FESTIVODF
CARNAVALES DE LA CIUDAD DE MÉXICO
CHARRO DE CARNAVALSANTA CRUZ MEYEHUALCO, DELEGACIÓN IZTAPALAPA, 2013.
“México son las manos hábiles de sus artesanos, la fuerza de sus trabajadores, México es la fusión de culturas y de tradiciones; es variedad de aromas y sabores; es el colorido de su ferias y fiestas populares; es la grandeza de sus pirámides y la modernidad de sus ciudades…”
Enrique Peña Nieto
CHINELODELEGACIÓN MILPA ALTA, 2013.
COMPARSA DE CARNAVALPEÑÓN DE LOS BAÑOS, DELEGACIÓN VENUSTIANO CARRANZA, 2013.
CHARRO CARNAVALEROTLALTENCO, DELEGACIÓN TLÁHUAC, 2013.
MÁSCARA DE CHINELOSAN PEDRO CUAJIMALPA, 2013.
El Partido Revolucionario Institucional (PRI) en el Distrito Federal ha realizado un esfuerzo porque las fiestas de los carnavales se reconozcan como parte de las fortale-zas culturales, turísticas y económicas de la ciudad, por lo que presenta ante ustedes el libro DF Festivo, Carna-vales de la Ciudad de México. La presente investigación cuenta la historia gráfica, en presente, de cincuenta y nueve carnavales en nueve de sus dieciséis delegaciones políticas. De febrero a junio de 2013, el equipo multidisciplinario de la Secretaría de Cultura del PRI-DF se dio a la tarea de documentar los carnavales y sus procesos de organización. Esta inves-tigación muestra cómo la fiesta de carnaval refuerza el sentido comunitario, los valores familiares, permitiendo la recuperación de la historia local. De esta manera es posible fortalecer la cultura popular y el desarrollo eco-nómico de la ciudad a través del turismo. El carnaval se ha convertido en la fiesta ciudadana principal en más del cincuenta por ciento de las delegaciones. Este primer acercamiento a la fiesta es un esfuerzo in-concluso y que deja un testimonio ineludible de la gran-deza de la organización de la gente. Aporta la creativi-
dad y destreza de sus participantes, miles de familias que año tras año elaboran trajes, máscara y crean coreografías e interpretan música. Manos defeñas que son artistas del carnaval. En el PRI DF, distinguido por su histórica efectividad para leer cambios sociales de este siglo, impulsa-mos propuestas que llevan al desarrollo y al conocimiento. En esta ocasión, nuestra tarea es apoyar y difundir la fiesta de carnaval como patrimonio cultural de la Ciudad de México. Dicha acción se reflejará con iniciativas propuestas ante la Asamblea Legislativa del DF a través de su Grupo Parlamentario y en la Comisión de Cultura, Turismo y Desarrollo Económico de la Cámara de Diputados del H. Congreso de la Unión. Impulsaremos la asignación de presupuesto y la creación de mesas de trabajo con carnavale-ros de las nueve delegaciones que celebran estas fiestas. Todo esto como parte de su fortalecimiento y difusión. El carnaval es sin duda parte cultural de la Ciudad de México, de los procesos migratorios, hechos his-tóricos y del sincretismo entre los antiguos rituales prehispánicos y la cultura occidental. Ello se hace presente en una fiesta que se muestra fortalecida y donde, en cada año, nuevos espacios de la urbe se suman a ella.
¡Bienvenidos a los carnavales!
Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre Presidente PRI DF
El Distrito Federal es el reino de los modernismos y las tecnologías… es México ciudad capital.
Pese a ello, nuestra majestuosa Ciudad no deja de ser también un enorme y fantástico espacio con sonoridades de barrio y pueblo, con olor a panadería y campanadas que llaman a recogerse; con calles que se cierran por decre-to para celebrar los quince años y talleres de oficios siempre dispuestos a brindar. Esta es pues una maravillosa urbe de mujeres y hombres que no olvidan, que siguen, bailan, que celebran, trabajan, y fiestean…
Dip. Tonatiuh González CaséCoordinador del grupo parlamentario del PRI en la Asamblea Legislativa
PRÓLOGO
La gran ciudad de México es por vocación un inmenso mosaico cultural de espacios comunitarios, héroes calle-jeros, celebraciones íntimas, mujeres luchonas, pueblos, colonias y barrios fiesteros, tronido de cuetes, ferias y, por supuesto, carnavales.
Así, irrumpiendo la rutina de los días, pintando de colorido las calles de siempre y acompasando el an-dar con danzas y músicas atemporales, mujeres, hom-bres, abuelas y abuelos, niñas y niños inundan paseos y arterias viales para anunciar a todos que la fiesta ha llegado. No cualquier festividad, sino la de carnaval, la que todo lo invierte, la que reconstituye, la que prece-de en muchas ocasiones al primer Miércoles de Ceniza, pero en muchas otras se extiende sobre un calendario cubierto de nuevas jornadas.
La memoria popular sobre esta fiesta hunde sus raíces en los tiempos en los que el presidente Juárez lu-chaba por combatir a los traidores de la patria. Anclados en aquella época, los recuerdos de los primeros carna-vales articulan una mitología que lo mismo retrocede a los tiempos del arribo de los aztecas al Altiplano Central que a escenas de la vida campesina porfirista y surgen como respuesta a los intentos de modernización de los años cuarenta y cincuenta del siglo pasado. Sin embar-go, pese a sus diferencias cada una de estas versiones del origen recupera el sueño igualitario de la inversión de roles, que tiene como fin alterar el orden habitual del mundo, para terminar la fiesta con un acto restaurador donde se castiga a los transgresores de los preceptos morales.
Luego de escuchar los distintos testimonios de la defeña comunidad carnavalera quedan también de manifiesto los nexos familiares que unen a los morado-res del Distrito Federal con quienes habitaron y habitan los estados de Tlaxcala, Morelos, Guerrero, Hidalgo y el circundante Estado de México, entre otros. Vínculos que por cierto fueron construidos sobre rutas comerciales y mercados regionales donde la Tierra Caliente, Costa Chica y Costa Grande, el Valle Poblano o la costa vera-cruzana siguen vivos en el imaginario colectivo.
Las máscaras, los trajes, las danzas, las músicas y la infaltable cocina tradicional que acompaña a los carnavales tienen historia de largo aliento, como podrá constatar el lector, evoca añejas relaciones de amistad y trabajo entre pueblos que hoy parecen distantes. Re-corridos que hoy parecen largos, hace apenas medio siglo no lo eran, pues dichas poblaciones se encontra-ban vinculadas aún por los restos de la intrincada red de canales y complejos lagunares que desde tiempos
prehispánicos dieron al Valle de México una identidad acuática. De allí que en muchas de estas celebraciones, los estribillos que cantan las cuadrillas recuerden con alegría la pesca lagunar, la caza de patos y el cultivo en las chinampas.
Los personajes distintivos de los carnavales constituyen todo un arsenal de inventiva y creatividad resultando uno de los mayores atractivos de estas fes-tividades: huehuenches, arrieros, charros, caporales, chinelos, muñecas, licenciados, apaches, disfrazados, saltimbanquis o morras se dan cita en representaciones dancísticas que apelan a fusilamientos, ahorcamientos, juicios o incluso a coronaciones de reinas para reiniciar la rutina. Y en este tránsito del caos al orden las músicas de todo tipo son el acompañamiento ideal para dar rien-da suelta a las pasiones.
Resulta complicado sintetizar en poco espacio la diversidad carnavalera que hoy vive esta ciudad capital. Lo que sí se puede hacer es insistir en la vigorosa orga-nización comunitaria que hace posible la realización de cada una de las celebraciones de carnestolendas. Igual-mente, debe insistirse en la conciencia que expresan los carnavaleros al respecto de que su fiesta constituye un patrimonio cultural, herencia de sus padres y abuelos que ellos a su vez deben salvaguardar para el usufructo de las futuras generaciones. De allí que los carnavales sean un mirador privilegiado para valorar las sólidas re-des de colaboración y compromiso comunitario que los mantienen como una fiesta viva que mira al futuro.
Los testimonios recuperados, las historias y las anécdotas que aquí se cuentan deberán comprender-se como acontecimientos que como bien lo dice Eduar-do Galeano “(…) sucedieron, casi sucedieron o nunca sucedieron, pero lo bueno que tienen es que suceden cada vez que se cuentan.” Así, la fuerza y valor de esta provocadora instantánea carnavalesca que hoy ofrece-mos a través de este libro reside en que son el producto de las vivencias y pasión con que esta ciudad ha mantie-ne viva su tradición.
Vaya pues este libro como un reconocimiento a los miles y miles de personajes anónimos que año con año se preparan con fervor para salir a las calles a dan-zar, engalanados con vistosos trajes y máscaras, sólo para recordarle a la gente que de las tentaciones de la carne, nadie, - oiga usted bien -nadie se salva.
¡Que lo disfruten!
Agustín DanySecretario de Cultura PRI DF
HUEHUENCHE CON MÁSCARA DE MADERACARNAVAL “FAMILIA SÁNCHEZ”, DELEGACIÓN GUSTAVO A. MADERO, 2013.
ÍNDICE
Carnavales de Iztacalco
Carnaval de Venustiano Carranza Peñón de los Baños
Carnavales de Gustavo A. Madero
Carnaval de Cuajimalpa San Pedro Cuajimalpa
Carnaval de Xochimilco
Carnaval de Azcapotzalco Santiago Ahuizotla
Carnavales de Tláhuac
Carnavales de Iztapalapa
Carnavales de Milpa Alta AnexosCarnavales y prácticas musicalesLos que beben pulque, los huehuenches Glosario
Bibliografía
Directorio
Agradecimientos
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81 |
99 |
119 |
141 |
167 |
213 |
243 |
258 |
259 |
260 |
262 |
CUAJIMALPA
AZCAPOTZALCO
GUSTAVO A. MADERO
VENUSTIANO CARRANZA
IZTACALCO
IZTAPALAPA
XOCHIMILCO
TLÁHUAC
MILPA ALTA
CUAJIMALPA
AZCAPOTZALCO
GUSTAVO A. MADERO
VENUSTIANO CARRANZA
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En Iztacalco los carnavales se celebran “por todo lo
alto”. En 2014 se cumplirán cien años de realizarse inin-
terrumpidamente, acompañados del ya tradicional “Bai-
le de los licenciados”. Para los habitantes de esta dele-
gación, dicha festividad constituye uno de los eventos
más importantes del año, ya que continúa con una tradi-
ción que entre los meses de febrero, marzo y abril, hace
posible que, todos los vecinos bailen por las calles ata-
viados de vistosos disfraces y máscaras sorprendentes
que evocan sucesos históricos de añejos tiempos que
vuelven a ocurrir año tras año.
Según testimonios de los vecinos, el carnaval dio
inicio en 1914 en los barrios de Santiago y La Asunción,
dos de los siete barrios que actualmente celebran la fies-
ta. Antes de esa fecha, ya se celebraba el carnaval en el
pueblo de Santa Anita, aunque cuentan que allí eran “los
charros” quienes llevaban la voz cantante. Cuando a
principios de siglo la fiesta se extendió a otros barrios de
la delegación, la lucha entre los conservadores y libera-
les del siglo XIX cobró nueva vida y “los licenciados”,
con danza, mofa y sátira, representan la victoria del go-
bierno juarista sobre los invasores franceses. Aparece
IZTACALCOLOS CARNAVALES DE
así toda una constelación de personajes históricos en-
treverados con otros de nueva creación donde Maximi-
liano de Habsburgo, la emperatriz Carlota –identificada
a veces con el personaje de “la Loca” y “la Llorona”- y
los liberales juaristas se entremezclan con arlequines,
monstruos, superhéroes y pachucos.
Si bien años atrás esta representación histórica
culminaba con el fusilamiento del emperador austriaco,
a últimas fechas el príncipe extranjero muere en la hor-
ca, mientras su desconsolada esposa recorre las calles
llorando su muerte. Mediante esta sátira, el pueblo pa-
rece haber encontrado una forma de ajustar cuentas con
los aristócratas que hace siglo y medio no les permitían
asistir a los bailes de castillo.
Como en toda representación, la indumentaria
es fundamental y los carnavaleros de Iztacalco, en el
intento de lucir el atuendo más vistoso, ponen en prác-
tica toda la creatividad posible combinando levitas, tra-
jes, mascadas, sombreros de copa, plumas, lentejuelas,
chaquiras y guantes para no sólo parecer, sino ser ellos
mismos la historia viviente.
PORTADA: NIÑO CARNAVALERO CON TRAJE DE LA DANZA DE LICENCIADOS.
LA DANZA DE LICENCIADOS ES UNA BURLA A LOS LICENCIADOS QUE LE HICIERON EL JUICIO A JUÁREZ. GUADALUPE OLIVARES (AMA DE CASA Y ORGANIZADORA DEL CARNAVAL).
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La lucha entre los conservadores y liberales del siglo XIX cobró nueva vida en los carnavales de Iztacalco. Los “licenciados” con danza, mofa y sátira representan la victoria del gobierno juarista sobre los invasores franceses.
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La máscara que acompaña el disfraz es la cara
de Maximiliano, tal cual se le encuentra en los retratos de
la segunda mitad del siglo XIX: tupida barba pelirroja,
ojos azules y un lunar en el pómulo izquierdo. Las care-
tas utilizadas provienen de Santa María Aztahuacán, Chi-
malhuacán y, en menor medida, de Texcoco y, depen-
diendo de su complejidad y elaboración, pueden llegar
a costar varios miles de pesos. Sin embargo, para los
miembros de las cuadrillas ni el dinero ni el tiempo in-
vertido son obstáculo, la intención es ser “el licenciado”
más original. Isaías Monzalvo Aguilar, organizador de la
comparsa de Santiago y heredero de la tradición de sus
padres y abuelos comenta: “Los trajes son comunes, lo
que hace cada danzante es personalizarlo con borda-
dos, lentejuelas y plumas. A este traje no le puede faltar
un bombín, lápiz y un cuaderno”.
Aunque cada barrio diseña su propio carnaval,
es labor de los organizadores distribuir el día en que
saldrán las cuadrillas por las calles. Los organizadores
se encargan no sólo del pago y alimentación de los mú-
sicos, sino también de convidar a todos los asistentes,
siendo infaltables en estas comilonas el pipián y los no-
pales. Pero esto no lo hacen solos, toda una organización
colectiva se despliega durante el año para hacer posible
la fiesta, donde destaca la participación de las mujeres,
en su carácter de promotoras de la tradición, además
de proporcionar apoyo económico, moral y logístico. Un
buen ejemplo lo constituye Guadalupe Olivares, quien
con su activa participación, ha inculcado a sus dos hijos
el gusto por el carnaval y la defensa de las tradiciones.
Pedro Vázquez Díaz –a quien su padre y abuelo
le confiaron la responsabilidad de mantener y promo-
ver la festividad iniciada por su bisabuelo, Petronilo Váz-
quez, en 1914– nos dice sin vacilar: “Al primer barrio
que le toca es el de la Asunción, después sigue el barrio
de Santa Cruz, luego el barrio de Los Reyes; el barrio de
Santiago; el barrio de San Sebastián Zapotla, el pueblo
de Santa Anita, el barrio de San Miguel, el barrio de san
Francisco, para después hacer un gran cierre con todos
los barrios”.Con relación a esto, Isaías Monzalvo nos in-
forma que el barrio de San Pedro se sumará al carnaval
en 2014.
“Es el de la Viga [carnaval] uno de los más bellos que imaginarse pueden, y aún podría mejorarse; pero así como está […] sería difícil […] encontrar en cualquier otra parte un espectáculo tan placentero o más inconfundible.”
La vida en México. Madame Calderón de la Barca, Carta XII del 16 de Marzo de 1840.
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Las máscaras utilizadas provienen de Santa María Aztahuacán, Chimalhuacán y, en menor medida, de Texcoco y, dependiendo de su complejidad y elaboración, pueden llegar a costar varios miles de pesos. Sin embargo, para los miembros de las cuadrillas ni el dinero ni el tiempo invertido son obstáculo, la intención es ser “el licenciado” más original.
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33 32 ISAÍAS MONZALVO, ORGANIZADOR Y CARNAVALERO DE LA DANZA DE LICENCIADOS. “NEGRO” EN LA DANZA DE LICENCIADOS.
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La música que acompaña al carnaval es fiel refle-
jo de la capacidad renovadora de las tradiciones. Hace
medio siglo, los pasodobles, el fox trot (“paso del zorro”
o “trote del zorro” que nació en Estados Unidos con las
primeras orquestas de jazz) y el danzón eran los géne-
ros que acompañaban la danza. Hoy en día, la cumbia, la
música tropical y la banda sinaloense suenan con el dan-
zar en las calles; las actuales bandas han dejado atrás
a la antigua orquesta del carnaval compuesta por dos
trompetas, dos saxofones, trombón de vara y timbal.
La creciente participación social y una mejor or-
ganización entre los barrios han fortalecido los carnava-
les de Iztacalco, a tal grado que desde hace cinco años
se organiza un cierre en el que participan los siete ba-
rrios y el pueblo de Santa Anita. Según cuentan, en la
edición de este año, 2013, más de trece mil personas
celebraron el carnaval por las principales calles de la
delegación. Los retos son grandes pues los gastos de lo-
gística, alimentación y música sobrepasan el bolsillo de
los organizadores y vecinos, nos describe Alicia Téllez
Sánchez promotora cultural y social de la Delegación.
Todavía hoy se recuerdan con nostalgia los tiem-
pos en que el carnaval concluía con el baile de corona-
ción de la reina. Entonces, dicen los vecinos del lugar,
se llegó a escuchar a Mike Laure, Acerina, Los Xochimil-
cas, y la mismísima reina de la salsa, Celia Cruz. Ante la
falta de apoyos institucionales y los elevados gastos que
implica mantener vigente el carnaval, los bailes de coro-
nación hoy son sólo recuerdo.
Los pujantes carnavales de estos rumbos están
a la espera de ser revalorados pues, como bien nos re-
cuerda Guadalupe Olivares, los habitantes de Iztacalco
saben muy bien que tienen historia y “el carnaval es
toda una historia viviente”.
PEDRO VÁZQUEZ DÍAZ, ORGANIZADOR HISTÓRICO DEL CARNAVAL.
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CARNAVALES DE IZTACALCO
CARNAVAL TEMPORAL (2013) ATEMPORAL
San Pedro Inicia 2014 Tres sábados antes de Miércoles de Ceniza (MC en adelante)
La Asunción 10, 11, 12, 13 de marzo A par�r del domingo antes de MC y hasta el propio MC
Santa Cruz 16 y 17 de marzo Fin de semana posterior a MC
Los Reyes
San�ago
Zapotla
Pueblo de Santa Anita
San Miguel
San Francisco
Cierre de Carnaval
23 y 24 de marzo Segundo fin de semana posterior a MC
Segundo fin de semana posterior a SS
Tercer fin de semana posterior a MC
Cuarto fin de semana posterior a MC
Quinto fin de semana posterior a MC
Sexto fin de semana posterior
Fin de semana posterior a SS
a MC
30 y 31 de marzo
6 y 7 de abril
13 y 14 de abril
20 y 21 de abril
4 y 5 de mayo
11 y 12 de mayo
MC: Miércoles de Ceniza SS: Semana Santa Nota: Cada barrio organiza su propia comparsa, sin embargo, durante el cierre de carnaval se unen todas, incluyendo la del pueblo de Santa Anita. Fuente: Isaías Monzalvo / Carnavalero
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NO
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RR
AN
ZA
| VENUSTIANO CARRANZA |
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Al igual que otros sitios de la capital, el Peñón de los
Baños es un ejemplo de cómo las políticas “moderni-
zadoras” hicieron desaparecer, casi de un plumazo, a
la antigua Ciudad de México. Reducida y reinventada
a mediados del siglo pasado, tras la construcción del
aeropuerto Benito Juárez, esta antigua zona de tierras
cultivables debió entrar a los carriles del frenesí urbano
y forjarse una nueva historia. La nueva vida debió or-
ganizarse alejada del lago de Texcoco, del intercambio
comercial que se realizaba en los grandes canales que
lo unían con Tláhuac o Santa Anita y de la vida silvestre
y campirana donde la pesca, la agricultura y la caza de
patos animaban los días.
Su nombre, Peñón de los Baños, lo adquirió gra-
cias a la fama de las aguas sulfurosas y curativas que
emanaban de sus cerros. Del periodo colonial, distintos
testimonios documentales dan cuenta de su renombre y
hay quienes afirman que los aztecas usaban sus aguas
con fines medicinales.
Al hurgar en los recuerdos de sus actuales habi-
tantes, el viaje por el pasado alcanza a los abuelos de los
abuelos, para situarse en una brumosa época porfiria-
na donde los fundadores hicieron su vida en torno a las
haciendas. De ahí surgen los Cedillo, Caballero, Nava,
Hernández, Villanueva, Gutiérrez, Alpide, Samaniego o
Arista, por mencionar algunos. Todos ellos recordados
PEÑÓN DE LOS BAÑOSCARNAVAL DEL
por su liderazgo moral, pues lo mismo dirimían las di-
ferencias entre vecinos que instaban la continuidad de
las tradiciones más representativas de los peñoneros: la
recreación de la Batalla del 5 de mayo y las fiestas de
carnaval, nos cuenta don Agustin Jiménez Cedillo, cro-
nista del Peñón.
