JDO. INSTRUCCION N. 9
MURCIA
-
AVD. DE LA JUSTICIA S/N, FASE 2,3ª PLANTA, 30011 MURCIA
Teléfono: 968 22 92 26 Fax: 968 22 92 94
Equipo/usuario: CJB
Modelo: 425000
DPA DILIGENCIAS PREVIAS PROC. ABREVIADO 0000090 /2017 N.I.G: 30030 43 2 2017 0005895
Delito/Delito Leve: DELITO SIN ESPECIFICAR
Denunciante/Querellante: LUCIA GARCIA MENARGUEZ, JOAQUIN GARCIA FERNANDEZ , MARIA PELIGROS
MENARGUEZ ALCARAZ
Procurador/a: , ,
Abogado: , JOSE ANTONIO CASADO MENA , JOSE ANTONIO CASADO MENA
Contra:
Procurador/a:
Abogado:
A U T O
En MURCIA, a 28 de noviembre de dos mil diecisiete.
ANTECEDENTES DE HECHO
ÚNICO.- El presente procedimiento se incoó por los hechos que resultan
de las anteriores actuaciones, habiéndose practicado las diligencias de
investigación que constan en autos. Conferido traslado a las partes personadas
para que alegasen lo que a su derecho ,el Ministerio Fiscal emitió informe
interesando el sobreseimiento libre de la causa y la acusación particular dejo
prelucir el plazo quedando las actuaciones pendientes de resolver.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
PRIMERO.- El Fiscal, despachando el traslado conferido, interesó el
sobreseimiento libre de las presentes diligencias al amparo de lo dispuesto en el
artículo 637 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal por no ser los hechos
constitutivos de infracción penal, con base en las siguientes alegaciones:
El procedimiento se incoó por auto de 12 de enero de 2017, tras el suicidio de la
menor Lucía García Menarguez, y ha tenido el doble objetivo de averiguar si la
menor fue víctima de acoso escolar y, paralelamente, investigar el nivel de
cumplimiento del Protocolo de Acoso Escolar aprobado por la Consejería de
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Educación de la C.A.R.M. por parte del centro escolar IES Ingeniero de la Cierva,
donde la menor cursaba sus estudios antes de su traslado al IES Licenciado
Francisco Cascales, en mayo de 2016.
Las diligencias practicadas han consistido en la remisión del expediente por la
Administración, la reclamación de informes y expedientes a los distintos centros
escolares, el estudio de los diferentes efectos personales de la menor
intervenidos en su domicilio (móvil, agenda, cd, etc), las testificales que constan
en autos y, en fin, la investigación de todo el entorno familiar y social de la
menor.
Partiendo del hecho indiscutible del triste suicidio de la menor, la actuación de la
Administración/Centros Escolares que aquí se investiga, solo podría tener
trascendencia penal en cualquiera de la formas punibles de participación en el
suicidio (inducción o cooperación necesaria, ex artículo 143 del C.P.) o,
alternativamente, como un supuesto de omisión del deber de socorro.
A juicio del Ministerio Fiscal y de la Juez instructora no concurren, en ninguno
de los casos, los elementos del tipo penal del delito correspondiente. Respecto
de la inducción o cooperación necesaria, la jurisprudencia exige una prestación
coadyuvante que ofrezca una cierta significación y eficacia en la realización del
proyecto que preside a un sujeto de acabar con su propia existencia. En
consecuencia, requiere que la conducta del sujeto activo sea de colaboración
prestada a la muerte, en relación de causalidad con su producción y con pleno
conocimiento y voluntad de cooperar a la misma. La acción consiste, pues, en
realizar actos materiales, directos y necesarios, cumpliendo la voluntad libre y
espontáneamente conformada y expresamente formulada por quien, en todo
momento, decide su finalización. Así entendido el delito, resulta notorio y
evidente que en el presente supuesto no concurren ninguno de estos elementos
o requisitos. Ni existe prestación coadyuvante, ni colaboración de ninguna clase
prestada a la muerte, ni actos materiales, directos o necesarios, ni voluntad
expresamente formulada ni, mucho menos, pleno conocimiento o voluntad de
cooperar a la muerte de la menor.
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Respecto del delito de omisión del deber de socorro, requiere el artículo 450 del
C.P. los siguientes elementos,en cuanto a la omisión de los deberes de impedir
delitos :
1. Una acción omisiva consistente en no impedir la comisión de un delito,
pudiendo hacerlo con su intervención inmediata y sin riesgo propio ni
ajeno. Son, pues, requisitos indispensables; la producción de un delito
contra la vida, integridad, libertad… , no impedir la comisión de este delito
y la posibilidad de actuar inmediatamente sin riesgo propio ni de terceros.
El análisis de esta primera cuestión ya permitiría descartar la existencia del
delito de omisión toda vez que el deber de intervenir solo nace cuando se
trate de impedir la comisión de un delito y el suicidio no está tipificado
como tal en el Código Penal. A mayor abundamiento, lo que el tipo del
450 castiga es una clara omisión, una mera inactividad o, si se prefiere, la
ausencia de una conducta determinada. Así las cosas, no puede afirmarse,
en absoluto, que existiera en el centro escolar IES Ingeniero de la Cierva
una inactividad total en relación con el posible acoso escolar de Lucía,
más bien al contrario. Tras la denuncia de los padres de que la menor
pudiera ser víctima de acoso en abril de 2015, se incoó en el centro el
protocolo de acoso escolar, iniciándose numerosas actuaciones
(entrevistas con los padres de la menor y con Lucía, entrevistas con los
padres y los dos menores que Lucía había referido que la insultaban y se
mofaban de su aspecto físico, reuniones de la coordinadora, la jefa de
estudios y el claustro de profesores, etc), y adoptando diversas medidas
de prevención entre las que destacan:
expulsión temporal de los dos menores que Lucía había identificado
como autores de los insultos
cambio de clase de uno de estos menores.
nombramiento de dos alumnas tutoras y un alumno tutor -una de
altas capacidades, una alumna sensibilizada porque en el colegio
se metían con ella y un alumno de complexión fuerte con el que se
podía sentir segura- cuya misión era la de acompañamiento,
cuidado y vigilancia durante los recreos y cambios de clase
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seguimiento de Lucía por parte de la Orientadora del centro para
conocer su evolución
propuesta por parte del centro a Lucía para cambio inmediato de
clase o grupo
oferta del centro escolar para que Lucía pudiera elegir la clase en la
que se encontrara más cómoda e integrada de cara al próximo
curso escolar
oferta del centro escolar para que Lucía participara, como así hizo,
en la valoración de la mejor clase y en el guion de una obra de
teatro sobre el acoso escolar.
