iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
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Coleccioacuten Emancipacioacuten Obrera IBAGUEacute-TOLIMA 2015
GMM
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copy Libro No 1899 La Dama Paacutelida Dumas Alejandro Coleccioacuten EO Julio 18 de
2015
Tiacutetulo original copy La Dama Paacutelida Alejandro Dumas
Versioacuten Original copy La Dama Paacutelida Alejandro Dumas
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La Dama Paacutelida
Alejandro Dumas
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Soy polaca nacida en Sandomir vale decir en un paiacutes donde las leyendas se tornan
artiacuteculos de fe donde creemos en las tradiciones de familia como y -acaso maacutes que- en
el Evangelio No hay castillo entre nosotros que no tenga su espectro ni una cabantildea
que no tenga su genio familiar En la casa del rico como en la del pobre en el castillo
como en la cabantildea se reconoce el principio amigo y el principio enemigo
A veces estos dos principios entran en lucha y se combaten Entonces se escuchan
ruidos tan misteriosos en los corredores rugidos tan horrendos en las antiguas torres
sacudidas tan formidables en las murallas que los habitantes huyen de la cabantildea como
del castillo y aldeanos y nobles corren a la iglesia en procura de la cruz bendita o de
las santas reliquias uacutenicos resguardos contra los demonios que nos atormentan Pero
otros dos principios maacutes terribles auacuten maacutes furiosos e implacables se encuentren alliacute
enfrentados la tiraniacutea y la libertad
Habiacutea venido a encerrarse en nuestro castillo con la intencioacuten de sepultarse bajo sus
ruinas Mientras no temiacutea nada por eacutel temblaba por miacute Y en efecto para eacutel era uacutenico
riesgo la muerte porque estaba seguriacutesimo de no caer vivo en manos del enemigo pero
a miacute me amenazaba la esclavitud el deshonor la verguumlenza Mi padre escogioacute diez
hombres entre los cien que le quedaban llamoacute al intendente le hizo entrega de cuanto
dinero y objetos preciosos poseiacuteamos y recordando que -en ocasioacuten de la segunda
divisioacuten de Polonia- mi madre casi nintildea auacuten habiacutea encontrado un asilo inaccesible en
el monasterio de Sabastru situado en medio de los montes Caacuterpatos le ordenoacute
El antildeo 1825 vio empentildearse entre Rusia y Polonia una de esas luchas en las cuales
creyeacuterase agotada toda la sangre de un pueblo como a menudo se agota la sangre de
una familia entera Mi padre y mis dos hermanos rebelados contra el nuevo zar habiacutean
ido a alinearse bajo la bandera de la independencia polaca postrada siempre siempre
renacida Un diacutea supe que mi hermano menor habiacutea sido muerto otro diacutea me
anunciaron que mi hermano mayor estaba mortalmente herido y por fin despueacutes de
una jornada angustiosa durante la cual yo habiacutea escuchado aterrorizada el tronar
siempre maacutes cercano del cantildeoacuten vi llegar a mi padre con un centenar de soldados de a
caballo residuo de tres mil hombres que eacutel comandaba
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conducirme a aquel monasterio que abririacutea a la hija como haciacutea tiempo a la madre sus
hospitalarias puertas
A despecho del gran amor que mi padre alimentaba por miacute nuestros saludos no fueron
largos Seguacuten todas las probabilidades los rusos debiacutean llegar el diacutea siguiente a la vista
del castillo por lo que no habiacutea tiempo que perder Me puse de prisa un vestido de
amazona con el que soliacutea acompantildear a mis hermanos en la caza Me trajeron ensillado
el mejor caballo de la cuadra mi padre me puso en los bolsillos del arzoacuten sus propias
pistolas obras maestras de las faacutebricas de Tula me abrazoacute y dio la orden de partida
Durante aquella noche y el diacutea siguiente recorrimos veinte leguas costeando uno de
esos riacuteos sin nombre que desembocan en el Viacutestula Esta primer doble etapa nos habiacutea
sustraiacutedo al peligro de caer en manos de los rusos El sol se dirigiacutea al tramonto cuando
vimos brillar las nevadas cimas de los Caacuterpatos
Hacia la noche del diacutea siguiente llegamos a su pie al fin en la mantildeana del tercer diacutea
comenzamos a avanzar por una de sus gargantas Nuestros Caacuterpatos no se parecen a
los feacutertiles montes del occidente de ustedes Cuanto la naturaleza tiene de
extraordinario y grandioso se presenta alliacute en toda su majestad Sus tempestuosas
cumbres se pierden en las nubes cubiertas de eternas nieves sus inmensos bosques de
abetos se inclinan sobre el terso espejo de lagos que por su vastedad semejan mares y
de aquellos lagos jamaacutes navecilla alguna ha surcado sus ondas jamaacutes redes de
pescadores turbaron su cristal profundo como el azul del cielo apenas de tiempo en
tiempo resuena alliacute la voz humana haciendo escuchar un canto moldavo al que
contestan los gritos de los animales selvaacuteticos y cantos y gritos van a desvelar alguacuten
solitario eco atoacutenito de que un ruido cualquiera le haya revelado su propia existencia
Por millas y millas se viaja alliacute bajo la umbriacutea boacuteveda de los bosques entrecruzados de
las inesperadas maravillas que la soledad nos descubre a cada instante y que hacen
pasar nuestro aacutenimo del estupor a la admiracioacuten Ahiacute doquiera hay peligro y el peligro
se compone de mil riesgos diversos pero no se tiene tiempo para atemorizarse tan
sublimes son aquellos riesgos Aquiacute hay alguna cascada a la que dio origen
imprevistamente la licuefaccioacuten de los hielos y que saltando de roca en roca invade
de pronto el angosto sendero que se recorre trazado por el paso de las fieras en fuga y
del cazador que las persigue alliacute hay aacuterboles minados por el tiempo que se desprenden
del suelo y se derrumban con horrible estreacutepito semejante al de un terremoto en otra
parte en fin son los huracanes los que nos envuelven de nubes en medio de las cuales
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se ve centellear extenderse y contorsionarse el relaacutempago como sierpe inflamada
Luego tras de haber superado aquellas moles agrestes aquellos bosques primitivos
tras de encontraros en medio de gigantescas montantildeas y bosques interminables nos
vemos ante inmensos paacuteramos como mares que tienen tambieacuten sus ondas y sus
tempestades aacuteridas y gibosas estepas donde la vista se pierde en un horizonte sin
liacutemite Entonces no es terror lo que experimentamos sino una triste y profunda
melancoliacutea de la cual nada hay que pueda distraernos porque el aspecto de la regioacuten
por lejos que se alargue nuestra mirada es siempre el mismo Ascendamos o
descendamos las cien veces iguales pendientes buscando en vano un camino trazado
al hallarnos tan perdidos en aquel aislamiento en medio de desiertos nos creemos
solos en la naturaleza y nuestra melancoliacutea se convierte en desolacioacuten Nos parece
inuacutetil caminar maacutes adelante porque no vemos una meta para nuestros pasos no
encontramos una aldea ni un castillo ni una cabantildea ni en suma vestigio de humana
morada Soacutelo de cuando en cuando como una tristeza maacutes en aquella regioacuten
melancoacutelica un pequentildeo lago sin cantildeas sin arbustos dormido en el fondo de un
barranco casi otro mar Muerto nos cierra el camino con sus verdes aguas sobre las
cuales se levantan al acercarnos algunas aves acuaacuteticas de gritos prolongados y
discordantes Rodeamos ese lago trasponemos el collado que estaacute delante de nosotros
descendemos a otro valle superamos otra colina y asiacute sucesivamente hasta que
hayamos llegado a los comienzos de la cadena de montes que van siempre
disminuyendo maacutes Pero si al concluir esa cadena nos volvemos hacia el mediodiacutea la
regioacuten recobra un caraacutecter majestuoso se nos presenta una naturaleza maacutes grandiosa y
descubriremos otra cadena de montantildeas maacutes altas de forma maacutes pintoresca de maacutes
rica vegetacioacuten toda cubierta de espesos bosques toda surcada de arroyos con la
sombra y con el agua renace tambieacuten la vida en aquella comarca se escucha ya el
tantildeido de la campana de una ermita y sobre el flanco de aquella montantildea se ve
serpentear una caravana Por fin a los uacuteltimos rayos del sol poniente se perciben desde
lejos a guisa de bandada de paacutejaros blancos apoyaacutendose las unas en las otras las casas
de una aldea que parece que se hubieran agrupado en cierto modo para defenderse de
un asalto nocturno pues con la vida ha vuelto el peligro aquiacute no se lucharaacute con osos y
lobos como en aquellas altas montantildeas sino con hordas de bandidos moldavos
Entretanto nos acercaacutebamos a nuestra meta Diez diacuteas de camino habiacutean transcurrido
sin ninguacuten incidente Ya distinguiacuteamos la cumbre del monte Pion que se eleva sobre
toda aquella familia de gigantes y sobre cuya vertiente meridional estaacute situado el
convento de Sabastru al cual yo me trasladaba Tres diacuteas maacutes y nos hallaacutebamos al
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teacutermino de nuestro viaje Eran los uacuteltimos diacuteas de julio Habiacuteamos tenido una jornada
muy caacutelida y hacia las cuatro respiraacutebamos con ansioso deleite las primeras brisas del
atardecer Habiacuteamos dejado atraacutes haciacutea poco las torres ruinosas de Niantzo Bajaacutebamos
a una llanura que empezaacutebamos a ver a traveacutes de una hendidura de la montantildea
Desde el sitio donde estaacutebamos ya podiacuteamos seguir con la vista el curso del Bistriza
de riberas esmaltadas de bermejeantes vintildeedos y de altas campaacutenulas de flores blancas
Bordeaacutebamos un abismo en cuyo fondo corriacutea el riacuteo que en aquel lugar teniacutea apenas
forma de torrente y nuestras cabalgaduras teniacutean escaso espacio para caminar dos de
frente Nos precediacutea un guiacutea quien inclinado de flanco sobre la grupa de su caballo
cantaba una cancioacuten morlaca cuyas palabras seguiacutea con singular atencioacuten El cantor
era tambieacuten al mismo tiempo el poeta Necesitariacutea ser uno de aquellos montantildeeses para
poder expresarnos la melancoliacutea de su cancioacuten con su salvaje tristeza con toda su
profunda sencillez Las palabras de la cancioacuten eran poco maacutes o menos las siguientes
iexclVean alliacute ese cadaacutever en la palude de Stavila donde corriera tanta sangre de
guerreros No es un hijo de Iliria no es un feroz bandido que despueacutes de haber engantildeado a la gentil Mariacutea roboacute exterminoacute incendioacute
Rauda como el relaacutempago una bala ha venido a atravesar el corazoacuten del bandido un
yatagaacuten le ha tronchado el cuello Pero oh misterio despueacutes de tres diacuteas su sangre tibia auacuten riega la tierra bajo el pino teacutetrico y solitario y ennegrece el paacutelido Ovigan
Sus ojos turquiacutees brillan siempre huyamos huyamos guay de quien pase por la
palude cerca de eacutel iexcles un vampiro El feroz lobo se aleja del impuro cadaacutever y el fuacutenebre buitre huye al monte de calvo frontis
De pronto se oyoacute la detonacioacuten de un arma de fuego y el silbar de una bala La cancioacuten
quedoacute interrumpida y el guiacutea herido de muerte se precipitoacute al abismo mientras su
caballo se deteniacutea temblando y tendiendo la inteligente testa hacia el fondo del
precipicio donde desapareciera su duentildeo Al mismo tiempo se levantoacute por los aires
un grito estridente y sobre los flancos de la montantildea vimos aparecer una treintena de
bandidos estaacutebamos completamente rodeados Cada uno de los nuestros empuntildeoacute un
arma y bien que tomados inopinadamente mis acompantildeantes como que eran viejos
soldados avezados al fuego no se dejaron intimidar y se pusieron en guardia Yo
misma dando el ejemplo empuntildeeacute una pistola y conociendo bien cuaacuten desventajosa
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era nuestra situacioacuten griteacute iexclAdelante y di con la espuela a mi caballo que se lanzoacute a
toda carrera hacia la llanura Pero teniacuteamos que veacuternosla con montantildeeses que brincaban
de roca en roca como verdaderos demonios de los abismos que aun saltando haciacutean
fuego manteniendo a nuestros flancos la posicioacuten tomada Por lo demaacutes nuestro plan
habiacutea sido previsto En un punto donde el camino se ensanchaba y la montantildea se
allanaba un poco aguardaba nuestro paso un joven a la cabeza de diez hombres a
caballo Cuando nos vieron pusieron al galope sus cabalgaduras y nos asaltaron de
frente mientras aquellos que nos perseguiacutean bajaban saltando en gran cantidad y
cortada de tal modo nuestra retirada nos rodeaban por todas partes
La situacioacuten era grave sin embargo acostumbrada desde nintildea a las escenas de guerra
pude apreciarla sin que se me escapara una sola circunstancia Todos aquellos hombres
vestidos de pieles de carnero llevaban inmensos sombreros redondos coronados de
flores naturales al modo de los huacutengaros Cada uno de ellos manejaba un largo fusil
turco que agitaban vivamente luego de haber disparado dando gritos salvajes y en la
cintura portaba un sable corvo y dos pistolas Su jefe era un joven de apenas veintidoacutes
antildeos de tez paacutelida de ojos negros y cabellos ensortijados que le caiacutean sobre las
espaldas Vestiacutea la casaca moldava guarnecida de piel y ajustada al cuerpo por una faja
con listas de oro y seda En su mano resplandeciacutea un sable corvo y en su cintura
reluciacutean cuatro pistolas Durante la lucha daba gritos roncos e inarticulados que
pareciacutean no pertenecer al habla humana y sin embargo eran una eficaz expresioacuten de
sus deseos pues a aquellos gritos obedeciacutean todos sus hombres ora echaacutendose a tierra
boca abajo para esquivar nuestras descargas ora levantaacutendose para disparar a su vez
haciendo caer a aquellos de nosotros que auacuten estaban de pie matando a los heridos
haciendo en suma de la lucha una carniceriacutea Yo habiacutea visto caer uno despueacutes del otro
los dos tercios de mis defensores Cuatro estaban auacuten ilesos y se apretaban a mi
alrededor no pidiendo una gracia que teniacutean la certidumbre de no conseguir y
pensando soacutelo en vender la vida lo maacutes cara que fuese posible Entonces el joven jefe
dio un grito maacutes expresivo que los anteriores tendiendo la punta de su sable hacia
nosotros En verdad aquella orden significaba que debiacutea rodearse nuestro uacuteltimo grupo
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de un cerco de fuego y fusilarnos a todos juntos pues de un golpe vimos apuntarnos
todos aquellos largos mosquetes
Comprendiacute que habiacutea llegado la hora final Alceacute los ojos y las manos al cielo
murmurando una uacuteltima plegaria y aguardeacute la muerte En ese instante vi no descender
sino precipitarse de pentildea en pena un joven que se detuvo enhiesto sobre una roca que
dominaba la escena semejante a una estatua en un pedestal y extendiendo la mano
hacia el campo de batalla pronuncioacute esta sola palabra iexclBasta Todas las miradas se
volvieron a esa voz y cada uno parecioacute obedecer al nuevo amo Soacutelo un bandido apuntoacute
de nuevo su fusil e hizo el disparo Uno de nuestros hombres dio un grito la bala le
habiacutea roto el brazo izquierdo Se volvioacute al punto para lanzarse sobre el que le hiriera
pero auacuten no habiacutea hecho cuatro pasos su caballo que un relaacutempago brilloacute por encima
de nosotros y el bandido rebelde cayoacute herido por una bala en la cabeza Tantas y tan
diversas emociones habiacutean acabado mis fuerza me desvaneciacute Cuando recobreacute los
sentidos me halleacute acostada sobre la hierba con la cabeza apoyada en las rodillas de un
hombre de quien no veiacutea sino la mano blanca y cubierta de anillos rodeaacutendome el
cuerpo mientras ante miacute estaba parado de brazos cruzados y la espada bajo la axila el
joven jefe moldavo que dirigiera el asalto contra nosotros
-Kostaki -deciacutea en franceacutes y con gesto autoritario el que me sosteniacutea- que tus hombres
se retiren de inmediato Deacutejame al cuidado de esta joven
-Hermano hermano -respondioacute aquel a quien eran dirigidas tales palabras y que
pareciacutea contenerse con esfuerzo- cuiacutedate de no cansar mi paciencia yo te dejo el
castillo deacutejame a miacute el bosque En el castillo tuacute eres el amo pero aquiacute yo soy
todopoderoso Aquiacute me bastariacutea una sola palabra para obligarte a obedecerme
-Kostaki yo soy el mayor lo que quiere decir que soy amo en todas partes asiacute en el
bosque como en el castillo allaacute y aquiacute Como a ti me corre por las venas la sangre de
los Brankovan sangre real que tiene el haacutebito de mandar y yo mando
-Manda a tus servidores Gregoriska no a mis soldados
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-Tus soldados son bandidos Kostaki bandidos que hareacute ahorcar en las almenas de
nuestras torres si no me obedecen al instante
-Bien intenta darles una orden
Sentiacute entonces que quien me sosteniacutea retiraba su rodilla y colocaba suavemente mi
cabeza sobre una piedra
Lo seguiacute ansiosa con la mirada y pude examinar a aquel joven que cayera por asiacute
decirlo del cielo en medio de la refriega y que yo habiacutea podido ver apenas estando
desmayada mientras apareciacutea a punto en escena Era un joven de veinticuatro antildeos de
alta estatura y con dos grandes ojos celestes y resplandecientes como el relaacutempago en
los que se leiacutea una extraordinaria decisioacuten y firmeza Los largos cabellos rubios indicio
de la estirpe eslava le caiacutean sobre las espaldas como los del arcaacutengel Miguel
circundando dos mejillas rubicundas y frescas sus labios realzados por una sonrisa
desdentildeosa dejaban ver una doble hilera de perlas Vestiacutea una especie de tuacutenica de
velludo negro calzones centildeidos a las piernas y botas bordadas en la cabeza teniacutea un
gorro puntiagudo ornado de una pluma de aacuteguila en la cintura portaba un cuchillo de
caza y al hombro una pequentildea carabina de dos cantildeos cuya precisioacuten habiacutea aprendido
a apreciar uno de los bandidos Extendioacute la mano y con ese gesto imperioso parecioacute
imponerse hasta a su hermano Pronuncioacute algunas palabras en lengua moldava las
cuales parecieron causar profunda impresioacuten sobre los bandidos Entonces a su vez
habloacute en la misma lengua el joven jefe y me parecioacute que su discurso estaba lleno de
amenazas y de imprecaciones A aquel largo y vehemente discurso el hermano mayor
contestoacute con una sola palabra Los bandidos se sometieron hizo un gesto y los
bandidos se sometieron hizo un gesto y los bandidos se reunieron detraacutes de nosotros
-iexclBien Sea pues Gregoriska -dijo Kostaki volviendo a hablar en franceacutes- Esta mujer
no iraacute a la caverna pero no por ello seraacute menos miacutea La encuentro hermosa la he
conquistado yo y la quiero yo
Asiacute diciendo se lanzoacute hacia miacute y me levantoacute entre sus brazos
-Esta mujer seraacute llevada al castillo y entregada a mi madre yo no la abandonareacute -dijo
mi protector
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-iexclMi caballo -gritoacute Kostaki en lengua moldava
Varios bandidos se apresuraron a obedecer condujeron a su sentildeor la cabalgadura
pedida Gregoriska miroacute en torno asioacute las bridas de un caballo sin duentildeo y saltoacute a la
silla sin tocar los estribos Kostaki bien que me teniacutea auacuten apretada entre sus brazos
montoacute en la silla casi tan aacutegilmente como su hermano y partioacute a todo galope El caballo
de Gregoriska parecioacute haber recibido el mismo impulso y fue a ponerse pegado al
flanco y al pescuezo del corcel de Kostaki Extrantildeo de verse eran aquellos dos
caballeros que volaban el uno junto al otro taciturnos silenciosos sin perderse de vista
un solo instante aun cuando aparentaran no mirarse y se entregaban por entero a sus
cabalgaduras cuya impetuosa carrera los llevaba a traveacutes de bosques rocas y
precipicios
Teniacutea la cabeza caiacuteda y esto me permitiacutea ver los bellos ojos de Gregoriska fijos en miacute
Kostaki lo advirtioacute me levantoacute la cabeza y ya no vi maacutes que su teacutetrica mirada
devoraacutendome Bajeacute los paacuterpados pero en vano a traveacutes de su velo veiacutea no obstante
siempre aquella mirada relampagueante que me penetraba hasta las viacutesceras y me
punzaba el corazoacuten Entonces me acaecioacute una extrantildea alucinacioacuten me pareciacutea ser la
Leonora de la balada de Buumlrger llevada por el caballo y el caballero fantasmas y
cuando sentiacute que se me cerraban abriacute los ojos amedrentada tan persuadida estaba de
ver alrededor miacuteo soacutelo cruces rotas y tumbas abiertas Vi algo un poco maacutes alegre era
el patio interno de un castillo moldavo construido en el siglo XIV
Kostaki me dejoacute resbalar a tierra bajando casi en seguida despueacutes que yo pero por
raacutepido que hubiera sido su acto Gregoriska le habiacutea precedido Como lo dijera en el
castillo eacutel era el amo Al ver llegar a los dos joacutevenes y a la extranjera que llevaban con
ellos acudieron los servidores pero aunque dividieron sus diligencias entre Kostaki y
Gregoriska apareciacutea claro que los mayores miramientos el respeto maacutes profundo eran
para el segundo Se aproximaron dos mujeres Gregoriska les dio una orden en lengua
moldava y con la mano me indicoacute que las siguiera La mirada que acompantildeaba aquel
gesto era tan respetuosa que yo no vacileacute absolutamente en obedecerle Cinco minutos
despueacutes me encontraba en una caacutemara que aun cuando pudiera parecer desnuda y triste
a una persona de menos faacutecil contentamiento era sin embargo evidentemente la maacutes
hermosa del castillo Una gran habitacioacuten cuadrada con una especie de divaacuten de sayal
verde asiento de diacutea lecho de noche Habiacutea tambieacuten alliacute cinco o seis sillones de encina
un inmenso cofre y en un aacutengulo un trono semejante a una gran silla de coro
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No habiacutea que hablar de cortinas en las ventanas y en el lecho A los costados de la
escalera que llevaba a aquella caacutemara se erguiacutean dentro de nichos tres estatuas de los
Brankovan de tamantildeo superior al natural Al poco rato trajeron nuestros bagajes entre
los cuales se encontraban tambieacuten mis maletas Las mujeres me ofrecieron sus
servicios Pero no obstante reparando el desorden que lo sucedido causara en mi
tocado conserveacute mi vestimenta de amazona la cual maacutes que cualquier otra acordaba
con el modo de vestir de mis hueacutespedes Apenas habiacutea hecho los pocos cambios
necesarios en mis ropas cuando oiacute golpear levemente en la puerta
-Adelante -dije en franceacutes siendo esta lengua para nosotros los polacos como saben
casi una segunda lengua materna
Entroacute Gregoriska
-iexclAh sentildeora cuaacutento me complace que hables franceacutes
-Y yo tambieacuten -respondiacute- estoy contenta de saber esta lengua porque de tal modo he
podido gracias a este hecho apreciar toda la generosidad de tu conducta conmigo En
esa lengua me defendiste de los designios de tu hermano y en esa lengua te ofrezco yo
la expresioacuten de mi sincero reconocimiento
-Te lo agradezco sentildeora Era cosa muy natural que me preocupara de una mujer que
se encontraba en tu situacioacuten Andaba de caza por los montes cuando llegaron a mi
oiacutedo algunas detonaciones anormales y continuas comprendiacute que se trataba de un
asalto a mano armada y marcheacute al encuentro del fuego como decimos nosotros en
teacuterminos guerreros A Dios gracias llegueacute a tiempo pero iquestseriacutea tal vez demasiado
atrevido si te preguntara oh sentildeora por cuaacutel motivo una mujer de alto linaje como
eres tuacute se ha visto reducida a aventurarse en nuestros montes
-Soy polaca -contesteacute- Mis dos hermanos sucumbieron no ha mucho en la guerra
contra Rusia mi padre a quien dejeacute yo mientras se preparaba a defender su castillo
sin duda se les ha reunido ya a esta hora y yo huyendo por orden de mi padre de todos
aquellos estragos iba en busca de refugio al monasterio de Sabastru donde mi madre
en su juventud y en circunstancias semejantes habiacutea encontrado asilo seguro
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-Eres enemiga de los rusos tanto mejor -dijo el joven- este tiacutetulo te seraacute poderosa ayuda
en el castillo y nosotros necesitaremos de todas nuestras fuerzas para sostener la lucha
que se prepara Pero ante todo sentildeora pues que ya seacute quieacuten eres debes saber tambieacuten
quieacutenes somos nosotros el nombre de los Brankovan no te es desconocido iquestverdad
sentildeora -Yo me inclineacute- Mi madre es la uacuteltima princesa de este nombre la uacuteltima
descendiente del ilustre jefe mandado matar por los Cantimir los viles cortesanos de
Pedro I Casoacute en primeras nupcias con mi padre Serban Waivady priacutencipe tambieacuten eacutel
pero de estirpe menos ilustre Mi padre habiacutea sido educado en Viena y alliacute pudo
apreciar las ventajas de la civilizacioacuten Decidioacute hacer de miacute un europeo Partimos para
Francia Italia Espantildea y Alemania Mi madre -no le toca a un hijo lo seacute narrarte lo
que te direacute pero ya que por nuestra salvacioacuten es necesario que nos conozcamos bien
reconoceraacutes justos los motivos de esta revelacioacuten- mi madre digo que durante los
primeros viajes de mi padre mientras era yo auacuten nintildeo habiacutea tenido culpables
relaciones con un jefe de parciales (que con tal nombre agregoacute sonriendo Gregoriska
se llaman en este paiacutes a los hombres por quienes fuiste agredida) cierto conde Giordaki
Koproli medio griego y medio moldavo escribioacute a mi padre confesaacutendole todo y
pidieacutendole el divorcio apoyando su demanda en que no queriacutea ella una Brankovan
continuar siendo por maacutes tiempo mujer de un hombre que se tornaba diacutea a diacutea maacutes
extranjero a su patria iexclAy Mi padre no tuvo necesidad de dar su asentimiento a esa
peticioacuten que te podraacute parecer extrantildea pero entre nosotros es cosa muy natural Eacutel habiacutea
muerto de un aneurisma que desde mucho tiempo lo atormentaba y la carta de mi
madre la recibiacute yo A miacute ahora no me quedaba otra cosa que hacer votos sinceros por
la felicidad de mi madre y le escribiacute una carta en la que le comunicaba estos votos
miacuteos junto con la noticia de su viudez En aquella carta le pediacutea tambieacuten permiso para
poder continuar mis viajes que me fue concedido Teniacutea yo la firme intencioacuten de
establecerme en Francia o Alemania para no encontrarme cara a cara con un hombre
que aborreciacutea y que no podiacutea amar quiero decir al marido de mi madre cuando he
aquiacute que de improviso vine a saber que el conde Giordaki Koproli habiacutea sido
asesinado seguacuten decires por los viejos cosacos de mi padre Amaba yo demasiado a
mi madre para no apresurarme a regresar a la patria comprendiacutea su aislamiento y la
necesidad en que debiacutea encontrarse de tener junto a ella en tales circunstancias las
personas que podiacutean serle queridas Aun cuando ella nunca se hubiera mostrado muy
tierna conmigo era su hijo Una mantildeana llegueacute inesperadamente al castillo de mis
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padres Alliacute encontreacute a un joven a quien al principio tomeacute por un extranjero pero luego
supe que era mi hermano Era Kostaki el hijo del adulterio legitimado por un segundo
matrimonio Kostaki la indomable criatura que viste para quien son leyes soacutelo sus
pasiones que nada tiene por sagrado aquiacute abajo fuera de su madre que me obedece
como la tigresa obedece al brazo que la ha domado pero rugiendo por siempre en la
vaga esperanza de poder devorarme un diacutea En el interior del castillo en el hogar de
los Brakovan y de los Waivady yo soy auacuten el amo pero fuera de este recinto en la
abierta campintildea eacutel se convierte en el salvaje hijo de los bosques y de los montes que
quiere doblegarlo todo bajo su feacuterrea voluntad Coacutemo hoy eacutel y sus hombres hicieron
para ceder no lo seacute quizaacute por antigua costumbre o por un resto de respeto que me
tienen Pero no quisiera arriesgar otra prueba Permanece aquiacute no salgas de esta
caacutemara del patio del castillo en suma y respondo de todo si das un paso fuera del
castillo no puedo prometerte otra cosa que hacerme matar por defenderte
-iquestNo podreacute entonces -dije yo- seguacuten el deseo de mi padre continuar el viaje hacia el
convento de Sabastru
-Obra intenta ordena yo te acompantildeareacute pero quedareacute en mitad del camino y tuacute tuacute
ciertamente no alcanzaraacutes la meta de tu viaje
-Pero iquestqueacute hacer entonces
-Queacutedate aquiacute aguarda toma consejo de los hechos y aprovecha las circunstancias
Suponte haber caiacutedo en una caverna de bandidos y que soacutelo tu valor podraacute sacarte del
apuro tu calma salvarte Mi madre a despecho de la preferencia que concede a
Kostaki hijo de su amor es buena y generosa Por otra parte es una Brankovan vale
decir una verdadera princesa La veraacutes ella te defenderaacute de las brutales pasiones de
Kostaki Ponte bajo la proteccioacuten de ella seacute corteacutes y te amaraacute Y en realidad (agregoacute
eacutel con expresioacuten indefinible) iquestquieacuten podriacutea verte y no amarte Ven ahora al comedor
donde mi madre te espera No demuestres fastidio ni desconfianza habla polaco aquiacute
nadie conoce esta lengua yo traducireacute a mi madre tus palabras y estate tranquila que
soacutelo direacute aquello que sea conveniente decir Sobre todo ni una palabra de cuanto te he
revelado nadie debe sospechar que estamos de acuerdo Tuacute no sabes auacuten de cuaacutenta
astucia y disimulacioacuten es capaz el maacutes sincero de entre nosotros Ven
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Lo seguiacute por la escalera iluminada de antorchas de resina ardiendo puestas dentro de
manos de hierro que sobresaliacutean del muro Era evidente que aquella insoacutelita
iluminacioacuten habiacutea sido dispuesta para miacute Llegamos al comedor Apenas Gregoriska
hubo abierto la puerta de aquella sala y pronunciado en el umbral una palabra en
lengua moldava que despueacutes supe significaba la extranjera vino a nuestro encuentro
una mujer de alta estatura Era la princesa Brankovan Teniacutea cabellos blancos
entrelazados alrededor de la cabeza la cual estaba cubierta de un gorro de cibelina
ornado de un penacho signo de su origen principesco Vestiacutea una especie de tuacutenica de
brocado el corpintildeo sembrado de piedras preciosas sobrepuesta a una larga hopalanda
de estofa turca guarnecida de piel igual a la del gorro Teniacutea en la mano un rosario de
cuentas de aacutembar que haciacutea correr raacutepidamente entre los dedos Junto a ella estaba
Kostaki vestido con el espleacutendido y majestuoso traje magiar en el cual me parecioacute auacuten
maacutes extrantildeo Su traje estaba compuesto de una sobrevesta de velludo negro de ancha
mangas que le caiacutea hasta debajo de la rodilla calzones de casimir rojo y los largos
cabellos de color negro tirando a azulado le caiacutean sobre el cuello desnudo rodeado
solamente por la orla blanca de una fina camisa de seda Me saludoacute torpemente y
pronuncioacute en moldavo algunas palabras para miacute ininteligibles
-Puedes hablar en franceacutes hermano miacuteo -dijo Gregoriska- la sentildeora es polaca y
comprende esta lengua
Entonces Kostaki dijo en franceacutes algunas palabras casi tan incomprensibles para miacute
como las que pronunciara en moldavo pero la madre tendiendo gravemente el brazo
interrumpioacute a los dos hermanos Apareciacutea claro que intimaba a sus hijos que esperaran
a que soacutelo ella me recibiera Comenzoacute entonces en lengua moldava un discurso de
cumplimiento al cual la movilidad de sus facciones daba un sentido faacutecil de explicarse
Me indicoacute la mesa me ofrecioacute una silla cerca de ella sentildealoacute con un gesto la casa toda
como diciendo que estaba a mi disposicioacuten y sentaacutendose antes que los demaacutes con
beneacutevola dignidad hizo la sentildeal de la cruz y pronuncioacute una plegaria Entonces cada
uno ocupoacute su lugar propio establecido por la etiqueta Gregoriska cerca de miacute Como
extranjera yo habiacutea determinado que a Kostaki le tocara el puesto de honor junto a su
madre Smeranda Asiacute se llamaba la condesa Tambieacuten Gregoriska habiacutea mudado de
vestimenta Llevaba eacutel igualmente la tuacutenica magiar y los calzones de casimir pero
aqueacutella de color granate y estos turquiacutees Teniacutea colgada del cuello una espleacutendida
condecoracioacuten el nisciam del sultaacuten Mahmud Los otros comensales de la casa cenaban
en la misma mesa cada uno en el sitio que le correspondiacutea seguacuten el grado que ocupaba
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entre los amigos o los servidores La cena fue triste Kostaki no me dirigioacute nunca la
palabra si bien su hermano tuvo siempre la atencioacuten de hablarme en franceacutes La madre
me ofreciacutea de todo con sus propias manos con ese ademaacuten solemne que le era natural
Gregoriska habiacutea dicho la verdad era una verdadera princesa Luego de la cena
Gregoriska se acercoacute a su madre y le explicoacute en lengua moldava el deseo que yo debiacutea
tener de estar sola y cuaacuten necesario me seriacutea el reposo despueacutes de las emociones de
aquella jornada Smeranda hizo un gesto de aprobacioacuten me tendioacute la mano me besoacute
en la frente como lo hubiera hecho con una hija suya y me deseoacute buena noche en su
castillo Gregoriska no se habiacutea engantildeado yo ansiaba ardientemente aquel instante de
soledad Agradeciacute por eso a la princesa quien me condujo hasta la puerta donde me
esperaban las dos mujeres que antes ya me acompantildearan en mi caacutemara Saludado que
hube a la madre y a los dos hijos volviacute a mi aposento de donde saliera una hora antes
El sofaacute estaba transformado en lecho Otros cambios no se habiacutean hecho Agradeciacute a
las mujeres les hice comprender que me desvestiriacutea sola y ellas salieron en seguida
con mil testimonios de respeto que queriacutean significar tener oacuterdenes de obedecerme en
todo y por todo Quedeacute sola en aquella inmensa caacutemara que mi candela podiacutea alumbrar
apenas en parte Era un singular juego de luces una especie de lucha entre el resplandor
treacutemulo de mi cirio y los rayos de la luna que pasaban a traveacutes de la ventana sin
cortinados Ademaacutes de la puerta por la que entrara y que caiacutea sobre la escalera habiacutean
otras dos en la caacutemara pero sus gruesos cerrojos que se cerraban por dentro bastaban
para tranquilizarme Mireacute la puerta de entrada tambieacuten ella teniacutea medios de defensa
Abriacute la ventana daba sobre un abismo Comprendiacute que Gregoriska habiacutea elegido
aquella caacutemara calculadamente De vuelta por fin a mi sofaacute encontreacute sobre una mesita
puesta junto a la cabecera una tarjeta doblada La abriacute y leiacute en polaco Duerme
tranquila nada tienes que temer mientras permanezcas en el interior del castillo
Seguiacute el buen consejo y como el cansancio venciacutea sobre las preocupaciones que me
teniacutean desazonada me acosteacute y en seguida me dormiacute
Desde aquel momento quedaba fijada mi permanencia en el castillo y teniacutea principio
el drama que voy a narrarles
Los dos hermanos se enamoraron de miacute cada uno seguacuten su iacutendole Kostaki me confesoacute
de improviso al diacutea siguiente que me amaba y declaroacute que seriacutea suya y no de otro y
que me matariacutea antes que cederme a quienquiera que fuese Gregoriska no me dijo
nada pero se mostroacute lleno de amor y de consideraciones conmigo Para complacerme
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puso en praacutectica todos los medios de su refinada educacioacuten todos los recuerdos de una
juventud transcurrida en la maacutes nobles Cortes de Europa iexclAy No era cosa tan difiacutecil
pues ya el primer sonido de su voz me habiacutea acariciado el alma y ya su primera mirada
me habiacutea serenado el corazoacuten Al cabo de tres meses Kostaki me habiacutea repetido cien
veces que me amaba y yo lo odiaba Gregoriska auacuten no me habiacutea dicho una palabra de
amor y yo sentiacutea que cuando eacutel lo deseara seriacutea toda suya
Kostaki habiacutea renunciado a sus incursiones Encerrado siempre en el castillo habiacutea
cedido momentaacuteneamente el mando a un lugarteniente quien de cuando en cuando
veniacutea a pedirle oacuterdenes y en seguida desapareciacutea Tambieacuten Smeranda habiacutea concebido
por miacute una amistad apasionada cuyas expresiones me causaban temor Protegiacutea ella
visiblemente a Kostaki y pareciacutea celosa de miacute maacutes auacuten de lo que eacutel lo fuera Pero como
no hablaba polaco ni franceacutes y yo no comprendiacutea el moldavo ella no teniacutea modo de
insistir ante miacute en favor de su hijo predilecto Habiacutea sin embargo aprendido a decir en
franceacutes unas palabras que me repetiacutea siempre cuando posaba sus labios en mi frente
-iexclKostaki ama a Edvige
Un diacutea recibiacute una noticia horrible que colmoacute mi desventura Los cuatro hombres
sobrevivientes del combate habiacutean sido puestos en libertad y regresado a Polonia
prometiendo que uno de ellos antes de que pasaran tres meses volveriacutea para darme
noticias de mi padre En efecto una mantildeana se presentoacute de nuevo uno de ellos Nuestro
castillo habiacutea sido tomado incendiado destruido y mi padre se habiacutea hecho matar
defendieacutendolo En adelante estaba sola en el mundo Kostaki redobloacute sus insinuaciones
y Smeranda sus ternuras pero esta vez aduje como pretexto mi duelo por la muerte de
mi padre Kostaki insistioacute diciendo que cuanto maacutes sola me encontraba tanto maacutes
necesidad teniacutea de apoyo y su madre insistioacute al par y acaso maacutes que eacutel
Gregoriska me habiacutea hablado del poder que los moldavos tienen sobre siacute mismos
cuando no quieren que otros lean en su corazoacuten Eacutel era un vivo ejemplo de ello Estaba
seguriacutesima de su amor y sin embargo si alguien me hubiera preguntado en queacute prueba
se fundaba tal certidumbre me habriacutea sido imposible decirlo nadie en el castillo habiacutea
visto nunca que su mano tocara la miacutea o que sus ojos buscaran los miacuteos Soacutelo los celos
podiacutean hacer clara a Kostaki la rivalidad del hermano como soacutelo el amor que
alimentaba yo por Gregoriska podiacutea hacerme claro su amor Sin embargo lo confieso
me inquietaba mucho aquel poder de Gregoriska sobre siacute mismo Yo teniacutea fe en eacutel pero
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no bastaba necesitaba ser convencida cuando he aquiacute que una noche de vuelta apenas
en mi caacutemara oiacute golpear levemente a una de las dos puertas que se cerraban por dentro
Por el modo de golpear adivineacute que era una llamada amiga Me acerqueacute preguntando
quieacuten estaba alliacute
-Gregoriska -contestoacute una voz cuyo acento no podiacutea engantildearme
-iquestQueacute quereacuteis de miacute -le pregunteacute toda temblorosa
-Si tienes fe en miacute -dijo Gregoriska- si me crees hombre de honor iquestme permites una
pregunta
-iquestCuaacutel
-Apaga la luz como si te hubierais acostado y de aquiacute en media hora aacutebreme esta
puerta
-Vuelve dentro de media hora -fue mi uacutenica respuesta
Apagueacute la luz y aguardeacute El corazoacuten me palpitaba con violencia pues comprendiacutea que
se trataba de un hecho importante Transcurrioacute la media hora oiacute golpear maacutes levemente
auacuten que la primera vez Durante el intervalo habiacutea descorrido los cerrojos no me
quedaba pues sino abrir la puerta Gregoriska entroacute y sin que me dijera cerreacute la puerta
tras eacutel y echeacute los cerrojos Eacutel permanecioacute un instante mudo e inmoacutevil imponieacutendome
silencio con el gesto Luego cuando estuvo seguro de que ninguacuten peligro nos
amenazaba por el momento me llevoacute al centro de la vasta caacutemara y sintiendo por mi
temblor que no habriacutea podido sostenerme de pie me buscoacute una silla Me senteacute o maacutes
bien me dejeacute caer sobre el asiento
-iexclDios miacuteo -le dije- iquestqueacute hay de nuevo o por queacute tantas precauciones
-Porque mi vida que no contariacutea para nada y acaso tambieacuten la tuya dependen de la
conversacioacuten que tendremos
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Amedrentada le aferreacute una mano Se la llevoacute eacutel a los labios miraacutendome como si
quisiera pedir excusas por tanta audacia Bajeacute yo los ojos era un taacutecito consentimiento
-Yo te amo -me dijo con aquella voz melodiosa como un canto- iquestme amas tuacute
-Siacute -le respondiacute
-iquestY consentiriacuteas en ser mi mujer
Llevoacute la mano a la frente con profunda expresioacuten de felicidad
-Siacute
-Entonces iquestno rehusaraacutes seguirme
-Te seguireacute doquiera
-Pues comprenderaacutes bien que no podemos ser felices sino huyendo de estos lugares
-iexclOh siacute Huyamos -exclameacute
-iexclSilencio -dijo eacutel estremecieacutendose- iexclSilencio
-Tienes razoacuten
Y me le acerqueacute toda tremante
-Escucha lo que he hecho -continuoacute Gregoriska- escucha por queacute he estado tanto
tiempo sin confesarte que te amaba Queriacutea yo cuando estuviera seguro de tu amor
que nadie pudiera oponerse a nuestra unioacuten Yo soy rico querida Edvige
inmensamente rico pero como lo son los sentildeores moldavos rico en tierras en ganados
en servidores Ahora bien he vendido por un milloacuten tierras rebantildeos y campesinos al
monasterio de Hango Me han dado trescientos mil francos en muchas piedras
preciosas cien mil francos en oro el resto en letras de cambio sobre Viena iquestTe bastaraacute
un milloacuten
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Le apreteacute la mano
-Me hubiera bastado tu amor Gregoriska juacutezgalo tuacute
-iexclBien Escucha mantildeana voy al monasterio de Hango para tomar mis uacuteltimas
disposiciones con el superior Eacutel me tiene listos caballos que nos esperaraacuten de las nueve
de la mantildeana en adelante ocultos a cien pasos de castillo Despueacutes de la cena subiraacute
de nuevo como hoy a tu caacutemara como hoy apagaraacutes la luz como hoy entrareacute yo en tu
aposento Pero mantildeana en vez de salir solo tuacute me seguiraacutes saldremos por la puerta que
da sobre los campos encontraremos los caballos montaremos y pasado mantildeana por
la mantildeana habremos recorrido treinta leguas
-iexclOh iexclPor queacute no seraacute ya pasado mantildeana
-iexclQuerida Edvige
Gregoriska me apretoacute sobre el corazoacuten y nuestros labios se encontraron iexclOh Lo habiacutea
dicho eacutel yo habiacutea abierto la puerta de mi caacutemara a un hombre de honor pero
comprendioacute bien que si no le perteneciacutea en cuerpo le perteneciacutea en alma Transcurrioacute
la noche sin que pudiera cerrar los ojos Me veiacutea huir con Gregoriska me sentiacutea
transportada por eacutel como ya lo habiacutea sido por Kostaki soacutelo que aquella carrera terrible
espantable fuacutenebre se trocaba ahora en un apuro suave y delicioso al que la velocidad
del movimiento agregaba deleite pues tambieacuten el movimiento veloz tiene un deleite
propio Nacioacute el diacutea Bajeacute Me parecioacute que el ademaacuten con que me saludoacute Kostaki era
auacuten maacutes teacutetrico que de costumbre Su sonrisa era iroacutenica y amenazadora Smeranda no
me parecioacute cambiada Durante la colacioacuten Gregoriska ordenoacute sus caballos Pareciacutea que
Kostaki no pusiera ni la miacutenima atencioacuten en aquella orden Hacia las once Gregoriska
nos saludoacute anunciando que estariacutea de regreso recieacuten a la noche y rogando a su madre
que no lo esperase a cenar despueacutes se volvioacute hacia miacute y me rogoacute quisiera admitir sus
excusas
Salioacute La mirada de su hermano lo siguioacute hasta cuando dejoacute la caacutemara y en ese
momento le brotoacute de los ojos un tal relaacutempago de odio que me estremeciacute Pueden
imaginarse con queacute inquietud paseacute aquel diacutea A nadie habiacutea confiado nuestros
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designios a duras penas le hableacute a Dios de ello en mis plegarias y me pareciacutea que
todos los conocieran que cada mirada puesta en miacute pudiera penetrar y leer en lo iacutentimo
de mi corazoacuten La cena fue un suplicio hosco y taciturno Kostaki por costumbre
hablaba raramente esta vez no dijo maacutes que dos o tres palabras en moldavo a su madre
y siempre con tal acento que haciacutea estremecer Cuando me levanteacute para subir a mi
aposento Smeranda como de ordinario me abrazoacute y al abrazarme repitioacute aquella frase
que desde ya ocho diacuteas no le saliera de la boca iexclKostaki ama a Edvige
Esta frase me siguioacute como una amenaza hasta mi caacutemara y aun alliacute me pareciacutea que una
voz fatal me susurrase al oiacutedo iexclKostaki ama a Edvige Ahora el amor de Kostaki me
lo habiacutea dicho Gregoriska equivaliacutea a la muerte Hacia las siete de la noche vi a Kostaki
atravesar el patio Se volvioacute para verme pero me aparteacute para que no pudiera
descubrirme Estaba inquieta pues por cuanto podiacutea yo ver desde mi ventana me
pareciacutea que eacutel iba directamente hacia la caballeriza Me arriesgueacute a correr los cerrojos
de una de las puertas internas de mi caacutemara y pasar a la caacutemara vecina desde donde
podiacutea ver todo lo que eacutel estaba por hacer Se dirigiacutea en efecto hacia la caballeriza y
cuando hubo llegado a ella sacoacute eacutel mismo su caballo favorito ensillaacutendolo de su propia
mano con el cuidado de un hombre que da la mayor importancia a cada detalle Vestiacutea
el mismo traje que cuando se me apareciera la vez primera pero no llevaba otra arma
que el sable Cuando hubo ensillado el caballo miroacute otra vez hacia la ventana de mi
caacutemara No habieacutendome visto saltoacute sobre la silla se hizo abrir la misma puerta por la
que saliera y debiacutea volver su hermano y se alejoacute a todo galope en direccioacuten del
monasterio de Hango Se me apretoacute entonces terriblemente el corazoacuten un fatal
presentimiento me deciacutea que Kostaki iba al encuentro de su hermano Estuve en la
ventana hasta cuando pude distinguir el camino que a un cuarto de legua de distancia
del castillo haciacutea un recodo a la izquierda y se perdiacutea en el comienzo de un bosque
Pero la noche se tornaba cada vez maacutes cerrada y pronto no pude distinguir maacutes el
camino
Me quedeacute todaviacutea
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Finalmente la inquietud que me atormentaba renovoacute precisamente por exceso mis
fuerzas y pues las primeras noticias de uno o de otro hermano debiacutean llegarme en la
sala inferior bajeacute
Mireacute ante todo Smeranda En la tranquilidad de su rostro advertiacute que no teniacutea ninguna
aprensioacuten daba oacuterdenes para la acostumbrada cena y los cubiertos de los hermanos
estaban en los lugares habituales No me atreviacute a interrogar a nadie Por otra parte iquesta
quieacuten hubiera podido dirigirme En el castillo ninguno excepto Kostaki y Gregoriska
hablaban las dos lenguas que yo sabiacutea Me sobresaltaba al miacutenimo rumor Por
costumbre nos poniacuteamos a la mesa a las nueve
Habiacutea bajado a la sala a las ocho y media y seguiacutea con la mirada la aguja de los
minutos cuyo avance era casi visible sobre el amplio cuadrante del reloj La viajera
aguja transitoacute la distancia que nos separaba del cuarto de hora
El cuarto golpeoacute y las vibraciones resonaron profundas y tristes en seguida la aguja
continuoacute su girar silencioso y la vi recorrer de nuevo la distancia con la regularidad y
la lentitud de la punta de un compaacutes Algunos minutos antes de dar las nueve me
parecioacute oiacuter el pataleo de un caballo en el patio Lo oyoacute tambieacuten Smeranda y volvioacute el
rostro hacia la ventana pero la noche era demasiado oscura para poder distinguir objeto
alguno iexclOh Si me hubiera mirado en aquel momento cuaacuten presto habriacutea adivinado lo
que pasaba en mi corazoacuten
Se habiacutea oiacutedo el patalear de un solo caballo y era cosa muy natural pues estaba yo
bien segura de que habriacutea regresado un solo caballero iquestPero cuaacutel Resonaron algunos
pasos en la antecaacutemara pasos lentos como los de un hombre que camina hesitando
cada uno de ellos me pareciacutea transitarme el corazoacuten La puerta se abrioacute y en la
oscuridad vi delinearse una sombra
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La sombra se detuvo un instante en la puerta el corazoacuten se me quedoacute en suspenso La
sombra avanzoacute y a medida que entraba en el ciacuterculo de la luz recobraba yo el aliento
Reconociacute a Gregoriska Algunos momentos maacutes y el corazoacuten se me quebraba
Reconociacute a Gregoriska pero estaba paacutelido como un cadaacutever Con soacutelo verle se podiacutea
adivinar que habiacutea acontecido algo terrible
-iquestEres tuacute Kostaki -preguntoacute Smeranda
-No madre miacutea -contestoacute Gregoriska con sorda voz
-iexclAh al fin -dijo ella- iquesty desde cuaacutendo acaacute toca a tu madre esperarte
-Madre miacutea -dijo Gregoriska mirando la peacutendola- apenas son las nueve
Y efectivamente en ese mismo momento sonaron las nueve
-Es verdad -dijo Smeranda- iquestDoacutende estaacute tu hermano
A pesar miacuteo se presentoacute en mi mente el pensamiento de que Dios habiacutea hecho la misma
pregunta a Caiacuten Gregoriska no contestoacute
-iquestNadie ha visto hasta ahora a Kostaki -preguntoacute Smeranda
El vatar o sea el mayordomo fue a informarse
-Hacia las siete -dijo eacutel de regreso- el conde ha estado en las caballerizas ha ensillado
con propia mano su caballo y ha partido por el camino de Hango
En ese instante mis ojos se encontraron con los de Gregoriska No seacute si fue realidad o
alucinacioacuten pero me parecioacute notar una gota de sangre en medio de su frente Me lleveacute
lentamente el dedo a la frente indicando el punto donde creiacutea yo ver aquella mancha
Gregoriska me comprendioacute sacoacute el pantildeuelo y se secoacute
-Siacute siacute -murmuroacute Smeranda- habraacute encontrado alguacuten lobo u oso y se habraacute entretenido
en perseguirlo He aquiacute por queacute un hijo hace esperar a su madre iquestDoacutende le has dejado
Gregoriska
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-Madre miacutea -respondioacute eacuteste con voz conmovida pero firme- mi hermano y yo no hemos
salido juntos
-Bien -dijo Smeranda- Vamos a la mesa cada uno poacutengase en su lugar y luego
cieacuterrense las puertas quien esteacute afuera dormiraacute afuera
Las dos primeras partes de estas oacuterdenes fueron estrictamente ejecutadas Smeranda
se puso en su lugar Gregoriska se sentoacute a su diestra yo a su siniestra Despueacutes los
servidores salieron para cumplir la tercera parte de las oacuterdenes es decir para cerrar las
puertas del castillo En ese momento mismo se escuchoacute un gran estreacutepito en el patio y
un servidor entroacute espantado diciendo
-Princesa ha entrado en este instante al patio el caballo del conde Kostaki solo y por
entero cubierto de sangre
-iexclOh -murmuroacute Smeranda levantaacutendose paacutelida y amenazadora- de tal modo volvioacute una
noche al castillo el caballo de su padre
Dirigioacute una mirada a Gregoriska no estaba paacutelido ya estaba liacutevido El caballo del
conde Koproli en efecto habiacutea regresado una noche al castillo todo manchado de
sangre y una hora despueacutes los servidores encontraron y trajeron el cuerpo del amo
cubierto de heridas Smeranda tomoacute una antorcha de manos de un criado se acercoacute a
la puerta y abrieacutendola bajoacute al patio El caballo espantado era retenido trabajosamente
por tres o cuatro servidores que haciacutean toda clase de esfuerzos para tranquilizarlo
Smeranda se aproximoacute al animal examinoacute la sangre que cubriacutea la silla y vio una herida
en su testuz
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-Kostaki fue muerto de frente -dijo ella- en duelo y por un solo enemigo Busquen su
cuerpo hijos miacuteos maacutes tarde buscaremos al homicida
Asiacute como el caballo habiacutea entrado por la puerta de Hango todos los servidores se
precipitaron afuera por ella y se vieron sus antorchas perderse en la campintildea y entrar
en lo profundo del bosque como en una hermosa noche de estiacuteo se ven centellear las
lucieacuternagas en la llanura de Niza o de Pisa
Smeranda como si hubiera estado segura de que la buacutesqueda no durariacutea mucho
aguardoacute enhiesta en la puerta Ni una laacutegrima humedeciacutea las mejillas de aquella madre
desolada sin embargo se veiacutea que la desesperacioacuten rugiacutea tempestuosa en lo profundo
de su corazoacuten Gregoriska estaba detraacutes de ella y yo cerca de Gregoriska Al
abandonar la sala parecioacute querer ofrecerme su brazo pero no se habiacutea atrevido a
hacerlo De ahiacute en cerca de un cuarto de hora se vio aparecer en el recodo del camino
una antorcha luego una segunda una tercera y finalmente se distinguieron todas Soacutelo
que ahora en vez de dispersarse estaban agrupadas en torno a un centro comuacuten Ese
centro era como bien pronto se pudo advertir unas parihuelas1 con un hombre tendido
sobre ellas El fuacutenebre cortejo avanzaba lentamente pero al cabo de diez minutos
quienes lo llevaban se descubrieron instintivamente la cabeza y taciturnos entraron en
el patio donde fue depositado el cuerpo Entonces con un majestuoso gesto Smeranda
ordenoacute que se le abriera paso y acercaacutendose al cadaacutever puso una rodilla en tierra ante
eacutel apartoacute los cabellos que le formaban un velo sobre el rostro y estuvo contemplaacutendolo
largamente sin derramar una laacutegrima Le abrioacute luego la vestimenta moldava y apartoacute
camisa ensangrentada La herida se hallaba en la parte diestra del pecho Debiacutea haber
sido hecha con una hoja recta y de dos filos Recordeacute haber visto esa mantildeana misma al
costado de Gregoriska el largo cuchillo de caza que serviacutea de bayoneta a su carabina
Busqueacute con los ojos el arma no estaba ya alliacute Smeranda se hizo llevar agua mojoacute en
ella su pantildeuelo y lavoacute la llaga Una sangre pura y tibia todaviacutea enrojecioacute los labios de
la herida El espectaacuteculo que teniacutea bajo los ojos era a un tiempo atroz y sublime
Aquella vasta caacutemara ahumada por las antorchas de resina aquellos rostros baacuterbaros
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aquellos ojos centelleantes de ferocidad aquellos ropajes singulares aquella madre
que a la vista de la sangre aun caacutelida calculaba cuaacutento tiempo haciacutea que la muerte
arrebatara a su hijo aquel profundo silencio interrumpido soacutelo por los sollozos de los
bandidos cuyo jefe era Kostaki todo eso repito teniacutea en siacute algo de atroz y de sublime
Smeranda acercoacute sus labios a la frente de su hijo y se levantoacute en seguida echaacutendose
a las espaldas las largas trenzas de blancos cabellos que se le habiacutean desunido
-iexclGregoriska ndashdijo
Gregoriska se estremecioacute sacudioacute la cabeza y saliendo de su atoniacutea
-Madre miacutea -respondioacute
-Ven aquiacute hijo miacuteo y escuacutechame
Gregoriska obedecioacute temblando pero obedecioacute
A medida que se aproximaba al cuerpo de Kostaki la sangre brotaba de la herida maacutes
abundante y maacutes roja Afortunadamente Smeranda no miraba maacutes hacia aquel lado
pues a la vista de aquella sangre no habriacutea tenido ya necesidad de buscar el asesino
-Gregoriska -dijo ella- bien seacute que Kostaki y tuacute no se miraban con buenos ojos bien seacute
que tuacute eres un Waivady por parte de tu padre y eacutel un Koproli por parte del suyo pero
por parte de madre son ambos de la sangre de los Brankovan Seacute que tuacute eres un hombre
de ciudad occidental y eacutel un hijo de las montantildeas orientales pero por el seno que los
llevoacute a ambos son hermanos iexclPues bien Gregoriska quiero saber si mi hijo seraacute
llevado a yacer junto a la tumba de su padre sin que haya sido pronunciado el
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juramento si yo en fin podreacute llorar tranquila como mujer descansando en ti vale decir
en un hombre para el castigo
-Dime sentildeora el nombre del homicida y ordena te juro que dentro de una hora si tuacute
lo exiges habraacute dejado de vivir
-iquestJuras so pena de mi maldicioacuten lo has entendido hijo miacuteo iquestJuras que el asesino
moriraacute que no dejaraacutes piedra sobre piedra de su casa que su madre sus hijos sus
hermanos su mujer o su prometida pereceraacuten por tu mano Juacuteralo y al jurarlo invoca
sobre ti la coacutelera celeste si faltas a la sacra promesa Si faltas a esta sacra promesa
padeceraacutes la miseria la execracioacuten de los amigos la maldicioacuten de tu madre
Gregoriska extendioacute la mano sobre el cadaacutever y
-iexclJuro que el asesino moriraacute -dijo
A aquel singular juramento cuyo verdadero sentido yo sola y el muerto quizaacute podiacuteamos
comprender vi o creiacute ver cumplirse un horrendo prodigio Los ojos del cadaacutever se
abrieron se fijaron sobre miacute maacutes vivos cual nunca los viera y como si aquella mirada
hubiera sido palpable sentiacute penetrarme hasta el corazoacuten un hierro candente No resistiacute
tanto dolor y me desvaneciacute
Cuando recobreacute los sentidos me encontreacute acostada sobre el lecho de mi caacutemara una de
las dos mujeres velaba cerca de miacute Pregunteacute doacutende estaba Smeranda me fue
contestado que velaba junto al cuerpo de su hijo Pregunteacute doacutende estaba Gregoriska se
me dijo que en el monasterio de Hango
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Ahora no era preciso huir iquestno habiacutea muerto Kostaki No se debiacutea ya hablar de boda
iquestpodiacutea yo casarme con el fratricida Transcurrieron asiacute tres diacuteas y tres noches en medio
de extrantildeos suentildeos En la vigilia y en el suentildeo veiacutea siempre aquellos dos ojos vivos en
ese rostro de muerto era una visioacuten horrenda Kostaki debiacutea ser sepultado al tercer diacutea
Por la mantildeana me fue traiacutedo de parte de Smeranda un vestido completo de viuda Me
lo puse y bajeacute La casa pareciacutea vaciacutea todos estaban en la capilla Me encamineacute hacia
ella y al tiempo que trasponiacutea su umbral vino a mi encuentro Smeranda a quien no
habiacutea visto desde hacia tres diacuteas
Se hubiera dicho que era la imagen del Dolor Con lento movimiento como el de una
estatua posoacute sobre mi frente sus helados labios y con voz que pareciacutea salir ya de la
tumba pronuncioacute las habituales palabras iexclKostaki te ama No se pueden imaginar
el efecto que produjeron en miacute aquellas palabras Esa protesta de amor expresada en
presente en vez de en pasado que deciacutea te ama y no ya te amaba ese amor de
ultratumba que veniacutea a buscarme en la vida hizo sobre mi corazoacuten una impresioacuten
terrible Al mismo tiempo se apoderaba de miacute un extrantildeo sentimiento tal como si fuera
verdaderamente la mujer de aquel que habiacutea muerto no la prometida del vivo Aquel
atauacuted me atraiacutea a mi pesar dolorosamente como la sierpe atrae al pajarillo por ella
fascinado
Busqueacute con los ojos a Gregoriska lo vi paacutelido y enhiesto contra una columna miraba
hacia lo alto No seacute decir si me vio Los monjes del convento de Hango rodeaban el
cuerpo cantando salmos del rito griego a veces armoniosos con frecuencia monoacutetonos
Tambieacuten yo hubiera querido orar pero la plegaria expiraba en mis labios mi mente
estaba tan confusa que me pareciacutea antes bien presenciar un consistorio de demonios
que una reunioacuten de monjes Cuando fue sacado el cuerpo de alliacute quise seguirlo pero
desfallecieron mis fuerzas Sentiacute doblaacuterseme las piernas y me apoyeacute en la puerta
Entonces Smeranda se me acercoacute e hizo una sentildea a Gregoriska Este se aproximoacute
Smeranda me habloacute en moldavo
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-Mi madre me ordena repetirte palabra por palabra lo que va a decir -me expresoacute
Gregoriska
Smeranda habloacute de nuevo cuando hubo terminado
-He aquiacute las palabras de mi madre -dijo eacutel- Lloras a mi hijo Edvige tu lo amabas
iquestverdad Te agradezco las laacutegrimas y tu amor de ahora en adelante tienes una patria
una madre una familia Derramemos las muchas laacutegrimas debidas a los muertos luego
seamos de nuevo dignas ambas de aquel que ya no es iexclyo su madre tuacute su mujer
Adioacutes vuelve a tu caacutemara yo acompantildeareacute a mi hijo hasta su uacuteltima morada cuando
regrese me encerrareacute en mi estancia con mi dolor y me volveraacutes a ver soacutelo cuando lo
haya vencido estate tranquila matareacute este dolor porque no quiero que me mate a miacute
A estas palabras de Smeranda traducidas por Gregoriska no pude responder sino con
un gemido Subiacute a mi caacutemara el fuacutenebre cortejo se alejoacute y lo vi desaparecer en el
aacutengulo del camino El convento de Hango estaba a soacutelo media legua de distancia del
castillo en liacutenea recta pero los obstaacuteculos del suelo haciacutean dar muchas vueltas al
camino de modo que se empleaban dos horas en recorrer aquel espacio Era el mes de
noviembre Las jornadas se habiacutean tornado friacuteas y breves y a las cinco ya era noche
oscura Hacia las siete vi reaparecer las antorchas el cortejo fuacutenebre habiacutea regresado
El cadaacutever reposaba en la tumba de sus padres todo estaba concluido
Les dije ya en queacute singular pesadilla viviacutea presa luego del fatal suceso que nos
sumergiera a todos en el duelo y sobre todo despueacutes que viera reabrirse y fijarse sobre
miacute los ojos cerrados del muerto La noche que siguioacute oprimida por las emociones
experimentadas durante el diacutea estaba auacuten maacutes triste Escuchaba sonar todas las horas
del reloj del castillo y a medida que el tiempo fugitivo me acercaba al momento en
que habiacutea muerto Kostaki me sentiacutea cada vez maacutes desconsolada Sonaron las nueve
menos cuarto Entonces se apoderoacute de miacute una extrantildea sensacioacuten Me corriacutea por todo el
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cuerpo un terror un estremecimiento que me helaba luego una especie de suentildeo
invencible entorpeciacutea mis sentidos me oprimiacutea el pecho y me velaba los ojos Tendiacute
el brazo y fui a caer de espaldas sobre el lecho Sin embargo no habiacutea perdido
totalmente los sentidos como para que no pudiera oiacuter como unos pasos acercaacutendose a
mi puerta despueacutes me parecioacute abrirse la puerta en seguida no vi ni escucheacute maacutes nada
Soacutelo sentiacute un vivo dolor en el cuello Luego de lo cual caiacute en profundo letargo
Me desperteacute a medianoche mi laacutempara ardiacutea auacuten intenteacute levantarme pero estaba tan
deacutebil que hube de repetir la tentativa dos veces Finalmente logreacute superar mi debilidad
y como despierta sentiacutea en el cuello el mismo dolor que experimentara en el suentildeo me
arrastreacute apoyaacutendome en el muro hasta el espejo y mireacute Algo que semejaba la
punzadura de un alfiler marcaba la arteria de mi cuello Creiacute que alguacuten insecto me
hubiera picado durante el suentildeo y como me sentiacutea abatida por la extenuacioacuten me
acosteacute de nuevo y me dormiacute A la mantildeana me desperteacute como de costumbre pero
entonces sentiacute una tal debilidad como la experimentara soacutelo una vez en mi vida a la
mantildeana siguiente de un diacutea en que fuera sangrada Me mireacute en el espejo y me sorprendiacute
de mi extraordinaria palidez La jornada transcurrioacute triste y oscura experimentaba yo
una cosa singular cuando me encontraba en un lugar sentiacutea necesidad de quedarme
alliacute cualquier cambio de posicioacuten me fatigaba
Llegada la noche me trajeron la laacutempara mis mujeres seguacuten podiacutea yo comprender por
sus gestos se ofrecieron a quedarse conmigo Se lo agradeciacute y salieron A la misma
hora que la noche precedente experimenteacute los mismos siacutentomas Quise levantarme
entonces y pedir ayuda pero no pude llegar a la salida Oiacute vagamente dar las nueve
menos cuarto los pasos resonaron se abrioacute la puerta pero yo no veiacutea ni escuchaba
nada y como la noche anterior caiacute de espaldas sobre el lecho Como el diacutea anterior
experimenteacute un dolor en el mismo sitio Como el diacutea anterior me desperteacute a
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
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medianoche pero maacutes paacutelida y maacutes deacutebil auacuten Al diacutea siguiente se renovoacute la horrible
pesadilla
Estaba decidida a bajar a la estancia de Smeranda por muy deacutebil que me sintiera
cuando entroacute en la caacutemara una de mis mujeres y pronuncioacute el nombre de Gregoriska
El joven la seguiacutea Intenteacute levantarme para recibirle pero volviacute a caer en mi silloacuten Eacutel
dio un grito al verme y quiso lanzarse hacia miacute pero tuve la fuerza de tender el brazo
hacia eacutel
-iquestQueacute vienes a hacer aquiacute -le pregunteacute
-iexclAy -dijo eacutel- iexclveniacutea a decirte adioacutes A decirte que abandono este mundo que me es
insoportable sin tu amor y tu presencia a anunciarte que me retiro al monasterio de
Hango
-Gregoriska -le respondiacute- estaacutes privado de mi presencias pero no de mi amor iexclAy Te
amo siempre y mi mayor pena es que este amor sea en adelante casi un delito
-Entonces iquestpuedo esperar que rogaraacutes por miacute Edvige
-Siacute pero no lo podreacute hacer por largo tiempo -repliqueacute yo con una sonrisa
-iquestPor queacute no Pero en verdad te veo muy abatida Dime iquestqueacute tienes iquestPor queacute tan
paacutelida
-Porque Dios tiene ciertamente piedad de miacute y a eacutel me llama
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Gregoriska se me acercoacute me tomoacute una mano que no tuve fuerza de sustraerle
miraacutendome fijo al rostro
-Esa palidez no es natural Edvige -me dijo- iquestcuaacutel es la causa
-Si te la dijera Gregoriska creeriacuteas que estoy loca
-No no habla Edvige te lo suplico estamos en un paiacutes que no se parece a ninguacuten otro
paiacutes en una familia que no se asemeja a ninguna otra familia Dime diacutemelo todo te lo
encarezco
Se lo narreacute todo la extrantildea alucinacioacuten que me poseiacutea a la hora en que Kostaki debioacute
morir ese terror ese letargo ese friacuteo glacial esa postracioacuten que me haciacutea caer de
espaldas sobre el lecho ese ruido de pasos que me pareciacutea oiacuter esa puerta que creiacutea ver
abrirse y finalmente ese agudo dolor en el cuello seguido de una palidez y de una
debilidad siempre crecientes Creiacutea yo que mi relato pareceriacutea a Gregoriska un
comienzo de locura y lo terminaba con una cierta timidez cuando por el contrario
advertiacute que me prestaba gran atencioacuten
Cuando hube terminado de hablar Gregoriska reflexionoacute un instante
-iquestDe manera -preguntoacute eacutel- que te duermes cada noche a las nueve menos cuarto
-Siacute por muchos que sean los esfuerzos que haga para resistir al suentildeo
-iquestY a esa misma hora crees ver abrirse la puerta
-Siacute aunque eche el cerrojo
-iquestY luego experimentas un agudo dolor en el cuello
-Siacute aunque sea apenas visible la sentildeal de la herida
-iquestMe permites ver
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Dobleacute la cabeza hacia atraacutes Examinoacute eacutel la cicatriz
-Edvige -dijo Gregoriska despueacutes de un momento de reflexioacuten- iquesttienes confianza en
miacute
-iquestMe lo preguntas -contesteacute
-iquestCrees en mi palabra
-Como creo en el Evangelio
-iexclBien Edvige por mi fe te juro que no tienes ocho diacuteas de vida si no aceptas hacer
hoy mismo lo que voy a decirte
-iquestY si consiento
-Si consientes quizaacutes te salves
-iquestQuizaacutes -eacutel se calloacute- Suceda lo que fuere Gregoriska -continueacute diciendo yo- hareacute
cuanto me ordenes hacer
-Escucha entonces -dijo eacutel- y ante todo no te espantes En tu paiacutes como en Hungriacutea y
en nuestra Rumaniacutea existe una tradicioacuten
Tembleacute porque esa tradicioacuten ya habiacutea vuelto a mi memoria
-iexclAh iquestSabes lo que quiero decir
-Siacute -contesteacute- en Polonia vi algunas personas padecer el horrendo hecho
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-Quieres hablar del vampiro iquestno es verdad
-Siacute nintildea auacuten me sucedioacute ver desenterrar en el cementerio de una aldea perteneciente
a mi padre cuarenta personas muertas en quince diacuteas sin que se hubiera podido en
ninguna ocasioacuten acertar con la causa de su muerte Diecisiete de esos cadaacuteveres
expusieron todos los signos de vampirismo es decir fueron encontrados frescos como
si hubieran estado vivos los otros eran sus viacutectimas
-iquestY queacute se hizo para liberar de eso a la regioacuten
-Se les clavoacute un palo en el corazoacuten y luego los quemaron
-Siacute asiacute se acostumbra hacer pero para nosotros eso no basta Para librarte de tu
fantasma antes quiero conocerlo y iexclpor Dios lo conocereacute Siacute y si es preciso luchareacute
cuerpo a cuerpo con eacutel quienquiera fuere
-iexclOh Gregoriska -exclameacute espantada
Dijo
-Quienquiera que fuere lo repito Mas para llevar a buen fin esta terrible aventura es
necesario que hagas todo lo que te exigireacute
-Di
-Estate preparada a las siete Desciende a la capilla pero desciende sola es necesario
que venzas a toda costa tu debilidad Edvige Alliacute recibiremos la bendicioacuten nupcial
Consieacutentemelo amada miacutea para velar por ti Luego subiremos de nuevo a esta caacutemara
y entonces veremos
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-iexclOh Gregoriska -exclameacute- iexclsi es eacutel te mataraacute
-No temas amada Edvige Consiente solamente
-Sabes bien que hareacute todo lo que quieras Gregoriska
-Entonces hasta luego a la noche
-Siacute haz lo que creas maacutes oportuno y te secundareacute yo cuanto mejor pueda adioacutes
Se fue Un cuarto de hora despueacutes vi a un caballero precipitarse a toda carrera por el
camino del monasterio era eacutel
Apenas le hube perdido de vista caiacute de rodillas y oreacute oreacute como ya no se reza en
nuestras tierras sin fe y aguardeacute a las siete ofreciendo a Dios y a los santos el
holocausto de mis pensamientos no me levanteacute sino al sonar las siete Estaba deacutebil
como una moribunda paacutelida como una muerta Me echeacute sobre la cabeza un gran velo
negro descendiacute la escalera apoyaacutendome en el muro y me dirigiacute a la capilla sin
encontrar a nadie
Gregoriska me esperaba con el padre Basilio prior del monasterio de Hango Centildeiacutea
una espada santa reliquia de un antiguo cruzado que asistiera a la toma de
Constantinopla con Ville-Hardouin y Baldouin de Flandes
-Edvige -dijo eacutel golpeando con la mano su espada- con la ayuda de Dios eacutesta romperaacute
el encantamiento que amenaza tu vida Aceacutercate pues resueltamente este santo
hombre que ya ha recibido mi confesioacuten recibiraacute nuestros juramentos
Comenzoacute la ceremonia quizaacute nunca otra fue maacutes sencilla y a un tiempo maacutes solemne
Nadie asistiacutea al monje eacutel mismo nos puso sobre la cabeza las coronas nupciales
Vestidos ambos de luto giramos en torno al altar con un cirio en la mano luego el
monje tras pronunciar las sacras palabras agregoacute
Vaacuteyanse ahora hijos miacuteos y el Sentildeor les deacute fuerza y valor para luchar contra el
enemigo del humano geacutenero Armados de la inocencia de ustedes y defendidos por Su
justicia venceraacuten al demonio Vayan y benditos sean
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Besamos los libros santos y salimos de la capilla Entonces por vez primera me apoyeacute
en el brazo de Gregoriska y me parecioacute que al contacto de aquel fuerte brazo de aquel
noble corazoacuten volviacutea a mis venas la vida Estaba segura del triunfo porque Gregoriska
estaba conmigo subimos a mi caacutemara Sonaban las ocho y media
-Edvige -me dijo entonces Gregoriska- no tenemos tiempo que perder iquestQuieres
dormir como de costumbre para que todo suceda durante tu suentildeo o bien permanecer
desvelada y verlo todo
-Junto a ti nada temo quiero permanecer despierta y verlo todo
Gregoriska extrajo de su pecho un boj2 bendito huacutemedo auacuten de agua santa y me lo
dio
-Toma entonces esta ramita -me dijo- acueacutestate en tu lecho recita las preces de la
Virgen y aguarda sin temor Dios estaacute con nosotros Cuida ante todo de no dejar caer
la ramita con ella podraacutes ordenar aun en el infierno No me llames no des ninguacuten
grito reza confiacutea y aguarda
Me acosteacute en el lecho Cruceacute las manos sobre el seno y puse sobre eacutel la ramita
bendecida Gregoriska se ocultoacute tras del trono de que ya hableacute Contaba yo los minutos
y de seguro mi esposo haciacutea lo mismo Sonaron los tres cuartos Vibraba auacuten el tantildeir
del martillo cuando me sentiacute presa del mismo entorpecimiento del mismo terror y del
mismo friacuteo glacial de los diacuteas precedentes acerqueacute a mis labios la rama bendita y
aquella primera sensacioacuten se desvanecioacute Oiacute entonces muy claro el ruido de aquel
conocido paso lento y medido que subiacutea los peldantildeos de la escalera y se aproximaba a
la puerta Luego la puerta se abrioacute despaciosamente sin ruido como empujada por
sobrenatural fuerza y entonces -La voz se apagoacute a medias casi sofocada en la
garganta de la narradora- Y entonces -continuoacute haciendo un esfuerzo- vi a Kostaki
paacutelido como se me apareciera en las parihuelas2 los largos cabellos negros cayeacutendole
sobre las espaldas goteaban sangre vestiacutea como de costumbre pero teniacutea descubierto
el pecho y dejaba ver su sangrante herida Todo estaba muerto todo era cadaacutever
carne ropas porte solamente los ojos aquellos terribles ojos estaban vivos
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Ante aquella aparicioacuten iexclextrantildeo es decirlo en vez de sentir duplicaacuterseme el espanto
sentiacute crecerme el valor Dios me lo enviaba de seguro para decidir mi situacioacuten y
defenderme del infierno Al primer paso que el espectro dio hacia mi lecho le claveacute
intreacutepidamente los ojos en el rostro y le presenteacute la rama bendita El espectro intentoacute
avanzar pero un poder maacutes fuerte que eacutel lo retuvo en el sitio Se detuvo
-iexclOh -murmuroacute- ella no duerme lo sabe todo
Pronuncioacute eacutel estas palabras en lengua moldava y sin embargo las comprendiacute yo como
si hubieran sido pronunciadas en lengua por miacute sabida
Estaacutebamos asiacute uno frente al otro el fantasma y yo sin que pudiera apartar mis miradas
de las suyas cuando con el rabillo del ojo vi a Gregoriska salir detraacutes del baldaquino
semejante al aacutengel exterminador y con la espada en el puntildeo Se hizo la sentildeal de la cruz
con la mano siniestra y avanzoacute lentamente con la espada tendida vuelta hacia el
fantasma eacuteste al ver al hermano desenvainoacute tambieacuten el sable soltando una horrible
carcajada pero apenas su sable tocoacute el hierro bendito el brazo le cayoacute inerte junto al
cuerpo Kostaki exhaloacute un suspiro de rabia y desesperacioacuten
-iquestQueacute quieres de miacute -preguntoacute al hermano
-En nombre del Dios verdadero y viviente -dijo Gregoriska- te conjuro a que respondas
-Habla -dijo el espectro rechinando los dientes
-iquestTe he tendido yo una emboscada
-No
-iquestTe he asaltado yo
-No
-Te he herido yo
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-No
-Te arrojaste tuacute mismo sobre mi espada y tuacute mismo corriste al encuentro de la muerte
Luego ante Dios y los hombres no soy culpable yo del delito de fratricidio luego no
has recibido una misioacuten divina sino infernal luego has salido de tu tumba no como una
sombra santa sino como un espectro maldito y volveraacutes a tu tumba
-iexclCon ella siacute -exclamoacute Kostaki haciendo un supremo esfuerzo para apoderarse de miacute
-iexclVolveraacutes allaacute solo -exclamoacute a su vez Gregoriska- Esta mujer me pertenece
Y al pronunciar tales palabras tocoacute con la punta del hierro bendito la llaga viva Kostaki
exhaloacute un grito como si le hubiera tocado una espada de fuego y llevaacutendose una mano
al pecho dio un paso atraacutes Al mismo tiempo Gregoriska con un movimiento que
pareciacutea coordinado con el del hermano dio un paso adelante entonces con los ojos
fijos en los ojos del muerto con la espada contra el pecho de su hermano comenzoacute una
marcha lenta terrible solemne Era algo semejante al pasaje de don Juan y el
comendador el espectro retrocediacutea bajo la presioacuten de la sacra espada bajo la voluntad
irresistible del campeoacuten de Dios que lo seguiacutea paso a paso sin pronunciar una palabra
ambos anhelantes ambos liacutevidos del rostro el vivo arrojando al muerto y obligaacutendolo
a abandonar el castillo su anterior morada para volver a la tumba su morada futura
Lo aseguro a fe miacutea iexclera cosa horrenda de verse Y sin embargo yo misma movida
por una fuerza superior invisible desconocida sin saber lo que haciacutea me levanteacute y los
seguiacute Bajamos la escalera iluminados soacutelo por las ardientes pupilas de Kostaki
Atravesamos la galeriacutea y el patio y luego traspusimos la puerta siempre con el mismo
paso medido el espectro retrocediendo Gregoriska con el brazo tendido yo detraacutes de
ellos
Esta marcha fantaacutestica duroacute una hora pues era necesario volver el cadaacutever a su tumba
pero en vez de seguir el camino acostumbrado Kostaki y Gregoriska atravesaron el
terreno en liacutenea recta cuidaacutendose poco de los obstaacuteculos que para ellos ya no existiacutean
ante ellos el suelo se allanaba los torrentes se secaban los aacuterboles se apartaban las
rocas se abriacutean El mismo milagro se operaba para miacute soacutelo que el cielo me pareciacutea todo
cubierto de un negro velo las lunas y las estrellas habiacutean desaparecido y en medio de
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las tinieblas soacutelo veiacutea resplandecer los ojos llameantes del vampiro Llegamos de tal
modo a Hango y pasamos a traveacutes del seto vivo de madrontildeos que serviacutea de cerco al
cementerio Apenas entrada distinguiacute entre las sombras la tumba de Kostaki junto a
la de su padre no sabiacutea que estuviera alliacute y sin embargo la reconociacute Nada me era
desconocido en aquella noche
Gregoriska se detuvo al borde de la fosa abierta
-Kostaki -dijo eacutel- aun no estaacute todo terminado para ti y una voz del cielo me avisa que
puede concebirse el perdoacuten si te arrepientes iquestprometes retornar a la tumba iquestno salir
de ella maacutes iquestconsagrar a Dios el culto que consagraste al infierno
-iexclNo -respondioacute Kostaki
-iquestTe arrepientes -preguntoacute Gregoriska
-iexclNo
-Por uacuteltima vez iquestte arrepientes
-iexclNo
-iexclBien Invoca la ayuda de Satanaacutes como invoco yo la de Dios y veremos quieacuten saldraacute
esta vez auacuten victorioso
Resonaron simultaacuteneamente dos gritos los hierros se cruzaron despidiendo centellas
y la lucha duroacute un minuto que me parecioacute un siglo Kostaki cayoacute vi alzarse la terrible
espada de su hermano introduciacutersela en el cuerpo y clavar ese cuerpo sobre la tierra
recieacuten removida Un uacuteltimo grito que nada teniacutea de humano se alzoacute por el aire Acudiacute
Gregoriska estaba en pie pero vacilante Le di apoyo con mis brazos
-iquestEstaacutes herido -le pregunteacute ansiosamente
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-No -me respondioacute- pero en tal duelo querida Edvige la lucha no la herida mata He
luchado con la muerte y a ella pertenezco
-Amigo amigo -exclameacute- aleacutejate de aquiacute y acaso vuelvas a la vida
-No eacutesta es mi tumba Edvige pero no perdamos tiempo toma un poco de esta tierra
impregnada de su sangre y apliacutecala a la mordedura que te hizo es el uacutenico medio que
puede preservarte en el porvenir de su horrendo amor
Obedeciacute temblando Me inclineacute para recoger aquella tierra sanguinosa y al doblarme
vi el cadaacutever clavado al suelo la espada bendita le atravesaba el corazoacuten y una sangre
oscura le brotaba abundante de la herida como si hubiera muerto en aquel momento
Amaseacute un poco de tierra con la sangre y apliqueacute a mi herida el espantoso talismaacuten
-Ahora mi adorada Edvige -dijo Gregoriska con voz semiapagada- escucha bien mi
uacuteltimo consejo Abandona el paiacutes apenas te sea posible Soacutelo la distancia es una
seguridad para ti El padre Basilio recibioacute hoy mi suprema voluntad y la cumpliraacute
iexclEdvige un beso iexclEl uacuteltimo el uacutenico beso iexclEdvige me muero
Y asiacute diciendo Gregoriska cayoacute junto al hermano
En cualquier otra circunstancia en medio de aquel cementerio cerca de aquella tumba
abierta con aquellos dos cadaacuteveres yaciendo uno junto al otro hubiera enloquecido
pero como dije ya Dios me habiacutea inspirado una fuerza igual a los acontecimientos de
los que eacutel me haciacutea no soacutelo testigo sino tambieacuten actriz Mientras miraba a mi alrededor
en busca de ayuda vi abrirse la puerta del monasterio y avanzar los monjes de a dos
conducidos por el padre Basilio llevando cirios ardientes y cantando las preces de
difuntos El padre Basilio habiacutea llegado haciacutea poco al convento y previendo lo
sucedido se dirigiacutea al cementerio con toda la congregacioacuten Me encontroacute viva cerca de
los dos muertos Una uacuteltima convulsioacuten habiacutea retorcido el rostro de Kostaki
Gregoriska en cambio estaba tranquilo y casi sonriente Fue sepultado como lo deseara
eacutel junto al hermano el cristiano junto al maldito Smeranda cuando tuvo noticia de la
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nueva desdicha quiso verme fue a buscarme al convento de Hango y supo de mis
labios cuanto habiacutea acontecido en aquella tremenda noche
Le referiacute todos los detalles de la fantaacutestica historia pero ella me escuchoacute como ya me
escuchara Gregoriska sin mostrar estupor ni espanto
-Edvige -me contestoacute ella despueacutes de un instante de silencio- por muy extrantildeo que sea
lo que me has narrado dijiste soacutelo la verdad La estirpe de los Brankovan estaacute maldita
hasta la tercera y cuarta generacioacuten porque un Brankovan matoacute a un sacerdote El
teacutermino de la maldicioacuten ha llegado pues tuacute aunque esposa eres virgen y en miacute se
extingue el linaje Si mi hijo te ha dejado en herencia un milloacuten toacutemalo Despueacutes de
mi muerte salvo los piacuteos legados que tengo la intencioacuten de hacer recibiraacutes el resto de
mis bienes Y ahora sigue el consejo de tu esposo Vuelve lo maacutes presto que puedas a
aquellas tierras donde Dios no permite que se cumplan tan horrendos prodigios No
necesito de nadie para llorar conmigo a mis hijos Mi dolor quiere soledad Adioacutes no
me tengas ya en cuenta Mi suerte futura me pertenece a miacute sola y a Dios
Y luego de besarme en la frente como de costumbre me dejoacute y fue a encerrarse en el
castillo de Brankovan
Ocho diacuteas despueacutes partiacute para Francia Como lo esperara Gregoriska mis noches no
fueron turbadas ya por el terrible fantasma Se restablecioacute mi salud y de aquel suceso
no me quedoacute otro recuerdo fuera de esta palidez mortal que suele acompantildear hasta la
tumba a toda humana criatura que haya sufrido el beso de un vampiro
________________
1 Parihuelas Utensilio para transportar cosas entre dos personas formado por dos
barras horizontales entre las que estaacute fijada una plataforma o cajoacuten Camilla cama
portaacutetil
2 Boj Arbusto de tallos ramosos con pequentildeas hojas ovales muy utilizado como
planta de jardiacuten y cuya madera es apreciada por su dureza
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copy Libro No 1899 La Dama Paacutelida Dumas Alejandro Coleccioacuten EO Julio 18 de
2015
Tiacutetulo original copy La Dama Paacutelida Alejandro Dumas
Versioacuten Original copy La Dama Paacutelida Alejandro Dumas
Circulacioacuten conocimiento libre Disentildeo y edicioacuten digital de Versioacuten original de
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La Dama Paacutelida
Alejandro Dumas
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Soy polaca nacida en Sandomir vale decir en un paiacutes donde las leyendas se tornan
artiacuteculos de fe donde creemos en las tradiciones de familia como y -acaso maacutes que- en
el Evangelio No hay castillo entre nosotros que no tenga su espectro ni una cabantildea
que no tenga su genio familiar En la casa del rico como en la del pobre en el castillo
como en la cabantildea se reconoce el principio amigo y el principio enemigo
A veces estos dos principios entran en lucha y se combaten Entonces se escuchan
ruidos tan misteriosos en los corredores rugidos tan horrendos en las antiguas torres
sacudidas tan formidables en las murallas que los habitantes huyen de la cabantildea como
del castillo y aldeanos y nobles corren a la iglesia en procura de la cruz bendita o de
las santas reliquias uacutenicos resguardos contra los demonios que nos atormentan Pero
otros dos principios maacutes terribles auacuten maacutes furiosos e implacables se encuentren alliacute
enfrentados la tiraniacutea y la libertad
Habiacutea venido a encerrarse en nuestro castillo con la intencioacuten de sepultarse bajo sus
ruinas Mientras no temiacutea nada por eacutel temblaba por miacute Y en efecto para eacutel era uacutenico
riesgo la muerte porque estaba seguriacutesimo de no caer vivo en manos del enemigo pero
a miacute me amenazaba la esclavitud el deshonor la verguumlenza Mi padre escogioacute diez
hombres entre los cien que le quedaban llamoacute al intendente le hizo entrega de cuanto
dinero y objetos preciosos poseiacuteamos y recordando que -en ocasioacuten de la segunda
divisioacuten de Polonia- mi madre casi nintildea auacuten habiacutea encontrado un asilo inaccesible en
el monasterio de Sabastru situado en medio de los montes Caacuterpatos le ordenoacute
El antildeo 1825 vio empentildearse entre Rusia y Polonia una de esas luchas en las cuales
creyeacuterase agotada toda la sangre de un pueblo como a menudo se agota la sangre de
una familia entera Mi padre y mis dos hermanos rebelados contra el nuevo zar habiacutean
ido a alinearse bajo la bandera de la independencia polaca postrada siempre siempre
renacida Un diacutea supe que mi hermano menor habiacutea sido muerto otro diacutea me
anunciaron que mi hermano mayor estaba mortalmente herido y por fin despueacutes de
una jornada angustiosa durante la cual yo habiacutea escuchado aterrorizada el tronar
siempre maacutes cercano del cantildeoacuten vi llegar a mi padre con un centenar de soldados de a
caballo residuo de tres mil hombres que eacutel comandaba
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conducirme a aquel monasterio que abririacutea a la hija como haciacutea tiempo a la madre sus
hospitalarias puertas
A despecho del gran amor que mi padre alimentaba por miacute nuestros saludos no fueron
largos Seguacuten todas las probabilidades los rusos debiacutean llegar el diacutea siguiente a la vista
del castillo por lo que no habiacutea tiempo que perder Me puse de prisa un vestido de
amazona con el que soliacutea acompantildear a mis hermanos en la caza Me trajeron ensillado
el mejor caballo de la cuadra mi padre me puso en los bolsillos del arzoacuten sus propias
pistolas obras maestras de las faacutebricas de Tula me abrazoacute y dio la orden de partida
Durante aquella noche y el diacutea siguiente recorrimos veinte leguas costeando uno de
esos riacuteos sin nombre que desembocan en el Viacutestula Esta primer doble etapa nos habiacutea
sustraiacutedo al peligro de caer en manos de los rusos El sol se dirigiacutea al tramonto cuando
vimos brillar las nevadas cimas de los Caacuterpatos
Hacia la noche del diacutea siguiente llegamos a su pie al fin en la mantildeana del tercer diacutea
comenzamos a avanzar por una de sus gargantas Nuestros Caacuterpatos no se parecen a
los feacutertiles montes del occidente de ustedes Cuanto la naturaleza tiene de
extraordinario y grandioso se presenta alliacute en toda su majestad Sus tempestuosas
cumbres se pierden en las nubes cubiertas de eternas nieves sus inmensos bosques de
abetos se inclinan sobre el terso espejo de lagos que por su vastedad semejan mares y
de aquellos lagos jamaacutes navecilla alguna ha surcado sus ondas jamaacutes redes de
pescadores turbaron su cristal profundo como el azul del cielo apenas de tiempo en
tiempo resuena alliacute la voz humana haciendo escuchar un canto moldavo al que
contestan los gritos de los animales selvaacuteticos y cantos y gritos van a desvelar alguacuten
solitario eco atoacutenito de que un ruido cualquiera le haya revelado su propia existencia
Por millas y millas se viaja alliacute bajo la umbriacutea boacuteveda de los bosques entrecruzados de
las inesperadas maravillas que la soledad nos descubre a cada instante y que hacen
pasar nuestro aacutenimo del estupor a la admiracioacuten Ahiacute doquiera hay peligro y el peligro
se compone de mil riesgos diversos pero no se tiene tiempo para atemorizarse tan
sublimes son aquellos riesgos Aquiacute hay alguna cascada a la que dio origen
imprevistamente la licuefaccioacuten de los hielos y que saltando de roca en roca invade
de pronto el angosto sendero que se recorre trazado por el paso de las fieras en fuga y
del cazador que las persigue alliacute hay aacuterboles minados por el tiempo que se desprenden
del suelo y se derrumban con horrible estreacutepito semejante al de un terremoto en otra
parte en fin son los huracanes los que nos envuelven de nubes en medio de las cuales
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se ve centellear extenderse y contorsionarse el relaacutempago como sierpe inflamada
Luego tras de haber superado aquellas moles agrestes aquellos bosques primitivos
tras de encontraros en medio de gigantescas montantildeas y bosques interminables nos
vemos ante inmensos paacuteramos como mares que tienen tambieacuten sus ondas y sus
tempestades aacuteridas y gibosas estepas donde la vista se pierde en un horizonte sin
liacutemite Entonces no es terror lo que experimentamos sino una triste y profunda
melancoliacutea de la cual nada hay que pueda distraernos porque el aspecto de la regioacuten
por lejos que se alargue nuestra mirada es siempre el mismo Ascendamos o
descendamos las cien veces iguales pendientes buscando en vano un camino trazado
al hallarnos tan perdidos en aquel aislamiento en medio de desiertos nos creemos
solos en la naturaleza y nuestra melancoliacutea se convierte en desolacioacuten Nos parece
inuacutetil caminar maacutes adelante porque no vemos una meta para nuestros pasos no
encontramos una aldea ni un castillo ni una cabantildea ni en suma vestigio de humana
morada Soacutelo de cuando en cuando como una tristeza maacutes en aquella regioacuten
melancoacutelica un pequentildeo lago sin cantildeas sin arbustos dormido en el fondo de un
barranco casi otro mar Muerto nos cierra el camino con sus verdes aguas sobre las
cuales se levantan al acercarnos algunas aves acuaacuteticas de gritos prolongados y
discordantes Rodeamos ese lago trasponemos el collado que estaacute delante de nosotros
descendemos a otro valle superamos otra colina y asiacute sucesivamente hasta que
hayamos llegado a los comienzos de la cadena de montes que van siempre
disminuyendo maacutes Pero si al concluir esa cadena nos volvemos hacia el mediodiacutea la
regioacuten recobra un caraacutecter majestuoso se nos presenta una naturaleza maacutes grandiosa y
descubriremos otra cadena de montantildeas maacutes altas de forma maacutes pintoresca de maacutes
rica vegetacioacuten toda cubierta de espesos bosques toda surcada de arroyos con la
sombra y con el agua renace tambieacuten la vida en aquella comarca se escucha ya el
tantildeido de la campana de una ermita y sobre el flanco de aquella montantildea se ve
serpentear una caravana Por fin a los uacuteltimos rayos del sol poniente se perciben desde
lejos a guisa de bandada de paacutejaros blancos apoyaacutendose las unas en las otras las casas
de una aldea que parece que se hubieran agrupado en cierto modo para defenderse de
un asalto nocturno pues con la vida ha vuelto el peligro aquiacute no se lucharaacute con osos y
lobos como en aquellas altas montantildeas sino con hordas de bandidos moldavos
Entretanto nos acercaacutebamos a nuestra meta Diez diacuteas de camino habiacutean transcurrido
sin ninguacuten incidente Ya distinguiacuteamos la cumbre del monte Pion que se eleva sobre
toda aquella familia de gigantes y sobre cuya vertiente meridional estaacute situado el
convento de Sabastru al cual yo me trasladaba Tres diacuteas maacutes y nos hallaacutebamos al
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teacutermino de nuestro viaje Eran los uacuteltimos diacuteas de julio Habiacuteamos tenido una jornada
muy caacutelida y hacia las cuatro respiraacutebamos con ansioso deleite las primeras brisas del
atardecer Habiacuteamos dejado atraacutes haciacutea poco las torres ruinosas de Niantzo Bajaacutebamos
a una llanura que empezaacutebamos a ver a traveacutes de una hendidura de la montantildea
Desde el sitio donde estaacutebamos ya podiacuteamos seguir con la vista el curso del Bistriza
de riberas esmaltadas de bermejeantes vintildeedos y de altas campaacutenulas de flores blancas
Bordeaacutebamos un abismo en cuyo fondo corriacutea el riacuteo que en aquel lugar teniacutea apenas
forma de torrente y nuestras cabalgaduras teniacutean escaso espacio para caminar dos de
frente Nos precediacutea un guiacutea quien inclinado de flanco sobre la grupa de su caballo
cantaba una cancioacuten morlaca cuyas palabras seguiacutea con singular atencioacuten El cantor
era tambieacuten al mismo tiempo el poeta Necesitariacutea ser uno de aquellos montantildeeses para
poder expresarnos la melancoliacutea de su cancioacuten con su salvaje tristeza con toda su
profunda sencillez Las palabras de la cancioacuten eran poco maacutes o menos las siguientes
iexclVean alliacute ese cadaacutever en la palude de Stavila donde corriera tanta sangre de
guerreros No es un hijo de Iliria no es un feroz bandido que despueacutes de haber engantildeado a la gentil Mariacutea roboacute exterminoacute incendioacute
Rauda como el relaacutempago una bala ha venido a atravesar el corazoacuten del bandido un
yatagaacuten le ha tronchado el cuello Pero oh misterio despueacutes de tres diacuteas su sangre tibia auacuten riega la tierra bajo el pino teacutetrico y solitario y ennegrece el paacutelido Ovigan
Sus ojos turquiacutees brillan siempre huyamos huyamos guay de quien pase por la
palude cerca de eacutel iexcles un vampiro El feroz lobo se aleja del impuro cadaacutever y el fuacutenebre buitre huye al monte de calvo frontis
De pronto se oyoacute la detonacioacuten de un arma de fuego y el silbar de una bala La cancioacuten
quedoacute interrumpida y el guiacutea herido de muerte se precipitoacute al abismo mientras su
caballo se deteniacutea temblando y tendiendo la inteligente testa hacia el fondo del
precipicio donde desapareciera su duentildeo Al mismo tiempo se levantoacute por los aires
un grito estridente y sobre los flancos de la montantildea vimos aparecer una treintena de
bandidos estaacutebamos completamente rodeados Cada uno de los nuestros empuntildeoacute un
arma y bien que tomados inopinadamente mis acompantildeantes como que eran viejos
soldados avezados al fuego no se dejaron intimidar y se pusieron en guardia Yo
misma dando el ejemplo empuntildeeacute una pistola y conociendo bien cuaacuten desventajosa
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era nuestra situacioacuten griteacute iexclAdelante y di con la espuela a mi caballo que se lanzoacute a
toda carrera hacia la llanura Pero teniacuteamos que veacuternosla con montantildeeses que brincaban
de roca en roca como verdaderos demonios de los abismos que aun saltando haciacutean
fuego manteniendo a nuestros flancos la posicioacuten tomada Por lo demaacutes nuestro plan
habiacutea sido previsto En un punto donde el camino se ensanchaba y la montantildea se
allanaba un poco aguardaba nuestro paso un joven a la cabeza de diez hombres a
caballo Cuando nos vieron pusieron al galope sus cabalgaduras y nos asaltaron de
frente mientras aquellos que nos perseguiacutean bajaban saltando en gran cantidad y
cortada de tal modo nuestra retirada nos rodeaban por todas partes
La situacioacuten era grave sin embargo acostumbrada desde nintildea a las escenas de guerra
pude apreciarla sin que se me escapara una sola circunstancia Todos aquellos hombres
vestidos de pieles de carnero llevaban inmensos sombreros redondos coronados de
flores naturales al modo de los huacutengaros Cada uno de ellos manejaba un largo fusil
turco que agitaban vivamente luego de haber disparado dando gritos salvajes y en la
cintura portaba un sable corvo y dos pistolas Su jefe era un joven de apenas veintidoacutes
antildeos de tez paacutelida de ojos negros y cabellos ensortijados que le caiacutean sobre las
espaldas Vestiacutea la casaca moldava guarnecida de piel y ajustada al cuerpo por una faja
con listas de oro y seda En su mano resplandeciacutea un sable corvo y en su cintura
reluciacutean cuatro pistolas Durante la lucha daba gritos roncos e inarticulados que
pareciacutean no pertenecer al habla humana y sin embargo eran una eficaz expresioacuten de
sus deseos pues a aquellos gritos obedeciacutean todos sus hombres ora echaacutendose a tierra
boca abajo para esquivar nuestras descargas ora levantaacutendose para disparar a su vez
haciendo caer a aquellos de nosotros que auacuten estaban de pie matando a los heridos
haciendo en suma de la lucha una carniceriacutea Yo habiacutea visto caer uno despueacutes del otro
los dos tercios de mis defensores Cuatro estaban auacuten ilesos y se apretaban a mi
alrededor no pidiendo una gracia que teniacutean la certidumbre de no conseguir y
pensando soacutelo en vender la vida lo maacutes cara que fuese posible Entonces el joven jefe
dio un grito maacutes expresivo que los anteriores tendiendo la punta de su sable hacia
nosotros En verdad aquella orden significaba que debiacutea rodearse nuestro uacuteltimo grupo
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de un cerco de fuego y fusilarnos a todos juntos pues de un golpe vimos apuntarnos
todos aquellos largos mosquetes
Comprendiacute que habiacutea llegado la hora final Alceacute los ojos y las manos al cielo
murmurando una uacuteltima plegaria y aguardeacute la muerte En ese instante vi no descender
sino precipitarse de pentildea en pena un joven que se detuvo enhiesto sobre una roca que
dominaba la escena semejante a una estatua en un pedestal y extendiendo la mano
hacia el campo de batalla pronuncioacute esta sola palabra iexclBasta Todas las miradas se
volvieron a esa voz y cada uno parecioacute obedecer al nuevo amo Soacutelo un bandido apuntoacute
de nuevo su fusil e hizo el disparo Uno de nuestros hombres dio un grito la bala le
habiacutea roto el brazo izquierdo Se volvioacute al punto para lanzarse sobre el que le hiriera
pero auacuten no habiacutea hecho cuatro pasos su caballo que un relaacutempago brilloacute por encima
de nosotros y el bandido rebelde cayoacute herido por una bala en la cabeza Tantas y tan
diversas emociones habiacutean acabado mis fuerza me desvaneciacute Cuando recobreacute los
sentidos me halleacute acostada sobre la hierba con la cabeza apoyada en las rodillas de un
hombre de quien no veiacutea sino la mano blanca y cubierta de anillos rodeaacutendome el
cuerpo mientras ante miacute estaba parado de brazos cruzados y la espada bajo la axila el
joven jefe moldavo que dirigiera el asalto contra nosotros
-Kostaki -deciacutea en franceacutes y con gesto autoritario el que me sosteniacutea- que tus hombres
se retiren de inmediato Deacutejame al cuidado de esta joven
-Hermano hermano -respondioacute aquel a quien eran dirigidas tales palabras y que
pareciacutea contenerse con esfuerzo- cuiacutedate de no cansar mi paciencia yo te dejo el
castillo deacutejame a miacute el bosque En el castillo tuacute eres el amo pero aquiacute yo soy
todopoderoso Aquiacute me bastariacutea una sola palabra para obligarte a obedecerme
-Kostaki yo soy el mayor lo que quiere decir que soy amo en todas partes asiacute en el
bosque como en el castillo allaacute y aquiacute Como a ti me corre por las venas la sangre de
los Brankovan sangre real que tiene el haacutebito de mandar y yo mando
-Manda a tus servidores Gregoriska no a mis soldados
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-Tus soldados son bandidos Kostaki bandidos que hareacute ahorcar en las almenas de
nuestras torres si no me obedecen al instante
-Bien intenta darles una orden
Sentiacute entonces que quien me sosteniacutea retiraba su rodilla y colocaba suavemente mi
cabeza sobre una piedra
Lo seguiacute ansiosa con la mirada y pude examinar a aquel joven que cayera por asiacute
decirlo del cielo en medio de la refriega y que yo habiacutea podido ver apenas estando
desmayada mientras apareciacutea a punto en escena Era un joven de veinticuatro antildeos de
alta estatura y con dos grandes ojos celestes y resplandecientes como el relaacutempago en
los que se leiacutea una extraordinaria decisioacuten y firmeza Los largos cabellos rubios indicio
de la estirpe eslava le caiacutean sobre las espaldas como los del arcaacutengel Miguel
circundando dos mejillas rubicundas y frescas sus labios realzados por una sonrisa
desdentildeosa dejaban ver una doble hilera de perlas Vestiacutea una especie de tuacutenica de
velludo negro calzones centildeidos a las piernas y botas bordadas en la cabeza teniacutea un
gorro puntiagudo ornado de una pluma de aacuteguila en la cintura portaba un cuchillo de
caza y al hombro una pequentildea carabina de dos cantildeos cuya precisioacuten habiacutea aprendido
a apreciar uno de los bandidos Extendioacute la mano y con ese gesto imperioso parecioacute
imponerse hasta a su hermano Pronuncioacute algunas palabras en lengua moldava las
cuales parecieron causar profunda impresioacuten sobre los bandidos Entonces a su vez
habloacute en la misma lengua el joven jefe y me parecioacute que su discurso estaba lleno de
amenazas y de imprecaciones A aquel largo y vehemente discurso el hermano mayor
contestoacute con una sola palabra Los bandidos se sometieron hizo un gesto y los
bandidos se sometieron hizo un gesto y los bandidos se reunieron detraacutes de nosotros
-iexclBien Sea pues Gregoriska -dijo Kostaki volviendo a hablar en franceacutes- Esta mujer
no iraacute a la caverna pero no por ello seraacute menos miacutea La encuentro hermosa la he
conquistado yo y la quiero yo
Asiacute diciendo se lanzoacute hacia miacute y me levantoacute entre sus brazos
-Esta mujer seraacute llevada al castillo y entregada a mi madre yo no la abandonareacute -dijo
mi protector
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-iexclMi caballo -gritoacute Kostaki en lengua moldava
Varios bandidos se apresuraron a obedecer condujeron a su sentildeor la cabalgadura
pedida Gregoriska miroacute en torno asioacute las bridas de un caballo sin duentildeo y saltoacute a la
silla sin tocar los estribos Kostaki bien que me teniacutea auacuten apretada entre sus brazos
montoacute en la silla casi tan aacutegilmente como su hermano y partioacute a todo galope El caballo
de Gregoriska parecioacute haber recibido el mismo impulso y fue a ponerse pegado al
flanco y al pescuezo del corcel de Kostaki Extrantildeo de verse eran aquellos dos
caballeros que volaban el uno junto al otro taciturnos silenciosos sin perderse de vista
un solo instante aun cuando aparentaran no mirarse y se entregaban por entero a sus
cabalgaduras cuya impetuosa carrera los llevaba a traveacutes de bosques rocas y
precipicios
Teniacutea la cabeza caiacuteda y esto me permitiacutea ver los bellos ojos de Gregoriska fijos en miacute
Kostaki lo advirtioacute me levantoacute la cabeza y ya no vi maacutes que su teacutetrica mirada
devoraacutendome Bajeacute los paacuterpados pero en vano a traveacutes de su velo veiacutea no obstante
siempre aquella mirada relampagueante que me penetraba hasta las viacutesceras y me
punzaba el corazoacuten Entonces me acaecioacute una extrantildea alucinacioacuten me pareciacutea ser la
Leonora de la balada de Buumlrger llevada por el caballo y el caballero fantasmas y
cuando sentiacute que se me cerraban abriacute los ojos amedrentada tan persuadida estaba de
ver alrededor miacuteo soacutelo cruces rotas y tumbas abiertas Vi algo un poco maacutes alegre era
el patio interno de un castillo moldavo construido en el siglo XIV
Kostaki me dejoacute resbalar a tierra bajando casi en seguida despueacutes que yo pero por
raacutepido que hubiera sido su acto Gregoriska le habiacutea precedido Como lo dijera en el
castillo eacutel era el amo Al ver llegar a los dos joacutevenes y a la extranjera que llevaban con
ellos acudieron los servidores pero aunque dividieron sus diligencias entre Kostaki y
Gregoriska apareciacutea claro que los mayores miramientos el respeto maacutes profundo eran
para el segundo Se aproximaron dos mujeres Gregoriska les dio una orden en lengua
moldava y con la mano me indicoacute que las siguiera La mirada que acompantildeaba aquel
gesto era tan respetuosa que yo no vacileacute absolutamente en obedecerle Cinco minutos
despueacutes me encontraba en una caacutemara que aun cuando pudiera parecer desnuda y triste
a una persona de menos faacutecil contentamiento era sin embargo evidentemente la maacutes
hermosa del castillo Una gran habitacioacuten cuadrada con una especie de divaacuten de sayal
verde asiento de diacutea lecho de noche Habiacutea tambieacuten alliacute cinco o seis sillones de encina
un inmenso cofre y en un aacutengulo un trono semejante a una gran silla de coro
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No habiacutea que hablar de cortinas en las ventanas y en el lecho A los costados de la
escalera que llevaba a aquella caacutemara se erguiacutean dentro de nichos tres estatuas de los
Brankovan de tamantildeo superior al natural Al poco rato trajeron nuestros bagajes entre
los cuales se encontraban tambieacuten mis maletas Las mujeres me ofrecieron sus
servicios Pero no obstante reparando el desorden que lo sucedido causara en mi
tocado conserveacute mi vestimenta de amazona la cual maacutes que cualquier otra acordaba
con el modo de vestir de mis hueacutespedes Apenas habiacutea hecho los pocos cambios
necesarios en mis ropas cuando oiacute golpear levemente en la puerta
-Adelante -dije en franceacutes siendo esta lengua para nosotros los polacos como saben
casi una segunda lengua materna
Entroacute Gregoriska
-iexclAh sentildeora cuaacutento me complace que hables franceacutes
-Y yo tambieacuten -respondiacute- estoy contenta de saber esta lengua porque de tal modo he
podido gracias a este hecho apreciar toda la generosidad de tu conducta conmigo En
esa lengua me defendiste de los designios de tu hermano y en esa lengua te ofrezco yo
la expresioacuten de mi sincero reconocimiento
-Te lo agradezco sentildeora Era cosa muy natural que me preocupara de una mujer que
se encontraba en tu situacioacuten Andaba de caza por los montes cuando llegaron a mi
oiacutedo algunas detonaciones anormales y continuas comprendiacute que se trataba de un
asalto a mano armada y marcheacute al encuentro del fuego como decimos nosotros en
teacuterminos guerreros A Dios gracias llegueacute a tiempo pero iquestseriacutea tal vez demasiado
atrevido si te preguntara oh sentildeora por cuaacutel motivo una mujer de alto linaje como
eres tuacute se ha visto reducida a aventurarse en nuestros montes
-Soy polaca -contesteacute- Mis dos hermanos sucumbieron no ha mucho en la guerra
contra Rusia mi padre a quien dejeacute yo mientras se preparaba a defender su castillo
sin duda se les ha reunido ya a esta hora y yo huyendo por orden de mi padre de todos
aquellos estragos iba en busca de refugio al monasterio de Sabastru donde mi madre
en su juventud y en circunstancias semejantes habiacutea encontrado asilo seguro
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-Eres enemiga de los rusos tanto mejor -dijo el joven- este tiacutetulo te seraacute poderosa ayuda
en el castillo y nosotros necesitaremos de todas nuestras fuerzas para sostener la lucha
que se prepara Pero ante todo sentildeora pues que ya seacute quieacuten eres debes saber tambieacuten
quieacutenes somos nosotros el nombre de los Brankovan no te es desconocido iquestverdad
sentildeora -Yo me inclineacute- Mi madre es la uacuteltima princesa de este nombre la uacuteltima
descendiente del ilustre jefe mandado matar por los Cantimir los viles cortesanos de
Pedro I Casoacute en primeras nupcias con mi padre Serban Waivady priacutencipe tambieacuten eacutel
pero de estirpe menos ilustre Mi padre habiacutea sido educado en Viena y alliacute pudo
apreciar las ventajas de la civilizacioacuten Decidioacute hacer de miacute un europeo Partimos para
Francia Italia Espantildea y Alemania Mi madre -no le toca a un hijo lo seacute narrarte lo
que te direacute pero ya que por nuestra salvacioacuten es necesario que nos conozcamos bien
reconoceraacutes justos los motivos de esta revelacioacuten- mi madre digo que durante los
primeros viajes de mi padre mientras era yo auacuten nintildeo habiacutea tenido culpables
relaciones con un jefe de parciales (que con tal nombre agregoacute sonriendo Gregoriska
se llaman en este paiacutes a los hombres por quienes fuiste agredida) cierto conde Giordaki
Koproli medio griego y medio moldavo escribioacute a mi padre confesaacutendole todo y
pidieacutendole el divorcio apoyando su demanda en que no queriacutea ella una Brankovan
continuar siendo por maacutes tiempo mujer de un hombre que se tornaba diacutea a diacutea maacutes
extranjero a su patria iexclAy Mi padre no tuvo necesidad de dar su asentimiento a esa
peticioacuten que te podraacute parecer extrantildea pero entre nosotros es cosa muy natural Eacutel habiacutea
muerto de un aneurisma que desde mucho tiempo lo atormentaba y la carta de mi
madre la recibiacute yo A miacute ahora no me quedaba otra cosa que hacer votos sinceros por
la felicidad de mi madre y le escribiacute una carta en la que le comunicaba estos votos
miacuteos junto con la noticia de su viudez En aquella carta le pediacutea tambieacuten permiso para
poder continuar mis viajes que me fue concedido Teniacutea yo la firme intencioacuten de
establecerme en Francia o Alemania para no encontrarme cara a cara con un hombre
que aborreciacutea y que no podiacutea amar quiero decir al marido de mi madre cuando he
aquiacute que de improviso vine a saber que el conde Giordaki Koproli habiacutea sido
asesinado seguacuten decires por los viejos cosacos de mi padre Amaba yo demasiado a
mi madre para no apresurarme a regresar a la patria comprendiacutea su aislamiento y la
necesidad en que debiacutea encontrarse de tener junto a ella en tales circunstancias las
personas que podiacutean serle queridas Aun cuando ella nunca se hubiera mostrado muy
tierna conmigo era su hijo Una mantildeana llegueacute inesperadamente al castillo de mis
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padres Alliacute encontreacute a un joven a quien al principio tomeacute por un extranjero pero luego
supe que era mi hermano Era Kostaki el hijo del adulterio legitimado por un segundo
matrimonio Kostaki la indomable criatura que viste para quien son leyes soacutelo sus
pasiones que nada tiene por sagrado aquiacute abajo fuera de su madre que me obedece
como la tigresa obedece al brazo que la ha domado pero rugiendo por siempre en la
vaga esperanza de poder devorarme un diacutea En el interior del castillo en el hogar de
los Brakovan y de los Waivady yo soy auacuten el amo pero fuera de este recinto en la
abierta campintildea eacutel se convierte en el salvaje hijo de los bosques y de los montes que
quiere doblegarlo todo bajo su feacuterrea voluntad Coacutemo hoy eacutel y sus hombres hicieron
para ceder no lo seacute quizaacute por antigua costumbre o por un resto de respeto que me
tienen Pero no quisiera arriesgar otra prueba Permanece aquiacute no salgas de esta
caacutemara del patio del castillo en suma y respondo de todo si das un paso fuera del
castillo no puedo prometerte otra cosa que hacerme matar por defenderte
-iquestNo podreacute entonces -dije yo- seguacuten el deseo de mi padre continuar el viaje hacia el
convento de Sabastru
-Obra intenta ordena yo te acompantildeareacute pero quedareacute en mitad del camino y tuacute tuacute
ciertamente no alcanzaraacutes la meta de tu viaje
-Pero iquestqueacute hacer entonces
-Queacutedate aquiacute aguarda toma consejo de los hechos y aprovecha las circunstancias
Suponte haber caiacutedo en una caverna de bandidos y que soacutelo tu valor podraacute sacarte del
apuro tu calma salvarte Mi madre a despecho de la preferencia que concede a
Kostaki hijo de su amor es buena y generosa Por otra parte es una Brankovan vale
decir una verdadera princesa La veraacutes ella te defenderaacute de las brutales pasiones de
Kostaki Ponte bajo la proteccioacuten de ella seacute corteacutes y te amaraacute Y en realidad (agregoacute
eacutel con expresioacuten indefinible) iquestquieacuten podriacutea verte y no amarte Ven ahora al comedor
donde mi madre te espera No demuestres fastidio ni desconfianza habla polaco aquiacute
nadie conoce esta lengua yo traducireacute a mi madre tus palabras y estate tranquila que
soacutelo direacute aquello que sea conveniente decir Sobre todo ni una palabra de cuanto te he
revelado nadie debe sospechar que estamos de acuerdo Tuacute no sabes auacuten de cuaacutenta
astucia y disimulacioacuten es capaz el maacutes sincero de entre nosotros Ven
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Lo seguiacute por la escalera iluminada de antorchas de resina ardiendo puestas dentro de
manos de hierro que sobresaliacutean del muro Era evidente que aquella insoacutelita
iluminacioacuten habiacutea sido dispuesta para miacute Llegamos al comedor Apenas Gregoriska
hubo abierto la puerta de aquella sala y pronunciado en el umbral una palabra en
lengua moldava que despueacutes supe significaba la extranjera vino a nuestro encuentro
una mujer de alta estatura Era la princesa Brankovan Teniacutea cabellos blancos
entrelazados alrededor de la cabeza la cual estaba cubierta de un gorro de cibelina
ornado de un penacho signo de su origen principesco Vestiacutea una especie de tuacutenica de
brocado el corpintildeo sembrado de piedras preciosas sobrepuesta a una larga hopalanda
de estofa turca guarnecida de piel igual a la del gorro Teniacutea en la mano un rosario de
cuentas de aacutembar que haciacutea correr raacutepidamente entre los dedos Junto a ella estaba
Kostaki vestido con el espleacutendido y majestuoso traje magiar en el cual me parecioacute auacuten
maacutes extrantildeo Su traje estaba compuesto de una sobrevesta de velludo negro de ancha
mangas que le caiacutea hasta debajo de la rodilla calzones de casimir rojo y los largos
cabellos de color negro tirando a azulado le caiacutean sobre el cuello desnudo rodeado
solamente por la orla blanca de una fina camisa de seda Me saludoacute torpemente y
pronuncioacute en moldavo algunas palabras para miacute ininteligibles
-Puedes hablar en franceacutes hermano miacuteo -dijo Gregoriska- la sentildeora es polaca y
comprende esta lengua
Entonces Kostaki dijo en franceacutes algunas palabras casi tan incomprensibles para miacute
como las que pronunciara en moldavo pero la madre tendiendo gravemente el brazo
interrumpioacute a los dos hermanos Apareciacutea claro que intimaba a sus hijos que esperaran
a que soacutelo ella me recibiera Comenzoacute entonces en lengua moldava un discurso de
cumplimiento al cual la movilidad de sus facciones daba un sentido faacutecil de explicarse
Me indicoacute la mesa me ofrecioacute una silla cerca de ella sentildealoacute con un gesto la casa toda
como diciendo que estaba a mi disposicioacuten y sentaacutendose antes que los demaacutes con
beneacutevola dignidad hizo la sentildeal de la cruz y pronuncioacute una plegaria Entonces cada
uno ocupoacute su lugar propio establecido por la etiqueta Gregoriska cerca de miacute Como
extranjera yo habiacutea determinado que a Kostaki le tocara el puesto de honor junto a su
madre Smeranda Asiacute se llamaba la condesa Tambieacuten Gregoriska habiacutea mudado de
vestimenta Llevaba eacutel igualmente la tuacutenica magiar y los calzones de casimir pero
aqueacutella de color granate y estos turquiacutees Teniacutea colgada del cuello una espleacutendida
condecoracioacuten el nisciam del sultaacuten Mahmud Los otros comensales de la casa cenaban
en la misma mesa cada uno en el sitio que le correspondiacutea seguacuten el grado que ocupaba
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
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entre los amigos o los servidores La cena fue triste Kostaki no me dirigioacute nunca la
palabra si bien su hermano tuvo siempre la atencioacuten de hablarme en franceacutes La madre
me ofreciacutea de todo con sus propias manos con ese ademaacuten solemne que le era natural
Gregoriska habiacutea dicho la verdad era una verdadera princesa Luego de la cena
Gregoriska se acercoacute a su madre y le explicoacute en lengua moldava el deseo que yo debiacutea
tener de estar sola y cuaacuten necesario me seriacutea el reposo despueacutes de las emociones de
aquella jornada Smeranda hizo un gesto de aprobacioacuten me tendioacute la mano me besoacute
en la frente como lo hubiera hecho con una hija suya y me deseoacute buena noche en su
castillo Gregoriska no se habiacutea engantildeado yo ansiaba ardientemente aquel instante de
soledad Agradeciacute por eso a la princesa quien me condujo hasta la puerta donde me
esperaban las dos mujeres que antes ya me acompantildearan en mi caacutemara Saludado que
hube a la madre y a los dos hijos volviacute a mi aposento de donde saliera una hora antes
El sofaacute estaba transformado en lecho Otros cambios no se habiacutean hecho Agradeciacute a
las mujeres les hice comprender que me desvestiriacutea sola y ellas salieron en seguida
con mil testimonios de respeto que queriacutean significar tener oacuterdenes de obedecerme en
todo y por todo Quedeacute sola en aquella inmensa caacutemara que mi candela podiacutea alumbrar
apenas en parte Era un singular juego de luces una especie de lucha entre el resplandor
treacutemulo de mi cirio y los rayos de la luna que pasaban a traveacutes de la ventana sin
cortinados Ademaacutes de la puerta por la que entrara y que caiacutea sobre la escalera habiacutean
otras dos en la caacutemara pero sus gruesos cerrojos que se cerraban por dentro bastaban
para tranquilizarme Mireacute la puerta de entrada tambieacuten ella teniacutea medios de defensa
Abriacute la ventana daba sobre un abismo Comprendiacute que Gregoriska habiacutea elegido
aquella caacutemara calculadamente De vuelta por fin a mi sofaacute encontreacute sobre una mesita
puesta junto a la cabecera una tarjeta doblada La abriacute y leiacute en polaco Duerme
tranquila nada tienes que temer mientras permanezcas en el interior del castillo
Seguiacute el buen consejo y como el cansancio venciacutea sobre las preocupaciones que me
teniacutean desazonada me acosteacute y en seguida me dormiacute
Desde aquel momento quedaba fijada mi permanencia en el castillo y teniacutea principio
el drama que voy a narrarles
Los dos hermanos se enamoraron de miacute cada uno seguacuten su iacutendole Kostaki me confesoacute
de improviso al diacutea siguiente que me amaba y declaroacute que seriacutea suya y no de otro y
que me matariacutea antes que cederme a quienquiera que fuese Gregoriska no me dijo
nada pero se mostroacute lleno de amor y de consideraciones conmigo Para complacerme
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puso en praacutectica todos los medios de su refinada educacioacuten todos los recuerdos de una
juventud transcurrida en la maacutes nobles Cortes de Europa iexclAy No era cosa tan difiacutecil
pues ya el primer sonido de su voz me habiacutea acariciado el alma y ya su primera mirada
me habiacutea serenado el corazoacuten Al cabo de tres meses Kostaki me habiacutea repetido cien
veces que me amaba y yo lo odiaba Gregoriska auacuten no me habiacutea dicho una palabra de
amor y yo sentiacutea que cuando eacutel lo deseara seriacutea toda suya
Kostaki habiacutea renunciado a sus incursiones Encerrado siempre en el castillo habiacutea
cedido momentaacuteneamente el mando a un lugarteniente quien de cuando en cuando
veniacutea a pedirle oacuterdenes y en seguida desapareciacutea Tambieacuten Smeranda habiacutea concebido
por miacute una amistad apasionada cuyas expresiones me causaban temor Protegiacutea ella
visiblemente a Kostaki y pareciacutea celosa de miacute maacutes auacuten de lo que eacutel lo fuera Pero como
no hablaba polaco ni franceacutes y yo no comprendiacutea el moldavo ella no teniacutea modo de
insistir ante miacute en favor de su hijo predilecto Habiacutea sin embargo aprendido a decir en
franceacutes unas palabras que me repetiacutea siempre cuando posaba sus labios en mi frente
-iexclKostaki ama a Edvige
Un diacutea recibiacute una noticia horrible que colmoacute mi desventura Los cuatro hombres
sobrevivientes del combate habiacutean sido puestos en libertad y regresado a Polonia
prometiendo que uno de ellos antes de que pasaran tres meses volveriacutea para darme
noticias de mi padre En efecto una mantildeana se presentoacute de nuevo uno de ellos Nuestro
castillo habiacutea sido tomado incendiado destruido y mi padre se habiacutea hecho matar
defendieacutendolo En adelante estaba sola en el mundo Kostaki redobloacute sus insinuaciones
y Smeranda sus ternuras pero esta vez aduje como pretexto mi duelo por la muerte de
mi padre Kostaki insistioacute diciendo que cuanto maacutes sola me encontraba tanto maacutes
necesidad teniacutea de apoyo y su madre insistioacute al par y acaso maacutes que eacutel
Gregoriska me habiacutea hablado del poder que los moldavos tienen sobre siacute mismos
cuando no quieren que otros lean en su corazoacuten Eacutel era un vivo ejemplo de ello Estaba
seguriacutesima de su amor y sin embargo si alguien me hubiera preguntado en queacute prueba
se fundaba tal certidumbre me habriacutea sido imposible decirlo nadie en el castillo habiacutea
visto nunca que su mano tocara la miacutea o que sus ojos buscaran los miacuteos Soacutelo los celos
podiacutean hacer clara a Kostaki la rivalidad del hermano como soacutelo el amor que
alimentaba yo por Gregoriska podiacutea hacerme claro su amor Sin embargo lo confieso
me inquietaba mucho aquel poder de Gregoriska sobre siacute mismo Yo teniacutea fe en eacutel pero
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no bastaba necesitaba ser convencida cuando he aquiacute que una noche de vuelta apenas
en mi caacutemara oiacute golpear levemente a una de las dos puertas que se cerraban por dentro
Por el modo de golpear adivineacute que era una llamada amiga Me acerqueacute preguntando
quieacuten estaba alliacute
-Gregoriska -contestoacute una voz cuyo acento no podiacutea engantildearme
-iquestQueacute quereacuteis de miacute -le pregunteacute toda temblorosa
-Si tienes fe en miacute -dijo Gregoriska- si me crees hombre de honor iquestme permites una
pregunta
-iquestCuaacutel
-Apaga la luz como si te hubierais acostado y de aquiacute en media hora aacutebreme esta
puerta
-Vuelve dentro de media hora -fue mi uacutenica respuesta
Apagueacute la luz y aguardeacute El corazoacuten me palpitaba con violencia pues comprendiacutea que
se trataba de un hecho importante Transcurrioacute la media hora oiacute golpear maacutes levemente
auacuten que la primera vez Durante el intervalo habiacutea descorrido los cerrojos no me
quedaba pues sino abrir la puerta Gregoriska entroacute y sin que me dijera cerreacute la puerta
tras eacutel y echeacute los cerrojos Eacutel permanecioacute un instante mudo e inmoacutevil imponieacutendome
silencio con el gesto Luego cuando estuvo seguro de que ninguacuten peligro nos
amenazaba por el momento me llevoacute al centro de la vasta caacutemara y sintiendo por mi
temblor que no habriacutea podido sostenerme de pie me buscoacute una silla Me senteacute o maacutes
bien me dejeacute caer sobre el asiento
-iexclDios miacuteo -le dije- iquestqueacute hay de nuevo o por queacute tantas precauciones
-Porque mi vida que no contariacutea para nada y acaso tambieacuten la tuya dependen de la
conversacioacuten que tendremos
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Amedrentada le aferreacute una mano Se la llevoacute eacutel a los labios miraacutendome como si
quisiera pedir excusas por tanta audacia Bajeacute yo los ojos era un taacutecito consentimiento
-Yo te amo -me dijo con aquella voz melodiosa como un canto- iquestme amas tuacute
-Siacute -le respondiacute
-iquestY consentiriacuteas en ser mi mujer
Llevoacute la mano a la frente con profunda expresioacuten de felicidad
-Siacute
-Entonces iquestno rehusaraacutes seguirme
-Te seguireacute doquiera
-Pues comprenderaacutes bien que no podemos ser felices sino huyendo de estos lugares
-iexclOh siacute Huyamos -exclameacute
-iexclSilencio -dijo eacutel estremecieacutendose- iexclSilencio
-Tienes razoacuten
Y me le acerqueacute toda tremante
-Escucha lo que he hecho -continuoacute Gregoriska- escucha por queacute he estado tanto
tiempo sin confesarte que te amaba Queriacutea yo cuando estuviera seguro de tu amor
que nadie pudiera oponerse a nuestra unioacuten Yo soy rico querida Edvige
inmensamente rico pero como lo son los sentildeores moldavos rico en tierras en ganados
en servidores Ahora bien he vendido por un milloacuten tierras rebantildeos y campesinos al
monasterio de Hango Me han dado trescientos mil francos en muchas piedras
preciosas cien mil francos en oro el resto en letras de cambio sobre Viena iquestTe bastaraacute
un milloacuten
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Le apreteacute la mano
-Me hubiera bastado tu amor Gregoriska juacutezgalo tuacute
-iexclBien Escucha mantildeana voy al monasterio de Hango para tomar mis uacuteltimas
disposiciones con el superior Eacutel me tiene listos caballos que nos esperaraacuten de las nueve
de la mantildeana en adelante ocultos a cien pasos de castillo Despueacutes de la cena subiraacute
de nuevo como hoy a tu caacutemara como hoy apagaraacutes la luz como hoy entrareacute yo en tu
aposento Pero mantildeana en vez de salir solo tuacute me seguiraacutes saldremos por la puerta que
da sobre los campos encontraremos los caballos montaremos y pasado mantildeana por
la mantildeana habremos recorrido treinta leguas
-iexclOh iexclPor queacute no seraacute ya pasado mantildeana
-iexclQuerida Edvige
Gregoriska me apretoacute sobre el corazoacuten y nuestros labios se encontraron iexclOh Lo habiacutea
dicho eacutel yo habiacutea abierto la puerta de mi caacutemara a un hombre de honor pero
comprendioacute bien que si no le perteneciacutea en cuerpo le perteneciacutea en alma Transcurrioacute
la noche sin que pudiera cerrar los ojos Me veiacutea huir con Gregoriska me sentiacutea
transportada por eacutel como ya lo habiacutea sido por Kostaki soacutelo que aquella carrera terrible
espantable fuacutenebre se trocaba ahora en un apuro suave y delicioso al que la velocidad
del movimiento agregaba deleite pues tambieacuten el movimiento veloz tiene un deleite
propio Nacioacute el diacutea Bajeacute Me parecioacute que el ademaacuten con que me saludoacute Kostaki era
auacuten maacutes teacutetrico que de costumbre Su sonrisa era iroacutenica y amenazadora Smeranda no
me parecioacute cambiada Durante la colacioacuten Gregoriska ordenoacute sus caballos Pareciacutea que
Kostaki no pusiera ni la miacutenima atencioacuten en aquella orden Hacia las once Gregoriska
nos saludoacute anunciando que estariacutea de regreso recieacuten a la noche y rogando a su madre
que no lo esperase a cenar despueacutes se volvioacute hacia miacute y me rogoacute quisiera admitir sus
excusas
Salioacute La mirada de su hermano lo siguioacute hasta cuando dejoacute la caacutemara y en ese
momento le brotoacute de los ojos un tal relaacutempago de odio que me estremeciacute Pueden
imaginarse con queacute inquietud paseacute aquel diacutea A nadie habiacutea confiado nuestros
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designios a duras penas le hableacute a Dios de ello en mis plegarias y me pareciacutea que
todos los conocieran que cada mirada puesta en miacute pudiera penetrar y leer en lo iacutentimo
de mi corazoacuten La cena fue un suplicio hosco y taciturno Kostaki por costumbre
hablaba raramente esta vez no dijo maacutes que dos o tres palabras en moldavo a su madre
y siempre con tal acento que haciacutea estremecer Cuando me levanteacute para subir a mi
aposento Smeranda como de ordinario me abrazoacute y al abrazarme repitioacute aquella frase
que desde ya ocho diacuteas no le saliera de la boca iexclKostaki ama a Edvige
Esta frase me siguioacute como una amenaza hasta mi caacutemara y aun alliacute me pareciacutea que una
voz fatal me susurrase al oiacutedo iexclKostaki ama a Edvige Ahora el amor de Kostaki me
lo habiacutea dicho Gregoriska equivaliacutea a la muerte Hacia las siete de la noche vi a Kostaki
atravesar el patio Se volvioacute para verme pero me aparteacute para que no pudiera
descubrirme Estaba inquieta pues por cuanto podiacutea yo ver desde mi ventana me
pareciacutea que eacutel iba directamente hacia la caballeriza Me arriesgueacute a correr los cerrojos
de una de las puertas internas de mi caacutemara y pasar a la caacutemara vecina desde donde
podiacutea ver todo lo que eacutel estaba por hacer Se dirigiacutea en efecto hacia la caballeriza y
cuando hubo llegado a ella sacoacute eacutel mismo su caballo favorito ensillaacutendolo de su propia
mano con el cuidado de un hombre que da la mayor importancia a cada detalle Vestiacutea
el mismo traje que cuando se me apareciera la vez primera pero no llevaba otra arma
que el sable Cuando hubo ensillado el caballo miroacute otra vez hacia la ventana de mi
caacutemara No habieacutendome visto saltoacute sobre la silla se hizo abrir la misma puerta por la
que saliera y debiacutea volver su hermano y se alejoacute a todo galope en direccioacuten del
monasterio de Hango Se me apretoacute entonces terriblemente el corazoacuten un fatal
presentimiento me deciacutea que Kostaki iba al encuentro de su hermano Estuve en la
ventana hasta cuando pude distinguir el camino que a un cuarto de legua de distancia
del castillo haciacutea un recodo a la izquierda y se perdiacutea en el comienzo de un bosque
Pero la noche se tornaba cada vez maacutes cerrada y pronto no pude distinguir maacutes el
camino
Me quedeacute todaviacutea
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Finalmente la inquietud que me atormentaba renovoacute precisamente por exceso mis
fuerzas y pues las primeras noticias de uno o de otro hermano debiacutean llegarme en la
sala inferior bajeacute
Mireacute ante todo Smeranda En la tranquilidad de su rostro advertiacute que no teniacutea ninguna
aprensioacuten daba oacuterdenes para la acostumbrada cena y los cubiertos de los hermanos
estaban en los lugares habituales No me atreviacute a interrogar a nadie Por otra parte iquesta
quieacuten hubiera podido dirigirme En el castillo ninguno excepto Kostaki y Gregoriska
hablaban las dos lenguas que yo sabiacutea Me sobresaltaba al miacutenimo rumor Por
costumbre nos poniacuteamos a la mesa a las nueve
Habiacutea bajado a la sala a las ocho y media y seguiacutea con la mirada la aguja de los
minutos cuyo avance era casi visible sobre el amplio cuadrante del reloj La viajera
aguja transitoacute la distancia que nos separaba del cuarto de hora
El cuarto golpeoacute y las vibraciones resonaron profundas y tristes en seguida la aguja
continuoacute su girar silencioso y la vi recorrer de nuevo la distancia con la regularidad y
la lentitud de la punta de un compaacutes Algunos minutos antes de dar las nueve me
parecioacute oiacuter el pataleo de un caballo en el patio Lo oyoacute tambieacuten Smeranda y volvioacute el
rostro hacia la ventana pero la noche era demasiado oscura para poder distinguir objeto
alguno iexclOh Si me hubiera mirado en aquel momento cuaacuten presto habriacutea adivinado lo
que pasaba en mi corazoacuten
Se habiacutea oiacutedo el patalear de un solo caballo y era cosa muy natural pues estaba yo
bien segura de que habriacutea regresado un solo caballero iquestPero cuaacutel Resonaron algunos
pasos en la antecaacutemara pasos lentos como los de un hombre que camina hesitando
cada uno de ellos me pareciacutea transitarme el corazoacuten La puerta se abrioacute y en la
oscuridad vi delinearse una sombra
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La sombra se detuvo un instante en la puerta el corazoacuten se me quedoacute en suspenso La
sombra avanzoacute y a medida que entraba en el ciacuterculo de la luz recobraba yo el aliento
Reconociacute a Gregoriska Algunos momentos maacutes y el corazoacuten se me quebraba
Reconociacute a Gregoriska pero estaba paacutelido como un cadaacutever Con soacutelo verle se podiacutea
adivinar que habiacutea acontecido algo terrible
-iquestEres tuacute Kostaki -preguntoacute Smeranda
-No madre miacutea -contestoacute Gregoriska con sorda voz
-iexclAh al fin -dijo ella- iquesty desde cuaacutendo acaacute toca a tu madre esperarte
-Madre miacutea -dijo Gregoriska mirando la peacutendola- apenas son las nueve
Y efectivamente en ese mismo momento sonaron las nueve
-Es verdad -dijo Smeranda- iquestDoacutende estaacute tu hermano
A pesar miacuteo se presentoacute en mi mente el pensamiento de que Dios habiacutea hecho la misma
pregunta a Caiacuten Gregoriska no contestoacute
-iquestNadie ha visto hasta ahora a Kostaki -preguntoacute Smeranda
El vatar o sea el mayordomo fue a informarse
-Hacia las siete -dijo eacutel de regreso- el conde ha estado en las caballerizas ha ensillado
con propia mano su caballo y ha partido por el camino de Hango
En ese instante mis ojos se encontraron con los de Gregoriska No seacute si fue realidad o
alucinacioacuten pero me parecioacute notar una gota de sangre en medio de su frente Me lleveacute
lentamente el dedo a la frente indicando el punto donde creiacutea yo ver aquella mancha
Gregoriska me comprendioacute sacoacute el pantildeuelo y se secoacute
-Siacute siacute -murmuroacute Smeranda- habraacute encontrado alguacuten lobo u oso y se habraacute entretenido
en perseguirlo He aquiacute por queacute un hijo hace esperar a su madre iquestDoacutende le has dejado
Gregoriska
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-Madre miacutea -respondioacute eacuteste con voz conmovida pero firme- mi hermano y yo no hemos
salido juntos
-Bien -dijo Smeranda- Vamos a la mesa cada uno poacutengase en su lugar y luego
cieacuterrense las puertas quien esteacute afuera dormiraacute afuera
Las dos primeras partes de estas oacuterdenes fueron estrictamente ejecutadas Smeranda
se puso en su lugar Gregoriska se sentoacute a su diestra yo a su siniestra Despueacutes los
servidores salieron para cumplir la tercera parte de las oacuterdenes es decir para cerrar las
puertas del castillo En ese momento mismo se escuchoacute un gran estreacutepito en el patio y
un servidor entroacute espantado diciendo
-Princesa ha entrado en este instante al patio el caballo del conde Kostaki solo y por
entero cubierto de sangre
-iexclOh -murmuroacute Smeranda levantaacutendose paacutelida y amenazadora- de tal modo volvioacute una
noche al castillo el caballo de su padre
Dirigioacute una mirada a Gregoriska no estaba paacutelido ya estaba liacutevido El caballo del
conde Koproli en efecto habiacutea regresado una noche al castillo todo manchado de
sangre y una hora despueacutes los servidores encontraron y trajeron el cuerpo del amo
cubierto de heridas Smeranda tomoacute una antorcha de manos de un criado se acercoacute a
la puerta y abrieacutendola bajoacute al patio El caballo espantado era retenido trabajosamente
por tres o cuatro servidores que haciacutean toda clase de esfuerzos para tranquilizarlo
Smeranda se aproximoacute al animal examinoacute la sangre que cubriacutea la silla y vio una herida
en su testuz
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-Kostaki fue muerto de frente -dijo ella- en duelo y por un solo enemigo Busquen su
cuerpo hijos miacuteos maacutes tarde buscaremos al homicida
Asiacute como el caballo habiacutea entrado por la puerta de Hango todos los servidores se
precipitaron afuera por ella y se vieron sus antorchas perderse en la campintildea y entrar
en lo profundo del bosque como en una hermosa noche de estiacuteo se ven centellear las
lucieacuternagas en la llanura de Niza o de Pisa
Smeranda como si hubiera estado segura de que la buacutesqueda no durariacutea mucho
aguardoacute enhiesta en la puerta Ni una laacutegrima humedeciacutea las mejillas de aquella madre
desolada sin embargo se veiacutea que la desesperacioacuten rugiacutea tempestuosa en lo profundo
de su corazoacuten Gregoriska estaba detraacutes de ella y yo cerca de Gregoriska Al
abandonar la sala parecioacute querer ofrecerme su brazo pero no se habiacutea atrevido a
hacerlo De ahiacute en cerca de un cuarto de hora se vio aparecer en el recodo del camino
una antorcha luego una segunda una tercera y finalmente se distinguieron todas Soacutelo
que ahora en vez de dispersarse estaban agrupadas en torno a un centro comuacuten Ese
centro era como bien pronto se pudo advertir unas parihuelas1 con un hombre tendido
sobre ellas El fuacutenebre cortejo avanzaba lentamente pero al cabo de diez minutos
quienes lo llevaban se descubrieron instintivamente la cabeza y taciturnos entraron en
el patio donde fue depositado el cuerpo Entonces con un majestuoso gesto Smeranda
ordenoacute que se le abriera paso y acercaacutendose al cadaacutever puso una rodilla en tierra ante
eacutel apartoacute los cabellos que le formaban un velo sobre el rostro y estuvo contemplaacutendolo
largamente sin derramar una laacutegrima Le abrioacute luego la vestimenta moldava y apartoacute
camisa ensangrentada La herida se hallaba en la parte diestra del pecho Debiacutea haber
sido hecha con una hoja recta y de dos filos Recordeacute haber visto esa mantildeana misma al
costado de Gregoriska el largo cuchillo de caza que serviacutea de bayoneta a su carabina
Busqueacute con los ojos el arma no estaba ya alliacute Smeranda se hizo llevar agua mojoacute en
ella su pantildeuelo y lavoacute la llaga Una sangre pura y tibia todaviacutea enrojecioacute los labios de
la herida El espectaacuteculo que teniacutea bajo los ojos era a un tiempo atroz y sublime
Aquella vasta caacutemara ahumada por las antorchas de resina aquellos rostros baacuterbaros
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aquellos ojos centelleantes de ferocidad aquellos ropajes singulares aquella madre
que a la vista de la sangre aun caacutelida calculaba cuaacutento tiempo haciacutea que la muerte
arrebatara a su hijo aquel profundo silencio interrumpido soacutelo por los sollozos de los
bandidos cuyo jefe era Kostaki todo eso repito teniacutea en siacute algo de atroz y de sublime
Smeranda acercoacute sus labios a la frente de su hijo y se levantoacute en seguida echaacutendose
a las espaldas las largas trenzas de blancos cabellos que se le habiacutean desunido
-iexclGregoriska ndashdijo
Gregoriska se estremecioacute sacudioacute la cabeza y saliendo de su atoniacutea
-Madre miacutea -respondioacute
-Ven aquiacute hijo miacuteo y escuacutechame
Gregoriska obedecioacute temblando pero obedecioacute
A medida que se aproximaba al cuerpo de Kostaki la sangre brotaba de la herida maacutes
abundante y maacutes roja Afortunadamente Smeranda no miraba maacutes hacia aquel lado
pues a la vista de aquella sangre no habriacutea tenido ya necesidad de buscar el asesino
-Gregoriska -dijo ella- bien seacute que Kostaki y tuacute no se miraban con buenos ojos bien seacute
que tuacute eres un Waivady por parte de tu padre y eacutel un Koproli por parte del suyo pero
por parte de madre son ambos de la sangre de los Brankovan Seacute que tuacute eres un hombre
de ciudad occidental y eacutel un hijo de las montantildeas orientales pero por el seno que los
llevoacute a ambos son hermanos iexclPues bien Gregoriska quiero saber si mi hijo seraacute
llevado a yacer junto a la tumba de su padre sin que haya sido pronunciado el
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juramento si yo en fin podreacute llorar tranquila como mujer descansando en ti vale decir
en un hombre para el castigo
-Dime sentildeora el nombre del homicida y ordena te juro que dentro de una hora si tuacute
lo exiges habraacute dejado de vivir
-iquestJuras so pena de mi maldicioacuten lo has entendido hijo miacuteo iquestJuras que el asesino
moriraacute que no dejaraacutes piedra sobre piedra de su casa que su madre sus hijos sus
hermanos su mujer o su prometida pereceraacuten por tu mano Juacuteralo y al jurarlo invoca
sobre ti la coacutelera celeste si faltas a la sacra promesa Si faltas a esta sacra promesa
padeceraacutes la miseria la execracioacuten de los amigos la maldicioacuten de tu madre
Gregoriska extendioacute la mano sobre el cadaacutever y
-iexclJuro que el asesino moriraacute -dijo
A aquel singular juramento cuyo verdadero sentido yo sola y el muerto quizaacute podiacuteamos
comprender vi o creiacute ver cumplirse un horrendo prodigio Los ojos del cadaacutever se
abrieron se fijaron sobre miacute maacutes vivos cual nunca los viera y como si aquella mirada
hubiera sido palpable sentiacute penetrarme hasta el corazoacuten un hierro candente No resistiacute
tanto dolor y me desvaneciacute
Cuando recobreacute los sentidos me encontreacute acostada sobre el lecho de mi caacutemara una de
las dos mujeres velaba cerca de miacute Pregunteacute doacutende estaba Smeranda me fue
contestado que velaba junto al cuerpo de su hijo Pregunteacute doacutende estaba Gregoriska se
me dijo que en el monasterio de Hango
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Ahora no era preciso huir iquestno habiacutea muerto Kostaki No se debiacutea ya hablar de boda
iquestpodiacutea yo casarme con el fratricida Transcurrieron asiacute tres diacuteas y tres noches en medio
de extrantildeos suentildeos En la vigilia y en el suentildeo veiacutea siempre aquellos dos ojos vivos en
ese rostro de muerto era una visioacuten horrenda Kostaki debiacutea ser sepultado al tercer diacutea
Por la mantildeana me fue traiacutedo de parte de Smeranda un vestido completo de viuda Me
lo puse y bajeacute La casa pareciacutea vaciacutea todos estaban en la capilla Me encamineacute hacia
ella y al tiempo que trasponiacutea su umbral vino a mi encuentro Smeranda a quien no
habiacutea visto desde hacia tres diacuteas
Se hubiera dicho que era la imagen del Dolor Con lento movimiento como el de una
estatua posoacute sobre mi frente sus helados labios y con voz que pareciacutea salir ya de la
tumba pronuncioacute las habituales palabras iexclKostaki te ama No se pueden imaginar
el efecto que produjeron en miacute aquellas palabras Esa protesta de amor expresada en
presente en vez de en pasado que deciacutea te ama y no ya te amaba ese amor de
ultratumba que veniacutea a buscarme en la vida hizo sobre mi corazoacuten una impresioacuten
terrible Al mismo tiempo se apoderaba de miacute un extrantildeo sentimiento tal como si fuera
verdaderamente la mujer de aquel que habiacutea muerto no la prometida del vivo Aquel
atauacuted me atraiacutea a mi pesar dolorosamente como la sierpe atrae al pajarillo por ella
fascinado
Busqueacute con los ojos a Gregoriska lo vi paacutelido y enhiesto contra una columna miraba
hacia lo alto No seacute decir si me vio Los monjes del convento de Hango rodeaban el
cuerpo cantando salmos del rito griego a veces armoniosos con frecuencia monoacutetonos
Tambieacuten yo hubiera querido orar pero la plegaria expiraba en mis labios mi mente
estaba tan confusa que me pareciacutea antes bien presenciar un consistorio de demonios
que una reunioacuten de monjes Cuando fue sacado el cuerpo de alliacute quise seguirlo pero
desfallecieron mis fuerzas Sentiacute doblaacuterseme las piernas y me apoyeacute en la puerta
Entonces Smeranda se me acercoacute e hizo una sentildea a Gregoriska Este se aproximoacute
Smeranda me habloacute en moldavo
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-Mi madre me ordena repetirte palabra por palabra lo que va a decir -me expresoacute
Gregoriska
Smeranda habloacute de nuevo cuando hubo terminado
-He aquiacute las palabras de mi madre -dijo eacutel- Lloras a mi hijo Edvige tu lo amabas
iquestverdad Te agradezco las laacutegrimas y tu amor de ahora en adelante tienes una patria
una madre una familia Derramemos las muchas laacutegrimas debidas a los muertos luego
seamos de nuevo dignas ambas de aquel que ya no es iexclyo su madre tuacute su mujer
Adioacutes vuelve a tu caacutemara yo acompantildeareacute a mi hijo hasta su uacuteltima morada cuando
regrese me encerrareacute en mi estancia con mi dolor y me volveraacutes a ver soacutelo cuando lo
haya vencido estate tranquila matareacute este dolor porque no quiero que me mate a miacute
A estas palabras de Smeranda traducidas por Gregoriska no pude responder sino con
un gemido Subiacute a mi caacutemara el fuacutenebre cortejo se alejoacute y lo vi desaparecer en el
aacutengulo del camino El convento de Hango estaba a soacutelo media legua de distancia del
castillo en liacutenea recta pero los obstaacuteculos del suelo haciacutean dar muchas vueltas al
camino de modo que se empleaban dos horas en recorrer aquel espacio Era el mes de
noviembre Las jornadas se habiacutean tornado friacuteas y breves y a las cinco ya era noche
oscura Hacia las siete vi reaparecer las antorchas el cortejo fuacutenebre habiacutea regresado
El cadaacutever reposaba en la tumba de sus padres todo estaba concluido
Les dije ya en queacute singular pesadilla viviacutea presa luego del fatal suceso que nos
sumergiera a todos en el duelo y sobre todo despueacutes que viera reabrirse y fijarse sobre
miacute los ojos cerrados del muerto La noche que siguioacute oprimida por las emociones
experimentadas durante el diacutea estaba auacuten maacutes triste Escuchaba sonar todas las horas
del reloj del castillo y a medida que el tiempo fugitivo me acercaba al momento en
que habiacutea muerto Kostaki me sentiacutea cada vez maacutes desconsolada Sonaron las nueve
menos cuarto Entonces se apoderoacute de miacute una extrantildea sensacioacuten Me corriacutea por todo el
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cuerpo un terror un estremecimiento que me helaba luego una especie de suentildeo
invencible entorpeciacutea mis sentidos me oprimiacutea el pecho y me velaba los ojos Tendiacute
el brazo y fui a caer de espaldas sobre el lecho Sin embargo no habiacutea perdido
totalmente los sentidos como para que no pudiera oiacuter como unos pasos acercaacutendose a
mi puerta despueacutes me parecioacute abrirse la puerta en seguida no vi ni escucheacute maacutes nada
Soacutelo sentiacute un vivo dolor en el cuello Luego de lo cual caiacute en profundo letargo
Me desperteacute a medianoche mi laacutempara ardiacutea auacuten intenteacute levantarme pero estaba tan
deacutebil que hube de repetir la tentativa dos veces Finalmente logreacute superar mi debilidad
y como despierta sentiacutea en el cuello el mismo dolor que experimentara en el suentildeo me
arrastreacute apoyaacutendome en el muro hasta el espejo y mireacute Algo que semejaba la
punzadura de un alfiler marcaba la arteria de mi cuello Creiacute que alguacuten insecto me
hubiera picado durante el suentildeo y como me sentiacutea abatida por la extenuacioacuten me
acosteacute de nuevo y me dormiacute A la mantildeana me desperteacute como de costumbre pero
entonces sentiacute una tal debilidad como la experimentara soacutelo una vez en mi vida a la
mantildeana siguiente de un diacutea en que fuera sangrada Me mireacute en el espejo y me sorprendiacute
de mi extraordinaria palidez La jornada transcurrioacute triste y oscura experimentaba yo
una cosa singular cuando me encontraba en un lugar sentiacutea necesidad de quedarme
alliacute cualquier cambio de posicioacuten me fatigaba
Llegada la noche me trajeron la laacutempara mis mujeres seguacuten podiacutea yo comprender por
sus gestos se ofrecieron a quedarse conmigo Se lo agradeciacute y salieron A la misma
hora que la noche precedente experimenteacute los mismos siacutentomas Quise levantarme
entonces y pedir ayuda pero no pude llegar a la salida Oiacute vagamente dar las nueve
menos cuarto los pasos resonaron se abrioacute la puerta pero yo no veiacutea ni escuchaba
nada y como la noche anterior caiacute de espaldas sobre el lecho Como el diacutea anterior
experimenteacute un dolor en el mismo sitio Como el diacutea anterior me desperteacute a
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medianoche pero maacutes paacutelida y maacutes deacutebil auacuten Al diacutea siguiente se renovoacute la horrible
pesadilla
Estaba decidida a bajar a la estancia de Smeranda por muy deacutebil que me sintiera
cuando entroacute en la caacutemara una de mis mujeres y pronuncioacute el nombre de Gregoriska
El joven la seguiacutea Intenteacute levantarme para recibirle pero volviacute a caer en mi silloacuten Eacutel
dio un grito al verme y quiso lanzarse hacia miacute pero tuve la fuerza de tender el brazo
hacia eacutel
-iquestQueacute vienes a hacer aquiacute -le pregunteacute
-iexclAy -dijo eacutel- iexclveniacutea a decirte adioacutes A decirte que abandono este mundo que me es
insoportable sin tu amor y tu presencia a anunciarte que me retiro al monasterio de
Hango
-Gregoriska -le respondiacute- estaacutes privado de mi presencias pero no de mi amor iexclAy Te
amo siempre y mi mayor pena es que este amor sea en adelante casi un delito
-Entonces iquestpuedo esperar que rogaraacutes por miacute Edvige
-Siacute pero no lo podreacute hacer por largo tiempo -repliqueacute yo con una sonrisa
-iquestPor queacute no Pero en verdad te veo muy abatida Dime iquestqueacute tienes iquestPor queacute tan
paacutelida
-Porque Dios tiene ciertamente piedad de miacute y a eacutel me llama
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
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Gregoriska se me acercoacute me tomoacute una mano que no tuve fuerza de sustraerle
miraacutendome fijo al rostro
-Esa palidez no es natural Edvige -me dijo- iquestcuaacutel es la causa
-Si te la dijera Gregoriska creeriacuteas que estoy loca
-No no habla Edvige te lo suplico estamos en un paiacutes que no se parece a ninguacuten otro
paiacutes en una familia que no se asemeja a ninguna otra familia Dime diacutemelo todo te lo
encarezco
Se lo narreacute todo la extrantildea alucinacioacuten que me poseiacutea a la hora en que Kostaki debioacute
morir ese terror ese letargo ese friacuteo glacial esa postracioacuten que me haciacutea caer de
espaldas sobre el lecho ese ruido de pasos que me pareciacutea oiacuter esa puerta que creiacutea ver
abrirse y finalmente ese agudo dolor en el cuello seguido de una palidez y de una
debilidad siempre crecientes Creiacutea yo que mi relato pareceriacutea a Gregoriska un
comienzo de locura y lo terminaba con una cierta timidez cuando por el contrario
advertiacute que me prestaba gran atencioacuten
Cuando hube terminado de hablar Gregoriska reflexionoacute un instante
-iquestDe manera -preguntoacute eacutel- que te duermes cada noche a las nueve menos cuarto
-Siacute por muchos que sean los esfuerzos que haga para resistir al suentildeo
-iquestY a esa misma hora crees ver abrirse la puerta
-Siacute aunque eche el cerrojo
-iquestY luego experimentas un agudo dolor en el cuello
-Siacute aunque sea apenas visible la sentildeal de la herida
-iquestMe permites ver
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
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Dobleacute la cabeza hacia atraacutes Examinoacute eacutel la cicatriz
-Edvige -dijo Gregoriska despueacutes de un momento de reflexioacuten- iquesttienes confianza en
miacute
-iquestMe lo preguntas -contesteacute
-iquestCrees en mi palabra
-Como creo en el Evangelio
-iexclBien Edvige por mi fe te juro que no tienes ocho diacuteas de vida si no aceptas hacer
hoy mismo lo que voy a decirte
-iquestY si consiento
-Si consientes quizaacutes te salves
-iquestQuizaacutes -eacutel se calloacute- Suceda lo que fuere Gregoriska -continueacute diciendo yo- hareacute
cuanto me ordenes hacer
-Escucha entonces -dijo eacutel- y ante todo no te espantes En tu paiacutes como en Hungriacutea y
en nuestra Rumaniacutea existe una tradicioacuten
Tembleacute porque esa tradicioacuten ya habiacutea vuelto a mi memoria
-iexclAh iquestSabes lo que quiero decir
-Siacute -contesteacute- en Polonia vi algunas personas padecer el horrendo hecho
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-Quieres hablar del vampiro iquestno es verdad
-Siacute nintildea auacuten me sucedioacute ver desenterrar en el cementerio de una aldea perteneciente
a mi padre cuarenta personas muertas en quince diacuteas sin que se hubiera podido en
ninguna ocasioacuten acertar con la causa de su muerte Diecisiete de esos cadaacuteveres
expusieron todos los signos de vampirismo es decir fueron encontrados frescos como
si hubieran estado vivos los otros eran sus viacutectimas
-iquestY queacute se hizo para liberar de eso a la regioacuten
-Se les clavoacute un palo en el corazoacuten y luego los quemaron
-Siacute asiacute se acostumbra hacer pero para nosotros eso no basta Para librarte de tu
fantasma antes quiero conocerlo y iexclpor Dios lo conocereacute Siacute y si es preciso luchareacute
cuerpo a cuerpo con eacutel quienquiera fuere
-iexclOh Gregoriska -exclameacute espantada
Dijo
-Quienquiera que fuere lo repito Mas para llevar a buen fin esta terrible aventura es
necesario que hagas todo lo que te exigireacute
-Di
-Estate preparada a las siete Desciende a la capilla pero desciende sola es necesario
que venzas a toda costa tu debilidad Edvige Alliacute recibiremos la bendicioacuten nupcial
Consieacutentemelo amada miacutea para velar por ti Luego subiremos de nuevo a esta caacutemara
y entonces veremos
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
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-iexclOh Gregoriska -exclameacute- iexclsi es eacutel te mataraacute
-No temas amada Edvige Consiente solamente
-Sabes bien que hareacute todo lo que quieras Gregoriska
-Entonces hasta luego a la noche
-Siacute haz lo que creas maacutes oportuno y te secundareacute yo cuanto mejor pueda adioacutes
Se fue Un cuarto de hora despueacutes vi a un caballero precipitarse a toda carrera por el
camino del monasterio era eacutel
Apenas le hube perdido de vista caiacute de rodillas y oreacute oreacute como ya no se reza en
nuestras tierras sin fe y aguardeacute a las siete ofreciendo a Dios y a los santos el
holocausto de mis pensamientos no me levanteacute sino al sonar las siete Estaba deacutebil
como una moribunda paacutelida como una muerta Me echeacute sobre la cabeza un gran velo
negro descendiacute la escalera apoyaacutendome en el muro y me dirigiacute a la capilla sin
encontrar a nadie
Gregoriska me esperaba con el padre Basilio prior del monasterio de Hango Centildeiacutea
una espada santa reliquia de un antiguo cruzado que asistiera a la toma de
Constantinopla con Ville-Hardouin y Baldouin de Flandes
-Edvige -dijo eacutel golpeando con la mano su espada- con la ayuda de Dios eacutesta romperaacute
el encantamiento que amenaza tu vida Aceacutercate pues resueltamente este santo
hombre que ya ha recibido mi confesioacuten recibiraacute nuestros juramentos
Comenzoacute la ceremonia quizaacute nunca otra fue maacutes sencilla y a un tiempo maacutes solemne
Nadie asistiacutea al monje eacutel mismo nos puso sobre la cabeza las coronas nupciales
Vestidos ambos de luto giramos en torno al altar con un cirio en la mano luego el
monje tras pronunciar las sacras palabras agregoacute
Vaacuteyanse ahora hijos miacuteos y el Sentildeor les deacute fuerza y valor para luchar contra el
enemigo del humano geacutenero Armados de la inocencia de ustedes y defendidos por Su
justicia venceraacuten al demonio Vayan y benditos sean
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Besamos los libros santos y salimos de la capilla Entonces por vez primera me apoyeacute
en el brazo de Gregoriska y me parecioacute que al contacto de aquel fuerte brazo de aquel
noble corazoacuten volviacutea a mis venas la vida Estaba segura del triunfo porque Gregoriska
estaba conmigo subimos a mi caacutemara Sonaban las ocho y media
-Edvige -me dijo entonces Gregoriska- no tenemos tiempo que perder iquestQuieres
dormir como de costumbre para que todo suceda durante tu suentildeo o bien permanecer
desvelada y verlo todo
-Junto a ti nada temo quiero permanecer despierta y verlo todo
Gregoriska extrajo de su pecho un boj2 bendito huacutemedo auacuten de agua santa y me lo
dio
-Toma entonces esta ramita -me dijo- acueacutestate en tu lecho recita las preces de la
Virgen y aguarda sin temor Dios estaacute con nosotros Cuida ante todo de no dejar caer
la ramita con ella podraacutes ordenar aun en el infierno No me llames no des ninguacuten
grito reza confiacutea y aguarda
Me acosteacute en el lecho Cruceacute las manos sobre el seno y puse sobre eacutel la ramita
bendecida Gregoriska se ocultoacute tras del trono de que ya hableacute Contaba yo los minutos
y de seguro mi esposo haciacutea lo mismo Sonaron los tres cuartos Vibraba auacuten el tantildeir
del martillo cuando me sentiacute presa del mismo entorpecimiento del mismo terror y del
mismo friacuteo glacial de los diacuteas precedentes acerqueacute a mis labios la rama bendita y
aquella primera sensacioacuten se desvanecioacute Oiacute entonces muy claro el ruido de aquel
conocido paso lento y medido que subiacutea los peldantildeos de la escalera y se aproximaba a
la puerta Luego la puerta se abrioacute despaciosamente sin ruido como empujada por
sobrenatural fuerza y entonces -La voz se apagoacute a medias casi sofocada en la
garganta de la narradora- Y entonces -continuoacute haciendo un esfuerzo- vi a Kostaki
paacutelido como se me apareciera en las parihuelas2 los largos cabellos negros cayeacutendole
sobre las espaldas goteaban sangre vestiacutea como de costumbre pero teniacutea descubierto
el pecho y dejaba ver su sangrante herida Todo estaba muerto todo era cadaacutever
carne ropas porte solamente los ojos aquellos terribles ojos estaban vivos
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Ante aquella aparicioacuten iexclextrantildeo es decirlo en vez de sentir duplicaacuterseme el espanto
sentiacute crecerme el valor Dios me lo enviaba de seguro para decidir mi situacioacuten y
defenderme del infierno Al primer paso que el espectro dio hacia mi lecho le claveacute
intreacutepidamente los ojos en el rostro y le presenteacute la rama bendita El espectro intentoacute
avanzar pero un poder maacutes fuerte que eacutel lo retuvo en el sitio Se detuvo
-iexclOh -murmuroacute- ella no duerme lo sabe todo
Pronuncioacute eacutel estas palabras en lengua moldava y sin embargo las comprendiacute yo como
si hubieran sido pronunciadas en lengua por miacute sabida
Estaacutebamos asiacute uno frente al otro el fantasma y yo sin que pudiera apartar mis miradas
de las suyas cuando con el rabillo del ojo vi a Gregoriska salir detraacutes del baldaquino
semejante al aacutengel exterminador y con la espada en el puntildeo Se hizo la sentildeal de la cruz
con la mano siniestra y avanzoacute lentamente con la espada tendida vuelta hacia el
fantasma eacuteste al ver al hermano desenvainoacute tambieacuten el sable soltando una horrible
carcajada pero apenas su sable tocoacute el hierro bendito el brazo le cayoacute inerte junto al
cuerpo Kostaki exhaloacute un suspiro de rabia y desesperacioacuten
-iquestQueacute quieres de miacute -preguntoacute al hermano
-En nombre del Dios verdadero y viviente -dijo Gregoriska- te conjuro a que respondas
-Habla -dijo el espectro rechinando los dientes
-iquestTe he tendido yo una emboscada
-No
-iquestTe he asaltado yo
-No
-Te he herido yo
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-No
-Te arrojaste tuacute mismo sobre mi espada y tuacute mismo corriste al encuentro de la muerte
Luego ante Dios y los hombres no soy culpable yo del delito de fratricidio luego no
has recibido una misioacuten divina sino infernal luego has salido de tu tumba no como una
sombra santa sino como un espectro maldito y volveraacutes a tu tumba
-iexclCon ella siacute -exclamoacute Kostaki haciendo un supremo esfuerzo para apoderarse de miacute
-iexclVolveraacutes allaacute solo -exclamoacute a su vez Gregoriska- Esta mujer me pertenece
Y al pronunciar tales palabras tocoacute con la punta del hierro bendito la llaga viva Kostaki
exhaloacute un grito como si le hubiera tocado una espada de fuego y llevaacutendose una mano
al pecho dio un paso atraacutes Al mismo tiempo Gregoriska con un movimiento que
pareciacutea coordinado con el del hermano dio un paso adelante entonces con los ojos
fijos en los ojos del muerto con la espada contra el pecho de su hermano comenzoacute una
marcha lenta terrible solemne Era algo semejante al pasaje de don Juan y el
comendador el espectro retrocediacutea bajo la presioacuten de la sacra espada bajo la voluntad
irresistible del campeoacuten de Dios que lo seguiacutea paso a paso sin pronunciar una palabra
ambos anhelantes ambos liacutevidos del rostro el vivo arrojando al muerto y obligaacutendolo
a abandonar el castillo su anterior morada para volver a la tumba su morada futura
Lo aseguro a fe miacutea iexclera cosa horrenda de verse Y sin embargo yo misma movida
por una fuerza superior invisible desconocida sin saber lo que haciacutea me levanteacute y los
seguiacute Bajamos la escalera iluminados soacutelo por las ardientes pupilas de Kostaki
Atravesamos la galeriacutea y el patio y luego traspusimos la puerta siempre con el mismo
paso medido el espectro retrocediendo Gregoriska con el brazo tendido yo detraacutes de
ellos
Esta marcha fantaacutestica duroacute una hora pues era necesario volver el cadaacutever a su tumba
pero en vez de seguir el camino acostumbrado Kostaki y Gregoriska atravesaron el
terreno en liacutenea recta cuidaacutendose poco de los obstaacuteculos que para ellos ya no existiacutean
ante ellos el suelo se allanaba los torrentes se secaban los aacuterboles se apartaban las
rocas se abriacutean El mismo milagro se operaba para miacute soacutelo que el cielo me pareciacutea todo
cubierto de un negro velo las lunas y las estrellas habiacutean desaparecido y en medio de
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las tinieblas soacutelo veiacutea resplandecer los ojos llameantes del vampiro Llegamos de tal
modo a Hango y pasamos a traveacutes del seto vivo de madrontildeos que serviacutea de cerco al
cementerio Apenas entrada distinguiacute entre las sombras la tumba de Kostaki junto a
la de su padre no sabiacutea que estuviera alliacute y sin embargo la reconociacute Nada me era
desconocido en aquella noche
Gregoriska se detuvo al borde de la fosa abierta
-Kostaki -dijo eacutel- aun no estaacute todo terminado para ti y una voz del cielo me avisa que
puede concebirse el perdoacuten si te arrepientes iquestprometes retornar a la tumba iquestno salir
de ella maacutes iquestconsagrar a Dios el culto que consagraste al infierno
-iexclNo -respondioacute Kostaki
-iquestTe arrepientes -preguntoacute Gregoriska
-iexclNo
-Por uacuteltima vez iquestte arrepientes
-iexclNo
-iexclBien Invoca la ayuda de Satanaacutes como invoco yo la de Dios y veremos quieacuten saldraacute
esta vez auacuten victorioso
Resonaron simultaacuteneamente dos gritos los hierros se cruzaron despidiendo centellas
y la lucha duroacute un minuto que me parecioacute un siglo Kostaki cayoacute vi alzarse la terrible
espada de su hermano introduciacutersela en el cuerpo y clavar ese cuerpo sobre la tierra
recieacuten removida Un uacuteltimo grito que nada teniacutea de humano se alzoacute por el aire Acudiacute
Gregoriska estaba en pie pero vacilante Le di apoyo con mis brazos
-iquestEstaacutes herido -le pregunteacute ansiosamente
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-No -me respondioacute- pero en tal duelo querida Edvige la lucha no la herida mata He
luchado con la muerte y a ella pertenezco
-Amigo amigo -exclameacute- aleacutejate de aquiacute y acaso vuelvas a la vida
-No eacutesta es mi tumba Edvige pero no perdamos tiempo toma un poco de esta tierra
impregnada de su sangre y apliacutecala a la mordedura que te hizo es el uacutenico medio que
puede preservarte en el porvenir de su horrendo amor
Obedeciacute temblando Me inclineacute para recoger aquella tierra sanguinosa y al doblarme
vi el cadaacutever clavado al suelo la espada bendita le atravesaba el corazoacuten y una sangre
oscura le brotaba abundante de la herida como si hubiera muerto en aquel momento
Amaseacute un poco de tierra con la sangre y apliqueacute a mi herida el espantoso talismaacuten
-Ahora mi adorada Edvige -dijo Gregoriska con voz semiapagada- escucha bien mi
uacuteltimo consejo Abandona el paiacutes apenas te sea posible Soacutelo la distancia es una
seguridad para ti El padre Basilio recibioacute hoy mi suprema voluntad y la cumpliraacute
iexclEdvige un beso iexclEl uacuteltimo el uacutenico beso iexclEdvige me muero
Y asiacute diciendo Gregoriska cayoacute junto al hermano
En cualquier otra circunstancia en medio de aquel cementerio cerca de aquella tumba
abierta con aquellos dos cadaacuteveres yaciendo uno junto al otro hubiera enloquecido
pero como dije ya Dios me habiacutea inspirado una fuerza igual a los acontecimientos de
los que eacutel me haciacutea no soacutelo testigo sino tambieacuten actriz Mientras miraba a mi alrededor
en busca de ayuda vi abrirse la puerta del monasterio y avanzar los monjes de a dos
conducidos por el padre Basilio llevando cirios ardientes y cantando las preces de
difuntos El padre Basilio habiacutea llegado haciacutea poco al convento y previendo lo
sucedido se dirigiacutea al cementerio con toda la congregacioacuten Me encontroacute viva cerca de
los dos muertos Una uacuteltima convulsioacuten habiacutea retorcido el rostro de Kostaki
Gregoriska en cambio estaba tranquilo y casi sonriente Fue sepultado como lo deseara
eacutel junto al hermano el cristiano junto al maldito Smeranda cuando tuvo noticia de la
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nueva desdicha quiso verme fue a buscarme al convento de Hango y supo de mis
labios cuanto habiacutea acontecido en aquella tremenda noche
Le referiacute todos los detalles de la fantaacutestica historia pero ella me escuchoacute como ya me
escuchara Gregoriska sin mostrar estupor ni espanto
-Edvige -me contestoacute ella despueacutes de un instante de silencio- por muy extrantildeo que sea
lo que me has narrado dijiste soacutelo la verdad La estirpe de los Brankovan estaacute maldita
hasta la tercera y cuarta generacioacuten porque un Brankovan matoacute a un sacerdote El
teacutermino de la maldicioacuten ha llegado pues tuacute aunque esposa eres virgen y en miacute se
extingue el linaje Si mi hijo te ha dejado en herencia un milloacuten toacutemalo Despueacutes de
mi muerte salvo los piacuteos legados que tengo la intencioacuten de hacer recibiraacutes el resto de
mis bienes Y ahora sigue el consejo de tu esposo Vuelve lo maacutes presto que puedas a
aquellas tierras donde Dios no permite que se cumplan tan horrendos prodigios No
necesito de nadie para llorar conmigo a mis hijos Mi dolor quiere soledad Adioacutes no
me tengas ya en cuenta Mi suerte futura me pertenece a miacute sola y a Dios
Y luego de besarme en la frente como de costumbre me dejoacute y fue a encerrarse en el
castillo de Brankovan
Ocho diacuteas despueacutes partiacute para Francia Como lo esperara Gregoriska mis noches no
fueron turbadas ya por el terrible fantasma Se restablecioacute mi salud y de aquel suceso
no me quedoacute otro recuerdo fuera de esta palidez mortal que suele acompantildear hasta la
tumba a toda humana criatura que haya sufrido el beso de un vampiro
________________
1 Parihuelas Utensilio para transportar cosas entre dos personas formado por dos
barras horizontales entre las que estaacute fijada una plataforma o cajoacuten Camilla cama
portaacutetil
2 Boj Arbusto de tallos ramosos con pequentildeas hojas ovales muy utilizado como
planta de jardiacuten y cuya madera es apreciada por su dureza
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La Dama Paacutelida
Alejandro Dumas
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Soy polaca nacida en Sandomir vale decir en un paiacutes donde las leyendas se tornan
artiacuteculos de fe donde creemos en las tradiciones de familia como y -acaso maacutes que- en
el Evangelio No hay castillo entre nosotros que no tenga su espectro ni una cabantildea
que no tenga su genio familiar En la casa del rico como en la del pobre en el castillo
como en la cabantildea se reconoce el principio amigo y el principio enemigo
A veces estos dos principios entran en lucha y se combaten Entonces se escuchan
ruidos tan misteriosos en los corredores rugidos tan horrendos en las antiguas torres
sacudidas tan formidables en las murallas que los habitantes huyen de la cabantildea como
del castillo y aldeanos y nobles corren a la iglesia en procura de la cruz bendita o de
las santas reliquias uacutenicos resguardos contra los demonios que nos atormentan Pero
otros dos principios maacutes terribles auacuten maacutes furiosos e implacables se encuentren alliacute
enfrentados la tiraniacutea y la libertad
Habiacutea venido a encerrarse en nuestro castillo con la intencioacuten de sepultarse bajo sus
ruinas Mientras no temiacutea nada por eacutel temblaba por miacute Y en efecto para eacutel era uacutenico
riesgo la muerte porque estaba seguriacutesimo de no caer vivo en manos del enemigo pero
a miacute me amenazaba la esclavitud el deshonor la verguumlenza Mi padre escogioacute diez
hombres entre los cien que le quedaban llamoacute al intendente le hizo entrega de cuanto
dinero y objetos preciosos poseiacuteamos y recordando que -en ocasioacuten de la segunda
divisioacuten de Polonia- mi madre casi nintildea auacuten habiacutea encontrado un asilo inaccesible en
el monasterio de Sabastru situado en medio de los montes Caacuterpatos le ordenoacute
El antildeo 1825 vio empentildearse entre Rusia y Polonia una de esas luchas en las cuales
creyeacuterase agotada toda la sangre de un pueblo como a menudo se agota la sangre de
una familia entera Mi padre y mis dos hermanos rebelados contra el nuevo zar habiacutean
ido a alinearse bajo la bandera de la independencia polaca postrada siempre siempre
renacida Un diacutea supe que mi hermano menor habiacutea sido muerto otro diacutea me
anunciaron que mi hermano mayor estaba mortalmente herido y por fin despueacutes de
una jornada angustiosa durante la cual yo habiacutea escuchado aterrorizada el tronar
siempre maacutes cercano del cantildeoacuten vi llegar a mi padre con un centenar de soldados de a
caballo residuo de tres mil hombres que eacutel comandaba
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conducirme a aquel monasterio que abririacutea a la hija como haciacutea tiempo a la madre sus
hospitalarias puertas
A despecho del gran amor que mi padre alimentaba por miacute nuestros saludos no fueron
largos Seguacuten todas las probabilidades los rusos debiacutean llegar el diacutea siguiente a la vista
del castillo por lo que no habiacutea tiempo que perder Me puse de prisa un vestido de
amazona con el que soliacutea acompantildear a mis hermanos en la caza Me trajeron ensillado
el mejor caballo de la cuadra mi padre me puso en los bolsillos del arzoacuten sus propias
pistolas obras maestras de las faacutebricas de Tula me abrazoacute y dio la orden de partida
Durante aquella noche y el diacutea siguiente recorrimos veinte leguas costeando uno de
esos riacuteos sin nombre que desembocan en el Viacutestula Esta primer doble etapa nos habiacutea
sustraiacutedo al peligro de caer en manos de los rusos El sol se dirigiacutea al tramonto cuando
vimos brillar las nevadas cimas de los Caacuterpatos
Hacia la noche del diacutea siguiente llegamos a su pie al fin en la mantildeana del tercer diacutea
comenzamos a avanzar por una de sus gargantas Nuestros Caacuterpatos no se parecen a
los feacutertiles montes del occidente de ustedes Cuanto la naturaleza tiene de
extraordinario y grandioso se presenta alliacute en toda su majestad Sus tempestuosas
cumbres se pierden en las nubes cubiertas de eternas nieves sus inmensos bosques de
abetos se inclinan sobre el terso espejo de lagos que por su vastedad semejan mares y
de aquellos lagos jamaacutes navecilla alguna ha surcado sus ondas jamaacutes redes de
pescadores turbaron su cristal profundo como el azul del cielo apenas de tiempo en
tiempo resuena alliacute la voz humana haciendo escuchar un canto moldavo al que
contestan los gritos de los animales selvaacuteticos y cantos y gritos van a desvelar alguacuten
solitario eco atoacutenito de que un ruido cualquiera le haya revelado su propia existencia
Por millas y millas se viaja alliacute bajo la umbriacutea boacuteveda de los bosques entrecruzados de
las inesperadas maravillas que la soledad nos descubre a cada instante y que hacen
pasar nuestro aacutenimo del estupor a la admiracioacuten Ahiacute doquiera hay peligro y el peligro
se compone de mil riesgos diversos pero no se tiene tiempo para atemorizarse tan
sublimes son aquellos riesgos Aquiacute hay alguna cascada a la que dio origen
imprevistamente la licuefaccioacuten de los hielos y que saltando de roca en roca invade
de pronto el angosto sendero que se recorre trazado por el paso de las fieras en fuga y
del cazador que las persigue alliacute hay aacuterboles minados por el tiempo que se desprenden
del suelo y se derrumban con horrible estreacutepito semejante al de un terremoto en otra
parte en fin son los huracanes los que nos envuelven de nubes en medio de las cuales
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se ve centellear extenderse y contorsionarse el relaacutempago como sierpe inflamada
Luego tras de haber superado aquellas moles agrestes aquellos bosques primitivos
tras de encontraros en medio de gigantescas montantildeas y bosques interminables nos
vemos ante inmensos paacuteramos como mares que tienen tambieacuten sus ondas y sus
tempestades aacuteridas y gibosas estepas donde la vista se pierde en un horizonte sin
liacutemite Entonces no es terror lo que experimentamos sino una triste y profunda
melancoliacutea de la cual nada hay que pueda distraernos porque el aspecto de la regioacuten
por lejos que se alargue nuestra mirada es siempre el mismo Ascendamos o
descendamos las cien veces iguales pendientes buscando en vano un camino trazado
al hallarnos tan perdidos en aquel aislamiento en medio de desiertos nos creemos
solos en la naturaleza y nuestra melancoliacutea se convierte en desolacioacuten Nos parece
inuacutetil caminar maacutes adelante porque no vemos una meta para nuestros pasos no
encontramos una aldea ni un castillo ni una cabantildea ni en suma vestigio de humana
morada Soacutelo de cuando en cuando como una tristeza maacutes en aquella regioacuten
melancoacutelica un pequentildeo lago sin cantildeas sin arbustos dormido en el fondo de un
barranco casi otro mar Muerto nos cierra el camino con sus verdes aguas sobre las
cuales se levantan al acercarnos algunas aves acuaacuteticas de gritos prolongados y
discordantes Rodeamos ese lago trasponemos el collado que estaacute delante de nosotros
descendemos a otro valle superamos otra colina y asiacute sucesivamente hasta que
hayamos llegado a los comienzos de la cadena de montes que van siempre
disminuyendo maacutes Pero si al concluir esa cadena nos volvemos hacia el mediodiacutea la
regioacuten recobra un caraacutecter majestuoso se nos presenta una naturaleza maacutes grandiosa y
descubriremos otra cadena de montantildeas maacutes altas de forma maacutes pintoresca de maacutes
rica vegetacioacuten toda cubierta de espesos bosques toda surcada de arroyos con la
sombra y con el agua renace tambieacuten la vida en aquella comarca se escucha ya el
tantildeido de la campana de una ermita y sobre el flanco de aquella montantildea se ve
serpentear una caravana Por fin a los uacuteltimos rayos del sol poniente se perciben desde
lejos a guisa de bandada de paacutejaros blancos apoyaacutendose las unas en las otras las casas
de una aldea que parece que se hubieran agrupado en cierto modo para defenderse de
un asalto nocturno pues con la vida ha vuelto el peligro aquiacute no se lucharaacute con osos y
lobos como en aquellas altas montantildeas sino con hordas de bandidos moldavos
Entretanto nos acercaacutebamos a nuestra meta Diez diacuteas de camino habiacutean transcurrido
sin ninguacuten incidente Ya distinguiacuteamos la cumbre del monte Pion que se eleva sobre
toda aquella familia de gigantes y sobre cuya vertiente meridional estaacute situado el
convento de Sabastru al cual yo me trasladaba Tres diacuteas maacutes y nos hallaacutebamos al
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teacutermino de nuestro viaje Eran los uacuteltimos diacuteas de julio Habiacuteamos tenido una jornada
muy caacutelida y hacia las cuatro respiraacutebamos con ansioso deleite las primeras brisas del
atardecer Habiacuteamos dejado atraacutes haciacutea poco las torres ruinosas de Niantzo Bajaacutebamos
a una llanura que empezaacutebamos a ver a traveacutes de una hendidura de la montantildea
Desde el sitio donde estaacutebamos ya podiacuteamos seguir con la vista el curso del Bistriza
de riberas esmaltadas de bermejeantes vintildeedos y de altas campaacutenulas de flores blancas
Bordeaacutebamos un abismo en cuyo fondo corriacutea el riacuteo que en aquel lugar teniacutea apenas
forma de torrente y nuestras cabalgaduras teniacutean escaso espacio para caminar dos de
frente Nos precediacutea un guiacutea quien inclinado de flanco sobre la grupa de su caballo
cantaba una cancioacuten morlaca cuyas palabras seguiacutea con singular atencioacuten El cantor
era tambieacuten al mismo tiempo el poeta Necesitariacutea ser uno de aquellos montantildeeses para
poder expresarnos la melancoliacutea de su cancioacuten con su salvaje tristeza con toda su
profunda sencillez Las palabras de la cancioacuten eran poco maacutes o menos las siguientes
iexclVean alliacute ese cadaacutever en la palude de Stavila donde corriera tanta sangre de
guerreros No es un hijo de Iliria no es un feroz bandido que despueacutes de haber engantildeado a la gentil Mariacutea roboacute exterminoacute incendioacute
Rauda como el relaacutempago una bala ha venido a atravesar el corazoacuten del bandido un
yatagaacuten le ha tronchado el cuello Pero oh misterio despueacutes de tres diacuteas su sangre tibia auacuten riega la tierra bajo el pino teacutetrico y solitario y ennegrece el paacutelido Ovigan
Sus ojos turquiacutees brillan siempre huyamos huyamos guay de quien pase por la
palude cerca de eacutel iexcles un vampiro El feroz lobo se aleja del impuro cadaacutever y el fuacutenebre buitre huye al monte de calvo frontis
De pronto se oyoacute la detonacioacuten de un arma de fuego y el silbar de una bala La cancioacuten
quedoacute interrumpida y el guiacutea herido de muerte se precipitoacute al abismo mientras su
caballo se deteniacutea temblando y tendiendo la inteligente testa hacia el fondo del
precipicio donde desapareciera su duentildeo Al mismo tiempo se levantoacute por los aires
un grito estridente y sobre los flancos de la montantildea vimos aparecer una treintena de
bandidos estaacutebamos completamente rodeados Cada uno de los nuestros empuntildeoacute un
arma y bien que tomados inopinadamente mis acompantildeantes como que eran viejos
soldados avezados al fuego no se dejaron intimidar y se pusieron en guardia Yo
misma dando el ejemplo empuntildeeacute una pistola y conociendo bien cuaacuten desventajosa
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era nuestra situacioacuten griteacute iexclAdelante y di con la espuela a mi caballo que se lanzoacute a
toda carrera hacia la llanura Pero teniacuteamos que veacuternosla con montantildeeses que brincaban
de roca en roca como verdaderos demonios de los abismos que aun saltando haciacutean
fuego manteniendo a nuestros flancos la posicioacuten tomada Por lo demaacutes nuestro plan
habiacutea sido previsto En un punto donde el camino se ensanchaba y la montantildea se
allanaba un poco aguardaba nuestro paso un joven a la cabeza de diez hombres a
caballo Cuando nos vieron pusieron al galope sus cabalgaduras y nos asaltaron de
frente mientras aquellos que nos perseguiacutean bajaban saltando en gran cantidad y
cortada de tal modo nuestra retirada nos rodeaban por todas partes
La situacioacuten era grave sin embargo acostumbrada desde nintildea a las escenas de guerra
pude apreciarla sin que se me escapara una sola circunstancia Todos aquellos hombres
vestidos de pieles de carnero llevaban inmensos sombreros redondos coronados de
flores naturales al modo de los huacutengaros Cada uno de ellos manejaba un largo fusil
turco que agitaban vivamente luego de haber disparado dando gritos salvajes y en la
cintura portaba un sable corvo y dos pistolas Su jefe era un joven de apenas veintidoacutes
antildeos de tez paacutelida de ojos negros y cabellos ensortijados que le caiacutean sobre las
espaldas Vestiacutea la casaca moldava guarnecida de piel y ajustada al cuerpo por una faja
con listas de oro y seda En su mano resplandeciacutea un sable corvo y en su cintura
reluciacutean cuatro pistolas Durante la lucha daba gritos roncos e inarticulados que
pareciacutean no pertenecer al habla humana y sin embargo eran una eficaz expresioacuten de
sus deseos pues a aquellos gritos obedeciacutean todos sus hombres ora echaacutendose a tierra
boca abajo para esquivar nuestras descargas ora levantaacutendose para disparar a su vez
haciendo caer a aquellos de nosotros que auacuten estaban de pie matando a los heridos
haciendo en suma de la lucha una carniceriacutea Yo habiacutea visto caer uno despueacutes del otro
los dos tercios de mis defensores Cuatro estaban auacuten ilesos y se apretaban a mi
alrededor no pidiendo una gracia que teniacutean la certidumbre de no conseguir y
pensando soacutelo en vender la vida lo maacutes cara que fuese posible Entonces el joven jefe
dio un grito maacutes expresivo que los anteriores tendiendo la punta de su sable hacia
nosotros En verdad aquella orden significaba que debiacutea rodearse nuestro uacuteltimo grupo
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de un cerco de fuego y fusilarnos a todos juntos pues de un golpe vimos apuntarnos
todos aquellos largos mosquetes
Comprendiacute que habiacutea llegado la hora final Alceacute los ojos y las manos al cielo
murmurando una uacuteltima plegaria y aguardeacute la muerte En ese instante vi no descender
sino precipitarse de pentildea en pena un joven que se detuvo enhiesto sobre una roca que
dominaba la escena semejante a una estatua en un pedestal y extendiendo la mano
hacia el campo de batalla pronuncioacute esta sola palabra iexclBasta Todas las miradas se
volvieron a esa voz y cada uno parecioacute obedecer al nuevo amo Soacutelo un bandido apuntoacute
de nuevo su fusil e hizo el disparo Uno de nuestros hombres dio un grito la bala le
habiacutea roto el brazo izquierdo Se volvioacute al punto para lanzarse sobre el que le hiriera
pero auacuten no habiacutea hecho cuatro pasos su caballo que un relaacutempago brilloacute por encima
de nosotros y el bandido rebelde cayoacute herido por una bala en la cabeza Tantas y tan
diversas emociones habiacutean acabado mis fuerza me desvaneciacute Cuando recobreacute los
sentidos me halleacute acostada sobre la hierba con la cabeza apoyada en las rodillas de un
hombre de quien no veiacutea sino la mano blanca y cubierta de anillos rodeaacutendome el
cuerpo mientras ante miacute estaba parado de brazos cruzados y la espada bajo la axila el
joven jefe moldavo que dirigiera el asalto contra nosotros
-Kostaki -deciacutea en franceacutes y con gesto autoritario el que me sosteniacutea- que tus hombres
se retiren de inmediato Deacutejame al cuidado de esta joven
-Hermano hermano -respondioacute aquel a quien eran dirigidas tales palabras y que
pareciacutea contenerse con esfuerzo- cuiacutedate de no cansar mi paciencia yo te dejo el
castillo deacutejame a miacute el bosque En el castillo tuacute eres el amo pero aquiacute yo soy
todopoderoso Aquiacute me bastariacutea una sola palabra para obligarte a obedecerme
-Kostaki yo soy el mayor lo que quiere decir que soy amo en todas partes asiacute en el
bosque como en el castillo allaacute y aquiacute Como a ti me corre por las venas la sangre de
los Brankovan sangre real que tiene el haacutebito de mandar y yo mando
-Manda a tus servidores Gregoriska no a mis soldados
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-Tus soldados son bandidos Kostaki bandidos que hareacute ahorcar en las almenas de
nuestras torres si no me obedecen al instante
-Bien intenta darles una orden
Sentiacute entonces que quien me sosteniacutea retiraba su rodilla y colocaba suavemente mi
cabeza sobre una piedra
Lo seguiacute ansiosa con la mirada y pude examinar a aquel joven que cayera por asiacute
decirlo del cielo en medio de la refriega y que yo habiacutea podido ver apenas estando
desmayada mientras apareciacutea a punto en escena Era un joven de veinticuatro antildeos de
alta estatura y con dos grandes ojos celestes y resplandecientes como el relaacutempago en
los que se leiacutea una extraordinaria decisioacuten y firmeza Los largos cabellos rubios indicio
de la estirpe eslava le caiacutean sobre las espaldas como los del arcaacutengel Miguel
circundando dos mejillas rubicundas y frescas sus labios realzados por una sonrisa
desdentildeosa dejaban ver una doble hilera de perlas Vestiacutea una especie de tuacutenica de
velludo negro calzones centildeidos a las piernas y botas bordadas en la cabeza teniacutea un
gorro puntiagudo ornado de una pluma de aacuteguila en la cintura portaba un cuchillo de
caza y al hombro una pequentildea carabina de dos cantildeos cuya precisioacuten habiacutea aprendido
a apreciar uno de los bandidos Extendioacute la mano y con ese gesto imperioso parecioacute
imponerse hasta a su hermano Pronuncioacute algunas palabras en lengua moldava las
cuales parecieron causar profunda impresioacuten sobre los bandidos Entonces a su vez
habloacute en la misma lengua el joven jefe y me parecioacute que su discurso estaba lleno de
amenazas y de imprecaciones A aquel largo y vehemente discurso el hermano mayor
contestoacute con una sola palabra Los bandidos se sometieron hizo un gesto y los
bandidos se sometieron hizo un gesto y los bandidos se reunieron detraacutes de nosotros
-iexclBien Sea pues Gregoriska -dijo Kostaki volviendo a hablar en franceacutes- Esta mujer
no iraacute a la caverna pero no por ello seraacute menos miacutea La encuentro hermosa la he
conquistado yo y la quiero yo
Asiacute diciendo se lanzoacute hacia miacute y me levantoacute entre sus brazos
-Esta mujer seraacute llevada al castillo y entregada a mi madre yo no la abandonareacute -dijo
mi protector
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-iexclMi caballo -gritoacute Kostaki en lengua moldava
Varios bandidos se apresuraron a obedecer condujeron a su sentildeor la cabalgadura
pedida Gregoriska miroacute en torno asioacute las bridas de un caballo sin duentildeo y saltoacute a la
silla sin tocar los estribos Kostaki bien que me teniacutea auacuten apretada entre sus brazos
montoacute en la silla casi tan aacutegilmente como su hermano y partioacute a todo galope El caballo
de Gregoriska parecioacute haber recibido el mismo impulso y fue a ponerse pegado al
flanco y al pescuezo del corcel de Kostaki Extrantildeo de verse eran aquellos dos
caballeros que volaban el uno junto al otro taciturnos silenciosos sin perderse de vista
un solo instante aun cuando aparentaran no mirarse y se entregaban por entero a sus
cabalgaduras cuya impetuosa carrera los llevaba a traveacutes de bosques rocas y
precipicios
Teniacutea la cabeza caiacuteda y esto me permitiacutea ver los bellos ojos de Gregoriska fijos en miacute
Kostaki lo advirtioacute me levantoacute la cabeza y ya no vi maacutes que su teacutetrica mirada
devoraacutendome Bajeacute los paacuterpados pero en vano a traveacutes de su velo veiacutea no obstante
siempre aquella mirada relampagueante que me penetraba hasta las viacutesceras y me
punzaba el corazoacuten Entonces me acaecioacute una extrantildea alucinacioacuten me pareciacutea ser la
Leonora de la balada de Buumlrger llevada por el caballo y el caballero fantasmas y
cuando sentiacute que se me cerraban abriacute los ojos amedrentada tan persuadida estaba de
ver alrededor miacuteo soacutelo cruces rotas y tumbas abiertas Vi algo un poco maacutes alegre era
el patio interno de un castillo moldavo construido en el siglo XIV
Kostaki me dejoacute resbalar a tierra bajando casi en seguida despueacutes que yo pero por
raacutepido que hubiera sido su acto Gregoriska le habiacutea precedido Como lo dijera en el
castillo eacutel era el amo Al ver llegar a los dos joacutevenes y a la extranjera que llevaban con
ellos acudieron los servidores pero aunque dividieron sus diligencias entre Kostaki y
Gregoriska apareciacutea claro que los mayores miramientos el respeto maacutes profundo eran
para el segundo Se aproximaron dos mujeres Gregoriska les dio una orden en lengua
moldava y con la mano me indicoacute que las siguiera La mirada que acompantildeaba aquel
gesto era tan respetuosa que yo no vacileacute absolutamente en obedecerle Cinco minutos
despueacutes me encontraba en una caacutemara que aun cuando pudiera parecer desnuda y triste
a una persona de menos faacutecil contentamiento era sin embargo evidentemente la maacutes
hermosa del castillo Una gran habitacioacuten cuadrada con una especie de divaacuten de sayal
verde asiento de diacutea lecho de noche Habiacutea tambieacuten alliacute cinco o seis sillones de encina
un inmenso cofre y en un aacutengulo un trono semejante a una gran silla de coro
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No habiacutea que hablar de cortinas en las ventanas y en el lecho A los costados de la
escalera que llevaba a aquella caacutemara se erguiacutean dentro de nichos tres estatuas de los
Brankovan de tamantildeo superior al natural Al poco rato trajeron nuestros bagajes entre
los cuales se encontraban tambieacuten mis maletas Las mujeres me ofrecieron sus
servicios Pero no obstante reparando el desorden que lo sucedido causara en mi
tocado conserveacute mi vestimenta de amazona la cual maacutes que cualquier otra acordaba
con el modo de vestir de mis hueacutespedes Apenas habiacutea hecho los pocos cambios
necesarios en mis ropas cuando oiacute golpear levemente en la puerta
-Adelante -dije en franceacutes siendo esta lengua para nosotros los polacos como saben
casi una segunda lengua materna
Entroacute Gregoriska
-iexclAh sentildeora cuaacutento me complace que hables franceacutes
-Y yo tambieacuten -respondiacute- estoy contenta de saber esta lengua porque de tal modo he
podido gracias a este hecho apreciar toda la generosidad de tu conducta conmigo En
esa lengua me defendiste de los designios de tu hermano y en esa lengua te ofrezco yo
la expresioacuten de mi sincero reconocimiento
-Te lo agradezco sentildeora Era cosa muy natural que me preocupara de una mujer que
se encontraba en tu situacioacuten Andaba de caza por los montes cuando llegaron a mi
oiacutedo algunas detonaciones anormales y continuas comprendiacute que se trataba de un
asalto a mano armada y marcheacute al encuentro del fuego como decimos nosotros en
teacuterminos guerreros A Dios gracias llegueacute a tiempo pero iquestseriacutea tal vez demasiado
atrevido si te preguntara oh sentildeora por cuaacutel motivo una mujer de alto linaje como
eres tuacute se ha visto reducida a aventurarse en nuestros montes
-Soy polaca -contesteacute- Mis dos hermanos sucumbieron no ha mucho en la guerra
contra Rusia mi padre a quien dejeacute yo mientras se preparaba a defender su castillo
sin duda se les ha reunido ya a esta hora y yo huyendo por orden de mi padre de todos
aquellos estragos iba en busca de refugio al monasterio de Sabastru donde mi madre
en su juventud y en circunstancias semejantes habiacutea encontrado asilo seguro
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
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-Eres enemiga de los rusos tanto mejor -dijo el joven- este tiacutetulo te seraacute poderosa ayuda
en el castillo y nosotros necesitaremos de todas nuestras fuerzas para sostener la lucha
que se prepara Pero ante todo sentildeora pues que ya seacute quieacuten eres debes saber tambieacuten
quieacutenes somos nosotros el nombre de los Brankovan no te es desconocido iquestverdad
sentildeora -Yo me inclineacute- Mi madre es la uacuteltima princesa de este nombre la uacuteltima
descendiente del ilustre jefe mandado matar por los Cantimir los viles cortesanos de
Pedro I Casoacute en primeras nupcias con mi padre Serban Waivady priacutencipe tambieacuten eacutel
pero de estirpe menos ilustre Mi padre habiacutea sido educado en Viena y alliacute pudo
apreciar las ventajas de la civilizacioacuten Decidioacute hacer de miacute un europeo Partimos para
Francia Italia Espantildea y Alemania Mi madre -no le toca a un hijo lo seacute narrarte lo
que te direacute pero ya que por nuestra salvacioacuten es necesario que nos conozcamos bien
reconoceraacutes justos los motivos de esta revelacioacuten- mi madre digo que durante los
primeros viajes de mi padre mientras era yo auacuten nintildeo habiacutea tenido culpables
relaciones con un jefe de parciales (que con tal nombre agregoacute sonriendo Gregoriska
se llaman en este paiacutes a los hombres por quienes fuiste agredida) cierto conde Giordaki
Koproli medio griego y medio moldavo escribioacute a mi padre confesaacutendole todo y
pidieacutendole el divorcio apoyando su demanda en que no queriacutea ella una Brankovan
continuar siendo por maacutes tiempo mujer de un hombre que se tornaba diacutea a diacutea maacutes
extranjero a su patria iexclAy Mi padre no tuvo necesidad de dar su asentimiento a esa
peticioacuten que te podraacute parecer extrantildea pero entre nosotros es cosa muy natural Eacutel habiacutea
muerto de un aneurisma que desde mucho tiempo lo atormentaba y la carta de mi
madre la recibiacute yo A miacute ahora no me quedaba otra cosa que hacer votos sinceros por
la felicidad de mi madre y le escribiacute una carta en la que le comunicaba estos votos
miacuteos junto con la noticia de su viudez En aquella carta le pediacutea tambieacuten permiso para
poder continuar mis viajes que me fue concedido Teniacutea yo la firme intencioacuten de
establecerme en Francia o Alemania para no encontrarme cara a cara con un hombre
que aborreciacutea y que no podiacutea amar quiero decir al marido de mi madre cuando he
aquiacute que de improviso vine a saber que el conde Giordaki Koproli habiacutea sido
asesinado seguacuten decires por los viejos cosacos de mi padre Amaba yo demasiado a
mi madre para no apresurarme a regresar a la patria comprendiacutea su aislamiento y la
necesidad en que debiacutea encontrarse de tener junto a ella en tales circunstancias las
personas que podiacutean serle queridas Aun cuando ella nunca se hubiera mostrado muy
tierna conmigo era su hijo Una mantildeana llegueacute inesperadamente al castillo de mis
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padres Alliacute encontreacute a un joven a quien al principio tomeacute por un extranjero pero luego
supe que era mi hermano Era Kostaki el hijo del adulterio legitimado por un segundo
matrimonio Kostaki la indomable criatura que viste para quien son leyes soacutelo sus
pasiones que nada tiene por sagrado aquiacute abajo fuera de su madre que me obedece
como la tigresa obedece al brazo que la ha domado pero rugiendo por siempre en la
vaga esperanza de poder devorarme un diacutea En el interior del castillo en el hogar de
los Brakovan y de los Waivady yo soy auacuten el amo pero fuera de este recinto en la
abierta campintildea eacutel se convierte en el salvaje hijo de los bosques y de los montes que
quiere doblegarlo todo bajo su feacuterrea voluntad Coacutemo hoy eacutel y sus hombres hicieron
para ceder no lo seacute quizaacute por antigua costumbre o por un resto de respeto que me
tienen Pero no quisiera arriesgar otra prueba Permanece aquiacute no salgas de esta
caacutemara del patio del castillo en suma y respondo de todo si das un paso fuera del
castillo no puedo prometerte otra cosa que hacerme matar por defenderte
-iquestNo podreacute entonces -dije yo- seguacuten el deseo de mi padre continuar el viaje hacia el
convento de Sabastru
-Obra intenta ordena yo te acompantildeareacute pero quedareacute en mitad del camino y tuacute tuacute
ciertamente no alcanzaraacutes la meta de tu viaje
-Pero iquestqueacute hacer entonces
-Queacutedate aquiacute aguarda toma consejo de los hechos y aprovecha las circunstancias
Suponte haber caiacutedo en una caverna de bandidos y que soacutelo tu valor podraacute sacarte del
apuro tu calma salvarte Mi madre a despecho de la preferencia que concede a
Kostaki hijo de su amor es buena y generosa Por otra parte es una Brankovan vale
decir una verdadera princesa La veraacutes ella te defenderaacute de las brutales pasiones de
Kostaki Ponte bajo la proteccioacuten de ella seacute corteacutes y te amaraacute Y en realidad (agregoacute
eacutel con expresioacuten indefinible) iquestquieacuten podriacutea verte y no amarte Ven ahora al comedor
donde mi madre te espera No demuestres fastidio ni desconfianza habla polaco aquiacute
nadie conoce esta lengua yo traducireacute a mi madre tus palabras y estate tranquila que
soacutelo direacute aquello que sea conveniente decir Sobre todo ni una palabra de cuanto te he
revelado nadie debe sospechar que estamos de acuerdo Tuacute no sabes auacuten de cuaacutenta
astucia y disimulacioacuten es capaz el maacutes sincero de entre nosotros Ven
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Lo seguiacute por la escalera iluminada de antorchas de resina ardiendo puestas dentro de
manos de hierro que sobresaliacutean del muro Era evidente que aquella insoacutelita
iluminacioacuten habiacutea sido dispuesta para miacute Llegamos al comedor Apenas Gregoriska
hubo abierto la puerta de aquella sala y pronunciado en el umbral una palabra en
lengua moldava que despueacutes supe significaba la extranjera vino a nuestro encuentro
una mujer de alta estatura Era la princesa Brankovan Teniacutea cabellos blancos
entrelazados alrededor de la cabeza la cual estaba cubierta de un gorro de cibelina
ornado de un penacho signo de su origen principesco Vestiacutea una especie de tuacutenica de
brocado el corpintildeo sembrado de piedras preciosas sobrepuesta a una larga hopalanda
de estofa turca guarnecida de piel igual a la del gorro Teniacutea en la mano un rosario de
cuentas de aacutembar que haciacutea correr raacutepidamente entre los dedos Junto a ella estaba
Kostaki vestido con el espleacutendido y majestuoso traje magiar en el cual me parecioacute auacuten
maacutes extrantildeo Su traje estaba compuesto de una sobrevesta de velludo negro de ancha
mangas que le caiacutea hasta debajo de la rodilla calzones de casimir rojo y los largos
cabellos de color negro tirando a azulado le caiacutean sobre el cuello desnudo rodeado
solamente por la orla blanca de una fina camisa de seda Me saludoacute torpemente y
pronuncioacute en moldavo algunas palabras para miacute ininteligibles
-Puedes hablar en franceacutes hermano miacuteo -dijo Gregoriska- la sentildeora es polaca y
comprende esta lengua
Entonces Kostaki dijo en franceacutes algunas palabras casi tan incomprensibles para miacute
como las que pronunciara en moldavo pero la madre tendiendo gravemente el brazo
interrumpioacute a los dos hermanos Apareciacutea claro que intimaba a sus hijos que esperaran
a que soacutelo ella me recibiera Comenzoacute entonces en lengua moldava un discurso de
cumplimiento al cual la movilidad de sus facciones daba un sentido faacutecil de explicarse
Me indicoacute la mesa me ofrecioacute una silla cerca de ella sentildealoacute con un gesto la casa toda
