8/10/2019 La Ilustracion Espanola y Americana 907
1/16
f i S
AO XVI.
Madrid 8 de Mayo de 1872.
NUM. XVIII .
AP LES.Erupcin del Vesubio en la noche del 26 do Abril ltimo pg . 279).
Siguiente
http://204857_002.pdf/http://204857_002.pdf/http://204857_002.pdf/8/10/2019 La Ilustracion Espanola y Americana 907
2/16
7
LA ILUSTRACIN ESPAOLA Y AMERICANA.
X l
SUM RIO
TEXTO.Revista general,
por don E.Martnez deVelasco.La ca-
pitald eFranciay la polt ica francesa, por donEmilio Castelar.
Krupcion del Vesubio.Los hombres listos, por el barn de
IllescasSublevacin carlista.El aniversario de
Cervantes,
por don Francisco M. TubinoDesesperados
inesperados,
cuadro de Mr.Williams Aynes.F.l encierro de los
toros.Ilus-
tnsuno seor don Jos Sebastian re Goyeneebe, arzobispode
Lirrta.Nuevo sistema para el trasporte de
caones.
Revista
cientfica, por don Emilio HuelinAmor
misterioso, soneto,
original
indito,
por el
Excmo.
seor marqusd e
Molins,
d i-
rector de la Academia Espaola.Las mubitas de la Habana,
por don
Pascual
d e
Riesgo.Caida
del Husillo, por don
Cesreo
Fernandez.El rey deSiam.Anuncios.
GRABADOS.aplos:. Erupcin delVesubio en lanoche del 20 do.
Abril.Isla
de
Cuba: Cuida
del rio
Almendares
en el
Husillo,
cerca dla Habana.Madrid: Llegada d e l* junta carlista alas
prisiones militares de San Francisco.Navarra: accin de Azco-
na: Dos compaasd e cazadoress e abren paso por enmediodo
un a fuerte partida carlista. Bellasa r t e s :Desesperados ines-
perados.Madrid
:
El encierro de lostoros.Retrato del Ilus-
tnsimo seor don Jos Sebastian de
Goyeiu che,
arzobispo de
Lima.Sevilla: Sesin
de la
Academia
de
Buenas Letras
e n
loor
de Cervantes.Alemania: Nuevo sistema para trasportar a r t i -
llera gruesa.El rey da Siam.Ajedrez.
REV ISTA
GENERAL
EXTERIOR.Rfsu: Organizacinde los tribunalesde Polonia
ATSTRIA: La s
elecciones
de
Bohemia.Feudales
y alemanes.
INGLATERRA: Cuestin del
Alobnnia
El
Times
y e l
Eclm Res-
puesta de M.Fish.Probable solucin satisfactoria.Un
metting
singular.Las mujeres.Flectores.
FRANCIA:
Discusin en la
Asamblea.Derrota de M.Dufaure.Una frase de M.Kerdrel.
INTERIOR.Los ministerialesy los carlistas.EntradaenEspaa
del duqued e Madrid.Derrotade Oroquieta.La misin deDiaz
de
Hada.Esperanzas
de los
carlistas.Rumores
polticos.
TEATROS.Los arti stas MarioyTamberlick.Vendr laNilson?
Aplausos.
Merece ser conocido el proyecto relativo la reorganiza-
cin de los tribunales en el reino de Poloniaproyecto
que examina actualmente el Consejo del imperio de Rusia,
y que ha obtenido, se dice, la aprobacin del emperador,
aun antes de ser discutido.
La ci tada reforma, que casi toda la prensa rusa aprueba
tambi n, ser ciertamente recibida con sat isfaccin por las
malhadadas provincias del Vstula, puesto que concluir
con un estado de cosas confuso y defectuoso, que habian
creado elementos bien heterogneos.
Porque la vez que en los tribunales civiles se ejerc
la justicia por un procedimiento muy parecido al de la
prefectura francesa, desde la adopcin del Cdigo Napo-
len, la organizacin de los tribunales criminales y cor-
reccionales tenia cierto carcter particular del Cdigo pe-
nal prusiano y de la legislacin austraca, resultando una
confusin indescriptible.
Reconocida estaba, desde hace mucho t iempo, la nece-
sidad de una reforma, y varios proyectos habian sido ela-
borados en diferentes pocas, y abandonados en seguida
pero una reforma definitiva fue decretada en 1864, cren-
dose una comisin jurdica para preparar la organizacin
que hoy se anuncia.
La
Gacela de Moscou,
rgano semi-ofical del ministerio
ruso,
publica en su nmero del 12 (24) de Abril ltimo,
las principales disposiciones del proyecto.
El reino de Polonia formar un distrito judicial del im-
perio ruso; habr una audiencia en Varsovia, y juzgados
de primera instancia en cada nna de las diez capitales de
las provincias del Vstula.
Como en las actuales circunstancias el establecimiento
del Jurado en esas provincias polacas ofrecera graves in-
convenientes, 'esta inst i tucin no entra en la organizacin
presente; mas para compensar la falta se lia fi jado muy
part icularmente la atencin de los autores del proyecto en
la instruccin criminal, da ndo los acusados todas las ga-
rantas posibles.
La just icia de paz ser ejercida en las ciudades por ma-
gistrados que nombrar la Corona, y en los distri tos rura-
les por unos tribunales denominados de
gnimas,
cuyo?
miembros sern elegidos por el pueblo, con atribuciones
parecidas las que obtienen, en las dems provincias del
imperio ruso, tribunales semejantes.
El idioma ruso ser empleado, como ahora, en la admi-
nistracin de just icia, y los acusados y test igos se les
reserva el derecho de tener un intrprete, por ellos elegi-
do ,
en todos los casos.
Dicen que este proyecto de organizacin de tribunales
es un paso muy avanzado, por parte del imperio, en favor
do Polonia, cuya msera nacin, digna de mejor suerte,
se le quiere hacer olvidar la perdida, de su independencia.
Pero nosotros no vemos ah sino un beneficio para todos,
rusos y polacos, y
A
lo sumo, un acto de just icia concedi-
do estos ltimos.
Por lo dems, para que loa hijos de Juan Sobieski y de
Estanislao II olviden la prdida de su independencia, seria
reeiso arrancar las pginas cruentas que el general Mou-
ravieff y el emperador Nicols escribieron en la historia
de Polonia.
Como se crea, las elecciones rurales de Bohemia han
-lado el misino resultado que las precedentes.
La mayora de los elegidos pertenece la oposicin
lo cual por cierto no valia la pena de disolver la Dieta an-
terior y convocar nuevamente los comicios electorales.
Hoy, publicada ya la lis ta de aquellos, resultan cuarenta
y cuatro electores fideicomisarios y quinientos propieta-
rios,
de los cuales cincuenta son nuevos electores, que vo-
tar n unos por los candida tos feu dale s, y otros por los
candidatos del part ido alemn.
Este partido est seguro de conseguir el triunfo en lti-
mo resultado, y le conseguir efectivamente, s i sus cl-
culos son exactos y los hechos no vienen destruir sus
ilusiones; mas es preciso saber que tales clculos, en su
gran mayora, descansan en hiptesis ms menos pro-
bables.
Se adm ito, por ejemp lo, que algunos electores que se
han abstenido de votar en circunstancias anteriores, harn
lo mismo en la ocasin presen te, votarn en favor de
los consti tucionaleslo cual, en todo caso, les dara una
mayora muy exigua y desunirla.
Los del partido constitucional lo ven as bien claro, y
comprenden que las hiptesis de los alemanes no descan-
san sobre bases slidas, y que el menor descuido podria
costarles caro; por eso la
Gaceta de Praga
hace un llama-
miento patrit ico los grandes propietarios, y les dice:
Actividad y concordia: li ah los medios de modificar
considerablemente en favor de los constitucionales el es-
tado actual de cosas.
Mientras tanto, la polica de Praga ha detenido va-
rios individuos que le habian sido denunciados como or-
ganizadores de una rebelin armada, y se han descubierto
grandes depsi tos de armas.
Ayer han debido verificarse las elecciones complemen-
t a r i a s ,
y tal vez el telgrafo adelante nuestros suscri to-
res el resultado de las mismas ,que en la ocasin presente
t ienen gran importancia, no slo para la Bohemia, s ino
para el imperio austraco.
Un telegrama de Filadelfia, publicado por
The Times
de l
2,
permite creer que el despacho de
M.
Fi sh
M.
Schenck
contiene la ret irada de la demanda de indemnizacin por
prdidas indirectas, en la ya manoseada cuest in del
Ala-
hama
The Times
parece que estaba bien informado.
El mismo dia en que apareci tal nueva en el peridico
de la City, M. Gladstone (que continu al frente del gabi-
nete de Saint-James) anunci la cmara de los Comunes
que M. Schenck, ministro en Londres de los Estados Lu
dos, habia recibido la respuesta del gobierno americano ;i
la nota lt ima de lord Granville, aunque el diplomtico
americano, quien se acusa de ser un tanto receloso, no
la hubiera comunicado todava al ministerio ingls.
Por de pronto, el peridico
The Echo,
bien infortnadi
generalmente, asegura que la respuesta es enteramente
amistosa, declarando M. Fish que si los Estados Unidos
han introducido en su
memorndum
la cuest in relat iva
las indemnizaciones por las prdidas indirectas, no lo han
hecho, de ningn modo, por reclamar el pago de tal in-
demnizacin , sino nicamente para zanjar de una vez, con
solucin definitiva, todas las cuestiones que podan susci-
ta r se ,
con motivo de la guerra separat is ta, entre Inglaterra
y los Estados Unidos.
Hay por lo tanto una diferencia muy notable entre lat
palabras de 27e
Times
y del
Echo:
este peridico, en efec-
to ,
no dice que los norte-americanos han ret irado, en vista
de las observaciones de la Gran Bretaa, la demanda ci-
t ada.
No obstante, las noticias extra-oficiales que se reciben
diariamente, confirman, la buena nueva, aunque esperada,
que ha dado el
Times,
y se cree que el gabinete ingls, tan
luego como reciba la respuesta del de Washington, que
lleg Londres el lunes por la noche, se apresurar co-
municarlo la cmara de los Comunes, para disipar las
lt imas apreciaciones de algunos espri tus pesimistas y
escrupulosos.
Desaparece, por lo (auto, un punto negro del horizonte
poltico de Europa, y la humanidad debe felicitarse since-
ramente.
