POR EL LIC. EDUARDO RIVERA LENGERKE
Historia y Leyenda
Si la Mitología, como cel'-teramente dice.Schelling, es la historia ,primitiva de laHumanidad...'a qué insistir en--la ·i.D,lporran
. cia de la leyeada, de la tradición -y delmito' en la estructuración del pasado hu",:mano.
Pero no me referiré a los que Berdiaev, llama los' grandes mitos de 'la Historia, los
mitos abstractos, si cupiera la' expresión,aquellas elaboraciones culturales de la Humanidad, base de largos períodos transformativos en los pueblos, cruentos eón de
.masiada frecuencia,' que a la postre hanresultado muchas veces ficciones normativas que abandona. el mundo cuando nuevas, y a veces opuestas concepCiones, hacen desandar el camino que por senderosequivocados o simplemente más onerosas
, había emprendido la razón errátíl.Yo aludiré al mito personíficado a tra
vés 'de. las ,edades, al IIÍito co.ncreto, pudiera decirse, pero actuando también fuertemente y explicindo en ocasiones, defi...nitivos cambi~ ~ el rumbo de la H~
tona por la influencia decisiva que llegaa ejercer en una sociedad deter~nada, 10que hace afirmar al propio Berdiaev, noser la Historia un conjunto de hechos empíricamente objetivos, sino ser élJa misma un mito, si se considera a éste no comonada inventado sino como una realidadaunque de orden diferente a la realidadque' llamamos "de los hechos del enipi·rismo objetivo".. .
De manera análoga se expresa Finsler,para quien tán importante es el papel dela leyenda. Efectivamen~, después de, ~-,plicar cómo el nombre del caud,il~ victorioso de la tribu celebrado en el cantoépico -que no hace más que glosar elsuceso importánte del día~ sigue vivÍendo en dicho canto, y se, asocia 2 nuéVa.
MÉXICODE
regaron el pólen de su civilización incomparable fundando colonías prósperas Ycultas por doquier; al amar hicieron de lablanca Citerea símbolo grácil, y palpitanterealidad; al guerrear deleitaron a los sigloscon los acentos inextinguibles de unaepopeya inmortal; y al creer, poblaron debelleza el mundo inquietante de la religión.
¿Es que entonces time que reunciar lacribiera "que al raudo pasar de los días, Historia a la obtención de un materialy a través de los inquietantes avatares de verídico? ¿Es que habrá que emular atodos los tiempos, las realidades de la His- Walter Raleigh arroJ'ando al fuego la Historia no son a veces sino' luminares ama- toria Universal que componía, cuando semantados en los f'legos artificiales de la percató de las diversas formas en que desleyenda; y por el contrario, ciertas leyen- cribían los testigos un tumulto que éldas son creadas por hechos que siendo au- d 'téntica historia nadie se atreve a creerlos :~mo presenciara en el patio e su car-
por maravillosos", ¿podríamos muchas ve- Claro- está que nOj precisamente la His-ce's separar lo, real de lo fl·Ctl·CI·O'. 'PO- d
< toria, en ejercicio de su adquiri a técnica,dríamos distinguir el nítido horizonte de aquilatará prudente;pente los datos quela Historia, velado a veces por las bru- ha estado en aptitud de recoger, esto es,mas de la fábula? ' se aplicará el filólogo a resolver los cru-
Sucede C9mO en un cuadro, no de con- cigramas ltxicológicos que se le presentarnos definidos, a lo florentino, sino tro, a recoser al etnólogo los pintados rode desdibujados rasgos al estilo veneciano, pajes -ideas y costumbres- con que hanen el que figura y fondo -historia y gustado vestir tribus y naciones, mientrasmito- parecen fundirse con sutil encan- el arqueólogo paciente jugará como el nito, envueltos en la magia de su colorido ño con las piezas pétreas de sus rompeincomparable. cabezas, y empleando los tres sus métodos
Así en el mito de Endimión, el, hermo- críticos, reconstruirán ese pasado.so pastor de Caria, encendiendo el amor El romántico Schliemann hizo realidadde Diana,- la verdad entrelazada fuerte- 1()S palacios d~ Alcinoo y Menelao. Nomente con la fábula nos lo entrega como tran pues fántasía poética el esplendor delestudioso astrónomo escrutando el fir- bronce" del oro, del electro, dellapíslázulimam~nto bajo el plateado manto de sere- y del marfil; los sillones cubiertos de tanos plenilunios. ~ pices tejidos hábilmente, las bruñidas crá-
Así Júpiter, ,seduciendo a Danae, en for- teras y los ,escudos delicadamente cincelama de dorada lluvia" no fu~ quizá sino dQs. Er~n verdad las joyas ,de Helena ypríncipe opulento sobornando a los guar- _ de Nausicaa, las bien labradas copas y. losdianes de la bella. tripodes rituales. .
