JAVIER TAZÓN RUESCAS, me escribió según salió del cine,
realizando toda una crítica de cine. Creo que debo compartir
sus palabras, pues seguro que , como la película, tampoco os
dejará indiferentes.
Querida amiga:
Acabo de llegar a casa tras ver la proyección de "También la lluvia".
He quedado impresionado por varios motivos: primero por tus
amables e inmerecidas palabras en el acto, segundo por la película
en sí, tercero por el fenómeno del cine (hacía casi diez años que no
pisaba una sala).
Con respecto a la película, creo que estamos ante un fenómeno
parecido al de La Misión; sin duda tendrá gran éxito. En ella se
logra llevar al espectador a un estado intemporal; se le obliga a
saltar hacia el pasado con sorprendente naturalidad, lo que le hace
valorar el presente y comprobar que no se ha avanzado mucho.
Algunas de sus escenas son impresionantes, como la recepción en
el palacio del gobernador, las madres del río o la quema
inquisitorial. No es de los largos que se olvidan fácilmente.
Pero adolece, a mi entender, de un grave fallo de enfoque que le
quita interés al final y la aleja de la excelencia. Me explico. Se lleva
al espectador a donde se pretende: comprender que el tiempo es
poca cosa y que los hechos de entonces perviven en el presente, lo
que nos lleva a un enfoque crítico hacia la brutalidad de la
conquista; al final, sin embargo, para decirlo llanamante, los
blanquitos salvan a la niña indígena, se ven invadidos por el
remordimiento y reaccionan con una nobleza que supera el pavor
que sienten por la revuelta (arquetipo ficticio de nuestro marchamo
hispánioco). Además la revolución triunfa (poco importa el hecho
histórico, yo voy a lo literario) gracias al tesón de una raza oprimida
que sabe luchar por sus derechos, y ¡olé! Esto es lo que no me ha
gustado de la obra, que parece edulcorada en su tramo final, quizás
para contentar a los más posibles.
Hay otro defecto, en mi modesta opinión que de cine sé bien poco,
pues los dos personajes centrales son iguales "a la inversa". Tosar
es un duro que termina ablandado por la realidad y Gael un blando
que termina endurecido; no hay entre ellos grandes diferencias de
matiz, salvo diversos toques de carácter. No son creíbles, en
especial sus reacciones finales. Sin embargo, el que hace de Colón
es otra cosa, ese sí que tenía que haber sido el antihéroe, pues es
un cínico que no tiene a dónde ir, que ya lo ha visto todo, en
decadencia, el típico español que termina fundiéndose con el
medio, descendiendo al indio, haciéndose uno con él, la base del
criollismo y la fusión. Yo, de guionista (¡Dios no lo permita jamás!),
habría hecho que fuera éste quien se involucrara con los indígenas
y sus problemas y habría dejado que los demás compadres
hiciesen lo que siempre se nos ha dado de cine, valga la risa, a los
españoles: ser espectadores pasmados, huidizos y cínicos de los
problemas de nuestras viejas colonias. La historia, como es
lógico,habría terminado mal; el público volvería a casa con un sabor
de boca peor, pero, de ser bien vendido el producto, habría
alcanzado la inmortalidad.
Así, como está, es una película más, buena, bien trabajada y que
hace disfrutar al espectador, como yo he disfrutado, y mucho, pero
no es genial. A la madre Icíar le ha faltado valentía.
Todo ello, como decimos las gentes del Derecho, con la mayor
humildad posible, dentro de la sana crítica y... salvo mejor parecer.
En cualquier caso, no me ha dejado indiferente. Me pilla en un
momento muy especial, cuando estoy preparando mi tercera novela
sobre la malhadada conquista, y hasta me ha soplado la existencia
un personaje en quien no había caído, fray Antonio Montesinos, al
que conocía pero del que no se me ocurrió pensar en términos de
posible candidato a figurar en mi reparto. (Estoy trabajando en los
viajes andaluces, entre 1496 y 1516, en Centroamética.) He leído
tantos horrores que tengo los ojos como Gael García, que se le
salían (a decir de su compañero Tosar) repitiendo las palabras de
Bartolomé de las Casas. Por ello, no puedo ser optimista ni ver un
futuro tan majete, con triunfo de los buenos y bien pensantes, como
parece dejar entrever la directora, a la que, por si tras lo dicho
pudiera quedar alguna duda, considero genial.
Por lo demás, reitero mis felicitaciones por la participación. Has
acertado plenamente con tu enfoque y, si esto continúa, cuenta
conmigo para lo que haga falta (mi sentido crítico de la vida incluido,
claro).
Aquí, un amigo. Javier Tazón.
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