7/27/2019 Estudios sobre clase media en la antropologa social- una agenda para la Argentina
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On-line version ISSN 1851-1694
Av no.13 Posadas July 2008
Estudios sobre "clase media" en la antropologa social: una agenda para laArgentina*
Sergio Visacovsky**
* Una versin preliminar de este trabajo fue presentada en el IX Congreso
Argentino de Antropologa Social, realizado en Posadas, Misiones, entre el 5 y
el 8 de agosto del 2008. Los materiales y reflexiones proceden de dos
proyectos de investigacin: "Coping with Catastrophe: An Ethnography of the
Argentine Middle Class in Crisis", financiado por la Netherlands Foundation for
the Advancement of Tropical Research (WOTRO) entre 2004-2006; y "Prcticas
de delimitacin social de la clase media en la Argentina: una investigacin
etnogrfica e histrica sobre moralidades, identidades etno-nacionales y
apariencias espaciales y corporales", financiado por el Fondo para la
Investigacin Cientfica y Tecnolgica (FONCyT) de la Agencia Nacional de
Promocin Cientfica y Tecnolgica para el perodo 2006-2009.
** Investigador Independiente del Consejo Nacional de Investigaciones
Cientficas y Tcnicas (CONICET). Centro de Antropologa Social del Instituto de
Desarrollo Econmico y Social (IDES). e-mail: [email protected]
Resumen
El objetivo de este trabajo es exponer un panorama de los estudios
antropolgicos sobre clase media. Primero, ofrezco una respuesta para explicar
por qu la antropologa social slo recientemente se interes en estudiar
poblaciones definidas como "de clase media". Segundo, analizo cmo la
sociologa en la Argentina hizo de la clase media uno de sus objetos de
investigacin centrales en los aos 1950 (en relacin con los problemas deldesarrollo y la modernizacin), y desde los 1990 (en relacin con el
empobrecimiento de la sociedad). Tercero, presento algunos trabajos
etnogrficos pioneros de los aos 1960 y 1970 desarrollados sobre poblaciones
definidas como "de clase media", por antroplogos nativos y extranjeros.
Cuarto, examino los lmites de los estudios tradicionales sobre clase media. Y
quinto, finalizo presentando un modelo de anlisis constructivista sobre la
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clase media, donde son relevantes los estudios antropolgicos de los sistemas
de clasificacin y la definicin de lmites sociales
Palabras claves: Clase media; Clasificacin; Constructivismo; Lmites sociales
The goal of this article is to present an outlook of the anthropological
researches about middle class. First, I answer why social anthropology was not
interested in studying people defined as "middle class" during the most part of
its history. Second, I analyze how sociology in Argentina turned middle class
into one of their main research objects in the 1950s (in connection with
development and modernization topics), and since the 1990s (relating to
impoverishment of Argentine society). Third, I present some pioneering
ethnographic works of the 1960s and 1970s on Argentine people defined as
"middle class", carried out by native and foreign researchers. Four, I examinethe dilemmas of the traditional studies on middle class. And fifth, and I present
a constructivist analytical model on middle class, for which are important
anthropological studies about classification systems and the construction of
social boundaries.
Key words: Middle class; Classification; Constructivism; Social boundaries
Fecha de recepcin: Noviembre 2008
Fecha de aprobacin: Marzo 2009
Durante el curso de los primeros aos del nuevo siglo, un nmero cada vez
mayor de antroplogos sociales en la Argentina ha emprendido la tarea de
estudiar mediante los enfoques y los mtodos de la disciplina a la clase media
urbana. Posiblemente, los representantes de la llamada sociologa acadmica
pueden considerar extraa esta pretensin de novedad, en especial porque la
clase media constituye un objeto de indagacin disciplinar desde hace muchotiempo. En los ltimos aos, sobre todo en los 1990, buena parte de esas
investigaciones fueron realizadas apelando a metodologas cualitativas y a
autores que son fuente habitual de consulta terica para los antroplogos,
como Pierre Bourdieu. De hecho, algunos antroplogos han trabajado en
equipos de investigacin liderados por socilogos, dando mayor apoyatura a
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una perspectiva de trabajo unificada. Por ende, es muy posible que vean esta
insinuacin de ruptura como innecesaria e incomprensible.
A pesar de ello, y an destacando la relevancia de estas lneas de
investigacin, mi intencin aqu consiste en plantear la diferencia entre estosestudios y aquellos que acomete un enfoque ms propiamente antropolgico.
Planteada de una manera simple, la divergencia radicara en que mientras los
estudios sociolgicos vigentes estudian las propiedades de diferentes sectores
sociales a los que se predefine como de "clase media", los trabajos que llamo
"antropolgicos" se interrogan por las condiciones sociales y culturales que
hacen que ciertos conjuntos sociales sean adscriptos y se constituyan como
"clase media".
Quiero ser justo al respecto. Si bien las fuentes intelectuales del programa quealiento se nutren necesariamente de la tradicin antropolgica, esto no implica
trazar una absurda frontera entre antroplogos y socilogos. Lo que en verdad
quiero resaltar es una propuesta diferente para hacer de la clase media un
objeto de estudio. Al respecto, este trabajo se propone mostrar cules son los
aspectos salientes de los estudios antropolgicos sobre prcticas definidas
como "de clase media", y en especial el valor de la indagacin etnogrfica. El
artculo procurar adelantar los avances de este programa de investigacin en
la Argentina, y sus contrastes con los desarrollos sociolgicos ya establecidos
en el curso de la dcada de 1990, especialmente aquellos que han puesto su
atencin tanto en la "declinacin de la clase media" y la emergencia de"nuevos pobres", como en el "ascenso de la clase media" centrada en la
participacin en formas de consumo globalizadas y patrones residenciales
basadas en la segregacin urbana.
Pretendo mostrar que los abordajes antropolgicos han permitido orientar las
investigaciones en cuatro lneas especficas. En primer lugar, promueven el
estudio de los procesos de constitucin de la clase media en trminos locales,
enfatizando en las peculiaridades de los contextos nacionales y regionales.
Segundo, han puesto de manifiesto cun importante es atender a laheterogeneidad social y cultural que usualmente es homogeneizada bajo el
rtulo de "clase media". Tercero, han exhibido la relevancia que implica tener
en cuenta las prcticas y relatos que participan de la constitucin de la "clase
media". Y cuarto, finalmente, han revelado la necesidad de estudiar los
procesos de constitucin no slo a travs de vas clsicas, como los niveles de
ingreso y las pautas de consumo, sino tambin a travs de otros aspectos,
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tales como las imgenes corporales y espaciales, y las identidades raciales,
tnicas y nacionales.
Estudios sobre la clase media desde la antropologa social: desarrollos
internacionales y el caso argentino
Resulta algo desmedido endilgarle a la antropologa en la Argentina el no haber
desarrollado hasta la fecha una preocupacin especfica por el estudio de la
"clase media". Exceptuando trabajos pioneros como los de William Lloyd
Warner (Warner, 1949; Warner y Lunt, 1941 y 1942), se trata de un tpico que
la investigacin antropolgica internacional inici hace pocas dcadas,
avanzando lentamente en un terreno an dominado mayormente por el inters
hacia poblaciones ms ligadas a la tradicin disciplinar, tales como las
sociedades tribales, los trabajadores rurales o industriales, o los diversossectores empobrecidos en razn del desempleo o la exclusin social (Overbey
y Dudley, 2000).
Como lo ha sealado el antroplogo Mark Liechty (2002), buena parte de la
literatura etnogrfica sobre la clase media anterior a los aos 1990 proviene de
estudios en mbitos escolares, y trata sobre cuestiones tales como los
procesos de socializacin y la reproduccin social (Eckert, 1989; Foley, 1990;
Gaines, 1990; Holland & Eisenhart, 1990; Proweller, 1998); otros trabajos han
abordado cmo ciertas familias consideradas de clase media se han vistoafectadas por los procesos de des-industrializacin o de reconversin
empresarial, como los conocidos estudios de Katherine Newman con residentes
de un suburbio de New Jersey (Newman, 1988 y 1993). En la misma poca, la
activista norteamericana Barbara Ehrenreich (1989) public un ensayo sobre
los cambios de la clase media norteamericana profesional, especialmente en
relacin con la prdida paulatina de la importancia concedida a la autonoma
profesional y a la integridad moral hacia fines de los aos 1980. Un caso
especial es el estudio etnohistrico de una clase media nacional, desarrollado
en Suecia por Frykman y Lofgren (1987). Es a fines de la dcada de 1990 y en
los comienzos del nuevo siglo cuando empiezan a ver la luz estudiosetnogrficos focalizados en poblaciones que se autodefinen o son definidas
como "clase media". Muchas de estas publicaciones han indagado en la
relacin de las prcticas de consumo globales, su vinculacin con identidades
de gnero, religin, etnicidad y regin, el papel de los medios masivos y
electrnicos de comunicacin en la difusin de estilos de vida e identidades, y
los modos propiamente locales de apropiacin, uso y resignificacin (Liechty,
2002; Lundgren, 2000; Mankekar, 1999; O'Dougherty, 2002; Sloane, 1999).
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No obstante este creciente inters, todava hoy es imposible afirmar que
estemos viviendo un proceso semejante entre nosotros, an cuando desde los
aos 1990 los antroplogos argentinos han tomado por fronteras disciplinarias
los confines del espacio que alberga toda manifestacin humana. No estoy
asegurando que debiera existir un rea especfica, tal como suele pensarse en
"antropologa econmica" o "poltica", nominaciones que a menudo satisfacen
ms las exigencias de legitimacin institucional que las propiamente
cientficas. De modo ms simple, digo que a pesar de que desde, incluso, los
aos 1970, muchos estudios han sido realizados sobre poblaciones definidas
explcita o implcitamente como "clase media", esto no ha llevado
necesariamente a hacer de ella un tema especfico, con su propia agenda, con
sus propios problemas de investigacin y con desarrollos especficos
relacionados con las dificultades inherentes a su investigacin.
