Introducción
El análisis recogido en las siguientes páginas pretende mostrar la realidad que viven las deportista en nuestro país. Mirando atrás, observamos cómo evoluciona a lo largo del tiempo el tratamiento de las mujeres en las competiciones deportivas: estereotipos, menosprecio del deporte practicado por mujeres, menor cobertura mediática, menores ingresos en publicidad y sueldo... . Para ejemplificar este movimiento por la lucha de la igualdad en el deporte, trataremos la inclusión de la mujer en el mayor evento deportivo que se celebra cada cuatro años: Los Juegos Olímpicos de verano.
Si la sociedad actual es machista, en el deporte no hay excepción. Durante muchos años, y todavía con cabida en nuestros días, se ven estereotipos dominantes en las sociedades occidentales, tales como hombre dominante y fuerte en contraposición con la mujer, sumisa y sensible. Las sociedades occidentales impusieron desde hace un siglo que hay que hacer distinción entre los deportes practicados por mujeres y por hombres. Igual que una mujer no hace boxeo, un hombre no practica natación sincronizada. Aunque si pasa al revés, como por ejemplo con el tenis, en su origen deporte sutil, pensado para mujeres y que a partir de cierto momento también se llevó a la elite y con mayor éxito cuando él sexo masculino empezó a practicar con la raqueta.
A partir de estas ideas preconcebidas pusieron muchas trabas a las mujeres a la hora de practicar ciertos deportes que requieren contacto físico para llevarse a cabo. Una niña no puede jugar al fútbol en el colegio por que se puede hacer daño, y si juega y lo hace bien es una machorra. La idea errónea de que el "deporte masculiniza a las mujeres" es de las que más perjudica a la mujer. Parece que haga lo que haga nunca encajará como un igual en ciertas actividades físicas.
Durante mucho tiempo, las mujeres que han demostrado una buena condición física han sido consideradas "masculinas", ya que la masculinidad se identifica con "musculatura" y la feminidad con la “fineza y fragilidad corporal”. Metheny (1965) fue uno de los primeros en la identificación de los estereotipos de género en el deporte. Según él, los deportes aceptables para las mujeres (natación, gimnasia, tenis, etc.) hacen hincapié en las cualidades estéticas y, a menudo son actividades individuales, en contraste con aquellos que hacen hincapié en la competencia directa y los deportes de equipo.
Más tarde, Kane & Snyder (1989) confirmaron el estudio de Metheny y se identificaron los aspectos físicos como la característica central de los estereotipos de género en el deporte.
La participación de la mujer en aspectos de dirección deportiva también es algo que ha tardado tiempo en conseguirse, en lo que hace referencia al Movimiento Olímpico habrá que esperar a 1960 para que se plantee por vez primera, debiendo aguardarse otros veinte años para que se convierta en realidad. A partir de 1980 la Sección de Promoción de la Mujer del COI establecerá como criterios básicos de actuación promover el deporte femenino y, así, se exigirá que de manera obligatoria todos aquellos deportes que pretendieran figurar en el programa Olímpico deberían incluir la celebración de pruebas femeninas. La labor de este comité permitía al anterior presidente del COI, Juan Antonio Samaranch afirmar hace ya algunos años que “afortunadamente, la mentalidad respecto a las mujeres ha evolucionado enormemente con el paso del tiempo, lo que, naturalmente ha repercutido en el Movimiento Olímpico”; sin embargo este organismo continúa siendo un reducto masculino: durante la presidencia de Samaranch de los 117 miembros elegidos para formar parte del COI únicamente 16 eran mujeres, fijándose para el próximo año 2005 la meta de que el 20% de los cargos sean ocupados por mujeres (Contrecha Carrillo, L.F., 2000), algo difícil de conseguir.
Los Juegos Olímpicos siempre han dejado muchas muestras del sexismo presente en los medios de comunicación. Por lo general, si se cubren las noticias sobre deportes femeninos o atletas mujeres, pocas notas tienen que ver con el deporte, quitándoles importancia al objetivo de las atletas de competir, mejorar su desempeño y, porque no, ganar alguna medalla. A continuación hemos realizado un análisis de las últimas 5 Olimpiadas, las celebradas en el siglo XXI:
En los Juegos Olímpicos del 2000, Sydney, y del 2004, Atenas, aumentó la presencia de las mujeres. Concretamente, en los Juegos de Atenas aparecieron países que nunca habían enviado mujeres a participar. Y en los juegos de Pekín 2008, más del 42% de los atletas eran mujeres.
