1
LAS VOCES DE LOS FALSOS POSITIVOS: MEMORIA DEL CONFLICTO
LAS CARAS DEL HORROR
OMAR ANDRÉS VÁSQUEZ OCAMPO
MELISSA ANDREA DE LA HOZ PIMIENTA
Trabajo de Grado para Optar por el título de:
Comunicador(a) Social –Periodista
Director
Pedro Valenzuela Gruesso
PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA
FACULTAD DE COMUNICACIÓN Y LENGUAJE
CARRERA DE COMUNICACIÓN SOCIAL Y PERIODISMO
BOGOTÁ DC
2013
2
Reglamento de la Pontificia Universidad Javeriana
Artículo 23
“La Universidad no se hace responsable por los conceptos emitidos por los alumnos en sus
trabajos de grado, solo velará porque no se publique nada contrario al dogma y la moral católicos
y por que el trabajo no contenga ataques y polémicas puramente personales, antes bien, se vean
en ellas el anhelo de buscar la verdad y la justicia”.
5
FORMATO RESUMEN DEL TRABAJO DE GRADO CARRERARA DE COMUNICACIÓN SOCIAL
Este formato tiene por objeto recoger la información pertinente sobre los Trabajos de Grado que
se presentan para sustentación, con el fin de contar con un material de consulta para profesores y
estudiantes. Es indispensable que el Resumen contemple el mayor número de datos posibles en
forma clara y concisa.
FICHA TÉCNICA DEL TRABAJO
Autor (es):
Nombre(s): MELISSA ANDREA Apellido(s): DE LA HOZ PIMIENTA
Nombre(s): OMAR ANDRÉS Apellido(s): VÁSQUEZ OCAMPO
Campo profesional:
PERIODISMO
Asesor del Trabajo
PEDRO VALENZUELA GRUESSO
Título del Trabajo de Grado:
LAS VOCES DE LOS FALSOS POSITIVOS: MEMORIA DEL CONFLICTO
LAS CARAS DEL HORROR
Tema central:
FALSOS POSITIVOS
Subtemas afines:
MEMORIA – IMPUNIDAD
Fecha de presentación: Mes: MAYO Año: 2013 Páginas: 58
6
II. RESEÑA DEL TRABAJO DE GRADO
1. Objetivo o propósito central del trabajo:
Mediante un documental periodístico cargado de investigación darle rostro a las cifras de
impunidad en los casos de „falsos positivos‟, desde el punto de vista de sus actores para contribuir
con la memoria histórica de Colombia.
2. Contenido
INTRODUCCIÓN
LAS MADRES QUE SIGUEN SIN JUSTICIA
IMPUNIDAD Y FUERO PENAL MILITAR
MEMORIA Y MEDIOS DE COMUNICACIÓN
ACERCAMIENTO AL DOCUMENTAL: LA INTIMIDAD DEL PROCESO
HALLAZGOS Y CONCLUSIONES
7
3. Autores principales
Maurice Halbwachs nació el 11 de marzo de 1987 en Francia. Fue un sociólogo de la escuela
Durkheiminiana, en 1938 lo nombraron presidente del Instituto francés de sociología. Es el autor de
numerosas obras, pero su libro más celebre es "La Mémoire collective" en donde estudia el la
memoria colectiva, concepto creado por él mismo.
Para nuestro trabajo de investigación es importante dicho autor debido a que se interesa por
profundizar la idea de que la "memoria" es saber, huella, recuerdo, evocación del pasado y que "todo
pensamiento social es una memoria". En el caso de los falsos positivos queremos que estos hechos
causen recordación en los colombianos para que así se tome conciencia y se actúe.
John Thompson, nació en Estados unidos y es sociólogo de la Universidad de Cambridge. Ha
estudiado la influencia en las sociedades modernas de los medios de comunicación. En 2001, ganó el
premio europeo Amalfi de sociología y ciencias sociales.
Thompson estudia cómo la historia atraviesa las dinámicas de los medios de comunicación. Proceso
que es necesario que los periodistas entiendan para poder hacer un análisis de los hechos.
Edward Hallet Carr, nació en Londres en 1892. Fue un periodista e historiador británico, definió la
historia como un proceso continuo en donde el historiador interactúa con los hechos. Un departir
entre el presente y el pasado.
El autor enfatiza en la idea para conocer los hechos es necesario llegar a las fuentes principales. El
primer interés no son los datos sino quien los proporciona.
4. Conceptos clave
MEMORIA. IMPUNIDAD. FALSOS POSITIVOS. FUERO PENAL MILITAR. MEDIOS DE
COMUNICACIÓN.
5. Proceso metodológico.
Este es un documental periodístico que busca hacer memoria. Primero se indagó por todas las
noticias que habían salido en los medios de comunicación: Semana, El Tiempo, El Espectador,
Caracol Televisión y Caracol Radio, RCN Televisión y la desaparecida Revista Cambio sobre los
“falsos positivos”.
Se encontró el caso de un “falso positivo” judicial en el Meta, que se convertiría más tarde en una
8
de las historias centrales del documental. Mantuvimos su identidad protegida para evitar poner su
vida en riesgo. Con las madres de Soacha veníamos haciendo un acompañamiento desde 2011, y
este año seleccionamos tres historias: las de Idaly Garcerá, Luz Edilia Palacio y Elvira Vásquez,
que dieron el rostro humano a los hechos. Empezamos un proceso de producción periodística
para contactar a personalidades que desde el periodismo, los derechos humanos, el gobierno y el
sector judicial estuvieran involucrados en esta temática. Durante la ejecución de esta tesis
obtuvimos una serie de entrevistas destacadas que tuvimos que fraccionar y seleccionar, algunas
de ellas se quedaron fuera del documental porque consideramos no cumplían con nuestro objetivo
audiovisual y de hacer memoria.
Iniciamos una serie de vínculos con artistas que quisieron colaborar con este proyecto. Después
de llamados a través de las redes sociales y de voz a voz finalmente obtuvimos la respuesta de
Diana Ángel, actriz y cantante. Skyland, grupo joven de villavicencio, quienes compusieron
música original para este documental, como también los derechos de las canciones sobre el tema
ya compuestos con anterioridad por el grupo systema solar.
El diseño de la imagen “portada” del producto fue hecho por el caricaturista javeriano Cristian
Sánchez, quien logró plasmar en un fotomontaje la contundencia del horror.
Obtuvimos la colaboración con el material de archivo de RCN televisión a través de la
presentación de la Universidad Javeriana y compromisos adquiridos con el canal.
Para conseguir uno de nuestros propósitos iniciamos una investigación sobre el caso de uno de
los reclutadores de Soacha. Después de comunicarnos con el INPEC y averiguar que no estaba en
su base de datos, interpusimos un derecho de petición que nunca tuvo respuesta, así que mientras
entregamos esta tesis de grado, recurrimos al derecho de tutela. Por tanto, como no se ajusta a los
plazos de la universidad, decidimos prescindir de esta denuncia, pero lo mostraremos a futuro,
porque uno de nuestros objetivos es hacer memoria y la mejor forma de conseguir algo con esto
es mediante la difusión.
9
6. Reseña del Trabajo
Las caras del horror es un documental que pretende hacer memoria en los casos conocidos en
Colombia como “falsos positivos”. El trabajo audiovisual hace hincapié en la impunidad que hoy
predomina en estos hechos.
La posición de los medios de comunicación y su labor importante en la construcción democrática
del país desde la memoria y la reactivación de los hechos es parte de los objetivos propuestos por
los documentalistas.
Las voces de analistas complementan las vivencias de las madres de Soacha, quienes son la
historia central del material. Una crítica a la sociedad que olvida fácilmente y hoy se sumerge en
falsas ideas de felicidad queda explícita en la forma como es contado este documental.
III. PRODUCCIONES TÉCNICAS O MULTIMEDIALES
1. Formato (Video, material escrito, audio, multimedia).
Video – documental
2. Duración audiovisual (minutos): 45 minutos
Número de casetes de vídeo: No aplica
Número de disquetes: No aplica
Número de fotografías: No aplica
Número de diapositivas: No aplica
3. Material impreso Tipo: Monografía Número de páginas: 60
4. Descripción del contenido
El documental hace un recorrido por la historia de los falsos positivos, con énfasis en Soacha.
Narra la historia que viven hoy tres de las madres de ese municipio, Luz Edilia Palacio, Idaly
10
Garcerá y Elvira Vásquez. Cuenta con la opinión y análisis de diferentes expertos en el tema que
desde sus campos de acción reactivan los hechos y los catalogan como casos que encontraron
impunidad. Se revela la historia de un hombre en el departamento del Meta que vivió un “falso
positivo judicial” Con estas historias se hace memoria de los terribles acontecimientos que ha
vivido el país en los últimos años.
11
AGRADECIMIENTOS Y DEDICATORIA
A este país que vive en el día a día y que ya nada le aterra.
Al país más feliz del mundo, al que olvida…
A la memoria de las víctimas de los dolorosos casos de falsos positivos en Colombia.
A las madres de Soacha por su importante labor, por hacer que no olvidemos los periodistas
nuestra función social.
A los periodistas que por denunciar son amenazados y asesinados en el país.
A nuestras familias por apoyarnos en este proceso de crecimiento personal y profesional.
Una justicia real es aquella que evita que los casos de falsos positivos se sigan presentando en el
país. Somos soñadores que pensamos que no debemos sumergirnos en el afán del día a día
excluyendo a quienes son víctimas de esta guerra de mierda. Creemos que podemos cambiar de
alguna manera la forma de hacer periodismo joven en el país.
A la Pontificia Universidad Javeriana por inculcarnos la formación integral.
12
I. DATOS GENERALES
Profesor Proyecto Profesional II: Maryluz Vallejo
Asesor de tesis propuesto: Pedro Valenzuela
Campo profesional: Periodismo
Titulo del trabajo: Las voces de los falsos positivos: memoria del conflicto. Las caras del
horror.
Modalidad: Producto (Documental periodístico audiovisual)
13
TABLA DE CONTENIDO
Objetivos................................................................................................................................................Pág 13
CAPITULOS
1. Introducción.......................................................................................................................................Pág 14
2. Las madres que siguen sin justicia.....................................................................................................Pág 19
2.1 Una borrachera que no deja vivir
El caso de La Paisa................................................................................................................................Pág 22
2.3 Un sábado que no acaba
El caso de Elvira Vásquez.....................................................................................................................Pág 25
2.4 De un pantalón grande a una fosa común .......................................................................................Pág 27
3. Impunidad y fuero penal militar........................................................................................................Pág 28
3.1 Amenazas y renuncia al proceso......................................................................................................Pág 29
3.2 ¿Fue la respuesta a la guerra o un paño de agua tibia?....................................................................Pág 30
3.3 Soacha..............................................................................................................................................Pág 31
3.4 Desaparición forzada.......................................................................................................................Pág 32
4. Memoria y medios de comunicación.................................................................................................Pág 33
5. Acercamiento al documental: la intimidad del proceso.....................................................................Pág 39
6. Hallazgos y
conclusiones...........................................................................................................................................Pág 41
7. Bibliografía........................................................................................................................................Pág 50
8.Anexos................................................................................................................................................Pág 61
14
OBJETIVOS
Objetivo General
Mediante un documental periodístico cargado de investigación darle rostro a las cifras de
impunidad en los casos de „falsos positivos‟, desde el punto de vista de sus actores para contribuir
con la memoria histórica de Colombia.
Objetivos Específicos (Particulares):
• Registrar los retrocesos en la justicia en el caso de los „falsos positivos‟ por amenazas y
trampas a la ley.
• Denunciar la ineficiente reparación a los familiares de las víctimas por homicidio en
persona protegida.
• Mostrar que son más los casos que permanecen en la impunidad que los que han sido
fallados y sancionados.
• Seguir de cerca la vida que llevan las familias de los civiles asesinados por el Ejército.
• Demostrar que contar la historia de los personajes involucrados en ejecuciones
extrajudiciales contribuye a la reflexión sobre el caso.
• Registrar el papel de los medios de comunicación como gestores de memoria en una
democracia como la colombiana.
• Narrar y dar voz a los involucrados aprovechando la herramienta periodística de la
entrevista para lograr recordar.
15
INTRODUCCIÓN
Las falsas bajas del Ejército Nacional de Colombia, conocidas eufemísticamente como „falsos
positivos‟, se convirtieron en uno de los crímenes de Estado más graves en la historia reciente de
la Nación. El 99.4% de los casos permanecen en impunidad, según la organización defensora de
derechos humanos MINGA, con sede en Bogotá.
Las familias de las víctimas esperan justicia con el temor latente de que estos casos terminen
condenados al olvido. Estos hechos, aunque narrados y cubiertos por los medios de
comunicación, no tienen regularmente seguimiento, a menos de que se trate de condenas o
acontecimientos extraordinarios. Es limitada o invisible la labor de recordar en este tipo de casos.
Esta investigación está dirigida a hacer memoria, a buscar todas las respuestas que den cuenta del
estancamiento de los procesos.
Desde el escándalo mediático a finales de 2008, el municipio de Soacha (Cundinamarca) se
convirtió en el „epicentro‟ de las ejecuciones extrajudiciales. Desde entonces se revelaron casos
de jóvenes, campesinos y colombianos „desconocidos‟ que se convirtieron en la cuota de ascenso
dentro del Ejército, bonificaciones económicas o salidas esporádicas de descanso. Los
ciudadanos, en su mayoría desempleados o de bajos recursos, eran visitados por los que hoy se
conocen como „reclutadores‟ y convencidos de obtener un empleo muy bien remunerado. Sin
más ni más fueron secuestrados y asesinados en Ocaña (Norte de Santander) -noroccidente del
país en límites con Venezuela-, luego presentados como guerrilleros caídos en combate. La
práctica ilegal que conmovió al país se hizo recurrente en todo el territorio y en la agenda
pública.
En 2010, cuando tomó posesión como presidente de la República y desde entonces, Juan Manuel
Santos Calderón ha manifestado que la práctica no sigue, que los hechos fueron aislados y los
asesinatos de civiles por parte de las fuerzas armadas cesaron. El presidente afirmó el 23 de
marzo de 2010 en el debate presidencial de RCN, revista Semana, la FM y NTN24 que “los
falsos positivos dejaron de ser un problema a partir de noviembre de 2008”. 1
Para la Revista Credencial en ese mismo mes Santos aseguró que “sobre el tema de los falsos
positivos puedo asegurar que ya se acabaron. Los acabé yo con el apoyo del presidente Uribe y
del comandante general de las Fuerzas Militares. Desde octubre de 2008 no ha vuelto a haber un
solo falso positivo. Hasta el Cinep ha dicho que lo que se hizo fue suficiente. Lo que hay que
hacer ahora es llevar a juicio a los culpables y liberar a los inocentes”.
Sin embargo, el CINEP –Centro de Educación y Formación Popular- publicó un comunicado
como respuesta a dichas declaraciones que decía que “en ningún momento se ha afirmado que lo
1 “Los falsos positivos dejaron de ser un problema a partir de noviembre de 2008”. (2010) [En
línea] Consultado 14 marzo de 2013. Disponible en:
http://www.terra.com.co/elecciones_2010/votebien/html/vbn750-los-falsos-positivos-dejaron-de-
ser-un-problema-a-partir-de-noviembre-de-2008-juan-manuel-santos.htm
16
hecho hasta ahora en materia de „falsos positivos‟ haya sido suficiente. Ese es un término que no
dimensiona la problemática que golpeó al país”.2
En uno de sus informes de 2012 el centro de investigación confirmó que hay registrados 9 casos
de falsos positivos durante la presidencia de Santos. Mauricio García Durán, director del Cinep, y
el padre Javier Giraldo, coordinador del Banco de Datos, concluyeron que “se ven disminuciones
en el gobierno Santos, sí, pero el punto es que estas prácticas no se han acabado. Y deberíamos
preguntarnos por qué no se han acabado. Son la muestra de lo deteriorados que están la ética y
la moral pública”.3
En Abril de 2012, el vocero del MOVICE –Movimiento de Víctimas de Estado- Iván Cepeda,
aseguró que en lo corrido del año se presentaron 69 casos de ejecuciones extrajudiciales,
aseveración que el Ministerio de Defensa negó categóricamente. Cepeda también dijo que de
1100 procesos solo 72 han ido a juicio. En un reciente informe de la fiscal de la CPI –Corte Penal
Internacional- se dijo que si no hay cambios importantes en la política penal colombiana este
organismo procederá a actuar.
Los casos de homicidios en persona protegida, como también son denominados estos hechos,
poco a poco visibilizan errores en el Ejército y en instituciones como el INPEC, la Fiscalía y
Medicina Legal, entre otros. La justicia penal militar es quien investiga y sanciona la mayoría de
estos casos; esta puede entenderse como “una jurisdicción especializada que se encarga de la
investigación y juzgamiento de hechos relacionados con el servicio, cometidos por miembros de
la Fuerza Pública en actividad”, de acuerdo con lo establecido en el Código Penal Militar, Ley
522 de 1999. Sin embargo, sectores de la opinión pública consideran que ese tipo de justicia
oculta la verdad, promueve la impunidad y no juzga de manera objetiva.
El excandidato presidencial Antanas Mockus refirió en el debate público en City Tv del 4 de
junio de 2010 que había responsabilidad política por no haber tomado los correctivos necesarios
en estos casos. El político también señaló para la Revista Semana “sigo pensando que no veo
responsabilidad penal, pero sí moral”, cuando se le interrogó por los líderes a cargo en el
Gobierno. Aunque aseguró que era necesaria la intervención de la justicia internacional como
subsidiaria si las instituciones colombianas fracasaban en su intento por esclarecer los hechos.
La Corte Suprema de Justicia ha reconvenido en repetidas ocasiones a la justicia penal militar
porque dejó impune hechos por falta de investigación. “Es evidente pretensión de impunidad”,
señaló la Corte, que además se refirió a supuestos enmascaramientos de los casos para lograr ese
cometido.
2 “Comunicado del CINEP/PPP ante afirmación de Juan Manuel Santos”. (2010) [En línea],
consultado 4 de abril de 2013. Disponible en: http://cinep.pasosdejesus.org/node/809 3 “En Colombia no se han acabado los falsos positivos”. (2011) [En línea], consultado 4 de abril
de 2013. Disponible en:
http://www.cinep.org.co/index.php?option=com_content&view=article&id=307%3Aqen-
colombia-no-se-han-acabado-los-falsos-positivosq&catid=85%3Ael-cinepppp-en-los-
medios&Itemid=60&lang=es
17
Ahora bien, los casos fallados en contra de los militares también son objeto de crítica por parte de
la opinión. Publicaciones en los medios nacionales han dado cuenta del libertinaje de los
condenados en diferentes cárceles militares del país; en Tolemaida –donde se encuentra el centro
nacional de entrenamiento del Ejército y centros de reclusión-, por ejemplo, muchos estaban
gozando de la libertad sin haber cumplido las penas impugnadas, y aprovechaban su estadía en el
penal para montar negocios o disfrutar de derechos que la justicia ordinaria no contempla, tal
como lo titula la revista Semana en su edición del 2 de Abril de 2011: “Tolemaida Resort”, el
lugar podría compararse con un club o un espacio vacacional.4
En 2013 Semana volvió a publicar un informe similar, una segunda versión llama “Tolemaida
Tours”, que demostraba que los hechos no tuvieron correctivos y siguieron presentándose.
Incluso añade vídeos con militares condenados por falsos positivos que se encontraban de
compras en un centro comercial de Bogotá. Como de costumbre, la sorpresa y el repudio duraron
apenas unos días.5 Tras el escándalo, el gobierno anunció el cierre definitivo de la cárcel de
Tolemaida.