como diciendo que estaba a mi disposicioacuten y sentaacutendose antes que los demaacutes con
beneacutevola dignidad hizo la sentildeal de la cruz y pronuncioacute una plegaria Entonces cada
uno ocupoacute su lugar propio establecido por la etiqueta Gregoriska cerca de miacute Como
extranjera yo habiacutea determinado que a Kostaki le tocara el puesto de honor junto a su
madre Smeranda Asiacute se llamaba la condesa Tambieacuten Gregoriska habiacutea mudado de
vestimenta Llevaba eacutel igualmente la tuacutenica magiar y los calzones de casimir pero
aqueacutella de color granate y estos turquiacutees Teniacutea colgada del cuello una espleacutendida
condecoracioacuten el nisciam del sultaacuten Mahmud Los otros comensales de la casa cenaban
en la misma mesa cada uno en el sitio que le correspondiacutea seguacuten el grado que ocupaba
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entre los amigos o los servidores La cena fue triste Kostaki no me dirigioacute nunca la
palabra si bien su hermano tuvo siempre la atencioacuten de hablarme en franceacutes La madre
me ofreciacutea de todo con sus propias manos con ese ademaacuten solemne que le era natural
Gregoriska habiacutea dicho la verdad era una verdadera princesa Luego de la cena
Gregoriska se acercoacute a su madre y le explicoacute en lengua moldava el deseo que yo debiacutea
tener de estar sola y cuaacuten necesario me seriacutea el reposo despueacutes de las emociones de
aquella jornada Smeranda hizo un gesto de aprobacioacuten me tendioacute la mano me besoacute
en la frente como lo hubiera hecho con una hija suya y me deseoacute buena noche en su
castillo Gregoriska no se habiacutea engantildeado yo ansiaba ardientemente aquel instante de
soledad Agradeciacute por eso a la princesa quien me condujo hasta la puerta donde me
esperaban las dos mujeres que antes ya me acompantildearan en mi caacutemara Saludado que
hube a la madre y a los dos hijos volviacute a mi aposento de donde saliera una hora antes
El sofaacute estaba transformado en lecho Otros cambios no se habiacutean hecho Agradeciacute a
las mujeres les hice comprender que me desvestiriacutea sola y ellas salieron en seguida
con mil testimonios de respeto que queriacutean significar tener oacuterdenes de obedecerme en
todo y por todo Quedeacute sola en aquella inmensa caacutemara que mi candela podiacutea alumbrar
apenas en parte Era un singular juego de luces una especie de lucha entre el resplandor
treacutemulo de mi cirio y los rayos de la luna que pasaban a traveacutes de la ventana sin
cortinados Ademaacutes de la puerta por la que entrara y que caiacutea sobre la escalera habiacutean
otras dos en la caacutemara pero sus gruesos cerrojos que se cerraban por dentro bastaban
para tranquilizarme Mireacute la puerta de entrada tambieacuten ella teniacutea medios de defensa
Abriacute la ventana daba sobre un abismo Comprendiacute que Gregoriska habiacutea elegido
aquella caacutemara calculadamente De vuelta por fin a mi sofaacute encontreacute sobre una mesita
puesta junto a la cabecera una tarjeta doblada La abriacute y leiacute en polaco Duerme
tranquila nada tienes que temer mientras permanezcas en el interior del castillo
Seguiacute el buen consejo y como el cansancio venciacutea sobre las preocupaciones que me
teniacutean desazonada me acosteacute y en seguida me dormiacute
Desde aquel momento quedaba fijada mi permanencia en el castillo y teniacutea principio
el drama que voy a narrarles
Los dos hermanos se enamoraron de miacute cada uno seguacuten su iacutendole Kostaki me confesoacute
de improviso al diacutea siguiente que me amaba y declaroacute que seriacutea suya y no de otro y
que me matariacutea antes que cederme a quienquiera que fuese Gregoriska no me dijo
nada pero se mostroacute lleno de amor y de consideraciones conmigo Para complacerme
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puso en praacutectica todos los medios de su refinada educacioacuten todos los recuerdos de una
juventud transcurrida en la maacutes nobles Cortes de Europa iexclAy No era cosa tan difiacutecil
pues ya el primer sonido de su voz me habiacutea acariciado el alma y ya su primera mirada
me habiacutea serenado el corazoacuten Al cabo de tres meses Kostaki me habiacutea repetido cien
veces que me amaba y yo lo odiaba Gregoriska auacuten no me habiacutea dicho una palabra de
amor y yo sentiacutea que cuando eacutel lo deseara seriacutea toda suya
Kostaki habiacutea renunciado a sus incursiones Encerrado siempre en el castillo habiacutea
cedido momentaacuteneamente el mando a un lugarteniente quien de cuando en cuando
veniacutea a pedirle oacuterdenes y en seguida desapareciacutea Tambieacuten Smeranda habiacutea concebido
por miacute una amistad apasionada cuyas expresiones me causaban temor Protegiacutea ella
visiblemente a Kostaki y pareciacutea celosa de miacute maacutes auacuten de lo que eacutel lo fuera Pero como
no hablaba polaco ni franceacutes y yo no comprendiacutea el moldavo ella no teniacutea modo de
insistir ante miacute en favor de su hijo predilecto Habiacutea sin embargo aprendido a decir en
franceacutes unas palabras que me repetiacutea siempre cuando posaba sus labios en mi frente
-iexclKostaki ama a Edvige
Un diacutea recibiacute una noticia horrible que colmoacute mi desventura Los cuatro hombres
sobrevivientes del combate habiacutean sido puestos en libertad y regresado a Polonia
prometiendo que uno de ellos antes de que pasaran tres meses volveriacutea para darme
noticias de mi padre En efecto una mantildeana se presentoacute de nuevo uno de ellos Nuestro
castillo habiacutea sido tomado incendiado destruido y mi padre se habiacutea hecho matar
defendieacutendolo En adelante estaba sola en el mundo Kostaki redobloacute sus insinuaciones
y Smeranda sus ternuras pero esta vez aduje como pretexto mi duelo por la muerte de
mi padre Kostaki insistioacute diciendo que cuanto maacutes sola me encontraba tanto maacutes
necesidad teniacutea de apoyo y su madre insistioacute al par y acaso maacutes que eacutel
Gregoriska me habiacutea hablado del poder que los moldavos tienen sobre siacute mismos
cuando no quieren que otros lean en su corazoacuten Eacutel era un vivo ejemplo de ello Estaba
seguriacutesima de su amor y sin embargo si alguien me hubiera preguntado en queacute prueba
se fundaba tal certidumbre me habriacutea sido imposible decirlo nadie en el castillo habiacutea
visto nunca que su mano tocara la miacutea o que sus ojos buscaran los miacuteos Soacutelo los celos
podiacutean hacer clara a Kostaki la rivalidad del hermano como soacutelo el amor que
alimentaba yo por Gregoriska podiacutea hacerme claro su amor Sin embargo lo confieso
me inquietaba mucho aquel poder de Gregoriska sobre siacute mismo Yo teniacutea fe en eacutel pero
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no bastaba necesitaba ser convencida cuando he aquiacute que una noche de vuelta apenas
en mi caacutemara oiacute golpear levemente a una de las dos puertas que se cerraban por dentro
Por el modo de golpear adivineacute que era una llamada amiga Me acerqueacute preguntando
quieacuten estaba alliacute
-Gregoriska -contestoacute una voz cuyo acento no podiacutea engantildearme
-iquestQueacute quereacuteis de miacute -le pregunteacute toda temblorosa
-Si tienes fe en miacute -dijo Gregoriska- si me crees hombre de honor iquestme permites una
pregunta
-iquestCuaacutel
-Apaga la luz como si te hubierais acostado y de aquiacute en media hora aacutebreme esta
puerta
-Vuelve dentro de media hora -fue mi uacutenica respuesta
Apagueacute la luz y aguardeacute El corazoacuten me palpitaba con violencia pues comprendiacutea que
se trataba de un hecho importante Transcurrioacute la media hora oiacute golpear maacutes levemente
auacuten que la primera vez Durante el intervalo habiacutea descorrido los cerrojos no me
quedaba pues sino abrir la puerta Gregoriska entroacute y sin que me dijera cerreacute la puerta
tras eacutel y echeacute los cerrojos Eacutel permanecioacute un instante mudo e inmoacutevil imponieacutendome
silencio con el gesto Luego cuando estuvo seguro de que ninguacuten peligro nos
amenazaba por el momento me llevoacute al centro de la vasta caacutemara y sintiendo por mi
temblor que no habriacutea podido sostenerme de pie me buscoacute una silla Me senteacute o maacutes
bien me dejeacute caer sobre el asiento
-iexclDios miacuteo -le dije- iquestqueacute hay de nuevo o por queacute tantas precauciones
-Porque mi vida que no contariacutea para nada y acaso tambieacuten la tuya dependen de la
conversacioacuten que tendremos
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Amedrentada le aferreacute una mano Se la llevoacute eacutel a los labios miraacutendome como si
quisiera pedir excusas por tanta audacia Bajeacute yo los ojos era un taacutecito consentimiento
-Yo te amo -me dijo con aquella voz melodiosa como un canto- iquestme amas tuacute
-Siacute -le respondiacute
-iquestY consentiriacuteas en ser mi mujer
Llevoacute la mano a la frente con profunda expresioacuten de felicidad
-Siacute
-Entonces iquestno rehusaraacutes seguirme
-Te seguireacute doquiera
-Pues comprenderaacutes bien que no podemos ser felices sino huyendo de estos lugares
-iexclOh siacute Huyamos -exclameacute
-iexclSilencio -dijo eacutel estremecieacutendose- iexclSilencio
-Tienes razoacuten
Y me le acerqueacute toda tremante
-Escucha lo que he hecho -continuoacute Gregoriska- escucha por queacute he estado tanto
tiempo sin confesarte que te amaba Queriacutea yo cuando estuviera seguro de tu amor
que nadie pudiera oponerse a nuestra unioacuten Yo soy rico querida Edvige
inmensamente rico pero como lo son los sentildeores moldavos rico en tierras en ganados
en servidores Ahora bien he vendido por un milloacuten tierras rebantildeos y campesinos al
monasterio de Hango Me han dado trescientos mil francos en muchas piedras
preciosas cien mil francos en oro el resto en letras de cambio sobre Viena iquestTe bastaraacute
un milloacuten
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Le apreteacute la mano
-Me hubiera bastado tu amor Gregoriska juacutezgalo tuacute
-iexclBien Escucha mantildeana voy al monasterio de Hango para tomar mis uacuteltimas
disposiciones con el superior Eacutel me tiene listos caballos que nos esperaraacuten de las nueve
de la mantildeana en adelante ocultos a cien pasos de castillo Despueacutes de la cena subiraacute
de nuevo como hoy a tu caacutemara como hoy apagaraacutes la luz como hoy entrareacute yo en tu
aposento Pero mantildeana en vez de salir solo tuacute me seguiraacutes saldremos por la puerta que
da sobre los campos encontraremos los caballos montaremos y pasado mantildeana por
la mantildeana habremos recorrido treinta leguas
-iexclOh iexclPor queacute no seraacute ya pasado mantildeana
-iexclQuerida Edvige
Gregoriska me apretoacute sobre el corazoacuten y nuestros labios se encontraron iexclOh Lo habiacutea
dicho eacutel yo habiacutea abierto la puerta de mi caacutemara a un hombre de honor pero
comprendioacute bien que si no le perteneciacutea en cuerpo le perteneciacutea en alma Transcurrioacute
la noche sin que pudiera cerrar los ojos Me veiacutea huir con Gregoriska me sentiacutea
transportada por eacutel como ya lo habiacutea sido por Kostaki soacutelo que aquella carrera terrible
espantable fuacutenebre se trocaba ahora en un apuro suave y delicioso al que la velocidad
del movimiento agregaba deleite pues tambieacuten el movimiento veloz tiene un deleite
propio Nacioacute el diacutea Bajeacute Me parecioacute que el ademaacuten con que me saludoacute Kostaki era
auacuten maacutes teacutetrico que de costumbre Su sonrisa era iroacutenica y amenazadora Smeranda no
me parecioacute cambiada Durante la colacioacuten Gregoriska ordenoacute sus caballos Pareciacutea que
Kostaki no pusiera ni la miacutenima atencioacuten en aquella orden Hacia las once Gregoriska
nos saludoacute anunciando que estariacutea de regreso recieacuten a la noche y rogando a su madre
que no lo esperase a cenar despueacutes se volvioacute hacia miacute y me rogoacute quisiera admitir sus
excusas
Salioacute La mirada de su hermano lo siguioacute hasta cuando dejoacute la caacutemara y en ese
momento le brotoacute de los ojos un tal relaacutempago de odio que me estremeciacute Pueden
imaginarse con queacute inquietud paseacute aquel diacutea A nadie habiacutea confiado nuestros
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designios a duras penas le hableacute a Dios de ello en mis plegarias y me pareciacutea que
todos los conocieran que cada mirada puesta en miacute pudiera penetrar y leer en lo iacutentimo
de mi corazoacuten La cena fue un suplicio hosco y taciturno Kostaki por costumbre
hablaba raramente esta vez no dijo maacutes que dos o tres palabras en moldavo a su madre
y siempre con tal acento que haciacutea estremecer Cuando me levanteacute para subir a mi
aposento Smeranda como de ordinario me abrazoacute y al abrazarme repitioacute aquella frase
que desde ya ocho diacuteas no le saliera de la boca iexclKostaki ama a Edvige
Esta frase me siguioacute como una amenaza hasta mi caacutemara y aun alliacute me pareciacutea que una
voz fatal me susurrase al oiacutedo iexclKostaki ama a Edvige Ahora el amor de Kostaki me
lo habiacutea dicho Gregoriska equivaliacutea a la muerte Hacia las siete de la noche vi a Kostaki
atravesar el patio Se volvioacute para verme pero me aparteacute para que no pudiera
descubrirme Estaba inquieta pues por cuanto podiacutea yo ver desde mi ventana me
pareciacutea que eacutel iba directamente hacia la caballeriza Me arriesgueacute a correr los cerrojos
de una de las puertas internas de mi caacutemara y pasar a la caacutemara vecina desde donde
podiacutea ver todo lo que eacutel estaba por hacer Se dirigiacutea en efecto hacia la caballeriza y
cuando hubo llegado a ella sacoacute eacutel mismo su caballo favorito ensillaacutendolo de su propia
mano con el cuidado de un hombre que da la mayor importancia a cada detalle Vestiacutea
el mismo traje que cuando se me apareciera la vez primera pero no llevaba otra arma
que el sable Cuando hubo ensillado el caballo miroacute otra vez hacia la ventana de mi
caacutemara No habieacutendome visto saltoacute sobre la silla se hizo abrir la misma puerta por la
que saliera y debiacutea volver su hermano y se alejoacute a todo galope en direccioacuten del
monasterio de Hango Se me apretoacute entonces terriblemente el corazoacuten un fatal
presentimiento me deciacutea que Kostaki iba al encuentro de su hermano Estuve en la
ventana hasta cuando pude distinguir el camino que a un cuarto de legua de distancia
del castillo haciacutea un recodo a la izquierda y se perdiacutea en el comienzo de un bosque
Pero la noche se tornaba cada vez maacutes cerrada y pronto no pude distinguir maacutes el
camino
Me quedeacute todaviacutea
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
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Finalmente la inquietud que me atormentaba renovoacute precisamente por exceso mis
fuerzas y pues las primeras noticias de uno o de otro hermano debiacutean llegarme en la
sala inferior bajeacute
Mireacute ante todo Smeranda En la tranquilidad de su rostro advertiacute que no teniacutea ninguna
aprensioacuten daba oacuterdenes para la acostumbrada cena y los cubiertos de los hermanos
estaban en los lugares habituales No me atreviacute a interrogar a nadie Por otra parte iquesta
quieacuten hubiera podido dirigirme En el castillo ninguno excepto Kostaki y Gregoriska
hablaban las dos lenguas que yo sabiacutea Me sobresaltaba al miacutenimo rumor Por
costumbre nos poniacuteamos a la mesa a las nueve
Habiacutea bajado a la sala a las ocho y media y seguiacutea con la mirada la aguja de los
minutos cuyo avance era casi visible sobre el amplio cuadrante del reloj La viajera
aguja transitoacute la distancia que nos separaba del cuarto de hora
El cuarto golpeoacute y las vibraciones resonaron profundas y tristes en seguida la aguja
continuoacute su girar silencioso y la vi recorrer de nuevo la distancia con la regularidad y
la lentitud de la punta de un compaacutes Algunos minutos antes de dar las nueve me
parecioacute oiacuter el pataleo de un caballo en el patio Lo oyoacute tambieacuten Smeranda y volvioacute el
rostro hacia la ventana pero la noche era demasiado oscura para poder distinguir objeto
alguno iexclOh Si me hubiera mirado en aquel momento cuaacuten presto habriacutea adivinado lo
que pasaba en mi corazoacuten
Se habiacutea oiacutedo el patalear de un solo caballo y era cosa muy natural pues estaba yo
bien segura de que habriacutea regresado un solo caballero iquestPero cuaacutel Resonaron algunos
pasos en la antecaacutemara pasos lentos como los de un hombre que camina hesitando
cada uno de ellos me pareciacutea transitarme el corazoacuten La puerta se abrioacute y en la
oscuridad vi delinearse una sombra
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La sombra se detuvo un instante en la puerta el corazoacuten se me quedoacute en suspenso La
sombra avanzoacute y a medida que entraba en el ciacuterculo de la luz recobraba yo el aliento
Reconociacute a Gregoriska Algunos momentos maacutes y el corazoacuten se me quebraba
Reconociacute a Gregoriska pero estaba paacutelido como un cadaacutever Con soacutelo verle se podiacutea
adivinar que habiacutea acontecido algo terrible
-iquestEres tuacute Kostaki -preguntoacute Smeranda
-No madre miacutea -contestoacute Gregoriska con sorda voz
-iexclAh al fin -dijo ella- iquesty desde cuaacutendo acaacute toca a tu madre esperarte
-Madre miacutea -dijo Gregoriska mirando la peacutendola- apenas son las nueve
Y efectivamente en ese mismo momento sonaron las nueve
-Es verdad -dijo Smeranda- iquestDoacutende estaacute tu hermano
A pesar miacuteo se presentoacute en mi mente el pensamiento de que Dios habiacutea hecho la misma
pregunta a Caiacuten Gregoriska no contestoacute
-iquestNadie ha visto hasta ahora a Kostaki -preguntoacute Smeranda
El vatar o sea el mayordomo fue a informarse
-Hacia las siete -dijo eacutel de regreso- el conde ha estado en las caballerizas ha ensillado
con propia mano su caballo y ha partido por el camino de Hango
En ese instante mis ojos se encontraron con los de Gregoriska No seacute si fue realidad o
alucinacioacuten pero me parecioacute notar una gota de sangre en medio de su frente Me lleveacute
lentamente el dedo a la frente indicando el punto donde creiacutea yo ver aquella mancha
Gregoriska me comprendioacute sacoacute el pantildeuelo y se secoacute
-Siacute siacute -murmuroacute Smeranda- habraacute encontrado alguacuten lobo u oso y se habraacute entretenido
en perseguirlo He aquiacute por queacute un hijo hace esperar a su madre iquestDoacutende le has dejado
Gregoriska
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-Madre miacutea -respondioacute eacuteste con voz conmovida pero firme- mi hermano y yo no hemos
salido juntos
-Bien -dijo Smeranda- Vamos a la mesa cada uno poacutengase en su lugar y luego
cieacuterrense las puertas quien esteacute afuera dormiraacute afuera
Las dos primeras partes de estas oacuterdenes fueron estrictamente ejecutadas Smeranda
se puso en su lugar Gregoriska se sentoacute a su diestra yo a su siniestra Despueacutes los
servidores salieron para cumplir la tercera parte de las oacuterdenes es decir para cerrar las
puertas del castillo En ese momento mismo se escuchoacute un gran estreacutepito en el patio y
un servidor entroacute espantado diciendo
-Princesa ha entrado en este instante al patio el caballo del conde Kostaki solo y por
entero cubierto de sangre
-iexclOh -murmuroacute Smeranda levantaacutendose paacutelida y amenazadora- de tal modo volvioacute una
noche al castillo el caballo de su padre
Dirigioacute una mirada a Gregoriska no estaba paacutelido ya estaba liacutevido El caballo del
conde Koproli en efecto habiacutea regresado una noche al castillo todo manchado de
sangre y una hora despueacutes los servidores encontraron y trajeron el cuerpo del amo
cubierto de heridas Smeranda tomoacute una antorcha de manos de un criado se acercoacute a
la puerta y abrieacutendola bajoacute al patio El caballo espantado era retenido trabajosamente
por tres o cuatro servidores que haciacutean toda clase de esfuerzos para tranquilizarlo
Smeranda se aproximoacute al animal examinoacute la sangre que cubriacutea la silla y vio una herida
en su testuz
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-Kostaki fue muerto de frente -dijo ella- en duelo y por un solo enemigo Busquen su
cuerpo hijos miacuteos maacutes tarde buscaremos al homicida
Asiacute como el caballo habiacutea entrado por la puerta de Hango todos los servidores se
precipitaron afuera por ella y se vieron sus antorchas perderse en la campintildea y entrar
en lo profundo del bosque como en una hermosa noche de estiacuteo se ven centellear las
lucieacuternagas en la llanura de Niza o de Pisa
Smeranda como si hubiera estado segura de que la buacutesqueda no durariacutea mucho
aguardoacute enhiesta en la puerta Ni una laacutegrima humedeciacutea las mejillas de aquella madre
desolada sin embargo se veiacutea que la desesperacioacuten rugiacutea tempestuosa en lo profundo
de su corazoacuten Gregoriska estaba detraacutes de ella y yo cerca de Gregoriska Al
abandonar la sala parecioacute querer ofrecerme su brazo pero no se habiacutea atrevido a
hacerlo De ahiacute en cerca de un cuarto de hora se vio aparecer en el recodo del camino
una antorcha luego una segunda una tercera y finalmente se distinguieron todas Soacutelo
que ahora en vez de dispersarse estaban agrupadas en torno a un centro comuacuten Ese
centro era como bien pronto se pudo advertir unas parihuelas1 con un hombre tendido
sobre ellas El fuacutenebre cortejo avanzaba lentamente pero al cabo de diez minutos
quienes lo llevaban se descubrieron instintivamente la cabeza y taciturnos entraron en
el patio donde fue depositado el cuerpo Entonces con un majestuoso gesto Smeranda
ordenoacute que se le abriera paso y acercaacutendose al cadaacutever puso una rodilla en tierra ante
eacutel apartoacute los cabellos que le formaban un velo sobre el rostro y estuvo contemplaacutendolo
largamente sin derramar una laacutegrima Le abrioacute luego la vestimenta moldava y apartoacute
camisa ensangrentada La herida se hallaba en la parte diestra del pecho Debiacutea haber
sido hecha con una hoja recta y de dos filos Recordeacute haber visto esa mantildeana misma al
costado de Gregoriska el largo cuchillo de caza que serviacutea de bayoneta a su carabina
Busqueacute con los ojos el arma no estaba ya alliacute Smeranda se hizo llevar agua mojoacute en
ella su pantildeuelo y lavoacute la llaga Una sangre pura y tibia todaviacutea enrojecioacute los labios de
la herida El espectaacuteculo que teniacutea bajo los ojos era a un tiempo atroz y sublime
Aquella vasta caacutemara ahumada por las antorchas de resina aquellos rostros baacuterbaros
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aquellos ojos centelleantes de ferocidad aquellos ropajes singulares aquella madre
que a la vista de la sangre aun caacutelida calculaba cuaacutento tiempo haciacutea que la muerte
arrebatara a su hijo aquel profundo silencio interrumpido soacutelo por los sollozos de los
bandidos cuyo jefe era Kostaki todo eso repito teniacutea en siacute algo de atroz y de sublime
Smeranda acercoacute sus labios a la frente de su hijo y se levantoacute en seguida echaacutendose
a las espaldas las largas trenzas de blancos cabellos que se le habiacutean desunido
-iexclGregoriska ndashdijo
Gregoriska se estremecioacute sacudioacute la cabeza y saliendo de su atoniacutea
-Madre miacutea -respondioacute
-Ven aquiacute hijo miacuteo y escuacutechame
Gregoriska obedecioacute temblando pero obedecioacute
A medida que se aproximaba al cuerpo de Kostaki la sangre brotaba de la herida maacutes
abundante y maacutes roja Afortunadamente Smeranda no miraba maacutes hacia aquel lado
pues a la vista de aquella sangre no habriacutea tenido ya necesidad de buscar el asesino
-Gregoriska -dijo ella- bien seacute que Kostaki y tuacute no se miraban con buenos ojos bien seacute
que tuacute eres un Waivady por parte de tu padre y eacutel un Koproli por parte del suyo pero
por parte de madre son ambos de la sangre de los Brankovan Seacute que tuacute eres un hombre
de ciudad occidental y eacutel un hijo de las montantildeas orientales pero por el seno que los
llevoacute a ambos son hermanos iexclPues bien Gregoriska quiero saber si mi hijo seraacute
llevado a yacer junto a la tumba de su padre sin que haya sido pronunciado el
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juramento si yo en fin podreacute llorar tranquila como mujer descansando en ti vale decir
en un hombre para el castigo
-Dime sentildeora el nombre del homicida y ordena te juro que dentro de una hora si tuacute
lo exiges habraacute dejado de vivir
-iquestJuras so pena de mi maldicioacuten lo has entendido hijo miacuteo iquestJuras que el asesino
moriraacute que no dejaraacutes piedra sobre piedra de su casa que su madre sus hijos sus
hermanos su mujer o su prometida pereceraacuten por tu mano Juacuteralo y al jurarlo invoca
sobre ti la coacutelera celeste si faltas a la sacra promesa Si faltas a esta sacra promesa
padeceraacutes la miseria la execracioacuten de los amigos la maldicioacuten de tu madre
Gregoriska extendioacute la mano sobre el cadaacutever y
-iexclJuro que el asesino moriraacute -dijo
A aquel singular juramento cuyo verdadero sentido yo sola y el muerto quizaacute podiacuteamos
comprender vi o creiacute ver cumplirse un horrendo prodigio Los ojos del cadaacutever se
abrieron se fijaron sobre miacute maacutes vivos cual nunca los viera y como si aquella mirada
hubiera sido palpable sentiacute penetrarme hasta el corazoacuten un hierro candente No resistiacute
tanto dolor y me desvaneciacute
Cuando recobreacute los sentidos me encontreacute acostada sobre el lecho de mi caacutemara una de
las dos mujeres velaba cerca de miacute Pregunteacute doacutende estaba Smeranda me fue
contestado que velaba junto al cuerpo de su hijo Pregunteacute doacutende estaba Gregoriska se
me dijo que en el monasterio de Hango
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Ahora no era preciso huir iquestno habiacutea muerto Kostaki No se debiacutea ya hablar de boda
iquestpodiacutea yo casarme con el fratricida Transcurrieron asiacute tres diacuteas y tres noches en medio
de extrantildeos suentildeos En la vigilia y en el suentildeo veiacutea siempre aquellos dos ojos vivos en
ese rostro de muerto era una visioacuten horrenda Kostaki debiacutea ser sepultado al tercer diacutea
Por la mantildeana me fue traiacutedo de parte de Smeranda un vestido completo de viuda Me
lo puse y bajeacute La casa pareciacutea vaciacutea todos estaban en la capilla Me encamineacute hacia
ella y al tiempo que trasponiacutea su umbral vino a mi encuentro Smeranda a quien no
habiacutea visto desde hacia tres diacuteas
Se hubiera dicho que era la imagen del Dolor Con lento movimiento como el de una
estatua posoacute sobre mi frente sus helados labios y con voz que pareciacutea salir ya de la
tumba pronuncioacute las habituales palabras iexclKostaki te ama No se pueden imaginar
el efecto que produjeron en miacute aquellas palabras Esa protesta de amor expresada en
presente en vez de en pasado que deciacutea te ama y no ya te amaba ese amor de
ultratumba que veniacutea a buscarme en la vida hizo sobre mi corazoacuten una impresioacuten
terrible Al mismo tiempo se apoderaba de miacute un extrantildeo sentimiento tal como si fuera
verdaderamente la mujer de aquel que habiacutea muerto no la prometida del vivo Aquel
atauacuted me atraiacutea a mi pesar dolorosamente como la sierpe atrae al pajarillo por ella
fascinado
Busqueacute con los ojos a Gregoriska lo vi paacutelido y enhiesto contra una columna miraba
hacia lo alto No seacute decir si me vio Los monjes del convento de Hango rodeaban el
cuerpo cantando salmos del rito griego a veces armoniosos con frecuencia monoacutetonos
Tambieacuten yo hubiera querido orar pero la plegaria expiraba en mis labios mi mente
estaba tan confusa que me pareciacutea antes bien presenciar un consistorio de demonios
que una reunioacuten de monjes Cuando fue sacado el cuerpo de alliacute quise seguirlo pero
desfallecieron mis fuerzas Sentiacute doblaacuterseme las piernas y me apoyeacute en la puerta
Entonces Smeranda se me acercoacute e hizo una sentildea a Gregoriska Este se aproximoacute
Smeranda me habloacute en moldavo
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-Mi madre me ordena repetirte palabra por palabra lo que va a decir -me expresoacute
Gregoriska
Smeranda habloacute de nuevo cuando hubo terminado
-He aquiacute las palabras de mi madre -dijo eacutel- Lloras a mi hijo Edvige tu lo amabas
iquestverdad Te agradezco las laacutegrimas y tu amor de ahora en adelante tienes una patria
una madre una familia Derramemos las muchas laacutegrimas debidas a los muertos luego
seamos de nuevo dignas ambas de aquel que ya no es iexclyo su madre tuacute su mujer
Adioacutes vuelve a tu caacutemara yo acompantildeareacute a mi hijo hasta su uacuteltima morada cuando
regrese me encerrareacute en mi estancia con mi dolor y me volveraacutes a ver soacutelo cuando lo
haya vencido estate tranquila matareacute este dolor porque no quiero que me mate a miacute
A estas palabras de Smeranda traducidas por Gregoriska no pude responder sino con
un gemido Subiacute a mi caacutemara el fuacutenebre cortejo se alejoacute y lo vi desaparecer en el
aacutengulo del camino El convento de Hango estaba a soacutelo media legua de distancia del
castillo en liacutenea recta pero los obstaacuteculos del suelo haciacutean dar muchas vueltas al
camino de modo que se empleaban dos horas en recorrer aquel espacio Era el mes de
noviembre Las jornadas se habiacutean tornado friacuteas y breves y a las cinco ya era noche
oscura Hacia las siete vi reaparecer las antorchas el cortejo fuacutenebre habiacutea regresado
El cadaacutever reposaba en la tumba de sus padres todo estaba concluido
Les dije ya en queacute singular pesadilla viviacutea presa luego del fatal suceso que nos
sumergiera a todos en el duelo y sobre todo despueacutes que viera reabrirse y fijarse sobre
miacute los ojos cerrados del muerto La noche que siguioacute oprimida por las emociones
experimentadas durante el diacutea estaba auacuten maacutes triste Escuchaba sonar todas las horas
del reloj del castillo y a medida que el tiempo fugitivo me acercaba al momento en
que habiacutea muerto Kostaki me sentiacutea cada vez maacutes desconsolada Sonaron las nueve
menos cuarto Entonces se apoderoacute de miacute una extrantildea sensacioacuten Me corriacutea por todo el
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cuerpo un terror un estremecimiento que me helaba luego una especie de suentildeo
invencible entorpeciacutea mis sentidos me oprimiacutea el pecho y me velaba los ojos Tendiacute
el brazo y fui a caer de espaldas sobre el lecho Sin embargo no habiacutea perdido
totalmente los sentidos como para que no pudiera oiacuter como unos pasos acercaacutendose a
mi puerta despueacutes me parecioacute abrirse la puerta en seguida no vi ni escucheacute maacutes nada
Soacutelo sentiacute un vivo dolor en el cuello Luego de lo cual caiacute en profundo letargo
Me desperteacute a medianoche mi laacutempara ardiacutea auacuten intenteacute levantarme pero estaba tan
deacutebil que hube de repetir la tentativa dos veces Finalmente logreacute superar mi debilidad
y como despierta sentiacutea en el cuello el mismo dolor que experimentara en el suentildeo me
arrastreacute apoyaacutendome en el muro hasta el espejo y mireacute Algo que semejaba la
punzadura de un alfiler marcaba la arteria de mi cuello Creiacute que alguacuten insecto me
hubiera picado durante el suentildeo y como me sentiacutea abatida por la extenuacioacuten me
acosteacute de nuevo y me dormiacute A la mantildeana me desperteacute como de costumbre pero
entonces sentiacute una tal debilidad como la experimentara soacutelo una vez en mi vida a la
mantildeana siguiente de un diacutea en que fuera sangrada Me mireacute en el espejo y me sorprendiacute
de mi extraordinaria palidez La jornada transcurrioacute triste y oscura experimentaba yo
una cosa singular cuando me encontraba en un lugar sentiacutea necesidad de quedarme
alliacute cualquier cambio de posicioacuten me fatigaba
Llegada la noche me trajeron la laacutempara mis mujeres seguacuten podiacutea yo comprender por
sus gestos se ofrecieron a quedarse conmigo Se lo agradeciacute y salieron A la misma
hora que la noche precedente experimenteacute los mismos siacutentomas Quise levantarme
entonces y pedir ayuda pero no pude llegar a la salida Oiacute vagamente dar las nueve
menos cuarto los pasos resonaron se abrioacute la puerta pero yo no veiacutea ni escuchaba
nada y como la noche anterior caiacute de espaldas sobre el lecho Como el diacutea anterior
experimenteacute un dolor en el mismo sitio Como el diacutea anterior me desperteacute a
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medianoche pero maacutes paacutelida y maacutes deacutebil auacuten Al diacutea siguiente se renovoacute la horrible
pesadilla
Estaba decidida a bajar a la estancia de Smeranda por muy deacutebil que me sintiera
cuando entroacute en la caacutemara una de mis mujeres y pronuncioacute el nombre de Gregoriska
El joven la seguiacutea Intenteacute levantarme para recibirle pero volviacute a caer en mi silloacuten Eacutel
dio un grito al verme y quiso lanzarse hacia miacute pero tuve la fuerza de tender el brazo
hacia eacutel
-iquestQueacute vienes a hacer aquiacute -le pregunteacute
-iexclAy -dijo eacutel- iexclveniacutea a decirte adioacutes A decirte que abandono este mundo que me es
insoportable sin tu amor y tu presencia a anunciarte que me retiro al monasterio de
Hango
-Gregoriska -le respondiacute- estaacutes privado de mi presencias pero no de mi amor iexclAy Te
amo siempre y mi mayor pena es que este amor sea en adelante casi un delito
-Entonces iquestpuedo esperar que rogaraacutes por miacute Edvige
-Siacute pero no lo podreacute hacer por largo tiempo -repliqueacute yo con una sonrisa
-iquestPor queacute no Pero en verdad te veo muy abatida Dime iquestqueacute tienes iquestPor queacute tan
paacutelida
-Porque Dios tiene ciertamente piedad de miacute y a eacutel me llama
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
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Gregoriska se me acercoacute me tomoacute una mano que no tuve fuerza de sustraerle
miraacutendome fijo al rostro
-Esa palidez no es natural Edvige -me dijo- iquestcuaacutel es la causa
-Si te la dijera Gregoriska creeriacuteas que estoy loca
-No no habla Edvige te lo suplico estamos en un paiacutes que no se parece a ninguacuten otro
paiacutes en una familia que no se asemeja a ninguna otra familia Dime diacutemelo todo te lo
encarezco
Se lo narreacute todo la extrantildea alucinacioacuten que me poseiacutea a la hora en que Kostaki debioacute
morir ese terror ese letargo ese friacuteo glacial esa postracioacuten que me haciacutea caer de
espaldas sobre el lecho ese ruido de pasos que me pareciacutea oiacuter esa puerta que creiacutea ver
abrirse y finalmente ese agudo dolor en el cuello seguido de una palidez y de una
debilidad siempre crecientes Creiacutea yo que mi relato pareceriacutea a Gregoriska un
comienzo de locura y lo terminaba con una cierta timidez cuando por el contrario
advertiacute que me prestaba gran atencioacuten
Cuando hube terminado de hablar Gregoriska reflexionoacute un instante
-iquestDe manera -preguntoacute eacutel- que te duermes cada noche a las nueve menos cuarto
-Siacute por muchos que sean los esfuerzos que haga para resistir al suentildeo
-iquestY a esa misma hora crees ver abrirse la puerta
-Siacute aunque eche el cerrojo
-iquestY luego experimentas un agudo dolor en el cuello
-Siacute aunque sea apenas visible la sentildeal de la herida
-iquestMe permites ver
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
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Dobleacute la cabeza hacia atraacutes Examinoacute eacutel la cicatriz
-Edvige -dijo Gregoriska despueacutes de un momento de reflexioacuten- iquesttienes confianza en
miacute
-iquestMe lo preguntas -contesteacute
-iquestCrees en mi palabra
-Como creo en el Evangelio
-iexclBien Edvige por mi fe te juro que no tienes ocho diacuteas de vida si no aceptas hacer
hoy mismo lo que voy a decirte
-iquestY si consiento
-Si consientes quizaacutes te salves
-iquestQuizaacutes -eacutel se calloacute- Suceda lo que fuere Gregoriska -continueacute diciendo yo- hareacute
cuanto me ordenes hacer
-Escucha entonces -dijo eacutel- y ante todo no te espantes En tu paiacutes como en Hungriacutea y
en nuestra Rumaniacutea existe una tradicioacuten
Tembleacute porque esa tradicioacuten ya habiacutea vuelto a mi memoria
-iexclAh iquestSabes lo que quiero decir
-Siacute -contesteacute- en Polonia vi algunas personas padecer el horrendo hecho
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-Quieres hablar del vampiro iquestno es verdad
-Siacute nintildea auacuten me sucedioacute ver desenterrar en el cementerio de una aldea perteneciente
a mi padre cuarenta personas muertas en quince diacuteas sin que se hubiera podido en
ninguna ocasioacuten acertar con la causa de su muerte Diecisiete de esos cadaacuteveres
expusieron todos los signos de vampirismo es decir fueron encontrados frescos como
si hubieran estado vivos los otros eran sus viacutectimas
-iquestY queacute se hizo para liberar de eso a la regioacuten
-Se les clavoacute un palo en el corazoacuten y luego los quemaron
-Siacute asiacute se acostumbra hacer pero para nosotros eso no basta Para librarte de tu
fantasma antes quiero conocerlo y iexclpor Dios lo conocereacute Siacute y si es preciso luchareacute
cuerpo a cuerpo con eacutel quienquiera fuere
-iexclOh Gregoriska -exclameacute espantada
Dijo
-Quienquiera que fuere lo repito Mas para llevar a buen fin esta terrible aventura es
necesario que hagas todo lo que te exigireacute
-Di
-Estate preparada a las siete Desciende a la capilla pero desciende sola es necesario
que venzas a toda costa tu debilidad Edvige Alliacute recibiremos la bendicioacuten nupcial
Consieacutentemelo amada miacutea para velar por ti Luego subiremos de nuevo a esta caacutemara
y entonces veremos
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
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-iexclOh Gregoriska -exclameacute- iexclsi es eacutel te mataraacute
-No temas amada Edvige Consiente solamente
-Sabes bien que hareacute todo lo que quieras Gregoriska
-Entonces hasta luego a la noche
-Siacute haz lo que creas maacutes oportuno y te secundareacute yo cuanto mejor pueda adioacutes
Se fue Un cuarto de hora despueacutes vi a un caballero precipitarse a toda carrera por el
camino del monasterio era eacutel
Apenas le hube perdido de vista caiacute de rodillas y oreacute oreacute como ya no se reza en
nuestras tierras sin fe y aguardeacute a las siete ofreciendo a Dios y a los santos el
holocausto de mis pensamientos no me levanteacute sino al sonar las siete Estaba deacutebil
como una moribunda paacutelida como una muerta Me echeacute sobre la cabeza un gran velo
negro descendiacute la escalera apoyaacutendome en el muro y me dirigiacute a la capilla sin
encontrar a nadie
Gregoriska me esperaba con el padre Basilio prior del monasterio de Hango Centildeiacutea
una espada santa reliquia de un antiguo cruzado que asistiera a la toma de
Constantinopla con Ville-Hardouin y Baldouin de Flandes
-Edvige -dijo eacutel golpeando con la mano su espada- con la ayuda de Dios eacutesta romperaacute
el encantamiento que amenaza tu vida Aceacutercate pues resueltamente este santo
hombre que ya ha recibido mi confesioacuten recibiraacute nuestros juramentos
Comenzoacute la ceremonia quizaacute nunca otra fue maacutes sencilla y a un tiempo maacutes solemne
Nadie asistiacutea al monje eacutel mismo nos puso sobre la cabeza las coronas nupciales
Vestidos ambos de luto giramos en torno al altar con un cirio en la mano luego el
monje tras pronunciar las sacras palabras agregoacute
Vaacuteyanse ahora hijos miacuteos y el Sentildeor les deacute fuerza y valor para luchar contra el
enemigo del humano geacutenero Armados de la inocencia de ustedes y defendidos por Su
justicia venceraacuten al demonio Vayan y benditos sean
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Besamos los libros santos y salimos de la capilla Entonces por vez primera me apoyeacute
en el brazo de Gregoriska y me parecioacute que al contacto de aquel fuerte brazo de aquel
noble corazoacuten volviacutea a mis venas la vida Estaba segura del triunfo porque Gregoriska
estaba conmigo subimos a mi caacutemara Sonaban las ocho y media
-Edvige -me dijo entonces Gregoriska- no tenemos tiempo que perder iquestQuieres
dormir como de costumbre para que todo suceda durante tu suentildeo o bien permanecer
desvelada y verlo todo
-Junto a ti nada temo quiero permanecer despierta y verlo todo
Gregoriska extrajo de su pecho un boj2 bendito huacutemedo auacuten de agua santa y me lo
dio
-Toma entonces esta ramita -me dijo- acueacutestate en tu lecho recita las preces de la
Virgen y aguarda sin temor Dios estaacute con nosotros Cuida ante todo de no dejar caer
la ramita con ella podraacutes ordenar aun en el infierno No me llames no des ninguacuten
grito reza confiacutea y aguarda
Me acosteacute en el lecho Cruceacute las manos sobre el seno y puse sobre eacutel la ramita
bendecida Gregoriska se ocultoacute tras del trono de que ya hableacute Contaba yo los minutos
y de seguro mi esposo haciacutea lo mismo Sonaron los tres cuartos Vibraba auacuten el tantildeir
del martillo cuando me sentiacute presa del mismo entorpecimiento del mismo terror y del
mismo friacuteo glacial de los diacuteas precedentes acerqueacute a mis labios la rama bendita y
aquella primera sensacioacuten se desvanecioacute Oiacute entonces muy claro el ruido de aquel
conocido paso lento y medido que subiacutea los peldantildeos de la escalera y se aproximaba a
la puerta Luego la puerta se abrioacute despaciosamente sin ruido como empujada por
sobrenatural fuerza y entonces -La voz se apagoacute a medias casi sofocada en la
garganta de la narradora- Y entonces -continuoacute haciendo un esfuerzo- vi a Kostaki
paacutelido como se me apareciera en las parihuelas2 los largos cabellos negros cayeacutendole
sobre las espaldas goteaban sangre vestiacutea como de costumbre pero teniacutea descubierto
el pecho y dejaba ver su sangrante herida Todo estaba muerto todo era cadaacutever
carne ropas porte solamente los ojos aquellos terribles ojos estaban vivos
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
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Ante aquella aparicioacuten iexclextrantildeo es decirlo en vez de sentir duplicaacuterseme el espanto
sentiacute crecerme el valor Dios me lo enviaba de seguro para decidir mi situacioacuten y
defenderme del infierno Al primer paso que el espectro dio hacia mi lecho le claveacute
intreacutepidamente los ojos en el rostro y le presenteacute la rama bendita El espectro intentoacute
avanzar pero un poder maacutes fuerte que eacutel lo retuvo en el sitio Se detuvo
-iexclOh -murmuroacute- ella no duerme lo sabe todo
Pronuncioacute eacutel estas palabras en lengua moldava y sin embargo las comprendiacute yo como
si hubieran sido pronunciadas en lengua por miacute sabida
Estaacutebamos asiacute uno frente al otro el fantasma y yo sin que pudiera apartar mis miradas
de las suyas cuando con el rabillo del ojo vi a Gregoriska salir detraacutes del baldaquino
semejante al aacutengel exterminador y con la espada en el puntildeo Se hizo la sentildeal de la cruz
con la mano siniestra y avanzoacute lentamente con la espada tendida vuelta hacia el
fantasma eacuteste al ver al hermano desenvainoacute tambieacuten el sable soltando una horrible
carcajada pero apenas su sable tocoacute el hierro bendito el brazo le cayoacute inerte junto al
cuerpo Kostaki exhaloacute un suspiro de rabia y desesperacioacuten
-iquestQueacute quieres de miacute -preguntoacute al hermano
-En nombre del Dios verdadero y viviente -dijo Gregoriska- te conjuro a que respondas
-Habla -dijo el espectro rechinando los dientes
-iquestTe he tendido yo una emboscada
-No
-iquestTe he asaltado yo
-No
-Te he herido yo
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-No
-Te arrojaste tuacute mismo sobre mi espada y tuacute mismo corriste al encuentro de la muerte
Luego ante Dios y los hombres no soy culpable yo del delito de fratricidio luego no
has recibido una misioacuten divina sino infernal luego has salido de tu tumba no como una
sombra santa sino como un espectro maldito y volveraacutes a tu tumba
-iexclCon ella siacute -exclamoacute Kostaki haciendo un supremo esfuerzo para apoderarse de miacute
-iexclVolveraacutes allaacute solo -exclamoacute a su vez Gregoriska- Esta mujer me pertenece
Y al pronunciar tales palabras tocoacute con la punta del hierro bendito la llaga viva Kostaki
exhaloacute un grito como si le hubiera tocado una espada de fuego y llevaacutendose una mano
al pecho dio un paso atraacutes Al mismo tiempo Gregoriska con un movimiento que
pareciacutea coordinado con el del hermano dio un paso adelante entonces con los ojos
fijos en los ojos del muerto con la espada contra el pecho de su hermano comenzoacute una
marcha lenta terrible solemne Era algo semejante al pasaje de don Juan y el
comendador el espectro retrocediacutea bajo la presioacuten de la sacra espada bajo la voluntad
irresistible del campeoacuten de Dios que lo seguiacutea paso a paso sin pronunciar una palabra
ambos anhelantes ambos liacutevidos del rostro el vivo arrojando al muerto y obligaacutendolo
a abandonar el castillo su anterior morada para volver a la tumba su morada futura
Lo aseguro a fe miacutea iexclera cosa horrenda de verse Y sin embargo yo misma movida
por una fuerza superior invisible desconocida sin saber lo que haciacutea me levanteacute y los
seguiacute Bajamos la escalera iluminados soacutelo por las ardientes pupilas de Kostaki
Atravesamos la galeriacutea y el patio y luego traspusimos la puerta siempre con el mismo
paso medido el espectro retrocediendo Gregoriska con el brazo tendido yo detraacutes de
ellos
Esta marcha fantaacutestica duroacute una hora pues era necesario volver el cadaacutever a su tumba
pero en vez de seguir el camino acostumbrado Kostaki y Gregoriska atravesaron el
terreno en liacutenea recta cuidaacutendose poco de los obstaacuteculos que para ellos ya no existiacutean
ante ellos el suelo se allanaba los torrentes se secaban los aacuterboles se apartaban las
rocas se abriacutean El mismo milagro se operaba para miacute soacutelo que el cielo me pareciacutea todo
cubierto de un negro velo las lunas y las estrellas habiacutean desaparecido y en medio de
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las tinieblas soacutelo veiacutea resplandecer los ojos llameantes del vampiro Llegamos de tal
modo a Hango y pasamos a traveacutes del seto vivo de madrontildeos que serviacutea de cerco al
cementerio Apenas entrada distinguiacute entre las sombras la tumba de Kostaki junto a
la de su padre no sabiacutea que estuviera alliacute y sin embargo la reconociacute Nada me era
desconocido en aquella noche
Gregoriska se detuvo al borde de la fosa abierta
-Kostaki -dijo eacutel- aun no estaacute todo terminado para ti y una voz del cielo me avisa que
puede concebirse el perdoacuten si te arrepientes iquestprometes retornar a la tumba iquestno salir
de ella maacutes iquestconsagrar a Dios el culto que consagraste al infierno
-iexclNo -respondioacute Kostaki
-iquestTe arrepientes -preguntoacute Gregoriska
-iexclNo
-Por uacuteltima vez iquestte arrepientes
-iexclNo
-iexclBien Invoca la ayuda de Satanaacutes como invoco yo la de Dios y veremos quieacuten saldraacute
esta vez auacuten victorioso
Resonaron simultaacuteneamente dos gritos los hierros se cruzaron despidiendo centellas
y la lucha duroacute un minuto que me parecioacute un siglo Kostaki cayoacute vi alzarse la terrible
espada de su hermano introduciacutersela en el cuerpo y clavar ese cuerpo sobre la tierra
recieacuten removida Un uacuteltimo grito que nada teniacutea de humano se alzoacute por el aire Acudiacute
Gregoriska estaba en pie pero vacilante Le di apoyo con mis brazos
-iquestEstaacutes herido -le pregunteacute ansiosamente
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-No -me respondioacute- pero en tal duelo querida Edvige la lucha no la herida mata He
luchado con la muerte y a ella pertenezco
-Amigo amigo -exclameacute- aleacutejate de aquiacute y acaso vuelvas a la vida
-No eacutesta es mi tumba Edvige pero no perdamos tiempo toma un poco de esta tierra
impregnada de su sangre y apliacutecala a la mordedura que te hizo es el uacutenico medio que
puede preservarte en el porvenir de su horrendo amor
Obedeciacute temblando Me inclineacute para recoger aquella tierra sanguinosa y al doblarme
vi el cadaacutever clavado al suelo la espada bendita le atravesaba el corazoacuten y una sangre
oscura le brotaba abundante de la herida como si hubiera muerto en aquel momento
Amaseacute un poco de tierra con la sangre y apliqueacute a mi herida el espantoso talismaacuten
-Ahora mi adorada Edvige -dijo Gregoriska con voz semiapagada- escucha bien mi
uacuteltimo consejo Abandona el paiacutes apenas te sea posible Soacutelo la distancia es una
seguridad para ti El padre Basilio recibioacute hoy mi suprema voluntad y la cumpliraacute
iexclEdvige un beso iexclEl uacuteltimo el uacutenico beso iexclEdvige me muero
Y asiacute diciendo Gregoriska cayoacute junto al hermano
En cualquier otra circunstancia en medio de aquel cementerio cerca de aquella tumba
abierta con aquellos dos cadaacuteveres yaciendo uno junto al otro hubiera enloquecido
pero como dije ya Dios me habiacutea inspirado una fuerza igual a los acontecimientos de
los que eacutel me haciacutea no soacutelo testigo sino tambieacuten actriz Mientras miraba a mi alrededor
en busca de ayuda vi abrirse la puerta del monasterio y avanzar los monjes de a dos
conducidos por el padre Basilio llevando cirios ardientes y cantando las preces de
difuntos El padre Basilio habiacutea llegado haciacutea poco al convento y previendo lo
sucedido se dirigiacutea al cementerio con toda la congregacioacuten Me encontroacute viva cerca de
los dos muertos Una uacuteltima convulsioacuten habiacutea retorcido el rostro de Kostaki
Gregoriska en cambio estaba tranquilo y casi sonriente Fue sepultado como lo deseara
eacutel junto al hermano el cristiano junto al maldito Smeranda cuando tuvo noticia de la
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nueva desdicha quiso verme fue a buscarme al convento de Hango y supo de mis
labios cuanto habiacutea acontecido en aquella tremenda noche
Le referiacute todos los detalles de la fantaacutestica historia pero ella me escuchoacute como ya me
escuchara Gregoriska sin mostrar estupor ni espanto
-Edvige -me contestoacute ella despueacutes de un instante de silencio- por muy extrantildeo que sea
lo que me has narrado dijiste soacutelo la verdad La estirpe de los Brankovan estaacute maldita
hasta la tercera y cuarta generacioacuten porque un Brankovan matoacute a un sacerdote El
teacutermino de la maldicioacuten ha llegado pues tuacute aunque esposa eres virgen y en miacute se
extingue el linaje Si mi hijo te ha dejado en herencia un milloacuten toacutemalo Despueacutes de
mi muerte salvo los piacuteos legados que tengo la intencioacuten de hacer recibiraacutes el resto de
mis bienes Y ahora sigue el consejo de tu esposo Vuelve lo maacutes presto que puedas a
aquellas tierras donde Dios no permite que se cumplan tan horrendos prodigios No
necesito de nadie para llorar conmigo a mis hijos Mi dolor quiere soledad Adioacutes no
me tengas ya en cuenta Mi suerte futura me pertenece a miacute sola y a Dios
Y luego de besarme en la frente como de costumbre me dejoacute y fue a encerrarse en el
castillo de Brankovan
Ocho diacuteas despueacutes partiacute para Francia Como lo esperara Gregoriska mis noches no
fueron turbadas ya por el terrible fantasma Se restablecioacute mi salud y de aquel suceso
no me quedoacute otro recuerdo fuera de esta palidez mortal que suele acompantildear hasta la
tumba a toda humana criatura que haya sufrido el beso de un vampiro
________________
1 Parihuelas Utensilio para transportar cosas entre dos personas formado por dos
barras horizontales entre las que estaacute fijada una plataforma o cajoacuten Camilla cama
portaacutetil
2 Boj Arbusto de tallos ramosos con pequentildeas hojas ovales muy utilizado como
planta de jardiacuten y cuya madera es apreciada por su dureza
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Soy polaca nacida en Sandomir vale decir en un paiacutes donde las leyendas se tornan
artiacuteculos de fe donde creemos en las tradiciones de familia como y -acaso maacutes que- en
el Evangelio No hay castillo entre nosotros que no tenga su espectro ni una cabantildea
que no tenga su genio familiar En la casa del rico como en la del pobre en el castillo
como en la cabantildea se reconoce el principio amigo y el principio enemigo
A veces estos dos principios entran en lucha y se combaten Entonces se escuchan
ruidos tan misteriosos en los corredores rugidos tan horrendos en las antiguas torres
sacudidas tan formidables en las murallas que los habitantes huyen de la cabantildea como
del castillo y aldeanos y nobles corren a la iglesia en procura de la cruz bendita o de
las santas reliquias uacutenicos resguardos contra los demonios que nos atormentan Pero
otros dos principios maacutes terribles auacuten maacutes furiosos e implacables se encuentren alliacute
enfrentados la tiraniacutea y la libertad
Habiacutea venido a encerrarse en nuestro castillo con la intencioacuten de sepultarse bajo sus
ruinas Mientras no temiacutea nada por eacutel temblaba por miacute Y en efecto para eacutel era uacutenico
riesgo la muerte porque estaba seguriacutesimo de no caer vivo en manos del enemigo pero
a miacute me amenazaba la esclavitud el deshonor la verguumlenza Mi padre escogioacute diez
hombres entre los cien que le quedaban llamoacute al intendente le hizo entrega de cuanto
dinero y objetos preciosos poseiacuteamos y recordando que -en ocasioacuten de la segunda
divisioacuten de Polonia- mi madre casi nintildea auacuten habiacutea encontrado un asilo inaccesible en
el monasterio de Sabastru situado en medio de los montes Caacuterpatos le ordenoacute
El antildeo 1825 vio empentildearse entre Rusia y Polonia una de esas luchas en las cuales
creyeacuterase agotada toda la sangre de un pueblo como a menudo se agota la sangre de
una familia entera Mi padre y mis dos hermanos rebelados contra el nuevo zar habiacutean
ido a alinearse bajo la bandera de la independencia polaca postrada siempre siempre
renacida Un diacutea supe que mi hermano menor habiacutea sido muerto otro diacutea me
anunciaron que mi hermano mayor estaba mortalmente herido y por fin despueacutes de
una jornada angustiosa durante la cual yo habiacutea escuchado aterrorizada el tronar
siempre maacutes cercano del cantildeoacuten vi llegar a mi padre con un centenar de soldados de a
caballo residuo de tres mil hombres que eacutel comandaba
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conducirme a aquel monasterio que abririacutea a la hija como haciacutea tiempo a la madre sus
hospitalarias puertas
A despecho del gran amor que mi padre alimentaba por miacute nuestros saludos no fueron
largos Seguacuten todas las probabilidades los rusos debiacutean llegar el diacutea siguiente a la vista
del castillo por lo que no habiacutea tiempo que perder Me puse de prisa un vestido de
amazona con el que soliacutea acompantildear a mis hermanos en la caza Me trajeron ensillado
el mejor caballo de la cuadra mi padre me puso en los bolsillos del arzoacuten sus propias
pistolas obras maestras de las faacutebricas de Tula me abrazoacute y dio la orden de partida
Durante aquella noche y el diacutea siguiente recorrimos veinte leguas costeando uno de
esos riacuteos sin nombre que desembocan en el Viacutestula Esta primer doble etapa nos habiacutea
sustraiacutedo al peligro de caer en manos de los rusos El sol se dirigiacutea al tramonto cuando
vimos brillar las nevadas cimas de los Caacuterpatos
Hacia la noche del diacutea siguiente llegamos a su pie al fin en la mantildeana del tercer diacutea
comenzamos a avanzar por una de sus gargantas Nuestros Caacuterpatos no se parecen a
los feacutertiles montes del occidente de ustedes Cuanto la naturaleza tiene de
extraordinario y grandioso se presenta alliacute en toda su majestad Sus tempestuosas
cumbres se pierden en las nubes cubiertas de eternas nieves sus inmensos bosques de
abetos se inclinan sobre el terso espejo de lagos que por su vastedad semejan mares y
de aquellos lagos jamaacutes navecilla alguna ha surcado sus ondas jamaacutes redes de
pescadores turbaron su cristal profundo como el azul del cielo apenas de tiempo en
tiempo resuena alliacute la voz humana haciendo escuchar un canto moldavo al que
contestan los gritos de los animales selvaacuteticos y cantos y gritos van a desvelar alguacuten
solitario eco atoacutenito de que un ruido cualquiera le haya revelado su propia existencia
Por millas y millas se viaja alliacute bajo la umbriacutea boacuteveda de los bosques entrecruzados de
las inesperadas maravillas que la soledad nos descubre a cada instante y que hacen
pasar nuestro aacutenimo del estupor a la admiracioacuten Ahiacute doquiera hay peligro y el peligro
se compone de mil riesgos diversos pero no se tiene tiempo para atemorizarse tan
sublimes son aquellos riesgos Aquiacute hay alguna cascada a la que dio origen
imprevistamente la licuefaccioacuten de los hielos y que saltando de roca en roca invade
de pronto el angosto sendero que se recorre trazado por el paso de las fieras en fuga y
del cazador que las persigue alliacute hay aacuterboles minados por el tiempo que se desprenden
del suelo y se derrumban con horrible estreacutepito semejante al de un terremoto en otra
parte en fin son los huracanes los que nos envuelven de nubes en medio de las cuales
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se ve centellear extenderse y contorsionarse el relaacutempago como sierpe inflamada
Luego tras de haber superado aquellas moles agrestes aquellos bosques primitivos
tras de encontraros en medio de gigantescas montantildeas y bosques interminables nos
vemos ante inmensos paacuteramos como mares que tienen tambieacuten sus ondas y sus
tempestades aacuteridas y gibosas estepas donde la vista se pierde en un horizonte sin
liacutemite Entonces no es terror lo que experimentamos sino una triste y profunda
melancoliacutea de la cual nada hay que pueda distraernos porque el aspecto de la regioacuten
por lejos que se alargue nuestra mirada es siempre el mismo Ascendamos o
descendamos las cien veces iguales pendientes buscando en vano un camino trazado
al hallarnos tan perdidos en aquel aislamiento en medio de desiertos nos creemos
solos en la naturaleza y nuestra melancoliacutea se convierte en desolacioacuten Nos parece
inuacutetil caminar maacutes adelante porque no vemos una meta para nuestros pasos no
encontramos una aldea ni un castillo ni una cabantildea ni en suma vestigio de humana
morada Soacutelo de cuando en cuando como una tristeza maacutes en aquella regioacuten
melancoacutelica un pequentildeo lago sin cantildeas sin arbustos dormido en el fondo de un
barranco casi otro mar Muerto nos cierra el camino con sus verdes aguas sobre las
cuales se levantan al acercarnos algunas aves acuaacuteticas de gritos prolongados y
discordantes Rodeamos ese lago trasponemos el collado que estaacute delante de nosotros
descendemos a otro valle superamos otra colina y asiacute sucesivamente hasta que
hayamos llegado a los comienzos de la cadena de montes que van siempre
disminuyendo maacutes Pero si al concluir esa cadena nos volvemos hacia el mediodiacutea la
regioacuten recobra un caraacutecter majestuoso se nos presenta una naturaleza maacutes grandiosa y
descubriremos otra cadena de montantildeas maacutes altas de forma maacutes pintoresca de maacutes
rica vegetacioacuten toda cubierta de espesos bosques toda surcada de arroyos con la
sombra y con el agua renace tambieacuten la vida en aquella comarca se escucha ya el
tantildeido de la campana de una ermita y sobre el flanco de aquella montantildea se ve
serpentear una caravana Por fin a los uacuteltimos rayos del sol poniente se perciben desde
lejos a guisa de bandada de paacutejaros blancos apoyaacutendose las unas en las otras las casas
de una aldea que parece que se hubieran agrupado en cierto modo para defenderse de
un asalto nocturno pues con la vida ha vuelto el peligro aquiacute no se lucharaacute con osos y
lobos como en aquellas altas montantildeas sino con hordas de bandidos moldavos
Entretanto nos acercaacutebamos a nuestra meta Diez diacuteas de camino habiacutean transcurrido
sin ninguacuten incidente Ya distinguiacuteamos la cumbre del monte Pion que se eleva sobre
toda aquella familia de gigantes y sobre cuya vertiente meridional estaacute situado el
convento de Sabastru al cual yo me trasladaba Tres diacuteas maacutes y nos hallaacutebamos al
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teacutermino de nuestro viaje Eran los uacuteltimos diacuteas de julio Habiacuteamos tenido una jornada
muy caacutelida y hacia las cuatro respiraacutebamos con ansioso deleite las primeras brisas del
atardecer Habiacuteamos dejado atraacutes haciacutea poco las torres ruinosas de Niantzo Bajaacutebamos
a una llanura que empezaacutebamos a ver a traveacutes de una hendidura de la montantildea
Desde el sitio donde estaacutebamos ya podiacuteamos seguir con la vista el curso del Bistriza
de riberas esmaltadas de bermejeantes vintildeedos y de altas campaacutenulas de flores blancas
Bordeaacutebamos un abismo en cuyo fondo corriacutea el riacuteo que en aquel lugar teniacutea apenas
forma de torrente y nuestras cabalgaduras teniacutean escaso espacio para caminar dos de
frente Nos precediacutea un guiacutea quien inclinado de flanco sobre la grupa de su caballo
cantaba una cancioacuten morlaca cuyas palabras seguiacutea con singular atencioacuten El cantor
era tambieacuten al mismo tiempo el poeta Necesitariacutea ser uno de aquellos montantildeeses para
poder expresarnos la melancoliacutea de su cancioacuten con su salvaje tristeza con toda su
profunda sencillez Las palabras de la cancioacuten eran poco maacutes o menos las siguientes
iexclVean alliacute ese cadaacutever en la palude de Stavila donde corriera tanta sangre de
guerreros No es un hijo de Iliria no es un feroz bandido que despueacutes de haber engantildeado a la gentil Mariacutea roboacute exterminoacute incendioacute
Rauda como el relaacutempago una bala ha venido a atravesar el corazoacuten del bandido un
yatagaacuten le ha tronchado el cuello Pero oh misterio despueacutes de tres diacuteas su sangre tibia auacuten riega la tierra bajo el pino teacutetrico y solitario y ennegrece el paacutelido Ovigan
Sus ojos turquiacutees brillan siempre huyamos huyamos guay de quien pase por la
palude cerca de eacutel iexcles un vampiro El feroz lobo se aleja del impuro cadaacutever y el fuacutenebre buitre huye al monte de calvo frontis
De pronto se oyoacute la detonacioacuten de un arma de fuego y el silbar de una bala La cancioacuten
quedoacute interrumpida y el guiacutea herido de muerte se precipitoacute al abismo mientras su
caballo se deteniacutea temblando y tendiendo la inteligente testa hacia el fondo del
precipicio donde desapareciera su duentildeo Al mismo tiempo se levantoacute por los aires
un grito estridente y sobre los flancos de la montantildea vimos aparecer una treintena de
bandidos estaacutebamos completamente rodeados Cada uno de los nuestros empuntildeoacute un
arma y bien que tomados inopinadamente mis acompantildeantes como que eran viejos
soldados avezados al fuego no se dejaron intimidar y se pusieron en guardia Yo
misma dando el ejemplo empuntildeeacute una pistola y conociendo bien cuaacuten desventajosa
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era nuestra situacioacuten griteacute iexclAdelante y di con la espuela a mi caballo que se lanzoacute a
toda carrera hacia la llanura Pero teniacuteamos que veacuternosla con montantildeeses que brincaban
de roca en roca como verdaderos demonios de los abismos que aun saltando haciacutean
fuego manteniendo a nuestros flancos la posicioacuten tomada Por lo demaacutes nuestro plan
habiacutea sido previsto En un punto donde el camino se ensanchaba y la montantildea se
allanaba un poco aguardaba nuestro paso un joven a la cabeza de diez hombres a
caballo Cuando nos vieron pusieron al galope sus cabalgaduras y nos asaltaron de
frente mientras aquellos que nos perseguiacutean bajaban saltando en gran cantidad y
cortada de tal modo nuestra retirada nos rodeaban por todas partes
La situacioacuten era grave sin embargo acostumbrada desde nintildea a las escenas de guerra
pude apreciarla sin que se me escapara una sola circunstancia Todos aquellos hombres
vestidos de pieles de carnero llevaban inmensos sombreros redondos coronados de
flores naturales al modo de los huacutengaros Cada uno de ellos manejaba un largo fusil
turco que agitaban vivamente luego de haber disparado dando gritos salvajes y en la
cintura portaba un sable corvo y dos pistolas Su jefe era un joven de apenas veintidoacutes
antildeos de tez paacutelida de ojos negros y cabellos ensortijados que le caiacutean sobre las
espaldas Vestiacutea la casaca moldava guarnecida de piel y ajustada al cuerpo por una faja
con listas de oro y seda En su mano resplandeciacutea un sable corvo y en su cintura
reluciacutean cuatro pistolas Durante la lucha daba gritos roncos e inarticulados que
pareciacutean no pertenecer al habla humana y sin embargo eran una eficaz expresioacuten de
sus deseos pues a aquellos gritos obedeciacutean todos sus hombres ora echaacutendose a tierra
boca abajo para esquivar nuestras descargas ora levantaacutendose para disparar a su vez
haciendo caer a aquellos de nosotros que auacuten estaban de pie matando a los heridos
haciendo en suma de la lucha una carniceriacutea Yo habiacutea visto caer uno despueacutes del otro
los dos tercios de mis defensores Cuatro estaban auacuten ilesos y se apretaban a mi
alrededor no pidiendo una gracia que teniacutean la certidumbre de no conseguir y
pensando soacutelo en vender la vida lo maacutes cara que fuese posible Entonces el joven jefe
dio un grito maacutes expresivo que los anteriores tendiendo la punta de su sable hacia
nosotros En verdad aquella orden significaba que debiacutea rodearse nuestro uacuteltimo grupo
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de un cerco de fuego y fusilarnos a todos juntos pues de un golpe vimos apuntarnos
todos aquellos largos mosquetes
Comprendiacute que habiacutea llegado la hora final Alceacute los ojos y las manos al cielo
murmurando una uacuteltima plegaria y aguardeacute la muerte En ese instante vi no descender
sino precipitarse de pentildea en pena un joven que se detuvo enhiesto sobre una roca que
dominaba la escena semejante a una estatua en un pedestal y extendiendo la mano
hacia el campo de batalla pronuncioacute esta sola palabra iexclBasta Todas las miradas se
volvieron a esa voz y cada uno parecioacute obedecer al nuevo amo Soacutelo un bandido apuntoacute
de nuevo su fusil e hizo el disparo Uno de nuestros hombres dio un grito la bala le
habiacutea roto el brazo izquierdo Se volvioacute al punto para lanzarse sobre el que le hiriera
pero auacuten no habiacutea hecho cuatro pasos su caballo que un relaacutempago brilloacute por encima
de nosotros y el bandido rebelde cayoacute herido por una bala en la cabeza Tantas y tan
diversas emociones habiacutean acabado mis fuerza me desvaneciacute Cuando recobreacute los
sentidos me halleacute acostada sobre la hierba con la cabeza apoyada en las rodillas de un
hombre de quien no veiacutea sino la mano blanca y cubierta de anillos rodeaacutendome el
cuerpo mientras ante miacute estaba parado de brazos cruzados y la espada bajo la axila el
joven jefe moldavo que dirigiera el asalto contra nosotros
-Kostaki -deciacutea en franceacutes y con gesto autoritario el que me sosteniacutea- que tus hombres
se retiren de inmediato Deacutejame al cuidado de esta joven
-Hermano hermano -respondioacute aquel a quien eran dirigidas tales palabras y que
pareciacutea contenerse con esfuerzo- cuiacutedate de no cansar mi paciencia yo te dejo el
castillo deacutejame a miacute el bosque En el castillo tuacute eres el amo pero aquiacute yo soy
todopoderoso Aquiacute me bastariacutea una sola palabra para obligarte a obedecerme
-Kostaki yo soy el mayor lo que quiere decir que soy amo en todas partes asiacute en el
bosque como en el castillo allaacute y aquiacute Como a ti me corre por las venas la sangre de
los Brankovan sangre real que tiene el haacutebito de mandar y yo mando
-Manda a tus servidores Gregoriska no a mis soldados
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-Tus soldados son bandidos Kostaki bandidos que hareacute ahorcar en las almenas de
nuestras torres si no me obedecen al instante
-Bien intenta darles una orden
Sentiacute entonces que quien me sosteniacutea retiraba su rodilla y colocaba suavemente mi
cabeza sobre una piedra
Lo seguiacute ansiosa con la mirada y pude examinar a aquel joven que cayera por asiacute
decirlo del cielo en medio de la refriega y que yo habiacutea podido ver apenas estando
desmayada mientras apareciacutea a punto en escena Era un joven de veinticuatro antildeos de
alta estatura y con dos grandes ojos celestes y resplandecientes como el relaacutempago en
los que se leiacutea una extraordinaria decisioacuten y firmeza Los largos cabellos rubios indicio
de la estirpe eslava le caiacutean sobre las espaldas como los del arcaacutengel Miguel
circundando dos mejillas rubicundas y frescas sus labios realzados por una sonrisa
desdentildeosa dejaban ver una doble hilera de perlas Vestiacutea una especie de tuacutenica de
velludo negro calzones centildeidos a las piernas y botas bordadas en la cabeza teniacutea un
gorro puntiagudo ornado de una pluma de aacuteguila en la cintura portaba un cuchillo de
caza y al hombro una pequentildea carabina de dos cantildeos cuya precisioacuten habiacutea aprendido
a apreciar uno de los bandidos Extendioacute la mano y con ese gesto imperioso parecioacute
imponerse hasta a su hermano Pronuncioacute algunas palabras en lengua moldava las
cuales parecieron causar profunda impresioacuten sobre los bandidos Entonces a su vez
habloacute en la misma lengua el joven jefe y me parecioacute que su discurso estaba lleno de
amenazas y de imprecaciones A aquel largo y vehemente discurso el hermano mayor
contestoacute con una sola palabra Los bandidos se sometieron hizo un gesto y los
bandidos se sometieron hizo un gesto y los bandidos se reunieron detraacutes de nosotros
-iexclBien Sea pues Gregoriska -dijo Kostaki volviendo a hablar en franceacutes- Esta mujer
no iraacute a la caverna pero no por ello seraacute menos miacutea La encuentro hermosa la he
conquistado yo y la quiero yo
Asiacute diciendo se lanzoacute hacia miacute y me levantoacute entre sus brazos
-Esta mujer seraacute llevada al castillo y entregada a mi madre yo no la abandonareacute -dijo
mi protector
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-iexclMi caballo -gritoacute Kostaki en lengua moldava
Varios bandidos se apresuraron a obedecer condujeron a su sentildeor la cabalgadura
pedida Gregoriska miroacute en torno asioacute las bridas de un caballo sin duentildeo y saltoacute a la
silla sin tocar los estribos Kostaki bien que me teniacutea auacuten apretada entre sus brazos
montoacute en la silla casi tan aacutegilmente como su hermano y partioacute a todo galope El caballo
de Gregoriska parecioacute haber recibido el mismo impulso y fue a ponerse pegado al
flanco y al pescuezo del corcel de Kostaki Extrantildeo de verse eran aquellos dos
caballeros que volaban el uno junto al otro taciturnos silenciosos sin perderse de vista
un solo instante aun cuando aparentaran no mirarse y se entregaban por entero a sus
cabalgaduras cuya impetuosa carrera los llevaba a traveacutes de bosques rocas y
precipicios
Teniacutea la cabeza caiacuteda y esto me permitiacutea ver los bellos ojos de Gregoriska fijos en miacute
Kostaki lo advirtioacute me levantoacute la cabeza y ya no vi maacutes que su teacutetrica mirada
devoraacutendome Bajeacute los paacuterpados pero en vano a traveacutes de su velo veiacutea no obstante
siempre aquella mirada relampagueante que me penetraba hasta las viacutesceras y me
punzaba el corazoacuten Entonces me acaecioacute una extrantildea alucinacioacuten me pareciacutea ser la
Leonora de la balada de Buumlrger llevada por el caballo y el caballero fantasmas y
cuando sentiacute que se me cerraban abriacute los ojos amedrentada tan persuadida estaba de
ver alrededor miacuteo soacutelo cruces rotas y tumbas abiertas Vi algo un poco maacutes alegre era
el patio interno de un castillo moldavo construido en el siglo XIV
Kostaki me dejoacute resbalar a tierra bajando casi en seguida despueacutes que yo pero por
raacutepido que hubiera sido su acto Gregoriska le habiacutea precedido Como lo dijera en el
castillo eacutel era el amo Al ver llegar a los dos joacutevenes y a la extranjera que llevaban con
ellos acudieron los servidores pero aunque dividieron sus diligencias entre Kostaki y
Gregoriska apareciacutea claro que los mayores miramientos el respeto maacutes profundo eran
para el segundo Se aproximaron dos mujeres Gregoriska les dio una orden en lengua
moldava y con la mano me indicoacute que las siguiera La mirada que acompantildeaba aquel
gesto era tan respetuosa que yo no vacileacute absolutamente en obedecerle Cinco minutos
despueacutes me encontraba en una caacutemara que aun cuando pudiera parecer desnuda y triste
a una persona de menos faacutecil contentamiento era sin embargo evidentemente la maacutes
hermosa del castillo Una gran habitacioacuten cuadrada con una especie de divaacuten de sayal
verde asiento de diacutea lecho de noche Habiacutea tambieacuten alliacute cinco o seis sillones de encina
un inmenso cofre y en un aacutengulo un trono semejante a una gran silla de coro
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No habiacutea que hablar de cortinas en las ventanas y en el lecho A los costados de la
escalera que llevaba a aquella caacutemara se erguiacutean dentro de nichos tres estatuas de los
Brankovan de tamantildeo superior al natural Al poco rato trajeron nuestros bagajes entre
los cuales se encontraban tambieacuten mis maletas Las mujeres me ofrecieron sus
servicios Pero no obstante reparando el desorden que lo sucedido causara en mi
tocado conserveacute mi vestimenta de amazona la cual maacutes que cualquier otra acordaba
con el modo de vestir de mis hueacutespedes Apenas habiacutea hecho los pocos cambios
necesarios en mis ropas cuando oiacute golpear levemente en la puerta
-Adelante -dije en franceacutes siendo esta lengua para nosotros los polacos como saben
casi una segunda lengua materna
Entroacute Gregoriska
-iexclAh sentildeora cuaacutento me complace que hables franceacutes
-Y yo tambieacuten -respondiacute- estoy contenta de saber esta lengua porque de tal modo he
podido gracias a este hecho apreciar toda la generosidad de tu conducta conmigo En
esa lengua me defendiste de los designios de tu hermano y en esa lengua te ofrezco yo
la expresioacuten de mi sincero reconocimiento
-Te lo agradezco sentildeora Era cosa muy natural que me preocupara de una mujer que
se encontraba en tu situacioacuten Andaba de caza por los montes cuando llegaron a mi
oiacutedo algunas detonaciones anormales y continuas comprendiacute que se trataba de un
asalto a mano armada y marcheacute al encuentro del fuego como decimos nosotros en
teacuterminos guerreros A Dios gracias llegueacute a tiempo pero iquestseriacutea tal vez demasiado
atrevido si te preguntara oh sentildeora por cuaacutel motivo una mujer de alto linaje como
eres tuacute se ha visto reducida a aventurarse en nuestros montes
-Soy polaca -contesteacute- Mis dos hermanos sucumbieron no ha mucho en la guerra
contra Rusia mi padre a quien dejeacute yo mientras se preparaba a defender su castillo
sin duda se les ha reunido ya a esta hora y yo huyendo por orden de mi padre de todos
aquellos estragos iba en busca de refugio al monasterio de Sabastru donde mi madre
en su juventud y en circunstancias semejantes habiacutea encontrado asilo seguro
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-Eres enemiga de los rusos tanto mejor -dijo el joven- este tiacutetulo te seraacute poderosa ayuda
en el castillo y nosotros necesitaremos de todas nuestras fuerzas para sostener la lucha
que se prepara Pero ante todo sentildeora pues que ya seacute quieacuten eres debes saber tambieacuten
quieacutenes somos nosotros el nombre de los Brankovan no te es desconocido iquestverdad
sentildeora -Yo me inclineacute- Mi madre es la uacuteltima princesa de este nombre la uacuteltima
descendiente del ilustre jefe mandado matar por los Cantimir los viles cortesanos de
Pedro I Casoacute en primeras nupcias con mi padre Serban Waivady priacutencipe tambieacuten eacutel
pero de estirpe menos ilustre Mi padre habiacutea sido educado en Viena y alliacute pudo
apreciar las ventajas de la civilizacioacuten Decidioacute hacer de miacute un europeo Partimos para
Francia Italia Espantildea y Alemania Mi madre -no le toca a un hijo lo seacute narrarte lo
que te direacute pero ya que por nuestra salvacioacuten es necesario que nos conozcamos bien
reconoceraacutes justos los motivos de esta revelacioacuten- mi madre digo que durante los
primeros viajes de mi padre mientras era yo auacuten nintildeo habiacutea tenido culpables
relaciones con un jefe de parciales (que con tal nombre agregoacute sonriendo Gregoriska
se llaman en este paiacutes a los hombres por quienes fuiste agredida) cierto conde Giordaki
Koproli medio griego y medio moldavo escribioacute a mi padre confesaacutendole todo y
pidieacutendole el divorcio apoyando su demanda en que no queriacutea ella una Brankovan
continuar siendo por maacutes tiempo mujer de un hombre que se tornaba diacutea a diacutea maacutes
extranjero a su patria iexclAy Mi padre no tuvo necesidad de dar su asentimiento a esa
peticioacuten que te podraacute parecer extrantildea pero entre nosotros es cosa muy natural Eacutel habiacutea
muerto de un aneurisma que desde mucho tiempo lo atormentaba y la carta de mi
madre la recibiacute yo A miacute ahora no me quedaba otra cosa que hacer votos sinceros por
la felicidad de mi madre y le escribiacute una carta en la que le comunicaba estos votos
miacuteos junto con la noticia de su viudez En aquella carta le pediacutea tambieacuten permiso para
poder continuar mis viajes que me fue concedido Teniacutea yo la firme intencioacuten de
establecerme en Francia o Alemania para no encontrarme cara a cara con un hombre
que aborreciacutea y que no podiacutea amar quiero decir al marido de mi madre cuando he
aquiacute que de improviso vine a saber que el conde Giordaki Koproli habiacutea sido
asesinado seguacuten decires por los viejos cosacos de mi padre Amaba yo demasiado a
mi madre para no apresurarme a regresar a la patria comprendiacutea su aislamiento y la
necesidad en que debiacutea encontrarse de tener junto a ella en tales circunstancias las
personas que podiacutean serle queridas Aun cuando ella nunca se hubiera mostrado muy
tierna conmigo era su hijo Una mantildeana llegueacute inesperadamente al castillo de mis
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padres Alliacute encontreacute a un joven a quien al principio tomeacute por un extranjero pero luego
supe que era mi hermano Era Kostaki el hijo del adulterio legitimado por un segundo
matrimonio Kostaki la indomable criatura que viste para quien son leyes soacutelo sus
pasiones que nada tiene por sagrado aquiacute abajo fuera de su madre que me obedece
como la tigresa obedece al brazo que la ha domado pero rugiendo por siempre en la
vaga esperanza de poder devorarme un diacutea En el interior del castillo en el hogar de
los Brakovan y de los Waivady yo soy auacuten el amo pero fuera de este recinto en la
abierta campintildea eacutel se convierte en el salvaje hijo de los bosques y de los montes que
quiere doblegarlo todo bajo su feacuterrea voluntad Coacutemo hoy eacutel y sus hombres hicieron
para ceder no lo seacute quizaacute por antigua costumbre o por un resto de respeto que me
tienen Pero no quisiera arriesgar otra prueba Permanece aquiacute no salgas de esta
caacutemara del patio del castillo en suma y respondo de todo si das un paso fuera del
castillo no puedo prometerte otra cosa que hacerme matar por defenderte
-iquestNo podreacute entonces -dije yo- seguacuten el deseo de mi padre continuar el viaje hacia el
convento de Sabastru
-Obra intenta ordena yo te acompantildeareacute pero quedareacute en mitad del camino y tuacute tuacute
ciertamente no alcanzaraacutes la meta de tu viaje
-Pero iquestqueacute hacer entonces
-Queacutedate aquiacute aguarda toma consejo de los hechos y aprovecha las circunstancias
Suponte haber caiacutedo en una caverna de bandidos y que soacutelo tu valor podraacute sacarte del
apuro tu calma salvarte Mi madre a despecho de la preferencia que concede a
Kostaki hijo de su amor es buena y generosa Por otra parte es una Brankovan vale
decir una verdadera princesa La veraacutes ella te defenderaacute de las brutales pasiones de
Kostaki Ponte bajo la proteccioacuten de ella seacute corteacutes y te amaraacute Y en realidad (agregoacute
eacutel con expresioacuten indefinible) iquestquieacuten podriacutea verte y no amarte Ven ahora al comedor
donde mi madre te espera No demuestres fastidio ni desconfianza habla polaco aquiacute
nadie conoce esta lengua yo traducireacute a mi madre tus palabras y estate tranquila que
soacutelo direacute aquello que sea conveniente decir Sobre todo ni una palabra de cuanto te he
revelado nadie debe sospechar que estamos de acuerdo Tuacute no sabes auacuten de cuaacutenta
astucia y disimulacioacuten es capaz el maacutes sincero de entre nosotros Ven
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Lo seguiacute por la escalera iluminada de antorchas de resina ardiendo puestas dentro de
manos de hierro que sobresaliacutean del muro Era evidente que aquella insoacutelita
iluminacioacuten habiacutea sido dispuesta para miacute Llegamos al comedor Apenas Gregoriska
hubo abierto la puerta de aquella sala y pronunciado en el umbral una palabra en
lengua moldava que despueacutes supe significaba la extranjera vino a nuestro encuentro
una mujer de alta estatura Era la princesa Brankovan Teniacutea cabellos blancos
entrelazados alrededor de la cabeza la cual estaba cubierta de un gorro de cibelina
ornado de un penacho signo de su origen principesco Vestiacutea una especie de tuacutenica de
brocado el corpintildeo sembrado de piedras preciosas sobrepuesta a una larga hopalanda
de estofa turca guarnecida de piel igual a la del gorro Teniacutea en la mano un rosario de
cuentas de aacutembar que haciacutea correr raacutepidamente entre los dedos Junto a ella estaba
Kostaki vestido con el espleacutendido y majestuoso traje magiar en el cual me parecioacute auacuten
maacutes extrantildeo Su traje estaba compuesto de una sobrevesta de velludo negro de ancha
mangas que le caiacutea hasta debajo de la rodilla calzones de casimir rojo y los largos
cabellos de color negro tirando a azulado le caiacutean sobre el cuello desnudo rodeado
solamente por la orla blanca de una fina camisa de seda Me saludoacute torpemente y
pronuncioacute en moldavo algunas palabras para miacute ininteligibles
-Puedes hablar en franceacutes hermano miacuteo -dijo Gregoriska- la sentildeora es polaca y
comprende esta lengua
Entonces Kostaki dijo en franceacutes algunas palabras casi tan incomprensibles para miacute
como las que pronunciara en moldavo pero la madre tendiendo gravemente el brazo
interrumpioacute a los dos hermanos Apareciacutea claro que intimaba a sus hijos que esperaran
a que soacutelo ella me recibiera Comenzoacute entonces en lengua moldava un discurso de
cumplimiento al cual la movilidad de sus facciones daba un sentido faacutecil de explicarse
Me indicoacute la mesa me ofrecioacute una silla cerca de ella sentildealoacute con un gesto la casa toda
como diciendo que estaba a mi disposicioacuten y sentaacutendose antes que los demaacutes con
beneacutevola dignidad hizo la sentildeal de la cruz y pronuncioacute una plegaria Entonces cada
uno ocupoacute su lugar propio establecido por la etiqueta Gregoriska cerca de miacute Como
extranjera yo habiacutea determinado que a Kostaki le tocara el puesto de honor junto a su
madre Smeranda Asiacute se llamaba la condesa Tambieacuten Gregoriska habiacutea mudado de
vestimenta Llevaba eacutel igualmente la tuacutenica magiar y los calzones de casimir pero
aqueacutella de color granate y estos turquiacutees Teniacutea colgada del cuello una espleacutendida
condecoracioacuten el nisciam del sultaacuten Mahmud Los otros comensales de la casa cenaban
en la misma mesa cada uno en el sitio que le correspondiacutea seguacuten el grado que ocupaba
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entre los amigos o los servidores La cena fue triste Kostaki no me dirigioacute nunca la
palabra si bien su hermano tuvo siempre la atencioacuten de hablarme en franceacutes La madre
me ofreciacutea de todo con sus propias manos con ese ademaacuten solemne que le era natural
Gregoriska habiacutea dicho la verdad era una verdadera princesa Luego de la cena
Gregoriska se acercoacute a su madre y le explicoacute en lengua moldava el deseo que yo debiacutea
tener de estar sola y cuaacuten necesario me seriacutea el reposo despueacutes de las emociones de
aquella jornada Smeranda hizo un gesto de aprobacioacuten me tendioacute la mano me besoacute
en la frente como lo hubiera hecho con una hija suya y me deseoacute buena noche en su
castillo Gregoriska no se habiacutea engantildeado yo ansiaba ardientemente aquel instante de
soledad Agradeciacute por eso a la princesa quien me condujo hasta la puerta donde me
esperaban las dos mujeres que antes ya me acompantildearan en mi caacutemara Saludado que
hube a la madre y a los dos hijos volviacute a mi aposento de donde saliera una hora antes
El sofaacute estaba transformado en lecho Otros cambios no se habiacutean hecho Agradeciacute a
las mujeres les hice comprender que me desvestiriacutea sola y ellas salieron en seguida
con mil testimonios de respeto que queriacutean significar tener oacuterdenes de obedecerme en
todo y por todo Quedeacute sola en aquella inmensa caacutemara que mi candela podiacutea alumbrar
apenas en parte Era un singular juego de luces una especie de lucha entre el resplandor
treacutemulo de mi cirio y los rayos de la luna que pasaban a traveacutes de la ventana sin
cortinados Ademaacutes de la puerta por la que entrara y que caiacutea sobre la escalera habiacutean
otras dos en la caacutemara pero sus gruesos cerrojos que se cerraban por dentro bastaban
para tranquilizarme Mireacute la puerta de entrada tambieacuten ella teniacutea medios de defensa
Abriacute la ventana daba sobre un abismo Comprendiacute que Gregoriska habiacutea elegido
aquella caacutemara calculadamente De vuelta por fin a mi sofaacute encontreacute sobre una mesita
puesta junto a la cabecera una tarjeta doblada La abriacute y leiacute en polaco Duerme
tranquila nada tienes que temer mientras permanezcas en el interior del castillo
Seguiacute el buen consejo y como el cansancio venciacutea sobre las preocupaciones que me
teniacutean desazonada me acosteacute y en seguida me dormiacute
Desde aquel momento quedaba fijada mi permanencia en el castillo y teniacutea principio
el drama que voy a narrarles
Los dos hermanos se enamoraron de miacute cada uno seguacuten su iacutendole Kostaki me confesoacute
de improviso al diacutea siguiente que me amaba y declaroacute que seriacutea suya y no de otro y
que me matariacutea antes que cederme a quienquiera que fuese Gregoriska no me dijo
nada pero se mostroacute lleno de amor y de consideraciones conmigo Para complacerme
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puso en praacutectica todos los medios de su refinada educacioacuten todos los recuerdos de una
juventud transcurrida en la maacutes nobles Cortes de Europa iexclAy No era cosa tan difiacutecil
pues ya el primer sonido de su voz me habiacutea acariciado el alma y ya su primera mirada
me habiacutea serenado el corazoacuten Al cabo de tres meses Kostaki me habiacutea repetido cien
veces que me amaba y yo lo odiaba Gregoriska auacuten no me habiacutea dicho una palabra de
amor y yo sentiacutea que cuando eacutel lo deseara seriacutea toda suya
Kostaki habiacutea renunciado a sus incursiones Encerrado siempre en el castillo habiacutea
cedido momentaacuteneamente el mando a un lugarteniente quien de cuando en cuando
veniacutea a pedirle oacuterdenes y en seguida desapareciacutea Tambieacuten Smeranda habiacutea concebido
por miacute una amistad apasionada cuyas expresiones me causaban temor Protegiacutea ella
visiblemente a Kostaki y pareciacutea celosa de miacute maacutes auacuten de lo que eacutel lo fuera Pero como
no hablaba polaco ni franceacutes y yo no comprendiacutea el moldavo ella no teniacutea modo de
insistir ante miacute en favor de su hijo predilecto Habiacutea sin embargo aprendido a decir en
franceacutes unas palabras que me repetiacutea siempre cuando posaba sus labios en mi frente
-iexclKostaki ama a Edvige
Un diacutea recibiacute una noticia horrible que colmoacute mi desventura Los cuatro hombres
sobrevivientes del combate habiacutean sido puestos en libertad y regresado a Polonia
prometiendo que uno de ellos antes de que pasaran tres meses volveriacutea para darme
noticias de mi padre En efecto una mantildeana se presentoacute de nuevo uno de ellos Nuestro
castillo habiacutea sido tomado incendiado destruido y mi padre se habiacutea hecho matar
defendieacutendolo En adelante estaba sola en el mundo Kostaki redobloacute sus insinuaciones
y Smeranda sus ternuras pero esta vez aduje como pretexto mi duelo por la muerte de
mi padre Kostaki insistioacute diciendo que cuanto maacutes sola me encontraba tanto maacutes
necesidad teniacutea de apoyo y su madre insistioacute al par y acaso maacutes que eacutel
Gregoriska me habiacutea hablado del poder que los moldavos tienen sobre siacute mismos
cuando no quieren que otros lean en su corazoacuten Eacutel era un vivo ejemplo de ello Estaba
seguriacutesima de su amor y sin embargo si alguien me hubiera preguntado en queacute prueba
se fundaba tal certidumbre me habriacutea sido imposible decirlo nadie en el castillo habiacutea
visto nunca que su mano tocara la miacutea o que sus ojos buscaran los miacuteos Soacutelo los celos
podiacutean hacer clara a Kostaki la rivalidad del hermano como soacutelo el amor que
alimentaba yo por Gregoriska podiacutea hacerme claro su amor Sin embargo lo confieso
me inquietaba mucho aquel poder de Gregoriska sobre siacute mismo Yo teniacutea fe en eacutel pero
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no bastaba necesitaba ser convencida cuando he aquiacute que una noche de vuelta apenas
en mi caacutemara oiacute golpear levemente a una de las dos puertas que se cerraban por dentro
Por el modo de golpear adivineacute que era una llamada amiga Me acerqueacute preguntando
quieacuten estaba alliacute
-Gregoriska -contestoacute una voz cuyo acento no podiacutea engantildearme
-iquestQueacute quereacuteis de miacute -le pregunteacute toda temblorosa
-Si tienes fe en miacute -dijo Gregoriska- si me crees hombre de honor iquestme permites una
pregunta
-iquestCuaacutel
-Apaga la luz como si te hubierais acostado y de aquiacute en media hora aacutebreme esta
puerta
-Vuelve dentro de media hora -fue mi uacutenica respuesta
Apagueacute la luz y aguardeacute El corazoacuten me palpitaba con violencia pues comprendiacutea que
se trataba de un hecho importante Transcurrioacute la media hora oiacute golpear maacutes levemente
auacuten que la primera vez Durante el intervalo habiacutea descorrido los cerrojos no me
quedaba pues sino abrir la puerta Gregoriska entroacute y sin que me dijera cerreacute la puerta
tras eacutel y echeacute los cerrojos Eacutel permanecioacute un instante mudo e inmoacutevil imponieacutendome
silencio con el gesto Luego cuando estuvo seguro de que ninguacuten peligro nos
amenazaba por el momento me llevoacute al centro de la vasta caacutemara y sintiendo por mi
temblor que no habriacutea podido sostenerme de pie me buscoacute una silla Me senteacute o maacutes
bien me dejeacute caer sobre el asiento
-iexclDios miacuteo -le dije- iquestqueacute hay de nuevo o por queacute tantas precauciones
-Porque mi vida que no contariacutea para nada y acaso tambieacuten la tuya dependen de la
conversacioacuten que tendremos
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Amedrentada le aferreacute una mano Se la llevoacute eacutel a los labios miraacutendome como si
quisiera pedir excusas por tanta audacia Bajeacute yo los ojos era un taacutecito consentimiento
-Yo te amo -me dijo con aquella voz melodiosa como un canto- iquestme amas tuacute
-Siacute -le respondiacute
-iquestY consentiriacuteas en ser mi mujer
Llevoacute la mano a la frente con profunda expresioacuten de felicidad
-Siacute
-Entonces iquestno rehusaraacutes seguirme
-Te seguireacute doquiera
-Pues comprenderaacutes bien que no podemos ser felices sino huyendo de estos lugares
-iexclOh siacute Huyamos -exclameacute
-iexclSilencio -dijo eacutel estremecieacutendose- iexclSilencio
-Tienes razoacuten
Y me le acerqueacute toda tremante
-Escucha lo que he hecho -continuoacute Gregoriska- escucha por queacute he estado tanto
tiempo sin confesarte que te amaba Queriacutea yo cuando estuviera seguro de tu amor
que nadie pudiera oponerse a nuestra unioacuten Yo soy rico querida Edvige
inmensamente rico pero como lo son los sentildeores moldavos rico en tierras en ganados
en servidores Ahora bien he vendido por un milloacuten tierras rebantildeos y campesinos al
monasterio de Hango Me han dado trescientos mil francos en muchas piedras
preciosas cien mil francos en oro el resto en letras de cambio sobre Viena iquestTe bastaraacute
un milloacuten
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Le apreteacute la mano
-Me hubiera bastado tu amor Gregoriska juacutezgalo tuacute
-iexclBien Escucha mantildeana voy al monasterio de Hango para tomar mis uacuteltimas
disposiciones con el superior Eacutel me tiene listos caballos que nos esperaraacuten de las nueve
de la mantildeana en adelante ocultos a cien pasos de castillo Despueacutes de la cena subiraacute
de nuevo como hoy a tu caacutemara como hoy apagaraacutes la luz como hoy entrareacute yo en tu
aposento Pero mantildeana en vez de salir solo tuacute me seguiraacutes saldremos por la puerta que
da sobre los campos encontraremos los caballos montaremos y pasado mantildeana por
la mantildeana habremos recorrido treinta leguas
-iexclOh iexclPor queacute no seraacute ya pasado mantildeana
-iexclQuerida Edvige
Gregoriska me apretoacute sobre el corazoacuten y nuestros labios se encontraron iexclOh Lo habiacutea
dicho eacutel yo habiacutea abierto la puerta de mi caacutemara a un hombre de honor pero
comprendioacute bien que si no le perteneciacutea en cuerpo le perteneciacutea en alma Transcurrioacute
la noche sin que pudiera cerrar los ojos Me veiacutea huir con Gregoriska me sentiacutea
transportada por eacutel como ya lo habiacutea sido por Kostaki soacutelo que aquella carrera terrible
espantable fuacutenebre se trocaba ahora en un apuro suave y delicioso al que la velocidad
del movimiento agregaba deleite pues tambieacuten el movimiento veloz tiene un deleite
propio Nacioacute el diacutea Bajeacute Me parecioacute que el ademaacuten con que me saludoacute Kostaki era
auacuten maacutes teacutetrico que de costumbre Su sonrisa era iroacutenica y amenazadora Smeranda no
me parecioacute cambiada Durante la colacioacuten Gregoriska ordenoacute sus caballos Pareciacutea que
Kostaki no pusiera ni la miacutenima atencioacuten en aquella orden Hacia las once Gregoriska
nos saludoacute anunciando que estariacutea de regreso recieacuten a la noche y rogando a su madre
que no lo esperase a cenar despueacutes se volvioacute hacia miacute y me rogoacute quisiera admitir sus
excusas
Salioacute La mirada de su hermano lo siguioacute hasta cuando dejoacute la caacutemara y en ese
momento le brotoacute de los ojos un tal relaacutempago de odio que me estremeciacute Pueden
imaginarse con queacute inquietud paseacute aquel diacutea A nadie habiacutea confiado nuestros
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designios a duras penas le hableacute a Dios de ello en mis plegarias y me pareciacutea que
todos los conocieran que cada mirada puesta en miacute pudiera penetrar y leer en lo iacutentimo
de mi corazoacuten La cena fue un suplicio hosco y taciturno Kostaki por costumbre
hablaba raramente esta vez no dijo maacutes que dos o tres palabras en moldavo a su madre
y siempre con tal acento que haciacutea estremecer Cuando me levanteacute para subir a mi
aposento Smeranda como de ordinario me abrazoacute y al abrazarme repitioacute aquella frase
que desde ya ocho diacuteas no le saliera de la boca iexclKostaki ama a Edvige
Esta frase me siguioacute como una amenaza hasta mi caacutemara y aun alliacute me pareciacutea que una
voz fatal me susurrase al oiacutedo iexclKostaki ama a Edvige Ahora el amor de Kostaki me
lo habiacutea dicho Gregoriska equivaliacutea a la muerte Hacia las siete de la noche vi a Kostaki
atravesar el patio Se volvioacute para verme pero me aparteacute para que no pudiera
descubrirme Estaba inquieta pues por cuanto podiacutea yo ver desde mi ventana me
pareciacutea que eacutel iba directamente hacia la caballeriza Me arriesgueacute a correr los cerrojos
de una de las puertas internas de mi caacutemara y pasar a la caacutemara vecina desde donde
podiacutea ver todo lo que eacutel estaba por hacer Se dirigiacutea en efecto hacia la caballeriza y
cuando hubo llegado a ella sacoacute eacutel mismo su caballo favorito ensillaacutendolo de su propia
mano con el cuidado de un hombre que da la mayor importancia a cada detalle Vestiacutea
el mismo traje que cuando se me apareciera la vez primera pero no llevaba otra arma
que el sable Cuando hubo ensillado el caballo miroacute otra vez hacia la ventana de mi
caacutemara No habieacutendome visto saltoacute sobre la silla se hizo abrir la misma puerta por la
que saliera y debiacutea volver su hermano y se alejoacute a todo galope en direccioacuten del
monasterio de Hango Se me apretoacute entonces terriblemente el corazoacuten un fatal
presentimiento me deciacutea que Kostaki iba al encuentro de su hermano Estuve en la
ventana hasta cuando pude distinguir el camino que a un cuarto de legua de distancia
del castillo haciacutea un recodo a la izquierda y se perdiacutea en el comienzo de un bosque
Pero la noche se tornaba cada vez maacutes cerrada y pronto no pude distinguir maacutes el
camino
Me quedeacute todaviacutea
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Finalmente la inquietud que me atormentaba renovoacute precisamente por exceso mis
fuerzas y pues las primeras noticias de uno o de otro hermano debiacutean llegarme en la
sala inferior bajeacute
Mireacute ante todo Smeranda En la tranquilidad de su rostro advertiacute que no teniacutea ninguna
aprensioacuten daba oacuterdenes para la acostumbrada cena y los cubiertos de los hermanos
estaban en los lugares habituales No me atreviacute a interrogar a nadie Por otra parte iquesta
quieacuten hubiera podido dirigirme En el castillo ninguno excepto Kostaki y Gregoriska
hablaban las dos lenguas que yo sabiacutea Me sobresaltaba al miacutenimo rumor Por
costumbre nos poniacuteamos a la mesa a las nueve
Habiacutea bajado a la sala a las ocho y media y seguiacutea con la mirada la aguja de los
minutos cuyo avance era casi visible sobre el amplio cuadrante del reloj La viajera
aguja transitoacute la distancia que nos separaba del cuarto de hora
El cuarto golpeoacute y las vibraciones resonaron profundas y tristes en seguida la aguja
continuoacute su girar silencioso y la vi recorrer de nuevo la distancia con la regularidad y
la lentitud de la punta de un compaacutes Algunos minutos antes de dar las nueve me
parecioacute oiacuter el pataleo de un caballo en el patio Lo oyoacute tambieacuten Smeranda y volvioacute el
rostro hacia la ventana pero la noche era demasiado oscura para poder distinguir objeto
alguno iexclOh Si me hubiera mirado en aquel momento cuaacuten presto habriacutea adivinado lo
que pasaba en mi corazoacuten
Se habiacutea oiacutedo el patalear de un solo caballo y era cosa muy natural pues estaba yo
bien segura de que habriacutea regresado un solo caballero iquestPero cuaacutel Resonaron algunos
pasos en la antecaacutemara pasos lentos como los de un hombre que camina hesitando
cada uno de ellos me pareciacutea transitarme el corazoacuten La puerta se abrioacute y en la
oscuridad vi delinearse una sombra
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La sombra se detuvo un instante en la puerta el corazoacuten se me quedoacute en suspenso La
sombra avanzoacute y a medida que entraba en el ciacuterculo de la luz recobraba yo el aliento
Reconociacute a Gregoriska Algunos momentos maacutes y el corazoacuten se me quebraba
Reconociacute a Gregoriska pero estaba paacutelido como un cadaacutever Con soacutelo verle se podiacutea
adivinar que habiacutea acontecido algo terrible
-iquestEres tuacute Kostaki -preguntoacute Smeranda
-No madre miacutea -contestoacute Gregoriska con sorda voz
-iexclAh al fin -dijo ella- iquesty desde cuaacutendo acaacute toca a tu madre esperarte
-Madre miacutea -dijo Gregoriska mirando la peacutendola- apenas son las nueve
Y efectivamente en ese mismo momento sonaron las nueve
-Es verdad -dijo Smeranda- iquestDoacutende estaacute tu hermano
A pesar miacuteo se presentoacute en mi mente el pensamiento de que Dios habiacutea hecho la misma
pregunta a Caiacuten Gregoriska no contestoacute
-iquestNadie ha visto hasta ahora a Kostaki -preguntoacute Smeranda
El vatar o sea el mayordomo fue a informarse
-Hacia las siete -dijo eacutel de regreso- el conde ha estado en las caballerizas ha ensillado
con propia mano su caballo y ha partido por el camino de Hango
En ese instante mis ojos se encontraron con los de Gregoriska No seacute si fue realidad o
alucinacioacuten pero me parecioacute notar una gota de sangre en medio de su frente Me lleveacute
lentamente el dedo a la frente indicando el punto donde creiacutea yo ver aquella mancha
Gregoriska me comprendioacute sacoacute el pantildeuelo y se secoacute
-Siacute siacute -murmuroacute Smeranda- habraacute encontrado alguacuten lobo u oso y se habraacute entretenido
en perseguirlo He aquiacute por queacute un hijo hace esperar a su madre iquestDoacutende le has dejado
Gregoriska
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-Madre miacutea -respondioacute eacuteste con voz conmovida pero firme- mi hermano y yo no hemos
salido juntos
-Bien -dijo Smeranda- Vamos a la mesa cada uno poacutengase en su lugar y luego
cieacuterrense las puertas quien esteacute afuera dormiraacute afuera
Las dos primeras partes de estas oacuterdenes fueron estrictamente ejecutadas Smeranda
se puso en su lugar Gregoriska se sentoacute a su diestra yo a su siniestra Despueacutes los
servidores salieron para cumplir la tercera parte de las oacuterdenes es decir para cerrar las
puertas del castillo En ese momento mismo se escuchoacute un gran estreacutepito en el patio y
un servidor entroacute espantado diciendo
-Princesa ha entrado en este instante al patio el caballo del conde Kostaki solo y por
entero cubierto de sangre
-iexclOh -murmuroacute Smeranda levantaacutendose paacutelida y amenazadora- de tal modo volvioacute una
noche al castillo el caballo de su padre
Dirigioacute una mirada a Gregoriska no estaba paacutelido ya estaba liacutevido El caballo del
conde Koproli en efecto habiacutea regresado una noche al castillo todo manchado de
sangre y una hora despueacutes los servidores encontraron y trajeron el cuerpo del amo
cubierto de heridas Smeranda tomoacute una antorcha de manos de un criado se acercoacute a
la puerta y abrieacutendola bajoacute al patio El caballo espantado era retenido trabajosamente
por tres o cuatro servidores que haciacutean toda clase de esfuerzos para tranquilizarlo
Smeranda se aproximoacute al animal examinoacute la sangre que cubriacutea la silla y vio una herida
en su testuz
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-Kostaki fue muerto de frente -dijo ella- en duelo y por un solo enemigo Busquen su
cuerpo hijos miacuteos maacutes tarde buscaremos al homicida
Asiacute como el caballo habiacutea entrado por la puerta de Hango todos los servidores se
precipitaron afuera por ella y se vieron sus antorchas perderse en la campintildea y entrar
en lo profundo del bosque como en una hermosa noche de estiacuteo se ven centellear las
lucieacuternagas en la llanura de Niza o de Pisa
Smeranda como si hubiera estado segura de que la buacutesqueda no durariacutea mucho
aguardoacute enhiesta en la puerta Ni una laacutegrima humedeciacutea las mejillas de aquella madre
desolada sin embargo se veiacutea que la desesperacioacuten rugiacutea tempestuosa en lo profundo
de su corazoacuten Gregoriska estaba detraacutes de ella y yo cerca de Gregoriska Al
abandonar la sala parecioacute querer ofrecerme su brazo pero no se habiacutea atrevido a
hacerlo De ahiacute en cerca de un cuarto de hora se vio aparecer en el recodo del camino
una antorcha luego una segunda una tercera y finalmente se distinguieron todas Soacutelo
que ahora en vez de dispersarse estaban agrupadas en torno a un centro comuacuten Ese
centro era como bien pronto se pudo advertir unas parihuelas1 con un hombre tendido
sobre ellas El fuacutenebre cortejo avanzaba lentamente pero al cabo de diez minutos
quienes lo llevaban se descubrieron instintivamente la cabeza y taciturnos entraron en
el patio donde fue depositado el cuerpo Entonces con un majestuoso gesto Smeranda
ordenoacute que se le abriera paso y acercaacutendose al cadaacutever puso una rodilla en tierra ante
eacutel apartoacute los cabellos que le formaban un velo sobre el rostro y estuvo contemplaacutendolo
largamente sin derramar una laacutegrima Le abrioacute luego la vestimenta moldava y apartoacute
camisa ensangrentada La herida se hallaba en la parte diestra del pecho Debiacutea haber
sido hecha con una hoja recta y de dos filos Recordeacute haber visto esa mantildeana misma al
costado de Gregoriska el largo cuchillo de caza que serviacutea de bayoneta a su carabina
Busqueacute con los ojos el arma no estaba ya alliacute Smeranda se hizo llevar agua mojoacute en
ella su pantildeuelo y lavoacute la llaga Una sangre pura y tibia todaviacutea enrojecioacute los labios de
la herida El espectaacuteculo que teniacutea bajo los ojos era a un tiempo atroz y sublime
Aquella vasta caacutemara ahumada por las antorchas de resina aquellos rostros baacuterbaros
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aquellos ojos centelleantes de ferocidad aquellos ropajes singulares aquella madre
que a la vista de la sangre aun caacutelida calculaba cuaacutento tiempo haciacutea que la muerte
arrebatara a su hijo aquel profundo silencio interrumpido soacutelo por los sollozos de los
bandidos cuyo jefe era Kostaki todo eso repito teniacutea en siacute algo de atroz y de sublime
Smeranda acercoacute sus labios a la frente de su hijo y se levantoacute en seguida echaacutendose
a las espaldas las largas trenzas de blancos cabellos que se le habiacutean desunido
-iexclGregoriska ndashdijo
Gregoriska se estremecioacute sacudioacute la cabeza y saliendo de su atoniacutea
-Madre miacutea -respondioacute
-Ven aquiacute hijo miacuteo y escuacutechame
Gregoriska obedecioacute temblando pero obedecioacute
A medida que se aproximaba al cuerpo de Kostaki la sangre brotaba de la herida maacutes
abundante y maacutes roja Afortunadamente Smeranda no miraba maacutes hacia aquel lado
pues a la vista de aquella sangre no habriacutea tenido ya necesidad de buscar el asesino
-Gregoriska -dijo ella- bien seacute que Kostaki y tuacute no se miraban con buenos ojos bien seacute
que tuacute eres un Waivady por parte de tu padre y eacutel un Koproli por parte del suyo pero
por parte de madre son ambos de la sangre de los Brankovan Seacute que tuacute eres un hombre
de ciudad occidental y eacutel un hijo de las montantildeas orientales pero por el seno que los
llevoacute a ambos son hermanos iexclPues bien Gregoriska quiero saber si mi hijo seraacute
llevado a yacer junto a la tumba de su padre sin que haya sido pronunciado el
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juramento si yo en fin podreacute llorar tranquila como mujer descansando en ti vale decir
en un hombre para el castigo
-Dime sentildeora el nombre del homicida y ordena te juro que dentro de una hora si tuacute
lo exiges habraacute dejado de vivir
-iquestJuras so pena de mi maldicioacuten lo has entendido hijo miacuteo iquestJuras que el asesino
moriraacute que no dejaraacutes piedra sobre piedra de su casa que su madre sus hijos sus
hermanos su mujer o su prometida pereceraacuten por tu mano Juacuteralo y al jurarlo invoca
sobre ti la coacutelera celeste si faltas a la sacra promesa Si faltas a esta sacra promesa
padeceraacutes la miseria la execracioacuten de los amigos la maldicioacuten de tu madre
Gregoriska extendioacute la mano sobre el cadaacutever y
-iexclJuro que el asesino moriraacute -dijo
A aquel singular juramento cuyo verdadero sentido yo sola y el muerto quizaacute podiacuteamos
comprender vi o creiacute ver cumplirse un horrendo prodigio Los ojos del cadaacutever se
abrieron se fijaron sobre miacute maacutes vivos cual nunca los viera y como si aquella mirada
hubiera sido palpable sentiacute penetrarme hasta el corazoacuten un hierro candente No resistiacute
tanto dolor y me desvaneciacute
Cuando recobreacute los sentidos me encontreacute acostada sobre el lecho de mi caacutemara una de
las dos mujeres velaba cerca de miacute Pregunteacute doacutende estaba Smeranda me fue
contestado que velaba junto al cuerpo de su hijo Pregunteacute doacutende estaba Gregoriska se
me dijo que en el monasterio de Hango
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Ahora no era preciso huir iquestno habiacutea muerto Kostaki No se debiacutea ya hablar de boda
iquestpodiacutea yo casarme con el fratricida Transcurrieron asiacute tres diacuteas y tres noches en medio
de extrantildeos suentildeos En la vigilia y en el suentildeo veiacutea siempre aquellos dos ojos vivos en
ese rostro de muerto era una visioacuten horrenda Kostaki debiacutea ser sepultado al tercer diacutea
Por la mantildeana me fue traiacutedo de parte de Smeranda un vestido completo de viuda Me
lo puse y bajeacute La casa pareciacutea vaciacutea todos estaban en la capilla Me encamineacute hacia
ella y al tiempo que trasponiacutea su umbral vino a mi encuentro Smeranda a quien no
habiacutea visto desde hacia tres diacuteas
Se hubiera dicho que era la imagen del Dolor Con lento movimiento como el de una
estatua posoacute sobre mi frente sus helados labios y con voz que pareciacutea salir ya de la
tumba pronuncioacute las habituales palabras iexclKostaki te ama No se pueden imaginar
el efecto que produjeron en miacute aquellas palabras Esa protesta de amor expresada en
presente en vez de en pasado que deciacutea te ama y no ya te amaba ese amor de
ultratumba que veniacutea a buscarme en la vida hizo sobre mi corazoacuten una impresioacuten
terrible Al mismo tiempo se apoderaba de miacute un extrantildeo sentimiento tal como si fuera
verdaderamente la mujer de aquel que habiacutea muerto no la prometida del vivo Aquel
atauacuted me atraiacutea a mi pesar dolorosamente como la sierpe atrae al pajarillo por ella
fascinado
Busqueacute con los ojos a Gregoriska lo vi paacutelido y enhiesto contra una columna miraba
hacia lo alto No seacute decir si me vio Los monjes del convento de Hango rodeaban el
cuerpo cantando salmos del rito griego a veces armoniosos con frecuencia monoacutetonos
Tambieacuten yo hubiera querido orar pero la plegaria expiraba en mis labios mi mente
estaba tan confusa que me pareciacutea antes bien presenciar un consistorio de demonios
que una reunioacuten de monjes Cuando fue sacado el cuerpo de alliacute quise seguirlo pero
desfallecieron mis fuerzas Sentiacute doblaacuterseme las piernas y me apoyeacute en la puerta
Entonces Smeranda se me acercoacute e hizo una sentildea a Gregoriska Este se aproximoacute
Smeranda me habloacute en moldavo
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-Mi madre me ordena repetirte palabra por palabra lo que va a decir -me expresoacute
Gregoriska
Smeranda habloacute de nuevo cuando hubo terminado
-He aquiacute las palabras de mi madre -dijo eacutel- Lloras a mi hijo Edvige tu lo amabas
iquestverdad Te agradezco las laacutegrimas y tu amor de ahora en adelante tienes una patria
una madre una familia Derramemos las muchas laacutegrimas debidas a los muertos luego
seamos de nuevo dignas ambas de aquel que ya no es iexclyo su madre tuacute su mujer
Adioacutes vuelve a tu caacutemara yo acompantildeareacute a mi hijo hasta su uacuteltima morada cuando
regrese me encerrareacute en mi estancia con mi dolor y me volveraacutes a ver soacutelo cuando lo
haya vencido estate tranquila matareacute este dolor porque no quiero que me mate a miacute
A estas palabras de Smeranda traducidas por Gregoriska no pude responder sino con
un gemido Subiacute a mi caacutemara el fuacutenebre cortejo se alejoacute y lo vi desaparecer en el
aacutengulo del camino El convento de Hango estaba a soacutelo media legua de distancia del
castillo en liacutenea recta pero los obstaacuteculos del suelo haciacutean dar muchas vueltas al
camino de modo que se empleaban dos horas en recorrer aquel espacio Era el mes de
noviembre Las jornadas se habiacutean tornado friacuteas y breves y a las cinco ya era noche
oscura Hacia las siete vi reaparecer las antorchas el cortejo fuacutenebre habiacutea regresado
El cadaacutever reposaba en la tumba de sus padres todo estaba concluido
Les dije ya en queacute singular pesadilla viviacutea presa luego del fatal suceso que nos
sumergiera a todos en el duelo y sobre todo despueacutes que viera reabrirse y fijarse sobre
miacute los ojos cerrados del muerto La noche que siguioacute oprimida por las emociones
experimentadas durante el diacutea estaba auacuten maacutes triste Escuchaba sonar todas las horas
del reloj del castillo y a medida que el tiempo fugitivo me acercaba al momento en
que habiacutea muerto Kostaki me sentiacutea cada vez maacutes desconsolada Sonaron las nueve
menos cuarto Entonces se apoderoacute de miacute una extrantildea sensacioacuten Me corriacutea por todo el
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cuerpo un terror un estremecimiento que me helaba luego una especie de suentildeo
invencible entorpeciacutea mis sentidos me oprimiacutea el pecho y me velaba los ojos Tendiacute
el brazo y fui a caer de espaldas sobre el lecho Sin embargo no habiacutea perdido
totalmente los sentidos como para que no pudiera oiacuter como unos pasos acercaacutendose a
mi puerta despueacutes me parecioacute abrirse la puerta en seguida no vi ni escucheacute maacutes nada
Soacutelo sentiacute un vivo dolor en el cuello Luego de lo cual caiacute en profundo letargo
Me desperteacute a medianoche mi laacutempara ardiacutea auacuten intenteacute levantarme pero estaba tan
deacutebil que hube de repetir la tentativa dos veces Finalmente logreacute superar mi debilidad
y como despierta sentiacutea en el cuello el mismo dolor que experimentara en el suentildeo me
arrastreacute apoyaacutendome en el muro hasta el espejo y mireacute Algo que semejaba la
punzadura de un alfiler marcaba la arteria de mi cuello Creiacute que alguacuten insecto me
hubiera picado durante el suentildeo y como me sentiacutea abatida por la extenuacioacuten me
acosteacute de nuevo y me dormiacute A la mantildeana me desperteacute como de costumbre pero
entonces sentiacute una tal debilidad como la experimentara soacutelo una vez en mi vida a la
mantildeana siguiente de un diacutea en que fuera sangrada Me mireacute en el espejo y me sorprendiacute
de mi extraordinaria palidez La jornada transcurrioacute triste y oscura experimentaba yo
una cosa singular cuando me encontraba en un lugar sentiacutea necesidad de quedarme
alliacute cualquier cambio de posicioacuten me fatigaba
Llegada la noche me trajeron la laacutempara mis mujeres seguacuten podiacutea yo comprender por
sus gestos se ofrecieron a quedarse conmigo Se lo agradeciacute y salieron A la misma
hora que la noche precedente experimenteacute los mismos siacutentomas Quise levantarme
entonces y pedir ayuda pero no pude llegar a la salida Oiacute vagamente dar las nueve
menos cuarto los pasos resonaron se abrioacute la puerta pero yo no veiacutea ni escuchaba
nada y como la noche anterior caiacute de espaldas sobre el lecho Como el diacutea anterior
experimenteacute un dolor en el mismo sitio Como el diacutea anterior me desperteacute a
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medianoche pero maacutes paacutelida y maacutes deacutebil auacuten Al diacutea siguiente se renovoacute la horrible
pesadilla
Estaba decidida a bajar a la estancia de Smeranda por muy deacutebil que me sintiera
cuando entroacute en la caacutemara una de mis mujeres y pronuncioacute el nombre de Gregoriska
El joven la seguiacutea Intenteacute levantarme para recibirle pero volviacute a caer en mi silloacuten Eacutel
dio un grito al verme y quiso lanzarse hacia miacute pero tuve la fuerza de tender el brazo
hacia eacutel
-iquestQueacute vienes a hacer aquiacute -le pregunteacute
-iexclAy -dijo eacutel- iexclveniacutea a decirte adioacutes A decirte que abandono este mundo que me es
insoportable sin tu amor y tu presencia a anunciarte que me retiro al monasterio de
Hango
-Gregoriska -le respondiacute- estaacutes privado de mi presencias pero no de mi amor iexclAy Te
amo siempre y mi mayor pena es que este amor sea en adelante casi un delito
-Entonces iquestpuedo esperar que rogaraacutes por miacute Edvige
-Siacute pero no lo podreacute hacer por largo tiempo -repliqueacute yo con una sonrisa
-iquestPor queacute no Pero en verdad te veo muy abatida Dime iquestqueacute tienes iquestPor queacute tan
paacutelida
-Porque Dios tiene ciertamente piedad de miacute y a eacutel me llama
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Gregoriska se me acercoacute me tomoacute una mano que no tuve fuerza de sustraerle
miraacutendome fijo al rostro
-Esa palidez no es natural Edvige -me dijo- iquestcuaacutel es la causa
-Si te la dijera Gregoriska creeriacuteas que estoy loca
-No no habla Edvige te lo suplico estamos en un paiacutes que no se parece a ninguacuten otro
paiacutes en una familia que no se asemeja a ninguna otra familia Dime diacutemelo todo te lo
encarezco
Se lo narreacute todo la extrantildea alucinacioacuten que me poseiacutea a la hora en que Kostaki debioacute
morir ese terror ese letargo ese friacuteo glacial esa postracioacuten que me haciacutea caer de
espaldas sobre el lecho ese ruido de pasos que me pareciacutea oiacuter esa puerta que creiacutea ver
abrirse y finalmente ese agudo dolor en el cuello seguido de una palidez y de una
debilidad siempre crecientes Creiacutea yo que mi relato pareceriacutea a Gregoriska un
comienzo de locura y lo terminaba con una cierta timidez cuando por el contrario
advertiacute que me prestaba gran atencioacuten
Cuando hube terminado de hablar Gregoriska reflexionoacute un instante
-iquestDe manera -preguntoacute eacutel- que te duermes cada noche a las nueve menos cuarto
-Siacute por muchos que sean los esfuerzos que haga para resistir al suentildeo
-iquestY a esa misma hora crees ver abrirse la puerta
-Siacute aunque eche el cerrojo
-iquestY luego experimentas un agudo dolor en el cuello
-Siacute aunque sea apenas visible la sentildeal de la herida
-iquestMe permites ver
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Dobleacute la cabeza hacia atraacutes Examinoacute eacutel la cicatriz
-Edvige -dijo Gregoriska despueacutes de un momento de reflexioacuten- iquesttienes confianza en
miacute
-iquestMe lo preguntas -contesteacute
-iquestCrees en mi palabra
-Como creo en el Evangelio
-iexclBien Edvige por mi fe te juro que no tienes ocho diacuteas de vida si no aceptas hacer
hoy mismo lo que voy a decirte
-iquestY si consiento
-Si consientes quizaacutes te salves
-iquestQuizaacutes -eacutel se calloacute- Suceda lo que fuere Gregoriska -continueacute diciendo yo- hareacute
cuanto me ordenes hacer
-Escucha entonces -dijo eacutel- y ante todo no te espantes En tu paiacutes como en Hungriacutea y
en nuestra Rumaniacutea existe una tradicioacuten
Tembleacute porque esa tradicioacuten ya habiacutea vuelto a mi memoria
-iexclAh iquestSabes lo que quiero decir
-Siacute -contesteacute- en Polonia vi algunas personas padecer el horrendo hecho
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-Quieres hablar del vampiro iquestno es verdad
-Siacute nintildea auacuten me sucedioacute ver desenterrar en el cementerio de una aldea perteneciente
a mi padre cuarenta personas muertas en quince diacuteas sin que se hubiera podido en
ninguna ocasioacuten acertar con la causa de su muerte Diecisiete de esos cadaacuteveres
expusieron todos los signos de vampirismo es decir fueron encontrados frescos como
si hubieran estado vivos los otros eran sus viacutectimas
-iquestY queacute se hizo para liberar de eso a la regioacuten
-Se les clavoacute un palo en el corazoacuten y luego los quemaron
-Siacute asiacute se acostumbra hacer pero para nosotros eso no basta Para librarte de tu
fantasma antes quiero conocerlo y iexclpor Dios lo conocereacute Siacute y si es preciso luchareacute
cuerpo a cuerpo con eacutel quienquiera fuere
-iexclOh Gregoriska -exclameacute espantada
Dijo
-Quienquiera que fuere lo repito Mas para llevar a buen fin esta terrible aventura es
necesario que hagas todo lo que te exigireacute
-Di
-Estate preparada a las siete Desciende a la capilla pero desciende sola es necesario
que venzas a toda costa tu debilidad Edvige Alliacute recibiremos la bendicioacuten nupcial
Consieacutentemelo amada miacutea para velar por ti Luego subiremos de nuevo a esta caacutemara
y entonces veremos
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-iexclOh Gregoriska -exclameacute- iexclsi es eacutel te mataraacute
-No temas amada Edvige Consiente solamente
-Sabes bien que hareacute todo lo que quieras Gregoriska
-Entonces hasta luego a la noche
-Siacute haz lo que creas maacutes oportuno y te secundareacute yo cuanto mejor pueda adioacutes
Se fue Un cuarto de hora despueacutes vi a un caballero precipitarse a toda carrera por el
camino del monasterio era eacutel
Apenas le hube perdido de vista caiacute de rodillas y oreacute oreacute como ya no se reza en
nuestras tierras sin fe y aguardeacute a las siete ofreciendo a Dios y a los santos el
holocausto de mis pensamientos no me levanteacute sino al sonar las siete Estaba deacutebil
como una moribunda paacutelida como una muerta Me echeacute sobre la cabeza un gran velo
negro descendiacute la escalera apoyaacutendome en el muro y me dirigiacute a la capilla sin
encontrar a nadie
Gregoriska me esperaba con el padre Basilio prior del monasterio de Hango Centildeiacutea
una espada santa reliquia de un antiguo cruzado que asistiera a la toma de
Constantinopla con Ville-Hardouin y Baldouin de Flandes
-Edvige -dijo eacutel golpeando con la mano su espada- con la ayuda de Dios eacutesta romperaacute
el encantamiento que amenaza tu vida Aceacutercate pues resueltamente este santo
hombre que ya ha recibido mi confesioacuten recibiraacute nuestros juramentos
Comenzoacute la ceremonia quizaacute nunca otra fue maacutes sencilla y a un tiempo maacutes solemne
Nadie asistiacutea al monje eacutel mismo nos puso sobre la cabeza las coronas nupciales
Vestidos ambos de luto giramos en torno al altar con un cirio en la mano luego el
monje tras pronunciar las sacras palabras agregoacute
Vaacuteyanse ahora hijos miacuteos y el Sentildeor les deacute fuerza y valor para luchar contra el
enemigo del humano geacutenero Armados de la inocencia de ustedes y defendidos por Su
justicia venceraacuten al demonio Vayan y benditos sean
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Besamos los libros santos y salimos de la capilla Entonces por vez primera me apoyeacute
en el brazo de Gregoriska y me parecioacute que al contacto de aquel fuerte brazo de aquel
noble corazoacuten volviacutea a mis venas la vida Estaba segura del triunfo porque Gregoriska
estaba conmigo subimos a mi caacutemara Sonaban las ocho y media
-Edvige -me dijo entonces Gregoriska- no tenemos tiempo que perder iquestQuieres
dormir como de costumbre para que todo suceda durante tu suentildeo o bien permanecer
desvelada y verlo todo
-Junto a ti nada temo quiero permanecer despierta y verlo todo
Gregoriska extrajo de su pecho un boj2 bendito huacutemedo auacuten de agua santa y me lo
dio
-Toma entonces esta ramita -me dijo- acueacutestate en tu lecho recita las preces de la
Virgen y aguarda sin temor Dios estaacute con nosotros Cuida ante todo de no dejar caer
la ramita con ella podraacutes ordenar aun en el infierno No me llames no des ninguacuten
grito reza confiacutea y aguarda
Me acosteacute en el lecho Cruceacute las manos sobre el seno y puse sobre eacutel la ramita
bendecida Gregoriska se ocultoacute tras del trono de que ya hableacute Contaba yo los minutos
y de seguro mi esposo haciacutea lo mismo Sonaron los tres cuartos Vibraba auacuten el tantildeir
del martillo cuando me sentiacute presa del mismo entorpecimiento del mismo terror y del
mismo friacuteo glacial de los diacuteas precedentes acerqueacute a mis labios la rama bendita y
aquella primera sensacioacuten se desvanecioacute Oiacute entonces muy claro el ruido de aquel
conocido paso lento y medido que subiacutea los peldantildeos de la escalera y se aproximaba a
la puerta Luego la puerta se abrioacute despaciosamente sin ruido como empujada por
sobrenatural fuerza y entonces -La voz se apagoacute a medias casi sofocada en la
garganta de la narradora- Y entonces -continuoacute haciendo un esfuerzo- vi a Kostaki
paacutelido como se me apareciera en las parihuelas2 los largos cabellos negros cayeacutendole
sobre las espaldas goteaban sangre vestiacutea como de costumbre pero teniacutea descubierto
el pecho y dejaba ver su sangrante herida Todo estaba muerto todo era cadaacutever
carne ropas porte solamente los ojos aquellos terribles ojos estaban vivos
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Ante aquella aparicioacuten iexclextrantildeo es decirlo en vez de sentir duplicaacuterseme el espanto
sentiacute crecerme el valor Dios me lo enviaba de seguro para decidir mi situacioacuten y
defenderme del infierno Al primer paso que el espectro dio hacia mi lecho le claveacute
intreacutepidamente los ojos en el rostro y le presenteacute la rama bendita El espectro intentoacute
avanzar pero un poder maacutes fuerte que eacutel lo retuvo en el sitio Se detuvo
-iexclOh -murmuroacute- ella no duerme lo sabe todo
Pronuncioacute eacutel estas palabras en lengua moldava y sin embargo las comprendiacute yo como
si hubieran sido pronunciadas en lengua por miacute sabida
Estaacutebamos asiacute uno frente al otro el fantasma y yo sin que pudiera apartar mis miradas
de las suyas cuando con el rabillo del ojo vi a Gregoriska salir detraacutes del baldaquino
semejante al aacutengel exterminador y con la espada en el puntildeo Se hizo la sentildeal de la cruz
con la mano siniestra y avanzoacute lentamente con la espada tendida vuelta hacia el
fantasma eacuteste al ver al hermano desenvainoacute tambieacuten el sable soltando una horrible
carcajada pero apenas su sable tocoacute el hierro bendito el brazo le cayoacute inerte junto al
cuerpo Kostaki exhaloacute un suspiro de rabia y desesperacioacuten
-iquestQueacute quieres de miacute -preguntoacute al hermano
-En nombre del Dios verdadero y viviente -dijo Gregoriska- te conjuro a que respondas
-Habla -dijo el espectro rechinando los dientes
-iquestTe he tendido yo una emboscada
-No
-iquestTe he asaltado yo
-No
-Te he herido yo
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-No
-Te arrojaste tuacute mismo sobre mi espada y tuacute mismo corriste al encuentro de la muerte
Luego ante Dios y los hombres no soy culpable yo del delito de fratricidio luego no
has recibido una misioacuten divina sino infernal luego has salido de tu tumba no como una
sombra santa sino como un espectro maldito y volveraacutes a tu tumba
-iexclCon ella siacute -exclamoacute Kostaki haciendo un supremo esfuerzo para apoderarse de miacute
-iexclVolveraacutes allaacute solo -exclamoacute a su vez Gregoriska- Esta mujer me pertenece
Y al pronunciar tales palabras tocoacute con la punta del hierro bendito la llaga viva Kostaki
exhaloacute un grito como si le hubiera tocado una espada de fuego y llevaacutendose una mano
al pecho dio un paso atraacutes Al mismo tiempo Gregoriska con un movimiento que
pareciacutea coordinado con el del hermano dio un paso adelante entonces con los ojos
fijos en los ojos del muerto con la espada contra el pecho de su hermano comenzoacute una
marcha lenta terrible solemne Era algo semejante al pasaje de don Juan y el
comendador el espectro retrocediacutea bajo la presioacuten de la sacra espada bajo la voluntad
irresistible del campeoacuten de Dios que lo seguiacutea paso a paso sin pronunciar una palabra
ambos anhelantes ambos liacutevidos del rostro el vivo arrojando al muerto y obligaacutendolo
a abandonar el castillo su anterior morada para volver a la tumba su morada futura
Lo aseguro a fe miacutea iexclera cosa horrenda de verse Y sin embargo yo misma movida
por una fuerza superior invisible desconocida sin saber lo que haciacutea me levanteacute y los
seguiacute Bajamos la escalera iluminados soacutelo por las ardientes pupilas de Kostaki
Atravesamos la galeriacutea y el patio y luego traspusimos la puerta siempre con el mismo
paso medido el espectro retrocediendo Gregoriska con el brazo tendido yo detraacutes de
ellos
Esta marcha fantaacutestica duroacute una hora pues era necesario volver el cadaacutever a su tumba
pero en vez de seguir el camino acostumbrado Kostaki y Gregoriska atravesaron el
terreno en liacutenea recta cuidaacutendose poco de los obstaacuteculos que para ellos ya no existiacutean
ante ellos el suelo se allanaba los torrentes se secaban los aacuterboles se apartaban las
rocas se abriacutean El mismo milagro se operaba para miacute soacutelo que el cielo me pareciacutea todo
cubierto de un negro velo las lunas y las estrellas habiacutean desaparecido y en medio de
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las tinieblas soacutelo veiacutea resplandecer los ojos llameantes del vampiro Llegamos de tal
modo a Hango y pasamos a traveacutes del seto vivo de madrontildeos que serviacutea de cerco al
cementerio Apenas entrada distinguiacute entre las sombras la tumba de Kostaki junto a
la de su padre no sabiacutea que estuviera alliacute y sin embargo la reconociacute Nada me era
desconocido en aquella noche
Gregoriska se detuvo al borde de la fosa abierta
-Kostaki -dijo eacutel- aun no estaacute todo terminado para ti y una voz del cielo me avisa que
puede concebirse el perdoacuten si te arrepientes iquestprometes retornar a la tumba iquestno salir
de ella maacutes iquestconsagrar a Dios el culto que consagraste al infierno
-iexclNo -respondioacute Kostaki
-iquestTe arrepientes -preguntoacute Gregoriska
-iexclNo
-Por uacuteltima vez iquestte arrepientes
-iexclNo
-iexclBien Invoca la ayuda de Satanaacutes como invoco yo la de Dios y veremos quieacuten saldraacute
esta vez auacuten victorioso
Resonaron simultaacuteneamente dos gritos los hierros se cruzaron despidiendo centellas
y la lucha duroacute un minuto que me parecioacute un siglo Kostaki cayoacute vi alzarse la terrible
espada de su hermano introduciacutersela en el cuerpo y clavar ese cuerpo sobre la tierra
recieacuten removida Un uacuteltimo grito que nada teniacutea de humano se alzoacute por el aire Acudiacute
Gregoriska estaba en pie pero vacilante Le di apoyo con mis brazos
-iquestEstaacutes herido -le pregunteacute ansiosamente
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-No -me respondioacute- pero en tal duelo querida Edvige la lucha no la herida mata He
luchado con la muerte y a ella pertenezco
-Amigo amigo -exclameacute- aleacutejate de aquiacute y acaso vuelvas a la vida
-No eacutesta es mi tumba Edvige pero no perdamos tiempo toma un poco de esta tierra
impregnada de su sangre y apliacutecala a la mordedura que te hizo es el uacutenico medio que
puede preservarte en el porvenir de su horrendo amor
Obedeciacute temblando Me inclineacute para recoger aquella tierra sanguinosa y al doblarme
vi el cadaacutever clavado al suelo la espada bendita le atravesaba el corazoacuten y una sangre
oscura le brotaba abundante de la herida como si hubiera muerto en aquel momento
Amaseacute un poco de tierra con la sangre y apliqueacute a mi herida el espantoso talismaacuten
-Ahora mi adorada Edvige -dijo Gregoriska con voz semiapagada- escucha bien mi
uacuteltimo consejo Abandona el paiacutes apenas te sea posible Soacutelo la distancia es una
seguridad para ti El padre Basilio recibioacute hoy mi suprema voluntad y la cumpliraacute
iexclEdvige un beso iexclEl uacuteltimo el uacutenico beso iexclEdvige me muero
Y asiacute diciendo Gregoriska cayoacute junto al hermano
En cualquier otra circunstancia en medio de aquel cementerio cerca de aquella tumba
abierta con aquellos dos cadaacuteveres yaciendo uno junto al otro hubiera enloquecido
pero como dije ya Dios me habiacutea inspirado una fuerza igual a los acontecimientos de
los que eacutel me haciacutea no soacutelo testigo sino tambieacuten actriz Mientras miraba a mi alrededor
en busca de ayuda vi abrirse la puerta del monasterio y avanzar los monjes de a dos
conducidos por el padre Basilio llevando cirios ardientes y cantando las preces de
difuntos El padre Basilio habiacutea llegado haciacutea poco al convento y previendo lo
sucedido se dirigiacutea al cementerio con toda la congregacioacuten Me encontroacute viva cerca de
los dos muertos Una uacuteltima convulsioacuten habiacutea retorcido el rostro de Kostaki
Gregoriska en cambio estaba tranquilo y casi sonriente Fue sepultado como lo deseara
eacutel junto al hermano el cristiano junto al maldito Smeranda cuando tuvo noticia de la
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nueva desdicha quiso verme fue a buscarme al convento de Hango y supo de mis
labios cuanto habiacutea acontecido en aquella tremenda noche
Le referiacute todos los detalles de la fantaacutestica historia pero ella me escuchoacute como ya me
escuchara Gregoriska sin mostrar estupor ni espanto
-Edvige -me contestoacute ella despueacutes de un instante de silencio- por muy extrantildeo que sea
lo que me has narrado dijiste soacutelo la verdad La estirpe de los Brankovan estaacute maldita
hasta la tercera y cuarta generacioacuten porque un Brankovan matoacute a un sacerdote El
teacutermino de la maldicioacuten ha llegado pues tuacute aunque esposa eres virgen y en miacute se
extingue el linaje Si mi hijo te ha dejado en herencia un milloacuten toacutemalo Despueacutes de
mi muerte salvo los piacuteos legados que tengo la intencioacuten de hacer recibiraacutes el resto de
mis bienes Y ahora sigue el consejo de tu esposo Vuelve lo maacutes presto que puedas a
aquellas tierras donde Dios no permite que se cumplan tan horrendos prodigios No
necesito de nadie para llorar conmigo a mis hijos Mi dolor quiere soledad Adioacutes no
me tengas ya en cuenta Mi suerte futura me pertenece a miacute sola y a Dios
Y luego de besarme en la frente como de costumbre me dejoacute y fue a encerrarse en el
castillo de Brankovan
Ocho diacuteas despueacutes partiacute para Francia Como lo esperara Gregoriska mis noches no
fueron turbadas ya por el terrible fantasma Se restablecioacute mi salud y de aquel suceso
no me quedoacute otro recuerdo fuera de esta palidez mortal que suele acompantildear hasta la
tumba a toda humana criatura que haya sufrido el beso de un vampiro
________________
1 Parihuelas Utensilio para transportar cosas entre dos personas formado por dos
barras horizontales entre las que estaacute fijada una plataforma o cajoacuten Camilla cama
portaacutetil
2 Boj Arbusto de tallos ramosos con pequentildeas hojas ovales muy utilizado como
planta de jardiacuten y cuya madera es apreciada por su dureza
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Soy polaca nacida en Sandomir vale decir en un paiacutes donde las leyendas se tornan
artiacuteculos de fe donde creemos en las tradiciones de familia como y -acaso maacutes que- en
el Evangelio No hay castillo entre nosotros que no tenga su espectro ni una cabantildea
que no tenga su genio familiar En la casa del rico como en la del pobre en el castillo
como en la cabantildea se reconoce el principio amigo y el principio enemigo
A veces estos dos principios entran en lucha y se combaten Entonces se escuchan
ruidos tan misteriosos en los corredores rugidos tan horrendos en las antiguas torres
sacudidas tan formidables en las murallas que los habitantes huyen de la cabantildea como
del castillo y aldeanos y nobles corren a la iglesia en procura de la cruz bendita o de
las santas reliquias uacutenicos resguardos contra los demonios que nos atormentan Pero
otros dos principios maacutes terribles auacuten maacutes furiosos e implacables se encuentren alliacute
enfrentados la tiraniacutea y la libertad
Habiacutea venido a encerrarse en nuestro castillo con la intencioacuten de sepultarse bajo sus
ruinas Mientras no temiacutea nada por eacutel temblaba por miacute Y en efecto para eacutel era uacutenico
riesgo la muerte porque estaba seguriacutesimo de no caer vivo en manos del enemigo pero
a miacute me amenazaba la esclavitud el deshonor la verguumlenza Mi padre escogioacute diez
hombres entre los cien que le quedaban llamoacute al intendente le hizo entrega de cuanto
dinero y objetos preciosos poseiacuteamos y recordando que -en ocasioacuten de la segunda
divisioacuten de Polonia- mi madre casi nintildea auacuten habiacutea encontrado un asilo inaccesible en
el monasterio de Sabastru situado en medio de los montes Caacuterpatos le ordenoacute
El antildeo 1825 vio empentildearse entre Rusia y Polonia una de esas luchas en las cuales
creyeacuterase agotada toda la sangre de un pueblo como a menudo se agota la sangre de
una familia entera Mi padre y mis dos hermanos rebelados contra el nuevo zar habiacutean
ido a alinearse bajo la bandera de la independencia polaca postrada siempre siempre
renacida Un diacutea supe que mi hermano menor habiacutea sido muerto otro diacutea me
anunciaron que mi hermano mayor estaba mortalmente herido y por fin despueacutes de
una jornada angustiosa durante la cual yo habiacutea escuchado aterrorizada el tronar
siempre maacutes cercano del cantildeoacuten vi llegar a mi padre con un centenar de soldados de a
caballo residuo de tres mil hombres que eacutel comandaba
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conducirme a aquel monasterio que abririacutea a la hija como haciacutea tiempo a la madre sus
hospitalarias puertas
A despecho del gran amor que mi padre alimentaba por miacute nuestros saludos no fueron
largos Seguacuten todas las probabilidades los rusos debiacutean llegar el diacutea siguiente a la vista
del castillo por lo que no habiacutea tiempo que perder Me puse de prisa un vestido de
amazona con el que soliacutea acompantildear a mis hermanos en la caza Me trajeron ensillado
el mejor caballo de la cuadra mi padre me puso en los bolsillos del arzoacuten sus propias
pistolas obras maestras de las faacutebricas de Tula me abrazoacute y dio la orden de partida
Durante aquella noche y el diacutea siguiente recorrimos veinte leguas costeando uno de
esos riacuteos sin nombre que desembocan en el Viacutestula Esta primer doble etapa nos habiacutea
sustraiacutedo al peligro de caer en manos de los rusos El sol se dirigiacutea al tramonto cuando
vimos brillar las nevadas cimas de los Caacuterpatos
Hacia la noche del diacutea siguiente llegamos a su pie al fin en la mantildeana del tercer diacutea
comenzamos a avanzar por una de sus gargantas Nuestros Caacuterpatos no se parecen a
los feacutertiles montes del occidente de ustedes Cuanto la naturaleza tiene de
extraordinario y grandioso se presenta alliacute en toda su majestad Sus tempestuosas
cumbres se pierden en las nubes cubiertas de eternas nieves sus inmensos bosques de
abetos se inclinan sobre el terso espejo de lagos que por su vastedad semejan mares y
de aquellos lagos jamaacutes navecilla alguna ha surcado sus ondas jamaacutes redes de
pescadores turbaron su cristal profundo como el azul del cielo apenas de tiempo en
tiempo resuena alliacute la voz humana haciendo escuchar un canto moldavo al que
contestan los gritos de los animales selvaacuteticos y cantos y gritos van a desvelar alguacuten
solitario eco atoacutenito de que un ruido cualquiera le haya revelado su propia existencia
Por millas y millas se viaja alliacute bajo la umbriacutea boacuteveda de los bosques entrecruzados de
las inesperadas maravillas que la soledad nos descubre a cada instante y que hacen
pasar nuestro aacutenimo del estupor a la admiracioacuten Ahiacute doquiera hay peligro y el peligro
se compone de mil riesgos diversos pero no se tiene tiempo para atemorizarse tan
sublimes son aquellos riesgos Aquiacute hay alguna cascada a la que dio origen
imprevistamente la licuefaccioacuten de los hielos y que saltando de roca en roca invade
de pronto el angosto sendero que se recorre trazado por el paso de las fieras en fuga y
del cazador que las persigue alliacute hay aacuterboles minados por el tiempo que se desprenden
del suelo y se derrumban con horrible estreacutepito semejante al de un terremoto en otra
parte en fin son los huracanes los que nos envuelven de nubes en medio de las cuales
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se ve centellear extenderse y contorsionarse el relaacutempago como sierpe inflamada
Luego tras de haber superado aquellas moles agrestes aquellos bosques primitivos
tras de encontraros en medio de gigantescas montantildeas y bosques interminables nos
vemos ante inmensos paacuteramos como mares que tienen tambieacuten sus ondas y sus
tempestades aacuteridas y gibosas estepas donde la vista se pierde en un horizonte sin
liacutemite Entonces no es terror lo que experimentamos sino una triste y profunda
melancoliacutea de la cual nada hay que pueda distraernos porque el aspecto de la regioacuten
por lejos que se alargue nuestra mirada es siempre el mismo Ascendamos o
descendamos las cien veces iguales pendientes buscando en vano un camino trazado
al hallarnos tan perdidos en aquel aislamiento en medio de desiertos nos creemos
solos en la naturaleza y nuestra melancoliacutea se convierte en desolacioacuten Nos parece
inuacutetil caminar maacutes adelante porque no vemos una meta para nuestros pasos no
encontramos una aldea ni un castillo ni una cabantildea ni en suma vestigio de humana
morada Soacutelo de cuando en cuando como una tristeza maacutes en aquella regioacuten
melancoacutelica un pequentildeo lago sin cantildeas sin arbustos dormido en el fondo de un
barranco casi otro mar Muerto nos cierra el camino con sus verdes aguas sobre las
cuales se levantan al acercarnos algunas aves acuaacuteticas de gritos prolongados y
discordantes Rodeamos ese lago trasponemos el collado que estaacute delante de nosotros
descendemos a otro valle superamos otra colina y asiacute sucesivamente hasta que
hayamos llegado a los comienzos de la cadena de montes que van siempre
disminuyendo maacutes Pero si al concluir esa cadena nos volvemos hacia el mediodiacutea la
regioacuten recobra un caraacutecter majestuoso se nos presenta una naturaleza maacutes grandiosa y
descubriremos otra cadena de montantildeas maacutes altas de forma maacutes pintoresca de maacutes
rica vegetacioacuten toda cubierta de espesos bosques toda surcada de arroyos con la
sombra y con el agua renace tambieacuten la vida en aquella comarca se escucha ya el
tantildeido de la campana de una ermita y sobre el flanco de aquella montantildea se ve
serpentear una caravana Por fin a los uacuteltimos rayos del sol poniente se perciben desde
lejos a guisa de bandada de paacutejaros blancos apoyaacutendose las unas en las otras las casas
de una aldea que parece que se hubieran agrupado en cierto modo para defenderse de
un asalto nocturno pues con la vida ha vuelto el peligro aquiacute no se lucharaacute con osos y
lobos como en aquellas altas montantildeas sino con hordas de bandidos moldavos
Entretanto nos acercaacutebamos a nuestra meta Diez diacuteas de camino habiacutean transcurrido
sin ninguacuten incidente Ya distinguiacuteamos la cumbre del monte Pion que se eleva sobre
toda aquella familia de gigantes y sobre cuya vertiente meridional estaacute situado el
convento de Sabastru al cual yo me trasladaba Tres diacuteas maacutes y nos hallaacutebamos al
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teacutermino de nuestro viaje Eran los uacuteltimos diacuteas de julio Habiacuteamos tenido una jornada
muy caacutelida y hacia las cuatro respiraacutebamos con ansioso deleite las primeras brisas del
atardecer Habiacuteamos dejado atraacutes haciacutea poco las torres ruinosas de Niantzo Bajaacutebamos
a una llanura que empezaacutebamos a ver a traveacutes de una hendidura de la montantildea
Desde el sitio donde estaacutebamos ya podiacuteamos seguir con la vista el curso del Bistriza
de riberas esmaltadas de bermejeantes vintildeedos y de altas campaacutenulas de flores blancas
Bordeaacutebamos un abismo en cuyo fondo corriacutea el riacuteo que en aquel lugar teniacutea apenas
forma de torrente y nuestras cabalgaduras teniacutean escaso espacio para caminar dos de
frente Nos precediacutea un guiacutea quien inclinado de flanco sobre la grupa de su caballo
cantaba una cancioacuten morlaca cuyas palabras seguiacutea con singular atencioacuten El cantor
era tambieacuten al mismo tiempo el poeta Necesitariacutea ser uno de aquellos montantildeeses para
poder expresarnos la melancoliacutea de su cancioacuten con su salvaje tristeza con toda su
profunda sencillez Las palabras de la cancioacuten eran poco maacutes o menos las siguientes
iexclVean alliacute ese cadaacutever en la palude de Stavila donde corriera tanta sangre de
guerreros No es un hijo de Iliria no es un feroz bandido que despueacutes de haber engantildeado a la gentil Mariacutea roboacute exterminoacute incendioacute
Rauda como el relaacutempago una bala ha venido a atravesar el corazoacuten del bandido un
yatagaacuten le ha tronchado el cuello Pero oh misterio despueacutes de tres diacuteas su sangre tibia auacuten riega la tierra bajo el pino teacutetrico y solitario y ennegrece el paacutelido Ovigan
Sus ojos turquiacutees brillan siempre huyamos huyamos guay de quien pase por la
palude cerca de eacutel iexcles un vampiro El feroz lobo se aleja del impuro cadaacutever y el fuacutenebre buitre huye al monte de calvo frontis
De pronto se oyoacute la detonacioacuten de un arma de fuego y el silbar de una bala La cancioacuten
quedoacute interrumpida y el guiacutea herido de muerte se precipitoacute al abismo mientras su
caballo se deteniacutea temblando y tendiendo la inteligente testa hacia el fondo del
precipicio donde desapareciera su duentildeo Al mismo tiempo se levantoacute por los aires
un grito estridente y sobre los flancos de la montantildea vimos aparecer una treintena de
bandidos estaacutebamos completamente rodeados Cada uno de los nuestros empuntildeoacute un
arma y bien que tomados inopinadamente mis acompantildeantes como que eran viejos
soldados avezados al fuego no se dejaron intimidar y se pusieron en guardia Yo
misma dando el ejemplo empuntildeeacute una pistola y conociendo bien cuaacuten desventajosa
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era nuestra situacioacuten griteacute iexclAdelante y di con la espuela a mi caballo que se lanzoacute a
toda carrera hacia la llanura Pero teniacuteamos que veacuternosla con montantildeeses que brincaban
de roca en roca como verdaderos demonios de los abismos que aun saltando haciacutean
fuego manteniendo a nuestros flancos la posicioacuten tomada Por lo demaacutes nuestro plan
habiacutea sido previsto En un punto donde el camino se ensanchaba y la montantildea se
allanaba un poco aguardaba nuestro paso un joven a la cabeza de diez hombres a
caballo Cuando nos vieron pusieron al galope sus cabalgaduras y nos asaltaron de
frente mientras aquellos que nos perseguiacutean bajaban saltando en gran cantidad y
cortada de tal modo nuestra retirada nos rodeaban por todas partes
La situacioacuten era grave sin embargo acostumbrada desde nintildea a las escenas de guerra
pude apreciarla sin que se me escapara una sola circunstancia Todos aquellos hombres
vestidos de pieles de carnero llevaban inmensos sombreros redondos coronados de
flores naturales al modo de los huacutengaros Cada uno de ellos manejaba un largo fusil
turco que agitaban vivamente luego de haber disparado dando gritos salvajes y en la
cintura portaba un sable corvo y dos pistolas Su jefe era un joven de apenas veintidoacutes
antildeos de tez paacutelida de ojos negros y cabellos ensortijados que le caiacutean sobre las
espaldas Vestiacutea la casaca moldava guarnecida de piel y ajustada al cuerpo por una faja
con listas de oro y seda En su mano resplandeciacutea un sable corvo y en su cintura
reluciacutean cuatro pistolas Durante la lucha daba gritos roncos e inarticulados que
pareciacutean no pertenecer al habla humana y sin embargo eran una eficaz expresioacuten de
sus deseos pues a aquellos gritos obedeciacutean todos sus hombres ora echaacutendose a tierra
boca abajo para esquivar nuestras descargas ora levantaacutendose para disparar a su vez
haciendo caer a aquellos de nosotros que auacuten estaban de pie matando a los heridos
haciendo en suma de la lucha una carniceriacutea Yo habiacutea visto caer uno despueacutes del otro
los dos tercios de mis defensores Cuatro estaban auacuten ilesos y se apretaban a mi
alrededor no pidiendo una gracia que teniacutean la certidumbre de no conseguir y
pensando soacutelo en vender la vida lo maacutes cara que fuese posible Entonces el joven jefe
dio un grito maacutes expresivo que los anteriores tendiendo la punta de su sable hacia
nosotros En verdad aquella orden significaba que debiacutea rodearse nuestro uacuteltimo grupo
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de un cerco de fuego y fusilarnos a todos juntos pues de un golpe vimos apuntarnos
todos aquellos largos mosquetes
Comprendiacute que habiacutea llegado la hora final Alceacute los ojos y las manos al cielo
murmurando una uacuteltima plegaria y aguardeacute la muerte En ese instante vi no descender
sino precipitarse de pentildea en pena un joven que se detuvo enhiesto sobre una roca que
dominaba la escena semejante a una estatua en un pedestal y extendiendo la mano
hacia el campo de batalla pronuncioacute esta sola palabra iexclBasta Todas las miradas se
volvieron a esa voz y cada uno parecioacute obedecer al nuevo amo Soacutelo un bandido apuntoacute
de nuevo su fusil e hizo el disparo Uno de nuestros hombres dio un grito la bala le
habiacutea roto el brazo izquierdo Se volvioacute al punto para lanzarse sobre el que le hiriera
pero auacuten no habiacutea hecho cuatro pasos su caballo que un relaacutempago brilloacute por encima
de nosotros y el bandido rebelde cayoacute herido por una bala en la cabeza Tantas y tan
diversas emociones habiacutean acabado mis fuerza me desvaneciacute Cuando recobreacute los
sentidos me halleacute acostada sobre la hierba con la cabeza apoyada en las rodillas de un
hombre de quien no veiacutea sino la mano blanca y cubierta de anillos rodeaacutendome el
cuerpo mientras ante miacute estaba parado de brazos cruzados y la espada bajo la axila el
joven jefe moldavo que dirigiera el asalto contra nosotros
-Kostaki -deciacutea en franceacutes y con gesto autoritario el que me sosteniacutea- que tus hombres
se retiren de inmediato Deacutejame al cuidado de esta joven
-Hermano hermano -respondioacute aquel a quien eran dirigidas tales palabras y que
pareciacutea contenerse con esfuerzo- cuiacutedate de no cansar mi paciencia yo te dejo el
castillo deacutejame a miacute el bosque En el castillo tuacute eres el amo pero aquiacute yo soy
todopoderoso Aquiacute me bastariacutea una sola palabra para obligarte a obedecerme
-Kostaki yo soy el mayor lo que quiere decir que soy amo en todas partes asiacute en el
bosque como en el castillo allaacute y aquiacute Como a ti me corre por las venas la sangre de
los Brankovan sangre real que tiene el haacutebito de mandar y yo mando
-Manda a tus servidores Gregoriska no a mis soldados
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-Tus soldados son bandidos Kostaki bandidos que hareacute ahorcar en las almenas de
nuestras torres si no me obedecen al instante
-Bien intenta darles una orden
Sentiacute entonces que quien me sosteniacutea retiraba su rodilla y colocaba suavemente mi
cabeza sobre una piedra
Lo seguiacute ansiosa con la mirada y pude examinar a aquel joven que cayera por asiacute
decirlo del cielo en medio de la refriega y que yo habiacutea podido ver apenas estando
desmayada mientras apareciacutea a punto en escena Era un joven de veinticuatro antildeos de
alta estatura y con dos grandes ojos celestes y resplandecientes como el relaacutempago en
los que se leiacutea una extraordinaria decisioacuten y firmeza Los largos cabellos rubios indicio
de la estirpe eslava le caiacutean sobre las espaldas como los del arcaacutengel Miguel
circundando dos mejillas rubicundas y frescas sus labios realzados por una sonrisa
desdentildeosa dejaban ver una doble hilera de perlas Vestiacutea una especie de tuacutenica de
velludo negro calzones centildeidos a las piernas y botas bordadas en la cabeza teniacutea un
gorro puntiagudo ornado de una pluma de aacuteguila en la cintura portaba un cuchillo de
caza y al hombro una pequentildea carabina de dos cantildeos cuya precisioacuten habiacutea aprendido
a apreciar uno de los bandidos Extendioacute la mano y con ese gesto imperioso parecioacute
imponerse hasta a su hermano Pronuncioacute algunas palabras en lengua moldava las
cuales parecieron causar profunda impresioacuten sobre los bandidos Entonces a su vez
habloacute en la misma lengua el joven jefe y me parecioacute que su discurso estaba lleno de
amenazas y de imprecaciones A aquel largo y vehemente discurso el hermano mayor
contestoacute con una sola palabra Los bandidos se sometieron hizo un gesto y los
bandidos se sometieron hizo un gesto y los bandidos se reunieron detraacutes de nosotros
-iexclBien Sea pues Gregoriska -dijo Kostaki volviendo a hablar en franceacutes- Esta mujer
no iraacute a la caverna pero no por ello seraacute menos miacutea La encuentro hermosa la he
conquistado yo y la quiero yo
Asiacute diciendo se lanzoacute hacia miacute y me levantoacute entre sus brazos
-Esta mujer seraacute llevada al castillo y entregada a mi madre yo no la abandonareacute -dijo
mi protector
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-iexclMi caballo -gritoacute Kostaki en lengua moldava
Varios bandidos se apresuraron a obedecer condujeron a su sentildeor la cabalgadura
pedida Gregoriska miroacute en torno asioacute las bridas de un caballo sin duentildeo y saltoacute a la
silla sin tocar los estribos Kostaki bien que me teniacutea auacuten apretada entre sus brazos
montoacute en la silla casi tan aacutegilmente como su hermano y partioacute a todo galope El caballo
de Gregoriska parecioacute haber recibido el mismo impulso y fue a ponerse pegado al
flanco y al pescuezo del corcel de Kostaki Extrantildeo de verse eran aquellos dos
caballeros que volaban el uno junto al otro taciturnos silenciosos sin perderse de vista
un solo instante aun cuando aparentaran no mirarse y se entregaban por entero a sus
cabalgaduras cuya impetuosa carrera los llevaba a traveacutes de bosques rocas y
precipicios
Teniacutea la cabeza caiacuteda y esto me permitiacutea ver los bellos ojos de Gregoriska fijos en miacute
Kostaki lo advirtioacute me levantoacute la cabeza y ya no vi maacutes que su teacutetrica mirada
devoraacutendome Bajeacute los paacuterpados pero en vano a traveacutes de su velo veiacutea no obstante
siempre aquella mirada relampagueante que me penetraba hasta las viacutesceras y me
punzaba el corazoacuten Entonces me acaecioacute una extrantildea alucinacioacuten me pareciacutea ser la
Leonora de la balada de Buumlrger llevada por el caballo y el caballero fantasmas y
cuando sentiacute que se me cerraban abriacute los ojos amedrentada tan persuadida estaba de
ver alrededor miacuteo soacutelo cruces rotas y tumbas abiertas Vi algo un poco maacutes alegre era
el patio interno de un castillo moldavo construido en el siglo XIV
Kostaki me dejoacute resbalar a tierra bajando casi en seguida despueacutes que yo pero por
raacutepido que hubiera sido su acto Gregoriska le habiacutea precedido Como lo dijera en el
castillo eacutel era el amo Al ver llegar a los dos joacutevenes y a la extranjera que llevaban con
ellos acudieron los servidores pero aunque dividieron sus diligencias entre Kostaki y
Gregoriska apareciacutea claro que los mayores miramientos el respeto maacutes profundo eran
para el segundo Se aproximaron dos mujeres Gregoriska les dio una orden en lengua
moldava y con la mano me indicoacute que las siguiera La mirada que acompantildeaba aquel
gesto era tan respetuosa que yo no vacileacute absolutamente en obedecerle Cinco minutos
despueacutes me encontraba en una caacutemara que aun cuando pudiera parecer desnuda y triste
a una persona de menos faacutecil contentamiento era sin embargo evidentemente la maacutes
hermosa del castillo Una gran habitacioacuten cuadrada con una especie de divaacuten de sayal
verde asiento de diacutea lecho de noche Habiacutea tambieacuten alliacute cinco o seis sillones de encina
un inmenso cofre y en un aacutengulo un trono semejante a una gran silla de coro
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No habiacutea que hablar de cortinas en las ventanas y en el lecho A los costados de la
escalera que llevaba a aquella caacutemara se erguiacutean dentro de nichos tres estatuas de los
Brankovan de tamantildeo superior al natural Al poco rato trajeron nuestros bagajes entre
los cuales se encontraban tambieacuten mis maletas Las mujeres me ofrecieron sus
servicios Pero no obstante reparando el desorden que lo sucedido causara en mi
tocado conserveacute mi vestimenta de amazona la cual maacutes que cualquier otra acordaba
con el modo de vestir de mis hueacutespedes Apenas habiacutea hecho los pocos cambios
necesarios en mis ropas cuando oiacute golpear levemente en la puerta
-Adelante -dije en franceacutes siendo esta lengua para nosotros los polacos como saben
casi una segunda lengua materna
Entroacute Gregoriska
-iexclAh sentildeora cuaacutento me complace que hables franceacutes
-Y yo tambieacuten -respondiacute- estoy contenta de saber esta lengua porque de tal modo he
podido gracias a este hecho apreciar toda la generosidad de tu conducta conmigo En
esa lengua me defendiste de los designios de tu hermano y en esa lengua te ofrezco yo
la expresioacuten de mi sincero reconocimiento
-Te lo agradezco sentildeora Era cosa muy natural que me preocupara de una mujer que
se encontraba en tu situacioacuten Andaba de caza por los montes cuando llegaron a mi
oiacutedo algunas detonaciones anormales y continuas comprendiacute que se trataba de un
asalto a mano armada y marcheacute al encuentro del fuego como decimos nosotros en
teacuterminos guerreros A Dios gracias llegueacute a tiempo pero iquestseriacutea tal vez demasiado
atrevido si te preguntara oh sentildeora por cuaacutel motivo una mujer de alto linaje como
eres tuacute se ha visto reducida a aventurarse en nuestros montes
-Soy polaca -contesteacute- Mis dos hermanos sucumbieron no ha mucho en la guerra
contra Rusia mi padre a quien dejeacute yo mientras se preparaba a defender su castillo
sin duda se les ha reunido ya a esta hora y yo huyendo por orden de mi padre de todos
aquellos estragos iba en busca de refugio al monasterio de Sabastru donde mi madre
en su juventud y en circunstancias semejantes habiacutea encontrado asilo seguro
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-Eres enemiga de los rusos tanto mejor -dijo el joven- este tiacutetulo te seraacute poderosa ayuda
en el castillo y nosotros necesitaremos de todas nuestras fuerzas para sostener la lucha
que se prepara Pero ante todo sentildeora pues que ya seacute quieacuten eres debes saber tambieacuten
quieacutenes somos nosotros el nombre de los Brankovan no te es desconocido iquestverdad
sentildeora -Yo me inclineacute- Mi madre es la uacuteltima princesa de este nombre la uacuteltima
descendiente del ilustre jefe mandado matar por los Cantimir los viles cortesanos de
Pedro I Casoacute en primeras nupcias con mi padre Serban Waivady priacutencipe tambieacuten eacutel
pero de estirpe menos ilustre Mi padre habiacutea sido educado en Viena y alliacute pudo
apreciar las ventajas de la civilizacioacuten Decidioacute hacer de miacute un europeo Partimos para
Francia Italia Espantildea y Alemania Mi madre -no le toca a un hijo lo seacute narrarte lo
que te direacute pero ya que por nuestra salvacioacuten es necesario que nos conozcamos bien
reconoceraacutes justos los motivos de esta revelacioacuten- mi madre digo que durante los
primeros viajes de mi padre mientras era yo auacuten nintildeo habiacutea tenido culpables
relaciones con un jefe de parciales (que con tal nombre agregoacute sonriendo Gregoriska
se llaman en este paiacutes a los hombres por quienes fuiste agredida) cierto conde Giordaki
Koproli medio griego y medio moldavo escribioacute a mi padre confesaacutendole todo y
pidieacutendole el divorcio apoyando su demanda en que no queriacutea ella una Brankovan
continuar siendo por maacutes tiempo mujer de un hombre que se tornaba diacutea a diacutea maacutes
extranjero a su patria iexclAy Mi padre no tuvo necesidad de dar su asentimiento a esa
peticioacuten que te podraacute parecer extrantildea pero entre nosotros es cosa muy natural Eacutel habiacutea
muerto de un aneurisma que desde mucho tiempo lo atormentaba y la carta de mi
madre la recibiacute yo A miacute ahora no me quedaba otra cosa que hacer votos sinceros por
la felicidad de mi madre y le escribiacute una carta en la que le comunicaba estos votos
miacuteos junto con la noticia de su viudez En aquella carta le pediacutea tambieacuten permiso para
poder continuar mis viajes que me fue concedido Teniacutea yo la firme intencioacuten de
establecerme en Francia o Alemania para no encontrarme cara a cara con un hombre
que aborreciacutea y que no podiacutea amar quiero decir al marido de mi madre cuando he
aquiacute que de improviso vine a saber que el conde Giordaki Koproli habiacutea sido
asesinado seguacuten decires por los viejos cosacos de mi padre Amaba yo demasiado a
mi madre para no apresurarme a regresar a la patria comprendiacutea su aislamiento y la
necesidad en que debiacutea encontrarse de tener junto a ella en tales circunstancias las
personas que podiacutean serle queridas Aun cuando ella nunca se hubiera mostrado muy
tierna conmigo era su hijo Una mantildeana llegueacute inesperadamente al castillo de mis
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padres Alliacute encontreacute a un joven a quien al principio tomeacute por un extranjero pero luego
supe que era mi hermano Era Kostaki el hijo del adulterio legitimado por un segundo
matrimonio Kostaki la indomable criatura que viste para quien son leyes soacutelo sus
pasiones que nada tiene por sagrado aquiacute abajo fuera de su madre que me obedece
como la tigresa obedece al brazo que la ha domado pero rugiendo por siempre en la
vaga esperanza de poder devorarme un diacutea En el interior del castillo en el hogar de
los Brakovan y de los Waivady yo soy auacuten el amo pero fuera de este recinto en la
abierta campintildea eacutel se convierte en el salvaje hijo de los bosques y de los montes que
quiere doblegarlo todo bajo su feacuterrea voluntad Coacutemo hoy eacutel y sus hombres hicieron
para ceder no lo seacute quizaacute por antigua costumbre o por un resto de respeto que me
tienen Pero no quisiera arriesgar otra prueba Permanece aquiacute no salgas de esta
caacutemara del patio del castillo en suma y respondo de todo si das un paso fuera del
castillo no puedo prometerte otra cosa que hacerme matar por defenderte
-iquestNo podreacute entonces -dije yo- seguacuten el deseo de mi padre continuar el viaje hacia el
convento de Sabastru
-Obra intenta ordena yo te acompantildeareacute pero quedareacute en mitad del camino y tuacute tuacute
ciertamente no alcanzaraacutes la meta de tu viaje
-Pero iquestqueacute hacer entonces
-Queacutedate aquiacute aguarda toma consejo de los hechos y aprovecha las circunstancias
Suponte haber caiacutedo en una caverna de bandidos y que soacutelo tu valor podraacute sacarte del
apuro tu calma salvarte Mi madre a despecho de la preferencia que concede a
Kostaki hijo de su amor es buena y generosa Por otra parte es una Brankovan vale
decir una verdadera princesa La veraacutes ella te defenderaacute de las brutales pasiones de
Kostaki Ponte bajo la proteccioacuten de ella seacute corteacutes y te amaraacute Y en realidad (agregoacute
eacutel con expresioacuten indefinible) iquestquieacuten podriacutea verte y no amarte Ven ahora al comedor
donde mi madre te espera No demuestres fastidio ni desconfianza habla polaco aquiacute
nadie conoce esta lengua yo traducireacute a mi madre tus palabras y estate tranquila que
soacutelo direacute aquello que sea conveniente decir Sobre todo ni una palabra de cuanto te he
revelado nadie debe sospechar que estamos de acuerdo Tuacute no sabes auacuten de cuaacutenta
astucia y disimulacioacuten es capaz el maacutes sincero de entre nosotros Ven
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Lo seguiacute por la escalera iluminada de antorchas de resina ardiendo puestas dentro de
manos de hierro que sobresaliacutean del muro Era evidente que aquella insoacutelita
iluminacioacuten habiacutea sido dispuesta para miacute Llegamos al comedor Apenas Gregoriska
hubo abierto la puerta de aquella sala y pronunciado en el umbral una palabra en
lengua moldava que despueacutes supe significaba la extranjera vino a nuestro encuentro
una mujer de alta estatura Era la princesa Brankovan Teniacutea cabellos blancos
entrelazados alrededor de la cabeza la cual estaba cubierta de un gorro de cibelina
ornado de un penacho signo de su origen principesco Vestiacutea una especie de tuacutenica de
brocado el corpintildeo sembrado de piedras preciosas sobrepuesta a una larga hopalanda
de estofa turca guarnecida de piel igual a la del gorro Teniacutea en la mano un rosario de
cuentas de aacutembar que haciacutea correr raacutepidamente entre los dedos Junto a ella estaba
Kostaki vestido con el espleacutendido y majestuoso traje magiar en el cual me parecioacute auacuten
maacutes extrantildeo Su traje estaba compuesto de una sobrevesta de velludo negro de ancha
mangas que le caiacutea hasta debajo de la rodilla calzones de casimir rojo y los largos
cabellos de color negro tirando a azulado le caiacutean sobre el cuello desnudo rodeado
solamente por la orla blanca de una fina camisa de seda Me saludoacute torpemente y
pronuncioacute en moldavo algunas palabras para miacute ininteligibles
-Puedes hablar en franceacutes hermano miacuteo -dijo Gregoriska- la sentildeora es polaca y
comprende esta lengua
Entonces Kostaki dijo en franceacutes algunas palabras casi tan incomprensibles para miacute
como las que pronunciara en moldavo pero la madre tendiendo gravemente el brazo
interrumpioacute a los dos hermanos Apareciacutea claro que intimaba a sus hijos que esperaran
a que soacutelo ella me recibiera Comenzoacute entonces en lengua moldava un discurso de
cumplimiento al cual la movilidad de sus facciones daba un sentido faacutecil de explicarse
Me indicoacute la mesa me ofrecioacute una silla cerca de ella sentildealoacute con un gesto la casa toda
como diciendo que estaba a mi disposicioacuten y sentaacutendose antes que los demaacutes con
beneacutevola dignidad hizo la sentildeal de la cruz y pronuncioacute una plegaria Entonces cada
uno ocupoacute su lugar propio establecido por la etiqueta Gregoriska cerca de miacute Como
extranjera yo habiacutea determinado que a Kostaki le tocara el puesto de honor junto a su
madre Smeranda Asiacute se llamaba la condesa Tambieacuten Gregoriska habiacutea mudado de
vestimenta Llevaba eacutel igualmente la tuacutenica magiar y los calzones de casimir pero
aqueacutella de color granate y estos turquiacutees Teniacutea colgada del cuello una espleacutendida
condecoracioacuten el nisciam del sultaacuten Mahmud Los otros comensales de la casa cenaban
en la misma mesa cada uno en el sitio que le correspondiacutea seguacuten el grado que ocupaba
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entre los amigos o los servidores La cena fue triste Kostaki no me dirigioacute nunca la
palabra si bien su hermano tuvo siempre la atencioacuten de hablarme en franceacutes La madre
me ofreciacutea de todo con sus propias manos con ese ademaacuten solemne que le era natural
Gregoriska habiacutea dicho la verdad era una verdadera princesa Luego de la cena
Gregoriska se acercoacute a su madre y le explicoacute en lengua moldava el deseo que yo debiacutea
tener de estar sola y cuaacuten necesario me seriacutea el reposo despueacutes de las emociones de
aquella jornada Smeranda hizo un gesto de aprobacioacuten me tendioacute la mano me besoacute
en la frente como lo hubiera hecho con una hija suya y me deseoacute buena noche en su
castillo Gregoriska no se habiacutea engantildeado yo ansiaba ardientemente aquel instante de
soledad Agradeciacute por eso a la princesa quien me condujo hasta la puerta donde me
esperaban las dos mujeres que antes ya me acompantildearan en mi caacutemara Saludado que
hube a la madre y a los dos hijos volviacute a mi aposento de donde saliera una hora antes
El sofaacute estaba transformado en lecho Otros cambios no se habiacutean hecho Agradeciacute a
las mujeres les hice comprender que me desvestiriacutea sola y ellas salieron en seguida
con mil testimonios de respeto que queriacutean significar tener oacuterdenes de obedecerme en
todo y por todo Quedeacute sola en aquella inmensa caacutemara que mi candela podiacutea alumbrar
apenas en parte Era un singular juego de luces una especie de lucha entre el resplandor
treacutemulo de mi cirio y los rayos de la luna que pasaban a traveacutes de la ventana sin
cortinados Ademaacutes de la puerta por la que entrara y que caiacutea sobre la escalera habiacutean
otras dos en la caacutemara pero sus gruesos cerrojos que se cerraban por dentro bastaban
para tranquilizarme Mireacute la puerta de entrada tambieacuten ella teniacutea medios de defensa
Abriacute la ventana daba sobre un abismo Comprendiacute que Gregoriska habiacutea elegido
aquella caacutemara calculadamente De vuelta por fin a mi sofaacute encontreacute sobre una mesita
puesta junto a la cabecera una tarjeta doblada La abriacute y leiacute en polaco Duerme
tranquila nada tienes que temer mientras permanezcas en el interior del castillo
Seguiacute el buen consejo y como el cansancio venciacutea sobre las preocupaciones que me
teniacutean desazonada me acosteacute y en seguida me dormiacute
Desde aquel momento quedaba fijada mi permanencia en el castillo y teniacutea principio
el drama que voy a narrarles
Los dos hermanos se enamoraron de miacute cada uno seguacuten su iacutendole Kostaki me confesoacute
de improviso al diacutea siguiente que me amaba y declaroacute que seriacutea suya y no de otro y
que me matariacutea antes que cederme a quienquiera que fuese Gregoriska no me dijo
nada pero se mostroacute lleno de amor y de consideraciones conmigo Para complacerme
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puso en praacutectica todos los medios de su refinada educacioacuten todos los recuerdos de una
juventud transcurrida en la maacutes nobles Cortes de Europa iexclAy No era cosa tan difiacutecil
pues ya el primer sonido de su voz me habiacutea acariciado el alma y ya su primera mirada
me habiacutea serenado el corazoacuten Al cabo de tres meses Kostaki me habiacutea repetido cien
veces que me amaba y yo lo odiaba Gregoriska auacuten no me habiacutea dicho una palabra de
amor y yo sentiacutea que cuando eacutel lo deseara seriacutea toda suya
Kostaki habiacutea renunciado a sus incursiones Encerrado siempre en el castillo habiacutea
cedido momentaacuteneamente el mando a un lugarteniente quien de cuando en cuando
veniacutea a pedirle oacuterdenes y en seguida desapareciacutea Tambieacuten Smeranda habiacutea concebido
por miacute una amistad apasionada cuyas expresiones me causaban temor Protegiacutea ella
visiblemente a Kostaki y pareciacutea celosa de miacute maacutes auacuten de lo que eacutel lo fuera Pero como
no hablaba polaco ni franceacutes y yo no comprendiacutea el moldavo ella no teniacutea modo de
insistir ante miacute en favor de su hijo predilecto Habiacutea sin embargo aprendido a decir en
franceacutes unas palabras que me repetiacutea siempre cuando posaba sus labios en mi frente
-iexclKostaki ama a Edvige
Un diacutea recibiacute una noticia horrible que colmoacute mi desventura Los cuatro hombres
sobrevivientes del combate habiacutean sido puestos en libertad y regresado a Polonia
prometiendo que uno de ellos antes de que pasaran tres meses volveriacutea para darme
noticias de mi padre En efecto una mantildeana se presentoacute de nuevo uno de ellos Nuestro
castillo habiacutea sido tomado incendiado destruido y mi padre se habiacutea hecho matar
defendieacutendolo En adelante estaba sola en el mundo Kostaki redobloacute sus insinuaciones
y Smeranda sus ternuras pero esta vez aduje como pretexto mi duelo por la muerte de
mi padre Kostaki insistioacute diciendo que cuanto maacutes sola me encontraba tanto maacutes
necesidad teniacutea de apoyo y su madre insistioacute al par y acaso maacutes que eacutel
Gregoriska me habiacutea hablado del poder que los moldavos tienen sobre siacute mismos
cuando no quieren que otros lean en su corazoacuten Eacutel era un vivo ejemplo de ello Estaba
seguriacutesima de su amor y sin embargo si alguien me hubiera preguntado en queacute prueba
se fundaba tal certidumbre me habriacutea sido imposible decirlo nadie en el castillo habiacutea
visto nunca que su mano tocara la miacutea o que sus ojos buscaran los miacuteos Soacutelo los celos
podiacutean hacer clara a Kostaki la rivalidad del hermano como soacutelo el amor que
alimentaba yo por Gregoriska podiacutea hacerme claro su amor Sin embargo lo confieso
me inquietaba mucho aquel poder de Gregoriska sobre siacute mismo Yo teniacutea fe en eacutel pero
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no bastaba necesitaba ser convencida cuando he aquiacute que una noche de vuelta apenas
en mi caacutemara oiacute golpear levemente a una de las dos puertas que se cerraban por dentro
Por el modo de golpear adivineacute que era una llamada amiga Me acerqueacute preguntando
quieacuten estaba alliacute
-Gregoriska -contestoacute una voz cuyo acento no podiacutea engantildearme
-iquestQueacute quereacuteis de miacute -le pregunteacute toda temblorosa
-Si tienes fe en miacute -dijo Gregoriska- si me crees hombre de honor iquestme permites una
pregunta
-iquestCuaacutel
-Apaga la luz como si te hubierais acostado y de aquiacute en media hora aacutebreme esta
puerta
-Vuelve dentro de media hora -fue mi uacutenica respuesta
Apagueacute la luz y aguardeacute El corazoacuten me palpitaba con violencia pues comprendiacutea que
se trataba de un hecho importante Transcurrioacute la media hora oiacute golpear maacutes levemente
auacuten que la primera vez Durante el intervalo habiacutea descorrido los cerrojos no me
quedaba pues sino abrir la puerta Gregoriska entroacute y sin que me dijera cerreacute la puerta
tras eacutel y echeacute los cerrojos Eacutel permanecioacute un instante mudo e inmoacutevil imponieacutendome
silencio con el gesto Luego cuando estuvo seguro de que ninguacuten peligro nos
amenazaba por el momento me llevoacute al centro de la vasta caacutemara y sintiendo por mi
temblor que no habriacutea podido sostenerme de pie me buscoacute una silla Me senteacute o maacutes
bien me dejeacute caer sobre el asiento
-iexclDios miacuteo -le dije- iquestqueacute hay de nuevo o por queacute tantas precauciones
-Porque mi vida que no contariacutea para nada y acaso tambieacuten la tuya dependen de la
conversacioacuten que tendremos
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Amedrentada le aferreacute una mano Se la llevoacute eacutel a los labios miraacutendome como si
quisiera pedir excusas por tanta audacia Bajeacute yo los ojos era un taacutecito consentimiento
-Yo te amo -me dijo con aquella voz melodiosa como un canto- iquestme amas tuacute
-Siacute -le respondiacute
-iquestY consentiriacuteas en ser mi mujer
Llevoacute la mano a la frente con profunda expresioacuten de felicidad
-Siacute
-Entonces iquestno rehusaraacutes seguirme
-Te seguireacute doquiera
-Pues comprenderaacutes bien que no podemos ser felices sino huyendo de estos lugares
-iexclOh siacute Huyamos -exclameacute
-iexclSilencio -dijo eacutel estremecieacutendose- iexclSilencio
-Tienes razoacuten
Y me le acerqueacute toda tremante
-Escucha lo que he hecho -continuoacute Gregoriska- escucha por queacute he estado tanto
tiempo sin confesarte que te amaba Queriacutea yo cuando estuviera seguro de tu amor
que nadie pudiera oponerse a nuestra unioacuten Yo soy rico querida Edvige
inmensamente rico pero como lo son los sentildeores moldavos rico en tierras en ganados
en servidores Ahora bien he vendido por un milloacuten tierras rebantildeos y campesinos al
monasterio de Hango Me han dado trescientos mil francos en muchas piedras
preciosas cien mil francos en oro el resto en letras de cambio sobre Viena iquestTe bastaraacute
un milloacuten
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Le apreteacute la mano
-Me hubiera bastado tu amor Gregoriska juacutezgalo tuacute
-iexclBien Escucha mantildeana voy al monasterio de Hango para tomar mis uacuteltimas
disposiciones con el superior Eacutel me tiene listos caballos que nos esperaraacuten de las nueve
de la mantildeana en adelante ocultos a cien pasos de castillo Despueacutes de la cena subiraacute
de nuevo como hoy a tu caacutemara como hoy apagaraacutes la luz como hoy entrareacute yo en tu
aposento Pero mantildeana en vez de salir solo tuacute me seguiraacutes saldremos por la puerta que
da sobre los campos encontraremos los caballos montaremos y pasado mantildeana por
la mantildeana habremos recorrido treinta leguas
-iexclOh iexclPor queacute no seraacute ya pasado mantildeana
-iexclQuerida Edvige
Gregoriska me apretoacute sobre el corazoacuten y nuestros labios se encontraron iexclOh Lo habiacutea
dicho eacutel yo habiacutea abierto la puerta de mi caacutemara a un hombre de honor pero
comprendioacute bien que si no le perteneciacutea en cuerpo le perteneciacutea en alma Transcurrioacute
la noche sin que pudiera cerrar los ojos Me veiacutea huir con Gregoriska me sentiacutea
transportada por eacutel como ya lo habiacutea sido por Kostaki soacutelo que aquella carrera terrible
espantable fuacutenebre se trocaba ahora en un apuro suave y delicioso al que la velocidad
del movimiento agregaba deleite pues tambieacuten el movimiento veloz tiene un deleite
propio Nacioacute el diacutea Bajeacute Me parecioacute que el ademaacuten con que me saludoacute Kostaki era
auacuten maacutes teacutetrico que de costumbre Su sonrisa era iroacutenica y amenazadora Smeranda no
me parecioacute cambiada Durante la colacioacuten Gregoriska ordenoacute sus caballos Pareciacutea que
Kostaki no pusiera ni la miacutenima atencioacuten en aquella orden Hacia las once Gregoriska
nos saludoacute anunciando que estariacutea de regreso recieacuten a la noche y rogando a su madre
que no lo esperase a cenar despueacutes se volvioacute hacia miacute y me rogoacute quisiera admitir sus
excusas
Salioacute La mirada de su hermano lo siguioacute hasta cuando dejoacute la caacutemara y en ese
momento le brotoacute de los ojos un tal relaacutempago de odio que me estremeciacute Pueden
imaginarse con queacute inquietud paseacute aquel diacutea A nadie habiacutea confiado nuestros
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designios a duras penas le hableacute a Dios de ello en mis plegarias y me pareciacutea que
todos los conocieran que cada mirada puesta en miacute pudiera penetrar y leer en lo iacutentimo
de mi corazoacuten La cena fue un suplicio hosco y taciturno Kostaki por costumbre
hablaba raramente esta vez no dijo maacutes que dos o tres palabras en moldavo a su madre
y siempre con tal acento que haciacutea estremecer Cuando me levanteacute para subir a mi
aposento Smeranda como de ordinario me abrazoacute y al abrazarme repitioacute aquella frase
que desde ya ocho diacuteas no le saliera de la boca iexclKostaki ama a Edvige
Esta frase me siguioacute como una amenaza hasta mi caacutemara y aun alliacute me pareciacutea que una
voz fatal me susurrase al oiacutedo iexclKostaki ama a Edvige Ahora el amor de Kostaki me
lo habiacutea dicho Gregoriska equivaliacutea a la muerte Hacia las siete de la noche vi a Kostaki
atravesar el patio Se volvioacute para verme pero me aparteacute para que no pudiera
descubrirme Estaba inquieta pues por cuanto podiacutea yo ver desde mi ventana me
pareciacutea que eacutel iba directamente hacia la caballeriza Me arriesgueacute a correr los cerrojos
de una de las puertas internas de mi caacutemara y pasar a la caacutemara vecina desde donde
podiacutea ver todo lo que eacutel estaba por hacer Se dirigiacutea en efecto hacia la caballeriza y
cuando hubo llegado a ella sacoacute eacutel mismo su caballo favorito ensillaacutendolo de su propia
mano con el cuidado de un hombre que da la mayor importancia a cada detalle Vestiacutea
el mismo traje que cuando se me apareciera la vez primera pero no llevaba otra arma
que el sable Cuando hubo ensillado el caballo miroacute otra vez hacia la ventana de mi
caacutemara No habieacutendome visto saltoacute sobre la silla se hizo abrir la misma puerta por la
que saliera y debiacutea volver su hermano y se alejoacute a todo galope en direccioacuten del
monasterio de Hango Se me apretoacute entonces terriblemente el corazoacuten un fatal
presentimiento me deciacutea que Kostaki iba al encuentro de su hermano Estuve en la
ventana hasta cuando pude distinguir el camino que a un cuarto de legua de distancia
del castillo haciacutea un recodo a la izquierda y se perdiacutea en el comienzo de un bosque
Pero la noche se tornaba cada vez maacutes cerrada y pronto no pude distinguir maacutes el
camino
Me quedeacute todaviacutea
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Finalmente la inquietud que me atormentaba renovoacute precisamente por exceso mis
fuerzas y pues las primeras noticias de uno o de otro hermano debiacutean llegarme en la
sala inferior bajeacute
Mireacute ante todo Smeranda En la tranquilidad de su rostro advertiacute que no teniacutea ninguna
aprensioacuten daba oacuterdenes para la acostumbrada cena y los cubiertos de los hermanos
estaban en los lugares habituales No me atreviacute a interrogar a nadie Por otra parte iquesta
quieacuten hubiera podido dirigirme En el castillo ninguno excepto Kostaki y Gregoriska
hablaban las dos lenguas que yo sabiacutea Me sobresaltaba al miacutenimo rumor Por
costumbre nos poniacuteamos a la mesa a las nueve
Habiacutea bajado a la sala a las ocho y media y seguiacutea con la mirada la aguja de los
minutos cuyo avance era casi visible sobre el amplio cuadrante del reloj La viajera
aguja transitoacute la distancia que nos separaba del cuarto de hora
El cuarto golpeoacute y las vibraciones resonaron profundas y tristes en seguida la aguja
continuoacute su girar silencioso y la vi recorrer de nuevo la distancia con la regularidad y
la lentitud de la punta de un compaacutes Algunos minutos antes de dar las nueve me
parecioacute oiacuter el pataleo de un caballo en el patio Lo oyoacute tambieacuten Smeranda y volvioacute el
rostro hacia la ventana pero la noche era demasiado oscura para poder distinguir objeto
alguno iexclOh Si me hubiera mirado en aquel momento cuaacuten presto habriacutea adivinado lo
que pasaba en mi corazoacuten
Se habiacutea oiacutedo el patalear de un solo caballo y era cosa muy natural pues estaba yo
bien segura de que habriacutea regresado un solo caballero iquestPero cuaacutel Resonaron algunos
pasos en la antecaacutemara pasos lentos como los de un hombre que camina hesitando
cada uno de ellos me pareciacutea transitarme el corazoacuten La puerta se abrioacute y en la
oscuridad vi delinearse una sombra
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La sombra se detuvo un instante en la puerta el corazoacuten se me quedoacute en suspenso La
sombra avanzoacute y a medida que entraba en el ciacuterculo de la luz recobraba yo el aliento
Reconociacute a Gregoriska Algunos momentos maacutes y el corazoacuten se me quebraba
Reconociacute a Gregoriska pero estaba paacutelido como un cadaacutever Con soacutelo verle se podiacutea
adivinar que habiacutea acontecido algo terrible
-iquestEres tuacute Kostaki -preguntoacute Smeranda
-No madre miacutea -contestoacute Gregoriska con sorda voz
-iexclAh al fin -dijo ella- iquesty desde cuaacutendo acaacute toca a tu madre esperarte
-Madre miacutea -dijo Gregoriska mirando la peacutendola- apenas son las nueve
Y efectivamente en ese mismo momento sonaron las nueve
-Es verdad -dijo Smeranda- iquestDoacutende estaacute tu hermano
A pesar miacuteo se presentoacute en mi mente el pensamiento de que Dios habiacutea hecho la misma
pregunta a Caiacuten Gregoriska no contestoacute
-iquestNadie ha visto hasta ahora a Kostaki -preguntoacute Smeranda
El vatar o sea el mayordomo fue a informarse
-Hacia las siete -dijo eacutel de regreso- el conde ha estado en las caballerizas ha ensillado
con propia mano su caballo y ha partido por el camino de Hango
En ese instante mis ojos se encontraron con los de Gregoriska No seacute si fue realidad o
alucinacioacuten pero me parecioacute notar una gota de sangre en medio de su frente Me lleveacute
lentamente el dedo a la frente indicando el punto donde creiacutea yo ver aquella mancha
Gregoriska me comprendioacute sacoacute el pantildeuelo y se secoacute
-Siacute siacute -murmuroacute Smeranda- habraacute encontrado alguacuten lobo u oso y se habraacute entretenido
en perseguirlo He aquiacute por queacute un hijo hace esperar a su madre iquestDoacutende le has dejado
Gregoriska
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-Madre miacutea -respondioacute eacuteste con voz conmovida pero firme- mi hermano y yo no hemos
salido juntos
-Bien -dijo Smeranda- Vamos a la mesa cada uno poacutengase en su lugar y luego
cieacuterrense las puertas quien esteacute afuera dormiraacute afuera
Las dos primeras partes de estas oacuterdenes fueron estrictamente ejecutadas Smeranda
se puso en su lugar Gregoriska se sentoacute a su diestra yo a su siniestra Despueacutes los
servidores salieron para cumplir la tercera parte de las oacuterdenes es decir para cerrar las
puertas del castillo En ese momento mismo se escuchoacute un gran estreacutepito en el patio y
un servidor entroacute espantado diciendo
-Princesa ha entrado en este instante al patio el caballo del conde Kostaki solo y por
entero cubierto de sangre
-iexclOh -murmuroacute Smeranda levantaacutendose paacutelida y amenazadora- de tal modo volvioacute una
noche al castillo el caballo de su padre
Dirigioacute una mirada a Gregoriska no estaba paacutelido ya estaba liacutevido El caballo del
conde Koproli en efecto habiacutea regresado una noche al castillo todo manchado de
sangre y una hora despueacutes los servidores encontraron y trajeron el cuerpo del amo
cubierto de heridas Smeranda tomoacute una antorcha de manos de un criado se acercoacute a
la puerta y abrieacutendola bajoacute al patio El caballo espantado era retenido trabajosamente
por tres o cuatro servidores que haciacutean toda clase de esfuerzos para tranquilizarlo
Smeranda se aproximoacute al animal examinoacute la sangre que cubriacutea la silla y vio una herida
en su testuz
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-Kostaki fue muerto de frente -dijo ella- en duelo y por un solo enemigo Busquen su
cuerpo hijos miacuteos maacutes tarde buscaremos al homicida
Asiacute como el caballo habiacutea entrado por la puerta de Hango todos los servidores se
precipitaron afuera por ella y se vieron sus antorchas perderse en la campintildea y entrar
en lo profundo del bosque como en una hermosa noche de estiacuteo se ven centellear las
lucieacuternagas en la llanura de Niza o de Pisa
Smeranda como si hubiera estado segura de que la buacutesqueda no durariacutea mucho
aguardoacute enhiesta en la puerta Ni una laacutegrima humedeciacutea las mejillas de aquella madre
desolada sin embargo se veiacutea que la desesperacioacuten rugiacutea tempestuosa en lo profundo
de su corazoacuten Gregoriska estaba detraacutes de ella y yo cerca de Gregoriska Al
abandonar la sala parecioacute querer ofrecerme su brazo pero no se habiacutea atrevido a
hacerlo De ahiacute en cerca de un cuarto de hora se vio aparecer en el recodo del camino
una antorcha luego una segunda una tercera y finalmente se distinguieron todas Soacutelo
que ahora en vez de dispersarse estaban agrupadas en torno a un centro comuacuten Ese
centro era como bien pronto se pudo advertir unas parihuelas1 con un hombre tendido
sobre ellas El fuacutenebre cortejo avanzaba lentamente pero al cabo de diez minutos
quienes lo llevaban se descubrieron instintivamente la cabeza y taciturnos entraron en
el patio donde fue depositado el cuerpo Entonces con un majestuoso gesto Smeranda
ordenoacute que se le abriera paso y acercaacutendose al cadaacutever puso una rodilla en tierra ante
eacutel apartoacute los cabellos que le formaban un velo sobre el rostro y estuvo contemplaacutendolo
largamente sin derramar una laacutegrima Le abrioacute luego la vestimenta moldava y apartoacute
camisa ensangrentada La herida se hallaba en la parte diestra del pecho Debiacutea haber
sido hecha con una hoja recta y de dos filos Recordeacute haber visto esa mantildeana misma al
costado de Gregoriska el largo cuchillo de caza que serviacutea de bayoneta a su carabina
Busqueacute con los ojos el arma no estaba ya alliacute Smeranda se hizo llevar agua mojoacute en
ella su pantildeuelo y lavoacute la llaga Una sangre pura y tibia todaviacutea enrojecioacute los labios de
la herida El espectaacuteculo que teniacutea bajo los ojos era a un tiempo atroz y sublime
Aquella vasta caacutemara ahumada por las antorchas de resina aquellos rostros baacuterbaros
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aquellos ojos centelleantes de ferocidad aquellos ropajes singulares aquella madre
que a la vista de la sangre aun caacutelida calculaba cuaacutento tiempo haciacutea que la muerte
arrebatara a su hijo aquel profundo silencio interrumpido soacutelo por los sollozos de los
bandidos cuyo jefe era Kostaki todo eso repito teniacutea en siacute algo de atroz y de sublime
Smeranda acercoacute sus labios a la frente de su hijo y se levantoacute en seguida echaacutendose
a las espaldas las largas trenzas de blancos cabellos que se le habiacutean desunido
-iexclGregoriska ndashdijo
Gregoriska se estremecioacute sacudioacute la cabeza y saliendo de su atoniacutea
-Madre miacutea -respondioacute
-Ven aquiacute hijo miacuteo y escuacutechame
Gregoriska obedecioacute temblando pero obedecioacute
A medida que se aproximaba al cuerpo de Kostaki la sangre brotaba de la herida maacutes
abundante y maacutes roja Afortunadamente Smeranda no miraba maacutes hacia aquel lado
pues a la vista de aquella sangre no habriacutea tenido ya necesidad de buscar el asesino
-Gregoriska -dijo ella- bien seacute que Kostaki y tuacute no se miraban con buenos ojos bien seacute
que tuacute eres un Waivady por parte de tu padre y eacutel un Koproli por parte del suyo pero
por parte de madre son ambos de la sangre de los Brankovan Seacute que tuacute eres un hombre
de ciudad occidental y eacutel un hijo de las montantildeas orientales pero por el seno que los
llevoacute a ambos son hermanos iexclPues bien Gregoriska quiero saber si mi hijo seraacute
llevado a yacer junto a la tumba de su padre sin que haya sido pronunciado el
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juramento si yo en fin podreacute llorar tranquila como mujer descansando en ti vale decir
en un hombre para el castigo
-Dime sentildeora el nombre del homicida y ordena te juro que dentro de una hora si tuacute
lo exiges habraacute dejado de vivir
-iquestJuras so pena de mi maldicioacuten lo has entendido hijo miacuteo iquestJuras que el asesino
moriraacute que no dejaraacutes piedra sobre piedra de su casa que su madre sus hijos sus
hermanos su mujer o su prometida pereceraacuten por tu mano Juacuteralo y al jurarlo invoca
sobre ti la coacutelera celeste si faltas a la sacra promesa Si faltas a esta sacra promesa
padeceraacutes la miseria la execracioacuten de los amigos la maldicioacuten de tu madre
Gregoriska extendioacute la mano sobre el cadaacutever y
-iexclJuro que el asesino moriraacute -dijo
A aquel singular juramento cuyo verdadero sentido yo sola y el muerto quizaacute podiacuteamos
comprender vi o creiacute ver cumplirse un horrendo prodigio Los ojos del cadaacutever se
abrieron se fijaron sobre miacute maacutes vivos cual nunca los viera y como si aquella mirada
hubiera sido palpable sentiacute penetrarme hasta el corazoacuten un hierro candente No resistiacute
tanto dolor y me desvaneciacute
Cuando recobreacute los sentidos me encontreacute acostada sobre el lecho de mi caacutemara una de
las dos mujeres velaba cerca de miacute Pregunteacute doacutende estaba Smeranda me fue
contestado que velaba junto al cuerpo de su hijo Pregunteacute doacutende estaba Gregoriska se
me dijo que en el monasterio de Hango
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Ahora no era preciso huir iquestno habiacutea muerto Kostaki No se debiacutea ya hablar de boda
iquestpodiacutea yo casarme con el fratricida Transcurrieron asiacute tres diacuteas y tres noches en medio
de extrantildeos suentildeos En la vigilia y en el suentildeo veiacutea siempre aquellos dos ojos vivos en
ese rostro de muerto era una visioacuten horrenda Kostaki debiacutea ser sepultado al tercer diacutea
Por la mantildeana me fue traiacutedo de parte de Smeranda un vestido completo de viuda Me
lo puse y bajeacute La casa pareciacutea vaciacutea todos estaban en la capilla Me encamineacute hacia
ella y al tiempo que trasponiacutea su umbral vino a mi encuentro Smeranda a quien no
habiacutea visto desde hacia tres diacuteas
Se hubiera dicho que era la imagen del Dolor Con lento movimiento como el de una
estatua posoacute sobre mi frente sus helados labios y con voz que pareciacutea salir ya de la
tumba pronuncioacute las habituales palabras iexclKostaki te ama No se pueden imaginar
el efecto que produjeron en miacute aquellas palabras Esa protesta de amor expresada en
presente en vez de en pasado que deciacutea te ama y no ya te amaba ese amor de
ultratumba que veniacutea a buscarme en la vida hizo sobre mi corazoacuten una impresioacuten
terrible Al mismo tiempo se apoderaba de miacute un extrantildeo sentimiento tal como si fuera
verdaderamente la mujer de aquel que habiacutea muerto no la prometida del vivo Aquel
atauacuted me atraiacutea a mi pesar dolorosamente como la sierpe atrae al pajarillo por ella
fascinado
Busqueacute con los ojos a Gregoriska lo vi paacutelido y enhiesto contra una columna miraba
hacia lo alto No seacute decir si me vio Los monjes del convento de Hango rodeaban el
cuerpo cantando salmos del rito griego a veces armoniosos con frecuencia monoacutetonos
Tambieacuten yo hubiera querido orar pero la plegaria expiraba en mis labios mi mente
estaba tan confusa que me pareciacutea antes bien presenciar un consistorio de demonios
que una reunioacuten de monjes Cuando fue sacado el cuerpo de alliacute quise seguirlo pero
desfallecieron mis fuerzas Sentiacute doblaacuterseme las piernas y me apoyeacute en la puerta
Entonces Smeranda se me acercoacute e hizo una sentildea a Gregoriska Este se aproximoacute
Smeranda me habloacute en moldavo
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-Mi madre me ordena repetirte palabra por palabra lo que va a decir -me expresoacute
Gregoriska
Smeranda habloacute de nuevo cuando hubo terminado
-He aquiacute las palabras de mi madre -dijo eacutel- Lloras a mi hijo Edvige tu lo amabas
iquestverdad Te agradezco las laacutegrimas y tu amor de ahora en adelante tienes una patria
una madre una familia Derramemos las muchas laacutegrimas debidas a los muertos luego
seamos de nuevo dignas ambas de aquel que ya no es iexclyo su madre tuacute su mujer
Adioacutes vuelve a tu caacutemara yo acompantildeareacute a mi hijo hasta su uacuteltima morada cuando
regrese me encerrareacute en mi estancia con mi dolor y me volveraacutes a ver soacutelo cuando lo
haya vencido estate tranquila matareacute este dolor porque no quiero que me mate a miacute
A estas palabras de Smeranda traducidas por Gregoriska no pude responder sino con
un gemido Subiacute a mi caacutemara el fuacutenebre cortejo se alejoacute y lo vi desaparecer en el
aacutengulo del camino El convento de Hango estaba a soacutelo media legua de distancia del
castillo en liacutenea recta pero los obstaacuteculos del suelo haciacutean dar muchas vueltas al
camino de modo que se empleaban dos horas en recorrer aquel espacio Era el mes de
noviembre Las jornadas se habiacutean tornado friacuteas y breves y a las cinco ya era noche
oscura Hacia las siete vi reaparecer las antorchas el cortejo fuacutenebre habiacutea regresado
El cadaacutever reposaba en la tumba de sus padres todo estaba concluido
Les dije ya en queacute singular pesadilla viviacutea presa luego del fatal suceso que nos
sumergiera a todos en el duelo y sobre todo despueacutes que viera reabrirse y fijarse sobre
miacute los ojos cerrados del muerto La noche que siguioacute oprimida por las emociones
experimentadas durante el diacutea estaba auacuten maacutes triste Escuchaba sonar todas las horas
del reloj del castillo y a medida que el tiempo fugitivo me acercaba al momento en
que habiacutea muerto Kostaki me sentiacutea cada vez maacutes desconsolada Sonaron las nueve
menos cuarto Entonces se apoderoacute de miacute una extrantildea sensacioacuten Me corriacutea por todo el
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cuerpo un terror un estremecimiento que me helaba luego una especie de suentildeo
invencible entorpeciacutea mis sentidos me oprimiacutea el pecho y me velaba los ojos Tendiacute
el brazo y fui a caer de espaldas sobre el lecho Sin embargo no habiacutea perdido
totalmente los sentidos como para que no pudiera oiacuter como unos pasos acercaacutendose a
mi puerta despueacutes me parecioacute abrirse la puerta en seguida no vi ni escucheacute maacutes nada
Soacutelo sentiacute un vivo dolor en el cuello Luego de lo cual caiacute en profundo letargo
Me desperteacute a medianoche mi laacutempara ardiacutea auacuten intenteacute levantarme pero estaba tan
deacutebil que hube de repetir la tentativa dos veces Finalmente logreacute superar mi debilidad
y como despierta sentiacutea en el cuello el mismo dolor que experimentara en el suentildeo me
arrastreacute apoyaacutendome en el muro hasta el espejo y mireacute Algo que semejaba la
punzadura de un alfiler marcaba la arteria de mi cuello Creiacute que alguacuten insecto me
hubiera picado durante el suentildeo y como me sentiacutea abatida por la extenuacioacuten me
acosteacute de nuevo y me dormiacute A la mantildeana me desperteacute como de costumbre pero
entonces sentiacute una tal debilidad como la experimentara soacutelo una vez en mi vida a la
mantildeana siguiente de un diacutea en que fuera sangrada Me mireacute en el espejo y me sorprendiacute
de mi extraordinaria palidez La jornada transcurrioacute triste y oscura experimentaba yo
una cosa singular cuando me encontraba en un lugar sentiacutea necesidad de quedarme
alliacute cualquier cambio de posicioacuten me fatigaba
Llegada la noche me trajeron la laacutempara mis mujeres seguacuten podiacutea yo comprender por
sus gestos se ofrecieron a quedarse conmigo Se lo agradeciacute y salieron A la misma
hora que la noche precedente experimenteacute los mismos siacutentomas Quise levantarme
entonces y pedir ayuda pero no pude llegar a la salida Oiacute vagamente dar las nueve
menos cuarto los pasos resonaron se abrioacute la puerta pero yo no veiacutea ni escuchaba
nada y como la noche anterior caiacute de espaldas sobre el lecho Como el diacutea anterior
experimenteacute un dolor en el mismo sitio Como el diacutea anterior me desperteacute a
