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Con amor para Randal, mi compañero de aventuras que siempre estuvo ahí.
c 2008 Luis Santibáñez Fotos y textos: Luis Santibáñez Miranda Registro de Propiedad Intelectual 0908084219434 www.safecreative.com La cámara fotográfica utilizada fue una Sony Handycam DSC W30
“El sol, viendo el estado penoso de los hombres, creó
una pareja: Manco Capac, el varón y Mama Ocllo,
su esposa y hermana; les entregó un bastón de oro y
les ordenó ir por el mundo para civilizar a los pobla-
dores. Les encargó fundar un reino, e implantar el
culto al sol.
Manco Capac y Mama Ocllo salieron de las espumas
del Lago Titicaca…”
Tradición mitológica Inca
Lago Titicaca
El Lago Titicaca se emplaza en el altiplano a3.800 msnm, siendo el lago navegable más alto del m
gundo más grande de Sudamérica.
Está formado por dos cuerpos de agua sepaEstrecho de Tiquina, el más grande situado al norte eLago Mayor o Chucuito, con una profundidad de hasty el Lago Menor o Huiñamarca , situado al sur con u
dad máxima de 45 metros.
Su soberanía es compartida por los estadoBolivia.
andino a unos mundo, y el se-
arados por el s denominado ta 283 metros, una profundi-
s del Perú y
Al actuar como regulador climático el Titicaca ha per-mitido el desarrollo de la agricultura y la ganadería en el altipla-no, principales fuentes de sustento inmemorial de los pueblos an-
dinos aymaras y quechuas.
Esto explica porque junto a sus costas floreció el impe-rio Tiwanakota, sus islas fueron consideradas sagradas por los
Incas y ha jugado un rol preponderante en la cosmovisión y mi-tología de todas las culturas altiplánicas.
Aún hoy día nos esconde misterios y secretos en sus
ciudades sumergidas.
Al navegar sus aguas y recorrer sus caminos desfilan gentes sencillas, pueblos olvidados, ruinas perdidas, tradiciones an-
cestrales, ropajes de vivos colores, barcos de totora, casas de adobe y ladrillo, templos a
la Pachamama, iglesias coloniales, …
Recuerdos de imperios idos, creen-cias llegadas desde lejos, fiestas populares, amor a su legado centenario, resistencia a la
modernidad.
Puno
Ciudad puerto del Lago Titicaca per
el 4 de Noviembre de 1668 bajo el nombre Puno por el Virrey Pedro Antonio Fernándezde Lemos, alcanzando gran esplendor durante
a sus minas de plata
José Marícapital del Perú
“Capital del Folclotípicos, que suma
hacen al folclore p
ruano, fue fundada de San Carlos de
z de Castro, Conde e la colonia debido
a Arguedas calificará a Puno como “la otra
ú” y desde 1985 recibe el titulo oficial de ore Peruano” debido a sus más de 250 bailes ados a sus máscaras, canciones y vestidos puneño uno de los más ricos del continente.
Ciudad de rotundos contrastes, demasiado pequeña pa-
ra ser considerada una gran urbe, demasiado grande para ser llamado un pueblo autóctono. Bien se dice de Puno que o se le
ama o se le odia, pero nunca se es indiferente ante ella.
La fe religiosa ha sido desde sus inicios un componente vital en la idiosincrasia puneña manifestada en sus monumentales iglesias y multitudinarias festividades.
La catedral de Puno fue construida en el siglo XVII y su frontis fue esculpido por el
alarife peruano Simón de Asto. Esta iglesia es una muestra del barroco español e incluye elemen-tos andinos que confieren al monumento su carácter mestizo.
El Santuario de la Virgencita Candelariadad alberga a la imagen de la Santisima Virgen deciudad. Esta iglesia en su momento estaba destina
la Catedral solo estaba dedicada al uso de
La Fiesta de la Mamita Virgen de la Cadurante las dos primeras semanas de febrero. En
danzarines y 9000 músicos alegran y adornan las ccarnavales más grandes de Su
a es la capilla que en la actuali-el mismo nombre, patrona de la ada a los nativos puneños ya que e mestizos y españoles.
andelaria se celebra día tras día esta celebración más de 40.000 calles de la ciudad en uno de los udamérica.
Amantani no cuenta con infraestructura turística en términos hoteleros o gastronómicos y esto mismo se convierte
en uno de sus encantos.
