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EL EQUIPO

La Cuerda

En la época pionera del alpinismo, desde la primera escalada sobre roca, cuando aún no se usaban clavos, mosquetones o arneses, la cuerda de cáñamo retorcido era la única unión entre los escaladores, y la garantía de poder volver a tierra. Después del cáñamo vinieron otros materiales, como el perlón, el lilión y finalmente el nilón de las cuerdas modernas, en las filásticas internas y en el revestimiento.

Al igual que sucede con otros materiales del equipamiento, los fabricantes han dedicado gran atención al color, han creado una gama de tonalidades verdaderamente espectacular que se desvía de los habituales rojo o blanco de las cuerdas de alpinismo.

Sin embargo, como en los otros materiales ya citados, los compradores deben basarse más en los datos técnicos que en el aspecto. He aquí un pequeño resumen para la elección de una cuerda de calidad:

• homologación con las normas UIAA; • flexibilidad (que significa facilidad para realizar los nudos); • poco retorcimiento; • resistencia del revestimiento a la abrasión debida al rozamiento con la roca; • comportamiento dinámico a la rotura, pero con un escaso alargamiento por debajo de los 80 kg

(el peso al que se somete la cuerda durante el test que viene establecido por la UIAA: debe resistir un mínimo de cinco caídas, aunque las cuerdas que se venden re-sisten muchos más).

Hay cuerdas de 11 mm de diámetro; de 10,8; 10,5; 10,2; 10; 9,9; 9,5; 9; 8,8 mm; de 40 metros de largo, de 45, 50, 55, 60, así como en madejas de 150 metros. ¿Cuál elegir para la escalada deportiva? Si se usa una cuerda simple, es necesario una medida entre 11 y 10 mm; las de 10,2 y 10,5 son ideales por la

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relación peso/resistencia. También es posible combinar cuerdas de diámetro diverso, siempre y cuando -durante la bajada en rappel- se unan mediante un nudo correcto.

Por lo que se refiere al largo, en escalada deportiva se usan cuerdas entre 50 y 60 metros; las más largas son adecuadas en monotiradas y no hay que caminar demasiado rato con la mochila. Por lo general, las cuerdas de 50 metros son la ideales.

Es preciso hablar ahora de la conservación: la cuerda es uno de los útiles de alpinismo más delicados. Es necesario mantenerla seca y, en caso de que se moje, dejarla secar en un lugar bien aireado y a la sombra. Cuando no se usa, debe conservarse en un sitio oscuro y fresco, con la humedad imprescindible y lejos de cualquier fuente de calor. Una buena cuerda es un objeto vivo y dinámico; aunque no se use con frecuencia, puede encogerse hasta un 10 % en un año. Si se usa cada semana, habrá que cambiarla a menudo, como máximo cada 12/14 meses.

Consejos: Hay que comprar sólo cuerdas dinámicas de marca homologadas por la UIAA (Cassin, Salewa, Beal, Ederlid, Roca, Mammuth...). Nunca se deben comprar cuerdas de espeleología (estáticas), tampoco las hidrorrepelantes, que son muy apropiadas para alpinismo y glaciares, pero resultan bastantes rígidas. Tampoco hay que adquirir cuerdas de 40 y 45 metros.

El Arnes

Hace unos 25-30 años durante la escalada se permitía como máximo un doble nudo: era un arnés que pasaba en torno a la cintura y por los hombros, formado únicamente de la misma cuerda. Los "fuertes" llevaban el cinturón de escalada, pero sólo para colgar el material.

En la actualidad parecería absurdo afrontar una pared cualquiera sin la ayuda de un buen cinturón con musleras acolchadas. Para presentar ahora el arnés hay que comenzar con una precisión: el modelo que se usa en la escalada deportiva, es decir, el arnés de cintura, no está homologado por la UIAA. La homologación se obtiene sólo cuando el arnés es completo e incluye también la parte superior. Todos los catálogos de material de alpinismo presentan modelos propios (bajos) combinados con la parte alta, con la advertencia de usar el conjunto completo, pero (lo que es realmente cómico) los atletas patrocinados y fotografiados en el

catálogo sólo llevan la parte inferior.

En escalada deportiva se suele usar el cómodo y práctico arnés que deja libertad a los movimientos del busto y extremidades superiores, renunciando a la homologación UIAA. Eso supone también el aceptar el riesgo, relativo, de darse la vuelta durante un vuelo. Hay cientos de modelos y colores; los arneses modernos son casi todos adecuados, y algunos de ellos, excelentes. Para una compra justa, se debe prestar atención a las siguientes características:

• el arnés debe ser de marca (todas las ya citadas, además de la Petzl y la inglesa Troil); • el cinturón debe ser ancho y acolchado (90 mm), así como la parte de los muslos (75 mm),

aunque en competición se usan arneses estrechos y ligeros; • las anillas para llevar el material deben ser amplias y bien distribuidas en el cinturón; • el cierre debe ser de seguridad y la anilla por la que pasa la cuerda, muy resistente, de material

antiabrasivo.

La elección del modelo especifico depende de los gustos. Hay tipos más o menos ligeros que se adaptan también para montaña, y otros estudiados especialmente para la anatomía femenina.

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Consejos: No hay que adquirir modelos antiguos, menos elaborados que los actuales. Tampoco hay que adquirir los de alpinismo, esquí de montaña o espeleología. ¿Qué decir de la parte alta? Todos la aconsejan, pero todos miran como si fuera un marciano a quien la lleva en la vía.

Mosquetones y Cintas Express Mosquetones: Son el anillo básico de unión entre el spit o cualquier otro anclaje y la cuerda a la que

está ligado el escalador. Es un elemento clave en el sistema de seguridad. Cuando la tecnología era aún primitiva (más o menos, hace 40 años), eran precisamente los mosquetones de hierro forjado a mano el punto débil del equipo, y en caso de caída se rompían antes que la cuerda y los clavos. En la actualidad, los mosquetones son a prueba de bomba, siempre y cuando se usen con conocimiento de causa.

La escalada deportiva ha elaborado mosquetones muy ligeros, de apertura suave, dimensiones reducidas y aspecto atractivo gracias a sus formas y colores; estos mosquetones también resultan ideales en alpinismo debido a su peso reducido.

Algunas firmas productoras en Europa son Kong Bonaiti, Cassin y Camp. Hay varias decenas de

modelos diversos. ¿Cómo elegir un mosquetón? El primer criterio de elección se halla grabado en el instrumento mismo, ya que en él puede leerse, además de la marca de fábrica, la garantía de la UIAA, la resistencia a la rotura (que no debe ser inferior a los 2.000 kilos) y la palabra «tested», que significa que cada mosquetón ha sido probado individualmente.

Además de todo lo anterior, veamos algunas de las cualidades de un buen mosquetón de escalada deportiva:

• suavidad de apertura de la palanca y precisión de los movimientos de cierre; • ausencia, en el mecanismo de apertura, de dientes en los que la cuerda pueda quedar atrapada; • curva de atornillado en la palanca de apertura para favorecer la inserción de la cuerda; la curva

no debe ser tampoco demasiado pronunciada, dado que un movimiento incontrolado de la misma podría hacerla salir con facilidad;

• el ángulo por el que discurre la cuerda debe ser redondeado, para evitar el desgaste de la misma, lo que es causa de rotura.

Además de los mosquetones de cinta express, aconsejo llevar siempre consigo dos mosquetones de pera, con seguro. Hay protecciones de rosca (las más comunes), muelle con deslizamiento sobre la barra. Los mosquetones de seguridad son indispensables para las detenciones, la seguridad estática, los descensos en rappel. En la elección de un mosquetón de seguro también hay que observar las indicaciones impresas en el lado. Existen modelos de mosquetones pequeños con seguridad; siempre es preferible elegir la forma de pera, que permite un mejor deslizamiento del nudo medio barquero o dinámico.

Consejos: No conviene comprar mosquetones de espeleología ni tampoco de vía ferrada. Dos o tres mosquetones de seguridad son suficientes, mientras que para una tirada de escalada deportiva se precisa una media de ocho a doce cintas express, por lo que treinta mosquetones no es un número excesivo.

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Cintas express: Desde hace algunos años, la industria vende cintas express ya preparadas, compuestas por dos mosquetones ligeros, uno de inserción en el anclaje y el otro en la cuerda, unidos por una cinta ligera.

Una buena cinta express tiene presillas pequeñas, en las que el mosquetón presenta muy poco juego. También se venden adaptadores elásticos que se fijan en la presilla para fijar completamente el mosquetón.

Las cintas, de 20 mm o más de ancho, deben ser tubulares y estar muy bien cosidas con hilo de nilón; en las pruebas de rotura de una cinta express, cede primero la cinta que el cosido.

Consejos: Cada escalador puede prepararse las cintas express con cordinos o con cintas; pero las uniones con cordino son muy gruesas, y con cinta tienden a abrirse y hay que repasarlas continuamente. Por eso es mejor comprar las cintas express ya hechas, teniendo en cuenta además, que su precio no es excesivo.

Cordinos y cintas: Tienen una gran variedad de usos en escalada, pero las incluí en el apartado de las cintas express por la función primaria que ejercen en este campo. Aun cuando la vía esté repleta de spits brillantes, nunca está de más llevar consigo un par de cordinos; siempre llega el momento en el que se usan en torno a un árbol, alrededor de un puente de roca o para alargar sin esfuerzo una cinta express. Y también conviene llevar un par de mosquetones libres para asegurarse en reunión o hacer un nudo prusik o Machard en el rappel; los cordinos casi siempre resultan indispensables.

¿Cordino o cinta?. Desde el punto de vista de la seguridad, la diferencia no es grande. El cordino entra mejor en los orificios de la roca y en las anillas de los clavos, pero la cinta es siempre más suave y blanda. Las medidas varían desde 3 a 9 mm de diámetro, para los cordinos, y 20-25 mm de ancho para las cintas; los cordinos de 7-8 mm y las cintas de anchura menor son ideales para las cintas express, mientras que las más grandes lo son para reforzar las reuniones.

Consejos: Como siempre, el de elegir los materiales homologados por la UIAA. Las cintas más seguras son las tubulares, es decir, las dobles.

Las Zapatillas

Edlinger, en la película La vie au bout des doigts, ejecutaba una difícil solitaria en el Verdon con los pies descalzos. Si hay alguien que lo puede imitar, estupendo para él. Los comunes mortales hacen bien en llevar unas zapatillas, que tras varios años de fabricación se ha conseguido mejorar mucho la parte superior, la mezcla de la suela y, ¿por qué no?, la elegancia de la línea.

Las zapatillas se escogen en función de las propias exigencias y capacidades técnicas; las hay puntiagudas, que se adaptan mejor en la roca caliza, orificios y agarraderos; con la punta más redondeada, para adherencias y granito; altas y pesadas, relativamente, para media montaña; ligeras para bloques, y otras que son ligerisimas y por eso se llaman ballerine, zapatillas de baile.

Para empezar se aconseja una zapatilla polivalente, no demasiado incómoda, ni muy rígida ni muy blanda. La «vieja» Mariacher de la casa Sportiva, por ejemplo, funciona bien en todos los terrenos y se adapta en poco tiempo a todos los pies. No hay que fiarse de una marca cualquiera, sino de las mejores que son básicamente las italianas: la Sportiva en primer lugar, líder hasta en los mercados

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extranjeros, después Dolomite, Scarpa y Asolo; One Soport; y la española Boreal, que ofrezca una óptima relación calidad/precio.

