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Memoria
IV Foro Colima y su Región
Arqueología, antropología e historia
Juan Carlos Reyes G. (ed.)
Colima, México; Gobierno del Estado de Colima, Secretaría de Cultura, 2008.
La oligarquía empresarial alemana en Colima, siglos XIX y XX.
Mtra. Consuelo Delgado Cortina UAM, Ciencias Educación y Humanidades
Mtro. José Rafael Sáenz Rangel Universidad Autónoma de Tamaulipas
El objetivo fundamental del presente trabajo es el de contribuir a explicar el proceso
de formación de la oligarquía empresarial alemana en Colima y sus vínculos con la elite
regional durante periodo de 1880 hasta 1910. Para el inicio del análisis de este tema,
considero necesario definir que es lo que se entinte en este trabajo por oligarquía, y según
el Diccionario de la Real Academia Española, nos manifiesta tres acepciones: 1. f.
Gobierno de pocos; 2. f. Forma de gobierno en la cual el poder supremo es ejercido por un
reducido grupo de personas que pertenecen a una misma clase social y 3. f. Conjunto de
algunos poderosos negociantes que se aúnan para que todos los negocios dependan de su
arbitrio. Con estas acepciones, sobre todo la ultima, nos ayuda a entender que el termino
oligarquía esta ligado a linaje familiar, a privilegios, al prestigio y al reconocimiento social
de una estirpe, al control administrativo de gobiernos y negociantes, a las riquezas
concentradas en una red familiar y específicamente a grupos de poder económico, político y
social.
Cierto es que la mayoría de los países latinoamericanos como el nuestro, han
experimentado la presencia de estos grupos oligárquicos, personificados en elites
corporativas que se cohesionan entre linaje y monopolio para conformar la estirpe
dominante. En el caso especifico de Colima este fenómeno mantuvo ciertas especificidades
2
durante el periodo de análisis, estas características serán estudiadas en las siguientes líneas.
El trabajo esta dividido en los siguientes temas: Origen y conformación de compañías
alemanas en Colima; Los primeros empresarios y comerciantes alemanes en Colima; Flor y
Rodríguez Compañía; García y Schmidt Compañía; Kebe Vander Linden y Compañía;
Vander Linden Vogel y Compañía; Arnoldo Vogel y Compañía; La inversión de la Vogel y
Cía. en otros negocios; La construcción del muelle y la compra de ―Francisca‖; Padilla y
Compañía; El Puerto de Manzanillo y las conclusiones.
1. Origen y conformación de compañías alemanas en Colima.
La población extranjera en tierras colimenses en conjunto con la burguesía local,
compuesta principalmente por hacendados, comerciantes y personajes de la política, fueron
el motor que impulsó la explotación de las distintas áreas de la economía en el estado de
Colima.1 Los extranjeros, sobre todo alemanes, junto con la oligarquía colimense, fueron
los iniciadores de la modernización de la economía de esta entidad. En este sentido, Pablo
Serrano comenta qué fueron ellos quienes promovieron y apoyaron la creación de la
infraestructura necesarios para la instauración de sus industrias y negocios en general:
...la creación de caminos carreteros ad hoc, dar infraestructura al puerto
de Manzanillo, desarrollar el aspecto urbano del pueblo de Manzanillo y
de la ciudad administrativa de Colima, y construir una vía de ferrocarril
que enlazara a Manzanillo con Colima y, sobre todo, con Guadalajara.
Los extranjeros determinaron el desarrollo de una economía regional
hasta entonces aislada, endeble y de subsistencia. La modernidad era
indispensable para que Colima se convirtiera en una región que sirviera a
los intereses de los importadores y exportadores, así como para que fuera
un enlace indispensable entre el extranjero y la región occidental de
México en el nivel económico.2
Además ayudaron a que la economía colimense no dependiera solamente de la
agricultura, sino que gracias al factor extranjero sus actividades se diversificaron y se
aprovecharon –por parte de la clase de hacendados y comerciantes – al máximo las riquezas
naturales del estado. Por esta razón en el transcurso del porfiriato surgieron varias firmas
comerciales, como Oetling Hermanos y Compañía; Kebe Vander Linden y Compañía;
Alejandro Oetling y Compañía, Sucesores; Riensch Held Compañía; Arnoldo Vogel y
Compañía; Morrill y Compañía y la Compañía Industrial Paso del Río.3 Estas compañías
controlaron las actividades agrícolas, marítimas, comerciales y mineras del estado de
Colima y sus alrededores.
3
En Colima, la mayoría de los alemanes que aquí se instalaron venían como
empleados o socios minoritarios de compañías alemanas; cabe mencionar que estos
pequeños grupos no eran representantes del capital comercial e industrial alemán. Es decir,
no fueron los grandes capitalistas que venían con grandes fortunas creadas en Alemania
para invertirlas en México, más bien eran pequeños comerciantes que con el transcurso del
tiempo lograban acumular suficiente capital y así tener la posibilidad de acceder a ser
socios capitalistas de una sociedad o independizarse formando sus propios negocios y
reinvirtiendo sus capitales, mismos que fueron acumulados en nuestro país.4
Estos pequeños grupos de inmigrantes se vieron favorecidos principalmente por las
relaciones comerciales entre México y Alemania, mismas que se daban principalmente a
través de las casas comerciales asentadas en las principales ciudades del territorio
nacional.5 Otros factores fueron las condiciones políticas y económicas de nuestro país,
mismas que favorecían el intercambio comercial y humano. Por otro lado, los
conocimientos y la experiencia en actividades económicas que los alemanes residentes en
Colima poseían, les permitió en poco tiempo amasar grandes fortunas. Al respecto
Servando Ortoll señala que ―Durante el largo periodo presidencial de Porfirio Díaz —en
Colima—, la tranquilidad, producto de la pax (sic) porfiriana reinó y se hicieron grandes
esfuerzos porque progresara la agricultura en el estado, y por promover que el ferrocarril
pisara tierras colimenses‖.6 Sin lugar a dudas esta paz y los esfuerzos por lograr un
progreso en la producción agrícola fue un factor que los comerciantes supieron aprovechar
para ampliar sus actividades económicas en sus negocios que no solo se enfocaron a un
solo giro, sino que dadas las condiciones se diversificaron sus actividades a otras no
explicitas en sus contratos como sociedad comercial.
El tipo de sociedades que se establecieron en Colima no fueron grandes. Más bien, y
en términos empresariales, estuvieron constituidas en comandita simple: es decir, se
componían de un pequeño número de socios, dos o cuatro entre los mismos alemanes,
normalmente emparentados entre sí: padres e hijos o sobrinos, primos y yernos. La
compañía giraba bajo una razón social y estaba representada por un socio gerente, quien
estaba al mando de la administración de la sociedad y debía solucionar los problemas, así
como firmar convenios y formalizar alianzas o contratos con otras compañías o personas.7
Lo que se observa en los protocolos de notarías de Colima es que los egresos de la
compañía eran cubiertos con las ganancias de la empresa; se cubría el pago de la renta del
local, en caso de que no fuera propio, gastos de almacenaje, habitaciones para los
empleados, comidas, sueldos y abastecimiento de la mercancía. Esto último incluía pagar
un viaje redondo a países europeos a uno de los empleados para que fuera a comprar todo
lo necesario para la compañía; regularmente era el gerente, pero si era otro quien viajaba, el
turno era rotativo.
4
De igual forma se observa en los protocolos de notarías que la vida de las
compañías alemanas en Colima dependía de las actividades de los socios y del capital con
el que contaban para dedicarse a otras actividades lucrativas, como por ejemplo, hacer
préstamos e invertir en otros giros, estas actividades eran muy comunes entre las sociedades
que operaban en el estado. Por otra parte, cuando un socio solicitaba su separación, se le
liquidaba el capital invertido y parte de las ganancias, y la compañía seguía con sus
operaciones, solamente se le agregaba a la razón social de la compañía la leyenda ―y
Sucesores”, o bien, podía continuar bajo otra razón social.