Esta situacin puede llamar ms la atencin, si se recuerda cmo la Argentina
ha sido definida en ms de una ocasin por nativos y extranjeros como "un
tpico pas de clase media", poseedor de "la clase media ms vasta e ilustrada
de Amrica Latina", una caracterstica que habra alejado a la Argentina de los
modelos polarizados de los otros pases de la regin, plagados de contrastes,
aproximndola ms a Estados Unidos y, sobre todo, Europa Occidental. Buenos
Aires -muy especialmente- ha sido muchas veces presentada como una urbe
europea transplantada a Amrica Latina, no slo por la descomunal circulacin
de bienes e ideas globales, sino por presentar poblaciones locales semejantes
a las que habitan Paris, Barcelona, Roma o Madrid, debido a sus niveles yestilos de vida, pero quiz ms que nada por albergar una numerosa poblacin
blanca. A pesar de que en los ltimos tiempos estas imgenes han sufrido los
embates del augurio de la extincin de la clase media, lo cierto es que la "clase
media" sigue siendo una categora invocada por quienes pregonan su presunta
disminucin, o por los medios de comunicacin y los especialistas que tratan
de identificar ciertos comportamientos polticos en el espacio pblico, o
identificar segmentos de consumidores.
Esta importancia pasada y presente de la clase media en la Argentina rara vezse reflej en el pasado en los estudios antropolgicos locales. Difcilmente
poda provenir dicho inters de los estudios etnolgicos y folklricos anteriores
a los aos 1970. Las "ciencias antropolgicas" un espacio del que participaban
la etnologa, el folklore, la arqueologa prehistrica y la antropologa fsica se
ocupaban de las poblaciones indgenas vivas o desaparecidas, o de los
sectores mestizos de tradicin hispano-indgena asociados con las
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supervivencias "folklricas"1. A las "ciencias antropolgicas" les qued la tarea
de ocuparse de poblaciones excluidas de la sociedad nacional, consagrando la
exclusin de aquellos sectores que nunca podran llegar a ser "autnticos
ciudadanos", para quienes la lengua y la etna s eran significativas
(Visacovsky, Guber y Gurevich, 1997; Guber y Visacovsky, 1999 y 2000).
Frente a otros disciplinas como la historiografa o la sociologa (esta ltima, conun nuevo perfil "cientfico y moderno" desde la segunda mitad de los aos
1950), la antropologa quedaba desplazada de los debates respecto al carcter
de la nacin o el estado, del curso de la accin poltica y, fundamentalmente,
del presente.
No obstante, durante los aos 1970 se llevaron a cabo algunas investigaciones
empricas que pudieron constituir el prembulo de un campo disciplinario
especfico de la antropologa social, el cual qued trunco en parte por los
avatares polticos (la profundizacin de la violencia poltica y el terrorismo deestado), y en parte por peculiaridades de la conformacin del campo
antropolgico local. Apelando a enfoques provenientes de la antropologa
social britnica y norteamericana, a los que se sumaban en algunos casos
desarrollos basados en el marxismo, estos estudios se focalizaron en contextos
rurales habitualmente estudiados por la sociologa. Con el propsito de discutir
la teora de la marginalidad, los estudios antropolgicos se orientaron a la
indagacin de prcticas de supervivencia y permanencia no necesariamente
capitalistas, desarrolladas no slo por los sectores subalternos ms
empobrecidos, sino tambin por pequeos y medianos productores,
descendientes de colonos de origen europeo (Guber y Visacovsky, 1999: 25;
Guber y Visacovsky 2000: 307). En estos estudios, sus autores debatieron su
caracterizacin como pequea burguesa (Archetti, 1975), o la calificaron
abiertamente como una "clase media rural", ubicada entre los proletarios y los
terratenientes (Archetti y Stlen, 1974: 175; Bartolom, 1991). Tambin, en
estos trabajos examinaron el papel de las identidades tnicas y su relacin con
las elites argentinas locales, como fue el caso del estudio de Leopoldo
Bartolom sobre los colonos descendientes de ucranianos y polacos en
Apstoles, en el sudeste de la provincia de Misiones. Adems, y en algunos
puntos en convergencia con las investigaciones de Archetti y la antroploga
noruega Kristi-Anne Stlen, Bartolom puso en evidencia la ideologa
econmica conservadora de estos sectores, orientada a la supervivencia enlugar de la expansin.
Dos trabajos merecen especial atencin. En primer lugar, el estudio sobre los
modos de vida urbanos en la ciudad de Paran, Entre Ros, realizado por el
antroplogo argentino Rubn Reina (quien trabajaba desde haca varios aos
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en la Universidad de Pennsylvania, Estados Unidos), a comienzos de los aos
1970. Se trata de una monografa etnogrfica, que quiz haya sido el primer
estudio antropolgico realizado en el pas completamente abocado a investigar
una poblacin definida por el autor como "clase media"2. En segundo lugar, la
investigacin emprendida por la antroploga norteamericana Julie M. Taylor
sobre "los mitos de Eva Pern" constituye al mismo tiempo una indagacin delas concepciones sobre gnero, sexualidad y moralidad de la clase media
urbana en Buenos Aires. Taylor, quien haba iniciado su trabajo de campo a
fines de 1970, convivi inicialmente con una familia trabajadora de un barrio
proletario, pues quera estudiar la creencia en Eva Pern como una santa, fiel
esposa y leal propulsora de la causa peronista. Como otros especialistas, ella
supona que esta creencia haba sido promovida por los sectores ms
humildes. Sin embargo, su investigacin revel que la imagen de Eva como
una santa poseedora de poderes msticos no era, en realidad, patrimonio del
proletariado peronista, sino que fue la clase media opositora al rgimen de
Juan D. Pern quien construy la imagen de un pueblo crdulo entregado al
culto de Evita (Taylor, 1979 y 1981). Aunque no fue el objetivo de Taylor
realizar un estudio de la clase media, en gran medida contribuy al
conocimiento de su sistema de creencias; en efecto, Taylor pudo interrogar los
estereotipos polticos, muchos de los cuales han alimentado y siguen
alimentando las mismas hiptesis de investigacin social, al mostrar cmo
determinadas conductas o creencias atribuidas a los sectores ms pobres de la
poblacin son, en realidad, un producto de la clase media. Implcitamente,
Taylor habra sugerido que la tarea de problematizacin de lo "dado por
descontado" (esencial al enfoque etnogrfico) en la Argentina, desembocaba
en un estudio de las ideas de la clase media, al fin y al cabo, el sector de dnde
provenan investigadores, profesionales y periodistas.
Durante los aos de la dictadura militar (1976-1983)3, la antropologa social
permaneci ausente en los planes de estudio y en los enfoques de
investigacin en las antropologas acadmicas, por lo que resultaba imposible
que ciertos temas de pesquisa fuesen planteados y desarrollados4. Con el
retorno de la democracia, desde mediados de los 1980, se produjo una
apertura paulatina en las temticas de investigacin antropolgicas,
especialmente alentadas por cambios en la composicin de los planteles
docentes de las carreras y en los contenidos curriculares5. Ya bajo la categorade "antropologa social", fueron introducidos enfoques y temticas empricas
omitidas diez aos atrs6. La antropologa social britnica, la tradicin
culturalista norteamericana, la escuela sociolgica francesa y el
estructuralismo levistraussiano7 volvieron a ser referencias usuales en la
mayor parte de las antropologas acadmicas8. Junto a los estudios de zonas
como el Chaco y la Patagonia Occidental (usualmente vistas como
"indgenas"), la oposicin entre lo urbano y lo rural dio lugar a dos
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especialidades, la antropologa urbana y la rural9. A su vez, tambin
emergieron una serie de estudios que bien podran haber sido subsumidos bajo
el rtulo de "urbanos", pero que se diferenciaron como dos campos
autnomos: la antropologa de la educacin, por un lado, y la mdica o de la
salud, por otra10. Si bien las poblaciones objeto predominantes sobre las
cuales podan recaer estas categoras fueron los trabajadores industriales yrurales (en los cuales podan incluirse las poblaciones indgenas), los residentes
de villas miseria, inquilinatos u ocupaciones ilegales de viviendas (que podan
ser estudiados tambin como usuarios del sistema de salud o del sistema
educativo), paulatinamente fueron incorporndose actores provenientes de
otros sectores sociales, tales como los mdicos y otros profesionales de la
salud, y los maestros de escuela11. Sin embargo, la condicin de "clase
media", "sectores medios" o capas medias" no constituy en modo alguno el
ncleo de inters de estos trabajos; en realidad, estas categoras, cuando
fueron empleadas, cumplieron la funcin de describir apriorsticamente
determinadas poblaciones, ya que lo significativo desde el punto de vista de
los intereses de investigacin lo constituan las identidades sociales en juego, o
las formas de poder, control y autoridad, y sus consabidos modos de
resistencia.
