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[antología

F É L I X . L U I S . V I E R A

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Red de los poetas [email protected]

© La que se fue , antología de Félix Luis Viera.Portada: Víctor IbarraISBN: 978-607-00-0044-7Impreso en México DF. 2008

La que se fue es la noche de relámpagos distantes, casi susurros visibles, que enceguecen por su belleza inmarcesible.

Como si los poemas se convirtieran en la amada, avanzamos sonámbulos, descubriendo una naturaleza virgen, inocente, a través de la niebla, que termina rendida en nuestros brazos.

La poesía de Félix Luis Viera se convierte en el baño frío caliente que nos seduce en la penumbra, hasta alumbrar, con el rosicler del aliento, la soltura de una flor en el abismo. Una lluvia sensible floreciendo en un bosque que huele a manzanas, a hierbas y tierra mojada, mientras el horizonte es el contorno, a lo menos la sombra, de una mujer; la feminidad poseída, comprendida desde siempre.

Victor Ibarra, 1 de mayo de 2008

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A mi nieto Didier, a punto de nacer

Nosotros le decimos: ¿por qué tornas

a la morada vieja?

Antonio Machado

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a

UNA MELODÍA SIN TON NI SON BAJO LA LLUVIA

(Premio David de Poesía 1976)

Lluvia de verano(Mayo de 1967)

Mientras afuera llueve sonora y sorpresivamentedesde aquí aseguro el naufragio, en el gris decostumbre, del arco iris que hace dos minutosagradecimos sujetos al marco abismal de la ventana.

Adivino los botes borrascosos como arrepentidosmordiendo sus sogas desesperadamente,el pinar aullando de puro arrepentimiento.Pero busco tu mano, nombro tu airey quiero fatigarme en ti. Como otras vecesdondequiera que me ataca la lluvia,necesito tus gestos, tus palabrasy esa manera tuya que está muy lejos siquiera de intuirprecisamente que te necesito,de intuir este sano, humano, reverendo deseode gritarte que está lloviendo,que la lluvia me golpea los ojos y el recuerdo,que si llueve mi corazón se inunda,se desborda, me hala hacia ticon la fuerza de mil bueyes románticos.

Este deseo de decirte, de aseverarte

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ese cuadro de pinos, botes y arco iris y alcantarillas asfixiadasque estoy observando a través de la pared.

Pero como siempre que llueve y estoy contigosólo voy a pedirte que bajes el telónpara entrar hacia ti como una flechapara que me arrulles este corazón y tragues esta sedpara que llueva torrencialmente en mí tu alma.

Marianela(Agosto de 1968)

Te esperaba como a la mieldeabejaporque al principio me bañabascon una dulzura caliente.Me derrites. Me haces un animal perfectopor obra y gracia de tu estilocuando te desnudas y avanzas;pero más por tu espaldaque al comienzo concibo espiritualy que se aleja, ardiendo en ascenso,ante mis ojosy es al instante una manzana de fuego,un bosque para pacer como un búfalo herido.

Por eso temblaba como con un frío calientecuando te esperaba, consumiendocigarros, salivas y pacienciacomo un condenado a no morirse.Por eso cuando llegabas era igualque si se abrieranlas puertas de todas las iluminaciones y victoriasy constataba que era un zar terrible

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un aguacero de ladrillosuna espada autómata en busca de tu sangre.

Pero siempre al final, cuando huíanlos dos círculos del trópico,se metía la calma, la soledad recíproca(la real verdad como una bofetada de agua fría). Y despuéste observaba disminuir a través de la ventanay verifico que de pies a cabeza todo se moríapara renacer en el próximo encuentro.

Clara(Enero de 1969)

Clara siempre tuvo deseos de morir de amor,probablemente desde que era simple semen.Fue –¿es todavía?– un híbrido deLope de Vega, bufo y circo.Pero sus mejores actuaciones eran sin dudalas de despedida y las de los toquesde rebato: cuanto entrabacomo una fiera poseída jurándole por las estrellas, el eslabón perdido y lostibores mágicosque lo amaba más que Dios a su Séptimo Día. Eso decididamente lo defraudaba, lodeprimía como una flor de papely le bajaba la mirada y continuaba como un sordobajando el ron con agua mineralque por entonces era su gran descubrimiento.Pero al fin él se dijo ésta es la última vez:y la miró fijo a su mirada negra,le dio tres segundos para que se hiciera humo,para que se hiciera nada en el recuerdo.