2. Primeros empresarios y comerciantes alemanes en Colima.
Fueron el comercio, la especulación, el préstamo y la inversión inmobiliaria
improductiva las que se convirtieron en los negocios que ofrecían las mejores ventajas y
perspectivas de crecimiento para los comerciantes extranjeros. Este grupo, unido con los
comerciantes colimenses o por separado, fue el que impulsó las actividades comerciales y
mercantiles en Colima y sus alrededores, esto se puede apreciar en las operaciones
mercantiles que se llevaron a cabo durante el periodo del porfiriato.
Las sociedades fueron fundadas con el objetivo de abastecer a la sociedad colimense
de efectos de ultramar o productos de importación y nacionales que se expendían en sus
negociaciones. Los comerciantes alemanes pronto destacaron sobre la competencia que
representaban los franceses, británicos y estadounidenses. Una de las razones por las que
sobresalieron fue que la población extranjera en Colima, estaba constituida
mayoritariamente por alemanes, los cuales consolidaron una buena cantidad de casas
comerciales de importaciones y comisiones, tanto en la capital, Colima, como en el puerto
de Manzanillo.
Otra de las razones fue que se posicionaron en giros comerciales que no eran muy
competidos, además su posición como comerciantes les permita ascender en la escala social
para ocupar puestos claves en donde se movían grandes negocios, este el caso de Arnoldo
Vogel, uno de los comerciantes mas influyentes de Colima, quien en 1893, encabezó la
Cámara de Comercio Colimense, fundada en ese mismo año, junto con Gregorio Álvarez,
Carlos Schulte, Christian Flor, Jorge M. Oldenbourg, Isidoro Barreto, Andrés Schmidt,
Ramón J. De la Vega, Andrés Silva, Anacleto Guzmán y Federico Kuhlman. En esta
organización Francisco Santa Cruz figuró como el presidente suplente de la organización.8
Esto de alguna manera les daba poder e influencia en las actividades lucrativas en el
estado, pero sobre todo, por las estrategias comerciales que los empresarios alemanes
empleaban para sobresalir ante la competencia de los extranjeros. Por ejemplo, los
5
comerciantes alemanes no se centraron en mercancías de su patria, sino que actuaron como
intermediarios y distribuidores de toda clase de manufacturas europeas, por lo que con el
paso del tiempo se convirtieron en agentes de la burguesía europea en general. Además,
hubo entre los alemanes importantes comerciantes quienes se convirtieron en prestamistas y
fue así que, a través del crédito, de sus relaciones comerciales con ultramar y de sus
relaciones mercantiles y políticas, lograron un importante control en la economía regional.9
Los comerciantes alemanes no solamente se dedicaron a la venta de importaciones y
exportaciones, que era lo que se estipulaba en sus contratos de sociedad, sino que además
participaron en actividades de préstamo, arrendamiento e inversión en bienes inmuebles,
entre otras actividades. En el transcurso de sus operaciones, los empresarios alemanes
ampliaron el objetivo de sus actividades, adquiriendo nuevos giros que resultaban
económicamente redituables, ya sea en el ámbito agrario, industrial o mercantil.
Pero fue en el ámbito agrario donde se hizo más notoria la influencia de los
extranjeros, si consideramos que la economía colimense se sustentaba principalmente en las
actividades ligadas a la agricultura y en la que los hacendados controlaban a los
comerciantes del estado, lo que estaba en estrecha relación con el desarrollo y expansión de
las haciendas, cuyas comercializaciones agrícolas, agroindustriales y ganaderas tenían
entonces garantizados los apoyos gubernamentales, por intermedio de la organización, así
como los enlaces comerciales para la exportación hacia el exterior y otros puntos de la
República Mexicana, enlazados a las costas del Pacífico.10
A partir de la penúltima década del siglo XIX fue cuando la mayoría de los
extranjeros analizados comenzaron a sobresalir en este sector agrícola, explotando
haciendas y ranchos que se dedicaban a la agricultura tradicional y a la comercial.11
En
Colima la agricultura estaba constituida por más de 40 haciendas y más de 100 ranchos. De
este conjunto de terrenos, el 30% correspondía a familias nativas, el 35% a individuos no
nacidos en Colima y el 35% restante estaba en manos de los extranjeros,12
quienes con sus
capitales y experiencia, perfeccionaron e hicieron más lucrativa la explotación de la tierra.
La adquisición de este tipo de bienes tenía por objetivo llegar a controlar la producción y
distribución de frutos agrícolas, condición que les permitió imponer en los mercados los
precios a determinados productos y de esta manera monopolizar la producción agrícola y
las actividades comerciales, reforzando así sus prácticas mercantiles acaparadoras.
La tierra como principal elemento de acumulación de capital se encontraba en pocas
manos, dada la demanda que tenían los productos que de ella se obtenían, sobre todo
azúcar, aguacate, algodón, café, arroz, maíz y coquito de aceite, productos que
principalmente eran vendidos a las casas comerciales alemanas, las cuales se encontraban
establecidas en Colima, Manzanillo, Guadalajara y Michoacán. Estas casas, al tener el
6
control de la producción agrícola, ganadera y comercial, almacenaban la producción para
posteriormente acomodarla en el mercado nacional e internacional a muy buen precio.
Muy pronto los extranjeros —y los alemanes en particular— se posicionaron como
la principal fuerza económica de Colima. Los empresarios alemanes, para la realización de
sus propósitos, no vacilaron en asociarse con los inversionistas locales. Estas asociaciones
entre los diferentes ramos del capital —el comercial, el financiero y el industrial—
contribuyeron a la centralización y concentración de la riqueza en pocas manos.
Las principales sociedades que se establecieron en Colima fueron: Kebe Vander
Linden y Compañía, Vander Linden Vogel y Compañía, Arnoldo Vogel y Compañía,
Oetling Hermanos y Compañía, Flor y Kofhal Compañía, Flor y Compañía, Flor y
Rodríguez Compañía, H. J. Blume y Compañía, Alejandro Oetling y Compañía y
Sucesores, García y Schmidt Compañía. Estas casas de comercio, dada su importancia, se
consolidaron como las más importantes por su expansión e inversión en las actividades
económicas del estado. Muchos de los colimenses acudían a ellas para comprar, vender,
contratar o para prestar y pedir prestado.
3. Flor y Rodríguez Compañía.
Entre las distintas sociedades mercantiles que se establecieron en Colima había las
que estaban constituidas por socios donde todos eran extranjeros, ya sea alemanes,
franceses, ingleses, estadounidenses, españoles, entre otros; pero también se formaron
compañías con socios extranjeros y nacionales.
En Colima fueron pocas las compañías conformadas por socios nacionales y
alemanes, más bien las compañías se constituían con socios del mismo origen, ya sea de
extranjeros o de nacionales. Esto se debe al tipo de compañías que en su mayoría había en
Colima, que eran en comandita simple, las que en su estructura organizacional se
componían de dos o tres socios bajo una razón social, y el capital —por lo mismo— era
limitado. Pero, en algunos casos, este tipo de sociedades lograron desplegarse y
posicionarse dentro de las sociedades anónimas, ya que estas implicaban mucho más capital
y socios. Así, por ejemplo, los riesgos de pérdidas se limitaban a la cantidad de acciones
que cada uno de los socios compraba.
Cuando los alemanes se asociaban con nacionales para formar una compañía, lo
hacían para formar alianzas, y éstas se realizaban por distintos medios: matrimonio,
compadrazgo, amistad, parentesco, entre otras. El beneficio al asociarse con colimenses era
que se garantizaba, por un lado, que estas personas por lo regular formaban parte de la
burguesía local (hacendados, comerciantes o políticos) y por otra se aseguraban de tener
7
contactos, clientes o la materia prima necesaria para la explotación y comercialización de
ciertos productos de importante valor en el mercado internacional. El socio extranjero
contaba con habilidades para administrar la compañía pero, sobre todo, contaba con clientes
en su país de origen, con quienes lograba posicionar a buen precio los productos
agroindustriales que se produjera en nuestro país.
Entre las sociedades que se formaron con capitales combinados, es decir, con socios
nacionales y alemanes, fueron Flor y Rodríguez Compañía, Padilla y Compañía, y la García
y Schmidt Compañía, que operaron durante un buen tiempo en la Colima porfirista.
