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Publicaciones del Centro Internacional de Doha para el Diálogo Interreligioso
Artículos Seleccionados
Núm. 4/2017
La unidad de los valores humanos en las
religiones celestiales y los principios de la
Declaración Universal de los Derechos Humanos
Dr. Ahmed Abdelreheem
Traducido por
Dr. Mohamed Abdel Samie
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Publicaciones del Centro Internacional de Doha para el Diálogo Interreligioso
Mensajes seleccionados
Núm. 4/2017
La unidad de los valores humanos en las religiones celestiales y los principios de la Declaración Universal
de los Derechos Humanos
Preparado por: Dr. Ahmed Abdelreheem
Traducido por: Dr. Mohamed Abdel Samie
Primera edición 2017 - Centro Internacional de Doha para el Diálogo Interreligioso (DICID) Doha - Qatar
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En el nombre de Dios, el Compasivo, el Misericordioso
Introducción
Desde hace más de diez años, edad del Centro Internacional de Doha
para el Diálogo Interreligioso, el Centro ha creado un mensaje que dice: "El
Centro busca mantener un diálogo constructivo entre los seguidores de las
religiones, a fin de comprender mejor los principios y enseñanzas religiosas,
para ponerlas al servicio de toda la humanidad”. Por lo tanto, el hombre se ha
convertido en el eje principal en el que se basa todo el interés del Centro. ¿Cómo
se puede construir a este hombre espiritualmente y resolver sus problemas y
cuestiones a través de los valores y las enseñanzas de las religiones celestiales? No
hay duda de que el acto de aferrarse a los valores humanos e intentar adoptarlos
como un método de vida es uno de los signos de la madurez de hombre, y de su
comprensión del objetivo final para el que fue creado: ser el sucesor de Dios en la
tierra y construirla. Es pues una evidencia de la perfección humana, ya que esos
valores guían la conducta del hombre, le indican el camino correcto que lo protege
de caer en el error y determina su papel en la sociedad, así como se convierte en
una motivación para que cumpla sus obligaciones.
A partir de ahí, el apoyo de los valores humanos se convierte en una
de las prioridades del Centro Internacional de Doha para el Diálogo Interreligioso.
Ha adoptado todos los medios para invocar éstos, y les ha prestado un gran interés,
porque es la primera base para construir una sociedad fuerte basada en normas y
sólidos fundamentos éticos, que empujan a sus hijos al progreso, a la civilización y
al desarrollo.
Este mensaje es parte de las publicaciones científicas del Centro. Éste
es el cuarto mensaje seleccionado. Su publicación coincide con la celebración de la
decimotercera Conferencia Internacional sobre el Diálogo Interreligioso, cuyo
título es: Religiones y Derechos Humanos. Por lo tanto, el tema de este mensaje
coincide con el de la conferencia.
Espero que este mensaje sea un nuevo aporte a las publicaciones del
Centro, y que el lector encuentre aquello que enriquezca su conocimiento científico
y espiritual.
Prof. Dr. Ibrahim Saleh Al-Nuaimi
Jefe del Consejo de Administración del
Centro Internacional de Doha para el Diálogo Interreligioso.
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Prefacio
La alabanza es para Alá, Señor del Universo; que la paz y las bendiciones
sean con el Profeta Muḥammad y sus hermanos, los profetas y mensajeros.
A continuación:
Hoy en día estamos viviendo en un mundo rodeado por peligros grandes y
crisis sucesivas que se han convertido en una amenaza seria para la vida y
existencia del hombre. Lamentablemente, la causa principal de esas crisis es el
hombre mismo, cuando sus valores se desordenaron y cuando se alejó de sus
enseñanzas religiosas. De ahí, ha sido necesario volver a los sólidos valores
humanos con los cuales están de acuerdo todas las religiones celestiales, que
comprenden las bases espirituales comunes que unen y no separan, que confirman
la dignidad humana y su derecho a vivir, y que llaman a la libertad del hombre, la
paz, la convivencia, el amor y la hermandad humana.
Tal vez la única garantía, para enfrentarse a las crisis que plagan nuestro
mundo, no sea sino a través de volver a la verdad de los valores humanos
originales derivados de las enseñanzas religiosas. El acto de aferrarse a estos
valores es la motivación para el trabajo y el sacrificio; el que llama al amor; el
criterio de lo correcto e incorrecto; y el motivo para la iniciativa y la capacidad de
dar. En pocas palabras, los valores humanos son el componente del hombre
verdadero.
Por eso, es necesario buscar los fundamentos y orígenes de estos valores en
todas las religiones celestiales y mostrar el vínculo entre ellos y las leyes de
derechos humanos representados en la Declaración Universal de Derechos
Humanos, aprobados el 10 de diciembre de 1948 por 48 Estados.
En este artículo hablamos de tres ejes principales:
Primer eje: el concepto de los valores humanos
Segundo eje: los valores humanos entre la legislación divina y las leyes de
derechos humanos
Tercer eje: la totalidad de los valores humanos en las religiones celestiales
y los principios de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
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Primer eje
El concepto de los valores humanos
Si el origen de los humanos es uno, no hay duda que los valores y derechos
humanos sean –necesariamente- uno, y que la esencia de las relaciones humanas se
base en la dignidad, hermandad, amor, justicia, libertad y paz.
Los valores humanos se tratan de una terminología integral de todos los
sistemas morales reconocidos por la buena naturaleza humana. Todas las
enseñanzas religiosas los aprueban y sostienen, así como todos los filósofos y
sabios se refieren a ellos. Todos los poetas, los artistas, los escritores y los
reformistas, a lo largo de la historia, los confirman.
Los valores humanos se enlazan necesariamente con las necesidades
principales del hombre y el propósito que intenta realizar, ya sea que lo desee por
sí mismo o espere que esté presente en su sociedad y el mundo entero. No
podemos negar que el conjunto de las costumbres sociales, por las cuales es
influido el hombre en su sociedad y ambiente, afectan –sin duda- a su conducta y
sus comportamientos; forjan sus valores y percepciones, o a veces las deforman o
cambian. Por eso, estos valores han sido el motor esencial de los actos y
comportamientos del hombre, el componente principal de su personalidad, y el
alimento más ideal para su experiencia de vida. De este modo, la misión de los
reformadores –liderados por los profetas y mensajeros de Dios- se radicó en
fortalecer y confirmar estos valores.
A pesar de que los valores humanos son, naturalmente y lógicamente,
factores comunes en todas las enseñanzas religiosas, las teorías filosóficas y las
ideas reformistas, la realidad podría parecer diferente y completamente ajena a esos
valores. ¿La razón detrás de eso se debe a la incapacidad de estos valores para
tratar con las variables de una edad material en la que predominan los intereses?
¿O se debe a que no ponemos en práctica esos valores humanos en nuestra vida?
¿Éstos no existen sino en las mentalidades de los pensadores, en los corazones de
los poetas y artistas, y en los discursos de los predicadores y educadores? Para
contestar estas preguntas hay que saber que los valores humanos no son lujuria ni
retórica, y que no se tratan de una teoría practicada por aquellos que creen en ella y
no practicada por aquellos que la rechazan, sino que son una voluntad divina que
todo ser humano debe responder y llamar por ella, así como enfrentarse a quien
impide su difusión entre la gente. Quien rechaza el valor del amor llama al odio;
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quien rechaza el valor de la seguridad y paz, llama al terrorismo y la guerra; quien
rechaza el valor de la justicia, llama a la injusticia; y así sucesivamente.