En febrero de 2011, la ONU estimó que “las ejecuciones extrajudiciales en Colombia,
practicadas en su mayoría por el Ejército, superarían las 3.000 y de ellas el 89% ocurrieron
entre 2004 y 2008, durante el Gobierno de Álvaro Uribe”. El CINEP afirmó que existen nuevas
modalidades en este crimen: “no presentan a las víctimas como miembros de grupos
guerrilleros, sino como personas asociadas a la delincuencia común”, y en otros se atribuyen a
“errores de operación por parte de la Fuerza Pública”.
En Mayo de 2011, el CINEP alertó por el aumento de casos en el país; también se refirió a los
hechos que infringen el DIH –Derecho Internacional Humanitario-, como la ineficiente
reparación y justicia. Recordó el problema que en 2010 se presentó cuando se dio el retroceso
significativo en la colaboración de la justicia penal militar con la ordinaria.
En la actualidad, buena parte de los condenados gozan de libertad. Solo en el caso de Soacha 17
militares involucrados en tres de los casos han sido cobijados por la Ley 906 de 2004, en el
numeral 7º de su artículo 332, que prevé la preclusión por vencimiento del término máximo
previsto en el inciso 2º del artículo 294 del Código Penal; en otras palabras, están libres por falta
de eficiencia en la resolución de los casos.
Mediante el proyecto de reforma a la justicia el Gobierno Nacional ha intentado fortalecer el
fuero militar, otorgándole ciertas „capacidades para matar‟ a los combatientes, sin recibir
retaliaciones por parte de la justicia ordinaria. Cuando se desempeñaba como Ministro del
Interior, Germán Vargas afirmó: “vamos a pedir que se retire y estudiar una reforma integral en
el tema. Se pensó que era una buena oportunidad, pero ya no va en ese proyecto de reforma a la
justicia”. Precisó entonces que se fortalecería y llegaría en otra propuesta.
4 “Tolemaida Resort” (2011) [En línea], consultado 01 de enero de 2013. Disponible en:
http://www.semana.com/nacion/articulo/tolemaida-resort/237791-3 5 “Tolemaida Tours” (2013) [En línea], consultado 13 de abril de 2013. Disponible en:
http://www.semana.com/nacion/articulo/exclusivo-semana-tolemaida-tours/339789-3
18
Para junio de 2012, el director de Human Rights Watch para las Américas, José Miguel Vivanco,
catalogó como retroceso en el Estado Social de Derecho la reforma que ampliaría el fuero militar.
En enero de 2012 el entonces Ministro de Justicia y del Derecho, Juan Carlos Esguerra, afirmó
que “el artículo del fuero militar seguirá formando parte del proyecto de Reforma
Constitucional a la Justicia que cursa en el Congreso”. Los principales opositores aseguran que
este proyecto garntizaría la impunidad en las equivocaciones de la fuerza pública.
En 2013 una nueva propuesta ha encendido mucho más las alarmas, pues ciertas imprecisiones
que serán objeto de análisis en esta tesis y delimitaciones inconsistentes podrían asegurar la
impunidad de los casos. Hecha la ley, hecha la trampa. Según Ariel Ávila, investigador del
Centro Nuevo Arco Iris, con la reforma al fuero penal militar el presidente Juan Manuel Santos
estaría gestando la posibilidad de que los militares se traguen los sapos del proceso de paz que se
adelanta en La Habana, Cuba, con el grupo criminal de Las Farc.
Las familias de las víctimas han sido amenazadas, pero no denuncian por miedo a posibles
retaliaciones, lo que dificulta verdaderamente establecer un número entero. También se presentan
situaciones de múltiples amenazas que solo se denuncian una vez por la poca efectividad que
recibieron en su primer acercamiento a la justicia. Esos son los casos de la totalidad de las
familias de los falsos positivos de Soacha, por ejemplo. Estas madres, cinco años después del
escándalo en ese municipio cundinamarqués, siguen exigiendo justicia por la muerte de sus hijos.
No solo las víctimas han sido presionadas para que callen y no insistan, sino que han sido de
conocimiento de la opinión pública casos de jueces que han recibido acciones intimidantes. El
caso del juez primero penal de Cali, Víctor Flower Ortiz –encargado de condenar a nueve
militares por falsos positivos en esa ciudad-, es el reflejo de todos los que suceden
frecuentemente en el país, que más tarde terminan en solicitudes de protección a sus vidas ante el
Gobierno y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Es poco el conocimiento o el
registro que se tiene porque la mayoría no denuncia oficialmente.
Esta tesis surgió en medio de la impotencia de sus realizadores frente a una realidad que no
conmueve ya, que no vende las primeras planas de periódicos y los titulares de los noticieros.
Esta realidad que aún permea la actualidad merece una investigación exhaustiva, pero más allá de
revelar es importante revivir, recordar, analizar, y desde el periodismo hacer memoria, ser lo que
el periodista colombiano Hollman Morris muy bien llama „testigo incómodo‟.
Acompañar los procesos tras años del suceso, entender cómo se han logrado “tramoyas” para que
los falsos positivos no encuentren verdad, incluso cómo las familias han sido sometidas al olvido
es nuestro principal interés.
19
Las madres que siguen sin justicia
Soacha ha sido considerado como un espacio de peregrinación de víctimas de la violencia. El
desplazamiento forzado que han vivido los colombianos, producto de los enfrentamientos en el
campo, ha provocado que campesinos y poblaciones vulnerables se vean obligadas a buscar un
lugar donde puedan asentarse sin el riesgo latente de perder lo poco que tienen o de convertirse
en víctimas del fuego cruzado.
Ese es el caso de algunas de las madres que empezaron a ser visibles, infortunadamente también
por un episodio de violencia, este quizá más degradado y monstruoso. En 2008 el país y el mundo
fueron testigos de una serie de revelaciones que apuntaban a que miembros del ejército de
Colombia, organismo destinado a la defensa del territorio y por ende de sus ciudadanos, habían
asesinado a civiles para ser presentados como bajas de combate. Esos muertos que eran
posteriormente asignados en fosas comunes, la tropa los mostraba como guerrilleros.
Incluso los medios de comunicación entraron en la lógica del parte oficial del Ejército y en las
primeras noticias el país seguía afianzando una falsa sensación de seguridad, uno de los
propósitos más fuertes de la política de seguridad democrática del expresidente Álvaro Uribe
Vélez. Miembros de las „águilas negras‟, combatientes de Las Farc o de la delincuencia común
fueron abatidos por el Ejército, pensaban los colombianos. Los periodistas en su afán por
comunicar se olvidaron del valor de la investigación y fue ahí donde las madres de Soacha
empezaron a tener un rol mucho más impactante.
La búsqueda de la verdad hizo que estas mujeres empezaran a buscar en medicina legal, en la
Fiscalía, la defensoría del pueblo, la personería, en donde fuera posible explicaciones sobre el
paradero de sus hijos desaparecidos. Una de las imágenes más fuertes de una madre que reconoce
que su hijo es uno de esos supuestos guerrilleros en una fosa común y rompe en llanto, primero
por confirmar su muerte y segundo porque en sus propias palabras “no era ningún guerrillero”,
hizo que empezaran las preguntas y cambiara el relato. Fue ahí cuando el olfato de los periodistas
empezó por fin a oler la verdadera historia, hechos que aún saben a mierda.
Los medios de comunicación cambiaron sus titulares. Hablaban de un término que pronto se
popularizó y que daba cara al término legal de homicidio en persona protegida: “falsos
positivos”, que de alguna manera era más impactante y de mayor recordación, por lo que empezó
a calar en ciertos sectores de la opinión pública. Un eufemismo que a lo mejor no dimensionaba
el horror pero que por lo menos causaba curiosidad.
Sin embargo, cuando el país pidió explicaciones, las respuestas fueron vagas, incluso
desesperanzadoras para las víctimas. El entonces fiscal general de la Nación, Mario Iguarán
Arana, aseguró que no habían ido precisamente a recoger café, declaraciones que más tarde
fueron replicadas a viva voz por el expresidente Álvaro Uribe.
20
La presión de los medios, de las organizaciones de derechos humanos, incluso de la sociedad
civil que para entonces estaba bastante alarmada por los hechos, hizo que Uribe y el entonces
ministro de defensa, Juan Manuel Santos, hoy presidente de Colombia, tomaran decisiones en la
tropa, sacando del cargo o como se conoce en el argot popular, “dando de baja” a algunos
generales del Ejército, por acción u omisión.
Aunque en declaraciones del mismo José Miguel Vivanco, director de Human Rigths Watch,
organización defensora de derechos humanos, se develó el poco interés de Juan Manuel Santos y
del mismo Uribe por evitar los hechos. Vivanco asegura que Uribe se negaba a aceptar esa
“prevención” de la que le alertaban. Según él, era un acto de desprestigio internacional contra su
tropa y de desconocimiento de la guerra que ganaban. Según el mismo director de la
organización, el expresidente se molestaba mucho cuando se le hablaba del tema.
Desde entonces las historias, los relatos y el acompañamiento de los medios fue notable. Sin
embargo, la justicia no ha ido de la mano del conocimiento de los casos; por el contrario, se ha
mostrado lenta y torpe en las sanciones correspondientes a los culpables.
Hoy, tras cinco años del escándalo en Soacha, se habla de más de 3000 casos en todo el país, una
cifra que como bien lo refiere el representante y director del Movimiento de Víctimas de Estado –
Movice- Iván Cepeda, no es exacta. Son muchos los casos que se registran día a día y muchos
también los que no se denuncian por miedo a retaliaciones. Y es que pelear contra el Estado no es
tarea fácil.
El ejemplo de la impunidad que se asoma o de una justicia inoperante es que tan solo en los
hechos más visibles, los de Soacha, hay un caso fallado: el de un joven especial, Fair Leonardo
Porras, que fue arrebatado de los brazos de su madre para volverse polvo que no importa en una
zona lejana del país, en Ocaña, Norte de Santander.
Tras un poco más de 4 años del insuceso, las madres de Soacha se encuentran divididas. Tres
madres, a la cabeza de Luz Marina Bernal, madre de Fair Leonardo Porras, parecieran estar
distantes del resto de madres. Aunque se han conformado como una organización y se habían
apoyado mutuamente, lo cierto es que ahora la situación no es la mejor.
Luz Edilia Palacio, “la paisa” como es conocida en Soacha, pareciera ser la cabeza de ese grupo
de familias inconformes porque no ven el dinero, los premios o las invitaciones que recibe este
otro grupo de madres. “La paisa” lanza fuertes acusaciones como “ellas están haciendo negocio
con nuestros hijos finados”.
Situación que no tuvimos en cuenta en la realización del documental, ya que no es nuestro interés
ahondar en los disgustos de las víctimas. Si bien es cierto que ya son especialmente vulnerables,
no viene bien aprovecharse de una situación que puede ser momentánea. Sin embargo, hacemos
21
hincapié en esta tesis escrita, pues fue parte del aprendizaje de dicha realización, entender que las
familias de las víctimas también son seres humanos, con intereses, con dolores, con peleas.
Quizá la poca celeridad en los casos, las trabas en los juicios, los constantes cambios de juez que
terminan siendo un nuevo comenzar han hecho que la desesperanza se apodere de ellas. Mientras
realizábamos la investigación las madres convocaron a una reunión para aclarar los disgustos, ya
que se había pronunciado el distanciamiento tras el documental del programa de RCN televisión
“Pirry”.
En dicho documental se muestran las imágenes de algunas madres que fueron a Barcelona a
recibir un premio que también traía consigo dinero por la labor de paz y de búsqueda de justicia
que venían realizando. Sin embargo, como ya se ha dicho, esas madres no tuvieron en cuenta al
resto del grupo y hasta la fecha no habían dado cuenta de lo que recibieron.
Pero lo más drámatico de sus casos es ver sus condiciones hoy. No solo es extrema pobreza, sino
que a esto se ha sumado la soledad. Carecen de un proyecto de vida. Suele pasar que los padres
pierden sus proyectos y metas y los hilan a los de sus hijos. Cuando sus hijos mueren en
condiciones como estas también sus madres parecieran irse. Hoy algunas de ellas hablan
fuertemente y dicen que preferirían estar muertas, pero mientras no haya justicia no podrán
descansar en paz. La búsqueda por limpiar el nombre de sus “pequeños” puede darles la fuerza
que ni siquiera la carestía de un plato de comida puede quitarles.
Visitarlas y ver que algunas de ellas les hablaban a sus plantas, cambiaban de ánimo rápidamente,
ver su preocupación, nos hizo consultar a una experta psicóloga de conflicto. Claudia Tovar, de la
Universidad Javeriana, nos explicó que es necesario hacer el duelo, pero no es posible para ellas
puesto que no han logrado estar en paz consigo mismas. Sus hijos aún son vistos como
delincuentes y eso no les permite conciliar en muchos casos ni siquiera el sueño.
Episodios como flash backs, ansiedad, cambios repentinos de temperamento, pesadillas, entre
otros, se manifiestan en algunas de ellas. Pero su esfuerzo loable porque no olviden los
colombianos sus casos y por encontrar verdad hizo que nos interesamos mucho más en hacer
memoria como un ejercicio de resarcimiento con ellas, de acompañamiento a sus casos.
Una forma de sanear a las víctimas es reconocerlas y acompañarlas en los procesos para
esclarecer los hechos. Investigaciones epidemiológicas han demostrado que ser víctima de
violencia extrema provoca cuadros sintomáticos en aproximadamente un 25-40% de las víctimas.
Los hechos traumáticos provocan generalmente síntomas de ansiedad y depresión, junto con un
grupo de indicios específicos que se han unificado en el denominado síndrome de estrés post-
traumático. Estas personas tienden a evitar pensar, actuar o sentir en relación con lo ocurrido.
Además de una evitación cognitiva y conductual de todos los estímulos asociados con lo
acaecido, una especie de anestesia afectiva que dificulta captar y expresar emociones íntimas.
22
Estos son los hechos que marcaron la vida de tres de estas familias de Soacha; nos centraremos
en la realidad de Luz Edilia Palacios, Idaly Garcerá y Edilia Vásquez.
UNA BORRACHERA QUE NO DEJA VIVIR
El caso de La Paisa.
En 2011 conocimos a Luz Edilia Palacio. “Estamos en confianza chinos, díganme La Paisa, así
me dicen todos”. Sonrío. De inmediato supimos que tras ella había más que una historia triste.
Cuando la vimos por primera vez nos llamó la atención que no parecía una víctima del conflicto
colombiano, no bajaba nunca la mirada, siempre nos veía a los ojos con algo de rabia eso sí, y
hablaba fuerte. La Paisa ha sido una mujer que a pesar de tanto dolor ha aprendido a sonreír.
Abril de 2013. Habíamos entrado a la casa de La Paisa que los fines de semana hace las veces de
bar de pueblo en Soacha. Su esposo, padrastro de sus 5 hijos, había quedado al mando mientras
nosotros grabábamos parte del documental “las caras del horror”. De repente, las lágrimas que
había derramado mientras filmabamos se fueron; entró una fiera a apoderarse de su territorio.
Un joven tendido en el piso, algo ebrio y sangrando, una mujer del barrio lloraba al lado del que
según ella ya era un cadáver, un grupo de espectadores comentaba la escena. Un grito irrumpió
“malparidos ¿qué pasó?, levántese hombre, tráigame agua y café, quítese de ahí y deje de
chillar”.
Se había ido por completo la madre de Soacha, esa que hemos visto reiteradamente en los medios
de comunicación; estaba ahora la dueña del chuzo dando órdenes y apoderada de lo suyo. La
Paisa levantó al joven, lo curó y lo llevó hasta su cama hasta que una mujer costeña, seguramente
la madre del ebrio, se lo llevó.
Entonces apareció la mujer, la matrona inquiriendo a su marido: “es que él es una gueva
completa, se me mata ese man en el baño y viene la polícia y la que se arma y a parte todos esos
pendejos viendo ahí en vez de ayudar, no, yo no lo puedo dejar a él solo ni un segundo”. Nos
sorprendía ver el carácter con el que Luz Edilia hacía respetar su casa.
Dista mucho de la madre que vimos por primera vez en un salón comunal de Soacha, lejos de su
casa, y en el rol materno victimizado por el Ejército de Colombia. Es indudable que ha aprendido,
que no se deja de nadie, pero se mantiene en una frase que le hemos escuchado a viva voz en
cada documental en el que participa, en cada entrevista que da: “así me maten voy a limpiar el
nombre de mi hijo”.
Luz Edilia tuvo cinco hijos. Uno al parecer lo mataron los paramilitares, lo que obligó a huír de
su tierra y convertirse en una de tantas desplazadas por la violencia en el país. Llegó a Soacha y
23
se estableció en una casa con polvo por piso. Pero sobrevivía con sus hijos, hasta que en 2008
una nueva desgracia llegó a su familia.
En una loma de Cazucá, un sector conflictivo y peligroso cercano a Soacha, estaba La Paisa.
Mientras ella buscaba la forma de ganarse unos pesos como empleada de servicio, su hijo Jader
Andrés Palacio había desaparecido. Pero se enteró 8 días después.
El 25 de agosto de 2008 recibió una llamada de otra de las madres, que le advertía que un
familiar la había llamado para decirle que su hijo estaba en un reporte de medicina legal con dos
jovenes más, que aparecían como N.N, que lo había visto en un computador, muerto. Pero lejos
del susto y la preocupación La Paisa no entendía lo que pasaba.
Media hora más tarde su hijo menor la llamó. Rondaban las 7 de la noche. Le pidió que se fuera
para el barrio. “Amá, véngase, que hay una noticia donde dicen que a los muchachos se los
llevaron y que Andrés se lo llevaron y que lo mataron en Ocaña. Entonces yo le dije a mi hijo,
¿Cómo así Ocaña, dónde es eso? ¿Y a él quién se lo llevó? ¿Pero por qué? Yo me volví loca en
ese momento”.
Los vecinos de Soacha encendieron uno a uno las luces para descubrir lo que pasaba afuera.
Cuando Luz Edilia llegó al barrio solo se escuchaban sus gritos y lamentos: ¿Dónde está?
¿Alguien lo ha visto? Nadie podía darle respuesta.
Cansada de buscar explicaciones en puertas, establecimientos y lugares que su hijo frecuentaba,
decidió finalmente a las cuatro de la mañana ir a medicina legal a exigir que le dieran razón del
combate del que ya otra madre le había dado explicación. Encontró un calambre por todo el
cuerpo que la dejó en silencio. Ahí estaba otro de sus hijos, el más querido, el ejemplar, muerto.
Al amanecer del siguiente día buscó en la Personería de Soacha. Tal vez por lo temprano no
encontró al personero; se dirigió entonces a la Fiscalía, pero su nerviosismo, su intranquilidad, su
dolor, hacían que los otros la vieran como una loca. Ella solo pedía explicaciones: “¿Por qué el
Ejército me lo mató?
Radicó la denuncia en el CTI. Ahí, esperando a ejercer su derecho, tenía un sinnúmero de
preguntas. ¿Por qué se había ido sin decirle nada? Más tarde llamó a su familia en Medellín,
quienes le aconsejaron ir a Ocaña a enterrar a Jader. Sin embargo, no aceptó: “dicen que los
militares están pasando a los muchachos como guerrilleros, ¿qué tal que me maten a mí
también?
Prefirió dormir, estaba cansada, no era precisamente el mejor de sus días. Al despertar habló con
la esposa de su hijo, quien se encontraba todavía embarazada, en el último mes de gestación.
Ambas tomaron fuerzas y recorrieron las calles pidiendo dinero para poder ir por su hijo a Ocaña.
No tenían cómo pagarle a una funeraría semejante gasto.
