1
La torre transparente
Recuperación de la memoria:
la Plaza de la Independencia de Concepción.
Nello Rolleri Veloso.
2
Agradecimientos:
Sergio Baeriswyl Rada, arquitecto, Municipalidad de Concepción.
Osvaldo Cáceres González, arquitecto de la Universidad de Chile.
Armando Cartes Montory, abogado, Universidad San Sebastián.
Jaime Etchepare Jensen, historiador, Universidad de Concepción.
María Ester Martínez, periodista, Biblioteca Universidad de Concepción
Alejandro Mihovilovich Gratz, director Galería de la Historia de Concepción.
Hernán Osses Santa María, periodista, Universidad de Concepción.
Arnoldo Pacheco Silva, profesor, Universidad de Concepción.
Carmen Pinochet, Biblioteca Municipalidad de Concepción.
Fernando Saenger Gianoni, abogado. Universidad de Concepción.
Y a Francisco Gatica Pezoa, periodista, por su valiosa corrección de pruebas.
Vista de la Plaza de la Independencia en la década de 1940. Archivo fotográfico del Departamento de Historia de la Universidad de Concepción.
3
Dedicado a Astrid.
.
4
“Se encontraba sumergido en una albura tan luminosa, tan total, que devoraba no sólo los colores,
sino las propias cosas y los seres, haciéndolos así doblemente invisibles”.
Ensayo sobre la ceguera. José Saramago.
Prólogo
Concepción es la ciudad épica de Chile por excelencia. Ciudad
militar, plaza fuerte, asediada por los indios y los piratas, devastada por
los incendios, los terremotos y los maremotos. Protagonista de las guerras
de la Independencia y las luchas civiles.
Una historia demasiado intensa, tanto, que la naturaleza y sus
habitantes han hecho un gran esfuerzo para intentar olvidarla.
Se trata de una ciudad que ha estado cambiando desde que Pedro de
Valdivia acampó en la playa de Penco. Uno de los primeros que intentó
borrarla del mapa fue el propio caballerizo del conquistador, un joven
Leftraro o Lautaro, que dos veces seguidas la atacó y destruyó, logrando
que los hispanos y sus indios yanaconas huyeran despavoridos, para luego
incendiar todo, reduciendo a cenizas sus primeras casas y templos, para
celebrar la derrota definitiva de los huincas.
Los penquistas que hoy caminan por su plaza se encuentran con
las estatuas de estos dos personajes instaladas en sus esquinas. En el lado
norte, en dirección a Santiago, está Valdivia, cabizbajo, pensativo. En el lado
5
sur, mirando hacia Arauco, está altivo, casi arrogante, apoyando su
cuerpo en su pie y en una vara de coligüe, Lautaro.
Pero a más de cuatro siglos de ese enfrentamiento, y a más de dos
siglos de su nueva fundación en su actual sitio, a la Plaza de la
Independencia de Concepción le quedan pocos vestigios de su pasado
épico.
La columna con la diosa Ceres, testigo de la riqueza agrícola que
produjo la exportación de trigo entre los siglos XVIII y XIX. La Iglesia
Catedral, reconstruida después del terremoto de 1939.
El poder civil, sin embargo, ya no está en la plaza. La municipalidad
abandonó su magnífico Palacio Consistorial después del terremoto de 1960
y la Intendencia se trasladó junto con el Gobierno Regional en septiembre
de 2007. Retornó transitoriamente con el terremoto de 2010, pero sólo durante
los meses que demoró la reparación del edificio en el nuevo Barrio Cívico.
Hacer una reconstrucción de la memoria de la Plaza de la Independencia
penquista, como sede histórica del Poder Civil, de la Intendencia y de su ayuntamiento
o cabildo, no es una tarea fácil. Las construcciones en Penco fueron destruidas
y borradas de la memoria. Y esas destrucciones siguieron sucediéndose en los siglos
siguientes, en su nueva ubicación en el Valle de la Mocha, para llegar hasta la última
ocurrida en 1968, con la oprobiosa demolición del Palacio Consistorial.
Lo que ha ocurrido con el asentamiento de la administración de la
ciudad no deja de ser ilustrativo de lo ocurrido con todo el resto de ella: la
permanente acción de la naturaleza y del hombre para borrar los
testimonios arquitectónicos.
Hoy las antiguas postales que los penquistas usaban para enviar
saludos a sus amigos y parientes a través del correo, nos muestran ese
bello palacio. Son decenas de postales desparramadas en el tiempo,
algunas notablemente bien logradas, casi todas de artistas anónimos, que
muestran ese edificio como un icono penquista. Se trata de una imagen
que se repite en cada publicación sobre la historia de Concepción, pero
cuyo particular nacimiento y desenlace están apenas esbozados.
6
Antes de comenzar, unos comentarios previos. Este no es un libro de
historia, pese a que tiene muchas citas y referencias de ellos. Tampoco es
un tratado de arquitectura, aunque se describen edificios y construcciones.
Esto es un libro reportaje y sus orígenes están en las noticias
y editoriales publicadas en el diario El Sur de Concepción entre los años
1990 y 2010. Se trató de una época marcada por el retorno a la
democracia y la recuperación de la ciudad, en particular, por la
densificación del centro y la promesa (todavía no cumplida plenamente) de
recuperar el río como elemento urbano y transformarla en una urbe
fluvial.
Su único objetivo es de recuperación de la memoria de la ciudad. De
una urbe que se mueve aceleradamente hacia el desarrollo, sin mirar hacia
atrás.
Y también una advertencia: esta no es una mirada objetiva sobre los
procesos naturales, económicos y políticos que llevaron al “abandono” de
la Plaza de la Independencia.
Por el contrario, pretende ser una conversación dirigida a mostrar la
ceguera de quienes destruyeron el edificio que debió ser el símbolo de la
ciudad y a quienes relegaron al ayuntamiento al emplazamiento
secundario que hoy tiene.
Como relata Saramago la ceguera no siempre es negra -por omisión-
sino que también puede ser blanca, de una luz muy intensa, radiante, que
no nos deja ver nada más.
La inauguración del nuevo Barrio Cívico de Concepción, la
recuperación del ex edificio de la Estación de Ferrocarriles para el traslado
de la Intendencia, un hito indiscutible para la ciudad, no deja ver que se
pierde la oportunidad histórica de devolver al municipio a su
emplazamiento histórico, frente a la Plaza de la Independencia.
Es una cuestión simbólica, de la necesidad de recuperar la identidad
penquista, de conservar la escasa raigambre patrimonial que nos han
7
dejado cuatro siglos de catástrofes, de “una ciudad mártir”, como afirma
Lara1.
Para comprender a Concepción actual es necesario mirar hacia
atrás, descubrir los vínculos que nos unen con esa ciudad hispana que fue
destruida por la naturaleza y por las guerras, pero reconstruida una y otra
vez desde sus cimientos. Tantas veces, que se nos ha comenzado a olvidar
de dónde venimos y, lo que es peor, quiénes somos.
1
LARA MARCHANT, Horacio, La Ciudad Mártir, Ediciones La Ciudad, Municipalidad de Concepción,
Departamento de Comunicaciones, Concepción, 1998.
8
El Cabildo
El rey y su pueblo, reunido en el cabildo. Así puede resumirse la
política indiana a la época en que Chile comienza a ser conquistado por los
españoles. Se trata de dos principios fundamentales: el primero, es que
para la tradición hispana el Estado estaba constituido por dos elementos:
la Corona y la comunidad. El segundo, como lo expresan los teólogos
Francisco Suárez, Juan de Mariana, entre otros, “afirmaba que el poder
emanaba de Dios y descendía informe a la comunidad la cual se encargaba
de concretarlo en el titular”2.
Tanta era la importancia del cabildo que a sus miembros se les
designaba como “magníficos y muy nobles señores”. Armando de Ramón
asegura que el establecimiento del cabildo es “un hecho jurídico más
importante que la ceremonia misma de fundación”3.
La destitución del gobernador Antonio de Acuña y Cabrera en 1655
por parte del cabildo de Concepción, es una muestra de su poder4.
Durante la colonia Chile dependió del Virreinato del Perú, aunque
según Collier esta dependencia “nunca tuvo mucho importancia” 5 y fue
abandonada formalmente el año 1798.
En la colonia el poder lo ejerce un gobernador, que a contar del año
1609 se le suma una Audiencia, cuyo presidente era el propio gobernador.
2
EYZAGUIRRE, Jaime, Historia de las instituciones políticas y sociales, Editorial Universitaria, Santiago,
Chile, 1991, pág. 23 y 24. 3
DE RAMÓN, Armando, Santiago de Chile (1541-1991). Historia de una sociedad urbana, Editorial
Sudamericana, Santiago, 2000, p. 18. 4 CAMPOS Harriet, Fernando, “La destitución del Gobernador Acuña y Cabrera en 1655”, en Boletín de la
Academia Chilena de la Historia, año LVI – Nº 100, Santiago de Chile, 1989, boletín extraordinario con
ocasión de publicarse el Volumen 100. 5
COLLIER, Simon. Historia de Chile, 1808-1994 / Simon Collier, William F. Sater; traducción de Milena Grass.
Madrid: Cambridge University Press, 1998. 359 p.
9
Bajo su poder se encontraban los corregidores que presidían los distritos
bajo la cual estuvo dividida la colonia hasta las reformas administrativas
de 1780, del rey Carlos III. Los corregidores dependían de los gobernadores
en lo militar, político y civil, pero de la Real Audiencia en lo judicial, que
conocía de las apelaciones en contra de sus sentencias.
Las provincias se dividían en distritos, regidas por un teniente de
corregidor, con asiento en un curato o parroquia.
Entre los años 1786 y 1787 Chile fue dividido en dos Intendencias:
Santiago y Concepción, separadas por el río Maule. Santiago, a su vez, fue
dividido en catorce jurisdicciones menores, llamadas “partidos” y
Concepción en ocho, cada una gobernada por un subdelegado partidario, y
éstos a su vez en distritos, a cargos de tenientes de subdelegado.
Sin embargo, estaba el cabildo en que estaba representado el pueblo,
aunque sólo participaban los vecinos más importantes. El cabildo de
Santiago tenía doce regidores permanentes, más un secretario y un
procurador. Cuando se producía una vacante, los cargos eran vendidos y
comprados. Pese a ello, en situaciones críticas, se convocaba a un “cabildo
abierto”, que era una asamblea general de los principales ciudadanos.
La idea del cabildo viaja con el conquistador cuando sale de Santiago
hacia el sur.
Pedro de Valdivia llegó por primera vez a la bahía de Concepción en
sus campañas de 1546, donde debió retirarse después de su
enfrentamiento con los mapuches, en la batalla de Quilacura.
Retorna su expedición nuevamente en febrero de 1550 con
doscientos soldados armados y un buen contingente de indios. Se acercó
al Biobío “y en el valle de Andalién, asiento de la actual Concepción,
acampó su fatigada tropa”6.
6
CAMPOS HARRIET, Fernando. Concepción y su historia. Apartado del Boletín de la Academia Chilena de Historia 83-
84. Soc.Imp. Camilo Henríquez Limitada. Santiago de Chile. 1972.
10
La noche del 22 de febrero son atacados por los mapuches. Tres días
más tarde, Valdivia decide trasladar su campamento a orillas del mar, en
un lugar que los indígenas llamaban Pegnco o Penco. Allí espera recibir el
apoyo de barcos que vendrían desde Valparaíso.
Esos días son cruciales para Valdivia y sus sueños de plantar la
bandera de Carlos V a orillas del río Biobío. Decide fundar aquí una
ciudad impresionado por las buenas características de la bahía, por su
disponibilidad de comida, pescados, de madera y agua dulce, y por la
barrera defensiva que significa el ancho río.
En su carta al emperador Carlos V, el 15 de octubre de 1550,
Valdivia no escatima en elogios para el lugar elegido: “E yo fui a mirar
donde había los años pasados determinar de poblar, que es legua y media
más atrás del río grande que digo de Biubíu, en un puerto e baya, el mejor
que hay en Indias, y un río grande por un cabo que entra en la mar…”. Así
como para su abundancia de productos del mar: “… de la mejor pesquería
del mundo, de mucha sardina, céfalos, tuninas, merluzas, lampreas,
lenguados y otros mil géneros de pescados…”7
El 3 de marzo de 1550 el conquistador trazó la planta de Concepción
y repartió los solares, para comenzar la construcción de casas provisorias
y bodegas donde pasar el invierno que se aproximaba. Sólo después de
pasar la temporada de lluvias y cuando apareció la primavera, el 5 de
octubre de 1550 decretó oficialmente la fundación del Nuevo Extremo e
instituyó el Cabildo. Aquí comienza nuestra historia.
El propio Valdivia relata la construcción de la ciudad: “Pues viendo el
gobernador el fin de las aguas y la entrada de la primavera, veía que
habían venido de paz y venían muchos caciques, y servían con sus yndios,
acordó con ellos y con los españoles hazer vn fuerte en una cuadra de
7
MAZZEI de Gracia, Leonardo e Hinostroza Retamal, Gina. Historia de Concepción en la conquista. Selección de
documentos y textos. U. de Concepción. Proyectos de Desarrollo de la Docencia. Concepción. 1993. Pág. 25.
11
quatro solares, ya para hazello convino tracar la ciudad en el sytio donde
estava hecho el fuerte8”.
Como lo explica Collier9 los españoles se apresuraron en fundar
ciudades, porque es en la urbe donde se pueden cumplir las aspiraciones
que traen los conquistadores: ser reconocidos y obtener los títulos y
jerarquías que merecían por su arriesgada hazaña.
“Los conquistadores no tuvieron nunca ni la menor duda de que la
conquista les confería derechos sobre las tierras y los pueblos conquistados.
Los lugartenientes de Valdivia y sus sucesores aspiraban a una forma de
vida señorial. Su hispanidad les hacía preferir la vida urbana: de ella
provenía la enorme importancia que le dieron a la fundación de municipios,
estableciéndolos con toda la ceremonia prescrita, instaurando los primeros
Cabildos (consejos municipales) y trazando el plano urbano en manzanas
cuya propiedad luego se repartirían entre ellos”.10
El premio a los conquistadores, más que por los dominios que
entregan para el rey, las tierras sobre las cuales ejercerán su propiedad, o
los indios que formarán sus encomiendas, estará dado por el sitial que
ocuparán sus familias en la ciudad.
Se trató de una empresa difícil y Valdivia no pudo fundar
inmediatamente la ciudad, con las formalidades a que obligaban las leyes
de Indias.
El cabildo debe ser considerado el precursor de la institución que
hoy conocemos como municipalidad. En el caso del cabildo colonial
ubicado frente a la “plaza mayor”.
El académico del Departamento de Historia de la U. de Concepción,
Arnoldo Pacheco, lo explica claramente: “Desde el punto de vista cultural y
político de la época colonial el centro de la vida pública, ciudadana y social
8
VIVAR. Pág. 174-175. Citado por Mazzei de Gracia, Leonardo y Retamal Hinostroza, Gina, en Historia de
Concepción en la conquista. U. de Concepción. 1993. 9
10
COLLIER, Simon. Obra citada, pág .
COLLIER, Simon. Obra citada, pág. 19.
12
era la plaza. Es inimaginable la vida colonial si no es en torno a la plaza, allí
estaba el ajusticiamiento y la presencia de los poderes, que dominaban la
administración”.
“En la época colonial si soy un vecino de importancia, y hasta el siglo
XIX, me constituyo lo más cerca posible de la plaza”.
El Cabildo que Valdivia funda en 1550 es destruido por los
mapuches en 1554 y de nuevo en 1555. En agosto de 1557 el segundo
gobernador de Chile, García Hurtado de Mendoza, levanta en las ruinas de
Concepción un fuerte en el que trabaja, entre otros el soldado-poeta
Alonso de Ercilla y Zúñiga.
En 1565 el rey Felipe II dispuso por real cédula la creación de la Real
Audiencia en Concepción, lo que significa que se transforma en la capital
política, judicial y administrativa del Reino de Chile, lo que el propio
monarca suprime en 1573, en beneficio de Santiago.
Concepción quedaría como la ciudad más austral del reino luego del
alzamiento indígena de 1598-1601, donde se destruyen siete ciudades del
sur. En el período de Guerra Defensiva la ciudad se transforma en el
centro político y militar del país.
Vista de la bahía de Concepción
hacia 1615. Speculum orientalis
occidentalis que indiae
navigationum / quarum una
Georgij a Spilbergen classis ; cum
potestate praefecti altera Iacobi le
Maire. Lugduni Batavorum
[Leiden] : apud Nicolaum or
Geelkercken, 1619. 175 p., 23 p.
de láms. (algunas pleg.). Tomado
de www.memoriachilena.cl
13
Entre 1631 y 1633 se construye el “Palacio de los Gobernadores”
frente a la Plaza Mayor, siendo corregidor de Concepción Pedro Valiente de
la Barra y Benavides11.
Después viene un período de paz en la Guerra de Arauco, para ser
nuevamente destruida y saqueada en los años 1654 y 1657.
En el año 1712 se realiza el primer levantamiento planimétrico de
Concepción en su antiguo asentamiento en Penco, hecho por el naturalista
francés Amadeo Frezier. En su plano figura claramente la pequeña plaza,
en un sitio que corresponde a las calles Chacabuco, Las Heras, Freire y
Membrillar de Penco actual. En su costado norponiente está el Cabildo y
en el suroriente la Catedral, el mismo orden que mantendrían en su
traslado.
Plan particulier de la Ville de
la Conception ou Penco,
1712. Sala Medina,
Biblioteca Nacional.
Tomado de
www.memoriachilena.cl
11
CAMPOS Harriet, obra citada. Pág 119.
14
Un terremoto y posterior maremoto destruye Concepción en 1730.
Apenas dos décadas después, en 1751, un nuevo terremoto y maremoto
vuelven a destruirla hasta los cimientos.
¿Por qué España nunca abandona a Concepción que le significaba
un costo tan alto? .
Por la amenaza mapuche: se trata de una ciudad militar, una ciudad
fortificada, destinada a defenderse al resto de Chile de los ataques
indígenas. Desde Concepción se dirigirán las operaciones bélicas, será la
ciudad cuartel de las tropas, donde se pueden recibir refuerzos por vía
marítima y donde se puede resistir al Arauco Indómito.
Concepción no es sólo la pequeña ciudad castrense, es una extensa
jurisdicción hispana, en que el Cabildo tiene una gran importancia. Sus
dominios abarcaban desde el río Maule hasta el Biobío.
Tanto en la fundación original en Penco en 1550, como en el traslado
al Valle de la Mocha después del terremoto de 175112, la mayor o menos
importancia de una familia estaba en directa relación con la cercanía o
lejanía del solar que le correspondía edificar y habitar en relación a la
plaza. “Eso era algo sagrado por la parte política y social”, afirma Alfredo
Pacheco.
Agrega que en la época colonial “los poderes debían ser plenamente
visibles en el espacio público. La Iglesia con su catedral tenía que estar
frente a la plaza, que era el gran espacio público, político y religioso. Si hay
una iglesia en el margen no tenía significado. Lo mismo ocurre con todos los
edificios públicos partiendo por la casa del gobernador. En Concepción de
Pedro de Valdivia cuando estaba en Penco y del cabildo. En Santiago de la
Real Audiencia. De los cuarteles del Ejército. Se establece que la Iglesia
tendrá una manzana completa junto a la plaza. A los vecinos más
destacados les conceden un solar, que era la cuarta parte de la manzana. E
inmediatamente el edificio del cabildo”.
12
MAZZEI DE GRACIA, Leonardo y PACHECO SILVA, Arnoldo. Historia del traslado de la ciudad de Concepción.
Editorial Universidad de Concepción, Concepción, 1985.
15
Antes del terremoto de 1751 la ciudad se había consolidado en su
sitio junto al mar. Gabriel Guarda, en su obra “La ciudad chilena del siglo
XVIII”, citado por Campos Harriet13, reconstruye una estampa de esta
urbe:
“El espectador que remontaba desde el sur la calle principal, paralela
al mar, lo hacía partiendo desde la plazuela Santo Domingo, contigua al
convento de este título; a escasos metros de este cenobio, a su derecha,
veíanse abrirse una pequeña plazuela flanqueada por el palacio episcopal,
el seminario conciliar y la Catedral, que presenta a lo largo del total de uno
de sus costados, los contrafuerte de la nave de la Epístola. Avanzando
siempre por la misma calle, el transeúnte pasaría frente al hastial de este
magnífico edificio y entraría por el ángulo sur de la gran Plaza Mayor que,
sin embargo, tampoco ocupaba ni siquiera dos solares enteros. Dinamizaban
los costados de este recinto al norte las casas del Cabildo, al oriente la
Compañía de Jesús, con una callejuela anexa que irrumpía casi a eje de la
plaza y al poniente casas principales”.
La planta y fachada de estas “casas del Cabildo” están en un dibujo
que data de principios del siglo XVIII en el Archivo Nacional y que
reproduce Campos Harriet.
Fachada del Cabildo
de Concepción. Siglo
XVIII. (Archivo
Nacional) Fernando
Campos Harriet.
Concepción y su
historia
13
CAMPOS Harriet. Concepción y su historia. Editorial Universitaria. Santiago de Chile. 1971. Pág. 35.
16
El traslado
Sergio Villalobos, en el prólogo de la “Historia del traslado de la
ciudad de Concepción”, reseña el mayor cambio que ha tenido la urbe en
su historia. “La vieja ciudad de Concepción, en su asiento en Penco, parecía
responder adecuadamente a los ideales citadinos y su existencia estaba
consagrada por dos siglos a pesar de los terremotos y maremotos de 1570,
1657 y 1730, que no habían doblegado la voluntad del hombre. Cumplía a
plenitud su función en una centuria más apacible que las anteriores y en
que todo, dentro de una perspectiva muy amplia, aparecía promisorio. Pero
la nueva catástrofe, desencadenada en forma paulatina, debía arrasar con
toda la obra humana.
El 23 de mayo de 1751, en medio de la noche, un temblor advirtió a
los penquistas que no olvidasen que la naturaleza era más poderosa que
ellos. Dos noches después, a eso de la una y media, un fuerte sacudimiento
aterrorizó a la gente y la puso en fuga hacia los lugares abiertos. Pasaron
diez minutos y fue entonces cuando se precipitó el terremoto con su fuerza
avasalladora. Nada quedó en pie.
El fenómeno tuvo una duración de cinco minutos, con tres remezones
infernales, y luego, a cortos intervalos, prosiguieron sacudimientos de
parecida intensidad.
La población, aleccionada por experiencias anteriores, buscó refugio
en las lomas detrás de la ciudad y ello evitó que el número de víctimas fuera
considerable. Había transcurrido media hora, cuando el mar se arremolinó y
se retiró aceleradamente, dejando seca una gran extensión, para volver a
los siete minutos y descargar su furia contra las ruinas, llegando a cubrir
toda la planta de la ciudad. Varias veces se repitió el fenómeno con igual
intensidad y no fue hasta el mediodía que los flujos se detuvieron por
completo”.
17
Para Mazzei y Pacheco “es posible reconstituir en parte los daños que
la ciudad sufrió en sus edificios y sectores más anegados por el mar”14.
Por los relatos de la época, el tsunami inundó a la ciudad con “más
de cuatro varas” de agua. En el sector norte de la ciudad la fuerza del mar
arrancó todas las viviendas, dejando sólo algunas vigas. La Iglesia
Catedral, que había sido construida sólo dos décadas antes, en 1730, fue
destruida casi por completo. “Era de cal y ladrillo, con cimientos profundos
de piedra que la estructuraban con mucha solidez. Contaba con dos torres
altas realizadas por artesanos de mucha experiencia. El temblor demolió los
arcos, quebrando las maderas de ciprés y destrozando las torres por la
mitad. En pie sólo quedaron algunos muros laterales”.
El edificio del cabildo, ubicado frente a la plaza junto con la Caja
Real, estuvo entre los más afectados por estar ubicados a sólo media
cuadra de la orilla el mar. El edificio tenía dos pisos en su nave central y
un piso en sus corredores laterales. Todas sus oficinas fueron arrasadas,
con sus libros y papeles. Sólo se salvaron los caudales pertenecientes al
situado del Ejército y ramos de la Real Hacienda, con excepción de sólo
1.500 pesos.
En Penco actual no hay ningún vestigio de la ciudad arrasada por el
maremoto, con excepción del fuerte “La Planchada”, construido en el año
1687 por el gobernador Marcos José de Garro Senei de Artola, para
defenderse de los piratas y corsarios.
14
MAZZEI, obra citada, pág. 26.
18
Escudo de Castilla y León en el muro
del Fuerte La Planchada de Penco.
Foto de Nello Rolleri (2007)
En las ruinas de la ciudad, los vecinos de Concepción se reunieron
en cabildo abierto, cuatro meses después del terremoto, el 25 de
septiembre de 1751, para decidir el traslado hacia un lugar más alejado de
la costa. En esa reunión hubo unanimidad en la necesidad de producir el
traslado y se fijó un plazo de 12 días para “reconocer” los lugares que
fueran más adecuados.
Se determinó que se evaluarían cuatro sitios: Landa (hoy sector de
camino Concepción-Penco); Lomas de Parra, también llamada el Dichoco; el
Valle de la Mocha y La Rinconada en lo que hoy es Chiguayante.
En esa acta del cabildo se deja constancia de la falta de recursos de
la ciudad para construir edificios y obras públicas. Fue firmada por el
corregidor, los miembros del cabildo, los oficiales reales, el veedor general
del ejército, miembros del clero y 37 vecinos principales.