Tal vez los sabios estén de acuerdo, hoy, en que la crisis verdadera del
hombre contemporáneo radica en los valores que ha abandonado, voluntaria o
involuntariamente, a causa del dominio de regímenes universales materialistas que
no hacen caso a estos valores. Por eso, “la marginalización de la influencia de
valores es la que llama la atención a los valores en el movimiento de la vida, a los
errores que se produjeron en el proceso de la teorización de valores. Esta actitud
exige la reconsideración de los valores y la reconstrucción de sus percepciones”1.
1 Saif Ad-Dīn Abdel Fattāḥ, Madkhal al-qiyam (ʻIṭār marŷaʻī l-dirāsah al-ʻilāqāt ad-dawaleyya fīl islām), p. 358, parte I, El Cairo, 1999
7
Segundo eje:
Los valores humanos entre la legislación divina y las leyes de
derechos humanos
El mundo occidental siguió repitiendo que fue el primero en interesarse por
la importancia de los valores humanos y llamar a la protección de los derechos
humanos. Eso fue a partir de la aparición del “humanismo” con Erasmus en el
siglo XVI y en el siglo XVII cuando Kant2 dijo que el ser humano es el centro del
universo, haciendo que el hombre y su dignidad fueran un principio para su
filosofía científica, así como cuando Inglaterra expidió el “Declaración de
Derechos” en 1689. En el siglo XVIII, al principio de la era de la Ilustración, la
Asamblea Nacional Constituyente aprobó, en 1789, la “Declaración de los
derechos del hombre y del ciudadano”. De ahí, surgió por primera vez el término
“Derechos Humanos”. En 1918, la Unión Soviética expidió la “Declaración de
Derechos”.
Quizás fuera eso lo que hizo que este término tuviera una fuerte relación con
la política, hasta hoy en día, y también con las solicitudes principales en las cuales
se basaron, más tarde, las leyes internacionales de los derechos humanos, y que
incluyeron varios derechos, citamos entre ellos: derecho a la dignidad, derecho a la
vida, derecho a la libertad, derecho a la igualdad, derecho a la justicia y el juicio
equitativo, derecho a la seguridad personal, derecho a la protección contra la
injusticia, derecho a la protección de honra y reputación, derecho al refugio,
derecho a la participación social, derecho a la libertad de pensamiento y expresión,
y derecho a la libertad de elegir la religión; además de los derechos políticos,
sociales y económicos. Todo eso fue una introducción de la Declaración
Universal de Derechos Humanos, aprobada por las Naciones Unidas el 10 de
diciembre de 1948, y considerada uno de los de los logros culturales y humanos
más importantes que produjo el mundo occidental, así también considerada como
una de sus hazañas hasta hoy en día.
Se suponía que cuanto más civilizada y avanzada era la humanidad, más
noble, seguro y sano sería el hombre; pero –lamentablemente- la realidad no lo
atestigua así. A pesar de que el hombre, en la edad moderna, ha podido
proporcionarse a sí mismo todos los objetos materiales, no acabó con la pobreza, la
ignorancia y la enfermedad. A pesar de las leyes y los convenios internacionales, 2 Véase Immanuel Kant, Crítica de la razón pura (13ª edición), Porrúa, México, 2005.
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no impidió el crimen, el terrorismo ni las guerras. Esto nos afirma que los
conflictos que está sufriendo el mundo en la actualidad, y las crisis a las que se
enfrenta el hombre no son por incapacidad mental o material, sino por un desorden
en el sistema de sus valores humanos.
Si contemplamos los valores humanos resultados de la mentalidad humana
en todas las leyes y declaraciones de derechos humanos anteriores, vemos que las
legislaciones celestiales, con las cuales llegaron los profetas, tuvieron la
precedencia y el liderazgo en aprobar y resguardar los derechos. Esto se realizó a
través de los valores y mandamientos a los que llamaban estas religiones, sea por
medio de un texto constituyente y fundador de esos derechos, o sea por otro que
llama o confirma la necesidad de aferrarse a ellos. Eso no se contradice con la
mentalidad humana o los frutos de su pensamiento correcto, sino que esta
mentalidad se extravía cuando sólo se confía en el esfuerzo de reflexionar y en
analizar la manera de realizar y activar esos valores humanos. De lo contrario,
encontramos una plena conformidad entre las enseñanzas de las religiones
celestiales y lo que los seguidores de las religiones positivas o las teorías
filosóficas reformistas llamaron. Me refiero a la aprobación y al acuerdo sobre esos
valores, y no a su activación y los medios de encontrarlos en las sociedades. Tal
vez fuera eso lo que hizo que varios filósofos occidentales reconocieran esta
verdad. Nos referimos aquí a la visión del filósofo alemán Habermas acerca de las
sociedades pos secularismo, ya que dijo: “no ha sido posible descartar la religión
del diálogo público sobre los valores civiles que arreglan los asuntos sociales,
después de que se ha aumentado la necesidad para apoyar la frágil valla normativa
de una democracia pluralista basada únicamente en una teoría procesal de la
justicia que no puede dar respuestas esenciales sobre los principales problemas
existenciales del hombre contemporáneo. Es normal que el regreso de la religión
aquí no signifique el regreso del antiguo papel de las instituciones religiosas en los
asuntos sociopolíticos, sino más bien la apertura del campo de diálogo público a
las opiniones y valores religiosos en el contexto de un curso argumentativo abierto
y sin un previo límite dogmático o normativo”3.
Podemos ver que hay una conformidad entre la momentánea visión
occidental acerca de las leyes de derechos humanos y los fundamentos filosóficos
griegos incluso antes de la época de Sócrates, ya que los dos hacen del hombre el
eje de estos valores, la orientación de identificarlos, el propósito y la consecuencia
de ponerlos en práctica. Por lo contrario, encontramos que lo que las religiones
celestiales trajeron es completamente opuesto a eso; y aunque no niega la posición
3 Habermas, Religion et sphère publique, Gallimard 2008, p. 170.
9
del hombre y sus derechos con respecto a los valores, sino que hace que Dios sea el
eje principal de todas las orientaciones humanas respecto a la vida, así como al
nivel intelectual y práctico.