GLADIADORES DE LA COMPARSA DE “LOS INFAMES” DEL BARRIO DE LOS REYES, FAMILIA CABALLERO.COMPARSA DE LA 194.
COMPARSA DE “LOS VENADOS DE TRASVAL”.
| VENUSTIANO CARRANZA |
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Se calcula que el carnaval se celebraba desde
finales del siglo XIX, aunque queda claro que las cosas
han cambiado. De los vestigios intactos encontramos la
sana competencia existente entre los barrios del Peñón,
La Asunción, El Carmen y Los Reyes por no repetir trajes
y lucir lo más original posible durante los días de fiesta.
La añeja competencia implica también los esfuerzos por
preparar las comparsas con antelación, recurriendo a
donaciones, colectas y todo tipo de estrategias de asis-
tencia mutua que asegure una relucida fiesta.
En lo que respecta a la música, durante los tres
días previos al Miércoles de Ceniza, las antiguas ban-
das van entremezclándose con los actuales gustos de los
asistentes y pasodobles, polcas y quebradita. Sonidos
que continúan marcando el movimiento de cuadrillas y
comparsas. Sin duda, el estribillo que nunca podrá dejar
de oírse en estos días es aquel que afirma: “voy de paso
chapinguito, voy contento y a pescar, qué bonito peñon-
cito, que le gusta el carnaval”.
Cuentan que antiguamente el traje de charro
era lo típico en días de carnaval y que poco a poco se
fueron incorporando máscaras, capas, sombreros y dis-
fraces de arlequín. Cabe destacar que las imágenes de
este año muestran una variedad de trajes, vestimentas y
disfraces que podríamos calificar como surrealistas: lu-
chadores, botargas, saltimbanquis, hombres barbados,
animales zoomorfos, soldados a la usanza europea, ro-
bots, zombis, ensombrillados de todos colores y esco-
peteros, provenientes del recuerdo de la mítica Batalla
del 5 de mayo que también se han sumado para redon-
dear la lista. No olvidemos que esta diversidad carna-
valesca no es otra cosa que una recreación del “mundo
patas pa´arriba” con todo y el consabido intercambio de
género nos narra la antropóloga Ema Jiménez, originaria
y descendiente de familias carnavaleras.
ESCOPETEROS VENECIANOS DEL BARRIO DE LOS REYES.
MOSQUETEROS DE LA COMPARSA DE LOS “VENADOS DE TRASVAL”.
COMPARSA DE “LOS VENADOS DE TRASVAL” DISFRAZADOS DE TEMPLARIOS.
| VENUSTIANO CARRANZA |
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COMPARSA DE LOS INFAMES DE LA FAMILIA CABALLERO DEL BARRIO DE LOS REYES, ATAVIADOS CON TRAJE DE GLADIADORES.
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Al presenciar el espectáculo de este año y la
impresionante participación popular, resulta impensa-
ble que la tradición carnavalera se encuentre en riesgo.
Fiel al espíritu original de esta festividad, el derroche
de energía, la energía del baile, la oportunidad de rom-
per con la rutina, el ánimo de entregarse a la bebida y
al goce de los sentidos le augura un largo futuro. Esto,
pese a los intentos de algún funcionario agobiado por
los excesos, recuerda que la calle siempre ha sido un
espacio del pueblo.
Don Agustin Cedillo nos dice que todo lo ante-
rior quizá pueda achacársele a cualquier carnaval de
pueblo, sin embargo, lo que es único del Peñón de los
Baños, la Colombia Chiquita, como la llaman muchos, es
que ahí nació el movimiento sonidero. Justamente esa
vocación sonidera y fiestera de los habitantes del Peñón
de los Baños hace que sus carnavales sean –en la opi-
nión de sus protagonistas– los más “chingones”. Y es
por eso por lo que desde aquellas primeras “discos mó-
viles” o “sonidos” que amenizaban las fiestas callejeras
haciendo sonar el repertorio de cumbias, salsa, valle-
nato y música afroantillana, se sigan peleando el honor
de tocar aunque sea una vez en su vida en el Peñón, La
Colombia chiquita de los carnavales monumentales.
¡Así o más mejor, preguntó el peñonero!
EN ESTA CELEBRACIÓN SE OBSERVAN, EN EL DISEÑO DE LAS MÁSCARAS DE CERA, HÍBRIDOS DE CARNAVAL VENECIANO Y DISFRACES DE MOSQUETEROS.
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El artesano mascarero de el Peñón, Jonathan
García Hernández, nos describe:
Cuadrilla del Barrio de El Carmen
Según las narraciones populares, el personaje del ahorcado solía ser un señor que robaba vacas, hasta que un día decidió robarse a su novia; ahora la dinámica carnavalesca es que el “ahorcado” y la “novia” andan corriendo por el barrio, seguidos por el “padrecito”, todo ello el domingo después de Miércoles de Ceniza.
En este barrio las comparsas se hacen acom-pañar por una orquesta, originaria del Peñón de los Ba-ños, cuyos principales instrumentos son el bandolón, las trompetas, el trombón y los tambores, dirigida por el Sr. Lino Cedillo.
Cuadrilla del Barrio de la Asunción
Las cuadrillas, es decir, el conjunto de compar-sas de los Barrios de la Asunción y de El Carmen, bailan en compañía de la banda de viento San Juan de Aragón, estos barrios tienen canciones especiales, algunas de ellas son: Los Dados, La panzona, Ernermundo, El Pe-ñoncito, Los Chenchas, Chicos Malos, El Chapinguita. El Miércoles de Ceniza se ejecuta al ahorcado en el carna-val después de los bailes de pareja tradicionales.
Cuadrilla del Barrio de Los Reyes
La banda San Juan de Aragón, cuyos líderes son los señores Silverio Fuentes y su hermano el Güero Fuentes, es de tal magnitud que cada año se divide para tocar en este barrio y en el de La Asunción. En Los Reyes los bailes que encienden el carnaval se realizan en pare-jas, el ahorcado es ejecutado el Miércoles de Ceniza.
VENECIANOS DEL BARRIO DE LOS REYES.
ESQUIMAL DE LA COMPARSA DE “LOS KISS DE ZAPATA”.
VIKINGO Y VENECIANOS DE LA COMPARSA DE “LOS VENADOS DE TRASVAL”.
ÁRABES DE LA COMPARSA DE “LOS HIELEROS”.
| VENUSTIANO CARRANZA |
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VENECIANOS Y REYES DE LA COMPARSA DE “LOS VIKINGOS” Y, AL FONDO, LA BANDA DE SAN JUAN DE ARAGÓN.
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CARNAVAL DE EL PEÑÓN DE LOS BAÑOS
Barrio de El Carmen
Los Dados
10, 11, 12, 13 y 17 de febrero
10, 11, 12, 13 y 17 de febrero
10, 11, 12, 13 y 17 de febrero
Inicia un domingo antes de MC Los Uvas
Los Chenchas Intocables Chicos malos Ángeles de la colonia Campeones Camorras Sinaloa Familia GarcíaLos animalitos (niños ves�dos de botargas)
Barrio de La Asunción
Los Burros Inicia un domingo antes de MC
Inicia un domingo antes de MC
Los CalaverasLos TraviesosLos Dragones Los Concaguas
Barrio de Los Reyes
Los Kiss de Zapata Los Hileros Los 7 Vientos Los Petroleros Los VenadosLos Kibukis Los Casi Guapos
MC: Miércoles de Ceniza Nota: El conjunto de comparsas perteneciente a un mismo barrio es llamado Cuadrilla, por ejemplo, Cuadrilla de Barrio de El Carmen
Fuente: Jonathan García Hdez. /Artesano.
CARNAVAL COMPARSA TEMPORAL (2013) ATEMPORAL
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GU
STAV
O A
. MA
DE
RO
| GUSTAVO A. MADERO |
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En el intento por explicar el origen de los carnavales de
esta delegación, surgen en el imaginario de sus pobla-
dores las reivindicaciones de la antigua nobleza indíge-
na tlaxcalteca y el cúmulo de tradiciones heredadas de
padres a hijos a través de los tiempos. En dichas prác-
ticas, encontramos la remembranza de acontecimientos
históricos como la Batalla de Puebla (1862) y la evoca-
ción de bailes y danzas aristocráticos de las cortes eu-
ropeas.
Un primer acercamiento a la composición de
esta festividad lo brinda el profesor Carlos Ortega, quien
dice: “Se presume que la festividad la trajeron familias
de músicos que venían de Tlaxcala y que se asentaron
en donde ahora se sitúa el panteón Guadalupe-Hidalgo,
en la colonia Martín Carrera (detrás de la basílica de
Guadalupe)”.
Otra versión que reafirma esta influencia es la de
Saúl Sánchez López, integrante de la organización Fami-
lia Sánchez y descendiente de añejos migrantes tlaxcal-
tecas, que a la fecha conserva las actas de nacimiento
de sus abuelos como prueba irrefutable del nexo con
su ancestral raíz ubicada en San Damián Tlacocalpan. El
señor Saúl nos cuenta: “El carnaval viene de Tlaxcala,
GUSTAVO A. MADEROLOS CARNAVALES DE
PORTADA: FOTO HISTÓRICA DEL CARNAVAL MARTÍN CARRERA, FAMILIA SÁNCHEZ, 1946.HUEHUENCHES DE CARNAVAL.
| GUSTAVO A. MADERO |
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anteriormente en San Juan de Aragón, el baile se realiza-
ba vestidos de toreros, disfrazaban una carretilla de toro
y la toreaban asemejando la fiesta taurina y la música
que los acompañaba era únicamente de violines; poste-
riormente, comenzaron a usar el traje de huehuenche,
pero en Martín Carrera siempre ha sido el huehuenche.”
Con respecto a los personajes, existen dos figu-
ras fundamentales que le dan vida a la fiesta: “las mo-
rras” y “los huehuenches”, ambos protagonizan todos
los recorridos. Hacia el final del carnaval, se lleva a cabo
“la horca”, donde participan distintos actores como “el
padre”, “el fiscal”, “el demandante”, “la esposa”, “la
querida”, “el verdugo”, etcétera. Dicha representación
es una suerte de juicio a los transgresores de las normas
sociales. Con este acto se pone fin al caos ritual, restau-
rando simbólicamente el orden preestablecido.
El señor David Sánchez López nos cuenta: “Esta
tradición proviene de tiempos coloniales, cuando a los
indios se les ahorcaba o se les degollaba si cometían al-
gún delito. El ahorcado, es la representación de la histo-
ria del castigo de un indio de aquellos tiempos que robó
veinte guajolotes”.
La máscara constituye la esencia del carnavale-
ro, es el elemento que permite cubrir y disipar las dife-
rencias entre los participantes. Sin importar la profesión,
el oficio, la fama o la fortuna, una vez puesta la careta
todos pueden cambiar de identidad. Como explicara
Octavio Paz en el Laberinto de la soledad: “[…] viejo o
adolescente, criollo o mestizo, general, obrero o licen-
ciado, el mexicano se me aparece como un ser que se
encierra y se preserva: máscara el rostro y máscara la
sonrisa”.
Hechas con manta, cera y cerdas de caballo,
cada máscara solía contener las etiquetas de las familias
visitantes que las elaboraban. Actualmente la delegación
Gustavo A. Madero cuenta con sus propios mascareros.
Uno de ellos es Ángel Gutiérrez, conocido en el barrio
como el Famosísimo Faria.
FOTO DE ARCHIVO HISTÓRICO HUEHUENCHES Y MORRAS DEL CARNAVAL, MARTÍN CARRERA, FAMILIA SÁNCHEZ, 1950.
| GUSTAVO A. MADERO |
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FAMILIAS EN EL CARNAVAL.
Esta tradición proviene de tiempos coloniales, cuando a los indios se les ahorcaba si cometían algún delito. El ahorcado, es la representación de la historia del castigo de un indio de aquellos tiempos que robó veinte guajolotes. David Sánchez López
“EL AHORCADO”. “LA VIUDA”.
| GUSTAVO A. MADERO |
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COMPARSAS DE CARNAVALES DE SANTA ISABEL TOLA, ZACATENCO Y PADROTES
| GUSTAVO A. MADERO |
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| GUSTAVO A. MADERO |
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Ángel Gutiérrez nos
cuenta que cuando era pe-
queño su máscara se rom-
pió y, al no haber en su lo-
calidad quién las supiera
reparar, decidió arreglarla
él mismo. Así, en compañía
de su hermano, viajó has-
ta Santa María Aztahuacan,
uno de los pueblos origi-
narios de Iztapalapa donde
se había perfeccionado la técnica artesanal. Desde en-
tonces, el Faria decidió convertirse en mascarero con
la firme intención de preservar y enriquecer el oficio.
Ángel Gutiérrez nos relata: “Mi pasión de artesano es
alimentada por los recuerdos. Cuando me voy a poner
una máscara y miro detrás de ella tengo un sentimiento
de alegría y tristeza. Son los recuerdos de la infancia que
pasan rápido frente a mis ojos como un enorme estímulo
para extender la tradición en las siguientes generacio-
nes”.
Sobre la historia de las máscaras, algunos miem-
bros de la organización Familia Sánchez mencionan que
las primeras, hechas con madera de cedro, provienen
de Tlaxcala. Con respecto a las de cera y manta, nos
comentaron que se confeccionan en Santa María Azta-
huacán. También se utilizan máscaras rematadas con
pedrería, originales de San-
ta Isabel Tola. Estas últimas
constituyen una peculiari-
dad, ya que sólo se utilizan
en la delegación Gustavo A.
Madero.
El Faria relata que
los carnavales son realiza-
dos por diversas organiza-
ciones que se encuentran
en San Juan de Aragón, Santa Isabel Tola, San Pedro
Zacatenco y la colonia Martín Carrera.
Los bailes característicos son los “de cuadrillas”,
cuyas reminiscencias remontan al barroco europeo.
Pero la cultura popular se ha construido en un vaivén en-
tre América y Europa. Desde finales del siglo XVI hasta
la fecha, tonadas y géneros como los minués, contradan-
zas, valses o gallops fueron incorporándose al conjunto
de festividades populares en las distintas regiones del
país hasta constituir parte viva de los carnavales. De allí
que en muchas zonas –como la Huasteca– los vinuetes
sean los minués de antaño, mientras que las contradan-
zas y zarabandas las podemos ver en las coreografías
de los carnavales musicalizadas con piezas de moda
como “El Gallinazo” o “El Pollito Pío”.
CARNAVAL DE PRIMAVERA EN LA COLONIA MARTÍN CARRERA.ÁNGEL GUTIÉRREZ, EL FAMOSÍSIMO FARIA.
| GUSTAVO A. MADERO |
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Los bailes característicos son los “de cuadrillas”, cuyas reminiscencias remontan al barroco europeo. Pero la cultura popular se ha construido en un vaivén entre América y Europa. Desde finales del siglo XVI hasta la fecha, tonadas y géneros como los minués, contradanzas, valses o gallops fueron incorporándose al conjunto de festividades populares en las distintas regiones del país hasta constituir parte viva de los carnavales.
| GUSTAVO A. MADERO |
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Otro baile que llama la atención es el de “La mu-
ñequita”, danza que en los días de la fiesta se realiza en
torno a una muñeca envuelta en un rebozo, a la que al-
gunos atribuyen poderes curativos. Para algunos habi-
tantes de Martín Carrera, “la muñequita” representa a
la hija de un poderoso hacendado europeo quien –tras
arribar al puerto de Veracruz luego de una larga trave-
sía– logró reunirse con su padre que vivía en la Ciudad
de México. Otra hipótesis es que este personaje reme-
mora a una doncella raptada por tlaxcaltecas. Cabe de-
cir que las interpretaciones asociadas a este baile quizás
no sean suficientes para entender la importancia de este
baile en los carnavales de la Gustavo A. Madero. Lo cier-
to es que los versos dedicados a “la muñequita”aluden
reiteradamente a Tlaxcala y a sus antiguos pobladores.
Carlos José Ortega, organizador del carnaval, re-
mata la conversación con el siguiente relato: “La pasión
por el carnaval ha acompañado toda la vida a los vecinos
de esta delegación y asiste a los carnavaleros hasta el
último momento. Como ocurrió con Genaro Gutiérrez,
quien se despidió de la vida y del carnaval vestido de
huehuenche, sus amigos disfrazados y con música nos
fuimos con él hasta el panteón”.
Abran puertas y ventanas,salgan todos a mirar,a esta niña tlaxcalteca,que ha venido aquí a bailar…
Llegaron los tlaxcaltecascon vivas y con valor,que nos ha dado licencia nuestro juez y regidor…
De Tlaxcala hemos venido,de Tlaxcala para acá,a bailar carnestolendas,como las que usan allá…
Algunos se adelantaron,de esta bella tradición,seguro que están presentes,porque eran de corazón
Con versos recordaremos,a todos los que se fueron,y así les agradecemos,todo lo que divirtieron…
HUEHUENCHE CON MÁSCARA DE MADERA, QUE ORIGINALMENTE LLEGARON DE TLAXCALA.HUEHUENCHES ATRÁS DE LA BASÍLICA DE GUADALUPE, EN LA COLONIA MARTÍN CARRERA.
MÁSCARAS ELABORADAS POR JOSÉ JUAN BARRÓN MORALES
| GUSTAVO A. MADERO |
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Las máscara constituye la esencia del carnavalero, el elemento que permite cubrir y disipar las diferencias entre participantes. Sin importar la profesión, el oficio, la fama o la fortuna, una vez puesta la careta todos pueden cambiar de identidad.
FOTO DE ARCHIVO HISTÓRICO QUE REPRESENTA LO QUE SE HA VUELTO UNA COSTUMBRE DE DECORAR CON MURALES LAS PAREDES DE LAS CALLES DONDE SE REALIZA EL CARNAVAL
77 76 LOS PRENDEDORES SON UNA CARACTERÍSTICA SINGULAR DE LOS TRAJES EN LOS CARNAVALES DE GUSTAVO A. MADERO.
LAS MUJERES SON PARTE FUNDAMENTAL DE LOS CARNAVALES, COMO PERSONAJES Y COMO ORGANIZADORAS.
| GUSTAVO A. MADERO |
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En GAM tenemos una gran rivalidad y competencia en los carnavales, pero eso nos hace sacar el mejor cada año. Al final del día, todos somos una gran familia, y lo que queremos es continuar la tradición. Ángel Gutiérrez
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CARNAVALES DE GUSTAVO A. MADERO
Carnaval Mar�n Carrera
Organización Familia Sánchez.
9, 10, 11 y 12 de febrero
9, 10, 11 y 12 de febrero
9, 10, 11 y 12 de febrero
9, 10, 11 y 12 de febrero
9, 10, 11 y 12 de febrero
Sábado antes del MC
Carnaval de la Villa Organización Los Pachis, Familia Cárdenas
Carnaval del barrio de la Mar�n Carrera
Organización Los Padrotes, Familia Acuña
Carnaval infan�l de la Villa
Organización 12 de Joaquín Herrera, por el Lobo, Pepe Panteonero y El Tigre
16 y 17 de febrero
16 y 17 de febrero
Carnaval de Santa Isabel Tola
Organización El Chano 16, 17, 18 y 19 de febrero
Sábado después del MC
Carnaval Infan�l de Santa Isabel Tola
Organización El Maestrín
Sábado y domingo después de MC
Sábado y domingo después del MC
Carnaval de San Pedro Zacatenco
Organización Raymundo, Familia Herrera Serna
Carnaval Pueblo de San Juan de Aragón
Organización Luis Morales Pineda y Miguel Ángel González Gudiño
Cuatro días antes del MC
Cuatro días antes del MC
Cuatro días antes del MC
Cuatro días antes del MC
Carnaval de Mar�n Carrera
Organización Los Chales, Familia Zaldívar
23, 24, 25 y 26 de febrero
Quince días después del MC
Carnavales de México, Tradición y Cultura: Carnaval de primavera
El Famosísimo Faria y la Organización Anaya y 47 de Rayón
16, 17, 18 y 19 de marzo
Sábado, domingo, lunes y martes antes o después del 21 de marzo, depende el año
MC: Miércoles de Ceniza
Nota: Este año el carnaval de la Familia Sánchez se realizó a des�empo por instrucciones de las autoridades de la delegación, durante los días 2, 3, 4 y 5 de febrero. Fuente: Ángel Gu�érrez / Carnavalero
CARNAVAL COMPARSA TEMPORAL (2013) ATEMPORAL
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CU
AJI
MA
LPA
| CUAJIMALPA |
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Los preparativos del carnaval comienzan el 2 de febre-
ro con el festejo de la Virgen de la Candelaria. Resuena
en el recuerdo la peregrinación guadalupana que desde
hace 80 años parte de la diócesis de Toluca, atravesando
Cuajimalpa hasta culminar en el Tepeyac. Así, los mora-
dores de Cuajimalpa esperan ansiosos el amanecer del
sábado previo al Miércoles de Ceniza, para cargar –en-
tre todos y acompañados de música– “la portada” hecha
a base de flores y granos que enmarcará la iglesia de
San Pedro Apóstol.
Llegada la tarde, las cuadrillas de danzantes se
dirigen al panteón central para retirar la cruz mayor y
trasladarla con algarabía a la casa donde será velada. En
todos los sitios por donde las cuadrillas circulan, la co-
mida, la bebida, la música y la palabra son “dones” que
se comparten con gusto. “No importa que el amanecer
se encuentre próximo, el éxtasis parece no tener fin. Son
días de carnaval”, nos cuenta Víctor Carrillo, promotor
social.
