Armando Luna FrancoDr. Carlos Gallegos ElíasTaller de Titulación05 de diciembre de 2012
Fray Servando y lo mexicano: reflexiones en torno a la identidad política
Edmundo O’ Gorman considera a Fray Servando Teresa de Mier un historiógrafo
de lo mexicano. Lo ve de esta manera pues, para él, la historiografía es la
construcción de identidades nacionales; cosa que nuestro personaje en cuestión
hiciera al remontarse al pasado indígena de nuestro territorio. Este trabajo está
reflejado en el sermón que diera sobre el mito de la Guadalupe el 12 de diciembre
de 1794; y que fuera origen de la persecución que llevaría a Fray Servando a
iniciar su vida política.
Inicio mi reflexión con este comentario, ya que es fundamental para mí
tenerla presente durante mi redacción. A lo largo del semestre, de la mano con el
trabajo metodológico realizado durante la clase y a manera personal, me fui
adentrando no sólo en la temática sobre lo mexicano, también lo hice en mí
mismo. Este trabajo me llevó a darme cuenta que todo trabajo de investigación no
es únicamente disertación sobre una temática particular, sino sobre uno mismo y
su relación con ella.
Mi tema de investigación es lo mexicano como identidad política. ¿Cómo
me relaciono con él? Es una relación con quien no creo ser, con aquellas cosas
que he cuestionado desde mi niñez pues no las siento propias; o son cosas de las
que recibí agresión. Ésa pre–noción en torno a lo mexicano me llevó a tratar el
tema.
Posteriormente, el inicio de la investigación me llevó a Fray Servando,
objeto de la reflexión que a continuación iniciaré, y encontré en él a alguien
fascinante. Sin duda un personaje olvidado, hijo de su tiempo y de sus acciones,
mi acercamiento a su pensamiento a través de sus Memorias me abrió la puerta a
la temática tan compleja y rica como lo es lo mexicano.
En la presente reflexión abordaré la relación entre su Sermón, ya
mencionado previamente, y la construcción de la identidad mexicana. Las breves
líneas que presentaré son un acercamiento inicial, lleno todavía de pre–nociones y
aseveraciones aceleradas. Pero si no están plasmadas, no me permitirán avanzar
en mi trabajo de investigación, cualesquiera que sea la línea que éste tome; y
serán a su vez un referente del estado de cosas en que me encuentro en este
momento.
Fray Servando dirigió su sermón el 12 de diciembre de 1794, en la Basílica de
Guadalupe, con la presencia del Arzobispo de la Nueva España y el Virrey. Como
el mismo menciona, su sermón no tuvo mayor trascendencia en el momento
inmediato a su declamación.
¿Qué decía su sermón? La idea central de su sermón era: La Virgen de
Guadalupe no es más que una manifestación de la Capa de Santo Tomé Apóstol,
quien llegara a tierras americanas antes que los españoles en su labor
evangelizadora. Esto, por lo tanto, quitaba fundamento a la Conquista Española en
nombre de la Corona y la Iglesia Católica; pues al estar estas tierras ya
evangelizadas, no tenía sentido llegar a ellas a realizar una acción sin sentido.
También, de la mano, desmentía el hecho que los indios fueran unos bárbaros por
no entender la palabra de Dios.
Para argumentar su sermón, se sirvió del Licenciado Borunda, quien le
proporcionó evidencia de la ausencia de fundamentos para sustentar el mito de la
Guadalupe, y de las contradicciones que existía en las versiones oficiales que lo
sustentaban. A continuación mencionaré algunas de ellas.
Primero. La virgen de Guadalupe no es más que la encarnación hispana de
la Tonantzin, quien tuviera su templo en el cerro del Tepeyac, y fuera ampliamente
venerada por los indios. Parte del proceso de conquista significó la necesidad de
un referente que legitimará la presencia y labor española en estas tierras, por lo
que se inició un sincretismo entre esta figura y una creada por los mismos
conquistadores.
Para lograr esto, retomaron una Virgen que le era común a varios de ellos:
La Virgen de Guadalupe en Extremadura. Aquí yacen contradicciones importantes,
tanto lingüísticas, como semánticas y religiosas. Por un lado era sabido que los
indígenas, como menciona Fray Servando, no podían pronunciar la G y la D. ¿Por
qué darían ese nombre entonces a su virgen?