Las religiones celestiales en sus orígenes fijos incluyen todas las leyes
morales que contienen en su esencia los valores humanos que la humanidad ha
aprobado y ha acordado su máxima importancia en la vida humana. La religión no
sólo ofrece un planteamiento de los conceptos de valores humanos y una
aplicación de ellos; sino una completa, comprensiva y consciente percepción
divina que pertenece al Sabio y Bien Informado que trasciende los límites del
tiempo, el espacio y la individualidad para proporcionarnos un análisis más
profundo y amplio que siendo sólo valores humanos porque es un ser que Dios -
Glorificado y Enaltecido sea- lo distinguió, de todas Sus criaturas, honorándolo y
perfeccionando su creación. Más aún, le mostró Su amor por él y Su cercanía con
él, puso a su servicio todo el universo, lo hizo Su sucesor en la tierra, y le envió
Sus profetas y mensajeros. Para Dios, el hombre tiene una posición diferente de
todas las otras criaturas: “aunque el legislador tiene en cuenta el factor religioso,
sea para poner una norma que arregla uno de los aspectos de conducta humana, dar
una fuerte garantía para la vigencia de una sentencia, o justificar una tendencia en
la cual la mente no puede decidir; pero en todo caso lo religioso no se confunde
con lo moral, ni sigue el uno al otro o lo determina”4. Por eso, encontramos que
esos valores humanos se basan esencialmente en el amor y la misericordia divina
por esta criatura honrada, que su Creador le puso una ley comprensiva y completa,
libre de ese desorden existente en los métodos humanos, y estos marcos teóricos de
las leyes positivas, que sería difícil ponerlas en práctica en la realidad o en algunas
sociedades. Cuando los valores humanos proceden de una legislación divina que
tiene los atributos de disposición y sabiduría; cuidado y custodia, así como el amor
por el hombre. Esta legislación está rodeada por el principio de recompensa y
castigo. No hay duda de que precede a lo que fue establecido por los éticos,
pensadores e intelectuales; ya que supera los límites de la elección humana para el
deseo de actuar y el temor de abandonar. De este modo, estos valores humanos
toman su carácter sagrado de la santidad de quien manda y llama. Además, los
valores humanos en las religiones celestiales se distinguen de aquellos
mencionados en las declaraciones universales de los derechos humanos, ya que no
pasan por alto el aspecto espiritual ni el aspecto material, necesario para los
requisitos humanos. En forma paralela, constituyen una imagen integrada de los
derechos humanos y su valor existencial.
4 Al-Sayyed Weld Abāh, Al-Dīn wal sayāsah wal ajlāq (Mabāhit falsafiya fīl asiyāqayn al-islāmī wal gharbī), p.
161, 1era
edición, Beirut, 2014.
10
Aquí algunos pueden preguntarse sobre el papel de la civilización occidental
moderna con sus sistemas de valores seculares, presentes durante los últimos
cuatro siglos, y las teorías morales con las que comenzaron la era de la reforma
religiosa y la actuación contra dicha autoridad. Por otro lado, las sociedades árabes
e islámicas presenciaron el aumento del fenómeno del terrorismo y extremismo
religioso basado en ideas religiosas fanáticas y en llamar al odio hacia el otro.
Estas dos imágenes contradictorias son, de hecho, un modelo negativo que
ha resultado del abandono de los valores humanos fijados en las enseñanzas
religiosas y los fundamentos de las leyes celestiales; sea si eso se debe a clérigos
extremistas que han tomado su autoridad religiosa como una justificación para
divulgar ideas corruptas y apoyar tendencias extraviadas que no tienen nada que
ver con el origen de la religión, o se debe a intelectuales que rechazaron la religión
en su totalidad, confrontándola o limitando su papel a la relación entre el hombre y
su Dios –cualquiera que sea ese dios- así como reclamando la separación entre la
religión y todos los aspectos de la vida civil.
Vemos que las ideas de los dos modelos no trajeron ningún bien a la
humanidad, y la realidad atestigua esto.
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Tercer eje
La totalidad de los valores humanos en las religiones celestiales
y los principios de la Declaración Universal de los Derechos
Humanos5
La totalidad de los valores humanos en las religiones celestiales son fijos y
no cambian. Las definimos como el gran árbol de los valores que comprende en
sus ramas todos los valores humanos. Las religiones celestiales contienen, en su
sentido, el conjunto de los valores humanos individuales, relacionados con cada
hombre, y los valores que necesita el mundo entero. La dignidad humana está a la
cabeza de los valores humanos personales, y al mencionarla nos referimos a los
valores de sinceridad, veracidad, cooperación, castidad, coraje, generosidad,
tolerancia, conocimiento y belleza, así como todos los valores que son inseparables
del ser humano honorable en su creación y a quien se le confía la preservación de
esta dignidad por su moral. El derecho a la dignidad humana que es un derecho
inherente de todo ser humano, es inseparable de muchos otros valores humanos
que favorecen esa dignidad y que manifiestan su verdadero significado en el
espíritu del hombre, así como la aprobación de éste por la dignidad de los demás.
La libertad es la cabeza de los valores sociales porque su perfección como valor
humano no se cumple sino que está acompañada con la responsabilidad por parte
del individuo hacia sí mismo y su sociedad. La cabeza de los valores que afectan a
la vida de todos los seres humanos es la paz. Al mencionar la paz, se suman con
ella los valores de justicia, igualdad, hermandad y amor. Todos estos valores están
enlazados con la naturaleza humana y no se oponen a ella. Al contrario, no están
sujetos a la legislación parcial de cada religión como se establece en sus
fundamentos, pero es una unidad completa y fija en todas las religiones celestiales.
Si miramos a los fundadores de los principios básicos de derechos humanos,
encontramos que no tenían como objetivo basarse en una cierta religión para
demostrar estos derechos, o en cualquier otra referencia legislativa, así como no
tenían la capacidad de hacerlo. De lo contrario, la cuestión no era el hombre siendo
hombre. Por lo tanto, para demostrar la legitimidad de estos derechos y garantizar
su aspecto ejecutivo, tenían que basarse en el hombre mismo, en el argumento
lógico, en lo que surgió de las claras raíces filosóficas y en la más importante de
estas necesidades. Encontraron que la dignidad humana es la cuestión más
5 http://www.un.org/es/universal-declaration-human-rights/
12
evidente inherente al hombre, ya que no se basa en ninguna fuente o referencia, y
es el punto donde acuerdan todos los seres humanos en todo tiempo y lugar, así
como es el asunto al cual se someten todas las religiones. Para dar a la dignidad,
que es un orden individual especial, una consideración general, era necesario
recurrir al tema de la igualdad; ya que la igualdad en la dignidad es el objeto
acordado entre todos los seres humanos y es la que puede convencer a todas las
personas a que respeten los derechos de los demás. La igualdad no sólo planteó
este significado total, sino que también aseguró el aspecto procesal, confirmando
su aplicación y aprobando la persecución de quien viole estos derechos. La
cuestión de garantizar estos asuntos asegurará el aspecto práctico de la dignidad e
igualdad y las sacará de la fuerza a la acción. Por lo tanto, necesitan la justicia”6.
Con esta lógica total de las cosas, nos encontramos ante el derecho a la libertad, y
el derecho a la seguridad.
Entonces, nos limitamos en este artículo a los derechos humanos aprobados
por la Declaración Universal de los Derechos Humanos y que están de acuerdo
con la totalidad de los valores humanos establecidos y protegidos por las leyes de
las religiones celestiales que instaron a ellos y llamaron a consolidarlos en la vida
del hombre siendo hombre, cualquiera que sea su religión, color o sexo. Estos
derechos totales son: derecho a la dignidad humana, derecho a la libertad y
derecho a la seguridad.
1- Derecho a la dignidad humana:
Tal vez la dignidad humana sea hoy en día uno de los términos de derechos
humanos más comunes en la edad moderna. Es el término más importante, a través
del cual se comprenden todas las leyes basadas en la justicia, libertad e igualdad.