Así Prometeo, hurtad()r del fuego ce-o - ~ero así y todo ¿no sigue siendo herleste para animar mézquina- arcilla, pudo . moso lo irreal? ¿No sigue enseñoreado erino haber sido sino escultor insigné mode- "ti~rto modo de la Historia, Homero, ellanda estatuas tan perfectas que parecie- supremo hacedor de belleza, 'cuando enran vivientes y sensibles coD,lo la' que fué garza bs perlas de los mitos en el hilo dedable animar el apasionado deseo' de Pig- oro d<sus 'hexámetros sin par?malión. '
y así en mil y mil .. mitos, helénicos,pues como escribe Humbert: "A sus ojoslos pastores se .tornaron sá,tiros-y faunosjlas pastoras, ninfas; l<?s jinetes, centauros;los héroes scrnldioses; las nararijafi. manzanas de oro; en un bajel que' ;:avegaba avelas desplegadas vieron un -alado dragón.Si 'un orador conseguía cautivar a su auditorio con Jos encantos de SU elocuenCia,atribuíanle el poder de haber amansadoleones y de haber tornado ,sensibles a laspiedras. Y por último una ínujeí.- que había perdido a su esposo y pasaba los,díassumida en Jlanto sin consuelo aparecía asus ojos convertida en fuenú inagotable."
Porque los griegos" como lo hacel?- 'lospueblos todos en el mundo, comerciaron,amaron, pelearon y creyeron, pero la llama inextinguible de su genio iluminó todos sus hechos y por 'eso al comerciar,
DE LA
TECNOLOGICO
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..
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Escuela Preparatoria'49 y 59 años
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y bien, la Historia vistió toga y birrete.Clío dejó la sombra del laurel y entró
majestuosa a ocupar su sitial en las aulasuniversitarias, sitial que no llegó ~ compartir decorosamente, en 'siglos de hierroy fe, con el trivio y el cuadrivio.
Pero ¿por qué Aristóteles en frase quese 'ha juzgado peligrosa, aunque profundaa la vez, diría a propósito de la tnrgediaque hay más verdad en la poesía que enla Historia?
¿Sería por p.resentir que nuestra musa"al, fin mujer, nunca podría prescindir desu innata coquetería y por eso al nuevohogar que se lé deparaba habría de llevarcon ella el viejo arcón en que amorosamente ,guardara las joyas resplandecientesy las esencias raras de sus leyendas y desu poesía para engalanarse a hurtadillascon ellas-como cuando libre y feliz oteaba en el alborear brumoso de los pueblos?
¿O sería. también por recordar a Hesíodo, a quien apacentando sus' rebaños bajoel "HelicÓn Sagrado", le hablaran "lashijas veraces del gran Zeus" manifestándole saber decir verdad pero también"contar mentiras, numerosas semejantes alas cosas verdaderas".? ,
Porque la Historia es vida, la 'Historiaes fluir constante, la Historia aflora comoespuma en el mar del exist!r, pero muchas yeces no como delicado encaje que festonea las olas sino como tremenda mareja-'daen que· revientan bajos fondos turbulentos y firavíos, de odios y de intrigas, dc-verdad y de mentiras.',
Bajos fondos turbulentos, pasionales ypor eso engañosos, interesados las más delas veces en pt:oyectarse a ''través del tiempo en agigantadas sombras que lo obscurezcan todo, en modelarse su propia y fiha silueta para el futuro, y no en entregara los siglos su figura sUnpleme~te desmedrada a :veces, aunque también en ocasiones deforme y contrahecha.
Si a esto se agrega la propensión huma~
na a lo maravilloso, si como alguien es-
editado o en archivos prontos a la consulta, así como el examen del suelo, pródigoen inscripciones y objetos, vino a engrosar enormemente el acervo histórico; yque por último, en lo que concierne alensanche del campo de la Historia, ese ensanche se ha logrado grandemente en atención al fluir inagotable de nuevas fuentesde consulta.
