¡Gracias maestros!
Porque tu profunda vocación de enseñar, se renueva cada vez que se inicia otro año escolar.
Por enseñarnos un modo diferente de ver las cosas, por proponernos dudar, cuestionar y por alentarnos
a ponernos de pie ante la vida.
Por haber enseñado a tantos niños, por enseñarles a crecer libres y superarse,
porque a lo mejor en tu entrega generosa a ellos, dejaste escapar la
oportunidad de tener tus propios hijos.
¡Gracias! Por haber repetido tantas veces ese tema tan difícil de comprender y esperar con paciencia hasta que lo
entendiera completamente.
¡Gracias! Por comprender que una pena de amor, a mi edad, es más importante
que el “Descubrimiento de América”.
Por haber creído en nosotros, a pesar de nosotros mismos.
¡Gracias! Por haber perdido tus ratos de descanso y quedarte a mi lado,
para escucharme o darme un consejo.
Por haberme entusiasmado para hacer esas cosas que al comienzo
rechazaba.
¡Gracias! Por descubrir esas capacidades que estaban tan
ocultas, que tuviste que buscar dentro del alma.
Por ser guía y amiga, por enseñarme que cuando algo me cuesta mucho trabajo, siempre estás allí dispuesta a ayudarme.
¡Gracias! Por pensar un día que era bueno dar la clase fuera del salón y pudimos
contemplar la naturaleza y jugar con los pájaros.
Por acercarte cuando percibes que algo no anda bien, por preguntar e
interesarte en forma genuina, por cada uno de nosotros y ofrecer generosamente tu ayuda.
Porque antepones el gusto por enseñar, al interés personal, a lo económico y a las gratificaciones materiales que dan
otras profesiones.
Pero sobre todo, ¡Gracias! por enseñarnos con tu ejemplo que alcanzar el horizonte no es tarea imposible, que podemos ser mejores si nos esforzamos y que a pesar
de todo lo que nos suceda.
Top Related