Espacios tecnológicos para iniciativas críticas
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Espacios tecnológicos para iniciativas críticas
El pasado 23 de abril tuvo lugar la sesión organizada por Hilo. Proyectos culturales a medida
dentro del marco de la Semana de la Cultura Digital, en el contexto del Máster en Gestión
Cultural de la Universidad Carlos III de Madrid.
Durante la preparación del evento, el equipo de Hilo ideó el siguiente formato: una primera
parte en la que los ponentes tuvieran 15 minutos para presentarse y hablar de su trayectoria
profesional; y una segunda parte en la que se desarrollarían cuatro bloques temáticos en
formato de mesa redonda. Por motivos de tiempo, se tuvo que prescindir de uno de los
bloques, por lo que únicamente se trataron tres: Colaboración, alianzas y redes; Gestión
pública y gestión privada. Iniciativas críticas desde dentro o fuera del propio sistema; La
enseñanza de lo cambiante. Estudios superiores y talleres.
Junto al planteamiento del formato, Hilo elaboró una serie de preguntas y puntos con el fin de
orientar a cada uno de los ponentes en los temas a tratar. En esta publicación hemos querido
unir estas preguntas hechas a los ponentes con las respuestas que ellos mismos nos ofrecieron
durante la sesión. Creemos que la trascripción de la misma, junto con las preguntas, puede dar
pie a una reflexión más profunda y pausada en torno a los temas que en ella se trataron.
Esperamos que la disfrutéis y que sea de vuestra utilidad.
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Los ponentes
- Define tu ocupación/profesión actual.
- Concreta cuál ha sido el camino que te ha traído hasta aquí.
- Un proyecto del que te sientas orgulloso y otro que no haya salido como tú esperabas.
- Dónde te ves dentro de unos años (proyectos en un futuro cercano)
Juan Freire
Mi caso es un poco peculiar, yo soy biólogo y he trabajado mucho
tiempo en investigación ambiental, en concreto en el mar. De algún
modo sigo haciéndolo, aunque de una forma un poco extraña. He
sido también profesor universitario en Galicia durante bastante
tiempo. Hoy estoy en situación de excedencia.
Desde hace unos años y poco a poco empecé a involucrarme en la
cultura digital, en el papel que tiene Internet en el cambio que creo que estamos teniendo
como sociedad a muchos niveles. Este interés mío, que siempre consideré un proyecto
individual de investigación amateur, se fue desarrollando en contacto con otras personas, que
me fueron empujando a abandonar lo que hasta entonces había sido mi actividad profesional y
convertir la actividad que antes tenía como amateur en profesional. Di una vuelta completa a
mi vida. En el fondo encuentro una conexión profunda entre mi vida pasada y presente. Como
científico he sido un tanto raro dentro de la academia, mi tema de investigación era la ecología
marina y esto conllevaba trabajar con la parte humana del ecosistema, fundamentalmente con
los pescadores. Siempre me interesaron como usuarios de una serie de recursos y como una
comunidad que se gestiona y que tiene que relacionarse con el poder, con los científicos, para
generar una gobernanza que garantice la sostenibilidad del sistema, que no es sólo natural. Al
preocuparme por la parte humana, económica, social…terminé centrándome en proyectos que
quedaban desubicados dentro de la academia. Buscaba generar un cambio. Me sentía extraño
pero me sentía bien. Esta es la motivación que me ha llevado a centrarme en cuestiones que
tienen que ver con la gestión empresarial, con el trabajo con equipos humanos, que tienen que
ver con la tecnología.
Un proyecto (Loxanet Directo S.L.) que no funcionó fue uno de hace 12 años. Montamos una
empresa con cofradías de pescadores para comercializar directamente sus productos y romper
toda la cadena de intermediarios, que según ellos era lo que les estaba matando. Ese proyecto
tuvo mucho impacto y sigue existiendo pero no generó el cambio radical que nosotros
esperábamos, aunque fue más importante a nivel social que económico, posiblemente porque
entonces el papel de Internet no era el que nosotros planteábamos como hipótesis (no
funcionaba tan bien).
Poco a poco, todo me ha ido llevando a interesarme por otros entornos en los que la gente se
organiza y usa la tecnología, digamos que se empodera, desarrolla tecnologías al mismo
tiempo y eso le permite desarrollar proyectos. Eso cambia las reglas de juego de lo que
podríamos llamar la forma en la que nos gobernamos.
Durante unos años viví a caballo entre la universidad y el mundo exterior, un mundo difuso en
el que había cosas como Medialab Prado… El año pasado decidí dejar la universidad, y lo
reconozco, ese es otro proyecto fallido. Dejé la universidad porque estaba muy insatisfecho
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con cómo funcionaba y en lo que yo podía hacer. En lugar de contribuir a un cambio me estaba
desincentivando a meterme en los proyectos que deseaba.
Me involucré en dos proyectos con formato de empresa, porque es el vehículo que me
permite desarrollar el trabajo que quiero. Uno de esos, junto a otras dos personas y a Félix, es
Teamlabs que me ha traído de regreso a la educación cuando pensé que no volvería. Ahora
trabajo mucho más en educación que cuando estaba en la universidad.
Desde hace año y pico desarrollamos este proyecto, que es una cooperativa entre gente de
Finlandia, de Team Academy, una unidad de emprendizaje dentro de una universidad pública,
pero también un modelo de aprendizaje basado en el aprender haciendo; gente de la
Universidad de Mondragón, en el País Vasco, cuyo sistema supone la cooperativa más grande
del mundo con 60.000 personas; y nosotros, que somos 4.
Se trata de un grado universitario en emprendimiento que se desarrolla en Madrid y que nace
sobre los pilares que primero creó Team Academy en Finlandia, que después creó Mondragón
en el País Vasco, y que ahora se está convirtiendo en una red internacional, de la que
formamos parte. Se trata de explorar un modelo educativo radicalmente diferente, en el que
el estudiante deja de ser estudiante y se convierte en un emprendedor, un profesional que a
través de sus proyectos aprende. Ellos crean una empresa y desarrollan proyectos. Lo
importante es el trabajo en equipo y el aprender haciendo proyectos reales. Estamos muy
entusiasmados porque, por una vez, estando dentro y fuera del sistema (Universidad y Hub
Madrid) tengo la oportunidad de desarrollar cosas que siempre soñé que se podrían hacer y
nunca encontré el canal para poder hacerlo. Hay algo tan básico como cuando encuentras un
equipo, una comunidad de gente que te entiende y con la que te entiendes, con el que eres
capaz de desarrollar un proyecto y entonces cosas que te parecían irrealizables se convierten
en una posibilidad real. Para mí eso es muy estimulante. Teamlabs es ese proyecto que no es
un éxito, en el sentido de que acaba de empezar, pero que sí lo está siendo para mí, por lo
menos a nivel vital y profesional.
El resto, mi experiencia en la universidad, ha estado llena de luces y sombras, ya que me he
encontrado siempre con un sistema que me era imposible transformar desde dentro como
“francotirador”, que era como yo lo asumía.
Paloma Díaz
Mi ocupación/profesión actual:
Yo soy todavía más distinta. Soy profesora de la Carlos III del
departamento de informática de la escuela Politécnica Superior en
el Campus de Leganés.
Lo primero que quiero es entonar el mea culpa: Si. Soy informática
de formación, soy licenciada y doctora en informática por la
Politécnica de Madrid y además soy Catedrática del área de Ciencias de la Computación e
Inteligencia Artificial. Para rematarlo estoy en un grupo dentro de mi departamento que se
llama “Arquitectura de Computadores, Seguridad y Sistemas Interactivos”.
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Sin embargo, tengo un enfoque de la tecnología que creo que sí está relacionado con las cosas
que tratamos hoy aquí. Entre otras cosas porque dirijo un grupo de investigación en Sistemas
Interactivos, que creo que se relaciona mucho con estos temas.