Los bailes que acompañan esta festividad inclu-
yen las ya conocidas danzas de chinelos, apaches, hue-
CUAJIMALPACARNAVALES DE SAN PEDRO
huenches, concheros y arrieros. Esta representación
hunde sus raíces en los circuitos comerciales que du-
rante décadas unieron a Cuajimalpa con otras regiones
como Tierra Caliente, Costa Chica y Costa Grande (Oa-
xaca y Guerrero). Según los testimonios recogidos, la
Danza de Arrieros y la de huehuenches son las danzas
más antiguas practicadas en la delegación, siendo las de
chinelos una tradición relativamente reciente, pero que
va en aumento.
Don Vicente Sánchez Delgadillo, de 74 años de
edad y con 50 años participando en la danza, nos cuenta
que fue durante la segunda mitad del siglo XIX que die-
ron inicio las primeras danzas en Capulhuac y Ocoyoa-
cac, Estado de México. Los protagonistas de este baile
reviven la vida de las haciendas representando perso-
najes como “el patrón”, “el cargador mayor”, “el surti-
dor de cargas”, “los atajadores”, “los corredores”, “los
arrieros “y “el animal de carga”.
Las danzas de arrieros son acompañadas por
distintas músicas, como los mariachis, llamados “alco-
holeros”, rezos, alientos y, la mayor de las veces, por
PORTADA: MÁSCARA DE CHINELO.TRAJE DE LA DANZA DE ARRIEROS.
| CUAJIMALPA |
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DANZA DE ARRIEROS Y SU SINCRETISMO CON LOS RITUALES INDÍGENAS.
Al conversar con los distintos personajes que participan de la fiesta, emerge una memoria generacional que nos recuerda que el oficio de arriero formaba parte de la cotidianidad de estos pueblos en los tiempos pasados. De allí que los carnavaleros recreen las distintas etapas que conformaban la “ruta larga”, que alcanzaba el puerto de Acapulco y, ocasionalmente, “la ruta corta” a Chalma u otros pueblos del estado de Morelos.
| CUAJIMALPA |
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un conjunto de cuerdas, es decir, violín, guitarra y bajo.
Si bien las costumbres carnavaleras de los pueblos tie-
nen sus diferencias, como anota don Vicente: “La danza
de arrieros es la más popular, la que atrae a más gente,
y qué mejor para mí, me siento muy contento porque
están participando jóvenes y podemos enseñarles nues-
tras costumbres”.
Al llegar el domingo, las calles se ven inundadas
por cuadrillas de arrieros, que marcan el tiempo de la
vida al ritmo de sones como “Entrada de corral”, “Des-
cargar a la consentida”, “Dejar al atajador”, “Desapa-
rejar”, “Ir a dar agua”, “Limpia de atajo”, “Registro de
cocina”, “Desayuno y comida” y “Limpia de hato”.
Al conversar con los distintos personajes que
participan de la fiesta, emerge una memoria generacio-
nal que nos recuerda que el oficio de arriero formaba
parte de la cotidianidad de estos pueblos en los tiempos
pasados. De allí que los carnavaleros recreen las distin-
tas etapas que conformaban la “ruta larga”, que alcan-
zaba al puerto de Acapulco y, ocasionalmente, la “ruta
corta” a Chalma u otros pueblos del actual estado de
Morelos.
El domingo temprano los chinelos alistan sus
trajes blancos con vivos azules, negros o multicolores,
que rematan con el prominente mentón de una máscara.
Aunque en el pueblo constituye una tradición reciente,
los danzantes de Cuajimalpa se asumen herederos de
las tradiciones de chinelos que existen en el estado de
Morelos desde el siglo XIX.
PERSONAJES DE LA DANZA DE ARRIEROS, REPRESENTANDO LA VIDA DE LAS HACIENDAS: “EL PATRÓN”, “EL CARGADOR MAYOR”, “EL SURTIDOR DE CARGAS”, “LOS ATAJADORES”, “LOS CORREDORES”, “LOS ARRIEROS”.
DON VICENTE SÁNCHEZ DELGADILLO, MAESTRO DE LA DANZA DE ARRIEROS.
| CUAJIMALPA |
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| CUAJIMALPA |
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| CUAJIMALPA |
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Una carta recibida en 1872 del entonces presi-
dente municipal de Tlayacapan, Antonio Ortíz y Arvizu,
nos da pista sobre la antigüedad de la danza, al ubicar
a este poblado como la posible cuna. Si bien existen di-
ferencias en los trajes debido a su procedencia, hoy en
día los pasos son los mismos para todas las comparsas.
En Cuajimalpa ocurre algo más, pues algunas compar-
sas exageran los pasos para hacer el “brinco del chine-
lo” y hacer aún más vistoso y disparatado el baile.
Es posible que la palabra “chinelo” provenga
del náhuatl tzineloa que quiere decir “meneo de cade-
ra”. Sin embargo, para Benjamín de Jesús Rodríguez,
miembro de la comparsa de chinelos de San Pedro
Cuajimalpa, dicho término es en sí misma una burla a
los poderosos y religiosos que no permitían a los po-
bres participar en las festividades. Entre los pioneros
de las comparsas de esta delegación se encuentran los
señores Cecilio Ortíz Montesinos y el señor Tobías Ló-
pez García, quienes con profundo entusiasmo continúan
dando vida al carnaval.
La animosa participación de habitantes de los
pueblos de San Pablo Chimalpa, La Candelaria, Zatla-
patl, Contadero, San Lorenzo Acopilco, San Mateo Tlal-
tenango, Santa Cruz Atizapán y, por supuesto, de San
Pedro Cuajimalpa permite augurar un largo futuro a
esta celebración, cuenta Tomas Martínez, “patrón” en la
danza de arrieros.
A la distancia, “el tronar de los cuetes” recuerda
que un año más es uno menos. Y que otro sábado de
carnaval ha llegado.
CUADRILLA DE CHINELOS
| CUAJIMALPA |
95 94 Los chinelos de San Pedro Cuajimalpa exageran sus pasos para hacer el brinco más vistoso y disparatado.
| CUAJIMALPA |
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ESPUELA DE BOTA, DANZA DE ARRIEROS.
TOMAS MARTÍNEZ, PERSONAJE DE PATRÓN EN LA DANZA DE ARRIEROS.
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XO
CH
IMIL
CO
| XOCHIMILCO |
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Ante nuestros ojos, la Ciudad de México emerge como
un perpetuo desfiladero de asfalto, con avenidas, ejes
viales y segundos pisos que pretenden borrar el recuer-
do de aquél valle de México
que alguna vez estuvo he-
cho de agua. Sin embargo,
la antigua vocación acuá-
tica de este asentamiento
por fortuna aún subsiste en
Xochimilco, declarado Pa-
trimonio Cultural de la Hu-
manidad por la UNESCO en
1987. En ese lugar donde se
alternan caminos de agua y
tierra se despliega una car-
tografía fiestera que no deja
pasar un día sin que el tro-
nido de cohetes y la música
anuncien a propios y extra-
ños que se está “de mante-
les largos”.
Distribuida en catorce pueblos y diecisiete ba-
rrios, la delegación de Xochimilco hace gala de su voca-
ción festiva, sostenida en una arraigada identidad y or-
ganización comunitaria. Más o menos cercanas al culto
religioso, Xochimilco ejemplifica la renovación de tradi-
XOCHIMILCOCARNAVAL DE
ciones que encuentran siempre la forma de imprimir el
sello de lo nuevo y contemporáneo a la herencia de los
abuelos.
En la memoria po-
pular, las fiestas constituyen
un recorrido por el tiempo
y la historia. La celebración
de La Flor más Bella del Eji-
do remite para muchos a
una fiesta iniciada en la épo-
ca prehispánica, realizada
en honor a la diosa Xochi-
quetzalli. Por otro lado, la
distintiva fiesta del Niñopa
–que en el candelario litúr-
gico católico está destina-
do a la Virgen de la Can-
delaria– se relaciona con
la época colonial. Mientras
que las conmemoraciones a
personajes fundantes de la
vida cívica y artística, como
el poeta Fernando Celada o Quirino Mendoza y Cortés
–a quien se atribuye la composición del “Cielito lindo”–
complementan el calendario festivo. No debe olvidarse
que el célebre encuentro de los generales Emiliano Za-
pata y Pancho Villa también ocurrió en este lugar.
PORTADA: MÁSCARA DE CHINELO XOCHIMILCO MANUFACTURA SUS TRAJES Y MASCARAS DE CHINELOS, TENIENDO COMO PARTE DE SU IDENTIDAD ELEMENTOS PREHISPÁNICOS…
| XOCHIMILCO |
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En ese lugar donde se alternan caminos de agua y tierra se despliega una cartografía fiestera que no deja pasar un día sin que el tronido de cohetes y la música anuncien a propios y extraños que se está “de manteles largos”.
| XOCHIMILCO |
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La estructura comunitaria –fundada en torno a las mayordomías y la organización barrial– garantiza y refuerza la vida social y cultural de Xochimilco
| XOCHIMILCO |
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Otra festividad que no puede dejar de men-
cionarse es la fiesta patronal del barrio de Xaltocan o
El Xaltocan –palabra náhuatl que significa: “donde se
siembra en arena”– celebrada dos domingos previos al
Miércoles de Ceniza, dedica a la Virgen de los Dolo-
res. En esta fiesta tradicional que antecede y se conecta
naturalmente con el carnaval, al son de las bandas de
viento, de pasito duranguense, grupero y de chirimías
con teponaztles se mezcla el emotivo paseo que acom-
paña la procesión de la Inmaculada. Así, pueden verse
chinelos, huehuenches, animales humanizados, santia-
guitos y personas de todas las edades y géneros, que
con máscaras y estrafalarios atuendos, o sin ellos, riegan
por las calles su energía vital para honrar un nuevo ciclo
de vida.
Don Sebastián Flores Farfán, cronista de la de-
legación Xochimilco, comenta: “Los carnavales de Xo-
chimilco son fiestas recientes, esta celebración tiene
un arraigo de apenas cuarenta años en la zona. Solía
ser una festividad pequeña hasta que, a inicios de los
ochentas, el ingeniero Mariano Velasco incitado por su
célebre sobrino, Raúl Velasco, conductor del programa
Siempre en Domingo, avivaron el carnaval”.
Según el testimonio, el jefe delegacional de
aquellos años, entusiasmado con la propuesta se dio a
la tarea de implementar acciones que fortalecieran al
carnaval local, exhortó a las autoridades de las escuelas
de educación básica a participar activamente en la cele-
bración. Se instó a los vecinos a participar en la transfor-
mación de los vehículos empleados en las actividades
cotidianas, desde aquellos que se usaban para el traba-
jo familiar hasta los camiones recolectores de basura,
en vistosos y alegres carros alegóricos que dieran real-
ce al desfile carnavalero.
Distribuida en catorce pueblos y diecisiete barrios, la delegación de Xochimilco hace gala de su vocación festiva, sostenida en una arraigada identidad y organización comunitaria.
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| XOCHIMILCO |
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Don Sebastián Flores Farfán, cronista de la delegación Xochimilco, comenta: “Los carnavales de Xochimilco son fiestas recientes, esta celebración tiene un arraigo de apenas cuarenta años en la zona. Solía ser una festividad pequeña hasta que a inicios de los ochentas, el ingeniero Mariano Velasco incitado por su célebre sobrino, Raúl Velasco, conductor del programa Siempre en Domingo avivaron el carnaval”.
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Dicha iniciativa fue tan exitosa que locatarios de
los mercados y embarcaderos de la zona se unieron
para hacer la fiesta en grande y fortalecer la tradición.
El carnaval fue creciendo exponencialmente al punto de
atraer a público y comparsas de diversos puntos de la
República Mexicana –incluyendo aquellas que una vez
terminado el carnaval venían desde el entrañable Puer-
to de Veracruz– para incentivar la desbordante alegría
que encontraba en la explanada delegacional su epicen-
tro.
Con el transcurrir de los años, el carnaval en Xo-
chimilco perdió fuerza, hasta el punto que llegó a des-
aparecer por algunos años. Sin embargo, en 2008, la
inquietud ciudadana recuperó los adormecidos bríos y
restableció la fiesta. Las escuelas de todos los niveles
y casas de cultura locales fueron convocadas a formar
sus propias cuadrillas. También invitaron a participar a
comparsas de otros lugares, como los charros de Santa
María Aztahuacán, los chinelos de Morelos, los huehuen-
ches xochimilcas, entre otros. Con este nuevo impulso,
los danzantes entre máscaras, tarolas, trompetas, trom-
bones, tamboras y pistas musicales previamente graba-
das, volvieron a inundar las multicolores calles y aveni-
das de Xochimilco.
Cada año se suman nuevas comparsas que de
a poco han ido incorporando a su tradicional montaje
a personajes de la política y el mundo del espectáculo.
Pero a diferencia de otras delegaciones, donde el carna-
val es fiesta principal, en Xochimilco comparte el prota-
gonismo con un extenso número de festividades que a lo
largo del año provocan que las comparsas de los distin-
tos rumbos se esfuercen por ser reconocidas como las
mejores.
La estructura comunitaria –fundada en torno a las
mayordomías y la organización barrial– garantiza y re-
fuerza la vida social y cultural de este territorio. Cada
vez que un mayordomo toma la responsabilidad de cui-
dar al Niñopa, lo acompaña una nueva comparsa, has-
ta que, al siguiente 2 de febrero, deba entregar al Niño
Dios a la comparsa que hará la sustitución.
Don Sebastián Flores Farfán, cronista, comenta:
“Si bien algunas danzas casi han desaparecido, como la
danza de “Los Santiaguitos” –que es una representación
de la batalla de moros y cristianos, donde los personajes
llevan capas rojas– el entusiasmo de los lugareños es tan
grande que cada año surge al menos una nueva com-
parsa. Hay reconocidas alrededor de veinticinco com-
parsas en la zona, que renuevan constantemente nuestra
tradición y el sentir xochimilca”.
A caballo entre la modernidad y la tradición, Xo-
chimilco es una muestra inmejorable de cómo los pue-
blos pueden mirar al futuro sin olvidar su historia. Y para
muestra un botón, entre chinampas y asfalto el gusto
prehispánico por la comida continua vigente, por lo que
el convite ofrecido a los asistentes al festejo comunitario
es fundamental. Cada año los pescadores van recorrien-
do las orillas del lago de Xochimilco confiados en reco-
lectar las presas necesarias para el banquete que tendrá
lugar al día siguiente. La organización de la comilona es
compleja. Las familias locales cocinan mole con pollo y
arroz para los pescadores, que entre sus redes traerán:
peces, acociles, charales, michpetos, ajolotes o almejas
con los que se prepararán los “tlapiques” (tamalitos asa-
dos, hechos en hoja de maíz a base de pescado, tomate
verde, cebolla, venas de chile y epazote). También se
prepara el “michmole” (tomate verde o rojo molido con
chile y sazonado con cebolla y epazote, servido sobre
pescados, ajolotes, ranas, almejas o menudencias de
pollo) que acompañado con agua de chía será compar-
tido como los dones más preciados de la vida. Así pues,
esta mezcla de sabores, olores, ropajes, máscaras, tam-
bores y música de viento anuncia en forma inequívoca el
comienzo de un carnaval más. Con el transcurrir de los años, el carnaval en Xochimilco perdió fuerza, hasta el punto que llegó a desaparecer por algunos años. Sin embargo, en 2008, la inquietud ciudadana recuperó los adormecidos bríos y restableció la fiesta.
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| XOCHIMILCO |
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A caballo entre la modernidad y la tradición, Xochimilco es una muestra inmejorable de cómo los pueblos pueden mirar al futuro sin olvidar su historia.
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Así pues, esta mezcla de sabores, olores, ropajes, máscaras, tambores y música de viento anuncia en forma inequívoca el comienzo de un carnaval más.
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AZ
CA
POT
ZA
LC
O
| AZCAPOTZALCO |
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En pleno siglo XXI el carnaval en Azcapotzalco persiste
como una forma de enraizar la identidad local, median-
te la rememoración de añejas prácticas culturales que
poca a poco han ido incorporando en el sentir y en la
cotidianidad de las nuevas generaciones.
De acuerdo con el arqueólogo José Antonio
Urdapilleta Pérez, cronista de la delegación, esta zona
otomí se regía por el calendario solar prehispánico para
realizar sus rituales agrarios. Por lo que sus actuales ha-
bitantes han intentado mantener la misma calendariza-
ción en sus festividades
A cuatro años de organizar el carnaval, las for-
mas y texturas de esta joven festividad continúan defi-
niéndose. Esta inquietud carnavalesca fue introducida
por los profesores de la Casa de Cultura Morelos.
El cambio de mayordomía de la Virgen de los
Remedios se convirtió naturalmente en la fecha emble-
mática del carnaval, ya que se efectúa –desde hace más
de 150 años– el domingo previo al Miércoles de Ceni-
za. Así, en 2010, en el primer año de carnaval en Santia-
go Ahuizotla, no hubo temática. Sobre ello nos comentó
Miguel Ángel García, profesor de la Casa de Cultura:
“Salimos a las calles con máscaras de mariposas, aves o
cualquier otro animal que nosotros mismos hicimos con
materiales reciclados. Fuimos más de cincuenta y lo im-
portante fue expresar la alegría de nuestro pueblo y dar
inicio a una tradición”.
AZCAPOTZALCOCARNAVAL DE SANTIAGO AHUIZOTLA
Este 2013 incluso llegaron comparsas de la dele-
gación Gustavo A. Madero por lo que huehuenches, chi-
nelos y bandas de viento coincidieron en Azcapotzalco
llevar a cabo la fiesta. Este año marchó un ahuizote (del
náhuatl, “perro de agua”) –figura que en adelante será
representativa de Santiago Ahuizotla– acompañando a
las comparsas.
PORTADA: TORITO DE PÓLVORA.TALLER DE DANZA REGIONAL DE LA CASA DE CULTURA MORELOS.
PERSONAJE LA VOZ DEL TIEMPO QUE CUENTA EL PASADO, PRESENTE Y FUTURO DEL CARNAVAL.
| AZCAPOTZALCO |
123 122 DANZA CHÚL DE LA HUASTECA VERACRUZANA
| AZCAPOTZALCO |
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| AZCAPOTZALCO |
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| AZCAPOTZALCO |
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PREPARATIVOS DE SANTIAGO EL MAYOR.
| AZCAPOTZALCO |
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TRADICIONAL “PALO ENCEBADO”.
El palo encebado es una herencia que ha sobrevivido desde tiempos prehispánicos. Uno de sus antecedentes clarificadores es la fiesta tepaneca de Azcapotzalco que se hacía en honor a Otontecutli. Ésta consistía en colocar, en la copa de un árbol de ocote, las insignias de un guerrero y una figura hecha de semilla de amaranto y miel, para que los participantes lucharan por alcanzarlas. El ganador obtenía las insignias y los desafortunados recibían un trozo de la figurilla dulce. José Antonio Urdapilleta, cronista de Azcapotzalco
| AZCAPOTZALCO |
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DANZA DEL MAÍZ CENTÉOTL.
En el esfuerzo de buscar identidad, el 29 de julio de 2013 se repitió el carnaval. En la fiesta no faltaron las danzas dedica-das a Diosa del maíz y al señor Santiago y tampoco personajes como el “tlachiquero”, encargado de extraer el aguamiel de la planta de maguey.
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Jorge Pineda Cervantes –fotógrafo y cineasta in-
dependiente y actual director y asesor pedagógico de
la Casa de la Cultura y decisivo impulsor de la fiesta–
nos comenta “El carnaval, al ser nuevo, debe involucrar
poco a poco a la gente en el saber de su historia para
que participe. El objetivo es personalizar el carnaval se-
gún los gustos del pueblo y trabajar para que tenga su
propia música original”.
En el esfuerzo de buscar identidad, el 29 de julio
de 2013 se repitió el carnaval. En la fiesta no faltaron las
danzas dedicadas a diosa del Maíz y al Señor Santiago y
tampoco personajes como el “tlachiquero”, encargado
de extraer el aguamiel de la planta de maguey. Sobre el
tema de las bebidas tradicionales, nos comenta el cro-
nista que, hacia 1974, había más pulquerías que escue-
las; actualmente solo existe una en toda la delegación de
Azcapotzalco.
La música que da vida a la celebración está a
cargo de Ricardo Manuel Alonso Pilón, músico compro-
metido con el rescate y difusión de la lengua náhuatl y
la música prehispánica y quien, en la actualidad, desa-
rrolla un proyecto para recopilar ritmos propios de la
comunidad.
Los estudiosos de la cultura suelen considerar
las tradiciones de los pueblos y barrios como materia
prima para desarrollar sus principales temas de inves-
tigación. El carnaval que recién inicia en Azcapotzalco,
implica al científico social un nuevo reto: atestiguar el
nacimiento de una nueva tradición carnavalera que bus-
ca en el pasado el sostén del futuro. Y serán los habitan-
tes de esta delegación quienes le den a este carnaval
historias para contar y recordar.
REPRESENTACIÓN DE SANTIAGO EL MAYOR DIOSA DEL MAÍZ CHICOMECÓATL. CUETERO
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DIABLITA INTENTANDO “ECHAR A PERDER” LA COSECHA DEL MAÍZ.
SANTIAGO EL MAYOR, ESCULTURA REALIZADA POR LA CASA DE CULTURA EN PAPEL MACHÉ.
MÁSCARA DEL DIOS DEL MAÍZ CENTÉOTL.