Conferencia 'sustentada en la Facultad de Filosofía y Letras, dentrodel ciclo organizado por la Sociedadde Alumnos de dicha Facultad.
CORRESPO~DE a~ .siglo XIX, no es novedosa 'afmnaclon, claro está" haber
colocado a la Historia en el rango científico en que actualmente se cultiva.'
No está 'a nuestro alcance, ni nos loproponemos, realizar un estudio sObre elproceso evolutivo que ha conducido a' lasespeculaciones históricas al lugar que enla hora presente, ocupan entre las disciplinas culturales, depurando sus métodosy fundiendo escrupulosamente sus, materiales en el crisol ~e la más cuidadosa crítica, pero no está pordemis recordar, quela conmoción religiosa que el mundo experimentara en los albores de la .épocamoderna, produce benéficos resultados enel terreno histórico.
Con respecto a este interesante tópico,autorizada opinión comenta lo',siguiente:
"Tanto el calvinismo como'el luteranismo pueden considerarse' como ataquesa las bases y a las pretensiones históricasde la Iglesia Católica. Lo que Lorenzo Valla hizo con la «Falsa Donación de'Constantino~ podía hacerse con otras muchastradiciones y documentos sobre los cuales .basaba la Iglesia su autoridad. La críticahistórica se convirtió en un arma de losprotestantes y los documentos de la Iglesia se transformaron en municiones quelos centuriadores de Magdeburgo le arrojaban, tardando la propia Iglesia en tomaren serio la apelación protestante ante elTribunal de la Historia, ya que en unprincipio se limitaba a disputar usandoargumentos teológicos, pero viéndoseobligada al fin a' enfrentar la historia conla historia. Si la Reforma apelaba a esta,la Contrarreforma< tuvo que 'emplear lasmismas armas y con ello ,<lió enorme em- puje al desarrollo de la investigacion histórica."
Pero la História, carromato polvoso Ytrashumante,' tenía aún mucho' caminoque recorrer. , ..
Descansa las fatigas de ~ largo Viajeen dos famosas hospederías: ,"La era. dela erudición" y "La edad de la:. razón".Son sus viajeros ilu'stresJu;lO Bolando, Diderot, de Vico, Pierre' Bayle, Voltaite; ytantos otros, y así lleg;t el'cc'ujiente.vehículo a los albores del siglo xix.
Es ahora Huizinga quien nos e:ltpli.caampliamente en qué consisten los 'pasostrascendentales dados por la Historia ·como ciencia en la {¡ltuna centuria, a saber: "1, En la perfección y. refinamientóde su método; TI, en el enriquecimiento desu material, y III, en el ensanche de sucampo." "
Con todas las salvedades que el,mismo autor señala, que derivan de la condición y de la naturaleza mismas de laHistoria, y que la hacen aparecer a veéeséomo "menos-que-cienéia porque s~ hapuesto límite estrecho a la, pureza rigur!>samente intelectual de sus conocimien,tos"; pero siendo en realidad "más-que-,ciencia pues satisface neces~dades qüe trascienden la esfera de la, 'curiosidad intelectual", no queda menos que':concluircon el docto tratadista que. por 10 quetoca a la perfecciÓli y refinamiento delmétodo, "sólo el siglo XIX' intrOducirá lagran renovación y perfección metódicasde la Historia antigua, desplegando de ne- .no los medios de conocimiento de la Epi- 'grafía y de la Arqu,eología aliado del ttatamiento filológico histó~ico de' la t{a~i~ción literaria, para nó hablar de la penetración más profunda'~ los 'fenómenosrelativos a la religión y la' 'soCiedad, queles había faltado a los siglos prec~dentes";
que por lo que ve al ehriqueclmíeIito delmaterial hist?rico -si~nd<?, al, mismopensador- hubo que ver cómo la,abundancia de nuevo 'mateml de fuentes sea
L'.
UNIVERSIDAD DE' MEXIeÓ * 23
..._~
NACIONAL MONT~ D~ PIEDADsu DIN~RO VALE MAS
nero, hasta entregarla por último al quecon más dote la aceptaba. El dinero paraestas dotes se sacaba del precio dado porlas hermosas y con ello las bellas dotaban a las feas."