Debido a la blandura de la mezcla de la suela, es frecuente el tener que cambiarlas con una cierta asiduidad. Las zapatillas deben quedar bien ajustadas; cuanto más se adhieren al pie (en especial a los dedos de los pies), mayor es la sensibilidad que ofrecen. Pero no hay que exagerar: por lo general, lo correcto es un número y medio menos de la medida normal. Además, la nueva generación de zapatillas tiene cosidos longitudinales y materiales que no se deforman con el tiempo. Es mejor probarlas sin medias, como normalmente se llevan durante la escalada; si luego hace frío o da angustia llevarlas con el pie desnudo, siempre se puede colocar una media baja y trasparente de nilón, sin peligro de resultar

demasiado sexy

El Casco Junto con la parte alta del arnés, el casco es otro punto doloroso en el equipo del escalador. Casi nadie lo lleva, aunque en muchos

centros de escalada sería de gran utilidad. Además, los cascos actuales no son tan incómodos, pueden servir tanto para proteger

de las piedras que caen, como en las caídas incontroladas.

Son de nilón ligero o policarbonato con la parte interior acolchada, de formas sencillas y colores poco vistosos (blanco y rojo). El casco

es el gran olvidado de la escalada deportiva. Un único consejo: el colocarlo, como mínimo, en la mochila y si hay posibilidades de

que la pared elegida deje caer alguna piedra, no hay que dudar en ponérselo.

Descensores y Frenos

Adiós a la dolorosa cuerda doble alrededor del cuerpo y casi adiós también al nudo dinámico, aunque siempre es útil saber realizarlo, es el primer y más indispensable método de seguridad. La nueva generación de herramientas sustituye y optimiza estas sencillas maniobras de la cuerda; los descensores, por ejemplo, se usan para asegurar al primer escalador de la cordada, recuperar al segundo o descender en rappel. El modelo más común es el descensor de ocho, construido de formas diversas, pero siempre con la marca característica del 8.

Uno de los primeros descensores usados era el Robot, perfecto para descender manteniendo las cuerdas paralelas o recuperar al segundo escalador (peligroso, no obstante, para la seguridad del primero). Ya no se ven tantos en circulación, y lo mismo puede decirse de los Famau, modelo con cuatro cuernos paralelos que facilitaba la maniobra simultánea de dos cuerdas; su único defecto era el tamaño.

La placa de autoseguro redonda y con dos agujeros (el más grande para la cuerda de 11 mm y el más pequeño para la de 9 mm, aunque a veces se encuentran con agujeros iguales), resulta muy funcional para el rappel y la aseguración del primero. Siempre es más cómodo usarla con el muelle, para mantenerla a distancia del mosquetón. Se pasa un cordino por el agujero pequeño para colgarla del braguero. Uno de los últimos modelos es el Tuber de Camp, una sección de cono que se usa como placa, pero que con probabilidad opone a la cuerda un ángulo demasiado agudo.

Consejos: Son más cómodos los modelos en aleación ligera. Hay que preguntar cuáles son las instrucciones (o leerlas con atención).

(E) ESPAÑOL

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Denominación de las piezas (1) limitador, (2) anillo «autoblocante», (3) cuerpo, (4) patín. Control, puntos a verificar Compruebe antes de cualquier utilización el cuerpo del REVERSO. En caso de duda, devuelva el aparato a PETZL para su control. Normas de utilización El REVERSO es un aparato de aseguramiento del primero o del segundo para cuerda dinámica usada en doble (2 cuerdas 1/2 o 2 gemelas) o cuerda dinámica usada en simple. Dispone de un anillo de fi jación para fi jarlo a la reunión y pasar a modo de aseguramiento autofrenante para asegurar a uno o dos segundos. También permite el descenso en rápel. El REVERSO ha sido diseñado, ante todo, para ser utilizado con cuerda doble. (*) El término «cuerda*» puede referirse a uno o dos cabos de cuerda, según se utilice una o las dos ranuras del REVERSO. Esquema 1. Instalación Mosquetonee el limitador (1) con un mosquetón con cierre de seguridad de tipo HMS. Enganche el mosquetón en el anillo de aseguramiento del arnés. Introduzca uno / dos bucles de cuerda en una / las dos ranuras del REVERSO, mosquetonee el/los bucles y cierre el mosquetón. Esquema 2. Aseguramiento del primero El asegurador debe autoasegurarse antes de cuidar de la seguridad de su compañero. Es importante crear un punto de reenvío para la cuerda del primero. - Dar cuerda: La mano de la cuerda libre empuja la cuerda hacia arriba formando un bucle. La mano de la cuerda activa tira de la cuerda poco a poco. - Recoger cuerda : La mano de la cuerda libre tira de la cuerda. - Retener una caída: Para retener una caída de forma eficaz, sujete firrmemente la cuerda libre colocándola hacia abajo. (Antes de usar el REVERSO, tómese tiempo en probarlo «cómodamente» con su cuerda para saber la presión que hay que ejercer sobre la cuerda para frenar una caída.). Es recomendable usar guantes. Esquema 3. Aseguramiento del segundo Después de autoasegurarse a la reunión. 3A. Principio del aseguramiento al primero: Para la instalación, ver el esquema 1. La cuerda del segundo debe ser reenviada, obligatoriamente, a la reunión. Utilice esta técnica para asegurar a un segundo cuando exista la necesidad de darle cuerda en una travesía, por ejemplo. 3B.Aseguramiento autofrenante del segundo: instale el REVERSO en la reunión, fíjelo por medio del anillo de fijación (2) con un mosquetón de seguridad. Introduzca uno / dos bucles de cuerda en una /las ranuras del REVERSO (la cuerda activa queda por encima de la cuerda libre). Pase el / los bucles de cuerda y el limitador (1) por el interior de un mosquetón tipo HMS. Compruebe que la cuerda está bien instalada: pruebe el bloqueo de la cuerda activa traccionando de ella (lado del escalador). Las dos manos hacen deslizar la cuerda* regularmente por el sistema. En caso de caída del segundo, el sistema frena la cuerda. Es muy importante sujetar siempre la cuerda libre. Atención: el aparato debe poder funcionar libremente sin molestias externas. Atención, no es posible dar cuerda bajo tensión. Es necesario un buen conocimiento de las técnicas de izado para desbloquear el sistema (ver www.petzl.com). Esquema 4. Aseguramiento autofrenante de dos segundos que escalan simultáneamente. Atención, durante el aseguramiento de dos segundos, si uno de ellos está en tensión sobre su cuerda, es necesario estar atento a la cuerda del otro segundo (4A). Los diámetros pequeños (de 8 mm a 8,5 mm), el estado de la funda (nueva, tratamiento dry, mojada, helada) y la posición del mosquetón (4B) pueden anular la función autofrenante: peligro de muerte. Recuperar cuerda regularmente y sujetar fi rmemente los dos cabos de cuerda permite limitar el riesgo. Recomendación para asegurar a 2 segundos que escalan simultáneamente: Utilice preferentemente 1 cabo de cuerda certificado para usar en simple para cada uno de los segundos. El aseguramiento de un segundo con un solo cabo de cuerda certificada para usar en doble o gemela comporta más riesgos (rotura de la cuerda sobre una arista cortante…). Esquema 5. Coordinación en la reunión Cuando el segundo llega, se autoasegura a la reunión. El asegurador desplaza el REVERSO de la reunión al arnés (instalación indicada en el esquema 1). El segundo se convierte ahora en primero. Es importante crear un punto de reenvío para la cuerda del primero. Esquema 6. Descenso en rápel

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Coloque los dos cabos de cuerda en el REVERSO como se indica en el esquema 1. Utilice un sistema de autoseguro (Shunt o Prusik). El frenado se realiza apretando más o menos los cabos libres con la mano. Esquema 7. Ascenso ocasional Instale el REVERSO en posición autofrenante como se indica en el esquema 7. Informaciones generales Atención : Es indispensable una formación apropiada antes de su utilización Lea atentamente esta fi cha técnica que presenta los modos de utilización de este producto. Sólo están autorizadas las técnicas de utilización presentadas y no tachadas. Cualquier otra utilización debe ser excluida : peligro de muerte. Algunos casos de mala utilización y de prohibición más corrientes son también representados (dibujos tachados con un aspa o pictograma: ‘calavera’). Existe una multitud de otras malas utilizaciones que nos es imposible enumerar e incluso imaginar. En caso de duda o de problemas de comprensión, diríjase a PETZL. Las actividades en altura son peligrosas y pueden comportar heridas graves e incluso mortales. El aprendizaje de las técnicas apropiadas y de las medidas de seguridad se efectúa bajo su única responsabilidad. Usted asume personalmente todos los riesgos y responsabilidades por todo daño, herida o muerte que pudiera ocurrir tras una mala utilización de nuestros productos sea de la forma que sea. Si no está dispuesto a asumir esta responsabilidad o a correr este riesgo, no utilice este material. Utilización Este producto sólo debe ser utilizado por personas capacitadas y con experiencia, de lo contrario, el usuario deberá estar bajo el control visual directo de una persona competente y experta. Los equipos de protección individual (EPI) se han de utilizar únicamente con, o en combinación con sistemas que absorban energía, por ejemplo: cuerdas dinámicas, absorbedores de energía etc.. Compruebe la compatibilidad de este producto con el resto de su material. Para aumentar la vida de este producto, es necesario ser cuidadoso durante el transporte y su utilización. Evite los golpes, el rozamiento con materiales abrasivos o con partes cortantes. El usuario debe prever la posibilidad de necesitar ayuda, si se encuentra en difi cultades mientras utiliza este producto. Comprobación = seguridad No dude en desechar un producto que presente deficiencias que pudieran reducir su resistencia, o limitar su funcionamiento. Para su seguridad, le aconsejamos 3 niveles de comprobación : - antes y después de cada utilización, es obligatorio comprobar el estado del producto, - Durante la utilización es importante controlar regularmente el estado del producto y de sus conexiones con el resto de elementos del sistema. - periódicamente, hay que realizar un control más exhaustivo por un controlador habilitado : aproximadamente cada 3 meses para todos los productos textiles y los cascos y cada 12 meses para los productos metálicos. Para más seguridad y un mejor seguimiento de su material, le aconsejamos asignar a cada producto o lote de productos, una “fi cha de seguimiento”. Es preferible atribuir de forma nominativa, a un usuario único, todos los EPI como los cascos, absorbedores o productos textiles a fin de asegurar un mejor seguimiento. Sin embargo, no es necesario atribuir de forma nominativa los productos metálicos o anclajes a un usuario único. Caída y golpe importante Después de una caída importante o un golpe importante (por caída del producto o golpe sobre el producto), este producto no debe volver a ser utilizado: una deformación puede limitar su funcionamiento, o roturas internas no apreciables a simple vista pueden provocar una disminución de su resistencia. En caso de duda contacte con PETZL. Vida útil = tiempo de almacenamiento + tiempo de utilización Tiempo de almacenamiento (en buenas condiciones) : Cascos, arneses, cintas y elementos de amarre : 5 años. Productos metálicos : no existe limitación. Tiempo máximo de utilización (sin tener en cuenta el desgaste) : Cascos y arneses : 5 años. Cintas y elementos de amarre : 3 años. Productos metálicos : no existe limitación. El tiempo de utilización depende de la intensidad de esta utilización. Es difícil establecer una duración de utilización precisa, puesto que ésta depende del medio en que se utilice. Ciertos medios aceleran considerablemente el desgaste: medios marinos o arenosos, ambientes químicos. Un desgaste o deterioro excepcional puede limitar la vida útil a una sola utilización.