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medianoche pero maacutes paacutelida y maacutes deacutebil auacuten Al diacutea siguiente se renovoacute la horrible
pesadilla
Estaba decidida a bajar a la estancia de Smeranda por muy deacutebil que me sintiera
cuando entroacute en la caacutemara una de mis mujeres y pronuncioacute el nombre de Gregoriska
El joven la seguiacutea Intenteacute levantarme para recibirle pero volviacute a caer en mi silloacuten Eacutel
dio un grito al verme y quiso lanzarse hacia miacute pero tuve la fuerza de tender el brazo
hacia eacutel
-iquestQueacute vienes a hacer aquiacute -le pregunteacute
-iexclAy -dijo eacutel- iexclveniacutea a decirte adioacutes A decirte que abandono este mundo que me es
insoportable sin tu amor y tu presencia a anunciarte que me retiro al monasterio de
Hango
-Gregoriska -le respondiacute- estaacutes privado de mi presencias pero no de mi amor iexclAy Te
amo siempre y mi mayor pena es que este amor sea en adelante casi un delito
-Entonces iquestpuedo esperar que rogaraacutes por miacute Edvige
-Siacute pero no lo podreacute hacer por largo tiempo -repliqueacute yo con una sonrisa
-iquestPor queacute no Pero en verdad te veo muy abatida Dime iquestqueacute tienes iquestPor queacute tan
paacutelida
-Porque Dios tiene ciertamente piedad de miacute y a eacutel me llama
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
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Gregoriska se me acercoacute me tomoacute una mano que no tuve fuerza de sustraerle
miraacutendome fijo al rostro
-Esa palidez no es natural Edvige -me dijo- iquestcuaacutel es la causa
-Si te la dijera Gregoriska creeriacuteas que estoy loca
-No no habla Edvige te lo suplico estamos en un paiacutes que no se parece a ninguacuten otro
paiacutes en una familia que no se asemeja a ninguna otra familia Dime diacutemelo todo te lo
encarezco
Se lo narreacute todo la extrantildea alucinacioacuten que me poseiacutea a la hora en que Kostaki debioacute
morir ese terror ese letargo ese friacuteo glacial esa postracioacuten que me haciacutea caer de
espaldas sobre el lecho ese ruido de pasos que me pareciacutea oiacuter esa puerta que creiacutea ver
abrirse y finalmente ese agudo dolor en el cuello seguido de una palidez y de una
debilidad siempre crecientes Creiacutea yo que mi relato pareceriacutea a Gregoriska un
comienzo de locura y lo terminaba con una cierta timidez cuando por el contrario
advertiacute que me prestaba gran atencioacuten
Cuando hube terminado de hablar Gregoriska reflexionoacute un instante
-iquestDe manera -preguntoacute eacutel- que te duermes cada noche a las nueve menos cuarto
-Siacute por muchos que sean los esfuerzos que haga para resistir al suentildeo
-iquestY a esa misma hora crees ver abrirse la puerta
-Siacute aunque eche el cerrojo
-iquestY luego experimentas un agudo dolor en el cuello
-Siacute aunque sea apenas visible la sentildeal de la herida
-iquestMe permites ver
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Dobleacute la cabeza hacia atraacutes Examinoacute eacutel la cicatriz
-Edvige -dijo Gregoriska despueacutes de un momento de reflexioacuten- iquesttienes confianza en
miacute
-iquestMe lo preguntas -contesteacute
-iquestCrees en mi palabra
-Como creo en el Evangelio
-iexclBien Edvige por mi fe te juro que no tienes ocho diacuteas de vida si no aceptas hacer
hoy mismo lo que voy a decirte
-iquestY si consiento
-Si consientes quizaacutes te salves
-iquestQuizaacutes -eacutel se calloacute- Suceda lo que fuere Gregoriska -continueacute diciendo yo- hareacute
cuanto me ordenes hacer
-Escucha entonces -dijo eacutel- y ante todo no te espantes En tu paiacutes como en Hungriacutea y
en nuestra Rumaniacutea existe una tradicioacuten
Tembleacute porque esa tradicioacuten ya habiacutea vuelto a mi memoria
-iexclAh iquestSabes lo que quiero decir
-Siacute -contesteacute- en Polonia vi algunas personas padecer el horrendo hecho
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-Quieres hablar del vampiro iquestno es verdad
-Siacute nintildea auacuten me sucedioacute ver desenterrar en el cementerio de una aldea perteneciente
a mi padre cuarenta personas muertas en quince diacuteas sin que se hubiera podido en
ninguna ocasioacuten acertar con la causa de su muerte Diecisiete de esos cadaacuteveres
expusieron todos los signos de vampirismo es decir fueron encontrados frescos como
si hubieran estado vivos los otros eran sus viacutectimas
-iquestY queacute se hizo para liberar de eso a la regioacuten
-Se les clavoacute un palo en el corazoacuten y luego los quemaron
-Siacute asiacute se acostumbra hacer pero para nosotros eso no basta Para librarte de tu
fantasma antes quiero conocerlo y iexclpor Dios lo conocereacute Siacute y si es preciso luchareacute
cuerpo a cuerpo con eacutel quienquiera fuere
-iexclOh Gregoriska -exclameacute espantada
Dijo
-Quienquiera que fuere lo repito Mas para llevar a buen fin esta terrible aventura es
necesario que hagas todo lo que te exigireacute
-Di
-Estate preparada a las siete Desciende a la capilla pero desciende sola es necesario
que venzas a toda costa tu debilidad Edvige Alliacute recibiremos la bendicioacuten nupcial
Consieacutentemelo amada miacutea para velar por ti Luego subiremos de nuevo a esta caacutemara
y entonces veremos
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
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-iexclOh Gregoriska -exclameacute- iexclsi es eacutel te mataraacute
-No temas amada Edvige Consiente solamente
-Sabes bien que hareacute todo lo que quieras Gregoriska
-Entonces hasta luego a la noche
-Siacute haz lo que creas maacutes oportuno y te secundareacute yo cuanto mejor pueda adioacutes
Se fue Un cuarto de hora despueacutes vi a un caballero precipitarse a toda carrera por el
camino del monasterio era eacutel
Apenas le hube perdido de vista caiacute de rodillas y oreacute oreacute como ya no se reza en
nuestras tierras sin fe y aguardeacute a las siete ofreciendo a Dios y a los santos el
holocausto de mis pensamientos no me levanteacute sino al sonar las siete Estaba deacutebil
como una moribunda paacutelida como una muerta Me echeacute sobre la cabeza un gran velo
negro descendiacute la escalera apoyaacutendome en el muro y me dirigiacute a la capilla sin
encontrar a nadie
Gregoriska me esperaba con el padre Basilio prior del monasterio de Hango Centildeiacutea
una espada santa reliquia de un antiguo cruzado que asistiera a la toma de
Constantinopla con Ville-Hardouin y Baldouin de Flandes
-Edvige -dijo eacutel golpeando con la mano su espada- con la ayuda de Dios eacutesta romperaacute
el encantamiento que amenaza tu vida Aceacutercate pues resueltamente este santo
hombre que ya ha recibido mi confesioacuten recibiraacute nuestros juramentos
Comenzoacute la ceremonia quizaacute nunca otra fue maacutes sencilla y a un tiempo maacutes solemne
Nadie asistiacutea al monje eacutel mismo nos puso sobre la cabeza las coronas nupciales
Vestidos ambos de luto giramos en torno al altar con un cirio en la mano luego el
monje tras pronunciar las sacras palabras agregoacute
Vaacuteyanse ahora hijos miacuteos y el Sentildeor les deacute fuerza y valor para luchar contra el
enemigo del humano geacutenero Armados de la inocencia de ustedes y defendidos por Su
justicia venceraacuten al demonio Vayan y benditos sean
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Besamos los libros santos y salimos de la capilla Entonces por vez primera me apoyeacute
en el brazo de Gregoriska y me parecioacute que al contacto de aquel fuerte brazo de aquel
noble corazoacuten volviacutea a mis venas la vida Estaba segura del triunfo porque Gregoriska
estaba conmigo subimos a mi caacutemara Sonaban las ocho y media
-Edvige -me dijo entonces Gregoriska- no tenemos tiempo que perder iquestQuieres
dormir como de costumbre para que todo suceda durante tu suentildeo o bien permanecer
desvelada y verlo todo
-Junto a ti nada temo quiero permanecer despierta y verlo todo
Gregoriska extrajo de su pecho un boj2 bendito huacutemedo auacuten de agua santa y me lo
dio
-Toma entonces esta ramita -me dijo- acueacutestate en tu lecho recita las preces de la
Virgen y aguarda sin temor Dios estaacute con nosotros Cuida ante todo de no dejar caer
la ramita con ella podraacutes ordenar aun en el infierno No me llames no des ninguacuten
grito reza confiacutea y aguarda
Me acosteacute en el lecho Cruceacute las manos sobre el seno y puse sobre eacutel la ramita
bendecida Gregoriska se ocultoacute tras del trono de que ya hableacute Contaba yo los minutos
y de seguro mi esposo haciacutea lo mismo Sonaron los tres cuartos Vibraba auacuten el tantildeir
del martillo cuando me sentiacute presa del mismo entorpecimiento del mismo terror y del
mismo friacuteo glacial de los diacuteas precedentes acerqueacute a mis labios la rama bendita y
aquella primera sensacioacuten se desvanecioacute Oiacute entonces muy claro el ruido de aquel
conocido paso lento y medido que subiacutea los peldantildeos de la escalera y se aproximaba a
la puerta Luego la puerta se abrioacute despaciosamente sin ruido como empujada por
sobrenatural fuerza y entonces -La voz se apagoacute a medias casi sofocada en la
garganta de la narradora- Y entonces -continuoacute haciendo un esfuerzo- vi a Kostaki
paacutelido como se me apareciera en las parihuelas2 los largos cabellos negros cayeacutendole
sobre las espaldas goteaban sangre vestiacutea como de costumbre pero teniacutea descubierto
el pecho y dejaba ver su sangrante herida Todo estaba muerto todo era cadaacutever
carne ropas porte solamente los ojos aquellos terribles ojos estaban vivos
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Ante aquella aparicioacuten iexclextrantildeo es decirlo en vez de sentir duplicaacuterseme el espanto
sentiacute crecerme el valor Dios me lo enviaba de seguro para decidir mi situacioacuten y
defenderme del infierno Al primer paso que el espectro dio hacia mi lecho le claveacute
intreacutepidamente los ojos en el rostro y le presenteacute la rama bendita El espectro intentoacute
avanzar pero un poder maacutes fuerte que eacutel lo retuvo en el sitio Se detuvo
-iexclOh -murmuroacute- ella no duerme lo sabe todo
Pronuncioacute eacutel estas palabras en lengua moldava y sin embargo las comprendiacute yo como
si hubieran sido pronunciadas en lengua por miacute sabida
Estaacutebamos asiacute uno frente al otro el fantasma y yo sin que pudiera apartar mis miradas
de las suyas cuando con el rabillo del ojo vi a Gregoriska salir detraacutes del baldaquino
semejante al aacutengel exterminador y con la espada en el puntildeo Se hizo la sentildeal de la cruz
con la mano siniestra y avanzoacute lentamente con la espada tendida vuelta hacia el
fantasma eacuteste al ver al hermano desenvainoacute tambieacuten el sable soltando una horrible
carcajada pero apenas su sable tocoacute el hierro bendito el brazo le cayoacute inerte junto al
cuerpo Kostaki exhaloacute un suspiro de rabia y desesperacioacuten
-iquestQueacute quieres de miacute -preguntoacute al hermano
-En nombre del Dios verdadero y viviente -dijo Gregoriska- te conjuro a que respondas
-Habla -dijo el espectro rechinando los dientes
-iquestTe he tendido yo una emboscada
-No
-iquestTe he asaltado yo
-No
-Te he herido yo
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-No
-Te arrojaste tuacute mismo sobre mi espada y tuacute mismo corriste al encuentro de la muerte
Luego ante Dios y los hombres no soy culpable yo del delito de fratricidio luego no
has recibido una misioacuten divina sino infernal luego has salido de tu tumba no como una
sombra santa sino como un espectro maldito y volveraacutes a tu tumba
-iexclCon ella siacute -exclamoacute Kostaki haciendo un supremo esfuerzo para apoderarse de miacute
-iexclVolveraacutes allaacute solo -exclamoacute a su vez Gregoriska- Esta mujer me pertenece
Y al pronunciar tales palabras tocoacute con la punta del hierro bendito la llaga viva Kostaki
exhaloacute un grito como si le hubiera tocado una espada de fuego y llevaacutendose una mano
al pecho dio un paso atraacutes Al mismo tiempo Gregoriska con un movimiento que
pareciacutea coordinado con el del hermano dio un paso adelante entonces con los ojos
fijos en los ojos del muerto con la espada contra el pecho de su hermano comenzoacute una
marcha lenta terrible solemne Era algo semejante al pasaje de don Juan y el
comendador el espectro retrocediacutea bajo la presioacuten de la sacra espada bajo la voluntad
irresistible del campeoacuten de Dios que lo seguiacutea paso a paso sin pronunciar una palabra
ambos anhelantes ambos liacutevidos del rostro el vivo arrojando al muerto y obligaacutendolo
a abandonar el castillo su anterior morada para volver a la tumba su morada futura
Lo aseguro a fe miacutea iexclera cosa horrenda de verse Y sin embargo yo misma movida
por una fuerza superior invisible desconocida sin saber lo que haciacutea me levanteacute y los
seguiacute Bajamos la escalera iluminados soacutelo por las ardientes pupilas de Kostaki
Atravesamos la galeriacutea y el patio y luego traspusimos la puerta siempre con el mismo
paso medido el espectro retrocediendo Gregoriska con el brazo tendido yo detraacutes de
ellos
Esta marcha fantaacutestica duroacute una hora pues era necesario volver el cadaacutever a su tumba
pero en vez de seguir el camino acostumbrado Kostaki y Gregoriska atravesaron el
terreno en liacutenea recta cuidaacutendose poco de los obstaacuteculos que para ellos ya no existiacutean
ante ellos el suelo se allanaba los torrentes se secaban los aacuterboles se apartaban las
rocas se abriacutean El mismo milagro se operaba para miacute soacutelo que el cielo me pareciacutea todo
cubierto de un negro velo las lunas y las estrellas habiacutean desaparecido y en medio de
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las tinieblas soacutelo veiacutea resplandecer los ojos llameantes del vampiro Llegamos de tal
modo a Hango y pasamos a traveacutes del seto vivo de madrontildeos que serviacutea de cerco al
cementerio Apenas entrada distinguiacute entre las sombras la tumba de Kostaki junto a
la de su padre no sabiacutea que estuviera alliacute y sin embargo la reconociacute Nada me era
desconocido en aquella noche
Gregoriska se detuvo al borde de la fosa abierta
-Kostaki -dijo eacutel- aun no estaacute todo terminado para ti y una voz del cielo me avisa que
puede concebirse el perdoacuten si te arrepientes iquestprometes retornar a la tumba iquestno salir
de ella maacutes iquestconsagrar a Dios el culto que consagraste al infierno
-iexclNo -respondioacute Kostaki
-iquestTe arrepientes -preguntoacute Gregoriska
-iexclNo
-Por uacuteltima vez iquestte arrepientes
-iexclNo
-iexclBien Invoca la ayuda de Satanaacutes como invoco yo la de Dios y veremos quieacuten saldraacute
esta vez auacuten victorioso
Resonaron simultaacuteneamente dos gritos los hierros se cruzaron despidiendo centellas
y la lucha duroacute un minuto que me parecioacute un siglo Kostaki cayoacute vi alzarse la terrible
espada de su hermano introduciacutersela en el cuerpo y clavar ese cuerpo sobre la tierra
recieacuten removida Un uacuteltimo grito que nada teniacutea de humano se alzoacute por el aire Acudiacute
Gregoriska estaba en pie pero vacilante Le di apoyo con mis brazos
-iquestEstaacutes herido -le pregunteacute ansiosamente
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-No -me respondioacute- pero en tal duelo querida Edvige la lucha no la herida mata He
luchado con la muerte y a ella pertenezco
-Amigo amigo -exclameacute- aleacutejate de aquiacute y acaso vuelvas a la vida
-No eacutesta es mi tumba Edvige pero no perdamos tiempo toma un poco de esta tierra
impregnada de su sangre y apliacutecala a la mordedura que te hizo es el uacutenico medio que
puede preservarte en el porvenir de su horrendo amor
Obedeciacute temblando Me inclineacute para recoger aquella tierra sanguinosa y al doblarme
vi el cadaacutever clavado al suelo la espada bendita le atravesaba el corazoacuten y una sangre
oscura le brotaba abundante de la herida como si hubiera muerto en aquel momento
Amaseacute un poco de tierra con la sangre y apliqueacute a mi herida el espantoso talismaacuten
-Ahora mi adorada Edvige -dijo Gregoriska con voz semiapagada- escucha bien mi
uacuteltimo consejo Abandona el paiacutes apenas te sea posible Soacutelo la distancia es una
seguridad para ti El padre Basilio recibioacute hoy mi suprema voluntad y la cumpliraacute
iexclEdvige un beso iexclEl uacuteltimo el uacutenico beso iexclEdvige me muero
Y asiacute diciendo Gregoriska cayoacute junto al hermano
En cualquier otra circunstancia en medio de aquel cementerio cerca de aquella tumba
abierta con aquellos dos cadaacuteveres yaciendo uno junto al otro hubiera enloquecido
pero como dije ya Dios me habiacutea inspirado una fuerza igual a los acontecimientos de
los que eacutel me haciacutea no soacutelo testigo sino tambieacuten actriz Mientras miraba a mi alrededor
en busca de ayuda vi abrirse la puerta del monasterio y avanzar los monjes de a dos
conducidos por el padre Basilio llevando cirios ardientes y cantando las preces de
difuntos El padre Basilio habiacutea llegado haciacutea poco al convento y previendo lo
sucedido se dirigiacutea al cementerio con toda la congregacioacuten Me encontroacute viva cerca de
los dos muertos Una uacuteltima convulsioacuten habiacutea retorcido el rostro de Kostaki
Gregoriska en cambio estaba tranquilo y casi sonriente Fue sepultado como lo deseara
eacutel junto al hermano el cristiano junto al maldito Smeranda cuando tuvo noticia de la
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nueva desdicha quiso verme fue a buscarme al convento de Hango y supo de mis
labios cuanto habiacutea acontecido en aquella tremenda noche
Le referiacute todos los detalles de la fantaacutestica historia pero ella me escuchoacute como ya me
escuchara Gregoriska sin mostrar estupor ni espanto
-Edvige -me contestoacute ella despueacutes de un instante de silencio- por muy extrantildeo que sea
lo que me has narrado dijiste soacutelo la verdad La estirpe de los Brankovan estaacute maldita
hasta la tercera y cuarta generacioacuten porque un Brankovan matoacute a un sacerdote El
teacutermino de la maldicioacuten ha llegado pues tuacute aunque esposa eres virgen y en miacute se
extingue el linaje Si mi hijo te ha dejado en herencia un milloacuten toacutemalo Despueacutes de
mi muerte salvo los piacuteos legados que tengo la intencioacuten de hacer recibiraacutes el resto de
mis bienes Y ahora sigue el consejo de tu esposo Vuelve lo maacutes presto que puedas a
aquellas tierras donde Dios no permite que se cumplan tan horrendos prodigios No
necesito de nadie para llorar conmigo a mis hijos Mi dolor quiere soledad Adioacutes no
me tengas ya en cuenta Mi suerte futura me pertenece a miacute sola y a Dios
Y luego de besarme en la frente como de costumbre me dejoacute y fue a encerrarse en el
castillo de Brankovan
Ocho diacuteas despueacutes partiacute para Francia Como lo esperara Gregoriska mis noches no
fueron turbadas ya por el terrible fantasma Se restablecioacute mi salud y de aquel suceso
no me quedoacute otro recuerdo fuera de esta palidez mortal que suele acompantildear hasta la
tumba a toda humana criatura que haya sufrido el beso de un vampiro
________________
1 Parihuelas Utensilio para transportar cosas entre dos personas formado por dos
barras horizontales entre las que estaacute fijada una plataforma o cajoacuten Camilla cama
portaacutetil
2 Boj Arbusto de tallos ramosos con pequentildeas hojas ovales muy utilizado como
planta de jardiacuten y cuya madera es apreciada por su dureza
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conducirme a aquel monasterio que abririacutea a la hija como haciacutea tiempo a la madre sus
hospitalarias puertas
A despecho del gran amor que mi padre alimentaba por miacute nuestros saludos no fueron
largos Seguacuten todas las probabilidades los rusos debiacutean llegar el diacutea siguiente a la vista
del castillo por lo que no habiacutea tiempo que perder Me puse de prisa un vestido de
amazona con el que soliacutea acompantildear a mis hermanos en la caza Me trajeron ensillado
el mejor caballo de la cuadra mi padre me puso en los bolsillos del arzoacuten sus propias
pistolas obras maestras de las faacutebricas de Tula me abrazoacute y dio la orden de partida
Durante aquella noche y el diacutea siguiente recorrimos veinte leguas costeando uno de
esos riacuteos sin nombre que desembocan en el Viacutestula Esta primer doble etapa nos habiacutea
sustraiacutedo al peligro de caer en manos de los rusos El sol se dirigiacutea al tramonto cuando
vimos brillar las nevadas cimas de los Caacuterpatos
Hacia la noche del diacutea siguiente llegamos a su pie al fin en la mantildeana del tercer diacutea
comenzamos a avanzar por una de sus gargantas Nuestros Caacuterpatos no se parecen a
los feacutertiles montes del occidente de ustedes Cuanto la naturaleza tiene de
extraordinario y grandioso se presenta alliacute en toda su majestad Sus tempestuosas
cumbres se pierden en las nubes cubiertas de eternas nieves sus inmensos bosques de
abetos se inclinan sobre el terso espejo de lagos que por su vastedad semejan mares y
de aquellos lagos jamaacutes navecilla alguna ha surcado sus ondas jamaacutes redes de
pescadores turbaron su cristal profundo como el azul del cielo apenas de tiempo en
tiempo resuena alliacute la voz humana haciendo escuchar un canto moldavo al que
contestan los gritos de los animales selvaacuteticos y cantos y gritos van a desvelar alguacuten
solitario eco atoacutenito de que un ruido cualquiera le haya revelado su propia existencia
Por millas y millas se viaja alliacute bajo la umbriacutea boacuteveda de los bosques entrecruzados de
las inesperadas maravillas que la soledad nos descubre a cada instante y que hacen
pasar nuestro aacutenimo del estupor a la admiracioacuten Ahiacute doquiera hay peligro y el peligro
se compone de mil riesgos diversos pero no se tiene tiempo para atemorizarse tan
sublimes son aquellos riesgos Aquiacute hay alguna cascada a la que dio origen
imprevistamente la licuefaccioacuten de los hielos y que saltando de roca en roca invade
de pronto el angosto sendero que se recorre trazado por el paso de las fieras en fuga y
del cazador que las persigue alliacute hay aacuterboles minados por el tiempo que se desprenden
del suelo y se derrumban con horrible estreacutepito semejante al de un terremoto en otra
parte en fin son los huracanes los que nos envuelven de nubes en medio de las cuales
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se ve centellear extenderse y contorsionarse el relaacutempago como sierpe inflamada
Luego tras de haber superado aquellas moles agrestes aquellos bosques primitivos
tras de encontraros en medio de gigantescas montantildeas y bosques interminables nos
vemos ante inmensos paacuteramos como mares que tienen tambieacuten sus ondas y sus
tempestades aacuteridas y gibosas estepas donde la vista se pierde en un horizonte sin
liacutemite Entonces no es terror lo que experimentamos sino una triste y profunda
melancoliacutea de la cual nada hay que pueda distraernos porque el aspecto de la regioacuten
por lejos que se alargue nuestra mirada es siempre el mismo Ascendamos o
descendamos las cien veces iguales pendientes buscando en vano un camino trazado
al hallarnos tan perdidos en aquel aislamiento en medio de desiertos nos creemos
solos en la naturaleza y nuestra melancoliacutea se convierte en desolacioacuten Nos parece
inuacutetil caminar maacutes adelante porque no vemos una meta para nuestros pasos no
encontramos una aldea ni un castillo ni una cabantildea ni en suma vestigio de humana
morada Soacutelo de cuando en cuando como una tristeza maacutes en aquella regioacuten
melancoacutelica un pequentildeo lago sin cantildeas sin arbustos dormido en el fondo de un
barranco casi otro mar Muerto nos cierra el camino con sus verdes aguas sobre las
cuales se levantan al acercarnos algunas aves acuaacuteticas de gritos prolongados y
discordantes Rodeamos ese lago trasponemos el collado que estaacute delante de nosotros
descendemos a otro valle superamos otra colina y asiacute sucesivamente hasta que
hayamos llegado a los comienzos de la cadena de montes que van siempre
disminuyendo maacutes Pero si al concluir esa cadena nos volvemos hacia el mediodiacutea la
regioacuten recobra un caraacutecter majestuoso se nos presenta una naturaleza maacutes grandiosa y
descubriremos otra cadena de montantildeas maacutes altas de forma maacutes pintoresca de maacutes
rica vegetacioacuten toda cubierta de espesos bosques toda surcada de arroyos con la
sombra y con el agua renace tambieacuten la vida en aquella comarca se escucha ya el
tantildeido de la campana de una ermita y sobre el flanco de aquella montantildea se ve
serpentear una caravana Por fin a los uacuteltimos rayos del sol poniente se perciben desde
lejos a guisa de bandada de paacutejaros blancos apoyaacutendose las unas en las otras las casas
de una aldea que parece que se hubieran agrupado en cierto modo para defenderse de
un asalto nocturno pues con la vida ha vuelto el peligro aquiacute no se lucharaacute con osos y
lobos como en aquellas altas montantildeas sino con hordas de bandidos moldavos
Entretanto nos acercaacutebamos a nuestra meta Diez diacuteas de camino habiacutean transcurrido
sin ninguacuten incidente Ya distinguiacuteamos la cumbre del monte Pion que se eleva sobre
toda aquella familia de gigantes y sobre cuya vertiente meridional estaacute situado el
convento de Sabastru al cual yo me trasladaba Tres diacuteas maacutes y nos hallaacutebamos al
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teacutermino de nuestro viaje Eran los uacuteltimos diacuteas de julio Habiacuteamos tenido una jornada
muy caacutelida y hacia las cuatro respiraacutebamos con ansioso deleite las primeras brisas del
atardecer Habiacuteamos dejado atraacutes haciacutea poco las torres ruinosas de Niantzo Bajaacutebamos
a una llanura que empezaacutebamos a ver a traveacutes de una hendidura de la montantildea
Desde el sitio donde estaacutebamos ya podiacuteamos seguir con la vista el curso del Bistriza
de riberas esmaltadas de bermejeantes vintildeedos y de altas campaacutenulas de flores blancas
Bordeaacutebamos un abismo en cuyo fondo corriacutea el riacuteo que en aquel lugar teniacutea apenas
forma de torrente y nuestras cabalgaduras teniacutean escaso espacio para caminar dos de
frente Nos precediacutea un guiacutea quien inclinado de flanco sobre la grupa de su caballo
cantaba una cancioacuten morlaca cuyas palabras seguiacutea con singular atencioacuten El cantor
era tambieacuten al mismo tiempo el poeta Necesitariacutea ser uno de aquellos montantildeeses para
poder expresarnos la melancoliacutea de su cancioacuten con su salvaje tristeza con toda su
profunda sencillez Las palabras de la cancioacuten eran poco maacutes o menos las siguientes
iexclVean alliacute ese cadaacutever en la palude de Stavila donde corriera tanta sangre de
guerreros No es un hijo de Iliria no es un feroz bandido que despueacutes de haber engantildeado a la gentil Mariacutea roboacute exterminoacute incendioacute
Rauda como el relaacutempago una bala ha venido a atravesar el corazoacuten del bandido un
yatagaacuten le ha tronchado el cuello Pero oh misterio despueacutes de tres diacuteas su sangre tibia auacuten riega la tierra bajo el pino teacutetrico y solitario y ennegrece el paacutelido Ovigan
Sus ojos turquiacutees brillan siempre huyamos huyamos guay de quien pase por la
palude cerca de eacutel iexcles un vampiro El feroz lobo se aleja del impuro cadaacutever y el fuacutenebre buitre huye al monte de calvo frontis
De pronto se oyoacute la detonacioacuten de un arma de fuego y el silbar de una bala La cancioacuten
quedoacute interrumpida y el guiacutea herido de muerte se precipitoacute al abismo mientras su
caballo se deteniacutea temblando y tendiendo la inteligente testa hacia el fondo del
precipicio donde desapareciera su duentildeo Al mismo tiempo se levantoacute por los aires
un grito estridente y sobre los flancos de la montantildea vimos aparecer una treintena de
bandidos estaacutebamos completamente rodeados Cada uno de los nuestros empuntildeoacute un
arma y bien que tomados inopinadamente mis acompantildeantes como que eran viejos
soldados avezados al fuego no se dejaron intimidar y se pusieron en guardia Yo
misma dando el ejemplo empuntildeeacute una pistola y conociendo bien cuaacuten desventajosa
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
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era nuestra situacioacuten griteacute iexclAdelante y di con la espuela a mi caballo que se lanzoacute a
toda carrera hacia la llanura Pero teniacuteamos que veacuternosla con montantildeeses que brincaban
de roca en roca como verdaderos demonios de los abismos que aun saltando haciacutean
fuego manteniendo a nuestros flancos la posicioacuten tomada Por lo demaacutes nuestro plan
habiacutea sido previsto En un punto donde el camino se ensanchaba y la montantildea se
allanaba un poco aguardaba nuestro paso un joven a la cabeza de diez hombres a
caballo Cuando nos vieron pusieron al galope sus cabalgaduras y nos asaltaron de
frente mientras aquellos que nos perseguiacutean bajaban saltando en gran cantidad y
cortada de tal modo nuestra retirada nos rodeaban por todas partes
La situacioacuten era grave sin embargo acostumbrada desde nintildea a las escenas de guerra
pude apreciarla sin que se me escapara una sola circunstancia Todos aquellos hombres
vestidos de pieles de carnero llevaban inmensos sombreros redondos coronados de
flores naturales al modo de los huacutengaros Cada uno de ellos manejaba un largo fusil
turco que agitaban vivamente luego de haber disparado dando gritos salvajes y en la
cintura portaba un sable corvo y dos pistolas Su jefe era un joven de apenas veintidoacutes
antildeos de tez paacutelida de ojos negros y cabellos ensortijados que le caiacutean sobre las
espaldas Vestiacutea la casaca moldava guarnecida de piel y ajustada al cuerpo por una faja
con listas de oro y seda En su mano resplandeciacutea un sable corvo y en su cintura
reluciacutean cuatro pistolas Durante la lucha daba gritos roncos e inarticulados que
pareciacutean no pertenecer al habla humana y sin embargo eran una eficaz expresioacuten de
sus deseos pues a aquellos gritos obedeciacutean todos sus hombres ora echaacutendose a tierra
boca abajo para esquivar nuestras descargas ora levantaacutendose para disparar a su vez
haciendo caer a aquellos de nosotros que auacuten estaban de pie matando a los heridos
haciendo en suma de la lucha una carniceriacutea Yo habiacutea visto caer uno despueacutes del otro
los dos tercios de mis defensores Cuatro estaban auacuten ilesos y se apretaban a mi
alrededor no pidiendo una gracia que teniacutean la certidumbre de no conseguir y
pensando soacutelo en vender la vida lo maacutes cara que fuese posible Entonces el joven jefe
dio un grito maacutes expresivo que los anteriores tendiendo la punta de su sable hacia
nosotros En verdad aquella orden significaba que debiacutea rodearse nuestro uacuteltimo grupo
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de un cerco de fuego y fusilarnos a todos juntos pues de un golpe vimos apuntarnos
todos aquellos largos mosquetes
Comprendiacute que habiacutea llegado la hora final Alceacute los ojos y las manos al cielo
murmurando una uacuteltima plegaria y aguardeacute la muerte En ese instante vi no descender
sino precipitarse de pentildea en pena un joven que se detuvo enhiesto sobre una roca que
dominaba la escena semejante a una estatua en un pedestal y extendiendo la mano
hacia el campo de batalla pronuncioacute esta sola palabra iexclBasta Todas las miradas se
volvieron a esa voz y cada uno parecioacute obedecer al nuevo amo Soacutelo un bandido apuntoacute
de nuevo su fusil e hizo el disparo Uno de nuestros hombres dio un grito la bala le
habiacutea roto el brazo izquierdo Se volvioacute al punto para lanzarse sobre el que le hiriera
pero auacuten no habiacutea hecho cuatro pasos su caballo que un relaacutempago brilloacute por encima
de nosotros y el bandido rebelde cayoacute herido por una bala en la cabeza Tantas y tan
diversas emociones habiacutean acabado mis fuerza me desvaneciacute Cuando recobreacute los
sentidos me halleacute acostada sobre la hierba con la cabeza apoyada en las rodillas de un
hombre de quien no veiacutea sino la mano blanca y cubierta de anillos rodeaacutendome el
cuerpo mientras ante miacute estaba parado de brazos cruzados y la espada bajo la axila el
joven jefe moldavo que dirigiera el asalto contra nosotros
-Kostaki -deciacutea en franceacutes y con gesto autoritario el que me sosteniacutea- que tus hombres
se retiren de inmediato Deacutejame al cuidado de esta joven
-Hermano hermano -respondioacute aquel a quien eran dirigidas tales palabras y que
pareciacutea contenerse con esfuerzo- cuiacutedate de no cansar mi paciencia yo te dejo el
castillo deacutejame a miacute el bosque En el castillo tuacute eres el amo pero aquiacute yo soy
todopoderoso Aquiacute me bastariacutea una sola palabra para obligarte a obedecerme
-Kostaki yo soy el mayor lo que quiere decir que soy amo en todas partes asiacute en el
bosque como en el castillo allaacute y aquiacute Como a ti me corre por las venas la sangre de
los Brankovan sangre real que tiene el haacutebito de mandar y yo mando
-Manda a tus servidores Gregoriska no a mis soldados
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-Tus soldados son bandidos Kostaki bandidos que hareacute ahorcar en las almenas de
nuestras torres si no me obedecen al instante
-Bien intenta darles una orden
Sentiacute entonces que quien me sosteniacutea retiraba su rodilla y colocaba suavemente mi
cabeza sobre una piedra
Lo seguiacute ansiosa con la mirada y pude examinar a aquel joven que cayera por asiacute
decirlo del cielo en medio de la refriega y que yo habiacutea podido ver apenas estando
desmayada mientras apareciacutea a punto en escena Era un joven de veinticuatro antildeos de
alta estatura y con dos grandes ojos celestes y resplandecientes como el relaacutempago en
los que se leiacutea una extraordinaria decisioacuten y firmeza Los largos cabellos rubios indicio
de la estirpe eslava le caiacutean sobre las espaldas como los del arcaacutengel Miguel
circundando dos mejillas rubicundas y frescas sus labios realzados por una sonrisa
desdentildeosa dejaban ver una doble hilera de perlas Vestiacutea una especie de tuacutenica de
velludo negro calzones centildeidos a las piernas y botas bordadas en la cabeza teniacutea un
gorro puntiagudo ornado de una pluma de aacuteguila en la cintura portaba un cuchillo de
caza y al hombro una pequentildea carabina de dos cantildeos cuya precisioacuten habiacutea aprendido
a apreciar uno de los bandidos Extendioacute la mano y con ese gesto imperioso parecioacute
imponerse hasta a su hermano Pronuncioacute algunas palabras en lengua moldava las
cuales parecieron causar profunda impresioacuten sobre los bandidos Entonces a su vez
habloacute en la misma lengua el joven jefe y me parecioacute que su discurso estaba lleno de
amenazas y de imprecaciones A aquel largo y vehemente discurso el hermano mayor
contestoacute con una sola palabra Los bandidos se sometieron hizo un gesto y los
bandidos se sometieron hizo un gesto y los bandidos se reunieron detraacutes de nosotros
-iexclBien Sea pues Gregoriska -dijo Kostaki volviendo a hablar en franceacutes- Esta mujer
no iraacute a la caverna pero no por ello seraacute menos miacutea La encuentro hermosa la he
conquistado yo y la quiero yo
Asiacute diciendo se lanzoacute hacia miacute y me levantoacute entre sus brazos
-Esta mujer seraacute llevada al castillo y entregada a mi madre yo no la abandonareacute -dijo
mi protector
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-iexclMi caballo -gritoacute Kostaki en lengua moldava
Varios bandidos se apresuraron a obedecer condujeron a su sentildeor la cabalgadura
pedida Gregoriska miroacute en torno asioacute las bridas de un caballo sin duentildeo y saltoacute a la
silla sin tocar los estribos Kostaki bien que me teniacutea auacuten apretada entre sus brazos
montoacute en la silla casi tan aacutegilmente como su hermano y partioacute a todo galope El caballo
de Gregoriska parecioacute haber recibido el mismo impulso y fue a ponerse pegado al
flanco y al pescuezo del corcel de Kostaki Extrantildeo de verse eran aquellos dos
caballeros que volaban el uno junto al otro taciturnos silenciosos sin perderse de vista
un solo instante aun cuando aparentaran no mirarse y se entregaban por entero a sus
cabalgaduras cuya impetuosa carrera los llevaba a traveacutes de bosques rocas y
precipicios
Teniacutea la cabeza caiacuteda y esto me permitiacutea ver los bellos ojos de Gregoriska fijos en miacute
Kostaki lo advirtioacute me levantoacute la cabeza y ya no vi maacutes que su teacutetrica mirada
devoraacutendome Bajeacute los paacuterpados pero en vano a traveacutes de su velo veiacutea no obstante
siempre aquella mirada relampagueante que me penetraba hasta las viacutesceras y me
punzaba el corazoacuten Entonces me acaecioacute una extrantildea alucinacioacuten me pareciacutea ser la
Leonora de la balada de Buumlrger llevada por el caballo y el caballero fantasmas y
cuando sentiacute que se me cerraban abriacute los ojos amedrentada tan persuadida estaba de
ver alrededor miacuteo soacutelo cruces rotas y tumbas abiertas Vi algo un poco maacutes alegre era
el patio interno de un castillo moldavo construido en el siglo XIV
Kostaki me dejoacute resbalar a tierra bajando casi en seguida despueacutes que yo pero por
raacutepido que hubiera sido su acto Gregoriska le habiacutea precedido Como lo dijera en el
castillo eacutel era el amo Al ver llegar a los dos joacutevenes y a la extranjera que llevaban con
ellos acudieron los servidores pero aunque dividieron sus diligencias entre Kostaki y
Gregoriska apareciacutea claro que los mayores miramientos el respeto maacutes profundo eran
para el segundo Se aproximaron dos mujeres Gregoriska les dio una orden en lengua
moldava y con la mano me indicoacute que las siguiera La mirada que acompantildeaba aquel
gesto era tan respetuosa que yo no vacileacute absolutamente en obedecerle Cinco minutos
despueacutes me encontraba en una caacutemara que aun cuando pudiera parecer desnuda y triste
a una persona de menos faacutecil contentamiento era sin embargo evidentemente la maacutes
hermosa del castillo Una gran habitacioacuten cuadrada con una especie de divaacuten de sayal
verde asiento de diacutea lecho de noche Habiacutea tambieacuten alliacute cinco o seis sillones de encina
un inmenso cofre y en un aacutengulo un trono semejante a una gran silla de coro
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No habiacutea que hablar de cortinas en las ventanas y en el lecho A los costados de la
escalera que llevaba a aquella caacutemara se erguiacutean dentro de nichos tres estatuas de los
Brankovan de tamantildeo superior al natural Al poco rato trajeron nuestros bagajes entre
los cuales se encontraban tambieacuten mis maletas Las mujeres me ofrecieron sus
servicios Pero no obstante reparando el desorden que lo sucedido causara en mi
tocado conserveacute mi vestimenta de amazona la cual maacutes que cualquier otra acordaba
con el modo de vestir de mis hueacutespedes Apenas habiacutea hecho los pocos cambios
necesarios en mis ropas cuando oiacute golpear levemente en la puerta
-Adelante -dije en franceacutes siendo esta lengua para nosotros los polacos como saben
casi una segunda lengua materna
Entroacute Gregoriska
-iexclAh sentildeora cuaacutento me complace que hables franceacutes
-Y yo tambieacuten -respondiacute- estoy contenta de saber esta lengua porque de tal modo he
podido gracias a este hecho apreciar toda la generosidad de tu conducta conmigo En
esa lengua me defendiste de los designios de tu hermano y en esa lengua te ofrezco yo
la expresioacuten de mi sincero reconocimiento
-Te lo agradezco sentildeora Era cosa muy natural que me preocupara de una mujer que
se encontraba en tu situacioacuten Andaba de caza por los montes cuando llegaron a mi
oiacutedo algunas detonaciones anormales y continuas comprendiacute que se trataba de un
asalto a mano armada y marcheacute al encuentro del fuego como decimos nosotros en
teacuterminos guerreros A Dios gracias llegueacute a tiempo pero iquestseriacutea tal vez demasiado
atrevido si te preguntara oh sentildeora por cuaacutel motivo una mujer de alto linaje como
eres tuacute se ha visto reducida a aventurarse en nuestros montes
-Soy polaca -contesteacute- Mis dos hermanos sucumbieron no ha mucho en la guerra
contra Rusia mi padre a quien dejeacute yo mientras se preparaba a defender su castillo
sin duda se les ha reunido ya a esta hora y yo huyendo por orden de mi padre de todos
aquellos estragos iba en busca de refugio al monasterio de Sabastru donde mi madre
en su juventud y en circunstancias semejantes habiacutea encontrado asilo seguro
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-Eres enemiga de los rusos tanto mejor -dijo el joven- este tiacutetulo te seraacute poderosa ayuda
en el castillo y nosotros necesitaremos de todas nuestras fuerzas para sostener la lucha
que se prepara Pero ante todo sentildeora pues que ya seacute quieacuten eres debes saber tambieacuten
quieacutenes somos nosotros el nombre de los Brankovan no te es desconocido iquestverdad
sentildeora -Yo me inclineacute- Mi madre es la uacuteltima princesa de este nombre la uacuteltima
descendiente del ilustre jefe mandado matar por los Cantimir los viles cortesanos de
Pedro I Casoacute en primeras nupcias con mi padre Serban Waivady priacutencipe tambieacuten eacutel
pero de estirpe menos ilustre Mi padre habiacutea sido educado en Viena y alliacute pudo
apreciar las ventajas de la civilizacioacuten Decidioacute hacer de miacute un europeo Partimos para
Francia Italia Espantildea y Alemania Mi madre -no le toca a un hijo lo seacute narrarte lo
que te direacute pero ya que por nuestra salvacioacuten es necesario que nos conozcamos bien
reconoceraacutes justos los motivos de esta revelacioacuten- mi madre digo que durante los
primeros viajes de mi padre mientras era yo auacuten nintildeo habiacutea tenido culpables
relaciones con un jefe de parciales (que con tal nombre agregoacute sonriendo Gregoriska
se llaman en este paiacutes a los hombres por quienes fuiste agredida) cierto conde Giordaki
Koproli medio griego y medio moldavo escribioacute a mi padre confesaacutendole todo y
pidieacutendole el divorcio apoyando su demanda en que no queriacutea ella una Brankovan
continuar siendo por maacutes tiempo mujer de un hombre que se tornaba diacutea a diacutea maacutes
extranjero a su patria iexclAy Mi padre no tuvo necesidad de dar su asentimiento a esa
peticioacuten que te podraacute parecer extrantildea pero entre nosotros es cosa muy natural Eacutel habiacutea
muerto de un aneurisma que desde mucho tiempo lo atormentaba y la carta de mi
madre la recibiacute yo A miacute ahora no me quedaba otra cosa que hacer votos sinceros por
la felicidad de mi madre y le escribiacute una carta en la que le comunicaba estos votos
miacuteos junto con la noticia de su viudez En aquella carta le pediacutea tambieacuten permiso para
poder continuar mis viajes que me fue concedido Teniacutea yo la firme intencioacuten de
establecerme en Francia o Alemania para no encontrarme cara a cara con un hombre
que aborreciacutea y que no podiacutea amar quiero decir al marido de mi madre cuando he
aquiacute que de improviso vine a saber que el conde Giordaki Koproli habiacutea sido
asesinado seguacuten decires por los viejos cosacos de mi padre Amaba yo demasiado a
mi madre para no apresurarme a regresar a la patria comprendiacutea su aislamiento y la
necesidad en que debiacutea encontrarse de tener junto a ella en tales circunstancias las
personas que podiacutean serle queridas Aun cuando ella nunca se hubiera mostrado muy
tierna conmigo era su hijo Una mantildeana llegueacute inesperadamente al castillo de mis
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padres Alliacute encontreacute a un joven a quien al principio tomeacute por un extranjero pero luego
supe que era mi hermano Era Kostaki el hijo del adulterio legitimado por un segundo
matrimonio Kostaki la indomable criatura que viste para quien son leyes soacutelo sus
pasiones que nada tiene por sagrado aquiacute abajo fuera de su madre que me obedece
como la tigresa obedece al brazo que la ha domado pero rugiendo por siempre en la
vaga esperanza de poder devorarme un diacutea En el interior del castillo en el hogar de
los Brakovan y de los Waivady yo soy auacuten el amo pero fuera de este recinto en la
abierta campintildea eacutel se convierte en el salvaje hijo de los bosques y de los montes que
quiere doblegarlo todo bajo su feacuterrea voluntad Coacutemo hoy eacutel y sus hombres hicieron
para ceder no lo seacute quizaacute por antigua costumbre o por un resto de respeto que me
tienen Pero no quisiera arriesgar otra prueba Permanece aquiacute no salgas de esta
caacutemara del patio del castillo en suma y respondo de todo si das un paso fuera del
castillo no puedo prometerte otra cosa que hacerme matar por defenderte
-iquestNo podreacute entonces -dije yo- seguacuten el deseo de mi padre continuar el viaje hacia el
convento de Sabastru
-Obra intenta ordena yo te acompantildeareacute pero quedareacute en mitad del camino y tuacute tuacute
ciertamente no alcanzaraacutes la meta de tu viaje
-Pero iquestqueacute hacer entonces
-Queacutedate aquiacute aguarda toma consejo de los hechos y aprovecha las circunstancias
Suponte haber caiacutedo en una caverna de bandidos y que soacutelo tu valor podraacute sacarte del
apuro tu calma salvarte Mi madre a despecho de la preferencia que concede a
Kostaki hijo de su amor es buena y generosa Por otra parte es una Brankovan vale
decir una verdadera princesa La veraacutes ella te defenderaacute de las brutales pasiones de
Kostaki Ponte bajo la proteccioacuten de ella seacute corteacutes y te amaraacute Y en realidad (agregoacute
eacutel con expresioacuten indefinible) iquestquieacuten podriacutea verte y no amarte Ven ahora al comedor
donde mi madre te espera No demuestres fastidio ni desconfianza habla polaco aquiacute
nadie conoce esta lengua yo traducireacute a mi madre tus palabras y estate tranquila que
soacutelo direacute aquello que sea conveniente decir Sobre todo ni una palabra de cuanto te he
revelado nadie debe sospechar que estamos de acuerdo Tuacute no sabes auacuten de cuaacutenta
astucia y disimulacioacuten es capaz el maacutes sincero de entre nosotros Ven
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Lo seguiacute por la escalera iluminada de antorchas de resina ardiendo puestas dentro de
manos de hierro que sobresaliacutean del muro Era evidente que aquella insoacutelita
iluminacioacuten habiacutea sido dispuesta para miacute Llegamos al comedor Apenas Gregoriska
hubo abierto la puerta de aquella sala y pronunciado en el umbral una palabra en
lengua moldava que despueacutes supe significaba la extranjera vino a nuestro encuentro
una mujer de alta estatura Era la princesa Brankovan Teniacutea cabellos blancos
entrelazados alrededor de la cabeza la cual estaba cubierta de un gorro de cibelina
ornado de un penacho signo de su origen principesco Vestiacutea una especie de tuacutenica de
brocado el corpintildeo sembrado de piedras preciosas sobrepuesta a una larga hopalanda
de estofa turca guarnecida de piel igual a la del gorro Teniacutea en la mano un rosario de
cuentas de aacutembar que haciacutea correr raacutepidamente entre los dedos Junto a ella estaba
Kostaki vestido con el espleacutendido y majestuoso traje magiar en el cual me parecioacute auacuten
maacutes extrantildeo Su traje estaba compuesto de una sobrevesta de velludo negro de ancha
mangas que le caiacutea hasta debajo de la rodilla calzones de casimir rojo y los largos
cabellos de color negro tirando a azulado le caiacutean sobre el cuello desnudo rodeado
solamente por la orla blanca de una fina camisa de seda Me saludoacute torpemente y
pronuncioacute en moldavo algunas palabras para miacute ininteligibles
-Puedes hablar en franceacutes hermano miacuteo -dijo Gregoriska- la sentildeora es polaca y
comprende esta lengua
Entonces Kostaki dijo en franceacutes algunas palabras casi tan incomprensibles para miacute
como las que pronunciara en moldavo pero la madre tendiendo gravemente el brazo
interrumpioacute a los dos hermanos Apareciacutea claro que intimaba a sus hijos que esperaran
a que soacutelo ella me recibiera Comenzoacute entonces en lengua moldava un discurso de
cumplimiento al cual la movilidad de sus facciones daba un sentido faacutecil de explicarse
Me indicoacute la mesa me ofrecioacute una silla cerca de ella sentildealoacute con un gesto la casa toda
como diciendo que estaba a mi disposicioacuten y sentaacutendose antes que los demaacutes con
beneacutevola dignidad hizo la sentildeal de la cruz y pronuncioacute una plegaria Entonces cada
uno ocupoacute su lugar propio establecido por la etiqueta Gregoriska cerca de miacute Como
extranjera yo habiacutea determinado que a Kostaki le tocara el puesto de honor junto a su
madre Smeranda Asiacute se llamaba la condesa Tambieacuten Gregoriska habiacutea mudado de
vestimenta Llevaba eacutel igualmente la tuacutenica magiar y los calzones de casimir pero
aqueacutella de color granate y estos turquiacutees Teniacutea colgada del cuello una espleacutendida
condecoracioacuten el nisciam del sultaacuten Mahmud Los otros comensales de la casa cenaban
en la misma mesa cada uno en el sitio que le correspondiacutea seguacuten el grado que ocupaba
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entre los amigos o los servidores La cena fue triste Kostaki no me dirigioacute nunca la
palabra si bien su hermano tuvo siempre la atencioacuten de hablarme en franceacutes La madre
me ofreciacutea de todo con sus propias manos con ese ademaacuten solemne que le era natural
Gregoriska habiacutea dicho la verdad era una verdadera princesa Luego de la cena
Gregoriska se acercoacute a su madre y le explicoacute en lengua moldava el deseo que yo debiacutea
tener de estar sola y cuaacuten necesario me seriacutea el reposo despueacutes de las emociones de
aquella jornada Smeranda hizo un gesto de aprobacioacuten me tendioacute la mano me besoacute
en la frente como lo hubiera hecho con una hija suya y me deseoacute buena noche en su
castillo Gregoriska no se habiacutea engantildeado yo ansiaba ardientemente aquel instante de
soledad Agradeciacute por eso a la princesa quien me condujo hasta la puerta donde me
esperaban las dos mujeres que antes ya me acompantildearan en mi caacutemara Saludado que
hube a la madre y a los dos hijos volviacute a mi aposento de donde saliera una hora antes
El sofaacute estaba transformado en lecho Otros cambios no se habiacutean hecho Agradeciacute a
las mujeres les hice comprender que me desvestiriacutea sola y ellas salieron en seguida
con mil testimonios de respeto que queriacutean significar tener oacuterdenes de obedecerme en
todo y por todo Quedeacute sola en aquella inmensa caacutemara que mi candela podiacutea alumbrar
apenas en parte Era un singular juego de luces una especie de lucha entre el resplandor
treacutemulo de mi cirio y los rayos de la luna que pasaban a traveacutes de la ventana sin
cortinados Ademaacutes de la puerta por la que entrara y que caiacutea sobre la escalera habiacutean
otras dos en la caacutemara pero sus gruesos cerrojos que se cerraban por dentro bastaban
para tranquilizarme Mireacute la puerta de entrada tambieacuten ella teniacutea medios de defensa
Abriacute la ventana daba sobre un abismo Comprendiacute que Gregoriska habiacutea elegido
aquella caacutemara calculadamente De vuelta por fin a mi sofaacute encontreacute sobre una mesita
puesta junto a la cabecera una tarjeta doblada La abriacute y leiacute en polaco Duerme
tranquila nada tienes que temer mientras permanezcas en el interior del castillo
Seguiacute el buen consejo y como el cansancio venciacutea sobre las preocupaciones que me
teniacutean desazonada me acosteacute y en seguida me dormiacute
Desde aquel momento quedaba fijada mi permanencia en el castillo y teniacutea principio
el drama que voy a narrarles
Los dos hermanos se enamoraron de miacute cada uno seguacuten su iacutendole Kostaki me confesoacute
de improviso al diacutea siguiente que me amaba y declaroacute que seriacutea suya y no de otro y
que me matariacutea antes que cederme a quienquiera que fuese Gregoriska no me dijo
nada pero se mostroacute lleno de amor y de consideraciones conmigo Para complacerme
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puso en praacutectica todos los medios de su refinada educacioacuten todos los recuerdos de una
juventud transcurrida en la maacutes nobles Cortes de Europa iexclAy No era cosa tan difiacutecil
pues ya el primer sonido de su voz me habiacutea acariciado el alma y ya su primera mirada
me habiacutea serenado el corazoacuten Al cabo de tres meses Kostaki me habiacutea repetido cien
veces que me amaba y yo lo odiaba Gregoriska auacuten no me habiacutea dicho una palabra de
amor y yo sentiacutea que cuando eacutel lo deseara seriacutea toda suya
Kostaki habiacutea renunciado a sus incursiones Encerrado siempre en el castillo habiacutea
cedido momentaacuteneamente el mando a un lugarteniente quien de cuando en cuando
veniacutea a pedirle oacuterdenes y en seguida desapareciacutea Tambieacuten Smeranda habiacutea concebido
por miacute una amistad apasionada cuyas expresiones me causaban temor Protegiacutea ella
visiblemente a Kostaki y pareciacutea celosa de miacute maacutes auacuten de lo que eacutel lo fuera Pero como
no hablaba polaco ni franceacutes y yo no comprendiacutea el moldavo ella no teniacutea modo de
insistir ante miacute en favor de su hijo predilecto Habiacutea sin embargo aprendido a decir en
franceacutes unas palabras que me repetiacutea siempre cuando posaba sus labios en mi frente
-iexclKostaki ama a Edvige
Un diacutea recibiacute una noticia horrible que colmoacute mi desventura Los cuatro hombres
sobrevivientes del combate habiacutean sido puestos en libertad y regresado a Polonia
prometiendo que uno de ellos antes de que pasaran tres meses volveriacutea para darme
noticias de mi padre En efecto una mantildeana se presentoacute de nuevo uno de ellos Nuestro
castillo habiacutea sido tomado incendiado destruido y mi padre se habiacutea hecho matar
defendieacutendolo En adelante estaba sola en el mundo Kostaki redobloacute sus insinuaciones
y Smeranda sus ternuras pero esta vez aduje como pretexto mi duelo por la muerte de
mi padre Kostaki insistioacute diciendo que cuanto maacutes sola me encontraba tanto maacutes
necesidad teniacutea de apoyo y su madre insistioacute al par y acaso maacutes que eacutel
Gregoriska me habiacutea hablado del poder que los moldavos tienen sobre siacute mismos
cuando no quieren que otros lean en su corazoacuten Eacutel era un vivo ejemplo de ello Estaba
seguriacutesima de su amor y sin embargo si alguien me hubiera preguntado en queacute prueba
se fundaba tal certidumbre me habriacutea sido imposible decirlo nadie en el castillo habiacutea
visto nunca que su mano tocara la miacutea o que sus ojos buscaran los miacuteos Soacutelo los celos
podiacutean hacer clara a Kostaki la rivalidad del hermano como soacutelo el amor que
alimentaba yo por Gregoriska podiacutea hacerme claro su amor Sin embargo lo confieso
me inquietaba mucho aquel poder de Gregoriska sobre siacute mismo Yo teniacutea fe en eacutel pero
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no bastaba necesitaba ser convencida cuando he aquiacute que una noche de vuelta apenas
en mi caacutemara oiacute golpear levemente a una de las dos puertas que se cerraban por dentro
Por el modo de golpear adivineacute que era una llamada amiga Me acerqueacute preguntando
quieacuten estaba alliacute
-Gregoriska -contestoacute una voz cuyo acento no podiacutea engantildearme
-iquestQueacute quereacuteis de miacute -le pregunteacute toda temblorosa
-Si tienes fe en miacute -dijo Gregoriska- si me crees hombre de honor iquestme permites una
pregunta
-iquestCuaacutel
-Apaga la luz como si te hubierais acostado y de aquiacute en media hora aacutebreme esta
puerta
-Vuelve dentro de media hora -fue mi uacutenica respuesta
Apagueacute la luz y aguardeacute El corazoacuten me palpitaba con violencia pues comprendiacutea que
se trataba de un hecho importante Transcurrioacute la media hora oiacute golpear maacutes levemente
auacuten que la primera vez Durante el intervalo habiacutea descorrido los cerrojos no me
quedaba pues sino abrir la puerta Gregoriska entroacute y sin que me dijera cerreacute la puerta
tras eacutel y echeacute los cerrojos Eacutel permanecioacute un instante mudo e inmoacutevil imponieacutendome
silencio con el gesto Luego cuando estuvo seguro de que ninguacuten peligro nos
amenazaba por el momento me llevoacute al centro de la vasta caacutemara y sintiendo por mi
temblor que no habriacutea podido sostenerme de pie me buscoacute una silla Me senteacute o maacutes
bien me dejeacute caer sobre el asiento
-iexclDios miacuteo -le dije- iquestqueacute hay de nuevo o por queacute tantas precauciones
-Porque mi vida que no contariacutea para nada y acaso tambieacuten la tuya dependen de la
conversacioacuten que tendremos
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Amedrentada le aferreacute una mano Se la llevoacute eacutel a los labios miraacutendome como si
quisiera pedir excusas por tanta audacia Bajeacute yo los ojos era un taacutecito consentimiento
-Yo te amo -me dijo con aquella voz melodiosa como un canto- iquestme amas tuacute
-Siacute -le respondiacute
-iquestY consentiriacuteas en ser mi mujer
Llevoacute la mano a la frente con profunda expresioacuten de felicidad
-Siacute
-Entonces iquestno rehusaraacutes seguirme
-Te seguireacute doquiera
-Pues comprenderaacutes bien que no podemos ser felices sino huyendo de estos lugares
-iexclOh siacute Huyamos -exclameacute
-iexclSilencio -dijo eacutel estremecieacutendose- iexclSilencio
-Tienes razoacuten
Y me le acerqueacute toda tremante
-Escucha lo que he hecho -continuoacute Gregoriska- escucha por queacute he estado tanto
tiempo sin confesarte que te amaba Queriacutea yo cuando estuviera seguro de tu amor
que nadie pudiera oponerse a nuestra unioacuten Yo soy rico querida Edvige
inmensamente rico pero como lo son los sentildeores moldavos rico en tierras en ganados
en servidores Ahora bien he vendido por un milloacuten tierras rebantildeos y campesinos al
monasterio de Hango Me han dado trescientos mil francos en muchas piedras
preciosas cien mil francos en oro el resto en letras de cambio sobre Viena iquestTe bastaraacute
un milloacuten
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Le apreteacute la mano
-Me hubiera bastado tu amor Gregoriska juacutezgalo tuacute
-iexclBien Escucha mantildeana voy al monasterio de Hango para tomar mis uacuteltimas
disposiciones con el superior Eacutel me tiene listos caballos que nos esperaraacuten de las nueve
de la mantildeana en adelante ocultos a cien pasos de castillo Despueacutes de la cena subiraacute
de nuevo como hoy a tu caacutemara como hoy apagaraacutes la luz como hoy entrareacute yo en tu
aposento Pero mantildeana en vez de salir solo tuacute me seguiraacutes saldremos por la puerta que
da sobre los campos encontraremos los caballos montaremos y pasado mantildeana por
la mantildeana habremos recorrido treinta leguas
-iexclOh iexclPor queacute no seraacute ya pasado mantildeana
-iexclQuerida Edvige
Gregoriska me apretoacute sobre el corazoacuten y nuestros labios se encontraron iexclOh Lo habiacutea
dicho eacutel yo habiacutea abierto la puerta de mi caacutemara a un hombre de honor pero
comprendioacute bien que si no le perteneciacutea en cuerpo le perteneciacutea en alma Transcurrioacute
la noche sin que pudiera cerrar los ojos Me veiacutea huir con Gregoriska me sentiacutea
transportada por eacutel como ya lo habiacutea sido por Kostaki soacutelo que aquella carrera terrible
espantable fuacutenebre se trocaba ahora en un apuro suave y delicioso al que la velocidad
del movimiento agregaba deleite pues tambieacuten el movimiento veloz tiene un deleite
propio Nacioacute el diacutea Bajeacute Me parecioacute que el ademaacuten con que me saludoacute Kostaki era
auacuten maacutes teacutetrico que de costumbre Su sonrisa era iroacutenica y amenazadora Smeranda no
me parecioacute cambiada Durante la colacioacuten Gregoriska ordenoacute sus caballos Pareciacutea que
Kostaki no pusiera ni la miacutenima atencioacuten en aquella orden Hacia las once Gregoriska
nos saludoacute anunciando que estariacutea de regreso recieacuten a la noche y rogando a su madre
que no lo esperase a cenar despueacutes se volvioacute hacia miacute y me rogoacute quisiera admitir sus
excusas
Salioacute La mirada de su hermano lo siguioacute hasta cuando dejoacute la caacutemara y en ese
momento le brotoacute de los ojos un tal relaacutempago de odio que me estremeciacute Pueden
imaginarse con queacute inquietud paseacute aquel diacutea A nadie habiacutea confiado nuestros
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designios a duras penas le hableacute a Dios de ello en mis plegarias y me pareciacutea que
todos los conocieran que cada mirada puesta en miacute pudiera penetrar y leer en lo iacutentimo
de mi corazoacuten La cena fue un suplicio hosco y taciturno Kostaki por costumbre
hablaba raramente esta vez no dijo maacutes que dos o tres palabras en moldavo a su madre
y siempre con tal acento que haciacutea estremecer Cuando me levanteacute para subir a mi
aposento Smeranda como de ordinario me abrazoacute y al abrazarme repitioacute aquella frase
que desde ya ocho diacuteas no le saliera de la boca iexclKostaki ama a Edvige
Esta frase me siguioacute como una amenaza hasta mi caacutemara y aun alliacute me pareciacutea que una
voz fatal me susurrase al oiacutedo iexclKostaki ama a Edvige Ahora el amor de Kostaki me
lo habiacutea dicho Gregoriska equivaliacutea a la muerte Hacia las siete de la noche vi a Kostaki
atravesar el patio Se volvioacute para verme pero me aparteacute para que no pudiera
descubrirme Estaba inquieta pues por cuanto podiacutea yo ver desde mi ventana me
pareciacutea que eacutel iba directamente hacia la caballeriza Me arriesgueacute a correr los cerrojos
de una de las puertas internas de mi caacutemara y pasar a la caacutemara vecina desde donde
podiacutea ver todo lo que eacutel estaba por hacer Se dirigiacutea en efecto hacia la caballeriza y
cuando hubo llegado a ella sacoacute eacutel mismo su caballo favorito ensillaacutendolo de su propia
mano con el cuidado de un hombre que da la mayor importancia a cada detalle Vestiacutea
el mismo traje que cuando se me apareciera la vez primera pero no llevaba otra arma
que el sable Cuando hubo ensillado el caballo miroacute otra vez hacia la ventana de mi
caacutemara No habieacutendome visto saltoacute sobre la silla se hizo abrir la misma puerta por la
que saliera y debiacutea volver su hermano y se alejoacute a todo galope en direccioacuten del
monasterio de Hango Se me apretoacute entonces terriblemente el corazoacuten un fatal
presentimiento me deciacutea que Kostaki iba al encuentro de su hermano Estuve en la
ventana hasta cuando pude distinguir el camino que a un cuarto de legua de distancia
del castillo haciacutea un recodo a la izquierda y se perdiacutea en el comienzo de un bosque
Pero la noche se tornaba cada vez maacutes cerrada y pronto no pude distinguir maacutes el
camino
Me quedeacute todaviacutea
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Finalmente la inquietud que me atormentaba renovoacute precisamente por exceso mis
fuerzas y pues las primeras noticias de uno o de otro hermano debiacutean llegarme en la
sala inferior bajeacute
Mireacute ante todo Smeranda En la tranquilidad de su rostro advertiacute que no teniacutea ninguna
aprensioacuten daba oacuterdenes para la acostumbrada cena y los cubiertos de los hermanos
estaban en los lugares habituales No me atreviacute a interrogar a nadie Por otra parte iquesta
quieacuten hubiera podido dirigirme En el castillo ninguno excepto Kostaki y Gregoriska
hablaban las dos lenguas que yo sabiacutea Me sobresaltaba al miacutenimo rumor Por
costumbre nos poniacuteamos a la mesa a las nueve
Habiacutea bajado a la sala a las ocho y media y seguiacutea con la mirada la aguja de los
minutos cuyo avance era casi visible sobre el amplio cuadrante del reloj La viajera
aguja transitoacute la distancia que nos separaba del cuarto de hora
El cuarto golpeoacute y las vibraciones resonaron profundas y tristes en seguida la aguja
continuoacute su girar silencioso y la vi recorrer de nuevo la distancia con la regularidad y
la lentitud de la punta de un compaacutes Algunos minutos antes de dar las nueve me
parecioacute oiacuter el pataleo de un caballo en el patio Lo oyoacute tambieacuten Smeranda y volvioacute el
rostro hacia la ventana pero la noche era demasiado oscura para poder distinguir objeto
alguno iexclOh Si me hubiera mirado en aquel momento cuaacuten presto habriacutea adivinado lo
que pasaba en mi corazoacuten
Se habiacutea oiacutedo el patalear de un solo caballo y era cosa muy natural pues estaba yo
bien segura de que habriacutea regresado un solo caballero iquestPero cuaacutel Resonaron algunos
pasos en la antecaacutemara pasos lentos como los de un hombre que camina hesitando
cada uno de ellos me pareciacutea transitarme el corazoacuten La puerta se abrioacute y en la
oscuridad vi delinearse una sombra
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La sombra se detuvo un instante en la puerta el corazoacuten se me quedoacute en suspenso La
sombra avanzoacute y a medida que entraba en el ciacuterculo de la luz recobraba yo el aliento
Reconociacute a Gregoriska Algunos momentos maacutes y el corazoacuten se me quebraba
Reconociacute a Gregoriska pero estaba paacutelido como un cadaacutever Con soacutelo verle se podiacutea
adivinar que habiacutea acontecido algo terrible
-iquestEres tuacute Kostaki -preguntoacute Smeranda
-No madre miacutea -contestoacute Gregoriska con sorda voz
-iexclAh al fin -dijo ella- iquesty desde cuaacutendo acaacute toca a tu madre esperarte
-Madre miacutea -dijo Gregoriska mirando la peacutendola- apenas son las nueve
Y efectivamente en ese mismo momento sonaron las nueve
-Es verdad -dijo Smeranda- iquestDoacutende estaacute tu hermano
A pesar miacuteo se presentoacute en mi mente el pensamiento de que Dios habiacutea hecho la misma
pregunta a Caiacuten Gregoriska no contestoacute
-iquestNadie ha visto hasta ahora a Kostaki -preguntoacute Smeranda
El vatar o sea el mayordomo fue a informarse
-Hacia las siete -dijo eacutel de regreso- el conde ha estado en las caballerizas ha ensillado
con propia mano su caballo y ha partido por el camino de Hango
En ese instante mis ojos se encontraron con los de Gregoriska No seacute si fue realidad o
alucinacioacuten pero me parecioacute notar una gota de sangre en medio de su frente Me lleveacute
lentamente el dedo a la frente indicando el punto donde creiacutea yo ver aquella mancha
Gregoriska me comprendioacute sacoacute el pantildeuelo y se secoacute
-Siacute siacute -murmuroacute Smeranda- habraacute encontrado alguacuten lobo u oso y se habraacute entretenido
en perseguirlo He aquiacute por queacute un hijo hace esperar a su madre iquestDoacutende le has dejado
Gregoriska
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-Madre miacutea -respondioacute eacuteste con voz conmovida pero firme- mi hermano y yo no hemos
salido juntos
-Bien -dijo Smeranda- Vamos a la mesa cada uno poacutengase en su lugar y luego
cieacuterrense las puertas quien esteacute afuera dormiraacute afuera
Las dos primeras partes de estas oacuterdenes fueron estrictamente ejecutadas Smeranda
se puso en su lugar Gregoriska se sentoacute a su diestra yo a su siniestra Despueacutes los
servidores salieron para cumplir la tercera parte de las oacuterdenes es decir para cerrar las
puertas del castillo En ese momento mismo se escuchoacute un gran estreacutepito en el patio y
un servidor entroacute espantado diciendo
-Princesa ha entrado en este instante al patio el caballo del conde Kostaki solo y por
entero cubierto de sangre
-iexclOh -murmuroacute Smeranda levantaacutendose paacutelida y amenazadora- de tal modo volvioacute una
noche al castillo el caballo de su padre
Dirigioacute una mirada a Gregoriska no estaba paacutelido ya estaba liacutevido El caballo del
conde Koproli en efecto habiacutea regresado una noche al castillo todo manchado de
sangre y una hora despueacutes los servidores encontraron y trajeron el cuerpo del amo
cubierto de heridas Smeranda tomoacute una antorcha de manos de un criado se acercoacute a
la puerta y abrieacutendola bajoacute al patio El caballo espantado era retenido trabajosamente
por tres o cuatro servidores que haciacutean toda clase de esfuerzos para tranquilizarlo
Smeranda se aproximoacute al animal examinoacute la sangre que cubriacutea la silla y vio una herida
en su testuz
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-Kostaki fue muerto de frente -dijo ella- en duelo y por un solo enemigo Busquen su
cuerpo hijos miacuteos maacutes tarde buscaremos al homicida
Asiacute como el caballo habiacutea entrado por la puerta de Hango todos los servidores se
precipitaron afuera por ella y se vieron sus antorchas perderse en la campintildea y entrar
en lo profundo del bosque como en una hermosa noche de estiacuteo se ven centellear las
lucieacuternagas en la llanura de Niza o de Pisa
Smeranda como si hubiera estado segura de que la buacutesqueda no durariacutea mucho
aguardoacute enhiesta en la puerta Ni una laacutegrima humedeciacutea las mejillas de aquella madre
desolada sin embargo se veiacutea que la desesperacioacuten rugiacutea tempestuosa en lo profundo
de su corazoacuten Gregoriska estaba detraacutes de ella y yo cerca de Gregoriska Al
abandonar la sala parecioacute querer ofrecerme su brazo pero no se habiacutea atrevido a
hacerlo De ahiacute en cerca de un cuarto de hora se vio aparecer en el recodo del camino
una antorcha luego una segunda una tercera y finalmente se distinguieron todas Soacutelo
que ahora en vez de dispersarse estaban agrupadas en torno a un centro comuacuten Ese
centro era como bien pronto se pudo advertir unas parihuelas1 con un hombre tendido
sobre ellas El fuacutenebre cortejo avanzaba lentamente pero al cabo de diez minutos
quienes lo llevaban se descubrieron instintivamente la cabeza y taciturnos entraron en
el patio donde fue depositado el cuerpo Entonces con un majestuoso gesto Smeranda
ordenoacute que se le abriera paso y acercaacutendose al cadaacutever puso una rodilla en tierra ante
eacutel apartoacute los cabellos que le formaban un velo sobre el rostro y estuvo contemplaacutendolo
largamente sin derramar una laacutegrima Le abrioacute luego la vestimenta moldava y apartoacute
camisa ensangrentada La herida se hallaba en la parte diestra del pecho Debiacutea haber
sido hecha con una hoja recta y de dos filos Recordeacute haber visto esa mantildeana misma al
costado de Gregoriska el largo cuchillo de caza que serviacutea de bayoneta a su carabina
Busqueacute con los ojos el arma no estaba ya alliacute Smeranda se hizo llevar agua mojoacute en
ella su pantildeuelo y lavoacute la llaga Una sangre pura y tibia todaviacutea enrojecioacute los labios de
la herida El espectaacuteculo que teniacutea bajo los ojos era a un tiempo atroz y sublime
Aquella vasta caacutemara ahumada por las antorchas de resina aquellos rostros baacuterbaros
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aquellos ojos centelleantes de ferocidad aquellos ropajes singulares aquella madre
que a la vista de la sangre aun caacutelida calculaba cuaacutento tiempo haciacutea que la muerte
arrebatara a su hijo aquel profundo silencio interrumpido soacutelo por los sollozos de los
bandidos cuyo jefe era Kostaki todo eso repito teniacutea en siacute algo de atroz y de sublime
Smeranda acercoacute sus labios a la frente de su hijo y se levantoacute en seguida echaacutendose
a las espaldas las largas trenzas de blancos cabellos que se le habiacutean desunido
-iexclGregoriska ndashdijo
Gregoriska se estremecioacute sacudioacute la cabeza y saliendo de su atoniacutea
-Madre miacutea -respondioacute
-Ven aquiacute hijo miacuteo y escuacutechame
Gregoriska obedecioacute temblando pero obedecioacute
A medida que se aproximaba al cuerpo de Kostaki la sangre brotaba de la herida maacutes
abundante y maacutes roja Afortunadamente Smeranda no miraba maacutes hacia aquel lado
pues a la vista de aquella sangre no habriacutea tenido ya necesidad de buscar el asesino
-Gregoriska -dijo ella- bien seacute que Kostaki y tuacute no se miraban con buenos ojos bien seacute
que tuacute eres un Waivady por parte de tu padre y eacutel un Koproli por parte del suyo pero
por parte de madre son ambos de la sangre de los Brankovan Seacute que tuacute eres un hombre
de ciudad occidental y eacutel un hijo de las montantildeas orientales pero por el seno que los
llevoacute a ambos son hermanos iexclPues bien Gregoriska quiero saber si mi hijo seraacute
llevado a yacer junto a la tumba de su padre sin que haya sido pronunciado el
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juramento si yo en fin podreacute llorar tranquila como mujer descansando en ti vale decir
en un hombre para el castigo
-Dime sentildeora el nombre del homicida y ordena te juro que dentro de una hora si tuacute
lo exiges habraacute dejado de vivir
-iquestJuras so pena de mi maldicioacuten lo has entendido hijo miacuteo iquestJuras que el asesino
moriraacute que no dejaraacutes piedra sobre piedra de su casa que su madre sus hijos sus
hermanos su mujer o su prometida pereceraacuten por tu mano Juacuteralo y al jurarlo invoca
sobre ti la coacutelera celeste si faltas a la sacra promesa Si faltas a esta sacra promesa
padeceraacutes la miseria la execracioacuten de los amigos la maldicioacuten de tu madre
Gregoriska extendioacute la mano sobre el cadaacutever y
-iexclJuro que el asesino moriraacute -dijo
A aquel singular juramento cuyo verdadero sentido yo sola y el muerto quizaacute podiacuteamos
comprender vi o creiacute ver cumplirse un horrendo prodigio Los ojos del cadaacutever se
abrieron se fijaron sobre miacute maacutes vivos cual nunca los viera y como si aquella mirada
hubiera sido palpable sentiacute penetrarme hasta el corazoacuten un hierro candente No resistiacute
tanto dolor y me desvaneciacute
Cuando recobreacute los sentidos me encontreacute acostada sobre el lecho de mi caacutemara una de
las dos mujeres velaba cerca de miacute Pregunteacute doacutende estaba Smeranda me fue
contestado que velaba junto al cuerpo de su hijo Pregunteacute doacutende estaba Gregoriska se
me dijo que en el monasterio de Hango
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Ahora no era preciso huir iquestno habiacutea muerto Kostaki No se debiacutea ya hablar de boda
iquestpodiacutea yo casarme con el fratricida Transcurrieron asiacute tres diacuteas y tres noches en medio
de extrantildeos suentildeos En la vigilia y en el suentildeo veiacutea siempre aquellos dos ojos vivos en
ese rostro de muerto era una visioacuten horrenda Kostaki debiacutea ser sepultado al tercer diacutea
Por la mantildeana me fue traiacutedo de parte de Smeranda un vestido completo de viuda Me
lo puse y bajeacute La casa pareciacutea vaciacutea todos estaban en la capilla Me encamineacute hacia
ella y al tiempo que trasponiacutea su umbral vino a mi encuentro Smeranda a quien no
habiacutea visto desde hacia tres diacuteas
Se hubiera dicho que era la imagen del Dolor Con lento movimiento como el de una
estatua posoacute sobre mi frente sus helados labios y con voz que pareciacutea salir ya de la
tumba pronuncioacute las habituales palabras iexclKostaki te ama No se pueden imaginar
el efecto que produjeron en miacute aquellas palabras Esa protesta de amor expresada en
presente en vez de en pasado que deciacutea te ama y no ya te amaba ese amor de
ultratumba que veniacutea a buscarme en la vida hizo sobre mi corazoacuten una impresioacuten
terrible Al mismo tiempo se apoderaba de miacute un extrantildeo sentimiento tal como si fuera
verdaderamente la mujer de aquel que habiacutea muerto no la prometida del vivo Aquel
atauacuted me atraiacutea a mi pesar dolorosamente como la sierpe atrae al pajarillo por ella
fascinado
Busqueacute con los ojos a Gregoriska lo vi paacutelido y enhiesto contra una columna miraba
hacia lo alto No seacute decir si me vio Los monjes del convento de Hango rodeaban el
cuerpo cantando salmos del rito griego a veces armoniosos con frecuencia monoacutetonos
Tambieacuten yo hubiera querido orar pero la plegaria expiraba en mis labios mi mente
estaba tan confusa que me pareciacutea antes bien presenciar un consistorio de demonios
que una reunioacuten de monjes Cuando fue sacado el cuerpo de alliacute quise seguirlo pero
desfallecieron mis fuerzas Sentiacute doblaacuterseme las piernas y me apoyeacute en la puerta
Entonces Smeranda se me acercoacute e hizo una sentildea a Gregoriska Este se aproximoacute
Smeranda me habloacute en moldavo
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-Mi madre me ordena repetirte palabra por palabra lo que va a decir -me expresoacute
Gregoriska
Smeranda habloacute de nuevo cuando hubo terminado
-He aquiacute las palabras de mi madre -dijo eacutel- Lloras a mi hijo Edvige tu lo amabas
iquestverdad Te agradezco las laacutegrimas y tu amor de ahora en adelante tienes una patria
una madre una familia Derramemos las muchas laacutegrimas debidas a los muertos luego
seamos de nuevo dignas ambas de aquel que ya no es iexclyo su madre tuacute su mujer
Adioacutes vuelve a tu caacutemara yo acompantildeareacute a mi hijo hasta su uacuteltima morada cuando
regrese me encerrareacute en mi estancia con mi dolor y me volveraacutes a ver soacutelo cuando lo
haya vencido estate tranquila matareacute este dolor porque no quiero que me mate a miacute
A estas palabras de Smeranda traducidas por Gregoriska no pude responder sino con
un gemido Subiacute a mi caacutemara el fuacutenebre cortejo se alejoacute y lo vi desaparecer en el
aacutengulo del camino El convento de Hango estaba a soacutelo media legua de distancia del
castillo en liacutenea recta pero los obstaacuteculos del suelo haciacutean dar muchas vueltas al
camino de modo que se empleaban dos horas en recorrer aquel espacio Era el mes de
noviembre Las jornadas se habiacutean tornado friacuteas y breves y a las cinco ya era noche
oscura Hacia las siete vi reaparecer las antorchas el cortejo fuacutenebre habiacutea regresado
El cadaacutever reposaba en la tumba de sus padres todo estaba concluido
Les dije ya en queacute singular pesadilla viviacutea presa luego del fatal suceso que nos
sumergiera a todos en el duelo y sobre todo despueacutes que viera reabrirse y fijarse sobre
miacute los ojos cerrados del muerto La noche que siguioacute oprimida por las emociones
experimentadas durante el diacutea estaba auacuten maacutes triste Escuchaba sonar todas las horas
del reloj del castillo y a medida que el tiempo fugitivo me acercaba al momento en
que habiacutea muerto Kostaki me sentiacutea cada vez maacutes desconsolada Sonaron las nueve
menos cuarto Entonces se apoderoacute de miacute una extrantildea sensacioacuten Me corriacutea por todo el
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cuerpo un terror un estremecimiento que me helaba luego una especie de suentildeo
invencible entorpeciacutea mis sentidos me oprimiacutea el pecho y me velaba los ojos Tendiacute
el brazo y fui a caer de espaldas sobre el lecho Sin embargo no habiacutea perdido
totalmente los sentidos como para que no pudiera oiacuter como unos pasos acercaacutendose a
mi puerta despueacutes me parecioacute abrirse la puerta en seguida no vi ni escucheacute maacutes nada
Soacutelo sentiacute un vivo dolor en el cuello Luego de lo cual caiacute en profundo letargo
Me desperteacute a medianoche mi laacutempara ardiacutea auacuten intenteacute levantarme pero estaba tan
deacutebil que hube de repetir la tentativa dos veces Finalmente logreacute superar mi debilidad
y como despierta sentiacutea en el cuello el mismo dolor que experimentara en el suentildeo me
arrastreacute apoyaacutendome en el muro hasta el espejo y mireacute Algo que semejaba la
punzadura de un alfiler marcaba la arteria de mi cuello Creiacute que alguacuten insecto me
hubiera picado durante el suentildeo y como me sentiacutea abatida por la extenuacioacuten me
acosteacute de nuevo y me dormiacute A la mantildeana me desperteacute como de costumbre pero
entonces sentiacute una tal debilidad como la experimentara soacutelo una vez en mi vida a la
mantildeana siguiente de un diacutea en que fuera sangrada Me mireacute en el espejo y me sorprendiacute
de mi extraordinaria palidez La jornada transcurrioacute triste y oscura experimentaba yo
una cosa singular cuando me encontraba en un lugar sentiacutea necesidad de quedarme
alliacute cualquier cambio de posicioacuten me fatigaba
Llegada la noche me trajeron la laacutempara mis mujeres seguacuten podiacutea yo comprender por
sus gestos se ofrecieron a quedarse conmigo Se lo agradeciacute y salieron A la misma
hora que la noche precedente experimenteacute los mismos siacutentomas Quise levantarme
entonces y pedir ayuda pero no pude llegar a la salida Oiacute vagamente dar las nueve
menos cuarto los pasos resonaron se abrioacute la puerta pero yo no veiacutea ni escuchaba
nada y como la noche anterior caiacute de espaldas sobre el lecho Como el diacutea anterior
experimenteacute un dolor en el mismo sitio Como el diacutea anterior me desperteacute a
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medianoche pero maacutes paacutelida y maacutes deacutebil auacuten Al diacutea siguiente se renovoacute la horrible
pesadilla
Estaba decidida a bajar a la estancia de Smeranda por muy deacutebil que me sintiera
cuando entroacute en la caacutemara una de mis mujeres y pronuncioacute el nombre de Gregoriska
El joven la seguiacutea Intenteacute levantarme para recibirle pero volviacute a caer en mi silloacuten Eacutel
dio un grito al verme y quiso lanzarse hacia miacute pero tuve la fuerza de tender el brazo
hacia eacutel
-iquestQueacute vienes a hacer aquiacute -le pregunteacute
-iexclAy -dijo eacutel- iexclveniacutea a decirte adioacutes A decirte que abandono este mundo que me es
insoportable sin tu amor y tu presencia a anunciarte que me retiro al monasterio de
Hango
-Gregoriska -le respondiacute- estaacutes privado de mi presencias pero no de mi amor iexclAy Te
amo siempre y mi mayor pena es que este amor sea en adelante casi un delito
-Entonces iquestpuedo esperar que rogaraacutes por miacute Edvige
-Siacute pero no lo podreacute hacer por largo tiempo -repliqueacute yo con una sonrisa
-iquestPor queacute no Pero en verdad te veo muy abatida Dime iquestqueacute tienes iquestPor queacute tan
paacutelida
-Porque Dios tiene ciertamente piedad de miacute y a eacutel me llama
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Gregoriska se me acercoacute me tomoacute una mano que no tuve fuerza de sustraerle
miraacutendome fijo al rostro
-Esa palidez no es natural Edvige -me dijo- iquestcuaacutel es la causa
-Si te la dijera Gregoriska creeriacuteas que estoy loca
-No no habla Edvige te lo suplico estamos en un paiacutes que no se parece a ninguacuten otro
paiacutes en una familia que no se asemeja a ninguna otra familia Dime diacutemelo todo te lo
encarezco
Se lo narreacute todo la extrantildea alucinacioacuten que me poseiacutea a la hora en que Kostaki debioacute
morir ese terror ese letargo ese friacuteo glacial esa postracioacuten que me haciacutea caer de
espaldas sobre el lecho ese ruido de pasos que me pareciacutea oiacuter esa puerta que creiacutea ver
abrirse y finalmente ese agudo dolor en el cuello seguido de una palidez y de una
debilidad siempre crecientes Creiacutea yo que mi relato pareceriacutea a Gregoriska un
comienzo de locura y lo terminaba con una cierta timidez cuando por el contrario
advertiacute que me prestaba gran atencioacuten
Cuando hube terminado de hablar Gregoriska reflexionoacute un instante
-iquestDe manera -preguntoacute eacutel- que te duermes cada noche a las nueve menos cuarto
-Siacute por muchos que sean los esfuerzos que haga para resistir al suentildeo
-iquestY a esa misma hora crees ver abrirse la puerta
-Siacute aunque eche el cerrojo
-iquestY luego experimentas un agudo dolor en el cuello
-Siacute aunque sea apenas visible la sentildeal de la herida
-iquestMe permites ver
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Dobleacute la cabeza hacia atraacutes Examinoacute eacutel la cicatriz
-Edvige -dijo Gregoriska despueacutes de un momento de reflexioacuten- iquesttienes confianza en
miacute
-iquestMe lo preguntas -contesteacute
-iquestCrees en mi palabra
-Como creo en el Evangelio
-iexclBien Edvige por mi fe te juro que no tienes ocho diacuteas de vida si no aceptas hacer
hoy mismo lo que voy a decirte
-iquestY si consiento
-Si consientes quizaacutes te salves
-iquestQuizaacutes -eacutel se calloacute- Suceda lo que fuere Gregoriska -continueacute diciendo yo- hareacute
cuanto me ordenes hacer
-Escucha entonces -dijo eacutel- y ante todo no te espantes En tu paiacutes como en Hungriacutea y
en nuestra Rumaniacutea existe una tradicioacuten
Tembleacute porque esa tradicioacuten ya habiacutea vuelto a mi memoria
-iexclAh iquestSabes lo que quiero decir
-Siacute -contesteacute- en Polonia vi algunas personas padecer el horrendo hecho
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-Quieres hablar del vampiro iquestno es verdad
-Siacute nintildea auacuten me sucedioacute ver desenterrar en el cementerio de una aldea perteneciente
a mi padre cuarenta personas muertas en quince diacuteas sin que se hubiera podido en
ninguna ocasioacuten acertar con la causa de su muerte Diecisiete de esos cadaacuteveres
expusieron todos los signos de vampirismo es decir fueron encontrados frescos como
si hubieran estado vivos los otros eran sus viacutectimas
-iquestY queacute se hizo para liberar de eso a la regioacuten
-Se les clavoacute un palo en el corazoacuten y luego los quemaron
-Siacute asiacute se acostumbra hacer pero para nosotros eso no basta Para librarte de tu
fantasma antes quiero conocerlo y iexclpor Dios lo conocereacute Siacute y si es preciso luchareacute
cuerpo a cuerpo con eacutel quienquiera fuere
-iexclOh Gregoriska -exclameacute espantada
Dijo
-Quienquiera que fuere lo repito Mas para llevar a buen fin esta terrible aventura es
necesario que hagas todo lo que te exigireacute
-Di
-Estate preparada a las siete Desciende a la capilla pero desciende sola es necesario
que venzas a toda costa tu debilidad Edvige Alliacute recibiremos la bendicioacuten nupcial
Consieacutentemelo amada miacutea para velar por ti Luego subiremos de nuevo a esta caacutemara
y entonces veremos
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-iexclOh Gregoriska -exclameacute- iexclsi es eacutel te mataraacute
-No temas amada Edvige Consiente solamente
-Sabes bien que hareacute todo lo que quieras Gregoriska
-Entonces hasta luego a la noche
-Siacute haz lo que creas maacutes oportuno y te secundareacute yo cuanto mejor pueda adioacutes
Se fue Un cuarto de hora despueacutes vi a un caballero precipitarse a toda carrera por el
camino del monasterio era eacutel
Apenas le hube perdido de vista caiacute de rodillas y oreacute oreacute como ya no se reza en
nuestras tierras sin fe y aguardeacute a las siete ofreciendo a Dios y a los santos el
holocausto de mis pensamientos no me levanteacute sino al sonar las siete Estaba deacutebil
como una moribunda paacutelida como una muerta Me echeacute sobre la cabeza un gran velo
negro descendiacute la escalera apoyaacutendome en el muro y me dirigiacute a la capilla sin
encontrar a nadie
Gregoriska me esperaba con el padre Basilio prior del monasterio de Hango Centildeiacutea
una espada santa reliquia de un antiguo cruzado que asistiera a la toma de
Constantinopla con Ville-Hardouin y Baldouin de Flandes
-Edvige -dijo eacutel golpeando con la mano su espada- con la ayuda de Dios eacutesta romperaacute
el encantamiento que amenaza tu vida Aceacutercate pues resueltamente este santo
hombre que ya ha recibido mi confesioacuten recibiraacute nuestros juramentos
Comenzoacute la ceremonia quizaacute nunca otra fue maacutes sencilla y a un tiempo maacutes solemne
Nadie asistiacutea al monje eacutel mismo nos puso sobre la cabeza las coronas nupciales
Vestidos ambos de luto giramos en torno al altar con un cirio en la mano luego el
monje tras pronunciar las sacras palabras agregoacute
Vaacuteyanse ahora hijos miacuteos y el Sentildeor les deacute fuerza y valor para luchar contra el
enemigo del humano geacutenero Armados de la inocencia de ustedes y defendidos por Su
justicia venceraacuten al demonio Vayan y benditos sean
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Besamos los libros santos y salimos de la capilla Entonces por vez primera me apoyeacute
en el brazo de Gregoriska y me parecioacute que al contacto de aquel fuerte brazo de aquel
noble corazoacuten volviacutea a mis venas la vida Estaba segura del triunfo porque Gregoriska
estaba conmigo subimos a mi caacutemara Sonaban las ocho y media
-Edvige -me dijo entonces Gregoriska- no tenemos tiempo que perder iquestQuieres
dormir como de costumbre para que todo suceda durante tu suentildeo o bien permanecer
desvelada y verlo todo
-Junto a ti nada temo quiero permanecer despierta y verlo todo
Gregoriska extrajo de su pecho un boj2 bendito huacutemedo auacuten de agua santa y me lo
dio
-Toma entonces esta ramita -me dijo- acueacutestate en tu lecho recita las preces de la
Virgen y aguarda sin temor Dios estaacute con nosotros Cuida ante todo de no dejar caer
la ramita con ella podraacutes ordenar aun en el infierno No me llames no des ninguacuten
grito reza confiacutea y aguarda
Me acosteacute en el lecho Cruceacute las manos sobre el seno y puse sobre eacutel la ramita
bendecida Gregoriska se ocultoacute tras del trono de que ya hableacute Contaba yo los minutos
y de seguro mi esposo haciacutea lo mismo Sonaron los tres cuartos Vibraba auacuten el tantildeir
del martillo cuando me sentiacute presa del mismo entorpecimiento del mismo terror y del
mismo friacuteo glacial de los diacuteas precedentes acerqueacute a mis labios la rama bendita y
aquella primera sensacioacuten se desvanecioacute Oiacute entonces muy claro el ruido de aquel
conocido paso lento y medido que subiacutea los peldantildeos de la escalera y se aproximaba a
la puerta Luego la puerta se abrioacute despaciosamente sin ruido como empujada por
sobrenatural fuerza y entonces -La voz se apagoacute a medias casi sofocada en la
garganta de la narradora- Y entonces -continuoacute haciendo un esfuerzo- vi a Kostaki
paacutelido como se me apareciera en las parihuelas2 los largos cabellos negros cayeacutendole
sobre las espaldas goteaban sangre vestiacutea como de costumbre pero teniacutea descubierto
el pecho y dejaba ver su sangrante herida Todo estaba muerto todo era cadaacutever
carne ropas porte solamente los ojos aquellos terribles ojos estaban vivos
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Ante aquella aparicioacuten iexclextrantildeo es decirlo en vez de sentir duplicaacuterseme el espanto
sentiacute crecerme el valor Dios me lo enviaba de seguro para decidir mi situacioacuten y
defenderme del infierno Al primer paso que el espectro dio hacia mi lecho le claveacute
intreacutepidamente los ojos en el rostro y le presenteacute la rama bendita El espectro intentoacute
avanzar pero un poder maacutes fuerte que eacutel lo retuvo en el sitio Se detuvo
-iexclOh -murmuroacute- ella no duerme lo sabe todo
Pronuncioacute eacutel estas palabras en lengua moldava y sin embargo las comprendiacute yo como
si hubieran sido pronunciadas en lengua por miacute sabida
Estaacutebamos asiacute uno frente al otro el fantasma y yo sin que pudiera apartar mis miradas
de las suyas cuando con el rabillo del ojo vi a Gregoriska salir detraacutes del baldaquino
semejante al aacutengel exterminador y con la espada en el puntildeo Se hizo la sentildeal de la cruz
con la mano siniestra y avanzoacute lentamente con la espada tendida vuelta hacia el
fantasma eacuteste al ver al hermano desenvainoacute tambieacuten el sable soltando una horrible
carcajada pero apenas su sable tocoacute el hierro bendito el brazo le cayoacute inerte junto al
cuerpo Kostaki exhaloacute un suspiro de rabia y desesperacioacuten
-iquestQueacute quieres de miacute -preguntoacute al hermano
-En nombre del Dios verdadero y viviente -dijo Gregoriska- te conjuro a que respondas
-Habla -dijo el espectro rechinando los dientes
-iquestTe he tendido yo una emboscada
-No
-iquestTe he asaltado yo
-No
-Te he herido yo
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-No
-Te arrojaste tuacute mismo sobre mi espada y tuacute mismo corriste al encuentro de la muerte
Luego ante Dios y los hombres no soy culpable yo del delito de fratricidio luego no
has recibido una misioacuten divina sino infernal luego has salido de tu tumba no como una
sombra santa sino como un espectro maldito y volveraacutes a tu tumba
-iexclCon ella siacute -exclamoacute Kostaki haciendo un supremo esfuerzo para apoderarse de miacute
-iexclVolveraacutes allaacute solo -exclamoacute a su vez Gregoriska- Esta mujer me pertenece
Y al pronunciar tales palabras tocoacute con la punta del hierro bendito la llaga viva Kostaki
exhaloacute un grito como si le hubiera tocado una espada de fuego y llevaacutendose una mano
al pecho dio un paso atraacutes Al mismo tiempo Gregoriska con un movimiento que
pareciacutea coordinado con el del hermano dio un paso adelante entonces con los ojos
fijos en los ojos del muerto con la espada contra el pecho de su hermano comenzoacute una
marcha lenta terrible solemne Era algo semejante al pasaje de don Juan y el
comendador el espectro retrocediacutea bajo la presioacuten de la sacra espada bajo la voluntad
irresistible del campeoacuten de Dios que lo seguiacutea paso a paso sin pronunciar una palabra
ambos anhelantes ambos liacutevidos del rostro el vivo arrojando al muerto y obligaacutendolo
a abandonar el castillo su anterior morada para volver a la tumba su morada futura
Lo aseguro a fe miacutea iexclera cosa horrenda de verse Y sin embargo yo misma movida
por una fuerza superior invisible desconocida sin saber lo que haciacutea me levanteacute y los
seguiacute Bajamos la escalera iluminados soacutelo por las ardientes pupilas de Kostaki
Atravesamos la galeriacutea y el patio y luego traspusimos la puerta siempre con el mismo
paso medido el espectro retrocediendo Gregoriska con el brazo tendido yo detraacutes de
ellos
Esta marcha fantaacutestica duroacute una hora pues era necesario volver el cadaacutever a su tumba
pero en vez de seguir el camino acostumbrado Kostaki y Gregoriska atravesaron el
terreno en liacutenea recta cuidaacutendose poco de los obstaacuteculos que para ellos ya no existiacutean
ante ellos el suelo se allanaba los torrentes se secaban los aacuterboles se apartaban las
rocas se abriacutean El mismo milagro se operaba para miacute soacutelo que el cielo me pareciacutea todo
cubierto de un negro velo las lunas y las estrellas habiacutean desaparecido y en medio de
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las tinieblas soacutelo veiacutea resplandecer los ojos llameantes del vampiro Llegamos de tal
modo a Hango y pasamos a traveacutes del seto vivo de madrontildeos que serviacutea de cerco al
cementerio Apenas entrada distinguiacute entre las sombras la tumba de Kostaki junto a
la de su padre no sabiacutea que estuviera alliacute y sin embargo la reconociacute Nada me era
desconocido en aquella noche
Gregoriska se detuvo al borde de la fosa abierta
-Kostaki -dijo eacutel- aun no estaacute todo terminado para ti y una voz del cielo me avisa que
puede concebirse el perdoacuten si te arrepientes iquestprometes retornar a la tumba iquestno salir
de ella maacutes iquestconsagrar a Dios el culto que consagraste al infierno
-iexclNo -respondioacute Kostaki
-iquestTe arrepientes -preguntoacute Gregoriska
-iexclNo
-Por uacuteltima vez iquestte arrepientes
-iexclNo
-iexclBien Invoca la ayuda de Satanaacutes como invoco yo la de Dios y veremos quieacuten saldraacute
esta vez auacuten victorioso
Resonaron simultaacuteneamente dos gritos los hierros se cruzaron despidiendo centellas
y la lucha duroacute un minuto que me parecioacute un siglo Kostaki cayoacute vi alzarse la terrible
espada de su hermano introduciacutersela en el cuerpo y clavar ese cuerpo sobre la tierra
recieacuten removida Un uacuteltimo grito que nada teniacutea de humano se alzoacute por el aire Acudiacute
Gregoriska estaba en pie pero vacilante Le di apoyo con mis brazos
-iquestEstaacutes herido -le pregunteacute ansiosamente
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-No -me respondioacute- pero en tal duelo querida Edvige la lucha no la herida mata He
luchado con la muerte y a ella pertenezco
-Amigo amigo -exclameacute- aleacutejate de aquiacute y acaso vuelvas a la vida
-No eacutesta es mi tumba Edvige pero no perdamos tiempo toma un poco de esta tierra
impregnada de su sangre y apliacutecala a la mordedura que te hizo es el uacutenico medio que
puede preservarte en el porvenir de su horrendo amor
Obedeciacute temblando Me inclineacute para recoger aquella tierra sanguinosa y al doblarme
vi el cadaacutever clavado al suelo la espada bendita le atravesaba el corazoacuten y una sangre
oscura le brotaba abundante de la herida como si hubiera muerto en aquel momento
Amaseacute un poco de tierra con la sangre y apliqueacute a mi herida el espantoso talismaacuten
-Ahora mi adorada Edvige -dijo Gregoriska con voz semiapagada- escucha bien mi
uacuteltimo consejo Abandona el paiacutes apenas te sea posible Soacutelo la distancia es una
seguridad para ti El padre Basilio recibioacute hoy mi suprema voluntad y la cumpliraacute
iexclEdvige un beso iexclEl uacuteltimo el uacutenico beso iexclEdvige me muero
Y asiacute diciendo Gregoriska cayoacute junto al hermano
En cualquier otra circunstancia en medio de aquel cementerio cerca de aquella tumba
abierta con aquellos dos cadaacuteveres yaciendo uno junto al otro hubiera enloquecido
pero como dije ya Dios me habiacutea inspirado una fuerza igual a los acontecimientos de
los que eacutel me haciacutea no soacutelo testigo sino tambieacuten actriz Mientras miraba a mi alrededor
en busca de ayuda vi abrirse la puerta del monasterio y avanzar los monjes de a dos
conducidos por el padre Basilio llevando cirios ardientes y cantando las preces de
difuntos El padre Basilio habiacutea llegado haciacutea poco al convento y previendo lo
sucedido se dirigiacutea al cementerio con toda la congregacioacuten Me encontroacute viva cerca de
los dos muertos Una uacuteltima convulsioacuten habiacutea retorcido el rostro de Kostaki
Gregoriska en cambio estaba tranquilo y casi sonriente Fue sepultado como lo deseara
eacutel junto al hermano el cristiano junto al maldito Smeranda cuando tuvo noticia de la
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nueva desdicha quiso verme fue a buscarme al convento de Hango y supo de mis
labios cuanto habiacutea acontecido en aquella tremenda noche
Le referiacute todos los detalles de la fantaacutestica historia pero ella me escuchoacute como ya me
escuchara Gregoriska sin mostrar estupor ni espanto
-Edvige -me contestoacute ella despueacutes de un instante de silencio- por muy extrantildeo que sea
lo que me has narrado dijiste soacutelo la verdad La estirpe de los Brankovan estaacute maldita
hasta la tercera y cuarta generacioacuten porque un Brankovan matoacute a un sacerdote El
teacutermino de la maldicioacuten ha llegado pues tuacute aunque esposa eres virgen y en miacute se
extingue el linaje Si mi hijo te ha dejado en herencia un milloacuten toacutemalo Despueacutes de
mi muerte salvo los piacuteos legados que tengo la intencioacuten de hacer recibiraacutes el resto de
mis bienes Y ahora sigue el consejo de tu esposo Vuelve lo maacutes presto que puedas a
aquellas tierras donde Dios no permite que se cumplan tan horrendos prodigios No
necesito de nadie para llorar conmigo a mis hijos Mi dolor quiere soledad Adioacutes no
me tengas ya en cuenta Mi suerte futura me pertenece a miacute sola y a Dios
Y luego de besarme en la frente como de costumbre me dejoacute y fue a encerrarse en el
castillo de Brankovan
Ocho diacuteas despueacutes partiacute para Francia Como lo esperara Gregoriska mis noches no
fueron turbadas ya por el terrible fantasma Se restablecioacute mi salud y de aquel suceso
no me quedoacute otro recuerdo fuera de esta palidez mortal que suele acompantildear hasta la
tumba a toda humana criatura que haya sufrido el beso de un vampiro
________________
1 Parihuelas Utensilio para transportar cosas entre dos personas formado por dos
barras horizontales entre las que estaacute fijada una plataforma o cajoacuten Camilla cama
portaacutetil
2 Boj Arbusto de tallos ramosos con pequentildeas hojas ovales muy utilizado como
planta de jardiacuten y cuya madera es apreciada por su dureza
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se ve centellear extenderse y contorsionarse el relaacutempago como sierpe inflamada
Luego tras de haber superado aquellas moles agrestes aquellos bosques primitivos
tras de encontraros en medio de gigantescas montantildeas y bosques interminables nos
vemos ante inmensos paacuteramos como mares que tienen tambieacuten sus ondas y sus
tempestades aacuteridas y gibosas estepas donde la vista se pierde en un horizonte sin
liacutemite Entonces no es terror lo que experimentamos sino una triste y profunda
melancoliacutea de la cual nada hay que pueda distraernos porque el aspecto de la regioacuten
por lejos que se alargue nuestra mirada es siempre el mismo Ascendamos o
descendamos las cien veces iguales pendientes buscando en vano un camino trazado
al hallarnos tan perdidos en aquel aislamiento en medio de desiertos nos creemos
solos en la naturaleza y nuestra melancoliacutea se convierte en desolacioacuten Nos parece
inuacutetil caminar maacutes adelante porque no vemos una meta para nuestros pasos no
encontramos una aldea ni un castillo ni una cabantildea ni en suma vestigio de humana
morada Soacutelo de cuando en cuando como una tristeza maacutes en aquella regioacuten
melancoacutelica un pequentildeo lago sin cantildeas sin arbustos dormido en el fondo de un
barranco casi otro mar Muerto nos cierra el camino con sus verdes aguas sobre las
cuales se levantan al acercarnos algunas aves acuaacuteticas de gritos prolongados y
discordantes Rodeamos ese lago trasponemos el collado que estaacute delante de nosotros
descendemos a otro valle superamos otra colina y asiacute sucesivamente hasta que
hayamos llegado a los comienzos de la cadena de montes que van siempre
disminuyendo maacutes Pero si al concluir esa cadena nos volvemos hacia el mediodiacutea la
regioacuten recobra un caraacutecter majestuoso se nos presenta una naturaleza maacutes grandiosa y
descubriremos otra cadena de montantildeas maacutes altas de forma maacutes pintoresca de maacutes
rica vegetacioacuten toda cubierta de espesos bosques toda surcada de arroyos con la
sombra y con el agua renace tambieacuten la vida en aquella comarca se escucha ya el
tantildeido de la campana de una ermita y sobre el flanco de aquella montantildea se ve
serpentear una caravana Por fin a los uacuteltimos rayos del sol poniente se perciben desde
lejos a guisa de bandada de paacutejaros blancos apoyaacutendose las unas en las otras las casas
de una aldea que parece que se hubieran agrupado en cierto modo para defenderse de
un asalto nocturno pues con la vida ha vuelto el peligro aquiacute no se lucharaacute con osos y
lobos como en aquellas altas montantildeas sino con hordas de bandidos moldavos
Entretanto nos acercaacutebamos a nuestra meta Diez diacuteas de camino habiacutean transcurrido
sin ninguacuten incidente Ya distinguiacuteamos la cumbre del monte Pion que se eleva sobre
toda aquella familia de gigantes y sobre cuya vertiente meridional estaacute situado el
convento de Sabastru al cual yo me trasladaba Tres diacuteas maacutes y nos hallaacutebamos al
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teacutermino de nuestro viaje Eran los uacuteltimos diacuteas de julio Habiacuteamos tenido una jornada
muy caacutelida y hacia las cuatro respiraacutebamos con ansioso deleite las primeras brisas del
atardecer Habiacuteamos dejado atraacutes haciacutea poco las torres ruinosas de Niantzo Bajaacutebamos
a una llanura que empezaacutebamos a ver a traveacutes de una hendidura de la montantildea
Desde el sitio donde estaacutebamos ya podiacuteamos seguir con la vista el curso del Bistriza
de riberas esmaltadas de bermejeantes vintildeedos y de altas campaacutenulas de flores blancas
Bordeaacutebamos un abismo en cuyo fondo corriacutea el riacuteo que en aquel lugar teniacutea apenas
forma de torrente y nuestras cabalgaduras teniacutean escaso espacio para caminar dos de
frente Nos precediacutea un guiacutea quien inclinado de flanco sobre la grupa de su caballo
cantaba una cancioacuten morlaca cuyas palabras seguiacutea con singular atencioacuten El cantor
era tambieacuten al mismo tiempo el poeta Necesitariacutea ser uno de aquellos montantildeeses para
poder expresarnos la melancoliacutea de su cancioacuten con su salvaje tristeza con toda su
profunda sencillez Las palabras de la cancioacuten eran poco maacutes o menos las siguientes
iexclVean alliacute ese cadaacutever en la palude de Stavila donde corriera tanta sangre de
guerreros No es un hijo de Iliria no es un feroz bandido que despueacutes de haber engantildeado a la gentil Mariacutea roboacute exterminoacute incendioacute
Rauda como el relaacutempago una bala ha venido a atravesar el corazoacuten del bandido un
yatagaacuten le ha tronchado el cuello Pero oh misterio despueacutes de tres diacuteas su sangre tibia auacuten riega la tierra bajo el pino teacutetrico y solitario y ennegrece el paacutelido Ovigan
Sus ojos turquiacutees brillan siempre huyamos huyamos guay de quien pase por la
palude cerca de eacutel iexcles un vampiro El feroz lobo se aleja del impuro cadaacutever y el fuacutenebre buitre huye al monte de calvo frontis
De pronto se oyoacute la detonacioacuten de un arma de fuego y el silbar de una bala La cancioacuten
quedoacute interrumpida y el guiacutea herido de muerte se precipitoacute al abismo mientras su
caballo se deteniacutea temblando y tendiendo la inteligente testa hacia el fondo del
precipicio donde desapareciera su duentildeo Al mismo tiempo se levantoacute por los aires
un grito estridente y sobre los flancos de la montantildea vimos aparecer una treintena de
bandidos estaacutebamos completamente rodeados Cada uno de los nuestros empuntildeoacute un
arma y bien que tomados inopinadamente mis acompantildeantes como que eran viejos
soldados avezados al fuego no se dejaron intimidar y se pusieron en guardia Yo
misma dando el ejemplo empuntildeeacute una pistola y conociendo bien cuaacuten desventajosa
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era nuestra situacioacuten griteacute iexclAdelante y di con la espuela a mi caballo que se lanzoacute a
toda carrera hacia la llanura Pero teniacuteamos que veacuternosla con montantildeeses que brincaban
de roca en roca como verdaderos demonios de los abismos que aun saltando haciacutean
fuego manteniendo a nuestros flancos la posicioacuten tomada Por lo demaacutes nuestro plan
habiacutea sido previsto En un punto donde el camino se ensanchaba y la montantildea se
allanaba un poco aguardaba nuestro paso un joven a la cabeza de diez hombres a
caballo Cuando nos vieron pusieron al galope sus cabalgaduras y nos asaltaron de
frente mientras aquellos que nos perseguiacutean bajaban saltando en gran cantidad y
cortada de tal modo nuestra retirada nos rodeaban por todas partes
La situacioacuten era grave sin embargo acostumbrada desde nintildea a las escenas de guerra
pude apreciarla sin que se me escapara una sola circunstancia Todos aquellos hombres
vestidos de pieles de carnero llevaban inmensos sombreros redondos coronados de
flores naturales al modo de los huacutengaros Cada uno de ellos manejaba un largo fusil
turco que agitaban vivamente luego de haber disparado dando gritos salvajes y en la
cintura portaba un sable corvo y dos pistolas Su jefe era un joven de apenas veintidoacutes
antildeos de tez paacutelida de ojos negros y cabellos ensortijados que le caiacutean sobre las
espaldas Vestiacutea la casaca moldava guarnecida de piel y ajustada al cuerpo por una faja
con listas de oro y seda En su mano resplandeciacutea un sable corvo y en su cintura
reluciacutean cuatro pistolas Durante la lucha daba gritos roncos e inarticulados que
pareciacutean no pertenecer al habla humana y sin embargo eran una eficaz expresioacuten de
sus deseos pues a aquellos gritos obedeciacutean todos sus hombres ora echaacutendose a tierra
boca abajo para esquivar nuestras descargas ora levantaacutendose para disparar a su vez
haciendo caer a aquellos de nosotros que auacuten estaban de pie matando a los heridos
haciendo en suma de la lucha una carniceriacutea Yo habiacutea visto caer uno despueacutes del otro
los dos tercios de mis defensores Cuatro estaban auacuten ilesos y se apretaban a mi
alrededor no pidiendo una gracia que teniacutean la certidumbre de no conseguir y
pensando soacutelo en vender la vida lo maacutes cara que fuese posible Entonces el joven jefe
dio un grito maacutes expresivo que los anteriores tendiendo la punta de su sable hacia
nosotros En verdad aquella orden significaba que debiacutea rodearse nuestro uacuteltimo grupo
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de un cerco de fuego y fusilarnos a todos juntos pues de un golpe vimos apuntarnos
todos aquellos largos mosquetes
Comprendiacute que habiacutea llegado la hora final Alceacute los ojos y las manos al cielo
murmurando una uacuteltima plegaria y aguardeacute la muerte En ese instante vi no descender
sino precipitarse de pentildea en pena un joven que se detuvo enhiesto sobre una roca que
dominaba la escena semejante a una estatua en un pedestal y extendiendo la mano
hacia el campo de batalla pronuncioacute esta sola palabra iexclBasta Todas las miradas se
volvieron a esa voz y cada uno parecioacute obedecer al nuevo amo Soacutelo un bandido apuntoacute
de nuevo su fusil e hizo el disparo Uno de nuestros hombres dio un grito la bala le
habiacutea roto el brazo izquierdo Se volvioacute al punto para lanzarse sobre el que le hiriera
pero auacuten no habiacutea hecho cuatro pasos su caballo que un relaacutempago brilloacute por encima
de nosotros y el bandido rebelde cayoacute herido por una bala en la cabeza Tantas y tan
diversas emociones habiacutean acabado mis fuerza me desvaneciacute Cuando recobreacute los
sentidos me halleacute acostada sobre la hierba con la cabeza apoyada en las rodillas de un
hombre de quien no veiacutea sino la mano blanca y cubierta de anillos rodeaacutendome el
cuerpo mientras ante miacute estaba parado de brazos cruzados y la espada bajo la axila el
joven jefe moldavo que dirigiera el asalto contra nosotros
-Kostaki -deciacutea en franceacutes y con gesto autoritario el que me sosteniacutea- que tus hombres
se retiren de inmediato Deacutejame al cuidado de esta joven
-Hermano hermano -respondioacute aquel a quien eran dirigidas tales palabras y que
pareciacutea contenerse con esfuerzo- cuiacutedate de no cansar mi paciencia yo te dejo el
castillo deacutejame a miacute el bosque En el castillo tuacute eres el amo pero aquiacute yo soy
todopoderoso Aquiacute me bastariacutea una sola palabra para obligarte a obedecerme
-Kostaki yo soy el mayor lo que quiere decir que soy amo en todas partes asiacute en el
bosque como en el castillo allaacute y aquiacute Como a ti me corre por las venas la sangre de
los Brankovan sangre real que tiene el haacutebito de mandar y yo mando
-Manda a tus servidores Gregoriska no a mis soldados
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-Tus soldados son bandidos Kostaki bandidos que hareacute ahorcar en las almenas de
nuestras torres si no me obedecen al instante
-Bien intenta darles una orden
Sentiacute entonces que quien me sosteniacutea retiraba su rodilla y colocaba suavemente mi
cabeza sobre una piedra
Lo seguiacute ansiosa con la mirada y pude examinar a aquel joven que cayera por asiacute
decirlo del cielo en medio de la refriega y que yo habiacutea podido ver apenas estando
desmayada mientras apareciacutea a punto en escena Era un joven de veinticuatro antildeos de
alta estatura y con dos grandes ojos celestes y resplandecientes como el relaacutempago en
los que se leiacutea una extraordinaria decisioacuten y firmeza Los largos cabellos rubios indicio
de la estirpe eslava le caiacutean sobre las espaldas como los del arcaacutengel Miguel
circundando dos mejillas rubicundas y frescas sus labios realzados por una sonrisa
desdentildeosa dejaban ver una doble hilera de perlas Vestiacutea una especie de tuacutenica de
velludo negro calzones centildeidos a las piernas y botas bordadas en la cabeza teniacutea un
gorro puntiagudo ornado de una pluma de aacuteguila en la cintura portaba un cuchillo de
caza y al hombro una pequentildea carabina de dos cantildeos cuya precisioacuten habiacutea aprendido
a apreciar uno de los bandidos Extendioacute la mano y con ese gesto imperioso parecioacute
imponerse hasta a su hermano Pronuncioacute algunas palabras en lengua moldava las
cuales parecieron causar profunda impresioacuten sobre los bandidos Entonces a su vez
habloacute en la misma lengua el joven jefe y me parecioacute que su discurso estaba lleno de
amenazas y de imprecaciones A aquel largo y vehemente discurso el hermano mayor
contestoacute con una sola palabra Los bandidos se sometieron hizo un gesto y los
bandidos se sometieron hizo un gesto y los bandidos se reunieron detraacutes de nosotros
-iexclBien Sea pues Gregoriska -dijo Kostaki volviendo a hablar en franceacutes- Esta mujer
no iraacute a la caverna pero no por ello seraacute menos miacutea La encuentro hermosa la he
conquistado yo y la quiero yo
Asiacute diciendo se lanzoacute hacia miacute y me levantoacute entre sus brazos
-Esta mujer seraacute llevada al castillo y entregada a mi madre yo no la abandonareacute -dijo
mi protector
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-iexclMi caballo -gritoacute Kostaki en lengua moldava
Varios bandidos se apresuraron a obedecer condujeron a su sentildeor la cabalgadura
pedida Gregoriska miroacute en torno asioacute las bridas de un caballo sin duentildeo y saltoacute a la
silla sin tocar los estribos Kostaki bien que me teniacutea auacuten apretada entre sus brazos
montoacute en la silla casi tan aacutegilmente como su hermano y partioacute a todo galope El caballo
de Gregoriska parecioacute haber recibido el mismo impulso y fue a ponerse pegado al
flanco y al pescuezo del corcel de Kostaki Extrantildeo de verse eran aquellos dos
caballeros que volaban el uno junto al otro taciturnos silenciosos sin perderse de vista
un solo instante aun cuando aparentaran no mirarse y se entregaban por entero a sus
cabalgaduras cuya impetuosa carrera los llevaba a traveacutes de bosques rocas y
precipicios
Teniacutea la cabeza caiacuteda y esto me permitiacutea ver los bellos ojos de Gregoriska fijos en miacute
Kostaki lo advirtioacute me levantoacute la cabeza y ya no vi maacutes que su teacutetrica mirada
devoraacutendome Bajeacute los paacuterpados pero en vano a traveacutes de su velo veiacutea no obstante
siempre aquella mirada relampagueante que me penetraba hasta las viacutesceras y me
punzaba el corazoacuten Entonces me acaecioacute una extrantildea alucinacioacuten me pareciacutea ser la
Leonora de la balada de Buumlrger llevada por el caballo y el caballero fantasmas y
cuando sentiacute que se me cerraban abriacute los ojos amedrentada tan persuadida estaba de
ver alrededor miacuteo soacutelo cruces rotas y tumbas abiertas Vi algo un poco maacutes alegre era
el patio interno de un castillo moldavo construido en el siglo XIV
Kostaki me dejoacute resbalar a tierra bajando casi en seguida despueacutes que yo pero por
raacutepido que hubiera sido su acto Gregoriska le habiacutea precedido Como lo dijera en el
castillo eacutel era el amo Al ver llegar a los dos joacutevenes y a la extranjera que llevaban con
ellos acudieron los servidores pero aunque dividieron sus diligencias entre Kostaki y
Gregoriska apareciacutea claro que los mayores miramientos el respeto maacutes profundo eran
para el segundo Se aproximaron dos mujeres Gregoriska les dio una orden en lengua
moldava y con la mano me indicoacute que las siguiera La mirada que acompantildeaba aquel
gesto era tan respetuosa que yo no vacileacute absolutamente en obedecerle Cinco minutos
despueacutes me encontraba en una caacutemara que aun cuando pudiera parecer desnuda y triste
a una persona de menos faacutecil contentamiento era sin embargo evidentemente la maacutes
hermosa del castillo Una gran habitacioacuten cuadrada con una especie de divaacuten de sayal
verde asiento de diacutea lecho de noche Habiacutea tambieacuten alliacute cinco o seis sillones de encina
un inmenso cofre y en un aacutengulo un trono semejante a una gran silla de coro
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No habiacutea que hablar de cortinas en las ventanas y en el lecho A los costados de la
escalera que llevaba a aquella caacutemara se erguiacutean dentro de nichos tres estatuas de los
Brankovan de tamantildeo superior al natural Al poco rato trajeron nuestros bagajes entre
los cuales se encontraban tambieacuten mis maletas Las mujeres me ofrecieron sus
servicios Pero no obstante reparando el desorden que lo sucedido causara en mi
tocado conserveacute mi vestimenta de amazona la cual maacutes que cualquier otra acordaba
con el modo de vestir de mis hueacutespedes Apenas habiacutea hecho los pocos cambios
necesarios en mis ropas cuando oiacute golpear levemente en la puerta
-Adelante -dije en franceacutes siendo esta lengua para nosotros los polacos como saben
casi una segunda lengua materna
Entroacute Gregoriska
-iexclAh sentildeora cuaacutento me complace que hables franceacutes
-Y yo tambieacuten -respondiacute- estoy contenta de saber esta lengua porque de tal modo he
podido gracias a este hecho apreciar toda la generosidad de tu conducta conmigo En
esa lengua me defendiste de los designios de tu hermano y en esa lengua te ofrezco yo
la expresioacuten de mi sincero reconocimiento
-Te lo agradezco sentildeora Era cosa muy natural que me preocupara de una mujer que
se encontraba en tu situacioacuten Andaba de caza por los montes cuando llegaron a mi
oiacutedo algunas detonaciones anormales y continuas comprendiacute que se trataba de un
asalto a mano armada y marcheacute al encuentro del fuego como decimos nosotros en
teacuterminos guerreros A Dios gracias llegueacute a tiempo pero iquestseriacutea tal vez demasiado
atrevido si te preguntara oh sentildeora por cuaacutel motivo una mujer de alto linaje como
eres tuacute se ha visto reducida a aventurarse en nuestros montes
-Soy polaca -contesteacute- Mis dos hermanos sucumbieron no ha mucho en la guerra
contra Rusia mi padre a quien dejeacute yo mientras se preparaba a defender su castillo
sin duda se les ha reunido ya a esta hora y yo huyendo por orden de mi padre de todos
aquellos estragos iba en busca de refugio al monasterio de Sabastru donde mi madre
en su juventud y en circunstancias semejantes habiacutea encontrado asilo seguro
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-Eres enemiga de los rusos tanto mejor -dijo el joven- este tiacutetulo te seraacute poderosa ayuda
en el castillo y nosotros necesitaremos de todas nuestras fuerzas para sostener la lucha
que se prepara Pero ante todo sentildeora pues que ya seacute quieacuten eres debes saber tambieacuten
quieacutenes somos nosotros el nombre de los Brankovan no te es desconocido iquestverdad
sentildeora -Yo me inclineacute- Mi madre es la uacuteltima princesa de este nombre la uacuteltima
descendiente del ilustre jefe mandado matar por los Cantimir los viles cortesanos de
Pedro I Casoacute en primeras nupcias con mi padre Serban Waivady priacutencipe tambieacuten eacutel
pero de estirpe menos ilustre Mi padre habiacutea sido educado en Viena y alliacute pudo
apreciar las ventajas de la civilizacioacuten Decidioacute hacer de miacute un europeo Partimos para
Francia Italia Espantildea y Alemania Mi madre -no le toca a un hijo lo seacute narrarte lo
que te direacute pero ya que por nuestra salvacioacuten es necesario que nos conozcamos bien
reconoceraacutes justos los motivos de esta revelacioacuten- mi madre digo que durante los
primeros viajes de mi padre mientras era yo auacuten nintildeo habiacutea tenido culpables
relaciones con un jefe de parciales (que con tal nombre agregoacute sonriendo Gregoriska
se llaman en este paiacutes a los hombres por quienes fuiste agredida) cierto conde Giordaki
Koproli medio griego y medio moldavo escribioacute a mi padre confesaacutendole todo y
pidieacutendole el divorcio apoyando su demanda en que no queriacutea ella una Brankovan
continuar siendo por maacutes tiempo mujer de un hombre que se tornaba diacutea a diacutea maacutes
extranjero a su patria iexclAy Mi padre no tuvo necesidad de dar su asentimiento a esa
peticioacuten que te podraacute parecer extrantildea pero entre nosotros es cosa muy natural Eacutel habiacutea
muerto de un aneurisma que desde mucho tiempo lo atormentaba y la carta de mi
madre la recibiacute yo A miacute ahora no me quedaba otra cosa que hacer votos sinceros por
la felicidad de mi madre y le escribiacute una carta en la que le comunicaba estos votos
miacuteos junto con la noticia de su viudez En aquella carta le pediacutea tambieacuten permiso para
poder continuar mis viajes que me fue concedido Teniacutea yo la firme intencioacuten de
establecerme en Francia o Alemania para no encontrarme cara a cara con un hombre
que aborreciacutea y que no podiacutea amar quiero decir al marido de mi madre cuando he
aquiacute que de improviso vine a saber que el conde Giordaki Koproli habiacutea sido
asesinado seguacuten decires por los viejos cosacos de mi padre Amaba yo demasiado a
mi madre para no apresurarme a regresar a la patria comprendiacutea su aislamiento y la
necesidad en que debiacutea encontrarse de tener junto a ella en tales circunstancias las
personas que podiacutean serle queridas Aun cuando ella nunca se hubiera mostrado muy
tierna conmigo era su hijo Una mantildeana llegueacute inesperadamente al castillo de mis
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padres Alliacute encontreacute a un joven a quien al principio tomeacute por un extranjero pero luego
supe que era mi hermano Era Kostaki el hijo del adulterio legitimado por un segundo
matrimonio Kostaki la indomable criatura que viste para quien son leyes soacutelo sus
pasiones que nada tiene por sagrado aquiacute abajo fuera de su madre que me obedece
como la tigresa obedece al brazo que la ha domado pero rugiendo por siempre en la
vaga esperanza de poder devorarme un diacutea En el interior del castillo en el hogar de
los Brakovan y de los Waivady yo soy auacuten el amo pero fuera de este recinto en la
abierta campintildea eacutel se convierte en el salvaje hijo de los bosques y de los montes que
quiere doblegarlo todo bajo su feacuterrea voluntad Coacutemo hoy eacutel y sus hombres hicieron
para ceder no lo seacute quizaacute por antigua costumbre o por un resto de respeto que me
tienen Pero no quisiera arriesgar otra prueba Permanece aquiacute no salgas de esta
caacutemara del patio del castillo en suma y respondo de todo si das un paso fuera del
castillo no puedo prometerte otra cosa que hacerme matar por defenderte
-iquestNo podreacute entonces -dije yo- seguacuten el deseo de mi padre continuar el viaje hacia el
convento de Sabastru
-Obra intenta ordena yo te acompantildeareacute pero quedareacute en mitad del camino y tuacute tuacute
ciertamente no alcanzaraacutes la meta de tu viaje
-Pero iquestqueacute hacer entonces
-Queacutedate aquiacute aguarda toma consejo de los hechos y aprovecha las circunstancias
Suponte haber caiacutedo en una caverna de bandidos y que soacutelo tu valor podraacute sacarte del
apuro tu calma salvarte Mi madre a despecho de la preferencia que concede a
Kostaki hijo de su amor es buena y generosa Por otra parte es una Brankovan vale
decir una verdadera princesa La veraacutes ella te defenderaacute de las brutales pasiones de
Kostaki Ponte bajo la proteccioacuten de ella seacute corteacutes y te amaraacute Y en realidad (agregoacute
eacutel con expresioacuten indefinible) iquestquieacuten podriacutea verte y no amarte Ven ahora al comedor
donde mi madre te espera No demuestres fastidio ni desconfianza habla polaco aquiacute
nadie conoce esta lengua yo traducireacute a mi madre tus palabras y estate tranquila que
soacutelo direacute aquello que sea conveniente decir Sobre todo ni una palabra de cuanto te he
revelado nadie debe sospechar que estamos de acuerdo Tuacute no sabes auacuten de cuaacutenta
astucia y disimulacioacuten es capaz el maacutes sincero de entre nosotros Ven
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Lo seguiacute por la escalera iluminada de antorchas de resina ardiendo puestas dentro de
manos de hierro que sobresaliacutean del muro Era evidente que aquella insoacutelita
iluminacioacuten habiacutea sido dispuesta para miacute Llegamos al comedor Apenas Gregoriska
hubo abierto la puerta de aquella sala y pronunciado en el umbral una palabra en
lengua moldava que despueacutes supe significaba la extranjera vino a nuestro encuentro
una mujer de alta estatura Era la princesa Brankovan Teniacutea cabellos blancos
entrelazados alrededor de la cabeza la cual estaba cubierta de un gorro de cibelina
ornado de un penacho signo de su origen principesco Vestiacutea una especie de tuacutenica de
brocado el corpintildeo sembrado de piedras preciosas sobrepuesta a una larga hopalanda
de estofa turca guarnecida de piel igual a la del gorro Teniacutea en la mano un rosario de
cuentas de aacutembar que haciacutea correr raacutepidamente entre los dedos Junto a ella estaba
Kostaki vestido con el espleacutendido y majestuoso traje magiar en el cual me parecioacute auacuten
maacutes extrantildeo Su traje estaba compuesto de una sobrevesta de velludo negro de ancha
mangas que le caiacutea hasta debajo de la rodilla calzones de casimir rojo y los largos
cabellos de color negro tirando a azulado le caiacutean sobre el cuello desnudo rodeado
solamente por la orla blanca de una fina camisa de seda Me saludoacute torpemente y
pronuncioacute en moldavo algunas palabras para miacute ininteligibles
-Puedes hablar en franceacutes hermano miacuteo -dijo Gregoriska- la sentildeora es polaca y
comprende esta lengua
Entonces Kostaki dijo en franceacutes algunas palabras casi tan incomprensibles para miacute
como las que pronunciara en moldavo pero la madre tendiendo gravemente el brazo
interrumpioacute a los dos hermanos Apareciacutea claro que intimaba a sus hijos que esperaran
a que soacutelo ella me recibiera Comenzoacute entonces en lengua moldava un discurso de
cumplimiento al cual la movilidad de sus facciones daba un sentido faacutecil de explicarse
Me indicoacute la mesa me ofrecioacute una silla cerca de ella sentildealoacute con un gesto la casa toda
como diciendo que estaba a mi disposicioacuten y sentaacutendose antes que los demaacutes con
beneacutevola dignidad hizo la sentildeal de la cruz y pronuncioacute una plegaria Entonces cada
uno ocupoacute su lugar propio establecido por la etiqueta Gregoriska cerca de miacute Como
extranjera yo habiacutea determinado que a Kostaki le tocara el puesto de honor junto a su
madre Smeranda Asiacute se llamaba la condesa Tambieacuten Gregoriska habiacutea mudado de
vestimenta Llevaba eacutel igualmente la tuacutenica magiar y los calzones de casimir pero
aqueacutella de color granate y estos turquiacutees Teniacutea colgada del cuello una espleacutendida
condecoracioacuten el nisciam del sultaacuten Mahmud Los otros comensales de la casa cenaban
en la misma mesa cada uno en el sitio que le correspondiacutea seguacuten el grado que ocupaba
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entre los amigos o los servidores La cena fue triste Kostaki no me dirigioacute nunca la
palabra si bien su hermano tuvo siempre la atencioacuten de hablarme en franceacutes La madre
me ofreciacutea de todo con sus propias manos con ese ademaacuten solemne que le era natural
Gregoriska habiacutea dicho la verdad era una verdadera princesa Luego de la cena
Gregoriska se acercoacute a su madre y le explicoacute en lengua moldava el deseo que yo debiacutea
tener de estar sola y cuaacuten necesario me seriacutea el reposo despueacutes de las emociones de
aquella jornada Smeranda hizo un gesto de aprobacioacuten me tendioacute la mano me besoacute
en la frente como lo hubiera hecho con una hija suya y me deseoacute buena noche en su
castillo Gregoriska no se habiacutea engantildeado yo ansiaba ardientemente aquel instante de
soledad Agradeciacute por eso a la princesa quien me condujo hasta la puerta donde me
esperaban las dos mujeres que antes ya me acompantildearan en mi caacutemara Saludado que
hube a la madre y a los dos hijos volviacute a mi aposento de donde saliera una hora antes
El sofaacute estaba transformado en lecho Otros cambios no se habiacutean hecho Agradeciacute a
las mujeres les hice comprender que me desvestiriacutea sola y ellas salieron en seguida
con mil testimonios de respeto que queriacutean significar tener oacuterdenes de obedecerme en
todo y por todo Quedeacute sola en aquella inmensa caacutemara que mi candela podiacutea alumbrar
apenas en parte Era un singular juego de luces una especie de lucha entre el resplandor
treacutemulo de mi cirio y los rayos de la luna que pasaban a traveacutes de la ventana sin
cortinados Ademaacutes de la puerta por la que entrara y que caiacutea sobre la escalera habiacutean
otras dos en la caacutemara pero sus gruesos cerrojos que se cerraban por dentro bastaban
para tranquilizarme Mireacute la puerta de entrada tambieacuten ella teniacutea medios de defensa
Abriacute la ventana daba sobre un abismo Comprendiacute que Gregoriska habiacutea elegido
aquella caacutemara calculadamente De vuelta por fin a mi sofaacute encontreacute sobre una mesita
puesta junto a la cabecera una tarjeta doblada La abriacute y leiacute en polaco Duerme
tranquila nada tienes que temer mientras permanezcas en el interior del castillo
Seguiacute el buen consejo y como el cansancio venciacutea sobre las preocupaciones que me
teniacutean desazonada me acosteacute y en seguida me dormiacute
Desde aquel momento quedaba fijada mi permanencia en el castillo y teniacutea principio
el drama que voy a narrarles
Los dos hermanos se enamoraron de miacute cada uno seguacuten su iacutendole Kostaki me confesoacute
de improviso al diacutea siguiente que me amaba y declaroacute que seriacutea suya y no de otro y
que me matariacutea antes que cederme a quienquiera que fuese Gregoriska no me dijo
nada pero se mostroacute lleno de amor y de consideraciones conmigo Para complacerme
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puso en praacutectica todos los medios de su refinada educacioacuten todos los recuerdos de una
juventud transcurrida en la maacutes nobles Cortes de Europa iexclAy No era cosa tan difiacutecil
pues ya el primer sonido de su voz me habiacutea acariciado el alma y ya su primera mirada
me habiacutea serenado el corazoacuten Al cabo de tres meses Kostaki me habiacutea repetido cien
veces que me amaba y yo lo odiaba Gregoriska auacuten no me habiacutea dicho una palabra de
amor y yo sentiacutea que cuando eacutel lo deseara seriacutea toda suya
Kostaki habiacutea renunciado a sus incursiones Encerrado siempre en el castillo habiacutea
cedido momentaacuteneamente el mando a un lugarteniente quien de cuando en cuando
veniacutea a pedirle oacuterdenes y en seguida desapareciacutea Tambieacuten Smeranda habiacutea concebido
por miacute una amistad apasionada cuyas expresiones me causaban temor Protegiacutea ella
visiblemente a Kostaki y pareciacutea celosa de miacute maacutes auacuten de lo que eacutel lo fuera Pero como
no hablaba polaco ni franceacutes y yo no comprendiacutea el moldavo ella no teniacutea modo de
insistir ante miacute en favor de su hijo predilecto Habiacutea sin embargo aprendido a decir en
franceacutes unas palabras que me repetiacutea siempre cuando posaba sus labios en mi frente
-iexclKostaki ama a Edvige
Un diacutea recibiacute una noticia horrible que colmoacute mi desventura Los cuatro hombres
sobrevivientes del combate habiacutean sido puestos en libertad y regresado a Polonia
prometiendo que uno de ellos antes de que pasaran tres meses volveriacutea para darme
noticias de mi padre En efecto una mantildeana se presentoacute de nuevo uno de ellos Nuestro
castillo habiacutea sido tomado incendiado destruido y mi padre se habiacutea hecho matar
defendieacutendolo En adelante estaba sola en el mundo Kostaki redobloacute sus insinuaciones
y Smeranda sus ternuras pero esta vez aduje como pretexto mi duelo por la muerte de
mi padre Kostaki insistioacute diciendo que cuanto maacutes sola me encontraba tanto maacutes
necesidad teniacutea de apoyo y su madre insistioacute al par y acaso maacutes que eacutel
Gregoriska me habiacutea hablado del poder que los moldavos tienen sobre siacute mismos
cuando no quieren que otros lean en su corazoacuten Eacutel era un vivo ejemplo de ello Estaba
seguriacutesima de su amor y sin embargo si alguien me hubiera preguntado en queacute prueba
se fundaba tal certidumbre me habriacutea sido imposible decirlo nadie en el castillo habiacutea
visto nunca que su mano tocara la miacutea o que sus ojos buscaran los miacuteos Soacutelo los celos
podiacutean hacer clara a Kostaki la rivalidad del hermano como soacutelo el amor que
alimentaba yo por Gregoriska podiacutea hacerme claro su amor Sin embargo lo confieso
me inquietaba mucho aquel poder de Gregoriska sobre siacute mismo Yo teniacutea fe en eacutel pero
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no bastaba necesitaba ser convencida cuando he aquiacute que una noche de vuelta apenas
en mi caacutemara oiacute golpear levemente a una de las dos puertas que se cerraban por dentro
Por el modo de golpear adivineacute que era una llamada amiga Me acerqueacute preguntando
quieacuten estaba alliacute
-Gregoriska -contestoacute una voz cuyo acento no podiacutea engantildearme
-iquestQueacute quereacuteis de miacute -le pregunteacute toda temblorosa
-Si tienes fe en miacute -dijo Gregoriska- si me crees hombre de honor iquestme permites una
pregunta
-iquestCuaacutel
-Apaga la luz como si te hubierais acostado y de aquiacute en media hora aacutebreme esta
puerta
-Vuelve dentro de media hora -fue mi uacutenica respuesta
Apagueacute la luz y aguardeacute El corazoacuten me palpitaba con violencia pues comprendiacutea que
se trataba de un hecho importante Transcurrioacute la media hora oiacute golpear maacutes levemente
auacuten que la primera vez Durante el intervalo habiacutea descorrido los cerrojos no me
quedaba pues sino abrir la puerta Gregoriska entroacute y sin que me dijera cerreacute la puerta
tras eacutel y echeacute los cerrojos Eacutel permanecioacute un instante mudo e inmoacutevil imponieacutendome
silencio con el gesto Luego cuando estuvo seguro de que ninguacuten peligro nos
amenazaba por el momento me llevoacute al centro de la vasta caacutemara y sintiendo por mi
temblor que no habriacutea podido sostenerme de pie me buscoacute una silla Me senteacute o maacutes
bien me dejeacute caer sobre el asiento
-iexclDios miacuteo -le dije- iquestqueacute hay de nuevo o por queacute tantas precauciones
-Porque mi vida que no contariacutea para nada y acaso tambieacuten la tuya dependen de la
conversacioacuten que tendremos
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Amedrentada le aferreacute una mano Se la llevoacute eacutel a los labios miraacutendome como si
quisiera pedir excusas por tanta audacia Bajeacute yo los ojos era un taacutecito consentimiento
-Yo te amo -me dijo con aquella voz melodiosa como un canto- iquestme amas tuacute
-Siacute -le respondiacute
-iquestY consentiriacuteas en ser mi mujer
Llevoacute la mano a la frente con profunda expresioacuten de felicidad
-Siacute
-Entonces iquestno rehusaraacutes seguirme
-Te seguireacute doquiera
-Pues comprenderaacutes bien que no podemos ser felices sino huyendo de estos lugares
-iexclOh siacute Huyamos -exclameacute
-iexclSilencio -dijo eacutel estremecieacutendose- iexclSilencio
-Tienes razoacuten
Y me le acerqueacute toda tremante
-Escucha lo que he hecho -continuoacute Gregoriska- escucha por queacute he estado tanto
tiempo sin confesarte que te amaba Queriacutea yo cuando estuviera seguro de tu amor
que nadie pudiera oponerse a nuestra unioacuten Yo soy rico querida Edvige
inmensamente rico pero como lo son los sentildeores moldavos rico en tierras en ganados
en servidores Ahora bien he vendido por un milloacuten tierras rebantildeos y campesinos al
monasterio de Hango Me han dado trescientos mil francos en muchas piedras
preciosas cien mil francos en oro el resto en letras de cambio sobre Viena iquestTe bastaraacute
un milloacuten
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Le apreteacute la mano
-Me hubiera bastado tu amor Gregoriska juacutezgalo tuacute
-iexclBien Escucha mantildeana voy al monasterio de Hango para tomar mis uacuteltimas
disposiciones con el superior Eacutel me tiene listos caballos que nos esperaraacuten de las nueve
de la mantildeana en adelante ocultos a cien pasos de castillo Despueacutes de la cena subiraacute
de nuevo como hoy a tu caacutemara como hoy apagaraacutes la luz como hoy entrareacute yo en tu
aposento Pero mantildeana en vez de salir solo tuacute me seguiraacutes saldremos por la puerta que
da sobre los campos encontraremos los caballos montaremos y pasado mantildeana por
la mantildeana habremos recorrido treinta leguas
-iexclOh iexclPor queacute no seraacute ya pasado mantildeana
-iexclQuerida Edvige
Gregoriska me apretoacute sobre el corazoacuten y nuestros labios se encontraron iexclOh Lo habiacutea
dicho eacutel yo habiacutea abierto la puerta de mi caacutemara a un hombre de honor pero
comprendioacute bien que si no le perteneciacutea en cuerpo le perteneciacutea en alma Transcurrioacute
la noche sin que pudiera cerrar los ojos Me veiacutea huir con Gregoriska me sentiacutea
transportada por eacutel como ya lo habiacutea sido por Kostaki soacutelo que aquella carrera terrible
espantable fuacutenebre se trocaba ahora en un apuro suave y delicioso al que la velocidad
del movimiento agregaba deleite pues tambieacuten el movimiento veloz tiene un deleite
propio Nacioacute el diacutea Bajeacute Me parecioacute que el ademaacuten con que me saludoacute Kostaki era
auacuten maacutes teacutetrico que de costumbre Su sonrisa era iroacutenica y amenazadora Smeranda no
me parecioacute cambiada Durante la colacioacuten Gregoriska ordenoacute sus caballos Pareciacutea que
Kostaki no pusiera ni la miacutenima atencioacuten en aquella orden Hacia las once Gregoriska
nos saludoacute anunciando que estariacutea de regreso recieacuten a la noche y rogando a su madre
que no lo esperase a cenar despueacutes se volvioacute hacia miacute y me rogoacute quisiera admitir sus
excusas
Salioacute La mirada de su hermano lo siguioacute hasta cuando dejoacute la caacutemara y en ese
momento le brotoacute de los ojos un tal relaacutempago de odio que me estremeciacute Pueden
imaginarse con queacute inquietud paseacute aquel diacutea A nadie habiacutea confiado nuestros
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designios a duras penas le hableacute a Dios de ello en mis plegarias y me pareciacutea que
todos los conocieran que cada mirada puesta en miacute pudiera penetrar y leer en lo iacutentimo
de mi corazoacuten La cena fue un suplicio hosco y taciturno Kostaki por costumbre
hablaba raramente esta vez no dijo maacutes que dos o tres palabras en moldavo a su madre
y siempre con tal acento que haciacutea estremecer Cuando me levanteacute para subir a mi
aposento Smeranda como de ordinario me abrazoacute y al abrazarme repitioacute aquella frase
que desde ya ocho diacuteas no le saliera de la boca iexclKostaki ama a Edvige
Esta frase me siguioacute como una amenaza hasta mi caacutemara y aun alliacute me pareciacutea que una
voz fatal me susurrase al oiacutedo iexclKostaki ama a Edvige Ahora el amor de Kostaki me
lo habiacutea dicho Gregoriska equivaliacutea a la muerte Hacia las siete de la noche vi a Kostaki
atravesar el patio Se volvioacute para verme pero me aparteacute para que no pudiera
descubrirme Estaba inquieta pues por cuanto podiacutea yo ver desde mi ventana me
pareciacutea que eacutel iba directamente hacia la caballeriza Me arriesgueacute a correr los cerrojos
de una de las puertas internas de mi caacutemara y pasar a la caacutemara vecina desde donde
podiacutea ver todo lo que eacutel estaba por hacer Se dirigiacutea en efecto hacia la caballeriza y
cuando hubo llegado a ella sacoacute eacutel mismo su caballo favorito ensillaacutendolo de su propia
mano con el cuidado de un hombre que da la mayor importancia a cada detalle Vestiacutea
el mismo traje que cuando se me apareciera la vez primera pero no llevaba otra arma
que el sable Cuando hubo ensillado el caballo miroacute otra vez hacia la ventana de mi
caacutemara No habieacutendome visto saltoacute sobre la silla se hizo abrir la misma puerta por la
que saliera y debiacutea volver su hermano y se alejoacute a todo galope en direccioacuten del
monasterio de Hango Se me apretoacute entonces terriblemente el corazoacuten un fatal
presentimiento me deciacutea que Kostaki iba al encuentro de su hermano Estuve en la
ventana hasta cuando pude distinguir el camino que a un cuarto de legua de distancia
del castillo haciacutea un recodo a la izquierda y se perdiacutea en el comienzo de un bosque
Pero la noche se tornaba cada vez maacutes cerrada y pronto no pude distinguir maacutes el
camino
Me quedeacute todaviacutea
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Finalmente la inquietud que me atormentaba renovoacute precisamente por exceso mis
fuerzas y pues las primeras noticias de uno o de otro hermano debiacutean llegarme en la
sala inferior bajeacute
Mireacute ante todo Smeranda En la tranquilidad de su rostro advertiacute que no teniacutea ninguna
aprensioacuten daba oacuterdenes para la acostumbrada cena y los cubiertos de los hermanos
estaban en los lugares habituales No me atreviacute a interrogar a nadie Por otra parte iquesta
quieacuten hubiera podido dirigirme En el castillo ninguno excepto Kostaki y Gregoriska
hablaban las dos lenguas que yo sabiacutea Me sobresaltaba al miacutenimo rumor Por
costumbre nos poniacuteamos a la mesa a las nueve
Habiacutea bajado a la sala a las ocho y media y seguiacutea con la mirada la aguja de los
minutos cuyo avance era casi visible sobre el amplio cuadrante del reloj La viajera
aguja transitoacute la distancia que nos separaba del cuarto de hora
El cuarto golpeoacute y las vibraciones resonaron profundas y tristes en seguida la aguja
continuoacute su girar silencioso y la vi recorrer de nuevo la distancia con la regularidad y
la lentitud de la punta de un compaacutes Algunos minutos antes de dar las nueve me
parecioacute oiacuter el pataleo de un caballo en el patio Lo oyoacute tambieacuten Smeranda y volvioacute el
rostro hacia la ventana pero la noche era demasiado oscura para poder distinguir objeto
alguno iexclOh Si me hubiera mirado en aquel momento cuaacuten presto habriacutea adivinado lo
que pasaba en mi corazoacuten
Se habiacutea oiacutedo el patalear de un solo caballo y era cosa muy natural pues estaba yo
bien segura de que habriacutea regresado un solo caballero iquestPero cuaacutel Resonaron algunos
pasos en la antecaacutemara pasos lentos como los de un hombre que camina hesitando
cada uno de ellos me pareciacutea transitarme el corazoacuten La puerta se abrioacute y en la
oscuridad vi delinearse una sombra
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La sombra se detuvo un instante en la puerta el corazoacuten se me quedoacute en suspenso La
sombra avanzoacute y a medida que entraba en el ciacuterculo de la luz recobraba yo el aliento
Reconociacute a Gregoriska Algunos momentos maacutes y el corazoacuten se me quebraba
Reconociacute a Gregoriska pero estaba paacutelido como un cadaacutever Con soacutelo verle se podiacutea
adivinar que habiacutea acontecido algo terrible
-iquestEres tuacute Kostaki -preguntoacute Smeranda
-No madre miacutea -contestoacute Gregoriska con sorda voz
-iexclAh al fin -dijo ella- iquesty desde cuaacutendo acaacute toca a tu madre esperarte
-Madre miacutea -dijo Gregoriska mirando la peacutendola- apenas son las nueve
Y efectivamente en ese mismo momento sonaron las nueve
-Es verdad -dijo Smeranda- iquestDoacutende estaacute tu hermano
A pesar miacuteo se presentoacute en mi mente el pensamiento de que Dios habiacutea hecho la misma
pregunta a Caiacuten Gregoriska no contestoacute
-iquestNadie ha visto hasta ahora a Kostaki -preguntoacute Smeranda
El vatar o sea el mayordomo fue a informarse
-Hacia las siete -dijo eacutel de regreso- el conde ha estado en las caballerizas ha ensillado
con propia mano su caballo y ha partido por el camino de Hango
En ese instante mis ojos se encontraron con los de Gregoriska No seacute si fue realidad o
alucinacioacuten pero me parecioacute notar una gota de sangre en medio de su frente Me lleveacute
lentamente el dedo a la frente indicando el punto donde creiacutea yo ver aquella mancha
Gregoriska me comprendioacute sacoacute el pantildeuelo y se secoacute
-Siacute siacute -murmuroacute Smeranda- habraacute encontrado alguacuten lobo u oso y se habraacute entretenido
en perseguirlo He aquiacute por queacute un hijo hace esperar a su madre iquestDoacutende le has dejado
Gregoriska
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-Madre miacutea -respondioacute eacuteste con voz conmovida pero firme- mi hermano y yo no hemos
salido juntos
-Bien -dijo Smeranda- Vamos a la mesa cada uno poacutengase en su lugar y luego
cieacuterrense las puertas quien esteacute afuera dormiraacute afuera
Las dos primeras partes de estas oacuterdenes fueron estrictamente ejecutadas Smeranda
se puso en su lugar Gregoriska se sentoacute a su diestra yo a su siniestra Despueacutes los
servidores salieron para cumplir la tercera parte de las oacuterdenes es decir para cerrar las
puertas del castillo En ese momento mismo se escuchoacute un gran estreacutepito en el patio y
un servidor entroacute espantado diciendo
-Princesa ha entrado en este instante al patio el caballo del conde Kostaki solo y por
entero cubierto de sangre
-iexclOh -murmuroacute Smeranda levantaacutendose paacutelida y amenazadora- de tal modo volvioacute una
noche al castillo el caballo de su padre
Dirigioacute una mirada a Gregoriska no estaba paacutelido ya estaba liacutevido El caballo del
conde Koproli en efecto habiacutea regresado una noche al castillo todo manchado de
sangre y una hora despueacutes los servidores encontraron y trajeron el cuerpo del amo
cubierto de heridas Smeranda tomoacute una antorcha de manos de un criado se acercoacute a
la puerta y abrieacutendola bajoacute al patio El caballo espantado era retenido trabajosamente
por tres o cuatro servidores que haciacutean toda clase de esfuerzos para tranquilizarlo
Smeranda se aproximoacute al animal examinoacute la sangre que cubriacutea la silla y vio una herida
en su testuz
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-Kostaki fue muerto de frente -dijo ella- en duelo y por un solo enemigo Busquen su
cuerpo hijos miacuteos maacutes tarde buscaremos al homicida
Asiacute como el caballo habiacutea entrado por la puerta de Hango todos los servidores se
precipitaron afuera por ella y se vieron sus antorchas perderse en la campintildea y entrar
en lo profundo del bosque como en una hermosa noche de estiacuteo se ven centellear las
lucieacuternagas en la llanura de Niza o de Pisa
Smeranda como si hubiera estado segura de que la buacutesqueda no durariacutea mucho
aguardoacute enhiesta en la puerta Ni una laacutegrima humedeciacutea las mejillas de aquella madre
desolada sin embargo se veiacutea que la desesperacioacuten rugiacutea tempestuosa en lo profundo
de su corazoacuten Gregoriska estaba detraacutes de ella y yo cerca de Gregoriska Al
abandonar la sala parecioacute querer ofrecerme su brazo pero no se habiacutea atrevido a
hacerlo De ahiacute en cerca de un cuarto de hora se vio aparecer en el recodo del camino
una antorcha luego una segunda una tercera y finalmente se distinguieron todas Soacutelo
que ahora en vez de dispersarse estaban agrupadas en torno a un centro comuacuten Ese
centro era como bien pronto se pudo advertir unas parihuelas1 con un hombre tendido
sobre ellas El fuacutenebre cortejo avanzaba lentamente pero al cabo de diez minutos
quienes lo llevaban se descubrieron instintivamente la cabeza y taciturnos entraron en
el patio donde fue depositado el cuerpo Entonces con un majestuoso gesto Smeranda
ordenoacute que se le abriera paso y acercaacutendose al cadaacutever puso una rodilla en tierra ante
eacutel apartoacute los cabellos que le formaban un velo sobre el rostro y estuvo contemplaacutendolo
largamente sin derramar una laacutegrima Le abrioacute luego la vestimenta moldava y apartoacute
camisa ensangrentada La herida se hallaba en la parte diestra del pecho Debiacutea haber
sido hecha con una hoja recta y de dos filos Recordeacute haber visto esa mantildeana misma al
costado de Gregoriska el largo cuchillo de caza que serviacutea de bayoneta a su carabina
Busqueacute con los ojos el arma no estaba ya alliacute Smeranda se hizo llevar agua mojoacute en
ella su pantildeuelo y lavoacute la llaga Una sangre pura y tibia todaviacutea enrojecioacute los labios de
la herida El espectaacuteculo que teniacutea bajo los ojos era a un tiempo atroz y sublime
Aquella vasta caacutemara ahumada por las antorchas de resina aquellos rostros baacuterbaros
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aquellos ojos centelleantes de ferocidad aquellos ropajes singulares aquella madre
que a la vista de la sangre aun caacutelida calculaba cuaacutento tiempo haciacutea que la muerte
arrebatara a su hijo aquel profundo silencio interrumpido soacutelo por los sollozos de los
bandidos cuyo jefe era Kostaki todo eso repito teniacutea en siacute algo de atroz y de sublime
Smeranda acercoacute sus labios a la frente de su hijo y se levantoacute en seguida echaacutendose
a las espaldas las largas trenzas de blancos cabellos que se le habiacutean desunido
-iexclGregoriska ndashdijo
Gregoriska se estremecioacute sacudioacute la cabeza y saliendo de su atoniacutea
-Madre miacutea -respondioacute
-Ven aquiacute hijo miacuteo y escuacutechame
Gregoriska obedecioacute temblando pero obedecioacute
A medida que se aproximaba al cuerpo de Kostaki la sangre brotaba de la herida maacutes
abundante y maacutes roja Afortunadamente Smeranda no miraba maacutes hacia aquel lado
pues a la vista de aquella sangre no habriacutea tenido ya necesidad de buscar el asesino
-Gregoriska -dijo ella- bien seacute que Kostaki y tuacute no se miraban con buenos ojos bien seacute
que tuacute eres un Waivady por parte de tu padre y eacutel un Koproli por parte del suyo pero
por parte de madre son ambos de la sangre de los Brankovan Seacute que tuacute eres un hombre
de ciudad occidental y eacutel un hijo de las montantildeas orientales pero por el seno que los
llevoacute a ambos son hermanos iexclPues bien Gregoriska quiero saber si mi hijo seraacute
llevado a yacer junto a la tumba de su padre sin que haya sido pronunciado el
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juramento si yo en fin podreacute llorar tranquila como mujer descansando en ti vale decir
en un hombre para el castigo
-Dime sentildeora el nombre del homicida y ordena te juro que dentro de una hora si tuacute
lo exiges habraacute dejado de vivir
-iquestJuras so pena de mi maldicioacuten lo has entendido hijo miacuteo iquestJuras que el asesino
moriraacute que no dejaraacutes piedra sobre piedra de su casa que su madre sus hijos sus
hermanos su mujer o su prometida pereceraacuten por tu mano Juacuteralo y al jurarlo invoca
sobre ti la coacutelera celeste si faltas a la sacra promesa Si faltas a esta sacra promesa
padeceraacutes la miseria la execracioacuten de los amigos la maldicioacuten de tu madre
Gregoriska extendioacute la mano sobre el cadaacutever y
-iexclJuro que el asesino moriraacute -dijo
A aquel singular juramento cuyo verdadero sentido yo sola y el muerto quizaacute podiacuteamos
comprender vi o creiacute ver cumplirse un horrendo prodigio Los ojos del cadaacutever se
abrieron se fijaron sobre miacute maacutes vivos cual nunca los viera y como si aquella mirada
hubiera sido palpable sentiacute penetrarme hasta el corazoacuten un hierro candente No resistiacute
tanto dolor y me desvaneciacute
Cuando recobreacute los sentidos me encontreacute acostada sobre el lecho de mi caacutemara una de
las dos mujeres velaba cerca de miacute Pregunteacute doacutende estaba Smeranda me fue
contestado que velaba junto al cuerpo de su hijo Pregunteacute doacutende estaba Gregoriska se
me dijo que en el monasterio de Hango
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Ahora no era preciso huir iquestno habiacutea muerto Kostaki No se debiacutea ya hablar de boda
iquestpodiacutea yo casarme con el fratricida Transcurrieron asiacute tres diacuteas y tres noches en medio
de extrantildeos suentildeos En la vigilia y en el suentildeo veiacutea siempre aquellos dos ojos vivos en
ese rostro de muerto era una visioacuten horrenda Kostaki debiacutea ser sepultado al tercer diacutea
Por la mantildeana me fue traiacutedo de parte de Smeranda un vestido completo de viuda Me
lo puse y bajeacute La casa pareciacutea vaciacutea todos estaban en la capilla Me encamineacute hacia
ella y al tiempo que trasponiacutea su umbral vino a mi encuentro Smeranda a quien no
habiacutea visto desde hacia tres diacuteas
Se hubiera dicho que era la imagen del Dolor Con lento movimiento como el de una
estatua posoacute sobre mi frente sus helados labios y con voz que pareciacutea salir ya de la
tumba pronuncioacute las habituales palabras iexclKostaki te ama No se pueden imaginar
el efecto que produjeron en miacute aquellas palabras Esa protesta de amor expresada en
presente en vez de en pasado que deciacutea te ama y no ya te amaba ese amor de
ultratumba que veniacutea a buscarme en la vida hizo sobre mi corazoacuten una impresioacuten
terrible Al mismo tiempo se apoderaba de miacute un extrantildeo sentimiento tal como si fuera
verdaderamente la mujer de aquel que habiacutea muerto no la prometida del vivo Aquel
atauacuted me atraiacutea a mi pesar dolorosamente como la sierpe atrae al pajarillo por ella
fascinado
Busqueacute con los ojos a Gregoriska lo vi paacutelido y enhiesto contra una columna miraba
hacia lo alto No seacute decir si me vio Los monjes del convento de Hango rodeaban el
cuerpo cantando salmos del rito griego a veces armoniosos con frecuencia monoacutetonos
Tambieacuten yo hubiera querido orar pero la plegaria expiraba en mis labios mi mente
estaba tan confusa que me pareciacutea antes bien presenciar un consistorio de demonios
que una reunioacuten de monjes Cuando fue sacado el cuerpo de alliacute quise seguirlo pero
desfallecieron mis fuerzas Sentiacute doblaacuterseme las piernas y me apoyeacute en la puerta
Entonces Smeranda se me acercoacute e hizo una sentildea a Gregoriska Este se aproximoacute
Smeranda me habloacute en moldavo
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-Mi madre me ordena repetirte palabra por palabra lo que va a decir -me expresoacute
Gregoriska
Smeranda habloacute de nuevo cuando hubo terminado
-He aquiacute las palabras de mi madre -dijo eacutel- Lloras a mi hijo Edvige tu lo amabas
iquestverdad Te agradezco las laacutegrimas y tu amor de ahora en adelante tienes una patria
una madre una familia Derramemos las muchas laacutegrimas debidas a los muertos luego
seamos de nuevo dignas ambas de aquel que ya no es iexclyo su madre tuacute su mujer
Adioacutes vuelve a tu caacutemara yo acompantildeareacute a mi hijo hasta su uacuteltima morada cuando
regrese me encerrareacute en mi estancia con mi dolor y me volveraacutes a ver soacutelo cuando lo
haya vencido estate tranquila matareacute este dolor porque no quiero que me mate a miacute
A estas palabras de Smeranda traducidas por Gregoriska no pude responder sino con
un gemido Subiacute a mi caacutemara el fuacutenebre cortejo se alejoacute y lo vi desaparecer en el
aacutengulo del camino El convento de Hango estaba a soacutelo media legua de distancia del
castillo en liacutenea recta pero los obstaacuteculos del suelo haciacutean dar muchas vueltas al
camino de modo que se empleaban dos horas en recorrer aquel espacio Era el mes de
noviembre Las jornadas se habiacutean tornado friacuteas y breves y a las cinco ya era noche
oscura Hacia las siete vi reaparecer las antorchas el cortejo fuacutenebre habiacutea regresado
El cadaacutever reposaba en la tumba de sus padres todo estaba concluido
Les dije ya en queacute singular pesadilla viviacutea presa luego del fatal suceso que nos
sumergiera a todos en el duelo y sobre todo despueacutes que viera reabrirse y fijarse sobre
miacute los ojos cerrados del muerto La noche que siguioacute oprimida por las emociones
experimentadas durante el diacutea estaba auacuten maacutes triste Escuchaba sonar todas las horas
del reloj del castillo y a medida que el tiempo fugitivo me acercaba al momento en
que habiacutea muerto Kostaki me sentiacutea cada vez maacutes desconsolada Sonaron las nueve
menos cuarto Entonces se apoderoacute de miacute una extrantildea sensacioacuten Me corriacutea por todo el
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cuerpo un terror un estremecimiento que me helaba luego una especie de suentildeo
invencible entorpeciacutea mis sentidos me oprimiacutea el pecho y me velaba los ojos Tendiacute
el brazo y fui a caer de espaldas sobre el lecho Sin embargo no habiacutea perdido
totalmente los sentidos como para que no pudiera oiacuter como unos pasos acercaacutendose a
mi puerta despueacutes me parecioacute abrirse la puerta en seguida no vi ni escucheacute maacutes nada
Soacutelo sentiacute un vivo dolor en el cuello Luego de lo cual caiacute en profundo letargo
Me desperteacute a medianoche mi laacutempara ardiacutea auacuten intenteacute levantarme pero estaba tan
deacutebil que hube de repetir la tentativa dos veces Finalmente logreacute superar mi debilidad
y como despierta sentiacutea en el cuello el mismo dolor que experimentara en el suentildeo me
arrastreacute apoyaacutendome en el muro hasta el espejo y mireacute Algo que semejaba la
punzadura de un alfiler marcaba la arteria de mi cuello Creiacute que alguacuten insecto me
hubiera picado durante el suentildeo y como me sentiacutea abatida por la extenuacioacuten me
acosteacute de nuevo y me dormiacute A la mantildeana me desperteacute como de costumbre pero
entonces sentiacute una tal debilidad como la experimentara soacutelo una vez en mi vida a la
mantildeana siguiente de un diacutea en que fuera sangrada Me mireacute en el espejo y me sorprendiacute
de mi extraordinaria palidez La jornada transcurrioacute triste y oscura experimentaba yo
una cosa singular cuando me encontraba en un lugar sentiacutea necesidad de quedarme
alliacute cualquier cambio de posicioacuten me fatigaba
Llegada la noche me trajeron la laacutempara mis mujeres seguacuten podiacutea yo comprender por
sus gestos se ofrecieron a quedarse conmigo Se lo agradeciacute y salieron A la misma
hora que la noche precedente experimenteacute los mismos siacutentomas Quise levantarme
entonces y pedir ayuda pero no pude llegar a la salida Oiacute vagamente dar las nueve
menos cuarto los pasos resonaron se abrioacute la puerta pero yo no veiacutea ni escuchaba
nada y como la noche anterior caiacute de espaldas sobre el lecho Como el diacutea anterior
experimenteacute un dolor en el mismo sitio Como el diacutea anterior me desperteacute a
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medianoche pero maacutes paacutelida y maacutes deacutebil auacuten Al diacutea siguiente se renovoacute la horrible
pesadilla
Estaba decidida a bajar a la estancia de Smeranda por muy deacutebil que me sintiera
cuando entroacute en la caacutemara una de mis mujeres y pronuncioacute el nombre de Gregoriska
El joven la seguiacutea Intenteacute levantarme para recibirle pero volviacute a caer en mi silloacuten Eacutel
dio un grito al verme y quiso lanzarse hacia miacute pero tuve la fuerza de tender el brazo
hacia eacutel
-iquestQueacute vienes a hacer aquiacute -le pregunteacute
-iexclAy -dijo eacutel- iexclveniacutea a decirte adioacutes A decirte que abandono este mundo que me es
insoportable sin tu amor y tu presencia a anunciarte que me retiro al monasterio de
Hango
-Gregoriska -le respondiacute- estaacutes privado de mi presencias pero no de mi amor iexclAy Te
amo siempre y mi mayor pena es que este amor sea en adelante casi un delito
-Entonces iquestpuedo esperar que rogaraacutes por miacute Edvige
-Siacute pero no lo podreacute hacer por largo tiempo -repliqueacute yo con una sonrisa
-iquestPor queacute no Pero en verdad te veo muy abatida Dime iquestqueacute tienes iquestPor queacute tan
paacutelida
-Porque Dios tiene ciertamente piedad de miacute y a eacutel me llama
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Gregoriska se me acercoacute me tomoacute una mano que no tuve fuerza de sustraerle
miraacutendome fijo al rostro
-Esa palidez no es natural Edvige -me dijo- iquestcuaacutel es la causa
-Si te la dijera Gregoriska creeriacuteas que estoy loca
-No no habla Edvige te lo suplico estamos en un paiacutes que no se parece a ninguacuten otro
paiacutes en una familia que no se asemeja a ninguna otra familia Dime diacutemelo todo te lo
encarezco
Se lo narreacute todo la extrantildea alucinacioacuten que me poseiacutea a la hora en que Kostaki debioacute
morir ese terror ese letargo ese friacuteo glacial esa postracioacuten que me haciacutea caer de
espaldas sobre el lecho ese ruido de pasos que me pareciacutea oiacuter esa puerta que creiacutea ver
abrirse y finalmente ese agudo dolor en el cuello seguido de una palidez y de una
debilidad siempre crecientes Creiacutea yo que mi relato pareceriacutea a Gregoriska un
comienzo de locura y lo terminaba con una cierta timidez cuando por el contrario
advertiacute que me prestaba gran atencioacuten
Cuando hube terminado de hablar Gregoriska reflexionoacute un instante
-iquestDe manera -preguntoacute eacutel- que te duermes cada noche a las nueve menos cuarto
-Siacute por muchos que sean los esfuerzos que haga para resistir al suentildeo
-iquestY a esa misma hora crees ver abrirse la puerta
-Siacute aunque eche el cerrojo
-iquestY luego experimentas un agudo dolor en el cuello
-Siacute aunque sea apenas visible la sentildeal de la herida
-iquestMe permites ver
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Dobleacute la cabeza hacia atraacutes Examinoacute eacutel la cicatriz
-Edvige -dijo Gregoriska despueacutes de un momento de reflexioacuten- iquesttienes confianza en
miacute
-iquestMe lo preguntas -contesteacute
-iquestCrees en mi palabra
-Como creo en el Evangelio
-iexclBien Edvige por mi fe te juro que no tienes ocho diacuteas de vida si no aceptas hacer
hoy mismo lo que voy a decirte
-iquestY si consiento
-Si consientes quizaacutes te salves
-iquestQuizaacutes -eacutel se calloacute- Suceda lo que fuere Gregoriska -continueacute diciendo yo- hareacute
cuanto me ordenes hacer
-Escucha entonces -dijo eacutel- y ante todo no te espantes En tu paiacutes como en Hungriacutea y
en nuestra Rumaniacutea existe una tradicioacuten
Tembleacute porque esa tradicioacuten ya habiacutea vuelto a mi memoria
-iexclAh iquestSabes lo que quiero decir
-Siacute -contesteacute- en Polonia vi algunas personas padecer el horrendo hecho
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-Quieres hablar del vampiro iquestno es verdad
-Siacute nintildea auacuten me sucedioacute ver desenterrar en el cementerio de una aldea perteneciente
a mi padre cuarenta personas muertas en quince diacuteas sin que se hubiera podido en
ninguna ocasioacuten acertar con la causa de su muerte Diecisiete de esos cadaacuteveres
expusieron todos los signos de vampirismo es decir fueron encontrados frescos como
si hubieran estado vivos los otros eran sus viacutectimas
-iquestY queacute se hizo para liberar de eso a la regioacuten
-Se les clavoacute un palo en el corazoacuten y luego los quemaron
-Siacute asiacute se acostumbra hacer pero para nosotros eso no basta Para librarte de tu
fantasma antes quiero conocerlo y iexclpor Dios lo conocereacute Siacute y si es preciso luchareacute
cuerpo a cuerpo con eacutel quienquiera fuere
-iexclOh Gregoriska -exclameacute espantada
Dijo
-Quienquiera que fuere lo repito Mas para llevar a buen fin esta terrible aventura es
necesario que hagas todo lo que te exigireacute
-Di
-Estate preparada a las siete Desciende a la capilla pero desciende sola es necesario
que venzas a toda costa tu debilidad Edvige Alliacute recibiremos la bendicioacuten nupcial
Consieacutentemelo amada miacutea para velar por ti Luego subiremos de nuevo a esta caacutemara
y entonces veremos
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-iexclOh Gregoriska -exclameacute- iexclsi es eacutel te mataraacute
-No temas amada Edvige Consiente solamente
-Sabes bien que hareacute todo lo que quieras Gregoriska
-Entonces hasta luego a la noche
-Siacute haz lo que creas maacutes oportuno y te secundareacute yo cuanto mejor pueda adioacutes
Se fue Un cuarto de hora despueacutes vi a un caballero precipitarse a toda carrera por el
camino del monasterio era eacutel
Apenas le hube perdido de vista caiacute de rodillas y oreacute oreacute como ya no se reza en
nuestras tierras sin fe y aguardeacute a las siete ofreciendo a Dios y a los santos el
holocausto de mis pensamientos no me levanteacute sino al sonar las siete Estaba deacutebil
como una moribunda paacutelida como una muerta Me echeacute sobre la cabeza un gran velo
negro descendiacute la escalera apoyaacutendome en el muro y me dirigiacute a la capilla sin
encontrar a nadie
Gregoriska me esperaba con el padre Basilio prior del monasterio de Hango Centildeiacutea
una espada santa reliquia de un antiguo cruzado que asistiera a la toma de
Constantinopla con Ville-Hardouin y Baldouin de Flandes
-Edvige -dijo eacutel golpeando con la mano su espada- con la ayuda de Dios eacutesta romperaacute
el encantamiento que amenaza tu vida Aceacutercate pues resueltamente este santo
hombre que ya ha recibido mi confesioacuten recibiraacute nuestros juramentos
Comenzoacute la ceremonia quizaacute nunca otra fue maacutes sencilla y a un tiempo maacutes solemne
Nadie asistiacutea al monje eacutel mismo nos puso sobre la cabeza las coronas nupciales
Vestidos ambos de luto giramos en torno al altar con un cirio en la mano luego el
monje tras pronunciar las sacras palabras agregoacute
Vaacuteyanse ahora hijos miacuteos y el Sentildeor les deacute fuerza y valor para luchar contra el
enemigo del humano geacutenero Armados de la inocencia de ustedes y defendidos por Su
justicia venceraacuten al demonio Vayan y benditos sean
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Besamos los libros santos y salimos de la capilla Entonces por vez primera me apoyeacute
en el brazo de Gregoriska y me parecioacute que al contacto de aquel fuerte brazo de aquel
noble corazoacuten volviacutea a mis venas la vida Estaba segura del triunfo porque Gregoriska
estaba conmigo subimos a mi caacutemara Sonaban las ocho y media
-Edvige -me dijo entonces Gregoriska- no tenemos tiempo que perder iquestQuieres
dormir como de costumbre para que todo suceda durante tu suentildeo o bien permanecer
desvelada y verlo todo
-Junto a ti nada temo quiero permanecer despierta y verlo todo
Gregoriska extrajo de su pecho un boj2 bendito huacutemedo auacuten de agua santa y me lo
dio
-Toma entonces esta ramita -me dijo- acueacutestate en tu lecho recita las preces de la
Virgen y aguarda sin temor Dios estaacute con nosotros Cuida ante todo de no dejar caer
la ramita con ella podraacutes ordenar aun en el infierno No me llames no des ninguacuten
grito reza confiacutea y aguarda
Me acosteacute en el lecho Cruceacute las manos sobre el seno y puse sobre eacutel la ramita
bendecida Gregoriska se ocultoacute tras del trono de que ya hableacute Contaba yo los minutos
y de seguro mi esposo haciacutea lo mismo Sonaron los tres cuartos Vibraba auacuten el tantildeir
del martillo cuando me sentiacute presa del mismo entorpecimiento del mismo terror y del
mismo friacuteo glacial de los diacuteas precedentes acerqueacute a mis labios la rama bendita y
aquella primera sensacioacuten se desvanecioacute Oiacute entonces muy claro el ruido de aquel
conocido paso lento y medido que subiacutea los peldantildeos de la escalera y se aproximaba a
la puerta Luego la puerta se abrioacute despaciosamente sin ruido como empujada por
sobrenatural fuerza y entonces -La voz se apagoacute a medias casi sofocada en la
garganta de la narradora- Y entonces -continuoacute haciendo un esfuerzo- vi a Kostaki
paacutelido como se me apareciera en las parihuelas2 los largos cabellos negros cayeacutendole
sobre las espaldas goteaban sangre vestiacutea como de costumbre pero teniacutea descubierto
el pecho y dejaba ver su sangrante herida Todo estaba muerto todo era cadaacutever
carne ropas porte solamente los ojos aquellos terribles ojos estaban vivos
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Ante aquella aparicioacuten iexclextrantildeo es decirlo en vez de sentir duplicaacuterseme el espanto
sentiacute crecerme el valor Dios me lo enviaba de seguro para decidir mi situacioacuten y
defenderme del infierno Al primer paso que el espectro dio hacia mi lecho le claveacute
intreacutepidamente los ojos en el rostro y le presenteacute la rama bendita El espectro intentoacute
avanzar pero un poder maacutes fuerte que eacutel lo retuvo en el sitio Se detuvo
-iexclOh -murmuroacute- ella no duerme lo sabe todo
Pronuncioacute eacutel estas palabras en lengua moldava y sin embargo las comprendiacute yo como
si hubieran sido pronunciadas en lengua por miacute sabida
Estaacutebamos asiacute uno frente al otro el fantasma y yo sin que pudiera apartar mis miradas
de las suyas cuando con el rabillo del ojo vi a Gregoriska salir detraacutes del baldaquino
semejante al aacutengel exterminador y con la espada en el puntildeo Se hizo la sentildeal de la cruz
con la mano siniestra y avanzoacute lentamente con la espada tendida vuelta hacia el
fantasma eacuteste al ver al hermano desenvainoacute tambieacuten el sable soltando una horrible
carcajada pero apenas su sable tocoacute el hierro bendito el brazo le cayoacute inerte junto al
cuerpo Kostaki exhaloacute un suspiro de rabia y desesperacioacuten
-iquestQueacute quieres de miacute -preguntoacute al hermano
-En nombre del Dios verdadero y viviente -dijo Gregoriska- te conjuro a que respondas
-Habla -dijo el espectro rechinando los dientes
-iquestTe he tendido yo una emboscada
-No
-iquestTe he asaltado yo
-No
-Te he herido yo
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-No
-Te arrojaste tuacute mismo sobre mi espada y tuacute mismo corriste al encuentro de la muerte
Luego ante Dios y los hombres no soy culpable yo del delito de fratricidio luego no
has recibido una misioacuten divina sino infernal luego has salido de tu tumba no como una
sombra santa sino como un espectro maldito y volveraacutes a tu tumba
-iexclCon ella siacute -exclamoacute Kostaki haciendo un supremo esfuerzo para apoderarse de miacute
-iexclVolveraacutes allaacute solo -exclamoacute a su vez Gregoriska- Esta mujer me pertenece
Y al pronunciar tales palabras tocoacute con la punta del hierro bendito la llaga viva Kostaki
exhaloacute un grito como si le hubiera tocado una espada de fuego y llevaacutendose una mano
al pecho dio un paso atraacutes Al mismo tiempo Gregoriska con un movimiento que
pareciacutea coordinado con el del hermano dio un paso adelante entonces con los ojos
fijos en los ojos del muerto con la espada contra el pecho de su hermano comenzoacute una
marcha lenta terrible solemne Era algo semejante al pasaje de don Juan y el
comendador el espectro retrocediacutea bajo la presioacuten de la sacra espada bajo la voluntad
irresistible del campeoacuten de Dios que lo seguiacutea paso a paso sin pronunciar una palabra
ambos anhelantes ambos liacutevidos del rostro el vivo arrojando al muerto y obligaacutendolo
a abandonar el castillo su anterior morada para volver a la tumba su morada futura
Lo aseguro a fe miacutea iexclera cosa horrenda de verse Y sin embargo yo misma movida
por una fuerza superior invisible desconocida sin saber lo que haciacutea me levanteacute y los
seguiacute Bajamos la escalera iluminados soacutelo por las ardientes pupilas de Kostaki
Atravesamos la galeriacutea y el patio y luego traspusimos la puerta siempre con el mismo
paso medido el espectro retrocediendo Gregoriska con el brazo tendido yo detraacutes de
ellos
Esta marcha fantaacutestica duroacute una hora pues era necesario volver el cadaacutever a su tumba
pero en vez de seguir el camino acostumbrado Kostaki y Gregoriska atravesaron el
terreno en liacutenea recta cuidaacutendose poco de los obstaacuteculos que para ellos ya no existiacutean
ante ellos el suelo se allanaba los torrentes se secaban los aacuterboles se apartaban las
rocas se abriacutean El mismo milagro se operaba para miacute soacutelo que el cielo me pareciacutea todo
cubierto de un negro velo las lunas y las estrellas habiacutean desaparecido y en medio de
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las tinieblas soacutelo veiacutea resplandecer los ojos llameantes del vampiro Llegamos de tal
modo a Hango y pasamos a traveacutes del seto vivo de madrontildeos que serviacutea de cerco al
cementerio Apenas entrada distinguiacute entre las sombras la tumba de Kostaki junto a
la de su padre no sabiacutea que estuviera alliacute y sin embargo la reconociacute Nada me era
desconocido en aquella noche
Gregoriska se detuvo al borde de la fosa abierta
-Kostaki -dijo eacutel- aun no estaacute todo terminado para ti y una voz del cielo me avisa que
puede concebirse el perdoacuten si te arrepientes iquestprometes retornar a la tumba iquestno salir
de ella maacutes iquestconsagrar a Dios el culto que consagraste al infierno
-iexclNo -respondioacute Kostaki
-iquestTe arrepientes -preguntoacute Gregoriska
-iexclNo
-Por uacuteltima vez iquestte arrepientes
-iexclNo
-iexclBien Invoca la ayuda de Satanaacutes como invoco yo la de Dios y veremos quieacuten saldraacute
esta vez auacuten victorioso
Resonaron simultaacuteneamente dos gritos los hierros se cruzaron despidiendo centellas
y la lucha duroacute un minuto que me parecioacute un siglo Kostaki cayoacute vi alzarse la terrible
espada de su hermano introduciacutersela en el cuerpo y clavar ese cuerpo sobre la tierra
recieacuten removida Un uacuteltimo grito que nada teniacutea de humano se alzoacute por el aire Acudiacute
Gregoriska estaba en pie pero vacilante Le di apoyo con mis brazos
-iquestEstaacutes herido -le pregunteacute ansiosamente
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-No -me respondioacute- pero en tal duelo querida Edvige la lucha no la herida mata He
luchado con la muerte y a ella pertenezco
-Amigo amigo -exclameacute- aleacutejate de aquiacute y acaso vuelvas a la vida
-No eacutesta es mi tumba Edvige pero no perdamos tiempo toma un poco de esta tierra
impregnada de su sangre y apliacutecala a la mordedura que te hizo es el uacutenico medio que
puede preservarte en el porvenir de su horrendo amor
Obedeciacute temblando Me inclineacute para recoger aquella tierra sanguinosa y al doblarme
vi el cadaacutever clavado al suelo la espada bendita le atravesaba el corazoacuten y una sangre
oscura le brotaba abundante de la herida como si hubiera muerto en aquel momento
Amaseacute un poco de tierra con la sangre y apliqueacute a mi herida el espantoso talismaacuten
-Ahora mi adorada Edvige -dijo Gregoriska con voz semiapagada- escucha bien mi
uacuteltimo consejo Abandona el paiacutes apenas te sea posible Soacutelo la distancia es una
seguridad para ti El padre Basilio recibioacute hoy mi suprema voluntad y la cumpliraacute
iexclEdvige un beso iexclEl uacuteltimo el uacutenico beso iexclEdvige me muero
Y asiacute diciendo Gregoriska cayoacute junto al hermano
En cualquier otra circunstancia en medio de aquel cementerio cerca de aquella tumba
abierta con aquellos dos cadaacuteveres yaciendo uno junto al otro hubiera enloquecido
pero como dije ya Dios me habiacutea inspirado una fuerza igual a los acontecimientos de
los que eacutel me haciacutea no soacutelo testigo sino tambieacuten actriz Mientras miraba a mi alrededor
en busca de ayuda vi abrirse la puerta del monasterio y avanzar los monjes de a dos
conducidos por el padre Basilio llevando cirios ardientes y cantando las preces de
difuntos El padre Basilio habiacutea llegado haciacutea poco al convento y previendo lo
sucedido se dirigiacutea al cementerio con toda la congregacioacuten Me encontroacute viva cerca de
los dos muertos Una uacuteltima convulsioacuten habiacutea retorcido el rostro de Kostaki
Gregoriska en cambio estaba tranquilo y casi sonriente Fue sepultado como lo deseara
eacutel junto al hermano el cristiano junto al maldito Smeranda cuando tuvo noticia de la
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nueva desdicha quiso verme fue a buscarme al convento de Hango y supo de mis
labios cuanto habiacutea acontecido en aquella tremenda noche
Le referiacute todos los detalles de la fantaacutestica historia pero ella me escuchoacute como ya me
escuchara Gregoriska sin mostrar estupor ni espanto
-Edvige -me contestoacute ella despueacutes de un instante de silencio- por muy extrantildeo que sea
lo que me has narrado dijiste soacutelo la verdad La estirpe de los Brankovan estaacute maldita
hasta la tercera y cuarta generacioacuten porque un Brankovan matoacute a un sacerdote El
teacutermino de la maldicioacuten ha llegado pues tuacute aunque esposa eres virgen y en miacute se
extingue el linaje Si mi hijo te ha dejado en herencia un milloacuten toacutemalo Despueacutes de
mi muerte salvo los piacuteos legados que tengo la intencioacuten de hacer recibiraacutes el resto de
mis bienes Y ahora sigue el consejo de tu esposo Vuelve lo maacutes presto que puedas a
aquellas tierras donde Dios no permite que se cumplan tan horrendos prodigios No
necesito de nadie para llorar conmigo a mis hijos Mi dolor quiere soledad Adioacutes no
me tengas ya en cuenta Mi suerte futura me pertenece a miacute sola y a Dios
Y luego de besarme en la frente como de costumbre me dejoacute y fue a encerrarse en el
castillo de Brankovan
Ocho diacuteas despueacutes partiacute para Francia Como lo esperara Gregoriska mis noches no
fueron turbadas ya por el terrible fantasma Se restablecioacute mi salud y de aquel suceso
no me quedoacute otro recuerdo fuera de esta palidez mortal que suele acompantildear hasta la
tumba a toda humana criatura que haya sufrido el beso de un vampiro
________________
1 Parihuelas Utensilio para transportar cosas entre dos personas formado por dos
barras horizontales entre las que estaacute fijada una plataforma o cajoacuten Camilla cama
portaacutetil
2 Boj Arbusto de tallos ramosos con pequentildeas hojas ovales muy utilizado como
planta de jardiacuten y cuya madera es apreciada por su dureza
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teacutermino de nuestro viaje Eran los uacuteltimos diacuteas de julio Habiacuteamos tenido una jornada
muy caacutelida y hacia las cuatro respiraacutebamos con ansioso deleite las primeras brisas del
atardecer Habiacuteamos dejado atraacutes haciacutea poco las torres ruinosas de Niantzo Bajaacutebamos
a una llanura que empezaacutebamos a ver a traveacutes de una hendidura de la montantildea
Desde el sitio donde estaacutebamos ya podiacuteamos seguir con la vista el curso del Bistriza
de riberas esmaltadas de bermejeantes vintildeedos y de altas campaacutenulas de flores blancas
Bordeaacutebamos un abismo en cuyo fondo corriacutea el riacuteo que en aquel lugar teniacutea apenas
forma de torrente y nuestras cabalgaduras teniacutean escaso espacio para caminar dos de
frente Nos precediacutea un guiacutea quien inclinado de flanco sobre la grupa de su caballo
cantaba una cancioacuten morlaca cuyas palabras seguiacutea con singular atencioacuten El cantor
era tambieacuten al mismo tiempo el poeta Necesitariacutea ser uno de aquellos montantildeeses para
poder expresarnos la melancoliacutea de su cancioacuten con su salvaje tristeza con toda su
profunda sencillez Las palabras de la cancioacuten eran poco maacutes o menos las siguientes
iexclVean alliacute ese cadaacutever en la palude de Stavila donde corriera tanta sangre de
guerreros No es un hijo de Iliria no es un feroz bandido que despueacutes de haber engantildeado a la gentil Mariacutea roboacute exterminoacute incendioacute
Rauda como el relaacutempago una bala ha venido a atravesar el corazoacuten del bandido un
yatagaacuten le ha tronchado el cuello Pero oh misterio despueacutes de tres diacuteas su sangre tibia auacuten riega la tierra bajo el pino teacutetrico y solitario y ennegrece el paacutelido Ovigan
Sus ojos turquiacutees brillan siempre huyamos huyamos guay de quien pase por la
palude cerca de eacutel iexcles un vampiro El feroz lobo se aleja del impuro cadaacutever y el fuacutenebre buitre huye al monte de calvo frontis
De pronto se oyoacute la detonacioacuten de un arma de fuego y el silbar de una bala La cancioacuten
quedoacute interrumpida y el guiacutea herido de muerte se precipitoacute al abismo mientras su
caballo se deteniacutea temblando y tendiendo la inteligente testa hacia el fondo del
precipicio donde desapareciera su duentildeo Al mismo tiempo se levantoacute por los aires
un grito estridente y sobre los flancos de la montantildea vimos aparecer una treintena de
bandidos estaacutebamos completamente rodeados Cada uno de los nuestros empuntildeoacute un
arma y bien que tomados inopinadamente mis acompantildeantes como que eran viejos
soldados avezados al fuego no se dejaron intimidar y se pusieron en guardia Yo
misma dando el ejemplo empuntildeeacute una pistola y conociendo bien cuaacuten desventajosa
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era nuestra situacioacuten griteacute iexclAdelante y di con la espuela a mi caballo que se lanzoacute a
toda carrera hacia la llanura Pero teniacuteamos que veacuternosla con montantildeeses que brincaban
de roca en roca como verdaderos demonios de los abismos que aun saltando haciacutean
fuego manteniendo a nuestros flancos la posicioacuten tomada Por lo demaacutes nuestro plan
habiacutea sido previsto En un punto donde el camino se ensanchaba y la montantildea se
allanaba un poco aguardaba nuestro paso un joven a la cabeza de diez hombres a
caballo Cuando nos vieron pusieron al galope sus cabalgaduras y nos asaltaron de
frente mientras aquellos que nos perseguiacutean bajaban saltando en gran cantidad y
cortada de tal modo nuestra retirada nos rodeaban por todas partes
La situacioacuten era grave sin embargo acostumbrada desde nintildea a las escenas de guerra
pude apreciarla sin que se me escapara una sola circunstancia Todos aquellos hombres
vestidos de pieles de carnero llevaban inmensos sombreros redondos coronados de
flores naturales al modo de los huacutengaros Cada uno de ellos manejaba un largo fusil
turco que agitaban vivamente luego de haber disparado dando gritos salvajes y en la
cintura portaba un sable corvo y dos pistolas Su jefe era un joven de apenas veintidoacutes
antildeos de tez paacutelida de ojos negros y cabellos ensortijados que le caiacutean sobre las
espaldas Vestiacutea la casaca moldava guarnecida de piel y ajustada al cuerpo por una faja
con listas de oro y seda En su mano resplandeciacutea un sable corvo y en su cintura
reluciacutean cuatro pistolas Durante la lucha daba gritos roncos e inarticulados que
pareciacutean no pertenecer al habla humana y sin embargo eran una eficaz expresioacuten de
sus deseos pues a aquellos gritos obedeciacutean todos sus hombres ora echaacutendose a tierra
boca abajo para esquivar nuestras descargas ora levantaacutendose para disparar a su vez
haciendo caer a aquellos de nosotros que auacuten estaban de pie matando a los heridos
haciendo en suma de la lucha una carniceriacutea Yo habiacutea visto caer uno despueacutes del otro
los dos tercios de mis defensores Cuatro estaban auacuten ilesos y se apretaban a mi
alrededor no pidiendo una gracia que teniacutean la certidumbre de no conseguir y
pensando soacutelo en vender la vida lo maacutes cara que fuese posible Entonces el joven jefe
dio un grito maacutes expresivo que los anteriores tendiendo la punta de su sable hacia
nosotros En verdad aquella orden significaba que debiacutea rodearse nuestro uacuteltimo grupo
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de un cerco de fuego y fusilarnos a todos juntos pues de un golpe vimos apuntarnos
todos aquellos largos mosquetes
Comprendiacute que habiacutea llegado la hora final Alceacute los ojos y las manos al cielo
murmurando una uacuteltima plegaria y aguardeacute la muerte En ese instante vi no descender
sino precipitarse de pentildea en pena un joven que se detuvo enhiesto sobre una roca que
dominaba la escena semejante a una estatua en un pedestal y extendiendo la mano
hacia el campo de batalla pronuncioacute esta sola palabra iexclBasta Todas las miradas se
volvieron a esa voz y cada uno parecioacute obedecer al nuevo amo Soacutelo un bandido apuntoacute
de nuevo su fusil e hizo el disparo Uno de nuestros hombres dio un grito la bala le
habiacutea roto el brazo izquierdo Se volvioacute al punto para lanzarse sobre el que le hiriera
pero auacuten no habiacutea hecho cuatro pasos su caballo que un relaacutempago brilloacute por encima
de nosotros y el bandido rebelde cayoacute herido por una bala en la cabeza Tantas y tan
diversas emociones habiacutean acabado mis fuerza me desvaneciacute Cuando recobreacute los
sentidos me halleacute acostada sobre la hierba con la cabeza apoyada en las rodillas de un
hombre de quien no veiacutea sino la mano blanca y cubierta de anillos rodeaacutendome el
cuerpo mientras ante miacute estaba parado de brazos cruzados y la espada bajo la axila el
joven jefe moldavo que dirigiera el asalto contra nosotros
-Kostaki -deciacutea en franceacutes y con gesto autoritario el que me sosteniacutea- que tus hombres
se retiren de inmediato Deacutejame al cuidado de esta joven
-Hermano hermano -respondioacute aquel a quien eran dirigidas tales palabras y que
pareciacutea contenerse con esfuerzo- cuiacutedate de no cansar mi paciencia yo te dejo el
castillo deacutejame a miacute el bosque En el castillo tuacute eres el amo pero aquiacute yo soy
todopoderoso Aquiacute me bastariacutea una sola palabra para obligarte a obedecerme
-Kostaki yo soy el mayor lo que quiere decir que soy amo en todas partes asiacute en el
bosque como en el castillo allaacute y aquiacute Como a ti me corre por las venas la sangre de
los Brankovan sangre real que tiene el haacutebito de mandar y yo mando
-Manda a tus servidores Gregoriska no a mis soldados
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-Tus soldados son bandidos Kostaki bandidos que hareacute ahorcar en las almenas de
nuestras torres si no me obedecen al instante
-Bien intenta darles una orden
Sentiacute entonces que quien me sosteniacutea retiraba su rodilla y colocaba suavemente mi
cabeza sobre una piedra
Lo seguiacute ansiosa con la mirada y pude examinar a aquel joven que cayera por asiacute
decirlo del cielo en medio de la refriega y que yo habiacutea podido ver apenas estando
desmayada mientras apareciacutea a punto en escena Era un joven de veinticuatro antildeos de
alta estatura y con dos grandes ojos celestes y resplandecientes como el relaacutempago en
los que se leiacutea una extraordinaria decisioacuten y firmeza Los largos cabellos rubios indicio
de la estirpe eslava le caiacutean sobre las espaldas como los del arcaacutengel Miguel
circundando dos mejillas rubicundas y frescas sus labios realzados por una sonrisa
desdentildeosa dejaban ver una doble hilera de perlas Vestiacutea una especie de tuacutenica de
velludo negro calzones centildeidos a las piernas y botas bordadas en la cabeza teniacutea un
gorro puntiagudo ornado de una pluma de aacuteguila en la cintura portaba un cuchillo de
caza y al hombro una pequentildea carabina de dos cantildeos cuya precisioacuten habiacutea aprendido
a apreciar uno de los bandidos Extendioacute la mano y con ese gesto imperioso parecioacute
imponerse hasta a su hermano Pronuncioacute algunas palabras en lengua moldava las
cuales parecieron causar profunda impresioacuten sobre los bandidos Entonces a su vez
habloacute en la misma lengua el joven jefe y me parecioacute que su discurso estaba lleno de
amenazas y de imprecaciones A aquel largo y vehemente discurso el hermano mayor
contestoacute con una sola palabra Los bandidos se sometieron hizo un gesto y los
bandidos se sometieron hizo un gesto y los bandidos se reunieron detraacutes de nosotros
-iexclBien Sea pues Gregoriska -dijo Kostaki volviendo a hablar en franceacutes- Esta mujer
no iraacute a la caverna pero no por ello seraacute menos miacutea La encuentro hermosa la he
conquistado yo y la quiero yo
Asiacute diciendo se lanzoacute hacia miacute y me levantoacute entre sus brazos
-Esta mujer seraacute llevada al castillo y entregada a mi madre yo no la abandonareacute -dijo
mi protector
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-iexclMi caballo -gritoacute Kostaki en lengua moldava
Varios bandidos se apresuraron a obedecer condujeron a su sentildeor la cabalgadura
pedida Gregoriska miroacute en torno asioacute las bridas de un caballo sin duentildeo y saltoacute a la
silla sin tocar los estribos Kostaki bien que me teniacutea auacuten apretada entre sus brazos
montoacute en la silla casi tan aacutegilmente como su hermano y partioacute a todo galope El caballo
de Gregoriska parecioacute haber recibido el mismo impulso y fue a ponerse pegado al
flanco y al pescuezo del corcel de Kostaki Extrantildeo de verse eran aquellos dos
caballeros que volaban el uno junto al otro taciturnos silenciosos sin perderse de vista
un solo instante aun cuando aparentaran no mirarse y se entregaban por entero a sus
cabalgaduras cuya impetuosa carrera los llevaba a traveacutes de bosques rocas y
precipicios
Teniacutea la cabeza caiacuteda y esto me permitiacutea ver los bellos ojos de Gregoriska fijos en miacute
Kostaki lo advirtioacute me levantoacute la cabeza y ya no vi maacutes que su teacutetrica mirada
devoraacutendome Bajeacute los paacuterpados pero en vano a traveacutes de su velo veiacutea no obstante
siempre aquella mirada relampagueante que me penetraba hasta las viacutesceras y me
punzaba el corazoacuten Entonces me acaecioacute una extrantildea alucinacioacuten me pareciacutea ser la
Leonora de la balada de Buumlrger llevada por el caballo y el caballero fantasmas y
cuando sentiacute que se me cerraban abriacute los ojos amedrentada tan persuadida estaba de
ver alrededor miacuteo soacutelo cruces rotas y tumbas abiertas Vi algo un poco maacutes alegre era
el patio interno de un castillo moldavo construido en el siglo XIV
Kostaki me dejoacute resbalar a tierra bajando casi en seguida despueacutes que yo pero por
raacutepido que hubiera sido su acto Gregoriska le habiacutea precedido Como lo dijera en el
castillo eacutel era el amo Al ver llegar a los dos joacutevenes y a la extranjera que llevaban con
ellos acudieron los servidores pero aunque dividieron sus diligencias entre Kostaki y
Gregoriska apareciacutea claro que los mayores miramientos el respeto maacutes profundo eran
para el segundo Se aproximaron dos mujeres Gregoriska les dio una orden en lengua
moldava y con la mano me indicoacute que las siguiera La mirada que acompantildeaba aquel
gesto era tan respetuosa que yo no vacileacute absolutamente en obedecerle Cinco minutos
despueacutes me encontraba en una caacutemara que aun cuando pudiera parecer desnuda y triste
a una persona de menos faacutecil contentamiento era sin embargo evidentemente la maacutes
hermosa del castillo Una gran habitacioacuten cuadrada con una especie de divaacuten de sayal
verde asiento de diacutea lecho de noche Habiacutea tambieacuten alliacute cinco o seis sillones de encina
un inmenso cofre y en un aacutengulo un trono semejante a una gran silla de coro
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No habiacutea que hablar de cortinas en las ventanas y en el lecho A los costados de la
escalera que llevaba a aquella caacutemara se erguiacutean dentro de nichos tres estatuas de los
Brankovan de tamantildeo superior al natural Al poco rato trajeron nuestros bagajes entre
los cuales se encontraban tambieacuten mis maletas Las mujeres me ofrecieron sus
servicios Pero no obstante reparando el desorden que lo sucedido causara en mi
tocado conserveacute mi vestimenta de amazona la cual maacutes que cualquier otra acordaba
con el modo de vestir de mis hueacutespedes Apenas habiacutea hecho los pocos cambios
necesarios en mis ropas cuando oiacute golpear levemente en la puerta
-Adelante -dije en franceacutes siendo esta lengua para nosotros los polacos como saben
casi una segunda lengua materna
Entroacute Gregoriska
-iexclAh sentildeora cuaacutento me complace que hables franceacutes
-Y yo tambieacuten -respondiacute- estoy contenta de saber esta lengua porque de tal modo he
podido gracias a este hecho apreciar toda la generosidad de tu conducta conmigo En
esa lengua me defendiste de los designios de tu hermano y en esa lengua te ofrezco yo
la expresioacuten de mi sincero reconocimiento
-Te lo agradezco sentildeora Era cosa muy natural que me preocupara de una mujer que
se encontraba en tu situacioacuten Andaba de caza por los montes cuando llegaron a mi
oiacutedo algunas detonaciones anormales y continuas comprendiacute que se trataba de un
asalto a mano armada y marcheacute al encuentro del fuego como decimos nosotros en
teacuterminos guerreros A Dios gracias llegueacute a tiempo pero iquestseriacutea tal vez demasiado
atrevido si te preguntara oh sentildeora por cuaacutel motivo una mujer de alto linaje como
eres tuacute se ha visto reducida a aventurarse en nuestros montes
-Soy polaca -contesteacute- Mis dos hermanos sucumbieron no ha mucho en la guerra
contra Rusia mi padre a quien dejeacute yo mientras se preparaba a defender su castillo
sin duda se les ha reunido ya a esta hora y yo huyendo por orden de mi padre de todos
aquellos estragos iba en busca de refugio al monasterio de Sabastru donde mi madre
en su juventud y en circunstancias semejantes habiacutea encontrado asilo seguro
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-Eres enemiga de los rusos tanto mejor -dijo el joven- este tiacutetulo te seraacute poderosa ayuda
en el castillo y nosotros necesitaremos de todas nuestras fuerzas para sostener la lucha
que se prepara Pero ante todo sentildeora pues que ya seacute quieacuten eres debes saber tambieacuten
quieacutenes somos nosotros el nombre de los Brankovan no te es desconocido iquestverdad
sentildeora -Yo me inclineacute- Mi madre es la uacuteltima princesa de este nombre la uacuteltima
descendiente del ilustre jefe mandado matar por los Cantimir los viles cortesanos de
Pedro I Casoacute en primeras nupcias con mi padre Serban Waivady priacutencipe tambieacuten eacutel
pero de estirpe menos ilustre Mi padre habiacutea sido educado en Viena y alliacute pudo
apreciar las ventajas de la civilizacioacuten Decidioacute hacer de miacute un europeo Partimos para
Francia Italia Espantildea y Alemania Mi madre -no le toca a un hijo lo seacute narrarte lo
que te direacute pero ya que por nuestra salvacioacuten es necesario que nos conozcamos bien
reconoceraacutes justos los motivos de esta revelacioacuten- mi madre digo que durante los
primeros viajes de mi padre mientras era yo auacuten nintildeo habiacutea tenido culpables
relaciones con un jefe de parciales (que con tal nombre agregoacute sonriendo Gregoriska
se llaman en este paiacutes a los hombres por quienes fuiste agredida) cierto conde Giordaki
Koproli medio griego y medio moldavo escribioacute a mi padre confesaacutendole todo y
pidieacutendole el divorcio apoyando su demanda en que no queriacutea ella una Brankovan
continuar siendo por maacutes tiempo mujer de un hombre que se tornaba diacutea a diacutea maacutes
extranjero a su patria iexclAy Mi padre no tuvo necesidad de dar su asentimiento a esa
peticioacuten que te podraacute parecer extrantildea pero entre nosotros es cosa muy natural Eacutel habiacutea
muerto de un aneurisma que desde mucho tiempo lo atormentaba y la carta de mi
madre la recibiacute yo A miacute ahora no me quedaba otra cosa que hacer votos sinceros por
la felicidad de mi madre y le escribiacute una carta en la que le comunicaba estos votos
miacuteos junto con la noticia de su viudez En aquella carta le pediacutea tambieacuten permiso para
poder continuar mis viajes que me fue concedido Teniacutea yo la firme intencioacuten de
establecerme en Francia o Alemania para no encontrarme cara a cara con un hombre
que aborreciacutea y que no podiacutea amar quiero decir al marido de mi madre cuando he
aquiacute que de improviso vine a saber que el conde Giordaki Koproli habiacutea sido
asesinado seguacuten decires por los viejos cosacos de mi padre Amaba yo demasiado a
mi madre para no apresurarme a regresar a la patria comprendiacutea su aislamiento y la
necesidad en que debiacutea encontrarse de tener junto a ella en tales circunstancias las
personas que podiacutean serle queridas Aun cuando ella nunca se hubiera mostrado muy
tierna conmigo era su hijo Una mantildeana llegueacute inesperadamente al castillo de mis
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padres Alliacute encontreacute a un joven a quien al principio tomeacute por un extranjero pero luego
supe que era mi hermano Era Kostaki el hijo del adulterio legitimado por un segundo
matrimonio Kostaki la indomable criatura que viste para quien son leyes soacutelo sus
pasiones que nada tiene por sagrado aquiacute abajo fuera de su madre que me obedece
como la tigresa obedece al brazo que la ha domado pero rugiendo por siempre en la
vaga esperanza de poder devorarme un diacutea En el interior del castillo en el hogar de
los Brakovan y de los Waivady yo soy auacuten el amo pero fuera de este recinto en la
abierta campintildea eacutel se convierte en el salvaje hijo de los bosques y de los montes que
quiere doblegarlo todo bajo su feacuterrea voluntad Coacutemo hoy eacutel y sus hombres hicieron
para ceder no lo seacute quizaacute por antigua costumbre o por un resto de respeto que me
tienen Pero no quisiera arriesgar otra prueba Permanece aquiacute no salgas de esta
caacutemara del patio del castillo en suma y respondo de todo si das un paso fuera del
castillo no puedo prometerte otra cosa que hacerme matar por defenderte
-iquestNo podreacute entonces -dije yo- seguacuten el deseo de mi padre continuar el viaje hacia el
convento de Sabastru
-Obra intenta ordena yo te acompantildeareacute pero quedareacute en mitad del camino y tuacute tuacute
ciertamente no alcanzaraacutes la meta de tu viaje
-Pero iquestqueacute hacer entonces
-Queacutedate aquiacute aguarda toma consejo de los hechos y aprovecha las circunstancias
Suponte haber caiacutedo en una caverna de bandidos y que soacutelo tu valor podraacute sacarte del
apuro tu calma salvarte Mi madre a despecho de la preferencia que concede a
Kostaki hijo de su amor es buena y generosa Por otra parte es una Brankovan vale
decir una verdadera princesa La veraacutes ella te defenderaacute de las brutales pasiones de
Kostaki Ponte bajo la proteccioacuten de ella seacute corteacutes y te amaraacute Y en realidad (agregoacute
eacutel con expresioacuten indefinible) iquestquieacuten podriacutea verte y no amarte Ven ahora al comedor
donde mi madre te espera No demuestres fastidio ni desconfianza habla polaco aquiacute
nadie conoce esta lengua yo traducireacute a mi madre tus palabras y estate tranquila que
soacutelo direacute aquello que sea conveniente decir Sobre todo ni una palabra de cuanto te he
revelado nadie debe sospechar que estamos de acuerdo Tuacute no sabes auacuten de cuaacutenta
astucia y disimulacioacuten es capaz el maacutes sincero de entre nosotros Ven
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Lo seguiacute por la escalera iluminada de antorchas de resina ardiendo puestas dentro de
manos de hierro que sobresaliacutean del muro Era evidente que aquella insoacutelita
iluminacioacuten habiacutea sido dispuesta para miacute Llegamos al comedor Apenas Gregoriska
hubo abierto la puerta de aquella sala y pronunciado en el umbral una palabra en
lengua moldava que despueacutes supe significaba la extranjera vino a nuestro encuentro
una mujer de alta estatura Era la princesa Brankovan Teniacutea cabellos blancos
entrelazados alrededor de la cabeza la cual estaba cubierta de un gorro de cibelina