Aunque, como seal, existe hoy un incipiente inters por abordar a la clase
media mediante las orientaciones y los mtodos de la antropologa social,
debemos convenir que los actores del campo de la sociologa acadmica
pueden reconocer antecedentes de investigacin en la temtica invocando a
sus propios padres disciplinarios: ellos desarrollaron estudios en el pasado, y
cuentan con programas y proyectos dedicados a abordar a la clase media en la
actualidad. Por ende, disponen de un significativo corpus. Para los
antroplogos, resulta crucial conocer esta produccin, no slo en nombre del
conocimiento de un "estado de la cuestin", sino tambin porque entender qu
se ha dicho sobre la clase media en la Argentina explicar en gran medida los
modos usuales en que los mismos antroplogos la han definido y han
considerado apropiado estudiarla. Desde mi punto de vista, gran parte del
modo en que la antropologa construye su posicin frente a las realidades que
estudia ha descansado, histricamente, en la manera en que ha establecido un
dilogo con aquellos saberes que la han antecedido en la interpretacin de los
mundos y poblaciones sobre los que, en determinado momento, moviliz suinters. Desde los tiempos en que los antroplogos intentaron atacar las ideas
de irracionalidad asociadas al primitivismo o el salvajismo de los pueblos no
capitalistas, debieron entrar en una interlocucin (muchas veces imaginaria)
con diferentes saberes instituidos, que gozaban de un incuestionable prestigio
y legitimidad ante los ojos de los estados o la opinin pblica. La tarea de los
antroplogos implic, entonces, no slo el conocimiento directo de las
mencionadas realidades sociales, sino tambin la discusin de las perspectivas
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establecidas sobre las mismas. Estos puntos de vista estaban sustentados en
saberes tales como la economa, la pedagoga, la psicologa, la administracin
pblica, el derecho o la filosofa poltica. Si es cierto que para desarrollarse, el
saber antropolgico necesit implantarse en saberes ya existentes,
alimentarse de los mismos y, finalmente, sustituirlos (de algn modo, una
forma "parasitaria"), una agenda antropolgica sobre la clase media debieraempezar por reconocer a aquellos saberes que han sido centrales en la
conformacin de un terreno de estudios sobre la clase media en la Argentina.
Por ello, es mediante el establecimiento de una relacin distinta con la
produccin del campo sociolgico que los antroplogos podremos disear una
agenda de investigacin especfica sobre la clase media.
En el apartado siguiente, pues, me referir a los estudios llevados a cabo
desde el campo de la autodenominada sociologa acadmica en la Argentina,
desde los aos 1940 en adelante, y con un especial nfasis en los trabajosproducidos desde los 1990 al presente.
Los estudios sociolgicos
Fue Gino Germani (1911-1979), considerado el padre de la llamada "sociologa
cientfica" en el pas, quien hizo de la "clase media" un tpico de inters
especial para la investigacin social en la Argentina. Quien diera el impulso
decisivo para la creacin de la carrera de Sociologa en la Universidad deBuenos Aires en 1956, y a la reorientacin de las disciplinas dedicadas al
estudio de la realidad social tras la cada del peronismo en 1955, comenz a
desarrollar estudios empricos sobre la clase media a comienzos de la dcada
de 1940. Ya integrado al Instituto de Sociologa de la Universidad de Buenos
Aires (creado en 1940), Germani llev a cabo una serie de indagaciones acerca
de la composicin de la poblacin, la opinin pblica y la situacin de la clase
media (Germani, 1942, 1943 y 1944, 1981)12.
Hacia 1950 la oficina de Ciencias Sociales de la Unin Panamericana impulsun programa de investigacin sobre la clase media en Amrica Latina. Esta
organizacin consideraba clave el papel de la clase media, al sostener que si
ella se mantena fuerte, ayudara a sostener la estabilidad social y econmica
de la regin. Para tal fin, la Unin Panamericana resolvi compilar un volumen
dedicado al tema, y para ello convoc a Germani y a otras dos figuras del
medio acadmico argentino para que aportasen sus contribuciones: Sergio
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Bag (1911-2002)13 y Alfredo Povia (1904-1986)14. A pesar de sus
diferencias, los tres autores coincidieron en un aspecto importante respecto a
la clase media: la necesidad de abordar su estudio no slo apelando a la
informacin econmica cuantificable. Asimilando ideas, creencias y
subjetividades a la dimensin psicolgica, Bag (1950) seal la existencia de
una "psicologa" de la clase media, mientras Germani (1950, 21) sostuvo que laclase media portaba una especfica "personalidad". Por su parte, ms vinculado
con una tradicin idealista, Povia (1950, 73-74) apelaba a nociones tales
como cultura y espritu para caracterizar la singularidad de la clase media. As,
le atribua un patrn cultural distintivo, un "estado de espritu", pero tambin
sostena que careca de "conciencia de clase" y "unidad".
Lo que ponan de manifiesto estos trabajos era la necesidad de buscar la
cualidad distintiva de la clase media en aspectos tales como los niveles de
instruccin, o la valorizacin atribuida a la educacin, al conocimiento y al arte.Estas cualidades expresaban, precisamente, el punto de vista que enfatizaba
como rasgo distintivo de la clase media su "inclinacin al progreso"; ste poda
advertirse tanto en las aspiraciones de movilidad social ascendente, como en
su concrecin, fruto del esfuerzo individual antes que de un proyecto colectivo
(como poda ser la asociacin a un partido u organizacin sindical).
Pero aquello que diferenciaba crucialmente las perspectivas de Povia y Bag
de la de Germani era la importancia que conceda este ltimo a los estudios
empricos de largo aliento. Germani propugn una distincin radical entre unasociologa basada en la investigacin emprica, y otra especulativa, a cuyos
cultores defini como "ensayistas". Influido por la sociologa weberiana y el
estructural-funcionalismo de Talcott Parsons, la antropologa cultural
norteamericana e incluso algunas versiones del psicoanlisis culturalista,
Germani llev adelante un programa renovador en el campo de la sociologa en
el pas, basado en el conocimiento de las agendas tericas internacionales
(principalmente las anglosajonas) y los mtodos y tcnicas de investigacin
emprica. Como ocurri en otros campos, Germani y sus equipos iniciaron los
estudios empricos sobre la clase media en la Argentina, adoptando el enfoque
de la estratificacin social. Sus trabajos han influido especialmente en la
sociologa cuantitativa, debido a su insistencia en el diseo de cuestionarios y
en la identificacin de indicadores objetivos de clase, y de autoidentificacin y
ubicacin social, metodologa que entenda imprescindible para conocer las
relaciones entre estratificacin y movilidad social (Germani, 1955 y 1963). Al
mismo tiempo, Germani estableci los lineamientos de la interpretacin de la
clase media argentina en vigencia durante la segunda mitad del siglo XX, al
destacar su origen inmigratorio europeo, la movilidad social ascendente a
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travs del comercio y la educacin, esta ltima transformada en un valor
capital que posibilitaba el progreso individual (Germani, 1963). Sin embargo,
tambin contribuy a afianzar un enfoque sociolgico segn el cual la "clase
media" era el resultado de las operaciones de delimitacin del investigador, las
que, sin embargo, eran vistas como la percepcin de una realidad objetiva
indiscutible.
En el curso de los aos 1960 y decididamente en los 1970, la creciente difusin
del marxismo en las ciencias sociales en la Argentina, junto a un progresivo
proceso de radicalizacin poltica de las mismas, posterg en buena medida los
estudios empricos en general, y en especial los centrados en aquellos sectores
que dichas disciplinas denominaban "clase medias", "sectores medios" o
"pequea burguesa". A comienzos de los aos 1970 algunos trabajos
centrados en el mbito de la educacin pusieron nfasis en el rol poltico y la
orientacin ideolgica de la clase media, atribuyndole un apego o inclinacinpor los valores de las clases dominantes (Graciarena, 1971; Tedesco, 1971).
Pese a las diferencias en cuanto a la orientacin terica, estos estudios
confluan con los enunciados de Jauretche. Por otro lado, llamativamente, estas
conclusiones emergan en el mismo momento en que se estaba produciendo
una inusitada incorporacin de jvenes procedentes de familias identificadas
como de "clase media" a las filas de la militancia poltica peronista, de
izquierda y revolucionaria (Gillespie, 1998, 87-99).
Durante la dcada de los 1980, junto a la reestructuracin de los espacios deinvestigacin tras el fin de la ltima dictadura militar en 1983, recibieron
inicialmente mayor atencin por parte de las ciencias sociales los sectores ms
postergados de la sociedad. Pero a partir de la dcada de 1990, con la
implantacin de las as llamadas "polticas neoliberales" y el aumento de la
pobreza y el desempleo, la clase media fue objeto de un renovado inters.
Desde entonces, se desarroll una lnea de estudios focalizados en el deterioro
de sus condiciones de vida, mostrando a travs de informacin
preponderantemente cuantitativa cmo determinadas fracciones de la llamada
"clase media urbana" se haban pauperizado. Entre las razones, se esgriman el
incremento de la desocupacin y la subocupacin, la reduccin de sus ingresos
y la propagacin de los puestos de trabajo precario, inestable y sin cobertura
social, pasando a formar parte de un estrato de pobreza reciente, razn por la
cual reciban la denominacin de "nuevos pobres". Los trabajos pronosticaban,
pues, que la expansin de la pobreza traera aparejada, simultneamente, la
desaparicin paulatina de la clase media. Esta tendencia deba verse como
expresin de un proceso de polarizacin social que transformara
definitivamente la estructura social de la Argentina, para aproximarla
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definitivamente al de otras naciones latinoamericanas en las que nunca haba
existido una vasta e influyente clase media (Minujin y Kessler, 1995; Gonzlez
Bombal, 2002; Lvovich, 2000; Minujin y Anguita, 2004).
Los episodios de diciembre del 2001 (cuando la Argentina sufri una de susms severas crisis econmicas y polticas del siglo XX) parecieron confirmar la
tendencia antes descripta. Algunos estudios realizados poco tiempo antes de la
crisis mostraron (apelando a entrevistas estructuradas sobre una poblacin
predefinida) cmo los sentidos clsicos asociados a los valores acerca de la
libertad, la igualdad, el xito y la justicia, que haban sido centrales en la
identidad de la clase media, se hallaban en crisis, ya que postulaban un
descreimiento en relacin con las posibilidades efectivas de movilidad social
ascendente y progreso individual (Sautu, 2001). La crisis dio lugar a una
produccin que, por un lado, prolong las investigaciones sobre protesta social
desarrolladas durante los aos 1990: las protestas (los "cacerolazos") y lasasambleas vecinales o barriales, es decir, reuniones de vecinos que se
congregaban en plazas y esquinas de la ciudad para debatir la situacin
poltica y econmica, y eventualmente formas de accin colectiva (Briones et
al., 2003)15. A su vez, tambin fueron objeto de tratamiento los clubes de
trueque, una suerte de ferias donde se intentaba paliar la falta de dinero en
efectivo, a travs del intercambio de bienes y, en algunos casos, servicios.