Lo que no cuenta Herodoto es cómo selas componían los pregoneros para hacerque del grupo de mujeres en subasta,aceptara alguna ser la más fea de todaslas presentadas al concurso.
y es así como van surgiendo tantascosas que parecen especulaciones fantás- ,ticas y sin embargo están consignadas enlos textos muchas veces como auténticas.y así también tantos hecho~ verídicos alos que su aspecto parece descentrarlos desu realidad histórica.
y espigamos, todos lo ~abemos, en uncampo de prolijos frutos.
Hay leyendas y hay tradiciones tnvlales, poéticas, profundas, rdgicas', cómIcas.
Leyenda y tradición apnslOnan hombres, ciudades y pueblos, muchas vecesdesde que nacen.
Una visión celestial -relata Vasilievaparecida en sueños al empcr.tdor Constantino hizo variar los proy~cros que éste tenía para asentar la nueva capital delImperio sobre el emplazamienro de la antigua Troya, como él lo pensar." y cuandoya los límites de la nueva ciuli.ld estabantrazados allí y sus sólidas pucrr.,s construídas, fijó definitivamente ~u elecciónen Bizancio, variándose quiér, sabe quérumbos de. la Historia al tenderse esepuente secular -entre el mundo oriental yel occidente.
Así como la fundación de Aquisgrán-cuenta Lacroix- se debió a una aventura cinegética de Carlomagno, quientratando de cobrar una pieza descubrióal vadear un arroyo que el abua de éstehervía, ordenando entonces construir unacapilla en forma de herradura y alrededorde ella la ciudad que convirtió en la capital de sus dominios; en apartadas tierras surgía la capital de otro poderosoimperio, el inca, la que fué levantada enel sitio en que se hundió el cetro de oroconfiado por los dioses a Manco Cápacy a Mama Oello.
La leyenda borda también sobre lamuerte de los grandes: contrariamente alo que ocurrió al profeta Elía5, arrebatado por el cielo en un torbellino, para eleupátrida, para el príncipe de la tragedia,para el grandioso Esquilo, la muerte bajóde las alturas, si hemos de creer a ValerioMáximo, en forma de una tortuga arrojada por un águila que queriendo estrellarla contra una piedra, con ella confundió la calva venerable del poet".
Las exequias de Alarico fueron dignasde su bárbara grandeza: al sorprenderlola muerte poco tiempo después de habersaqueado a Roma, es sepultado por los suyos en el lecho de un río cuyo cauce espreviamente desviado para hacerlo cubrirdespués aquella tumba real en la queacompañarían al caudillo en el descansoeterno, grandes riquezas e innúmeros esclavos, con él sepultados también.
y doña Inés de Castro, coronada reinamucho tiempo después de haber sido asesinada por enviados de su suegro el rey dePortugal. Exhumados más tarde sus huesos y colocados convenientemente en eltrono, con sus reales vestiduras, recibe enimponente ceremonia el ósculo de respetuoso vasallaje de todos los nobles de lacorte, en su mano descarnada, todo por elintenso amor del príncipe Pedro, su esposo, que a-ntes de ascender al trono habíasido inicuamente separado de ella.
y por último, Rodrigo, el postrer reygodo, el que diera aliento al romancerocon sus infortunados amores que la Cavale inspirara, muere tal vez peleando antelas huestes de T arik, pero la leyenda en
(Pasa: a la página 26)
diarios, de las más antiguas consejas populares".
En otras palabras, en gran parte de s~strazos portentosos, como un empederrudo coleccionista de leyendas.
y estas leyendas, gemas magníficas, reflejan en sus mágicas irisaciones todo unmundo, auténtico quizá, pero flotandopara nosotros entre las nubes misteriosasd~ lo irreal.
Alguna parece atrevido argumento deun picante vodevil.
Se trata de un monarca lydio. Candaules. que "perdió la corona y la vida porun capricho singular". Enamorado profundamente de su bellísima esposa y nocontento con pond~rar de palabra las gracias que la adornaban, ante su cortesanoGyges, el cual, por lo demás, no las ponía en duda, hace que éste, escondidocon vcnicntcmente de la reina la contempley la admire en todo el esplendor de sunatural belleza, en un momento oportuno.Mas ella, percatada del acto innoble realizado por su marido, "que grande infamia era entre los lydios y entre casi todoslos bárbaros -dice Herodoto- que unhombre se dl~jara ver desnudo, cuanto másuna mujer", concierta la muerte del reycon el propio Gyges, apoderándose éste, ala postre, de la mujer y del reino.