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Se sabe por algunas fotografías que el primer carnaval
después de la Revolución, desfiló en 1920 en San Fran-
cisco Tlaltenco. Los pioneros de esta festividad fueron
Agapito Mancilla, Dionisio Chávez y Gregorio Ruiz,
quienes no se imaginaban que la fiesta se extendería por
más de cinco generaciones.
Sin embargo, la tradición oral plantea que el car-
naval pudo haber existido antes de la Revolución Mexi-
cana y que con dicha revuelta se dispersó, pues muchos
tlahuaquenses emigraron para refugiarse en otros pue-
blos, por ejemplo, en Tlaxcala. Durante su refugio, estas
personas aprendieron nuevos estilos de música y baile
que llevaron consigo de vuelta a Tláhuac. Cuando el mo-
vimiento armado terminó reintegraron el carnaval, pero
ahora enriquecido con más formas musicales y dancísti-
cas, que le dieron una nueva identidad. En algunos luga-
res como San Pedro Tláhuac, se asegura incluso que el
carnaval perduró durante la Revolución, ya que se inte-
graron algunas canciones revolucionarias al repertorio
de la fiesta carnavalesca, aunque de igual forma las mi-
graciones terminaron por nutrir los desfiles.
Una situación que ayudó al resurgimiento del
carnaval fue la unión de los ciudadanos. Las familias que
TLÁHUACLOS CARNAVALES DE
habían emigrado a causa de los enfrentamientos béli-
cos, encontraron estragos en los paisajes en los que al-
guna vez se pasearon Maximiliano de Habsburgo y su
esposa Carlota, lo cual despertó un profundo y ejemplar
sentimiento de solidaridad y fraternidad entre los pobla-
dores. Nos platica Jaime Leyte Mancilla que “ante el es-
cenario que dejó la Revolución, los vecinos decidieron
unirse formando sociedades como la de Tlaltenco, que
sirvió como plataforma para crear la Sociedad Mutua-
lista y Recreativa Benito Juárez, a través de la cual los
vecinos rehabilitaron casas y campos”.
Lo cierto es que cuando la región comenzó a re-
ponerse social y económicamente, el carnaval se fortale-
ció como una herencia cultural que además contribuyó a
la unión social: “Para finales de la década de los veinte,
la estabilidad había sido recuperada y en la misma de-
marcación en la que Zapata montó uno de sus cuarteles
de guerra, los vecinos se enfocaban ahora un poco más
a la fiesta del carnaval, puesto que les concedía espar-
cimiento y diversión fortaleciendo sus lazos comunita-
rios”, nos dice Alfredo Rioja Castañeda, heredero de la
tradición carnavalera reiniciada por sus abuelos.
CHARRO DE LA SOCIEDAD BENITO JUÁREZ. CARNAVAL DE SAN FRANCISCO TLALTENCO
CARNAVAL DE SAN PEDRO TLÁHUAC
Los carnavales en Tláhuac han contribuido a la vasta historia de esta delegación, han aportado a su reestructuración social y han permeado la identidad de sus habitantes. Lo que es realmente sorprendente es la fuerza de su presente, en una ciudad impersonal y hasta lejana, que sean miles las familias que intervienen en esta tradición, miles los que dejan el corazón en el baile y la música, miles los que con su alegría garantizan el futuro de esta festividad que seguro será prominente.
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COMPARSA DE CAPORALES DEL CARNAVAL DE SAN PEDRO TLÁHUAC
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147 146 CARNAVAL DE ZAPOTITLÁN CARNAVAL DE SAN PEDRO TLÁHUAC
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CARNAVAL DE ZAPOTITLÁN.
CARNAVAL DE SANTA CATARINA YECAHUÍZOTL.
En ese entonces en algunos carnavales de Tláhuac caminaban grupos de gente disfrazados de caníbales, cargando cazue-las enormes. Estos grupos de pronto se detenían y colocaban el trasto encima de un puñado de zacate húmedo al que le prendían fuego con el objetivo de que por no estar seco solo esparciera humo figurando una fogata, hecho esto, metían un caníbal dentro de la cazuela y otros caníbales danzaban alrededor
Esperanza Mancilla Castañeda, cronista de Tláhuac
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Menciona la profesora Esperanza Mancilla Cas-
tañeda, cronista de Tláhuac que por esta misma época el
carnaval era diverso: “Al principio, en algunos pueblos,
la gente se disfrazaba con ropa vieja o con algún mote
extraordinario, por ejemplo, pieles de animales que ha-
bitaban en el cerro como tejones, coyotes, armadillos
o cualquier otra cosita que sirviera para un disfraz que
fuera visto con alegría en el carnaval”.
Hacia los años treinta se veían en los carnavales
de Tláhuac, personajes como “la pareja de novios”, “los
ositos”, “el diablo” y, por supuesto, los tradicionales cha-
rros, caporales y damas. Además se encontraban otros
personajes muy curiosos como los hombres vestidos
de mujer, que a manera de parodia, cargaban un bebé
en el rebozo mientras caminaban con enaguas y huipi-
les. “En ese entonces en algunos carnavales de Tláhuac
caminaban grupos de gente disfrazados de caníbales
cargando cazuelas enormes. Estos grupos de pronto se
detenían y colocaban el trasto encima de un puñado de
zacate húmedo al que le prendían fuego con el objetivo
de que por no estar seco solo esparciera humo figuran-
do una fogata, hecho esto, metían un caníbal dentro de la
cazuela y otros caníbales danzaban alrededor”, cuenta
la profesora Esperanza.
Hacia la mitad del siglo XX el carnaval había evo-
lucionado, las comparsas en diferentes pueblos habían
cobrado tanta fuerza que ya se disputaban el reconoci-
miento por el charro más original, el traje de dama más
llamativo, el carro alegórico más vistoso, la reina más
ataviada, y el mejor grupo de música.
Es natural que las manifestaciones culturales
cambien con el tiempo, por eso en Tláhuac el carnaval
ha visto transformaciones en su música y en sus vesti-
mentas pero también en su sistema organizativo. Un
ejemplo de estos cambios es la forma de participar de
las mujeres, nos explica Beatriz Mancilla, profesora de
educación primaria y una de las primeras mujeres en
participar en el recorrido del carnaval: “La participación
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femenina en el principio era limitada, las mujeres sólo
acompañaban a los hombres que eran los que le daban
vida al carnaval. Las primeras en bailar cuadrillas lo hi-
cieron hasta el año 1940 y acompañar a los hombres en
el recorrido se logró en el año 1955, al menos así fue en
Tlaltenco”.
Actualmente el carnaval sigue siendo motivo y
causa de cohesión entre la población, Eloy Palma, ve-
cino de esta demarcación, señala que: “El carnaval ha
tomado distintos caminos en Tláhuac, pero siempre es
una festividad que genera en esta delegación participa-
ción ciudadana, como una de sus principales caracterís-
ticas”.
Marcos Zaldívar Espejel hace una radiografía
de los carnavales en esta demarcación al señalar que:
“En el caso de Santa Catarina Yecahuízotl los charros y
caporales van apegados al tema del trabajo y la fiesta.
San Pedro Tláhuac tiene un misticismo único y además
son los únicos que tiene al Judas. Por otro lado, Tlalten-
co tiene al carnaval en un tenor de distracción y alegría
pero también de tradición, pues aquí siempre han baila-
do los charros y las damas sin cambiar su atuendo por
el orgullo de conservar sus costumbres y qué decir de
Zapotitlán con la belleza de sus carros alegóricos ador-
nados con flores naturales y sus comparsas orgullosas y
apasionadas que bailan hasta el último aliento”.
Es evidente que los carnavales en Tláhuac han
contribuido a la vasta historia de esta delegación, que
han aportado a su reestructuración social y que han per-
meado la identidad de sus habitantes. Lo que es real-
mente sorprendente es la fuerza de su presente, que
en una ciudad impersonal y hasta lejana, sean miles las
familias que intervienen en esta tradición, miles los que
dejan el corazón en el baile y la música, miles los que
con su alegría garantizan el futuro de esta festividad que
seguro será prominente.
CARNAVAL DE SANTA CATARINA YECAHUÍZOTL.
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Si una revuelta armada no logró acallar la alegría
del carnaval, mucho menos la indiferencia de los ajenos
o la frialdad de las autoridades locales lograrán borrar
las sonrisas de la dama, o el bullicio de la trompeta, no
detendrán el fuete del caporal ni trastabillará el charro
cuando baile, todo lo contrario, cada vez la dama sonrei-
rá más alegre y el charro bailará mas fuerte, porque hoy
la llama de los carnavales de Tláhuac está encendida.
Es una hoguera, casi un incendio en el corazón de los
Tlahuaquenses. Hoy los carnavales ¡están más vivos que
nunca!
Carnaval de San Francisco Tlaltenco
Amanece en Tlaltenco, los parques rodeados de
pirules y el paisaje pintoresco aguardan el momento del
baile y el alboroto, el “día de los feos” está por comen-
zar. En el segundo domingo de cuaresma, es decir dos
domingos después del Miércoles de Ceniza, cuando el
sol comienza a alcanzar el cenit las comparsas toman las
calles y, al ritmo de la banda de viento, niños, jóvenes,
hombres y mujeres bailan y brincan con sus atavíos ins-
pirados en personajes del cine, políticos u otro icono del
imaginario popular. Personajes de la película Avatar, ex
presidentes, músicos, guerreros águila, tlatoanis o acto-
res de telenovela se mezclan entre los personajes tra-
dicionales del carnaval de “los feos” como “la muerte”,
“el diablo” y “el gorila”.
En punto del medio día del tercer domingo de
cuaresma se reúnen los participantes del carnaval para
dar inicio al Baile de charros y damas. Cada comparsa
tiene su propia ruta y por ella desfilan los carros alegó-
ricos que trasladan a las reinas hasta la plazuela donde
se bailan cuadrillas y se hace la coronación y baile que
cerrará la celebración.
Los charros y las damas del carnaval de Tlalten-
co bailan las corridas acompañados de una banda de
viento que interpreta canciones como “Las Lolas”, “Los
Pecados de Lola”, “Los de Levita”, “Los Lanceros”, entre
otros. Las mujeres ataviadas con vestidos de coctel y los
hombres con el tradicional traje de charro: guantes, bo-
tas blancas o color hueso, sombrero bordado, máscara
de cera, fuete y, por supuesto, una pistola amarrada al
cinturón. Sobre las pistolas comenta Edgar Hernández:
“Aunque ya sólo es una réplica que ya no dispara en el
recorrido”.
El carnaval de Tlaltenco surgió en 1920, impul-
sado por la Sociedad Benito Juárez, pero hacia 1947 na-
ció una comparsa que también contribuyó al desarrollo
de la tradición carnavalesca el Club Juvenil. “En 1947,
dicha comparsa se presentó con su reina en el carro
alegórico acompañado de “Que rico mambo” de Pé-
rez Prado”, nos cuenta la señora María Rosa de la Rosa,
quien conserva el legado carnavalesco de los fundado-
res del Club Juvenil. Los grupos siguieron surgiendo:
Los Chupamaros, Los Guadalupanos, Las Guadalupa-
nas, Zacatenco, Barrio Fuerte, La Selene, grupos infan-
tiles y más que durante mucho tiempo crearon ingenio-
sas comparsas que hasta hoy surcan las calles de sus
pueblos. “No me imagino el carnaval sin otras compar-
sas, le dan vida y alegría y nos genera mucha emoción
el poder competir y compartir en el carnaval, nuestra
herencia cultural”, agrega el señor Camilo Reyes Man-
cilla, quien es también descendiente de los iniciadores
del carnaval y enérgico promotor cultural de Tláhuac.
Cada año la alegría del pueblo finaliza con la
convivencia anhelada por locales y visitantes. Música,
baile, gastronomía, sonrisas y recuerdos cierran cada
año el carnaval.
Carnaval de Santiago Zapotitlán
En Santiago Zapotitlán el carnaval tiene sus orí-
genes en la danza de azcachichintles, un baile que por
el pasar del tiempo y los cambios sociales ya ha desa-
parecido. Se tiene conocimiento de que el carnaval co-
menzó en esta zona en los últimos años de la década de
LA “DAMA” Y EL “CHARRO” DE LA SOCIEDAD BENITO JUÁREZ. CARNAVAL DE SAN FRANCISCO TLALTENCO
Hacia la mitad del siglo XX el carnaval había evolucionado, las comparsas en diferentes pueblos habían cobrado tanta fuerza que ya se disputaban el reconocimiento por el charro más original, el traje de dama más llamativo, el carro alegórico más vistoso, la reina más ataviada, y el mejor grupo de música.
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los veinte y los primeros de los treinta, donde se veía
bailotear a los primeros huehues con sus máscaras de
cera, que representaban un rostro europeo y que más
tarde cambiarían para ser de cartón con alusión a ani-
males como chivos, toros o perros y personajes como el
diablo y las brujas.
Al igual que en Tlaltenco la participación de la
mujer aquí era limitada, la lucha de las mujeres por par-
ticipar en el carnaval comenzó en la década de los cua-
renta originando un movimiento en la delegación a favor
de la participación femenina. Es curioso mencionar que
se conquistó este objetivo en la década siguiente, la de
los cincuenta, en la cual también se le otorgó el voto a la
mujer a nivel nacional (1953). Es menester mencionarlo
porque se puede interpretar la lucha de las zapotitlecas
como parte de una lucha mayor en el país.
En la actualidad, el carnaval empieza el tercer
domingo de cuaresma con la participación de la com-
parsa de La Polilla, un grupo de adultos mayores (hom-
bres y mujeres) que, a pesar de sus años, bailan con
toda la energía de un joven con el afán de conservar su
tradición carnavalera. Nos cuenta el José Carlos Valdés
Noguerón, quien es nativo de Zapotitlán, que este día La
Polilla inunda las calles con disfraces en lo que la gente
conoce como la primera “loqueada”.
El domingo siguiente la misma comparsa sale
con sus disfraces tradicionales de charros, hombres y
mujeres en pareja bailan para divertirse por las calles
para celebrar sus raíces. El quinto domingo de cuares-
ma, descansan y el sexto sale toda la “loqueada” y, final-
mente, el domingo siguiente es el cierre de carnaval.
Las comparsas del Club Santiago de charros,
del Club Raíces los Caporales, Club Unión Zapotitlán y
Club Halcones, así como los Carvernícolas y otros, to-
man las calles transformándolas en una fiesta de color,
banda de viento, charros y caporales. Alegres formas
multicolores hechas de flores naturales adornan el carro
alegórico en el que viaja la reina con sus princesas hacia
la coronación en la explanada frente a la iglesia, donde
antes de la ceremonia se bailan cuadrillas durante varias
horas. El carnaval finaliza con los convivios organizados
con motivo de la coronación de la reina y princesas. Esta
celebración ha perdurado por más de tres generacio-
nes. “Es para mí una gran alegría ver las tradiciones de
mi pueblo”, comenta José Carlos mientras de fondo se
escuchan las campanas de la iglesia entonando “La Biki-
na”, dándole a la noche un toque de añoranza y buenos
recuerdos.
Carnaval de Santa Catarina Yecahuízotl
Desde hace más de ocho décadas, en Santa Ca-
tarina se ven desfilar charros, caporales a lo ancho de
sus calles y avenidas. Acompañados de música de vien-
to, estos personajes surcan los paseos del pueblo con el
único interés de divertir a los espectadores y de mante-
ner una tradición que los hace sentirse orgullosos de su
procedencia.
El Domingo de Ramos, saltan a las calles decenas
de personas disfrazadas de cualquier personaje. El bai-
le conocido como “la locada” pone a bailar a cientos de
espectadores que acuden a mirar y valorar el ingenio de
quienes se animan a bailar, algunos contagiados por la
alegría bailan aunque no porten ningún atuendo extraor-
dinario de carnaval.
El Sábado de Gloria, ocho días después de “la
locada”, salen a las calles los primeros charros y capora-
les a danzar en parejas con las charras y las mujeres que
portan su vestimenta estilo escaramuza de charrería. El
carnaval llega a su culmen el Domingo de Resurrección
cuando todas las comparsas desfilan por los paseos: la
comparsa de la Sección Primera, la Sección Segunda, la
Asociación de Charros y las comparsas infantiles.
Representación de los disfrazados en el cierre del carnaval: “la muerte”. “La hechicera Tlahuica de los mil amores”-personaje caracterizado por don José Cecilio Calzada Cadena- influyó en el carnaval durante la década de los 90. Dicho personaje inclusofue nombrado en varias notas periodísticas Finalmente, el judas de cartón y de carrizo destinado a la quema.
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CARNAVAL DE SAN PEDRO TLÁHUAC
Marcos Zaldívar Espejel hace una radiografía de los carnavales en esta demarcación al señalar que: “En el caso de Santa Catarina Yecahuízotl los charros y caporales van apegados al tema del trabajo y la fiesta. San Pedro Tláhuac tiene un misticismo único y además son los únicos que tiene al “Judas”. Por otro lado, Tlaltenco tiene al carnaval en un tenor de distracción y alegría pero también de tradición, pues aquí siempre han bailado los charros y las damas sin cambiar su atuendo por el orgullo de conservar sus costumbres y qué decir de Zapotitlán con la belleza de sus carros alegóricos adornados con flores naturales y sus comparsas orgullosas y apasionadas que bailan hasta el último aliento”.
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Cada comparsa se reune por la mañana para sa-
lir en los carros alegóricos, con su reina y así iniciar el
primer recorrido. Al medio día hacen un descanso para
tomar los alimentos en la casa de la reina de la compar-
sa correspondiente. Al atardecer, charros, caporales
y disfrazados vuelven a tomar las calles con su alegría
carnavalesca para llegar así al momento de la corona-
ción. “Todas las comparsas tienen a su reina, incluso las
infantiles tienen su reinita, además de las princesas que
llevan a sus padrinos para que también las coronen. Es
tradición que las comparsas de las secciones Primera
y Segunda coronen en la plaza frente a la iglesia por el
espacio que hay allí, nosotros los de la Asociación de
Charros coronamos en el salón ejidal y las comparsas
infantiles pues depende de lo que decidan los organiza-
dores, algunas veces coronan en la plaza y otras eligen
lugares distintos”, cuenta Mauricio Infante Cañas, presi-
dente de la Asociación de Charros de Santa Catarina.
Luego de la coronación, las comparsas realizan
un baile para que la gente del pueblo y los visitantes
convivan. Una locura de fiesta, donde quiera que se tran-
site el día de carnaval se hallará jolgorio y alegría.
Carnaval de San Pedro Tláhuac
Judas es el nombre que recibe una artesanía he-
cha de papel y carrizo para el desfile de carnaval. En
San Pedro desde hace muchos años se acostumbra ha-
cer estas figuras gigantes y multicolores para burlarse
de personajes de la política o de la sociedad, estas fi-
guras nacieron como tradición en las pulquerías aun-
que ahora se queman en la explanada durante el cierre
del carnaval. “Aquí al que se porte mal le hacemos su
judas. Hace tiempo hubo un padrecito que se opuso al
carnaval y pues hasta a él le hicimos su judas también y
lo quemamos”, explica Ezequiel Calzada Martínez, con
una sonrisa dibujada al recordar la alegría del carnaval.
Este carnaval cuenta con más de ochenta años de tradi-
ción, en un principio sólo se veía gente disfrazada, con
el tiempo se unieron caporales y charros. “Se bailaban
canciones revolucionarias de paso doble como la “Mar-
cha de Zacatecas”, “El Zopilote mojado”, “La Raspa”,
“Rascapetates”, “Las Pelonas “y actualmente ya se tocan
más ritmos con banda de viento”, cuenta José Cecilio
Calzada Cadena, uno de los carnavaleros más antiguos
de San Pedro.
“El traje tradicional masculino se compone de
sombrero de trigo, moño doble sencillo, camisa pachu-
queña, pantalón de caporal azul, gris o plateado, botín
charro, fuete, espuelas y cinto”, narra Emmanuel Calza-
da Martínez. Las mujeres siempre han tenido participa-
ción en el carnaval, no sólo en su papel de reina, pues
durante décadas han sido parte de la danza. Su traje está
diseñado con apego al del hombre. Maribel Córdova
señala que la vestimenta que usa la mujer en la compar-
sa de caporales es una blusa blanca de manga larga con
moño, chaleco y falda que hacen juego.
Aquí el carnaval comienza el Domingo de Ra-
mos, cuando salen los disfrazados. Posteriormente el
Domingo de Resurrección todas las comparsas salen a
las calles a bailar, excepto los charros que salen ocho
días después.
Desde el medio día los desfiles toman las calles,
las reinas viajan en sus carros alegóricos o sus calan-
drias y se coronan en la explanada de la delegación.
Este ritual finaliza con una fiesta donde la familia de la
reina ofrece comida a los participantes.
El carnaval llega a su fin, pero la alegría sigue y
no tardará demasiado para que se repita esa sensación
que nos narra Don José Cecilio: “Al oír la música se sien-
te un golpe fuerte en el pecho: ¡se siente que se sale el
toro del corral! Así empezamos a bailar… es un orgullo
ser de aquí”.
Actualmente el carnaval sigue siendo motivo y causa de cohesión entre la población, Eloy Palma, vecino de esta demarcación, señala que: “El carnaval ha tomado distintos caminos en Tláhuac, pero siempre es una festividad que genera en esta delegación participa-ción ciudadana, como una de sus principales características”.
