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GOBERNABILIDAD, DESARROLLO TERRITORIAL Y ESQUEMAS DE
ASOCIATIVIDAD TERRITORIAL: RAP EJE CAFETERO, ¿UN POLO DE
DESARROLLO REGIONAL?
Ensayo de grado elaborado por:
YEISON ANDRÉS CIRO CALDERÓN.
CARLOS ANDRÉS RAMÍREZ SEGURA.
Tutor del trabajo de grado:
ALVARO JOSÉ BENEDETTI ARÉVALO.
Magister en Estudios Interdisciplinarios sobre Desarrollo.
UNIVERSIDAD CATÓLICA DE PEREIRA.
FACULTAD DE CIENCIAS ECONOMICAS Y ADMINISTRATIVAS.
ESPECIALIZACIÓN EN ECONOMÍA PÚBLICA Y GESTIÓN TERRITORIAL.
PEREIRA.
2018.
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GOBERNABILIDAD, DESARROLLO TERRITORIAL Y ESQUEMAS DE
ASOCIATIVIDAD TERRITORIAL: RAP EJE CAFETERO, ¿UN POLO DE
DESARROLLO REGIONAL?
YEISON ANDRÉS CIRO CALDERÓN.
CARLOS ANDRÉS RAMÍREZ SEGURA.
PARA OPTAR AL TITULO DE ESPECIALISTAS EN ECONOMÍA PÚBLICA Y
GESTIÓN TERRITORIAL.
UNIVERSIDAD CATÓLICA DE PEREIRA.
FACULTAD DE CIENCIAS ECONOMICAS Y ADMINISTRATIVAS.
ESPECIALIZACIÓN EN ECONOMÍA PÚBLICA Y GESTIÓN TERRITORIAL.
PEREIRA.
2018.
3
Tabla de contenido.
RESUMEN ............................................................................................................................ 4
ABSTRACT .......................................................................................................................... 5
KEYWORDS ........................................................................................................................ 5
INTRODUCCIÓN ................................................................................................................ 6
APROXIMACIÓN TEÓRICO CONCEPTUAL SOBRE EL OBJETO DE
ANÁLISIS……………………………………..……………………………………………8
Gobernabilidad y territorio ................................................................................................. 8
Los polos de desarrollo ..................................................................................................... 11
Asociatividad y competitividad regional .......................................................................... 12
LA RAP EJE CAFETERO: POSIBILIDADES E INCERTIDUMBRES .................... 17
Perspectivas e impactos a considerar de cara al diseño institucional RAP Eje
Cafetero ............................................................................................................................ 19
CONCLUSIONES .............................................................................................................. 26
BIBLIOGRAFÍA. ............................................................................................................... 29
Tabla de gráficos e ilustraciones.
Tabla 1: 7 factores para incentivar el desarrollo en regiones más atrasadas. ................................... 13
Grafico 1: Tasas de crecimiento del PIB real (2000 – 2016) por quinquenios. Tabla 2. ................. 21
Grafico 2: Participación porcentual de las exportaciones departamentales (…) 2005 –2017…………22
Mapa 1: Participación porcentual de acuerdo a agrupación de municipios en PIB regional. .......... 23
Tabla 2: Participación porcentual por rama de actividad dentro del PIB departamental 2016. ....... 24
Tabla 3: Tasa de crecimiento por ramas de actividad 2000 – 2016. ................................................ 24
4
RESUMEN.
Este ensayo aborda el naciente proceso de asociatividad territorial en la región
cafetera, en específico la conformación de la Región Administrativa y de Planificación
(RAP) Eje Cafetero por cuyo fin y trayectorias agrupa los departamentos de Caldas,
Risaralda y Quindío. Tras analizar la pertinencia del debate y los derroteros que han
orientado la discusión pública sobre la materia en Colombia, se realiza una aproximación
teórica a los conceptos de gobernabilidad territorial, regionalización, asociatividad y
competitividad, especialmente considerando enfoque de “polos de desarrollo” (Perroux,
1966). Posteriormente se analiza, de forma más reflexiva que empírica, las perspectivas e
impactos que supondrían para este territorio la confirmación la RAP. Por último, se ofrecen
conclusiones y algunas recomendaciones útiles que creemos alimentarán debates ulteriores.
PALABRAS CLAVE.
Regionalización, polos de desarrollo, gobernabilidad, competitividad, desarrollo
territorial.
5
ABSTRACT.
This article explores the recent process of territorial associativity in the Colombian
coffee region, specifically the conformation of the Administrative and Planning Region
(RAP) ‘Eje Cafetero’ for which purpose and trajectories join the departments of Caldas,
Risaralda and Quindío. After analyzing the relevance of this debate and the courses that
have guided the public discussion, we offer a theoretical approach about the concepts of
territorial governance, regionalization, associativity and competitiveness, especially
considering the "growth poles theory” (Perroux, 1966). Subsequently, in more reflexive
than empirical way, we analyze the perspectives and impacts that the RAP confirmation
would suppose for this territory. Finally, conclusions and some useful recommendations are
offered, that we believe will feed further debates.
KEYWORDS.
Regionalization, growth poles, governance, competitiveness, territorial
development.
6
INTRODUCCIÓN.
Los lineamientos de desarrollo nacional en la década actual, tales como la Ley 1753
de 2015 o Plan Nacional de Desarrollo 2014-2018, la Ley Orgánica de Ordenamiento
Territorial (Ley 1454 de 2011), conocida por algunos como ley de asociatividad territorial,
el régimen de competencias administrativas, el sistema general de participaciones y la
reforma al sistema general de regalías, entre otros marcos normativos, han intentado poner
en primer plano al municipio frente a lo regional y lo nacional en el desarrollo colombiano,
muy a pesar de la tradicional estructura unitaria del Estado.
Construir esquemas de desarrollo territorial que se soporten en la competitividad y
el progreso económico, más aún, en la equidad, las oportunidades y las capacidades, pasa
por establecer un diálogo interactivo entre las entidades territoriales y la Nación, poniendo
sobre la mesa un fluido intercambio de experiencias y conocimientos, creando las
condiciones institucionales y técnicas que permitan elaborar una visión compartida de
desarrollo y concertar referentes comunes tendientes hacia una inserción exitosa del país en
el orden económico, social y político mundial que marca el siglo XXI (DNP, 2003). Este
debe consolidarse como el derrotero del proyecto descentralizador en Colombia. Sería,
además, una condición sin la cual no es posible la integración regional y la inserción
internacional, sobre todo en escenarios como el de la Alianza del Pacífico y o el enorme
mercado de Asia Pacífico.