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Para las cintas y los elementos de amarre, a causa del contacto directo con los soportes y de su gran solicitación, la vida útil media es de 6 meses en uso intensivo, 12 meses en uso normal y 3 años máximo para una utilización ocasional. Garantía PETZL Este producto está garantizado durante 3 años contra todo defecto en los materiales o de fabricación. Excluido de la garantía: el desgaste normal, modificaciones o retoques, un mal almacenamiento, daños debidos a accidentes, a negligencias y a utilizaciones para las cuales este producto no está destinado. PETZL no es responsable de las consecuencias directas, indirectas, accidentales o de cualquier otro tipo de daño surgido o resultante de la utilización de sus productos.

LA TÉCNICA

Escalada de Adherencia

En las paredes no completamente verticales que no disponen de presas de pie y de mano o en las paredes con pocas presas, se utiliza la escalada de adherencia. La diferencia principal entre esta técnica y la "escalada normal de pared" es la posición del cuerpo.

En la escalada de adherencia, hay que separar todo lo posible el trasero de la pared, el cuerpo debe sentirse lo más aplomado posible en relación con la pared es decir, se debe marcar una línea vertica para hacer posible que el máximo del peso del cuerpo se aplique en el punto de contacto de los píes con la roca. Para ello estando con el cuerpo en posición recta resulta muy importante no intentar alcanzar presas que se encuentran alejadas. Si llegara a cambiar el ángulo exacto de presión sobre los pies, el peligro de resbalar sería enorme.

Tratándose de presas muy alejadas, lo ideal es utilizar la técnica de "superación por adherencia". Para ello, se mantienen las manos en las presas disponibles.... ...se avanza a pasos pequeños hasta situar los pies cerca de las manos.

Girando hacia un lado la parte superior del cuerpo, puede soltarse una mano y alcanzar una presa superior. Eventualmente puede girarse la mano que se mantiene en la presa, para utilizarla como apoyo.

Aún más difícil y extremo en la sucesión de movimientos es el apoyarse sin presas de mano. Se apoya la palma de la mano sobre roca, con los dedos señalando hacia abajo; a continuación se asciende con los pies hacia las manos; para alcanzar nuevas presas se utiliza la tecnica descrita más arriba.

La escalada de adherencia también se emplea para superar canales y diedros resbaladizos desprovistos de presas de mano o de pie. En estos casos resulta importante echarse todo lo posible hacia fuera, con lo cual el cuerpo tendrá una mayor libertad de

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movimientos.

En la escalada de adherencia resulta casi siempre imposible volver atrás; por consiguiente es sumamente importante saber exactamente qué movimientos se van a ejecutar en el siguiente paso hasta el próximo punto de descanso. Cualquier cambio de presa de pie, cualquier transgresión y sobre todo cualquier movimiento precipitado aumenta considerablemente el riesgo de caída. La tranquilidad y el equilibrio interno son las principales condiciones psíquicas para poder practicar con seguridad y placer la escalada de adherencia.

Técnica de Dulfer o Bavaresa

Entre la escalada de pared y la escalada de grietas tenemos el sistema descubierto por Hans Dúlfer, basándose en la oposición de tensiones provocadas por el propio cuerpo del escalador. La denominan también técnica de suspensión, pero en español, como en inglés y en francés es conocida por "técnica de oposición" o técnica de Dúlfer. La técnica de Dúlfer se utiliza en placas, fisuras y bordes de chimeneas que sobresalen afilados y también en los ángulos vivos de diedros. Se ejerce una oposición entre las manos y las piernas que se recarga mucho en tos brazos; por esta causa la técnica de Dúlfer exige mucha fuerza en los brazos. Para poder escalar limpiamente por oposición Dúlfer se requiere una colaboración eficaz y buena entre el esfuerzo de los brazos y el trabajo de las piernas.

Los pies deben colocarse lo más alto posible contra la pared, para conseguir la oposición de fuerzas necesaria. Durante el avance las piernas deben doblarse para no empeorar el ángulo de colocación (el paralelogramo de las fuerzas). En la técnica de Dúlfer pueden ser útiles incluso las presas más pequeñas; a menudo resulta posible emplear la técnica de adherencia con los pies, con la cual se aplica contra la roca la mayor superficie posible de la suela Los brazos se mantienen siempre estirados, logrando así que se les recargue lo menos posible y se consigue un mejor ángulo de presión.

Según las presas que se encuentran en el tramo a recorrer se puede pasar una mano por encima de la otra o alzar la mano inferior hacia la superior. La técnica de los pies es parecida a la de las manos. Adelantando un pie por encima de otro o con una mano por encima de la otra se puede avanzar con más rapidez y con ello Se posibilita un ahorro de energía. Al alzarse, el ángulo de presión de pie permanece constante y con ello la seguridad de la presa de píe aumenta. La técnica de Dúlfer no sólo puede utilizarse para los ángulos de diedro, sino también para la escalada de pared.

Cuando se emplea esta técnica sobre una pared libre, se colocan las piernas una a cada lado de la grieta verical donde se prenden las manos para evitar que el cuerpo gire. Una posibilidad favorable y que debe ser utilizada siempre que se presente es la adherencia o roce del cuerpo contra la pared lateral; con ello se

puede ahorrar mucha energía.

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Puesto que el mínimo resbalón de los pies puede provocar inexorablemente una caida, se debe tener especial cuidado en roca quebradiza. En tal caso puede resultar posible, según la anchura de la grieta, utilizar una combinación de las técnicas de grieta y de Dúlfer. Se empotra una mano, mientras otra tira; del mismo modo se puede empotrar un pie en la grieta. La mano empotrada ahorra fuerza, aumenta la seguridad, puede facilitar posiciones de descanso y con frecuencia es la única posibilidad para colocar

puntos de seguro en la posición de Dúlfer.

Cuando se utiliza la técnica de Dúlfer en flanqueos laterales, como en este caso con agarre inferior, resulta favorable mantener los brazos algo doblados, atrayendo el cuerpo hacia las presas. Si se dispone de presas para pies pueden llegar a colocarse las piernas en posicion acurrucada. La técrnca Dúlfer básicamente es algo arriesgada y sobre todo agotadora. La roca se ve extremadamente empujada hacia fuera. Si se tienen dudas sobre la resistencia de las fisuras o de las placas o de algo parecido o si las dudas son sobre la propia resistencia corporal. debe recurrirse desde el principio a la técnica de grietas. El cambio de la técnica de Dúlfer a la técnica de escalada de grietas se logra con dificultad; por el contrario, resulta poco difícil pasar de la técnica de grietas a la técnica Dúlfer. La técnica de suspensión pura, es decir el escalar ''colgando'' sin utilizar los pies, no se produce casi nunca en la práctica; sin embargo, si llega a ser necesario recurrir a este método, deben mantenerse los brazos totalmente rectos al agarrar de nuevo, para así ahorrar energía.

Escalada en X Esta forma de progresión resulta imprescindible, no solo en chimeneas anchas, sino también en diedros, y a veces incluso en la escalada de placas de gran verticalidad. Se procede tal y como se muestra en la serie de ilustraciones. Para ello se efectúa alternativamente un agarre de apoyo y un agarre de tracción. Para lograr el juego de palanca más favorable, escogeremos el punto del agarre de apoyo aproximadamente a la altura de la cadera.

Especialmente en paredes de estructuras cóncavas, la postura ampliamente extendida determina una posición del centro de gravedad del cuerpo que permite economizar fuerzas. En el caso ideal, el centro de gravedad se encuentra situado exactamente sobre la superficie de apoyo (Línea que une los apoyos de los pies), de tal

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manera que resultaría posible un reposo sin utilización de las manos tras cada cambio de apoyo. Además, la posición abierta permite utilizar apoyos de adherencia (aún los más empinados) situados lateralmente.

Frecuentemente, en las chimeneas anchas no se encuentran disponibles agarres de tracción. En este caso, uno se apoya con ambos brazos, bien con una mano a cada lado de la chimenea, bien con las dos manos al mismo lado. El fallo más común al extenderse, es prescindir del apoyarse, y en su lugar aferrar con ambas manosagarres de tracción situados relativamente altos. En tal caso, uno se encontrará en una situación que exigirá el empleo de una fuerza considerable del cuerpo y de los dedos para seguir escalando. Esta forma de progresión resulta imprescindible, no solo en chimeneas anchas, sino también en diedros, y a veces incluso en la escalada de placas de gran verticalidad. Se procede tal y como se muestra en la serie de ilustraciones. Para ello se efectúa alternativamente un agarre de apoyo y un agarre de tracción. Para lograr el juego de palanca más favorable, escogeremos el punto del agarre de apoyo aproximadamente a la altura de la cadera.

Escalada en Fisuras

La escalada en fisuras se realiza mediante empotramientos y cerroíos que, según el ancho de la fisura, se realizarán con los dedos, las manos, los puños, los codos, los pies, las rodillas o el cuerpo entero. En las fisuras estrechas se introducen los dedos hasta las articulaciones centrales, de manera que los pulgares apunten hacia abajo. Al cargar el peso sobre este cerrojo de dedos, estos últimos se giran dentro de la fisura produciendo un buen efecto de sujeción. Atención: la posición de los dedos es tan forzada al emplear esta técnica, que puede ser una causa de lesión, sobre todo en caso de resbalar los pies.

En ocasiones, es preferible prescindir del cerrojo de dedos y sustituirlo por un empotramiento, para lo cual cambiaremos la posición de la mano, colocando el pulgar hacia arriba. El efecto de empotramiento se produce en este caso en las articulaciones centrales de los dedos, y se afianza mediante la tensión de sus músculos flexores. El efecto de empotramiento que se produce en este caso es menor que en la posición de pulgares abajo.

Los empotramientos de mano se utilizan mayoritariamente en la posición de pulgares arriba, para lo cual, introduciremos la mano en la fisura con los dedos extendidos, procediendo a continuación a cerrar el pulgar tanto como podamos. De esta manera el dorso de la mano y el pulgar quedan empotrados contra los lados de la grieta. En esta técnica se puede relajar la musculatura de las dedos casi por completo, por

ello los empotramientos de mano se pueden utilizar muy bien como puntos de reposo.

El error típico en los empotramientos de manos consiste en prescindir del efecto del pulgar y curvar los dedas en las articulaciones principales. Aunque se emplee mucha tuerza, el efecto de empotramiento de las yemas de los dedos contra el dorso de la mano que se consigue así resulta bastante reducido. En fisuras cuya amplitud sea del ancha de la mano, se pueden empo-trar las puntas de los pies, para lo cual se colocan estos de canto, se introducen en la fisura y se carga el peso sobre ellas, de manera que, debido al efecto de palanca, quedan sujetos.