Otro de los relatos no es sino irónicamoraleja ultraterrena: es en la Babiloniade Semíramis y de Hammurabi, en dondela reina Nitocris tuvo la ironía macabrade mandar construir su sepulcro encimade la puerta más frecuentada de la ciudad, ordenando grabar sobre dicho sepulcro esta inscripción: "Si alguno de losreyes de Babilonia que vengan después demí escaseare de dinero, abra este sepulcroy tome lo que quiera; pero si no escasearede él de ningún modo le abra porque nole irá bien con ello."
Muchas generaciones de monarcas respetaron el real túmulo hasta que Darío,incomodado por no aprovecharse de aqueltesoro, máxime cuando éste lo estaba convidando, ordenó la apertura de la tumba.
En el fondo de ésta no encontró sinolos restos de la reina y la siguiente lapidaria admonición: "Si no fueses insaciable de dinero, y no te valieses para adquirirlo, de medios ruines, no te hubiesesatrevido a escudriñar las arcas de losmuertos."
Una última anécdota, oro viejo convalor auténtico, del pintoresco -escritor deHalicarnaso.
Se trata también de Babilonia, peroahora es una ley, sabia como pocas segúnla opinión del propio historiador, por medio de la cual se concertaban matrimonios.
Pero oigamos la sencillez encantadoradel relato:
"Luego que las doncellas tienen edadpara casarse, las reúnen todas y las conducen a un sitio en torno del cual hayuna multitud de hombres en pie. Allí elpregonero las hace levantar de una enuna y las va vendiendo empezando por lamás hermosa de todas. Después que hadespachado a la primera por un preciomuy subido,' pregona a la que sigue enhermosura, y así las va vendiendo, no poresclavas, sino para que sean esposas de loscompradores. De este modo sucedía quelos babilonios más ricos y que se hallabanen estado de casarse, tratando a porfíade superarse unos a otros, en la generosidad de las ofertas, adquirían las mujeresmás lindas y agraciadas. Pero los plebeyos que deseaban tomar mujer, no pretendiendo ninguna de aquellas bellezas,recibían con una buena dote alguna delas doncellas más feas. Porque así comoel pregonero acababa de dar salída a lasmás bellas, hacía poner en pie a la másfea del concurso, e iba pregonando quiénquería casarse con ella reci~iendo más di-
cados entre las rugosidades pétreas de loscolosos de Memnon.
y Germania, cierto que más bien componiendo estrofas que pergeñando anales, ha sabido volcar también su cornucopia legendaria pues así como exalta lasfiguras irreales de su epopeya sin par, ladulcísima Krimhilda, idilio hecho poema,el hermoso Sigfrido forjando de nuevola invencible Balmunga, el malvado Hagen y la despechada Brunequilda, también idealiza a Teut y a Mannus y al indomable Arminio.
Por eso bien se expresa el destacado crítico español Juan de la Encina cuandoafirma que el historiador debe ser unhombre de genio, de imaginación, capaz dehacer historia no sólo por acumulación dedatos, sino por intuición. Que el archivono basta y que hay que tener por lo tantosentido profundo de- la vida para llegarpor medio del documento a "los caracteresque Va dejando labrados esa cosa tremenda que llamamos la historia",
Bien se expresa el crítico mencionado porque al mismísimo padre de nuestraciencia, al "bonachón Herodoto", qu~
dijera About, lo pinta su biógrafo "colocado ante la maravilla del pasado humano", como un "hombre imaginativo cuyaobra tuvo un carácter fundamentalmente tradicionalista en el prístino sentido delvocablo, esto es, nutriéndose sin interme-
PIANOS,RADIOS.
CUADROS.LIBROS. ETC.SOLO EN EL
CONFORTABLES.LAMPARAS,TAPETES.CANDILES.
