La migración Internacional: Beneficios, Perjuicios y su desarrollo en la era de la
globalización en el periodo 2000 – 2014 en América Latina y el Caribe
El presente está dirigido a un grupo poco inadvertido en busca de un mejor estilo de
vida se arriesgan a las desventuradas oportunidades que un mundo globalizado ofrece
según las capacidades de cada individuo, “Los Migrantes”.
La globalización económica como proceso empíricamente verificable, es una expresión
de la irrupción de las tecnologías de la información, e incluye esencialmente la
transnacionalización de las empresas y la apertura de las naciones. La redistribución
espacial de las actividades económicas, la mayor movilidad del capital productivo y de
la tecnología, y la reducción de los costos internacionales de transacción, están
afectando la redistribución internacional de las oportunidades económicas y por esa vía,
la dinámica de los comportamientos migratorios
La decisión de migrar
La migración es una conducta individual y sólo como agregación de decisiones o
comportamientos individuales y/o familiares se conforman los flujos migratorios. Para
que la decisión migratoria se materialice deben concurrir algunos prerrequisitos. El más
elemental es la probabilidad no nula de la “opción migratoria”, lo que supone ausencia
de prohibiciones administrativas y/o comunitarias de migrar y la existencia de vías de
salida desde el lugar de origen. En segundo lugar, aunque no se trata de una restricción
insalvable, el conocimiento sobre zonas alternativas a la de origen es prácticamente un
prerrequisito. Y en tercer lugar está el más relevante en términos sustantivos y el que
desempeña el papel crucial en todos los esfuerzos de modelación sistemática de las
decisiones migratorias: el cotejo entre costos directos e indirectos que entraña la
migración y los beneficios actualizados que se supone devengará el eventual traslado;
típicamente los beneficios actualizados deben superar a los costos para que la migración
se materialice. Aunque esto último tiene evidentes similitudes con el núcleo de lo que se
ha denominado enfoque neoclásico o macroeconómico de la migración
Revolución Tecnológica, Globalización, y Migraciones Sur-Norte
Los efectos de estas tendencias económicas sobre las migraciones internacionales de
trabajadores son de dos tipos:
Al agravarse la posición de los trabajadores no calificados del mundo
desarrollado, se exacerba la animosidad de los sindicatos contra la llegada de
migrantes del sur
La situación no es socialmente sustentable por el doble standard que establece en
materia de derechos laborales y garantías individuales, por la discriminación
social
Las tecnologías de la información están manifestando su impacto en varios campos que
inciden, indirectamente, sobre la intensidad y orientación de las migraciones
internacionales.
1. Integración hemisférica y migraciones sur-norte
La integración económica, entendida como proceso empíricamente verificable, ha
promovido, tanto a nivel hemisférico como en el caso de América Latina, una
intensificación de los vínculos comerciales y de inversión.
Se trata del mismo fenómeno de transnacionalización empresarial y de
internacionalización macroeconómica
El tema de los aspectos económicos, culturales, jurídicos y políticos de la migración
internacional debe reexaminarse a la luz de estos procesos de globalización que están en
plena expansión.
Desarrollo, modernización y migración: una mirada a largo plazo y a diferentes
escalas
La idea según la cual el proceso de desarrollo incide sobre la migración tiene larga data
y se basa en hechos bastante conocidos y en mecanismos ampliamente documentados.
Los hechos son la vinculación empírica entre los hitos clave del progreso de la
humanidad y los patrones de asentamiento y movilidad de la población. Saltos tan
significativos para la sociedad como el descubrimiento de la agricultura o la revolución
industrial tuvieron implicancias directas sobre las modalidades de ocupación de los
territorios y las corrientes y decisiones migratorias.
MARCO GENERAL E INTEGRADOR DE LOS DETERMINANTESY LAS CONSECUENCIAS DE LA MIGRACIÓN
Fuente: J. Rodríguez, “Migración interna en América Latina y el Caribe: estudio regional del período1980–2000”, serie Población y desarrollo, Nº 50 (LC/L.2059–P), Santiago de Chile, Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), 2004. Publicación de las Naciones Unidas, Nº de venta: S.04.II.G.3.