Después, solitario con su botella, pensóque había sido un espectador indolente,un cooperario de ese reguero mental,

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un casi traidor por no haberle gritado eso mismitomucho pero mucho tiempo antes.

Poema a la despedida(Enero de 1971)

Beatriz, ya junto al estribo y contradiciendo increíblemente sus anteriorespalabras, vacilanteme besó la mejilla,subió al ómnibus rojoy empañó el cristal de extremo a extremoal restregarme una mirada de ternura.

Luego, otra vez resuelta como dice que estabagiró al frente su soberano rostroy no volvió a mirar.

Y yo como al desgaireaferrado a que éste era uno más de sus teatros.

De eso hace poco más de cien años.¿Cuántos hijos tendrá? ¿Dónde goza?¿Dónde se pudre?

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Esta mujer(Febrero de 1974)

Parece haber decidido no ser una mujer gafasúltimo grito(pero la siento clásicamente sencilla como el agua)parece no entender los más novedosos afeites:sombra en sus ojos, color en sus mejillas(pero la siento incalculable y bella como la luz)parece decidida a no ceñirse telas estelares,sedas, pañuelos, trapos a colores que ubiquen la atención. Les hablo de esta mujer que se me incrusta en el costadocon palpitaciones de labriega, de fábrica perfumada,que me bifurca el aliento con una palabra más grande que yo mismo,que se escurre entre mis tenazas y parece volar a motor apagado cuando anda.Les hablo de esta mujer que tiene algo de poema social, de poema tinto en sangre. De esta mujer, esta muchacha, esta dama,

esta compañera,que llevo siempre prendida en mis costillas,aprehendiéndome el corazón, palpitandoen la memoria,en dondequiera que me encuentre.

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PREFIERO LOS QUE CANTAN(1988)

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Dama de la noche(Noviembre de 1979)

Habita afuera la dama de la noche,lleva cortinas portátiles prontasa incendiarseTiene rajaduras de estrellas,va con andar de danzarina, mielen cada poro,violines y guitarras en su voz.Habita afuera la dama de la noche.Hay que buscarla.No hay viento ni paredes ni árbol ni adoquinesque no perfume con su aire.

Para los que ahora piensan en ella,solos y cerrados en la noche,aviso que está ahíque habita afuera la dama de la noche,todos pueden verla fácilmentepero no vayan a tocarlaporque entonces se rompey hay que empezar de nuevo.

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De noche a punto de llover(Abril de 1977)

Esta vez dijo que No y dijo para siempre.

Sin embargo, mirándola bien, estabay parecía no estar.

Para más suertela noche traía el viento a golpes húmedos:iba a llover y su pelo olía a las primeras gotas. Ahí tienenque el aguacero se cerraba sobre nuestras cabezasy yo ansioso de devorarla entre todas las lluvias.

Volvió a decir que No y a decir para siempre.

Sin embargo, mirándola bien, teníacierto sabor a fresa en la mirada,se le presentía agazapado algo asícomo un brinco perfecto.

Pero otra vez dijo que No y dijo para siempre

Y al fincomo para poner los documentos en reglalloró a todo fragor como un verso romántico

La lluvia inició su percusión en los tejados.

Se fue y parecía un poema diluyéndose en la noche.

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Casa(Mayo de 1977)

Esta es la casa donde no habitamosEsta es la casa con su jardín elemental,aquí el librero, la lámparaa la medida de inmensas jornadas de lectura,aquí los muebles; en el centro –o yano sé si en una esquina, no recuerdo–un haz de flores (naturales, claro)Esta es la casa donde no habitamos,discreta y honda hacia la sangre como un verso, la casadonde dos –o tres, ya no recuerdo– niñosensayan sus coloresEsta es la casa donde no hay un gestoque no haya partido del amorAquí su dormitorio, sus sábanas azules –o blancas, no recuerdo–donde no nos acostamosEsta es la casa que dibujamos de memoria,la que hoy apenas podríamos (tú o yo) describir, la que ha quedadocomo una semilla rota al borde del camino.

Suerteque la vidase hace también de las cosas que no fueron.