Ejemplo de este tipo de compañías fue la que se creó el día 27 de noviembre de
1885, cuando Christian Flor y Manuel Rodríguez se presentaron ante el escribano público
Francisco S. Pineda, para manifestarle que desde el día primero de julio de 1884
establecieron en la capital de Colima una casa de comercio de importación y comisión, bajo
la razón social de Flor y Rodríguez, Compañía. El señor Flor era de origen alemán y tenía
su habitación en la calle del puente de Zaragoza, número 127, en la ciudad de Colima;
mientras que Manuel Rodríguez, nativo de Colima, tenía su habitación en la Calle Principal
número 127.13
Los términos en que establecieron esta negociación era que ambos socios podrían
llevar la firma de la casa para toda clase de negocios mercantiles que consideraran
convenientes para su sociedad; también podrían hacer toda clase de cobros por las vías que
fueran más convenientes, realizar hipotecas, efectuar juicios judiciales o extrajudiciales. La
duración de esta sociedad fue de aproximadamente cuatro años, puesto que ya para el 15 de
noviembre de 1889, esta compañía aparece en liquidación.14
De esta forma los alemanes, como Christian Flor, buscaron ser parte de la burguesía
local de Colima mediante la asociación mercantil, con la que buscaron penetrar y ser parte
de las actividades económicas que se efectuaban en la región. Estratégicamente, este tipo de
asociaciones fue indispensable para el éxito de la mayoría de los extranjeros alemanes.
4. García y Schmidt Compañía.
Otro ejemplo de las compañías constituidas por alemanes y nacionales fue la que
representaban los señores Esteban García y Joaquín Andrés Federico Schmidt, ambos
comerciantes, casados y de esta vecindad colimense, nacional el primero con habitación en
la Calle del Jardín Núñez número 55 y, el segundo extranjero de origen alemán, quien tenía
su casa en la Calle de Hospital Civil número 119. Dijeron ante el notario que desde el 10 de
diciembre de 1885 establecieron una sociedad mercantil bajo la razón social de García y
8
Schmidt Compañía, misma que tuvo un periodo de vida de cuatro años que concluyó el
primero de julio de 1888.15
El capital de esta sociedad fue de aproximadamente $30,000, que en clase de
habilitación recibieron en mercancía de los señores Riensch y Held Compañía, representada
por Adolfo Riensch del comercio de Hamburgo, Alemania, con la que habían contraído este
adeudo para la creación de la sociedad, la que tendría a la venta mercancías de importación
originaria de Alemania, las cuales les estaría ministrando la Riensch y Held Compañía.
La mayoría de los alemanes analizados en esta investigación llegaron con la
profesión de comerciantes. Normalmente la compañía se constituía en Alemania ––es el
caso de Kebe, Vogel, Oetling, Flor, Kofahl, entre otros––, y los socios que la integraban
eran los capitalistas, es decir, quienes ponían las mercancías para echar a andar la sociedad
y generalmente eran comerciantes en Alemania. Los otros eran los socios industriales,
quienes llegaban al lugar de destino en América y se ponían a trabajar la inversión.
Entre las condiciones que los señores Adolfo Riensch Wiesladen y Riensch y Held
Compañía habían estipulado en el contrato de sociedad estaba que al momento en que se
liquidara la compañía, se debería hacer por uno de sus socios o por otras personas que ellos
de común acuerdo designaran.16
Fue hasta el día 1 de julio de 1887, fecha en que conviniendo a los intereses de los
socios, los señores García y Schmidt dieron por terminada y disuelta la sociedad, por lo que
de inmediato y de conformidad con la cláusula quinta de la escritura de la compañía, se les
permitió hacer la liquidación por medio de representantes designados por ambas partes y
con el acuerdo de sus habilitadores. Nombraron para dicho encargo al señor Juan Justús,
soltero, comerciante natural de Hamburgo, Alemania, y que radicaba en la capital de
Colima. Este nombramiento de liquidador se dio por acuerdo de los socios industriales y los
socios capitalistas, designación que tuvo el carácter de irrevocable, por lo que ni los señores
García y Schmidt de común acuerdo podrían revocar tal nombramiento.17
Entre las ganancias que había logrado la sociedad García y Schmidt Compañía,
estaba un cafetal, conocido con el nombre de Bella Vista, ubicado en el valle de
Coahuayana, distrito de Coalcoman en el estado de Michoacán, compuesto de 50 fanegas,18
––aproximadamente 211,500 metros cuadrados–– de sembradura y un terreno no medido de
abrevadero. El cafetal estaba provisto de tomas de agua, acequias y regaderas y, en el
centro del plantío, de una casa habitación.19
El cafetal y el terreno antes mencionado pasaron a ser propiedad de la sociedad de
los señores García y Schmidt Compañía, por adjudicación en pago que siguieron contra la
Compañía Agrícola de Achotlán, el día 22 de julio 1885 radicada esta en el estado de
Michoacán. El precio de la venta que sobre el cafetal y terreno hicieron García y Schmidt
9
fue la cantidad de $5,000, que recibieron a su entera conformidad del comprador, Ponciano
Cervantes, siendo éste el justo precio por la propiedad.20
Las referencias para explicar ampliamente la participación de esta compañía en el
comercio de Colima son muy escasas en los archivos en especial del Registro Publico
Propiedad y Comercio.
5. Kebe Vander Linden y Compañía.
Entre las sociedades establecidas en Colima, y cuyos integrantes eran todos
alemanes estaban las siguientes: Kebe Vander Linden y Compañía, Vander Linden Vogel y
Compañía, Arnoldo Vogel y Compañía, Oetling hermanos y Compañía, Flor y Kofhal
Compañía, Alejandro Oetling y Compañía Sucesores, Flor y Compañía.
Dentro del grupo de los alemanes residentes en el estado de Colima comenzó a
sobresalir la sociedad Kebe Vander Linden y Compañía.21
Era una sociedad que desde sus
inicios logró interesar a las elites colimense y jalisciense y fue estructura para el
surgimiento de otras casas de comercio sucesoras de ésta, las cuales fueron las más
importantes en la jerarquía mercantil, económica y política, no solamente de Colima, sino
también a nivel nacional e internacional, y no únicamente con Alemania —país de origen
de todos sus socios— sino también con Guatemala, El Salvador y parte de los Estados
Unidos de América, como más adelante se explicará.
La Kebe Vander Linden y Compañía tuvo su nacimiento y constitución en la ciudad
de Hamburgo, el día 23 de julio de 1880, fecha en que fueron presentados los señores
Heinrich Julios Blume y don Alberto Vander Linden, quienes manifestaron ante notario
público, que tenían celebrado un contrato de sociedad mercantil con los señores Adolfo
Kebe y Arnoldo Vogel bajo la razón social Kebe Vander Linden y Compañía y que la casa
de comercio se hallaba establecida en la ciudad de Colima, en la República Mexicana, y
que sus socios gerentes eran los señores Kebe y Vogel .22
Alberto Vander Linden, quien también fue socio capitalista de la firma Kebe
Vander Linden y Compañía, llegó en la misma fecha que su socio, el señor Adolfo Kebe, el
día 28 del mes de abril del año 1863, como representante de la firma alemana Henrich
Julius Blume y Compañía. Ese día se presentó ante la Prefectura Política de Colima para
solicitar su respectiva carta de naturalización, que le permitiera transitar libremente por
Colima y el resto del país. En comparación con Adolfo Kebe ,23
el señor Vander Linden
llegó soltero y contaba con 32 años de edad. Era de profesión comerciante, de estatura alta
y de piel blanca, con pelo rubio y ojos azules, de nariz y boca regular y con barba poblada;
10
su residencia fue la capital del estado de Colima, y tenía su habitación en la Calle del Jardín
Núñez en la casa número 52.24
Henrich Julius Blume fue el cuarto socio de la compañía y quien puso el capital,
mientras que Adolfo Kebe, Alberto Vander Linden y Vogel fungieron como socios
industriales, es decir, ellos eran quienes realizaban todas las operaciones mercantiles. Los
cuatro socios fueron quienes establecieron formalmente la compañía misma que venía
operando desde antes del porfiriato, su principal objetivo era el dedicarse a la
comercialización y venta de productos de importación y de comisiones. Los señores Kebe y
Vogel fungieron como socios gerentes de la compañía; por lo que en sus manos estaba la
buena administración, y además estaban ampliamente facultados para realizar toda clase de
negocios con la representación de la firma.