También es la piedra angular de todas las reformas y transformaciones que el
mundo espera alcanzar para enfrentarse a sus desafíos. Ninguna sociedad puede
lograr un renacimiento político, social o económico a menos que la dignidad de sus
ciudadanos sea protegida sin discriminación. Por lo tanto, hemos encontrado que la
dignidad humana es la primera palabra del preámbulo de la Declaración Universal
de los Derechos Humanos, cuyo inicio es el siguiente: "En tanto que el
reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables
de todos los miembros de la familia humana es el fundamento de la libertad, la
justicia y la paz en el mundo…”. El Artículo 1 de la Declaración también habla de
6 Al-Sayyed Muṣtafa Muḥqaq Dāmād, Ḥuqūq al-insān wa iškāliyāt al-naẓariyah wal taṭbiq, Maŷalat Al-Minhaŷ, p.
194, núm. 31, 1384 H.
13
la dignidad: “Todas las personas nacen libres e iguales en dignidad y derechos,
dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los
unos con los otros”. Debido al lazo de la dignidad humana con la igualdad,
encontramos que el Artículo 2 establece que “Toda persona tiene todos los
derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de
raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole,
origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra
condición. Además, no se hará distinción alguna fundada en la condición
política, jurídica o internacional del país o territorio de cuya jurisdicción
dependa una persona, tanto si se trata de un país independiente, como de un
territorio bajo administración fiduciaria, no autónomo o sometido a cualquier
otra limitación de soberanía”. El Artículo 7 hace hincapié en el derecho de todos
los seres humanos a la igualdad de derechos ante la ley, independientemente de su
raza, color, religión o idioma: “Todos son iguales ante la ley y tienen, sin
distinción, derecho a igual protección de la ley. Todos tienen derecho a igual
protección contra toda discriminación que infrinja esta Declaración y contra
toda provocación a tal discriminación”.
No cabe duda de que la Declaración Universal de los Derechos Humanos,
cuando estableció los artículos relacionados con la preservación de la dignidad
humana, quería ofrecerles un marco internacional que proteja a los seres humanos,
preserve su dignidad, garantice su libertad y cuide su cuerpo. También fueron
establecidos para ser como una ley vinculante que incentivaría la voluntad política
de todos los países para que los incluyeran en sus constituciones e impusieran
sanciones punitivas para cualquiera que vaya más allá de estos derechos. No es
suficiente que los derechos sean aprobados si no son garantizados por parte de la
ley.
Desde la perspectiva religiosa, vemos que la honra del hombre por parte de
Dios es uno de los fundamentos más firmes de los derechos humanos a los cuales
llamaron las religiones. Los textos religiosos son evidentes en aprobar la honra del
hombre por parte de Dios.
En el judaísmo, encontramos que Dios impuso al hombre que preservara su
dignidad, se glorificara a sí mismo y reconociera su valor: “Hijo glorifica a ti
mismo con la simpatía, y dale la dignidad que merece”7. La dignidad es una
gracia de Dios -Glorificado y Enaltecido sea- para el hombre, y Dios les ha dado a
Sus siervos creyentes de los judíos: “Los Judíos tuvieron luz y alegría, y gozo y
7 Libro de la Sabiduría de Jesús ben Sira (10:31).
14
honra”8. David rogaba al Señor diciendo: “Las riquezas y la gloria están delante
de Ti, y Tú señoreas a todos: y en Tu mano está la potencia y la fortaleza, y en
Tu mano la grandeza y fuerza de todas las cosas”9. La privación de esa dignidad
fue un castigo por parte del Señor: “sal del santuario, porque has prevaricado, y
no te será para gloria delante del Dios Jehová”10
. Y cuando Antíoco fue el rey
de los judíos, la primera cosa que les confió en su sermón fue la dignidad: “En
cuanto a mí, que estoy postrado sin fuerzas en mi lecho, conservo un afectuoso
recuerdo de ustedes y de sus buenos sentimientos”11
. La dignidad perfecta es tener
temor de Dios, evitar el mal y caracterizarse con la veracidad: “El temor de
Jehová es aborrecer el mal; yo aborrezco la soberbia, y la arrogancia, y el mal
camino y la boca perversa”12
. En muchos lugares, la Torá nos muestra la
necesidad de hacer el bien y evitar el mal: “No te niegues a hacer el bien a quien
es debido cuando esté en tu mano el hacerlo. No digas a tu prójimo: Vete y
vuelve de nuevo, y mañana te daré, cuando tengas contigo qué darle. No
maquines mal contra tu prójimo mientras viva confiado junto a ti”13
. Eso,
además de tratar con la gente con justicia y equidad: “Y reposará sobre él el
espíritu de Jehová: espíritu de sabiduría y de entendimiento, espíritu de consejo y
de fortaleza, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová. Y su deleite estará
en el temor de Jehová. No juzgará según la vista de sus ojos ni reprenderá por lo
que oigan sus oídos, sino que juzgará con justicia a los pobres y decidirá con
equidad a favor de los mansos de la tierra”14
.
En el cristianismo, encontramos ese texto integral, cuyas frases son concisas,
y que reúne el respeto por el hombre a sí mismo y a su dignidad, y el respeto por la
dignidad de su hermano: “Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en
cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros”15
. Además, encontramos que
la dignidad está asociada con la santidad con respecto a la demanda de sustento,
de modo que el hombre no debe humillarse a sí mismo ni a su dignidad, así como
debe respetar lo sagrado: “pues la voluntad de Dios es vuestra santificación; que
os apartéis de fornicación; que cada uno de vosotros sepa tener su propia esposa
en santidad y honor”16
. Encontramos ese texto en el que Jesús se refiere a la
8 Ester (8:16).
9 1 Crónicas (29:12).
10 2 Crónicas (26:18).
11Libro II de Macabeo
12 Proverbios (8/13)
13 Proverbios (3/27-30)
14 Isaías (11/2-4)
15 Romanos 12:10
16 1 Tesalonicenses (4:3-4)
15
atención y el amor de los demás. El buen espíritu que existe en el siervo creyente
debe saber que el reino de los cielos se hereda por el amor, que es lo que Jesús
infundió más en sus discípulos. Cada persona que tiene hambre debe preocuparse
por el hambre de su hermano como si fuera el suyo, hasta que éste esté lleno;
preocuparse por su sed como si fuera la suya, hasta que el acto de quitarle la sed
sea su objetivo; así como preocuparse por los enfermos, desnudos, presos,
extranjeros, como si sus preocupaciones fueran las suyas. Porque cuando hacen
eso, serían como la mano del Señor, que obra por la bondad del universo y por el
bien de los siervos: “Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de
mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del
mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de
beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y
me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí. Entonces los justos le responderán
diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te
dimos de beber? ¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te
cubrimos? ¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti? Y
respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno
de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis”17
. Para mostrar el amor
por la gente y su influencia en fortalecer la fe en nuestros corazones Dios nos dio
este ejemplo de Sí mismo, Superior y Glorioso. Es imposible que Dios tenga
hambre o sed, pero es señal que todo lo que el creyente hace para servir a su
hermano y para quererlo, lo hace, de verdad, en la causa de Dios.