Romántico número 9(Octubre de 1977)

Muchacha,la llavede los sueños,los ríos,los vientos, las aguas a colores,la custodia tu primera palabra

Muchachasencilla,terneza del rocío,brújulade agua,humedecidopastodonde abreva la mirada

Muchachaque indeteniblerompes tu última presencia

muchacha tan sencilla como una peluquería medievalla fantasía te viene desde el primer parto con

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mis ojosMuchachate amopor la aproximación de un decreto histórico y fantásticopor esonadiepodrá quebrar nuestros sueños ni nuestros vestidosni habrá bomba capaz de detener nuestros relojesal menos hasta que hayamos escanciado todas las vasijas

Muchacha ven salta dentro de míantes de que la brisa doble tus tallos más sensiblesy ponmelos ojos por primera vezy ponte tus ojos y tu carne por primea vezy pon tus ojos y tu carne por primera vezdonde por primera vez llevo los ojos.

Descubrimiento(Septiembre de 1980)

Y harto y extenuado y empolvado por tan extenso recorridobuscando la tierra indescubiertao quién sabe si la ruta más cercanaentre las manos y al exactitud del sueñohe aquí que de pronto alguien desde mi propio palo mayorgrita “tierra” y sucede que enquillo–cuando ya no quedaba ni siquiera hambre en las bodegas–violenta, inesperada, sorpresivamente en tus arenasy véote y créote efectivamente como la tierra que buscabay dígome es ella al fin después de tanta ruta y te desembarco y jamás ojos humanostocaron tanto trinoni jamás antes que yo, el descubridor,sintió tanto recorridode flauta en su miradani vio nunca tanto pájaro suelto cantadordulcemente enfurecidos de coloresy toqué tu tierra, tus minerales,y las ramificaciones inalcanzables de tus árbolesy había y vi que los nidos y las colmenas

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se multiplicaban a cada toque del sol en tus laderasy fue así cuando ya cansado de la bogamás bien esperaba el arrullo mortal de la última tormentaalguien desde mi propio palo mayor dijo “tierra”y sobrevolé tus nidos y bebí de tus colmenasy a días de andar aleladocomo descubridor y descubiertocomprobé que tu cielo si acaso tronabaera con amorosos relámpagosy fue así que decidí e hice zozobrar mi embarcación y clavé mi troncoeternamente en tu subsueloy para que no ocurriese como en otras ocasionesno dije a Reyes ni Reinas ni cortesanos el hallazgono hice poner en latitudes exactas tu presenciasino que enterré mi tronco eternamente en tu subsueloy ellos que me den por náufrago totalmente digerido,yo mejor cierro bien los bloques del secretoy así ningún libro te dará por existente,ningún mapa dibujará tus formas, tus puntos interiores y exterioresy así ningún sediento excepto yo, el descubridor,podrá beber en tu tierra la vida hasta la muerte.

c

CADA DÍA MUERO 24 HORAS(1989)

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Nunca al fin(Febrero de 1981)

Afirmo que hay una casa pequeña en un claro de bosque,flores alrededor, tomeguinesque cantan desde el ramaje todo el día.Va hacia la casa un camino que se abre entre el follaje.La luz trasciende los verdores, toca tierray es como si floreciera la luz desde la propia luz.La pequeña casa dentro del pequeño pai- saje es azul pálido, blancassus puertas y ventanas.Y en la puerta una mujer se asoma al final de la tardeesperandoal hombre que a esa hora regresa diariamente.

Afirmo que es mentira.No hay casa ni flores ni tomeguín ni bosqueni camino.Ni luz ni ventanas blancas.Afirmo que es mentira,nunca al fin hubo nada de esto

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ni lo habrá.Afirmo que es mentira,yo nunca regresaré al atardecery tú nunca me esperarás en puerta alguna.

Como si volviera después de tanto tiempo y nos encontrara llorando

A Rafael Altuna(Diciembre de 1980)

La “colegiala” viene nuevamente con sus ojos redondos y castaños,pregunta por mi nombre, compruebael santo y seña,y al sentarse abanica con su informe –azul y blanco–el espacio a mi lado, en esta banca.

Yo la recibo llorando, claro; han pasado tantas lloviznas y gorriones sobre este parque, banca.

Pero ella, hoy por la tarde, ha decidido llegar otra vezy me enseña, como ayer, hace mil años, sus cuadernos,su letra casi vertical, casi sonoray otra vez huele a madera perfumada su pañueloy otra vez le miro el rostro como una cúpula de llamassobre la blusa blancay deposita en su regazo –¿cómo flores– las libretasy me mira, como ayer, hace mil años, me miracomo quien mira al fondo de un pozo iluminadoy otra vez siento que perezco dulcemente dentro de ellacual un animalito de cristal y vuelan

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los gorriones asustados de tanto amor bajo sus alasy otra vez dedo con dedo nuestras manoscomo si cantaran una canción febril, indetenible, a toda sangre (o sea, esa canción que nos arde en todo el cuerpo) y otra vezhuelen sus senos a cierta humedad tierna, distante;y ya, de pronto, como ayer, hace mil años,es el momento de irse bajo las luces que se abren,de irse bajo la sombra de mis ojos que la siguencomo si fuera un viento bicolor, como si fuerael único viento que conozco.