En fisuras irregulares y ligeramente más anchas se puede cometer un error bastante incómodo que consiste en meter el pie horizontalmente y pisar hacia abajo hasta que este se empotra. El desagradable desenlace se produce cuando se quiere sacar el pie del empotramiento, pero no se consigue.

En fisuras demasiado anchas para las manos, se pueden emplear con frecuencia los empotramientos de puños. Para ello se introduce la mano horizontalmente en

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la fisura y por último se cierra el puño. El empotramiento se produce en la zona de las articulaciones principales del índice y del meñique.

Los empotramientos de puño suelen producir una sensación de inestabilidad y constituyen por

tanto una técnica que requiere mucha práctica para sacarle su máximo partido.

En fisuras de un ancho todavía mayor, se puede meter toda el brazo y por última girar el codo, creciendo can ello la musculatura del antebrazo en la zona de la articulación, lo que conduce a un buen efecto de empotramiento. En todo caso, con el codo empotrado queda condicionada la libertad de movimientos, parlo que este método queda prácticamente relegada a posiciones de repaso. Lo misma se puede decir de los empotramientos de rodilla, utilizables en fisuras ligeramente más anchas que las anteriores.

Las fisuras del ancho de la rodilla se combinan generalmente con un doble empotramiento de manos o bien de mano y puño. esta tecnica presenta sin embargo la desventaja de que, para seguir avanzando, nos hemos de estabilizar tansolo con la rodilla y soltar ambas manos.

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Cuando esta técnica es empleada en un techo hablamos de una "levitacion" Si nos encontramos con fisuras aún más anchas -conocidas popularmente como off-width, se efectua un empotramiento entre el codo de1 brazo interior ligeranramente curvado y la mano; mientras que la mano exterior agarra la arista de la fisura aproximadamente a la altura de la cabeza, los pies se empotran longitudinalmente girándolos tan hacia fuera de la fisura como sea posible.

En los off-width más anchos, se curva el brazo interior y se realiza el empotramiento entre las palmas de las manos y los tríceps. El brazo exterior agarra la arista de la fisura, bien a la altura de la cabeza, o bien apoyandose a la altura de la cadera. Los pies se empotran bien a lo largo, o bien, en el caso de que la fisura sea demasiado ancha, procediendo como si esta fuera una chimenea estrecha, realizando una oposición entre la rodilla y la planta del pie.

Con raras excepciones al escalar en grietas resulta aconsejable ponerse un vendaje que proteja las zonas más importantes de la mano (fundamentalmente los dedo y dorso). Para dominar la técnica de empotramientos se requiere algo de práctica. El que escale exclusivamente en zonas de caliza, tendrá pocas ocasiones para ello debido a la estructura do la roca; el granito o la arenisca ofrecen muchas más posibilidades.

Escalada de Chimeneas Si una grieta ancha proporciona espacio suficiente para todo el cuerpo, el avance a lo largo de ella se denomina escalada de chimenea. Según la anchura se pueden distinguir entre chimeneas estrechas, chimeneas de oposición y chimeneas de extensión, y para cada tipo de anchura se utilizará diferente técnica. Pero todas tienen una regla general: sea cual sea la anchura de la chimenea, nunca debe introducirse el escalador en lo más profundo de ella, porque las chimeneas suelen estar más secas y suelen tener más presas en su parte más cercana al exterior, y asimismo en esta parte suelen ser más anchas y por consiguiente más fáciles de escalar. Se deben evitar los movimientos apresurados y bruscos: cuanto más tranquilos y premeditados sean los movimientos, menos agotador resultará este tipo de escalada.

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Chimeneas estrechas En la técnica de escalada de chimeneas estrechas se presenta una singularidad: ambas piernas, y en muchas ocasiones también ambos brazos, se mueven conjuntamente En la sucesión de movimientos para esta técnica habrá, pues, tan sólo una diferenciación entre la parte superior y la parte inferior del cuerpo. La parte superior del cuerpo logra ... empotrarse colocando los antebrazos a modo de palanca... o bien apoyando los brazos hacia abajo... El avance se efectúa enderezando las piernas, al tiempo que se suelta la parte superior del cuerpo empotrada. En este momento los brazos sirven de apoyo; cuando se ha alcanzado el punto más alto posible se vuelve a empotrar la parte superior del cuerpo y se desempotran los pies para empotrarlos de nuevo más arriba por medio del ángulo trasero-rodillas-tacón. ...o eventualmente con una mano apoyan. do y otra tirando. La parte inferior del cuerpo forma un ángulo entre el trasero, las rodillas y el tacón del calzado. En muchas ocasiones, al escalar una chimenea puede ahorrarse energía efectuando un empotramiento lateral de la cadera y del hombro, así como de la rodilla y de la parte exterior del muslo. La sucesión de movimientos se efectuará en este caso como "el mov¡miento de una serpiente" . En muchas ocasiones, al escalar una chimenea puede ahorrarse energía efectuando un empotra-miento lateral de la cadera y del hombro, así como de la rodilla y de la parte exterior del muslo. La sucesión de movimientos se efectuará en este caso como "el movimiento de una serpiente"

Chimeneas de oposición Cuando la chimenea es más ancha, se apoyan los pies contra una de las paredes de la chimenea y la espalda y las manos contra la otra pared. Para avanzar se aprietan las piernas fuertemente contra la pared situada al frente... ...los brazos, ayudados por las piernas, mantienen el cuerpo en su posición, mientras se desprende la espalda de la pared trasera. A continuación se vuelve a colocar la espalda algo más arriba contra la pared trasera y las piernas suben, de una en una, a pequeños pasos. Para facilitar la elevación del cuerpo puede colocarse una pierna contra la pared trasera de la chimenea, con lo cual se conseguirá más eficacia en la acción de las piernas. En este caso, las manos se apoyan de plano en ambas paredes de la chimenea.

Chimeneas de Extensión Si la chimenea es aún más ancha, se debe pasar de la técnica de oposición a la técnica de extensión. El brazo derecho y el pie derecho se encuentran en una de las paredes de la chimenea, mientras que las extremidades contrarias se encuentran en la otra pared. Se utilizan todas las posibilidades de presas de mano y presas de pie. Si los muros de la chimenea son lisos, se consigue en ellos apoyo con la palma de las manos, mientras que los pies se colocan contra su pared aplicando en ella la mayor parte posible de la superficie de la suela. Los pies deben colocarse con la punta señalando hacia arriba, posición que conseguirá un efecto de empotramiento. Las manos deben estar situadas a la altura de los hombros y apoyadas en la pared con el pulgar señalando hacia abajo. Durante el avance resulta importante recordar que, al alzar una pierna, se deberá aumentar la presión de la mano contraria, la situada al otro lado de la chimenea. Si se ha elevado la pierna, la presión aumentará en el lado contrario. A continuación, las manos ascienden individualmente. A causa de la extensión longitudinal de las piernas se consigue un mayor alcance y con ello una mayor separación de las mismas. Esta técnica resulta mucho más difícil que las técnicas de chimenea descritas anteriormente, puesto que, a causa del traspaso a un lado del peso corporal resulta difícil ejercer presión contra la pared de la chimenea con el pie inferior; asimismo resulta difícil calcular la posición exacta del pie inferior.

Escalar de Primero

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Fisureros

COLOCACION DE FISUREROS

Tanto en los itinerarios alpinos como en las escuelas, los fisureros se utilizan con frecuencia para asegurar la escalada. En las rutas cortas, la mayoría de las veces se puede apreciar de antemano que tamaños se necesitarán.

Hablaremos de "escalada limpia" tan solo cuando se asegure una ruta exclusivamente con fisureros, empotradores mecánicos o cordinos (ya sean empotrados, en puentes de roca, etc...).

Este estilo tuvo su origen en los USA, donde ha tenido en todo momento una gran difusión. Rutas de gran nivel como "Separate Reality", "Phoenix", "Acid crack" o "Crand líluson", tienen que ser aseguradas por uno mismo. En Europa, la escalada limpia no ha tenido mucha aceptación, encontrándose la mayoría de las vías de escuela protegidas. Sin embargo, es precisamente en las rutas fáciles, donde no se encuentran, ni de lejos, todos los seguros intermedios requeridos, de tal manera que la utilización de fisureros juega un papel importante. Para ello se deberá prestar especial atención a los siguientes puntos:

• Ambos lados del tercio inferior del fisurero deben estar en contacto con la roca, para que al trabajar bajo presión no pueda deslízarse de su posición. En roca calcárea, los RPs o los bicoins más pequeños deben utilizarse con precaución, ya que, a causa de la poca diferencia de grosor que existe entre un extremo y otro de la cuña, en caso de caída se arrancarían fácilmente.

• Cuanto mayor sea la superficie de los lados del usurero que descanse sobre la roca, menores serán las posibilidades de que este se afloje debido a los movimientos transmitidos por la cuerda.

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• Hemos de tener en cuenta que, debido a la forma de cuña del fisurero, las fuerzas que este ejerce sobre la roca al soportar un peso son enormes y una laja o canto pequeño puede no resistirías.

• La mayoría de los fisureros sólo pueden trabajar en una dirección, normalmente hacia abajo. Se ha de verificar que, en caso de caída, la carga que soportará la cuña será en esa dirección.

• Los fisureros colocados de canto en agujeros ovales, pueden traba-íar en cualquier dirección.

¿Cómo pueden evitarse situaciones de este tipo?

Mediante el tensado de los fisureros se pueden construir puntos de anclaje susceptibles

de trahajar en todas direcciones. Para ello, lo mas sencillo es utilizar una cinta o un cordino amarrado con un ballestrinque

El ballestrinque se realiza tal y como se muestra en la ilustración. Al trabajar se queda bloqueado, pero también es fácil de soltar tras haber estado sometido a una carga, desanudándose en pocos movimientos tirando de la vuelta central. El tensado se consigue atando juntos fisureros opuestos Para el montaje vertical se necesita una cierta tensión previa, que evite la caida de la cuña inferior. La cuerda se pasa por el empotrador superior mm diante otro mosquetón Este montaje también puede realizarse en grietas transversales.

En general, podemos decir que el arte de colocar fisureros consiste en fijarlos de tal manera, que por una parte aguanten la caida, y por otra sean fáciles de sacar. Esto puede ocasionar algunos problemas, a pesar de que la habilidad para sacar los fisureros tal y como se han metido, resulta realmente algo trivial.

Un saca fisureros lNut-cracker), puede prestar buenos servicios en fisuras estrechas, pero también para sacar empotradores más grandes muy empotrados.

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Anclajes

VALORAClON DE LOS PUNTOS DE ANCLAJE

La capacidad para decidir si los puntos de anclaje son seguros o se encuentran en un estado crítico, es una condición previa importante si se quiere sobrevivir como escalador, ya que, incluso en las escuelas una y otra vez tienen lugar accidentes debidos a una valoración errónea de los puntos de anclaje existentes, que pueden ser: clavos, fisureros, empotradores mecánicos, cordinos o cualquier tipo de anclajes fijos.