Del lado semántico, el nombre de Guadalupe significa Río de Lobos. Si
cerca del Tepeyac no se presentaba ni lo uno ni lo otro, no tenía razón de ser que
se usara ese nombre tampoco. Por último, lo religioso. ¿Cómo iban a llamar
madre los indios a una Virgen con esas características, si no tenían elementos
realmente identitarios?
En este último punto la solución fue la creación del mito de su aparición.
Conjugando la historia del Indio Don Valeriano, además de la relación de
apariciones de 1666 y las de 1551, se creo la figura de Juan Diego, un indígena
que también alimentaba la contradicción.
Contradicción pues, primeramente, no había indígenas convertidos al
cristianismo con dos nombres. Segundo, por la tela en la que se apareció la
imagen era demasiado fina, como relata nuestro querido Fray Servando, para que
un macehual la portara. Tercero, el recorrido y la distancia mencionadas del mismo
son incoherentes, para transportarse de Cuautitlan hasta el Tepeyac, para llegar el
centro de la nueva ciudad, no tenía sentido alguno.
Es importante detenerme en él. Su construcción y representación son
fundamentales para la legitimidad del mito de la Guadalupe. Por un lado, es la
primer figura indígena de la Nueva España a quién se le presenta una imagen
religiosa1; por otro, su iconografía alimentaría también un mito de subyugación
sobre los indígenas, al verlo como alguien desvalido, en busca de ayuda para un
tío enfermo.
1 Los españoles, relata Fray Servando, posteriormente tendrán su propia virgen local. Ésta sería la Virgen de los Remedios, que se le aparecería a un soldado español, y se reconocería ella como la misma virgen del Tepeyac. Tal vez podría entenderse esto como un mecanismo de vinculación entre conquistados y conquistadores, una manera de evitar que hubiera explotación y masacre de los segundos a los primeros.
Lo anterior habla también del tipo de identidad que los conquistadores
querían construir sobre los conquistados: una imagen de dependencia, y de alivio
religioso para sobrellevar y aceptar, paulatinamente, la condición de inferioridad
sobre la población española, que rápidamente se colocaba a lo largo y ancho de la
llamada Nueva España.
Hasta el momento he mostrado dos elementos primordiales para
comprender la versión oficial del mito de Guadalupe. Son puntos interesantes que
abordaría y contrastaría Fray Servando para dar un fundamento más certero al
mito al que se adherían más y más pobladores de la Nueva España. Es su trabajo
de argumentación, y no las palabras en sí del sermón, lo que llevarían a Fray
Servando a la mira de las autoridades virreinales y eclesiásticas.
En su argumentación, Fray Servando vincula a Guadalupe con el mito de
Tonantzin, especifica que era completamente incorrecto pensar que Juan Diego
hubiera existido y hecho lo que se le atribuía y, lo más importante, expone como
Fray Juan De Zumarraga, quien sería relacionado de manera puntual con el mito,
fue el primero en evitar su propagación y fundamentación.
Cada uno de los puntos, aunado al mencionado al inicio de las tierras
americanas como tierras evangelizadas por Santo Tomé Apostol, llevan a un punto
de quiebre fundamental en la historia de la Nueva España, y que precede a los
procesos independentistas que se darían en la colonia durante el inicio del siglo
XIX.
En general, lo que hizo Fray Servando fue fundamentar y argumentar que
los pobladores americanos, al ser ya gente evangelizada, era gente en condición
de igualdad con los españoles, y por lo tanto no tenía legitimidad o razón alguna
su continuación y presencia en estas tierras.
Es por ello, desde mi interpretación, que hace hincapié en la figura de Fray
Juan de Zumárraga como gran denostador de la Guadalupe; desde su negación
del templo, hasta su salida de la Nueva España, fue una de las principales figuras
opositoras a ésta. Oposición que nacía del riesgo que representaba la creación de
un ícono de identidad local, que podría ser vinculante entre los pobladores
minimizados de estas colonias por los españoles: indios y criollos por igual.