Es la “colegiala”, amigo mío, que hoy por la tardeha llegado nuevamente –con sus cuadernos, sus libretas, su uniforme y sobre todo (no olvidar) con sus ojos redondos y castaños–y se encuentra aquí, en esta misma banca de ayer, hace mil años, con un hombre solo llorando cuerpo, río, mar adentro.

Cuento para niños para Luis y Trilce(Noviembre de 1980)

Mamá parecía entonces un tibio venado entre las ramas.Parecía un brinco de luz en el recodo más oscuro del río.No recuerdo cuántas tardes la vi, pero sí les aseguroque mamá era la tarde, era ella misma tarde,indiscutiblemente.Entonces, le veía rayos de sangre debajo de los ojos, del cabello, y los labios, decía yo, eran frutas imprevis- tas, indescubiertaspor marinos, botánicos, científicos.Mamá era entonces un insoportable sobre- salto cada vezque la pensaba, y desde la noche antes de verlamañana por la noche,un grito corría por mis dedos.Es que entoncesmamá era el amor, furioso como una bes- tia herida,tierno como una nubecilla húmeda posán-

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dose en los ojos.Es que era, les repito, el amor. Ustedes dos:no lo olviden:el amor.

Desnuda(Noviembre de 1980)

Desnuda sugieres enormes bocanadas,torreones humeantes, impactos de mayúsculos ejércitos.

Gracias que existen el mundo y las paredes;gracias que existes tú dentro del mundo y las paredes;gracias que existen las puertas, lasllaves, la penumbra;gracias que existes tú después de las puertas, las llaves;gracias que existes tú dentro de la penumbra desnudacomo el grito de una flor que se deslíe,como un balazo personal bajo la carne.

Desnuda sugieres la guerra inacabable,el mar de octubre, los cohetesestrellados, los caballosreventados en las largas marchas de la Historia.

Gracias que existe el mundo y tú

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dentro del mundo,desnuda como el agua.

Y gracias, sobre todo,que aún mi corazón procesa con eficacia sus latidos,que aún mis brazos y mis piernas se mueven a velocidades aceptables, que aúnno se me fuga todo el aire, que aún jadeo normalmente.

Leyenda para A.M.

(Diciembre de 1980)

Cierta vez, hace milenios según los historiadores (olos rapsodas o los acuñadores de mitos) salierontodos los hombres de la Tierra–casi toda vegetación, bestias y pájaros entonces–a buscar la ternura que, según ellos, no había sido incluida en la receta por quien los inventara.Naturalmente, como eran hombres sin ternura, erantodos bárbaros, tercos, sólo colmillos y diatribas, garrotes,eructos y palabras obscenas (que yaen aquel tiempo se decían).Salieron estos hombres en busca de la ternura, porqueaun sin haberla sentido nunca la sabían ausente, segúncomprobaban cuando al mirar las pestañas de un niño nada comprendían, cuandomiraban, insensibles, los pétalos que correnpor las mejillas de una mujer enamorada.Es decir, que estos hombres bárbaros así, piedrasandantes así como eran, no obstanteintuyeron que les faltaba un ingrediente, pues además, convenían,no era normal que ante ellos se abriera un lirio y no pasara nada, si acaso

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deseos de morderlo, machacarlo, hacerlo jugo.Y así estos hombres que parecían anatemas –pero, aun sin ternura, indiscutiblemente nobles si atendemos a la sublime divisa que los guía– partieron hace milenios en su buscasin saber adónde estaba y mucho menos cómo era,pero firmemente esperanzados.Y así continuaron según los historiadores (o los rapsodas onosotros los fabricantes de mitos)varios milenios más en pos de la ternura, de maneraque quienes, al fin, la encontraron, eran remotos descendientesde aquellos los primeros que fueron a buscarla.De eso del hallazgo también hace milenios, pero menos, claro.Y estos los halladores les contaron a los de más acá(a los rapsodas, los historiadores, los poetas, los locos de más acá)que la ternura estaba sentada, hacía milenios, en unapiedra alta, visibledesde todas las esquinas de la Tierra. O sea, que tú, estabas sentada sobre esa piedra, hacía milenios.

d

Y ME HAN DOLIDO LOS CUCHILLOS (1991)

Y me han dolido los

cuchillos

de esta mesa en todo el paladar.