COMPARSA Y REINA DEL CLUB JUVENIL TLALTENCO
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CARNAVALES DE TLÁHUAC CARNAVALES DE TLÁHUAC
CARNAVAL COMPARSA TEMPORAL (2013) ATEMPORAL
Pueblo de San Francisco Tlaltenco
Sociedad Benito Juárez 2,3 y 4 de marzo
Club Juvenil San Francisco Tlaltenco
2,3 y 4 de marzo Tercer domingo de cuaresma
Tercer domingo de cuaresma
Barrio Fuerte 16 y 17 de febrero Domingo después de MC
Santa Catarina 29,30,31 de marzo y 8 de abril
VS, SG, DRe y domingo siguiente
Grupo Guadalupanos 23 de febrero, 9,10 y 11 de marzo
Segundo y cuarto sábado de cuaresma
Comparsa independiente Chupamaros
10 de marzo Cuarto domingo de cuaresma
Comparsa Zacatenco 8 de marzo Cuarto viernes de cuaresma
Comparsa La Guadalupana 10 y 11 de marzo Cuarto domingo de cuaresma y lunes siguiente
Comparsa Cultural Selene 10 de marzo Cuarto domingo de cuaresma
Comparsa Ampliación Selene 17 de marzo Quinto domingo de cuaresma
Asociación Mazatepec 23 de marzo Sábado antes de SS
Amigos de Mazatepec 24 de marzo DRa Club infan�l El Popo y sus Cariñosos
14 y 15 de abril Segundo domingo después de SS y lunes siguiente
Pueblo de San Pedro Tláhuac
Comparsa Tradicional de Caporales
24 de marzo DRa
Comparsa de Caporales 31 de marzo DReComparsa de Caporales Alegres
31 de marzo DRe
Comparsa de caporales Santa Cecilia
31 de marzo
31 de marzo
DRe
Club de Caporales DReComparsa de Caporales San Pedro Tláhuac
31 de marzo y 6 de abril DRe y sábado después de SS
MC: Miércoles de Ceniza VS: Viernes Santo SG: Sábado de Gloria
DRe: Domingo de Resurrección DRa: Domingo de RamosSS: Semana Santa
Nota: El segundo domingo de cuaresma todas las comparsas de Tlaltenco salen a bailar disfrazados Fuente: Marcos Zaldívar Espejel/ Promotor social y cultural y carnavalero. Eloy Palma/ Promotor social
CARNAVAL COMPARSA TEMPORAL (2013) ATEMPORAL
Pueblo de Santa Catarina Yecahuízotl
Asociación de Charros 31 de marzo
31 de marzo 31 de marzo
31 de marzo
31 de marzo
31 de marzo
31 de marzo
31 de marzo
DRe
DRe DRe
DRe
DRe
DRe
DRe
DRe
Comparsa Nueva Generación de Caporales
29 y 31 de marzo VS y DRe
Originales Caporales 30 y 31 de marzo SG y DReComparsa Monarca Los Peques, comparsa infan�l de caporales Cuadrilla Juventud Salazar Segunda Sección de Carnaval Nueva Sociedad de Charros san Miguel Primera sección de Charros Carnaval infan�l 8 de abril Segundo lunes
después de SS
Pueblo de Zapo�tlán
Club San�ago Chávez 16 de marzo disfrazados 23 y 24 de marzo charros
Quinto sábado de cuaresma
Club Oro A. y amigos Raíces de los Caporalitos
5,6 y 7 de abril Viernes a domingo después de SS
Tradicional carnaval de Comparsa Cavernícolas
21 de abril Cuarto domingo después de SS
Carnaval de comparsa Charros Unión Zapo�tlán
14, 20, 21, 27 de abril Segundo domingo después de SS, tercer sábado y domingo después de SS y cuarto domingo después de SS
MC: Miércoles de Ceniza VS: Viernes Santo SG: Sábado de Gloria
DRe: Domingo de Resurrección DRa: Domingo de RamosSS: Semana Santa
Nota: El segundo domingo de cuaresma todas las comparsas de Tlaltenco salen a bailar disfrazados Fuente: Marcos Zaldívar Espejel/ Promotor social y cultural y carnavalero. Eloy Palma / Promotor social
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CARNAVAL DE SANTA CATARINA YECAHUÍZOTL
Si una revuelta armada no logró acallar la alegría del carnaval, mucho menos la indiferencia de los ajenos o la frialdad de las autoridades locales lograrán borrar las sonrisas de la “dama”, o el bullicio de la trompeta. No detendrán el fuete del caporal ni trastabillará el charro cuando baile, todo lo contrario, cada vez la “dama” sonreirá más alegre y el “charro” bailará más fuerte porque hoy la llama de los carnavales de Tláhuac está encendida, es una hoguera, casi un incendio en el corazón de los Tlahuaquenses. Hoy los carnavales ¡están más vivos que nunca!
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IZT
APA
LA
PA
| IZTAPALAPA |
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“No hay delegación más carnavalera en el Distrito Fede-
ral y su zona metropolitana que Iztapalapa. Aquí los car-
navales son fiesta principal en
los pueblos originarios, en los
barrios, en las colonias. Aquí
nos organizamos todo el año
para que la fiesta sea la mejor.
Es una fiesta cívica, ciudadana
donde cada año se suman más
y más comparsas, nuestros
carnavales tienen historia, ha-
cen cultura, nos dan identidad,
pero también dejan derrama
económica”, afirma Israel Be-
tanzos, promotor social de la
Delegación.
La historia oral ha sido
la fuente principal para enar-
bolar el posible antecedente de los carnavales. Los pro-
tagonistas de esta fiesta cuentan lo que sus padres, y
abuelos transmitieron en sus lugares de convivencia o
en el propio carnaval.
En el carnaval no sólo las historias se transmiten,
también sus oficios; lo que las manos de los carnavale-
ros realizan: máscaras, trajes de charros y disfrazados,
carros alegóricos y tocados de sombrero. Si algo dis-
IZTAPALAPALOS CARNAVALES DE
tingue a los carnavales de Iztapalapa, es que sus ma-
nufacturas son locales y son una referencia para los de-
más. Cada año, carnavaleros de
Iztacalco, Gustavo A. Madero,
Tláhuac, Milpa Alta, Venustiano
Carranza llegan a los pueblos y
barrios de Iztapalapa en busca
de máscaras, trajes de charros
e incluso carros alegóricos.
Al ubicarse en la encru-
cijada entre Puebla y Veracruz,
Iztapalapa sufrió un cambio de
lo agrícola a lo urbano. “Los ires
y venires comerciales, las mi-
graciones hacia la Ciudad de
México fueron configurando lo
que hoy es Iztapalapa: una de-
legación urbana con tradiciones
prehispánicas y coloniales, retroalimentadas con lo con-
temporáneo” precisa Alfonso Olvera Contreras, promo-
tor cultural de la delegación.
La organización de la fiesta permite afianzar lazos
familiares de compadrazgo, amistad y, al mismo tiempo,
fomenta oficios artesanales. Los procesos migratorios
recientes en Iztapalapa no han debilitado al carnaval, lo
han fortalecido. Los que llegan enriquecen su cultura y
BORDADO CARACTERÍSTICO DE LOS TRAJES DE CHARRO DE IZTAPALAPA, HECHO CON HILO CANUTILLO DE ORO.
CARRO ALEGÓRICO DE SANTA MARÍA AZTAHUACÁN.
ALFONSO OLVERA CONTRERAS, PROMOTOR SOCIAL Y CULTURAL.
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la forma de expresar la fiesta, en algunos casos, la per-
feccionan, como los músicos que llegan de Oaxaca y se
suman a las bandas musicales, característica también de
esta delegación, la generación de músicos festivos, que
son el alma de infinidad de fiestas en el D.F. y su zona
metropolitana
La fiesta en Iztapalapa es vital no sólo para la
propia delegación si no también es patrimonio de la
Ciudad de México. Esta singular tradición ciudadana, el
carnaval, que crece exponencialmente cada año, mues-
tra largo aliento y reafirma que la fiesta está más viva
que nunca.
Carnaval de Santa Cruz Meyehualco
Existen diversas teorías derivadas de la historia
oral sobre el surgimiento del carnaval en Santa Cruz
Meyehualco, una de ellas es la que cuenta Cristóbal
Contreras Contreras, miembro de la comparsa de cha-
rros Águilas Reales. “Una señora de allá de Los Reyes
trabajaba en el Castillo de Chapultepec como sirvienta
de Maximiliano y pues ella al ver los bailes de la nobleza
y el emperador se aprendió las cuadrillas y se las vino
a enseñar a los de la Magdalena. De allí aprendimos los
pueblos de por aquí a bailar y ahora eso es lo que hace-
mos en el carnaval, bailar para burlarnos de la nobleza”.
Fidencio López Contreras, quien es coordinador de
las comparsas del pueblo de Santa Cruz Meyehualco,
agrega que se estima que el carnaval inició en la época
de Maximiliano, alrededor de 1864, y aunque dejó de
realizarse durante la Revolución Mexicana, prevaleció
y se retomó hace cerca de ochenta años. Esto se puede
corroborar con las declaraciones de Alberto Martínez,
miembro de la comparsa Sociedad de Charros del Pue-
blo, quien asegura que la inició su abuelo Eulalio Alda-
na, en compañía de otros vecinos, hace más de setenta
años.
En la actualidad, las comparsas de charros desfi-
lan por las principales avenidas del pueblo, con sus tra-
jes bordados en hilo canutillo de oro y sus sombreros
que anteriormente eran de pelo de liebre o de conejo
se han sustituido con el tiempo. Las mujeres se suman
haciendo pareja con los charros, ellas portan trajes de
”charras” o “adelitas”, dependiendo del día que des-
filen y la comparsas a la que pertenezcan. Precedida
por una camioneta que transporta a la orquesta, algunas
comparsas de charros bailan con banda de viento. Cada
comparsa “se alinea detrás de la reina saliente que va
caminando y bailando, la reina entrante viaja en el ca-
rro alegórico y pues los demás caminamos y bailamos
al ritmo de las virginias, las cuadrillas y los pasodobles”,
precisa Alberto Martínez.
Por su parte, Ubaldo González Arteaga, miem-
bro de la comparsa de disfraces del barrio de Huexotit-
lán, señala que el baile de disfrazados en esta zona tiene
más de setenta años. Además, explica que el número
de disfrazados llega a mil, tan sólo en su comparsa hay
cerca de cuatrocientos afiliados que año con año divier-
ten a más de cincuenta mil espectadores que se dan cita
en Santa Cruz Meyehualco. “Nos disfrazamos de lo que
acordemos, este año [2013] nos vestimos de hambur-
guesas, hot dogs, papas y algunos otros de personajes
de películas como Iron Man, algunos más de políticos
famosos y pues de lo que se imagine usted”.
Cada año el carnaval cimbra la tierra, la baila-
da hace vibrar no sólo el suelo sino los corazones de
los participantes y los espectadores. El carnaval vive.
Fidencio López finaliza la conversación con la siguiente
declaración: “Somos una convivencia de pueblos que
nos preparamos todo el año, no sólo Santa Cruz sino los
que vienen de otros lados. Aquí todos somos el carna-
val. Queremos que se enteren que existimos, que somos
reales, de carne y hueso, que aquí estamos y que no nos
vamos”.
REINAS DE LAS COMPARSAS DEL CARNAVAL.
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173 172 REINA DEL CARNAVAL.
Carnaval de Santa María Aztahuacán
Santa María Aztahuacán, uno de los pueblos ori-
ginarios de Iztapalapa, se ha convertido en referente de
los carnavales de la Ciudad de México. No hay lugar del
D.F. donde se baile el carnaval y no conozcan o mencio-
nen este pueblo. Sus máscaras de cera han sido la inspi-
ración de muchos artesanos en otras delegaciones, sus
charros los precursores del traje bordado. Un lugar que
mantiene tradiciones precolombinas, que demuestran la
evolución histórica de las tradiciones en un legado inma-
terial, una riqueza cultural intangible que se puede tocar
con las manos.
Aquí el carnaval ha existido desde tiempos remo-
tos. En la época prehispánica existía una festividad que
duraba cerca de siete días en los cuales los pobladores
se agasajaban por la llegada de la primavera, por lo cual
se relaciona al carnaval en la actualidad. En estos días se
celebraba también “la cuelga” que consistía en clavar
en el suelo una vigueta enorme en cuya punta se coloca-
ba una cuerda corrediza que dos danzantes, uno vesti-
do de mujer representado a la primavera y otro vestido
de hombre encarnando el invierno, tomaban por cada
extremo para competir de tal modo que quien lograra
suspender al otro en el aire representaba el tiempo que
dominaría el resto del año. “Esta tradición prehispánica
aún se celebra entre algunos pobladores e incluso hasta
hace unos años. El lunes de cuelga era todavía un día de
referencia para el carnaval pues era el día de los carros
alegóricos”, dice Jesús González Zamora.
Por otro lado, la fiesta que pudo haber influido
este carnaval es el llamado “Día de campo” una celebra-
ción que se realiza desde tiempos prehispánicos. Anti-
guamente, la gente caminaba hacia la sierra de Santa
Catarina donde visitaban una imagen de Xochiquetzal,
señala Joel Chirino Castillo en su libro Aztahuacán ¡Don-
de ya no volarán las garzas!:“Un lunes del mes de octu-
bre, los agustinos, con azoro, vieron pasar un grupo de
naturales en solemne peregrinación hacia el cráter del
cerro de San Pablo. Se maravillaron por la brillantez y el
colorido de las túnicas de los principales y los adornos
florales y ofrendas destinadas a la diosa Xochiquetzal,
defensora de la fertilidad en los campos”. Actualmente
esta festividad se lleva a cabo en un predio llamado Los
Teatinos, en la Colonia Citlali, comenta Alfonso Olvera
Contreras, presidente de las Comparsas Carnavaleras
de Aztahuacán A.C.
Con el paso de los años, las costumbres prehis-
pánicas han ido mutando debido al sincretismo sufrido
con la cultura europea. Sobre el carnaval en la actuali-
dad, apunta Alfonso Olvera: “Se han congregado más de
cuarenta comparsas de charros y disfrazados, son miles
los que toman las calles, basta ver la sonrisa de los cha-
rros cuando hablan de su tradición o el baile de las chi-
chinas para sentir que llevan el carnaval en la sangre.”
En el principio la misma cantidad de comparsas, según
nos comenta Roberto Alejaldre, quien ha participado
por más de setenta años en el carnaval: “Sólo había dos
comparsas, los del pueblo y los del barrio”. Aunque por
su parte, Juan Medina Corona, señala que se crearon dos
comparsas de charros y las chichinas: “Eran los charros
del barrio, los del pueblo y la chichina”.
Sobre las chichinas agrega Juan José Ávila Me-
dina: “Surgieron a la par de los charros, la diferencia es
que aquellos ridiculizaban a los hombres y nosotros [las
chichinas] a las mujeres pudientes, a Carlota por ejem-
plo. Sin embargo, se ridiculiza además a otros persona-
jes como la policía, los políticos u otros del estilo”.
La alegría del carnaval permea a sus habitantes
y da un sentido de identidad inigualable desde hace mu-
cho tiempo. Afirmación que se observa en el gesto or-
gulloso de Pablo Chirino Castillo cuando indica: “Hemos
tenido casi siglo y medio de carnaval donde la fiesta pre-
valece aunque ahora ya es ciudadana la fiesta que solía
estar vinculada a la religión”.
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175 174 CHARROS DE SANTA CRUZ MEYEHUALCO.
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Para comprender la emoción de los aztahua-
quenses por su festividad, basta vivir un día de carnaval.
El primer domingo de cuaresma se reúnen todos los ca-
rros alegóricos por la mañana en la calle Jalisco, se pre-
paran las bandas de viento y los charros y las charras,
acompañados de los disfrazados, comienzan el recorri-
do que inunda de alegría el pueblo. Llegan caminando,
bailando y alborotando lo ancho de las calles hasta la
Plaza Benito Juárez, también conocida como la del Re-
loj, para luego seguir surcando las calles con su euforia.
“Hacia el atardecer la reina de cada comparsa se apro-
xima a su coronación en la Plaza de Santa Cecilia o la del
Reloj, o en algún otro lugar acordado por la directiva de
la comparsa”, apunta Elizabeth Téllez Medina, defenso-
ra de la participación femenina en el carnaval.
Santa María fue el paso obligado en el cual Zapa-
ta obtuvo muchos adeptos a sus huestes. La Revolución
tuvo tal trascendencia para los aztahuaquenses que du-
rante la época posrevolucioaria, el carnaval concentra-
ba no sólo a los charros, sino también a danzantes ves-
tidos con pantalón y camisa blanca de manta y rifle al
hombro, muy al estilo de las tropas zapatistas. Algunos
habitantes señalan que la bala que se detonaba en Santa
María Aztahuacán, muy característica de este lugar, era
una conmemoración de los zapatistas al finalizar la Re-
volución.
Así como el vestuario ha tenido distintas facetas,
la música ha experimentado sus evoluciones. Por la ca-
pacidad sonora que alcanzaron las bandas, comenzaron
a sustituir a las tradicionales orquestas que amenizaban
el carnaval y todo tipo de fiestas. Cada vez se requería
un sonido más potente.
Este carnaval ha sufrido los embates de quienes
están en contra de él. Aquellos que no distinguen su im-
portancia lo quieren ver apagado por juicios de valor
relacionados a la detonación de armas de fuego que,
aunque no se han provocado incidentes, las autoridades
insisten en atribuirle algunos contratiempos a la fiesta.
Sin embargo, no por ello el carnaval pierde vida, se
adapta, cambia, ahora los charros ya no salen con pisto-
la, ya no detonan, la tradición sigue viva porque los habi-
tantes así lo quieren y disfrutan. Es necesaria esa pasión
que los distingue, para que uno de los carnavales más
tradicionales del Distrito Federal y su zona conurbada
pueda seguir saliendo cada año. No importa quién se
pare enfrente, el carnaval sigue, la comparsa avanza.
Carros alegóricos
Los carros alegóricos son una tradición cuyas
raíces datan de los años cincuenta. Antes de su apari-
ción, las reinas caminaban con sus pajecitos. Acompa-
ñadas de las comparsas, hendían las calles con sus ma-
jestuosas capas hechas con pelo de conejo en diseños
muy al estilo de la nobleza europea. La vestimenta se
conservó cuando llegaron los carros, en el principio és-
tos llevaban un águila y un apache al frente, nos comen-
ta la señora Olivia Medina Corona, hija de uno de los
precursores. “Mi papá nos dijo: A ver hijos, ayúdenme
¿Dónde habrá guajolotes? Busquen y tráiganse unas plu-
mas. Así nosotros elaboramos el águila. Mi papá, don
Albino Cedillo; don Ángel Alonso; don José y don Pedro
Alonso; don Mauro Acevedo, esos hacíamos los carros.
Yo estaba niña”. En la actualidad una importante gama
de formas y colores nutren los carros. Santa María se ha
convertido en un lugar que incluso elabora carros para
otras delegaciones, nos cuentan Humberto Medina Co-
rona y Juana Corona Chirinos, quienes son innovadores
de esa tradición.
La banda
El toque vivo y sostenido de la tambora, los trom-
bones y las tarolas; la vibración en los labios del músico
para generar un río de sonido con las tubas; las trompe-
tas, los clarinetes y las charchetas, son una disolución de
sonoridad y resonancia que le da vida a las comparsas.
Las bandas de viento se posicionan como elemento cla-
BORDADO CON HILO DE ORO REPRESENTANDO UNA PAREJA A CABALLO.
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ve para desarrollar armónicamente el carnaval en San-
ta María Aztahuacán, esto desde que llegó la primera
banda que tocó para esta celebración, Tepetlixpa, nos
dice Roberto Alejaldre. Comenta el joven Darío Aceve-
do que él pertenece a la Banda Abrileña, una de las ban-
das actuales surgidas por la pasión de la fiesta y el inte-
rés por recrear los sonidos que venían de otras partes
del país para amenizar los desfiles: “Tocamos jóvenes,
de diecisiete a veinticinco años,
ritmos como: cumbia carnavale-
ra, son y paso doble. Surgimos
de una comparsa que se llama
2 de abril, de allí nuestro nom-
bre”. Actualmente existen cerca
de quince bandas en Santa María
que trabajan no sólo aquí, sino
en otras regiones del D.F. y el
país, las cuales son enumeradas
por Pedro Marines Anaya como
sigue: Abrileña, Reina María, Es-
partanos, Orgullo de mi Pueblo,
Tierra de Garzas, La Jugosita, La
Nueva Ola, Flor de Cerezo, Las
Cruces y San Andrés. Estas son
bandas originarias que enrique-
cen la alegría de la mascarada,
además de las que llegaron de
Oaxaca, señala Luis Alonso: La
Reluciente, La Tremenda y Tierra
México.
Escultor
Juan Manuel Valadéz es artista plástico egresa-
do de la ENAP. Él, como ciudadano originario de Santa
María Aztahuacán, es un apasionado del arte popular de
este pueblo. Esa pasión es la que lo ha llevado a con-
tribuir a la difusión, por medio de sus propias obras, a
enriquecer la cultura popular, proliferando su arte como
un mecanismo que se suma a los existentes para garan-
tizar la presencia de las tradiciones. Con complejos tro-
feos que consisten en una escultura de charro en minia-
tura, pinturas y fabricación y reparación de máscaras de
cera el artista, comparte su cultura. Es necesario señalar
que parte de las máscaras que realiza Juan Manuel es-
tán hechas tomando la cara del charro como molde, es
decir, que quienes lo desean acuden con él para que les
haga una máscara con su cara.