Bajo tales pilares, y fundamentalmente, en la idea de cimentar un proyecto de país
que reconoce la heterogeneidad territorial, pero sobretodo que observa sus oportunidades de
desarrollo, la evidencia muestra que en los últimos años la Nación, las regiones, los
departamentos, los municipios, los resguardos indígenas y diversos sectores del país, han
tenido un interés especial por disponer de planes y proyectos estratégicos con visión de
largo plazo, en su mayoría con notable énfasis en la competitividad económica (Herrera,
2002).
Varios de ellos, ha servido como base para promover ejercicios más integrales de
prospectiva territorial, por ejemplo, algunos planes estratégicos y de visiones de desarrollo
de ciudades como Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla, Bucaramanga y Cartagena, entre
7
otras, así como algunos ejercicios de construcción de escenarios y visiones de futuro en el
nivel nacional como "Destino Colombia", "Colombia un país por construir", en 2002,
"Diálogos del milenio" y ‘Colombia bicentenario 2019’ (DNP, 2010).
Justamente, y desde el punto de vista regional, en 2003 fueron muy importantes
algunas iniciativas como El Plan Maestro del Valle del Cauca y del área metropolitana de
Valle de Aburrá, en años cercanos, algunas visiones de desarrollo en los departamentos de
Antioquia, Santander, Risaralda, Quindío, el área metropolitana de Bucaramanga y la Mesa
de Planificación de Bogotá-Cundinamarca como iniciativa de conformación regional
(Peralta, 2008).
Lo hecho en Colombia hasta el momento, deja lecciones importantes en torno a
cómo debe pensarse y orientarse el desarrollo territorial, especialmente, dentro de la lógica
de la espacio-temporalidad propia de la globalización contemporánea y de una concepción
del desarrollo capaz de abordar la complejidad de los procesos humanos en escenarios con
diversas características sociodemográficas, pero ante todo con enormes ventajas
comparativas y competitivas, de acuerdo con las cuales, se pueden configurar esquemas de
progreso y crecimiento económico y social.
Para el caso de la reconocida región cafetera, por cuyas ventajas y tradición se
consolidado un importante polo de desarrollo regional agrícola y desde hace dos décadas
turístico, se hace énfasis en su importancia como corredor comercial y de riqueza naturales,
entre las cuales se destacan: la ubicación estratégica en la conexión centro-Pacífico; una
importante red municipios de desarrollo intermedio y con procesos económicos de amplia
trayectoria; servir de nodo articulador del “triángulo de oro” conformado por Cali, Bogotá y
Medellín; contar con una notable reserva de agua y biodiversidad en flora y fauna; su
diversidad topográfica, infraestructura de transporte renovada; universidades y centros de
investigación; un peso importante del sector terciario; y una amplia cobertura de servicios
públicos.
Considerando lo anterior, este ensayo se concentrará en ofrecer algunos
planteamientos teórico conceptuales y de carácter estratégico tendientes y necesarios a
promover un debate constructivo sobre la región Cafetera colombiana. En ningún
8
momento, se pretenden definir lineamientos de política a partir de diagnósticos o análisis de
ventajas comparativas o competitivas, ni mucho menos sentar las bases de estos, sino
analizar algunos elementos que sustenten las posibles ventajas que, para la región,
supondría apostar a este tipo de esquemas de integración. De esta forma, mencionar algunas
perspectivas económicas asociadas a este diseño territorial mediante una revisión teórico-
conceptual de los pilares fundamentales del esquema de descentralización y regionalización
en Colombia.
Por lo anterior, se espera aportar e ilustrar algunos elementos que confirmen la
hipótesis según la cual, un diseño institucional de región ajustado al modelo de Región
Administrativa y de Planificación (RAP), consagrado en la LOOT, y que valore la
importancia de planificar en forma integral, sistemática, prospectiva, concertada y
participativa, supondría para este territorio el emprendimiento de una agenda estratégica en
el corto, mediano y largo plazo, permitiéndole así la eventual superación de importantes
indicadores sociales, sobresalir en el panorama nacional e insertarse de forma competitiva
en los esquemas de integración globales, tal y como lo son los polos de desarrollo.
APROXIMACIÓN TEÓRICO CONCEPTUAL SOBRE EL OBJETO DE
ANÁLISIS.
A continuación, se ofrecerá una revisión teórico-conceptual de los tres pilares que
soportan, desde nuestra perspectiva los procesos de descentralización en Colombia, y más
recientemente los de integración regional, como la eventual RAP cafetera. Este apartado,
cobra sentido a partir de la intensión de aportar insumos conceptuales al debate sobre
regionalización.
Gobernabilidad y territorio.
Las múltiples problemáticas del desarrollo local y regional, particularmente aquellas
que aluden a la eficacia de los gobiernos, las políticas públicas y estrategias de acción
pública, junto a aquellas que muestran la urgencia por consolidar líneas de progreso
9
económico y social en los territorios, han constituido un escenario propicio para resaltar la
importancia de los gobiernos locales y su rol protagónico en las soluciones de las
problemáticas de sus diferentes municipios.
La necesidad de dar sentido a la autoridad y la capacidad de los gobiernos, así como
elevar su eficacia (Maldonado, 2010), han sido el objeto de estudio de dos enfoques
conceptuales y prácticos, que se relacionan con la acción de gobierno, la capacidad
gubernativa del mismo, y las relaciones sociales que, en su conjunto, permiten la fluidez del
ejercicio de gobierno. Estos son, la gobernabilidad y el desarrollo territorial.
La gobernabilidad tiene intuitivamente y como punto de referencia un análisis del
gobierno y sus capacidades de gestión y autoridad como el centro del paradigma
eastoniano, que concibe al ambiente como sistema social, retroalimentado en su haber por
‘inputs’ y ‘outputs’. Es menester recordar, que la palabra gobierno surge del vocablo griego
‘Kubernao’, que alude a la capacidad de dar dirección y control sobre algo; partiendo de
esta base ha sido plausible aceptar que el gobierno tuvo a lo largo del tiempo un significado
de autoridad, representado en una concepción material del poder.