También soy miembro del Instituto de Ciencia y Tecnología, en este campus. Y también dirijo
un máster oficial que comenzará el año que viene, y que es uno de los proyectos de los que me
siento más orgullosa.
Concreta cuál ha sido el camino que te ha traído hasta aquí
Cuando estudié informática lo hice pensando en descubrir para qué sirven los ordenadores. Yo
veía a mis amigos jugar con el Spectrum horas y horas y yo pensaba que eso debería servir para
algo más, y se me ocurrió matricularme en informática, cosa que sorprendió muchísimo en mi
casa. Estuve 6 años en la politécnica y me olvidé de la utilidad de la tecnología, porque
estudiábamos álgebra, programación... Sin embargo tuve la suerte de dar con un grupo de
gente en la Carlos III que trabajaban en e-learning, que por aquel entonces se hacía con los
Macintosh. Empezamos a entrar en contacto con profesores y con niños sordos, que fue el
primer trabajo que hicimos, y eso me hizo recuperar el sentido de por qué estudiar
informática: hacer aplicaciones que sirvieran para algo. Desde entonces siempre hemos
buscado, desde mi grupo de investigación, proyectos que nos permitieran financiar estudios
sobre cómo podemos utilizar la tecnología para resolver problemas de la vida real. No
inventamos un problema para luego aplicar la tecnología.
Tuve la suerte de irme un año sabático a USA, a una escuela en la que se enseñaba informática
desde el punto de vista de la utilidad. Al volver, mis compañeros y yo, comenzamos a querer
crear un máster oficial que pudiera reunir a toda esta gente que somos de campos muy
diversos pero que pensamos que la tecnología es una herramienta, no es un fin. Tras varios
años nació el máster Digital Living.
Un proyecto del que te sientas especialmente orgullosa y otro que no haya salido como tú
esperabas
No es ninguno en concreto sino mi grupo, la gente con la que trabajo, que son de muy diverso
tipo. Como tales estamos habituados a trabajar en grupo, es fundamental.
No he elegido ninguno que considere un fracaso porque creo que los que no han salido me han
ayudado a aprender un montón de cosas.
El master en Digital Living me ha costado tres años sacarlo adelante desde que teníamos el
programa. La gente pensaba que nos íbamos a parar, a cansar de los trámites burocráticos.
Pero no lo hicimos. Creo que hay veces que hay que dejar que los proyectos maduren un
poco, pero si crees en un proyecto, al final saldrá.
Dónde te ves dentro de unos años (proyectos en un futuro cercano)
Mi futuro lo veo en el máster. Es todo un logro conseguir que 14 departamentos de la
universidad participen en él, que podamos involucrar a distintas organizaciones, también a
universidades extranjeras donde los alumnos puedan ir a estudiar. Y que por fin alguien pueda
estudiar lo que yo quise estudiar y no pude: un máster que enseñe a entender, de forma
horizontal, para qué sirve la tecnología, y no de forma vertical, profundizando sólo en cómo
desarrollar algo.
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Una cosa que he aprendido en todos estos años, en unos sitios y en otros, es que todos
tenemos cosas buenas: los ingenieros somos cuadriculados pero damos una solución, y los no
ingenieros pensáis mucho, pero si alguien no os dice que hay que llegar a una solución muchas
veces os perdéis pensando. Con lo cual, el conseguir que personas de distintas disciplinas
trabajen juntas hace que distintas habilidades y actitudes se unan para conseguir una
solución final. Esta es nuestra expectativa en el máster: construir un espacio para discutir todo
tipo de proyectos.
Ahora querría hablaros del trabajo de mi grupo:
Nuestro leitmotiv: desarrollar tecnología para las personas. Tecnología que aumente las
capacidades de las personas como individuos o miembros de un colectivo.
Siempre en nuestros trabajos nos juntamos con gente de muy diverso tipo. Comencé
trabajando en e-learning pero luego me centré en la gestión de emergencias y protección civil
porque es un campo muy amplio de aplicación de la tecnología. Allí hablamos con gente de
todo tipo: profesionales, voluntarios, políticos…te abre mucho el espectro de visión y te
permite ver, no ya lo que la tecnología te permite desarrollar, sino lo que te permite
desarrollar el entorno. Hemos también trabajado mucho con niños, con los que hacemos co-
diseño. La tecnología aumenta capacidades, y siempre buscamos como hacerlo.
Es importante decir que nosotros hacemos prototipos, nunca generamos un producto del que
la gente se asombra, porque no somos una empresa.
Trabajamos en cuatro líneas:
1. Interacción
Usamos distintos dispositivos en distintos contextos y para hacer distinto tipo de
cosas. Con estos dispositivos intentamos definir cuál es la ecología de dispositivos que
tenemos que tener. Qué cosas hay, cómo se comunican entre sí, qué se hace con cada
cosa y en qué situación se utiliza cada dispositivo. Trabajamos también en temas de
accesibilidad, por ejemplo con realidad aumentada y otras tecnologías. También con
tecnología de bajo coste o low cost, porque hemos visto que los dispositivos caros son
invendibles, sobre todo en estos tiempos.
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Ejemplo: un chico del equipo ha creado un dispositivo, totalmente portátil y que
cuesta unos 200 euros, con el que cualquier superficie puede ser convertida en una
mesa interactiva.
Ejemplo: utilización de información en espacios públicos. Para este proyecto
trabajamos con una empresa que financia una cátedra en el grupo. Se intenta
presentar la información e interactuar con ella mediante grandes pantallas instaladas
en espacios públicos. Estas me muestran la información, pero además me la puedo
llevar o completarla. Se está pensando en utilizar en Ayuntamientos para cuestiones
de información, sobre todo turística.
Ejemplo: navegación guiada por nuestros ojos.
2. Visualización
También se busca la relación con espacios públicos. Trabajamos por ejemplo con
centros de crisis y de control, donde tienen que visualizar información muy difícil,
abstraerla y representarla de diferentes formas. Buscamos la forma de presentar la
información a los operarios de la forma más adecuada para que puedan entender lo
que está sucediendo y prever su evolución.
3. Aprendizaje
La rama que quizás más me gusta. Comencé en el 92, con un libro electrónico para
niños sordos. En aquel entonces la idea era muy novedosa y además tenía un fuerte
contenido emocional. Fue muy gratificante.
Últimamente estamos haciendo cosas como las que os traigo aquí:
Ejemplo: unas gafas de realidad virtual para utilizar en las charlas y en las clases. Los
alumnos tienen un móvil y el profesor elabora una serie de puntos o preguntas sobre
los que quiere que el alumno de su impresión o le diga si lo entiende o no. Los alumnos
en determinados momentos reciben un mensaje al móvil y responden si han
entendido o no. El profesor, con las gafas que lleva ve encima de las cabezas de los
alumnos un símbolo que le indica la respuesta o reacción de cada alumno. Así valora si
lo que explica está siendo entendido o no y puede hacer más efectiva su clase. Se
quiere así romper esa barrera de timidez, ya que es totalmente anónimo, y se da al
profesor una realimentación inmediata para poder conectar mejor con sus alumnos.
Las clases se enriquecen, ya que hay mayor interacción y adecuación.
Ejemplo: Juegos sociales para niños que co-diseñamos con ellos en colegios. Así
conectamos más con lo que les gusta, que sorprendentemente encaja más con los
modelos más tradicionales. También diseñamos juegos que combinan lo virtual y lo
físico.
4. Colaboración
Colaboramos desde el año 2000 con la unidad de protección civil y emergencias.
También hemos trabajado con comunidades de práctica (comunidades de
profesionales con un interés común) cuyos conocimientos tácitos (no están en ningún
manual) queremos hacer explícitos mediante sistemas que les permitan compartir
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experiencias e información para así generar conocimiento que luego se pueda
reutilizar.
Ejemplo: Sistema para crear historias entre todos a partir de la información de las
redes sociales. Hay una herramienta de filtrado a través de la cual yo meto una
pregunta y el sistema me recupera la información relacionada con ella en distintas
plataformas (Youtube, Facebook…). Con la información que obtengo puedo crear una
historia a partir de una serie de plantillas y luego compartirla a través de las redes. La
idea es compartir lo que nos pasa desde nuestro punto de vista.