Todo ello con la finalidad de crear un ambiente donde Lucía
pudiera expresar sus sentimientos, aprender a defenderse y
ampliar su círculo de amigos. Todas estas medidas se adoptaron
en el plazo de un mes y no continuaron en el tiempo dado que el
27 de mayo y, a instancias de los padres, Lucía se trasladó al IES
Licenciado Francisco Cascales. Como quiera que solo quedaran 20
días lectivos hasta el final de curso escolar, el centro informó al
nuevo instituto de todas las actuaciones practicadas y medidas
adoptadas y remitió un informe de todos los profesores de todas
las asignaturas para que pudieran evaluarla allí.
2. En segundo lugar, de la investigación practicada no puede afirmarse que
el peligro fuera manifiesto. Así, conviene recordar, por venir al caso, que
los hechos tuvieron lugar 8 meses después de que la menor cambiara de
centro escolar, no habiendo más contactos ni comunicaciones de la
menor con los profesores del centro anterior. Es cierto que la menor
había escrito dos cartas en las que verbalizaba su intención y consta que
hubo un intento anterior de autolisis en el verano de 2016 pero tuvo lugar
en período no lectivo y, en cualquier caso, cuando la menor ya no cursaba
sus estudios en este instituto. No consta que ninguno de sus antiguos
profesores tuviera conocimiento de este primer intento de suicidio y,
aunque así hubiera sido, resulta evidente que ya no estaban capacitados
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para acordar una intervención inmediata, en los términos en los que se
expresa el 450, toda vez que Lucía ya no cursaba estudios en ese centro.
No es ajeno este Ministerio Público a las irregularidades cometidas por el
centro escolar que se han revelado durante la instrucción de la causa y, en este
sentido, existen indicios de que se incumplieron los plazos; que varios de los
informes aportados no llevaban ni sello ni fecha, admitiendo alguno de los
testigos que se documentaron por escrito con posterioridad al fallecimiento de
la menor; que, conforme manda el protocolo, no se elaboró propuesta sobre
“existencia o no de acoso” y, desde luego, no se remitió el expediente íntegro
a la Consejería de Educación dentro del plazo reglamentario. Este conjunto de
irregularidades supone, en síntesis, un incumplimiento de la obligación de
dación en cuenta, de la obligación de documentar todas las actuaciones que el
centro lleve a cabo y, en fin, una posible vulneración, en su caso, de los principios
de celeridad, oficialidad y eficacia pero, por las razones expuestas, no puede
entenderse ni equipararse a una omisión punible. Abundando en esta misma
consideración de falta de trascendencia penal de los hechos que se denuncian,
debemos acudir al principio de intervención mínima, que forma parte del
principio de proporcionalidad o de prohibición del exceso, y cuya exigencia
descansa en el doble carácter que ofrece el derecho penal:
a) El ser un derecho fragmentario, en cuanto no se protegen todos los bienes
jurídicos, sino tan solo aquellos que son más importantes para la convicción
social, limitándose además, esta tutela a aquellas conductas que atacan de
manera más intensa y grave a aquellos bienes.
b) El ser un derecho subsidiario que, como ultima ratio, ha de operar únicamente
cuando el orden jurídico no pueda ser preservado y restaurado eficazmente
mediante otras soluciones menos drásticas que la sanción penal.
Este carácter doblemente fragmentario del derecho penal, a que hemos
hecho referencia, como principio inspirador del concepto material del delito, no
sólo exige la protección de los bienes jurídicos más importantes, sino también
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que dicha protección se dispense sólo frente a los ataques más reprochables y
exclusivamente en la medida que ello sea necesario”.
En consonancia con este principio, el ordenamiento jurídico, por un lado,
prevé sancionar estos incumplimientos a través de los diferentes expedientes
disciplinarios y, paralelamente, regula un procedimiento destinado a indemnizar
a los ciudadanos por los daños ocasionados por el funcionamiento anormal de
cualquier Administración, entendiendo por “funcionamiento anormal”,
precisamente, estas faltas de retraso, de documentación u otras de similar
naturaleza.
SEGUNDO.- Efectivamente de las diligencias practicadas y a los solos
efectos de este procedimiento penal Lucia García Menarguez estudiaba 1º de la
ESO en el IES JUAN DE LA CIERVA DE MURCIA ,la menor de 13 años sufría acoso
constante por parte de dos menores de edad ,quienes durante todo el curso
2015/2016 hostigaron a la menor tanto en el interior del colegio como durante
el transporte escolar ,mediante empujones ,golpes toques diciéndole
continuamente “ya esta sentada la gorda sola quien va a querer sentarse
contigo .”
Esta situación se comunicó por el padre de Lucia al jefe de estudios quien le dijo
que no se preocupara que se harían cargo de todo ,y expulsando por unos días a
ambos menores identificados por la niña, la jefa de estudios conocía esta
situación y propuso a la menor cambiar de clase sin comunicarlo a los padres.
Ante la falta de efectividad de las medidas adoptadas por el centro los padres
fueron a visitar al inspector de zona quien aprobó el cambio de centro sobre
mayo/ junio de 2016 al Ies Manuel Cascales .El inspector les comunicó que las
denuncias se ponían en el colegio. según declaro en policía lo comunicó al Ies
Juan De La Cierva que les comunicó que conocían los hechos, habían tomado las
medidas oportunas ,pero en ningún caso expediente disciplinario.
En el mes de junio la madre encontró una libreta con notas de suicidio y la llevó
a la psicóloga que atendía a la niña,en agosto de 2016 Lucia se intentó suicidar
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ingiriendo fármacos ,fue trasladada a la Arrixaca y dada de alta con fecha 6 de
Septiembre,el día 21 de Diciembre de 2016 la madre de Lucia recibió una
llamada del director del Ies Cascales informando que habían encontrado una
carta de suicidio y le dieron copia.
El día 10 de enero de 2016 Lucia fue al instituto acompañada de su madre y
después a terapia, al llegar a casa le dijo que iba a estar en su cuarto,y sobre las
19.30 la encontró colgada de un cinturón por el cuello anudado a su litera.