César Vallejo

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Claro que necesito algo(Diciembre de 1982)

En mi misma mesa de un pequeño restaurante de Erfurtella sonríemientras él le narra algo que naturalmente no comprendo.Él pide una cerveza y ella le dice –pasándole la mano por el pelo, el aliento por la cara–que no, que no debe mezclar –creo entender– el coñac con la cerveza;pero él se ríe y ya la copa está servida.Ella tiene pecas –simétricas, clarísimas– alrededor de la narizy sus ojos son también clarísimos, simétricosy miran constantemente al mundo, es decir, a él.

Si corro un poquito la cortinapuedo ver afuera la calle, tan estrecha,que algunos –muy pocos– transeúntesrecorren, despacio. Hay viento.Hay gris. Hay frío. Hacia la ventanaveo venir una muchacha gruesamente vestida de azulque se detiene junto a mí, a un paso de mípero tras el cristal; un muchacho vestido de negro

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la recoge y parten en la moto fieramente acelerada, aunque, claro, no escucho el ruido.Suelto la cortina. Él siguealternando el coñac con la cerveza, ellabebe un vino casi transparente y cada vezse dejan caer más uno contra el otro. En eso se acerca la camareray me pregunta, nada menos, que si necesito algo.

Dejadla así(Octubre de 1988)

Dejadla así, allá, en el tiempo,como una copaque a medida que resplandece vaascendiendo.No la llamensiquieracon el pensamiento, conun verso,con la brisa más leve. Allá, en el tiempo, dejadlapara siemprecomo una copamínima y brillantehacia el cielo de todas las tardes.Dejadla así, hermanos,para siempre,allá,en el tiempo.

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Despedida(Noviembre de 1982)

Nadabarco que se hunde con el puerto a la vistapeldaños que caen por cuenta propiacasa vacía telarañas que desmotan el pisocalles que de pronto son callejones sin salidanochenochenoche concreta como un abismo bajo la techumbreNadaEstrictamente nadaun hombre solo orinándose en la oscuridad de un vacíouna vía donde de pronto se desploman los semáforos dondeun animal casi humano con su dolor se arrastra solitariodonde los carros y la gente de pronto se diluyenpor la vía las calles la noche la tierra de nadieNadaEstrictamente nadaun techoun pisoque se aflojan y se buscan

un aire que se pierde en el aireun corazón que grita en busca de su cuerpoun ala que se parte entre dos vientosNadanada nada

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Distancia(Noviembre de 1980)

Esta mujer que no sabe nada de Poesía, que tomaría símil por un nombre clínico, que daría serventesio por una anguila prehistórica.Esta mujer que duerme mientras yo me fumo el último cigarroconvencido de que no he encontrado la palabra virgen,mientras yo me pierdo en connotaciones, en matices,en la telilla de sangre que cubre cada una de las infinitas posibilidades de un vocablo,mientras yo bebo lentamente un litro de sangre con azúcar y sigo desafiando a la madrugada, llenándolade amenazas, estropeándole el sueño a la madrugadacon el fuego en mis papeles,esta mujer que encima de eso no se preocupa por leer lospoemas de mis amigos, ni los míos, yy desconoce por tanto la llamada o mal llamada moribundez endecasílaba, la perrunavida de perro de un verso libre cojo, laamenazante casicrisis coloquial; puesno vayan a creer, por eso, que no va con ella

la Poesía, no:pregúntenle a sus ojos cuando le regalo una mariposa,pregúntenle a sus entumecimientos cuando se asoma un arco iris,pregúntenle a mi porción de la cama cuando falto, a sus manoscuando le envío un papelito desde lejos;aunque ella piense que eso –eso que siente– no tiene nada que vercon un poema, con una imagen que demore tres años en acostarse con nosotros; más bienlo que ocurre, amigos, es que así de distante están a veces el poema y la Poesía.