Cada visitante de la isla es hospedado por la misma comunidad, cuyas mujeres diariamente van a los embarcaderos en busca de sus huéspedes a quienes abren las puertas no solo
de sus hogares, sino que de su mundo.
El dormir en sus pequeñas casa de adobe y comer jun-to a un fogón familiar su sencilla pero exquisita comida casera genera un contacto íntimo, único, mágico, que permite obser-var y disfrutar la simpleza de lo cotidiano casi como siendo
parte de la familia anfitriona.
La calle Jr. Lima es el centro neurálgico de la ciudad, albergando
las actividades económicas, comercia-les y de esparcimientos.
Por el concurrido y cosmopo-lita boulevard se suceden hoteles, res-taurantes, pubs, casas de cambio y de-cenas de tiendas dedicadas a la arte-
sanía andina.
Sobre los adoquines artistas, artesanos, charlatanes y lustra botas
bocean sus servicios en los más varia-dos idiomas.
Mención aparte merece su gastronomía. Locales como Ukuku’s, Ollantay y Sayari, entre otros, ofrecen lo mejor de la exquisita cocina peruana, ceviche, caldo de gallina, tamales, y por sobre todo los deliciosos platos propios del altiplano como la carne de alpaca o la sabrosa trucha del Lago
Titicaca, siempre acompañados del clásico pisco sour peruano.
El como movilizarse es otro elemento particular en Puno que no pasa inadvertido para el visitante.
Los Mototaxis son tricimotos especialmente acondicionadas para el transporte de pasajeros que por pocos soles permiten trasladar-
se rápidamente de un punto a otro de la ciudad en alocadas carreras que dan al pasajero la sensación de haberse traslado a algún punto de
la India o del sudeste asiático.
En tanto los Tricitaxis, triciclos empujados por tracción humana, abundan en cada esquina de la ciudad. Sus conductores se enorgullecen de ser legítimos descendientes de los chasquis, pues es
imprescindible contar con la fuerza de los mensajeros incas para tras-ladar varios pasajeros y pesadas cargas a más de 3.800 msnm.
Al viajar lentamente por las agitadas calles puneñas un conductor de Tricitaxis puede convertirse en el mejor y más informado guía turístico, entregando al viajero los más profun-
dos secretos y necesarios consejos.
Los Uros
Se llaman a si mismos “Kotsuña”, el pue-blo del Lago. Son los Uros, quienes en épocas ante-riores a los incas arribaron a las costas pantanosas
del Titicaca huyendo de las guerras aymaras.
Sin embargo aún en estas alejadas costas no encontraron el refugio buscado y debieron aden-trarse en las zonas de baja profundidad viviendo en
sus balsas de totora, las que prontamente fueron convirtiéndose en islas flotantes.
El Lago no solo les entregó refugio y lo
que necesitaban para subsistir, sino que los envol-vió por completo hasta hacerlos una parte viviente
del Titicaca.
No importa cuanto shaya visto, oído o leído. Es ndeados por el turquesa del Lapor el sol y el viento, posar el movimiento, para comprender
su mágica y ances
Solo estando en medpequeños jugar, luego de convtejen la totora, luego de viajadel mismo material, puede en
uros solo cuentan con dos cosamás que cualquiera que los vi
nece
se crea saber de ellos, cuanto se ecesario estar en sus islotes ro-go, ver de cerca su piel curtida pie sobre la totora en constante
r en una pequeñísima dimensión stral forma de vida.
dio de ellos, luego de ver a sus versar con sus mujeres mientras ar en sus botes de pesca hechos ntenderse que a pesar de que los as: peces y totora, tienen mucho isite, porque tienen todo lo que esitan.
Cada una de las islas flo-tantes de los Uros no supera los 100
mts2, y al menos una veintena de ellas se encuentran desperdigadas
por la bahía de Puno.
Entre las principales se en-cuentran Tupiri, Santa María, Tribu-na, Toranipata, Chumi, Paraíso, Ka-
pi, Titino, Tinajero y Negrone.
Estas islas están construidas en base a Totora entretejida en capaz que hasta al-canzar un par de metros de altura para luego ser ancladas al fondo lodoso del Lago.
Cada mes en verano y cada semana en invierno se agrega una nueva capa de totora al suelo de la isla para reemplazar las capas más bajas que se van pudriendo en la
medida que son cubiertas por el agua.