Qu hubiera sido una guerra fratricida entre las dos
naciones?
Un movimiento singular se inicia en el Reino Unido
1
admisin de las mujeres la dignidad electoral.
No vale rers e, aunque este movimiento lleg excita-
la risa y el desden, ya que no el enojo, en un principio- 1
cosa va de veras.
El martes ltimo se celebr un gran
mceting
, en la sal
de San Jo rge , organizado por los part idarios de esta
refor
ma ,
y presidido porM . Jacob Brig ht, miembro del Parla
ment y hermano del clebre reformador.
Uno de los concurrentes, M. Anderson, propuso esta,
primera resolucin
,
que fue aprobada :
El
mceting
proclama que la e xclusin del escrutinio por
causa del sexo es contraria los principios de la repr
0
sentaciou en Inglaterra, injusta hacia las personas quienes
priva de sus derechos, y nociva para la sociedad enteran
Ser de ver una mesa electoral presidida por una her-
mosa rubia di
1
Albion Sera de ver un Congreso de mu-
jerespero de mujeres espaolas
Disctese en la Asamblea francesa un proyecto de l
para la reorgan izacin del Consejo de Esta do; y aunque
los dos artculos primeros han sido aprobados con facili-
dad, el tercero ha dado lugar una ardiente lucha parla-
mentara.
Porque la comisin, apoyada en la mayora de la Cma-
ra, defenda tenazmente el proyecto, y ste tenia por ad-
ver sad os d ecididos los diputad os que opinaban por el
aplazam iento indefinido, los rad icales , y al gobierno
mismo.
A cul de los dos pode res corresponda el nombramiento
de los consejeros de Estado: al legislativo al ejecutivo;
la Cmara al ministerio?
Y el ministro de Justicia, M. Dufaure, que defendilo
ltimo, contra el parecer de la comisin de la Asamblea,
tuvo el sentimiento de ver que la Cmara adoptaba, en la
sesin del dia 2, por 338 votos contra 310,.el art. 3. del
proyecto, tal como la comisin lo habia redactado, recha-
zando la enmienda de Mil. Bertaulo y Bardoux, que pedia
lo contrario.
Lo significa tivo en este a sunto n o ha sido el resultado
de la votacin
,
que podria ocasionar, lo sumo, la retirada
del ministro guarda-sellos, sino la actitud de la mayora
en la discusin.
El carcter de las interrupciones y de los aplausos que
salian de las filas de la derecha y del centro derecho, cada
vez que se reconoca en una nueva afirmacin el poder
so-
berano de la Asamblea; la voluntad decidida que manifes-
taba la derecha de arrancar una una al poder ejecutivo
las ilusiones que hubiera podido hacerse en este punto
Esa es la mayora la cual algunos llaman
rur l
con
desdeoso acento; esa la mayora monrquica en el seno
de una Cmara republicana, pero que no olvida ni por
un
momento, aunque el gobierno francs aparente ignorarlo,
que en ella reside la verdadera soberana.
Y para que no quede duda algun a acerca de la significa-
cin di.'l voto, M. de Kcsdrel, uno de los oradores monr-
quicos que tomaron parte en la d iscusin, pronunci esta
frase significativa, que fue saludada por legitimistasyor-
lcanistas con una salva de nutridos aplausos:
"No estamos tan divididos como se cree, y sobre todo,
como se desea.)) O lo que es lo mismo: El dia en que
se
arreglen ciertos asuntos, miserables rencillas de familia,
sabremos hacer lo dems, y lo haremos.
Qu habr dicho M. Gambetta al escuchar el fiero reto
del orador monrquico?
Y sobre todo, qu habr dicho el pobre M.
No haba pisado an don Carlos de Borbon el
t e r r
'
t
rl
(|
espa ol, cual lo decia la proclama que dieron al pu .
algunos diarios, y que fue denunciada por la autorida -
tampoco las fuerzas carlistas que acaudillaba el seno
de Rada ha bian sido derrotadas y disueltas por
lossid
^
de una'de las brigadas del ejrcito del Norte, como o
jeron en un principio otros diar ios. _ j
a
Pero el duque de Madrid entr jjespues en Espaa- - ^
en desgracia de su rey , pas la frontera y e encami ^
ca el interior de F ran cia , y los soldados del genera ^
riones batieron los carlistas en las cercanas ^
quie ta, causndoles no pocas prdid as, que fueion ^
das en los primeros momentos en treinta y
0 0
" ..
on
e-
eincuonta y tantos heridos, y ms de setecientos p ^
ros,aunque en una carta de Pamplona hemos ^ ^
so hacen subir mil seiscientos el nmero de estos ^
Asi lo cuenta n los desjuiclios oficiales, y ' "" ^ j
aade que el duque du Madrid ha vuelto entrar e
ciou vecina.
Anterior Inicio Siguiente
http://204857.pdf/http://204857_003.pdf/http://204857_003.pdf/http://204857_003.pdf/http://204857.pdf/http://204857.pdf/http://204857.pdf/http://204857.pdf/8/10/2019 La Ilustracion Espanola y Americana 907
3/16
ILUSTRACIN ESPAOLA Y AMERICANA,
los carlistas madrileos no ha habido tal combate,
Pl U
'
a
n l
o s
,,
0
ha tenido la significacin que le atribu-
P0
Ls ministeriales, y aseguran que si Rada ha desapa-
de Navarra, dejando el mando de la hueste carlista
i d b cillamente tiue el citado
,los ministeriales, y
idode
brigadi
el citado
n
-\o-uirre, se debe sencillamente
*hr ] l l l *
li
& ' . . . .
l ' ido Francia con cierta comisin inportan-
desgracia , que la guerra civil empieza, por-
.cai-listasno vacilan en alinnar que sus par-
Ello es,
- s^Catalua, Valencia, Maestrazgo y la Mancha
an ^ ^ ^ guerra, cuando reciban rdenes para
U n
or
q
Ue se
haya desalentado con los primeros re-
r ^
periodo de inqu ietud, y desaparezca para siempre el
so fantasma de las luchas civil es, siempre crueles,
Nohay crisis; esta es la verdad la hora en que traza-
estas lneas.
Algunos suponan ya
i i s t a pu
p y formado un ministerio berrano-
ios Eosas, unionista puro; hablbase de cierto
papel
que
a altsima persona haba entregado al seor Sagasta,
iwinutinwtcg
ms
menos expresivas ; y hasta se referan detal les de cier to
sguste que haba tenido el general /a va la , ministro de
Mas los peridicos ministeriales niegan absolutamente
erto es que la marejada polt ica , que arreci en la tarde
hoy, vuelve acalmarse con gran dolor de los noticieros.
Sin embargo, todos los polticos creen que ser necesa-
apenas constituido el Congreso, robustecer el minis-
rio si ha de resistir los embates de una oposicin
violenta.
Yaha llegado esta corte el eminente Tamberlick, y es
esperado, segn dicen los abonados la Zarzue la, el inimi-
table Mario: los dos consumados art istas se presentarn en
breve al pblico madrileo.
YlaNilson? Pero las promesas no se cumplen?
Masdicho sea, en honor de la verdad , que las seoras
Fricci, Volpini y Biancolini, son saludadas siempre con
entusiastas aplausos por la sociedad elegant e que concur re
loscoliseos de Madrid y Jovellanos .
E. MARTNEZ PE VELASCO.
6 de Mayo.
LA CAPITAL
DE
FRANCIA
Y L I O L TIU A K K A N C ESA .
Tras tanto tiempo , tras tant as cat st rof es, no habia
visitado yo
la
ciudad
de
P a r s .
Su
largo sitio
en que
las bombasprusianas granizaron fuego sobre
los edi-
ficios; su sangrienta insurr ecc in , com enzada inm e-
diatamente despus del sitio y concluida en babilnica
tragedia; todos estos te rri bl es he ch os ,
que aun
ch o r -
rean sangre, mucha s an gr e, de bia n deja r
de s
g r a n -
des seales en la c iudad atormentada. Era necesar io
volver verla, visita rla, reco rrer aquello s sitios,
donde antes anidaran
la
a legr a ,
el
p lacer ; cornuni-
r
>e conla ciudad del ingenio , creadora y sos fene-
on
|dela amabils ima conversacin moderna, ciudad,
a
re
> y si no
mad re, t r ibuna
de
grande s oradore s .
doH,
p l n d i d o
' J
( l e l a s
t i en d as ; por la arrima-
fl
e lascalles;porlos t ren es que ornanlospaseos ;
' os espectcu los que cada paso ofrecen solaz y
dj
q
p y
" l
l e n t o
'
por el
l a d o
externo
del
Pars central,
U SG
iad 'T'
S e u r o
P
e o
>
na (
^
a
fundamentalmente ha cam-
via'
P
l l o s
Y
l a s
loret is ,
los
ricos ociosos
y los
J a l
Sa n l l e l a n t e s d e
emo c io n es ,
se
agolpan
bai les
hamVf
S
^
a n a
'
; i H
'
a
l
e a de 10S
espectculos no se
vive ai|
n o t a
W e m e n t e . El gus to imper ia l sobre-
?adas
I m p e r
'
0
' ^
is
decoraciones ostentan
sus
r e c a r -
las
ac
,
.
r s
l '
e c
^
v a s
j las comparsas
sus
or ien tales t ra jes ,
infinito
P& SU d e s n U (
^
e z
paradis iaca, la t ramoya sus
^tigua.
5 r e s o r t e s
; y
ei 1
cambioeldilogosu vulgar idad
^enr i^ '
e l r a s s u a n t
i suo des fal lecimiento
y de-
Pies,
t 0
J ,
a r
'
e
"
l I n a
gran par te
del
lujo
se
b a r d o ,
esbir'
ros
a C o r l e f u
S ' t iva . Aquel los corzos , aquel los
' " 'Perseo- j
6 l a n
'
o s
perseguidores an tes , ahora son
B
' s. La inmensa polica secreta que a taba
Pars como
una red
frrea,
se ha
disuelto.
Los ba-
tallones
de
rabes, turcos, spais, zuavos,
que
ciaban
la gran ciudad
el
aspecto
de la
Roma Cesrea guar-
dada
por los
brbaros ,
no
existen
hoy,
acampan
fuera
de las
poblaciones.
En
Pars
no se ven, y pa-
rece
que los ha
consumido
en su
voracidad
la
ltima
tierra.