Marcos Gracía
Trabajo en Medialab Prado, que es un programa de cultura digital
del Ayuntamiento de Madrid, del Área de las Artes. Acabamos de
inaugurar sede en la Plaza de las Letras, donde estuvo desde 2007
hasta mayo del año pasado.
Mi trayectoria:
Yo había estudiado Bellas Artes y en los cursos de doctorado me había dedicado más a la
Teoría del Arte Contemporáneo. Por casualidad, por una amiga, me enteré de que en
Medialab, que estaba entonces en Conde Duque, estaban buscando guías de exposición para
un proyecto llamado “Banquete, metabolismo y comunicación”. Medialab llevaba un año
activo y tuve la suerte de entrar allí. Yo ya había trabajado como guía de exposiciones y
vigilante y me cogieron. Tenía la creencia de que para introducirme en el mundo profesional lo
que tenía que hacer era centrarme en algún aspecto específico (hacer tesis…). No tenía
muchas esperanzas en trabajar en cultura. Consideraba que todo lo que se alejaba de mi
ámbito más cercano, me distraía y era una pérdida de tiempo. Al llegar a Medialab conecté
con biólogos, desarrolladores de software, activistas…fue un descubrimiento que abrió mi
mente.
La expo pretendía desarrollar proyectos que conectaran diferentes ámbitos: arte, ciencia,
comunicación…Allí descubrí lo que era el software libre, la idea de un software que comparte
su código para que otros puedan estudiarlo y mejorarlo para que evolucione y se adapte mejor
al usuario. Esta expo también me hizo ver otra forma de exposición, ya que en las salas se
hacían talleres: la experiencia del visitante no era de mera recepción sino que había
participación.
Antes ya había participado en algunos proyectos similares: fui vigilante en la Documenta de
Kassel, pude ver de cerca un proyecto vecinal para la construcción de un parque comunal en
Hamburgo… En fin, veía que el marco del arte contemporáneo y de las instituciones limitaban
los usos que se le podían dar a esos espacios, creando lugares en los que el usuario
participaba únicamente recibiendo información. Gracias a “Banquete, metabolismo y
comunicación” vimos que el espacio expositivo podía ser un espacio de comunicación
diferente al tradicional (unidireccional: el visitante recibe e interpreta un mensaje que le es
dado). Comunicación en un sentido más amplio, por ejemplo, que englobara la comunicación
también entre los participantes.
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Al terminar esta exposición, Laura Fernández y yo presentamos un proyecto a Medialab de lo
que podía ser un programa educativo para activar el espacio expositivo. Conocimos muchos
proyectos como los de Platonic, que se preocupaban por las prácticas colaborativas que se
desarrollaban en Internet, el software libre… Veíamos como, a partir de cuestiones que en
principio son muy técnicas, se podían hacer aplicaciones a temas de carácter educativo, de
investigación, de diseño… La expansión en diferentes direcciones nos dio qué pensar acerca de
cómo podía afectar al ámbito de las instituciones culturales, que tradicionalmente se habían
basado en trasmitir conocimiento e implicar al usuario sólo en la recepción.
El reto era, y es aún, ver como esas instituciones pueden transformarse para que sus
usuarios puedan tener un papel mucho mayor en la producción y elaboración. Que se hagan
mucho más abiertas y permeables.
En 2005 se hizo el primer taller (Arduino) sobre una placa de software. Como diseño no
suponía un aporte fundamental, pero suponía el primer intento de hacer una herramienta de
hardware libre. Se pudo desarrollar porque en torno a él se desarrolló comunidad. No es tanto
el dispositivo en sí como que sus creadores formaron comunidad en torno a él. El diseño,
software, hardware… tenían licencias que permitían que cualquiera pudiera descargarse la
información necesaria para construirse una placa o modificarla y mejorarla. Se atrajo a mucha
gente y se hizo comunidad. En los dos últimos días del taller propusimos que la gente trajera
sus cacharros viejos para crear nuevos objetos.
Fue sorprendente y derivó, en 2006, en un taller más avanzado: Interactivos. Entonces, fue una
convocatoria abierta y se presentaron muchos proyectos. Para que los que no fueran
seleccionados se quedaran fuera, se propuso que colaboraran con los seleccionados: fue un
modelo muy simple pero que integraba a todos. Funcionó. Ha sido nuestro mayor acierto: el
sistema de la doble
convocatoria. Nos interesa no
ya la tecnología en sí, sino lo
que se puede hacer con ellas.
En este caso concreto, usamos
Internet para hacer esta doble
convocatoria, que hubiera sido
imposible de otro modo.
2006 fue un momento de
transición, en el que Medialab
Madrid en Conde Duque
cumplió una primera etapa. Se
renovaron las direcciones y el director del centro de Conde duque nos propuso hacer una
programación de actividades. Además nosotros le propusimos una metodología para el
funcionamiento de Medialab basado en este principio: que fuese un espacio no tanto
orientado a lo expositivo, sino más orientado hacia la producción, funcionar como
plataforma de encuentro, donde las personas pudieran reunirse y construir comunidad en
torno a proyectos concretos propuestos también por la propia comunidad.
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Fue entonces cuando Medialab pasó a la Plaza de Las Letras, siempre a la espera de que
acabaran las obras de la Serrería Belga (en la imagen), que era el edificio que estaba justo al
lado, y que es al que nos acabamos de mover.
Es un buen momento para visitar Medialab porque hay muchas incertidumbres: si vamos o no
a ocupar todo el edificio, cuáles son los planes, que recursos vamos a tener…Porque
continuamos siendo una plantilla muy reducida pero en un espacio mucho mayor. Es un gran
reto.
En cuanto a los fracasos: creo que hemos fallado en la comunicación de los logros que hemos
conseguido en los últimos años. Sobre todo a la hora de trasmitirlo a los medios de
comunicación y especialmente al ámbito político. Tras el cambio de gobierno, y por ende del
Área de las Artes, la sensación era la de que no conseguíamos transmitir el proyecto, y el
Ayuntamiento tiene muchas dudas. La muestra más palpable es que ayer mismo se convocó un
concurso para el puesto de director del nuevo Medialab. Vamos a ver qué pasa.
Félix Lozano
Hablar de gestión cultural es tan amplio que querría preguntaros:
¿Por qué un Máster en Gestión Cultural?
Jaime Cubas: Por deseos profesionales, como medio para solventar
lagunas copiando o trasformando modelos que ya existan.
Rebeca: Me interesa para poder potenciar la cultura en la
sociedad. Hacerla más accesible y asequible, para que la labor de los mismos artistas sea
mucho más integrada con la sociedad, ya que muchas veces se quedan en su espacio onírico.
Hace 7 años en este mismo máster pregunté qué esperaban conseguir, donde querrían
trabajar después del máster. La mayoría contestaban que en instituciones públicas…
¿vosotros qué decís?
Nadia: Master para trabajar con el Ayuntamiento. En América Latina es este sector el que está
tomando fuerza, con muchas ideas. Venir a España y aprender de centros culturales más
abiertos al público, en contraste con la forma de gestión más cerrada de Colombia. Hay que
copiar pero también hay que innovar. Se necesita apoyo, por lo tanto estar dentro. Yo apoyo a
lo público, en Colombia hay más posibilidades.
Roser: Trabajando en cultura publica es probable que cambie cada cuatro años. Como
nosotros cambiaremos también, pero serán decisiones individuales y no impuestas por esta
democracia un tanto tumultuosa que tenemos.
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Voy a empezar por el final: hacia donde estoy mirando, y es hacia el proyecto Teamlabs, que
es un compendio de mis 25 años de carrera. Hace 26 años tenía dos pasiones la informática y
la música. Eso me hizo, sin darme cuenta, empezar proyectos con amigos, lo que ha sido una
constante durante estos 26 años, hacer proyectos que tocaban esa parte pasional, y hacerlo
siempre en equipo, con más personas. El concepto “emprender con otros”. En aquel momento
no me consideraba un emprendedor, ni siquiera sabía bien qué era eso.
