
paso apresurado de Rostislav. Antes de que entre en la cocina, Petra lointercepta.
—¡Déjala!¡Déjala,tehedicho!Rostislavvuelvealcomedor.—Quemaríatudinero—dicePetra—,peroapreciodemasiadomicordura.
—Arrojaelsobreenlamesa—.Quémalotú.Nisiquieralomiro.Mirándolaaella,digo:—APaullehanofrecidounpuestoenlacapital.
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—Dejaamihijoenpaz.—Vasadejarqueloacepteyquesevayadeaquí.—Temataré.Tematarécomonolodejesenpaz.—¿Esquenoteimportasufuturo?¿NoquieresquePaulprospere?¿Que
sobreviva?PorDios,Petra,¿quéclasedemadreeres?—Soylaúnicamadrequetiene.—¿Yqué?Lasmadresnovivenparasiempre.Ahoramemiraconodio.—No.Yalosé.Nilospadres.Avecesmuerenacausadesushijos.Ose
vuelvenlocos.—¿Quéquieresdecir?—Quedeberíasestarencerrada.—Eresunainconsciente,Petra.Tienesunaresponsabilidadcontumarido
y tu suegra. Si no coges ese dinero…—Sacudo la cabeza con pesar—.Esigual, lo siento por ti. No podrás retener aquí a Paul aunque quieras. Solopuedodecirquemedaspena.
Petradaunpasohaciamí.—Fueradeaquí.Apagoel cigarrillo en el fregadero.Meajusto losguantes.En la cocina
hueleacomidaparaperroyaestiércol.Mepreguntocómopuedenvivirasí.—Sí,mevoy.—Eres un monstruo, Razha. ¿De dónde sale toda esa maldad? Me
pregunto cómo puedes inventarte tantas cosas. Tu cabeza está llena desuciedad.
—Nosédequémehablas,Petra.—¡Hablodepapá!¡Túlemataste!Conelenvésdelamano,ledoyunbofetón.—¡Cállate!—ledigo—.¡Élnisiquieraeratupadre!—¿Quéestápasandoaquí?Paulestáparadoenlapuertadelacocina,contemplándonosasumadrey
amí.Ledigo:—Hevenidoatraerlesatuspadresunpocodedinero.Nopuedenseguir
viviendoasí.Paulmiraeldineroyluegomemiraamí.—Paul—dicePetra—,veteatuhabitación.Paulsevuelvehaciaella.Ensusojoshaydesprecio.—Vamos,Razha—dice,cogiéndomedelbrazo—.Vámonos.
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Avanzamos por el pasillo en tinieblas hasta la puerta. No oigo a Petradetrás.
Sigo a Paul por la escalera. Apenas lo veo. Voy tropezando con losescombros,agarrándomealabarandilla.Unavezenlacalle,sigoavanzandociegamentedetrásdeél.
Lollamo:—¡Paul,espera!No contesta, corro tras él. En el subterráneo de la carretera se detiene
dándome laespalda.Loadelantoy leobligoamirarmea losojos.Paulmesujetapor loshombrosymeempujacontra lapared.Susojosestánopacos,brillantesyfijos.Sientosurespiracióncerca,mepegoaél.Sientosupechosubirybajarcontraelmío.
Alza lamano y rozami cuello.Mi esternón. Se introduce enmi blusa.Sientosusdedosacariciándome.Metelaotramanoentremispiernas.Yolaatenazo,aprietolosmuslosalrededor.Empiezoagemir.
EntoncesPaulseapartademí.Memirauninstantesinexpresión.Tirodeél,peroélmeempujaysalecorriendo.
Loveocorrerenlaoscuridad.
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En mil novecientos treinta y siete, elHindenburg había transportado amásdemilpasajeros,habíasobrevoladosilenciosaypacíficamenteelcieloyhabíacubiertocientosesentamilkilómetrossinaccidentes.
Colgadosdelaire,losviajeroserandeleitadosconhermosasvistassobrelasciudadesyelcampoalemán,elocéano,losgrandesicebergsylascostasamericanas. Los primeros pasajeros viajaban en góndolas recubiertas decaobaconincrustacionesdemadreperla,comíanpatédefoie,caviarBeluga,ybebíanlosmejoresvinosychampánfrancés.
Gentesde todaspartesdelmundoveníanaprobar.Aunque las travesíaseran largas, demás de dos días de duración, y caras, todos los vuelos ibanllenos,sinunsolohuecolibre.
Ysinembargo,apesardesuéxitocomercial,laindustriadelcondeVonZeppelin,ytodaEuropa,estabanyaentoncespendientesdesufuturomilitar.
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Suenamicelular.Contesto:—Dígame.EsLouis.Dejoloqueestoyhaciendoyvoyamihabitación.—¿Cómoestás?—lepregunto.Dicequeestábien.Mehablade estoy aquello,mecuentauna seriede
cosassinimportanciaydespuésdicequehapensadomuchoenmí.Mesientoen la cama. Juego con el borde de la sábana. Estoy viendo su cara condieciséisaños.
—Megustaríaverteotravez—dice—.Podríairarecogerteenmimoto.Sonrío.—Comosifuéramosadolescentes—digo.—¿Porquéno?Losomos.Eltiemponohapasadoparanosotros.Escomo
siaúnestuviéramosenmilnovecientosnoventaydos.Me hace gracia su forma de hablar. Habla igual que entonces, cuando
éramosjóvenesyflirteabatodoeltiempo.Contodas.ConHanna.Conmigo.LedigoquemegustaríavisitarOdessa.Elparque.—¿Aúnsigueahí?—¡Claro!—Se alegra. Oigo que enciende un cigarrillo y que aspira el
humoconansiedad—.¿Sabes?Siemprefuisteunachicamuyespecial.—¿Te acuerdas de los bancos donde nos sentábamos a besarnos?—le
pregunto.—Meacuerdomuybien—diceél.—¿Teacuerdasdelosbesos?—También. Aunque es posible que no queden muchos bancos de
aquellos.Séquenolosrecuerda.Losbesostampoco.Yosí.Quedamosparacenar.Hacetiempoquenadiemellevaacenar.Noheido
aunrestaurantedesdeantesdequeempezaralaguerra,tengoganasdesalir.Tambiéntengoganasdequeunhombremedigaqueeltiemponohapasadoparamí.Quesoyunachicaespecial.
—¿Eljueves?—diceLouis.
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—Eljueves.—Pasaréabuscartealasseis.Cuelgo.Mientrasmepreparoparairaltrabajosuenaunavisoenmicelular.Esun
vídeo.Hayunhombredesnudoconlacabezacubiertafrenteaunespejo.Sinbajarseloscalzoncillos,sacasumiembroyseempiezaamasturbar.Cuandoacaba,elsemensaledespedidocontraelcristal.Elhombrelolimpiaconunpapel.Despuésselimpiaél.
Voyaldormitoriodemimadre.Duerme.Voyalcuartodebañoyabroelgrifo de la ducha. El agua sale caliente, el baño se llena de vapor. Medesnudo.Dejoqueelaguacorrapormipiel.Micuerpomeparecedistinto,más grande y más pequeño a la vez. Aprieto los muslos. Me duele. Meenjabonoysalgo.
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LlamoaZhrinovskiy ledejounmensajeenelcontestador.Necesitounarma.Esperounratosurespuesta,peronollega.
Lepreparolacomidaamimadre.Sehaquedadodormidaconlacabezaapoyadaenel respaldodel sofá.Leaparto lamantaydejo labandejaen lamesafrenteaella.Mesientoasuladoylaayudoacomer.
Llegoalcentroalrededordelasseis.Eltiempohaempeorado,ahorahacefrío. La lluvia se ha convertido en aguanieve, me alegro de tener ropa deabrigo.Llevounos leotardosde lavieja.Llevounacamiseta térmicadebajodeljersey.
Recorro los lugares habituales del centro. En las calles hay menosprostitutasqueotrasveces.Lalluviayelfríolasdisuaden.Sinembargo,enelpuenteBröchcontinúahabiendolamismaanimacióndedíasatrás.
Terminodevenderlosúltimospaquetesysalgodelaplaza.Lascallesporlas que transito están cada vez menos iluminadas. Otros años, antes de laguerra, habrían colgado ya en los aleros de las casas los primeros adornosnavideños.Hueleacastañas.
Enlaparadadetaxisnohayninguno.Frentealaparadahayunataberna.Entroypidouncafé.
Cuandosalgo,unamujersemeacerca.Esjoven,másjovenqueyo.TalveztengalaedaddeHeidi.Sonríe.Dicequelasotraslahanenviadoamí.
—Querríaquemevendieralomismoqueaellas.Lahagocallar.Miroaunladoyotrodelacalle.Lamiroaella.Tendrá
unosdiecisieteaños,nomás.Aunqueconelmaquillajeparecemayor.—Notengonadaquevenderte—ledigo—.Márchate.—Vamos,compruébalo,porfavor.Sequedaesperandoconlasmanosenlosbolsillos.Tienequetenerfrío.
Ahora queme fijo, debajo del abrigo no llevamás que el sujetador y unospantis.
—PorDios—ledigo—.Veteacasa.Elladejadesonreírymemiraconsorna.—¿Quiéntecreesqueeres,mimadre?
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Sacotodoeldineroquellevoenelbolsilloyselodoy.Mirecaudacióndehoy.
—Vamos.Vetedeaquí.Ellalomiraconlosojosmuyabiertosysealejacorriendo.Llega un taxi.Medispongo a cogerlo cuando alguienme retiene por el
brazo.Eselinspectordepolicíadeunosdíasatrás.Lomiroconsorpresa,casicontemor.
—Losiento—diceél—.Nopretendíaasustarla.—Hola,inspector.Llegaunapareja.Lehaceseñasal taxistaqueaúnaguardaaqueyome
decidaasubir.Miroalinspector.Elinspectorlehaceungestoaltaxistaparaquesevaya.Cuandoeltaxiseva,elinspectormepregunta:
—Hasidounacasualidadencontrarlaaquí.¿Tieneunmomento?Ledigoqueentroatrabajarenmediahora,quenomepuedoentretener.—¿Dóndetrabaja?—mepreguntaél.—EnYensen.—¿Lafábrica?—Sí.—¿Esustedquímica?—Limpiando—contestoyo.Él me mira un instante sopesando lo que acabo de decir. Tiene los
párpadoscaídosbajounpronunciadoarcociliar.Dosarrugasleatraviesanlafrente.
—Noseacuerdademí,¿verdad?Leobservo.—No.—SoyNicholasLeon.Hacecuatroañosinvestiguéladesaparicióndesu
hija.¿Noseacuerda?—Ah,sí—miento.Nomeacuerdodeél.Solodeseoquemedejemarchar.Élhaceunapausa.Memiracongravedad.—Muchasveceshesentidoelimpulsodeponermeencontactoconusted.
Tengo la impresión de que no la tratamos bien.Con el inicio de la guerra,dejamosdeocuparnosdemuchascosas.Abandonamosalgunoscasos.
—No se preocupe —le digo, mirando el reloj—. Afortunadamente,aquelloyapasó.
—Sí—diceél—.Eltiempoponetodaslascosasensulugar.Elinspectormirahaciaatrás,hacialataberna.
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—¿Tienetiempodetomaruncafé?—No—contesto—.Llegarétardealtrabajo.—Nosepreocupe,yolallevaré.Tengoelcocheahídetrás.Nohaymododelibrarsedeél.Lesigoalataberna.Dentro,nossentamosaunamesayelinspectorpide
doscafés.—Debióustedpasarlomuymal—dicemientrasenciendeuncigarrillo.Se
da cuentadequenomehaofrecidoy añade—:Perdón.—Acercándomeelpaquete—.Yotambiéntengohijos.
Acepto el cigarrillo. El inspector me da fuego. A pesar de que estáintentandoseramable,tengolaimpresióndequequierealgodemí.
Ledigo:—Leagradezcosupreocupación,inspector.Perotengoqueirmeya.Élmemiraconseveridad.—Nosehatomadoelcafé.Dice:—Cuando la guerra empezó, nos movilizaron. Formamos parte de una
miliciaurbanaduranteelprimeraño.Fueronmomentosterribles,yohubierapreferido…—No lo acaba de decir. Sacude la cabeza con pesar—. Hastahacedosañosnovolvieronareintegrarnosalcuerpo.