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Última canción del caminante(Mayo de 1990)

Haría falta llegar hasta tiy me siguieras.He visto los pececillos de luz ardiendo en tuvientrecuando la noche apenas alcanza para el fragor de mi mano.Dulce es tu boca, dulcecomo un solo compás que llena por completo el pentagrama.En el camino perdí el sombrero,se me cuarteó la piel, también me creció la ponzoña y tambiénla perdí; qué recia brega.En tus ojos vi que quedaba una curva en el camino,haría falta llegar hasta tiy consumirla.Alguna vez tuve suerte y se me fue en una baraja marcada,me quedé sin suerte y sin metal y con una pizquita de almay una amargura tan parecida al resquemor, que augura espanto.Tu cuerpo es hermoso y perfecto porque tiene el justo alcance de mi lengua,

tu cuerpo es como la bujía solitaria en una pared solitariade cierto pueblito solitario,tu cuerpo es también solitariamente una bujíay se parece al agua que corre por las tejas.Cuando pregunto por mí todo desaparece, no hay míni nadie que responda,he perdido la Rosa de los Vientos, el sentido de quilla,las aves de la costa.Haría falta que las aves volaran y piaran anunciando una costa que es la tuya. Desde un balcón te miro pasar desnuda en una carroza de girasolesen la que vas sola y mis manos son el único aplausoy el mundo está solo y sigue solo.Hay un silencio como de pájaro que está naciendocuando abrevo en tu piel,cuando en ella me lavo los ojos y las rajaduras del cansancioy sé que debajo hay una campana que es mía y que no es,que se va y se empequeñece tocando a rebato en una brevenube que está naciendo allá en lo alto

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y que se va.El jugo de tu entraña tiene un sabor agridulce, un sabora despedida que llega, a bienvenida que parte.He de lamerte y te lamo como a un sueño cierto del que me alejo,me alejan.Tus seno son la alcancía donde ya no hay nada que depositar,o quizás algo: la moneda que se diluye entre los dedos,tus senos son la sincronía que el pincel no puede componery también la dinamita que sólo mi boca rectifica.El vaivén de tu figura es la hoja que el viento mueve despuésde hacerse humano y sabio y lascivoy por eso las perforaciones que me quedan luego del Encuentro.Cuando te penetro sé que hay un cometa que se va,y un cometa que nace y que yo nunca veré.La levadura que me depositas es de un pan que se cocerá a destiempo.Mas ya sin suerte, sin sombrero,sin metal, sin costa ni quilla ni Rosa de los Vientosharía falta llegar hasta tiy me siguieras,

haría falta hacer del ahora todo el tiempo,el minuto eterno que ni el tiempo podría detener.

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POEMAS DE AMOR Y DE OLVIDO(1994)

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Quiero que se haga leyenda(Noviembre de 1980)

Era una calle estrecha de adoquines gastados, casi hundidos,y tenía la calle a cada lado una hilera de álamos.De manera que todo estaba dispuesto para la nostalgia;más cuando ocurrió en un crepúsculo frío de noviembrey eran las nubes oscuras y macizas.Ella iba sola, prácticamente sola, pues aunque junto a mí,eran mis pasos los pasos del ausente.Al final de la calle se abría una suerte de plazuela naturalde yerba y roca, y luego el mar.Había una lancha.Del mar venían voces que parecían una manada de perros lagrimeando.

El adiós no se vio, ya estaba completamente oscuro.

Ahora, no parece realidad, por esoquiero que se haga leyenda.

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No todo lo que brilla es (Febrero de 1984)

Ella te traía flores todas las mañanas,decía que las robaba de los jardines callejerosy parecía cierto porque eran rosas múltiples,margaritas, mariposas, aun una vez te trajo una vicaria,aun una vez te trajo una orquídea.

Tu mesa de trabajo cada día tenía alguna de estas flores.

Por otra parte, ella se consternaba con tus versos,decía amarte porque decía que eras un tipo todo espíritu.Tú estabas seguro de que no era adicta a los asuntos materialeso al menos éstos quedaban supeditados a los valores del alma.

Leyendo tus poemas muchas veces llorabay te afirmaba que contigo era capazde vivir en una nube vacía sobre la puntade una aguja, pero contigo, sólocontigo, la vida y el amor.

Ahhh, entonces, cómo no vas a asombrarte, hermano,

cuando, de pronto, apareció un príncipe azulcon un auto, un salario paradisiaco, una casaque merecía una postal y otras menudenciasy enseguida olvidaralas cuestiones del alma, del espíritu,olvidara tu poesía, tus poemas, la Poesía.

Entonces cómo no as a asombrarte, hermano, y de paso aprenderque no todo lo que brilla es.