En fin, tuve la suerte de poner en marcha una cooperativa de artistas y músicos. No sabía
cómo funcionaba una cooperativa y tuve que seguir formándome. Uno de mis reciclajes fue en
economía social y cooperativa. Y me fui a Bilbao a hacer unas prácticas en la cooperativa
Mondragón, quedé fascinado por este movimiento: personas normales y corrientes aunaban
esfuerzos para materializar proyectos de gran impacto en la sociedad.
En aquella época trabajaba con un cantautor, Luis Pastor. Siempre me preguntaba ¿por qué
nos dedicamos a la música?, mi respuesta era simple: porque nos gusta; la suya era compleja:
porque con la música intervenimos en la sociedad. Es cuando empecé, a mitades de los 90, a
ver mi actividad como intervención social, la cultura como instrumento interesante para
intervenir en la sociedad con proyectos que trascendiesen. Ahí empezamos a considerarnos
trabajadores de la cultura.
Otro hecho importante en mi vida fueron los viajes que realicé en ese proceso de aprendizaje.
Me hicieron adquirir una perspectiva distinta. A finales de los 90, y llevado por la fascinación
de lo que estaba pasando en la tecnología, me fui a Boston, donde estuve tres años. Internet
parecía que iba a ser la solución a todo. Aquella combinación de cultura y tecnología daba
paso a un nuevo rol en nuestra intervención. Y con un socio, en aquellos viajes, diseñamos E-
cultura. E-cultura, fue, durante 12 años, una empresa colectiva de un montón de socios en la
que compulsivamente hicimos proyectos de intervención en territorios con distintos formatos
y con ese intento de combinar gestión, diseño y consultoría. En esos 12 años, si algo me quedó
claro fue la dificultad para liderar procesos de innovación cultural donde la dimensión a la que
queríamos llegar con nuestras intervenciones nos obligaba a asumir cada vez más riesgos. Eso
hizo que a finales del 2000 tuviésemos una gran debilidad para seguir liderando este proyecto.
Quizás este es el proyecto que sí salió bien, ya que lideramos más de 200 proyectos, y al final
no fue tan bien, porque tuvimos que cerrar. Pero sí nos dio la oportunidad de empaquetar
esos aprendizajes como gestores culturales y ponerlos en el contexto que sí nos interesaba:
¿para qué estamos haciendo esto?, ¿realmente le interesa a la sociedad nuestro trabajo?
Esto nos llevó a contemplar el hecho de posicionar al usuario en el centro de la actividad, ya
que antes nuestra actividad, en la teoría metodológica era así, pero en realidad nuestros
proyectos culturales se basaban fundamentalmente en lo que a nosotros nos gustaba. Esta
nueva dimensión, el sentirnos al servicio de las personas, dio paso a nuestro trabajo en el
ámbito de innovación cultural: cómo crear proyectos que de verdad fueran útiles.
Y entonces apareció la posibilidad de poner en marcha nuestro método de aprendizaje y crear
un laboratorio que fuese en sí mismo un proceso de aprendizaje, primero a lo largo de la vida y
luego abierto. Donde ese sistema de innovación al que pretendíamos llegar fuese el resultado
de trabajar con personas de distintos ámbitos, en una organización abierta que nos posibilitase
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abordar proyectos sin tener que sufrir el desgaste de una estructura enorme, tal y como me
había pasado en mi etapa anterior. La evolución de esta idea es Teamlabs.
Bloques
1. Colaboración, alianzas y redes. Abre el debate Félix Lozano:
A Félix Lozano. El trabajo colaborativo está presente en HUB Madrid a todos los niveles: por un
lado, The HUB es una red de intercambio internacional en sí misma; por otro, los miembros de
HUB Madrid colaboran entre ellos y con el espacio para la puesta en marcha de sus iniciativas
empresariales; y además, HUB establece alianzas con otras entidades consolidadas para crear
programas de intercambio. ¿Qué aporta este sistema de redes y co-working que no se
consigue con otros métodos de trabajo tradicionales?
En esa evolución como gestor cultural que os comentaba, pasé de “estoy en la cultura porque
hago proyectos que me gustan y los emprendo con amigos porque era la manera más fácil” a
entrar en una segunda fase de “diseño proyectos que tienen la ambición de intervenir en el
ámbito en el que nos movemos”. La tercera, en ese espacio de innovación abierta, sería la
necesidad de encontrar entornos que nos posibilitasen ese tipo de trabajo.
Entre 2006 y 2007 estuve en la universidad de Stanford, en la d.school, donde descubrí la
necesidad de tener espacios interdisciplinares, como la d.school, que combina estudiantes de
todas las universidades de la ciudad de Stanford con una metodología común. Para que esto se
desarrollara se requería un tipo de entorno, donde la propiedad del espacio fuese mínima,
escalable y con una dimensión global. Al poco tiempo encontré la iniciativa HUB. Apareció en
mi vida, como primero lo hizo la iniciativa de Mondragón y luego Teamlabs.
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HUB es un movimiento de espacios de co-working, que nace en el 2005 en Londres, y que
pivota en tres elementos esenciales para este tipo de propuestas: un espacio físico, una
comunidad y unas metodologías y contenidos. Actualmente son 37 espacios en el mundo. El
de Madrid finalmente lo abrimos en enero de 2010, y es lo más parecido a ese espacio idílico
en el que yo me veía desarrollando proyectos: una organización abierta, mezclado con gente
de distintas disciplinas y sin la presión de una dinámica institucional o de un consejo de
administración que acabara por obligarme a hacer cosas que no quería.
Por suerte en el gobierno de HUB lo hemos conseguido, es decir, no hay una estructura de
consejo de administración con un enfoque economicista. Somos un total de 30 accionistas en
el caso de Madrid. En caso del HUB mundial cada HUB es un voto. En lo que se ha trabajado
mucho es en los valores que dan unidad al conjunto de 6.000 personas que conforman el HUB
mundial. Hay un margen de libertad de actuación. Tenemos la capacidad de hacer proyectos
donde no existe ninguna limitación en contenido propuesta por ninguna estructura
gubernamental ni de enfoque de capital que pudiera condicionar tu actividad, como me pasó
en mi etapa anterior.
En cuanto a la pregunta de si el modelo es copiado o cuánto tiene de original, yo creo que más
que copiado es compartido. Sí había un sentimiento compartido, yo lo viví así cuando me
incorporé a HUB. Habíamos estado buscando espacios de esas características, de hecho Rafa
de Ramón acabó en Utopic US y yo en HUB. Era por tanto un sentimiento compartido, te subes
a él y no piensas cuánto de original tiene. El planteamiento fue: hay una infraestructura y una
comunidad = vamos a desarrollar proyectos interesantes. Sí buscamos la originalidad en el
contenido, por ejemplo, en Teamlabs.
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A Juan Freire. Manifiesto Crowd es toda una declaración de intenciones: las multitudes
colaborativas son el qué y el cómo de este libro, ¿por qué? Háblanos de la evolución del
crowdsourcing y el, cada vez mayor, peso de la comunidad en ésta práctica.
El Manifiesto Crowd en inicio iba a ser un libro al uso (algo inédito, que lo haces encerrado y de
repente sacas el producto ya terminado) pero lo que nos ha salido es un producto mucho más
abierto en el que vamos compartiendo, publicando reflexiones, debatiendo y reelaborando
ideas. El producto final está en construcción, en parte gracias a la ayuda del formato
electrónico.
En el libro nos paramos a reflexionar
sobre la idea del crowd, de la multitud,
que es una idea muy antigua, en la
política, la filosofía… Pero creíamos que
ahora esta idea tomaba una nueva
dimensión soportada por la tecnología.