En el Islam, encontramos la aprobación por la dignidad del hombre, que es
el sucesor de Dios en la tierra y el encargado de informar este mensaje y cumplir
esta misión. “La dignidad humana es una sombra que el Islam difunde a toda la
humanidad, o sea hombre o mujer, blanco o negro, fuerte o débil, y cualquiera que
sea su religión o creencia. Es una sombra que el Islam difunde a cada persona, para
que se proteja a sí misma de que derramen su sangre, violen su honor, se apoderen
de sus riquezas y su casa, alteren su raza, sea expulsado de su patria, controlen
forzosamente su conciencia, e interrumpan engañosa y malignamente su
libertad”18
. Las aleyas coránicas han afirmado esa dignidad y esa sucesión del ser
humano: “Y cuando tu Señor dijo a los ángeles: «Voy a poner un sucesor en la
tierra». Dijeron: «¿Vas a poner en ella a quien corrompa en ella y derrame
sangre, siendo así que nosotros celebramos Tu alabanza y proclamamos Tu
santidad?» Dijo: «Yo sé lo que vosotros no sabéis»”19
. También leemos sobre la 17
Mateo (25: 34-40) 18
Muḥammad ʻAbdul-lāh Darāz, Naẓarāt fīl islām, p. 112, serie de “Estudios islámicos”, núm. 178, Ministerio de
Waqf Islámico, El Cairo, 2010. 19
Corán, 2:30.
16
honra por parte de Dios de todos los hijos de Adán sin excepción: “Hemos
honrado a los hijos de Adán. Los hemos llevado por tierra y por mar, les hemos
proveído de cosas buenas y los hemos preferido marcadamente a muchas otras
criaturas”20
. El Corán también habla sobre la capacidad de Dios en crear al ser
humano con la mejor conformación: “Hemos creado al hombre dándole la mejor
conformación”21
. Algunos exegetas ven que la palabra “conformación” sólo se
refiere a la forma, pero esta “conformación” es precedida por otra más grande y
más noble a favor del hombre, en la que se radica la naturaleza humana que Dios le
ofreció al hombre y que lo hace superior a todas las criaturas. Dios –Glorificado
sea- le ofreció al hombre esos derechos siendo sólo hombre. Y por la importancia
de la dignidad humana, tuvieron que existir varias llamadas a los otros valores
humanos que cuidan y afirman esta dignidad.
En varios lugares del Sagrado Corán, encontramos la orden de la sinceridad:
“¡Creyentes! Temed a Dios y estad con los sinceros”22
; además de la orden de
restituir los depósitos a sus propietarios: “Dios os ordena que restituyáis los
depósitos a sus propietarios y que cuando decidáis entre los hombres lo hagáis
con justicia”23
. Para cuidar la dignidad humana, el Islam prohíbe matar a otra
persona (salvo que sea con justo motivo) y evitar los pecados: “alejaos de las
deshonestidades, públicas o secretas, no matéis a nadie que Dios haya prohibido,
sino con justo motivo! Esto os ha ordenado Él. Quizás, así, razonéis”24
. Así,
encontramos que el discurso coránico aprueba claramente los valores humanos y
confirma el respeto de los derechos humanos. El Corán también aprueba que las
religiones celestiales anteriores afirmaran e invocaran a estos valores antes de él:
“Os ha prescrito en materia de religión lo que ya había ordenado a Noé, lo que
Nosotros te hemos revelado y lo que ya habíamos ordenado a Abraham, a Moisés
y a Jesús: «¡Que rindáis culto y que esto no os sirva de motivo de división!»”25
.
Un gran número de los hadices (dichos del Profeta Muḥammad, que la paz y las
bendiciones sean con él) confirma esa dignidad basada en el balance de la justicia
divina, sin discriminación étnica o de género. En este contexto, el Profeta
Muḥammad (que la paz y las bendiciones sean con él) dijo: “Dios (Glorificado y
Enaltecido sea) os quitó el racismo de la época pre islámica y el orgullo por las
20
Corán, 17:70 21
Corán, 95:4 22
Corán, 9:119 23
Corán, 4:58. 24
Corán, 6:151. 25
Corán, 42:13.
17
hazañas de los antecesores: creyente piadoso y pecador desgraciado. Vosotros
sois los hijos de Adán, y Adán fue creado de polvo”26
.
2- Derecho a la Libertad:
La libertad se define brevemente como la soberanía del hombre sobre sí
mismo, pero si esta soberanía está sujeta a los caprichos y deseos de cada persona,
sin duda creará una gran brecha de conflicto entre esos deseos y las tendencias
individuales, y lo que se espera de las comunidades como un componente más
integral de los intereses generales, que abarca los deseos públicos que realizan la
seguridad, el renacimiento y las aspiraciones de estabilidad y construcción de estas
comunidades. No hay duda de que esta brecha sigue presente entre lo público y lo
privado, y esto no niega que el hombre deba ser libre en su propia fe, pensamiento
y voluntad, pero requiere que esta libertad se rija por leyes y estatutos justos e
imparciales que preservan esa libertad y el derecho de las sociedades a la
estabilidad.
Por lo tanto, es correcto considerar la libertad como un valor en sí mismo, ya
que es un derecho humano original que se relaciona con cada ser humano. Siendo
que la libertad es un valor, debe estar adherida al concepto de responsabilidad. Por
un lado, para preservar ese valor y aferrarse a él como quien se aferra al agua y el
aire. Por otro lado, para proteger ese valor del dominio de las pasiones y deseos
personales y liberar la mente de falsas pretensiones, así como proteger la voluntad
que entre en conflicto con el interés público, a la persona débil de la autoridad de la
persona fuerte y a la persona oprimida de la autoridad de la persona opresora.
Siendo que la libertad es un derecho humano, se convierte en "una propiedad
natural de cada ser humano, un asunto necesario para él y uno de los temas más
fundamentales para su existencia y su esencia. Nadie ha ofrecido este derecho y
nadie tiene derecho a privarlo de nadie"27
.
Las leyes internacionales de los Derechos Humanos establecen el derecho a
la vida y a la dignidad humana, que todos los seres humanos son iguales en tener
los derechos civiles y políticos sin discriminación, que su libertad personal es
garantizada, la libertad de creencias, la libertad de pensamiento y la libertad de
voluntad. Esta libertad no puede ser restringida por algo que no esté penalizado por
la ley. El Artículo 3 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos
26
Transmitido por Aḥmad en su libro de hadices (Al-Musnad) (2/361: hadiz núm. 8721) 27
Al-Sayyed Muṣtafa Muḥqaq Dāmād, Ḥuqūq al-insān wa iškāliyāt al-naẓariyah wal taṭbiq, p. 193.
18
establece que: “Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la
seguridad de su persona”. El Artículo 19 también establece que: “Todo individuo
tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de
no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir
informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por
cualquier medio de expresión”.
Si miramos el concepto de la libertad en las religiones celestiales y en los
principios de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, encontramos que
la visión de las religiones sobre el hombre es: “no fue creado libre, sino fue creado
para ser libre”. Esto significa que la libertad en las religiones no es entendida como
que las tendencias, pasiones e instintos del hombre estén sueltos, ni tampoco
significa rechazar que esté sujeto al otro y acepte sus facultades, sino que la
libertad desde la perspectiva de las religiones significa responsabilidad. Las leyes
de las religiones celestiales tratan con el hombre desde dos perspectivas: las
ordenanzas de Dios y la responsabilidad, así como tratan con él según los
principios de derechos y deberes. El principio de la responsabilidad se deriva del
valor de justicia e igualdad, así como el principio de que el hombre sea encargado
por los mandatos de Dios es inseparable del derecho a la libertad; pero es una
libertad responsable de la persona misma y del otro. "La libertad individual no
debe ser obstáculo ante el interés público. No está permitido usar el término ‘libre’
para cualquiera que perjudique el interés público o viole uno de los derechos de los
demás. Por lo tanto, las legislaciones celestiales han cuidado de cumplir los deberes
antes de aprobar el otorgamiento de los derechos y deberes; creyendo en que
realizar perfectamente estos deberes es una suficiente garantía para cumplir y
cuidar estos derechos y estas libertades"28
.