Según declaro en policía la jefa de estudios M.A.S.C del Ies Ingeniero De
La Cierva” la primera noticia fue por una entrevista con el padre de la niña el día
20 de abril de 2016, comunicándole que su hija estaba triste ,no quería ir al
instituto, porque había dos niños en concreto ,que la humillaban ,después
citaron a la madre ,y a Lucia confirmando que recibía insultos de dichos
menores, que la menor era retraída con ella, y no tenía muchas amigas,
contando que un alumno le decía “gorda, fea” ,y otro también le decía
“lechosa” que es una expresión de Aljucer de la huerta ,que quiere decir que
no vale para nada, se inició el protocolo de acoso escolar, y dió como resultado
que el asunto no era relevante, por eso no se remitió a fiscalía de menores,un
alumno fue expulsado 1 día y otro 5 días ,y lo cambiaron de grupo, es ella la
que ha llevado el tema ,y que la tutora y un profesor de historia le comentaron
en la segunda evaluación que la veían sola y triste, y se tenia que considerar para
el año siguiente un cambio de grupo.”
De este modo el centro docente conocía del malestar de la niña y los
motivos así F.J.P.R profesor de historia comento con Lucia el cambio de clase
pues la veía sola y triste solo y se relacionaba con compañeros de su mismo
nivel de estudios.
A.N.M director del IES curso 2015/2016 declaro ante la Policía que Lucia
venia de un colegio de Aljucer ,en Marzo de 2016 se hizo un test de bullying para
Lucia dió negativo y cuando los padres denunciaron el acoso a la jefa de
estudios esta se lo comunicó a él, se inició el protocolo de acoso escolar lucia
dijo que un alumno concreto le decía “lechosa” y otro “gorda y fea” ,se les
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sancionó y se le nombro dos alumnos tutores y sabe que la orientadora la
madre de Lucia le comunico que tenia una carta de suicidio de antes de
cambiarse de centro ,y le dijo que fuera a salud mental, y el director le dijo al
padre que pidiera el cambio de centro que no se iban a oponer ,y se hizo el
cambio sin motivo alguno, que el desconoce que tras la sanción, Lucia siguiera
siendo insultada, y que los padres lo comunicaran al colegio,se inició el
protocolo contra el acoso ,se tomó declaración a los niños, sus padres ,y
alumnos ,y concluyó que no había acoso y no se comunicó a fiscalía de menores.
TERCERO.- Teniendo en cuenta que los hechos objeto de investigación
carecen de relevancia penal en cuanto al centro escolar, y en cuanto a los
menores de edad y compañeros de la niña, al ser menores de 14 años ,en
atención al carácter fragmentario y subsidiario del Derecho Penal y al principio
de intervención mínima únicamente cabe a la parte perjudicada ,los padres de la
menor si a su derecho conviene ejercitar las acciones oportunas ante los
órganos de la jurisdicción contencioso administrativa en el caso de que
entendieran que el centro no empleo toda la diligencia debida al tratar el acoso
sufrido por Lucia,teniendo en cuenta que era una niña estupenda, con altas
capacidades, que confió en sus padres su situación ,y estos en el Instituto ,y su
equipo docente, y las medidas adoptadas finalmente se revelaron insuficientes a
la vista del fatal desenlace ,aunque la menor tuviera apoyo profesional
psicológico facilitado por sus padres , pues de hecho el día de su fallecimiento
había ido a consulta.
CUARTO.-En cuanto al concepto de bulling es de ver la SAP M
16054/2015 - de 18/11/2015 parte de cuyo contenido se transcribe:”
DECIMOCUARTO : El acoso escolar ha sido definido como una conducta de
persecución física y/o psicológica que realiza un alumno/a contra otro/a, al que
escoge como víctima de su repetidos ataques. Sus características fundamentales
son la repetición de las acciones, la intencionalidad del agresor, una situación de
abuso de poder. La Instrucción de la Fiscalía General del Estado nº 10/2005, de 6
de octubre caracteriza el acoso, también conocido como bullying o "violencia
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horizontal", por una continuidad en el tiempo, pudiendo consistir los actos
concretos que lo integran en agresiones físicas, amenazas, vejaciones,
coacciones insultos o en el aislamiento deliberado de la víctima. Concurre una
nota de desequilibrio de poder a partir de circunstancias tan diferentes como la
propia presión del grupo, la mayor fortaleza o edad de los acosadores o la
existencia de discapacidad en la víctima.
QUINTO.-En cuanto a la posible responsabilidad de la Administración
por tratarse de un centro docente público es de ver la sentencia de 10 de
Diciembre de 2014 dictada por la Sala de lo Contencioso de la Audiencia
Nacional parte de cuyo contenido se transcribe :”
TERCERO .- Hallándonos ante un supuesto de responsabilidad patrimonial de
las Administraciones Públicas, conviene recordar como, dentro del principio
general de responsabilidad de los poderes públicos recogido en el Título
Preliminar de la Constitución, artículo 9.3 in fine, la responsabilidad del Poder
Ejecutivo se concreta en el art. 106.2 de la Constitución al disponer que "Los
particulares, en los términos establecidos por la Ley, tendrán derecho a ser
indemnizados por toda lesión que sufran en cualquiera de sus bienes y
derechos, salvo en los casos de fuerza mayor, siempre que la lesión sea
consecuencia del funcionamiento de los servicios públicos".
La remisión legal viene ahora cubierta por la Ley 30/1992, de 26 de
noviembre, que en los dos primeros apartados de su artículo 139 establece que
"Los particulares tendrán derecho a ser indemnizados por las Administraciones
Públicas correspondientes, de toda lesión que sufran en cualquiera de sus bienes
y derechos, salvo en los casos de fuerza mayor, siempre que la lesión sea
consecuencia del funcionamiento normal o anormal de los servicios públicos.-
En todo caso, el daño alegado habrá de ser efectivo, evaluable económicamente
e individualizado con relación a una persona o grupo de personas".
La jurisprudencia ha precisado que para apreciar la existencia de esta
responsabilidad son precisos los siguientes requisitos a) La efectiva realidad del
daño o perjuicio, evaluable económicamente e individualizado con relación a
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una persona o grupos de personas, b) que el daño o lesión patrimonial sufrida
por el reclamante sea consecuencia del funcionamiento normal o anormal de los
servicios públicos en una relación de causa a efecto, sin intervención de
elementos extraños que pudieran influir, alterando el nexo causal, c) ausencia de
fuerza mayor y d) que el reclamante no tenga el deber jurídico de soportar el
daño.