Uno de sus socios fundadores fue Adolfo Kebe, quien era natural de Hamburgo,
Alemania. Llegó soltero a Colima el 28 de abril de 1863 a la edad de 30 años, y declaró al
momento de su arribo ser comerciante de profesión. Sus señas particulares eran de estatura
regular, de piel blanca (como la de la mayoría de los alemanes), pelo castaño y ojos garzos
(sic), nariz afilada, boca regular y barba poblada. Desde su llegada a Colima (1863) Kebe
trabajó para compañías alemanas junto con sus connacionales. Pronto se vinculó con la
sociedad colimense, al grado de que se casó con Luisa Quevedo. En su matrimonio hubo
ocho hijos, cuatro hombres y cuatro mujeres: Emma, Carlos, Luisa, Adolfo, Emilia,
Clotilde, Gustavo y Oscar. El apellido Kebe Quevedo es un apellido que en Colima fue y
sigue siendo muy respetado e importante dentro de la burguesía económica y política de
Colima .25
Otro de los socios fue el señor Arnoldo Vogel, originario del norte de Alemania,
hijo del señor C. F. Vogel y de la señora Enriqueta Vander Wetterce. Arnoldo llegó cinco
años después que sus compatriotas Alberto y Adolfo (1868) y contaba con 20 años. Al
igual que la mayoría de los extranjeros en México, llegó con la ilusión de incorporarse a las
actividades productivas del país en alguna de las compañías alemanas o asociarse con sus
compatriotas establecidos en Colima.26
Vogel era de familia pobre y llegó a buscar mejor
suerte en este país, pero fue H. J. Blume quien lo animó e invitó a México, Blume quien ya
poseía tiempo de residir en este país, tenía instalada su casa de comercio en Colima, lugar
al que llegó Arnoldo Vogel, quien para el mes de octubre de 1880, a los 32 años de edad,
declaró ser comerciante de profesión y estar casado legítimamente con la señora Clotilde
Quevedo, hermana de la esposa de su compatriota Adolfo Kebe, la señora Luisa Quevedo
de Kebe. En su matrimonio hubo cuatro hijas: Enriqueta, Emilia, Rosa y Clotilde.27
Las compañías alemanas, junto con otras sociedades extranjeras, dedicadas
principalmente a la venta de productos de importación y nacionales, poco a poco se fueron
consolidando como las más importantes de Colima. Y fue gracias al establecimiento de las
11
casas de comercio extranjeras y a las operaciones crediticias que desempeñaron que en
Colima se implementaron una serie de transformaciones en muchos aspectos. Así lo
menciona Pablo Serrano Álvarez:
...fueron las principales emisoras de la acumulación y diversificación del
capital económico que, desde finales del decenio de los setenta,
comenzaron a expandirse en diversas y variadas ramas económicas
colimenses: comunicaciones, telégrafos, obras en el puerto de Manzanillo,
equipamiento urbano en la capital estatal, establecimiento de fábricas de
tejidos, hilos, jabón, vinagres, ladrillos y tejas, fideos y pastas, charolas y
hules; procesamiento agroindustrial del coquito de aceite, azúcar,
panocha, alcohol, aceite esencial de limón, café y sal; y en la instalación y
operación de giros mercantiles, como barberías y peluquerías, agencias
de publicaciones, cigarrerías y pureras, fundiciones, fotografías,
sombrererías, carpinterías y mueblerías, sastrerías, zapaterías,
panaderías, herrerías, tenerías, hojalaterías, peleterías, baños públicos,
relojerías, bordadurías, dulcerías, alfajorerías, librerías, cervecerías,
mesones y hoteles, parajes arrieros, entre otros de menor importancia
económica, diseminados en la entidad.28
Kebe Vander Linden y Compañía tuvo un periodo de vida aproximado de seis años;
sin embargo, los registros de esta compañía son muy escasos, a pesar de que tuvo una
actividad notable en el comercio colimense, ya que de esta sociedad surgieron otras. Su
disolución se produjo por el fallecimiento de Adolfo Kebe en 1883, quien fue uno de los
principales representantes de dicha sociedad. Su muerte sucedió en la ciudad de
Guadalajara —probablemente murió en esa ciudad por estar más desarrollada en el ámbito
de la salud, en comparación con Colima––. Al enterarse del fallecimiento de uno de los más
importantes extranjeros, el círculo alemán de Colima, junto con sus amigos y familiares
extranjeros y colimenses, dieron su más sentido pésame a la esposa del difunto, la señora
Luisa Quevedo de Kebe.
Adolfo Kebe tuvo una importante participación en el comercio de Colima; desde su
llegada a estas tierras colimenses en 1868, llegó como representante de la firma alemana H.
J. Blume y Compañía. Gracias a ésta pudo fundar —junto con Alberto Vander Linden— la
firma Kebe Vander Linden y Compañía, con la que inició sus actividades en el comercio de
Colima. Además, participó en otras compañías de comercio y como socio en la
conformación de Hacienda de San Antonio y Compañía.
La tristeza y el dolor que ocasionó entre la sociedad colimense la muerte de tan
importante persona, quedó plasmada en un escrito que apareció en el periódico oficial, en el
que se decía lo siguiente: ―Las mil cualidades que adornaban, socialmente hablando, al Sr.
12
Kebe, hacen que su desaparición sea generalmente sentida en esta capital; y en los círculos
comerciales deja un vacío difícil de llenar, pues era un comerciante inteligente y experto‖.29
Sus amigos —antes que nada— y sus socios, los señores Vogel y Vander Linden,
acudieron ante el notario público, licenciado Miguel González Castro, con motivo de
participarle el fallecimiento de su socio. Ante esta pérdida tan importante, tanto para la
compañía como para sus amigos y socios, los señores Vogel y Vander Linden llegaron al
acuerdo de disolver la sociedad que juntos habían formado, la cual funcionaba en la capital
de Colima bajo la razón social de Kebe Vander Linden y Compañía.30
Inmediatamente
procedieron a hacer un balance final de los bienes y del capital con que contaba la sociedad
y así poder llevar a cabo las liquidaciones de la ya extinta sociedad; los responsables de
llevar a cabo las liquidaciones fueron los socios de la compañía sucesora, la Vander Linden
Vogel y Compañía. Con esta nueva sociedad que surgió el 1 de enero de 188431
se iniciaba
una nueva etapa para los socios alemanes, quienes se dedicarían a los mismos negocios que
su antecesora: las importaciones y comisiones.
6. Vander Linden Vogel y Compañía.
A las ocho de la mañana del 14 de febrero de 1884, ante el escribano Miguel G.
Castro, se presentaron los señores Alberto Vander Linden y Arnoldo Vogel, ambos de
origen alemán, residente el primero y vecino el segundo de la capital colimense, con
habitación en la Calle del Jardín Núñez casa número 52. Ese día le manifestaron al
escribano lo siguiente: ―que desde el día primero de enero próximo pasado, establecieron en
esta ciudad una casa de comercio de importaciones y comisiones bajo la razón social de
Vander Linden Vogel y Compañía‖.32
En la escritura de la compañía se estipulaba que ambos socios llevarían la firma de
la casa para toda clase de negocios, lo que significaba que gozarían de los mismos derechos
y obligaciones.33
Los capitales para constituir la compañía serían los mismos de los de su
antecesora —Kebe Vander Linden y Compañía—, por lo que reinvirtieron todos sus activos
y pasivos, al igual que sus instalaciones. En dicha compañía tanto el señor Vogel como el
señor Vander Linden llevaron la firma para toda clase de negocios mercantiles, ya fuera
para celebrar contratos mancomunados o por separado, siempre y cuando fuera en nombre
de la sociedad. Además estaban facultados para aceptar letras y cuantas más operaciones
pudieran ser anexas al contrato de la compañía, de cualquier clase que fueren. A poco más
de un mes de funcionamiento de la sociedad se integró un nuevo miembro. El 18 de febrero
de 1884, Carlos Kofhal,34
de origen alemán, comerciante, quien había llegado a Colima en
13
1869 a la edad de 20 años, y que para 1884 contaba ya con 35 años de edad, se asoció con
sus amigos en las actividades de la compañía Vander Linden Vogel y Compañía.