24
Tras un viaje que prefiere no recordar pudo finalmente enterrar a su hijo en Campos de Cristo,
cementerio adjunto al municipio de Soacha. Nos reiteró que “ahí no se presentó ninguna ONG,
que ahorita sí se presentan para llevar a las mamases a viajes para hacer cosas, ahí no, en ese
momento no apareció nadie”.
Su hijo, que buscaba cualquier trabajo informal, que solo tenía la esperanza de ganarse la lotería
o de salir adelante para poder comprarle un „rancho‟ más digno, se había ido dejándole la
responsabilidad de la crianza de Andrés Palacio, su nieto.
Ha sido para Luz Edilia una tragedia muy dolorosa, puesto que otro de sus hijos ha crecido
alimentando un rencor peligroso por policías y miembros del ejército. Este joven recientemente
tuvo un accidente que lo incapacitó: un carro lo arrolló y casi pierde su brazo derecho. Una mano
menos trabajando en casa. Su hija se partió la pierna derecha en tres partes. Así que La Paisa
olvidó la posibilidad de estar fuera de casa y buscó una nueva opción para vivir.
Montó una especie de bar en su hogar, nadie más que ella tiene el carácter para lidiar con los
borrachos, y aunque pudiera embriagarse y acabar con el producido, solo toma cervezas de forma
moderada, cada una y todas en nombre de la justicia por el caso de su hijo.
Quizá una indemnización por parte del Estado colombiano sea vista por muchos como una forma
de darle valor económico a su hijo. Pero lejos de esto sería una forma de solventar y darle
tranquilidad a la vida de La Paisa que ve crecer a su nieto en medio de imposibilidades, de
pobreza y de preguntas del pequeño sobre la muerte de su padre.
Y aunque a veces se sienta a ver y conversar con los borrachos de siempre que llegan a alimentar
su necesidad de escapar de la realidad, y aunque de vez en cuando quisiera estar en esa posición,
huyendo de sus problemas, mitigando el dolor, sabe que a su lado tiene un motor de vida, su nieto
Andrés, que hoy le da fuerzas para soportar.
La firma de abogados Javier Villegas Posada lleva el caso del hijo de La Paisa. En 2011
curiosamente era ella la que anunciaba lo que venía sucediendo en los juicios: “cada que hay
audiencia ellos buscan una estrategia, llega un abogado nuevo, entonces el nuevo tiene que
estudiar todo, ese es el pretexto de ellos, nosotros hemos hablado mucho sobre eso”, Y ese
pensamiento que despertaba sospecha en Luz Edilia al parecer no es tan errado, ya que en este
año volvieron a cambiar al juez que llevaba su caso. Un asunto que vuelve a encontrar una
dilatación odiosa.
Las preguntas de Luz Edilia no son las de una madre débil que ve al gobernante de turno con
respeto y sumisión. En la entrevista de 2011 le pidió al presidente Juan Manuel Santos hacer
memoria: “En qué asilo tiene al doctor Uribe y al general Padilla, para que se reúnan los tres y
hablen para ver qué pasó en el caso de los mal llamados falsos positivos”.
Se instituyó por parte de los medios y la opinión pública el término “falsos positivos”, que no es
otra cosa que un eufemismo. Sin embargo, La Paisa siente que es una forma de recordación. Si
25
bien es cierto que muchos han olvidado los casos y los vieron como anécdotas de guerra, los
pocos que tienen memoria se acercan gracias a eso: “si nos ponemos a decir que las ejecuciones
extrajudiciales la gente queda neutra. Ya todo el mundo dice que los mal llamados falsos
positivos de Soacha. Aunque ese es un nombre que no debería sonar, pero ya toca así”.
Ha recibido panfletos y ha visto situaciones raras que denunció, pero al ver la poca ayuda que
recibió decidió seguir luchando por su cuenta: “no tenemos apoyo del Gobierno, la única ayuda
de nosotros es mi Diosito que nos ampare y nos favorezca. Pero nosotros estamos peleando
contra el Gobierno, después de que maten a algún familiar de nosotros qué. Matado se quedó y
ya. Como si nada pasara”.
Tal vez los recuerdos negativos en Soacha hacen que La Paisa piense en irse; si tuviera quizá los
medios para hacerlo, no viviría cerca de los recuerdos que tanto daño le hacen: “Yo quisiera
salirme de Soacha, ¿pero para dónde pega uno?, yo soy una de las que más ha peleado con la
reubicación, no entramos en el plan de reubicación, ¿qué hacemos? No podemos hacer nada
porque no tenemos quien nos apoye”.
Huir, de cualquier forma, tratar de pensar en su hijo no como el que yace bajo tierra, sino en el
que la abrazaba el día de las madres, le decía cosas bonitas, la besaba, la acariciaba, el que le
prometía un ranchito para vivir los últimos días de vida. Ese malestar de tener a su lado las calles
que su hijo recorrió de joven, las polvaredas donde un balón de fútbol se paseaba entre las piernas
de los niños jugadores, ese mismo que se estrellaba en una ventana vecina de donde salía una
mujer furiosa a pedir que le pagaran el daño.
No podríamos explicar lo que es ser madre, pero sí lo que es ser hijo. Y tal vez pensar siquiera en
los recuerdos que día a día tiene Luz Edilia y saber que su hijo fue una cuota para una salida
espóradica un fin de semana de un militar criminal o una cuota para un ascenso ¿qué tanta rabia
podría sentir?
Y la borrachera que ve en sus clientes no es tan fuerte y no tiene consigo el “guayabo” emocional
con el que esta mujer se levanta todos los días. Imaginen la peor resaca; tal vez ese malestar no es
ni siquiera comparable con el dolor de esta madre a la que un día el Ejército le quitó su hijo.
UN SÁBADO QUE NO ACABA
El caso de Elvira Vásquez
27 de abril de 2013. Es sábado. El sector de la 85 en Bogotá ve a todas luces a jóvenes inmersos
en alucinógenos, en alcohol, en derroche, sonrisas, peleas entre novios, lágrimas por un amor no
correspondido. Cualquiera es la excusa para desahogarse. Freud llamaba a esos momentos
escapes de la realidad. Poder huir por un momento del sufrimiento propio de la vida. Pero esos
adolescentes en su mayoría no podrían comparar su estúpidez moméntanea pero justa ante la
realidad de una madre que vio cómo su hijo salió de casa un sábado de 2008 para nunca más
volver.
26
Un sábado es un día deseado por muchos, las familias salen a pasear, van a comer, comparten,
nos quedamos en casa viendo películas, pasando el tiempo, descansando. Mientras cumplimos
con nuestra rutina, Elvira en Soacha pasa sus manos sobre las fotos de su hijo. Ese que ya no está.
Hoy Elvira vive con su esposo Melciades, que gana un salario mínimo. Pobres dignos que cubren
su desprotección en una casa prefabricada en Soacha. Sobreviven. Su hijo les proporcionaba un
ingreso a casa que los hacía vivir en condiciones algo más cómodas. Pero ahora escasea el dinero,
y si hay para comer no hay para llevarle un ramo de flores al cementerio a quien miembros del
ejército asesinaron para demostrar que la guerra se estaba ganando.
Su hijo trabaja con su padre en fundición de hierro. Mientras salían chispas al aire venían los
comentarios entre machos, hablaban de mujeres, de sueños, de cosas que Elvira seguramente
hubiera visto mal, y hubiera reprimido.
“¿Dónde está? No aparece, me volví loca…no aparecía y no apareció. Fueron ocho meses sin
saber nada de él” Ser pobre en Colombia no solo significa una situación de desprecio absurdo de
los que juran representarnos, también simboliza una lucha increíble por lo que se quiere. Qué
horrible que los sueños de una madre se trunquen y lo que busque no sea ya ver a su hijo con un
técnico o un tecnólogo porque soñar con ser profesional es un exabrupto…sino que sea en
cambio encontrarlo, ocho meses sin saber de él.
Desde el punto de vista psicólogico la desaparición es uno de los más terribles dolores que puede
sentir un ser humano, la incertidumbre es dañina y podría llevar a un colapso emocional. Elvira
supo por medicina legal finalmente que su hijo estaba muerto. Y su última imagen es la de él en
un computador, amoratado, con un tiro de gracia, una imagen que viene a su cabeza y que se
desborda por sus ojos.
Conoció a las otras madres de Soacha en medicina legal, con ellas compartió luchas, las vio
buscar a sus hijos, inquirir por su paradero y también persistir para poder traerlos de vuelta a
casa, tenerlos cerca para por lo menos sobre la tierra húmeda abrazarlos, hablarles y contarles sus
problemas.
Tanto tiempo fuera de casa hizo que su hijo volviera en una caja sellada y con un olor
insorportable. Elvira quisiera justicia, no sabe cómo hacerla, no entiende de eso, ni siquiera
entiende el significado de la palabra “Estado”, no sabe que su caso es un crimen de ellos, del
“Estado”.
Sus abogados al parecer tampoco es que hagan mucho. Se propusieron ayudarla en el momento
del escándalo, pero como no hay honorarios, por el momento estos “buenos samaritanos”
tampoco es que se esfuercen por presentar más pruebas y dilucidar la verdad.
Mientras tanto Edilia sigue detenida el tiempo, esperando que el viernes se prolongue y nunca
llegue el día siguiente.
27
DE UN PANTALÓN GRANDE A UNA FOSA COMÚN
El caso de Idaly Garcerá
Cuando la vimos por primera vez nos ofreció café y algo de comer. Su nevera se caracterizaba
por estar vacía. Su aparente obsesión porque estuviéramos bien alimentados en esa mañana de
domingo nos causaba gracia; con el tiempo de entrevista nos ofreció tristeza.
Idaly perdió a su hijo único, Diego Tamayo. Se lo llevó el Ejército con falsas promesas de
trabajo. Le dieron un tiro que cegó la posibilidad de que su madre lo tomara nuevamente de las
manos y sonriera como cada día en su apartamento en Soacha.
Entra al cuarto de su hijo todos los días a orar. No ha vendido nada, el televisor sigue en la misma
posición, la cama con el mismo tendido impregnado con olor de Diego. Solo se han sumado a la
colección de fotos que adornan la habitación algunas imágenes que nunca hubiera querido tener.
Esas que en la parte inferior lo bautizan “falso positivo”.
Pero en vez de lágrimas esta madre trata de quedarse con los recuerdos que no solo son un tesoro,
sino su única motivación para vivir. Con nostalgia nos cuenta que siempre le compró pantalones
mucho más grandes, así que Diego tenía que sostenerlos siempre metiendo sus manos en los
bolsillos y halando hacia arriba.
Las marchas y las arengas las ha dejado para las calles del país que ha recorrido pidiendo por la
justicia que tras cinco años de iniciado el proceso no llega. Para su casa ha guardado las
esperanzas y los sueños cada vez más deteriorados.
Idaly suspira cada vez que escucha salsa. Según ella su hijo era un gran bailarín, la tomaba y le
daba vueltas como todo un profesional. Aunque había nacido en Bogotá ella piensa que por algún
lado se le había colado el „gen‟ valluno.
En su último cumpleaños, Idaly cambió la torta por tierra y los regalos por flores. Tuvo que
enterrar a su mamá. Se fue la única fuerza que tenía, y hoy aunque tiene familiares en Kennedy y
pese a que los visita seguido encuentra su compañía en lo más vivo que tiene a su alcance, las
matas que tiene en su apartamento. Les habla y las consiente.
La fuerza sigue; su lucha por encontrar justicia no se desvanece, a pesar de que recientemente les
volvieron a cambiar el juez que lleva el proceso. Su pensión es lo único que le ha garantizado por
lo menos tener un lugar donde meter cabeza.
Sobrelleva con fuerza su vanidad estropeada. Sufrió de cáncer de seno y hoy extraña a Diego para
que le diga cosas que la animen, que le exalten su feminidad.
Idaly quiere dejar todo tirado, dejar de pagar la cuota de hipoteca de su apartamento con la
pensión que recibe, su único auxilio, pero a pesar del cansancio, de la enfermedad, de la soledad,
su motivo de vida es limpiar el nombre de Diego.
28
IMPUNIDAD Y FUERO PENAL MILITAR
En un país como Colombia hablar de impunidad pareciera ser la constante; se dice que esta es la
regla y la justicia en cambio es la excepción. Y si no se tiene cómo pagar un abogado para
demostrar la inocencia, la complejidad aumenta. Las instituciones al parecer son las que más
impunidad generan. En 2004 surgió la ley 906 que buscaba mediante un sistema penal oral
acusatorio agilizar trámites, pero la verdad es que la realidad de muchos crímenes no pueden
medirse bajo esa norma.
Como bien lo refirió Ariel Ávila, exinvestigador de la fundación Nuevo Arco Iris para esta
investigación, este tipo de sistema está funcionando muy bien para pequeños casos, los robos y
casos menores, pero en los que se topan directamente con los derechos humanos y la
vulnerabilidad de las víctimas de la guerra la cosa no parece estar funcionando.
Es cierto que frecuentemente desde la opinión pública atacamos porque la justicia toma medidas
y también porque no lo hace. Sin embargo, la búsqueda por la celeridad podría estar sacrificando
investigaciones más profundas, como también pasando por encima casos tan difíciles en materia
de derechos humanos como los conocidos falsos positivos, amparados en nuestra jurisdicción
como “homicidio en persona protegida”.
La respuesta a la conflictividad social que vive el país es en parte la paz anhelada que han
buscado distintos gobiernos. No garantizar justicia es generar impunidad y se ha dicho
ampliamente que esta última es generadora y partera de nuevas violencias.
Pero habría que ir más allá en esta materia. La impunidad considerada como la mera ausencia de
castigo podría darnos luces sobre una sintomatología social mucho más compleja. Aparecen
entonces cuestionamientos sobre por qué no hay justicia y quiénes estarían detrás de que ese tipo
de procesos no avancen, se dilaten o no lleguen a ninguna concreción.
Luis Hernando Barreto Nieto, columnista en el portal Razón Pública, podría dar luces sobre una
realidad que va mucho más allá de cuestiones técnicas para el mejoramiento del aparato judicial,
o de la inclusión de un mayor número de jueces para que sancionen. Es realmente un
cuestionamiento por la base de la sociedad lo que debe interesarnos.
¿Qué hacer para que no haya más falsos positivos en Colombia? Barreto habla de voltear la
mirada hacia la familia. Y esa es la solución que para los investigadores de esta tesis es viable, no
como una mirada excluída, pero sí como un entramado que encuentra valor cuando se edifica.
¿Qué clase de valores y educación tiene un militar que asesina a mansalva a un civil en estado de
indefensión?
¿Entienden los militares de derechos humanos, su proyecto de vida es tan pobre que no les
importa cometer este tipo de hechos? Probablemente estas preguntas despierten sensibilidad en
muchos sectores. Pero es importante hacerlas. Porque esas respuestas incómodas para la sociedad
podrán hacer que por fin nos veamos al espejo, aceptemos los errores y no tratemos de cambiar el
espejo.
29
La consecuencia del problema es generar justicia, que los casos cometidos no queden en la
impunidad, pero el llamado real debería ser para que los falsos positivos no se vuelvan a
presentar, uno, dos o tres. Ninguno. Sería bueno que el Estado viera las políticas públicas no
como un conjunto de métodos para aplicar soberanía o poner paños de agua tibia a las crisis, sino
como formas sólidas de unificar la sociedad. Hay que invertir en educación, no podemos permitir
que la formación de nuestros ciudadanos se modere a través de la guerra, del lente de la sangre y
la barbarie, y que ese sea el lenguaje por el que respondemos.
Y el señor Barreto define de forma clara este hecho: “la impunidad es el reflejo de que la ve-
locidad con la que se generan conflictos es mayor que la velocidad con la que el Estado los
atiende”.
Debemos entender la realidad colombiana como lo que es y no en la utopía de la justicia perfecta.
Hoy ni siquiera hay suficientes cárceles para tantos criminales. Los problemas de hacinamiento
llegan a tal punto que ya se han empezado a gestar proyectos donde se elimine la privación de
libertad para delitos menores, por lo menos en centros de reclusión como los entendemos hoy en
día.
Ese es un claro ejemplo de que la solución no es hacer más cárceles; la solución está en reinsertar
estas personas a la sociedad con un proyecto de vida estable y digno. También debemos hacerlo
con los posibles y latentes criminales, que en su gran mayoría son personas que han tenido
condiciones de vida indignas, pobres, desconocedores del real valor de la vida del otro.
En términos sencillos, la búsqueda es por encontrar caminos hacia la reconciliación y
convivencia de la sociedad. El Estado debe garantizar que haya espacios de diálogo entre sus
ciudadanos, que se respeten, disminuir las barreras culturales, las barreras ideológicas, ese es el
gran reto que ha enfrentado Colombia desde el principio de su proyecto democrático.
Pero el país lejos de intentar escuchar la divergencia, la ha aplastado. El ejemplo son las
guerrillas, los grupos al margen de la ley, que claro, hoy ya han prescindido en gran parte de su
ideología para convertir el aparato criminal en un negocio, pero la aceptación de quien piensa
diferente y la tolerancia harían que este tipo de hechos no tuvieran cabida.
Amenazas y renuncia al proceso
Las madres de Soacha, quienes tienen sobre sus hombros los ojos del mundo, han sido
amenazadas, vulneradas. Si ellas que son de alguna manera víctimas visibles para organizaciones
de derechos humanos, para el propio Estado, son amedrantadas aún, cinco años después del
suceso, para que desistan en su tarea por esclarecer la verdad ¿pueden imaginar qué sucede con
personas que desde el anonimato y la invisibilidad de su proceder intentan denunciar?
Ese es un agravante para la impunidad, estamos ante una realidad difícil. Organizaciones como el
CINEP y la fundación Nuevo Arco Iris, algunas de las más prestigiosas en esta materia, han visto
cómo muchas víctimas no denuncian, prefieren dejar a sus hijos muertos con el nombre de
guerrilleros encima a añadir un nuevo problema a la tragedia que viven.
30
La impunidad social como la definen algunos autores es un agravante para los falsos positivos. Si
bien es cierto que hoy las denuncias entre el momento del escándalo y la actualidad bordean los
3000 casos, cifra no unificada, también es claro que muchos no han hecho su labor de encontrar
sanción punitiva por miedo a enfrentar una retaliación del Estado. Las víctimas temen entrar en
una discusión con la Nación. En términos coloquiales, “pelea de tigre con burro amarrado”.
Los derechos humanos también tienen su propia definición de impunidad, y esta logra ser
entendida allí incluso como la falta de acceso a la justicia, que en el caso colombiano es alta.
Hoy ya no sabemos si hablamos de riesgo de impunidad o si podemos entrar propiamente a
hablar de impunidad. Tal vez los hechos nos dejen en silencio contemplando la manera en la que
la justicia no opera.
¿Fue la respuesta a la guerra o un paño de agua tibia?
Cuando el país enfrentaba una de las crisis más graves en materia del conflicto armado, cuando
este se había agudizado, los colombianos vieron en la política de seguridad democrática que el
entonces candidato Álvaro Uribe Vélez la solución que proponía la forma de enfrentar vía
armada y casi que sangrientamente a los grupos irregulares.
Álvaro Uribe fundamentó su lucha aduciendo una forma de combatir el terrorismo, razón por la
cual el gobierno de Estados Unidos apoyó económicamente ese enfrentamiento. La lucha codo a
codo en la selva, la recuperación de territorio cedido a los terroristas y la protección de la
población vulnerable hizo que Uribe y su política tuvieran gran acogida en el país.
Tal vez por eso algunos seguidores del mandatario no solo han negado los hechos de falsos
positivos y los han catalogado como conductas aisladas, sino que además entre líneas podríamos
leer una forma de justificar los asesinatos de civiles cometidos por miembros de la Fuerza
Pública. En Colombia somos tan inconscientes de la realidad que nuestros comentarios, poco
agudos por cierto, se limitan a decir “algo tenían que estar haciendo esos muchachos para que los
mataran”. Nuestra solidaridad como colombianos no solo es indiferente sino mezquina.