Es de tener en cuenta, como señala la sentencia de 7 de mayo de 2008 de
esta Sala Sección 5ª, que, además de estos requisitos, la Sala Tercera del Tribunal
Supremo ha declarado reiteradamente que la responsabilidad patrimonial de la
Administración, se configura como una responsabilidad objetiva o por el
resultado, en la que es indiferente que la actuación administrativa haya sido
normal o anormal, bastando para declararla que, como consecuencia directa de
aquélla, se haya producido un daño efectivo, evaluable económicamente e
individualizado ( Sentencias de 14 de mayo , 4 de junio , 2 de julio , 27 de
septiembre , 7 de noviembre y 19 de noviembre de 1994 ; 11 , 25 y 28 de febrero
y 1 de abril de 1995 , 7 de mayo de 2001 , y 31 de enero y 14 de octubre de 2002
, entre otras muchas).
Respecto a la apreciación de la existencia de la relación de causalidad
entre hecho y perjuicio, es preciso, según el Tribunal Supremo (Sentencias de 27
de octubre de 1998 o 4 de octubre de 1.999 ), tener en cuenta los siguientes
postulados: 1º) Entre las diversas concepciones con arreglo a las cuales la
causalidad puede concebirse, se imponen aquellas que explican el daño por la
concurrencia objetiva de factores cuya inexistencia, en hipótesis, hubiera evitado
aquél; 2º) no son admisibles, en consecuencia, otras perspectivas tendentes a
asociar el nexo de causalidad con el factor eficiente, preponderante, socialmente
adecuado o exclusivo para producir el resultado dañoso, puesto que -válidas
como son en otros terrenos- irían en éste en contra del carácter objetivo de la
responsabilidad patrimonial de las Administraciones Públicas; 3º) la
consideración de hechos que puedan determinar la ruptura del nexo de
casualidad, a su vez, debe reservarse para aquellos que comportan fuerza mayor
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-única circunstancia admitida por la ley con efecto excluyente-, a los cuales
importa añadir la intencionalidad de la víctima en la producción o el
padecimiento del daño, o la gravísima negligencia de ésta, siempre que estas
circunstancias hayan sido determinantes de la existencia de la lesión y de la
consiguiente obligación de soportarla, y 4º) finalmente, el carácter objetivo de la
responsabilidad impone que la prueba de la concurrencia de acontecimientos
de fuerza mayor o circunstancias demostrativas de la existencia de dolo o
negligencia de la víctima suficiente para considerar roto el nexo de causalidad
corresponda a la Administración, pues no sería objetiva aquella responsabilidad
que exigiese demostrar que la Administración que causó el daño procedió con
negligencia, ni aquella cuyo reconocimiento estuviera condicionado a probar
que quien padeció el perjuicio actuó con prudencia.
Caso de que su hiciese valer esa responsabilidad eventualmente seria
competente la sala de lo contencioso administrativo del TSJ de Murcia según
sentencia de 22 de Julio de 2011,parte de cuyo contenido se inserta:”
Recibidas las actuaciones por la Audiencia Nacional (Sala de lo
contencioso-administrativo), ésta dicta Auto de incompetencia, de 19 de mayo
de 2006 , teniendo en cuenta que los traspasos de funciones y servicios
educativos a la CARM tuvieron lugar mediante RD 938/1999, de 4 de junio, con
efectos desde el 1 de julio de 1999. Como el escrito de reclamación se presenta
el 29 de octubre de 2004, entiende que la competencia para resolver expresa o
presuntamente corresponde a la CARM (art. 20 de la Ley 12/1983 ) y, por tanto,
la competencia para resolver un recurso contencioso-administrativo contra tal
resolución no compete a la Audiencia Nacional ex art. 10.1.a de la LJCA … .
… En primer lugar, sobre la concurrencia de responsabilidades, considera
que resulta de aplicación el art. 140 de la LRJAP y PAC, sobre responsabilidad
concurrente de las Administraciones Públicas, que en relación con el 1114 del CC
permite resolver la concurrencia de responsabilidades a través de la solidaridad,
pudiéndose, en consecuencia, dirigir la acción de responsabilidad frente a
cualquiera de las Administraciones responsables o contra ambas
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simultáneamente. Por otra parte, invoca la aplicación de la disp. adic. 17 de la
LOGSE, que encomienda la conservación, mantenimiento y vigilancia de los
edificios destinados a centros de educación infantil de segundo ciclo, primaria o
especial, dependientes de las Administraciones Educativas al municipio
respectivo.
En segundo término, y por lo que se refiere a la eventual prescripción de la
acción, es aplicable el art. 142.5 de la LRJAP y PAC, en concordancia con el 4.2
del Real Decreto 429/1993 , que aprueba el Reglamento para la exigencia de
responsabilidad patrimonial de las Administraciones Públicas, preceptos de los
que se deriva, como es sobradamente conocido, que el derecho a reclamar en
estos casos prescribe al año de producido el hecho o el acto que motive la
indemnización o de manifestarse su efecto lesivo. En el caso de daños, de
carácter físico o psíquico, a las personas, como es el caso, el plazo comenzará a
computarse desde la curación o la determinación del alcance de las secuelas.
Según el actor, las acciones dirigidas en su día contra la Comunidad Autónoma
de la Región de Murcia y que dan como resultado la Sentencia firme de esta Sala
de 30 de septiembre de 2004 ( Sentencia 436/2004 ), interrumpe la prescripción
de la acción, independientemente de que en la misma haya o no un
pronunciamiento sobre el fondo del asunto indemnizatorio, al declarar la falta
de legitimación pasiva de la Comunidad Autónoma demandada.
… "Ciertamente, en la sentencia de esta sala, antes citada se desestimó el
recurso contencioso-administrativo formulado por el actor contra la
desestimación por silencio administrativo de la reclamación por responsabilidad
patrimonial formulada el día 22 de noviembre de 1999 dirigida a la Comunidad
Autónoma de la Región de Murcia, por entender que no era dicha
Administración a quien podía exigirse responsabilidad patrimonial por las
lesiones y secuelas sufridas por el hijo del demandante en una clase de
educación física en el colegio público Príncipe de España de Alhama de Murcia.
Sin embargo, con posterioridad se ha formulado por el interesado una
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reclamación de responsabilidad patrimonial contra dicho Ayuntamiento, y el
presente recurso contencioso- administrativo se ha interpuesto contra la
desestimación presunta de dicha reclamación, dirigiéndose contra el
Ayuntamiento y también contra la Administración General del Estado por
inactividad. Y como se señala en el Auto de la Sala de lo contencioso-
administrativo de la Audiencia Nacional de 19 de mayo de 2006 , en virtud del
traspaso de funciones y servicios en materia educativa a la Comunidad
Autónoma de la Región de Murcia por RD 938/1999, es ésta la Administración
demandada. Ha de añadirse a lo anterior, que el acto impugnado en el presente
recurso, la desestimación por silencio de dicha reclamación, no es el mismo que
el recurrido en el anterior proceso. En consecuencia, procede en el actual estado
del proceso, la admisión del recurso, sin perjuicio de que en sentencia, y una vez
que este tribunal disponga de mayores elementos de juicio en relación con las
cuestiones planteadas por la parte actora, se resuelva lo que proceda sobre la
citada causa de inadmisibilidad, en caso de invocarse nuevamente en la
contestación a la demanda".