ornado de un penacho signo de su origen principesco Vestiacutea una especie de tuacutenica de
brocado el corpintildeo sembrado de piedras preciosas sobrepuesta a una larga hopalanda
de estofa turca guarnecida de piel igual a la del gorro Teniacutea en la mano un rosario de
cuentas de aacutembar que haciacutea correr raacutepidamente entre los dedos Junto a ella estaba
Kostaki vestido con el espleacutendido y majestuoso traje magiar en el cual me parecioacute auacuten
maacutes extrantildeo Su traje estaba compuesto de una sobrevesta de velludo negro de ancha
mangas que le caiacutea hasta debajo de la rodilla calzones de casimir rojo y los largos
cabellos de color negro tirando a azulado le caiacutean sobre el cuello desnudo rodeado
solamente por la orla blanca de una fina camisa de seda Me saludoacute torpemente y
pronuncioacute en moldavo algunas palabras para miacute ininteligibles
-Puedes hablar en franceacutes hermano miacuteo -dijo Gregoriska- la sentildeora es polaca y
comprende esta lengua
Entonces Kostaki dijo en franceacutes algunas palabras casi tan incomprensibles para miacute
como las que pronunciara en moldavo pero la madre tendiendo gravemente el brazo
interrumpioacute a los dos hermanos Apareciacutea claro que intimaba a sus hijos que esperaran
a que soacutelo ella me recibiera Comenzoacute entonces en lengua moldava un discurso de
cumplimiento al cual la movilidad de sus facciones daba un sentido faacutecil de explicarse
Me indicoacute la mesa me ofrecioacute una silla cerca de ella sentildealoacute con un gesto la casa toda
como diciendo que estaba a mi disposicioacuten y sentaacutendose antes que los demaacutes con
beneacutevola dignidad hizo la sentildeal de la cruz y pronuncioacute una plegaria Entonces cada
uno ocupoacute su lugar propio establecido por la etiqueta Gregoriska cerca de miacute Como
extranjera yo habiacutea determinado que a Kostaki le tocara el puesto de honor junto a su
madre Smeranda Asiacute se llamaba la condesa Tambieacuten Gregoriska habiacutea mudado de
vestimenta Llevaba eacutel igualmente la tuacutenica magiar y los calzones de casimir pero
aqueacutella de color granate y estos turquiacutees Teniacutea colgada del cuello una espleacutendida
condecoracioacuten el nisciam del sultaacuten Mahmud Los otros comensales de la casa cenaban
en la misma mesa cada uno en el sitio que le correspondiacutea seguacuten el grado que ocupaba
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entre los amigos o los servidores La cena fue triste Kostaki no me dirigioacute nunca la
palabra si bien su hermano tuvo siempre la atencioacuten de hablarme en franceacutes La madre
me ofreciacutea de todo con sus propias manos con ese ademaacuten solemne que le era natural
Gregoriska habiacutea dicho la verdad era una verdadera princesa Luego de la cena
Gregoriska se acercoacute a su madre y le explicoacute en lengua moldava el deseo que yo debiacutea
tener de estar sola y cuaacuten necesario me seriacutea el reposo despueacutes de las emociones de
aquella jornada Smeranda hizo un gesto de aprobacioacuten me tendioacute la mano me besoacute
en la frente como lo hubiera hecho con una hija suya y me deseoacute buena noche en su
castillo Gregoriska no se habiacutea engantildeado yo ansiaba ardientemente aquel instante de
soledad Agradeciacute por eso a la princesa quien me condujo hasta la puerta donde me
esperaban las dos mujeres que antes ya me acompantildearan en mi caacutemara Saludado que
hube a la madre y a los dos hijos volviacute a mi aposento de donde saliera una hora antes
El sofaacute estaba transformado en lecho Otros cambios no se habiacutean hecho Agradeciacute a
las mujeres les hice comprender que me desvestiriacutea sola y ellas salieron en seguida
con mil testimonios de respeto que queriacutean significar tener oacuterdenes de obedecerme en
todo y por todo Quedeacute sola en aquella inmensa caacutemara que mi candela podiacutea alumbrar
apenas en parte Era un singular juego de luces una especie de lucha entre el resplandor
treacutemulo de mi cirio y los rayos de la luna que pasaban a traveacutes de la ventana sin
cortinados Ademaacutes de la puerta por la que entrara y que caiacutea sobre la escalera habiacutean
otras dos en la caacutemara pero sus gruesos cerrojos que se cerraban por dentro bastaban
para tranquilizarme Mireacute la puerta de entrada tambieacuten ella teniacutea medios de defensa
Abriacute la ventana daba sobre un abismo Comprendiacute que Gregoriska habiacutea elegido
aquella caacutemara calculadamente De vuelta por fin a mi sofaacute encontreacute sobre una mesita
puesta junto a la cabecera una tarjeta doblada La abriacute y leiacute en polaco Duerme
tranquila nada tienes que temer mientras permanezcas en el interior del castillo
Seguiacute el buen consejo y como el cansancio venciacutea sobre las preocupaciones que me
teniacutean desazonada me acosteacute y en seguida me dormiacute
Desde aquel momento quedaba fijada mi permanencia en el castillo y teniacutea principio
el drama que voy a narrarles
Los dos hermanos se enamoraron de miacute cada uno seguacuten su iacutendole Kostaki me confesoacute
de improviso al diacutea siguiente que me amaba y declaroacute que seriacutea suya y no de otro y
que me matariacutea antes que cederme a quienquiera que fuese Gregoriska no me dijo
nada pero se mostroacute lleno de amor y de consideraciones conmigo Para complacerme
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puso en praacutectica todos los medios de su refinada educacioacuten todos los recuerdos de una
juventud transcurrida en la maacutes nobles Cortes de Europa iexclAy No era cosa tan difiacutecil
pues ya el primer sonido de su voz me habiacutea acariciado el alma y ya su primera mirada
me habiacutea serenado el corazoacuten Al cabo de tres meses Kostaki me habiacutea repetido cien
veces que me amaba y yo lo odiaba Gregoriska auacuten no me habiacutea dicho una palabra de
amor y yo sentiacutea que cuando eacutel lo deseara seriacutea toda suya
Kostaki habiacutea renunciado a sus incursiones Encerrado siempre en el castillo habiacutea
cedido momentaacuteneamente el mando a un lugarteniente quien de cuando en cuando
veniacutea a pedirle oacuterdenes y en seguida desapareciacutea Tambieacuten Smeranda habiacutea concebido
por miacute una amistad apasionada cuyas expresiones me causaban temor Protegiacutea ella
visiblemente a Kostaki y pareciacutea celosa de miacute maacutes auacuten de lo que eacutel lo fuera Pero como
no hablaba polaco ni franceacutes y yo no comprendiacutea el moldavo ella no teniacutea modo de
insistir ante miacute en favor de su hijo predilecto Habiacutea sin embargo aprendido a decir en
franceacutes unas palabras que me repetiacutea siempre cuando posaba sus labios en mi frente
-iexclKostaki ama a Edvige
Un diacutea recibiacute una noticia horrible que colmoacute mi desventura Los cuatro hombres
sobrevivientes del combate habiacutean sido puestos en libertad y regresado a Polonia
prometiendo que uno de ellos antes de que pasaran tres meses volveriacutea para darme
noticias de mi padre En efecto una mantildeana se presentoacute de nuevo uno de ellos Nuestro
castillo habiacutea sido tomado incendiado destruido y mi padre se habiacutea hecho matar
defendieacutendolo En adelante estaba sola en el mundo Kostaki redobloacute sus insinuaciones
y Smeranda sus ternuras pero esta vez aduje como pretexto mi duelo por la muerte de
mi padre Kostaki insistioacute diciendo que cuanto maacutes sola me encontraba tanto maacutes
necesidad teniacutea de apoyo y su madre insistioacute al par y acaso maacutes que eacutel
Gregoriska me habiacutea hablado del poder que los moldavos tienen sobre siacute mismos
cuando no quieren que otros lean en su corazoacuten Eacutel era un vivo ejemplo de ello Estaba
seguriacutesima de su amor y sin embargo si alguien me hubiera preguntado en queacute prueba
se fundaba tal certidumbre me habriacutea sido imposible decirlo nadie en el castillo habiacutea
visto nunca que su mano tocara la miacutea o que sus ojos buscaran los miacuteos Soacutelo los celos
podiacutean hacer clara a Kostaki la rivalidad del hermano como soacutelo el amor que
alimentaba yo por Gregoriska podiacutea hacerme claro su amor Sin embargo lo confieso
me inquietaba mucho aquel poder de Gregoriska sobre siacute mismo Yo teniacutea fe en eacutel pero
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no bastaba necesitaba ser convencida cuando he aquiacute que una noche de vuelta apenas
en mi caacutemara oiacute golpear levemente a una de las dos puertas que se cerraban por dentro
Por el modo de golpear adivineacute que era una llamada amiga Me acerqueacute preguntando
quieacuten estaba alliacute
-Gregoriska -contestoacute una voz cuyo acento no podiacutea engantildearme
-iquestQueacute quereacuteis de miacute -le pregunteacute toda temblorosa
-Si tienes fe en miacute -dijo Gregoriska- si me crees hombre de honor iquestme permites una
pregunta
-iquestCuaacutel
-Apaga la luz como si te hubierais acostado y de aquiacute en media hora aacutebreme esta
puerta
-Vuelve dentro de media hora -fue mi uacutenica respuesta
Apagueacute la luz y aguardeacute El corazoacuten me palpitaba con violencia pues comprendiacutea que
se trataba de un hecho importante Transcurrioacute la media hora oiacute golpear maacutes levemente
auacuten que la primera vez Durante el intervalo habiacutea descorrido los cerrojos no me
quedaba pues sino abrir la puerta Gregoriska entroacute y sin que me dijera cerreacute la puerta
tras eacutel y echeacute los cerrojos Eacutel permanecioacute un instante mudo e inmoacutevil imponieacutendome
silencio con el gesto Luego cuando estuvo seguro de que ninguacuten peligro nos
amenazaba por el momento me llevoacute al centro de la vasta caacutemara y sintiendo por mi
temblor que no habriacutea podido sostenerme de pie me buscoacute una silla Me senteacute o maacutes
bien me dejeacute caer sobre el asiento
-iexclDios miacuteo -le dije- iquestqueacute hay de nuevo o por queacute tantas precauciones
-Porque mi vida que no contariacutea para nada y acaso tambieacuten la tuya dependen de la
conversacioacuten que tendremos
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Amedrentada le aferreacute una mano Se la llevoacute eacutel a los labios miraacutendome como si
quisiera pedir excusas por tanta audacia Bajeacute yo los ojos era un taacutecito consentimiento
-Yo te amo -me dijo con aquella voz melodiosa como un canto- iquestme amas tuacute
-Siacute -le respondiacute
-iquestY consentiriacuteas en ser mi mujer
Llevoacute la mano a la frente con profunda expresioacuten de felicidad
-Siacute
-Entonces iquestno rehusaraacutes seguirme
-Te seguireacute doquiera
-Pues comprenderaacutes bien que no podemos ser felices sino huyendo de estos lugares
-iexclOh siacute Huyamos -exclameacute
-iexclSilencio -dijo eacutel estremecieacutendose- iexclSilencio
-Tienes razoacuten
Y me le acerqueacute toda tremante
-Escucha lo que he hecho -continuoacute Gregoriska- escucha por queacute he estado tanto
tiempo sin confesarte que te amaba Queriacutea yo cuando estuviera seguro de tu amor
que nadie pudiera oponerse a nuestra unioacuten Yo soy rico querida Edvige
inmensamente rico pero como lo son los sentildeores moldavos rico en tierras en ganados
en servidores Ahora bien he vendido por un milloacuten tierras rebantildeos y campesinos al
monasterio de Hango Me han dado trescientos mil francos en muchas piedras
preciosas cien mil francos en oro el resto en letras de cambio sobre Viena iquestTe bastaraacute
un milloacuten
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Le apreteacute la mano
-Me hubiera bastado tu amor Gregoriska juacutezgalo tuacute
-iexclBien Escucha mantildeana voy al monasterio de Hango para tomar mis uacuteltimas
disposiciones con el superior Eacutel me tiene listos caballos que nos esperaraacuten de las nueve
de la mantildeana en adelante ocultos a cien pasos de castillo Despueacutes de la cena subiraacute
de nuevo como hoy a tu caacutemara como hoy apagaraacutes la luz como hoy entrareacute yo en tu
aposento Pero mantildeana en vez de salir solo tuacute me seguiraacutes saldremos por la puerta que
da sobre los campos encontraremos los caballos montaremos y pasado mantildeana por
la mantildeana habremos recorrido treinta leguas
-iexclOh iexclPor queacute no seraacute ya pasado mantildeana
-iexclQuerida Edvige
Gregoriska me apretoacute sobre el corazoacuten y nuestros labios se encontraron iexclOh Lo habiacutea
dicho eacutel yo habiacutea abierto la puerta de mi caacutemara a un hombre de honor pero
comprendioacute bien que si no le perteneciacutea en cuerpo le perteneciacutea en alma Transcurrioacute
la noche sin que pudiera cerrar los ojos Me veiacutea huir con Gregoriska me sentiacutea
transportada por eacutel como ya lo habiacutea sido por Kostaki soacutelo que aquella carrera terrible
espantable fuacutenebre se trocaba ahora en un apuro suave y delicioso al que la velocidad
del movimiento agregaba deleite pues tambieacuten el movimiento veloz tiene un deleite
propio Nacioacute el diacutea Bajeacute Me parecioacute que el ademaacuten con que me saludoacute Kostaki era
auacuten maacutes teacutetrico que de costumbre Su sonrisa era iroacutenica y amenazadora Smeranda no
me parecioacute cambiada Durante la colacioacuten Gregoriska ordenoacute sus caballos Pareciacutea que
Kostaki no pusiera ni la miacutenima atencioacuten en aquella orden Hacia las once Gregoriska
nos saludoacute anunciando que estariacutea de regreso recieacuten a la noche y rogando a su madre
que no lo esperase a cenar despueacutes se volvioacute hacia miacute y me rogoacute quisiera admitir sus
excusas
Salioacute La mirada de su hermano lo siguioacute hasta cuando dejoacute la caacutemara y en ese
momento le brotoacute de los ojos un tal relaacutempago de odio que me estremeciacute Pueden
imaginarse con queacute inquietud paseacute aquel diacutea A nadie habiacutea confiado nuestros
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designios a duras penas le hableacute a Dios de ello en mis plegarias y me pareciacutea que
todos los conocieran que cada mirada puesta en miacute pudiera penetrar y leer en lo iacutentimo
de mi corazoacuten La cena fue un suplicio hosco y taciturno Kostaki por costumbre
hablaba raramente esta vez no dijo maacutes que dos o tres palabras en moldavo a su madre
y siempre con tal acento que haciacutea estremecer Cuando me levanteacute para subir a mi
aposento Smeranda como de ordinario me abrazoacute y al abrazarme repitioacute aquella frase
que desde ya ocho diacuteas no le saliera de la boca iexclKostaki ama a Edvige
Esta frase me siguioacute como una amenaza hasta mi caacutemara y aun alliacute me pareciacutea que una
voz fatal me susurrase al oiacutedo iexclKostaki ama a Edvige Ahora el amor de Kostaki me
lo habiacutea dicho Gregoriska equivaliacutea a la muerte Hacia las siete de la noche vi a Kostaki
atravesar el patio Se volvioacute para verme pero me aparteacute para que no pudiera
descubrirme Estaba inquieta pues por cuanto podiacutea yo ver desde mi ventana me
pareciacutea que eacutel iba directamente hacia la caballeriza Me arriesgueacute a correr los cerrojos
de una de las puertas internas de mi caacutemara y pasar a la caacutemara vecina desde donde
podiacutea ver todo lo que eacutel estaba por hacer Se dirigiacutea en efecto hacia la caballeriza y
cuando hubo llegado a ella sacoacute eacutel mismo su caballo favorito ensillaacutendolo de su propia
mano con el cuidado de un hombre que da la mayor importancia a cada detalle Vestiacutea
el mismo traje que cuando se me apareciera la vez primera pero no llevaba otra arma
que el sable Cuando hubo ensillado el caballo miroacute otra vez hacia la ventana de mi
caacutemara No habieacutendome visto saltoacute sobre la silla se hizo abrir la misma puerta por la
que saliera y debiacutea volver su hermano y se alejoacute a todo galope en direccioacuten del
monasterio de Hango Se me apretoacute entonces terriblemente el corazoacuten un fatal
presentimiento me deciacutea que Kostaki iba al encuentro de su hermano Estuve en la
ventana hasta cuando pude distinguir el camino que a un cuarto de legua de distancia
del castillo haciacutea un recodo a la izquierda y se perdiacutea en el comienzo de un bosque
Pero la noche se tornaba cada vez maacutes cerrada y pronto no pude distinguir maacutes el
camino
Me quedeacute todaviacutea
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Finalmente la inquietud que me atormentaba renovoacute precisamente por exceso mis
fuerzas y pues las primeras noticias de uno o de otro hermano debiacutean llegarme en la
sala inferior bajeacute
Mireacute ante todo Smeranda En la tranquilidad de su rostro advertiacute que no teniacutea ninguna
aprensioacuten daba oacuterdenes para la acostumbrada cena y los cubiertos de los hermanos
estaban en los lugares habituales No me atreviacute a interrogar a nadie Por otra parte iquesta
quieacuten hubiera podido dirigirme En el castillo ninguno excepto Kostaki y Gregoriska
hablaban las dos lenguas que yo sabiacutea Me sobresaltaba al miacutenimo rumor Por
costumbre nos poniacuteamos a la mesa a las nueve
Habiacutea bajado a la sala a las ocho y media y seguiacutea con la mirada la aguja de los
minutos cuyo avance era casi visible sobre el amplio cuadrante del reloj La viajera
aguja transitoacute la distancia que nos separaba del cuarto de hora
El cuarto golpeoacute y las vibraciones resonaron profundas y tristes en seguida la aguja
continuoacute su girar silencioso y la vi recorrer de nuevo la distancia con la regularidad y
la lentitud de la punta de un compaacutes Algunos minutos antes de dar las nueve me
parecioacute oiacuter el pataleo de un caballo en el patio Lo oyoacute tambieacuten Smeranda y volvioacute el
rostro hacia la ventana pero la noche era demasiado oscura para poder distinguir objeto
alguno iexclOh Si me hubiera mirado en aquel momento cuaacuten presto habriacutea adivinado lo
que pasaba en mi corazoacuten
Se habiacutea oiacutedo el patalear de un solo caballo y era cosa muy natural pues estaba yo
bien segura de que habriacutea regresado un solo caballero iquestPero cuaacutel Resonaron algunos
pasos en la antecaacutemara pasos lentos como los de un hombre que camina hesitando
cada uno de ellos me pareciacutea transitarme el corazoacuten La puerta se abrioacute y en la
oscuridad vi delinearse una sombra
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La sombra se detuvo un instante en la puerta el corazoacuten se me quedoacute en suspenso La
sombra avanzoacute y a medida que entraba en el ciacuterculo de la luz recobraba yo el aliento
Reconociacute a Gregoriska Algunos momentos maacutes y el corazoacuten se me quebraba
Reconociacute a Gregoriska pero estaba paacutelido como un cadaacutever Con soacutelo verle se podiacutea
adivinar que habiacutea acontecido algo terrible
-iquestEres tuacute Kostaki -preguntoacute Smeranda
-No madre miacutea -contestoacute Gregoriska con sorda voz
-iexclAh al fin -dijo ella- iquesty desde cuaacutendo acaacute toca a tu madre esperarte
-Madre miacutea -dijo Gregoriska mirando la peacutendola- apenas son las nueve
Y efectivamente en ese mismo momento sonaron las nueve
-Es verdad -dijo Smeranda- iquestDoacutende estaacute tu hermano
A pesar miacuteo se presentoacute en mi mente el pensamiento de que Dios habiacutea hecho la misma
pregunta a Caiacuten Gregoriska no contestoacute
-iquestNadie ha visto hasta ahora a Kostaki -preguntoacute Smeranda
El vatar o sea el mayordomo fue a informarse
-Hacia las siete -dijo eacutel de regreso- el conde ha estado en las caballerizas ha ensillado
con propia mano su caballo y ha partido por el camino de Hango
En ese instante mis ojos se encontraron con los de Gregoriska No seacute si fue realidad o
alucinacioacuten pero me parecioacute notar una gota de sangre en medio de su frente Me lleveacute
lentamente el dedo a la frente indicando el punto donde creiacutea yo ver aquella mancha
Gregoriska me comprendioacute sacoacute el pantildeuelo y se secoacute
-Siacute siacute -murmuroacute Smeranda- habraacute encontrado alguacuten lobo u oso y se habraacute entretenido
en perseguirlo He aquiacute por queacute un hijo hace esperar a su madre iquestDoacutende le has dejado
Gregoriska
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-Madre miacutea -respondioacute eacuteste con voz conmovida pero firme- mi hermano y yo no hemos
salido juntos
-Bien -dijo Smeranda- Vamos a la mesa cada uno poacutengase en su lugar y luego
cieacuterrense las puertas quien esteacute afuera dormiraacute afuera
Las dos primeras partes de estas oacuterdenes fueron estrictamente ejecutadas Smeranda
se puso en su lugar Gregoriska se sentoacute a su diestra yo a su siniestra Despueacutes los
servidores salieron para cumplir la tercera parte de las oacuterdenes es decir para cerrar las
puertas del castillo En ese momento mismo se escuchoacute un gran estreacutepito en el patio y
un servidor entroacute espantado diciendo
-Princesa ha entrado en este instante al patio el caballo del conde Kostaki solo y por
entero cubierto de sangre
-iexclOh -murmuroacute Smeranda levantaacutendose paacutelida y amenazadora- de tal modo volvioacute una
noche al castillo el caballo de su padre
Dirigioacute una mirada a Gregoriska no estaba paacutelido ya estaba liacutevido El caballo del
conde Koproli en efecto habiacutea regresado una noche al castillo todo manchado de
sangre y una hora despueacutes los servidores encontraron y trajeron el cuerpo del amo
cubierto de heridas Smeranda tomoacute una antorcha de manos de un criado se acercoacute a
la puerta y abrieacutendola bajoacute al patio El caballo espantado era retenido trabajosamente
por tres o cuatro servidores que haciacutean toda clase de esfuerzos para tranquilizarlo
Smeranda se aproximoacute al animal examinoacute la sangre que cubriacutea la silla y vio una herida
en su testuz
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-Kostaki fue muerto de frente -dijo ella- en duelo y por un solo enemigo Busquen su
cuerpo hijos miacuteos maacutes tarde buscaremos al homicida
Asiacute como el caballo habiacutea entrado por la puerta de Hango todos los servidores se
precipitaron afuera por ella y se vieron sus antorchas perderse en la campintildea y entrar
en lo profundo del bosque como en una hermosa noche de estiacuteo se ven centellear las
lucieacuternagas en la llanura de Niza o de Pisa
Smeranda como si hubiera estado segura de que la buacutesqueda no durariacutea mucho
aguardoacute enhiesta en la puerta Ni una laacutegrima humedeciacutea las mejillas de aquella madre
desolada sin embargo se veiacutea que la desesperacioacuten rugiacutea tempestuosa en lo profundo
de su corazoacuten Gregoriska estaba detraacutes de ella y yo cerca de Gregoriska Al
abandonar la sala parecioacute querer ofrecerme su brazo pero no se habiacutea atrevido a
hacerlo De ahiacute en cerca de un cuarto de hora se vio aparecer en el recodo del camino
una antorcha luego una segunda una tercera y finalmente se distinguieron todas Soacutelo
que ahora en vez de dispersarse estaban agrupadas en torno a un centro comuacuten Ese
centro era como bien pronto se pudo advertir unas parihuelas1 con un hombre tendido
sobre ellas El fuacutenebre cortejo avanzaba lentamente pero al cabo de diez minutos
quienes lo llevaban se descubrieron instintivamente la cabeza y taciturnos entraron en
el patio donde fue depositado el cuerpo Entonces con un majestuoso gesto Smeranda
ordenoacute que se le abriera paso y acercaacutendose al cadaacutever puso una rodilla en tierra ante
eacutel apartoacute los cabellos que le formaban un velo sobre el rostro y estuvo contemplaacutendolo
largamente sin derramar una laacutegrima Le abrioacute luego la vestimenta moldava y apartoacute
camisa ensangrentada La herida se hallaba en la parte diestra del pecho Debiacutea haber
sido hecha con una hoja recta y de dos filos Recordeacute haber visto esa mantildeana misma al
costado de Gregoriska el largo cuchillo de caza que serviacutea de bayoneta a su carabina
Busqueacute con los ojos el arma no estaba ya alliacute Smeranda se hizo llevar agua mojoacute en
ella su pantildeuelo y lavoacute la llaga Una sangre pura y tibia todaviacutea enrojecioacute los labios de
la herida El espectaacuteculo que teniacutea bajo los ojos era a un tiempo atroz y sublime
Aquella vasta caacutemara ahumada por las antorchas de resina aquellos rostros baacuterbaros
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aquellos ojos centelleantes de ferocidad aquellos ropajes singulares aquella madre
que a la vista de la sangre aun caacutelida calculaba cuaacutento tiempo haciacutea que la muerte
arrebatara a su hijo aquel profundo silencio interrumpido soacutelo por los sollozos de los
bandidos cuyo jefe era Kostaki todo eso repito teniacutea en siacute algo de atroz y de sublime
Smeranda acercoacute sus labios a la frente de su hijo y se levantoacute en seguida echaacutendose
a las espaldas las largas trenzas de blancos cabellos que se le habiacutean desunido
-iexclGregoriska ndashdijo
Gregoriska se estremecioacute sacudioacute la cabeza y saliendo de su atoniacutea
-Madre miacutea -respondioacute
-Ven aquiacute hijo miacuteo y escuacutechame
Gregoriska obedecioacute temblando pero obedecioacute
A medida que se aproximaba al cuerpo de Kostaki la sangre brotaba de la herida maacutes
abundante y maacutes roja Afortunadamente Smeranda no miraba maacutes hacia aquel lado
pues a la vista de aquella sangre no habriacutea tenido ya necesidad de buscar el asesino
-Gregoriska -dijo ella- bien seacute que Kostaki y tuacute no se miraban con buenos ojos bien seacute
que tuacute eres un Waivady por parte de tu padre y eacutel un Koproli por parte del suyo pero
por parte de madre son ambos de la sangre de los Brankovan Seacute que tuacute eres un hombre
de ciudad occidental y eacutel un hijo de las montantildeas orientales pero por el seno que los
llevoacute a ambos son hermanos iexclPues bien Gregoriska quiero saber si mi hijo seraacute
llevado a yacer junto a la tumba de su padre sin que haya sido pronunciado el
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juramento si yo en fin podreacute llorar tranquila como mujer descansando en ti vale decir
en un hombre para el castigo
-Dime sentildeora el nombre del homicida y ordena te juro que dentro de una hora si tuacute
lo exiges habraacute dejado de vivir
-iquestJuras so pena de mi maldicioacuten lo has entendido hijo miacuteo iquestJuras que el asesino
moriraacute que no dejaraacutes piedra sobre piedra de su casa que su madre sus hijos sus
hermanos su mujer o su prometida pereceraacuten por tu mano Juacuteralo y al jurarlo invoca
sobre ti la coacutelera celeste si faltas a la sacra promesa Si faltas a esta sacra promesa
padeceraacutes la miseria la execracioacuten de los amigos la maldicioacuten de tu madre
Gregoriska extendioacute la mano sobre el cadaacutever y
-iexclJuro que el asesino moriraacute -dijo
A aquel singular juramento cuyo verdadero sentido yo sola y el muerto quizaacute podiacuteamos
comprender vi o creiacute ver cumplirse un horrendo prodigio Los ojos del cadaacutever se
abrieron se fijaron sobre miacute maacutes vivos cual nunca los viera y como si aquella mirada
hubiera sido palpable sentiacute penetrarme hasta el corazoacuten un hierro candente No resistiacute
tanto dolor y me desvaneciacute
Cuando recobreacute los sentidos me encontreacute acostada sobre el lecho de mi caacutemara una de
las dos mujeres velaba cerca de miacute Pregunteacute doacutende estaba Smeranda me fue
contestado que velaba junto al cuerpo de su hijo Pregunteacute doacutende estaba Gregoriska se
me dijo que en el monasterio de Hango
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Ahora no era preciso huir iquestno habiacutea muerto Kostaki No se debiacutea ya hablar de boda
iquestpodiacutea yo casarme con el fratricida Transcurrieron asiacute tres diacuteas y tres noches en medio
de extrantildeos suentildeos En la vigilia y en el suentildeo veiacutea siempre aquellos dos ojos vivos en
ese rostro de muerto era una visioacuten horrenda Kostaki debiacutea ser sepultado al tercer diacutea
Por la mantildeana me fue traiacutedo de parte de Smeranda un vestido completo de viuda Me
lo puse y bajeacute La casa pareciacutea vaciacutea todos estaban en la capilla Me encamineacute hacia
ella y al tiempo que trasponiacutea su umbral vino a mi encuentro Smeranda a quien no
habiacutea visto desde hacia tres diacuteas
Se hubiera dicho que era la imagen del Dolor Con lento movimiento como el de una
estatua posoacute sobre mi frente sus helados labios y con voz que pareciacutea salir ya de la
tumba pronuncioacute las habituales palabras iexclKostaki te ama No se pueden imaginar
el efecto que produjeron en miacute aquellas palabras Esa protesta de amor expresada en
presente en vez de en pasado que deciacutea te ama y no ya te amaba ese amor de
ultratumba que veniacutea a buscarme en la vida hizo sobre mi corazoacuten una impresioacuten
terrible Al mismo tiempo se apoderaba de miacute un extrantildeo sentimiento tal como si fuera
verdaderamente la mujer de aquel que habiacutea muerto no la prometida del vivo Aquel
atauacuted me atraiacutea a mi pesar dolorosamente como la sierpe atrae al pajarillo por ella
fascinado
Busqueacute con los ojos a Gregoriska lo vi paacutelido y enhiesto contra una columna miraba
hacia lo alto No seacute decir si me vio Los monjes del convento de Hango rodeaban el
cuerpo cantando salmos del rito griego a veces armoniosos con frecuencia monoacutetonos
Tambieacuten yo hubiera querido orar pero la plegaria expiraba en mis labios mi mente
estaba tan confusa que me pareciacutea antes bien presenciar un consistorio de demonios
que una reunioacuten de monjes Cuando fue sacado el cuerpo de alliacute quise seguirlo pero
desfallecieron mis fuerzas Sentiacute doblaacuterseme las piernas y me apoyeacute en la puerta
Entonces Smeranda se me acercoacute e hizo una sentildea a Gregoriska Este se aproximoacute
Smeranda me habloacute en moldavo
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-Mi madre me ordena repetirte palabra por palabra lo que va a decir -me expresoacute
Gregoriska
Smeranda habloacute de nuevo cuando hubo terminado
-He aquiacute las palabras de mi madre -dijo eacutel- Lloras a mi hijo Edvige tu lo amabas
iquestverdad Te agradezco las laacutegrimas y tu amor de ahora en adelante tienes una patria
una madre una familia Derramemos las muchas laacutegrimas debidas a los muertos luego
seamos de nuevo dignas ambas de aquel que ya no es iexclyo su madre tuacute su mujer
Adioacutes vuelve a tu caacutemara yo acompantildeareacute a mi hijo hasta su uacuteltima morada cuando
regrese me encerrareacute en mi estancia con mi dolor y me volveraacutes a ver soacutelo cuando lo
haya vencido estate tranquila matareacute este dolor porque no quiero que me mate a miacute
A estas palabras de Smeranda traducidas por Gregoriska no pude responder sino con
un gemido Subiacute a mi caacutemara el fuacutenebre cortejo se alejoacute y lo vi desaparecer en el
aacutengulo del camino El convento de Hango estaba a soacutelo media legua de distancia del
castillo en liacutenea recta pero los obstaacuteculos del suelo haciacutean dar muchas vueltas al
camino de modo que se empleaban dos horas en recorrer aquel espacio Era el mes de
noviembre Las jornadas se habiacutean tornado friacuteas y breves y a las cinco ya era noche
oscura Hacia las siete vi reaparecer las antorchas el cortejo fuacutenebre habiacutea regresado
El cadaacutever reposaba en la tumba de sus padres todo estaba concluido
Les dije ya en queacute singular pesadilla viviacutea presa luego del fatal suceso que nos
sumergiera a todos en el duelo y sobre todo despueacutes que viera reabrirse y fijarse sobre
miacute los ojos cerrados del muerto La noche que siguioacute oprimida por las emociones
experimentadas durante el diacutea estaba auacuten maacutes triste Escuchaba sonar todas las horas
del reloj del castillo y a medida que el tiempo fugitivo me acercaba al momento en
que habiacutea muerto Kostaki me sentiacutea cada vez maacutes desconsolada Sonaron las nueve
menos cuarto Entonces se apoderoacute de miacute una extrantildea sensacioacuten Me corriacutea por todo el
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cuerpo un terror un estremecimiento que me helaba luego una especie de suentildeo
invencible entorpeciacutea mis sentidos me oprimiacutea el pecho y me velaba los ojos Tendiacute
el brazo y fui a caer de espaldas sobre el lecho Sin embargo no habiacutea perdido
totalmente los sentidos como para que no pudiera oiacuter como unos pasos acercaacutendose a
mi puerta despueacutes me parecioacute abrirse la puerta en seguida no vi ni escucheacute maacutes nada
Soacutelo sentiacute un vivo dolor en el cuello Luego de lo cual caiacute en profundo letargo
Me desperteacute a medianoche mi laacutempara ardiacutea auacuten intenteacute levantarme pero estaba tan
deacutebil que hube de repetir la tentativa dos veces Finalmente logreacute superar mi debilidad
y como despierta sentiacutea en el cuello el mismo dolor que experimentara en el suentildeo me
arrastreacute apoyaacutendome en el muro hasta el espejo y mireacute Algo que semejaba la
punzadura de un alfiler marcaba la arteria de mi cuello Creiacute que alguacuten insecto me
hubiera picado durante el suentildeo y como me sentiacutea abatida por la extenuacioacuten me
acosteacute de nuevo y me dormiacute A la mantildeana me desperteacute como de costumbre pero
entonces sentiacute una tal debilidad como la experimentara soacutelo una vez en mi vida a la
mantildeana siguiente de un diacutea en que fuera sangrada Me mireacute en el espejo y me sorprendiacute
de mi extraordinaria palidez La jornada transcurrioacute triste y oscura experimentaba yo
una cosa singular cuando me encontraba en un lugar sentiacutea necesidad de quedarme
alliacute cualquier cambio de posicioacuten me fatigaba
Llegada la noche me trajeron la laacutempara mis mujeres seguacuten podiacutea yo comprender por
sus gestos se ofrecieron a quedarse conmigo Se lo agradeciacute y salieron A la misma
hora que la noche precedente experimenteacute los mismos siacutentomas Quise levantarme
entonces y pedir ayuda pero no pude llegar a la salida Oiacute vagamente dar las nueve
menos cuarto los pasos resonaron se abrioacute la puerta pero yo no veiacutea ni escuchaba
nada y como la noche anterior caiacute de espaldas sobre el lecho Como el diacutea anterior
experimenteacute un dolor en el mismo sitio Como el diacutea anterior me desperteacute a
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medianoche pero maacutes paacutelida y maacutes deacutebil auacuten Al diacutea siguiente se renovoacute la horrible
pesadilla
Estaba decidida a bajar a la estancia de Smeranda por muy deacutebil que me sintiera
cuando entroacute en la caacutemara una de mis mujeres y pronuncioacute el nombre de Gregoriska
El joven la seguiacutea Intenteacute levantarme para recibirle pero volviacute a caer en mi silloacuten Eacutel
dio un grito al verme y quiso lanzarse hacia miacute pero tuve la fuerza de tender el brazo
hacia eacutel
-iquestQueacute vienes a hacer aquiacute -le pregunteacute
-iexclAy -dijo eacutel- iexclveniacutea a decirte adioacutes A decirte que abandono este mundo que me es
insoportable sin tu amor y tu presencia a anunciarte que me retiro al monasterio de
Hango
-Gregoriska -le respondiacute- estaacutes privado de mi presencias pero no de mi amor iexclAy Te
amo siempre y mi mayor pena es que este amor sea en adelante casi un delito
-Entonces iquestpuedo esperar que rogaraacutes por miacute Edvige
-Siacute pero no lo podreacute hacer por largo tiempo -repliqueacute yo con una sonrisa
-iquestPor queacute no Pero en verdad te veo muy abatida Dime iquestqueacute tienes iquestPor queacute tan
paacutelida
-Porque Dios tiene ciertamente piedad de miacute y a eacutel me llama
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Gregoriska se me acercoacute me tomoacute una mano que no tuve fuerza de sustraerle
miraacutendome fijo al rostro
-Esa palidez no es natural Edvige -me dijo- iquestcuaacutel es la causa
-Si te la dijera Gregoriska creeriacuteas que estoy loca
-No no habla Edvige te lo suplico estamos en un paiacutes que no se parece a ninguacuten otro
paiacutes en una familia que no se asemeja a ninguna otra familia Dime diacutemelo todo te lo
encarezco
Se lo narreacute todo la extrantildea alucinacioacuten que me poseiacutea a la hora en que Kostaki debioacute
morir ese terror ese letargo ese friacuteo glacial esa postracioacuten que me haciacutea caer de
espaldas sobre el lecho ese ruido de pasos que me pareciacutea oiacuter esa puerta que creiacutea ver
abrirse y finalmente ese agudo dolor en el cuello seguido de una palidez y de una
debilidad siempre crecientes Creiacutea yo que mi relato pareceriacutea a Gregoriska un
comienzo de locura y lo terminaba con una cierta timidez cuando por el contrario
advertiacute que me prestaba gran atencioacuten
Cuando hube terminado de hablar Gregoriska reflexionoacute un instante
-iquestDe manera -preguntoacute eacutel- que te duermes cada noche a las nueve menos cuarto
-Siacute por muchos que sean los esfuerzos que haga para resistir al suentildeo
-iquestY a esa misma hora crees ver abrirse la puerta
-Siacute aunque eche el cerrojo
-iquestY luego experimentas un agudo dolor en el cuello
-Siacute aunque sea apenas visible la sentildeal de la herida
-iquestMe permites ver
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Dobleacute la cabeza hacia atraacutes Examinoacute eacutel la cicatriz
-Edvige -dijo Gregoriska despueacutes de un momento de reflexioacuten- iquesttienes confianza en
miacute
-iquestMe lo preguntas -contesteacute
-iquestCrees en mi palabra
-Como creo en el Evangelio
-iexclBien Edvige por mi fe te juro que no tienes ocho diacuteas de vida si no aceptas hacer
hoy mismo lo que voy a decirte
-iquestY si consiento
-Si consientes quizaacutes te salves
-iquestQuizaacutes -eacutel se calloacute- Suceda lo que fuere Gregoriska -continueacute diciendo yo- hareacute
cuanto me ordenes hacer
-Escucha entonces -dijo eacutel- y ante todo no te espantes En tu paiacutes como en Hungriacutea y
en nuestra Rumaniacutea existe una tradicioacuten
Tembleacute porque esa tradicioacuten ya habiacutea vuelto a mi memoria
-iexclAh iquestSabes lo que quiero decir
-Siacute -contesteacute- en Polonia vi algunas personas padecer el horrendo hecho
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-Quieres hablar del vampiro iquestno es verdad
-Siacute nintildea auacuten me sucedioacute ver desenterrar en el cementerio de una aldea perteneciente
a mi padre cuarenta personas muertas en quince diacuteas sin que se hubiera podido en
ninguna ocasioacuten acertar con la causa de su muerte Diecisiete de esos cadaacuteveres
expusieron todos los signos de vampirismo es decir fueron encontrados frescos como
si hubieran estado vivos los otros eran sus viacutectimas
-iquestY queacute se hizo para liberar de eso a la regioacuten
-Se les clavoacute un palo en el corazoacuten y luego los quemaron
-Siacute asiacute se acostumbra hacer pero para nosotros eso no basta Para librarte de tu
fantasma antes quiero conocerlo y iexclpor Dios lo conocereacute Siacute y si es preciso luchareacute
cuerpo a cuerpo con eacutel quienquiera fuere
-iexclOh Gregoriska -exclameacute espantada
Dijo
-Quienquiera que fuere lo repito Mas para llevar a buen fin esta terrible aventura es
necesario que hagas todo lo que te exigireacute
-Di
-Estate preparada a las siete Desciende a la capilla pero desciende sola es necesario
que venzas a toda costa tu debilidad Edvige Alliacute recibiremos la bendicioacuten nupcial
Consieacutentemelo amada miacutea para velar por ti Luego subiremos de nuevo a esta caacutemara
y entonces veremos
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-iexclOh Gregoriska -exclameacute- iexclsi es eacutel te mataraacute
-No temas amada Edvige Consiente solamente
-Sabes bien que hareacute todo lo que quieras Gregoriska
-Entonces hasta luego a la noche
-Siacute haz lo que creas maacutes oportuno y te secundareacute yo cuanto mejor pueda adioacutes
Se fue Un cuarto de hora despueacutes vi a un caballero precipitarse a toda carrera por el
camino del monasterio era eacutel
Apenas le hube perdido de vista caiacute de rodillas y oreacute oreacute como ya no se reza en
nuestras tierras sin fe y aguardeacute a las siete ofreciendo a Dios y a los santos el
holocausto de mis pensamientos no me levanteacute sino al sonar las siete Estaba deacutebil
como una moribunda paacutelida como una muerta Me echeacute sobre la cabeza un gran velo
negro descendiacute la escalera apoyaacutendome en el muro y me dirigiacute a la capilla sin
encontrar a nadie
Gregoriska me esperaba con el padre Basilio prior del monasterio de Hango Centildeiacutea
una espada santa reliquia de un antiguo cruzado que asistiera a la toma de
Constantinopla con Ville-Hardouin y Baldouin de Flandes
-Edvige -dijo eacutel golpeando con la mano su espada- con la ayuda de Dios eacutesta romperaacute
el encantamiento que amenaza tu vida Aceacutercate pues resueltamente este santo
hombre que ya ha recibido mi confesioacuten recibiraacute nuestros juramentos
Comenzoacute la ceremonia quizaacute nunca otra fue maacutes sencilla y a un tiempo maacutes solemne
Nadie asistiacutea al monje eacutel mismo nos puso sobre la cabeza las coronas nupciales
Vestidos ambos de luto giramos en torno al altar con un cirio en la mano luego el
monje tras pronunciar las sacras palabras agregoacute
Vaacuteyanse ahora hijos miacuteos y el Sentildeor les deacute fuerza y valor para luchar contra el
enemigo del humano geacutenero Armados de la inocencia de ustedes y defendidos por Su
justicia venceraacuten al demonio Vayan y benditos sean
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Besamos los libros santos y salimos de la capilla Entonces por vez primera me apoyeacute
en el brazo de Gregoriska y me parecioacute que al contacto de aquel fuerte brazo de aquel
noble corazoacuten volviacutea a mis venas la vida Estaba segura del triunfo porque Gregoriska
estaba conmigo subimos a mi caacutemara Sonaban las ocho y media
-Edvige -me dijo entonces Gregoriska- no tenemos tiempo que perder iquestQuieres
dormir como de costumbre para que todo suceda durante tu suentildeo o bien permanecer
desvelada y verlo todo
-Junto a ti nada temo quiero permanecer despierta y verlo todo
Gregoriska extrajo de su pecho un boj2 bendito huacutemedo auacuten de agua santa y me lo
dio
-Toma entonces esta ramita -me dijo- acueacutestate en tu lecho recita las preces de la
Virgen y aguarda sin temor Dios estaacute con nosotros Cuida ante todo de no dejar caer
la ramita con ella podraacutes ordenar aun en el infierno No me llames no des ninguacuten
grito reza confiacutea y aguarda
Me acosteacute en el lecho Cruceacute las manos sobre el seno y puse sobre eacutel la ramita
bendecida Gregoriska se ocultoacute tras del trono de que ya hableacute Contaba yo los minutos
y de seguro mi esposo haciacutea lo mismo Sonaron los tres cuartos Vibraba auacuten el tantildeir
del martillo cuando me sentiacute presa del mismo entorpecimiento del mismo terror y del
mismo friacuteo glacial de los diacuteas precedentes acerqueacute a mis labios la rama bendita y
aquella primera sensacioacuten se desvanecioacute Oiacute entonces muy claro el ruido de aquel
conocido paso lento y medido que subiacutea los peldantildeos de la escalera y se aproximaba a
la puerta Luego la puerta se abrioacute despaciosamente sin ruido como empujada por
sobrenatural fuerza y entonces -La voz se apagoacute a medias casi sofocada en la
garganta de la narradora- Y entonces -continuoacute haciendo un esfuerzo- vi a Kostaki
paacutelido como se me apareciera en las parihuelas2 los largos cabellos negros cayeacutendole
sobre las espaldas goteaban sangre vestiacutea como de costumbre pero teniacutea descubierto
el pecho y dejaba ver su sangrante herida Todo estaba muerto todo era cadaacutever
carne ropas porte solamente los ojos aquellos terribles ojos estaban vivos
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Ante aquella aparicioacuten iexclextrantildeo es decirlo en vez de sentir duplicaacuterseme el espanto
sentiacute crecerme el valor Dios me lo enviaba de seguro para decidir mi situacioacuten y
defenderme del infierno Al primer paso que el espectro dio hacia mi lecho le claveacute
intreacutepidamente los ojos en el rostro y le presenteacute la rama bendita El espectro intentoacute
avanzar pero un poder maacutes fuerte que eacutel lo retuvo en el sitio Se detuvo
-iexclOh -murmuroacute- ella no duerme lo sabe todo
Pronuncioacute eacutel estas palabras en lengua moldava y sin embargo las comprendiacute yo como
si hubieran sido pronunciadas en lengua por miacute sabida
Estaacutebamos asiacute uno frente al otro el fantasma y yo sin que pudiera apartar mis miradas
de las suyas cuando con el rabillo del ojo vi a Gregoriska salir detraacutes del baldaquino
semejante al aacutengel exterminador y con la espada en el puntildeo Se hizo la sentildeal de la cruz
con la mano siniestra y avanzoacute lentamente con la espada tendida vuelta hacia el
fantasma eacuteste al ver al hermano desenvainoacute tambieacuten el sable soltando una horrible
carcajada pero apenas su sable tocoacute el hierro bendito el brazo le cayoacute inerte junto al
cuerpo Kostaki exhaloacute un suspiro de rabia y desesperacioacuten
-iquestQueacute quieres de miacute -preguntoacute al hermano
-En nombre del Dios verdadero y viviente -dijo Gregoriska- te conjuro a que respondas
-Habla -dijo el espectro rechinando los dientes
-iquestTe he tendido yo una emboscada
-No
-iquestTe he asaltado yo
-No
-Te he herido yo
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-No
-Te arrojaste tuacute mismo sobre mi espada y tuacute mismo corriste al encuentro de la muerte
Luego ante Dios y los hombres no soy culpable yo del delito de fratricidio luego no
has recibido una misioacuten divina sino infernal luego has salido de tu tumba no como una
sombra santa sino como un espectro maldito y volveraacutes a tu tumba
-iexclCon ella siacute -exclamoacute Kostaki haciendo un supremo esfuerzo para apoderarse de miacute
-iexclVolveraacutes allaacute solo -exclamoacute a su vez Gregoriska- Esta mujer me pertenece
Y al pronunciar tales palabras tocoacute con la punta del hierro bendito la llaga viva Kostaki
exhaloacute un grito como si le hubiera tocado una espada de fuego y llevaacutendose una mano
al pecho dio un paso atraacutes Al mismo tiempo Gregoriska con un movimiento que
pareciacutea coordinado con el del hermano dio un paso adelante entonces con los ojos
fijos en los ojos del muerto con la espada contra el pecho de su hermano comenzoacute una
marcha lenta terrible solemne Era algo semejante al pasaje de don Juan y el
comendador el espectro retrocediacutea bajo la presioacuten de la sacra espada bajo la voluntad
irresistible del campeoacuten de Dios que lo seguiacutea paso a paso sin pronunciar una palabra
ambos anhelantes ambos liacutevidos del rostro el vivo arrojando al muerto y obligaacutendolo
a abandonar el castillo su anterior morada para volver a la tumba su morada futura
Lo aseguro a fe miacutea iexclera cosa horrenda de verse Y sin embargo yo misma movida
por una fuerza superior invisible desconocida sin saber lo que haciacutea me levanteacute y los
seguiacute Bajamos la escalera iluminados soacutelo por las ardientes pupilas de Kostaki
Atravesamos la galeriacutea y el patio y luego traspusimos la puerta siempre con el mismo
paso medido el espectro retrocediendo Gregoriska con el brazo tendido yo detraacutes de
ellos
Esta marcha fantaacutestica duroacute una hora pues era necesario volver el cadaacutever a su tumba
pero en vez de seguir el camino acostumbrado Kostaki y Gregoriska atravesaron el
terreno en liacutenea recta cuidaacutendose poco de los obstaacuteculos que para ellos ya no existiacutean
ante ellos el suelo se allanaba los torrentes se secaban los aacuterboles se apartaban las
rocas se abriacutean El mismo milagro se operaba para miacute soacutelo que el cielo me pareciacutea todo
cubierto de un negro velo las lunas y las estrellas habiacutean desaparecido y en medio de
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las tinieblas soacutelo veiacutea resplandecer los ojos llameantes del vampiro Llegamos de tal
modo a Hango y pasamos a traveacutes del seto vivo de madrontildeos que serviacutea de cerco al
cementerio Apenas entrada distinguiacute entre las sombras la tumba de Kostaki junto a
la de su padre no sabiacutea que estuviera alliacute y sin embargo la reconociacute Nada me era
desconocido en aquella noche
Gregoriska se detuvo al borde de la fosa abierta
-Kostaki -dijo eacutel- aun no estaacute todo terminado para ti y una voz del cielo me avisa que
puede concebirse el perdoacuten si te arrepientes iquestprometes retornar a la tumba iquestno salir
de ella maacutes iquestconsagrar a Dios el culto que consagraste al infierno
-iexclNo -respondioacute Kostaki
-iquestTe arrepientes -preguntoacute Gregoriska
-iexclNo
-Por uacuteltima vez iquestte arrepientes
-iexclNo
-iexclBien Invoca la ayuda de Satanaacutes como invoco yo la de Dios y veremos quieacuten saldraacute
esta vez auacuten victorioso
Resonaron simultaacuteneamente dos gritos los hierros se cruzaron despidiendo centellas
y la lucha duroacute un minuto que me parecioacute un siglo Kostaki cayoacute vi alzarse la terrible
espada de su hermano introduciacutersela en el cuerpo y clavar ese cuerpo sobre la tierra
recieacuten removida Un uacuteltimo grito que nada teniacutea de humano se alzoacute por el aire Acudiacute
Gregoriska estaba en pie pero vacilante Le di apoyo con mis brazos
-iquestEstaacutes herido -le pregunteacute ansiosamente
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-No -me respondioacute- pero en tal duelo querida Edvige la lucha no la herida mata He
luchado con la muerte y a ella pertenezco
-Amigo amigo -exclameacute- aleacutejate de aquiacute y acaso vuelvas a la vida
-No eacutesta es mi tumba Edvige pero no perdamos tiempo toma un poco de esta tierra
impregnada de su sangre y apliacutecala a la mordedura que te hizo es el uacutenico medio que
puede preservarte en el porvenir de su horrendo amor
Obedeciacute temblando Me inclineacute para recoger aquella tierra sanguinosa y al doblarme
vi el cadaacutever clavado al suelo la espada bendita le atravesaba el corazoacuten y una sangre
oscura le brotaba abundante de la herida como si hubiera muerto en aquel momento
Amaseacute un poco de tierra con la sangre y apliqueacute a mi herida el espantoso talismaacuten
-Ahora mi adorada Edvige -dijo Gregoriska con voz semiapagada- escucha bien mi
uacuteltimo consejo Abandona el paiacutes apenas te sea posible Soacutelo la distancia es una
seguridad para ti El padre Basilio recibioacute hoy mi suprema voluntad y la cumpliraacute
iexclEdvige un beso iexclEl uacuteltimo el uacutenico beso iexclEdvige me muero
Y asiacute diciendo Gregoriska cayoacute junto al hermano
En cualquier otra circunstancia en medio de aquel cementerio cerca de aquella tumba
abierta con aquellos dos cadaacuteveres yaciendo uno junto al otro hubiera enloquecido
pero como dije ya Dios me habiacutea inspirado una fuerza igual a los acontecimientos de
los que eacutel me haciacutea no soacutelo testigo sino tambieacuten actriz Mientras miraba a mi alrededor
en busca de ayuda vi abrirse la puerta del monasterio y avanzar los monjes de a dos
conducidos por el padre Basilio llevando cirios ardientes y cantando las preces de
difuntos El padre Basilio habiacutea llegado haciacutea poco al convento y previendo lo
sucedido se dirigiacutea al cementerio con toda la congregacioacuten Me encontroacute viva cerca de
los dos muertos Una uacuteltima convulsioacuten habiacutea retorcido el rostro de Kostaki
Gregoriska en cambio estaba tranquilo y casi sonriente Fue sepultado como lo deseara
eacutel junto al hermano el cristiano junto al maldito Smeranda cuando tuvo noticia de la
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nueva desdicha quiso verme fue a buscarme al convento de Hango y supo de mis
labios cuanto habiacutea acontecido en aquella tremenda noche
Le referiacute todos los detalles de la fantaacutestica historia pero ella me escuchoacute como ya me
escuchara Gregoriska sin mostrar estupor ni espanto
-Edvige -me contestoacute ella despueacutes de un instante de silencio- por muy extrantildeo que sea
lo que me has narrado dijiste soacutelo la verdad La estirpe de los Brankovan estaacute maldita
hasta la tercera y cuarta generacioacuten porque un Brankovan matoacute a un sacerdote El
teacutermino de la maldicioacuten ha llegado pues tuacute aunque esposa eres virgen y en miacute se
extingue el linaje Si mi hijo te ha dejado en herencia un milloacuten toacutemalo Despueacutes de
mi muerte salvo los piacuteos legados que tengo la intencioacuten de hacer recibiraacutes el resto de
mis bienes Y ahora sigue el consejo de tu esposo Vuelve lo maacutes presto que puedas a
aquellas tierras donde Dios no permite que se cumplan tan horrendos prodigios No
necesito de nadie para llorar conmigo a mis hijos Mi dolor quiere soledad Adioacutes no
me tengas ya en cuenta Mi suerte futura me pertenece a miacute sola y a Dios
Y luego de besarme en la frente como de costumbre me dejoacute y fue a encerrarse en el
castillo de Brankovan
Ocho diacuteas despueacutes partiacute para Francia Como lo esperara Gregoriska mis noches no
fueron turbadas ya por el terrible fantasma Se restablecioacute mi salud y de aquel suceso
no me quedoacute otro recuerdo fuera de esta palidez mortal que suele acompantildear hasta la
tumba a toda humana criatura que haya sufrido el beso de un vampiro
________________
1 Parihuelas Utensilio para transportar cosas entre dos personas formado por dos
barras horizontales entre las que estaacute fijada una plataforma o cajoacuten Camilla cama
portaacutetil
2 Boj Arbusto de tallos ramosos con pequentildeas hojas ovales muy utilizado como
planta de jardiacuten y cuya madera es apreciada por su dureza
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era nuestra situacioacuten griteacute iexclAdelante y di con la espuela a mi caballo que se lanzoacute a
toda carrera hacia la llanura Pero teniacuteamos que veacuternosla con montantildeeses que brincaban
de roca en roca como verdaderos demonios de los abismos que aun saltando haciacutean
fuego manteniendo a nuestros flancos la posicioacuten tomada Por lo demaacutes nuestro plan
habiacutea sido previsto En un punto donde el camino se ensanchaba y la montantildea se
allanaba un poco aguardaba nuestro paso un joven a la cabeza de diez hombres a
caballo Cuando nos vieron pusieron al galope sus cabalgaduras y nos asaltaron de
frente mientras aquellos que nos perseguiacutean bajaban saltando en gran cantidad y
cortada de tal modo nuestra retirada nos rodeaban por todas partes
La situacioacuten era grave sin embargo acostumbrada desde nintildea a las escenas de guerra
pude apreciarla sin que se me escapara una sola circunstancia Todos aquellos hombres
vestidos de pieles de carnero llevaban inmensos sombreros redondos coronados de
flores naturales al modo de los huacutengaros Cada uno de ellos manejaba un largo fusil
turco que agitaban vivamente luego de haber disparado dando gritos salvajes y en la
cintura portaba un sable corvo y dos pistolas Su jefe era un joven de apenas veintidoacutes
antildeos de tez paacutelida de ojos negros y cabellos ensortijados que le caiacutean sobre las
espaldas Vestiacutea la casaca moldava guarnecida de piel y ajustada al cuerpo por una faja
con listas de oro y seda En su mano resplandeciacutea un sable corvo y en su cintura
reluciacutean cuatro pistolas Durante la lucha daba gritos roncos e inarticulados que
pareciacutean no pertenecer al habla humana y sin embargo eran una eficaz expresioacuten de
sus deseos pues a aquellos gritos obedeciacutean todos sus hombres ora echaacutendose a tierra
boca abajo para esquivar nuestras descargas ora levantaacutendose para disparar a su vez
haciendo caer a aquellos de nosotros que auacuten estaban de pie matando a los heridos
haciendo en suma de la lucha una carniceriacutea Yo habiacutea visto caer uno despueacutes del otro
los dos tercios de mis defensores Cuatro estaban auacuten ilesos y se apretaban a mi
alrededor no pidiendo una gracia que teniacutean la certidumbre de no conseguir y
pensando soacutelo en vender la vida lo maacutes cara que fuese posible Entonces el joven jefe
dio un grito maacutes expresivo que los anteriores tendiendo la punta de su sable hacia
nosotros En verdad aquella orden significaba que debiacutea rodearse nuestro uacuteltimo grupo
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de un cerco de fuego y fusilarnos a todos juntos pues de un golpe vimos apuntarnos
todos aquellos largos mosquetes
Comprendiacute que habiacutea llegado la hora final Alceacute los ojos y las manos al cielo
murmurando una uacuteltima plegaria y aguardeacute la muerte En ese instante vi no descender
sino precipitarse de pentildea en pena un joven que se detuvo enhiesto sobre una roca que
dominaba la escena semejante a una estatua en un pedestal y extendiendo la mano
hacia el campo de batalla pronuncioacute esta sola palabra iexclBasta Todas las miradas se
volvieron a esa voz y cada uno parecioacute obedecer al nuevo amo Soacutelo un bandido apuntoacute
de nuevo su fusil e hizo el disparo Uno de nuestros hombres dio un grito la bala le
habiacutea roto el brazo izquierdo Se volvioacute al punto para lanzarse sobre el que le hiriera
pero auacuten no habiacutea hecho cuatro pasos su caballo que un relaacutempago brilloacute por encima
de nosotros y el bandido rebelde cayoacute herido por una bala en la cabeza Tantas y tan
diversas emociones habiacutean acabado mis fuerza me desvaneciacute Cuando recobreacute los
sentidos me halleacute acostada sobre la hierba con la cabeza apoyada en las rodillas de un
hombre de quien no veiacutea sino la mano blanca y cubierta de anillos rodeaacutendome el
cuerpo mientras ante miacute estaba parado de brazos cruzados y la espada bajo la axila el
joven jefe moldavo que dirigiera el asalto contra nosotros
-Kostaki -deciacutea en franceacutes y con gesto autoritario el que me sosteniacutea- que tus hombres
se retiren de inmediato Deacutejame al cuidado de esta joven
-Hermano hermano -respondioacute aquel a quien eran dirigidas tales palabras y que
pareciacutea contenerse con esfuerzo- cuiacutedate de no cansar mi paciencia yo te dejo el
castillo deacutejame a miacute el bosque En el castillo tuacute eres el amo pero aquiacute yo soy
todopoderoso Aquiacute me bastariacutea una sola palabra para obligarte a obedecerme
-Kostaki yo soy el mayor lo que quiere decir que soy amo en todas partes asiacute en el
bosque como en el castillo allaacute y aquiacute Como a ti me corre por las venas la sangre de
los Brankovan sangre real que tiene el haacutebito de mandar y yo mando
-Manda a tus servidores Gregoriska no a mis soldados
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-Tus soldados son bandidos Kostaki bandidos que hareacute ahorcar en las almenas de
nuestras torres si no me obedecen al instante
-Bien intenta darles una orden
Sentiacute entonces que quien me sosteniacutea retiraba su rodilla y colocaba suavemente mi
cabeza sobre una piedra
Lo seguiacute ansiosa con la mirada y pude examinar a aquel joven que cayera por asiacute
decirlo del cielo en medio de la refriega y que yo habiacutea podido ver apenas estando
desmayada mientras apareciacutea a punto en escena Era un joven de veinticuatro antildeos de
alta estatura y con dos grandes ojos celestes y resplandecientes como el relaacutempago en
los que se leiacutea una extraordinaria decisioacuten y firmeza Los largos cabellos rubios indicio
de la estirpe eslava le caiacutean sobre las espaldas como los del arcaacutengel Miguel
circundando dos mejillas rubicundas y frescas sus labios realzados por una sonrisa
desdentildeosa dejaban ver una doble hilera de perlas Vestiacutea una especie de tuacutenica de
velludo negro calzones centildeidos a las piernas y botas bordadas en la cabeza teniacutea un
gorro puntiagudo ornado de una pluma de aacuteguila en la cintura portaba un cuchillo de
caza y al hombro una pequentildea carabina de dos cantildeos cuya precisioacuten habiacutea aprendido
a apreciar uno de los bandidos Extendioacute la mano y con ese gesto imperioso parecioacute
imponerse hasta a su hermano Pronuncioacute algunas palabras en lengua moldava las
cuales parecieron causar profunda impresioacuten sobre los bandidos Entonces a su vez
habloacute en la misma lengua el joven jefe y me parecioacute que su discurso estaba lleno de
amenazas y de imprecaciones A aquel largo y vehemente discurso el hermano mayor
contestoacute con una sola palabra Los bandidos se sometieron hizo un gesto y los
bandidos se sometieron hizo un gesto y los bandidos se reunieron detraacutes de nosotros
-iexclBien Sea pues Gregoriska -dijo Kostaki volviendo a hablar en franceacutes- Esta mujer
no iraacute a la caverna pero no por ello seraacute menos miacutea La encuentro hermosa la he
conquistado yo y la quiero yo
Asiacute diciendo se lanzoacute hacia miacute y me levantoacute entre sus brazos
-Esta mujer seraacute llevada al castillo y entregada a mi madre yo no la abandonareacute -dijo
mi protector
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-iexclMi caballo -gritoacute Kostaki en lengua moldava
Varios bandidos se apresuraron a obedecer condujeron a su sentildeor la cabalgadura
pedida Gregoriska miroacute en torno asioacute las bridas de un caballo sin duentildeo y saltoacute a la
silla sin tocar los estribos Kostaki bien que me teniacutea auacuten apretada entre sus brazos
montoacute en la silla casi tan aacutegilmente como su hermano y partioacute a todo galope El caballo
de Gregoriska parecioacute haber recibido el mismo impulso y fue a ponerse pegado al
flanco y al pescuezo del corcel de Kostaki Extrantildeo de verse eran aquellos dos
caballeros que volaban el uno junto al otro taciturnos silenciosos sin perderse de vista
un solo instante aun cuando aparentaran no mirarse y se entregaban por entero a sus
cabalgaduras cuya impetuosa carrera los llevaba a traveacutes de bosques rocas y
precipicios
Teniacutea la cabeza caiacuteda y esto me permitiacutea ver los bellos ojos de Gregoriska fijos en miacute
Kostaki lo advirtioacute me levantoacute la cabeza y ya no vi maacutes que su teacutetrica mirada
devoraacutendome Bajeacute los paacuterpados pero en vano a traveacutes de su velo veiacutea no obstante
siempre aquella mirada relampagueante que me penetraba hasta las viacutesceras y me
punzaba el corazoacuten Entonces me acaecioacute una extrantildea alucinacioacuten me pareciacutea ser la
Leonora de la balada de Buumlrger llevada por el caballo y el caballero fantasmas y
cuando sentiacute que se me cerraban abriacute los ojos amedrentada tan persuadida estaba de
ver alrededor miacuteo soacutelo cruces rotas y tumbas abiertas Vi algo un poco maacutes alegre era
el patio interno de un castillo moldavo construido en el siglo XIV
Kostaki me dejoacute resbalar a tierra bajando casi en seguida despueacutes que yo pero por
raacutepido que hubiera sido su acto Gregoriska le habiacutea precedido Como lo dijera en el
castillo eacutel era el amo Al ver llegar a los dos joacutevenes y a la extranjera que llevaban con
ellos acudieron los servidores pero aunque dividieron sus diligencias entre Kostaki y
Gregoriska apareciacutea claro que los mayores miramientos el respeto maacutes profundo eran
para el segundo Se aproximaron dos mujeres Gregoriska les dio una orden en lengua
moldava y con la mano me indicoacute que las siguiera La mirada que acompantildeaba aquel
gesto era tan respetuosa que yo no vacileacute absolutamente en obedecerle Cinco minutos
despueacutes me encontraba en una caacutemara que aun cuando pudiera parecer desnuda y triste
a una persona de menos faacutecil contentamiento era sin embargo evidentemente la maacutes
hermosa del castillo Una gran habitacioacuten cuadrada con una especie de divaacuten de sayal
verde asiento de diacutea lecho de noche Habiacutea tambieacuten alliacute cinco o seis sillones de encina
un inmenso cofre y en un aacutengulo un trono semejante a una gran silla de coro
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No habiacutea que hablar de cortinas en las ventanas y en el lecho A los costados de la
escalera que llevaba a aquella caacutemara se erguiacutean dentro de nichos tres estatuas de los
Brankovan de tamantildeo superior al natural Al poco rato trajeron nuestros bagajes entre
los cuales se encontraban tambieacuten mis maletas Las mujeres me ofrecieron sus
servicios Pero no obstante reparando el desorden que lo sucedido causara en mi
tocado conserveacute mi vestimenta de amazona la cual maacutes que cualquier otra acordaba
con el modo de vestir de mis hueacutespedes Apenas habiacutea hecho los pocos cambios
necesarios en mis ropas cuando oiacute golpear levemente en la puerta
-Adelante -dije en franceacutes siendo esta lengua para nosotros los polacos como saben
casi una segunda lengua materna
Entroacute Gregoriska
-iexclAh sentildeora cuaacutento me complace que hables franceacutes
-Y yo tambieacuten -respondiacute- estoy contenta de saber esta lengua porque de tal modo he
podido gracias a este hecho apreciar toda la generosidad de tu conducta conmigo En
esa lengua me defendiste de los designios de tu hermano y en esa lengua te ofrezco yo
la expresioacuten de mi sincero reconocimiento
-Te lo agradezco sentildeora Era cosa muy natural que me preocupara de una mujer que
se encontraba en tu situacioacuten Andaba de caza por los montes cuando llegaron a mi
oiacutedo algunas detonaciones anormales y continuas comprendiacute que se trataba de un
asalto a mano armada y marcheacute al encuentro del fuego como decimos nosotros en
teacuterminos guerreros A Dios gracias llegueacute a tiempo pero iquestseriacutea tal vez demasiado
atrevido si te preguntara oh sentildeora por cuaacutel motivo una mujer de alto linaje como
eres tuacute se ha visto reducida a aventurarse en nuestros montes
-Soy polaca -contesteacute- Mis dos hermanos sucumbieron no ha mucho en la guerra
contra Rusia mi padre a quien dejeacute yo mientras se preparaba a defender su castillo
sin duda se les ha reunido ya a esta hora y yo huyendo por orden de mi padre de todos
aquellos estragos iba en busca de refugio al monasterio de Sabastru donde mi madre
en su juventud y en circunstancias semejantes habiacutea encontrado asilo seguro
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-Eres enemiga de los rusos tanto mejor -dijo el joven- este tiacutetulo te seraacute poderosa ayuda
en el castillo y nosotros necesitaremos de todas nuestras fuerzas para sostener la lucha
que se prepara Pero ante todo sentildeora pues que ya seacute quieacuten eres debes saber tambieacuten
quieacutenes somos nosotros el nombre de los Brankovan no te es desconocido iquestverdad
sentildeora -Yo me inclineacute- Mi madre es la uacuteltima princesa de este nombre la uacuteltima
descendiente del ilustre jefe mandado matar por los Cantimir los viles cortesanos de
Pedro I Casoacute en primeras nupcias con mi padre Serban Waivady priacutencipe tambieacuten eacutel
pero de estirpe menos ilustre Mi padre habiacutea sido educado en Viena y alliacute pudo
apreciar las ventajas de la civilizacioacuten Decidioacute hacer de miacute un europeo Partimos para
Francia Italia Espantildea y Alemania Mi madre -no le toca a un hijo lo seacute narrarte lo
que te direacute pero ya que por nuestra salvacioacuten es necesario que nos conozcamos bien
reconoceraacutes justos los motivos de esta revelacioacuten- mi madre digo que durante los
primeros viajes de mi padre mientras era yo auacuten nintildeo habiacutea tenido culpables
relaciones con un jefe de parciales (que con tal nombre agregoacute sonriendo Gregoriska
se llaman en este paiacutes a los hombres por quienes fuiste agredida) cierto conde Giordaki
Koproli medio griego y medio moldavo escribioacute a mi padre confesaacutendole todo y
pidieacutendole el divorcio apoyando su demanda en que no queriacutea ella una Brankovan
continuar siendo por maacutes tiempo mujer de un hombre que se tornaba diacutea a diacutea maacutes
extranjero a su patria iexclAy Mi padre no tuvo necesidad de dar su asentimiento a esa
peticioacuten que te podraacute parecer extrantildea pero entre nosotros es cosa muy natural Eacutel habiacutea
muerto de un aneurisma que desde mucho tiempo lo atormentaba y la carta de mi
madre la recibiacute yo A miacute ahora no me quedaba otra cosa que hacer votos sinceros por
la felicidad de mi madre y le escribiacute una carta en la que le comunicaba estos votos
miacuteos junto con la noticia de su viudez En aquella carta le pediacutea tambieacuten permiso para
poder continuar mis viajes que me fue concedido Teniacutea yo la firme intencioacuten de
establecerme en Francia o Alemania para no encontrarme cara a cara con un hombre
que aborreciacutea y que no podiacutea amar quiero decir al marido de mi madre cuando he
aquiacute que de improviso vine a saber que el conde Giordaki Koproli habiacutea sido
asesinado seguacuten decires por los viejos cosacos de mi padre Amaba yo demasiado a
mi madre para no apresurarme a regresar a la patria comprendiacutea su aislamiento y la
necesidad en que debiacutea encontrarse de tener junto a ella en tales circunstancias las
personas que podiacutean serle queridas Aun cuando ella nunca se hubiera mostrado muy
tierna conmigo era su hijo Una mantildeana llegueacute inesperadamente al castillo de mis
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padres Alliacute encontreacute a un joven a quien al principio tomeacute por un extranjero pero luego
supe que era mi hermano Era Kostaki el hijo del adulterio legitimado por un segundo
matrimonio Kostaki la indomable criatura que viste para quien son leyes soacutelo sus
pasiones que nada tiene por sagrado aquiacute abajo fuera de su madre que me obedece
como la tigresa obedece al brazo que la ha domado pero rugiendo por siempre en la
vaga esperanza de poder devorarme un diacutea En el interior del castillo en el hogar de
los Brakovan y de los Waivady yo soy auacuten el amo pero fuera de este recinto en la
abierta campintildea eacutel se convierte en el salvaje hijo de los bosques y de los montes que
quiere doblegarlo todo bajo su feacuterrea voluntad Coacutemo hoy eacutel y sus hombres hicieron
para ceder no lo seacute quizaacute por antigua costumbre o por un resto de respeto que me
tienen Pero no quisiera arriesgar otra prueba Permanece aquiacute no salgas de esta
caacutemara del patio del castillo en suma y respondo de todo si das un paso fuera del
castillo no puedo prometerte otra cosa que hacerme matar por defenderte
-iquestNo podreacute entonces -dije yo- seguacuten el deseo de mi padre continuar el viaje hacia el
convento de Sabastru
-Obra intenta ordena yo te acompantildeareacute pero quedareacute en mitad del camino y tuacute tuacute
ciertamente no alcanzaraacutes la meta de tu viaje
-Pero iquestqueacute hacer entonces
-Queacutedate aquiacute aguarda toma consejo de los hechos y aprovecha las circunstancias
Suponte haber caiacutedo en una caverna de bandidos y que soacutelo tu valor podraacute sacarte del
apuro tu calma salvarte Mi madre a despecho de la preferencia que concede a
Kostaki hijo de su amor es buena y generosa Por otra parte es una Brankovan vale
decir una verdadera princesa La veraacutes ella te defenderaacute de las brutales pasiones de
Kostaki Ponte bajo la proteccioacuten de ella seacute corteacutes y te amaraacute Y en realidad (agregoacute
eacutel con expresioacuten indefinible) iquestquieacuten podriacutea verte y no amarte Ven ahora al comedor
donde mi madre te espera No demuestres fastidio ni desconfianza habla polaco aquiacute
nadie conoce esta lengua yo traducireacute a mi madre tus palabras y estate tranquila que
soacutelo direacute aquello que sea conveniente decir Sobre todo ni una palabra de cuanto te he
revelado nadie debe sospechar que estamos de acuerdo Tuacute no sabes auacuten de cuaacutenta
astucia y disimulacioacuten es capaz el maacutes sincero de entre nosotros Ven
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Lo seguiacute por la escalera iluminada de antorchas de resina ardiendo puestas dentro de
manos de hierro que sobresaliacutean del muro Era evidente que aquella insoacutelita
iluminacioacuten habiacutea sido dispuesta para miacute Llegamos al comedor Apenas Gregoriska
hubo abierto la puerta de aquella sala y pronunciado en el umbral una palabra en
lengua moldava que despueacutes supe significaba la extranjera vino a nuestro encuentro
una mujer de alta estatura Era la princesa Brankovan Teniacutea cabellos blancos
entrelazados alrededor de la cabeza la cual estaba cubierta de un gorro de cibelina
ornado de un penacho signo de su origen principesco Vestiacutea una especie de tuacutenica de
brocado el corpintildeo sembrado de piedras preciosas sobrepuesta a una larga hopalanda
de estofa turca guarnecida de piel igual a la del gorro Teniacutea en la mano un rosario de
cuentas de aacutembar que haciacutea correr raacutepidamente entre los dedos Junto a ella estaba
Kostaki vestido con el espleacutendido y majestuoso traje magiar en el cual me parecioacute auacuten
maacutes extrantildeo Su traje estaba compuesto de una sobrevesta de velludo negro de ancha
mangas que le caiacutea hasta debajo de la rodilla calzones de casimir rojo y los largos
cabellos de color negro tirando a azulado le caiacutean sobre el cuello desnudo rodeado
solamente por la orla blanca de una fina camisa de seda Me saludoacute torpemente y
pronuncioacute en moldavo algunas palabras para miacute ininteligibles
-Puedes hablar en franceacutes hermano miacuteo -dijo Gregoriska- la sentildeora es polaca y
comprende esta lengua
Entonces Kostaki dijo en franceacutes algunas palabras casi tan incomprensibles para miacute
como las que pronunciara en moldavo pero la madre tendiendo gravemente el brazo
interrumpioacute a los dos hermanos Apareciacutea claro que intimaba a sus hijos que esperaran
a que soacutelo ella me recibiera Comenzoacute entonces en lengua moldava un discurso de
cumplimiento al cual la movilidad de sus facciones daba un sentido faacutecil de explicarse
Me indicoacute la mesa me ofrecioacute una silla cerca de ella sentildealoacute con un gesto la casa toda
como diciendo que estaba a mi disposicioacuten y sentaacutendose antes que los demaacutes con
beneacutevola dignidad hizo la sentildeal de la cruz y pronuncioacute una plegaria Entonces cada
uno ocupoacute su lugar propio establecido por la etiqueta Gregoriska cerca de miacute Como
extranjera yo habiacutea determinado que a Kostaki le tocara el puesto de honor junto a su
madre Smeranda Asiacute se llamaba la condesa Tambieacuten Gregoriska habiacutea mudado de
vestimenta Llevaba eacutel igualmente la tuacutenica magiar y los calzones de casimir pero
aqueacutella de color granate y estos turquiacutees Teniacutea colgada del cuello una espleacutendida
condecoracioacuten el nisciam del sultaacuten Mahmud Los otros comensales de la casa cenaban
en la misma mesa cada uno en el sitio que le correspondiacutea seguacuten el grado que ocupaba
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entre los amigos o los servidores La cena fue triste Kostaki no me dirigioacute nunca la
palabra si bien su hermano tuvo siempre la atencioacuten de hablarme en franceacutes La madre
me ofreciacutea de todo con sus propias manos con ese ademaacuten solemne que le era natural
Gregoriska habiacutea dicho la verdad era una verdadera princesa Luego de la cena
Gregoriska se acercoacute a su madre y le explicoacute en lengua moldava el deseo que yo debiacutea
tener de estar sola y cuaacuten necesario me seriacutea el reposo despueacutes de las emociones de
aquella jornada Smeranda hizo un gesto de aprobacioacuten me tendioacute la mano me besoacute
en la frente como lo hubiera hecho con una hija suya y me deseoacute buena noche en su
castillo Gregoriska no se habiacutea engantildeado yo ansiaba ardientemente aquel instante de
soledad Agradeciacute por eso a la princesa quien me condujo hasta la puerta donde me
esperaban las dos mujeres que antes ya me acompantildearan en mi caacutemara Saludado que
hube a la madre y a los dos hijos volviacute a mi aposento de donde saliera una hora antes
El sofaacute estaba transformado en lecho Otros cambios no se habiacutean hecho Agradeciacute a
las mujeres les hice comprender que me desvestiriacutea sola y ellas salieron en seguida
con mil testimonios de respeto que queriacutean significar tener oacuterdenes de obedecerme en
todo y por todo Quedeacute sola en aquella inmensa caacutemara que mi candela podiacutea alumbrar
apenas en parte Era un singular juego de luces una especie de lucha entre el resplandor
treacutemulo de mi cirio y los rayos de la luna que pasaban a traveacutes de la ventana sin
cortinados Ademaacutes de la puerta por la que entrara y que caiacutea sobre la escalera habiacutean
otras dos en la caacutemara pero sus gruesos cerrojos que se cerraban por dentro bastaban
para tranquilizarme Mireacute la puerta de entrada tambieacuten ella teniacutea medios de defensa
Abriacute la ventana daba sobre un abismo Comprendiacute que Gregoriska habiacutea elegido
aquella caacutemara calculadamente De vuelta por fin a mi sofaacute encontreacute sobre una mesita
puesta junto a la cabecera una tarjeta doblada La abriacute y leiacute en polaco Duerme
tranquila nada tienes que temer mientras permanezcas en el interior del castillo
Seguiacute el buen consejo y como el cansancio venciacutea sobre las preocupaciones que me
teniacutean desazonada me acosteacute y en seguida me dormiacute
Desde aquel momento quedaba fijada mi permanencia en el castillo y teniacutea principio
el drama que voy a narrarles
Los dos hermanos se enamoraron de miacute cada uno seguacuten su iacutendole Kostaki me confesoacute
de improviso al diacutea siguiente que me amaba y declaroacute que seriacutea suya y no de otro y
que me matariacutea antes que cederme a quienquiera que fuese Gregoriska no me dijo
nada pero se mostroacute lleno de amor y de consideraciones conmigo Para complacerme
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puso en praacutectica todos los medios de su refinada educacioacuten todos los recuerdos de una
juventud transcurrida en la maacutes nobles Cortes de Europa iexclAy No era cosa tan difiacutecil
pues ya el primer sonido de su voz me habiacutea acariciado el alma y ya su primera mirada
me habiacutea serenado el corazoacuten Al cabo de tres meses Kostaki me habiacutea repetido cien
veces que me amaba y yo lo odiaba Gregoriska auacuten no me habiacutea dicho una palabra de
amor y yo sentiacutea que cuando eacutel lo deseara seriacutea toda suya
Kostaki habiacutea renunciado a sus incursiones Encerrado siempre en el castillo habiacutea
cedido momentaacuteneamente el mando a un lugarteniente quien de cuando en cuando
veniacutea a pedirle oacuterdenes y en seguida desapareciacutea Tambieacuten Smeranda habiacutea concebido
por miacute una amistad apasionada cuyas expresiones me causaban temor Protegiacutea ella
visiblemente a Kostaki y pareciacutea celosa de miacute maacutes auacuten de lo que eacutel lo fuera Pero como
no hablaba polaco ni franceacutes y yo no comprendiacutea el moldavo ella no teniacutea modo de
insistir ante miacute en favor de su hijo predilecto Habiacutea sin embargo aprendido a decir en
franceacutes unas palabras que me repetiacutea siempre cuando posaba sus labios en mi frente
-iexclKostaki ama a Edvige
Un diacutea recibiacute una noticia horrible que colmoacute mi desventura Los cuatro hombres
sobrevivientes del combate habiacutean sido puestos en libertad y regresado a Polonia
prometiendo que uno de ellos antes de que pasaran tres meses volveriacutea para darme
noticias de mi padre En efecto una mantildeana se presentoacute de nuevo uno de ellos Nuestro
castillo habiacutea sido tomado incendiado destruido y mi padre se habiacutea hecho matar
defendieacutendolo En adelante estaba sola en el mundo Kostaki redobloacute sus insinuaciones
y Smeranda sus ternuras pero esta vez aduje como pretexto mi duelo por la muerte de
mi padre Kostaki insistioacute diciendo que cuanto maacutes sola me encontraba tanto maacutes
necesidad teniacutea de apoyo y su madre insistioacute al par y acaso maacutes que eacutel
Gregoriska me habiacutea hablado del poder que los moldavos tienen sobre siacute mismos
cuando no quieren que otros lean en su corazoacuten Eacutel era un vivo ejemplo de ello Estaba
seguriacutesima de su amor y sin embargo si alguien me hubiera preguntado en queacute prueba
se fundaba tal certidumbre me habriacutea sido imposible decirlo nadie en el castillo habiacutea
visto nunca que su mano tocara la miacutea o que sus ojos buscaran los miacuteos Soacutelo los celos
podiacutean hacer clara a Kostaki la rivalidad del hermano como soacutelo el amor que
alimentaba yo por Gregoriska podiacutea hacerme claro su amor Sin embargo lo confieso
me inquietaba mucho aquel poder de Gregoriska sobre siacute mismo Yo teniacutea fe en eacutel pero
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no bastaba necesitaba ser convencida cuando he aquiacute que una noche de vuelta apenas
en mi caacutemara oiacute golpear levemente a una de las dos puertas que se cerraban por dentro
Por el modo de golpear adivineacute que era una llamada amiga Me acerqueacute preguntando
quieacuten estaba alliacute
-Gregoriska -contestoacute una voz cuyo acento no podiacutea engantildearme
-iquestQueacute quereacuteis de miacute -le pregunteacute toda temblorosa
-Si tienes fe en miacute -dijo Gregoriska- si me crees hombre de honor iquestme permites una
pregunta
-iquestCuaacutel
-Apaga la luz como si te hubierais acostado y de aquiacute en media hora aacutebreme esta
puerta
-Vuelve dentro de media hora -fue mi uacutenica respuesta
Apagueacute la luz y aguardeacute El corazoacuten me palpitaba con violencia pues comprendiacutea que
se trataba de un hecho importante Transcurrioacute la media hora oiacute golpear maacutes levemente
auacuten que la primera vez Durante el intervalo habiacutea descorrido los cerrojos no me
quedaba pues sino abrir la puerta Gregoriska entroacute y sin que me dijera cerreacute la puerta
tras eacutel y echeacute los cerrojos Eacutel permanecioacute un instante mudo e inmoacutevil imponieacutendome
silencio con el gesto Luego cuando estuvo seguro de que ninguacuten peligro nos
amenazaba por el momento me llevoacute al centro de la vasta caacutemara y sintiendo por mi
temblor que no habriacutea podido sostenerme de pie me buscoacute una silla Me senteacute o maacutes
bien me dejeacute caer sobre el asiento
-iexclDios miacuteo -le dije- iquestqueacute hay de nuevo o por queacute tantas precauciones
-Porque mi vida que no contariacutea para nada y acaso tambieacuten la tuya dependen de la
conversacioacuten que tendremos
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Amedrentada le aferreacute una mano Se la llevoacute eacutel a los labios miraacutendome como si
quisiera pedir excusas por tanta audacia Bajeacute yo los ojos era un taacutecito consentimiento
-Yo te amo -me dijo con aquella voz melodiosa como un canto- iquestme amas tuacute
-Siacute -le respondiacute
-iquestY consentiriacuteas en ser mi mujer
Llevoacute la mano a la frente con profunda expresioacuten de felicidad
-Siacute
-Entonces iquestno rehusaraacutes seguirme
-Te seguireacute doquiera
-Pues comprenderaacutes bien que no podemos ser felices sino huyendo de estos lugares
-iexclOh siacute Huyamos -exclameacute
-iexclSilencio -dijo eacutel estremecieacutendose- iexclSilencio
-Tienes razoacuten
Y me le acerqueacute toda tremante
-Escucha lo que he hecho -continuoacute Gregoriska- escucha por queacute he estado tanto
tiempo sin confesarte que te amaba Queriacutea yo cuando estuviera seguro de tu amor
que nadie pudiera oponerse a nuestra unioacuten Yo soy rico querida Edvige
inmensamente rico pero como lo son los sentildeores moldavos rico en tierras en ganados
en servidores Ahora bien he vendido por un milloacuten tierras rebantildeos y campesinos al
monasterio de Hango Me han dado trescientos mil francos en muchas piedras
preciosas cien mil francos en oro el resto en letras de cambio sobre Viena iquestTe bastaraacute
un milloacuten
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Le apreteacute la mano
-Me hubiera bastado tu amor Gregoriska juacutezgalo tuacute
-iexclBien Escucha mantildeana voy al monasterio de Hango para tomar mis uacuteltimas
disposiciones con el superior Eacutel me tiene listos caballos que nos esperaraacuten de las nueve
de la mantildeana en adelante ocultos a cien pasos de castillo Despueacutes de la cena subiraacute
de nuevo como hoy a tu caacutemara como hoy apagaraacutes la luz como hoy entrareacute yo en tu
aposento Pero mantildeana en vez de salir solo tuacute me seguiraacutes saldremos por la puerta que
da sobre los campos encontraremos los caballos montaremos y pasado mantildeana por
la mantildeana habremos recorrido treinta leguas
-iexclOh iexclPor queacute no seraacute ya pasado mantildeana
-iexclQuerida Edvige
Gregoriska me apretoacute sobre el corazoacuten y nuestros labios se encontraron iexclOh Lo habiacutea
dicho eacutel yo habiacutea abierto la puerta de mi caacutemara a un hombre de honor pero
comprendioacute bien que si no le perteneciacutea en cuerpo le perteneciacutea en alma Transcurrioacute
la noche sin que pudiera cerrar los ojos Me veiacutea huir con Gregoriska me sentiacutea
transportada por eacutel como ya lo habiacutea sido por Kostaki soacutelo que aquella carrera terrible
espantable fuacutenebre se trocaba ahora en un apuro suave y delicioso al que la velocidad
del movimiento agregaba deleite pues tambieacuten el movimiento veloz tiene un deleite
propio Nacioacute el diacutea Bajeacute Me parecioacute que el ademaacuten con que me saludoacute Kostaki era
auacuten maacutes teacutetrico que de costumbre Su sonrisa era iroacutenica y amenazadora Smeranda no
me parecioacute cambiada Durante la colacioacuten Gregoriska ordenoacute sus caballos Pareciacutea que
Kostaki no pusiera ni la miacutenima atencioacuten en aquella orden Hacia las once Gregoriska
nos saludoacute anunciando que estariacutea de regreso recieacuten a la noche y rogando a su madre
que no lo esperase a cenar despueacutes se volvioacute hacia miacute y me rogoacute quisiera admitir sus
excusas
Salioacute La mirada de su hermano lo siguioacute hasta cuando dejoacute la caacutemara y en ese
momento le brotoacute de los ojos un tal relaacutempago de odio que me estremeciacute Pueden
imaginarse con queacute inquietud paseacute aquel diacutea A nadie habiacutea confiado nuestros
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designios a duras penas le hableacute a Dios de ello en mis plegarias y me pareciacutea que
todos los conocieran que cada mirada puesta en miacute pudiera penetrar y leer en lo iacutentimo
de mi corazoacuten La cena fue un suplicio hosco y taciturno Kostaki por costumbre
hablaba raramente esta vez no dijo maacutes que dos o tres palabras en moldavo a su madre
y siempre con tal acento que haciacutea estremecer Cuando me levanteacute para subir a mi
aposento Smeranda como de ordinario me abrazoacute y al abrazarme repitioacute aquella frase
que desde ya ocho diacuteas no le saliera de la boca iexclKostaki ama a Edvige
Esta frase me siguioacute como una amenaza hasta mi caacutemara y aun alliacute me pareciacutea que una
voz fatal me susurrase al oiacutedo iexclKostaki ama a Edvige Ahora el amor de Kostaki me
lo habiacutea dicho Gregoriska equivaliacutea a la muerte Hacia las siete de la noche vi a Kostaki
atravesar el patio Se volvioacute para verme pero me aparteacute para que no pudiera
descubrirme Estaba inquieta pues por cuanto podiacutea yo ver desde mi ventana me
pareciacutea que eacutel iba directamente hacia la caballeriza Me arriesgueacute a correr los cerrojos
de una de las puertas internas de mi caacutemara y pasar a la caacutemara vecina desde donde
podiacutea ver todo lo que eacutel estaba por hacer Se dirigiacutea en efecto hacia la caballeriza y
cuando hubo llegado a ella sacoacute eacutel mismo su caballo favorito ensillaacutendolo de su propia
mano con el cuidado de un hombre que da la mayor importancia a cada detalle Vestiacutea
el mismo traje que cuando se me apareciera la vez primera pero no llevaba otra arma
que el sable Cuando hubo ensillado el caballo miroacute otra vez hacia la ventana de mi
caacutemara No habieacutendome visto saltoacute sobre la silla se hizo abrir la misma puerta por la
que saliera y debiacutea volver su hermano y se alejoacute a todo galope en direccioacuten del
monasterio de Hango Se me apretoacute entonces terriblemente el corazoacuten un fatal
presentimiento me deciacutea que Kostaki iba al encuentro de su hermano Estuve en la
ventana hasta cuando pude distinguir el camino que a un cuarto de legua de distancia
del castillo haciacutea un recodo a la izquierda y se perdiacutea en el comienzo de un bosque
Pero la noche se tornaba cada vez maacutes cerrada y pronto no pude distinguir maacutes el
camino
Me quedeacute todaviacutea
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Finalmente la inquietud que me atormentaba renovoacute precisamente por exceso mis
fuerzas y pues las primeras noticias de uno o de otro hermano debiacutean llegarme en la
sala inferior bajeacute
Mireacute ante todo Smeranda En la tranquilidad de su rostro advertiacute que no teniacutea ninguna
aprensioacuten daba oacuterdenes para la acostumbrada cena y los cubiertos de los hermanos
estaban en los lugares habituales No me atreviacute a interrogar a nadie Por otra parte iquesta
quieacuten hubiera podido dirigirme En el castillo ninguno excepto Kostaki y Gregoriska
hablaban las dos lenguas que yo sabiacutea Me sobresaltaba al miacutenimo rumor Por
costumbre nos poniacuteamos a la mesa a las nueve
Habiacutea bajado a la sala a las ocho y media y seguiacutea con la mirada la aguja de los
minutos cuyo avance era casi visible sobre el amplio cuadrante del reloj La viajera
aguja transitoacute la distancia que nos separaba del cuarto de hora
El cuarto golpeoacute y las vibraciones resonaron profundas y tristes en seguida la aguja
continuoacute su girar silencioso y la vi recorrer de nuevo la distancia con la regularidad y
la lentitud de la punta de un compaacutes Algunos minutos antes de dar las nueve me
parecioacute oiacuter el pataleo de un caballo en el patio Lo oyoacute tambieacuten Smeranda y volvioacute el
rostro hacia la ventana pero la noche era demasiado oscura para poder distinguir objeto
alguno iexclOh Si me hubiera mirado en aquel momento cuaacuten presto habriacutea adivinado lo
que pasaba en mi corazoacuten
Se habiacutea oiacutedo el patalear de un solo caballo y era cosa muy natural pues estaba yo
bien segura de que habriacutea regresado un solo caballero iquestPero cuaacutel Resonaron algunos
pasos en la antecaacutemara pasos lentos como los de un hombre que camina hesitando
cada uno de ellos me pareciacutea transitarme el corazoacuten La puerta se abrioacute y en la
oscuridad vi delinearse una sombra
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La sombra se detuvo un instante en la puerta el corazoacuten se me quedoacute en suspenso La
sombra avanzoacute y a medida que entraba en el ciacuterculo de la luz recobraba yo el aliento
Reconociacute a Gregoriska Algunos momentos maacutes y el corazoacuten se me quebraba
Reconociacute a Gregoriska pero estaba paacutelido como un cadaacutever Con soacutelo verle se podiacutea
adivinar que habiacutea acontecido algo terrible
-iquestEres tuacute Kostaki -preguntoacute Smeranda
-No madre miacutea -contestoacute Gregoriska con sorda voz
-iexclAh al fin -dijo ella- iquesty desde cuaacutendo acaacute toca a tu madre esperarte
-Madre miacutea -dijo Gregoriska mirando la peacutendola- apenas son las nueve
Y efectivamente en ese mismo momento sonaron las nueve
-Es verdad -dijo Smeranda- iquestDoacutende estaacute tu hermano
A pesar miacuteo se presentoacute en mi mente el pensamiento de que Dios habiacutea hecho la misma
pregunta a Caiacuten Gregoriska no contestoacute
-iquestNadie ha visto hasta ahora a Kostaki -preguntoacute Smeranda
El vatar o sea el mayordomo fue a informarse
-Hacia las siete -dijo eacutel de regreso- el conde ha estado en las caballerizas ha ensillado
con propia mano su caballo y ha partido por el camino de Hango
En ese instante mis ojos se encontraron con los de Gregoriska No seacute si fue realidad o
alucinacioacuten pero me parecioacute notar una gota de sangre en medio de su frente Me lleveacute
lentamente el dedo a la frente indicando el punto donde creiacutea yo ver aquella mancha
Gregoriska me comprendioacute sacoacute el pantildeuelo y se secoacute
-Siacute siacute -murmuroacute Smeranda- habraacute encontrado alguacuten lobo u oso y se habraacute entretenido
en perseguirlo He aquiacute por queacute un hijo hace esperar a su madre iquestDoacutende le has dejado
Gregoriska
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-Madre miacutea -respondioacute eacuteste con voz conmovida pero firme- mi hermano y yo no hemos
salido juntos
-Bien -dijo Smeranda- Vamos a la mesa cada uno poacutengase en su lugar y luego
cieacuterrense las puertas quien esteacute afuera dormiraacute afuera
Las dos primeras partes de estas oacuterdenes fueron estrictamente ejecutadas Smeranda
se puso en su lugar Gregoriska se sentoacute a su diestra yo a su siniestra Despueacutes los
servidores salieron para cumplir la tercera parte de las oacuterdenes es decir para cerrar las
puertas del castillo En ese momento mismo se escuchoacute un gran estreacutepito en el patio y
un servidor entroacute espantado diciendo
-Princesa ha entrado en este instante al patio el caballo del conde Kostaki solo y por
entero cubierto de sangre
-iexclOh -murmuroacute Smeranda levantaacutendose paacutelida y amenazadora- de tal modo volvioacute una
noche al castillo el caballo de su padre
Dirigioacute una mirada a Gregoriska no estaba paacutelido ya estaba liacutevido El caballo del
conde Koproli en efecto habiacutea regresado una noche al castillo todo manchado de
sangre y una hora despueacutes los servidores encontraron y trajeron el cuerpo del amo
cubierto de heridas Smeranda tomoacute una antorcha de manos de un criado se acercoacute a
la puerta y abrieacutendola bajoacute al patio El caballo espantado era retenido trabajosamente
por tres o cuatro servidores que haciacutean toda clase de esfuerzos para tranquilizarlo
Smeranda se aproximoacute al animal examinoacute la sangre que cubriacutea la silla y vio una herida
en su testuz
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-Kostaki fue muerto de frente -dijo ella- en duelo y por un solo enemigo Busquen su
cuerpo hijos miacuteos maacutes tarde buscaremos al homicida
Asiacute como el caballo habiacutea entrado por la puerta de Hango todos los servidores se
precipitaron afuera por ella y se vieron sus antorchas perderse en la campintildea y entrar
en lo profundo del bosque como en una hermosa noche de estiacuteo se ven centellear las
lucieacuternagas en la llanura de Niza o de Pisa
Smeranda como si hubiera estado segura de que la buacutesqueda no durariacutea mucho
aguardoacute enhiesta en la puerta Ni una laacutegrima humedeciacutea las mejillas de aquella madre
desolada sin embargo se veiacutea que la desesperacioacuten rugiacutea tempestuosa en lo profundo
de su corazoacuten Gregoriska estaba detraacutes de ella y yo cerca de Gregoriska Al
abandonar la sala parecioacute querer ofrecerme su brazo pero no se habiacutea atrevido a
hacerlo De ahiacute en cerca de un cuarto de hora se vio aparecer en el recodo del camino
una antorcha luego una segunda una tercera y finalmente se distinguieron todas Soacutelo
que ahora en vez de dispersarse estaban agrupadas en torno a un centro comuacuten Ese
centro era como bien pronto se pudo advertir unas parihuelas1 con un hombre tendido
sobre ellas El fuacutenebre cortejo avanzaba lentamente pero al cabo de diez minutos
quienes lo llevaban se descubrieron instintivamente la cabeza y taciturnos entraron en
el patio donde fue depositado el cuerpo Entonces con un majestuoso gesto Smeranda
ordenoacute que se le abriera paso y acercaacutendose al cadaacutever puso una rodilla en tierra ante
eacutel apartoacute los cabellos que le formaban un velo sobre el rostro y estuvo contemplaacutendolo
largamente sin derramar una laacutegrima Le abrioacute luego la vestimenta moldava y apartoacute
camisa ensangrentada La herida se hallaba en la parte diestra del pecho Debiacutea haber
sido hecha con una hoja recta y de dos filos Recordeacute haber visto esa mantildeana misma al
costado de Gregoriska el largo cuchillo de caza que serviacutea de bayoneta a su carabina
Busqueacute con los ojos el arma no estaba ya alliacute Smeranda se hizo llevar agua mojoacute en
ella su pantildeuelo y lavoacute la llaga Una sangre pura y tibia todaviacutea enrojecioacute los labios de
la herida El espectaacuteculo que teniacutea bajo los ojos era a un tiempo atroz y sublime
Aquella vasta caacutemara ahumada por las antorchas de resina aquellos rostros baacuterbaros
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aquellos ojos centelleantes de ferocidad aquellos ropajes singulares aquella madre
que a la vista de la sangre aun caacutelida calculaba cuaacutento tiempo haciacutea que la muerte
arrebatara a su hijo aquel profundo silencio interrumpido soacutelo por los sollozos de los
bandidos cuyo jefe era Kostaki todo eso repito teniacutea en siacute algo de atroz y de sublime
Smeranda acercoacute sus labios a la frente de su hijo y se levantoacute en seguida echaacutendose
a las espaldas las largas trenzas de blancos cabellos que se le habiacutean desunido
-iexclGregoriska ndashdijo
Gregoriska se estremecioacute sacudioacute la cabeza y saliendo de su atoniacutea
-Madre miacutea -respondioacute
-Ven aquiacute hijo miacuteo y escuacutechame
Gregoriska obedecioacute temblando pero obedecioacute
A medida que se aproximaba al cuerpo de Kostaki la sangre brotaba de la herida maacutes
abundante y maacutes roja Afortunadamente Smeranda no miraba maacutes hacia aquel lado
pues a la vista de aquella sangre no habriacutea tenido ya necesidad de buscar el asesino
-Gregoriska -dijo ella- bien seacute que Kostaki y tuacute no se miraban con buenos ojos bien seacute
que tuacute eres un Waivady por parte de tu padre y eacutel un Koproli por parte del suyo pero
por parte de madre son ambos de la sangre de los Brankovan Seacute que tuacute eres un hombre
de ciudad occidental y eacutel un hijo de las montantildeas orientales pero por el seno que los
llevoacute a ambos son hermanos iexclPues bien Gregoriska quiero saber si mi hijo seraacute
llevado a yacer junto a la tumba de su padre sin que haya sido pronunciado el
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juramento si yo en fin podreacute llorar tranquila como mujer descansando en ti vale decir
en un hombre para el castigo
-Dime sentildeora el nombre del homicida y ordena te juro que dentro de una hora si tuacute
lo exiges habraacute dejado de vivir
-iquestJuras so pena de mi maldicioacuten lo has entendido hijo miacuteo iquestJuras que el asesino
moriraacute que no dejaraacutes piedra sobre piedra de su casa que su madre sus hijos sus
hermanos su mujer o su prometida pereceraacuten por tu mano Juacuteralo y al jurarlo invoca
sobre ti la coacutelera celeste si faltas a la sacra promesa Si faltas a esta sacra promesa
padeceraacutes la miseria la execracioacuten de los amigos la maldicioacuten de tu madre
Gregoriska extendioacute la mano sobre el cadaacutever y
-iexclJuro que el asesino moriraacute -dijo
A aquel singular juramento cuyo verdadero sentido yo sola y el muerto quizaacute podiacuteamos
comprender vi o creiacute ver cumplirse un horrendo prodigio Los ojos del cadaacutever se
abrieron se fijaron sobre miacute maacutes vivos cual nunca los viera y como si aquella mirada
hubiera sido palpable sentiacute penetrarme hasta el corazoacuten un hierro candente No resistiacute
tanto dolor y me desvaneciacute
Cuando recobreacute los sentidos me encontreacute acostada sobre el lecho de mi caacutemara una de
las dos mujeres velaba cerca de miacute Pregunteacute doacutende estaba Smeranda me fue
contestado que velaba junto al cuerpo de su hijo Pregunteacute doacutende estaba Gregoriska se
me dijo que en el monasterio de Hango
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Ahora no era preciso huir iquestno habiacutea muerto Kostaki No se debiacutea ya hablar de boda
iquestpodiacutea yo casarme con el fratricida Transcurrieron asiacute tres diacuteas y tres noches en medio
de extrantildeos suentildeos En la vigilia y en el suentildeo veiacutea siempre aquellos dos ojos vivos en
ese rostro de muerto era una visioacuten horrenda Kostaki debiacutea ser sepultado al tercer diacutea
Por la mantildeana me fue traiacutedo de parte de Smeranda un vestido completo de viuda Me
lo puse y bajeacute La casa pareciacutea vaciacutea todos estaban en la capilla Me encamineacute hacia
ella y al tiempo que trasponiacutea su umbral vino a mi encuentro Smeranda a quien no
habiacutea visto desde hacia tres diacuteas
Se hubiera dicho que era la imagen del Dolor Con lento movimiento como el de una
estatua posoacute sobre mi frente sus helados labios y con voz que pareciacutea salir ya de la
tumba pronuncioacute las habituales palabras iexclKostaki te ama No se pueden imaginar
el efecto que produjeron en miacute aquellas palabras Esa protesta de amor expresada en
presente en vez de en pasado que deciacutea te ama y no ya te amaba ese amor de
ultratumba que veniacutea a buscarme en la vida hizo sobre mi corazoacuten una impresioacuten
terrible Al mismo tiempo se apoderaba de miacute un extrantildeo sentimiento tal como si fuera
verdaderamente la mujer de aquel que habiacutea muerto no la prometida del vivo Aquel
atauacuted me atraiacutea a mi pesar dolorosamente como la sierpe atrae al pajarillo por ella
fascinado
Busqueacute con los ojos a Gregoriska lo vi paacutelido y enhiesto contra una columna miraba
hacia lo alto No seacute decir si me vio Los monjes del convento de Hango rodeaban el
cuerpo cantando salmos del rito griego a veces armoniosos con frecuencia monoacutetonos
Tambieacuten yo hubiera querido orar pero la plegaria expiraba en mis labios mi mente
estaba tan confusa que me pareciacutea antes bien presenciar un consistorio de demonios
que una reunioacuten de monjes Cuando fue sacado el cuerpo de alliacute quise seguirlo pero
desfallecieron mis fuerzas Sentiacute doblaacuterseme las piernas y me apoyeacute en la puerta
Entonces Smeranda se me acercoacute e hizo una sentildea a Gregoriska Este se aproximoacute
Smeranda me habloacute en moldavo
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-Mi madre me ordena repetirte palabra por palabra lo que va a decir -me expresoacute
Gregoriska
Smeranda habloacute de nuevo cuando hubo terminado
-He aquiacute las palabras de mi madre -dijo eacutel- Lloras a mi hijo Edvige tu lo amabas
iquestverdad Te agradezco las laacutegrimas y tu amor de ahora en adelante tienes una patria
una madre una familia Derramemos las muchas laacutegrimas debidas a los muertos luego
seamos de nuevo dignas ambas de aquel que ya no es iexclyo su madre tuacute su mujer
Adioacutes vuelve a tu caacutemara yo acompantildeareacute a mi hijo hasta su uacuteltima morada cuando
regrese me encerrareacute en mi estancia con mi dolor y me volveraacutes a ver soacutelo cuando lo
haya vencido estate tranquila matareacute este dolor porque no quiero que me mate a miacute
A estas palabras de Smeranda traducidas por Gregoriska no pude responder sino con
un gemido Subiacute a mi caacutemara el fuacutenebre cortejo se alejoacute y lo vi desaparecer en el
aacutengulo del camino El convento de Hango estaba a soacutelo media legua de distancia del
castillo en liacutenea recta pero los obstaacuteculos del suelo haciacutean dar muchas vueltas al
camino de modo que se empleaban dos horas en recorrer aquel espacio Era el mes de
noviembre Las jornadas se habiacutean tornado friacuteas y breves y a las cinco ya era noche
oscura Hacia las siete vi reaparecer las antorchas el cortejo fuacutenebre habiacutea regresado
El cadaacutever reposaba en la tumba de sus padres todo estaba concluido
Les dije ya en queacute singular pesadilla viviacutea presa luego del fatal suceso que nos
sumergiera a todos en el duelo y sobre todo despueacutes que viera reabrirse y fijarse sobre
miacute los ojos cerrados del muerto La noche que siguioacute oprimida por las emociones
experimentadas durante el diacutea estaba auacuten maacutes triste Escuchaba sonar todas las horas
del reloj del castillo y a medida que el tiempo fugitivo me acercaba al momento en
que habiacutea muerto Kostaki me sentiacutea cada vez maacutes desconsolada Sonaron las nueve
menos cuarto Entonces se apoderoacute de miacute una extrantildea sensacioacuten Me corriacutea por todo el
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cuerpo un terror un estremecimiento que me helaba luego una especie de suentildeo
invencible entorpeciacutea mis sentidos me oprimiacutea el pecho y me velaba los ojos Tendiacute
el brazo y fui a caer de espaldas sobre el lecho Sin embargo no habiacutea perdido
totalmente los sentidos como para que no pudiera oiacuter como unos pasos acercaacutendose a
mi puerta despueacutes me parecioacute abrirse la puerta en seguida no vi ni escucheacute maacutes nada
Soacutelo sentiacute un vivo dolor en el cuello Luego de lo cual caiacute en profundo letargo
Me desperteacute a medianoche mi laacutempara ardiacutea auacuten intenteacute levantarme pero estaba tan
deacutebil que hube de repetir la tentativa dos veces Finalmente logreacute superar mi debilidad
y como despierta sentiacutea en el cuello el mismo dolor que experimentara en el suentildeo me
arrastreacute apoyaacutendome en el muro hasta el espejo y mireacute Algo que semejaba la
punzadura de un alfiler marcaba la arteria de mi cuello Creiacute que alguacuten insecto me
hubiera picado durante el suentildeo y como me sentiacutea abatida por la extenuacioacuten me
acosteacute de nuevo y me dormiacute A la mantildeana me desperteacute como de costumbre pero
entonces sentiacute una tal debilidad como la experimentara soacutelo una vez en mi vida a la
mantildeana siguiente de un diacutea en que fuera sangrada Me mireacute en el espejo y me sorprendiacute
de mi extraordinaria palidez La jornada transcurrioacute triste y oscura experimentaba yo
una cosa singular cuando me encontraba en un lugar sentiacutea necesidad de quedarme
alliacute cualquier cambio de posicioacuten me fatigaba
Llegada la noche me trajeron la laacutempara mis mujeres seguacuten podiacutea yo comprender por
sus gestos se ofrecieron a quedarse conmigo Se lo agradeciacute y salieron A la misma
hora que la noche precedente experimenteacute los mismos siacutentomas Quise levantarme
entonces y pedir ayuda pero no pude llegar a la salida Oiacute vagamente dar las nueve
menos cuarto los pasos resonaron se abrioacute la puerta pero yo no veiacutea ni escuchaba
nada y como la noche anterior caiacute de espaldas sobre el lecho Como el diacutea anterior
experimenteacute un dolor en el mismo sitio Como el diacutea anterior me desperteacute a
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medianoche pero maacutes paacutelida y maacutes deacutebil auacuten Al diacutea siguiente se renovoacute la horrible
pesadilla
Estaba decidida a bajar a la estancia de Smeranda por muy deacutebil que me sintiera
cuando entroacute en la caacutemara una de mis mujeres y pronuncioacute el nombre de Gregoriska
El joven la seguiacutea Intenteacute levantarme para recibirle pero volviacute a caer en mi silloacuten Eacutel
dio un grito al verme y quiso lanzarse hacia miacute pero tuve la fuerza de tender el brazo
hacia eacutel
-iquestQueacute vienes a hacer aquiacute -le pregunteacute
-iexclAy -dijo eacutel- iexclveniacutea a decirte adioacutes A decirte que abandono este mundo que me es
insoportable sin tu amor y tu presencia a anunciarte que me retiro al monasterio de
Hango
-Gregoriska -le respondiacute- estaacutes privado de mi presencias pero no de mi amor iexclAy Te
amo siempre y mi mayor pena es que este amor sea en adelante casi un delito
-Entonces iquestpuedo esperar que rogaraacutes por miacute Edvige
-Siacute pero no lo podreacute hacer por largo tiempo -repliqueacute yo con una sonrisa
-iquestPor queacute no Pero en verdad te veo muy abatida Dime iquestqueacute tienes iquestPor queacute tan
paacutelida
-Porque Dios tiene ciertamente piedad de miacute y a eacutel me llama
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
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Gregoriska se me acercoacute me tomoacute una mano que no tuve fuerza de sustraerle
miraacutendome fijo al rostro
-Esa palidez no es natural Edvige -me dijo- iquestcuaacutel es la causa
-Si te la dijera Gregoriska creeriacuteas que estoy loca
-No no habla Edvige te lo suplico estamos en un paiacutes que no se parece a ninguacuten otro
paiacutes en una familia que no se asemeja a ninguna otra familia Dime diacutemelo todo te lo
encarezco
Se lo narreacute todo la extrantildea alucinacioacuten que me poseiacutea a la hora en que Kostaki debioacute
morir ese terror ese letargo ese friacuteo glacial esa postracioacuten que me haciacutea caer de
espaldas sobre el lecho ese ruido de pasos que me pareciacutea oiacuter esa puerta que creiacutea ver
abrirse y finalmente ese agudo dolor en el cuello seguido de una palidez y de una
debilidad siempre crecientes Creiacutea yo que mi relato pareceriacutea a Gregoriska un
comienzo de locura y lo terminaba con una cierta timidez cuando por el contrario
advertiacute que me prestaba gran atencioacuten
Cuando hube terminado de hablar Gregoriska reflexionoacute un instante
-iquestDe manera -preguntoacute eacutel- que te duermes cada noche a las nueve menos cuarto
-Siacute por muchos que sean los esfuerzos que haga para resistir al suentildeo
-iquestY a esa misma hora crees ver abrirse la puerta
-Siacute aunque eche el cerrojo
-iquestY luego experimentas un agudo dolor en el cuello
-Siacute aunque sea apenas visible la sentildeal de la herida
-iquestMe permites ver
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Dobleacute la cabeza hacia atraacutes Examinoacute eacutel la cicatriz
-Edvige -dijo Gregoriska despueacutes de un momento de reflexioacuten- iquesttienes confianza en
miacute
-iquestMe lo preguntas -contesteacute
-iquestCrees en mi palabra
-Como creo en el Evangelio
-iexclBien Edvige por mi fe te juro que no tienes ocho diacuteas de vida si no aceptas hacer
hoy mismo lo que voy a decirte
-iquestY si consiento
-Si consientes quizaacutes te salves
-iquestQuizaacutes -eacutel se calloacute- Suceda lo que fuere Gregoriska -continueacute diciendo yo- hareacute
cuanto me ordenes hacer
-Escucha entonces -dijo eacutel- y ante todo no te espantes En tu paiacutes como en Hungriacutea y
en nuestra Rumaniacutea existe una tradicioacuten
Tembleacute porque esa tradicioacuten ya habiacutea vuelto a mi memoria
-iexclAh iquestSabes lo que quiero decir
-Siacute -contesteacute- en Polonia vi algunas personas padecer el horrendo hecho
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-Quieres hablar del vampiro iquestno es verdad
-Siacute nintildea auacuten me sucedioacute ver desenterrar en el cementerio de una aldea perteneciente
a mi padre cuarenta personas muertas en quince diacuteas sin que se hubiera podido en
ninguna ocasioacuten acertar con la causa de su muerte Diecisiete de esos cadaacuteveres
expusieron todos los signos de vampirismo es decir fueron encontrados frescos como
si hubieran estado vivos los otros eran sus viacutectimas
-iquestY queacute se hizo para liberar de eso a la regioacuten
-Se les clavoacute un palo en el corazoacuten y luego los quemaron
-Siacute asiacute se acostumbra hacer pero para nosotros eso no basta Para librarte de tu
fantasma antes quiero conocerlo y iexclpor Dios lo conocereacute Siacute y si es preciso luchareacute
cuerpo a cuerpo con eacutel quienquiera fuere
-iexclOh Gregoriska -exclameacute espantada
Dijo
-Quienquiera que fuere lo repito Mas para llevar a buen fin esta terrible aventura es
necesario que hagas todo lo que te exigireacute
-Di
-Estate preparada a las siete Desciende a la capilla pero desciende sola es necesario
que venzas a toda costa tu debilidad Edvige Alliacute recibiremos la bendicioacuten nupcial
Consieacutentemelo amada miacutea para velar por ti Luego subiremos de nuevo a esta caacutemara
y entonces veremos
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
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-iexclOh Gregoriska -exclameacute- iexclsi es eacutel te mataraacute
-No temas amada Edvige Consiente solamente
-Sabes bien que hareacute todo lo que quieras Gregoriska
-Entonces hasta luego a la noche
-Siacute haz lo que creas maacutes oportuno y te secundareacute yo cuanto mejor pueda adioacutes
Se fue Un cuarto de hora despueacutes vi a un caballero precipitarse a toda carrera por el
camino del monasterio era eacutel
Apenas le hube perdido de vista caiacute de rodillas y oreacute oreacute como ya no se reza en
nuestras tierras sin fe y aguardeacute a las siete ofreciendo a Dios y a los santos el
holocausto de mis pensamientos no me levanteacute sino al sonar las siete Estaba deacutebil
como una moribunda paacutelida como una muerta Me echeacute sobre la cabeza un gran velo
negro descendiacute la escalera apoyaacutendome en el muro y me dirigiacute a la capilla sin
encontrar a nadie
Gregoriska me esperaba con el padre Basilio prior del monasterio de Hango Centildeiacutea
una espada santa reliquia de un antiguo cruzado que asistiera a la toma de
Constantinopla con Ville-Hardouin y Baldouin de Flandes
-Edvige -dijo eacutel golpeando con la mano su espada- con la ayuda de Dios eacutesta romperaacute
el encantamiento que amenaza tu vida Aceacutercate pues resueltamente este santo
hombre que ya ha recibido mi confesioacuten recibiraacute nuestros juramentos
Comenzoacute la ceremonia quizaacute nunca otra fue maacutes sencilla y a un tiempo maacutes solemne
Nadie asistiacutea al monje eacutel mismo nos puso sobre la cabeza las coronas nupciales
Vestidos ambos de luto giramos en torno al altar con un cirio en la mano luego el
monje tras pronunciar las sacras palabras agregoacute
Vaacuteyanse ahora hijos miacuteos y el Sentildeor les deacute fuerza y valor para luchar contra el
enemigo del humano geacutenero Armados de la inocencia de ustedes y defendidos por Su
justicia venceraacuten al demonio Vayan y benditos sean
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Besamos los libros santos y salimos de la capilla Entonces por vez primera me apoyeacute
en el brazo de Gregoriska y me parecioacute que al contacto de aquel fuerte brazo de aquel
noble corazoacuten volviacutea a mis venas la vida Estaba segura del triunfo porque Gregoriska
estaba conmigo subimos a mi caacutemara Sonaban las ocho y media
-Edvige -me dijo entonces Gregoriska- no tenemos tiempo que perder iquestQuieres
dormir como de costumbre para que todo suceda durante tu suentildeo o bien permanecer
desvelada y verlo todo
-Junto a ti nada temo quiero permanecer despierta y verlo todo
Gregoriska extrajo de su pecho un boj2 bendito huacutemedo auacuten de agua santa y me lo
dio
-Toma entonces esta ramita -me dijo- acueacutestate en tu lecho recita las preces de la
Virgen y aguarda sin temor Dios estaacute con nosotros Cuida ante todo de no dejar caer
la ramita con ella podraacutes ordenar aun en el infierno No me llames no des ninguacuten
grito reza confiacutea y aguarda
Me acosteacute en el lecho Cruceacute las manos sobre el seno y puse sobre eacutel la ramita
bendecida Gregoriska se ocultoacute tras del trono de que ya hableacute Contaba yo los minutos
y de seguro mi esposo haciacutea lo mismo Sonaron los tres cuartos Vibraba auacuten el tantildeir
del martillo cuando me sentiacute presa del mismo entorpecimiento del mismo terror y del
mismo friacuteo glacial de los diacuteas precedentes acerqueacute a mis labios la rama bendita y
aquella primera sensacioacuten se desvanecioacute Oiacute entonces muy claro el ruido de aquel
conocido paso lento y medido que subiacutea los peldantildeos de la escalera y se aproximaba a
la puerta Luego la puerta se abrioacute despaciosamente sin ruido como empujada por
sobrenatural fuerza y entonces -La voz se apagoacute a medias casi sofocada en la
garganta de la narradora- Y entonces -continuoacute haciendo un esfuerzo- vi a Kostaki
paacutelido como se me apareciera en las parihuelas2 los largos cabellos negros cayeacutendole
sobre las espaldas goteaban sangre vestiacutea como de costumbre pero teniacutea descubierto
el pecho y dejaba ver su sangrante herida Todo estaba muerto todo era cadaacutever
carne ropas porte solamente los ojos aquellos terribles ojos estaban vivos
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Ante aquella aparicioacuten iexclextrantildeo es decirlo en vez de sentir duplicaacuterseme el espanto
sentiacute crecerme el valor Dios me lo enviaba de seguro para decidir mi situacioacuten y
defenderme del infierno Al primer paso que el espectro dio hacia mi lecho le claveacute
intreacutepidamente los ojos en el rostro y le presenteacute la rama bendita El espectro intentoacute
avanzar pero un poder maacutes fuerte que eacutel lo retuvo en el sitio Se detuvo
-iexclOh -murmuroacute- ella no duerme lo sabe todo
Pronuncioacute eacutel estas palabras en lengua moldava y sin embargo las comprendiacute yo como
si hubieran sido pronunciadas en lengua por miacute sabida
Estaacutebamos asiacute uno frente al otro el fantasma y yo sin que pudiera apartar mis miradas
de las suyas cuando con el rabillo del ojo vi a Gregoriska salir detraacutes del baldaquino
semejante al aacutengel exterminador y con la espada en el puntildeo Se hizo la sentildeal de la cruz
con la mano siniestra y avanzoacute lentamente con la espada tendida vuelta hacia el
fantasma eacuteste al ver al hermano desenvainoacute tambieacuten el sable soltando una horrible
carcajada pero apenas su sable tocoacute el hierro bendito el brazo le cayoacute inerte junto al
cuerpo Kostaki exhaloacute un suspiro de rabia y desesperacioacuten
-iquestQueacute quieres de miacute -preguntoacute al hermano
-En nombre del Dios verdadero y viviente -dijo Gregoriska- te conjuro a que respondas
-Habla -dijo el espectro rechinando los dientes
-iquestTe he tendido yo una emboscada
-No
-iquestTe he asaltado yo
-No
-Te he herido yo
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-No
-Te arrojaste tuacute mismo sobre mi espada y tuacute mismo corriste al encuentro de la muerte
Luego ante Dios y los hombres no soy culpable yo del delito de fratricidio luego no
has recibido una misioacuten divina sino infernal luego has salido de tu tumba no como una
sombra santa sino como un espectro maldito y volveraacutes a tu tumba
-iexclCon ella siacute -exclamoacute Kostaki haciendo un supremo esfuerzo para apoderarse de miacute
-iexclVolveraacutes allaacute solo -exclamoacute a su vez Gregoriska- Esta mujer me pertenece
Y al pronunciar tales palabras tocoacute con la punta del hierro bendito la llaga viva Kostaki
exhaloacute un grito como si le hubiera tocado una espada de fuego y llevaacutendose una mano
al pecho dio un paso atraacutes Al mismo tiempo Gregoriska con un movimiento que
pareciacutea coordinado con el del hermano dio un paso adelante entonces con los ojos
fijos en los ojos del muerto con la espada contra el pecho de su hermano comenzoacute una
marcha lenta terrible solemne Era algo semejante al pasaje de don Juan y el
comendador el espectro retrocediacutea bajo la presioacuten de la sacra espada bajo la voluntad
irresistible del campeoacuten de Dios que lo seguiacutea paso a paso sin pronunciar una palabra
ambos anhelantes ambos liacutevidos del rostro el vivo arrojando al muerto y obligaacutendolo
a abandonar el castillo su anterior morada para volver a la tumba su morada futura
Lo aseguro a fe miacutea iexclera cosa horrenda de verse Y sin embargo yo misma movida
por una fuerza superior invisible desconocida sin saber lo que haciacutea me levanteacute y los
seguiacute Bajamos la escalera iluminados soacutelo por las ardientes pupilas de Kostaki
Atravesamos la galeriacutea y el patio y luego traspusimos la puerta siempre con el mismo
paso medido el espectro retrocediendo Gregoriska con el brazo tendido yo detraacutes de
ellos
Esta marcha fantaacutestica duroacute una hora pues era necesario volver el cadaacutever a su tumba
pero en vez de seguir el camino acostumbrado Kostaki y Gregoriska atravesaron el
terreno en liacutenea recta cuidaacutendose poco de los obstaacuteculos que para ellos ya no existiacutean
ante ellos el suelo se allanaba los torrentes se secaban los aacuterboles se apartaban las
rocas se abriacutean El mismo milagro se operaba para miacute soacutelo que el cielo me pareciacutea todo
cubierto de un negro velo las lunas y las estrellas habiacutean desaparecido y en medio de
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las tinieblas soacutelo veiacutea resplandecer los ojos llameantes del vampiro Llegamos de tal
modo a Hango y pasamos a traveacutes del seto vivo de madrontildeos que serviacutea de cerco al
cementerio Apenas entrada distinguiacute entre las sombras la tumba de Kostaki junto a
la de su padre no sabiacutea que estuviera alliacute y sin embargo la reconociacute Nada me era
desconocido en aquella noche
Gregoriska se detuvo al borde de la fosa abierta
-Kostaki -dijo eacutel- aun no estaacute todo terminado para ti y una voz del cielo me avisa que
puede concebirse el perdoacuten si te arrepientes iquestprometes retornar a la tumba iquestno salir
de ella maacutes iquestconsagrar a Dios el culto que consagraste al infierno
-iexclNo -respondioacute Kostaki
-iquestTe arrepientes -preguntoacute Gregoriska
-iexclNo
-Por uacuteltima vez iquestte arrepientes
-iexclNo
-iexclBien Invoca la ayuda de Satanaacutes como invoco yo la de Dios y veremos quieacuten saldraacute
esta vez auacuten victorioso
Resonaron simultaacuteneamente dos gritos los hierros se cruzaron despidiendo centellas
y la lucha duroacute un minuto que me parecioacute un siglo Kostaki cayoacute vi alzarse la terrible
espada de su hermano introduciacutersela en el cuerpo y clavar ese cuerpo sobre la tierra
recieacuten removida Un uacuteltimo grito que nada teniacutea de humano se alzoacute por el aire Acudiacute
Gregoriska estaba en pie pero vacilante Le di apoyo con mis brazos
-iquestEstaacutes herido -le pregunteacute ansiosamente
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-No -me respondioacute- pero en tal duelo querida Edvige la lucha no la herida mata He
luchado con la muerte y a ella pertenezco
-Amigo amigo -exclameacute- aleacutejate de aquiacute y acaso vuelvas a la vida
-No eacutesta es mi tumba Edvige pero no perdamos tiempo toma un poco de esta tierra
impregnada de su sangre y apliacutecala a la mordedura que te hizo es el uacutenico medio que
puede preservarte en el porvenir de su horrendo amor
Obedeciacute temblando Me inclineacute para recoger aquella tierra sanguinosa y al doblarme
vi el cadaacutever clavado al suelo la espada bendita le atravesaba el corazoacuten y una sangre
oscura le brotaba abundante de la herida como si hubiera muerto en aquel momento
Amaseacute un poco de tierra con la sangre y apliqueacute a mi herida el espantoso talismaacuten
-Ahora mi adorada Edvige -dijo Gregoriska con voz semiapagada- escucha bien mi
uacuteltimo consejo Abandona el paiacutes apenas te sea posible Soacutelo la distancia es una
seguridad para ti El padre Basilio recibioacute hoy mi suprema voluntad y la cumpliraacute
iexclEdvige un beso iexclEl uacuteltimo el uacutenico beso iexclEdvige me muero
Y asiacute diciendo Gregoriska cayoacute junto al hermano
En cualquier otra circunstancia en medio de aquel cementerio cerca de aquella tumba
abierta con aquellos dos cadaacuteveres yaciendo uno junto al otro hubiera enloquecido
pero como dije ya Dios me habiacutea inspirado una fuerza igual a los acontecimientos de
los que eacutel me haciacutea no soacutelo testigo sino tambieacuten actriz Mientras miraba a mi alrededor
en busca de ayuda vi abrirse la puerta del monasterio y avanzar los monjes de a dos
conducidos por el padre Basilio llevando cirios ardientes y cantando las preces de
difuntos El padre Basilio habiacutea llegado haciacutea poco al convento y previendo lo
sucedido se dirigiacutea al cementerio con toda la congregacioacuten Me encontroacute viva cerca de
los dos muertos Una uacuteltima convulsioacuten habiacutea retorcido el rostro de Kostaki
Gregoriska en cambio estaba tranquilo y casi sonriente Fue sepultado como lo deseara
eacutel junto al hermano el cristiano junto al maldito Smeranda cuando tuvo noticia de la
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nueva desdicha quiso verme fue a buscarme al convento de Hango y supo de mis
labios cuanto habiacutea acontecido en aquella tremenda noche
Le referiacute todos los detalles de la fantaacutestica historia pero ella me escuchoacute como ya me
escuchara Gregoriska sin mostrar estupor ni espanto
-Edvige -me contestoacute ella despueacutes de un instante de silencio- por muy extrantildeo que sea
lo que me has narrado dijiste soacutelo la verdad La estirpe de los Brankovan estaacute maldita
hasta la tercera y cuarta generacioacuten porque un Brankovan matoacute a un sacerdote El
teacutermino de la maldicioacuten ha llegado pues tuacute aunque esposa eres virgen y en miacute se
extingue el linaje Si mi hijo te ha dejado en herencia un milloacuten toacutemalo Despueacutes de
mi muerte salvo los piacuteos legados que tengo la intencioacuten de hacer recibiraacutes el resto de
mis bienes Y ahora sigue el consejo de tu esposo Vuelve lo maacutes presto que puedas a
aquellas tierras donde Dios no permite que se cumplan tan horrendos prodigios No
necesito de nadie para llorar conmigo a mis hijos Mi dolor quiere soledad Adioacutes no
me tengas ya en cuenta Mi suerte futura me pertenece a miacute sola y a Dios
Y luego de besarme en la frente como de costumbre me dejoacute y fue a encerrarse en el
castillo de Brankovan
Ocho diacuteas despueacutes partiacute para Francia Como lo esperara Gregoriska mis noches no
fueron turbadas ya por el terrible fantasma Se restablecioacute mi salud y de aquel suceso
no me quedoacute otro recuerdo fuera de esta palidez mortal que suele acompantildear hasta la
tumba a toda humana criatura que haya sufrido el beso de un vampiro
________________
1 Parihuelas Utensilio para transportar cosas entre dos personas formado por dos
barras horizontales entre las que estaacute fijada una plataforma o cajoacuten Camilla cama
portaacutetil
2 Boj Arbusto de tallos ramosos con pequentildeas hojas ovales muy utilizado como
planta de jardiacuten y cuya madera es apreciada por su dureza
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de un cerco de fuego y fusilarnos a todos juntos pues de un golpe vimos apuntarnos
todos aquellos largos mosquetes
Comprendiacute que habiacutea llegado la hora final Alceacute los ojos y las manos al cielo
murmurando una uacuteltima plegaria y aguardeacute la muerte En ese instante vi no descender
sino precipitarse de pentildea en pena un joven que se detuvo enhiesto sobre una roca que
dominaba la escena semejante a una estatua en un pedestal y extendiendo la mano
hacia el campo de batalla pronuncioacute esta sola palabra iexclBasta Todas las miradas se
volvieron a esa voz y cada uno parecioacute obedecer al nuevo amo Soacutelo un bandido apuntoacute
de nuevo su fusil e hizo el disparo Uno de nuestros hombres dio un grito la bala le
habiacutea roto el brazo izquierdo Se volvioacute al punto para lanzarse sobre el que le hiriera
pero auacuten no habiacutea hecho cuatro pasos su caballo que un relaacutempago brilloacute por encima
de nosotros y el bandido rebelde cayoacute herido por una bala en la cabeza Tantas y tan
diversas emociones habiacutean acabado mis fuerza me desvaneciacute Cuando recobreacute los
sentidos me halleacute acostada sobre la hierba con la cabeza apoyada en las rodillas de un
hombre de quien no veiacutea sino la mano blanca y cubierta de anillos rodeaacutendome el
cuerpo mientras ante miacute estaba parado de brazos cruzados y la espada bajo la axila el
joven jefe moldavo que dirigiera el asalto contra nosotros
-Kostaki -deciacutea en franceacutes y con gesto autoritario el que me sosteniacutea- que tus hombres
se retiren de inmediato Deacutejame al cuidado de esta joven
-Hermano hermano -respondioacute aquel a quien eran dirigidas tales palabras y que
pareciacutea contenerse con esfuerzo- cuiacutedate de no cansar mi paciencia yo te dejo el
castillo deacutejame a miacute el bosque En el castillo tuacute eres el amo pero aquiacute yo soy
todopoderoso Aquiacute me bastariacutea una sola palabra para obligarte a obedecerme
-Kostaki yo soy el mayor lo que quiere decir que soy amo en todas partes asiacute en el
bosque como en el castillo allaacute y aquiacute Como a ti me corre por las venas la sangre de
los Brankovan sangre real que tiene el haacutebito de mandar y yo mando
-Manda a tus servidores Gregoriska no a mis soldados
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-Tus soldados son bandidos Kostaki bandidos que hareacute ahorcar en las almenas de
nuestras torres si no me obedecen al instante
-Bien intenta darles una orden
Sentiacute entonces que quien me sosteniacutea retiraba su rodilla y colocaba suavemente mi
cabeza sobre una piedra
Lo seguiacute ansiosa con la mirada y pude examinar a aquel joven que cayera por asiacute
decirlo del cielo en medio de la refriega y que yo habiacutea podido ver apenas estando
desmayada mientras apareciacutea a punto en escena Era un joven de veinticuatro antildeos de
alta estatura y con dos grandes ojos celestes y resplandecientes como el relaacutempago en
los que se leiacutea una extraordinaria decisioacuten y firmeza Los largos cabellos rubios indicio
de la estirpe eslava le caiacutean sobre las espaldas como los del arcaacutengel Miguel
circundando dos mejillas rubicundas y frescas sus labios realzados por una sonrisa
desdentildeosa dejaban ver una doble hilera de perlas Vestiacutea una especie de tuacutenica de
velludo negro calzones centildeidos a las piernas y botas bordadas en la cabeza teniacutea un
gorro puntiagudo ornado de una pluma de aacuteguila en la cintura portaba un cuchillo de
caza y al hombro una pequentildea carabina de dos cantildeos cuya precisioacuten habiacutea aprendido
a apreciar uno de los bandidos Extendioacute la mano y con ese gesto imperioso parecioacute
imponerse hasta a su hermano Pronuncioacute algunas palabras en lengua moldava las
cuales parecieron causar profunda impresioacuten sobre los bandidos Entonces a su vez
habloacute en la misma lengua el joven jefe y me parecioacute que su discurso estaba lleno de
amenazas y de imprecaciones A aquel largo y vehemente discurso el hermano mayor
contestoacute con una sola palabra Los bandidos se sometieron hizo un gesto y los
bandidos se sometieron hizo un gesto y los bandidos se reunieron detraacutes de nosotros
-iexclBien Sea pues Gregoriska -dijo Kostaki volviendo a hablar en franceacutes- Esta mujer
no iraacute a la caverna pero no por ello seraacute menos miacutea La encuentro hermosa la he
conquistado yo y la quiero yo
Asiacute diciendo se lanzoacute hacia miacute y me levantoacute entre sus brazos
-Esta mujer seraacute llevada al castillo y entregada a mi madre yo no la abandonareacute -dijo
mi protector
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-iexclMi caballo -gritoacute Kostaki en lengua moldava
Varios bandidos se apresuraron a obedecer condujeron a su sentildeor la cabalgadura
pedida Gregoriska miroacute en torno asioacute las bridas de un caballo sin duentildeo y saltoacute a la
silla sin tocar los estribos Kostaki bien que me teniacutea auacuten apretada entre sus brazos
montoacute en la silla casi tan aacutegilmente como su hermano y partioacute a todo galope El caballo
de Gregoriska parecioacute haber recibido el mismo impulso y fue a ponerse pegado al
flanco y al pescuezo del corcel de Kostaki Extrantildeo de verse eran aquellos dos
caballeros que volaban el uno junto al otro taciturnos silenciosos sin perderse de vista
un solo instante aun cuando aparentaran no mirarse y se entregaban por entero a sus
cabalgaduras cuya impetuosa carrera los llevaba a traveacutes de bosques rocas y
precipicios
Teniacutea la cabeza caiacuteda y esto me permitiacutea ver los bellos ojos de Gregoriska fijos en miacute
Kostaki lo advirtioacute me levantoacute la cabeza y ya no vi maacutes que su teacutetrica mirada
devoraacutendome Bajeacute los paacuterpados pero en vano a traveacutes de su velo veiacutea no obstante
siempre aquella mirada relampagueante que me penetraba hasta las viacutesceras y me
punzaba el corazoacuten Entonces me acaecioacute una extrantildea alucinacioacuten me pareciacutea ser la
Leonora de la balada de Buumlrger llevada por el caballo y el caballero fantasmas y
cuando sentiacute que se me cerraban abriacute los ojos amedrentada tan persuadida estaba de
ver alrededor miacuteo soacutelo cruces rotas y tumbas abiertas Vi algo un poco maacutes alegre era
el patio interno de un castillo moldavo construido en el siglo XIV
Kostaki me dejoacute resbalar a tierra bajando casi en seguida despueacutes que yo pero por
raacutepido que hubiera sido su acto Gregoriska le habiacutea precedido Como lo dijera en el
castillo eacutel era el amo Al ver llegar a los dos joacutevenes y a la extranjera que llevaban con
ellos acudieron los servidores pero aunque dividieron sus diligencias entre Kostaki y
Gregoriska apareciacutea claro que los mayores miramientos el respeto maacutes profundo eran
para el segundo Se aproximaron dos mujeres Gregoriska les dio una orden en lengua
moldava y con la mano me indicoacute que las siguiera La mirada que acompantildeaba aquel
gesto era tan respetuosa que yo no vacileacute absolutamente en obedecerle Cinco minutos
despueacutes me encontraba en una caacutemara que aun cuando pudiera parecer desnuda y triste
a una persona de menos faacutecil contentamiento era sin embargo evidentemente la maacutes
hermosa del castillo Una gran habitacioacuten cuadrada con una especie de divaacuten de sayal
verde asiento de diacutea lecho de noche Habiacutea tambieacuten alliacute cinco o seis sillones de encina
un inmenso cofre y en un aacutengulo un trono semejante a una gran silla de coro
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
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No habiacutea que hablar de cortinas en las ventanas y en el lecho A los costados de la
escalera que llevaba a aquella caacutemara se erguiacutean dentro de nichos tres estatuas de los
Brankovan de tamantildeo superior al natural Al poco rato trajeron nuestros bagajes entre
los cuales se encontraban tambieacuten mis maletas Las mujeres me ofrecieron sus
servicios Pero no obstante reparando el desorden que lo sucedido causara en mi
tocado conserveacute mi vestimenta de amazona la cual maacutes que cualquier otra acordaba
con el modo de vestir de mis hueacutespedes Apenas habiacutea hecho los pocos cambios
necesarios en mis ropas cuando oiacute golpear levemente en la puerta
-Adelante -dije en franceacutes siendo esta lengua para nosotros los polacos como saben
casi una segunda lengua materna
Entroacute Gregoriska
-iexclAh sentildeora cuaacutento me complace que hables franceacutes
-Y yo tambieacuten -respondiacute- estoy contenta de saber esta lengua porque de tal modo he
podido gracias a este hecho apreciar toda la generosidad de tu conducta conmigo En
esa lengua me defendiste de los designios de tu hermano y en esa lengua te ofrezco yo
la expresioacuten de mi sincero reconocimiento
-Te lo agradezco sentildeora Era cosa muy natural que me preocupara de una mujer que
se encontraba en tu situacioacuten Andaba de caza por los montes cuando llegaron a mi
oiacutedo algunas detonaciones anormales y continuas comprendiacute que se trataba de un
asalto a mano armada y marcheacute al encuentro del fuego como decimos nosotros en
teacuterminos guerreros A Dios gracias llegueacute a tiempo pero iquestseriacutea tal vez demasiado
atrevido si te preguntara oh sentildeora por cuaacutel motivo una mujer de alto linaje como
eres tuacute se ha visto reducida a aventurarse en nuestros montes
-Soy polaca -contesteacute- Mis dos hermanos sucumbieron no ha mucho en la guerra
contra Rusia mi padre a quien dejeacute yo mientras se preparaba a defender su castillo
sin duda se les ha reunido ya a esta hora y yo huyendo por orden de mi padre de todos
aquellos estragos iba en busca de refugio al monasterio de Sabastru donde mi madre
en su juventud y en circunstancias semejantes habiacutea encontrado asilo seguro
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-Eres enemiga de los rusos tanto mejor -dijo el joven- este tiacutetulo te seraacute poderosa ayuda
en el castillo y nosotros necesitaremos de todas nuestras fuerzas para sostener la lucha
que se prepara Pero ante todo sentildeora pues que ya seacute quieacuten eres debes saber tambieacuten
quieacutenes somos nosotros el nombre de los Brankovan no te es desconocido iquestverdad
sentildeora -Yo me inclineacute- Mi madre es la uacuteltima princesa de este nombre la uacuteltima
descendiente del ilustre jefe mandado matar por los Cantimir los viles cortesanos de
Pedro I Casoacute en primeras nupcias con mi padre Serban Waivady priacutencipe tambieacuten eacutel
pero de estirpe menos ilustre Mi padre habiacutea sido educado en Viena y alliacute pudo
apreciar las ventajas de la civilizacioacuten Decidioacute hacer de miacute un europeo Partimos para
Francia Italia Espantildea y Alemania Mi madre -no le toca a un hijo lo seacute narrarte lo
que te direacute pero ya que por nuestra salvacioacuten es necesario que nos conozcamos bien
reconoceraacutes justos los motivos de esta revelacioacuten- mi madre digo que durante los
primeros viajes de mi padre mientras era yo auacuten nintildeo habiacutea tenido culpables
relaciones con un jefe de parciales (que con tal nombre agregoacute sonriendo Gregoriska
se llaman en este paiacutes a los hombres por quienes fuiste agredida) cierto conde Giordaki
Koproli medio griego y medio moldavo escribioacute a mi padre confesaacutendole todo y
pidieacutendole el divorcio apoyando su demanda en que no queriacutea ella una Brankovan
continuar siendo por maacutes tiempo mujer de un hombre que se tornaba diacutea a diacutea maacutes
extranjero a su patria iexclAy Mi padre no tuvo necesidad de dar su asentimiento a esa
peticioacuten que te podraacute parecer extrantildea pero entre nosotros es cosa muy natural Eacutel habiacutea
muerto de un aneurisma que desde mucho tiempo lo atormentaba y la carta de mi
madre la recibiacute yo A miacute ahora no me quedaba otra cosa que hacer votos sinceros por
la felicidad de mi madre y le escribiacute una carta en la que le comunicaba estos votos
miacuteos junto con la noticia de su viudez En aquella carta le pediacutea tambieacuten permiso para
poder continuar mis viajes que me fue concedido Teniacutea yo la firme intencioacuten de
establecerme en Francia o Alemania para no encontrarme cara a cara con un hombre
que aborreciacutea y que no podiacutea amar quiero decir al marido de mi madre cuando he
aquiacute que de improviso vine a saber que el conde Giordaki Koproli habiacutea sido
asesinado seguacuten decires por los viejos cosacos de mi padre Amaba yo demasiado a
mi madre para no apresurarme a regresar a la patria comprendiacutea su aislamiento y la
necesidad en que debiacutea encontrarse de tener junto a ella en tales circunstancias las
personas que podiacutean serle queridas Aun cuando ella nunca se hubiera mostrado muy
tierna conmigo era su hijo Una mantildeana llegueacute inesperadamente al castillo de mis
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padres Alliacute encontreacute a un joven a quien al principio tomeacute por un extranjero pero luego
supe que era mi hermano Era Kostaki el hijo del adulterio legitimado por un segundo
matrimonio Kostaki la indomable criatura que viste para quien son leyes soacutelo sus
pasiones que nada tiene por sagrado aquiacute abajo fuera de su madre que me obedece
como la tigresa obedece al brazo que la ha domado pero rugiendo por siempre en la
vaga esperanza de poder devorarme un diacutea En el interior del castillo en el hogar de
los Brakovan y de los Waivady yo soy auacuten el amo pero fuera de este recinto en la
abierta campintildea eacutel se convierte en el salvaje hijo de los bosques y de los montes que
quiere doblegarlo todo bajo su feacuterrea voluntad Coacutemo hoy eacutel y sus hombres hicieron
para ceder no lo seacute quizaacute por antigua costumbre o por un resto de respeto que me
tienen Pero no quisiera arriesgar otra prueba Permanece aquiacute no salgas de esta
caacutemara del patio del castillo en suma y respondo de todo si das un paso fuera del
castillo no puedo prometerte otra cosa que hacerme matar por defenderte
-iquestNo podreacute entonces -dije yo- seguacuten el deseo de mi padre continuar el viaje hacia el
convento de Sabastru
-Obra intenta ordena yo te acompantildeareacute pero quedareacute en mitad del camino y tuacute tuacute
ciertamente no alcanzaraacutes la meta de tu viaje
-Pero iquestqueacute hacer entonces
-Queacutedate aquiacute aguarda toma consejo de los hechos y aprovecha las circunstancias
Suponte haber caiacutedo en una caverna de bandidos y que soacutelo tu valor podraacute sacarte del
apuro tu calma salvarte Mi madre a despecho de la preferencia que concede a
Kostaki hijo de su amor es buena y generosa Por otra parte es una Brankovan vale
decir una verdadera princesa La veraacutes ella te defenderaacute de las brutales pasiones de
Kostaki Ponte bajo la proteccioacuten de ella seacute corteacutes y te amaraacute Y en realidad (agregoacute
eacutel con expresioacuten indefinible) iquestquieacuten podriacutea verte y no amarte Ven ahora al comedor
donde mi madre te espera No demuestres fastidio ni desconfianza habla polaco aquiacute
nadie conoce esta lengua yo traducireacute a mi madre tus palabras y estate tranquila que
soacutelo direacute aquello que sea conveniente decir Sobre todo ni una palabra de cuanto te he
revelado nadie debe sospechar que estamos de acuerdo Tuacute no sabes auacuten de cuaacutenta
astucia y disimulacioacuten es capaz el maacutes sincero de entre nosotros Ven
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Lo seguiacute por la escalera iluminada de antorchas de resina ardiendo puestas dentro de
manos de hierro que sobresaliacutean del muro Era evidente que aquella insoacutelita
iluminacioacuten habiacutea sido dispuesta para miacute Llegamos al comedor Apenas Gregoriska
hubo abierto la puerta de aquella sala y pronunciado en el umbral una palabra en
lengua moldava que despueacutes supe significaba la extranjera vino a nuestro encuentro
una mujer de alta estatura Era la princesa Brankovan Teniacutea cabellos blancos
entrelazados alrededor de la cabeza la cual estaba cubierta de un gorro de cibelina
ornado de un penacho signo de su origen principesco Vestiacutea una especie de tuacutenica de
brocado el corpintildeo sembrado de piedras preciosas sobrepuesta a una larga hopalanda
de estofa turca guarnecida de piel igual a la del gorro Teniacutea en la mano un rosario de
cuentas de aacutembar que haciacutea correr raacutepidamente entre los dedos Junto a ella estaba
Kostaki vestido con el espleacutendido y majestuoso traje magiar en el cual me parecioacute auacuten
maacutes extrantildeo Su traje estaba compuesto de una sobrevesta de velludo negro de ancha
mangas que le caiacutea hasta debajo de la rodilla calzones de casimir rojo y los largos
cabellos de color negro tirando a azulado le caiacutean sobre el cuello desnudo rodeado
solamente por la orla blanca de una fina camisa de seda Me saludoacute torpemente y
pronuncioacute en moldavo algunas palabras para miacute ininteligibles
-Puedes hablar en franceacutes hermano miacuteo -dijo Gregoriska- la sentildeora es polaca y
comprende esta lengua
Entonces Kostaki dijo en franceacutes algunas palabras casi tan incomprensibles para miacute
como las que pronunciara en moldavo pero la madre tendiendo gravemente el brazo
interrumpioacute a los dos hermanos Apareciacutea claro que intimaba a sus hijos que esperaran
a que soacutelo ella me recibiera Comenzoacute entonces en lengua moldava un discurso de
cumplimiento al cual la movilidad de sus facciones daba un sentido faacutecil de explicarse
Me indicoacute la mesa me ofrecioacute una silla cerca de ella sentildealoacute con un gesto la casa toda
como diciendo que estaba a mi disposicioacuten y sentaacutendose antes que los demaacutes con
beneacutevola dignidad hizo la sentildeal de la cruz y pronuncioacute una plegaria Entonces cada
uno ocupoacute su lugar propio establecido por la etiqueta Gregoriska cerca de miacute Como
extranjera yo habiacutea determinado que a Kostaki le tocara el puesto de honor junto a su
madre Smeranda Asiacute se llamaba la condesa Tambieacuten Gregoriska habiacutea mudado de
vestimenta Llevaba eacutel igualmente la tuacutenica magiar y los calzones de casimir pero
aqueacutella de color granate y estos turquiacutees Teniacutea colgada del cuello una espleacutendida
condecoracioacuten el nisciam del sultaacuten Mahmud Los otros comensales de la casa cenaban
en la misma mesa cada uno en el sitio que le correspondiacutea seguacuten el grado que ocupaba
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entre los amigos o los servidores La cena fue triste Kostaki no me dirigioacute nunca la
palabra si bien su hermano tuvo siempre la atencioacuten de hablarme en franceacutes La madre
me ofreciacutea de todo con sus propias manos con ese ademaacuten solemne que le era natural
Gregoriska habiacutea dicho la verdad era una verdadera princesa Luego de la cena
Gregoriska se acercoacute a su madre y le explicoacute en lengua moldava el deseo que yo debiacutea
tener de estar sola y cuaacuten necesario me seriacutea el reposo despueacutes de las emociones de
aquella jornada Smeranda hizo un gesto de aprobacioacuten me tendioacute la mano me besoacute
en la frente como lo hubiera hecho con una hija suya y me deseoacute buena noche en su
castillo Gregoriska no se habiacutea engantildeado yo ansiaba ardientemente aquel instante de
soledad Agradeciacute por eso a la princesa quien me condujo hasta la puerta donde me
esperaban las dos mujeres que antes ya me acompantildearan en mi caacutemara Saludado que
hube a la madre y a los dos hijos volviacute a mi aposento de donde saliera una hora antes
El sofaacute estaba transformado en lecho Otros cambios no se habiacutean hecho Agradeciacute a
las mujeres les hice comprender que me desvestiriacutea sola y ellas salieron en seguida
con mil testimonios de respeto que queriacutean significar tener oacuterdenes de obedecerme en
todo y por todo Quedeacute sola en aquella inmensa caacutemara que mi candela podiacutea alumbrar
apenas en parte Era un singular juego de luces una especie de lucha entre el resplandor
treacutemulo de mi cirio y los rayos de la luna que pasaban a traveacutes de la ventana sin
cortinados Ademaacutes de la puerta por la que entrara y que caiacutea sobre la escalera habiacutean
otras dos en la caacutemara pero sus gruesos cerrojos que se cerraban por dentro bastaban
para tranquilizarme Mireacute la puerta de entrada tambieacuten ella teniacutea medios de defensa
Abriacute la ventana daba sobre un abismo Comprendiacute que Gregoriska habiacutea elegido
aquella caacutemara calculadamente De vuelta por fin a mi sofaacute encontreacute sobre una mesita
puesta junto a la cabecera una tarjeta doblada La abriacute y leiacute en polaco Duerme
tranquila nada tienes que temer mientras permanezcas en el interior del castillo
Seguiacute el buen consejo y como el cansancio venciacutea sobre las preocupaciones que me
teniacutean desazonada me acosteacute y en seguida me dormiacute
Desde aquel momento quedaba fijada mi permanencia en el castillo y teniacutea principio
el drama que voy a narrarles
Los dos hermanos se enamoraron de miacute cada uno seguacuten su iacutendole Kostaki me confesoacute
de improviso al diacutea siguiente que me amaba y declaroacute que seriacutea suya y no de otro y
que me matariacutea antes que cederme a quienquiera que fuese Gregoriska no me dijo
nada pero se mostroacute lleno de amor y de consideraciones conmigo Para complacerme
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puso en praacutectica todos los medios de su refinada educacioacuten todos los recuerdos de una
juventud transcurrida en la maacutes nobles Cortes de Europa iexclAy No era cosa tan difiacutecil
pues ya el primer sonido de su voz me habiacutea acariciado el alma y ya su primera mirada
me habiacutea serenado el corazoacuten Al cabo de tres meses Kostaki me habiacutea repetido cien
veces que me amaba y yo lo odiaba Gregoriska auacuten no me habiacutea dicho una palabra de
amor y yo sentiacutea que cuando eacutel lo deseara seriacutea toda suya
Kostaki habiacutea renunciado a sus incursiones Encerrado siempre en el castillo habiacutea
cedido momentaacuteneamente el mando a un lugarteniente quien de cuando en cuando
veniacutea a pedirle oacuterdenes y en seguida desapareciacutea Tambieacuten Smeranda habiacutea concebido
por miacute una amistad apasionada cuyas expresiones me causaban temor Protegiacutea ella
visiblemente a Kostaki y pareciacutea celosa de miacute maacutes auacuten de lo que eacutel lo fuera Pero como
no hablaba polaco ni franceacutes y yo no comprendiacutea el moldavo ella no teniacutea modo de
insistir ante miacute en favor de su hijo predilecto Habiacutea sin embargo aprendido a decir en
franceacutes unas palabras que me repetiacutea siempre cuando posaba sus labios en mi frente
-iexclKostaki ama a Edvige
Un diacutea recibiacute una noticia horrible que colmoacute mi desventura Los cuatro hombres
sobrevivientes del combate habiacutean sido puestos en libertad y regresado a Polonia
prometiendo que uno de ellos antes de que pasaran tres meses volveriacutea para darme
noticias de mi padre En efecto una mantildeana se presentoacute de nuevo uno de ellos Nuestro
castillo habiacutea sido tomado incendiado destruido y mi padre se habiacutea hecho matar
defendieacutendolo En adelante estaba sola en el mundo Kostaki redobloacute sus insinuaciones
y Smeranda sus ternuras pero esta vez aduje como pretexto mi duelo por la muerte de
mi padre Kostaki insistioacute diciendo que cuanto maacutes sola me encontraba tanto maacutes
necesidad teniacutea de apoyo y su madre insistioacute al par y acaso maacutes que eacutel
Gregoriska me habiacutea hablado del poder que los moldavos tienen sobre siacute mismos
cuando no quieren que otros lean en su corazoacuten Eacutel era un vivo ejemplo de ello Estaba
seguriacutesima de su amor y sin embargo si alguien me hubiera preguntado en queacute prueba
se fundaba tal certidumbre me habriacutea sido imposible decirlo nadie en el castillo habiacutea
visto nunca que su mano tocara la miacutea o que sus ojos buscaran los miacuteos Soacutelo los celos
podiacutean hacer clara a Kostaki la rivalidad del hermano como soacutelo el amor que
alimentaba yo por Gregoriska podiacutea hacerme claro su amor Sin embargo lo confieso
me inquietaba mucho aquel poder de Gregoriska sobre siacute mismo Yo teniacutea fe en eacutel pero
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no bastaba necesitaba ser convencida cuando he aquiacute que una noche de vuelta apenas
en mi caacutemara oiacute golpear levemente a una de las dos puertas que se cerraban por dentro
Por el modo de golpear adivineacute que era una llamada amiga Me acerqueacute preguntando
quieacuten estaba alliacute
-Gregoriska -contestoacute una voz cuyo acento no podiacutea engantildearme
-iquestQueacute quereacuteis de miacute -le pregunteacute toda temblorosa
-Si tienes fe en miacute -dijo Gregoriska- si me crees hombre de honor iquestme permites una
pregunta
-iquestCuaacutel
-Apaga la luz como si te hubierais acostado y de aquiacute en media hora aacutebreme esta
puerta
-Vuelve dentro de media hora -fue mi uacutenica respuesta
Apagueacute la luz y aguardeacute El corazoacuten me palpitaba con violencia pues comprendiacutea que
se trataba de un hecho importante Transcurrioacute la media hora oiacute golpear maacutes levemente
auacuten que la primera vez Durante el intervalo habiacutea descorrido los cerrojos no me
quedaba pues sino abrir la puerta Gregoriska entroacute y sin que me dijera cerreacute la puerta
tras eacutel y echeacute los cerrojos Eacutel permanecioacute un instante mudo e inmoacutevil imponieacutendome
silencio con el gesto Luego cuando estuvo seguro de que ninguacuten peligro nos
amenazaba por el momento me llevoacute al centro de la vasta caacutemara y sintiendo por mi
temblor que no habriacutea podido sostenerme de pie me buscoacute una silla Me senteacute o maacutes
bien me dejeacute caer sobre el asiento
-iexclDios miacuteo -le dije- iquestqueacute hay de nuevo o por queacute tantas precauciones
-Porque mi vida que no contariacutea para nada y acaso tambieacuten la tuya dependen de la
conversacioacuten que tendremos
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Amedrentada le aferreacute una mano Se la llevoacute eacutel a los labios miraacutendome como si
quisiera pedir excusas por tanta audacia Bajeacute yo los ojos era un taacutecito consentimiento
-Yo te amo -me dijo con aquella voz melodiosa como un canto- iquestme amas tuacute
-Siacute -le respondiacute
-iquestY consentiriacuteas en ser mi mujer
Llevoacute la mano a la frente con profunda expresioacuten de felicidad
-Siacute
-Entonces iquestno rehusaraacutes seguirme
-Te seguireacute doquiera
-Pues comprenderaacutes bien que no podemos ser felices sino huyendo de estos lugares
-iexclOh siacute Huyamos -exclameacute
-iexclSilencio -dijo eacutel estremecieacutendose- iexclSilencio
-Tienes razoacuten
Y me le acerqueacute toda tremante
-Escucha lo que he hecho -continuoacute Gregoriska- escucha por queacute he estado tanto
tiempo sin confesarte que te amaba Queriacutea yo cuando estuviera seguro de tu amor
que nadie pudiera oponerse a nuestra unioacuten Yo soy rico querida Edvige
inmensamente rico pero como lo son los sentildeores moldavos rico en tierras en ganados
en servidores Ahora bien he vendido por un milloacuten tierras rebantildeos y campesinos al
monasterio de Hango Me han dado trescientos mil francos en muchas piedras
preciosas cien mil francos en oro el resto en letras de cambio sobre Viena iquestTe bastaraacute
un milloacuten
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Le apreteacute la mano
-Me hubiera bastado tu amor Gregoriska juacutezgalo tuacute
-iexclBien Escucha mantildeana voy al monasterio de Hango para tomar mis uacuteltimas
disposiciones con el superior Eacutel me tiene listos caballos que nos esperaraacuten de las nueve
de la mantildeana en adelante ocultos a cien pasos de castillo Despueacutes de la cena subiraacute
de nuevo como hoy a tu caacutemara como hoy apagaraacutes la luz como hoy entrareacute yo en tu
aposento Pero mantildeana en vez de salir solo tuacute me seguiraacutes saldremos por la puerta que
da sobre los campos encontraremos los caballos montaremos y pasado mantildeana por
la mantildeana habremos recorrido treinta leguas
-iexclOh iexclPor queacute no seraacute ya pasado mantildeana
-iexclQuerida Edvige
Gregoriska me apretoacute sobre el corazoacuten y nuestros labios se encontraron iexclOh Lo habiacutea
dicho eacutel yo habiacutea abierto la puerta de mi caacutemara a un hombre de honor pero
comprendioacute bien que si no le perteneciacutea en cuerpo le perteneciacutea en alma Transcurrioacute
la noche sin que pudiera cerrar los ojos Me veiacutea huir con Gregoriska me sentiacutea
transportada por eacutel como ya lo habiacutea sido por Kostaki soacutelo que aquella carrera terrible
espantable fuacutenebre se trocaba ahora en un apuro suave y delicioso al que la velocidad
del movimiento agregaba deleite pues tambieacuten el movimiento veloz tiene un deleite
propio Nacioacute el diacutea Bajeacute Me parecioacute que el ademaacuten con que me saludoacute Kostaki era
auacuten maacutes teacutetrico que de costumbre Su sonrisa era iroacutenica y amenazadora Smeranda no
me parecioacute cambiada Durante la colacioacuten Gregoriska ordenoacute sus caballos Pareciacutea que
Kostaki no pusiera ni la miacutenima atencioacuten en aquella orden Hacia las once Gregoriska
nos saludoacute anunciando que estariacutea de regreso recieacuten a la noche y rogando a su madre
que no lo esperase a cenar despueacutes se volvioacute hacia miacute y me rogoacute quisiera admitir sus
excusas
Salioacute La mirada de su hermano lo siguioacute hasta cuando dejoacute la caacutemara y en ese
momento le brotoacute de los ojos un tal relaacutempago de odio que me estremeciacute Pueden
imaginarse con queacute inquietud paseacute aquel diacutea A nadie habiacutea confiado nuestros
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designios a duras penas le hableacute a Dios de ello en mis plegarias y me pareciacutea que
todos los conocieran que cada mirada puesta en miacute pudiera penetrar y leer en lo iacutentimo
de mi corazoacuten La cena fue un suplicio hosco y taciturno Kostaki por costumbre
hablaba raramente esta vez no dijo maacutes que dos o tres palabras en moldavo a su madre
y siempre con tal acento que haciacutea estremecer Cuando me levanteacute para subir a mi
aposento Smeranda como de ordinario me abrazoacute y al abrazarme repitioacute aquella frase
que desde ya ocho diacuteas no le saliera de la boca iexclKostaki ama a Edvige
Esta frase me siguioacute como una amenaza hasta mi caacutemara y aun alliacute me pareciacutea que una
voz fatal me susurrase al oiacutedo iexclKostaki ama a Edvige Ahora el amor de Kostaki me
lo habiacutea dicho Gregoriska equivaliacutea a la muerte Hacia las siete de la noche vi a Kostaki
atravesar el patio Se volvioacute para verme pero me aparteacute para que no pudiera
descubrirme Estaba inquieta pues por cuanto podiacutea yo ver desde mi ventana me
pareciacutea que eacutel iba directamente hacia la caballeriza Me arriesgueacute a correr los cerrojos
de una de las puertas internas de mi caacutemara y pasar a la caacutemara vecina desde donde
podiacutea ver todo lo que eacutel estaba por hacer Se dirigiacutea en efecto hacia la caballeriza y
cuando hubo llegado a ella sacoacute eacutel mismo su caballo favorito ensillaacutendolo de su propia
mano con el cuidado de un hombre que da la mayor importancia a cada detalle Vestiacutea
el mismo traje que cuando se me apareciera la vez primera pero no llevaba otra arma
que el sable Cuando hubo ensillado el caballo miroacute otra vez hacia la ventana de mi
caacutemara No habieacutendome visto saltoacute sobre la silla se hizo abrir la misma puerta por la
que saliera y debiacutea volver su hermano y se alejoacute a todo galope en direccioacuten del
monasterio de Hango Se me apretoacute entonces terriblemente el corazoacuten un fatal
presentimiento me deciacutea que Kostaki iba al encuentro de su hermano Estuve en la
ventana hasta cuando pude distinguir el camino que a un cuarto de legua de distancia
del castillo haciacutea un recodo a la izquierda y se perdiacutea en el comienzo de un bosque
Pero la noche se tornaba cada vez maacutes cerrada y pronto no pude distinguir maacutes el
camino
Me quedeacute todaviacutea
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Finalmente la inquietud que me atormentaba renovoacute precisamente por exceso mis
fuerzas y pues las primeras noticias de uno o de otro hermano debiacutean llegarme en la
sala inferior bajeacute
Mireacute ante todo Smeranda En la tranquilidad de su rostro advertiacute que no teniacutea ninguna
aprensioacuten daba oacuterdenes para la acostumbrada cena y los cubiertos de los hermanos
estaban en los lugares habituales No me atreviacute a interrogar a nadie Por otra parte iquesta
quieacuten hubiera podido dirigirme En el castillo ninguno excepto Kostaki y Gregoriska
hablaban las dos lenguas que yo sabiacutea Me sobresaltaba al miacutenimo rumor Por
costumbre nos poniacuteamos a la mesa a las nueve
Habiacutea bajado a la sala a las ocho y media y seguiacutea con la mirada la aguja de los
minutos cuyo avance era casi visible sobre el amplio cuadrante del reloj La viajera
aguja transitoacute la distancia que nos separaba del cuarto de hora
El cuarto golpeoacute y las vibraciones resonaron profundas y tristes en seguida la aguja
continuoacute su girar silencioso y la vi recorrer de nuevo la distancia con la regularidad y
la lentitud de la punta de un compaacutes Algunos minutos antes de dar las nueve me
parecioacute oiacuter el pataleo de un caballo en el patio Lo oyoacute tambieacuten Smeranda y volvioacute el
rostro hacia la ventana pero la noche era demasiado oscura para poder distinguir objeto
alguno iexclOh Si me hubiera mirado en aquel momento cuaacuten presto habriacutea adivinado lo
que pasaba en mi corazoacuten
Se habiacutea oiacutedo el patalear de un solo caballo y era cosa muy natural pues estaba yo
bien segura de que habriacutea regresado un solo caballero iquestPero cuaacutel Resonaron algunos
pasos en la antecaacutemara pasos lentos como los de un hombre que camina hesitando
cada uno de ellos me pareciacutea transitarme el corazoacuten La puerta se abrioacute y en la
oscuridad vi delinearse una sombra
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La sombra se detuvo un instante en la puerta el corazoacuten se me quedoacute en suspenso La
sombra avanzoacute y a medida que entraba en el ciacuterculo de la luz recobraba yo el aliento
Reconociacute a Gregoriska Algunos momentos maacutes y el corazoacuten se me quebraba
Reconociacute a Gregoriska pero estaba paacutelido como un cadaacutever Con soacutelo verle se podiacutea
adivinar que habiacutea acontecido algo terrible
-iquestEres tuacute Kostaki -preguntoacute Smeranda
-No madre miacutea -contestoacute Gregoriska con sorda voz
-iexclAh al fin -dijo ella- iquesty desde cuaacutendo acaacute toca a tu madre esperarte
-Madre miacutea -dijo Gregoriska mirando la peacutendola- apenas son las nueve
Y efectivamente en ese mismo momento sonaron las nueve
-Es verdad -dijo Smeranda- iquestDoacutende estaacute tu hermano
A pesar miacuteo se presentoacute en mi mente el pensamiento de que Dios habiacutea hecho la misma
pregunta a Caiacuten Gregoriska no contestoacute
-iquestNadie ha visto hasta ahora a Kostaki -preguntoacute Smeranda
El vatar o sea el mayordomo fue a informarse
-Hacia las siete -dijo eacutel de regreso- el conde ha estado en las caballerizas ha ensillado
con propia mano su caballo y ha partido por el camino de Hango
En ese instante mis ojos se encontraron con los de Gregoriska No seacute si fue realidad o
alucinacioacuten pero me parecioacute notar una gota de sangre en medio de su frente Me lleveacute
lentamente el dedo a la frente indicando el punto donde creiacutea yo ver aquella mancha
Gregoriska me comprendioacute sacoacute el pantildeuelo y se secoacute
-Siacute siacute -murmuroacute Smeranda- habraacute encontrado alguacuten lobo u oso y se habraacute entretenido
en perseguirlo He aquiacute por queacute un hijo hace esperar a su madre iquestDoacutende le has dejado
Gregoriska
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-Madre miacutea -respondioacute eacuteste con voz conmovida pero firme- mi hermano y yo no hemos
salido juntos
-Bien -dijo Smeranda- Vamos a la mesa cada uno poacutengase en su lugar y luego
cieacuterrense las puertas quien esteacute afuera dormiraacute afuera
Las dos primeras partes de estas oacuterdenes fueron estrictamente ejecutadas Smeranda
se puso en su lugar Gregoriska se sentoacute a su diestra yo a su siniestra Despueacutes los
servidores salieron para cumplir la tercera parte de las oacuterdenes es decir para cerrar las
puertas del castillo En ese momento mismo se escuchoacute un gran estreacutepito en el patio y
un servidor entroacute espantado diciendo
-Princesa ha entrado en este instante al patio el caballo del conde Kostaki solo y por
entero cubierto de sangre
-iexclOh -murmuroacute Smeranda levantaacutendose paacutelida y amenazadora- de tal modo volvioacute una
noche al castillo el caballo de su padre
Dirigioacute una mirada a Gregoriska no estaba paacutelido ya estaba liacutevido El caballo del
conde Koproli en efecto habiacutea regresado una noche al castillo todo manchado de
sangre y una hora despueacutes los servidores encontraron y trajeron el cuerpo del amo
cubierto de heridas Smeranda tomoacute una antorcha de manos de un criado se acercoacute a
la puerta y abrieacutendola bajoacute al patio El caballo espantado era retenido trabajosamente
por tres o cuatro servidores que haciacutean toda clase de esfuerzos para tranquilizarlo
Smeranda se aproximoacute al animal examinoacute la sangre que cubriacutea la silla y vio una herida
en su testuz
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-Kostaki fue muerto de frente -dijo ella- en duelo y por un solo enemigo Busquen su
cuerpo hijos miacuteos maacutes tarde buscaremos al homicida
Asiacute como el caballo habiacutea entrado por la puerta de Hango todos los servidores se
precipitaron afuera por ella y se vieron sus antorchas perderse en la campintildea y entrar
en lo profundo del bosque como en una hermosa noche de estiacuteo se ven centellear las
lucieacuternagas en la llanura de Niza o de Pisa
Smeranda como si hubiera estado segura de que la buacutesqueda no durariacutea mucho
aguardoacute enhiesta en la puerta Ni una laacutegrima humedeciacutea las mejillas de aquella madre
desolada sin embargo se veiacutea que la desesperacioacuten rugiacutea tempestuosa en lo profundo
de su corazoacuten Gregoriska estaba detraacutes de ella y yo cerca de Gregoriska Al
abandonar la sala parecioacute querer ofrecerme su brazo pero no se habiacutea atrevido a
hacerlo De ahiacute en cerca de un cuarto de hora se vio aparecer en el recodo del camino
una antorcha luego una segunda una tercera y finalmente se distinguieron todas Soacutelo
que ahora en vez de dispersarse estaban agrupadas en torno a un centro comuacuten Ese
centro era como bien pronto se pudo advertir unas parihuelas1 con un hombre tendido
sobre ellas El fuacutenebre cortejo avanzaba lentamente pero al cabo de diez minutos
quienes lo llevaban se descubrieron instintivamente la cabeza y taciturnos entraron en
el patio donde fue depositado el cuerpo Entonces con un majestuoso gesto Smeranda
ordenoacute que se le abriera paso y acercaacutendose al cadaacutever puso una rodilla en tierra ante
eacutel apartoacute los cabellos que le formaban un velo sobre el rostro y estuvo contemplaacutendolo
largamente sin derramar una laacutegrima Le abrioacute luego la vestimenta moldava y apartoacute
camisa ensangrentada La herida se hallaba en la parte diestra del pecho Debiacutea haber
sido hecha con una hoja recta y de dos filos Recordeacute haber visto esa mantildeana misma al
costado de Gregoriska el largo cuchillo de caza que serviacutea de bayoneta a su carabina
Busqueacute con los ojos el arma no estaba ya alliacute Smeranda se hizo llevar agua mojoacute en
ella su pantildeuelo y lavoacute la llaga Una sangre pura y tibia todaviacutea enrojecioacute los labios de
la herida El espectaacuteculo que teniacutea bajo los ojos era a un tiempo atroz y sublime
Aquella vasta caacutemara ahumada por las antorchas de resina aquellos rostros baacuterbaros
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aquellos ojos centelleantes de ferocidad aquellos ropajes singulares aquella madre
que a la vista de la sangre aun caacutelida calculaba cuaacutento tiempo haciacutea que la muerte
arrebatara a su hijo aquel profundo silencio interrumpido soacutelo por los sollozos de los
bandidos cuyo jefe era Kostaki todo eso repito teniacutea en siacute algo de atroz y de sublime
Smeranda acercoacute sus labios a la frente de su hijo y se levantoacute en seguida echaacutendose
a las espaldas las largas trenzas de blancos cabellos que se le habiacutean desunido
-iexclGregoriska ndashdijo
Gregoriska se estremecioacute sacudioacute la cabeza y saliendo de su atoniacutea
-Madre miacutea -respondioacute
-Ven aquiacute hijo miacuteo y escuacutechame
Gregoriska obedecioacute temblando pero obedecioacute
A medida que se aproximaba al cuerpo de Kostaki la sangre brotaba de la herida maacutes
abundante y maacutes roja Afortunadamente Smeranda no miraba maacutes hacia aquel lado
pues a la vista de aquella sangre no habriacutea tenido ya necesidad de buscar el asesino
-Gregoriska -dijo ella- bien seacute que Kostaki y tuacute no se miraban con buenos ojos bien seacute
que tuacute eres un Waivady por parte de tu padre y eacutel un Koproli por parte del suyo pero
por parte de madre son ambos de la sangre de los Brankovan Seacute que tuacute eres un hombre
de ciudad occidental y eacutel un hijo de las montantildeas orientales pero por el seno que los
llevoacute a ambos son hermanos iexclPues bien Gregoriska quiero saber si mi hijo seraacute
llevado a yacer junto a la tumba de su padre sin que haya sido pronunciado el
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
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juramento si yo en fin podreacute llorar tranquila como mujer descansando en ti vale decir
en un hombre para el castigo
-Dime sentildeora el nombre del homicida y ordena te juro que dentro de una hora si tuacute
lo exiges habraacute dejado de vivir
-iquestJuras so pena de mi maldicioacuten lo has entendido hijo miacuteo iquestJuras que el asesino
moriraacute que no dejaraacutes piedra sobre piedra de su casa que su madre sus hijos sus
hermanos su mujer o su prometida pereceraacuten por tu mano Juacuteralo y al jurarlo invoca
sobre ti la coacutelera celeste si faltas a la sacra promesa Si faltas a esta sacra promesa
padeceraacutes la miseria la execracioacuten de los amigos la maldicioacuten de tu madre
Gregoriska extendioacute la mano sobre el cadaacutever y
-iexclJuro que el asesino moriraacute -dijo
A aquel singular juramento cuyo verdadero sentido yo sola y el muerto quizaacute podiacuteamos
comprender vi o creiacute ver cumplirse un horrendo prodigio Los ojos del cadaacutever se
abrieron se fijaron sobre miacute maacutes vivos cual nunca los viera y como si aquella mirada
hubiera sido palpable sentiacute penetrarme hasta el corazoacuten un hierro candente No resistiacute
tanto dolor y me desvaneciacute
Cuando recobreacute los sentidos me encontreacute acostada sobre el lecho de mi caacutemara una de
las dos mujeres velaba cerca de miacute Pregunteacute doacutende estaba Smeranda me fue
contestado que velaba junto al cuerpo de su hijo Pregunteacute doacutende estaba Gregoriska se
me dijo que en el monasterio de Hango
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Ahora no era preciso huir iquestno habiacutea muerto Kostaki No se debiacutea ya hablar de boda
iquestpodiacutea yo casarme con el fratricida Transcurrieron asiacute tres diacuteas y tres noches en medio
de extrantildeos suentildeos En la vigilia y en el suentildeo veiacutea siempre aquellos dos ojos vivos en
ese rostro de muerto era una visioacuten horrenda Kostaki debiacutea ser sepultado al tercer diacutea
Por la mantildeana me fue traiacutedo de parte de Smeranda un vestido completo de viuda Me
lo puse y bajeacute La casa pareciacutea vaciacutea todos estaban en la capilla Me encamineacute hacia
ella y al tiempo que trasponiacutea su umbral vino a mi encuentro Smeranda a quien no
habiacutea visto desde hacia tres diacuteas
Se hubiera dicho que era la imagen del Dolor Con lento movimiento como el de una
estatua posoacute sobre mi frente sus helados labios y con voz que pareciacutea salir ya de la
tumba pronuncioacute las habituales palabras iexclKostaki te ama No se pueden imaginar
el efecto que produjeron en miacute aquellas palabras Esa protesta de amor expresada en
presente en vez de en pasado que deciacutea te ama y no ya te amaba ese amor de
ultratumba que veniacutea a buscarme en la vida hizo sobre mi corazoacuten una impresioacuten
terrible Al mismo tiempo se apoderaba de miacute un extrantildeo sentimiento tal como si fuera
verdaderamente la mujer de aquel que habiacutea muerto no la prometida del vivo Aquel
atauacuted me atraiacutea a mi pesar dolorosamente como la sierpe atrae al pajarillo por ella
fascinado
Busqueacute con los ojos a Gregoriska lo vi paacutelido y enhiesto contra una columna miraba
hacia lo alto No seacute decir si me vio Los monjes del convento de Hango rodeaban el
cuerpo cantando salmos del rito griego a veces armoniosos con frecuencia monoacutetonos
Tambieacuten yo hubiera querido orar pero la plegaria expiraba en mis labios mi mente
estaba tan confusa que me pareciacutea antes bien presenciar un consistorio de demonios
que una reunioacuten de monjes Cuando fue sacado el cuerpo de alliacute quise seguirlo pero
desfallecieron mis fuerzas Sentiacute doblaacuterseme las piernas y me apoyeacute en la puerta
Entonces Smeranda se me acercoacute e hizo una sentildea a Gregoriska Este se aproximoacute
Smeranda me habloacute en moldavo
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
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-Mi madre me ordena repetirte palabra por palabra lo que va a decir -me expresoacute
Gregoriska
Smeranda habloacute de nuevo cuando hubo terminado
-He aquiacute las palabras de mi madre -dijo eacutel- Lloras a mi hijo Edvige tu lo amabas
iquestverdad Te agradezco las laacutegrimas y tu amor de ahora en adelante tienes una patria
una madre una familia Derramemos las muchas laacutegrimas debidas a los muertos luego
seamos de nuevo dignas ambas de aquel que ya no es iexclyo su madre tuacute su mujer
Adioacutes vuelve a tu caacutemara yo acompantildeareacute a mi hijo hasta su uacuteltima morada cuando
regrese me encerrareacute en mi estancia con mi dolor y me volveraacutes a ver soacutelo cuando lo
haya vencido estate tranquila matareacute este dolor porque no quiero que me mate a miacute
A estas palabras de Smeranda traducidas por Gregoriska no pude responder sino con
un gemido Subiacute a mi caacutemara el fuacutenebre cortejo se alejoacute y lo vi desaparecer en el
aacutengulo del camino El convento de Hango estaba a soacutelo media legua de distancia del
castillo en liacutenea recta pero los obstaacuteculos del suelo haciacutean dar muchas vueltas al
camino de modo que se empleaban dos horas en recorrer aquel espacio Era el mes de
noviembre Las jornadas se habiacutean tornado friacuteas y breves y a las cinco ya era noche
oscura Hacia las siete vi reaparecer las antorchas el cortejo fuacutenebre habiacutea regresado
El cadaacutever reposaba en la tumba de sus padres todo estaba concluido
Les dije ya en queacute singular pesadilla viviacutea presa luego del fatal suceso que nos
sumergiera a todos en el duelo y sobre todo despueacutes que viera reabrirse y fijarse sobre
miacute los ojos cerrados del muerto La noche que siguioacute oprimida por las emociones
experimentadas durante el diacutea estaba auacuten maacutes triste Escuchaba sonar todas las horas
del reloj del castillo y a medida que el tiempo fugitivo me acercaba al momento en
que habiacutea muerto Kostaki me sentiacutea cada vez maacutes desconsolada Sonaron las nueve
menos cuarto Entonces se apoderoacute de miacute una extrantildea sensacioacuten Me corriacutea por todo el
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cuerpo un terror un estremecimiento que me helaba luego una especie de suentildeo
invencible entorpeciacutea mis sentidos me oprimiacutea el pecho y me velaba los ojos Tendiacute
el brazo y fui a caer de espaldas sobre el lecho Sin embargo no habiacutea perdido
totalmente los sentidos como para que no pudiera oiacuter como unos pasos acercaacutendose a
mi puerta despueacutes me parecioacute abrirse la puerta en seguida no vi ni escucheacute maacutes nada
Soacutelo sentiacute un vivo dolor en el cuello Luego de lo cual caiacute en profundo letargo
Me desperteacute a medianoche mi laacutempara ardiacutea auacuten intenteacute levantarme pero estaba tan
deacutebil que hube de repetir la tentativa dos veces Finalmente logreacute superar mi debilidad
y como despierta sentiacutea en el cuello el mismo dolor que experimentara en el suentildeo me
arrastreacute apoyaacutendome en el muro hasta el espejo y mireacute Algo que semejaba la
punzadura de un alfiler marcaba la arteria de mi cuello Creiacute que alguacuten insecto me
hubiera picado durante el suentildeo y como me sentiacutea abatida por la extenuacioacuten me
acosteacute de nuevo y me dormiacute A la mantildeana me desperteacute como de costumbre pero
entonces sentiacute una tal debilidad como la experimentara soacutelo una vez en mi vida a la
mantildeana siguiente de un diacutea en que fuera sangrada Me mireacute en el espejo y me sorprendiacute
de mi extraordinaria palidez La jornada transcurrioacute triste y oscura experimentaba yo
una cosa singular cuando me encontraba en un lugar sentiacutea necesidad de quedarme
alliacute cualquier cambio de posicioacuten me fatigaba
Llegada la noche me trajeron la laacutempara mis mujeres seguacuten podiacutea yo comprender por
sus gestos se ofrecieron a quedarse conmigo Se lo agradeciacute y salieron A la misma
hora que la noche precedente experimenteacute los mismos siacutentomas Quise levantarme
entonces y pedir ayuda pero no pude llegar a la salida Oiacute vagamente dar las nueve
menos cuarto los pasos resonaron se abrioacute la puerta pero yo no veiacutea ni escuchaba
nada y como la noche anterior caiacute de espaldas sobre el lecho Como el diacutea anterior
experimenteacute un dolor en el mismo sitio Como el diacutea anterior me desperteacute a
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medianoche pero maacutes paacutelida y maacutes deacutebil auacuten Al diacutea siguiente se renovoacute la horrible
pesadilla
Estaba decidida a bajar a la estancia de Smeranda por muy deacutebil que me sintiera
cuando entroacute en la caacutemara una de mis mujeres y pronuncioacute el nombre de Gregoriska
El joven la seguiacutea Intenteacute levantarme para recibirle pero volviacute a caer en mi silloacuten Eacutel
dio un grito al verme y quiso lanzarse hacia miacute pero tuve la fuerza de tender el brazo
hacia eacutel
-iquestQueacute vienes a hacer aquiacute -le pregunteacute
-iexclAy -dijo eacutel- iexclveniacutea a decirte adioacutes A decirte que abandono este mundo que me es
insoportable sin tu amor y tu presencia a anunciarte que me retiro al monasterio de
Hango
-Gregoriska -le respondiacute- estaacutes privado de mi presencias pero no de mi amor iexclAy Te
amo siempre y mi mayor pena es que este amor sea en adelante casi un delito
-Entonces iquestpuedo esperar que rogaraacutes por miacute Edvige
-Siacute pero no lo podreacute hacer por largo tiempo -repliqueacute yo con una sonrisa
-iquestPor queacute no Pero en verdad te veo muy abatida Dime iquestqueacute tienes iquestPor queacute tan
paacutelida
-Porque Dios tiene ciertamente piedad de miacute y a eacutel me llama
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
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Gregoriska se me acercoacute me tomoacute una mano que no tuve fuerza de sustraerle
miraacutendome fijo al rostro
-Esa palidez no es natural Edvige -me dijo- iquestcuaacutel es la causa
-Si te la dijera Gregoriska creeriacuteas que estoy loca
-No no habla Edvige te lo suplico estamos en un paiacutes que no se parece a ninguacuten otro
paiacutes en una familia que no se asemeja a ninguna otra familia Dime diacutemelo todo te lo
encarezco
Se lo narreacute todo la extrantildea alucinacioacuten que me poseiacutea a la hora en que Kostaki debioacute
morir ese terror ese letargo ese friacuteo glacial esa postracioacuten que me haciacutea caer de
espaldas sobre el lecho ese ruido de pasos que me pareciacutea oiacuter esa puerta que creiacutea ver
abrirse y finalmente ese agudo dolor en el cuello seguido de una palidez y de una
debilidad siempre crecientes Creiacutea yo que mi relato pareceriacutea a Gregoriska un
comienzo de locura y lo terminaba con una cierta timidez cuando por el contrario
advertiacute que me prestaba gran atencioacuten
Cuando hube terminado de hablar Gregoriska reflexionoacute un instante
-iquestDe manera -preguntoacute eacutel- que te duermes cada noche a las nueve menos cuarto
-Siacute por muchos que sean los esfuerzos que haga para resistir al suentildeo
-iquestY a esa misma hora crees ver abrirse la puerta
-Siacute aunque eche el cerrojo
-iquestY luego experimentas un agudo dolor en el cuello
-Siacute aunque sea apenas visible la sentildeal de la herida
-iquestMe permites ver
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Dobleacute la cabeza hacia atraacutes Examinoacute eacutel la cicatriz
-Edvige -dijo Gregoriska despueacutes de un momento de reflexioacuten- iquesttienes confianza en
miacute
-iquestMe lo preguntas -contesteacute
-iquestCrees en mi palabra
-Como creo en el Evangelio
-iexclBien Edvige por mi fe te juro que no tienes ocho diacuteas de vida si no aceptas hacer
hoy mismo lo que voy a decirte
-iquestY si consiento
-Si consientes quizaacutes te salves
-iquestQuizaacutes -eacutel se calloacute- Suceda lo que fuere Gregoriska -continueacute diciendo yo- hareacute
cuanto me ordenes hacer
-Escucha entonces -dijo eacutel- y ante todo no te espantes En tu paiacutes como en Hungriacutea y
en nuestra Rumaniacutea existe una tradicioacuten
Tembleacute porque esa tradicioacuten ya habiacutea vuelto a mi memoria
-iexclAh iquestSabes lo que quiero decir
-Siacute -contesteacute- en Polonia vi algunas personas padecer el horrendo hecho
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-Quieres hablar del vampiro iquestno es verdad
-Siacute nintildea auacuten me sucedioacute ver desenterrar en el cementerio de una aldea perteneciente
a mi padre cuarenta personas muertas en quince diacuteas sin que se hubiera podido en
ninguna ocasioacuten acertar con la causa de su muerte Diecisiete de esos cadaacuteveres
expusieron todos los signos de vampirismo es decir fueron encontrados frescos como
si hubieran estado vivos los otros eran sus viacutectimas
-iquestY queacute se hizo para liberar de eso a la regioacuten
-Se les clavoacute un palo en el corazoacuten y luego los quemaron
-Siacute asiacute se acostumbra hacer pero para nosotros eso no basta Para librarte de tu
fantasma antes quiero conocerlo y iexclpor Dios lo conocereacute Siacute y si es preciso luchareacute
cuerpo a cuerpo con eacutel quienquiera fuere
-iexclOh Gregoriska -exclameacute espantada
Dijo
-Quienquiera que fuere lo repito Mas para llevar a buen fin esta terrible aventura es
necesario que hagas todo lo que te exigireacute
-Di
-Estate preparada a las siete Desciende a la capilla pero desciende sola es necesario
que venzas a toda costa tu debilidad Edvige Alliacute recibiremos la bendicioacuten nupcial
Consieacutentemelo amada miacutea para velar por ti Luego subiremos de nuevo a esta caacutemara
y entonces veremos
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-iexclOh Gregoriska -exclameacute- iexclsi es eacutel te mataraacute
-No temas amada Edvige Consiente solamente
-Sabes bien que hareacute todo lo que quieras Gregoriska
-Entonces hasta luego a la noche
-Siacute haz lo que creas maacutes oportuno y te secundareacute yo cuanto mejor pueda adioacutes
Se fue Un cuarto de hora despueacutes vi a un caballero precipitarse a toda carrera por el
camino del monasterio era eacutel
Apenas le hube perdido de vista caiacute de rodillas y oreacute oreacute como ya no se reza en
nuestras tierras sin fe y aguardeacute a las siete ofreciendo a Dios y a los santos el
holocausto de mis pensamientos no me levanteacute sino al sonar las siete Estaba deacutebil
como una moribunda paacutelida como una muerta Me echeacute sobre la cabeza un gran velo
negro descendiacute la escalera apoyaacutendome en el muro y me dirigiacute a la capilla sin
encontrar a nadie
Gregoriska me esperaba con el padre Basilio prior del monasterio de Hango Centildeiacutea
una espada santa reliquia de un antiguo cruzado que asistiera a la toma de
Constantinopla con Ville-Hardouin y Baldouin de Flandes
-Edvige -dijo eacutel golpeando con la mano su espada- con la ayuda de Dios eacutesta romperaacute
el encantamiento que amenaza tu vida Aceacutercate pues resueltamente este santo
hombre que ya ha recibido mi confesioacuten recibiraacute nuestros juramentos
Comenzoacute la ceremonia quizaacute nunca otra fue maacutes sencilla y a un tiempo maacutes solemne
Nadie asistiacutea al monje eacutel mismo nos puso sobre la cabeza las coronas nupciales
Vestidos ambos de luto giramos en torno al altar con un cirio en la mano luego el
monje tras pronunciar las sacras palabras agregoacute
Vaacuteyanse ahora hijos miacuteos y el Sentildeor les deacute fuerza y valor para luchar contra el
enemigo del humano geacutenero Armados de la inocencia de ustedes y defendidos por Su
justicia venceraacuten al demonio Vayan y benditos sean
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Besamos los libros santos y salimos de la capilla Entonces por vez primera me apoyeacute
en el brazo de Gregoriska y me parecioacute que al contacto de aquel fuerte brazo de aquel
noble corazoacuten volviacutea a mis venas la vida Estaba segura del triunfo porque Gregoriska
estaba conmigo subimos a mi caacutemara Sonaban las ocho y media
-Edvige -me dijo entonces Gregoriska- no tenemos tiempo que perder iquestQuieres
dormir como de costumbre para que todo suceda durante tu suentildeo o bien permanecer
desvelada y verlo todo
-Junto a ti nada temo quiero permanecer despierta y verlo todo
Gregoriska extrajo de su pecho un boj2 bendito huacutemedo auacuten de agua santa y me lo
dio
-Toma entonces esta ramita -me dijo- acueacutestate en tu lecho recita las preces de la
Virgen y aguarda sin temor Dios estaacute con nosotros Cuida ante todo de no dejar caer
la ramita con ella podraacutes ordenar aun en el infierno No me llames no des ninguacuten
grito reza confiacutea y aguarda
Me acosteacute en el lecho Cruceacute las manos sobre el seno y puse sobre eacutel la ramita
bendecida Gregoriska se ocultoacute tras del trono de que ya hableacute Contaba yo los minutos
y de seguro mi esposo haciacutea lo mismo Sonaron los tres cuartos Vibraba auacuten el tantildeir
del martillo cuando me sentiacute presa del mismo entorpecimiento del mismo terror y del
mismo friacuteo glacial de los diacuteas precedentes acerqueacute a mis labios la rama bendita y
aquella primera sensacioacuten se desvanecioacute Oiacute entonces muy claro el ruido de aquel
conocido paso lento y medido que subiacutea los peldantildeos de la escalera y se aproximaba a
la puerta Luego la puerta se abrioacute despaciosamente sin ruido como empujada por
sobrenatural fuerza y entonces -La voz se apagoacute a medias casi sofocada en la
garganta de la narradora- Y entonces -continuoacute haciendo un esfuerzo- vi a Kostaki
paacutelido como se me apareciera en las parihuelas2 los largos cabellos negros cayeacutendole
sobre las espaldas goteaban sangre vestiacutea como de costumbre pero teniacutea descubierto
el pecho y dejaba ver su sangrante herida Todo estaba muerto todo era cadaacutever
carne ropas porte solamente los ojos aquellos terribles ojos estaban vivos
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Ante aquella aparicioacuten iexclextrantildeo es decirlo en vez de sentir duplicaacuterseme el espanto
sentiacute crecerme el valor Dios me lo enviaba de seguro para decidir mi situacioacuten y
defenderme del infierno Al primer paso que el espectro dio hacia mi lecho le claveacute
intreacutepidamente los ojos en el rostro y le presenteacute la rama bendita El espectro intentoacute
avanzar pero un poder maacutes fuerte que eacutel lo retuvo en el sitio Se detuvo
-iexclOh -murmuroacute- ella no duerme lo sabe todo
Pronuncioacute eacutel estas palabras en lengua moldava y sin embargo las comprendiacute yo como
si hubieran sido pronunciadas en lengua por miacute sabida
Estaacutebamos asiacute uno frente al otro el fantasma y yo sin que pudiera apartar mis miradas
de las suyas cuando con el rabillo del ojo vi a Gregoriska salir detraacutes del baldaquino
semejante al aacutengel exterminador y con la espada en el puntildeo Se hizo la sentildeal de la cruz
con la mano siniestra y avanzoacute lentamente con la espada tendida vuelta hacia el
fantasma eacuteste al ver al hermano desenvainoacute tambieacuten el sable soltando una horrible
carcajada pero apenas su sable tocoacute el hierro bendito el brazo le cayoacute inerte junto al
cuerpo Kostaki exhaloacute un suspiro de rabia y desesperacioacuten
-iquestQueacute quieres de miacute -preguntoacute al hermano
-En nombre del Dios verdadero y viviente -dijo Gregoriska- te conjuro a que respondas
-Habla -dijo el espectro rechinando los dientes
-iquestTe he tendido yo una emboscada
-No
-iquestTe he asaltado yo
-No
-Te he herido yo
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-No
-Te arrojaste tuacute mismo sobre mi espada y tuacute mismo corriste al encuentro de la muerte
Luego ante Dios y los hombres no soy culpable yo del delito de fratricidio luego no
has recibido una misioacuten divina sino infernal luego has salido de tu tumba no como una
sombra santa sino como un espectro maldito y volveraacutes a tu tumba
-iexclCon ella siacute -exclamoacute Kostaki haciendo un supremo esfuerzo para apoderarse de miacute
-iexclVolveraacutes allaacute solo -exclamoacute a su vez Gregoriska- Esta mujer me pertenece
Y al pronunciar tales palabras tocoacute con la punta del hierro bendito la llaga viva Kostaki
exhaloacute un grito como si le hubiera tocado una espada de fuego y llevaacutendose una mano
al pecho dio un paso atraacutes Al mismo tiempo Gregoriska con un movimiento que
pareciacutea coordinado con el del hermano dio un paso adelante entonces con los ojos
fijos en los ojos del muerto con la espada contra el pecho de su hermano comenzoacute una
marcha lenta terrible solemne Era algo semejante al pasaje de don Juan y el
comendador el espectro retrocediacutea bajo la presioacuten de la sacra espada bajo la voluntad
irresistible del campeoacuten de Dios que lo seguiacutea paso a paso sin pronunciar una palabra
ambos anhelantes ambos liacutevidos del rostro el vivo arrojando al muerto y obligaacutendolo
a abandonar el castillo su anterior morada para volver a la tumba su morada futura
Lo aseguro a fe miacutea iexclera cosa horrenda de verse Y sin embargo yo misma movida
por una fuerza superior invisible desconocida sin saber lo que haciacutea me levanteacute y los
seguiacute Bajamos la escalera iluminados soacutelo por las ardientes pupilas de Kostaki
Atravesamos la galeriacutea y el patio y luego traspusimos la puerta siempre con el mismo
paso medido el espectro retrocediendo Gregoriska con el brazo tendido yo detraacutes de
ellos
Esta marcha fantaacutestica duroacute una hora pues era necesario volver el cadaacutever a su tumba
pero en vez de seguir el camino acostumbrado Kostaki y Gregoriska atravesaron el
terreno en liacutenea recta cuidaacutendose poco de los obstaacuteculos que para ellos ya no existiacutean
ante ellos el suelo se allanaba los torrentes se secaban los aacuterboles se apartaban las
rocas se abriacutean El mismo milagro se operaba para miacute soacutelo que el cielo me pareciacutea todo
cubierto de un negro velo las lunas y las estrellas habiacutean desaparecido y en medio de
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las tinieblas soacutelo veiacutea resplandecer los ojos llameantes del vampiro Llegamos de tal
modo a Hango y pasamos a traveacutes del seto vivo de madrontildeos que serviacutea de cerco al
cementerio Apenas entrada distinguiacute entre las sombras la tumba de Kostaki junto a
la de su padre no sabiacutea que estuviera alliacute y sin embargo la reconociacute Nada me era
desconocido en aquella noche
Gregoriska se detuvo al borde de la fosa abierta
-Kostaki -dijo eacutel- aun no estaacute todo terminado para ti y una voz del cielo me avisa que
puede concebirse el perdoacuten si te arrepientes iquestprometes retornar a la tumba iquestno salir
de ella maacutes iquestconsagrar a Dios el culto que consagraste al infierno
-iexclNo -respondioacute Kostaki
-iquestTe arrepientes -preguntoacute Gregoriska
-iexclNo
-Por uacuteltima vez iquestte arrepientes
-iexclNo
-iexclBien Invoca la ayuda de Satanaacutes como invoco yo la de Dios y veremos quieacuten saldraacute
esta vez auacuten victorioso
Resonaron simultaacuteneamente dos gritos los hierros se cruzaron despidiendo centellas
y la lucha duroacute un minuto que me parecioacute un siglo Kostaki cayoacute vi alzarse la terrible
espada de su hermano introduciacutersela en el cuerpo y clavar ese cuerpo sobre la tierra
recieacuten removida Un uacuteltimo grito que nada teniacutea de humano se alzoacute por el aire Acudiacute
Gregoriska estaba en pie pero vacilante Le di apoyo con mis brazos
-iquestEstaacutes herido -le pregunteacute ansiosamente
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-No -me respondioacute- pero en tal duelo querida Edvige la lucha no la herida mata He
luchado con la muerte y a ella pertenezco
-Amigo amigo -exclameacute- aleacutejate de aquiacute y acaso vuelvas a la vida
-No eacutesta es mi tumba Edvige pero no perdamos tiempo toma un poco de esta tierra
impregnada de su sangre y apliacutecala a la mordedura que te hizo es el uacutenico medio que
puede preservarte en el porvenir de su horrendo amor
Obedeciacute temblando Me inclineacute para recoger aquella tierra sanguinosa y al doblarme
vi el cadaacutever clavado al suelo la espada bendita le atravesaba el corazoacuten y una sangre
oscura le brotaba abundante de la herida como si hubiera muerto en aquel momento
Amaseacute un poco de tierra con la sangre y apliqueacute a mi herida el espantoso talismaacuten
-Ahora mi adorada Edvige -dijo Gregoriska con voz semiapagada- escucha bien mi
uacuteltimo consejo Abandona el paiacutes apenas te sea posible Soacutelo la distancia es una
seguridad para ti El padre Basilio recibioacute hoy mi suprema voluntad y la cumpliraacute
iexclEdvige un beso iexclEl uacuteltimo el uacutenico beso iexclEdvige me muero
Y asiacute diciendo Gregoriska cayoacute junto al hermano
En cualquier otra circunstancia en medio de aquel cementerio cerca de aquella tumba
abierta con aquellos dos cadaacuteveres yaciendo uno junto al otro hubiera enloquecido
pero como dije ya Dios me habiacutea inspirado una fuerza igual a los acontecimientos de
los que eacutel me haciacutea no soacutelo testigo sino tambieacuten actriz Mientras miraba a mi alrededor
en busca de ayuda vi abrirse la puerta del monasterio y avanzar los monjes de a dos
conducidos por el padre Basilio llevando cirios ardientes y cantando las preces de
difuntos El padre Basilio habiacutea llegado haciacutea poco al convento y previendo lo
sucedido se dirigiacutea al cementerio con toda la congregacioacuten Me encontroacute viva cerca de
los dos muertos Una uacuteltima convulsioacuten habiacutea retorcido el rostro de Kostaki
Gregoriska en cambio estaba tranquilo y casi sonriente Fue sepultado como lo deseara
eacutel junto al hermano el cristiano junto al maldito Smeranda cuando tuvo noticia de la
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nueva desdicha quiso verme fue a buscarme al convento de Hango y supo de mis
labios cuanto habiacutea acontecido en aquella tremenda noche
Le referiacute todos los detalles de la fantaacutestica historia pero ella me escuchoacute como ya me
escuchara Gregoriska sin mostrar estupor ni espanto
-Edvige -me contestoacute ella despueacutes de un instante de silencio- por muy extrantildeo que sea
lo que me has narrado dijiste soacutelo la verdad La estirpe de los Brankovan estaacute maldita
hasta la tercera y cuarta generacioacuten porque un Brankovan matoacute a un sacerdote El
teacutermino de la maldicioacuten ha llegado pues tuacute aunque esposa eres virgen y en miacute se
extingue el linaje Si mi hijo te ha dejado en herencia un milloacuten toacutemalo Despueacutes de
mi muerte salvo los piacuteos legados que tengo la intencioacuten de hacer recibiraacutes el resto de
mis bienes Y ahora sigue el consejo de tu esposo Vuelve lo maacutes presto que puedas a
aquellas tierras donde Dios no permite que se cumplan tan horrendos prodigios No
necesito de nadie para llorar conmigo a mis hijos Mi dolor quiere soledad Adioacutes no
me tengas ya en cuenta Mi suerte futura me pertenece a miacute sola y a Dios
Y luego de besarme en la frente como de costumbre me dejoacute y fue a encerrarse en el
castillo de Brankovan
Ocho diacuteas despueacutes partiacute para Francia Como lo esperara Gregoriska mis noches no
fueron turbadas ya por el terrible fantasma Se restablecioacute mi salud y de aquel suceso
no me quedoacute otro recuerdo fuera de esta palidez mortal que suele acompantildear hasta la
tumba a toda humana criatura que haya sufrido el beso de un vampiro
________________
1 Parihuelas Utensilio para transportar cosas entre dos personas formado por dos
barras horizontales entre las que estaacute fijada una plataforma o cajoacuten Camilla cama
portaacutetil
2 Boj Arbusto de tallos ramosos con pequentildeas hojas ovales muy utilizado como
planta de jardiacuten y cuya madera es apreciada por su dureza
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-Tus soldados son bandidos Kostaki bandidos que hareacute ahorcar en las almenas de
nuestras torres si no me obedecen al instante
-Bien intenta darles una orden
Sentiacute entonces que quien me sosteniacutea retiraba su rodilla y colocaba suavemente mi
cabeza sobre una piedra
Lo seguiacute ansiosa con la mirada y pude examinar a aquel joven que cayera por asiacute
decirlo del cielo en medio de la refriega y que yo habiacutea podido ver apenas estando
desmayada mientras apareciacutea a punto en escena Era un joven de veinticuatro antildeos de
alta estatura y con dos grandes ojos celestes y resplandecientes como el relaacutempago en
los que se leiacutea una extraordinaria decisioacuten y firmeza Los largos cabellos rubios indicio
de la estirpe eslava le caiacutean sobre las espaldas como los del arcaacutengel Miguel
circundando dos mejillas rubicundas y frescas sus labios realzados por una sonrisa
desdentildeosa dejaban ver una doble hilera de perlas Vestiacutea una especie de tuacutenica de
velludo negro calzones centildeidos a las piernas y botas bordadas en la cabeza teniacutea un
gorro puntiagudo ornado de una pluma de aacuteguila en la cintura portaba un cuchillo de
caza y al hombro una pequentildea carabina de dos cantildeos cuya precisioacuten habiacutea aprendido
a apreciar uno de los bandidos Extendioacute la mano y con ese gesto imperioso parecioacute
imponerse hasta a su hermano Pronuncioacute algunas palabras en lengua moldava las
cuales parecieron causar profunda impresioacuten sobre los bandidos Entonces a su vez
habloacute en la misma lengua el joven jefe y me parecioacute que su discurso estaba lleno de
amenazas y de imprecaciones A aquel largo y vehemente discurso el hermano mayor
contestoacute con una sola palabra Los bandidos se sometieron hizo un gesto y los
bandidos se sometieron hizo un gesto y los bandidos se reunieron detraacutes de nosotros
-iexclBien Sea pues Gregoriska -dijo Kostaki volviendo a hablar en franceacutes- Esta mujer
no iraacute a la caverna pero no por ello seraacute menos miacutea La encuentro hermosa la he
conquistado yo y la quiero yo
Asiacute diciendo se lanzoacute hacia miacute y me levantoacute entre sus brazos
-Esta mujer seraacute llevada al castillo y entregada a mi madre yo no la abandonareacute -dijo
mi protector
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-iexclMi caballo -gritoacute Kostaki en lengua moldava
Varios bandidos se apresuraron a obedecer condujeron a su sentildeor la cabalgadura
pedida Gregoriska miroacute en torno asioacute las bridas de un caballo sin duentildeo y saltoacute a la
silla sin tocar los estribos Kostaki bien que me teniacutea auacuten apretada entre sus brazos
montoacute en la silla casi tan aacutegilmente como su hermano y partioacute a todo galope El caballo
de Gregoriska parecioacute haber recibido el mismo impulso y fue a ponerse pegado al
flanco y al pescuezo del corcel de Kostaki Extrantildeo de verse eran aquellos dos
caballeros que volaban el uno junto al otro taciturnos silenciosos sin perderse de vista
un solo instante aun cuando aparentaran no mirarse y se entregaban por entero a sus
cabalgaduras cuya impetuosa carrera los llevaba a traveacutes de bosques rocas y
precipicios
Teniacutea la cabeza caiacuteda y esto me permitiacutea ver los bellos ojos de Gregoriska fijos en miacute
Kostaki lo advirtioacute me levantoacute la cabeza y ya no vi maacutes que su teacutetrica mirada
devoraacutendome Bajeacute los paacuterpados pero en vano a traveacutes de su velo veiacutea no obstante
siempre aquella mirada relampagueante que me penetraba hasta las viacutesceras y me
punzaba el corazoacuten Entonces me acaecioacute una extrantildea alucinacioacuten me pareciacutea ser la
Leonora de la balada de Buumlrger llevada por el caballo y el caballero fantasmas y
cuando sentiacute que se me cerraban abriacute los ojos amedrentada tan persuadida estaba de
ver alrededor miacuteo soacutelo cruces rotas y tumbas abiertas Vi algo un poco maacutes alegre era
el patio interno de un castillo moldavo construido en el siglo XIV
Kostaki me dejoacute resbalar a tierra bajando casi en seguida despueacutes que yo pero por
raacutepido que hubiera sido su acto Gregoriska le habiacutea precedido Como lo dijera en el
castillo eacutel era el amo Al ver llegar a los dos joacutevenes y a la extranjera que llevaban con