Fue Arnoldo Vogel, como apoderado de Vander Linden y socio de la compañía,
quien formalizó la incorporación del señor Kofhal. Él deseaba asociar en los trabajos al
mencionado señor Kofhal y lo incorporó con las mismas facultades que los demás socios,
para llevar la firma de toda clase de negocios mercantiles, para hacer todo tipo de cobros, y
para seguir toda clase de negocios de manera judicial o extrajudicial. En definitiva, contó
con todas las facultades y obligaciones de los otros socios.
Arnoldo Vogel, Alberto Vander Linden y su nuevo socio Carlos Kofhal llevaron las
riendas de la compañía por un plazo de tres años, que al vencerse fue ampliado por otros
tres años más; por lo tanto, el periodo de vida de esta casa de comercio fue
aproximadamente de seis años.
El primero de enero de 1890, ante el notario Miguel González Castro, los socios de
la sociedad Vander Linden Vogel y Compañía pusieron en su conocimiento que habiendo
expirado el segundo periodo y término de la sociedad mercantil, habían decidido liquidarla.
Como encargado de hacer tal liquidación fue designado Eduardo Müller, otro alemán y
amigo de los socios de la compañía a quien le confirieron poder general y toda la confianza
para que hiciera las liquidaciones pendientes de la sociedad. En el lugar de la Vander
Linden surgiría otra compañía al mando del empresario Arnoldo Vogel, quien contaba con
una amplia experiencia en la operación y manejo de casas de comercio, puesto que fue uno
de los fundadores de la Kebe Vander Linden Compañía y de la Vander Linden Vogel
Compañía.
7. Arnoldo Vogel y Compañía.
Fue la sociedad mercantil más importante durante el porfiriato tanto en Colima y
parte de la República Mexicana; tuvo relaciones comerciales con algunos países de
Latinoamérica y los Estados Unidos de América. Fue la empresa que mejor representó los
intereses económicos de Alemania en la región de Colima debido a la gran influencia que
logró amasar a lo largo de su vida desde Colima, y esto fue gracias a la importancia que
poco a poco fueron adquiriendo sus socios dentro de la sociedad colimense, ya que ellos
conformaron un muy buen número de vínculos y relaciones sociales, comerciales e
industriales con el poder político y económico del estado. Lo anterior lo lograron por la vía
de las relaciones que entretejieron con la oligarquía colimense, pasando a ser parte de ella;
a través de sus casas comerciales; por sus actividades financieras —préstamo de dinero a
comerciantes y políticos de Colima—; por impulsar mejoras en el estado, por ejemplo,
14
procurando mantener en buen estado las vías de comunicación; y por la presión que
ejercieron para que el ferrocarril llegara a tierras colimenses.
Esta nueva sociedad fue constituida a finales del mes de diciembre de 1889, siendo
Arnoldo Vogel uno de sus principales socios fundadores. Fue él quien tomó la iniciativa de
crear esta nueva sociedad, la cual se estableció en la capital, Colima, siendo su socio
Eduardo Müller, quien además tenía la responsabilidad de liquidar la ya extinta sociedad de
Vander Linden Vogel y Compañía. Müller era un hombre joven, soltero y de ocupación
comerciante, que tenía como residencia la misma dirección en la que por años había
residido Arnoldo Vogel, la Calle de Palacio número 96 de la ciudad de Colima.35
La historia de esta compañía inicia el treinta de diciembre de 1889, fecha en que se
presentaron ambos socios ante el notario Miguel G. Castro. Vogel y Müller manifestaron
que ambos habían convenido formar una sociedad colectiva con el objeto de dedicarse al
comercio de importación de mercancías y al de exportación de objetos del país y al de
comisiones. La compañía llevaría la razón social de Arnoldo Vogel y Compañía, siendo su
domicilio la capital de Colima, donde operaría inicialmente por tres años, y en la que
ambos socios indistintamente tendrán a su cargo la administración de la compañía y
podrían usar la firma social, quedando por consiguiente autorizados para hacer cada uno en
nombre de ella toda clase de operaciones, negocios y especulaciones mercantiles.36
Transcurrido el periodo para el que fue creada la sociedad, el día 16 de mayo de
1894, sus socios administradores A. Vogel, I. Michel y E. Müller acudieron ante el notario
Miguel G. Castro, manifestándole que habiendo expirado el término de dicha sociedad el
día 31 de diciembre próximo pasado, habían convenido continuar con dicha sociedad, la
que giraría bajo la misma razón social, con los mismos socios y bajo el mismo objeto para
el que fuera creada. Ya habían integrado a un nuevo socio, al señor Ignacio Michel,
comerciante alemán, quien se había incorporado entre 1891 y 1894.
Se precisaba en el documento que la duración de este nuevo periodo de la sociedad
sería de cuatro años, los cuales empezarían a contar desde el día 1 de enero de 1894. El
capital de la sociedad sería la totalidad de lo que en su cuenta alcanzaren los socios y las
ganancias o pérdidas que resultaran serían repartibles entre ellos por partes iguales.
Además, los tres socios podían extraer de la sociedad la cantidad necesaria para sus gastos
con cargo a sus respectivas utilidades, pero procediendo todos de común acuerdo; en caso
de que la sociedad llegase a finalizar la liquidación de la sociedad se llevaría a cabo por uno
de los socios, el cual sería nombrado de común acuerdo; el socio que liquidaba recibiría la
remuneración que se creyera conveniente señalar, en vista de los trabajos que tuviera que
verificar.37
Arnoldo Vogel tuvo una participación activa en la sociedad, su posición como
empresario, hacendado y cónsul, además de haber ocupado puestos públicos dentro del
15
Gobierno mexicano, le permitieron ser parte de la burguesía local, lo que garantizaba larga
vida a la sociedad de la que fue nombrado socio gerente.
No fue así para Ignacio Michel, quien el día 1 de abril de 1899 y, por razones no
especificadas, decidió abandonar la sociedad cuando ésta iniciaba su tercer periodo de vida,
el cual comenzó en 1898, y finalizaría en 1900, manifestando: ―que no pudiendo continuar
en dicha sociedad por tener que dedicarse a otros asuntos urgentes, ha convenido con los
señores Vogel y Müller separase de la compañía‖.38
Vogel y Müller, ante tal situación,
decidieron que la compañía continuaría, a pesar de la baja de uno de sus socios, bajo la
misma razón social y bajo las mismas bases de su constitución.
La larga vida de esta compañía se aprecia hasta tiempo después del porfiriato,
cuando el 23 de enero de 1911, ante el notario Andrés Loreto, Vogel y Müller solicitaron
una prórroga por cuatro años más para continuar con las operaciones de la compañía, con la
misma razón social, mismo objeto y los mismos socios; este nuevo periodo sería válido
hasta finales de 1914.
7.1. La inversión de la empresa en otros negocios: La construcción del muelle y la
compra de “Francisca”.
Fueron precisamente las casas comerciales extranjeras las que hicieron importantes
inversiones e impulsaron la expansión de las actividades productivas en Colima. En el caso
de Arnoldo Vogel y Compañía, a partir de 1890 sus socios experimentaron ciertas
transformaciones comerciales, las cuales consistían en crear nuevas sociedades que eran
filiales de ésta. Con estas medidas lograron colocar a esta sociedad como una sociedad de
importancia nacional por sus considerables inversiones y crecimiento.
Entre las casas comerciales establecidas en Colima durante el porfiriato, se
encontraba, sin lugar a dudas en primer lugar, la de Arnoldo Vogel y Compañía. Además,
sus vínculos comerciales no solamente eran de aspecto regional, sino que rebasó con mucho
ese ámbito, puesto que tenía relaciones comerciales con varios estados de la República y
con países de Centroamérica, como El Salvador y Guatemala.
