La sociedad del descarte: capitalismo de la expulsión.12.03.15 | 09:28. Archivado en Crisis política
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Saskia Sassen nos acaba de regalar la mejor obra para comprender el mundo que
se está construyendo a marchas forzadas, el mundo de
las Expulsiones (Expulsiones. Brutalidad y complejidad en la economía global,
Katz), la economía del descarte según Evangelii Gaudium. Se trata de una obra
basal que será utilizada y citada en la próxima década para comprender
correctamente las transformaciones que el capitalismo está sufriendo en los
últimos ochos años, los mal llamados años de la crisis. Pues, la crisis actual del
capitalismo no es sino el paso definitivo de un modelo de capitalismo
inclusivo a otro excluyente, que no necesita una parte de la población y la
excluye directamente, pero que, además, está también marcado por otras lógicas
de expulsión, medioambiéntales, sociales, políticas y económicas. Se trata de una
lógica subterránea que traspasa las fronteras conceptuales tradicionales y
nos impide ver la realidad que está emergiendo. Sólo seremos conscientes de ello
cuando ya esté plenamente desarrollado el modelo de capitalismo de la exclusión
mediante la lógica de la limpieza económica, al modo de las limpiezas étnicas en
las guerras de los Balcanes.
En lo que llevamos de siglo ya hay varias obras que intentan comprender el
proceso de transformación del capitalismo. Naomi Klein lo llama el capitalismo
del desastre, pues su lógica es la de la destrucción. Puesto que la tasa de
ganancia no puede aumentar por haber llegado a los límites de la producción, sólo
la destrucción puede seguir aumentando el beneficio. Se trata de un proceso que
se ha constatado tanto en las guerras propiciadas como en los desastres naturales
convenientemente aprovechados para el lucro. Otros, desde el ámbito de la
economía, nos dicen que hemos entrado en un capitalismo financierizado
que reduce la economía global a una especie de casino donde todo se
controla de forma centralizada y produce beneficios sin ningún tipo de
responsabilidad. Esto entraría dentro de la lógica del neoliberlismo impulsado
desde los años ochenta, que ha llevado a una economía virtualizada y
deshumanizada, donde sólo importan los beneficios, a costa de lo que sea. Sin
embargo, estos análisis adolecen de una visión global que Sassen nos propone
acertadamente, pues da unidad a esa multitud de análisis particulares.
Estamos ante una guerra del capitalismo contra el capitalismo, del
capitalismo de la exclusión contra el capitalismo de la inclusión de origen
keynesiano. Tras 1945 se imponen en todo el mundo unas lógicas de inclusión e
incorporación que recorren todos los modelos y sistemas. El capitalismo
keynesiano crea las condiciones para que una ingente cantidad de obreros y
clases medias se vean incluidas en una sociedad del bienestar que asegura la
vida de sus miembros. Esta lógica se ve también en los países del bloque
socialista, en los proyectos nacionalistas africanos y en el modelo de nacionalismo
indio de corte socialista. En todo el planeta se pueden identificar estas lógicas
de la inclusión y la incorporación. Con la llegada del neoliberalismo, en la
década de los ochenta, la lógica de la inclusión empieza a mudarse en otra,
la lógica de la exclusión, que llevará a la lógica de la expulsión. Se impone de
forma sistemática en todo el planeta, por medio de las grandes corporaciones y las
instituciones globales que en un principio se crearon para lo contrario, como el FMI
y el BM. Esta lógica comienza por la debilitación de los estados y la reducción del
bienestar, de modo que una parte de las poblaciones quedan excluidas de los
servicios sociales básicos. Continúa con la exclusión del trabajo, generando
grandes bolsas de desempleo. Pero, vence definitivamente cuando se producen la
financierización de la economía y la complejidad de los procesos financieros.
A partir de los noventa, la economía no se basa en producir manufacturas y en
consumir los productos para ampliar los mercados y generar beneficios. La base
será convertir todo en productos financieros que puedan generar riqueza
para las corporaciones. Esto se debe a la digitalización de los procesos
productivos que permite reducir la mano de obra y los costes de transporte. Se
llega así a la economía terciarizada que no requiere de gran mano de obra y a la
que, por tanto, le sobra un tercio de la población. Es necesario recordar que la
fase actual de la crisis capitalista llega porque las medidas de inclusión del
capitalismo keynesiano, como las ayudas a hipotecas a personas sin recursos,
son introducidas en la lógica financiera y crea el monstruo de las hipotecas
subprime, que no es más que convertir un producto malo en una ocasión de
negocio mediante la titulización. Esto tenía que quebrar y los que lo hicieron lo
sabían perfectamente. Ahí llegó la ocasión para transformar el modelo
inclusivo en un sistema brutal de exclusión. Tras ocho años de crisis, una
parte importante de la población de EE.UU, Grecia, España, Hungría y
algunos países más, ha perdido su vivienda. Tras esto, vinieron las políticas
de expulsión masiva de la ciudadanía de los recursos básicos y la
destrucción del Estado de Bienestar.
Sin embargo, lo importante es ser conscientes de que esta lógica de la expulsión
está presente en más ámbitos, pues se trata de una lógica subterránea que
impregna la realidad entera y acabará transformando radicalmente nuestro
planeta. Junto a la expulsión del trabajo y la vivienda están la expulsión de la
tierra y el agua mediante técnicas que destruyen los recursos, como el
fracking, o mediante la compra masiva de tierras en países emprobrecidos
que expulsan a los agricultures, o mediante la expulsión de los sistemas de
integración social, como la educación o la sanidad, o bien, mediante la
expulsión de lo social humano. Esta realidad se vive, de forma oculta aún para
las categorías conceptuales actuales, en lugares como América del Norte, Europa,
China, India y grandes zonas de África. Es una lógica que se ha impuesto por la
necesidad que tiene el capitalismo de generar beneficios a toda costa y que
explica de manera unitaria los procesos de transformación capitalista que vivimos
desde hace treinta años.
Estamos ante la segunda Gran Transformación polanyiana del capitalismo y
nos hace falta comprender las fuerzas destructivas que cortan
transversalmente nuestras fronteras conceptuales, dice Sassen, que nos
permiten comprender la economía, la política, la nación y las ideologías. Estas
fuerzas van más allá de la diferencia capitalismo y comunismo. Se trata de una
nueva época, un capitalismo en fase de necrosis que acabará, si no lo
remediamos, con la posibilidad de vivir en este planeta. Sassen cree que los
espacios de los expulsados son los espacios para hacer una nueva política y una
nueva realidad. Probablemente sea así, pero para eso debemos ser conscientes
de esta realidad, aún subterránea.
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