En definiciones del Estado se habla del monopolio de la fuerza y el uso de esta para garantizar el
dominio sobre sus ciudadanos, pero este fue en cambio ciertamente un abuso sin precedentes. La
sociedad no repudió los hechos de desapariciones forzadas y ejecuciones extrajudiciales. El
gobierno de Uribe violentó de manera despreciable los derechos humanos para mostrarle al país
que estaba acabando el enemigo, a tal punto que mancomunadamente con los paramilitares
buscaron aumentar las cifras de muertos y supuestos caídos en combate.
31
Tomado de informe Soacha: La punta del iceberg. Falsos Positivos e Impunidad
Los más arriesgados asemejan la estrategia uribista para „ganar la guerra‟ con la „política‟ del
body count aplicada en la guerra de Vietnam, donde lo que importaba era sumar y sumar muertos,
sin importar lo que se tuviera que hacer. Noción que fue ilustrada por el columnista de opinión y
documentalista Felipe Zuleta en el documental “las caras del horror”.
El decreto 1400 del 25 de mayo de 2006 y la directiva ministerial 029 de 2005 del ministerio de
defensa pasarán a la historia como la forma más evidente para incentivar a matar y conseguir
resultados del presidente Uribe. Aunque, claro, desde su posición cómoda puede decir que ellos
pedían resultados, más no irregularidades. También es cierto que ponen en situaciones de estrés y
presión a la tropa, en muchos casos, como lo hemos dicho anteriormente ajena a los reglamentos
internacionales de regulación de conflictos.
Haya sido o no una directriz de Estado es claro que fue una grave equivocación y como lo han
señalado organismos internacionales, una grave afrenta al derecho internacional humanitario.
Soacha
Sobre el municipio incrustado en el sur de Bogotá mucho se ha dicho: que los criminales
abundan, que los robos y homicidios son de los más altos del país, que hay expendios de drogas,
apartamenteros, paramilitares, bacrim, que es tierra de nadie, ni siquiera del Estado que no ha
logrado hacer frente a estas denuncias.
El punto clave está en que incluso las desapariciones y muertes de Soacha, no solo las de falsos
positivos podrían venir de miembros de la fuerza pública, la policía e instituciones, eso que en
Colombia es conocido macabramente como “limpieza social”.
En sus diferentes relatorías Las Naciones Unidas han sostenido que de acuerdo a sus pruebas y
réplicas en diferentes partes del territorio se puede hablar de una conducta sistemática.
32
Si vamos nuevamente a la raíz del problema veríamos que en la mayoría de los reclutamientos de
jóvenes, antes de ser asesinados, eran engañados con falsas promesas en principio, y sobretodo de
trabajo, al encontrarse desempleados o con salarios bajos que poco sirven para sobrevivir o
alcanzar un estatus social.
Engañar a un joven mientras se emborracha o se le droga es mucho más fácil cuando los valores
son pocos. No queremos decir con esto que por su carencia de educación hayan aceptado ser
asesinados, de ninguna manera, sino que eran mucho más vulnerables para ser parte de un
registro oficial de la tropa.
Cuando eran reclutados, incluso algunos de ellos aún bajo sustancias alucinógenas, eran puestos a
caminar para luego ser atravesados por una bala. Tan mal hacían su trabajo que en algunos casos
los vestían con uniformes guerrilleros, después de haberlos matado, es decir, la vestimenta muy
limpia permanecía sin agujeros. ¿Por dónde entró la bala? Ese tipo de preguntas como ¿por qué
las botas eran nuevas y no tenían tierra? Hacen que pensemos que por más que haya sido una
empresa criminal con todo previamente armado tampoco tenían suficiente maldad como para
armar un montaje por lo menos creíble. Insistimos, no solo es esta una guerra de pobres contra
pobres, sino de inocentes contra inocentes puestos en muchos casos contra la pared.
Desaparición Forzada
Antes de tener el nombre de “falsos positivos” estos ciudadanos eran parte de una práctica que
desde todo punto de vista es reprochable y horrorosa. La desaparición forzada es una vulneración
impresionante para cualquier familia. No conocer el paradero de su hijo, que puede ser cualquier
N.N de los que diariamente se reciben en medicina legal de todo el país, personas sin documentos
para que no haya posibilidad de investigarse el caso.
Cerca de 8 meses en algunos casos eran claramente una afrenta contra la tranquilidad de las
familias.
El fuero militar existe en muchas democracias y más en las que tienen conflictos internos. Es una
forma de permitir que los militares que arriesgan su vida por protegernos tengan garantías
procesales de acuerdo a la lógica de la guerra. Es un resguardo por delitos cometidos en servicio.
El problema en Colombia parece ser que han atribuido funciones judiciales a un órgano que
pertenece al Ejecutivo: la Justicia Penal Militar depende directamente del ministerio de defensa;
sí, los militares juzgándose ellos mismos. ¿Dónde está la independencia en la investigación del
proceso y posterior sanción?
Ya la Corte Constitucional aceptó una demanda interpuesta por un grupo de personas, incluidas
víctimas de falsos positivos, por vicios del proceso y por olvidar que solo en estos hechos atroces
la impunidad ronda el 98%. Un militar juzgando a un par no es la forma más adecuada de
propender porque la impunidad no siga.
¿La falta de garantías es para los militares acusados por asesinatos o para las víctimas? Los
militares se mantienen en que los jueces de la justicia ordinaria no entienden cosas propias de su
33
oficio. La opinión pública podría preguntarse si es posible también que haya justicia
especializada para periodistas, médicos, abogados, etc.
En el caso de los falsos positivos son tantas las especificaciones que probar un caso será más
difícil que ahora. Casi que hay que poner a hablar al muerto para que explique cómo lo mataron.
"El que matare a otro incurrirá en prisión de.." dice nuestra actual constitución; en esta reforma
determinar y especificar el delito podría ser más engorroso:
“Ejecución extrajudicial”. El servidor público que con ocasión del ejercicio de sus funciones
matare a una persona y puesto con este propósito después de haberla dominado en estado de
absoluta indefensión, incurrirá en prisión de…”
Además, con esta adaptación al fuero los militares tendrían cómo soportar en sus pruebas, en
algunos casos fabricadas, -como lo hemos comprobado en denuncias reiteradas de
organizaciones- que quien mataron, ojo, era un blanco legítimo. Atribuirle esa potestad al
combatiente es otra forma de legitimar sus equivocaciones o su despreocupación por matar.
¿Será que son algunos exagerados al creer que pretenden impunidad? ¿Tanto como para que la
misma Corte Penal Internacional haya dicho que tiene puesta su mira en el fuero o para que el
mismo José Miguel Vivanco, director de Human Rights Watch, diga que se trata de una
pretensión de impunidad?
¿Nos están metiendo nuevamente un gol a los colombianos y como cosa rara no nos importa?
MEMORIA Y MEDIOS DE COMUNICACIÓN
“Uno no puede ser periodista de un país que no conoce su pasado”: Alberto Donadío,
Periodista.
La memoria colectiva puede ser entendida como “el conjunto de conocimientos, valores, reglas y
patrones de comportamiento, que adquiridos mediante la interacción entre los miembros del
colectivo y su entorno, son compartidos por el grupo con la finalidad de homogeneizar
representaciones del pasado y mejorar el resultado de sus decisiones tomando ventajas de las
regularidades producidas en el ámbito de su actividad”6
Freud y Bartlett por su parte plantean los hechos traumáticos como una afectación directa al
proceso de memoria colectiva; esto hace que los procesos de olvido, distorsión y reconstrucción
positiva del pasado puedan aparecer.
En nuestra investigación pudimos reconocer que gran parte de la sociedad colombiana tiende al
olvido y se enmarca en una visión positiva del pasado. Alejandro Angulo, coordinador del Centro
de Investigación y Educación Popular –CINEP-, aseguró que “los colombianos no saben que
estamos en guerra, no piensan que estamos en guerra”. Y es alarmante que no haya una
conciencia del dolor.
6 “Trauma político y memoria colectiva: Freud, Halbwachs y la psicología política contemporánea” (1993) *En línea+, consultado marzo 14 de 2013, disponible en: http://www.uv.es/garzon/psicologia%20politica/N6-1.pdf
34
La vida de los colombianos está realmente distorsionada, ¿cómo ser el país más feliz del mundo
teniendo encima tantos muertos? ¿No tenemos memoria para afrontar nuestra Historia con más
respeto y conciencia para no repetir los hechos que nos preceden?
Es más, los colombianos somos supremamente indolentes ante las realidades de las víctimas, a tal
punto que muchos justifican los hechos con frases como “a nadie lo matan por ser bueno”. Ese
tipo de creencia en un mundo justo7, como lo plantea reiteradamente Janoff Bulman, es una
visión cuestionable donde todos tienen lo que merecen; cobra un valor simbólico indignante para
quienes han visto cómo una guerra como la nuestra no merece ni repudio.
Es Halbwachs el que mejor dilucida en este sentido la importancia de la memoria en los medios
de comunicación. Así lo vemos nosotros, quienes decididamente planteamos nuestra posición de
incluir dentro de los espacios informativos un referente para que la sociedad no olvide. Para el
autor, la memoria es una actividad social: “se recuerda lo que se procesa informalmente, lo que
se conmemora institucionalmente y el recuerdo se apoya en los marcos de referencia dados
socialmente”.8
Es decir, solo lo que es de conocimiento público, lo que se comenta como un día especial, la
conmemoración de días festivos, las fechas de referencia para la Nación. Pero en este caso, donde
son realidades que incomodan, esto no es divulgado por el Estado, por lo que vendría bien que los
medios de comunicación contribuyeran significativamente en las experiencias sensibles de la
sociedad.
No se puede reprimir un hecho como el de los falsos positivos. Hay que afrontarlos y buscar la
manera de no encubrir y rescatar a las víctimas del olvido y en muchos casos de las amenazas.
Maurice Halbwachs explicó la constitución de la memoria como una experiencia que luego es
atravesada por “un conjunto de reflexiones, de forma que lo que entendemos por „marco de la
memoria‟ es, asimismo, una „cadena de ideas y juicios‟.9 Que desde los medios de comunicación
podrían o deberían intentar ser más justos y cercanos a la realidad. ¿Cómo logrrlo? Con la
investigación y la inclusión de todas las fuentes para dinamizar los procesos.
Hoy es noticia solo lo que representa novedad, pero desde cierto punto de vista es una negación
para la memoria. La noticia también debería ser un marco para recontar, para mostrar otro punto
de vista, para expresar los hechos más importantes del país desde un punto de vista crítico.
Finalmente en las noticias también hay opinión, un tema que no entraremos a debatir en esta
7 “Violencia Colectiva y creencias básicas sobre el mundo, los otros y el yo. Impacto y reconstrucción.” (2010) [En
línea], consultado 10 de febrero de 2013, disponible en:
http://www.ehu.es/pswparod/pdf/materiales/Cap_5_FINAL_Creencias%20basicas%20e%20instrumentos.pdf 8 “Trauma político y memoria colectiva: Freud, Halbwachs y la psicología política contemporánea”. (1993) *En línea], consultado marzo 14 de 2013, disponible en: http://www.uv.es/garzon/psicologia%20politica/N6-1.pdf
9 HALBWACHS, Maurice. Los marcos sociales de la memoria. Barcelona: Anthropos, 2004,
pp. 326-328
35
tesis, pero que es ampliamente reforzado en foros y contiendas de periodismo alrededor del
mundo.
Los periodistas e investigadores sociales debemos construir algo así como un presente que no se
olvida, una forma de que la opinión pública tenga claro siempre que los hechos no deben
repetirse.
La labor de una persona que tiene impacto dentro de la sociedad es mucho más importante y
compleja de lo que parece. Los ciudadanos y en especial los colombianos casi que creen
ciegamente en las informaciones que llegan desde la pantalla de un televisor o lo que leen en la
primera página del periódico. Por tanto sí hay una responsabilidad en la construcción de memoria
en el país tan convulsionado que tenemos; no podemos tener pincelazos de graves violaciones,
sino el registro de la pintura completa y eso también aparece con los años.
Hay que aprehender la realidad que nos es dada y además constituirla como un objeto de estudio.
Edward Carr, historiador británico, dijo que “la función del historiador no es ni amar el pasado
ni emanciparse de él, sino dominarlo y comprenderlo, como clave para la compresión del
presente”.10
Y aunque los periodistas no hacemos historia, no es nuestra misión por lo menos en el papel, sí
tenemos que romper con los paradigmas viejos que no funcionan y hoy son obsoletos. Como
comunicadores somos concientes que la poca historia que conocen los colombianos es a través de
los medios de comunicación. Preguntéle a un colombiano quién fue Pablo Escobar y seguramente
una serie de televisión o las noticias de la época servirán para darle una explicación.
Tenemos que ser responsables con el ejercicio, y eso involucra una serie de clarificaciones que
debemos hacer los periodistas, como la composición de contextos elaborados para poder
explicarles a los receptores de la información por qué el hecho del presente tiene un claro vínculo
con hechos que le antecedieron.
El mismo John Thompson, sociólogo estadounidense, explica cómo “el desarrollo de los medios
de comunicación ha dado lugar, de esta manera, a lo que podríamos describir como una
historicidad mediática: nuestra percepción del pasado y nuestra percepción de las maneras en
que el pasado afecta a nuestra vida actual, depende cada vez más de una creciente reserva de
formas simbólicas mediáticas”.11
Nuestra percepción del pasado está imbrincada en los medios de comunicación y no puede ser
una excusa afirmar que la agenda que se impone no permite que se haga memoria y que se deje la
10 CARR, Edward H. ¿Qué es la historia? Barcelona: Ariel, 1993, p. 71
11 THOMPSON, John B. Los media y la modernidad. Una teoría de los medios de
comunicación, Barcelona, Paidós, 1998, p. 55
36
posibilidad para que en páginas web se haga la labor de memoria y que sea más una tarea de
organismos de derechos humanos que de los mismos periodistas.
“La labor de los medios siempre es informar y cubrir la noticia, algunas personas consideran
que el primer borrador de la Historia la escribe el periodismo […] la misión de los medios de
comunicación no es hacer Historia, es dar noticias”, afirmó Rodrigo Pardo, director de Noticias
RCN en este proceso de investigación.
Aunque es cierto que los medios nacionales han cubierto los casos de falsos positivos, aunque es
cierto que esta es una nueva fase donde parece ser más importante el término judicial, la memoria
escasea. Y en tesis de grado similares y en investigaciones propias notamos que la gran mayoría
de los colombianos no conoce los hechos y sobre todo, claro está, nuestros jóvenes. Y si desde
los medios no se genera esa sensación de incomodidad frente al hecho hoy, pues probablemente
esa indignación sea como muchas en colombia, una ola de reproche momentánea.
Esa vieja imagen de la historia contada por los vencedores y no por los vencidos, es en este caso
aún más cruel. Si eso fuera así probablemente los vencedores serían los criminales y los vencidos
las familias y sus hijos muertos a la luz de la impunidad. ¿Cuál es la labor de los medios de
comunicación para que la historia oficial no sea la que tenga mayor impacto? ¿Cuál es la labor
con los oprimidos, con los que no tienen voz ni eco?
Pero lo que debería añadirse en los medios de comunicación debería ser una especie de oficio que
podría tener incluso un periodista específico que cumpla con el rol dentro de la organización. Su
función tiene que ver con una preocupación por historiografía, estudiando los sucesos,
construyendo un tipo de Historia que podríamos llamar mediática, atravesada por un flujo
informativo pero también por el contexto de los hechos: investigación e indagación. Periodista no
es solo el que dice qué pasó, también debe ser el que entiende qué sucedió.
No estamos pidiéndoles a los medios de comunicación que se dediquen a hacer Historia y olviden
el presente; por el contrario, se trata, en voz de Dominique Schnapper, de un debate colectivo
sobre el pasado y el reconocimiento de las faltas colectivas para fundar una verdadera
democracia. Es “asumir el pasado, no todo el pasado, porque eso es imposible, pero sí aquel que
de alguna manera gravita aún sobre el presente, forma parte de las condiciones que posibilitan
la práctica democrática”12
.
La propuesta que hacemos a los medios de comunicación regidos por la agenda setting, por lo
que se pone en la torta del día para discutirse entre sus pares, por la inmediatez, la agilidad, las
nuevas tecnologías, es que hay que crear espacios al interior incluso de sus noticieros o
periódicos. Así como existen deportes, entretenimiento o cultura, debe existir un vínculo para
hacer memoria.
Cabe resaltar la importante labor que cumple el canal bogotano Canal Capital, bajo la batuta del
reconocido periodista Hollman Morris, para construir un panorama más justo en materia de
derechos humanos y memoria a través de la divulgación y análisis de los hechos. También es
12
SCHNAPPER, Dominique. “La memoria en la política”, en: Ibid., p. 80
37
importante la gestión que hacen portales como Verdad Abierta o La Silla Vacía, pero hace falta
mucho más. No es posible que en nombre de la felicidad y el folclor de nuestro pueblo olvidemos
la sangre derramada por compatriotas, olvidemos los tiros en el alma de la Nación. Que cicatricen
esas heridas, pero no que queden abiertas por el olvido de sus mismos ciudadanos.
El periodista colombiano Juan José Hoyos, en conversatorio en la Universidad Eafit, aseguró el
16 de febrero de 2011 que “sin el periodismo la poca memoria colectiva que tiene Colombia no
existiría”. Y tiene toda la razón. Complementa la postura del filosófo polaco Kolakowski, quien
dijo que “hay que apropiarse de la historia, con todos sus horrores y sus monstruosidades, y con
su belleza y su esplendor, su crueldad y sus persecuciones, y todas las obras magníficas de la
mente y la mano humanas; es necesario hacerlo para conocer nuestro lugar en el universo, para
saber quiénes somos y cómo debemos proceder".
No podemos decirnos mentiras y menos creérnoslas. Colombia es el epicentro de la feria
internacional del libro y Bogotá es considerada la Atenas Suramericana. O bueno, lo era, aunque
siempre fue una burla. Los colombianos tenemos una de las cifras más alarmantes de lectura en el
mundo. 1.2 libros al año, y seguramente en esas páginas poco o nada de Historia; un relato de
amor, suspenso o policíaco es mucho más entretenido. Si los libros son la forma de que no
olvidemos pero no queremos leer, ¿cuál es la salida para que nuestra historia no sea la alarma del
momento y el dolor de los muertos dure algunos días? Insistimos, los medios de comunicación, la
forma en la que se educan muchos colombianos, ¿qué responsabilidad tienen?