CLAVOS

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Las clavos normales que encontremos en una pared, deben mirarse en principio con un cierto escepticismo, ya que este es un tipo de seguro ideado para ser retirado por el segundo de cuerda, y no como anclaje fijo. El vástago dentro de la roca puede estar más oxidado que la anilla visible, siendo además imposible determinar la longitud de este, ni por lo tanto a que profundidad está clavado.

Por todo esto, no se debe confiar la propia vida a un único clavo encontrado en la pared.

No obstante, no todos los clavos son malos, siendo los clavados en grietas transversales con el cáncamo muy cerca de la pared, los más fiables. En caso de no estar clavados del todo, podemos atarlos con un cabeza de alondra (como muestra la

ilustración), reduciendo así el efecto de palanca en una posible caída.

SELLAMIENTOS QUíMICOS

Es el tipo de seguro más recomendable debido a su larga duración (aproximadamente 30 años), polivalencia, (sirve para cualquier tipo de roca) y alta resistencia (13.000 kg aproximadamente). Además es inviolable y no crea tensiones en la roca. Hay que ser muy prudente, sin embargo, durante su instalación, pues este tipo de anclaje precisa ser colocado de manera muy meticulosa.

DIVERSOS SISTEMAS DE TACOS DE EXPANSION

Entre ellos se encuentran los tacos autoperforantes de métricas 8 y 10 (conocidos comunmente como spits), tan empleados entre nosotros y que, desgraciadamente, no son todo lo seguros que generalmente se piensa. El problema radica en la imposibilidad de ver el estado de corrosión del casquillo, que suele estar más avanzado que el de la chapa y tornillo, perfectamente visibles, además de realízarse su expansión muy cerca de la superficie. A pesar de que generalmente resultan fiables, no se debería depositar una confianza incondicional en los anclajes de este tipo, especialmente en os de métrica 8, relegando su uso a aperturas desde abajo en rocas duras.

Seguidamente tenemos los pernos de autoexpansión por roscado (comunmente conocidos como parabolts), bastante más seguros que os

anteriores debido a su mayor cono de extracción y a tener una expansión más alejada de la superficie; sin embargo ha de tenerse en cuenta que en algunos modelos de este tipo de anclaje la calidad del acero no es todo lo buena que sería de desear. Está recomendado basicamente para algunos tipos de rocas de dureza media.

Por último tenemos los tacos con el cono de expansión interior -lo que habitualmente se conoce como spit industrial-, a primera vista muy parecidos a los spit. Son totalmente desaconsejables para cualquier tipo de roca debido a sus paredes extremadamente delgadas, bajo tratamiento anticorrosíón y también

bajo par de apriete.

Y ya para terminar con los anclajes fijos, tenemos los buriles.

Por un lado está el buril convencional, precario sistema de seguro consistente en meter a presión un tornillo de métrica 8 en un agujero de métrica 7.

Y por otro, tenemos el buril de expansión, sistema similar al anterior, pero que presenta una pequeña ranura en el extremo en la que irá colocada una pequeña cuña que, al tocar con el fondo del agujero, producirá la expansión en la pieza.

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Ninguno de estos dos últimos anclajes es recomendable debido a la poca seguridad que ofrecen aún encontrándose en sus mejores condiciones.

FISUREROS

El único método para evaluar correctamente la fiabilidad de un fisurero es la experiencia personal, no obstante, en el capdulo anterior se expusieron algunos criterios para ello. Llegados a este punto, resulta importante comentar que el hecho de atar al cable del físurero un cabeza de alondra, disminuye considerablemente la resistencia del cordíno debido al reducido radio de giro. Es por esto, que no se deben colocar directamente cordinos en los fisureros con cable, sino que se ha de colocar primero un mosquetón.

EMPOTRADORES MECANICOS

Este tipo de empotradores presenta un dispositivo de muelle que mantiene el seguro en su posición mediante un sistema de presión en las paredes de la grieta en la que se coloca. Este sistema permite su instalación incluso en fisuras totalmente paralelas, donde otros tipos de fisureros serían totalmente inútiles. Evaluar su fiabilidad, sin embargo, suele resultar más difícil que en el caso de los empotradores.

ANILLOS

Cuando preparemos un anillo o cinta express, hemos de tener en cuen-ta que, debido a los acodamíentos que se producen, los nudos reducen la resistencia de cordínos y cintas. Según el nudo utilizado, la resistencia de la cinta se reduce hasta un 75 o 50% de la medida antes de anudaría. Mediante una superposición de la cinta, sin embargo, la resistencia aumenta de manera notable, obteniendo los valores siguientes:

Los anillos se pueden utilizar en puentes de roca, bloques o árboles.

La fiabilidad de un anillo en un bloque de roca depende, en primer término, del estado y la forma que este tenga.

Atención: La mayoría de los anillos en bloques se saldrán en caso de tracción hacia arriba.

Los puentes de roca, por contra, se pueden cargar en cualquier dirección, dependiendo su resistencia del grueso y de la forma del puente, así como del tipo de piedra y grado de compactación. Es por esto que se debe actuar con prudencia en la arenisca blanda y en la roca calcárea húmeda, ya que puentes de roca relativamente gruesos podrían romperse. Si la roca es de fiar, los puentes cortos del grueso del brazo y sin grietas, merecen toda nuestra confianza, dependiendo en los finos de la forma que tengan.

También se pueden utilizar como puentes de roca los bloques encajados, aunque hay que actuar con precaución con este tipo de bloques, sobre todo si están un poco flojos o encajados longitudinalmente. Cuando nos aseguremos con anillos en los árboles, debernos hacerlo con un nudo de cabeza de

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alondra, dependiendo entonces la seguridad tan solo de la resistencia del arbol. Lógicamente, los árboles podridos, finos o enraizados en zonas de tierra superficial resultan muy peligrosos.

Pasar la Cuerda

PASAR LA CUERDA POR LOS SEGUROS INTERMEDIOS

Este capítulo trata de los métodos convencionales de pasar la cuerda, que constan siempre de dos pasos:

• Mosquetonear el seguro con el mosquetón o la cinta express. • Pasar la cuerda.

Si se utiliza un solo mosquetón, este se pasará por el cáncamo del seguro o por la driza y se le dará la vuelta, de manera que, al pasar la cuerda, la abertura del cierre mire hacia abajo.

La utilización de mosquetones solos puede depararnos diferentes problemas:

• Si el extremo inferior del mosquetón reposa sobre un saliente de la roca, la cuerda se puede trabar en caso de caída. Aquí se deberían utilizar siempre mosquetones revirados, o mejor aún cintas express.

• En seguros con anilla, así como en algunos modelos de chapas antiguas, el mosquetón cuelga vertical, perpendicular a la superficie de la pared, por lo que el cierre debe apuntar hacia afuera. Si este no fuera el caso, podría ocurrir que al reposar el cierre sobre la roca, esta pudiera presionarlo de tal manera que ocasionara su apertura. La resistencia que prescriben las normas DIN para el caso de que el cierre esté abierto (6 Ko.), no es suficiente para aguantar caídas duras.

• Una forma errónea de pasar la cuerda puede dar lugar a un aumento del rozamiento de la misma al seguir escalando, con la consiguiente incomodidad para el primero de la cordada. Además, existe el peligro de que la cuerda presione el cierre, saliéndose en caso de caída.

• Si la parte media del mosquetón reposa sobre un saliente de la roca, en caso de caída podría sobrecargarse hasta el punto de rotura. Ante esta eventualidad, no sirve la utilización de dos mosquetones o de una cinta express. La solución más recomendable seria colgar el mosquetón por medio de una driza doble.

El usar una pareja sólo tiene sentido en clavijas con anillos o seguros con el cáncamo horizontal. En todos los demás casos, el mosquetón inferior colgará perpendicular a la pared, favoreciendo por un lado el que pasemos la cuerda erróneamente por el mismo, y por el otro, el que esta se salga espontáneamente. Por el contrario, el uso de cintas express es aconsejable tanto en los anclajes con cáncamo horizontal, como en casi todas las demás ocasiones. Lo único que hemos de tener en cuenta es que, puesto que con ellas no hay que girar el mosquetón superior, habremos de pasar el mosquetón por

el anillo o el cáncamo horizontal desde abajo, apuntando así el cierre hacia el lado contrario a la pared.

Mosquetonear la cuerda correctamente se puede conseguir de diversas maneras. Sin embargo, resulta importante dominar un método

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que nos permita hacerlo con la mano derecha o con la izquierda, con el cierre del mosquetón mirando hacia un lado o hacia el otro.

Existen más métodos utilizables ademas de los representados aquí, por lo que es aconsejable probar previamente todas las posibilidades y, por último, practicar con ambas manos las que nos resulten más fáciles. Mas tarde, cuando tengamos que pasar la cuerda por el mosquetón en situaciones criticas, el dominio de esta técnica dará sus frutos.

Manejo de la Cuerda

Respecto al manejo de la cuerda, debemos tener en cuenta dos cuestiones importantes:

• Las posibilidades de reducir el rozamiento. • Como situar la cuerda

respecto al cuerpo durante una escalada de primero.

El rozamiento de la cuerda se produce en todo aquel seguro intermedio en el que se forme un acodamiento, así como en todas las zonas en las que la cuerda se apoye con una cierta tensión. Por ello, el caso ideal consistiría en una serie de seguros intermedios, en una pared

plana o cóncava, ordenados a lo largo de una línea recta. El rozamiento que tendrá que soportar el que escala de primero, será mayor cuanto más grande sea el zig-zag de la cuerda y más aristas tenga que superar en su camino.

Cuando los seguros intermedios se encuentran separados a un lado y otro, uno se puede ayudar con el empleo de cintas express mas largas. Aunque, en ese caso, debe tenerse en cuenta el aumento de la

distancia de caída.

Este alargamiento también es recomendable para salidas de techos, salidas en diagonal o cuando los seguros intermedios se hayan detrás de aristas romas.

Si el uso de cintas mayores no es suficiente para reducir de manera significativa la tensión de la cuerda, merece la pena a menudo destrepar un tramo y sacar la cuerda del

molesto seguro intermedio, situado más abajo.

Si a pesar de esta medida, la tensión de la cuerda se hiciera demasiado grande, la única solución seria montar una reunión intermedia. Guiar la cuerda respecto al cuerpo correctamente, tiene todavía más importancia que conseguir un trayecto más o menos libre de rozamientos, ya que, una caída en la que una

pierna se nos quedase enganchada por detrás de la cuerda, nos forzaría sin duda a una vuelta de campana.

La mayoría de las lesiones causadas por caídas en la escalada deportiva se podrían deber a este fenómeno.

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Debemos por tanto tener en cuenta que:

Cuando se escala en la vertical del último seguro, el guiado correcto de la cuerda es llevarla frontalmente entre las piernas.

Si se escala a un lado de la vertical del último seguro, la cuerda debe pasar lateralmente sobre el muslo o sobre el pie.

Frecuentemente, incluso los buenos escaladores infravaloran la importancia de esta técnica o bien no la dominan perfectamente y, como uno se puede imaginar, el riesgo de lesionarse en la caída aumenta de manera alarmante a causa de la inevitable vuelta de campana. Es por esto que se debiera controlar continuamente el guiado correcto de la cuerda durante la escalada de primero.