Bordado del traje
En tiempos precolombi-
nos, los pobladores de Santa Ma-
ría Aztahuacán eran famosos en el
valle de México por sus múltiples
cualidades como bordadores
de pluma. Aunque actualmente
el bordado no ha perdido su es-
plendor, se hace con materiales
distintos pues “la tradición pre-
hispánica quedó sólo en la histo-
ria”, comenta Ana Bertha Chirino
Acevedo. Actualmente se bordan
trajes de charro carnavalero, se
trae el hilo canutillo de oro fran-
cés con el cual se realiza el artísti-
co tejido. Son las manos artesanas
de mujeres como Ana Bertha y su
hermana Yadira, oriundas de este
mismo lugar, las que tejen con
cuidado y paciencia a lo largo de
seis meses las figuras que brin-
dan un espectáculo de brillo y
complejidad en cada traje. Esta tradición fue iniciada por
Don Simón Espinoza y legada al pueblo que, por medio
de los hijos de Simón y otros artesanos y artesanas, lo
ha reproducido sumando ya un gran número de familias
involucradas en esta actividad artística.
Máscaras de cera
El fuego y el hierro se unen para dominar a la cera, la
tela y la cerda de caballo con las que se hacen las más-
caras. Un trabajo centenario y artesanal que por más de
ESCULTURA DE CHARRO Y MÁSCARA, ELABORADA POR JUAN MANUEL VALADÉZ.JUAN MANUEL VALADÉZ, ARTISTA PLÁSTICO.
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ANASTACIO MEDINA, MASCARERO TRADICIONAL DE SANTA MARÍA AZTAHUACÁN.MÁSCARA DE CERA TRADICIONAL DE SANTA MARÍA AZTAHUACÁN
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seis generaciones se ha heredado en Santa María Azta-
huacán, constituyendo ya un legado cultural sumamente
poderoso y representativo de este lugar. De piocha o de
candado, la barba de cada máscara puede ser negra,
castaña, rubia, azorrillada o del color que la prefiera el
charro. Esta se coloca sobre una base que asemeja el
perfil de un hombre europeo. Cada año, cerca de cien
máscaras, son elaboradas en la casa de la familia Me-
dina Alonso, donde don Anastasio con la ayuda de su
esposa mantienen una tradición creada por Cándido
Castillo hace más de un siglo.
Carnaval de San Andrés Tomatlán
Unos días antes de la Semana Santa, el pueblo de
San Andrés Tomatlán festeja su carnaval. Meses antes,
las comparsas de charros como El Fuerte de San An-
drés o Los Charros Unidos de San Andrés, preparan las
coreografías que presentan durante los desfiles. Sea de
día o de noche, el “charro” se prepara con la “adelita”.
Ataviados con un traje bordado en telas rojas, negras o
de múltiples colores; sombreros de toquilla que hacen
juego, los charros toman las calles. Las adelitas los to-
man del brazo y bailan juntos los ritmos de la banda de
viento que ameniza con sones que van desde “El brinco
de chinelo” hasta canciones contemporáneas adaptadas
para el carnaval.
Los días de carnaval recorren las calles “las
locas y furiosas” que con sus vestimentas al estilo del
huehuenche -con máscara de cera y traje- bailan las co-
reografías ensayadas previamente, acompañadas de los
tradicionales hombres vestidos de mujer.
Pero también desfilan los disfrazados que pa-
rodian militares, vikingos, charros, payasitos y mimos,
hasta personajes como Darth Vader que hacen alusión a
un caos que genera alegría y diversión.
Hacia el final de los días de carnaval, los fuegos
artificiales no se hacen esperar. De hecho, algunos de
CHICHINA DE RANCHO.
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CHICHINAS DE RANCHO. REGISTROS DEL CARNAVAL, ARRIBA SE OBSERVA EL CARNAVAL DE 1935 EN SANTA MARÍA AZTAHUACÁN.
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CHARROS DE SAN LORENZO TEZONCO. BANDA DE VIENTO AMENIZANDO EL CARNAVAL.
los toritos destinados a la quema desfilan durante el re-
corrido. Una ceremonia de luz y color invade la noche
ante la mirada brillante de los charros, las adelitas, hue-
huenches y disfrazados que se despiden, alegres pero
emocionados, de la fiesta.
Carnaval de San Andrés Tetepilco
En San Andrés Tetepilco el carnaval comenzó
hace más de sesenta años. Los vecinos se reunieron
para acordar la festividad tal como se acostumbra toda-
vía. En estas reuniones de organización, los habitantes
de Tetepilco dan una aportación para la realización del
agasajo de carnaval, apoyan con lo que está a su alcan-
ce: algunos con efectivo, otros con alimentos bebidas o
cualquier forma en especie que pueda contribuir, nos
describe Mariano Cordero, carnavalero.
Por las principales avenidas del pueblo se pa-
sean dos comparsas, Los Nativos y Los Innovadores. Los
Nativos son una comparsa de huehuenches que porta
traje negro, zapatos negros, sombrero, guantes y más-
cara de cera además del paraguas en la mano. Ellos
surcan las calles unos días antes de Semana Santa. Por
otro lado, la comparsa de Los Innovadores representa
una fusión de diversas realidades, hay desde personajes
de caricaturas como el Gallo Claudio hasta políticos y
actores, incluso mofas de otros personajes de carnaval.
Algunos participantes se visten de huehuenche o de cha-
rro de carnaval y bailan al ritmo de la banda de viento,
que desde hace algunos años ha sido la Banda Abrileña,
originaria de Santa María Aztahuacán. Los disfrazados
salen después Semana Santa.
Cada comparsa es acompañada de un carro ale-
górico que traslada a la reina, quien es coronada en do-
mingo. Dicho carro es adornado por las mismas por los
vecinos participantes de la fiesta.
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La tradición en San Andrés perdura, muta y se
adapta a la realidad que la influye, el carnaval está pre-
sente y es una fiesta ciudadana que prevalece. El princi-
pal deseo de sus habitantes es que se siga festejando y
que las futuras generaciones cuenten con esta verbena.
Este espectáculo carnavalesco es necesario para el for-
talecimiento del tejido social y la creación de comuni-
dad.
Carnaval de Santiago Acahualtepec
Algunos pobladores indican que el carnaval en
el pueblo de Santiago se retomó a principios de la dé-
cada de los sesenta, luego de diversas interrupciones.
Incluso se sabe por tradición oral que la festividad se
lleva a cabo desde el siglo XIX aunque al igual que en
los pueblos y barrios cercanos, se suspendió durante la
Revolución Mexicana.
Lo cierto es que desde hace más de cinco dé-
cadas, los charros y los disfrazados se dan cita cuatro
semanas después del Miércoles de Ceniza. Numerosas
comparsas de charros como Los Gallo de Oro, Los Ca-
porales, Los Auténticos, Los troqueros, Los Alazanes, Las
Divas y algunas comparsas como la Organización de
Santiago Acahualtepec, Los inquietos de Santiago o La
Destructora, hienden las calles del pueblo acompañados
de bandas de viento, que contagian su alegría vigorizan-
do cada carnaval.
Las reinas se pasean por la calles en los carros
alegóricos que hacen alusión a diversas culturas como la
civilización egipcia o la griega e incluso llegan a exhibir
motivos medievales como dragones y castillos.
La vestimenta de los charros es muy típica de los
pueblos de Iztapalapa, con bordado y elementos carac-
terísticos del carnaval. Las mujeres participan en estas
comparsas vestidas de charras aunque anteriormente lo
hacían vestidas de china poblana. Los disfrazados remi-
ten a personajes de la vida pública o de cualquier ámbi-
to capaz de generar sátira digna del carnaval.
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193 192 BANDA ABRILEÑA, DON ROBERTO ALEJALDRE, ENTREVISTA A LAS CHICHINAS DE RANCHO, CHRISTIAN ISLAS. FAMILIA CARNAVALERA DE SAN SEBASTIÁN TECOLOXTITLÁN.
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Aquí el jolgorio tiene sus raíces bien cimentadas,
profundizando en la cultura de un pueblo que es consi-
derado originario por su gente y su historia.
Carnaval de San Sebastián Tecoloxtitlán
Eran los tiempos de la expropiación petrolera
cuando surgieron las primeras comparsas de disfra-
zados en este pueblo. “Nos vestíamos de rumberos y
bailábamos ritmos de banda, yo incluso más tarde for-
mé una sonora que se le conocía como La Hechicera de
Oriente, se llamaba Sonora Yemaya”, recuerda Ernesto
Hernández Flores mientras sostiene una fotografía en
blanco y negro donde se ven a sus hermanos disfraza-
dos.
El carnaval se celebra la tercera semana de cua-
resma los viernes, sábado, domingo y lunes. Durante los
recorridos, aquí como en otros pueblos de esta dele-
gación, se observan carros alegóricos, algunos propios
del pueblo y otros rentados de los pueblos vecinos, in-
dica Gustavo León Figueroa, quien es dirigente de Los
Leones de San Sebastián y coordinador de las compar-
sas de charros.
Los disfraces de este carnaval son de peluche
o de cualquier tela que modele distintos personajes.
“Anteriormente los trajes eran de indito con máscara de
cartón”, Indica Ernesto Flores Islas quien también cuen-
ta que los recorridos del carnaval pasan por las princi-
pales avenidas y que además tienen puntos específicos
para bailar.
Cristian Islas es tercera generación de charros.
Su abuelo participó setenta y cinco años en el carnaval;
su papá lleva cuarenta y un años y él, veintiuno como
carnavalero. Nos cuenta que las máscaras de barba cor-
ta la usan los charros que bailan con banda; las de bar-
ba larga los que bailan con orquesta pero “todos nos
cubrimos la cara con un pañuelo para que la careta de
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cera no nos queme”. Otra mención interesante sobre el
uso de las máscaras en San Sebastián, es que “muchos
charros aquí ya no usan máscara, pero mi familia y yo
todavía la usamos, soy joven pero entiendo que es nues-
tra tradición y tenemos que conservarla”. Con jóvenes
como Cristian el carnaval de San Sebastián tiene asegu-
rada una generación más de vida.
El carnaval de Santa Martha Acatitla
El carnaval en Santa Martha Acatitla es uno de los
más grandes y antiguos de Iztapalapa, sus raíces, según
algunos relatos de la historia oral, se remontan a la épo-
ca prehispánica. Algunos pobladores lo relacionan con
el peregrinar indígena anterior a la conquista. Esto se
debe a que los habitantes originales de Acatitla tenían
rutas comerciales que servían como canales de trans-
porte de pescado y otros productos.
En la actualidad, existen hipótesis populares
que mencionan que las tradiciones indígenas se com-
plementaron con algunas formas de vida europea. En el
afán por burlarse de las clases altas, los habitantes reto-
maron y deformaron algunas costumbres propias de la
nobleza con el fin de mofarse de ellos, pues la brecha de
igualdad entre las personas era muy pronunciada. De
ser cierto esto, la mofa carnavalesca surgiría como una
válvula para desahogar la tensión social de finales del
siglo XIX.
De manera general, el origen del carnaval cono-
ce muchas teorías, algunas de ellas religiosas como la
que menciona Ruben Croda en el libro Veracruz, Fiesta
Viva: “El carnaval rememora la invitación que algún día
hiciera el diablo a Jesucristo para participar en su jue-
go”. Sin embargo en Santa Martha, el carnaval ha de-
jado de lado la connotación religiosa y ha pasado a ser
una fiesta ciudadana como en el resto de la ciudad. Los
residentes salen a las calles por el mero placer de la di-
versión.
COMPARSA RAÍCES AZTAHUACÁN.
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CHARROS Y DISFRAZADOS DE SANTA CRUZ MEYEHUALCO.
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Del viernes al lunes antes del Miércoles de Ceni-
za, desfilan cuadrillas de bailadores vestidos de charros
con máscara de cera e indumentaria común a la de otros
pueblos de Iztapalapa. Asimismo marchan los disfra-
zados acompañados por música de banda u orquesta.
Aquí también hay coronación de reina con la presencia
de carros alegóricos, que recorren las calles mientras
se entonan canciones como “Los pecados de Lola”, “Los
lanceros” y “La madre cordero”.
Con antelación, los artesanos, originarios de este
pueblo o de otros lugares, confeccionan los trajes y las
máscaras que se usarán en las comparsas. También se
diseñan arreglos basados en la realidad o mitología,
mismas que adornarán los carros alegóricos.
La vida en esta zona se paraliza en temporada
de carnaval. La población se une en comunión con la
fiesta para generar diversión y componer ese sentido
de pertenencia y orgullo tan arraigado en los originarios
de estas tierras, mismos que sienten la profunda huella
histórica que ha dejado el carnaval en la vida de Santa
Martha Acatitla.
A pesar de la infraestructura urbana, esta tradi-
ción no se debilita. Los habitantes la enriquecen cada
año, nuevas expresiones culturales llegan para nutrir el
carnaval que es tan fuerte que se adapta y sobrevive,
contrario a lo que muchos pensarían.
El carnaval finaliza con un gran baile que organi-
za el pueblo, fortaleciendo la tradición y los lazos socia-
les entre los vecinos.
El carnaval de Los Reyes Culhuacán
El domingo antes del Miércoles de Ceniza llega
a las calles de Culhuacán una tradición característica de
este pueblo: durante el recorrido por las casas que pi-
dieron bailada suena la marimba a ritmo de son, cum-
bias y danzón. “Para el cierre llegan a la Plazuela de los
Reyes y allí hacen la representación del reparto de la he-
rencia”, precisa Rubén Silva, cuya familia ha participado
por más de tres generaciones en esta fiesta.
Palegande y Malegande son interpretadas como
padre o madre grande y es un recorrido que precede
todos los años al carnaval: “Cuando los ves bailar es
porque ya no tarda en llegar el carnaval, con su alegría
y sus colores”, comenta Martín Eugenio.
El día del carnaval cinco comparsas de charros
salen a bailar: “Aquí danzan con los característicos trajes
de charro que estilizó Maximiliano allá por 1860, pero
modificados porque aquí ya van más bordados para ha-
cer burla”, nos comenta Agustín Rojas Vargas, cronista
de Iztapalapa.
Lo que se cuenta a través de la oralidad es que
el carnaval tiene más de setenta años, nos platica Don
Armando Olivares cuya familia ya posee seis genera-
ciones participando. Por su parte,Juan Ramón Mosco
Morales cuenta que su padre y abuelo participaban de
esta festividad y que antiguamente se hacían concur-
sos entre los pueblos carnavaleros: “Muchas orquestas
y grupos musicales se dieron cita en Culhuacán, algunos
eran jurados en el concurso de comparsas como la Ace-
rina”.
Las comparsas aquí también usan máscaras de
cera, Don Juan Ramón muestra algunas caretas que tie-
nen más de sesenta años e incluso una que conserva
como tesoro.
Culhuacán, el pueblo que festeja a los Reyes
Magos cada seis de enero, cierra su carnaval con las
comparsas en las plazuelas principales. Como cada año,
la fiesta sigue y el charro y los creativos disfrazados se
divierten, bailotean y despiden su fiesta. Sin embargo,
la gente seguirá preparándose, participando en otras
fiestas. Cualquier excusa es buena para conservar las
tradiciones y, sobre todo, para mantener la unión de los
habitantes de Culhuacán.
NIÑOS DE LAS CHICHINAS.
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El carnaval de San Lorenzo Tezonco
Este pueblo se compone de cuatro barrios: San
Lorenzo, San Antonio, San Salvador y Guadalupe. Ade-
más del carnaval, San Lorenzo tiene otras festividades
relacionadas con costumbres religiosas. Una de las más
sobresalientes es la de Nuestro Señor de la Salud que
surge, según las narraciones de los habitantes del pue-
blo, de un evento milagroso ocurrido en 1850: Cuando
una fuerte epidemia azotaba el pueblo y Jesucristo se
apareció para indicar que la cura estaba en “el poci-
to”, mismo que cuando llegaron los habitantes contenía
aguas cristalinas que al beberla sanaba a los afectados.
Aún hoy es visitado por los feligreses.
San Lorenzo, como parte de la delegación Izta-
palapa, es uno de los pueblos en la periferia que res-
paldan la hipótesis popular del desplazamiento del car-
naval. Algunas personas cuentan que el desplazamiento
a las orillas tuvo su origen a partir de la censura man-
datada por el Virrey Juan de Acuña en 1731, quien pro-
hibió el uso de máscaras para festividades populares y
cualquier situación carnavalesca que afectara la moral
cristiana.
El carnaval de San Lorenzo Tezonco se distingue
por la alegría particular de su gente. Parte de esta alga-
rabía tiene que ver con las coreografías y bailes adap-
tados a la música de la banda de viento que acompaña
las comparsas de charros. Aquí se ven desfilar mujeres
e incluso hombres con trajes de mujer que dan alegría y
colorido a la festividad.
Cabe mencionar que por las calles de San Lo-
renzo Tezonco desfilan doce comparsas de charros y
dos de disfraces. Éstas están agrupadas en dos asocia-
ciones: Los Charros de las Comparsas Autónomas y Las
Comparsas Unidas. Nos comenta Alfonso Olvera.
Hoy más que nunca es importante que los capita-
linos puedan conocer la riqueza de sus tradiciones para
comprender la trascendencia de las mismas y su impor-
tancia. San Lorenzo Tezonco es la muestra de que la cul-
tura no enfrenta una crisis a causa de la globalización,
sino que se hace más fuerte. La verdadera crisis está en
el poco conocimiento que se tiene de este patrimonio
cultural.
El carnaval de los ocho barrios
Iztapalapa cuenta con ocho barrios inflamados
de identidad, es una delegación que goza de pluralidad
cultural. Dentro de esta demarcación existe un muy fa-
moso carnaval que conjunta a los barrios en una fiesta
de color, sonido y baile.
Los barrios que participan del carnaval son: Santa
Bárbara, San Miguel, San Ignacio, San Pablo, San José,
San Lucas, La Asunción y San Pedro. Además se unen las
colonias Leyes de Reforma, Leyes de Reforma Tercera
Sección y Chinampac de Juárez.
El carnaval es una festividad muy arraigada que
busca fortalecer los lazos comunitarios a partir de la tra-
dición prevalecida por los habitantes. Cerca de veinte
comparsas se dan cita para festejar a lo grande en el
cierre de carnaval.
Cada comparsa desfila por sus barrios, pero al fina-
lizar todas las comparsas participantes un único cierre.
Cada comparsa se presenta con sus disfraces y al ritmo
de la banda bailan con su reina en la Macroplaza de Izta-
palapa.
Disfraces de todo tipo -incluso charros, catrines con
bombín, personajes de la vida pública, personajes del
imaginario colectivo, la llorona, hombres lobo, el Capi-
tán América- y una cantidad nutrida de personajes se
hacen presentes cada año en el carnaval de los barrios.
PROMOCIONALES DE LOS CARNAVALES Y SUS BAILES CON LOS GRUPOS VISITANTES.
| IZTAPALAPA |
203 202
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CARNAVAL COMPARSA TEMPORAL (2013) ATEMPORAL
Pueblo de Santa María Aztahuacán
Charros
Asoc. Charros Bicentenario
10, 11, 15 16,17 y 18de febrero
Domingo y lunes antes de MC y viernes, sábado, domingo y lunes, después de MC
Asoc. Charros Sta. María Aztahuacán Asoc. Charros Nuevos Sta. María Aztahuacán Asoc. Charras del Pueblo Asoc. Charras Auten�cas Asoc. Charros Retama Del Barrio Del Pueblito Grupo Aztahuacán Grupo Especial Aztahuacán Autén�cos del Pueblo Los Originales Raíces Aztahuacán
MC: Miércoles de Ceniza SS: Semana Santa Fuente: Alfonso Olvera Contreras / Promotor social y cultural
CARNAVALES DE IZTAPALAPA
| IZTAPALAPA |
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CARNAVAL COMPARSA TEMPORAL (2013) ATEMPORAL
Pueblo de Santa MaríaAztahuacán
Disfraces
Aferrados
Domingo y lunes antes de MC y viernes, sábado, domingo y lunes, después de MC
Asoc. Disfraces Chamizal Buenavista Buchones Cananitos Chichinas de RanchoChichinas los nuevos de Rancho Disfraces del PuebloDos de Abril Herederos Hidalgo Jalisco Los Alegres de Aztahuacán Los Compas de Aztahuacán Los Cuadrados Los Pelados Organización la Aguilita Organización Virgen María Primavera San Miguel San Pedro Santa CeciliaSanta María Aztahuacán Zacapa Monte Albán La Nueva de San PedroLos Quintos
MC: Miércoles de Ceniza SS: Semana Santa
Fuente: Alfonso Olvera Contreras / Promotor social y cultural
10, 11, 15 16,17 y 18de febrero
CARNAVALES DE IZTAPALAPACARNAVALES DE IZTAPALAPA
CARNAVAL COMPARSA TEMPORAL (2013) ATEMPORAL
Pueblo de Santa Martha Aca�tla
Charros
Los faisanes
9, 10 y 11 de febrero
Viernes, sábado, domingo y lunes antes de MC
Los alacranes Los Chicanos de Lujo Los Autén�cos Chicanos Los Quetzales Madero Legendarios Los Chupones Los Pobres Gavilanes Del Pueblo De Santa Martha Del Pueblito
Disfraces El PueblitoDe IxtlahuacaOriginales del Pueblo Del Pueblo Los Caballeros
Pueblo de Los Reyes Culhuacan
Charros
Comparsa de Charros de Los Reyes Culhuacan
11, 18 y 25 de marzo
Domingo y lunes antes de SS, además vuelven a salir el lunes de SS.