Por su parte, el desarrollo territorial permite comprender las variables ‘espacio-
tiempo’ en relación con las diferentes dimensiones del desarrollo: lo económico, lo social,
lo político, lo ambiental y lo histórico, entre otras. En tal sentido, por ejemplo, fenómenos
como la globalización y las redes económicas mundiales (Moncayo, 2002), podrían tener
un efecto positivo en la superación de la pobreza y la exclusión social, mediante la
definición y puesta en marcha de estrategias y acciones de política pública encaminadas
desde la capacidad de acción y coordinación público-privada y la correcta identificación de
oportunidades para la generación de riqueza.
Pese a la importancia de la institución del gobierno en la edificación del desarrollo y
su alta relevancia teórica y práctica en su rol como agente de conducción social,
ciertamente vivimos en una paradoja moderna en la cual, no obstante se reconoce
jurídicamente y legitima el papel de los gobiernos y su acción pública, la competencia e
incidencia de otros actores en estos espacios pone en el mapa multidimensional de los
territorios nuevas y más eficientes formas de entendimiento y toma de decisiones.
10
Por otra parte, el desarrollo territorial desde los ejes económico y social se
relaciona, por lo general con el papel del Estado en su afán de resolver obstáculos
estructurales, corregir las imperfecciones de los mercados y garantizar una mejor
distribución de la riqueza. Si bien el crecimiento económico es una preocupación, también
lo son las condiciones de pobreza, analfabetismo, enfermedad y mortalidad que sufren una
mayoría de los habitantes de países en vías de desarrollo (Bell, 1993).
Este rol social y de distribución de Estado lo sitúa en la tarea de resolver dicha
dicotomía sin perder de vista que, hoy por hoy, una gran parte del control de la economía
está en manos del mercado y su capacidad de acción, en consecuencia, bien reduciéndose
desde al menos hace tres décadas. A pesar de dichas limitaciones, la intervención es
necesaria pues los problemas del desarrollo no se pueden dejar de forma exclusiva en
manos del mercado (Maldonado, 2001).
El desarrollo territorial se presenta de diferentes maneras. Algunos hacen énfasis en
políticas de infraestructura para la urbanización, la conectividad humana y de vehículos, la
calidad de vida, a través de la cobertura y eficiencia en la prestación energía, agua,
telecomunicaciones y otros servicios públicos (vivienda, salud, educación). Desde otras
orillas, se definen proyectos de impacto económico o de apoyos directos a la industria, la
minería, el comercio y agricultura, entre otros. En términos generales, estas intervenciones
parten del supuesto según el cual la inversión pública puede motivar las fuerzas del
crecimiento interno que aumentan la productividad y competitividad de los activos privados
(Barro, 1990).
Y toda esta relación de ‘inputs’ y ‘outputs’ (entradas y salidas), muy propias de la
dinámica de cualquier sistema político, mediante la cual se busca no solo potenciar las
posibilidades de un país frente al sus pares del sistema internacional, sino también en la
superación de las desigualdades regionales que muchos ostentan, requiere de manera
decidida una interlocución entre públicos y privados que defina prioridades y
responsabilidades en el curso de tales intervenciones. De alguna manera, se trata de superar
la visión inercial de Hirschman según la cual la inversión pública tiende, en el largo plazo,
a distribuirse de forma equilibrada en el territorio (Hirschman, 1961).
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Como lo sugiere también el concepto de gobernanza, las posibilidades de potenciar
el desarrollo regional con el protagonismo de los públicos y los privados, son perfectamente
viables, pero requieren en principio de un ejercicio de conceptualización, propósito que
pretende cumplir este trabajo. Por tanto, haremos una aproximación al concepto de polos
desarrollo, el cual, desde nuestro parecer, es una muy útil referencia para comprender cómo
se han pensado los esquemas de regionalización en Colombia desde hace varias décadas.
Los polos de desarrollo.
Una forma de darle piso teórico al debate sobre regionalización en Colombia, que
no por ser cincuentenario, está bien evolucionado, es el enfoque de los polos de desarrollo
que supone comprender la ideación y puesta en marcha de un desarrollo regional más
equilibrado. Este concepto se basa en la experiencia francesa de los años setenta, época en
la cual, el crecimiento de la región parisina avasallaba las posibilidades de al menos 8
regiones periféricas, pero no menores en posibilidades económicas. De tal suerte, que la
política nacional se enfocó en diseñar áreas metropolitanas para igual número de territorios.
La teoría de polos de desarrollo geográfico, o centros de crecimiento, propuesta por
François Perroux (1966), continuada especialmente por Jacques Boudeville (1966), resulta
fundamental para terciar en la discusión sobre el crecimiento equilibrado versus
desequilibrado entre regiones. Sin embargo, la lógica de los “polos” es una acepción
espacio-temporal al proceso de desarrollo que se sustenta en el supuesto de que la
organización espacial de las actividades económicas se identifica por dos características
principales: un sistema jerárquico de ciudades, ordenado según el número y calidad de las
funciones desempeñadas por cada ciudad, y un conjunto correspondiente de espacios
urbanos que rodean a cada una de las grandes ciudades del país.
Esta teoría permite pensar que, en países como Colombia donde se marca una
prevalencia significativa y mayor crecimiento de sus tres grandes aglomeraciones urbanas
(Bogotá centro, área metropolitana Valle de Aburrá –Medellín- y conexión región sur del
Valle del Cauca –Cali-), la solución consiste en orientar el crecimiento de la población y la
actividad económica hacia ‘nuevos’ y modernos polos de desarrollo de tamaño medio, cuyo
12
crecimiento puede acelerarse con políticas estatales de infraestructura, prerrogativas
fiscales, subsidios a las inversiones y otros incentivos similares.
Sin perder de vista el arrastre de las grandes aglomeraciones urbanas y la
importancia relativa que estas tienen para regiones de menor desarrollo, de lo que se trata es
de edificar proyectos con un alto nivel de descentralización política, fiscal y sobre todo
administrativa, que se nutran de un alto nivel planificación territorial.
Asociatividad y competitividad regional.
Si bien es cierto la competitividad suele medirse a partir del éxito de las empresas,
su posicionamiento en el mercado, lo cierto es que el verdadero impacto de esta ocurre es
frente a la dinámica económica de una ciudad o región (Bechara, 2015). En avance de la
globalización y de la internacionalización hace imprescindible valorar la evolución de las
distintas economías territoriales desde el punto de vista de su capacidad de competir en los
mercados internacionales. Como se ha dicho, esto debe medir por su capacidad de
crecimiento y cuál es su visión holística de futuro.