Por lo
dems, nada recuerda
que la
Rep-
blica
se
haya fundado
,
sino esas tres sacramentales
palabras
de
libertad, igualdad, fraternidad,tan
pro-
ligadasen las paredes y tan ausentes de los cora-
zones.
l'na Repblica debia
,
quitando
el
depsito
y la
previa censura, traer
millares peridicos, diarios,
hojas sueltas,como trae hojas verdesel tibio soplode
la primavera.
Una
Repblica debia permitir que todos
estos peridicos
se
vendieran
por las
calles.
l'na Re-
pblica debia producir esas asambleas
del
pueblo,
esas reuniones
en que los
asuntos polticos
se
discu-
ten
con
mayor
menor sabidura
y
prudencia, pero
en
que los
pueblos adquieren
el
ejercicio de la palabra
y
se
templan para
las
prcticas
de la
vida moderna,
l'na Repblica debia hallarse entregada
la
custodia
de
los
ciudadanos
, ms que
nadie interesados
en la
conservacin
de la
libertad
que la
Repblica
les ase-
ura,
y en la
vida
del
gobierno
que han
contribuido
nombrar
con sus
sufragios,
l'na
Repblica debia
lle-
var
todas partes
la luz y el
calor,
la
vida
y el
movi-
miento,
las
consecuencias naturales
de las
institucio-
nes democrticasylibres.
Pero nos olvidamos
de que la
Repblica dominante
es
la
Repblica provisional, dirigida
y
encabezada
por
un monrquico, hecha
imagen
y
semejanza
de las
antiguas m onarquas;
con
estados
de
sitio
que dan ol
ejrcito
un
predominio increble;
con
leyes represi-
vas para
la
prensa
y
contrarias
al
derecho
de
reunin;
con soldados
y sin
milicianos; Repblica
en
cuya
contra conspira constantemente
una
Asamblea, que
se
cree soberana, duea
de
lo *futuros destinos de Fran-
cia,
y que se
recluye
en
Versalles,
en el
panten
de
las monarquas,
no
atrevindose
respirar
el
aire
exhalado
por la
ciudad
de
Par s ,
la
cua l ,
dos
veces
sitiada,
dos
veces vencida, exhausta
de su ms ar-
diente sangre, amordazaday en el potro, todavaes
la ciudad
por
excelencia
del
espritu moderno,
de
este
espritu democrtico, inextinguible como
la
filosofa
que
lo ha
engendrado,
inseparable
de
nuestra civili-
zacin,
que
llama
todos
los
hombres
al
goce
del
derecho.
En
lo que
principalmente
se
conoce
el
triunfo
de
esta Repblica sobre
la
Repblica roja,
es en las rui-
nas amontonadas
por las
calles. Ninguna
de las
altas
cpulas, ninguna
de las
gticas agujas, ninguna
de las
pirmides, ninguno
de los
trofeos antiguos falta.
El
Arco
de la
Estrella ostenta
sus
elevadas bvedas
al
NortedePars. La cpula de los Invlidos, urea y
reluciente, reflejando
con
inusitado brillo
la luz del
dia,
se
eleva tras
las
negras paredes
del
Cuerpo
Le-
gislativo cerrado.
Al
Medioda
el
Panten recuerda
en
sus griegos intercolumnios,
en sus
romanos arcos,
los
tiempos
de la
arquitectura clsica.
En el
centro, abra-
zada
por los dos
brazos
del rio, se
eleva
la
iglesia
de
Nuestra Seora,
con sus
rosetones maravillosamente
esculpidos,
con sus
tringulos
que
simbolizan
la Tri-
nidad cristiana,
con sus
torres
y sus
bolareles
y su
crestera
y sus
esltuas msticas, teniendo
al
frente
la Santa Capilla
que
conserva
las
agujas doradas,
los
cristales
de mil
colores, entre ennegrecidas ruinas,
como
si
perteneciera
otras regiones
ms
sublimes
qu e
la
regin
de
nuestras bajas tempestades. Solo falta
de todos estos monumentos quesealan las diversas
regiones
de
P.irs, aquella inmensa chimenea llamada
la columna
de
Vendme, groseramente esculpida
por
brbaros artilices, rematada
de una
estatua imperial,
con cetro cesreo
y
cesrea corona,
que
pareca desde
las alturas
de
este monumento, elevado
todos los
hor-
rores
de la
gloria militar,
el
espectro
de la
autocracia
bonaparlista, elevndose como
una
sombra
de
esclavi-
tud
y de
muerte sobre
la
gran ciudad
de la
democra-
cia
y la
Repblica.
Hay ruinas bien tristes, ruinas
que
llorarn siem-
pre
las
artes, ruinas sobre
las
cuales
ha
extendido
el
incendio
su
negro sudario
de
espeso humo
y de
sucio
hollin, pero
que son
sagradas, como
las
ruinas
del
Hotel
de
Ville.
No; es
imposible
que
manos republi-
canas hayan quemado este palacio
del
pueblo, este
Aventino
de
Paris,
el
monumento
de la
libertad,
el
asilo dla democracia, la montaa desdela cualba-
jaban
las
grandes corrientes elctricas
galvanizar
los
nimos cuando paredn
ms
paralticos;
la
cuna
de
las tres Repblicas.
As no me
extraa
que
gentes
cavilosas,
al ver
todas
las
iglesias intactas,
y el
pala-
cio
del
pueblo quem ado,
y el
granero
del
pueblo que-
mado, atribuyan
maniobras
de la
reaccin, masq ue
excesos
de la
democracia, estos deplorables incen-
dios. Para
mi, de
todos modos,
la
responsabilidad
de
tantos desastres recae entera sobre
el
Imperio.
Si las
muchedumbres
no
tienen dar idea
de la
libertad,
culpa
es de la
educacin
que les
diera
el
Imperio.
Si
visiones apocalpticas
de
universales goces
y de
trans-
formacin mgica
en la
sociedad
las
asaltan
.
culpa
es
del cesarismo
, que no
solo emb rutece, sino corrompe
desdeelcorazn hastala inteligencia.
No
en
vano
se
sufre
por
espacio
de
veinte aos
un
rgimen
tan
brbaro. Todos
los
despotismos, todos
han muerto
de
igual manera
en la
historia. Engen-
dros
del
miedo,
se han
tristemente hundido
en
pavo-
rosas catstrofes.
Las
cenas
de
Sardanpalo,
los fes-
tines
de
Ral tasar,
las
amargas ondas donde los Farao-
nes
se
sumergen,
el
embrutecimiento
que
castiga
la
soberbia
de
Nabucodonosor, todos estos mithos bbli-
cos referidos
por los
profetas para inspirar horror
la tirana
y los
tiranos,
se
reproducen
con
triste
y
desoladora uniformidad
en la
historia,
y
nuestra
misma vista. Donde los imperiosno se consumen de
impotencia
de
prematura vejez, como
el
imperio
de
Carlos
V y de
Felipe
II ,
caen arrebatados
por una
horrible tempestad
en
caos
de
suspiros,
de
lgrimas
de sangre,
de
sollozos,
de
gemidos,
de
torturamienlo
universal para almas
y
cuerpos, como
el
infierno
in-
ventado
por los
msticos
de la
Edad Media.
Asi
sobre
el imperio romano vendrn
los
enjambres
de
godos,
visigodos, himnos, brbaros
de
todo linaje,
y
sobre
el imperio bizantino
la
cimitarra
de los
turcos.
El pri-
mer imperio francs ir morir, desmembrando Fran-
cia
, en
Waterloo
: y el
segundo imperio francs,
despus
de
caer
en
Sedan, dejar tras
s
toda
esa
larga sangrienta estela
de
sangre
y
humo
, de
ruinas
y m atanzas.
Y
sin
embargo,
la
empedernida conciencia dlos
partidos reaccionarios
se
empea
en qu
Francia
no
puede
ni
debe sobrellevar
el
rgimen democrtico.
No
conozco inteligencia
tan
limitada, espritu
tan
estre-
cho,
corazn
tan
mezquino como
la
inteligencia
y el
espritu,
y el
corazn
de esa
raza
de
seores territo-
riales franceses
que
todava suean
con el
feudalis-
mo .As no me
extraa
que el
pueblo,
el
cuarto
es-
tado
de las
grandes ciudades, combatido
y
contrariado
en la obra de su emancipacin por estas clases,les
profesen odio semejante
al
odio
que
profesaban
los
judos
las
m uchedumbres
de los
siglos decimocuarto
y decimoquinto. Qujanse
los
diputados rurales
de
ese movimiento
de
ascensin
la
vida,
la luz, que
tienen desde
las
plantas hasta
las
almas. Todos
los
seres
en las
escalas varias
de la
creacin suspiran
por alas para subir
las
alturas,
en ese
crecimiento
infinito
que
todos anhelan
, y que
para
m es la
seal
esplndida
de la
inmortalidad.
Los
grandes propieta-
rios franceses
no
quieren
que el
pueblo
se
redima,
y
la nica razn
de
esta enemiga
se
halla
en las ne-
cesidades
de su
caja,
en las
exigencias
de su
estma-
go ,
en las
satisfacciones
de su
digestin
y de su
vien-
tre.Que en la
Repblica
hay
poco lujo,
que la
gente
se divierte menos,que no sebailacon el furor impe-
rial ,que los
criados
se
insolentan,
que las
altas
cla-
ses
se van, que los
ricos
no
vienen,
que la
vida
es
ms austera
, que el
trabajo exige ms retribucin;
li
aqui todo cuanto oponen tambin
al
progreso muchos
representantes
de
esas clases m edias,
que han gui-
llotinado
los
reyes,
que han
demolido
las
iglesias,
qu e
han
saqueado
los
conventos,
que han
puesto
su
mano sobre
Jns
bienes sagrado s,
que han
hecho revo-
luciones formidables, solo semejantes
las
catastro-
Anterior Inicio Siguiente
http://204857_002.pdf/http://204857.pdf/http://204857_004.pdf/http://204857_004.pdf/http://204857_004.pdf/http://204857.pdf/http://204857.pdf/http://204857_002.pdf/http://204857_002.pdf/8/10/2019 La Ilustracion Espanola y Americana 907
4/16
7
LA ILUSTRACIN ESPAOLA Y AMERICANA.
X
fes geolgicas, cuando algn
ob s
_
tculo se ha opuesto su crec
miento y desar ro l lo .