Algunos de estos trabajos postularon nuevas formas de sociabilidad, y el
desarrollo de redes sociales y formas de "solidaridad" como respuestas a la
crtica coyuntura (Gonzlez Bombal, 2002; Hintze, 2003). Si bien inicialmente
estos trabajos emergieron como posibles nuevos temas de investigacin en la
agenda local, lo efmero de la existencia de muchos de los fenmenos bajo
estudio hizo que la prematura agenda se extinguiera.
Como contrapartida de los estudios sobre la polarizacin social, otros trabajos
se centraron en la emergencia y consolidacin de una "fraccin" de la clase
media enriquecida. La poblacin objeto de estos anlisis inclua a profesionales
independientes cuyas competencias posean un alto valor en el mercado, o
empleados jerrquicos del sector de servicios, todos ellos beneficiados con las
polticas econmicas del gobierno justicialista de Carlos Menem entre 1989 y
1999. El punto principal de inters de esta lnea de investigacin residi en la
relacin entre el consumo y los estilos de vida. Desde aproximaciones
predominantemente cualitativas, estos trabajos abordaron la aparicin de
nuevas formas de residencia (Arizaga, 2000; Svampa, 2001 y 2002) y
consumo, que expresaban la recepcin de objetos y significados globales
(Wortman, 2001, 2003) que legitimaban determinados estilos de vida (Arizaga,
2004, 17).
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Por caso, algunos de estos autores analizaron el surgimiento de los barrios
privados y countries alejados de los conglomerados urbanos, como nuevas
formas de urbanizacin de las clases medias, viendo en ello la expresin de un
proceso de privatizacin de la vida, acentuada en el curso de los aos 1990.
Sostenan que durante esos aos prevaleci un discurso que sostena el valor
de lo privado por sobre lo pblico, evidente en las conocidas polticas que
impugnaban la eficacia de las empresas de servicios pblicos en manos del
estado. Los trabajos pretendan mostrar cierta continuidad entre estas ideas
dominantes y la emergencia de nuevos modos de residencia; en efecto, parte
de los nuevos emprendimientos urbanos propugnaron la gestacin de zonas
que promocionaban ciertas garantas anheladas por determinados sectores,
como la mayor seguridad frente a los delitos que poda ser garantizada por
compaas privadas, y servicios urbanos eficientes, al mismo tiempo que un
tipo de vida "menos urbano", "ms prximo a la naturaleza". Los estudios que
abordaron estos procesos se encargaron de sealar la continuidad entre lastransformaciones estructurales que resultaron de las polticas oficiales
neoliberales, y la emergencia de nuevos estilos de vida. Desde este punto de
vista, resultaban importantes en la medida que revelaban cmo aquello que
era definido como "clase media" se fragmentaba en sectores enriquecidos y
empobrecidos16; pero, al mismo tiempo, pusieron en evidencia que los
procesos de transformacin estructural iban acompaados de
transformaciones culturales e identitarias profundas. Algunos trabajos
realizados desde el mbito de la antropologa social han establecido un dilogo
con esta lnea de investigacin, poniendo atencin en los procesos de
transformacin urbana locales (que obedecan a lgicas globales),especialmente en Buenos Aires, que hicieron de ciertos barrios y zonas pobres
y perifricas, sectores renovadamente atractivos para el mercado inmobiliario
y el consumo17.
En perspectiva, la produccin sociolgica ha sido sumamente valiosa, ya que
estableci las bases de los estudios sobre la clase media en la Argentina. Sin
embargo, estos trabajos apelaron a la nocin de "clase media" como una
categora objetiva y universal, que clasificaba a determinados segmentos de la
poblacin diferencindolos de otros, homogeneizando sus variacionesempricas merced a criterios seleccionados por el investigador, tales como el
nivel de ingreso, la ocupacin o el nivel educativo18.
Ahora bien, para los antroplogos sociales, el modo a-problemtico en que
estos trabajos han trazado los lmites que definan a la clase media debe ser
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considerado sospechoso. Por qu tales demarcaciones y no otras? Cmo
sectores tan diversos podan ser unificados bajo una misma categora? Si estas
delimitaciones son realizadas en nombre de la objetividad del investigador,
qu relacin guardaran las mismas con las que efectivamente asumen los
actores en sus prcticas? Si los estudios sociolgicos pueden considerarse un
corpus fundamental que obre como punto de partida de las investigacionespresentes, una reformulacin de la perspectiva que ha prevalecido hasta aqu
exige no slo abordar las realidades sociales asumidas como "clase media" en
tanto prcticas e identidades sociales concretas, sino tambin problematizar
las bases mismas sobre las cuales se ha producido el saber sociolgico
disponible sobre la clase media.
Los lmites ambiguos de la clase media
En el 2004 inici una investigacin acerca de cmo quienes se asuman (o eran
vistos) como "clase media" en Buenos Aires haban experimentado la llamada
crisis del 2001-2002. Mi inters radicaba en estudiar las nuevas formas de
organizacin y accin que la cadena de acontecimientos definida como "crisis"
haba dado lugar; a la vez, me interesaba conocer cmo la crisis haba
impactado en las vidas concretas de las personas adscriptas a la clase media,
modificando sus niveles y estilos de vida; y, finalmente, me interesaba conocer
qu sentido le conferan tanto a su organizacin, acciones y cambios en los
niveles y estilos de vida, y cmo estos sentidos se relacionaban con su
identidad. Para llevar adelante estos objetivos, inici en el 2004 y hasta finesdel 2006 un trabajo de campo multi-situado (Marcus, 1995), que incluy
observacin participante en actos y reuniones pblicas llevadas adelante por
organizaciones que luchaban por la recuperacin de sus inversiones bancarias
en dlares; al mismo tiempo, mantuve conversaciones y entrevistas abiertas
con sus miembros, as como con funcionarios pblicos, empleados bancarios de
diferente jerarqua, abogados, demandantes ante el estado y/o los bancos no
enrolados en formas colectivas de organizacin, e incluso personas que no
haban llevado adelante accin judicial alguna para recuperar sus ahorros.
En el marco de este trabajo, a comienzos del 2004, conoc a Julin, un hombre
de unos treinta y cinco aos, analista de sistemas, que viva con su joven
esposa y su pequeo hijo de cuatro aos en un departamento de tres
ambientes, no muy grande, del barrio de Almagro, en el centro geogrfico de la
ciudad de Buenos Aires. Durante uno de nuestros primeros encuentros,
sentados en un caf de la zona, Julin se deshizo en elogios respecto al barrio:
all, deca, tena muchas facilidades de transporte pblico, escuelas, hospitales,
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negocios, en fin, todo lo indispensable. "Es un tpico barrio de clase media",
acot exultante. De repente, ingresaron al caf dos chicos muy sucios y
harapientos, yendo mesa por mesa para pedir unas monedas, hasta que uno
de los mozos los ech. "Este es el problema del barrio", confes Julin, afligido,
"hay partes que son deplorables, con mucha pobreza, que no pods andar a la
noche, y que de da tens que cuidarte muchsimo". Y agreg: "Por eso nosqueremos ir de ac, a una zona ms linda, ms tranquila". A la pregunta de si
estaba seguro de que los chicos eran del barrio, contest afirmativamente,
aunque enseguida agreg: "Mir, no s, pero en otros lados no los dejan entrar
a los cafs". Tiempo despus finalizbamos una conversacin en su hogar,
cuando empezaron a llegar algunos de sus amigos con los que una vez por
semana jugaba al ftbol en unas canchas cubiertas cercanas. Una semana
despus volvimos a encontrarnos, pero en un caf prximo a la oficina cntrica
en la que trabajaba, porque deba encontrarse con algunos de sus amigos del
trabajo en un pub de la zona de Retiro. "Hoy hay happy hour!", me dijo,
aunque en realidad pareca estar asombrado de que yo no lo hubiese
recordado. Imaginaba que aquellos con quienes se encontrara seran algunos
de quienes habamos conocido en su casa, con quienes jugaba al ftbol, pero
pronto se encarg de aclarar que no, que estos eran sus amigos de la oficina,
que ellos nunca haban ido a su casa, y que siempre se encontraban en algn
lugar de la ciudad prximo a donde la mayora de ellos (no l) vivan: la zona
norte.
Cuando nosotros queremos pasear con mi esposa y mi hijito, hacemos lo
mismo, nos vamos a Puerto Madero, a Recoleta, a la Avenida Santa F, a
Cabildo, incluso a veces nos vamos a San Isidro. Y si no, nos vamos a un
shopping. De lo contrario, dnde vas a ir? Cuando podamos, nos vamos a ir a
vivir por alguna de esas zonas, estoy juntando la plata.
Unos meses despus, uno de sus compaeros de trabajo con el que yo tambin
haba establecido contacto, me dijo, un poco preocupado:
Pobre Julin, l se muere por salir de ese barrio donde vive, ojal lo logrepronto. Uno tiene que tratar de estar en un lugar lindo, donde se sienta
cmodo, seguro, donde haya gente como vos. Imaginate, vos sals a caminar
por Callao y Santa F, y te sents entre los tuyos. Julin tiene que mudarse a un
barrio de clase media, pero l, mala suerte, tiene mucha gente pobre por todos
lados. Encima, todava no pudo comprarse el auto (mi nfasis).
