10 Diciembre de 2015
Galaroza siempre ha sido un pueblo culto. Las actividades, la formación, la manera de ser de los cachoneros han respirado Cultura por los cuatro costados. Siempre hemos destacado en la provincia por nuestra educación y nuestro saber estar.
La Cultura, con mayúsculas, está dentro de nosotros desde nuestra fundación como Pueblo y nuestra conformación como Sociedad.
La responsabilidad de las instituciones y de todos los que habitamos Galaroza es seguir ofreciendo Cultura, seguir mejorando en esta virtud tan esencial para la vida.
Así lo han entendido el Ayuntamiento, las asociaciones y las personas de nuestro pueblo, que en los últimos años han impulsado infinidad de iniciativas culturales. Incluso hemos transformado la cultura en herramienta para potenciar el turismo y la economía en nuestro pueblo.
En 1995 se produjo un punto de inflexión importante en esta materia, con la organización de las X Jornadas del Patrimonio de la Comarca de la Sierra, que supusieron un antes y un después para el estado cultural de la Galaroza moderna.
Hoy, veinte años después, queremos rendir un homenaje a aquel evento y a los que en estas dos décadas no han dejado de luchar para incrementar nuestra cultura.
Aquellas Jornadas del Patrimonio fueron organizadas por
el Ayuntamiento y la Asociación Juvenil Al-Jaroza,
además de participar todo el pueblo y la Federación de
Asociaciones de la Sierra. Toda Huelva tuvo que admitir
la gran capacidad cachonera para mostrar al mundo el
patrimonio local y serrano. A partir de ahí nace el
prestigio que Galaroza tiene hoy en día en el conjunto
provincial y andaluz, y del que debemos sentirnos
orgullosos.
En ese mismo año se inauguraba el Salón Cultural Las Aguas,
por el que han pasado muchas generaciones de cachoneros
haciendo música, teatro, baile, recibiendo homenajes o,
simplemente, disfrutando.
En su nombre tuvo mucho que ver el escritor Juan Cobos
Wilkins, quien ya por entonces daba forma, junto a autores de
gran talla como Manuel Moya, Federico Martín o Augusto
Thassio, a los Encuentros de Escritores de la Sierra, a las
Veladas de Poesía Erótica y a otros acontecimientos literarios
por los que Galaroza es hoy aún conocida.
Muchos libros han visto la luz en estas dos décadas, como
‘Retorno’, el regalo que nos hizo nuestro admirado Emilio
Rodríguez Beneyto, el cuento que Antonio R. Almodóvar
escribió sobre Galaroza, los de Huebra sobre Pérez Infante y
Jesús Arcensio, o el que Lieva publicó para conmemorar los
200 años de la Hermandad del Carmen.
A ellos se suman folletos turísticos, revistas como las de fiestas
y las impulsadas por Lieva, ‘La Regaera’, ‘Rumor de Aguas’ o
los boletines sobre archivos y documentos históricos.
También se ha ganado en infraestructuras durante este
tiempo, ya que en el año 2000 se inauguraba la Casa de
Cultura Blas Infante. Y recientemente, en 2013, se ponía a
disposición de asociaciones y vecinos el edificio Nuestra
Señora del Carmen. Todos estos lugares, junto a la biblioteca,
guarderías, salas de estudio y exposiciones, edificios religiosos,
paseos y plazas, han sido espacios donde se ha ofrecido
cultura al pueblo.
Hemos exportado la cultura cachonera fuera de nuestras
fronteras, y no sólo a Huelva y otros lugares de Andalucía o
de España, sino también a países como Francia, en aquel
intercambio tan enriquecedor que se hiciera con La
Rochelle, de la mano de Pedro Cantero.
2003 fue un año importante, ya que se celebró el 450
aniversario de nuestra independencia con un gran programa
de actividades, entre las que destacaron la reproducción del
título de villa, el teatro de la independencia, las jornadas de
patrimonio, los azulejos decorativos turísticos o la primera
matanza tradicional del cerdo ibérico.
Las asociaciones, junto a las instituciones, han sido el
pulmón fundamental de este crecimiento cultural. Sin las
hermandades, entidades deportivas, solidarias, turísticas, de
mujeres, juveniles, agrícolas, educativas o culturales en sí,
no se podría haber llegado a este momento de esplendor.
Cada una ha aportado su esfuerzo a cambio de nada, tan
sólo de trabajar por su pueblo. Gracias a este trabajo hoy
tenemos el Belén Viviente, las romerías, la concentración
motera, los éxitos deportivos y tantos otros logros positivos.
Algunas de ellas, como Sanicher, han sido agraciadas con
reconocimientos como el Pero de Oro.
En este tiempo se han recuperado tradiciones que forman
parte de nuestra cultura más arraigada. El coro parroquial
sigue ofreciendo sus campanilleros, se ha fomentado el uso
del piporro en Los Jarritos, se han recordado usos agrícolas
y del campo cachonero con exposiciones y mercados, se les
ha enseñando a los niños en el colegio y fuera de él
nuestras señas de identidad.
Las artes han estado presentes en nuestra vida con mucha frecuencia y
mucha calidad. La música ha encontrado formas como la Banda
municipal, la labor de intérpretes como José Luis Fernández, Carmelo
Sosa o José Luis Sosa y citas internacionales de prestigio, como los
Cursos de verano. También el flamenco ha reverdecido viejos laureles.
El teatro ha sido muy reclamado por los muchos aficionados y se han
creado talleres municipales, que han puesto en escena obras
inolvidables. El baile y la danza, en sus formas flamenca o moderna, ha
sumado muchas practicantes en los últimos años. La pintura y la
artesanía se han mostrado en multitud de exposiciones con participación
local como la familia Lobo o Ignacio Tovar.
En definitiva, entre todos y todas hemos hecho una Galaroza mejor a
nivel cultural, turístico y económico. Ahora el reto es que las jóvenes
generaciones tengan también este amor hacia la Cultura cachonera.
Las jornadas y programaciones han visitado nuestro pueblo en muy diversa forma. Jornadas de patrimonio,
encuentros literarios, las recordadas Jornadas de Democracia y Sociedad, la celebración en 2006 de Agrocultur que
ligó agricultura y cultura, la Semana del Agua y, sobre todo, los Días de la Amistad, una de las citas culturales más
veteranas de Andalucía, que sigue ofreciéndonos oportunidades para aprender y para disfrutar del ocio veraniego.
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