Un estereotipo muy extendido sobre el deporte femenino es el que relaciona la homosexualidad femenina y la práctica del deporte. Cuando Ana Guevara consiguió la medalla olímpica en los 400 metros de atletismo en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, muchos aficionados no solo hablaban de sus medallas de oro, sino de su aspecto “masculino” y su voz grave, poco “femenina”.
Cansadas de clichés sexistas, las mujeres australianas pidieron a los periodistas deportivos que no empleasen algunas palabras para describir a las participantes en las competiciones femeninas de las olimpiadas de Sydney del 2000.
En cuanto a los deportes incluidos en los Juegos Olímpicos, la halterofilia femenina no fue incluida hasta los Juegos de Sydney del 2000. Tampoco el boxeo, categoría en la que las mujeres no pudieron competir hasta los Juegos Olímpicos de Londres (2012).
Estas Olimpiadas de Londres, fueron las primeras de verano sin deportes exclusivos para los hombres. Un portavoz de la Federación Internacional de Natación (FINA) explicó que el comité técnico del organismo rechazó una propuesta de algunos países de permitir que los hombres compitiesen a nivel internacional en natación sincronizada.
El estereotipo femenino más usual de la deportista es el de objeto sexual de deseo, de manera que aquellas deportistas más bellas y atractivas salen continuamente en los medios y consiguen mejores patrocinios, aunque a veces no hayan ganado ni un solo gran premio.
En Beijing 2008, Yelena Isinbayeva era la belleza que conquistó al mundo por su récord mundial en el salto con pértiga. La revista colombiana, Soho, lo ilustró así:
Fuente:Soho
Lo mismo ocurre con Leryn Franco, la cual también es mencionada en la revista anterior. En esta ocasión, La Vanguardia, no habla de los logros de esta lanzadora de jabalina, sino de su posible relación con Novak Djokovic y de su segundo puesto en el certamen de Miss Paraguay 2006.
Fuente: La Vanguardia
En Atenas, Amanda Beard consiguió el oro en los 200 metros y dos medallas de plata (en el relevo 4x100 m estilos y en los 200 estilos) y fue una de las estrellas de un especial “bikinis” de la revista estadounidense Sports Illustrated.
Además, Beard también fue elegida como una de las atletas más bellas de los Juegos Olímpicos de Atenas como muestra la revista argentina Infobae.
Fuente: Infobae
En Londres 2012, por primera vez en la historia olímpica, detrás de cada bandera, saludaba al menos una mujer. Hasta 268 de ellas compitieron defendiendo la de Estados Unidos, lo
que supone superar, otro hito femenino, a sus compatriotas hombres (261). Otras siete lo hicieron bajo las banderas de países árabes que nunca habían seleccionado mujeres y que se han resistido hasta el final a enviarlas a los Juegos, pero que han cedido a las presiones del Comité Olímpico Internacional (COI).
Londres 2012 son los Juegos más femeninos de la historia por estas cosas, pero también porque estas ya suponen el 46% del total superando aquel 42% tan publicitado de Pekín 2008: 4.850 deportistas, desde atletas a gimnastas, pero también boxeadoras.
Sin embargo, los medios de comunicación no se centraron especialmente en este hecho, sobresaliente en la historia de los deportes olímpicos. Numerosos diarios preferían invitar a sus lectores a elegir las deportistas más guapas en lugar de hablar de lo realmente importante en este evento, el deporte. La Gaceta invitaba a sus lectores a elegir, de un listado de 10 candidatas, a la deportista más sexy de los Juegos Olímpicos de Londres 2012.
Fuente: La Gaceta Cuatro años más tarde, en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro la cosa iba a peor, siendo estos los juegos más machistas de la historia del deporte.
La gran sonada vino cuando El Mundo publicó un reportaje llamado "La lista de buenorras internacionales en los Juegos Olímpicos de Río".
Fuente: El Mundo
Tras el bochorno ocasionado en redes, el diario decidió rectificar y modificar el titular por "Las atletas olímpicamente atractivas". El rotativo dio por resuelto el problema de clasificar y exponer a un grupo de mujeres cuyo mérito no se buscaba en el deporte sino en parecer modelos de anuncios de coches.