Por siglos la recolección de totora y la pesca han sido las principales actividades productivas de los Uros. La totora no solo es utilizada para la construcción de sus islotes y casas, sino también es parte de su dieta aportando una alta fuente de fibra y
minerales.
En cuanto a la pesca, mantienen la tradición de la pesca artesanal en balsas de totora centrándose en la extracción del ca-rachi y el pejerrey, además de la caza de algunas aves silvestres.
En los últimos veinte años el turismo ha pasado ha con-vertirse en una importante fuente de recursos, cada patrón de na-ve que atraca en una de sus islas debe realizar un pago a la comu-nidad, lo que se suma a lo obtenido por las ventas de artesanías y
suvenires.
Isla Amantani
Amantani se encuentra ubicada aPenínsula de Capachica y al norte de la Isla
forma es casi circular, siendo la más grande dno del Lago Titicaca.
Se encuentra coronada por el monte
4150 msnm, 340 m sobre el nivel del Lago, envanta un importante santuario.
Sus habitantes hablan el aymara y so
dos dentro de esta misma etnia.
l este de la a Taquile. Su el lado perua-
Llacastiti de n el cual se le-
on considera-
Isla Amantanipreincaica, pero prontamtinsuyo Inca, luego a d
gobernada por suce
Fue solo en lalos nativos de la isla lo
sus tier
Desde entoncebasada en el parentescodonde cada comunidadpapas, trigo, cebada, qu
intercambiados en
Igual modelo cdades como la ganaderírismo que en la última d
sus principal
i ha sido habitada desde la época mente pasó a ser parte del Tiwan-ominio español y finalmente fue esivos hacendados peruanos.
a primera mitad del siglo XX que ograron recuperar la posesión de rras ancestrales .
es han adoptado una organización o y la reciprocidad del trabajo en
d cultiva algún producto agrícola, uínoa y habas, los que luego son
ntre los distintos comuneros.
omunitario se da con otras activi-ía, la pesca y por sobre todo el tu-década se ha convertido en una de es fuentes de ingresos.
Amantani es el principalnial del Titicaca, al punto que to
están se orientan a los templos qude la isl
Estos santuarios son Pacrepresentan respectivamente los l
central de su culto a quien piden ssus g
A diferencia de las monuestos templos son sencillos recintyo centro se encuentra un pequesepultar distintos tipos de ofren
centro religioso y ceremo-odo los senderos de la isla ue coronan los dos montes a.
chatata y Pachamama, deidades ancestrales que lados masculino y femenino de la tierra, objeto su bendición y protección, a la vez de agradecer generosas dádivas.
umentales iglesias cristianas construidas en la zona durante la colonia, tos ubicados en lo alto de un monte tutelar, cercados en piedra y en cu-eño altar donde se practican sus ceremonias sagradas que consisten en ndas por sobre todo hojas de muña y coca, sus tesoros más preciados.
Isla Amantani es un remanso de paz y tranquilidad. No es que en ella el tiempo retrocediera, sino que simplemente el tiempo se de-tiene, las horas se hacen eternas, todo transcurre lentamente contagia-
do por el ritmo de vida de sus comuneros.
Deambular entre sus senderos observando sus casas dispersas por los cerros, sus caminos de piedra, sus santuarios en las alturas, sus gentes amables y cariñosas, brinda la sensación de encontrarse en me-
dio de una de las villas élficas de los cuentos de Tolkien.
Al alejarse de su embarcadero surcando las agua del Titicaca solo se puede tener una idea en mente: “Volver”.
Isla Taquile
Taquile, cuyo nombre original en quechua es Intika, es la más conocidas de las islas del Titicaca peruana, con una población
de 1.700 habitantes en su mayoría quechua parlantes.
Formó parte del imperio Inca, siendo una de las últimas lo-calidades en el Perú en someterse al dominio español. Finalmente tras ser tomada en nombre del emperador Carlos V pasó a formar parte de la corte de Rodrigo de Taquile de quien toma su nombre.
Su villa principal se encuentra ubicada a 3.950 msnm, y el
punto más alto de la isla alcanza los 4.050.
Al acceder a Taquile desde su vertiente oriental se debe remontar una suave pen-diente que se extiende por poco más de una hora de caminata hasta llegar a la parte alta de
la isla en donde se encuentra su centro urbano.