SÉPTIMO.- Sentado lo anterior, y como es sabido, la responsabilidad
patrimonial de la Administración se configura en nuestro derecho como una
responsabilidad directa y objetiva, que obliga a aquella a indemnizar toda lesión
que los particulares sufran en sus bienes y derechos, siempre que la misma se
derive de la prestación de los servicios públicos (arts. 106.2 Constitución
Española y 139 y ss. de la Ley 30/1992 ). No obstante, no todo daño que
produzca la Administración es indemnizable, sino sólo cuando dicha lesión
resulte antijurídica, no porque la conducta dañosa lo sea, sin porque no exista el
deber jurídico de soportar el daño por parte del perjudicado. En dicha lógica, los
requisitos que tienen que concurrir para que exista derecho a indemnización en
estos casos son los siguientes:
Existencia de un daño real, efectivo, individualizado en relación a una
persona o grupo de personas, evaluable económicamente y antijurídico.
Que la lesión sea consecuencia del funcionamiento normal o anormal de
los servicios públicos.
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Existencia de relación de causalidad entre el funcionamiento del servicio
público y el daño causado.
Por otra parte, en efecto, en virtud del art. 140 de la LRJAP y PAC
NOVENO.- Entrando en el fondo del asunto, como ya se indicado en el
fundamento de derecho séptimo el fundamento la demanda de responsabilidad
patrimonial radica en el art. 139 y siguientes de la Ley 30/1992, de 26 de
noviembre, del Procedimiento Administrativo Común . Conforme dispone el art.
106.2 de la CE , los particulares tendrán derecho a ser indemnizados por toda
lesión que sufran en cualquiera de sus bienes y derechos como consecuencia del
funcionamiento de los servicios públicos, salvo en los casos de fuerza mayor.
Estableciéndose en los arts. 139 y siguientes de la Ley 30/1992, de 26 de
noviembre, de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del
Procedimiento Administrativo Común, y en el Real Decreto 429/1993 de 26 de
marzo , por el que se aprueba el Reglamento de los procedimientos de las
Administraciones Públicas en materia de responsabilidad patrimonial, el
régimen legal en la materia. Entrando a examinar al concurrencia de los
requisitos necesarios para que se dé la responsabilidad patrimonial accionada,
hemos de convenir que uno de los elementos determinantes para que prospere
la acción de responsabilidad patrimonial es el de la imputabilidad a la
Administración demandada de la actividad, que ha de entenderse tanto en un
sentido jurídico como material e incluida la actuación por omisión o pasividad,
en el entendimiento de que ha de ser dicha actuación pública, comisiva u
omisiva, determinante en la producción del efecto lesivo. Siendo constante
jurisprudencial, por que no es necesario en todo caso que la causa eficiente sea
directa e inmediata, aceptar la relación de causalidad mediando una causa
mediata e incluso indirecta en la actuación administrativa, con tal de que ésta
sea eficiente en la producción del daño. El presupuesto necesario en estos casos
es que el funcionamiento del servicio público opere, de forma mediata, como un
nexo causal eficiente. En estos casos la relación de causalidad se conecta con
una situación de ineficiencia de la Administración, normalmente, en la
restauración de las condiciones de seguridad alteradas y mediante la
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eliminación de la fuente de riesgo. Pues bien, la parte actora, aboga como causa
eficiente de la producción del daño la deficitaria conservación, mantenimiento
de las instalaciones del colegio y concretamente de la pista deportiva. Ante ello,
es a la parte demandada a la que corresponde acreditar la inexistencia de nexo
causal, esto es que la ocurrencia del accidente se produce esencialmente por el
incorrecto actuar administrativo. Recuérdense las continuas denuncias de la
Asociación de Padres del estado del colegio y de la pista -antes de que ocurriera
el accidente- y del propio informe del Ayuntamiento en 5-11-1997 sobre el
particular. A ello añádase la realidad del accidente que nadie seriamente niega,
que se produjo en las instalaciones escolares, en horario lectivo, etc. Aquí resulta
sumamente ilustrativo -dado que en algún momento de lo actuado y por algún
demandado parece que se quiere negar- la documental referente a la atención
sanitaria dispensada en urgencias (folios 103 y ss) que refleja la hora y quien
llevó al niño a urgencias (una profesora) y las diversas declaraciones (equipo
directivo, folio 92), averiguaciones de la Guardia Civil 120 y ss); y finalmente no
debe olvidarse que el propio Ayuntamiento lo viene a reconocer en su escrito de
contestación a la demanda folios 9 y 10). El evento y su causa están claros: hubo
una caída del menor durante la clase de educación física en la pista deportiva
debido a un resbalón o tropezón e un bache de la misma, cuyo estado -no
discutido- de conservación era muy deficiente.
En definitiva la imputación cabe hacerla por el funcionamiento normal o
anormal de los servicios públicos, en sentido orgánico y no funcional, siendo
dicha expresión equivalente a giro o tráfico, gestión administrativa, en suma
toda actividad administrativa; al punto que no resulta necesario identificar al
agente concreto productor del daño, pueden ser daños anónimos o
impersonales, no atribuible a persona concreta, sino a la organización en cuanto
tal. Por tanto, es la titularidad administrativa de la actividad o el servicio en cuyo
seno se ha producido el daño, suficiente para justificar la imputación. Y ello con
independencia del concepto formal procedente, basta que el daño se produzca
en el curso de una actividad administrativa, pues la expresión funcionamiento de
los servicios públicos, empleada por la CE y la Ley, posee un carácter expansivo,
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de suerte que lo determinante es el ejercicio de funciones públicas, y
lógicamente de lo que decimos se infiera sin dificultad que también la creación
del riesgo creado por la Administración justifica la imputación, pues ya se ha
dicho, sólo se excluye la fuerza mayor -que no la hay-, y los daños fortuitos -si es
que llegáramos como parece que se dice por el Ayuntamiento demandado-
también serían de cargo de la Administración responsable .
SEXTO.-Asimismo debe tener en cuenta que es materialmente posible la
acumulacion de acciones ante la jurisdicción contencioso administrativa.