De acuerdo con el Consejo Privado de Competitividad y el Centro de Pensamiento
en Estrategias competitivas de la Universidad del Rosario (2016), de las 6 grandes regiones
que hacen parte del territorio colombiano, Bogotá, Antioquia y Caldas figuran como los
territorios más competitivos al obtener las mejores calificaciones en el Índice departamental
de competitividad 2016 (Consejo Privado de Competitividad, 2016). Este no es un dato
menor, considerando que la apuesta por cerrar brechas regionales no es nueva y que las
regiones menos desarrolladas tienen en sus manos instrumentos de planificación territorial
para ponerse a la par de las primeras.
Pensar a Colombia como un país de regiones requiere de innovación en la manera
de asociar voluntades y disponer de proyectos de amplio impacto territorial. Al margen de
lo contemplado en la constitución de 1991 y la evolución del proyecto descentralizador en
Colombia, la asociatividad territorial que se propone a partir de la Ley Orgánica de
Ordenamiento Territorial (Ley 1454 de 2011), contribuye no solo a un mayor record de
competitividad, sino también a una mejor gobernabilidad y descentralización territorial.
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De acuerdo con la siguiente tabla, basada en Pardo García, y, desde luego,
guardando las enormes proporciones que esta comparación puede suscitar, nos interesa
mostrar un paralelo con el proceso de regionalización europeo y evidenciar algunos rasgos
notables que a la postre significaron una ruta expedita hacia el desarrollo intracontinental.
Tabla 1: 7 factores para incentivar el desarrollo en regiones más atrasadas.
1. A nivel regional, la gestación de un
sistema de ciudades medias
importantes, que constituye una clara
ventaja para el crecimiento y la
localización de las actividades.
5. La gestación de una institucionalidad
regional avanzada, como por ejemplo,
un gobierno regional con altas
competencias y autonomía respecto a la
administración central; sistema de
cooperación regular entre las distintas
autoridades y con las organizaciones
civiles como cámaras de comercio,
organizaciones empresariales y
sociales.
2. Disposición de recursos humanos
calificados y una clase media elevada,
costos labores relativos moderados
3. La accesibilidad de la región, desde el
punto de vista físico; accesibilidad de
la región y sus agentes a los mercados
internacionales; accesibilidad hacia
quienes toman decisiones político-
administrativas en el país; acceso a las
innovaciones y desarrollos
tecnológicos.
6. Clima social Favorable, asociado a la
baja conflictividad laboral, y
cooperación entre las distintas
institucionales públicas y privadas.
4. Disponibilidad de servicios avanzados
a la producción tales como
planificación estratégica, consultorías
tecnológicas, diseño, comercialización
y exportaciones; así como servicios
financieros especializados.
7. Gran presencia de pequeñas y medianas
empresas (pyme), reflejo de una base
empresarial local apta para tomar
nuevas iniciativas
Fuente: Elaboración propia con base en Pardo García (S.F).
Con base en estas condiciones descritas sobre el proceso de regionalización en
Europa, para consolidar a la región cafetera como un territorio integral y cimentar un
territorio competitivo con enfoque social, la fortaleza de la planificación territorial radica
en su aplicabilidad al desarrollo local y regional, ya que es en el marco de las relaciones
público-privadas donde el territorio encuentra el liderazgo para emprender proyectos de
14
desarrollo innovadores, apoyados en el potencial de recursos endógenos (ventajas
comparativas y competitivas) con los que cuenta cada región (Alvares y Rendón, 2010).
En tal sentido, la RAP cafetera, que se ha visualizado a partir de la experiencia del
“paisaje cultural cafetero”, que asocia un importante número de municipios de cuatro
departamentos con representación en la tradición productiva de este bien agrícola1, se
encuentra en el proceso de institucionalizar y protocolizar a partir de las herramientas de
gestión provistas por la LOOT, una asociación de nivel departamental (Caldas, Risaralda y
Quindío) que sirva de plataforma para negociación directa, hacia arriba, con el gobierno
central y agentes internacionales, hacia los lados con actores regionales externos e internos
y hacia abajo con asociaciones de municipios y otros actores sociales locales.
Es de anotar, que Colombia ya se inició en el camino de la Regionalización, es así,
como se han venido creando las Regiones Administrativas y de Planificación, comenzando
por la RAPE integrada por los departamentos de Boyacá, Tolima, Cundinamarca, Meta y
Bogotá D.C. y está conformada por el 29% de la población del país, abarcando el 14% del
territorio nacional y el 30% de los recursos hídricos del país, además aporta el 39,4% del
PIB, Nacional y constituye el 26% de la producción agrícola del país (DANE, 2017),
teniendo estos increíbles recursos que mueven de manera tan significativa la economía de
Colombia es la región más competitiva liderando el índice departamental de competitividad
(Consejo Privado de Competitividad, 2016) se ha propuesto los siguientes cinco puntos
clave que se basan en una institucionalidad sólida, seguridad hídrica, comunidad regional
de conocimiento, despensa agroalimentaria y sistema logístico regional, para poder lograr
estos puntos clave está región ha hecho alianzas estratégicas y programas de proyectos, que
se enfocan en mejorar los indicadores del desarrollo económico, social y ambiental de los
departamentos que le conforman.
1 De acuerdo con la Secretaria de Planeación de Risaralda, esta asociación de municipio tuvo como signatarios las localidades de: Por el departamento de Risalarda: Apía, Balboa, Belén de Umbría, Guática, La Celia, Marsella, Pereira, Quinchía, Santa Rosa, de Cabal, y Santuario. (10). Caldas: Aguadas, Anserma, Aranzazu, Belalcázar, Chinchiná, Filadelfia, La Merced, Manizales, Neira, Pácora, Palestina, Riosucio, Risaralda, Salamina, San José, Supía, y Villamaría. (17). Valle del Cauca: Alcalá, Ansermanuevo, Caicedonia, El Águila, El Cairo, Riofrío, Sevilla, Trujillo y Ulloa. (9). Quindío: Armenia, Buenavista, Calarcá, Circasia, Córdoba, Filandia, Génova, Montenegro, Pijao, Quimbaya y Salento. (11).