Fuerte de San AndrésUnidos San Andrés Los Sierristas de San Simón Culhuacan Los Pequeños de San Antonio Culhuacan
Disfraces Cuadrilla de Disfraces de los Reyes Culhuacan De Locas y FuriosasMC: Miércoles de Ceniza
SS: Semana Santa Fuente: Alfonso Olvera Contreras / Promotor social y cultural
| IZTAPALAPA |
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CARNAVALES DE IZTAPALAPACARNAVALES DE IZTAPALAPA
CARNAVAL COMPARSA TEMPORAL (2013) ATEMPORAL
Santa Cruz Meyehualco
Charros Comparsa Águilas Reales
22,23,24 y 25 de febrero
Dos semanas después de MC: sábado, domingo, lunes
Autén�cos VillanosComparsa de Charros Jaguares Sociedad de Charros del Pueblo Asociación de Charros Tres de Mayo Comparsa Charros AztecaCharros Jerarcas Charros Los Caudillos de Texcalco
Disfraces Del Barrio de Texcalco Costaludos UniónLa CuadraComparsa MayorLos Caudillos de TexcalcoNueva Organización de Disfraces Texcalco
San�ago Acahualtepec
Charros Los Ttroqueros
8, 9 y 10 de marzo
Cuatro semanas después de MC: sábado, domingo y lunes.
Moctezuma Del PuebloDel RanchoLos CaporalesLos Autén�cosLos Gallos de OroLos CompasLos CamperoLos JefesLos ViejanosLos Alazanes25 de JulioLas Divas
Disfraces Organización de San�ago Acahualtepec Inquietos de San�agoLa Destructora
MC: Miércoles de Ceniza SS: Semana Santa Fuente: Alfonso Olvera Contreras / Promotor social y cultural
CARNAVAL COMPARSA TEMPORAL (2013) ATEMPORAL
San Lorenzo Tezonco
Comparsas Autónomas
Charros Los Chuchos
13, 20 y 27 de abril
Tres úl�mos domingos de abril
Los Dorados Los Autén�cos La CuadraLos Calavera Las Catrinas
Disfraces
Ke Locos
Comparsas Unidas
Charros
Club Venaditos
13 14 de abril
Segunda Semana después de SS
IndependenciaAztecasCardenalesLos PlateadosHerederos Originales
Disfraces
Nos ven y sufren
San Andrés Tetepilco
Huehuenches Na�vos 16 y 17 de abril
Dos semanas antes de SS: sábado y domingo
Disfraces Innovadores 6 y 7 de abril
Sábado y domingo después de SS
San Andrés Tomatlán
Locas y Furiosas
11, 18 y 25 de marzo
Cuarto y quinto lunes de cuaresma y lunes de Semana Santa
fuerte de San Andrés
Charros Unido San Andrés
MC: Miércoles de CenizaSS: Semana Santa Fuente: Alfonso Olvera Contreras / Promotor social y cultural
| IZTAPALAPA |
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CARNAVALES DE IZTAPALAPACARNAVALES DE IZTAPALAPA
CARNAVAL COMPARSA TEMPORAL (2013) ATEMPORAL
San Sebas�án Tecolox�tlan
Charros La mera mera Asoc. de Charros
2, 3 y 4 de Marzo
Tercera semana después de MC: sábado, domingo y lunes
Asoc. de Charros del PueblitoAsoc. de Charros Leones de San Sebas�án PatriarcasCardenalesAsoc. de Charros los Dorados de Tecolox�tlan Asoc. de Charros Los Reales Asoc. de Charros dinas�aAsoc. de Charros La Autén�caAsoc. de Charros del Barrio Asoc. de Charros Los Tecolotes Asoc. Los Temazcales Asoc. de Charros Imperio CharroAsoc. de Charros Calaveras Doradas Asoc. de Charros Originales Las ÁguilasCentenarios FaraonesLas ÚnicasLas Exclusivas
Disfraces San Sebas�ánCabezas Huecas Del Barrio Los Moreno Asoc. de Disfraces AlacranesAsoc. de Disfraces del Pueblo
MC: Miércoles de CenizaSS: Semana Santa Fuente: Alfonso Olvera Contreras / Promotor social y cultural
CARNAVAL COMPARSA TEMPORAL (2013) ATEMPORAL Col. Leyes de Reforma, tercera sección Comparsa La Tradicional 24 de febrero,
3 y 4 de marzo Segundo domingo después del MC
Col. Leyes de Reforma Comparsa 24 de Marzo 3, 10 y 11 de marzo
Tercer domingo después del MC
Col. Chinanpac de Juárez Los Frente 11 de marzo Cuarto lunes después
del MC
Barrio de Santa Bárbara
Comparsa los Reyes
17 y 18 de febrero
Primer domingo después del MC
Comparsa Cerrada de la Cruz 10 y 11 de marzo
Cuarto domingo después del MC
Barrio de San Miguel
Comparsa Hidalgo 4 de marzo Tercer lunes después
del MC
Comparsa Noche Buena 10,11 y 17 de marzo
Cuarto domingo después del
Barrio de San Ignacio
Comparsa Rinconada 17 y 18 de febrero y 17 de marzo
Primer domingo después de MC
Comparsa Pachicalco 24 y 25 de febrero, 17 de marzo
Segundo domingo después del MC
Comparsa San Ignacio esq. Segundo Callejón 3 y 4 marzo
Tercer domingo después del MC
MC: Miércoles de Ceniza SS: Semana Santa Fuente: Alfonso Olvera Contreras / Promotor social y cultural
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CARNAVALES DE IZTAPALAPA
CARNAVAL COMPARSA TEMPORAL (2013) ATEMPORAL
Barrio de San Pablo
Comparsa Belisario Domínguez
24 y 25 de febrero
Segundo domingo después del MC
Comparsa San Pablo 10 y 11 de
marzo Cuarto domingo después del MC
Comparsa de Cuauhtémoc y Mariano Escobedo
3, 4 de marzo Tercer domingo después del MC
Barrio de San José
Comparsa San José 10, 11 y 17 de marzo
Cuarto y quinto domingo después del MCComparsa Callejón Victoria
Barrio San Lucas
Comparsa Los Reyes 17 y 18 de febrero
Primer domingo después del MC
Barrio La Asunción
Comparsa Rinconada Aztecas 17 y 18 de febrero y 17 de marzo.
Primer domingo después del MC
y quinto domingo de cuaresma
Barrio San Miguel
Hidalgo Entre 24 de Febrero y el 17 de marzo
A par�r del segundo domingo de cuaresma.
Noche Buena
Barrio San Pedro Callejón 57 Entre 24 de febrero y el 17 de marzo
A par�r del segundo domingo de cuaresma.
MC: Miércoles de Ceniza SS: Semana Santa Fuente: Alfonso Olvera Contreras/ Promotor social y cultural
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MIL
PA A
LTA
| MILPA ALTA |
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La historia de don Librado Jiménez, oriundo de San Fran-
cisco Tecoxpa Milpa Alta, es un claro ejemplo de por
qué los carnavales, fiesta principal en los doce pueblos
originarios que componen esta delegación, constituyen
una manifestación cultural que debiera ser reconocida
como patrimonio cultural inmaterial de los capitalinos.
Los carnavales de antes eran muy bonitos y culturales. Todo aquel que se disfrazaba tenía derecho de estar en el grupo de bailadores y la demás gente participaba ob-servando. Antiguamente, en el carnaval intervenían des-de niños y jóvenes hasta los mayores, todos disfrazados con atuendos naturales. Como antes se vestía la comuni-dad, con chincuete de lana, faja y camisa de labor;las ca-misas eran bordadas muy bonitas y, precisamente esas fechas eran para salir a lucirlas. Un día todo eso acabó y, en su pueblo, los carnavales dejaron de realizarse. Años
más tarde, don Librado, asumiendo la importancia del
relevo generacional- tomó la iniciativa, junto con algunos
vecinos y amigos,de reactivar la fiesta y así continuar
con la tradición familiar de organizar el carnaval, como
años atrás lo hiciera su padre, abuelo y bisabuelo.
Miles de habitantes de los pueblos originarios de
Milpa Alta se preparan hasta con seis meses de anticipa-
ción para organizar las representaciones del carnaval en
MILPA ALTALOS CARNAVALES DE
San Antonio Tecómitl, San Francisco Tecoxpa, San Pedro
Atocpan, San Lorenzo Tlacoyucan, San Salvador Cuau-
htenco, Santa Ana Tlacotenco, San Pablo Oztotepec, San
Agustín Cuauhtenco, Villa Milpa Alta, San Jerónimo Mia-
catlán y San Juan Tepenáhuac, nos describe Oscar Pon-
ciano Espinoza Ortiz promotor cultural y social de Milpa
Alta.
Los huehuenches, el tradicional baile de los chi-
nelos y los vistosos carros alegóricos caracterizan a los
carnavales. Habitantes de todos los barrios llevan com-
parsas y sus respectivas bandas de música de viento
para danzar al compás de alegres melodías por las prin-
cipales calles de esta delegación. Todo ello coronado
por el atractivo gastronómico de la tradición prehispáni-
ca representativa de la zona.
Milpa Alta se sitúa en las colinas de la sierra Ajus-
co-Chichinauhtzin, que separa al estado de Morelos de
la capital mexicana. Esta comarca es una importante re-
serva ambiental en el centro del país. Constituido por
doce pueblos originarios, el actual territorio milpaneco
-que durante la conquista cambió de llamarse Malaca-
chtépec-Momoxco a La Asunción de Milpa Alta- ha esta-
do bajo la jurisdicción de Xochimilco, Tlalpan, Estado de DANZANTE DE VILLA MILPA ALTA ATAVIADO CON EL TRAJE DE CHINELO.
MAESTRO ADÁN CALDIÑO PAZ, CRONISTA DE MILPA ALTA.Los doce pueblos de Milta Alta tienen como fiesta principal y ciudadana la del carnaval.
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DISFRAZADOS DE SAN FRANCISCO TECOXPAN
Miles de habitantes de los pueblos originarios de Milpa Alta se preparan hasta con seis meses de anticipación para organizar las representaciones del carnaval en San Antonio Tecómitl, San Francisco Tecoxpa, San Pedro Atocpan, San Lorenzo Tlacoyucan, San Salvador Cuauhtenco, Santa Ana Tlacotenco, San Pablo Oztotepec, San Agustín Cuauhtenco, Villa Milpa Alta, San Jerónimo Miacatlán y San Juan Tepenáhuac.
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219 218 CUADRILLA DE CHINELOS DEL CARNAVAL DE SANTA ANA TLACOTENCO
| MILPA ALTA |
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México y Distrito Federal. Dentro de esta región se lo-
caliza: San Antonio Tecómitl, declarado por la UNESCO
Patrimonio Cultural de la Humanidad como la “zona chi-
nampera del valle de México”. Es imprescindible men-
cionar que Milpa Alta es la comunidad de hablantes nati-
vos de náhuatl más importante del Valle de México.
En la década de los setenta -ya como una de las dieciséis
delegaciones de la federación- se introdujo masivamen-
te el cultivo del nopal y, posteriormente, se impulsó el
del amaranto y la elaboración de mole, hoy uno de los
pilares de la economía de la zona. Los doce pueblos ori-
ginarios de la comunidad de Milpa Alta celebran más de
setecientas fiestas, entre las que se destacan: la Semana
Santa, la Fiesta de la Asunción de María, la Feria Nacional
del Mole, el Festival de los Globos de Papel de china, la
Feria del Nopal, la Feria del Amaranto, la Feria de la Nie-
ve, la Feria del Maíz, la celebración del Día de Muertos
y los carnavales.
Sería imposible resumir la riqueza y diversidad
festiva y carnavalera de Milpa Alta. Las imágenes de este
volumen hablarán por sí mismas e invitarán al lector a
visitar esta delegación y experimentar en carne propia
el mosaico de manifestaciones culturales, sociales y gas-
tronómicas que se dan cita en estas fiestas. Los carnava-
les constituyen, como bien lo muestra el relato de don
Librado, una herencia inmaterial que los milpenses asu-
Los doce pueblos originarios de la comunidad de Milpa Alta celebran más de setecientas fiestas, entre las que se destacan: la Semana Santa, la Fiesta de la Asunción de María, la Feria Nacional del Mole, el Festival de los Globos de Papel de China, la Feria del Nopal, la Feria del Amaranto, la Feria de la Nieve, la Feria del Maíz, la celebración del Día de Muertos y los carnavales.
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men con responsabilidad, cariño y alegría.
San Lorenzo Tlacoyucan
Como cada quinto sábado después del Miérco-
les de Ceniza, desde hace ya veinte años, el 16 de mar-
zo dio inicio en San Lorenzo el esperado carnaval. A las
tres comparsas locales, la de La Santa Cruz, los carga-
dores de El Señor de Chalma y Los Veteranos, se suman
las de chinelos y las de huehuenches milpaltenses (los
hombres visten pantalón y camisa de manta; las muje-
res, chincuete y huipil, ambos con máscaras de coyote,
tejón o lobo, y una marabunta disfrazada de personajes
del espectáculo y la política). También asisten compar-
sas del estado de Morelos, cada una acompañada con
banda de viento para aportar sonoridad al bailongo y
disfrutar de los mixiotes de conejo, carnero, pollo, res
con arroz y nopales en escabeche, que hallan buena
compañía en el pulque que los anfitriones invitan.
San Jerónimo Miacatlán
Una vez llegado el viernes posterior al Sábado
de Gloria, la comparsa de Miacatlán y la de chinelos,
proveniente del estado de Morelos, llevan a término la
cita previamente pactada. Este año, las calles del pue-
blo vieron desfilar, el 5 de abril, a más de doscientas
personas que, con disfraces y mascaradas, anunciaban
al mundo que era tiempo de regenerar la vida. Y como
ya es costumbre, el sábado 6, entre danzas y cantos, se
coronó a la reina del carnaval. Costumbre que ha preva-
lecido por casi dos décadas, donde se corona y celebra
a aquella mujer cuya belleza radica en los años vividos.
San Antonio Tecómitl
Los días de carnavalen San Antonio Tecómitl ini-
cian el quinto viernes después del Miércoles de Ceni-
za. Más de mil personas -entre las que destacan las tres
comparsas del pueblo, la de San Antonio, los Nahuales
y la del Faro Milpa Alta- bailan durante tres días por las
principales calles del lugar, con socarronerías, sátiras y
burlas que encuentran destinatario en los enemigos del
Los carnavales constituyen una herencia inmaterial que los milpenses asumen con responsabilidad, cariño y alegría.
| MILPA ALTA |
227 226
pueblo.
San Bartolomé Xicomulco
En este pueblo el carnaval se celebra dos sema-
nas antes o dos después de Semana Santa. La calenda-
rización la determina el comité organizador en turno.
Desde hace diez años, en la fiesta de San Bartolomé,
participa la comparsa local de Xicomulco y la de San
Felipe Neri, proveniente de la delegación Tlalpan, ade-
más de otras que se van sumando para participar en el
concurso de disfraces que caracteriza a este carnaval.
San Pedro Atocpan
En San Pedro Atocpan, el sábado, el domingo y
el lunes, después del Domingo de Resurrección, se lle-
va a cabo un vistoso carnaval en el que los barrios de
Ocotitla, Panchimalco, Nuchtla y Tula participan con una
comparsa del mismo nombre. Además de las compar-
sas que representan a estos cuatro barrios que confor-
man al pueblo, intervienen comparsas de chinelos, hue-
huenches y público en general disfrazado de lo que la
imaginación impone. La fiesta cada año toma las calles
de de Teuctli, Barrera, Madero, Cuauhtémoc y Morelos
hasta llegar al centro y de esa manera se disfruta cada
instante hasta que la aurora anuncia el comienzo de un
nuevo ciclo.
Santa Ana Tlacotenco
En Santa Ana Tlacotenco conviven cinco barrios:
San José, San Miguel, San Marcos, La Lupita Tepelenco
y La Lupita Xolco. Cada uno cuenta con una comparsa
que, acompañada con música de viento y tambora, en-
marca el carnaval realizado el fin de semana siguiente
a la Semana Santa. Así, entre el 5 y el 7 de abril, entre
huehuenches, chinelos, lugareños y visitantes se da co-
mienzo a la danza acompasada por el grito del chinelo.
PAYASO DEL CARNAVAL DE SAN FRANCISCO TECOXPA.
CARNAVAL DE SAN PEDRO ATOCPAN .
| MILPA ALTA |
229 228
San Juan Tepenahuac
Este poblado no cuenta con comparsa propia,
por lo que invita a las tradicionales comparsas de los
pueblos y estados vecinos a celebrar la fiesta. Siete días
después del Sábado de Gloria, se corona a la reina y a
la princesa, quienes viajan en un carro alegórico hasta la
plaza principal, dando fin al ciclo carnavalero.
San Francisco Tecoxpa
Cada viernes anterior al Domingo de Ramos, las
principales calles de San Francisco Tecoxpa se inun-
dan con la alegre danza de las comparsas. La localidad
cuenta con dos comparsas de chinelos: la del pueblo y
La Lupita. Sin embargo, existen otras dos que reciente-
mente se han incorporado al festejo con el buen pretex-
to de recuperar las antiguas representaciones huehuen-
ches. Las comparsas llevan su propio carro alegórico
en el que viaja la reina nombrada por la comparsa del
pueblo y diversas princesas que, entre música de viento
y danzas, serán coronadas el Domingo de Ramos en el
centro del pueblo.
IMÁGENES DEL CARNAVAL DE SAN PABLO OZTOTEPEC.
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Don Librado Jiménez, heredero de la tradición
carnavalera comenta: La fiesta en este pueblo estuvo a punto de perderse. Si bien antes de la revolución ya ha-bía carnaval, con la revuelta se perdió la costumbre. Y fue alrededor de los años sesentas que los jóvenes nos organizamos para restablecer la fiesta. Y pese a las in-termitencias propias de tal encomienda, hemos podido continuar celebrando el carnaval hasta en día de hoy. Don Librado hace hincapié en la necesidad de que los
jóvenes sepan cómo eran las fiestas tiempo atrás, que
estén enterados de que la tradición de los chinelos es
morelense y que la música que se tocaba en la zona era
de cuerdas. Asimismo resalta que para restablecer la
tradición es necesario recuperar el uso de la vestimenta
localde “chincuete” de lana (falda), pilón (faja) y camisa
de labor bordada.
Adrián Hernández, otro organizador del carna-
val, habla de la importancia de rescatar las viejas tradi-
ciones, y para ello ha creado una organización denomi-
nada Los Tequimiches, dedicada a la preservación de
viejas costumbres y tradiciones. En este pueblo, la mez-
cla de gente joven, como Adrián, y de gente experie-
mentada, como don Librado, muestra que la fiesta une a
las generaciones en el compromiso por mantener unida
a la comunidad.
San Salvador Cuauhtenco
La Nueva Higuerita es una banda de viento ori-
ginaria de este poblado, que cada año se da cita en el
estado de Morelos para animar las danzas de las dos
comparsas locales. Estas son: Vecinos Unidos y Las úni-
cas (Comparsa de Mujeres) que, en compañía de agru-
paciones invitadas, recorre las calles el Domingo de Re-
surrección acompañadas del “huapizote” y el “chinelo”,
enormes botargas cargadas por varios hombres.
La fiesta cierra con broche de oro el martes, fe-
cha en que se realiza un gran baile popular en las in-
mediaciones de la plaza principal y se lleva a cabo la
premiación a los mejores disfraces y carros.
Villa Milpa Alta
La alegría se desborda por las calles con el inicio
de las carnestolendas el Domingo de Resurrección. Aquí
participan siete comparsas locales: Santa Martha, San
Mateo, La Concepción, Santa Cruz, La Luz, Los Ánge-
les y San Agustín, que lucen diferentes trajes de chinelo,
huehuenche con “chincuete” y “quezquemitl” y otras
personificaciones. Propios y extraños participan durante
cinco días disfrutando de la alegría de todas y cada una
de las bandas de música de viento que hacen gala de
ritmos y armonía que cumplen la función de hacer que
“el cuerpo baile solito”.
San Pablo Oztotepec
Para la fiesta carnavalera cada uno de los tres ba-
rrios La Unión, La Central y Oztotepec aporta una com-
parsa. Luis Puebla Carbajal, Juan Carlos Gómez Domín-
guez y Saúl Bárcena Maldonado, “notables” del pueblo,
nos habla de la evolución del carnaval: “En sus inicios
era la representación del Baile de la Muñeca, hasta que
en los años sesentas representantes de los tres barrios
organizaron viajes al estado de Morelos para aprender
sobre el baile, la música y el traje de chinelo”. Según
este testimonio, así fue como se estableció en la zona la
manifestación contemporánea de las carnestolendas.
Por su parte, don Sotero Bárcena Flores, explica
que antes de los años sesenta la fiesta del carnaval es-
taba a punto de desaparecer. Pero fue a partir de que
Catarino Lozada ofreció, a “modo de manda”, el baile
de chinelo que dicho traje se incorporó a la fiesta y con
ello hubo un renacimiento del carnaval. Después de eso,
Manuel Vázquez introdujo a la celebración una compar-
sa de chinelos y así nació esta tradición en esta zona.