RECAMARAS.
victorias y también a las derrotas, concluye que se llega así a la leyenda que noes sino "la forma bajo la cual el pueblose representa su historia, algo. por suesencia al menos, tan importante como lahistoria certificada documentalmente".
y el sentimiento de lo fantástico es,efectivamente, fa,ctor considerable quecoopera a hacer la Historia. "Cuando lossoldados ingleses volvían a ultramar en laGuerra de los 100 años -cuenta Trevelyan-, traían su parte de botín, tal vezlos cálices de oro de una: abadía, o los tapices de la casa de un mercader. o un- parde ricos caballeros franceses para rescate;pero cada uno traía también su provisiónde cuentos para un auditorio admirado,cuentos fantásticos de aventuras, batallas,alojamientos gratis y amores libres en lasciudades más famosas y en los mejores viñedos de Europa."
y leyenda y mito, esto es elemental,aparecen en los orígenes de todas las razas, y en todas las latitudes: envueltos enla seda perfumada de la China milenaria;simbolizados en un águila altiva que enTenoxtitlán destrozara entre sus garrasal reptil siniestro; mostrándonos a UtaNapishtim elegido por los dioses para sersalvado del diluvio cuando "el ciclón deAdad barrió los cielos de Mesopotamia";confundidos entre los jeroglíficos de lospapiros bicolores de los keftiu o acurru-
TODO CUANTO N~C~SIT~ PARA HAC~R
HOGAR F~L1Z
24 * UNIVERSIDAD DE MEXICO
UNIVERSIDAD DE MEXICO
Ión su hija en matrimonio y lo hace dueñode la Normandía, que será riquísimo ducado.
Pero e! vasallo, ~ veces más poderosoque e! señor, en tierras de los francos te-
_nía que rendirle homenaje besándole lospies. Rolón naturalmente rehusa, él es elfuerte, pero e! ceremonial no puede transgredirse.
El fiero guerrero señala entonces a unode sus secuaces para cumplir el humillanteencargo.
y se cumple, pero el guerrero normando'toma bruscamente el pie del pusilánimemonarca para llevarlo a sus labios, sininclinarse él, lo que da por r~sultado quevaya a dar Carlos cstrepitu>.li11ente alsuelo en medio de la hilarid.ld y de las burlas de los circunstantes.
¿Sería cierto esto? Probablemente no.¿A tal grado llegaría el temor dd rey
por el aguerrido Rolón, que no pudo castigar tal desacato? Posiblemente sí.
Pero de todas maneras el incidente esel condimento del pla tillo, que sin agregarle nada en el fondo le da , ..,bor especialy lo hace inolvidable.
Como si hubiéramos descn:-rollado unamoderna versión cinematográfica a colores, hemos recordado anécdotas y fábulas recogidas de la Historia y que han destacado con viveza muchas de sus páginas,que de otro modo nos hubieran parecidogrises.'
Ahora bien, mito y leyenda, habitantesde grutas encantadas, de montes sacro- santos, de castillos tenebrosos o de aposentos reales; nutriéndose de ensueños visionarios y empuñando espadas invencibleso impolutos lábaros en gestas tremebundas ¿habtánse arrebujado en h tenue gasa:de los tiempos idos para no actuar ya más?¿Habrán desaparecido para si,'mpre comocon la Blanca Nave desapareció la altivaestirpe del Conquistador Guil~crmo?
Seguramente que no.La fábula no es sólo del pasado, pues
como congénita a la naturaleza humana,mientras se escriba Historia, se forjará leyenda.
En relación con uno de los más tremendos sucesos contemporáneos, la últimaconflagración mundial, ¿no se ha lucubrado toda una novela sobre la supuesta:desaparición del orgulloso Führer?
¿'No se dice que no pereció en los salones de la Cancillería, sino que huyó paraprotegerse en inciertas tierras de dondesurgirá algún día como habrá de despertarsu antepasado Barbarroja d~l secular letargo en que ha dormido, luciendo quevengan mejores días para A1cln:lnia?
Esta leyenda y otras más que están desbordándose, son los fuegos fatuos cuyaSl errantes y temblorosas llamas se han,empezado a encend~ para proyectarse ha-cia la negrura del mañana.
Historia y leyenda seguirán actuandounidas y ésta, como inseparable d~ la idiosincrasia humana y pese al rango científico rogrado por aquélla, coopera a laestructuración que está forjándose.
Como en los tiempos de la Ilíada y laOdisea, de Femio y Demodoco, nuestraserena musa, muy a pesar de su sitial au-
_gusto en el templo de la ciencia, seguirárecogiendo, aun sin quererlo, entre ~os
vuelos de su divino peplo, el polvo de orode las consejas populares.
Los mitos, naves de audaces y azuladasproas, seguirán surcando, y lo harán siem- "pre, el océano infinito y proceloso de la
Historia.