Por otra parte, cabe destacar el lenguaje empleado por los medios de comunicación para hablar sobre los éxitos de las mujeres.
Las palabras más usadas con las mujeres son “edad”, “embarazada”, “soltera”; frente a las de los hombres: “rápido”, “fuerte”, “fantástico”.
Cuando se habla de sus respectivas pruebas en las olimpiadas, los hombres merecen predicados como “genio”, “ganar”, “dominar” y “batalla”, mientras las mujeres reciben “”competir”, “luchar” o “participar”.
Ellos ‘dominan’ ellas ‘participan’”
Por no hablar de la infantilización de la mujer. A muchas deportistas se las llama “chica”, frente a los poquísimos hombres que recibirán el apelativo de “chico”.
Por ejemplo, a principios de año la ciclista británica Jess Varnish contaba cómo el director técnico del equipo, Shane Sutton, le dijo, cuando no la seleccionó para participar en los Juegos, que pasara páginas y tuviera hijos.
Lamentablemente no es un caso aislado: las deportistas son continuamente objeto de un reporterismo sexista.
Mireia Belmonte, Maialen Chourraut, Carolina Marín o Ruth Beitia son sólo algunas de las mujeres que demostraban en los Juegos Olímpicos de Río que el deporte femenino no
es sólo un titular de verano, algo de lo que hablar cuando se ganan finales o cuando las competiciones masculinas han acabado. Son deportistas de oro y, aun así, parece que sus triunfos valen menos que los de sus compañeros.
El machismo sigue a la orden del día y más cuando hablamos de deporte. De las 17 medallas que la delegación española se traía en estos últimos Juegos Olímpicos, 9 tenían nombre de mujer frente a las 8 que han conseguido los deportistas masculinos. Pese a ello, los medios han preferido hablar de su belleza, de sus entrenadores e incluso de cuánto pesan.
Esta es la triste realidad: titulares épicos para ellos frente a líneas que eclipsan la verdad, que nuestras deportistas son dignas de admirar, que no existen diferencias porque lo que importa es el deporte, no el género.
Estos son algunos de los titulares más machistas que, por desgracia, nos dejaron los JJOO de este 2016. Esperemos que para Tokio 2020 una medalla sea eso, una medalla.
Carolina Marín se convertía en una de nuestras deportistas más importantes. Es nuestra representante en Bádmintón, un deporte donde los asiáticos mandan, y vuelvía de Río con la medalla de oro. Pese a ello, el diario deportivo AS destacó la figura de un hombre, la de su entrenador. Aseguran que sólo su entrenador ha sido capaz de apaciguar sus nervios y "rabietas" y que por eso ha conseguido llegar hasta el primer puesto en unos Juegos Olímpicos.
Así titulaba AS en su cuenta de Twitter:
Mireia Belmonte hacía historia en Rio. Pero el diario ABC decidió que era más importante hablar de su novio modelo en lugar de facilitar información acerca de sus exitos deportivos.
Lydia Valentín se hacía con la medalla de bronce en halterofilia. Competición en la que desde hace poco pueden participar mujeres. El diario ABC vuelve a titular de forma poco acertada,
comparando a la deportista española con “Hércules” y sorprendiéndose porque lleva
maquillaje.
LONDRES 2012: LOS JUEGOS DE LAS MUJERES
En esta edición del certamen deportivo por excelencia se introdujeron una serie de novedades en pos de una mayor inclusión social de las mujeres en el mundo de la competición.
Un ejemplo claro de esta iniciativa fue la (finalmente) inclusión de la categoría femenina de boxeo, que había sido disciplina de hombres desde 1904; se necesitaron 108 años para que las mujeres pudieran exhibir sus dotes como boxeadoras.
Este gesto se vio manchado debido a la petición de la Asociación Internacional de Boxeo Amateur (AIBA) para que el uniforme femenino de este deporte contase con una minifalda con la excusa de facilitar la distinción de estas de sus compañeros masculinos a ojos del espectador. Tras la lluvia de críticas que recibió por esta
petición, la AIBA optó por recular, y permitir que fuesen las propias boxeadoras las que escogiesen entre las opciones de pantalón corto o minifalda.