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El tiempo, la vida, ah, la vida, el tiempo(Mayo de 1985)

Buscando en una gaveta me di cuenta de que ya no me escribe.Me olvidó y yo no me acordaba.Han sido meses y meses de tantos contratiempos y además–cada día lo compruebo mejor– mi memoriami memoria aumenta su falla de hora en hora.En realidad lo nuestro era algo sólocon presente, eso lo sabíamos y a veceslo conversábamos –sin hablarlo a las claras–en los hoteles y buhardillas, malecones, parques, baresque fuimos desangrando en el camino.En fin, ha hecho bien en olvidarme, o por lo menos en expresarme con su silencio epistolarque está dispuesta a olvidarme.También hago bien yo en no exigirleque me escriba, en dejarla que –aun con cierta amargura– que vuele –o que yaesté volando o posada en otros ojos, en otrocorazón.Que busque y halle un hombrecon el que compre una lámpara de noche, un mantel,copitas, platos, cubiertos, sofás, etcétera,

y con el que consiga varios hijosque luego buscarán muy paternal y maternalmenteal jardín infantil.

Repito que sólo teníamos presente y el amor se hace de futuro.

Ruego porque mi recuerdo la proteja.Ruego porque me olvide para siempre.Ruego porque no tengamos que llorar cada cual por su parteen una tarde por venir.

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Para Elisa(Agosto de 1983)

Cuando mis ojos necesiten cristales de +225 o tal vez más,tus ojos aún y por mucho tiemposeguirán perforando a otros con esa luz que yo vi en ellos la primera vez que te vi.Cuando mis carnes comiencen a caer –ineluctablemente hacia abajo– y mis músculosya no respondan en uno de esos momentos en que hace falta un salto ágil para esquivar cualquier obstáculo,tus carnes y tus músculos estarán aptos–flamantemente aptos– para crear esa sensación de invencibilidad que yo sentí en tus carnes y lade resorte finísimo en tus músculos la primeravez que los tuve.cuando mis huesos comiencen a sonar digamosherrumbrosamente en una de esas paradasintempestivas necesarias o en uno de esosesfuerzo imprescindibles de la vida, tus huesostodavía tendrán ese viso de elástico dulcementeazogado que les otorgué la primera vez que estuvieron bajo de mí.Cuando mi cabello sea mi cabello sólo en las fotografíaslejanas, tu cabello aún y por mucho tiempo tendráesa rispidez hermosa de espiga naciente de maízque le metaforicé la primer tarde que lo vi.

Cuando mi espalda por fin termine de encorvarsey mis piernas –estas piernas de peatón inclaudicable– comiencen a fallar en las largas tiradas, tu espalda todavía y por mucho tiempo será esa especie de relámpago fijo y tus piernastodavía y por mucho tiempo ese dúo de compasespor el que rige el mundo o al menos por el que debería regirse.Cuando estas arrugas que vienen avanzando sobre sobre todo en la periferia del ojo derecho seangrietas que no soportarían la foto, la TV, el espejo en primer plano,tu cara aún y por mucho tiempo serán esa que comparé con el agua ardientemente congeladala primera tarde que te vi.Cuando mis dientes –estos dientes que he defendido por más de 30 años salvando el insalvable miedo a la silla del odontólogo–comiencen a abandonarmetus dientes –ah, tus dientes, propios para una exposición del género– serán aún y por mucho tiempolos dientes de una dulce tigresa.

Y así hasta quecuando quizás mis poemas no me importen,cuando mis poemas sean por fin anatemizadosmortalmente, cuando ya esté abatido y cansadoy la poesía me interese lo que hoy me importa

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un juego de fútbol, tú aún y por mucho tiempo verás en mis poemas lo que yo ya he dejado en la distancia,tú verás en ellos quizás el único valor de mí, en mí,el único valor para amar a ese señor que ya sete hace como una piedra de agua marina, comoun collar de cuatro vueltas, como un sostén, un brasier imposibles de llevar a esas alturas.

Y entonces… entonces lo más probable es que…

Imposible, poeta, imposible(Mayo de 1988)

Buscándote escribí cientos de cuartillas,creyéndote posible le conté a mis amigosde tus virtudes y defectos, les hablé de tus donesde tu amor por la poesía y por los niños.Creyendo que te había encontrado proclamétu nombre y te llevé a reuniones y conciertos,envié cartas donde daba fe del hallazgo.Pensando que eras Tú me acosté contigoy sentí que copular era precisamente eso: la consecución de una verdadera religión para los hombres.Como estaba seguro que existías me emborraché contigo,bebí contigo en cantinas y bares peseteros,canté para ti boleros, tangos y baladas, te leípoemas de Vallejo.