Meretrepoenmiasiento.Doyunacaladaalcigarrilloyleobservo.—Notienequeexplicarmenada.—Elcamareronossirveloscafésyyo
doyunlargosorboalmío.Quema—.Yalehedichoqueaquello,porfortuna,terminó.Noquierohablarmásdeello.
—Ustedtampocovolviónunca.Porcomisaría,quierodecir.—¿Paraqué?Elinspectorbajalosojos.—Tiene razón.—Los levanta,alzandomucho lascejas.Estáapuntode
sonreír—.Unavezfuiasucasa,peroustedyanovivíaallí.—No—ledigo—.Memudé.—Yalosé.Acasadesumadre.Medoycuentadequesonyavariascosaslasqueelinspectorcreesaber
sobremí.Ledigo:—¿Mehaestadoinvestigando,inspector?—No—dice—.¿Porqué?Soloqueríasabercómoleiba.Meobservaconelceñoarrugado.Tienelosojosclaros,hundidosbajolos
párpadoscaídos,tantoqueapenasseleven.
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—¿Nosvamos?—lepregunto,mirandoelreloj.—Termíneseelcafé.Meconduceensucochepor lacarreteradecircunvalación.Antes,dice,
tienequedetenerseunmomentoenJefatura.Mehaceentrarenundespacho.Unchicojovenysonriente,conloscabellosrizados,meindicaunasilla.
—Siéntese.Noquierosentarme.Alospocosminutosregresaelinspector.—Vámonos—dice.Atravesamoslaciudad.Esdenoche.Enelcochehueleaambientador,a
vainilla. No llega a ser agradable. Hace calor. Tras dejar la autopista,llegamosalafábrica.Ledigodóndetienequepararse.
Nodetieneelmotor.—¿Desdecuándotrabajaaquí?—mepregunta.—Desdehaceunosaños.—¿Noleimporta?—¿Elqué?—Trabajarcomomujerdelalimpieza.Lemiroconfrialdad.—Tengoquetrabajar.Élguardasilencioymeobserva.Noleveolosojosenlaoscuridad.—Tenía que asegurarme de que estaba bien —dice, encendiendo un
cigarrillo.—Loestoy.—Esoparece.—¿Puedoirmeya?Meofreceelpaquete.—Quédeselo.Le miro a los ojos. Después me vuelvo, incómoda, a contemplar el
exterior.Trasunapausa,diceél:—Esmuytristeloqueleestápasandoaestepaís.Sonrío.Talvezseasincero,despuésdetodo.
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Vamoscorriendoporlacalle.Alfinaldeesacalleestáelcampo,ymásallá, la frontera. Pretendo llegar hasta allí. Hay un puesto de defensaantiaérea,hayvehículosblindadosportodaspartes.TirodeHeidi,queavanzamásdespacioqueyo.Sucaraeslaimagendelterror.Haceratoquenodejade llorar.La cojo enbrazos, a pesar dequeya tiene trece añosypesa casitantocomoyo.Nosésiseráverdad,peroheoídoquelosalrededoresestánsembradosdeminas.
Vi una mujer muerta con el hijo en brazos. De ella solo quedaban lasentrañas,ysuhijonoparabadellorar.UnparamilitarlorecogiódelsueloyseloentregóaalguiendelaCruzRoja.SelollevaronaCuidadosIntensivos.
Ledijeamimadre:—Noquierosaliralacalleconmihijayacabarasí.Mimadrelloró.Mesuplicó.—Quedaosaquí.Notelalleves,porDios.Osmataránalasdos.Hiceunhatoconnuestrascosas,ysalimoshacialafrontera.No fue difícil llegar. Solo tuvimos que seguir la larga cola de personas
queabandonabanelpaíscaminodelagranmadrepatria.Irhaciaelesteeraimposible. La Guardia Nacional tenía órdenes de limpiarlo de separatistas.Para ellos, nosotros también lo éramos. Todos los que vivíamos allí. Sededicabanaasesinar.
Nos detenemos a descansar. Hay tanta gente huyendo que me sientoconfiada.Medejocaerenelsuelojuntoalacarretera.Heidisesientajuntoamí. Descanso la cabeza en la suya unmomento. Nomucho. Creo que meduermo.Cuandoabrolosojos,Heidiyanoestá.
Me levanto y empiezo a gritar. Miro por todas partes. Corro por lacarretera gritando su nombre, adelantando a familias enteras quememiranconindiferencia.Retrocedoycorroensentidocontrario.Sigogritando.Heidi.Heidi.Meherotolavoz,peroaúnpuedogritar.Unsoldadodelafuerzadeinvasiónmedetieneymepreguntaquéhaocurrido.Ledigoquemihijasehaperdido.Hablaporradioconalguien.Vieneuncamión.Mesubenenélyme
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conducendevueltaalaciudad.Nomequieroir.Losgolpeo.Medejocaerenelcamiónylloro.Heidiestáahí,enalgúnlugar.Sola.Sinmí.
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Abro la nevera. Hay algo envuelto en papel de aluminio. Lo abro, norecuerdo haber guardado sobras de comida durante los últimos días. Es unpájaro.Elpájaroqueencontréenelbalcón.Estámuerto.Mehabíaolvidadocompletamentedequeestabaahí.Tienelosojoscerrados.Estáfrío.Rígido.Suenaelteléfono.EsHeidi.
—¡GraciasaDios!—exclamo.Nomesostengoenpie,medejocaerenelsofá.Lepreguntodóndeestá.
Ledigoqueestabamuertadepreocupación.EllamedicequeestánenPanóv.¿Quiénes?,lepreguntoyo.Nomecontesta,dicequenopuedenvolverporqueun camión del ejército ha tenido un accidente en la carretera entre ellos yaquí. Están bloqueados, pero están bien. Volverán dando un rodeo por lafrontera.
—¿Quédices?—ledigo—.¿Cómoqueunaccidente?Noheoídonadaen la televisión.Oigounpitidoyel eco lejanodeuna
sirena.—¡Noteoigo!—ledigo—.¡Gritamás!Ella tampocomeoyeamí.Creoentenderquesequedaráencasadelos
padresdeDenis.¿Denis?¿QuiénesDenis?Alparecer,Denisessunovio.—¿Tunovio?Secortalacomunicación.Eslaprimeravezquelaoigohablardeunnovio.Hacetiempoquenosé
loquepasaporsucabeza.Nomecuentanada.Apenasmehabla.Cuandoerapequeñahablabamucho.Aveces teníaque reprenderlaporquenohacía losdeberes.Suprofesoramellamóymepreguntó:
—¿TieneHeidialgúnproblemaencasa?—No,queyosepa.¿Quéquieredecir?Ellasiguiópreguntando:—Esustedseparada,¿verdad?Respondí:—Estoydivorciadadesupadre.Peromevolvíacasar.Laprofesoraesbozóunamueca.
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—Lahellamadoporquelaniñavamásretrasadaquelosdemás.—¿Yaquécreequeesdebido?—Nolosé.Nuncaprestaatención.Sedistraeconmuchafacilidadynose
concentra.¿Nosehadadocuenta?—Tienemuchaimaginación.Siempreestápensandoenalgo.Nolecuesta
nadaconcentrarsecuandoalgoleinteresa.Laprofesoramedirigióunamiradainquisitiva.Todavíamepreguntó:—¿PorquéHeidivienetandescuidadaalcolegio?—¿Descuidada?—Sí.Avecestraemanchasdeldíaanterior.Yamenudovieneconelpelo
trasquilado.—Nopuedoevitarqueseensucie.Esunaniñapequeña.—Peroustedessumadre.Unapersonamayor.Siguiómirándome.—No pretendo decirle lo que tiene que hacer, pero son cosas que
redundanensueducación.—Ya imagino que no pretende decirme lo que tengo que hacer —le
contesté—. Los trasquilones son algo que se escapa a mi control. Noacostumbroaseguiramihijaalcuartodebaño.
—¿Ah,no?Tienesolosieteaños.—Talveznolorecuerde,peroenelcatecismosedecíaquelossieteaños
era laedadde la razón.Laedadenque lospecadosy las faltasempiezanacontar.Ylalibertad.
—Nosoycatólica.Nosédequémehabla.Melevantédelasillayledije:—Intentaréquevengamenosdescuidada.Lo hice. Compré bálsamos para desenredar el cabello. Ropa nueva y
calzado.Cuandopodía,meponíaconellaaestudiar.Suenaelteléfono.Estavezesmicelular.EsZhrinovski.—¡Porfin!—ledigo.Dicequetieneloquelepedí.—¿Elarma?—Sí.Dicequeestatardepuededármelayenseñarmeadisparar.—¿Aúnlaquieres?—mepregunta.—Porsupuestoquesí.
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Nos veremos a las cuatro en las afueras de Polkrsbifskiy, cerca delaeropuerto.
Antesdecolgar,lepreguntoaZhrinovskiporPanóv.Quierosaberquéhapasadoallí.
—Nada—contestaél.Sospechoquemiente.—Dimelaverdad—leordeno—.Mihijaestáallí.—NopasanadaenPanóv—insisteél—.Deberíaspreocupartemásporti.Me siento en la cocina a trabajar con el pájaro.Lo saco de la nevera y
retiro el papel.Estáunpoco rígido,pero aún sepuede salvar.La cabeza lecuelga del cuerpo como si se hubiera desprendido de él. Me pongo losguantesypreparolosácidos.Registrolahoradesumuerteylomido.Hagouna incisión con el escalpelo en el pecho, por debajo del cuello, cortandolentamenteporelcentrohastalaparteposterior.Pelolapiel.Retirolacarneylagrasausandounacucharaafilada,conservandoloshuesosdelasalasylaspatas.Tratolapielconlosácidos.Sonproductosquímicosquehetraídodelafábrica.
Cuando se seca, paso un alambre grueso por las patas y las alas,asegurándomedevincularlasdondefaltan losmúsculos,y lasunoalcuerpodel animal.Coso la piel y alineo las plumas en su posición correcta.De locontrario,elresultadonopareceríanatural.
Dentrodeunosdías,encuantoseseque,veréloquehagoconél.
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Cuando llego a Polkrsbifskiy, Zhrinovski ya está allí. Viene vestido decivil.Pareceunmuchacho.Elflequillolecaesobrelafrentealbies.
—¿Porquéquieresaprenderadisparar?—mepregunta—.Elquetieneunarmaacabadisparándola.Matandoaalguien.
—¿Mataresdifícil?—lepreguntoyo.—No. Esmuy fácil—dice él—. Durante la guerra se trata siempre de
mataromorir.Todospreferimosmatar.Nosetratadealgoquehaces.Sinodealgoqueimpides.
Guardosilencio.Lomiro.—¿Hasmatadoamuchagente?Élrehúyemiexamen.—Nolosé.Nollevolacuentadeeso.PiensoenMogdovoi.Élsíquehamatadoamuchos,pienso.Seguro.—Vamos.Enséñameadisparar.Zhrinovski saca el arma que ha traído para mí. Es unaMakarov, dice,
antiguaperoeficaz.Lacojo.Pesamucho,másde loquemehabía figuradoporla televisiónyelcine.Dudoquepuedasujetarlayapretarelgatilloa lavez.
—Podrás—dice Zhrinovski—.Al principio te costará un poco, pero teacostumbrarás.Vamos—dice—.Aquídetráspodrástirarleaunasbotellas.
Vamosaundescampado.Estánublado, va a empezar a llover.Está tanoscuro que los aviones que despegan iluminan el descampado y a nosotrosdosconsusfocos.
—Tendrás que darte prisa —dice Zhrinovski—. Está a punto deanochecer.
Colocaunasbotellasyunas latassobreunmureteysealeja.Lesigo.Aunoscienmetrossedetiene.
Dice:—Desdeaquí.—¿Desde aquí?—Miro las botellas.Apenas las veo—.Está demasiado
lejos.
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—Necesitaspunteríaparadarenelblanco.—Miblanconovaaestartanlejos—ledigo.Zhrinovskisevuelvehaciamí.—¿Quétepropones,señora?—dice.Empuñoelarmaconlasdosmanos.Apunto.Presionoelgatillocondos
dedos. Disparo y acierto. Una de las botellas cae. Zhrinovski me miraasombrado.
Vuelvoadisparar.Aciertodenuevo.Zhrinovski se mueve excitado a mi alrededor, ríe como un chiquillo.
