LA ESCUELA DE FRANCFORT – Arq. Mario Sabugo
El Arq. Mario Sabugo es un arquitecto de la Universidad de Buenos Aires desde
1976.
Profesor Titular de Historia de la Arquitectura y el Urbanismo I- II- III en la Facultad
de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU) de la Universidad de Buenos Aires
(UBA).
Profesor del Curso de Especialización en Historia y Crítica de Arquitectura y
Urbanismo (FADU UBA).
Profesor del Curso de Posgrado en Gestión Socio- Urbana (Facultad
Latinoamericana de Ciencias Sociales/ Flacso).
Miembro de la Academia de Historia de la Ciudad de Buenos Aires.
Director y codirector de diversos proyectos de investigación en el sistema Ubacyt
(UBA).
Consejero Directivo por el claustro de Profesores (FADU UBA: 2006- 2009).
Consejero del Plan Urbano Ambiental (2005- 2006, Gobierno de la Ciudad de
Buenos Aires) Subsecretario de Planeamiento (2006- 2007, Gobierno de la Ciudad
de Buenos Aires).
Ha publicado varios libros y capítulos de libros, y más de doscientos artículos sobre
arquitectura, historia y ciudad, incluida la sección "Revelaciones" en la revista
Summa + de la ciudad de Buenos Aires.
El título la “Escuela de Fráncfort” es reveladora, de forma clara revela el objeto de
crítica, sin embargo, no aporta ningún vestigio sobre el punto a tratar en ella y esto
despierta en el lector cierta curiosidad.
Se puede identificar una introducción en el primer párrafo del ensayo. Esta
introducción expresa de manera informativa un poco más sobre la Escuela, empieza
a hablar del periodo en el cual se desarrolló y cita de manera superficial a sus
exponentes más significativos. Hace alegoría a un material de reciente disposición
hispana en donde se describe la trayectoria, las vicisitudes y logros de la Escuela y
de qué manera constituye una referencia para comprender tanto algunas ideas que
influyeron significativamente en el pensamiento contemporáneo, como así también
las circunstancias en que fueron concebidas. Sin embargo, no adelanta cuales son,
dejando al lector, que no tiene previo conocimiento de este grupo de teóricos,
perdido sin tener todavía una idea clara de quienes fueron, qué hicieron ni que
lograron.
El estilo literario del texto es formal ya que utiliza un lenguaje con vocablos
adecuados por el tipo de texto y a quienes va dirigido, proporciona información
adecuada y responsable ya que enuncia las fuentes y sus autores transcribiendo la
frase que le interesa abordar y seguido emite su discurso de manera omnisciente, en
partes plantea interrogantes pero siempre respondiéndolas subsiguientemente.
Se utilizan conceptos teóricos para referirse a ciertas ideologías, filosofías, y
métodos que se da por sobreentendidos para los lectores por el objeto que trata.
El autor no analiza obras arquitectónicas en concreto, sino que más bien critica una
línea de pensamiento. Por esta razón, referente a la arquitectura, deja de lado los
componentes intrínsecos del sistema; que son los aspectos que la definen como
atributos propios. Éstos caracterizan los aspectos utilitarios, constructivos, formales,
espaciales, lingüísticos y contextuales.
Sobre el contexto, que sin embargo es un punto que propone el autor, éste explica
cómo en la época de la Segunda guerra mundial primaba la razón y que con cierta
ironía esta Escuela justamente demostraba lo contrario. El núcleo de la teoría crítica
de la escuela de Fráncfort es la discusión crítico ideológica de las condiciones
sociales e históricas en las que ocurre la construcción de teoría y la (así mediada)
crítica de esas condiciones sociales. La relación resulta de la pretensión de
conceptualizar teóricamente la totalidad de las condiciones sociales y la necesidad
de su cambio.
Da especial énfasis a los componentes extrínsecos para hacer valer su punto. Los
componentes extrínsecos que intervienen en los fenómenos arquitectónicos son
aquellos factores de orden general que definen el marco de referencia dentro del
cual se inserta el fenómeno arquitectónico o en este caso un fenómeno teórico
crítico. Éstos son factores de orden cultural, histórico, social y económico, que
influyen de manera definitoria sobre la arquitectura, la cual habrá de manifestarse
como una respuesta adecuada ante los mismos.