Mas yo, despus de haber record
rido Pars , despus de haber 1^..
blado con todas sus clases sociales
insisto en lo que m il veces he di'
cho ; en que Franc ia conservar con
mayor menor latitud su forma re-
publican a , que cuatro veces ha j
rocido destruida y cuatro veces lu
brotado del fondo de su conciencia '
En primer lunar, 'as divisiones mo-
nrquicas no cesan ni un punto,
l 'n a parte consid erable de los res-
taurad ores qu iere n m arcar de nue-
vo su p atria io n la flor de lis, con
la marca de la anticua servidum-
bre. Para osles monrquicos de
abolengo, el nico rgimen bueno
es el r gim en pat riar cal , y el nico
patriarca legtimo es el rey de Fran-
cia, y la nica representacin par-
lamentaria posible una alta cmara
sacada de las antiguas petrilicacio-
nes a risto crti cas, y una cmara
baja nom bra da por el privilegio,
Tal es ideas re coge n all en el ter-
ruo aquellos diputad os que repre-
sentan y personilican las campias
m s os cur ecid as y las clases ms
atrasadas de Francia. Compaginad
estas ideas y estas pretensionescon
el i nqu ieto esp rit u de la casa de
rleans, con su prosapia revolucio-
nari a, con sus pretensiones re-
presentar las clases medias y una
parte del pueblo, con su historia
an-
t igua y reciente .
Dentro detesta familia deOrleans
hay divisiones, y divisiones profun-
das. El duque de Nemours sostiene
su. antigu o cre do legimista,ypara
no contrariar sus hermanos per-
manece en el retiro mas completo,
consagrado sus camposy su bi-
bliote ca. El cond e de Pars es un
joven de al gunos alcances, ns
bien borb nic o q ue orleanisla, da-
do cre er qu e su porvenir estriba
en a gu ard ar del c ielo, de la Provi-
dencia, del derecho hereditario, i
la muerte de Enrique V, la tron
frances a para su s si ene s; pudiendo
as esmaltarla mejor con reformas
la moderna, que sern conceao-
nes del poder y no inspiracin
los pueblos. Su inteligencia sepier
de , pu es , en la incertidurubre, J
en la vacilacin su carcter. lpnits
cipe de Joinville, entristecido, sv
d o ,
sigue como sallile la rbita"*
zada por el ms inquieto de
leanes; la rbita trazada p
o r
^
q u e d e A u m a l e , e sc ri to r, 1 1
acadmico, digno hijo de L
ul S
lipe, digno nieto de Felipe Ig
dad, ansioso del trono como W
;
los princi pes , alejado del .ron ^
las leves fatales de la herenM
capaz de aspira r la l.reui
una Repbl ica , en la
contra s lo mismo a
quicos que los
Con estos
u n a mo n a r q u a , y i ^e s
p a tr ia rc a l, q u e se t u n d e e n ^ .
piritual ista como la ie, J
dienC
ja ;
re algo superio r a la o _
que aspire a l amor
( l e l u
.
r
Dsa
to-
Es pu ram ent e u n suen o >n~
cd
los '
s
t o
Anterior Inicio Siguiente
http://204857_003.pdf/http://204857.pdf/http://204857_005.pdf/http://204857_005.pdf/http://204857_005.pdf/http://204857.pdf/http://204857.pdf/http://204857_003.pdf/http://204857_003.pdf/8/10/2019 La Ilustracion Espanola y Americana 907
5/16
LA ILUSTRACIN ESPAOLA Y AMERICANA.
MADRID.Llegada do la Junta carlista
las prisiones militares de San Francisco (i-isr. 282).
Anterior Inicio Siguiente
http://204857_004.pdf/http://204857.pdf/http://204857_006.pdf/http://204857_006.pdf/http://204857_006.pdf/http://204857.pdf/http://204857.pdf/http://204857_004.pdf/http://204857_004.pdf/8/10/2019 La Ilustracion Espanola y Americana 907
6/16
8
LA ILUSTRACIN ESPAOLA Y AMERICANA.
As es que los teorizantes de la monarqua propagan y
difunden las ideas monrquicas, y las aprovechan los
bonapartistas; los cuales saben una cosa muy sencilla
y sin embargo muy profunda: qu etoda monarqua ha
de ser necesaria, precisamente en Francia, una dicta-
dura. Por eso el emperador, el menos acreditado de
todos los pretendientes, ha de ser siempre el ms te-
mible. Los otros tendrn la monarqua terica, la
monarqua de la ilusin y del deseo; l solo tiene la
monarqua prctica, la monarqua posible, la monar-
qua militar , la monarqua plebeya , la monarqua im-
puesta por el sable y mantenida por la dictadura.
A todas horas oiris en Pars noticias de las ma-
niobras bonapartistas. El emperador levanta un em-
prstito de cinco millones de francos. Emisarios suyos
han salido todos los puertos ingleses para halagar y
seducir los marinos de Francia que all abordan. La
guarnicin de Pars est ganada al Imperio, y el da
menos pensado saldr por las calles disparando vivas
al emperador y tiros los republicanos. En los fune-
rales de un diputado bona partista, el corso Conti, se
han reunido innumerables personas, y se ha consa-
grado una grande ovacin M. Rouher , el primer es-
tadista del rgimen cado , el vice-emperador.
Hay quien ve ya volver al Imperio. Algunos temen
que asi como los franceses imitan el largo rgimen
provisional de Espaa, imiten tambin las maniobras
de su marina, y un dia abra
MIS
alas en los mstiles
de los buques el guila imperial. Las patrullas se
suceden por las calles de Pars, alarmando los habi-
tantesydifundiendo todos estos terrores. Nuevas leyes
de imprenta se piden y se conceden contra los peri-
dicos bonapartistas, que sostienen la apelacin al pue-
blo , fingiendo estar seguros de que el pueblo votar
siempre por los Bonapartes. En los escaparates de las
tiendas se ve retratada de todas manera s la familia
Bonaparte; el pobre emperador cano, como cumple
un desterrado; la emperatriz coronada, como cumple
una prxima regente ; el prncipe imperial crecido,
y lleno de inteligencia y de gracia. Algunas viejas, de
las familias de los invlidos del primer Imperio, se
enternecen y lloran contemplando la efigie de tan be-
nfico emperador, que se rindi en Sedan y se en-
treg prisionero, iin de que no mataran sus que-
ridos hijo s, los soldados de Francia. ltimamente
se ha representado
Ru>i Blos
, obra dramtica de 1;
juventud de Vctor Hugo. Como todas las obras de
esta edad del gran poeta,
Rini Blas
tiene reminis-
cencias y aspiraciones b onapa rtistas. La escena pasa
en Espaa , y en los tristes tiempos del infeliz Car-
los II. Nada ms natural que en la corte de Espaa si
echaran la sazn de menos aquellos tiempos de
gran emperador Carlos
V
, en que los reyes entraban
por las puertas de Madrid, como cortesanos como
prisioneros; en que las naciones europeas caian de
rodillas bajo las ruedas de nuestros carros de guerra
en que nuevos y vastsimos territorios, imparios in-
mensos como el Per y Mjico, se unian nuestro
imperio y renovaban nuestra vida; en que las hazaas
de soldados y navegantes haban materialmente hen-
chido la historia y fatigado la fama. Pues los imperia
listas se ren en todas las noches y aplauden rab iar
las estancias en que se pinta el Imperio de Carlos \
En cambio todo el pblico aplaude con mayor insis-
tencia y entusiasmo este pensamiento del gran poeta
contenido en los siguientes trminos en trminos
anlogos, porque jams conservo en la memoria un
verso francs: Qu es hoy el guila imp erial, aquella
ave cuyas alas cubrieron el mundo y eclipsaron el sol?
Un pobre pajarucho desplumado , y sin garras, qu e se
cuece dentro de una infame marmita. Ese es el Im-
perio.
Pero es posible la restauracin de la monarqua?
Yo no la creo posible. Se sigue el mismo sistema que
hemos presenciado en Espaa. Se emplean las mismas
maniobras. Se apela idnticos medios. La poltica
es como la historia, de una monotona insufrible. Para
producir la antigua reaccin , para traer la nueva mo-
narqua, se tinge que el rgimen recien caido va
venir,y venir cruel, imp lacable, as contra sus ene-
migos de siempre, como contra sus falsos amigos, que
despus de haber cosechado tantos favores, le aban-
donaron la menor adversidad. Se dice que el nico
medio de salvar todos los conflictos, de unir todos los
extremos, de asociar el orden la libertad, la con-
servacin al progreso, se encuentra en esa familia de
Orleans, medio legitimisma, medio revolucionaria. Y
e esta suerte se quiere arrancar la incerlidumbre,
o que jams concederia el pueblo francs en la ple-
nitud de su voluntad y de sus creencias; por miedo
a restauracin imperial, una restauracin orleanista.
Y eso que los orloanistas son por ahora tmidos y
so asustan de su propia sombra. En los ltimos dias
daban grandes seales de vida. Reunanse en comits
continuos, redactaban manifestaciones en que gri-
tos se pedia la forma mon rquica . Estos manifiestos
tenan la ventaja de fundir los partidos borbnicos, ya
que no se puede fundir la familia borbnica; y de le-
vantar la espalda del conde de Chambord la bandera
tricolor, que l quera abatir ante la bandera blanca.
Trescientas firmas de diputados soberanos, de dipu-
tados constituyentes, rounia ya el manifiesto; tres-
cientas firmas de hombres q ue, con decir quiero , po-
dan levantar con sus votos la antigua monarqua.
Parece natur al qu e siendo los firmantes la mayora
de la Cmara, que llamndose la mayora de la na-
cin, sin pararse en barras, proclamaran de plano la
antigua forma monrquica, cuya restauracin libran
la ventura de Francia. Pues ha bastado que M. Thiers
se irguiera, queles amenazara con una maniobra hacia
la izquierda, que hablase formalmente de exigir la
proclamacin definitiva, inapelable de la Repblica,
para que todos estos valerossimos monrquicos, cuya
aristocracia habia ido en peregrinacin hasta Amheres
consultar el orculo, el rey legitimo, decidieran no
publicar su manifiesto.