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Quin viva, realmente, en un barrio de clase media: Julin o su amigo? Alguno
de los dos deba estar equivocado. Y si era as, por qu afirmaban formar
parte de una clase distinta a la que realmente pertenecan? Si lo que
pretendemos es determinar quin de los dos estaba errado, sera imperiosa la
mediacin de un rbitro capaz de evaluar qu personas y lugares representan
autnticamente a la clase media. Claro que para esto, debiramos suponer quelas creencias slo pueden leerse como formas del engao o ilusin. Quienes
han adherido a las definiciones corrientes de la clase media, han pretendido
solucionar estas dificultades distinguiendo diferentes formas de insercin en la
clase media, que incluyese tanto a los pobres como a los ricos, a partir de
formular subdivisiones internas de la categora o estratos (clase media alta,
media media, media baja). Pero lo que, en general, no advierten los defensores
de esta alternativa, es que el esfuerzo por establecer "buenas delimitaciones"
frente a las supuestas demarcaciones confusas o incorrectas de los legos, no
es otra cosa que prolongar desde la autoridad del experto los mismos mtodos
clasificatorios corrientes utilizados en la vida cotidiana. En tanto expertos, los
autores de los trabajos sobre la clase media en la Argentina, como los legos
que son sus sujetos de estudio, ya saben qu es la clase media y, por lo tanto,
no se sorprenden por la diversidad de su composicin. Los que los expertos
hacen es rectificar las delimitaciones de los legos, en nombre de una
objetividad sustentada en su autoridad. Pero en lugar de reparar las
identificaciones que los propios actores se atribuyen en procura de satisfacer
los criterios de clasificacin predeterminados por el investigador, un programa
de investigacin propiamente antropolgico debiera primero interrogarse por
qu sectores tan diversos apelan a una misma categora de adscripcin, y,
segundo, problematizar las delimitaciones que establecen los actores,
atendiendo especialmente a los mnimos matices que hacen que una categorase multiplique en diversas variantes.
Consideremos una cuestin ms. Julin no pareca tener dudas de "vivir en un
barrio de clase media" y, por extensin, ser l mismo, como su familia y sus
amigos, "de clase media" cuando yo (un investigador que se presentaba como
un "acadmico") o sus amigos con quienes jugaba al ftbol ramos sus
interlocutores. No obstante, l perciba que el barrio vea amenazada su
condicin de "clase media" cuando se lamentaba de la pobreza y la mendicidad
que campeaban en algunas zonas. Por esa razn, para evitar que su identidadde clase media se manchase, disfrutaba de otras partes de la ciudad no
contaminadas, mientras soaba con una mudanza futura. Finalmente, cuando
sus compaeros de trabajo eran sus interlocutores, evitaba mencionarles
dnde viva y, por supuesto, jams se encontraba con ellos en su hogar. No era
su condicin de clase media lo que estaba en duda para l, pero el hecho de
adoptar esa condicin le presentaba la dificultad adicional de sostenerla ante
distintos interlocutores. Es decir, Julin deba satisfacer las exigencias a las
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cuales se haba comprometido si aspiraba a que su imagen fuese considerada
aceptable para otros que se asuman como "clase media". En suma, y en un
sentido muy prximo al anlisis dramatrgico (Goffman, 1971), cumplir con las
expectativas de ser de clase media representaba un esfuerzo permanente por
disear una imagen plausible para s mismo y para otros.
Por un lado, esto revela la fragilidad de las situaciones sociales, y las tareas de
construccin cotidiana en las cuales estamos inmersos para constituirlas y
mantenerlas. Por el otro, tambin muestra que la construccin de una imagen
satisfactoria no puede ser satisfecha de cualquier modo, sino que est
constreida por los modos socialmente establecidos y aceptados. Bajo ciertas
condiciones, Julin era reconocido como "clase media": su barrio, sus
capacidades profesionales, la localizacin de su trabajo, parte de sus amigos.
Cuando estas condiciones se tornaron inestables (la irrupcin de la pobreza en
su barrio frente a m, o la vergenza por la localizacin de su hogar frente asus compaeros de trabajo), l debi acudir a delimitaciones y distinciones
aclaratorias (como las zonas de la ciudad por las cuales sola pasear con su
familia, los lugares en donde se encontraba con sus compaeros de trabajo, o
sus sueos de mudarse a un barrio mejor). A pesar de ello, estos esfuerzos
podan no tener la eficacia esperada; al menos frente a algunos de sus
compaeros de trabajo, l no satisfaca plenamente los requerimientos de
aceptabilidad. As, para su amigo del trabajo, Julin no era plenamente como
ellos, aunque soaba con serlo. No obstante, l era aceptado porque mostraba
empeo por llegar a ser plenamente como los dems.
Lo que ensea el caso de Julin es que en lugar de rectificar las identificaciones
que los propios actores se atribuyen en procura de complacer principios de
clasificacin predeterminados, resulta ms apropiado centrarse en la
diversidad y la vaguedad de las clasificaciones, vistas como cualidades
inherentes al objeto mismo. Desde esta perspectiva, lo que nos interesa es
cmo operan las delimitaciones sociales, cmo producen agrupaciones y
separaciones, y cmo implican una evaluacin moral acerca del lugar donde
vivimos, dnde citamos a nuestros amigos, por dnde paseamos. Y lo que es
ms importante an, lo que hagamos, con quin y dnde deben constituirse en
signos pblicos, pues sern utilizados contextualmente para evaluarnos, as
como para evaluar a otros. De tal modo, por esta va el problema de las clases
en general (y de la clase media en particular) es derivado a dos tpicos
clsicos de la antropologa social: las clasificaciones y la moralidad.
Enfoques
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Retomando las conclusiones del apartado anterior, la heterogeneidad de las
condiciones econmicas, capacidad de negociacin en el mercado, niveles y
estilos de vida, orientaciones del consumo e identidades de los sectores que
componen la llamada "clase media" ha sido la principal dificultad con la que los
especialistas se han topado; por dicha razn, los estudios sobre el sistema de
clases en el capitalismo debieron afrontar el problema de cmo explicar la
existencia de un vasto segmento conformado, bsicamente, por comerciantes,
profesionales y burcratas, indistintamente propietarios o asalariados.
Tradicionalmente, estas dificultades han sido resueltas apelando a una nocin
objetiva y universal de "clase media", la cual homogeneizaba sus variaciones
empricas merced a criterios seleccionados por el investigador, tales como el
nivel de ingreso, la ocupacin o el nivel educativo. Esto no puede evitar la
pregunta acerca de cmo es posible que sectores muy diversos puedan ser
unificados bajo una misma categora, al mismo tiempo que cmo dar cuenta de
la heterogeneidad histrica, social y cultural de dichos sectores. Al contrario deesta tendencia que insiste en tratar la heterogeneidad interna y la vaguedad e
imprecisin de la categora de "clase media" como molestias a ser corregidas,
lo que trato de sostener aqu es que debiramos partir justamente de aquellas,
como ya lo sugera Raymond Aron (1965), si lo que pretendemos es entender
su modo prctico de existencia. Si aceptamos la diversidad ya apuntada como
constitutiva del objeto, entonces la problemtica de investigacin debera
reorientarse hacia cmo los actores se identifican, obtienen reconocimiento, o
llegan a ser "clase media". En otros trminos, el programa que sugiero
consistira en estudiar la relacin existente entre diferentes condiciones,
niveles y estilos de vida, y los modos efectivos a los que apelan los actorespara identificarse y reconocerse, modos a los que dotan de particulares
contenidos a travs de sus prcticas, experiencias e interpretaciones (Liechty,
2002; O'Dougherty, 2002). El propsito principal consistira, pues, en
aprehender las formas diversas en que los actores practican y definen su modo
de pertenencia a la clase media.
Este objetivo reproduce casi en su totalidad la proposicin de Philip Nicholas
Furbank, segn la cual lo que estudiamos en realidad son las formas en que las
personas empleas hoy y en el pasado las categoras sociales, tanto parareferirse a s mismas como a los otros (Furbank, 2005:96). El uso de "la clase"
como un instrumento analtico atemporal, universal y objetivo carece de
sentido, a menos que nos detengamos en "la clase" como un modo especfico
de hablar en torno a las diferencias, distinciones y desigualdades sociales,
surgido en un determinado momento histrico y bajo especficas condiciones
sociales. Estas distinciones pueden ser expresadas a travs de prohibiciones
normativas como los tabes, prcticas y actitudes culturales, y ms
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usualmente a travs de las demostraciones de simpata y aversin (Lamont y
Fournier, 1992; Lamont y Molnar, 2002). Furbank sugiere, de un modo prximo
al pensamiento antropolgico, que el acto de categorizar mediante "clases"
slo puede ser entendido en trminos de perspectivas nativas; por ende, el uso
de un concepto de clase acuado en una teora universalista y
pretendidamente objetiva slo puede conseguir impedir conocer,precisamente, los modos nativos de categorizacin.
Ahora bien, si los conceptos de clase generados por los expertos tambin son
considerados como productos sociales, entonces debieran estar sometidos a
los mismos principios que rigen las categorizaciones profanas. En efecto, estos
conceptos han sido difundidos, apropiados y elaborados por diversos canales,
han interactuado con las categorizaciones forjadas en la vida cotidiana, y han
sido empleados asiduamente como un modo de nominacin y adscripcin. La
investigacin emprica tendra que ofrecer precisiones respecto a quconceptos, provenientes de qu contextos o tradiciones tericas e
intelectuales, han influido en las categorizaciones prcticas, cmo lo han
hecho, y cules son sus consecuencias principales, entre las cuales est la
imposicin de un orden a los conjuntos sociales, al mismo tiempo que su
creacin19.
Furbank (2005:33) tambin seala que la apelacin a la clase tiene como
propsito realizar un juicio moral, puesto que en la medida que se identifica a
alguien como perteneciente a tal o cual clase, se lo est ubicando en unaposicin de superioridad, igualdad o inferioridad respecto a quien emite el
juicio. Como es ostensible en el ejemplo de Julin, las categorizaciones
constituyen evaluaciones morales, es decir, apelaciones a valores en torno a lo
bueno y lo malo, lo correcto y lo incorrecto, lo decente y lo impdico, lo
adecuado y lo inadecuado, el buen gusto y el mal gusto, lo apropiado y lo
inapropiado. El caso de Julin muestra que son evaluados moralmente lugares
o localizaciones espaciales (como barrios o zonas urbanas, y mbitos
especficos de circulacin y consumo, lo cual puede incluir desde los gustos a la
hora de comprar ropa, las orientaciones culinarios, o las apreciaciones
artsticas), as como las apariencias fsicas personales, la vestimenta, o los
modos de hablar, que habitualmente son tipificados en trminos tnicos y an
raciales.