Estamos en un momento en el que esa
multitud, como colectivo muy grande
que demuestra verdadera inteligencia,
está saliendo a la luz, emergiendo y
transformando el mundo. Lo hemos
enfocado en dos ámbitos, que pueden
parecer muy alejados pero que están
próximos: de un lado el tema de cómo
se transforman las empresas y de otro
el ámbito de las transformaciones
sociales, cómo la ciudadanía genera
innovación, transformación y nuevos
modelos.
La idea del crowd es una idea que nace
de una forma muy simplista, en el
mundo anglosajón, y que se aplica al
ámbito tecnológico a partir del año
2000, relacionado con el
crowdsourcing. La idea, repito, es muy
simple: una tarea que requiere mucho esfuerzo, se puede descomponer en tareas muy
simples, casi autónomas, que puedes desarrollar por separado para después volver a
ensamblarlas y generar un producto complejo. O también está esa idea, que viene de mucho
más atrás y que se relaciona con la inteligencia estadística, de que el promedio de las
estimaciones de una masa de gente, puede ser mejor que el que elabore un experto. Esta es la
visión anglosajona, una visión muy individual dentro del colectivo.
Una de las hipótesis que planteamos es que el crowd, de alguna manera, se nos ha ido de las
manos, en el sentido de que se ha convertido en algo diferente. Sin que sea menospreciar, la
idea anglosajona no supone realmente inteligencia colectiva, sino agregación de
inteligencias individuales. Lo que nosotros intentamos demostrar con ejemplos, es que
realmente sí que existe una verdadera inteligencia colectiva. O sea, que si hoy podemos
abordar proyectos complejos, que se van definiendo durante el mismo proceso, y que no
tienen una respuesta o resultado definido (ni un SI o un NO…) sino que su producto final es un
conocimiento elaborado, es gracias al crowd, y también a su apoyo en la tecnología.
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Yo siempre pongo el mismo ejemplo, que me sigue pareciendo fascinante: la Wikipedia, un
producto extraordinariamente sofisticado construido a partir del trabajo de cientos de miles
de personas que han establecido una plataforma, una gobernanza y unas reglas de juego
comunes para desarrollar ese proyecto. Y la idea la empezaron cinco personas, y era muy
distinta a lo que es ahora.
Están pasando cosas muy curiosas, como que las grandes empresas se están dando cuenta de
lo que está pasando y cada vez buscan más cómo conectar con su entorno. Y no es fácil,
porque requiere un cambio radical. Está pasando que la política se está transformando, a lo
mejor más lento de lo que quisiéramos, pero lo hace. Están pasando fenómenos de multitudes,
como los espacios de co-working, en los que se pueden coordinar centenares de personas,
que incluso pueden estar coordinadas a un nivel superior, como es el caso de la red HUB, en el
que ya nos encontramos miles de personas que son capaces de trabajar colectivamente y
desarrollar proyectos.
Me interesa enormemente la coordinación de procesos que ocurren presencialmente, en el
espacio público, con procesos digitales que suceden en internet. Cualquier proceso tiene esas
dos caras y, cada vez más, son necesarias ambas. Y eso hace que parte de nuestra vida
trascurra en espacios como Medialab o HUB, en donde trabajamos físicamente con uno pocos,
y en Internet, en donde trabajamos con miles.
El fenómeno crowd está hoy también mucho de moda en fenómenos como el crowdfounding,
que, como sabéis, es algo muy limitado a unos pocos proyectos, sobre todo culturales y sin
ánimo de lucro.
La eclosión social va a suceder muy pronto. Hace tres-cuatro años cosas como el
crowdfounding estaban de moda pero no había ejemplos tangibles. Hoy sí. E irá a más. Los
procesos se sofisticarán y se basarán en el conocimiento colectivo.
Lo que comenzó con una visión anglosajona individual, yo lo conecto ahora con una visión
mucho más relacionada con el uso del procomún, otra forma de hacer colectiva que se basa
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más en los lazos de unión, en las relaciones entre las personas y menos en las aportaciones
individuales de las personas.
A Marcos García. Dentro de Medialab, el proyecto Inclusiva.net reflexiona sobre la cultura de
redes. ¿Cuál ha sido la evolución de estas reflexiones desde que comenzó el proyecto? Además
de esto, la colaboración es uno de los pilares fundamentales en Medialab: talleres
internacionales, granularidad de la participación, colaboratorio… Son iniciativas que quizás
implican mayor trabajo por la coordinación que exigen, ¿Compensan los resultados tal
esfuerzo? ¿Es quizás más importante el proceso en sí que el resultado? ¿Qué problemas
derivan de éste método de co-working?
Creo que esa reflexión podría servir para responder a la pregunta de cuánto hay de copia.
Probablemente cuando se trata de procesos sociales no se da ninguna de las dos cosas. Lo que
suele pasar son adaptaciones de modelos pre-existentes que se replican pero se adaptan a las
necesidades específicas. Una adaptación no es una innovación pura y dura pero tampoco es
una mera copia, siempre hay una interpretación un contexto, las personas….
También ha pasado, en procesos como Wikipedia, que la innovación se va dando en diferido,
es un cúmulo de cosas, y uno se da cuenta de que ha funcionado cuando ya no es algo nuevo
cuando está integrado perfectamente en la
sociedad. En el caso de Medialab puede que pasara
algo similar. No es tanto la idea en sí, sino cuál es
el trabajo que se pone, labor de mediación, para
que eso se haga realidad. En esta sesión, por
ejemplo, habéis trabajado mucho en el formato y
creo que eso es un acierto. El problema puede
venir cuando esta forma de trabajar, que puede
servir para aprender, se convierte en norma
preestablecida al salir bien: ya siempre se aplica
porque funcionó una vez. La capacidad de adaptar
el modelo y la forma según se vea, es fundamental.
Quizás es más importante el proceso que el
resultado, los resultados también son parte del proceso. No lo pondría como cosas
contrapuestas. Atender a los detalles del proceso de preparación y lo que pasa después es
fundamental.
Yo creo que la gestión cultural es una labor artesanal, donde hay que fijarse en qué detalles se
puede mejorar e innovar. En relación con la idea de innovación puede ser peligroso entender
la innovación, más que como una forma de pensar en cómo mejorar las cosas, como una
identidad: aquí vienen los innovadores, la clase creativa… porque cuando nos centramos en
la identidad de un grupo de gente condenamos al resto a la subnormalidad. Me parece
peligrosa la idea de “los innovadores que resuelven los problemas de la sociedad porque el
resto de la sociedad somos un poco tontos”.
La idea de la granuralidad de la participación es esencial. Si entendemos la innovación o el
emprendimiento como una operación en un contexto dado creo que es más interesante. Ahí
también hay una granuralidad, porque normalmente una decisión se da en un contexto donde
hay otras personas que lo facilitan, y a lo mejor son labores invisibles o tediosas que permiten
que eso salga adelante. Eso es esencial: entender, en relación con la idea de proceso, que lo
crucial no es sólo la idea genial sino el contexto que la hace posible. El cambio es posible en
la idea de contexto.
“… lo crucial no es
sólo la idea genial
sino el contexto que
la hace posible.”
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A Paloma Díaz. El laboratorio DEI-sistemas interactivos investiga, entre otras cosas, temas de
colaboración y participación ciudadana. Queremos conocer este proyecto y esta línea de
investigación concreta, ¿hacia dónde va y que aplicaciones concretas se han llevado a cabo?
El Proyecto MeSch cuenta con la participación de numerosos países de la Unión Europea,
¿cómo es el trabajo a estas dimensiones?, ¿cómo se organiza y cuál es la relación entre los
participantes?