ASEGURAR

Asegurar en Diferentes Situaciones

La mayoría de tos itinerarios de las escuelas de escalada comienzan en un sitio más o menos plano al

pie de la pared, y terminan tras un largo de 25 metros o poco más. En este caso, el que asegura se encuentra de pie en el suelo.

Si se va a realizar una ruta más larga, al llegar al extremo de la cuerda, el que escala de primero deberá montar una reunión para anclarse a ella.

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Tan pronto como se haya autoasegurado, se lo comunicará a su compañero de cordada gritando: "¡Reunión!". Al oír este grito, el asegurador suelta al primero, quita la cuerda del ocho (ó del nudo dinámico) y se prepara para seguirle.

En este contexto, resulta importante que no surjan malentendidos, ya que frecuentemente se da la circunstancia de escaladores que caen desde la reunión hasta el suelo porque querían ser descolgados cuando su compañero acababa de soltar el seguro.

Por lo tanto y como precaución, antes de soltar el aseguramiento, se debería avisar mediante una voz inequívoca del tipo de: "¡estás suelto¡".

Cuando el que escala de primero se ha asegurado en la reunión, a los escaladores impacientes, a menudo también les gusta gritar: "¡ Recoge cuerda!" a pesar de que cualquiera sabe sin más que debe recoger la cuerda sobrante.

Tan pronto como se haya pasado la cuerda del que escala de segundo por el seguro, seguirá una advertencia como: "¡Venga!" ó "¡Cuando quieras!".

El "voy", que constituye la respuesta habitual, es innecesario en si mismo, ya que ahora el que asegura podrá apreciar esta situación, bien por que la está viendo directamente, o por que lo note al recoger cuerda.

Ya que estoy hablando de las órdenes acerca de la cuerda, se me ocurre que es importante la siguiente observación: si el que escala de segundo trepa con mayor rapidez de la que emplea el primero en recoger la cuerda, en esta última se formará una comba más o menos grande. Se avisará de esta circunstancia al que asegura mediante el anteriormente mencionado grito de "¡recupera cuerda!" para que elimine la comba, pero el asegurado no debe notar en la cuerda ninguna tensión; sólo cuando el que escala de segundo falle en algún punto, se requerirá del compañero que tense la cuerda gritando: "¡Asegura!" "Recupera cuerda", naturalmente suena mucho mejor que "asegura", por lo que la primera orden se puede oír a veces en un tono penetrante a pesar de que, bien mirada, la tensión de la cuerda se asemeje a la de una cuerda de guitarra.

También debe decirse que el escalar de segundo con la cuerda tensa, en primer lugar no ayuda al desarrollo de una técnica limpia y, en segundo lugar, puede favorecer la ilusión de que se "domina" un determinado grado de dificultad, lo que podría conducir a situaciones peligrosas en posteriores escaladas de primero. Por estos motivos, se debería distinguir de forma inequívoca entre escalar y estar colgado, tanto desde el punto de vista de las órdenes, como desde el punto de vista de la práctica del aseguramiento.

Una palabra más sobre las órdenes: el parloteo aclaratorio sobre cues-tiones técnicas del aseguramiento que se oye con tanta frecuencia en paredes muy frecuentadas, es una prueba clara de la incompetencia de los que lo causan, y no debería producirse. Los escaladores compenetrados y capaces, necesitan pocas palabras para entenderse. Si resulta previsible que la comunicación acústica vaya a ser complicada, se

pueden utilizar mensajes morse con la cuerda (Por ejemplo: tres tirones = subir).

Pero de vuelta a nuestra cordada; ambos han llegado entretanto a la reunión, y el que acaba de alcanzarla escalando de segundo comienza a escalar el segundo -y último- largo como primero de cuerda, pudiéndose decir en este caso que la cordada progresa escalando "a largos".

Tan pronto el que escala de primero haya alcanzado la cumbre, montará la reunión y asegurará a su compañero.

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A continuación se tratarán de forma pormenorizada las técnicas de aseguramiento empleadas en esta escalada. Se trata de:

• 1. Asegurar desde el suelo • 2. Montaje de la reunión • 3. Asegurar desde la reunión • 4. Asegurar en el descenso

Asegurar desde El Suelo

Aquí se trata principalmente del mismo tipo de aseguramiento que se emplea en top-rope, es decir, un aseguramiento al cuerpo mediante un nudo dinámico u ocho. Este aseguramiento al cuerpo estuvo durante mucho tiempo en entredicho, ya que, en algunos casos de caída, los que aseguraban habían soltado la cuerda a causa de un tirón inesperado. Las razones de este tipo de accidentes podrían ser, por un lado, la inexperiencia en aguantar las caídas del compañero y, por el otro, la utilización del aseguramiento al cuerpo en situaciones inadecuadas (¡Que también las hay!)

A pesar de ello, el aseguramiento al cuerpo se ha impuesto en el ámbito de la escalada deportiva y se emplea mayoritariamente.

Esto se debe a su fácil manejo, que hace posible reaccionar rápida-mente y reducirla fuerza de la caída. El problema de la inexperiencia se ve atenuado por el hecho de que el que asegura debería estar ya acostumbrado a descolgar y a sujetar eventuales caídas en top-rope. El tirón al cuerpo, por lo tanto, no debería ser algo nuevo para él, lo único que varía es su fuerza, que en el caso de una caída del primero, será notablemente mayor.

Las situaciones inadecuadas para el aseguramiento al cuerpo anteriormente mencionado, se dan siempre que la dirección del tirón en caso de caída no tenga la suficiente verticalidad. Como valor límite, se puede tomar una inclinación de la cuerda de aproximadamente 60° no siendo recomendable asegurar al cuerpo si la verticalidad es inferior.

Es recomendable que el que asegura se autoasegure a su vez para no verse proyectado violentamente hacia arriba, y/o desplazado hacia un lado con un movimiento pendular.

Este consejo vale para escaladores sin experiencia en aguantar caídas del que escala de primero, y en determinadas situaciones, también para escaladores expertos.

El autoaseguramiento se realizará principalmente en los árboles, y consistirá en un nudo cabeza de alondra

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hecho con un anillo, o bien, ante la necesidad de un aseguramiento a mayor distancia, en la propia cuerda de escalada (Siempre que la cuerda restante sea suficiente para realizar el largo). Este autoaseguramiento tiene que impedir el choque del que asegura contra la pared pero, por otro lado, debe permitirle también una cierta libertad de movimientos.

Para cumplir estos requerimientos el autoseguro debe estar -más o menos- enfrente de la proyección sobre la pared de la dirección que tendría el tirón en caso de caída. Esto se consigue situándose lo mas exactamente posible entre el punto de anclaje y el primer seguro intermedio. Esto no suele resultar posible en el caso de los autoaseguramientos directos a la pared, por lo que siempre que el único unto de anclaje disponible sea sólo una clavija al comienzo de la ruta, esulta aconsejable operar como si se tratara de una reunión.

Montaje de la Reunion La reunión constituye una especie de seguro de vida en los itinerarios largos, y un fallo en este punto significa generalmente la muerte de oda la cordada. Por ello se comprende perfectamente que:

Cualquier reunión debe ser absolutamente segura.

A veces, en la práctica, no resulta tan sencillo montar una reunión realmente segura. Es preferible, en estos casos, emplear un poco más de tiempo en su montaje y no correr ningún riesgo.

El montaje de la reunión se rige en general por el principio del llamado punto central:

Llamamos punto central, al punto del que depende la propia teguridad así como la del compañero, y ha de estar unido a todos los anclajes de la reunión.

Este punto central lo constituye generalmente un mosquetón de seguro, o un anillo corto de cordíno.

Si se utiliza un único punto de anclaje el punto central se montará directamente en el mismo. En estos casos tendremos que:

Aseguramiento a un punto central = Aseguramiento a un punto de anclaje.

El concepto de aseguramiento a un punto de anclaje aparece de vez en cuando en la literatura antigua en conexión con reuniones, en las que no se tenía en cuenta el concepto de punto central. Los montajes de este tipo sin embargo presentan ciertas desventajas, sobre todo a la hora de su manipulación, a pesar de lo cual, si se utilizan, se le deben exigir las mismas condiciones de seguridad que comentamos para un top-rope.

En las reuniones, sólo resultan admisibles como puntos de seguro únicos los puentes de roca sólidos, los árboles, etc... Nunca se montará la reunión en un único anclale normal (clavo, buril, spit etc...) que hayamos encontrado en la pared.

En el caso de un puente de roca, la reunión ofrecerá las siguientes características:

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• El autoaseguro se pasará por el mosquetón del punto central mediante un ballestrinque o nudo de ocho.

• La distancia entre el punto central y el punto de encordamiento no debe superar en tensión los 50 cm. Si fuera mayor, la manipulación se volvería problemática durante el proceso de asegurar al que escala de primero.

• El mosquetón del nudo dinámico u ocho se debe situar del lado del punto central que quede enfrente del cierre. De otra manera, existe el peligro de que aparezcan tensiones transversales.

• Al hacer el ballestrínque, se debe hacer de tal manera que el seguro corra sin revirarse.

Estos cuatro puntos tienen validez en todos los casos en los que el punto central lo constituye un mosquetón con cierre de seguridad. Esto también puede suceder en reuniones montadas con varios puntos de anclaje.

Tal y como comentamos, la reunión no se debe montar nunca en un único seguro normal. O bien se dispone de dos buenos seguros, o de no ser así, deberemos montar otros seguros complementarios (fisureros, friends, anillos, etc...).

Siempre que se utilicen dos puntos de anclaje para la reunión, intenta-remos montar una conexión que:

• 1. Reparta la tensión de la caída entre ambos anclajes atendiendo a sus resistencias respectivas.

• 2. Aún en caso de rotura de uno de los anclajes, la reunión no ceda por completo.

• 3. Se monte con la menor cantidad de material y esfuerzo posibles.

Lamentablemente, hasta ahora nadie ha inventado un sistema que cesponda a todos estos requerimientos, aunque existen dos métodos que alcanzan el punto óptimo en cuanto a seguridad, siempre que se utilicen de forma adecuada a la situación. Estos métodos son el triángulo de fuerza, y el montaje en línea.

El triángulo de fuerza se basa en la idea de repartir la fuerza de la caída entre ambos puntos por igual, y se consigue con el montaje que se muestra en la ilustración.

• El nudo del anillo de cinta debe encontrarse tan próximo como sea posible a uno de los puntos de anclaíe.

• Resulta importante al pasar el mosquetón de seguridad, el formar un bucle en un lado del anillo. Si esto no se hace así, o si hacemos el bucle en ambos lados, en caso de ceder uno de los anclajes, se puede desenhebrar todo el sistema.

• Se debe procurar que el ángulo de apertura del triángulo de fuerza no supere apenas los 60°, puesto que las leyes de la física determinan que la fuerza que se ejerce sobre los anclajes, se incrementa progres vamente al aumentar el ángulo de apertura.

• Por otro lado, el largo del anillo de cinta -ya atado- no debe superar el metro, limitándose así el tamaño de los triángulos de fuerza utilizables.

• Al igual que en el ejemplo anterior, tanto el aseguramiento propio como el del compañero se pasan por el mosquetón del punto central.