ellos acudieron los servidores pero aunque dividieron sus diligencias entre Kostaki y
Gregoriska apareciacutea claro que los mayores miramientos el respeto maacutes profundo eran
para el segundo Se aproximaron dos mujeres Gregoriska les dio una orden en lengua
moldava y con la mano me indicoacute que las siguiera La mirada que acompantildeaba aquel
gesto era tan respetuosa que yo no vacileacute absolutamente en obedecerle Cinco minutos
despueacutes me encontraba en una caacutemara que aun cuando pudiera parecer desnuda y triste
a una persona de menos faacutecil contentamiento era sin embargo evidentemente la maacutes
hermosa del castillo Una gran habitacioacuten cuadrada con una especie de divaacuten de sayal
verde asiento de diacutea lecho de noche Habiacutea tambieacuten alliacute cinco o seis sillones de encina
un inmenso cofre y en un aacutengulo un trono semejante a una gran silla de coro
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No habiacutea que hablar de cortinas en las ventanas y en el lecho A los costados de la
escalera que llevaba a aquella caacutemara se erguiacutean dentro de nichos tres estatuas de los
Brankovan de tamantildeo superior al natural Al poco rato trajeron nuestros bagajes entre
los cuales se encontraban tambieacuten mis maletas Las mujeres me ofrecieron sus
servicios Pero no obstante reparando el desorden que lo sucedido causara en mi
tocado conserveacute mi vestimenta de amazona la cual maacutes que cualquier otra acordaba
con el modo de vestir de mis hueacutespedes Apenas habiacutea hecho los pocos cambios
necesarios en mis ropas cuando oiacute golpear levemente en la puerta
-Adelante -dije en franceacutes siendo esta lengua para nosotros los polacos como saben
casi una segunda lengua materna
Entroacute Gregoriska
-iexclAh sentildeora cuaacutento me complace que hables franceacutes
-Y yo tambieacuten -respondiacute- estoy contenta de saber esta lengua porque de tal modo he
podido gracias a este hecho apreciar toda la generosidad de tu conducta conmigo En
esa lengua me defendiste de los designios de tu hermano y en esa lengua te ofrezco yo
la expresioacuten de mi sincero reconocimiento
-Te lo agradezco sentildeora Era cosa muy natural que me preocupara de una mujer que
se encontraba en tu situacioacuten Andaba de caza por los montes cuando llegaron a mi
oiacutedo algunas detonaciones anormales y continuas comprendiacute que se trataba de un
asalto a mano armada y marcheacute al encuentro del fuego como decimos nosotros en
teacuterminos guerreros A Dios gracias llegueacute a tiempo pero iquestseriacutea tal vez demasiado
atrevido si te preguntara oh sentildeora por cuaacutel motivo una mujer de alto linaje como
eres tuacute se ha visto reducida a aventurarse en nuestros montes
-Soy polaca -contesteacute- Mis dos hermanos sucumbieron no ha mucho en la guerra
contra Rusia mi padre a quien dejeacute yo mientras se preparaba a defender su castillo
sin duda se les ha reunido ya a esta hora y yo huyendo por orden de mi padre de todos
aquellos estragos iba en busca de refugio al monasterio de Sabastru donde mi madre
en su juventud y en circunstancias semejantes habiacutea encontrado asilo seguro
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-Eres enemiga de los rusos tanto mejor -dijo el joven- este tiacutetulo te seraacute poderosa ayuda
en el castillo y nosotros necesitaremos de todas nuestras fuerzas para sostener la lucha
que se prepara Pero ante todo sentildeora pues que ya seacute quieacuten eres debes saber tambieacuten
quieacutenes somos nosotros el nombre de los Brankovan no te es desconocido iquestverdad
sentildeora -Yo me inclineacute- Mi madre es la uacuteltima princesa de este nombre la uacuteltima
descendiente del ilustre jefe mandado matar por los Cantimir los viles cortesanos de
Pedro I Casoacute en primeras nupcias con mi padre Serban Waivady priacutencipe tambieacuten eacutel
pero de estirpe menos ilustre Mi padre habiacutea sido educado en Viena y alliacute pudo
apreciar las ventajas de la civilizacioacuten Decidioacute hacer de miacute un europeo Partimos para
Francia Italia Espantildea y Alemania Mi madre -no le toca a un hijo lo seacute narrarte lo
que te direacute pero ya que por nuestra salvacioacuten es necesario que nos conozcamos bien
reconoceraacutes justos los motivos de esta revelacioacuten- mi madre digo que durante los
primeros viajes de mi padre mientras era yo auacuten nintildeo habiacutea tenido culpables
relaciones con un jefe de parciales (que con tal nombre agregoacute sonriendo Gregoriska
se llaman en este paiacutes a los hombres por quienes fuiste agredida) cierto conde Giordaki
Koproli medio griego y medio moldavo escribioacute a mi padre confesaacutendole todo y
pidieacutendole el divorcio apoyando su demanda en que no queriacutea ella una Brankovan
continuar siendo por maacutes tiempo mujer de un hombre que se tornaba diacutea a diacutea maacutes
extranjero a su patria iexclAy Mi padre no tuvo necesidad de dar su asentimiento a esa
peticioacuten que te podraacute parecer extrantildea pero entre nosotros es cosa muy natural Eacutel habiacutea
muerto de un aneurisma que desde mucho tiempo lo atormentaba y la carta de mi
madre la recibiacute yo A miacute ahora no me quedaba otra cosa que hacer votos sinceros por
la felicidad de mi madre y le escribiacute una carta en la que le comunicaba estos votos
miacuteos junto con la noticia de su viudez En aquella carta le pediacutea tambieacuten permiso para
poder continuar mis viajes que me fue concedido Teniacutea yo la firme intencioacuten de
establecerme en Francia o Alemania para no encontrarme cara a cara con un hombre
que aborreciacutea y que no podiacutea amar quiero decir al marido de mi madre cuando he
aquiacute que de improviso vine a saber que el conde Giordaki Koproli habiacutea sido
asesinado seguacuten decires por los viejos cosacos de mi padre Amaba yo demasiado a
mi madre para no apresurarme a regresar a la patria comprendiacutea su aislamiento y la
necesidad en que debiacutea encontrarse de tener junto a ella en tales circunstancias las
personas que podiacutean serle queridas Aun cuando ella nunca se hubiera mostrado muy
tierna conmigo era su hijo Una mantildeana llegueacute inesperadamente al castillo de mis
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padres Alliacute encontreacute a un joven a quien al principio tomeacute por un extranjero pero luego
supe que era mi hermano Era Kostaki el hijo del adulterio legitimado por un segundo
matrimonio Kostaki la indomable criatura que viste para quien son leyes soacutelo sus
pasiones que nada tiene por sagrado aquiacute abajo fuera de su madre que me obedece
como la tigresa obedece al brazo que la ha domado pero rugiendo por siempre en la
vaga esperanza de poder devorarme un diacutea En el interior del castillo en el hogar de
los Brakovan y de los Waivady yo soy auacuten el amo pero fuera de este recinto en la
abierta campintildea eacutel se convierte en el salvaje hijo de los bosques y de los montes que
quiere doblegarlo todo bajo su feacuterrea voluntad Coacutemo hoy eacutel y sus hombres hicieron
para ceder no lo seacute quizaacute por antigua costumbre o por un resto de respeto que me
tienen Pero no quisiera arriesgar otra prueba Permanece aquiacute no salgas de esta
caacutemara del patio del castillo en suma y respondo de todo si das un paso fuera del
castillo no puedo prometerte otra cosa que hacerme matar por defenderte
-iquestNo podreacute entonces -dije yo- seguacuten el deseo de mi padre continuar el viaje hacia el
convento de Sabastru
-Obra intenta ordena yo te acompantildeareacute pero quedareacute en mitad del camino y tuacute tuacute
ciertamente no alcanzaraacutes la meta de tu viaje
-Pero iquestqueacute hacer entonces
-Queacutedate aquiacute aguarda toma consejo de los hechos y aprovecha las circunstancias
Suponte haber caiacutedo en una caverna de bandidos y que soacutelo tu valor podraacute sacarte del
apuro tu calma salvarte Mi madre a despecho de la preferencia que concede a
Kostaki hijo de su amor es buena y generosa Por otra parte es una Brankovan vale
decir una verdadera princesa La veraacutes ella te defenderaacute de las brutales pasiones de
Kostaki Ponte bajo la proteccioacuten de ella seacute corteacutes y te amaraacute Y en realidad (agregoacute
eacutel con expresioacuten indefinible) iquestquieacuten podriacutea verte y no amarte Ven ahora al comedor
donde mi madre te espera No demuestres fastidio ni desconfianza habla polaco aquiacute
nadie conoce esta lengua yo traducireacute a mi madre tus palabras y estate tranquila que
soacutelo direacute aquello que sea conveniente decir Sobre todo ni una palabra de cuanto te he
revelado nadie debe sospechar que estamos de acuerdo Tuacute no sabes auacuten de cuaacutenta
astucia y disimulacioacuten es capaz el maacutes sincero de entre nosotros Ven
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Lo seguiacute por la escalera iluminada de antorchas de resina ardiendo puestas dentro de
manos de hierro que sobresaliacutean del muro Era evidente que aquella insoacutelita
iluminacioacuten habiacutea sido dispuesta para miacute Llegamos al comedor Apenas Gregoriska
hubo abierto la puerta de aquella sala y pronunciado en el umbral una palabra en
lengua moldava que despueacutes supe significaba la extranjera vino a nuestro encuentro
una mujer de alta estatura Era la princesa Brankovan Teniacutea cabellos blancos
entrelazados alrededor de la cabeza la cual estaba cubierta de un gorro de cibelina
ornado de un penacho signo de su origen principesco Vestiacutea una especie de tuacutenica de
brocado el corpintildeo sembrado de piedras preciosas sobrepuesta a una larga hopalanda
de estofa turca guarnecida de piel igual a la del gorro Teniacutea en la mano un rosario de
cuentas de aacutembar que haciacutea correr raacutepidamente entre los dedos Junto a ella estaba
Kostaki vestido con el espleacutendido y majestuoso traje magiar en el cual me parecioacute auacuten
maacutes extrantildeo Su traje estaba compuesto de una sobrevesta de velludo negro de ancha
mangas que le caiacutea hasta debajo de la rodilla calzones de casimir rojo y los largos
cabellos de color negro tirando a azulado le caiacutean sobre el cuello desnudo rodeado
solamente por la orla blanca de una fina camisa de seda Me saludoacute torpemente y
pronuncioacute en moldavo algunas palabras para miacute ininteligibles
-Puedes hablar en franceacutes hermano miacuteo -dijo Gregoriska- la sentildeora es polaca y
comprende esta lengua
Entonces Kostaki dijo en franceacutes algunas palabras casi tan incomprensibles para miacute
como las que pronunciara en moldavo pero la madre tendiendo gravemente el brazo
interrumpioacute a los dos hermanos Apareciacutea claro que intimaba a sus hijos que esperaran
a que soacutelo ella me recibiera Comenzoacute entonces en lengua moldava un discurso de
cumplimiento al cual la movilidad de sus facciones daba un sentido faacutecil de explicarse
Me indicoacute la mesa me ofrecioacute una silla cerca de ella sentildealoacute con un gesto la casa toda
como diciendo que estaba a mi disposicioacuten y sentaacutendose antes que los demaacutes con
beneacutevola dignidad hizo la sentildeal de la cruz y pronuncioacute una plegaria Entonces cada
uno ocupoacute su lugar propio establecido por la etiqueta Gregoriska cerca de miacute Como
extranjera yo habiacutea determinado que a Kostaki le tocara el puesto de honor junto a su
madre Smeranda Asiacute se llamaba la condesa Tambieacuten Gregoriska habiacutea mudado de
vestimenta Llevaba eacutel igualmente la tuacutenica magiar y los calzones de casimir pero
aqueacutella de color granate y estos turquiacutees Teniacutea colgada del cuello una espleacutendida
condecoracioacuten el nisciam del sultaacuten Mahmud Los otros comensales de la casa cenaban
en la misma mesa cada uno en el sitio que le correspondiacutea seguacuten el grado que ocupaba
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entre los amigos o los servidores La cena fue triste Kostaki no me dirigioacute nunca la
palabra si bien su hermano tuvo siempre la atencioacuten de hablarme en franceacutes La madre
me ofreciacutea de todo con sus propias manos con ese ademaacuten solemne que le era natural
Gregoriska habiacutea dicho la verdad era una verdadera princesa Luego de la cena
Gregoriska se acercoacute a su madre y le explicoacute en lengua moldava el deseo que yo debiacutea
tener de estar sola y cuaacuten necesario me seriacutea el reposo despueacutes de las emociones de
aquella jornada Smeranda hizo un gesto de aprobacioacuten me tendioacute la mano me besoacute
en la frente como lo hubiera hecho con una hija suya y me deseoacute buena noche en su
castillo Gregoriska no se habiacutea engantildeado yo ansiaba ardientemente aquel instante de
soledad Agradeciacute por eso a la princesa quien me condujo hasta la puerta donde me
esperaban las dos mujeres que antes ya me acompantildearan en mi caacutemara Saludado que
hube a la madre y a los dos hijos volviacute a mi aposento de donde saliera una hora antes
El sofaacute estaba transformado en lecho Otros cambios no se habiacutean hecho Agradeciacute a
las mujeres les hice comprender que me desvestiriacutea sola y ellas salieron en seguida
con mil testimonios de respeto que queriacutean significar tener oacuterdenes de obedecerme en
todo y por todo Quedeacute sola en aquella inmensa caacutemara que mi candela podiacutea alumbrar
apenas en parte Era un singular juego de luces una especie de lucha entre el resplandor
treacutemulo de mi cirio y los rayos de la luna que pasaban a traveacutes de la ventana sin
cortinados Ademaacutes de la puerta por la que entrara y que caiacutea sobre la escalera habiacutean
otras dos en la caacutemara pero sus gruesos cerrojos que se cerraban por dentro bastaban
para tranquilizarme Mireacute la puerta de entrada tambieacuten ella teniacutea medios de defensa
Abriacute la ventana daba sobre un abismo Comprendiacute que Gregoriska habiacutea elegido
aquella caacutemara calculadamente De vuelta por fin a mi sofaacute encontreacute sobre una mesita
puesta junto a la cabecera una tarjeta doblada La abriacute y leiacute en polaco Duerme
tranquila nada tienes que temer mientras permanezcas en el interior del castillo
Seguiacute el buen consejo y como el cansancio venciacutea sobre las preocupaciones que me
teniacutean desazonada me acosteacute y en seguida me dormiacute
Desde aquel momento quedaba fijada mi permanencia en el castillo y teniacutea principio
el drama que voy a narrarles
Los dos hermanos se enamoraron de miacute cada uno seguacuten su iacutendole Kostaki me confesoacute
de improviso al diacutea siguiente que me amaba y declaroacute que seriacutea suya y no de otro y
que me matariacutea antes que cederme a quienquiera que fuese Gregoriska no me dijo
nada pero se mostroacute lleno de amor y de consideraciones conmigo Para complacerme
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puso en praacutectica todos los medios de su refinada educacioacuten todos los recuerdos de una
juventud transcurrida en la maacutes nobles Cortes de Europa iexclAy No era cosa tan difiacutecil
pues ya el primer sonido de su voz me habiacutea acariciado el alma y ya su primera mirada
me habiacutea serenado el corazoacuten Al cabo de tres meses Kostaki me habiacutea repetido cien
veces que me amaba y yo lo odiaba Gregoriska auacuten no me habiacutea dicho una palabra de
amor y yo sentiacutea que cuando eacutel lo deseara seriacutea toda suya
Kostaki habiacutea renunciado a sus incursiones Encerrado siempre en el castillo habiacutea
cedido momentaacuteneamente el mando a un lugarteniente quien de cuando en cuando
veniacutea a pedirle oacuterdenes y en seguida desapareciacutea Tambieacuten Smeranda habiacutea concebido
por miacute una amistad apasionada cuyas expresiones me causaban temor Protegiacutea ella
visiblemente a Kostaki y pareciacutea celosa de miacute maacutes auacuten de lo que eacutel lo fuera Pero como
no hablaba polaco ni franceacutes y yo no comprendiacutea el moldavo ella no teniacutea modo de
insistir ante miacute en favor de su hijo predilecto Habiacutea sin embargo aprendido a decir en
franceacutes unas palabras que me repetiacutea siempre cuando posaba sus labios en mi frente
-iexclKostaki ama a Edvige
Un diacutea recibiacute una noticia horrible que colmoacute mi desventura Los cuatro hombres
sobrevivientes del combate habiacutean sido puestos en libertad y regresado a Polonia
prometiendo que uno de ellos antes de que pasaran tres meses volveriacutea para darme
noticias de mi padre En efecto una mantildeana se presentoacute de nuevo uno de ellos Nuestro
castillo habiacutea sido tomado incendiado destruido y mi padre se habiacutea hecho matar
defendieacutendolo En adelante estaba sola en el mundo Kostaki redobloacute sus insinuaciones
y Smeranda sus ternuras pero esta vez aduje como pretexto mi duelo por la muerte de
mi padre Kostaki insistioacute diciendo que cuanto maacutes sola me encontraba tanto maacutes
necesidad teniacutea de apoyo y su madre insistioacute al par y acaso maacutes que eacutel
Gregoriska me habiacutea hablado del poder que los moldavos tienen sobre siacute mismos
cuando no quieren que otros lean en su corazoacuten Eacutel era un vivo ejemplo de ello Estaba
seguriacutesima de su amor y sin embargo si alguien me hubiera preguntado en queacute prueba
se fundaba tal certidumbre me habriacutea sido imposible decirlo nadie en el castillo habiacutea
visto nunca que su mano tocara la miacutea o que sus ojos buscaran los miacuteos Soacutelo los celos
podiacutean hacer clara a Kostaki la rivalidad del hermano como soacutelo el amor que
alimentaba yo por Gregoriska podiacutea hacerme claro su amor Sin embargo lo confieso
me inquietaba mucho aquel poder de Gregoriska sobre siacute mismo Yo teniacutea fe en eacutel pero
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no bastaba necesitaba ser convencida cuando he aquiacute que una noche de vuelta apenas
en mi caacutemara oiacute golpear levemente a una de las dos puertas que se cerraban por dentro
Por el modo de golpear adivineacute que era una llamada amiga Me acerqueacute preguntando
quieacuten estaba alliacute
-Gregoriska -contestoacute una voz cuyo acento no podiacutea engantildearme
-iquestQueacute quereacuteis de miacute -le pregunteacute toda temblorosa
-Si tienes fe en miacute -dijo Gregoriska- si me crees hombre de honor iquestme permites una
pregunta
-iquestCuaacutel
-Apaga la luz como si te hubierais acostado y de aquiacute en media hora aacutebreme esta
puerta
-Vuelve dentro de media hora -fue mi uacutenica respuesta
Apagueacute la luz y aguardeacute El corazoacuten me palpitaba con violencia pues comprendiacutea que
se trataba de un hecho importante Transcurrioacute la media hora oiacute golpear maacutes levemente
auacuten que la primera vez Durante el intervalo habiacutea descorrido los cerrojos no me
quedaba pues sino abrir la puerta Gregoriska entroacute y sin que me dijera cerreacute la puerta
tras eacutel y echeacute los cerrojos Eacutel permanecioacute un instante mudo e inmoacutevil imponieacutendome
silencio con el gesto Luego cuando estuvo seguro de que ninguacuten peligro nos
amenazaba por el momento me llevoacute al centro de la vasta caacutemara y sintiendo por mi
temblor que no habriacutea podido sostenerme de pie me buscoacute una silla Me senteacute o maacutes
bien me dejeacute caer sobre el asiento
-iexclDios miacuteo -le dije- iquestqueacute hay de nuevo o por queacute tantas precauciones
-Porque mi vida que no contariacutea para nada y acaso tambieacuten la tuya dependen de la
conversacioacuten que tendremos
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Amedrentada le aferreacute una mano Se la llevoacute eacutel a los labios miraacutendome como si
quisiera pedir excusas por tanta audacia Bajeacute yo los ojos era un taacutecito consentimiento
-Yo te amo -me dijo con aquella voz melodiosa como un canto- iquestme amas tuacute
-Siacute -le respondiacute
-iquestY consentiriacuteas en ser mi mujer
Llevoacute la mano a la frente con profunda expresioacuten de felicidad
-Siacute
-Entonces iquestno rehusaraacutes seguirme
-Te seguireacute doquiera
-Pues comprenderaacutes bien que no podemos ser felices sino huyendo de estos lugares
-iexclOh siacute Huyamos -exclameacute
-iexclSilencio -dijo eacutel estremecieacutendose- iexclSilencio
-Tienes razoacuten
Y me le acerqueacute toda tremante
-Escucha lo que he hecho -continuoacute Gregoriska- escucha por queacute he estado tanto
tiempo sin confesarte que te amaba Queriacutea yo cuando estuviera seguro de tu amor
que nadie pudiera oponerse a nuestra unioacuten Yo soy rico querida Edvige
inmensamente rico pero como lo son los sentildeores moldavos rico en tierras en ganados
en servidores Ahora bien he vendido por un milloacuten tierras rebantildeos y campesinos al
monasterio de Hango Me han dado trescientos mil francos en muchas piedras
preciosas cien mil francos en oro el resto en letras de cambio sobre Viena iquestTe bastaraacute
un milloacuten
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Le apreteacute la mano
-Me hubiera bastado tu amor Gregoriska juacutezgalo tuacute
-iexclBien Escucha mantildeana voy al monasterio de Hango para tomar mis uacuteltimas
disposiciones con el superior Eacutel me tiene listos caballos que nos esperaraacuten de las nueve
de la mantildeana en adelante ocultos a cien pasos de castillo Despueacutes de la cena subiraacute
de nuevo como hoy a tu caacutemara como hoy apagaraacutes la luz como hoy entrareacute yo en tu
aposento Pero mantildeana en vez de salir solo tuacute me seguiraacutes saldremos por la puerta que
da sobre los campos encontraremos los caballos montaremos y pasado mantildeana por
la mantildeana habremos recorrido treinta leguas
-iexclOh iexclPor queacute no seraacute ya pasado mantildeana
-iexclQuerida Edvige
Gregoriska me apretoacute sobre el corazoacuten y nuestros labios se encontraron iexclOh Lo habiacutea
dicho eacutel yo habiacutea abierto la puerta de mi caacutemara a un hombre de honor pero
comprendioacute bien que si no le perteneciacutea en cuerpo le perteneciacutea en alma Transcurrioacute
la noche sin que pudiera cerrar los ojos Me veiacutea huir con Gregoriska me sentiacutea
transportada por eacutel como ya lo habiacutea sido por Kostaki soacutelo que aquella carrera terrible
espantable fuacutenebre se trocaba ahora en un apuro suave y delicioso al que la velocidad
del movimiento agregaba deleite pues tambieacuten el movimiento veloz tiene un deleite
propio Nacioacute el diacutea Bajeacute Me parecioacute que el ademaacuten con que me saludoacute Kostaki era
auacuten maacutes teacutetrico que de costumbre Su sonrisa era iroacutenica y amenazadora Smeranda no
me parecioacute cambiada Durante la colacioacuten Gregoriska ordenoacute sus caballos Pareciacutea que
Kostaki no pusiera ni la miacutenima atencioacuten en aquella orden Hacia las once Gregoriska
nos saludoacute anunciando que estariacutea de regreso recieacuten a la noche y rogando a su madre
que no lo esperase a cenar despueacutes se volvioacute hacia miacute y me rogoacute quisiera admitir sus
excusas
Salioacute La mirada de su hermano lo siguioacute hasta cuando dejoacute la caacutemara y en ese
momento le brotoacute de los ojos un tal relaacutempago de odio que me estremeciacute Pueden
imaginarse con queacute inquietud paseacute aquel diacutea A nadie habiacutea confiado nuestros
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designios a duras penas le hableacute a Dios de ello en mis plegarias y me pareciacutea que
todos los conocieran que cada mirada puesta en miacute pudiera penetrar y leer en lo iacutentimo
de mi corazoacuten La cena fue un suplicio hosco y taciturno Kostaki por costumbre
hablaba raramente esta vez no dijo maacutes que dos o tres palabras en moldavo a su madre
y siempre con tal acento que haciacutea estremecer Cuando me levanteacute para subir a mi
aposento Smeranda como de ordinario me abrazoacute y al abrazarme repitioacute aquella frase
que desde ya ocho diacuteas no le saliera de la boca iexclKostaki ama a Edvige
Esta frase me siguioacute como una amenaza hasta mi caacutemara y aun alliacute me pareciacutea que una
voz fatal me susurrase al oiacutedo iexclKostaki ama a Edvige Ahora el amor de Kostaki me
lo habiacutea dicho Gregoriska equivaliacutea a la muerte Hacia las siete de la noche vi a Kostaki
atravesar el patio Se volvioacute para verme pero me aparteacute para que no pudiera
descubrirme Estaba inquieta pues por cuanto podiacutea yo ver desde mi ventana me
pareciacutea que eacutel iba directamente hacia la caballeriza Me arriesgueacute a correr los cerrojos
de una de las puertas internas de mi caacutemara y pasar a la caacutemara vecina desde donde
podiacutea ver todo lo que eacutel estaba por hacer Se dirigiacutea en efecto hacia la caballeriza y
cuando hubo llegado a ella sacoacute eacutel mismo su caballo favorito ensillaacutendolo de su propia
mano con el cuidado de un hombre que da la mayor importancia a cada detalle Vestiacutea
el mismo traje que cuando se me apareciera la vez primera pero no llevaba otra arma
que el sable Cuando hubo ensillado el caballo miroacute otra vez hacia la ventana de mi
caacutemara No habieacutendome visto saltoacute sobre la silla se hizo abrir la misma puerta por la
que saliera y debiacutea volver su hermano y se alejoacute a todo galope en direccioacuten del
monasterio de Hango Se me apretoacute entonces terriblemente el corazoacuten un fatal
presentimiento me deciacutea que Kostaki iba al encuentro de su hermano Estuve en la
ventana hasta cuando pude distinguir el camino que a un cuarto de legua de distancia
del castillo haciacutea un recodo a la izquierda y se perdiacutea en el comienzo de un bosque
Pero la noche se tornaba cada vez maacutes cerrada y pronto no pude distinguir maacutes el
camino
Me quedeacute todaviacutea
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Finalmente la inquietud que me atormentaba renovoacute precisamente por exceso mis
fuerzas y pues las primeras noticias de uno o de otro hermano debiacutean llegarme en la
sala inferior bajeacute
Mireacute ante todo Smeranda En la tranquilidad de su rostro advertiacute que no teniacutea ninguna
aprensioacuten daba oacuterdenes para la acostumbrada cena y los cubiertos de los hermanos
estaban en los lugares habituales No me atreviacute a interrogar a nadie Por otra parte iquesta
quieacuten hubiera podido dirigirme En el castillo ninguno excepto Kostaki y Gregoriska
hablaban las dos lenguas que yo sabiacutea Me sobresaltaba al miacutenimo rumor Por
costumbre nos poniacuteamos a la mesa a las nueve
Habiacutea bajado a la sala a las ocho y media y seguiacutea con la mirada la aguja de los
minutos cuyo avance era casi visible sobre el amplio cuadrante del reloj La viajera
aguja transitoacute la distancia que nos separaba del cuarto de hora
El cuarto golpeoacute y las vibraciones resonaron profundas y tristes en seguida la aguja
continuoacute su girar silencioso y la vi recorrer de nuevo la distancia con la regularidad y
la lentitud de la punta de un compaacutes Algunos minutos antes de dar las nueve me
parecioacute oiacuter el pataleo de un caballo en el patio Lo oyoacute tambieacuten Smeranda y volvioacute el
rostro hacia la ventana pero la noche era demasiado oscura para poder distinguir objeto
alguno iexclOh Si me hubiera mirado en aquel momento cuaacuten presto habriacutea adivinado lo
que pasaba en mi corazoacuten
Se habiacutea oiacutedo el patalear de un solo caballo y era cosa muy natural pues estaba yo
bien segura de que habriacutea regresado un solo caballero iquestPero cuaacutel Resonaron algunos
pasos en la antecaacutemara pasos lentos como los de un hombre que camina hesitando
cada uno de ellos me pareciacutea transitarme el corazoacuten La puerta se abrioacute y en la
oscuridad vi delinearse una sombra
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La sombra se detuvo un instante en la puerta el corazoacuten se me quedoacute en suspenso La
sombra avanzoacute y a medida que entraba en el ciacuterculo de la luz recobraba yo el aliento
Reconociacute a Gregoriska Algunos momentos maacutes y el corazoacuten se me quebraba
Reconociacute a Gregoriska pero estaba paacutelido como un cadaacutever Con soacutelo verle se podiacutea
adivinar que habiacutea acontecido algo terrible
-iquestEres tuacute Kostaki -preguntoacute Smeranda
-No madre miacutea -contestoacute Gregoriska con sorda voz
-iexclAh al fin -dijo ella- iquesty desde cuaacutendo acaacute toca a tu madre esperarte
-Madre miacutea -dijo Gregoriska mirando la peacutendola- apenas son las nueve
Y efectivamente en ese mismo momento sonaron las nueve
-Es verdad -dijo Smeranda- iquestDoacutende estaacute tu hermano
A pesar miacuteo se presentoacute en mi mente el pensamiento de que Dios habiacutea hecho la misma
pregunta a Caiacuten Gregoriska no contestoacute
-iquestNadie ha visto hasta ahora a Kostaki -preguntoacute Smeranda
El vatar o sea el mayordomo fue a informarse
-Hacia las siete -dijo eacutel de regreso- el conde ha estado en las caballerizas ha ensillado
con propia mano su caballo y ha partido por el camino de Hango
En ese instante mis ojos se encontraron con los de Gregoriska No seacute si fue realidad o
alucinacioacuten pero me parecioacute notar una gota de sangre en medio de su frente Me lleveacute
lentamente el dedo a la frente indicando el punto donde creiacutea yo ver aquella mancha
Gregoriska me comprendioacute sacoacute el pantildeuelo y se secoacute
-Siacute siacute -murmuroacute Smeranda- habraacute encontrado alguacuten lobo u oso y se habraacute entretenido
en perseguirlo He aquiacute por queacute un hijo hace esperar a su madre iquestDoacutende le has dejado
Gregoriska
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-Madre miacutea -respondioacute eacuteste con voz conmovida pero firme- mi hermano y yo no hemos
salido juntos
-Bien -dijo Smeranda- Vamos a la mesa cada uno poacutengase en su lugar y luego
cieacuterrense las puertas quien esteacute afuera dormiraacute afuera
Las dos primeras partes de estas oacuterdenes fueron estrictamente ejecutadas Smeranda
se puso en su lugar Gregoriska se sentoacute a su diestra yo a su siniestra Despueacutes los
servidores salieron para cumplir la tercera parte de las oacuterdenes es decir para cerrar las
puertas del castillo En ese momento mismo se escuchoacute un gran estreacutepito en el patio y
un servidor entroacute espantado diciendo
-Princesa ha entrado en este instante al patio el caballo del conde Kostaki solo y por
entero cubierto de sangre
-iexclOh -murmuroacute Smeranda levantaacutendose paacutelida y amenazadora- de tal modo volvioacute una
noche al castillo el caballo de su padre
Dirigioacute una mirada a Gregoriska no estaba paacutelido ya estaba liacutevido El caballo del
conde Koproli en efecto habiacutea regresado una noche al castillo todo manchado de
sangre y una hora despueacutes los servidores encontraron y trajeron el cuerpo del amo
cubierto de heridas Smeranda tomoacute una antorcha de manos de un criado se acercoacute a
la puerta y abrieacutendola bajoacute al patio El caballo espantado era retenido trabajosamente
por tres o cuatro servidores que haciacutean toda clase de esfuerzos para tranquilizarlo
Smeranda se aproximoacute al animal examinoacute la sangre que cubriacutea la silla y vio una herida
en su testuz
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-Kostaki fue muerto de frente -dijo ella- en duelo y por un solo enemigo Busquen su
cuerpo hijos miacuteos maacutes tarde buscaremos al homicida
Asiacute como el caballo habiacutea entrado por la puerta de Hango todos los servidores se
precipitaron afuera por ella y se vieron sus antorchas perderse en la campintildea y entrar
en lo profundo del bosque como en una hermosa noche de estiacuteo se ven centellear las
lucieacuternagas en la llanura de Niza o de Pisa
Smeranda como si hubiera estado segura de que la buacutesqueda no durariacutea mucho
aguardoacute enhiesta en la puerta Ni una laacutegrima humedeciacutea las mejillas de aquella madre
desolada sin embargo se veiacutea que la desesperacioacuten rugiacutea tempestuosa en lo profundo
de su corazoacuten Gregoriska estaba detraacutes de ella y yo cerca de Gregoriska Al
abandonar la sala parecioacute querer ofrecerme su brazo pero no se habiacutea atrevido a
hacerlo De ahiacute en cerca de un cuarto de hora se vio aparecer en el recodo del camino
una antorcha luego una segunda una tercera y finalmente se distinguieron todas Soacutelo
que ahora en vez de dispersarse estaban agrupadas en torno a un centro comuacuten Ese
centro era como bien pronto se pudo advertir unas parihuelas1 con un hombre tendido
sobre ellas El fuacutenebre cortejo avanzaba lentamente pero al cabo de diez minutos
quienes lo llevaban se descubrieron instintivamente la cabeza y taciturnos entraron en
el patio donde fue depositado el cuerpo Entonces con un majestuoso gesto Smeranda
ordenoacute que se le abriera paso y acercaacutendose al cadaacutever puso una rodilla en tierra ante
eacutel apartoacute los cabellos que le formaban un velo sobre el rostro y estuvo contemplaacutendolo
largamente sin derramar una laacutegrima Le abrioacute luego la vestimenta moldava y apartoacute
camisa ensangrentada La herida se hallaba en la parte diestra del pecho Debiacutea haber
sido hecha con una hoja recta y de dos filos Recordeacute haber visto esa mantildeana misma al
costado de Gregoriska el largo cuchillo de caza que serviacutea de bayoneta a su carabina
Busqueacute con los ojos el arma no estaba ya alliacute Smeranda se hizo llevar agua mojoacute en
ella su pantildeuelo y lavoacute la llaga Una sangre pura y tibia todaviacutea enrojecioacute los labios de
la herida El espectaacuteculo que teniacutea bajo los ojos era a un tiempo atroz y sublime
Aquella vasta caacutemara ahumada por las antorchas de resina aquellos rostros baacuterbaros
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aquellos ojos centelleantes de ferocidad aquellos ropajes singulares aquella madre
que a la vista de la sangre aun caacutelida calculaba cuaacutento tiempo haciacutea que la muerte
arrebatara a su hijo aquel profundo silencio interrumpido soacutelo por los sollozos de los
bandidos cuyo jefe era Kostaki todo eso repito teniacutea en siacute algo de atroz y de sublime
Smeranda acercoacute sus labios a la frente de su hijo y se levantoacute en seguida echaacutendose
a las espaldas las largas trenzas de blancos cabellos que se le habiacutean desunido
-iexclGregoriska ndashdijo
Gregoriska se estremecioacute sacudioacute la cabeza y saliendo de su atoniacutea
-Madre miacutea -respondioacute
-Ven aquiacute hijo miacuteo y escuacutechame
Gregoriska obedecioacute temblando pero obedecioacute
A medida que se aproximaba al cuerpo de Kostaki la sangre brotaba de la herida maacutes
abundante y maacutes roja Afortunadamente Smeranda no miraba maacutes hacia aquel lado
pues a la vista de aquella sangre no habriacutea tenido ya necesidad de buscar el asesino
-Gregoriska -dijo ella- bien seacute que Kostaki y tuacute no se miraban con buenos ojos bien seacute
que tuacute eres un Waivady por parte de tu padre y eacutel un Koproli por parte del suyo pero
por parte de madre son ambos de la sangre de los Brankovan Seacute que tuacute eres un hombre
de ciudad occidental y eacutel un hijo de las montantildeas orientales pero por el seno que los
llevoacute a ambos son hermanos iexclPues bien Gregoriska quiero saber si mi hijo seraacute
llevado a yacer junto a la tumba de su padre sin que haya sido pronunciado el
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juramento si yo en fin podreacute llorar tranquila como mujer descansando en ti vale decir
en un hombre para el castigo
-Dime sentildeora el nombre del homicida y ordena te juro que dentro de una hora si tuacute
lo exiges habraacute dejado de vivir
-iquestJuras so pena de mi maldicioacuten lo has entendido hijo miacuteo iquestJuras que el asesino
moriraacute que no dejaraacutes piedra sobre piedra de su casa que su madre sus hijos sus
hermanos su mujer o su prometida pereceraacuten por tu mano Juacuteralo y al jurarlo invoca
sobre ti la coacutelera celeste si faltas a la sacra promesa Si faltas a esta sacra promesa
padeceraacutes la miseria la execracioacuten de los amigos la maldicioacuten de tu madre
Gregoriska extendioacute la mano sobre el cadaacutever y
-iexclJuro que el asesino moriraacute -dijo
A aquel singular juramento cuyo verdadero sentido yo sola y el muerto quizaacute podiacuteamos
comprender vi o creiacute ver cumplirse un horrendo prodigio Los ojos del cadaacutever se
abrieron se fijaron sobre miacute maacutes vivos cual nunca los viera y como si aquella mirada
hubiera sido palpable sentiacute penetrarme hasta el corazoacuten un hierro candente No resistiacute
tanto dolor y me desvaneciacute
Cuando recobreacute los sentidos me encontreacute acostada sobre el lecho de mi caacutemara una de
las dos mujeres velaba cerca de miacute Pregunteacute doacutende estaba Smeranda me fue
contestado que velaba junto al cuerpo de su hijo Pregunteacute doacutende estaba Gregoriska se
me dijo que en el monasterio de Hango
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Ahora no era preciso huir iquestno habiacutea muerto Kostaki No se debiacutea ya hablar de boda
iquestpodiacutea yo casarme con el fratricida Transcurrieron asiacute tres diacuteas y tres noches en medio
de extrantildeos suentildeos En la vigilia y en el suentildeo veiacutea siempre aquellos dos ojos vivos en
ese rostro de muerto era una visioacuten horrenda Kostaki debiacutea ser sepultado al tercer diacutea
Por la mantildeana me fue traiacutedo de parte de Smeranda un vestido completo de viuda Me
lo puse y bajeacute La casa pareciacutea vaciacutea todos estaban en la capilla Me encamineacute hacia
ella y al tiempo que trasponiacutea su umbral vino a mi encuentro Smeranda a quien no
habiacutea visto desde hacia tres diacuteas
Se hubiera dicho que era la imagen del Dolor Con lento movimiento como el de una
estatua posoacute sobre mi frente sus helados labios y con voz que pareciacutea salir ya de la
tumba pronuncioacute las habituales palabras iexclKostaki te ama No se pueden imaginar
el efecto que produjeron en miacute aquellas palabras Esa protesta de amor expresada en
presente en vez de en pasado que deciacutea te ama y no ya te amaba ese amor de
ultratumba que veniacutea a buscarme en la vida hizo sobre mi corazoacuten una impresioacuten
terrible Al mismo tiempo se apoderaba de miacute un extrantildeo sentimiento tal como si fuera
verdaderamente la mujer de aquel que habiacutea muerto no la prometida del vivo Aquel
atauacuted me atraiacutea a mi pesar dolorosamente como la sierpe atrae al pajarillo por ella
fascinado
Busqueacute con los ojos a Gregoriska lo vi paacutelido y enhiesto contra una columna miraba
hacia lo alto No seacute decir si me vio Los monjes del convento de Hango rodeaban el
cuerpo cantando salmos del rito griego a veces armoniosos con frecuencia monoacutetonos
Tambieacuten yo hubiera querido orar pero la plegaria expiraba en mis labios mi mente
estaba tan confusa que me pareciacutea antes bien presenciar un consistorio de demonios
que una reunioacuten de monjes Cuando fue sacado el cuerpo de alliacute quise seguirlo pero
desfallecieron mis fuerzas Sentiacute doblaacuterseme las piernas y me apoyeacute en la puerta
Entonces Smeranda se me acercoacute e hizo una sentildea a Gregoriska Este se aproximoacute
Smeranda me habloacute en moldavo
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-Mi madre me ordena repetirte palabra por palabra lo que va a decir -me expresoacute
Gregoriska
Smeranda habloacute de nuevo cuando hubo terminado
-He aquiacute las palabras de mi madre -dijo eacutel- Lloras a mi hijo Edvige tu lo amabas
iquestverdad Te agradezco las laacutegrimas y tu amor de ahora en adelante tienes una patria
una madre una familia Derramemos las muchas laacutegrimas debidas a los muertos luego
seamos de nuevo dignas ambas de aquel que ya no es iexclyo su madre tuacute su mujer
Adioacutes vuelve a tu caacutemara yo acompantildeareacute a mi hijo hasta su uacuteltima morada cuando
regrese me encerrareacute en mi estancia con mi dolor y me volveraacutes a ver soacutelo cuando lo
haya vencido estate tranquila matareacute este dolor porque no quiero que me mate a miacute
A estas palabras de Smeranda traducidas por Gregoriska no pude responder sino con
un gemido Subiacute a mi caacutemara el fuacutenebre cortejo se alejoacute y lo vi desaparecer en el
aacutengulo del camino El convento de Hango estaba a soacutelo media legua de distancia del
castillo en liacutenea recta pero los obstaacuteculos del suelo haciacutean dar muchas vueltas al
camino de modo que se empleaban dos horas en recorrer aquel espacio Era el mes de
noviembre Las jornadas se habiacutean tornado friacuteas y breves y a las cinco ya era noche
oscura Hacia las siete vi reaparecer las antorchas el cortejo fuacutenebre habiacutea regresado
El cadaacutever reposaba en la tumba de sus padres todo estaba concluido
Les dije ya en queacute singular pesadilla viviacutea presa luego del fatal suceso que nos
sumergiera a todos en el duelo y sobre todo despueacutes que viera reabrirse y fijarse sobre
miacute los ojos cerrados del muerto La noche que siguioacute oprimida por las emociones
experimentadas durante el diacutea estaba auacuten maacutes triste Escuchaba sonar todas las horas
del reloj del castillo y a medida que el tiempo fugitivo me acercaba al momento en
que habiacutea muerto Kostaki me sentiacutea cada vez maacutes desconsolada Sonaron las nueve
menos cuarto Entonces se apoderoacute de miacute una extrantildea sensacioacuten Me corriacutea por todo el
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cuerpo un terror un estremecimiento que me helaba luego una especie de suentildeo
invencible entorpeciacutea mis sentidos me oprimiacutea el pecho y me velaba los ojos Tendiacute
el brazo y fui a caer de espaldas sobre el lecho Sin embargo no habiacutea perdido
totalmente los sentidos como para que no pudiera oiacuter como unos pasos acercaacutendose a
mi puerta despueacutes me parecioacute abrirse la puerta en seguida no vi ni escucheacute maacutes nada
Soacutelo sentiacute un vivo dolor en el cuello Luego de lo cual caiacute en profundo letargo
Me desperteacute a medianoche mi laacutempara ardiacutea auacuten intenteacute levantarme pero estaba tan
deacutebil que hube de repetir la tentativa dos veces Finalmente logreacute superar mi debilidad
y como despierta sentiacutea en el cuello el mismo dolor que experimentara en el suentildeo me
arrastreacute apoyaacutendome en el muro hasta el espejo y mireacute Algo que semejaba la
punzadura de un alfiler marcaba la arteria de mi cuello Creiacute que alguacuten insecto me
hubiera picado durante el suentildeo y como me sentiacutea abatida por la extenuacioacuten me
acosteacute de nuevo y me dormiacute A la mantildeana me desperteacute como de costumbre pero
entonces sentiacute una tal debilidad como la experimentara soacutelo una vez en mi vida a la
mantildeana siguiente de un diacutea en que fuera sangrada Me mireacute en el espejo y me sorprendiacute
de mi extraordinaria palidez La jornada transcurrioacute triste y oscura experimentaba yo
una cosa singular cuando me encontraba en un lugar sentiacutea necesidad de quedarme
alliacute cualquier cambio de posicioacuten me fatigaba
Llegada la noche me trajeron la laacutempara mis mujeres seguacuten podiacutea yo comprender por
sus gestos se ofrecieron a quedarse conmigo Se lo agradeciacute y salieron A la misma
hora que la noche precedente experimenteacute los mismos siacutentomas Quise levantarme
entonces y pedir ayuda pero no pude llegar a la salida Oiacute vagamente dar las nueve
menos cuarto los pasos resonaron se abrioacute la puerta pero yo no veiacutea ni escuchaba
nada y como la noche anterior caiacute de espaldas sobre el lecho Como el diacutea anterior
experimenteacute un dolor en el mismo sitio Como el diacutea anterior me desperteacute a
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medianoche pero maacutes paacutelida y maacutes deacutebil auacuten Al diacutea siguiente se renovoacute la horrible
pesadilla
Estaba decidida a bajar a la estancia de Smeranda por muy deacutebil que me sintiera
cuando entroacute en la caacutemara una de mis mujeres y pronuncioacute el nombre de Gregoriska
El joven la seguiacutea Intenteacute levantarme para recibirle pero volviacute a caer en mi silloacuten Eacutel
dio un grito al verme y quiso lanzarse hacia miacute pero tuve la fuerza de tender el brazo
hacia eacutel
-iquestQueacute vienes a hacer aquiacute -le pregunteacute
-iexclAy -dijo eacutel- iexclveniacutea a decirte adioacutes A decirte que abandono este mundo que me es
insoportable sin tu amor y tu presencia a anunciarte que me retiro al monasterio de
Hango
-Gregoriska -le respondiacute- estaacutes privado de mi presencias pero no de mi amor iexclAy Te
amo siempre y mi mayor pena es que este amor sea en adelante casi un delito
-Entonces iquestpuedo esperar que rogaraacutes por miacute Edvige
-Siacute pero no lo podreacute hacer por largo tiempo -repliqueacute yo con una sonrisa
-iquestPor queacute no Pero en verdad te veo muy abatida Dime iquestqueacute tienes iquestPor queacute tan
paacutelida
-Porque Dios tiene ciertamente piedad de miacute y a eacutel me llama
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Gregoriska se me acercoacute me tomoacute una mano que no tuve fuerza de sustraerle
miraacutendome fijo al rostro
-Esa palidez no es natural Edvige -me dijo- iquestcuaacutel es la causa
-Si te la dijera Gregoriska creeriacuteas que estoy loca
-No no habla Edvige te lo suplico estamos en un paiacutes que no se parece a ninguacuten otro
paiacutes en una familia que no se asemeja a ninguna otra familia Dime diacutemelo todo te lo
encarezco
Se lo narreacute todo la extrantildea alucinacioacuten que me poseiacutea a la hora en que Kostaki debioacute
morir ese terror ese letargo ese friacuteo glacial esa postracioacuten que me haciacutea caer de
espaldas sobre el lecho ese ruido de pasos que me pareciacutea oiacuter esa puerta que creiacutea ver
abrirse y finalmente ese agudo dolor en el cuello seguido de una palidez y de una
debilidad siempre crecientes Creiacutea yo que mi relato pareceriacutea a Gregoriska un
comienzo de locura y lo terminaba con una cierta timidez cuando por el contrario
advertiacute que me prestaba gran atencioacuten
Cuando hube terminado de hablar Gregoriska reflexionoacute un instante
-iquestDe manera -preguntoacute eacutel- que te duermes cada noche a las nueve menos cuarto
-Siacute por muchos que sean los esfuerzos que haga para resistir al suentildeo
-iquestY a esa misma hora crees ver abrirse la puerta
-Siacute aunque eche el cerrojo
-iquestY luego experimentas un agudo dolor en el cuello
-Siacute aunque sea apenas visible la sentildeal de la herida
-iquestMe permites ver
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Dobleacute la cabeza hacia atraacutes Examinoacute eacutel la cicatriz
-Edvige -dijo Gregoriska despueacutes de un momento de reflexioacuten- iquesttienes confianza en
miacute
-iquestMe lo preguntas -contesteacute
-iquestCrees en mi palabra
-Como creo en el Evangelio
-iexclBien Edvige por mi fe te juro que no tienes ocho diacuteas de vida si no aceptas hacer
hoy mismo lo que voy a decirte
-iquestY si consiento
-Si consientes quizaacutes te salves
-iquestQuizaacutes -eacutel se calloacute- Suceda lo que fuere Gregoriska -continueacute diciendo yo- hareacute
cuanto me ordenes hacer
-Escucha entonces -dijo eacutel- y ante todo no te espantes En tu paiacutes como en Hungriacutea y
en nuestra Rumaniacutea existe una tradicioacuten
Tembleacute porque esa tradicioacuten ya habiacutea vuelto a mi memoria
-iexclAh iquestSabes lo que quiero decir
-Siacute -contesteacute- en Polonia vi algunas personas padecer el horrendo hecho
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-Quieres hablar del vampiro iquestno es verdad
-Siacute nintildea auacuten me sucedioacute ver desenterrar en el cementerio de una aldea perteneciente
a mi padre cuarenta personas muertas en quince diacuteas sin que se hubiera podido en
ninguna ocasioacuten acertar con la causa de su muerte Diecisiete de esos cadaacuteveres
expusieron todos los signos de vampirismo es decir fueron encontrados frescos como
si hubieran estado vivos los otros eran sus viacutectimas
-iquestY queacute se hizo para liberar de eso a la regioacuten
-Se les clavoacute un palo en el corazoacuten y luego los quemaron
-Siacute asiacute se acostumbra hacer pero para nosotros eso no basta Para librarte de tu
fantasma antes quiero conocerlo y iexclpor Dios lo conocereacute Siacute y si es preciso luchareacute
cuerpo a cuerpo con eacutel quienquiera fuere
-iexclOh Gregoriska -exclameacute espantada
Dijo
-Quienquiera que fuere lo repito Mas para llevar a buen fin esta terrible aventura es
necesario que hagas todo lo que te exigireacute
-Di
-Estate preparada a las siete Desciende a la capilla pero desciende sola es necesario
que venzas a toda costa tu debilidad Edvige Alliacute recibiremos la bendicioacuten nupcial
Consieacutentemelo amada miacutea para velar por ti Luego subiremos de nuevo a esta caacutemara
y entonces veremos
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-iexclOh Gregoriska -exclameacute- iexclsi es eacutel te mataraacute
-No temas amada Edvige Consiente solamente
-Sabes bien que hareacute todo lo que quieras Gregoriska
-Entonces hasta luego a la noche
-Siacute haz lo que creas maacutes oportuno y te secundareacute yo cuanto mejor pueda adioacutes
Se fue Un cuarto de hora despueacutes vi a un caballero precipitarse a toda carrera por el
camino del monasterio era eacutel
Apenas le hube perdido de vista caiacute de rodillas y oreacute oreacute como ya no se reza en
nuestras tierras sin fe y aguardeacute a las siete ofreciendo a Dios y a los santos el
holocausto de mis pensamientos no me levanteacute sino al sonar las siete Estaba deacutebil
como una moribunda paacutelida como una muerta Me echeacute sobre la cabeza un gran velo
negro descendiacute la escalera apoyaacutendome en el muro y me dirigiacute a la capilla sin
encontrar a nadie
Gregoriska me esperaba con el padre Basilio prior del monasterio de Hango Centildeiacutea
una espada santa reliquia de un antiguo cruzado que asistiera a la toma de
Constantinopla con Ville-Hardouin y Baldouin de Flandes
-Edvige -dijo eacutel golpeando con la mano su espada- con la ayuda de Dios eacutesta romperaacute
el encantamiento que amenaza tu vida Aceacutercate pues resueltamente este santo
hombre que ya ha recibido mi confesioacuten recibiraacute nuestros juramentos
Comenzoacute la ceremonia quizaacute nunca otra fue maacutes sencilla y a un tiempo maacutes solemne
Nadie asistiacutea al monje eacutel mismo nos puso sobre la cabeza las coronas nupciales
Vestidos ambos de luto giramos en torno al altar con un cirio en la mano luego el
monje tras pronunciar las sacras palabras agregoacute
Vaacuteyanse ahora hijos miacuteos y el Sentildeor les deacute fuerza y valor para luchar contra el
enemigo del humano geacutenero Armados de la inocencia de ustedes y defendidos por Su
justicia venceraacuten al demonio Vayan y benditos sean
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Besamos los libros santos y salimos de la capilla Entonces por vez primera me apoyeacute
en el brazo de Gregoriska y me parecioacute que al contacto de aquel fuerte brazo de aquel
noble corazoacuten volviacutea a mis venas la vida Estaba segura del triunfo porque Gregoriska
estaba conmigo subimos a mi caacutemara Sonaban las ocho y media
-Edvige -me dijo entonces Gregoriska- no tenemos tiempo que perder iquestQuieres
dormir como de costumbre para que todo suceda durante tu suentildeo o bien permanecer
desvelada y verlo todo
-Junto a ti nada temo quiero permanecer despierta y verlo todo
Gregoriska extrajo de su pecho un boj2 bendito huacutemedo auacuten de agua santa y me lo
dio
-Toma entonces esta ramita -me dijo- acueacutestate en tu lecho recita las preces de la
Virgen y aguarda sin temor Dios estaacute con nosotros Cuida ante todo de no dejar caer
la ramita con ella podraacutes ordenar aun en el infierno No me llames no des ninguacuten
grito reza confiacutea y aguarda
Me acosteacute en el lecho Cruceacute las manos sobre el seno y puse sobre eacutel la ramita
bendecida Gregoriska se ocultoacute tras del trono de que ya hableacute Contaba yo los minutos
y de seguro mi esposo haciacutea lo mismo Sonaron los tres cuartos Vibraba auacuten el tantildeir
del martillo cuando me sentiacute presa del mismo entorpecimiento del mismo terror y del
mismo friacuteo glacial de los diacuteas precedentes acerqueacute a mis labios la rama bendita y
aquella primera sensacioacuten se desvanecioacute Oiacute entonces muy claro el ruido de aquel
conocido paso lento y medido que subiacutea los peldantildeos de la escalera y se aproximaba a
la puerta Luego la puerta se abrioacute despaciosamente sin ruido como empujada por
sobrenatural fuerza y entonces -La voz se apagoacute a medias casi sofocada en la
garganta de la narradora- Y entonces -continuoacute haciendo un esfuerzo- vi a Kostaki
paacutelido como se me apareciera en las parihuelas2 los largos cabellos negros cayeacutendole
sobre las espaldas goteaban sangre vestiacutea como de costumbre pero teniacutea descubierto
el pecho y dejaba ver su sangrante herida Todo estaba muerto todo era cadaacutever
carne ropas porte solamente los ojos aquellos terribles ojos estaban vivos
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Ante aquella aparicioacuten iexclextrantildeo es decirlo en vez de sentir duplicaacuterseme el espanto
sentiacute crecerme el valor Dios me lo enviaba de seguro para decidir mi situacioacuten y
defenderme del infierno Al primer paso que el espectro dio hacia mi lecho le claveacute
intreacutepidamente los ojos en el rostro y le presenteacute la rama bendita El espectro intentoacute
avanzar pero un poder maacutes fuerte que eacutel lo retuvo en el sitio Se detuvo
-iexclOh -murmuroacute- ella no duerme lo sabe todo
Pronuncioacute eacutel estas palabras en lengua moldava y sin embargo las comprendiacute yo como
si hubieran sido pronunciadas en lengua por miacute sabida
Estaacutebamos asiacute uno frente al otro el fantasma y yo sin que pudiera apartar mis miradas
de las suyas cuando con el rabillo del ojo vi a Gregoriska salir detraacutes del baldaquino
semejante al aacutengel exterminador y con la espada en el puntildeo Se hizo la sentildeal de la cruz
con la mano siniestra y avanzoacute lentamente con la espada tendida vuelta hacia el
fantasma eacuteste al ver al hermano desenvainoacute tambieacuten el sable soltando una horrible
carcajada pero apenas su sable tocoacute el hierro bendito el brazo le cayoacute inerte junto al
cuerpo Kostaki exhaloacute un suspiro de rabia y desesperacioacuten
-iquestQueacute quieres de miacute -preguntoacute al hermano
-En nombre del Dios verdadero y viviente -dijo Gregoriska- te conjuro a que respondas
-Habla -dijo el espectro rechinando los dientes
-iquestTe he tendido yo una emboscada
-No
-iquestTe he asaltado yo
-No
-Te he herido yo
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-No
-Te arrojaste tuacute mismo sobre mi espada y tuacute mismo corriste al encuentro de la muerte
Luego ante Dios y los hombres no soy culpable yo del delito de fratricidio luego no
has recibido una misioacuten divina sino infernal luego has salido de tu tumba no como una
sombra santa sino como un espectro maldito y volveraacutes a tu tumba
-iexclCon ella siacute -exclamoacute Kostaki haciendo un supremo esfuerzo para apoderarse de miacute
-iexclVolveraacutes allaacute solo -exclamoacute a su vez Gregoriska- Esta mujer me pertenece
Y al pronunciar tales palabras tocoacute con la punta del hierro bendito la llaga viva Kostaki
exhaloacute un grito como si le hubiera tocado una espada de fuego y llevaacutendose una mano
al pecho dio un paso atraacutes Al mismo tiempo Gregoriska con un movimiento que
pareciacutea coordinado con el del hermano dio un paso adelante entonces con los ojos
fijos en los ojos del muerto con la espada contra el pecho de su hermano comenzoacute una
marcha lenta terrible solemne Era algo semejante al pasaje de don Juan y el
comendador el espectro retrocediacutea bajo la presioacuten de la sacra espada bajo la voluntad
irresistible del campeoacuten de Dios que lo seguiacutea paso a paso sin pronunciar una palabra
ambos anhelantes ambos liacutevidos del rostro el vivo arrojando al muerto y obligaacutendolo
a abandonar el castillo su anterior morada para volver a la tumba su morada futura
Lo aseguro a fe miacutea iexclera cosa horrenda de verse Y sin embargo yo misma movida
por una fuerza superior invisible desconocida sin saber lo que haciacutea me levanteacute y los
seguiacute Bajamos la escalera iluminados soacutelo por las ardientes pupilas de Kostaki
Atravesamos la galeriacutea y el patio y luego traspusimos la puerta siempre con el mismo
paso medido el espectro retrocediendo Gregoriska con el brazo tendido yo detraacutes de
ellos
Esta marcha fantaacutestica duroacute una hora pues era necesario volver el cadaacutever a su tumba
pero en vez de seguir el camino acostumbrado Kostaki y Gregoriska atravesaron el
terreno en liacutenea recta cuidaacutendose poco de los obstaacuteculos que para ellos ya no existiacutean
ante ellos el suelo se allanaba los torrentes se secaban los aacuterboles se apartaban las
rocas se abriacutean El mismo milagro se operaba para miacute soacutelo que el cielo me pareciacutea todo
cubierto de un negro velo las lunas y las estrellas habiacutean desaparecido y en medio de
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las tinieblas soacutelo veiacutea resplandecer los ojos llameantes del vampiro Llegamos de tal
modo a Hango y pasamos a traveacutes del seto vivo de madrontildeos que serviacutea de cerco al
cementerio Apenas entrada distinguiacute entre las sombras la tumba de Kostaki junto a
la de su padre no sabiacutea que estuviera alliacute y sin embargo la reconociacute Nada me era
desconocido en aquella noche
Gregoriska se detuvo al borde de la fosa abierta
-Kostaki -dijo eacutel- aun no estaacute todo terminado para ti y una voz del cielo me avisa que
puede concebirse el perdoacuten si te arrepientes iquestprometes retornar a la tumba iquestno salir
de ella maacutes iquestconsagrar a Dios el culto que consagraste al infierno
-iexclNo -respondioacute Kostaki
-iquestTe arrepientes -preguntoacute Gregoriska
-iexclNo
-Por uacuteltima vez iquestte arrepientes
-iexclNo
-iexclBien Invoca la ayuda de Satanaacutes como invoco yo la de Dios y veremos quieacuten saldraacute
esta vez auacuten victorioso
Resonaron simultaacuteneamente dos gritos los hierros se cruzaron despidiendo centellas
y la lucha duroacute un minuto que me parecioacute un siglo Kostaki cayoacute vi alzarse la terrible
espada de su hermano introduciacutersela en el cuerpo y clavar ese cuerpo sobre la tierra
recieacuten removida Un uacuteltimo grito que nada teniacutea de humano se alzoacute por el aire Acudiacute
Gregoriska estaba en pie pero vacilante Le di apoyo con mis brazos
-iquestEstaacutes herido -le pregunteacute ansiosamente
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-No -me respondioacute- pero en tal duelo querida Edvige la lucha no la herida mata He
luchado con la muerte y a ella pertenezco
-Amigo amigo -exclameacute- aleacutejate de aquiacute y acaso vuelvas a la vida
-No eacutesta es mi tumba Edvige pero no perdamos tiempo toma un poco de esta tierra
impregnada de su sangre y apliacutecala a la mordedura que te hizo es el uacutenico medio que
puede preservarte en el porvenir de su horrendo amor
Obedeciacute temblando Me inclineacute para recoger aquella tierra sanguinosa y al doblarme
vi el cadaacutever clavado al suelo la espada bendita le atravesaba el corazoacuten y una sangre
oscura le brotaba abundante de la herida como si hubiera muerto en aquel momento
Amaseacute un poco de tierra con la sangre y apliqueacute a mi herida el espantoso talismaacuten
-Ahora mi adorada Edvige -dijo Gregoriska con voz semiapagada- escucha bien mi
uacuteltimo consejo Abandona el paiacutes apenas te sea posible Soacutelo la distancia es una
seguridad para ti El padre Basilio recibioacute hoy mi suprema voluntad y la cumpliraacute
iexclEdvige un beso iexclEl uacuteltimo el uacutenico beso iexclEdvige me muero
Y asiacute diciendo Gregoriska cayoacute junto al hermano
En cualquier otra circunstancia en medio de aquel cementerio cerca de aquella tumba
abierta con aquellos dos cadaacuteveres yaciendo uno junto al otro hubiera enloquecido
pero como dije ya Dios me habiacutea inspirado una fuerza igual a los acontecimientos de
los que eacutel me haciacutea no soacutelo testigo sino tambieacuten actriz Mientras miraba a mi alrededor
en busca de ayuda vi abrirse la puerta del monasterio y avanzar los monjes de a dos
conducidos por el padre Basilio llevando cirios ardientes y cantando las preces de
difuntos El padre Basilio habiacutea llegado haciacutea poco al convento y previendo lo
sucedido se dirigiacutea al cementerio con toda la congregacioacuten Me encontroacute viva cerca de
los dos muertos Una uacuteltima convulsioacuten habiacutea retorcido el rostro de Kostaki
Gregoriska en cambio estaba tranquilo y casi sonriente Fue sepultado como lo deseara
eacutel junto al hermano el cristiano junto al maldito Smeranda cuando tuvo noticia de la
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nueva desdicha quiso verme fue a buscarme al convento de Hango y supo de mis
labios cuanto habiacutea acontecido en aquella tremenda noche
Le referiacute todos los detalles de la fantaacutestica historia pero ella me escuchoacute como ya me
escuchara Gregoriska sin mostrar estupor ni espanto
-Edvige -me contestoacute ella despueacutes de un instante de silencio- por muy extrantildeo que sea
lo que me has narrado dijiste soacutelo la verdad La estirpe de los Brankovan estaacute maldita
hasta la tercera y cuarta generacioacuten porque un Brankovan matoacute a un sacerdote El
teacutermino de la maldicioacuten ha llegado pues tuacute aunque esposa eres virgen y en miacute se
extingue el linaje Si mi hijo te ha dejado en herencia un milloacuten toacutemalo Despueacutes de
mi muerte salvo los piacuteos legados que tengo la intencioacuten de hacer recibiraacutes el resto de
mis bienes Y ahora sigue el consejo de tu esposo Vuelve lo maacutes presto que puedas a
aquellas tierras donde Dios no permite que se cumplan tan horrendos prodigios No
necesito de nadie para llorar conmigo a mis hijos Mi dolor quiere soledad Adioacutes no
me tengas ya en cuenta Mi suerte futura me pertenece a miacute sola y a Dios
Y luego de besarme en la frente como de costumbre me dejoacute y fue a encerrarse en el
castillo de Brankovan
Ocho diacuteas despueacutes partiacute para Francia Como lo esperara Gregoriska mis noches no
fueron turbadas ya por el terrible fantasma Se restablecioacute mi salud y de aquel suceso
no me quedoacute otro recuerdo fuera de esta palidez mortal que suele acompantildear hasta la
tumba a toda humana criatura que haya sufrido el beso de un vampiro
________________
1 Parihuelas Utensilio para transportar cosas entre dos personas formado por dos
barras horizontales entre las que estaacute fijada una plataforma o cajoacuten Camilla cama
portaacutetil
2 Boj Arbusto de tallos ramosos con pequentildeas hojas ovales muy utilizado como
planta de jardiacuten y cuya madera es apreciada por su dureza
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-iexclMi caballo -gritoacute Kostaki en lengua moldava
Varios bandidos se apresuraron a obedecer condujeron a su sentildeor la cabalgadura
pedida Gregoriska miroacute en torno asioacute las bridas de un caballo sin duentildeo y saltoacute a la
silla sin tocar los estribos Kostaki bien que me teniacutea auacuten apretada entre sus brazos
montoacute en la silla casi tan aacutegilmente como su hermano y partioacute a todo galope El caballo
de Gregoriska parecioacute haber recibido el mismo impulso y fue a ponerse pegado al
flanco y al pescuezo del corcel de Kostaki Extrantildeo de verse eran aquellos dos
caballeros que volaban el uno junto al otro taciturnos silenciosos sin perderse de vista
un solo instante aun cuando aparentaran no mirarse y se entregaban por entero a sus
cabalgaduras cuya impetuosa carrera los llevaba a traveacutes de bosques rocas y
precipicios
Teniacutea la cabeza caiacuteda y esto me permitiacutea ver los bellos ojos de Gregoriska fijos en miacute
Kostaki lo advirtioacute me levantoacute la cabeza y ya no vi maacutes que su teacutetrica mirada
devoraacutendome Bajeacute los paacuterpados pero en vano a traveacutes de su velo veiacutea no obstante
siempre aquella mirada relampagueante que me penetraba hasta las viacutesceras y me
punzaba el corazoacuten Entonces me acaecioacute una extrantildea alucinacioacuten me pareciacutea ser la
Leonora de la balada de Buumlrger llevada por el caballo y el caballero fantasmas y
cuando sentiacute que se me cerraban abriacute los ojos amedrentada tan persuadida estaba de
ver alrededor miacuteo soacutelo cruces rotas y tumbas abiertas Vi algo un poco maacutes alegre era
el patio interno de un castillo moldavo construido en el siglo XIV
Kostaki me dejoacute resbalar a tierra bajando casi en seguida despueacutes que yo pero por
raacutepido que hubiera sido su acto Gregoriska le habiacutea precedido Como lo dijera en el
castillo eacutel era el amo Al ver llegar a los dos joacutevenes y a la extranjera que llevaban con
ellos acudieron los servidores pero aunque dividieron sus diligencias entre Kostaki y
Gregoriska apareciacutea claro que los mayores miramientos el respeto maacutes profundo eran
para el segundo Se aproximaron dos mujeres Gregoriska les dio una orden en lengua
moldava y con la mano me indicoacute que las siguiera La mirada que acompantildeaba aquel
gesto era tan respetuosa que yo no vacileacute absolutamente en obedecerle Cinco minutos
despueacutes me encontraba en una caacutemara que aun cuando pudiera parecer desnuda y triste
a una persona de menos faacutecil contentamiento era sin embargo evidentemente la maacutes
hermosa del castillo Una gran habitacioacuten cuadrada con una especie de divaacuten de sayal
verde asiento de diacutea lecho de noche Habiacutea tambieacuten alliacute cinco o seis sillones de encina
un inmenso cofre y en un aacutengulo un trono semejante a una gran silla de coro
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No habiacutea que hablar de cortinas en las ventanas y en el lecho A los costados de la
escalera que llevaba a aquella caacutemara se erguiacutean dentro de nichos tres estatuas de los
Brankovan de tamantildeo superior al natural Al poco rato trajeron nuestros bagajes entre
los cuales se encontraban tambieacuten mis maletas Las mujeres me ofrecieron sus
servicios Pero no obstante reparando el desorden que lo sucedido causara en mi
tocado conserveacute mi vestimenta de amazona la cual maacutes que cualquier otra acordaba
con el modo de vestir de mis hueacutespedes Apenas habiacutea hecho los pocos cambios
necesarios en mis ropas cuando oiacute golpear levemente en la puerta
-Adelante -dije en franceacutes siendo esta lengua para nosotros los polacos como saben
casi una segunda lengua materna
Entroacute Gregoriska
-iexclAh sentildeora cuaacutento me complace que hables franceacutes
-Y yo tambieacuten -respondiacute- estoy contenta de saber esta lengua porque de tal modo he
podido gracias a este hecho apreciar toda la generosidad de tu conducta conmigo En
esa lengua me defendiste de los designios de tu hermano y en esa lengua te ofrezco yo
la expresioacuten de mi sincero reconocimiento
-Te lo agradezco sentildeora Era cosa muy natural que me preocupara de una mujer que
se encontraba en tu situacioacuten Andaba de caza por los montes cuando llegaron a mi
oiacutedo algunas detonaciones anormales y continuas comprendiacute que se trataba de un
asalto a mano armada y marcheacute al encuentro del fuego como decimos nosotros en
teacuterminos guerreros A Dios gracias llegueacute a tiempo pero iquestseriacutea tal vez demasiado
atrevido si te preguntara oh sentildeora por cuaacutel motivo una mujer de alto linaje como
eres tuacute se ha visto reducida a aventurarse en nuestros montes
-Soy polaca -contesteacute- Mis dos hermanos sucumbieron no ha mucho en la guerra
contra Rusia mi padre a quien dejeacute yo mientras se preparaba a defender su castillo
sin duda se les ha reunido ya a esta hora y yo huyendo por orden de mi padre de todos
aquellos estragos iba en busca de refugio al monasterio de Sabastru donde mi madre
en su juventud y en circunstancias semejantes habiacutea encontrado asilo seguro
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-Eres enemiga de los rusos tanto mejor -dijo el joven- este tiacutetulo te seraacute poderosa ayuda
en el castillo y nosotros necesitaremos de todas nuestras fuerzas para sostener la lucha
que se prepara Pero ante todo sentildeora pues que ya seacute quieacuten eres debes saber tambieacuten
quieacutenes somos nosotros el nombre de los Brankovan no te es desconocido iquestverdad
sentildeora -Yo me inclineacute- Mi madre es la uacuteltima princesa de este nombre la uacuteltima
descendiente del ilustre jefe mandado matar por los Cantimir los viles cortesanos de
Pedro I Casoacute en primeras nupcias con mi padre Serban Waivady priacutencipe tambieacuten eacutel
pero de estirpe menos ilustre Mi padre habiacutea sido educado en Viena y alliacute pudo
apreciar las ventajas de la civilizacioacuten Decidioacute hacer de miacute un europeo Partimos para
Francia Italia Espantildea y Alemania Mi madre -no le toca a un hijo lo seacute narrarte lo
que te direacute pero ya que por nuestra salvacioacuten es necesario que nos conozcamos bien
reconoceraacutes justos los motivos de esta revelacioacuten- mi madre digo que durante los
primeros viajes de mi padre mientras era yo auacuten nintildeo habiacutea tenido culpables
relaciones con un jefe de parciales (que con tal nombre agregoacute sonriendo Gregoriska
se llaman en este paiacutes a los hombres por quienes fuiste agredida) cierto conde Giordaki
Koproli medio griego y medio moldavo escribioacute a mi padre confesaacutendole todo y
pidieacutendole el divorcio apoyando su demanda en que no queriacutea ella una Brankovan
continuar siendo por maacutes tiempo mujer de un hombre que se tornaba diacutea a diacutea maacutes
extranjero a su patria iexclAy Mi padre no tuvo necesidad de dar su asentimiento a esa
peticioacuten que te podraacute parecer extrantildea pero entre nosotros es cosa muy natural Eacutel habiacutea
muerto de un aneurisma que desde mucho tiempo lo atormentaba y la carta de mi
madre la recibiacute yo A miacute ahora no me quedaba otra cosa que hacer votos sinceros por
la felicidad de mi madre y le escribiacute una carta en la que le comunicaba estos votos
miacuteos junto con la noticia de su viudez En aquella carta le pediacutea tambieacuten permiso para
poder continuar mis viajes que me fue concedido Teniacutea yo la firme intencioacuten de
establecerme en Francia o Alemania para no encontrarme cara a cara con un hombre
que aborreciacutea y que no podiacutea amar quiero decir al marido de mi madre cuando he
aquiacute que de improviso vine a saber que el conde Giordaki Koproli habiacutea sido
asesinado seguacuten decires por los viejos cosacos de mi padre Amaba yo demasiado a
mi madre para no apresurarme a regresar a la patria comprendiacutea su aislamiento y la
necesidad en que debiacutea encontrarse de tener junto a ella en tales circunstancias las
personas que podiacutean serle queridas Aun cuando ella nunca se hubiera mostrado muy
tierna conmigo era su hijo Una mantildeana llegueacute inesperadamente al castillo de mis
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padres Alliacute encontreacute a un joven a quien al principio tomeacute por un extranjero pero luego
supe que era mi hermano Era Kostaki el hijo del adulterio legitimado por un segundo
matrimonio Kostaki la indomable criatura que viste para quien son leyes soacutelo sus
pasiones que nada tiene por sagrado aquiacute abajo fuera de su madre que me obedece
como la tigresa obedece al brazo que la ha domado pero rugiendo por siempre en la
vaga esperanza de poder devorarme un diacutea En el interior del castillo en el hogar de
los Brakovan y de los Waivady yo soy auacuten el amo pero fuera de este recinto en la
abierta campintildea eacutel se convierte en el salvaje hijo de los bosques y de los montes que
quiere doblegarlo todo bajo su feacuterrea voluntad Coacutemo hoy eacutel y sus hombres hicieron
para ceder no lo seacute quizaacute por antigua costumbre o por un resto de respeto que me
tienen Pero no quisiera arriesgar otra prueba Permanece aquiacute no salgas de esta
caacutemara del patio del castillo en suma y respondo de todo si das un paso fuera del
castillo no puedo prometerte otra cosa que hacerme matar por defenderte
-iquestNo podreacute entonces -dije yo- seguacuten el deseo de mi padre continuar el viaje hacia el
convento de Sabastru
-Obra intenta ordena yo te acompantildeareacute pero quedareacute en mitad del camino y tuacute tuacute
ciertamente no alcanzaraacutes la meta de tu viaje
-Pero iquestqueacute hacer entonces
-Queacutedate aquiacute aguarda toma consejo de los hechos y aprovecha las circunstancias
Suponte haber caiacutedo en una caverna de bandidos y que soacutelo tu valor podraacute sacarte del
apuro tu calma salvarte Mi madre a despecho de la preferencia que concede a
Kostaki hijo de su amor es buena y generosa Por otra parte es una Brankovan vale
decir una verdadera princesa La veraacutes ella te defenderaacute de las brutales pasiones de
Kostaki Ponte bajo la proteccioacuten de ella seacute corteacutes y te amaraacute Y en realidad (agregoacute
eacutel con expresioacuten indefinible) iquestquieacuten podriacutea verte y no amarte Ven ahora al comedor
donde mi madre te espera No demuestres fastidio ni desconfianza habla polaco aquiacute
nadie conoce esta lengua yo traducireacute a mi madre tus palabras y estate tranquila que
soacutelo direacute aquello que sea conveniente decir Sobre todo ni una palabra de cuanto te he
revelado nadie debe sospechar que estamos de acuerdo Tuacute no sabes auacuten de cuaacutenta
astucia y disimulacioacuten es capaz el maacutes sincero de entre nosotros Ven
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Lo seguiacute por la escalera iluminada de antorchas de resina ardiendo puestas dentro de
manos de hierro que sobresaliacutean del muro Era evidente que aquella insoacutelita
iluminacioacuten habiacutea sido dispuesta para miacute Llegamos al comedor Apenas Gregoriska
hubo abierto la puerta de aquella sala y pronunciado en el umbral una palabra en
lengua moldava que despueacutes supe significaba la extranjera vino a nuestro encuentro
una mujer de alta estatura Era la princesa Brankovan Teniacutea cabellos blancos
entrelazados alrededor de la cabeza la cual estaba cubierta de un gorro de cibelina
ornado de un penacho signo de su origen principesco Vestiacutea una especie de tuacutenica de
brocado el corpintildeo sembrado de piedras preciosas sobrepuesta a una larga hopalanda
de estofa turca guarnecida de piel igual a la del gorro Teniacutea en la mano un rosario de
cuentas de aacutembar que haciacutea correr raacutepidamente entre los dedos Junto a ella estaba
Kostaki vestido con el espleacutendido y majestuoso traje magiar en el cual me parecioacute auacuten
maacutes extrantildeo Su traje estaba compuesto de una sobrevesta de velludo negro de ancha
mangas que le caiacutea hasta debajo de la rodilla calzones de casimir rojo y los largos
cabellos de color negro tirando a azulado le caiacutean sobre el cuello desnudo rodeado
solamente por la orla blanca de una fina camisa de seda Me saludoacute torpemente y
pronuncioacute en moldavo algunas palabras para miacute ininteligibles
-Puedes hablar en franceacutes hermano miacuteo -dijo Gregoriska- la sentildeora es polaca y
comprende esta lengua
Entonces Kostaki dijo en franceacutes algunas palabras casi tan incomprensibles para miacute
como las que pronunciara en moldavo pero la madre tendiendo gravemente el brazo
interrumpioacute a los dos hermanos Apareciacutea claro que intimaba a sus hijos que esperaran
a que soacutelo ella me recibiera Comenzoacute entonces en lengua moldava un discurso de
cumplimiento al cual la movilidad de sus facciones daba un sentido faacutecil de explicarse
Me indicoacute la mesa me ofrecioacute una silla cerca de ella sentildealoacute con un gesto la casa toda
como diciendo que estaba a mi disposicioacuten y sentaacutendose antes que los demaacutes con
beneacutevola dignidad hizo la sentildeal de la cruz y pronuncioacute una plegaria Entonces cada
uno ocupoacute su lugar propio establecido por la etiqueta Gregoriska cerca de miacute Como
extranjera yo habiacutea determinado que a Kostaki le tocara el puesto de honor junto a su
madre Smeranda Asiacute se llamaba la condesa Tambieacuten Gregoriska habiacutea mudado de
vestimenta Llevaba eacutel igualmente la tuacutenica magiar y los calzones de casimir pero
aqueacutella de color granate y estos turquiacutees Teniacutea colgada del cuello una espleacutendida
condecoracioacuten el nisciam del sultaacuten Mahmud Los otros comensales de la casa cenaban
en la misma mesa cada uno en el sitio que le correspondiacutea seguacuten el grado que ocupaba
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entre los amigos o los servidores La cena fue triste Kostaki no me dirigioacute nunca la
palabra si bien su hermano tuvo siempre la atencioacuten de hablarme en franceacutes La madre
me ofreciacutea de todo con sus propias manos con ese ademaacuten solemne que le era natural
Gregoriska habiacutea dicho la verdad era una verdadera princesa Luego de la cena
Gregoriska se acercoacute a su madre y le explicoacute en lengua moldava el deseo que yo debiacutea
tener de estar sola y cuaacuten necesario me seriacutea el reposo despueacutes de las emociones de
aquella jornada Smeranda hizo un gesto de aprobacioacuten me tendioacute la mano me besoacute
en la frente como lo hubiera hecho con una hija suya y me deseoacute buena noche en su
castillo Gregoriska no se habiacutea engantildeado yo ansiaba ardientemente aquel instante de
soledad Agradeciacute por eso a la princesa quien me condujo hasta la puerta donde me
esperaban las dos mujeres que antes ya me acompantildearan en mi caacutemara Saludado que
hube a la madre y a los dos hijos volviacute a mi aposento de donde saliera una hora antes
El sofaacute estaba transformado en lecho Otros cambios no se habiacutean hecho Agradeciacute a
las mujeres les hice comprender que me desvestiriacutea sola y ellas salieron en seguida
con mil testimonios de respeto que queriacutean significar tener oacuterdenes de obedecerme en
todo y por todo Quedeacute sola en aquella inmensa caacutemara que mi candela podiacutea alumbrar
apenas en parte Era un singular juego de luces una especie de lucha entre el resplandor
treacutemulo de mi cirio y los rayos de la luna que pasaban a traveacutes de la ventana sin
cortinados Ademaacutes de la puerta por la que entrara y que caiacutea sobre la escalera habiacutean
otras dos en la caacutemara pero sus gruesos cerrojos que se cerraban por dentro bastaban
para tranquilizarme Mireacute la puerta de entrada tambieacuten ella teniacutea medios de defensa
Abriacute la ventana daba sobre un abismo Comprendiacute que Gregoriska habiacutea elegido
aquella caacutemara calculadamente De vuelta por fin a mi sofaacute encontreacute sobre una mesita
puesta junto a la cabecera una tarjeta doblada La abriacute y leiacute en polaco Duerme
tranquila nada tienes que temer mientras permanezcas en el interior del castillo
Seguiacute el buen consejo y como el cansancio venciacutea sobre las preocupaciones que me
teniacutean desazonada me acosteacute y en seguida me dormiacute
Desde aquel momento quedaba fijada mi permanencia en el castillo y teniacutea principio
el drama que voy a narrarles
Los dos hermanos se enamoraron de miacute cada uno seguacuten su iacutendole Kostaki me confesoacute
de improviso al diacutea siguiente que me amaba y declaroacute que seriacutea suya y no de otro y
que me matariacutea antes que cederme a quienquiera que fuese Gregoriska no me dijo
nada pero se mostroacute lleno de amor y de consideraciones conmigo Para complacerme
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puso en praacutectica todos los medios de su refinada educacioacuten todos los recuerdos de una
juventud transcurrida en la maacutes nobles Cortes de Europa iexclAy No era cosa tan difiacutecil
pues ya el primer sonido de su voz me habiacutea acariciado el alma y ya su primera mirada
me habiacutea serenado el corazoacuten Al cabo de tres meses Kostaki me habiacutea repetido cien
veces que me amaba y yo lo odiaba Gregoriska auacuten no me habiacutea dicho una palabra de
amor y yo sentiacutea que cuando eacutel lo deseara seriacutea toda suya
Kostaki habiacutea renunciado a sus incursiones Encerrado siempre en el castillo habiacutea
cedido momentaacuteneamente el mando a un lugarteniente quien de cuando en cuando
veniacutea a pedirle oacuterdenes y en seguida desapareciacutea Tambieacuten Smeranda habiacutea concebido
por miacute una amistad apasionada cuyas expresiones me causaban temor Protegiacutea ella
visiblemente a Kostaki y pareciacutea celosa de miacute maacutes auacuten de lo que eacutel lo fuera Pero como
no hablaba polaco ni franceacutes y yo no comprendiacutea el moldavo ella no teniacutea modo de
insistir ante miacute en favor de su hijo predilecto Habiacutea sin embargo aprendido a decir en
franceacutes unas palabras que me repetiacutea siempre cuando posaba sus labios en mi frente
-iexclKostaki ama a Edvige
Un diacutea recibiacute una noticia horrible que colmoacute mi desventura Los cuatro hombres
sobrevivientes del combate habiacutean sido puestos en libertad y regresado a Polonia
prometiendo que uno de ellos antes de que pasaran tres meses volveriacutea para darme
noticias de mi padre En efecto una mantildeana se presentoacute de nuevo uno de ellos Nuestro
castillo habiacutea sido tomado incendiado destruido y mi padre se habiacutea hecho matar
defendieacutendolo En adelante estaba sola en el mundo Kostaki redobloacute sus insinuaciones
y Smeranda sus ternuras pero esta vez aduje como pretexto mi duelo por la muerte de
mi padre Kostaki insistioacute diciendo que cuanto maacutes sola me encontraba tanto maacutes
necesidad teniacutea de apoyo y su madre insistioacute al par y acaso maacutes que eacutel
Gregoriska me habiacutea hablado del poder que los moldavos tienen sobre siacute mismos
cuando no quieren que otros lean en su corazoacuten Eacutel era un vivo ejemplo de ello Estaba
seguriacutesima de su amor y sin embargo si alguien me hubiera preguntado en queacute prueba
se fundaba tal certidumbre me habriacutea sido imposible decirlo nadie en el castillo habiacutea
visto nunca que su mano tocara la miacutea o que sus ojos buscaran los miacuteos Soacutelo los celos
podiacutean hacer clara a Kostaki la rivalidad del hermano como soacutelo el amor que
alimentaba yo por Gregoriska podiacutea hacerme claro su amor Sin embargo lo confieso
me inquietaba mucho aquel poder de Gregoriska sobre siacute mismo Yo teniacutea fe en eacutel pero
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no bastaba necesitaba ser convencida cuando he aquiacute que una noche de vuelta apenas
en mi caacutemara oiacute golpear levemente a una de las dos puertas que se cerraban por dentro
Por el modo de golpear adivineacute que era una llamada amiga Me acerqueacute preguntando
quieacuten estaba alliacute
-Gregoriska -contestoacute una voz cuyo acento no podiacutea engantildearme
-iquestQueacute quereacuteis de miacute -le pregunteacute toda temblorosa
-Si tienes fe en miacute -dijo Gregoriska- si me crees hombre de honor iquestme permites una
pregunta
-iquestCuaacutel
-Apaga la luz como si te hubierais acostado y de aquiacute en media hora aacutebreme esta
puerta
-Vuelve dentro de media hora -fue mi uacutenica respuesta
Apagueacute la luz y aguardeacute El corazoacuten me palpitaba con violencia pues comprendiacutea que
se trataba de un hecho importante Transcurrioacute la media hora oiacute golpear maacutes levemente
auacuten que la primera vez Durante el intervalo habiacutea descorrido los cerrojos no me
quedaba pues sino abrir la puerta Gregoriska entroacute y sin que me dijera cerreacute la puerta
tras eacutel y echeacute los cerrojos Eacutel permanecioacute un instante mudo e inmoacutevil imponieacutendome
silencio con el gesto Luego cuando estuvo seguro de que ninguacuten peligro nos
amenazaba por el momento me llevoacute al centro de la vasta caacutemara y sintiendo por mi
temblor que no habriacutea podido sostenerme de pie me buscoacute una silla Me senteacute o maacutes
bien me dejeacute caer sobre el asiento
-iexclDios miacuteo -le dije- iquestqueacute hay de nuevo o por queacute tantas precauciones
-Porque mi vida que no contariacutea para nada y acaso tambieacuten la tuya dependen de la
conversacioacuten que tendremos
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Amedrentada le aferreacute una mano Se la llevoacute eacutel a los labios miraacutendome como si
quisiera pedir excusas por tanta audacia Bajeacute yo los ojos era un taacutecito consentimiento
-Yo te amo -me dijo con aquella voz melodiosa como un canto- iquestme amas tuacute
-Siacute -le respondiacute
-iquestY consentiriacuteas en ser mi mujer
Llevoacute la mano a la frente con profunda expresioacuten de felicidad
-Siacute
-Entonces iquestno rehusaraacutes seguirme
-Te seguireacute doquiera
-Pues comprenderaacutes bien que no podemos ser felices sino huyendo de estos lugares
-iexclOh siacute Huyamos -exclameacute
-iexclSilencio -dijo eacutel estremecieacutendose- iexclSilencio
-Tienes razoacuten
Y me le acerqueacute toda tremante
-Escucha lo que he hecho -continuoacute Gregoriska- escucha por queacute he estado tanto
tiempo sin confesarte que te amaba Queriacutea yo cuando estuviera seguro de tu amor
que nadie pudiera oponerse a nuestra unioacuten Yo soy rico querida Edvige
inmensamente rico pero como lo son los sentildeores moldavos rico en tierras en ganados
en servidores Ahora bien he vendido por un milloacuten tierras rebantildeos y campesinos al
monasterio de Hango Me han dado trescientos mil francos en muchas piedras
preciosas cien mil francos en oro el resto en letras de cambio sobre Viena iquestTe bastaraacute
un milloacuten
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Le apreteacute la mano
-Me hubiera bastado tu amor Gregoriska juacutezgalo tuacute
-iexclBien Escucha mantildeana voy al monasterio de Hango para tomar mis uacuteltimas
disposiciones con el superior Eacutel me tiene listos caballos que nos esperaraacuten de las nueve
de la mantildeana en adelante ocultos a cien pasos de castillo Despueacutes de la cena subiraacute
de nuevo como hoy a tu caacutemara como hoy apagaraacutes la luz como hoy entrareacute yo en tu
aposento Pero mantildeana en vez de salir solo tuacute me seguiraacutes saldremos por la puerta que
da sobre los campos encontraremos los caballos montaremos y pasado mantildeana por
la mantildeana habremos recorrido treinta leguas
-iexclOh iexclPor queacute no seraacute ya pasado mantildeana
-iexclQuerida Edvige
Gregoriska me apretoacute sobre el corazoacuten y nuestros labios se encontraron iexclOh Lo habiacutea
dicho eacutel yo habiacutea abierto la puerta de mi caacutemara a un hombre de honor pero
comprendioacute bien que si no le perteneciacutea en cuerpo le perteneciacutea en alma Transcurrioacute
la noche sin que pudiera cerrar los ojos Me veiacutea huir con Gregoriska me sentiacutea
transportada por eacutel como ya lo habiacutea sido por Kostaki soacutelo que aquella carrera terrible
espantable fuacutenebre se trocaba ahora en un apuro suave y delicioso al que la velocidad
del movimiento agregaba deleite pues tambieacuten el movimiento veloz tiene un deleite
propio Nacioacute el diacutea Bajeacute Me parecioacute que el ademaacuten con que me saludoacute Kostaki era
auacuten maacutes teacutetrico que de costumbre Su sonrisa era iroacutenica y amenazadora Smeranda no
me parecioacute cambiada Durante la colacioacuten Gregoriska ordenoacute sus caballos Pareciacutea que
Kostaki no pusiera ni la miacutenima atencioacuten en aquella orden Hacia las once Gregoriska
nos saludoacute anunciando que estariacutea de regreso recieacuten a la noche y rogando a su madre
que no lo esperase a cenar despueacutes se volvioacute hacia miacute y me rogoacute quisiera admitir sus
excusas
Salioacute La mirada de su hermano lo siguioacute hasta cuando dejoacute la caacutemara y en ese
momento le brotoacute de los ojos un tal relaacutempago de odio que me estremeciacute Pueden
imaginarse con queacute inquietud paseacute aquel diacutea A nadie habiacutea confiado nuestros
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designios a duras penas le hableacute a Dios de ello en mis plegarias y me pareciacutea que
todos los conocieran que cada mirada puesta en miacute pudiera penetrar y leer en lo iacutentimo
de mi corazoacuten La cena fue un suplicio hosco y taciturno Kostaki por costumbre
hablaba raramente esta vez no dijo maacutes que dos o tres palabras en moldavo a su madre
y siempre con tal acento que haciacutea estremecer Cuando me levanteacute para subir a mi
aposento Smeranda como de ordinario me abrazoacute y al abrazarme repitioacute aquella frase
que desde ya ocho diacuteas no le saliera de la boca iexclKostaki ama a Edvige
Esta frase me siguioacute como una amenaza hasta mi caacutemara y aun alliacute me pareciacutea que una
voz fatal me susurrase al oiacutedo iexclKostaki ama a Edvige Ahora el amor de Kostaki me
lo habiacutea dicho Gregoriska equivaliacutea a la muerte Hacia las siete de la noche vi a Kostaki
atravesar el patio Se volvioacute para verme pero me aparteacute para que no pudiera
descubrirme Estaba inquieta pues por cuanto podiacutea yo ver desde mi ventana me
pareciacutea que eacutel iba directamente hacia la caballeriza Me arriesgueacute a correr los cerrojos
de una de las puertas internas de mi caacutemara y pasar a la caacutemara vecina desde donde
podiacutea ver todo lo que eacutel estaba por hacer Se dirigiacutea en efecto hacia la caballeriza y
cuando hubo llegado a ella sacoacute eacutel mismo su caballo favorito ensillaacutendolo de su propia
mano con el cuidado de un hombre que da la mayor importancia a cada detalle Vestiacutea
el mismo traje que cuando se me apareciera la vez primera pero no llevaba otra arma
que el sable Cuando hubo ensillado el caballo miroacute otra vez hacia la ventana de mi
caacutemara No habieacutendome visto saltoacute sobre la silla se hizo abrir la misma puerta por la
que saliera y debiacutea volver su hermano y se alejoacute a todo galope en direccioacuten del
monasterio de Hango Se me apretoacute entonces terriblemente el corazoacuten un fatal
presentimiento me deciacutea que Kostaki iba al encuentro de su hermano Estuve en la
ventana hasta cuando pude distinguir el camino que a un cuarto de legua de distancia
del castillo haciacutea un recodo a la izquierda y se perdiacutea en el comienzo de un bosque
Pero la noche se tornaba cada vez maacutes cerrada y pronto no pude distinguir maacutes el
camino
Me quedeacute todaviacutea
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Finalmente la inquietud que me atormentaba renovoacute precisamente por exceso mis
fuerzas y pues las primeras noticias de uno o de otro hermano debiacutean llegarme en la
sala inferior bajeacute
Mireacute ante todo Smeranda En la tranquilidad de su rostro advertiacute que no teniacutea ninguna
aprensioacuten daba oacuterdenes para la acostumbrada cena y los cubiertos de los hermanos
estaban en los lugares habituales No me atreviacute a interrogar a nadie Por otra parte iquesta
quieacuten hubiera podido dirigirme En el castillo ninguno excepto Kostaki y Gregoriska
hablaban las dos lenguas que yo sabiacutea Me sobresaltaba al miacutenimo rumor Por
costumbre nos poniacuteamos a la mesa a las nueve
Habiacutea bajado a la sala a las ocho y media y seguiacutea con la mirada la aguja de los
minutos cuyo avance era casi visible sobre el amplio cuadrante del reloj La viajera
aguja transitoacute la distancia que nos separaba del cuarto de hora
El cuarto golpeoacute y las vibraciones resonaron profundas y tristes en seguida la aguja
continuoacute su girar silencioso y la vi recorrer de nuevo la distancia con la regularidad y
la lentitud de la punta de un compaacutes Algunos minutos antes de dar las nueve me
parecioacute oiacuter el pataleo de un caballo en el patio Lo oyoacute tambieacuten Smeranda y volvioacute el
rostro hacia la ventana pero la noche era demasiado oscura para poder distinguir objeto
alguno iexclOh Si me hubiera mirado en aquel momento cuaacuten presto habriacutea adivinado lo
que pasaba en mi corazoacuten
Se habiacutea oiacutedo el patalear de un solo caballo y era cosa muy natural pues estaba yo
bien segura de que habriacutea regresado un solo caballero iquestPero cuaacutel Resonaron algunos
pasos en la antecaacutemara pasos lentos como los de un hombre que camina hesitando
cada uno de ellos me pareciacutea transitarme el corazoacuten La puerta se abrioacute y en la
oscuridad vi delinearse una sombra
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La sombra se detuvo un instante en la puerta el corazoacuten se me quedoacute en suspenso La
sombra avanzoacute y a medida que entraba en el ciacuterculo de la luz recobraba yo el aliento
Reconociacute a Gregoriska Algunos momentos maacutes y el corazoacuten se me quebraba
Reconociacute a Gregoriska pero estaba paacutelido como un cadaacutever Con soacutelo verle se podiacutea
adivinar que habiacutea acontecido algo terrible
-iquestEres tuacute Kostaki -preguntoacute Smeranda
-No madre miacutea -contestoacute Gregoriska con sorda voz
-iexclAh al fin -dijo ella- iquesty desde cuaacutendo acaacute toca a tu madre esperarte
-Madre miacutea -dijo Gregoriska mirando la peacutendola- apenas son las nueve
Y efectivamente en ese mismo momento sonaron las nueve
-Es verdad -dijo Smeranda- iquestDoacutende estaacute tu hermano
A pesar miacuteo se presentoacute en mi mente el pensamiento de que Dios habiacutea hecho la misma
pregunta a Caiacuten Gregoriska no contestoacute
-iquestNadie ha visto hasta ahora a Kostaki -preguntoacute Smeranda
El vatar o sea el mayordomo fue a informarse
-Hacia las siete -dijo eacutel de regreso- el conde ha estado en las caballerizas ha ensillado
con propia mano su caballo y ha partido por el camino de Hango
En ese instante mis ojos se encontraron con los de Gregoriska No seacute si fue realidad o
alucinacioacuten pero me parecioacute notar una gota de sangre en medio de su frente Me lleveacute
lentamente el dedo a la frente indicando el punto donde creiacutea yo ver aquella mancha
Gregoriska me comprendioacute sacoacute el pantildeuelo y se secoacute
-Siacute siacute -murmuroacute Smeranda- habraacute encontrado alguacuten lobo u oso y se habraacute entretenido
en perseguirlo He aquiacute por queacute un hijo hace esperar a su madre iquestDoacutende le has dejado
Gregoriska
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-Madre miacutea -respondioacute eacuteste con voz conmovida pero firme- mi hermano y yo no hemos
salido juntos
-Bien -dijo Smeranda- Vamos a la mesa cada uno poacutengase en su lugar y luego
cieacuterrense las puertas quien esteacute afuera dormiraacute afuera
Las dos primeras partes de estas oacuterdenes fueron estrictamente ejecutadas Smeranda
se puso en su lugar Gregoriska se sentoacute a su diestra yo a su siniestra Despueacutes los
servidores salieron para cumplir la tercera parte de las oacuterdenes es decir para cerrar las
puertas del castillo En ese momento mismo se escuchoacute un gran estreacutepito en el patio y
un servidor entroacute espantado diciendo
-Princesa ha entrado en este instante al patio el caballo del conde Kostaki solo y por
entero cubierto de sangre
-iexclOh -murmuroacute Smeranda levantaacutendose paacutelida y amenazadora- de tal modo volvioacute una
noche al castillo el caballo de su padre
Dirigioacute una mirada a Gregoriska no estaba paacutelido ya estaba liacutevido El caballo del
conde Koproli en efecto habiacutea regresado una noche al castillo todo manchado de
sangre y una hora despueacutes los servidores encontraron y trajeron el cuerpo del amo
cubierto de heridas Smeranda tomoacute una antorcha de manos de un criado se acercoacute a
la puerta y abrieacutendola bajoacute al patio El caballo espantado era retenido trabajosamente
por tres o cuatro servidores que haciacutean toda clase de esfuerzos para tranquilizarlo
Smeranda se aproximoacute al animal examinoacute la sangre que cubriacutea la silla y vio una herida
en su testuz
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-Kostaki fue muerto de frente -dijo ella- en duelo y por un solo enemigo Busquen su
cuerpo hijos miacuteos maacutes tarde buscaremos al homicida
Asiacute como el caballo habiacutea entrado por la puerta de Hango todos los servidores se
precipitaron afuera por ella y se vieron sus antorchas perderse en la campintildea y entrar
en lo profundo del bosque como en una hermosa noche de estiacuteo se ven centellear las
lucieacuternagas en la llanura de Niza o de Pisa
Smeranda como si hubiera estado segura de que la buacutesqueda no durariacutea mucho
aguardoacute enhiesta en la puerta Ni una laacutegrima humedeciacutea las mejillas de aquella madre
desolada sin embargo se veiacutea que la desesperacioacuten rugiacutea tempestuosa en lo profundo
de su corazoacuten Gregoriska estaba detraacutes de ella y yo cerca de Gregoriska Al
abandonar la sala parecioacute querer ofrecerme su brazo pero no se habiacutea atrevido a
hacerlo De ahiacute en cerca de un cuarto de hora se vio aparecer en el recodo del camino
una antorcha luego una segunda una tercera y finalmente se distinguieron todas Soacutelo
que ahora en vez de dispersarse estaban agrupadas en torno a un centro comuacuten Ese
centro era como bien pronto se pudo advertir unas parihuelas1 con un hombre tendido
sobre ellas El fuacutenebre cortejo avanzaba lentamente pero al cabo de diez minutos
quienes lo llevaban se descubrieron instintivamente la cabeza y taciturnos entraron en
el patio donde fue depositado el cuerpo Entonces con un majestuoso gesto Smeranda
ordenoacute que se le abriera paso y acercaacutendose al cadaacutever puso una rodilla en tierra ante
eacutel apartoacute los cabellos que le formaban un velo sobre el rostro y estuvo contemplaacutendolo
largamente sin derramar una laacutegrima Le abrioacute luego la vestimenta moldava y apartoacute
camisa ensangrentada La herida se hallaba en la parte diestra del pecho Debiacutea haber
sido hecha con una hoja recta y de dos filos Recordeacute haber visto esa mantildeana misma al
costado de Gregoriska el largo cuchillo de caza que serviacutea de bayoneta a su carabina
Busqueacute con los ojos el arma no estaba ya alliacute Smeranda se hizo llevar agua mojoacute en
ella su pantildeuelo y lavoacute la llaga Una sangre pura y tibia todaviacutea enrojecioacute los labios de
la herida El espectaacuteculo que teniacutea bajo los ojos era a un tiempo atroz y sublime
Aquella vasta caacutemara ahumada por las antorchas de resina aquellos rostros baacuterbaros
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aquellos ojos centelleantes de ferocidad aquellos ropajes singulares aquella madre
que a la vista de la sangre aun caacutelida calculaba cuaacutento tiempo haciacutea que la muerte
arrebatara a su hijo aquel profundo silencio interrumpido soacutelo por los sollozos de los
bandidos cuyo jefe era Kostaki todo eso repito teniacutea en siacute algo de atroz y de sublime
Smeranda acercoacute sus labios a la frente de su hijo y se levantoacute en seguida echaacutendose
a las espaldas las largas trenzas de blancos cabellos que se le habiacutean desunido
-iexclGregoriska ndashdijo
Gregoriska se estremecioacute sacudioacute la cabeza y saliendo de su atoniacutea
-Madre miacutea -respondioacute
-Ven aquiacute hijo miacuteo y escuacutechame
Gregoriska obedecioacute temblando pero obedecioacute
A medida que se aproximaba al cuerpo de Kostaki la sangre brotaba de la herida maacutes
abundante y maacutes roja Afortunadamente Smeranda no miraba maacutes hacia aquel lado
pues a la vista de aquella sangre no habriacutea tenido ya necesidad de buscar el asesino
-Gregoriska -dijo ella- bien seacute que Kostaki y tuacute no se miraban con buenos ojos bien seacute
que tuacute eres un Waivady por parte de tu padre y eacutel un Koproli por parte del suyo pero
por parte de madre son ambos de la sangre de los Brankovan Seacute que tuacute eres un hombre
de ciudad occidental y eacutel un hijo de las montantildeas orientales pero por el seno que los
llevoacute a ambos son hermanos iexclPues bien Gregoriska quiero saber si mi hijo seraacute
llevado a yacer junto a la tumba de su padre sin que haya sido pronunciado el
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juramento si yo en fin podreacute llorar tranquila como mujer descansando en ti vale decir
en un hombre para el castigo
-Dime sentildeora el nombre del homicida y ordena te juro que dentro de una hora si tuacute
lo exiges habraacute dejado de vivir
-iquestJuras so pena de mi maldicioacuten lo has entendido hijo miacuteo iquestJuras que el asesino
moriraacute que no dejaraacutes piedra sobre piedra de su casa que su madre sus hijos sus
hermanos su mujer o su prometida pereceraacuten por tu mano Juacuteralo y al jurarlo invoca
sobre ti la coacutelera celeste si faltas a la sacra promesa Si faltas a esta sacra promesa
padeceraacutes la miseria la execracioacuten de los amigos la maldicioacuten de tu madre
Gregoriska extendioacute la mano sobre el cadaacutever y
-iexclJuro que el asesino moriraacute -dijo
A aquel singular juramento cuyo verdadero sentido yo sola y el muerto quizaacute podiacuteamos
comprender vi o creiacute ver cumplirse un horrendo prodigio Los ojos del cadaacutever se
abrieron se fijaron sobre miacute maacutes vivos cual nunca los viera y como si aquella mirada
hubiera sido palpable sentiacute penetrarme hasta el corazoacuten un hierro candente No resistiacute
tanto dolor y me desvaneciacute
Cuando recobreacute los sentidos me encontreacute acostada sobre el lecho de mi caacutemara una de
las dos mujeres velaba cerca de miacute Pregunteacute doacutende estaba Smeranda me fue
contestado que velaba junto al cuerpo de su hijo Pregunteacute doacutende estaba Gregoriska se
me dijo que en el monasterio de Hango
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Ahora no era preciso huir iquestno habiacutea muerto Kostaki No se debiacutea ya hablar de boda
iquestpodiacutea yo casarme con el fratricida Transcurrieron asiacute tres diacuteas y tres noches en medio
de extrantildeos suentildeos En la vigilia y en el suentildeo veiacutea siempre aquellos dos ojos vivos en
ese rostro de muerto era una visioacuten horrenda Kostaki debiacutea ser sepultado al tercer diacutea
Por la mantildeana me fue traiacutedo de parte de Smeranda un vestido completo de viuda Me
lo puse y bajeacute La casa pareciacutea vaciacutea todos estaban en la capilla Me encamineacute hacia
ella y al tiempo que trasponiacutea su umbral vino a mi encuentro Smeranda a quien no
habiacutea visto desde hacia tres diacuteas
Se hubiera dicho que era la imagen del Dolor Con lento movimiento como el de una
estatua posoacute sobre mi frente sus helados labios y con voz que pareciacutea salir ya de la
tumba pronuncioacute las habituales palabras iexclKostaki te ama No se pueden imaginar
el efecto que produjeron en miacute aquellas palabras Esa protesta de amor expresada en
presente en vez de en pasado que deciacutea te ama y no ya te amaba ese amor de
ultratumba que veniacutea a buscarme en la vida hizo sobre mi corazoacuten una impresioacuten
terrible Al mismo tiempo se apoderaba de miacute un extrantildeo sentimiento tal como si fuera
verdaderamente la mujer de aquel que habiacutea muerto no la prometida del vivo Aquel
atauacuted me atraiacutea a mi pesar dolorosamente como la sierpe atrae al pajarillo por ella
fascinado
Busqueacute con los ojos a Gregoriska lo vi paacutelido y enhiesto contra una columna miraba
hacia lo alto No seacute decir si me vio Los monjes del convento de Hango rodeaban el
cuerpo cantando salmos del rito griego a veces armoniosos con frecuencia monoacutetonos
Tambieacuten yo hubiera querido orar pero la plegaria expiraba en mis labios mi mente
estaba tan confusa que me pareciacutea antes bien presenciar un consistorio de demonios
que una reunioacuten de monjes Cuando fue sacado el cuerpo de alliacute quise seguirlo pero
desfallecieron mis fuerzas Sentiacute doblaacuterseme las piernas y me apoyeacute en la puerta
Entonces Smeranda se me acercoacute e hizo una sentildea a Gregoriska Este se aproximoacute
Smeranda me habloacute en moldavo
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-Mi madre me ordena repetirte palabra por palabra lo que va a decir -me expresoacute
Gregoriska
Smeranda habloacute de nuevo cuando hubo terminado
-He aquiacute las palabras de mi madre -dijo eacutel- Lloras a mi hijo Edvige tu lo amabas
iquestverdad Te agradezco las laacutegrimas y tu amor de ahora en adelante tienes una patria
una madre una familia Derramemos las muchas laacutegrimas debidas a los muertos luego
seamos de nuevo dignas ambas de aquel que ya no es iexclyo su madre tuacute su mujer
Adioacutes vuelve a tu caacutemara yo acompantildeareacute a mi hijo hasta su uacuteltima morada cuando
regrese me encerrareacute en mi estancia con mi dolor y me volveraacutes a ver soacutelo cuando lo
haya vencido estate tranquila matareacute este dolor porque no quiero que me mate a miacute
A estas palabras de Smeranda traducidas por Gregoriska no pude responder sino con
un gemido Subiacute a mi caacutemara el fuacutenebre cortejo se alejoacute y lo vi desaparecer en el
aacutengulo del camino El convento de Hango estaba a soacutelo media legua de distancia del
castillo en liacutenea recta pero los obstaacuteculos del suelo haciacutean dar muchas vueltas al
camino de modo que se empleaban dos horas en recorrer aquel espacio Era el mes de
noviembre Las jornadas se habiacutean tornado friacuteas y breves y a las cinco ya era noche
oscura Hacia las siete vi reaparecer las antorchas el cortejo fuacutenebre habiacutea regresado
El cadaacutever reposaba en la tumba de sus padres todo estaba concluido
Les dije ya en queacute singular pesadilla viviacutea presa luego del fatal suceso que nos
sumergiera a todos en el duelo y sobre todo despueacutes que viera reabrirse y fijarse sobre
miacute los ojos cerrados del muerto La noche que siguioacute oprimida por las emociones
experimentadas durante el diacutea estaba auacuten maacutes triste Escuchaba sonar todas las horas
del reloj del castillo y a medida que el tiempo fugitivo me acercaba al momento en
que habiacutea muerto Kostaki me sentiacutea cada vez maacutes desconsolada Sonaron las nueve
menos cuarto Entonces se apoderoacute de miacute una extrantildea sensacioacuten Me corriacutea por todo el
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
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cuerpo un terror un estremecimiento que me helaba luego una especie de suentildeo
invencible entorpeciacutea mis sentidos me oprimiacutea el pecho y me velaba los ojos Tendiacute
el brazo y fui a caer de espaldas sobre el lecho Sin embargo no habiacutea perdido
totalmente los sentidos como para que no pudiera oiacuter como unos pasos acercaacutendose a
mi puerta despueacutes me parecioacute abrirse la puerta en seguida no vi ni escucheacute maacutes nada
Soacutelo sentiacute un vivo dolor en el cuello Luego de lo cual caiacute en profundo letargo
Me desperteacute a medianoche mi laacutempara ardiacutea auacuten intenteacute levantarme pero estaba tan
deacutebil que hube de repetir la tentativa dos veces Finalmente logreacute superar mi debilidad
y como despierta sentiacutea en el cuello el mismo dolor que experimentara en el suentildeo me
arrastreacute apoyaacutendome en el muro hasta el espejo y mireacute Algo que semejaba la
punzadura de un alfiler marcaba la arteria de mi cuello Creiacute que alguacuten insecto me
hubiera picado durante el suentildeo y como me sentiacutea abatida por la extenuacioacuten me
acosteacute de nuevo y me dormiacute A la mantildeana me desperteacute como de costumbre pero
entonces sentiacute una tal debilidad como la experimentara soacutelo una vez en mi vida a la
mantildeana siguiente de un diacutea en que fuera sangrada Me mireacute en el espejo y me sorprendiacute
de mi extraordinaria palidez La jornada transcurrioacute triste y oscura experimentaba yo
una cosa singular cuando me encontraba en un lugar sentiacutea necesidad de quedarme
alliacute cualquier cambio de posicioacuten me fatigaba
Llegada la noche me trajeron la laacutempara mis mujeres seguacuten podiacutea yo comprender por
sus gestos se ofrecieron a quedarse conmigo Se lo agradeciacute y salieron A la misma
hora que la noche precedente experimenteacute los mismos siacutentomas Quise levantarme
entonces y pedir ayuda pero no pude llegar a la salida Oiacute vagamente dar las nueve
menos cuarto los pasos resonaron se abrioacute la puerta pero yo no veiacutea ni escuchaba
nada y como la noche anterior caiacute de espaldas sobre el lecho Como el diacutea anterior
experimenteacute un dolor en el mismo sitio Como el diacutea anterior me desperteacute a
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medianoche pero maacutes paacutelida y maacutes deacutebil auacuten Al diacutea siguiente se renovoacute la horrible
pesadilla
Estaba decidida a bajar a la estancia de Smeranda por muy deacutebil que me sintiera
cuando entroacute en la caacutemara una de mis mujeres y pronuncioacute el nombre de Gregoriska
El joven la seguiacutea Intenteacute levantarme para recibirle pero volviacute a caer en mi silloacuten Eacutel
dio un grito al verme y quiso lanzarse hacia miacute pero tuve la fuerza de tender el brazo
hacia eacutel
-iquestQueacute vienes a hacer aquiacute -le pregunteacute
-iexclAy -dijo eacutel- iexclveniacutea a decirte adioacutes A decirte que abandono este mundo que me es
insoportable sin tu amor y tu presencia a anunciarte que me retiro al monasterio de
Hango
-Gregoriska -le respondiacute- estaacutes privado de mi presencias pero no de mi amor iexclAy Te
amo siempre y mi mayor pena es que este amor sea en adelante casi un delito
-Entonces iquestpuedo esperar que rogaraacutes por miacute Edvige
-Siacute pero no lo podreacute hacer por largo tiempo -repliqueacute yo con una sonrisa
-iquestPor queacute no Pero en verdad te veo muy abatida Dime iquestqueacute tienes iquestPor queacute tan
paacutelida
-Porque Dios tiene ciertamente piedad de miacute y a eacutel me llama
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Gregoriska se me acercoacute me tomoacute una mano que no tuve fuerza de sustraerle
miraacutendome fijo al rostro
-Esa palidez no es natural Edvige -me dijo- iquestcuaacutel es la causa
-Si te la dijera Gregoriska creeriacuteas que estoy loca
-No no habla Edvige te lo suplico estamos en un paiacutes que no se parece a ninguacuten otro
paiacutes en una familia que no se asemeja a ninguna otra familia Dime diacutemelo todo te lo
encarezco
Se lo narreacute todo la extrantildea alucinacioacuten que me poseiacutea a la hora en que Kostaki debioacute
morir ese terror ese letargo ese friacuteo glacial esa postracioacuten que me haciacutea caer de
espaldas sobre el lecho ese ruido de pasos que me pareciacutea oiacuter esa puerta que creiacutea ver
abrirse y finalmente ese agudo dolor en el cuello seguido de una palidez y de una
debilidad siempre crecientes Creiacutea yo que mi relato pareceriacutea a Gregoriska un
comienzo de locura y lo terminaba con una cierta timidez cuando por el contrario
advertiacute que me prestaba gran atencioacuten
Cuando hube terminado de hablar Gregoriska reflexionoacute un instante
-iquestDe manera -preguntoacute eacutel- que te duermes cada noche a las nueve menos cuarto
-Siacute por muchos que sean los esfuerzos que haga para resistir al suentildeo
-iquestY a esa misma hora crees ver abrirse la puerta
-Siacute aunque eche el cerrojo
-iquestY luego experimentas un agudo dolor en el cuello
-Siacute aunque sea apenas visible la sentildeal de la herida
-iquestMe permites ver
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
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Dobleacute la cabeza hacia atraacutes Examinoacute eacutel la cicatriz
-Edvige -dijo Gregoriska despueacutes de un momento de reflexioacuten- iquesttienes confianza en
miacute
-iquestMe lo preguntas -contesteacute
-iquestCrees en mi palabra
-Como creo en el Evangelio
-iexclBien Edvige por mi fe te juro que no tienes ocho diacuteas de vida si no aceptas hacer
hoy mismo lo que voy a decirte
-iquestY si consiento
-Si consientes quizaacutes te salves
-iquestQuizaacutes -eacutel se calloacute- Suceda lo que fuere Gregoriska -continueacute diciendo yo- hareacute
cuanto me ordenes hacer
-Escucha entonces -dijo eacutel- y ante todo no te espantes En tu paiacutes como en Hungriacutea y
en nuestra Rumaniacutea existe una tradicioacuten
Tembleacute porque esa tradicioacuten ya habiacutea vuelto a mi memoria
-iexclAh iquestSabes lo que quiero decir
-Siacute -contesteacute- en Polonia vi algunas personas padecer el horrendo hecho
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-Quieres hablar del vampiro iquestno es verdad
-Siacute nintildea auacuten me sucedioacute ver desenterrar en el cementerio de una aldea perteneciente
a mi padre cuarenta personas muertas en quince diacuteas sin que se hubiera podido en
ninguna ocasioacuten acertar con la causa de su muerte Diecisiete de esos cadaacuteveres
expusieron todos los signos de vampirismo es decir fueron encontrados frescos como
si hubieran estado vivos los otros eran sus viacutectimas
-iquestY queacute se hizo para liberar de eso a la regioacuten
-Se les clavoacute un palo en el corazoacuten y luego los quemaron
-Siacute asiacute se acostumbra hacer pero para nosotros eso no basta Para librarte de tu
fantasma antes quiero conocerlo y iexclpor Dios lo conocereacute Siacute y si es preciso luchareacute
cuerpo a cuerpo con eacutel quienquiera fuere
-iexclOh Gregoriska -exclameacute espantada
Dijo
-Quienquiera que fuere lo repito Mas para llevar a buen fin esta terrible aventura es
necesario que hagas todo lo que te exigireacute
-Di
-Estate preparada a las siete Desciende a la capilla pero desciende sola es necesario
que venzas a toda costa tu debilidad Edvige Alliacute recibiremos la bendicioacuten nupcial
Consieacutentemelo amada miacutea para velar por ti Luego subiremos de nuevo a esta caacutemara
y entonces veremos
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-iexclOh Gregoriska -exclameacute- iexclsi es eacutel te mataraacute
-No temas amada Edvige Consiente solamente
-Sabes bien que hareacute todo lo que quieras Gregoriska
-Entonces hasta luego a la noche
-Siacute haz lo que creas maacutes oportuno y te secundareacute yo cuanto mejor pueda adioacutes
Se fue Un cuarto de hora despueacutes vi a un caballero precipitarse a toda carrera por el
camino del monasterio era eacutel
Apenas le hube perdido de vista caiacute de rodillas y oreacute oreacute como ya no se reza en
nuestras tierras sin fe y aguardeacute a las siete ofreciendo a Dios y a los santos el
holocausto de mis pensamientos no me levanteacute sino al sonar las siete Estaba deacutebil
como una moribunda paacutelida como una muerta Me echeacute sobre la cabeza un gran velo
negro descendiacute la escalera apoyaacutendome en el muro y me dirigiacute a la capilla sin
encontrar a nadie
Gregoriska me esperaba con el padre Basilio prior del monasterio de Hango Centildeiacutea
una espada santa reliquia de un antiguo cruzado que asistiera a la toma de
Constantinopla con Ville-Hardouin y Baldouin de Flandes
-Edvige -dijo eacutel golpeando con la mano su espada- con la ayuda de Dios eacutesta romperaacute
el encantamiento que amenaza tu vida Aceacutercate pues resueltamente este santo
hombre que ya ha recibido mi confesioacuten recibiraacute nuestros juramentos
Comenzoacute la ceremonia quizaacute nunca otra fue maacutes sencilla y a un tiempo maacutes solemne
Nadie asistiacutea al monje eacutel mismo nos puso sobre la cabeza las coronas nupciales
Vestidos ambos de luto giramos en torno al altar con un cirio en la mano luego el
monje tras pronunciar las sacras palabras agregoacute
Vaacuteyanse ahora hijos miacuteos y el Sentildeor les deacute fuerza y valor para luchar contra el
enemigo del humano geacutenero Armados de la inocencia de ustedes y defendidos por Su
justicia venceraacuten al demonio Vayan y benditos sean
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Besamos los libros santos y salimos de la capilla Entonces por vez primera me apoyeacute
en el brazo de Gregoriska y me parecioacute que al contacto de aquel fuerte brazo de aquel
noble corazoacuten volviacutea a mis venas la vida Estaba segura del triunfo porque Gregoriska
estaba conmigo subimos a mi caacutemara Sonaban las ocho y media
-Edvige -me dijo entonces Gregoriska- no tenemos tiempo que perder iquestQuieres
dormir como de costumbre para que todo suceda durante tu suentildeo o bien permanecer
desvelada y verlo todo
-Junto a ti nada temo quiero permanecer despierta y verlo todo
Gregoriska extrajo de su pecho un boj2 bendito huacutemedo auacuten de agua santa y me lo
dio
-Toma entonces esta ramita -me dijo- acueacutestate en tu lecho recita las preces de la
Virgen y aguarda sin temor Dios estaacute con nosotros Cuida ante todo de no dejar caer
la ramita con ella podraacutes ordenar aun en el infierno No me llames no des ninguacuten
grito reza confiacutea y aguarda
Me acosteacute en el lecho Cruceacute las manos sobre el seno y puse sobre eacutel la ramita
bendecida Gregoriska se ocultoacute tras del trono de que ya hableacute Contaba yo los minutos
y de seguro mi esposo haciacutea lo mismo Sonaron los tres cuartos Vibraba auacuten el tantildeir
del martillo cuando me sentiacute presa del mismo entorpecimiento del mismo terror y del
mismo friacuteo glacial de los diacuteas precedentes acerqueacute a mis labios la rama bendita y
aquella primera sensacioacuten se desvanecioacute Oiacute entonces muy claro el ruido de aquel
conocido paso lento y medido que subiacutea los peldantildeos de la escalera y se aproximaba a
la puerta Luego la puerta se abrioacute despaciosamente sin ruido como empujada por
sobrenatural fuerza y entonces -La voz se apagoacute a medias casi sofocada en la
garganta de la narradora- Y entonces -continuoacute haciendo un esfuerzo- vi a Kostaki
paacutelido como se me apareciera en las parihuelas2 los largos cabellos negros cayeacutendole
sobre las espaldas goteaban sangre vestiacutea como de costumbre pero teniacutea descubierto
el pecho y dejaba ver su sangrante herida Todo estaba muerto todo era cadaacutever
carne ropas porte solamente los ojos aquellos terribles ojos estaban vivos
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Ante aquella aparicioacuten iexclextrantildeo es decirlo en vez de sentir duplicaacuterseme el espanto
sentiacute crecerme el valor Dios me lo enviaba de seguro para decidir mi situacioacuten y
defenderme del infierno Al primer paso que el espectro dio hacia mi lecho le claveacute
intreacutepidamente los ojos en el rostro y le presenteacute la rama bendita El espectro intentoacute
avanzar pero un poder maacutes fuerte que eacutel lo retuvo en el sitio Se detuvo
-iexclOh -murmuroacute- ella no duerme lo sabe todo
Pronuncioacute eacutel estas palabras en lengua moldava y sin embargo las comprendiacute yo como
si hubieran sido pronunciadas en lengua por miacute sabida
Estaacutebamos asiacute uno frente al otro el fantasma y yo sin que pudiera apartar mis miradas
de las suyas cuando con el rabillo del ojo vi a Gregoriska salir detraacutes del baldaquino
semejante al aacutengel exterminador y con la espada en el puntildeo Se hizo la sentildeal de la cruz
con la mano siniestra y avanzoacute lentamente con la espada tendida vuelta hacia el
fantasma eacuteste al ver al hermano desenvainoacute tambieacuten el sable soltando una horrible
carcajada pero apenas su sable tocoacute el hierro bendito el brazo le cayoacute inerte junto al
cuerpo Kostaki exhaloacute un suspiro de rabia y desesperacioacuten
-iquestQueacute quieres de miacute -preguntoacute al hermano
-En nombre del Dios verdadero y viviente -dijo Gregoriska- te conjuro a que respondas
-Habla -dijo el espectro rechinando los dientes
-iquestTe he tendido yo una emboscada
-No
-iquestTe he asaltado yo
-No
-Te he herido yo
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-No
-Te arrojaste tuacute mismo sobre mi espada y tuacute mismo corriste al encuentro de la muerte
Luego ante Dios y los hombres no soy culpable yo del delito de fratricidio luego no
has recibido una misioacuten divina sino infernal luego has salido de tu tumba no como una
sombra santa sino como un espectro maldito y volveraacutes a tu tumba
-iexclCon ella siacute -exclamoacute Kostaki haciendo un supremo esfuerzo para apoderarse de miacute
-iexclVolveraacutes allaacute solo -exclamoacute a su vez Gregoriska- Esta mujer me pertenece
Y al pronunciar tales palabras tocoacute con la punta del hierro bendito la llaga viva Kostaki
exhaloacute un grito como si le hubiera tocado una espada de fuego y llevaacutendose una mano
al pecho dio un paso atraacutes Al mismo tiempo Gregoriska con un movimiento que
pareciacutea coordinado con el del hermano dio un paso adelante entonces con los ojos
fijos en los ojos del muerto con la espada contra el pecho de su hermano comenzoacute una
marcha lenta terrible solemne Era algo semejante al pasaje de don Juan y el
comendador el espectro retrocediacutea bajo la presioacuten de la sacra espada bajo la voluntad
irresistible del campeoacuten de Dios que lo seguiacutea paso a paso sin pronunciar una palabra
ambos anhelantes ambos liacutevidos del rostro el vivo arrojando al muerto y obligaacutendolo
a abandonar el castillo su anterior morada para volver a la tumba su morada futura
Lo aseguro a fe miacutea iexclera cosa horrenda de verse Y sin embargo yo misma movida
por una fuerza superior invisible desconocida sin saber lo que haciacutea me levanteacute y los
seguiacute Bajamos la escalera iluminados soacutelo por las ardientes pupilas de Kostaki
Atravesamos la galeriacutea y el patio y luego traspusimos la puerta siempre con el mismo
paso medido el espectro retrocediendo Gregoriska con el brazo tendido yo detraacutes de
ellos
Esta marcha fantaacutestica duroacute una hora pues era necesario volver el cadaacutever a su tumba
pero en vez de seguir el camino acostumbrado Kostaki y Gregoriska atravesaron el
terreno en liacutenea recta cuidaacutendose poco de los obstaacuteculos que para ellos ya no existiacutean
ante ellos el suelo se allanaba los torrentes se secaban los aacuterboles se apartaban las
rocas se abriacutean El mismo milagro se operaba para miacute soacutelo que el cielo me pareciacutea todo
cubierto de un negro velo las lunas y las estrellas habiacutean desaparecido y en medio de
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las tinieblas soacutelo veiacutea resplandecer los ojos llameantes del vampiro Llegamos de tal
modo a Hango y pasamos a traveacutes del seto vivo de madrontildeos que serviacutea de cerco al
cementerio Apenas entrada distinguiacute entre las sombras la tumba de Kostaki junto a
la de su padre no sabiacutea que estuviera alliacute y sin embargo la reconociacute Nada me era
desconocido en aquella noche
Gregoriska se detuvo al borde de la fosa abierta
-Kostaki -dijo eacutel- aun no estaacute todo terminado para ti y una voz del cielo me avisa que
puede concebirse el perdoacuten si te arrepientes iquestprometes retornar a la tumba iquestno salir
de ella maacutes iquestconsagrar a Dios el culto que consagraste al infierno
-iexclNo -respondioacute Kostaki
-iquestTe arrepientes -preguntoacute Gregoriska
-iexclNo
-Por uacuteltima vez iquestte arrepientes
-iexclNo
-iexclBien Invoca la ayuda de Satanaacutes como invoco yo la de Dios y veremos quieacuten saldraacute
esta vez auacuten victorioso
Resonaron simultaacuteneamente dos gritos los hierros se cruzaron despidiendo centellas
y la lucha duroacute un minuto que me parecioacute un siglo Kostaki cayoacute vi alzarse la terrible
espada de su hermano introduciacutersela en el cuerpo y clavar ese cuerpo sobre la tierra
recieacuten removida Un uacuteltimo grito que nada teniacutea de humano se alzoacute por el aire Acudiacute
Gregoriska estaba en pie pero vacilante Le di apoyo con mis brazos
-iquestEstaacutes herido -le pregunteacute ansiosamente
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-No -me respondioacute- pero en tal duelo querida Edvige la lucha no la herida mata He
luchado con la muerte y a ella pertenezco
-Amigo amigo -exclameacute- aleacutejate de aquiacute y acaso vuelvas a la vida
-No eacutesta es mi tumba Edvige pero no perdamos tiempo toma un poco de esta tierra
impregnada de su sangre y apliacutecala a la mordedura que te hizo es el uacutenico medio que
puede preservarte en el porvenir de su horrendo amor
Obedeciacute temblando Me inclineacute para recoger aquella tierra sanguinosa y al doblarme
vi el cadaacutever clavado al suelo la espada bendita le atravesaba el corazoacuten y una sangre
oscura le brotaba abundante de la herida como si hubiera muerto en aquel momento
Amaseacute un poco de tierra con la sangre y apliqueacute a mi herida el espantoso talismaacuten
-Ahora mi adorada Edvige -dijo Gregoriska con voz semiapagada- escucha bien mi
uacuteltimo consejo Abandona el paiacutes apenas te sea posible Soacutelo la distancia es una
seguridad para ti El padre Basilio recibioacute hoy mi suprema voluntad y la cumpliraacute
iexclEdvige un beso iexclEl uacuteltimo el uacutenico beso iexclEdvige me muero
Y asiacute diciendo Gregoriska cayoacute junto al hermano
En cualquier otra circunstancia en medio de aquel cementerio cerca de aquella tumba
abierta con aquellos dos cadaacuteveres yaciendo uno junto al otro hubiera enloquecido
pero como dije ya Dios me habiacutea inspirado una fuerza igual a los acontecimientos de
los que eacutel me haciacutea no soacutelo testigo sino tambieacuten actriz Mientras miraba a mi alrededor
en busca de ayuda vi abrirse la puerta del monasterio y avanzar los monjes de a dos
conducidos por el padre Basilio llevando cirios ardientes y cantando las preces de
difuntos El padre Basilio habiacutea llegado haciacutea poco al convento y previendo lo
sucedido se dirigiacutea al cementerio con toda la congregacioacuten Me encontroacute viva cerca de
los dos muertos Una uacuteltima convulsioacuten habiacutea retorcido el rostro de Kostaki
Gregoriska en cambio estaba tranquilo y casi sonriente Fue sepultado como lo deseara
eacutel junto al hermano el cristiano junto al maldito Smeranda cuando tuvo noticia de la
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nueva desdicha quiso verme fue a buscarme al convento de Hango y supo de mis
labios cuanto habiacutea acontecido en aquella tremenda noche
Le referiacute todos los detalles de la fantaacutestica historia pero ella me escuchoacute como ya me
escuchara Gregoriska sin mostrar estupor ni espanto
-Edvige -me contestoacute ella despueacutes de un instante de silencio- por muy extrantildeo que sea
lo que me has narrado dijiste soacutelo la verdad La estirpe de los Brankovan estaacute maldita
hasta la tercera y cuarta generacioacuten porque un Brankovan matoacute a un sacerdote El
teacutermino de la maldicioacuten ha llegado pues tuacute aunque esposa eres virgen y en miacute se
extingue el linaje Si mi hijo te ha dejado en herencia un milloacuten toacutemalo Despueacutes de
mi muerte salvo los piacuteos legados que tengo la intencioacuten de hacer recibiraacutes el resto de
mis bienes Y ahora sigue el consejo de tu esposo Vuelve lo maacutes presto que puedas a
aquellas tierras donde Dios no permite que se cumplan tan horrendos prodigios No
necesito de nadie para llorar conmigo a mis hijos Mi dolor quiere soledad Adioacutes no
me tengas ya en cuenta Mi suerte futura me pertenece a miacute sola y a Dios
Y luego de besarme en la frente como de costumbre me dejoacute y fue a encerrarse en el
castillo de Brankovan
Ocho diacuteas despueacutes partiacute para Francia Como lo esperara Gregoriska mis noches no
fueron turbadas ya por el terrible fantasma Se restablecioacute mi salud y de aquel suceso
no me quedoacute otro recuerdo fuera de esta palidez mortal que suele acompantildear hasta la
tumba a toda humana criatura que haya sufrido el beso de un vampiro
________________
1 Parihuelas Utensilio para transportar cosas entre dos personas formado por dos
barras horizontales entre las que estaacute fijada una plataforma o cajoacuten Camilla cama
portaacutetil
2 Boj Arbusto de tallos ramosos con pequentildeas hojas ovales muy utilizado como
planta de jardiacuten y cuya madera es apreciada por su dureza
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No habiacutea que hablar de cortinas en las ventanas y en el lecho A los costados de la
escalera que llevaba a aquella caacutemara se erguiacutean dentro de nichos tres estatuas de los
Brankovan de tamantildeo superior al natural Al poco rato trajeron nuestros bagajes entre
los cuales se encontraban tambieacuten mis maletas Las mujeres me ofrecieron sus
servicios Pero no obstante reparando el desorden que lo sucedido causara en mi
tocado conserveacute mi vestimenta de amazona la cual maacutes que cualquier otra acordaba
con el modo de vestir de mis hueacutespedes Apenas habiacutea hecho los pocos cambios
necesarios en mis ropas cuando oiacute golpear levemente en la puerta
-Adelante -dije en franceacutes siendo esta lengua para nosotros los polacos como saben
casi una segunda lengua materna
Entroacute Gregoriska
-iexclAh sentildeora cuaacutento me complace que hables franceacutes
-Y yo tambieacuten -respondiacute- estoy contenta de saber esta lengua porque de tal modo he
podido gracias a este hecho apreciar toda la generosidad de tu conducta conmigo En
esa lengua me defendiste de los designios de tu hermano y en esa lengua te ofrezco yo
la expresioacuten de mi sincero reconocimiento
-Te lo agradezco sentildeora Era cosa muy natural que me preocupara de una mujer que
se encontraba en tu situacioacuten Andaba de caza por los montes cuando llegaron a mi
oiacutedo algunas detonaciones anormales y continuas comprendiacute que se trataba de un
asalto a mano armada y marcheacute al encuentro del fuego como decimos nosotros en
teacuterminos guerreros A Dios gracias llegueacute a tiempo pero iquestseriacutea tal vez demasiado
atrevido si te preguntara oh sentildeora por cuaacutel motivo una mujer de alto linaje como
eres tuacute se ha visto reducida a aventurarse en nuestros montes
-Soy polaca -contesteacute- Mis dos hermanos sucumbieron no ha mucho en la guerra
contra Rusia mi padre a quien dejeacute yo mientras se preparaba a defender su castillo
sin duda se les ha reunido ya a esta hora y yo huyendo por orden de mi padre de todos
aquellos estragos iba en busca de refugio al monasterio de Sabastru donde mi madre
en su juventud y en circunstancias semejantes habiacutea encontrado asilo seguro
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-Eres enemiga de los rusos tanto mejor -dijo el joven- este tiacutetulo te seraacute poderosa ayuda
en el castillo y nosotros necesitaremos de todas nuestras fuerzas para sostener la lucha
que se prepara Pero ante todo sentildeora pues que ya seacute quieacuten eres debes saber tambieacuten
quieacutenes somos nosotros el nombre de los Brankovan no te es desconocido iquestverdad
sentildeora -Yo me inclineacute- Mi madre es la uacuteltima princesa de este nombre la uacuteltima
descendiente del ilustre jefe mandado matar por los Cantimir los viles cortesanos de
Pedro I Casoacute en primeras nupcias con mi padre Serban Waivady priacutencipe tambieacuten eacutel
pero de estirpe menos ilustre Mi padre habiacutea sido educado en Viena y alliacute pudo
apreciar las ventajas de la civilizacioacuten Decidioacute hacer de miacute un europeo Partimos para
Francia Italia Espantildea y Alemania Mi madre -no le toca a un hijo lo seacute narrarte lo
que te direacute pero ya que por nuestra salvacioacuten es necesario que nos conozcamos bien
reconoceraacutes justos los motivos de esta revelacioacuten- mi madre digo que durante los
primeros viajes de mi padre mientras era yo auacuten nintildeo habiacutea tenido culpables
relaciones con un jefe de parciales (que con tal nombre agregoacute sonriendo Gregoriska
se llaman en este paiacutes a los hombres por quienes fuiste agredida) cierto conde Giordaki
Koproli medio griego y medio moldavo escribioacute a mi padre confesaacutendole todo y
pidieacutendole el divorcio apoyando su demanda en que no queriacutea ella una Brankovan
continuar siendo por maacutes tiempo mujer de un hombre que se tornaba diacutea a diacutea maacutes
extranjero a su patria iexclAy Mi padre no tuvo necesidad de dar su asentimiento a esa
peticioacuten que te podraacute parecer extrantildea pero entre nosotros es cosa muy natural Eacutel habiacutea
muerto de un aneurisma que desde mucho tiempo lo atormentaba y la carta de mi
madre la recibiacute yo A miacute ahora no me quedaba otra cosa que hacer votos sinceros por
la felicidad de mi madre y le escribiacute una carta en la que le comunicaba estos votos
miacuteos junto con la noticia de su viudez En aquella carta le pediacutea tambieacuten permiso para
poder continuar mis viajes que me fue concedido Teniacutea yo la firme intencioacuten de
establecerme en Francia o Alemania para no encontrarme cara a cara con un hombre
que aborreciacutea y que no podiacutea amar quiero decir al marido de mi madre cuando he
aquiacute que de improviso vine a saber que el conde Giordaki Koproli habiacutea sido
asesinado seguacuten decires por los viejos cosacos de mi padre Amaba yo demasiado a
mi madre para no apresurarme a regresar a la patria comprendiacutea su aislamiento y la
necesidad en que debiacutea encontrarse de tener junto a ella en tales circunstancias las
personas que podiacutean serle queridas Aun cuando ella nunca se hubiera mostrado muy
tierna conmigo era su hijo Una mantildeana llegueacute inesperadamente al castillo de mis
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padres Alliacute encontreacute a un joven a quien al principio tomeacute por un extranjero pero luego
supe que era mi hermano Era Kostaki el hijo del adulterio legitimado por un segundo
matrimonio Kostaki la indomable criatura que viste para quien son leyes soacutelo sus
pasiones que nada tiene por sagrado aquiacute abajo fuera de su madre que me obedece
como la tigresa obedece al brazo que la ha domado pero rugiendo por siempre en la
vaga esperanza de poder devorarme un diacutea En el interior del castillo en el hogar de
los Brakovan y de los Waivady yo soy auacuten el amo pero fuera de este recinto en la
abierta campintildea eacutel se convierte en el salvaje hijo de los bosques y de los montes que
quiere doblegarlo todo bajo su feacuterrea voluntad Coacutemo hoy eacutel y sus hombres hicieron
para ceder no lo seacute quizaacute por antigua costumbre o por un resto de respeto que me
tienen Pero no quisiera arriesgar otra prueba Permanece aquiacute no salgas de esta
caacutemara del patio del castillo en suma y respondo de todo si das un paso fuera del
castillo no puedo prometerte otra cosa que hacerme matar por defenderte
-iquestNo podreacute entonces -dije yo- seguacuten el deseo de mi padre continuar el viaje hacia el
convento de Sabastru
-Obra intenta ordena yo te acompantildeareacute pero quedareacute en mitad del camino y tuacute tuacute
ciertamente no alcanzaraacutes la meta de tu viaje
-Pero iquestqueacute hacer entonces
-Queacutedate aquiacute aguarda toma consejo de los hechos y aprovecha las circunstancias
Suponte haber caiacutedo en una caverna de bandidos y que soacutelo tu valor podraacute sacarte del
apuro tu calma salvarte Mi madre a despecho de la preferencia que concede a
Kostaki hijo de su amor es buena y generosa Por otra parte es una Brankovan vale
decir una verdadera princesa La veraacutes ella te defenderaacute de las brutales pasiones de
Kostaki Ponte bajo la proteccioacuten de ella seacute corteacutes y te amaraacute Y en realidad (agregoacute
eacutel con expresioacuten indefinible) iquestquieacuten podriacutea verte y no amarte Ven ahora al comedor
donde mi madre te espera No demuestres fastidio ni desconfianza habla polaco aquiacute
nadie conoce esta lengua yo traducireacute a mi madre tus palabras y estate tranquila que
soacutelo direacute aquello que sea conveniente decir Sobre todo ni una palabra de cuanto te he
revelado nadie debe sospechar que estamos de acuerdo Tuacute no sabes auacuten de cuaacutenta
astucia y disimulacioacuten es capaz el maacutes sincero de entre nosotros Ven
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Lo seguiacute por la escalera iluminada de antorchas de resina ardiendo puestas dentro de
manos de hierro que sobresaliacutean del muro Era evidente que aquella insoacutelita
iluminacioacuten habiacutea sido dispuesta para miacute Llegamos al comedor Apenas Gregoriska
hubo abierto la puerta de aquella sala y pronunciado en el umbral una palabra en
lengua moldava que despueacutes supe significaba la extranjera vino a nuestro encuentro
una mujer de alta estatura Era la princesa Brankovan Teniacutea cabellos blancos
entrelazados alrededor de la cabeza la cual estaba cubierta de un gorro de cibelina
ornado de un penacho signo de su origen principesco Vestiacutea una especie de tuacutenica de
brocado el corpintildeo sembrado de piedras preciosas sobrepuesta a una larga hopalanda
de estofa turca guarnecida de piel igual a la del gorro Teniacutea en la mano un rosario de
cuentas de aacutembar que haciacutea correr raacutepidamente entre los dedos Junto a ella estaba
Kostaki vestido con el espleacutendido y majestuoso traje magiar en el cual me parecioacute auacuten
maacutes extrantildeo Su traje estaba compuesto de una sobrevesta de velludo negro de ancha
mangas que le caiacutea hasta debajo de la rodilla calzones de casimir rojo y los largos
cabellos de color negro tirando a azulado le caiacutean sobre el cuello desnudo rodeado
solamente por la orla blanca de una fina camisa de seda Me saludoacute torpemente y
pronuncioacute en moldavo algunas palabras para miacute ininteligibles
-Puedes hablar en franceacutes hermano miacuteo -dijo Gregoriska- la sentildeora es polaca y
comprende esta lengua
Entonces Kostaki dijo en franceacutes algunas palabras casi tan incomprensibles para miacute
como las que pronunciara en moldavo pero la madre tendiendo gravemente el brazo
interrumpioacute a los dos hermanos Apareciacutea claro que intimaba a sus hijos que esperaran
a que soacutelo ella me recibiera Comenzoacute entonces en lengua moldava un discurso de
cumplimiento al cual la movilidad de sus facciones daba un sentido faacutecil de explicarse
Me indicoacute la mesa me ofrecioacute una silla cerca de ella sentildealoacute con un gesto la casa toda
como diciendo que estaba a mi disposicioacuten y sentaacutendose antes que los demaacutes con
beneacutevola dignidad hizo la sentildeal de la cruz y pronuncioacute una plegaria Entonces cada
uno ocupoacute su lugar propio establecido por la etiqueta Gregoriska cerca de miacute Como
extranjera yo habiacutea determinado que a Kostaki le tocara el puesto de honor junto a su
madre Smeranda Asiacute se llamaba la condesa Tambieacuten Gregoriska habiacutea mudado de
vestimenta Llevaba eacutel igualmente la tuacutenica magiar y los calzones de casimir pero
aqueacutella de color granate y estos turquiacutees Teniacutea colgada del cuello una espleacutendida
condecoracioacuten el nisciam del sultaacuten Mahmud Los otros comensales de la casa cenaban
en la misma mesa cada uno en el sitio que le correspondiacutea seguacuten el grado que ocupaba
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entre los amigos o los servidores La cena fue triste Kostaki no me dirigioacute nunca la
palabra si bien su hermano tuvo siempre la atencioacuten de hablarme en franceacutes La madre
me ofreciacutea de todo con sus propias manos con ese ademaacuten solemne que le era natural
Gregoriska habiacutea dicho la verdad era una verdadera princesa Luego de la cena
Gregoriska se acercoacute a su madre y le explicoacute en lengua moldava el deseo que yo debiacutea
tener de estar sola y cuaacuten necesario me seriacutea el reposo despueacutes de las emociones de
aquella jornada Smeranda hizo un gesto de aprobacioacuten me tendioacute la mano me besoacute
en la frente como lo hubiera hecho con una hija suya y me deseoacute buena noche en su
castillo Gregoriska no se habiacutea engantildeado yo ansiaba ardientemente aquel instante de
soledad Agradeciacute por eso a la princesa quien me condujo hasta la puerta donde me
esperaban las dos mujeres que antes ya me acompantildearan en mi caacutemara Saludado que
hube a la madre y a los dos hijos volviacute a mi aposento de donde saliera una hora antes
El sofaacute estaba transformado en lecho Otros cambios no se habiacutean hecho Agradeciacute a
las mujeres les hice comprender que me desvestiriacutea sola y ellas salieron en seguida
con mil testimonios de respeto que queriacutean significar tener oacuterdenes de obedecerme en
todo y por todo Quedeacute sola en aquella inmensa caacutemara que mi candela podiacutea alumbrar
apenas en parte Era un singular juego de luces una especie de lucha entre el resplandor
treacutemulo de mi cirio y los rayos de la luna que pasaban a traveacutes de la ventana sin
cortinados Ademaacutes de la puerta por la que entrara y que caiacutea sobre la escalera habiacutean
otras dos en la caacutemara pero sus gruesos cerrojos que se cerraban por dentro bastaban
para tranquilizarme Mireacute la puerta de entrada tambieacuten ella teniacutea medios de defensa
Abriacute la ventana daba sobre un abismo Comprendiacute que Gregoriska habiacutea elegido
aquella caacutemara calculadamente De vuelta por fin a mi sofaacute encontreacute sobre una mesita
puesta junto a la cabecera una tarjeta doblada La abriacute y leiacute en polaco Duerme
tranquila nada tienes que temer mientras permanezcas en el interior del castillo
Seguiacute el buen consejo y como el cansancio venciacutea sobre las preocupaciones que me
teniacutean desazonada me acosteacute y en seguida me dormiacute
Desde aquel momento quedaba fijada mi permanencia en el castillo y teniacutea principio
el drama que voy a narrarles
Los dos hermanos se enamoraron de miacute cada uno seguacuten su iacutendole Kostaki me confesoacute
de improviso al diacutea siguiente que me amaba y declaroacute que seriacutea suya y no de otro y
que me matariacutea antes que cederme a quienquiera que fuese Gregoriska no me dijo
nada pero se mostroacute lleno de amor y de consideraciones conmigo Para complacerme
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puso en praacutectica todos los medios de su refinada educacioacuten todos los recuerdos de una
juventud transcurrida en la maacutes nobles Cortes de Europa iexclAy No era cosa tan difiacutecil
pues ya el primer sonido de su voz me habiacutea acariciado el alma y ya su primera mirada
me habiacutea serenado el corazoacuten Al cabo de tres meses Kostaki me habiacutea repetido cien
veces que me amaba y yo lo odiaba Gregoriska auacuten no me habiacutea dicho una palabra de
amor y yo sentiacutea que cuando eacutel lo deseara seriacutea toda suya
Kostaki habiacutea renunciado a sus incursiones Encerrado siempre en el castillo habiacutea
cedido momentaacuteneamente el mando a un lugarteniente quien de cuando en cuando
veniacutea a pedirle oacuterdenes y en seguida desapareciacutea Tambieacuten Smeranda habiacutea concebido
por miacute una amistad apasionada cuyas expresiones me causaban temor Protegiacutea ella
visiblemente a Kostaki y pareciacutea celosa de miacute maacutes auacuten de lo que eacutel lo fuera Pero como
no hablaba polaco ni franceacutes y yo no comprendiacutea el moldavo ella no teniacutea modo de
insistir ante miacute en favor de su hijo predilecto Habiacutea sin embargo aprendido a decir en
franceacutes unas palabras que me repetiacutea siempre cuando posaba sus labios en mi frente
-iexclKostaki ama a Edvige
Un diacutea recibiacute una noticia horrible que colmoacute mi desventura Los cuatro hombres
sobrevivientes del combate habiacutean sido puestos en libertad y regresado a Polonia
prometiendo que uno de ellos antes de que pasaran tres meses volveriacutea para darme
noticias de mi padre En efecto una mantildeana se presentoacute de nuevo uno de ellos Nuestro
castillo habiacutea sido tomado incendiado destruido y mi padre se habiacutea hecho matar
defendieacutendolo En adelante estaba sola en el mundo Kostaki redobloacute sus insinuaciones
y Smeranda sus ternuras pero esta vez aduje como pretexto mi duelo por la muerte de
mi padre Kostaki insistioacute diciendo que cuanto maacutes sola me encontraba tanto maacutes
necesidad teniacutea de apoyo y su madre insistioacute al par y acaso maacutes que eacutel
Gregoriska me habiacutea hablado del poder que los moldavos tienen sobre siacute mismos
cuando no quieren que otros lean en su corazoacuten Eacutel era un vivo ejemplo de ello Estaba
seguriacutesima de su amor y sin embargo si alguien me hubiera preguntado en queacute prueba
se fundaba tal certidumbre me habriacutea sido imposible decirlo nadie en el castillo habiacutea
visto nunca que su mano tocara la miacutea o que sus ojos buscaran los miacuteos Soacutelo los celos
podiacutean hacer clara a Kostaki la rivalidad del hermano como soacutelo el amor que
alimentaba yo por Gregoriska podiacutea hacerme claro su amor Sin embargo lo confieso
me inquietaba mucho aquel poder de Gregoriska sobre siacute mismo Yo teniacutea fe en eacutel pero
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no bastaba necesitaba ser convencida cuando he aquiacute que una noche de vuelta apenas
en mi caacutemara oiacute golpear levemente a una de las dos puertas que se cerraban por dentro
Por el modo de golpear adivineacute que era una llamada amiga Me acerqueacute preguntando
quieacuten estaba alliacute
-Gregoriska -contestoacute una voz cuyo acento no podiacutea engantildearme
-iquestQueacute quereacuteis de miacute -le pregunteacute toda temblorosa
-Si tienes fe en miacute -dijo Gregoriska- si me crees hombre de honor iquestme permites una
pregunta
-iquestCuaacutel
-Apaga la luz como si te hubierais acostado y de aquiacute en media hora aacutebreme esta
puerta
-Vuelve dentro de media hora -fue mi uacutenica respuesta
Apagueacute la luz y aguardeacute El corazoacuten me palpitaba con violencia pues comprendiacutea que
se trataba de un hecho importante Transcurrioacute la media hora oiacute golpear maacutes levemente
auacuten que la primera vez Durante el intervalo habiacutea descorrido los cerrojos no me
quedaba pues sino abrir la puerta Gregoriska entroacute y sin que me dijera cerreacute la puerta
tras eacutel y echeacute los cerrojos Eacutel permanecioacute un instante mudo e inmoacutevil imponieacutendome
silencio con el gesto Luego cuando estuvo seguro de que ninguacuten peligro nos
amenazaba por el momento me llevoacute al centro de la vasta caacutemara y sintiendo por mi
temblor que no habriacutea podido sostenerme de pie me buscoacute una silla Me senteacute o maacutes
bien me dejeacute caer sobre el asiento
-iexclDios miacuteo -le dije- iquestqueacute hay de nuevo o por queacute tantas precauciones
-Porque mi vida que no contariacutea para nada y acaso tambieacuten la tuya dependen de la
conversacioacuten que tendremos
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Amedrentada le aferreacute una mano Se la llevoacute eacutel a los labios miraacutendome como si
quisiera pedir excusas por tanta audacia Bajeacute yo los ojos era un taacutecito consentimiento
-Yo te amo -me dijo con aquella voz melodiosa como un canto- iquestme amas tuacute
-Siacute -le respondiacute
-iquestY consentiriacuteas en ser mi mujer
Llevoacute la mano a la frente con profunda expresioacuten de felicidad
-Siacute
-Entonces iquestno rehusaraacutes seguirme
-Te seguireacute doquiera
-Pues comprenderaacutes bien que no podemos ser felices sino huyendo de estos lugares
-iexclOh siacute Huyamos -exclameacute
-iexclSilencio -dijo eacutel estremecieacutendose- iexclSilencio
-Tienes razoacuten
Y me le acerqueacute toda tremante
-Escucha lo que he hecho -continuoacute Gregoriska- escucha por queacute he estado tanto
tiempo sin confesarte que te amaba Queriacutea yo cuando estuviera seguro de tu amor
que nadie pudiera oponerse a nuestra unioacuten Yo soy rico querida Edvige
inmensamente rico pero como lo son los sentildeores moldavos rico en tierras en ganados
en servidores Ahora bien he vendido por un milloacuten tierras rebantildeos y campesinos al
monasterio de Hango Me han dado trescientos mil francos en muchas piedras
preciosas cien mil francos en oro el resto en letras de cambio sobre Viena iquestTe bastaraacute
un milloacuten
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Le apreteacute la mano
-Me hubiera bastado tu amor Gregoriska juacutezgalo tuacute
-iexclBien Escucha mantildeana voy al monasterio de Hango para tomar mis uacuteltimas
disposiciones con el superior Eacutel me tiene listos caballos que nos esperaraacuten de las nueve
de la mantildeana en adelante ocultos a cien pasos de castillo Despueacutes de la cena subiraacute
de nuevo como hoy a tu caacutemara como hoy apagaraacutes la luz como hoy entrareacute yo en tu
aposento Pero mantildeana en vez de salir solo tuacute me seguiraacutes saldremos por la puerta que
da sobre los campos encontraremos los caballos montaremos y pasado mantildeana por
la mantildeana habremos recorrido treinta leguas
-iexclOh iexclPor queacute no seraacute ya pasado mantildeana
-iexclQuerida Edvige
Gregoriska me apretoacute sobre el corazoacuten y nuestros labios se encontraron iexclOh Lo habiacutea
dicho eacutel yo habiacutea abierto la puerta de mi caacutemara a un hombre de honor pero
comprendioacute bien que si no le perteneciacutea en cuerpo le perteneciacutea en alma Transcurrioacute
la noche sin que pudiera cerrar los ojos Me veiacutea huir con Gregoriska me sentiacutea
transportada por eacutel como ya lo habiacutea sido por Kostaki soacutelo que aquella carrera terrible
espantable fuacutenebre se trocaba ahora en un apuro suave y delicioso al que la velocidad
del movimiento agregaba deleite pues tambieacuten el movimiento veloz tiene un deleite
propio Nacioacute el diacutea Bajeacute Me parecioacute que el ademaacuten con que me saludoacute Kostaki era
auacuten maacutes teacutetrico que de costumbre Su sonrisa era iroacutenica y amenazadora Smeranda no
me parecioacute cambiada Durante la colacioacuten Gregoriska ordenoacute sus caballos Pareciacutea que
Kostaki no pusiera ni la miacutenima atencioacuten en aquella orden Hacia las once Gregoriska
nos saludoacute anunciando que estariacutea de regreso recieacuten a la noche y rogando a su madre
que no lo esperase a cenar despueacutes se volvioacute hacia miacute y me rogoacute quisiera admitir sus
excusas
Salioacute La mirada de su hermano lo siguioacute hasta cuando dejoacute la caacutemara y en ese
momento le brotoacute de los ojos un tal relaacutempago de odio que me estremeciacute Pueden
imaginarse con queacute inquietud paseacute aquel diacutea A nadie habiacutea confiado nuestros
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designios a duras penas le hableacute a Dios de ello en mis plegarias y me pareciacutea que
todos los conocieran que cada mirada puesta en miacute pudiera penetrar y leer en lo iacutentimo
de mi corazoacuten La cena fue un suplicio hosco y taciturno Kostaki por costumbre
hablaba raramente esta vez no dijo maacutes que dos o tres palabras en moldavo a su madre
y siempre con tal acento que haciacutea estremecer Cuando me levanteacute para subir a mi
aposento Smeranda como de ordinario me abrazoacute y al abrazarme repitioacute aquella frase
que desde ya ocho diacuteas no le saliera de la boca iexclKostaki ama a Edvige
Esta frase me siguioacute como una amenaza hasta mi caacutemara y aun alliacute me pareciacutea que una
voz fatal me susurrase al oiacutedo iexclKostaki ama a Edvige Ahora el amor de Kostaki me
lo habiacutea dicho Gregoriska equivaliacutea a la muerte Hacia las siete de la noche vi a Kostaki
atravesar el patio Se volvioacute para verme pero me aparteacute para que no pudiera
descubrirme Estaba inquieta pues por cuanto podiacutea yo ver desde mi ventana me
pareciacutea que eacutel iba directamente hacia la caballeriza Me arriesgueacute a correr los cerrojos
de una de las puertas internas de mi caacutemara y pasar a la caacutemara vecina desde donde
podiacutea ver todo lo que eacutel estaba por hacer Se dirigiacutea en efecto hacia la caballeriza y
cuando hubo llegado a ella sacoacute eacutel mismo su caballo favorito ensillaacutendolo de su propia
mano con el cuidado de un hombre que da la mayor importancia a cada detalle Vestiacutea
el mismo traje que cuando se me apareciera la vez primera pero no llevaba otra arma
que el sable Cuando hubo ensillado el caballo miroacute otra vez hacia la ventana de mi
caacutemara No habieacutendome visto saltoacute sobre la silla se hizo abrir la misma puerta por la
que saliera y debiacutea volver su hermano y se alejoacute a todo galope en direccioacuten del
monasterio de Hango Se me apretoacute entonces terriblemente el corazoacuten un fatal
presentimiento me deciacutea que Kostaki iba al encuentro de su hermano Estuve en la
ventana hasta cuando pude distinguir el camino que a un cuarto de legua de distancia
del castillo haciacutea un recodo a la izquierda y se perdiacutea en el comienzo de un bosque
Pero la noche se tornaba cada vez maacutes cerrada y pronto no pude distinguir maacutes el
camino
Me quedeacute todaviacutea
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Finalmente la inquietud que me atormentaba renovoacute precisamente por exceso mis
fuerzas y pues las primeras noticias de uno o de otro hermano debiacutean llegarme en la
sala inferior bajeacute
Mireacute ante todo Smeranda En la tranquilidad de su rostro advertiacute que no teniacutea ninguna
aprensioacuten daba oacuterdenes para la acostumbrada cena y los cubiertos de los hermanos
estaban en los lugares habituales No me atreviacute a interrogar a nadie Por otra parte iquesta
quieacuten hubiera podido dirigirme En el castillo ninguno excepto Kostaki y Gregoriska
hablaban las dos lenguas que yo sabiacutea Me sobresaltaba al miacutenimo rumor Por
costumbre nos poniacuteamos a la mesa a las nueve
Habiacutea bajado a la sala a las ocho y media y seguiacutea con la mirada la aguja de los
minutos cuyo avance era casi visible sobre el amplio cuadrante del reloj La viajera
aguja transitoacute la distancia que nos separaba del cuarto de hora
El cuarto golpeoacute y las vibraciones resonaron profundas y tristes en seguida la aguja
continuoacute su girar silencioso y la vi recorrer de nuevo la distancia con la regularidad y
la lentitud de la punta de un compaacutes Algunos minutos antes de dar las nueve me
parecioacute oiacuter el pataleo de un caballo en el patio Lo oyoacute tambieacuten Smeranda y volvioacute el
rostro hacia la ventana pero la noche era demasiado oscura para poder distinguir objeto
alguno iexclOh Si me hubiera mirado en aquel momento cuaacuten presto habriacutea adivinado lo
que pasaba en mi corazoacuten
Se habiacutea oiacutedo el patalear de un solo caballo y era cosa muy natural pues estaba yo
bien segura de que habriacutea regresado un solo caballero iquestPero cuaacutel Resonaron algunos
pasos en la antecaacutemara pasos lentos como los de un hombre que camina hesitando
cada uno de ellos me pareciacutea transitarme el corazoacuten La puerta se abrioacute y en la
oscuridad vi delinearse una sombra
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La sombra se detuvo un instante en la puerta el corazoacuten se me quedoacute en suspenso La
sombra avanzoacute y a medida que entraba en el ciacuterculo de la luz recobraba yo el aliento
Reconociacute a Gregoriska Algunos momentos maacutes y el corazoacuten se me quebraba
Reconociacute a Gregoriska pero estaba paacutelido como un cadaacutever Con soacutelo verle se podiacutea
adivinar que habiacutea acontecido algo terrible
-iquestEres tuacute Kostaki -preguntoacute Smeranda
-No madre miacutea -contestoacute Gregoriska con sorda voz
-iexclAh al fin -dijo ella- iquesty desde cuaacutendo acaacute toca a tu madre esperarte
-Madre miacutea -dijo Gregoriska mirando la peacutendola- apenas son las nueve
Y efectivamente en ese mismo momento sonaron las nueve
-Es verdad -dijo Smeranda- iquestDoacutende estaacute tu hermano
A pesar miacuteo se presentoacute en mi mente el pensamiento de que Dios habiacutea hecho la misma
pregunta a Caiacuten Gregoriska no contestoacute
-iquestNadie ha visto hasta ahora a Kostaki -preguntoacute Smeranda
El vatar o sea el mayordomo fue a informarse
-Hacia las siete -dijo eacutel de regreso- el conde ha estado en las caballerizas ha ensillado
con propia mano su caballo y ha partido por el camino de Hango
En ese instante mis ojos se encontraron con los de Gregoriska No seacute si fue realidad o
alucinacioacuten pero me parecioacute notar una gota de sangre en medio de su frente Me lleveacute
lentamente el dedo a la frente indicando el punto donde creiacutea yo ver aquella mancha
Gregoriska me comprendioacute sacoacute el pantildeuelo y se secoacute
-Siacute siacute -murmuroacute Smeranda- habraacute encontrado alguacuten lobo u oso y se habraacute entretenido
en perseguirlo He aquiacute por queacute un hijo hace esperar a su madre iquestDoacutende le has dejado
Gregoriska
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-Madre miacutea -respondioacute eacuteste con voz conmovida pero firme- mi hermano y yo no hemos
salido juntos
-Bien -dijo Smeranda- Vamos a la mesa cada uno poacutengase en su lugar y luego
cieacuterrense las puertas quien esteacute afuera dormiraacute afuera
Las dos primeras partes de estas oacuterdenes fueron estrictamente ejecutadas Smeranda
se puso en su lugar Gregoriska se sentoacute a su diestra yo a su siniestra Despueacutes los
servidores salieron para cumplir la tercera parte de las oacuterdenes es decir para cerrar las
puertas del castillo En ese momento mismo se escuchoacute un gran estreacutepito en el patio y
un servidor entroacute espantado diciendo
-Princesa ha entrado en este instante al patio el caballo del conde Kostaki solo y por
entero cubierto de sangre
-iexclOh -murmuroacute Smeranda levantaacutendose paacutelida y amenazadora- de tal modo volvioacute una
noche al castillo el caballo de su padre
Dirigioacute una mirada a Gregoriska no estaba paacutelido ya estaba liacutevido El caballo del
conde Koproli en efecto habiacutea regresado una noche al castillo todo manchado de
sangre y una hora despueacutes los servidores encontraron y trajeron el cuerpo del amo
cubierto de heridas Smeranda tomoacute una antorcha de manos de un criado se acercoacute a
la puerta y abrieacutendola bajoacute al patio El caballo espantado era retenido trabajosamente
por tres o cuatro servidores que haciacutean toda clase de esfuerzos para tranquilizarlo
Smeranda se aproximoacute al animal examinoacute la sangre que cubriacutea la silla y vio una herida
en su testuz
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-Kostaki fue muerto de frente -dijo ella- en duelo y por un solo enemigo Busquen su
cuerpo hijos miacuteos maacutes tarde buscaremos al homicida
Asiacute como el caballo habiacutea entrado por la puerta de Hango todos los servidores se
precipitaron afuera por ella y se vieron sus antorchas perderse en la campintildea y entrar
en lo profundo del bosque como en una hermosa noche de estiacuteo se ven centellear las
lucieacuternagas en la llanura de Niza o de Pisa
Smeranda como si hubiera estado segura de que la buacutesqueda no durariacutea mucho
aguardoacute enhiesta en la puerta Ni una laacutegrima humedeciacutea las mejillas de aquella madre
desolada sin embargo se veiacutea que la desesperacioacuten rugiacutea tempestuosa en lo profundo
de su corazoacuten Gregoriska estaba detraacutes de ella y yo cerca de Gregoriska Al
abandonar la sala parecioacute querer ofrecerme su brazo pero no se habiacutea atrevido a
hacerlo De ahiacute en cerca de un cuarto de hora se vio aparecer en el recodo del camino
una antorcha luego una segunda una tercera y finalmente se distinguieron todas Soacutelo
que ahora en vez de dispersarse estaban agrupadas en torno a un centro comuacuten Ese
centro era como bien pronto se pudo advertir unas parihuelas1 con un hombre tendido
sobre ellas El fuacutenebre cortejo avanzaba lentamente pero al cabo de diez minutos
quienes lo llevaban se descubrieron instintivamente la cabeza y taciturnos entraron en
el patio donde fue depositado el cuerpo Entonces con un majestuoso gesto Smeranda
ordenoacute que se le abriera paso y acercaacutendose al cadaacutever puso una rodilla en tierra ante
eacutel apartoacute los cabellos que le formaban un velo sobre el rostro y estuvo contemplaacutendolo
largamente sin derramar una laacutegrima Le abrioacute luego la vestimenta moldava y apartoacute
camisa ensangrentada La herida se hallaba en la parte diestra del pecho Debiacutea haber
sido hecha con una hoja recta y de dos filos Recordeacute haber visto esa mantildeana misma al
costado de Gregoriska el largo cuchillo de caza que serviacutea de bayoneta a su carabina
Busqueacute con los ojos el arma no estaba ya alliacute Smeranda se hizo llevar agua mojoacute en
ella su pantildeuelo y lavoacute la llaga Una sangre pura y tibia todaviacutea enrojecioacute los labios de
la herida El espectaacuteculo que teniacutea bajo los ojos era a un tiempo atroz y sublime
Aquella vasta caacutemara ahumada por las antorchas de resina aquellos rostros baacuterbaros
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aquellos ojos centelleantes de ferocidad aquellos ropajes singulares aquella madre
que a la vista de la sangre aun caacutelida calculaba cuaacutento tiempo haciacutea que la muerte
arrebatara a su hijo aquel profundo silencio interrumpido soacutelo por los sollozos de los
bandidos cuyo jefe era Kostaki todo eso repito teniacutea en siacute algo de atroz y de sublime
Smeranda acercoacute sus labios a la frente de su hijo y se levantoacute en seguida echaacutendose
a las espaldas las largas trenzas de blancos cabellos que se le habiacutean desunido
-iexclGregoriska ndashdijo
Gregoriska se estremecioacute sacudioacute la cabeza y saliendo de su atoniacutea
-Madre miacutea -respondioacute
-Ven aquiacute hijo miacuteo y escuacutechame
Gregoriska obedecioacute temblando pero obedecioacute
A medida que se aproximaba al cuerpo de Kostaki la sangre brotaba de la herida maacutes
abundante y maacutes roja Afortunadamente Smeranda no miraba maacutes hacia aquel lado
pues a la vista de aquella sangre no habriacutea tenido ya necesidad de buscar el asesino
-Gregoriska -dijo ella- bien seacute que Kostaki y tuacute no se miraban con buenos ojos bien seacute
que tuacute eres un Waivady por parte de tu padre y eacutel un Koproli por parte del suyo pero
por parte de madre son ambos de la sangre de los Brankovan Seacute que tuacute eres un hombre
de ciudad occidental y eacutel un hijo de las montantildeas orientales pero por el seno que los
llevoacute a ambos son hermanos iexclPues bien Gregoriska quiero saber si mi hijo seraacute
llevado a yacer junto a la tumba de su padre sin que haya sido pronunciado el
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juramento si yo en fin podreacute llorar tranquila como mujer descansando en ti vale decir
en un hombre para el castigo
-Dime sentildeora el nombre del homicida y ordena te juro que dentro de una hora si tuacute
lo exiges habraacute dejado de vivir
-iquestJuras so pena de mi maldicioacuten lo has entendido hijo miacuteo iquestJuras que el asesino
moriraacute que no dejaraacutes piedra sobre piedra de su casa que su madre sus hijos sus
hermanos su mujer o su prometida pereceraacuten por tu mano Juacuteralo y al jurarlo invoca
sobre ti la coacutelera celeste si faltas a la sacra promesa Si faltas a esta sacra promesa
padeceraacutes la miseria la execracioacuten de los amigos la maldicioacuten de tu madre
Gregoriska extendioacute la mano sobre el cadaacutever y
-iexclJuro que el asesino moriraacute -dijo
A aquel singular juramento cuyo verdadero sentido yo sola y el muerto quizaacute podiacuteamos
comprender vi o creiacute ver cumplirse un horrendo prodigio Los ojos del cadaacutever se
abrieron se fijaron sobre miacute maacutes vivos cual nunca los viera y como si aquella mirada
hubiera sido palpable sentiacute penetrarme hasta el corazoacuten un hierro candente No resistiacute
tanto dolor y me desvaneciacute
Cuando recobreacute los sentidos me encontreacute acostada sobre el lecho de mi caacutemara una de
las dos mujeres velaba cerca de miacute Pregunteacute doacutende estaba Smeranda me fue
contestado que velaba junto al cuerpo de su hijo Pregunteacute doacutende estaba Gregoriska se
me dijo que en el monasterio de Hango
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Ahora no era preciso huir iquestno habiacutea muerto Kostaki No se debiacutea ya hablar de boda
iquestpodiacutea yo casarme con el fratricida Transcurrieron asiacute tres diacuteas y tres noches en medio
de extrantildeos suentildeos En la vigilia y en el suentildeo veiacutea siempre aquellos dos ojos vivos en
ese rostro de muerto era una visioacuten horrenda Kostaki debiacutea ser sepultado al tercer diacutea
Por la mantildeana me fue traiacutedo de parte de Smeranda un vestido completo de viuda Me
lo puse y bajeacute La casa pareciacutea vaciacutea todos estaban en la capilla Me encamineacute hacia
ella y al tiempo que trasponiacutea su umbral vino a mi encuentro Smeranda a quien no
habiacutea visto desde hacia tres diacuteas
Se hubiera dicho que era la imagen del Dolor Con lento movimiento como el de una
estatua posoacute sobre mi frente sus helados labios y con voz que pareciacutea salir ya de la
tumba pronuncioacute las habituales palabras iexclKostaki te ama No se pueden imaginar
el efecto que produjeron en miacute aquellas palabras Esa protesta de amor expresada en
presente en vez de en pasado que deciacutea te ama y no ya te amaba ese amor de
ultratumba que veniacutea a buscarme en la vida hizo sobre mi corazoacuten una impresioacuten
terrible Al mismo tiempo se apoderaba de miacute un extrantildeo sentimiento tal como si fuera
verdaderamente la mujer de aquel que habiacutea muerto no la prometida del vivo Aquel
atauacuted me atraiacutea a mi pesar dolorosamente como la sierpe atrae al pajarillo por ella
fascinado
Busqueacute con los ojos a Gregoriska lo vi paacutelido y enhiesto contra una columna miraba
hacia lo alto No seacute decir si me vio Los monjes del convento de Hango rodeaban el
cuerpo cantando salmos del rito griego a veces armoniosos con frecuencia monoacutetonos
Tambieacuten yo hubiera querido orar pero la plegaria expiraba en mis labios mi mente
estaba tan confusa que me pareciacutea antes bien presenciar un consistorio de demonios
que una reunioacuten de monjes Cuando fue sacado el cuerpo de alliacute quise seguirlo pero
desfallecieron mis fuerzas Sentiacute doblaacuterseme las piernas y me apoyeacute en la puerta
Entonces Smeranda se me acercoacute e hizo una sentildea a Gregoriska Este se aproximoacute
Smeranda me habloacute en moldavo
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-Mi madre me ordena repetirte palabra por palabra lo que va a decir -me expresoacute
Gregoriska
Smeranda habloacute de nuevo cuando hubo terminado
-He aquiacute las palabras de mi madre -dijo eacutel- Lloras a mi hijo Edvige tu lo amabas
iquestverdad Te agradezco las laacutegrimas y tu amor de ahora en adelante tienes una patria
una madre una familia Derramemos las muchas laacutegrimas debidas a los muertos luego
seamos de nuevo dignas ambas de aquel que ya no es iexclyo su madre tuacute su mujer
Adioacutes vuelve a tu caacutemara yo acompantildeareacute a mi hijo hasta su uacuteltima morada cuando
regrese me encerrareacute en mi estancia con mi dolor y me volveraacutes a ver soacutelo cuando lo
haya vencido estate tranquila matareacute este dolor porque no quiero que me mate a miacute
A estas palabras de Smeranda traducidas por Gregoriska no pude responder sino con
un gemido Subiacute a mi caacutemara el fuacutenebre cortejo se alejoacute y lo vi desaparecer en el
aacutengulo del camino El convento de Hango estaba a soacutelo media legua de distancia del
castillo en liacutenea recta pero los obstaacuteculos del suelo haciacutean dar muchas vueltas al
camino de modo que se empleaban dos horas en recorrer aquel espacio Era el mes de
noviembre Las jornadas se habiacutean tornado friacuteas y breves y a las cinco ya era noche
oscura Hacia las siete vi reaparecer las antorchas el cortejo fuacutenebre habiacutea regresado
El cadaacutever reposaba en la tumba de sus padres todo estaba concluido
Les dije ya en queacute singular pesadilla viviacutea presa luego del fatal suceso que nos
sumergiera a todos en el duelo y sobre todo despueacutes que viera reabrirse y fijarse sobre
miacute los ojos cerrados del muerto La noche que siguioacute oprimida por las emociones
experimentadas durante el diacutea estaba auacuten maacutes triste Escuchaba sonar todas las horas
del reloj del castillo y a medida que el tiempo fugitivo me acercaba al momento en
que habiacutea muerto Kostaki me sentiacutea cada vez maacutes desconsolada Sonaron las nueve
menos cuarto Entonces se apoderoacute de miacute una extrantildea sensacioacuten Me corriacutea por todo el
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cuerpo un terror un estremecimiento que me helaba luego una especie de suentildeo
invencible entorpeciacutea mis sentidos me oprimiacutea el pecho y me velaba los ojos Tendiacute
el brazo y fui a caer de espaldas sobre el lecho Sin embargo no habiacutea perdido
totalmente los sentidos como para que no pudiera oiacuter como unos pasos acercaacutendose a
mi puerta despueacutes me parecioacute abrirse la puerta en seguida no vi ni escucheacute maacutes nada
Soacutelo sentiacute un vivo dolor en el cuello Luego de lo cual caiacute en profundo letargo
Me desperteacute a medianoche mi laacutempara ardiacutea auacuten intenteacute levantarme pero estaba tan
deacutebil que hube de repetir la tentativa dos veces Finalmente logreacute superar mi debilidad
y como despierta sentiacutea en el cuello el mismo dolor que experimentara en el suentildeo me
arrastreacute apoyaacutendome en el muro hasta el espejo y mireacute Algo que semejaba la
punzadura de un alfiler marcaba la arteria de mi cuello Creiacute que alguacuten insecto me
hubiera picado durante el suentildeo y como me sentiacutea abatida por la extenuacioacuten me
acosteacute de nuevo y me dormiacute A la mantildeana me desperteacute como de costumbre pero
entonces sentiacute una tal debilidad como la experimentara soacutelo una vez en mi vida a la
mantildeana siguiente de un diacutea en que fuera sangrada Me mireacute en el espejo y me sorprendiacute
de mi extraordinaria palidez La jornada transcurrioacute triste y oscura experimentaba yo
una cosa singular cuando me encontraba en un lugar sentiacutea necesidad de quedarme
alliacute cualquier cambio de posicioacuten me fatigaba
Llegada la noche me trajeron la laacutempara mis mujeres seguacuten podiacutea yo comprender por
sus gestos se ofrecieron a quedarse conmigo Se lo agradeciacute y salieron A la misma
hora que la noche precedente experimenteacute los mismos siacutentomas Quise levantarme
entonces y pedir ayuda pero no pude llegar a la salida Oiacute vagamente dar las nueve
menos cuarto los pasos resonaron se abrioacute la puerta pero yo no veiacutea ni escuchaba
nada y como la noche anterior caiacute de espaldas sobre el lecho Como el diacutea anterior
experimenteacute un dolor en el mismo sitio Como el diacutea anterior me desperteacute a
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medianoche pero maacutes paacutelida y maacutes deacutebil auacuten Al diacutea siguiente se renovoacute la horrible
pesadilla
Estaba decidida a bajar a la estancia de Smeranda por muy deacutebil que me sintiera
cuando entroacute en la caacutemara una de mis mujeres y pronuncioacute el nombre de Gregoriska
El joven la seguiacutea Intenteacute levantarme para recibirle pero volviacute a caer en mi silloacuten Eacutel
dio un grito al verme y quiso lanzarse hacia miacute pero tuve la fuerza de tender el brazo
hacia eacutel
-iquestQueacute vienes a hacer aquiacute -le pregunteacute
-iexclAy -dijo eacutel- iexclveniacutea a decirte adioacutes A decirte que abandono este mundo que me es
insoportable sin tu amor y tu presencia a anunciarte que me retiro al monasterio de
Hango
-Gregoriska -le respondiacute- estaacutes privado de mi presencias pero no de mi amor iexclAy Te
amo siempre y mi mayor pena es que este amor sea en adelante casi un delito
-Entonces iquestpuedo esperar que rogaraacutes por miacute Edvige
-Siacute pero no lo podreacute hacer por largo tiempo -repliqueacute yo con una sonrisa
-iquestPor queacute no Pero en verdad te veo muy abatida Dime iquestqueacute tienes iquestPor queacute tan
paacutelida
-Porque Dios tiene ciertamente piedad de miacute y a eacutel me llama
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Gregoriska se me acercoacute me tomoacute una mano que no tuve fuerza de sustraerle
miraacutendome fijo al rostro
-Esa palidez no es natural Edvige -me dijo- iquestcuaacutel es la causa
-Si te la dijera Gregoriska creeriacuteas que estoy loca
-No no habla Edvige te lo suplico estamos en un paiacutes que no se parece a ninguacuten otro
paiacutes en una familia que no se asemeja a ninguna otra familia Dime diacutemelo todo te lo
encarezco
Se lo narreacute todo la extrantildea alucinacioacuten que me poseiacutea a la hora en que Kostaki debioacute
morir ese terror ese letargo ese friacuteo glacial esa postracioacuten que me haciacutea caer de
espaldas sobre el lecho ese ruido de pasos que me pareciacutea oiacuter esa puerta que creiacutea ver
abrirse y finalmente ese agudo dolor en el cuello seguido de una palidez y de una
debilidad siempre crecientes Creiacutea yo que mi relato pareceriacutea a Gregoriska un
comienzo de locura y lo terminaba con una cierta timidez cuando por el contrario
advertiacute que me prestaba gran atencioacuten
Cuando hube terminado de hablar Gregoriska reflexionoacute un instante
-iquestDe manera -preguntoacute eacutel- que te duermes cada noche a las nueve menos cuarto
-Siacute por muchos que sean los esfuerzos que haga para resistir al suentildeo
-iquestY a esa misma hora crees ver abrirse la puerta
-Siacute aunque eche el cerrojo
-iquestY luego experimentas un agudo dolor en el cuello
-Siacute aunque sea apenas visible la sentildeal de la herida
-iquestMe permites ver
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Dobleacute la cabeza hacia atraacutes Examinoacute eacutel la cicatriz
-Edvige -dijo Gregoriska despueacutes de un momento de reflexioacuten- iquesttienes confianza en
miacute
-iquestMe lo preguntas -contesteacute
-iquestCrees en mi palabra
-Como creo en el Evangelio
-iexclBien Edvige por mi fe te juro que no tienes ocho diacuteas de vida si no aceptas hacer
hoy mismo lo que voy a decirte
-iquestY si consiento
-Si consientes quizaacutes te salves
-iquestQuizaacutes -eacutel se calloacute- Suceda lo que fuere Gregoriska -continueacute diciendo yo- hareacute
cuanto me ordenes hacer
-Escucha entonces -dijo eacutel- y ante todo no te espantes En tu paiacutes como en Hungriacutea y
en nuestra Rumaniacutea existe una tradicioacuten
Tembleacute porque esa tradicioacuten ya habiacutea vuelto a mi memoria
-iexclAh iquestSabes lo que quiero decir
-Siacute -contesteacute- en Polonia vi algunas personas padecer el horrendo hecho
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-Quieres hablar del vampiro iquestno es verdad
-Siacute nintildea auacuten me sucedioacute ver desenterrar en el cementerio de una aldea perteneciente
a mi padre cuarenta personas muertas en quince diacuteas sin que se hubiera podido en
ninguna ocasioacuten acertar con la causa de su muerte Diecisiete de esos cadaacuteveres
expusieron todos los signos de vampirismo es decir fueron encontrados frescos como
si hubieran estado vivos los otros eran sus viacutectimas
-iquestY queacute se hizo para liberar de eso a la regioacuten
-Se les clavoacute un palo en el corazoacuten y luego los quemaron
-Siacute asiacute se acostumbra hacer pero para nosotros eso no basta Para librarte de tu
fantasma antes quiero conocerlo y iexclpor Dios lo conocereacute Siacute y si es preciso luchareacute
cuerpo a cuerpo con eacutel quienquiera fuere
-iexclOh Gregoriska -exclameacute espantada
Dijo
-Quienquiera que fuere lo repito Mas para llevar a buen fin esta terrible aventura es
necesario que hagas todo lo que te exigireacute
-Di
-Estate preparada a las siete Desciende a la capilla pero desciende sola es necesario
que venzas a toda costa tu debilidad Edvige Alliacute recibiremos la bendicioacuten nupcial
Consieacutentemelo amada miacutea para velar por ti Luego subiremos de nuevo a esta caacutemara
y entonces veremos
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-iexclOh Gregoriska -exclameacute- iexclsi es eacutel te mataraacute
-No temas amada Edvige Consiente solamente
-Sabes bien que hareacute todo lo que quieras Gregoriska
-Entonces hasta luego a la noche
-Siacute haz lo que creas maacutes oportuno y te secundareacute yo cuanto mejor pueda adioacutes
Se fue Un cuarto de hora despueacutes vi a un caballero precipitarse a toda carrera por el
camino del monasterio era eacutel
Apenas le hube perdido de vista caiacute de rodillas y oreacute oreacute como ya no se reza en
nuestras tierras sin fe y aguardeacute a las siete ofreciendo a Dios y a los santos el
holocausto de mis pensamientos no me levanteacute sino al sonar las siete Estaba deacutebil
como una moribunda paacutelida como una muerta Me echeacute sobre la cabeza un gran velo
negro descendiacute la escalera apoyaacutendome en el muro y me dirigiacute a la capilla sin
encontrar a nadie
Gregoriska me esperaba con el padre Basilio prior del monasterio de Hango Centildeiacutea
una espada santa reliquia de un antiguo cruzado que asistiera a la toma de
Constantinopla con Ville-Hardouin y Baldouin de Flandes
-Edvige -dijo eacutel golpeando con la mano su espada- con la ayuda de Dios eacutesta romperaacute
el encantamiento que amenaza tu vida Aceacutercate pues resueltamente este santo
hombre que ya ha recibido mi confesioacuten recibiraacute nuestros juramentos
Comenzoacute la ceremonia quizaacute nunca otra fue maacutes sencilla y a un tiempo maacutes solemne
Nadie asistiacutea al monje eacutel mismo nos puso sobre la cabeza las coronas nupciales
Vestidos ambos de luto giramos en torno al altar con un cirio en la mano luego el
monje tras pronunciar las sacras palabras agregoacute
Vaacuteyanse ahora hijos miacuteos y el Sentildeor les deacute fuerza y valor para luchar contra el
enemigo del humano geacutenero Armados de la inocencia de ustedes y defendidos por Su
justicia venceraacuten al demonio Vayan y benditos sean
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Besamos los libros santos y salimos de la capilla Entonces por vez primera me apoyeacute
en el brazo de Gregoriska y me parecioacute que al contacto de aquel fuerte brazo de aquel
noble corazoacuten volviacutea a mis venas la vida Estaba segura del triunfo porque Gregoriska
estaba conmigo subimos a mi caacutemara Sonaban las ocho y media
-Edvige -me dijo entonces Gregoriska- no tenemos tiempo que perder iquestQuieres
dormir como de costumbre para que todo suceda durante tu suentildeo o bien permanecer
desvelada y verlo todo
-Junto a ti nada temo quiero permanecer despierta y verlo todo
Gregoriska extrajo de su pecho un boj2 bendito huacutemedo auacuten de agua santa y me lo
dio
-Toma entonces esta ramita -me dijo- acueacutestate en tu lecho recita las preces de la
Virgen y aguarda sin temor Dios estaacute con nosotros Cuida ante todo de no dejar caer
la ramita con ella podraacutes ordenar aun en el infierno No me llames no des ninguacuten
grito reza confiacutea y aguarda
Me acosteacute en el lecho Cruceacute las manos sobre el seno y puse sobre eacutel la ramita
bendecida Gregoriska se ocultoacute tras del trono de que ya hableacute Contaba yo los minutos
y de seguro mi esposo haciacutea lo mismo Sonaron los tres cuartos Vibraba auacuten el tantildeir
del martillo cuando me sentiacute presa del mismo entorpecimiento del mismo terror y del
mismo friacuteo glacial de los diacuteas precedentes acerqueacute a mis labios la rama bendita y
aquella primera sensacioacuten se desvanecioacute Oiacute entonces muy claro el ruido de aquel
conocido paso lento y medido que subiacutea los peldantildeos de la escalera y se aproximaba a
la puerta Luego la puerta se abrioacute despaciosamente sin ruido como empujada por
sobrenatural fuerza y entonces -La voz se apagoacute a medias casi sofocada en la
garganta de la narradora- Y entonces -continuoacute haciendo un esfuerzo- vi a Kostaki
paacutelido como se me apareciera en las parihuelas2 los largos cabellos negros cayeacutendole
sobre las espaldas goteaban sangre vestiacutea como de costumbre pero teniacutea descubierto
el pecho y dejaba ver su sangrante herida Todo estaba muerto todo era cadaacutever
carne ropas porte solamente los ojos aquellos terribles ojos estaban vivos
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Ante aquella aparicioacuten iexclextrantildeo es decirlo en vez de sentir duplicaacuterseme el espanto
sentiacute crecerme el valor Dios me lo enviaba de seguro para decidir mi situacioacuten y
defenderme del infierno Al primer paso que el espectro dio hacia mi lecho le claveacute
intreacutepidamente los ojos en el rostro y le presenteacute la rama bendita El espectro intentoacute
avanzar pero un poder maacutes fuerte que eacutel lo retuvo en el sitio Se detuvo
-iexclOh -murmuroacute- ella no duerme lo sabe todo
Pronuncioacute eacutel estas palabras en lengua moldava y sin embargo las comprendiacute yo como
si hubieran sido pronunciadas en lengua por miacute sabida
Estaacutebamos asiacute uno frente al otro el fantasma y yo sin que pudiera apartar mis miradas
de las suyas cuando con el rabillo del ojo vi a Gregoriska salir detraacutes del baldaquino
semejante al aacutengel exterminador y con la espada en el puntildeo Se hizo la sentildeal de la cruz
con la mano siniestra y avanzoacute lentamente con la espada tendida vuelta hacia el
fantasma eacuteste al ver al hermano desenvainoacute tambieacuten el sable soltando una horrible
carcajada pero apenas su sable tocoacute el hierro bendito el brazo le cayoacute inerte junto al
cuerpo Kostaki exhaloacute un suspiro de rabia y desesperacioacuten
-iquestQueacute quieres de miacute -preguntoacute al hermano
-En nombre del Dios verdadero y viviente -dijo Gregoriska- te conjuro a que respondas
-Habla -dijo el espectro rechinando los dientes
-iquestTe he tendido yo una emboscada
-No
-iquestTe he asaltado yo
-No
-Te he herido yo
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-No
-Te arrojaste tuacute mismo sobre mi espada y tuacute mismo corriste al encuentro de la muerte
Luego ante Dios y los hombres no soy culpable yo del delito de fratricidio luego no
has recibido una misioacuten divina sino infernal luego has salido de tu tumba no como una
sombra santa sino como un espectro maldito y volveraacutes a tu tumba
-iexclCon ella siacute -exclamoacute Kostaki haciendo un supremo esfuerzo para apoderarse de miacute
-iexclVolveraacutes allaacute solo -exclamoacute a su vez Gregoriska- Esta mujer me pertenece
Y al pronunciar tales palabras tocoacute con la punta del hierro bendito la llaga viva Kostaki
exhaloacute un grito como si le hubiera tocado una espada de fuego y llevaacutendose una mano
al pecho dio un paso atraacutes Al mismo tiempo Gregoriska con un movimiento que
pareciacutea coordinado con el del hermano dio un paso adelante entonces con los ojos
fijos en los ojos del muerto con la espada contra el pecho de su hermano comenzoacute una
marcha lenta terrible solemne Era algo semejante al pasaje de don Juan y el
comendador el espectro retrocediacutea bajo la presioacuten de la sacra espada bajo la voluntad
irresistible del campeoacuten de Dios que lo seguiacutea paso a paso sin pronunciar una palabra
ambos anhelantes ambos liacutevidos del rostro el vivo arrojando al muerto y obligaacutendolo
a abandonar el castillo su anterior morada para volver a la tumba su morada futura
Lo aseguro a fe miacutea iexclera cosa horrenda de verse Y sin embargo yo misma movida
por una fuerza superior invisible desconocida sin saber lo que haciacutea me levanteacute y los
seguiacute Bajamos la escalera iluminados soacutelo por las ardientes pupilas de Kostaki
Atravesamos la galeriacutea y el patio y luego traspusimos la puerta siempre con el mismo
paso medido el espectro retrocediendo Gregoriska con el brazo tendido yo detraacutes de
ellos
Esta marcha fantaacutestica duroacute una hora pues era necesario volver el cadaacutever a su tumba
pero en vez de seguir el camino acostumbrado Kostaki y Gregoriska atravesaron el
terreno en liacutenea recta cuidaacutendose poco de los obstaacuteculos que para ellos ya no existiacutean
ante ellos el suelo se allanaba los torrentes se secaban los aacuterboles se apartaban las
rocas se abriacutean El mismo milagro se operaba para miacute soacutelo que el cielo me pareciacutea todo
cubierto de un negro velo las lunas y las estrellas habiacutean desaparecido y en medio de
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las tinieblas soacutelo veiacutea resplandecer los ojos llameantes del vampiro Llegamos de tal
modo a Hango y pasamos a traveacutes del seto vivo de madrontildeos que serviacutea de cerco al
cementerio Apenas entrada distinguiacute entre las sombras la tumba de Kostaki junto a
la de su padre no sabiacutea que estuviera alliacute y sin embargo la reconociacute Nada me era
desconocido en aquella noche
Gregoriska se detuvo al borde de la fosa abierta
-Kostaki -dijo eacutel- aun no estaacute todo terminado para ti y una voz del cielo me avisa que
puede concebirse el perdoacuten si te arrepientes iquestprometes retornar a la tumba iquestno salir
de ella maacutes iquestconsagrar a Dios el culto que consagraste al infierno
-iexclNo -respondioacute Kostaki
-iquestTe arrepientes -preguntoacute Gregoriska
-iexclNo
-Por uacuteltima vez iquestte arrepientes
-iexclNo
-iexclBien Invoca la ayuda de Satanaacutes como invoco yo la de Dios y veremos quieacuten saldraacute
esta vez auacuten victorioso
Resonaron simultaacuteneamente dos gritos los hierros se cruzaron despidiendo centellas
y la lucha duroacute un minuto que me parecioacute un siglo Kostaki cayoacute vi alzarse la terrible
espada de su hermano introduciacutersela en el cuerpo y clavar ese cuerpo sobre la tierra
recieacuten removida Un uacuteltimo grito que nada teniacutea de humano se alzoacute por el aire Acudiacute
Gregoriska estaba en pie pero vacilante Le di apoyo con mis brazos
-iquestEstaacutes herido -le pregunteacute ansiosamente
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-No -me respondioacute- pero en tal duelo querida Edvige la lucha no la herida mata He
luchado con la muerte y a ella pertenezco
-Amigo amigo -exclameacute- aleacutejate de aquiacute y acaso vuelvas a la vida
-No eacutesta es mi tumba Edvige pero no perdamos tiempo toma un poco de esta tierra
impregnada de su sangre y apliacutecala a la mordedura que te hizo es el uacutenico medio que
puede preservarte en el porvenir de su horrendo amor
Obedeciacute temblando Me inclineacute para recoger aquella tierra sanguinosa y al doblarme
vi el cadaacutever clavado al suelo la espada bendita le atravesaba el corazoacuten y una sangre
oscura le brotaba abundante de la herida como si hubiera muerto en aquel momento
Amaseacute un poco de tierra con la sangre y apliqueacute a mi herida el espantoso talismaacuten
-Ahora mi adorada Edvige -dijo Gregoriska con voz semiapagada- escucha bien mi
uacuteltimo consejo Abandona el paiacutes apenas te sea posible Soacutelo la distancia es una
seguridad para ti El padre Basilio recibioacute hoy mi suprema voluntad y la cumpliraacute
iexclEdvige un beso iexclEl uacuteltimo el uacutenico beso iexclEdvige me muero
Y asiacute diciendo Gregoriska cayoacute junto al hermano
En cualquier otra circunstancia en medio de aquel cementerio cerca de aquella tumba
abierta con aquellos dos cadaacuteveres yaciendo uno junto al otro hubiera enloquecido
pero como dije ya Dios me habiacutea inspirado una fuerza igual a los acontecimientos de
los que eacutel me haciacutea no soacutelo testigo sino tambieacuten actriz Mientras miraba a mi alrededor
en busca de ayuda vi abrirse la puerta del monasterio y avanzar los monjes de a dos
conducidos por el padre Basilio llevando cirios ardientes y cantando las preces de
difuntos El padre Basilio habiacutea llegado haciacutea poco al convento y previendo lo
sucedido se dirigiacutea al cementerio con toda la congregacioacuten Me encontroacute viva cerca de
los dos muertos Una uacuteltima convulsioacuten habiacutea retorcido el rostro de Kostaki
Gregoriska en cambio estaba tranquilo y casi sonriente Fue sepultado como lo deseara
eacutel junto al hermano el cristiano junto al maldito Smeranda cuando tuvo noticia de la
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nueva desdicha quiso verme fue a buscarme al convento de Hango y supo de mis
labios cuanto habiacutea acontecido en aquella tremenda noche
Le referiacute todos los detalles de la fantaacutestica historia pero ella me escuchoacute como ya me
escuchara Gregoriska sin mostrar estupor ni espanto
-Edvige -me contestoacute ella despueacutes de un instante de silencio- por muy extrantildeo que sea
lo que me has narrado dijiste soacutelo la verdad La estirpe de los Brankovan estaacute maldita
hasta la tercera y cuarta generacioacuten porque un Brankovan matoacute a un sacerdote El
teacutermino de la maldicioacuten ha llegado pues tuacute aunque esposa eres virgen y en miacute se
extingue el linaje Si mi hijo te ha dejado en herencia un milloacuten toacutemalo Despueacutes de
mi muerte salvo los piacuteos legados que tengo la intencioacuten de hacer recibiraacutes el resto de
mis bienes Y ahora sigue el consejo de tu esposo Vuelve lo maacutes presto que puedas a
aquellas tierras donde Dios no permite que se cumplan tan horrendos prodigios No
necesito de nadie para llorar conmigo a mis hijos Mi dolor quiere soledad Adioacutes no
me tengas ya en cuenta Mi suerte futura me pertenece a miacute sola y a Dios
Y luego de besarme en la frente como de costumbre me dejoacute y fue a encerrarse en el
castillo de Brankovan
Ocho diacuteas despueacutes partiacute para Francia Como lo esperara Gregoriska mis noches no
fueron turbadas ya por el terrible fantasma Se restablecioacute mi salud y de aquel suceso
no me quedoacute otro recuerdo fuera de esta palidez mortal que suele acompantildear hasta la
tumba a toda humana criatura que haya sufrido el beso de un vampiro
________________
1 Parihuelas Utensilio para transportar cosas entre dos personas formado por dos
barras horizontales entre las que estaacute fijada una plataforma o cajoacuten Camilla cama
portaacutetil
2 Boj Arbusto de tallos ramosos con pequentildeas hojas ovales muy utilizado como
planta de jardiacuten y cuya madera es apreciada por su dureza
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-Eres enemiga de los rusos tanto mejor -dijo el joven- este tiacutetulo te seraacute poderosa ayuda
en el castillo y nosotros necesitaremos de todas nuestras fuerzas para sostener la lucha
que se prepara Pero ante todo sentildeora pues que ya seacute quieacuten eres debes saber tambieacuten
quieacutenes somos nosotros el nombre de los Brankovan no te es desconocido iquestverdad
sentildeora -Yo me inclineacute- Mi madre es la uacuteltima princesa de este nombre la uacuteltima
descendiente del ilustre jefe mandado matar por los Cantimir los viles cortesanos de
Pedro I Casoacute en primeras nupcias con mi padre Serban Waivady priacutencipe tambieacuten eacutel
pero de estirpe menos ilustre Mi padre habiacutea sido educado en Viena y alliacute pudo
apreciar las ventajas de la civilizacioacuten Decidioacute hacer de miacute un europeo Partimos para
Francia Italia Espantildea y Alemania Mi madre -no le toca a un hijo lo seacute narrarte lo
que te direacute pero ya que por nuestra salvacioacuten es necesario que nos conozcamos bien
reconoceraacutes justos los motivos de esta revelacioacuten- mi madre digo que durante los
primeros viajes de mi padre mientras era yo auacuten nintildeo habiacutea tenido culpables
relaciones con un jefe de parciales (que con tal nombre agregoacute sonriendo Gregoriska
se llaman en este paiacutes a los hombres por quienes fuiste agredida) cierto conde Giordaki
Koproli medio griego y medio moldavo escribioacute a mi padre confesaacutendole todo y
pidieacutendole el divorcio apoyando su demanda en que no queriacutea ella una Brankovan
continuar siendo por maacutes tiempo mujer de un hombre que se tornaba diacutea a diacutea maacutes
extranjero a su patria iexclAy Mi padre no tuvo necesidad de dar su asentimiento a esa
peticioacuten que te podraacute parecer extrantildea pero entre nosotros es cosa muy natural Eacutel habiacutea
muerto de un aneurisma que desde mucho tiempo lo atormentaba y la carta de mi
madre la recibiacute yo A miacute ahora no me quedaba otra cosa que hacer votos sinceros por
la felicidad de mi madre y le escribiacute una carta en la que le comunicaba estos votos
miacuteos junto con la noticia de su viudez En aquella carta le pediacutea tambieacuten permiso para
poder continuar mis viajes que me fue concedido Teniacutea yo la firme intencioacuten de
establecerme en Francia o Alemania para no encontrarme cara a cara con un hombre
que aborreciacutea y que no podiacutea amar quiero decir al marido de mi madre cuando he
aquiacute que de improviso vine a saber que el conde Giordaki Koproli habiacutea sido
asesinado seguacuten decires por los viejos cosacos de mi padre Amaba yo demasiado a
mi madre para no apresurarme a regresar a la patria comprendiacutea su aislamiento y la
necesidad en que debiacutea encontrarse de tener junto a ella en tales circunstancias las
personas que podiacutean serle queridas Aun cuando ella nunca se hubiera mostrado muy
tierna conmigo era su hijo Una mantildeana llegueacute inesperadamente al castillo de mis
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padres Alliacute encontreacute a un joven a quien al principio tomeacute por un extranjero pero luego
supe que era mi hermano Era Kostaki el hijo del adulterio legitimado por un segundo
matrimonio Kostaki la indomable criatura que viste para quien son leyes soacutelo sus
pasiones que nada tiene por sagrado aquiacute abajo fuera de su madre que me obedece
como la tigresa obedece al brazo que la ha domado pero rugiendo por siempre en la
vaga esperanza de poder devorarme un diacutea En el interior del castillo en el hogar de
los Brakovan y de los Waivady yo soy auacuten el amo pero fuera de este recinto en la
abierta campintildea eacutel se convierte en el salvaje hijo de los bosques y de los montes que
quiere doblegarlo todo bajo su feacuterrea voluntad Coacutemo hoy eacutel y sus hombres hicieron
para ceder no lo seacute quizaacute por antigua costumbre o por un resto de respeto que me
tienen Pero no quisiera arriesgar otra prueba Permanece aquiacute no salgas de esta
caacutemara del patio del castillo en suma y respondo de todo si das un paso fuera del
castillo no puedo prometerte otra cosa que hacerme matar por defenderte
-iquestNo podreacute entonces -dije yo- seguacuten el deseo de mi padre continuar el viaje hacia el
convento de Sabastru
-Obra intenta ordena yo te acompantildeareacute pero quedareacute en mitad del camino y tuacute tuacute
ciertamente no alcanzaraacutes la meta de tu viaje
-Pero iquestqueacute hacer entonces
-Queacutedate aquiacute aguarda toma consejo de los hechos y aprovecha las circunstancias
Suponte haber caiacutedo en una caverna de bandidos y que soacutelo tu valor podraacute sacarte del
apuro tu calma salvarte Mi madre a despecho de la preferencia que concede a
Kostaki hijo de su amor es buena y generosa Por otra parte es una Brankovan vale
decir una verdadera princesa La veraacutes ella te defenderaacute de las brutales pasiones de
Kostaki Ponte bajo la proteccioacuten de ella seacute corteacutes y te amaraacute Y en realidad (agregoacute
eacutel con expresioacuten indefinible) iquestquieacuten podriacutea verte y no amarte Ven ahora al comedor
donde mi madre te espera No demuestres fastidio ni desconfianza habla polaco aquiacute
nadie conoce esta lengua yo traducireacute a mi madre tus palabras y estate tranquila que
soacutelo direacute aquello que sea conveniente decir Sobre todo ni una palabra de cuanto te he
revelado nadie debe sospechar que estamos de acuerdo Tuacute no sabes auacuten de cuaacutenta
astucia y disimulacioacuten es capaz el maacutes sincero de entre nosotros Ven
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Lo seguiacute por la escalera iluminada de antorchas de resina ardiendo puestas dentro de
manos de hierro que sobresaliacutean del muro Era evidente que aquella insoacutelita
iluminacioacuten habiacutea sido dispuesta para miacute Llegamos al comedor Apenas Gregoriska
hubo abierto la puerta de aquella sala y pronunciado en el umbral una palabra en
lengua moldava que despueacutes supe significaba la extranjera vino a nuestro encuentro
una mujer de alta estatura Era la princesa Brankovan Teniacutea cabellos blancos
entrelazados alrededor de la cabeza la cual estaba cubierta de un gorro de cibelina
ornado de un penacho signo de su origen principesco Vestiacutea una especie de tuacutenica de
brocado el corpintildeo sembrado de piedras preciosas sobrepuesta a una larga hopalanda
de estofa turca guarnecida de piel igual a la del gorro Teniacutea en la mano un rosario de
cuentas de aacutembar que haciacutea correr raacutepidamente entre los dedos Junto a ella estaba
Kostaki vestido con el espleacutendido y majestuoso traje magiar en el cual me parecioacute auacuten
maacutes extrantildeo Su traje estaba compuesto de una sobrevesta de velludo negro de ancha
mangas que le caiacutea hasta debajo de la rodilla calzones de casimir rojo y los largos
cabellos de color negro tirando a azulado le caiacutean sobre el cuello desnudo rodeado
solamente por la orla blanca de una fina camisa de seda Me saludoacute torpemente y
pronuncioacute en moldavo algunas palabras para miacute ininteligibles
-Puedes hablar en franceacutes hermano miacuteo -dijo Gregoriska- la sentildeora es polaca y
comprende esta lengua
Entonces Kostaki dijo en franceacutes algunas palabras casi tan incomprensibles para miacute
como las que pronunciara en moldavo pero la madre tendiendo gravemente el brazo
interrumpioacute a los dos hermanos Apareciacutea claro que intimaba a sus hijos que esperaran
a que soacutelo ella me recibiera Comenzoacute entonces en lengua moldava un discurso de
cumplimiento al cual la movilidad de sus facciones daba un sentido faacutecil de explicarse
Me indicoacute la mesa me ofrecioacute una silla cerca de ella sentildealoacute con un gesto la casa toda
como diciendo que estaba a mi disposicioacuten y sentaacutendose antes que los demaacutes con
beneacutevola dignidad hizo la sentildeal de la cruz y pronuncioacute una plegaria Entonces cada
uno ocupoacute su lugar propio establecido por la etiqueta Gregoriska cerca de miacute Como
extranjera yo habiacutea determinado que a Kostaki le tocara el puesto de honor junto a su
madre Smeranda Asiacute se llamaba la condesa Tambieacuten Gregoriska habiacutea mudado de
vestimenta Llevaba eacutel igualmente la tuacutenica magiar y los calzones de casimir pero
aqueacutella de color granate y estos turquiacutees Teniacutea colgada del cuello una espleacutendida
condecoracioacuten el nisciam del sultaacuten Mahmud Los otros comensales de la casa cenaban
en la misma mesa cada uno en el sitio que le correspondiacutea seguacuten el grado que ocupaba
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entre los amigos o los servidores La cena fue triste Kostaki no me dirigioacute nunca la
palabra si bien su hermano tuvo siempre la atencioacuten de hablarme en franceacutes La madre
me ofreciacutea de todo con sus propias manos con ese ademaacuten solemne que le era natural
Gregoriska habiacutea dicho la verdad era una verdadera princesa Luego de la cena
Gregoriska se acercoacute a su madre y le explicoacute en lengua moldava el deseo que yo debiacutea
tener de estar sola y cuaacuten necesario me seriacutea el reposo despueacutes de las emociones de
aquella jornada Smeranda hizo un gesto de aprobacioacuten me tendioacute la mano me besoacute
en la frente como lo hubiera hecho con una hija suya y me deseoacute buena noche en su
castillo Gregoriska no se habiacutea engantildeado yo ansiaba ardientemente aquel instante de
soledad Agradeciacute por eso a la princesa quien me condujo hasta la puerta donde me
esperaban las dos mujeres que antes ya me acompantildearan en mi caacutemara Saludado que
hube a la madre y a los dos hijos volviacute a mi aposento de donde saliera una hora antes
El sofaacute estaba transformado en lecho Otros cambios no se habiacutean hecho Agradeciacute a
las mujeres les hice comprender que me desvestiriacutea sola y ellas salieron en seguida