Tras dos siglos desde la globalización de los Juegos, se contó con representación femenina en todas las delegaciones deportivas[1], motivo por el cual esta edición fue denominada como los “Juegos de las mujeres”. Es decir, todos los países convocados para competir por el oro trajeron consigo a mujeres para participar en las distintas pruebas de habilidad.
Dentro de este ámbito internacional cabe destacar que países tradicionalmente más reacios a incluir al género femenino por fin se decidieran a hacerlo, y dar con ello un paso más que importante hacia una igualdad bastante plausible en este contexto. Es el caso de países como Arabia Saudí, Catar o Brunei.
Pese a lo que pueda parecer no fue del todo un gesto de buena fe o de apertura de mente a favor de este colectivo; en realidad los estados mencionados fueron sometidos a fuertes presiones por parte del Comité Olímpico Internacional para cesar dicho sinsentido discriminatorio. En el pasado Afganistán fue sancionado y se le impidió participar en la edición de 1999. De no haber adoptado las medidas aconsejadas por el COI Arabia Saudí, Catar o Brunei hubieran corrido el mismo destino.
En un trabajo acerca de la inclusión de las mujeres en los deportes, es importante mencionar los nombres de las pioneras. Las primeras representantes olímpicas de Arabia Saudí fueron la yudoca Wodjan Ali Seraj Abdulrahim Shahrkhani y la atleta Sarah Attar. Catar escogió a una tiradora de nombre Al-Hamad y a la corredora Noor Al-Malki, por último, Brunei decidió añadir a su lista de participantes a la atleta Maziah Mahusin.
En el otro lado de la balanza encontramos a Estados Unidos, que motu proprio incluyó en las competiciones a más mujeres que a hombres.
Por su parte España envió a 112 deportistas femeninas a Londres, tan solo seis participantes por debajo de su récord establecido en Atenas (2004) cuando permitieron participar a 118 mujeres. El número de competidores masculinos enviados a ambas ediciones fue de 170, pero el pódium masculino se dio en Barcelona (1992) con 283 participantes. En esta última edición participaron apenas 114 mujeres, por lo que vemos que el número de participación femenina casi no ha cambiado.
El balance total de datos nos deja un 46% (4.850 deportistas) de participación femenina, frente a un 54% (5.690) de masculina, un abismo de un 4% (840 personas) que nos muestra el enorme camino que todavía hay por recorrer.
Pese a que todo parezca que va viento en popa hacia la igualdad de género, Londres 2012 también estuvo manchado por una serie de escándalos que confirman que aún queda mucho por hacer.
En primer lugar, mujeres japonesas y australianas se vieron obligadas a viajar en clase turista a la capital británica mientras sus compatriotas masculinos viajaban en business. Es resaltable el caso australiano, ya que sus competidoras acabaron por conseguir más medallas que sus deportistas hombres.
Además, como en cualquier otro trabajo, el mundo del deporte olímpico no se libra del maremágnum de la brecha salarial. Y no solo eso, las mujeres también recibieron menos apoyo de los patrocinadores. Ellas contaron con un 0,5% del patrocinio, ellos con un 61%, de acuerdo con un estudio realizado por el Reino Unido. Es más, las competiciones femeninas solo consiguieron el 5% de la cobertura mediática (cobertura más centrada en la apariencia de éstas que en sus habilidades deportivas), frente al 43% de la conseguida por los certámenes masculinos.
RÍO 2016: MÁS REPRESENTACIÓN, MENOS IGUALDAD
La participación de mujeres no ha variado mucho desde Londres 2012, quizás porque el mayor de los avances se dio ya precisamente en aquellos Juegos Olímpicos. De nuevo, y al igual que ocurriría cuatro años atrás, todos los países tuvieron representación femenina, incluidos los que anteriormente habían dado ciertos problemas, como es el caso de Catar, Brunei o Arabia Saudí. Incluso hubo deportes en los que se excluyó la participación masculina, como ya había ocurrido en otras ocasiones del formato. Ejemplos de esto último puede ser la gimnasia rítmica o la natación sincronizada, en las que la organización no da lugar a los hombres. Uno de los logros más destacado en este aspecto de estos JJOO ha sido, también, el hecho de que, en deportes como bádminton, tenis de mesa o triatlón, más del 50% de su participación es femenina. Y es que parece que cada vez más las mujeres van abriéndose camino en un mundo que, hace apenas unos años, se consideraba únicamente de hombres.