Durante el sosegado ascenso es posible contemplar la inmensidad azul del Titicaca y el lejano verdor de Amantani a mano izquierda, en tanto a la derecha se observan esparci-das por los cerros un centenar de casas y pequeñas parcelas con sus característicos cultivos en terrazas y a sus campesinos afanados en las labores agrícolas o guiando al ganado por
las escarpadas laderas.
Estrechas calleconforman un verdadero
teñidas de sepia, muros pmiradores con vistas majegente deambulando de u
nos, eso es lo que se
Todas sus casas son completamente distin
ciera ser igual al anterio
Este magníficocentral, perfectamente simte, el ayuntamiento al sur,norte el centro comunita
zan los espléndidos tejido
ejuelas pavimentadas en piedra que o laberinto, casas de adobe y ladrillo étreos que parecieran ser milenarios, estuosas... pero por sobre todo gente,
un lado a otro con tejidos en sus ma-encuentra en lo alto de Taquile.
parecieran ser iguales, pero a la vez
ntas una de otra. Cada callejón pare-or, pero cada cual tiene algo único.
desorden solo se rompe en su plaza
métrica, con la iglesia local al ponien-, un magnífico mirador al oriente y al rio donde se muestran y comerciali-
os manufacturados por la comunidad.
Las visitas turísticas a Taquile usualmente si-gue un mismo itinerario, accediendo a la isla por su
embarcadero oriental y recogiendo a los pasajeros en el lado opuesto.
Lo anterior obliga a que luego de visitar su
centro cívico se deba atravesar la isla por su parte alta siguiendo un senda en donde predominan espectacula-res miradores y un sin numero de antiquísimos e impo-
nentes arcos de piedra. Una vez alcanzado el extremo occidental de Taquile es necesario descen-der hasta los embarcaderos por un abrupto
acantilado costero.
El descenso se realiza a través de una imponente escala que data de la época de dominación inca y que cuenta con más de 500 peldaños perfectamente empedra-dos, los que constituyen una de las mara-
villas de la isla.
El arte textil, llevada a cabo casi en exclusivo por los varones, es uno de los elementos más destacado de la cultura taquileña al punto de
ser reconocidos por la UNESCO como “Obra Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad”.
En cuanto a su vestimenta, durante los años de dominación es-pañola les fue prohibido usar sus atuendos nativos y fueron obligados a vestirse a la usanza de los campesinos ibéricos, con el paso del tiempo esto generó una sorprendente fusión entre ambas culturas en lo que res-
pecta al diseño, colorido y material de su vestuario.
Las mujeres siempre visten blusa roja y muchas faldas multico-lores, recubiertas con un amplio faldón negro. El talle es ceñido con un
fino cinturón guinda y la cabeza y rostro se protegen del sol con un man-to negro.
En tanto los hombre usan pantalón negro, camisa blanca y cha-leco corto, cuya forma y color determinan su función en la comunidad. Lleva además una larga faja con bordados que describen los eventos de su vida en pareja. Finalmente el chullo o gorro determina si es casado o
soltero, y la forma como se usa su cola refleja si se esta buscando pareja.
Copacabana
La ciudad de Copacabana es el principal puerto bo-liviano del Lago Titicaca. Emplazado en una amplia bahía a pocos minutos de la frontera con el Perú se encuentra flan-queado por los cerros Monte Calvario y Calvario Menor.
Desde antes de la llegada de los españoles fue un importante asentamiento aymara en donde de acuerdo a al-gunos historiadores se rendía culto a Kotakawana, antigua deidad andina de la fertilidad, y de donde aparentemente
deriva su nombre.
Con la llegada de los monjes domínicos en la pri-mera mitad del siglo XVI el culto a Kotakawana fue cam-
biado por la veneración a la Virgen de la Candelaria, poste-rior patrona de Bolivia , por lo que el lugar se transformó en un importante centro de peregrinación religiosa hasta nues-
tros días.
Indudable es la importancia de Copacabana como centro de peregrinación religiosa de las comunidades andinas y el pueblo boliviano en general, sin embargo su condición de puerto lacustre
ha dado un importante impulso al turismo.
Su cercanía con el puerto peruano de Puno y con el centro arqueológico de Tiwanako ha convertido a Copacabana en una
suerte de corredor turístico que atrae tanto a los visitantes que in-gresan a Bolivia luego de visitar Machu Pichu, como a quienes
viajan rumbo al Perú provenientes de La Paz o Uyuni.