Si los aportes de Furbank son esenciales a los efectos de desnaturalizar y
relativizar la nocin de clase social, son por otra parte insuficientes para
conformar, por s solos, un proyecto antropolgico social. Para completar el
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plan de mostrar cmo los objetos tenidos por naturales son realmente
fabricaciones humanas, la antropologa social debe revelar los procesos a
travs de los cuales los objetos devienen en sociales. La principal va para
escapar de los enfoques que conciben a las clases como entidades "ya dadas"
(por ejemplo, aqullos que intentan correlacionar categoras construidas
mediante indicadores ocupacionales, rentsticos, tributarios o educativos, conlos comportamientos de los grupos empricos), la proporcionan las teoras
procesuales y constructivistas. Estos enfoques sugieren que las clases sociales
como la vida colectiva toda no son el mero resultado o efecto causal de
estructuras determinantes, sino un proceso continuo de formacin y
transformacin. La teora de la prctica de Pierre Bourdieu representa un
esfuerzo en ese sentido. Potenciar el enfoque que estoy propiciando a travs
de la alianza entre Furbank y Bourdieu puede parecer, en primera instancia,
una empresa infructuosa. A diferencia de Furbank, Bourdieu nunca abog por
un abandono del rol analtico de la nocin de clase social; por el contrario, su
esfuerzo radic en intentar resolver las aporas a las que llevaban las
formulaciones clsicas, especialmente en su versin marxista (Bourdieu, 1990).
Bourdieu sostena que el modo de resolver la relacin entre categoras
analticas y comportamientos empricamente observables consista en pensar
cmo lo objetivo se transformaba en subjetivo. En lugar de suponer una
relacin mecnica entre las posiciones que los agentes ocupan en el sistema
productivo o el mercado, sus ideas e intereses, y sus acciones, Bourdieu sugiri
que lo objetivo se converta en subjetivo de un modo prctico, y en gran parte
inconciente. Por ello propuso el conocido concepto de habitus, esquemas
generativos de percepcin y apreciacin aprendidos desde la temprana
infancia a travs de la socializacin primaria, estructurantes de nuevas
prcticas (Bourdieu, 1998:169-174).
Una notable ilustracin de este modelo la encontramos en su obra La
distincin. Criterio y bases sociales del gusto. En ella, Bourdieu estudi la
constitucin social del gusto. Su preocupacin radic en formular una teora
sociolgica del gusto que no redujese el mismo a la determinacin de las
grandes estructuras, aunque tampoco a la pura subjetividad o individualidad.
Bourdieu entendi que era indispensable una teora del consumo en un sentido
amplio (tanto de mercancas producidas para satisfacer la necesidad de comer
o vestirse, como de objetos artsticos), que no lo concibiese subordinado a omero reflejo de la produccin. Su propsito fue mostrar que el consumo
representaba un lugar necesario en el que se genera y reproduce la
desigualdad social. Por ejemplo, entre otras fuentes empricas Bourdieu analiz
datos estadsticos sobre Francia basados en encuestas durante los 1960 y
1970, mostrando la correlacin entre las actividades de consumo "cultural" de
diferentes estratos diferenciados por rama ocupacional, los capitales escolares
y culturales, y la concurrencia a conciertos de msica llamada "clsica",
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museos, o la valoracin de determinados artistas clebres. Bourdieu extendi
estos actos al consumo de ciertas comidas y bebidas, la decoracin del hogar,
la moda, la diversin y el ocio, nutrientes de especficos estilos de vida. En
suma, al describir las posiciones de los agentes en el espacio social, el
investigador poda postular probables tendencias prcticas (por caso, la
conformacin de ciertos grupos de accin, o determinadas orientaciones deconsumo), pero en sentido estricto, las clases estn continuamente
constituyndose como tales a travs de los actos de consumo y las
apreciaciones que realizan respecto a los mismos, merced a la actualizacin de
los habitus incorporados. En este proceso, los individuos ponen en continua
prctica sistemas clasificatorios que demarcan fronteras y ordenan jerarquas,
cuyo objetivo primordial es establecer diferencias o distinciones (Bourdieu,
1998)20.
Como sealamos al comienzo, lo que resulta atractivo de la propuesta deBourdieu es su insistencia por una perspectiva menos determinista y mecnica,
y s ms inclinada a estudiar las manifestaciones simblicas y la actividad
misma de los conjuntos sociales. Es cierto que Bourdieu no ayud demasiado a
que esto fuese ms claro, dado que en muchas oportunidades homologa
ciertas caractersticas objetivas (niveles de ingreso, ocupacin, niveles de
escolarizacin, etc.) con la clase social; e incluso apela frecuentemente a
categoras tales como "clase media", "pequeo burguesa", etc. como si estas
estuviesen "dadas", " a la mano". Debemos notar que Bourdieu conceba como
punto de partida las posiciones objetivas de los agentes en el espacio social,
los condicionamientos que los ubican independientemente de su voluntad, en
funcin de su relacin con los medios de produccin, as como sus niveles de
ingresos y posibilidades de consumo. Como muestra Bourdieu, esta
determinacin es compleja, y se desarrolla en su mayor parte como gusto
esttico o apreciacin moral, los cuales cristalizan en estilos de vida
especficos. No obstante, es imprescindible destacar que los niveles de
correspondencia que Bourdieu hall entre determinadas posiciones,
ocupaciones y estilos de vida son ellos mismos producto de la sedimentacin
de procesos histricos. Si esto no se aclara, posiblemente corramos el riesgo
de reproducir la vieja perspectiva que pretende inferir una diversidad de estilos
de vida a partir de un nmero limitado de niveles de ingreso o gasto.
En el caso particular de los estudios sobre la clase media, quiero finalmente
mencionar algunos trabajos etnogrficos e histricos que constituyen buenas
ejemplos de la orientacin que estoy sugiriendo. El primero de ellos es Suitably
Modern: Making Middle-Class Culture in a New Consumer Society,del
antroplogo norteamericano Mark Liechty. En esta etnografa publicada en el
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2002, Liechty estudi la emergencia de una nueva clase media en Katmand,
la capital y ciudad ms grande de Nepal. Liechty describi los contextos
culturales y los procesos histricos que han posibilitado la mencionada
emergencia, as como las prcticas que forman la vida de la clase media
urbana contempornea. Significativamente, Liechty mostr que la casta, el
parentesco y la etnicidad siguen modelando la experiencia sociocultural enKatmand, pero que la categora de "clase" se ha convertido en el marco de
estructuracin principal de la experiencia cotidiana. Esta es la razn por la cual
Liechty llama a la sociedad nepalesa una sociedad de clases, y su cometido es
abordar las peculiaridades locales de la clase media, estudiando los procesos
culturales que conforman las diferentes formas de consumo (entre ellas, el de
medios masivos) y la produccin de lo que llama una "cultura juvenil". Liechty
mostr que en el caso de Katmand, el floreciente consumo local y el creciente
poder del imaginario popular atravesado por los medios masivos, podan
entenderse mejor dentro del contexto de y constituyendo la vida de la clase
media. En suma, la gestacin de una "cultura" del consumo, la expansin y el
poder de los medios y la difusin de una "cultura juvenil" no son efectos de la
formacin de la clase media, sino las vas de su constitucin (Liechty, 2002).
En Consumption Intensified: The Politics of Middle Class Daily Life in Brazil, la
antroploga norteamericana Maureen O'Dougherty, llev adelante una
etnografa de la clase media en Sao Paulo, Brasil. La misma est basada en un
trabajo de campo realizado entre 1993 y 1994 con 24 familias
(aproximadamente 50 adultos entre 35 y 55 aos), la mayora descendientes
de europeos y japoneses, y provenientes de profesiones liberales, que vivan
en barrios remozados de la ciudad. Cuando O'Dougherty llev a cabo su trabajo
de campo, Brasil haba apenas dejado atrs una aguda crisis econmica en los
aos 1980, e iniciaba a comienzos de los 1990 (como otras naciones
latinoamericanas) el proceso que lo llevara a la inmersin en la globalizacin.
A partir de estas realidades, O'Dougherty estudi los esfuerzos cotidianos que
llevaban a cabo las personas de la clase media para administrar, mantener y
producir su identidad de clase en un contexto de inestabilidad laboral
permanente y alta inflacin. En relacin con la identidad de clase media,
O'Dougherty prest especial atencin a los modos de autodefinicin y a las
delimitaciones respecto a otros sectores. Su propsito fue ver estas
identificaciones en relacin con los medios masivos, por un lado (ya que losmedios difundan imgenes acerca de qu deba entenderse por "clase
media"), y en su uso en las prcticas cotidianas, por el otro. Precisamente,
O'Dougherty observ la importancia que la gente le dedicaba a las
diferenciaciones tanto externas como internas. Para comprender estos
procedimientos de distincin, la autora analiz el papel del consumo y registr
la importancia central que adquiran algunos bienes de consumo en las
autodefiniciones: el auto y la casa propia, un empleo bueno y estable, una muy
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buena educacin para los hijos (la cual slo poda ser privada) y viajar al
exterior. La crisis econmica de los aos 1980 amenaz seriamente la
preservacin de estos consumos, que se haban constituido en bases
materiales y simblicas de la clase media. Por eso, los aos 1990 fueron
testigos de una intensificacin de estos consumos ligados a la globalizacin,
que fueron explicados por sus protagonistas mediante un discurso en el que seconsideraban moral y culturalmente superiores a los "nuevos ricos" (y su
"materialismo frvolo") y a los pobres y negros migrantes del Nordeste. A
travs de la adopcin de una "cultura modernizadora" como consecuencia de
la participacin en consumos globalizados, estos sectores reforzaron
simultneamente su lugar en las jerarquas locales mediante su diferenciacin.