con mil testimonios de respeto que queriacutean significar tener oacuterdenes de obedecerme en
todo y por todo Quedeacute sola en aquella inmensa caacutemara que mi candela podiacutea alumbrar
apenas en parte Era un singular juego de luces una especie de lucha entre el resplandor
treacutemulo de mi cirio y los rayos de la luna que pasaban a traveacutes de la ventana sin
cortinados Ademaacutes de la puerta por la que entrara y que caiacutea sobre la escalera habiacutean
otras dos en la caacutemara pero sus gruesos cerrojos que se cerraban por dentro bastaban
para tranquilizarme Mireacute la puerta de entrada tambieacuten ella teniacutea medios de defensa
Abriacute la ventana daba sobre un abismo Comprendiacute que Gregoriska habiacutea elegido
aquella caacutemara calculadamente De vuelta por fin a mi sofaacute encontreacute sobre una mesita
puesta junto a la cabecera una tarjeta doblada La abriacute y leiacute en polaco Duerme
tranquila nada tienes que temer mientras permanezcas en el interior del castillo
Seguiacute el buen consejo y como el cansancio venciacutea sobre las preocupaciones que me
teniacutean desazonada me acosteacute y en seguida me dormiacute
Desde aquel momento quedaba fijada mi permanencia en el castillo y teniacutea principio
el drama que voy a narrarles
Los dos hermanos se enamoraron de miacute cada uno seguacuten su iacutendole Kostaki me confesoacute
de improviso al diacutea siguiente que me amaba y declaroacute que seriacutea suya y no de otro y
que me matariacutea antes que cederme a quienquiera que fuese Gregoriska no me dijo
nada pero se mostroacute lleno de amor y de consideraciones conmigo Para complacerme
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puso en praacutectica todos los medios de su refinada educacioacuten todos los recuerdos de una
juventud transcurrida en la maacutes nobles Cortes de Europa iexclAy No era cosa tan difiacutecil
pues ya el primer sonido de su voz me habiacutea acariciado el alma y ya su primera mirada
me habiacutea serenado el corazoacuten Al cabo de tres meses Kostaki me habiacutea repetido cien
veces que me amaba y yo lo odiaba Gregoriska auacuten no me habiacutea dicho una palabra de
amor y yo sentiacutea que cuando eacutel lo deseara seriacutea toda suya
Kostaki habiacutea renunciado a sus incursiones Encerrado siempre en el castillo habiacutea
cedido momentaacuteneamente el mando a un lugarteniente quien de cuando en cuando
veniacutea a pedirle oacuterdenes y en seguida desapareciacutea Tambieacuten Smeranda habiacutea concebido
por miacute una amistad apasionada cuyas expresiones me causaban temor Protegiacutea ella
visiblemente a Kostaki y pareciacutea celosa de miacute maacutes auacuten de lo que eacutel lo fuera Pero como
no hablaba polaco ni franceacutes y yo no comprendiacutea el moldavo ella no teniacutea modo de
insistir ante miacute en favor de su hijo predilecto Habiacutea sin embargo aprendido a decir en
franceacutes unas palabras que me repetiacutea siempre cuando posaba sus labios en mi frente
-iexclKostaki ama a Edvige
Un diacutea recibiacute una noticia horrible que colmoacute mi desventura Los cuatro hombres
sobrevivientes del combate habiacutean sido puestos en libertad y regresado a Polonia
prometiendo que uno de ellos antes de que pasaran tres meses volveriacutea para darme
noticias de mi padre En efecto una mantildeana se presentoacute de nuevo uno de ellos Nuestro
castillo habiacutea sido tomado incendiado destruido y mi padre se habiacutea hecho matar
defendieacutendolo En adelante estaba sola en el mundo Kostaki redobloacute sus insinuaciones
y Smeranda sus ternuras pero esta vez aduje como pretexto mi duelo por la muerte de
mi padre Kostaki insistioacute diciendo que cuanto maacutes sola me encontraba tanto maacutes
necesidad teniacutea de apoyo y su madre insistioacute al par y acaso maacutes que eacutel
Gregoriska me habiacutea hablado del poder que los moldavos tienen sobre siacute mismos
cuando no quieren que otros lean en su corazoacuten Eacutel era un vivo ejemplo de ello Estaba
seguriacutesima de su amor y sin embargo si alguien me hubiera preguntado en queacute prueba
se fundaba tal certidumbre me habriacutea sido imposible decirlo nadie en el castillo habiacutea
visto nunca que su mano tocara la miacutea o que sus ojos buscaran los miacuteos Soacutelo los celos
podiacutean hacer clara a Kostaki la rivalidad del hermano como soacutelo el amor que
alimentaba yo por Gregoriska podiacutea hacerme claro su amor Sin embargo lo confieso
me inquietaba mucho aquel poder de Gregoriska sobre siacute mismo Yo teniacutea fe en eacutel pero
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no bastaba necesitaba ser convencida cuando he aquiacute que una noche de vuelta apenas
en mi caacutemara oiacute golpear levemente a una de las dos puertas que se cerraban por dentro
Por el modo de golpear adivineacute que era una llamada amiga Me acerqueacute preguntando
quieacuten estaba alliacute
-Gregoriska -contestoacute una voz cuyo acento no podiacutea engantildearme
-iquestQueacute quereacuteis de miacute -le pregunteacute toda temblorosa
-Si tienes fe en miacute -dijo Gregoriska- si me crees hombre de honor iquestme permites una
pregunta
-iquestCuaacutel
-Apaga la luz como si te hubierais acostado y de aquiacute en media hora aacutebreme esta
puerta
-Vuelve dentro de media hora -fue mi uacutenica respuesta
Apagueacute la luz y aguardeacute El corazoacuten me palpitaba con violencia pues comprendiacutea que
se trataba de un hecho importante Transcurrioacute la media hora oiacute golpear maacutes levemente
auacuten que la primera vez Durante el intervalo habiacutea descorrido los cerrojos no me
quedaba pues sino abrir la puerta Gregoriska entroacute y sin que me dijera cerreacute la puerta
tras eacutel y echeacute los cerrojos Eacutel permanecioacute un instante mudo e inmoacutevil imponieacutendome
silencio con el gesto Luego cuando estuvo seguro de que ninguacuten peligro nos
amenazaba por el momento me llevoacute al centro de la vasta caacutemara y sintiendo por mi
temblor que no habriacutea podido sostenerme de pie me buscoacute una silla Me senteacute o maacutes
bien me dejeacute caer sobre el asiento
-iexclDios miacuteo -le dije- iquestqueacute hay de nuevo o por queacute tantas precauciones
-Porque mi vida que no contariacutea para nada y acaso tambieacuten la tuya dependen de la
conversacioacuten que tendremos
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Amedrentada le aferreacute una mano Se la llevoacute eacutel a los labios miraacutendome como si
quisiera pedir excusas por tanta audacia Bajeacute yo los ojos era un taacutecito consentimiento
-Yo te amo -me dijo con aquella voz melodiosa como un canto- iquestme amas tuacute
-Siacute -le respondiacute
-iquestY consentiriacuteas en ser mi mujer
Llevoacute la mano a la frente con profunda expresioacuten de felicidad
-Siacute
-Entonces iquestno rehusaraacutes seguirme
-Te seguireacute doquiera
-Pues comprenderaacutes bien que no podemos ser felices sino huyendo de estos lugares
-iexclOh siacute Huyamos -exclameacute
-iexclSilencio -dijo eacutel estremecieacutendose- iexclSilencio
-Tienes razoacuten
Y me le acerqueacute toda tremante
-Escucha lo que he hecho -continuoacute Gregoriska- escucha por queacute he estado tanto
tiempo sin confesarte que te amaba Queriacutea yo cuando estuviera seguro de tu amor
que nadie pudiera oponerse a nuestra unioacuten Yo soy rico querida Edvige
inmensamente rico pero como lo son los sentildeores moldavos rico en tierras en ganados
en servidores Ahora bien he vendido por un milloacuten tierras rebantildeos y campesinos al
monasterio de Hango Me han dado trescientos mil francos en muchas piedras
preciosas cien mil francos en oro el resto en letras de cambio sobre Viena iquestTe bastaraacute
un milloacuten
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Le apreteacute la mano
-Me hubiera bastado tu amor Gregoriska juacutezgalo tuacute
-iexclBien Escucha mantildeana voy al monasterio de Hango para tomar mis uacuteltimas
disposiciones con el superior Eacutel me tiene listos caballos que nos esperaraacuten de las nueve
de la mantildeana en adelante ocultos a cien pasos de castillo Despueacutes de la cena subiraacute
de nuevo como hoy a tu caacutemara como hoy apagaraacutes la luz como hoy entrareacute yo en tu
aposento Pero mantildeana en vez de salir solo tuacute me seguiraacutes saldremos por la puerta que
da sobre los campos encontraremos los caballos montaremos y pasado mantildeana por
la mantildeana habremos recorrido treinta leguas
-iexclOh iexclPor queacute no seraacute ya pasado mantildeana
-iexclQuerida Edvige
Gregoriska me apretoacute sobre el corazoacuten y nuestros labios se encontraron iexclOh Lo habiacutea
dicho eacutel yo habiacutea abierto la puerta de mi caacutemara a un hombre de honor pero
comprendioacute bien que si no le perteneciacutea en cuerpo le perteneciacutea en alma Transcurrioacute
la noche sin que pudiera cerrar los ojos Me veiacutea huir con Gregoriska me sentiacutea
transportada por eacutel como ya lo habiacutea sido por Kostaki soacutelo que aquella carrera terrible
espantable fuacutenebre se trocaba ahora en un apuro suave y delicioso al que la velocidad
del movimiento agregaba deleite pues tambieacuten el movimiento veloz tiene un deleite
propio Nacioacute el diacutea Bajeacute Me parecioacute que el ademaacuten con que me saludoacute Kostaki era
auacuten maacutes teacutetrico que de costumbre Su sonrisa era iroacutenica y amenazadora Smeranda no
me parecioacute cambiada Durante la colacioacuten Gregoriska ordenoacute sus caballos Pareciacutea que
Kostaki no pusiera ni la miacutenima atencioacuten en aquella orden Hacia las once Gregoriska
nos saludoacute anunciando que estariacutea de regreso recieacuten a la noche y rogando a su madre
que no lo esperase a cenar despueacutes se volvioacute hacia miacute y me rogoacute quisiera admitir sus
excusas
Salioacute La mirada de su hermano lo siguioacute hasta cuando dejoacute la caacutemara y en ese
momento le brotoacute de los ojos un tal relaacutempago de odio que me estremeciacute Pueden
imaginarse con queacute inquietud paseacute aquel diacutea A nadie habiacutea confiado nuestros
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designios a duras penas le hableacute a Dios de ello en mis plegarias y me pareciacutea que
todos los conocieran que cada mirada puesta en miacute pudiera penetrar y leer en lo iacutentimo
de mi corazoacuten La cena fue un suplicio hosco y taciturno Kostaki por costumbre
hablaba raramente esta vez no dijo maacutes que dos o tres palabras en moldavo a su madre
y siempre con tal acento que haciacutea estremecer Cuando me levanteacute para subir a mi
aposento Smeranda como de ordinario me abrazoacute y al abrazarme repitioacute aquella frase
que desde ya ocho diacuteas no le saliera de la boca iexclKostaki ama a Edvige
Esta frase me siguioacute como una amenaza hasta mi caacutemara y aun alliacute me pareciacutea que una
voz fatal me susurrase al oiacutedo iexclKostaki ama a Edvige Ahora el amor de Kostaki me
lo habiacutea dicho Gregoriska equivaliacutea a la muerte Hacia las siete de la noche vi a Kostaki
atravesar el patio Se volvioacute para verme pero me aparteacute para que no pudiera
descubrirme Estaba inquieta pues por cuanto podiacutea yo ver desde mi ventana me
pareciacutea que eacutel iba directamente hacia la caballeriza Me arriesgueacute a correr los cerrojos
de una de las puertas internas de mi caacutemara y pasar a la caacutemara vecina desde donde
podiacutea ver todo lo que eacutel estaba por hacer Se dirigiacutea en efecto hacia la caballeriza y
cuando hubo llegado a ella sacoacute eacutel mismo su caballo favorito ensillaacutendolo de su propia
mano con el cuidado de un hombre que da la mayor importancia a cada detalle Vestiacutea
el mismo traje que cuando se me apareciera la vez primera pero no llevaba otra arma
que el sable Cuando hubo ensillado el caballo miroacute otra vez hacia la ventana de mi
caacutemara No habieacutendome visto saltoacute sobre la silla se hizo abrir la misma puerta por la
que saliera y debiacutea volver su hermano y se alejoacute a todo galope en direccioacuten del
monasterio de Hango Se me apretoacute entonces terriblemente el corazoacuten un fatal
presentimiento me deciacutea que Kostaki iba al encuentro de su hermano Estuve en la
ventana hasta cuando pude distinguir el camino que a un cuarto de legua de distancia
del castillo haciacutea un recodo a la izquierda y se perdiacutea en el comienzo de un bosque
Pero la noche se tornaba cada vez maacutes cerrada y pronto no pude distinguir maacutes el
camino
Me quedeacute todaviacutea
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Finalmente la inquietud que me atormentaba renovoacute precisamente por exceso mis
fuerzas y pues las primeras noticias de uno o de otro hermano debiacutean llegarme en la
sala inferior bajeacute
Mireacute ante todo Smeranda En la tranquilidad de su rostro advertiacute que no teniacutea ninguna
aprensioacuten daba oacuterdenes para la acostumbrada cena y los cubiertos de los hermanos
estaban en los lugares habituales No me atreviacute a interrogar a nadie Por otra parte iquesta
quieacuten hubiera podido dirigirme En el castillo ninguno excepto Kostaki y Gregoriska
hablaban las dos lenguas que yo sabiacutea Me sobresaltaba al miacutenimo rumor Por
costumbre nos poniacuteamos a la mesa a las nueve
Habiacutea bajado a la sala a las ocho y media y seguiacutea con la mirada la aguja de los
minutos cuyo avance era casi visible sobre el amplio cuadrante del reloj La viajera
aguja transitoacute la distancia que nos separaba del cuarto de hora
El cuarto golpeoacute y las vibraciones resonaron profundas y tristes en seguida la aguja
continuoacute su girar silencioso y la vi recorrer de nuevo la distancia con la regularidad y
la lentitud de la punta de un compaacutes Algunos minutos antes de dar las nueve me
parecioacute oiacuter el pataleo de un caballo en el patio Lo oyoacute tambieacuten Smeranda y volvioacute el
rostro hacia la ventana pero la noche era demasiado oscura para poder distinguir objeto
alguno iexclOh Si me hubiera mirado en aquel momento cuaacuten presto habriacutea adivinado lo
que pasaba en mi corazoacuten
Se habiacutea oiacutedo el patalear de un solo caballo y era cosa muy natural pues estaba yo
bien segura de que habriacutea regresado un solo caballero iquestPero cuaacutel Resonaron algunos
pasos en la antecaacutemara pasos lentos como los de un hombre que camina hesitando
cada uno de ellos me pareciacutea transitarme el corazoacuten La puerta se abrioacute y en la
oscuridad vi delinearse una sombra
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La sombra se detuvo un instante en la puerta el corazoacuten se me quedoacute en suspenso La
sombra avanzoacute y a medida que entraba en el ciacuterculo de la luz recobraba yo el aliento
Reconociacute a Gregoriska Algunos momentos maacutes y el corazoacuten se me quebraba
Reconociacute a Gregoriska pero estaba paacutelido como un cadaacutever Con soacutelo verle se podiacutea
adivinar que habiacutea acontecido algo terrible
-iquestEres tuacute Kostaki -preguntoacute Smeranda
-No madre miacutea -contestoacute Gregoriska con sorda voz
-iexclAh al fin -dijo ella- iquesty desde cuaacutendo acaacute toca a tu madre esperarte
-Madre miacutea -dijo Gregoriska mirando la peacutendola- apenas son las nueve
Y efectivamente en ese mismo momento sonaron las nueve
-Es verdad -dijo Smeranda- iquestDoacutende estaacute tu hermano
A pesar miacuteo se presentoacute en mi mente el pensamiento de que Dios habiacutea hecho la misma
pregunta a Caiacuten Gregoriska no contestoacute
-iquestNadie ha visto hasta ahora a Kostaki -preguntoacute Smeranda
El vatar o sea el mayordomo fue a informarse
-Hacia las siete -dijo eacutel de regreso- el conde ha estado en las caballerizas ha ensillado
con propia mano su caballo y ha partido por el camino de Hango
En ese instante mis ojos se encontraron con los de Gregoriska No seacute si fue realidad o
alucinacioacuten pero me parecioacute notar una gota de sangre en medio de su frente Me lleveacute
lentamente el dedo a la frente indicando el punto donde creiacutea yo ver aquella mancha
Gregoriska me comprendioacute sacoacute el pantildeuelo y se secoacute
-Siacute siacute -murmuroacute Smeranda- habraacute encontrado alguacuten lobo u oso y se habraacute entretenido
en perseguirlo He aquiacute por queacute un hijo hace esperar a su madre iquestDoacutende le has dejado
Gregoriska
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-Madre miacutea -respondioacute eacuteste con voz conmovida pero firme- mi hermano y yo no hemos
salido juntos
-Bien -dijo Smeranda- Vamos a la mesa cada uno poacutengase en su lugar y luego
cieacuterrense las puertas quien esteacute afuera dormiraacute afuera
Las dos primeras partes de estas oacuterdenes fueron estrictamente ejecutadas Smeranda
se puso en su lugar Gregoriska se sentoacute a su diestra yo a su siniestra Despueacutes los
servidores salieron para cumplir la tercera parte de las oacuterdenes es decir para cerrar las
puertas del castillo En ese momento mismo se escuchoacute un gran estreacutepito en el patio y
un servidor entroacute espantado diciendo
-Princesa ha entrado en este instante al patio el caballo del conde Kostaki solo y por
entero cubierto de sangre
-iexclOh -murmuroacute Smeranda levantaacutendose paacutelida y amenazadora- de tal modo volvioacute una
noche al castillo el caballo de su padre
Dirigioacute una mirada a Gregoriska no estaba paacutelido ya estaba liacutevido El caballo del
conde Koproli en efecto habiacutea regresado una noche al castillo todo manchado de
sangre y una hora despueacutes los servidores encontraron y trajeron el cuerpo del amo
cubierto de heridas Smeranda tomoacute una antorcha de manos de un criado se acercoacute a
la puerta y abrieacutendola bajoacute al patio El caballo espantado era retenido trabajosamente
por tres o cuatro servidores que haciacutean toda clase de esfuerzos para tranquilizarlo
Smeranda se aproximoacute al animal examinoacute la sangre que cubriacutea la silla y vio una herida
en su testuz
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-Kostaki fue muerto de frente -dijo ella- en duelo y por un solo enemigo Busquen su
cuerpo hijos miacuteos maacutes tarde buscaremos al homicida
Asiacute como el caballo habiacutea entrado por la puerta de Hango todos los servidores se
precipitaron afuera por ella y se vieron sus antorchas perderse en la campintildea y entrar
en lo profundo del bosque como en una hermosa noche de estiacuteo se ven centellear las
lucieacuternagas en la llanura de Niza o de Pisa
Smeranda como si hubiera estado segura de que la buacutesqueda no durariacutea mucho
aguardoacute enhiesta en la puerta Ni una laacutegrima humedeciacutea las mejillas de aquella madre
desolada sin embargo se veiacutea que la desesperacioacuten rugiacutea tempestuosa en lo profundo
de su corazoacuten Gregoriska estaba detraacutes de ella y yo cerca de Gregoriska Al
abandonar la sala parecioacute querer ofrecerme su brazo pero no se habiacutea atrevido a
hacerlo De ahiacute en cerca de un cuarto de hora se vio aparecer en el recodo del camino
una antorcha luego una segunda una tercera y finalmente se distinguieron todas Soacutelo
que ahora en vez de dispersarse estaban agrupadas en torno a un centro comuacuten Ese
centro era como bien pronto se pudo advertir unas parihuelas1 con un hombre tendido
sobre ellas El fuacutenebre cortejo avanzaba lentamente pero al cabo de diez minutos
quienes lo llevaban se descubrieron instintivamente la cabeza y taciturnos entraron en
el patio donde fue depositado el cuerpo Entonces con un majestuoso gesto Smeranda
ordenoacute que se le abriera paso y acercaacutendose al cadaacutever puso una rodilla en tierra ante
eacutel apartoacute los cabellos que le formaban un velo sobre el rostro y estuvo contemplaacutendolo
largamente sin derramar una laacutegrima Le abrioacute luego la vestimenta moldava y apartoacute
camisa ensangrentada La herida se hallaba en la parte diestra del pecho Debiacutea haber
sido hecha con una hoja recta y de dos filos Recordeacute haber visto esa mantildeana misma al
costado de Gregoriska el largo cuchillo de caza que serviacutea de bayoneta a su carabina
Busqueacute con los ojos el arma no estaba ya alliacute Smeranda se hizo llevar agua mojoacute en
ella su pantildeuelo y lavoacute la llaga Una sangre pura y tibia todaviacutea enrojecioacute los labios de
la herida El espectaacuteculo que teniacutea bajo los ojos era a un tiempo atroz y sublime
Aquella vasta caacutemara ahumada por las antorchas de resina aquellos rostros baacuterbaros
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aquellos ojos centelleantes de ferocidad aquellos ropajes singulares aquella madre
que a la vista de la sangre aun caacutelida calculaba cuaacutento tiempo haciacutea que la muerte
arrebatara a su hijo aquel profundo silencio interrumpido soacutelo por los sollozos de los
bandidos cuyo jefe era Kostaki todo eso repito teniacutea en siacute algo de atroz y de sublime
Smeranda acercoacute sus labios a la frente de su hijo y se levantoacute en seguida echaacutendose
a las espaldas las largas trenzas de blancos cabellos que se le habiacutean desunido
-iexclGregoriska ndashdijo
Gregoriska se estremecioacute sacudioacute la cabeza y saliendo de su atoniacutea
-Madre miacutea -respondioacute
-Ven aquiacute hijo miacuteo y escuacutechame
Gregoriska obedecioacute temblando pero obedecioacute
A medida que se aproximaba al cuerpo de Kostaki la sangre brotaba de la herida maacutes
abundante y maacutes roja Afortunadamente Smeranda no miraba maacutes hacia aquel lado
pues a la vista de aquella sangre no habriacutea tenido ya necesidad de buscar el asesino
-Gregoriska -dijo ella- bien seacute que Kostaki y tuacute no se miraban con buenos ojos bien seacute
que tuacute eres un Waivady por parte de tu padre y eacutel un Koproli por parte del suyo pero
por parte de madre son ambos de la sangre de los Brankovan Seacute que tuacute eres un hombre
de ciudad occidental y eacutel un hijo de las montantildeas orientales pero por el seno que los
llevoacute a ambos son hermanos iexclPues bien Gregoriska quiero saber si mi hijo seraacute
llevado a yacer junto a la tumba de su padre sin que haya sido pronunciado el
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juramento si yo en fin podreacute llorar tranquila como mujer descansando en ti vale decir
en un hombre para el castigo
-Dime sentildeora el nombre del homicida y ordena te juro que dentro de una hora si tuacute
lo exiges habraacute dejado de vivir
-iquestJuras so pena de mi maldicioacuten lo has entendido hijo miacuteo iquestJuras que el asesino
moriraacute que no dejaraacutes piedra sobre piedra de su casa que su madre sus hijos sus
hermanos su mujer o su prometida pereceraacuten por tu mano Juacuteralo y al jurarlo invoca
sobre ti la coacutelera celeste si faltas a la sacra promesa Si faltas a esta sacra promesa
padeceraacutes la miseria la execracioacuten de los amigos la maldicioacuten de tu madre
Gregoriska extendioacute la mano sobre el cadaacutever y
-iexclJuro que el asesino moriraacute -dijo
A aquel singular juramento cuyo verdadero sentido yo sola y el muerto quizaacute podiacuteamos
comprender vi o creiacute ver cumplirse un horrendo prodigio Los ojos del cadaacutever se
abrieron se fijaron sobre miacute maacutes vivos cual nunca los viera y como si aquella mirada
hubiera sido palpable sentiacute penetrarme hasta el corazoacuten un hierro candente No resistiacute
tanto dolor y me desvaneciacute
Cuando recobreacute los sentidos me encontreacute acostada sobre el lecho de mi caacutemara una de
las dos mujeres velaba cerca de miacute Pregunteacute doacutende estaba Smeranda me fue
contestado que velaba junto al cuerpo de su hijo Pregunteacute doacutende estaba Gregoriska se
me dijo que en el monasterio de Hango
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Ahora no era preciso huir iquestno habiacutea muerto Kostaki No se debiacutea ya hablar de boda
iquestpodiacutea yo casarme con el fratricida Transcurrieron asiacute tres diacuteas y tres noches en medio
de extrantildeos suentildeos En la vigilia y en el suentildeo veiacutea siempre aquellos dos ojos vivos en
ese rostro de muerto era una visioacuten horrenda Kostaki debiacutea ser sepultado al tercer diacutea
Por la mantildeana me fue traiacutedo de parte de Smeranda un vestido completo de viuda Me
lo puse y bajeacute La casa pareciacutea vaciacutea todos estaban en la capilla Me encamineacute hacia
ella y al tiempo que trasponiacutea su umbral vino a mi encuentro Smeranda a quien no
habiacutea visto desde hacia tres diacuteas
Se hubiera dicho que era la imagen del Dolor Con lento movimiento como el de una
estatua posoacute sobre mi frente sus helados labios y con voz que pareciacutea salir ya de la
tumba pronuncioacute las habituales palabras iexclKostaki te ama No se pueden imaginar
el efecto que produjeron en miacute aquellas palabras Esa protesta de amor expresada en
presente en vez de en pasado que deciacutea te ama y no ya te amaba ese amor de
ultratumba que veniacutea a buscarme en la vida hizo sobre mi corazoacuten una impresioacuten
terrible Al mismo tiempo se apoderaba de miacute un extrantildeo sentimiento tal como si fuera
verdaderamente la mujer de aquel que habiacutea muerto no la prometida del vivo Aquel
atauacuted me atraiacutea a mi pesar dolorosamente como la sierpe atrae al pajarillo por ella
fascinado
Busqueacute con los ojos a Gregoriska lo vi paacutelido y enhiesto contra una columna miraba
hacia lo alto No seacute decir si me vio Los monjes del convento de Hango rodeaban el
cuerpo cantando salmos del rito griego a veces armoniosos con frecuencia monoacutetonos
Tambieacuten yo hubiera querido orar pero la plegaria expiraba en mis labios mi mente
estaba tan confusa que me pareciacutea antes bien presenciar un consistorio de demonios
que una reunioacuten de monjes Cuando fue sacado el cuerpo de alliacute quise seguirlo pero
desfallecieron mis fuerzas Sentiacute doblaacuterseme las piernas y me apoyeacute en la puerta
Entonces Smeranda se me acercoacute e hizo una sentildea a Gregoriska Este se aproximoacute
Smeranda me habloacute en moldavo
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-Mi madre me ordena repetirte palabra por palabra lo que va a decir -me expresoacute
Gregoriska
Smeranda habloacute de nuevo cuando hubo terminado
-He aquiacute las palabras de mi madre -dijo eacutel- Lloras a mi hijo Edvige tu lo amabas
iquestverdad Te agradezco las laacutegrimas y tu amor de ahora en adelante tienes una patria
una madre una familia Derramemos las muchas laacutegrimas debidas a los muertos luego
seamos de nuevo dignas ambas de aquel que ya no es iexclyo su madre tuacute su mujer
Adioacutes vuelve a tu caacutemara yo acompantildeareacute a mi hijo hasta su uacuteltima morada cuando
regrese me encerrareacute en mi estancia con mi dolor y me volveraacutes a ver soacutelo cuando lo
haya vencido estate tranquila matareacute este dolor porque no quiero que me mate a miacute
A estas palabras de Smeranda traducidas por Gregoriska no pude responder sino con
un gemido Subiacute a mi caacutemara el fuacutenebre cortejo se alejoacute y lo vi desaparecer en el
aacutengulo del camino El convento de Hango estaba a soacutelo media legua de distancia del
castillo en liacutenea recta pero los obstaacuteculos del suelo haciacutean dar muchas vueltas al
camino de modo que se empleaban dos horas en recorrer aquel espacio Era el mes de
noviembre Las jornadas se habiacutean tornado friacuteas y breves y a las cinco ya era noche
oscura Hacia las siete vi reaparecer las antorchas el cortejo fuacutenebre habiacutea regresado
El cadaacutever reposaba en la tumba de sus padres todo estaba concluido
Les dije ya en queacute singular pesadilla viviacutea presa luego del fatal suceso que nos
sumergiera a todos en el duelo y sobre todo despueacutes que viera reabrirse y fijarse sobre
miacute los ojos cerrados del muerto La noche que siguioacute oprimida por las emociones
experimentadas durante el diacutea estaba auacuten maacutes triste Escuchaba sonar todas las horas
del reloj del castillo y a medida que el tiempo fugitivo me acercaba al momento en
que habiacutea muerto Kostaki me sentiacutea cada vez maacutes desconsolada Sonaron las nueve
menos cuarto Entonces se apoderoacute de miacute una extrantildea sensacioacuten Me corriacutea por todo el
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
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cuerpo un terror un estremecimiento que me helaba luego una especie de suentildeo
invencible entorpeciacutea mis sentidos me oprimiacutea el pecho y me velaba los ojos Tendiacute
el brazo y fui a caer de espaldas sobre el lecho Sin embargo no habiacutea perdido
totalmente los sentidos como para que no pudiera oiacuter como unos pasos acercaacutendose a
mi puerta despueacutes me parecioacute abrirse la puerta en seguida no vi ni escucheacute maacutes nada
Soacutelo sentiacute un vivo dolor en el cuello Luego de lo cual caiacute en profundo letargo
Me desperteacute a medianoche mi laacutempara ardiacutea auacuten intenteacute levantarme pero estaba tan
deacutebil que hube de repetir la tentativa dos veces Finalmente logreacute superar mi debilidad
y como despierta sentiacutea en el cuello el mismo dolor que experimentara en el suentildeo me
arrastreacute apoyaacutendome en el muro hasta el espejo y mireacute Algo que semejaba la
punzadura de un alfiler marcaba la arteria de mi cuello Creiacute que alguacuten insecto me
hubiera picado durante el suentildeo y como me sentiacutea abatida por la extenuacioacuten me
acosteacute de nuevo y me dormiacute A la mantildeana me desperteacute como de costumbre pero
entonces sentiacute una tal debilidad como la experimentara soacutelo una vez en mi vida a la
mantildeana siguiente de un diacutea en que fuera sangrada Me mireacute en el espejo y me sorprendiacute
de mi extraordinaria palidez La jornada transcurrioacute triste y oscura experimentaba yo
una cosa singular cuando me encontraba en un lugar sentiacutea necesidad de quedarme
alliacute cualquier cambio de posicioacuten me fatigaba
Llegada la noche me trajeron la laacutempara mis mujeres seguacuten podiacutea yo comprender por
sus gestos se ofrecieron a quedarse conmigo Se lo agradeciacute y salieron A la misma
hora que la noche precedente experimenteacute los mismos siacutentomas Quise levantarme
entonces y pedir ayuda pero no pude llegar a la salida Oiacute vagamente dar las nueve
menos cuarto los pasos resonaron se abrioacute la puerta pero yo no veiacutea ni escuchaba
nada y como la noche anterior caiacute de espaldas sobre el lecho Como el diacutea anterior
experimenteacute un dolor en el mismo sitio Como el diacutea anterior me desperteacute a
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medianoche pero maacutes paacutelida y maacutes deacutebil auacuten Al diacutea siguiente se renovoacute la horrible
pesadilla
Estaba decidida a bajar a la estancia de Smeranda por muy deacutebil que me sintiera
cuando entroacute en la caacutemara una de mis mujeres y pronuncioacute el nombre de Gregoriska
El joven la seguiacutea Intenteacute levantarme para recibirle pero volviacute a caer en mi silloacuten Eacutel
dio un grito al verme y quiso lanzarse hacia miacute pero tuve la fuerza de tender el brazo
hacia eacutel
-iquestQueacute vienes a hacer aquiacute -le pregunteacute
-iexclAy -dijo eacutel- iexclveniacutea a decirte adioacutes A decirte que abandono este mundo que me es
insoportable sin tu amor y tu presencia a anunciarte que me retiro al monasterio de
Hango
-Gregoriska -le respondiacute- estaacutes privado de mi presencias pero no de mi amor iexclAy Te
amo siempre y mi mayor pena es que este amor sea en adelante casi un delito
-Entonces iquestpuedo esperar que rogaraacutes por miacute Edvige
-Siacute pero no lo podreacute hacer por largo tiempo -repliqueacute yo con una sonrisa
-iquestPor queacute no Pero en verdad te veo muy abatida Dime iquestqueacute tienes iquestPor queacute tan
paacutelida
-Porque Dios tiene ciertamente piedad de miacute y a eacutel me llama
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
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Gregoriska se me acercoacute me tomoacute una mano que no tuve fuerza de sustraerle
miraacutendome fijo al rostro
-Esa palidez no es natural Edvige -me dijo- iquestcuaacutel es la causa
-Si te la dijera Gregoriska creeriacuteas que estoy loca
-No no habla Edvige te lo suplico estamos en un paiacutes que no se parece a ninguacuten otro
paiacutes en una familia que no se asemeja a ninguna otra familia Dime diacutemelo todo te lo
encarezco
Se lo narreacute todo la extrantildea alucinacioacuten que me poseiacutea a la hora en que Kostaki debioacute
morir ese terror ese letargo ese friacuteo glacial esa postracioacuten que me haciacutea caer de
espaldas sobre el lecho ese ruido de pasos que me pareciacutea oiacuter esa puerta que creiacutea ver
abrirse y finalmente ese agudo dolor en el cuello seguido de una palidez y de una
debilidad siempre crecientes Creiacutea yo que mi relato pareceriacutea a Gregoriska un
comienzo de locura y lo terminaba con una cierta timidez cuando por el contrario
advertiacute que me prestaba gran atencioacuten
Cuando hube terminado de hablar Gregoriska reflexionoacute un instante
-iquestDe manera -preguntoacute eacutel- que te duermes cada noche a las nueve menos cuarto
-Siacute por muchos que sean los esfuerzos que haga para resistir al suentildeo
-iquestY a esa misma hora crees ver abrirse la puerta
-Siacute aunque eche el cerrojo
-iquestY luego experimentas un agudo dolor en el cuello
-Siacute aunque sea apenas visible la sentildeal de la herida
-iquestMe permites ver
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
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Dobleacute la cabeza hacia atraacutes Examinoacute eacutel la cicatriz
-Edvige -dijo Gregoriska despueacutes de un momento de reflexioacuten- iquesttienes confianza en
miacute
-iquestMe lo preguntas -contesteacute
-iquestCrees en mi palabra
-Como creo en el Evangelio
-iexclBien Edvige por mi fe te juro que no tienes ocho diacuteas de vida si no aceptas hacer
hoy mismo lo que voy a decirte
-iquestY si consiento
-Si consientes quizaacutes te salves
-iquestQuizaacutes -eacutel se calloacute- Suceda lo que fuere Gregoriska -continueacute diciendo yo- hareacute
cuanto me ordenes hacer
-Escucha entonces -dijo eacutel- y ante todo no te espantes En tu paiacutes como en Hungriacutea y
en nuestra Rumaniacutea existe una tradicioacuten
Tembleacute porque esa tradicioacuten ya habiacutea vuelto a mi memoria
-iexclAh iquestSabes lo que quiero decir
-Siacute -contesteacute- en Polonia vi algunas personas padecer el horrendo hecho
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-Quieres hablar del vampiro iquestno es verdad
-Siacute nintildea auacuten me sucedioacute ver desenterrar en el cementerio de una aldea perteneciente
a mi padre cuarenta personas muertas en quince diacuteas sin que se hubiera podido en
ninguna ocasioacuten acertar con la causa de su muerte Diecisiete de esos cadaacuteveres
expusieron todos los signos de vampirismo es decir fueron encontrados frescos como
si hubieran estado vivos los otros eran sus viacutectimas
-iquestY queacute se hizo para liberar de eso a la regioacuten
-Se les clavoacute un palo en el corazoacuten y luego los quemaron
-Siacute asiacute se acostumbra hacer pero para nosotros eso no basta Para librarte de tu
fantasma antes quiero conocerlo y iexclpor Dios lo conocereacute Siacute y si es preciso luchareacute
cuerpo a cuerpo con eacutel quienquiera fuere
-iexclOh Gregoriska -exclameacute espantada
Dijo
-Quienquiera que fuere lo repito Mas para llevar a buen fin esta terrible aventura es
necesario que hagas todo lo que te exigireacute
-Di
-Estate preparada a las siete Desciende a la capilla pero desciende sola es necesario
que venzas a toda costa tu debilidad Edvige Alliacute recibiremos la bendicioacuten nupcial
Consieacutentemelo amada miacutea para velar por ti Luego subiremos de nuevo a esta caacutemara
y entonces veremos
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
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-iexclOh Gregoriska -exclameacute- iexclsi es eacutel te mataraacute
-No temas amada Edvige Consiente solamente
-Sabes bien que hareacute todo lo que quieras Gregoriska
-Entonces hasta luego a la noche
-Siacute haz lo que creas maacutes oportuno y te secundareacute yo cuanto mejor pueda adioacutes
Se fue Un cuarto de hora despueacutes vi a un caballero precipitarse a toda carrera por el
camino del monasterio era eacutel
Apenas le hube perdido de vista caiacute de rodillas y oreacute oreacute como ya no se reza en
nuestras tierras sin fe y aguardeacute a las siete ofreciendo a Dios y a los santos el
holocausto de mis pensamientos no me levanteacute sino al sonar las siete Estaba deacutebil
como una moribunda paacutelida como una muerta Me echeacute sobre la cabeza un gran velo
negro descendiacute la escalera apoyaacutendome en el muro y me dirigiacute a la capilla sin
encontrar a nadie
Gregoriska me esperaba con el padre Basilio prior del monasterio de Hango Centildeiacutea
una espada santa reliquia de un antiguo cruzado que asistiera a la toma de
Constantinopla con Ville-Hardouin y Baldouin de Flandes
-Edvige -dijo eacutel golpeando con la mano su espada- con la ayuda de Dios eacutesta romperaacute
el encantamiento que amenaza tu vida Aceacutercate pues resueltamente este santo
hombre que ya ha recibido mi confesioacuten recibiraacute nuestros juramentos
Comenzoacute la ceremonia quizaacute nunca otra fue maacutes sencilla y a un tiempo maacutes solemne
Nadie asistiacutea al monje eacutel mismo nos puso sobre la cabeza las coronas nupciales
Vestidos ambos de luto giramos en torno al altar con un cirio en la mano luego el
monje tras pronunciar las sacras palabras agregoacute
Vaacuteyanse ahora hijos miacuteos y el Sentildeor les deacute fuerza y valor para luchar contra el
enemigo del humano geacutenero Armados de la inocencia de ustedes y defendidos por Su
justicia venceraacuten al demonio Vayan y benditos sean
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Besamos los libros santos y salimos de la capilla Entonces por vez primera me apoyeacute
en el brazo de Gregoriska y me parecioacute que al contacto de aquel fuerte brazo de aquel
noble corazoacuten volviacutea a mis venas la vida Estaba segura del triunfo porque Gregoriska
estaba conmigo subimos a mi caacutemara Sonaban las ocho y media
-Edvige -me dijo entonces Gregoriska- no tenemos tiempo que perder iquestQuieres
dormir como de costumbre para que todo suceda durante tu suentildeo o bien permanecer
desvelada y verlo todo
-Junto a ti nada temo quiero permanecer despierta y verlo todo
Gregoriska extrajo de su pecho un boj2 bendito huacutemedo auacuten de agua santa y me lo
dio
-Toma entonces esta ramita -me dijo- acueacutestate en tu lecho recita las preces de la
Virgen y aguarda sin temor Dios estaacute con nosotros Cuida ante todo de no dejar caer
la ramita con ella podraacutes ordenar aun en el infierno No me llames no des ninguacuten
grito reza confiacutea y aguarda
Me acosteacute en el lecho Cruceacute las manos sobre el seno y puse sobre eacutel la ramita
bendecida Gregoriska se ocultoacute tras del trono de que ya hableacute Contaba yo los minutos
y de seguro mi esposo haciacutea lo mismo Sonaron los tres cuartos Vibraba auacuten el tantildeir
del martillo cuando me sentiacute presa del mismo entorpecimiento del mismo terror y del
mismo friacuteo glacial de los diacuteas precedentes acerqueacute a mis labios la rama bendita y
aquella primera sensacioacuten se desvanecioacute Oiacute entonces muy claro el ruido de aquel
conocido paso lento y medido que subiacutea los peldantildeos de la escalera y se aproximaba a
la puerta Luego la puerta se abrioacute despaciosamente sin ruido como empujada por
sobrenatural fuerza y entonces -La voz se apagoacute a medias casi sofocada en la
garganta de la narradora- Y entonces -continuoacute haciendo un esfuerzo- vi a Kostaki
paacutelido como se me apareciera en las parihuelas2 los largos cabellos negros cayeacutendole
sobre las espaldas goteaban sangre vestiacutea como de costumbre pero teniacutea descubierto
el pecho y dejaba ver su sangrante herida Todo estaba muerto todo era cadaacutever
carne ropas porte solamente los ojos aquellos terribles ojos estaban vivos
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Ante aquella aparicioacuten iexclextrantildeo es decirlo en vez de sentir duplicaacuterseme el espanto
sentiacute crecerme el valor Dios me lo enviaba de seguro para decidir mi situacioacuten y
defenderme del infierno Al primer paso que el espectro dio hacia mi lecho le claveacute
intreacutepidamente los ojos en el rostro y le presenteacute la rama bendita El espectro intentoacute
avanzar pero un poder maacutes fuerte que eacutel lo retuvo en el sitio Se detuvo
-iexclOh -murmuroacute- ella no duerme lo sabe todo
Pronuncioacute eacutel estas palabras en lengua moldava y sin embargo las comprendiacute yo como
si hubieran sido pronunciadas en lengua por miacute sabida
Estaacutebamos asiacute uno frente al otro el fantasma y yo sin que pudiera apartar mis miradas
de las suyas cuando con el rabillo del ojo vi a Gregoriska salir detraacutes del baldaquino
semejante al aacutengel exterminador y con la espada en el puntildeo Se hizo la sentildeal de la cruz
con la mano siniestra y avanzoacute lentamente con la espada tendida vuelta hacia el
fantasma eacuteste al ver al hermano desenvainoacute tambieacuten el sable soltando una horrible
carcajada pero apenas su sable tocoacute el hierro bendito el brazo le cayoacute inerte junto al
cuerpo Kostaki exhaloacute un suspiro de rabia y desesperacioacuten
-iquestQueacute quieres de miacute -preguntoacute al hermano
-En nombre del Dios verdadero y viviente -dijo Gregoriska- te conjuro a que respondas
-Habla -dijo el espectro rechinando los dientes
-iquestTe he tendido yo una emboscada
-No
-iquestTe he asaltado yo
-No
-Te he herido yo
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-No
-Te arrojaste tuacute mismo sobre mi espada y tuacute mismo corriste al encuentro de la muerte
Luego ante Dios y los hombres no soy culpable yo del delito de fratricidio luego no
has recibido una misioacuten divina sino infernal luego has salido de tu tumba no como una
sombra santa sino como un espectro maldito y volveraacutes a tu tumba
-iexclCon ella siacute -exclamoacute Kostaki haciendo un supremo esfuerzo para apoderarse de miacute
-iexclVolveraacutes allaacute solo -exclamoacute a su vez Gregoriska- Esta mujer me pertenece
Y al pronunciar tales palabras tocoacute con la punta del hierro bendito la llaga viva Kostaki
exhaloacute un grito como si le hubiera tocado una espada de fuego y llevaacutendose una mano
al pecho dio un paso atraacutes Al mismo tiempo Gregoriska con un movimiento que
pareciacutea coordinado con el del hermano dio un paso adelante entonces con los ojos
fijos en los ojos del muerto con la espada contra el pecho de su hermano comenzoacute una
marcha lenta terrible solemne Era algo semejante al pasaje de don Juan y el
comendador el espectro retrocediacutea bajo la presioacuten de la sacra espada bajo la voluntad
irresistible del campeoacuten de Dios que lo seguiacutea paso a paso sin pronunciar una palabra
ambos anhelantes ambos liacutevidos del rostro el vivo arrojando al muerto y obligaacutendolo
a abandonar el castillo su anterior morada para volver a la tumba su morada futura
Lo aseguro a fe miacutea iexclera cosa horrenda de verse Y sin embargo yo misma movida
por una fuerza superior invisible desconocida sin saber lo que haciacutea me levanteacute y los
seguiacute Bajamos la escalera iluminados soacutelo por las ardientes pupilas de Kostaki
Atravesamos la galeriacutea y el patio y luego traspusimos la puerta siempre con el mismo
paso medido el espectro retrocediendo Gregoriska con el brazo tendido yo detraacutes de
ellos
Esta marcha fantaacutestica duroacute una hora pues era necesario volver el cadaacutever a su tumba
pero en vez de seguir el camino acostumbrado Kostaki y Gregoriska atravesaron el
terreno en liacutenea recta cuidaacutendose poco de los obstaacuteculos que para ellos ya no existiacutean
ante ellos el suelo se allanaba los torrentes se secaban los aacuterboles se apartaban las
rocas se abriacutean El mismo milagro se operaba para miacute soacutelo que el cielo me pareciacutea todo
cubierto de un negro velo las lunas y las estrellas habiacutean desaparecido y en medio de
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las tinieblas soacutelo veiacutea resplandecer los ojos llameantes del vampiro Llegamos de tal
modo a Hango y pasamos a traveacutes del seto vivo de madrontildeos que serviacutea de cerco al
cementerio Apenas entrada distinguiacute entre las sombras la tumba de Kostaki junto a
la de su padre no sabiacutea que estuviera alliacute y sin embargo la reconociacute Nada me era
desconocido en aquella noche
Gregoriska se detuvo al borde de la fosa abierta
-Kostaki -dijo eacutel- aun no estaacute todo terminado para ti y una voz del cielo me avisa que
puede concebirse el perdoacuten si te arrepientes iquestprometes retornar a la tumba iquestno salir
de ella maacutes iquestconsagrar a Dios el culto que consagraste al infierno
-iexclNo -respondioacute Kostaki
-iquestTe arrepientes -preguntoacute Gregoriska
-iexclNo
-Por uacuteltima vez iquestte arrepientes
-iexclNo
-iexclBien Invoca la ayuda de Satanaacutes como invoco yo la de Dios y veremos quieacuten saldraacute
esta vez auacuten victorioso
Resonaron simultaacuteneamente dos gritos los hierros se cruzaron despidiendo centellas
y la lucha duroacute un minuto que me parecioacute un siglo Kostaki cayoacute vi alzarse la terrible
espada de su hermano introduciacutersela en el cuerpo y clavar ese cuerpo sobre la tierra
recieacuten removida Un uacuteltimo grito que nada teniacutea de humano se alzoacute por el aire Acudiacute
Gregoriska estaba en pie pero vacilante Le di apoyo con mis brazos
-iquestEstaacutes herido -le pregunteacute ansiosamente
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-No -me respondioacute- pero en tal duelo querida Edvige la lucha no la herida mata He
luchado con la muerte y a ella pertenezco
-Amigo amigo -exclameacute- aleacutejate de aquiacute y acaso vuelvas a la vida
-No eacutesta es mi tumba Edvige pero no perdamos tiempo toma un poco de esta tierra
impregnada de su sangre y apliacutecala a la mordedura que te hizo es el uacutenico medio que
puede preservarte en el porvenir de su horrendo amor
Obedeciacute temblando Me inclineacute para recoger aquella tierra sanguinosa y al doblarme
vi el cadaacutever clavado al suelo la espada bendita le atravesaba el corazoacuten y una sangre
oscura le brotaba abundante de la herida como si hubiera muerto en aquel momento
Amaseacute un poco de tierra con la sangre y apliqueacute a mi herida el espantoso talismaacuten
-Ahora mi adorada Edvige -dijo Gregoriska con voz semiapagada- escucha bien mi
uacuteltimo consejo Abandona el paiacutes apenas te sea posible Soacutelo la distancia es una
seguridad para ti El padre Basilio recibioacute hoy mi suprema voluntad y la cumpliraacute
iexclEdvige un beso iexclEl uacuteltimo el uacutenico beso iexclEdvige me muero
Y asiacute diciendo Gregoriska cayoacute junto al hermano
En cualquier otra circunstancia en medio de aquel cementerio cerca de aquella tumba
abierta con aquellos dos cadaacuteveres yaciendo uno junto al otro hubiera enloquecido
pero como dije ya Dios me habiacutea inspirado una fuerza igual a los acontecimientos de
los que eacutel me haciacutea no soacutelo testigo sino tambieacuten actriz Mientras miraba a mi alrededor
en busca de ayuda vi abrirse la puerta del monasterio y avanzar los monjes de a dos
conducidos por el padre Basilio llevando cirios ardientes y cantando las preces de
difuntos El padre Basilio habiacutea llegado haciacutea poco al convento y previendo lo
sucedido se dirigiacutea al cementerio con toda la congregacioacuten Me encontroacute viva cerca de
los dos muertos Una uacuteltima convulsioacuten habiacutea retorcido el rostro de Kostaki
Gregoriska en cambio estaba tranquilo y casi sonriente Fue sepultado como lo deseara
eacutel junto al hermano el cristiano junto al maldito Smeranda cuando tuvo noticia de la
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nueva desdicha quiso verme fue a buscarme al convento de Hango y supo de mis
labios cuanto habiacutea acontecido en aquella tremenda noche
Le referiacute todos los detalles de la fantaacutestica historia pero ella me escuchoacute como ya me
escuchara Gregoriska sin mostrar estupor ni espanto
-Edvige -me contestoacute ella despueacutes de un instante de silencio- por muy extrantildeo que sea
lo que me has narrado dijiste soacutelo la verdad La estirpe de los Brankovan estaacute maldita
hasta la tercera y cuarta generacioacuten porque un Brankovan matoacute a un sacerdote El
teacutermino de la maldicioacuten ha llegado pues tuacute aunque esposa eres virgen y en miacute se
extingue el linaje Si mi hijo te ha dejado en herencia un milloacuten toacutemalo Despueacutes de
mi muerte salvo los piacuteos legados que tengo la intencioacuten de hacer recibiraacutes el resto de
mis bienes Y ahora sigue el consejo de tu esposo Vuelve lo maacutes presto que puedas a
aquellas tierras donde Dios no permite que se cumplan tan horrendos prodigios No
necesito de nadie para llorar conmigo a mis hijos Mi dolor quiere soledad Adioacutes no
me tengas ya en cuenta Mi suerte futura me pertenece a miacute sola y a Dios
Y luego de besarme en la frente como de costumbre me dejoacute y fue a encerrarse en el
castillo de Brankovan
Ocho diacuteas despueacutes partiacute para Francia Como lo esperara Gregoriska mis noches no
fueron turbadas ya por el terrible fantasma Se restablecioacute mi salud y de aquel suceso
no me quedoacute otro recuerdo fuera de esta palidez mortal que suele acompantildear hasta la
tumba a toda humana criatura que haya sufrido el beso de un vampiro
________________
1 Parihuelas Utensilio para transportar cosas entre dos personas formado por dos
barras horizontales entre las que estaacute fijada una plataforma o cajoacuten Camilla cama
portaacutetil
2 Boj Arbusto de tallos ramosos con pequentildeas hojas ovales muy utilizado como
planta de jardiacuten y cuya madera es apreciada por su dureza
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padres Alliacute encontreacute a un joven a quien al principio tomeacute por un extranjero pero luego
supe que era mi hermano Era Kostaki el hijo del adulterio legitimado por un segundo
matrimonio Kostaki la indomable criatura que viste para quien son leyes soacutelo sus
pasiones que nada tiene por sagrado aquiacute abajo fuera de su madre que me obedece
como la tigresa obedece al brazo que la ha domado pero rugiendo por siempre en la
vaga esperanza de poder devorarme un diacutea En el interior del castillo en el hogar de
los Brakovan y de los Waivady yo soy auacuten el amo pero fuera de este recinto en la
abierta campintildea eacutel se convierte en el salvaje hijo de los bosques y de los montes que
quiere doblegarlo todo bajo su feacuterrea voluntad Coacutemo hoy eacutel y sus hombres hicieron
para ceder no lo seacute quizaacute por antigua costumbre o por un resto de respeto que me
tienen Pero no quisiera arriesgar otra prueba Permanece aquiacute no salgas de esta
caacutemara del patio del castillo en suma y respondo de todo si das un paso fuera del
castillo no puedo prometerte otra cosa que hacerme matar por defenderte
-iquestNo podreacute entonces -dije yo- seguacuten el deseo de mi padre continuar el viaje hacia el
convento de Sabastru
-Obra intenta ordena yo te acompantildeareacute pero quedareacute en mitad del camino y tuacute tuacute
ciertamente no alcanzaraacutes la meta de tu viaje
-Pero iquestqueacute hacer entonces
-Queacutedate aquiacute aguarda toma consejo de los hechos y aprovecha las circunstancias
Suponte haber caiacutedo en una caverna de bandidos y que soacutelo tu valor podraacute sacarte del
apuro tu calma salvarte Mi madre a despecho de la preferencia que concede a
Kostaki hijo de su amor es buena y generosa Por otra parte es una Brankovan vale
decir una verdadera princesa La veraacutes ella te defenderaacute de las brutales pasiones de
Kostaki Ponte bajo la proteccioacuten de ella seacute corteacutes y te amaraacute Y en realidad (agregoacute
eacutel con expresioacuten indefinible) iquestquieacuten podriacutea verte y no amarte Ven ahora al comedor
donde mi madre te espera No demuestres fastidio ni desconfianza habla polaco aquiacute
nadie conoce esta lengua yo traducireacute a mi madre tus palabras y estate tranquila que
soacutelo direacute aquello que sea conveniente decir Sobre todo ni una palabra de cuanto te he
revelado nadie debe sospechar que estamos de acuerdo Tuacute no sabes auacuten de cuaacutenta
astucia y disimulacioacuten es capaz el maacutes sincero de entre nosotros Ven
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Lo seguiacute por la escalera iluminada de antorchas de resina ardiendo puestas dentro de
manos de hierro que sobresaliacutean del muro Era evidente que aquella insoacutelita
iluminacioacuten habiacutea sido dispuesta para miacute Llegamos al comedor Apenas Gregoriska
hubo abierto la puerta de aquella sala y pronunciado en el umbral una palabra en
lengua moldava que despueacutes supe significaba la extranjera vino a nuestro encuentro
una mujer de alta estatura Era la princesa Brankovan Teniacutea cabellos blancos
entrelazados alrededor de la cabeza la cual estaba cubierta de un gorro de cibelina
ornado de un penacho signo de su origen principesco Vestiacutea una especie de tuacutenica de
brocado el corpintildeo sembrado de piedras preciosas sobrepuesta a una larga hopalanda
de estofa turca guarnecida de piel igual a la del gorro Teniacutea en la mano un rosario de
cuentas de aacutembar que haciacutea correr raacutepidamente entre los dedos Junto a ella estaba
Kostaki vestido con el espleacutendido y majestuoso traje magiar en el cual me parecioacute auacuten
maacutes extrantildeo Su traje estaba compuesto de una sobrevesta de velludo negro de ancha
mangas que le caiacutea hasta debajo de la rodilla calzones de casimir rojo y los largos
cabellos de color negro tirando a azulado le caiacutean sobre el cuello desnudo rodeado
solamente por la orla blanca de una fina camisa de seda Me saludoacute torpemente y
pronuncioacute en moldavo algunas palabras para miacute ininteligibles
-Puedes hablar en franceacutes hermano miacuteo -dijo Gregoriska- la sentildeora es polaca y
comprende esta lengua
Entonces Kostaki dijo en franceacutes algunas palabras casi tan incomprensibles para miacute
como las que pronunciara en moldavo pero la madre tendiendo gravemente el brazo
interrumpioacute a los dos hermanos Apareciacutea claro que intimaba a sus hijos que esperaran
a que soacutelo ella me recibiera Comenzoacute entonces en lengua moldava un discurso de
cumplimiento al cual la movilidad de sus facciones daba un sentido faacutecil de explicarse
Me indicoacute la mesa me ofrecioacute una silla cerca de ella sentildealoacute con un gesto la casa toda
como diciendo que estaba a mi disposicioacuten y sentaacutendose antes que los demaacutes con
beneacutevola dignidad hizo la sentildeal de la cruz y pronuncioacute una plegaria Entonces cada
uno ocupoacute su lugar propio establecido por la etiqueta Gregoriska cerca de miacute Como
extranjera yo habiacutea determinado que a Kostaki le tocara el puesto de honor junto a su
madre Smeranda Asiacute se llamaba la condesa Tambieacuten Gregoriska habiacutea mudado de
vestimenta Llevaba eacutel igualmente la tuacutenica magiar y los calzones de casimir pero
aqueacutella de color granate y estos turquiacutees Teniacutea colgada del cuello una espleacutendida
condecoracioacuten el nisciam del sultaacuten Mahmud Los otros comensales de la casa cenaban
en la misma mesa cada uno en el sitio que le correspondiacutea seguacuten el grado que ocupaba
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entre los amigos o los servidores La cena fue triste Kostaki no me dirigioacute nunca la
palabra si bien su hermano tuvo siempre la atencioacuten de hablarme en franceacutes La madre
me ofreciacutea de todo con sus propias manos con ese ademaacuten solemne que le era natural
Gregoriska habiacutea dicho la verdad era una verdadera princesa Luego de la cena
Gregoriska se acercoacute a su madre y le explicoacute en lengua moldava el deseo que yo debiacutea
tener de estar sola y cuaacuten necesario me seriacutea el reposo despueacutes de las emociones de
aquella jornada Smeranda hizo un gesto de aprobacioacuten me tendioacute la mano me besoacute
en la frente como lo hubiera hecho con una hija suya y me deseoacute buena noche en su
castillo Gregoriska no se habiacutea engantildeado yo ansiaba ardientemente aquel instante de
soledad Agradeciacute por eso a la princesa quien me condujo hasta la puerta donde me
esperaban las dos mujeres que antes ya me acompantildearan en mi caacutemara Saludado que
hube a la madre y a los dos hijos volviacute a mi aposento de donde saliera una hora antes
El sofaacute estaba transformado en lecho Otros cambios no se habiacutean hecho Agradeciacute a
las mujeres les hice comprender que me desvestiriacutea sola y ellas salieron en seguida
con mil testimonios de respeto que queriacutean significar tener oacuterdenes de obedecerme en
todo y por todo Quedeacute sola en aquella inmensa caacutemara que mi candela podiacutea alumbrar
apenas en parte Era un singular juego de luces una especie de lucha entre el resplandor
treacutemulo de mi cirio y los rayos de la luna que pasaban a traveacutes de la ventana sin
cortinados Ademaacutes de la puerta por la que entrara y que caiacutea sobre la escalera habiacutean
otras dos en la caacutemara pero sus gruesos cerrojos que se cerraban por dentro bastaban
para tranquilizarme Mireacute la puerta de entrada tambieacuten ella teniacutea medios de defensa
Abriacute la ventana daba sobre un abismo Comprendiacute que Gregoriska habiacutea elegido
aquella caacutemara calculadamente De vuelta por fin a mi sofaacute encontreacute sobre una mesita
puesta junto a la cabecera una tarjeta doblada La abriacute y leiacute en polaco Duerme
tranquila nada tienes que temer mientras permanezcas en el interior del castillo
Seguiacute el buen consejo y como el cansancio venciacutea sobre las preocupaciones que me
teniacutean desazonada me acosteacute y en seguida me dormiacute
Desde aquel momento quedaba fijada mi permanencia en el castillo y teniacutea principio
el drama que voy a narrarles
Los dos hermanos se enamoraron de miacute cada uno seguacuten su iacutendole Kostaki me confesoacute
de improviso al diacutea siguiente que me amaba y declaroacute que seriacutea suya y no de otro y
que me matariacutea antes que cederme a quienquiera que fuese Gregoriska no me dijo
nada pero se mostroacute lleno de amor y de consideraciones conmigo Para complacerme
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puso en praacutectica todos los medios de su refinada educacioacuten todos los recuerdos de una
juventud transcurrida en la maacutes nobles Cortes de Europa iexclAy No era cosa tan difiacutecil
pues ya el primer sonido de su voz me habiacutea acariciado el alma y ya su primera mirada
me habiacutea serenado el corazoacuten Al cabo de tres meses Kostaki me habiacutea repetido cien
veces que me amaba y yo lo odiaba Gregoriska auacuten no me habiacutea dicho una palabra de
amor y yo sentiacutea que cuando eacutel lo deseara seriacutea toda suya
Kostaki habiacutea renunciado a sus incursiones Encerrado siempre en el castillo habiacutea
cedido momentaacuteneamente el mando a un lugarteniente quien de cuando en cuando
veniacutea a pedirle oacuterdenes y en seguida desapareciacutea Tambieacuten Smeranda habiacutea concebido
por miacute una amistad apasionada cuyas expresiones me causaban temor Protegiacutea ella
visiblemente a Kostaki y pareciacutea celosa de miacute maacutes auacuten de lo que eacutel lo fuera Pero como
no hablaba polaco ni franceacutes y yo no comprendiacutea el moldavo ella no teniacutea modo de
insistir ante miacute en favor de su hijo predilecto Habiacutea sin embargo aprendido a decir en
franceacutes unas palabras que me repetiacutea siempre cuando posaba sus labios en mi frente
-iexclKostaki ama a Edvige
Un diacutea recibiacute una noticia horrible que colmoacute mi desventura Los cuatro hombres
sobrevivientes del combate habiacutean sido puestos en libertad y regresado a Polonia
prometiendo que uno de ellos antes de que pasaran tres meses volveriacutea para darme
noticias de mi padre En efecto una mantildeana se presentoacute de nuevo uno de ellos Nuestro
castillo habiacutea sido tomado incendiado destruido y mi padre se habiacutea hecho matar
defendieacutendolo En adelante estaba sola en el mundo Kostaki redobloacute sus insinuaciones
y Smeranda sus ternuras pero esta vez aduje como pretexto mi duelo por la muerte de
mi padre Kostaki insistioacute diciendo que cuanto maacutes sola me encontraba tanto maacutes
necesidad teniacutea de apoyo y su madre insistioacute al par y acaso maacutes que eacutel
Gregoriska me habiacutea hablado del poder que los moldavos tienen sobre siacute mismos
cuando no quieren que otros lean en su corazoacuten Eacutel era un vivo ejemplo de ello Estaba
seguriacutesima de su amor y sin embargo si alguien me hubiera preguntado en queacute prueba
se fundaba tal certidumbre me habriacutea sido imposible decirlo nadie en el castillo habiacutea
visto nunca que su mano tocara la miacutea o que sus ojos buscaran los miacuteos Soacutelo los celos
podiacutean hacer clara a Kostaki la rivalidad del hermano como soacutelo el amor que
alimentaba yo por Gregoriska podiacutea hacerme claro su amor Sin embargo lo confieso
me inquietaba mucho aquel poder de Gregoriska sobre siacute mismo Yo teniacutea fe en eacutel pero
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no bastaba necesitaba ser convencida cuando he aquiacute que una noche de vuelta apenas
en mi caacutemara oiacute golpear levemente a una de las dos puertas que se cerraban por dentro
Por el modo de golpear adivineacute que era una llamada amiga Me acerqueacute preguntando
quieacuten estaba alliacute
-Gregoriska -contestoacute una voz cuyo acento no podiacutea engantildearme
-iquestQueacute quereacuteis de miacute -le pregunteacute toda temblorosa
-Si tienes fe en miacute -dijo Gregoriska- si me crees hombre de honor iquestme permites una
pregunta
-iquestCuaacutel
-Apaga la luz como si te hubierais acostado y de aquiacute en media hora aacutebreme esta
puerta
-Vuelve dentro de media hora -fue mi uacutenica respuesta
Apagueacute la luz y aguardeacute El corazoacuten me palpitaba con violencia pues comprendiacutea que
se trataba de un hecho importante Transcurrioacute la media hora oiacute golpear maacutes levemente
auacuten que la primera vez Durante el intervalo habiacutea descorrido los cerrojos no me
quedaba pues sino abrir la puerta Gregoriska entroacute y sin que me dijera cerreacute la puerta
tras eacutel y echeacute los cerrojos Eacutel permanecioacute un instante mudo e inmoacutevil imponieacutendome
silencio con el gesto Luego cuando estuvo seguro de que ninguacuten peligro nos
amenazaba por el momento me llevoacute al centro de la vasta caacutemara y sintiendo por mi
temblor que no habriacutea podido sostenerme de pie me buscoacute una silla Me senteacute o maacutes
bien me dejeacute caer sobre el asiento
-iexclDios miacuteo -le dije- iquestqueacute hay de nuevo o por queacute tantas precauciones
-Porque mi vida que no contariacutea para nada y acaso tambieacuten la tuya dependen de la
conversacioacuten que tendremos
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Amedrentada le aferreacute una mano Se la llevoacute eacutel a los labios miraacutendome como si
quisiera pedir excusas por tanta audacia Bajeacute yo los ojos era un taacutecito consentimiento
-Yo te amo -me dijo con aquella voz melodiosa como un canto- iquestme amas tuacute
-Siacute -le respondiacute
-iquestY consentiriacuteas en ser mi mujer
Llevoacute la mano a la frente con profunda expresioacuten de felicidad
-Siacute
-Entonces iquestno rehusaraacutes seguirme
-Te seguireacute doquiera
-Pues comprenderaacutes bien que no podemos ser felices sino huyendo de estos lugares
-iexclOh siacute Huyamos -exclameacute
-iexclSilencio -dijo eacutel estremecieacutendose- iexclSilencio
-Tienes razoacuten
Y me le acerqueacute toda tremante
-Escucha lo que he hecho -continuoacute Gregoriska- escucha por queacute he estado tanto
tiempo sin confesarte que te amaba Queriacutea yo cuando estuviera seguro de tu amor
que nadie pudiera oponerse a nuestra unioacuten Yo soy rico querida Edvige
inmensamente rico pero como lo son los sentildeores moldavos rico en tierras en ganados
en servidores Ahora bien he vendido por un milloacuten tierras rebantildeos y campesinos al
monasterio de Hango Me han dado trescientos mil francos en muchas piedras
preciosas cien mil francos en oro el resto en letras de cambio sobre Viena iquestTe bastaraacute
un milloacuten
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Le apreteacute la mano
-Me hubiera bastado tu amor Gregoriska juacutezgalo tuacute
-iexclBien Escucha mantildeana voy al monasterio de Hango para tomar mis uacuteltimas
disposiciones con el superior Eacutel me tiene listos caballos que nos esperaraacuten de las nueve
de la mantildeana en adelante ocultos a cien pasos de castillo Despueacutes de la cena subiraacute
de nuevo como hoy a tu caacutemara como hoy apagaraacutes la luz como hoy entrareacute yo en tu
aposento Pero mantildeana en vez de salir solo tuacute me seguiraacutes saldremos por la puerta que
da sobre los campos encontraremos los caballos montaremos y pasado mantildeana por
la mantildeana habremos recorrido treinta leguas
-iexclOh iexclPor queacute no seraacute ya pasado mantildeana
-iexclQuerida Edvige
Gregoriska me apretoacute sobre el corazoacuten y nuestros labios se encontraron iexclOh Lo habiacutea
dicho eacutel yo habiacutea abierto la puerta de mi caacutemara a un hombre de honor pero
comprendioacute bien que si no le perteneciacutea en cuerpo le perteneciacutea en alma Transcurrioacute
la noche sin que pudiera cerrar los ojos Me veiacutea huir con Gregoriska me sentiacutea
transportada por eacutel como ya lo habiacutea sido por Kostaki soacutelo que aquella carrera terrible
espantable fuacutenebre se trocaba ahora en un apuro suave y delicioso al que la velocidad
del movimiento agregaba deleite pues tambieacuten el movimiento veloz tiene un deleite
propio Nacioacute el diacutea Bajeacute Me parecioacute que el ademaacuten con que me saludoacute Kostaki era
auacuten maacutes teacutetrico que de costumbre Su sonrisa era iroacutenica y amenazadora Smeranda no
me parecioacute cambiada Durante la colacioacuten Gregoriska ordenoacute sus caballos Pareciacutea que
Kostaki no pusiera ni la miacutenima atencioacuten en aquella orden Hacia las once Gregoriska
nos saludoacute anunciando que estariacutea de regreso recieacuten a la noche y rogando a su madre
que no lo esperase a cenar despueacutes se volvioacute hacia miacute y me rogoacute quisiera admitir sus
excusas
Salioacute La mirada de su hermano lo siguioacute hasta cuando dejoacute la caacutemara y en ese
momento le brotoacute de los ojos un tal relaacutempago de odio que me estremeciacute Pueden
imaginarse con queacute inquietud paseacute aquel diacutea A nadie habiacutea confiado nuestros
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designios a duras penas le hableacute a Dios de ello en mis plegarias y me pareciacutea que
todos los conocieran que cada mirada puesta en miacute pudiera penetrar y leer en lo iacutentimo
de mi corazoacuten La cena fue un suplicio hosco y taciturno Kostaki por costumbre
hablaba raramente esta vez no dijo maacutes que dos o tres palabras en moldavo a su madre
y siempre con tal acento que haciacutea estremecer Cuando me levanteacute para subir a mi
aposento Smeranda como de ordinario me abrazoacute y al abrazarme repitioacute aquella frase
que desde ya ocho diacuteas no le saliera de la boca iexclKostaki ama a Edvige
Esta frase me siguioacute como una amenaza hasta mi caacutemara y aun alliacute me pareciacutea que una
voz fatal me susurrase al oiacutedo iexclKostaki ama a Edvige Ahora el amor de Kostaki me
lo habiacutea dicho Gregoriska equivaliacutea a la muerte Hacia las siete de la noche vi a Kostaki
atravesar el patio Se volvioacute para verme pero me aparteacute para que no pudiera
descubrirme Estaba inquieta pues por cuanto podiacutea yo ver desde mi ventana me
pareciacutea que eacutel iba directamente hacia la caballeriza Me arriesgueacute a correr los cerrojos
de una de las puertas internas de mi caacutemara y pasar a la caacutemara vecina desde donde
podiacutea ver todo lo que eacutel estaba por hacer Se dirigiacutea en efecto hacia la caballeriza y
cuando hubo llegado a ella sacoacute eacutel mismo su caballo favorito ensillaacutendolo de su propia
mano con el cuidado de un hombre que da la mayor importancia a cada detalle Vestiacutea
el mismo traje que cuando se me apareciera la vez primera pero no llevaba otra arma
que el sable Cuando hubo ensillado el caballo miroacute otra vez hacia la ventana de mi
caacutemara No habieacutendome visto saltoacute sobre la silla se hizo abrir la misma puerta por la
que saliera y debiacutea volver su hermano y se alejoacute a todo galope en direccioacuten del
monasterio de Hango Se me apretoacute entonces terriblemente el corazoacuten un fatal
presentimiento me deciacutea que Kostaki iba al encuentro de su hermano Estuve en la
ventana hasta cuando pude distinguir el camino que a un cuarto de legua de distancia
del castillo haciacutea un recodo a la izquierda y se perdiacutea en el comienzo de un bosque
Pero la noche se tornaba cada vez maacutes cerrada y pronto no pude distinguir maacutes el
camino
Me quedeacute todaviacutea
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Finalmente la inquietud que me atormentaba renovoacute precisamente por exceso mis
fuerzas y pues las primeras noticias de uno o de otro hermano debiacutean llegarme en la
sala inferior bajeacute
Mireacute ante todo Smeranda En la tranquilidad de su rostro advertiacute que no teniacutea ninguna
aprensioacuten daba oacuterdenes para la acostumbrada cena y los cubiertos de los hermanos
estaban en los lugares habituales No me atreviacute a interrogar a nadie Por otra parte iquesta
quieacuten hubiera podido dirigirme En el castillo ninguno excepto Kostaki y Gregoriska
hablaban las dos lenguas que yo sabiacutea Me sobresaltaba al miacutenimo rumor Por
costumbre nos poniacuteamos a la mesa a las nueve
Habiacutea bajado a la sala a las ocho y media y seguiacutea con la mirada la aguja de los
minutos cuyo avance era casi visible sobre el amplio cuadrante del reloj La viajera
aguja transitoacute la distancia que nos separaba del cuarto de hora
El cuarto golpeoacute y las vibraciones resonaron profundas y tristes en seguida la aguja
continuoacute su girar silencioso y la vi recorrer de nuevo la distancia con la regularidad y
la lentitud de la punta de un compaacutes Algunos minutos antes de dar las nueve me
parecioacute oiacuter el pataleo de un caballo en el patio Lo oyoacute tambieacuten Smeranda y volvioacute el
rostro hacia la ventana pero la noche era demasiado oscura para poder distinguir objeto
alguno iexclOh Si me hubiera mirado en aquel momento cuaacuten presto habriacutea adivinado lo
que pasaba en mi corazoacuten
Se habiacutea oiacutedo el patalear de un solo caballo y era cosa muy natural pues estaba yo
bien segura de que habriacutea regresado un solo caballero iquestPero cuaacutel Resonaron algunos
pasos en la antecaacutemara pasos lentos como los de un hombre que camina hesitando
cada uno de ellos me pareciacutea transitarme el corazoacuten La puerta se abrioacute y en la
oscuridad vi delinearse una sombra
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La sombra se detuvo un instante en la puerta el corazoacuten se me quedoacute en suspenso La
sombra avanzoacute y a medida que entraba en el ciacuterculo de la luz recobraba yo el aliento
Reconociacute a Gregoriska Algunos momentos maacutes y el corazoacuten se me quebraba
Reconociacute a Gregoriska pero estaba paacutelido como un cadaacutever Con soacutelo verle se podiacutea
adivinar que habiacutea acontecido algo terrible
-iquestEres tuacute Kostaki -preguntoacute Smeranda
-No madre miacutea -contestoacute Gregoriska con sorda voz
-iexclAh al fin -dijo ella- iquesty desde cuaacutendo acaacute toca a tu madre esperarte
-Madre miacutea -dijo Gregoriska mirando la peacutendola- apenas son las nueve
Y efectivamente en ese mismo momento sonaron las nueve
-Es verdad -dijo Smeranda- iquestDoacutende estaacute tu hermano
A pesar miacuteo se presentoacute en mi mente el pensamiento de que Dios habiacutea hecho la misma
pregunta a Caiacuten Gregoriska no contestoacute
-iquestNadie ha visto hasta ahora a Kostaki -preguntoacute Smeranda
El vatar o sea el mayordomo fue a informarse
-Hacia las siete -dijo eacutel de regreso- el conde ha estado en las caballerizas ha ensillado
con propia mano su caballo y ha partido por el camino de Hango
En ese instante mis ojos se encontraron con los de Gregoriska No seacute si fue realidad o
alucinacioacuten pero me parecioacute notar una gota de sangre en medio de su frente Me lleveacute
lentamente el dedo a la frente indicando el punto donde creiacutea yo ver aquella mancha
Gregoriska me comprendioacute sacoacute el pantildeuelo y se secoacute
-Siacute siacute -murmuroacute Smeranda- habraacute encontrado alguacuten lobo u oso y se habraacute entretenido
en perseguirlo He aquiacute por queacute un hijo hace esperar a su madre iquestDoacutende le has dejado
Gregoriska
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-Madre miacutea -respondioacute eacuteste con voz conmovida pero firme- mi hermano y yo no hemos
salido juntos
-Bien -dijo Smeranda- Vamos a la mesa cada uno poacutengase en su lugar y luego
cieacuterrense las puertas quien esteacute afuera dormiraacute afuera
Las dos primeras partes de estas oacuterdenes fueron estrictamente ejecutadas Smeranda
se puso en su lugar Gregoriska se sentoacute a su diestra yo a su siniestra Despueacutes los
servidores salieron para cumplir la tercera parte de las oacuterdenes es decir para cerrar las
puertas del castillo En ese momento mismo se escuchoacute un gran estreacutepito en el patio y
un servidor entroacute espantado diciendo
-Princesa ha entrado en este instante al patio el caballo del conde Kostaki solo y por
entero cubierto de sangre
-iexclOh -murmuroacute Smeranda levantaacutendose paacutelida y amenazadora- de tal modo volvioacute una
noche al castillo el caballo de su padre
Dirigioacute una mirada a Gregoriska no estaba paacutelido ya estaba liacutevido El caballo del
conde Koproli en efecto habiacutea regresado una noche al castillo todo manchado de
sangre y una hora despueacutes los servidores encontraron y trajeron el cuerpo del amo
cubierto de heridas Smeranda tomoacute una antorcha de manos de un criado se acercoacute a
la puerta y abrieacutendola bajoacute al patio El caballo espantado era retenido trabajosamente
por tres o cuatro servidores que haciacutean toda clase de esfuerzos para tranquilizarlo
Smeranda se aproximoacute al animal examinoacute la sangre que cubriacutea la silla y vio una herida
en su testuz
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-Kostaki fue muerto de frente -dijo ella- en duelo y por un solo enemigo Busquen su
cuerpo hijos miacuteos maacutes tarde buscaremos al homicida
Asiacute como el caballo habiacutea entrado por la puerta de Hango todos los servidores se
precipitaron afuera por ella y se vieron sus antorchas perderse en la campintildea y entrar
en lo profundo del bosque como en una hermosa noche de estiacuteo se ven centellear las
lucieacuternagas en la llanura de Niza o de Pisa
Smeranda como si hubiera estado segura de que la buacutesqueda no durariacutea mucho
aguardoacute enhiesta en la puerta Ni una laacutegrima humedeciacutea las mejillas de aquella madre
desolada sin embargo se veiacutea que la desesperacioacuten rugiacutea tempestuosa en lo profundo
de su corazoacuten Gregoriska estaba detraacutes de ella y yo cerca de Gregoriska Al
abandonar la sala parecioacute querer ofrecerme su brazo pero no se habiacutea atrevido a
hacerlo De ahiacute en cerca de un cuarto de hora se vio aparecer en el recodo del camino
una antorcha luego una segunda una tercera y finalmente se distinguieron todas Soacutelo
que ahora en vez de dispersarse estaban agrupadas en torno a un centro comuacuten Ese
centro era como bien pronto se pudo advertir unas parihuelas1 con un hombre tendido
sobre ellas El fuacutenebre cortejo avanzaba lentamente pero al cabo de diez minutos
quienes lo llevaban se descubrieron instintivamente la cabeza y taciturnos entraron en
el patio donde fue depositado el cuerpo Entonces con un majestuoso gesto Smeranda
ordenoacute que se le abriera paso y acercaacutendose al cadaacutever puso una rodilla en tierra ante
eacutel apartoacute los cabellos que le formaban un velo sobre el rostro y estuvo contemplaacutendolo
largamente sin derramar una laacutegrima Le abrioacute luego la vestimenta moldava y apartoacute
camisa ensangrentada La herida se hallaba en la parte diestra del pecho Debiacutea haber
sido hecha con una hoja recta y de dos filos Recordeacute haber visto esa mantildeana misma al
costado de Gregoriska el largo cuchillo de caza que serviacutea de bayoneta a su carabina
Busqueacute con los ojos el arma no estaba ya alliacute Smeranda se hizo llevar agua mojoacute en
ella su pantildeuelo y lavoacute la llaga Una sangre pura y tibia todaviacutea enrojecioacute los labios de
la herida El espectaacuteculo que teniacutea bajo los ojos era a un tiempo atroz y sublime
Aquella vasta caacutemara ahumada por las antorchas de resina aquellos rostros baacuterbaros
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aquellos ojos centelleantes de ferocidad aquellos ropajes singulares aquella madre
que a la vista de la sangre aun caacutelida calculaba cuaacutento tiempo haciacutea que la muerte
arrebatara a su hijo aquel profundo silencio interrumpido soacutelo por los sollozos de los
bandidos cuyo jefe era Kostaki todo eso repito teniacutea en siacute algo de atroz y de sublime
Smeranda acercoacute sus labios a la frente de su hijo y se levantoacute en seguida echaacutendose
a las espaldas las largas trenzas de blancos cabellos que se le habiacutean desunido
-iexclGregoriska ndashdijo
Gregoriska se estremecioacute sacudioacute la cabeza y saliendo de su atoniacutea
-Madre miacutea -respondioacute
-Ven aquiacute hijo miacuteo y escuacutechame
Gregoriska obedecioacute temblando pero obedecioacute
A medida que se aproximaba al cuerpo de Kostaki la sangre brotaba de la herida maacutes
abundante y maacutes roja Afortunadamente Smeranda no miraba maacutes hacia aquel lado
pues a la vista de aquella sangre no habriacutea tenido ya necesidad de buscar el asesino
-Gregoriska -dijo ella- bien seacute que Kostaki y tuacute no se miraban con buenos ojos bien seacute
que tuacute eres un Waivady por parte de tu padre y eacutel un Koproli por parte del suyo pero
por parte de madre son ambos de la sangre de los Brankovan Seacute que tuacute eres un hombre
de ciudad occidental y eacutel un hijo de las montantildeas orientales pero por el seno que los
llevoacute a ambos son hermanos iexclPues bien Gregoriska quiero saber si mi hijo seraacute
llevado a yacer junto a la tumba de su padre sin que haya sido pronunciado el
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juramento si yo en fin podreacute llorar tranquila como mujer descansando en ti vale decir
en un hombre para el castigo
-Dime sentildeora el nombre del homicida y ordena te juro que dentro de una hora si tuacute
lo exiges habraacute dejado de vivir
-iquestJuras so pena de mi maldicioacuten lo has entendido hijo miacuteo iquestJuras que el asesino
moriraacute que no dejaraacutes piedra sobre piedra de su casa que su madre sus hijos sus
hermanos su mujer o su prometida pereceraacuten por tu mano Juacuteralo y al jurarlo invoca
sobre ti la coacutelera celeste si faltas a la sacra promesa Si faltas a esta sacra promesa
padeceraacutes la miseria la execracioacuten de los amigos la maldicioacuten de tu madre
Gregoriska extendioacute la mano sobre el cadaacutever y
-iexclJuro que el asesino moriraacute -dijo
A aquel singular juramento cuyo verdadero sentido yo sola y el muerto quizaacute podiacuteamos
comprender vi o creiacute ver cumplirse un horrendo prodigio Los ojos del cadaacutever se
abrieron se fijaron sobre miacute maacutes vivos cual nunca los viera y como si aquella mirada
hubiera sido palpable sentiacute penetrarme hasta el corazoacuten un hierro candente No resistiacute
tanto dolor y me desvaneciacute
Cuando recobreacute los sentidos me encontreacute acostada sobre el lecho de mi caacutemara una de
las dos mujeres velaba cerca de miacute Pregunteacute doacutende estaba Smeranda me fue
contestado que velaba junto al cuerpo de su hijo Pregunteacute doacutende estaba Gregoriska se
me dijo que en el monasterio de Hango
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Ahora no era preciso huir iquestno habiacutea muerto Kostaki No se debiacutea ya hablar de boda
iquestpodiacutea yo casarme con el fratricida Transcurrieron asiacute tres diacuteas y tres noches en medio
de extrantildeos suentildeos En la vigilia y en el suentildeo veiacutea siempre aquellos dos ojos vivos en
ese rostro de muerto era una visioacuten horrenda Kostaki debiacutea ser sepultado al tercer diacutea
Por la mantildeana me fue traiacutedo de parte de Smeranda un vestido completo de viuda Me
lo puse y bajeacute La casa pareciacutea vaciacutea todos estaban en la capilla Me encamineacute hacia
ella y al tiempo que trasponiacutea su umbral vino a mi encuentro Smeranda a quien no
habiacutea visto desde hacia tres diacuteas
Se hubiera dicho que era la imagen del Dolor Con lento movimiento como el de una
estatua posoacute sobre mi frente sus helados labios y con voz que pareciacutea salir ya de la
tumba pronuncioacute las habituales palabras iexclKostaki te ama No se pueden imaginar
el efecto que produjeron en miacute aquellas palabras Esa protesta de amor expresada en
presente en vez de en pasado que deciacutea te ama y no ya te amaba ese amor de
ultratumba que veniacutea a buscarme en la vida hizo sobre mi corazoacuten una impresioacuten
terrible Al mismo tiempo se apoderaba de miacute un extrantildeo sentimiento tal como si fuera
verdaderamente la mujer de aquel que habiacutea muerto no la prometida del vivo Aquel
atauacuted me atraiacutea a mi pesar dolorosamente como la sierpe atrae al pajarillo por ella
fascinado
Busqueacute con los ojos a Gregoriska lo vi paacutelido y enhiesto contra una columna miraba
hacia lo alto No seacute decir si me vio Los monjes del convento de Hango rodeaban el
cuerpo cantando salmos del rito griego a veces armoniosos con frecuencia monoacutetonos
Tambieacuten yo hubiera querido orar pero la plegaria expiraba en mis labios mi mente
estaba tan confusa que me pareciacutea antes bien presenciar un consistorio de demonios
que una reunioacuten de monjes Cuando fue sacado el cuerpo de alliacute quise seguirlo pero
desfallecieron mis fuerzas Sentiacute doblaacuterseme las piernas y me apoyeacute en la puerta
Entonces Smeranda se me acercoacute e hizo una sentildea a Gregoriska Este se aproximoacute
Smeranda me habloacute en moldavo
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-Mi madre me ordena repetirte palabra por palabra lo que va a decir -me expresoacute
Gregoriska
Smeranda habloacute de nuevo cuando hubo terminado
-He aquiacute las palabras de mi madre -dijo eacutel- Lloras a mi hijo Edvige tu lo amabas
iquestverdad Te agradezco las laacutegrimas y tu amor de ahora en adelante tienes una patria
una madre una familia Derramemos las muchas laacutegrimas debidas a los muertos luego
seamos de nuevo dignas ambas de aquel que ya no es iexclyo su madre tuacute su mujer
Adioacutes vuelve a tu caacutemara yo acompantildeareacute a mi hijo hasta su uacuteltima morada cuando
regrese me encerrareacute en mi estancia con mi dolor y me volveraacutes a ver soacutelo cuando lo
haya vencido estate tranquila matareacute este dolor porque no quiero que me mate a miacute
A estas palabras de Smeranda traducidas por Gregoriska no pude responder sino con
un gemido Subiacute a mi caacutemara el fuacutenebre cortejo se alejoacute y lo vi desaparecer en el
aacutengulo del camino El convento de Hango estaba a soacutelo media legua de distancia del
castillo en liacutenea recta pero los obstaacuteculos del suelo haciacutean dar muchas vueltas al
camino de modo que se empleaban dos horas en recorrer aquel espacio Era el mes de
noviembre Las jornadas se habiacutean tornado friacuteas y breves y a las cinco ya era noche
oscura Hacia las siete vi reaparecer las antorchas el cortejo fuacutenebre habiacutea regresado
El cadaacutever reposaba en la tumba de sus padres todo estaba concluido
Les dije ya en queacute singular pesadilla viviacutea presa luego del fatal suceso que nos
sumergiera a todos en el duelo y sobre todo despueacutes que viera reabrirse y fijarse sobre
miacute los ojos cerrados del muerto La noche que siguioacute oprimida por las emociones
experimentadas durante el diacutea estaba auacuten maacutes triste Escuchaba sonar todas las horas
del reloj del castillo y a medida que el tiempo fugitivo me acercaba al momento en
que habiacutea muerto Kostaki me sentiacutea cada vez maacutes desconsolada Sonaron las nueve
menos cuarto Entonces se apoderoacute de miacute una extrantildea sensacioacuten Me corriacutea por todo el
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cuerpo un terror un estremecimiento que me helaba luego una especie de suentildeo
invencible entorpeciacutea mis sentidos me oprimiacutea el pecho y me velaba los ojos Tendiacute
el brazo y fui a caer de espaldas sobre el lecho Sin embargo no habiacutea perdido
totalmente los sentidos como para que no pudiera oiacuter como unos pasos acercaacutendose a
mi puerta despueacutes me parecioacute abrirse la puerta en seguida no vi ni escucheacute maacutes nada
Soacutelo sentiacute un vivo dolor en el cuello Luego de lo cual caiacute en profundo letargo
Me desperteacute a medianoche mi laacutempara ardiacutea auacuten intenteacute levantarme pero estaba tan
deacutebil que hube de repetir la tentativa dos veces Finalmente logreacute superar mi debilidad
y como despierta sentiacutea en el cuello el mismo dolor que experimentara en el suentildeo me
arrastreacute apoyaacutendome en el muro hasta el espejo y mireacute Algo que semejaba la
punzadura de un alfiler marcaba la arteria de mi cuello Creiacute que alguacuten insecto me
hubiera picado durante el suentildeo y como me sentiacutea abatida por la extenuacioacuten me
acosteacute de nuevo y me dormiacute A la mantildeana me desperteacute como de costumbre pero
entonces sentiacute una tal debilidad como la experimentara soacutelo una vez en mi vida a la
mantildeana siguiente de un diacutea en que fuera sangrada Me mireacute en el espejo y me sorprendiacute
de mi extraordinaria palidez La jornada transcurrioacute triste y oscura experimentaba yo
una cosa singular cuando me encontraba en un lugar sentiacutea necesidad de quedarme
alliacute cualquier cambio de posicioacuten me fatigaba
Llegada la noche me trajeron la laacutempara mis mujeres seguacuten podiacutea yo comprender por
sus gestos se ofrecieron a quedarse conmigo Se lo agradeciacute y salieron A la misma
hora que la noche precedente experimenteacute los mismos siacutentomas Quise levantarme
entonces y pedir ayuda pero no pude llegar a la salida Oiacute vagamente dar las nueve
menos cuarto los pasos resonaron se abrioacute la puerta pero yo no veiacutea ni escuchaba
nada y como la noche anterior caiacute de espaldas sobre el lecho Como el diacutea anterior
experimenteacute un dolor en el mismo sitio Como el diacutea anterior me desperteacute a
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medianoche pero maacutes paacutelida y maacutes deacutebil auacuten Al diacutea siguiente se renovoacute la horrible
pesadilla
Estaba decidida a bajar a la estancia de Smeranda por muy deacutebil que me sintiera
cuando entroacute en la caacutemara una de mis mujeres y pronuncioacute el nombre de Gregoriska
El joven la seguiacutea Intenteacute levantarme para recibirle pero volviacute a caer en mi silloacuten Eacutel
dio un grito al verme y quiso lanzarse hacia miacute pero tuve la fuerza de tender el brazo
hacia eacutel
-iquestQueacute vienes a hacer aquiacute -le pregunteacute
-iexclAy -dijo eacutel- iexclveniacutea a decirte adioacutes A decirte que abandono este mundo que me es
insoportable sin tu amor y tu presencia a anunciarte que me retiro al monasterio de
Hango
-Gregoriska -le respondiacute- estaacutes privado de mi presencias pero no de mi amor iexclAy Te
amo siempre y mi mayor pena es que este amor sea en adelante casi un delito
-Entonces iquestpuedo esperar que rogaraacutes por miacute Edvige
-Siacute pero no lo podreacute hacer por largo tiempo -repliqueacute yo con una sonrisa
-iquestPor queacute no Pero en verdad te veo muy abatida Dime iquestqueacute tienes iquestPor queacute tan
paacutelida
-Porque Dios tiene ciertamente piedad de miacute y a eacutel me llama
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Gregoriska se me acercoacute me tomoacute una mano que no tuve fuerza de sustraerle
miraacutendome fijo al rostro
-Esa palidez no es natural Edvige -me dijo- iquestcuaacutel es la causa
-Si te la dijera Gregoriska creeriacuteas que estoy loca
-No no habla Edvige te lo suplico estamos en un paiacutes que no se parece a ninguacuten otro
paiacutes en una familia que no se asemeja a ninguna otra familia Dime diacutemelo todo te lo
encarezco
Se lo narreacute todo la extrantildea alucinacioacuten que me poseiacutea a la hora en que Kostaki debioacute
morir ese terror ese letargo ese friacuteo glacial esa postracioacuten que me haciacutea caer de
espaldas sobre el lecho ese ruido de pasos que me pareciacutea oiacuter esa puerta que creiacutea ver
abrirse y finalmente ese agudo dolor en el cuello seguido de una palidez y de una
debilidad siempre crecientes Creiacutea yo que mi relato pareceriacutea a Gregoriska un
comienzo de locura y lo terminaba con una cierta timidez cuando por el contrario
advertiacute que me prestaba gran atencioacuten
Cuando hube terminado de hablar Gregoriska reflexionoacute un instante
-iquestDe manera -preguntoacute eacutel- que te duermes cada noche a las nueve menos cuarto
-Siacute por muchos que sean los esfuerzos que haga para resistir al suentildeo
-iquestY a esa misma hora crees ver abrirse la puerta
-Siacute aunque eche el cerrojo
-iquestY luego experimentas un agudo dolor en el cuello
-Siacute aunque sea apenas visible la sentildeal de la herida
-iquestMe permites ver
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Dobleacute la cabeza hacia atraacutes Examinoacute eacutel la cicatriz
-Edvige -dijo Gregoriska despueacutes de un momento de reflexioacuten- iquesttienes confianza en
miacute
-iquestMe lo preguntas -contesteacute
-iquestCrees en mi palabra
-Como creo en el Evangelio
-iexclBien Edvige por mi fe te juro que no tienes ocho diacuteas de vida si no aceptas hacer
hoy mismo lo que voy a decirte
-iquestY si consiento
-Si consientes quizaacutes te salves
-iquestQuizaacutes -eacutel se calloacute- Suceda lo que fuere Gregoriska -continueacute diciendo yo- hareacute
cuanto me ordenes hacer
-Escucha entonces -dijo eacutel- y ante todo no te espantes En tu paiacutes como en Hungriacutea y
en nuestra Rumaniacutea existe una tradicioacuten
Tembleacute porque esa tradicioacuten ya habiacutea vuelto a mi memoria
-iexclAh iquestSabes lo que quiero decir
-Siacute -contesteacute- en Polonia vi algunas personas padecer el horrendo hecho
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-Quieres hablar del vampiro iquestno es verdad
-Siacute nintildea auacuten me sucedioacute ver desenterrar en el cementerio de una aldea perteneciente
a mi padre cuarenta personas muertas en quince diacuteas sin que se hubiera podido en
ninguna ocasioacuten acertar con la causa de su muerte Diecisiete de esos cadaacuteveres
expusieron todos los signos de vampirismo es decir fueron encontrados frescos como
si hubieran estado vivos los otros eran sus viacutectimas
-iquestY queacute se hizo para liberar de eso a la regioacuten
-Se les clavoacute un palo en el corazoacuten y luego los quemaron
-Siacute asiacute se acostumbra hacer pero para nosotros eso no basta Para librarte de tu
fantasma antes quiero conocerlo y iexclpor Dios lo conocereacute Siacute y si es preciso luchareacute
cuerpo a cuerpo con eacutel quienquiera fuere
-iexclOh Gregoriska -exclameacute espantada
Dijo
-Quienquiera que fuere lo repito Mas para llevar a buen fin esta terrible aventura es
necesario que hagas todo lo que te exigireacute
-Di
-Estate preparada a las siete Desciende a la capilla pero desciende sola es necesario
que venzas a toda costa tu debilidad Edvige Alliacute recibiremos la bendicioacuten nupcial
Consieacutentemelo amada miacutea para velar por ti Luego subiremos de nuevo a esta caacutemara
y entonces veremos
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
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-iexclOh Gregoriska -exclameacute- iexclsi es eacutel te mataraacute
-No temas amada Edvige Consiente solamente
-Sabes bien que hareacute todo lo que quieras Gregoriska
-Entonces hasta luego a la noche
-Siacute haz lo que creas maacutes oportuno y te secundareacute yo cuanto mejor pueda adioacutes
Se fue Un cuarto de hora despueacutes vi a un caballero precipitarse a toda carrera por el
camino del monasterio era eacutel
Apenas le hube perdido de vista caiacute de rodillas y oreacute oreacute como ya no se reza en
nuestras tierras sin fe y aguardeacute a las siete ofreciendo a Dios y a los santos el
holocausto de mis pensamientos no me levanteacute sino al sonar las siete Estaba deacutebil
como una moribunda paacutelida como una muerta Me echeacute sobre la cabeza un gran velo
negro descendiacute la escalera apoyaacutendome en el muro y me dirigiacute a la capilla sin
encontrar a nadie
Gregoriska me esperaba con el padre Basilio prior del monasterio de Hango Centildeiacutea
una espada santa reliquia de un antiguo cruzado que asistiera a la toma de
Constantinopla con Ville-Hardouin y Baldouin de Flandes
-Edvige -dijo eacutel golpeando con la mano su espada- con la ayuda de Dios eacutesta romperaacute
el encantamiento que amenaza tu vida Aceacutercate pues resueltamente este santo
hombre que ya ha recibido mi confesioacuten recibiraacute nuestros juramentos
Comenzoacute la ceremonia quizaacute nunca otra fue maacutes sencilla y a un tiempo maacutes solemne
Nadie asistiacutea al monje eacutel mismo nos puso sobre la cabeza las coronas nupciales
Vestidos ambos de luto giramos en torno al altar con un cirio en la mano luego el
monje tras pronunciar las sacras palabras agregoacute
Vaacuteyanse ahora hijos miacuteos y el Sentildeor les deacute fuerza y valor para luchar contra el
enemigo del humano geacutenero Armados de la inocencia de ustedes y defendidos por Su
justicia venceraacuten al demonio Vayan y benditos sean
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Besamos los libros santos y salimos de la capilla Entonces por vez primera me apoyeacute
en el brazo de Gregoriska y me parecioacute que al contacto de aquel fuerte brazo de aquel
noble corazoacuten volviacutea a mis venas la vida Estaba segura del triunfo porque Gregoriska
estaba conmigo subimos a mi caacutemara Sonaban las ocho y media
-Edvige -me dijo entonces Gregoriska- no tenemos tiempo que perder iquestQuieres
dormir como de costumbre para que todo suceda durante tu suentildeo o bien permanecer
desvelada y verlo todo
-Junto a ti nada temo quiero permanecer despierta y verlo todo
Gregoriska extrajo de su pecho un boj2 bendito huacutemedo auacuten de agua santa y me lo
dio
-Toma entonces esta ramita -me dijo- acueacutestate en tu lecho recita las preces de la
Virgen y aguarda sin temor Dios estaacute con nosotros Cuida ante todo de no dejar caer
la ramita con ella podraacutes ordenar aun en el infierno No me llames no des ninguacuten
grito reza confiacutea y aguarda
Me acosteacute en el lecho Cruceacute las manos sobre el seno y puse sobre eacutel la ramita
bendecida Gregoriska se ocultoacute tras del trono de que ya hableacute Contaba yo los minutos
y de seguro mi esposo haciacutea lo mismo Sonaron los tres cuartos Vibraba auacuten el tantildeir
del martillo cuando me sentiacute presa del mismo entorpecimiento del mismo terror y del
mismo friacuteo glacial de los diacuteas precedentes acerqueacute a mis labios la rama bendita y
aquella primera sensacioacuten se desvanecioacute Oiacute entonces muy claro el ruido de aquel
conocido paso lento y medido que subiacutea los peldantildeos de la escalera y se aproximaba a
la puerta Luego la puerta se abrioacute despaciosamente sin ruido como empujada por
sobrenatural fuerza y entonces -La voz se apagoacute a medias casi sofocada en la
garganta de la narradora- Y entonces -continuoacute haciendo un esfuerzo- vi a Kostaki
paacutelido como se me apareciera en las parihuelas2 los largos cabellos negros cayeacutendole
sobre las espaldas goteaban sangre vestiacutea como de costumbre pero teniacutea descubierto
el pecho y dejaba ver su sangrante herida Todo estaba muerto todo era cadaacutever
carne ropas porte solamente los ojos aquellos terribles ojos estaban vivos
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Ante aquella aparicioacuten iexclextrantildeo es decirlo en vez de sentir duplicaacuterseme el espanto
sentiacute crecerme el valor Dios me lo enviaba de seguro para decidir mi situacioacuten y
defenderme del infierno Al primer paso que el espectro dio hacia mi lecho le claveacute
intreacutepidamente los ojos en el rostro y le presenteacute la rama bendita El espectro intentoacute
avanzar pero un poder maacutes fuerte que eacutel lo retuvo en el sitio Se detuvo
-iexclOh -murmuroacute- ella no duerme lo sabe todo
Pronuncioacute eacutel estas palabras en lengua moldava y sin embargo las comprendiacute yo como
si hubieran sido pronunciadas en lengua por miacute sabida
Estaacutebamos asiacute uno frente al otro el fantasma y yo sin que pudiera apartar mis miradas
de las suyas cuando con el rabillo del ojo vi a Gregoriska salir detraacutes del baldaquino
semejante al aacutengel exterminador y con la espada en el puntildeo Se hizo la sentildeal de la cruz
con la mano siniestra y avanzoacute lentamente con la espada tendida vuelta hacia el
fantasma eacuteste al ver al hermano desenvainoacute tambieacuten el sable soltando una horrible
carcajada pero apenas su sable tocoacute el hierro bendito el brazo le cayoacute inerte junto al
cuerpo Kostaki exhaloacute un suspiro de rabia y desesperacioacuten
-iquestQueacute quieres de miacute -preguntoacute al hermano
-En nombre del Dios verdadero y viviente -dijo Gregoriska- te conjuro a que respondas
-Habla -dijo el espectro rechinando los dientes
-iquestTe he tendido yo una emboscada
-No
-iquestTe he asaltado yo
-No
-Te he herido yo
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-No
-Te arrojaste tuacute mismo sobre mi espada y tuacute mismo corriste al encuentro de la muerte
Luego ante Dios y los hombres no soy culpable yo del delito de fratricidio luego no
has recibido una misioacuten divina sino infernal luego has salido de tu tumba no como una
sombra santa sino como un espectro maldito y volveraacutes a tu tumba
-iexclCon ella siacute -exclamoacute Kostaki haciendo un supremo esfuerzo para apoderarse de miacute
-iexclVolveraacutes allaacute solo -exclamoacute a su vez Gregoriska- Esta mujer me pertenece
Y al pronunciar tales palabras tocoacute con la punta del hierro bendito la llaga viva Kostaki
exhaloacute un grito como si le hubiera tocado una espada de fuego y llevaacutendose una mano
al pecho dio un paso atraacutes Al mismo tiempo Gregoriska con un movimiento que
pareciacutea coordinado con el del hermano dio un paso adelante entonces con los ojos
fijos en los ojos del muerto con la espada contra el pecho de su hermano comenzoacute una
marcha lenta terrible solemne Era algo semejante al pasaje de don Juan y el
comendador el espectro retrocediacutea bajo la presioacuten de la sacra espada bajo la voluntad
irresistible del campeoacuten de Dios que lo seguiacutea paso a paso sin pronunciar una palabra
ambos anhelantes ambos liacutevidos del rostro el vivo arrojando al muerto y obligaacutendolo
a abandonar el castillo su anterior morada para volver a la tumba su morada futura
Lo aseguro a fe miacutea iexclera cosa horrenda de verse Y sin embargo yo misma movida
por una fuerza superior invisible desconocida sin saber lo que haciacutea me levanteacute y los
seguiacute Bajamos la escalera iluminados soacutelo por las ardientes pupilas de Kostaki
Atravesamos la galeriacutea y el patio y luego traspusimos la puerta siempre con el mismo
paso medido el espectro retrocediendo Gregoriska con el brazo tendido yo detraacutes de
ellos
Esta marcha fantaacutestica duroacute una hora pues era necesario volver el cadaacutever a su tumba
pero en vez de seguir el camino acostumbrado Kostaki y Gregoriska atravesaron el
terreno en liacutenea recta cuidaacutendose poco de los obstaacuteculos que para ellos ya no existiacutean
ante ellos el suelo se allanaba los torrentes se secaban los aacuterboles se apartaban las
rocas se abriacutean El mismo milagro se operaba para miacute soacutelo que el cielo me pareciacutea todo
cubierto de un negro velo las lunas y las estrellas habiacutean desaparecido y en medio de
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las tinieblas soacutelo veiacutea resplandecer los ojos llameantes del vampiro Llegamos de tal
modo a Hango y pasamos a traveacutes del seto vivo de madrontildeos que serviacutea de cerco al
cementerio Apenas entrada distinguiacute entre las sombras la tumba de Kostaki junto a
la de su padre no sabiacutea que estuviera alliacute y sin embargo la reconociacute Nada me era
desconocido en aquella noche
Gregoriska se detuvo al borde de la fosa abierta
-Kostaki -dijo eacutel- aun no estaacute todo terminado para ti y una voz del cielo me avisa que
puede concebirse el perdoacuten si te arrepientes iquestprometes retornar a la tumba iquestno salir
de ella maacutes iquestconsagrar a Dios el culto que consagraste al infierno
-iexclNo -respondioacute Kostaki
-iquestTe arrepientes -preguntoacute Gregoriska
-iexclNo
-Por uacuteltima vez iquestte arrepientes
-iexclNo
-iexclBien Invoca la ayuda de Satanaacutes como invoco yo la de Dios y veremos quieacuten saldraacute
esta vez auacuten victorioso
Resonaron simultaacuteneamente dos gritos los hierros se cruzaron despidiendo centellas
y la lucha duroacute un minuto que me parecioacute un siglo Kostaki cayoacute vi alzarse la terrible
espada de su hermano introduciacutersela en el cuerpo y clavar ese cuerpo sobre la tierra
recieacuten removida Un uacuteltimo grito que nada teniacutea de humano se alzoacute por el aire Acudiacute
Gregoriska estaba en pie pero vacilante Le di apoyo con mis brazos
-iquestEstaacutes herido -le pregunteacute ansiosamente
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-No -me respondioacute- pero en tal duelo querida Edvige la lucha no la herida mata He
luchado con la muerte y a ella pertenezco
-Amigo amigo -exclameacute- aleacutejate de aquiacute y acaso vuelvas a la vida
-No eacutesta es mi tumba Edvige pero no perdamos tiempo toma un poco de esta tierra
impregnada de su sangre y apliacutecala a la mordedura que te hizo es el uacutenico medio que
puede preservarte en el porvenir de su horrendo amor
Obedeciacute temblando Me inclineacute para recoger aquella tierra sanguinosa y al doblarme
vi el cadaacutever clavado al suelo la espada bendita le atravesaba el corazoacuten y una sangre
oscura le brotaba abundante de la herida como si hubiera muerto en aquel momento
Amaseacute un poco de tierra con la sangre y apliqueacute a mi herida el espantoso talismaacuten
-Ahora mi adorada Edvige -dijo Gregoriska con voz semiapagada- escucha bien mi
uacuteltimo consejo Abandona el paiacutes apenas te sea posible Soacutelo la distancia es una
seguridad para ti El padre Basilio recibioacute hoy mi suprema voluntad y la cumpliraacute
iexclEdvige un beso iexclEl uacuteltimo el uacutenico beso iexclEdvige me muero
Y asiacute diciendo Gregoriska cayoacute junto al hermano
En cualquier otra circunstancia en medio de aquel cementerio cerca de aquella tumba
abierta con aquellos dos cadaacuteveres yaciendo uno junto al otro hubiera enloquecido
pero como dije ya Dios me habiacutea inspirado una fuerza igual a los acontecimientos de
los que eacutel me haciacutea no soacutelo testigo sino tambieacuten actriz Mientras miraba a mi alrededor
en busca de ayuda vi abrirse la puerta del monasterio y avanzar los monjes de a dos
conducidos por el padre Basilio llevando cirios ardientes y cantando las preces de
difuntos El padre Basilio habiacutea llegado haciacutea poco al convento y previendo lo
sucedido se dirigiacutea al cementerio con toda la congregacioacuten Me encontroacute viva cerca de
los dos muertos Una uacuteltima convulsioacuten habiacutea retorcido el rostro de Kostaki
Gregoriska en cambio estaba tranquilo y casi sonriente Fue sepultado como lo deseara
eacutel junto al hermano el cristiano junto al maldito Smeranda cuando tuvo noticia de la
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nueva desdicha quiso verme fue a buscarme al convento de Hango y supo de mis
labios cuanto habiacutea acontecido en aquella tremenda noche
Le referiacute todos los detalles de la fantaacutestica historia pero ella me escuchoacute como ya me
escuchara Gregoriska sin mostrar estupor ni espanto
-Edvige -me contestoacute ella despueacutes de un instante de silencio- por muy extrantildeo que sea
lo que me has narrado dijiste soacutelo la verdad La estirpe de los Brankovan estaacute maldita
hasta la tercera y cuarta generacioacuten porque un Brankovan matoacute a un sacerdote El
teacutermino de la maldicioacuten ha llegado pues tuacute aunque esposa eres virgen y en miacute se
extingue el linaje Si mi hijo te ha dejado en herencia un milloacuten toacutemalo Despueacutes de
mi muerte salvo los piacuteos legados que tengo la intencioacuten de hacer recibiraacutes el resto de
mis bienes Y ahora sigue el consejo de tu esposo Vuelve lo maacutes presto que puedas a
aquellas tierras donde Dios no permite que se cumplan tan horrendos prodigios No
necesito de nadie para llorar conmigo a mis hijos Mi dolor quiere soledad Adioacutes no
me tengas ya en cuenta Mi suerte futura me pertenece a miacute sola y a Dios
Y luego de besarme en la frente como de costumbre me dejoacute y fue a encerrarse en el
castillo de Brankovan
Ocho diacuteas despueacutes partiacute para Francia Como lo esperara Gregoriska mis noches no
fueron turbadas ya por el terrible fantasma Se restablecioacute mi salud y de aquel suceso
no me quedoacute otro recuerdo fuera de esta palidez mortal que suele acompantildear hasta la
tumba a toda humana criatura que haya sufrido el beso de un vampiro
________________
1 Parihuelas Utensilio para transportar cosas entre dos personas formado por dos
barras horizontales entre las que estaacute fijada una plataforma o cajoacuten Camilla cama
portaacutetil
2 Boj Arbusto de tallos ramosos con pequentildeas hojas ovales muy utilizado como
planta de jardiacuten y cuya madera es apreciada por su dureza
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Lo seguiacute por la escalera iluminada de antorchas de resina ardiendo puestas dentro de
manos de hierro que sobresaliacutean del muro Era evidente que aquella insoacutelita
iluminacioacuten habiacutea sido dispuesta para miacute Llegamos al comedor Apenas Gregoriska
hubo abierto la puerta de aquella sala y pronunciado en el umbral una palabra en
lengua moldava que despueacutes supe significaba la extranjera vino a nuestro encuentro
una mujer de alta estatura Era la princesa Brankovan Teniacutea cabellos blancos
entrelazados alrededor de la cabeza la cual estaba cubierta de un gorro de cibelina
ornado de un penacho signo de su origen principesco Vestiacutea una especie de tuacutenica de
brocado el corpintildeo sembrado de piedras preciosas sobrepuesta a una larga hopalanda
de estofa turca guarnecida de piel igual a la del gorro Teniacutea en la mano un rosario de
cuentas de aacutembar que haciacutea correr raacutepidamente entre los dedos Junto a ella estaba
Kostaki vestido con el espleacutendido y majestuoso traje magiar en el cual me parecioacute auacuten
maacutes extrantildeo Su traje estaba compuesto de una sobrevesta de velludo negro de ancha
mangas que le caiacutea hasta debajo de la rodilla calzones de casimir rojo y los largos
cabellos de color negro tirando a azulado le caiacutean sobre el cuello desnudo rodeado
solamente por la orla blanca de una fina camisa de seda Me saludoacute torpemente y
pronuncioacute en moldavo algunas palabras para miacute ininteligibles
-Puedes hablar en franceacutes hermano miacuteo -dijo Gregoriska- la sentildeora es polaca y
comprende esta lengua
Entonces Kostaki dijo en franceacutes algunas palabras casi tan incomprensibles para miacute
como las que pronunciara en moldavo pero la madre tendiendo gravemente el brazo
interrumpioacute a los dos hermanos Apareciacutea claro que intimaba a sus hijos que esperaran
a que soacutelo ella me recibiera Comenzoacute entonces en lengua moldava un discurso de
cumplimiento al cual la movilidad de sus facciones daba un sentido faacutecil de explicarse
Me indicoacute la mesa me ofrecioacute una silla cerca de ella sentildealoacute con un gesto la casa toda
como diciendo que estaba a mi disposicioacuten y sentaacutendose antes que los demaacutes con
beneacutevola dignidad hizo la sentildeal de la cruz y pronuncioacute una plegaria Entonces cada
uno ocupoacute su lugar propio establecido por la etiqueta Gregoriska cerca de miacute Como
extranjera yo habiacutea determinado que a Kostaki le tocara el puesto de honor junto a su
madre Smeranda Asiacute se llamaba la condesa Tambieacuten Gregoriska habiacutea mudado de
vestimenta Llevaba eacutel igualmente la tuacutenica magiar y los calzones de casimir pero
aqueacutella de color granate y estos turquiacutees Teniacutea colgada del cuello una espleacutendida
condecoracioacuten el nisciam del sultaacuten Mahmud Los otros comensales de la casa cenaban
en la misma mesa cada uno en el sitio que le correspondiacutea seguacuten el grado que ocupaba
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entre los amigos o los servidores La cena fue triste Kostaki no me dirigioacute nunca la
palabra si bien su hermano tuvo siempre la atencioacuten de hablarme en franceacutes La madre
me ofreciacutea de todo con sus propias manos con ese ademaacuten solemne que le era natural
Gregoriska habiacutea dicho la verdad era una verdadera princesa Luego de la cena
Gregoriska se acercoacute a su madre y le explicoacute en lengua moldava el deseo que yo debiacutea
tener de estar sola y cuaacuten necesario me seriacutea el reposo despueacutes de las emociones de
aquella jornada Smeranda hizo un gesto de aprobacioacuten me tendioacute la mano me besoacute
en la frente como lo hubiera hecho con una hija suya y me deseoacute buena noche en su
castillo Gregoriska no se habiacutea engantildeado yo ansiaba ardientemente aquel instante de
soledad Agradeciacute por eso a la princesa quien me condujo hasta la puerta donde me
esperaban las dos mujeres que antes ya me acompantildearan en mi caacutemara Saludado que
hube a la madre y a los dos hijos volviacute a mi aposento de donde saliera una hora antes
El sofaacute estaba transformado en lecho Otros cambios no se habiacutean hecho Agradeciacute a
las mujeres les hice comprender que me desvestiriacutea sola y ellas salieron en seguida
con mil testimonios de respeto que queriacutean significar tener oacuterdenes de obedecerme en
todo y por todo Quedeacute sola en aquella inmensa caacutemara que mi candela podiacutea alumbrar
apenas en parte Era un singular juego de luces una especie de lucha entre el resplandor
treacutemulo de mi cirio y los rayos de la luna que pasaban a traveacutes de la ventana sin
cortinados Ademaacutes de la puerta por la que entrara y que caiacutea sobre la escalera habiacutean
otras dos en la caacutemara pero sus gruesos cerrojos que se cerraban por dentro bastaban
para tranquilizarme Mireacute la puerta de entrada tambieacuten ella teniacutea medios de defensa
Abriacute la ventana daba sobre un abismo Comprendiacute que Gregoriska habiacutea elegido
aquella caacutemara calculadamente De vuelta por fin a mi sofaacute encontreacute sobre una mesita
puesta junto a la cabecera una tarjeta doblada La abriacute y leiacute en polaco Duerme
tranquila nada tienes que temer mientras permanezcas en el interior del castillo
Seguiacute el buen consejo y como el cansancio venciacutea sobre las preocupaciones que me
teniacutean desazonada me acosteacute y en seguida me dormiacute
Desde aquel momento quedaba fijada mi permanencia en el castillo y teniacutea principio
el drama que voy a narrarles
Los dos hermanos se enamoraron de miacute cada uno seguacuten su iacutendole Kostaki me confesoacute
de improviso al diacutea siguiente que me amaba y declaroacute que seriacutea suya y no de otro y
que me matariacutea antes que cederme a quienquiera que fuese Gregoriska no me dijo
nada pero se mostroacute lleno de amor y de consideraciones conmigo Para complacerme
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puso en praacutectica todos los medios de su refinada educacioacuten todos los recuerdos de una
juventud transcurrida en la maacutes nobles Cortes de Europa iexclAy No era cosa tan difiacutecil
pues ya el primer sonido de su voz me habiacutea acariciado el alma y ya su primera mirada
me habiacutea serenado el corazoacuten Al cabo de tres meses Kostaki me habiacutea repetido cien
veces que me amaba y yo lo odiaba Gregoriska auacuten no me habiacutea dicho una palabra de
amor y yo sentiacutea que cuando eacutel lo deseara seriacutea toda suya
Kostaki habiacutea renunciado a sus incursiones Encerrado siempre en el castillo habiacutea
cedido momentaacuteneamente el mando a un lugarteniente quien de cuando en cuando
veniacutea a pedirle oacuterdenes y en seguida desapareciacutea Tambieacuten Smeranda habiacutea concebido
por miacute una amistad apasionada cuyas expresiones me causaban temor Protegiacutea ella
visiblemente a Kostaki y pareciacutea celosa de miacute maacutes auacuten de lo que eacutel lo fuera Pero como
no hablaba polaco ni franceacutes y yo no comprendiacutea el moldavo ella no teniacutea modo de
insistir ante miacute en favor de su hijo predilecto Habiacutea sin embargo aprendido a decir en
franceacutes unas palabras que me repetiacutea siempre cuando posaba sus labios en mi frente
-iexclKostaki ama a Edvige
Un diacutea recibiacute una noticia horrible que colmoacute mi desventura Los cuatro hombres
sobrevivientes del combate habiacutean sido puestos en libertad y regresado a Polonia
prometiendo que uno de ellos antes de que pasaran tres meses volveriacutea para darme
noticias de mi padre En efecto una mantildeana se presentoacute de nuevo uno de ellos Nuestro
castillo habiacutea sido tomado incendiado destruido y mi padre se habiacutea hecho matar
defendieacutendolo En adelante estaba sola en el mundo Kostaki redobloacute sus insinuaciones
y Smeranda sus ternuras pero esta vez aduje como pretexto mi duelo por la muerte de
mi padre Kostaki insistioacute diciendo que cuanto maacutes sola me encontraba tanto maacutes
necesidad teniacutea de apoyo y su madre insistioacute al par y acaso maacutes que eacutel
Gregoriska me habiacutea hablado del poder que los moldavos tienen sobre siacute mismos
cuando no quieren que otros lean en su corazoacuten Eacutel era un vivo ejemplo de ello Estaba
seguriacutesima de su amor y sin embargo si alguien me hubiera preguntado en queacute prueba
se fundaba tal certidumbre me habriacutea sido imposible decirlo nadie en el castillo habiacutea
visto nunca que su mano tocara la miacutea o que sus ojos buscaran los miacuteos Soacutelo los celos
podiacutean hacer clara a Kostaki la rivalidad del hermano como soacutelo el amor que
alimentaba yo por Gregoriska podiacutea hacerme claro su amor Sin embargo lo confieso
me inquietaba mucho aquel poder de Gregoriska sobre siacute mismo Yo teniacutea fe en eacutel pero
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no bastaba necesitaba ser convencida cuando he aquiacute que una noche de vuelta apenas
en mi caacutemara oiacute golpear levemente a una de las dos puertas que se cerraban por dentro
Por el modo de golpear adivineacute que era una llamada amiga Me acerqueacute preguntando
quieacuten estaba alliacute
-Gregoriska -contestoacute una voz cuyo acento no podiacutea engantildearme
-iquestQueacute quereacuteis de miacute -le pregunteacute toda temblorosa
-Si tienes fe en miacute -dijo Gregoriska- si me crees hombre de honor iquestme permites una
pregunta
-iquestCuaacutel
-Apaga la luz como si te hubierais acostado y de aquiacute en media hora aacutebreme esta
puerta
-Vuelve dentro de media hora -fue mi uacutenica respuesta
Apagueacute la luz y aguardeacute El corazoacuten me palpitaba con violencia pues comprendiacutea que
se trataba de un hecho importante Transcurrioacute la media hora oiacute golpear maacutes levemente
auacuten que la primera vez Durante el intervalo habiacutea descorrido los cerrojos no me
quedaba pues sino abrir la puerta Gregoriska entroacute y sin que me dijera cerreacute la puerta
tras eacutel y echeacute los cerrojos Eacutel permanecioacute un instante mudo e inmoacutevil imponieacutendome
silencio con el gesto Luego cuando estuvo seguro de que ninguacuten peligro nos
amenazaba por el momento me llevoacute al centro de la vasta caacutemara y sintiendo por mi
temblor que no habriacutea podido sostenerme de pie me buscoacute una silla Me senteacute o maacutes
bien me dejeacute caer sobre el asiento
-iexclDios miacuteo -le dije- iquestqueacute hay de nuevo o por queacute tantas precauciones
-Porque mi vida que no contariacutea para nada y acaso tambieacuten la tuya dependen de la
conversacioacuten que tendremos
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Amedrentada le aferreacute una mano Se la llevoacute eacutel a los labios miraacutendome como si
quisiera pedir excusas por tanta audacia Bajeacute yo los ojos era un taacutecito consentimiento
-Yo te amo -me dijo con aquella voz melodiosa como un canto- iquestme amas tuacute
-Siacute -le respondiacute
-iquestY consentiriacuteas en ser mi mujer
Llevoacute la mano a la frente con profunda expresioacuten de felicidad
-Siacute
-Entonces iquestno rehusaraacutes seguirme
-Te seguireacute doquiera
-Pues comprenderaacutes bien que no podemos ser felices sino huyendo de estos lugares
-iexclOh siacute Huyamos -exclameacute
-iexclSilencio -dijo eacutel estremecieacutendose- iexclSilencio
-Tienes razoacuten
Y me le acerqueacute toda tremante
-Escucha lo que he hecho -continuoacute Gregoriska- escucha por queacute he estado tanto
tiempo sin confesarte que te amaba Queriacutea yo cuando estuviera seguro de tu amor
que nadie pudiera oponerse a nuestra unioacuten Yo soy rico querida Edvige
inmensamente rico pero como lo son los sentildeores moldavos rico en tierras en ganados
en servidores Ahora bien he vendido por un milloacuten tierras rebantildeos y campesinos al
monasterio de Hango Me han dado trescientos mil francos en muchas piedras
preciosas cien mil francos en oro el resto en letras de cambio sobre Viena iquestTe bastaraacute
un milloacuten
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Le apreteacute la mano
-Me hubiera bastado tu amor Gregoriska juacutezgalo tuacute
-iexclBien Escucha mantildeana voy al monasterio de Hango para tomar mis uacuteltimas
disposiciones con el superior Eacutel me tiene listos caballos que nos esperaraacuten de las nueve
de la mantildeana en adelante ocultos a cien pasos de castillo Despueacutes de la cena subiraacute
de nuevo como hoy a tu caacutemara como hoy apagaraacutes la luz como hoy entrareacute yo en tu
aposento Pero mantildeana en vez de salir solo tuacute me seguiraacutes saldremos por la puerta que
da sobre los campos encontraremos los caballos montaremos y pasado mantildeana por
la mantildeana habremos recorrido treinta leguas
-iexclOh iexclPor queacute no seraacute ya pasado mantildeana
-iexclQuerida Edvige
Gregoriska me apretoacute sobre el corazoacuten y nuestros labios se encontraron iexclOh Lo habiacutea
dicho eacutel yo habiacutea abierto la puerta de mi caacutemara a un hombre de honor pero
comprendioacute bien que si no le perteneciacutea en cuerpo le perteneciacutea en alma Transcurrioacute
la noche sin que pudiera cerrar los ojos Me veiacutea huir con Gregoriska me sentiacutea
transportada por eacutel como ya lo habiacutea sido por Kostaki soacutelo que aquella carrera terrible
espantable fuacutenebre se trocaba ahora en un apuro suave y delicioso al que la velocidad
del movimiento agregaba deleite pues tambieacuten el movimiento veloz tiene un deleite
propio Nacioacute el diacutea Bajeacute Me parecioacute que el ademaacuten con que me saludoacute Kostaki era
auacuten maacutes teacutetrico que de costumbre Su sonrisa era iroacutenica y amenazadora Smeranda no
me parecioacute cambiada Durante la colacioacuten Gregoriska ordenoacute sus caballos Pareciacutea que
Kostaki no pusiera ni la miacutenima atencioacuten en aquella orden Hacia las once Gregoriska
nos saludoacute anunciando que estariacutea de regreso recieacuten a la noche y rogando a su madre
que no lo esperase a cenar despueacutes se volvioacute hacia miacute y me rogoacute quisiera admitir sus
excusas
Salioacute La mirada de su hermano lo siguioacute hasta cuando dejoacute la caacutemara y en ese
momento le brotoacute de los ojos un tal relaacutempago de odio que me estremeciacute Pueden
imaginarse con queacute inquietud paseacute aquel diacutea A nadie habiacutea confiado nuestros
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designios a duras penas le hableacute a Dios de ello en mis plegarias y me pareciacutea que
todos los conocieran que cada mirada puesta en miacute pudiera penetrar y leer en lo iacutentimo
de mi corazoacuten La cena fue un suplicio hosco y taciturno Kostaki por costumbre
hablaba raramente esta vez no dijo maacutes que dos o tres palabras en moldavo a su madre
y siempre con tal acento que haciacutea estremecer Cuando me levanteacute para subir a mi
aposento Smeranda como de ordinario me abrazoacute y al abrazarme repitioacute aquella frase
que desde ya ocho diacuteas no le saliera de la boca iexclKostaki ama a Edvige
Esta frase me siguioacute como una amenaza hasta mi caacutemara y aun alliacute me pareciacutea que una
voz fatal me susurrase al oiacutedo iexclKostaki ama a Edvige Ahora el amor de Kostaki me
lo habiacutea dicho Gregoriska equivaliacutea a la muerte Hacia las siete de la noche vi a Kostaki
atravesar el patio Se volvioacute para verme pero me aparteacute para que no pudiera
descubrirme Estaba inquieta pues por cuanto podiacutea yo ver desde mi ventana me
pareciacutea que eacutel iba directamente hacia la caballeriza Me arriesgueacute a correr los cerrojos
de una de las puertas internas de mi caacutemara y pasar a la caacutemara vecina desde donde
podiacutea ver todo lo que eacutel estaba por hacer Se dirigiacutea en efecto hacia la caballeriza y
cuando hubo llegado a ella sacoacute eacutel mismo su caballo favorito ensillaacutendolo de su propia
mano con el cuidado de un hombre que da la mayor importancia a cada detalle Vestiacutea
el mismo traje que cuando se me apareciera la vez primera pero no llevaba otra arma
que el sable Cuando hubo ensillado el caballo miroacute otra vez hacia la ventana de mi
caacutemara No habieacutendome visto saltoacute sobre la silla se hizo abrir la misma puerta por la
que saliera y debiacutea volver su hermano y se alejoacute a todo galope en direccioacuten del
monasterio de Hango Se me apretoacute entonces terriblemente el corazoacuten un fatal
presentimiento me deciacutea que Kostaki iba al encuentro de su hermano Estuve en la
ventana hasta cuando pude distinguir el camino que a un cuarto de legua de distancia
del castillo haciacutea un recodo a la izquierda y se perdiacutea en el comienzo de un bosque
Pero la noche se tornaba cada vez maacutes cerrada y pronto no pude distinguir maacutes el
camino
Me quedeacute todaviacutea
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Finalmente la inquietud que me atormentaba renovoacute precisamente por exceso mis
fuerzas y pues las primeras noticias de uno o de otro hermano debiacutean llegarme en la
sala inferior bajeacute
Mireacute ante todo Smeranda En la tranquilidad de su rostro advertiacute que no teniacutea ninguna
aprensioacuten daba oacuterdenes para la acostumbrada cena y los cubiertos de los hermanos
estaban en los lugares habituales No me atreviacute a interrogar a nadie Por otra parte iquesta
quieacuten hubiera podido dirigirme En el castillo ninguno excepto Kostaki y Gregoriska
hablaban las dos lenguas que yo sabiacutea Me sobresaltaba al miacutenimo rumor Por
costumbre nos poniacuteamos a la mesa a las nueve
Habiacutea bajado a la sala a las ocho y media y seguiacutea con la mirada la aguja de los
minutos cuyo avance era casi visible sobre el amplio cuadrante del reloj La viajera
aguja transitoacute la distancia que nos separaba del cuarto de hora
El cuarto golpeoacute y las vibraciones resonaron profundas y tristes en seguida la aguja
continuoacute su girar silencioso y la vi recorrer de nuevo la distancia con la regularidad y
la lentitud de la punta de un compaacutes Algunos minutos antes de dar las nueve me
parecioacute oiacuter el pataleo de un caballo en el patio Lo oyoacute tambieacuten Smeranda y volvioacute el
rostro hacia la ventana pero la noche era demasiado oscura para poder distinguir objeto
alguno iexclOh Si me hubiera mirado en aquel momento cuaacuten presto habriacutea adivinado lo
que pasaba en mi corazoacuten
Se habiacutea oiacutedo el patalear de un solo caballo y era cosa muy natural pues estaba yo
bien segura de que habriacutea regresado un solo caballero iquestPero cuaacutel Resonaron algunos
pasos en la antecaacutemara pasos lentos como los de un hombre que camina hesitando
cada uno de ellos me pareciacutea transitarme el corazoacuten La puerta se abrioacute y en la
oscuridad vi delinearse una sombra
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La sombra se detuvo un instante en la puerta el corazoacuten se me quedoacute en suspenso La
sombra avanzoacute y a medida que entraba en el ciacuterculo de la luz recobraba yo el aliento
Reconociacute a Gregoriska Algunos momentos maacutes y el corazoacuten se me quebraba
Reconociacute a Gregoriska pero estaba paacutelido como un cadaacutever Con soacutelo verle se podiacutea
adivinar que habiacutea acontecido algo terrible
-iquestEres tuacute Kostaki -preguntoacute Smeranda
-No madre miacutea -contestoacute Gregoriska con sorda voz
-iexclAh al fin -dijo ella- iquesty desde cuaacutendo acaacute toca a tu madre esperarte
-Madre miacutea -dijo Gregoriska mirando la peacutendola- apenas son las nueve
Y efectivamente en ese mismo momento sonaron las nueve
-Es verdad -dijo Smeranda- iquestDoacutende estaacute tu hermano
A pesar miacuteo se presentoacute en mi mente el pensamiento de que Dios habiacutea hecho la misma
pregunta a Caiacuten Gregoriska no contestoacute
-iquestNadie ha visto hasta ahora a Kostaki -preguntoacute Smeranda
El vatar o sea el mayordomo fue a informarse
-Hacia las siete -dijo eacutel de regreso- el conde ha estado en las caballerizas ha ensillado
con propia mano su caballo y ha partido por el camino de Hango
En ese instante mis ojos se encontraron con los de Gregoriska No seacute si fue realidad o
alucinacioacuten pero me parecioacute notar una gota de sangre en medio de su frente Me lleveacute
lentamente el dedo a la frente indicando el punto donde creiacutea yo ver aquella mancha
Gregoriska me comprendioacute sacoacute el pantildeuelo y se secoacute
-Siacute siacute -murmuroacute Smeranda- habraacute encontrado alguacuten lobo u oso y se habraacute entretenido
en perseguirlo He aquiacute por queacute un hijo hace esperar a su madre iquestDoacutende le has dejado
Gregoriska
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-Madre miacutea -respondioacute eacuteste con voz conmovida pero firme- mi hermano y yo no hemos
salido juntos
-Bien -dijo Smeranda- Vamos a la mesa cada uno poacutengase en su lugar y luego
cieacuterrense las puertas quien esteacute afuera dormiraacute afuera
Las dos primeras partes de estas oacuterdenes fueron estrictamente ejecutadas Smeranda
se puso en su lugar Gregoriska se sentoacute a su diestra yo a su siniestra Despueacutes los
servidores salieron para cumplir la tercera parte de las oacuterdenes es decir para cerrar las
puertas del castillo En ese momento mismo se escuchoacute un gran estreacutepito en el patio y
un servidor entroacute espantado diciendo
-Princesa ha entrado en este instante al patio el caballo del conde Kostaki solo y por
entero cubierto de sangre
-iexclOh -murmuroacute Smeranda levantaacutendose paacutelida y amenazadora- de tal modo volvioacute una
noche al castillo el caballo de su padre
Dirigioacute una mirada a Gregoriska no estaba paacutelido ya estaba liacutevido El caballo del
conde Koproli en efecto habiacutea regresado una noche al castillo todo manchado de
sangre y una hora despueacutes los servidores encontraron y trajeron el cuerpo del amo
cubierto de heridas Smeranda tomoacute una antorcha de manos de un criado se acercoacute a
la puerta y abrieacutendola bajoacute al patio El caballo espantado era retenido trabajosamente
por tres o cuatro servidores que haciacutean toda clase de esfuerzos para tranquilizarlo
Smeranda se aproximoacute al animal examinoacute la sangre que cubriacutea la silla y vio una herida
en su testuz
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-Kostaki fue muerto de frente -dijo ella- en duelo y por un solo enemigo Busquen su
cuerpo hijos miacuteos maacutes tarde buscaremos al homicida
Asiacute como el caballo habiacutea entrado por la puerta de Hango todos los servidores se
precipitaron afuera por ella y se vieron sus antorchas perderse en la campintildea y entrar
en lo profundo del bosque como en una hermosa noche de estiacuteo se ven centellear las
lucieacuternagas en la llanura de Niza o de Pisa
Smeranda como si hubiera estado segura de que la buacutesqueda no durariacutea mucho
aguardoacute enhiesta en la puerta Ni una laacutegrima humedeciacutea las mejillas de aquella madre
desolada sin embargo se veiacutea que la desesperacioacuten rugiacutea tempestuosa en lo profundo
de su corazoacuten Gregoriska estaba detraacutes de ella y yo cerca de Gregoriska Al
abandonar la sala parecioacute querer ofrecerme su brazo pero no se habiacutea atrevido a
hacerlo De ahiacute en cerca de un cuarto de hora se vio aparecer en el recodo del camino
una antorcha luego una segunda una tercera y finalmente se distinguieron todas Soacutelo
que ahora en vez de dispersarse estaban agrupadas en torno a un centro comuacuten Ese
centro era como bien pronto se pudo advertir unas parihuelas1 con un hombre tendido
sobre ellas El fuacutenebre cortejo avanzaba lentamente pero al cabo de diez minutos
quienes lo llevaban se descubrieron instintivamente la cabeza y taciturnos entraron en
el patio donde fue depositado el cuerpo Entonces con un majestuoso gesto Smeranda
ordenoacute que se le abriera paso y acercaacutendose al cadaacutever puso una rodilla en tierra ante
eacutel apartoacute los cabellos que le formaban un velo sobre el rostro y estuvo contemplaacutendolo
largamente sin derramar una laacutegrima Le abrioacute luego la vestimenta moldava y apartoacute
camisa ensangrentada La herida se hallaba en la parte diestra del pecho Debiacutea haber
sido hecha con una hoja recta y de dos filos Recordeacute haber visto esa mantildeana misma al
costado de Gregoriska el largo cuchillo de caza que serviacutea de bayoneta a su carabina
Busqueacute con los ojos el arma no estaba ya alliacute Smeranda se hizo llevar agua mojoacute en
ella su pantildeuelo y lavoacute la llaga Una sangre pura y tibia todaviacutea enrojecioacute los labios de
la herida El espectaacuteculo que teniacutea bajo los ojos era a un tiempo atroz y sublime
Aquella vasta caacutemara ahumada por las antorchas de resina aquellos rostros baacuterbaros
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aquellos ojos centelleantes de ferocidad aquellos ropajes singulares aquella madre
que a la vista de la sangre aun caacutelida calculaba cuaacutento tiempo haciacutea que la muerte
arrebatara a su hijo aquel profundo silencio interrumpido soacutelo por los sollozos de los
bandidos cuyo jefe era Kostaki todo eso repito teniacutea en siacute algo de atroz y de sublime
Smeranda acercoacute sus labios a la frente de su hijo y se levantoacute en seguida echaacutendose
a las espaldas las largas trenzas de blancos cabellos que se le habiacutean desunido
-iexclGregoriska ndashdijo
Gregoriska se estremecioacute sacudioacute la cabeza y saliendo de su atoniacutea
-Madre miacutea -respondioacute
-Ven aquiacute hijo miacuteo y escuacutechame
Gregoriska obedecioacute temblando pero obedecioacute
A medida que se aproximaba al cuerpo de Kostaki la sangre brotaba de la herida maacutes
abundante y maacutes roja Afortunadamente Smeranda no miraba maacutes hacia aquel lado
pues a la vista de aquella sangre no habriacutea tenido ya necesidad de buscar el asesino
-Gregoriska -dijo ella- bien seacute que Kostaki y tuacute no se miraban con buenos ojos bien seacute
que tuacute eres un Waivady por parte de tu padre y eacutel un Koproli por parte del suyo pero
por parte de madre son ambos de la sangre de los Brankovan Seacute que tuacute eres un hombre
de ciudad occidental y eacutel un hijo de las montantildeas orientales pero por el seno que los
llevoacute a ambos son hermanos iexclPues bien Gregoriska quiero saber si mi hijo seraacute
llevado a yacer junto a la tumba de su padre sin que haya sido pronunciado el
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juramento si yo en fin podreacute llorar tranquila como mujer descansando en ti vale decir
en un hombre para el castigo
-Dime sentildeora el nombre del homicida y ordena te juro que dentro de una hora si tuacute
lo exiges habraacute dejado de vivir
-iquestJuras so pena de mi maldicioacuten lo has entendido hijo miacuteo iquestJuras que el asesino
moriraacute que no dejaraacutes piedra sobre piedra de su casa que su madre sus hijos sus
hermanos su mujer o su prometida pereceraacuten por tu mano Juacuteralo y al jurarlo invoca
sobre ti la coacutelera celeste si faltas a la sacra promesa Si faltas a esta sacra promesa
padeceraacutes la miseria la execracioacuten de los amigos la maldicioacuten de tu madre
Gregoriska extendioacute la mano sobre el cadaacutever y
-iexclJuro que el asesino moriraacute -dijo
A aquel singular juramento cuyo verdadero sentido yo sola y el muerto quizaacute podiacuteamos
comprender vi o creiacute ver cumplirse un horrendo prodigio Los ojos del cadaacutever se
abrieron se fijaron sobre miacute maacutes vivos cual nunca los viera y como si aquella mirada
hubiera sido palpable sentiacute penetrarme hasta el corazoacuten un hierro candente No resistiacute
tanto dolor y me desvaneciacute
Cuando recobreacute los sentidos me encontreacute acostada sobre el lecho de mi caacutemara una de
las dos mujeres velaba cerca de miacute Pregunteacute doacutende estaba Smeranda me fue
contestado que velaba junto al cuerpo de su hijo Pregunteacute doacutende estaba Gregoriska se
me dijo que en el monasterio de Hango
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Ahora no era preciso huir iquestno habiacutea muerto Kostaki No se debiacutea ya hablar de boda
iquestpodiacutea yo casarme con el fratricida Transcurrieron asiacute tres diacuteas y tres noches en medio
de extrantildeos suentildeos En la vigilia y en el suentildeo veiacutea siempre aquellos dos ojos vivos en
ese rostro de muerto era una visioacuten horrenda Kostaki debiacutea ser sepultado al tercer diacutea
Por la mantildeana me fue traiacutedo de parte de Smeranda un vestido completo de viuda Me
lo puse y bajeacute La casa pareciacutea vaciacutea todos estaban en la capilla Me encamineacute hacia
ella y al tiempo que trasponiacutea su umbral vino a mi encuentro Smeranda a quien no
habiacutea visto desde hacia tres diacuteas
Se hubiera dicho que era la imagen del Dolor Con lento movimiento como el de una
estatua posoacute sobre mi frente sus helados labios y con voz que pareciacutea salir ya de la
tumba pronuncioacute las habituales palabras iexclKostaki te ama No se pueden imaginar
el efecto que produjeron en miacute aquellas palabras Esa protesta de amor expresada en
presente en vez de en pasado que deciacutea te ama y no ya te amaba ese amor de
ultratumba que veniacutea a buscarme en la vida hizo sobre mi corazoacuten una impresioacuten
terrible Al mismo tiempo se apoderaba de miacute un extrantildeo sentimiento tal como si fuera
verdaderamente la mujer de aquel que habiacutea muerto no la prometida del vivo Aquel
atauacuted me atraiacutea a mi pesar dolorosamente como la sierpe atrae al pajarillo por ella
fascinado
Busqueacute con los ojos a Gregoriska lo vi paacutelido y enhiesto contra una columna miraba
hacia lo alto No seacute decir si me vio Los monjes del convento de Hango rodeaban el
cuerpo cantando salmos del rito griego a veces armoniosos con frecuencia monoacutetonos
Tambieacuten yo hubiera querido orar pero la plegaria expiraba en mis labios mi mente
estaba tan confusa que me pareciacutea antes bien presenciar un consistorio de demonios
que una reunioacuten de monjes Cuando fue sacado el cuerpo de alliacute quise seguirlo pero
desfallecieron mis fuerzas Sentiacute doblaacuterseme las piernas y me apoyeacute en la puerta
Entonces Smeranda se me acercoacute e hizo una sentildea a Gregoriska Este se aproximoacute
Smeranda me habloacute en moldavo
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-Mi madre me ordena repetirte palabra por palabra lo que va a decir -me expresoacute
Gregoriska
Smeranda habloacute de nuevo cuando hubo terminado
-He aquiacute las palabras de mi madre -dijo eacutel- Lloras a mi hijo Edvige tu lo amabas
iquestverdad Te agradezco las laacutegrimas y tu amor de ahora en adelante tienes una patria
una madre una familia Derramemos las muchas laacutegrimas debidas a los muertos luego
seamos de nuevo dignas ambas de aquel que ya no es iexclyo su madre tuacute su mujer
Adioacutes vuelve a tu caacutemara yo acompantildeareacute a mi hijo hasta su uacuteltima morada cuando
regrese me encerrareacute en mi estancia con mi dolor y me volveraacutes a ver soacutelo cuando lo
haya vencido estate tranquila matareacute este dolor porque no quiero que me mate a miacute
A estas palabras de Smeranda traducidas por Gregoriska no pude responder sino con
un gemido Subiacute a mi caacutemara el fuacutenebre cortejo se alejoacute y lo vi desaparecer en el
aacutengulo del camino El convento de Hango estaba a soacutelo media legua de distancia del
castillo en liacutenea recta pero los obstaacuteculos del suelo haciacutean dar muchas vueltas al
camino de modo que se empleaban dos horas en recorrer aquel espacio Era el mes de
noviembre Las jornadas se habiacutean tornado friacuteas y breves y a las cinco ya era noche
oscura Hacia las siete vi reaparecer las antorchas el cortejo fuacutenebre habiacutea regresado
El cadaacutever reposaba en la tumba de sus padres todo estaba concluido
Les dije ya en queacute singular pesadilla viviacutea presa luego del fatal suceso que nos
sumergiera a todos en el duelo y sobre todo despueacutes que viera reabrirse y fijarse sobre
miacute los ojos cerrados del muerto La noche que siguioacute oprimida por las emociones
experimentadas durante el diacutea estaba auacuten maacutes triste Escuchaba sonar todas las horas
del reloj del castillo y a medida que el tiempo fugitivo me acercaba al momento en
que habiacutea muerto Kostaki me sentiacutea cada vez maacutes desconsolada Sonaron las nueve
menos cuarto Entonces se apoderoacute de miacute una extrantildea sensacioacuten Me corriacutea por todo el
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cuerpo un terror un estremecimiento que me helaba luego una especie de suentildeo
invencible entorpeciacutea mis sentidos me oprimiacutea el pecho y me velaba los ojos Tendiacute
el brazo y fui a caer de espaldas sobre el lecho Sin embargo no habiacutea perdido
totalmente los sentidos como para que no pudiera oiacuter como unos pasos acercaacutendose a
mi puerta despueacutes me parecioacute abrirse la puerta en seguida no vi ni escucheacute maacutes nada
Soacutelo sentiacute un vivo dolor en el cuello Luego de lo cual caiacute en profundo letargo
Me desperteacute a medianoche mi laacutempara ardiacutea auacuten intenteacute levantarme pero estaba tan
deacutebil que hube de repetir la tentativa dos veces Finalmente logreacute superar mi debilidad
y como despierta sentiacutea en el cuello el mismo dolor que experimentara en el suentildeo me
arrastreacute apoyaacutendome en el muro hasta el espejo y mireacute Algo que semejaba la
punzadura de un alfiler marcaba la arteria de mi cuello Creiacute que alguacuten insecto me
hubiera picado durante el suentildeo y como me sentiacutea abatida por la extenuacioacuten me
acosteacute de nuevo y me dormiacute A la mantildeana me desperteacute como de costumbre pero
entonces sentiacute una tal debilidad como la experimentara soacutelo una vez en mi vida a la
mantildeana siguiente de un diacutea en que fuera sangrada Me mireacute en el espejo y me sorprendiacute
de mi extraordinaria palidez La jornada transcurrioacute triste y oscura experimentaba yo
una cosa singular cuando me encontraba en un lugar sentiacutea necesidad de quedarme
alliacute cualquier cambio de posicioacuten me fatigaba
Llegada la noche me trajeron la laacutempara mis mujeres seguacuten podiacutea yo comprender por
sus gestos se ofrecieron a quedarse conmigo Se lo agradeciacute y salieron A la misma
hora que la noche precedente experimenteacute los mismos siacutentomas Quise levantarme
entonces y pedir ayuda pero no pude llegar a la salida Oiacute vagamente dar las nueve
menos cuarto los pasos resonaron se abrioacute la puerta pero yo no veiacutea ni escuchaba
nada y como la noche anterior caiacute de espaldas sobre el lecho Como el diacutea anterior
experimenteacute un dolor en el mismo sitio Como el diacutea anterior me desperteacute a
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medianoche pero maacutes paacutelida y maacutes deacutebil auacuten Al diacutea siguiente se renovoacute la horrible
pesadilla
Estaba decidida a bajar a la estancia de Smeranda por muy deacutebil que me sintiera
cuando entroacute en la caacutemara una de mis mujeres y pronuncioacute el nombre de Gregoriska
El joven la seguiacutea Intenteacute levantarme para recibirle pero volviacute a caer en mi silloacuten Eacutel
dio un grito al verme y quiso lanzarse hacia miacute pero tuve la fuerza de tender el brazo
hacia eacutel
-iquestQueacute vienes a hacer aquiacute -le pregunteacute
-iexclAy -dijo eacutel- iexclveniacutea a decirte adioacutes A decirte que abandono este mundo que me es
insoportable sin tu amor y tu presencia a anunciarte que me retiro al monasterio de
Hango
-Gregoriska -le respondiacute- estaacutes privado de mi presencias pero no de mi amor iexclAy Te
amo siempre y mi mayor pena es que este amor sea en adelante casi un delito
-Entonces iquestpuedo esperar que rogaraacutes por miacute Edvige
-Siacute pero no lo podreacute hacer por largo tiempo -repliqueacute yo con una sonrisa
-iquestPor queacute no Pero en verdad te veo muy abatida Dime iquestqueacute tienes iquestPor queacute tan
paacutelida
-Porque Dios tiene ciertamente piedad de miacute y a eacutel me llama
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Gregoriska se me acercoacute me tomoacute una mano que no tuve fuerza de sustraerle
miraacutendome fijo al rostro
-Esa palidez no es natural Edvige -me dijo- iquestcuaacutel es la causa
-Si te la dijera Gregoriska creeriacuteas que estoy loca
-No no habla Edvige te lo suplico estamos en un paiacutes que no se parece a ninguacuten otro
paiacutes en una familia que no se asemeja a ninguna otra familia Dime diacutemelo todo te lo
encarezco
Se lo narreacute todo la extrantildea alucinacioacuten que me poseiacutea a la hora en que Kostaki debioacute
morir ese terror ese letargo ese friacuteo glacial esa postracioacuten que me haciacutea caer de
espaldas sobre el lecho ese ruido de pasos que me pareciacutea oiacuter esa puerta que creiacutea ver
abrirse y finalmente ese agudo dolor en el cuello seguido de una palidez y de una
debilidad siempre crecientes Creiacutea yo que mi relato pareceriacutea a Gregoriska un
comienzo de locura y lo terminaba con una cierta timidez cuando por el contrario
advertiacute que me prestaba gran atencioacuten
Cuando hube terminado de hablar Gregoriska reflexionoacute un instante
-iquestDe manera -preguntoacute eacutel- que te duermes cada noche a las nueve menos cuarto
-Siacute por muchos que sean los esfuerzos que haga para resistir al suentildeo
-iquestY a esa misma hora crees ver abrirse la puerta
-Siacute aunque eche el cerrojo
-iquestY luego experimentas un agudo dolor en el cuello
-Siacute aunque sea apenas visible la sentildeal de la herida
-iquestMe permites ver
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Dobleacute la cabeza hacia atraacutes Examinoacute eacutel la cicatriz
-Edvige -dijo Gregoriska despueacutes de un momento de reflexioacuten- iquesttienes confianza en
miacute
-iquestMe lo preguntas -contesteacute
-iquestCrees en mi palabra
-Como creo en el Evangelio
-iexclBien Edvige por mi fe te juro que no tienes ocho diacuteas de vida si no aceptas hacer
hoy mismo lo que voy a decirte
-iquestY si consiento
-Si consientes quizaacutes te salves
-iquestQuizaacutes -eacutel se calloacute- Suceda lo que fuere Gregoriska -continueacute diciendo yo- hareacute
cuanto me ordenes hacer
-Escucha entonces -dijo eacutel- y ante todo no te espantes En tu paiacutes como en Hungriacutea y
en nuestra Rumaniacutea existe una tradicioacuten
Tembleacute porque esa tradicioacuten ya habiacutea vuelto a mi memoria
-iexclAh iquestSabes lo que quiero decir
-Siacute -contesteacute- en Polonia vi algunas personas padecer el horrendo hecho
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-Quieres hablar del vampiro iquestno es verdad
-Siacute nintildea auacuten me sucedioacute ver desenterrar en el cementerio de una aldea perteneciente
a mi padre cuarenta personas muertas en quince diacuteas sin que se hubiera podido en
ninguna ocasioacuten acertar con la causa de su muerte Diecisiete de esos cadaacuteveres
expusieron todos los signos de vampirismo es decir fueron encontrados frescos como
si hubieran estado vivos los otros eran sus viacutectimas
-iquestY queacute se hizo para liberar de eso a la regioacuten
-Se les clavoacute un palo en el corazoacuten y luego los quemaron
-Siacute asiacute se acostumbra hacer pero para nosotros eso no basta Para librarte de tu
fantasma antes quiero conocerlo y iexclpor Dios lo conocereacute Siacute y si es preciso luchareacute
cuerpo a cuerpo con eacutel quienquiera fuere
-iexclOh Gregoriska -exclameacute espantada
Dijo
-Quienquiera que fuere lo repito Mas para llevar a buen fin esta terrible aventura es
necesario que hagas todo lo que te exigireacute
-Di
-Estate preparada a las siete Desciende a la capilla pero desciende sola es necesario
que venzas a toda costa tu debilidad Edvige Alliacute recibiremos la bendicioacuten nupcial
Consieacutentemelo amada miacutea para velar por ti Luego subiremos de nuevo a esta caacutemara
y entonces veremos
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-iexclOh Gregoriska -exclameacute- iexclsi es eacutel te mataraacute
-No temas amada Edvige Consiente solamente
-Sabes bien que hareacute todo lo que quieras Gregoriska
-Entonces hasta luego a la noche
-Siacute haz lo que creas maacutes oportuno y te secundareacute yo cuanto mejor pueda adioacutes
Se fue Un cuarto de hora despueacutes vi a un caballero precipitarse a toda carrera por el
camino del monasterio era eacutel
Apenas le hube perdido de vista caiacute de rodillas y oreacute oreacute como ya no se reza en
nuestras tierras sin fe y aguardeacute a las siete ofreciendo a Dios y a los santos el
holocausto de mis pensamientos no me levanteacute sino al sonar las siete Estaba deacutebil
como una moribunda paacutelida como una muerta Me echeacute sobre la cabeza un gran velo
negro descendiacute la escalera apoyaacutendome en el muro y me dirigiacute a la capilla sin
encontrar a nadie
Gregoriska me esperaba con el padre Basilio prior del monasterio de Hango Centildeiacutea
una espada santa reliquia de un antiguo cruzado que asistiera a la toma de
Constantinopla con Ville-Hardouin y Baldouin de Flandes
-Edvige -dijo eacutel golpeando con la mano su espada- con la ayuda de Dios eacutesta romperaacute
el encantamiento que amenaza tu vida Aceacutercate pues resueltamente este santo
hombre que ya ha recibido mi confesioacuten recibiraacute nuestros juramentos
Comenzoacute la ceremonia quizaacute nunca otra fue maacutes sencilla y a un tiempo maacutes solemne
Nadie asistiacutea al monje eacutel mismo nos puso sobre la cabeza las coronas nupciales
Vestidos ambos de luto giramos en torno al altar con un cirio en la mano luego el
monje tras pronunciar las sacras palabras agregoacute
Vaacuteyanse ahora hijos miacuteos y el Sentildeor les deacute fuerza y valor para luchar contra el
enemigo del humano geacutenero Armados de la inocencia de ustedes y defendidos por Su
justicia venceraacuten al demonio Vayan y benditos sean
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Besamos los libros santos y salimos de la capilla Entonces por vez primera me apoyeacute
en el brazo de Gregoriska y me parecioacute que al contacto de aquel fuerte brazo de aquel
noble corazoacuten volviacutea a mis venas la vida Estaba segura del triunfo porque Gregoriska
estaba conmigo subimos a mi caacutemara Sonaban las ocho y media
-Edvige -me dijo entonces Gregoriska- no tenemos tiempo que perder iquestQuieres
dormir como de costumbre para que todo suceda durante tu suentildeo o bien permanecer
desvelada y verlo todo
-Junto a ti nada temo quiero permanecer despierta y verlo todo
Gregoriska extrajo de su pecho un boj2 bendito huacutemedo auacuten de agua santa y me lo
dio
-Toma entonces esta ramita -me dijo- acueacutestate en tu lecho recita las preces de la
Virgen y aguarda sin temor Dios estaacute con nosotros Cuida ante todo de no dejar caer
la ramita con ella podraacutes ordenar aun en el infierno No me llames no des ninguacuten
grito reza confiacutea y aguarda
Me acosteacute en el lecho Cruceacute las manos sobre el seno y puse sobre eacutel la ramita
bendecida Gregoriska se ocultoacute tras del trono de que ya hableacute Contaba yo los minutos
y de seguro mi esposo haciacutea lo mismo Sonaron los tres cuartos Vibraba auacuten el tantildeir
del martillo cuando me sentiacute presa del mismo entorpecimiento del mismo terror y del
mismo friacuteo glacial de los diacuteas precedentes acerqueacute a mis labios la rama bendita y
aquella primera sensacioacuten se desvanecioacute Oiacute entonces muy claro el ruido de aquel
conocido paso lento y medido que subiacutea los peldantildeos de la escalera y se aproximaba a
la puerta Luego la puerta se abrioacute despaciosamente sin ruido como empujada por
sobrenatural fuerza y entonces -La voz se apagoacute a medias casi sofocada en la
garganta de la narradora- Y entonces -continuoacute haciendo un esfuerzo- vi a Kostaki
paacutelido como se me apareciera en las parihuelas2 los largos cabellos negros cayeacutendole
sobre las espaldas goteaban sangre vestiacutea como de costumbre pero teniacutea descubierto
el pecho y dejaba ver su sangrante herida Todo estaba muerto todo era cadaacutever
carne ropas porte solamente los ojos aquellos terribles ojos estaban vivos
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Ante aquella aparicioacuten iexclextrantildeo es decirlo en vez de sentir duplicaacuterseme el espanto
sentiacute crecerme el valor Dios me lo enviaba de seguro para decidir mi situacioacuten y
defenderme del infierno Al primer paso que el espectro dio hacia mi lecho le claveacute
intreacutepidamente los ojos en el rostro y le presenteacute la rama bendita El espectro intentoacute
avanzar pero un poder maacutes fuerte que eacutel lo retuvo en el sitio Se detuvo
-iexclOh -murmuroacute- ella no duerme lo sabe todo
Pronuncioacute eacutel estas palabras en lengua moldava y sin embargo las comprendiacute yo como
si hubieran sido pronunciadas en lengua por miacute sabida
Estaacutebamos asiacute uno frente al otro el fantasma y yo sin que pudiera apartar mis miradas
de las suyas cuando con el rabillo del ojo vi a Gregoriska salir detraacutes del baldaquino
semejante al aacutengel exterminador y con la espada en el puntildeo Se hizo la sentildeal de la cruz
con la mano siniestra y avanzoacute lentamente con la espada tendida vuelta hacia el
fantasma eacuteste al ver al hermano desenvainoacute tambieacuten el sable soltando una horrible
carcajada pero apenas su sable tocoacute el hierro bendito el brazo le cayoacute inerte junto al
cuerpo Kostaki exhaloacute un suspiro de rabia y desesperacioacuten
-iquestQueacute quieres de miacute -preguntoacute al hermano
-En nombre del Dios verdadero y viviente -dijo Gregoriska- te conjuro a que respondas
-Habla -dijo el espectro rechinando los dientes
-iquestTe he tendido yo una emboscada
-No
-iquestTe he asaltado yo
-No
-Te he herido yo
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-No
-Te arrojaste tuacute mismo sobre mi espada y tuacute mismo corriste al encuentro de la muerte
Luego ante Dios y los hombres no soy culpable yo del delito de fratricidio luego no
has recibido una misioacuten divina sino infernal luego has salido de tu tumba no como una
sombra santa sino como un espectro maldito y volveraacutes a tu tumba
-iexclCon ella siacute -exclamoacute Kostaki haciendo un supremo esfuerzo para apoderarse de miacute
-iexclVolveraacutes allaacute solo -exclamoacute a su vez Gregoriska- Esta mujer me pertenece
Y al pronunciar tales palabras tocoacute con la punta del hierro bendito la llaga viva Kostaki
exhaloacute un grito como si le hubiera tocado una espada de fuego y llevaacutendose una mano
al pecho dio un paso atraacutes Al mismo tiempo Gregoriska con un movimiento que
pareciacutea coordinado con el del hermano dio un paso adelante entonces con los ojos
fijos en los ojos del muerto con la espada contra el pecho de su hermano comenzoacute una
marcha lenta terrible solemne Era algo semejante al pasaje de don Juan y el
comendador el espectro retrocediacutea bajo la presioacuten de la sacra espada bajo la voluntad
irresistible del campeoacuten de Dios que lo seguiacutea paso a paso sin pronunciar una palabra
ambos anhelantes ambos liacutevidos del rostro el vivo arrojando al muerto y obligaacutendolo
a abandonar el castillo su anterior morada para volver a la tumba su morada futura
Lo aseguro a fe miacutea iexclera cosa horrenda de verse Y sin embargo yo misma movida
por una fuerza superior invisible desconocida sin saber lo que haciacutea me levanteacute y los
seguiacute Bajamos la escalera iluminados soacutelo por las ardientes pupilas de Kostaki
Atravesamos la galeriacutea y el patio y luego traspusimos la puerta siempre con el mismo
paso medido el espectro retrocediendo Gregoriska con el brazo tendido yo detraacutes de
ellos
Esta marcha fantaacutestica duroacute una hora pues era necesario volver el cadaacutever a su tumba
pero en vez de seguir el camino acostumbrado Kostaki y Gregoriska atravesaron el
terreno en liacutenea recta cuidaacutendose poco de los obstaacuteculos que para ellos ya no existiacutean
ante ellos el suelo se allanaba los torrentes se secaban los aacuterboles se apartaban las
rocas se abriacutean El mismo milagro se operaba para miacute soacutelo que el cielo me pareciacutea todo
cubierto de un negro velo las lunas y las estrellas habiacutean desaparecido y en medio de
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las tinieblas soacutelo veiacutea resplandecer los ojos llameantes del vampiro Llegamos de tal
modo a Hango y pasamos a traveacutes del seto vivo de madrontildeos que serviacutea de cerco al
cementerio Apenas entrada distinguiacute entre las sombras la tumba de Kostaki junto a
la de su padre no sabiacutea que estuviera alliacute y sin embargo la reconociacute Nada me era
desconocido en aquella noche
Gregoriska se detuvo al borde de la fosa abierta
-Kostaki -dijo eacutel- aun no estaacute todo terminado para ti y una voz del cielo me avisa que
puede concebirse el perdoacuten si te arrepientes iquestprometes retornar a la tumba iquestno salir
de ella maacutes iquestconsagrar a Dios el culto que consagraste al infierno
-iexclNo -respondioacute Kostaki
-iquestTe arrepientes -preguntoacute Gregoriska
-iexclNo
-Por uacuteltima vez iquestte arrepientes
-iexclNo
-iexclBien Invoca la ayuda de Satanaacutes como invoco yo la de Dios y veremos quieacuten saldraacute
esta vez auacuten victorioso
Resonaron simultaacuteneamente dos gritos los hierros se cruzaron despidiendo centellas
y la lucha duroacute un minuto que me parecioacute un siglo Kostaki cayoacute vi alzarse la terrible
espada de su hermano introduciacutersela en el cuerpo y clavar ese cuerpo sobre la tierra
recieacuten removida Un uacuteltimo grito que nada teniacutea de humano se alzoacute por el aire Acudiacute
Gregoriska estaba en pie pero vacilante Le di apoyo con mis brazos
-iquestEstaacutes herido -le pregunteacute ansiosamente
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-No -me respondioacute- pero en tal duelo querida Edvige la lucha no la herida mata He
luchado con la muerte y a ella pertenezco
-Amigo amigo -exclameacute- aleacutejate de aquiacute y acaso vuelvas a la vida
-No eacutesta es mi tumba Edvige pero no perdamos tiempo toma un poco de esta tierra
impregnada de su sangre y apliacutecala a la mordedura que te hizo es el uacutenico medio que
puede preservarte en el porvenir de su horrendo amor
Obedeciacute temblando Me inclineacute para recoger aquella tierra sanguinosa y al doblarme
vi el cadaacutever clavado al suelo la espada bendita le atravesaba el corazoacuten y una sangre
oscura le brotaba abundante de la herida como si hubiera muerto en aquel momento
Amaseacute un poco de tierra con la sangre y apliqueacute a mi herida el espantoso talismaacuten
-Ahora mi adorada Edvige -dijo Gregoriska con voz semiapagada- escucha bien mi
uacuteltimo consejo Abandona el paiacutes apenas te sea posible Soacutelo la distancia es una
seguridad para ti El padre Basilio recibioacute hoy mi suprema voluntad y la cumpliraacute
iexclEdvige un beso iexclEl uacuteltimo el uacutenico beso iexclEdvige me muero
Y asiacute diciendo Gregoriska cayoacute junto al hermano
En cualquier otra circunstancia en medio de aquel cementerio cerca de aquella tumba
abierta con aquellos dos cadaacuteveres yaciendo uno junto al otro hubiera enloquecido
pero como dije ya Dios me habiacutea inspirado una fuerza igual a los acontecimientos de
los que eacutel me haciacutea no soacutelo testigo sino tambieacuten actriz Mientras miraba a mi alrededor
en busca de ayuda vi abrirse la puerta del monasterio y avanzar los monjes de a dos
conducidos por el padre Basilio llevando cirios ardientes y cantando las preces de
difuntos El padre Basilio habiacutea llegado haciacutea poco al convento y previendo lo
sucedido se dirigiacutea al cementerio con toda la congregacioacuten Me encontroacute viva cerca de
los dos muertos Una uacuteltima convulsioacuten habiacutea retorcido el rostro de Kostaki
Gregoriska en cambio estaba tranquilo y casi sonriente Fue sepultado como lo deseara
eacutel junto al hermano el cristiano junto al maldito Smeranda cuando tuvo noticia de la
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nueva desdicha quiso verme fue a buscarme al convento de Hango y supo de mis
labios cuanto habiacutea acontecido en aquella tremenda noche
Le referiacute todos los detalles de la fantaacutestica historia pero ella me escuchoacute como ya me
escuchara Gregoriska sin mostrar estupor ni espanto
-Edvige -me contestoacute ella despueacutes de un instante de silencio- por muy extrantildeo que sea
lo que me has narrado dijiste soacutelo la verdad La estirpe de los Brankovan estaacute maldita
hasta la tercera y cuarta generacioacuten porque un Brankovan matoacute a un sacerdote El
teacutermino de la maldicioacuten ha llegado pues tuacute aunque esposa eres virgen y en miacute se
extingue el linaje Si mi hijo te ha dejado en herencia un milloacuten toacutemalo Despueacutes de
mi muerte salvo los piacuteos legados que tengo la intencioacuten de hacer recibiraacutes el resto de
mis bienes Y ahora sigue el consejo de tu esposo Vuelve lo maacutes presto que puedas a
aquellas tierras donde Dios no permite que se cumplan tan horrendos prodigios No
necesito de nadie para llorar conmigo a mis hijos Mi dolor quiere soledad Adioacutes no
me tengas ya en cuenta Mi suerte futura me pertenece a miacute sola y a Dios
Y luego de besarme en la frente como de costumbre me dejoacute y fue a encerrarse en el
castillo de Brankovan
Ocho diacuteas despueacutes partiacute para Francia Como lo esperara Gregoriska mis noches no
fueron turbadas ya por el terrible fantasma Se restablecioacute mi salud y de aquel suceso
no me quedoacute otro recuerdo fuera de esta palidez mortal que suele acompantildear hasta la
tumba a toda humana criatura que haya sufrido el beso de un vampiro
________________
1 Parihuelas Utensilio para transportar cosas entre dos personas formado por dos
barras horizontales entre las que estaacute fijada una plataforma o cajoacuten Camilla cama
portaacutetil
2 Boj Arbusto de tallos ramosos con pequentildeas hojas ovales muy utilizado como
planta de jardiacuten y cuya madera es apreciada por su dureza
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entre los amigos o los servidores La cena fue triste Kostaki no me dirigioacute nunca la
palabra si bien su hermano tuvo siempre la atencioacuten de hablarme en franceacutes La madre
me ofreciacutea de todo con sus propias manos con ese ademaacuten solemne que le era natural
Gregoriska habiacutea dicho la verdad era una verdadera princesa Luego de la cena
Gregoriska se acercoacute a su madre y le explicoacute en lengua moldava el deseo que yo debiacutea
tener de estar sola y cuaacuten necesario me seriacutea el reposo despueacutes de las emociones de
aquella jornada Smeranda hizo un gesto de aprobacioacuten me tendioacute la mano me besoacute
en la frente como lo hubiera hecho con una hija suya y me deseoacute buena noche en su
castillo Gregoriska no se habiacutea engantildeado yo ansiaba ardientemente aquel instante de
soledad Agradeciacute por eso a la princesa quien me condujo hasta la puerta donde me
esperaban las dos mujeres que antes ya me acompantildearan en mi caacutemara Saludado que
hube a la madre y a los dos hijos volviacute a mi aposento de donde saliera una hora antes
El sofaacute estaba transformado en lecho Otros cambios no se habiacutean hecho Agradeciacute a
las mujeres les hice comprender que me desvestiriacutea sola y ellas salieron en seguida
con mil testimonios de respeto que queriacutean significar tener oacuterdenes de obedecerme en
todo y por todo Quedeacute sola en aquella inmensa caacutemara que mi candela podiacutea alumbrar
apenas en parte Era un singular juego de luces una especie de lucha entre el resplandor
treacutemulo de mi cirio y los rayos de la luna que pasaban a traveacutes de la ventana sin
cortinados Ademaacutes de la puerta por la que entrara y que caiacutea sobre la escalera habiacutean
otras dos en la caacutemara pero sus gruesos cerrojos que se cerraban por dentro bastaban
para tranquilizarme Mireacute la puerta de entrada tambieacuten ella teniacutea medios de defensa
Abriacute la ventana daba sobre un abismo Comprendiacute que Gregoriska habiacutea elegido
aquella caacutemara calculadamente De vuelta por fin a mi sofaacute encontreacute sobre una mesita
puesta junto a la cabecera una tarjeta doblada La abriacute y leiacute en polaco Duerme
tranquila nada tienes que temer mientras permanezcas en el interior del castillo
Seguiacute el buen consejo y como el cansancio venciacutea sobre las preocupaciones que me
teniacutean desazonada me acosteacute y en seguida me dormiacute
Desde aquel momento quedaba fijada mi permanencia en el castillo y teniacutea principio
el drama que voy a narrarles
Los dos hermanos se enamoraron de miacute cada uno seguacuten su iacutendole Kostaki me confesoacute
de improviso al diacutea siguiente que me amaba y declaroacute que seriacutea suya y no de otro y
que me matariacutea antes que cederme a quienquiera que fuese Gregoriska no me dijo
nada pero se mostroacute lleno de amor y de consideraciones conmigo Para complacerme
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puso en praacutectica todos los medios de su refinada educacioacuten todos los recuerdos de una
juventud transcurrida en la maacutes nobles Cortes de Europa iexclAy No era cosa tan difiacutecil
pues ya el primer sonido de su voz me habiacutea acariciado el alma y ya su primera mirada
me habiacutea serenado el corazoacuten Al cabo de tres meses Kostaki me habiacutea repetido cien
veces que me amaba y yo lo odiaba Gregoriska auacuten no me habiacutea dicho una palabra de
amor y yo sentiacutea que cuando eacutel lo deseara seriacutea toda suya
Kostaki habiacutea renunciado a sus incursiones Encerrado siempre en el castillo habiacutea
cedido momentaacuteneamente el mando a un lugarteniente quien de cuando en cuando
veniacutea a pedirle oacuterdenes y en seguida desapareciacutea Tambieacuten Smeranda habiacutea concebido
por miacute una amistad apasionada cuyas expresiones me causaban temor Protegiacutea ella
visiblemente a Kostaki y pareciacutea celosa de miacute maacutes auacuten de lo que eacutel lo fuera Pero como
no hablaba polaco ni franceacutes y yo no comprendiacutea el moldavo ella no teniacutea modo de
insistir ante miacute en favor de su hijo predilecto Habiacutea sin embargo aprendido a decir en
franceacutes unas palabras que me repetiacutea siempre cuando posaba sus labios en mi frente
-iexclKostaki ama a Edvige
Un diacutea recibiacute una noticia horrible que colmoacute mi desventura Los cuatro hombres
sobrevivientes del combate habiacutean sido puestos en libertad y regresado a Polonia
prometiendo que uno de ellos antes de que pasaran tres meses volveriacutea para darme
noticias de mi padre En efecto una mantildeana se presentoacute de nuevo uno de ellos Nuestro
castillo habiacutea sido tomado incendiado destruido y mi padre se habiacutea hecho matar
defendieacutendolo En adelante estaba sola en el mundo Kostaki redobloacute sus insinuaciones
y Smeranda sus ternuras pero esta vez aduje como pretexto mi duelo por la muerte de
mi padre Kostaki insistioacute diciendo que cuanto maacutes sola me encontraba tanto maacutes
necesidad teniacutea de apoyo y su madre insistioacute al par y acaso maacutes que eacutel
Gregoriska me habiacutea hablado del poder que los moldavos tienen sobre siacute mismos
cuando no quieren que otros lean en su corazoacuten Eacutel era un vivo ejemplo de ello Estaba
seguriacutesima de su amor y sin embargo si alguien me hubiera preguntado en queacute prueba
se fundaba tal certidumbre me habriacutea sido imposible decirlo nadie en el castillo habiacutea
visto nunca que su mano tocara la miacutea o que sus ojos buscaran los miacuteos Soacutelo los celos
podiacutean hacer clara a Kostaki la rivalidad del hermano como soacutelo el amor que
alimentaba yo por Gregoriska podiacutea hacerme claro su amor Sin embargo lo confieso
me inquietaba mucho aquel poder de Gregoriska sobre siacute mismo Yo teniacutea fe en eacutel pero
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no bastaba necesitaba ser convencida cuando he aquiacute que una noche de vuelta apenas
en mi caacutemara oiacute golpear levemente a una de las dos puertas que se cerraban por dentro
Por el modo de golpear adivineacute que era una llamada amiga Me acerqueacute preguntando
quieacuten estaba alliacute
-Gregoriska -contestoacute una voz cuyo acento no podiacutea engantildearme
-iquestQueacute quereacuteis de miacute -le pregunteacute toda temblorosa
-Si tienes fe en miacute -dijo Gregoriska- si me crees hombre de honor iquestme permites una
pregunta
-iquestCuaacutel
-Apaga la luz como si te hubierais acostado y de aquiacute en media hora aacutebreme esta
puerta
-Vuelve dentro de media hora -fue mi uacutenica respuesta
Apagueacute la luz y aguardeacute El corazoacuten me palpitaba con violencia pues comprendiacutea que
se trataba de un hecho importante Transcurrioacute la media hora oiacute golpear maacutes levemente
auacuten que la primera vez Durante el intervalo habiacutea descorrido los cerrojos no me
quedaba pues sino abrir la puerta Gregoriska entroacute y sin que me dijera cerreacute la puerta
tras eacutel y echeacute los cerrojos Eacutel permanecioacute un instante mudo e inmoacutevil imponieacutendome
silencio con el gesto Luego cuando estuvo seguro de que ninguacuten peligro nos
amenazaba por el momento me llevoacute al centro de la vasta caacutemara y sintiendo por mi
temblor que no habriacutea podido sostenerme de pie me buscoacute una silla Me senteacute o maacutes
bien me dejeacute caer sobre el asiento
-iexclDios miacuteo -le dije- iquestqueacute hay de nuevo o por queacute tantas precauciones
-Porque mi vida que no contariacutea para nada y acaso tambieacuten la tuya dependen de la
conversacioacuten que tendremos
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Amedrentada le aferreacute una mano Se la llevoacute eacutel a los labios miraacutendome como si
quisiera pedir excusas por tanta audacia Bajeacute yo los ojos era un taacutecito consentimiento
-Yo te amo -me dijo con aquella voz melodiosa como un canto- iquestme amas tuacute
-Siacute -le respondiacute
-iquestY consentiriacuteas en ser mi mujer
Llevoacute la mano a la frente con profunda expresioacuten de felicidad
-Siacute
-Entonces iquestno rehusaraacutes seguirme
-Te seguireacute doquiera
-Pues comprenderaacutes bien que no podemos ser felices sino huyendo de estos lugares
-iexclOh siacute Huyamos -exclameacute
-iexclSilencio -dijo eacutel estremecieacutendose- iexclSilencio
-Tienes razoacuten
Y me le acerqueacute toda tremante
-Escucha lo que he hecho -continuoacute Gregoriska- escucha por queacute he estado tanto
tiempo sin confesarte que te amaba Queriacutea yo cuando estuviera seguro de tu amor
que nadie pudiera oponerse a nuestra unioacuten Yo soy rico querida Edvige
inmensamente rico pero como lo son los sentildeores moldavos rico en tierras en ganados
en servidores Ahora bien he vendido por un milloacuten tierras rebantildeos y campesinos al
monasterio de Hango Me han dado trescientos mil francos en muchas piedras
preciosas cien mil francos en oro el resto en letras de cambio sobre Viena iquestTe bastaraacute
un milloacuten
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Le apreteacute la mano
-Me hubiera bastado tu amor Gregoriska juacutezgalo tuacute
-iexclBien Escucha mantildeana voy al monasterio de Hango para tomar mis uacuteltimas
disposiciones con el superior Eacutel me tiene listos caballos que nos esperaraacuten de las nueve
de la mantildeana en adelante ocultos a cien pasos de castillo Despueacutes de la cena subiraacute
de nuevo como hoy a tu caacutemara como hoy apagaraacutes la luz como hoy entrareacute yo en tu
aposento Pero mantildeana en vez de salir solo tuacute me seguiraacutes saldremos por la puerta que
da sobre los campos encontraremos los caballos montaremos y pasado mantildeana por
la mantildeana habremos recorrido treinta leguas
-iexclOh iexclPor queacute no seraacute ya pasado mantildeana
-iexclQuerida Edvige
Gregoriska me apretoacute sobre el corazoacuten y nuestros labios se encontraron iexclOh Lo habiacutea
dicho eacutel yo habiacutea abierto la puerta de mi caacutemara a un hombre de honor pero
comprendioacute bien que si no le perteneciacutea en cuerpo le perteneciacutea en alma Transcurrioacute
la noche sin que pudiera cerrar los ojos Me veiacutea huir con Gregoriska me sentiacutea
transportada por eacutel como ya lo habiacutea sido por Kostaki soacutelo que aquella carrera terrible
espantable fuacutenebre se trocaba ahora en un apuro suave y delicioso al que la velocidad
del movimiento agregaba deleite pues tambieacuten el movimiento veloz tiene un deleite
propio Nacioacute el diacutea Bajeacute Me parecioacute que el ademaacuten con que me saludoacute Kostaki era
auacuten maacutes teacutetrico que de costumbre Su sonrisa era iroacutenica y amenazadora Smeranda no
me parecioacute cambiada Durante la colacioacuten Gregoriska ordenoacute sus caballos Pareciacutea que
Kostaki no pusiera ni la miacutenima atencioacuten en aquella orden Hacia las once Gregoriska
nos saludoacute anunciando que estariacutea de regreso recieacuten a la noche y rogando a su madre
que no lo esperase a cenar despueacutes se volvioacute hacia miacute y me rogoacute quisiera admitir sus
excusas
Salioacute La mirada de su hermano lo siguioacute hasta cuando dejoacute la caacutemara y en ese
momento le brotoacute de los ojos un tal relaacutempago de odio que me estremeciacute Pueden
imaginarse con queacute inquietud paseacute aquel diacutea A nadie habiacutea confiado nuestros
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designios a duras penas le hableacute a Dios de ello en mis plegarias y me pareciacutea que
todos los conocieran que cada mirada puesta en miacute pudiera penetrar y leer en lo iacutentimo
de mi corazoacuten La cena fue un suplicio hosco y taciturno Kostaki por costumbre
hablaba raramente esta vez no dijo maacutes que dos o tres palabras en moldavo a su madre
y siempre con tal acento que haciacutea estremecer Cuando me levanteacute para subir a mi
aposento Smeranda como de ordinario me abrazoacute y al abrazarme repitioacute aquella frase
que desde ya ocho diacuteas no le saliera de la boca iexclKostaki ama a Edvige
Esta frase me siguioacute como una amenaza hasta mi caacutemara y aun alliacute me pareciacutea que una
voz fatal me susurrase al oiacutedo iexclKostaki ama a Edvige Ahora el amor de Kostaki me
lo habiacutea dicho Gregoriska equivaliacutea a la muerte Hacia las siete de la noche vi a Kostaki
atravesar el patio Se volvioacute para verme pero me aparteacute para que no pudiera
descubrirme Estaba inquieta pues por cuanto podiacutea yo ver desde mi ventana me
pareciacutea que eacutel iba directamente hacia la caballeriza Me arriesgueacute a correr los cerrojos
de una de las puertas internas de mi caacutemara y pasar a la caacutemara vecina desde donde
podiacutea ver todo lo que eacutel estaba por hacer Se dirigiacutea en efecto hacia la caballeriza y
cuando hubo llegado a ella sacoacute eacutel mismo su caballo favorito ensillaacutendolo de su propia
mano con el cuidado de un hombre que da la mayor importancia a cada detalle Vestiacutea
el mismo traje que cuando se me apareciera la vez primera pero no llevaba otra arma
que el sable Cuando hubo ensillado el caballo miroacute otra vez hacia la ventana de mi
caacutemara No habieacutendome visto saltoacute sobre la silla se hizo abrir la misma puerta por la
que saliera y debiacutea volver su hermano y se alejoacute a todo galope en direccioacuten del
monasterio de Hango Se me apretoacute entonces terriblemente el corazoacuten un fatal
presentimiento me deciacutea que Kostaki iba al encuentro de su hermano Estuve en la
ventana hasta cuando pude distinguir el camino que a un cuarto de legua de distancia
del castillo haciacutea un recodo a la izquierda y se perdiacutea en el comienzo de un bosque
Pero la noche se tornaba cada vez maacutes cerrada y pronto no pude distinguir maacutes el
camino
Me quedeacute todaviacutea
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Finalmente la inquietud que me atormentaba renovoacute precisamente por exceso mis
fuerzas y pues las primeras noticias de uno o de otro hermano debiacutean llegarme en la
sala inferior bajeacute
Mireacute ante todo Smeranda En la tranquilidad de su rostro advertiacute que no teniacutea ninguna
aprensioacuten daba oacuterdenes para la acostumbrada cena y los cubiertos de los hermanos
estaban en los lugares habituales No me atreviacute a interrogar a nadie Por otra parte iquesta
quieacuten hubiera podido dirigirme En el castillo ninguno excepto Kostaki y Gregoriska
hablaban las dos lenguas que yo sabiacutea Me sobresaltaba al miacutenimo rumor Por
costumbre nos poniacuteamos a la mesa a las nueve
Habiacutea bajado a la sala a las ocho y media y seguiacutea con la mirada la aguja de los
minutos cuyo avance era casi visible sobre el amplio cuadrante del reloj La viajera
aguja transitoacute la distancia que nos separaba del cuarto de hora
El cuarto golpeoacute y las vibraciones resonaron profundas y tristes en seguida la aguja
continuoacute su girar silencioso y la vi recorrer de nuevo la distancia con la regularidad y
la lentitud de la punta de un compaacutes Algunos minutos antes de dar las nueve me
parecioacute oiacuter el pataleo de un caballo en el patio Lo oyoacute tambieacuten Smeranda y volvioacute el
rostro hacia la ventana pero la noche era demasiado oscura para poder distinguir objeto
alguno iexclOh Si me hubiera mirado en aquel momento cuaacuten presto habriacutea adivinado lo
que pasaba en mi corazoacuten
Se habiacutea oiacutedo el patalear de un solo caballo y era cosa muy natural pues estaba yo
bien segura de que habriacutea regresado un solo caballero iquestPero cuaacutel Resonaron algunos
pasos en la antecaacutemara pasos lentos como los de un hombre que camina hesitando
cada uno de ellos me pareciacutea transitarme el corazoacuten La puerta se abrioacute y en la
oscuridad vi delinearse una sombra
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La sombra se detuvo un instante en la puerta el corazoacuten se me quedoacute en suspenso La
sombra avanzoacute y a medida que entraba en el ciacuterculo de la luz recobraba yo el aliento
Reconociacute a Gregoriska Algunos momentos maacutes y el corazoacuten se me quebraba
Reconociacute a Gregoriska pero estaba paacutelido como un cadaacutever Con soacutelo verle se podiacutea
adivinar que habiacutea acontecido algo terrible
-iquestEres tuacute Kostaki -preguntoacute Smeranda
-No madre miacutea -contestoacute Gregoriska con sorda voz
-iexclAh al fin -dijo ella- iquesty desde cuaacutendo acaacute toca a tu madre esperarte
-Madre miacutea -dijo Gregoriska mirando la peacutendola- apenas son las nueve
Y efectivamente en ese mismo momento sonaron las nueve
-Es verdad -dijo Smeranda- iquestDoacutende estaacute tu hermano
A pesar miacuteo se presentoacute en mi mente el pensamiento de que Dios habiacutea hecho la misma
pregunta a Caiacuten Gregoriska no contestoacute
-iquestNadie ha visto hasta ahora a Kostaki -preguntoacute Smeranda
El vatar o sea el mayordomo fue a informarse
-Hacia las siete -dijo eacutel de regreso- el conde ha estado en las caballerizas ha ensillado
con propia mano su caballo y ha partido por el camino de Hango
En ese instante mis ojos se encontraron con los de Gregoriska No seacute si fue realidad o
alucinacioacuten pero me parecioacute notar una gota de sangre en medio de su frente Me lleveacute
lentamente el dedo a la frente indicando el punto donde creiacutea yo ver aquella mancha
Gregoriska me comprendioacute sacoacute el pantildeuelo y se secoacute
-Siacute siacute -murmuroacute Smeranda- habraacute encontrado alguacuten lobo u oso y se habraacute entretenido
en perseguirlo He aquiacute por queacute un hijo hace esperar a su madre iquestDoacutende le has dejado
Gregoriska
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-Madre miacutea -respondioacute eacuteste con voz conmovida pero firme- mi hermano y yo no hemos
salido juntos
-Bien -dijo Smeranda- Vamos a la mesa cada uno poacutengase en su lugar y luego
cieacuterrense las puertas quien esteacute afuera dormiraacute afuera
Las dos primeras partes de estas oacuterdenes fueron estrictamente ejecutadas Smeranda
se puso en su lugar Gregoriska se sentoacute a su diestra yo a su siniestra Despueacutes los
servidores salieron para cumplir la tercera parte de las oacuterdenes es decir para cerrar las
puertas del castillo En ese momento mismo se escuchoacute un gran estreacutepito en el patio y
un servidor entroacute espantado diciendo
-Princesa ha entrado en este instante al patio el caballo del conde Kostaki solo y por
entero cubierto de sangre
-iexclOh -murmuroacute Smeranda levantaacutendose paacutelida y amenazadora- de tal modo volvioacute una
noche al castillo el caballo de su padre
Dirigioacute una mirada a Gregoriska no estaba paacutelido ya estaba liacutevido El caballo del
conde Koproli en efecto habiacutea regresado una noche al castillo todo manchado de
sangre y una hora despueacutes los servidores encontraron y trajeron el cuerpo del amo
cubierto de heridas Smeranda tomoacute una antorcha de manos de un criado se acercoacute a
la puerta y abrieacutendola bajoacute al patio El caballo espantado era retenido trabajosamente
por tres o cuatro servidores que haciacutean toda clase de esfuerzos para tranquilizarlo
Smeranda se aproximoacute al animal examinoacute la sangre que cubriacutea la silla y vio una herida
en su testuz
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-Kostaki fue muerto de frente -dijo ella- en duelo y por un solo enemigo Busquen su
cuerpo hijos miacuteos maacutes tarde buscaremos al homicida
Asiacute como el caballo habiacutea entrado por la puerta de Hango todos los servidores se
precipitaron afuera por ella y se vieron sus antorchas perderse en la campintildea y entrar
en lo profundo del bosque como en una hermosa noche de estiacuteo se ven centellear las
lucieacuternagas en la llanura de Niza o de Pisa
Smeranda como si hubiera estado segura de que la buacutesqueda no durariacutea mucho
aguardoacute enhiesta en la puerta Ni una laacutegrima humedeciacutea las mejillas de aquella madre
desolada sin embargo se veiacutea que la desesperacioacuten rugiacutea tempestuosa en lo profundo
de su corazoacuten Gregoriska estaba detraacutes de ella y yo cerca de Gregoriska Al
abandonar la sala parecioacute querer ofrecerme su brazo pero no se habiacutea atrevido a
hacerlo De ahiacute en cerca de un cuarto de hora se vio aparecer en el recodo del camino
una antorcha luego una segunda una tercera y finalmente se distinguieron todas Soacutelo
que ahora en vez de dispersarse estaban agrupadas en torno a un centro comuacuten Ese
centro era como bien pronto se pudo advertir unas parihuelas1 con un hombre tendido
sobre ellas El fuacutenebre cortejo avanzaba lentamente pero al cabo de diez minutos
quienes lo llevaban se descubrieron instintivamente la cabeza y taciturnos entraron en
el patio donde fue depositado el cuerpo Entonces con un majestuoso gesto Smeranda
ordenoacute que se le abriera paso y acercaacutendose al cadaacutever puso una rodilla en tierra ante
eacutel apartoacute los cabellos que le formaban un velo sobre el rostro y estuvo contemplaacutendolo
largamente sin derramar una laacutegrima Le abrioacute luego la vestimenta moldava y apartoacute
camisa ensangrentada La herida se hallaba en la parte diestra del pecho Debiacutea haber
sido hecha con una hoja recta y de dos filos Recordeacute haber visto esa mantildeana misma al
costado de Gregoriska el largo cuchillo de caza que serviacutea de bayoneta a su carabina
Busqueacute con los ojos el arma no estaba ya alliacute Smeranda se hizo llevar agua mojoacute en
ella su pantildeuelo y lavoacute la llaga Una sangre pura y tibia todaviacutea enrojecioacute los labios de
la herida El espectaacuteculo que teniacutea bajo los ojos era a un tiempo atroz y sublime
Aquella vasta caacutemara ahumada por las antorchas de resina aquellos rostros baacuterbaros
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aquellos ojos centelleantes de ferocidad aquellos ropajes singulares aquella madre
que a la vista de la sangre aun caacutelida calculaba cuaacutento tiempo haciacutea que la muerte
arrebatara a su hijo aquel profundo silencio interrumpido soacutelo por los sollozos de los
bandidos cuyo jefe era Kostaki todo eso repito teniacutea en siacute algo de atroz y de sublime
Smeranda acercoacute sus labios a la frente de su hijo y se levantoacute en seguida echaacutendose
a las espaldas las largas trenzas de blancos cabellos que se le habiacutean desunido
-iexclGregoriska ndashdijo
Gregoriska se estremecioacute sacudioacute la cabeza y saliendo de su atoniacutea
-Madre miacutea -respondioacute
-Ven aquiacute hijo miacuteo y escuacutechame
Gregoriska obedecioacute temblando pero obedecioacute
A medida que se aproximaba al cuerpo de Kostaki la sangre brotaba de la herida maacutes
abundante y maacutes roja Afortunadamente Smeranda no miraba maacutes hacia aquel lado
pues a la vista de aquella sangre no habriacutea tenido ya necesidad de buscar el asesino
-Gregoriska -dijo ella- bien seacute que Kostaki y tuacute no se miraban con buenos ojos bien seacute
que tuacute eres un Waivady por parte de tu padre y eacutel un Koproli por parte del suyo pero
por parte de madre son ambos de la sangre de los Brankovan Seacute que tuacute eres un hombre
de ciudad occidental y eacutel un hijo de las montantildeas orientales pero por el seno que los
llevoacute a ambos son hermanos iexclPues bien Gregoriska quiero saber si mi hijo seraacute
llevado a yacer junto a la tumba de su padre sin que haya sido pronunciado el
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juramento si yo en fin podreacute llorar tranquila como mujer descansando en ti vale decir
en un hombre para el castigo
-Dime sentildeora el nombre del homicida y ordena te juro que dentro de una hora si tuacute
lo exiges habraacute dejado de vivir
-iquestJuras so pena de mi maldicioacuten lo has entendido hijo miacuteo iquestJuras que el asesino
moriraacute que no dejaraacutes piedra sobre piedra de su casa que su madre sus hijos sus
hermanos su mujer o su prometida pereceraacuten por tu mano Juacuteralo y al jurarlo invoca
sobre ti la coacutelera celeste si faltas a la sacra promesa Si faltas a esta sacra promesa
padeceraacutes la miseria la execracioacuten de los amigos la maldicioacuten de tu madre
Gregoriska extendioacute la mano sobre el cadaacutever y
-iexclJuro que el asesino moriraacute -dijo
A aquel singular juramento cuyo verdadero sentido yo sola y el muerto quizaacute podiacuteamos
comprender vi o creiacute ver cumplirse un horrendo prodigio Los ojos del cadaacutever se
abrieron se fijaron sobre miacute maacutes vivos cual nunca los viera y como si aquella mirada
hubiera sido palpable sentiacute penetrarme hasta el corazoacuten un hierro candente No resistiacute
tanto dolor y me desvaneciacute
Cuando recobreacute los sentidos me encontreacute acostada sobre el lecho de mi caacutemara una de
las dos mujeres velaba cerca de miacute Pregunteacute doacutende estaba Smeranda me fue
contestado que velaba junto al cuerpo de su hijo Pregunteacute doacutende estaba Gregoriska se
me dijo que en el monasterio de Hango
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Ahora no era preciso huir iquestno habiacutea muerto Kostaki No se debiacutea ya hablar de boda
iquestpodiacutea yo casarme con el fratricida Transcurrieron asiacute tres diacuteas y tres noches en medio
de extrantildeos suentildeos En la vigilia y en el suentildeo veiacutea siempre aquellos dos ojos vivos en
ese rostro de muerto era una visioacuten horrenda Kostaki debiacutea ser sepultado al tercer diacutea
Por la mantildeana me fue traiacutedo de parte de Smeranda un vestido completo de viuda Me
lo puse y bajeacute La casa pareciacutea vaciacutea todos estaban en la capilla Me encamineacute hacia
ella y al tiempo que trasponiacutea su umbral vino a mi encuentro Smeranda a quien no
habiacutea visto desde hacia tres diacuteas
Se hubiera dicho que era la imagen del Dolor Con lento movimiento como el de una
estatua posoacute sobre mi frente sus helados labios y con voz que pareciacutea salir ya de la
tumba pronuncioacute las habituales palabras iexclKostaki te ama No se pueden imaginar
el efecto que produjeron en miacute aquellas palabras Esa protesta de amor expresada en
presente en vez de en pasado que deciacutea te ama y no ya te amaba ese amor de
ultratumba que veniacutea a buscarme en la vida hizo sobre mi corazoacuten una impresioacuten
terrible Al mismo tiempo se apoderaba de miacute un extrantildeo sentimiento tal como si fuera
verdaderamente la mujer de aquel que habiacutea muerto no la prometida del vivo Aquel
atauacuted me atraiacutea a mi pesar dolorosamente como la sierpe atrae al pajarillo por ella
fascinado
Busqueacute con los ojos a Gregoriska lo vi paacutelido y enhiesto contra una columna miraba
hacia lo alto No seacute decir si me vio Los monjes del convento de Hango rodeaban el
cuerpo cantando salmos del rito griego a veces armoniosos con frecuencia monoacutetonos
Tambieacuten yo hubiera querido orar pero la plegaria expiraba en mis labios mi mente
estaba tan confusa que me pareciacutea antes bien presenciar un consistorio de demonios
que una reunioacuten de monjes Cuando fue sacado el cuerpo de alliacute quise seguirlo pero
desfallecieron mis fuerzas Sentiacute doblaacuterseme las piernas y me apoyeacute en la puerta
Entonces Smeranda se me acercoacute e hizo una sentildea a Gregoriska Este se aproximoacute
Smeranda me habloacute en moldavo
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-Mi madre me ordena repetirte palabra por palabra lo que va a decir -me expresoacute
Gregoriska
Smeranda habloacute de nuevo cuando hubo terminado
-He aquiacute las palabras de mi madre -dijo eacutel- Lloras a mi hijo Edvige tu lo amabas
iquestverdad Te agradezco las laacutegrimas y tu amor de ahora en adelante tienes una patria
una madre una familia Derramemos las muchas laacutegrimas debidas a los muertos luego
seamos de nuevo dignas ambas de aquel que ya no es iexclyo su madre tuacute su mujer
Adioacutes vuelve a tu caacutemara yo acompantildeareacute a mi hijo hasta su uacuteltima morada cuando
regrese me encerrareacute en mi estancia con mi dolor y me volveraacutes a ver soacutelo cuando lo
haya vencido estate tranquila matareacute este dolor porque no quiero que me mate a miacute
A estas palabras de Smeranda traducidas por Gregoriska no pude responder sino con
un gemido Subiacute a mi caacutemara el fuacutenebre cortejo se alejoacute y lo vi desaparecer en el
aacutengulo del camino El convento de Hango estaba a soacutelo media legua de distancia del
castillo en liacutenea recta pero los obstaacuteculos del suelo haciacutean dar muchas vueltas al
camino de modo que se empleaban dos horas en recorrer aquel espacio Era el mes de
noviembre Las jornadas se habiacutean tornado friacuteas y breves y a las cinco ya era noche
oscura Hacia las siete vi reaparecer las antorchas el cortejo fuacutenebre habiacutea regresado
El cadaacutever reposaba en la tumba de sus padres todo estaba concluido
Les dije ya en queacute singular pesadilla viviacutea presa luego del fatal suceso que nos
sumergiera a todos en el duelo y sobre todo despueacutes que viera reabrirse y fijarse sobre
miacute los ojos cerrados del muerto La noche que siguioacute oprimida por las emociones
experimentadas durante el diacutea estaba auacuten maacutes triste Escuchaba sonar todas las horas
del reloj del castillo y a medida que el tiempo fugitivo me acercaba al momento en
que habiacutea muerto Kostaki me sentiacutea cada vez maacutes desconsolada Sonaron las nueve
menos cuarto Entonces se apoderoacute de miacute una extrantildea sensacioacuten Me corriacutea por todo el
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cuerpo un terror un estremecimiento que me helaba luego una especie de suentildeo
invencible entorpeciacutea mis sentidos me oprimiacutea el pecho y me velaba los ojos Tendiacute
el brazo y fui a caer de espaldas sobre el lecho Sin embargo no habiacutea perdido
totalmente los sentidos como para que no pudiera oiacuter como unos pasos acercaacutendose a
mi puerta despueacutes me parecioacute abrirse la puerta en seguida no vi ni escucheacute maacutes nada
Soacutelo sentiacute un vivo dolor en el cuello Luego de lo cual caiacute en profundo letargo
Me desperteacute a medianoche mi laacutempara ardiacutea auacuten intenteacute levantarme pero estaba tan
deacutebil que hube de repetir la tentativa dos veces Finalmente logreacute superar mi debilidad
y como despierta sentiacutea en el cuello el mismo dolor que experimentara en el suentildeo me
arrastreacute apoyaacutendome en el muro hasta el espejo y mireacute Algo que semejaba la
punzadura de un alfiler marcaba la arteria de mi cuello Creiacute que alguacuten insecto me
hubiera picado durante el suentildeo y como me sentiacutea abatida por la extenuacioacuten me
acosteacute de nuevo y me dormiacute A la mantildeana me desperteacute como de costumbre pero
entonces sentiacute una tal debilidad como la experimentara soacutelo una vez en mi vida a la
mantildeana siguiente de un diacutea en que fuera sangrada Me mireacute en el espejo y me sorprendiacute
de mi extraordinaria palidez La jornada transcurrioacute triste y oscura experimentaba yo
una cosa singular cuando me encontraba en un lugar sentiacutea necesidad de quedarme
alliacute cualquier cambio de posicioacuten me fatigaba
Llegada la noche me trajeron la laacutempara mis mujeres seguacuten podiacutea yo comprender por
sus gestos se ofrecieron a quedarse conmigo Se lo agradeciacute y salieron A la misma
hora que la noche precedente experimenteacute los mismos siacutentomas Quise levantarme
entonces y pedir ayuda pero no pude llegar a la salida Oiacute vagamente dar las nueve
menos cuarto los pasos resonaron se abrioacute la puerta pero yo no veiacutea ni escuchaba
nada y como la noche anterior caiacute de espaldas sobre el lecho Como el diacutea anterior
experimenteacute un dolor en el mismo sitio Como el diacutea anterior me desperteacute a
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medianoche pero maacutes paacutelida y maacutes deacutebil auacuten Al diacutea siguiente se renovoacute la horrible
pesadilla
Estaba decidida a bajar a la estancia de Smeranda por muy deacutebil que me sintiera
cuando entroacute en la caacutemara una de mis mujeres y pronuncioacute el nombre de Gregoriska
El joven la seguiacutea Intenteacute levantarme para recibirle pero volviacute a caer en mi silloacuten Eacutel
dio un grito al verme y quiso lanzarse hacia miacute pero tuve la fuerza de tender el brazo
hacia eacutel
-iquestQueacute vienes a hacer aquiacute -le pregunteacute
-iexclAy -dijo eacutel- iexclveniacutea a decirte adioacutes A decirte que abandono este mundo que me es
insoportable sin tu amor y tu presencia a anunciarte que me retiro al monasterio de
Hango
-Gregoriska -le respondiacute- estaacutes privado de mi presencias pero no de mi amor iexclAy Te
amo siempre y mi mayor pena es que este amor sea en adelante casi un delito
-Entonces iquestpuedo esperar que rogaraacutes por miacute Edvige
-Siacute pero no lo podreacute hacer por largo tiempo -repliqueacute yo con una sonrisa
-iquestPor queacute no Pero en verdad te veo muy abatida Dime iquestqueacute tienes iquestPor queacute tan
paacutelida
-Porque Dios tiene ciertamente piedad de miacute y a eacutel me llama
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
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Gregoriska se me acercoacute me tomoacute una mano que no tuve fuerza de sustraerle
miraacutendome fijo al rostro
-Esa palidez no es natural Edvige -me dijo- iquestcuaacutel es la causa
-Si te la dijera Gregoriska creeriacuteas que estoy loca
-No no habla Edvige te lo suplico estamos en un paiacutes que no se parece a ninguacuten otro
paiacutes en una familia que no se asemeja a ninguna otra familia Dime diacutemelo todo te lo
encarezco
Se lo narreacute todo la extrantildea alucinacioacuten que me poseiacutea a la hora en que Kostaki debioacute
morir ese terror ese letargo ese friacuteo glacial esa postracioacuten que me haciacutea caer de
espaldas sobre el lecho ese ruido de pasos que me pareciacutea oiacuter esa puerta que creiacutea ver
abrirse y finalmente ese agudo dolor en el cuello seguido de una palidez y de una
debilidad siempre crecientes Creiacutea yo que mi relato pareceriacutea a Gregoriska un
comienzo de locura y lo terminaba con una cierta timidez cuando por el contrario
advertiacute que me prestaba gran atencioacuten
Cuando hube terminado de hablar Gregoriska reflexionoacute un instante
-iquestDe manera -preguntoacute eacutel- que te duermes cada noche a las nueve menos cuarto
-Siacute por muchos que sean los esfuerzos que haga para resistir al suentildeo
-iquestY a esa misma hora crees ver abrirse la puerta
-Siacute aunque eche el cerrojo
-iquestY luego experimentas un agudo dolor en el cuello
-Siacute aunque sea apenas visible la sentildeal de la herida
-iquestMe permites ver
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Dobleacute la cabeza hacia atraacutes Examinoacute eacutel la cicatriz
-Edvige -dijo Gregoriska despueacutes de un momento de reflexioacuten- iquesttienes confianza en
miacute
-iquestMe lo preguntas -contesteacute
-iquestCrees en mi palabra
-Como creo en el Evangelio
-iexclBien Edvige por mi fe te juro que no tienes ocho diacuteas de vida si no aceptas hacer
hoy mismo lo que voy a decirte
-iquestY si consiento
-Si consientes quizaacutes te salves
-iquestQuizaacutes -eacutel se calloacute- Suceda lo que fuere Gregoriska -continueacute diciendo yo- hareacute
cuanto me ordenes hacer
-Escucha entonces -dijo eacutel- y ante todo no te espantes En tu paiacutes como en Hungriacutea y
en nuestra Rumaniacutea existe una tradicioacuten
Tembleacute porque esa tradicioacuten ya habiacutea vuelto a mi memoria
-iexclAh iquestSabes lo que quiero decir
-Siacute -contesteacute- en Polonia vi algunas personas padecer el horrendo hecho
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-Quieres hablar del vampiro iquestno es verdad
-Siacute nintildea auacuten me sucedioacute ver desenterrar en el cementerio de una aldea perteneciente
a mi padre cuarenta personas muertas en quince diacuteas sin que se hubiera podido en
ninguna ocasioacuten acertar con la causa de su muerte Diecisiete de esos cadaacuteveres
expusieron todos los signos de vampirismo es decir fueron encontrados frescos como
si hubieran estado vivos los otros eran sus viacutectimas
-iquestY queacute se hizo para liberar de eso a la regioacuten
-Se les clavoacute un palo en el corazoacuten y luego los quemaron
-Siacute asiacute se acostumbra hacer pero para nosotros eso no basta Para librarte de tu
fantasma antes quiero conocerlo y iexclpor Dios lo conocereacute Siacute y si es preciso luchareacute
cuerpo a cuerpo con eacutel quienquiera fuere
-iexclOh Gregoriska -exclameacute espantada
Dijo
-Quienquiera que fuere lo repito Mas para llevar a buen fin esta terrible aventura es
necesario que hagas todo lo que te exigireacute
-Di
-Estate preparada a las siete Desciende a la capilla pero desciende sola es necesario
que venzas a toda costa tu debilidad Edvige Alliacute recibiremos la bendicioacuten nupcial
Consieacutentemelo amada miacutea para velar por ti Luego subiremos de nuevo a esta caacutemara
y entonces veremos
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-iexclOh Gregoriska -exclameacute- iexclsi es eacutel te mataraacute
-No temas amada Edvige Consiente solamente
-Sabes bien que hareacute todo lo que quieras Gregoriska
-Entonces hasta luego a la noche
-Siacute haz lo que creas maacutes oportuno y te secundareacute yo cuanto mejor pueda adioacutes
Se fue Un cuarto de hora despueacutes vi a un caballero precipitarse a toda carrera por el
camino del monasterio era eacutel
Apenas le hube perdido de vista caiacute de rodillas y oreacute oreacute como ya no se reza en
nuestras tierras sin fe y aguardeacute a las siete ofreciendo a Dios y a los santos el
holocausto de mis pensamientos no me levanteacute sino al sonar las siete Estaba deacutebil
como una moribunda paacutelida como una muerta Me echeacute sobre la cabeza un gran velo
negro descendiacute la escalera apoyaacutendome en el muro y me dirigiacute a la capilla sin
encontrar a nadie
Gregoriska me esperaba con el padre Basilio prior del monasterio de Hango Centildeiacutea
una espada santa reliquia de un antiguo cruzado que asistiera a la toma de
Constantinopla con Ville-Hardouin y Baldouin de Flandes
-Edvige -dijo eacutel golpeando con la mano su espada- con la ayuda de Dios eacutesta romperaacute
el encantamiento que amenaza tu vida Aceacutercate pues resueltamente este santo
hombre que ya ha recibido mi confesioacuten recibiraacute nuestros juramentos
Comenzoacute la ceremonia quizaacute nunca otra fue maacutes sencilla y a un tiempo maacutes solemne
Nadie asistiacutea al monje eacutel mismo nos puso sobre la cabeza las coronas nupciales
Vestidos ambos de luto giramos en torno al altar con un cirio en la mano luego el
monje tras pronunciar las sacras palabras agregoacute
Vaacuteyanse ahora hijos miacuteos y el Sentildeor les deacute fuerza y valor para luchar contra el