Estas son algunas de las respuestas sobre la labor de memoria en los medios de comunicación de
nuestros entrevistados:
José Gregorio Pérez, periodista Noticias RCN: “Yo creo que este centro de memoria histórica
que ha dado a luz esta preocupación por avanzar en el reconocimiento de que las víctimas en
Colombia existen ha sido en parte por el registro que ha venido haciendo los medios de
comunicación. Los medios de comunicación tienen que trabajar a la par con estos centros de
investigación, en los medios de comunicación hay archivos, hay historias, hay dijéramos datos e
información que muchas veces ni en las investigaciones académicas ni en la recolección de
información que se ha venido dando en los últimos años para reconstruir la memoria de las
víctimas la hay. Los medios de comunicación, las revistas, los noticieros, los documentales, los
canales tienen suficiente información sobre las miles de víctimas que ha habido en el país y
muchas veces no son visibles diariamente pero que en un espacio de un minuto, dos minutos, de
tres, cuatro, seis hojas de una revista, de dos o tres páginas en un periódico, esa memoria
acompaña y ayuda a ese trabajo de reconstrucción de la memoria histórica de las víctimas”
Jefferson Beltrán. Subdirector Programa La Noche de RCN: “Yo pienso que la labor de
memoria en los medios de comunicación está completamente direccionada a rescatar a estas
historias, pero no revictimizándolas, creo que el punto clave está es en encontrar esos relatos, que
las nuevas generaciones no olviden que en Colombia sucedió esto para que en el futuro no
vuelvan a repetirse estos hechos. Siento que la labor de los medios de comunicación, la labor
internacional, la labor de la Fiscalía, las denuncias que se hicieron en diferentes instancias
38
internacionales contribuyeron a que esta práctica, esas pocas manzanas podridas de las fuerzas
armadas no volviera a repetirse”
Germán Yances, analista de medios y excoordinador del Archivo Bogotá: “Los medios tienen su
capacidad también limitada porque la agenda diaria va renovando los casos, va renovando los
temas, van quedando archivados o pasan a un segundo lugar temas que son muy importantes,
pero la actividad del país, la agenda del país va cambiando, va evolucionando permanentemente.
Creo que la memoria adquiere un valor cuando el documento circula y se hace público, no basta
con recoger documentación, recoger testimonios y guardar ese documento. La memoria adquiere
realmente un valor cuando circula, cuando la sociedad se apropia de esos hechos, de esa
información, la asimila, la debate, la discute y toma decisiones a futuro con base en eso. Me
parece que la televisión comercial que son los canales privados no tienen ningún interés ni en
memoria, ni en país ni en construir sociedad, para ellos la televisión es un negocio y simplemente
hacen programación que les represente una rentabilidad económica, pero ellos no están penando
en una rentabilidad social, ni en la obligación ni compromiso que tienen con la construcción de
un país y la construcción de la memoria de un país”.
Felipe Zuleta, columnista de opinión y documentalista: “Los medios no hicieron el trabajo, entre
otras cosas no hicieron el trabajo porque los directores de los medios consideran que este tipo de
muchachos son lo que llaman socialmente desechables, entonces el medio de comunicación se
preocupa mucho más por la muerte del muchacho Cárdenas de la Universidad de Los Andes que
por la muerte de 1300 muchachos a lo largo y ancho del país de estrato 1. No hay labor de
memoria, y una de las razones por la cual no hay labor de memoria es porque es un país que
produce muchas y muy malas noticias, entonces lo que es noticia hoy ya no es noticia mañana,
excepto que involucre personas de estrato 6 o personas vinculadas a la alta sociedad colombiana,
aquí los medios están de espaldas a la realidad, es que no es que los culpe, es que cuando usted
tiene tantas noticias, no tiene como hacerle seguimiento a las noticias”
“Es una tarea más ardua honrar la memoria de los seres
anónimos que de las personas célebres.
La construcción histórica se consagra a la memoria de los que no
tienen nombre”: Walter Benjamin
El concepto de memoria está imbricado en las comunidades que atraviesan conflictos armados,
que han sido desangradas y violentadas en su ser social, pero que necesitan recordar como forma
de exorcisar y de no permitir que los hechos acaecidos se repitan. Es una forma de hacer
conciencia y de valorar el esfuerzo de las víctimas sobrevivientes y las organizaciones de
derechos humanos por rescatar el aprendizaje que dejaron los acontecimientos.
La memoria es una forma no derrotista de ver el pasado, es también una manera de resistir ante el
dolor, de no dejar entrar la perversión del olvido y en cambio resolverlo como un agente
conciliador.
39
Estos relatos de índole colectiva vuelcan la mirada a un entramado símbolico tan importante
como necesario para que una sociedad que se dice democrática pueda no solo perdonar sino
aprender.
Para ilustrar. Los problemas que ahora vivimos ya los vivieron otros antes que nosotros. Sin
memoria histórica estamos condenados a vivir un eterno presente, la repetición constante del
mismo sufrimiento, como Prometeo encadenado.
Y en este ámbito entran también una serie de aspectos que no pueden dejarse de lado. Cuando
hablamos de memoria histórica también estamos citando a los “sin nombre”, seres que suelen
quedar en cifras y en el recuerdo inmediato de sus seres queridos, pero no enmarcados en la
inscripción social masiva.
A su vez es completamente seguro que los dominantes del presente suelen ser esos que han
vencido en la Historia, por tanto, regularmente, terminan siendo un obstáculo para entender los
procesos sociales en su completa dimensión.
Historia y Memoria, presente y pasado, parecieran ser las palabras claves cuando se habla de
hechos que definen la construcción de democracia en un país. Ahora bien, los medios de
comunicación son garantes y actores fundamentales en la construcción de un imaginario
colectivo. En el caso específico de los falsos positivos ¿cómo entender su acción, su actividad?
En palabras de Primo Levi13
–pensador sobreviviente de Auschwitz-, “la memoria permite que la
colectividad recuerde su pasado dando sentido a su presente”.
Por su parte Walter Benjamín -perteneciente a la escuela base de una de las principales teorías de
la comunicación, la escuela de Frankfurt-, sitúa la preocupación real de la memoria en los seres
anónimos.
Jonathan Soto, Orlando Mesa, Andrés Pesca, Fair Leonardo Porras, expuestos aquí como los
nombres anónimos de los macabros hechos perpetrados por las Fuerzas Militares de Colombia.
Ellos son la real razón de hacer una tesis de este tipo. La memoria nos permitió como
realizadores inquirir como perturbadores de la tranquilidad de los victimarios; debemos ser
incómodos para una sociedad que no permite sanar, que aplaude la impunidad.
ACERCAMIENTO AL DOCUMENTAL: LA INTIMIDAD DEL PROCESO
La forma de acercarnos a estas historias fue en primera instancia a través de los medios de
comunicación: filtramos las noticias más impactantes, con especial énfasis en las condenas a
militares. Observamos nombres, casos y empezamos la labor de investigación.
Por otro lado teníamos la historia de un falso positivo judicial que quería contar su historia en
cámara y que daba cuenta de otro horror que no significaba morir físicamente, sino sentirse de
esa forma tras las rejas, imposibilitado para seguir. Eso nos daba ya cuenta de un drama muy
13 Levi, Primo, (2002). Si esto es un hombre. Barcelona:Muchnik Editores.
40
particular. Ese desde el principio fue uno de los casos que ya empezaba a darle cara al producto
audiovisual.
Empezamos una serie de entrevistas para acercarnos desde diferentes ángulos a los casos.
Consultamos con jueces, abogados, politólogos, con el expersonero de Soacha Fernando Escobar,
quien nos asesoró y nos direccionó un poco el acercamiento con las madres víctimas.
El proceso de producción periodística quizá fue el más duro; contactar a las fuentes bajo el titulo
de periodista sí, pero estudiante, no fue fácil. Sin embargo, logramos tener las entrevistas con:
Fiscal General de la Nación Eduardo Montealegre
Periodista Felipe Zuleta
Investigador Fundación Nuevo Arco Iris Ariel Ávila
Analista de medios Germán Yances
Subdirector programa La Noche Jefferson Beltrán
Director de Human Rights Watch José Miguel Vivanco
Ex alcalde de Bogotá Antanas Mockus
Periodista de Noticias RCN José Gregorio Pérez
Coordinador del CINEP Alejandro Ángulo
Subdirector Canal Internacional NTN24 Héctor Fabio Cardona
Director Movice –Movimiento Víctimas de Estado- Iván Cepeda
Madres de Soacha Luz Edilia Palacio, Idaly Garcerá, Elvira Vásquez
Caso de Falso Positivo Judicial
Y nos comunicamos con el periodista Hollman Morris, quien por agenda no pudo estar en nuestro
documental. Con el expresidente Álvaro Uribe Vélez, quien alegando las mismas razones no
pudo participar.
Sin embargo, el jefe de prensa del presidente Juan Manuel Santos negó tajantemente la entrevista
asegurando que la agenda estaba copada, claro. Para el mandatario es más importante ir a cócteles
como pudimos constatarlo, o vender su mejor imagen para una posible reelección y mantener
ante los medios de comunicación su imagen de diplómatico. No logramos la entrevista con el
hombre que ni siquiera les ha dado la cara a las madres de Soacha, que no solo no ha pedido
perdón sino que insiste en que los casos fueron aislados.
También pedimos entrevista con algún representante del DEMIL, defensoría militar. La
entrevista se iba a efectuar, pero a último momento nos la negaron. Con la exministra de defensa,
Marta Lucía Ramírez, no pudimos entrevistarnos por problemas operativos, pero hay que decir
que estaba dispuesta a hablar.
Posteriormente vino el enfoque del documental y quisimos hacer memoria a través del
testimonio, y además hacer hincapié en la impunidad y retratar las denuncias sobre falta de
información y acceso a los implicados en estos casos.
41
La edición la hicimos durante mes y medio con apoyo final del Centro Ático en la corrección de
color.
Contamos adicionalmente con el apoyo del joven caricaturista de El Espectador Cristian Sánchez
para la imagen del documental, y las voces de Systema Solar, Diana Ángel y la banda llanera
Skyland en la musicalización del producto.
HALLAZGOS Y CONCLUSIONES
Cuando decidimos acercarnos a las madres de Soacha en 2011 teníamos una realidad lejana a la
que finalmente encontramos este año 2013. La desesperanza se ha apoderado de muchas de las
víctimas familiares de los mal llamados “falsos positivos”.
Muchas de las madres han sufrido episodios fuertes y graves de salud, incluyendo infartos y otras
muestras vivas de la guerra, como flashbacks y pesadillas, y no tienen un acompañamiento del
Estado en ese sentido. La psicóloga consultada para este documental nos aclaró que si bien es
cierto que no es una solución ponerle un experto en el tema a cada madre, primero, porque son
más de 3000 casos los que se conocen, segundo porque no hay personas con la suficiente
capacidad para tratar traumas como estos, también es cierto que la ayuda debe darse en otros
niveles, por ejemplo mediante una indemnización del Estado, pero por sobre todas las cosas el
reconocimiento de los hechos y el perdón público por lo cometido.
Y aunque las fuerzas militares en un acto público pidieron perdón, al parecer no es suficiente; el
dolor no se puede compensar tan fácilmente y desde todo punto de vista es entendible.
En el caso de los falsos positivos de Soacha, nos dimos cuenta que son muchos los que a estas
alturas no han arrancado ni en investigación preliminar y los que llevan ya tiempo han sufrido
todos los tropiezos habidos: se han perdido los expedientes, se han cambiado de lugar, han
renunciado los jueces. Incluso en 2013 volvieron a cambiarle el juez a las madres de Soacha,
situación que significa que hay un retroceso porque ese juez debe empaparse del proceso y eso
toma tiempo y el tiempo en estos casos es prolongación del dolor, es castigo.
Nos encontramos con otra modalidad de los falsos positivos, los “judiciales”, esa forma de
inculpar a civiles como guerrilleros. Su única culpabilidad es ser campesinos o personas de
escasos recursos vulnerables a cualquier ataque. No tienen cómo defenderse, muchos de ellos
purgan penas largas en las cárceles, representando para las tropas beneficios económicos y
ascensos, pero para ellos claramente la peor tragedia imaginable, estar preso, no tener como
demostrar la inocencia y ser además pobre, con esto último imposiblitados para darle celeridad a
sus casos en el aspecto judicial.
Quizá una realidad difícil que encontramos estaba en la calle. Por más que sepamos que los
colombianos tenemos el olvido como regla y la memoria como excepción es realmente doloroso
encontrarse con una sociedad que tiene vagos recuerdos de los hechos, que no los dimensiona a
más de 3000, por lo demás una cifra que no logra ser redonda porque los bancos de información
42
no han logrado establecer un número entero. Sin embargo, fue difícil encontrar que personas
entrevistadas para esta tesis de grado no lograban ni adivinando acercarse a lo que fueron los
hechos.
Los medios de comunicación cumplieron su labor informativa, en su momento corrigiendo el
error que habían comunicado al país. Sin embargo, hoy registran los hechos solo en casos de
nuevas condenas o grandes escándalos. Eso demuestra que no hay una franja de memoria clara en
los canales y aunque algunos periodistas y analistas de medios afirmen que estos no tienen esa
función, nuestra posición es otra.
Humberto Eco hablaba de exceso de información como parte de una amnesía colectiva y esta
sociedad que recibe tantas y tan malas noticias no debe olvidar eso que en el pasado le hizo daño,
esa poca sensibilidad, ese poco dolor que sentimos ya por lo que le pasa a nuestros colombianos
es inaceptable.
Simone Bruno, documentalista italiano, en una entrevista al inicio de la investigación de esta tesis
aseguraba que no entendía cómo los colombianos lograban alarmarse por un secuestro o un
atentado en Estados Unidos y es tema de conversación durante semanas enteras y no logran ya
sentir lo mismo por las masacres y el dolor que diariamente vivimos. Los medios de
comunicación y los periodistas como rostros de ese ente no han logrado dimensionar su labor.
¿Será que las academias nos están formando mal? ¿O será que lo que nos enseñan es imposible
ponerlo en práctica cuando laboramos?
Pues es verdaderamente preocupante que los periodistas se olviden de los casos y como lo dijo
para este documental Luz Edilia Palacio, “La Paisa”, una de las madres de Soacha: “¿si los
medios no nos ayudan entonces quién?”. La responsabilidad está por encima de contar, ese es el
eslabón más bajo, hay que presionar, hay que insistir por la verdad. La justicia debe sentirse
presionada.
Tal cual pasa con casos como el de Luis Andrés Colmenares, estudiante de la Universidad de Los
Andes en Bogotá, una institución de estudiantes prestantes y de familias acomodadas del país,
donde cada semana hay avances, los medios conocen más datos y se preocupan por investigar y
conocer la verdad, así mismo deberían esforzarse para que los más de 3000 muchachos, incluso
menores de edad, puedan descansar en paz.
Verdad, imparcialidad y responsabilidad social hablabamos en las clases de deontología
periodística de la Universidad Javeriana. ¿Carreta? Que nos duela, creemos que lo peor que le
puede pasar a un periodista es resignarse a contar el día a día sin dimensionar todo lo que puede
cambiar con una nota, con un informe. Es mucho, es todo para quienes no tienen voz y que tal
vez nunca la tendrán.
Hay que decir que quienes se toman la labor en serio e investigan y no les importa si el Estado es
el que está manchado con la sangre de sus civiles terminan poniendo su vida en peligro.
Periodistas como Ricardo Calderón, quien ha mantenido un perfil bajo para poder seguir
haciendo denuncias como las “chuzadas”, incluso sobre falsos positivos y los grandes escándalos
43
publicados por la Revista Semana “Tolemaida Resort” y “Tolemaida Tours” ya referenciados en
esta tesis, son víctimas de atentandos que ponen en peligro la libertad de prensa de este país.
Incluso en 2010, Omar Vásquez, miembro de esta investigación, fue amenazado por publicar una
primera crónica donde relataba el caso de un sobreviviente de ejecuciones extrajudiciales.
Situación preocupante si se entiende que amenazan a periodistas mientras ejercen su labor desde
la academia.
Los jueces efectivamente son amenazados, incluso las mismas madres, muchos no denuncian. Y
los que lo han hecho nos recordaron que enfrentar al Estado es una tarea difícil y que hay que
tener pantalones para hacerlo. Miedo, eso sienten quienes hoy están luchando por el buen nombre
de sus familiares.
El fuero penal militar a nuestro modo de ver sí es un agravante para la impunidad. Si bien es
cierto que ya hablamos de 98%, cosa que no nos cansaremos de decir, pues ahora, delimitando
esto a tal punto de que sea el militar el que defina su blanco legítimo podría disfrazar fácilmente
los casos de falsos positivos dentro de los errores militares, errores de procedimiento, situaciones
de guerra amparadas dentro de la legislación penal militar y las formas de enfrentar el conflicto
en Colombia.
Y hacemos también desde este escrito -que seguramente nadie leerá y quedará archivado en los
annales javerianos- a que les enseñen a los militares a hacer la guerra. En la guerra no todo se
vale. Ellos deben entender cómo funcionan los derechos humanos. En Bogotá y en las regiones,
deben entender por qué legislaciones y tratados nos regimos y darles también un poco de
acompañamiento a su sentido común.
¡Que les suban el sueldo a los militares! Pero sobretodo que les suban sus valores, que les
enseñen que no solo se trata de sudar el uniforme y arrastrarse por el piso. Sí, se trata de eso, pero
ser héroes no es matarnos por recibir beneficios tan banales como un permiso un fin de semana.
Tal vez podamos recoger esas críticas que llueven en redes sociales donde piden “soldado
colombiano hágase bachiller” y es eso lo que necesitamos, educación, para que nuestros
campesinos, para que quienes de un lado y del otro –colombianos- hacen la guerra entiendan a
que están suscritos.
Debe haber justicia. Si no hay justicia no va a haber sanción ejemplar para que los militares
entiendan que tendrán castigos, que se paga caro cometer ese horror. Hoy se siguen presentando
casos de falsos positivos, registrados por el Cinep, por la Fundación Nuevo Arco Iris y bancos de
información, y aunque el presidente Juan Manuel Santos diga que la práctica definitivamente fue
aislada y tuvo fin en 2008, se equivoca. Y no solo se equivoca, sino que es totalmente
irresponsable negar que su Ejército sigue manchado con una sangre que no va a quitarse y menos
con mentiras.
Con este documental también confirmamos que José Miguel Vivanco de Human Rights Watch
había alertado al presidente Álvaro Uribe y al actual mandatario Juan Manuel Santos de las
44
posibilidades de que su política de seguridad democrática y las recompensas para militares
terminaran en abusos a la ley como los que finalmente ocurrieron. Sin embargo, estos se negaron
a ver la realidad, no hicieron nada, no les importó y no les importa.
Si antes pensábamos que la memoria es importante para que una sociedad se perdone, sane y siga
en su proyecto, en el caso nuestro “demócratico”, ahora estamos totalmente seguros de dicho
postulado. La memoria tiene un valor incalculable. En la teoría queda muy bien explicado, en
nuestros casos los abrazos y los ojos encharcados de estas madres, muchas de ellas en la miseria,
nos dicen a gritos que esa labor viene acompañada de la difusión del estancamiento de los
procesos, de su dolor que con el pasar del tiempo es más profundo.
Esta tesis de grado significó para nosotros una cantidad de preguntas, un acercamiento real al
ejercicio periodístico, libre de las pretensiones, y nos dio una propia definición del oficio del
periodista que ninguna escuela de periodismo podría dar: el periodista es el que habla por los que
no tienen voz pero previamente ha investigado. No se trata de creer un relato ciegamente, se trata
de haberse inmerso en esa realidad desde todos los puntos de vista y luego poder contar sin
ataduras el dolor.
Desde el punto de vista documental encontramos valor importante en las voces en off como un
acompañante para el espectador del relato que está viendo. Sin embargo, son las duras realidades
de las crónicas que planteamos a lo largo del producto audiovisual las que sientan la tensión.
Creemos que es posible dejar preguntas abiertas, pero estas deben tener un peso argumentativo, el
peso de la investigación y del trabajo de campo.
Ojalá que no tengamos que recordarnos día a día que somos “un país de mierda”.