En mi caso hay dos formas de trabajo en colaboración: entre nosotros, el equipo; y entre
nosotros y otra gente. En relación a esto último, mencionar que hemos trabajado en muchos
proyectos colaborativos. El primero fue una plataforma para que veintiún países, que forman
parte de la Asociación Iberoamericana de Organismos Gubernamentales de Protección Civil y
Defensa, cooperaran juntos. Eran veintiuna formas de ver el mismo problema. Aprendimos
que a la hora de colaborar cada uno trae a la mesa lo que es, lo que sabe, pero sobre todo lo
que le interesa. Y cada uno busca conseguir lo que le interesa, y puede parecer mentira pero
uno no conoce los intereses del otro hasta que se pone a colaborar con él y ve hasta donde
está dispuesto a ceder. Por eso lo primero que se tiene que hacer a la hora de colaborar es
igualar el campo de juego para que todos nos entendamos al mismo nivel.
La otra forma de colaboración en la que hemos
trabajado es en colaborar con personas para
desarrollar proyectos, asumiendo ese concepto de la
creatividad de la gente normal. La creatividad tiene
muchos niveles, y aunque no lo creamos, todos
somos creativos. Hay una tendencia bastante
marcada en el ámbito del diseño que es a fomentar
esa creatividad de la gente normal. Cada uno
resuelve un problema de una manera, por lo que hay
problemas y soluciones muy distintas, ninguna es
igual a otra. Igual que cada uno tiene una meta
distinta.
Trabajamos mucho con tácticas de co-diseño que
intentan incorporar a la mayor gente posible para así entender sus necesidades. Co-diseño
con niños y con profesionales. Pertenecemos a una comunidad académica que trabaja en End-
User Development, que se basa en la idea de pensar que los usuarios ya no son sólo usuarios ni
participantes sino también co-creadores. Podemos crear herramientas para que cualquiera de
vosotros creéis sistemas para no depender exclusivamente del personal técnico.
Esto enlaza con la pregunta sobre el Proyecto MeSch: un proyecto europeo que ha comenzado
en Febrero y del que formamos parte. Es un proyecto con muchos socios, liderado por la
Universidad de Sheffield. En la Carlos III decidimos crear un grupo mixto de informáticos y
gente de humanidades (como Jaime Cubas o Rodríguez de las Heras).
El objetivo es mejorar la experiencia del usuario en los museos a través de objetos digitales.
Mejorar los encuentros de la gente con la cultura. Pero es ¿encuentro entre el museo y yo?
¿entre el que ha organizado la exposición y yo? ¿Entre yo y los que están en mi misma
situación, con los que comparo mi experiencia?. Estas son las cosas que nos planteamos, no
tanto las cuestiones tecnológicas. No desarrollamos tecnología para museos, sino más bien la
parte de co-diseño: trabajaremos con distintas personas en diferentes workshops para tratar
de entender qué busca cada una en esos encuentros. Intentaremos definir con ellos qué es ese
encuentro, y qué son esos smart objects, objetos implementados con propiedades digitales.
“La creatividad tiene
muchos niveles, y
aunque no lo
creamos, todos
somos creativos.”
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Participan varios museos en el proyecto pero lo más importante es que logremos entender al
usuario como diseñador. De hecho otro pilar fundamental del proyecto es el concepto del do it
yourself. Haremos exposiciones en los museos que participan en la iniciativa y crearemos unas
herramientas para que, el día de mañana, si alguno de nosotros quiere diseñar una de esas
experiencias, no tenga que montar un complejo equipo sino usar aplicaciones software
sencillas. Y serán sencillas porque son fruto del co-diseño.
Quiero incidir en la idea de que todos somos creativos: creativos es desde usar una cosa de
una forma distinta, cambiar una cosa para darle nuevo uso, crear una cosa nueva para dar
solución a un problema que nadie conocía… En los distintos niveles de creatividad todos
podemos ser creativos si realmente tenemos interés.
2. Gestión pública y gestión privada. Iniciativas críticas desde dentro o
fuera del propio sistema. Abre el debate Marcos García.
A Marcos García. Medialab Prado es una institución pública que lleva a cabo iniciativas críticas
que promueven proyectos relacionados con la autogestión. Queremos analizar el posible
conflicto que se puede generar entre la gestión pública y la autogestión que se promueve y
cómo éste se solventa. En qué consiste la autogestión de Medialab: ¿Algún proyecto “con
ánimo de lucro”? ¿alquiler de espacios a empresas?
Me gustaría introducir un tercer modelo, el del procomún, formas comunales de gestión de
los recursos. Es un término muy antiguo que se utilizaba para designar una producción de
recursos naturales comunales (bosques, acuíferos…). Se caracteriza por la capacidad de una
comunidad de desarrollar un sistema de gestión y uso de esos recursos. Cayó en desuso, dado
su carácter agrícola, y en las grandes ciudades parece hacerse necesario un modelo estatal de
gestión de los recursos. Los procesos de autoorganización se hacen difíciles en el nuevo
contexto.
La recuperación de este término tiene mucho que ver con la introducción de la cultura digital.
En la red, se pueden dar comunidades que se construyen rápidamente, y, además, los recursos
generados en internet son de distinta naturaleza respecto a los recursos naturales, q pueden
acabarse. Es la tragedia del procomún: cuando las comunidades dejan de poder explotarse y
ciertos miembros terminaban arruinando un recurso común. En la red es mucho más difícil
que se dé porque los bienes no son escasos.
El gran reto ahora es ver como desde lo público y desde el mercado somos capaces de
generar contextos que enriquezcan esos bienes concretos. Una de las maneras de fomentar
esto es generando usos comunes mediante licencias libres que permitan a otros coger un
proyecto y adaptarlo a sus necesidades. Medialab es un proyecto público que favorece
procesos comunales y lo que ofrece son estos procesos. En relación con las empresas,
pensamos que podrían estar interesadas en contribuir y participar, ya que conocerían nuevas
dinámicas, tendencias, gente interesante para para sus propios proyectos…En este sentido, el
alquiler de espacios es el recurso habitual pero pensamos que esta es la manera menos
interesante de colaboración con las empresas. No queremos que se acerquen a Medialab sólo
por la marca, sino por tener verdaderas ganas de participar en los procesos de colaboración.
Quiero añadir una reflexión en torno al estado del bienestar: denostado por su cariz
paternalista en cultura y relacionado con la idea de derecho a acceder a la cultura. Pero se
trata de un acceso como forma de disfrute sólo como espectador, no como partícipe. Frente a
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esa idea está la del Partner State: el estado es socio del ciudadano, ofrece infraestructuras públicas que funcionan como plataformas para la producción y la mediación social. Lo público genera soluciones que la administración es incapaz de dar, por lo que opta por facilitar que los ciudadanos se puedan involucrar y cooperar para dar con esas soluciones. Medialab estaría en esta línea. A Félix Lozano. HUB Madrid, como entidad privada, trabaja en torno a unos valores propios y sigue unas premisas autoimpuestas desde el seno de la propia organización, sin rendir cuentas a organismos públicos. Sin embargo, ¿De qué manera afecta a la gestión de HUB Madrid su pertenencia al ecosistema de The HUB? HUB Madrid apoya nuevas formas de financiación privadas como el crowdfunding a través de eventos como micro(me)cenas (5 de marzo de 2013) pero, ¿Cuál es el sistema de financiación del propio HUB? ¿En qué consistió micro(me)cenas? ¿Por qué tal iniciativa? En nuestro caso, y hablo más como Teamlabs que como HUB, la empresa se constituye con el
ánimo de generar conocimiento. La empresa como generadora de conocimiento es la idea
base que queremos transmitir a aquellos que se unen a nuestro ciclo formativo. Es una
dimensión distinta, no la empresa como generadora
de beneficio sino como generadora de conocimiento.
Otra cuestión será la capacidad de monetizar ese
conocimiento o la participación en ese beneficio.
Cuando nos referimos a empresa o a institución
pública, nosotros apostamos por ese modelo de
empresa: generadora de conocimiento y basada en
un modelo de reparto sostenible de la monetización
del conocimiento que se genera. Cooperativismo del
siglo XXI, organización responsable, empresa
consciente: son fórmulas que lo primero que hacen
es quitar la forma estereotipada de acercarnos a los modelos. Muchas veces nos traicionan los
prejuicios: la empresa sólo ve beneficio económico y la institución pública ralentiza. Llamemos
como lo llamemos, nos parece una forma eficiente de funcionamiento.