En el judaísmo, encontramos al comienzo del Libro de Génesis y la historia
de la creación del hombre lo que se refiere a que "al hombre que se le ofreció la
libertad, ha abusado de ella. Por lo tanto, fue privado, debido a su desobediencia,
del conocimiento del bien y del mal. La desobediencia de Adán con respecto al
árbol, en la historia de la creación, es un evidencia de eso"29
: “Mas del árbol de
ciencia del bien y del mal no comerás de él; porque el día que de él comieres,
morirás”30
.
28
Muḥammad Fatḥī Ad-Dārīnī, Usūl ḥuqūq al-insān fīl taštīʻ al-islāmī wa madā atarihi fīl al-ʻilāqāt ad-dawliyah, p.
14, Maŷalat At-Turaṯ Al-ʻarabī, núm. 17, Muḥaram 1405 H. 29
Ranā Māzin As-Salāymah, Ḥoreyat al-irādah wal ijtiyār fīl yahūdiah wal islām: dirāsah ʻaqadiyah muqārnah, p.
25, 1era
edición, Dār Al-Ḥāmid, Amán, 2013. 30
Génesis (2:17)
19
Por eso, la libertad se menciona implícitamente en la Torá, en el discurso en
el que el hombre elige entre la creencia en Dios o la incredulidad; entre la vida real
y eterna, gracias a las buenas acciones, o la muerte por la incredulidad, el pecado y
el mal: “Mira, yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el
mal”31
; “delante del hombre están muerte y vida: le darán lo que él escoja”32
.
En el cristianismo, encontramos que la libertad tuvo todos los significados
que están en contra de la servidumbre, que es la peor cosa que perjudica al ser
humano si acepta que sea a otra divinidad en lugar de Dios: “Estad pues, firmes en
la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no volváis otra vez a ser presos en el
yugo de servidumbre”33
. La libertad también fue mencionada como una demanda
humana y un derecho humano necesario, pero es una libertad libre de las pasiones
carnales y los deseos del alma: “Porque vosotros, hermanos, a libertad habéis
sido llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión a la carne, sino
servíos por amor los unos a los otros”34
. La libertad es equivalente del mal,
cuando el hombre la toma como una cobertura de sus pasiones y deseos: “Como
libres, y no como teniendo la libertad por cobertura de malicia, sino como siervos
de Dios”35
.
En el Islam, la libertad no es sólo un derecho humano y una necesidad
existencial, inseparable del carácter humano, sino que también es un mandato de
Dios y un deber legítimo que al hombre no se le permite ceder. Es un derecho
humano para todo hombre, desde la libertad de elegir su creencia, pasando por su
libertad de pensamiento y expresión, hasta de ser libre de voluntad en todo lo que
elija, y sólo según eso la retribución divina recaerá. En el Sagrado Corán,
encontramos la aprobación no sólo de la libertad del hombre para elegir su
creencia, sin coacción, sino también la libertad de los demás en elegir lo que creen:
“No cabe coacción en religión”36
.
Dios (Enaltecido sea) dijo: “Y di: «La Verdad viene de vuestro Señor. ¡Que
crea quien quiera, y quien no quiera que no crea!»”37
. El discurso divino,
dirigido al Profeta (que la paz y las bendiciones de Dios sean con él), menciona
que sobre él no recae la creencia de quien crea ni la incredulidad de quien no crea,
así como a él no se le permite forzar a nadie para que crea: “Si tu Señor hubiera
31
Deuteronomio (30:15) 32
Libro de Jesús ben Sira (15:18). 33
Gálatas (5:1) 34
Gálatas (5:13) 35
1 Pedro (2:16) 36
Corán, 2:256. 37
Corán, 18:29.
20
querido, todos los habitantes de la tierra, absolutamente todos, habrían creído. Y
¿vas tú a forzar a los hombres a que sean creyentes”38
.
El Corán aprueba, en varios lugares, la libertad intelectual del hombre,
confirmando la necesidad de pensar y reflexionar en decenas de aleyas:
“Proponemos a los hombres estos símiles. Quizás, así, reflexionen.”39
. El Corán
ha denunciado la subordinación del hombre a los demás, aunque éstos sean sus
padres y abuelos; cuando se le llama a que crea en Dios y rechaza: “Encontramos
a nuestros padres en una religión e imitamos su ejemplo”40
.
3- Derecho a la seguridad:
Si el hombre tiene derecho a vivir en esta tierra, él también debe preservar
esta vida, sea la suya o la de los demás. El derecho a la vida pertenece a Dios
(Enaltecido sea); ya que está relacionado con la misión de encargarle al hombre
con los mandatos de Dios, la construcción de la tierra y la sucesión de Dios en ella.
Por eso, el derecho a la seguridad y la paz es un derecho general que está
relacionado con toda la existencia humana. La seguridad del hombre se ha
convertido en un título que requiere una posición sincera y radical en nuestro
mundo actual, ya que la humanidad está sufriendo hoy en día un peligro verdadero,
una cantidad enorme peligrosa de guerras, conflictos, extremismo y terrorismo.
Con una mirada a los artículos de la Declaración Universal de los Derechos
Humanos, encontramos que el Artículo 3 establece que es necesario proteger la
seguridad de cada ser humano, como proteger su dignidad, y su derecho a la vida y
su libertad: “Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la
seguridad de su persona”. El Artículo 12 tiene un texto completo sobre lo que
garantiza la seguridad personal de cada hombre: “Nadie será objeto de
injerencias arbitrarias en su vida privada, su familia, su domicilio o su
correspondencia, ni de ataques a su honra o a su reputación. Toda persona
tiene derecho a la protección de la ley contra tales injerencias o ataques”.
Incluso en el caso de la denuncia a alguien por un delito, el acusado debe sentir que
no hay ninguna injusticia que recaiga sobre él al enjuiciarlo. El Artículo 10 es uno
de los artículos que protege la seguridad personal incluso de los acusados: “Toda
persona tiene derecho, en condiciones de plena igualdad, a ser oída
públicamente y con justicia por un tribunal independiente e imparcial, para la 38
Corán, 10:99. 39
Corán, 59:21. 40
Corán, 43: 23
21
determinación de sus derechos y obligaciones o para el examen de cualquier
acusación contra ella en materia penal”.