Uno de los factores que favorecieron la expansión de Arnoldo Vogel y Compañía
fue que la infraestructura portuaria en Manzanillo empezaba a consolidarse. La casa de
comercio tenía su propio muelle con bodegas, viviendas y oficinas para tener mayor
capacidad de almacenamiento y seguridad para las mercancías de exportación y para recibir
las mercancías del extranjero. La firma Arnoldo Vogel y Compañía, dada su capacidad
comercial, decidió echar a andar la construcción de un muelle en el puerto de Manzanillo,
con el objetivo de cargar y descargar los productos y mercancías que les llegaban del
16
extranjero. Fue el 18 de enero de 1893 cuando los socios de Arnoldo Vogel y Compañía
nombraron como su apoderado al señor José A. Puebla, vecino de la Ciudad de México
para que, representando a la sociedad, gestionara todo lo necesario ante el Gobierno
Federal, a fin de concluir la celebración de un contrato para la construcción de un muelle en
el puerto de Manzanillo. Las relaciones que tuvo Arnoldo Vogel con el Gobierno Federal,
fueron gracias a que Vogel era un representante diplomático extranjero en nuestro país, y
eso le daba mucha importancia dentro del gobierno de Díaz y, por supuesto, dentro del
estado de Colima.39
Esa petición no le fue negada, puesto que por un lado estaban los intereses de
modernizar al país para tener mejores relaciones comerciales con el mercado internacional,
y éstas se daban, en gran parte, a través de los puertos del país. Por otro lado estaban los
intereses de los empresarios que demandaban mejoras en los medios de comunicación y
transporte, razón por la cual en 1901 se inició la modernización del puerto de Manzanillo,
responsabilidad que estuvo a cargo de una empresa estadounidense representada por el
ingeniero Edgar K. Smoot.40
El 25 de marzo de 1895 la sociedad Arnoldo Vogel y Compañía había facultado a
Jacinto P. Soto, vecino del puerto de Mazatlán, para que en nombre y representación de la
sociedad comprara al señor Antonio Sosa el Pailebote Nacional “Francisca”. Esta pequeña
embarcación se utilizó para la transportación de mercancías a distintos puntos de la
República Mexicana y otros países.41
7.2. Padilla y Compañía.
Otra de las modalidades de inversión que implementó la Arnoldo Vogel y
Compañía, después de 1900, cuando ya se había consolidado como una empresa capitalista,
fue la inversión para la creación de nuevas empresas con otros socios de origen nacional y
extranjero. Esto se dio el 14 de marzo de 1901 cuando la compañía fundó la sociedad
mercantil Padilla y Compañía, una tienda de comercio de lencería y abarrotes que operaría
en el puerto de Manzanillo. Los señores Arnoldo Vogel y Compañía, representados por su
socio gerente, el señor Arnoldo Vogel y Teodoro Padilla, este último comerciante y vecino
de Manzanillo, celebraron el contrato de sociedad mercantil colectiva para establecer la
tienda de comercio, cuyo objetivo la venta de toda clase de efectos de ropa y abarrotes
principalmente al menudeo, girando la referida negociación bajo la razón social de Padilla y
Compañía, siendo su domicilio el puerto de Manzanillo, y su vigencia de tres años comenzó
el 1 de de febrero de 1900.42
17
En el documento notarial se señala que el capital de la sociedad fue de $2,000 en
efectivo, de los cuales pusieron $1,000 los señores Arnoldo Vogel y Compañía y $1,000 el
señor Teodoro Padilla, siendo por partes iguales también su participación en las ganancias o
pérdidas de la sociedad. Se explicaba que el señor Padilla fungiría con el carácter de
gerente de la sociedad y el uso de la firma social, pudiendo practicar en su nombre toda
clase de actos o contratos y representarla con las funciones de apoderado general. Para
mayor seguridad, Arnoldo Vogel y Compañía tuvieron dentro de esta casa de comercio un
representante, quien apoyaría al señor Padilla en el cuidado del negocio y principalmente
para vigilar el buen orden de la contaduría.43
Arnoldo Vogel y Compañía tendrían la responsabilidad de ministrar los pedidos de
mercancías que hiciera la sociedad, ya fueran productos de origen nacional o del exterior, y
por esta responsabilidad no se les podría cargar comisión alguna. No obstante, el señor
Padilla podría igualmente hacer las compras que necesitara para el surtido de la tienda.44
En este contrato se establecía que la sociedad Arnoldo Vogel se obligaba
formalmente a ministrar los productos que necesitara la firma Padilla y Compañía. De esta
manera, los señores Vogel se hacían formalmente de clientes para la venta de los productos
que ellos vendían a su compañía; por lo tanto, su beneficio era doble: como socios de la
compañía y como vendedores de los productos que ofrecían en la nueva compañía.
Otro de los aspectos importantes para la conformación de la compañía fue respecto
al cuidado y funcionamiento de la compañía, la cual establecía que cada año se harían
balances para repartir las utilidades o pérdidas que a cada socio correspondieran y serían
repartidas por partes iguales. Los socios tendrían que fijar de muto acuerdo y según los
resultados obtenidos, el pago o comisión por la participación del señor Luis G. Sánchez,
quien iba a detentar el carácter de apoderado de la negociación.45
Como ya se ha mencionado, la duración de esta sociedad mercantil sería de tres
años —de 1901 a 1904—, aunque podría ser prorrogable, dependiendo de las utilidades
obtenidas. Y solamente podría concluir antes del tiempo acordado en los casos del
fallecimiento de uno de los socios o por la extinción de la firma Arnoldo Vogel y
Compañía. La liquidación de la compañía al concluir su término sería hecha por ambos
socios —Arnoldo Vogel y Compañía y Teodoro Padilla— de común acuerdo y si la
conclusión fuese por la extinción de la firma Arnoldo Vogel y Compañía, se llevaría a cabo
por el socio que subsistiera.46
18
7.3. El Puerto de Manzanillo.
En agosto de 1908, Arnoldo Vogel y Eduardo Müller decidieron incluir como socio
al señor Adolfo Stoll, quien también era comerciante de origen alemán y residente en
Manzanillo. Adolfo Stoll ingresó a la sociedad mercantil Arnoldo Vogel y Compañía con el
carácter de socio industrial, solamente para el giro y desarrollo de la negociación
establecida en el puerto de Manzanillo, debiendo tomarse como día de su ingreso el 12 de
agosto de 1906, desde cuya fecha y hasta 1908 la sociedad ratificó y aprobó todas las
transacciones que el señor Stoll hizo en nombre de dicha sociedad. El término del contrato
celebrado por los tres comparecientes —Vogel, Müller y Stoll— fue por cinco años, que se
contaron a partir del 10 de agosto de 1906. La razón social de esta nueva sociedad fue El
Puerto de Manzanillo.47
El señor Stoll tendría la responsabilidad de la administración y gerencia de los
negocios que giraba la sociedad en Manzanillo, y podía hacer uso de la firma social,
únicamente con relación a dicha negociación, pudiendo hacer toda clase de operaciones,
negocios y especulaciones mercantiles, y nombrar apoderados con las facultades que
estimara necesarias; hacer compras, ventas y permutas de bienes muebles e inmuebles;
constituir y aceptar hipotecas. Esas facultades se circunscribirían a las negociaciones de la
sociedad en el puerto de Manzanillo.48
El capital con el que operó la sociedad fue el que introdujeron los socios de Arnoldo
Vogel y Compañía, cuando recién la fundaron. En el documento constituyente se señalaba
que el señor Stoll podría disponer solamente de la suma de 200 pesos mensuales para sus
gastos particulares; contaría con asistencia gratuita con cargo a la casa de comercio y con
participación de un 25% de la utilidades de la negociación y de la tienda perteneciente a la
misma sociedad llamada El Puerto de Manzanillo, conforme al balance que se practicaría el
30 de junio, de acuerdo con los señores Vogel y Müller.49
La liquidación solamente se podría realizar en caso del fallecimiento de algunos de
los socios, o bien porque se considerara necesaria; la practicarían los socios supervivientes,
de común acuerdo con los herederos o los legítimos representantes de los socios, o en el
caso de que la sociedad ya no pudiera operar por cuestiones de mantenimiento. Finalmente,
mencionaron los socios que las diferencias que pudieran suscitarse entre ellos con motivo
del contrato de la sociedad ―El Puerto de Manzanillo‖, se decidirían por árbitros que
deberían ser nombrados por los mismos socios.50
Como es de observarse, los extranjeros en Colima —a través de sus casas
comerciales— se habían convertido en actores importantes en las actividades comerciales y
en la introducción de nuevos mecanismos para la explotación agroindustrial, promoviendo
la modernidad. Una de sus acciones fue la presión y apoyo que ejercieron para que se
19
mejorara el puerto de Manzanillo; muchos de los hacendados, entre ellos extranjeros,
donaron las tierras por las que se trazó la vía férrea, invirtieron en el tranvía urbano, en la
luz eléctrica, el teléfono, el telégrafo, los bancos y la construcción de edificios, entre otras
cosas, que significaron para Colima el símbolo de la modernidad y el progreso.