Siendo de interés la sentencia de 8 de febrero de 2011 dictada Tribunal Superior
de Justicia. Sala de lo ContenciosoSede: Bilbao parte de cuyo contenido se
inserta:”… . TERCERO.- Que la jurisprudencia ha consolidado una doctrina que
puede concretarse en tres puntos:
a) Existencia de un daño real y efectivo, económicamente evaluable e
individualizado en relación con una persona o grupo de personas y que sea
antijurídico, es decir, que quien lo sufra no tenga el deber jurídico de soportado.
b) Que ese daño sea consecuencia de una acción u omisión imputable a
una Administración Pública, debiendo concurrir una relación de causalidad
inmediata, directa y exclusiva entre esa actuación u omisión administrativa y el
daño producido, sin que concurra ninguna interferencia extraña que altere el
nexo causal como puede ser la conducta del propio perjudicado, la acción de un
tercero ajeno a la organización administrativa o la existencia de fuerza mayor.
c) Que la acción de reclamación se ejercite en el plazo de un año desde
que se produjo el hecho o acto que motive la indemnización o se manifieste un
efecto lesivo; no obstante, en el caso de daños de carácter físico o psíquico en
personas, el plazo empezará a computarse desde la curación o la determinación
del alcance de las secuelas… .
…… La demanda tiene su base en el art. 1903 CC que establece que "la
obligación que impone el artículo anterior es exigible, no sólo por los actos u
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omisiones propios, sino por los de aquellas personas de quienes se debe
responder. Los padres son responsables de los daños causados por los hijos que
se encuentran bajo su guarda".
La primera consideración que debemos realizar en relación con esta
acción se refiere a la competencia del orden jurisdiccional contencioso
administrativo para su enjuiciamiento. En este sentido, ha de partirse del art. 2e)
de la Ley 29/98 establece la competencia de este orden jurisdiccional para
conocer de; "la responsabilidad patrimonial de las Administraciones públicas,
cualquiera que sea la naturaleza de la actividad o el tipo de relación del que
derive, no pudiendo ser demandadas aquéllas por este motivo, aun cuando en la
producción del daño concurran con particulares o cuenten con un seguro de
responsabilidad".
Se trata de un precepto que tiene por objeto evitar el denominado
"peregrinaje de jurisdicciones", procediendo a unificar, en este caso, en la
jurisdicción contencioso administrativa todos los procesos que se interpongan
frente a alguna Administración Pública, aun cuando también se demande a
particulares, que pueden también ser condenados, si procede, en este orden
jurisdiccional.
Sobre este mismo punto es interesante la sentencia de 14 de Marzo de 2014
dictada por la Sección 7ª de la Audiencia Provincial de Valencia
…… SEXTO: Estimando probado que la menor Eva María acosó a la menor Marí
Jose, procede determinar la responsabilidad que cabe imputar a los padres al
amparo del artículo 1903 del CC , para lo cual, con carácter previo, traemos a
colación diversas sentencias de esta misma Sala y del Tribunal Supremo que
analizan estos supuestos.
Esta misma sección, en la Sentencia del 04 de octubre de 2013 (ROJ: SAP V
4850/2013 ), Sentencia: 438/2013, Recurso: 112/2013 , Ponente: MARIA DEL
CARMEN ESCRIG ORENGA, dijimos: <<Respecto de la responsabilidad de los
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padres, igualmente compartimos el criterio de la juzgadora de instancia, ya que
hemos de partir de que el artículo 1903 del CC , establece que "Los padres son
responsables de los daños causados por los hijos que se encuentren bajo su
guarda [...] La responsabilidad de que trata este artículo cesará cuando las
personas en él mencionadas prueben que emplearon toda la diligencia de un
buen padre de familia para prevenir el daño. " y, en aplicación de este precepto,
el Tribunal Supremo en la Sentencia del 16 de Mayo del 2000 (ROJ: TS
3975/2000 ), Recurso: 1970/199, Ponente: ROMAN GARCIA VARELA ha indicado:
"toda vez que la STS de 30 de junio de 1985 tiene declarado que la transgresión
del deber de vigilancia que a los padres incumbe sobre los hijos "in potestate"
con presunción de culpa en quién la ostenta y la inserción de ese matiz objetivo
en dicha responsabilidad, que pasa a obedecer a criterios de riesgo en no menor
proporción que los subjetivos de culpabilidad, sin que sea permitido oponer la
falta de imputabilidad en el autor material del hecho, pues la responsabilidad
dimana de la culpa propia del guardador por omisión del deber de vigilancia,
cuya doctrina es de aplicación al supuesto de autos.">>
En la sentencia de esta misma sección 7 del 04 de noviembre de 2011
(ROJ: SAP V 6351/2011 ), Sentencia: 583/2011, Recurso: 412/2011 , Ponente:
MARIA DEL CARMEN ESCRIG ORENGA, dijimos: <<Ahora bien, fijada la falta de
diligencia de la menor es procedente determinar la responsabilidad de sus
progenitores, en el presente caso la madre demandada, en aplicación de lo
dispuesto en el artículo 1903 del Código Civil , que encuentra su fundamento en
el incumplimiento de los deberes inherentes a la patria potestad, por no ejercitar
de manera correcta las obligaciones que la ley impone a los padres de vigilar las
actividades de los menores. En este sentido el Tribunal Supremo en su sentencia
de 11 de marzo de 2000 nos dice que: "Los hechos probados conforman culpa
del Art. 1902 del Código Civil y según la jurisprudencia de esta Sala resultan
responsables los padres que ostentan la patria potestad, al ser el causante
menor de edad y vivir en su compañía, tratándose de una responsabilidad por
semi-riesgo, con proyección de cuasi-objetiva que procede aunque los padres
no estén presentes en el momento de cometerse el hecho (Ss. de 10-3-1983 ,
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22-1-1991 y 7-1-1992 ). Se trata de culpa propia de los progenitores por omisión
de los necesarios deberes de vigilancia y control de sus hijos menores de edad (
Sentencias de 24-3-1979 , 1-6-1980 , 10-3-1983 , 7-1-1994 y 29-5-1996 ).>>
También traemos a colación la Sentencia del Tribunal Supremo del 08 de
marzo de 2006 (ROJ: STS 1059/2006 ), Sentencia: 226/2006, Recurso: 2586/1999 ,
Ponente: JOSE ANTONIO SEIJAS QUINTANA, en la que indica: <<Es doctrina de
esta Sala la de que la responsabilidad declarada en el artículo 1.903, aunque
sigue a un precepto que se basa en la responsabilidad por culpa o negligencia,
no menciona tal dato de culpabilidad y por ello se ha sostenido que contempla
una responsabilidad por riesgo o cuasi objetiva , justificándose por la trasgresión
del deber de vigilancia que a los padres incumbe sobre los hijos sometidos a su
potestad con presunción de culpa en quien la ostenta y la inserción de ese matiz
objetivo en dicha responsabilidad, que pasa a obedecer a criterios de riesgo en
no menor proporción que los subjetivos de culpabilidad, sin que sea permitido
ampararse en que la conducta del menor, debido a su escasa edad y falta de
madurez, no puede calificarse de culposa, pues la responsabilidad dimana de
culpa propia del guardador por omisión del deber de vigilancia ( SSTS 14 de
Marzo de 1.978 ; 24 de Marzo de 1.979 ; 17 de Junio de 1.980 ; 10 de Mazo de 1.