En octubre se realizó un segundo cabildo y una votación. Se
recogieron 131 votos, los cuales fueron remitidos al gobernador, quien
ordenó abrirlos. Los resultados fueron 63 votos por Lomas de la Parra; 23
por el valle de la Mocha; 23 por la Rinconada y 20 por Landa.
19
El gobernador Ortiz de Rozas junto al oidor Traslaviña, el corregidor
Navarte, el Cabildo de Concepción, los prelados de las órdenes de Santo
Domingo, San Francisco, San Agustín, de la Merced y de la Compañía de
Jesús, el procurador general de Misiones y otros miembros del clero
inician, el 12 de diciembre de 1751 el reconocimiento de otros sitios:
Ranquilcagüe, Pirumagüida y Coelemu15. Posteriormente recorren el
partido de Puchacay e inspeccionan Loma de Parra. Los problemas de
llevar el agua hacia lo alto del cerro, se evalúan como graves en este último
emplazamiento, que era el más alto.
El 15 de diciembre se reconoce el Valle de la Mocha, donde se
comprueba que el terreno es arenisco, sin embargo, disponía de agua a
través del estero Nonguén. Posteriormente, el día 17, se reconoce el sector
de Chiguayante.
El 20 de diciembre se realizó un nuevo cabildo abierto, en la cual la
discusión se redujo a dos sitios: La Mocha, que obtuvo 9 votos y Landa,
con 8 votos. Con esta votación se anuló el acuerdo de octubre, que había
escogido a Loma de Parra. El 25 de diciembre el gobernador Ortiz de Rozas
expidió el bando por el cual comunica a los vecinos que su decisión
definitiva es por el traslado a La Mocha.
Esta decisión, sin embargo, fue rechazada por el obispo José de Toro
Zambrano y Romo, que prefería el sitio de Landa. Su negativa a trasladar
la Catedral a La Mocha se mantuvo hasta su muerte, ocurrida nueve años
después: en 1760. Su oposición sumada a otros factores llevó a que el
traslado se demorara 13 años en concretarse.
Las opiniones de Toro y Zambrano son categóricas para descalificar
el sitio escogido: “este lugar es enfermizo por la mucha humedad, por las
continuas nieblas, por ser un lugar bajo, circunvalado de varias lagunas en
las que se crían varías sabandijas”. Agrega que “aquel lugar tan húmedo
que los apasionados llaman Paraíso, no habiendo un árbol en él. Y
15
MAZZEI, obra citada. Pág. 34.
20
agraviando notoriamente el apellido nobilísimo de Rozas, sobreponiéndole a
un lugar que no lo es sino de romeros de la tierra, de ratones, culebras y
otras inmundas sabandijas que en el se crían por la humedad de las
lagunas que le circundan: esto es lo que siento de aquel lugar” 16..
Ortiz de Rozas ordenó a Villeau-Brun que trazara el plano base de
Concepción en La Mocha. El sorteo de los solares entre los vecinos lo
realizó ante el Cabildo en enero de 1752.
El Cabildo comenzó a funcionar en su ubicación frente a la Plaza
Mayor a fines de marzo de 1753, junto con el Corregidor y las Cajas
Reales17.
Sin embargo, recién el 26 y 27 de noviembre de 1764 fueron
medidos, deslindados y distribuidos los solares, según Oliver. Las cuatro
manzanas de la Plaza Mayor fueron destinadas al Cabildo, Corregidor y
Cajas reales, en la actual calle Aníbal Pinto; por el lado de la actual
avenida O´Higgins se destinó al cuartel del Regimiento Dragones de la
Frontera (de allí su nombre Plaza de Armas). La Catedral fue ubicada
desde los primeros días del traslado por la actual calle Caupolicán;
mientras que la manzana por el lado de la actual Barros Arana se destinó
a almacenes fiscales y bienes de la ciudad.
Oliver explica que las calles se trazaron a cordel, tomando como base
un punto del área, para lo cual se colocó una piedra de gran tamaño que
fue canteada por dos lados, formando un ángulo recto. Esta fue la “piedra
diamante” de la ciudad, que estaba ubicada en la esquina oriente de las
actuales calles Barros Arana y Orompello, tal como consta en los
documentos de los alarifes del Cabildo de Concepción.18
Como indica Arnoldo Pacheco, pese a que Concepción había sufrido
por un maremoto, de todas maneras resultaba para muchos vecinos algo
“descabellado” trasladarse al Valle de la Mocha, situado a once kilómetros
16
17
MAZZEI, obra citada. Pág. 53 y 54. OLIVER Schneider, Carlos; Zapatta Silva, Francisco. Libro de oro de la Historia de Concepción. Editorial Litográfica.
Concepción. 1950. Pág. 127. 18 OLIVER, obra citada. Pág. 132.
21
de su ubicación en Penco, no sólo por las malas condiciones naturales del
terreno, húmedo, pantanoso, sino por la lejanía del mar, que era una
fuente de alimentos y de sustento para una importante población pobre,
además de la lejanía de la costa para el comercio. “Era un quiebre cultural
muy radical”, afirma.
El damero
El trazado del damero que se hace en 1752 dejó a Concepción con
sus calles alineadas no en sentido Norte-Sur y Este-Oeste, como cabría
esperar. La calle Barros Arana va de Nororiente a Surponiente y Aníbal
Pinto de Norponiente a Suroriente.
La nueva urbe cuenta con once manzanas de largo y ocho de ancho,
lo que daba un total de 88 manzanas repartidas cada una cuatro solares,
los cuales se distribuyeron en forma centrífuga, desde la plaza hacia fuera.
Las manzanas número 1 y 2 se entregaron para la Catedral y sus
prebendados; las manzanas 3 y 4 a alcaldes, alférez, alguaciles, regidores y
corregidores; la manzana 5 al Cabildo y Cajas Reales.
Sin embargo, debido a la tardanza en realizar el traslado, en el año
1765 se hace necesario realizar un nuevo plazo y trazado por parte del
nuevo gobernador Antonio Gill y Gonzaga. El nuevo plano tiene 118
manzanas, es decir, veinte más que el plano anterior, avanzando la
ocupación hacia el noroeste.
Entre las razones que pudo haber tenido Ortiz de Rozas para esa
disposición está favorecer una mejor disposición de la luz solar o una
protección ante los fuertes vientos invernales que soplan desde el norte.
Otra explicación es la que entrega el cronista Vicente Carvallo
Goyeneche, en su obra “Descripción histórica geográfica del Reino de Chile”
22
(citado por Vivaldi) quien califica de defectuoso el trazado y explica que “se
hizo de intento para que (las calles) diesen vista al Biobío”19.
Para Pacheco, sin embargo, la explicación está dada por la topografía
del valle de La Mocha, en particular por el cordón montañoso del Cerro
Amarillo que la atravesaba originalmente, que en los siglos posteriores fue
necesario excavar para permitir la continuidad de las calles Aníbal Pinto,
Caupolicán, Rengo, Lincoyán.
Además, “estaba el tema de circulación de las aguas. Si se ubicaban
los solares en sentido Norte y Sur se habían topado con cerros y riachuelos.
Se acomodan a la planicie más saludable posible, de cualquier modo”,
afirma Pacheco. Por ello se emplaza a cierta distancia de los ríos Biobío y
Andalién, mientras que el agua para beber se obtiene del “chorrillo de
Martínez”, una vertiente que baja desde el cerro Caracol.
En esta comienza a funcionar el cabildo, que todavía a fines del siglo
XVIII mantiene su significado: “representa que el rey les da derecho a los
vecinos a que se asocien y reúnan para que representen sus inquietudes y
opiniones. No se cogobernar, sino del derecho de petición”, explica Pacheco.
Al mismo tiempo se traslada esa acción de carácter político a la
administración concreta de la vida urbana, de reglamentar permisos de
negocios, aseo, colocar aceras, obligación de vecinos de iluminar frente a
su casa, el pago de contribuciones, el pago de los serenos para encender
faroles, más tarde de la policía y de la vigilancia. En otras palabras, el
orden público. Se trata de la pequeña política, no porque sea menor, sino
porque se ocupaba de la vida urbana, añade.
Esta nueva ciudad, sin embargo, según opina Vivaldi “no presenta
como el viejo Penco un espacio público rico y armónico, ahora es rígido y
árido expresado en la única plaza y calles de edificación continuar y regular
que relegan la vida social a los patios interiores otorgándoles importancia y
19
MAZZEI de Gracia, Leonardo y otros. Augusto Vivaldi Cichero. Escritos para la construcción de una
historia regional. Ediciones Escaparate. Concepción, Chile. Mayo 2004. Pág. 81.
23
primacía, en una ciudad abierta a los vientos y azotada por la lluvia que
inunda con sus aguas y causa barrizales en las calles, únicas vías de
comunicación dentro de esta estructura manzana block”20.
Carvallo también describe la plaza penquista a fines del siglo XVIII,
en una época en que habían pocas construcciones, y todas de un piso por
temor a los terremotos: “En el centro de la ciudad está la plaza mayor
perfectamente cuadrada con 150 varas cada uno de sus lados. Ocupan el
del poniente la Iglesia Catedral, parroquia de San Pedro i casa episcopal;
ésta es de buena arquitectura, de cómodas viviendas, i adornada de una
hermosa portada de piedra labrada con soportales a uno i otro lado i la
edificó el ilustrísimo señor don Frai Pedro Anjel de Espiñeira. El que hace
frente a éste le ocupan la casa del gobernador, las Consistoriales y las
Arcas Reales, con soportales i tres portadas que sin embargo de carecer de
todo primor de arquitectura no dejan de dar lucimiento a la plaza. La casa
del gobernador tiene todas las comodidades que debe haber en la casa de
un jeneral. El lado sur le ocupan los cuarteles de artillería, infantería i
dragones veteranos, con soportales i tres portales de la misma arquitectura
que los anteriores. El opuesto a éste es de don José de Urrutia y Mendiburo
natural del señorío de Vizcaya, casado con la señora doña María Luisa de
Manzano de Guzmán, el más rico comerciante de esta ciudad, i de todo su
obispado. Tiene en cada una de sus esquinas una casa comenzada a
edificar, pero concluidos sus frentes con portadas de ladrillos, que
contribuyen a hermosear la plaza. En medio de este puso la ciudad el
mercado para abasto del público que también tiene portada de la misma
arquitectura que la de los cuarteles, i no carece de este lado del adorno de
soportales”.
Vivaldi agrega que “la plaza es el centro vital, único espacio de
esparcimiento público, en torno a esta manzana carente de vegetación,
edificios y ornato se congrega el comercio, los edificios públicos, la iglesia
20
MAZZEI de Gracia, Leonardo y otros. Augusto Vivaldi Cichero. Escritos para la construcción de una
historia regional. Ediciones Escaparate. Concepción, Chile. Mayo 2004. Pág. 81.
24
catedral, los cuarteles militares y, en sus cercanías, las casas de los vecinos
poderosos. Como respuesta al clima lluvioso surgen en tres de sus lados los
portales creando un espacio intermedio entre lo interior privado y lo exterior
público, que permite el encuentro amistoso y social”21
Ambrosio O´Higgins y la casa del ayuntamiento
Ambrosio O´Higgins, intendente de
Concepción, gobernador de Chile y
virrey del Perú.
Ambrosio
O´Higgins
se
encontró
con
Concepción
“a
medio
trasladar”22. El brigadier poseía el título de ingeniero delineador, extendido
por Real Cédula el 13 de noviembre de 1761. Trabajó junto a su
compatriota, el ingeniero irlandés John Garland, y por mandato del gobernador Gill y
Gonzaga en informar y delinear la nueva planta de La Concepción del
Nuevo Extremo.
21
MAZZEI de Gracia, Leonardo y otros. Augusto Vivaldi Cichero. Escritos para la construcción de una
historia regional. Ediciones Escaparate. Concepción, Chile. Mayo 2004. Pág. 82. 22
OLIVER. Obra citada. Pág. 128.
25
Allí trazan a Concepción como un damero perfecto de 9 por 11
manzanas cuadradas, divididas en cuatro solares cada una, en cuyo
centro se colocó la plaza. Sus actuales límites serían las calles Víctor
Lamas, Serrano, Las Heras y Ongolmo.
Para Oliver se debe considerar a Ambrosio O´Higgins y a Garland
como los primeros urbanistas de la ciudad.
Varios años después, el 14 de enero de 1785, O´Higgins es designado
por el virrey del Perú para que gobernara la Intendencia de Concepción. Su
designación fue bien recibida en la ciudad, que se encontraba cansada de
sufrir a funcionarios “venales e incapaces”, como señala Oliver. Presta su
juramento de estilo el 26 de agosto e inicia sus funciones con un cabildo
abierto.
Una de las primeras referencias al nuevo cabildo penquista en La
Mocha la hace el primer intendente de Concepción. Han trascurrido 34
años después de terremoto y maremoto que asolara Penco.
O´Higgins se reúne con los alcaldes ordinarios Pedro José del Solar y
Juan Félix Zambrano, además del alférez real Agustín de Carvajal, quienes
le hacen ver el deteriorado estado del edificio frente a la plaza mayor.
Por ello cita a un cabildo el 16 de septiembre, “para hacer presente el
estado ruinoso de la casa del ayuntamiento, que medía cincuenta y cuatro
varas de frente a la Plaza Mayor, y a la urgencia de refaccionarla”23. El
intendente y los dos alcaldes, ya que ese año no se habían elegido
regidores, designaron para realizar esos trabajos de reparación a Benito
García y al maestro mayor de carpinteros, Guillermo de Las Heras. “De
este modo activo y práctico empezó sus funciones el brigadier, don Ambrosio
O´Higgins”, afirma Amunátegui.
A fin de financiar estas obras el futuro virrey del Perú se apresuró a
reglamentar el impuesto de la alcabala, una contribución de gravaba la
venta de bienes muebles e inmuebles, “que estaban obligados a satisfacer
23
AMUNÁTEGUI Solar, Domingo. El cabildo de Concepción (1782-1818). Establecimientos gráficos “Barcells & Co.”.
Santiago de Chile. 1930. Pág. 11 y 20.
26
mesones y pulperías de la ciudad” y a pedir el establecimiento del
impuesto de la balanza, que debía cobrarse sobre los productos exportados
a través del puerto de Talcahuano.
Con la creación de las intendencias se hace una separación entre
esa entidad y los municipios. “En la intendencia se desarrollaba la gran
política, que tenía que ver con toda la provincia, que debían ejecutarse las
leyes, la recaudación de los impuestos”, explica Pacheco. Mientras que en
el municipio se desarrolla “la pequeña política”, no porque sea menor, sino
porque tiene que ver con la vida urbana, con la policía y el orden, el aseo y
ornato, la sanidad pública. Sin embargo, para efectos prácticos, ambas
instituciones seguirían funcionando juntas, frente a la plaza de armas, en
actual calle Aníbal Pinto por el lado de actual avenida O´Higgins.
La figura de la Intendencia permite, además, la consolidación del
desarrollo urbano penquista. En el año 1777 la ciudad contaba con
apenas 6.100 habitantes; en 1781 eran 6.009; en 1793 eran 6.103; y en
1812 el curato de la ciudad de Concepción, que incluía a la población
rural, alcanzaba a los 10.200 habitantes, mientras que en puerto de
Talcahuano se contaban 2.219 habitantes.
A fines del siglo XVIII se refunda Osorno y pasa a formar parte de la
Intendencia de Concepción. De esta manera, en los últimos años de la
dominación de España las intendencias de la Capitanía General de Chile
eran sólo dos: Santiago y Concepción. Además existía la Intendencia de
Chiloé, pero que era de dependencia del Virreinato del Perú y el Gobierno
de Valdivia y de Valparaíso.
27
La Intendencia de Concepción quedó compuesta, entonces de diez partidos
o gobiernos:
En la sesión del cabildo del 13 de febrero de 1807, según consigna
Amunátegui, se acordó formar un arancel para la recova o plaza de
abastos, la cual debía ponerse en remate público. En otras palabras, se
reglamenta el mercado que funcionaba en la actual Plaza de la
Independencia.
“Sobre la base de que era prohibida la venta de toda especie de
provisiones fuera de la plaza, se ordenaba que los abastecedores debían
pagar a los rematadores de la recova las cantidades que siguen:
1. Un real y medio por cada cabeza de ganado vacuno, o un real si la carne
se vendía sin el hueso, en forma de cecina. (El cabildo estimaba que cada
cabeza de vacuno podía venderse a seis pesos. El abastecedor debía
pagar a razón de un cuartillo por peso)
28
2. Un cuartillo por cada dos cabezas de ganado menor, siempre que este
fuera de matanza; y, en el caso de las borregas o corderos, un cuartillo
por cada tres cabezas.
3. Medio real por cada chigua o tercio de pescado; y un cuartillo por cada
chigua de mariscos, o por cada peso de pescados o mariscos secos.
4. Medio real por cada carga de legumbres frescas o en verde, o de tomates
secos, y por cada carga de trigo o cebada; y un real por cada carga de
garbanzos, lentejas o porotos, o de tomates frescos.
5. Medio real por cada carga de fruta; y un real por las de brevas, higos,
ciruelas y frutillas.
6. Un real por cada cabeza de puerco, si era de matanza; y medio real, si
su valor no subía de dos pesos.
7. Un cuartillo por peso en la provisión de pan, empanadas, mote cocido,
menudos, guatas, y demás comestibles.
8. Un real por cada carga de grasa, sebo o quesos; o bien, un cuartillo por
peso, si estos artículos no alcanzaban para completar cargas.
Por último, disponía que los víveres debían venderse, a lo más, en el término
de tres días, y transcurrido ese plazo, los abastecedores estarían obligados
a llevarse sus efectos, sin retirar lo que habían pagado de conformidad con
el arancel.
Se prohibía terminantemente a los mercaderes que compraran por
junto a los abastecedores, con el objeto de revenderlos a mayor precio, so
pena de grandes multas, y de severos castigos, como los de cárcel y
presidio.
Esta ordenanza debía ser sometida a la aprobación del intendente”24.
Independencia y Reconquista
24
AMUNATEGUI Solar, Domingo. Obra citada. Página 50.
29
Los vientos de la Independencia también llegaron con fuerza a
Concepción. Tras conocerse que el 18 de septiembre de 1810 se había
elegido en Santiago la Primera Junta de Gobierno, incluyendo el
nombramiento como vocal del penquista Juan Martínez de Rozas, se
decidió a cumplir con la citación del cabildo local.
El cabildo de Concepción se reunió el 9 de octubre de 1810 para
reconocer al nuevo gobierno y eligió como diputado a Juan Martínez de
Rozas. Esa acta no fue firmada porque los capitulares juzgaron que
siendo vocal no podía ser, al mismo tiempo, diputado.
En una nueva reunión en la sala principal de la Intendencia,
realizada tres días después, se celebró un cabildo abierto en que todos los
presentes reconocieron de forma solemne al nuevo gobierno instalado en
Santiago, y le prestaron el juramento de estilo. Entre los firmantes estaban
realistas encarnizados, como los primos Villodres, el obispo y el provisor,
don Martín Plaza de los Reyes, don Tomás de Figueroa. Para Amunátegui
ello se explica por el gran entusiasmo que motivó esta Primera Junta de
Gobierno en Concepción, tanto entre realistas como de patriotas.
El 16 de octubre se realiza un tercer cabildo abierto, en que por 33
votos se elige al Conde de la Mariquina como diputado, un conocido
realista. Luis de la Cruz, que había sido el candidato de los patriotas, sólo
obtuvo 23 votos. Otros candidatos fueron el doctor don Juan Cerdán (siete
votos) y Julián de Urmeneta (un voto).
El 26 de febrero de 1811 se realizó otro cabildo abierto, para
completar los tres diputados titulares y los tres suplentes. Todos los
elegidos fueron realistas. Terminada la sesión, los presentes cruzaron la
plaza en dirección a la Catedral, donde se celebró un solemne Té Deum.
En la noche hubo iluminación completa en la ciudad.
Varios meses después, sin embargo, se realizó el cabildo del 5 de
septiembre de 1811, en que asistieron 180 personas. La Asamblea, cuenta
Campos Harriet, confirmó en el mando de la provincia al coronel don Pedro
30
José de Benavente y Roa, “partidario de imprimir a la revolución un vigoroso
impulso emancipador”.
El cabildo canceló los poderes de los diputados realistas y eligió una
Junta de Gobierno, que aunque dependiente de la de Santiago, “tenía la
autoridad, facultades y privilegios de los Gobernadores Intendentes”25. Se
trataría de la “Junta Revolucionaria de Concepción” contra la cual chocaría
poco después el joven e impetuoso José Miguel Carrera.
La Reconquista para la ciudad se produjo cuando el 29 de marzo de
1813 el brigadier Antonio Pareja “entraba tranquilamente a Concepción, que
había capitulado. Las tropas patriotas que la guarnecían se habían rendido
al enemigo”26. A fines de febrero, con 2.400 hombres, había desembarcado
en el puerto de San Vicente. El español ocupó el palacio de la Intendencia,
aunque mantuvo al patriota Benavente en sus funciones. Este no duró
mucho tiempo, y fue sucedido por el obispo Villodres, a quien el brigadier
confió el mando político y militar de la provincia.
El cabildo de Concepción siguió cumpliendo sus funciones como si
nada hubiese pasado. En la sesión del 31 de marzo acordó tomar medidas
para la limpieza de las calles y el 3 de abril reconoció como subdelegado de
Puchacay a Martín Plaza de los Reyes, nombrado por Pareja.
El propio brigadier Pareja, el 4 de abril, encabezó un cabildo abierto
realizado en la plaza mayor de Concepción, en el cual el cabildo
eclesiástico y secular, además de los jefes militares y de hacienda,
manifestaron públicamente su incondicional adhesión al rey de España y a
la Constitución de la monarquía. Posteriormente se dirigieron a la catedral,
donde se celebró una misa de Acción de Gracias y se cantó un Te Déum.
Pasaron dos meses para que José Miguel Carrera se apoderara
nuevamente de Concepción, expulsando a los realistas. Carrera confió el
gobierno local a una junta encabezada por el canónigo Salvador Andrade,
25
26
CAMPOS Harriet. Obra citada. Pág. 66.
AMUNATEGUI Solar, Domingo. Obra citada. Página 90
31
que aún en presencia de Pareja, había dado muestras de su patriotismo.
El Cabildo pudo reanudar con relativa normalidad sus funciones.
Bernardo O´Higgins intendente
El 27 de noviembre se destituye a Carrera en Santiago. Los
penquistas nombran una junta provisional. El 12 de febrero Bernardo
O´Higgins es designado el mismo cargo que había dejado su padre:
intendente de Concepción, una función que asume en marzo. Sin embargo,
permaneció poco tiempo en la ciudad, porque le urgía formar el ejército
para combatir a los realistas.
Para O´Higgins Concepción fue su primer centro de operaciones en
Chile27, donde formó un pequeño núcleo de jóvenes en que ejerció su
poderosa influencia. Es en esta ciudad donde frecuenta las tertulias
revolucionarias penquistas y los clanes de Rozas y de Prieto Vial. En el año
1811, Bernardo O´Higgins había sido elegido diputado por Concepción, por
el distrito de Puchacay.
En los cuarteles penquistas inicia la organización del Ejército.
Durante la Reconquista excava trincheras en el cerro Caracol y La
Puntilla.
Con los vientos libertarios el viejo edificio de la Intendencia y Cabildo
pasó a llamarse Palacio Dictatorial de Concepción. Oliver destaca que aquí
se firmaron, “por mano de don Bernardo O´Higgins, muchos documentos de
trascendental importancia para la República. Aquí firmó el decreto que
libertó a los esclavos; el decreto que declara que, en Chile, no hay clases
privilegiadas y manda a sacar de los portales de las casas, los blasones
nobiliarios”28.
En abril de 1817 Freire y Las Heras recuperan la ciudad de
Concepción para los patriotas, mientras los realistas, al mando del coronel
27
28
CAMPOS Harriet. Obra citada. Pág. 65.
OLIVER Schneider. Obra citada.
32
Ordóñez se atrincheran en Talcahuano. O´Higgins inicia el sitio del puerto
desde su campamento en los morrillos de Perales, junto a 1.500 soldados.
El 6 de diciembre un ataque del general francés Brayer logra romper las
defensas hispanas. Cuando faltan pocos días para que termine el año 1817,
llegan noticias a O´Higgins de que se prepara una nueva expedición
española al mando del general Osorio. El general entonces dicta a su
secretario, Manuel Fernández, la declaración de la Independencia de Chile en
Talcahuano, un documento que es lanzado sobre las defensas realistas,
para que supieran que estaban peleando con fuerzas militares de un
estado independiente.
Para el Año Nuevo de 1818, O´Higgins proclama solemnemente la
Independencia de Chile en la plaza de armas de Concepción. Ese gesto
hará que esta plaza sea la única en Chile que se llama así: Plaza de la
Independencia.
Los patriotas se repliegan hacia el Maule, lo que significa aplicar la
“guerra de tierra arrasada” y se decide incendiar Concepción y llevarse
todo lo que pudieran trasladar. Un testigo, cita Vivaldi, que se encontraba
en Talcahuano, relata que al viajar hacia Concepción se empieza a ver
desde el cerro Amarillo, “desde los cerros de Gavilán, que cercaban a la
ciudad, los grandes incendios y la gente encuentra prácticamente la ciudad
quemada. La tierra arrasada se lleva todos los ganados hacia el norte”29.
El 18 de enero desembarca Osorio en Talcahuano y se encuentra con
la ciudad penquista quemada. En la recién bautizada plaza de la
independencia del Palacio Dictatorial sólo quedan las cenizas.