Cientos son los viajeros que diariamente arriban a la ciu-dad en busca de una embarcación con destino a las Islas del Sol y de la Luna, lo que ha transformado a Copacabana en un lugar cos-mopolita con una amplia oferta hotelera, gastronómica y artesanal,
además de una vibrante vida nocturna.
La Basílica de Nuestra Señora de Copplemente la Catedral de Copacabana, fue const
posteriormente reconstruida entre los años 1610de las estructuras que hasta hoy se con
Alberga la imagen de la “Virgen de la C
gen Morena”, Patrona de Bolivia, esculpida hapor el artesano indígena Francisco Tito Yupanq
Túpac Yupanqui.
El templo originalmente de líneas renamente es un representante de la arquitectura mocomponentes andinos. Una de sus principales c
mantener hasta el día de hoy adosada a la nave plla Abierta o Capilla de Indios, donde se celebraire libre debido a la predilección de los indígede ceremonias y a la gran cantidad de fieles lleg
especial cada 5 de Agosto, día de la Virge
pacabana, o sim-truida en 1550 y
0 y 1651 con parte nservan.
Candelaria o Vir-acia el año 1580
qui, nieto del inca
acentistas, actual-orisca con fuertes características es principal la Capi-raban las misas al enas por este tipo gados al lugar en en Morena.
Monte Calvario, la colina que corona el flanco norte de Copaca-bana, no es solo un lugar desde el cual obtener espectaculares vistas de la ciudad y del Lago Titicaca, sino que es un importante componente de la
religiosidad aymara.
Tal como su nombre deja ver, el camino pavimentado en piedra hasta su cumbre ha sido concebido como un enorme Via Crucis que a dia-
rio es recorrido por decenas de peregrinos.
Desde varias semanas antes de Semana Santa cada viernes buena parte de la población indígena de Copacabana inicia un lento peregrinar que se inicia en la Basílica de la Virgen Morena y culmina en lo más alto
del Monte, pasando por cada una de las estaciones de la crucifixión.
La cima de la colina esta repleta de altares dedicados a la imagen de Cristo, la Virgen y distintos santos, profusamente adornados y a cuyos pies se encuentran depositados gran cantidad de autos de juguetería, casas en miniatura y dinero de fantasía, representación de las peticiones mate-
riales de los fieles.
El Calvario Menor se alza en Copacabana en el extremo opuesto al Monte Calvario. Y si este último es un símbolo de la
religión traída por el conquistador español, como toda una contra-parte, la menor de las colinas es un recordatorio de los orígenes
ancestrales de sus habitantes.
Si en lo alto del Monte Calvario se encuentran un sin número de altares, en lo alto del Calvario Menor se encuentra “La Horca del Inca”, una impresionante formación rocosa que fue usa-da como observatorio astronómico primero por los tiwanakotas y
posteriormente por los sacerdotes al servicio del imperio Inca.
Interesante es que en las calles que van desde el centro de Copacabana hasta las escalinatas de piedra que conducen al anti-guo observatorio indígena es posible con-
templar una serie de estatuas de gobernantes y guerreros incas en distintas actitudes, pero siempre custodiando con su mirada el acceso
sur de la ciudad.
Isla del Sol
Presenta un relieve accidentado con muchas terrazas debido al cultivo de antiguos pobladores prehispánicos. En la época inca, al igual que la vecina Isla de la Luna, fue un san-
tuario morada de las vírgenes dedicadas al dios solar Inti.
A lo largo de toda la isla se aprecian varios sitios ar-queológicos, donde sobresale la “Roca Sagrada” o Roca de
los Orígenes, que según la mitología fue el sitio desde el cual salieron Manco Capac y Mama Ocllo a fundar la ciudad del Cuzco, también se aprecia la Chinkana o laberinto, además
del Palacio de Pilkokaina, único por sus características cons-tructivas. Otro sitio son las escalinatas de Yumani, mismas que conducen hacia la parte alta de la isla donde existe una
fuente de agua de la época precolombina.
La Isla del Sol o Isla Titicaca se encuentra en el margen boliviano del la-go que lleva su nombre y que significa “Roca del Puma”.
En ella se encuentra también el museo arqueológico de Challapampa, donde se exponen piezas rescatadas del fondo subacuático alrededor de la isla.