enemigo del humano geacutenero Armados de la inocencia de ustedes y defendidos por Su
justicia venceraacuten al demonio Vayan y benditos sean
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Besamos los libros santos y salimos de la capilla Entonces por vez primera me apoyeacute
en el brazo de Gregoriska y me parecioacute que al contacto de aquel fuerte brazo de aquel
noble corazoacuten volviacutea a mis venas la vida Estaba segura del triunfo porque Gregoriska
estaba conmigo subimos a mi caacutemara Sonaban las ocho y media
-Edvige -me dijo entonces Gregoriska- no tenemos tiempo que perder iquestQuieres
dormir como de costumbre para que todo suceda durante tu suentildeo o bien permanecer
desvelada y verlo todo
-Junto a ti nada temo quiero permanecer despierta y verlo todo
Gregoriska extrajo de su pecho un boj2 bendito huacutemedo auacuten de agua santa y me lo
dio
-Toma entonces esta ramita -me dijo- acueacutestate en tu lecho recita las preces de la
Virgen y aguarda sin temor Dios estaacute con nosotros Cuida ante todo de no dejar caer
la ramita con ella podraacutes ordenar aun en el infierno No me llames no des ninguacuten
grito reza confiacutea y aguarda
Me acosteacute en el lecho Cruceacute las manos sobre el seno y puse sobre eacutel la ramita
bendecida Gregoriska se ocultoacute tras del trono de que ya hableacute Contaba yo los minutos
y de seguro mi esposo haciacutea lo mismo Sonaron los tres cuartos Vibraba auacuten el tantildeir
del martillo cuando me sentiacute presa del mismo entorpecimiento del mismo terror y del
mismo friacuteo glacial de los diacuteas precedentes acerqueacute a mis labios la rama bendita y
aquella primera sensacioacuten se desvanecioacute Oiacute entonces muy claro el ruido de aquel
conocido paso lento y medido que subiacutea los peldantildeos de la escalera y se aproximaba a
la puerta Luego la puerta se abrioacute despaciosamente sin ruido como empujada por
sobrenatural fuerza y entonces -La voz se apagoacute a medias casi sofocada en la
garganta de la narradora- Y entonces -continuoacute haciendo un esfuerzo- vi a Kostaki
paacutelido como se me apareciera en las parihuelas2 los largos cabellos negros cayeacutendole
sobre las espaldas goteaban sangre vestiacutea como de costumbre pero teniacutea descubierto
el pecho y dejaba ver su sangrante herida Todo estaba muerto todo era cadaacutever
carne ropas porte solamente los ojos aquellos terribles ojos estaban vivos
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Ante aquella aparicioacuten iexclextrantildeo es decirlo en vez de sentir duplicaacuterseme el espanto
sentiacute crecerme el valor Dios me lo enviaba de seguro para decidir mi situacioacuten y
defenderme del infierno Al primer paso que el espectro dio hacia mi lecho le claveacute
intreacutepidamente los ojos en el rostro y le presenteacute la rama bendita El espectro intentoacute
avanzar pero un poder maacutes fuerte que eacutel lo retuvo en el sitio Se detuvo
-iexclOh -murmuroacute- ella no duerme lo sabe todo
Pronuncioacute eacutel estas palabras en lengua moldava y sin embargo las comprendiacute yo como
si hubieran sido pronunciadas en lengua por miacute sabida
Estaacutebamos asiacute uno frente al otro el fantasma y yo sin que pudiera apartar mis miradas
de las suyas cuando con el rabillo del ojo vi a Gregoriska salir detraacutes del baldaquino
semejante al aacutengel exterminador y con la espada en el puntildeo Se hizo la sentildeal de la cruz
con la mano siniestra y avanzoacute lentamente con la espada tendida vuelta hacia el
fantasma eacuteste al ver al hermano desenvainoacute tambieacuten el sable soltando una horrible
carcajada pero apenas su sable tocoacute el hierro bendito el brazo le cayoacute inerte junto al
cuerpo Kostaki exhaloacute un suspiro de rabia y desesperacioacuten
-iquestQueacute quieres de miacute -preguntoacute al hermano
-En nombre del Dios verdadero y viviente -dijo Gregoriska- te conjuro a que respondas
-Habla -dijo el espectro rechinando los dientes
-iquestTe he tendido yo una emboscada
-No
-iquestTe he asaltado yo
-No
-Te he herido yo
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-No
-Te arrojaste tuacute mismo sobre mi espada y tuacute mismo corriste al encuentro de la muerte
Luego ante Dios y los hombres no soy culpable yo del delito de fratricidio luego no
has recibido una misioacuten divina sino infernal luego has salido de tu tumba no como una
sombra santa sino como un espectro maldito y volveraacutes a tu tumba
-iexclCon ella siacute -exclamoacute Kostaki haciendo un supremo esfuerzo para apoderarse de miacute
-iexclVolveraacutes allaacute solo -exclamoacute a su vez Gregoriska- Esta mujer me pertenece
Y al pronunciar tales palabras tocoacute con la punta del hierro bendito la llaga viva Kostaki
exhaloacute un grito como si le hubiera tocado una espada de fuego y llevaacutendose una mano
al pecho dio un paso atraacutes Al mismo tiempo Gregoriska con un movimiento que
pareciacutea coordinado con el del hermano dio un paso adelante entonces con los ojos
fijos en los ojos del muerto con la espada contra el pecho de su hermano comenzoacute una
marcha lenta terrible solemne Era algo semejante al pasaje de don Juan y el
comendador el espectro retrocediacutea bajo la presioacuten de la sacra espada bajo la voluntad
irresistible del campeoacuten de Dios que lo seguiacutea paso a paso sin pronunciar una palabra
ambos anhelantes ambos liacutevidos del rostro el vivo arrojando al muerto y obligaacutendolo
a abandonar el castillo su anterior morada para volver a la tumba su morada futura
Lo aseguro a fe miacutea iexclera cosa horrenda de verse Y sin embargo yo misma movida
por una fuerza superior invisible desconocida sin saber lo que haciacutea me levanteacute y los
seguiacute Bajamos la escalera iluminados soacutelo por las ardientes pupilas de Kostaki
Atravesamos la galeriacutea y el patio y luego traspusimos la puerta siempre con el mismo
paso medido el espectro retrocediendo Gregoriska con el brazo tendido yo detraacutes de
ellos
Esta marcha fantaacutestica duroacute una hora pues era necesario volver el cadaacutever a su tumba
pero en vez de seguir el camino acostumbrado Kostaki y Gregoriska atravesaron el
terreno en liacutenea recta cuidaacutendose poco de los obstaacuteculos que para ellos ya no existiacutean
ante ellos el suelo se allanaba los torrentes se secaban los aacuterboles se apartaban las
rocas se abriacutean El mismo milagro se operaba para miacute soacutelo que el cielo me pareciacutea todo
cubierto de un negro velo las lunas y las estrellas habiacutean desaparecido y en medio de
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las tinieblas soacutelo veiacutea resplandecer los ojos llameantes del vampiro Llegamos de tal
modo a Hango y pasamos a traveacutes del seto vivo de madrontildeos que serviacutea de cerco al
cementerio Apenas entrada distinguiacute entre las sombras la tumba de Kostaki junto a
la de su padre no sabiacutea que estuviera alliacute y sin embargo la reconociacute Nada me era
desconocido en aquella noche
Gregoriska se detuvo al borde de la fosa abierta
-Kostaki -dijo eacutel- aun no estaacute todo terminado para ti y una voz del cielo me avisa que
puede concebirse el perdoacuten si te arrepientes iquestprometes retornar a la tumba iquestno salir
de ella maacutes iquestconsagrar a Dios el culto que consagraste al infierno
-iexclNo -respondioacute Kostaki
-iquestTe arrepientes -preguntoacute Gregoriska
-iexclNo
-Por uacuteltima vez iquestte arrepientes
-iexclNo
-iexclBien Invoca la ayuda de Satanaacutes como invoco yo la de Dios y veremos quieacuten saldraacute
esta vez auacuten victorioso
Resonaron simultaacuteneamente dos gritos los hierros se cruzaron despidiendo centellas
y la lucha duroacute un minuto que me parecioacute un siglo Kostaki cayoacute vi alzarse la terrible
espada de su hermano introduciacutersela en el cuerpo y clavar ese cuerpo sobre la tierra
recieacuten removida Un uacuteltimo grito que nada teniacutea de humano se alzoacute por el aire Acudiacute
Gregoriska estaba en pie pero vacilante Le di apoyo con mis brazos
-iquestEstaacutes herido -le pregunteacute ansiosamente
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-No -me respondioacute- pero en tal duelo querida Edvige la lucha no la herida mata He
luchado con la muerte y a ella pertenezco
-Amigo amigo -exclameacute- aleacutejate de aquiacute y acaso vuelvas a la vida
-No eacutesta es mi tumba Edvige pero no perdamos tiempo toma un poco de esta tierra
impregnada de su sangre y apliacutecala a la mordedura que te hizo es el uacutenico medio que
puede preservarte en el porvenir de su horrendo amor
Obedeciacute temblando Me inclineacute para recoger aquella tierra sanguinosa y al doblarme
vi el cadaacutever clavado al suelo la espada bendita le atravesaba el corazoacuten y una sangre
oscura le brotaba abundante de la herida como si hubiera muerto en aquel momento
Amaseacute un poco de tierra con la sangre y apliqueacute a mi herida el espantoso talismaacuten
-Ahora mi adorada Edvige -dijo Gregoriska con voz semiapagada- escucha bien mi
uacuteltimo consejo Abandona el paiacutes apenas te sea posible Soacutelo la distancia es una
seguridad para ti El padre Basilio recibioacute hoy mi suprema voluntad y la cumpliraacute
iexclEdvige un beso iexclEl uacuteltimo el uacutenico beso iexclEdvige me muero
Y asiacute diciendo Gregoriska cayoacute junto al hermano
En cualquier otra circunstancia en medio de aquel cementerio cerca de aquella tumba
abierta con aquellos dos cadaacuteveres yaciendo uno junto al otro hubiera enloquecido
pero como dije ya Dios me habiacutea inspirado una fuerza igual a los acontecimientos de
los que eacutel me haciacutea no soacutelo testigo sino tambieacuten actriz Mientras miraba a mi alrededor
en busca de ayuda vi abrirse la puerta del monasterio y avanzar los monjes de a dos
conducidos por el padre Basilio llevando cirios ardientes y cantando las preces de
difuntos El padre Basilio habiacutea llegado haciacutea poco al convento y previendo lo
sucedido se dirigiacutea al cementerio con toda la congregacioacuten Me encontroacute viva cerca de
los dos muertos Una uacuteltima convulsioacuten habiacutea retorcido el rostro de Kostaki
Gregoriska en cambio estaba tranquilo y casi sonriente Fue sepultado como lo deseara
eacutel junto al hermano el cristiano junto al maldito Smeranda cuando tuvo noticia de la
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nueva desdicha quiso verme fue a buscarme al convento de Hango y supo de mis
labios cuanto habiacutea acontecido en aquella tremenda noche
Le referiacute todos los detalles de la fantaacutestica historia pero ella me escuchoacute como ya me
escuchara Gregoriska sin mostrar estupor ni espanto
-Edvige -me contestoacute ella despueacutes de un instante de silencio- por muy extrantildeo que sea
lo que me has narrado dijiste soacutelo la verdad La estirpe de los Brankovan estaacute maldita
hasta la tercera y cuarta generacioacuten porque un Brankovan matoacute a un sacerdote El
teacutermino de la maldicioacuten ha llegado pues tuacute aunque esposa eres virgen y en miacute se
extingue el linaje Si mi hijo te ha dejado en herencia un milloacuten toacutemalo Despueacutes de
mi muerte salvo los piacuteos legados que tengo la intencioacuten de hacer recibiraacutes el resto de
mis bienes Y ahora sigue el consejo de tu esposo Vuelve lo maacutes presto que puedas a
aquellas tierras donde Dios no permite que se cumplan tan horrendos prodigios No
necesito de nadie para llorar conmigo a mis hijos Mi dolor quiere soledad Adioacutes no
me tengas ya en cuenta Mi suerte futura me pertenece a miacute sola y a Dios
Y luego de besarme en la frente como de costumbre me dejoacute y fue a encerrarse en el
castillo de Brankovan
Ocho diacuteas despueacutes partiacute para Francia Como lo esperara Gregoriska mis noches no
fueron turbadas ya por el terrible fantasma Se restablecioacute mi salud y de aquel suceso
no me quedoacute otro recuerdo fuera de esta palidez mortal que suele acompantildear hasta la
tumba a toda humana criatura que haya sufrido el beso de un vampiro
________________
1 Parihuelas Utensilio para transportar cosas entre dos personas formado por dos
barras horizontales entre las que estaacute fijada una plataforma o cajoacuten Camilla cama
portaacutetil
2 Boj Arbusto de tallos ramosos con pequentildeas hojas ovales muy utilizado como
planta de jardiacuten y cuya madera es apreciada por su dureza
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puso en praacutectica todos los medios de su refinada educacioacuten todos los recuerdos de una
juventud transcurrida en la maacutes nobles Cortes de Europa iexclAy No era cosa tan difiacutecil
pues ya el primer sonido de su voz me habiacutea acariciado el alma y ya su primera mirada
me habiacutea serenado el corazoacuten Al cabo de tres meses Kostaki me habiacutea repetido cien
veces que me amaba y yo lo odiaba Gregoriska auacuten no me habiacutea dicho una palabra de
amor y yo sentiacutea que cuando eacutel lo deseara seriacutea toda suya
Kostaki habiacutea renunciado a sus incursiones Encerrado siempre en el castillo habiacutea
cedido momentaacuteneamente el mando a un lugarteniente quien de cuando en cuando
veniacutea a pedirle oacuterdenes y en seguida desapareciacutea Tambieacuten Smeranda habiacutea concebido
por miacute una amistad apasionada cuyas expresiones me causaban temor Protegiacutea ella
visiblemente a Kostaki y pareciacutea celosa de miacute maacutes auacuten de lo que eacutel lo fuera Pero como
no hablaba polaco ni franceacutes y yo no comprendiacutea el moldavo ella no teniacutea modo de
insistir ante miacute en favor de su hijo predilecto Habiacutea sin embargo aprendido a decir en
franceacutes unas palabras que me repetiacutea siempre cuando posaba sus labios en mi frente
-iexclKostaki ama a Edvige
Un diacutea recibiacute una noticia horrible que colmoacute mi desventura Los cuatro hombres
sobrevivientes del combate habiacutean sido puestos en libertad y regresado a Polonia
prometiendo que uno de ellos antes de que pasaran tres meses volveriacutea para darme
noticias de mi padre En efecto una mantildeana se presentoacute de nuevo uno de ellos Nuestro
castillo habiacutea sido tomado incendiado destruido y mi padre se habiacutea hecho matar
defendieacutendolo En adelante estaba sola en el mundo Kostaki redobloacute sus insinuaciones
y Smeranda sus ternuras pero esta vez aduje como pretexto mi duelo por la muerte de
mi padre Kostaki insistioacute diciendo que cuanto maacutes sola me encontraba tanto maacutes
necesidad teniacutea de apoyo y su madre insistioacute al par y acaso maacutes que eacutel
Gregoriska me habiacutea hablado del poder que los moldavos tienen sobre siacute mismos
cuando no quieren que otros lean en su corazoacuten Eacutel era un vivo ejemplo de ello Estaba
seguriacutesima de su amor y sin embargo si alguien me hubiera preguntado en queacute prueba
se fundaba tal certidumbre me habriacutea sido imposible decirlo nadie en el castillo habiacutea
visto nunca que su mano tocara la miacutea o que sus ojos buscaran los miacuteos Soacutelo los celos
podiacutean hacer clara a Kostaki la rivalidad del hermano como soacutelo el amor que
alimentaba yo por Gregoriska podiacutea hacerme claro su amor Sin embargo lo confieso
me inquietaba mucho aquel poder de Gregoriska sobre siacute mismo Yo teniacutea fe en eacutel pero
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no bastaba necesitaba ser convencida cuando he aquiacute que una noche de vuelta apenas
en mi caacutemara oiacute golpear levemente a una de las dos puertas que se cerraban por dentro
Por el modo de golpear adivineacute que era una llamada amiga Me acerqueacute preguntando
quieacuten estaba alliacute
-Gregoriska -contestoacute una voz cuyo acento no podiacutea engantildearme
-iquestQueacute quereacuteis de miacute -le pregunteacute toda temblorosa
-Si tienes fe en miacute -dijo Gregoriska- si me crees hombre de honor iquestme permites una
pregunta
-iquestCuaacutel
-Apaga la luz como si te hubierais acostado y de aquiacute en media hora aacutebreme esta
puerta
-Vuelve dentro de media hora -fue mi uacutenica respuesta
Apagueacute la luz y aguardeacute El corazoacuten me palpitaba con violencia pues comprendiacutea que
se trataba de un hecho importante Transcurrioacute la media hora oiacute golpear maacutes levemente
auacuten que la primera vez Durante el intervalo habiacutea descorrido los cerrojos no me
quedaba pues sino abrir la puerta Gregoriska entroacute y sin que me dijera cerreacute la puerta
tras eacutel y echeacute los cerrojos Eacutel permanecioacute un instante mudo e inmoacutevil imponieacutendome
silencio con el gesto Luego cuando estuvo seguro de que ninguacuten peligro nos
amenazaba por el momento me llevoacute al centro de la vasta caacutemara y sintiendo por mi
temblor que no habriacutea podido sostenerme de pie me buscoacute una silla Me senteacute o maacutes
bien me dejeacute caer sobre el asiento
-iexclDios miacuteo -le dije- iquestqueacute hay de nuevo o por queacute tantas precauciones
-Porque mi vida que no contariacutea para nada y acaso tambieacuten la tuya dependen de la
conversacioacuten que tendremos
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Amedrentada le aferreacute una mano Se la llevoacute eacutel a los labios miraacutendome como si
quisiera pedir excusas por tanta audacia Bajeacute yo los ojos era un taacutecito consentimiento
-Yo te amo -me dijo con aquella voz melodiosa como un canto- iquestme amas tuacute
-Siacute -le respondiacute
-iquestY consentiriacuteas en ser mi mujer
Llevoacute la mano a la frente con profunda expresioacuten de felicidad
-Siacute
-Entonces iquestno rehusaraacutes seguirme
-Te seguireacute doquiera
-Pues comprenderaacutes bien que no podemos ser felices sino huyendo de estos lugares
-iexclOh siacute Huyamos -exclameacute
-iexclSilencio -dijo eacutel estremecieacutendose- iexclSilencio
-Tienes razoacuten
Y me le acerqueacute toda tremante
-Escucha lo que he hecho -continuoacute Gregoriska- escucha por queacute he estado tanto
tiempo sin confesarte que te amaba Queriacutea yo cuando estuviera seguro de tu amor
que nadie pudiera oponerse a nuestra unioacuten Yo soy rico querida Edvige
inmensamente rico pero como lo son los sentildeores moldavos rico en tierras en ganados
en servidores Ahora bien he vendido por un milloacuten tierras rebantildeos y campesinos al
monasterio de Hango Me han dado trescientos mil francos en muchas piedras
preciosas cien mil francos en oro el resto en letras de cambio sobre Viena iquestTe bastaraacute
un milloacuten
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Le apreteacute la mano
-Me hubiera bastado tu amor Gregoriska juacutezgalo tuacute
-iexclBien Escucha mantildeana voy al monasterio de Hango para tomar mis uacuteltimas
disposiciones con el superior Eacutel me tiene listos caballos que nos esperaraacuten de las nueve
de la mantildeana en adelante ocultos a cien pasos de castillo Despueacutes de la cena subiraacute
de nuevo como hoy a tu caacutemara como hoy apagaraacutes la luz como hoy entrareacute yo en tu
aposento Pero mantildeana en vez de salir solo tuacute me seguiraacutes saldremos por la puerta que
da sobre los campos encontraremos los caballos montaremos y pasado mantildeana por
la mantildeana habremos recorrido treinta leguas
-iexclOh iexclPor queacute no seraacute ya pasado mantildeana
-iexclQuerida Edvige
Gregoriska me apretoacute sobre el corazoacuten y nuestros labios se encontraron iexclOh Lo habiacutea
dicho eacutel yo habiacutea abierto la puerta de mi caacutemara a un hombre de honor pero
comprendioacute bien que si no le perteneciacutea en cuerpo le perteneciacutea en alma Transcurrioacute
la noche sin que pudiera cerrar los ojos Me veiacutea huir con Gregoriska me sentiacutea
transportada por eacutel como ya lo habiacutea sido por Kostaki soacutelo que aquella carrera terrible
espantable fuacutenebre se trocaba ahora en un apuro suave y delicioso al que la velocidad
del movimiento agregaba deleite pues tambieacuten el movimiento veloz tiene un deleite
propio Nacioacute el diacutea Bajeacute Me parecioacute que el ademaacuten con que me saludoacute Kostaki era
auacuten maacutes teacutetrico que de costumbre Su sonrisa era iroacutenica y amenazadora Smeranda no
me parecioacute cambiada Durante la colacioacuten Gregoriska ordenoacute sus caballos Pareciacutea que
Kostaki no pusiera ni la miacutenima atencioacuten en aquella orden Hacia las once Gregoriska
nos saludoacute anunciando que estariacutea de regreso recieacuten a la noche y rogando a su madre
que no lo esperase a cenar despueacutes se volvioacute hacia miacute y me rogoacute quisiera admitir sus
excusas
Salioacute La mirada de su hermano lo siguioacute hasta cuando dejoacute la caacutemara y en ese
momento le brotoacute de los ojos un tal relaacutempago de odio que me estremeciacute Pueden
imaginarse con queacute inquietud paseacute aquel diacutea A nadie habiacutea confiado nuestros
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designios a duras penas le hableacute a Dios de ello en mis plegarias y me pareciacutea que
todos los conocieran que cada mirada puesta en miacute pudiera penetrar y leer en lo iacutentimo
de mi corazoacuten La cena fue un suplicio hosco y taciturno Kostaki por costumbre
hablaba raramente esta vez no dijo maacutes que dos o tres palabras en moldavo a su madre
y siempre con tal acento que haciacutea estremecer Cuando me levanteacute para subir a mi
aposento Smeranda como de ordinario me abrazoacute y al abrazarme repitioacute aquella frase
que desde ya ocho diacuteas no le saliera de la boca iexclKostaki ama a Edvige
Esta frase me siguioacute como una amenaza hasta mi caacutemara y aun alliacute me pareciacutea que una
voz fatal me susurrase al oiacutedo iexclKostaki ama a Edvige Ahora el amor de Kostaki me
lo habiacutea dicho Gregoriska equivaliacutea a la muerte Hacia las siete de la noche vi a Kostaki
atravesar el patio Se volvioacute para verme pero me aparteacute para que no pudiera
descubrirme Estaba inquieta pues por cuanto podiacutea yo ver desde mi ventana me
pareciacutea que eacutel iba directamente hacia la caballeriza Me arriesgueacute a correr los cerrojos
de una de las puertas internas de mi caacutemara y pasar a la caacutemara vecina desde donde
podiacutea ver todo lo que eacutel estaba por hacer Se dirigiacutea en efecto hacia la caballeriza y
cuando hubo llegado a ella sacoacute eacutel mismo su caballo favorito ensillaacutendolo de su propia
mano con el cuidado de un hombre que da la mayor importancia a cada detalle Vestiacutea
el mismo traje que cuando se me apareciera la vez primera pero no llevaba otra arma
que el sable Cuando hubo ensillado el caballo miroacute otra vez hacia la ventana de mi
caacutemara No habieacutendome visto saltoacute sobre la silla se hizo abrir la misma puerta por la
que saliera y debiacutea volver su hermano y se alejoacute a todo galope en direccioacuten del
monasterio de Hango Se me apretoacute entonces terriblemente el corazoacuten un fatal
presentimiento me deciacutea que Kostaki iba al encuentro de su hermano Estuve en la
ventana hasta cuando pude distinguir el camino que a un cuarto de legua de distancia
del castillo haciacutea un recodo a la izquierda y se perdiacutea en el comienzo de un bosque
Pero la noche se tornaba cada vez maacutes cerrada y pronto no pude distinguir maacutes el
camino
Me quedeacute todaviacutea
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
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Finalmente la inquietud que me atormentaba renovoacute precisamente por exceso mis
fuerzas y pues las primeras noticias de uno o de otro hermano debiacutean llegarme en la
sala inferior bajeacute
Mireacute ante todo Smeranda En la tranquilidad de su rostro advertiacute que no teniacutea ninguna
aprensioacuten daba oacuterdenes para la acostumbrada cena y los cubiertos de los hermanos
estaban en los lugares habituales No me atreviacute a interrogar a nadie Por otra parte iquesta
quieacuten hubiera podido dirigirme En el castillo ninguno excepto Kostaki y Gregoriska
hablaban las dos lenguas que yo sabiacutea Me sobresaltaba al miacutenimo rumor Por
costumbre nos poniacuteamos a la mesa a las nueve
Habiacutea bajado a la sala a las ocho y media y seguiacutea con la mirada la aguja de los
minutos cuyo avance era casi visible sobre el amplio cuadrante del reloj La viajera
aguja transitoacute la distancia que nos separaba del cuarto de hora
El cuarto golpeoacute y las vibraciones resonaron profundas y tristes en seguida la aguja
continuoacute su girar silencioso y la vi recorrer de nuevo la distancia con la regularidad y
la lentitud de la punta de un compaacutes Algunos minutos antes de dar las nueve me
parecioacute oiacuter el pataleo de un caballo en el patio Lo oyoacute tambieacuten Smeranda y volvioacute el
rostro hacia la ventana pero la noche era demasiado oscura para poder distinguir objeto
alguno iexclOh Si me hubiera mirado en aquel momento cuaacuten presto habriacutea adivinado lo
que pasaba en mi corazoacuten
Se habiacutea oiacutedo el patalear de un solo caballo y era cosa muy natural pues estaba yo
bien segura de que habriacutea regresado un solo caballero iquestPero cuaacutel Resonaron algunos
pasos en la antecaacutemara pasos lentos como los de un hombre que camina hesitando
cada uno de ellos me pareciacutea transitarme el corazoacuten La puerta se abrioacute y en la
oscuridad vi delinearse una sombra
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La sombra se detuvo un instante en la puerta el corazoacuten se me quedoacute en suspenso La
sombra avanzoacute y a medida que entraba en el ciacuterculo de la luz recobraba yo el aliento
Reconociacute a Gregoriska Algunos momentos maacutes y el corazoacuten se me quebraba
Reconociacute a Gregoriska pero estaba paacutelido como un cadaacutever Con soacutelo verle se podiacutea
adivinar que habiacutea acontecido algo terrible
-iquestEres tuacute Kostaki -preguntoacute Smeranda
-No madre miacutea -contestoacute Gregoriska con sorda voz
-iexclAh al fin -dijo ella- iquesty desde cuaacutendo acaacute toca a tu madre esperarte
-Madre miacutea -dijo Gregoriska mirando la peacutendola- apenas son las nueve
Y efectivamente en ese mismo momento sonaron las nueve
-Es verdad -dijo Smeranda- iquestDoacutende estaacute tu hermano
A pesar miacuteo se presentoacute en mi mente el pensamiento de que Dios habiacutea hecho la misma
pregunta a Caiacuten Gregoriska no contestoacute
-iquestNadie ha visto hasta ahora a Kostaki -preguntoacute Smeranda
El vatar o sea el mayordomo fue a informarse
-Hacia las siete -dijo eacutel de regreso- el conde ha estado en las caballerizas ha ensillado
con propia mano su caballo y ha partido por el camino de Hango
En ese instante mis ojos se encontraron con los de Gregoriska No seacute si fue realidad o
alucinacioacuten pero me parecioacute notar una gota de sangre en medio de su frente Me lleveacute
lentamente el dedo a la frente indicando el punto donde creiacutea yo ver aquella mancha
Gregoriska me comprendioacute sacoacute el pantildeuelo y se secoacute
-Siacute siacute -murmuroacute Smeranda- habraacute encontrado alguacuten lobo u oso y se habraacute entretenido
en perseguirlo He aquiacute por queacute un hijo hace esperar a su madre iquestDoacutende le has dejado
Gregoriska
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-Madre miacutea -respondioacute eacuteste con voz conmovida pero firme- mi hermano y yo no hemos
salido juntos
-Bien -dijo Smeranda- Vamos a la mesa cada uno poacutengase en su lugar y luego
cieacuterrense las puertas quien esteacute afuera dormiraacute afuera
Las dos primeras partes de estas oacuterdenes fueron estrictamente ejecutadas Smeranda
se puso en su lugar Gregoriska se sentoacute a su diestra yo a su siniestra Despueacutes los
servidores salieron para cumplir la tercera parte de las oacuterdenes es decir para cerrar las
puertas del castillo En ese momento mismo se escuchoacute un gran estreacutepito en el patio y
un servidor entroacute espantado diciendo
-Princesa ha entrado en este instante al patio el caballo del conde Kostaki solo y por
entero cubierto de sangre
-iexclOh -murmuroacute Smeranda levantaacutendose paacutelida y amenazadora- de tal modo volvioacute una
noche al castillo el caballo de su padre
Dirigioacute una mirada a Gregoriska no estaba paacutelido ya estaba liacutevido El caballo del
conde Koproli en efecto habiacutea regresado una noche al castillo todo manchado de
sangre y una hora despueacutes los servidores encontraron y trajeron el cuerpo del amo
cubierto de heridas Smeranda tomoacute una antorcha de manos de un criado se acercoacute a
la puerta y abrieacutendola bajoacute al patio El caballo espantado era retenido trabajosamente
por tres o cuatro servidores que haciacutean toda clase de esfuerzos para tranquilizarlo
Smeranda se aproximoacute al animal examinoacute la sangre que cubriacutea la silla y vio una herida
en su testuz
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-Kostaki fue muerto de frente -dijo ella- en duelo y por un solo enemigo Busquen su
cuerpo hijos miacuteos maacutes tarde buscaremos al homicida
Asiacute como el caballo habiacutea entrado por la puerta de Hango todos los servidores se
precipitaron afuera por ella y se vieron sus antorchas perderse en la campintildea y entrar
en lo profundo del bosque como en una hermosa noche de estiacuteo se ven centellear las
lucieacuternagas en la llanura de Niza o de Pisa
Smeranda como si hubiera estado segura de que la buacutesqueda no durariacutea mucho
aguardoacute enhiesta en la puerta Ni una laacutegrima humedeciacutea las mejillas de aquella madre
desolada sin embargo se veiacutea que la desesperacioacuten rugiacutea tempestuosa en lo profundo
de su corazoacuten Gregoriska estaba detraacutes de ella y yo cerca de Gregoriska Al
abandonar la sala parecioacute querer ofrecerme su brazo pero no se habiacutea atrevido a
hacerlo De ahiacute en cerca de un cuarto de hora se vio aparecer en el recodo del camino
una antorcha luego una segunda una tercera y finalmente se distinguieron todas Soacutelo
que ahora en vez de dispersarse estaban agrupadas en torno a un centro comuacuten Ese
centro era como bien pronto se pudo advertir unas parihuelas1 con un hombre tendido
sobre ellas El fuacutenebre cortejo avanzaba lentamente pero al cabo de diez minutos
quienes lo llevaban se descubrieron instintivamente la cabeza y taciturnos entraron en
el patio donde fue depositado el cuerpo Entonces con un majestuoso gesto Smeranda
ordenoacute que se le abriera paso y acercaacutendose al cadaacutever puso una rodilla en tierra ante
eacutel apartoacute los cabellos que le formaban un velo sobre el rostro y estuvo contemplaacutendolo
largamente sin derramar una laacutegrima Le abrioacute luego la vestimenta moldava y apartoacute
camisa ensangrentada La herida se hallaba en la parte diestra del pecho Debiacutea haber
sido hecha con una hoja recta y de dos filos Recordeacute haber visto esa mantildeana misma al
costado de Gregoriska el largo cuchillo de caza que serviacutea de bayoneta a su carabina
Busqueacute con los ojos el arma no estaba ya alliacute Smeranda se hizo llevar agua mojoacute en
ella su pantildeuelo y lavoacute la llaga Una sangre pura y tibia todaviacutea enrojecioacute los labios de
la herida El espectaacuteculo que teniacutea bajo los ojos era a un tiempo atroz y sublime
Aquella vasta caacutemara ahumada por las antorchas de resina aquellos rostros baacuterbaros
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aquellos ojos centelleantes de ferocidad aquellos ropajes singulares aquella madre
que a la vista de la sangre aun caacutelida calculaba cuaacutento tiempo haciacutea que la muerte
arrebatara a su hijo aquel profundo silencio interrumpido soacutelo por los sollozos de los
bandidos cuyo jefe era Kostaki todo eso repito teniacutea en siacute algo de atroz y de sublime
Smeranda acercoacute sus labios a la frente de su hijo y se levantoacute en seguida echaacutendose
a las espaldas las largas trenzas de blancos cabellos que se le habiacutean desunido
-iexclGregoriska ndashdijo
Gregoriska se estremecioacute sacudioacute la cabeza y saliendo de su atoniacutea
-Madre miacutea -respondioacute
-Ven aquiacute hijo miacuteo y escuacutechame
Gregoriska obedecioacute temblando pero obedecioacute
A medida que se aproximaba al cuerpo de Kostaki la sangre brotaba de la herida maacutes
abundante y maacutes roja Afortunadamente Smeranda no miraba maacutes hacia aquel lado
pues a la vista de aquella sangre no habriacutea tenido ya necesidad de buscar el asesino
-Gregoriska -dijo ella- bien seacute que Kostaki y tuacute no se miraban con buenos ojos bien seacute
que tuacute eres un Waivady por parte de tu padre y eacutel un Koproli por parte del suyo pero
por parte de madre son ambos de la sangre de los Brankovan Seacute que tuacute eres un hombre
de ciudad occidental y eacutel un hijo de las montantildeas orientales pero por el seno que los
llevoacute a ambos son hermanos iexclPues bien Gregoriska quiero saber si mi hijo seraacute
llevado a yacer junto a la tumba de su padre sin que haya sido pronunciado el
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juramento si yo en fin podreacute llorar tranquila como mujer descansando en ti vale decir
en un hombre para el castigo
-Dime sentildeora el nombre del homicida y ordena te juro que dentro de una hora si tuacute
lo exiges habraacute dejado de vivir
-iquestJuras so pena de mi maldicioacuten lo has entendido hijo miacuteo iquestJuras que el asesino
moriraacute que no dejaraacutes piedra sobre piedra de su casa que su madre sus hijos sus
hermanos su mujer o su prometida pereceraacuten por tu mano Juacuteralo y al jurarlo invoca
sobre ti la coacutelera celeste si faltas a la sacra promesa Si faltas a esta sacra promesa
padeceraacutes la miseria la execracioacuten de los amigos la maldicioacuten de tu madre
Gregoriska extendioacute la mano sobre el cadaacutever y
-iexclJuro que el asesino moriraacute -dijo
A aquel singular juramento cuyo verdadero sentido yo sola y el muerto quizaacute podiacuteamos
comprender vi o creiacute ver cumplirse un horrendo prodigio Los ojos del cadaacutever se
abrieron se fijaron sobre miacute maacutes vivos cual nunca los viera y como si aquella mirada
hubiera sido palpable sentiacute penetrarme hasta el corazoacuten un hierro candente No resistiacute
tanto dolor y me desvaneciacute
Cuando recobreacute los sentidos me encontreacute acostada sobre el lecho de mi caacutemara una de
las dos mujeres velaba cerca de miacute Pregunteacute doacutende estaba Smeranda me fue
contestado que velaba junto al cuerpo de su hijo Pregunteacute doacutende estaba Gregoriska se
me dijo que en el monasterio de Hango
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Ahora no era preciso huir iquestno habiacutea muerto Kostaki No se debiacutea ya hablar de boda
iquestpodiacutea yo casarme con el fratricida Transcurrieron asiacute tres diacuteas y tres noches en medio
de extrantildeos suentildeos En la vigilia y en el suentildeo veiacutea siempre aquellos dos ojos vivos en
ese rostro de muerto era una visioacuten horrenda Kostaki debiacutea ser sepultado al tercer diacutea
Por la mantildeana me fue traiacutedo de parte de Smeranda un vestido completo de viuda Me
lo puse y bajeacute La casa pareciacutea vaciacutea todos estaban en la capilla Me encamineacute hacia
ella y al tiempo que trasponiacutea su umbral vino a mi encuentro Smeranda a quien no
habiacutea visto desde hacia tres diacuteas
Se hubiera dicho que era la imagen del Dolor Con lento movimiento como el de una
estatua posoacute sobre mi frente sus helados labios y con voz que pareciacutea salir ya de la
tumba pronuncioacute las habituales palabras iexclKostaki te ama No se pueden imaginar
el efecto que produjeron en miacute aquellas palabras Esa protesta de amor expresada en
presente en vez de en pasado que deciacutea te ama y no ya te amaba ese amor de
ultratumba que veniacutea a buscarme en la vida hizo sobre mi corazoacuten una impresioacuten
terrible Al mismo tiempo se apoderaba de miacute un extrantildeo sentimiento tal como si fuera
verdaderamente la mujer de aquel que habiacutea muerto no la prometida del vivo Aquel
atauacuted me atraiacutea a mi pesar dolorosamente como la sierpe atrae al pajarillo por ella
fascinado
Busqueacute con los ojos a Gregoriska lo vi paacutelido y enhiesto contra una columna miraba
hacia lo alto No seacute decir si me vio Los monjes del convento de Hango rodeaban el
cuerpo cantando salmos del rito griego a veces armoniosos con frecuencia monoacutetonos
Tambieacuten yo hubiera querido orar pero la plegaria expiraba en mis labios mi mente
estaba tan confusa que me pareciacutea antes bien presenciar un consistorio de demonios
que una reunioacuten de monjes Cuando fue sacado el cuerpo de alliacute quise seguirlo pero
desfallecieron mis fuerzas Sentiacute doblaacuterseme las piernas y me apoyeacute en la puerta
Entonces Smeranda se me acercoacute e hizo una sentildea a Gregoriska Este se aproximoacute
Smeranda me habloacute en moldavo
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-Mi madre me ordena repetirte palabra por palabra lo que va a decir -me expresoacute
Gregoriska
Smeranda habloacute de nuevo cuando hubo terminado
-He aquiacute las palabras de mi madre -dijo eacutel- Lloras a mi hijo Edvige tu lo amabas
iquestverdad Te agradezco las laacutegrimas y tu amor de ahora en adelante tienes una patria
una madre una familia Derramemos las muchas laacutegrimas debidas a los muertos luego
seamos de nuevo dignas ambas de aquel que ya no es iexclyo su madre tuacute su mujer
Adioacutes vuelve a tu caacutemara yo acompantildeareacute a mi hijo hasta su uacuteltima morada cuando
regrese me encerrareacute en mi estancia con mi dolor y me volveraacutes a ver soacutelo cuando lo
haya vencido estate tranquila matareacute este dolor porque no quiero que me mate a miacute
A estas palabras de Smeranda traducidas por Gregoriska no pude responder sino con
un gemido Subiacute a mi caacutemara el fuacutenebre cortejo se alejoacute y lo vi desaparecer en el
aacutengulo del camino El convento de Hango estaba a soacutelo media legua de distancia del
castillo en liacutenea recta pero los obstaacuteculos del suelo haciacutean dar muchas vueltas al
camino de modo que se empleaban dos horas en recorrer aquel espacio Era el mes de
noviembre Las jornadas se habiacutean tornado friacuteas y breves y a las cinco ya era noche
oscura Hacia las siete vi reaparecer las antorchas el cortejo fuacutenebre habiacutea regresado
El cadaacutever reposaba en la tumba de sus padres todo estaba concluido
Les dije ya en queacute singular pesadilla viviacutea presa luego del fatal suceso que nos
sumergiera a todos en el duelo y sobre todo despueacutes que viera reabrirse y fijarse sobre
miacute los ojos cerrados del muerto La noche que siguioacute oprimida por las emociones
experimentadas durante el diacutea estaba auacuten maacutes triste Escuchaba sonar todas las horas
del reloj del castillo y a medida que el tiempo fugitivo me acercaba al momento en
que habiacutea muerto Kostaki me sentiacutea cada vez maacutes desconsolada Sonaron las nueve
menos cuarto Entonces se apoderoacute de miacute una extrantildea sensacioacuten Me corriacutea por todo el
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
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cuerpo un terror un estremecimiento que me helaba luego una especie de suentildeo
invencible entorpeciacutea mis sentidos me oprimiacutea el pecho y me velaba los ojos Tendiacute
el brazo y fui a caer de espaldas sobre el lecho Sin embargo no habiacutea perdido
totalmente los sentidos como para que no pudiera oiacuter como unos pasos acercaacutendose a
mi puerta despueacutes me parecioacute abrirse la puerta en seguida no vi ni escucheacute maacutes nada
Soacutelo sentiacute un vivo dolor en el cuello Luego de lo cual caiacute en profundo letargo
Me desperteacute a medianoche mi laacutempara ardiacutea auacuten intenteacute levantarme pero estaba tan
deacutebil que hube de repetir la tentativa dos veces Finalmente logreacute superar mi debilidad
y como despierta sentiacutea en el cuello el mismo dolor que experimentara en el suentildeo me
arrastreacute apoyaacutendome en el muro hasta el espejo y mireacute Algo que semejaba la
punzadura de un alfiler marcaba la arteria de mi cuello Creiacute que alguacuten insecto me
hubiera picado durante el suentildeo y como me sentiacutea abatida por la extenuacioacuten me
acosteacute de nuevo y me dormiacute A la mantildeana me desperteacute como de costumbre pero
entonces sentiacute una tal debilidad como la experimentara soacutelo una vez en mi vida a la
mantildeana siguiente de un diacutea en que fuera sangrada Me mireacute en el espejo y me sorprendiacute
de mi extraordinaria palidez La jornada transcurrioacute triste y oscura experimentaba yo
una cosa singular cuando me encontraba en un lugar sentiacutea necesidad de quedarme
alliacute cualquier cambio de posicioacuten me fatigaba
Llegada la noche me trajeron la laacutempara mis mujeres seguacuten podiacutea yo comprender por
sus gestos se ofrecieron a quedarse conmigo Se lo agradeciacute y salieron A la misma
hora que la noche precedente experimenteacute los mismos siacutentomas Quise levantarme
entonces y pedir ayuda pero no pude llegar a la salida Oiacute vagamente dar las nueve
menos cuarto los pasos resonaron se abrioacute la puerta pero yo no veiacutea ni escuchaba
nada y como la noche anterior caiacute de espaldas sobre el lecho Como el diacutea anterior
experimenteacute un dolor en el mismo sitio Como el diacutea anterior me desperteacute a
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medianoche pero maacutes paacutelida y maacutes deacutebil auacuten Al diacutea siguiente se renovoacute la horrible
pesadilla
Estaba decidida a bajar a la estancia de Smeranda por muy deacutebil que me sintiera
cuando entroacute en la caacutemara una de mis mujeres y pronuncioacute el nombre de Gregoriska
El joven la seguiacutea Intenteacute levantarme para recibirle pero volviacute a caer en mi silloacuten Eacutel
dio un grito al verme y quiso lanzarse hacia miacute pero tuve la fuerza de tender el brazo
hacia eacutel
-iquestQueacute vienes a hacer aquiacute -le pregunteacute
-iexclAy -dijo eacutel- iexclveniacutea a decirte adioacutes A decirte que abandono este mundo que me es
insoportable sin tu amor y tu presencia a anunciarte que me retiro al monasterio de
Hango
-Gregoriska -le respondiacute- estaacutes privado de mi presencias pero no de mi amor iexclAy Te
amo siempre y mi mayor pena es que este amor sea en adelante casi un delito
-Entonces iquestpuedo esperar que rogaraacutes por miacute Edvige
-Siacute pero no lo podreacute hacer por largo tiempo -repliqueacute yo con una sonrisa
-iquestPor queacute no Pero en verdad te veo muy abatida Dime iquestqueacute tienes iquestPor queacute tan
paacutelida
-Porque Dios tiene ciertamente piedad de miacute y a eacutel me llama
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
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Gregoriska se me acercoacute me tomoacute una mano que no tuve fuerza de sustraerle
miraacutendome fijo al rostro
-Esa palidez no es natural Edvige -me dijo- iquestcuaacutel es la causa
-Si te la dijera Gregoriska creeriacuteas que estoy loca
-No no habla Edvige te lo suplico estamos en un paiacutes que no se parece a ninguacuten otro
paiacutes en una familia que no se asemeja a ninguna otra familia Dime diacutemelo todo te lo
encarezco
Se lo narreacute todo la extrantildea alucinacioacuten que me poseiacutea a la hora en que Kostaki debioacute
morir ese terror ese letargo ese friacuteo glacial esa postracioacuten que me haciacutea caer de
espaldas sobre el lecho ese ruido de pasos que me pareciacutea oiacuter esa puerta que creiacutea ver
abrirse y finalmente ese agudo dolor en el cuello seguido de una palidez y de una
debilidad siempre crecientes Creiacutea yo que mi relato pareceriacutea a Gregoriska un
comienzo de locura y lo terminaba con una cierta timidez cuando por el contrario
advertiacute que me prestaba gran atencioacuten
Cuando hube terminado de hablar Gregoriska reflexionoacute un instante
-iquestDe manera -preguntoacute eacutel- que te duermes cada noche a las nueve menos cuarto
-Siacute por muchos que sean los esfuerzos que haga para resistir al suentildeo
-iquestY a esa misma hora crees ver abrirse la puerta
-Siacute aunque eche el cerrojo
-iquestY luego experimentas un agudo dolor en el cuello
-Siacute aunque sea apenas visible la sentildeal de la herida
-iquestMe permites ver
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
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Dobleacute la cabeza hacia atraacutes Examinoacute eacutel la cicatriz
-Edvige -dijo Gregoriska despueacutes de un momento de reflexioacuten- iquesttienes confianza en
miacute
-iquestMe lo preguntas -contesteacute
-iquestCrees en mi palabra
-Como creo en el Evangelio
-iexclBien Edvige por mi fe te juro que no tienes ocho diacuteas de vida si no aceptas hacer
hoy mismo lo que voy a decirte
-iquestY si consiento
-Si consientes quizaacutes te salves
-iquestQuizaacutes -eacutel se calloacute- Suceda lo que fuere Gregoriska -continueacute diciendo yo- hareacute
cuanto me ordenes hacer
-Escucha entonces -dijo eacutel- y ante todo no te espantes En tu paiacutes como en Hungriacutea y
en nuestra Rumaniacutea existe una tradicioacuten
Tembleacute porque esa tradicioacuten ya habiacutea vuelto a mi memoria
-iexclAh iquestSabes lo que quiero decir
-Siacute -contesteacute- en Polonia vi algunas personas padecer el horrendo hecho
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
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-Quieres hablar del vampiro iquestno es verdad
-Siacute nintildea auacuten me sucedioacute ver desenterrar en el cementerio de una aldea perteneciente
a mi padre cuarenta personas muertas en quince diacuteas sin que se hubiera podido en
ninguna ocasioacuten acertar con la causa de su muerte Diecisiete de esos cadaacuteveres
expusieron todos los signos de vampirismo es decir fueron encontrados frescos como
si hubieran estado vivos los otros eran sus viacutectimas
-iquestY queacute se hizo para liberar de eso a la regioacuten
-Se les clavoacute un palo en el corazoacuten y luego los quemaron
-Siacute asiacute se acostumbra hacer pero para nosotros eso no basta Para librarte de tu
fantasma antes quiero conocerlo y iexclpor Dios lo conocereacute Siacute y si es preciso luchareacute
cuerpo a cuerpo con eacutel quienquiera fuere
-iexclOh Gregoriska -exclameacute espantada
Dijo
-Quienquiera que fuere lo repito Mas para llevar a buen fin esta terrible aventura es
necesario que hagas todo lo que te exigireacute
-Di
-Estate preparada a las siete Desciende a la capilla pero desciende sola es necesario
que venzas a toda costa tu debilidad Edvige Alliacute recibiremos la bendicioacuten nupcial
Consieacutentemelo amada miacutea para velar por ti Luego subiremos de nuevo a esta caacutemara
y entonces veremos
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
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-iexclOh Gregoriska -exclameacute- iexclsi es eacutel te mataraacute
-No temas amada Edvige Consiente solamente
-Sabes bien que hareacute todo lo que quieras Gregoriska
-Entonces hasta luego a la noche
-Siacute haz lo que creas maacutes oportuno y te secundareacute yo cuanto mejor pueda adioacutes
Se fue Un cuarto de hora despueacutes vi a un caballero precipitarse a toda carrera por el
camino del monasterio era eacutel
Apenas le hube perdido de vista caiacute de rodillas y oreacute oreacute como ya no se reza en
nuestras tierras sin fe y aguardeacute a las siete ofreciendo a Dios y a los santos el
holocausto de mis pensamientos no me levanteacute sino al sonar las siete Estaba deacutebil
como una moribunda paacutelida como una muerta Me echeacute sobre la cabeza un gran velo
negro descendiacute la escalera apoyaacutendome en el muro y me dirigiacute a la capilla sin
encontrar a nadie
Gregoriska me esperaba con el padre Basilio prior del monasterio de Hango Centildeiacutea
una espada santa reliquia de un antiguo cruzado que asistiera a la toma de
Constantinopla con Ville-Hardouin y Baldouin de Flandes
-Edvige -dijo eacutel golpeando con la mano su espada- con la ayuda de Dios eacutesta romperaacute
el encantamiento que amenaza tu vida Aceacutercate pues resueltamente este santo
hombre que ya ha recibido mi confesioacuten recibiraacute nuestros juramentos
Comenzoacute la ceremonia quizaacute nunca otra fue maacutes sencilla y a un tiempo maacutes solemne
Nadie asistiacutea al monje eacutel mismo nos puso sobre la cabeza las coronas nupciales
Vestidos ambos de luto giramos en torno al altar con un cirio en la mano luego el
monje tras pronunciar las sacras palabras agregoacute
Vaacuteyanse ahora hijos miacuteos y el Sentildeor les deacute fuerza y valor para luchar contra el
enemigo del humano geacutenero Armados de la inocencia de ustedes y defendidos por Su
justicia venceraacuten al demonio Vayan y benditos sean
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Besamos los libros santos y salimos de la capilla Entonces por vez primera me apoyeacute
en el brazo de Gregoriska y me parecioacute que al contacto de aquel fuerte brazo de aquel
noble corazoacuten volviacutea a mis venas la vida Estaba segura del triunfo porque Gregoriska
estaba conmigo subimos a mi caacutemara Sonaban las ocho y media
-Edvige -me dijo entonces Gregoriska- no tenemos tiempo que perder iquestQuieres
dormir como de costumbre para que todo suceda durante tu suentildeo o bien permanecer
desvelada y verlo todo
-Junto a ti nada temo quiero permanecer despierta y verlo todo
Gregoriska extrajo de su pecho un boj2 bendito huacutemedo auacuten de agua santa y me lo
dio
-Toma entonces esta ramita -me dijo- acueacutestate en tu lecho recita las preces de la
Virgen y aguarda sin temor Dios estaacute con nosotros Cuida ante todo de no dejar caer
la ramita con ella podraacutes ordenar aun en el infierno No me llames no des ninguacuten
grito reza confiacutea y aguarda
Me acosteacute en el lecho Cruceacute las manos sobre el seno y puse sobre eacutel la ramita
bendecida Gregoriska se ocultoacute tras del trono de que ya hableacute Contaba yo los minutos
y de seguro mi esposo haciacutea lo mismo Sonaron los tres cuartos Vibraba auacuten el tantildeir
del martillo cuando me sentiacute presa del mismo entorpecimiento del mismo terror y del
mismo friacuteo glacial de los diacuteas precedentes acerqueacute a mis labios la rama bendita y
aquella primera sensacioacuten se desvanecioacute Oiacute entonces muy claro el ruido de aquel
conocido paso lento y medido que subiacutea los peldantildeos de la escalera y se aproximaba a
la puerta Luego la puerta se abrioacute despaciosamente sin ruido como empujada por
sobrenatural fuerza y entonces -La voz se apagoacute a medias casi sofocada en la
garganta de la narradora- Y entonces -continuoacute haciendo un esfuerzo- vi a Kostaki
paacutelido como se me apareciera en las parihuelas2 los largos cabellos negros cayeacutendole
sobre las espaldas goteaban sangre vestiacutea como de costumbre pero teniacutea descubierto
el pecho y dejaba ver su sangrante herida Todo estaba muerto todo era cadaacutever
carne ropas porte solamente los ojos aquellos terribles ojos estaban vivos
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
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Ante aquella aparicioacuten iexclextrantildeo es decirlo en vez de sentir duplicaacuterseme el espanto
sentiacute crecerme el valor Dios me lo enviaba de seguro para decidir mi situacioacuten y
defenderme del infierno Al primer paso que el espectro dio hacia mi lecho le claveacute
intreacutepidamente los ojos en el rostro y le presenteacute la rama bendita El espectro intentoacute
avanzar pero un poder maacutes fuerte que eacutel lo retuvo en el sitio Se detuvo
-iexclOh -murmuroacute- ella no duerme lo sabe todo
Pronuncioacute eacutel estas palabras en lengua moldava y sin embargo las comprendiacute yo como
si hubieran sido pronunciadas en lengua por miacute sabida
Estaacutebamos asiacute uno frente al otro el fantasma y yo sin que pudiera apartar mis miradas
de las suyas cuando con el rabillo del ojo vi a Gregoriska salir detraacutes del baldaquino
semejante al aacutengel exterminador y con la espada en el puntildeo Se hizo la sentildeal de la cruz
con la mano siniestra y avanzoacute lentamente con la espada tendida vuelta hacia el
fantasma eacuteste al ver al hermano desenvainoacute tambieacuten el sable soltando una horrible
carcajada pero apenas su sable tocoacute el hierro bendito el brazo le cayoacute inerte junto al
cuerpo Kostaki exhaloacute un suspiro de rabia y desesperacioacuten
-iquestQueacute quieres de miacute -preguntoacute al hermano
-En nombre del Dios verdadero y viviente -dijo Gregoriska- te conjuro a que respondas
-Habla -dijo el espectro rechinando los dientes
-iquestTe he tendido yo una emboscada
-No
-iquestTe he asaltado yo
-No
-Te he herido yo
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-No
-Te arrojaste tuacute mismo sobre mi espada y tuacute mismo corriste al encuentro de la muerte
Luego ante Dios y los hombres no soy culpable yo del delito de fratricidio luego no
has recibido una misioacuten divina sino infernal luego has salido de tu tumba no como una
sombra santa sino como un espectro maldito y volveraacutes a tu tumba
-iexclCon ella siacute -exclamoacute Kostaki haciendo un supremo esfuerzo para apoderarse de miacute
-iexclVolveraacutes allaacute solo -exclamoacute a su vez Gregoriska- Esta mujer me pertenece
Y al pronunciar tales palabras tocoacute con la punta del hierro bendito la llaga viva Kostaki
exhaloacute un grito como si le hubiera tocado una espada de fuego y llevaacutendose una mano
al pecho dio un paso atraacutes Al mismo tiempo Gregoriska con un movimiento que
pareciacutea coordinado con el del hermano dio un paso adelante entonces con los ojos
fijos en los ojos del muerto con la espada contra el pecho de su hermano comenzoacute una
marcha lenta terrible solemne Era algo semejante al pasaje de don Juan y el
comendador el espectro retrocediacutea bajo la presioacuten de la sacra espada bajo la voluntad
irresistible del campeoacuten de Dios que lo seguiacutea paso a paso sin pronunciar una palabra
ambos anhelantes ambos liacutevidos del rostro el vivo arrojando al muerto y obligaacutendolo
a abandonar el castillo su anterior morada para volver a la tumba su morada futura
Lo aseguro a fe miacutea iexclera cosa horrenda de verse Y sin embargo yo misma movida
por una fuerza superior invisible desconocida sin saber lo que haciacutea me levanteacute y los
seguiacute Bajamos la escalera iluminados soacutelo por las ardientes pupilas de Kostaki
Atravesamos la galeriacutea y el patio y luego traspusimos la puerta siempre con el mismo
paso medido el espectro retrocediendo Gregoriska con el brazo tendido yo detraacutes de
ellos
Esta marcha fantaacutestica duroacute una hora pues era necesario volver el cadaacutever a su tumba
pero en vez de seguir el camino acostumbrado Kostaki y Gregoriska atravesaron el
terreno en liacutenea recta cuidaacutendose poco de los obstaacuteculos que para ellos ya no existiacutean
ante ellos el suelo se allanaba los torrentes se secaban los aacuterboles se apartaban las
rocas se abriacutean El mismo milagro se operaba para miacute soacutelo que el cielo me pareciacutea todo
cubierto de un negro velo las lunas y las estrellas habiacutean desaparecido y en medio de
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las tinieblas soacutelo veiacutea resplandecer los ojos llameantes del vampiro Llegamos de tal
modo a Hango y pasamos a traveacutes del seto vivo de madrontildeos que serviacutea de cerco al
cementerio Apenas entrada distinguiacute entre las sombras la tumba de Kostaki junto a
la de su padre no sabiacutea que estuviera alliacute y sin embargo la reconociacute Nada me era
desconocido en aquella noche
Gregoriska se detuvo al borde de la fosa abierta
-Kostaki -dijo eacutel- aun no estaacute todo terminado para ti y una voz del cielo me avisa que
puede concebirse el perdoacuten si te arrepientes iquestprometes retornar a la tumba iquestno salir
de ella maacutes iquestconsagrar a Dios el culto que consagraste al infierno
-iexclNo -respondioacute Kostaki
-iquestTe arrepientes -preguntoacute Gregoriska
-iexclNo
-Por uacuteltima vez iquestte arrepientes
-iexclNo
-iexclBien Invoca la ayuda de Satanaacutes como invoco yo la de Dios y veremos quieacuten saldraacute
esta vez auacuten victorioso
Resonaron simultaacuteneamente dos gritos los hierros se cruzaron despidiendo centellas
y la lucha duroacute un minuto que me parecioacute un siglo Kostaki cayoacute vi alzarse la terrible
espada de su hermano introduciacutersela en el cuerpo y clavar ese cuerpo sobre la tierra
recieacuten removida Un uacuteltimo grito que nada teniacutea de humano se alzoacute por el aire Acudiacute
Gregoriska estaba en pie pero vacilante Le di apoyo con mis brazos
-iquestEstaacutes herido -le pregunteacute ansiosamente
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-No -me respondioacute- pero en tal duelo querida Edvige la lucha no la herida mata He
luchado con la muerte y a ella pertenezco
-Amigo amigo -exclameacute- aleacutejate de aquiacute y acaso vuelvas a la vida
-No eacutesta es mi tumba Edvige pero no perdamos tiempo toma un poco de esta tierra
impregnada de su sangre y apliacutecala a la mordedura que te hizo es el uacutenico medio que
puede preservarte en el porvenir de su horrendo amor
Obedeciacute temblando Me inclineacute para recoger aquella tierra sanguinosa y al doblarme
vi el cadaacutever clavado al suelo la espada bendita le atravesaba el corazoacuten y una sangre
oscura le brotaba abundante de la herida como si hubiera muerto en aquel momento
Amaseacute un poco de tierra con la sangre y apliqueacute a mi herida el espantoso talismaacuten
-Ahora mi adorada Edvige -dijo Gregoriska con voz semiapagada- escucha bien mi
uacuteltimo consejo Abandona el paiacutes apenas te sea posible Soacutelo la distancia es una
seguridad para ti El padre Basilio recibioacute hoy mi suprema voluntad y la cumpliraacute
iexclEdvige un beso iexclEl uacuteltimo el uacutenico beso iexclEdvige me muero
Y asiacute diciendo Gregoriska cayoacute junto al hermano
En cualquier otra circunstancia en medio de aquel cementerio cerca de aquella tumba
abierta con aquellos dos cadaacuteveres yaciendo uno junto al otro hubiera enloquecido
pero como dije ya Dios me habiacutea inspirado una fuerza igual a los acontecimientos de
los que eacutel me haciacutea no soacutelo testigo sino tambieacuten actriz Mientras miraba a mi alrededor
en busca de ayuda vi abrirse la puerta del monasterio y avanzar los monjes de a dos
conducidos por el padre Basilio llevando cirios ardientes y cantando las preces de
difuntos El padre Basilio habiacutea llegado haciacutea poco al convento y previendo lo
sucedido se dirigiacutea al cementerio con toda la congregacioacuten Me encontroacute viva cerca de
los dos muertos Una uacuteltima convulsioacuten habiacutea retorcido el rostro de Kostaki
Gregoriska en cambio estaba tranquilo y casi sonriente Fue sepultado como lo deseara
eacutel junto al hermano el cristiano junto al maldito Smeranda cuando tuvo noticia de la
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nueva desdicha quiso verme fue a buscarme al convento de Hango y supo de mis
labios cuanto habiacutea acontecido en aquella tremenda noche
Le referiacute todos los detalles de la fantaacutestica historia pero ella me escuchoacute como ya me
escuchara Gregoriska sin mostrar estupor ni espanto
-Edvige -me contestoacute ella despueacutes de un instante de silencio- por muy extrantildeo que sea
lo que me has narrado dijiste soacutelo la verdad La estirpe de los Brankovan estaacute maldita
hasta la tercera y cuarta generacioacuten porque un Brankovan matoacute a un sacerdote El
teacutermino de la maldicioacuten ha llegado pues tuacute aunque esposa eres virgen y en miacute se
extingue el linaje Si mi hijo te ha dejado en herencia un milloacuten toacutemalo Despueacutes de
mi muerte salvo los piacuteos legados que tengo la intencioacuten de hacer recibiraacutes el resto de
mis bienes Y ahora sigue el consejo de tu esposo Vuelve lo maacutes presto que puedas a
aquellas tierras donde Dios no permite que se cumplan tan horrendos prodigios No
necesito de nadie para llorar conmigo a mis hijos Mi dolor quiere soledad Adioacutes no
me tengas ya en cuenta Mi suerte futura me pertenece a miacute sola y a Dios
Y luego de besarme en la frente como de costumbre me dejoacute y fue a encerrarse en el
castillo de Brankovan
Ocho diacuteas despueacutes partiacute para Francia Como lo esperara Gregoriska mis noches no
fueron turbadas ya por el terrible fantasma Se restablecioacute mi salud y de aquel suceso
no me quedoacute otro recuerdo fuera de esta palidez mortal que suele acompantildear hasta la
tumba a toda humana criatura que haya sufrido el beso de un vampiro
________________
1 Parihuelas Utensilio para transportar cosas entre dos personas formado por dos
barras horizontales entre las que estaacute fijada una plataforma o cajoacuten Camilla cama
portaacutetil
2 Boj Arbusto de tallos ramosos con pequentildeas hojas ovales muy utilizado como
planta de jardiacuten y cuya madera es apreciada por su dureza
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no bastaba necesitaba ser convencida cuando he aquiacute que una noche de vuelta apenas
en mi caacutemara oiacute golpear levemente a una de las dos puertas que se cerraban por dentro
Por el modo de golpear adivineacute que era una llamada amiga Me acerqueacute preguntando
quieacuten estaba alliacute
-Gregoriska -contestoacute una voz cuyo acento no podiacutea engantildearme
-iquestQueacute quereacuteis de miacute -le pregunteacute toda temblorosa
-Si tienes fe en miacute -dijo Gregoriska- si me crees hombre de honor iquestme permites una
pregunta
-iquestCuaacutel
-Apaga la luz como si te hubierais acostado y de aquiacute en media hora aacutebreme esta
puerta
-Vuelve dentro de media hora -fue mi uacutenica respuesta
Apagueacute la luz y aguardeacute El corazoacuten me palpitaba con violencia pues comprendiacutea que
se trataba de un hecho importante Transcurrioacute la media hora oiacute golpear maacutes levemente
auacuten que la primera vez Durante el intervalo habiacutea descorrido los cerrojos no me
quedaba pues sino abrir la puerta Gregoriska entroacute y sin que me dijera cerreacute la puerta
tras eacutel y echeacute los cerrojos Eacutel permanecioacute un instante mudo e inmoacutevil imponieacutendome
silencio con el gesto Luego cuando estuvo seguro de que ninguacuten peligro nos
amenazaba por el momento me llevoacute al centro de la vasta caacutemara y sintiendo por mi
temblor que no habriacutea podido sostenerme de pie me buscoacute una silla Me senteacute o maacutes
bien me dejeacute caer sobre el asiento
-iexclDios miacuteo -le dije- iquestqueacute hay de nuevo o por queacute tantas precauciones
-Porque mi vida que no contariacutea para nada y acaso tambieacuten la tuya dependen de la
conversacioacuten que tendremos
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Amedrentada le aferreacute una mano Se la llevoacute eacutel a los labios miraacutendome como si
quisiera pedir excusas por tanta audacia Bajeacute yo los ojos era un taacutecito consentimiento
-Yo te amo -me dijo con aquella voz melodiosa como un canto- iquestme amas tuacute
-Siacute -le respondiacute
-iquestY consentiriacuteas en ser mi mujer
Llevoacute la mano a la frente con profunda expresioacuten de felicidad
-Siacute
-Entonces iquestno rehusaraacutes seguirme
-Te seguireacute doquiera
-Pues comprenderaacutes bien que no podemos ser felices sino huyendo de estos lugares
-iexclOh siacute Huyamos -exclameacute
-iexclSilencio -dijo eacutel estremecieacutendose- iexclSilencio
-Tienes razoacuten
Y me le acerqueacute toda tremante
-Escucha lo que he hecho -continuoacute Gregoriska- escucha por queacute he estado tanto
tiempo sin confesarte que te amaba Queriacutea yo cuando estuviera seguro de tu amor
que nadie pudiera oponerse a nuestra unioacuten Yo soy rico querida Edvige
inmensamente rico pero como lo son los sentildeores moldavos rico en tierras en ganados
en servidores Ahora bien he vendido por un milloacuten tierras rebantildeos y campesinos al
monasterio de Hango Me han dado trescientos mil francos en muchas piedras
preciosas cien mil francos en oro el resto en letras de cambio sobre Viena iquestTe bastaraacute
un milloacuten
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Le apreteacute la mano
-Me hubiera bastado tu amor Gregoriska juacutezgalo tuacute
-iexclBien Escucha mantildeana voy al monasterio de Hango para tomar mis uacuteltimas
disposiciones con el superior Eacutel me tiene listos caballos que nos esperaraacuten de las nueve
de la mantildeana en adelante ocultos a cien pasos de castillo Despueacutes de la cena subiraacute
de nuevo como hoy a tu caacutemara como hoy apagaraacutes la luz como hoy entrareacute yo en tu
aposento Pero mantildeana en vez de salir solo tuacute me seguiraacutes saldremos por la puerta que
da sobre los campos encontraremos los caballos montaremos y pasado mantildeana por
la mantildeana habremos recorrido treinta leguas
-iexclOh iexclPor queacute no seraacute ya pasado mantildeana
-iexclQuerida Edvige
Gregoriska me apretoacute sobre el corazoacuten y nuestros labios se encontraron iexclOh Lo habiacutea
dicho eacutel yo habiacutea abierto la puerta de mi caacutemara a un hombre de honor pero
comprendioacute bien que si no le perteneciacutea en cuerpo le perteneciacutea en alma Transcurrioacute
la noche sin que pudiera cerrar los ojos Me veiacutea huir con Gregoriska me sentiacutea
transportada por eacutel como ya lo habiacutea sido por Kostaki soacutelo que aquella carrera terrible
espantable fuacutenebre se trocaba ahora en un apuro suave y delicioso al que la velocidad
del movimiento agregaba deleite pues tambieacuten el movimiento veloz tiene un deleite
propio Nacioacute el diacutea Bajeacute Me parecioacute que el ademaacuten con que me saludoacute Kostaki era
auacuten maacutes teacutetrico que de costumbre Su sonrisa era iroacutenica y amenazadora Smeranda no
me parecioacute cambiada Durante la colacioacuten Gregoriska ordenoacute sus caballos Pareciacutea que
Kostaki no pusiera ni la miacutenima atencioacuten en aquella orden Hacia las once Gregoriska
nos saludoacute anunciando que estariacutea de regreso recieacuten a la noche y rogando a su madre
que no lo esperase a cenar despueacutes se volvioacute hacia miacute y me rogoacute quisiera admitir sus
excusas
Salioacute La mirada de su hermano lo siguioacute hasta cuando dejoacute la caacutemara y en ese
momento le brotoacute de los ojos un tal relaacutempago de odio que me estremeciacute Pueden
imaginarse con queacute inquietud paseacute aquel diacutea A nadie habiacutea confiado nuestros
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designios a duras penas le hableacute a Dios de ello en mis plegarias y me pareciacutea que
todos los conocieran que cada mirada puesta en miacute pudiera penetrar y leer en lo iacutentimo
de mi corazoacuten La cena fue un suplicio hosco y taciturno Kostaki por costumbre
hablaba raramente esta vez no dijo maacutes que dos o tres palabras en moldavo a su madre
y siempre con tal acento que haciacutea estremecer Cuando me levanteacute para subir a mi
aposento Smeranda como de ordinario me abrazoacute y al abrazarme repitioacute aquella frase
que desde ya ocho diacuteas no le saliera de la boca iexclKostaki ama a Edvige
Esta frase me siguioacute como una amenaza hasta mi caacutemara y aun alliacute me pareciacutea que una
voz fatal me susurrase al oiacutedo iexclKostaki ama a Edvige Ahora el amor de Kostaki me
lo habiacutea dicho Gregoriska equivaliacutea a la muerte Hacia las siete de la noche vi a Kostaki
atravesar el patio Se volvioacute para verme pero me aparteacute para que no pudiera
descubrirme Estaba inquieta pues por cuanto podiacutea yo ver desde mi ventana me
pareciacutea que eacutel iba directamente hacia la caballeriza Me arriesgueacute a correr los cerrojos
de una de las puertas internas de mi caacutemara y pasar a la caacutemara vecina desde donde
podiacutea ver todo lo que eacutel estaba por hacer Se dirigiacutea en efecto hacia la caballeriza y
cuando hubo llegado a ella sacoacute eacutel mismo su caballo favorito ensillaacutendolo de su propia
mano con el cuidado de un hombre que da la mayor importancia a cada detalle Vestiacutea
el mismo traje que cuando se me apareciera la vez primera pero no llevaba otra arma
que el sable Cuando hubo ensillado el caballo miroacute otra vez hacia la ventana de mi
caacutemara No habieacutendome visto saltoacute sobre la silla se hizo abrir la misma puerta por la
que saliera y debiacutea volver su hermano y se alejoacute a todo galope en direccioacuten del
monasterio de Hango Se me apretoacute entonces terriblemente el corazoacuten un fatal
presentimiento me deciacutea que Kostaki iba al encuentro de su hermano Estuve en la
ventana hasta cuando pude distinguir el camino que a un cuarto de legua de distancia
del castillo haciacutea un recodo a la izquierda y se perdiacutea en el comienzo de un bosque
Pero la noche se tornaba cada vez maacutes cerrada y pronto no pude distinguir maacutes el
camino
Me quedeacute todaviacutea
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Finalmente la inquietud que me atormentaba renovoacute precisamente por exceso mis
fuerzas y pues las primeras noticias de uno o de otro hermano debiacutean llegarme en la
sala inferior bajeacute
Mireacute ante todo Smeranda En la tranquilidad de su rostro advertiacute que no teniacutea ninguna
aprensioacuten daba oacuterdenes para la acostumbrada cena y los cubiertos de los hermanos
estaban en los lugares habituales No me atreviacute a interrogar a nadie Por otra parte iquesta
quieacuten hubiera podido dirigirme En el castillo ninguno excepto Kostaki y Gregoriska
hablaban las dos lenguas que yo sabiacutea Me sobresaltaba al miacutenimo rumor Por
costumbre nos poniacuteamos a la mesa a las nueve
Habiacutea bajado a la sala a las ocho y media y seguiacutea con la mirada la aguja de los
minutos cuyo avance era casi visible sobre el amplio cuadrante del reloj La viajera
aguja transitoacute la distancia que nos separaba del cuarto de hora
El cuarto golpeoacute y las vibraciones resonaron profundas y tristes en seguida la aguja
continuoacute su girar silencioso y la vi recorrer de nuevo la distancia con la regularidad y
la lentitud de la punta de un compaacutes Algunos minutos antes de dar las nueve me
parecioacute oiacuter el pataleo de un caballo en el patio Lo oyoacute tambieacuten Smeranda y volvioacute el
rostro hacia la ventana pero la noche era demasiado oscura para poder distinguir objeto
alguno iexclOh Si me hubiera mirado en aquel momento cuaacuten presto habriacutea adivinado lo
que pasaba en mi corazoacuten
Se habiacutea oiacutedo el patalear de un solo caballo y era cosa muy natural pues estaba yo
bien segura de que habriacutea regresado un solo caballero iquestPero cuaacutel Resonaron algunos
pasos en la antecaacutemara pasos lentos como los de un hombre que camina hesitando
cada uno de ellos me pareciacutea transitarme el corazoacuten La puerta se abrioacute y en la
oscuridad vi delinearse una sombra
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La sombra se detuvo un instante en la puerta el corazoacuten se me quedoacute en suspenso La
sombra avanzoacute y a medida que entraba en el ciacuterculo de la luz recobraba yo el aliento
Reconociacute a Gregoriska Algunos momentos maacutes y el corazoacuten se me quebraba
Reconociacute a Gregoriska pero estaba paacutelido como un cadaacutever Con soacutelo verle se podiacutea
adivinar que habiacutea acontecido algo terrible
-iquestEres tuacute Kostaki -preguntoacute Smeranda
-No madre miacutea -contestoacute Gregoriska con sorda voz
-iexclAh al fin -dijo ella- iquesty desde cuaacutendo acaacute toca a tu madre esperarte
-Madre miacutea -dijo Gregoriska mirando la peacutendola- apenas son las nueve
Y efectivamente en ese mismo momento sonaron las nueve
-Es verdad -dijo Smeranda- iquestDoacutende estaacute tu hermano
A pesar miacuteo se presentoacute en mi mente el pensamiento de que Dios habiacutea hecho la misma
pregunta a Caiacuten Gregoriska no contestoacute
-iquestNadie ha visto hasta ahora a Kostaki -preguntoacute Smeranda
El vatar o sea el mayordomo fue a informarse
-Hacia las siete -dijo eacutel de regreso- el conde ha estado en las caballerizas ha ensillado
con propia mano su caballo y ha partido por el camino de Hango
En ese instante mis ojos se encontraron con los de Gregoriska No seacute si fue realidad o
alucinacioacuten pero me parecioacute notar una gota de sangre en medio de su frente Me lleveacute
lentamente el dedo a la frente indicando el punto donde creiacutea yo ver aquella mancha
Gregoriska me comprendioacute sacoacute el pantildeuelo y se secoacute
-Siacute siacute -murmuroacute Smeranda- habraacute encontrado alguacuten lobo u oso y se habraacute entretenido
en perseguirlo He aquiacute por queacute un hijo hace esperar a su madre iquestDoacutende le has dejado
Gregoriska
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-Madre miacutea -respondioacute eacuteste con voz conmovida pero firme- mi hermano y yo no hemos
salido juntos
-Bien -dijo Smeranda- Vamos a la mesa cada uno poacutengase en su lugar y luego
cieacuterrense las puertas quien esteacute afuera dormiraacute afuera
Las dos primeras partes de estas oacuterdenes fueron estrictamente ejecutadas Smeranda
se puso en su lugar Gregoriska se sentoacute a su diestra yo a su siniestra Despueacutes los
servidores salieron para cumplir la tercera parte de las oacuterdenes es decir para cerrar las
puertas del castillo En ese momento mismo se escuchoacute un gran estreacutepito en el patio y
un servidor entroacute espantado diciendo
-Princesa ha entrado en este instante al patio el caballo del conde Kostaki solo y por
entero cubierto de sangre
-iexclOh -murmuroacute Smeranda levantaacutendose paacutelida y amenazadora- de tal modo volvioacute una
noche al castillo el caballo de su padre
Dirigioacute una mirada a Gregoriska no estaba paacutelido ya estaba liacutevido El caballo del
conde Koproli en efecto habiacutea regresado una noche al castillo todo manchado de
sangre y una hora despueacutes los servidores encontraron y trajeron el cuerpo del amo
cubierto de heridas Smeranda tomoacute una antorcha de manos de un criado se acercoacute a
la puerta y abrieacutendola bajoacute al patio El caballo espantado era retenido trabajosamente
por tres o cuatro servidores que haciacutean toda clase de esfuerzos para tranquilizarlo
Smeranda se aproximoacute al animal examinoacute la sangre que cubriacutea la silla y vio una herida
en su testuz
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-Kostaki fue muerto de frente -dijo ella- en duelo y por un solo enemigo Busquen su
cuerpo hijos miacuteos maacutes tarde buscaremos al homicida
Asiacute como el caballo habiacutea entrado por la puerta de Hango todos los servidores se
precipitaron afuera por ella y se vieron sus antorchas perderse en la campintildea y entrar
en lo profundo del bosque como en una hermosa noche de estiacuteo se ven centellear las
lucieacuternagas en la llanura de Niza o de Pisa
Smeranda como si hubiera estado segura de que la buacutesqueda no durariacutea mucho
aguardoacute enhiesta en la puerta Ni una laacutegrima humedeciacutea las mejillas de aquella madre
desolada sin embargo se veiacutea que la desesperacioacuten rugiacutea tempestuosa en lo profundo
de su corazoacuten Gregoriska estaba detraacutes de ella y yo cerca de Gregoriska Al
abandonar la sala parecioacute querer ofrecerme su brazo pero no se habiacutea atrevido a
hacerlo De ahiacute en cerca de un cuarto de hora se vio aparecer en el recodo del camino
una antorcha luego una segunda una tercera y finalmente se distinguieron todas Soacutelo
que ahora en vez de dispersarse estaban agrupadas en torno a un centro comuacuten Ese
centro era como bien pronto se pudo advertir unas parihuelas1 con un hombre tendido
sobre ellas El fuacutenebre cortejo avanzaba lentamente pero al cabo de diez minutos
quienes lo llevaban se descubrieron instintivamente la cabeza y taciturnos entraron en
el patio donde fue depositado el cuerpo Entonces con un majestuoso gesto Smeranda
ordenoacute que se le abriera paso y acercaacutendose al cadaacutever puso una rodilla en tierra ante
eacutel apartoacute los cabellos que le formaban un velo sobre el rostro y estuvo contemplaacutendolo
largamente sin derramar una laacutegrima Le abrioacute luego la vestimenta moldava y apartoacute
camisa ensangrentada La herida se hallaba en la parte diestra del pecho Debiacutea haber
sido hecha con una hoja recta y de dos filos Recordeacute haber visto esa mantildeana misma al
costado de Gregoriska el largo cuchillo de caza que serviacutea de bayoneta a su carabina
Busqueacute con los ojos el arma no estaba ya alliacute Smeranda se hizo llevar agua mojoacute en
ella su pantildeuelo y lavoacute la llaga Una sangre pura y tibia todaviacutea enrojecioacute los labios de
la herida El espectaacuteculo que teniacutea bajo los ojos era a un tiempo atroz y sublime
Aquella vasta caacutemara ahumada por las antorchas de resina aquellos rostros baacuterbaros
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aquellos ojos centelleantes de ferocidad aquellos ropajes singulares aquella madre
que a la vista de la sangre aun caacutelida calculaba cuaacutento tiempo haciacutea que la muerte
arrebatara a su hijo aquel profundo silencio interrumpido soacutelo por los sollozos de los
bandidos cuyo jefe era Kostaki todo eso repito teniacutea en siacute algo de atroz y de sublime
Smeranda acercoacute sus labios a la frente de su hijo y se levantoacute en seguida echaacutendose
a las espaldas las largas trenzas de blancos cabellos que se le habiacutean desunido
-iexclGregoriska ndashdijo
Gregoriska se estremecioacute sacudioacute la cabeza y saliendo de su atoniacutea
-Madre miacutea -respondioacute
-Ven aquiacute hijo miacuteo y escuacutechame
Gregoriska obedecioacute temblando pero obedecioacute
A medida que se aproximaba al cuerpo de Kostaki la sangre brotaba de la herida maacutes
abundante y maacutes roja Afortunadamente Smeranda no miraba maacutes hacia aquel lado
pues a la vista de aquella sangre no habriacutea tenido ya necesidad de buscar el asesino
-Gregoriska -dijo ella- bien seacute que Kostaki y tuacute no se miraban con buenos ojos bien seacute
que tuacute eres un Waivady por parte de tu padre y eacutel un Koproli por parte del suyo pero
por parte de madre son ambos de la sangre de los Brankovan Seacute que tuacute eres un hombre
de ciudad occidental y eacutel un hijo de las montantildeas orientales pero por el seno que los
llevoacute a ambos son hermanos iexclPues bien Gregoriska quiero saber si mi hijo seraacute
llevado a yacer junto a la tumba de su padre sin que haya sido pronunciado el
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juramento si yo en fin podreacute llorar tranquila como mujer descansando en ti vale decir
en un hombre para el castigo
-Dime sentildeora el nombre del homicida y ordena te juro que dentro de una hora si tuacute
lo exiges habraacute dejado de vivir
-iquestJuras so pena de mi maldicioacuten lo has entendido hijo miacuteo iquestJuras que el asesino
moriraacute que no dejaraacutes piedra sobre piedra de su casa que su madre sus hijos sus
hermanos su mujer o su prometida pereceraacuten por tu mano Juacuteralo y al jurarlo invoca
sobre ti la coacutelera celeste si faltas a la sacra promesa Si faltas a esta sacra promesa
padeceraacutes la miseria la execracioacuten de los amigos la maldicioacuten de tu madre
Gregoriska extendioacute la mano sobre el cadaacutever y
-iexclJuro que el asesino moriraacute -dijo
A aquel singular juramento cuyo verdadero sentido yo sola y el muerto quizaacute podiacuteamos
comprender vi o creiacute ver cumplirse un horrendo prodigio Los ojos del cadaacutever se
abrieron se fijaron sobre miacute maacutes vivos cual nunca los viera y como si aquella mirada
hubiera sido palpable sentiacute penetrarme hasta el corazoacuten un hierro candente No resistiacute
tanto dolor y me desvaneciacute
Cuando recobreacute los sentidos me encontreacute acostada sobre el lecho de mi caacutemara una de
las dos mujeres velaba cerca de miacute Pregunteacute doacutende estaba Smeranda me fue
contestado que velaba junto al cuerpo de su hijo Pregunteacute doacutende estaba Gregoriska se
me dijo que en el monasterio de Hango
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Ahora no era preciso huir iquestno habiacutea muerto Kostaki No se debiacutea ya hablar de boda
iquestpodiacutea yo casarme con el fratricida Transcurrieron asiacute tres diacuteas y tres noches en medio
de extrantildeos suentildeos En la vigilia y en el suentildeo veiacutea siempre aquellos dos ojos vivos en
ese rostro de muerto era una visioacuten horrenda Kostaki debiacutea ser sepultado al tercer diacutea
Por la mantildeana me fue traiacutedo de parte de Smeranda un vestido completo de viuda Me
lo puse y bajeacute La casa pareciacutea vaciacutea todos estaban en la capilla Me encamineacute hacia
ella y al tiempo que trasponiacutea su umbral vino a mi encuentro Smeranda a quien no
habiacutea visto desde hacia tres diacuteas
Se hubiera dicho que era la imagen del Dolor Con lento movimiento como el de una
estatua posoacute sobre mi frente sus helados labios y con voz que pareciacutea salir ya de la
tumba pronuncioacute las habituales palabras iexclKostaki te ama No se pueden imaginar
el efecto que produjeron en miacute aquellas palabras Esa protesta de amor expresada en
presente en vez de en pasado que deciacutea te ama y no ya te amaba ese amor de
ultratumba que veniacutea a buscarme en la vida hizo sobre mi corazoacuten una impresioacuten
terrible Al mismo tiempo se apoderaba de miacute un extrantildeo sentimiento tal como si fuera
verdaderamente la mujer de aquel que habiacutea muerto no la prometida del vivo Aquel
atauacuted me atraiacutea a mi pesar dolorosamente como la sierpe atrae al pajarillo por ella
fascinado
Busqueacute con los ojos a Gregoriska lo vi paacutelido y enhiesto contra una columna miraba
hacia lo alto No seacute decir si me vio Los monjes del convento de Hango rodeaban el
cuerpo cantando salmos del rito griego a veces armoniosos con frecuencia monoacutetonos
Tambieacuten yo hubiera querido orar pero la plegaria expiraba en mis labios mi mente
estaba tan confusa que me pareciacutea antes bien presenciar un consistorio de demonios
que una reunioacuten de monjes Cuando fue sacado el cuerpo de alliacute quise seguirlo pero
desfallecieron mis fuerzas Sentiacute doblaacuterseme las piernas y me apoyeacute en la puerta
Entonces Smeranda se me acercoacute e hizo una sentildea a Gregoriska Este se aproximoacute
Smeranda me habloacute en moldavo
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-Mi madre me ordena repetirte palabra por palabra lo que va a decir -me expresoacute
Gregoriska
Smeranda habloacute de nuevo cuando hubo terminado
-He aquiacute las palabras de mi madre -dijo eacutel- Lloras a mi hijo Edvige tu lo amabas
iquestverdad Te agradezco las laacutegrimas y tu amor de ahora en adelante tienes una patria
una madre una familia Derramemos las muchas laacutegrimas debidas a los muertos luego
seamos de nuevo dignas ambas de aquel que ya no es iexclyo su madre tuacute su mujer
Adioacutes vuelve a tu caacutemara yo acompantildeareacute a mi hijo hasta su uacuteltima morada cuando
regrese me encerrareacute en mi estancia con mi dolor y me volveraacutes a ver soacutelo cuando lo
haya vencido estate tranquila matareacute este dolor porque no quiero que me mate a miacute
A estas palabras de Smeranda traducidas por Gregoriska no pude responder sino con
un gemido Subiacute a mi caacutemara el fuacutenebre cortejo se alejoacute y lo vi desaparecer en el
aacutengulo del camino El convento de Hango estaba a soacutelo media legua de distancia del
castillo en liacutenea recta pero los obstaacuteculos del suelo haciacutean dar muchas vueltas al
camino de modo que se empleaban dos horas en recorrer aquel espacio Era el mes de
noviembre Las jornadas se habiacutean tornado friacuteas y breves y a las cinco ya era noche
oscura Hacia las siete vi reaparecer las antorchas el cortejo fuacutenebre habiacutea regresado
El cadaacutever reposaba en la tumba de sus padres todo estaba concluido
Les dije ya en queacute singular pesadilla viviacutea presa luego del fatal suceso que nos
sumergiera a todos en el duelo y sobre todo despueacutes que viera reabrirse y fijarse sobre
miacute los ojos cerrados del muerto La noche que siguioacute oprimida por las emociones
experimentadas durante el diacutea estaba auacuten maacutes triste Escuchaba sonar todas las horas
del reloj del castillo y a medida que el tiempo fugitivo me acercaba al momento en
que habiacutea muerto Kostaki me sentiacutea cada vez maacutes desconsolada Sonaron las nueve
menos cuarto Entonces se apoderoacute de miacute una extrantildea sensacioacuten Me corriacutea por todo el
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cuerpo un terror un estremecimiento que me helaba luego una especie de suentildeo
invencible entorpeciacutea mis sentidos me oprimiacutea el pecho y me velaba los ojos Tendiacute
el brazo y fui a caer de espaldas sobre el lecho Sin embargo no habiacutea perdido
totalmente los sentidos como para que no pudiera oiacuter como unos pasos acercaacutendose a
mi puerta despueacutes me parecioacute abrirse la puerta en seguida no vi ni escucheacute maacutes nada
Soacutelo sentiacute un vivo dolor en el cuello Luego de lo cual caiacute en profundo letargo
Me desperteacute a medianoche mi laacutempara ardiacutea auacuten intenteacute levantarme pero estaba tan
deacutebil que hube de repetir la tentativa dos veces Finalmente logreacute superar mi debilidad
y como despierta sentiacutea en el cuello el mismo dolor que experimentara en el suentildeo me
arrastreacute apoyaacutendome en el muro hasta el espejo y mireacute Algo que semejaba la
punzadura de un alfiler marcaba la arteria de mi cuello Creiacute que alguacuten insecto me
hubiera picado durante el suentildeo y como me sentiacutea abatida por la extenuacioacuten me
acosteacute de nuevo y me dormiacute A la mantildeana me desperteacute como de costumbre pero
entonces sentiacute una tal debilidad como la experimentara soacutelo una vez en mi vida a la
mantildeana siguiente de un diacutea en que fuera sangrada Me mireacute en el espejo y me sorprendiacute
de mi extraordinaria palidez La jornada transcurrioacute triste y oscura experimentaba yo
una cosa singular cuando me encontraba en un lugar sentiacutea necesidad de quedarme
alliacute cualquier cambio de posicioacuten me fatigaba
Llegada la noche me trajeron la laacutempara mis mujeres seguacuten podiacutea yo comprender por
sus gestos se ofrecieron a quedarse conmigo Se lo agradeciacute y salieron A la misma
hora que la noche precedente experimenteacute los mismos siacutentomas Quise levantarme
entonces y pedir ayuda pero no pude llegar a la salida Oiacute vagamente dar las nueve
menos cuarto los pasos resonaron se abrioacute la puerta pero yo no veiacutea ni escuchaba
nada y como la noche anterior caiacute de espaldas sobre el lecho Como el diacutea anterior
experimenteacute un dolor en el mismo sitio Como el diacutea anterior me desperteacute a
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
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medianoche pero maacutes paacutelida y maacutes deacutebil auacuten Al diacutea siguiente se renovoacute la horrible
pesadilla
Estaba decidida a bajar a la estancia de Smeranda por muy deacutebil que me sintiera
cuando entroacute en la caacutemara una de mis mujeres y pronuncioacute el nombre de Gregoriska
El joven la seguiacutea Intenteacute levantarme para recibirle pero volviacute a caer en mi silloacuten Eacutel
dio un grito al verme y quiso lanzarse hacia miacute pero tuve la fuerza de tender el brazo
hacia eacutel
-iquestQueacute vienes a hacer aquiacute -le pregunteacute
-iexclAy -dijo eacutel- iexclveniacutea a decirte adioacutes A decirte que abandono este mundo que me es
insoportable sin tu amor y tu presencia a anunciarte que me retiro al monasterio de
Hango
-Gregoriska -le respondiacute- estaacutes privado de mi presencias pero no de mi amor iexclAy Te
amo siempre y mi mayor pena es que este amor sea en adelante casi un delito
-Entonces iquestpuedo esperar que rogaraacutes por miacute Edvige
-Siacute pero no lo podreacute hacer por largo tiempo -repliqueacute yo con una sonrisa
-iquestPor queacute no Pero en verdad te veo muy abatida Dime iquestqueacute tienes iquestPor queacute tan
paacutelida
-Porque Dios tiene ciertamente piedad de miacute y a eacutel me llama
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
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Gregoriska se me acercoacute me tomoacute una mano que no tuve fuerza de sustraerle
miraacutendome fijo al rostro
-Esa palidez no es natural Edvige -me dijo- iquestcuaacutel es la causa
-Si te la dijera Gregoriska creeriacuteas que estoy loca
-No no habla Edvige te lo suplico estamos en un paiacutes que no se parece a ninguacuten otro
paiacutes en una familia que no se asemeja a ninguna otra familia Dime diacutemelo todo te lo
encarezco
Se lo narreacute todo la extrantildea alucinacioacuten que me poseiacutea a la hora en que Kostaki debioacute
morir ese terror ese letargo ese friacuteo glacial esa postracioacuten que me haciacutea caer de
espaldas sobre el lecho ese ruido de pasos que me pareciacutea oiacuter esa puerta que creiacutea ver
abrirse y finalmente ese agudo dolor en el cuello seguido de una palidez y de una
debilidad siempre crecientes Creiacutea yo que mi relato pareceriacutea a Gregoriska un
comienzo de locura y lo terminaba con una cierta timidez cuando por el contrario
advertiacute que me prestaba gran atencioacuten
Cuando hube terminado de hablar Gregoriska reflexionoacute un instante
-iquestDe manera -preguntoacute eacutel- que te duermes cada noche a las nueve menos cuarto
-Siacute por muchos que sean los esfuerzos que haga para resistir al suentildeo
-iquestY a esa misma hora crees ver abrirse la puerta
-Siacute aunque eche el cerrojo
-iquestY luego experimentas un agudo dolor en el cuello
-Siacute aunque sea apenas visible la sentildeal de la herida
-iquestMe permites ver
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
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Dobleacute la cabeza hacia atraacutes Examinoacute eacutel la cicatriz
-Edvige -dijo Gregoriska despueacutes de un momento de reflexioacuten- iquesttienes confianza en
miacute
-iquestMe lo preguntas -contesteacute
-iquestCrees en mi palabra
-Como creo en el Evangelio
-iexclBien Edvige por mi fe te juro que no tienes ocho diacuteas de vida si no aceptas hacer
hoy mismo lo que voy a decirte
-iquestY si consiento
-Si consientes quizaacutes te salves
-iquestQuizaacutes -eacutel se calloacute- Suceda lo que fuere Gregoriska -continueacute diciendo yo- hareacute
cuanto me ordenes hacer
-Escucha entonces -dijo eacutel- y ante todo no te espantes En tu paiacutes como en Hungriacutea y
en nuestra Rumaniacutea existe una tradicioacuten
Tembleacute porque esa tradicioacuten ya habiacutea vuelto a mi memoria
-iexclAh iquestSabes lo que quiero decir
-Siacute -contesteacute- en Polonia vi algunas personas padecer el horrendo hecho
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
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-Quieres hablar del vampiro iquestno es verdad
-Siacute nintildea auacuten me sucedioacute ver desenterrar en el cementerio de una aldea perteneciente
a mi padre cuarenta personas muertas en quince diacuteas sin que se hubiera podido en
ninguna ocasioacuten acertar con la causa de su muerte Diecisiete de esos cadaacuteveres
expusieron todos los signos de vampirismo es decir fueron encontrados frescos como
si hubieran estado vivos los otros eran sus viacutectimas
-iquestY queacute se hizo para liberar de eso a la regioacuten
-Se les clavoacute un palo en el corazoacuten y luego los quemaron
-Siacute asiacute se acostumbra hacer pero para nosotros eso no basta Para librarte de tu
fantasma antes quiero conocerlo y iexclpor Dios lo conocereacute Siacute y si es preciso luchareacute
cuerpo a cuerpo con eacutel quienquiera fuere
-iexclOh Gregoriska -exclameacute espantada
Dijo
-Quienquiera que fuere lo repito Mas para llevar a buen fin esta terrible aventura es
necesario que hagas todo lo que te exigireacute
-Di
-Estate preparada a las siete Desciende a la capilla pero desciende sola es necesario
que venzas a toda costa tu debilidad Edvige Alliacute recibiremos la bendicioacuten nupcial
Consieacutentemelo amada miacutea para velar por ti Luego subiremos de nuevo a esta caacutemara
y entonces veremos
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
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-iexclOh Gregoriska -exclameacute- iexclsi es eacutel te mataraacute
-No temas amada Edvige Consiente solamente
-Sabes bien que hareacute todo lo que quieras Gregoriska
-Entonces hasta luego a la noche
-Siacute haz lo que creas maacutes oportuno y te secundareacute yo cuanto mejor pueda adioacutes
Se fue Un cuarto de hora despueacutes vi a un caballero precipitarse a toda carrera por el
camino del monasterio era eacutel
Apenas le hube perdido de vista caiacute de rodillas y oreacute oreacute como ya no se reza en
nuestras tierras sin fe y aguardeacute a las siete ofreciendo a Dios y a los santos el
holocausto de mis pensamientos no me levanteacute sino al sonar las siete Estaba deacutebil
como una moribunda paacutelida como una muerta Me echeacute sobre la cabeza un gran velo
negro descendiacute la escalera apoyaacutendome en el muro y me dirigiacute a la capilla sin
encontrar a nadie
Gregoriska me esperaba con el padre Basilio prior del monasterio de Hango Centildeiacutea
una espada santa reliquia de un antiguo cruzado que asistiera a la toma de
Constantinopla con Ville-Hardouin y Baldouin de Flandes
-Edvige -dijo eacutel golpeando con la mano su espada- con la ayuda de Dios eacutesta romperaacute
el encantamiento que amenaza tu vida Aceacutercate pues resueltamente este santo
hombre que ya ha recibido mi confesioacuten recibiraacute nuestros juramentos
Comenzoacute la ceremonia quizaacute nunca otra fue maacutes sencilla y a un tiempo maacutes solemne
Nadie asistiacutea al monje eacutel mismo nos puso sobre la cabeza las coronas nupciales
Vestidos ambos de luto giramos en torno al altar con un cirio en la mano luego el
monje tras pronunciar las sacras palabras agregoacute
Vaacuteyanse ahora hijos miacuteos y el Sentildeor les deacute fuerza y valor para luchar contra el
enemigo del humano geacutenero Armados de la inocencia de ustedes y defendidos por Su
justicia venceraacuten al demonio Vayan y benditos sean
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Besamos los libros santos y salimos de la capilla Entonces por vez primera me apoyeacute
en el brazo de Gregoriska y me parecioacute que al contacto de aquel fuerte brazo de aquel
noble corazoacuten volviacutea a mis venas la vida Estaba segura del triunfo porque Gregoriska
estaba conmigo subimos a mi caacutemara Sonaban las ocho y media
-Edvige -me dijo entonces Gregoriska- no tenemos tiempo que perder iquestQuieres
dormir como de costumbre para que todo suceda durante tu suentildeo o bien permanecer
desvelada y verlo todo
-Junto a ti nada temo quiero permanecer despierta y verlo todo
Gregoriska extrajo de su pecho un boj2 bendito huacutemedo auacuten de agua santa y me lo
dio
-Toma entonces esta ramita -me dijo- acueacutestate en tu lecho recita las preces de la
Virgen y aguarda sin temor Dios estaacute con nosotros Cuida ante todo de no dejar caer
la ramita con ella podraacutes ordenar aun en el infierno No me llames no des ninguacuten
grito reza confiacutea y aguarda
Me acosteacute en el lecho Cruceacute las manos sobre el seno y puse sobre eacutel la ramita
bendecida Gregoriska se ocultoacute tras del trono de que ya hableacute Contaba yo los minutos
y de seguro mi esposo haciacutea lo mismo Sonaron los tres cuartos Vibraba auacuten el tantildeir
del martillo cuando me sentiacute presa del mismo entorpecimiento del mismo terror y del
mismo friacuteo glacial de los diacuteas precedentes acerqueacute a mis labios la rama bendita y
aquella primera sensacioacuten se desvanecioacute Oiacute entonces muy claro el ruido de aquel
conocido paso lento y medido que subiacutea los peldantildeos de la escalera y se aproximaba a
la puerta Luego la puerta se abrioacute despaciosamente sin ruido como empujada por
sobrenatural fuerza y entonces -La voz se apagoacute a medias casi sofocada en la
garganta de la narradora- Y entonces -continuoacute haciendo un esfuerzo- vi a Kostaki
paacutelido como se me apareciera en las parihuelas2 los largos cabellos negros cayeacutendole
sobre las espaldas goteaban sangre vestiacutea como de costumbre pero teniacutea descubierto
el pecho y dejaba ver su sangrante herida Todo estaba muerto todo era cadaacutever
carne ropas porte solamente los ojos aquellos terribles ojos estaban vivos
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
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Ante aquella aparicioacuten iexclextrantildeo es decirlo en vez de sentir duplicaacuterseme el espanto
sentiacute crecerme el valor Dios me lo enviaba de seguro para decidir mi situacioacuten y
defenderme del infierno Al primer paso que el espectro dio hacia mi lecho le claveacute
intreacutepidamente los ojos en el rostro y le presenteacute la rama bendita El espectro intentoacute
avanzar pero un poder maacutes fuerte que eacutel lo retuvo en el sitio Se detuvo
-iexclOh -murmuroacute- ella no duerme lo sabe todo
Pronuncioacute eacutel estas palabras en lengua moldava y sin embargo las comprendiacute yo como
si hubieran sido pronunciadas en lengua por miacute sabida
Estaacutebamos asiacute uno frente al otro el fantasma y yo sin que pudiera apartar mis miradas
de las suyas cuando con el rabillo del ojo vi a Gregoriska salir detraacutes del baldaquino
semejante al aacutengel exterminador y con la espada en el puntildeo Se hizo la sentildeal de la cruz
con la mano siniestra y avanzoacute lentamente con la espada tendida vuelta hacia el
fantasma eacuteste al ver al hermano desenvainoacute tambieacuten el sable soltando una horrible
carcajada pero apenas su sable tocoacute el hierro bendito el brazo le cayoacute inerte junto al
cuerpo Kostaki exhaloacute un suspiro de rabia y desesperacioacuten
-iquestQueacute quieres de miacute -preguntoacute al hermano
-En nombre del Dios verdadero y viviente -dijo Gregoriska- te conjuro a que respondas
-Habla -dijo el espectro rechinando los dientes
-iquestTe he tendido yo una emboscada
-No
-iquestTe he asaltado yo
-No
-Te he herido yo
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-No
-Te arrojaste tuacute mismo sobre mi espada y tuacute mismo corriste al encuentro de la muerte
Luego ante Dios y los hombres no soy culpable yo del delito de fratricidio luego no
has recibido una misioacuten divina sino infernal luego has salido de tu tumba no como una
sombra santa sino como un espectro maldito y volveraacutes a tu tumba
-iexclCon ella siacute -exclamoacute Kostaki haciendo un supremo esfuerzo para apoderarse de miacute
-iexclVolveraacutes allaacute solo -exclamoacute a su vez Gregoriska- Esta mujer me pertenece
Y al pronunciar tales palabras tocoacute con la punta del hierro bendito la llaga viva Kostaki
exhaloacute un grito como si le hubiera tocado una espada de fuego y llevaacutendose una mano
al pecho dio un paso atraacutes Al mismo tiempo Gregoriska con un movimiento que
pareciacutea coordinado con el del hermano dio un paso adelante entonces con los ojos
fijos en los ojos del muerto con la espada contra el pecho de su hermano comenzoacute una
marcha lenta terrible solemne Era algo semejante al pasaje de don Juan y el
comendador el espectro retrocediacutea bajo la presioacuten de la sacra espada bajo la voluntad
irresistible del campeoacuten de Dios que lo seguiacutea paso a paso sin pronunciar una palabra
ambos anhelantes ambos liacutevidos del rostro el vivo arrojando al muerto y obligaacutendolo
a abandonar el castillo su anterior morada para volver a la tumba su morada futura
Lo aseguro a fe miacutea iexclera cosa horrenda de verse Y sin embargo yo misma movida
por una fuerza superior invisible desconocida sin saber lo que haciacutea me levanteacute y los
seguiacute Bajamos la escalera iluminados soacutelo por las ardientes pupilas de Kostaki
Atravesamos la galeriacutea y el patio y luego traspusimos la puerta siempre con el mismo
paso medido el espectro retrocediendo Gregoriska con el brazo tendido yo detraacutes de
ellos
Esta marcha fantaacutestica duroacute una hora pues era necesario volver el cadaacutever a su tumba
pero en vez de seguir el camino acostumbrado Kostaki y Gregoriska atravesaron el
terreno en liacutenea recta cuidaacutendose poco de los obstaacuteculos que para ellos ya no existiacutean
ante ellos el suelo se allanaba los torrentes se secaban los aacuterboles se apartaban las
rocas se abriacutean El mismo milagro se operaba para miacute soacutelo que el cielo me pareciacutea todo
cubierto de un negro velo las lunas y las estrellas habiacutean desaparecido y en medio de
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
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las tinieblas soacutelo veiacutea resplandecer los ojos llameantes del vampiro Llegamos de tal
modo a Hango y pasamos a traveacutes del seto vivo de madrontildeos que serviacutea de cerco al
cementerio Apenas entrada distinguiacute entre las sombras la tumba de Kostaki junto a
la de su padre no sabiacutea que estuviera alliacute y sin embargo la reconociacute Nada me era
desconocido en aquella noche
Gregoriska se detuvo al borde de la fosa abierta
-Kostaki -dijo eacutel- aun no estaacute todo terminado para ti y una voz del cielo me avisa que
puede concebirse el perdoacuten si te arrepientes iquestprometes retornar a la tumba iquestno salir
de ella maacutes iquestconsagrar a Dios el culto que consagraste al infierno
-iexclNo -respondioacute Kostaki
-iquestTe arrepientes -preguntoacute Gregoriska
-iexclNo
-Por uacuteltima vez iquestte arrepientes
-iexclNo
-iexclBien Invoca la ayuda de Satanaacutes como invoco yo la de Dios y veremos quieacuten saldraacute
esta vez auacuten victorioso
Resonaron simultaacuteneamente dos gritos los hierros se cruzaron despidiendo centellas
y la lucha duroacute un minuto que me parecioacute un siglo Kostaki cayoacute vi alzarse la terrible
espada de su hermano introduciacutersela en el cuerpo y clavar ese cuerpo sobre la tierra
recieacuten removida Un uacuteltimo grito que nada teniacutea de humano se alzoacute por el aire Acudiacute
Gregoriska estaba en pie pero vacilante Le di apoyo con mis brazos
-iquestEstaacutes herido -le pregunteacute ansiosamente
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-No -me respondioacute- pero en tal duelo querida Edvige la lucha no la herida mata He
luchado con la muerte y a ella pertenezco
-Amigo amigo -exclameacute- aleacutejate de aquiacute y acaso vuelvas a la vida
-No eacutesta es mi tumba Edvige pero no perdamos tiempo toma un poco de esta tierra
impregnada de su sangre y apliacutecala a la mordedura que te hizo es el uacutenico medio que
puede preservarte en el porvenir de su horrendo amor
Obedeciacute temblando Me inclineacute para recoger aquella tierra sanguinosa y al doblarme
vi el cadaacutever clavado al suelo la espada bendita le atravesaba el corazoacuten y una sangre
oscura le brotaba abundante de la herida como si hubiera muerto en aquel momento
Amaseacute un poco de tierra con la sangre y apliqueacute a mi herida el espantoso talismaacuten
-Ahora mi adorada Edvige -dijo Gregoriska con voz semiapagada- escucha bien mi
uacuteltimo consejo Abandona el paiacutes apenas te sea posible Soacutelo la distancia es una
seguridad para ti El padre Basilio recibioacute hoy mi suprema voluntad y la cumpliraacute
iexclEdvige un beso iexclEl uacuteltimo el uacutenico beso iexclEdvige me muero
Y asiacute diciendo Gregoriska cayoacute junto al hermano
En cualquier otra circunstancia en medio de aquel cementerio cerca de aquella tumba
abierta con aquellos dos cadaacuteveres yaciendo uno junto al otro hubiera enloquecido
pero como dije ya Dios me habiacutea inspirado una fuerza igual a los acontecimientos de
los que eacutel me haciacutea no soacutelo testigo sino tambieacuten actriz Mientras miraba a mi alrededor
en busca de ayuda vi abrirse la puerta del monasterio y avanzar los monjes de a dos
conducidos por el padre Basilio llevando cirios ardientes y cantando las preces de
difuntos El padre Basilio habiacutea llegado haciacutea poco al convento y previendo lo
sucedido se dirigiacutea al cementerio con toda la congregacioacuten Me encontroacute viva cerca de
los dos muertos Una uacuteltima convulsioacuten habiacutea retorcido el rostro de Kostaki
Gregoriska en cambio estaba tranquilo y casi sonriente Fue sepultado como lo deseara
eacutel junto al hermano el cristiano junto al maldito Smeranda cuando tuvo noticia de la
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
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nueva desdicha quiso verme fue a buscarme al convento de Hango y supo de mis
labios cuanto habiacutea acontecido en aquella tremenda noche
Le referiacute todos los detalles de la fantaacutestica historia pero ella me escuchoacute como ya me
escuchara Gregoriska sin mostrar estupor ni espanto
-Edvige -me contestoacute ella despueacutes de un instante de silencio- por muy extrantildeo que sea
lo que me has narrado dijiste soacutelo la verdad La estirpe de los Brankovan estaacute maldita
hasta la tercera y cuarta generacioacuten porque un Brankovan matoacute a un sacerdote El
teacutermino de la maldicioacuten ha llegado pues tuacute aunque esposa eres virgen y en miacute se
extingue el linaje Si mi hijo te ha dejado en herencia un milloacuten toacutemalo Despueacutes de
mi muerte salvo los piacuteos legados que tengo la intencioacuten de hacer recibiraacutes el resto de
mis bienes Y ahora sigue el consejo de tu esposo Vuelve lo maacutes presto que puedas a
aquellas tierras donde Dios no permite que se cumplan tan horrendos prodigios No
necesito de nadie para llorar conmigo a mis hijos Mi dolor quiere soledad Adioacutes no
me tengas ya en cuenta Mi suerte futura me pertenece a miacute sola y a Dios
Y luego de besarme en la frente como de costumbre me dejoacute y fue a encerrarse en el
castillo de Brankovan
Ocho diacuteas despueacutes partiacute para Francia Como lo esperara Gregoriska mis noches no
fueron turbadas ya por el terrible fantasma Se restablecioacute mi salud y de aquel suceso
no me quedoacute otro recuerdo fuera de esta palidez mortal que suele acompantildear hasta la
tumba a toda humana criatura que haya sufrido el beso de un vampiro
________________
1 Parihuelas Utensilio para transportar cosas entre dos personas formado por dos
barras horizontales entre las que estaacute fijada una plataforma o cajoacuten Camilla cama
portaacutetil
2 Boj Arbusto de tallos ramosos con pequentildeas hojas ovales muy utilizado como
planta de jardiacuten y cuya madera es apreciada por su dureza
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Amedrentada le aferreacute una mano Se la llevoacute eacutel a los labios miraacutendome como si
quisiera pedir excusas por tanta audacia Bajeacute yo los ojos era un taacutecito consentimiento
-Yo te amo -me dijo con aquella voz melodiosa como un canto- iquestme amas tuacute
-Siacute -le respondiacute
-iquestY consentiriacuteas en ser mi mujer
Llevoacute la mano a la frente con profunda expresioacuten de felicidad
-Siacute
-Entonces iquestno rehusaraacutes seguirme
-Te seguireacute doquiera
-Pues comprenderaacutes bien que no podemos ser felices sino huyendo de estos lugares
-iexclOh siacute Huyamos -exclameacute
-iexclSilencio -dijo eacutel estremecieacutendose- iexclSilencio
-Tienes razoacuten
Y me le acerqueacute toda tremante
-Escucha lo que he hecho -continuoacute Gregoriska- escucha por queacute he estado tanto
tiempo sin confesarte que te amaba Queriacutea yo cuando estuviera seguro de tu amor
que nadie pudiera oponerse a nuestra unioacuten Yo soy rico querida Edvige
inmensamente rico pero como lo son los sentildeores moldavos rico en tierras en ganados
en servidores Ahora bien he vendido por un milloacuten tierras rebantildeos y campesinos al
monasterio de Hango Me han dado trescientos mil francos en muchas piedras
preciosas cien mil francos en oro el resto en letras de cambio sobre Viena iquestTe bastaraacute
un milloacuten
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
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Le apreteacute la mano
-Me hubiera bastado tu amor Gregoriska juacutezgalo tuacute
-iexclBien Escucha mantildeana voy al monasterio de Hango para tomar mis uacuteltimas
disposiciones con el superior Eacutel me tiene listos caballos que nos esperaraacuten de las nueve
de la mantildeana en adelante ocultos a cien pasos de castillo Despueacutes de la cena subiraacute
de nuevo como hoy a tu caacutemara como hoy apagaraacutes la luz como hoy entrareacute yo en tu
aposento Pero mantildeana en vez de salir solo tuacute me seguiraacutes saldremos por la puerta que
da sobre los campos encontraremos los caballos montaremos y pasado mantildeana por
la mantildeana habremos recorrido treinta leguas
-iexclOh iexclPor queacute no seraacute ya pasado mantildeana
-iexclQuerida Edvige
Gregoriska me apretoacute sobre el corazoacuten y nuestros labios se encontraron iexclOh Lo habiacutea
dicho eacutel yo habiacutea abierto la puerta de mi caacutemara a un hombre de honor pero
comprendioacute bien que si no le perteneciacutea en cuerpo le perteneciacutea en alma Transcurrioacute
la noche sin que pudiera cerrar los ojos Me veiacutea huir con Gregoriska me sentiacutea
transportada por eacutel como ya lo habiacutea sido por Kostaki soacutelo que aquella carrera terrible
espantable fuacutenebre se trocaba ahora en un apuro suave y delicioso al que la velocidad
del movimiento agregaba deleite pues tambieacuten el movimiento veloz tiene un deleite
propio Nacioacute el diacutea Bajeacute Me parecioacute que el ademaacuten con que me saludoacute Kostaki era
auacuten maacutes teacutetrico que de costumbre Su sonrisa era iroacutenica y amenazadora Smeranda no
me parecioacute cambiada Durante la colacioacuten Gregoriska ordenoacute sus caballos Pareciacutea que
Kostaki no pusiera ni la miacutenima atencioacuten en aquella orden Hacia las once Gregoriska
nos saludoacute anunciando que estariacutea de regreso recieacuten a la noche y rogando a su madre
que no lo esperase a cenar despueacutes se volvioacute hacia miacute y me rogoacute quisiera admitir sus
excusas
Salioacute La mirada de su hermano lo siguioacute hasta cuando dejoacute la caacutemara y en ese
momento le brotoacute de los ojos un tal relaacutempago de odio que me estremeciacute Pueden
imaginarse con queacute inquietud paseacute aquel diacutea A nadie habiacutea confiado nuestros
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
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designios a duras penas le hableacute a Dios de ello en mis plegarias y me pareciacutea que
todos los conocieran que cada mirada puesta en miacute pudiera penetrar y leer en lo iacutentimo
de mi corazoacuten La cena fue un suplicio hosco y taciturno Kostaki por costumbre
hablaba raramente esta vez no dijo maacutes que dos o tres palabras en moldavo a su madre
y siempre con tal acento que haciacutea estremecer Cuando me levanteacute para subir a mi
aposento Smeranda como de ordinario me abrazoacute y al abrazarme repitioacute aquella frase
que desde ya ocho diacuteas no le saliera de la boca iexclKostaki ama a Edvige
Esta frase me siguioacute como una amenaza hasta mi caacutemara y aun alliacute me pareciacutea que una
voz fatal me susurrase al oiacutedo iexclKostaki ama a Edvige Ahora el amor de Kostaki me
lo habiacutea dicho Gregoriska equivaliacutea a la muerte Hacia las siete de la noche vi a Kostaki
atravesar el patio Se volvioacute para verme pero me aparteacute para que no pudiera
descubrirme Estaba inquieta pues por cuanto podiacutea yo ver desde mi ventana me
pareciacutea que eacutel iba directamente hacia la caballeriza Me arriesgueacute a correr los cerrojos
de una de las puertas internas de mi caacutemara y pasar a la caacutemara vecina desde donde
podiacutea ver todo lo que eacutel estaba por hacer Se dirigiacutea en efecto hacia la caballeriza y
cuando hubo llegado a ella sacoacute eacutel mismo su caballo favorito ensillaacutendolo de su propia
mano con el cuidado de un hombre que da la mayor importancia a cada detalle Vestiacutea
el mismo traje que cuando se me apareciera la vez primera pero no llevaba otra arma
que el sable Cuando hubo ensillado el caballo miroacute otra vez hacia la ventana de mi
caacutemara No habieacutendome visto saltoacute sobre la silla se hizo abrir la misma puerta por la
que saliera y debiacutea volver su hermano y se alejoacute a todo galope en direccioacuten del
monasterio de Hango Se me apretoacute entonces terriblemente el corazoacuten un fatal
presentimiento me deciacutea que Kostaki iba al encuentro de su hermano Estuve en la
ventana hasta cuando pude distinguir el camino que a un cuarto de legua de distancia
del castillo haciacutea un recodo a la izquierda y se perdiacutea en el comienzo de un bosque
Pero la noche se tornaba cada vez maacutes cerrada y pronto no pude distinguir maacutes el
camino
Me quedeacute todaviacutea
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
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Finalmente la inquietud que me atormentaba renovoacute precisamente por exceso mis
fuerzas y pues las primeras noticias de uno o de otro hermano debiacutean llegarme en la
sala inferior bajeacute
Mireacute ante todo Smeranda En la tranquilidad de su rostro advertiacute que no teniacutea ninguna
aprensioacuten daba oacuterdenes para la acostumbrada cena y los cubiertos de los hermanos
estaban en los lugares habituales No me atreviacute a interrogar a nadie Por otra parte iquesta
quieacuten hubiera podido dirigirme En el castillo ninguno excepto Kostaki y Gregoriska
hablaban las dos lenguas que yo sabiacutea Me sobresaltaba al miacutenimo rumor Por
costumbre nos poniacuteamos a la mesa a las nueve
Habiacutea bajado a la sala a las ocho y media y seguiacutea con la mirada la aguja de los
minutos cuyo avance era casi visible sobre el amplio cuadrante del reloj La viajera
aguja transitoacute la distancia que nos separaba del cuarto de hora
El cuarto golpeoacute y las vibraciones resonaron profundas y tristes en seguida la aguja
continuoacute su girar silencioso y la vi recorrer de nuevo la distancia con la regularidad y
la lentitud de la punta de un compaacutes Algunos minutos antes de dar las nueve me
parecioacute oiacuter el pataleo de un caballo en el patio Lo oyoacute tambieacuten Smeranda y volvioacute el
rostro hacia la ventana pero la noche era demasiado oscura para poder distinguir objeto
alguno iexclOh Si me hubiera mirado en aquel momento cuaacuten presto habriacutea adivinado lo
que pasaba en mi corazoacuten
Se habiacutea oiacutedo el patalear de un solo caballo y era cosa muy natural pues estaba yo
bien segura de que habriacutea regresado un solo caballero iquestPero cuaacutel Resonaron algunos
pasos en la antecaacutemara pasos lentos como los de un hombre que camina hesitando
cada uno de ellos me pareciacutea transitarme el corazoacuten La puerta se abrioacute y en la
oscuridad vi delinearse una sombra
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
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La sombra se detuvo un instante en la puerta el corazoacuten se me quedoacute en suspenso La
sombra avanzoacute y a medida que entraba en el ciacuterculo de la luz recobraba yo el aliento
Reconociacute a Gregoriska Algunos momentos maacutes y el corazoacuten se me quebraba
Reconociacute a Gregoriska pero estaba paacutelido como un cadaacutever Con soacutelo verle se podiacutea
adivinar que habiacutea acontecido algo terrible
-iquestEres tuacute Kostaki -preguntoacute Smeranda
-No madre miacutea -contestoacute Gregoriska con sorda voz
-iexclAh al fin -dijo ella- iquesty desde cuaacutendo acaacute toca a tu madre esperarte
-Madre miacutea -dijo Gregoriska mirando la peacutendola- apenas son las nueve
Y efectivamente en ese mismo momento sonaron las nueve
-Es verdad -dijo Smeranda- iquestDoacutende estaacute tu hermano
A pesar miacuteo se presentoacute en mi mente el pensamiento de que Dios habiacutea hecho la misma
pregunta a Caiacuten Gregoriska no contestoacute
-iquestNadie ha visto hasta ahora a Kostaki -preguntoacute Smeranda
El vatar o sea el mayordomo fue a informarse
-Hacia las siete -dijo eacutel de regreso- el conde ha estado en las caballerizas ha ensillado
con propia mano su caballo y ha partido por el camino de Hango
En ese instante mis ojos se encontraron con los de Gregoriska No seacute si fue realidad o
alucinacioacuten pero me parecioacute notar una gota de sangre en medio de su frente Me lleveacute
lentamente el dedo a la frente indicando el punto donde creiacutea yo ver aquella mancha
Gregoriska me comprendioacute sacoacute el pantildeuelo y se secoacute
-Siacute siacute -murmuroacute Smeranda- habraacute encontrado alguacuten lobo u oso y se habraacute entretenido
en perseguirlo He aquiacute por queacute un hijo hace esperar a su madre iquestDoacutende le has dejado
Gregoriska
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-Madre miacutea -respondioacute eacuteste con voz conmovida pero firme- mi hermano y yo no hemos
salido juntos
-Bien -dijo Smeranda- Vamos a la mesa cada uno poacutengase en su lugar y luego
cieacuterrense las puertas quien esteacute afuera dormiraacute afuera
Las dos primeras partes de estas oacuterdenes fueron estrictamente ejecutadas Smeranda
se puso en su lugar Gregoriska se sentoacute a su diestra yo a su siniestra Despueacutes los
servidores salieron para cumplir la tercera parte de las oacuterdenes es decir para cerrar las
puertas del castillo En ese momento mismo se escuchoacute un gran estreacutepito en el patio y
un servidor entroacute espantado diciendo
-Princesa ha entrado en este instante al patio el caballo del conde Kostaki solo y por
entero cubierto de sangre
-iexclOh -murmuroacute Smeranda levantaacutendose paacutelida y amenazadora- de tal modo volvioacute una
noche al castillo el caballo de su padre
Dirigioacute una mirada a Gregoriska no estaba paacutelido ya estaba liacutevido El caballo del
conde Koproli en efecto habiacutea regresado una noche al castillo todo manchado de
sangre y una hora despueacutes los servidores encontraron y trajeron el cuerpo del amo
cubierto de heridas Smeranda tomoacute una antorcha de manos de un criado se acercoacute a
la puerta y abrieacutendola bajoacute al patio El caballo espantado era retenido trabajosamente
por tres o cuatro servidores que haciacutean toda clase de esfuerzos para tranquilizarlo
Smeranda se aproximoacute al animal examinoacute la sangre que cubriacutea la silla y vio una herida
en su testuz
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-Kostaki fue muerto de frente -dijo ella- en duelo y por un solo enemigo Busquen su
cuerpo hijos miacuteos maacutes tarde buscaremos al homicida
Asiacute como el caballo habiacutea entrado por la puerta de Hango todos los servidores se
precipitaron afuera por ella y se vieron sus antorchas perderse en la campintildea y entrar
en lo profundo del bosque como en una hermosa noche de estiacuteo se ven centellear las
lucieacuternagas en la llanura de Niza o de Pisa
Smeranda como si hubiera estado segura de que la buacutesqueda no durariacutea mucho
aguardoacute enhiesta en la puerta Ni una laacutegrima humedeciacutea las mejillas de aquella madre
desolada sin embargo se veiacutea que la desesperacioacuten rugiacutea tempestuosa en lo profundo
de su corazoacuten Gregoriska estaba detraacutes de ella y yo cerca de Gregoriska Al
abandonar la sala parecioacute querer ofrecerme su brazo pero no se habiacutea atrevido a
hacerlo De ahiacute en cerca de un cuarto de hora se vio aparecer en el recodo del camino
una antorcha luego una segunda una tercera y finalmente se distinguieron todas Soacutelo
que ahora en vez de dispersarse estaban agrupadas en torno a un centro comuacuten Ese
centro era como bien pronto se pudo advertir unas parihuelas1 con un hombre tendido
sobre ellas El fuacutenebre cortejo avanzaba lentamente pero al cabo de diez minutos
quienes lo llevaban se descubrieron instintivamente la cabeza y taciturnos entraron en
el patio donde fue depositado el cuerpo Entonces con un majestuoso gesto Smeranda
ordenoacute que se le abriera paso y acercaacutendose al cadaacutever puso una rodilla en tierra ante
eacutel apartoacute los cabellos que le formaban un velo sobre el rostro y estuvo contemplaacutendolo
largamente sin derramar una laacutegrima Le abrioacute luego la vestimenta moldava y apartoacute
camisa ensangrentada La herida se hallaba en la parte diestra del pecho Debiacutea haber
sido hecha con una hoja recta y de dos filos Recordeacute haber visto esa mantildeana misma al
costado de Gregoriska el largo cuchillo de caza que serviacutea de bayoneta a su carabina
Busqueacute con los ojos el arma no estaba ya alliacute Smeranda se hizo llevar agua mojoacute en
ella su pantildeuelo y lavoacute la llaga Una sangre pura y tibia todaviacutea enrojecioacute los labios de
la herida El espectaacuteculo que teniacutea bajo los ojos era a un tiempo atroz y sublime
Aquella vasta caacutemara ahumada por las antorchas de resina aquellos rostros baacuterbaros
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aquellos ojos centelleantes de ferocidad aquellos ropajes singulares aquella madre
que a la vista de la sangre aun caacutelida calculaba cuaacutento tiempo haciacutea que la muerte
arrebatara a su hijo aquel profundo silencio interrumpido soacutelo por los sollozos de los
bandidos cuyo jefe era Kostaki todo eso repito teniacutea en siacute algo de atroz y de sublime
Smeranda acercoacute sus labios a la frente de su hijo y se levantoacute en seguida echaacutendose
a las espaldas las largas trenzas de blancos cabellos que se le habiacutean desunido
-iexclGregoriska ndashdijo
Gregoriska se estremecioacute sacudioacute la cabeza y saliendo de su atoniacutea
-Madre miacutea -respondioacute
-Ven aquiacute hijo miacuteo y escuacutechame
Gregoriska obedecioacute temblando pero obedecioacute
A medida que se aproximaba al cuerpo de Kostaki la sangre brotaba de la herida maacutes
abundante y maacutes roja Afortunadamente Smeranda no miraba maacutes hacia aquel lado
pues a la vista de aquella sangre no habriacutea tenido ya necesidad de buscar el asesino
-Gregoriska -dijo ella- bien seacute que Kostaki y tuacute no se miraban con buenos ojos bien seacute
que tuacute eres un Waivady por parte de tu padre y eacutel un Koproli por parte del suyo pero
por parte de madre son ambos de la sangre de los Brankovan Seacute que tuacute eres un hombre
de ciudad occidental y eacutel un hijo de las montantildeas orientales pero por el seno que los
llevoacute a ambos son hermanos iexclPues bien Gregoriska quiero saber si mi hijo seraacute
llevado a yacer junto a la tumba de su padre sin que haya sido pronunciado el
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juramento si yo en fin podreacute llorar tranquila como mujer descansando en ti vale decir
en un hombre para el castigo
-Dime sentildeora el nombre del homicida y ordena te juro que dentro de una hora si tuacute
lo exiges habraacute dejado de vivir
-iquestJuras so pena de mi maldicioacuten lo has entendido hijo miacuteo iquestJuras que el asesino
moriraacute que no dejaraacutes piedra sobre piedra de su casa que su madre sus hijos sus
hermanos su mujer o su prometida pereceraacuten por tu mano Juacuteralo y al jurarlo invoca
sobre ti la coacutelera celeste si faltas a la sacra promesa Si faltas a esta sacra promesa
padeceraacutes la miseria la execracioacuten de los amigos la maldicioacuten de tu madre
Gregoriska extendioacute la mano sobre el cadaacutever y
-iexclJuro que el asesino moriraacute -dijo
A aquel singular juramento cuyo verdadero sentido yo sola y el muerto quizaacute podiacuteamos
comprender vi o creiacute ver cumplirse un horrendo prodigio Los ojos del cadaacutever se
abrieron se fijaron sobre miacute maacutes vivos cual nunca los viera y como si aquella mirada
hubiera sido palpable sentiacute penetrarme hasta el corazoacuten un hierro candente No resistiacute
tanto dolor y me desvaneciacute
Cuando recobreacute los sentidos me encontreacute acostada sobre el lecho de mi caacutemara una de
las dos mujeres velaba cerca de miacute Pregunteacute doacutende estaba Smeranda me fue
contestado que velaba junto al cuerpo de su hijo Pregunteacute doacutende estaba Gregoriska se
me dijo que en el monasterio de Hango
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Ahora no era preciso huir iquestno habiacutea muerto Kostaki No se debiacutea ya hablar de boda
iquestpodiacutea yo casarme con el fratricida Transcurrieron asiacute tres diacuteas y tres noches en medio
de extrantildeos suentildeos En la vigilia y en el suentildeo veiacutea siempre aquellos dos ojos vivos en
ese rostro de muerto era una visioacuten horrenda Kostaki debiacutea ser sepultado al tercer diacutea
Por la mantildeana me fue traiacutedo de parte de Smeranda un vestido completo de viuda Me
lo puse y bajeacute La casa pareciacutea vaciacutea todos estaban en la capilla Me encamineacute hacia
ella y al tiempo que trasponiacutea su umbral vino a mi encuentro Smeranda a quien no
habiacutea visto desde hacia tres diacuteas
Se hubiera dicho que era la imagen del Dolor Con lento movimiento como el de una
estatua posoacute sobre mi frente sus helados labios y con voz que pareciacutea salir ya de la
tumba pronuncioacute las habituales palabras iexclKostaki te ama No se pueden imaginar
el efecto que produjeron en miacute aquellas palabras Esa protesta de amor expresada en
presente en vez de en pasado que deciacutea te ama y no ya te amaba ese amor de
ultratumba que veniacutea a buscarme en la vida hizo sobre mi corazoacuten una impresioacuten
terrible Al mismo tiempo se apoderaba de miacute un extrantildeo sentimiento tal como si fuera
verdaderamente la mujer de aquel que habiacutea muerto no la prometida del vivo Aquel
atauacuted me atraiacutea a mi pesar dolorosamente como la sierpe atrae al pajarillo por ella
fascinado
Busqueacute con los ojos a Gregoriska lo vi paacutelido y enhiesto contra una columna miraba
hacia lo alto No seacute decir si me vio Los monjes del convento de Hango rodeaban el
cuerpo cantando salmos del rito griego a veces armoniosos con frecuencia monoacutetonos
Tambieacuten yo hubiera querido orar pero la plegaria expiraba en mis labios mi mente
estaba tan confusa que me pareciacutea antes bien presenciar un consistorio de demonios
que una reunioacuten de monjes Cuando fue sacado el cuerpo de alliacute quise seguirlo pero
desfallecieron mis fuerzas Sentiacute doblaacuterseme las piernas y me apoyeacute en la puerta
Entonces Smeranda se me acercoacute e hizo una sentildea a Gregoriska Este se aproximoacute
Smeranda me habloacute en moldavo
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-Mi madre me ordena repetirte palabra por palabra lo que va a decir -me expresoacute
Gregoriska
Smeranda habloacute de nuevo cuando hubo terminado
-He aquiacute las palabras de mi madre -dijo eacutel- Lloras a mi hijo Edvige tu lo amabas
iquestverdad Te agradezco las laacutegrimas y tu amor de ahora en adelante tienes una patria
una madre una familia Derramemos las muchas laacutegrimas debidas a los muertos luego
seamos de nuevo dignas ambas de aquel que ya no es iexclyo su madre tuacute su mujer
Adioacutes vuelve a tu caacutemara yo acompantildeareacute a mi hijo hasta su uacuteltima morada cuando
regrese me encerrareacute en mi estancia con mi dolor y me volveraacutes a ver soacutelo cuando lo
haya vencido estate tranquila matareacute este dolor porque no quiero que me mate a miacute
A estas palabras de Smeranda traducidas por Gregoriska no pude responder sino con
un gemido Subiacute a mi caacutemara el fuacutenebre cortejo se alejoacute y lo vi desaparecer en el
aacutengulo del camino El convento de Hango estaba a soacutelo media legua de distancia del
castillo en liacutenea recta pero los obstaacuteculos del suelo haciacutean dar muchas vueltas al
camino de modo que se empleaban dos horas en recorrer aquel espacio Era el mes de
noviembre Las jornadas se habiacutean tornado friacuteas y breves y a las cinco ya era noche
oscura Hacia las siete vi reaparecer las antorchas el cortejo fuacutenebre habiacutea regresado
El cadaacutever reposaba en la tumba de sus padres todo estaba concluido
Les dije ya en queacute singular pesadilla viviacutea presa luego del fatal suceso que nos
sumergiera a todos en el duelo y sobre todo despueacutes que viera reabrirse y fijarse sobre
miacute los ojos cerrados del muerto La noche que siguioacute oprimida por las emociones
experimentadas durante el diacutea estaba auacuten maacutes triste Escuchaba sonar todas las horas
del reloj del castillo y a medida que el tiempo fugitivo me acercaba al momento en
que habiacutea muerto Kostaki me sentiacutea cada vez maacutes desconsolada Sonaron las nueve
menos cuarto Entonces se apoderoacute de miacute una extrantildea sensacioacuten Me corriacutea por todo el
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cuerpo un terror un estremecimiento que me helaba luego una especie de suentildeo
invencible entorpeciacutea mis sentidos me oprimiacutea el pecho y me velaba los ojos Tendiacute
el brazo y fui a caer de espaldas sobre el lecho Sin embargo no habiacutea perdido
totalmente los sentidos como para que no pudiera oiacuter como unos pasos acercaacutendose a
mi puerta despueacutes me parecioacute abrirse la puerta en seguida no vi ni escucheacute maacutes nada
Soacutelo sentiacute un vivo dolor en el cuello Luego de lo cual caiacute en profundo letargo
Me desperteacute a medianoche mi laacutempara ardiacutea auacuten intenteacute levantarme pero estaba tan
deacutebil que hube de repetir la tentativa dos veces Finalmente logreacute superar mi debilidad
y como despierta sentiacutea en el cuello el mismo dolor que experimentara en el suentildeo me
arrastreacute apoyaacutendome en el muro hasta el espejo y mireacute Algo que semejaba la
punzadura de un alfiler marcaba la arteria de mi cuello Creiacute que alguacuten insecto me
hubiera picado durante el suentildeo y como me sentiacutea abatida por la extenuacioacuten me
acosteacute de nuevo y me dormiacute A la mantildeana me desperteacute como de costumbre pero
entonces sentiacute una tal debilidad como la experimentara soacutelo una vez en mi vida a la
mantildeana siguiente de un diacutea en que fuera sangrada Me mireacute en el espejo y me sorprendiacute
de mi extraordinaria palidez La jornada transcurrioacute triste y oscura experimentaba yo
una cosa singular cuando me encontraba en un lugar sentiacutea necesidad de quedarme
alliacute cualquier cambio de posicioacuten me fatigaba
Llegada la noche me trajeron la laacutempara mis mujeres seguacuten podiacutea yo comprender por
sus gestos se ofrecieron a quedarse conmigo Se lo agradeciacute y salieron A la misma
hora que la noche precedente experimenteacute los mismos siacutentomas Quise levantarme
entonces y pedir ayuda pero no pude llegar a la salida Oiacute vagamente dar las nueve
menos cuarto los pasos resonaron se abrioacute la puerta pero yo no veiacutea ni escuchaba
nada y como la noche anterior caiacute de espaldas sobre el lecho Como el diacutea anterior
experimenteacute un dolor en el mismo sitio Como el diacutea anterior me desperteacute a
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medianoche pero maacutes paacutelida y maacutes deacutebil auacuten Al diacutea siguiente se renovoacute la horrible
pesadilla
Estaba decidida a bajar a la estancia de Smeranda por muy deacutebil que me sintiera
cuando entroacute en la caacutemara una de mis mujeres y pronuncioacute el nombre de Gregoriska
El joven la seguiacutea Intenteacute levantarme para recibirle pero volviacute a caer en mi silloacuten Eacutel
dio un grito al verme y quiso lanzarse hacia miacute pero tuve la fuerza de tender el brazo
hacia eacutel
-iquestQueacute vienes a hacer aquiacute -le pregunteacute
-iexclAy -dijo eacutel- iexclveniacutea a decirte adioacutes A decirte que abandono este mundo que me es
insoportable sin tu amor y tu presencia a anunciarte que me retiro al monasterio de
Hango
-Gregoriska -le respondiacute- estaacutes privado de mi presencias pero no de mi amor iexclAy Te
amo siempre y mi mayor pena es que este amor sea en adelante casi un delito
-Entonces iquestpuedo esperar que rogaraacutes por miacute Edvige
-Siacute pero no lo podreacute hacer por largo tiempo -repliqueacute yo con una sonrisa
-iquestPor queacute no Pero en verdad te veo muy abatida Dime iquestqueacute tienes iquestPor queacute tan
paacutelida
-Porque Dios tiene ciertamente piedad de miacute y a eacutel me llama
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Gregoriska se me acercoacute me tomoacute una mano que no tuve fuerza de sustraerle
miraacutendome fijo al rostro
-Esa palidez no es natural Edvige -me dijo- iquestcuaacutel es la causa
-Si te la dijera Gregoriska creeriacuteas que estoy loca
-No no habla Edvige te lo suplico estamos en un paiacutes que no se parece a ninguacuten otro
paiacutes en una familia que no se asemeja a ninguna otra familia Dime diacutemelo todo te lo
encarezco
Se lo narreacute todo la extrantildea alucinacioacuten que me poseiacutea a la hora en que Kostaki debioacute
morir ese terror ese letargo ese friacuteo glacial esa postracioacuten que me haciacutea caer de
espaldas sobre el lecho ese ruido de pasos que me pareciacutea oiacuter esa puerta que creiacutea ver
abrirse y finalmente ese agudo dolor en el cuello seguido de una palidez y de una
debilidad siempre crecientes Creiacutea yo que mi relato pareceriacutea a Gregoriska un
comienzo de locura y lo terminaba con una cierta timidez cuando por el contrario
advertiacute que me prestaba gran atencioacuten
Cuando hube terminado de hablar Gregoriska reflexionoacute un instante
-iquestDe manera -preguntoacute eacutel- que te duermes cada noche a las nueve menos cuarto
-Siacute por muchos que sean los esfuerzos que haga para resistir al suentildeo
-iquestY a esa misma hora crees ver abrirse la puerta
-Siacute aunque eche el cerrojo
-iquestY luego experimentas un agudo dolor en el cuello
-Siacute aunque sea apenas visible la sentildeal de la herida
-iquestMe permites ver
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Dobleacute la cabeza hacia atraacutes Examinoacute eacutel la cicatriz
-Edvige -dijo Gregoriska despueacutes de un momento de reflexioacuten- iquesttienes confianza en
miacute
-iquestMe lo preguntas -contesteacute
-iquestCrees en mi palabra
-Como creo en el Evangelio
-iexclBien Edvige por mi fe te juro que no tienes ocho diacuteas de vida si no aceptas hacer
hoy mismo lo que voy a decirte
-iquestY si consiento
-Si consientes quizaacutes te salves
-iquestQuizaacutes -eacutel se calloacute- Suceda lo que fuere Gregoriska -continueacute diciendo yo- hareacute
cuanto me ordenes hacer
-Escucha entonces -dijo eacutel- y ante todo no te espantes En tu paiacutes como en Hungriacutea y
en nuestra Rumaniacutea existe una tradicioacuten
Tembleacute porque esa tradicioacuten ya habiacutea vuelto a mi memoria
-iexclAh iquestSabes lo que quiero decir
-Siacute -contesteacute- en Polonia vi algunas personas padecer el horrendo hecho
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-Quieres hablar del vampiro iquestno es verdad
-Siacute nintildea auacuten me sucedioacute ver desenterrar en el cementerio de una aldea perteneciente
a mi padre cuarenta personas muertas en quince diacuteas sin que se hubiera podido en
ninguna ocasioacuten acertar con la causa de su muerte Diecisiete de esos cadaacuteveres
expusieron todos los signos de vampirismo es decir fueron encontrados frescos como
si hubieran estado vivos los otros eran sus viacutectimas
-iquestY queacute se hizo para liberar de eso a la regioacuten
-Se les clavoacute un palo en el corazoacuten y luego los quemaron
-Siacute asiacute se acostumbra hacer pero para nosotros eso no basta Para librarte de tu
fantasma antes quiero conocerlo y iexclpor Dios lo conocereacute Siacute y si es preciso luchareacute
cuerpo a cuerpo con eacutel quienquiera fuere
-iexclOh Gregoriska -exclameacute espantada
Dijo
-Quienquiera que fuere lo repito Mas para llevar a buen fin esta terrible aventura es
necesario que hagas todo lo que te exigireacute
-Di
-Estate preparada a las siete Desciende a la capilla pero desciende sola es necesario
que venzas a toda costa tu debilidad Edvige Alliacute recibiremos la bendicioacuten nupcial
Consieacutentemelo amada miacutea para velar por ti Luego subiremos de nuevo a esta caacutemara
y entonces veremos
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-iexclOh Gregoriska -exclameacute- iexclsi es eacutel te mataraacute
-No temas amada Edvige Consiente solamente
-Sabes bien que hareacute todo lo que quieras Gregoriska
-Entonces hasta luego a la noche
-Siacute haz lo que creas maacutes oportuno y te secundareacute yo cuanto mejor pueda adioacutes
Se fue Un cuarto de hora despueacutes vi a un caballero precipitarse a toda carrera por el
camino del monasterio era eacutel
Apenas le hube perdido de vista caiacute de rodillas y oreacute oreacute como ya no se reza en
nuestras tierras sin fe y aguardeacute a las siete ofreciendo a Dios y a los santos el
holocausto de mis pensamientos no me levanteacute sino al sonar las siete Estaba deacutebil
como una moribunda paacutelida como una muerta Me echeacute sobre la cabeza un gran velo
negro descendiacute la escalera apoyaacutendome en el muro y me dirigiacute a la capilla sin
encontrar a nadie
Gregoriska me esperaba con el padre Basilio prior del monasterio de Hango Centildeiacutea
una espada santa reliquia de un antiguo cruzado que asistiera a la toma de
Constantinopla con Ville-Hardouin y Baldouin de Flandes
-Edvige -dijo eacutel golpeando con la mano su espada- con la ayuda de Dios eacutesta romperaacute
el encantamiento que amenaza tu vida Aceacutercate pues resueltamente este santo
hombre que ya ha recibido mi confesioacuten recibiraacute nuestros juramentos
Comenzoacute la ceremonia quizaacute nunca otra fue maacutes sencilla y a un tiempo maacutes solemne
Nadie asistiacutea al monje eacutel mismo nos puso sobre la cabeza las coronas nupciales
Vestidos ambos de luto giramos en torno al altar con un cirio en la mano luego el
monje tras pronunciar las sacras palabras agregoacute
Vaacuteyanse ahora hijos miacuteos y el Sentildeor les deacute fuerza y valor para luchar contra el
enemigo del humano geacutenero Armados de la inocencia de ustedes y defendidos por Su
justicia venceraacuten al demonio Vayan y benditos sean
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Besamos los libros santos y salimos de la capilla Entonces por vez primera me apoyeacute
en el brazo de Gregoriska y me parecioacute que al contacto de aquel fuerte brazo de aquel
noble corazoacuten volviacutea a mis venas la vida Estaba segura del triunfo porque Gregoriska
estaba conmigo subimos a mi caacutemara Sonaban las ocho y media
-Edvige -me dijo entonces Gregoriska- no tenemos tiempo que perder iquestQuieres
dormir como de costumbre para que todo suceda durante tu suentildeo o bien permanecer
desvelada y verlo todo
-Junto a ti nada temo quiero permanecer despierta y verlo todo
Gregoriska extrajo de su pecho un boj2 bendito huacutemedo auacuten de agua santa y me lo
dio
-Toma entonces esta ramita -me dijo- acueacutestate en tu lecho recita las preces de la
Virgen y aguarda sin temor Dios estaacute con nosotros Cuida ante todo de no dejar caer
la ramita con ella podraacutes ordenar aun en el infierno No me llames no des ninguacuten
grito reza confiacutea y aguarda
Me acosteacute en el lecho Cruceacute las manos sobre el seno y puse sobre eacutel la ramita
bendecida Gregoriska se ocultoacute tras del trono de que ya hableacute Contaba yo los minutos
y de seguro mi esposo haciacutea lo mismo Sonaron los tres cuartos Vibraba auacuten el tantildeir
del martillo cuando me sentiacute presa del mismo entorpecimiento del mismo terror y del
mismo friacuteo glacial de los diacuteas precedentes acerqueacute a mis labios la rama bendita y
aquella primera sensacioacuten se desvanecioacute Oiacute entonces muy claro el ruido de aquel
conocido paso lento y medido que subiacutea los peldantildeos de la escalera y se aproximaba a
la puerta Luego la puerta se abrioacute despaciosamente sin ruido como empujada por
sobrenatural fuerza y entonces -La voz se apagoacute a medias casi sofocada en la
garganta de la narradora- Y entonces -continuoacute haciendo un esfuerzo- vi a Kostaki
paacutelido como se me apareciera en las parihuelas2 los largos cabellos negros cayeacutendole
sobre las espaldas goteaban sangre vestiacutea como de costumbre pero teniacutea descubierto
el pecho y dejaba ver su sangrante herida Todo estaba muerto todo era cadaacutever
carne ropas porte solamente los ojos aquellos terribles ojos estaban vivos
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Ante aquella aparicioacuten iexclextrantildeo es decirlo en vez de sentir duplicaacuterseme el espanto
sentiacute crecerme el valor Dios me lo enviaba de seguro para decidir mi situacioacuten y
defenderme del infierno Al primer paso que el espectro dio hacia mi lecho le claveacute
intreacutepidamente los ojos en el rostro y le presenteacute la rama bendita El espectro intentoacute
avanzar pero un poder maacutes fuerte que eacutel lo retuvo en el sitio Se detuvo
-iexclOh -murmuroacute- ella no duerme lo sabe todo
Pronuncioacute eacutel estas palabras en lengua moldava y sin embargo las comprendiacute yo como
si hubieran sido pronunciadas en lengua por miacute sabida
Estaacutebamos asiacute uno frente al otro el fantasma y yo sin que pudiera apartar mis miradas
de las suyas cuando con el rabillo del ojo vi a Gregoriska salir detraacutes del baldaquino
semejante al aacutengel exterminador y con la espada en el puntildeo Se hizo la sentildeal de la cruz
con la mano siniestra y avanzoacute lentamente con la espada tendida vuelta hacia el
fantasma eacuteste al ver al hermano desenvainoacute tambieacuten el sable soltando una horrible
carcajada pero apenas su sable tocoacute el hierro bendito el brazo le cayoacute inerte junto al
cuerpo Kostaki exhaloacute un suspiro de rabia y desesperacioacuten
-iquestQueacute quieres de miacute -preguntoacute al hermano
-En nombre del Dios verdadero y viviente -dijo Gregoriska- te conjuro a que respondas
-Habla -dijo el espectro rechinando los dientes
-iquestTe he tendido yo una emboscada
-No
-iquestTe he asaltado yo
-No
-Te he herido yo
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-No
-Te arrojaste tuacute mismo sobre mi espada y tuacute mismo corriste al encuentro de la muerte
Luego ante Dios y los hombres no soy culpable yo del delito de fratricidio luego no
has recibido una misioacuten divina sino infernal luego has salido de tu tumba no como una
sombra santa sino como un espectro maldito y volveraacutes a tu tumba
-iexclCon ella siacute -exclamoacute Kostaki haciendo un supremo esfuerzo para apoderarse de miacute
-iexclVolveraacutes allaacute solo -exclamoacute a su vez Gregoriska- Esta mujer me pertenece
Y al pronunciar tales palabras tocoacute con la punta del hierro bendito la llaga viva Kostaki
exhaloacute un grito como si le hubiera tocado una espada de fuego y llevaacutendose una mano
al pecho dio un paso atraacutes Al mismo tiempo Gregoriska con un movimiento que
pareciacutea coordinado con el del hermano dio un paso adelante entonces con los ojos
fijos en los ojos del muerto con la espada contra el pecho de su hermano comenzoacute una
marcha lenta terrible solemne Era algo semejante al pasaje de don Juan y el
comendador el espectro retrocediacutea bajo la presioacuten de la sacra espada bajo la voluntad
irresistible del campeoacuten de Dios que lo seguiacutea paso a paso sin pronunciar una palabra
ambos anhelantes ambos liacutevidos del rostro el vivo arrojando al muerto y obligaacutendolo
a abandonar el castillo su anterior morada para volver a la tumba su morada futura
Lo aseguro a fe miacutea iexclera cosa horrenda de verse Y sin embargo yo misma movida
por una fuerza superior invisible desconocida sin saber lo que haciacutea me levanteacute y los
seguiacute Bajamos la escalera iluminados soacutelo por las ardientes pupilas de Kostaki
Atravesamos la galeriacutea y el patio y luego traspusimos la puerta siempre con el mismo
paso medido el espectro retrocediendo Gregoriska con el brazo tendido yo detraacutes de
ellos
Esta marcha fantaacutestica duroacute una hora pues era necesario volver el cadaacutever a su tumba
pero en vez de seguir el camino acostumbrado Kostaki y Gregoriska atravesaron el
terreno en liacutenea recta cuidaacutendose poco de los obstaacuteculos que para ellos ya no existiacutean
ante ellos el suelo se allanaba los torrentes se secaban los aacuterboles se apartaban las
rocas se abriacutean El mismo milagro se operaba para miacute soacutelo que el cielo me pareciacutea todo
cubierto de un negro velo las lunas y las estrellas habiacutean desaparecido y en medio de
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las tinieblas soacutelo veiacutea resplandecer los ojos llameantes del vampiro Llegamos de tal
modo a Hango y pasamos a traveacutes del seto vivo de madrontildeos que serviacutea de cerco al
cementerio Apenas entrada distinguiacute entre las sombras la tumba de Kostaki junto a
la de su padre no sabiacutea que estuviera alliacute y sin embargo la reconociacute Nada me era
desconocido en aquella noche
Gregoriska se detuvo al borde de la fosa abierta
-Kostaki -dijo eacutel- aun no estaacute todo terminado para ti y una voz del cielo me avisa que
puede concebirse el perdoacuten si te arrepientes iquestprometes retornar a la tumba iquestno salir
de ella maacutes iquestconsagrar a Dios el culto que consagraste al infierno
-iexclNo -respondioacute Kostaki
-iquestTe arrepientes -preguntoacute Gregoriska
-iexclNo
-Por uacuteltima vez iquestte arrepientes
-iexclNo
-iexclBien Invoca la ayuda de Satanaacutes como invoco yo la de Dios y veremos quieacuten saldraacute
esta vez auacuten victorioso
Resonaron simultaacuteneamente dos gritos los hierros se cruzaron despidiendo centellas
y la lucha duroacute un minuto que me parecioacute un siglo Kostaki cayoacute vi alzarse la terrible
espada de su hermano introduciacutersela en el cuerpo y clavar ese cuerpo sobre la tierra
recieacuten removida Un uacuteltimo grito que nada teniacutea de humano se alzoacute por el aire Acudiacute
Gregoriska estaba en pie pero vacilante Le di apoyo con mis brazos
-iquestEstaacutes herido -le pregunteacute ansiosamente
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-No -me respondioacute- pero en tal duelo querida Edvige la lucha no la herida mata He
luchado con la muerte y a ella pertenezco
-Amigo amigo -exclameacute- aleacutejate de aquiacute y acaso vuelvas a la vida
-No eacutesta es mi tumba Edvige pero no perdamos tiempo toma un poco de esta tierra
impregnada de su sangre y apliacutecala a la mordedura que te hizo es el uacutenico medio que
puede preservarte en el porvenir de su horrendo amor
Obedeciacute temblando Me inclineacute para recoger aquella tierra sanguinosa y al doblarme
vi el cadaacutever clavado al suelo la espada bendita le atravesaba el corazoacuten y una sangre
oscura le brotaba abundante de la herida como si hubiera muerto en aquel momento
Amaseacute un poco de tierra con la sangre y apliqueacute a mi herida el espantoso talismaacuten
-Ahora mi adorada Edvige -dijo Gregoriska con voz semiapagada- escucha bien mi
uacuteltimo consejo Abandona el paiacutes apenas te sea posible Soacutelo la distancia es una
seguridad para ti El padre Basilio recibioacute hoy mi suprema voluntad y la cumpliraacute
iexclEdvige un beso iexclEl uacuteltimo el uacutenico beso iexclEdvige me muero
Y asiacute diciendo Gregoriska cayoacute junto al hermano
En cualquier otra circunstancia en medio de aquel cementerio cerca de aquella tumba
abierta con aquellos dos cadaacuteveres yaciendo uno junto al otro hubiera enloquecido
pero como dije ya Dios me habiacutea inspirado una fuerza igual a los acontecimientos de
los que eacutel me haciacutea no soacutelo testigo sino tambieacuten actriz Mientras miraba a mi alrededor
en busca de ayuda vi abrirse la puerta del monasterio y avanzar los monjes de a dos
conducidos por el padre Basilio llevando cirios ardientes y cantando las preces de
difuntos El padre Basilio habiacutea llegado haciacutea poco al convento y previendo lo
sucedido se dirigiacutea al cementerio con toda la congregacioacuten Me encontroacute viva cerca de
los dos muertos Una uacuteltima convulsioacuten habiacutea retorcido el rostro de Kostaki
Gregoriska en cambio estaba tranquilo y casi sonriente Fue sepultado como lo deseara
eacutel junto al hermano el cristiano junto al maldito Smeranda cuando tuvo noticia de la
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nueva desdicha quiso verme fue a buscarme al convento de Hango y supo de mis
labios cuanto habiacutea acontecido en aquella tremenda noche
Le referiacute todos los detalles de la fantaacutestica historia pero ella me escuchoacute como ya me
escuchara Gregoriska sin mostrar estupor ni espanto
-Edvige -me contestoacute ella despueacutes de un instante de silencio- por muy extrantildeo que sea
lo que me has narrado dijiste soacutelo la verdad La estirpe de los Brankovan estaacute maldita
hasta la tercera y cuarta generacioacuten porque un Brankovan matoacute a un sacerdote El
teacutermino de la maldicioacuten ha llegado pues tuacute aunque esposa eres virgen y en miacute se
extingue el linaje Si mi hijo te ha dejado en herencia un milloacuten toacutemalo Despueacutes de
mi muerte salvo los piacuteos legados que tengo la intencioacuten de hacer recibiraacutes el resto de
mis bienes Y ahora sigue el consejo de tu esposo Vuelve lo maacutes presto que puedas a
aquellas tierras donde Dios no permite que se cumplan tan horrendos prodigios No
necesito de nadie para llorar conmigo a mis hijos Mi dolor quiere soledad Adioacutes no
me tengas ya en cuenta Mi suerte futura me pertenece a miacute sola y a Dios
Y luego de besarme en la frente como de costumbre me dejoacute y fue a encerrarse en el
castillo de Brankovan
Ocho diacuteas despueacutes partiacute para Francia Como lo esperara Gregoriska mis noches no
fueron turbadas ya por el terrible fantasma Se restablecioacute mi salud y de aquel suceso
no me quedoacute otro recuerdo fuera de esta palidez mortal que suele acompantildear hasta la
tumba a toda humana criatura que haya sufrido el beso de un vampiro
________________
1 Parihuelas Utensilio para transportar cosas entre dos personas formado por dos
barras horizontales entre las que estaacute fijada una plataforma o cajoacuten Camilla cama
portaacutetil
2 Boj Arbusto de tallos ramosos con pequentildeas hojas ovales muy utilizado como
planta de jardiacuten y cuya madera es apreciada por su dureza
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Le apreteacute la mano
-Me hubiera bastado tu amor Gregoriska juacutezgalo tuacute
-iexclBien Escucha mantildeana voy al monasterio de Hango para tomar mis uacuteltimas
disposiciones con el superior Eacutel me tiene listos caballos que nos esperaraacuten de las nueve
de la mantildeana en adelante ocultos a cien pasos de castillo Despueacutes de la cena subiraacute
de nuevo como hoy a tu caacutemara como hoy apagaraacutes la luz como hoy entrareacute yo en tu
aposento Pero mantildeana en vez de salir solo tuacute me seguiraacutes saldremos por la puerta que
da sobre los campos encontraremos los caballos montaremos y pasado mantildeana por
la mantildeana habremos recorrido treinta leguas
-iexclOh iexclPor queacute no seraacute ya pasado mantildeana
-iexclQuerida Edvige
Gregoriska me apretoacute sobre el corazoacuten y nuestros labios se encontraron iexclOh Lo habiacutea
dicho eacutel yo habiacutea abierto la puerta de mi caacutemara a un hombre de honor pero
comprendioacute bien que si no le perteneciacutea en cuerpo le perteneciacutea en alma Transcurrioacute
la noche sin que pudiera cerrar los ojos Me veiacutea huir con Gregoriska me sentiacutea
transportada por eacutel como ya lo habiacutea sido por Kostaki soacutelo que aquella carrera terrible
espantable fuacutenebre se trocaba ahora en un apuro suave y delicioso al que la velocidad
del movimiento agregaba deleite pues tambieacuten el movimiento veloz tiene un deleite
propio Nacioacute el diacutea Bajeacute Me parecioacute que el ademaacuten con que me saludoacute Kostaki era
auacuten maacutes teacutetrico que de costumbre Su sonrisa era iroacutenica y amenazadora Smeranda no
me parecioacute cambiada Durante la colacioacuten Gregoriska ordenoacute sus caballos Pareciacutea que
Kostaki no pusiera ni la miacutenima atencioacuten en aquella orden Hacia las once Gregoriska
nos saludoacute anunciando que estariacutea de regreso recieacuten a la noche y rogando a su madre
que no lo esperase a cenar despueacutes se volvioacute hacia miacute y me rogoacute quisiera admitir sus
excusas
Salioacute La mirada de su hermano lo siguioacute hasta cuando dejoacute la caacutemara y en ese
momento le brotoacute de los ojos un tal relaacutempago de odio que me estremeciacute Pueden
imaginarse con queacute inquietud paseacute aquel diacutea A nadie habiacutea confiado nuestros
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designios a duras penas le hableacute a Dios de ello en mis plegarias y me pareciacutea que
todos los conocieran que cada mirada puesta en miacute pudiera penetrar y leer en lo iacutentimo
de mi corazoacuten La cena fue un suplicio hosco y taciturno Kostaki por costumbre
hablaba raramente esta vez no dijo maacutes que dos o tres palabras en moldavo a su madre
y siempre con tal acento que haciacutea estremecer Cuando me levanteacute para subir a mi
aposento Smeranda como de ordinario me abrazoacute y al abrazarme repitioacute aquella frase
que desde ya ocho diacuteas no le saliera de la boca iexclKostaki ama a Edvige
Esta frase me siguioacute como una amenaza hasta mi caacutemara y aun alliacute me pareciacutea que una
voz fatal me susurrase al oiacutedo iexclKostaki ama a Edvige Ahora el amor de Kostaki me
lo habiacutea dicho Gregoriska equivaliacutea a la muerte Hacia las siete de la noche vi a Kostaki
atravesar el patio Se volvioacute para verme pero me aparteacute para que no pudiera
descubrirme Estaba inquieta pues por cuanto podiacutea yo ver desde mi ventana me
pareciacutea que eacutel iba directamente hacia la caballeriza Me arriesgueacute a correr los cerrojos
de una de las puertas internas de mi caacutemara y pasar a la caacutemara vecina desde donde
podiacutea ver todo lo que eacutel estaba por hacer Se dirigiacutea en efecto hacia la caballeriza y
cuando hubo llegado a ella sacoacute eacutel mismo su caballo favorito ensillaacutendolo de su propia
mano con el cuidado de un hombre que da la mayor importancia a cada detalle Vestiacutea
el mismo traje que cuando se me apareciera la vez primera pero no llevaba otra arma
que el sable Cuando hubo ensillado el caballo miroacute otra vez hacia la ventana de mi
caacutemara No habieacutendome visto saltoacute sobre la silla se hizo abrir la misma puerta por la
que saliera y debiacutea volver su hermano y se alejoacute a todo galope en direccioacuten del
monasterio de Hango Se me apretoacute entonces terriblemente el corazoacuten un fatal
presentimiento me deciacutea que Kostaki iba al encuentro de su hermano Estuve en la
ventana hasta cuando pude distinguir el camino que a un cuarto de legua de distancia
del castillo haciacutea un recodo a la izquierda y se perdiacutea en el comienzo de un bosque
Pero la noche se tornaba cada vez maacutes cerrada y pronto no pude distinguir maacutes el
camino
Me quedeacute todaviacutea
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Finalmente la inquietud que me atormentaba renovoacute precisamente por exceso mis
fuerzas y pues las primeras noticias de uno o de otro hermano debiacutean llegarme en la
sala inferior bajeacute
Mireacute ante todo Smeranda En la tranquilidad de su rostro advertiacute que no teniacutea ninguna
aprensioacuten daba oacuterdenes para la acostumbrada cena y los cubiertos de los hermanos
estaban en los lugares habituales No me atreviacute a interrogar a nadie Por otra parte iquesta
quieacuten hubiera podido dirigirme En el castillo ninguno excepto Kostaki y Gregoriska
hablaban las dos lenguas que yo sabiacutea Me sobresaltaba al miacutenimo rumor Por
costumbre nos poniacuteamos a la mesa a las nueve
Habiacutea bajado a la sala a las ocho y media y seguiacutea con la mirada la aguja de los
minutos cuyo avance era casi visible sobre el amplio cuadrante del reloj La viajera
aguja transitoacute la distancia que nos separaba del cuarto de hora
El cuarto golpeoacute y las vibraciones resonaron profundas y tristes en seguida la aguja
continuoacute su girar silencioso y la vi recorrer de nuevo la distancia con la regularidad y
la lentitud de la punta de un compaacutes Algunos minutos antes de dar las nueve me
parecioacute oiacuter el pataleo de un caballo en el patio Lo oyoacute tambieacuten Smeranda y volvioacute el
rostro hacia la ventana pero la noche era demasiado oscura para poder distinguir objeto
alguno iexclOh Si me hubiera mirado en aquel momento cuaacuten presto habriacutea adivinado lo
que pasaba en mi corazoacuten
Se habiacutea oiacutedo el patalear de un solo caballo y era cosa muy natural pues estaba yo
bien segura de que habriacutea regresado un solo caballero iquestPero cuaacutel Resonaron algunos
pasos en la antecaacutemara pasos lentos como los de un hombre que camina hesitando
cada uno de ellos me pareciacutea transitarme el corazoacuten La puerta se abrioacute y en la
oscuridad vi delinearse una sombra
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La sombra se detuvo un instante en la puerta el corazoacuten se me quedoacute en suspenso La
sombra avanzoacute y a medida que entraba en el ciacuterculo de la luz recobraba yo el aliento
Reconociacute a Gregoriska Algunos momentos maacutes y el corazoacuten se me quebraba
Reconociacute a Gregoriska pero estaba paacutelido como un cadaacutever Con soacutelo verle se podiacutea
adivinar que habiacutea acontecido algo terrible
-iquestEres tuacute Kostaki -preguntoacute Smeranda
-No madre miacutea -contestoacute Gregoriska con sorda voz
-iexclAh al fin -dijo ella- iquesty desde cuaacutendo acaacute toca a tu madre esperarte
-Madre miacutea -dijo Gregoriska mirando la peacutendola- apenas son las nueve
Y efectivamente en ese mismo momento sonaron las nueve
-Es verdad -dijo Smeranda- iquestDoacutende estaacute tu hermano
A pesar miacuteo se presentoacute en mi mente el pensamiento de que Dios habiacutea hecho la misma
pregunta a Caiacuten Gregoriska no contestoacute
-iquestNadie ha visto hasta ahora a Kostaki -preguntoacute Smeranda
El vatar o sea el mayordomo fue a informarse
-Hacia las siete -dijo eacutel de regreso- el conde ha estado en las caballerizas ha ensillado
con propia mano su caballo y ha partido por el camino de Hango
En ese instante mis ojos se encontraron con los de Gregoriska No seacute si fue realidad o
alucinacioacuten pero me parecioacute notar una gota de sangre en medio de su frente Me lleveacute
lentamente el dedo a la frente indicando el punto donde creiacutea yo ver aquella mancha
Gregoriska me comprendioacute sacoacute el pantildeuelo y se secoacute
-Siacute siacute -murmuroacute Smeranda- habraacute encontrado alguacuten lobo u oso y se habraacute entretenido
en perseguirlo He aquiacute por queacute un hijo hace esperar a su madre iquestDoacutende le has dejado
Gregoriska
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-Madre miacutea -respondioacute eacuteste con voz conmovida pero firme- mi hermano y yo no hemos
salido juntos
-Bien -dijo Smeranda- Vamos a la mesa cada uno poacutengase en su lugar y luego
cieacuterrense las puertas quien esteacute afuera dormiraacute afuera
Las dos primeras partes de estas oacuterdenes fueron estrictamente ejecutadas Smeranda
se puso en su lugar Gregoriska se sentoacute a su diestra yo a su siniestra Despueacutes los
servidores salieron para cumplir la tercera parte de las oacuterdenes es decir para cerrar las
puertas del castillo En ese momento mismo se escuchoacute un gran estreacutepito en el patio y
un servidor entroacute espantado diciendo
-Princesa ha entrado en este instante al patio el caballo del conde Kostaki solo y por
entero cubierto de sangre
-iexclOh -murmuroacute Smeranda levantaacutendose paacutelida y amenazadora- de tal modo volvioacute una
noche al castillo el caballo de su padre
Dirigioacute una mirada a Gregoriska no estaba paacutelido ya estaba liacutevido El caballo del
conde Koproli en efecto habiacutea regresado una noche al castillo todo manchado de
sangre y una hora despueacutes los servidores encontraron y trajeron el cuerpo del amo
cubierto de heridas Smeranda tomoacute una antorcha de manos de un criado se acercoacute a
la puerta y abrieacutendola bajoacute al patio El caballo espantado era retenido trabajosamente
por tres o cuatro servidores que haciacutean toda clase de esfuerzos para tranquilizarlo
Smeranda se aproximoacute al animal examinoacute la sangre que cubriacutea la silla y vio una herida
en su testuz
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-Kostaki fue muerto de frente -dijo ella- en duelo y por un solo enemigo Busquen su
cuerpo hijos miacuteos maacutes tarde buscaremos al homicida
Asiacute como el caballo habiacutea entrado por la puerta de Hango todos los servidores se
precipitaron afuera por ella y se vieron sus antorchas perderse en la campintildea y entrar
en lo profundo del bosque como en una hermosa noche de estiacuteo se ven centellear las
lucieacuternagas en la llanura de Niza o de Pisa
Smeranda como si hubiera estado segura de que la buacutesqueda no durariacutea mucho
aguardoacute enhiesta en la puerta Ni una laacutegrima humedeciacutea las mejillas de aquella madre
desolada sin embargo se veiacutea que la desesperacioacuten rugiacutea tempestuosa en lo profundo
de su corazoacuten Gregoriska estaba detraacutes de ella y yo cerca de Gregoriska Al
abandonar la sala parecioacute querer ofrecerme su brazo pero no se habiacutea atrevido a
hacerlo De ahiacute en cerca de un cuarto de hora se vio aparecer en el recodo del camino
una antorcha luego una segunda una tercera y finalmente se distinguieron todas Soacutelo
que ahora en vez de dispersarse estaban agrupadas en torno a un centro comuacuten Ese
centro era como bien pronto se pudo advertir unas parihuelas1 con un hombre tendido
sobre ellas El fuacutenebre cortejo avanzaba lentamente pero al cabo de diez minutos
quienes lo llevaban se descubrieron instintivamente la cabeza y taciturnos entraron en
el patio donde fue depositado el cuerpo Entonces con un majestuoso gesto Smeranda
ordenoacute que se le abriera paso y acercaacutendose al cadaacutever puso una rodilla en tierra ante
eacutel apartoacute los cabellos que le formaban un velo sobre el rostro y estuvo contemplaacutendolo
largamente sin derramar una laacutegrima Le abrioacute luego la vestimenta moldava y apartoacute
camisa ensangrentada La herida se hallaba en la parte diestra del pecho Debiacutea haber
sido hecha con una hoja recta y de dos filos Recordeacute haber visto esa mantildeana misma al
costado de Gregoriska el largo cuchillo de caza que serviacutea de bayoneta a su carabina
Busqueacute con los ojos el arma no estaba ya alliacute Smeranda se hizo llevar agua mojoacute en
ella su pantildeuelo y lavoacute la llaga Una sangre pura y tibia todaviacutea enrojecioacute los labios de
la herida El espectaacuteculo que teniacutea bajo los ojos era a un tiempo atroz y sublime
Aquella vasta caacutemara ahumada por las antorchas de resina aquellos rostros baacuterbaros
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aquellos ojos centelleantes de ferocidad aquellos ropajes singulares aquella madre
que a la vista de la sangre aun caacutelida calculaba cuaacutento tiempo haciacutea que la muerte
arrebatara a su hijo aquel profundo silencio interrumpido soacutelo por los sollozos de los
bandidos cuyo jefe era Kostaki todo eso repito teniacutea en siacute algo de atroz y de sublime
Smeranda acercoacute sus labios a la frente de su hijo y se levantoacute en seguida echaacutendose
a las espaldas las largas trenzas de blancos cabellos que se le habiacutean desunido
-iexclGregoriska ndashdijo
Gregoriska se estremecioacute sacudioacute la cabeza y saliendo de su atoniacutea
-Madre miacutea -respondioacute
-Ven aquiacute hijo miacuteo y escuacutechame
Gregoriska obedecioacute temblando pero obedecioacute
A medida que se aproximaba al cuerpo de Kostaki la sangre brotaba de la herida maacutes
abundante y maacutes roja Afortunadamente Smeranda no miraba maacutes hacia aquel lado
pues a la vista de aquella sangre no habriacutea tenido ya necesidad de buscar el asesino
-Gregoriska -dijo ella- bien seacute que Kostaki y tuacute no se miraban con buenos ojos bien seacute
que tuacute eres un Waivady por parte de tu padre y eacutel un Koproli por parte del suyo pero
por parte de madre son ambos de la sangre de los Brankovan Seacute que tuacute eres un hombre
de ciudad occidental y eacutel un hijo de las montantildeas orientales pero por el seno que los
llevoacute a ambos son hermanos iexclPues bien Gregoriska quiero saber si mi hijo seraacute
llevado a yacer junto a la tumba de su padre sin que haya sido pronunciado el
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juramento si yo en fin podreacute llorar tranquila como mujer descansando en ti vale decir
en un hombre para el castigo
-Dime sentildeora el nombre del homicida y ordena te juro que dentro de una hora si tuacute
lo exiges habraacute dejado de vivir
-iquestJuras so pena de mi maldicioacuten lo has entendido hijo miacuteo iquestJuras que el asesino
moriraacute que no dejaraacutes piedra sobre piedra de su casa que su madre sus hijos sus
hermanos su mujer o su prometida pereceraacuten por tu mano Juacuteralo y al jurarlo invoca
sobre ti la coacutelera celeste si faltas a la sacra promesa Si faltas a esta sacra promesa
padeceraacutes la miseria la execracioacuten de los amigos la maldicioacuten de tu madre
Gregoriska extendioacute la mano sobre el cadaacutever y
-iexclJuro que el asesino moriraacute -dijo
A aquel singular juramento cuyo verdadero sentido yo sola y el muerto quizaacute podiacuteamos
comprender vi o creiacute ver cumplirse un horrendo prodigio Los ojos del cadaacutever se
abrieron se fijaron sobre miacute maacutes vivos cual nunca los viera y como si aquella mirada
hubiera sido palpable sentiacute penetrarme hasta el corazoacuten un hierro candente No resistiacute
tanto dolor y me desvaneciacute
Cuando recobreacute los sentidos me encontreacute acostada sobre el lecho de mi caacutemara una de
las dos mujeres velaba cerca de miacute Pregunteacute doacutende estaba Smeranda me fue
contestado que velaba junto al cuerpo de su hijo Pregunteacute doacutende estaba Gregoriska se
me dijo que en el monasterio de Hango
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Ahora no era preciso huir iquestno habiacutea muerto Kostaki No se debiacutea ya hablar de boda
iquestpodiacutea yo casarme con el fratricida Transcurrieron asiacute tres diacuteas y tres noches en medio
de extrantildeos suentildeos En la vigilia y en el suentildeo veiacutea siempre aquellos dos ojos vivos en
ese rostro de muerto era una visioacuten horrenda Kostaki debiacutea ser sepultado al tercer diacutea
Por la mantildeana me fue traiacutedo de parte de Smeranda un vestido completo de viuda Me
lo puse y bajeacute La casa pareciacutea vaciacutea todos estaban en la capilla Me encamineacute hacia
ella y al tiempo que trasponiacutea su umbral vino a mi encuentro Smeranda a quien no
habiacutea visto desde hacia tres diacuteas
Se hubiera dicho que era la imagen del Dolor Con lento movimiento como el de una
estatua posoacute sobre mi frente sus helados labios y con voz que pareciacutea salir ya de la
tumba pronuncioacute las habituales palabras iexclKostaki te ama No se pueden imaginar
el efecto que produjeron en miacute aquellas palabras Esa protesta de amor expresada en
presente en vez de en pasado que deciacutea te ama y no ya te amaba ese amor de
ultratumba que veniacutea a buscarme en la vida hizo sobre mi corazoacuten una impresioacuten
terrible Al mismo tiempo se apoderaba de miacute un extrantildeo sentimiento tal como si fuera
verdaderamente la mujer de aquel que habiacutea muerto no la prometida del vivo Aquel
atauacuted me atraiacutea a mi pesar dolorosamente como la sierpe atrae al pajarillo por ella
fascinado
Busqueacute con los ojos a Gregoriska lo vi paacutelido y enhiesto contra una columna miraba
hacia lo alto No seacute decir si me vio Los monjes del convento de Hango rodeaban el
cuerpo cantando salmos del rito griego a veces armoniosos con frecuencia monoacutetonos
Tambieacuten yo hubiera querido orar pero la plegaria expiraba en mis labios mi mente
estaba tan confusa que me pareciacutea antes bien presenciar un consistorio de demonios
que una reunioacuten de monjes Cuando fue sacado el cuerpo de alliacute quise seguirlo pero
desfallecieron mis fuerzas Sentiacute doblaacuterseme las piernas y me apoyeacute en la puerta
Entonces Smeranda se me acercoacute e hizo una sentildea a Gregoriska Este se aproximoacute
Smeranda me habloacute en moldavo
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-Mi madre me ordena repetirte palabra por palabra lo que va a decir -me expresoacute
Gregoriska
Smeranda habloacute de nuevo cuando hubo terminado
-He aquiacute las palabras de mi madre -dijo eacutel- Lloras a mi hijo Edvige tu lo amabas
iquestverdad Te agradezco las laacutegrimas y tu amor de ahora en adelante tienes una patria
una madre una familia Derramemos las muchas laacutegrimas debidas a los muertos luego
seamos de nuevo dignas ambas de aquel que ya no es iexclyo su madre tuacute su mujer
Adioacutes vuelve a tu caacutemara yo acompantildeareacute a mi hijo hasta su uacuteltima morada cuando
regrese me encerrareacute en mi estancia con mi dolor y me volveraacutes a ver soacutelo cuando lo
haya vencido estate tranquila matareacute este dolor porque no quiero que me mate a miacute
A estas palabras de Smeranda traducidas por Gregoriska no pude responder sino con
un gemido Subiacute a mi caacutemara el fuacutenebre cortejo se alejoacute y lo vi desaparecer en el
aacutengulo del camino El convento de Hango estaba a soacutelo media legua de distancia del
castillo en liacutenea recta pero los obstaacuteculos del suelo haciacutean dar muchas vueltas al
camino de modo que se empleaban dos horas en recorrer aquel espacio Era el mes de
noviembre Las jornadas se habiacutean tornado friacuteas y breves y a las cinco ya era noche
oscura Hacia las siete vi reaparecer las antorchas el cortejo fuacutenebre habiacutea regresado
El cadaacutever reposaba en la tumba de sus padres todo estaba concluido
Les dije ya en queacute singular pesadilla viviacutea presa luego del fatal suceso que nos
sumergiera a todos en el duelo y sobre todo despueacutes que viera reabrirse y fijarse sobre
miacute los ojos cerrados del muerto La noche que siguioacute oprimida por las emociones
experimentadas durante el diacutea estaba auacuten maacutes triste Escuchaba sonar todas las horas
del reloj del castillo y a medida que el tiempo fugitivo me acercaba al momento en
que habiacutea muerto Kostaki me sentiacutea cada vez maacutes desconsolada Sonaron las nueve
menos cuarto Entonces se apoderoacute de miacute una extrantildea sensacioacuten Me corriacutea por todo el
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
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cuerpo un terror un estremecimiento que me helaba luego una especie de suentildeo
invencible entorpeciacutea mis sentidos me oprimiacutea el pecho y me velaba los ojos Tendiacute
el brazo y fui a caer de espaldas sobre el lecho Sin embargo no habiacutea perdido
totalmente los sentidos como para que no pudiera oiacuter como unos pasos acercaacutendose a
mi puerta despueacutes me parecioacute abrirse la puerta en seguida no vi ni escucheacute maacutes nada
Soacutelo sentiacute un vivo dolor en el cuello Luego de lo cual caiacute en profundo letargo
Me desperteacute a medianoche mi laacutempara ardiacutea auacuten intenteacute levantarme pero estaba tan
deacutebil que hube de repetir la tentativa dos veces Finalmente logreacute superar mi debilidad
y como despierta sentiacutea en el cuello el mismo dolor que experimentara en el suentildeo me
arrastreacute apoyaacutendome en el muro hasta el espejo y mireacute Algo que semejaba la
punzadura de un alfiler marcaba la arteria de mi cuello Creiacute que alguacuten insecto me
hubiera picado durante el suentildeo y como me sentiacutea abatida por la extenuacioacuten me
acosteacute de nuevo y me dormiacute A la mantildeana me desperteacute como de costumbre pero
entonces sentiacute una tal debilidad como la experimentara soacutelo una vez en mi vida a la
mantildeana siguiente de un diacutea en que fuera sangrada Me mireacute en el espejo y me sorprendiacute
de mi extraordinaria palidez La jornada transcurrioacute triste y oscura experimentaba yo
una cosa singular cuando me encontraba en un lugar sentiacutea necesidad de quedarme
alliacute cualquier cambio de posicioacuten me fatigaba
Llegada la noche me trajeron la laacutempara mis mujeres seguacuten podiacutea yo comprender por
sus gestos se ofrecieron a quedarse conmigo Se lo agradeciacute y salieron A la misma
hora que la noche precedente experimenteacute los mismos siacutentomas Quise levantarme
entonces y pedir ayuda pero no pude llegar a la salida Oiacute vagamente dar las nueve
menos cuarto los pasos resonaron se abrioacute la puerta pero yo no veiacutea ni escuchaba
nada y como la noche anterior caiacute de espaldas sobre el lecho Como el diacutea anterior
experimenteacute un dolor en el mismo sitio Como el diacutea anterior me desperteacute a
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medianoche pero maacutes paacutelida y maacutes deacutebil auacuten Al diacutea siguiente se renovoacute la horrible
pesadilla
Estaba decidida a bajar a la estancia de Smeranda por muy deacutebil que me sintiera
cuando entroacute en la caacutemara una de mis mujeres y pronuncioacute el nombre de Gregoriska
El joven la seguiacutea Intenteacute levantarme para recibirle pero volviacute a caer en mi silloacuten Eacutel
dio un grito al verme y quiso lanzarse hacia miacute pero tuve la fuerza de tender el brazo
hacia eacutel
-iquestQueacute vienes a hacer aquiacute -le pregunteacute
-iexclAy -dijo eacutel- iexclveniacutea a decirte adioacutes A decirte que abandono este mundo que me es
insoportable sin tu amor y tu presencia a anunciarte que me retiro al monasterio de
Hango
-Gregoriska -le respondiacute- estaacutes privado de mi presencias pero no de mi amor iexclAy Te
amo siempre y mi mayor pena es que este amor sea en adelante casi un delito
-Entonces iquestpuedo esperar que rogaraacutes por miacute Edvige
-Siacute pero no lo podreacute hacer por largo tiempo -repliqueacute yo con una sonrisa
-iquestPor queacute no Pero en verdad te veo muy abatida Dime iquestqueacute tienes iquestPor queacute tan
paacutelida
-Porque Dios tiene ciertamente piedad de miacute y a eacutel me llama
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
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Gregoriska se me acercoacute me tomoacute una mano que no tuve fuerza de sustraerle
miraacutendome fijo al rostro
-Esa palidez no es natural Edvige -me dijo- iquestcuaacutel es la causa
-Si te la dijera Gregoriska creeriacuteas que estoy loca
-No no habla Edvige te lo suplico estamos en un paiacutes que no se parece a ninguacuten otro
paiacutes en una familia que no se asemeja a ninguna otra familia Dime diacutemelo todo te lo
encarezco
Se lo narreacute todo la extrantildea alucinacioacuten que me poseiacutea a la hora en que Kostaki debioacute
morir ese terror ese letargo ese friacuteo glacial esa postracioacuten que me haciacutea caer de
espaldas sobre el lecho ese ruido de pasos que me pareciacutea oiacuter esa puerta que creiacutea ver
abrirse y finalmente ese agudo dolor en el cuello seguido de una palidez y de una
debilidad siempre crecientes Creiacutea yo que mi relato pareceriacutea a Gregoriska un
comienzo de locura y lo terminaba con una cierta timidez cuando por el contrario
advertiacute que me prestaba gran atencioacuten
Cuando hube terminado de hablar Gregoriska reflexionoacute un instante
-iquestDe manera -preguntoacute eacutel- que te duermes cada noche a las nueve menos cuarto
-Siacute por muchos que sean los esfuerzos que haga para resistir al suentildeo
-iquestY a esa misma hora crees ver abrirse la puerta
-Siacute aunque eche el cerrojo
-iquestY luego experimentas un agudo dolor en el cuello
-Siacute aunque sea apenas visible la sentildeal de la herida
-iquestMe permites ver
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
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Dobleacute la cabeza hacia atraacutes Examinoacute eacutel la cicatriz
-Edvige -dijo Gregoriska despueacutes de un momento de reflexioacuten- iquesttienes confianza en
miacute
-iquestMe lo preguntas -contesteacute
-iquestCrees en mi palabra
-Como creo en el Evangelio
-iexclBien Edvige por mi fe te juro que no tienes ocho diacuteas de vida si no aceptas hacer
hoy mismo lo que voy a decirte
-iquestY si consiento
-Si consientes quizaacutes te salves
-iquestQuizaacutes -eacutel se calloacute- Suceda lo que fuere Gregoriska -continueacute diciendo yo- hareacute
cuanto me ordenes hacer
-Escucha entonces -dijo eacutel- y ante todo no te espantes En tu paiacutes como en Hungriacutea y
en nuestra Rumaniacutea existe una tradicioacuten
Tembleacute porque esa tradicioacuten ya habiacutea vuelto a mi memoria
-iexclAh iquestSabes lo que quiero decir
-Siacute -contesteacute- en Polonia vi algunas personas padecer el horrendo hecho
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-Quieres hablar del vampiro iquestno es verdad
-Siacute nintildea auacuten me sucedioacute ver desenterrar en el cementerio de una aldea perteneciente
a mi padre cuarenta personas muertas en quince diacuteas sin que se hubiera podido en
ninguna ocasioacuten acertar con la causa de su muerte Diecisiete de esos cadaacuteveres
expusieron todos los signos de vampirismo es decir fueron encontrados frescos como
si hubieran estado vivos los otros eran sus viacutectimas
-iquestY queacute se hizo para liberar de eso a la regioacuten
-Se les clavoacute un palo en el corazoacuten y luego los quemaron
-Siacute asiacute se acostumbra hacer pero para nosotros eso no basta Para librarte de tu
fantasma antes quiero conocerlo y iexclpor Dios lo conocereacute Siacute y si es preciso luchareacute
cuerpo a cuerpo con eacutel quienquiera fuere
-iexclOh Gregoriska -exclameacute espantada
Dijo
-Quienquiera que fuere lo repito Mas para llevar a buen fin esta terrible aventura es
necesario que hagas todo lo que te exigireacute
-Di
-Estate preparada a las siete Desciende a la capilla pero desciende sola es necesario
que venzas a toda costa tu debilidad Edvige Alliacute recibiremos la bendicioacuten nupcial
Consieacutentemelo amada miacutea para velar por ti Luego subiremos de nuevo a esta caacutemara
y entonces veremos
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
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-iexclOh Gregoriska -exclameacute- iexclsi es eacutel te mataraacute
-No temas amada Edvige Consiente solamente
-Sabes bien que hareacute todo lo que quieras Gregoriska
-Entonces hasta luego a la noche
-Siacute haz lo que creas maacutes oportuno y te secundareacute yo cuanto mejor pueda adioacutes
Se fue Un cuarto de hora despueacutes vi a un caballero precipitarse a toda carrera por el
camino del monasterio era eacutel
Apenas le hube perdido de vista caiacute de rodillas y oreacute oreacute como ya no se reza en
nuestras tierras sin fe y aguardeacute a las siete ofreciendo a Dios y a los santos el
holocausto de mis pensamientos no me levanteacute sino al sonar las siete Estaba deacutebil
como una moribunda paacutelida como una muerta Me echeacute sobre la cabeza un gran velo
negro descendiacute la escalera apoyaacutendome en el muro y me dirigiacute a la capilla sin
encontrar a nadie
Gregoriska me esperaba con el padre Basilio prior del monasterio de Hango Centildeiacutea
una espada santa reliquia de un antiguo cruzado que asistiera a la toma de
Constantinopla con Ville-Hardouin y Baldouin de Flandes
-Edvige -dijo eacutel golpeando con la mano su espada- con la ayuda de Dios eacutesta romperaacute
el encantamiento que amenaza tu vida Aceacutercate pues resueltamente este santo
hombre que ya ha recibido mi confesioacuten recibiraacute nuestros juramentos
Comenzoacute la ceremonia quizaacute nunca otra fue maacutes sencilla y a un tiempo maacutes solemne
Nadie asistiacutea al monje eacutel mismo nos puso sobre la cabeza las coronas nupciales
Vestidos ambos de luto giramos en torno al altar con un cirio en la mano luego el
monje tras pronunciar las sacras palabras agregoacute
Vaacuteyanse ahora hijos miacuteos y el Sentildeor les deacute fuerza y valor para luchar contra el
enemigo del humano geacutenero Armados de la inocencia de ustedes y defendidos por Su
justicia venceraacuten al demonio Vayan y benditos sean
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Besamos los libros santos y salimos de la capilla Entonces por vez primera me apoyeacute
en el brazo de Gregoriska y me parecioacute que al contacto de aquel fuerte brazo de aquel
noble corazoacuten volviacutea a mis venas la vida Estaba segura del triunfo porque Gregoriska
estaba conmigo subimos a mi caacutemara Sonaban las ocho y media
-Edvige -me dijo entonces Gregoriska- no tenemos tiempo que perder iquestQuieres
dormir como de costumbre para que todo suceda durante tu suentildeo o bien permanecer
desvelada y verlo todo
-Junto a ti nada temo quiero permanecer despierta y verlo todo
Gregoriska extrajo de su pecho un boj2 bendito huacutemedo auacuten de agua santa y me lo
dio
-Toma entonces esta ramita -me dijo- acueacutestate en tu lecho recita las preces de la
Virgen y aguarda sin temor Dios estaacute con nosotros Cuida ante todo de no dejar caer
la ramita con ella podraacutes ordenar aun en el infierno No me llames no des ninguacuten
grito reza confiacutea y aguarda
Me acosteacute en el lecho Cruceacute las manos sobre el seno y puse sobre eacutel la ramita
bendecida Gregoriska se ocultoacute tras del trono de que ya hableacute Contaba yo los minutos
y de seguro mi esposo haciacutea lo mismo Sonaron los tres cuartos Vibraba auacuten el tantildeir
del martillo cuando me sentiacute presa del mismo entorpecimiento del mismo terror y del
mismo friacuteo glacial de los diacuteas precedentes acerqueacute a mis labios la rama bendita y
aquella primera sensacioacuten se desvanecioacute Oiacute entonces muy claro el ruido de aquel
conocido paso lento y medido que subiacutea los peldantildeos de la escalera y se aproximaba a
la puerta Luego la puerta se abrioacute despaciosamente sin ruido como empujada por
sobrenatural fuerza y entonces -La voz se apagoacute a medias casi sofocada en la
garganta de la narradora- Y entonces -continuoacute haciendo un esfuerzo- vi a Kostaki
paacutelido como se me apareciera en las parihuelas2 los largos cabellos negros cayeacutendole
sobre las espaldas goteaban sangre vestiacutea como de costumbre pero teniacutea descubierto
el pecho y dejaba ver su sangrante herida Todo estaba muerto todo era cadaacutever
carne ropas porte solamente los ojos aquellos terribles ojos estaban vivos
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
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Ante aquella aparicioacuten iexclextrantildeo es decirlo en vez de sentir duplicaacuterseme el espanto
sentiacute crecerme el valor Dios me lo enviaba de seguro para decidir mi situacioacuten y
defenderme del infierno Al primer paso que el espectro dio hacia mi lecho le claveacute
intreacutepidamente los ojos en el rostro y le presenteacute la rama bendita El espectro intentoacute
avanzar pero un poder maacutes fuerte que eacutel lo retuvo en el sitio Se detuvo
-iexclOh -murmuroacute- ella no duerme lo sabe todo
Pronuncioacute eacutel estas palabras en lengua moldava y sin embargo las comprendiacute yo como
si hubieran sido pronunciadas en lengua por miacute sabida
Estaacutebamos asiacute uno frente al otro el fantasma y yo sin que pudiera apartar mis miradas
de las suyas cuando con el rabillo del ojo vi a Gregoriska salir detraacutes del baldaquino
semejante al aacutengel exterminador y con la espada en el puntildeo Se hizo la sentildeal de la cruz
con la mano siniestra y avanzoacute lentamente con la espada tendida vuelta hacia el
fantasma eacuteste al ver al hermano desenvainoacute tambieacuten el sable soltando una horrible
carcajada pero apenas su sable tocoacute el hierro bendito el brazo le cayoacute inerte junto al
cuerpo Kostaki exhaloacute un suspiro de rabia y desesperacioacuten
-iquestQueacute quieres de miacute -preguntoacute al hermano
-En nombre del Dios verdadero y viviente -dijo Gregoriska- te conjuro a que respondas
-Habla -dijo el espectro rechinando los dientes
-iquestTe he tendido yo una emboscada
-No
-iquestTe he asaltado yo
-No
-Te he herido yo
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-No
-Te arrojaste tuacute mismo sobre mi espada y tuacute mismo corriste al encuentro de la muerte
Luego ante Dios y los hombres no soy culpable yo del delito de fratricidio luego no
has recibido una misioacuten divina sino infernal luego has salido de tu tumba no como una
sombra santa sino como un espectro maldito y volveraacutes a tu tumba
-iexclCon ella siacute -exclamoacute Kostaki haciendo un supremo esfuerzo para apoderarse de miacute
-iexclVolveraacutes allaacute solo -exclamoacute a su vez Gregoriska- Esta mujer me pertenece
Y al pronunciar tales palabras tocoacute con la punta del hierro bendito la llaga viva Kostaki
exhaloacute un grito como si le hubiera tocado una espada de fuego y llevaacutendose una mano
al pecho dio un paso atraacutes Al mismo tiempo Gregoriska con un movimiento que
pareciacutea coordinado con el del hermano dio un paso adelante entonces con los ojos
fijos en los ojos del muerto con la espada contra el pecho de su hermano comenzoacute una
marcha lenta terrible solemne Era algo semejante al pasaje de don Juan y el
comendador el espectro retrocediacutea bajo la presioacuten de la sacra espada bajo la voluntad
irresistible del campeoacuten de Dios que lo seguiacutea paso a paso sin pronunciar una palabra
ambos anhelantes ambos liacutevidos del rostro el vivo arrojando al muerto y obligaacutendolo
a abandonar el castillo su anterior morada para volver a la tumba su morada futura
Lo aseguro a fe miacutea iexclera cosa horrenda de verse Y sin embargo yo misma movida
por una fuerza superior invisible desconocida sin saber lo que haciacutea me levanteacute y los
seguiacute Bajamos la escalera iluminados soacutelo por las ardientes pupilas de Kostaki
Atravesamos la galeriacutea y el patio y luego traspusimos la puerta siempre con el mismo
paso medido el espectro retrocediendo Gregoriska con el brazo tendido yo detraacutes de
ellos
Esta marcha fantaacutestica duroacute una hora pues era necesario volver el cadaacutever a su tumba
pero en vez de seguir el camino acostumbrado Kostaki y Gregoriska atravesaron el
terreno en liacutenea recta cuidaacutendose poco de los obstaacuteculos que para ellos ya no existiacutean
ante ellos el suelo se allanaba los torrentes se secaban los aacuterboles se apartaban las
rocas se abriacutean El mismo milagro se operaba para miacute soacutelo que el cielo me pareciacutea todo
cubierto de un negro velo las lunas y las estrellas habiacutean desaparecido y en medio de
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
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las tinieblas soacutelo veiacutea resplandecer los ojos llameantes del vampiro Llegamos de tal
modo a Hango y pasamos a traveacutes del seto vivo de madrontildeos que serviacutea de cerco al
cementerio Apenas entrada distinguiacute entre las sombras la tumba de Kostaki junto a
la de su padre no sabiacutea que estuviera alliacute y sin embargo la reconociacute Nada me era
desconocido en aquella noche
Gregoriska se detuvo al borde de la fosa abierta
-Kostaki -dijo eacutel- aun no estaacute todo terminado para ti y una voz del cielo me avisa que
puede concebirse el perdoacuten si te arrepientes iquestprometes retornar a la tumba iquestno salir
de ella maacutes iquestconsagrar a Dios el culto que consagraste al infierno
-iexclNo -respondioacute Kostaki
-iquestTe arrepientes -preguntoacute Gregoriska
-iexclNo
-Por uacuteltima vez iquestte arrepientes
-iexclNo
-iexclBien Invoca la ayuda de Satanaacutes como invoco yo la de Dios y veremos quieacuten saldraacute
esta vez auacuten victorioso
Resonaron simultaacuteneamente dos gritos los hierros se cruzaron despidiendo centellas
y la lucha duroacute un minuto que me parecioacute un siglo Kostaki cayoacute vi alzarse la terrible
espada de su hermano introduciacutersela en el cuerpo y clavar ese cuerpo sobre la tierra
recieacuten removida Un uacuteltimo grito que nada teniacutea de humano se alzoacute por el aire Acudiacute
Gregoriska estaba en pie pero vacilante Le di apoyo con mis brazos
-iquestEstaacutes herido -le pregunteacute ansiosamente
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-No -me respondioacute- pero en tal duelo querida Edvige la lucha no la herida mata He
luchado con la muerte y a ella pertenezco
-Amigo amigo -exclameacute- aleacutejate de aquiacute y acaso vuelvas a la vida
-No eacutesta es mi tumba Edvige pero no perdamos tiempo toma un poco de esta tierra
impregnada de su sangre y apliacutecala a la mordedura que te hizo es el uacutenico medio que
puede preservarte en el porvenir de su horrendo amor
Obedeciacute temblando Me inclineacute para recoger aquella tierra sanguinosa y al doblarme
vi el cadaacutever clavado al suelo la espada bendita le atravesaba el corazoacuten y una sangre
oscura le brotaba abundante de la herida como si hubiera muerto en aquel momento
Amaseacute un poco de tierra con la sangre y apliqueacute a mi herida el espantoso talismaacuten
-Ahora mi adorada Edvige -dijo Gregoriska con voz semiapagada- escucha bien mi
uacuteltimo consejo Abandona el paiacutes apenas te sea posible Soacutelo la distancia es una
seguridad para ti El padre Basilio recibioacute hoy mi suprema voluntad y la cumpliraacute
iexclEdvige un beso iexclEl uacuteltimo el uacutenico beso iexclEdvige me muero
Y asiacute diciendo Gregoriska cayoacute junto al hermano
En cualquier otra circunstancia en medio de aquel cementerio cerca de aquella tumba
abierta con aquellos dos cadaacuteveres yaciendo uno junto al otro hubiera enloquecido
pero como dije ya Dios me habiacutea inspirado una fuerza igual a los acontecimientos de
los que eacutel me haciacutea no soacutelo testigo sino tambieacuten actriz Mientras miraba a mi alrededor
en busca de ayuda vi abrirse la puerta del monasterio y avanzar los monjes de a dos
conducidos por el padre Basilio llevando cirios ardientes y cantando las preces de
difuntos El padre Basilio habiacutea llegado haciacutea poco al convento y previendo lo
sucedido se dirigiacutea al cementerio con toda la congregacioacuten Me encontroacute viva cerca de
los dos muertos Una uacuteltima convulsioacuten habiacutea retorcido el rostro de Kostaki
Gregoriska en cambio estaba tranquilo y casi sonriente Fue sepultado como lo deseara
eacutel junto al hermano el cristiano junto al maldito Smeranda cuando tuvo noticia de la
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nueva desdicha quiso verme fue a buscarme al convento de Hango y supo de mis
labios cuanto habiacutea acontecido en aquella tremenda noche
Le referiacute todos los detalles de la fantaacutestica historia pero ella me escuchoacute como ya me
escuchara Gregoriska sin mostrar estupor ni espanto
-Edvige -me contestoacute ella despueacutes de un instante de silencio- por muy extrantildeo que sea
lo que me has narrado dijiste soacutelo la verdad La estirpe de los Brankovan estaacute maldita
hasta la tercera y cuarta generacioacuten porque un Brankovan matoacute a un sacerdote El
teacutermino de la maldicioacuten ha llegado pues tuacute aunque esposa eres virgen y en miacute se
extingue el linaje Si mi hijo te ha dejado en herencia un milloacuten toacutemalo Despueacutes de
mi muerte salvo los piacuteos legados que tengo la intencioacuten de hacer recibiraacutes el resto de
mis bienes Y ahora sigue el consejo de tu esposo Vuelve lo maacutes presto que puedas a
aquellas tierras donde Dios no permite que se cumplan tan horrendos prodigios No
necesito de nadie para llorar conmigo a mis hijos Mi dolor quiere soledad Adioacutes no
me tengas ya en cuenta Mi suerte futura me pertenece a miacute sola y a Dios
Y luego de besarme en la frente como de costumbre me dejoacute y fue a encerrarse en el
castillo de Brankovan
Ocho diacuteas despueacutes partiacute para Francia Como lo esperara Gregoriska mis noches no
fueron turbadas ya por el terrible fantasma Se restablecioacute mi salud y de aquel suceso
no me quedoacute otro recuerdo fuera de esta palidez mortal que suele acompantildear hasta la
tumba a toda humana criatura que haya sufrido el beso de un vampiro
________________
1 Parihuelas Utensilio para transportar cosas entre dos personas formado por dos
barras horizontales entre las que estaacute fijada una plataforma o cajoacuten Camilla cama
portaacutetil
2 Boj Arbusto de tallos ramosos con pequentildeas hojas ovales muy utilizado como
planta de jardiacuten y cuya madera es apreciada por su dureza
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designios a duras penas le hableacute a Dios de ello en mis plegarias y me pareciacutea que
todos los conocieran que cada mirada puesta en miacute pudiera penetrar y leer en lo iacutentimo
de mi corazoacuten La cena fue un suplicio hosco y taciturno Kostaki por costumbre
hablaba raramente esta vez no dijo maacutes que dos o tres palabras en moldavo a su madre
y siempre con tal acento que haciacutea estremecer Cuando me levanteacute para subir a mi
aposento Smeranda como de ordinario me abrazoacute y al abrazarme repitioacute aquella frase
que desde ya ocho diacuteas no le saliera de la boca iexclKostaki ama a Edvige
Esta frase me siguioacute como una amenaza hasta mi caacutemara y aun alliacute me pareciacutea que una
voz fatal me susurrase al oiacutedo iexclKostaki ama a Edvige Ahora el amor de Kostaki me
lo habiacutea dicho Gregoriska equivaliacutea a la muerte Hacia las siete de la noche vi a Kostaki
atravesar el patio Se volvioacute para verme pero me aparteacute para que no pudiera
descubrirme Estaba inquieta pues por cuanto podiacutea yo ver desde mi ventana me
pareciacutea que eacutel iba directamente hacia la caballeriza Me arriesgueacute a correr los cerrojos
de una de las puertas internas de mi caacutemara y pasar a la caacutemara vecina desde donde
podiacutea ver todo lo que eacutel estaba por hacer Se dirigiacutea en efecto hacia la caballeriza y
cuando hubo llegado a ella sacoacute eacutel mismo su caballo favorito ensillaacutendolo de su propia
mano con el cuidado de un hombre que da la mayor importancia a cada detalle Vestiacutea
el mismo traje que cuando se me apareciera la vez primera pero no llevaba otra arma
que el sable Cuando hubo ensillado el caballo miroacute otra vez hacia la ventana de mi
caacutemara No habieacutendome visto saltoacute sobre la silla se hizo abrir la misma puerta por la
que saliera y debiacutea volver su hermano y se alejoacute a todo galope en direccioacuten del
monasterio de Hango Se me apretoacute entonces terriblemente el corazoacuten un fatal
presentimiento me deciacutea que Kostaki iba al encuentro de su hermano Estuve en la
ventana hasta cuando pude distinguir el camino que a un cuarto de legua de distancia
del castillo haciacutea un recodo a la izquierda y se perdiacutea en el comienzo de un bosque
Pero la noche se tornaba cada vez maacutes cerrada y pronto no pude distinguir maacutes el
camino
Me quedeacute todaviacutea
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
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Finalmente la inquietud que me atormentaba renovoacute precisamente por exceso mis
fuerzas y pues las primeras noticias de uno o de otro hermano debiacutean llegarme en la
sala inferior bajeacute
Mireacute ante todo Smeranda En la tranquilidad de su rostro advertiacute que no teniacutea ninguna
aprensioacuten daba oacuterdenes para la acostumbrada cena y los cubiertos de los hermanos
estaban en los lugares habituales No me atreviacute a interrogar a nadie Por otra parte iquesta
quieacuten hubiera podido dirigirme En el castillo ninguno excepto Kostaki y Gregoriska
hablaban las dos lenguas que yo sabiacutea Me sobresaltaba al miacutenimo rumor Por
costumbre nos poniacuteamos a la mesa a las nueve
Habiacutea bajado a la sala a las ocho y media y seguiacutea con la mirada la aguja de los
minutos cuyo avance era casi visible sobre el amplio cuadrante del reloj La viajera
aguja transitoacute la distancia que nos separaba del cuarto de hora
El cuarto golpeoacute y las vibraciones resonaron profundas y tristes en seguida la aguja
continuoacute su girar silencioso y la vi recorrer de nuevo la distancia con la regularidad y
la lentitud de la punta de un compaacutes Algunos minutos antes de dar las nueve me
parecioacute oiacuter el pataleo de un caballo en el patio Lo oyoacute tambieacuten Smeranda y volvioacute el
rostro hacia la ventana pero la noche era demasiado oscura para poder distinguir objeto
alguno iexclOh Si me hubiera mirado en aquel momento cuaacuten presto habriacutea adivinado lo
que pasaba en mi corazoacuten
Se habiacutea oiacutedo el patalear de un solo caballo y era cosa muy natural pues estaba yo
bien segura de que habriacutea regresado un solo caballero iquestPero cuaacutel Resonaron algunos
pasos en la antecaacutemara pasos lentos como los de un hombre que camina hesitando
cada uno de ellos me pareciacutea transitarme el corazoacuten La puerta se abrioacute y en la
oscuridad vi delinearse una sombra
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La sombra se detuvo un instante en la puerta el corazoacuten se me quedoacute en suspenso La
sombra avanzoacute y a medida que entraba en el ciacuterculo de la luz recobraba yo el aliento
Reconociacute a Gregoriska Algunos momentos maacutes y el corazoacuten se me quebraba
Reconociacute a Gregoriska pero estaba paacutelido como un cadaacutever Con soacutelo verle se podiacutea
adivinar que habiacutea acontecido algo terrible
-iquestEres tuacute Kostaki -preguntoacute Smeranda
-No madre miacutea -contestoacute Gregoriska con sorda voz
-iexclAh al fin -dijo ella- iquesty desde cuaacutendo acaacute toca a tu madre esperarte
-Madre miacutea -dijo Gregoriska mirando la peacutendola- apenas son las nueve
Y efectivamente en ese mismo momento sonaron las nueve
-Es verdad -dijo Smeranda- iquestDoacutende estaacute tu hermano
A pesar miacuteo se presentoacute en mi mente el pensamiento de que Dios habiacutea hecho la misma
pregunta a Caiacuten Gregoriska no contestoacute
-iquestNadie ha visto hasta ahora a Kostaki -preguntoacute Smeranda
El vatar o sea el mayordomo fue a informarse
-Hacia las siete -dijo eacutel de regreso- el conde ha estado en las caballerizas ha ensillado
con propia mano su caballo y ha partido por el camino de Hango
En ese instante mis ojos se encontraron con los de Gregoriska No seacute si fue realidad o
alucinacioacuten pero me parecioacute notar una gota de sangre en medio de su frente Me lleveacute
lentamente el dedo a la frente indicando el punto donde creiacutea yo ver aquella mancha
Gregoriska me comprendioacute sacoacute el pantildeuelo y se secoacute
-Siacute siacute -murmuroacute Smeranda- habraacute encontrado alguacuten lobo u oso y se habraacute entretenido
en perseguirlo He aquiacute por queacute un hijo hace esperar a su madre iquestDoacutende le has dejado
Gregoriska
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-Madre miacutea -respondioacute eacuteste con voz conmovida pero firme- mi hermano y yo no hemos
salido juntos
-Bien -dijo Smeranda- Vamos a la mesa cada uno poacutengase en su lugar y luego
cieacuterrense las puertas quien esteacute afuera dormiraacute afuera
Las dos primeras partes de estas oacuterdenes fueron estrictamente ejecutadas Smeranda
se puso en su lugar Gregoriska se sentoacute a su diestra yo a su siniestra Despueacutes los
servidores salieron para cumplir la tercera parte de las oacuterdenes es decir para cerrar las
puertas del castillo En ese momento mismo se escuchoacute un gran estreacutepito en el patio y
un servidor entroacute espantado diciendo
-Princesa ha entrado en este instante al patio el caballo del conde Kostaki solo y por
entero cubierto de sangre