Colocamásbotellasenelmurete,vuelvoadisparar.Aciertodosvecesmás.Sonríeconsatisfacción,comosimidestreza fueseun logroquehubiera
que atribuirle a él. Está orgulloso demí. Enciende un cigarrillo y apoya laespaldacontra lapared,comoexhausto tras tantaexcitación.Yo también loestoy.
—Eressensacional—dice,sonriendo.Seacercaymebesaenlamejilla.Enciendeuncigarrilloparamí.Melo
poneenlaboca.Sonríotambién.
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Hacemuchofrío.Calientounpocolahabitacióndemimadreconayudadeunradiadoreléctricoqueenciendounahoraantesdequeseacueste,apagocuandosehadormidoyvuelvoaencenderunahoraantesdequesedespierte.
Encuantoamí,tengosuficienteconelcalordelacocina.Voyallíymesientoaleer.Leosobrelascondicionesdeltiempoduranteelúltimovuelodeldirigible.LeosobreelpasoporelAtlánticoNorte.Leosobreelavistamientode los primeros icebergs.El paisaje heladode las islas delmar deBarents.Lasexclamacionesdeadmiraciónde lospasajeros,envueltosensusabrigosde piel, mientras contemplan al otro lado del cristal de la gran góndolacolganteelmar.Laexpresiónasustadadeunajovenalveraparecerelsol.
No tengo más ganas de leer. El salón está frío, así que me pongo miabrigoy,encimadeél, eldemamá.Esdepiel,nunca lovendí.Ni siquieraPetra me lo va a arrebatar. Huele a ella, a mamá. Al mismo perfume queusabacuandoPetrayyoéramospequeñas.
Me adormezco.Sueño con la casa.Es estamisma casa, la demi niñez.Petra y yo estamos durmiendo, oímos gritos en el salón, nos levantamos yvamosaespiar.Nosescondemos tras lapuertaentreabiertaynosquedamosallí. Papá está sentado en su sillón. Ha debido de volver de los juzgados,dondehapasadodosdíasydosnoches.Parececansado.Enfadado.Mamáleestágritando.Petraseponealloraryregresaasuhabitación.Yosigoallí.
—No me toques —le dice mi madre a mi padre—. No quiero que teacerquesamí.
Mipadredice:—Notepermitoquemehablesasí.Luegojadeos,toses,pasosrápidosporlahabitación.Oigoungolpesecoy
luegoalgomuypesadoalcaer.Entroenelsalón.Mipadreestátendidoenelsuelo.Desucabezabrotaunchorrodesangre,sehaformadouncharcoenelparquet.Mimadresueltaelcenicerodemármolqueaúnsosteníaenlamanoyempiezaagritar.Searrodillajuntoamipadreylosacude.
Recojoelceniceroysalgodelsalón.Corroporlacasasinsaberbienporquélohago.Lavoelceniceroenlacocina.Regresojuntoamimadreconel
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ceniceroaúnenlamano.Pesamucho.Petraacudealoírlosgritosdemamá.Dice,mirándome:—¡Lohasmatado!Mimadrelacogeylasdosseabrazan.Petrasiguegritando:—¡Lohasmatado!¡Lohasmatado!Llegalapolicía.Sellevanamamá.
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El restaurantedondeLouismeha traídoesmuymodesto,peroLouissecomporta con mucha amabilidad. Cuando éramos adolescentes eraprácticamenteundelincuentejuvenil.Ahoramesirveelvino.Medejahablar.Sonríetodoeltiempoyesconscientedeladistanciaculturalquenossepara,inclusomoral.Élesunexdrogadicto.Antesdelaguerrateníaunaempresadetransportes y lo perdió todo a causa de su adicción. También fue militar.Ahoraconduceuncamión.Noelsuyo.
Me ha contado todo esto sin un atisbo de pudor.Casi orgulloso.Comosintiéndose el protagonista de una película de acción de hace veinte años.Louis el Bárbaro. Louis el Proscrito. El personaje curtido por la vida. Lepreguntosi,conlaguerra,nopensóenregresaralejército.
—Nihablar—diceél.Lecambiaelsemblante.Seechahaciaatrásenelasientoymemiracon
distancia.—Nosabescómoesaquello.Meenseñauntatuajebajolamangadeljersey.Unacobraalrededordesu
bíceps.—¿Dóndecreesquemeenganché?—dicedespués,conunpuntoamargo
enlavoz—.Además,habríatenidoqueunirmealamilicia.O,peoraún,alafuerzadecolaboración.
Seincorpora,seacodaenlamesafrenteamí,sonríe.—Ahoratetocaati.Lecuentoalgunascosas.Louisatiende.Cuandohabladesuvidanome
mira,miraalinfinitoconamargura,perocuandolehablodelamía,memiraconfijeza,directamentealosojos,conarrogancia,comounactor.Séquenome escucha. Únicamente me mira hablar. Cuando éramos adolescentestambiénlohacía.Yobajabalosojos,metapabalabocaparasonreír.
—¿QuéfuedeHanna?—lepregunto.Observo su reacción.Él rehúyemi examen y se frota la nariz.Después
suspirayenarcalascejas.Vuelveallevarsusillahaciaatrás.—Hanna.Madremía.
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—Sí.Hanna.Eramiamiga,¿lorecuerdas?Tunovia.Élsonríeconironía,mientrasexploraellocaldetrásdemí.—Hapasadounaeternidad.—Volvisteisasernovios,¿aquesí?—lepregunto—.Cuandoacabamos
elcolegio.Cuandoyomefui.Éldice:—Sí.—Haceunamueca.Sacudelacabeza—.Peronofuncionó.Erauna
chicamuyrara.—Siemprepenséqueoscasaríais—ledigoaLouis.Doyunsorboamicafé.Miroelreloj.Semehacetardeymeempiezoa
aburrir.Élvuelveaacodarseenlamesa,seaproximaamí.—¿Tienesprisa?—mepregunta,sonriendodeunmodoseductor.—Mimadremeespera.—Queespere—diceél.Observo sus ojos porfiados sobre mí. Me divierte su nerviosismo, esta
inversióndepapelesquesehaproducidoconeltiempo.—Nopuedeser—contesto.—Megustaríaenseñartemipiso.Yaqueestamosaquí.Séquelegustaría.Séquelegustaríaoírmedecirquesí.Amítambién.—Losiento—digo,encambio—.Metengoqueir.Devuelta,conducelamotoatodavelocidad.Sientovértigo,peronodigo
nada, solome pego cuanto puedo a él. Cuando llegamos, estoy temblando.Louismequitaelcasco,metocaelpeloymeacompañahastaelportal.Medetengoenlapuerta.Élapoyaunamanoporencimademicabezaenlapared.Seacercaamí.Acercasuscaderasalasmías.Mevuelvoparabuscarlallave,abrolapuertaylacierrodespaciodetrásdemí.
Le miro a través del cristal. Aún permanece un rato allí, con la manoapoyadaenelmismositio,mirandocómomealejoatravésdelcristal.
Lacasaestáaoscuras,mimadrecontinúasentadaenelsofá.Enciendolaluzy la llevoasuhabitación.Ladesnudo, lepongoelcamisón,calientounpoco de sopa y se la doy.Le limpio con una servilleta las comisuras de laboca.
Llevolabandejaalacocina.Enciendoeltelevisor.Mequitolasbotasydescansolaspiernassobreelbordedelamesa.Meduermo.
Me despierto atontada unos minutos después. Aún sigue encendido eltelevisor.Me incorporoparaapagarlocuandoalguien semeabalanzadesdeatrás.Intentozafarme.Caemosambossobrelamesadecristal,queserompe
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con estruendo.Entonces lo veo.Me cogepor las piernas yme arrastra.Yogrito,meresisto,élmedaunapatadaenlacara.Meabrelaspiernasysaltaencima demí.Veo el asa demi bolso asomando por encima del brazo delsofá.Tirodeél.Encuentroelarma.Lasacoyloapuntoalacara.Élseapartajadeando,veolalanadelpasamontañassubiendoybajandoalaalturadesunariz.Quieroquitárselo,peronomepuedomover.
Se levanta mientras lo encañono. Camina hacia atrás por el salón. Sedetieneuninstanteenlapuerta,yluegoseva.
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LlamoalnúmerodeLouis.Lalíneadaeltonodeavisoyalcuartopitidosaltaelbuzóndevoz.Digoasucontestador:«¿Porqué?».
Cierro el albornoz yme quito la toalla. Recojo del suelo el bolso y lapistola. Me duele la espalda, el pómulo derecho me sangra, y la nariz. Elsalónestállenodecristales.
Apenas he acabado de retirarlos todos cuando suena el timbre. Cojo elarmaotravez.Meacercoconellaalapuertayescucho.
—Soyyo,hija—diceunavozdemujer.Miroporlamirilla.EslaseñoraChejof.Guardoelarmaenmialbornozy
abro la puerta. La señora Chejof está parada en el umbral. A su lado estátambiéneseinspector.Mecierroelalbornoz.
—¿Sí?—preguntoalaanciana.Elinspectordaunpasoalfrente.—¿Seencuentrabien?Miraporencimademíhaciael interior.LaseñoraChejofnoaguardaa
quelainviteaentrar.—¿Dóndeestá?—pregunta.Lasigoindignada.—¿Dóndeestáquién?Elinspectorentraenelsalóndetrásdemí.—¿Sepuedesaberquéquieren?—lepreguntodemalhumor.Diceconairetranquilo:—Suvecinanosavisó.Oyógolpesygritoshaceunahora.—Nosédequémehabla.La señora Chejof entra en la cocina y vuelve a salir. Se dirige al
dormitoriodemamá.Lecierroelpaso.—Bastaya—ledigo—.¿Québusca?—Túsabesmuybienloquebusco—diceella.—No.Nolosé.—¿DóndeestámiAutiel?—¿Cómoquierequeyolosepa?
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Laancianaforcejeaconmigoparapoderpasar,meempuja.Elinspectorlasujetaytratadequesesienteenelsofá.Casitienequedarleunempujón.LaseñoraChejofcaepesadamenteenélyseechaallorar.
—¿Por qué lo escondes, perra? —dice, ocultando el rostro entre lasmanos.
Elinspectormeobserva.Yolemiroaél.LedigoqueiréaprepararunainfusiónparalaseñoraChejof,queharétambiéncafé.Enlacocina,calientoaguaypongolacafeteraenelfogón.LaseñoraChejofsiguellorando,laoigo.Elinspectorentraenlacocinaymeinterrogaconlamirada.
—Estáhistérica—ledigo,poniendounabolsitadetilaenuntazón—.Lepasaamenudo.
—¿QuiénesAutiel?—Suhijo.Murióenelbombardeodelaeropuerto.Trabajabaallí.Saco dos tazasmás del armario.Le pregunto al inspector si va a tomar
café.Nomecontesta.Mequedomirándolo,esperandosurespuesta.—¿Quéhaocurridoaquíestanoche?—mepreguntaél.—Nohaocurridonada.—Suvecinaoyógritos,golpes,cosascayendo.—Esunaanciana.Yestáperturbada.—¿Quélehapasadoenlacara?—mepreguntaél.Mellevolamanoalpómulo.Conlaotramecierroelalbornoz.—Mehecaído.—¿Dónde?—diceél—.¿Aquí?¿Poresoestánrotoslosmuebles?—Noestánrotos.—¿Porquélosharecogido?Nosehacaído,¿verdad?—No.—Le doy la espalda—. Aquí no. Fue en el trabajo.—Saco una
bandejaypongoenellalastazas.Retirolacafeteradelfogón.—Nomemienta.Mevuelvohaciaél.—Leestoydiciendolaverdad.Pongo la cafetera en la bandeja, la leche y el azúcar, yme dispongo a
salir.Elinspectorcierralapuerta.—Meacuerdomuybiendesudirección—dice,cuadradofrenteaella—.
Cuando oí el aviso de su vecina por la radio de la comisaría, les dije quevendríayopersonalmente.
Lomirosincontestar.—Eslamismacasa—diceelinspector—.Entoncesyonoerainspector,
noeramásqueunagente,unmocoso.Yusted,unaniña.