En marzo de 1818 un marino norteamericano, J. F. Coffin, (citado
por Vivaldi) relata lo que encontró: “No ofrece a primera vista nada de
atrayente. Las iglesias y casas se ven en su mayor parte cubiertas de
musgo y revisten una apariencia y color añosos. Nunca he visto ciudad que
de cerca o de lejos se parezca a ésta en manera alguna. El estilo
29
MAZZEI de Gracia, Leonardo. Augusto Vivaldi Cichero. Escritos para la construcción de una historia
regional. Ediciones Escaparate. Mayo 2004. Concepción, Chile. Pág. 35..
33
arquitectónico de sus edificios públicos es completamente nuevo para mí, no
habiendo visto sino en grabados algo que se le asemeje. Me pareció aquello
una mezcla de antiguo, gótico y morisco.
Casi desierta y medio destruida como se haya actualmente, al entrar
por sus calles me parecía vagar entre las ruinas de Palmira o Babilonia. La
ciudad está dividida en cuarteles regulares, con las calles cortadas en
ángulo recto, y como muy pocas casas tienen más de un piso y muchas de
ellas son espaciosas, ocupa de este modo un área extensísima.
El número de sus habitantes en tiempos normales se calcula en
diecisiete mil. La mayoría de las casas tienen huertos que producen casi sin
cultivo y en abundancia, uvas, duraznos, peras, etc., aunque han sufrido
mucho durante los ocho meses que los patriotas han estado en posesión de
la ciudad. Han dejado huellas de su paso por todas partes; cargaron con
cuanto mueble de valor encontraron y lo que no consideraron digno de
llevarse, los quemaron o rompieron. La catedral fue el alojamiento principal
de su caballería y se dice aquí que de las otras iglesias se llevaron muchos
objetos de valor. Una manzana grande que encerraba las casas más
hermosas de la ciudad, lo mismo que el palacio episcopal, fueron arrasadas,
y después de separar las cosas que pertenecían a los realistas más
notables, las quemaron”30.
Pero la destrucción continuaría después de la batalla de Maipú, ya
que en noviembre de 1818, al abandonar la ciudad el coronel realista
Sánchez, pasaron dos meses en que reinó el pillaje de bandidos y
montoneros. No fue sino hasta el 25 de enero de 1819 en que las fuerzas
patriotas al mando de Ramón Freire entran a la ciudad.
Sin embargo, la destrucción no termina, ya que comienza el período
de la desastrosa “guerra a muerte”, en la cual “todo es permitido, en la cual
nadie cae prisionero”31, que durará entre 1818 y 1825.
30
MAZZEI de Gracia, Leonardo y otros. Augusto Vivaldi Cichero. Escritos para la construcción de una
historia regional. Ediciones Escaparate. Concepción, Chile. Mayo 2004. Pág. 90. 31
MAZZEI de Gracia. Leonardo y otros. Obra citada. Pág. 35.
34
Entre enero y el 27 de noviembre de 1820 Concepción es controlada
por el montonero realista Vicente Benavides Llanos, hasta que finalmente
es obligado a retirarse hacia el sur, luego de ser derrotado en una batalla
en la Alameda penquista.
Vivaldi cita a Basil Hall, un oficial naval británico, que describe
cómo encontró la ciudad: “El aspecto de la ciudad de Concepción guardaba
armonía con la desolación de los campos que la rodeaban; las iglesias
estaban arruinadas, las calles en un estado tan miserable que llegamos, sin
notarlo, a los arrabales.
Toda la parte de la ciudad, que había sido quemada y reducida a
cenizas, estaba cubierta de yerbas silvestres y matorrales. Aquí y allá se
veían edificios que habían sufrido menos y que hacían resaltar más todavía
las ruinas que los rodeaban. ¡Cuán extraña irregularidad en todo lo que la
vista abarcaba!. Aquí patios y habitaciones de servicio cuyas casas habían
desaparecido; más allá casas cuyas magníficas dependencias se veían
destruidas. Cerca del centro de la ciudad, una magnífica portada
artísticamente esculpida, atrajo nuestra atención; se nos dijo que era el
edificio del obispado, del que no quedaba sino esa puerta. Muchas casas,
que estaban aún en pie, permanecían abandonadas; y tal es la fuerza de la
vegetación en estas regiones, que la mayor parte de estos edificios estaban
completamente cubiertos de espesos matorrales, de plantas trepadoras y de
flores silvestres. En las calles la hierba crecía hasta la altura rodilla, y la
plaza que antes era el lugar de cita de paseantes, ahora estaba quieta,
silenciosa y desierta como tumba. En su extremo se veía la catedral en
ruinas; toda la parte occidental se había caído y las demás murallas
amenazaban desmoronarse pronto. En algunas calles estrechas se
encontraba más gente, pues, a pesar de su miseria, la ciudad no estaba
completamente desierta. El corto número de habitantes que había
sobrevivido a los desastres se había reunido para sostenerse y consolarse
mutuamente”.
35
Luego vendría la hambruna entre 1821 y 1823, ya que no hay
ganado, que ha sido retirado hacia el norte y no se ha podido realizar el
trabajo agrícola. Tras varios años de guerra civil devenida en guerra a
muerte, pillaje y huida, los incendios, robos de animales, las
expropiaciones, además de los asesinatos y enfrentamientos, significaron
que la Provincia de Concepción no tenía recursos para alimentar a su
población el año 1822, que fue conocido como “el año de las necesidades”.
El historiador Miguel Luis Amunátegui relata la situación: “Referíase
con extrañeza que hombres se habían suicidado por no tener qué comer. La
necesidad obligaba a los menesterosos a no despreciar para su sustento ni
la carne de los lobos marinos, ni la de los animales que las enfermedades
habían hecho perecer. En pocos meses más, más de setecientas personas
habían muerto en la sola Provincia de Concepción por la falta de
alimentos…”32
En Santiago se promulga la Constitución de 1822, que da por
elegido a O´Higgins para un período de seis años reelegible por otros
cuatro. Lo que más molestaría a los penquistas sería el artículo 142 de
esta carta magna: “Quedan abolidas las Intendencias, y el territorio
quedará dividido en departamentos, y estos en distritos”. La intendencia de
Concepción desaparece y sus departamentos quedan subordinados
directamente a Santiago.
El intendente y comandante del Ejército del Sur, don Ramón Freire y
Serrano, se rebelan contra O´Higgins y denuncia las anomalías cometidas
en Santiago para dictar una nueva Constitución.
Freire escribe a Lord Cochrane, en una carta firmada el 22 de
noviembre de 1822: “Toda esta sacrificada y asolada provincia ha arribado
al término de su exasperación. Sus habitantes están unánimemente
decididos a prorrumpir de una vez con el grito de mutación y reforma del
Gobierno… Este es el voto general manifestado por el pueblo, sin excepción
32
AMUNATEGUI Aldunate, Miguel Luis. La dictadura de O´Higgins. Litografía i encuadernación
Barcelona. Santiago de Chile. 1914.
36
de sexos ni edades. Este es el voto de las virtuosas tropas que tengo el
honor de mandar; esto es lo que quiera la oficialidad y esto es lo que quiere
el sacerdocio…”.
Pocos días después el Ejército del Sur, con mil seiscientos hombres,
junto con los vecinos destacados, realiza una asamblea. En este cabildo
abierto acuerdan poner término al gobierno de O´Higgins, que se
encontraba empeñado en la liberación del Perú. Las prioridades dadas
para la formación de la Escuadra Nacional y el Ejército Libertador no
permiten atender las necesidades de la arruinada Provincia de Concepción.
Se estuvo a punto de llegar a una guerra civil, que sólo se aclaró con
la abdicación de O´Higgins y cuando los representantes de las tres
Asambleas Provinciales: Coquimbo, Santiago y Concepción, se reunieron y
sancionaron el “Acta de Unión de las Provincias”, una especie de
constitución provisoria.
El 4 de octubre de 1829 nuevamente se reúnen frente a la Plaza de
la Independencia los “pipiolos” y “pelucones” penquistas, en la Asamblea
Provincial de Concepción, que negaba obediencia al recién electo
Presidente de la República, Francisco Antonio Pinto. Esa acción llevaría a
la Batalla de Ochagavía y el pacto de Lircay, el 17 de abril de 1830.
En materia urbana la ciudad decide tener su propia “Alameda de las
delicias” como la que impulsó O´Higgins en Santiago. Para ello se destina
una franja de terreno a fines de la década de 1830 para una alameda, que
tiene cinco calles: cuatro laterales y una central: aquellas son de 20 varas
de ancha y ésta de 40 varas. La longitud del paseo es de cinco a seis
cuadras y tiene dos óvalos en toda su extensión. Los árboles que allí se
plantan se cuidan con esmero y pronto la Alameda de Concepción es
reconocida por su belleza. (Después del terremoto de 1939 es rebautizada
como Parque Ecuador, en agradecimiento a la ayuda enviada por ese país).
La Ruina
37
A las 11.30 del 20 de febrero de 1835, un fuerte sismo sacudió la
ciudad. El intendente interino, coronel Ramón Boza, informó al gobierno:
“Un terremoto tremendo ha concluido con esta población. No hay un templo,
una casa pública, una particular, un solo cuarto; todo ha concluido: la ruina
es completa. El horror ha sido espantoso. No hay esperanzas en Concepción.
Las familias andan errantes y fugitivas; no hay albergue seguro que las
esconda; todo, todo ha concluido; nuestro siglo no ha visto una ruina tan
excesiva ni tan completa”33.
El viejo edificio frente a la Plaza de la Independencia, donde juró
como intendente Ambrosio O´Higgins, quedó destruido con el terremoto,
que fue conocido como “La Ruina”, en un año en que la ciudad contaba
con 6.958 habitantes.
Lara describe cincuenta años más tarde el maremoto en Talcahuano:
“Un testigo ocular refiere que a las doce y media del 20 de febrero se había
mostrado por la boca chica (ingreso a la bahía de Concepción entre
Talcahuano y la isla Quiriquina), arrimado a la costa de Tumbes, un
penacho de agua tan majestuoso como horroroso, el que vino destruyendo
totalmente las numerosas poblaciones de la costa, y derribando los riscos
que se le oponían, llegó a consumar la obra de destrucción, arrancando
hasta los cimientos de los edificios del oeste. A los pocos minutos, hizo el
mar una retirada como de doce cuadras, dejando en seco las embarcaciones
de la bahía y arrastrando consigo los intereses que formaban el bienestar
de los vecinos y de muchos de la provincia: y para que los habitantes del
centro y de la caleta no fuesen más favorecidos, vino, a la una y media, un
golpe de agua con la mansedumbre de una taza de leche, que bañó todo lo
que había escapado del primer furor de las olas, y destruyó del mismo
modo las habitaciones. Veinte minutos después, al retirarse de nuevo, el
mar hizo chocar a las embarcaciones y enredó sus amarras de un modo
inconcebible, y a la una y media de la tarde se hizo ver por la boca grande
33
ENCINA, Francisco y Castedo, Leopoldo. Historia de Chile ilustrada. Editorial Zig-Zag. Santiago de
Chile.1985.
38
de la Quiriquina una espaciosa barra de agua espumosa, de prodigiosa
altura, que pasó por la isla de Rocuant, en donde, arruinando las
poblaciones, ahogó también a sus pobladores y ganados, y paró su furia en
el lugar de los Perales”34.
El terremoto sorprendió al célebre naturalista británico Charles
Darwin en Valdivia, quien lo relató detalladamente en su diario: “20 de
febrero. Día memorable en los anales de Valdivia, porque hoy se ha sentido
el más violento terremoto de que hay memoria aquí. Me encontraba en la
costa y me había echado a la sombra en el monte para descansar un rato.
El terremoto comenzó de repente y duró dos minutos; pero a mi compañero y
a mí nos pareció mucho más largo. El temblor del suelo era muy sensible;
las ondulaciones parecían venir del este, otros sostuvieron que del sudoeste,
lo que prueba cuán difícil es determinar la dirección de las vibraciones. No
hay gran dificultad para sostenerse de pie; a mí casi me produjo mareo el
movimiento, que se parece mucho al de un buque entre olas muy cortas, o
mejor dicho, como si se patinase en hielo muy blando que cediese al peso
del cuerpo”35.
Pocos días después, el 4 de marzo, Darwin llega a Concepción.
Desembarca en la isla Quiriquina y se encuentra con el intendente, quien
le asegura que "no queda en pie ni una sola casa en Concepción, ni en
Talcahuano; que setenta pueblos han sido destruidos, y que una ola
inmensa ha casi barrido las ruinas de Talcahuano". Describe que las
evidencias del tsunami estaban a la vista, ya que la costa estaba sembrada
de vigas y de muebles “como si mil buques se hubieran estrellado allí al
mismo tiempo. Además de las sillas, mesas, cajas, etc., se ven los techos de
varios mercados que han sido transportados casi enteros. Los almacenes de
Talcahuano han corrido la suerte general y también se ven junto a inmensas
balas de algodón, hierba y varias mercancías”.
34
35
LARA Marchant, Horacio. Obra citada. Pág. 85.
DARWIN, Charles. Viaje de un naturalista alrededor del mundo. Sin datos.1895.
39
Charles Darwin, autor de
Viaje de un naturalista
alrededor del mundo o El
viaje del Beagle (1839).
Al día siguiente Darwin desembarca y se encuentra con que ambos
pueblos presentan “el más horroroso aspecto; pero también el más
interesante que he podido contemplar en mi vida”. Era tanta la destrucción,
afirma, que era imposible hacerse una idea de cómo habían sido ambos
pueblos. “Parecía increíble que aquellos montones de despojos hubiesen
servido de habitaciones”.
Las víctimas, advierte el naturalista, podrían haber sido mayores si
el terremoto no hubiese ocurrido a las once y media de la mañana. En el
caso de Talcahuano la destrucción fue mayor, debido a la “ola monstruosa”
que luego la arrasó.
Darwin relata el tsunami: “Pocos instantes después de la sacudida
se vio a una distancia de tres o cuatro millas, avanzar una ola inmensa
hacia el centro de la bahía. No tenía la más leve burbuja de espuma y
parecía enteramente inofensiva; pero a lo largo de la costa derribaba las
casas y arrancaba de raíz los árboles con una fuerza irresistible. Al llegar
al fondo de la bahía se rompió en olas espumosas que se elevaron a una
altura de 23 pies por encima de las más altas mareas. Debía ser enorme la
fuerza de estas olas, porque en la fortaleza transportaron a 15 pies de
distancia un cañón con su cureña que pesaba cuatro toneladas. Una
goleta fue transportada a 200 metros de la costa y estrellada después
contra las ruinas. Otras dos olas arrastraron al retirarse inmensa cantidad
40
de despojos. En un punto de la bahía había un buque que fue arrastrado
hasta la costa, traído de nuevo, vuelto a lanzar sobre la costa y puesto
segunda vez a flote por la última ola. En otro lugar de la bahía había dos
grandes buques anclados, uno detrás de otro, y comenzaron a girar de tal
manera, que los cables de ambas anclas se enrollaron uno en otro, y
aunque había 36 pies de agua se encontraron de improviso sobre el suelo
en seco por espacio de algunos minutos. La ola grande, se acercó, sin
embargo, con bastante lentitud, puesto que los habitantes de Talcahuano
tuvieron tiempo de refugiarse en las colinas que había detrás de la
ciudad”.
Una de las observaciones de Darwin es que la plataforma continental
se levantó varios metros producto del terremoto. La consecuencia para
Concepción es el embancamiento del río Biobío, es decir, el lecho del río en
la desembocadura se ensancha notablemente y deja de ser navegable. Con
el traslado desde Penco dejó de ser una ciudad marítima; con el terremoto
de 1835 Concepción dejó de ser una ciudad fluvial y se transforma en una
ciudad mediterránea.
Luego de este desastre se produce el primer éxodo masivo de
familias penquistas hacia Santiago. La ciudad debería, una vez más,
iniciar la reconstrucción total, incluyendo sus principales edificios
públicos y su principal plaza.
Una segunda gran hambruna se produciría entre los años 1838 y
1839, debido a una prolongada sequía en la provincia de Concepción. “El
trigo tenía un fuerte mercado externo y se vende de uno a dos pesos la
fanega, sube a seis pesos, produciéndose un fuerte drenaje de trigo hacia el
exterior. La falta de producción de trigo, la venta del trigo excedente, va a
ocasionar en los sectores populares otra gran hambruna. El hambre asola a
toda la región, creando unas condiciones de vida muy insignificantes”36,
relata el profesor Vivaldi.
36
MAZZEI de Gracia. Leonardo y otros. Obra citada. Pág. 37.
41
En el año 1844 hay un testimonio del intendente Francisco Bulnes
de que el arquitecto de la ciudad, Pedro Dejean, está elaborando los planos
del edificio de altos frente a la plaza, que cobijará la Intendencia, las
secretarías, los juzgados, la Tesorería municipal, la administración de
correos, escribanías y los aposentos para la recién creada Corte de
Apelaciones de Concepción.
La construcción de este “Barrio cívico” frente a la Plaza de la
Independencia se comienza a ejecutar en el año 1847, en forma paralela a
las obras de la nueva Catedral. Por el lado de Aníbal Pinto se construyen
dos edificios: La Intendencia con esquina hacia O´Higgins y al centro la
Corte de Apelaciones, que se instala en 1850.
La revolución de 1851
La hegemonía que Concepción intentó disputar a Santiago quedó
sepultada definitivamente con la revolución de 1851.
El general José Manía de la Cruz, intendente de Concepción, escribe
el 18 de noviembre de 1850 una carta al ministro del Interior, Antonio
Varas, en el que se refiere a al movimiento de rebelión en San Felipe. Le
asegura que en Concepción “no se ha notado el más leve movimiento, por el
contrario, el atentado ha sido mirado con la reprobación que tales atentados
merecen”.
El general tres meses después se proclamaría candidato a la
Presidencia de la República, en un cargo al que también aspiraban Ramón
Errázuriz y Manuel Montt.
Explica Campos Harriet que “el peluconismo que agrupaba a la
mayoría de los penquistas desde el triunfo de Lircay (ya hemos señalado
ilustres excepciones) y que había llevado a dos de ellos a la Presidencia de
la República –Joaquín Prieto Vial y Manuel Bulnes Prieto- a través de veinte
años de gobierno, había ido adquiriendo, sobre todo en el último decenio,
una amplitud ideológica y una comprensión política que agradaba a los
42
penquistas y que distaba mucho del centralismo autoritario con que sus
enemigos presentaban al candidato Manuel Montt”.
Sin embargo, las elecciones presidenciales efectuadas el 25 de junio
de 1851 dieron el triunfo a Montt que obtuvo 132 electores, Cruz obtuvo
29 electores y Errázuriz uno. “Los partidarios de Cruz estimaron que la
elección estaba viciada por el franco y no encubierto apoyo del gobierno al
candidato oficial Montt y por la intervención electoral”37.
Cinco días antes de que Montt asuma la presidencia, el general
derrotado, José María de la Cruz, se rebela y forma un ejército con tropas
veteranas de la frontera, las milicias cívicas de Concepción y con algunos
centenares de mapuches del cacique Colipí, reúne a cuatro mil hombres.
El general Manuel Bulnes Prieto, que acaba de dejar la presidencia,
asume la defensa del gobierno al mando del Ejército regular.
Ambos se enfrentan en Loncomilla, el 8 de diciembre de 1851, donde
los penquistas fueron derrotados.
Se trataría del fin de una época para Concepción. Ya nunca más
podía disputar a Santiago su poder como ciudad rectora de los destinos de
Chile. Los penquistas pasan a una etapa en que su poder se desmorona
lentamente. También se acentúa la emigración de las familias más
acomodadas a Santiago.
Concepción abandona sus ambiciones de primacía nacional y
comienza a mirarse a sí misma.
La plaza de Binimelis
A mediados del siglo XIX Concepción vive un período de prosperidad,
en que comienzan a avecindarse comerciantes alemanes, franceses,
ingleses e italianos. La municipalidad, que poseía terrenos en arriendo
para chacras y huertas en el sector de Pedro de Valdivia, comienza a
37
CAMPOS Harriet. Concepción y su historia.Pág. 80.
43
venderlos a estos extranjeros que se interesan en avecindarse38. También
la municipalidad licita sitios en la Puntilla (Víctor Lamas con Prat), la isla
de La Mochita, en el cerro Amarillo, laguna Las Tres Pascualas, laguna de
Los Negros (avenida Manuel Rodríguez), laguna del Agua Negra, entre
otras.
En la Memoria municipal de 1856 -citada por Vivaldi- se informa
que cada manzana está por lo general “dividida en 8 sitios de 33 ½ varas
de frente y 57 de fondo, menciona nueve casas de dos pisos y que la mayor
parte de las habitaciones son de ladrillo y construidos con gusto y
decencia”.
En el año 1854 se construyen 84 edificios entre públicos y privados,
de los cuales 36 están en las calles Comercio (Barros Arana), Freire y San
Martín.
La fisonomía actual de la Plaza de la Independencia se debe a la
labor de Pascual Binimelis Campos, incluyendo la principal obra de arte
de la plaza, que es la célebre pila de la diosa Ceres rodeada de sirenas, un
diseño que él mismo dibujó y proyectó, que encargó fuera fundido en
Escocia por el escultor belga, residente en Edimburgo, Auguste Bleuze, en
1855. La pila fue canteada por un inglés, Alexander Strange, en piedra
rosada que fue traída desde las cercanías de San Rosendo.
El 3 de enero de 1856 el municipio inicia una excavación en el
centro de la plaza para instalar la pila, que fue traída en barco hasta
Talcahuano y desde allí transportada en carretas, desarmada en 16
cajones, para ser armada en este histórico lugar. El costo del monumento
fue de 17 mil pesos y se colocó una placa, que luego desapareció, donde se
consignaba: "Esta pila ha sido proyectada y construida por don Pascual
Binimelis, siendo Intendente de la provincia don Rafael Sotomayor"39.
Designado director de obras municipales, Binimelis promovió en
1860 la construcción frente a la Plaza de la Independencia por Aníbal Pinto
38
39
MAZZEI de Gracia. Leonardo y otros. Obra citada. Pág. 102.
LOUVEL Bert. Obra citada.
44
del edificio de la Intendencia, por el lado de O´Higgins, y de los Tribunales
de Justicia en el centro del solar. Los dos primeros edificios estaban
inspirados en el estilo de Toesca, “que tuvo tantos seguidores a mediados
del pasado siglo”40(XIX).
Este edificio de la Intendencia fue comenzado a construir de un piso
en 1853, en época del intendente Rafael Sotomayor, explica Oliver, “pero,
como todas las construcciones de ese tiempo, demoraba mucho, pues entre
una de las necesidades urgentes de la ciudad, indica un diario en enero de
1859, figura la pronta terminación de la Intendencia”41.
Confirma que su constructor fue Pascual Binimelis y que alcanzó un
costo de $25.300, lo que consideró la edificación de dieciséis piezas bajas y
una en la planta alta. “El constructor no ganó un centavo y existe la
impresión, por el tiempo que demoró, que perdió plata. Más tarde fue
ampliada la parte alta, convirtiéndose en un edificio de dos pisos; en cuyo
frente, orlada de acuerdo a una arquitectura moderna, lucía al centro un
hermoso balcón central cuatro a cada costado”42, agrega Oliver.
Pero el aporte de Binimelis es mucho mayor: en 1856 publicó el
primer plan regulador de Concepción, donde plantea la llegada del
ferrocarril por el Valle del Andalién y también la canalización del río Biobío
en base a malecones e islas flotantes.
Un segundo plano es elaborado por Joaquín Villarino, en 1869, por
acuerdo de la municipalidad. Vivaldi afirma que en los anales de la
Universidad de Chile (1859) se publica la noticia del levantamiento del
plano de Villaíno (sic) y se expone que la ciudad “tiene una extensión de
veintiún cuadras de largo y trece de ancho, posee noventa manzanas
edificadas y cincuenta edificadas en parte, únicamente, o formadas para el
efecto, doscientas casas de primera y segunda clase”43.
40
41
42
43
LOUVEL Bert. Obra citada. Pág. 130
Oliver, obra citada. Pág. 394.
Oliver, obra citada.Pág 394.
MAZZEI de Gracia. Leonardo y otros. Obra citada. Pág. 103.
45
Además de la construcción de la Intendencia mencionada, se
construye “la Corte de Apelaciones, la casa consistorial, los nuevos
hospitales de hombres y mujeres y se continúa edificando desde 1847 la
nueva catedral”44, explica Vivaldi.
Mientras se desarrollaba esta construcción, durante el gobierno de
Manuel Montt se dicta la primera Ley Orgánica de Municipalidades, el año
1854, en que obliga a separar las funciones administrativas de la
Intendencia de la Municipalidad de Concepción. También es reemplazado
el término “cabildo” por el de “municipalidad” y se establece la
administración popular autónoma de las comunas.
Letelier (1909) explica que “la tendencia de esta ley fue poner en
manos del gobierno los asuntos de la administración local, creando así una
vigorosa centralización administrativa”45.
La ley de Montt permitió que el gobierno mantuviera el control de las
municipalidades a través del Consejo de Estado o de sus representantes
directos en las localidades, desde los intendentes hasta los gobernadores o
subdelegados. Los empleados municipales eran nombrados y dirigidos por
el intendente, quien además tenía especiales atribuciones sobre los jefes
de policía. El intendente, además, inspeccionaba todos los trabajos que
realizaba la municipalidad, así como vigilaba sus finanzas y caja, además
de decidir el presupuesto anual para su posterior discusión46.