La verdad es que el pacto de Burdeos, en el cual
entraba como clusula primera considerar interina la
Repblica, es un pacto insostenible. Ninun rgimen
puede ensayarse bien cuando se le da ese carctei
provisional, interino, transitorio. Todo rgimen tiene
su carcter propio, que debe ser permanente, y sus
intereses permanentes tamb in. El rgimen provisio-
nal os como el usufruc tuario de una finca pronto re -
versible su dueo; no la cultiva, la exprime, 1
asuela. Una Repblica provisional es el mayor de los
contrasentidos que se han imaginado en nuestro tiem-
po.
De esta suerte el gobierno se cree con autoridad
para intentarlo todo contra la Repblica, y para no
dejar de esta forma de gobierno, que debe contener
la libertad y la igualdad , otra cosa ms que un nom-
bre, y un nombre irrisorio. Al par que esto pasa con
los gobie rnos, los partidos se convierten necesa ria-
mente en facciones, y en facciones que creen legtima
su conspiracin continua, legtimas sus sublevaciones
perennes. Quin no se cree autorizado trabajar
contra un rgii.ien que se declara s mismo interi-
no , provisional , trans itorio , dispuesto no croar
ningn gnero de intereses y ceder su puesto al pri-
mer monarca que nombre una mayora usurpadora
de atribuciones constituyentes, que no le competen
pues no ha querido drselas la nica soberana leg-
tima, la soberana de la nacin francesa?
Este principio de la soberana nacional era un prin-
cipio de escuelas, de academias, discutido en la
controversias polticas, contrariado por muchos pen-
sadores; mas en nuestros dias, por esa fuerza de
ideas progresivas, ha pasado ser una realidad vi-
viente en las leyes y en las costumbres. Los monar-
cas , los pretendien tes m onarc as, invocan otras
ideas,
la f teolgica, la antigua tradicin, el derecho
divino; pero las generaciones nuevas no los entien-
den. Y todas las restauraciones se parecen la res-
tauracin pagana, intentada por Juliano, que despue?
de haber hecho tantos esfuerzos por salvar las creen-
cias espirantes, encontrse en la fiesta de Apolo, de-
sierto el templo del Dios, mudo el orculo de Delfos,
que liabia sido como la conciencia do la antigedad.
Y proviene esto de que es imposible fundar nada e s-
table, cuando no se funda sobre la f de las almas
y sobre las ideas extendidas en el espritu de un
siglo.
Tal estado de la mente hum ana en nuestro tiem i
deba ser parte que todos los hombres de bue
voluntad comprendieran ya en Francia cuan intil
pensar en las restauraciones monrquicas, y
a
y
U(
j
ran la definitiva proclamacin de la Piepblica
ior expediente me parece la seguridad de esta procla'1
marin que las leyes ltimamente presentadas co
tra la imprenta, leyes dirigidas defender la Repblic
por procedimientos anli-re pub licano s. Aprisionar el
pensamiento; qu locura ltimamente la Asamble
vot que se persiguiera los peridicos, culpablesd
haberse ensaado con la comisin de gracias, que ha
fusilado Rossell. Todos han sido absueltos. -Qu
significa esto? Significa que el .turado de las provin-
cias , dond e se han p ronu nciad o estas absoluciones
com prend e mejor la Rep blica que la Asamblea d
Versalles. Significa que no se quiere matar la prensa
porque matar la prens\ es matar la libertad, y matar
la libertad es matar la Repblica. Significa que as
co-
mo en las contiendas electorales afirman cada dia
ms
los comicios el principio republicano, en las prcticas
de la vida diaria hacen lo mismo lo? jura dos . Signi-
fica que la Repblica no es slo un idea l, una teora
un principio, sino una pr ctica , una realidad, una
vida que palpita en todas las instituciones democrti-
cas,
y sobretodo, en la conciencia nacional, reveln-
dose deslumbradora para abrir el corazn de los ms
emp eder nidos y los ojos de los ms ciegos. Es nece-
sario aprovechar esta situacin de los nimos.Yohe
dicho mis numerosos amigos de Francia una coa
que parece verdaderamente paradgica. Yo les he di-
cho creo ms segura en Francia la Repblica actual-
men te que en 18W , porqu e hay .hacia la Repblica
actualmente menos entusiasmo. As no se esperan de
ella milagros, ni se le piden con tenaz insistencia
imposibles. As no se la cree venida curartodos los
males, destruir todas las miserias, traer
ese
rei-
no milenario, que ha sido un verdadero ensueo.A
todo el mundo aprende que es una forma social, en
la que, si el individuo en su esfera se gobierna as
mismo, y en su esfera s mismo se gobierna el
mu-
nicipio, y en su esfera la nacin, nadie puedecul-
par el pueblo de sus faltas y de sus errores, sino
su propia volun tad y conc iencia. Yo tengo un verda-
dero inters por la nacin francesa. Yo , que
he
sen-
tido en m siempre los dolores de las generaciones
pa sad as, no puedo olvidar cun to ha hecho Francw
por abreviar estos dolores, y quitarnos el peso
detan-
tas cadenas como ab rum aban nues tras almas. Sus
errores, y solo sus errores; sus desfallecimientos,
solo sus desfallecimientos, han precipitado estagran
nacin del trono que ocupaba en el centro
deEuropa.
En cuanto la idea moderna se apag en su conciencia,
la vida se disminuy en su seno.Hmenesterlevantar
s e ,
y para levantarse h menester que no se content
con proclamar la Repblica; sino que fundeyrobus-
tezca y practique esta foFma de gobierno , en la cu
se elevar toda la plenitud de la vida moderna,
a
antigua democracia.
La salvacin de F rancia estriba , pue s, para mienq
la Repblica se conserve. Los desencantos que
realidad, nos hacen cada dia menos exigentes
en p
ca. Si yo diera rienda suelta mi deseo,
P
ediria
.^
|1
.
se destruyera n todos los antiguos poderes; que se ^
darn sobre la tierra u na se rie de repblicas te ^
les bastantes convertir la humanidad en estrec ^
milia de hermanos; que se resolviera el proble
cial, para que ningn hombre libre fuese P '
e
g
'
sna
.
se acabaran las guerra s,ycon ellas las rivalida e ^
cionales; que nuestro globo se vistiera de P" ^ ^
varias y continuas; que nuestro cielo se ''
u t n i n
etsI
i
una nueva florescencia cosmog nica, donde n ^ .
astros de todos los colores de las piedras pre ^ ^
que el espritu humano m archara laP
l e n l
U
-
t0 c
o
vida , la realizacin de su esencia, a lo i ' J^.^
la sosegada majestad con que van los nos a
(
^
a soe g j q ^
que fuera visible nuestros ojos de
c a r n e
, ^lia-
creador, y sustentador del Universo.
P
r f
'
e
f
bia yo de desear todo esto'' Por qu no haM
drselo con repetidas exigencias la
S
C1
naturaleza, al espritu, la vida entera.
Anterior Inicio Siguiente
http://204857_007.pdf/http://204857_007.pdf/http://204857_005.pdf/http://204857.pdf/http://204857_007.pdf/http://204857_007.pdf/http://204857_007.pdf/http://204857.pdf/http://204857.pdf/http://204857_005.pdf/http://204857_005.pdf/8/10/2019 La Ilustracion Espanola y Americana 907
7/16
XVI I I
LA ILUSTRACIN ESPAOLA Y AMERICANA. 279
Mas
no
basta
el
deseo
modificar
el
m u n d o .
No
dalarealidad con la precip i tac in de n u e s t roes -
Nopuedela idea, esta fuerza, mover las moles
el tenue vapor, ni re mo v e r los obstculos
e
remueve lahumilde plvora . Cada quince aos,
datreinta veces, la sociedad da un p a so . C o n s -
unageneracin en tera deart i s tas, de o ra d o re s ,
en
acercarla unos cuantos grados
al in-
enso ideal descub ierto desde lasa l t u ra s de n u e s t ra
en
los cielos
de lo
porveni r .
Y
hoy conviene
inisterio
de
Francia en , la h is toria ,
y al
e n g r a n -
que
necesi ta , conviene
la
c o n se rv a -
laRepbl ica ,de un organismo superioral or-
de las
dems grandes potencias
de
Eu ro p a .
ydebe ser la g ra n Fra n c i a , la na-
fie la iniciativa intelectual, la nacin de la in-
lanacin quee n c a rn e elverbo de la
en el seno de la c iv i l izacin; porquesi
en sus an t iguos errores cesari s tasymo n r -
cos, podramos aperc ibirno s presenciar los fune-
de un
gran pueblo .
E M I L I O C AS T F . I . AR .
ERUPCIN
EL
VESUBIO
ElFunglode aples nos ofrece una extensa descrip-
n del imponente acontecimiento que representa nuestro
bado de la pgina primera.
Cmo traducirla ntegra si el espacio nos fal ta?
Es el diario de un testigo ocular, y vamos extractarlo:
8/10/2019 La Ilustracion Espanola y Americana 907
8/16
280
LA ILUSTRACIN ESPAOLA Y AMERICANA
N XVIII
t
I
O?
Anterior Inicio Siguiente
http://204857_007.pdf/http://204857.pdf/http://204857_009.pdf/http://204857_009.pdf/http://204857_009.pdf/http://204857.pdf/http://204857.pdf/http://204857_007.pdf/http://204857_007.pdf/8/10/2019 La Ilustracion Espanola y Americana 907
9/16
XVII I
LA ILUSTRACIN ESPAOLA Y AMERICANA
8
ib
3
a
13
o
P
Anterior Inicio Siguiente
http://204857_008.pdf/http://204857.pdf/http://204857_010.pdf/http://204857_010.pdf/http://204857_010.pdf/http://204857.pdf/http://204857.pdf/http://204857_008.pdf/http://204857_008.pdf/8/10/2019 La Ilustracion Espanola y Americana 907
10/16
282
L A I L U S T R A C I N E S P A O L A Y A M E R I C A N A .
XV1H
E s listo el abogado que, siguiendo cierta opinin
expuesta por el clebre autor de El libro de los ora-
dores franceses, sabo defender hoy lo contrario de lo
que defendi aye r, enredar un pleito, y sostener que
lo negro es blanco y lo blanco negro ; pues defender
un derecho claro y terminante nada tiene de particu-
lar, "y lo hace cualquiera.
