Exploración meniscal
Los signos de la exploración meniscal van destinados unos a provocar dolor (signos funcionales) y otros a
provocar un crujido o un resalte meniscal (signos mecánicos).
Los signos funcionales son más positivos en fase aguda. Los más importantes son:
• Signo de Steinmann I: con el paciente en decúbito supino, el explorador fija la rodilla con la mano
izquierda con los dedos en ambas interlíneas, y con la otra con la rodilla en flexión de 60º, imprime una
serie de rotaciones rápidas. Si se sospecha lesión del menisco interno dolerá a la rotación externa; si
se sospecha lesión del menisco externo puede doler a la rotación interna.
• Signo de Steinmann II: con la rodilla en flexión y dos dedos en la interlínea interna se hacen
flexiones y extensiones sucesivas de la rodilla y se observa cómo en flexión duele más el dedo situado
más a posterior y cómo éste dolor se traslada hacia el dedo de delante cuando de la flexión se pasa a
la extensión. Esta prueba sólo sirve para detectar posibles lesiones del menisco interno.
Los signos mecánicos no intentan provocar dolor sino atrapar el fragmento meniscal con la pinza cóndilo-
tibial y provocar un crujido o un resalte. Los más importantes son:
• Test de McMurray: con el enfermo en decúbito supino, la rodilla doblada y el pie en rotación externa
completa, el explorador estira la rodilla y se provoca un resalte en la interlínea interna si el menisco
interno está lesionado. La prueba sirve también para el menisco externo si la pierna se coloca en
rotación interna.
• El test de Appley (grinding test) o prueba de tracción y presión: con el paciente en decúbito
prono, el explorador fija el muslo con su rodilla y flexiona la rodilla del enfermo a 90º. En un primer
momento efectúa una leve tracción mientras hace rotación externa y rotación interna sucesivas. En un
segundo tiempo efectúa una cierta presión mientras hace también rotación externa y rotación interna
alternantes. La tracción dolorosa significa más bien lesión capsular y/o ligamentosa, mientras que la
presión es más propia de la lesión meniscal.
2.3.2. Exploración ligamentosa
Las pruebas de estabilidad de los ligamentos colaterales son:
• Valgo forzado: con el paciente en decúbito supino el explorador sujeta la rodilla por la cara externa
con una mano y con la otra sujeta el pie mientras imprime un valgo forzado. Se hará primero en
extensión completa (a 0º), en donde toda movilidad lateral es patológica, y después a 30º de flexión.
• Varo forzado: se hace de la misma manera pero cambiando la mano y forzando al varo.
• Test de Moragas: con la pierna en rotación externa y flexión, y el pie cruzado por encima de la otra,
se abre la interlínea externa pudiéndose palpar con el pulgar el cordón tenso del ligamento lateral
externo, cosa que no se hará si está lesionado.
2.3.3. Pruebas de estabilidad de los ligamentos cruzados
Las pruebas directas consisten en la evaluación de la integridad del ligamento cruzado anterior y posterior.
• Test del cajón anterior o test de Slocum: se hace con el paciente en decúbito supino, la cadera en
flexión de 45º, la rodilla en flexión de 90º, el explorador sentado encima del pie del enfermo para
inmovilizarlo y las manos en la parte superior de la tibia para valorar la relajación de los flexores, y
después tirar la tibia hacia delante para ver si hay un desplazamiento anterior de los platillos tibiales.
La prueba se hace primero en rotación neutra del pie (CAN = Cajón anterior neutro) y después con el
pie en rotación externa (CARE = Cajón anterior rotatorio externo) y en rotación interna (CARI = Cajón
anterior rotatorio interno).
• Test de Lachman-Trillat: en él, el cajón anterior se hace no a 90º sino a 15-20º de flexión, con una
mano sujetando el fémur y con la otra tirando la tibia hacia delante.
• Test del cajón posterior: con el paciente en la misma posición que para el cajón anterior, con la
rodilla a 90º, se empuja la tibia hacia atrás y si la prueba es positiva, el relieve de la TTA desaparece
comparativamente con el lado sano.
• Test de Lachman posterior o Lachman invertido: Consiste en hacer un cajón posterior a 10-15º
de flexión.
• Test del Recurvatum–rotación externa de Hughston: también es muy característico de las
inestabilidades póstero-laterales, y se hace suspendiendo la pierna por el dedo gordo del pie y
observando cómo, si es positivo, la tibia cae en recurvatum y en rotación externa, objetivado por el
desplazamiento de la tuberosidad tibial anterior, a menudo más evidente si se hacen ligeros
movimientos de flexo-extensión.
• Test de Godfrey: también es muy sencillo de efectuar. Con el paciente en decúbito supino y las
caderas y rodillas en flexión de 90º, el explorador sostiene los pies y observa cómo desaparece el
relieve de la tuberosidad tibial anterior, que se hace más evidente si empuja la tibia hacia atrás.
Las pruebas dinámicas se basan en provocar o reducir la subluxación anterior de la meseta externa cuando la
rodilla está cerca de la extensión.
• Pivot shift Test: se hace también con el paciente en decúbito supino, pero aquí la rodilla está en
extensión. El explorador pone una mano en el fémur distal y con la otra en el talón imprime una
rotación interna y valgo a la pierna, pasando de la extensión a la flexión y de la flexión a la extensión
varias veces. Si el ligamento cruzado anterior está lesionado, el valgo subluxa la meseta externa hacia
delante con la rodilla en extensión y se reduce a unos 30-40º de flexión manteniendo el valgo y la
rotación interna por la acción de la cintilla ilio-tibia, con un resalte característico.
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