En la práctica, el cabildo pasa a llamarse “municipalidad”, pero
forma parte del poder central, bajo absoluto control del intendente.
El ferrocarril
44
45
MAZZEI de Gracia. Leonardo y otros. Obra citada. Pág. 103.
LETELIER, Luis. Estudio sobre Nuestras Leyes Orgánicas Municipales. Imprenta Bellavista. Santiago de
Chile 1909.
46
ILLANES, María Angélica. Chile Des-centrado, Formación socio-cultural republicana y transición
capitalista (1810/1910). Lom Ediciones, Santiago 2003.
46
En 1873 llega el ferrocarril, pero no lo hace por el norte como
proponía Binimelis, sino que ingresa desde el sur, bordeando el río Biobío
desde San Rosendo. En su trazado hacia Talcahuano cortará la relación
de la ciudad con el río, en un hito del desarrollo urbano que marcará la
metrópolis hasta la actualidad.
Hacia el año 1865 Concepción tiene 13.958 habitantes, los que en
1885 suman 24.180 habitantes y en 1895 a 39.837 habitantes, lo que
representa la tasa de crecimiento poblacional más alta de su historia.
En este fenómeno se observan los efectos de la migración desde el
campo a la ciudad, atraídos por la industrialización que se produce en los
últimos 30 años del siglo XIX. Se trata de los yacimientos de carbón,
fundiciones y refractarios en Coronel y Lota; de los textiles y molinos en
Tomé y Chiguayante; del carbón en Cosmito y Lirquén; y de la loza en
Penco.
Plaza de Concepción en
1872. Chile ilustrado :
guía descriptiva del
territorio de Chile, de las
capitales de Provincia,
de los puertos
principales / por
Recaredo S. Tornero.
Valparaíso : Libr. i
ajencias del Mercurio,
1872 (Paris : Impr.
Hispano-Americana de
Rouge). Tomado de
www.memoriachilena.cl.
En 1867 se funda el Club Concepción, cuyo objetivo según el acta de
fundación es ser “una asociación o círculo de asociados que pudiera servir
para los negocios o pasatiempos de los socios”. El 5 de agosto de 1874
47
obtuvo personalidad jurídica por decreto supremo, según consigna el
archivo de Zenón Urrutia Infante47.
En 1870 se construye el primer teatro de la ciudad, el Teatro Galán,
ubicado en la esquina de Aníbal Pinto con Freire. Pocos años después, el
20 de agosto de 1885, se constituye la sociedad del Teatro Concepción,
fundada por destacados “caballeros penquistas”, cuyo primer presidente
fue Jorge Rogers. Esta sociedad construye un teatro en calle del Comercio
(hoy Barros Arana), en la esquina de calle Orompello. “El magnífico coliseo
–recuerda Campos Harriet- fue escenario de las mejores compañías líricas,
de dramas y comedias y ballets que llegaron a Chile; como asimismo acogió
a ilustres ejecutantes de instrumentos musicales, de danza y la recitación, y
fue lugar preferido de conferenciantes y literatos. Tuvo su Salón Filarmónico,
donde se efectuaron conciertos y estudiantinas de aficionados, y fue el lugar
predilecto donde se realizaron grandes bailes y reuniones sociales”. Entre
estos últimos fue famoso el gran baile organizado por la Colonia británica
para celebrar la coronación de Eduardo VII, el 15 de agosto de 1902.
Otra obra que marcará el desarrollo de la ciudad fue la construcción
del dique seco de Talcahuano, al que se sumará el 29 de enero de 1895 el
inicio de la construcción del Apostadero Naval, cuyo primer jefe fue el
contralmirante Constantino Bannen48.
José Manuel Balmaceda visita Concepción en enero de 1884, en una
gira en ferrocarril hacia el sur, en que hizo escalas en Parral y Talca. En la
Estación penquista el entonces ministro es saludado con aplausos, los que
contrastarán con el repudio que tendrá a fines de su gobierno, como lo
señala Sagredo49.
La estación de ferrocarriles penquista, reseña Sagredo, “estaba
adornada con arcos de laurel, banderas y banderolas que presentaban un
47
48
CAMPOS Harriet. Fernando. Concepción y su historia. Pág. 94.
MONTAÑO Mardones, Víctor. El apostadero naval de Talcahuano, los arsenales de la marina y Asmar.
Historias paralelas. Tomado de la web Revista Marina:
http://www.revistamarina.cl/revistas/1995/6/montano.pdf 49
SAGREDO Baeza, Rafael. Balmaceda en Concepción. Del aplauso al repudio popular. Revista de la
historia, año 9-10, volumen 9-10, 1999-2000. Santiago. Chile.
48
golpe de vista encantador”; que “toda la calle del Comercio estaba
embanderada”, y que, incluso, “algunas casas lucían lazadas de flores y
coronas”50.
La prensa penquista informó que “las manifestaciones al Presidente
(Santa María) han continuado, si es posible, con mayor entusiasmo”51. A la llegada
de Balmaceda a la estación, nos cuentan, “no habría menos de cuatro mil
personas”, siendo “el entusiasmo general”. Al igual que en la mayor parte
de las localidades por las que la comitiva oficial había pasado en su
excursión, en Concepción también aguardaban “el Cuerpo de Bomberos,
las autoridades locales, corporaciones y la banda de música”.
En esta ciudad el Presidente y su ministro del Interior también fueron
saludados con vivas atronadores, debiendo caminar, seguidos por la
multitud, hasta el hotel donde se hospedarían. Todo, nos relatan, en medio
de un ambiente en el cual “por todas partes se veían semblantes risueños y
entusiastas, señales inequívocas del placer con que se recibía la visita del Jefe
de Estado”52.
Para un medio de prensa, “el mejor elogio que se puede hacer de la
recepción del señor Santa María” en Concepción, “está en la inmensa
muchedumbre que lo recibió en la estación del ferrocarril y lo acompañó
hasta el hotel”. Ello, sin perjuicio de que “el testimonio más elocuente de la
buena voluntad con que el pueblo de Chile había recibido las reformas
liberales, era el regocijo que habían manifestado los pueblos por donde ha
pasado el señor Presidente”53.
En contraste, pocos años más tarde, la visita Balmaceda, esta vez como
Presidente de la República, para inaugurar el dique seco de Talcahuano, el 13 de
diciembre de 1890, motivaría el repudio popular. El diario El Sur de
Concepción afirmaba que al banquete de honor a Balmaceda se esperan
que no asistieran más “que las autoridades y agentes del dictador y uno
50
51
52
53
El Republicano del 25 de enero de 1884.
El Ferrocarril del 26 de enero de 1884.
El Ferrocarril del 25 de enero de 1884.
El Republicano del 25 de enero de 1884.
49
que otro hambriento”, pero que ni “un solo hombre digno autorice con su
presencia acto tan degradante”. Incluso se cuestionó el que la Sociedad
Teatro de Concepción facilitará un local para el banquete, “cuando sus
estatutos prohíben estas concesiones para actos políticos”54.
Ley de Comuna Autónoma
Durante el gobierno de José Manuel Balmaceda se dicta la Ley de
Reforma Municipal de 1887, denominada la “primera ley de autonomía
municipal”, en que les permite financiar su policía seguridad.
Sin embargo, el verdadero cambio y la historia moderna de estas
entidades comunales en Chile comienza con la ley sobre Organización y
Atribuciones de las Municipalidades, más conocida como “Ley de comuna
autónoma”55 que fue aprobada el 22 de diciembre de 1891 y publicada en
el Diario Oficial el 24 de diciembre del mismo año, durante el gobierno de
Jorge Montt Álvarez, que otorgaba considerables cuotas de autonomía a
las municipalidades, entregándole además, el manejo de las elecciones
políticas. También regulaba las funciones que debía desempeñar las
nuevas municipalidades.
La norma independizó a los municipios con respecto al poder
central, lo que debía impedir la manipulación de los resultados electorales
por parte del ejecutivo, pero fomentó el caciquismo local y la falsificación
de los registros electorales y de los escrutinios por parte de los partidos
políticos que controlaban los municipios.
Esta situación sólo se remedió a partir de 1915, año en que se le
quitó la administración del padrón electoral a los municipios y se
confeccionó uno de carácter permanente. Sin embargo, la utilización de las
policías locales como mecanismo de intervención electoral, el cohecho y
54
55
SAGREDO Baeza, Rafael. Obra citada. Pág. 16.
LEY del 22 de diciembre de 1891. Extraído de Memoria Chilena, página web
http://www.memoriachilena.cl/archivos2/pdfs/MC0018158.pdf.
50
todo tipo de irregularidades en el proceso eleccionario, continuaron siendo
la tónica hasta pasada la década de 1930.
La ley de comuna autónoma establecía el número de municipales que
se debía elegir, y que correspondía a nueve, de los cuáles existían tres que
eran los alcaldes, y el resto regidores. Existían además regidores
supernumerarios, que cuando las poblaciones superarán los 20 mil
habitantes, se elige uno más por cada 10 mil habitantes.
El artículo 4º de esta ley señalaba que para ser elegido municipal se
requería sólo la ciudadanía en ejercicio y al menos cinco años de
residencia en la respectiva comuna. Sin embargo, la norma señalaba en su
artículo 6º que “el cargo de municipal es gratuito” y nadie podrá excusarse,
con excepción de los mayores de 60 años y quienes tengan un defecto
físico o enfermedad que les impida ejercer el cargo.
Además se dicta el decreto que crea la Municipalidad de Penco,
separada de Concepción, cuyo territorio comprende “las subdelegaciones
8ª Palomares y 9ª de Penco, del Departamento de Concepción, con los
límites que les asigna el decreto del 15 de junio de 1888”56 ; además de la
Municipalidad de “Gualqui57” (subdelegaciones 5ª Chiguayante, 6ª
Nonquén y 7ª Gualqui). La Municipalidad de Concepción administra las
subdelegaciones 1ª San José, 2ª Santo Domingo, 3ª San Agustín y 4ª La
Merced.
Progreso económico
A fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX encuentra a
Concepción con un importante crecimiento poblacional y económico. En
1885 tenía 24.180 habitantes, 1895 subió a 39.837; 1907 llegó a 55.330; y
en 1920 alcanzó los 64.074 habitantes.
56
DECRETO del 22 de diciembre de 1891. Extraído de Memoria Chilena, página web
http://www.memoriachilena.cl/archivos2/pdfs/MC0018158.pdf. 57
Hoy la comuna se denomina “Hualqui”.
51
Campos Harriet caracteriza a la sociedad penquista con una
particular tradición: “la de una aristocracia autóctona, francesa o militar,
un radicalismo adinerado y una sempiterna rivalidad con Santiago”58.
Agrega que la época es de progreso económico para la ciudad. Las
transformaciones industriales llegarían de la mano con el ferrocarril, que
incluiría la construcción de un puente ferroviario en 1889 sobre el río
Biobío, destinado a sacar la producción de carbón de Lota y Coronel. Se
trata de la obra de ingeniería más destacable de la época, con sus 1.889
metros de largo, sólo es comparable con el Viaducto del Malleco. Con casi
120 años de existencia, todavía está en servicio.
La Intendencia de Concepción, asegura Campos Harriet “tiene la
particularidad que es ejercida casi siempre por activos y enérgicos
penquistas. Y la alcaldía, regida según las leyes de 1891 (comuna
autónoma) y 1915 (orgánica) contaba con tres alcaldes y seis regidores
elegidos por sufragio popular, excepto en un interregno de 1932 a 1935. Los
alcaldes formaban una Junta Municipal que establecía su precedencia y los
numerosos pactos políticos y las subrogancias producían frecuentes cambios
que dificultaban su precisa catalogación. Casi todos ellos penquistas o de
gran arraigo regional, efectuaron una responsable y eficiente labor
administrativa local”59.
A fines del siglo XIX el intendente Valentín del Campo Yávar le
solicita a la Municipalidad de Concepción que abandone las oficinas que
ocupa en ese edificio, frente a la Plaza de la Independencia. Así lo consigna
el Archivo Histórico del municipio penquista, a través de una carta fechada
el 16 de marzo de 1897, que está dirigida a Andrés Lamas, primer alcalde,
por parte del funcionario de la Intendencia que firma como “J.M. Palma”.
La escueta carta señala: “Habiendo recibido el infrascrito
instrucciones del Supremo Gobierno para dar oficinas en el edificio que
ocupa esta Intendencia a algunos funcionarios públicos de esta ciudad, se
58
59
CAMPOS Harriet, Concepción en la primera mitad del Siglo XX. Pág. 7.
CAMPOS Harriet. Concepción en la primera mitad del Siglo XX. Pág. 7.
52
ve en la necesidad de rogar a esa Alcaldía tenga a bien desocupar las
piezas que en este local sirven de oficinas tanto a esa misma alcaldía, como
al ingeniero de obras Municipales. Dios Guarde a Usted. JM Palma”60.
La municipalidad comienza a ocupar, entonces, un inmueble que
estaba ubicado a un costado del Palacio de los Tribunales, por el lado de la
calle Comercio (hoy Barros Arana).
Municipalidad de Concepción,
hacia 1900. Archivo de Alejandro
Mihovilovich.
También de principios del siglo XX datan los jardines de la plaza y
sus célebres tilos, que “fueron delineados y plantados gracias al empeño
del caballero penquista José Tomás Menchaca, quien (…) obtuvo permiso
municipal para hacerlo”61
La administración municipal de principios del siglo XX fue difícil por
la falta de presupuesto. Se evalúa el arriendo de una casa para que
funcione la alcaldía y demás oficinas anexas. El 28 de marzo de 1904 el
abogado municipal informa de la oferta del vecino José Manuel Gaete, que
arrienda su casa ubicada en calle San Martín esquina de Aníbal Pinto, en
el precio de $175 mensuales62.
Pocos años más tarde la propiedad frente a la plaza sufre una nueva
amenaza, como relata Oliver: “Tarea difícil fue para la Municipalidad,
60
ARCHIVO Histórico de la Municipalidad de Concepción. Título: Varios. Tomo 1. V. 37. Año 1897. Nº
125. 61
62 CAMPOS Harriet. Concepción en la primera mitad del Siglo XX. Pág. 16
ARCHIVO Histórico de la Municipalidad de Concepción. Cartas y telegramas del año 1904. Volumen 113.
Pág. 226.
53
durante el año 1907, conservar el sitio de la calle Aníbal Pinto con Barros
Arana. El Banco de Concepción alcanzó a publicar aviso de remate de dicha
propiedad, embargada por deudas con ese banco que sumaban en total
$115.916,59 Gestiones posteriores permitieron evitar tal remate,
comprometiéndose la Municipalidad en sesión del 8 de noviembre de 1907,
a vender diversos sitios, entre ellos los del ex Parque de La Pampa, los
terrenos del antiguo Club Hípico y el fundo San Francisco”63.
Plaza de Concepción en 1906.
Chile ilustrado : guía
descriptiva del territorio de
Chile, de las capitales de
Provincia, de los puertos
principales / por Recaredo S.
Tornero. Valparaíso : Libr. i
ajencias del Mercurio, 1872
(Paris : Impr. Hispano-
Americana de Rouge Dunan i
Fresne) ix, 49. Tomado de
www.memoriachilena.cl
Pocos meses más tarde, un incendio destruye completamente la casa
de un piso que estaba embargada. Un periodista del diario La Patria,
Francisco Wilson Ogalde, escribe que el ex alcalde Ascanio Arteaga le
relata que el año 1907 había “cosas turbias” en las cuentas municipales,
por lo que ese incendio se presume que fue intencional, aunque ello nunca
fue comprobado64.
La municipalidad debe funcionar provisoriamente en una casa
ubicada en calle Caupolicán, entre O´Higgins y San Martín, donde después
estuvo la Casa Grace y Cía, relata Oliver, mediante el pago de una renta
mensual de 150 pesos65.
63
64
OLIVER, Schneider. Obra citada. Pág. 327
LA PATRIA. Concepción. 5 de febrero de 1968. Pág. 3. Columna de opinión firmada por Francisco Wilson
Ogalde. 65
OLIVER, Schneider. Obra citada. Pág. 327.
54
Posteriormente, en 1909 se arrienda una casa en calle Colo-Colo,
propiedad de la señora Cruz Benavente. En el Archivo Municipal el
tesorero Naciansino Basso consigna las condiciones del contrato por un
plazo de tres años a $500 mensuales, que aumenta a $600 mensuales el
último año66.
El Palacio Consistorial
La idea de construir un Palacio Consistorial para la Municipalidad
de Concepción comienza a madurar después del incendio de 190867,
aunque había algunas voces que planteaban la conveniencia de abandonar
el histórico solar frente a la Plaza de la Independencia.
Oliver recuerda que el regidor Fernando Baquedano presenta el
proyecto de construcción de un edificio municipal en el paseo de la
Alameda (Parque Ecuador), donde funcionó el campo deportivo Lawn
Tennis Club, posteriormente Club de Tenis de Concepción. Para financiar
esa obra propuso vender el sitio ubicado frente a la plaza. La propuesta,
sin embargo, no fue aceptada por el concejo68.
El crecimiento de la ciudad, que ya contaba con alrededor de 40 mil
habitantes, y la sofisticación de su administración impulsan los ánimos a
la construcción de un edificio municipal que estuviera acorde con la
importancia de la institución.
Los primeros años del siglo XX fueron para Concepción de grandes
cambios. Como lo afirma Pacheco, “la velocidad de las transformaciones
producidas por la ciencia y la tecnología en el siglo XX, han cambiado con la
misma rapidez las condiciones de vida de los habitantes de Concepción.
66
67
ARCHIVO histórico de la Municipalidad de Concepción. Volumen 191. Informes de años 1909-1911.
Hay versiones que indican que el incendio ocurrió en realidad en 1907, como lo afirma Jean d´Agreve en
una columna publicada en el Diario El Sur el 29 de enero de 1968. 68
OLIVER, Schneider. Obra citada. Pág. 327.
55
Este vértigo transformador se advierte en un lapso de unos sesenta años,
lapso durante el cual se renueva en su totalidad su rostro urbano”69 .
Esto significaba barrios nuevos y edificios de arquitectura moderna.
Se había ampliado la pavimentación de las calles y aceras a la mayor parte
del centro, se contaba con una Plaza de Armas de estilo parque inglés. Ya
en el año 1902 se disponía de electricidad y alumbrado público. El servicio
de agua potable administrados desde fines del siglo XIX por la firma
Mulgrew y Cía. fue asumido por la municipalidad en 1901, para ser
traspasado definitivamente al fisco en 1907.
El 4 de julio de 1908 se pone en servicio el tranvía eléctrico, en una
concesión adjudicada por la municipalidad a la empresa W.R. Grace y
Cía., que reemplaza a los tranvías tirados por caballos o “coches de
sangre”. Este servicio que funcionó hasta el 21 de noviembre de 1941 llegó
a tener cuatro circuitos, relata Pacheco:
El primero, con doble vía, se desarrollaba por la calle Comercio
(actual Barros Arana) entre la Estación de Ferrocarriles en avenida Prat
hasta terminar en el barrio Collao, frente a la Universidad Técnica del
Estado (hoy Universidad del Bío Bío).
El segundo recorrido, con vía simple, iba por calle Maipú, donde los
tranvías circulaban en ambos sentidos, ya que cada cierto número de
cuadras había desvíos para permitir el paso de otro coche.
Una tercera línea era un carril eléctrico entre Concepción y
Talcahuano, que partía en la Catedral para continuar por calles
Caupolicán hasta Freire, doblaba en Rengo y por esta última calle llegaban
al puerto.
Una cuarta línea se iniciaba en la Estación de Ferrocarriles y llegaba
hasta el final de la avenida Pedro de Valdivia, conocido como “Agua de las niñas”,
en un sitio donde había una tornamesa.
69
PACHECO Silva, Arnoldo. Concepción siglo XX. Ediciones Universidad de Concepción. Cuadernos del
Bío Bío. Editorial Logos. Pág.5.
56
Otro
factor
fue
la
cercanía
del
primer
Centenario
de
la
Independencia Nacional. El amor propio de los penquistas y la necesidad
de contar con alguna obra que luciera ante las majestuosas edificaciones
de la capital, como la Biblioteca Nacional y el Palacio de Bellas Artes no se
alcanzó a concretar en 1910, sino que deberían pasar otros cinco años.
Concepción se enorgullecía de sus cuatro siglos de historia y estaba
consciente de que “más que ninguna otra ciudad de Chile, estaba obligada a
celebrar de una manera digna la gloriosa fecha del 18 de septiembre de
1910. Debió nuestra ciudad salir de su letargo habitual ante el recuerdo de
aquella epopeya en que tuvieron una parte tan principal algunos de sus
hijos; debieron sus habitantes unirse en un solo pensamiento, para hacer
algo que correspondiera a la herencia histórica que nos liga con el
pasado”70.
La situación financiera de la municipalidad penquista era precaria
para 1910; disponía de un presupuesto municipal de 578 mil 994,99
pesos. “El primer alcalde de la comuna es actualmente el señor Rosamel del
Solar. La segunda alcaldía la reempeña (sic) el señor Guillermo Cruzat. La
situación financiera del municipio no le permite emprender obras de
adelanto local. Una parte de sus entradas extraordinarias tiene por ahora
que dedicarla al pago de las deudas contraídas desde años atrás por la I.
Corporación. Secretario municipal es el señor Carlos Roberto Elgueta, y
abogado don Víctor Manuel Rioseco”71.
Como una anécdota, Oliver recuerda que en ese año en una de las
primeras sesiones del concejo municipal el regidor Nicasio Zulaica planteó
que cada regidor trajese a las reuniones su propio sillón, ya que la sala de
sesiones no tenía72.
70
OSSA F., Vicente; Serrato, Abraham y Contardo P., Fano,. Concepción en el centenario nacional,
Concepción, Litografía e Imprenta J.V.Soulodre y Cía., 1910. 71
72 OSSA F., Vicente, y otros, Obra citada. Pág, 112.
OLIVER Schneider, Carlos. Obra citada.
57
Fue este regidor quien en la sesión del 1º de junio de 1909 pidió y
obtuvo que se llamara a concurso de anteproyectos, para levantar un
nuevo edificio.
El proyecto de García del Postigo
En una sesión del 14 de septiembre de 1910, pocos días antes de las
celebraciones del Centenario de la Independencia, el alcalde Rosamel del
Solar acuerda llamar a concurso para el diseño de un Palacio Consistorial,
que sería decidido por un jurado integrado por tres arquitectos: Roberto
Haschke, Julio Aninat, y Tomás Fieghen73.
Se presentaron seis planos firmados por seudónimos: Lautaro, Firme,
Lux, Bod, Pour qoui pas, y Cautín. El primero resulta ser el diseño ganador:
Lautaro correspondería al seudónimo del arquitecto Gustavo García del
Postigo, “el mismo que había diseñado la Biblioteca Nacional en Santiago y
que era profesor de Taller de la (Pontificia) Universidad Católica de Chile,
colaborador de Emilio Jeckier, quien alcanzó a participar en ese proyecto
antes de volverse a Europa”74.
“La obra del arquitecto chileno Gustavo García del Postigo, obtenida
la mayoría de las veces por concurso -explica Cáceres-, refleja la influencia
de estos arquitectos franceses. Es así como entre 1913 y 1929 construyó la
Biblioteca Nacional, de tendencia neobarroca. El Teatro Municipal de Viña
del Mar y la Municipalidad de Concepción fueron edificios que adhirieron a
la corriente neogótica, y en el caso del último, era similar a algunas obras
que se construían en Francia y Bélgica para la misma finalidad edilicia, a
imitación de los antiguos Hotels de Villes de Bruselas, Arras, etc.”75.
73
74
ARCHIVO histórico de la Municipalidad de Concepción. Volumen 191. Informes de años 1909-1911.
CÁCERES Gonzáles, Osvaldo. Sobre el edificio de la Intendencia de Concepción. Tomado de la web el 28
de noviembre de 2007: http://www.arqchile.cl/intendencia_concepcion.htm 75
CÁCERES Gonzáles, Osvaldo. La arquitectura de Chile independiente. Pablo Fuentes Hernández, editor.
Ediciones Universidad del Bío-Bío. 2007. Concepción. Chile.
58
Diseño original de García del Postigo para
el Palacio Consistorial. Nótese la linterna
en su parte superior, que nunca se
construyó. Archivo fotográfico de
Alejandro Mihovilovich.
Dos años más tarde, el 3 de enero de 1913, la Dirección de Obras
Municipales presenta al alcalde Rosamel del Solar Lermanda los planos del
proyecto de reconstrucción provisoria del edificio. Del Solar renuncia el 31
de enero y es elegido como primer alcalde Carlos Fernández.
El 11 de marzo de 1913 se plantea la necesidad de que la
Municipalidad de Concepción contrate un empréstito para financiar las
obras del Palacio Consistorial, por la suma de 498 mil 625 pesos76. La
propuesta es aprobada a fines de agosto de ese mismo año, lo que permite
licitar su construcción, la que se adjudica y contrata durante ese año a la
empresa A. Wenz y Compañía. La construcción se inicia en abril de 1914 y
se termina en diciembre de 1915, dos meses antes de lo previsto.
El año 1915 se consigna que por concepto de arriendo de oficinas
municipales se debió pagar el año anterior la suma de 800 pesos77.
76
77
EL SUR. Concepción. Jueves 1 de enero de 1914. Pág. 6.
EL SUR. Concepción. Sábado 30 de enero de 1915. Pág.10. Balance de la Municipalidad.
59
Plano de 1914 del Palacio
Consistorial.