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La construcción de un triángulo de fuerza resulta especialmente recomendable cuando se cuenta con dos puntos de anclale de una calidad similar y la distancia que los separa no supera el medio

metro.

El segundo método es el montaje en línea, consistente en transmitir la mayor parte de la carga al anclaje que se encuentre en mejores condiciones, evitando así, en caso de rotura de un seguro, que toda la reunión ceda innecesariamente. De esta manera se pueden unir sin problemas, puntos de anclaje separados por una gran distanc¡a vertícal. Siempre que uno se decide a realizar el montaje en línea con la cuerda, se debe de hacer de la siguiente manera:

• Se pasa una gaza pequeña, por el punto de anclaje inferior (1), tenien-do ya correctamente calculada la longitud del autoaseguramiento.

• El punto de anclaje superior se une en línea mediante un ballestrin-que y se tensa según la distribución de cargas que se pretenda (2).

• El aseguramiento del compañero se pasa por el punto central, forma-do en este caso por la gaza del seguro inferior (3).

Se utiliza el mismo método cuando la distancia horizontal entre las clavijas sea significativa, circunstancia en la que el punto central se monta en el anclaje más fiable. Sin embargo, hay ocasiones en las que quizás se deba asegurar este suplementariamente, por medio de un fisurero por ejemplo, ya que su rotura podría tener desagradables consecuencias.

El montaje en línea resulta aconsejable cuando los puntos de anclaje disponibles sean de calidad desigual, o estén separados por una distancia apreciable.

Cuando existan más de dos puntos de anclaje, se puede utilizar el triángulo de fuerza y el montaje en línea combinados. Dejaremos para el lector la elección de las

posibles combinaciones.

Asegurar desde la Reunion De acuerdo con las condiciones existentes, se ha montado una reunión ideal para asegurar al segundo.

Debido a su complicada manipulación y a la importante disminución de la libertad de movimientos en caso de caída, este aseguramiento no debe realizarse al cuerpo, sino al punto central.

Por este motivo, el nudo dinámico deben ser el sistema fundamental de aseguramiento. Otros métodos, tales como el ocho o la placa de freno, al contrario de lo que se cree generalmente, desarrollan en esta situación muy poca fuerza de rozamiento, de tal manera que puede resultar problemático el aguantar una caída del que escala de segundo.

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Al continuar asegurándose el que escala de primero, debe tener claro que en caso de caída antes del primer seguro intermedio - o tras la rotura del mismo - el tirón de la caída se producirá directamente hacia abaío y debemos evitar esta eventualidad a toda costa. No obstante, si se ha pasado la cuerda por los seguros intermedios y estos aguantan, el tirón de la caída será en dirección al primer seguro.

Utilizando un triángulo de fuerza en este caso, el asegurador puede verse en poco tiempo, izado a una altura de un metro aproximadamente. Por lo que, si existiera el peligro de lesionarse debido a la estructura de la roca que se encuentra por encima de la reunión, se debe asegurar el triángulo de tuerza desde abajo.

Siempre que el primer seguro intermedio a un lado de la reunión esté situado a una cierta distancia en horizontal, el que asegura debe colocarse en dirección a este primer seguro para evitar una aceleración lateral crítica en caso de caída.

Asegurar al Final de La Via

Suele ocurrir que no se pueda montar la reunión o no se encuentre ningún anclaje directamente a la salida de la ruta. Por lo tanto, hay que montar la reunión, o bien más atrás, o bien desplazada lateralmente. En este último caso, para el que escala de segundo existe el peligro de que tras haber sacado el último seguro intermedio, se produzca una caída pendular, problema que puede solucionarse instalando un

seguro adicional directamente a la salida de la ruta.

Las reuniones situadas muy hacia atrás, pueden provocar un incremento del rozamiento de la cuerda además de ciertos problemas de comunicación. En este caso resulta acon-sejable alargar el autoaseguramiento hasta una posición más favorable y cercana a la salida, formando el punto central mediante un nudo de gaza pequeño a una distancia de aproximadamente medio metro del punto de encordamiento. Análogamente al asegura-miento al cuerpo, en el autoaseguramiento hay que prestar atención para situarse dentro de lo posible, exactamente entre el anclaje de la reunión y el último seguro intermedio. Este método sólo debe utilizarse cuando tras soltar el último seguro intermedio, se pudiera producir el peligro de una caída pendular.

De vuelta a nuestra cordada; el que escala de primero ha encontrado una posibilidad de aseguramiento óptima, su compañero le sigue y, algunos minutos después ambos han llegado a la meta. Un alpinista en toda regla expresaría su alegría con un vigoroso apretón de manos. Un escalador deportivo, por el contrario, ante todo debería darle las gracias a su compañero por su correcto y paciente aseguramiento.

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Técnicas Especiales

Superaciones

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Las técnicas de las superaciones resultan necesarias, cuando las distancias entre agarres no permiten el seguir escalando mediante la técnica de progresión, cuando no existan más agarres de tracción a la salida, o cuando uno se deba incorporar sobre una cornisa estrecha seguida de una zona de pared lisa. El pasaje será tanto más difícil cuanto más verticalidad tenga la pared por encima del agarre de apoyo y cuantos menos apoyos haya disponibles para facilitar el movimiento de la superación. Según las condiciones que se den en cada momento, se puede elegir entre dos técnicas, la del paso popularmente conocido como "mostrador" y el "paso de talón".

En el mostrador, se efectúa una tracción de los agarres desde la posición extendida (1), y se cambia la posición de un brazo -según en qué condiciones, de forma ligeramente dinámica- a un agarre de apoyo con el talón de la mano (2). En cuanto se haya llevado el otro brazo a la posicón de apoyo (3) uno puede elevarse presionando hacia abajo hasta extender los brazos por completo (4). En esta posición las manos se giran una tras otra aproximadamente unos 360° (5), para, posteriormente, situar un pie lo más cerca posible de las manos (6).

En todo caso, esta técnica requiere una fuerza considerable en el tríceps (extensor del brazo) y en general en toda la musculatura corporal necesaria para realizar la superación con los brazos. Es por esto que en numerosas ocasiones un

paso de mostrador correctamente ejecutado fracasa debido a la falta de fuerza del escalador.

En la práctica, se nos ofrece una solución alternativa aparte del entrenamiento, para adquirir la correspondiente potencia muscular. O bien se encuentran algunos agarres de tracción que faciliten la superación, o bien se emplea un paso de talón para solucionar el problema del pasaje. En esta última técnica el agarre de apoyo tiene que tener en todo caso una forma ahormada y una cierta longitud.

Empezando en la posición de salida, se engancha lateralmente el talón de un pie en la horma del agarre de apoyo (1). Cuanto mayor sea la flexibilidad del escalador, más cerca podrá situar el talón de las manos, y con esto, la carga que soportan los brazos será menor a su vez. Se efectúa la superación al máximo sobre el apoyo, el pie se ha llevado cerca del cuerpo y se ha cambiado a la posición de apoyo normal. En tanto que desde esta posición a medio camino se pueda alcanzar ya el siguiente agarre de tracción, el problema se puede dar por solucionado (2).

Si así no se alcanza aún el siguiente agarre, se prosigue cambiando el antebrazo de la parte interior a una posición de apoyo (3) y tras cambiar también la posición del brazo exterior y acercar otra vez el pie (4), se empuja hasta realizar la superación por completo (5).

La posición alcanzada, una vez que se ha efectuado la superación, se puede estabilizar fácilmente incluso en una zona ligeramente extraplomada, ya que el pie situado más abajo impide un vuelco hacia atrás.

En todo caso, se pierde el efecto estabilizador si uno se quiere incorporar completamente sobre la cornisa. Por lo tanto, la incorporación completa sólo se logra cuando existe la

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suficiente superficie plana disponible.

Esta alternativa al mostrador requiere menos fuerza, y por ello en muchas situaciones resulta más favorable. Algunos pasos individuales de esta serie de movimientos se pueden emplear a veces en la escalada de paredes más exigente, aunque no sea en una zona en la que resulte obligatorio llevar a cabo una superación.

Escalada en Extraplomos

La fuerza resulta del todo imprescindible para poder superar pasajes extraplomados, sin embargo existen una serie de principios y de técni cas que facilitan la progresión. Observemos primero el centro de gravedad. Normalmente, se puede asumir que:

El Centro de gravedad del cuerpo se debe mantener Cercano a la pared, cuanto más se traslade este hacia atrás, mayor se volverá el momento de giro que se debe aguantar con la fuerza de los dedos.

En todo caso, y según la situación, para mantener el centro de gravedad cercano a la pared, el cuerpo debe estar considerablemente en tensión, de tal manera que a veces resulta más económica una posíción con el centro de gravedad algo más retirado de la pared.

En este contexto, también se debe ser consciente de que en un techo horizontal, la distancia entre el centro de gravedad y la roca no influye en absoluto sobre la fuerza a emplear para sujetarse (pero si sobre el radio de acción). En aquellos casos en los que para mantener el centro de gravedad cercano a la pared se necesite un gran fuerza corporal, se puede decir que esta sustituirá, en mayor o menor medida, a la tensión en los dedos.

Esta afirmación tiene también validez cuando se puede escalar mediante extensiones amplias, dejando algunos agarres pequeños sin utilizar.

Otro aspecto importante para ahorrar fuerza en la escalada en extraplomos, sería escalar siempre que se pueda con los brazos extendidos, ya que, al contrario que cuando nos sujetamos con el brazo encogido, se necesita bastante menos tensión corporal en la zona de los hombros y de la musculatura de la espalda. Si además se

consigue situar el centro de gravedad cerca de la pared, se habrá minimizado el conjunto de la fuerza a emplear.

Existen dos posiciones que han demostrado su eficacia en la práctica, la posición en arco y la de cuerpo girado, que se combina frecuentemente con apoyos con el canto exterior de la planta del pie. Ambas posiciones resultan adecuadas para pasar la cuerda por los seguros intermedios y, siempre que esto sea posible, también para hacer reposos en extraplomos. Si existen los suficientes agarres disponibles, el método de girar el cuerpo permite seguir agarrándose sin doblar el brazo que sujeta, esto hace posible incluso una progresión con los brazos extendidos. Además, con este sistema es más fácil superar pasos con grandes distancias entre agarres.

Si observamos detenidamente la escalada en extraplomos, veremos que la mayor parte de las veces se escala en posiciones que favorecen el efecto de la puerta abierta, impidiéndonos por tanto, el uso de agarres laterales.

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Es por esto que debemos evitar el vuelco del cuerpo si se requiere el empleo de agarres laterales, o estos resultan ventajosos. Normalmente, se conseguirá la estabilización mediante el oportuno traslado del centro de gravedad, colocando una pierna lateralmente en la dirección del agarre en cuestión.

Un agarre de pié hacia el lado contrario también hará que alcancemos nuestro objetivo.

Como norma habitual un escalador no se debería quedar parado innecesariamente en los extraplomos, a menos que haya descubierto una refinadisima posición de reposo. Aquí, y especialmente en los pasajes más difíciles, se conseguirán resultados sensiblemente mejores escalando de forma ininterrumpida.

Para ello, constituye un requisito previo el haber pensado, antes del comienzo del extraplomo, los movimientos a realizar, que luego trataremos de llevar a la práctica. Aquí se incluye generalmente el empleo de la escalada dinámica.