Palabras del secretario ejecutivo de la CEPAL, señor José Antonio Ocampo, en la sesión inaugural del simposio sobre migración internacional en las Américas
San José, Costa Rica, 4 de septiembre, 2000
El desarrollo integral implica, como objetivo esencial, aumentar el bienestar del
conjunto de la población. El desarrollo así entendido está indisolublemente ligado a la
vigencia de los derechos económicos, sociales y culturales y, por ende, de los principios
de igualdad, solidaridad y no discriminación, concebidos de forma indivisible e
interdependiente con los derechos civiles y políticos. El logro de un crecimiento
económico estable y competitivo es un requisito necesario, pero insuficiente, para el
desarrollo integral, puesto que también es necesario que ese avance vaya hermanado de
cada vez mayores grados de equidad. La reducción de las desigualdades sociales debe
ser la vara fundamental para medir la calidad del desarrollo en un contexto de
sostenibilidad democrática.
En este sentido, el tratamiento de las repercusiones de la migración internacional está
indisolublemente ligado a la búsqueda de la equidad social, por lo que su inclusión en el
plano de la lucha contra la pobreza y la desigualdad, en el plano del empleo y la
seguridad social y en el plano de las prestaciones sociales, involucra a toda la población
de la región, cualquiera que sea su origen o nacionalidad.
El intercambio de trabajadores, la interacción cultural, la acogida a las personas
desplazadas de sus países, son hechos que se registran en cada una de las naciones de la
región y se extienden a escala continental. Si bien las limitaciones de la información no
permiten la determinación exacta del número de personas que participan en las diversas
corrientes migratorias, su cuantía representa la expresión más visible de la migración
internacional en las Américas. Según los datos censales de la ronda de 1990, más de dos
millones de latinoamericanos y caribeños residían en un país de la región distinto al de
su nacimiento y otros ocho millones fueron empadronados en los Estados Unidos. Los
antecedentes proporcionados por otras fuentes sugieren que estos patrones migratorios
siguieron acrecentándose en la última década.
Tradicionalmente se ha reconocido que las desigualdades en los niveles de desarrollo
están en la base de los movimientos migratorios. De igual modo, las consecuencias de la
migración internacional repercuten en las esferas más sensibles de la vida social,
económica y cultural de los países de origen y destino, y conllevan apreciaciones que a
menudo son motivo de polémica. Entre las preocupaciones de la CEPAL en esta materia
se encuentra la observación del contraste que existe entre la progresiva facilitación de
los flujos de capitales, bienes e ideas a lo largo del mundo y la persistencia de
respuestas restrictivas al desplazamiento de los recursos humanos, lo que indica, por lo
demás, que el actual proceso de globalización es todavía incompleto.
Principales patrones y magnitudes de la migración latinoamericana y caribeña
Como síntesis de la situación actual de emigración puede decirse que existen alrededor
de unos 30 millones de latinoamericanos y caribeños residiendo en países distintos al de
su nacimiento más exactamente, 28,5 millones, cifra mayor a los 26 millones
registrados en la ronda de censos de 2000
Este número de emigrados equivale a aproximadamente el 4% de la población total de
América Latina y el Caribe. El stock total de emigrantes se compone de la población
nacida en países de América Latina y el Caribe residente en otras regiones, por una
parte, y de la población nativa residente en otros países distintos al de su nacimiento
dentro de la región, por la otra. El componente extra regional de la emigración es el que
ha experimentado la mayor merma en comparación con las décadas anteriores.
AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE: INMIGRANTES Y EMIGRADOS CON
RESPECTO A LA POBLACIÓN TOTAL, POR PAÍSES DE RESIDENCIA Y DE
NACIMIENTO, ALREDEDOR DE 2010
Fuente: Proyecto IMILA del CELADE y División de Población de las Naciones Unidas.
Nota: Los datos de la ronda de censos de 2010 en los casos de la Argentina, Bolivia (Estado Plurinacional de), el Brasil, Colombia, Costa Rica, el Ecuador, El Salvador, México, Nicaragua, Panamá, el Perú, la
Republica Dominicana, el Uruguay y Venezuela (República Bolivariana de) se obtuvieron a partir de la base de datos IMILA. En el resto de los casos las cifras provienen de la División de Población de las
Naciones Unidas. Las estimaciones de emigrantes son mínimas, ya que consignan un número limitado de países de Europa y Oceanía.
Se excluyen Anguila, Antigua y Barbuda, Aruba, Bermuda, Islas Caimán, Dominica, Granada, Montserrat, Saint Kitts y Nevis, San Vicente y las Granadinas, Islas Turcos y Caicos, Islas Vírgenes
Británicas y de los Estados Unidos.