(Viene 4e la pá~ina 24)
Historia ...
cambio le dió alas para transportarse a unalejana isla en el mar tenebroso, San Brandán, de la que las tradiciones populareshicieron el finál retiro del rey infortunado.
y la leyenda gusta también de envolveren el sahumerio de sus consejas, objetosque a su contacto cobran vida, nuevasreliquias veneradas.
Así Teodolinda, la reina longobarda, laque eligiera a Argilu1fo por esposo y 10convirtier:l al cristianismo, hizo consentir al mundo en que había colocado en lacorona de hierro de los soberanos de Lombardía, uno de los clavos con que Jesúshabía sido sacrificado.
y cuántas veces ha gustado I~ tradiciónde dejarse oír confundida con e! rumorosofollaje de los árboles como lo hiciera.n loshel~nos escuchando temblorosos las proféticas encinas de Dodona, "cuyos rumores interrogaban las sacerdotisas entre e!ruido de los vientos y de la tempestad".
Es precisamente una encina el conocido. tribunal de! rey santo de Francia, Luis
IX, a quien placía escuchar bajo su sombra las quejas de cualquiera de sus súbditos.
Es asimismo una encina, la de Donar, elsímbolo de la férrea disciplina que impusieran los señores normandos en sus pertenencias, pll.es habiendo colgado Rolón deella un brazalete de oro, coentan los cronistas estar éste tres años después, sin quenadie hubiera osado hurtarlo.
También en una encina, "la encinareal", logró salvarse Carlos 11 de Inglaterra después de su derrota en Worcesterpor las fuerzas del Lord Pr-otector, permaneciendo oculto mucho tiempo entresus ramazones pródigas.
Un árbol, finalmente, un capulín autóctono, salvó la vida de nuestro Netzahualcóyotl que se' ocultó entre su follajemientras su padre Ixtlixóchitl caía ante{os ojos atónitos del joven, bajo los golpestecpanecas.
y muchos hechos y muchos hombresparece tocar el hada leyenda con su varitade virtud en la Europa medieval, en laEuropa avasallada bajo el signo caballeresco de Amadís: el trovador Blondell en laincansable búsqueda de su amigo RicardoCorazón de León; el rey Arturo. y sushazañosos caballeros de la Tabla Redonda;y Alfredo, el monarca inglés, cuya figuraescorza Maurois como <~un soberano legendario que tiene una leyenda verdadera ... y cuya aventura participa del cuento de hadas y de la novela de cáballería".
y no digamos el Cid y el propio Carlomagno.
Personajes, algunos de ellos literarios,pero arrancados otros- de su mundo histórico para situarse dentro de! bello marcode! poema.
La Historia, dice Scherr, no se pres~nta
como un risueño idilio sino como dolorosísima tragedia, aunque es verdad que afin de que no sean tan terribles ,sus cuadros se mezclan a menudo con entremesescómicos, en los cuales aparece el héroecon un bufón por compañero, encargadode distraer al auditorio, dando así ocasión a los espectadores para alternar elllanto con la risa. _
Ningún momento mejor para demostración de estas ideas que cuando los mitos se transforman en duendeciHos traviesos que inquietan la solemnidad augus~ta de la Historia y juegan alborozados unam'ala pasada a Carlos el Simple (que hastatiene nombre de personaje de cuento in~
fantil) .Este, atemorizado, no sabía qué hacer
ante las invasiones de los pujantes vikings.y tiene que' capitular. Otorga al fiero Ro-
para nada allí mismo, y un chicleque alcanza la mitad de l~ producciónmundial ... en estadísticas.
En efecto. durante la pisada guerra mundial la demanda de chicle su.bió en forma inusitada, y Campechecumplió. Entre paréntesis, nadie desconoce que con la búsqueda de árboles chicleros se originó el descubrimiento de esas ruinas arqueológicasque han sacudido al mundo con suspinturas murales. Eso dió origen aque aventureros extraños a nuestropaís y sin escrúpulos de ninguna naturaléza se dieran a la tarea de preten:der saquear impunemente algunas deesas rUinas.
Terminó la guerra, la demanda dechicle se vino abajo. y aquí el problema: el comprador lo quiere adquirira un precio igual e inclusive más bajo que el que tenía antes de la guerra.El vendedor no acepta.