Sin embargo, y como suele decirse, no es oro todo lo que reluce. En este caso, el COI no hace tanta presión como ocurriría en Londres. A pesar de que las cifras, como ya se ha visto anteriormente, se vieron mejoradas cuatro años después, lo cierto es que el tratamiento a las mujeres empeoró, y bastante, en los últimos Juegos Olímpicos disputados. Varios titulares de prensa, nacional e internacional, demuestran que muchos medios no saben tratar la información de las deportistas y, muchas veces, tampoco de las mujeres en general. A continuación, se adjuntarán varios ejemplos gráficos de este tratamiento incorrecto.
· “El trío de las gorditas roza el milagro olímpico” – QS Quotidiano Sportivo
Las tiradoras Sartori, Boari y Mandia perdieron el bronce frente a China, por lo que quedaron en cuarta posición. Esta fue la oportunidad que pudo aprovechar el diario QS Quotidiano Sportivo para catalogarlas como “las gorditas”. Sin embargo, esto no dejó a nadie indiferente y, finalmente, este polémico titular se llevó por delante al director de dicho periódico, Giuseppe Tassi.
· Allison Stokke, la atleta que te enganchará al salto de pértiga en Río 2016 – Marca Buzz
Este titular, por si mismo, no contiene mayor polémica. Lo realmente discriminatorio está dentro del propio artículo. Y es que la primera puede observar en este escrito es el siguiente: “¿Es Allison Stokke la atleta más bella del mundo?”. En ningún momento se hace referencia a alguno de sus logros deportivos. Tampoco lo hace su página de Wikipedia, donde se le otorga mayor importancia a su fama en la red como “icono sexual” que a analizar su trayectoria deportiva.
· La “mujer de” que ganó el bronce – Chicago Tribune
Corey Cogdell, también conocida como ‘la mujer de un jugador de los Bears’, se hizo con la plata en la categoría de tiro al plato. No era su primera medalla olímpica, ya que ya en Pekín 2008 también había conseguido ese reconocimiento. Sin embargo, nada de eso fue suficiente para que Chicago Tribune la considerase como algo más que la esposa de otro deportista que, en teoría, tendría que estar, como mínimo, a la par de esta joven deportista.
Estos son apenas tres de los múltiples que podrían recogerse en la prensa del período de tiempo en el que se disputaron los Juegos Olímpicos de Río 2016. Eso hace preguntarse si a los hombres realmente se les daría el mismo trato. Probablemente la respuesta es no. Estos titulares, en los que se advierte de la cosificación a la mujer, no hacen más que retratar un retroceso desde Londres 2012. Y es que, aunque lo cierto es que los diarios también podían referirse a la mujer como la sombra de los hombres, el COI estaba más pendiente del respeto a las mujeres. Quizás esto hizo que, en los últimos JJOO hubiese mayor representación, a pesar de que el respeto no estuviese patente en algunos de los casos, por parte de la prensa deportiva.
En este contexto, la Universidad de Cambridge realizó un estudio sobre el tratamiento de la prensa, tanto a hombres como a mujeres, en los juegos disputados en Brasil. Las conclusiones que sacaron fueron claras: los atletas masculinos son mencionados en los medios tres veces más que las mujeres. Dato demoledor, pero real. Dentro del documento pueden leerse afirmaciones como la siguiente: “El lenguaje relacionado con las mujeres y el deporte se concentra de manera desproporcionada en la apariencia, la ropa y su vida personal, enfatizando la estética por encima de su naturaleza deportista”. Por otro lado, esta investigación también señala que las palabras más utilizadas para los hombres son
rápido, fuerte y fantástico; nada que ver con las que se utilizan con el género femenino, en el que predominan los términos edad, embarazada y soltera. Otra muestra de la desigualdad existente en el deporte.
Sin embargo, esta especie de discriminación a la que parece que no puede ponérsele fin, no termina ahí. El precio de las entradas tampoco es el mismo para el deporte masculino y para el femenino, algo que puede beneficiar al espectador, pero que, desde luego, es una clara injusticia para las profesionales de cualquier disciplina. Al igual que ya ocurría en Londres 2012, ir a ver a mujeres es mucho más económico que ir a ver a hombres. ¿Acaso no se realiza la misma actividad? ¿Cuál es el sentido de esta brecha económica? Lo cierto es que no hay una razón establecida. Lo que sí es seguro es que, el propio aficionado, prefiere antes ir a ver a un equipo de hombres y de mujeres. Y es que, tanto en deportes conjuntos como en los individuales, cuando se trata de hombres hay un mayor número de público que al ser mujeres. O al menos eso es lo que apreciaban las cámaras en los últimos JJOO.