A Paloma Díaz.
¿Cómo de sencillo es llevar a cabo iniciativas críticas en el ámbito de la universidad pública? La universidad pública es el ámbito idóneo para las iniciativas críticas porque en ella se
cuenta con la masa intelectual necesaria y la libertad de cátedra que garantiza la
independencia. Por otro lado el laboratorio en el que trabajo está en la escuela de ingeniería y su modelo de gestión incluye financiación privada (los proyectos son financiados con fondos públicos o privados). Esto conlleva una serie de tensiones entre empresa y universidad fruto de los diferentes intereses que tienen ambos en su búsqueda del win win (todos ganan). ¿Cómo afectan los recortes y los cambios políticos en el desarrollo de éstas? Los cambios políticos afectan muchísimo a este sector. Se ha dañado enormemente a imagen
de las instituciones públicas y en concreto el papel de los investigadores. Se les ha
demonizado e incluso criminalizado cuestionando su gestión de fondos. Es difícil trabajar así y muchos se están marchando al extranjero, no sólo los jóvenes, sino también funcionarios que llevan en sus cargos mucho tiempo.
“Apostamos por un
modelo de empresa
generadora de
conocimiento”
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A Juan Freire. Dejaste la Universidad desencantado por el modelo establecido para explorar otras vías ¿Crees que desde dentro es imposible impulsar el cambio? ¿Qué es lo que frena y qué sería necesario? Háblanos de la “gestión del cambio” a través de la innovación. ¿El proceso de cambio que propone Barabés Next, es aplicable también en la empresa pública? Hablar de gestión pública y gestión privada es, según mi modo de ver, un planteamiento del
pasado. Hoy día debemos hablar más bien de gestión en COMUNIDAD. Un concepto antiguo pero hoy renovado: comunidad múltiple (frente a la comunidad formada por unas pocas personas), comunidad en la que decidimos estar (frente a la que estamos por obligación), comunidad más diversificada, que hace mayor referencia al PROCOMÚN y se establece como eslabón entre lo público y lo privado, dando sentido a ambas.
Lo público hoy es una infraestructura, parte esencial del sistema. Lo privado, o se conecta con la comunidad, o está muerto (de ahí, por ejemplo, que las grandes marcas busquen desesperadamente conectar). En éste ámbito se ha visto que ya no se compra la “innovación”, ya que es un proceso caro y lento, sino que la “innovación” está en todos los ámbitos y para llegar a ella es totalmente necesario trabajar con la comunidad. La comunidad o comunidades emergen como una pieza intermedia que da sentido a los nuevos modelos. No tiene sentido hablar de público y privado, sino que ambos juegan roles en un determinado proceso. Si sólo hay público o privado se trata de un proceso incompleto. Esta misma idea de comunidad se relaciona con el hecho de que hoy todo el mundo busque poner al usuario en el centro.
En cuanto a vuestras preguntas en torno a la universidad he de decir que ésta tiene ventajas y desventajas. Mi experiencia radica en la universidad en la que yo trabajé. Y allí, si, era imposible impulsar el cambio. Pero hoy colaboro con la Universidad de Mondragón, que sin ser pública tiene una fuerte vocación social, desde la que sí se está impulsando. En cuanto a qué sería necesario para llevar a cabo este cambio diría que es fundamental un
proceso de transformación social, cultural, de vocación y de actitud en el que políticos y
agentes trabajaran CON la comunidad. Reconfigurar el modelo de relación entre la gestión
de lo público y lo privado dando preponderancia a la comunidad, que en definitiva es todo lo
que está en medio, que es en donde vivimos. Nuestra vida se asienta en el procomún, que es
donde se basan nuestras decisiones, y no en lo público o lo privado.
“Sería necesario
reconfigurar el
modelo de relación
entre la gestión de lo
público y lo privado
dando
preponderancia a la
comunidad.”
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Ronda de preguntas: ¿Por qué no puede trasladarse el conocimiento que se genera en Medialab al Ayuntamiento de Madrid? Marcos García Yo creo que sí que se puede. Uno de los grandes retos en el futuro es ver cómo las experiencias en Medialab se pueden trasladar a los barrios, donde están los centros culturales que no suelen tener suficiente presupuesto. Es uno de los grandes retos del ayuntamiento, porque están un poco desatendidos. La lógica de los modelos que estamos proponiendo
debería centrarse más en lo local. Abrir un centro local en el Paseo del arte es muy problemático porque ahí ya hay un montón de instituciones locales. Uno se pregunta, ¿por qué otra institución ahí? pues porque quizás su función no es sólo atender a los ciudadanos de Madrid, sino también a los turistas. Se me ocurre que también se podría implementar la parte de tecnologías, herramientas digitales. Medialab cuenta con más de mil videos de actuaciones, conferencias... y en el Ayuntamiento hay muy pocas instituciones que cuenten con un archivo propio. Eso llama la atención teniendo en cuenta el presupuesto tan limitado que tiene Medialab. Ese tipo de prácticas, que en Medialab se llevan haciendo desde hace tiempo, ahora en algunos contextos se están intentando imitar. También podrían ser aplicables políticas de transparencia, políticas de Open data, en las que Medialab ha trabajado como parte de su programación. Podrían ser muy útiles.
Realmente concuerdo mucho con este planteamiento, realmente también creo que hay otro tercer sector que no es ni público ni privado, que somos nosotros y que realmente está moviendo más de lo que se esperaba que fuéramos a hacer en un principio. Pero creo que hay un abismo muy grande todavía, entre la comunidad y la realidad. Yo, por ejemplo, twitteo al Prado y el Prado me responde, véase Prado, Thyssen… pero después voy allí y no tengo esa capacidad de tú a tú como hay en las redes, entonces me pregunto si esto no es ilusión de comunidad o es más bien una especie de transición hacia algo que no sabemos que será. Mi idea es que es verdad que existe, que existe en lo virtual pero no en la realidad. Juan Freire Lo veo al revés. La comunidad y el papel de la tecnología digital es muy reciente. La actividad científica, siempre ha sido pensada en instituciones públicas, pero realmente creo que realmente recae en la comunidad, la ciencia no tiene sentido si no se piensa como comunidad, jugando un papel dominante que se estén generando prácticas a la hora de compartir. Los científicos incluso en condiciones en las que no era fácil relacionarse lo conseguían. A mí me da igual que me conteste el Museo del Prado, lo que me importa es que se estén generando prácticas comunitarias que hacen que la instituciones se inserta en el sistema se convierte en un apoyo, o terminará estando obsoleta. Qué pasa con la PAH, el tema de las hipotecas, lo cierto es que es un proceso ciudadano que ha revolucionado, era inimaginable que una acción ciudadana modificase la opinión pública, obligase a políticos a toar decisiones, todo lo que está pasando es un proceso comunitario, los ciudadanos utilizando la tecnología y herramientas muy básicas y pragmáticas, entonces en el caso de la hipotecas es un ejemplo de cómo está surgiendo un nuevo poder que la ciudadanía está aprendiendo a manejarlo, los demás agentes a relacionarse con él a manejarse con él, o bien a destruirlo o no, potenciarlo o no. Estamos en un momento en el que este tipo de modelos están empezando, cuando la tecnología te da
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herramientas y te permite coordinar sin una estructura institucionalizada, en realidad la institución se convierte en un coste. Se reduce entonces la barrera a la hora de participar gracias a la tecnología, que nos permite realizar procesos coordinados que antes sólo podían hacerse a través de estructuras institucionalizadas. Marcos García Y su potencia yo creo que es no sólo por la capacidad de organizarse, sino para la producción de conocimiento que es capaz de enfrentarse a sistemas ya establecidos. Juan Freire No son reactivas sino proactivas. Otro ejemplo es por qué Obama es presidente de los EEUU, y es porque consiguió organizar una gran comunidad de gente, es el primer concepto de crowfunding y explora en el concepto de comunidad y se le va de las manos… tienes que redefinir muchos conceptos. EL caso de Obama la única manera de explicarlo es mediante una comunidad empoderada tecnológicamente, sino en la vida hubiese sido elegido por el partido demócrata, porque era un outsider.