La madera y la copra, que tambiénse producen en gran escala. ya no setransportan por vía fluvial, lo cualha nulificado casi el tráfico comercialque inquietaba el en otrora floreciente puerto de Ciudad del Carmen.
Por eso no debemos cuÍpar al pueblo si se muestra desidioso anté unevento cultural. De alj) que el esfuerzo que se tiene que desarrollarpara engrandecer la cultura tenga queser cada vez mayor. Y Campechecuenta ~on elementos, de reconocidavalía. Publicaciones como El Reproductor Campechano, patrocinada porel mismo Estado, son un esfu:erzo digno del mejor encomio. También elInstituto Campechano publica unaRevista. Eso, tal vez para suplir lafalta de periódicos locales. Parece extraño, pero allí no se ve una sola chi- 'menea que indique la existencia decentros fabriles o cosa parecida.
La Exposición se instaló en el Centro Cultural para Obreros y Campesinos, un local amplío y bien situado,en el que día a día supimos de la situación y terminamos por comprender el por qué de la escasa concurrencia.
Llevamos dos conferencias preparadas para decirlas a los maestros deprimera enseñanza, y el tema de ambas no podía ser más interesante paraun profesor: "Pedagogía del dibujoinfantil" y "Panorama de la pinturamDderna mexicana".
Pero a veces la buena voluntad no.basta. En Veracruz, el público brillópor su ausencia. En Mérida, los amables maestros se portaron a la alturade las circunstancias. y a más de unbuen número, hubo verdadero interés.
Emprendemos el regreso intempestivamente. De Ciudad del Carmen aPuerto México. en un barco de cabotaje. El litoral de Tabasco, en todasu extensión, nos contempló impasible y sereno.
El medio estudiantil, preocupadopor alcanzar o sostenerse en algo quese siente flotar en el aire y que podríallamarse aristocracia intelectual, notiene otras inquietudes que las de suinterés personal. Pasaron, vieron nuestras cosas, y nada más. Para ellos, laExposición no fué más que un intervalo entre dos clases.
El pueblo -habrá que confesarlo- nos defraudó un fanto. Es evidente que no pensábamos encontrarnos esa alegría desbordante y esa franqueza características del pueblo veracruzano; sin embargo, hubo demasiada indiferencia.
y no hemos encontrado la razón.Como tampoco nos hemos explicadoqué se hizo de los descendientes deaquellos que hicieron de Chichen-Itzá-por ejemplo- un monumento alesfuerzo propio, a la voluntad engrandecida, a la cultura desanolladapor sí misma con un esplendor inigualable. En efecto, ¿qué hace el mayade nuestros tiempos? "Es un hombreque no sonríe, que no can~a, que sólovive para morir crucificado en el henequén. Porque la raza que construyótan admirab,les monumentos, la razaque' luchando con la selva, el sol yla sed supo crearse un imperio másgrande aúh que las dificultades quevenció para lograrlo, esa raza ya noexiste." Así se expresó un yucatecoque quiere a su 'pueblo y ve con amarg1!ra qué la tradición luminosa delos mayas ya no es más que eso:una luminosa tradición que sus herederos no han querido perpetuar.
Hemos estado en' las ruinas. Allí,
donde 10 maya tuvo sus principioscuando el principio no era. El caminoes una víbora sedienta que, huyendodel sol, se esconde inútilmente deóajóde la luz. A los lados, enfrente, detrás, todo el inmenso henequenal quees Yucatán, semeja un encrespado marde agujas verdes.
Apenas salimos de nuestro asombro. ,En realidad, ,¿ estamo~ otra vezen el siglo xx? Porque, por un momento, nos vimos en aquella épocaque fué todo esplendor y vida, en laplenitud de una cultura más grandeaún que el asombro que nos ha provocado. La ilusión sería completa, siun prosaico guía de turistas no interrumpiera n\l~stro ensueño. Allí seagotan los adjetivos, las interrogaciones surgen a cada paso, y ia realidadtermina por empequeñecer a la fantasía. Es inútil decir más. El que no loha visto, no lo puede concebir por loqlle le cuenta el que lo ha gozado.porque ése no puede describirlo. Sóloallí está la verdad, una lección paralas generaciones. en el lugar donde eltiempo hizo un alto, y quedó detenido para siempre.
Campeche es famoso por dos causas: una cera de la que no se h.abla
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