Archivo de la Municipalidad
de Concepción.
La edición del diario El Sur del sábado 1 de enero de 1916, consigna
como uno de sus títulos principales “El Palacio Consistorial. Hoy tendrá
lugar su recepción. Una visita al nuevo edificio”78.
“La progresista y fecunda labor que el Municipio de Concepción ha
desarrollado en los últimos años, se ha traducido en diversas obras de
aliento, destinadas a mejorar servicios locales, las unas a dotar a la
población de lo que carecía, las otras, y también, de procurar su
embellecimiento cuidando de los paseos públicos y llenando todas las
necesidades de más urgencia de la comuna.
“Entre tales trabajos figura en primer término la construcción del
Palacio Consistorial, levantado en el centro de la ciudad, frente a la Plaza
Independencia, con los fondos que se consultaron en un empréstito
contraído por el municipio.
“Como se sabe la casa constructora de este hermoso edificio, cuya
recepción provisoria tendrá lugar hoi, es de la firma A. Wenz y Cía., que
tiene sus oficinas en Santiago.
“Los trabajos se iniciaron en el mes de abril de 1914 y se terminaron
dentro del tiempo de 20 meses y medio, a pesar de que el plazo señalado en
las condiciones para los proponentes era de 22 meses.
78
EL SUR. Concepción. 1 de enero de 1916. Pág. 18.
60
“El material empleado en la construcción ha sido el cemento armado,
sistema hoi difundido en todas las grandes ciudades del mundo y en Chile
desde el terremoto de 1906, en el cual se pusieron a prueba las ventajosas
condiciones de solidez que tiene sobre los demás métodos de edificación.
“El cemento armado tiene sobre el ladrillo la cualidad de ser, antes de
todo, de una resistencia mui superior; no sufre condensaciones de humedad
en épocas de lluvia; en casos de incendio las murallas no pierden su
estabilidad y sin peligro alguno pueden ser aprovechadas en la
reconstrucción. Como dato ilustrativo citamos algunos números de la
materia consumida hasta la terminación de la obra: piedra 2.400 toneladas,
traídas en su mayor parte de las canteras vecinas a la ciudad; fierro para el
armazón 115 toneladas; fierro redondo, 100 toneladas; cemento, 5.000
barriles; en parte importado y el resto nacional; madera de lingue y raulí.
La propuesta de la casa Wenz y Cía. fue presentada por la suma
alzada de 487.000 pesos, pero después sufrió una modificación, elevándose
a 537.000 pesos, más o menos. Ello se debió a algunas variaciones hechas
a lo estipulado en los planos respectivos, como ser: mayor obra en cemento
en los países y escaleras; techo de pizarra en vez de fierro galvanizado;
mejor ornamentación en la sala de sesiones; y otras de menor importancia.
“La fachada principal del Palacio da a la Plaza Independencia. Es de
estilo Renacimiento francés, como casi todos los edificios públicos que se
construyen en la actualidad, y reúne tal riqueza de detalles arquitectónicos
que ofrece a la vista del espectador un espléndido aspecto.
“Toda la muralla exterior y algunas de la parte interna están cubiertas
de una gruesa capa de mármol molido, sobre la cual se ha hecho el
punteado, novísimo sistema de ornato, muy jeneralizado en los modernos
métodos de construcción.
61
Palacio Consistorial a
mediados del siglo XX.
Archivo fotográfico de
Alejandro Mihovilovich.
“Indicados estos datos jenerales del edificio, pasaremos al interior, ya
ocupado en su totalidad por las diferentes oficinas municipales.
La distribución del primer piso corresponde a cinco amplios locales para
almacenes, de los cuales tres ya están arrendados.
“Cada uno de ellos dispone de una bodega subterránea, bien dotada
de luz y comunicada con las demás por pasillos cómodos. Común a los cinco
departamentos, un magnífico ascensor a mano, que baja a un corredor y con
ramificaciones para las demás bodegas subterráneas.
“En esta misma parte se ha destinado un sitio para la bóveda donde
deberán guardarse los documentos más interesantes del Municipio.
“A los lados de la escalera del primer piso, dos departamentos: uno
destinado al motor a vapor la calefacción a agua caliente de las salas y el
otro a los útiles y combustibles necesarios para su funcionamiento.
“La entrada al segundo piso se hace por la puerta principal que
corresponde a la calle Aníbal Pinto.
“Primero, un vestíbulo Renacimiento, de arquitectura sobria pero
imponente, con elegantes columnas egipcias.
“En la segunda la escalinata que lleva hasta un hall común a todas
las oficinas.
62
“En primer lugar llama la atención la sala de sesiones, amplia, con
grandes ventanales a la Plaza, por los cuales entra abundante luz.
“El piso está cubierto de un parquet de fabricación nacional, a
grandes cuadros.
“El techo es una bóveda de una sola plancha de cemento armado, con
una suave curva que cae elegantemente sobre las cuatro murallas. En uno
de los estremos, formando una especie de anfiteatro, un departamento
destinado al público, que si no es mui espacioso, tiene estensión suficiente
para un buen número de personas.
“Todo el arte gastado en el Palacio Consistorial parece haber sido
dejado para esta sala cuya ornamentación le da una soberbia presentación.
El estilo observado en ella es el denominado Barroco, con mucho de Imperio,
sobre todo en las puertas y ventanas.
“En el ángulo que forman las calles Barros Arana y Aníbal Pinto, la
oficina del primer alcalde, de severo estilo moderno; a continuación las de la
secretaria, sala de espera y otras. En la parte opuesta del mismo piso, la
Tesorería Municipal cuenta con un departamento adecuado y más sencillo
que los anteriores.
“En el tercer piso están las siguientes oficinas: Dirección de Obras
Municipales, Junta de Pavimentación, Oficina de Multas, Inspección de
Patentes e Inspección de Policía de Aseo.
“El cuarto está ocupado en su totalidad por el Laboratorio Municipal, a
pesar de lo que pudiera creerse mirando el edificio desde el esterior. Este
último piso es bastante cómodo, de buena altura y con grandes lucernas en
los torreones del techo, que lo llenan de luz y mantienen una constante
ventilación. En el centro se colocará un gran reloj de metro y quince
centímetros de diámetro y que se moverá por medio de un pequeño motor
eléctrico. Su instalación demorará algún tiempo, por haber sido encargado
recientemente al estranjero.
“En esta parte de la construcción quedan cuatro habitaciones a medio
construir, de acuerdo con la estipulación hecha en los planos, las cuales
63
podrán ser utilizadas cuando lo requieran las necesidades que impongan los
servicios municipales.
“Parte del tercero y cuarto piso están construidos de maderas
nacionales, lingue en su mayor parte. Las oficinas del laboratorio que ya
están perfectamente instaladas ofrecen sobre las restantes la particularidad
de ser las únicas cuyos pisos han sido encubiertos de terrano, posiblemente
por requerirlo las condiciones en que debe funcionar un gabinete de esta
clase.
“Aunque la construcción, como casi todas las de cemento armado, es
contra temblores e incendios, se estimó prudente dotar al nuevo edificio de
tres grifos, los cuales con su respectivo trozo de manguera, fueron
instalados en cada descanso de la escalera principal que conduce hasta el
último piso. Además, se levantó una alta muralla cortafuego por el lado de la
calle Barros Arana, a la que por no apoyarse ninguna de las casas que
separa, se ha dado la solidez necesaria, para darle una fuerte estabilidad.
“El representante de la casa Wenz y Cía. al terminar nuestra visita a
todas las dependencias del Palacio, nos invita a conocer "el secreto de su
éxito", frase, ésta, recojida de la conversación que con él sostuvimos.
Bajamos a uno de los subterráneos y en medio de una enorme confusión de
materiales, herramientas, ferreterías, tropezaron nuestros ojos con tres
dínamos eléctricos, de tres a cuatro caballos de fuerza cada uno. En efecto,
los contratistas emplearon durante más de un año estas maquinarias
consiguiendo, con su utilización, un gran rendimiento en el trabajo y su
consiguiente economía.
“El corte de las maderas, la tarea de hacer la mezcla y llenar las
murallas, y el movimiento de la máquina chancadora, se consiguió mediante
los tres pequeños dínamos, que constituyeron "el secreto del éxito" como
dicen los representantes de la firma constructora.
“En estas rápidas líneas dejamos contenida la historia de la
construcción y las impresiones recogidas en una lijera visita al Palacio
Consistorial.
64
“El Municipio penquista a la vez que reúne en una sola casa todas sus
oficinas y se abre una nueva fuente de entradas con el arrendamiento de los
locales para almacenes en el primer piso, han contribuido eficazmente al
ornato de la ciudad en su parte central más importante.
“En especial para las personas estrañas a Concepción, que no han
seguido detalle por detalle la construcción del Palacio Consistorial, ha
constituido una verdadera admiración, aplaudiendo entusiastamente la
iniciativa del Municipio, que, como éstas, merece el más franco elojio de la
opinión pública en jeneral79.
El día 2 de enero de 1915 se realiza la recepción de la obra por parte
de la Junta de Pavimentación y durante la tarde se hace entrega a la
Ilustre Municipalidad, en una actividad encabezada por los tres alcaldes:
Octavio Bravo, Víctor G. Bunster y Teófilo Espinoza, a la que asiste
también el representante de la empresa constructora: Alejandro Wenz,
quien había viajado especialmente desde Santiago.
Los alcaldes habían sido elegidos el 11 de abril de 1915 y se habían
constituido el domingo 3 de mayo de ese mismo año. Integraban además el
municipio Desiderio González Medina, Javier Castellón Reyes, Federico
Espinoza, doctor Pedro Villa Novoa, Vicente Acuña y José del Carmen
Soto. Secretario era don Carlos Roberto Elgueta y tesorero don Gaspar A.
Fernández.
El nuevo edificio coincide con la aparición de los primeros
automóviles en la ciudad. En esa edición del diario El Sur un cronista
relata que ya se cuentan más de setenta automóviles y manifiesta su
preocupación por los problemas de tránsito que se puedan generar: “A
principios de 1916 había sólo unos cuantos autos de servicio público;
actualmente, contando los particulares, hay más de 70. Y así como se ha
notado una no menor apreciable disminución de los coches públicos, cuyo
79
EL SUR. Concepción. 1 de enero de 1916. Pág. 18
65
número no pasa hoi de 30. ¡Consecuencias del progreso! ¡Han sido
desplazados!...”80 .
En esa misma edición, del martes 2 de enero de 1916, en El Sur se
consigna que en la sesión 27 se acordó la compra de mobiliario para el
salón de honor y la alcaldía, por la suma de 22 mil 234 pesos. A modo de
referencia, un aviso publicitario de automóvil Ford, indica que su valor al
contado, puesto en Concepción, es de 2.750 pesos.
La propuesta de amoblado del Palacio Consistorial fue analizada por
los regidores Javier Castellón, Federico Espinosa, Desiderio González,
Vicente Acuña y José del C. Soto. El acuerdo fue nombrar una comisión
para que se encargara del tema, que estaría integrada por el regidor Soto,
el director de Obras Municipales, Enrique Barraza, y una persona
designada por la alcaldía y dos personas más designadas por Elliot Rourke
y Cía. Ltda. y Hachkannler y Kusnetzoff81.
Este edificio fue objeto de la admiración de la comunidad y de los
visitantes, los cuales se llevaban como recuerdo una postal con la imagen
del Palacio Consistorial
“La ciudad contaría por muchas décadas con un hermoso edificio
como sede del municipio -expresa Pacheco-, con líneas clásicas de estilo
francés, que contrapuesto a su Plaza conformarían un conjunto armónico
muy difícil de superar. El Palacio Consistorial hasta 1960 estuvo inserto en
el espíritu de los penquistas constituyendo una relación indivisible entre
ciudad y habitante, formando un entorno bello y majestuoso que atraía
inevitablemente las miradas desde todos los ángulos del paseo principal”82.
La inauguración se realiza un año después, el 1 de enero de 1916.
Durante la mañana de ese día hace entrega definitiva del inmueble el
representante de la firma constructora, A. Wenz y Cía. a la Junta de
Pavimentación, la que a su vez la entrega a las 16 horas al municipio.
80
81
82
EL SUR. Concepción. 2 de enero de 1916. Pág.7
EL SUR. Sábado 15 de enero de 1916. Pág.12.
PACHECO Silva, Arnoldo. Concepción Siglo XX. Pág.14.
66
El primer alcalde, Octavio Bravo, ofrece un discurso en el salón de
honor: “Puede decirse que los habitantes de este pueblo han estado atentos,
durante 21 meses, al progreso que encontraba esta construcción. Y ha sido
éste, señores, un suceso no común entre nosotros… miembros de todos los
sectores de la comunidad han visitado estas salas con una satisfacción que
a los miembros de la Municipalidad no se nos ha ocultado; creíamos ver en
cada uno, el dueño de una parte del edificio, que venía a imponerse acerca
de cómo se invertían los caudales propios y los comunes. Así ha llegado a
tener hoy la construcción de este Palacio, mediante la escrupulosa inversión
de los dineros de la ciudad y con la solícita atención de todos los hijos de
este pueblo. Es justo, señores, que en este solemne momento presente ante
vosotros tres nombres de distinguidos conciudadanos, a quienes esta Casa
debe en parte su existencia: la de los ex municipales, señores Nicasio
Zulaica, Carlos Fernández R. y Rosamel del Solar83”.
En esa tarde también hace un discurso el director de la Junta de
Pavimentación de la Municipalidad de Concepción, Rodolfo C. Briceño:
“Recibid, señor alcalde, esta regia casa que desde hoy empieza a ser
vuestro cariñoso hogar; recibid mis felicitaciones y las de mis honorables
compañeros que formamos la Junta de Pavimentación, por este imponente
aguinaldo de Año Nuevo ofrecido por la Ilustre Corporación a esta ciudad
que nunca olvida a sus benefactores, que nunca deja de premiar con la
consagración del recuerdo cariñoso a los que por ella sacrifican parte de su
vida y le ofrecen en holocausto sus más queridos ideales”84. La Junta de
Pavimentación la integraban, además, Octavio Bravo, Aurelio Lamas
Benavente, Enrique Barraza, Víctor G. Bunster y Carlos R. Elgueta.
Jean d´Agreve, un columnista de El Sur, cita un comentario editorial
sobre el edificio publicado en esas mismas páginas en 1916: “El Palacio es
de estilo renacimiento francés y reúne tal riqueza de detalles arquitectónicos
que ofrece a la vista del espectador un espléndido aspecto. Puede que la
83
84
EL SUR. Sábado 24 de febrero de 1968. Pág. 3. Para recobrar el solar edilicio.
EL SUR. Lunes 29 de enero de 1968. Pág 3. El Palacio Municipal y su defensa.
67
grandiosidad del edificio no haya sido tanta, pero es indudable que dio y da
a nuestra Plaza de Armas un sello característico de dignidad cívica; de esa
dignidad cívica que la ciudad merecería que le reconociese, pues tuvo, tiene
y tendrá títulos sobrados para ello”85.
Fundación de la Universidad de Concepción
Una de primeras actividades importantes en el recién inaugurado
Palacio Consistorial fue la fundación de la Universidad de Concepción.
Como lo relata Louvel Bert86, el 23 de marzo de 1917 se realizó un cabildo
abierto en el salón de honor del nuevo edificio, por iniciativa de Enrique
Molina Garmendia y Virginio Gómez. Al cabildo asistieron destacados
vecinos penquistas, quienes acordaron la creación de un comité provisorio
pro-universidad y hospital clínico.
El presidente honorario de dicho comité fue el intendente de la
provincia, Rodolfo Briceño; el vicepresidente honorario, el alcalde Octavio
Bravo; el presidente fue Enrique Molina y vicepresidentes se designó al
doctor Virginio Gómez González, Esteban S. Iturra Pino. Secretario: Carlos
Roberto Elgueta. Tesorero: Eliseo Salas Maturana. Directores: Samuel
Guzmán García, Julio Parada Benavente, Pedro Villa Novoa, Luis David
Cruz Ocampo, Víctor Bunster, Vicente Acuña, Edmundo Larenas, Augusto
Rivera Parga y Guillermo Gleisner.
En el año 1925 con la nueva Constitución se establece una nueva
división política: provincia, departamento, subdelegación y distrito; y la
división administrativa provincia y comuna (administrada por una
municipalidad).Una subdelegación equivale al territorio de una comuna. A
consecuencia de esta modificación constitucional, en 1927 la
85
86
EL SUR. Lunes 29 de enero de 1968. Pág 3. El Palacio Municipal y su defensa LOUVEL Bert, René. Crónicas y semblanzas de Concepción. Editado por I. Municipalidad de Concepción.
Concepción. Chile. 1988. Pág. 233.
68
municipalidad penquista comienza a ser dirigida por un alcalde y seis
regidores, quienes son elegidos por votación popular.
Con el DFL 8.583 del 30 de diciembre de 1927 se racionalizan las
municipalidades. El Departamento de Concepción pasa a ser integrado por
las comunas-subdelegaciones de Concepción, Talcahuano, Penco y
Hualqui.
Terremoto de 1939
El 24 de enero de 1939 se produce un terremoto de Chillán, que
tiene el récord de víctimas fatales en Chile: cerca de 30 mil.
El movimiento sísmico de magnitud 7,8º Richter destruyó casi todo
lo quedaba del Concepción decimonónico. Para empezar destruyó la
Catedral de la Plaza de la Independencia, que tanto esfuerzo había costado
levantar después del terremoto de 1835.
La antigua catedral había sido consagrada el 24 de febrero de 1867,
siendo obispo José Hipólito Salas.
En Concepción el sismo se inició a las 23.35 horas y se calcula que
destruyó o causó daños severos a 15 mil viviendas, incluyendo la mayoría
de los edificios del centro. En la Plaza de la Independencia resultan
inhabitables la Intendencia y el Palacio de los Tribunales, así como el
Portal Cruz y el Centro Español. También sufren severos daños el Teatro
Concepción, el Mercado Central y la Estación de Ferrocarriles.
El Palacio Consistorial, sin embargo, resistió el violento sismo casi
sin daños.
El terremoto de 1939 significó un profundo cambio en la fisonomía
urbana de Concepción. El gobierno de Pedro Aguirre Cerda dispuso los
recursos para la reconstrucción de la ciudad, además de su desarrollo
producto a través de la Corporación de Reconstrucción y Auxilio.
A los pocos días del terremoto el gobierno recibe el ofrecimiento del
famoso arquitecto Le Corbusier (Charles Édouard Jeanneret-Gris) para
69
realizar gratuitamente un plano regulador para las ciudades destruidas:
Concepción y Chillán. El ofrecimiento significa una polémica, cuando el
director del Instituto Nacional de Urbanismo, Rodulfo Oyarzún Philippi,
rechaza la eventual venida de Le Corbusier, ya que afirma que la labor de
reconstrucción debe originarse en los propios arquitectos nacionales87. Un
grupo de jóvenes arquitectos modernistas asumen esta labor y diseñan las
obras que caracterizan a la arquitectura contemporánea de Concepción.
Entre las obras más notables de ese período está la nueva
Intendencia construida en 1942 con líneas modernas, con un diseño del
arquitecto A. Aguilera; los Tribunales de Justicia realizados en 1949 por el
arquitecto Orlando Torrealba; la Estación de Ferrocarriles del año 1941
por el arquitecto Luis Herreros; el Mercado de Abastos realizado en 1940
por los arquitectos Tibor Weiner y Ricardo Muller, y edificio de Correos
construido el año 1946, por un diseño de la oficina de arquitectura del
Ministerio de Obras Públicas88.
La fisonomía de la ciudad cambió completamente después del
terremoto de 1939: se construyó la diagonal Pedro Aguirre Cerda que une
el campus de la Universidad de Concepción con el centro, además de las
plazas Perú y España.
Terremoto de 1960
El terremoto de Valdivia del 22 de mayo de 1960 se conoce como el
Gran terremoto de Chile, tuvo una magnitud 9,6º en la escala Richter, el
mayor medido en la historia mundial.
El primer movimiento se registró a las 6.02 horas del 21 de mayo,
con epicentro a 5 kilómetros de Curanilahue, sin embargo, el terremoto de
87
BARRIA Chateau, Hernán; Muñoz Viveros, Cristián; Cerda Brintrup, Gonzalo. Recorrido virtual por la
arquitectura moderna de Concepción. Tomado de la web:
http://cumincades.scix.net/data/works/att/3a23.content.pdf. 88
ARQUITECTURAS DEL SUR. Revista de la Escuela de Arquitectura de la Universidad del Bío Bío.
Número 22.
70
mayor intensidad se registró el 22 de mayo, a las 15.10 horas, con
epicentro a 80 kilómetros al oeste de Ancud.
En total se registraron nueve terremotos y sus réplicas se
mantuvieron hasta el 6 de junio, en una franja de mil kilómetros de largo y
200 kilómetros de ancho.
El terremoto fue percibido en diferentes partes del planeta y originó
un tsunami que se desplazó por el Océano Pacífico y afectó a territorios
tan alejados como Hawai y Japón. También causó la erupción del volcán
Puyehue.
El tsunami que se registró a las 14.55 del día 22 de mayo, que
inundó a Valdivia y que devastó al pueblo de Corral, no afectó a las costas
de la zona, aunque la población en Talcahuano se alarmó cuando el mar
subió tres metros de su nivel normal.
Se calcula que cerca de 3.000 personas fallecieron y más de 2
millones quedaron damnificados a causa de este desastre89. En
Concepción significó la destrucción de dos mil viviendas y se registraron
125 muertos y más de 300 heridos. Otras 18 personas murieron en Lota,
10 en Talcahuano, cinco en Tomé, tres en Coronel y dos en Dichato.
El puente carretero sobre el río Biobío se derrumbó en tres
secciones, mientras que la usina de la siderúrgica Huachipato estuvo a
punto de quedar inutilizada, debido al corte eléctrico.
No hubo suministro normal de agua potable durante cinco días.
También quedaron interrumpidos los servicios telegráficos, telefónicos y de
electricidad. La vía férrea entre Concepción y San Rosendo se interrumpió
a la altura de Talcamávida.
Pese a los daños sufridos en su edificio de Colo-Colo con Freire, el
diario El Sur salió a la calle el día siguiente, para informar de lo ocurrido.
También registraron daños los edificios del diario La Patria, la casa
89
TERREMOTO DE VALDIVIA DE 1960. (2007, 26) de noviembre. Wikipedia, La enciclopedia libre.
Fecha de consulta: 14:55, noviembre 28, 2007 from
http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Terremoto_de_Valdivia_de_1960&oldid=13098519.
71
correccional del Buen Pastor, el convento de las Monjas Sacramentinas, el
Liceo de Niñas y el Palacio Consistorial frente a la Plaza Independencia.
El terremoto hizo desaparecer casi todas las construcciones que
habían sobrevivido al sismo de 1939. Pero, además, significó un nuevo
ordenamiento territorial, con el plano regulador de 1962 elaborado por
Emilio Duhart y Roberto Goycoolea. Este plan proponía cambios relevantes
para la ciudad: la recuperación de la ribera norte del Biobío y la
construcción de una isla artificial en su lecho, donde se ubicaría el
capitolio y centro administrativo regional.
Abandono del Palacio Consistorial
Pocos días después del terremoto de 1960 la Municipalidad de
Concepción abandona el Palacio Consistorial, que había sido ocupado por
menos de 50 años, por los temores de que la estructura colapsara y
causara más muertes.
Para Tomás Solís Nova (alcalde de Chiguayante y regidor de
Concepción durante el período 1963-1969), se trató de una decisión
sustentada en informes técnicos que señalaban que había problemas
estructurales.
El Palacio Consistorial visto
desde calle Aníbal Pinto, en la
década de 1930. Nótese el edificio
de la Intendencia antiguo.
Archivo Fotográfico de Alejandro
Mihovilovich.
72
La alcaldesa a la época del terremoto, Ester Roa de Pablo, acordó
con el concejo al año siguiente, 1961, “demoler el edificio municipal
ubicado en la calle A. Pinto esquina de Barros Arana y construir un nuevo
edificio municipal en el mismo sitio”90 .
Solís afirma que los daños que sufrió el Palacio Consistorial fueron
menores, caída de cornisas y grietas, sin embargo, por los informes de los
ingenieros había mucho temor de ocuparlo. Además menciona que pese a
que se trataba de una “joya arquitectónica”, construida “a prueba de
terremotos”, para la municipalidad “no era bien visto” gastar una gran
cantidad de recursos en repararlo, porque su superficie útil era muy
insuficiente para las necesidades de la burocracia municipal de la década
de 1960.
El director de la Galería de la Historia de Concepción, Alejandro
Mihovilovich, suscribe la misma tesis: en esa época la ciudad no tenía los
artesanos en carpintería, ebanistería, mampostería y otros que se
requerían para reparar el edificio construido en 1913-1914. Habría sido
necesario traerlos de Santiago o incluso del extranjero, lo que habría sido
considera “un lujo innecesario” ante las fuertes demandas sociales de la
época.
El municipio penquista, al igual que tras el desalojo desde el edificio
de la Intendencia de 1897, volvió a ser itinerante. “Después del terremoto
se funcionó en varios recintos: en el edificio de la Biblioteca en Víctor Lamas,
en el Mercado Central en calle Caupolicán, y también en oficinas del
Arzobispado, en Rengo esquina Caupolicán”, explica Solís.
Pese a este abandono municipal, el edificio continuó siendo ocupado
durante el período 1961-1967, por los locales comerciales de la planta
baja, algunas oficinas fueron destinadas para el Juzgado de Policía Local,
90
LA PATRIA. Domingo 10 de marzo de 1968. Pág. 16. Concepción, Chile.