Decenas de cuartillas escribí afirmando que ahora sí.

Hoy mi costado se nublame falla el pie izquierdose doblan mis espaldasy el enfisema definitivo avanza hacia la puerta final.

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Hoy te digo adióssé que nunca llegasteque nunca te tuveque nunca has estado en ninguna parte.Hoy sé que era imposible que existieras así como quería.

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ÍNDICE

UNA MELODÍA SIN TON NI SON BAJO LA LLUVIA Lluvia de verano 9Marianela 11Clara 13Poema a la despedida 15Esta mujer 16

PREFIERO LOS QUE CANTANDama de la noche 21De noche a punto de llover 22Casa 24Romántico número 9 25Descubrimiento 27

CADA DÍA MUERO 24 HORASNunca al fin 31Como si volviera después de tanto tiempo y nos encontrara llorando 33Cuento para niños 35Desnuda 37Leyenda 39

Y ME HAN DOLIDO LOS CUCHILLOS Claro que necesito algo 43Dejadla así 45Despedida 46Distancia 48Última canción del caminante 50

POEMAS DE AMOR Y DE OLVIDOQuiero que se haga leyenda 57No todo lo que brilla es 58El tiempo, la vida, ah, la vida, el tiempo 60Para Elisa 62Imposible, poeta, imposible 65

FÉLIX . LUIS . VIERA(Santa Clara, Cuba, 1945)

Poeta, cuentista y novelista. Ha publicado los poemarios: Una melodía

sin ton ni son bajo la lluvia (Premio David de Poesía de la UNEAC, 1976,

Ediciones Unión, Cuba), Prefiero los que cantan (1988, Ediciones Unión,

Cuba), Cada día muero 24 horas (1990, Editorial Letras Cubanas), Y me

han dolido los cuchillos (1991, Editorial Capiro, Cuba) y Poemas de amor y de

olvido (1994, Editorial Capiro, Cuba); los libros de cuento: Las llamas en

el cielo (1983, Ediciones Unión, Cuba), En el nombre del hijo (Premio de la

Crítica 1983. Editorial Letras Cubanas. Reedición 1986. ) y Precio del amor

(1990, Editorial Letras Cubanas); las novelas Con tu vestido blanco (Premio

Nacional de Novela de la UNEAC 1987 y Premio de la Crítica 1988.

Ediciones Unión, Cuba), Serás comunista, pero te quiero (1995, Ediciones

Unión, Cuba), Un ciervo herido (Editorial Plaza Mayor, Puerto Rico, 2003) y

la noveleta Inglaterra Hernández (Ediciones Universidad Veracruzana, 1997,

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reediciones 2003 y 2005), traducción al italiano por Il Foglio Letterario,

2008.

Su libro de cuentos Las llamas en el cielo es considerado un clásico

de la literatura de su país. Varias de sus creaciones han sido traducidas

a diversos idiomas y forman parte de diversas antologías publicadas en

Cuba y en el extranjero. En su país natal recibió diversas distinciones

por su labor en favor de la cultura. Fue director de la revista Signos, de

proyección internacional y dedicada a las tradiciones de la cultura. Su

más reciente novela, Un ciervo herido -que aborda el tema de las Umap,

eufemísticamente llamadas Unidades Militares de Ayuda a la Producción

y, en realidad, campos de trabajos forzados establecidos en Cuba en la

década de 1960-, ha recibido un notable reconocimiento de la crítica y

de los lectores y ha circulado en España, Puerto Rico, México y otros

países. Recientemente ha concluido su novela El corazón del rey, que

refleja los primeros pasos de la instauración del socialismo en Cuba, en

la década del 60, y actualmente trabaja en el poemario La patria es una

naranja, inspirado en la añoranza de su tierra natal y en sus vivencias en

México, donde radica desde 1995. En México, ha colaborado en diversos

periódicos con artículos de crítica literaria y de contenido cultural en

general, ha impartido talleres literarios y conferencias, y asimismo se ha

desempeñado como asesor de variadas publicaciones periódicas.

Esta obra se terminó de imprimir en el año 2008, en México.

en los talleres de ©Editores Buena Onda, S.A de C.V.

Se utilizó tipografía

Garamond 10 y 12, y Quartermain.

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