En el orden histórico hace referencia a la tercera década del siglo XX en torno al
liderazgo de Max Horkheimer entre otros, posicionando específicamente un
momento en el tiempo para comprender esas ideas que influyeron significativamente
en el pensamiento contemporáneo, como así también las circunstancias en que
fueron concebidas. Y también cuando hace referencias a hechos de muchos autores
como Horkheimer y Adorno y a Giulio Carlo Argan que mostrarán que la racionalidad
iluminista mediante la ciencia y , cómo afirma según hechos posteriores, cómo
acabará ella misma en mito y nueva calamidad. También hace referencia histórica
cuando Siegfried Kracacuer busca en la cinematografía las de la mentalidad de las
masas alemanas; o con Erich Fomm cuando arriesga que fueron las tendencias
infantilistas y neuróticas de esas mismas masas las que facilitaron la catástrofe de la
Segunda Guerra mundial y el nazismo.
En el orden de sociedad cuenta que parte del proyecto de esta “teoría critica” acude
principalmente a Marx y Freud, y describe como paradójicamente Horkheimer “se
consideraba a si mismo…en la prolongación de una línea que conducía desde Kant
y la ilustración francesa, pasando por Hegel y Marx”, pero en su propio despacho,
“…colgaba un retrato de Schopenhauer”. Esto demuestra cierta incertidumbre de los
que ellos mismos pregonaban y también pone en manifiesto que en la producción de
la Escuela de Fráncfort se respiraba una inconfundible atmosfera de problemas
irresueltos, de oscilaciones y dificultades con el lenguaje, de libros inconclusos.
Insuficiencias que citando a Henri Bergson, dice que lejos de expresar una
incapacidad, son más bien síntomas de una apuesta de enorme magnitud, de una
intuición negativa que forcejea continuamente contra los medios a su alcance para
expresarse acabadamente. De este modo la se vislumbra las corrientes de
pensamiento que existía en la sociedad y sus ambigüedades.
En el orden cultural habla de unos estudios urbanos que proliferan desde la década
de los 90 sobre, tomando como referencia a Walter Benjamín, acudiendo a muchas
de sus preocupaciones y categorías, sean el Paris del siglo XIX, Baudelaire, la
construcción en acero (inspirada en Giedion), el papel de flaneur, y así
sucesivamente; de esta manera demuestra en la cultura la falta de conciencia sobre
los fenómenos urbanísticos contemporáneos y la búsqueda de estudios que
explicaban estos fenómenos pero en un periodo de tiempo diferentes que ya no
podrían tener nada que ver con la actualidad y sus problemáticas, así como dice que
se lamentó Beatriz Sarlo, pudiera predominar la inconsistencia, reduciendo el influjo
teórico a simple moda.
En el orden económico hace mención de que Franz Neumann vincula a Hitler con el
capital monopolista, demostrando de cierta manera la realidad económica de la
época, elitista y oligarca como lo era el Nazismo y cómo esto pudo influir en la
manera de pensar de los exponentes de la Escuela para sacar sus teorías, ya que
ellos tomaban las teorías de Marx como punto de partida.
El carácter de la crítica es analítica informativa, ya que el autor analiza el
surgimiento y respaldo de las teorías críticas de la Escuela de Fráncfort mediante
informaciones que pone directamente a disposición del lector, luego de colectarlas y
seleccionarlas de acuerdo a lo que quiere transmitir con ésta.
Al final la conclusión deja al lector una frase propia, una confesión: “Si hubiera
estado familiarizado con esta Escuela, si hubiera sabido de ella en esos momentos,
no hubiera dicho tantos absurdos como dije y habría evitado muchos de los rodeos
que di al tratar de seguir mi propio y humilde camino; mientras que la Escuela de
Fráncfort ya había abierto avenidas”. De manera muy subjetiva da su propia opinión
y conclusión del tema, después de haber leído ese material que recién ahora está a
disposición hispana se da cuenta que su manera de proceder ya lo habían hecho
esos pensadores de la Escuela de Fráncfort, dejando de cierta manera al lector con
una invitación a formarse más. Un final abierto a propias interpretaciones sobre el
tema, ni la condena ni no absuelve, sino que emite un juicio propio de su persona al
indagar sobre ella.
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