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—Noséaquéserefiere.Elinspectorsonríe.Setratamásbiendeunamueca.—Lo sabe muy bien. Fue hace veintidós años. Pasó un año en un
correccional.Lomiroconimpaciencia.Digo:—Noséloqueestaráhaciendoesamujer,inspector,déjemesalir.Esuna
ancianamuynerviosa.—Despuésse fuealoeste—continúael inspector—.Secasó.Tuvouna
hija. Se volvió a casar y su marido murió. Entonces vino a cuidar de sumadre.
Contengounamueca.Sonrío.—¿Estáobsesionadoconmigo,inspector?Élsonríetambién.—Hablóentonces—dice—.Nohayningunarazónparaquecalleahora.Dejo la bandeja en la encimera e intento abofetearlo. Él me sujeta las
muñecas.Noopongoningunaresistencia.Mesuelta.Abrolapuerta,recojolabandejaylallevoalcomedor.
—¿Porquénoviene?—se lamenta lavieja—.¿Porquénovuelvea sucasa?
Mesientoasulado.Letomolamano.Elinspectorpermanecedepiefrentealasdos.—TendráquevenirconmigoaJefatura—dice.Loignoro.—Vamos, Inna, no llore —le digo a la señora Chejof—. Tómese la
infusión.—Cojasuabrigo—insisteelinspector.Digosinmirarle:—Irémañana.Nopuedodejarsolaaestamujer.¿Esquenolove?El rostrodel inspector seablanda.Memiraa losojos tan fijamenteque
measusta.—Estábien—dicealfin—.Tengacuidado.Semarcha.SueltoalaseñoraChejof,melevantodelsofá.—Váyase a su casa, Inna —le digo, alzando la voz—. Autiel ya no
volverá.Laayudoaponerseenpie.Ellasetambalea.Porunmomento,piensoque
sevaadesplomar.Siguellorandoquedamentehastalapuerta.—Vamos,márcheseya.Quieroirmeadormir.
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Deprontodejadellorar.—¿Cuándoseráelentierrodetumadre?—mepregunta.Lamirohorrorizada.—Nodigabarbaridades.Vamos,váyase.
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Marcoelnúmerootravez.—¿Sí?Tienelavozpastosa.Estabadormido.—¿Razha?—pregunta—.¿Erestú?—¿Tehagustado?—lepreguntoconrencor—.¿Tehagustadoono?Leoigobostezar.—¿Qué?¿Quéhoraes?—Oigocómoseincorpora—.Joder,sonmásde
lasdos.Razha,¿estásbien?—¿Quesiestoybien?Nolosé.Meacabandeviolar.¿Quédiríastú?Louisnocontesta.Trasunapausa,dice:—¿Hasllamadoalapolicía?—Nohahechofalta.Lapolicíayahaestadoaquí.—Notemuevas—dice—.Voyahoramismoparaallá.—Usatullave—ledigocontodoelodioquesoycapazdeexpresar.Me acuesto con el arma. Miro el reloj. Son las dos y media de la
madrugada.Cierro losojose intentodormir.Cuando losabro,el relojde lamesillayamarcalastres.Buscoelarmaylaaprietocontramí.Meincorporo.Tengoelalbornozenredadoalrededordelospies.Intentodesembarazarmedeél,peroestoymuycansadaymevuelvoadormir.
Ruidos en el salón. Empuño el arma,memuevo en la cama para salir,peromispiescontinúanatrapadosenelalbornoz.Estoydesnuda.
—¿Cómohasentrado?—lepregunto.—Lapuertaestabaabierta—diceLouis.—No.Noesverdad.Apartalassábanas.Sequitaeljersey,elpantalón,elslip.Seacuestaami
lado. Está frío, sus piernas, sus brazos. Me quita el albornoz, oigo surespiraciónsuaveenminuca.Aprietoelarmacontramí.Élrozamispechos,aparta mis muslos, introduce una pierna entre ellos. Baja la mano por mi
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vientre,escarbaenmivello,metelosdedosylosvuelveasacar.Empujosucabeza por mi estómago y la dejo allí. Un instante después me sacude unestertor.
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VII
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En la tele seveunpuestodedefensaantiaérea,vehículosblindados.Sevensoldadossembrandodeminaselsueloalrededordeunagranja.Seveuncampo de refugiados. El envío de tropas a la frontera se realiza conregularidaddesdeayer,diceunlocutor.Losavionessobrevuelanlasciudadesal este. En Slavensk, los tanques se han apostado en la frontera. EnYenalchevsk, cerca de Gorensk, el ejército ha tomado la comisaría y havolado la estación de ferrocarril. El ruido de las explosiones inunda elcomedor. «No existen tropas de autodefensa—dice el locutor—, la ciudadestá completamente rodeadapor las tropasdel régimen criminal».Dicequecada noche disparan al aire para intimidar a la gente, que están listos paraatacar.
NodicenadasobrePanóv.
MarcoelnúmeroqueHeidimedio.Nadiecontesta.MarcoelnúmerodeZhrinovski.Saltaelcontestador.Digoalteléfono:—Necesitohablarcontigo.Aguardouninstante,comosiélmefueraacontestar.Yluegocuelgo.
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Elserviciodeautobúsestácortado.Hansonadolasalarmas,haysoldadosportodaspartes.Redirigeneltráficoynosseñalanpordóndetenemosqueir.NohaytransportepúblicohastaYensen,tengoqueirapie.Llegoconveinteminutosderetraso.Cuandoterminodecambiarme,Patelmellamaymehaceseguirlaasudespacho.Mepideunaexplicación.
—EstánbombardeandoSlavensk,lohandichoenlatelevisión.—Yesoqué—contestaella.Lamiroconperplejidad.—Han interrumpido el servicio de autobús —le digo—. Estamos en
guerra.Patelempujael respaldodesusillahaciaatrás.Mecontemplasonriente
desdeallí.Dice:—Lapróximaveztevasalacalle.Nocontesto.Ellasebalanceaadelanteyatrás.—Detodasformas,estetrabajonoesparati.Túnecesitasotracosa.—Nonecesitootracosa—digoyo—.Necesitoesto.—Eresdemasiadomayor.Necesitochicasmásjóvenesaquí,notú.—Túnomepuedesechar.—No.Peromeencargarédequeteechen,zorra.Lamiroconasombro.Podríadenunciarlaporhablarmeasí,perodequé
serviría. Si al oeste se han reanudado los ataques, pronto lo harán aquítambién.Quiénsabecuántotiempopermanecerálafábricaenpie.
—Yaloveremos—ledigo.—Saldemivista—dicePatel.Paso lanochependientedemicelular.Mefumouncigarrillosolaenel
chiscón. No he visto a Gleb en toda la noche, quizás no haya venido atrabajar.Cuandosalgo,unadelaschicasmeestáesperando.Mepreguntasiesverdadloquehaoído.
—¿Quéhasoído?—Quevendesmierda.
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—¿Quiéntehadichoeso?—Nolosé.Loheoídoporahí.—Creí que nadie conocía este escondite —le digo—. Vamos, vete de
aquí.—Lanecesito—diceella—.Mihermanaestáenferma.Yyoestoyharta
detodo,nopuedomás.Además,telapuedopagar.—Aquínopiensovender.—Pueserestonta—mecontesta—.Nosoloyotecompraría.Quizás tenga razón, pienso. Y si, al fin y al cabo, esta cuadra va a
desaparecerundíauotro,quérazónhayparapreocuparse.Ledigoqueletraeréunpocoaldíasiguiente.—Notraigasunpoco—diceella—.Traemás.Harásnegocio.Lachicasemarcha.Aplastoelcigarrillocontraelsueloyrecojolacolilla
paradepositarlaenmicubo.Entoncesoigocómoseabrelapuertatrasdemí.EsGleb.—¡Gleb!—ledigo—.Pensabaquenohabíasvenidohoy.Glebentraenelcuartoysesientaenunpilarrotofrenteamí.—Asíqueesverdad.—Sonríe.—Elqué.—Quevendescosto.Lemirosincontestar.—Nosédequémehablas—digo,disponiéndomeasalir.Élseinterponeentrelapuertayyo.Deunapatada,lacierra.—Noseasambiciosa—dice—.Yohecompartidocontigoelnegociode
aquí.—Yyo,lasganancias.Intentopasar.Glebmesujetaporelbrazo.—¿Teinteresaseguirtrabajandoenlafábricaono?Sueltomibrazodeuntirón.—Métetetutrabajoporelculo—ledigo.Abro la puerta. Gleb me agarra por el hombro y me derriba. Desde el
suelo, veo entrar aPatel.Sequedamirándonos a losdos.MientrasGleb seadelantaysaledelchiscón,ellavuelvelacabezaparaverlomarchar.Luegomeechaunaojeada.
—Nocreasquenopiensoinformar—diceconrabia.Me levanto, sacudo mis ropas, empujo mi carrito hacia la planta de
embalaje.
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Termino mi turno. Un rato antes de marcharme suena mi celular. EsZhrinovski.
Dice:—Yanoesseguroquemellamesaquí.Ledigoquenecesitomásmercancíaparavender.—Notengonada—diceél—.Apartirdeahoranohabrámás.LepreguntoporSlavensk.Quierosaberquépasaallí.—¿Quécreestúquepasa?—mecontestaconmordacidad.Sientomiedo.—¿Llegaránaquí?—Sí.—¿Cuándo?—Puedesestartranquilaundíaodos.Guardosilencio.LedigoquemihijaestáenPanóv.—Panóvestálejos—diceél—.Estámejorallí.—Necesitodineroparairarecogerla.Nomequedanadaquevender.—Yatehedichoquenotengomás.—Notecreo.Suspira.Trasunapausa,agrega:—Estábien.Tellevaréalgomañanaalsitiohabitual.—No.Estanoche.Tráemeloaquí.Alahoradesalida,Zhrinovskimeestáesperandoenelaparcamiento.Ha
venidoenelcamióndelejército,solo,sinMogdovoi.—¿Hastraídoeldinero?—mepregunta.—Claroqueno.¿Nocreerásquelollevoconmigoatodaspartes?Memirasopesándolo.—Estábien—dice—.Vamos,sube.Tellevoacasa.Dentrohacecalor.Medaelpaquete.Esmásgrandequeotrasveces.Al
llegaramicasasequedaesperandoenelcamión.—Tráelo—dice—.Teesperoaquí.—Elqué.—Eldinero.Ganotiempo.Enciendouncigarrillo.Noséquédecir.Alfindigo:—Noseasestúpido.Nologuardoencasa.Antesdeponerseenmarcha,Zhrinovskimemiracondesconfianzadesde
laoscuridad.—Sonmuchosfavores,señora—dice—.Noabusesdemí.
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AlamañanasiguientellamoaPanóv.Mecontestaunavozdemujer:—ComisaríadePanóv.Dígame.Miroelnúmeroescritoenelpapel.Digo:—¿Esel6663482?—Sí—respondelamujer—.¿Conquiénquierehablar?—ConHeidi.—¿Conquién?LedigoquesoylamadredeHeidi,laamigadeDenis.Ledigoquehablé
con mi hija la semana pasada. Le explico lo del accidente y la carreteracortada,yquemihijamedijoquemientrastodosearreglasepermaneceríanallí.
—¿Aquí?¿Enlacomisaría?—¿Perdone?Sehaceunlargosilencio.Oigorespiraralamujer.—¿Quiénesusted?—mepregunta.—Ya se lo hedicho—contestodemal humor—.Quierohablar conmi
hija.—Aguardeunmomento,porfavor.Permanezcounratoalaespera.Noséquésignificatodoesto,niporqué
nomedicendóndeestámihija.Miroelpapelotravez,sonmisnúmeros.Losqueyoescribí.Loarrugoconimpaciencia.
Unavozdehombrecontestaalfin:—Señora,lehablaelagenteGurev.¿Haperdidoasuhija?Cuelgo.Solouninstantedespués,elteléfonovuelveasonar.—¿Señora?—dicelamismavoz—.Sehacortadolacomunicación.¿Ha
perdidoasuhija?—No—ledigo.—¿Seencuentrabien?No.Nomeencuentrobien.
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—Hedebidodemarcarmal—respondo—.Esoestodo.Elagentenoparecesatisfecho.Permanececallado.—¿Estáseguradequenonecesitaayuda?—dicealfin.—Sí.—Estábien—dicecontrariado—.Novuelvaallamaralapolicíasinose
tratadeunaemergenciadeverdad.Cuelgo.Voyalcuartodebaño.Meinclinosobreelinodoroyvomito.