73
Oficina Municipal de Turismo, e incluso el salón de honor con frecuencia
recibía visitantes e incluso era ocupado para reuniones y congresos. “Una
vez me correspondió gestionar una autorización para usarlo para una
convención nacional de peluqueros”, recuerda Solís.
En 1963 se realizó en el ex Palacio Consistorial la Tercera
Convención del Colegio de Arquitectos, recuerda Osvaldo Cáceres
González, entonces presidente de la delegación Concepción, como una
forma de presionar a las autoridades para que se recuperar ese edificio.
“Lamentablemente en esa época no había mucha conciencia del tema del
patrimonio arquitectónico”, afirma. Prueba de ello, añade, es que por esa
misma década se planteó la demolición de la iglesia de San Francisco en la
Alameda de Santiago, un edificio de la época de la colonia.
Para Cáceres uno de los hechos que pesó fuertemente en que la
desaparición de este edificio fue un informe que elaboró el Instituto de
Investigación y Ensayos de Materiales (Idiem) de la Universidad de Chile,
encargado por el ex alcalde Guillermo Aste Pérez (1963-1965), que señaló
que el edificio tenía “fallas estructurales” y que no resistiría otro terremoto,
ya que no estaba reforzado con hormigón armado, por lo tanto era
“irrecuperable”.
Los daños causados por el terremoto, asegura Cáceres, que
inspeccionó en profundidad el edificio para elaborar varios proyectos de
reconstrucción, eran “superficiales”, básicamente en cornisas y otros
elementos estéticos. Opina que el Palacio Consistorial estaba muy bien
construido, en albañilería reforzada con estructuras metálicas de perfiles
de acero. No podía exigírsele a un edificio de 1915 una tecnología
antisísmica contemporánea. Agrega que con ese criterio, aceptado por Aste
y los ingenieros del Idiem, “también se debía haber echado abajo el Palacio
de La Moneda”.
Otros argumentos que se dieron para demolerlo era que el edificio no
era patrimonio arquitectónico porque tenía menos de 50 años, que el estilo
neoclásico francés estaba “obsoleto”, que era un terreno muy chico para la
74
municipalidad, con un bajo nivel de constructibilidad porque no podía
superar en altura a la Intendencia, según el plano regulador recién
vigente, y que ese paño tenía un alto valor comercial, por lo que era más
conveniente venderlo.
La preocupación por el patrimonio de Osvaldo Cáceres, como
presidente de la delegación Concepción del Colegio de Arquitectos en 1963,
no sería compartida por sus sucesores, a lo que suma la indiferencia de la
comunidad local por el destino de su Palacio Consistorial.
El 26 de abril de 1963, siendo alcalde Guillermo Villafañe, en sesión
municipal la Sala toma conocimiento de la oferta de una empresa
“Santiago Roy” para construir un edificio de 12 pisos en el solar municipal
de Barros Arana con Aníbal Pinto, con la siguiente distribución: 1er y 2º
pisos, oficinas bancarias; 3º a 6º pisos, Municipalidad, y 7º al 12º, hotel.
La iniciativa fue criticada por el Colegio de Arquitectos, por tanto
significaría la modificación del Plano Regulador, que limita la altura al
nivel del edificio de la Intendencia. Se deja constancia en la sesión que por
sus características el proyecto era un edificio de departamentos, que
podría servir a los fines municipales, pero que no estaba diseñado como
edificio de oficinas. Pese a ello, por cinco votos en contra tres, la idea de
construcción fue aprobada.
Idea del Parque Ecuador
Con la llegada del alcalde Guillermo Aste Pérez, sin embargo, se
comienza a discutir en el municipio la opción de vender el ex Palacio
Consistorial y construir en otra parte, incluyendo una bastante alejada del
centro: en el Parque Ecuador.
En la sesión del 18 de octubre de 1963, Aste informa que hay una
nueva oferta de Jesús Palou para un edificio municipal, en un terreno
ubicado frente a los Tribunales de Justicia. Sin embargo, por ser de
pequeña extensión, fue desechado.
75
Se discute también la posibilidad de construir en el Parque Ecuador
y un ofrecimiento del Arzobispado de Concepción, de participar en forma
conjunta en la construcción de un edificio en calle Rengo con O´Higgins,
que constaría de 5 pisos, el primero de los cuales estaría destinado a
locales comerciales, y los otros 4 podrían habilitarse como sede municipal.
“Después de un amplio debate, con participación de los regidores
señores Otárola, Mosquera, Rojas, Ramírez y Obregón, se aprobó ir a la
construcción del Palacio Consistorial en el Parque Ecuador, con los votos
favorables de los señores Otárola, Solís, Ramírez, Obregón, Rojas y el
alcalde Guillermo Aste. Los regidores señores Valderrama y Thompson se
habían retirado antes de la votación. La ubicación de calle O´Higgins con
Rengo fue desechada, por no existir en el proyecto posibilidades de
estacionamiento”91.
El ex regidor Solís explica que él era uno de los partidarios más
entusiastas del traslado al Parque Ecuador, porque pensaba que una
ubicación más cercana al campus de la Universidad de Concepción
permitiría potenciar a ambas instituciones.
La posibilidad de que la municipalidad penquista contara con una
gran área verde aledaña, era una idea que se venía reiterando desde
principios de siglo.
El tema fue nuevamente debatido en la sesión del 30 de diciembre de
1963. Sin embargo, aquí los regidores ausentes de la anterior votación:
Valderrama y Thompson, se mostraron contrarios a la idea de alterar el
parque.
En la sesión del 24 de enero de 1964 se conoció la oposición de la
Asociación Pro Defensa de Adelanto de Concepción y las dificultades
ocasionadas por la modificación del Plano Regulador del Parque Ecuador.
El 12 de febrero de 1964, la Sala acordó pasar los antecedentes a la
Dirección de Obras Municipales, para ser enviados posteriormente al
91
LA PATRIA. Domingo 10 de marzo de 1968. Pág. 16. Concepción, Chile.
76
Ministerio de Obras Públicas, solicitando la modificación del Plano
Regulador. La propuesta a ese oficio fue conocida en sesión municipal el 3
de julio de 1964, informando que el Departamento de Planeamiento de la
Dirección de Arquitectura del Ministerio de Obras Públicas rechazaba la
modificación del Plano Regulador. Las razones dadas por esa dirección, de
carácter técnico eran insalvables por la Municipalidad, por lo cual quedó
descartada definitivamente esa posibilidad.
Así, Aste se enfrentaba a la misma oposición que en su tercer
período alcaldicio (1992-1994), cuando entregó en concesión un sector del
Parque Ecuador para construir un hotel de cinco estrellas, que nunca se
ejecutaría, porque su sucesor, Ariel Ulloa Azócar, declararía la nulidad de
ese contrato.
Búsqueda de alternativas
Durante los siguientes años, pese a que Concepción experimentaba
un proceso de desarrollo y crecimiento notables, la municipalidad seguía
incómoda en dependencias arrendadas y provisorias, sin que el gobierno ni
ninguna entidad manifestara alguna preocupación por el abandono del
Palacio Consistorial frente a la Plaza Independencia.
En 1964, en la sesión del 17 de abril, la Sala conoció la proposición
hecha por el corredor de propiedades don Orlando Lorca, para arrendar
cuatro pisos del edificio del Banco Español, que fue desechada por no
tener los accesos adecuados a un servicio de gran afluencia de público.
El 18 de mayo de 1964 se acordó celebrar un contrato de
arrendamiento con el Arzobispado de Concepción, por dos años, por el
tercer y cuarto pisos del edificio en calle Barros Arana 544, como medida
de carácter provisional para solucionar su problema de local para su
funcionamiento.
Las gestiones para intentar reconstruir un edificio municipal en la
plaza chocaron con la indiferencia de la autoridad central. Aste da cuenta
77
el 16 de febrero de 1965 que se buscó construir con otra repartición fiscal
en el solar de Aníbal Pinto con Barros Arana. Sin embargo, el fiscal del
Ministerio de Obras Públicas, Jorge Peña, se había negado a esa
posibilidad por razones legales. También el MOP mantenía el criterio de
que no se podía modificar el plano regulador para construir en más de
cuatro pisos.
La opción era reconstruir el Palacio Consistorial para la alcaldía,
sala de sesiones y las secretarías, junto con tres o cuatro reparticiones
más. El resto debía seguir funcionando en locales arrendados y
provisorios.
En ese año, 1965, se abrió una Oficina de Turismo en el ex Palacio
Consistorial, por el interés de los visitantes de conocer el inmueble. Sin
embargo, los regidores en vez de percatarse del valor patrimonial turístico
que tenía el inmueble, critican la decisión de remodelar esas oficinas, en
un edificio cuyo “único destino era la demolición”.
Los once proyectos
Marcos Ramírez Marchant asume la alcaldía en 1965 con la
convicción de que el problema del edificio municipal no podía seguir
dilatándose por más tiempo. Las discusiones de los regidores se suceden
durante todo el año, en la búsqueda de nuevas fórmulas, sin llegar a
ningún acuerdo.
En mayo de 1966 Ramírez decide formar una comisión ad-hoc, para
sistematizar todas las ideas y ofrecimientos que había recibido el
municipio, para evaluarlas y tomar una decisión. La comisión quedó
integrada por Luis Arretz M., director de Obras Municipales; Alicia Elizalde
de Ernst, arquitecto de esa dirección; y Aulio Vivaldi Queirolo, abogado
jefe de la Defensa Municipal, para que se abocaran al estudio de diversas
posibilidades de construir un edificio sede, comisión que se designó en
mayo de 1966.
78
Durante ese año se evaluaron once proyectos, mientras que dos o
tres adicionales se rechazaron de plano, como la idea de una construcción
mixta y conjunta en el predio de la Sociedad de Empleados de Comercio,
en calle O´Higgins. El resumen de ellos fue publicado por el municipio el
domingo 10 de mayo de 1968, mediante una inserción en los diarios El
Sur y La Patria, ordenada por el alcalde subrogante Enrique van
Rysselberghe Martínez:
Proyecto Nº 1. En calle Castellón, entre Barros Arana y O´Higgins, en
el sitio de propiedad de la Corporación para la Vivienda, la cual manifestó
finalmente que no hay interés en la operación, sin perjuicio de haber cedido
parte del terreno para la sede de la YMCA.
Proyecto Nº 2. En calle Barros Arana esquina Colo Color, cuyo
propietario ofreció los dos pisos superiores, (6º y 7º, actual Hotel Romani)
desechado por las dificultades de tráfico, incapacidad de ascensores e
insuficiente superficie (1.300 m2 mm.)
Proyecto Nº 3. Sitio de la Escuela Nº 3 “República Argentina”.En
encuesta del diario “El Sur”, hecha en junio de 1964, diversos técnicos y
conocidos vecinos de la ciudad, entre ellos, don César Burotto, jefe de la
Oficina de Planificación del Ministerio de la Vivienda y técnico en urbanismo;
don Alfredo Pacheco, director de la Escuela de Periodismo de la U. de
Concepción; don Guillet Léliva, distinguido vecino y don Feliciano Martín,
presidente del Comité de Pobladores de Barro Norte, y otros, opinaron que
este terreno era una adecuada ubicación. Sin embargo, la Municipalidad
consideró algunos problemas de tránsito de peatones y de vehículos hacia
ese sector, con atochamiento de calle Los Carrera; la imposibilidad de
financiar la expropiación, las dificultades legales del traspaso del terreno,
así como también el destino escolar del sector, que obligaba a una
modificación del Plano Regulador, sin saberse si la operación finalmente
sería factible.
Proyecto Nº 4. Barros Arana Nº 937. En el que se proyectaba un
edificio de 5 pisos, el primero destinado a galería comercial, el 2º a la sede
79
del Club Italiano y los tres superiores a sede municipal. Desechado por
insuficiente superficie y por razones arquitectónicas, que se traducían en
que sólo la mitad de los servicios podía estar en este proyecto.
Proyecto Nº 5. En el Parque Ecuador. Pese al rechazo de la Dirección
de Planeamiento del Ministerio de Obras Públicas, para modificar el Plan
Regulador del sector, se volvió a estudiar esta posibilidad, a base de
encuestas de la prensa, que arrojaban una fuerte influencia de la opinión
pública para ubicar la sede municipal en el Parque Ecuador. Sin embargo, se
comprobó que, además de la infracción que ello importaba a la Ordenanza
Local de Construcciones y a la prohibición del Servicio Técnico Fiscal, la
oposición del Colegio de Arquitectos, su falta de financiamiento y, finalmente
la discontinuidad del área verde en ese parque, llevaron a su rechazo.
Proyectos Nº 6, 7, 8 y 9. Presentados por don Pedro González Asuar
para construir en el mismo terreno de la ex sede en calle Barros Arana
esquina de Aníbal Pinto. No pudieron concretarse por la deficiente
distribución funcional, la prohibición de altura, la falta de estacionamiento y
la infracción a diversas normas de la Ordenanza Local de Construcción,
siendo de especial incidencia aquella razón ya expuesta de que ese solar,
según los urbanistas y las disposiciones legales en vigencia, la altura
permitida no concordaba con la de los proyectos.
Proyecto Nº 10. Ampliación del terreno, mediante la expropiación de
los predios vecinos de la Sucesión Bavestrello y don Oscar Cruz. De acuerdo
con las disposiciones legales en vigencia (Art. 30 del Decreto Nº 580 del
Ministerio de Obras Públicas de mayo de 1963), la expropiación de ambos
inmuebles significaba y significa para no sólo el avalúo fiscal (Eº 1.125.772
en 1967; más un 10% de recargo por el terreno sino, además, el valor de las
indemnizaciones, incluso el lucro cesante, a los propietarios y a los
ocupantes, esto es, a los dueños de los establecimientos comerciales
instalados en estos dos edificios (locales “Nuria”, “Llanquihue”, “Imcosur”,
“Mingo” salones de billares y casi una docena más de tiendas y negocios).
80
Estas poderosas razones económicas, cuyo monto puede juzgarse
fácilmente, sin perjuicio de la demora en desalojar dichos negocios y
demoler los edificios, para la nueva construcción, todo en el supuesto en
que, además, no hubiera oposición de los afectados, indujeron al rechazo.
Proyecto Nº 11. La propuesta primitiva presentada por don Pedro
González Asuar para construir en el terreno de calle O´Higgins, entre las de
Caupolicán y Rengo, ofrecía a la Municipalidad construir un edificio de 5
pisos, de los cuales, los 4 superiores pertenecerían a la Municipalidad y su
financiamiento se proponía a base de recibir el ex edificio consistorial en la
suma de Eº 650.000. Luego de ser aprobado en principio por el Comité de
Regidores, la Comisión Técnica propuso algunas sugerencias que el Comité
acogió haciendo una contraposición a don Pedro González, principalmente
en cuanto al valor del terreno a enajenar, proponiendo que el precio fuera
casi el doble, o sea Eº 1.200.000 y además que tuviera playas de
estacionamiento y se hicieran modificaciones estructurales para darle
prestancia arquitectónica al edificio. Don Pedro González, que entretanto
había presentado sus cuatro proyectos para construir en el solar antiguo,
entregó finalmente, el 15 de febrero de 1967, una proposición definitiva para
construir en calle O´Higgins, proposición que se trató en el mes de marzo
siguiente en varias reuniones de comités de regidores, junto con revisarse y
analizarse todos los proyectos anteriores, pronunciándose finalmente por
esta nueva proposición. Una vez así acordado por el Comité de Regidores, se
le solicitó a la Comisión Técnica un informe en particular sobre este proyecto,
a base de las ideas y razones que el Comité había tenido en vista para
acogerlo, que entre todos los conocidos le pareció el de mayor conveniencia.
Estas razones en síntesis fueron: a) menos costo que los otros
proyectos; b) accesos propios y totalmente independientes; c) mejor
distribución funcional de las oficinas; d) amplitud suficiente para
contenerlas a todas, concentrándolas; e) iniciación inmediata de las obras
(posteriormente suspendidas por la ampliación acordada, que obligó a
nuevos planos completos), f) iluminación natural superior; g) playa de
81
estacionamientos de vehículos h) jardines alrededor, que complementan la
edificación, en una remodelación del interior de la manzana transformada
en una bella plazoleta, sin perjuicio de recibir gratuitamente el terreno de
calle O´Higgins situado a 50 metros de la Plaza de Armas
El contrato con González Asuar
Con las conclusiones del informe de la comisión ad-hoc, finalmente
en la sesión del jueves 23 de marzo de 1967 la sala de regidores
encabezada por el alcalde Ramírez Marchant, aprueba la propuesta de
Pedro González Asuar.
En la página 11 de la edición del día siguiente el diario El Sur da a
conocer la noticia, con el titular: “Nuevo palacio consistorial para el
municipio”.
El encabezado de la información dice: “Después de seis años de
estudios, discusiones, acuerdos y rechazos, la Sala de Regidores de la
Municipalidad aprobó, en su sesión extraordinaria de ayer, la construcción y
financiamiento del Palacio Consistorial de Concepción, que estará ubicado
en la calle O´Higgins, entre Caupolicán y Rengo”.
Pocos se percataron que el verdadero titular debía haber sido
“Municipalidad vende ex Palacio Consistorial, que será demolido”. La
información abunda en detalles sobre el futuro edificio municipal en la
esquina de Rengo y O´Higgins, pero ni siquiera se menciona que el edificio
neoclásico francés será destruido.
Durante el resto del año 1967 ninguno de los diarios de Concepción
se refieren al tema, ni El Sur, Crónica o La Patria.. La comunidad aparece
preocupada por la elección de nuevo rector en la Universidad de
Concepción, por el primer transplante de corazón que realiza el doctor
Christian Barnard, y por el crecimiento de nuevos barrios y obras de la
ciudad, como el puente carretero sobre el río Bío Bío, que después pasó a
llamarse Papa Juan Pablo II.
82
Las cosas cambiarían sólo los primeros días de 1968, cuando
González Asuar comienza a demoler el ex Palacio Consistorial.
El acuerdo municipal de 1967 se toma por unanimidad, con los
votos favorables de los regidores Mario Thompson, Sergio Valderrama,
Julio Rojas, Tomás Solís, Guillermo Aste y Humberto Otárola y el alcalde
Marcos Ramírez Marchant.
El acuerdo consistía en construir un nuevo edificio sede del
municipio en un terreno ubicado en la esquina de O´Higgins y Rengo, a
una cuadra de la Plaza Independencia. El trato original era levantar un
edificio de cinco pisos, cuatro de los cuales serán destinados a los
diferentes servicios municipales.
El costo del edificio era de 2 millones 425 mil 680 escudos. La
construcción estaría a cargo de la firma Pedro González Asuar. La primera
planta se destinaría a locales comerciales, que pasarían a propiedad del
Arzobispado de Concepción, dueña del terreno a través de la sociedad
Inmobiliaria La Patria, donde poseía el 99,5% de las acciones y facultad
plena de administración y disposición.
Este terreno tiene 65 metros de frente a la calle O´Higgins, por 14,50
de fondo o frente a la calle Rengo, con una superficie de 942,5 metros
cuadrados. El valor comercial del metro cuadrado del terreno se estimó en
Eº 700 lo que hace un total de Eº 659.750 para el lote en que se
construiría el edificio.
Para financiarlo se realizaría una permuta por el predio y edificio del
ex Palacio Consistorial frente a la plaza, que para este efecto fue valorado
en un millón 230 mil escudos. La diferencia, un millón 195 mil 680
escudos, sería pagada en cuotas por el municipio a González Asuar: Eº
300.000 al momento de la aceptación de la oferta; Eº 250.000 en curso del
año 1967; Eº 250.000 en el primer semestre de 1968 y una cantidad igual
en el segundo semestre del mismo año y Eº 145.680 en el primer semestre
83
de 1969. Según la información del Departamento de Control del Municipio,
este financiamiento era perfectamente posible92.
El proyecto original del arquitecto Sergio Larraín García-Moreno era
un edificio de cinco pisos (finalmente se construyó de seis pisos). Cada
piso tiene una superficie útil de 786,96 m2 , a lo que se sumaría la
superficie destinada a accesos en el primero piso, con 86,40 m2, lo que da
un total de 3.234,24 m2 de construcción para la Municipalidad. El valor
de la construcción del metro cuadrado se estimó en 750 escudos.
El plazo para la construcción sería muy breve: 18 meses desde la
aceptación de la oferta, con lo que podría estar terminado a mediados de
1969.
Según la comisión que estudió el proyecto, sus ventajas sobre otras
iniciativas eran evidentes: mejor aprovechamiento del suelo y de
orientación por su buen aislamiento, que permite a la vez, iluminación por
sus 4 fachadas. Desde el punto de vista de los costos y el financiamiento,
también era el más viable, significando un menor costo de Eº 300 mil con
el que le sigue en valor y de varios cientos de miles de escudos con los
demás. También era factible comenzar a ejecutarlo de inmediato, ya que
los terrenos del Arzobispado estaban desocupados.
Demolición y polémica
El 19 de enero de 1968 comenzó el desmantelamiento y demolición
del ex Palacio Consistorial, cuando ya habían transcurrido casi diez meses
del acuerdo del municipio de venderlo. Sin embargo, el impacto de la
comunidad penquista fue enorme, que se sorprendió por la destrucción de
este símbolo del centro.
92
EL SUR. Nuevo palacio consistorial para el municipio. Viernes 24 de marzo de 1968. Pág. 11. Concepción,
Chile
84
El diario EL SUR informó al día siguiente sólo con una fotografía y
una lectura, que en forma positiva afirmó: “Lo preparan para que dé paso a
una moderna construcción en su lugar”.
Fotografía de la demolición del Palacio
Consistorial, publicada en la portada de
diario El Sur de Concepción. Domingo 24
de marzo de 1968. Archivo Diario El Sur.
No pensaron igual un grupo de destacados vecinos penquistas,
quienes en ese verano comenzaron a organizarse frenéticamente para
intentar salvar al ex Palacio Consistorial.
El abogado Fernando Saenger Gianoni, recuerda que “Pedro
González Asuar era un hombre muy antiguo en Concepción, ingeniero civil,
que tenía una de las empresas constructoras más grandes y que había
construido mucho en la ciudad. Muchos edificios de la Universidad de
85
Concepción eran sus obras. El edificio del Fiuc93, que está en Caupolicán lo
construyó él y varias cosas más. Había sido dirigente deportivo del Club
Cochrane, un hombre muy conocido en la zona”.
Diez días después de iniciada la demolición, el lunes 29 de enero, se
publica un aviso en el diario El Sur que señala: “Comité prodefensa edificio
municipal. Se cita a los vecinos que se interesen por el problema, a una
reunión que se efectuará en el Club Concepción, hoy lunes 29, a las 19
horas. Directorio provisional: Presidente, Gral. Arístides Vásquez R.
Secretario, Dr. Pedro Bellolio Z. Nota. No es necesario ser socio del Club
Concepción”94.
Al día siguiente el diario La Patria titulaba en su portada “Polémica
pública sobre el edificio consistorial”. En ella se informó que se constituyó
un comité, integrado por ochenta personas, para “la misión de trabajar por
la recuperación del predio ocupado aún por el edificio consistorial y ubicado
en Aníbal Pinto esquina de Barros Arana”95.
El comité quedó integrado por Arístides Vásquez, Ignacio González
Ginouvés, Hans Gleisner, Enrique Ubilla, Ivar Hermansen, Manuel Jesús
Soto, Ramiro Troncoso, Mario Ricardo, Álvaro Troncoso, Aurelio Lamas
Ibieta, Duberlj Yánez, Alejandro Rodríguez y Guillermo Villafañe.
Arístides Vásquez Ravinet había sido general de Ejército y ex
intendente de Concepción, mientras que Pedro Bellolio Zapettini era un
famoso médico penquista, otorrinolaringólogo. Su esposa, María Olivieri
Aste, era prima con el recién asumido alcalde, Guillermo Aste Pérez.
La polémica rápidamente dividió a la colonia italiana residente: la
mitad se abanderizó con Bellolio, mientras la otra mitad apoyó a Aste,
recuerda Saenger Gianoni, quien reconoce que las presiones de la colonia
también llegaron a su propia familia.
93
El Fondo de Indemnización del Personal Administrativo de la Universidad de Concepción construyó un
edificio de oficinas, cuyo diseño por concurso lo ganó en 1956 el arquitecto Osvaldo Cáceres González. La
construcción es considerada un “paradigma de la modernidad penquista” en materia arquitectónica. 94
95 EL SUR. Lunes 29 de enero de 1968. Pág.6. Aviso.
LA PATRIA. Martes 30 de enero de 1968. Página 1.
86
Bellolio se caracterizaba por su vehemencia y en la reunión del Club
Concepción declaró “Vamos a trabajar por reparar esta ofensa que se le ha
hecho a la ciudad96”. También dejó en claro que “defendemos el solar, el
sitio, no el edificio. Por otra parte, hay que recordar que Montecasino que
fuera destruido en la última guerra fue restaurado totalmente. Yo pido que
Alejandro Rodríguez opine sobre el asunto”.
Alejandro Rodríguez, presidente de la delegación Concepción del
Colegio de Arquitectos, dejó en claro que el edificio no era patrimonial para
el gremio: “Yo ofrezco la colaboración del Colegio de Arquitectos. Aunque
debo manifestar algunas salvedades. El edificio no tiene el valor histórico
que se le quiere dar, porque es de reciente data. Además, el trabajo de
restauración sería muy caro, porque no existen profesionales de este tipo en
el país. Asimismo la decisión de construir un nuevo edificio se debió a las
necesidades inherentes de la corporación que nadie puede negar”97.