45
Bibliografía
Los falsos positivos dejaron de ser un problema a partir de noviembre de 2008”. (2010)
[En línea] Consultado 14 marzo de 2013. Disponible en:
http://www.terra.com.co/elecciones_2010/votebien/html/vbn750-los-falsos-positivos-
dejaron-de-ser-un-problema-a-partir-de-noviembre-de-2008-juan-manuel-santos.htm
“Comunicado del CINEP/PPP ante afirmación de Juan Manuel Santos”. (2010) [En línea],
consultado 4 de abril de 2013. Disponible en: http://cinep.pasosdejesus.org/node/809
“En Colombia no se han acabado los falsos positivos”. (2011) [En línea], consultado 4 de
abril de 2013. Disponible en:
http://www.cinep.org.co/index.php?option=com_content&view=article&id=307%3Aqen-
colombia-no-se-han-acabado-los-falsos-positivosq&catid=85%3Ael-cinepppp-en-los-
medios&Itemid=60&lang=es
“Tolemaida Resort” (2011) [En línea], consultado 01 de enero de 2013. Disponible en:
http://www.semana.com/nacion/articulo/tolemaida-resort/237791-3
“Tolemaida Tours” (2013) [En línea], consultado 13 de abril de 2013. Disponible en:
http://www.semana.com/nacion/articulo/exclusivo-semana-tolemaida-tours/339789-3
“Trauma político y memoria colectiva: Freud, Halbwachs y la psicología política
contemporánea” (1993) [En línea], consultado marzo 14 de 2013, disponible en:
http://www.uv.es/garzon/psicologia%20politica/N6-1.pdf
“Violencia Colectiva y creencias básicas sobre el mundo, los otros y el yo. Impacto y
reconstrucción.” (2010) [En línea], consultado 10 de febrero de 2013, disponible en:
http://www.ehu.es/pswparod/pdf/materiales/Cap_5_FINAL_Creencias%20basicas%20e%
20instrumentos.pdf
“Trauma político y memoria colectiva: Freud, Halbwachs y la psicología política
contemporánea”. (1993) [En línea], consultado marzo 14 de 2013, disponible en:
http://www.uv.es/garzon/psicologia%20politica/N6-1.pdf
HALBWACHS, Maurice. Los marcos sociales de la memoria. Barcelona: Anthropos,
2004,
pp. 326-328
46
CARR, Edward H. ¿Qué es la historia? Barcelona: Ariel, 1993, p. 71
THOMPSON, John B. Los media y la modernidad. Una teoría de los medios de
comunicación, Barcelona, Paidós, 1998, p. 55
SCHNAPPER, Dominique. “La memoria en la política”, en: Ibid., p. 80
Levi, Primo, (2002). Si esto es un hombre. Barcelona:Muchnik Editores.
47
ANEXOS
Entrevista madres soacha
Doña Luz. ¿Cuándo se entera usted que su hijo desapareció y cuál fue el proceso que
siguió?
Es tan difícil recordar este testimonio, me pone como mal a mí. A mi hijo se lo llevaron con otros
dos jóvenes, ósea el mismo día se llevaron tres. Yo me di cuenta a los ocho días que se habían
llevado a mi hijo, que el estaba desaparecido en el barrio y yo no me encontraba ahí, yo estaba
fuera del barrio y mi hijo estaba sólo en la casa.
¿Dónde estaba usted?
Yo me encontraba por la loma de Cazucá, mi hijo estaba sólo en la casa, a él se lo llevaron con
dos compañeros el 23 de agosto. Nos dimos cuenta el 25 de agosto por la mamá de uno de ellos,
en medicina legal salió el reporte donde decía de que los muchachos habían sido abatidos en un
combate por el Ejército, los hicieron pasar por guerrilleros, a esta mamá la llamó un familiar
donde él dio un reporte y vio a su primo muerto y que con él se encontraban dos como N.N
porque no llevaban los papeles, yo tenía los papeles de mi hijo, ósea la cédula, el sisben y otros
papeles, entonces pues la mamá de este joven me llamó muy preocupada diciéndome que acababa
de ver el hijo en un computador muerto, que habían otros dos como N.N qué yo que opinaba.
Entonces, pues como yo no sabía nada nada de mi hijo, que se lo habían llamado ni nada pues yo
me asusté mucho. ¿Cómo así que su hijo muerto en Ocaña y por qué? Bueno, yo me quedé
pensativa y pues pensando eso le dije a ella llámeme más tarde y nos comunicamos a ver qué
pasó. Por ahí a la media hora me llamó mi hijo el menor. Iban a ser las 7 de la noche, que me
viniera pa´ca pal barrio. Entonces yo le dije por qué, no ama vengase que hay una noticia donde
dicen que a los muchachos se los llevaron y que Andrés se lo llevaron y que lo mataron en
Ocaña. Entonces yo le dije a mi hijo. ¿Cómo así Ocaña? ¿Dónde es eso? ¿Y a él quien se lo
llevó? ¿Pero por qué? Yo me volví loca en ese momento. Yo me vine y llegué aquí a Soacha a las
nueve de la noche. De costumbre, como yo llevo seis años viviendo en el mismo barrio, pues
donde lo conoce todo el mundo a uno, yo llegué y lo que hice fue ponerme a buscarlo a él,
preguntando a uno y a otro que si lo habían visto, no que a su hijo hace ocho días no lo vemos,
pero yo no sabía nada, porque él no me llamó a mí que se iba ni me avisó, nada, nada, y yo loca,
yo gritaba, yo lloraba, yo desesperada y entonces al ver que ya nadie me daba razón me fui a las
cuatro de la mañana para medicina, allá llegué a medicina legal y pedí el favor de lo que decían
que había un combate con guerrilleros, que todo eso, que yo necesitaba mirar las fotos porque
tenía un hijo desaparecido y no sabía si estaba allí. Ahí me dijeron que sí y me sentaron en una
sala como decir acá y fui con la mamá del bebé que dejó mi hijo y otras amistades.
¿Cuántos años tiene el niño?
48
El niño va a cumplir tres….Comenzaron a mostrar las fotos en el computador y de una vez vimos
que mi hijo también aparecía ahí muerto y yo dije aquí no podemos hacer nada. ¿Qué hacemos
acá? Vámonos. Yo me vine acá a Soacha y lo primero que hice fue entrar a la personería, yo no
conocía al personero ni nada, yo necesitaba hablar con el personero, que me dijera que tenía que
hacer, que me ayudaba, que me colaboraba, pero no, no lo encontré. Me vine a la Fiscalía, pues
no me paraban bolas porque la gente me miraba era como loca, que a darme un vaso de agua, que
sientese, no, no, necesito que me reciban esta denuncia. ¿Por qué mi hijo aparece en Ocaña, en
Norte de Santander? Y ¿Por qué el Ejército me lo mató? Es que en ese entonces no tenía ni los
cinco años de vivir todavía en Soacha, es que yo soy muy nueva acá, mi hijo no sale a ninguna
parte, yo soy caldense, yo vi que no me paraban bolas, la policía y todo el mundo mirándome, yo
arranqué y salí. Me fui para el CTI donde hay otra fiscalía y le dije a una niña, niña me pasa esto
y esto, una muchacha muy formal, ella hasta se sorprendió pero ella me mandó a seguir y sí, de
una vez empezó a recibirme la denuncia y entonces me dijo, pero ¿usted sabe cuando se llevaron
a su hijo?, le dije no, es que no sé nada, yo estoy por Cazucá, yo trabajo ahí, a mi hijo lo dejé en
la casa, pues se supone que él sale por la mañana a trabajar y llega por la tarde a la casa, pero él a
mi no me llamó a decirme que se iba ni nada, es que no sé nada de mi hijo. Pues cuando yo salí
de esa sala, yo no sé, esa fiscalía estaba llena de gente, de señoras, de señores, de muchachos
jóvenes y eso yo no sé, eso como que se regó el impacto y de una vez llegaron periodistas, que
los retratos hablados…yo me asusté mucho, a mi me dio miedo todo eso. Yo asustada, pues yo
decía, Dios mío pero qué es todo eso, yo no puedo que me hayan matado el chino. ¿Pero cómo
así? Bueno, eso ya ahí, yo no me fui en seguida, yo me quedé mucho tiempo, mucho rato y de ahí
me devolví otra vez a la personería buscando al personero y no estaba, ósea don Fernando, pero
no estaba, yo dije, no, pero es que aquí no hay con quién hablar, me vine a la alcaldía, menos, ahí
no había con quien hablar, me mandaron a la secretaria de gobierno, mire lo que pasa es que pasa
esto…yo paso un seguro en Medellín, pero el seguro no me cubre el traslado, bueno hablé, ah sí
señora, pues aquí se cubren gastos pero cuando ya el cadáver está acá, me despacharon. Yo dije
aquí no hay más con quién hablar, ya no doy más lora, trasnochada, cansada, dejemos así, ya vine
y me comuniqué con mi familia, mi hija, ya ellos me preguntaron ahorita qué hacemos. Bueno,
llamé a Medellín, no, que me fuera a Ocaña, que allá estaba todo listo para enterrarlo a él, yo dije,
no no no, yo no puedo ir porque yo no sé que pasó. Dicen que están pasando los militares a los
muchachos como guerrilleros, ¿qué tal que me maten por allá también a mí? Yo ir a reclamarlo a
él sin saber qué pasó. Le dije yo por allá no me puedo ir, yo no sé ni dónde es eso, no conozco,
dicen que es una lejura, yo estoy trasnochada, yo no soy capaz de ir por allá. Bueno, ya hicimos
unos trámites y ya nos pusimos de acuerdo, que lo traíamos para acá. Bueno, y yo sin plata.
Todas las funerarias se ofrecían, los carros, que el uno cobraba un millón, que el otro millón
quinientos, el otro que millón doscientos, que lo menos que le dejo es en millón, porque mire, que
la gasolina, que los peajes…yo dije, pues aquí no hay más de otra, cogí la mamá del bebé y otras
amistades me dijeron, bueno, usted encárguese de las vueltas de lo de fiscalía, del traslado y
nosotros nos vamos a pedir, y así fue. Yo me recolecté la plata para pagar el carro que lo trajo
acá, porque el seguro no cubría la traída y lo trajimos acá. Yo lo enterré en campos de cristo.
Pues muy difícil este proceso porque en ese momento depronto nosotros necesitábamos el apoyo
del gobierno, ahí no hubo nada, ni de alcaldes, ni de presidente, ni de nadie. Ahí no se presentó
49
ONGs que ahorita se presentan para llevar a las mamases a viajes para hacer cosas, ahí no, en ese
momento no se apareció nadie. Pues yo considero que a mí si me tocó todo lo que fue el esfuerzo
de mi entierro a mí sola. Yo prácticamente sola con Dios y las amistades que me colaboraron, de
resto ahí no hubo nadie. Porque a mi ni alcaldía ni nada de eso. A mi nadie me colaboró para
nada, muy difícil, muy difícil este proceso, ya vamos a cumplir tres años, ahí estamos, pues
escucho decir que ayer hubieron unas condenas de dos casos, es tan así que los militares ni se
presentaron a la audiencia, qué tristeza y ahí…el señor presidente no se ha tomado la tarea de
decir, voy allá a reunirme con las madres, voy a sacar un espacio para hablar con ellas, porque él
tiene su pecado, él sabe que fue lo que pasó, el era el ministro de defensa en ese entonces, por eso
no le conviene que nosotros vamos allá y demos la cara como cuando estaba el doctor Uribe.
Pues él a lo menos también, tiene su pecado, pero nos atendió, nos dio la cara y nos habló, pero
este señor ya tiene un año en su poder y por qué no nos llama a ver que queremos preguntarle
nosotras a él, nada, a él no le ha importado, él no ha sentido el dolor de las madres, entonces
nosotros vemos que aquí en realidad la justicia de Colombia, no sé, yo pienso, de pronto yo soy
bruta, no sé porque yo no tengo estudio, de pronto yo digo si estás condenas se hicieron ayer hay
que felicitar a estos jueces y fiscales porque en realidad sí trabajaron como es y felicitar a las
autoridades del Norte de Santander, de igual manera eso es lo que nosotros necesitamos, que
condenen a esta gente, que esto no se nos quede en impunidad, callado. ¿Cómo es que se van a
llevar los muchachos? que porque son de familias pobres pero honestas las van a matar y ellos
como si nada hubiera pasado. No, es muy difícil, muy difícil y yo creo que todas las mamases y
los familiares de las víctimas, eso es lo que estamos peleando, de que se haga justicia con ellos.
¿Qué hacía su hijo antes de todo este suceso?
Mi hijo trabaja en lo que le resultara, porque él inclusive se presentó para el servicio, pero él no
podía prestar servicio porque sufría de las vistas, el mismo problema que también tengo yo, él ya
lo habían llevado incluso hasta tolemaida pero no había servido, mi hijo trabajó en Alfagres
cargando y descargando los carros que llegan allí, de ayudante en construcción, en varios oficios,
lo que le saliera. Esa semana él no tenía trabajo, claro, le ofrecieron esa media oferta de trabajo y
de plata, pues él qué dijo, me voy. Hablarle de plata tan fácil a cualquiera se le daña el corazón y
estaba sólo porque no estaba yo que mantenía encima de él, tan así que ni me llamó para decirme
yo me voy. Yo no sabía. Mi hijo el otro menor tampoco porque yo siempre lo llamaba y le
preguntaba que si se había visto con Andrés y me decía no ama, no lo he visto. Pero pensábamos
estará en la casa comiendo y viendo televisión, pero mi hijo el menor fue el que se enteró de la
noticia y él fue el que me llamó. Primero fue la mamá de uno de ellos con que se fue mi hijo,
ósea el muerto, y después ya mi hijo después: mamá vengase que hay este comentario, tan tan
tan.
¿Usted qué hacía en Cazucá?
Yo me encontraba trabajando en una casa de familia.
¿Y ahora qué está haciendo?
50
Quiere que le diga…esa es una pregunta muy indiscreta, me perdona que yo le diga a usted eso
como estudiante. No, yo no trabajo, yo tengo mis hijos y poco de lo que me aportan de eso vivo.
Doña Cecilia le pido que me haga una reconstrucción de su experiencia en este proceso.
Mi hermano se llama Mario Alexander Arenas Garzón, él era el menor de siete hermanos, en la
hora de su desaparición tenía 32 años, él era el compañero de mi mamá, él trabajaba en enchape y
no sé, yo no sé que le pasó a él porque él era un muchacho que hacía contratos y ganaba buena
plata, de pronto creo yo que porque más o menos de Enero a Marzo casi nadie trabajo de
construcción. No sé si de pronto cuando él nos decía…en diciembre del 2007 nos decía que le iba
a salir un trabajo muy bueno más nunca ni nos dijo, ni nosotros tuvimos la precaución de haberle
preguntado que clase de trabajo era, simplemente nos dijo que era un trabajo muy bueno el que le
iba a salir y que si a él le iba bien a todos nos iba a ir muy bien. Pues él se refería básicamente por
mi mamá, por mi esposo y por mí, puesto que mi esposo es enfermo terminal, él era el que nos
colaboraba mucho a nosotros con la droga, con pasajes, cuando teníamos una emergencia con mi
esposo él estaba ahí para acompañarnos, para llevarnos al hospital, él salió el dos de enero del
2008 a las dos y treinta más o menos, cuando terminamos de almorzar él dijo que se iba para
donde mi mamá para el quirigua, porque el vivía era con mi mamá, tenía temporadas en que
peleaba con mi mamá y se iba para donde nosotros, siempre estábamos los tres ahí por la sencilla
razón de que mis hermanos mayores siempre han sido como más alejados. Nunca le han ayudado
a mi mamá en nada, entonces el tenía como esa pelea, esa rabia con ellos, de que ellos tenían
buenos puestos, buen trabajo, ganaban buena plata, más no le ayudaban a mi mamá y él tenía
como ese recelo con ellos, por eso peleábamos, porque yo también soy una de las personas que he
peleado mucho con mis hermanos por eso. Cuando él peleaba con mi mamá se iba para donde
nosotros y dejaba que le pasara la rabia a mi mamá y se devolvía otra vez para donde mi mamá.
Así fue como nosotros no le paramos bolas, sino lo dejamos que se fuera y el 14 de enero mi
mamá recibió una llamada, según dicen los investigadores que fue más o menos 3.45 de la tarde,
una llamada que solamente duró 27 segundos, en la cual él solamente la saludó, le dijo hola
cucha ¿cómo está?, cucha no se preocupe que si a mi me va bien a mi mamita le va a ir muy bien
y en estos días llego, no sabemos si la llamada se cortó o que fue lo que pasó porque no hubo más
respuesta, ni se habló nada más ni se dijo nada más, así fue como mi mamá me llamó y me
preguntó por Alex y me dijo que Alex había quedado en ir en estos días, entonces yo le dije a mi
mamá ¿Cómo así mamá? Si Alex se fue para allá…¿Cómo así?, me dijo mija no, él no está aquí,
él no ha venido aquí, le dije ay mamá entonces yo no sé, porque él salió de acá pero yo no sé, así
fue como fue pasando el tiempo y mi mamá preocupada que el muchacho, que el muchacho…
Entonces nosotros le decíamos con mi esposo a mi mamá que dejara de preocuparse por él, que
ese debe estar bien, debe ser que a lo mejor le salió el trabajo que él nos decía y pues esperemos
mamá que las peores noticias son las primeras que llegan, desafortunadamente siguió pasando el
tiempo, el día 21 de agosto me llamó a mi un hermano que vive en los llanos y me preguntó por
Alex y yo le dije no jorgito, de Alex no sabemos nada, desde el día en que se fue de acá no
volvimos a saber nada de él, entonces él me dijo uy hermana imagínese que me llamaron, que
ayer salió en la emisora furatela de Chiquinquirá que están citando a mi papá y a mi mamá para
que vayan a medicina legal de Bucaramanga, le dicen que reconocimiento probablemente de su
51
hijo Mario Alexander Arenas Garzón, entonces cecilita póngase usted, hágase usted cargo de eso
hermana y mire haber que hace, fue lo que él me dijo, entonces yo ya había escuchado la noticia
cuando habían dicho que unos muchachos que habían desaparecido en Soacha, que estaban
apareciendo muertos, entonces Jorge me dijo hermana póngase pilas con una noticia que hay por
ahí regada, no va y sea el diablo. Entonces yo le dije ay no Jorgito no diga esas cosas, yo lejos de
imaginarme…así fue como yo me fui inmediatamente para el quirigua a hablar con mi mamá, a
comentarle lo que había pasado, a mi mamá le dio un pre infarto y como siempre lo coge a uno
esto no... sin cinco centavos, me la llevé para el hospital , ella duró allá todo el día en el hospital,
mientras tanto ya nos pusimos así con algunos vecinos y con alguien de la familia nos reunieron
trescientos mil pesos para viajar a Bucaramanga, entonces un hermano se fue con mi hermana,
ellos se iban a ir solos para Bucaramanga, entonces mi mamá dijo que no y que no, que ella iba,
lo cierto fue que hizo su pataleta y le tocó al doctor darle la orden para que mi mamá se fuera,
ellos llegaron a Bucaramanga directamente a medicina legal, en medicina legal no les mostraron
fotos, no les dieron ninguna información, simplemente los rebotaron al batallón penal, que era
allá donde les iban a dar información, ellos llegaron al batallón penal militar de allá, les dijeron
que no había fiscal, que dejaran un número telefónico, que en cualquier momento que hubiera
fiscal los llamaban. Mi hermano al escuchar que el batallón penal militar lo que hizo fue llenarse
de miedo, porque hacía más o menos como dos añitos que él también había perdido un hijo,
precisamente en el Ejército, entonces a él le dio fue nervios, él empezó a temblar y no sabía qué
hacer, él se salió de allá, volvieron nuevamente a medicina legal y según me comentan ahora él
fue grosero con los de medicina legal. Pero yo digo que la grosería de él era justa porque él
quería saber que había pasado con mi hermano y no le informaron nada, absolutamente nada,
simplemente nos dieron un papel en el que dice que está enterrado en el cementerio en la fosa tal,
pero en ese documento no dice ni de qué murió, nada…simplemente les dieron ese papel y no
más, ellos se fueron por allá para el cementerio y así fue que el sepulturero en esos días, ese
sepulturero que estaba ahí, él fue el que le comentó a mi mamá y a mi hermano que sí, que el día
21 de febrero dijo él, el día 21 de febrero habían sepultado a un muchacho y les mostró el registro
y ya estaba el registro en ese papelito, ya decía Mario Alexander Arenas Garzón. Pero usted sabe
que en un cementerio no es más la información que dan. Así fue que como no pudieron hacer
nada ellos se vinieron, cuando ellos llegaron acá y comentaron lo que había pasado yo fui la
primera que empezó a pelear diciéndoles ustedes tenían que haberse ido para tal y tal parte y
averiguar, mejor dicho yo empecé a sacar cantidad de cosas, tenía que irse para tal lado, los
nervios los traicionaron y el dolor de mi mamá no la dejó reaccionar porque yo tengo
varias…familia de abogados y ellos le habían dicho a mi mamá, en un caso en el que no vayan a
dar información váyanse para tal y tal parte, pero mi mamá iba enferma, ya le habían confirmado
que mi hermano estaba enterrado, pues el dolor era terrible, era tenaz, entonces una prima mía
hizo una carta en la cual se la pasamos a fiscalía aquí al búnker de la fiscalía para que por favor
nos recibieran para nosotros ir a averiguar y a declarar sobre la muerte de mi hermano, fue una
carta que se pasó, nunca recibimos información más, mientras que eso pasó nosotros pasamos
otra carta a la procuraduría y una a la personería de Bogotá, comentando el problema, lo que
había pasado, y bueno, ya ellos fueron los que se encargaron allá de hablar y no sé como harían
sus cosas, lo cierto es que ya nos llamaron directamente de allá, de la personería de Bogotá y allá
52
fue donde nos recibieron a nosotros la declaración, cuando nosotros estábamos allá, que ya nos
recibieron la información y todo, después como a los 15 días nos mandaron a llamar de la
procuraduría. Fuimos y dijimos todo lo que habíamos dicho en la otra inspección, se hablo todo,
se dijo todo, y nos dijeron que teníamos que estar pendiente que en cualquier momento nos
llamaban de la fiscalía. De ahí paso hasta diciembre. El 16 de diciembre la alcaldía mayor de
Bogotá fue la que me aprobó el viaje y me colaboraron en todo para traer a mi hermano de
Bucaramanga. Tuve que viajar yo sola, desafortunadamente nadie me quiso acompañar. A mi
hermano le dio miedo. Mi hermano lo que me dijo de una fue: Cecilia, esto es con el ejercito
hermana, esto nos bajan, mejor dejémoslo a él allá. Yo no sirvo para dejar regada la sangre, a mi
me duele. La contestación que le dije a el fue: a mi no me interesa, yo voy a hacer lo que sea pero
me traigo a mi hermano porque me lo traigo. Así fue como el 16 de diciembre estuvo allá en
Bucaramanga, ya pude hablar con la fiscal, ya llegamos allá a la fiscalía, ya fue cuando me
atendió allá la fiscal encargada porque no había una fiscal de asiento sino una fiscal encargada.