E s listo el hombro poltico que ha medrado con
todos los partid os, bandos , fracciones, fraccioncitas,
y hasta individualidades, que se mueven y agitan en
el revuelto
y
ya cenagoso fango de la poltic a, e xplo-
tndolos todos, burlndose descaradamente de todos,
y encontrando siempre en todos dciles instrumentos
de que se ha servido, mientras los ha necesitado, y
que ha arrojado con el ms soberano desden cuando
no le han hecho falta.
E s
listo
el que, prescindiendo de todo sentimiento
de dignidad y delicadeza, de pudor y vergenza, recibe
diariamente de opulenta y caprichosa vieja, unas cuan-
tas monedas con que pagar un lujo y una existencia
fastuosa que le envilecen los ojos de las personas
honradas.
E s
nto
el que en el juego sabe como el ms astuto
prestigiador levantar muertos echar el pego y es-
camotar una carta muy bonitamente, estafando los
hombres de buena fe.
E s listo el que, aguzando su ingenio para explicar
empresas que no existen ni existirn jams, sabe ha-
cerse pasar como dueo de capitales inmensos fincas
que no posee ni poseer nunca, y hablando de minas
que nadie ha visto, y de negocios mercantiles indus-
triales que son pura farsa, consigue estafar el dinero
hombres honrados y de corazn sano, que solo co-
nocen del mundo el trabajo que estn dedicados en
su vida laboriosa, y los goces de una familia modesta
y econmica.
Y es, por ltimo, aclamado unnimemente liombre
listo el que sin pagar al sastre, al camisero, la plan-
chadora, y al zapatero y sombrerero, viste como un
prncipe un capitalista, y sin conocrsele rentas de
ninguna clase . habita una buena, cmoda y elegante
casa, sin que le importe un comino la actual caresla
de los cuartos, ni las exigencias de los propietarios; le
sirven una abundante mesa, y cuenta adems con las
de sus amigos, ocupa en los teatros butacas palcos
que no le cuestan dinero, monta caballos que no tiene
que mantener, se pasea en carruajes que otros sostie-
nen, viaja costa de su crdito levantando emprsti-
tos que no paga jams, y echndose el alma la es-
palda, renuncia lodo sentimiento de dignidad y de
vergenza.
Basta de farsas
y
de disfraces abajo careta s sense
las palabras en el sentido recto y propio que tienen;
califiqese cada cual segn sus obras, y conociendo
los hombres como recomienda la ley de don Alonso
el Sabio , las personas honradas no sern ms tiempo
vctimas de la superchera de tanto malvado que se
disfraza de listo...
E L B A R N DE I L L E S C A S .
SUBLEVACIN CARLISTA
Los destinos de las cosas, como los destinos de los hom-
b r es ,
son bien extraos veces.
Dicen las crnicas madrileas que el bendito fundador
de la Orden franciscana construy en 1217 una pobre cho-
za, con barro por argamasa y ramas de rboles en vez de
slida cantera, en nn terreno que varios habitantes de esta
villa le cedieron
;
ms tarde
,
la choza fue trasfonnada en
suntuosa iglesia de San Francisco, y las familias ms ilus-
tres de Castilla , los V argas, los L uzones, los Crdenas y
los Ljanos, fundaron, al rededor de aquella, memorias y
capillas, y se hicieron construir monumentales enterra-
mientos; luego, en el siglo xvn, se renov la fbrica, aun-
que con labores y ornato de mal gusto ; y finalmente, en 8
de N oviembre de 1 761, se puso la primera piedra del gran-
dioso edificio que hoy se denomina iglesia de San Fran-
cisco el Grande, y cuyas obras duraron veintitrs aos,
siendo dirigidas por el humilde lego fray Francisco Cabe-
zas,
por el arquitecto de esta villa don A ntonio P i, y por
el famoso maestro mayor don Francisco Sabntini.
H oy, en lu parte baja del clebre convento franciscano,
se hallan las prisiones militares, que en otro tiempo es-
tuvieron en el cuartel , ya demolido, de San Nicols.
Aunque bien mirado, los destinos del monasterio de San
Francisco no han sufrido un cambio esencial: ayer esta-
ban encerrados en sus espaciosas celdas algunos cientos de
religiosos, y los enterram ientos de la iglesia guardaron
hasta regias cenizas ; hoy en aquellas se encierran los pri-
sioneros de E stado , y en una capilla de sta se custo-
dian ( ?) , hasta que sea construido un panten nacional
(como si dijramos, hasta el da del juicio), los restos de
varios espaoles ilustres.
A ese antiguo mon asterio, esas prisiones m ilitares-bien
renombradas en nuestra historia contempornea, fueron
conducidos, en la noche del 20 de Abril ltimo, los indi-
viduos que componan la junta central catlico-monr-
quica.
A este suceso se refiere el primero de nuestros grabad os
de la pg. 277, un bello efecto de noche debido al lpiz de
un hbil artista.
H abase arrojado en los campos de la patria la tea in-
cendiaria de la guerra civil, con la publicacin de la carta-
manifiesto (que ya conocen nuestros lectores) del duque
de M adrid, y un auto judicial hizo lo dems.
Esto es pblico, y no habr un espaol que lo ignore.
Tampoco ignorar nadie, seguramente, el notable su-
ceso que representa el segundo de los grabados de dicha
pgina, hecho por el repetido artista seor Balaca y Can-
seco,
con arreglo un croquis que hemos recibido de un
corresponsal.
H aqu cmo refieren los diarios el tal suceso :
De las pequeas columnas que salieron en el primer
momento de la insurreccin carlista, la del teniente coro-
nel del Pino, de dos compaas de cazadores de las Navas,
fue sorprendida y atacada por 2.000 hombres, que le inti-
maron la rendicin cerca de Azcona (N avarra ), haciendo
una descarga los bagajes y avanzadas. Al pronto se sor-
prendieron los bravos cazadores: mas del Pino se baj del
caballo, le cogi la carabina al trompeta, que recibi un
balazo da rechazo en la ingle, y dando voces de animacin
y mando, hizo fuego, diciendo:
A m, cazadores Las N avas no se rinden Guar-
dias (llevaba seis), en vosotros confie; fuego, y apretar la
ge nte
\
y ellos contestaron: N o cejaremos sin morir
antes,
mi teniente coronel
En fin, despus de hora y media de fuego, se metieron
en A rizala , cerca de U ga r, y se situaron en las casas.
En el citado dibujo se encuentra bien detallado este he-
cho de armas.
Corri entonces la primera sangre espaola en la nueva
guerra fratricida de que estamos amenazados
Quiera Dios, y quieran tambin los hombres, tener pie-
dad de nuestra pobre patria, tan noble y tan desgraciada
La reclusin, en las prisiones militares, de los individuos
de la junta central carlista, y el hecho de armas de Azco-
na, que acabamos de resear, pueden ser considerados
como el primer fatdico toque de los clarines guerreros.
; Cundo sonar el ltimo?
EL ANIVERSARIO DE CERVANTES
Alegra y regocija el conturbado nimo, en medio
de las graves preocupaciones que le asaltan, el vivo
inters que este ao despert el aniversario de la
muerte de Cervantes. Cuando parece como que las
voluntades se doblegan ante el creciente imperio de
la duda y del desencanto; cuando avasalla al alma
el descomedido afn de las riquezas, el no concer-
tado anhelo del poder y la violenta ambicin de las
ventajas propias del encumbramiento y la holgura,
consuela descubrir los hombres rindiendo espon-
tnea ofrenda de respeto y simpata al talento quien
acompaaron la virtud y la desgracia. Si el ani-
versario de Cervantes no alcanz en Espaa hasta
ahora el brillo que en otras naciones hubo de ofrecer
el de ilustre s liter atos ; si el i23 de A bril no es todava
una fiesta nacional como la de Shakespeare en Ingla-
terra, la del Dante en Italia, y la de Goethe y Schiller
en A leman ia, lo intentado y hecho este ao sirve de
racional antecedente para creer que en lo futuro ob-
tendr el renombre y la importancia que piden la
glorias y mritos de aquel quien est consagrada.
Retrocedamos algunos aos, y veremos qu pocos son
los que de C ervantes se acuerdan
susctase luego con-
siderable movimiento literario teniendo por norte su
sabrossima novela, aparece una caterva de cervantis-
tas, fijanse tema s, ventilanse bajo distintos criterios ,
obtinense considerables resultados, multiplcanse la
s
ediciones quijotescas, y la erudicin, ponindose al
servicio de la crtica y de la diligencia filosfica, hace
en pocos lustros por la memoria y las obras del infor-
tunado escritor lo que no se hiciera en dos centurias
N o M adrid, donde especiales coincidencias han e-
orbado que se hiciera lo que todos esperaban, mas
las provincias fueron las que testimoniaron cuan grande
extensin alcanzaro n en ellas las aficiones cervantes-
cas.
Si en Valencia su Ateneo celebr el dia mencio-
nado una sesin extraordinaria exclusivamente consa-
grada C ervantes, otra corporacin de la propia na-
uraleza, el de Lorca, reunise la noche de ese dia.
en el tea tro , con el propsito de adjudicar el premio
ofrecido de antemano la mejor composicin potica
escrita expresamente para aquel certamen en honra
del encumbrado literato. S antan der, Barcelona y V i-
oria, representados asimismo por su s respectivos A te-
neos
,
hubieron de seguir asimismo las huellas de Va-
lencia, y pesar de lo que ms arriba dijimos tocante
M adrid, tambin el A teneo m ilitar dio alguna mues-
tra de que no olvidaba la egregia memoria del noble
y valeroso soldado de Tnez y Lepauto.
En Arvalo, un cervantista apreciable, el seor Ro-
drigaez, abri las puertas de su casa los afectos del
regocijo de las musas, leyendo aqul un discurso so-
bre las Novelas ejemplares, secundndole otros con
oportuno s versos al propio blanco encam inados. En
Pars y Londres, los literatos espaoles habitantes de
estas metrpolis, deban, segn competente anuncio,
reunirse para festejar discretamente la ya popular efe-
mride; Cdiz celebr honras por el alma de Cervan-
tes, acudiend o al acto gran concurso de person as dis-
tinguidas y autoridades, pronunciando el doctoral se-
or Hu e y Gutir rez una magnfica oracin fnebre,
donde hubo de proponerse el mostra r cmo el senti-
mienlo religioso es fuente inagotable de belleza, segn
que,
en su s entir , lo acreditan las obras de los poetas
y prosistas que en el siglo de Cervantes
florecieron
y
que como ste buscaron su inspiracin en tan puras
fuentes. H all luego medio de ocuparse del muerto
refiriendo su vida grand es ra sgo s, diciendo cmo
derram en singular contienda su sangre por la f de
sus mayores, la patria y la cultura, sin que las con-
trariedades que le persiguieron, ni las injusticias de
que fue victima, consiguieran apartarle del caminose-
alado por la resignacin cristiana y la benevolencia
del discreto.