983; 22 de Enero de 1.991 y 7 de Enero de 1.992 ; 30 de junio 1995 y 16 de mayo
2000 ); razones que ponen en evidencia la infracción legal denunciada en el
motivo y el error jurídico padecido por la sentencia de instancia.>>
Y por último citamos la Sentencia del Tribunal Supremo del 10 de
noviembre de 2006 (ROJ: STS 6794/2006 ), Sentencia: 1135/2006, Recurso:
1403/1999 , Ponente: IGNACIO SIERRA GIL DE LA CUESTA, en la que indica:
<<Junto con ese componente fáctico debe tenerse presente la constante
doctrina de esta Sala conforme a la cual la responsabilidad declarada en el
artículo 1903 del Código Civil es directa y cuasi objetiva : aunque el precepto
que la declara sigue a un artículo que se basa en la responsabilidad por culpa o
negligencia, no menciona tal dato de culpabilidad, y por ello se ha sostenido que
contempla una responsabilidad por riesgo o cuasi objetiva, justificada por la
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trasgresión del deber de vigilancia que a los padres incumbe sobre los hijos
sometidos a su potestad, con presunción de culpa, por tanto, en quien la ostenta
, y con la inserción de ese matiz objetivo en dicha responsabilidad, que pasa a
obedecer a criterios de riesgo en no menor proporción que los subjetivos de
culpabilidad, sin que sea permitido ampararse en que la conducta del menor,
debido a su escasa edad y falta de madurez, no puede calificarse de culposa,
pues la responsabilidad dimana -como precisa la reciente Sentencia de 8 de
marzo de 2006 , que cita a su vez otras anteriores- de la culpa propia del
guardador por omisión del deber de vigilancia.
Bajo estos parámetros, no puede compartirse la exoneración de la
responsabilidad de los demandados que declara la Audiencia Provincial, ni, por
tanto, la aplicación al caso del precepto contenido en el último párrafo del
artículo 1903 del Código Civil ; y antes de ello, no se comparte por esta Sala la
significación jurídica que el Tribunal de instancia atribuye a los hechos, tras su
valoración, y que le conduce a la aplicación del señalado precepto y a eximir de
responsabilidad a los padres del autor del acto ilícito.
Resulta indiscutible que la madre del menor causante del daño, que
conocía -como también el padre de éste- los trastornos de conducta de larga
duración que sufría su hijo, recabó el auxilio de las instituciones públicas para su
tratamiento, que llevaron a cabo un seguimiento psicológico del mismo y
elaboraron, a requerimiento de aquélla, un informe para solicitar el ingreso de
éste en una residencia; pero no puede agotarse ahí el deber de diligencia
exigible a un buen padre de familia para evitar el daño causado, que en sí mismo
evidencia una insuficiencia de las medidas adoptadas por los progenitores, en
cuya mano estaba promover de las instituciones una pronta solución ante lo que
se revelaba claramente como un caso de personalidad inadaptada y socialmente
peligrosa - como desgraciadamente se demostró-, si es que se sentían incapaces
de controlar la conducta de su hijo; y no puede decirse que los hechos
consignados en la sentencia recurrida avalen la afirmación de que excitaron
prontamente y con la debida insistencia la actuación de los organismos públicos,
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pues desde que el menor acude al Centro de Salud Mental del Servicio
Valenciano de Salud en abril de 1993 hasta que en el mes de julio de 1994 su
madre recaba el informe para solicitar su internamiento, solicitud que tiene lugar
de forma efectiva cuando se dirigen a la asistenta social en el mes de octubre de
ese año -ya consumados los hechos-, no consta la adopción de otras medidas
que la de haberse acordado llevar a cabo un seguimiento por una psicóloga del
centro escolar donde cursaba los estudios, no obstante estar plagado ese
periodo de tiempo de múltiples incidencias escolares por causa de la pasividad,
desidia, desobediencia y agresividad del menor, que condujeron a la apertura de
dos expedientes disciplinarios en el colegio - meses de octubre y noviembre de
1993- y a su expulsión del centro escolar, la última vez el 11 de marzo de 1994.
La lógica valoración jurídica de los hechos conduce, pues, a considerar
que no se adoptaron las medidas exigidas por el deber de vigilancia propio de la
diligencia de un buen padre de familia, y esta conclusión, que cierra el paso a la
exoneración de la responsabilidad que atribuye el artículo 1903.1 del Código
Civil a los padres por los actos ilícitos de los hijos, determina la estimación del
motivo, como ya se ha dicho, con todas sus consecuencias, al haberse aplicado
al caso indebidamente el precepto del último apartado del señalado artículo.>>
De la jurisprudencia citada podemos concluir que la responsabilidad de
los progenitores es cuasi objetiva y que producido el daño por la menor, rige la
presunción de culpa de los padres, lo que nos lleva a estimar, que en el presente
caso se ha demostrado el acoso que la menor Eva María ha realizado contra Marí
Jose, que el mismo le ha generado un daño y que los padres no han destruido la
presunción de culpa que sobre ellos recae; culpa que se ha visto corroborada no
solamente por los hechos aquí analizados, sino también por otros ocurridos
respecto de otras menores y, si bien no es objeto de este procedimiento,
también nos sirve para valorar el comportamiento de los padres, la actitud de la
madre de Eva María ante los hechos, puesto que ha sido condenada por una
falta de vejaciones injustas contra la menor Marí Josey su madre, al encontrarse
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con ellas en una oficina bancaria, y llamar zorra a la menor, y hacerles un corte
de manga con el dedo corazón recto (f. 107 y 112 del Tomo III).