La polémica se expandió rápidamente, principalmente por los
cuestionamientos a la transparencia de la operación entre el municipio, el
Arzobispado y Pedro González Asuar, considerando que para las tres
instituciones aparecía un abogado en común, también connotado
integrante de la colonia italiana penquista: Aulio Vivaldi Queirolo. Esta
circunstancia hizo que el comité realizara una denuncia a la Contraloría
General de la República. El inspector que envía desde Santiago esta
repartición es un joven abogado, que había estudiado en forma paralela en
la Escuela Militar y en la Universidad de Chile: Enrique Aitken Lavanchy.
Aitken interroga a Vivaldi y rápidamente pone una denuncia en el
Segundo Juzgado del Crimen de Concepción el viernes 29 de marzo de
1968, con el rol 26.124, caratulado “Defraudación de caudales públicos”.
La denuncia afecta “de modo principal” a Vivaldi, porque era empleado
público, pero también a los regidores Guillermo Aste Pérez, Mario
Thompson Avello, Humberto Otárola Aqueveque, Sergio Valderrama, Julio
96
97
LA PATRIA. Martes 30 de enero de 1968. Página 1
LA PATRIA. Martes 30 de enero de 1968. Página 1
87
Rojas, Tomás Solís y Marcos Ramírez Marchant. El único exregidor no
denunciado fue Enrique Obregón, ya que no concurrió a la reunión en que
se tomó el acuerdo98.
El comité se hace parte y se querella por el mismo delito en contra
de todos los regidores, ya que se estimó que se había configurado el delito
de fraude, porque la tasación del edificio municipal habría sido
subvalorada. También el Servicio de Impuestos Internos inicia una
investigación, días más tarde.
Los regidores, olvidando sus diferencias políticas, se unen ante el
ataque y respaldan lo obrado. El ex regidor Humberto Otárola, uno de los
que votó por la permuta, replica por la prensa: “Las declaraciones del
doctor Pedro Bellolio en reciente entrevista de radio son absurdas y
disparatadas, impropias de quien por muchas razones, de profesión, en
todo caso, debe guardar tino y compostura. Habló de mafias que sabemos
que han proliferado muchísimo en la tierra de sus antepasados, pero que a
Chile aún no han sido importadas. Pareciera además, lo que es muy grave,
que en tal categoría (mafiosos) estarían los regidores que concurrimos al
acuerdo en comento y el señor intendente que como Asamblea Provincial lo
aceptó y los integrantes del actual municipio que reformó el acuerdo en
beneficio de los intereses municipales, aceptándolo también en
consecuencia. Lo advertimos que esas anormales reacciones que conforman
un cuadro siquiátrica, no estamos dispuestos a soportarlas”99.
El comité prodefensa contrata a dos jóvenes abogados: Fernando
Saenger Gianoni y Álvaro Troncoso Larronde, ambos trabajan ad honorem.
Sin embargo, debido a la complejidad del caso, también se contrata como
abogado penalista a Malaquías Concha y a Miguel Schweitzer. Este último
sería después ministro de Justicia de Pinochet. Estos últimos abogados
financiados por el comité.
98
EL SUR. Sábado 31 de marzo de 1968. Pág. 13. Denuncia por defraudación de caudales públicos en contra
de la municipalidad. 99
LA PATRIA. Miércoles 6 de marzo de 1968. Página 5. Ex regidor arremete contra comité pro
recuperación del solar de la municipalidad.
88
La prensa lamenta la demolición que los penquistas comienzan a
presenciar en pleno corazón de la ciudad. Un columnista de La Patria,
Francisco Wilson Ugalde, pedía valorar el patrimonio que desaparecía:
“En 1915 (o 16) estaba ya construida la nueva Casa Consistorial que
ahora está lista para ser demolida y que ha dado margen a una reacción
ciudadana ya que se trata de una obra digna de respeto por su tradición y
porque puede servir aún a la ciudad. Soportó a pie firme los sismos de 1939
y 1960.
“Situada frente a la Plaza de Armas, con una sala de sesiones
maravillosa y un despacho edilicio notable, duele que la picota de un
discutido progreso la vaya hacer pasar a la historia.
“Allí se gestó la creación de nuestro máximo orgullo, (como obra) la
Universidad de Concepción. En sus salones se recibió triunfal en una gesta
del pueblo a don Arturo Alessandri. En sus oficinas trabajó don Juan
Antonio Ríos como secretario municipal, iniciando una carera que le llevó al
solio presidencial.
“Ramiro Troncoso, periodista y escritor, dio largos años a su labor
secretarial del municipio.
“Buenos alcaldes tuvieron allí su accionar; entre ellos, destacaremos a
don Rosamel del Solar, a don José del C. Soto, a don Abraham Romero G. –
muy buen alcalde también-, a don José A. Arteaga y luego, una sucesión de
otros hombres que dieron su trabajo y capacidad a la ciudad, tales como
Leocadio Cifuentes, Gastón Bianchi, Juan Riquelme, Emilio Ebensperguer,
Antonio Burgos G., el Dr. Eduardo Skewes –gran alcalde- , Oscar Gacitúa,
doña Ester Roa de Pablo –mujer extraordinaria, de capacidad creadora,
pero caprichosa, lo que desmerecía su acción- y los nuevos que no
corresponden, por tal, a estos recuerdos.
El columnista pide evitar la destrucción:
“Dicen, gente que viaja, que esta Casa Consistorial que ahora va a ser
demolida, es gemela con el edificio de la Municipalidad de Lyon en Francia.
Son edificios que deben superar todos los tiempos y la marcha del progreso
89
y de los años. Por una razón: su estilo arquitectónico es propio para sedes
municipales. Es una voz que viene desde el fondo de la historia, y evitar su
demolición implica buen sentido y respeto a la voluntad de la gente de toda
una ciudad que no ha evadido el progreso pero que, tampoco, olvida su
brillante pasado.
“Desde su frontis, ayer observáramos el viejo edificio que vive
momentos de suspenso. Los que vivimos bajo su alero por voluntad del
pueblo sentimos por él un respeto muy grande. Y pensamos ¿habrá dado el
pueblo su palabra definitiva ante lo que se va a cometer?. Es de él pues, él
lo dio todo para que desde allí se administrara la ciudad.
“¿No valdría la pena detener las picotas, meditar un tanto y ver modo
que en su solar, la casa del pueblo, siga siendo el salón desde donde la
ciudad busca sus destinos y por cuyas escaleras han subido los hombres a
los cuales la democracia les entregó un mandato que no pueden regir?
“Cuando cae la tarde, Ud. La admira en silencio. No merecía esa casa,
tanto abandono, tanta desidia. Tal vez por ello, es víctima de lo que ahora la
ciudad repudia y, confía, en que frente a la Plaza de los tilos, la Casa
Consistorial de Concepción seguirá siendo ella, una vez que el buen sentido
haya superado intereses de unos pocos y hagan las reparaciones técnicas
que aconseja la prudencia ciudadana y continúe al servicio de
Concepción100.
Arquitectos se desmarcan
En la primera página del diario La Patria del 11 de febrero de 1968,
los arquitectos se desmarcan del caso. A través de una carta firmada por el
presidente de la delegación provincial del Colegio de Arquitectos, Alejandro
Rodríguez y el vicepresidente Víctor Lobos, indican que la ubicación de la
municipalidad frente a la plaza, “si bien no (es) la única posible para el
100
LA PATRIA. Lunes 5 de febrero de 1968. Página 3. A raíz del edificio de la discordia.Columna.
90
edificio municipal, (es) la preferente desde el punto de vista de una
adecuada jerarquización y correspondencia de las funciones de la
comunidad y el espacio urbano”.
Añaden que: “No obstante lo anterior y considerando que el ex
palacio consistorial no representa, histórica ni arquitectónicamente lo que
podríamos llamar `patrimonio cultural de la ciudad` y que los acuerdos
adoptados por la Municipalidad ya se han materializado en hechos como la
iniciación de la construcción de un nuevo edificio, con lo que viene a resolver
un urgente problema de la I. Corporación y de la ciudad, esta Delegación
estima inconveniente el planteamiento de anular lo hecho y restringir los
objetivos del Comité a la recuperación para la Municipalidad del solar del ex
palacio.101”
El periodista Hernán Osses Santa María, que en 1968 trabajaba en
La Patria, explica que pese que él no cubría directamente el tema, porque
escribía sobre deportes, la polémica que se generó por la demolición del
Palacio Consistorial fue enorme y generó opiniones encontradas en toda la
ciudad. Se trató de un tema en que el gobierno central no intervino, “más
bien miró para el lado” y aunque era un momento de la historia muy
politizada, el debate también dividió a todos los partidos políticos.
Osses añade que eso se debió a que en la década de 1960 la Plaza de
la Independencia todavía era un lugar obligado para la alta sociedad
penquista, que asistía masivamente a la misa de las 11 en la Catedral y
que pasado el mediodía paseaba por la plaza. “Y la esquina de Barros
Arana con Aníbal Pinto era parte del corazón de la ciudad”. Se trataba de
un lugar de encuentro y reunión, en que la gente paseaba para ver y ser
vista. La demolición del Palacio Consistorial, cuya venta ignoraba la
mayoría de la comunidad, era algo que causó un profundo impacto.
El propio González Asuar manifiesta sus temores: “Todo ha sido legal
y así me parece personalmente. Ahora, si se pretende que esto es un
101
LA PATRIA. Domingo 11 de febrero de 1968. Página 1.
91
negociado, pueden decir que si la ciudad quiere, yo estoy dispuesto a
deshacer todo lo realizado”102.
Aste polemiza con El Sur
Uno de los propietarios de diario El Sur, Aurelio Lamas Ibieta, figura
como uno de los integrantes del Comité Pro Recuperación del Solar
Histórico. Sin embargo, el periódico muestra una actitud muy mesurada
ante el conflicto. La distancia con el tema sólo se rompería con algunos
artículos en la página de opinión.
El primero fue una columna firmada por Jean d´Agreve, titulada “El
palacio municipal y su defensa”, publicada el lunes 29 de enero de 1968.
El texto se encabeza con una imagen del anteproyecto premiado en el
concurso de 1909 para edificar el Palacio Consistorial. En su lectura
explica: “la techumbre principal exhibe una linterna que nunca se agregó al
edificio y que ahora, tal vez, habría resultado útil para iluminar el proceso
que condujo a su venta”.
Añade que “la Municipalidad de Concepción fue dueña, durante
doscientos quince años, del privilegiado solar que recibió del rey de España,
en nuestra Plaza de Armas. Ahora ya no es dueña: lo enajenó inconsulta y
desaprensivamente hace algunos meses, y desde luego que no en beneficio
público.
El sábado último, la Corporación Edilicia fue emplazada por este diario a
que diera público informe sobre la negociación.
Consta que ya a fines de marzo de 1753, funcionaba el Cabildo en su
sede de esta ciudad. El Gobernador Domingo Ortiz de Rozas había ordenado
trasladar a Concepción desde la arruinada Penco. El bando respectivo tiene
fecha 25 de diciembre de 1751. Villean-Brun (Vilugrón) trazó el plano de la
102
EL SUR. Viernes 2 de febrero de 1968.Pág. 8. Opina Pedro González Asuar. Se hizo la oferta más alta por
el predio.
92
nueva metrópoli, y el sorteo de los solares entre los vecinos se hizo en enero
de 1752.
Claro está que el traslado definido tardó hasta 1764, pero en 1753 la
Municipalidad ya estaba aquí, funcionando en la Plaza, que es donde debe
estar”.
Concluye diciendo que “un negocio nada inteligible ha determinado la
sentencia de muerte del ex Palacio Consistorial. Pero han salido a la
palestra defensores decididos a impedirlo a todo trance. Y a fe que pueden
lograrlo”.
El 9 de febrero de 1968 aparece una columna firmada por “N”,
titulada “Funcionalismo versus tradición”.
En ella se menciona la polémica existente en Santiago por la defensa
de la Iglesia San Francisco, que “aporta valiosos argumentos a quienes han
decidido defender en esta ciudad el predio en que está instalado el Palacio
Consistorial, como igualmente la idea de revivir el Teatro Concepción.
Algunos santiaguinos, como ocurre también en esta ciudad, con
algunos penquistas, piensan que debe primar lo funcional sobre lo
meramente tradicional; que la utilidad pública manifiesta puede supeditar a
su arbitrio, incluso, a las heredades históricas, por mucho que estas sean,
en definitiva, las que otorgan sus peculiaridades fisonómicas a cada ciudad,
cada región o cada país”.
El articulista añade que “el hecho es que Concepción `no tiene más`
que estas obras. Que los únicos edificios públicos de alguna antigüedad y
de positiva tradición que restan a la devastada ciudad, son el Palacio
Consistorial y el Teatro Concepción.
Uno y otro son exponentes de periodos valiosísimos de la historia
penquista y a nadie cabe duda que cuentan con la prestancia plena y la
dignidad adecuada a su función, además de ser en ambos casos –pero,
especialmente en el del Teatro- sedes típicas y propias y genuinas en su
área de vida respectiva.
93
Además son los únicos exponentes del pasado arquitectónico
penquista. No hay otros. Para nosotros los 52 años del Palacio Consistorial
deben ser cinco siglos, y los 78 años del Teatro Concepción, ocho siglos.
Nada más nos queda. ¡Conservémosles!”.
Desafortunadamente, quienes debieron defender este legado no
estuvieron a la altura de la responsabilidad puesta en sus manos. Primó en
ellos el criterio práctico y funcional y la comodidad de un trueque cuyas
ventajas para la comunidad son impredecibles. Es posible que a los ediles
que autorizaron esta transacción con su voto no se les pueda imputar
ilegalidad alguna. Es posible que, desde el punto de vista mercantil, el
negocio realizado sea intachable. Pero nadie podrá eximirlos del baldón que
representa no haber tenido la mínima imaginación, ni el mínimo interés, por
conservar un sitio que no está entregado en dominio a una corporación
edilicia determinada, sino que es patrimonio de la ciudad entera,
independiente de quienes sean sus eventuales conductores”.
El sábado 24 de febrero de 1968 aparece un editorial titulado “Para
recobrar el solar edilicio”.
Sería este texto el que colmaría la paciencia del alcalde Guillermo
Aste, quien se enfrascaría en una dura polémica entre el director de El
Sur, Iván Cienfuegos Uribe.
“Los antecedentes que obran en poder del Comité Pro Recuperación
del Solar Municipal, demuestran hasta que punto era indispensable realizar
la investigación que actualmente está realizando la Contraloría General de
la República, a solicitud de dicho Comité, constituido para recobrar el predio
histórico del Cabildo pencopolitano.
Recobrar es un vocablo que viene del latín recuperare, una de cuyas
acepciones es la de `repararse de un daño recibido´.
Si el comité logra su objetivo de restituir a la comunidad el solar
tradicional, del que fuera inconsultamente privada, se hará benemérito de
Concepción”.
94
El editorialista critica que hace un mes se solicitó “en estas
columnas” que la municipalidad informara públicamente sobre el negocio,
señalando cuál es el beneficio de la venta para la comuna, sin que eso
haya ocurrido.
“En otras palabras, se pidió a la Municipalidad que informase si en la
negociación objetada se había cautelado el derecho –material y espiritual-
de la comunidad penquista, respecto de la posesión de ese predio que
obtuvimos del Rey en 1751, y en la cual se elevó un Palacio `mediante la
escrupulosa inversión de los dineros de la ciudad (un préstamo de cincuenta
mil libras esterlinas, contratado y pagado por los penquistas) y con la
solícita atención de todos los hijos de este pueblo´ según las palabras del
alcalde don Octavio Bravo, en 1916”.
Guillermo Aste era conocido por su carácter irascible,
especialmente cuando era contradicho. Es posible que de las muchas
palabrotas que profirió esa mañana en contra del director de El Sur sólo la
posteridad haya conservado una: “majadero”.
El miércoles 28 de febrero, en la página 3, El Sur publica la carta de
Aste:
“Señor director: En la página editorial de EL SUR del sábado 24 del
presente, aparece un largo artículo que insiste en majaderear sobre EL
SOLAR EDILICIO”(…) ¿Qué conclusiones se pueden deducir del editorial que
comento?103.
1. Que a juicio del editorialista, la inversión de los dineros de la
ciudad (al menos en lo que al nuevo edificio se refiere), habría sido realizada
en forma NO ESCRUPULOSA. No creo necesario entrar en el análisis del
vocablo escrúpulo, (del latín scrupülu) pues está claro que el autor del
artículo maneja bien el diccionario enciclopédico. Sin embargo, me reservo el
derecho a decir que el artículo ESCRUPULIZA, al formar escrúpulo o duda
sobre la actuación de terceros, más aún, sin siquiera haber aceptado la
103
Las negritas y mayúsculas son del original.
95
invitación que por escrito le formulara el 31 de enero al señor director de EL
SUR para que viniera a la Municipalidad en busca de todos los antecedentes
que deseara. Considero que actitudes como éstas, además de ser
irrespetuosas, restan seriedad al debate y crean en la comunidad confusión
y desconfianza”.
Aste afirma que “la Municipalidad no responde preguntas que se le
formulan por la prensa, cualquiera que sea su autor. El domicilio de la
Corporación es bastante conocido y la representatividad del municipio
chileno, en su carácter de gobierno local, exige otros sistemas de consulta”.
También cuestiona que el diario represente la opinión de la comunidad de
Concepción.
Concluye su carta: “Personalmente pienso que grupos muy pequeños,
movidos por intereses ajenos a los de la gran mayoría de los penquistas,
están, probablemente sin quererlo, ocasionando un grave daño a la
comunidad al emitir juicios temerarios, (del latín, temerarius, que significa:
QUE SE DICE, HACE O PIENSA SIN FUNDAMENTO, RAZÓN O MOTIVO).
Agradezco al señor director la publicación de la presente.
Lo saluda cordialmente su affmo. Y S.S. Guillermo Aste Pérez. Alcalde
de Concepción”.
En la nota de la redacción que acompaña a la carta, Cienfuegos le
responde a Aste, que la alusión a la “escrupulosa inversión de los dineros
de la ciudad” se refiere “a la inversión de 50 mil libras esterlinas -537 mil
pesos de 1916- que hizo la Comisión de Fábrica (Junta de Pavimentación)
para entregar a Concepción un digno Palacio Consistorial, en terreno
propio, que era el que había sido siempre de la Municipalidad en la Plaza
de Armas”.
Tal Junta o Comisión estimo que no había necesidad o utilidad para
que el Municipio enajenase su predio tradicional, en 1914, como tampoco
parece que la hubo en 1967. Con escrupulosidad, con esmero y diligencia
ejemplares, se veló de los años 1914 a 1916, tanto por la conservación del
predio, como para la inversión de recursos para edificar en él; para que 51
96
años más tarde, inconsulta y precipitadamente se entregaran aquellos
valores –espirituales y materiales-, como bien mostrenco, por un precio
irrisorio, que corresponde, apenas, a la tercera parte del valor total que
pagara la Municipalidad, por el nuevo edificio que poseerá en condominio
condicionado con el Arzobispado de Concepción”.
El director Cienfuegos añade que “parece indispensable recordar al
señor alcalde, que es de la misión específica e irrenunciable de la prensa el
exponer objetivamente la verdad de los hechos y que, cuando lo hace, no
incurre por ello en actitudes irrespetuosas, ni faltas de seriedad, ni
tendientes a crear confusión y desconfianza en la comunidad. Muy por el
contrario”.
Ante el emplazamiento público del alcalde, de que demuestre cuál es
el daño causado a la ciudad con este negocio, el director de El Sur lo
expone detalladamente:
“1. En primer término estaría el daño espiritual que significa despojar
a la comunidad del terreno de la Casa de la Ciudad, a través de toda su
historia en el Valle de la Mocha;
2. En seguida estaría el daño material que significa enajenar el precio
de más estratégica ubicación comercial de la ciudad. De este predio, sus
actuales propietarios, podrán obtener, tan sólo por concepto de derecho de
llave en la explotación de la Placa Comercial del edificio ahí proyectado una
suma que, calculada en forma sumamente prudencial, no baja de los mil
quinientos millones de pesos;
3. En relación con lo anterior, es evidente, que en convenio con una
empresa constructora, similar al pactado actualmente, para su edificio de
O´Higgins con Rengo; pero sin aceptar un condominio condicionado, sino
simplemente cediendo la explotación por un determinado número de años,
de la Placa Comercial del gran edificio, que se asentaría en el área comercial
más importante de Concepción, podría la Municipalidad haber financiado su
nueva sede, en terreno propio (que nunca debió abandonar), sin desembolso
alguno, o con un gasto insignificante.
97
4. La Municipalidad de Concepción pagará en dinero efectivo, por su
nuevo edificio, en condominio condicionado, la suma de Eº 2.391.680 (dos
millones trescientos noventa y un mil seiscientos ochenta escudos), aparte
de la entrega, en parte de pago, del predio tradicional de la Municipalidad.
Con poco más de la mitad de ese dinero podría haberse expropiado
todo el terreno existente entre la Plaza de Armas y el cine Ducal, vale decir,
los predios de la sucesión Bavestrello y del señor Oscar Cruz, por un precio
igual al avalúo, más un 10 por ciento. (Avalúo total de ambos predios Eº
1.125.772 el 31 de diciembre de 1967, más el 18 por ciento en 1968).
En los puntos que preceden no se emiten juicios temerarios, ni se
hacen afirmaciones antojadizas: se citan cifras.
El daño para la comunidad estaría, desde luego en los Eº 2.391.680
de dineros públicos que se pagarán (sin contar la entrega del predio de la
Plaza) por un edificio en condominio condicionado, en circunstancias en que
se podría haber construido la sede municipal en terreno propio, incluso sin
gasto alguno.
El daño para la comunidad estaría, en que sin haber la necesidad o
utilidad que exige la ley como requisito para una enajenación semejante y
existiendo otras fórmulas racionalmente posibles para resolver el problema
de sede municipal, lisa y llanamente se procedió a permutar el sitio
tradicional del Municipio en la Plaza de Armas.
El daño para la comunidad estaría en el precio en que se adjudicó tal
predio histórico a la firma González Asuar.
El daño para la comunidad estaría en que un grupo de particulares
haya podido incorporar legalmente a su patrimonio un cuantiosísimo caudal
(derechos de llave, explotación de Placa Comercial), del cual la comunidad, o
su gobierno (la Municipalidad) podría haber hecho un útil empleo, si no
directamente, al menos por intermedio de una empresa que la dotara de un
edificio en terreno propio, utilizando aquel dinero.
Por consideraciones como las anteriores es que nosotros hemos
planteado –interpretando y apelando a cifras que la comunidad baraja- la
98
inquietud existente sobre la conveniencia de la negociación que llevó a
enajenar el predio de la Municipalidad en la plaza principal de Concepción.
Un diario no es un tribunal de justicia y no le corresponde
pronunciarse, por lo tanto, sobre la legalidad o ilegalidad de lo obrado,
aunque sí tiene el derecho de hacer las observaciones que sean procedentes,
responsablemente y basándose en hechos, respecto de las actuaciones de
autoridades o de particulares en las que esté envuelto el interés de la
comunidad”104.
Ministro en visita
Ante el revuelo y conmoción pública generados, la Corte de
Apelaciones de Concepción nombra un ministro en visita para el caso:
Víctor Hernández Rioseco, que después sería ministro de la Corte
Suprema. El 2 de abril de 1968 se constituye en la municipalidad, lo que
marcaría el momento de mayor tensión de la crisis. Durante noventa
minutos, relata El Sur, el ministro Rioseco conoció los términos y
antecedentes de la denuncia, de parte de la alcaldesa subrogante, Carmen
del Río Urrejola105. El alcalde titular, Guillermo Aste, se encontraba en
Santiago, con permiso municipal, para realizar un curso de Salud Público.
Al día siguiente el juez dicta nueve órdenes de citación, de un total de 17
personas que serían llamadas a declarar, entre ellas el propio arzobispo de
Concepción, monseñor Manuel Sánchez, quien lo hizo el lunes 15 de abril
de 1968.
Aste y Mac Namara se enfrentan en el consejo provincial del Partido
Democratacristiano. El primero acusó al segundo de “correr con colores
propios en un asunto tan delicado como el que afecta a la Municipalidad en
104
105
EL SUR. Miércoles 26 de febrero de 1968. Pág. 3. Una carta del alcalde.
EL SUR. Miércoles 3 de abril de 1968. Pág. 10. Clima de tensión ante la denuncia por fraude.
99
este momento (…) es carente de la más elemental lógica y lo descalifica para
ser candidato a diputado”106.
Durante todo el año 1968 el ministro Hernández Rioseco realiza
indagaciones, sin embargo, “nunca procesó a nadie, porque los hechos no
eran constitutivos de delito. Esto fue apelado a la corte, que lo confirmó. Se
recurrió de casación a la Corte Suprema y también lo confirmó. Finalmente,
quedó en nada”, recuerda el abogado Saenger.
Pero este no fue el único juicio que siguió el comité. También se
recurrió de ilegalidad en contra del acuerdo municipal. Saenger agrega que
“este recurso de ilegalidad se perdió en la Corte de Apelaciones. En la Corte
Suprema defendió a la Municipalidad don Arturo Alessandri y al comité don
Mauricio Flisfisch, donde también ganó el municipio”.
Mientras se desarrollaron estos juicios, entre los años 1968 y 1969,
“se construyó el nuevo edificio municipal a la velocidad del rayo, porque don
Pedro González estaba muy preocupado por todo este enredo. Hasta que se
entregó el nuevo edificio y todo se olvidó”, afirma Saenger.