Ella por ningún motivo me quería entregar el cuerpo de mi hermano, eso me puso trabas, ese día
llegamos con el abogado a las 8:00 AM allá. Eran las 3:00 PM y no salíamos porque esta fiscal
era reacia, reacia, que no y que no. Ella es la doctora Celina Orejanela, se llama ella. Que no y
que no, hasta que por fin por allá en medio de sus llamadas y todo, hasta que por fin cedió a
entregarme la boleta para entregarme a mi hermano. Cuando ella me estuvo haciendo las
indagaciones sobre mi hermano ella me decía, me mostró una mesa grande. Ella me mostró
primero una foto con un fusil, ella me dijo: mira esto. Ella me dijo ¿qué es? Y yo le dije a ella,
eso es un rifle, esa fue mi palabra, como yo no se de armas, yo conteste así. Yo dije, eso es un
rifle y ella me dijo: ¿sabes que marca es?, entonces yo le dije, no no señora, yo no se. Después
me mostró otra foto donde hay un arma pequeña ahí, yo no sabia que era eso. Ella me dijo que,
que arma era esa entonces yo le dije, no no se, se que es un arma o no se que es. Cuando me dijo
que esa era una metralleta no se que, me dio un nombre todo…después me mostró una granada
que es así lisa y ella me dijo: ¿sabes que es esto? Entonces yo le dije, pues yo así
espontáneamente le dije ah si, es una granada. Entonces ella era siempre así la mirada fija fija en
mi, entonces me dijo ¿y tu por que sabes? Y le dije, pues yo las he visto por televisión, que eso es
una granada, hay así y hay otras que tienen unos cuadritos. Entonces ella arrugaba la frente, pero
no me contestaba más si no me arrugaba la frente. Después ella me mostró una mesa larga, la
mesa es larga y ahí hay cantidad de armas, pero son hartas armas las que hay ahí y ella me dijo:
mira bien esta foto y me dices que clase de armamento hay acá. Entonces yo mire la foto y le
dije: jum, ahí hay un poconon de armas pero no se los nombres. Me dijo: ¿estas segura?, le dije
yo, sí, sí señora. Ella me muestra al lado de las armas, así una fila larga de balas así todas
paraditas, ella me dijo: ¿tú sabes que es esto?, entonces yo le dije, ah sí señora, esas son las balas.
Entonces me dijo ¿para que tipo de armamento? Y le dije, no. Cuando ella me vio así, me dio
como un miedo, sentí como un vacío. Entonces yo le dije, no, no no no yo no se, se que son las
balas pero yo no se. Entonces ya me quede yo callada y me quede mirándola y le dije doctora
hágame un favor ¿por qué usted me esta preguntando a mi de ese armamento? ¿Por qué me está
preguntando? ¿Por qué me está haciendo estas preguntas? Cuando yo no conozco nada de armas,
yo no se nada de eso, entonces me dijo: porque ese armamento lo llevaba tu hermano. Jum,
entonces claro, a mí me dio como miedo y yo me eche así para atrás y dije: ¿Alex? No, no creo,
53
no creo. Ella me dijo: créelo. Entonces yo me cogia la cabeza pues en ese momento hacia calor o
yo creo que de los mismos nervios que yo tenia, yo sudaba terriblemente. Entonces dijo: vas a
mirar una foto y me vas a decir si el era tu hermano. Entonces yo le dije: si señora. Ella me saco
la foto, entonces claro, yo apenas lo vi, yo ahí mismo lo reconocí y dije: sí, el es mi hermano pero
¿qué es lo que el tiene en la cara? ¿Qué es? El esta así...y acá se le veía algo, como una mancha,
como una x, yo no sé, se le veía algo raro, entonces yo le dije ¿qué es eso que se le ve ahí,
doctora? Porque Alex no tenía eso en la cara, ¿qué es?, entonces ella se quedo callada y me dijo:
¿tú no sabes que paso con tu hermano?, yo le dije: no, yo quiero saber. Dijo: mira, tu hermano
murió en combate, dije ¿en combate? ¿Qué es eso? ¿Cómo así? Dijo: bueno, combate es que él
estaba peleando con el ejército. Entonces yo le dije: ¿Él que era?, ella se quedo mirándome y me
dijo: eso es reserva del sumario. Pues uno como verdad, uno no es estudiado ni nada, todo
ignorante uno ahí, sin saber que querían decir esas palabras, pues yo me quede callada. Me dijo:
eso es reserva del sumario, entonces yo empecé como, dije: combate, ah combate, si, si, si. Y
¿cuántas personas murieron en el combate?, entonces ella me dijo: uno, él. Le dije: ¿Él? ¿Él
solo?, dijo sí, le dije: yo no se doctora, perdóneme, pero los Arenas somos muy impulsivos,
nosotros cualquier cosa que nos hagan de alguna manera nosotros reaccionamos. ¿Cuántas
personas mato mi hermano? Entonces ella me miro así y me dijo: no, el no mato a nadie. Le dije
yo, a mi me extraña porque si mi hermano tenia todo ese armamento y mi hermano no se
defendió, a mi se me hace como extraño eso doctora. Yo, en caso mío, yo me hubiera defendido
porque tenia el armamento para defenderme, yo me había defendido. Entonces ella se quedo
mirándome y me dijo: bueno, bueno, esas son preguntas que son reservas del sumario. Entonces
yo le dije: bueno doctora, entonces ¿Cómo murió mi hermano? ¿Cómo fue que murió en si mi
hermano? ¿Cuántos tiros le dieron? Porque yo lo dije así: ¿cuántos tiros le dieron ustedes a mi
hermano? Entonces ella se quedo mirándome y me dijo: no, un pepazo. El solamente murió de un
pepazo. Entonces se quedo mirando una hoja ahí y dijo: el murió de un pepazo a menos de 40 cm
por ahí por la espalda. Fue cuando yo me quede mirándola a ella y le dije: ahhh, combate, pero
por la espalda. Entonces yo me mande la mano así y le dije: 40 cm vienen siendo esto…ah que
combate, entonces le dije: pero ¿por qué mi hermano tiene eso en la cara? ¿Qué es lo que tiene en
la cara? Ella me dijo: mira, el pepazo entro por acá y reventó en la cara, eso es lo que tú le ves en
la cara, porque él le reventó el pepazo ahí, entonces yo le dije: doctora y ¿Por qué él está así? El
tiene ese uniforme pero ¿por qué él se le ve más debajo? Porque a él se le ve así el uniforme y acá
una camiseta verde y acá se le ve otro cuello debajo. Entonces le dije yo, porque yo no se si serán
los nervios o que, pero yo tengo mucho calor y yo he tenido familia militares y ellos me dicen
que esa ropa pesa mucho, que esos camuflados pesan mucho, ¿por qué se le ve a él otra cosa
debajo? Entonces la respuesta que ella me dio era que el tenia la sudadera debajo, dijo: es que él
tenia camuflada su sudadera debajo. Entonces yo le dije: pero con este calor con ese uniforme
encima y ¿con este calor y en un combate?, discúlpeme doctora, entonces ella me dijo: bueno, lo
único que yo te puedo decir es que no te puedo entregar el cuerpo, tu no lo puedes mover de aquí,
le dije: no doctora, con mas veras, así me tenga que quedar aquí sentada los días que sean, yo no
me muevo de acá, pero yo me llevo a mi hermano, sea como sea me lo llevo porque me lo llevo.
No se que habrá pasado o que porque la vieja llamaba y llamaba por allá, hacia llamada, hasta
que si mas o menos eran las 3:20 pm cuando me entrego el papel de que si me podía traer el
54
cuerpo de mi hermano. Cuando ya trajimos aquí el cuerpo de mi hermano ya nos mandaron ir al
bunker de la fiscalía, ya cuando yo llegue aquí a Bogota empecé a conocer la gente, las mamás de
Soacha. Conocí primero a Mauricio Castillo quien estaba ese día peliando por el hermano allá,
nos presentamos, nos presentaron otras 2 mamás, me parece que fue la señora Idalith, que estaba
ese día y nos pusimos a hablar y resultaba que todos los muchachos habían salido igual de la
casa, eran muchachos que en ese momento no tenían un trabajo, cuando llegamos a la fiscalía lo
primero que me dijo el fiscal que nos atendió ese día fue que por que no habíamos hablado nada.
Yo me acuerdo que yo me pare brava y le dije al fiscal ese: ¿que no habíamos hablado nada?
Mire, acá tengo la copia de la carta que le pasamos a ustedes y no nos han parado bolas. Esta
carta de paso el día 26 de agosto y ustedes no nos han atendido, no nos han querido parar bolas.
Yo no sé que pasa con el caso de mi hermano, porque desde ese momento ese caso de mi
hermano ha sido un tropiezo. Primero, que tocaba sacarlo de la penal militar, de la penal militar
no querían sacar el caso de mi hermano. Cuando ya los abogados lograron luchar y sacar el caso
junto con otros casos de la penal militar para que pasara a la civil, a la ordinaria, se perdió el
expediente de Alex, en ese trayecto se perdió el expediente de Alex. Eso fue, mande cartas y
cartas y pelee, volvió a salir a flote el expediente de Alex, que no, que se quedaba en
Bucaramanga. Mi abogada fue hasta Bucaramanga, por allá peleo y eso, y que no, que el
expediente de Alex ya no estaba en Bucaramanga que ya lo habían mandado aquí, que ya estaba
en la procuraduría. En la procuraduría duramos peleando como 2 meses, que el expediente no
estaba acá, que no estaba, que seguía en Bucaramanga, que se habían perdido los papeles, que no
aparecían, que era un expediente que no aparecía por ningún lado, volvió a aparecer el
expediente, ya estaba aquí en la fiscalía y de un momento a otro nos dijeron no, definitivamente
el expediente queda en Bucaramanga. Estamos con los brazos cruzados, el proceso no avanza, lo
único que nos dicen es: está en investigación, está en investigación, no se mueve el proceso, sigue
quieto, quieto.
¿La abogada es contratada por el Estado?
No. Esa abogada es de una ONG, de Minga.
Ósea hasta hoy el proceso está frenado…
Sigue frenado. Casualmente no sabemos el por qué los cinco caso que lleva Minga, son los cinco
casos que más quietos están. No se mueven para nada. Minga lleva el caso de Luz Adriana
Perdomo, de Mauricio Castillo, de doña María Sanabria, de doña Florinda Hernández y de Mario
Alexander.
Doña Luz, en su caso quién está manejando el proceso…
En el caso mío habemos cinco familias con una empresa de Medellín, pero ellos sí están
trabajando, Javier Villegas Posada. Ahorita ya la segunda semana de Agosto nos vamos a juicio,
pues mediante Dios. Pedirle a Dios que las cosas se den. Nosotros comenzamos ahorita la etapa
de pruebas, estamos en eso, la primera o segunda semana de Agosto nos toca irnos a juicio. El
juicio es en Bogotá, en la treinta y cuatro con séptima. Pues estamos esperando ahí que no echen
55
para atrás, porque como siempre se llega y de una vez por cualquier cosita ya no hay audiencia,
por alguna bobadita, por ejemplo ahora hace quince días teníamos audiencia de tres días y en un
solo día la aplazaron, este lunes y martes hubo audiencia, supuestamente eran dos días, pero nada,
ósea cada que hay audiencia ellos buscan una estrategia, llega un abogado nuevo, entonces el
nuevo el nuevo tiene que estudiar todo, ese es el pretexto de ellos, nosotros hemos hablado
mucho sobre eso, vamos a ver qué pasa ahorita, porque está todo planeado que es para agosto,
pero falta ver qué pasa.
¿Algunas de ustedes han sido amenazadas?
Sí, hay varias mamases que las han amenazado, pero eso fue muy reciente. Pues yo no sé, a mi
me metieron un panfleto por debajo de la puerta, porque cuando eso era que andábamos por allá
en caracol, en RCN…ese día llegaba mi hijo de la dorada, yo no sé, como todo de acuerdo…a mi
me han pasado dos caso en el cementerio, pues yo no le paso muchas bolas a eso. En una ocasión
muy reciente, en un cementerio donde hay tanta gente un día domingo, yo estaba con mis dos
hijos arreglando la tumba y vimos un tipo que se nos acercó muy cerquitica y no nos quitaba la
mirada de encima, encima de nosotros y a nosotros nos dio mucho susto. Entonces el chino
menor que es como más, dijo mamá pille a ese man, ese qué nos mira…como sospechoso.
Entonces nosotros nos pusimos en la juega porque sí, no vimos por donde se desapareció ese tipo,
se nos desapareció como una luz, yo hacía cinco meses no iba al cementerio hasta ahorita el
festivo, porque tuve una gripa de tres meses que casi me mata, estábamos ahí cuando tran, vemos
a un tipo ya es ahí al pie. Mire qué cosa tan rara, buenas tardes, buenas tardes, ay señora lo que
pasa es que yo venía de Maicao con una mercancía y me la cogieron y estoy por aquí pidiendo
para el transporte que es que voy para el Huila, póngale usted cuidado a lo más chistoso, el tipo
nos llega aquí. ¿Por qué él no le pidió habiendo más gente? Imagínese que por ahí a los dos
metros habían enterrado uno y eso la gente pues ahí chismoseando…yo miro de una vez al tipo,
bueno él está pidiendo tiene que pedirle a todo el mundo, sólo se nos clavó a nosotros, lo vimos
que salió y cogió un carro en la autopista, yo me asusté, un tipo fornido, le dije a mi hijo rápido
hágale a eso, estábamos así macheteándole, hágale rápido y nos vamos. Yo le dije al tipo, no que
pena, lo que pasa es que la platica que había era para las flores que trajimos y nosotros como
vivimos aquí cerquita nos vamos a pie. Entonces de una vez que el tipo voltea yo me paro a
mirarlo, tran, un carro lo estaba esperando ahí en la autopista. ¿Por qué no le pidió a todo el
mundo ahí? Dos veces nos ha pasado eso. Pero sólo en el cementerio. Ese día sí me asuste,
arreglamos eso y adiós. ¿Para qué denuncia uno eso? ¿Para qué? Como le dije que día a la
teniente pero ¿para qué? Eso es botar corriente. Yo le dije a ella que día, sabe qué, yo no quiero
que la policía venga más a la casa, esto no es ninguna seguridad. Si yo tuve un problema el día
que fuimos a la defensoría, pues supuestamente la denuncia que yo dije ahí en los medios de que
nosotros no teníamos ningún apoyo del gobierno, es que no es malo, es la verdad, esa no es
ninguna vigilancia, qué vigilancia es esa. Para matarlo a uno lo matan a media noche, o a
cualquier hora del día llegan y le meten a uno un par de tiros a uno ahí mismo dentro de la casa.
Entonces ¿qué seguridad es esa? Por eso es que el gobierno nos tiene ahí, por debajo de la…
(off de record)
56
Doña Ana dijo muy claro allá donde Idalith, yo fui la que hice esa propuesta, qué bueno sería ir el
día del juicio para ir a acompañarlas y que tal, de una vez dijo, no, yo no quiero que ninguna de
ustedes vaya. Yo no, yo sí soy parada en la raya. Mucho desacuerdo dentro de las mismas
familias, desacuerdos y chismes y comentarios y bobadas. Entonces no. Esas reuniones de
FEDES, yo por allá no voy. Nosotros no tenemos por qué estar pegadas a las ONGs, por qué, sí
somos 17 familias, nosotros somos los que debemos estar unidos, pero unas pegadas de FEDES,
las otras no vamos y así. Mucho desacuerdo. Mejor uno se está quieto.
¿Están esperanzadas con qué haya justicia en estos casos con el nuevo mandato del
presidente Santos ó Uribe les daba más confianza?
Cecilia: Yo creo que yo tenía más esperanzas con Uribe y no con Santos, porque al menos Uribe
dio la cara, como dicen, a regañadientes, como fuera, pero dio la cara. Mientras que este otro
viejo no da la cara. A él se le han colocado mensajes y se le llevó una carta en la cual le pedimos,
nada. Nos atendió el vicepresidente Angelino Garzón, pero pues no sacamos nada de ahí, porque
el rebota el pin pon. Que de ahí nos mandaba para la procuraduría, que la procuraduría para la
fiscalía, de la fiscalía para dónde el general y del general para la casa. Y de Santos yo
sinceramente no creo que ese señor nos vaya a dar la cara. Yo no creo que él nos vaya a dar la
cara, porque como decía la paisa, él fue uno de los principales involucrados, él sabía todo desde
un principio…
Luz(la paisa): claro, él fue el del plan, pues yo creo, no me consta, según comentarios…uno
escucha, él era el ministro de defensa y supuestamente él fue el que planeo todo, por ejemplo yo
di una entrevista que salía hoy a las 10 de la mañana y si el viejo ya vio eso y me va a mandar a
pelar que lo haga. Yo lo que he dicho lo he dicho para que Colombia se de cuenta de esto. Eso era
en cablenoticias. Yo sí dije, le quiero hacer una pregunta al señor presidente. Que en qué asilo
tiene al doctor Uribe y al general Padilla, para que se reúnan los tres y hablen para ver qué pasó
en el caso de los mal llamados falsos positivos. Pero sí lo vio, pues de malas, es que es la verdad.