En las religiones celestiales, encontramos que todos los mensajeros de Dios,
desde Adán, (que la paz sea con él), pasando por Moisés y Jesús (que la paz sea
con ellos), hasta Muḥammad (la paz y las bendiciones de Dios sean con él)
llegaron para guiar a la humanidad al buen camino y para hacer de la paz y la
seguridad una base sólida para todas las religiones. Por eso, Dios (Glorificado y
Enaltecido sea) legisló la paz y ordenó a la gente que viviera en este mundo según
ésta, que la invocara y que viviera en seguridad y tranquilidad: “si la naturaleza
humana aprueba que la justicia sea una demanda absoluta y que la paz sea una de
las formas sinceras y manifestaciones de esta justicia, de ahí ha sido siempre la
confirmación en que la paz sea una correcta demanda humana”41
. Todas las
religiones celestiales acuerdan que la protección del alma, la mente, los bienes, la
religión y el honor del hombre son unas de las cosas sagradas que no deben
dañarse. Todo lo que es contrario a eso: terrorismo y extremismo –aunque tenga un
carácter religioso- son unas de las obras del diablo y de las almas malvadas, y la
religión es inocente de todo ello. La relación del hombre con su prójimo, basada en
el amor, la paz y la fraternidad, es la esencia y el fundamento de todas las
religiones y uno de sus importantes orígenes. Dios nos creó a todos y eligió a los
seres humanos para que construyéramos esta tierra, y esto no se realizaría sin que
la gente viva en paz. ¿Cómo el hombre, que Dios creó, infundió en él de Su
espíritu y arrojó en su corazón la misericordia y el amor, puede ser como los
animales del bosque que se comen unos a otros? Por eso, uno de los deberes más
importantes del hombre, frente a sí mismo, su patria, su pueblo, su nación y toda la
humanidad -y antes de todo frente a Dios- que sea sincero con sus ideas y acciones.
El buen hombre no es quien sólo se ama a sí mismo o a su patria, sino el que ama
al mundo entero.
En el judaísmo, vemos que Dios es quien ofrece la paz con amor: "Jehová
alce a ti su rostro, y ponga en ti paz"42
. Dios hizo que la paz fuera pacto debido a
su gran valor. Cuando Dios habló a Moisés, le dijo: “Por tanto diles: He aquí yo
establezco mi pacto de paz con él”43
. Dios hizo que la paz fuera como juicio y ley
para la humanidad, y cuando Amán quiso hacer daño a Mardoqueo y su pueblo, el
rey le dijo: “No quería perjudicar la realización de mi gran poder, pero
gobernaba con misericordia y paciencia para que pasaran sus vidas sin miedo y
41
Muḥammad ʻAlī At-Taskhīrī, Al-Qiyam al-insāniya al-muštarakah wa dawruhā fī taʻzīz at-taḍāmun bayn aš-šuʻūb
wal umam, Maŷalat At-Taqrīb, p. 33, núm. 52, 1384 H. 42
Números (6:26). 43
Números (25:12).
22
con tranquilidad, así como disfrutaran de la paz a la que todos los seres
humanos aspiran”44
. Dios hizo que la paz fuera como bendición y poder, por
parte de Él, para su pueblo: “Jehová dará fortaleza a su pueblo: Jehová
bendecirá a su pueblo en paz”45
. Dios hizo que la paz sea la mejor demanda y
súplica: “Apártate del mal, y haz el bien; busca la paz, y síguela”46
. Con respecto
a la misericordia y su importancia, y a que sea ordenado tenerla y prohibido
dejarla, dijo: “Misericordia y verdad no te desamparen; Átalas a tu cuello,
Escríbelas en la tabla de tu corazón”47
.
En el cristianismo, Jesús (la paz que sea con él) llegó a la tierra llevando la
palabra más grandiosa, es decir, la “paz”: “Gloria en las alturas a Dios, Y en la
tierra paz, buena voluntad para con los hombres”48
. El evangelio que alabó a los
pacificadores y los defensores de la paz y el amor, anunciándoles la paz y el amor
de Dios, dijo: “Bienaventurados los pacificadores: porque ellos serán llamados
hijos de Dios”49. La paz fue el primer anuncio que dio el ángel a María (que la paz
sea con ella), ya que le dijo: “Y dijo, ¡Salve, muy favorecida! el Señor es contigo:
bendita tú entre las mujeres.”50
. La paz fue también la palabra y la acción a las
que Jesús (que la paz sea con él) llamó y dejó a la gente: “La paz os dejo, mi paz
os doy”51
. Si miramos a lo mejor que enseñó y recomendó Jesús (que la paz sea
con él), después de amar a Dios y adorarle sólo a Él, encontramos que es el
mandamiento del Señor a Israel, el segundo gran mandamiento después de unificar
y adorar a Dios y la adoración, es decir, amar a tu prójimo como a ti mismo:
“Maestro, ¿cuál es el mandamiento grande en la ley? Y Jesús le dijo: Amarás al
Señor tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y de toda tu mente. Este es el
primero y el grande mandamiento. Y el segundo es semejante á éste: Amarás á tu
prójimo como á ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los
profetas”52
. En este mandamiento hay un requisito general de vida, cuyo propósito
es la seguridad y la paz del alma. Está enlazado con la relación entre el hombre y
su hermano en la humanidad, y como el amor de tu hermano y tu prójimo -como el
de ti mismo- es una rama de tu amor por Dios. Con este amor, la vida se establece
y el alma se siente tranquila, así como el odio, la codicia y la envidia de los
corazones se evaporan. En el corazón prevalecen la seguridad y la vida, y en el
44
Añadiduras a Ester (4:2). 45
Salmos (29:11). 46
Salmos (34:14). 47
Proverbios (3:3). 48
Lucas (2:14). 49
Mateo (5:9). 50
Lucas (1:28). 51
Juan (14:27). 52
Mateo (22:36-40).
23
cuerpo, la tranquilidad y la supervivencia. El lector puede observar fácilmente la
insistencia del evangelio en repetir el amor en decenas de lugares, incluso el amor
a los enemigos, apiadándose de la ira y castigo que les esperan por parte Dios a
causa de los males que cometen: “Mas yo os digo: Amad a vuestros enemigos,
bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los
que os ultrajan y os persiguen”53
.
En el Islam, el Sagrado Corán ordena a llamar a la paz y seguir todos los
medios que la realice, ya que dijo: “¡Creyentes! ¡Entrad todos en la Paz”54
.
Anuncia a los creyentes que tendrán una morada de paz, ya que el paraíso se llama
la “morada de paz”; Dios (Enaltecido sea dijo): “La Morada de la Paz junto a su
Señor”55
.
Guiando a su Profeta a que ofreciera la paz y la buscara, Dios (Enaltecido
sea) dijo: “Si se inclinan hacia la paz, ¡inclínate tú también hacia ella! ¡Y confía
en Dios! Él es Quien todo lo oye, Quien todo lo sabe”56
. Advirtiendo a los
creyentes a que no sospecharan del que les llamaba a la paz y ordenándoles que lo
aceptaran y trataran con él pacíficamente, Dios (Glorificado sea) dijo:
“¡Creyentes! cuando acudáis a combatir por Dios, cuidado no digáis al primero
que os salude: «¡Tú no eres creyente!», buscando los bienes de la vida de acá”57
.
Anunciando a los creyentes la gracia más grande que les ofrecerá en el Más Allá,
es decir la gracia de la paz, Dios dijo: “«¡Entrad en ellos, en paz, seguros!»”58
.
Dios (Glorificado y Enaltecido sea) se dio a sí mismo, en el Sagrado Corán, el
nombre de “la Paz”, diciendo: “Es Dios -no hay más dios que Él-, el Rey, el
Santísimo, la Paz”59
. Cuando alabó a Su Profeta (la paz y las bendiciones de Dios
sean con él), dijo: “Nosotros no te hemos enviado sino como misericordia para
todo el mundo.”60
.