Escalada en Techos

En las escaladas en extraplomos extremos o techos, tienen validez todos los puntos importantes formulados en el capitulo anterior. En todo caso, aquí se tratará además el aspecto del "movimiento pendular"

La serie de ilustraciones muestra una forma de evitar este movimiento pendular manteniendo los pies en contacto con la roca, o trasladando despacio el centro de gravedad del cuerpo hasta la vertical de los agarres.

Este traslado lento se consigue tensando el cuerpo en una postura comparable a la de una plancha horizontal suspendida (3, 4). Para ello, frecuentemente puede ser muy ventajoso realizar un talonaje al comienzo del techo.

Un aspecto adicional que se ha de tener en cuenta a la hora de escalar un techo, es que se debe intentar mosquetonear los seguros del mismo desde la última posición vertical que encontremos. Si esto no se

hace así, se necesitará bastante más fuerza para hacerlo durante el recorrido

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del techo, e incluso existirá la posibilidad de que se produzca una situación relativamente peligrosa.

Escalada Dinamica

Precisamente en los techos y en los extraplomos, se pueden resolver situaciones difíciles prescindiendo del estilo estático y reversible de escalada y escalando de forma dinámica, esto es, aprovechando los momentos de inercia.

Para formularlo de una manera menos pretenciosa, se puede decir que se utiliza un impulso corporal intencionado para agarrarse o pisar más adelante. Para ello, uno se impulsa en la dirección deseada intentando utilizar el breve instante de ingravidez que se produce en el momento en que cesa la aceleración. La serie de movimientos debe estar coordinada de tal manera, que el agarrar y el cargar el peso sobre el nuevo agarre, se produzca exactamente en el punto en que el movimiento cambia de sentido. Wolfgang Gúllich (1986) llamó a este instante "punto muerto", expresión que ha logrado afianza rse a pesar de su regusto macabro.

a cargar el peso sobre la presa superior en el punto en que el movimiento cambia de dirección, es necesario tener preparado el cambio de agarre cuando se va llegando al final de la trayectoria ascendente.

También es necesario para una buena coordinación, que la mano que se queda sobre la roca se afiance al máximo hasta que se cargue el peso sobre el agarre alcanzado. Con esto, el momento en el que el movimiento cambia de dirección se verá un poco retrasado y se facilitará el hacer presa en el agarre de forma mucho más exacta.

Un error típico consiste en intentar asir una presa de forma dinámica sin impulsarse previamente. En este caso, cuando se vaya a coger el agarre, el cuerpo se encontrará ya en el movimiento descendente. Al realizar movimientos mal coordinados y especialmente al atrapar el agarre, se corre un riesgo especialmente alto de lesionarse los dedos, ya que aparecen cargas enormemente altas a causa del movimiento descendente que hay que frenar y de la fortísima contracción refleja de los flexores de los dedos.

Escalar dinámicamente conduce a un incremento claro de las posibilidades de hacer un grado de dificultad mayor. Sin embargo, un lanzamiento fracasado en el límite del rendimiento, tendrá como resultado -con toda seguridad- una caída.

Por ello, el que quiera escalar de forma dinámica, debe dominar la técnica de la caída y ser capaz en cada caso de valorar correctamente la situación de la misma. Para esta valoración se debe ser consciente de que es más difícil controlar una caída a consecuencia de un lanzamiento sin éxito, que una caída normal. También se puede escalar de forma dinámica por debajo del limite del rendimiento para ahorrar fuerza, para practicar la coordinación, o simplemente por la pura alegría de moverse. En este caso, un movimiento que no termine como se había planeado -por ejemplo a causa de un agarre romo - normalmente se puede corregir mediante un incremento de la fuerza empleada.

Los lanzamientos se emplean principalmente de las siguientes formas:

• 1. Lanzamientos con aceleración vertical • 2. Lanzamientos con aceleración hacia la pared • 3. Lanzamientos con aceleración pendular • 4. Saltos

Los lanzamientos con aceleración vertical se emplean normalmente para superar grandes distancias entre agarres.

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Cuanto menos extraplomada sea la zona de escalada, mayor será la parte proporcional de la aceleración que las piernas pueden suministrar. Por otro lado, también existen situaciones en las que la mejor solución nonsiste en impulsarse exclusivamente con los brazos, aunque son las menos.

En cualquier caso, se debería:

• Preparar el movimiento encogiéndose al maximo. • Dentro de lo posible, conseguir que la aceleración apunte directamente hacia arriba, ya que si

esta se produjera en una dirección diagonal, el punto en el que el movimiento cambia de dirección adopta la forma de un movimiento horizontal que nos aleja de la pared y que resulta rriuy difícil de estabilizar de nuevo.

• Sujetar todavía el agarre inferior, tras habernos afianzado al agarre superior, para evitar el posible movimiento pendular. Ademas, si podemos, resulta también ventajoso dejar al menos un pie en el apoyo original.

Los lanzamientos con aceleración hacia la pared se emplean fundamentalmente en la escalada sobre pequeñas regletas y ligeramente extraplomada. Aquí la aceleración no está orientada tanto hacia arriba, sino que se produce más bien hacia la roca, y se emplea de forma muy dosificada. Los dos pies

permanecen en su posición de tal manera que el movimiento en sentido contrario equivalga en este caso a un vuelco hacia atrás. Aquí, el error más común consiste en prescindir de tomar impulso, y verse obligado por esta causa a agarrar la presa de forma difícilmente controlable.

Se intentará conseguir un agarre mejor agarrando otro lo más rápidamente posible, exclusivamente cuando la posición no permita tomar impulso de

ninguna manera. En todo caso, a continuación se debe estabilizar el momento de vuelco dirigido hacia atrás. Esta forma especial también se denomina agarrar dinámicamente.

Los lanzamientos con aceleración pendular los ut¡lizan generalmente los monos y es una técnica que resulta adecuada al escalar en extraplomos con agarres grandes o en techos.

Para llevarla a cabo, se acelera el cuerpo en una trayectoria circular alrededor del brazo extendido, tal y como se representa en la ilustración. Para ello se requiere básicamente un buen agarre que soporte también componentes de carga horizontal.

En condiciones normales, no se debe renunciar a la posibilidad de utilizar este tipo de lanzamientos, ya que ahorran bastante fuerza a causa del brazo extendido y de su ejecución obligatoriamente rápida. Además, la mayor

parte de las veces se podrá estabilizar la oscilación hacia atrás que tendría lugar en caso de fallar el lanzamiento.

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Los saltos se pueden efectuar desde el suelo o desde la posición de escalada.

Para llevar a cabo un salto desde el suelo con probabilidades de éxito, resulta aconsejable realizar primero un salto de prueba que nos perm ta tantear la primera presa así como la mejor manera de agarrarse a ella. Un intento en serio sólo se debe abordar, cuando se crea haber encontrado la coordinación óptima.

Si el salto se efectúa en un extraplomo, la presa interceptada ha de tener, en mayor o menor medida, forma de buzón, ya que deberá aguantar todo el movimiento pendular del escalador. En este caso, uno se impulsa paralelo a la pared y, normalmente, intenta alcanzar el agarre con una sola mano, mientras con la otra se imita a guiar la fase del salto y, eventualmente, producir una reducción del movimiento pendular.

Los lanzamientos exigen una coordinación extremadamente precisa. Un principiante cuyo estilo se caracterice por sus agitados movimientos, no podrá hacer que su estilo siga evolucionando hacia una técnica dinámica limpia. Debería intentar por todos los medios desarrollar primero un estilo tranquilo y reversible para mejorar de esta manera su coordinación.

Sólo el que sepa escalar correctamente de forma estática, podrá aprender a escalar bien de forma dinámica.

Un ejercicio efectivo para mejorar la escalada dinámica, consiste en moverse con un solo brazo en una zona vertical. Sin embargo hemos de poner atención y realizarlo en terrenos de poca dificultad para evitar lesiones.

Posiciones de Reposo

Las posiciones de reposo no sirven directamente para la progresión, y sólo tienen importancia en el contexto de la ascensión de una ruta

Por posición de reposo, siempre que este sea natural, se entiende una posición de escalada en la que la musculatura que ha estado sometida a los mayores esfuerzos, se pueda recuperar al menos en parte. No significa por tanto colgarse de la cuerda o sujetarse a los seguros intermedios. Generalmente, la recuperación de la energía sólo es posible cuando la musculatura está trabajando como mucho a un 20% de su capacidad máxima. Cuando esta se somete a cargas mayores, se produce un estrechamiento paulatino de los vasos sanguíneos del músculo, con lo que antes o después se llegará a la crisis energética.

Un ejemplo: si peso 70 Kg., y puedo colgar libremente de un brazo durante aproximadamente 2 o 3 segundos de un agarre determinado (70 Kg. = 100 % de la intensidad), podría reposar en este agarre si consiguiera cargarlo con un peso de 14 Kg. como máximo (14 Kg. = 20 % de intensidad). Si uno se sujeta al agarre con una y otra mano de forma alternativa, la carga puede ser un poco mayor, ya que en este caso, cada brazo trabajará solamente durante la mitad del tiempo, mientras que el otro los dejaremos colgar suelto y sacudiéndolo ligeramente.

Resulta importante desarrollar una sensibilidad individual para percibir si se puede reposar o no en una determinada posición. Si se puede reposar, tiene pleno sentido el hacerlo durante varios minutos, siempre que más arriba aún nos esperen pasajes difíciles. Si no se puede reposar, hay que evitar a toda costa una permanencia prolongada.

En este último caso, puede resultar recomendable reposar únicamen-te durante un corto espacio de tiempo (aproximadamente de 5 a 15 segundos). En este tiempo se vuelve a sintetizar el combustible directo de las células de los músculos (ATP), con lo que a pesar del cansancio creciente, tendremos más

fuerza a nuestra disposición para realizar los siguientes metros.

Al menos la suficiente para cargar el peso sobre los flexores de los dedos, que es lo que se pretende en primera instancia al reposar. Cuando se trate de encontrar posiciones de reposo necesitaremos creatividad y un amplio repertorio gestual.

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Respecto a estas posturas corporales, se puede decir que, en general, resultan más económicas en las posiciones extremas de las articulaciones de los codos y de las rodillas.

A continuación se realizará un breve resumen de las posibles posiciones de reposo:

• 1. En grietas anchas, realizando una oposición similar a la técnica de chimeneas. • 2. En orificios grandes o en grandes lajas invertidas, empotrando la rodilla. • 3. En orificios más pequeños, empotrando el pie. • 4. En cornisas anchas, talonando. • 5. En aristas agudas, colocando el gemelo alrededor de la arista • 6. En diedros o estructuras cóncavas de la pared, mediante apoyos y/o aperturas.

• 7. En grietas, empotrando.

Espero que de estas explicaciones se desprenda que la escalada no es un deporte burdo que sólo exige fuerza física, sino que es un juego con la fuerza de la gravedad y, como se dijo al principio, un juego con las

posiciones de estabilidad. Como resumen de este capitulo se podría formular lo siguiente:

El mejor escalador no es sólo aquel que resuelve un determinado pasaje, sino el que lo hace empleando el mínimo de fuerza.