Por estas razones, brevemente resumidas en este texto, fue que inició la
persecución de Fray Servando por las autoridades. Esto lo llevaría a viajar por el
mundo, en calidad de preso y de exiliado, siempre en busca de una cosa: la
libertad de las tierras americanas. Aprovechando este momento, daré un giro al
texto para dedicarme a nuestro personaje.
Las palabras anteriores reflejan el trabajo de Fray Servando a través de un
sermón, trabajo que iba encaminado a la emancipación de la población de la
Nueva España del Yugo español. Lamentablemente no es considerado un
libertador por su ausencia de la lucha armada, pero su presencia es innegable,
basta ver el estandarte de Guadalupe usado por Hidalgo, y que nuestra historia de
Bronce nos vende como la génesis de la independencia.
¿Por qué usar a la virgen de Guadalupe? El mismo trabajo de Fray
Servando lo demuestra. De la mano con este trabajo, está la labor jesuita. De
manera somera abordaré este punto complementario para sustentar los
posteriores argumentos.
Los jesuitas, quienes fueran expulsados en 1767 por orden de la Corona
Española apoyando a la Curia Católica, realizaron una labor evangelizadora y
educativa importante en la Nueva España. En la obra La expulsión, se da una
interpretación de por qué fueron expulsados; abriendo una reflexión sobre su
papel político. Este papel se puede vincular con el mito de la Guadalupe.
La Compañía de Jesús siempre ha sido conocida como una de las
organizaciones católicas más radicales dentro de la Institución Católica. Me atrevo
a interpretar que su labor educativa y evangelizadora estaba encaminada a la
construcción de comunidad política fundamentada en una identidad religioso/
nacional a través del ícono más representativo: La Guadalupe.
Esto, sin duda, llevaría a ver un peligro de ambas instituciones arribas
mencionadas en ellos. Su presencia no sólo se daba entre los indígenas sino en
los criollos, quienes también vivían la segregación de peninsulares, que como Luis
Villoro acertadamente describe, controlaban las principales cúpulas económicas y
políticas de la Nueva España a finales del siglo XVIII y principios del XIX.
Regresando al punto principal, ahora se entiende con mayor claridad el uso
de Hidalgo de la Guadalupe como estandarte de un movimiento de insurrección.
Necesitaba de un elemento identitario y vinculador entre los grupos relegados por
los peninsulares, y que mejor que aprovechar aquél que el trabajo jesuita y de
Fray Servando habían heredado.
Aquí es donde podemos ver la importancia de Fray Servando en la historia
mexicana. Sin embargo, hay otro elemento que no podemos olvidar. Fray
Servando fue un libertador que buscó un proyecto propio de nación, de política, y
de identidad. Fue una figura que no se encontró o identificó con los proyectos
ilustrados que otros libertadores usarían.
No se encontró pues tuvo la visión acertada de darse cuenta que no serviría
de nada retomar modelos ajenos a nuestra realidad. Peleó arduamente para
buscar la creación de la nación desde nuestros propios elementos fundacionales,
sin embargo no logró hacer valer sus puntos y razones entre los libertadores una
vez consumada la independencia. Su negativa a apoyar proyectos que el veía
como peligrosos para la incipiente nación lo han llevado a ser una figura relegada
de la historia nacional.
En el presente trabajo, que de manera breve da un acercamiento inicial a
mis reflexiones sobre la identidad y uno de sus precursores. Me he permitido
discernir e interpretar los motivos y argumentos que llevaron a Fray Servando a
ocupar el lugar que tiene en la historia de nuestro país.
No es una apología a su figura, de eso él ya se ha encargado, sino una
invitación a reflexionar en torno a alguien a que le debemos mucho más que el
nombre a una avenida de la Ciudad de México; le debemos los fundamentos de
una identidad, que es siempre inacabada pero no por ello inútil.
Bibliografía
O’Gorman, Edmundo, Crisis y porvenir de la ciencia histórica [Edición facsimilar de la de 1946], UNAM, México, 2006.
Teresa de Mier, Fray Servando, Memorias, Cien de México, CONACULTA, México, 2008.
Villoro, Luis, El proceso ideológico de la revolución de independencia, 3° Edición, Fondo de Cultura Económica, México, 2012.
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