Cuando alabó a Jesús (la paz de Dios sean con él), dijo: “La paz sobre mí el
día que nací, el día que muera y el día que sea resucitado a la vida”61
. Dios
53
Mateo (5:44). 54
Corán, 2:208. 55
Corán, 6:127. 56
Corán, 8:61. 57
Corán, 4:94. 58
Corán, 15:46. 59
Corán, 59:23. 60
Corán, 21:107. 61
Corán, 19:33.
24
también eligió la paz como el saludo de sus siervos virtuosos el día que se
encuentren con Él: “El día que Le encuentren, serán saludados con: «¡Paz!»” 62
.
En el Islam, se manifiesta claramente que la vida humana es sagrada y no es
permitido a nadie que la ataque injusta y agresivamente: “que quien matara a una
persona que no hubiera matado a nadie ni corrompido en la tierra, fuera como si
hubiera matado a toda la Humanidad”63
. Para que la paz y la seguridad del
hombre sean perfectas, la justicia debe ser un juicio entre la gente sin
discriminación: “Dios ordena la justicia, hacer el bien y ayudar a la familia”64
.
Ordenar la justicia con el enemigo, ya que la enemistad no debe conducir al
hombre a obrar injusta y agresivamente: “¡Creyentes! ¡Sed íntegros ante Dios
cuando depongáis con equidad! ¡Que el odio a una gente no os incite a obrar
injustamente!”65
.
62
Corán, 33:44. 63
Corán, 5:32. 64
Corán, 16:90. 65
Corán, 5:8.
25
Conclusión
Si la aprobación del derecho a la dignidad humana preserva el derecho
humano a una vida digna, sin tener miedo de hambre, enfermedad, pobreza y
desplazamiento; si el derecho a la libertad hace que el hombre sea independiente y
responsable, que decida por sí mismo lo que crea, guiado por su mente y su
corazón, y sin ser dominado por una autoridad que lo humille o una opresión que le
haga daño; y si el derecho a la seguridad da tranquilidad al hombre para que viva,
estabilidad para que obre y paz para que conviva con el otro, dándole seguridad y
estando a salvo de él; las religiones celestiales tienen riquezas espirituales y alteza
moral lo que hace que sea la primera fuente de los valores humanos para estos
derechos, y el precedente de todas las leyes y convenciones internacionales, las
teorías reformistas y las percepciones filosóficas.
"Si el vínculo de la sangre une los miembros de la misma familia, la unión
nacional junta los compatriotas de la misma nación y el de la religión une la gente
de la misma creencia, aunque se multipliquen sus países, se alejen sus regiones y
difieran sus razas; el enlace del amor (con el que llegaron las religiones
celestiales), cuando es auténtico y sincero es una cuerda sólida que envuelve todo
el mundo desde fondo al extremo y hace que toda la gente sea hermana en la
humanidad, que sienta dolor el uno por el otro, y alegre el uno por el otro. Si
quitamos de los corazones y las almas el odio, el deseo de dominar, de prevalecer,
y cada uno de nosotros ama a todos sus hermanos en la humanidad - sin distraerse
por el deseo de posesión o la diferencia de religión o raza- cabemos todos en el
mundo, podemos cooperar unos con otros para extraer sus tesoros, explotar y
beneficiarnos de sus bienes, así como toda la gente se sentirá segura y la paz
verdadera tendrá lugar y se impedirá la guerra entre nosotros para siempre"66
.
Los eruditos religiosos y los sabios de las naciones deben empeñarse -con
todo el esfuerzo posible y la responsabilidad que asumen- en devolver a la
humanidad perdida, hoy en día, la rectitud para preservar la dignidad del hombre –
todos los hombres- y su derecho a la vida. Esto no será posible sin que los valores
humanos, que trajeron las religiones celestiales, sean un método de nuestro
pensamiento, un camino de nuestras acciones, y una adoración para acercarnos a
nuestro Señor. No será posible sin comprender correctamente que la religión es un
espacio amplio para el amor y la paz y no una llamada para el odio y las guerras.
66
Muḥammad Yūsuf Mūsā, Min Al-Qiyam al-insāniya fīl islām, Maŷalt Al-Azhar, pp. (434, 438), vol. 32, parte V,
Ŷumāda Al-`Ulā, 1380 H.
26
"Encended los corazones fríos, recordad la luz del amor divino, dejad que los ríos
de ciencia, literatura, sabiduría y conocimiento broten, abrid la fuente del amor,
poned en los corazones de los seres humanos un odio contra la injusticia y la
tiranía, y dad a los pueblos oprimidos lecciones de igualdad"67
.
67
Abūl Ḥasan An-Nadawī, Al-Islām wa ataruhu fīl al-Ḥaḍārah wa faḍluhu ʻala insāniyah, p. 112, Dār Aṣ-Ṣaḥwah,
1986.
27
Referencias
1- Abūl Ḥasan An-Nadawī, Al-Islām wa ataruhu fīl al-Ḥaḍārah wa
faḍluhu ʻala insāniyah.
2- Aḥmad Ibn Ḥanbal, Al-Musnad, editado por Šuʻaib Al-Arna`ūt y
otros.
3- Al-Sayyed Muṣtafa Muḥqaq Dāmād, Ḥuqūq al-insān wa iškāliyāt al-
naẓariyah wal taṭbiq.
4- Al-Sayyed Weld Abāh, Al-Dīn wal sayāsah wal ajlāq (Mabāhit
falsafiya fīl asiyāqayn al-islāmī wal gharbī).
5- El Sagrado Corán.
6- http://www.un.org/es/universal-declaration-human-rights/
7- Immanuel Kant, Crítica de la razón pura (13ª edición), Porrúa,
México, 2005.
8- Jürgen Habermas, Religion et sphère publique.
9- La Biblia.
10- Muḥammad ʻAbdul-lāh Darāz, Naẓarāt fīl islām.
11- Muḥammad ʻAlī At-Tasjīrī, Al-Qiyam al-insāniya al-muštarakah wa
dawruhā fī taʻzīz at-taḍāmun bayn aš-šuʻūb wal umam.
12- Muḥammad Fatḥī Ad-Dārīnī, Usūl ḥuqūq al-insān fīl taštīʻ al-islāmī
wa madā atarihi fīl al-ʻilāqāt ad-dawliyah.
13- Muḥammad Yūsuf Mūsā, Min Al-Qiyam al-insāniya fīl islām.
14- Ranā Māzin As-Salāymah, Ḥoreyat al-irādah wal ijtiyār fīl yahūdiah
wal islām: dirāsah ʻaqadiyah muqārnah.
15- Saif Ad-Dīn Abdel Fattāḥ, Madjal al-qiyam “Iṭār marŷaʻī l- dirāsah
al-ʻilāqāt ad-dawaleyya fīl islām.
28
Índice
Tema Página
Introducción 3
Prefacio 4
Primer eje: el concepto de los valores humanos 5
Segundo eje: los valores humanos entre la legislación divina y las leyes de
derechos humanos 7
Tercer eje: la totalidad de los valores humanos en las religiones celestiales y
los principios de la Declaración Universal de los Derechos Humanos 11
Derecho a la dignidad humana 12
Derecho a la libertad 17
Derecho a la seguridad 20
Conclusión 25
Bibliografía 27
Índice 28
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