15
La constitución de la RAP Caribe se firmó el 19 de Octubre de 2017 y está
constituida por los departamentos de la Guajira, Cesar, Bolívar, Sucre, Córdoba, Atlántico,
Magdalena y San Andrés, a pesar de su corto tiempo de consolidación muestra una gran
solides ya que aporta el 15,1% del PIB Nacional (DANE,2017), lo que facilita que desde su
cuerpo legislativo, es decir sus congresistas, puedan apalancar recursos para desarrollar
grandes obras de infraestructura vial e incluso ser reconocidos como bancada política, sin
distinción de ideología o partido, esto los ha llevado a consolidarse y a crecer como lo dice
su eslogan “el poder de la unión”, logrando así ser tenidos en cuenta para impulsar las
inversiones del estado central y cerrar las brechas de desigualdad social y económica.
Esta RAP ha priorizado en su plan maestro de desarrollo ejes estratégicos como lo
son la superación de la pobreza, infraestructura de transporte y servicios públicos, soberanía
y seguridad alimentaria, consolidación de la identidad cultural del Caribe Colombiano,
gestión del riesgo y el desarrollo industrial sostenible, entre otros, gracias a estos ejes se ha
logrado fortalecer su gobierno ya que se ha impuesto un reto para hacerlo realidad por
medio de las diferentes fuerzas territoriales, para esto es necesario hacer un gran trabajo en
equipo con alianzas públicas y privadas que busquen una integración regional de academia-
empresa-estado, lo que abre la puerta a la propuesta de macro-proyectos de desarrollo
multimodal como lo son el tren de cercanías, nuevo puente Pumarejo, puente de la
Hermandad con carretera Salamina-Fundación, navegabilidad del rio, Autoridad Portuaria
Regional, canal del Dique, entre otros proyectos que buscan aprovechar esta oportunidad
para desarrollar políticas de explotación del mar.
La RAP Pacifico está conformada por el Choco, Valla del Cauca, Cauca y Nariño y
aporta el 13,5% del PIB Nacional (DANE, 2017), los ejes estratégicos que hacen parte del
plan estratégico de esta región fueron constituidos con base en los aspectos que es necesario
potenciar y aquellos que requieren de soluciones prontas, tales como: riqueza colectiva
(agua-biodiversidad y cultura), infraestructura, conectividad para la competitividad,
seguridad alimentaria, paz y posconflicto, gobernanza y desarrollo institucional.
Actualmente otras RAP para diferentes regiones de Colombia se encuentran en proceso de
concertación para su creación en instancias de toma de decisión regionales y
multisectoriales.
16
Incipiente desarrollo legislativo.
A pesar de lo anterior, la Ley 1454 de 2011, no desarrollo lo suficientemente amplia
la figura de las Regiones Administrativas de Planificación (RAP) consagradas en el artículo
306 de la Constitución Nacional. Lo anterior basado en que dicha ley al referirse al tema de
la financiación de las regiones administrativas y de planificación estableció de manera
expresa con relación a sus fuentes de financiación, que las mismas no podrían participar de
los recursos del presupuesto general de la nación, del sistema general de participaciones, ni
del sistema general de regalías.
La Ley 1454 de 2011 contempla la asociatividad como uno de los principios
rectores del ordenamiento territorial (OT). Según este principio, el OT debe “propiciar la
formación de asociaciones entra las entidades territoriales e instancias de integración
territorial para producir economías de escala, generar sinergias y alianzas competitivas,
para la consecución de objetivos de desarrollo económico y territorial comunes”.
La Región cafetera se encuentra frente a una gran oportunidad, ya que implementar
cualquiera de los esquemas asociativos que indica la LOOT brindaría un abanico de
oportunidades para el desarrollo proyectos de impacto regional, lo que desencadenaría un
aumento de la competitividad del centro del país. Entre otros esquemas, la LOOT
promueve la creación de Regiones de Planeación y Gestión (RPG), la proyección de
Regiones Territoriales, como marcos de relaciones geográficas, económicas, culturales y
funcionales.
En resumen, la Región Administrativa y de Planificación –RAP- es un esquema de
asociación entre entidades territoriales que tiene como objeto el desarrollo económico y
social, el mejoramiento de la calidad de vida de sus habitantes, garantizar la ejecución de
planes y programas de desarrollo integral y la prestación oportuna de los servicios a su
cargo, pero muy especialmente, proyectar una visión de largo plazo territorial que se
sustente en la estructuración de proyectos dotados de ventajas competitivas para el universo
territorial planificado (León, 2015). Este instrumento es, entonces la ventana de
oportunidad que tiene el eje cafetero para planificarse, no como departamentos, ni como
municipios aislados y sin recursos, sino como una verdadera región que se entiende como
un todo homogéneo en medio de las múltiples posibilidades con que cuenta (Acosta, 2001).
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LA RAP EJE CAFETERO: POSIBILIDADES E INCERTIDUMBRES.
En el momento de presentación de este trabajo, el proceso para la consolidación de
la RAP Eje Cafetero se encuentra en proceso deliberación y diseño institucional. ¿Pero que
es en sí misma una RAP? La RAP es una figura de integración, reconocida en el artículo
325 de la Constitución Política de 1991, con especial referencia en sus artículos 306 y 307
y el artículo 30 de la LOOT (Ley 1454 de 2011)2.
La idea de la asociatividad ha sido permanente entre los actuales gobernadores del
eje cafetero3, que han reconocido la importancia de impulsar el desarrollo de la gran región
cafetera, al menos desde cuatro elementos significativos, lo histórico, lo cultural y lo
económico. En breve se considerará cada uno por separado y se enunciarán solo las que
consideramos más significativas.
Históricamente
Uno de los pilares para reivindicar el proyecto de región resulta del pasado
compartido entre 1905-1966 de los departamentos de Caldas, Risaralda y Quindío, los
cuales fueron un solo departamento llamado el gran Caldas y en cuyo territorio afloraba la
convergencia e influencia cultural caucana y antioqueña. En este territorio se fueron
desarrollando diferentes matices económicas y sociales, donde predominaba el centralismo
de Manizales como capital generando una disputa entre las partes que conformaban el gran
2 LOOT Art. 30 “Región Administrativa y de Planificación. Son Regiones Administrativas y de Planificación (RAP) las entidades conformadas por dos o más departamentos, con personería jurídica, autonomía financiera y patrimonio propio, cuya finalidad está orientada al desarrollo regional, la inversión y la competitividad, en los términos previstos en el artículo 306 de la Constitución Política y en el marco de los principios consagrados en la presente ley, enfatizando la gradualidad, flexibilidad y responsabilidad fiscal (…) previa autorización de sus respectivas asambleas, y previo concepto de la Comisión de Ordenamiento Territorial de Senado, los gobernadores de dos o más departamentos podrán constituir mediante convenio la región administrativa y de planificación que consideren necesaria para promover el desarrollo económico de sus territorios y el mejoramiento social de sus habitantes 3 De acuerdo con un básico seguimiento de prensa, encontramos que el primer encuentro para discutir y socializar el tema de la posible conformación de la RAP Cafetera fue el 01 de diciembre de 2016. Posteriormente, comenzaron unos encuentros de ratificaciones en Enero 23 de 2017 en Armenia y Julio 18 de 2017 en Manizales, el 12 de diciembre de 2017 en Pereira se ratifica de nuevo la voluntad de los gobernantes del eje Cafetero en crear la RAP, en este mismo mes llego a la asamblea de Risaralda una solicitud para facultar al gobernador de Risaralda para suscribir convenios tendientes a la constitución esquemas asociativos territoriales, donde los gobernadores de Caldas y Quindío ya estaban facultados mediante sus asambleas, ordenanzas 815 del 22 de 2017, y 001-11-01-2018.