P or la noche reunironse en casa de nuestro buen
amigo el diligente y eruditsimo escritor don Adolfo
de C astro, los cervantistas gaditanos, en cuyo nu-
mero figuran con honrossim os ttulos el seor Len
M ainez, director de Lu Crnica C ervantes consa-
grada, y el seor Gaona, no menos amante de cuanto
realza la mem oria del grande hom bre : asistia buen
nm ero de es critores de la p lazi con el decano de
ellos, el seor Flores A renas , veterano ilustre de las
ideas lite rar ias , en quien los aos no entibiaron el
puro amor de la sabidura. Leyeron, el seor Gaona,
un artculo encaminado probar que la patria del hi-
dalgo manchego es A rgamasilla de A lba; el seor Ce-
rero una poesa invitando los vates cantar las gl*
ras cervantesc as; el seor M ainez una resea de
cuanto este ao hiciera Espaa por su inolvidable nuo,
el seor C astro unas dcimas del seor M oreno
titulada La ltima novela ejemplar de Cenan ->
donde su au tor, el seor C astro, muestra que
s
^
imitar con raro acierto lo ms castizo en el e
st l
^
nuestros clsicos: dirgese la novela pintar las p
trinieras del manco y su cristiana muerte.
No era posible que Sevilla permaneciera ocios
apartada cuando otros acudian honrar al p
r i m
Anterior Inicio Siguiente
http://204857_009.pdf/http://204857.pdf/http://204857_011.pdf/http://204857_011.pdf/http://204857_011.pdf/http://204857.pdf/http://204857.pdf/http://204857_009.pdf/http://204857_009.pdf/8/10/2019 La Ilustracion Espanola y Americana 907
11/16
XVIII
LA ILUSTRACIN ESPAOLA
Y
AMERICANA.
8
nio espaol. Abundan en la ciudad del Rtis losre-
erdos
cervantescos; aun se alza aquella famosa
re lie San Marcos, en donde si la tradicin es cier-
o-oz Cervantes de la vista de una persona por ex-
'
0
orata su alma; aun se recuerdan sus infor-
,
-
0
,
e n
el patio de la casa de la Contratacin , sus
carescos tipos en Gradas, en el colegio de Maese
Rodrigo , en las estrechas callejas del barrio de
Santa Cruz.
Labrando en los nimos aquellas tradiciones que
pintan Cervantes ora gimiendo bajo la tirana de un
publicano, ya solazndose en literario esparcimiento,
asistente la tertulia de Pacheco, donde Lope de
Wa debi escuchar la lectura delQttijotr , la sazn
indito,
hse popularizado en aquel insigne pueblo su
fama y su libro, explicndose , por tal modo, la parte
considerable que en el xito de la fiesta celebrada por
la Academia corresponde los sevillanos.
Ni era posible, aun prescindiendo de los anteceden-
tes ya dichos, que Sevilla olvidara en estos tiempos el
ejemplo de carcter viril y de resignacin decorosa y
ili
8/10/2019 La Ilustracion Espanola y Americana 907
12/16
284
LA ILUSTRACIN ESPAOLA Y AMERICANA.
N. XVIII
PEH.Illmo. seor don Jos Sebastian de Goyeneclie, arzobispo de Lima (pg. 283).
Luego, por las prendan esclarecidas de su ingenio, por
la pureza ejemplar de sus costumbres y por sus virtudes
sealadas, fue presentado por el rey pava la sede episcopal
de Arequipa, y preconizado por Su Santidad Pi VII en el
solemne Consistorio celebrado en Roma el 23 de Abril
de 1817 , siendo c onsagrado por el arzobispo de Lima, ilus-
trsimo seor doctor don Bartolom de las lleras, el 2 de
Agosto de 1818.
Quin puede enumerar los graudes servicios que prest
a la Iglesia catlica en el desempeo de su ministerio pas-
toral.
J
Justo era que tanto celo, tanta abnegacin, tantas es-
clarecidas virtudes alcanzaran merecida recompensa, y el
ilustre obispo de Arequipa fue presentado por el gran ma-
riscal Castilla para la sede arzobispal de Lima, y preconi-
zado por Su Santidad Pi IX en el consistorio de 20 de Se-
tiembre de 1859.
La integridad de su f, mil veces comprobada en oca-
siones solemnsimas ; su absoluta adhesin la Santa Sede;
su tierna piedad
;
la sencillez y afabilidad de su truto y su
amor la justicia, forman el hermoso conjunto de las prin-
cipales virtudes que adornaban al insigne arzobispo.
Cuando causa de las vicisitudes polticas, en yly v
aos siguientes, qu edaron viudas
vt
-
tar fusi'es chusaepots que hacan maravillas, segu
frases del general de Failly, nim.-tralladi.pas
i l l f e
''
na
ca
.
cuya nube de proyectiles aniquilaba un regimiento
balle na, desde* una distan cia de 1.000 metros.
Hoy stm los alemanes, envanecidos con sus MCIO
aleccionados pur la experiencia, los que tratan de ni ^
cir reformas en casi todas las armas de fuego, lo
in
^ ^
los fusiles de aguja que en losenormes caones i-
Anterior Inicio Siguiente
http://204857_011.pdf/http://204857_011.pdf/http://204857.pdf/http://204857.pdf/http://204857_013.pdf/http://204857_013.pdf/http://204857_011.pdf/http://204857.pdf/http://204857_013.pdf/http://204857_013.pdf/http://204857_013.pdf/http://204857.pdf/http://204857.pdf/http://204857_011.pdf/http://204857_011.pdf/8/10/2019 La Ilustracion Espanola y Americana 907
13/16
XVIII
LA ILUSTRACIN ESPAOLA Y AMERICANA. 285
aon-
fin de llegar, para un caso dado
(por ejemplo: para el caso de la
r evancha , l a l t ima perfee-
... en el arte de la guerra.
Un invento, debido al tenie n-
te de artillera prusiano, mou-
sieur Alexander B. Brown, lla-
ma en estos momentos la aten-
cin de los militares aleman es:
e
s una manera ingeniosa de
trasladar con facilidad, y con
el empuja de un solo hom bre,
esasenormes mquinas de g uer-
ra que salen de los talleres de
ssaldorif
los caones Krupp
_-de los cuides el ms sencillo
bien llega pesar doce tone-
ladas.
En un tvam-vaporttil, de
ciertas diniei-siones, pero cuyos
rail son cncavos, se colocan
algunas esferas de hierro, balas
de can, que se adaptan ex ac-
tamente al hueco de los rails, y
sobre ellas van otros rails, en
sentido inverso puestos, de ma-
nera que las balas queden en-
cerradas entre el hueco de am-
bos.
Encima se coloca el can
que se quiere trasladar un
punto cualquiera .
En efecto; sin gran esfuerzo
de una acmila, y veces de
un hombre, las esferas resba lan
por el rails, y el can es con-
ducido fcilmente al punto se-
alado, puesto que la va pue-
de
prolongarse,
por terreno lla-
no,
tanto como se quiera.
Vase el segundo de los gra-
bados de esta pgina.
Este sistema ha sido aproba-
do inmediatamente en Prus ia
por el ministerio de la Guerra,
y aun en la Gran Bre taa , en
el arsenal de Woolw ich , y en
presencia del duque de Cam-
bridge, del mayor Kir David
Woord, y de varios jefes supe-
rioresdeartillera, se han hecho
experimentos con res ultad os sa -
tisfactorios.
Tlic Timen , en un notable
articulo (pie dedica dar cuen ta
de
tales resultados, encarece la
SEVILLA..Sesin do la A.cadoiiiia to Buenas Letras en honor du Corvantes
P
cl
i'-
3j.
conveniencia de adoptar en se-
guida el ingenioso invento del
oficial prusiano.
R E V I S T A C I E N T F I C A
Ciencias, en Espaa, poco cultiva-
das.Historia de lo inanimado y
or-nico.Geosnsia y geogenia.
Sistemas tericos.Estructura
de la costra terrestre.Hiptesis
ms en bo^a.Supuesta tempera-
tura interna del globo.La tierra
seni
n breve inhabitable.Cam-
bios terrestres. Atraso ipno-
mnc ia de los franceses. I'erpe-
tuidad de las leyes naturales de
nuestros
das.
Edyd incalcula-
blemente grande de la tierra.
Kpoeas de n uestro globo.Agen-
tes destructores.Volcanes, ter-
remotos, elevaciones y hundi-
mientos.La gran obra de Bis-
chof.'trabajos de Zirkel y Vo-
relsang.Formacin dlas rocas,
segn Knop.Falsedad de las
modernas teoras geolgicas.
Descubrimientos de Carpenter y
(imbel.Libro preniiadode Cor-
nelitis Nuevas indagaciones de
alemanes ingleses.
Es ,
por cierto, lamentable el
despego, esquivez y frialdad
con que son miradas las cien-
cias naturales en los pases don-
de se habla el castellano. Ape-
nas podr creerse que las ma-
ravillosas y divinas obras de
naturaleza, tan estudiadas, ana-
lizadas y profundizadas en toda
nacin culta hasta por indoctos
que afanosamente procuran in-
tlagar y explicarse sus recndi-
tos misterios, interesen t an po-
co espaoles, para quienes
aquellas forman un libro cer-
rado, mudo y casi por comple-
to ininteligible.
Las ciencias naturalestodas
ntimamente ligadas entre s,
sirviendo cada una de ella s, co-
mo base auxiliar fundamental,
al supremo impulso de los pro-
gresos cientficos de nuestro si-
g lo ,
cuentan una, cuyas im-
portantes aplicaciones, cuyas
hiptesis ma ravillosas , eleva-
das sucesivamente la catego-
ra de axiomas, cuyo inters
siempre en aumento, ya se con-
sidere en sus detalles colecti-
ALKMANIA.Nuevo sistema para trasportar artillera gruesa (pg. 284).