Los tres… y el día que me toque ir allá y me toque preguntarle lo mismo lo hago de frente.
¿Ustedes tienen problema con ese término, con el de `falsos positivos?
Cecilia: Sí. Casi siempre decimos falsos positivos. Ósea es que ese es como un sello. Uno
empieza a hablar de otra cosa y como que no captan, pues de los falsos positivos…ah sí ya.
La paisa :Si nos ponemos a decir que las ejecuciones extrajudiciales la gente queda neutra. Ya
todo el mundo dice que los mal llamados falsos positivos de Soacha. Aunque ese es un nombre
que no debería sonar, pero ya toca así.
¿Ustedes tienen conocimiento de otras víctimas de falsos positivos en otras partes del país?
Cecilia: Sí, yo estuve en una convocatoria que hubo hace como un año, en la cual conocí
muchísima muchísima gente y curiosamente nosotros armábamos grupos que nos poníamos a
hablar y era gente que tenía los mismos problemas de nosotros, sólo que por miedo no hablan.
Hay algunos falsos positivos que salieron hace poquito a sesenta años del Atlántico. Fueron
57
denunciados a través de nosotras, por medio de las mamás de Soacha tuvieron valor de denunciar
y salieron las sentencias a sesenta años de esos tipos, hay mucha que gente que ha pasado por los
falsos positivos pero les da miedo, les da miedo, tienen familias, tienen hijos y les da miedo.
Prefieren callar, seguir así.
Esos casos fueron de antes de los nuestros, familias que nosotros hablábamos que eran familias
que venían del 2008 en el mismo año en qué sucedió lo de nosotros. Allá había gente del
Catatumbo, del Atlántico, de muchas partes.
La paisa: Yo ahora sí tengo miedo, porque esa gente tiene su familia, tienen hermanos, tienen
más familia en el ejército, y esa gente ahora está en contra de nosotros, yo ahora sí tengo miedo
ahora que hubo este revolcón. Ahora sí tengo miedo. Ahora sí me da miedo de las fuerzas
militares. ¿Qué vamos a hacer? No tenemos apoyo del gobierno, la única ayuda de nosotros es mi
Diosito que nos ampare y nos favorezca. Pero nosotros estamos peleando contra el gobierno,
después de que maten a algún familiar de nosotros ¿qué? Matado se quedó y qué. Como si nada
pasara…yo ahora sí tengo miedo y ahora que comencemos el juicio en las primeras entrevistas
que voy a dar voy a decir eso, tengo miedo de que el ejército tome represarías contra nosotros, yo
tengo más hijos y ellos salen a trabajar, yo tengo más familia, entonces yo sí tengo miedo ahorita,
mucho mucho miedo. Yo quisiera salirme de Soacha, ¿pero para dónde pega uno?, yo soy una de
las que más ha peleado con la reubicación, no entramos en el plan de reubicación, ¿qué hacemos?
No podemos hacer nada porque no tenemos quien nos apoye.
Cecilia: Es que según el gobierno nosotros no entramos en ningún plan. Para nada. Entonces
nosotros estamos a la deriva, cuídese las espaldas ustedes solos, no más. A mi también me da
miedo, porque nosotros hablando con mi hijo, mi hijo dice: eso es verdad, esa gente tiene familia,
nosotros estamos a la merced, estamos en un blanco fácil, ejército por un lado, ejército por el
otro. Nosotros estamos en un blanco súper fácil.
La paisa: pero bueno, hay que seguir en la lucha, estamos peleando por nuestros hijos, nuestros
familiares, tenemos que echar para adelante, no nos podemos dejar acobardar de ellos que porque
ellos sean gobierno, ¡no! Nosotros somos familias honestas, pobres pero verracos, echados para
adelante. Tenemos que seguir en la lucha, mientras podamos ¿no? Yo considero que ahora esto sí
está caliente. Nosotros tenemos una buena fiscal Ana Cecilia Sánchez y también tenemos muy
buen representante penal.
¿Confían en la justicia penal militar?
Cecilia: No. Si estos casos se quedan en la justicia penal van a hacer lo que ellos quieran,
entonces automáticamente el caso lo tiene ganado el ejército, para ellos…a ellos no les conviene
que la justicia ayude a la gente, la justicia penal va a juzgar, va a trabajar única y exclusivamente
a favor de ellos.
Fernando Escobar me decía que una de las cosas que más le dolía era la indiferencia de los
colombianos frente a estos casos. ¿Ustedes sienten esta indiferencia?
58
Cecilia: A mucha gente no les ha tocado este tema, ellos dicen por algo sería que murió, por algo
sería. ¡No! No es decir por algo sería, es sentarse y averiguar un poquito de esa gente. A mi me
pasó el caso con la dueña de la casa donde yo vivía, que esta señora se dedicó a regarle el cuento
a varias gente, que no nos arrendara porque a mi en cualquier momento me mataban y que en el
momento en qué me llegaran a matar que no me mataban solamente a mi, sino que mataban a los
dueños de casa y a todos los que hubieran en esa casa. Yo vivo en arriendo, yo no tengo casa, yo
vivo cerquita a donde desapareció mi hermano. Mi mamá ha estado bastante delicada de salud,
ella después de la muerte de Alex se desmejoró bastante, de todas maneras mi mamita ya tiene
ochenta años, entonces es difícil para ella, le molesta la tembladera, el parkinson, se le trata de
olvidar las cosas.
La paisa: yo también estoy a punto de chiflarme y estos días que son tan duros que uno se
acuerda de todo eso, sí que he estado enferma, también tengo el problema de la tensión. Y en
cuanto a la indiferencia…comenzando la indiferencia en las primeras audiencias ¿que pasaba?
Supuestamente ellos eran los primeros que entraban al recinto, nosotros de último, no nos
dejaban entrar el acompañamiento que lleváramos, los familiares, nada…uno siente toda esa
presión, sino que después de tanto comentario, tanta cosa que hacíamos, que bulla que
entrevistas…y llegaban muy orondos con su peluche encima, con su camuflado, en plena
audiencia, ellos siempre iban por encima de nosotros hasta que ya no sé como pasó ya llegaban
de civil, y ellos imponentes. En una ocasión traje el hijo mayor a una audiencia y pues imagínese,
mi hijo pagó servicio, él mantiene muy dolido por eso, le tocó ir a sacar a su hermano y yo no sé,
miró mal a los abogados de ellos, de pronto él les arrugó la ceja, no sé que les haría, no sé es que
yo no me di cuenta, él estaba al pie mío, cuando veo es que veo al policía pidiéndole la cédula a
mi hijo. Todas sanas ¿pero qué pasó?...la abogada esa, la miquita que tienen ellos, que mi hijo la
estaba intimidando con la mirada y eso qué escándalo en la sala y me alborto yo, eso fue para
risas esa audiencia. De una vez investigando a mi hijo, sus antecedentes y yo vea…yo veía a esa
mujer chiquitita, no poder uno y zamparle la mano pero no, cuando ya salimos a un receso nos
veía la india y todos se secreteaban. Las primeras audiencias fueron terribles, eso fue muy terrible
y ahorita todavía, eso que, hace como dos meses que yo me alboroté allá en plena audiencia, todo
listo y no que aplazada la audiencia y me paré y le dije: qué pasa señor juez, qué pasa señora
fiscal, esto es un irrespeto contra las victimas, es que nosotras somos unas viejas, respétenos el
sentido de nosotras, nosotras también tenemos autoridad y podemos hablar, estamos peleando
una causa justa, y me alboroto allá y de una vez el juez se quedó mirándome y la fiscal me miró y
se me viene el tombo y me dice señora colabóreme y yo le dije usted a mi no me mande a callar
señor, usted a mi no me mande a callar, estoy peleando es lo de mi hijo, que estos asesinos me
mataron a mi hijo y quiero saber por qué y yo hablaba duro y golpeaba allá y todos me miraban y
me decía el policía: colabóreme o me toca sacarla. ¿Sacarme? Usted me saca de acá muerta, y
apenas dije eso vea…entonces me llamó el juez y me dijo lo que pasa es que mire que los
códigos, que los términos y le dije que pasa señor juez, qué pasa, ¿se está dejando chantajear de
la defensa de los militares? Respetenos a nosotras, llevamos dos años en este proceso, y me le
pego que alborotada al viejo, yo sí, yo me he rebotado allá. Carmenza dice que no sé qué.
Carmenza no es sino getona y chismosa. A uno cuando le toca pelear la verdad la pela y de
59
frente, no por detrás. Mire señor juez nosotros venimos desde Soacha, gastamos tiempo, plata,
para que usted llegue aquí y diga que por cualquier pelo, o sea que les duelen las uñas a los
señores ya no hay audiencia, que porque fueron a que les hicieran el pedicure y no alcanzaron, no
señor, yo sí me he alborotado, juepucha, yo veo a esa gente chiquitita, desgraciados que me
mataron a mi hijo, el día que condenen a esa gente yo no sé que va a pasar porque yo allá me voy
a rebotar, tengo muchas cosas para decirles, desgraciados, un pelado que era el que vivía
conmigo, ahora ese problema que el me dejó, ese niño que tengo ahí, yo si no digo nada, pero
pelearé esto hasta la muerte, hasta el día en qué yo me muera, no sé que iremos a hacer, pero esto
no se puede quedar así, yo sí tengo mucha rabia con esa gente, ahora en esta época y ahorita hasta
agosto yo me siento mal, me siento enferma, anoche no dormí, anoche lloré toda la noche. Yo no
sé a mi hijo que le pasó, un pelado tan avispado, no sé que le pasó. No sé, yo me pregunto que le
pasó, porqué se dejó enredar por esta gente, así el no trabajara en la casa tenía la comida como
pobre, tenía en qué escuchar música, tenía para ver televisión, yo no sé que le pasó a él no sé.
Ahora ese proceso que yo tengo con ese niño, usted no se imagina cuanto llevo ya volteando en
bienestar para allá y para acá, porque la mamá no hace nada, la mamá no mueve un dedo, usted le
parece poquito tres años para allá y para acá. ¿Cuánta es la plata que yo he gastado? En pasajes,
tiempo, por ahí una vez con los meros pasajes, aguantado hambre, aguantando sed, yo le pregunto
a este pelado porqué me dejó…a mi el niño no me estorba, pero es que es un problema, yo ya crié
mis hijos para ahorita tener que ponerme a criar este niño, yo mantengo enferma, yo estuve tres
meses casi en la cama, me dio una gripa que creí morirme, me mandé a hacer la cirugía del ojo y
se me afectó, todavía estoy mal, hace dos meses me la hicieron y todavía estoy mal, todavía no
puedo leer bien, todavía no puedo, al sol a la lluvia….todo esto, todo esto lo pone a uno mal, mal,
mal. No sé como va a hacer el día en qué nosotros terminemos este proceso, no sé, no sé que
reacción me dé a mi, soy muy grosera, muy jodida. Mi hijo era el que vivía conmigo en esa
época, la belleza de mi marido hacía dos años se había ido y eso llevaba yo sola con mis chinos,
los dos solos donde vivíamos, porque el menor consiguió mujer y eso hace cuanto tiempo que se
abrió y el mayor el siempre ha estado independiente, ahora es que está conmigo. Entonces uno
piensa muchas cosas, todo lo pone a uno mal, es este mes es muy duro hasta agosto. Mi hijo
completaría ahorita el 21 de julio si estuviera vivo 25 años, es un día muy duro para mí, duro,
duro. Y de todos mis hijos, cinco hijos que tuve, yo no sé de pronto dicen que uno quiere a todos
los hijos por igual, pero de pronto uno tiene la ñaña, él era la ñaña mía, porque él todo era mamá
aquí, mamá allá. Mi hijo murió con 22 años y él nunca sabía que era comprar un par de medias,
yo era la que le compraba la ropa. Yo nunca me imaginé, por eso me quiero ir de este municipio,
yo no me he ido por esto, porque si me muevo no puedo estar para acá y para allá, para una cosa
y para la otra, la demora es que yo le vea final a esto y yo me voy de acá, me voy de aquí, estoy
muy aburrida, perdí mi marido y perdí mi hijo. ¿Qué hace uno más acá? Irse uno para otro lado,
pero a mi si me afecta mucho esto, me tomo ocho pastas diarias y el día que no me tomo eso me
siento morir, es como cuando uno está borracho, me caigo, la tensión la tengo…no puedo llorar,
no puedo comer salado, no puedo comer dulce, no me pueden llamar y darme una razón así
como desprovista porque todo eso me molesta, pero bueno, hay que pedirle a mi Dios que nos
ayude a que esto, a que todos esos casos ojalá hagan algo, que hagan algo con todos estos
asesinos.
60
¿Han hablado con los abogados para una posible indemnización del Estado?
Cecilia: No, nosotros lo que hemos hablado con el abogado. Nosotros todavía no hemos hablado
de indemnizaciones y eso, no. Nosotros lo que nos interesa es esclarecer los hechos. Obvio que
sí, que el gobierno algún día tendrá que indemnizar a las mamás por el daño tan terrible que les
ha hecho, pero para nosotros ahorita lo más importante, lo que más hemos hablado con los
abogados y que todos queremos es sacar adelante el proceso, que se aclare todo esto, porque todo
esto es una farsa tan grande que yo me pongo a reconstruir todo y me doy cuenta de que por
ejemplo en el caso de Alex dicen que el combate fue el 21 de febrero, ahí hay cosas que para mi
son tan inauditas en las que un soldado de esos da declaración y dice que el combate fue a las
doble cero, yo no sabía cuales eran las doble cero, me dicen que son en hora militar las doce de la
noche, el otro dice que fue a las 3.30 de la mañana, el otro dice que el combate fue a la 1.30 de la
tarde. ¿A qué hora fue verdaderamente el combate? El sepulturero dice que cuando habló con mi
mamá le dijo que al muchacho lo habían sepultado en las horas de la mañana, que había sido
sepultado en las horas de la mañana. La foto en la que me mostraron el cuerpo de mi hermano,
ese momento tenía que haciendo mucho sol, porque se veía estallado. Dos cosas que le quería
comentar, una que el camino es completamente, había un rayo de sol tremendo porque la luz que
se ve es de un solazo terrible, eso una cosa, ¿entonces a qué horas lo enterraron, a qué hora
hicieron el levantamiento? Si lo enterraron en las horas de la mañana ¿a qué hora fue el
enfrentamiento? La otra es que cuando, dicen que el que reventó acá por obligación tiene que
haber algo de sangre, a mi me han dicho mucho los de medicina legal, me han hablado y me han
explicado cosas y dicen que por obligación, así sea una aguja hace salir una gota de sangre en
cualquier parte del cuerpo, si a mi hermano lo reventó él no tenía nada de sangre por ningún lado,
el uniforme está completamente limpio limpio. A él no se le ve sangre por ningún lado.
La paisa: La mayoría de los muchachos tienen el tiro acá, el tiro de gracia que llaman. A la
mayoría los primeros tiros que le dieron se los pegaron aquí para partirles las piernas, ya después
de que ellos caían era que los remataba. Mi hijo que si vio bien tiene aquí las piernitas partidas,
un brazo partido, quién sabe, en todo caso a la mayoría de ellos los torturaron, a todos, eso está en
el expediente, ellos todos están torturados, los tres, los dos que se llevaron con el mío los tuvieron
en una casa de un cabo, donde un desgraciado de esos, los encerraron y les llevaron trago y
marihuana y les pusieron quien los vigilara, entre ellos hay uno, todavía no sabemos quien es, en
el juicio nos vamos a dar cuenta, que ellos vieron la vaina y uno de ellos se iba a volar, a mi se
me ha metido que fue el mío, todavía no sabemos quien fue, el cuento del caso es que él se
alcanzó a parar en la puerta, para mirar por donde se podía volar y llegó el que estaba cuidando y
los echó para adentro, los tenían cuidándolos, de ahí los sacaron borrachos, fumando marihuana
para matarlos en un mismo carro del Ejército, son pruebas que ya nosotros escuchamos,
imagínense estos desgraciados tan corrompidos.
Cecilia: En el caso de Alex dicen que supuestamente él tenían no sé cuantos gramos en el cuerpo
de cocaína, en otros reportes ya no hablan de cocaína sino hablan de alcohol etílico y según las
pruebas Alex estaba en una borrachera tremenda que el mismo fiscal me decía que él no se
61
imaginaba a un muchacho en esa borrachera tan terrible en la que estaba para estar combatiendo
y llevando todo ese armamento en severa borrachera. Entonces no me cabe en la cabeza.
La paisa: donde no hubieran agarrado a esos testigos nosotros estaríamos neutros, esta sería la
hora en la que no sabríamos nada, nada, los testigos son los reclutadores que el Ejército mandó
pagados, bueno váyanse para tal parte, eso son los que llamamos los reclutadores, ellos están
detenidos, por eso nosotros ya ganamos este proceso como sea, por ellos porque ellos ya
cantaron. Uno de ellos se iba a volar, lo cogieron y lo soltaron por vencimiento de términos y ya
el tipo estaba…todo esto está en el expediente, ya estaba en Cúcuta para irse para Venezuela, lo
cogió la Fiscalía y lo tuvieron en el mejor hotel que hay en Cúcuta, comida, todo a lo bien,
entonces él allá cantó, ese es el que está en la picota, por eso nosotros ya ganamos esto, por los
reclutadores, donde no los cojan a ellos no había nada, así peleáramos, lo que fuera…pero
nosotros ya ganamos el proceso con ayuda de Dios, por esos reclutadores, ellos están detenidos,
son tres. El uno es el carretero, el otro es el costeño, esos desgraciados, imagínese que les daban
de a trescientos mil pesos por cada muchacho.
Cecilia: No recuerdo el nombre del viejo que habló, un militar que dijo que día por televisión,
que él había sido parte de más de 50 falsos positivos, que el mismo había sido parte, en los cuales
él mismo había dado la orden para vestirlos de guerrilleros.
La paisa: es que supuestamente, comentarios…a los primeros que se llevaron, ósea a los de San
Nicolás a ellos sí los tuvieron en el monte, los pusieron a cargar el morral, a cargar las armas y
hacer cosas. Imagínese que cuando el chino de la cucha María la llamó, ama yo estoy bien, es que
no puedo hablar más, ellos estaban ahí vigilados, mientras los dos que se llevaron con el mío fue
más rápida la vaina, a esos se los llevaban hoy y a los tres días ya estaban muertos.
Cecilia: En el caso de Alex lo que han encontrado ellos, lo primero, que el uniforme era nuevo,
que yo sí me acuerdo que yo le dije a la fiscal, pero por lo menos el unifrome de mi hermano
estaba nuevecito, ya en el transcuros de la investigación, sí, en efecto las botas a penas se las
colocaron porque las botas no tienen una gota ni de tierra ni de arena, incluso las botas todavía
tenían el número pegado porque Alex calzaba número 38 y según me dijeron los investigadores
las botas son número 42 y el uniforme completamente nuevecito que eso sí fue lo que yo más le
recalqué a ella, le dije porqué el no tiene sangre por ningún lado, porqué su uniforme está tan
bien planchadito.
La paisa: Esa gente tener tiempo de hacer todo eso. ¿Qué remordimiento sentirán? ¿Qué pensará
un tipo de esos? ¡Uy! Por qué hicimos esto. Esa gente tiene que reflexionar, yo pienso. El pecado
los mata.
Top Related