18
Caldas. Estas características se fueron acentuando a raíz de la bonanza cafetera que disparo
al gran Caldas como el dinamizador de dicha economía en Colombia.
Como una llamativa referencia, Arboleda (2007) sugiere que,
“(…) a comienzos del siglo XX, después de los anteriores intentos, el gobierno del
presidente Rafael Reyes, con la finalidad de debilitar los antiguos Estados
Soberanos, propuso la creación de varios departamentos, entre ellos el
Departamento de Los Andes, capital Manizales, nombre vetado por algunos
miembros de la diputación del Cauca en la Asamblea Nacional Constituyente. Ellos
condicionaron su votación afirmativa si se le colocaba como nombre el del sabio
Francisco José de Caldas, propuesta que se impuso sobre la de los antioqueños que
insistían en el nombre del prócer José María Córdoba. Fue así como, según la ley
Nro. 17 del 11 de abril de 1905, el artículo 3º. Dice: “Créase el Departamento de
Caldas, entre los departamentos de Antioquia y Cauca, cuyo territorio estará
delimitado así: El río Arma desde su nacimiento hasta el río Cauca; estas aguas
arriba hasta la quebrada de Arquía, que es el límite de la provincia de Marmato, por
lo límites legales que hoy tienen, como también la Provincia del Sur del
Departamento de Antioquia. Parágrafo. La capital de este departamento será la
ciudad de Manizales". De igual manera, por la misma ley, fueron creados los
departamentos de Atlántico, Huila, Valle y Norte de Santander.”
Culturalmente.
Como lo retrata la historia siempre ha existido una pluralidad de posturas fuertes
entre los habitantes y dirigentes de lo que era conocido como el gran Caldas, a pesar de
estas tensiones Caldas, Risaralda y Quindío siempre han compartido muchas costumbres,
hábitos y el origen de su identidad, es importante entonces poder desarrollar una
sensibilización de la importancia de comenzar una nueva historia uniendo las diferentes
fuerzas que cada uno de estos departamentos tiene. Risaralda, con el aporte fundamental de
Pereira y la dinámica empresarial de su área metropolitana, el ‘circuito’ agro-turístico del
Quindío con la temática del café y, por su parte, tradición universitaria de Manizales,
agregando valor y conocimiento en medio de las ventajas de localización dentro del plano
regional (Gaviria, 2017).
19
Económicamente.
Según estudios que fueron presentados en la Asamblea Departamental de Risaralda, el eje
cafetero tiene un bajo índice de pobreza en comparación con otras regiones, según estudios
del DANE realizados en el año 2016 la población del eje cafetero representa el 5,2% de la
población de Colombia y aporta $8,1 millones de PIB per-cápita que representan el 3,7%
del PIB Nacional. La tasa de desempleo en los departamentos de Risaralda y Caldas es baja
en comparación con departamentos como Choco y Valle, pero Quindío tiene una alta tasa
de desempleo la cual podría reducirse por medio de proyectos que ofrezcan ofertas
laborales al asociarse a una RAP, la alianza entre iguales es fundamental para articular
propósitos comunes que busquen el desarrollo de los departamentos, mejorando los
tamaños de la economía.
Perspectivas e impactos a considerar de cara al diseño institucional RAP Eje Cafetero.
Es necesario ofrecer una mirada del impacto que puede llegar a tener en los
departamentos de Caldas, Risaralda y Quindío, la consolidación de la Región Eje Cafetero
como un esquema de asociatividad territorial. Por lo tanto señalaremos algunos indicadores
que permitirán comprender, de manera comparada, algunas particularidades de los tres
departamentos y que llevadas a un escenario de integración territorial, nos mostrarían un
panorama fortalecido ante el orden nacional, no refiriéndonos exclusivamente a la
sumatoria de factores sino por las realidades que esta integración arrojarían en el aspecto
económico, social, cultural e institucional y que van dirigidas a fortalecer, solidificar e
integrar dichos aspectos como región, a partir de puntos complementarios que generarían
dinámicas con mayor sostenibilidad y que estimularían procesos de desarrollo y de
construcción social creciente en el territorio. De esta forma, la asociatividad constituiría un
elemento fundamental para integrar componentes político-territoriales y administrativos,
encaminados a fortalecer la gestión pública y superar las brechas del desarrollo (Bedoya y
Guzmán, 2014).
20
Relación económica de los tres departamentos.
Analizando por separado los tres departamentos del Eje Cafetero, encontramos que
representan una proporción baja en población y Producto Interno Bruto. Sin embargo, al
consolidar estas cifras el resultado es claramente superior. Los tres departamentos tienen
una población a 2017 de 2.526.122 habitantes, cifras que representan el 5,12% del total de
la población del país, asentado en un área territorial de 13.873 km2 resultante del 1,3% de
la extensión territorial del país. En términos generales los entes territoriales del orden
departamental en el país han tenido un decrecimiento en el número de habitantes debido al
proceso de transición demográfica y la situación migratoria característica de los tres
departamentos.
Al revisar el crecimiento poblacional durante los últimos siete años observamos un
crecimiento poblacional general de un 0,4%. Sin embargo, al desagregar dichas cifras por
rangos etarios podremos detallar que este se debe principalmente al crecimiento de la
población entre los 25 y 59 años, la cual creció un 0,8% y la mayor a 60 años, la cual
aumento en un 3,4%. En ese sentido, si se mantuviera tal ritmo de crecimiento nos
encontraríamos con que la población de 60 años se duplicaría al cabo de unos 29 años.