Anterior Inicio Siguiente
http://204857_012.pdf/http://204857.pdf/http://204857_014.pdf/http://204857_014.pdf/http://204857_014.pdf/http://204857.pdf/http://204857.pdf/http://204857_012.pdf/http://204857_012.pdf/8/10/2019 La Ilustracion Espanola y Americana 907
14/16
286
LA ILUSTRACIN ESPAOLA Y AMERICANA,
N. ' XV111
vamente, le hacen ocupar principalsimo sitio junto sus
sublimes hermanas. Esta ciencia es la Geologa, que inves-
tiga la historia de la tierra desde su principio, y trata de
explicar y demostrar los cambios verificados en todo lo
inauimado y orgnico, practicando examen y anlisis de
cuanto forma nuestro globo, cuyos diversos materiales
utiliza el hombre de innme ros modos y en multitud de
combinaciones.
pesar de toda la importancia de la geologa, tan ge-
neralizada en Alemania Inglaterra, donde ensenan sus
elementos hasta en las escuelas de instruccin primaria,
cultivndola aun las seoras y toda clase de personas, en
Espaa y en las repblicas hispauo-aiuericanas apenas se
tiene conocimiento de que existe, no ser entre ingenieros
y escaso nmero de hombres cientficos que por necesidad
espritu de investigacin, y auxiliados con el conoci-
miento de idiomas extraos, han leido algunas de las obras
que de ella tratan. Y esto es tan cierto, que exceptuando
los trabajos de Alcibar, Aran/.azu, Bauza, liotclla, Ez-
querra, Maestre, Prado, Vilanova, varios de la
Jlecisla
Minera y algn otro indicado en la bibliografa de Mnffei
y Ra Figueroa, apenas si se citan en las obras geolgi-
cas de otros pases un solo nombre espaol que haya con-
tribuido al desenvolvimiento de la referida ciencia. En
vano se registran las obras de cien gelogos contempor-
neos ,
ya sean ingleses, alemanes norte-americanos, ya
franceses, italianos suizos; casi nada revela la existen-
cia, entre la raza espaola, no ya de gelogos profundos,
pero ni aun la de aficionados que hayan ofrecido inters
con sus observaciones locales para las investigaciones de
los sabios.
Si mayor abundamiento se examina la bibliografa es-
paola, entre multitud de traducciones del francs, que
encierran casi por completo inestimables joyas literarias
castellanas, solo hallaremos un ompendio
de
Geologat ra-
ducido al espaol,por el portugus Almeida, otro vertido
por Ezquerra con la a dvertencia desconsolado ra: No te-
nemos en castellano hasta ahora (1847) ningn tratado
elemental de geologa, ni original, ni traducido, etc.- Un
ompendio de Geologa, escrito en espaol por un ingls
de Nueva Granada, dice entre otras cosas: Sin un solo
libro geolgico en este idioma (el espaol), y sin un Dic-
cionario que contenga los trminos tcnicos, teniendo que
traducir algunas palabras de otros idiomas que jams he
visto en espaol, etc. Por ltimo, adicionando los libros
anteriores lo que respecto nuestro asunto contienen las
obras principalmente traducidas, que sirven de texto para
asignaturas de historia natural, y el tratado de geologa,
as como el compendio muy reciente del seor Vilanova,
terminar el resultado desconsolador y casi nulo de los
datos sobre impresos geolgicos espaoles.
Forma contraste notabilsimo con lo anterior la ingente
masa de revistas y otros peridicos, memorias, tratados,
libros y dems publicaciones especiales sobre dicha cien-
cia que en Alemania, Inglaterra y Norte-Amrica salen
luz.
Referir los ms importantes de tales trabajos, ocupara
un grueso tomo. Sin embargo, cumpliendo el objeto de
nuestras Revistas, debemos hoy manifestar algo, aunque
muy sumariamente, acerca del estado actual y ltimos pro-
gresos de dicha ciencia, con motivo de las recientes in-
vestigaciones y libros que de ella tratan, en estos dias pu-
blicados.
La geologa, cuyo objeto dicho queda, comprende el
conocimiento de la estructura interna de la tierra (llamn-
dose esto:
gcognsia),
y la
geogenia,
que establece terica-
mente la formacin de nuestro globo y los fenmenos que
han intervenido, presidido ocasionado las modificaciones
operadas en su superficie desde remotsima hasta la pre-
sente poca. Est todo eso unido inseparablemente; por-
que si bien parece que hay ligereza y precipitacin al pre-
sentar teoras de la tierra, sin antes conocer fondo su
naturaleza, resulta, empero, ms antiptico an para quien
reflexione el adquirir dicho conocimiento, no ideando al
mismo paso sistemas sobre la formacin entera la de al-
gunas partes de nuestro globo.
Esta parte terica ha retardado el que se confiera la
geologa carcter de ciencia positiva, pues juzgaban mu-
chos que el objeto principal de dicho ramo cientfico se
reducia al descubrimiento del origen terrestre, y al estudio
de los efectos producidos por causas divinas para conver-
tir nuestro planeta en habitacin propia del hombre.
Hutton fue quien primero traz lmites entre geologa y
cosmogona, declarando que aquella nada tenia que ver
con el origen de las cosas. Entro ambas hay la misma di-
ferencia, que la que existe separando la historia del cr-
culo de las investigaciones sobre el origen del hombre.
De otra parte, los sistemas tericos untes aludidos son
muy imperfectos; porque juntamonte con lus opiniones an-
tagonistas de los gelogos, todos cuantos poseen fundo
esta ciencia proclaman su ignorancia respecto diversos
extremos en aquellos contenidos. Sin embargo, los hom-
bres cientficos convienen en diversas conclusiones geol-
gicas que parecen fundadas y ciertas, porque sus resultados
son debidos numerossimos investigadores de distintos y
remotos pases, quienes por muchos sitios separadame nte
trabajan. Aquellos observadores, menudo rectifican las
teoras geolgicas; pero cuantos maestros tiene esta clase
del saber, proclaman unnimemente que en general le cor-
responden las cualidades de una ciencia positiva.
Para que el lector de la presente Revista, extrao por
completo esta matjria, pueda comprender mejor nuestro
asunto, conviene primero apuntar dos palabras sobre la
teora geolgica ms en boga, y referir, por ltimo, muy
sumariamente algunos resultados de recientsimas investi-
gaciones y escritos.
La historia terica de la parte exterior de nuestro globo
se deduce examinando la estructura compleja de la costra
terrestre, cuyas seales evidentemente indican cmo fue
formado este planeta que habitamos. La historia geolgica
de la tierra, cual otras muchas, tiene oscursimo comienzo,
cuya fijacin clara y exacta es de todo punto imposible.
Aquella por carecer de datos al discurrir sobre remotsi-
mas pocas llega hasta perderse en completa vaguedad
incertidunibre. Entonces dicha historia atraviesa un perodo
hasta cierto punto mtico, donde necesario es agrupar los
hechos parciales, imperfectos y escassimos, con lo cual
solamente logramos construir meras hiptesis. De estas
la ms extendida, si bien la combaten ahora sabios auto-
rizados, es una que declara que en cierto tiempo nuestro
planeta estuvo derretido, conteniendo licuadas las grandes
masas y cuanto hoy co nstituye la tierra , cuya atmsfera
y mares, entonces divididos en sus elementos, formaran
gases al rededor de aquel globo lquido ardiente.
Semejante hiptesis encierra la conclusin que al en-
friarse nuestro planeta resultando slida costra, adquiri
prximamente la forma y dimensiones que hoy tiene. Ade-
ms,
aquella explica de cierta manera satisfactoria los he-
chos indudables siguientes: 1. la forma de la tierra, exac-
tamente la misma que tendra si fuese verdadera dicha
hiptesis;2." el peso especfico de la tie rra, que excede unas
cinco veces el del agua; mientras que tal densidad hubiera
sido mucho mayor si nuestro planeta disminuyese el ta-
mao que hoy tiene y que conserva por la fuerza expan-
siva de su gran calrico interno: 3. la temperatura ter-
restre, que va en aumento medida que descendemos hacia
el centro de nuestro globo. Por cada 30 metros crece aquella
un grado; as, 3.000 metros el calor debe ser el corres-
pondiente al agua hirviendo, saber: 100 grados; 30.000
metros calclanse 1.000 grados, calor que derrite el vidrio:
y por ltimo, suponiendo que tal subida de temperatura
termine una profundidad de (5 kilmetros, sea la cen-
tsima parte del radio terrestre, ninguna de las materias
que furman la tierra es posible que conservara estado s-
lido: porque bajando dicha hondura, el calrico vendra
medirse con "2.000 grados. De este ltimo clculo deducen
algunos que la parte slida le globo que habitamos tiene
lo ms unos 60 kilmetros: espesor que, comparado con
la totalidad de la tierra, solo seala esta delgadsima cos-
tra dura, y relativamente ni siquiera tan gruesa como la
cascara de un huevo. Dicho supuesto, y otro, en libros po-
pulares tambin difundido con gran repe ticin, referente
al enfriamiento breve y enorme de la tierra hasta llegar
ser inhabitable para toda criatura, atribuyen poqusima
estabilidad y permanencia muy precaria al presente estado
de cuanto existe. Pero adelante dir nuestra resea, que
gelogos quienes personas inteligentes conceden univer-
sal autoridad, prueban lo falso du ambos supuestos.
Por ltimo, la hiptesis de que ahora se trata respecto
haber estado encendido nuestro globo, tambin puede ex-
plicar la accin volcnica por cuya causa brotan chorros
ardientes y fuentes de fuego, que, en diversos sitios de la
tierra, materias fundidas derraman. Inverosmil, empero,
segn muchos tal hiptesis, el que as sea por completo, ni
restringe ni afecta la verdad demostrable de la ciencia
geolgica.
Cualquiera que fuese el comienzo y primitivo estado de
la tierra, hay certeza de que trascurri un tiempo inmenso,
tan grande, que alienas imaginarlo podemos, hasta que em-
pez tener las condiciones para servir de habitacin
seres cual hoy existen. Fcilmente so prueba que sitios
donde hay actualmente tierra firme y elevada, constituan
antes el suelo de profundos mares. La costra terrestre ha
experimentado grandes cambios, lentos y casi impercep-
tible s; m as as en tiempos histricos como en an teriores aun
y remo tsimas pocas, dicha costra se eleva en unan partes, y
en otras desciende; all forma continentes, aqu el fondo de
Top Related