Los flujos de emigrantes latinoamericanos y caribeños hacia países pertenecientes a la
OCDE (la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) han sido
ampliamente documentados, destacándose sobre todo aquellos tradicionales hacia los
Estados Unidos y los de las últimas décadas hacia España. Según la información
sistematizada por la OCDE, en 2010 el flujo de población regional de 15 años o más
hacia países de la OCDE incluidos aquellos provenientes de México y Chile, que
actualmente forman parte del mismo bloque alcanzó aproximadamente las 900.000
personas (OECD, 2012).
En términos de stocks, en tanto, el mismo informe contabilizaba unos 25 millones de
migrantes en 2006, de los que un 45% correspondía a personas provenientes de México
porcentaje que es similar al que surge de los datos de los censos.
Entre los destinos más importantes, la migración hacia los Estados Unidos puede
considerarse una tendencia de largo plazo. Alrededor de 2000 este país concentraba tres
cuartas partes de la población migrante latinoamericana y caribeña, al tiempo que otros
países de la OCDE considerando España, el Canadá y el Japón atraían solo el 13%
(OECD, 2012).
Con todo, luego de desatarse la crisis financiera mundial habría existido una
disminución de los flujos de migrantes regionales hacia este país, si bien continúa
siendo el principal destino desde muchos orígenes en 2010 albergaba un 70% del total
de los emigrados latinoamericanos y caribeños, lo que equivale a la considerable suma
de 20,8 millones de personas. Aun excluyendo la población proveniente de México que
alcanzaba unos 12 millones, los Estados Unidos siguen figurando como el principal
destino, aunque en ese caso solo con una ligera mayoría.
Principales destinos de los emigrantes latinoamericanos y caribeños, alrededor de
2010
Fuente: Proyecto IMILA del CELADE y OECD (2012).
Principales destinos de los emigrantes latinoamericanos y caribeños sin considerar mexicanos en estados unidos, alrededor de 2010
Fuente: Proyecto IMILA del CELADE y OECD (2012)
Nota: Las cifras están basadas en datos de los censos nacionales. La estimación de emigrantes en otros países de la OCDE se extrajo de la base de datos de esa organización hacia 20052006 y contempla solo 22 países de origen de América Latina y el Caribe —Argentina, Barbados, Belice, Bolivia (Estado Plurinacional de), Brasil, Colombia, Costa Rica, Cuba, República Dominicana, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, Jamaica, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Trinidad y Tabago, Uruguay y Venezuela (República Bolivariana de).
Volumen Cumulado de Inmigrantes, por grandes Regiones , y porcentajes sobre el total de la Población en cada región. 2002
Fuente: United Nations, 2002. International Migrations Report 2002. New York, ST/ESA/SER.A/220.
La migración internacional ocupa un lugar importante en los medios de comunicación y
también en la agenda de discusión de los países receptores. Según las Naciones Unidas
el número de personas involucradas en estos movimientos ha crecido sostenidamente en
la segunda mitad del siglo XX y los datos disponibles indican que las personas nacidas
en un territorio diferente al que residían en 1965 eran 75 millones y que en el año 2002
esa cifra llego a aproximadamente 175 millones.
El total de migrantes representa alrededor del 2.9% del total de los habitantes del
planeta. Se encuentran particularmente concentrados en las llamadas “ciudades
globales”, puntos de convergencia del poder económico y político, de la administración
de la riqueza y del conocimiento.
Es posible identificar cuatro grandes etapas en el proceso migratorio:
La primera se inicia con la Conquista y finaliza con la Independencia y se
caracteriza por la incorporación de población que venía de los territorios
metropolitanos y de población africana en régimen de esclavitud.
La segunda, en la que los países de América Latina y el Caribe y muy
particularmente la región sur del continente, recibieron una parte de la gran
corriente de emigración europea de la segunda mitad del siglo XIX y principios
del XX.
La tercera fase transcurre desde 1930 hasta mediados de la década de 1960 y en
ella el fenómeno dominante está dado por los movimientos internos de
población hacia las grandes metrópolis.
La cuarta fase se da en las últimas décadas del siglo XX, cuando el saldo
migratorio pasa a ser sostenidamente negativo y la emigración hacia los Estados
Unidos y otros países desarrollados se convierte en el hecho dominante del
panorama migratorio de la región.
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