3. La enseñanza de lo cambiante. Estudios superiores y talleres. Llama la
atención la vinculación de los cuatro ponentes (o espacio al que representa) a un plan de estudios de carácter superior (universitario); estos, junto a talleres y conferencias organizados en el seno de las instituciones/proyectos, ponen de manifiesto una preocupación por la educación en campos de conocimiento muy nuevos, incluso aún no definidos o asentados. Abre el debate Paloma Díaz
A Paloma Díaz. El Máster Digital Living pretende ser un espacio de enseñanza colectiva, donde alumnos y profesores colaboren y generen pensamiento crítico. Es un fuerte cambio con respecto al modelo hasta ahora establecido que requiere un cambio de mentalidad tanto en alumnos como en profesores. ¿Cómo esperáis crear ese entorno abierto de enseñanza-aprendizaje? El Máster Digital Living es un espacio más abierto que otras experiencias docentes que puedo tener en la universidad. Se trata de un máster oficial acreditado por ANECA, lo cual ha sido arduo porque es un máster transversal, que no pretende ser especialización en una cosa, sino todo lo contrario. Está pensado muy al modelo americano, de hecho este máster, lo diseñamos aquí y durante dos años diseñamos una serie de workshops internacionales que venía gente de otras universidades, fundamentalmente de USA, UK, Finlandia, Dinamarca y de empresas. Entre todos pensamos qué habilidades, qué conocimientos y sensibilidades tenía que tener la gente para ser creativa en el mundo digital, pensando que esta gente no tiene porqué ser tecnólogo, sino de cualquier rama, y venía gente de lo más diverso lo que nos hozo buscar una solución más adecuada. Esta visión horizontal ha chocado mucho con la visión que tenemos en España de que yo me
especializo en hacer zapatos azules y soy el que mejor los hace, pero si un día me pides hacer
una zapatilla te diré que no es cosa mía. Ha sido difícil pero al final hemos conseguido acreditarlo. Porque cuando uno cree en un proyecto y sabe que está respaldado a nivel exterior (fuera de España) eso te da la fuerza para seguir adelante. Lo hemos concebido como un espacio muy abierto porque básicamente todos los que hemos participado en esto habíamos estado en muchos sitios y valoramos todo tipo de experiencias. Yo desde mi experiencia académica puedo transmitir una serie de conocimientos a los alumnos
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que no puedo transmitir porque no he estado en una empresa, pero alguien que ha creado su propia empresa o trabaja para una puede venir y hacer lo que nosotros llamamos “sacar la docencia fuera de los muros de las universidad”. Porque muchas veces venimos aquí
esperando a que nos lo den todo hecho y el problema que nos enfrentamos en un master
como éste es precisamente enseñar cuando nadie sabe la respuesta. Nosotros no sabemos
cuál el mejor modo de vivir en el mundo digital, cada uno buscamos la respuesta para que
sea la mejor a nuestras necesidades.
Respondiendo al tema de la internacionalización: nosotros partimos de una vocación internacional, el comité que definió el máster era internacional, y además hemos buscado acuerdos con otras universidades. Hay que irse fuera para conocer otros sistemas educativos y poder sacar lo mejor de cada uno. La idea de este máster es compleja y difícil de vender en este país, es difícil explicar que es un máster que puede hacer igual un teleco que uno de humanidades. Pero estamos convencidos que tendrá muchas más riquezas profesionales. En USA he visto como muchos altos cargos de empresas tecnológicas no tienen formación tecnológica, porque tener grandes ideas no la requieren. Hay que promover ese tener miedo a la tecnología y darnos cuenta de que todos
podemos ser creativos y que lo único que necesitamos es saber más de algunas cosas y saber
lo que no sabemos para buscar a aquellos que saben lo que nosotros no sabemos y poder
colaborar con ellos para sacar adelante nuestras ideas.
A Juan Freire. La educación está, quizás, alejándose de los centros tradicionales y la gente escoge otras alternativas ¿Hacia dónde deberían ir las instituciones educativas? Háblanos de los conceptos “Ecosistemas de aprendizaje” y “Tecnologías sociales”. La certificación también ha sido en nuestro caso (más bien en el caso de la Universidad de Mondragón) un gran logro, ya que es título oficial, y me fascina que lo hayan conseguido. Yo no me atrevería o perdería el tiempo en eso… A mí la certificación es importante y no lo es,
depende. Las instituciones educativas corren el peligro muchas veces de convertirse en
certificadoras: yo ostento la capacidad de decidir quién sabe y quién no sabe y ya no me preocupo de la calidad de lo que aporto, de lo que aprendas o no si al final vas a pasar por mí. Si esa es tu ventaja competitiva en términos empresariales vas mal, vas a acabar desapareciendo. Y a veces escucho discursos de ese tipo que me preocupan por lo que reflejan. Ahora, si la certificación responde a una realidad que hay detrás sí que puede ser interesante porque hay mucha gente que le otorga un valor a eso. En mi caso yo no lo considero muy relevante, pero si entiendo que en el proyecto en el que estamos tiene un gran valor para tranquilidad de todos los que están participando en ese proceso. A Félix Lozano. ¿Qué es Teamlabs? ¿Por qué ser socio local del Grado en Liderazgo Emprendedor e Innovación? ¿Qué tiene de diferente LEINN respecto a otros planes de estudio universitario? ¿Por qué HUB Madrid acoge un programa como Teamlabs? A mí me gustaría añadir la concepción del proceso de aprendizaje para toda la vida. Nosotros en ese contexto, el de la formación como un life long learning process, consideramos que la
formación no es una etapa, no es el paso previo a enfrentarte con la realidad laboral o
profesional. En ese difuminar la frontera, que trabaja de forma fantástica Medialab, ¿por qué la educación del futuro no va a ser una especie de proceso que va a durar toda la vida? Borrar
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la frontera entre educación y trabajo, usando metodologías que usan las mismas
herramientas tanto en la etapa educativa como en el trabajo real.
A Marcos García La educación en Medialab parece entenderse más como laboratorio e intercambio de ideas. ¿Cuál es el papel de los mediadores en la institución? ¿Por qué la colaboración con el máster CCCD? Yo creo que en ese proceso tienen mucha importancia los espacios formales y no formales.
Educación esparcida: en cualquier lugar y en cualquier momento se pueden dar situaciones
de aprendizaje. En el caso de Medialab es fundamental el proceso de intercambio, tan rico
debido a que hay gente que viene de fuera. Ayuda el formato que tenemos de talleres de dos
semanas de duración, gente que no es de Madrid dedica todo su tiempo a esos talleres.
También el aprendizaje basado en los proyectos y ese modelo que antes he explicado basado
en proyectos con grupos de colaboradores. Se relaciona con el Máster CCCD donde
aplicaríamos las metodologías de Medialab y que se podría aplicar a gente de diferentes
universidades y competencias.
En esta primera edición no hemos podido apoyar desde Medialab tanto como nos hubiera
gustado, por el problema de no estar lista la sede definitiva. Lo bueno es que están grabadas
las clases, son menos horas de clase pero la clave está en el desarrollo del proyecto y las
tutorías que los profesores del taller facilitan. Además como créditos de libre configuración
hay más clases por parte de Medialab.
Otro aspecto importante en Medialab son las fiestas, al igual que en la universidad, es en la
cafetería o el bar donde se establecen nuevas relaciones o conexiones entre gente que acaban
por ser el inicio de un proyecto. Ese es quizás el mejor indicador de que se está construyendo
comunidad. Por eso no hay que separar los ambientes formales de lo que hay alrededor,
porque el contexto a veces facilita que haya cosas interesantes.
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