Relata que Belollio, cercano al ex Presidente Eduardo Frei Montalba,
visitó al Primer Mandatario en su casa en Santiago, entre julio o agosto de
1968. “Frei Montalba lo invitó a tomar café. Yo me quedé en el auto, no entré
a la casa porque no estaba invitado.
Estuvo como una hora con el Presidente”. Frei le indicó que si creía que
había corrupción estaba en su derecho a recurrir a los tribunales, pero
que él, como jefe de Estado, no podía intervenir en un tema que, además,
era estrictamente de interés local.
El proyecto original fue modificado por un nuevo contrato en el que
se añade un sexto piso y un subterráneo al edificio municipal en Rengo y
O´Higgins. Estas obras, contratadas por el alcalde (s) Enrique van
Rysselberghe, aumentan el valor del proyecto a 3,6 millones de escudos.
106
EL SUR. Viernes 5 de abril de 1968. Pág 9. Guillermo Aste y la hora de la verdad.
100
En una entrevista a los protagonistas de la polémica, publicada por
El Sur el domingo 23 de junio de 1968, el empresario González Asuar
afirma que la decisión fue la mejor para el municipio, ya que “no era
posible ejecutar la construcción del nuevo Palacio Consistorial en el
antiguo predio, por cuanto dadas las pequeñas dimensiones del terreno
éste resultaba inadecuado”107. Añade que “era imposible, al menos por un
buen tiempo, para la Ilustre Municipalidad el pensar siquiera en la
expropiación de los predios vecinos para construir un edificio adecuado que
reuniera condiciones de espacio, ya que esto habría significado un
desembolso económico que la Municipalidad no estaba en condiciones de
aportar, y una serie de juicios de demanda de desalojos que habrían
atrasado el proyectado Palacio Consistorial tal vez en algunos años”.
Pedro González Asuar coloca la primera piedra
del edificio que construiría para la
Municipalidad en la esquina de Rengo y
O´Higgins. Archivo Fotográfico de Alejandro
Mihovilovich.
107
EL SUR. Domingo 23 de junio de 1968. Página 20. El discutido nuevo contrato municipal.
101
El alcalde subrogante, van Rysselberghe –ante la ausencia de Aste,
que seguía en Santiago- explica que al asumir “ya se había hecho un
contrato en otra oportunidad, el que fue ampliado por conveniencia
general. Además he tomado en cuenta de que desde hace más de diez años
la Corporación tiene problemas con su sede de funcionamiento. Este
proyecto es el que vendría a resolverlos”. El jefe comunal defiende la
conveniencia económica del contrato: “Debo decir que al hacer el contrato –
y no es lo que yo quiera, sino que por un mandato de la ley debo hacerlo-
tomé en cuenta muy fundamentalmente que el contratista se compromete a
hacer esta obra con ascensores, calefacción, ventanas de aluminio, piso de
marmolería, sala de sesiones de doble altura. Pactó sin reajuste a Eº 820.04
el metro cuadrado. Puedo asegurar públicamente que nadie en iguales
condiciones de plazo y especificaciones lo haría por menos de Eº 1.300”.
Arístides Vásquez, el presidente del Comité Pro Defensa del Solar
Municipal, en esa misma página de El Sur, reclama que a la autoridad
municipal ha firmado un nuevo contrato con González Asuar, pese a los
juicios. “Mucho me temo que las autoridades municipales hayan postergado
la consideración de esos valores con el solo objeto de ganar `su guerra´.(…)
No le interesa en suma si hubo o no trasgresión de la ley, ni tampoco si hubo
o no delito. Lo que si le interesa es construir rápidamente el edificio”.
Lamenta también, que se pese a la modificación del contrato original, “el
solar histórico que la Municipalidad entregó al señor González Asuar sigue
en poder de éste”.
La polémica bajaría en intensidad al desaparecer por completo el
Palacio Consistorial, lo que ocurrió a fines de 1968. Durante 1969 se
realiza la construcción del nuevo edificio municipal, su sede hasta la
actualidad, en la esquina de Rengo con O´Higgins.
En el “solar histórico” el arquitecto Osvaldo Cáceres, junto a Pedro
Tagle y Alejandro Rodríguez, son encomendados por González Asuar para
diseñar un nuevo edificio, que aprovechó la buena ubicación para
102
mantener los locales comerciales, pero en un sitio con un bajo índice de
constructibilidad según el plano regulador vigente, que era el de 1962 de
Duhart y Goycoolea.
Este edificio tiene una placa comercial en los dos primeros pisos,
mientras que los pisos 3º a 6º están más apartados de la calle y tienen
oficinas. El balcón o pasillo del segundo piso forma parte de una de las
“utopías modernistas” de este plano regulador, según explica el arquitecto
Sergio Baeriswyl. Al igual que el edificio del Fiuc y del Hotel El Araucano,
ambos en la esquina de Barros Arana y Caupolicán, el edificio Amanecer,
además de la Remodelación Catedral, (Rengo entre Barros Arana y
O´Higgins) del que formó parte el nuevo edificio municipal, todos incluyen
este pasillo del segundo piso, que estaba concebido como “plataforma
pública”, es decir, una especie de prolongación de la vereda, pero elevada,
donde los peatones podrían caminar y en que también habría locales
comerciales.
Demás está decir que esta idea de “vereda elevada” nunca pasó de
ser una utopía y que se abandonó definitivamente con el plano regulador
de 1982.
“Fue una de las tantas utopías del modernismo, explica Baeriswyl.
En esa época no existía el concepto de patrimonio, una de las grandes
desgracias del modernismo de Le Corbusier, era que las obras neoclásicas
no eran un referente para las ciudades. Por eso se destruyó toda la
arquitecta obsoleta premodernista”.
Cáceres probablemente sea recordado en la historia de la
arquitectura penquista por su diseño de la Casa del Arte de la Universidad
de Concepción, pero no por este edificio que reemplazó al Palacio
Consistorial. “Estéticamente es muy cuestionable, es muy contrastante
con arquitectura racionalista de la Intendencia. Se ve el mismo problema
con el edificio de la Remodelación Catedral, que se instaló sin ninguna
relación con el edificio del Arzobispado, que data de la década de 1940”,
añade Baeriswyl.
103
El plano regulador de Concepción de 2004 permite construir en el
solar histórico hasta 10 pisos como altura máxima. Sin embargo, como
está aledaño al portal de la Intendencia, está obligado a prolongarlo y con
esa obra, que protege a los peatones de la lluvia, se le otorga una altura
máxima superior, que teóricamente podría alcanzar a los 20 pisos.
El nuevo Barrio Cívico
Con la Unidad Popular (1970-1973) y luego el Gobierno Militar
(1973-1990) no se produjeron nuevos cambios en la Plaza de la
Independencia y la ciudad olvidó la polémica por el solar histórico.
Con el retorno a la democracia y la nueva Ley de Municipalidades,
estas corporaciones pasan a ser encabezadas por un alcalde, que preside
el concejo municipal, integrado por un número variable de concejales. En el
caso de Concepción, por el tamaño de su población, son seis. Todos esos
cargos vuelven a ser elegidos por votación popular el año 1994.
Ese año, con la llegada de Eduardo Frei Ruiz-Tagle a la Presidencia
de la República y siendo intendente Martín Zilic Hrepic, se inicia un
proceso que había sido considerado sólo una utopía: acercar la ciudad al
río Bío Bío.
Se trataba de una ambiciosa idea, que consideraba recuperar un
área deteriorada de la ciudad, dominada por las poblaciones marginales o
“campamentos”. La intención era traspasar la barrera que constituía la
línea férrea y el patio de maniobras ferroviario, conocido como “La Pera”.
La iniciativa quedó en manos del Ministerio de Vivienda y Urbanismo
y contó con financiamiento de Naciones Unidas, a través del programa
Hábitat. Para dirigir esa agencia se nombró al arquitecto Juan Pablo
Gramsh.
El plan maestro del programa fue encargado a un equipo de
arquitectos argentinos, los mismos que habían diseñado la recuperación
de Puerto Madero en Buenos Aires.
104
La iniciativa consistió en desplazar la vía férrea en cien metros en
dirección al río, ante la imposibilidad de financiar su soterramiento, lo que
permitiría crear una “pieza de ensanche”. Este cambio se concretó el año
2000. Los terrenos de ferrocarriles fueron traspasados al Ministerio de
Vivienda y esta entidad, a través del Servicio de Vivienda y Urbanización
(Serviu) los licitó al sector privado.
El edificio de la Estación de Ferrocarriles, construido en 1940, y que
quedaría sin uso, sería destinado a la Intendencia y el Gobierno Regional.
La Municipalidad de Concepción participó en la coordinación de ese
plan con el Ministerio de Vivienda. En uno de esos encuentros, en que
asistió el ministro Sergio Henríquez, el alcalde Ariel Ulloa y el arquitecto
asesor municipal, Sergio Baeriswyl, se discutió el destino del edificio de la
Intendencia en la plaza con ese traslado. Entre las alternativas posibles se
evaluaron dos: vender el edificio público para financiar la remodelación de
la Intendencia (lo que no ocurrió) y destinarlo para nueva sede de la
Municipalidad de Concepción, con lo que recuperaría su ubicación
histórica. Como lo atestigua el alcalde Ariel Ulloa Azócar108, no se tomó
una decisión en ese momento y ese problema se dejó para después.
Ese mismo año 2000 el Ministerio de Obras Públicas, a través de la
Dirección de Arquitectura, llamó a concurso público para el “reciclaje” del
edificio de la Intendencia. El ganador resultó ser un equipo de arquitectos
de la Pontificia Universidad Católica de Chile, integrado por Smiljan Radic
Clarke, Eduardo Castillo Ramírez y Ricardo Serpell Carriquiry109.
La construcción de esa remodelación comenzó tres años después. El
17 de octubre de 2003 el ministro (subrogante) de Obras Públicas,
Clemente Pérez, coloca la primera piedra y afirma que el “barrio cívico
penquista será el mall del ciudadano” porque concentrará en un solo lugar
108
109
Diario El Sur. Miércoles 6 de diciembre de 2006. Pág. 5.
Radic, Smiljan; Eduardo Castillo y Ricardo Serpell. 2003. Barrio Cívico, Concepción, en revista ARQ
(Santiago), marzo 2003, N° 53, pags. 20-27. ISSN 0717-6996.
105
a 32 servicios públicos y “donde la gente podrá encontrar respuesta a todas
sus inquietudes relacionadas con los servicios del Estado”110.
El año 2006 se ejecuta la remodelación del edificio de ex Estación de
Ferrocarriles. Ese año la alcaldesa de Concepción, Jacqueline van
Rysselberghe realiza una petición formal a la Secretaría Regional
Ministerial de Bienes Nacionales para que ese edificio se le traspase al
municipio, tal como se planteó en la década pasada.
La solicitud es denegada y las razones entregadas por el titular de
esa repartición, Mauricio Ortiz Solorza, son puramente burocráticas: El
Comité Consultivo de ese organismo, que preside la intendenta María
Soledad Tohá, en su sesión número 42 “ha evaluado el mérito de los
antecedentes y ha acordado rechazar su postulación, atendiendo
principalmente a la circunstancia que el inmueble solicitado no está
disponible por cuanto existen actos administrativos vigentes en favor del
Ministerio del Interior y otros servicios públicos de la administración central
del Estado, quienes actualmente ocupan tales dependencias” 111.
Un editorial de diario El Sur del martes 5 de diciembre de 2006,
revela la opinión del periódico ante la petición de la alcaldesa van
Rysselberghe:
“La respuesta formal del seremi de Bienes Nacionales, Mauricio Ortiz,
ha sido negativa, ya que se ha indicado que no todas las oficinas públicas
serán trasladadas y que existen otros servicios interesados en ese inmueble
fiscal, como el Servicio de Impuestos Internos, el Registro Civil y la Gobernación
Provincial de Concepción.
Además el ex intendente Martín Zilic Hrepic aclaró que efectivamente
no existió un compromiso formal, por escrito, con el alcalde Ariel Ulloa
Azócar para ese traspaso una vez que se materializara el Barrio Cívico; sin
embargo, reconoció que ese fue el planteamiento que se formuló.
Los argumentos de la alcaldesa apuntan a la necesidad de cumplir la
110
111
Diario El Sur. Sábado 18 de octubre de 2006. Pág. 3.
Diario El Sur. Martes 2 de mayo de 2006. Pág. 4.
106
palabra empeñada, más allá si se firmó un papel o no, y a separar a las
personas y las diferencias políticas que puedan existir entre ella, una
militante de la UDI, con el gobierno de la Concertación, de los intereses
permanentes de la ciudad.
El problema de traspaso sería casi irrelevante si se estuviese
hablando de un inmueble fiscal más, pero no es así. Se trata del hasta
ahora principal edificio público del centro de Concepción, donde la
comunidad identifica que está el centro del poder político.
También se trata de una vieja tradición hispana, heredada de los
conquistadores, de que en las plazas de armas se ubiquen, frente a frente,
la iglesia y el ayuntamiento.
La plaza de Concepción carga, además, con toda la historia de la ciudad
sobre sus hombros.
El lugar fue escogido después del terremoto de 1751 que llevó a
trasladarla desde Penco. Los terremotos se han encargado de destruir su
iglesia catedral original y también el antiguo edificio de la municipalidad,
que se emplazaba también en calle Aníbal Pinto, pero en la esquina de
Barros Arana.
El edificio en discusión fue construido en 1942, como parte de la obras
de reconstrucción después del terremoto de 1939. Se trata de una
construcción modernista, que refleja el espíritu de una época que pretendía
sobreponerse a las adversidades de la naturaleza.
Tras el reciente terremoto la ciudad no puede darse el lujo,
nuevamente, de borrar su historia y enviar este edificio a un destino de
menor importancia que ser la sede del poder político y administrativo,
si no de la región, al menos de la ciudad”112.
La intendenta socialista María Soledad Tohá termina con la
ambigüedad y rechaza derechamente la petición de la alcaldesa UDI al día
siguiente de publicada esta editorial. El edificio frente a la plaza pasará de
112
Diario El Sur. Martes 5 de diciembre de 2006. Editorial. Página 2.
107
la
Intendencia
a
la
Gobernación
Provincial,
en
el
segundo
piso
desocupado, mientras que en los pisos tercero y cuarto se mantendrán las
oficinas de las Secretarías Regionales Ministeriales de Hacienda y
Planificación.
La decisión es criticada por el Colegio de Arquitectos. Su presidenta
regional, Claudia García Lima, planteó la necesidad de no confundir la
petición de devolver la Municipalidad a la plaza con un tema político. En el
mismo sentido lo hizo el consejero nacional de esa entidad, el arquitecto
Waldo Martínez113.
En diciembre de 2006 el médico socialista Edgardo Condeza
Vaccaro, que preside el Movimiento para la Consulta y los Derechos
Ciudadanos, plantea la posibilidad de realizar un plebiscito para dirimir el
tema. Pese a las críticas de los concejales de la Concertación, van
Rysselberghe apoya la idea y es aprobada por el concejo municipal en una
sesión extraordinaria realizada el 21 de diciembre de 2006114.
La consulta ciudadana se realiza los días viernes 26 y sábado 27 de
enero de 2007 y participan, en forma voluntaria, presentando su cédula de
identidad, un total de 8.271 personas. La consulta fue realizada así “En
mayo de 2007 la Intendencia se trasladaría a su nuevo edificio en el Barrio
Cívico, quedando desocupado el actual. ¿Está de acuerdo con que sea
ocupado por la Municipalidad de Concepción?”. Por el “Si” se registraron
6.988 votos (84,49%), por el “No”: 1.772 votos (14,17%), nulos: 32 votos
(0,39%), y blancos: 79 votos (0,96%)115.
La consulta es ignorada por el gobierno y el viernes 14 de septiembre
de 2007 el edificio del Gobierno Regional es inaugurado por la Presidenta
de la República, Michelle Bachelet. En esa ceremonia la alcaldesa de
Concepción, Jacqueline van Rysselberghe, le reitera a la jefa de Estado el
113
114
115
Diario El Sur. Miércoles 6 de diciembre de 2007. Página 3.
Diario El Sur. Martes 19 de diciembre de 2006. Pág. 4. Consulta penquista será en enero.
Consulta ciudadana de Concepción (2007). (2007, 21) de noviembre. Wikipedia, La enciclopedia libre.
Fecha de consulta: 21:38, diciembre 16, 2007 from
http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Consulta_ciudadana_de_Concepci%C3%B3n_%282007%29&oldid
=12976241.
108
interés de la comunidad de ocupar el edificio de la Intendencia en la plaza
para la municipalidad. Sin embargo, pocos días después, la Gobernación
Provincial inicia su traslado al segundo piso, tal como lo había anunciado
la intendenta Tohá.
Epílogo
La Plaza de la Independencia, después de la demolición del Palacio
Consistorial en 1968 y después del traslado de la Intendencia en 2007, ha
pasado a ser un lugar simbólico, pero vacío.
Ya no es el lugar donde se realizaban las principales actividades de
la ciudad, donde el poder político se hacía visible para el pueblo y en que
la comunidad podía tener un contacto directo con sus representantes.
Las decisiones de 1968 y 2007 son similares: en ambas el gobierno
central estuvo completamente ausente y distante del problema “local”. Las
autoridades locales de turno, encargadas de tomar una decisión, ignoraron
las voces claras y directas de la comunidad, y optaron por la solución más
utilitarista posible. Los “tecnócratas”, los mismos que estimaron que el
Palacio Consistorial era irrecuperable, son los que estimaron después que
no tiene ninguna importancia que el edificio de la Intendencia lo ocupe
una repartición minúscula e intrascendente, como es la Gobernación
Provincial, cuya principal relación con el público tiene que ver con los
trámites de extranjería.
En 1968 no se consultó a la comunidad penquista si quería que se
vendiera o no el Palacio Consistorial, si prefería que fuera demolido o que
se mantuviera para la posteridad.
La decisión de 2007 tiene la ventaja que es reversible, en cualquier
momento del futuro ese edificio puede pasar a un destino más acorde con
su dignidad e historia, como es ser la sede de la sucesora del Cabildo que
instaló Pedro de Valdivia. Sin embargo, su agravante está en que se hizo
una consulta ciudadana, en que el 84% estimó que ese debía ser su mejor
109
destino. La expresión más democrática de la voluntad popular es
simplemente ignorada.
Resulta un aliciente, sin embargo, comprobar que el Diario El Sur,
durante los tres siglos que ha atravesado en la historia de Concepción, ha
mostrado consecuencia y una visión trascendente respecto al futuro de la
ciudad. Este medio ha sabido dar a conocer su mirada desapasionada e
interesada sólo en el bien común, ajena a los avatares de la política, por
encima de las querellas personales, mucho más allá de su inmediata
responsabilidad periodística.
El Palacio Consistorial ya no está. Una parte de la historia penquista
se ha perdido para siempre. Esas viejas fotografías en sepia, sin embargo,
continuarán dando testimonio de esa herencia heroica que late en la Plaza
de la Independencia.
110
Bibliografía
*ALARCON BERNEY, Mario. Plaza de la Independencia. Editorial
I.Municipalidad de Concepción. 1998.
*AMUNÁTEGUI Solar, Domingo. El cabildo de Concepción (1782-1818).
Establecimientos gráficos “Barcells & Co.”. Santiago de Chile. 1930.
*AMUNATEGUI Aldunate, Miguel Luis. La dictadura de O´Higgins.
Litografía i encuadernación Barcelona. Santiago de Chile. 1914
*ARCHIVO HISTORICO MUNICIPAL DE CONCEPCION. Biblioteca
Municipal de Concepción.
*ARQUITECTURAS DEL SUR. Revista de la Escuela de Arquitectura de la
Universidad del Bío Bío. Número 22.
*BARRIA Chateau, Hernán; Muñoz Viveros, Cristián; Cerda Brintrup,
Gonzalo. Recorrido virtual por la arquitectura moderna de Concepción.
Tomado de la web:
http://cumincades.scix.net/data/works/att/3a23.content.pdf.
*BARROS ARANA, Diego. Historia General de Chile (1830-1907). Tomo 1 al
16. Editorial Universitaria. Santiago de Chile.
*CÁCERES Gonzáles, Osvaldo. La arquitectura de Chile independiente.
Pablo Fuentes Hernández, editor. Ediciones Universidad del Bío-Bío. 2007.
Concepción. Chile.
*CAMPOS Harriet, Fernando, Concepción en la primera mitad del siglo XX /
Museo Histórico Nacional, 1985.
*CAMPOS Harriet, Fernando, “La destitución del Gobernador Acuña y
Cabrera en 1655”, en Boletín de la Academia Chilena de la Historia, año
LVI – Nº 100, Santiago de Chile, 1989, boletín extraordinario con ocasión
de publicarse el Volumen 100.
*CAMPOS Harriet, Fernando. Concepción y su historia. Apartado del
Boletín de la Academia Chilena de Historia 83-84. Soc.Imp. Camilo
Henríquez Limitada. Santiago de Chile. 1972.
*COLLIER, Simon. Historia de Chile, 1808-1994 / Simon Collier, William F.
Sater ; traducción de Milena Grass. Madrid : Cambridge University Press,
1998. 359 p.
*COX Y MENDEZ, Guillermo. Historia de Concepción.
*DE RAMÓN, Armando, Santiago de Chile (1541-1991). Historia de una
sociedad urbana, Editorial Sudamericana, Santiago, 2000.
*DIARIO EL SUR, Archivo Biblioteca Nacional. Años 1914-1970.
*ENCINA, Francisco Antonio. Historia de Chile desde la Prehistoria hasta
1891. Editorial Nascimento. 1949. Santiago de Chile.
*ENCINA Y CASTEDO, Francisco. Historia de Chile. Volumen 1, editorial
Zig-Zag, 14º edición 1982.
*EYZAGUIRRE, Jaime, Historia de las instituciones políticas y sociales,
111
Editorial Universitaria, Santiago, Chile, 1991.
*ILLANES, María Angélica. Chile Des-centrado, Formación socio-cultural
republicana y transición capitalista (1810/1910). Lom Ediciones, Santiago
2003.
*LARA MARCHANT, Horacio, La Ciudad Mártir, Ediciones La Ciudad,
Municipalidad de Concepción, Departamento de Comunicaciones,
Concepción, 1998.
*LETELIER, Luis. Estudio sobre Nuestras Leyes Orgánicas Municipales.
Imprenta Bellavista. Santiago de Chile 1909.
*LOUVEL BERT, René. Crónicas y semblanzas de Concepción. Versión
electrónica Biblioteca Municipal de Concepción. 2007
*MAZZEI DE GRACIA, Leonardo y PACHECO SILVA, Arnoldo. Historia del
traslado de la ciudad de Concepción. Editorial Universidad de Concepción,
Concepción, 1985.
*MAZZEI de Gracia, Leonardo e Hinostroza Retamal, Gina. Historia de
Concepción en la conquista. Selección de documentos y textos. U. de
Concepción. Proyectos de Desarrollo de la Docencia. Concepción. 1993.
*MAZZEI de Gracia, Leonardo y otros. Augusto Vivaldi Cichero. Escritos
para la construcción de una historia regional. Ediciones Escaparate.
Concepción, Chile. Mayo 2004.
*MINISTERIO DEL INTERIOR, 1823. División administrativa del Estado de
Chile a la Intendencia de Coquimbo. Chile 1823
*MONTAÑO Mardones, Víctor. El apostadero naval de Talcahuano, los
arsenales de la marina y Asmar. Historias paralelas. Tomado de la web
Revista Marina:
http://www.revistamarina.cl/revistas/1995/6/montano.pdf
*OLIVER SCHNEIDER, Carlos y Zapata Silva, Francisco. Libro de Oro de la
Historia de Concepción. Editorial Litográfica, 1950. Concepción.
*OSSA F., Vicente; Serrato, Abraham y Contardo P., Fano,. Concepción en
el centenario nacional, Concepción, Litografía e Imprenta J.V.Soulodre y
Cía., 1910
*PACHECO SILVA, Arnoldo. Historia de Concepción, Siglo XX. Editorial
Universidad de Concepción. 1997.
*PEREZ GARCIA, José. Historia de Chile. Tomo II En: Colección de
Historiadores de Chile y documentos relativos a la Historia Nacional. Tomo
XXIII. Santiago de Chile. Imprenta Elzeviriana. 1900
*RADIC, Smiljan; Eduardo Castillo y Ricardo Serpell. 2003. Barrio Cívico,
Concepción, en revista ARQ (Santiago), marzo 2003, N° 53.
*SAGREDO Baeza, Rafael. Balmaceda en Concepción. Del aplauso al
repudio popular. Revista de la historia, año 9-10, volumen 9-10, 1999-
2000. Santiago. Chile.
*SOCIEDAD DE HISTORIA DE CONCEPCION. Concepción vivir su historia.
Editorial e Impresos del Andalién. Concepción, 2000.
*VERBAL STOCKMEYER, Gonzalo. El Cabildo de Concepción y la
destitución del Gobernador Antonio de Acuña y Cabrera en 1655. Instituto
de Historia Universidad de Los Andes. Santiago de Chile. 2005.
112
*VIAL CORREA, Gonzalo. Historia de Chile (1891-1973). volumen V, De la
República Socialista al Frente Popular (1931-1938) Stgo. Editorial Zig-Zag,
2001, 623 págs.
*VILLALOBOS, Sergio. Breve historia de Chile. Editorial Universitaria. Año
2006. 21ª edición. 226 p.