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Louishavenidoabuscarmeal instituto.Es invierno.Enel camino,nosdetenemos en el parque. Nos sentamos en un banco y Louis me besa.Megustaquemebese.Yquemetoque.Enseguidaempiezaaanochecer.Nuestrobanco de siempre es invadido por una pandilla de chiquillos y vamos asentarnosalossoportalesdeledificioenconstrucción,alotroladodelsolar.Nohaynadaallí.Solohierrosretorcidosyhierbajos.Haytambiénuntresilloquealguienhatirado.Salevahodenuestrasbocas.Louissequitaelanorak,loextiendesobreeltresilloparaqueyomesienteenélycuandoestoyasuladome susurra al oído. Cada palabra suyame estremece. Es como si mecayeradentrodeél.Meacariciaelcuello.Casinopuedorespirar.
Unoshombressellevanamimadre.Petrallora.Yolesdigoqueno,quemellevenamí.Sí,dicePetra,llévensela.
Tengolasmanosmanchadasdesangre.UnpolicíamepreguntasiquierounaCoca-Cola,ledigoquesí.Melatrae.Mepreguntapormismanos,porelcolegio,quieresabersimegustaestudiar.Cuéntameloquelehascontadoalaagentehaceunrato,medice.Sí, ledigoyo.Se locuento.Hesidoyo, ledigo.Legolpeéconelcenicero.¿Porquélohiciste?,mepregunta.¿Tehizodaño?Lecuentolosucedido.Lehablodemismiedosnocturnos.Ledescribolahabitacióndelhotel.Lecuentoqueyosiempreenciendolateleymesientoenunasillalejosdelacama.Continúa,diceél.Élvieneymeobligaairconél.Nossentamosenlacama.Élmeabraza.¿Notegustaqueteabrace?,diceelpolicía.¿Teduele?Megustaquemeabrace.Megustatodoloquemehace,aunqueesonose lodigoalpolicía. Inclusocuandome toca.Hayun rótuloluminoso,ledigo,enlaventanadelhotel.Ahíponecómosellama.¿Yluegoqué?,preguntaelpolicía.Élsequitaelabrigo.Loextiendesobrelacamaysesienta juntoamí.Vemos la tele.La luzqueentrapor laventana iluminaelcuartodeverde.Escomounpozo.Escomosimecayeradentrodeél.
Mesacandelcolegioymellevanaesainstitución.Esunsitiomuygrandellenodemujeresyancianas.Apenashaychicasjóvenescomoyo.Unamujervieneavermecadanoche.Nopareceunareclusa.Dicequesihago todo lo
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queellamedicesaldrémuchoantesdeallí.Sedesnudaysemeteconmigoenlacama.Cogemimanoylallevadentrodesusbragas.
Vuelvoamipueblo.Heidivieneconmigo,porentoncesyahamuertoBer.HanbombardeadoSanPatricio,lohevistoenlatelevisión.Elhospitalestáenllamas.DejoaHeidienlacamaycorrohaciaallí.Hayuncuerpoquemadoenlaplaza.Esunniño.Sigocorriendo.Rescatoamamádelasllamasyregresoconellaacasa.Dondeestabaelcuerpoquemadohayahoraunamanchanadamás.
Lohagotodobien.Todosalebien.Mamáestábien.Heidiestábien.Yoestoybien.
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Preparo los paquetes. Hago solo unos pocos. Pongo el resto de lamercancíadentrodelbolso.
MepreparoparavolveraYensen.Meduelelacabeza,estoysudando,mepongoeltermómetrodemamá.Tengofiebre.Voyalcuartodebañoyorino.Haysangreenlataza.Enelarmarionohaycompresasnitampones.Arrancoun trozo de algodón y lo coloco en mis bragas. Me tomo un analgésicocaducadoyunOrfidaltambiéncaducadodemamá.
Nohaylíneadeautobús.Unsoldadomeindicaqueapartirdemañanatalveznopuedairmásatrabajar.
—¿Porqué?—lepregunto.—Poreltoquedequeda—diceél.Demodoqueyahaempezado.Medirijoalafábricaporlaavenidadecircunvalación.Loscochespasan
ami ladoa todavelocidad.Algunosllevanmaletas,semarchan.Al llegaraYensen,veogentehaciendocolafrentealalmacén.
Llegoconunahoraderetraso.Medesnudorápidamente,estoytemblando,lapieldemispechosestácasiazul.Mepongolabatadetrabajoyguardolospaquetesenelcarrito,debajodelosproductosdelimpieza.Dejoelrestoenelbolso.SalgoalpasilloevitandotropezarmeconPatel.
Pasounahorasola,fregandolossuelosdelaplantadeenvasado.Nomecruzoconnadie,sediríaquesoylaúnicaquehavenidoatrabajar.Alasonce,enlaescalera,meencuentroconlachicadeldíaanterior.
Medice:—¿Lohastraído?Contesto,mirandohaciaatrás:—¿NohavenidoPatel?—Yalocreo.Hapreguntadoporti.Tengomuchodinero,mira.Memuestralasmanosllenasdebilletes.Ledoyvariospaquetes.—Cuéntalo—medice.—No.Estábien.—Cuéntalo—insiste—.Quieromás.
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Locuento.Haydinerosuficienteparadospaquetesmás.Selosdoy.Otrachicasenosacerca.Sueltaelcarritoypregunta:
—¿Esloquecreo?Tambiénquiere.Prontoacudenlasdemás,todasquierencomprar.Alcabo
deunosminutostengomásdineroenlosbolsillosdelquehabíacalculadoquepodríasacar.Perosemeacabanlospaquetes,deboirapormás.
Lesdigo:—Esperadaquí.Voy a los vestuarios y cojo los dos paquetes grandes de mi bolso. No
tengoniideadecómolosvoyacortar.Mesientoenferma,lacabezamedavueltas.Me toco, estoy ardiendo. Dejo el carrito con las cosas junto a lastaquillas,cojoelbolsoyvoyafumaralchiscón.
PensabaquetalvezPatellohabríacerrado,peroaúnestáabierto.AcabodeencenderuncigarrillocuandoentraGleb.
—Yasabíaqueteencontraríaaquí—dice.Vienehaciamí.Mearrancaelcigarrillodelabocadeunbofetón.Sebaja
elpantalón.Ledigoqueestoyconlareglayseríedemí.Metiraalsuelo.Mepateaelestómago.Intentaquitarmeelbolsoylosujetofuertementecontramipecho.Vomitoensuspies.
—¡Putaasquerosa!—dice.Mevuelveapatear,estavezenlacabeza.Meregistralosbolsillosdela
bata.Coge todo el dineroquehay.Mequita el bolso.Cuando encuentra loquebusca,loarrojaencimademí.
—Novuelvasmásporaquíotemato—mediceantesdesalir.Cierrolosojos.Cuandorecobroelsentidoestoysolaenelchiscón.Sientosaborahierro
en laboca.Conmucho trabajo,me levanto, cruzoel cuartohasta lapuerta,queestácerradaconllave,forcejeo,lapuertaseabreyentraPatel.
—¡Joder!—dice,mirandoasualrededor.Vuelveaenfocarsumiradaenmí—.Nuncaheconocidoanadieaquienmegustaratantoecharapatadas.
Meagarraporelcuelloymegolpealacaraconelpuño.Alsegundogolpemehacecaer.
—Cogetuscosasylárgate.Permanezcoinmóvilconlosojoscerrados.Patelsaledelchiscón,laoigoalejarse.Levanto el brazo.Me duele terriblemente el costado.Busco a tientas el
bolso,quehevistocerca,enelsuelo,antesdecaer.Buscoenélmicelular.No veo, siento los ojos húmedos, quizá sanguinolentos. Cuando consigo
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enfocarlos,enlalistadellamadaslocalizoelnúmerodePaul.Nocontesta.EldeZhrinovski.Tampoco.SoloquedaeldeLouis.Llamo.
Contestaél:—¿Razha?
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Algoestáhaciendounaenfermeraenmicara.—¿Dóndeestoy?—lepregunto.—EnelhospitaldelaCruzRoja—diceella.Miroamialrededor.Lahabitaciónespequeña,estápintadadeazul.Hay
desconchonesenlapared,orificiosdebala.Estáoscuro.—¿Esdenoche?—lepregunto.—Cálmese—diceella.Meestáaplicandoalgofríoyblandoenlacara—.
Nodebehablar.Selesaltaránlospuntos.Measusto.—¿Puntos?—digo,llevándomeunamanoalrostro.Laenfermeramelaapartaconsuavidad.—No se toque —dice—. No es nada, un corte en el pómulo. No le
quedaráseñal.Levantoelbrazo,meduele.Memirolamuñeca,estáconectadaaunavía.
Sientounligeromalestar.Laenfermerasefija.Medice:—Nolepasanada,perohasidounabuenacaída.—Memiraderefilón—.
Silehasucedidoeneltrabajo,deberíadarparteenseguida.—Hasidoculpamía.Termina de manipularme la cara y deja una gasa manchada de sangre
sobrelabandejaquehayenlamesitaauxiliar.Dice:—Esunasuertequelahayantraídotanrápido.—¿Quiénmehatraído?—lepregunto.—Él.Señaladetrásdemí.SentadoenunsillónbajolaventanaestáLouis.Tienelacabezaapoyada
contraelcristal.Duerme.La enfermera sale de la habitación y el ruido de la puerta despierta a
Louis.Tieneunaspectodesaliñado,comosiacabaradesalirdelacamahace
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unrato.Seponeenpie.Cuandohaceamagodeacercarseamí,cierrolosojos.—¿Razha?—susurra.Meincorporoyapartolacaradeél.Élrodealacamaysesientaamilado.—¿Cómotesientes?—mepregunta.—Bien—respondo.Miraasualrededor.Suspira.—Tuvequetraerteaquí.Nosabíaquéhacer.¿Quéhapasado?Levantolacabezaydejoquemisojoslomirenderefilón.—Notuvemásremedioquellamarte—digoconfrialdad—.Mecaí.Élmesostienelamirada.—¿Hemosvenidoenmoto?—lepregunto.Louissonríe.—No.Miro sumano, apoyadaenel embozode la sábana, cercade lamía.La
toco.—Dime—lepregunto—.¿Nopuedeserdeotramanera?Éllaaparta,alguienhaentradoenlahabitación.EsPaul.Llevaunabataazul.Sunombreestábordadoenelbolsillo.Nosmiraun
instanteantesdehablar.—Hola,Razha—dice.—Hola,Paul—contestoyo.Louistomamimanoylaoprime.—Serámejor que yomevaya—dice,mirando aPaul.Vuelve el rostro
haciamí—.Adiós,Razha.Levantoapenaslosojos.—Adiós—contesto.Louiscruzaelcuartoysaledelahabitación.Paulsegiraparaverlosalir.
Cierralapuertaycaminasonrientehaciamí.—¿Eslaclasedetíoquetegusta,Razha?¿Unmatón?Le miro con perplejidad. Él me devuelve una mirada rencorosa, que
paulatinamentesevavolviendoinfantil.—Losiento—dicecon tristeza—.Noqueríadecir eso.Bueno—añade,
frotándoselasmanosconprofesionalidad—.¿Quéhasidoestavez?Apartolosojos.
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—La fábrica no es un lugar muy seguro—le digo—, está a punto devenirseabajo.Mecaí.
—Esoexplicaloshematomasdelaespalda,sí.¿Yloscortesenlacara?¿Teloshicistealafeitarte?
Vuelvolosojoshaciaél.Mepreguntoquéaspectotendré.Meencojodehombrosyledigo:
—Soyunmonstruo.—Lo eres. Desde luego que sí —dice él. Durante un segundo parece
reflexionar—.Siquieres,lapolicíapuedeestaraquíenunosminutos.—Cállate—ledigo.Apartolosojosdeél.Deprontomeacuerdodelbolso.Registroconuna
miradanerviosalahabitaciónhastaquedoyconél.EstácolgadoenlabutacadondeestabasentadoLouis.