De otro lado, de acuerdo con datos del año 2016 del DANE, las cifras recientes de valor
agregado departamental del DANE, la suma del aporte de los tres departamentos del Eje
Cafetero en el Producto Interno Bruto (PIB) Nacional es del 3,8%: Caldas con una
participación del 1,5% y Quindío 0,8% y Risaralda con 1,5%. La tasa de crecimiento
económico para el mismo año registrada fue, en su orden: Risaralda 4,5%, Quindío 2,7% y
Caldas 1,8%. Importante destacar que durante el periodo 2000-2016, Caldas presentó una
tasa de crecimiento del 2,9%, menor a la presentada por Risaralda con 3,8%, respecto de la
nacional que fue del 4,5%. Los tres departamentos mantuvieron generalmente una tasa de
crecimiento menor a la nacional a excepción del periodo comprendido entre el 2000-2005
donde se obtuvo un leve crecimiento superior al nacional.
21
Grafico 1: Tasas de crecimiento del PIB real (2000 – 2016) por quinquenios. 2.
Fuente: Cámara de Comercio de Manizales 2017
Debido a la desaceleración del crecimiento caldense en los últimos años y al
dinamismo de Risaralda, por primera vez en el 2016, en el PIB de este departamento supera
levemente al departamento de Caldas, reflejando un aumento del 0,5% representado en 63
mil millones de pesos. Aunque es una mínima diferencia, si esta llegase a mantenerse,
Risaralda pasaría a ser la mayor economía de la región. Sin embargo, las exportaciones de
Caldas siguen siendo las mayores del Eje Cafetero, representando en 2016 el 3,3% de las
exportaciones nacionales con relación a un 2,5% de las representadas en Risaralda, lo
anterior excluyendo al petróleo y sus derivados.
4,06
2,06
3,4
2,9
4,2
2,5
4,4
3,8
-2,4
3,2
4,3
2,6
3,7
4,44,6 4,5
-3
-2
-1
0
1
2
3
4
5
2000-2005 2005-2010 2010-2015 2000-2016
Tasas de crecimiento del PIB real por quinquenios. 2000-2016.
CALDAS
RISARALDA
QUINDIO
COLOMBIA
22
3. Grafico 2: Participación porcentual de las exportaciones departamentales (…) 2005 –
2017.
Fuente: Cámara de Comercio de Manizales 2017.
Aunque hoy es ampliamente discutible, la trayectoria económica regional marca que
la economía de un gran número de municipios de los tres departamentos ha estado
determinada por la actividad cafetera. Aunque el aporte del café ha ido disminuyendo de
manera gradual, dando cabida a actividades del sector terciario y en menor medida a otras
del sector primario y secundario, no obstante, los cultivos de café continúan siendo una
importante fuente de subsistencia para pequeños cultivadores de la región.
La estructura económica de los departamentos del triángulo del café como en la
mayor parte de los departamentos del país, es altamente terciaria, debido a la proliferación
del sector de servicios sobre las demás ramas de actividad económica. Las economías se
caracterizan por unas capitales y algunos municipios vecinos con una estructura sofisticada
y con capacidad de enfrentar los retos de la globalización y la competitividad frente a la
realidad de los restantes municipios donde las actividades dependen del comportamiento
del sector agropecuario y de pequeñas unidades ligadas al sector informal y de bajo valor
agregado.
23
4. Mapa 1: Participación porcentual de acuerdo a agrupación de municipios en PIB
regional.
Fuente: Cámara de Comercio de Manizales 2017.
Por lo anterior se puede aventurar una hipótesis, según la cual, si bien es importante
que exista convergencia del resto o municipios de la periferia, es necesario que el sistema
de ciudades se convierta en el motor de desarrollo de los departamentos de la región. Para
esto el fortalecimiento del sistema de ciudades dependerá de una organización del sistema
económico, político y social que permita el aprovechamiento de potencialidades y
complementariedades de cada una de las capitales y ciudades económicamente importantes
del llamado Eje Cafetero.
En aras de presentar lo evidente que puede llegar a ser la complementariedad de los
sistemas económicos de los departamentos, a continuación, se relacionan las
participaciones porcentuales por ramas de actividad con sus respectivas tasas de
crecimiento entre el año 2000 y 2016. La complementariedad parte de ver a los
Se pueden distinguir 3 tipologías de municipios:
• las capitales en azul (participan con el 54% del PIB),
• las verdes (municipios intermedios en términos de
participación en el PIB, aportan
el 18%) • y con azul claro los pequeños
municipios, en conjunto aportan el 28%.
24
departamentos como tres componentes de un mismo sistema mas no como entes que
trabajan y existan por separado.
5. Tabla 2: Participación porcentual por rama de actividad dentro del PIB departamental
2016.
Fuente: Cámara de Comercio de Manizales 2017.
Como se puede observar, si bien los tres departamentos parecen tener una
composición económica similar, Quindío es quien muestra una mayor participación de las
actividades de servicios sociales, comunales y personales. De otro lado, Risaralda presenta
mayor participación en el sector de servicios financieros, seguros, entre otros. Por último,
Caldas presenta un comportamiento positivo en los sectores sociales y financieros, también
refleja una participación alta frente a los otros dos departamentos en el sector
manufacturero.
6. Tabla 3: Tasa de crecimiento por ramas de actividad 2000 – 2016.
Fuente: Cámara de Comercio de Manizales 2017.
Eje Cafetero. Participación porcentual por rama de actividad dentro del PIB departamental. 2016.
Rama de actividad Caldas Quindio Risaralda
Agricultura, ganadería, caza, silvicultura y pesca 11,6 13,9 8,5
Explotación de minas y canteras 1,2 0,6 0,6
Industria manufacturera 13,4 5,7 11,9
Suministro de electricidad, gas y agua 5,4 3,1 2,9
Construcción 9,9 15,8 12,6
Comercio, reparación, restaurantes y hoteles 10,5 15,8 12,5
Transporte, almacenamiento y comunicaciones 5,8 5,7 6,8
Financieros, seguros, inmobiliarias y servicios a las empresas 15,6 12,9 17,8
Actividades de servicios sociales, comunales y personales 18,6 21,3 18,2
Eje Cafetero. Tasa de crecimiento por ramas de actividad. 2000-2016.