Las compañías más importantes que destacaron de entre las de origen alemán y de
entre otras extranjeras, fueron las sociedades Kebe Vander Linden, Vander Linden Vogel y
Arnoldo Vogel y Compañía. De esta última surgieron otras dos sociedades, Padilla y
Compañía y El Puerto de Manzanillo. Estas casas de comercio, y su empresario Arnoldo
Vogel, ―absorbía(n) la distribución de, prácticamente, todas las haciendas agroindustriales y
empresas de jabón, cigarros y artesanales.51
Vogel, quien junto con Adolfo Kebe, Alberto Vander Linden, Henrich Julius
Blume, Eduardo Müller e Ignacio Michel (entre otros que participaron más indirectamente
como Adolfo Stoll, Agustín Schacht, Teodoro Padilla y sin faltar su esposa, la señora Luisa
Quevedo), se convirtió durante el porfiriato en un empresario muy importante y poderoso
de la región de Colima. A pesar de haber llegado pobre a nuestro país, puesto que llegó
como trabajador del empresario alemán H. J. Blume, desde su arribo a tierras colimenses
trabajó arduamente en esta región, dedicado a la explotación de la agricultura y al
comercio. Además, fue cónsul alemán y se casó con Clotilde Quevedo, quien partencia a la
oligarquía colimense más prominente de esta entidad.52
La mayoría de las sociedades se establecieron en Colima, capital del estado, porque
ya entrada la etapa del porfiriato, esta ciudad se convirtió en el escenario y centro de
operaciones de comerciantes, prestamistas y especuladores, del grupo de extranjeros en
Colima y, sobre todo, del grupo de los alemanes. Su participación junto con la burguesía
local en actividades comerciales, industriales y financieras fue lo que les permitió de alguna
manera vincularse y relacionarse con los grupos de poder económico de Colima y sus
alrededores.
Por ejemplo, en el comercio conocieron a otros que les compraban sus mercancías o
se las dejaban a crédito, y cuando en algunas ocasiones no lograban liquidar su deuda a
tiempo, le adjudicaban sus bienes. Por ejemplo, el juicio hipotecario promovido por los
señores Vander Linden Vogel y Compañía, el 8 de febrero de 188, en contra de Ramón
Morales y Eduardo Castellanos, por la cantidad de $12,150.01 y réditos vencidos a razón de
$121.25 mensual, y cuya cantidad los señores Morales y Castellanos se obligaron a
devolver el 31 de julio de 1887. Por este motivo, el juzgado expidió una cédula hipotecaria
el 8 de agosto de 1888, sobre los terrenos de Suchitlán y el Rancho o Hacienda de Santa
Cruz. Estas propiedades, según el perito valuador nombrado por el juez, tenían un valor de
$13,234, de los cuales $8,000 correspondían a los terrenos de Suchitlán, incluidas unas
máquinas para aserrar y demás construcciones y, el Rancho de Santa Cruz, $5,234.00. Fue
20
el 27 de enero del mismo año en que se llevó a cabo el remate de los terrenos en subasta
pública, pero no hubo muchos postores y sólo se pudo vender el Rancho de Santa Cruz,
rematado a favor de la esposa de uno de los socios de Vander Linden Vogel y Compañía y
que además era cuñada de Arnoldo Vogel, la señora Luisa Quevedo de Kebe, por la
cantidad de $3,489.33. En cuanto a los terrenos de Suchitlán, por no haber postores para
este terreno, los socios de Vander Linden y Compañía solicitaron al juzgado la adjudicación
de dicha finca por $1,844, esto es, las 2/3 partes del precio que de base debió servir para la
almoneda, que fue de $5,234.53
El total recibido por los demandantes fue la cantidad de $5,333.33, de los
$12,150.01 que le adeudaban los señores Morales y Castellanos a los señores Vander
Linden Vogel y Compañía, quienes continuaron adeudado a esta sociedad la cantidad de
$6,816.68.(54)
A manera de conclusión.
Durante el porfiriato, los empresarios alemanes consolidaron un enorme nudo de
relaciones sociales y económicas, puesto que entre sus principales actividades estaba la de
prestamistas, muy solicitada en una época en la cual los bancos apenas iniciaban sus
actividades financieras y fue gracias a este tipo de actividades que Vogel amasó grandes
fortunas. Al final del régimen de Díaz los inventarios del último alemán analizado en este
trabajo —Arnoldo Vogel— registran una extensa lista de deudores en los que en ocasiones
aparecen los mismo alemanes, parientes cercanos, clientes, comerciantes y compañías,
situadas la mayoría en Colima.
Los empresarios alemanes tuvieron muchos contactos, relaciones y/o vínculos con
varios personajes importantes de Colima, la mayoría de ellos importantes hacendados y
comerciantes, con los que lograron tejer una red financiera y comercial, la cual les permitió
sobresalir y ser parte de la oligarquía colimense. Por mencionar un ejemplo, los
matrimonios que los extranjeros hicieron y que gracias a éstos formaron parte de la
oligarquía colimense. Es el caso de Christian Flor, que se casó con Estefanía Meillon, hija
de un importante personaje de la política y de la economía colimense; Adolfo Kebe se casó
con Clotilde Quevedo, y su paisano Arnoldo Vogel con una hermana de ésta, Luisa
Quevedo. También hubo matrimonios entre extranjeros, por ejemplo, Elena Flor se casó
con Eduardo Muller. Para comprender lo anterior es importante el comentario de Gladys
Lizama y Sergio Valerio:
La red familiar que se estructura a partir de los vínculos de sangre, de los
afectos primarios, es, sin duda, uno de los tejidos más fuertes y seguros,
21
por donde fluyen los capitales, el crédito, la confianza, las influencias, el
prestigio, la autoridad y el honor. El estudio de las redes de parentesco
permite observar la forma en que se integraron las redes de comerciantes
y de empresarios y los cambios que éstas registraron a los largo de un
siglo.55
Entre los vínculos se incluía una gran cantidad de empresas y empresarios, su red de
vínculos y negocios de todo tipo llegó a muy importantes circuitos nacionales e
internacionales como Guatemala, El Salvador, los Estados Unidos de América y Alemania
y, en nuestro país, a Chiapas, Sinaloa, Jalisco, Michoacán, Guerrero y Oaxaca y, sobre
todo, con compañías alemanas establecidas en esos lugares. Entre las principales ventajas
que se obtuvieron con el tejido de redes sociales y económicas estaba obtener capital con
bajos intereses o simplemente el capital líquido cuando se le necesitaba, socios leales e
información estratégica, rápida y fiable, cuestiones de vital importancia para los
empresarios comerciantes, industriales y financieros.
Las redes sociales que lograron amasar el grupo de empresarios analizados —
Vander Linden, Kebe y, sobre todo, Vogel—, se presentaron nuevamente el día en que se
casó Enriqueta Vogel, hija de Arnoldo Vogel, con el acaudalado comerciante alemán
Carlos Schulte. Su padre llevaba el mismo nombre y era socio en algunos negocios de
Arnoldo Vogel. La ceremonia se efectuó el 23 de noviembre de 1896, evento al cual
asistieron el Gobernador del Estado, Francisco Santa Cruz, y los que serían futuros
gobernadores de Colima, Enrique O. de la Madrid y Trinidad Alamillo. Además, Carlos
Schulte (padre del novio), Allan J. Shedden, Juan Geutner, Gustavo Kuhlmann, Manuel
Rivera, Daniel Rojas Vertiz, Dr. Gerardo Hurtado, Adolfo Kebe, Carlos A. Álvarez, Carlos
y Jorge M. Oldembourg, Arthur P. Herbert, Eduardo Müller, Guillermo Flor, Enrique Flor,
Ramón Ramos, Carlos de Gress, Emiliano Silva, Santiago Duna, Alberto Cañedo, Dr.