LedigoaPaul:—Dameeso.Paulmiraelbolso.Cruzadespacio lahabitación.Cogeelbolsoyme lo
da.Loregistroconansiedad.—¿Quésucede?—mepregunta.Sonríoconresignación.—Nada.Extiendolamanohaciaél.Ledigo:—Venaquí.Memiracon reticencia.Seacercahasta lacabecerade lacama,perose
mantieneaciertadistanciademí.Apartolamano.Digo:—¿Hastomadoyaunadecisión?Élbajalosojos.—No—sedetiene.Haceunapausa.Dicealcabo,mirándomedenuevo
—:Mimadrequemótudinero.Contengounamuecadepesar.—Esaestúpida—contesto.Paulmemira.—¿Porquéteodiatanto?—mepregunta.—Nolosé.—Sonrío—.¿Porquénolaodioyo?Paulseacercaalacamaunpocomás.Sesientaamilado.Descuelgade
sucuelloelestetoscopioyseloajustaenlosoídos.—Incorpórate—dice—,voyaauscultarte.
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Obedezco.Mecuestaenderezarme,meduelenlascostillas.Ledigo:—¿Meherotoalgo?—No—dicePaul.Aplicaelfonendoamiesternón,porencimadelabata.Lodesplazapor
mipecho.Lemiro.Apartounpoco labata, sonriendoconmediacaranadamás.
—Siemprehassidounbuenchico—digo—.Noteparecesnadaaella.Levanto la mano derecha y la llevo a su cabello. Lo alboroto, como
cuandoerapequeño.Paulapartamimanoylaretiene.Laoprimedentrodesupuño.Melibero
deuntirón.—Mehacesdaño.—Tómateesto—diceél.Esunapastilla.Latragoconunpocodeaguaqueélmeda.—Iría contigo a cualquier parte —digo sin mirarlo—. Adonde fuese.
Sabesquehabloenserio.Paulselevantadelacamayretrocedeunpaso.Despuésdamediavueltay
saledelahabitación.Alascincomedespiertanlasalarmas.Porlaventana,haciaeloeste,hay
un ligero resplandor, deflagraciones dispersas que iluminan regularmente elhorizonte.Enelpasilloaumentaelruidodepisadas.Algunascarreras.Nadiehabla.Nadieentra.Cuandocesalaúltimaalarma,mevuelvoaadormecer.Yanoseoyenada,solounretumbarsordodeexplosionesaúnlejanas.
Algo me despierta. Abro los ojos, veo a Paul parado en la oscuridad.Viene hacia mí. Se sienta en la cama.Me incorporo y él me toma en susbrazosymeestrechacontrasí.Meabrazoaél.Recorrosucaracon lamía,desdequeeraunniñonolohabíavueltoahacer.Besosusojos,sunariz,suboca.Besosusmanos,respirosuolor.Hueleapolvosdetalco,aalcohol.Lacabezamedavueltas.Apartolassábanasyloatraigohaciamí.Estáardiendotambién.
—Tequiero—digo.Me duele tanto queme enferma.Me hace sentirmareo.Y un deseo de
morir.Permanecemosabrazadoshastaelamanecer.
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VIII
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Eltratadodelfinaldelaguerraprohibiólaconstruccióndedirigibles.Sinembargo, el 13 de octubre de 1928, elHindenburg cruzaAlemania y ponerumbo a las costas de América. Solo en una ocasión un dirigible habíaintentadocruzarelAtlántico.
Nolologró.
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TengounavisodeLouisenmicelular.Dice:Putamentirosa.Singolpesnoesigual,¿verdad?Retiro las manos del teléfono y voy a ver a mimadre. La tapo con la
mantaycruzoelcuartoapoyándomeenelbastón.Mepreparoalgodecomer.Enciendolatele.Enlapantalla,unlocutorde
rostro contorsionado por el frío emite un parte. Tras él, una plaza llena dehumo, polvo, disparos. Hay heridos. Hay contenedores calcinados y genteocultaentrelosrestosdeunedificio.
«En Panóv —dice el locutor— ha sido atacada la sede del gobiernomilitar».
Sientoquesemedetieneelcorazón.Escrutolosrostros.Labuscoentrelosedificios.Buscosucarainfantil,su
cuerpollenodevidaentrelascarasyloscuerposdelosheridosquemuestralatelevisión.Yenmediodelcaosreinantemepareceversupelo,suanorak.Mepareceverlamoviendolosbrazoshaciamí.
Heidi.
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Meto unas cuantas cosas en una bolsa de viaje y salgo de casa conprecipitación.Nisiquierahepensadocómovoyallegarhastaallí.
Cuandoalcanzolacalle,Louisestáparadoenelportal.Llevaelcascodelamotoenunamanoyenlaotraunasflores.Avanzohastalapuertayélsevuelve.Tienelacaraenrojecida,delabocalesaleunaespiraldevaho.
Abro.—Hola—dicesonriente.Metiendelasflores.Lasmiro.—¿Quéhacesaquí?—Hevenidoavercómoestás.Mecuestaungranesfuerzocontestar.—Estabaapuntodemarcharme—ledigo—.¿Porquénohasllamado?Élvacila.Miraalsuelo,seapartaelflequillo.—Heperdidomi teléfono—dice—.Debídeperderloanochedecamino
alhospital.Lecontemplosinexpresión.Trasuninstante,lepregunto:—¿Hasvenidoenlamoto?—Sí.Tomounadecisión.—LlévameaPanóv.—¿Qué?—NecesitoquemellevesaPanóv.—¿Panóv? —repite él—. Eso está a más de trescientos kilómetros de
aquí.Echoaandardelantedeél.Louismeretieneporelbrazo.—Espera—dice.Miralasfloresydespuésmemiraamí—.Vamos,dame
una oportunidad. Sé que no soy médico, pero eso no es todo, ¿no? Hacemuchoquenosconocemos.
Aguardouninstante.Élsiguemirándome.—Está bien—contesto.Mepongo los guantes—.Voy aPanóv. ¿Vas a
llevarme?
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Sonríe.Acercasucaraalamíacomosifueraabesarme,yomeaparto.—Ponteesto—diceél.Medasucasco.Élsacaunpasamontañasdelbolsilloyselocala.Veosus
ojosatravésdelosagujeros,observosureacción.Nohayninguna.Mesuboalamoto.Salimos.Es temprano, apenas hay tráfico. La carretera está helada y el hielo a
vecesnoshacederrapar.Medaigual.Hecalculadoque,aesavelocidad,entreshorasmásomenosestaremosenPanóv.Elúnicoproblemaesque,enlamoto, los seis grados de temperatura del exterior se transforman enmenosseis,yelaireenunvientoglacial.Conelcasco,elfríoestanintensoquemeduele.Sinél,nocreoqueLouisaguantehastaPanóv.
Labrumaseespesaaambos ladosde lacarretera.Másadelante,aunosdoscientosmetros,hayparadouncamiónmilitar.Louisreducelavelocidad.Nos paramos, pero el hielo hace que la moto derrape y Louis pierde elcontrol. Salgo despedida y aterrizo unosmetrosmás allá. El asfaltome hadesgarradolateladelpantalónymeduelelacadera.
Miro hacia atrás. No veo nada con el casco puesto y forcejeo paraquitármelo. Afuera hace un frío mortal, me falta la respiración. Algunossoldados seaproximan.Mueven losbrazosygritan.BuscoaLouis.Loveotiradoenelsueloalotroladodelarcén.
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Petraestásentadaenelbanquillodelpequeñotribunal.Elhombrequelehacepreguntaslaobligaamirarlo.Sinembargo,ellasevuelvetodoelratoamirar amamá.Mamá lamira a ella condureza. Petra se pone a llorar y elhombrepierdeunpocolapaciencia.Yaescasiunamujer,perosesorbelosmocos,serestriegalanariz.Tieneelpeloamarilloyelculogordo.
Elhombrevuelveapreguntarlequésucedió.Petra dice que nuestro padre y nuestramadre estaban discutiendo en el
comedor.Dicequenosotrasacudimosaver loquepasaba.Dicequeellanoqueríairyque,peseatodo,yolaobligué.Memira,ocultaelrostroentrelasmanos. El hombre le habla al juez que está sentado en el estrado y seaproximaaPetra.Ledicequenotienenadaquetemer,quedigalaverdad.
Petra dice que me vio coger el cenicero, dirigirme a nuestro padre ygolpearleenlacabezaconél.Dicequeseguígolpeándolohastaquemimadremeobligóaparar.
Mamá tiene losojoscerrados,ojeras,estádespeinada.Pareceunamujermayor.
Eljuezdictasentencia.Amímellevanaunainstitucióndondepermanezcounaño.
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Laiglesiaesmásquenadaunrecintoderruido,sinlaparteizquierdadelábside.Losretablosdeunodeloslateraleshansidotrasladadosallíparataparlaoquedad.Hacefrío.
Somosmuy pocos los que nos congregamos allí, cinco o seis personasapartedemí.Esdeesperarqueunhombrejoventuvieramásamigos.Novias.Hijos.Perono.
Apesardetodo,cuandoelféretrosecierra,sientoquealgoseselladentrodemí.
Acabada la homilía, salgo al exterior. No me paro a hablar con nadie.Avanzohastalamarquesinaymesientoaesperar.Talvezpaseunautobús,oalguiensepare.
Suenaunchasquidoylasfarolasdelacalleparpadean.Finalmente,soloseenciendeunadeellas,tanlejosdemíquenollegoaquedariluminadaporsuconodeluz.Hacefrío,semeduermenlospies.
Uncochepatrullasedetiene juntoamí.Ese inspectordepolicíabaja laventanillaymehabladesdeelinterior.
—Laheestadobuscando—dice—.Suba.Tengotantofríoqueobedezco.Mientrasrodeoelvehículopiensoenmi
aspecto.Hacedíasquenocomoniduermo.Nomehemaquillado.Llevo laropasucia.
Entroenelcocheycierrolapuertasinestruendo.Diceelinspector:—¿Eraamigosuyo?—Sí—contesto—.Delcolegio.Dejaescaparelaireporlanariz.Sacudelacabeza.—Es una pena. —Vuelve la mirada hacia mí—. ¿Se encuentra bien?
¿Sufrióustedalgúndañoenelaccidente?—No—ledigo—,estoybien.Solomedueleunpocolacabeza.Comosinomehubieraescuchado,elinspectorseapresuraapreguntar:—¿Adóndeiban?¿APanóv?Sientomiespaldatensasepararselevementedelasiento.Miroalinspector.
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—No.Élsacaunpaquetedetabacodelbolsilloymeloenseña.—¿Lemolestaelhumoparaeldolordecabeza?Nocontesto.Elinspectorhaceungestoafirmativoqueparecedirigirsea
símismo.Guardaelpaqueteenelbolsillo.Seendurecesuexpresión.—Sé que habló con la comisaría de Panóv. Reconocieron su voz.
Comprobaronqueeraelmismonúmerodeteléfono.Sigosindecirnada.—Mellamaron—dice—.Tambiénseacordabandemí.Mevuelvoairadahaciaél.—¿Porquénomedejaenpaz?¿Quéquieredemí,eh,inspector?—Quieroayudarla—diceconexpresiónapenada.Semeescapaunacarcajadaamarga.—No me haga reír, por favor. Ustedes no ayudan a nadie. Son todos
iguales,igualdeinútiles.Sacudelacabezaconpesar.—Reconozcoqueenaquellaocasiónnohicimosmuchoporusted.—Nohicieronnada—digoconodio.Memiraalosojosconlossuyoshechosdosrayas.—Todoestabapatasarriba.Amímemetieronenuncamiónmilitaryme
llevaronaloeste.Séqueustedlopasómal,quesuinfanciafuetrágica,yqueluegolodesuhija…
—¡Basta!—leinterrumpo—.Déjemeenpaz.Busco el tirador de la puerta y hago amago de salir. El inspector me
retiene.Cogemimanoylasujeta.—Soloquieroayudarla.Déjemeayudarla.Contengounanáusea.Miroa losojosdel inspector, semiocultosbajoel
pronunciadoarcociliar.—Inspector, aquello sucedió hace mucho tiempo.—Bajo la vista a mi
mano,atrapadaentrelasuya.Lasuelto—.Porfortuna,todoterminó.Elinspectormeexaminacomosicomprobaraquedigolaverdad.—¿Quépasóaquellanocheensucasa?—mepregunta—.¿Quiénerael
hombrequelaatacó?Rehúyosuexamenmirandoporlaventanillaalexterior.—Nosédequéhombremehabla.Nopasónada.—Sé que nome dice la verdad. Sé que le han hecho daño. Dígame la
verdad.Mevuelvoenelasientoparaquedardefrenteaél.