Rama de actividad Caldas Risaralda Quindio
Agricultura, ganadería, caza, silvicultura y pesca 1,3% 1,8% 1,0%
Explotación de minas y canteras 1,9% 7,1% 5,7%
Industria manufacturera 0,4% 3,5% 2,7%
Suministro de electricidad, gas y agua 1,5% 3,4% 2,8%
Construcción 7,7% 4,1% 2,3%
Comercio, reparación, restaurantes y hoteles 3,0% 4,0% 2,0%
Transporte, almacenamiento y comunicaciones 4,3% 3,9% 4,1%
Financieros, seguros, inmobiliarias y servicios a las empresas 4,2% 4,6% 4,2%
Actividades de servicios sociales, comunales y personales 3,0% 4,0% 2,7%
25
En este orden de ideas y realizando un análisis de los datos presentados en el marco
comparativo de los departamentos del eje cafetero en relación a Colombia, la idea de la
conformación de una RAP para esta región potenciaría la generación de riqueza, pues a la
ya reconocida vocación agrícola y ventajas comparativas en materia de recursos naturales,
es de notable importancia el grado de especialización que ha alcanzado la región,
especialmente en materia turística asociada a la producción de café.
26
CONCLUSIONES.
A partir de lo discutido a lo largo de este escrito se puede afirmar que los
departamentos y municipios que conforman el eje cafetero tienen unas bases consolidadas
para convertirse con más fuerza en un polo de desarrollo regional para Colombia y, que este
proceso, tendría gran viabilidad en la medida en que se logre institucionalizar de la RAP
Pacífico.
A manera de síntesis, se puede reafirmar que el ordenamiento territorial frente a este
propósito, asociado a la consolidación de los procesos de globalización e
internacionalización y a la modernización de esquemas de gestión territorial, permitirá la
organización de muchos de los procesos de cambio e innovación territorial que hoy
demanda la región y varios de sus actores económicos clave como sus empresarios.
Ahora bien. No obstante, se evidencian importantes trayectorias económicas
asociadas a la agricultura cafetera, más otras de importancia relativa, y recientemente un
buen ejercicio de ‘clusterización’ turística, aún no es posible hablar de un espacio territorial
integrado, las interacciones entre las ciudades que lo forman son muy débiles y existen
grandes zonas desconectadas por factores determinantes como la infraestructura, no así
comercio.
Lo que se observa tras la lectura de algunos indicadores económicos, además de los
expuestos, es que, en relación con los mercados, estos tienen un carácter en su mayoría
local, situación que limita la expansión empresarial y reduce las oportunidades de empleo la
capacidad de innovación y en definitiva la generación de una economía dinámica. Pensar en
un proceso de crecimiento equilibrado regional resulta más viable desde el punto de vista
de generar economías de escala y estructurar macroproyectos de impacto regional,
compartir la solución de problemas ambientales, mejores articulaciones en lo educativo,
alcanzar una mayor eficiencia en el uso de los recursos y propender por mejores
interacciones espaciales.
La institucionalización de la RAP Eje Cafetero sería también un mecanismo para articular,
desde la perspectiva regional, el conjunto de los espacios naturales (ventajas comparativas)
que son fundamentales para la sostenibilidad del territorio. La confluencia del sistema
27
montañoso andino, sus corredores ecológicos, así como su red hidrológica son elementos
clave de integración territorial. No cabe duda que hay iniciativas tendientes a la mejora
ambiental y paisajística del territorio todas de la mano del fortalecimiento de la
productividad agrícola. Sin embargo, es importante que esta visión propenda también por el
mejoramiento de los entornos urbanos y el desarrollo de nuevas actividades en los espacios
rurales vinculadas a entornos metropolitanos.
Si es cierto que de esta región se desprende una gran porción del potencial turístico
nacional, este debe apuntalar un modelo real de ‘clusterizacion’. Sin duda, las herramientas
de diseño institucional que se podrían generar a partir del RAP permitirían avanzar,
específicamente, en la noción de poner sobre la mesa los intereses de los diferentes actores
involucrados, beneficiarios y participantes del desarrollo regional. Esto es, unir todas las
fuerzas organizadas en este sector de desarrollo enfocándolas hacia un mismo objetivo.
Para consolidar esta iniciativa nos proponemos ofrecer a manera de recomendaciones,
cuatro elementos que desde la institucionalidad actual: gobiernos departamentales y locales,
empresariado, academia y sociedad civil, entre otros, resultan necesarios para adelantar el
proceso de regionalización.
Lo primero, que se garantice una planificación equilibrada del desarrollo
subregional. Si bien existen dentro de la región niveles de desarrollo altos e intermedios,
como lo son las ciudades capitales y sus conurbaciones, resulta necesario que el proceso de
regionalización no tienda a ahondar la brecha frente a municipios enteramente rurales de
categoría 5 y 6. Se requiere, por el contrario, dotar de capacidades y recursos para la
gestión y la articulación a estos municipios “pequeños” en materia burocrática, pero
seguramente hondos en oportunidades. Así entonces, propiciar y fortalecer la integración
económica y social de las entidades territoriales que conforman cada región.
Segundo, que se dote al proyecto de región (RAP) de instrumentos suficientes y
eficaces a fin de que cuente con mayor capacidad y autonomía en la administración de su
propio desarrollo. Si bien estas competencias hoy están garantizadas para departamentos y
municipios, no así para regiones, un proceso serio de institucionalización a partir de RAP (o
demás instrumentos concebidos en la ley) podría generar inquietudes a nivel legislativo en
torno a un rediseño del mapa administrativo y de competencias nacionales; por qué no
28
suponerlo, como ocurrió en la Chile durante y su pos dictadura, con la creación regiones
entidades territoriales (RET).
Tercero, que prosperen lazos de cooperación y coordinación interinstitucional entre
los niveles administrativos nacional, departamental y municipal especialmente en lo
relativo a la planificación, de una forma más asertiva y profunda de como hoy operan. La
prominencia de la política y sus arreglos a fines, por encima de la técnica y la planificación
sobre programas y proyectos, desdibujan el propósito de la autonomía territorial.
Cuarto y último, que se generen sinergias administrativas orientadas en una visión
territorial a partir de la concertación de todos los actores regionales y de la recolección y
manejo de la información propia que surge e influencia a los agentes del desarrollo
regional. Reiteramos, por encima de consideraciones políticas. De esta forma, estimular la
competitividad regional, para gestionar la cooperación técnica internacional y apoyar la
inserción en la región de capitales flotantes y permanentes.
29
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