Augusto Morrill, Federico C. Schacht y Bernardo Fricke.56
Como se puede apreciar, Vogel
logró reunir a toda la alta alcurnia de Colima. Al respecto, Servando Ortoll menciona que
―la boda fue todo un suceso, entre otras cosas porque para Arnoldo Vogel se cerraba el
primero de sus círculos como inmigrado alemán que, tras llegar a Colima siguiendo un
sueño, había logrado insertarse en lo más cerrado de la sociedad y se había convertido, al
tiempo, en su líder‖.57
22
Notas.
1. Leticia Gamboa Ojeda, ―Acerca de los primeros franceses en Puebla, siglo XIX‖, en: Los inmigrantes en el mundo de los negocios, Rosa María Meyer (coordinadora), México, D.F., Plaza y
Valdés Editores, 2003, p. 35.
2. Memoria presentada al H. Congreso del Estado por el Gobernador Constitucional, C. Coronel
Francisco Santa Cruz, comprendiendo los actos de la administración pública durante el periodo de 30 de noviembre de 1893 al 31 de octubre de 1896, Colima, Imprenta del Gobierno del Estado,
1896, p. 66, en AGGEC, paquete correspondiente al año de 1901, impreso, en Pablo Serrano
Álvarez, ―Chinos y japoneses por Colima‖, p. 78. 3. José Miguel Romero de Solís, Breve historia de Colima, México, Fondo de Cultura Económica,
1998, p. 118.
4. Valerio Ulloa, Sergio. Empresarios extranjeros en Guadalajara durante el Porfiriato.
(Guadalajara, Universidad de Guadalajara, 2002).p. 144. 5. Valerio Ulloa, Empresarios alemanes en Guadalajara, p. 9.
6. Servando Ortoll, Dulces inquietudes, amargos desencantos. Los colimenses y sus luchas en el
siglo XIX, Colima, Gobierno del Estado de Colima, Instituto Colimense de Cultura y la Universidad de Colima, 1997, pp. 470-471.
7. Sergio Valerio Ulloa comenta que, por lo general, la vida de las compañías se constituía para un
plazo no mayor de cuatro años, aunque también se podían ampliar sus actividades por uno o varios periodos más. Un periodo significaba el tiempo suficiente como para que un socio minoritario
pudiera independizarse y formar sus propios negocios, puesto que en promedio cada socio extraía
entre $1,000 y $3,000 anuales, y además un 5% o 6% anual de réditos del capital invertido. El
capital necesario para la conformación de una compañía oscilaba en promedio entre $5,000 y $30,000, el cual era invertido por un miembro, o bien, por todos los socios de la compañía de
manera equitativa. Normalmente se depositaba en cantidades distintas, dependiendo del potencial
económico de cada uno de los socios o de los intereses en la misma compañía. Las ganancias que generaba la sociedad se repartían en forma proporcional al capital invertido por cada socio. Sergio
Valerio Ulloa. Empresarios alemanes en Guadalajara durante el siglo XIX, pp. 59-62.
8. Pablo Serrano Álvarez. Haciendas y ranchos de Colima. Origen, apogeo y declive [docto. en línea]: http://members.fortunecity.es/drserrano/pages/libros/Libr001b.htm#antonio (acceso: 15 de
junio de 2007).
9. B. Von Mentz, V. Radkau y G. Turner, ―El capital comercial y financiero alemán en México‖,
En: von Mentz, Brígida, et. al. Los empresarios alemanes, el tercer Reich y la oposición de derecha a Cárdenas (México: Ediciones de la Casa Chata, 1998). pp. 123-124.
10. Serrano Álvarez, Pablo. Haciendas y ranchos de Colima. 1997. [documento en línea].
11. Martín Pérez Acevedo, Pérez Acevedo, Martín. Empresarios y empresas en Morelia, 1860-1910. (Morelia, Mich.: UMSNH, Instituto de Investigaciones Históricas). p. 96.
12. Serrano Álvarez, La inversión extranjera en Colima. En Olveda, Jaime (Editor) Inversiones y
empresarios extranjeros en el noroccidente de México. Siglo XIX. (México, El Colegio de Jalisco,
1996) p. 160. 13. Archivo del Registro Público de la Propiedad y Comercio de Colima (en adelante: ARPP y CC),
Sección de Notarios. Notario: Trinidad Padilla, Libro 1889-1890, 15 de noviembre de 1889.
14. Ibíd. 15. ARPP y CC. Sección de Notarios. Notario: Trinidad Padilla, Libro 1889-1890, 29 de diciembre
de 1889.
23
16. Ibíd.
17. Ibíd.
18. Cada fanega equivale 6,500 metros cuadrados. 19. Ibíd.
20. Ibíd.
21. ARPP y CC. Notario: Miguel G. Castro, Libro 1885, fecha de la escritura: 7 de noviembre de
1885. 22. ARPP y CC. Notario: Miguel G. Castro, Libro 1885, 7 de noviembre de 1885.
23. Quien, al momento de presentarse en la Prefectura Superior de Colima para solicitar su
respectiva carta de nacionalidad el 3 de agosto de 1863, declaró estar casado con Luisa Quevedo. 24. AGN, Cartas de Seguridad y Certificados a Extranjeros, año 1866.
25. AGN. Galería #5, Segundo Imperio 21, 56 y 57 s/n, Cartas de Seguridad y Certificados a Extranjeros,
año 1866.
26. ARPP y CC. Sección: Inscripciones Públicas y Derechos Reales, Libro 1901-1902, 9 de septiembre de 1901.
27. Ibíd.
28. Serrano Álvarez, La inversión extranjera, p. 163. 29. Periódico Oficial del Estado de Colima, Año 1883, Tomo XVII, p. 136.
30. ARPP y CC. Sección de Notarios. Notario: Miguel González Castro, Libro 1885, 7 de
noviembre de 1885. 31. Ibíd.
32. Ibíd.
33. Ibíd.
34. Ibíd. 35. ARPP y CC. Sección de Notarios. Notario: Miguel González Castro, Libro 1890, 30 de
diciembre de 1889.
36. Ibíd. 37. ARPP y CC. Sección de Notarios. Notario: Enrique O. de la Madrid, Libro 1893- 1894, 16 de
mayo de 1894.
38. ARPP y CC. Sección de Notarios. Notario: Enrique O. de la Madrid, Libro 1898- 1899, 1 de abril de 1899.
39. ARPP y CC. Sección de Notarios. Notario: Enrique O. de la Madrid, Libro 1891-1893, 18 de
enero de 1893.
40. Serrano Álvarez, La inversión extranjera, p. 173.
41. ARPP y CC. Sección de Notarios. Notario: Enrique O. de la Madrid, Libro 1894-1895, 24 de
marzo de 1895. 42. ARPP y CC. Sección de Notarios. Notario: Enrique O. de la Madrid, libro 1900-1901, 14 de
marzo de 1901.
43. Ibíd.
44. Ibíd. 45. Ibíd.
46. Ibíd.
47. ARPP y CC. Sección de Notarios. Notario: Manuel Rivera, Libro 1908-1909, 7 de agosto de 1908.
48. Ibíd.
24
49. Ibíd.
50. Ibíd.
51. Serrano Álvarez, Pablo. Hacendados, comerciantes y empresarios extranjeros en Colima 1857-1914, En: Revista del Seminario de Historia Mexicana. Vol. III. Número 2. Verano de 2002. p. 58.
52. Ortoll, Servando Vogel, las conquistas y desventuras de un cónsul y hacendado alemán en
Colima. (Hermosillo, Son., El Colegio de Sonora, 2005). p. 33-34.
53. ARPP y CC. Sección de Notarios. Notario: Miguel González Castro, Libro 1888, 8 de febrero de 1888.
54. ARPP y CC. Sección de Notarios. Notario: Miguel González Castro, Libro 1888, 8 de febrero
de 1888. 55. Gladys Lizama Silva y Sergio Valerio Ulloa, ―Redes empresariales en la región de Guadalajara
durante el Porfiriato‖. Secuencia: Revista de Historia y Ciencias Sociales Nº 64, publicación
cuatrimestral del Instituto de Investigaciones Históricas Dr. José María Luis Mora, enero-abril
2006, p. 226. 56. Servando Ortoll, Vogel, las conquistas y desventuras, pp. 48-59.
57. Ibíd., p. 50.
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