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—¿Quéquieredemí,inspector?¿Quierefollarme,eh?Medesabrochoel abrigo.Tirode la chaquetayde lablusayaparto las
trabillasdelsujetador.Elinspectormecontemplauninstante.Luegocierralosojos.Sevuelvehaciaelvolanteyenciendeelmotor.—Vístase—dice—.Lallevaréasucasa.
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Conunabrigoquenoesverdaderamenteelmío,sigoalsoldadoquellevanuestras cosas por la carretera del norte que va a Panóv hacia el puesto devigilancia. Allí las coloca en un vehículo militar al que me hace subir.Preguntoalconductorensu idiomaadóndevamos.Preguntoalsoldadoquesesientaamiderechaquévaapasarsimihijaregresayyonoestoyallí.Elsoldadoseretrepaenelasientomientrasabrelaventanilla.Legritaalgoalalarga fila de personas que avanza penosamente por la carretera delante delcamión, con suspertenenciasacuestas.Enciendeunpuroy lomasticamásque lo fumamientras el camión trenza su camino por entre medias de losotrosvehículosquesedirigenhacialafronterasiguiendoelconvoy.
—Aquínopodemoshacernadamás—diceelsoldado—.LallevamosalacomisaríadePanóv.
En el cruce con la autopista del este, una furgoneta que circula a granvelocidaddesobedeceelreténdesoldadosqueledaelaltoyvaadardellenocontraelcamióndondeviajamos.Chocamoscontraunatanquetaparadaenelarcén. Salgo despedida hacia la parte de atrás, en medio de una lluvia decristalesrotos.
Me rehago y bajo entre el gentío que comienza a reunirse. No me heherido, digo. Respondo a las preguntas de un oficial que me habla en undialecto cerrado. Encuentro el abrigo que me dieron y me lo echo por loshombros,hacefrío.Eloficialmetrasladaaotrovehículo,daelnombredelacomisaríadePanóvalconductor.Voyencogidaenunaesquinadelcamión,exhaustaytiritando,duranteelrestodelviaje.
Así que llegamos a la comisaría, una enfermera viene a verme. Quierecurarmelasheridas,ledigoqueestoybien.Medaunapastillaquemeobligaa tragar con un poco de agua en un vaso de papel. Pide algo al policía deuniforme que se sienta ante una mesa junto a la puerta de entrada y meentregadosimpresosdedenunciaydossobresabiertosquedeborellenar.
Mehaceseguirla.Porunapuertadecristalesmeriladoyhojasdevaivén,entro en un estrecho pasillo.Una puerta de color verdemedio borrado a la
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izquierdadelcorredormellevaaundespachopequeñoycaldeadoquehueleahumedad.Laenfermeramehacesentarymedejaallí.
Apoyolacabezaenlosbrazossobrelasuperficiedelamesayempiezoallorar.Heidiestásolaporahí.Solotienetreceaños,nuncahaidoaningunapartesinmí.Sipudieraconseguirquevolviesematándome,loharía.Ahora.Aquí.Lomerezco.Peronopuedomorir.
Un hombre que aparece por la puerta por donde hace un momento heentrado yo me observa en silencio. Es un hombre de estatura corriente,maduro,bienvestidoyderostroenjuto,conelarcociliartanpronunciadoquelosojosapenasseleven.
Meaproximoaélyledigo:—¿Dóndeestámihija?Élmeestrechalamano.—Aúnnolahemosencontrado—diceelinspector—.Peroloharemos,no
sepreocupe.—Echaunvistazoasualrededor—.Creoqueaquíestarábien.Mástardelallevaréasucasa.
Me aparto violentamente de él,me dirijo hacia lamesa y digomirandohaciaatrás:
—Nopiensoirmedeaquíhastaquevuelvamihija.Mesientoenlasilla.Elpolicía,serio,calla.Luegoseaproximaamí.—Demeeso—dice,extendiendolamanohacialosimpresos.Lemiroesperanzada.—Nolosherellenadoaún.—Yoloharé—diceél.Antemidesconcierto,añade—:Nomemireasí.
Losétododeusted.Mevuelvosobrelasillaparavercómoelpolicíasedirigealapuertayla
abre.Desdeallí,medice:—Nosepreocupe,aparecerá.Permanezcocontemplandolapuertahastamuchodespuésdequesehaya
cerradodeltodo.
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Escucholasexplosionesalotroladodelcentrocomercial.Retumbanloscristales de la casa, cae la pintura del techo sobre el edredón.Nadie puedeentrarosalirdelaciudad.
Nomemuevo.Elsolentraporlaventanaformandosobrelaalfombrauncuadriláterodeluz.AbroloscajonesdeHeidi.Registrosuscuadernos.Sacoropadesuarmario,melapongo,vagoporlacasaconellapuesta,vestidadeHeidi,capasycapasderopaquecuelgandemícomosudarios.
Busco labotelladeBerybebohastaqueanochece.El contenidodemiestómago se revela ascendiendo otra vez a mi garganta. Vomito. Mientrascalientoenlacocinaunpocodesopaparamamá,vuelvoavomitar.
Suenaeltimbredelapuerta.Mearrastrohastaella.EsPetra.Tieneelpeloamarillocompletamentepegadoalacabeza.Tieneojeras.Yeserictusdelasmujeresdesutierra.
Memiracomosisehallaraanteunaaparición.—¿Quéhaocurrido?—dice—.¿Estásborracha?—¿Quéhacesaquí?—lepregunto—.¿Quéquieres?Surostroseendurece.Dice:—Nosvamos.Aguardaqueyodigaalgo.—Hayun campo de refugiados enRostov—dice—.Todo elmundo se
marchaallí.—Muybien—contestoyo—.Buenviaje.Empujolapuerta,peroellalasujetaymehaceretroceder.—Estúpida—dice—.Venconnosotros.Lepregunto:—¿VatambiénPaul?—No—diceellacondesdén—.SehamarchadoaYanév.Lenecesitaban
enelhospital.Venga,vámonos.Rostislavespera.Sonríoalaquefuemihermana,segúnparece,algunavez.—Nopuedo—ledigo,echandounvistazohacia lahabitacióndemamá
—.Yalosabes.
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UnamuecadesdibujalabocadePetra.—Temerecestodoloquetepase—diceconodio.Damediavueltayseva.Vuelve a oírse una explosión. Con cada explosión vibra el suelo.
Atraviesoerráticamentelacasa,entroenelcuartodemamá.Mimadreduerme.Labeso.Mepongoelabrigoysalgodeallí.Corroalrefugiomáscercano.
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Las diez. Hace una hora que el toque de queda empezó. Mogdovoi yZhrinovskiestánesperándomeenelsitiohabitual.Zhrinovskiestádefrentealvehículoaparcadoalaentradadelcallejón,juntoalcineahoracerradoyconelcierremetálicoechado,mientrasechaunvistazoasuteléfono.Mogdovoi,conelcuerpoapoyadoenelmorrodelcamiónylospiescruzadosdelantedeél,seyergueydauncodazoasuamigomientrasseaproximaamí.PasodelargojuntoaélysigoaZhrinovskihastaelinteriordelcamión.
—Hastardadomucho,señora—dice—.¿Quéhapasado?Sonríoyotambién.—Quehevenidoandando.—¿Desdetucasa?—Yanohayserviciodeautobús.—Estásloca.Sihubieransonadolasalarmaspodríashabermuerto.Miroalfondodesusojos,ydigo,contodoelvalordelquesoycapaz:—Notengoeldinero.Surostroseendurece.Memirasinexpresión.—¿Qué?—Merobaronlamercancíaesanoche—digo.—¿Yloquehabíasvendidoya?—Logasté.Notengonada.Cuandocomprendealfinquenobromeo,Mogdovoientraenelcamión.
Adviertequealgopasaypregunta:—¿Quésucederahora,puta?Zhrinovskivuelvelacarahaciaél.—Notieneeldinero.LabocadeMogdovoisecontrae.Vaadeciralgoymiraasucompañero,
queaúnmeestámirandoamí.—Cállate—diceZhrinovski—.¿Quépiensashacer?—mepreguntaamí.Lemirocondecisión.—VoyairaPanóvabuscaramihija—digo—.Ytúmevasallevar.Losdoshombressemiranalavez.Zhrinovskidice:
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—SiestabaenPanóv,tuhijahamuertoya.—Mentira—ledigo.—Mátala—diceMogdovoi.Mevuelvo.—Túnovienes.Mogdovoiabre lapuertae intentaarrastrarme fueradelcamión.Deuna
patada me desembarazo de él. Saco el arma y disparo. Su cuerpo cae deespaldasfueradelcamión.
MevuelvoyencañonoaZhrinovski.—Arranca—ledigo.
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IX
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Un funcionario viene a verme con la última carta que le escribí a mimadre.Medice:
—Nopuedesdecirleestascosasatumadre.—¿Porqué?—Tumadrenoestábien.—Yalosé.Séquehasufridomuchoporloquemepasó.—No debes seguir mencionándole a tu padre. No debes seguir
mortificándolaconeso.—Mimadreodiabaamipadre.—No lo odiaba, sencillamente no está bien. Ya estaba desequilibrada
antesdequetodoocurriera.Peroesoloprecipitó.Miroalfuncionarioconunamuecareticente.—Ustednosabenada.—Siquieresayudarla,nolevuelvasahablardeél.—Esellaquienmehabla.Yoyahabríaolvidadoamipadredenoserpor
ella.Hacetiempoqueloolvidé.Elmismofuncionariovieneavermeunosmesesdespués.—¿Cómoestás?—mepregunta.—Estoybien.No es verdad. En este tiempo he adelgazado. No tener noticias de mi
madremehahechoperderelapetito,tampocotengoganasdeestarconnadie.Yanoescribocartasconasiduidad.Aunasí,intentoescribirleamamátodaslassemanas.Perodecadacincoodiezcartasque leescribo, solomedejanenviarledos.
—Tumadrenoquierevolverteaver—diceelfuncionario.Lemiroconincredulidad.—Noescierto.—Debes comprenderlo—insiste él—.No está bien.Van a trasladarla a
otrocentro.Cuando terminami condena y salgo de allí, voy a ver amamá.Nome
dejanhablarconella.Intentohablarcontodoelmundoperoesinútil,mamá
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no quiere verme a mí. Voy al oeste. Estudio. Me licencio y me pongo atrabajar.Conozcoaunhombreytengounahijaconél.Élseva.LaniñayyovivimossolashastaqueapareceBeryvieneavivirconnosotras.
Undomingodecadadosllamoamamá.Ledigoquelaquiero.Ellahaceunsilencioal teléfonoymedoycuentadequehapasadootravez.Algohasalidomal.
MuereBer.Mamáestá tanenfermaque tenemosquevenir avivir aquí.Empiezalaguerra.Mueremamá.
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El accidentedeldirigible se cobró treintay tresvidashumanas.Unodeloscamareros,trasrecibirlaavalanchadeaguaprocedentedelfuselaje,sevioimpulsadoal exterior cuando lanaveperdió alturay se escoró.Cayódesdetresmetros al suelo, pero nomurió. Pese al agua, sufrió quemaduras en elpelo y en la cara. En el pecho y en los brazos. El médico del pueblo leadministrómorfina,comoatodoslosdemás.
Nosintiódolor.Nosintiónadahastavariosdíasdespués.Fuecuandosedio cuenta de que, a pesar de estar vivo, no sentía que estuviese vivo.RecordabahabersentidomuchapenacuandovioalHindenburgarder.
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Dosdelamadrugada.Nohayluz.Dosveceshasonadoelavisodecesedealarma,perolasalarmasvolvíanasonar.
Las tres.Elbarriodormita.Oigocarrerasen lacalle,botasgolpeandolaaceraquesepierdenenlaoscuridad.
Metumbojuntoamimadre.Tomosumanoáspera,laacaricio,vuelvoelcuerpohaciaellaylaabrazo.Estádura,seca,áspera.Llenadecicatrices.
Cuatro de la madrugada. Sopla el viento a través de las ventanas sincristales. No queda nada de la botella de Ber. No queda café, ni nada decomer.Devezencuando,eltronarsecodelaartilleríalejana,comosientreellosyaquíestuvierancelebrandoalgunafiesta.Fuegosartificiales,cohetes.
Cinco de lamadrugada. Se ha ido la luz.En la escalera se oyen voces,taconeodezapatosyllamadas:«Zdes’,imennozdes’!».