Precisamente por este motivo, y desde la revista Glamour se hacía referencia al hashtag #AskHerMore, utilizado ya en los Oscar para reclamar y concienciar a los espectadores de que las actrices son mucho más que vestidos. Este llamamiento a la igualdad tuvo que hacerse ver también dentro de los Juegos Olímpicos de Londres, con la pretensión de que las deportistas fueses preguntadas por su profesión, y no por su vida personal o su apariencia física.
En definitiva, no ha habido una gran diferencia del trato de las mujeres desde Londres 2012 hasta Río 2016. Y esa no es precisamente una buena noticia. A pesar de que las cifras han mejorado mínimamente, todo sigue igual y, con ello, la desigualdad presentada en los medios de comunicación, que se ha instaurado también en las disciplinas deportivas mundiales, sobre todo en eventos tan reconocidos e importantes como los juegos olímpicos.
Juana Ingelmo, exjugadora de baloncesto del Real Club Celta de Vigo: “En esta sociedad, el físico y la imagen de una deportista parece que importan más que sus cualidades d”
Hemos tenido la oportunidad de hablar con Juana Ingelmo, exjugadora de baloncesto del Real Club Celta de Vigo durante 6 temporadas (1980-1986). Juana vivió los mejores años del baloncesto femenino vigués y gallego, aquel equipo consiguió levantar tres Copas de la Reina y dos Ligas de Primera División. La salmantina nos ha ofrecido un poco de su tiempo para charlar sobre la situación de la mujer deportista y las diferencias que existen entre el deporte femenino de antaño y el actual.
¿Cuál cree que es la principal diferencia que existe entre el deporte femenino de hace varias décadas con el actual?
La gran diferencia es la constitución física de las deportistas, así como la velocidad que con esta mejor física se ha conseguido. El deporte femenino ha cambiado bastante, no tiene mucho que ver con el de antes.
¿Piensa que el trato hacia la mujer deportista ha cambiado con respecto a años atrás?
Creo que no ha habido mucho cambio con relación a esto, aún hay muchos aspectos que se tienen que mejorar. Sigue habiendo barreras que hay que romper, sobre todo en el deporte de élite donde la diferencia tanto de sponsors como de apoyos institucionales con respecto al deporte masculino es abismal.
¿Cree que existe una desigualdad en el trato de la prensa hacia el deporte femenino en comparación con el masculino?
Esto es una evidencia. Existe una gran diferencia de tiempo que se dedica en televisión, radio y prensa escrita al deporte femenino en comparación con el masculino. Esta desigualdad está marcada por el impacto social que tiene el deporte masculino, este es mucho más mediático y genera unos ingresos que, a día de hoy, la mujer no genera en el deporte.
¿Qué opinas de los clichés (esposa de, embarazada, ex…) establecidos en el mundo de la prensa deportiva a la hora de hablar de una mujer?
Es un claro reflejo de la sociedad en la que vivimos, se le da una excesiva importancia al cuerpo y a la imagen. Parece que importa más el físico de una
deportista que sus propias cualidades en su determinado deporte. En cambio, a los deportistas masculinos de élite la gente les considera los nuevos héroes y ejemplos a seguir, algo que dista mucho de la imagen que se tiene de la mujer deportista. Esto nos sigue recordando que aún falta mucho para conseguir una igualdad entre ambos sexos.
¿El deporte femenino ha experimentado una evolución en los últimos años?
El deporte de élite ha evolucionado bastante, sobre todo en los deportes individuales como el tenis o el atletismo. Pero también ha experimentado un crecimiento en cuanto al seguimiento mediante los medios de comunicación. Las deportistas de hoy en día son un buen escaparate para los sponsors. En cambio, los deportes colectivos son otro tema, aunque también han sufrido alguna mejora gracias al boom de las cadenas de televisión deportivas.
[1] Quedan excluidos de la contabilidad los países que no tengan un número mínimo de participantes.
Bibliografía
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