Al igual que Liechty, la preocupacin de O'Dougherty fue mostrar los modos
especficamente locales del consumo globalizado, y cmo stos reforzaban las
distinciones de clase por medio de dispositivos sociales y simblicos. Al mismo
tiempo, ella mostr la importancia que los sueos, deseos y aspiraciones, en
tanto imgenes del pasado y expectativas futuras, jugaban en las definiciones
identitarias de la clase media, as como sus distinciones morales (O'Dougherty,
2002).
Finalmente, The Idea of the Middle Class. White-Collar Workers and Peruvian
Society, 19001950, del historiador canadiense David S. Parker, constituye un
notable estudio de la formacin de la clase media en Lima, Per, durante la
primera mitad del siglo XX. Parker apel en esta obra al enfoque del historiador
ingls Edward Palmer Thompson sobre la clase social, para estudiar a la clase
media como un proceso de constitucin nunca concluido, en el que las
experiencias de los agentes son un aspecto crucial. Por ello, Parker privilegi el
estudio de los modos en que la gente se pensaba a s misma dentro de
determinadas jerarquas sociales, y apelando a sus conocimientos y
tradiciones, trazando fronteras identitarias respecto a otros conjuntos sociales.
As, en su anlisis de la etapa temprana de formacin en los dos primeros
decenios del siglo XX, Parker describi cmo los empleados de comercio y
bancarios se identificaban a s mismos como "gente decente", pese a que sus
experiencias de vida no eran demasiado distintas a la de aquellos que eran
catalogados como "gente del pueblo" y de quienes pretendan diferenciarse. Lo
que Parker mostr es que merced a la apelacin a esta distincin (que tuvo
una gran difusin y profundo arraigo en la sociedad limea de comienzos delsiglo XX), los empleados pudieron gestar una identidad y una unidad de accin
poltica, que emergi en coyunturas especiales como una huelga de empleados
en 1919, o que propuls la promulgacin legislativa de la Ley del Empleado en
1924 (Parker, 1998).
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En suma, los enfoques de Furbank y Bourdieu, junto a investigaciones como las
de Liechty, O'Dougherty y Parker representan, con sus diferencias, propuestas
efectivas para orientar la investigacin sobre la clase media en la Argentina a
sus procesos de constitucin, lo cual implicar el examen etnogrfico e
histrico de sus prcticas cotidianas de autoidentificacin y distincin.
Conclusiones: una agenda antropolgica para los estudios sobre la clase media
en la Argentina
En primer lugar, en este trabajo me propuse exponer la diferencia entre la
tradicin de estudios sociolgicos sobre la clase media en la Argentina, y lo que
llamo una aproximacin constructivista y procesual, sustentada en un abordaje
propiamente etnogrfico. An reconociendo la importancia de los estudios
realizados desde mediados del siglo XX hasta el presente por la sociologaacadmica, los mismos presentan como dificultad el hecho de predefinir a la
clase media a travs de criterios de autoridad expertos a los que se le atribuye
un valor objetivo. En su lugar, los estudios que llamo "antropolgicos" (aunque
sin duda tambin debieran incluirse otros, como una historiografa atenta a las
experiencias y significados de los agentes) se preguntan (o debieran hacerlo)
por las condiciones sociales y culturales que hacen que ciertos conjuntos
sociales sean adscriptos (o no) como clase media, y al hacerlo, se constituyan
como tales.
En segundo lugar, sostuve que un abordaje propiamente antropolgico debe
problematizar la categora misma de "clase media", de los lmites que los
expertos establecen para demarcarla, con el fin de reubicarla como una
construccin social, resultado de particulares procesos de produccin cultural e
histrica. Como seal oportunamente, los estudios antropolgicos sobre la
clase media son relativamente nuevos en las academias de los Estados Unidos
y Europa Occidental, y en la Argentina slo recientemente se ha desarrollado
un campo especfico de inters. El diseo de un rea especfica de estudios
exige, entonces, tratar las intervenciones expertas como productos histricos y
sociales, como formas de delimitacin cultural que pueden compartirsemejantes presupuestos con los legos. En tal sentido, las perspectivas
expertas prologan mediante su autoridad los diferentes sistemas clasificatorios
vigentes y los principios que los regulan.
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Es probable que en la Argentina, una visin procesual y constructivista de la
clase media (y por ende, de las clases sociales) sea equiparada al idealismo y
al subjetivismo, incluso por parte de muchos antroplogos. El desarrollo de una
defensa de la posicin que estoy presentando demandara plantear discusiones
tericas y epistemolgicas acerca de la ndole de lo social, que por su
extensin y complejidad resulta imposible desarrollar aqu. Por el momento,dira simplemente que est claro que no se trata de desatender aspectos tales
como la diversidad ocupacional o los niveles de ingreso, empleo, educacin o
consumo. Estos datos son imprescindibles si se quiere entender, por ejemplo,
cules son las condiciones que hacen posibles determinados consumos. No
obstante, la identificacin de estas propiedades no permite explicar las
acciones especficas de los actores concretos, el por qu determinados
consumos y no otros. Para entender esto, es necesario relevar el consumo en
su contexto, observar qu sentido adquiere la adquisicin y uso de un bien o
servicio desde el punto de vista nativo, cmo el consumo se vincula con las
pretensiones de demarcacin de la identidad y la valorizacin de una
moralidad (Miller, 1999).
Buena parte de los estudios realizados en Amrica Latina sobre la clase media
han partido de resultados de investigacin basados en las realidades sociales
de Estados Unidos y Europa Occidental, convirtiendo as procesos nacionales y
regionales en universales. Est claro que existen condiciones generales
comunes a todas las sociedades capitalistas, pero la cuestin a responder es
cmo entendemos los modos locales en que dichas condiciones se especifican,
a escala nacional o regional. Como en muchos otros campos, los abordajes
antropolgicos han permitido entender las lgicas globales en trminos locales,
enfatizando en las peculiaridades de los contextos. Del mismo modo, lo que
llamamos "clases sociales" (y la clase media en particular) debiera ser
entendida como un genuino producto histrico que no reproduce meramente
las lgicas del capitalismo global, sino que continuamente se recrea bajo
condiciones sociales y culturales especficas, lo cual supone un proceso de
construccin continuo en el que las condiciones recibidas del pasado son
actualizadas en los contextos presentes.
Llegado a este punto, el programa sugerido se pregunta por la especificidad de
la clase media en la Argentina de un modo especial. En primer trmino, el
programa se propone saber qu tipos particulares de agencia social genera la
apelacin a la clase media en la Argentina; segundo, a travs de qu modos se
apela a la clase media. La clase media (como toda agencia social que adopta el
lenguaje de las clases) es el resultado de operaciones cognitivas de
delimitacin, distincin y clasificacin sustentadas culturalmente. Este sustento
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cultural se estructura en base a modelos, estereotipos y narrativas. Conocer
este proceso de constitucin demanda estudiar las maneras concretas y
cambiantes en que los actores apelan cotidianamente a estos modelos,
estereotipos y narrativas para representarse sus lugares (las posiciones en una
jerarqua). En la Argentina, poco se ha dicho respecto a cmo la delimitacin
de la clase media se basa no slo en una moralidad del consumo, sino tambinen principios de distincin sustentados en diferencias de color y apariencia. En
la Argentina, el color de la clase media es el blanco, a tal punto que puede
convertirse en decisivo a la hora de incluir o excluir individuos, barrios,
cuerpos, vestimentas, comidas y bebidas, msica, deportes o programas de
televisin. Sin embargo, los estudios sobre clases sociales y sobre etnicidad y
nacionalidad han seguido, hasta ahora, caminos divergentes, aunque existen
excepciones, tales como la etnografa de Tevik (2007) sobre los profesionales
porteos, y el estudio del historiador Enrique Garguin (2006) sobre las
apelaciones raciales en los relatos de origen de la clase media entre 1920 y
1960. En suma, como slo pueden llegar a ser "clase media" a travs de las
categoras a las que apelan para adscribirse y adscribir a otros, las
investigaciones deben estudiar estas prcticas de categorizacin en sus
respectivos contextos sociales, sin perder de vista que investigar la "clase
media" como una gramtica -un modo de categorizacin social que consagra
una jerarqua moral-, equivale simultneamente a investigar sobre las formas
sociales y simblicas de organizar la desigualdad social.
Notas
1 Este modo de conceptualizacin del objeto disciplinario no coincidi con el de
otras antropologas nacionales que tambin encontraron sus poblaciones-
objeto como resultado del colonialismo interno. En la Argentina metropolitana,
la intelectualidad invocaba la nocin de "ciudadana", un concepto
sustancialmente poltico en el que se diluan las diferencias basadas en la
lengua o la etna, como el modo de adscripcin plena a la nacin. A ello haban
contribuido los protagonistas de la Organizacin Nacional plasmada hacia
1880, modeladores de una nacin cimentada en la homogeneidad, la igualdad
de derechos y obligaciones -educativos, jurdicos y, ms tarde, polticos- y la
absorcin de grandes masas migratorias predominantemente europeas para
"poblar el Desierto", las tierras conquistadas a los indgenas (Botana, 1984;
Gallo y Cortes Conde, 1987; Halpern Donghi, 1987).
2 Pese a que el trabajo adolece de varias debilidades tericas y metodolgicas,
una descripcin etnogrfica inclinada a la generalizacin y un escaso trabajo
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analtico sobre los estereotipos de clase, es tambin un precedente de los
trabajos contemporneos, porque estudia las adscripciones nativas en torno a
sus formas de delimitacin y jerarquizacin. Aunque no siempre resulta sencillo
saber cundo es Reina quien establece las distinciones, delimitaciones o
estratificaciones, y cundo son formuladas por sus informantes, lo cierto es
que se trata de una investigacin para la cual estudiar la clase media suponaexaminar la interaccin de los diferentes sectores sociales entre s, las formas
de establecer fronteras entre ellos (como casos de clasificacin cultural),
expresadas en la residencia, la moda o la etiqueta (Reina, 1973).