Unfuertegolpe,lasparedessetambalean.Ungolpemásylapuertasaltadesuscuadernas.Unalinternameenfocasúbitamentedesdelaoscuridad.Metiroalsueloyreptohacialaventana,acuyospieshayaúnrestosdecristales.Medetectan.Laclaridaddelalinternailuminamipantalónymijersey.Meretrepo hacia la ventana. La linterna avanza rápidamente hacia mí. Unasmanosmesujetanymeagarranporel cuello.Mearrastranporelpeloa laotrahabitación.
Meviolan.Cuandohanterminadodehacerlo,algomegolpealacabeza.Lasientocaerpesadacontraelsuelo.Luego,algocalientechorreandopormifrente.Luego,saborahierro.
Otroshombres,o losmismos,mevuelvenaviolar.Cuandoacaban,unomegolpeaelestómagoyotromepateaelesternón.
Amiladocaeuncuerpo.Nopuedomoverme.Hagounesfuerzoyvuelvola cabeza para mirar. Reconozco el rostro de Zhrinovski. Tiene la bocadesmesuradamenteabierta.
Oigounavozdehombrequegrita en lahabitacióndemimadre.Esungritodehorror.Laspisadasseprecipitanhaciaallí.Después,todosregresanymepateanymeescupen,mientrasunodeellosvienearrastrandosucuerpo.
—¿Quéesesto,puta?¿Unamomia?
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Noquieromirar,peroellosmeobligan.Echansobremíelcuerpohuecoyvacíodemimadre,queyano reconozco,yyosientoelascosobreviniendopormiestómago.
Después,oloragasolina.Calor.Después,oscuridad.
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Abrolosojos,meciegalaclaridad.Noestoymuerta,estoyenunacama.No recuerdo por qué estoy aquí. Me llevo la mano a la cabeza, que estácubierta por una venda, e intento decir algo, hablar, quejarme. Estoy tancansadaquemevuelvoadormir.
Despierto, veo una habitación. Muebles viejos. Papel pintado en lasparedes, unas cortinas. Mis manos están cubiertas por vendas, mis dedosasomanporellas.Tengolasuñasnegras.
Alguien entra en la habitación. Me acuerdo de él, es ese hombre, elinspector.
—¿Dóndeestoy?—lepregunto.—Estáenmicasa.Nosepreocupe,estáustedasalvo.Memiralasmanos.Lascogeylasvuelveaponerbajolassábanas.Tengosueño.Duermoa intervalosyenunaocasión intentoponermeen
pie.Mecaigo.Advertidoporelruido,alguienentraenlahabitación.Esesehombre,elinspector.Merecogeymeacuestaotravez.
—Mimadre—ledigo—.Estabaenlacasa.—Tranquilícese—diceél—.En lacasanohabíanadiemásqueustedy
esechico,elsoldado,¿meoye?Nadiemás.—No,inspector,ledigoquemimadreestabaallí.—¡Míreme!Norepita jamásesa frasedelantedealguienquenoseayo,
Razha.Elinspectorsesientaamilado.—Su madre murió al comienzo de la guerra, durante el primer
bombardeo.Una de las bombas cayó en el hospital psiquiátrico donde ellaestabainterna.
Me despierto gritando. He soñado con mi hija. De repente lo recuerdotodo, la carretera, los soldados, Panóv. Siento una gran angustia, un deseoinsoportabledeestarmuerta.Gritohacialapuerta.Apareceelinspector.
—¿Dóndeestámihija?—Tienequedescansar—diceél.—¿Dóndeestámihija?Dígamelo.
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—¿Noseacuerda?—¿Dequémetengoqueacordar?—Vamos,duérmase.—No.Dígamedóndeestá.—Suhijadesapareció.Hacecuatroaños.Mepongoagritar.Nopuedoparardegritar.Unosbrazos.Unpinchazo.
Denuevolapazylaoscuridad.Cuandodespierto,esehombre,el inspector,estátendidoamilado.Megiroenlacamayloabrazo.
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Estoy sentada en un banco de la comisaría. Espero a Heidi. Llevoprácticamenteveinticuatrohorasaquí.
Desde la ventana, veo el exterior.Veo las calles vacías de la ciudad dePanóv,unaciudadendondenuncahabíaestado.Veolaslucesdelaautopistaalnorte,bordeandolasmontañas,máselevadasqueelrestodelaciudad.Loscoches avanzan muy despacio, entre los túneles y las curvas, todos en lamismadirección,desdeaquíparecequeestuvieranparados.La larga filadelos que abandonan el país a pie también sigue ahí. La gente camina muydespacio, entre los coches, en ocasiones adelantándolos, acarreando niños,ancianos, bultos, maletas con ruedas, empujando carritos de supermercado,bicicletas,pequeñostransportinesconsuspertenencias,formandoatascosquedificultaneltráficoendirecciónalafronteradelpaís.Heidiestáahí,enalgúnlugar.
Unamujer policía viene a verme a las diez.Me trae algo de comer, unsándwich.Noloquiero.Lepreguntosipuedoirconellos,con lossoldadosqueestánbuscandoamihija.Medicequeno,quenoesposible,quenohaynadiebuscandoamihijaenesemomento.
—Enseguidavendráalguienahablarconusted.Espero.Vieneunagenteuniformadoqueme traealgodebeber.Ledigoqueno
quiero. Le pregunto por mi hija. Me dice que enseguida vendrá alguien ahablarconmigoymediráloquehayquehacer.
Medianoche.Nohaycorriente.Enlavigaqueestáencimademíhumeaunalamparilladegas.Prontoempiezaaoírseelrumorlejanodelaartillería.Miroporlaventanaatravésdelcristal,quetiemblaconcadaexplosión,veoagentecorrersintonnisonporlacarretera.Veoloscochespararseenelarcén.
Bombas. Los muros se tambalean. Mis dedos tiemblan aferrándose almarcodeunapuerta.Variosagentesuniformados, lamujerpolicíadeantesincluida, atraviesanendesbandadaelhall.La intercepto, agarrándolapor elhombro.Ledigoquequierosalir.
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—Tal vez alguien haya recogido a mi hija —le digo—. Quizás ahoramismomeesténbuscando.Yodeberíaestarahífuera,conlossoldados,paraquemihijamepudierareconocer.
Laagentememiraconincredulidad.—Estánbombardeandoaseiskilómetrosdeaquí.Seva.Lascuatrodelamadrugada,lacomisaríadormita.Lasbombashandejado
decaer.Laagentevuelveapasaramilado.Melevanto.Legritoquequieroque encuentren a mi hija o que me dejen hacer algo. Me mira conconsternación,estáacostumbradaatratarcongentehistérica.
—Haymuertosahífuera—dice—.Suhijanoesahoranuestraprioridad.—¿No van a seguir buscando? —le pregunto—. ¿Es que no se dan
cuenta?Sisellevanamihijafueradelpaísnuncalaencontraré.—Tranquilícese—diceella.Sealejademíconincomodidad.Vuelvealpocoratoelinspector.Traemi
abrigo.Ledigo:—Nopiensoirmedeaquísinmihija.Entreélyotrosdosagentesmemetenenuncochecelular.Recorremosen
sentidocontrarioelcaminoqueduranteeldíahiceconHeidiapie.Alolejos,endireccióna laciudad,un resplandoranaranjado iluminaelcielo.Cuandollegamos, las primeras bombas empiezan a caer. El policía que conducedetieneelcoche,bajalaventanilla,seponeaotearelhorizonte.
—Esenelaeropuerto—dice.Abromi puerta y salgo corriendo en dirección al bosque. El policía no
intentaseguirme.
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Elvientosilbaa travésde lasventanas tapadasconcartón.Hacealetearlosjirones,losgolpeacontraelmarco.Pareceunmensajecifradoescritohaceunmillóndeaños.Meenvuelvoenunatoallayrecojodelsuelounpedazodelibrosinquemar.Lodepositoenlamesa.
El inspector me acaricia la espalda. Se vuelve hacia mí. Ha venidodirectamenteamicasadesdePanóv.
—¿Porquésigueviniendoaquí?—mepregunta—.Estacasaestáapuntodevenirseabajo,noessegura.
—Esmicasa.—Noloes.Ustednoperteneceaestelugar.Deberíavolverasucasa,ala
capital.—Estaesmicasa.Allínotengoanadie.—Aquítampoco.Meapartodeél.Contemplo la ruinaenquehaquedadoconvertidoeste
lugar.—Seequivoca.Elinspectorseacercaamí.—Noesella—ledigo—.NoesHeidi.—Síloes—dicetristementeél—.Aúnhabíarestosentrelospilotesdel
puente. Los otros cuerpos han sido identificados también. Hubo muchasmuertesduranteaquelprimerdíadeéxodomasivo.
Oigo esamonstruosidadmientrasmi cuerpo se rompe. El corazón. Losintestinos. Los huesos. Pronto no quedará nada dentro de mí. A partir deahoranoserénadaniestaréhechadeotracosaquenada.
Cuando el inspector se va, me tumbo en el jergón retorcido de mamá,cubiertatoscamenteconsumanta.Defueramellegansonidosbrumosos.Seoye el fuego antiaéreo en los suburbios. Más allá, en el aeropuerto, elmartilleodeuncañón.
Suena mi celular. Es un mensaje de Louis. No hay nada escrito en él.Ahora ya puedo pensar en su significado, puedo precisarlo. Muerte. Lopronuncioparaacostumbrarmeasusonido.
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Enalgúnlugar,alguientocandoelacordeónsedetiene.
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La última sirena dejó de sonar hace rato.No hay luz.Oigo ruido en lacalle, alguien vocifera.Nomemuevo.Nome asomo amirar.Me aferro alarmayvuelvoaacercarlaamicabeza.
De repente, lamaderade lapuertacruje trasdemí.Mevuelvo.Hayunhombreconelrostrocubiertoparadoenelumbral.Atraviesaelcuartoyvienehaciamí.MelevantolentamenteyvoyalahabitacióndeHeidi,dondenohaynadasinosuviejosomier.Metumboenél.
Hoynohaygolpes.Noseoyenadasalvosurespiración.Luegoelsonidodemisbragasaldesgarrarse.
Cincominutos después le oigo respirar de forma irregular.A través delpasamontañasveosusojos.Lascomisurasdelaboca.Levantosucuerpoyloapartodemí.Voyalcomedor.Cojoelarmayregresoconellaalahabitación.Apoyoelarmaensunucaydisparo.
Enlacalleempiezaaamanecer.
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Tirodelpasamontañas.Paultienelabocaentreabierta.Unhilodesangrecaeporella.Leacariciolacabeza.
Me asomo a la ventana. El cielo está azul. No hay ningún globosuspendidodeél.Nadaquehagapresagiarquehaysalvación.Alnorte,sobrelosedificios,dondenohaamanecidoaún,unagasademosquitossobrevuelala oscuridad. No confío en verlo nunca más, a pesar de que la vida seprolonga como una excrecencia purulenta y porfiada. En contra de todo lohumano.
Regreso al jergón y cojo el arma. Tiemblo.Voy a buscar un trapo a lacocina yme seco lasmanos con él.Cuando empuño el arma de nuevomecastañeteanlosdientes.Enlacocinaseestábien,permanezcoallíhastaqueentroencalor.
Entonces,antesdeiniciarelmovimiento,oigosuvozdetrásdemí.Esunavozdistinta.Peroalavezessuvoz:
—Mamá.
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CRISTINACERRADA(Madrid,1970).RealizóestudiosdeSociologíaenlaUniversidadComplutenseyen laUned,y,actualmente,esentreotrascosasprofesoradeescrituracreativaenlostalleresdeFuentetaja.
En2003LenguadeTrapopublicó suprimer librode relatos:Noctámbulos.Enlosdosúltimosaños,lajovenCristinaCerradahalogradoconsusrelatoselpremioCasadeAmérica(otorgadoporunjuradoenelqueestabanClaraSánchez,JorgeVolpiyHéctorAbadFaciolince),elpremioCajaMadrid(encuyo jurado se encontraban Soledad Puértolas, Julio Llamazares, JavierReverteyJuanManueldePrada)yelpremioNHalmejorcuento(conEspidoFreire,JoséMaríaGuelbenzuyGustavoMartínGarzoeneljurado).
Su estilo inconfundible la convierte en la cuentista más importante de lasúltimaspromocionesliterarias.
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