Frente a todo ello, los demandados inciden en el carácter aislado de los
hechos y en que la inspección adopta medidas respecto de la menor Marí Josey
que habla de considerar "las características de la niña", lo que denota que lo
ocurrido no sería responsabilidad de Marí Jose. Ahora bien debemos rechazar
estos alegatos porque, como hemos reiterado, no se trató de un hecho aislado y,
además, estimamos que la interpretación que hace la parte apelante del informe
del Inspector de Educación que hemos citado, no es correcta, puesto que en el
mismo, se habla de las características de la menor pero como consecuencia de la
depresión y daños psicológicos que la situación de acoso le ha generado, y que
ha derivado en una declaración de minusvalía psíquica de un 35%, por ello se
utiliza la expresión <<minusvalía psíquica relacionada con los episodios
relatados>>, medida que se propone con la finalidad de <<alejar a la alumna
del contexto en el que ha vivido los episodios relatados>>.-
SEPTIMO.-Para el eventual supuesto de acudir a la jurisdicción
administrativa se invierte la carga de la prueba en este sentido por su interés
se transcribe parte de la sentencia de 24 de febrero de 2016 dictada por la Sala
de Lo contencioso del Tribunal Superior de Justicia de Madrid:…… En cuanto a
los fundamentos de derecho aplicables, la demanda expone los principios en
que descansa la acción de responsabilidad patrimonial de las Administraciones
Públicas. Cita, además, el art. 1903, párrafo quinto, del Código Civil sobre la
responsabilidad civil extracontractual de los titulares de los centros docentes y,
entre otras, las sentencias del Tribunal Supremo de 10 de marzo de 1997 , de la
Audiencia Provincial de Madrid de 18 de diciembre de 2008 y de la Audiencia
Provincial de Álava de 27 de mayo de 2005 . En particular, destaca la demanda la
inversión de la carga de la prueba que se produce en este concreto ámbito de tal
modo que " acreditado dicho daño de forma objetiva, corresponde al
demandado la acreditación como hecho obstativo del desarrollo de la actividad
precisa para su evitación y prevención, de tal forma que hubiera cual hubiera
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sido otra posible intervención el daño se hubiera producido de la misma forma
(...) De conformidad con la doctrina expuesta, es la parte reclamada la que debe
acreditar no solo que actuó eficazmente una vez conocida la situación de acoso,
sino que yendo más lejos en ese nivel mínimo de exigencia establecido en las
referidas sentencias, que actuó eficazmente de forma preventiva para evitar si
quiera que esa situación se llegara a materializar" ……… ..
… .La conclusión de lo expuesto en los párrafos anteriores se puede
resumir del siguiente modo. Nos encontramos, por una parte, ante la falta de
cumplimiento por la Administración demandada de su deber de vigilancia para
detectar y, en su caso, corregir una situación de acoso escolar. Dicho
incumplimiento por la Administración de su posición de garante, al no hacer
todo lo posible para conocer lo que estaba sucediendo y actuar en
consecuencia, ha contribuido a la producción de un daño psicológico al menor,
consistente en " trastorno por estrés postraumático infantil (F.309.81 DSM IV) de
inicio demorado, cronificado reactivo a un cuadro de acoso psicológico escolar
estimado por los informantes como muy probable ". Daño que el menor no tiene
el " deber jurídico de soportar de acuerdo con la Ley " ( art. 141.1 de la Ley
30/1992, de 26 de noviembre, de Régimen Jurídico de las Administraciones
Públicas y del Procedimiento Administrativo Común )……
A los efectos de declarar la responsabilidad patrimonial de la
Administración, en nuestra opinión, es suficiente lo anterior. Sin posibilidad
ahora y en este contexto de realizar una pesquisa completa y exhaustiva acerca
de cuáles fueron las circunstancias en que se efectivamente se desarrolló la
convivencia en el grupo del alumno Edmundodurante el curso escolar
2010/2011, ni disponer de datos suficientes para afirmar de modo definitivo que
el mismo sufrió una situación de acoso escolar que cumple agotadoramente
todos y cada uno de los requisitos que se asocian a esta figura, nos encontramos
con que la Administración no hizo lo suficiente para detectar y corregir una
posible situación de acosos escolar y que dicha omisión ha contribuido
causalmente a la producción de un daño al menor. Daño que, conforme a lo
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establecido en los arts. 106.2 de la Constitución española y 139.1 de la Ley
30/1992, de 26 de noviembre, de Régimen Jurídico de las Administraciones
Públicas y del Procedimiento Administrativo Común , debe ser indemnizado. “
OCTAVO.- Por todo lo anteriormente expuesto de lo actuado no aparece
debidamente justificada la perpetración del delito que ha dado motivo a la
formación de la causa, por lo que procede decretar el sobreseimiento
provisional de las actuaciones de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 641-1º
y, en su caso, en el artículo 779.1.1ª de la Ley de Enjuiciamiento Criminal,con
expresa reserva a la parte perjudicada del ejercicio de acciones que a su derecho
convenga ante los órganos de la jurisdicción contencioso administrativa en su
caso.
PARTE DISPOSITIVA
SE DECRETA EL SOBRESEIMIENTO PROVISIONAL DE LA PRESENTE
CAUSA, procediéndose al archivo de estas actuaciones con expresa reserva a la
parte perjudicada del ejercicio de acciones que a su derecho convenga ante los
órganos de la jurisdicción contencioso administrativa en su caso.
Notifíquese, en su caso, la presente resolución por el Letrado de la
Administración de Justicia al Ministerio Fiscal ,y a quienes pudiera causar
perjuicio, aunque no se hayan mostrado parte en la presente causa.
Conforme se establece en el art 636 de la L.E.Criminal, comuníquese este
auto, en su caso, a la/s víctima/s del delito, en la dirección de correo electrónico
y, en su defecto, por correo ordinario a la dirección postal o domicilio que
hubieran designado en la solicitud prevista en el artículo 5.1.m) de la Ley 4/2015
del Estatuto de la Víctima del delito, y podrán recurrirlo dentro del plazo de
veinte días aunque no se hubieran mostrado como parte en la causa.
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MODO DE IMPUGNACIÓN: mediante interposición de RECURSO DE
REFORMA y subsidiario de APELACIÓN dentro de los TRES DÍAS siguientes a su
notificación o RECURSO DE APELACIÓN directo dentro de los CINCO DÍAS
siguientes a su notificación.
Así lo manda y firma D./D.ª OLGA REVERTE VILLAR, MAGISTRADO-JUEZ
del JDO. INSTRUCCION N. 9 de MURCIA. Doy fe.
EL/LA MAGISTRADO-JUEZ EL/LA LETRADO DE LA ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA
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