Las plantas necesitan una serie de 13 elementos
químicos que son esenciales para vivir y
desarrollarse. Principalmente, la planta obtiene
sus nutrientes del suelo y a través del agua que
absorben por las raíces.
Estos 13 elementos podemos agruparlos en dos
grupos diferentes de nutrientes. Estos son el
grupo de los Macronutrientes y Micronutrientes.
De estos podemos decir como norma general que
los macronutrientes son necesarios en grandes
cantidades: nitrógeno, potasio, fósforo, calcio,
magnesio, azufre. Los micronutrientes que se
requieren en concentraciones muy bajas: hierro,
manganeso, zinc, cobre, molibdeno, boro, cloro.
De todos estos nutrientes podemos decir que han de
ser aportados a las plantas en solución hidropónica,
en concentraciones y proporciones adecuadas.
Si bien todos estos elementos se encuentran en el
suelo, a veces la concentración de alguno de ellos
puede disminuir o bien la planta no logra
absorberlos.
Así es como comienzan a aparecer algunos
síntomas, como en el caso en el que las hojas
comienzan a decolorarse y se tornan de color
amarillento mientras que sus nervios continúan
verdes.
En este caso estaríamos frente a una clorosis férrica
o también llamada carencia de hierro.
Recordemos que con el abonado, aportamos lo
necesario.