Challapampa es el nen el puerto norte de la Isla
queado por extensas playas den su extremo occidental, es
donde es posible acampar junmas, por lo mismo es el sitio
tacto más
También por su cerces el punto de partida obligadriamente deben iniciarse con expone una interesante colecla cultura Tiwanakota extraíd
biólogo m
La presencia de estobe a que los primeros habitanponiente de la misma duran
estas zonas se vieron cubiertas
nombre de la comunidad indígena establecida a del Sol. Ubicada en un delgado istmo flan-de arenas blancas y aguas turquesa en especial s uno de los pocos lugares en todo el Titicaca ntos a las aguas del lago y bañarse en las mis-o preferido por campistas que desean un con-s directo con la naturaleza.
canía con los principales sitios arqueológicos do de las excursiones a la isla, las que necesa-una visita al museo de la comunidad donde se
cción de objetos y osamentas pertenecientes a das desde el fondo lacustre por el renombrado marino Jacques Cousteau.
os tesoros en las profundidades del lago se de-ntes de la isla se asentaron en el extremo nor-
nte épocas de extrema sequía. Posteriormente as por el agua una vez que el Titicaca recuperó su habitual nivel.
En el extremo occidental de Challapampa se inicia un angosto sendero empedrado que tras un par de horas de marcha
conduce al laberinto de Chinkana, la mejor conservada de las rui-nas precolombinas existentes en el Titicaca.
Sin embargo esta senda ya es un tesoro digno de descu-brir en si con su constante serpenteo por buena parte del flanco
norponiente de la Isla del Sol, subiendo y bajando por sus abrup-tas colinas, elevándose en medio de las barrancas costeras a cu-
yos pies se divisen hermosas playas absolutamente desiertas.
Poco antes de llegar al final del camino se encuentra la “Roca del Puma”, enorme formación pétrea que da su nombre al Lago Titicaca, donde los antiguos creyeron ver la imagen de la cabeza de un puma, animal totémico para las culturas andinas,
capturando una liebre.
Frente a esta se encuentra en perfecto estado una anti-gua Mesa de Sacrificio hecha en piedra, levantada por los sacer-dotes tiwanakotas para ofrecer sus ofrendas al espíritu presente
en la roca que consideraban sagrada.
Emplazado en lo alto del extremo norpo-niente de la Isla del Sol se encuentra Chinkana, el mayo y mejor conservado monumento arqueológi-
co del Lago Titicaca.
Construido hace más de setecientos años, este fue un templo dedicado al culto solar que fun-cionó a la vez como claustro para los sacerdotes de
la cultura Tiwanako.
A pesar del paso del tiempo, aún pueden claramente distinguirse pequeñas habitaciones, es-trechos corredores, amplios salones y terrazas en
varios niveles distribuidas en un verdadero laberin-to de piedra.
En su salón central se encuentra una ver-tiente enlozada en piedra que por su lugar destaca-do debió haber tenido un significado sagrado para
los antiguos tiwanacotas.
Yumani es sin lugar a dudas el lugar más paradisíaco de la Isla del Sol y no es difícil entender el porque los gobernantes incas esta-
blecieron allí sus moradas.
Emplazado en el puerto sur, Yumani cuenta con solo un pequeño embarcadero y una angosta playa desde la cual se accede a una her-mosa y antigua escalera de piedra, por cuyo cos-
tado fluye un delgado curso de agua.
Este vestigio incaico conduce a lo alto de la isla donde se encuentra el origen del to-
rrente, la Fuente del Inca, una vertiente enlozada en piedra que deja brotar el agua por tres abertu-ras perfectamente simétricas y que simbolizaban las tres leyes sagradas de los incas: “No mentir,
no robar, no matar”.
Desde lo alto de Yumani la vista del Ti-ticaca es sencillamente sublime, por sobre todo a media tarde cuando el agua alcanza un azul profundo que contrasta con el extremo verdor
del lugar y el gris de sus monumentos en piedra.
Contemplar desde los altos de Yumani como una barca de To-tora atraviesa las quietas aguas del sagrado Titicaca fue la manera perfecta de culminar este viaje.
c 2008 Luis Santibáñez Fotos y textos: Luis Santibáñez Miranda Registro de Propiedad Intelectual 0908084219434 www.safecreative.com La cámara fotográfica utilizada fue una Sony Handycam DSC W30