3 Aunque en rigor, la hostilidad hacia disciplinas y enfoques acusadas de
"subversivas" puede situarse antes, a partir de la asuncin del mdico de
origen croata Oscar Ivanissevich como Ministro de Educacin del gobierno de
Juan Domingo Pern, y de Alberto Ottalagano, ex rector de la Universidad de
Buenos Aires, ambos reconocidos fascistas, en 1974. Tambin debeconsiderarse el accionar de la Alianza Anticomunista Argentina (AAA), grupo
paramilitar de ultraderecha liderado por el ministro de Bienestar Social de
Pern, Jos Lpez Rega.
4 La excepcin fue la Universidad Nacional de Misiones, donde un grupo
liderado por Bartolom pudo sostenerla, a pesar de la abierta animosidad
manifestada por el rgimen, y por los propios mbitos universitarios nacionales
(Guber, 2002: 10-11).
5 Durante la transicin, el Folklore se mostr como un terreno propicio para
desarrollar estudios ms prximos a lo que, tal vez, poda ser identificado como
una "antropologa social", ya que la etnologa local estaba fuertemente
asociada con poblaciones indgenas y perspectivas fenomenolgicas y
difusionistas que, adems, haban prevalecido durante los tiempos de la ltima
dictadura militar. Un ejemplo de estas posibilidades que ofreca el Folklore es la
tesis de grado de Guber (1984) sobre la identidad tnica de los inmigrantes
judos ashkenazim en la Argentina.
6 En la Universidad de Buenos Aires, a comienzos de los aos 1980, Alejandra
Siffredi inclua en sus planes de estudio sobre Etnologa Americana varias
etnografas de la tradicin norteamericana, mientras que Edgardo Cordeu
ofreca en su curso sobre teora etnolgica un recorrido de los clsicos de la
antropologa de todas las tradiciones nacionales metropolitanas. Por su parte,
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en la Escuela de Antropologa e Historia de la Universidad Nacional de Rosario,
Hctor Vzquez contribua a la difusin de Lvi-Strauss.
7 Influencias como las de Claude Lvi-Strauss estaban ms ligadas a quienes
estudiaban poblaciones indgenas del Chaco y la Patagonia, en tanto que eradesestimado por la mayora, que vea en su pensamiento una desviacin de los
principios dialcticos del marxismo; mientras, Clifford Geertz an no contaba
con el grado de difusin que alcanzara en la dcada de los 1990. Pierre
Bourdieu era conocido (y criticado) por su libro con Jean-Claude Passeron "La
Reproduccin" (editado en Barcelona por Laia en 1977), e invocado
profusamente por "El oficio de socilogo; presupuestos epistemolgicos" (y la
clebre "ruptura epistemolgica), tambin junto a Passeron, adems de Jean-
Claude Chamboredon; Anthony Giddens, con sus "Nuevas reglas del mtodo
sociolgico" editadas por Amorrortu en 1987 apareca como una posible
conciliacin entre los puntos de vista macro y micro social, y objetivista ysubjetivista .
8 Aunque con la peculiaridad de haber sido apropiadas, en su mayor parte,
dentro de un marco crtico que las reduca al papel de productos sesgados por
condiciones histricas, sociales, econmicas y polticas especficas. Tal como
puede advertirse en la formulacin del "modelo antropolgico clsico" de
Eduardo Menndez (Guber, 2008:85), la diversidad de tradiciones
antropolgicas quedaba subsumida en un modelo ideolgico "colonialista y
empirista", funcional a la dominacin. En los aos 1980, predominaron losestudios orientados a estudiar fenmenos de dominacin y resistencia, desde
perspectivas centradas en torno a la hegemona y la subalternidad, inspiradas
en Antonio Gramsci, y retomadas por la historiografa marxista inglesa de
Edward Thompson, o por los Cultural Studies de Raymond Williams o Stuart
Hall.
9 La antropologa urbana se constituy inicialmente a partir de los equipos
liderados por Esther Hermitte y centrados en la investigacin etnogrfica de los
residentes de villas miseria. En la segunda mitad de los 1980 y bajo laconduccin de Carlos Herrn en el Departamento de Ciencias Antropolgicas
de la Universidad de Buenos Aires, iniciaron sus trabajos Rosana Guber, Ariel
Gravano y Mnica Lacarrieu, entre otros. En la misma institucin, el rea de la
antropologa rural fue iniciada en aquellos aos por Hugo Ratier.
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10 En Buenos Aires, la antroploga mexicana Elsie Rockwell fue una influencia
central en la antropologa de la educacin de los aos 1980, mientras que la
antropologa mdica se constituy bajo la gua y la inspiracin del antroplogo
argentino-mexicano Eduardo Menndez.
11 Tambin, el inters por la conformacin de identidades sociales promovidas
por la vida urbana, tal como la generada en los barrios, llev a la inclusin en
las poblaciones objeto de las investigaciones de actores adscriptos como
"vecinos", una amplia gama de ellos asociados con lo que tradicionalmente se
ha llamado "capas medias" (Gravano, 1989 y 1991).
12 En el flamante Boletn del Instituto de Sociologa fue creada una seccin
denominada "Datos sobre la realidad social argentina contempornea", dirigida
por el mismo Germani, en la que se presentaba informacin estadstica sobrela economa, la demografa, y los niveles de escolarizacin e instruccin de la
poblacin. (Blanco 2003, 48-49).
13 Sergio Bag, historiador y socilogo, consideraba imprescindible explicar las
realidades locales en trminos de sus nexos globales, atendiendo
especialmente a las relaciones de dominacin y dependencia entre los centros
y las periferias.
14 Alfredo Povia se haba convertido a comienzos de los aos 1950 en la
figura central de la sociologa local, tras la renuncia del historiador Ricardo
Levene (1885-1959) a la direccin del Instituto de Sociologa de la Facultad de
Filosofa y Letras de la Universidad de Buenos Aires en 1947, y su ascenso a la
ctedra de sociologa en la misma universidad cuando su titular, el abogado
Ral Orgaz (1888-1948), fue separado de sus funciones por la intervencin
peronista en 1946 (Delich, 1977).
15 Las antroplogas Claudia Briones y Marcela Mendoza, junto a un equipo de
colaboradores, se ocuparon de mostrar las respuestas de mujeres de clase
media urbana a la crisis poltica del 2001-2002. A partir de observaciones en
concentraciones, protestas callejeras, cacerolazos, asambleas barriales y
entrevistas a personas catalogadas como "manifestantes de clase media", y
fuentes documentales tales como artculos de diarios, revistas, publicaciones
acadmicas y sitios web, Briones, Mendoza y sus colaboradores pretendieron
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mostrar las perspectivas femeninas en torno a la propia participacin poltica.
Sostuvieron que las asambleas fueron una respuesta a la crisis de la
democracia representativa, y a la vez una arena en la que las mujeres
pudieron participar por fuera de los partidos polticos y organizaciones
financiados con fondos pblicos. Autoras y autores conjeturaban que las
asambleas, a diferencia de lo que poda suceder con los movimientos deprotestas de desocupados, tenan mayor autonoma respecto al estado, ya que
no seran cooptados a travs de diversos planes de ayuda social. Al igual que
sucedi con buena parte de la produccin generada al ritmo de los
acontecimientos del 2001-2002, el trabajo padeci los efectos del corto plazo.
Adems, sus presunciones respecto al curso futuro de los acontecimientos
reprodujeron parte de las convicciones de la clase media, tales como su
autonoma individual e ideolgica frente al estado y los poderes de turno.
16 Maristelli Svampa, por ejemplo, diferencia a "los ganadores" del sistema,entre quienes ubica a las lites planificadoras, sectores gerenciales y
profesionales, de "los perdedores", sectores de la clase media "tradicional" y
de servicios que sufri la precarizacin laboral y el desprestigio social. Estos
ltimos, asegura, se convirtieron en un nuevo proletariado (los "nuevos
pobres" de Minujin y Kessler). Estos procesos condujeron a una continua
diferenciacin y fragmentacin de las clases medias, pero tambin de
distincin de los "nuevos pobres" v respecto a los "pobres estructurales"
(Svampa, 2001 y 2002).
17 Tales los casos de las zonas de Puerto Madero (tal vez, el ms
emblemtico), San Telmo, Palermo y Abasto (Carman, 2006; Girola, 2007;
Lacarrieu, 2005; Lacarrieu y Thuillier, 2001). Aunque el tratamiento
pormenorizado de estos trabajos excede las pretensiones de este artculo, es
importante sealar que los mismos han puesto mayor atencin en el carcter
propiamente local en que se han desarrollado estos procesos globales,
destacando los sentidos especficos que se descubren cuando la indagacin
asume una forma ms prxima al trabajo de campo etnogrfico, o al menos a
la entrevista abierta. Sin embargo, tambin es importante subrayar que estos
autores suelen tratar las significaciones de los actores como una esfera
diferenciada de la estructural y, en suma, determinante. Esto lleva a que, en
gran media, el programa de investigacin est orientado hacia la deteccin de
la segregacin o la exclusin social, oscureciendo la comprensin de los modos
culturales en que se producen las adhesiones sociales.
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18 Un antecedente de problematizacin de la categora de "clase social" puede
encontrarse en los trabajos de Francis Korn (1978, 1984 ay b).
19 En un sentido semejante, pero ms cauteloso, que el empleado por Michel
Callon (1998:2). No obstante, es imprescindible sealar que no hay problemaalguno en que los expertos de la economa, las ciencias sociales o el marketing
segmenten a
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