Luego de tres días de fiesta, se lleva a cabo la
coronación de “las tres reinas”. Esta ceremonia de dis-
tingue de otras porque en ella se corona a la reina de
otros barrios, nunca a la propia. Esto se repite cada año
para asegurar la equidad de los barrios.CARNAVAL DE SAN SALVADOR CUAUHTENCO.
| MILPA ALTA |
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| MILPA ALTA |
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241 240
CARNAVALES DE MILPA ALTA CARNAVALES DE MILPA ALTA
San Antonio Tecómitl
San Antonio15,16 y 17 de marzo
Quinto viernes después del MC
Los NahualesFaro Milpa (Reciente)
San Pedro Atocpan
Oco�tla
6, 7 y 8 de abrilSábado, domingo y lunes después de SS
Panchimalco NuchtlaTula
San Bartolomé Xicomulco
Xicomulco 23 y 24 de marzo
Una a dos semanas antes o después de SS, lo decide el comité.
San Felipe Neri
San Lorenzo Tlacoyucan
Santa Cruz
16,17 y 18 de marzo
Quinto sábado después del MC
Los Cargadores del Señor de Chalma Los Veteranos
Santa Ana Tlacotenco
Barrio de San José
5, 6 y 7 de Abril Viernes después de SG
Barrio de San Miguel Barrio de San Marcos La Lupita TepelencoLa Lupita Xolco
San Juan Tepenahuac
Comparsas invitadas de Morelos y otras regiones del D.F. 13 y 14 de Abril
Dos sábados después de SG. Se celebra en sábado y domingo
San Jerónimo Miacatlan
Comparsa Miacatlan
5 y 6 de Abril Viernes y sábado después de SS
Comparsa invitada de Morelos
San Francisco Tecoxpan
Tecoxpan 22,23 y 24 de marzo Viernes, Sábado y DRa
La Lupita
MC: Miércoles de Ceniza SS: Semana Santa SG: Sábado de Gloria
DRe: Domingo de Resurrección DRa: Domingo de Ramos
Fuente: Karla Valeria Gómez Blancas/ Promotora Social y Cultural de Milpa Alta
CARNAVAL COMPARSA TEMPORAL (2013) ATEMPORAL
San Pablo Oztotepec
Comparsa la unión Club monkees Club tortugas Organización san miguel Club vampiros Club
30 de marzo al 1 de abril SG y DRe
Grupos de comparsa central
Club warriors Club arlequines Club tuzosClub cocosClub squalosClub alebrijes
Grupos de comparsa oztotepec
Club traviesos club conejos Club chacales Club Falcons
Otras organizaciones independientes
TotonquisEl nuevo escuadrón
Villa Milpa Alta
Santa Martha
31 de marzo al 4 de abril DRe
DRe
San Mateo La Concepción Santa CruzLa LuzLos ÁngelesSan Agus�n (Esta es la de pueblo de San Agus�n)
San Salvador Cuauhtenco
Vecinos Unidos 31 de marzo al 7 de abrilLas únicas (Comparsa de
Mujeres) MC: Miércoles de CenizaSS: Semana SantaSG: Sábado de Gloria
DRe: Domingo de ResurrecciónDRa: Domingo de Ramos
Fuente: Karla Valeria Gómez Blancas/ Promotora Social y Cultural de Milpa Alta
CARNAVAL COMPARSA TEMPORAL (2013) ATEMPORAL
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CARRO ALEGÓRICO DEL CARNAVAL DE SAN PABLO OZTOTEPEC.
243
AN
EX
OS
| ANEXOS |
245 244
¿Por qué la música? –pregunta alguien con cierta
incredulidad.“Porque sin música no hay fiesta” - respon-
de una enjundiosa voz en me-
dio de la algarabía. ¿Y por qué
la fiesta? - insiste el preguntón.
Porque sin fiesta no hay vida –
sentencia la mismavoz, mien-
tras se pierde entre el gentío
que baila al compás de un pa-
sodoble, convirtiendo la calle
en un salón de baile jamás ima-
ginado.
Suenan por avenidas,
ejes viales y plazas bandas
de viento, conjuntos de cuer-
das, alientos, silbatos, semillas
acompasadas, tañidos o aren-
gas y el incesante tronar de
cohetes que estremecen al cielo. Difícilmente puede
creerse tal diversidad de músicas, de colores y tempe-
raturas, a no ser que se vean “con los merititos oídos”.
Pero ocurre que esta maravillosa ciudad desde siempre
ha sido espacio de migrantes; y junto con los cientos y
cientos de personas que llegan a la capirucha en busca
de una mejor oportunidad arriban también sus tradicio-
nes, músicas, vestimentas y carnavales.
Así, anualmente se recrea por los distintos rumbos de
la ciudad una añeja pasión que reafirma el indisoluble
vínculo entre la música y la fiesta, haciendo de los car-
ANEXOSnavales una celebración que convierte al cuerpo enmas-
carado, pintado, disimulado, alterado en todo un arte-
facto sonoro… un resonador de
la vida.
El menú de opciones re-
sulta diverso: polcas, sones,
corridos, cumbias, pasodobles,
marchas, o pasito duraguense
son el pretexto perfecto para
que el cuerpo se suelte, hable
sin tapujos; se ponga flojito y
coopere. Y esa misma variedad
se observa en las agrupaciones
de danzantes, chinelos, huehen-
ches, licenciados, santiaguitos
o charros, que lo mismo bailan
al compás de agrupaciones de
cuerdas, mariachis, chirimías y
teponaztles, bandas, Sonidero hasta la mismísima Sono-
ra CompacDisc.
Todos estos ritmos apuntan a dejar atrás la ru-
tina, alegrar eso días y compartir en familia. Y por esa
generosa y lúdica función social es que los músicos son
tan apreciados por la gente. Aunque bien vale la pena
recordar que en el sentir popular, musiquear no sólo es
tocar, tambiénbailar, danzar,cantar hasta mirar.
Conforme avanzan los días de carnaval, “la mú-
sica” cumple con su tarea propiciatoria, extática, ritual,
CARNAVALES Y PRÁCTICAS MUSICALES
SANTA ANA TLACOTENCO.
SAN PABLO OZTOTEPEC.
Portada: con una trayectoria de más de veinte años como mascarero josé juan barrón morales innovó la tradición agregando pedrería a las caretas.
| ANEXOS |
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construyendo a través de mantras aparentemente cir-
culares, una ruta que si nada falla hará que el tiempo se
detenga y empiece a andar sobre sus pasos. De allí la
catarsis, la transformación, que el carnaval con su des-
pliegue de sensualidad busque fugaz la inversión del
mundo. Máscaras, disfraces, ropas estrafalarias, maqui-
llajes exóticos son la necesaria compañía de quienes
bailan protegidos por el anonimato o justificados por su
apariencia animalesca todo lo pueden hacer.
Los repertorios que se escuchan en cada uno de
los rumbos de la ciudad responden a su historia e identi-
dad. Es por ello que los carnavales que cuentan con más
de siglo y medio de realizarse ininterrumpidamente re-
cuperen minués y contradanzas, mientras que los más
recientes suenan música de apenas un lustro de existen-
cia y otros más se encuentren en proceso de construir
una música original que los diferencie del resto. Los Pe-
ñoneros de la Colombia chiquita recuerdan en coplas
sus jornadas a Chapinguito y su gusto por pescar; los
de la Gustavo A. Madero sus vínculos con Tlaxcala; los
de Cuajimalpa, sus relaciones con Chalmita y la Tierra
Caliente; mientras que los de Xochimilco muestran sus
múltiples lazos con la tierra donde se diera el reclamo
por Tierra y Libertad.
No faltará quien piense que tradiciones como
el carnaval se encuentran en franca retirada de nuestro
país y, aún más, de la ciudad capital. Pero, nada más
alejado de la realidad. El extraordinario registro visual
que nos comparte este volumen; y la pasión carnavalera
que año con año crece con ímpetu, permite augurarle
larga vida. Y cada que un carnaval ocurra, la música y
el baile reavivarán la pasión fiestera, haciendo olvidar
los problemas, el tedio, la tensión y el correr impetuoso
de las jornadas habituales. Sólo es cosa de relajarse y
dejarse tocar por el llamado de esa música poderosa
que anuncia el arribo de la fiesta más importante de la
capital.
¡Apresten trajes, máscaras y sombreros! Que llegó el
carnaval.
| ANEXOS |
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Aunque el baile de chinelos hoy parece eclipsar a otras
representaciones dancísticas de Milpa Alta, don Adán
Caldiño - cronista del lugar -, cumple con su encomien-
da y nos recuerda que no siempre ha sido así. Y al hur-
gar en sus recuerdos alude a la danza del huehuenchón,
tradición que él ubica como el antecedente de los mo-
dernos carnavales. Baile donde el pulque, hoy casi ex-
tinto en la zona, animaba a los danzantes a contagiarse
de la alegría de la fiesta; por ser alimento y medicina,
bebida obsequiada por los dioses.
Según nos refiere, los carnavales de la delega-
ción de Milpa Alta son una mezcla de las tradiciones y
costumbres de los pueblos locales con las de Morelos.
Apenas separados por la Cordillera del Chichinautzin,
los habitantes de uno y otro lado del cerro, mantienen
una intensa relación comercial, cultural y familiar que
los ha llevado a reconocerse como íntimos y cercanos; y
quizá por esa permanente migración es que los chinelos
morelenses se han establecido fuertemente en los terri-
torios de Xochimilco y Milpa Alta, dejando en un lugar
secundario a la tradición local de los huehuenches.
Al explicar el gusto que existe en su pueblo por
el carnaval, el investigador no duda en recuperar la tra-
dición prehispánica que remite a la petición de lluvias
del dios Tláloc. Así, dividido en ciclos de secas y lluvias,
el carnaval se ubicaría en el periodo de escasez, duran-
te el cual los indígenas pedían a los señores de la natura-
LOS QUE BEBEN EL PULQUE: LOS HUEHUENCHES
CHINELO MILPA ALTA.HUEHUES MARTÍN CARRERA, DELEGACIÓN GUSTAVO A. MADERO.
| ANEXOS |
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leza que el agua regara abundantemente la tierra. Y así
– concluye-, nació la danza de los huehuenches… para
convocar a la lluvia.
A mediados del siglo pasado el baile de los Hue-
huenches era el que caracterizaba a los carnavales de
Milpa Alta. Los hombres se vestían de mujer, exageran-
do en ocasiones la condición femenina, representando
el estado de gravidez o utilizando enormes zapatillas
para producir la risa y mofa de la gente, mientras canta-
ban versos como los siguientes:
Estas coplas se intercalaban entre los distintos
sones que se iban tocando, al recorrer las calles para
pedir casa por casa la cooperación de los vecinos a
cambio de representar dicha escenificación. Era tal la
abundancia de lo que juntaban las cuadrillas que entre
la viejada iban cargadores encargados de transportar lo
recabado. Y entre las funciones de estos tamemes esta-
ba transportar el pulque que se procuraba a los danzan-
tes para aguantar tanta alegría en el cuerpo.
Pero hoy - anota el cronista – los gobiernos han
ido acabando con el pulque, en favor de las cervece-
ras. “Ya no hay pulque y ya no hay magueyes, a pesar
de que los magueyes protegían la tierra de la erosión”.
El pulque o neutle ha sido consumido en esta zona des-
de tiempos prehispánicos. Los aztecas lo llamaban Iztac
Octli y su consumo se encontraba muy reglamentado
entre la población, permitiéndose su ingesta sólo a per-
sonas mayores de cincuenta y dos años, considerados
viejos en la tradición mesoamericana (por haber cum-
plido el ciclo de la cuenta temporal larga, cuando el ca-
lendario lunar y el solar vuelven a coincidir); De allí que
no es de extrañar la asociación entre esta bebida ritual
y la danza de los huehuenches, también conocida como
“danza de los viejos”.
señora temazcalera présteme su temazcal para bañar a mi niña no se me vaya a enfermar.
Te lo tenté, te lo tenté, tenía pelitos y me espanté, te lo tenté, te lo tenté,y era tu peine y te lo dejé.
CHINELOS DELEGACIÓN XOCHIMILCO.
| ANEXOS |
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TLALTENCO, DELEGACIÓN TLÁHUAC.
Junto con la parcial retirada de las danzas de huehuen-
ches de las festividades de Milpa Alta, la debacle en la
producción pulquera dio paso al excesivo consumo de
bebidas alcohólicas embotelladas, cuya industria ame-
naza con apoderarse y controlar las fiestas populares de
todo México. El neutle no ha logrado recuperarse del
embate sufrido de parte de las autoridades que a co-
mienzos del siglo XX emprendieron una severa campa-
ña de desprestigio para disminuir su consumo. En la ac-
tualidad, el ámbito rural constituye el refugio del pulque
y aunque en Milpa Alta o Xochimilco se lucha por man-
tenerlo como una bebida popular, falta mucho por hacer
para alcanzar los niveles de consumo y veneración que
aún existe en los llanos de Apan y altiplano hidalguense,
región que además de disputarse el origen de la cha-
rrería ha sido cuna de ilustres fundadores de tradiciones
populares.
El pulque se obtiene de la fermentación de la sa-
via del maguey. El proceso para la preparación de esta
bebida inicia con el corte de las hojas centrales del aga-
ve para interrumpir el crecimiento de su brote central;
cuando el agave ha madurado después de un periodo
de entre siete a quince años, se perfora una cavidad en
su corazón raspándola para que brote el líquido conoci-
do como aguamiel. La persona encargada de esta acti-
vidad o tlachiquero lo colecta dos veces al día, durante
alrededor de seis meses antes de que se seque el aga-
ve. El aguamiel recolectado se deposita en barriles de
pino o en cubas de acero inoxidable llamados tinacales,
donde se fermenta con la bacteria Zymomonas mobilis
durante uno o dos días. Así se obtiene un líquido blanco
de aspecto lechoso que contiene un cinco por ciento de
alcohol. Esta bebida debe consumirse inmediatamente,
ya que al seguirse fermentando se convierte en cultivo
ideal para otras bacterias. Se acostumbra beberlo com-
binado con la pulpa de diferentes frutas y endulzado, a
lo que se llama curado; o natural, popularmente conoci-
do como cara blanca.
Doña María Esther Mérida, esposa de don Adán
Caldiño, nos comenta: “(…) cuando las mujeres tenían
poca leche para alimentar a sus criaturas, la costum-
bre era nutrirlas con un litro de pulque al día para que
amamantaran mejor a sus hijos. Y al poco rato los niñitos
hasta se atragantaban de tanta leche”. Quien nos da el
mejor argumento para que la danza de los huehuenches
y la querencia al pulque no se pierdan en Milpa Alta al
decir:
“Si el niño está enfermo denle pulque, si desnutrido
aguamiel. Si el viejo tiene sed denle el agua de los dio-
ses para alimentarlo y decirle: te necesitamos, no quere-
mos que te mueras”.
El cultivo y explotación de los distintos agaves
del territorio nacional, de los que se obtienen bebidas
como pulque, mezcal, tequila y tesgüino (cerveza de
maíz) atestiguan los profundos conocimientos técnicos
y destrezas ancestrales de los mexicanos en el uso de
estas y otras plantas, que lejos de caer en desuso poco
a poco se han ido posicionando en el gusto y mercado
global.
Y hoy en los carnavales de Milpa Alta se sigue escuchan-
do el verso que dice así:
A todos los concurrentes, aunque no sean tomadores:
Hoy mi pueblo está de fiesta
Y se viste de colores,
Porque aquí se tomará
¡Pulque de muchos sabores!
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256
257
FESTIVODF
CARNAVALES DE LA CIUDAD DE MÉXICO
259 258
Bibliografía
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Glosario
Acocil: Camarón de agua dulce.
Aguamiel: Jugo del maguey que fermentado produce pulque.
Arriero: Persona que trajina bestias de carga.
Atajador: Persona que hurta ganado. También es utilizado para referirse a la persona que guía un grupo.
Atajo: Senda o lugar por donde se abrevia un camino.
Bombín: Sombrero de copa baja, rígida en forma semiesférica.
Caporal: Hombre que tiene ganado a su cargo.
Charcheta: Instrumento de viento hecho de metal.
Chía: Semilla de salvia que, remojada en agua, suele utilizarse como refresco en México.
Chinampa: Terreno de corta extensión donde se cultivan f lores y verduras. Antiguamente estos huertos eran f lotantes.
Chincuete: Falda de lana bordada adornada con chaquiras usada en algunas zonas del Altiplano Central.
Chirimía: Instrumento musical de viento, hecho de madera, a modo de clarinete. Se compone de siete decímetros de largo, diez agujeros y boquilla con lengüeta de caña.
Comparsa: Grupo de personas que, vestidas de la misma manera, participan en carnaval o en otras fiestas.
Enagua: Prenda exterior femenina que cuelga desde la cintura. Tipo de falda.
Enarbolar: Levantar en alto estandarte, bandera o cosa seme-jante, o algo con lo que se amenaza a otra persona.
Estado de gravidez: Cargado, lleno, abundante.
Fiscal: Ministro que promovía la observancia de las leyes que tratan de delitos y penas.
Gallops: Danza húngara que prevalece incluso en otros países.
Hato: Sitio donde los pastores comen y duermen durante el pastoreo.
Canutillo: Hilo de oro o plata rizado en canutos.Tubo de longi-tud y grosor no muy grande.
Huipil: Blusa adornada propia de los pueblos indígenas.
Lancero: Hombre que usa o lleva lanza, como los vaqueros y toreros.
Levita: Vestidura masculina de etiqueta, más larga y amplia que el frac, y cuyos faldones llegan a cruzarse por delante.
Minué: Baile francés para dos personas que ejecutan diversas figuras y mudanzas. Estuvo de moda en el siglo XVlll.
Mofa: Burla y escarnio que se hace de alguien o de algo con palabras, acciones o expresiones corporales.
Niñopa: Escultura de madera con la imagen del Niño Jesús que se venera en Xochimilco.
Pasodoble: Baile que se ejecuta al compás de esta música.
Pirul: Árbol de América Meridional, de la familia de las Ana-cardiáceas, con tronco recto, corteza resquebrajada y ramas colgantes; hojas compuestas de hojuelas lanceoladas siempre verdes, f lores pequeñas, blanquecinas, en panojas axilares, y fruto en bayas redondas de corteza rojiza y olor de pimienta.
Polca: Danza de origen polaco de movimiento rápido y en compás de dos por cuatro.
Quezquémitl: Prenda característica de la indumentaria indígena de México que cubre el torso de la mujer.
Reminiscencia: Acción de representarse u ofrecerse a la memoria el recuerdo de algo que pasó.
Saltimbanqui: Persona que realiza saltos y ejercicios acrobáti-cos, generalmente al aire libre.
Sátira: Texto o representación cuyo objeto es censurar o poner en ridículo a alguien o algo.
Socarronería: Astucia o disimulo acompañados de burla encubierta.
Sulfuroso: Que participa de las propiedades del azufre.
Tameme: Cargador de origen indígena que acompañaba a los viajeros.
Tlachiquero: Persona que extrae el jugo del maguey.
Túnica: Vestidura exterior amplia y larga.
Zacate: Hierba, pasto, forraje utilizado para fregar.
Zarabanda: Danza lenta, solemne, de ritmo ternario que, desde mediados del siglo XVII, forma parte de las sonatas.
261 260
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263 262
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Xochimilco
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José Antonio Urdapilleta PérezMiguel Ángel GarcíaJorge Pineda CervantesFermín Rodríguez MartínezJosé Humberto Sánchez MerinoErick Aldrete SánchezAída Elena Beltrán Sánchez
Milpa Alta
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Cuajimalpa Víctor Carrillo ColínTomás Martínez LópezVicente Sánchez DelgadilloBenjamín de Jesús RodríguezCecilio Ortiz MontesinosTobías López García
Iztapalapa
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Venustiano Carranza
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Gustavo A. Madero
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Tláhuac
Marcos Zaldívar EspejelJaime Leyte MancillaAlfredo Rioja CastañedaCamilo Reyes MancillaEdgar Hernández LeyteEsperanza Mancilla CastañedaMaría Rosa de la RosaArmando Gutiérrez MartínezClaudia Escalona
Roberto Alejaldre TorresMariano Cordero OrtízAna Bertha Chirino AcevedoYadira Chirino AcevedoAnastasio Medina Alonso Juan Manuel ValadézDarío Acevedo RomoPedro Marines AnayaLuis Alonso Olivia Medina Corona Humberto Medina Corona Juana Corona ChirinoJuan Medina Corona Elizabeth Reyes MedinaLic. Pablo Chirino CastilloJuan José Ávila MedinaJoel Chirino CastilloJesús González ZamoraJuan Ramón Mosco MoralesLuis Sánchez MoralesArmando Olivares De La RosaArmando Olivares MoscoGenaro González Rosas Carlos Salinas MoralesCristóbal Contreras ContrerasFidencio López ContrerasAlberto MartínezUbaldo González ArteagaRubén SilvaMartín Eugenio
Iztacalco
Alicia Téllez Sánchez Isaías Monzalvo AguilarGuadalupe OlivaresPedro Vázquez DíazJuan Carlos Miranda Rosales
264
Los Carnavales hacen comunidad...
En una ciudad tan impersonal por su crecimiento, es necesario tener tradiciones que nos permitan reunirnos en las calles, vernos, conocernos...
La función social que cumplen las fiestas permite afianzar nuestros valores, hace que hasta el más lejano se sienta en comunidad...
Agustín Dany / Secretario de Cultura PRI DF
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