-iexclOh -murmuroacute Smeranda levantaacutendose paacutelida y amenazadora- de tal modo volvioacute una
noche al castillo el caballo de su padre
Dirigioacute una mirada a Gregoriska no estaba paacutelido ya estaba liacutevido El caballo del
conde Koproli en efecto habiacutea regresado una noche al castillo todo manchado de
sangre y una hora despueacutes los servidores encontraron y trajeron el cuerpo del amo
cubierto de heridas Smeranda tomoacute una antorcha de manos de un criado se acercoacute a
la puerta y abrieacutendola bajoacute al patio El caballo espantado era retenido trabajosamente
por tres o cuatro servidores que haciacutean toda clase de esfuerzos para tranquilizarlo
Smeranda se aproximoacute al animal examinoacute la sangre que cubriacutea la silla y vio una herida
en su testuz
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-Kostaki fue muerto de frente -dijo ella- en duelo y por un solo enemigo Busquen su
cuerpo hijos miacuteos maacutes tarde buscaremos al homicida
Asiacute como el caballo habiacutea entrado por la puerta de Hango todos los servidores se
precipitaron afuera por ella y se vieron sus antorchas perderse en la campintildea y entrar
en lo profundo del bosque como en una hermosa noche de estiacuteo se ven centellear las
lucieacuternagas en la llanura de Niza o de Pisa
Smeranda como si hubiera estado segura de que la buacutesqueda no durariacutea mucho
aguardoacute enhiesta en la puerta Ni una laacutegrima humedeciacutea las mejillas de aquella madre
desolada sin embargo se veiacutea que la desesperacioacuten rugiacutea tempestuosa en lo profundo
de su corazoacuten Gregoriska estaba detraacutes de ella y yo cerca de Gregoriska Al
abandonar la sala parecioacute querer ofrecerme su brazo pero no se habiacutea atrevido a
hacerlo De ahiacute en cerca de un cuarto de hora se vio aparecer en el recodo del camino
una antorcha luego una segunda una tercera y finalmente se distinguieron todas Soacutelo
que ahora en vez de dispersarse estaban agrupadas en torno a un centro comuacuten Ese
centro era como bien pronto se pudo advertir unas parihuelas1 con un hombre tendido
sobre ellas El fuacutenebre cortejo avanzaba lentamente pero al cabo de diez minutos
quienes lo llevaban se descubrieron instintivamente la cabeza y taciturnos entraron en
el patio donde fue depositado el cuerpo Entonces con un majestuoso gesto Smeranda
ordenoacute que se le abriera paso y acercaacutendose al cadaacutever puso una rodilla en tierra ante
eacutel apartoacute los cabellos que le formaban un velo sobre el rostro y estuvo contemplaacutendolo
largamente sin derramar una laacutegrima Le abrioacute luego la vestimenta moldava y apartoacute
camisa ensangrentada La herida se hallaba en la parte diestra del pecho Debiacutea haber
sido hecha con una hoja recta y de dos filos Recordeacute haber visto esa mantildeana misma al
costado de Gregoriska el largo cuchillo de caza que serviacutea de bayoneta a su carabina
Busqueacute con los ojos el arma no estaba ya alliacute Smeranda se hizo llevar agua mojoacute en
ella su pantildeuelo y lavoacute la llaga Una sangre pura y tibia todaviacutea enrojecioacute los labios de
la herida El espectaacuteculo que teniacutea bajo los ojos era a un tiempo atroz y sublime
Aquella vasta caacutemara ahumada por las antorchas de resina aquellos rostros baacuterbaros
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aquellos ojos centelleantes de ferocidad aquellos ropajes singulares aquella madre
que a la vista de la sangre aun caacutelida calculaba cuaacutento tiempo haciacutea que la muerte
arrebatara a su hijo aquel profundo silencio interrumpido soacutelo por los sollozos de los
bandidos cuyo jefe era Kostaki todo eso repito teniacutea en siacute algo de atroz y de sublime
Smeranda acercoacute sus labios a la frente de su hijo y se levantoacute en seguida echaacutendose
a las espaldas las largas trenzas de blancos cabellos que se le habiacutean desunido
-iexclGregoriska ndashdijo
Gregoriska se estremecioacute sacudioacute la cabeza y saliendo de su atoniacutea
-Madre miacutea -respondioacute
-Ven aquiacute hijo miacuteo y escuacutechame
Gregoriska obedecioacute temblando pero obedecioacute
A medida que se aproximaba al cuerpo de Kostaki la sangre brotaba de la herida maacutes
abundante y maacutes roja Afortunadamente Smeranda no miraba maacutes hacia aquel lado
pues a la vista de aquella sangre no habriacutea tenido ya necesidad de buscar el asesino
-Gregoriska -dijo ella- bien seacute que Kostaki y tuacute no se miraban con buenos ojos bien seacute
que tuacute eres un Waivady por parte de tu padre y eacutel un Koproli por parte del suyo pero
por parte de madre son ambos de la sangre de los Brankovan Seacute que tuacute eres un hombre
de ciudad occidental y eacutel un hijo de las montantildeas orientales pero por el seno que los
llevoacute a ambos son hermanos iexclPues bien Gregoriska quiero saber si mi hijo seraacute
llevado a yacer junto a la tumba de su padre sin que haya sido pronunciado el
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juramento si yo en fin podreacute llorar tranquila como mujer descansando en ti vale decir
en un hombre para el castigo
-Dime sentildeora el nombre del homicida y ordena te juro que dentro de una hora si tuacute
lo exiges habraacute dejado de vivir
-iquestJuras so pena de mi maldicioacuten lo has entendido hijo miacuteo iquestJuras que el asesino
moriraacute que no dejaraacutes piedra sobre piedra de su casa que su madre sus hijos sus
hermanos su mujer o su prometida pereceraacuten por tu mano Juacuteralo y al jurarlo invoca
sobre ti la coacutelera celeste si faltas a la sacra promesa Si faltas a esta sacra promesa
padeceraacutes la miseria la execracioacuten de los amigos la maldicioacuten de tu madre
Gregoriska extendioacute la mano sobre el cadaacutever y
-iexclJuro que el asesino moriraacute -dijo
A aquel singular juramento cuyo verdadero sentido yo sola y el muerto quizaacute podiacuteamos
comprender vi o creiacute ver cumplirse un horrendo prodigio Los ojos del cadaacutever se
abrieron se fijaron sobre miacute maacutes vivos cual nunca los viera y como si aquella mirada
hubiera sido palpable sentiacute penetrarme hasta el corazoacuten un hierro candente No resistiacute
tanto dolor y me desvaneciacute
Cuando recobreacute los sentidos me encontreacute acostada sobre el lecho de mi caacutemara una de
las dos mujeres velaba cerca de miacute Pregunteacute doacutende estaba Smeranda me fue
contestado que velaba junto al cuerpo de su hijo Pregunteacute doacutende estaba Gregoriska se
me dijo que en el monasterio de Hango
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Ahora no era preciso huir iquestno habiacutea muerto Kostaki No se debiacutea ya hablar de boda
iquestpodiacutea yo casarme con el fratricida Transcurrieron asiacute tres diacuteas y tres noches en medio
de extrantildeos suentildeos En la vigilia y en el suentildeo veiacutea siempre aquellos dos ojos vivos en
ese rostro de muerto era una visioacuten horrenda Kostaki debiacutea ser sepultado al tercer diacutea
Por la mantildeana me fue traiacutedo de parte de Smeranda un vestido completo de viuda Me
lo puse y bajeacute La casa pareciacutea vaciacutea todos estaban en la capilla Me encamineacute hacia
ella y al tiempo que trasponiacutea su umbral vino a mi encuentro Smeranda a quien no
habiacutea visto desde hacia tres diacuteas
Se hubiera dicho que era la imagen del Dolor Con lento movimiento como el de una
estatua posoacute sobre mi frente sus helados labios y con voz que pareciacutea salir ya de la
tumba pronuncioacute las habituales palabras iexclKostaki te ama No se pueden imaginar
el efecto que produjeron en miacute aquellas palabras Esa protesta de amor expresada en
presente en vez de en pasado que deciacutea te ama y no ya te amaba ese amor de
ultratumba que veniacutea a buscarme en la vida hizo sobre mi corazoacuten una impresioacuten
terrible Al mismo tiempo se apoderaba de miacute un extrantildeo sentimiento tal como si fuera
verdaderamente la mujer de aquel que habiacutea muerto no la prometida del vivo Aquel
atauacuted me atraiacutea a mi pesar dolorosamente como la sierpe atrae al pajarillo por ella
fascinado
Busqueacute con los ojos a Gregoriska lo vi paacutelido y enhiesto contra una columna miraba
hacia lo alto No seacute decir si me vio Los monjes del convento de Hango rodeaban el
cuerpo cantando salmos del rito griego a veces armoniosos con frecuencia monoacutetonos
Tambieacuten yo hubiera querido orar pero la plegaria expiraba en mis labios mi mente
estaba tan confusa que me pareciacutea antes bien presenciar un consistorio de demonios
que una reunioacuten de monjes Cuando fue sacado el cuerpo de alliacute quise seguirlo pero
desfallecieron mis fuerzas Sentiacute doblaacuterseme las piernas y me apoyeacute en la puerta
Entonces Smeranda se me acercoacute e hizo una sentildea a Gregoriska Este se aproximoacute
Smeranda me habloacute en moldavo
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-Mi madre me ordena repetirte palabra por palabra lo que va a decir -me expresoacute
Gregoriska
Smeranda habloacute de nuevo cuando hubo terminado
-He aquiacute las palabras de mi madre -dijo eacutel- Lloras a mi hijo Edvige tu lo amabas
iquestverdad Te agradezco las laacutegrimas y tu amor de ahora en adelante tienes una patria
una madre una familia Derramemos las muchas laacutegrimas debidas a los muertos luego
seamos de nuevo dignas ambas de aquel que ya no es iexclyo su madre tuacute su mujer
Adioacutes vuelve a tu caacutemara yo acompantildeareacute a mi hijo hasta su uacuteltima morada cuando
regrese me encerrareacute en mi estancia con mi dolor y me volveraacutes a ver soacutelo cuando lo
haya vencido estate tranquila matareacute este dolor porque no quiero que me mate a miacute
A estas palabras de Smeranda traducidas por Gregoriska no pude responder sino con
un gemido Subiacute a mi caacutemara el fuacutenebre cortejo se alejoacute y lo vi desaparecer en el
aacutengulo del camino El convento de Hango estaba a soacutelo media legua de distancia del
castillo en liacutenea recta pero los obstaacuteculos del suelo haciacutean dar muchas vueltas al
camino de modo que se empleaban dos horas en recorrer aquel espacio Era el mes de
noviembre Las jornadas se habiacutean tornado friacuteas y breves y a las cinco ya era noche
oscura Hacia las siete vi reaparecer las antorchas el cortejo fuacutenebre habiacutea regresado
El cadaacutever reposaba en la tumba de sus padres todo estaba concluido
Les dije ya en queacute singular pesadilla viviacutea presa luego del fatal suceso que nos
sumergiera a todos en el duelo y sobre todo despueacutes que viera reabrirse y fijarse sobre
miacute los ojos cerrados del muerto La noche que siguioacute oprimida por las emociones
experimentadas durante el diacutea estaba auacuten maacutes triste Escuchaba sonar todas las horas
del reloj del castillo y a medida que el tiempo fugitivo me acercaba al momento en
que habiacutea muerto Kostaki me sentiacutea cada vez maacutes desconsolada Sonaron las nueve
menos cuarto Entonces se apoderoacute de miacute una extrantildea sensacioacuten Me corriacutea por todo el
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cuerpo un terror un estremecimiento que me helaba luego una especie de suentildeo
invencible entorpeciacutea mis sentidos me oprimiacutea el pecho y me velaba los ojos Tendiacute
el brazo y fui a caer de espaldas sobre el lecho Sin embargo no habiacutea perdido
totalmente los sentidos como para que no pudiera oiacuter como unos pasos acercaacutendose a
mi puerta despueacutes me parecioacute abrirse la puerta en seguida no vi ni escucheacute maacutes nada
Soacutelo sentiacute un vivo dolor en el cuello Luego de lo cual caiacute en profundo letargo
Me desperteacute a medianoche mi laacutempara ardiacutea auacuten intenteacute levantarme pero estaba tan
deacutebil que hube de repetir la tentativa dos veces Finalmente logreacute superar mi debilidad
y como despierta sentiacutea en el cuello el mismo dolor que experimentara en el suentildeo me
arrastreacute apoyaacutendome en el muro hasta el espejo y mireacute Algo que semejaba la
punzadura de un alfiler marcaba la arteria de mi cuello Creiacute que alguacuten insecto me
hubiera picado durante el suentildeo y como me sentiacutea abatida por la extenuacioacuten me
acosteacute de nuevo y me dormiacute A la mantildeana me desperteacute como de costumbre pero
entonces sentiacute una tal debilidad como la experimentara soacutelo una vez en mi vida a la
mantildeana siguiente de un diacutea en que fuera sangrada Me mireacute en el espejo y me sorprendiacute
de mi extraordinaria palidez La jornada transcurrioacute triste y oscura experimentaba yo
una cosa singular cuando me encontraba en un lugar sentiacutea necesidad de quedarme
alliacute cualquier cambio de posicioacuten me fatigaba
Llegada la noche me trajeron la laacutempara mis mujeres seguacuten podiacutea yo comprender por
sus gestos se ofrecieron a quedarse conmigo Se lo agradeciacute y salieron A la misma
hora que la noche precedente experimenteacute los mismos siacutentomas Quise levantarme
entonces y pedir ayuda pero no pude llegar a la salida Oiacute vagamente dar las nueve
menos cuarto los pasos resonaron se abrioacute la puerta pero yo no veiacutea ni escuchaba
nada y como la noche anterior caiacute de espaldas sobre el lecho Como el diacutea anterior
experimenteacute un dolor en el mismo sitio Como el diacutea anterior me desperteacute a
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medianoche pero maacutes paacutelida y maacutes deacutebil auacuten Al diacutea siguiente se renovoacute la horrible
pesadilla
Estaba decidida a bajar a la estancia de Smeranda por muy deacutebil que me sintiera
cuando entroacute en la caacutemara una de mis mujeres y pronuncioacute el nombre de Gregoriska
El joven la seguiacutea Intenteacute levantarme para recibirle pero volviacute a caer en mi silloacuten Eacutel
dio un grito al verme y quiso lanzarse hacia miacute pero tuve la fuerza de tender el brazo
hacia eacutel
-iquestQueacute vienes a hacer aquiacute -le pregunteacute
-iexclAy -dijo eacutel- iexclveniacutea a decirte adioacutes A decirte que abandono este mundo que me es
insoportable sin tu amor y tu presencia a anunciarte que me retiro al monasterio de
Hango
-Gregoriska -le respondiacute- estaacutes privado de mi presencias pero no de mi amor iexclAy Te
amo siempre y mi mayor pena es que este amor sea en adelante casi un delito
-Entonces iquestpuedo esperar que rogaraacutes por miacute Edvige
-Siacute pero no lo podreacute hacer por largo tiempo -repliqueacute yo con una sonrisa
-iquestPor queacute no Pero en verdad te veo muy abatida Dime iquestqueacute tienes iquestPor queacute tan
paacutelida
-Porque Dios tiene ciertamente piedad de miacute y a eacutel me llama
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Gregoriska se me acercoacute me tomoacute una mano que no tuve fuerza de sustraerle
miraacutendome fijo al rostro
-Esa palidez no es natural Edvige -me dijo- iquestcuaacutel es la causa
-Si te la dijera Gregoriska creeriacuteas que estoy loca
-No no habla Edvige te lo suplico estamos en un paiacutes que no se parece a ninguacuten otro
paiacutes en una familia que no se asemeja a ninguna otra familia Dime diacutemelo todo te lo
encarezco
Se lo narreacute todo la extrantildea alucinacioacuten que me poseiacutea a la hora en que Kostaki debioacute
morir ese terror ese letargo ese friacuteo glacial esa postracioacuten que me haciacutea caer de
espaldas sobre el lecho ese ruido de pasos que me pareciacutea oiacuter esa puerta que creiacutea ver
abrirse y finalmente ese agudo dolor en el cuello seguido de una palidez y de una
debilidad siempre crecientes Creiacutea yo que mi relato pareceriacutea a Gregoriska un
comienzo de locura y lo terminaba con una cierta timidez cuando por el contrario
advertiacute que me prestaba gran atencioacuten
Cuando hube terminado de hablar Gregoriska reflexionoacute un instante
-iquestDe manera -preguntoacute eacutel- que te duermes cada noche a las nueve menos cuarto
-Siacute por muchos que sean los esfuerzos que haga para resistir al suentildeo
-iquestY a esa misma hora crees ver abrirse la puerta
-Siacute aunque eche el cerrojo
-iquestY luego experimentas un agudo dolor en el cuello
-Siacute aunque sea apenas visible la sentildeal de la herida
-iquestMe permites ver
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Dobleacute la cabeza hacia atraacutes Examinoacute eacutel la cicatriz
-Edvige -dijo Gregoriska despueacutes de un momento de reflexioacuten- iquesttienes confianza en
miacute
-iquestMe lo preguntas -contesteacute
-iquestCrees en mi palabra
-Como creo en el Evangelio
-iexclBien Edvige por mi fe te juro que no tienes ocho diacuteas de vida si no aceptas hacer
hoy mismo lo que voy a decirte
-iquestY si consiento
-Si consientes quizaacutes te salves
-iquestQuizaacutes -eacutel se calloacute- Suceda lo que fuere Gregoriska -continueacute diciendo yo- hareacute
cuanto me ordenes hacer
-Escucha entonces -dijo eacutel- y ante todo no te espantes En tu paiacutes como en Hungriacutea y
en nuestra Rumaniacutea existe una tradicioacuten
Tembleacute porque esa tradicioacuten ya habiacutea vuelto a mi memoria
-iexclAh iquestSabes lo que quiero decir
-Siacute -contesteacute- en Polonia vi algunas personas padecer el horrendo hecho
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-Quieres hablar del vampiro iquestno es verdad
-Siacute nintildea auacuten me sucedioacute ver desenterrar en el cementerio de una aldea perteneciente
a mi padre cuarenta personas muertas en quince diacuteas sin que se hubiera podido en
ninguna ocasioacuten acertar con la causa de su muerte Diecisiete de esos cadaacuteveres
expusieron todos los signos de vampirismo es decir fueron encontrados frescos como
si hubieran estado vivos los otros eran sus viacutectimas
-iquestY queacute se hizo para liberar de eso a la regioacuten
-Se les clavoacute un palo en el corazoacuten y luego los quemaron
-Siacute asiacute se acostumbra hacer pero para nosotros eso no basta Para librarte de tu
fantasma antes quiero conocerlo y iexclpor Dios lo conocereacute Siacute y si es preciso luchareacute
cuerpo a cuerpo con eacutel quienquiera fuere
-iexclOh Gregoriska -exclameacute espantada
Dijo
-Quienquiera que fuere lo repito Mas para llevar a buen fin esta terrible aventura es
necesario que hagas todo lo que te exigireacute
-Di
-Estate preparada a las siete Desciende a la capilla pero desciende sola es necesario
que venzas a toda costa tu debilidad Edvige Alliacute recibiremos la bendicioacuten nupcial
Consieacutentemelo amada miacutea para velar por ti Luego subiremos de nuevo a esta caacutemara
y entonces veremos
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-iexclOh Gregoriska -exclameacute- iexclsi es eacutel te mataraacute
-No temas amada Edvige Consiente solamente
-Sabes bien que hareacute todo lo que quieras Gregoriska
-Entonces hasta luego a la noche
-Siacute haz lo que creas maacutes oportuno y te secundareacute yo cuanto mejor pueda adioacutes
Se fue Un cuarto de hora despueacutes vi a un caballero precipitarse a toda carrera por el
camino del monasterio era eacutel
Apenas le hube perdido de vista caiacute de rodillas y oreacute oreacute como ya no se reza en
nuestras tierras sin fe y aguardeacute a las siete ofreciendo a Dios y a los santos el
holocausto de mis pensamientos no me levanteacute sino al sonar las siete Estaba deacutebil
como una moribunda paacutelida como una muerta Me echeacute sobre la cabeza un gran velo
negro descendiacute la escalera apoyaacutendome en el muro y me dirigiacute a la capilla sin
encontrar a nadie
Gregoriska me esperaba con el padre Basilio prior del monasterio de Hango Centildeiacutea
una espada santa reliquia de un antiguo cruzado que asistiera a la toma de
Constantinopla con Ville-Hardouin y Baldouin de Flandes
-Edvige -dijo eacutel golpeando con la mano su espada- con la ayuda de Dios eacutesta romperaacute
el encantamiento que amenaza tu vida Aceacutercate pues resueltamente este santo
hombre que ya ha recibido mi confesioacuten recibiraacute nuestros juramentos
Comenzoacute la ceremonia quizaacute nunca otra fue maacutes sencilla y a un tiempo maacutes solemne
Nadie asistiacutea al monje eacutel mismo nos puso sobre la cabeza las coronas nupciales
Vestidos ambos de luto giramos en torno al altar con un cirio en la mano luego el
monje tras pronunciar las sacras palabras agregoacute
Vaacuteyanse ahora hijos miacuteos y el Sentildeor les deacute fuerza y valor para luchar contra el
enemigo del humano geacutenero Armados de la inocencia de ustedes y defendidos por Su
justicia venceraacuten al demonio Vayan y benditos sean
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Besamos los libros santos y salimos de la capilla Entonces por vez primera me apoyeacute
en el brazo de Gregoriska y me parecioacute que al contacto de aquel fuerte brazo de aquel
noble corazoacuten volviacutea a mis venas la vida Estaba segura del triunfo porque Gregoriska
estaba conmigo subimos a mi caacutemara Sonaban las ocho y media
-Edvige -me dijo entonces Gregoriska- no tenemos tiempo que perder iquestQuieres
dormir como de costumbre para que todo suceda durante tu suentildeo o bien permanecer
desvelada y verlo todo
-Junto a ti nada temo quiero permanecer despierta y verlo todo
Gregoriska extrajo de su pecho un boj2 bendito huacutemedo auacuten de agua santa y me lo
dio
-Toma entonces esta ramita -me dijo- acueacutestate en tu lecho recita las preces de la
Virgen y aguarda sin temor Dios estaacute con nosotros Cuida ante todo de no dejar caer
la ramita con ella podraacutes ordenar aun en el infierno No me llames no des ninguacuten
grito reza confiacutea y aguarda
Me acosteacute en el lecho Cruceacute las manos sobre el seno y puse sobre eacutel la ramita
bendecida Gregoriska se ocultoacute tras del trono de que ya hableacute Contaba yo los minutos
y de seguro mi esposo haciacutea lo mismo Sonaron los tres cuartos Vibraba auacuten el tantildeir
del martillo cuando me sentiacute presa del mismo entorpecimiento del mismo terror y del
mismo friacuteo glacial de los diacuteas precedentes acerqueacute a mis labios la rama bendita y
aquella primera sensacioacuten se desvanecioacute Oiacute entonces muy claro el ruido de aquel
conocido paso lento y medido que subiacutea los peldantildeos de la escalera y se aproximaba a
la puerta Luego la puerta se abrioacute despaciosamente sin ruido como empujada por
sobrenatural fuerza y entonces -La voz se apagoacute a medias casi sofocada en la
garganta de la narradora- Y entonces -continuoacute haciendo un esfuerzo- vi a Kostaki
paacutelido como se me apareciera en las parihuelas2 los largos cabellos negros cayeacutendole
sobre las espaldas goteaban sangre vestiacutea como de costumbre pero teniacutea descubierto
el pecho y dejaba ver su sangrante herida Todo estaba muerto todo era cadaacutever
carne ropas porte solamente los ojos aquellos terribles ojos estaban vivos
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Ante aquella aparicioacuten iexclextrantildeo es decirlo en vez de sentir duplicaacuterseme el espanto
sentiacute crecerme el valor Dios me lo enviaba de seguro para decidir mi situacioacuten y
defenderme del infierno Al primer paso que el espectro dio hacia mi lecho le claveacute
intreacutepidamente los ojos en el rostro y le presenteacute la rama bendita El espectro intentoacute
avanzar pero un poder maacutes fuerte que eacutel lo retuvo en el sitio Se detuvo
-iexclOh -murmuroacute- ella no duerme lo sabe todo
Pronuncioacute eacutel estas palabras en lengua moldava y sin embargo las comprendiacute yo como
si hubieran sido pronunciadas en lengua por miacute sabida
Estaacutebamos asiacute uno frente al otro el fantasma y yo sin que pudiera apartar mis miradas
de las suyas cuando con el rabillo del ojo vi a Gregoriska salir detraacutes del baldaquino
semejante al aacutengel exterminador y con la espada en el puntildeo Se hizo la sentildeal de la cruz
con la mano siniestra y avanzoacute lentamente con la espada tendida vuelta hacia el
fantasma eacuteste al ver al hermano desenvainoacute tambieacuten el sable soltando una horrible
carcajada pero apenas su sable tocoacute el hierro bendito el brazo le cayoacute inerte junto al
cuerpo Kostaki exhaloacute un suspiro de rabia y desesperacioacuten
-iquestQueacute quieres de miacute -preguntoacute al hermano
-En nombre del Dios verdadero y viviente -dijo Gregoriska- te conjuro a que respondas
-Habla -dijo el espectro rechinando los dientes
-iquestTe he tendido yo una emboscada
-No
-iquestTe he asaltado yo
-No
-Te he herido yo
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-No
-Te arrojaste tuacute mismo sobre mi espada y tuacute mismo corriste al encuentro de la muerte
Luego ante Dios y los hombres no soy culpable yo del delito de fratricidio luego no
has recibido una misioacuten divina sino infernal luego has salido de tu tumba no como una
sombra santa sino como un espectro maldito y volveraacutes a tu tumba
-iexclCon ella siacute -exclamoacute Kostaki haciendo un supremo esfuerzo para apoderarse de miacute
-iexclVolveraacutes allaacute solo -exclamoacute a su vez Gregoriska- Esta mujer me pertenece
Y al pronunciar tales palabras tocoacute con la punta del hierro bendito la llaga viva Kostaki
exhaloacute un grito como si le hubiera tocado una espada de fuego y llevaacutendose una mano
al pecho dio un paso atraacutes Al mismo tiempo Gregoriska con un movimiento que
pareciacutea coordinado con el del hermano dio un paso adelante entonces con los ojos
fijos en los ojos del muerto con la espada contra el pecho de su hermano comenzoacute una
marcha lenta terrible solemne Era algo semejante al pasaje de don Juan y el
comendador el espectro retrocediacutea bajo la presioacuten de la sacra espada bajo la voluntad
irresistible del campeoacuten de Dios que lo seguiacutea paso a paso sin pronunciar una palabra
ambos anhelantes ambos liacutevidos del rostro el vivo arrojando al muerto y obligaacutendolo
a abandonar el castillo su anterior morada para volver a la tumba su morada futura
Lo aseguro a fe miacutea iexclera cosa horrenda de verse Y sin embargo yo misma movida
por una fuerza superior invisible desconocida sin saber lo que haciacutea me levanteacute y los
seguiacute Bajamos la escalera iluminados soacutelo por las ardientes pupilas de Kostaki
Atravesamos la galeriacutea y el patio y luego traspusimos la puerta siempre con el mismo
paso medido el espectro retrocediendo Gregoriska con el brazo tendido yo detraacutes de
ellos
Esta marcha fantaacutestica duroacute una hora pues era necesario volver el cadaacutever a su tumba
pero en vez de seguir el camino acostumbrado Kostaki y Gregoriska atravesaron el
terreno en liacutenea recta cuidaacutendose poco de los obstaacuteculos que para ellos ya no existiacutean
ante ellos el suelo se allanaba los torrentes se secaban los aacuterboles se apartaban las
rocas se abriacutean El mismo milagro se operaba para miacute soacutelo que el cielo me pareciacutea todo
cubierto de un negro velo las lunas y las estrellas habiacutean desaparecido y en medio de
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las tinieblas soacutelo veiacutea resplandecer los ojos llameantes del vampiro Llegamos de tal
modo a Hango y pasamos a traveacutes del seto vivo de madrontildeos que serviacutea de cerco al
cementerio Apenas entrada distinguiacute entre las sombras la tumba de Kostaki junto a
la de su padre no sabiacutea que estuviera alliacute y sin embargo la reconociacute Nada me era
desconocido en aquella noche
Gregoriska se detuvo al borde de la fosa abierta
-Kostaki -dijo eacutel- aun no estaacute todo terminado para ti y una voz del cielo me avisa que
puede concebirse el perdoacuten si te arrepientes iquestprometes retornar a la tumba iquestno salir
de ella maacutes iquestconsagrar a Dios el culto que consagraste al infierno
-iexclNo -respondioacute Kostaki
-iquestTe arrepientes -preguntoacute Gregoriska
-iexclNo
-Por uacuteltima vez iquestte arrepientes
-iexclNo
-iexclBien Invoca la ayuda de Satanaacutes como invoco yo la de Dios y veremos quieacuten saldraacute
esta vez auacuten victorioso
Resonaron simultaacuteneamente dos gritos los hierros se cruzaron despidiendo centellas
y la lucha duroacute un minuto que me parecioacute un siglo Kostaki cayoacute vi alzarse la terrible
espada de su hermano introduciacutersela en el cuerpo y clavar ese cuerpo sobre la tierra
recieacuten removida Un uacuteltimo grito que nada teniacutea de humano se alzoacute por el aire Acudiacute
Gregoriska estaba en pie pero vacilante Le di apoyo con mis brazos
-iquestEstaacutes herido -le pregunteacute ansiosamente
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-No -me respondioacute- pero en tal duelo querida Edvige la lucha no la herida mata He
luchado con la muerte y a ella pertenezco
-Amigo amigo -exclameacute- aleacutejate de aquiacute y acaso vuelvas a la vida
-No eacutesta es mi tumba Edvige pero no perdamos tiempo toma un poco de esta tierra
impregnada de su sangre y apliacutecala a la mordedura que te hizo es el uacutenico medio que
puede preservarte en el porvenir de su horrendo amor
Obedeciacute temblando Me inclineacute para recoger aquella tierra sanguinosa y al doblarme
vi el cadaacutever clavado al suelo la espada bendita le atravesaba el corazoacuten y una sangre
oscura le brotaba abundante de la herida como si hubiera muerto en aquel momento
Amaseacute un poco de tierra con la sangre y apliqueacute a mi herida el espantoso talismaacuten
-Ahora mi adorada Edvige -dijo Gregoriska con voz semiapagada- escucha bien mi
uacuteltimo consejo Abandona el paiacutes apenas te sea posible Soacutelo la distancia es una
seguridad para ti El padre Basilio recibioacute hoy mi suprema voluntad y la cumpliraacute
iexclEdvige un beso iexclEl uacuteltimo el uacutenico beso iexclEdvige me muero
Y asiacute diciendo Gregoriska cayoacute junto al hermano
En cualquier otra circunstancia en medio de aquel cementerio cerca de aquella tumba
abierta con aquellos dos cadaacuteveres yaciendo uno junto al otro hubiera enloquecido
pero como dije ya Dios me habiacutea inspirado una fuerza igual a los acontecimientos de
los que eacutel me haciacutea no soacutelo testigo sino tambieacuten actriz Mientras miraba a mi alrededor
en busca de ayuda vi abrirse la puerta del monasterio y avanzar los monjes de a dos
conducidos por el padre Basilio llevando cirios ardientes y cantando las preces de
difuntos El padre Basilio habiacutea llegado haciacutea poco al convento y previendo lo
sucedido se dirigiacutea al cementerio con toda la congregacioacuten Me encontroacute viva cerca de
los dos muertos Una uacuteltima convulsioacuten habiacutea retorcido el rostro de Kostaki
Gregoriska en cambio estaba tranquilo y casi sonriente Fue sepultado como lo deseara
eacutel junto al hermano el cristiano junto al maldito Smeranda cuando tuvo noticia de la
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nueva desdicha quiso verme fue a buscarme al convento de Hango y supo de mis
labios cuanto habiacutea acontecido en aquella tremenda noche
Le referiacute todos los detalles de la fantaacutestica historia pero ella me escuchoacute como ya me
escuchara Gregoriska sin mostrar estupor ni espanto
-Edvige -me contestoacute ella despueacutes de un instante de silencio- por muy extrantildeo que sea
lo que me has narrado dijiste soacutelo la verdad La estirpe de los Brankovan estaacute maldita
hasta la tercera y cuarta generacioacuten porque un Brankovan matoacute a un sacerdote El
teacutermino de la maldicioacuten ha llegado pues tuacute aunque esposa eres virgen y en miacute se
extingue el linaje Si mi hijo te ha dejado en herencia un milloacuten toacutemalo Despueacutes de
mi muerte salvo los piacuteos legados que tengo la intencioacuten de hacer recibiraacutes el resto de
mis bienes Y ahora sigue el consejo de tu esposo Vuelve lo maacutes presto que puedas a
aquellas tierras donde Dios no permite que se cumplan tan horrendos prodigios No
necesito de nadie para llorar conmigo a mis hijos Mi dolor quiere soledad Adioacutes no
me tengas ya en cuenta Mi suerte futura me pertenece a miacute sola y a Dios
Y luego de besarme en la frente como de costumbre me dejoacute y fue a encerrarse en el
castillo de Brankovan
Ocho diacuteas despueacutes partiacute para Francia Como lo esperara Gregoriska mis noches no
fueron turbadas ya por el terrible fantasma Se restablecioacute mi salud y de aquel suceso
no me quedoacute otro recuerdo fuera de esta palidez mortal que suele acompantildear hasta la
tumba a toda humana criatura que haya sufrido el beso de un vampiro
________________
1 Parihuelas Utensilio para transportar cosas entre dos personas formado por dos
barras horizontales entre las que estaacute fijada una plataforma o cajoacuten Camilla cama
portaacutetil
2 Boj Arbusto de tallos ramosos con pequentildeas hojas ovales muy utilizado como
planta de jardiacuten y cuya madera es apreciada por su dureza
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Finalmente la inquietud que me atormentaba renovoacute precisamente por exceso mis
fuerzas y pues las primeras noticias de uno o de otro hermano debiacutean llegarme en la
sala inferior bajeacute
Mireacute ante todo Smeranda En la tranquilidad de su rostro advertiacute que no teniacutea ninguna
aprensioacuten daba oacuterdenes para la acostumbrada cena y los cubiertos de los hermanos
estaban en los lugares habituales No me atreviacute a interrogar a nadie Por otra parte iquesta
quieacuten hubiera podido dirigirme En el castillo ninguno excepto Kostaki y Gregoriska
hablaban las dos lenguas que yo sabiacutea Me sobresaltaba al miacutenimo rumor Por
costumbre nos poniacuteamos a la mesa a las nueve
Habiacutea bajado a la sala a las ocho y media y seguiacutea con la mirada la aguja de los
minutos cuyo avance era casi visible sobre el amplio cuadrante del reloj La viajera
aguja transitoacute la distancia que nos separaba del cuarto de hora
El cuarto golpeoacute y las vibraciones resonaron profundas y tristes en seguida la aguja
continuoacute su girar silencioso y la vi recorrer de nuevo la distancia con la regularidad y
la lentitud de la punta de un compaacutes Algunos minutos antes de dar las nueve me
parecioacute oiacuter el pataleo de un caballo en el patio Lo oyoacute tambieacuten Smeranda y volvioacute el
rostro hacia la ventana pero la noche era demasiado oscura para poder distinguir objeto
alguno iexclOh Si me hubiera mirado en aquel momento cuaacuten presto habriacutea adivinado lo
que pasaba en mi corazoacuten
Se habiacutea oiacutedo el patalear de un solo caballo y era cosa muy natural pues estaba yo
bien segura de que habriacutea regresado un solo caballero iquestPero cuaacutel Resonaron algunos
pasos en la antecaacutemara pasos lentos como los de un hombre que camina hesitando
cada uno de ellos me pareciacutea transitarme el corazoacuten La puerta se abrioacute y en la
oscuridad vi delinearse una sombra
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La sombra se detuvo un instante en la puerta el corazoacuten se me quedoacute en suspenso La
sombra avanzoacute y a medida que entraba en el ciacuterculo de la luz recobraba yo el aliento
Reconociacute a Gregoriska Algunos momentos maacutes y el corazoacuten se me quebraba
Reconociacute a Gregoriska pero estaba paacutelido como un cadaacutever Con soacutelo verle se podiacutea
adivinar que habiacutea acontecido algo terrible
-iquestEres tuacute Kostaki -preguntoacute Smeranda
-No madre miacutea -contestoacute Gregoriska con sorda voz
-iexclAh al fin -dijo ella- iquesty desde cuaacutendo acaacute toca a tu madre esperarte
-Madre miacutea -dijo Gregoriska mirando la peacutendola- apenas son las nueve
Y efectivamente en ese mismo momento sonaron las nueve
-Es verdad -dijo Smeranda- iquestDoacutende estaacute tu hermano
A pesar miacuteo se presentoacute en mi mente el pensamiento de que Dios habiacutea hecho la misma
pregunta a Caiacuten Gregoriska no contestoacute
-iquestNadie ha visto hasta ahora a Kostaki -preguntoacute Smeranda
El vatar o sea el mayordomo fue a informarse
-Hacia las siete -dijo eacutel de regreso- el conde ha estado en las caballerizas ha ensillado
con propia mano su caballo y ha partido por el camino de Hango
En ese instante mis ojos se encontraron con los de Gregoriska No seacute si fue realidad o
alucinacioacuten pero me parecioacute notar una gota de sangre en medio de su frente Me lleveacute
lentamente el dedo a la frente indicando el punto donde creiacutea yo ver aquella mancha
Gregoriska me comprendioacute sacoacute el pantildeuelo y se secoacute
-Siacute siacute -murmuroacute Smeranda- habraacute encontrado alguacuten lobo u oso y se habraacute entretenido
en perseguirlo He aquiacute por queacute un hijo hace esperar a su madre iquestDoacutende le has dejado
Gregoriska
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-Madre miacutea -respondioacute eacuteste con voz conmovida pero firme- mi hermano y yo no hemos
salido juntos
-Bien -dijo Smeranda- Vamos a la mesa cada uno poacutengase en su lugar y luego
cieacuterrense las puertas quien esteacute afuera dormiraacute afuera
Las dos primeras partes de estas oacuterdenes fueron estrictamente ejecutadas Smeranda
se puso en su lugar Gregoriska se sentoacute a su diestra yo a su siniestra Despueacutes los
servidores salieron para cumplir la tercera parte de las oacuterdenes es decir para cerrar las
puertas del castillo En ese momento mismo se escuchoacute un gran estreacutepito en el patio y
un servidor entroacute espantado diciendo
-Princesa ha entrado en este instante al patio el caballo del conde Kostaki solo y por
entero cubierto de sangre
-iexclOh -murmuroacute Smeranda levantaacutendose paacutelida y amenazadora- de tal modo volvioacute una
noche al castillo el caballo de su padre
Dirigioacute una mirada a Gregoriska no estaba paacutelido ya estaba liacutevido El caballo del
conde Koproli en efecto habiacutea regresado una noche al castillo todo manchado de
sangre y una hora despueacutes los servidores encontraron y trajeron el cuerpo del amo
cubierto de heridas Smeranda tomoacute una antorcha de manos de un criado se acercoacute a
la puerta y abrieacutendola bajoacute al patio El caballo espantado era retenido trabajosamente
por tres o cuatro servidores que haciacutean toda clase de esfuerzos para tranquilizarlo
Smeranda se aproximoacute al animal examinoacute la sangre que cubriacutea la silla y vio una herida
en su testuz
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-Kostaki fue muerto de frente -dijo ella- en duelo y por un solo enemigo Busquen su
cuerpo hijos miacuteos maacutes tarde buscaremos al homicida
Asiacute como el caballo habiacutea entrado por la puerta de Hango todos los servidores se
precipitaron afuera por ella y se vieron sus antorchas perderse en la campintildea y entrar
en lo profundo del bosque como en una hermosa noche de estiacuteo se ven centellear las
lucieacuternagas en la llanura de Niza o de Pisa
Smeranda como si hubiera estado segura de que la buacutesqueda no durariacutea mucho
aguardoacute enhiesta en la puerta Ni una laacutegrima humedeciacutea las mejillas de aquella madre
desolada sin embargo se veiacutea que la desesperacioacuten rugiacutea tempestuosa en lo profundo
de su corazoacuten Gregoriska estaba detraacutes de ella y yo cerca de Gregoriska Al
abandonar la sala parecioacute querer ofrecerme su brazo pero no se habiacutea atrevido a
hacerlo De ahiacute en cerca de un cuarto de hora se vio aparecer en el recodo del camino
una antorcha luego una segunda una tercera y finalmente se distinguieron todas Soacutelo
que ahora en vez de dispersarse estaban agrupadas en torno a un centro comuacuten Ese
centro era como bien pronto se pudo advertir unas parihuelas1 con un hombre tendido
sobre ellas El fuacutenebre cortejo avanzaba lentamente pero al cabo de diez minutos
quienes lo llevaban se descubrieron instintivamente la cabeza y taciturnos entraron en
el patio donde fue depositado el cuerpo Entonces con un majestuoso gesto Smeranda
ordenoacute que se le abriera paso y acercaacutendose al cadaacutever puso una rodilla en tierra ante
eacutel apartoacute los cabellos que le formaban un velo sobre el rostro y estuvo contemplaacutendolo
largamente sin derramar una laacutegrima Le abrioacute luego la vestimenta moldava y apartoacute
camisa ensangrentada La herida se hallaba en la parte diestra del pecho Debiacutea haber
sido hecha con una hoja recta y de dos filos Recordeacute haber visto esa mantildeana misma al
costado de Gregoriska el largo cuchillo de caza que serviacutea de bayoneta a su carabina
Busqueacute con los ojos el arma no estaba ya alliacute Smeranda se hizo llevar agua mojoacute en
ella su pantildeuelo y lavoacute la llaga Una sangre pura y tibia todaviacutea enrojecioacute los labios de
la herida El espectaacuteculo que teniacutea bajo los ojos era a un tiempo atroz y sublime
Aquella vasta caacutemara ahumada por las antorchas de resina aquellos rostros baacuterbaros
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aquellos ojos centelleantes de ferocidad aquellos ropajes singulares aquella madre
que a la vista de la sangre aun caacutelida calculaba cuaacutento tiempo haciacutea que la muerte
arrebatara a su hijo aquel profundo silencio interrumpido soacutelo por los sollozos de los
bandidos cuyo jefe era Kostaki todo eso repito teniacutea en siacute algo de atroz y de sublime
Smeranda acercoacute sus labios a la frente de su hijo y se levantoacute en seguida echaacutendose
a las espaldas las largas trenzas de blancos cabellos que se le habiacutean desunido
-iexclGregoriska ndashdijo
Gregoriska se estremecioacute sacudioacute la cabeza y saliendo de su atoniacutea
-Madre miacutea -respondioacute
-Ven aquiacute hijo miacuteo y escuacutechame
Gregoriska obedecioacute temblando pero obedecioacute
A medida que se aproximaba al cuerpo de Kostaki la sangre brotaba de la herida maacutes
abundante y maacutes roja Afortunadamente Smeranda no miraba maacutes hacia aquel lado
pues a la vista de aquella sangre no habriacutea tenido ya necesidad de buscar el asesino
-Gregoriska -dijo ella- bien seacute que Kostaki y tuacute no se miraban con buenos ojos bien seacute
que tuacute eres un Waivady por parte de tu padre y eacutel un Koproli por parte del suyo pero
por parte de madre son ambos de la sangre de los Brankovan Seacute que tuacute eres un hombre
de ciudad occidental y eacutel un hijo de las montantildeas orientales pero por el seno que los
llevoacute a ambos son hermanos iexclPues bien Gregoriska quiero saber si mi hijo seraacute
llevado a yacer junto a la tumba de su padre sin que haya sido pronunciado el
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juramento si yo en fin podreacute llorar tranquila como mujer descansando en ti vale decir
en un hombre para el castigo
-Dime sentildeora el nombre del homicida y ordena te juro que dentro de una hora si tuacute
lo exiges habraacute dejado de vivir
-iquestJuras so pena de mi maldicioacuten lo has entendido hijo miacuteo iquestJuras que el asesino
moriraacute que no dejaraacutes piedra sobre piedra de su casa que su madre sus hijos sus
hermanos su mujer o su prometida pereceraacuten por tu mano Juacuteralo y al jurarlo invoca
sobre ti la coacutelera celeste si faltas a la sacra promesa Si faltas a esta sacra promesa
padeceraacutes la miseria la execracioacuten de los amigos la maldicioacuten de tu madre
Gregoriska extendioacute la mano sobre el cadaacutever y
-iexclJuro que el asesino moriraacute -dijo
A aquel singular juramento cuyo verdadero sentido yo sola y el muerto quizaacute podiacuteamos
comprender vi o creiacute ver cumplirse un horrendo prodigio Los ojos del cadaacutever se
abrieron se fijaron sobre miacute maacutes vivos cual nunca los viera y como si aquella mirada
hubiera sido palpable sentiacute penetrarme hasta el corazoacuten un hierro candente No resistiacute
tanto dolor y me desvaneciacute
Cuando recobreacute los sentidos me encontreacute acostada sobre el lecho de mi caacutemara una de
las dos mujeres velaba cerca de miacute Pregunteacute doacutende estaba Smeranda me fue
contestado que velaba junto al cuerpo de su hijo Pregunteacute doacutende estaba Gregoriska se
me dijo que en el monasterio de Hango
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Ahora no era preciso huir iquestno habiacutea muerto Kostaki No se debiacutea ya hablar de boda
iquestpodiacutea yo casarme con el fratricida Transcurrieron asiacute tres diacuteas y tres noches en medio
de extrantildeos suentildeos En la vigilia y en el suentildeo veiacutea siempre aquellos dos ojos vivos en
ese rostro de muerto era una visioacuten horrenda Kostaki debiacutea ser sepultado al tercer diacutea
Por la mantildeana me fue traiacutedo de parte de Smeranda un vestido completo de viuda Me
lo puse y bajeacute La casa pareciacutea vaciacutea todos estaban en la capilla Me encamineacute hacia
ella y al tiempo que trasponiacutea su umbral vino a mi encuentro Smeranda a quien no
habiacutea visto desde hacia tres diacuteas
Se hubiera dicho que era la imagen del Dolor Con lento movimiento como el de una
estatua posoacute sobre mi frente sus helados labios y con voz que pareciacutea salir ya de la
tumba pronuncioacute las habituales palabras iexclKostaki te ama No se pueden imaginar
el efecto que produjeron en miacute aquellas palabras Esa protesta de amor expresada en
presente en vez de en pasado que deciacutea te ama y no ya te amaba ese amor de
ultratumba que veniacutea a buscarme en la vida hizo sobre mi corazoacuten una impresioacuten
terrible Al mismo tiempo se apoderaba de miacute un extrantildeo sentimiento tal como si fuera
verdaderamente la mujer de aquel que habiacutea muerto no la prometida del vivo Aquel
atauacuted me atraiacutea a mi pesar dolorosamente como la sierpe atrae al pajarillo por ella
fascinado
Busqueacute con los ojos a Gregoriska lo vi paacutelido y enhiesto contra una columna miraba
hacia lo alto No seacute decir si me vio Los monjes del convento de Hango rodeaban el
cuerpo cantando salmos del rito griego a veces armoniosos con frecuencia monoacutetonos
Tambieacuten yo hubiera querido orar pero la plegaria expiraba en mis labios mi mente
estaba tan confusa que me pareciacutea antes bien presenciar un consistorio de demonios
que una reunioacuten de monjes Cuando fue sacado el cuerpo de alliacute quise seguirlo pero
desfallecieron mis fuerzas Sentiacute doblaacuterseme las piernas y me apoyeacute en la puerta
Entonces Smeranda se me acercoacute e hizo una sentildea a Gregoriska Este se aproximoacute
Smeranda me habloacute en moldavo
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-Mi madre me ordena repetirte palabra por palabra lo que va a decir -me expresoacute
Gregoriska
Smeranda habloacute de nuevo cuando hubo terminado
-He aquiacute las palabras de mi madre -dijo eacutel- Lloras a mi hijo Edvige tu lo amabas
iquestverdad Te agradezco las laacutegrimas y tu amor de ahora en adelante tienes una patria
una madre una familia Derramemos las muchas laacutegrimas debidas a los muertos luego
seamos de nuevo dignas ambas de aquel que ya no es iexclyo su madre tuacute su mujer
Adioacutes vuelve a tu caacutemara yo acompantildeareacute a mi hijo hasta su uacuteltima morada cuando
regrese me encerrareacute en mi estancia con mi dolor y me volveraacutes a ver soacutelo cuando lo
haya vencido estate tranquila matareacute este dolor porque no quiero que me mate a miacute
A estas palabras de Smeranda traducidas por Gregoriska no pude responder sino con
un gemido Subiacute a mi caacutemara el fuacutenebre cortejo se alejoacute y lo vi desaparecer en el
aacutengulo del camino El convento de Hango estaba a soacutelo media legua de distancia del
castillo en liacutenea recta pero los obstaacuteculos del suelo haciacutean dar muchas vueltas al
camino de modo que se empleaban dos horas en recorrer aquel espacio Era el mes de
noviembre Las jornadas se habiacutean tornado friacuteas y breves y a las cinco ya era noche
oscura Hacia las siete vi reaparecer las antorchas el cortejo fuacutenebre habiacutea regresado
El cadaacutever reposaba en la tumba de sus padres todo estaba concluido
Les dije ya en queacute singular pesadilla viviacutea presa luego del fatal suceso que nos
sumergiera a todos en el duelo y sobre todo despueacutes que viera reabrirse y fijarse sobre
miacute los ojos cerrados del muerto La noche que siguioacute oprimida por las emociones
experimentadas durante el diacutea estaba auacuten maacutes triste Escuchaba sonar todas las horas
del reloj del castillo y a medida que el tiempo fugitivo me acercaba al momento en
que habiacutea muerto Kostaki me sentiacutea cada vez maacutes desconsolada Sonaron las nueve
menos cuarto Entonces se apoderoacute de miacute una extrantildea sensacioacuten Me corriacutea por todo el
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cuerpo un terror un estremecimiento que me helaba luego una especie de suentildeo
invencible entorpeciacutea mis sentidos me oprimiacutea el pecho y me velaba los ojos Tendiacute
el brazo y fui a caer de espaldas sobre el lecho Sin embargo no habiacutea perdido
totalmente los sentidos como para que no pudiera oiacuter como unos pasos acercaacutendose a
mi puerta despueacutes me parecioacute abrirse la puerta en seguida no vi ni escucheacute maacutes nada
Soacutelo sentiacute un vivo dolor en el cuello Luego de lo cual caiacute en profundo letargo
Me desperteacute a medianoche mi laacutempara ardiacutea auacuten intenteacute levantarme pero estaba tan
deacutebil que hube de repetir la tentativa dos veces Finalmente logreacute superar mi debilidad
y como despierta sentiacutea en el cuello el mismo dolor que experimentara en el suentildeo me
arrastreacute apoyaacutendome en el muro hasta el espejo y mireacute Algo que semejaba la
punzadura de un alfiler marcaba la arteria de mi cuello Creiacute que alguacuten insecto me
hubiera picado durante el suentildeo y como me sentiacutea abatida por la extenuacioacuten me
acosteacute de nuevo y me dormiacute A la mantildeana me desperteacute como de costumbre pero
entonces sentiacute una tal debilidad como la experimentara soacutelo una vez en mi vida a la
mantildeana siguiente de un diacutea en que fuera sangrada Me mireacute en el espejo y me sorprendiacute
de mi extraordinaria palidez La jornada transcurrioacute triste y oscura experimentaba yo
una cosa singular cuando me encontraba en un lugar sentiacutea necesidad de quedarme
alliacute cualquier cambio de posicioacuten me fatigaba
Llegada la noche me trajeron la laacutempara mis mujeres seguacuten podiacutea yo comprender por
sus gestos se ofrecieron a quedarse conmigo Se lo agradeciacute y salieron A la misma
hora que la noche precedente experimenteacute los mismos siacutentomas Quise levantarme
entonces y pedir ayuda pero no pude llegar a la salida Oiacute vagamente dar las nueve
menos cuarto los pasos resonaron se abrioacute la puerta pero yo no veiacutea ni escuchaba
nada y como la noche anterior caiacute de espaldas sobre el lecho Como el diacutea anterior
experimenteacute un dolor en el mismo sitio Como el diacutea anterior me desperteacute a
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medianoche pero maacutes paacutelida y maacutes deacutebil auacuten Al diacutea siguiente se renovoacute la horrible
pesadilla
Estaba decidida a bajar a la estancia de Smeranda por muy deacutebil que me sintiera
cuando entroacute en la caacutemara una de mis mujeres y pronuncioacute el nombre de Gregoriska
El joven la seguiacutea Intenteacute levantarme para recibirle pero volviacute a caer en mi silloacuten Eacutel
dio un grito al verme y quiso lanzarse hacia miacute pero tuve la fuerza de tender el brazo
hacia eacutel
-iquestQueacute vienes a hacer aquiacute -le pregunteacute
-iexclAy -dijo eacutel- iexclveniacutea a decirte adioacutes A decirte que abandono este mundo que me es
insoportable sin tu amor y tu presencia a anunciarte que me retiro al monasterio de
Hango
-Gregoriska -le respondiacute- estaacutes privado de mi presencias pero no de mi amor iexclAy Te
amo siempre y mi mayor pena es que este amor sea en adelante casi un delito
-Entonces iquestpuedo esperar que rogaraacutes por miacute Edvige
-Siacute pero no lo podreacute hacer por largo tiempo -repliqueacute yo con una sonrisa
-iquestPor queacute no Pero en verdad te veo muy abatida Dime iquestqueacute tienes iquestPor queacute tan
paacutelida
-Porque Dios tiene ciertamente piedad de miacute y a eacutel me llama
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Gregoriska se me acercoacute me tomoacute una mano que no tuve fuerza de sustraerle
miraacutendome fijo al rostro
-Esa palidez no es natural Edvige -me dijo- iquestcuaacutel es la causa
-Si te la dijera Gregoriska creeriacuteas que estoy loca
-No no habla Edvige te lo suplico estamos en un paiacutes que no se parece a ninguacuten otro
paiacutes en una familia que no se asemeja a ninguna otra familia Dime diacutemelo todo te lo
encarezco
Se lo narreacute todo la extrantildea alucinacioacuten que me poseiacutea a la hora en que Kostaki debioacute
morir ese terror ese letargo ese friacuteo glacial esa postracioacuten que me haciacutea caer de
espaldas sobre el lecho ese ruido de pasos que me pareciacutea oiacuter esa puerta que creiacutea ver
abrirse y finalmente ese agudo dolor en el cuello seguido de una palidez y de una
debilidad siempre crecientes Creiacutea yo que mi relato pareceriacutea a Gregoriska un
comienzo de locura y lo terminaba con una cierta timidez cuando por el contrario
advertiacute que me prestaba gran atencioacuten
Cuando hube terminado de hablar Gregoriska reflexionoacute un instante
-iquestDe manera -preguntoacute eacutel- que te duermes cada noche a las nueve menos cuarto
-Siacute por muchos que sean los esfuerzos que haga para resistir al suentildeo
-iquestY a esa misma hora crees ver abrirse la puerta
-Siacute aunque eche el cerrojo
-iquestY luego experimentas un agudo dolor en el cuello
-Siacute aunque sea apenas visible la sentildeal de la herida
-iquestMe permites ver
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Dobleacute la cabeza hacia atraacutes Examinoacute eacutel la cicatriz
-Edvige -dijo Gregoriska despueacutes de un momento de reflexioacuten- iquesttienes confianza en
miacute
-iquestMe lo preguntas -contesteacute
-iquestCrees en mi palabra
-Como creo en el Evangelio
-iexclBien Edvige por mi fe te juro que no tienes ocho diacuteas de vida si no aceptas hacer
hoy mismo lo que voy a decirte
-iquestY si consiento
-Si consientes quizaacutes te salves
-iquestQuizaacutes -eacutel se calloacute- Suceda lo que fuere Gregoriska -continueacute diciendo yo- hareacute
cuanto me ordenes hacer
-Escucha entonces -dijo eacutel- y ante todo no te espantes En tu paiacutes como en Hungriacutea y
en nuestra Rumaniacutea existe una tradicioacuten
Tembleacute porque esa tradicioacuten ya habiacutea vuelto a mi memoria
-iexclAh iquestSabes lo que quiero decir
-Siacute -contesteacute- en Polonia vi algunas personas padecer el horrendo hecho
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-Quieres hablar del vampiro iquestno es verdad
-Siacute nintildea auacuten me sucedioacute ver desenterrar en el cementerio de una aldea perteneciente
a mi padre cuarenta personas muertas en quince diacuteas sin que se hubiera podido en
ninguna ocasioacuten acertar con la causa de su muerte Diecisiete de esos cadaacuteveres
expusieron todos los signos de vampirismo es decir fueron encontrados frescos como
si hubieran estado vivos los otros eran sus viacutectimas
-iquestY queacute se hizo para liberar de eso a la regioacuten
-Se les clavoacute un palo en el corazoacuten y luego los quemaron
-Siacute asiacute se acostumbra hacer pero para nosotros eso no basta Para librarte de tu
fantasma antes quiero conocerlo y iexclpor Dios lo conocereacute Siacute y si es preciso luchareacute
cuerpo a cuerpo con eacutel quienquiera fuere
-iexclOh Gregoriska -exclameacute espantada
Dijo
-Quienquiera que fuere lo repito Mas para llevar a buen fin esta terrible aventura es
necesario que hagas todo lo que te exigireacute
-Di
-Estate preparada a las siete Desciende a la capilla pero desciende sola es necesario
que venzas a toda costa tu debilidad Edvige Alliacute recibiremos la bendicioacuten nupcial
Consieacutentemelo amada miacutea para velar por ti Luego subiremos de nuevo a esta caacutemara
y entonces veremos
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-iexclOh Gregoriska -exclameacute- iexclsi es eacutel te mataraacute
-No temas amada Edvige Consiente solamente
-Sabes bien que hareacute todo lo que quieras Gregoriska
-Entonces hasta luego a la noche
-Siacute haz lo que creas maacutes oportuno y te secundareacute yo cuanto mejor pueda adioacutes
Se fue Un cuarto de hora despueacutes vi a un caballero precipitarse a toda carrera por el
camino del monasterio era eacutel
Apenas le hube perdido de vista caiacute de rodillas y oreacute oreacute como ya no se reza en
nuestras tierras sin fe y aguardeacute a las siete ofreciendo a Dios y a los santos el
holocausto de mis pensamientos no me levanteacute sino al sonar las siete Estaba deacutebil
como una moribunda paacutelida como una muerta Me echeacute sobre la cabeza un gran velo
negro descendiacute la escalera apoyaacutendome en el muro y me dirigiacute a la capilla sin
encontrar a nadie
Gregoriska me esperaba con el padre Basilio prior del monasterio de Hango Centildeiacutea
una espada santa reliquia de un antiguo cruzado que asistiera a la toma de
Constantinopla con Ville-Hardouin y Baldouin de Flandes
-Edvige -dijo eacutel golpeando con la mano su espada- con la ayuda de Dios eacutesta romperaacute
el encantamiento que amenaza tu vida Aceacutercate pues resueltamente este santo
hombre que ya ha recibido mi confesioacuten recibiraacute nuestros juramentos
Comenzoacute la ceremonia quizaacute nunca otra fue maacutes sencilla y a un tiempo maacutes solemne
Nadie asistiacutea al monje eacutel mismo nos puso sobre la cabeza las coronas nupciales
Vestidos ambos de luto giramos en torno al altar con un cirio en la mano luego el
monje tras pronunciar las sacras palabras agregoacute
Vaacuteyanse ahora hijos miacuteos y el Sentildeor les deacute fuerza y valor para luchar contra el
enemigo del humano geacutenero Armados de la inocencia de ustedes y defendidos por Su
justicia venceraacuten al demonio Vayan y benditos sean
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Besamos los libros santos y salimos de la capilla Entonces por vez primera me apoyeacute
en el brazo de Gregoriska y me parecioacute que al contacto de aquel fuerte brazo de aquel
noble corazoacuten volviacutea a mis venas la vida Estaba segura del triunfo porque Gregoriska
estaba conmigo subimos a mi caacutemara Sonaban las ocho y media
-Edvige -me dijo entonces Gregoriska- no tenemos tiempo que perder iquestQuieres
dormir como de costumbre para que todo suceda durante tu suentildeo o bien permanecer
desvelada y verlo todo
-Junto a ti nada temo quiero permanecer despierta y verlo todo
Gregoriska extrajo de su pecho un boj2 bendito huacutemedo auacuten de agua santa y me lo
dio
-Toma entonces esta ramita -me dijo- acueacutestate en tu lecho recita las preces de la
Virgen y aguarda sin temor Dios estaacute con nosotros Cuida ante todo de no dejar caer
la ramita con ella podraacutes ordenar aun en el infierno No me llames no des ninguacuten
grito reza confiacutea y aguarda
Me acosteacute en el lecho Cruceacute las manos sobre el seno y puse sobre eacutel la ramita
bendecida Gregoriska se ocultoacute tras del trono de que ya hableacute Contaba yo los minutos
y de seguro mi esposo haciacutea lo mismo Sonaron los tres cuartos Vibraba auacuten el tantildeir
del martillo cuando me sentiacute presa del mismo entorpecimiento del mismo terror y del
mismo friacuteo glacial de los diacuteas precedentes acerqueacute a mis labios la rama bendita y
aquella primera sensacioacuten se desvanecioacute Oiacute entonces muy claro el ruido de aquel
conocido paso lento y medido que subiacutea los peldantildeos de la escalera y se aproximaba a
la puerta Luego la puerta se abrioacute despaciosamente sin ruido como empujada por
sobrenatural fuerza y entonces -La voz se apagoacute a medias casi sofocada en la
garganta de la narradora- Y entonces -continuoacute haciendo un esfuerzo- vi a Kostaki
paacutelido como se me apareciera en las parihuelas2 los largos cabellos negros cayeacutendole
sobre las espaldas goteaban sangre vestiacutea como de costumbre pero teniacutea descubierto
el pecho y dejaba ver su sangrante herida Todo estaba muerto todo era cadaacutever
carne ropas porte solamente los ojos aquellos terribles ojos estaban vivos
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Ante aquella aparicioacuten iexclextrantildeo es decirlo en vez de sentir duplicaacuterseme el espanto
sentiacute crecerme el valor Dios me lo enviaba de seguro para decidir mi situacioacuten y
defenderme del infierno Al primer paso que el espectro dio hacia mi lecho le claveacute
intreacutepidamente los ojos en el rostro y le presenteacute la rama bendita El espectro intentoacute
avanzar pero un poder maacutes fuerte que eacutel lo retuvo en el sitio Se detuvo
-iexclOh -murmuroacute- ella no duerme lo sabe todo
Pronuncioacute eacutel estas palabras en lengua moldava y sin embargo las comprendiacute yo como
si hubieran sido pronunciadas en lengua por miacute sabida
Estaacutebamos asiacute uno frente al otro el fantasma y yo sin que pudiera apartar mis miradas
de las suyas cuando con el rabillo del ojo vi a Gregoriska salir detraacutes del baldaquino
semejante al aacutengel exterminador y con la espada en el puntildeo Se hizo la sentildeal de la cruz
con la mano siniestra y avanzoacute lentamente con la espada tendida vuelta hacia el
fantasma eacuteste al ver al hermano desenvainoacute tambieacuten el sable soltando una horrible
carcajada pero apenas su sable tocoacute el hierro bendito el brazo le cayoacute inerte junto al
cuerpo Kostaki exhaloacute un suspiro de rabia y desesperacioacuten
-iquestQueacute quieres de miacute -preguntoacute al hermano
-En nombre del Dios verdadero y viviente -dijo Gregoriska- te conjuro a que respondas
-Habla -dijo el espectro rechinando los dientes
-iquestTe he tendido yo una emboscada
-No
-iquestTe he asaltado yo
-No
-Te he herido yo
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-No
-Te arrojaste tuacute mismo sobre mi espada y tuacute mismo corriste al encuentro de la muerte
Luego ante Dios y los hombres no soy culpable yo del delito de fratricidio luego no
has recibido una misioacuten divina sino infernal luego has salido de tu tumba no como una
sombra santa sino como un espectro maldito y volveraacutes a tu tumba
-iexclCon ella siacute -exclamoacute Kostaki haciendo un supremo esfuerzo para apoderarse de miacute
-iexclVolveraacutes allaacute solo -exclamoacute a su vez Gregoriska- Esta mujer me pertenece
Y al pronunciar tales palabras tocoacute con la punta del hierro bendito la llaga viva Kostaki
exhaloacute un grito como si le hubiera tocado una espada de fuego y llevaacutendose una mano
al pecho dio un paso atraacutes Al mismo tiempo Gregoriska con un movimiento que
pareciacutea coordinado con el del hermano dio un paso adelante entonces con los ojos
fijos en los ojos del muerto con la espada contra el pecho de su hermano comenzoacute una
marcha lenta terrible solemne Era algo semejante al pasaje de don Juan y el
comendador el espectro retrocediacutea bajo la presioacuten de la sacra espada bajo la voluntad
irresistible del campeoacuten de Dios que lo seguiacutea paso a paso sin pronunciar una palabra
ambos anhelantes ambos liacutevidos del rostro el vivo arrojando al muerto y obligaacutendolo
a abandonar el castillo su anterior morada para volver a la tumba su morada futura
Lo aseguro a fe miacutea iexclera cosa horrenda de verse Y sin embargo yo misma movida
por una fuerza superior invisible desconocida sin saber lo que haciacutea me levanteacute y los
seguiacute Bajamos la escalera iluminados soacutelo por las ardientes pupilas de Kostaki
Atravesamos la galeriacutea y el patio y luego traspusimos la puerta siempre con el mismo
paso medido el espectro retrocediendo Gregoriska con el brazo tendido yo detraacutes de
ellos
Esta marcha fantaacutestica duroacute una hora pues era necesario volver el cadaacutever a su tumba
pero en vez de seguir el camino acostumbrado Kostaki y Gregoriska atravesaron el
terreno en liacutenea recta cuidaacutendose poco de los obstaacuteculos que para ellos ya no existiacutean
ante ellos el suelo se allanaba los torrentes se secaban los aacuterboles se apartaban las
rocas se abriacutean El mismo milagro se operaba para miacute soacutelo que el cielo me pareciacutea todo
cubierto de un negro velo las lunas y las estrellas habiacutean desaparecido y en medio de
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las tinieblas soacutelo veiacutea resplandecer los ojos llameantes del vampiro Llegamos de tal
modo a Hango y pasamos a traveacutes del seto vivo de madrontildeos que serviacutea de cerco al
cementerio Apenas entrada distinguiacute entre las sombras la tumba de Kostaki junto a
la de su padre no sabiacutea que estuviera alliacute y sin embargo la reconociacute Nada me era
desconocido en aquella noche
Gregoriska se detuvo al borde de la fosa abierta
-Kostaki -dijo eacutel- aun no estaacute todo terminado para ti y una voz del cielo me avisa que
puede concebirse el perdoacuten si te arrepientes iquestprometes retornar a la tumba iquestno salir
de ella maacutes iquestconsagrar a Dios el culto que consagraste al infierno
-iexclNo -respondioacute Kostaki
-iquestTe arrepientes -preguntoacute Gregoriska
-iexclNo
-Por uacuteltima vez iquestte arrepientes
-iexclNo
-iexclBien Invoca la ayuda de Satanaacutes como invoco yo la de Dios y veremos quieacuten saldraacute
esta vez auacuten victorioso
Resonaron simultaacuteneamente dos gritos los hierros se cruzaron despidiendo centellas
y la lucha duroacute un minuto que me parecioacute un siglo Kostaki cayoacute vi alzarse la terrible
espada de su hermano introduciacutersela en el cuerpo y clavar ese cuerpo sobre la tierra
recieacuten removida Un uacuteltimo grito que nada teniacutea de humano se alzoacute por el aire Acudiacute
Gregoriska estaba en pie pero vacilante Le di apoyo con mis brazos
-iquestEstaacutes herido -le pregunteacute ansiosamente
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-No -me respondioacute- pero en tal duelo querida Edvige la lucha no la herida mata He
luchado con la muerte y a ella pertenezco
-Amigo amigo -exclameacute- aleacutejate de aquiacute y acaso vuelvas a la vida
-No eacutesta es mi tumba Edvige pero no perdamos tiempo toma un poco de esta tierra
impregnada de su sangre y apliacutecala a la mordedura que te hizo es el uacutenico medio que
puede preservarte en el porvenir de su horrendo amor
Obedeciacute temblando Me inclineacute para recoger aquella tierra sanguinosa y al doblarme
vi el cadaacutever clavado al suelo la espada bendita le atravesaba el corazoacuten y una sangre
oscura le brotaba abundante de la herida como si hubiera muerto en aquel momento
Amaseacute un poco de tierra con la sangre y apliqueacute a mi herida el espantoso talismaacuten
-Ahora mi adorada Edvige -dijo Gregoriska con voz semiapagada- escucha bien mi
uacuteltimo consejo Abandona el paiacutes apenas te sea posible Soacutelo la distancia es una
seguridad para ti El padre Basilio recibioacute hoy mi suprema voluntad y la cumpliraacute
iexclEdvige un beso iexclEl uacuteltimo el uacutenico beso iexclEdvige me muero
Y asiacute diciendo Gregoriska cayoacute junto al hermano
En cualquier otra circunstancia en medio de aquel cementerio cerca de aquella tumba
abierta con aquellos dos cadaacuteveres yaciendo uno junto al otro hubiera enloquecido
pero como dije ya Dios me habiacutea inspirado una fuerza igual a los acontecimientos de
los que eacutel me haciacutea no soacutelo testigo sino tambieacuten actriz Mientras miraba a mi alrededor
en busca de ayuda vi abrirse la puerta del monasterio y avanzar los monjes de a dos
conducidos por el padre Basilio llevando cirios ardientes y cantando las preces de
difuntos El padre Basilio habiacutea llegado haciacutea poco al convento y previendo lo
sucedido se dirigiacutea al cementerio con toda la congregacioacuten Me encontroacute viva cerca de
los dos muertos Una uacuteltima convulsioacuten habiacutea retorcido el rostro de Kostaki
Gregoriska en cambio estaba tranquilo y casi sonriente Fue sepultado como lo deseara
eacutel junto al hermano el cristiano junto al maldito Smeranda cuando tuvo noticia de la
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nueva desdicha quiso verme fue a buscarme al convento de Hango y supo de mis
labios cuanto habiacutea acontecido en aquella tremenda noche
Le referiacute todos los detalles de la fantaacutestica historia pero ella me escuchoacute como ya me
escuchara Gregoriska sin mostrar estupor ni espanto
-Edvige -me contestoacute ella despueacutes de un instante de silencio- por muy extrantildeo que sea
lo que me has narrado dijiste soacutelo la verdad La estirpe de los Brankovan estaacute maldita
hasta la tercera y cuarta generacioacuten porque un Brankovan matoacute a un sacerdote El
teacutermino de la maldicioacuten ha llegado pues tuacute aunque esposa eres virgen y en miacute se
extingue el linaje Si mi hijo te ha dejado en herencia un milloacuten toacutemalo Despueacutes de
mi muerte salvo los piacuteos legados que tengo la intencioacuten de hacer recibiraacutes el resto de
mis bienes Y ahora sigue el consejo de tu esposo Vuelve lo maacutes presto que puedas a
aquellas tierras donde Dios no permite que se cumplan tan horrendos prodigios No
necesito de nadie para llorar conmigo a mis hijos Mi dolor quiere soledad Adioacutes no
me tengas ya en cuenta Mi suerte futura me pertenece a miacute sola y a Dios
Y luego de besarme en la frente como de costumbre me dejoacute y fue a encerrarse en el
castillo de Brankovan
Ocho diacuteas despueacutes partiacute para Francia Como lo esperara Gregoriska mis noches no
fueron turbadas ya por el terrible fantasma Se restablecioacute mi salud y de aquel suceso
no me quedoacute otro recuerdo fuera de esta palidez mortal que suele acompantildear hasta la
tumba a toda humana criatura que haya sufrido el beso de un vampiro
________________
1 Parihuelas Utensilio para transportar cosas entre dos personas formado por dos
barras horizontales entre las que estaacute fijada una plataforma o cajoacuten Camilla cama
portaacutetil
2 Boj Arbusto de tallos ramosos con pequentildeas hojas ovales muy utilizado como
planta de jardiacuten y cuya madera es apreciada por su dureza
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La sombra se detuvo un instante en la puerta el corazoacuten se me quedoacute en suspenso La
sombra avanzoacute y a medida que entraba en el ciacuterculo de la luz recobraba yo el aliento
Reconociacute a Gregoriska Algunos momentos maacutes y el corazoacuten se me quebraba
Reconociacute a Gregoriska pero estaba paacutelido como un cadaacutever Con soacutelo verle se podiacutea
adivinar que habiacutea acontecido algo terrible
-iquestEres tuacute Kostaki -preguntoacute Smeranda
-No madre miacutea -contestoacute Gregoriska con sorda voz
-iexclAh al fin -dijo ella- iquesty desde cuaacutendo acaacute toca a tu madre esperarte
-Madre miacutea -dijo Gregoriska mirando la peacutendola- apenas son las nueve
Y efectivamente en ese mismo momento sonaron las nueve
-Es verdad -dijo Smeranda- iquestDoacutende estaacute tu hermano
A pesar miacuteo se presentoacute en mi mente el pensamiento de que Dios habiacutea hecho la misma
pregunta a Caiacuten Gregoriska no contestoacute
-iquestNadie ha visto hasta ahora a Kostaki -preguntoacute Smeranda
El vatar o sea el mayordomo fue a informarse
-Hacia las siete -dijo eacutel de regreso- el conde ha estado en las caballerizas ha ensillado
con propia mano su caballo y ha partido por el camino de Hango
En ese instante mis ojos se encontraron con los de Gregoriska No seacute si fue realidad o
alucinacioacuten pero me parecioacute notar una gota de sangre en medio de su frente Me lleveacute
lentamente el dedo a la frente indicando el punto donde creiacutea yo ver aquella mancha
Gregoriska me comprendioacute sacoacute el pantildeuelo y se secoacute
-Siacute siacute -murmuroacute Smeranda- habraacute encontrado alguacuten lobo u oso y se habraacute entretenido
en perseguirlo He aquiacute por queacute un hijo hace esperar a su madre iquestDoacutende le has dejado
Gregoriska
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-Madre miacutea -respondioacute eacuteste con voz conmovida pero firme- mi hermano y yo no hemos
salido juntos
-Bien -dijo Smeranda- Vamos a la mesa cada uno poacutengase en su lugar y luego
cieacuterrense las puertas quien esteacute afuera dormiraacute afuera
Las dos primeras partes de estas oacuterdenes fueron estrictamente ejecutadas Smeranda
se puso en su lugar Gregoriska se sentoacute a su diestra yo a su siniestra Despueacutes los
servidores salieron para cumplir la tercera parte de las oacuterdenes es decir para cerrar las
puertas del castillo En ese momento mismo se escuchoacute un gran estreacutepito en el patio y
un servidor entroacute espantado diciendo
-Princesa ha entrado en este instante al patio el caballo del conde Kostaki solo y por
entero cubierto de sangre
-iexclOh -murmuroacute Smeranda levantaacutendose paacutelida y amenazadora- de tal modo volvioacute una
noche al castillo el caballo de su padre
Dirigioacute una mirada a Gregoriska no estaba paacutelido ya estaba liacutevido El caballo del
conde Koproli en efecto habiacutea regresado una noche al castillo todo manchado de
sangre y una hora despueacutes los servidores encontraron y trajeron el cuerpo del amo
cubierto de heridas Smeranda tomoacute una antorcha de manos de un criado se acercoacute a
la puerta y abrieacutendola bajoacute al patio El caballo espantado era retenido trabajosamente
por tres o cuatro servidores que haciacutean toda clase de esfuerzos para tranquilizarlo
Smeranda se aproximoacute al animal examinoacute la sangre que cubriacutea la silla y vio una herida
en su testuz
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-Kostaki fue muerto de frente -dijo ella- en duelo y por un solo enemigo Busquen su
cuerpo hijos miacuteos maacutes tarde buscaremos al homicida
Asiacute como el caballo habiacutea entrado por la puerta de Hango todos los servidores se
precipitaron afuera por ella y se vieron sus antorchas perderse en la campintildea y entrar
en lo profundo del bosque como en una hermosa noche de estiacuteo se ven centellear las
lucieacuternagas en la llanura de Niza o de Pisa
Smeranda como si hubiera estado segura de que la buacutesqueda no durariacutea mucho
aguardoacute enhiesta en la puerta Ni una laacutegrima humedeciacutea las mejillas de aquella madre
desolada sin embargo se veiacutea que la desesperacioacuten rugiacutea tempestuosa en lo profundo
de su corazoacuten Gregoriska estaba detraacutes de ella y yo cerca de Gregoriska Al
abandonar la sala parecioacute querer ofrecerme su brazo pero no se habiacutea atrevido a
hacerlo De ahiacute en cerca de un cuarto de hora se vio aparecer en el recodo del camino
una antorcha luego una segunda una tercera y finalmente se distinguieron todas Soacutelo
que ahora en vez de dispersarse estaban agrupadas en torno a un centro comuacuten Ese
centro era como bien pronto se pudo advertir unas parihuelas1 con un hombre tendido
sobre ellas El fuacutenebre cortejo avanzaba lentamente pero al cabo de diez minutos
quienes lo llevaban se descubrieron instintivamente la cabeza y taciturnos entraron en
el patio donde fue depositado el cuerpo Entonces con un majestuoso gesto Smeranda
ordenoacute que se le abriera paso y acercaacutendose al cadaacutever puso una rodilla en tierra ante
eacutel apartoacute los cabellos que le formaban un velo sobre el rostro y estuvo contemplaacutendolo
largamente sin derramar una laacutegrima Le abrioacute luego la vestimenta moldava y apartoacute
camisa ensangrentada La herida se hallaba en la parte diestra del pecho Debiacutea haber
sido hecha con una hoja recta y de dos filos Recordeacute haber visto esa mantildeana misma al
costado de Gregoriska el largo cuchillo de caza que serviacutea de bayoneta a su carabina
Busqueacute con los ojos el arma no estaba ya alliacute Smeranda se hizo llevar agua mojoacute en
ella su pantildeuelo y lavoacute la llaga Una sangre pura y tibia todaviacutea enrojecioacute los labios de
la herida El espectaacuteculo que teniacutea bajo los ojos era a un tiempo atroz y sublime
Aquella vasta caacutemara ahumada por las antorchas de resina aquellos rostros baacuterbaros
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aquellos ojos centelleantes de ferocidad aquellos ropajes singulares aquella madre
que a la vista de la sangre aun caacutelida calculaba cuaacutento tiempo haciacutea que la muerte
arrebatara a su hijo aquel profundo silencio interrumpido soacutelo por los sollozos de los
bandidos cuyo jefe era Kostaki todo eso repito teniacutea en siacute algo de atroz y de sublime
Smeranda acercoacute sus labios a la frente de su hijo y se levantoacute en seguida echaacutendose
a las espaldas las largas trenzas de blancos cabellos que se le habiacutean desunido
-iexclGregoriska ndashdijo
Gregoriska se estremecioacute sacudioacute la cabeza y saliendo de su atoniacutea
-Madre miacutea -respondioacute
-Ven aquiacute hijo miacuteo y escuacutechame
Gregoriska obedecioacute temblando pero obedecioacute
A medida que se aproximaba al cuerpo de Kostaki la sangre brotaba de la herida maacutes
abundante y maacutes roja Afortunadamente Smeranda no miraba maacutes hacia aquel lado
pues a la vista de aquella sangre no habriacutea tenido ya necesidad de buscar el asesino
-Gregoriska -dijo ella- bien seacute que Kostaki y tuacute no se miraban con buenos ojos bien seacute
que tuacute eres un Waivady por parte de tu padre y eacutel un Koproli por parte del suyo pero
por parte de madre son ambos de la sangre de los Brankovan Seacute que tuacute eres un hombre
de ciudad occidental y eacutel un hijo de las montantildeas orientales pero por el seno que los
llevoacute a ambos son hermanos iexclPues bien Gregoriska quiero saber si mi hijo seraacute
llevado a yacer junto a la tumba de su padre sin que haya sido pronunciado el
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juramento si yo en fin podreacute llorar tranquila como mujer descansando en ti vale decir
en un hombre para el castigo
-Dime sentildeora el nombre del homicida y ordena te juro que dentro de una hora si tuacute
lo exiges habraacute dejado de vivir
-iquestJuras so pena de mi maldicioacuten lo has entendido hijo miacuteo iquestJuras que el asesino
moriraacute que no dejaraacutes piedra sobre piedra de su casa que su madre sus hijos sus
hermanos su mujer o su prometida pereceraacuten por tu mano Juacuteralo y al jurarlo invoca
sobre ti la coacutelera celeste si faltas a la sacra promesa Si faltas a esta sacra promesa
padeceraacutes la miseria la execracioacuten de los amigos la maldicioacuten de tu madre
Gregoriska extendioacute la mano sobre el cadaacutever y
-iexclJuro que el asesino moriraacute -dijo
A aquel singular juramento cuyo verdadero sentido yo sola y el muerto quizaacute podiacuteamos
comprender vi o creiacute ver cumplirse un horrendo prodigio Los ojos del cadaacutever se
abrieron se fijaron sobre miacute maacutes vivos cual nunca los viera y como si aquella mirada
hubiera sido palpable sentiacute penetrarme hasta el corazoacuten un hierro candente No resistiacute
tanto dolor y me desvaneciacute
Cuando recobreacute los sentidos me encontreacute acostada sobre el lecho de mi caacutemara una de
las dos mujeres velaba cerca de miacute Pregunteacute doacutende estaba Smeranda me fue
contestado que velaba junto al cuerpo de su hijo Pregunteacute doacutende estaba Gregoriska se
me dijo que en el monasterio de Hango
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Ahora no era preciso huir iquestno habiacutea muerto Kostaki No se debiacutea ya hablar de boda
iquestpodiacutea yo casarme con el fratricida Transcurrieron asiacute tres diacuteas y tres noches en medio
de extrantildeos suentildeos En la vigilia y en el suentildeo veiacutea siempre aquellos dos ojos vivos en
ese rostro de muerto era una visioacuten horrenda Kostaki debiacutea ser sepultado al tercer diacutea
Por la mantildeana me fue traiacutedo de parte de Smeranda un vestido completo de viuda Me
lo puse y bajeacute La casa pareciacutea vaciacutea todos estaban en la capilla Me encamineacute hacia
ella y al tiempo que trasponiacutea su umbral vino a mi encuentro Smeranda a quien no
habiacutea visto desde hacia tres diacuteas
Se hubiera dicho que era la imagen del Dolor Con lento movimiento como el de una
estatua posoacute sobre mi frente sus helados labios y con voz que pareciacutea salir ya de la
tumba pronuncioacute las habituales palabras iexclKostaki te ama No se pueden imaginar
el efecto que produjeron en miacute aquellas palabras Esa protesta de amor expresada en
presente en vez de en pasado que deciacutea te ama y no ya te amaba ese amor de
ultratumba que veniacutea a buscarme en la vida hizo sobre mi corazoacuten una impresioacuten
terrible Al mismo tiempo se apoderaba de miacute un extrantildeo sentimiento tal como si fuera
verdaderamente la mujer de aquel que habiacutea muerto no la prometida del vivo Aquel
atauacuted me atraiacutea a mi pesar dolorosamente como la sierpe atrae al pajarillo por ella
fascinado
Busqueacute con los ojos a Gregoriska lo vi paacutelido y enhiesto contra una columna miraba
hacia lo alto No seacute decir si me vio Los monjes del convento de Hango rodeaban el
cuerpo cantando salmos del rito griego a veces armoniosos con frecuencia monoacutetonos
Tambieacuten yo hubiera querido orar pero la plegaria expiraba en mis labios mi mente
estaba tan confusa que me pareciacutea antes bien presenciar un consistorio de demonios
que una reunioacuten de monjes Cuando fue sacado el cuerpo de alliacute quise seguirlo pero
desfallecieron mis fuerzas Sentiacute doblaacuterseme las piernas y me apoyeacute en la puerta
Entonces Smeranda se me acercoacute e hizo una sentildea a Gregoriska Este se aproximoacute
Smeranda me habloacute en moldavo
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-Mi madre me ordena repetirte palabra por palabra lo que va a decir -me expresoacute
Gregoriska
Smeranda habloacute de nuevo cuando hubo terminado
-He aquiacute las palabras de mi madre -dijo eacutel- Lloras a mi hijo Edvige tu lo amabas
iquestverdad Te agradezco las laacutegrimas y tu amor de ahora en adelante tienes una patria
una madre una familia Derramemos las muchas laacutegrimas debidas a los muertos luego
seamos de nuevo dignas ambas de aquel que ya no es iexclyo su madre tuacute su mujer
Adioacutes vuelve a tu caacutemara yo acompantildeareacute a mi hijo hasta su uacuteltima morada cuando
regrese me encerrareacute en mi estancia con mi dolor y me volveraacutes a ver soacutelo cuando lo
haya vencido estate tranquila matareacute este dolor porque no quiero que me mate a miacute
A estas palabras de Smeranda traducidas por Gregoriska no pude responder sino con
un gemido Subiacute a mi caacutemara el fuacutenebre cortejo se alejoacute y lo vi desaparecer en el
aacutengulo del camino El convento de Hango estaba a soacutelo media legua de distancia del
castillo en liacutenea recta pero los obstaacuteculos del suelo haciacutean dar muchas vueltas al
camino de modo que se empleaban dos horas en recorrer aquel espacio Era el mes de
noviembre Las jornadas se habiacutean tornado friacuteas y breves y a las cinco ya era noche
oscura Hacia las siete vi reaparecer las antorchas el cortejo fuacutenebre habiacutea regresado
El cadaacutever reposaba en la tumba de sus padres todo estaba concluido
Les dije ya en queacute singular pesadilla viviacutea presa luego del fatal suceso que nos
sumergiera a todos en el duelo y sobre todo despueacutes que viera reabrirse y fijarse sobre
miacute los ojos cerrados del muerto La noche que siguioacute oprimida por las emociones
experimentadas durante el diacutea estaba auacuten maacutes triste Escuchaba sonar todas las horas
del reloj del castillo y a medida que el tiempo fugitivo me acercaba al momento en
que habiacutea muerto Kostaki me sentiacutea cada vez maacutes desconsolada Sonaron las nueve
menos cuarto Entonces se apoderoacute de miacute una extrantildea sensacioacuten Me corriacutea por todo el
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cuerpo un terror un estremecimiento que me helaba luego una especie de suentildeo
invencible entorpeciacutea mis sentidos me oprimiacutea el pecho y me velaba los ojos Tendiacute
el brazo y fui a caer de espaldas sobre el lecho Sin embargo no habiacutea perdido
totalmente los sentidos como para que no pudiera oiacuter como unos pasos acercaacutendose a
mi puerta despueacutes me parecioacute abrirse la puerta en seguida no vi ni escucheacute maacutes nada
Soacutelo sentiacute un vivo dolor en el cuello Luego de lo cual caiacute en profundo letargo
Me desperteacute a medianoche mi laacutempara ardiacutea auacuten intenteacute levantarme pero estaba tan
deacutebil que hube de repetir la tentativa dos veces Finalmente logreacute superar mi debilidad
y como despierta sentiacutea en el cuello el mismo dolor que experimentara en el suentildeo me
arrastreacute apoyaacutendome en el muro hasta el espejo y mireacute Algo que semejaba la
punzadura de un alfiler marcaba la arteria de mi cuello Creiacute que alguacuten insecto me
hubiera picado durante el suentildeo y como me sentiacutea abatida por la extenuacioacuten me
acosteacute de nuevo y me dormiacute A la mantildeana me desperteacute como de costumbre pero
entonces sentiacute una tal debilidad como la experimentara soacutelo una vez en mi vida a la
mantildeana siguiente de un diacutea en que fuera sangrada Me mireacute en el espejo y me sorprendiacute
de mi extraordinaria palidez La jornada transcurrioacute triste y oscura experimentaba yo
una cosa singular cuando me encontraba en un lugar sentiacutea necesidad de quedarme
alliacute cualquier cambio de posicioacuten me fatigaba
Llegada la noche me trajeron la laacutempara mis mujeres seguacuten podiacutea yo comprender por
sus gestos se ofrecieron a quedarse conmigo Se lo agradeciacute y salieron A la misma
hora que la noche precedente experimenteacute los mismos siacutentomas Quise levantarme
entonces y pedir ayuda pero no pude llegar a la salida Oiacute vagamente dar las nueve
menos cuarto los pasos resonaron se abrioacute la puerta pero yo no veiacutea ni escuchaba
nada y como la noche anterior caiacute de espaldas sobre el lecho Como el diacutea anterior
experimenteacute un dolor en el mismo sitio Como el diacutea anterior me desperteacute a
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medianoche pero maacutes paacutelida y maacutes deacutebil auacuten Al diacutea siguiente se renovoacute la horrible
pesadilla
Estaba decidida a bajar a la estancia de Smeranda por muy deacutebil que me sintiera
cuando entroacute en la caacutemara una de mis mujeres y pronuncioacute el nombre de Gregoriska
El joven la seguiacutea Intenteacute levantarme para recibirle pero volviacute a caer en mi silloacuten Eacutel
dio un grito al verme y quiso lanzarse hacia miacute pero tuve la fuerza de tender el brazo
hacia eacutel
-iquestQueacute vienes a hacer aquiacute -le pregunteacute
-iexclAy -dijo eacutel- iexclveniacutea a decirte adioacutes A decirte que abandono este mundo que me es
insoportable sin tu amor y tu presencia a anunciarte que me retiro al monasterio de
Hango
-Gregoriska -le respondiacute- estaacutes privado de mi presencias pero no de mi amor iexclAy Te
amo siempre y mi mayor pena es que este amor sea en adelante casi un delito
-Entonces iquestpuedo esperar que rogaraacutes por miacute Edvige
-Siacute pero no lo podreacute hacer por largo tiempo -repliqueacute yo con una sonrisa
-iquestPor queacute no Pero en verdad te veo muy abatida Dime iquestqueacute tienes iquestPor queacute tan
paacutelida
-Porque Dios tiene ciertamente piedad de miacute y a eacutel me llama
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Gregoriska se me acercoacute me tomoacute una mano que no tuve fuerza de sustraerle
miraacutendome fijo al rostro
-Esa palidez no es natural Edvige -me dijo- iquestcuaacutel es la causa
-Si te la dijera Gregoriska creeriacuteas que estoy loca
-No no habla Edvige te lo suplico estamos en un paiacutes que no se parece a ninguacuten otro
paiacutes en una familia que no se asemeja a ninguna otra familia Dime diacutemelo todo te lo
encarezco
Se lo narreacute todo la extrantildea alucinacioacuten que me poseiacutea a la hora en que Kostaki debioacute
morir ese terror ese letargo ese friacuteo glacial esa postracioacuten que me haciacutea caer de
espaldas sobre el lecho ese ruido de pasos que me pareciacutea oiacuter esa puerta que creiacutea ver
abrirse y finalmente ese agudo dolor en el cuello seguido de una palidez y de una
debilidad siempre crecientes Creiacutea yo que mi relato pareceriacutea a Gregoriska un
comienzo de locura y lo terminaba con una cierta timidez cuando por el contrario
advertiacute que me prestaba gran atencioacuten
Cuando hube terminado de hablar Gregoriska reflexionoacute un instante
-iquestDe manera -preguntoacute eacutel- que te duermes cada noche a las nueve menos cuarto
-Siacute por muchos que sean los esfuerzos que haga para resistir al suentildeo
-iquestY a esa misma hora crees ver abrirse la puerta
-Siacute aunque eche el cerrojo
-iquestY luego experimentas un agudo dolor en el cuello
-Siacute aunque sea apenas visible la sentildeal de la herida
-iquestMe permites ver
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Dobleacute la cabeza hacia atraacutes Examinoacute eacutel la cicatriz
-Edvige -dijo Gregoriska despueacutes de un momento de reflexioacuten- iquesttienes confianza en
miacute
-iquestMe lo preguntas -contesteacute
-iquestCrees en mi palabra
-Como creo en el Evangelio
-iexclBien Edvige por mi fe te juro que no tienes ocho diacuteas de vida si no aceptas hacer
hoy mismo lo que voy a decirte
-iquestY si consiento
-Si consientes quizaacutes te salves
-iquestQuizaacutes -eacutel se calloacute- Suceda lo que fuere Gregoriska -continueacute diciendo yo- hareacute
cuanto me ordenes hacer
-Escucha entonces -dijo eacutel- y ante todo no te espantes En tu paiacutes como en Hungriacutea y
en nuestra Rumaniacutea existe una tradicioacuten
Tembleacute porque esa tradicioacuten ya habiacutea vuelto a mi memoria
-iexclAh iquestSabes lo que quiero decir
-Siacute -contesteacute- en Polonia vi algunas personas padecer el horrendo hecho
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-Quieres hablar del vampiro iquestno es verdad
-Siacute nintildea auacuten me sucedioacute ver desenterrar en el cementerio de una aldea perteneciente
a mi padre cuarenta personas muertas en quince diacuteas sin que se hubiera podido en
ninguna ocasioacuten acertar con la causa de su muerte Diecisiete de esos cadaacuteveres
expusieron todos los signos de vampirismo es decir fueron encontrados frescos como
si hubieran estado vivos los otros eran sus viacutectimas
-iquestY queacute se hizo para liberar de eso a la regioacuten
-Se les clavoacute un palo en el corazoacuten y luego los quemaron
-Siacute asiacute se acostumbra hacer pero para nosotros eso no basta Para librarte de tu
fantasma antes quiero conocerlo y iexclpor Dios lo conocereacute Siacute y si es preciso luchareacute
cuerpo a cuerpo con eacutel quienquiera fuere
-iexclOh Gregoriska -exclameacute espantada
Dijo
-Quienquiera que fuere lo repito Mas para llevar a buen fin esta terrible aventura es
necesario que hagas todo lo que te exigireacute
-Di
-Estate preparada a las siete Desciende a la capilla pero desciende sola es necesario
que venzas a toda costa tu debilidad Edvige Alliacute recibiremos la bendicioacuten nupcial
Consieacutentemelo amada miacutea para velar por ti Luego subiremos de nuevo a esta caacutemara
y entonces veremos
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-iexclOh Gregoriska -exclameacute- iexclsi es eacutel te mataraacute
-No temas amada Edvige Consiente solamente
-Sabes bien que hareacute todo lo que quieras Gregoriska
-Entonces hasta luego a la noche
-Siacute haz lo que creas maacutes oportuno y te secundareacute yo cuanto mejor pueda adioacutes
Se fue Un cuarto de hora despueacutes vi a un caballero precipitarse a toda carrera por el
camino del monasterio era eacutel
Apenas le hube perdido de vista caiacute de rodillas y oreacute oreacute como ya no se reza en
nuestras tierras sin fe y aguardeacute a las siete ofreciendo a Dios y a los santos el
holocausto de mis pensamientos no me levanteacute sino al sonar las siete Estaba deacutebil
como una moribunda paacutelida como una muerta Me echeacute sobre la cabeza un gran velo
negro descendiacute la escalera apoyaacutendome en el muro y me dirigiacute a la capilla sin
encontrar a nadie
Gregoriska me esperaba con el padre Basilio prior del monasterio de Hango Centildeiacutea
una espada santa reliquia de un antiguo cruzado que asistiera a la toma de
Constantinopla con Ville-Hardouin y Baldouin de Flandes
-Edvige -dijo eacutel golpeando con la mano su espada- con la ayuda de Dios eacutesta romperaacute
el encantamiento que amenaza tu vida Aceacutercate pues resueltamente este santo
hombre que ya ha recibido mi confesioacuten recibiraacute nuestros juramentos
Comenzoacute la ceremonia quizaacute nunca otra fue maacutes sencilla y a un tiempo maacutes solemne
Nadie asistiacutea al monje eacutel mismo nos puso sobre la cabeza las coronas nupciales
Vestidos ambos de luto giramos en torno al altar con un cirio en la mano luego el
monje tras pronunciar las sacras palabras agregoacute
Vaacuteyanse ahora hijos miacuteos y el Sentildeor les deacute fuerza y valor para luchar contra el
enemigo del humano geacutenero Armados de la inocencia de ustedes y defendidos por Su
justicia venceraacuten al demonio Vayan y benditos sean
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Besamos los libros santos y salimos de la capilla Entonces por vez primera me apoyeacute
en el brazo de Gregoriska y me parecioacute que al contacto de aquel fuerte brazo de aquel
noble corazoacuten volviacutea a mis venas la vida Estaba segura del triunfo porque Gregoriska
estaba conmigo subimos a mi caacutemara Sonaban las ocho y media
-Edvige -me dijo entonces Gregoriska- no tenemos tiempo que perder iquestQuieres
dormir como de costumbre para que todo suceda durante tu suentildeo o bien permanecer
desvelada y verlo todo
-Junto a ti nada temo quiero permanecer despierta y verlo todo
Gregoriska extrajo de su pecho un boj2 bendito huacutemedo auacuten de agua santa y me lo
dio
-Toma entonces esta ramita -me dijo- acueacutestate en tu lecho recita las preces de la
Virgen y aguarda sin temor Dios estaacute con nosotros Cuida ante todo de no dejar caer
la ramita con ella podraacutes ordenar aun en el infierno No me llames no des ninguacuten
grito reza confiacutea y aguarda
Me acosteacute en el lecho Cruceacute las manos sobre el seno y puse sobre eacutel la ramita
bendecida Gregoriska se ocultoacute tras del trono de que ya hableacute Contaba yo los minutos
y de seguro mi esposo haciacutea lo mismo Sonaron los tres cuartos Vibraba auacuten el tantildeir
del martillo cuando me sentiacute presa del mismo entorpecimiento del mismo terror y del
mismo friacuteo glacial de los diacuteas precedentes acerqueacute a mis labios la rama bendita y
aquella primera sensacioacuten se desvanecioacute Oiacute entonces muy claro el ruido de aquel
conocido paso lento y medido que subiacutea los peldantildeos de la escalera y se aproximaba a
la puerta Luego la puerta se abrioacute despaciosamente sin ruido como empujada por
sobrenatural fuerza y entonces -La voz se apagoacute a medias casi sofocada en la
garganta de la narradora- Y entonces -continuoacute haciendo un esfuerzo- vi a Kostaki
paacutelido como se me apareciera en las parihuelas2 los largos cabellos negros cayeacutendole
sobre las espaldas goteaban sangre vestiacutea como de costumbre pero teniacutea descubierto
el pecho y dejaba ver su sangrante herida Todo estaba muerto todo era cadaacutever
carne ropas porte solamente los ojos aquellos terribles ojos estaban vivos
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Ante aquella aparicioacuten iexclextrantildeo es decirlo en vez de sentir duplicaacuterseme el espanto
sentiacute crecerme el valor Dios me lo enviaba de seguro para decidir mi situacioacuten y
defenderme del infierno Al primer paso que el espectro dio hacia mi lecho le claveacute
intreacutepidamente los ojos en el rostro y le presenteacute la rama bendita El espectro intentoacute
avanzar pero un poder maacutes fuerte que eacutel lo retuvo en el sitio Se detuvo
-iexclOh -murmuroacute- ella no duerme lo sabe todo
Pronuncioacute eacutel estas palabras en lengua moldava y sin embargo las comprendiacute yo como
si hubieran sido pronunciadas en lengua por miacute sabida
Estaacutebamos asiacute uno frente al otro el fantasma y yo sin que pudiera apartar mis miradas
de las suyas cuando con el rabillo del ojo vi a Gregoriska salir detraacutes del baldaquino
semejante al aacutengel exterminador y con la espada en el puntildeo Se hizo la sentildeal de la cruz
con la mano siniestra y avanzoacute lentamente con la espada tendida vuelta hacia el
fantasma eacuteste al ver al hermano desenvainoacute tambieacuten el sable soltando una horrible
carcajada pero apenas su sable tocoacute el hierro bendito el brazo le cayoacute inerte junto al
cuerpo Kostaki exhaloacute un suspiro de rabia y desesperacioacuten
-iquestQueacute quieres de miacute -preguntoacute al hermano
-En nombre del Dios verdadero y viviente -dijo Gregoriska- te conjuro a que respondas
-Habla -dijo el espectro rechinando los dientes
-iquestTe he tendido yo una emboscada
-No
-iquestTe he asaltado yo
-No
-Te he herido yo
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-No
-Te arrojaste tuacute mismo sobre mi espada y tuacute mismo corriste al encuentro de la muerte
Luego ante Dios y los hombres no soy culpable yo del delito de fratricidio luego no
has recibido una misioacuten divina sino infernal luego has salido de tu tumba no como una
sombra santa sino como un espectro maldito y volveraacutes a tu tumba
-iexclCon ella siacute -exclamoacute Kostaki haciendo un supremo esfuerzo para apoderarse de miacute
-iexclVolveraacutes allaacute solo -exclamoacute a su vez Gregoriska- Esta mujer me pertenece
Y al pronunciar tales palabras tocoacute con la punta del hierro bendito la llaga viva Kostaki
exhaloacute un grito como si le hubiera tocado una espada de fuego y llevaacutendose una mano
al pecho dio un paso atraacutes Al mismo tiempo Gregoriska con un movimiento que
pareciacutea coordinado con el del hermano dio un paso adelante entonces con los ojos
fijos en los ojos del muerto con la espada contra el pecho de su hermano comenzoacute una
marcha lenta terrible solemne Era algo semejante al pasaje de don Juan y el
comendador el espectro retrocediacutea bajo la presioacuten de la sacra espada bajo la voluntad
irresistible del campeoacuten de Dios que lo seguiacutea paso a paso sin pronunciar una palabra
ambos anhelantes ambos liacutevidos del rostro el vivo arrojando al muerto y obligaacutendolo
a abandonar el castillo su anterior morada para volver a la tumba su morada futura
Lo aseguro a fe miacutea iexclera cosa horrenda de verse Y sin embargo yo misma movida
por una fuerza superior invisible desconocida sin saber lo que haciacutea me levanteacute y los
seguiacute Bajamos la escalera iluminados soacutelo por las ardientes pupilas de Kostaki
Atravesamos la galeriacutea y el patio y luego traspusimos la puerta siempre con el mismo
paso medido el espectro retrocediendo Gregoriska con el brazo tendido yo detraacutes de
ellos
Esta marcha fantaacutestica duroacute una hora pues era necesario volver el cadaacutever a su tumba
pero en vez de seguir el camino acostumbrado Kostaki y Gregoriska atravesaron el
terreno en liacutenea recta cuidaacutendose poco de los obstaacuteculos que para ellos ya no existiacutean
ante ellos el suelo se allanaba los torrentes se secaban los aacuterboles se apartaban las
rocas se abriacutean El mismo milagro se operaba para miacute soacutelo que el cielo me pareciacutea todo
cubierto de un negro velo las lunas y las estrellas habiacutean desaparecido y en medio de
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las tinieblas soacutelo veiacutea resplandecer los ojos llameantes del vampiro Llegamos de tal
modo a Hango y pasamos a traveacutes del seto vivo de madrontildeos que serviacutea de cerco al
cementerio Apenas entrada distinguiacute entre las sombras la tumba de Kostaki junto a
la de su padre no sabiacutea que estuviera alliacute y sin embargo la reconociacute Nada me era
desconocido en aquella noche
Gregoriska se detuvo al borde de la fosa abierta
-Kostaki -dijo eacutel- aun no estaacute todo terminado para ti y una voz del cielo me avisa que
puede concebirse el perdoacuten si te arrepientes iquestprometes retornar a la tumba iquestno salir
de ella maacutes iquestconsagrar a Dios el culto que consagraste al infierno
-iexclNo -respondioacute Kostaki
-iquestTe arrepientes -preguntoacute Gregoriska
-iexclNo
-Por uacuteltima vez iquestte arrepientes
-iexclNo
-iexclBien Invoca la ayuda de Satanaacutes como invoco yo la de Dios y veremos quieacuten saldraacute
esta vez auacuten victorioso
Resonaron simultaacuteneamente dos gritos los hierros se cruzaron despidiendo centellas
y la lucha duroacute un minuto que me parecioacute un siglo Kostaki cayoacute vi alzarse la terrible
espada de su hermano introduciacutersela en el cuerpo y clavar ese cuerpo sobre la tierra
recieacuten removida Un uacuteltimo grito que nada teniacutea de humano se alzoacute por el aire Acudiacute
Gregoriska estaba en pie pero vacilante Le di apoyo con mis brazos
-iquestEstaacutes herido -le pregunteacute ansiosamente
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-No -me respondioacute- pero en tal duelo querida Edvige la lucha no la herida mata He
luchado con la muerte y a ella pertenezco
-Amigo amigo -exclameacute- aleacutejate de aquiacute y acaso vuelvas a la vida
-No eacutesta es mi tumba Edvige pero no perdamos tiempo toma un poco de esta tierra
impregnada de su sangre y apliacutecala a la mordedura que te hizo es el uacutenico medio que
puede preservarte en el porvenir de su horrendo amor
Obedeciacute temblando Me inclineacute para recoger aquella tierra sanguinosa y al doblarme
vi el cadaacutever clavado al suelo la espada bendita le atravesaba el corazoacuten y una sangre
oscura le brotaba abundante de la herida como si hubiera muerto en aquel momento
Amaseacute un poco de tierra con la sangre y apliqueacute a mi herida el espantoso talismaacuten
-Ahora mi adorada Edvige -dijo Gregoriska con voz semiapagada- escucha bien mi
uacuteltimo consejo Abandona el paiacutes apenas te sea posible Soacutelo la distancia es una
seguridad para ti El padre Basilio recibioacute hoy mi suprema voluntad y la cumpliraacute
iexclEdvige un beso iexclEl uacuteltimo el uacutenico beso iexclEdvige me muero
Y asiacute diciendo Gregoriska cayoacute junto al hermano
En cualquier otra circunstancia en medio de aquel cementerio cerca de aquella tumba
abierta con aquellos dos cadaacuteveres yaciendo uno junto al otro hubiera enloquecido
pero como dije ya Dios me habiacutea inspirado una fuerza igual a los acontecimientos de
los que eacutel me haciacutea no soacutelo testigo sino tambieacuten actriz Mientras miraba a mi alrededor
en busca de ayuda vi abrirse la puerta del monasterio y avanzar los monjes de a dos
conducidos por el padre Basilio llevando cirios ardientes y cantando las preces de
difuntos El padre Basilio habiacutea llegado haciacutea poco al convento y previendo lo
sucedido se dirigiacutea al cementerio con toda la congregacioacuten Me encontroacute viva cerca de
los dos muertos Una uacuteltima convulsioacuten habiacutea retorcido el rostro de Kostaki
Gregoriska en cambio estaba tranquilo y casi sonriente Fue sepultado como lo deseara
eacutel junto al hermano el cristiano junto al maldito Smeranda cuando tuvo noticia de la
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nueva desdicha quiso verme fue a buscarme al convento de Hango y supo de mis
labios cuanto habiacutea acontecido en aquella tremenda noche
Le referiacute todos los detalles de la fantaacutestica historia pero ella me escuchoacute como ya me
escuchara Gregoriska sin mostrar estupor ni espanto
-Edvige -me contestoacute ella despueacutes de un instante de silencio- por muy extrantildeo que sea
lo que me has narrado dijiste soacutelo la verdad La estirpe de los Brankovan estaacute maldita
hasta la tercera y cuarta generacioacuten porque un Brankovan matoacute a un sacerdote El
teacutermino de la maldicioacuten ha llegado pues tuacute aunque esposa eres virgen y en miacute se
extingue el linaje Si mi hijo te ha dejado en herencia un milloacuten toacutemalo Despueacutes de
mi muerte salvo los piacuteos legados que tengo la intencioacuten de hacer recibiraacutes el resto de
mis bienes Y ahora sigue el consejo de tu esposo Vuelve lo maacutes presto que puedas a
aquellas tierras donde Dios no permite que se cumplan tan horrendos prodigios No
necesito de nadie para llorar conmigo a mis hijos Mi dolor quiere soledad Adioacutes no
me tengas ya en cuenta Mi suerte futura me pertenece a miacute sola y a Dios
Y luego de besarme en la frente como de costumbre me dejoacute y fue a encerrarse en el
castillo de Brankovan
Ocho diacuteas despueacutes partiacute para Francia Como lo esperara Gregoriska mis noches no
fueron turbadas ya por el terrible fantasma Se restablecioacute mi salud y de aquel suceso
no me quedoacute otro recuerdo fuera de esta palidez mortal que suele acompantildear hasta la
tumba a toda humana criatura que haya sufrido el beso de un vampiro
________________
1 Parihuelas Utensilio para transportar cosas entre dos personas formado por dos
barras horizontales entre las que estaacute fijada una plataforma o cajoacuten Camilla cama
portaacutetil
2 Boj Arbusto de tallos ramosos con pequentildeas hojas ovales muy utilizado como
planta de jardiacuten y cuya madera es apreciada por su dureza
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-Madre miacutea -respondioacute eacuteste con voz conmovida pero firme- mi hermano y yo no hemos
salido juntos
-Bien -dijo Smeranda- Vamos a la mesa cada uno poacutengase en su lugar y luego
cieacuterrense las puertas quien esteacute afuera dormiraacute afuera
Las dos primeras partes de estas oacuterdenes fueron estrictamente ejecutadas Smeranda
se puso en su lugar Gregoriska se sentoacute a su diestra yo a su siniestra Despueacutes los
servidores salieron para cumplir la tercera parte de las oacuterdenes es decir para cerrar las
puertas del castillo En ese momento mismo se escuchoacute un gran estreacutepito en el patio y
un servidor entroacute espantado diciendo
-Princesa ha entrado en este instante al patio el caballo del conde Kostaki solo y por
entero cubierto de sangre
-iexclOh -murmuroacute Smeranda levantaacutendose paacutelida y amenazadora- de tal modo volvioacute una
noche al castillo el caballo de su padre
Dirigioacute una mirada a Gregoriska no estaba paacutelido ya estaba liacutevido El caballo del
conde Koproli en efecto habiacutea regresado una noche al castillo todo manchado de
sangre y una hora despueacutes los servidores encontraron y trajeron el cuerpo del amo
cubierto de heridas Smeranda tomoacute una antorcha de manos de un criado se acercoacute a
la puerta y abrieacutendola bajoacute al patio El caballo espantado era retenido trabajosamente
por tres o cuatro servidores que haciacutean toda clase de esfuerzos para tranquilizarlo
Smeranda se aproximoacute al animal examinoacute la sangre que cubriacutea la silla y vio una herida
en su testuz
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-Kostaki fue muerto de frente -dijo ella- en duelo y por un solo enemigo Busquen su
cuerpo hijos miacuteos maacutes tarde buscaremos al homicida
Asiacute como el caballo habiacutea entrado por la puerta de Hango todos los servidores se
precipitaron afuera por ella y se vieron sus antorchas perderse en la campintildea y entrar
en lo profundo del bosque como en una hermosa noche de estiacuteo se ven centellear las
lucieacuternagas en la llanura de Niza o de Pisa
Smeranda como si hubiera estado segura de que la buacutesqueda no durariacutea mucho
aguardoacute enhiesta en la puerta Ni una laacutegrima humedeciacutea las mejillas de aquella madre
desolada sin embargo se veiacutea que la desesperacioacuten rugiacutea tempestuosa en lo profundo
de su corazoacuten Gregoriska estaba detraacutes de ella y yo cerca de Gregoriska Al
abandonar la sala parecioacute querer ofrecerme su brazo pero no se habiacutea atrevido a
hacerlo De ahiacute en cerca de un cuarto de hora se vio aparecer en el recodo del camino
una antorcha luego una segunda una tercera y finalmente se distinguieron todas Soacutelo
que ahora en vez de dispersarse estaban agrupadas en torno a un centro comuacuten Ese
centro era como bien pronto se pudo advertir unas parihuelas1 con un hombre tendido
sobre ellas El fuacutenebre cortejo avanzaba lentamente pero al cabo de diez minutos
quienes lo llevaban se descubrieron instintivamente la cabeza y taciturnos entraron en
el patio donde fue depositado el cuerpo Entonces con un majestuoso gesto Smeranda
ordenoacute que se le abriera paso y acercaacutendose al cadaacutever puso una rodilla en tierra ante
eacutel apartoacute los cabellos que le formaban un velo sobre el rostro y estuvo contemplaacutendolo
largamente sin derramar una laacutegrima Le abrioacute luego la vestimenta moldava y apartoacute
camisa ensangrentada La herida se hallaba en la parte diestra del pecho Debiacutea haber
sido hecha con una hoja recta y de dos filos Recordeacute haber visto esa mantildeana misma al
costado de Gregoriska el largo cuchillo de caza que serviacutea de bayoneta a su carabina
Busqueacute con los ojos el arma no estaba ya alliacute Smeranda se hizo llevar agua mojoacute en
ella su pantildeuelo y lavoacute la llaga Una sangre pura y tibia todaviacutea enrojecioacute los labios de
la herida El espectaacuteculo que teniacutea bajo los ojos era a un tiempo atroz y sublime
Aquella vasta caacutemara ahumada por las antorchas de resina aquellos rostros baacuterbaros
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aquellos ojos centelleantes de ferocidad aquellos ropajes singulares aquella madre
que a la vista de la sangre aun caacutelida calculaba cuaacutento tiempo haciacutea que la muerte
arrebatara a su hijo aquel profundo silencio interrumpido soacutelo por los sollozos de los
bandidos cuyo jefe era Kostaki todo eso repito teniacutea en siacute algo de atroz y de sublime
Smeranda acercoacute sus labios a la frente de su hijo y se levantoacute en seguida echaacutendose
a las espaldas las largas trenzas de blancos cabellos que se le habiacutean desunido
-iexclGregoriska ndashdijo
Gregoriska se estremecioacute sacudioacute la cabeza y saliendo de su atoniacutea
-Madre miacutea -respondioacute
-Ven aquiacute hijo miacuteo y escuacutechame
Gregoriska obedecioacute temblando pero obedecioacute
A medida que se aproximaba al cuerpo de Kostaki la sangre brotaba de la herida maacutes
abundante y maacutes roja Afortunadamente Smeranda no miraba maacutes hacia aquel lado
pues a la vista de aquella sangre no habriacutea tenido ya necesidad de buscar el asesino
-Gregoriska -dijo ella- bien seacute que Kostaki y tuacute no se miraban con buenos ojos bien seacute
que tuacute eres un Waivady por parte de tu padre y eacutel un Koproli por parte del suyo pero
por parte de madre son ambos de la sangre de los Brankovan Seacute que tuacute eres un hombre
de ciudad occidental y eacutel un hijo de las montantildeas orientales pero por el seno que los
llevoacute a ambos son hermanos iexclPues bien Gregoriska quiero saber si mi hijo seraacute
llevado a yacer junto a la tumba de su padre sin que haya sido pronunciado el
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juramento si yo en fin podreacute llorar tranquila como mujer descansando en ti vale decir
en un hombre para el castigo
-Dime sentildeora el nombre del homicida y ordena te juro que dentro de una hora si tuacute
lo exiges habraacute dejado de vivir
-iquestJuras so pena de mi maldicioacuten lo has entendido hijo miacuteo iquestJuras que el asesino
moriraacute que no dejaraacutes piedra sobre piedra de su casa que su madre sus hijos sus
hermanos su mujer o su prometida pereceraacuten por tu mano Juacuteralo y al jurarlo invoca
sobre ti la coacutelera celeste si faltas a la sacra promesa Si faltas a esta sacra promesa
padeceraacutes la miseria la execracioacuten de los amigos la maldicioacuten de tu madre
Gregoriska extendioacute la mano sobre el cadaacutever y
-iexclJuro que el asesino moriraacute -dijo
A aquel singular juramento cuyo verdadero sentido yo sola y el muerto quizaacute podiacuteamos
comprender vi o creiacute ver cumplirse un horrendo prodigio Los ojos del cadaacutever se
abrieron se fijaron sobre miacute maacutes vivos cual nunca los viera y como si aquella mirada
hubiera sido palpable sentiacute penetrarme hasta el corazoacuten un hierro candente No resistiacute
tanto dolor y me desvaneciacute
Cuando recobreacute los sentidos me encontreacute acostada sobre el lecho de mi caacutemara una de
las dos mujeres velaba cerca de miacute Pregunteacute doacutende estaba Smeranda me fue
contestado que velaba junto al cuerpo de su hijo Pregunteacute doacutende estaba Gregoriska se
me dijo que en el monasterio de Hango
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Ahora no era preciso huir iquestno habiacutea muerto Kostaki No se debiacutea ya hablar de boda
iquestpodiacutea yo casarme con el fratricida Transcurrieron asiacute tres diacuteas y tres noches en medio
de extrantildeos suentildeos En la vigilia y en el suentildeo veiacutea siempre aquellos dos ojos vivos en
ese rostro de muerto era una visioacuten horrenda Kostaki debiacutea ser sepultado al tercer diacutea
Por la mantildeana me fue traiacutedo de parte de Smeranda un vestido completo de viuda Me
lo puse y bajeacute La casa pareciacutea vaciacutea todos estaban en la capilla Me encamineacute hacia
ella y al tiempo que trasponiacutea su umbral vino a mi encuentro Smeranda a quien no
habiacutea visto desde hacia tres diacuteas
Se hubiera dicho que era la imagen del Dolor Con lento movimiento como el de una
estatua posoacute sobre mi frente sus helados labios y con voz que pareciacutea salir ya de la
tumba pronuncioacute las habituales palabras iexclKostaki te ama No se pueden imaginar
el efecto que produjeron en miacute aquellas palabras Esa protesta de amor expresada en
presente en vez de en pasado que deciacutea te ama y no ya te amaba ese amor de
ultratumba que veniacutea a buscarme en la vida hizo sobre mi corazoacuten una impresioacuten
terrible Al mismo tiempo se apoderaba de miacute un extrantildeo sentimiento tal como si fuera
verdaderamente la mujer de aquel que habiacutea muerto no la prometida del vivo Aquel
atauacuted me atraiacutea a mi pesar dolorosamente como la sierpe atrae al pajarillo por ella
fascinado
Busqueacute con los ojos a Gregoriska lo vi paacutelido y enhiesto contra una columna miraba
hacia lo alto No seacute decir si me vio Los monjes del convento de Hango rodeaban el
cuerpo cantando salmos del rito griego a veces armoniosos con frecuencia monoacutetonos
Tambieacuten yo hubiera querido orar pero la plegaria expiraba en mis labios mi mente
estaba tan confusa que me pareciacutea antes bien presenciar un consistorio de demonios
que una reunioacuten de monjes Cuando fue sacado el cuerpo de alliacute quise seguirlo pero
desfallecieron mis fuerzas Sentiacute doblaacuterseme las piernas y me apoyeacute en la puerta
Entonces Smeranda se me acercoacute e hizo una sentildea a Gregoriska Este se aproximoacute
Smeranda me habloacute en moldavo
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-Mi madre me ordena repetirte palabra por palabra lo que va a decir -me expresoacute
Gregoriska
Smeranda habloacute de nuevo cuando hubo terminado
-He aquiacute las palabras de mi madre -dijo eacutel- Lloras a mi hijo Edvige tu lo amabas
iquestverdad Te agradezco las laacutegrimas y tu amor de ahora en adelante tienes una patria
una madre una familia Derramemos las muchas laacutegrimas debidas a los muertos luego
seamos de nuevo dignas ambas de aquel que ya no es iexclyo su madre tuacute su mujer
Adioacutes vuelve a tu caacutemara yo acompantildeareacute a mi hijo hasta su uacuteltima morada cuando
regrese me encerrareacute en mi estancia con mi dolor y me volveraacutes a ver soacutelo cuando lo
haya vencido estate tranquila matareacute este dolor porque no quiero que me mate a miacute
A estas palabras de Smeranda traducidas por Gregoriska no pude responder sino con
un gemido Subiacute a mi caacutemara el fuacutenebre cortejo se alejoacute y lo vi desaparecer en el
aacutengulo del camino El convento de Hango estaba a soacutelo media legua de distancia del
castillo en liacutenea recta pero los obstaacuteculos del suelo haciacutean dar muchas vueltas al
camino de modo que se empleaban dos horas en recorrer aquel espacio Era el mes de
noviembre Las jornadas se habiacutean tornado friacuteas y breves y a las cinco ya era noche
oscura Hacia las siete vi reaparecer las antorchas el cortejo fuacutenebre habiacutea regresado
El cadaacutever reposaba en la tumba de sus padres todo estaba concluido
Les dije ya en queacute singular pesadilla viviacutea presa luego del fatal suceso que nos
sumergiera a todos en el duelo y sobre todo despueacutes que viera reabrirse y fijarse sobre
miacute los ojos cerrados del muerto La noche que siguioacute oprimida por las emociones
experimentadas durante el diacutea estaba auacuten maacutes triste Escuchaba sonar todas las horas
del reloj del castillo y a medida que el tiempo fugitivo me acercaba al momento en
que habiacutea muerto Kostaki me sentiacutea cada vez maacutes desconsolada Sonaron las nueve
menos cuarto Entonces se apoderoacute de miacute una extrantildea sensacioacuten Me corriacutea por todo el
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cuerpo un terror un estremecimiento que me helaba luego una especie de suentildeo
invencible entorpeciacutea mis sentidos me oprimiacutea el pecho y me velaba los ojos Tendiacute
el brazo y fui a caer de espaldas sobre el lecho Sin embargo no habiacutea perdido
totalmente los sentidos como para que no pudiera oiacuter como unos pasos acercaacutendose a
mi puerta despueacutes me parecioacute abrirse la puerta en seguida no vi ni escucheacute maacutes nada
Soacutelo sentiacute un vivo dolor en el cuello Luego de lo cual caiacute en profundo letargo
Me desperteacute a medianoche mi laacutempara ardiacutea auacuten intenteacute levantarme pero estaba tan
deacutebil que hube de repetir la tentativa dos veces Finalmente logreacute superar mi debilidad
y como despierta sentiacutea en el cuello el mismo dolor que experimentara en el suentildeo me
arrastreacute apoyaacutendome en el muro hasta el espejo y mireacute Algo que semejaba la
punzadura de un alfiler marcaba la arteria de mi cuello Creiacute que alguacuten insecto me
hubiera picado durante el suentildeo y como me sentiacutea abatida por la extenuacioacuten me
acosteacute de nuevo y me dormiacute A la mantildeana me desperteacute como de costumbre pero
entonces sentiacute una tal debilidad como la experimentara soacutelo una vez en mi vida a la
mantildeana siguiente de un diacutea en que fuera sangrada Me mireacute en el espejo y me sorprendiacute
de mi extraordinaria palidez La jornada transcurrioacute triste y oscura experimentaba yo
una cosa singular cuando me encontraba en un lugar sentiacutea necesidad de quedarme
alliacute cualquier cambio de posicioacuten me fatigaba
Llegada la noche me trajeron la laacutempara mis mujeres seguacuten podiacutea yo comprender por
sus gestos se ofrecieron a quedarse conmigo Se lo agradeciacute y salieron A la misma
hora que la noche precedente experimenteacute los mismos siacutentomas Quise levantarme
entonces y pedir ayuda pero no pude llegar a la salida Oiacute vagamente dar las nueve
menos cuarto los pasos resonaron se abrioacute la puerta pero yo no veiacutea ni escuchaba
nada y como la noche anterior caiacute de espaldas sobre el lecho Como el diacutea anterior
experimenteacute un dolor en el mismo sitio Como el diacutea anterior me desperteacute a
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medianoche pero maacutes paacutelida y maacutes deacutebil auacuten Al diacutea siguiente se renovoacute la horrible
pesadilla
Estaba decidida a bajar a la estancia de Smeranda por muy deacutebil que me sintiera
cuando entroacute en la caacutemara una de mis mujeres y pronuncioacute el nombre de Gregoriska
El joven la seguiacutea Intenteacute levantarme para recibirle pero volviacute a caer en mi silloacuten Eacutel
dio un grito al verme y quiso lanzarse hacia miacute pero tuve la fuerza de tender el brazo
hacia eacutel
-iquestQueacute vienes a hacer aquiacute -le pregunteacute
-iexclAy -dijo eacutel- iexclveniacutea a decirte adioacutes A decirte que abandono este mundo que me es
insoportable sin tu amor y tu presencia a anunciarte que me retiro al monasterio de
Hango
-Gregoriska -le respondiacute- estaacutes privado de mi presencias pero no de mi amor iexclAy Te
amo siempre y mi mayor pena es que este amor sea en adelante casi un delito
-Entonces iquestpuedo esperar que rogaraacutes por miacute Edvige
-Siacute pero no lo podreacute hacer por largo tiempo -repliqueacute yo con una sonrisa
-iquestPor queacute no Pero en verdad te veo muy abatida Dime iquestqueacute tienes iquestPor queacute tan
paacutelida
-Porque Dios tiene ciertamente piedad de miacute y a eacutel me llama
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
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Gregoriska se me acercoacute me tomoacute una mano que no tuve fuerza de sustraerle
miraacutendome fijo al rostro
-Esa palidez no es natural Edvige -me dijo- iquestcuaacutel es la causa
-Si te la dijera Gregoriska creeriacuteas que estoy loca
-No no habla Edvige te lo suplico estamos en un paiacutes que no se parece a ninguacuten otro
paiacutes en una familia que no se asemeja a ninguna otra familia Dime diacutemelo todo te lo
encarezco
Se lo narreacute todo la extrantildea alucinacioacuten que me poseiacutea a la hora en que Kostaki debioacute
morir ese terror ese letargo ese friacuteo glacial esa postracioacuten que me haciacutea caer de
espaldas sobre el lecho ese ruido de pasos que me pareciacutea oiacuter esa puerta que creiacutea ver
abrirse y finalmente ese agudo dolor en el cuello seguido de una palidez y de una
debilidad siempre crecientes Creiacutea yo que mi relato pareceriacutea a Gregoriska un
comienzo de locura y lo terminaba con una cierta timidez cuando por el contrario
advertiacute que me prestaba gran atencioacuten
Cuando hube terminado de hablar Gregoriska reflexionoacute un instante
-iquestDe manera -preguntoacute eacutel- que te duermes cada noche a las nueve menos cuarto
-Siacute por muchos que sean los esfuerzos que haga para resistir al suentildeo
-iquestY a esa misma hora crees ver abrirse la puerta
-Siacute aunque eche el cerrojo
-iquestY luego experimentas un agudo dolor en el cuello
-Siacute aunque sea apenas visible la sentildeal de la herida
-iquestMe permites ver
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Dobleacute la cabeza hacia atraacutes Examinoacute eacutel la cicatriz
-Edvige -dijo Gregoriska despueacutes de un momento de reflexioacuten- iquesttienes confianza en
miacute
-iquestMe lo preguntas -contesteacute
-iquestCrees en mi palabra
-Como creo en el Evangelio
-iexclBien Edvige por mi fe te juro que no tienes ocho diacuteas de vida si no aceptas hacer
hoy mismo lo que voy a decirte
-iquestY si consiento
-Si consientes quizaacutes te salves
-iquestQuizaacutes -eacutel se calloacute- Suceda lo que fuere Gregoriska -continueacute diciendo yo- hareacute
cuanto me ordenes hacer
-Escucha entonces -dijo eacutel- y ante todo no te espantes En tu paiacutes como en Hungriacutea y
en nuestra Rumaniacutea existe una tradicioacuten
Tembleacute porque esa tradicioacuten ya habiacutea vuelto a mi memoria
-iexclAh iquestSabes lo que quiero decir
-Siacute -contesteacute- en Polonia vi algunas personas padecer el horrendo hecho
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-Quieres hablar del vampiro iquestno es verdad
-Siacute nintildea auacuten me sucedioacute ver desenterrar en el cementerio de una aldea perteneciente
a mi padre cuarenta personas muertas en quince diacuteas sin que se hubiera podido en
ninguna ocasioacuten acertar con la causa de su muerte Diecisiete de esos cadaacuteveres
expusieron todos los signos de vampirismo es decir fueron encontrados frescos como
si hubieran estado vivos los otros eran sus viacutectimas
-iquestY queacute se hizo para liberar de eso a la regioacuten
-Se les clavoacute un palo en el corazoacuten y luego los quemaron
-Siacute asiacute se acostumbra hacer pero para nosotros eso no basta Para librarte de tu
fantasma antes quiero conocerlo y iexclpor Dios lo conocereacute Siacute y si es preciso luchareacute
cuerpo a cuerpo con eacutel quienquiera fuere
-iexclOh Gregoriska -exclameacute espantada
Dijo
-Quienquiera que fuere lo repito Mas para llevar a buen fin esta terrible aventura es
necesario que hagas todo lo que te exigireacute
-Di
-Estate preparada a las siete Desciende a la capilla pero desciende sola es necesario
que venzas a toda costa tu debilidad Edvige Alliacute recibiremos la bendicioacuten nupcial
Consieacutentemelo amada miacutea para velar por ti Luego subiremos de nuevo a esta caacutemara
y entonces veremos
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-iexclOh Gregoriska -exclameacute- iexclsi es eacutel te mataraacute
-No temas amada Edvige Consiente solamente
-Sabes bien que hareacute todo lo que quieras Gregoriska
-Entonces hasta luego a la noche
-Siacute haz lo que creas maacutes oportuno y te secundareacute yo cuanto mejor pueda adioacutes
Se fue Un cuarto de hora despueacutes vi a un caballero precipitarse a toda carrera por el
camino del monasterio era eacutel
Apenas le hube perdido de vista caiacute de rodillas y oreacute oreacute como ya no se reza en
nuestras tierras sin fe y aguardeacute a las siete ofreciendo a Dios y a los santos el
holocausto de mis pensamientos no me levanteacute sino al sonar las siete Estaba deacutebil
como una moribunda paacutelida como una muerta Me echeacute sobre la cabeza un gran velo
negro descendiacute la escalera apoyaacutendome en el muro y me dirigiacute a la capilla sin
encontrar a nadie
Gregoriska me esperaba con el padre Basilio prior del monasterio de Hango Centildeiacutea
una espada santa reliquia de un antiguo cruzado que asistiera a la toma de
Constantinopla con Ville-Hardouin y Baldouin de Flandes
-Edvige -dijo eacutel golpeando con la mano su espada- con la ayuda de Dios eacutesta romperaacute
el encantamiento que amenaza tu vida Aceacutercate pues resueltamente este santo
hombre que ya ha recibido mi confesioacuten recibiraacute nuestros juramentos
Comenzoacute la ceremonia quizaacute nunca otra fue maacutes sencilla y a un tiempo maacutes solemne
Nadie asistiacutea al monje eacutel mismo nos puso sobre la cabeza las coronas nupciales
Vestidos ambos de luto giramos en torno al altar con un cirio en la mano luego el
monje tras pronunciar las sacras palabras agregoacute
Vaacuteyanse ahora hijos miacuteos y el Sentildeor les deacute fuerza y valor para luchar contra el
enemigo del humano geacutenero Armados de la inocencia de ustedes y defendidos por Su
justicia venceraacuten al demonio Vayan y benditos sean
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Besamos los libros santos y salimos de la capilla Entonces por vez primera me apoyeacute
en el brazo de Gregoriska y me parecioacute que al contacto de aquel fuerte brazo de aquel
noble corazoacuten volviacutea a mis venas la vida Estaba segura del triunfo porque Gregoriska
estaba conmigo subimos a mi caacutemara Sonaban las ocho y media
-Edvige -me dijo entonces Gregoriska- no tenemos tiempo que perder iquestQuieres
dormir como de costumbre para que todo suceda durante tu suentildeo o bien permanecer
desvelada y verlo todo
-Junto a ti nada temo quiero permanecer despierta y verlo todo
Gregoriska extrajo de su pecho un boj2 bendito huacutemedo auacuten de agua santa y me lo
dio
-Toma entonces esta ramita -me dijo- acueacutestate en tu lecho recita las preces de la
Virgen y aguarda sin temor Dios estaacute con nosotros Cuida ante todo de no dejar caer
la ramita con ella podraacutes ordenar aun en el infierno No me llames no des ninguacuten
grito reza confiacutea y aguarda
Me acosteacute en el lecho Cruceacute las manos sobre el seno y puse sobre eacutel la ramita
bendecida Gregoriska se ocultoacute tras del trono de que ya hableacute Contaba yo los minutos
y de seguro mi esposo haciacutea lo mismo Sonaron los tres cuartos Vibraba auacuten el tantildeir
del martillo cuando me sentiacute presa del mismo entorpecimiento del mismo terror y del
mismo friacuteo glacial de los diacuteas precedentes acerqueacute a mis labios la rama bendita y
aquella primera sensacioacuten se desvanecioacute Oiacute entonces muy claro el ruido de aquel
conocido paso lento y medido que subiacutea los peldantildeos de la escalera y se aproximaba a
la puerta Luego la puerta se abrioacute despaciosamente sin ruido como empujada por
sobrenatural fuerza y entonces -La voz se apagoacute a medias casi sofocada en la
garganta de la narradora- Y entonces -continuoacute haciendo un esfuerzo- vi a Kostaki
paacutelido como se me apareciera en las parihuelas2 los largos cabellos negros cayeacutendole
sobre las espaldas goteaban sangre vestiacutea como de costumbre pero teniacutea descubierto
el pecho y dejaba ver su sangrante herida Todo estaba muerto todo era cadaacutever
carne ropas porte solamente los ojos aquellos terribles ojos estaban vivos
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Ante aquella aparicioacuten iexclextrantildeo es decirlo en vez de sentir duplicaacuterseme el espanto
sentiacute crecerme el valor Dios me lo enviaba de seguro para decidir mi situacioacuten y
defenderme del infierno Al primer paso que el espectro dio hacia mi lecho le claveacute
intreacutepidamente los ojos en el rostro y le presenteacute la rama bendita El espectro intentoacute
avanzar pero un poder maacutes fuerte que eacutel lo retuvo en el sitio Se detuvo
-iexclOh -murmuroacute- ella no duerme lo sabe todo
Pronuncioacute eacutel estas palabras en lengua moldava y sin embargo las comprendiacute yo como
si hubieran sido pronunciadas en lengua por miacute sabida
Estaacutebamos asiacute uno frente al otro el fantasma y yo sin que pudiera apartar mis miradas
de las suyas cuando con el rabillo del ojo vi a Gregoriska salir detraacutes del baldaquino
semejante al aacutengel exterminador y con la espada en el puntildeo Se hizo la sentildeal de la cruz
con la mano siniestra y avanzoacute lentamente con la espada tendida vuelta hacia el
fantasma eacuteste al ver al hermano desenvainoacute tambieacuten el sable soltando una horrible
carcajada pero apenas su sable tocoacute el hierro bendito el brazo le cayoacute inerte junto al
cuerpo Kostaki exhaloacute un suspiro de rabia y desesperacioacuten
-iquestQueacute quieres de miacute -preguntoacute al hermano
-En nombre del Dios verdadero y viviente -dijo Gregoriska- te conjuro a que respondas
-Habla -dijo el espectro rechinando los dientes
-iquestTe he tendido yo una emboscada
-No
-iquestTe he asaltado yo
-No
-Te he herido yo
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-No
-Te arrojaste tuacute mismo sobre mi espada y tuacute mismo corriste al encuentro de la muerte
Luego ante Dios y los hombres no soy culpable yo del delito de fratricidio luego no
has recibido una misioacuten divina sino infernal luego has salido de tu tumba no como una
sombra santa sino como un espectro maldito y volveraacutes a tu tumba
-iexclCon ella siacute -exclamoacute Kostaki haciendo un supremo esfuerzo para apoderarse de miacute
-iexclVolveraacutes allaacute solo -exclamoacute a su vez Gregoriska- Esta mujer me pertenece
Y al pronunciar tales palabras tocoacute con la punta del hierro bendito la llaga viva Kostaki
exhaloacute un grito como si le hubiera tocado una espada de fuego y llevaacutendose una mano
al pecho dio un paso atraacutes Al mismo tiempo Gregoriska con un movimiento que
pareciacutea coordinado con el del hermano dio un paso adelante entonces con los ojos
fijos en los ojos del muerto con la espada contra el pecho de su hermano comenzoacute una
marcha lenta terrible solemne Era algo semejante al pasaje de don Juan y el
comendador el espectro retrocediacutea bajo la presioacuten de la sacra espada bajo la voluntad
irresistible del campeoacuten de Dios que lo seguiacutea paso a paso sin pronunciar una palabra
ambos anhelantes ambos liacutevidos del rostro el vivo arrojando al muerto y obligaacutendolo
a abandonar el castillo su anterior morada para volver a la tumba su morada futura
Lo aseguro a fe miacutea iexclera cosa horrenda de verse Y sin embargo yo misma movida
por una fuerza superior invisible desconocida sin saber lo que haciacutea me levanteacute y los
seguiacute Bajamos la escalera iluminados soacutelo por las ardientes pupilas de Kostaki
Atravesamos la galeriacutea y el patio y luego traspusimos la puerta siempre con el mismo
paso medido el espectro retrocediendo Gregoriska con el brazo tendido yo detraacutes de
ellos
Esta marcha fantaacutestica duroacute una hora pues era necesario volver el cadaacutever a su tumba
pero en vez de seguir el camino acostumbrado Kostaki y Gregoriska atravesaron el
terreno en liacutenea recta cuidaacutendose poco de los obstaacuteculos que para ellos ya no existiacutean
ante ellos el suelo se allanaba los torrentes se secaban los aacuterboles se apartaban las
rocas se abriacutean El mismo milagro se operaba para miacute soacutelo que el cielo me pareciacutea todo
cubierto de un negro velo las lunas y las estrellas habiacutean desaparecido y en medio de
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las tinieblas soacutelo veiacutea resplandecer los ojos llameantes del vampiro Llegamos de tal
modo a Hango y pasamos a traveacutes del seto vivo de madrontildeos que serviacutea de cerco al
cementerio Apenas entrada distinguiacute entre las sombras la tumba de Kostaki junto a
la de su padre no sabiacutea que estuviera alliacute y sin embargo la reconociacute Nada me era
desconocido en aquella noche
Gregoriska se detuvo al borde de la fosa abierta
-Kostaki -dijo eacutel- aun no estaacute todo terminado para ti y una voz del cielo me avisa que
puede concebirse el perdoacuten si te arrepientes iquestprometes retornar a la tumba iquestno salir
de ella maacutes iquestconsagrar a Dios el culto que consagraste al infierno
-iexclNo -respondioacute Kostaki
-iquestTe arrepientes -preguntoacute Gregoriska
-iexclNo
-Por uacuteltima vez iquestte arrepientes
-iexclNo
-iexclBien Invoca la ayuda de Satanaacutes como invoco yo la de Dios y veremos quieacuten saldraacute
esta vez auacuten victorioso
Resonaron simultaacuteneamente dos gritos los hierros se cruzaron despidiendo centellas
y la lucha duroacute un minuto que me parecioacute un siglo Kostaki cayoacute vi alzarse la terrible
espada de su hermano introduciacutersela en el cuerpo y clavar ese cuerpo sobre la tierra
recieacuten removida Un uacuteltimo grito que nada teniacutea de humano se alzoacute por el aire Acudiacute
Gregoriska estaba en pie pero vacilante Le di apoyo con mis brazos
-iquestEstaacutes herido -le pregunteacute ansiosamente
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-No -me respondioacute- pero en tal duelo querida Edvige la lucha no la herida mata He
luchado con la muerte y a ella pertenezco
-Amigo amigo -exclameacute- aleacutejate de aquiacute y acaso vuelvas a la vida
-No eacutesta es mi tumba Edvige pero no perdamos tiempo toma un poco de esta tierra
impregnada de su sangre y apliacutecala a la mordedura que te hizo es el uacutenico medio que
puede preservarte en el porvenir de su horrendo amor
Obedeciacute temblando Me inclineacute para recoger aquella tierra sanguinosa y al doblarme
vi el cadaacutever clavado al suelo la espada bendita le atravesaba el corazoacuten y una sangre
oscura le brotaba abundante de la herida como si hubiera muerto en aquel momento
Amaseacute un poco de tierra con la sangre y apliqueacute a mi herida el espantoso talismaacuten
-Ahora mi adorada Edvige -dijo Gregoriska con voz semiapagada- escucha bien mi
uacuteltimo consejo Abandona el paiacutes apenas te sea posible Soacutelo la distancia es una
seguridad para ti El padre Basilio recibioacute hoy mi suprema voluntad y la cumpliraacute
iexclEdvige un beso iexclEl uacuteltimo el uacutenico beso iexclEdvige me muero
Y asiacute diciendo Gregoriska cayoacute junto al hermano
En cualquier otra circunstancia en medio de aquel cementerio cerca de aquella tumba
abierta con aquellos dos cadaacuteveres yaciendo uno junto al otro hubiera enloquecido
pero como dije ya Dios me habiacutea inspirado una fuerza igual a los acontecimientos de
los que eacutel me haciacutea no soacutelo testigo sino tambieacuten actriz Mientras miraba a mi alrededor
en busca de ayuda vi abrirse la puerta del monasterio y avanzar los monjes de a dos
conducidos por el padre Basilio llevando cirios ardientes y cantando las preces de
difuntos El padre Basilio habiacutea llegado haciacutea poco al convento y previendo lo
sucedido se dirigiacutea al cementerio con toda la congregacioacuten Me encontroacute viva cerca de
los dos muertos Una uacuteltima convulsioacuten habiacutea retorcido el rostro de Kostaki
Gregoriska en cambio estaba tranquilo y casi sonriente Fue sepultado como lo deseara
eacutel junto al hermano el cristiano junto al maldito Smeranda cuando tuvo noticia de la
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nueva desdicha quiso verme fue a buscarme al convento de Hango y supo de mis
labios cuanto habiacutea acontecido en aquella tremenda noche
Le referiacute todos los detalles de la fantaacutestica historia pero ella me escuchoacute como ya me
escuchara Gregoriska sin mostrar estupor ni espanto
-Edvige -me contestoacute ella despueacutes de un instante de silencio- por muy extrantildeo que sea
lo que me has narrado dijiste soacutelo la verdad La estirpe de los Brankovan estaacute maldita
hasta la tercera y cuarta generacioacuten porque un Brankovan matoacute a un sacerdote El
teacutermino de la maldicioacuten ha llegado pues tuacute aunque esposa eres virgen y en miacute se
extingue el linaje Si mi hijo te ha dejado en herencia un milloacuten toacutemalo Despueacutes de
mi muerte salvo los piacuteos legados que tengo la intencioacuten de hacer recibiraacutes el resto de
mis bienes Y ahora sigue el consejo de tu esposo Vuelve lo maacutes presto que puedas a
aquellas tierras donde Dios no permite que se cumplan tan horrendos prodigios No
necesito de nadie para llorar conmigo a mis hijos Mi dolor quiere soledad Adioacutes no
me tengas ya en cuenta Mi suerte futura me pertenece a miacute sola y a Dios
Y luego de besarme en la frente como de costumbre me dejoacute y fue a encerrarse en el
castillo de Brankovan
Ocho diacuteas despueacutes partiacute para Francia Como lo esperara Gregoriska mis noches no
fueron turbadas ya por el terrible fantasma Se restablecioacute mi salud y de aquel suceso
no me quedoacute otro recuerdo fuera de esta palidez mortal que suele acompantildear hasta la
tumba a toda humana criatura que haya sufrido el beso de un vampiro
________________
1 Parihuelas Utensilio para transportar cosas entre dos personas formado por dos
barras horizontales entre las que estaacute fijada una plataforma o cajoacuten Camilla cama
portaacutetil
2 Boj Arbusto de tallos ramosos con pequentildeas hojas ovales muy utilizado como
planta de jardiacuten y cuya madera es apreciada por su dureza
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-Kostaki fue muerto de frente -dijo ella- en duelo y por un solo enemigo Busquen su
cuerpo hijos miacuteos maacutes tarde buscaremos al homicida
Asiacute como el caballo habiacutea entrado por la puerta de Hango todos los servidores se
precipitaron afuera por ella y se vieron sus antorchas perderse en la campintildea y entrar
en lo profundo del bosque como en una hermosa noche de estiacuteo se ven centellear las
lucieacuternagas en la llanura de Niza o de Pisa
Smeranda como si hubiera estado segura de que la buacutesqueda no durariacutea mucho
aguardoacute enhiesta en la puerta Ni una laacutegrima humedeciacutea las mejillas de aquella madre
desolada sin embargo se veiacutea que la desesperacioacuten rugiacutea tempestuosa en lo profundo
de su corazoacuten Gregoriska estaba detraacutes de ella y yo cerca de Gregoriska Al
abandonar la sala parecioacute querer ofrecerme su brazo pero no se habiacutea atrevido a
hacerlo De ahiacute en cerca de un cuarto de hora se vio aparecer en el recodo del camino
una antorcha luego una segunda una tercera y finalmente se distinguieron todas Soacutelo
que ahora en vez de dispersarse estaban agrupadas en torno a un centro comuacuten Ese
centro era como bien pronto se pudo advertir unas parihuelas1 con un hombre tendido
sobre ellas El fuacutenebre cortejo avanzaba lentamente pero al cabo de diez minutos
quienes lo llevaban se descubrieron instintivamente la cabeza y taciturnos entraron en
el patio donde fue depositado el cuerpo Entonces con un majestuoso gesto Smeranda
ordenoacute que se le abriera paso y acercaacutendose al cadaacutever puso una rodilla en tierra ante
eacutel apartoacute los cabellos que le formaban un velo sobre el rostro y estuvo contemplaacutendolo
largamente sin derramar una laacutegrima Le abrioacute luego la vestimenta moldava y apartoacute
camisa ensangrentada La herida se hallaba en la parte diestra del pecho Debiacutea haber
sido hecha con una hoja recta y de dos filos Recordeacute haber visto esa mantildeana misma al
costado de Gregoriska el largo cuchillo de caza que serviacutea de bayoneta a su carabina
Busqueacute con los ojos el arma no estaba ya alliacute Smeranda se hizo llevar agua mojoacute en
ella su pantildeuelo y lavoacute la llaga Una sangre pura y tibia todaviacutea enrojecioacute los labios de
la herida El espectaacuteculo que teniacutea bajo los ojos era a un tiempo atroz y sublime
Aquella vasta caacutemara ahumada por las antorchas de resina aquellos rostros baacuterbaros
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aquellos ojos centelleantes de ferocidad aquellos ropajes singulares aquella madre
que a la vista de la sangre aun caacutelida calculaba cuaacutento tiempo haciacutea que la muerte
arrebatara a su hijo aquel profundo silencio interrumpido soacutelo por los sollozos de los
bandidos cuyo jefe era Kostaki todo eso repito teniacutea en siacute algo de atroz y de sublime
Smeranda acercoacute sus labios a la frente de su hijo y se levantoacute en seguida echaacutendose
a las espaldas las largas trenzas de blancos cabellos que se le habiacutean desunido
-iexclGregoriska ndashdijo
Gregoriska se estremecioacute sacudioacute la cabeza y saliendo de su atoniacutea
-Madre miacutea -respondioacute
-Ven aquiacute hijo miacuteo y escuacutechame
Gregoriska obedecioacute temblando pero obedecioacute
A medida que se aproximaba al cuerpo de Kostaki la sangre brotaba de la herida maacutes
abundante y maacutes roja Afortunadamente Smeranda no miraba maacutes hacia aquel lado
pues a la vista de aquella sangre no habriacutea tenido ya necesidad de buscar el asesino
-Gregoriska -dijo ella- bien seacute que Kostaki y tuacute no se miraban con buenos ojos bien seacute
que tuacute eres un Waivady por parte de tu padre y eacutel un Koproli por parte del suyo pero
por parte de madre son ambos de la sangre de los Brankovan Seacute que tuacute eres un hombre
de ciudad occidental y eacutel un hijo de las montantildeas orientales pero por el seno que los
llevoacute a ambos son hermanos iexclPues bien Gregoriska quiero saber si mi hijo seraacute
llevado a yacer junto a la tumba de su padre sin que haya sido pronunciado el
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juramento si yo en fin podreacute llorar tranquila como mujer descansando en ti vale decir
en un hombre para el castigo
-Dime sentildeora el nombre del homicida y ordena te juro que dentro de una hora si tuacute
lo exiges habraacute dejado de vivir
-iquestJuras so pena de mi maldicioacuten lo has entendido hijo miacuteo iquestJuras que el asesino
moriraacute que no dejaraacutes piedra sobre piedra de su casa que su madre sus hijos sus
hermanos su mujer o su prometida pereceraacuten por tu mano Juacuteralo y al jurarlo invoca
sobre ti la coacutelera celeste si faltas a la sacra promesa Si faltas a esta sacra promesa
padeceraacutes la miseria la execracioacuten de los amigos la maldicioacuten de tu madre
Gregoriska extendioacute la mano sobre el cadaacutever y
-iexclJuro que el asesino moriraacute -dijo
A aquel singular juramento cuyo verdadero sentido yo sola y el muerto quizaacute podiacuteamos
comprender vi o creiacute ver cumplirse un horrendo prodigio Los ojos del cadaacutever se
abrieron se fijaron sobre miacute maacutes vivos cual nunca los viera y como si aquella mirada
hubiera sido palpable sentiacute penetrarme hasta el corazoacuten un hierro candente No resistiacute
tanto dolor y me desvaneciacute
Cuando recobreacute los sentidos me encontreacute acostada sobre el lecho de mi caacutemara una de
las dos mujeres velaba cerca de miacute Pregunteacute doacutende estaba Smeranda me fue
contestado que velaba junto al cuerpo de su hijo Pregunteacute doacutende estaba Gregoriska se
me dijo que en el monasterio de Hango
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Ahora no era preciso huir iquestno habiacutea muerto Kostaki No se debiacutea ya hablar de boda
iquestpodiacutea yo casarme con el fratricida Transcurrieron asiacute tres diacuteas y tres noches en medio
de extrantildeos suentildeos En la vigilia y en el suentildeo veiacutea siempre aquellos dos ojos vivos en
ese rostro de muerto era una visioacuten horrenda Kostaki debiacutea ser sepultado al tercer diacutea
Por la mantildeana me fue traiacutedo de parte de Smeranda un vestido completo de viuda Me
lo puse y bajeacute La casa pareciacutea vaciacutea todos estaban en la capilla Me encamineacute hacia
ella y al tiempo que trasponiacutea su umbral vino a mi encuentro Smeranda a quien no
habiacutea visto desde hacia tres diacuteas
Se hubiera dicho que era la imagen del Dolor Con lento movimiento como el de una
estatua posoacute sobre mi frente sus helados labios y con voz que pareciacutea salir ya de la
tumba pronuncioacute las habituales palabras iexclKostaki te ama No se pueden imaginar
el efecto que produjeron en miacute aquellas palabras Esa protesta de amor expresada en
presente en vez de en pasado que deciacutea te ama y no ya te amaba ese amor de
ultratumba que veniacutea a buscarme en la vida hizo sobre mi corazoacuten una impresioacuten
terrible Al mismo tiempo se apoderaba de miacute un extrantildeo sentimiento tal como si fuera
verdaderamente la mujer de aquel que habiacutea muerto no la prometida del vivo Aquel
atauacuted me atraiacutea a mi pesar dolorosamente como la sierpe atrae al pajarillo por ella
fascinado
Busqueacute con los ojos a Gregoriska lo vi paacutelido y enhiesto contra una columna miraba
hacia lo alto No seacute decir si me vio Los monjes del convento de Hango rodeaban el
cuerpo cantando salmos del rito griego a veces armoniosos con frecuencia monoacutetonos
Tambieacuten yo hubiera querido orar pero la plegaria expiraba en mis labios mi mente
estaba tan confusa que me pareciacutea antes bien presenciar un consistorio de demonios
que una reunioacuten de monjes Cuando fue sacado el cuerpo de alliacute quise seguirlo pero
desfallecieron mis fuerzas Sentiacute doblaacuterseme las piernas y me apoyeacute en la puerta
Entonces Smeranda se me acercoacute e hizo una sentildea a Gregoriska Este se aproximoacute
Smeranda me habloacute en moldavo
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-Mi madre me ordena repetirte palabra por palabra lo que va a decir -me expresoacute
Gregoriska
Smeranda habloacute de nuevo cuando hubo terminado
-He aquiacute las palabras de mi madre -dijo eacutel- Lloras a mi hijo Edvige tu lo amabas
iquestverdad Te agradezco las laacutegrimas y tu amor de ahora en adelante tienes una patria
una madre una familia Derramemos las muchas laacutegrimas debidas a los muertos luego
seamos de nuevo dignas ambas de aquel que ya no es iexclyo su madre tuacute su mujer
Adioacutes vuelve a tu caacutemara yo acompantildeareacute a mi hijo hasta su uacuteltima morada cuando
regrese me encerrareacute en mi estancia con mi dolor y me volveraacutes a ver soacutelo cuando lo
haya vencido estate tranquila matareacute este dolor porque no quiero que me mate a miacute
A estas palabras de Smeranda traducidas por Gregoriska no pude responder sino con
un gemido Subiacute a mi caacutemara el fuacutenebre cortejo se alejoacute y lo vi desaparecer en el
aacutengulo del camino El convento de Hango estaba a soacutelo media legua de distancia del
castillo en liacutenea recta pero los obstaacuteculos del suelo haciacutean dar muchas vueltas al
camino de modo que se empleaban dos horas en recorrer aquel espacio Era el mes de
noviembre Las jornadas se habiacutean tornado friacuteas y breves y a las cinco ya era noche
oscura Hacia las siete vi reaparecer las antorchas el cortejo fuacutenebre habiacutea regresado
El cadaacutever reposaba en la tumba de sus padres todo estaba concluido
Les dije ya en queacute singular pesadilla viviacutea presa luego del fatal suceso que nos
sumergiera a todos en el duelo y sobre todo despueacutes que viera reabrirse y fijarse sobre
miacute los ojos cerrados del muerto La noche que siguioacute oprimida por las emociones
experimentadas durante el diacutea estaba auacuten maacutes triste Escuchaba sonar todas las horas
del reloj del castillo y a medida que el tiempo fugitivo me acercaba al momento en
que habiacutea muerto Kostaki me sentiacutea cada vez maacutes desconsolada Sonaron las nueve
menos cuarto Entonces se apoderoacute de miacute una extrantildea sensacioacuten Me corriacutea por todo el
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cuerpo un terror un estremecimiento que me helaba luego una especie de suentildeo
invencible entorpeciacutea mis sentidos me oprimiacutea el pecho y me velaba los ojos Tendiacute
el brazo y fui a caer de espaldas sobre el lecho Sin embargo no habiacutea perdido
totalmente los sentidos como para que no pudiera oiacuter como unos pasos acercaacutendose a
mi puerta despueacutes me parecioacute abrirse la puerta en seguida no vi ni escucheacute maacutes nada
Soacutelo sentiacute un vivo dolor en el cuello Luego de lo cual caiacute en profundo letargo
Me desperteacute a medianoche mi laacutempara ardiacutea auacuten intenteacute levantarme pero estaba tan
deacutebil que hube de repetir la tentativa dos veces Finalmente logreacute superar mi debilidad
y como despierta sentiacutea en el cuello el mismo dolor que experimentara en el suentildeo me
arrastreacute apoyaacutendome en el muro hasta el espejo y mireacute Algo que semejaba la
punzadura de un alfiler marcaba la arteria de mi cuello Creiacute que alguacuten insecto me
hubiera picado durante el suentildeo y como me sentiacutea abatida por la extenuacioacuten me
acosteacute de nuevo y me dormiacute A la mantildeana me desperteacute como de costumbre pero
entonces sentiacute una tal debilidad como la experimentara soacutelo una vez en mi vida a la
mantildeana siguiente de un diacutea en que fuera sangrada Me mireacute en el espejo y me sorprendiacute
de mi extraordinaria palidez La jornada transcurrioacute triste y oscura experimentaba yo
una cosa singular cuando me encontraba en un lugar sentiacutea necesidad de quedarme
alliacute cualquier cambio de posicioacuten me fatigaba
Llegada la noche me trajeron la laacutempara mis mujeres seguacuten podiacutea yo comprender por
sus gestos se ofrecieron a quedarse conmigo Se lo agradeciacute y salieron A la misma
hora que la noche precedente experimenteacute los mismos siacutentomas Quise levantarme
entonces y pedir ayuda pero no pude llegar a la salida Oiacute vagamente dar las nueve
menos cuarto los pasos resonaron se abrioacute la puerta pero yo no veiacutea ni escuchaba
nada y como la noche anterior caiacute de espaldas sobre el lecho Como el diacutea anterior
experimenteacute un dolor en el mismo sitio Como el diacutea anterior me desperteacute a
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medianoche pero maacutes paacutelida y maacutes deacutebil auacuten Al diacutea siguiente se renovoacute la horrible
pesadilla
Estaba decidida a bajar a la estancia de Smeranda por muy deacutebil que me sintiera
cuando entroacute en la caacutemara una de mis mujeres y pronuncioacute el nombre de Gregoriska
El joven la seguiacutea Intenteacute levantarme para recibirle pero volviacute a caer en mi silloacuten Eacutel
dio un grito al verme y quiso lanzarse hacia miacute pero tuve la fuerza de tender el brazo
hacia eacutel
-iquestQueacute vienes a hacer aquiacute -le pregunteacute
-iexclAy -dijo eacutel- iexclveniacutea a decirte adioacutes A decirte que abandono este mundo que me es
insoportable sin tu amor y tu presencia a anunciarte que me retiro al monasterio de
Hango
-Gregoriska -le respondiacute- estaacutes privado de mi presencias pero no de mi amor iexclAy Te
amo siempre y mi mayor pena es que este amor sea en adelante casi un delito
-Entonces iquestpuedo esperar que rogaraacutes por miacute Edvige
-Siacute pero no lo podreacute hacer por largo tiempo -repliqueacute yo con una sonrisa
-iquestPor queacute no Pero en verdad te veo muy abatida Dime iquestqueacute tienes iquestPor queacute tan
paacutelida
-Porque Dios tiene ciertamente piedad de miacute y a eacutel me llama
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Gregoriska se me acercoacute me tomoacute una mano que no tuve fuerza de sustraerle
miraacutendome fijo al rostro
-Esa palidez no es natural Edvige -me dijo- iquestcuaacutel es la causa
-Si te la dijera Gregoriska creeriacuteas que estoy loca
-No no habla Edvige te lo suplico estamos en un paiacutes que no se parece a ninguacuten otro
paiacutes en una familia que no se asemeja a ninguna otra familia Dime diacutemelo todo te lo
encarezco
Se lo narreacute todo la extrantildea alucinacioacuten que me poseiacutea a la hora en que Kostaki debioacute
morir ese terror ese letargo ese friacuteo glacial esa postracioacuten que me haciacutea caer de
espaldas sobre el lecho ese ruido de pasos que me pareciacutea oiacuter esa puerta que creiacutea ver
abrirse y finalmente ese agudo dolor en el cuello seguido de una palidez y de una
debilidad siempre crecientes Creiacutea yo que mi relato pareceriacutea a Gregoriska un
comienzo de locura y lo terminaba con una cierta timidez cuando por el contrario
advertiacute que me prestaba gran atencioacuten
Cuando hube terminado de hablar Gregoriska reflexionoacute un instante
-iquestDe manera -preguntoacute eacutel- que te duermes cada noche a las nueve menos cuarto
-Siacute por muchos que sean los esfuerzos que haga para resistir al suentildeo
-iquestY a esa misma hora crees ver abrirse la puerta
-Siacute aunque eche el cerrojo
-iquestY luego experimentas un agudo dolor en el cuello
-Siacute aunque sea apenas visible la sentildeal de la herida
-iquestMe permites ver
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Dobleacute la cabeza hacia atraacutes Examinoacute eacutel la cicatriz
-Edvige -dijo Gregoriska despueacutes de un momento de reflexioacuten- iquesttienes confianza en
miacute
-iquestMe lo preguntas -contesteacute
-iquestCrees en mi palabra
-Como creo en el Evangelio
-iexclBien Edvige por mi fe te juro que no tienes ocho diacuteas de vida si no aceptas hacer
hoy mismo lo que voy a decirte
-iquestY si consiento
-Si consientes quizaacutes te salves
-iquestQuizaacutes -eacutel se calloacute- Suceda lo que fuere Gregoriska -continueacute diciendo yo- hareacute
cuanto me ordenes hacer
-Escucha entonces -dijo eacutel- y ante todo no te espantes En tu paiacutes como en Hungriacutea y
en nuestra Rumaniacutea existe una tradicioacuten
Tembleacute porque esa tradicioacuten ya habiacutea vuelto a mi memoria
-iexclAh iquestSabes lo que quiero decir
-Siacute -contesteacute- en Polonia vi algunas personas padecer el horrendo hecho
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-Quieres hablar del vampiro iquestno es verdad
-Siacute nintildea auacuten me sucedioacute ver desenterrar en el cementerio de una aldea perteneciente
a mi padre cuarenta personas muertas en quince diacuteas sin que se hubiera podido en
ninguna ocasioacuten acertar con la causa de su muerte Diecisiete de esos cadaacuteveres
expusieron todos los signos de vampirismo es decir fueron encontrados frescos como
si hubieran estado vivos los otros eran sus viacutectimas
-iquestY queacute se hizo para liberar de eso a la regioacuten
-Se les clavoacute un palo en el corazoacuten y luego los quemaron
-Siacute asiacute se acostumbra hacer pero para nosotros eso no basta Para librarte de tu
fantasma antes quiero conocerlo y iexclpor Dios lo conocereacute Siacute y si es preciso luchareacute
cuerpo a cuerpo con eacutel quienquiera fuere
-iexclOh Gregoriska -exclameacute espantada
Dijo
-Quienquiera que fuere lo repito Mas para llevar a buen fin esta terrible aventura es
necesario que hagas todo lo que te exigireacute
-Di
-Estate preparada a las siete Desciende a la capilla pero desciende sola es necesario
que venzas a toda costa tu debilidad Edvige Alliacute recibiremos la bendicioacuten nupcial
Consieacutentemelo amada miacutea para velar por ti Luego subiremos de nuevo a esta caacutemara
y entonces veremos
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-iexclOh Gregoriska -exclameacute- iexclsi es eacutel te mataraacute
-No temas amada Edvige Consiente solamente
-Sabes bien que hareacute todo lo que quieras Gregoriska
-Entonces hasta luego a la noche
-Siacute haz lo que creas maacutes oportuno y te secundareacute yo cuanto mejor pueda adioacutes
Se fue Un cuarto de hora despueacutes vi a un caballero precipitarse a toda carrera por el
camino del monasterio era eacutel
Apenas le hube perdido de vista caiacute de rodillas y oreacute oreacute como ya no se reza en
nuestras tierras sin fe y aguardeacute a las siete ofreciendo a Dios y a los santos el
holocausto de mis pensamientos no me levanteacute sino al sonar las siete Estaba deacutebil
como una moribunda paacutelida como una muerta Me echeacute sobre la cabeza un gran velo
negro descendiacute la escalera apoyaacutendome en el muro y me dirigiacute a la capilla sin
encontrar a nadie
Gregoriska me esperaba con el padre Basilio prior del monasterio de Hango Centildeiacutea
una espada santa reliquia de un antiguo cruzado que asistiera a la toma de
Constantinopla con Ville-Hardouin y Baldouin de Flandes
-Edvige -dijo eacutel golpeando con la mano su espada- con la ayuda de Dios eacutesta romperaacute
el encantamiento que amenaza tu vida Aceacutercate pues resueltamente este santo
hombre que ya ha recibido mi confesioacuten recibiraacute nuestros juramentos
Comenzoacute la ceremonia quizaacute nunca otra fue maacutes sencilla y a un tiempo maacutes solemne
Nadie asistiacutea al monje eacutel mismo nos puso sobre la cabeza las coronas nupciales
Vestidos ambos de luto giramos en torno al altar con un cirio en la mano luego el
monje tras pronunciar las sacras palabras agregoacute
Vaacuteyanse ahora hijos miacuteos y el Sentildeor les deacute fuerza y valor para luchar contra el
enemigo del humano geacutenero Armados de la inocencia de ustedes y defendidos por Su
justicia venceraacuten al demonio Vayan y benditos sean
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Besamos los libros santos y salimos de la capilla Entonces por vez primera me apoyeacute
en el brazo de Gregoriska y me parecioacute que al contacto de aquel fuerte brazo de aquel
noble corazoacuten volviacutea a mis venas la vida Estaba segura del triunfo porque Gregoriska
estaba conmigo subimos a mi caacutemara Sonaban las ocho y media
-Edvige -me dijo entonces Gregoriska- no tenemos tiempo que perder iquestQuieres
dormir como de costumbre para que todo suceda durante tu suentildeo o bien permanecer
desvelada y verlo todo
-Junto a ti nada temo quiero permanecer despierta y verlo todo
Gregoriska extrajo de su pecho un boj2 bendito huacutemedo auacuten de agua santa y me lo
dio
-Toma entonces esta ramita -me dijo- acueacutestate en tu lecho recita las preces de la
Virgen y aguarda sin temor Dios estaacute con nosotros Cuida ante todo de no dejar caer
la ramita con ella podraacutes ordenar aun en el infierno No me llames no des ninguacuten
grito reza confiacutea y aguarda
Me acosteacute en el lecho Cruceacute las manos sobre el seno y puse sobre eacutel la ramita
bendecida Gregoriska se ocultoacute tras del trono de que ya hableacute Contaba yo los minutos
y de seguro mi esposo haciacutea lo mismo Sonaron los tres cuartos Vibraba auacuten el tantildeir
del martillo cuando me sentiacute presa del mismo entorpecimiento del mismo terror y del
mismo friacuteo glacial de los diacuteas precedentes acerqueacute a mis labios la rama bendita y
aquella primera sensacioacuten se desvanecioacute Oiacute entonces muy claro el ruido de aquel
conocido paso lento y medido que subiacutea los peldantildeos de la escalera y se aproximaba a
la puerta Luego la puerta se abrioacute despaciosamente sin ruido como empujada por
sobrenatural fuerza y entonces -La voz se apagoacute a medias casi sofocada en la
garganta de la narradora- Y entonces -continuoacute haciendo un esfuerzo- vi a Kostaki
paacutelido como se me apareciera en las parihuelas2 los largos cabellos negros cayeacutendole
sobre las espaldas goteaban sangre vestiacutea como de costumbre pero teniacutea descubierto
el pecho y dejaba ver su sangrante herida Todo estaba muerto todo era cadaacutever
carne ropas porte solamente los ojos aquellos terribles ojos estaban vivos
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Ante aquella aparicioacuten iexclextrantildeo es decirlo en vez de sentir duplicaacuterseme el espanto
sentiacute crecerme el valor Dios me lo enviaba de seguro para decidir mi situacioacuten y
defenderme del infierno Al primer paso que el espectro dio hacia mi lecho le claveacute
intreacutepidamente los ojos en el rostro y le presenteacute la rama bendita El espectro intentoacute
avanzar pero un poder maacutes fuerte que eacutel lo retuvo en el sitio Se detuvo
-iexclOh -murmuroacute- ella no duerme lo sabe todo
Pronuncioacute eacutel estas palabras en lengua moldava y sin embargo las comprendiacute yo como
si hubieran sido pronunciadas en lengua por miacute sabida
Estaacutebamos asiacute uno frente al otro el fantasma y yo sin que pudiera apartar mis miradas
de las suyas cuando con el rabillo del ojo vi a Gregoriska salir detraacutes del baldaquino
semejante al aacutengel exterminador y con la espada en el puntildeo Se hizo la sentildeal de la cruz
con la mano siniestra y avanzoacute lentamente con la espada tendida vuelta hacia el
fantasma eacuteste al ver al hermano desenvainoacute tambieacuten el sable soltando una horrible
carcajada pero apenas su sable tocoacute el hierro bendito el brazo le cayoacute inerte junto al
cuerpo Kostaki exhaloacute un suspiro de rabia y desesperacioacuten
-iquestQueacute quieres de miacute -preguntoacute al hermano
-En nombre del Dios verdadero y viviente -dijo Gregoriska- te conjuro a que respondas
-Habla -dijo el espectro rechinando los dientes
-iquestTe he tendido yo una emboscada
-No
-iquestTe he asaltado yo
-No
-Te he herido yo
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-No
-Te arrojaste tuacute mismo sobre mi espada y tuacute mismo corriste al encuentro de la muerte
Luego ante Dios y los hombres no soy culpable yo del delito de fratricidio luego no
has recibido una misioacuten divina sino infernal luego has salido de tu tumba no como una
sombra santa sino como un espectro maldito y volveraacutes a tu tumba
-iexclCon ella siacute -exclamoacute Kostaki haciendo un supremo esfuerzo para apoderarse de miacute
-iexclVolveraacutes allaacute solo -exclamoacute a su vez Gregoriska- Esta mujer me pertenece
Y al pronunciar tales palabras tocoacute con la punta del hierro bendito la llaga viva Kostaki
exhaloacute un grito como si le hubiera tocado una espada de fuego y llevaacutendose una mano
al pecho dio un paso atraacutes Al mismo tiempo Gregoriska con un movimiento que
pareciacutea coordinado con el del hermano dio un paso adelante entonces con los ojos
fijos en los ojos del muerto con la espada contra el pecho de su hermano comenzoacute una
marcha lenta terrible solemne Era algo semejante al pasaje de don Juan y el
comendador el espectro retrocediacutea bajo la presioacuten de la sacra espada bajo la voluntad
irresistible del campeoacuten de Dios que lo seguiacutea paso a paso sin pronunciar una palabra
ambos anhelantes ambos liacutevidos del rostro el vivo arrojando al muerto y obligaacutendolo
a abandonar el castillo su anterior morada para volver a la tumba su morada futura
Lo aseguro a fe miacutea iexclera cosa horrenda de verse Y sin embargo yo misma movida
por una fuerza superior invisible desconocida sin saber lo que haciacutea me levanteacute y los
seguiacute Bajamos la escalera iluminados soacutelo por las ardientes pupilas de Kostaki
Atravesamos la galeriacutea y el patio y luego traspusimos la puerta siempre con el mismo
paso medido el espectro retrocediendo Gregoriska con el brazo tendido yo detraacutes de
ellos
Esta marcha fantaacutestica duroacute una hora pues era necesario volver el cadaacutever a su tumba
pero en vez de seguir el camino acostumbrado Kostaki y Gregoriska atravesaron el
terreno en liacutenea recta cuidaacutendose poco de los obstaacuteculos que para ellos ya no existiacutean
ante ellos el suelo se allanaba los torrentes se secaban los aacuterboles se apartaban las
rocas se abriacutean El mismo milagro se operaba para miacute soacutelo que el cielo me pareciacutea todo
cubierto de un negro velo las lunas y las estrellas habiacutean desaparecido y en medio de
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las tinieblas soacutelo veiacutea resplandecer los ojos llameantes del vampiro Llegamos de tal
modo a Hango y pasamos a traveacutes del seto vivo de madrontildeos que serviacutea de cerco al
cementerio Apenas entrada distinguiacute entre las sombras la tumba de Kostaki junto a
la de su padre no sabiacutea que estuviera alliacute y sin embargo la reconociacute Nada me era
desconocido en aquella noche
Gregoriska se detuvo al borde de la fosa abierta
-Kostaki -dijo eacutel- aun no estaacute todo terminado para ti y una voz del cielo me avisa que
puede concebirse el perdoacuten si te arrepientes iquestprometes retornar a la tumba iquestno salir
de ella maacutes iquestconsagrar a Dios el culto que consagraste al infierno
-iexclNo -respondioacute Kostaki
-iquestTe arrepientes -preguntoacute Gregoriska
-iexclNo
-Por uacuteltima vez iquestte arrepientes
-iexclNo
-iexclBien Invoca la ayuda de Satanaacutes como invoco yo la de Dios y veremos quieacuten saldraacute
esta vez auacuten victorioso
Resonaron simultaacuteneamente dos gritos los hierros se cruzaron despidiendo centellas
y la lucha duroacute un minuto que me parecioacute un siglo Kostaki cayoacute vi alzarse la terrible
espada de su hermano introduciacutersela en el cuerpo y clavar ese cuerpo sobre la tierra
recieacuten removida Un uacuteltimo grito que nada teniacutea de humano se alzoacute por el aire Acudiacute
Gregoriska estaba en pie pero vacilante Le di apoyo con mis brazos
-iquestEstaacutes herido -le pregunteacute ansiosamente
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-No -me respondioacute- pero en tal duelo querida Edvige la lucha no la herida mata He
luchado con la muerte y a ella pertenezco
-Amigo amigo -exclameacute- aleacutejate de aquiacute y acaso vuelvas a la vida
-No eacutesta es mi tumba Edvige pero no perdamos tiempo toma un poco de esta tierra
impregnada de su sangre y apliacutecala a la mordedura que te hizo es el uacutenico medio que
puede preservarte en el porvenir de su horrendo amor
Obedeciacute temblando Me inclineacute para recoger aquella tierra sanguinosa y al doblarme
vi el cadaacutever clavado al suelo la espada bendita le atravesaba el corazoacuten y una sangre
oscura le brotaba abundante de la herida como si hubiera muerto en aquel momento
Amaseacute un poco de tierra con la sangre y apliqueacute a mi herida el espantoso talismaacuten
-Ahora mi adorada Edvige -dijo Gregoriska con voz semiapagada- escucha bien mi
uacuteltimo consejo Abandona el paiacutes apenas te sea posible Soacutelo la distancia es una
seguridad para ti El padre Basilio recibioacute hoy mi suprema voluntad y la cumpliraacute
iexclEdvige un beso iexclEl uacuteltimo el uacutenico beso iexclEdvige me muero
Y asiacute diciendo Gregoriska cayoacute junto al hermano
En cualquier otra circunstancia en medio de aquel cementerio cerca de aquella tumba
abierta con aquellos dos cadaacuteveres yaciendo uno junto al otro hubiera enloquecido
pero como dije ya Dios me habiacutea inspirado una fuerza igual a los acontecimientos de
los que eacutel me haciacutea no soacutelo testigo sino tambieacuten actriz Mientras miraba a mi alrededor
en busca de ayuda vi abrirse la puerta del monasterio y avanzar los monjes de a dos
conducidos por el padre Basilio llevando cirios ardientes y cantando las preces de
difuntos El padre Basilio habiacutea llegado haciacutea poco al convento y previendo lo
sucedido se dirigiacutea al cementerio con toda la congregacioacuten Me encontroacute viva cerca de
los dos muertos Una uacuteltima convulsioacuten habiacutea retorcido el rostro de Kostaki
Gregoriska en cambio estaba tranquilo y casi sonriente Fue sepultado como lo deseara
eacutel junto al hermano el cristiano junto al maldito Smeranda cuando tuvo noticia de la
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nueva desdicha quiso verme fue a buscarme al convento de Hango y supo de mis
labios cuanto habiacutea acontecido en aquella tremenda noche
Le referiacute todos los detalles de la fantaacutestica historia pero ella me escuchoacute como ya me
escuchara Gregoriska sin mostrar estupor ni espanto
-Edvige -me contestoacute ella despueacutes de un instante de silencio- por muy extrantildeo que sea
lo que me has narrado dijiste soacutelo la verdad La estirpe de los Brankovan estaacute maldita
hasta la tercera y cuarta generacioacuten porque un Brankovan matoacute a un sacerdote El
teacutermino de la maldicioacuten ha llegado pues tuacute aunque esposa eres virgen y en miacute se
extingue el linaje Si mi hijo te ha dejado en herencia un milloacuten toacutemalo Despueacutes de
mi muerte salvo los piacuteos legados que tengo la intencioacuten de hacer recibiraacutes el resto de
mis bienes Y ahora sigue el consejo de tu esposo Vuelve lo maacutes presto que puedas a
aquellas tierras donde Dios no permite que se cumplan tan horrendos prodigios No
necesito de nadie para llorar conmigo a mis hijos Mi dolor quiere soledad Adioacutes no
me tengas ya en cuenta Mi suerte futura me pertenece a miacute sola y a Dios
Y luego de besarme en la frente como de costumbre me dejoacute y fue a encerrarse en el
castillo de Brankovan
Ocho diacuteas despueacutes partiacute para Francia Como lo esperara Gregoriska mis noches no
fueron turbadas ya por el terrible fantasma Se restablecioacute mi salud y de aquel suceso
no me quedoacute otro recuerdo fuera de esta palidez mortal que suele acompantildear hasta la
tumba a toda humana criatura que haya sufrido el beso de un vampiro
________________
1 Parihuelas Utensilio para transportar cosas entre dos personas formado por dos
barras horizontales entre las que estaacute fijada una plataforma o cajoacuten Camilla cama
portaacutetil
2 Boj Arbusto de tallos ramosos con pequentildeas hojas ovales muy utilizado como
planta de jardiacuten y cuya madera es apreciada por su dureza
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aquellos ojos centelleantes de ferocidad aquellos ropajes singulares aquella madre
que a la vista de la sangre aun caacutelida calculaba cuaacutento tiempo haciacutea que la muerte
arrebatara a su hijo aquel profundo silencio interrumpido soacutelo por los sollozos de los
bandidos cuyo jefe era Kostaki todo eso repito teniacutea en siacute algo de atroz y de sublime
Smeranda acercoacute sus labios a la frente de su hijo y se levantoacute en seguida echaacutendose
a las espaldas las largas trenzas de blancos cabellos que se le habiacutean desunido
-iexclGregoriska ndashdijo
Gregoriska se estremecioacute sacudioacute la cabeza y saliendo de su atoniacutea
-Madre miacutea -respondioacute
-Ven aquiacute hijo miacuteo y escuacutechame
Gregoriska obedecioacute temblando pero obedecioacute
A medida que se aproximaba al cuerpo de Kostaki la sangre brotaba de la herida maacutes
abundante y maacutes roja Afortunadamente Smeranda no miraba maacutes hacia aquel lado
pues a la vista de aquella sangre no habriacutea tenido ya necesidad de buscar el asesino
-Gregoriska -dijo ella- bien seacute que Kostaki y tuacute no se miraban con buenos ojos bien seacute
que tuacute eres un Waivady por parte de tu padre y eacutel un Koproli por parte del suyo pero
por parte de madre son ambos de la sangre de los Brankovan Seacute que tuacute eres un hombre
de ciudad occidental y eacutel un hijo de las montantildeas orientales pero por el seno que los
llevoacute a ambos son hermanos iexclPues bien Gregoriska quiero saber si mi hijo seraacute
llevado a yacer junto a la tumba de su padre sin que haya sido pronunciado el
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juramento si yo en fin podreacute llorar tranquila como mujer descansando en ti vale decir
en un hombre para el castigo
-Dime sentildeora el nombre del homicida y ordena te juro que dentro de una hora si tuacute
lo exiges habraacute dejado de vivir
-iquestJuras so pena de mi maldicioacuten lo has entendido hijo miacuteo iquestJuras que el asesino
moriraacute que no dejaraacutes piedra sobre piedra de su casa que su madre sus hijos sus
hermanos su mujer o su prometida pereceraacuten por tu mano Juacuteralo y al jurarlo invoca
sobre ti la coacutelera celeste si faltas a la sacra promesa Si faltas a esta sacra promesa
padeceraacutes la miseria la execracioacuten de los amigos la maldicioacuten de tu madre
Gregoriska extendioacute la mano sobre el cadaacutever y
-iexclJuro que el asesino moriraacute -dijo
A aquel singular juramento cuyo verdadero sentido yo sola y el muerto quizaacute podiacuteamos
comprender vi o creiacute ver cumplirse un horrendo prodigio Los ojos del cadaacutever se
abrieron se fijaron sobre miacute maacutes vivos cual nunca los viera y como si aquella mirada
hubiera sido palpable sentiacute penetrarme hasta el corazoacuten un hierro candente No resistiacute
tanto dolor y me desvaneciacute
Cuando recobreacute los sentidos me encontreacute acostada sobre el lecho de mi caacutemara una de
las dos mujeres velaba cerca de miacute Pregunteacute doacutende estaba Smeranda me fue
contestado que velaba junto al cuerpo de su hijo Pregunteacute doacutende estaba Gregoriska se
me dijo que en el monasterio de Hango
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Ahora no era preciso huir iquestno habiacutea muerto Kostaki No se debiacutea ya hablar de boda
iquestpodiacutea yo casarme con el fratricida Transcurrieron asiacute tres diacuteas y tres noches en medio
de extrantildeos suentildeos En la vigilia y en el suentildeo veiacutea siempre aquellos dos ojos vivos en
ese rostro de muerto era una visioacuten horrenda Kostaki debiacutea ser sepultado al tercer diacutea
Por la mantildeana me fue traiacutedo de parte de Smeranda un vestido completo de viuda Me
lo puse y bajeacute La casa pareciacutea vaciacutea todos estaban en la capilla Me encamineacute hacia
ella y al tiempo que trasponiacutea su umbral vino a mi encuentro Smeranda a quien no
habiacutea visto desde hacia tres diacuteas
Se hubiera dicho que era la imagen del Dolor Con lento movimiento como el de una
estatua posoacute sobre mi frente sus helados labios y con voz que pareciacutea salir ya de la
tumba pronuncioacute las habituales palabras iexclKostaki te ama No se pueden imaginar
el efecto que produjeron en miacute aquellas palabras Esa protesta de amor expresada en
presente en vez de en pasado que deciacutea te ama y no ya te amaba ese amor de
ultratumba que veniacutea a buscarme en la vida hizo sobre mi corazoacuten una impresioacuten
terrible Al mismo tiempo se apoderaba de miacute un extrantildeo sentimiento tal como si fuera
verdaderamente la mujer de aquel que habiacutea muerto no la prometida del vivo Aquel
atauacuted me atraiacutea a mi pesar dolorosamente como la sierpe atrae al pajarillo por ella
fascinado
Busqueacute con los ojos a Gregoriska lo vi paacutelido y enhiesto contra una columna miraba
hacia lo alto No seacute decir si me vio Los monjes del convento de Hango rodeaban el
cuerpo cantando salmos del rito griego a veces armoniosos con frecuencia monoacutetonos
Tambieacuten yo hubiera querido orar pero la plegaria expiraba en mis labios mi mente
estaba tan confusa que me pareciacutea antes bien presenciar un consistorio de demonios
que una reunioacuten de monjes Cuando fue sacado el cuerpo de alliacute quise seguirlo pero
desfallecieron mis fuerzas Sentiacute doblaacuterseme las piernas y me apoyeacute en la puerta
Entonces Smeranda se me acercoacute e hizo una sentildea a Gregoriska Este se aproximoacute
Smeranda me habloacute en moldavo
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-Mi madre me ordena repetirte palabra por palabra lo que va a decir -me expresoacute
Gregoriska
Smeranda habloacute de nuevo cuando hubo terminado
-He aquiacute las palabras de mi madre -dijo eacutel- Lloras a mi hijo Edvige tu lo amabas
iquestverdad Te agradezco las laacutegrimas y tu amor de ahora en adelante tienes una patria
una madre una familia Derramemos las muchas laacutegrimas debidas a los muertos luego
seamos de nuevo dignas ambas de aquel que ya no es iexclyo su madre tuacute su mujer
Adioacutes vuelve a tu caacutemara yo acompantildeareacute a mi hijo hasta su uacuteltima morada cuando
regrese me encerrareacute en mi estancia con mi dolor y me volveraacutes a ver soacutelo cuando lo
haya vencido estate tranquila matareacute este dolor porque no quiero que me mate a miacute
A estas palabras de Smeranda traducidas por Gregoriska no pude responder sino con
un gemido Subiacute a mi caacutemara el fuacutenebre cortejo se alejoacute y lo vi desaparecer en el
aacutengulo del camino El convento de Hango estaba a soacutelo media legua de distancia del
castillo en liacutenea recta pero los obstaacuteculos del suelo haciacutean dar muchas vueltas al
camino de modo que se empleaban dos horas en recorrer aquel espacio Era el mes de
noviembre Las jornadas se habiacutean tornado friacuteas y breves y a las cinco ya era noche
oscura Hacia las siete vi reaparecer las antorchas el cortejo fuacutenebre habiacutea regresado
El cadaacutever reposaba en la tumba de sus padres todo estaba concluido
Les dije ya en queacute singular pesadilla viviacutea presa luego del fatal suceso que nos
sumergiera a todos en el duelo y sobre todo despueacutes que viera reabrirse y fijarse sobre
miacute los ojos cerrados del muerto La noche que siguioacute oprimida por las emociones
experimentadas durante el diacutea estaba auacuten maacutes triste Escuchaba sonar todas las horas
del reloj del castillo y a medida que el tiempo fugitivo me acercaba al momento en
que habiacutea muerto Kostaki me sentiacutea cada vez maacutes desconsolada Sonaron las nueve
menos cuarto Entonces se apoderoacute de miacute una extrantildea sensacioacuten Me corriacutea por todo el
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cuerpo un terror un estremecimiento que me helaba luego una especie de suentildeo
invencible entorpeciacutea mis sentidos me oprimiacutea el pecho y me velaba los ojos Tendiacute
el brazo y fui a caer de espaldas sobre el lecho Sin embargo no habiacutea perdido
totalmente los sentidos como para que no pudiera oiacuter como unos pasos acercaacutendose a
mi puerta despueacutes me parecioacute abrirse la puerta en seguida no vi ni escucheacute maacutes nada
Soacutelo sentiacute un vivo dolor en el cuello Luego de lo cual caiacute en profundo letargo
Me desperteacute a medianoche mi laacutempara ardiacutea auacuten intenteacute levantarme pero estaba tan
deacutebil que hube de repetir la tentativa dos veces Finalmente logreacute superar mi debilidad
y como despierta sentiacutea en el cuello el mismo dolor que experimentara en el suentildeo me
arrastreacute apoyaacutendome en el muro hasta el espejo y mireacute Algo que semejaba la
punzadura de un alfiler marcaba la arteria de mi cuello Creiacute que alguacuten insecto me
hubiera picado durante el suentildeo y como me sentiacutea abatida por la extenuacioacuten me
acosteacute de nuevo y me dormiacute A la mantildeana me desperteacute como de costumbre pero
entonces sentiacute una tal debilidad como la experimentara soacutelo una vez en mi vida a la
mantildeana siguiente de un diacutea en que fuera sangrada Me mireacute en el espejo y me sorprendiacute
de mi extraordinaria palidez La jornada transcurrioacute triste y oscura experimentaba yo
una cosa singular cuando me encontraba en un lugar sentiacutea necesidad de quedarme
alliacute cualquier cambio de posicioacuten me fatigaba
Llegada la noche me trajeron la laacutempara mis mujeres seguacuten podiacutea yo comprender por
sus gestos se ofrecieron a quedarse conmigo Se lo agradeciacute y salieron A la misma
hora que la noche precedente experimenteacute los mismos siacutentomas Quise levantarme
entonces y pedir ayuda pero no pude llegar a la salida Oiacute vagamente dar las nueve
menos cuarto los pasos resonaron se abrioacute la puerta pero yo no veiacutea ni escuchaba
nada y como la noche anterior caiacute de espaldas sobre el lecho Como el diacutea anterior
experimenteacute un dolor en el mismo sitio Como el diacutea anterior me desperteacute a
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medianoche pero maacutes paacutelida y maacutes deacutebil auacuten Al diacutea siguiente se renovoacute la horrible
pesadilla
Estaba decidida a bajar a la estancia de Smeranda por muy deacutebil que me sintiera
cuando entroacute en la caacutemara una de mis mujeres y pronuncioacute el nombre de Gregoriska
El joven la seguiacutea Intenteacute levantarme para recibirle pero volviacute a caer en mi silloacuten Eacutel
dio un grito al verme y quiso lanzarse hacia miacute pero tuve la fuerza de tender el brazo
hacia eacutel
-iquestQueacute vienes a hacer aquiacute -le pregunteacute
-iexclAy -dijo eacutel- iexclveniacutea a decirte adioacutes A decirte que abandono este mundo que me es
insoportable sin tu amor y tu presencia a anunciarte que me retiro al monasterio de
Hango
-Gregoriska -le respondiacute- estaacutes privado de mi presencias pero no de mi amor iexclAy Te
amo siempre y mi mayor pena es que este amor sea en adelante casi un delito
-Entonces iquestpuedo esperar que rogaraacutes por miacute Edvige
-Siacute pero no lo podreacute hacer por largo tiempo -repliqueacute yo con una sonrisa
-iquestPor queacute no Pero en verdad te veo muy abatida Dime iquestqueacute tienes iquestPor queacute tan
paacutelida
-Porque Dios tiene ciertamente piedad de miacute y a eacutel me llama
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Gregoriska se me acercoacute me tomoacute una mano que no tuve fuerza de sustraerle
miraacutendome fijo al rostro
-Esa palidez no es natural Edvige -me dijo- iquestcuaacutel es la causa
-Si te la dijera Gregoriska creeriacuteas que estoy loca
-No no habla Edvige te lo suplico estamos en un paiacutes que no se parece a ninguacuten otro
paiacutes en una familia que no se asemeja a ninguna otra familia Dime diacutemelo todo te lo
encarezco
Se lo narreacute todo la extrantildea alucinacioacuten que me poseiacutea a la hora en que Kostaki debioacute
morir ese terror ese letargo ese friacuteo glacial esa postracioacuten que me haciacutea caer de
espaldas sobre el lecho ese ruido de pasos que me pareciacutea oiacuter esa puerta que creiacutea ver
abrirse y finalmente ese agudo dolor en el cuello seguido de una palidez y de una
debilidad siempre crecientes Creiacutea yo que mi relato pareceriacutea a Gregoriska un
comienzo de locura y lo terminaba con una cierta timidez cuando por el contrario
advertiacute que me prestaba gran atencioacuten
Cuando hube terminado de hablar Gregoriska reflexionoacute un instante
-iquestDe manera -preguntoacute eacutel- que te duermes cada noche a las nueve menos cuarto
-Siacute por muchos que sean los esfuerzos que haga para resistir al suentildeo
-iquestY a esa misma hora crees ver abrirse la puerta
-Siacute aunque eche el cerrojo
-iquestY luego experimentas un agudo dolor en el cuello
-Siacute aunque sea apenas visible la sentildeal de la herida
-iquestMe permites ver
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Dobleacute la cabeza hacia atraacutes Examinoacute eacutel la cicatriz
-Edvige -dijo Gregoriska despueacutes de un momento de reflexioacuten- iquesttienes confianza en
miacute
-iquestMe lo preguntas -contesteacute
-iquestCrees en mi palabra
-Como creo en el Evangelio
-iexclBien Edvige por mi fe te juro que no tienes ocho diacuteas de vida si no aceptas hacer
hoy mismo lo que voy a decirte
-iquestY si consiento
-Si consientes quizaacutes te salves
-iquestQuizaacutes -eacutel se calloacute- Suceda lo que fuere Gregoriska -continueacute diciendo yo- hareacute
cuanto me ordenes hacer
-Escucha entonces -dijo eacutel- y ante todo no te espantes En tu paiacutes como en Hungriacutea y
en nuestra Rumaniacutea existe una tradicioacuten
Tembleacute porque esa tradicioacuten ya habiacutea vuelto a mi memoria
-iexclAh iquestSabes lo que quiero decir
-Siacute -contesteacute- en Polonia vi algunas personas padecer el horrendo hecho
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-Quieres hablar del vampiro iquestno es verdad
-Siacute nintildea auacuten me sucedioacute ver desenterrar en el cementerio de una aldea perteneciente
a mi padre cuarenta personas muertas en quince diacuteas sin que se hubiera podido en
ninguna ocasioacuten acertar con la causa de su muerte Diecisiete de esos cadaacuteveres
expusieron todos los signos de vampirismo es decir fueron encontrados frescos como
si hubieran estado vivos los otros eran sus viacutectimas
-iquestY queacute se hizo para liberar de eso a la regioacuten
-Se les clavoacute un palo en el corazoacuten y luego los quemaron
-Siacute asiacute se acostumbra hacer pero para nosotros eso no basta Para librarte de tu
fantasma antes quiero conocerlo y iexclpor Dios lo conocereacute Siacute y si es preciso luchareacute
cuerpo a cuerpo con eacutel quienquiera fuere
-iexclOh Gregoriska -exclameacute espantada
Dijo
-Quienquiera que fuere lo repito Mas para llevar a buen fin esta terrible aventura es
necesario que hagas todo lo que te exigireacute
-Di
-Estate preparada a las siete Desciende a la capilla pero desciende sola es necesario
que venzas a toda costa tu debilidad Edvige Alliacute recibiremos la bendicioacuten nupcial
Consieacutentemelo amada miacutea para velar por ti Luego subiremos de nuevo a esta caacutemara
y entonces veremos
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-iexclOh Gregoriska -exclameacute- iexclsi es eacutel te mataraacute
-No temas amada Edvige Consiente solamente
-Sabes bien que hareacute todo lo que quieras Gregoriska
-Entonces hasta luego a la noche
-Siacute haz lo que creas maacutes oportuno y te secundareacute yo cuanto mejor pueda adioacutes
Se fue Un cuarto de hora despueacutes vi a un caballero precipitarse a toda carrera por el
camino del monasterio era eacutel
Apenas le hube perdido de vista caiacute de rodillas y oreacute oreacute como ya no se reza en
nuestras tierras sin fe y aguardeacute a las siete ofreciendo a Dios y a los santos el
holocausto de mis pensamientos no me levanteacute sino al sonar las siete Estaba deacutebil
como una moribunda paacutelida como una muerta Me echeacute sobre la cabeza un gran velo
negro descendiacute la escalera apoyaacutendome en el muro y me dirigiacute a la capilla sin
encontrar a nadie
Gregoriska me esperaba con el padre Basilio prior del monasterio de Hango Centildeiacutea
una espada santa reliquia de un antiguo cruzado que asistiera a la toma de
Constantinopla con Ville-Hardouin y Baldouin de Flandes
-Edvige -dijo eacutel golpeando con la mano su espada- con la ayuda de Dios eacutesta romperaacute
el encantamiento que amenaza tu vida Aceacutercate pues resueltamente este santo
hombre que ya ha recibido mi confesioacuten recibiraacute nuestros juramentos
Comenzoacute la ceremonia quizaacute nunca otra fue maacutes sencilla y a un tiempo maacutes solemne
Nadie asistiacutea al monje eacutel mismo nos puso sobre la cabeza las coronas nupciales
Vestidos ambos de luto giramos en torno al altar con un cirio en la mano luego el
monje tras pronunciar las sacras palabras agregoacute
Vaacuteyanse ahora hijos miacuteos y el Sentildeor les deacute fuerza y valor para luchar contra el
enemigo del humano geacutenero Armados de la inocencia de ustedes y defendidos por Su
justicia venceraacuten al demonio Vayan y benditos sean
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
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Besamos los libros santos y salimos de la capilla Entonces por vez primera me apoyeacute
en el brazo de Gregoriska y me parecioacute que al contacto de aquel fuerte brazo de aquel
noble corazoacuten volviacutea a mis venas la vida Estaba segura del triunfo porque Gregoriska
estaba conmigo subimos a mi caacutemara Sonaban las ocho y media
-Edvige -me dijo entonces Gregoriska- no tenemos tiempo que perder iquestQuieres
dormir como de costumbre para que todo suceda durante tu suentildeo o bien permanecer
desvelada y verlo todo
-Junto a ti nada temo quiero permanecer despierta y verlo todo
Gregoriska extrajo de su pecho un boj2 bendito huacutemedo auacuten de agua santa y me lo
dio
-Toma entonces esta ramita -me dijo- acueacutestate en tu lecho recita las preces de la
Virgen y aguarda sin temor Dios estaacute con nosotros Cuida ante todo de no dejar caer
la ramita con ella podraacutes ordenar aun en el infierno No me llames no des ninguacuten
grito reza confiacutea y aguarda
Me acosteacute en el lecho Cruceacute las manos sobre el seno y puse sobre eacutel la ramita
bendecida Gregoriska se ocultoacute tras del trono de que ya hableacute Contaba yo los minutos
y de seguro mi esposo haciacutea lo mismo Sonaron los tres cuartos Vibraba auacuten el tantildeir
del martillo cuando me sentiacute presa del mismo entorpecimiento del mismo terror y del
mismo friacuteo glacial de los diacuteas precedentes acerqueacute a mis labios la rama bendita y
aquella primera sensacioacuten se desvanecioacute Oiacute entonces muy claro el ruido de aquel
conocido paso lento y medido que subiacutea los peldantildeos de la escalera y se aproximaba a
la puerta Luego la puerta se abrioacute despaciosamente sin ruido como empujada por
sobrenatural fuerza y entonces -La voz se apagoacute a medias casi sofocada en la
garganta de la narradora- Y entonces -continuoacute haciendo un esfuerzo- vi a Kostaki
paacutelido como se me apareciera en las parihuelas2 los largos cabellos negros cayeacutendole
sobre las espaldas goteaban sangre vestiacutea como de costumbre pero teniacutea descubierto
el pecho y dejaba ver su sangrante herida Todo estaba muerto todo era cadaacutever
carne ropas porte solamente los ojos aquellos terribles ojos estaban vivos
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Ante aquella aparicioacuten iexclextrantildeo es decirlo en vez de sentir duplicaacuterseme el espanto
sentiacute crecerme el valor Dios me lo enviaba de seguro para decidir mi situacioacuten y
defenderme del infierno Al primer paso que el espectro dio hacia mi lecho le claveacute
intreacutepidamente los ojos en el rostro y le presenteacute la rama bendita El espectro intentoacute
avanzar pero un poder maacutes fuerte que eacutel lo retuvo en el sitio Se detuvo
-iexclOh -murmuroacute- ella no duerme lo sabe todo
Pronuncioacute eacutel estas palabras en lengua moldava y sin embargo las comprendiacute yo como
si hubieran sido pronunciadas en lengua por miacute sabida
Estaacutebamos asiacute uno frente al otro el fantasma y yo sin que pudiera apartar mis miradas
de las suyas cuando con el rabillo del ojo vi a Gregoriska salir detraacutes del baldaquino
semejante al aacutengel exterminador y con la espada en el puntildeo Se hizo la sentildeal de la cruz
con la mano siniestra y avanzoacute lentamente con la espada tendida vuelta hacia el
fantasma eacuteste al ver al hermano desenvainoacute tambieacuten el sable soltando una horrible
carcajada pero apenas su sable tocoacute el hierro bendito el brazo le cayoacute inerte junto al
cuerpo Kostaki exhaloacute un suspiro de rabia y desesperacioacuten
-iquestQueacute quieres de miacute -preguntoacute al hermano
-En nombre del Dios verdadero y viviente -dijo Gregoriska- te conjuro a que respondas
-Habla -dijo el espectro rechinando los dientes
-iquestTe he tendido yo una emboscada
-No
-iquestTe he asaltado yo
-No
-Te he herido yo
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-No
-Te arrojaste tuacute mismo sobre mi espada y tuacute mismo corriste al encuentro de la muerte
Luego ante Dios y los hombres no soy culpable yo del delito de fratricidio luego no
has recibido una misioacuten divina sino infernal luego has salido de tu tumba no como una
sombra santa sino como un espectro maldito y volveraacutes a tu tumba
-iexclCon ella siacute -exclamoacute Kostaki haciendo un supremo esfuerzo para apoderarse de miacute
-iexclVolveraacutes allaacute solo -exclamoacute a su vez Gregoriska- Esta mujer me pertenece
Y al pronunciar tales palabras tocoacute con la punta del hierro bendito la llaga viva Kostaki
exhaloacute un grito como si le hubiera tocado una espada de fuego y llevaacutendose una mano
al pecho dio un paso atraacutes Al mismo tiempo Gregoriska con un movimiento que
pareciacutea coordinado con el del hermano dio un paso adelante entonces con los ojos
fijos en los ojos del muerto con la espada contra el pecho de su hermano comenzoacute una
marcha lenta terrible solemne Era algo semejante al pasaje de don Juan y el
comendador el espectro retrocediacutea bajo la presioacuten de la sacra espada bajo la voluntad
irresistible del campeoacuten de Dios que lo seguiacutea paso a paso sin pronunciar una palabra
ambos anhelantes ambos liacutevidos del rostro el vivo arrojando al muerto y obligaacutendolo
a abandonar el castillo su anterior morada para volver a la tumba su morada futura
Lo aseguro a fe miacutea iexclera cosa horrenda de verse Y sin embargo yo misma movida
por una fuerza superior invisible desconocida sin saber lo que haciacutea me levanteacute y los
seguiacute Bajamos la escalera iluminados soacutelo por las ardientes pupilas de Kostaki
Atravesamos la galeriacutea y el patio y luego traspusimos la puerta siempre con el mismo
paso medido el espectro retrocediendo Gregoriska con el brazo tendido yo detraacutes de
ellos
Esta marcha fantaacutestica duroacute una hora pues era necesario volver el cadaacutever a su tumba
pero en vez de seguir el camino acostumbrado Kostaki y Gregoriska atravesaron el
terreno en liacutenea recta cuidaacutendose poco de los obstaacuteculos que para ellos ya no existiacutean
ante ellos el suelo se allanaba los torrentes se secaban los aacuterboles se apartaban las
rocas se abriacutean El mismo milagro se operaba para miacute soacutelo que el cielo me pareciacutea todo
cubierto de un negro velo las lunas y las estrellas habiacutean desaparecido y en medio de
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las tinieblas soacutelo veiacutea resplandecer los ojos llameantes del vampiro Llegamos de tal
modo a Hango y pasamos a traveacutes del seto vivo de madrontildeos que serviacutea de cerco al
cementerio Apenas entrada distinguiacute entre las sombras la tumba de Kostaki junto a
la de su padre no sabiacutea que estuviera alliacute y sin embargo la reconociacute Nada me era
desconocido en aquella noche
Gregoriska se detuvo al borde de la fosa abierta
-Kostaki -dijo eacutel- aun no estaacute todo terminado para ti y una voz del cielo me avisa que
puede concebirse el perdoacuten si te arrepientes iquestprometes retornar a la tumba iquestno salir
de ella maacutes iquestconsagrar a Dios el culto que consagraste al infierno
-iexclNo -respondioacute Kostaki
-iquestTe arrepientes -preguntoacute Gregoriska
-iexclNo
-Por uacuteltima vez iquestte arrepientes
-iexclNo
-iexclBien Invoca la ayuda de Satanaacutes como invoco yo la de Dios y veremos quieacuten saldraacute
esta vez auacuten victorioso
Resonaron simultaacuteneamente dos gritos los hierros se cruzaron despidiendo centellas
y la lucha duroacute un minuto que me parecioacute un siglo Kostaki cayoacute vi alzarse la terrible
espada de su hermano introduciacutersela en el cuerpo y clavar ese cuerpo sobre la tierra
recieacuten removida Un uacuteltimo grito que nada teniacutea de humano se alzoacute por el aire Acudiacute
Gregoriska estaba en pie pero vacilante Le di apoyo con mis brazos
-iquestEstaacutes herido -le pregunteacute ansiosamente
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-No -me respondioacute- pero en tal duelo querida Edvige la lucha no la herida mata He
luchado con la muerte y a ella pertenezco
-Amigo amigo -exclameacute- aleacutejate de aquiacute y acaso vuelvas a la vida
-No eacutesta es mi tumba Edvige pero no perdamos tiempo toma un poco de esta tierra
impregnada de su sangre y apliacutecala a la mordedura que te hizo es el uacutenico medio que
puede preservarte en el porvenir de su horrendo amor
Obedeciacute temblando Me inclineacute para recoger aquella tierra sanguinosa y al doblarme
vi el cadaacutever clavado al suelo la espada bendita le atravesaba el corazoacuten y una sangre
oscura le brotaba abundante de la herida como si hubiera muerto en aquel momento
Amaseacute un poco de tierra con la sangre y apliqueacute a mi herida el espantoso talismaacuten
-Ahora mi adorada Edvige -dijo Gregoriska con voz semiapagada- escucha bien mi
uacuteltimo consejo Abandona el paiacutes apenas te sea posible Soacutelo la distancia es una
seguridad para ti El padre Basilio recibioacute hoy mi suprema voluntad y la cumpliraacute
iexclEdvige un beso iexclEl uacuteltimo el uacutenico beso iexclEdvige me muero
Y asiacute diciendo Gregoriska cayoacute junto al hermano
En cualquier otra circunstancia en medio de aquel cementerio cerca de aquella tumba
abierta con aquellos dos cadaacuteveres yaciendo uno junto al otro hubiera enloquecido
pero como dije ya Dios me habiacutea inspirado una fuerza igual a los acontecimientos de
los que eacutel me haciacutea no soacutelo testigo sino tambieacuten actriz Mientras miraba a mi alrededor
en busca de ayuda vi abrirse la puerta del monasterio y avanzar los monjes de a dos
conducidos por el padre Basilio llevando cirios ardientes y cantando las preces de
difuntos El padre Basilio habiacutea llegado haciacutea poco al convento y previendo lo
sucedido se dirigiacutea al cementerio con toda la congregacioacuten Me encontroacute viva cerca de
los dos muertos Una uacuteltima convulsioacuten habiacutea retorcido el rostro de Kostaki
Gregoriska en cambio estaba tranquilo y casi sonriente Fue sepultado como lo deseara
eacutel junto al hermano el cristiano junto al maldito Smeranda cuando tuvo noticia de la
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nueva desdicha quiso verme fue a buscarme al convento de Hango y supo de mis
labios cuanto habiacutea acontecido en aquella tremenda noche
Le referiacute todos los detalles de la fantaacutestica historia pero ella me escuchoacute como ya me
escuchara Gregoriska sin mostrar estupor ni espanto
-Edvige -me contestoacute ella despueacutes de un instante de silencio- por muy extrantildeo que sea
lo que me has narrado dijiste soacutelo la verdad La estirpe de los Brankovan estaacute maldita
hasta la tercera y cuarta generacioacuten porque un Brankovan matoacute a un sacerdote El
teacutermino de la maldicioacuten ha llegado pues tuacute aunque esposa eres virgen y en miacute se
extingue el linaje Si mi hijo te ha dejado en herencia un milloacuten toacutemalo Despueacutes de
mi muerte salvo los piacuteos legados que tengo la intencioacuten de hacer recibiraacutes el resto de
mis bienes Y ahora sigue el consejo de tu esposo Vuelve lo maacutes presto que puedas a
aquellas tierras donde Dios no permite que se cumplan tan horrendos prodigios No
necesito de nadie para llorar conmigo a mis hijos Mi dolor quiere soledad Adioacutes no
me tengas ya en cuenta Mi suerte futura me pertenece a miacute sola y a Dios
Y luego de besarme en la frente como de costumbre me dejoacute y fue a encerrarse en el
castillo de Brankovan
Ocho diacuteas despueacutes partiacute para Francia Como lo esperara Gregoriska mis noches no
fueron turbadas ya por el terrible fantasma Se restablecioacute mi salud y de aquel suceso
no me quedoacute otro recuerdo fuera de esta palidez mortal que suele acompantildear hasta la
tumba a toda humana criatura que haya sufrido el beso de un vampiro
________________
1 Parihuelas Utensilio para transportar cosas entre dos personas formado por dos
barras horizontales entre las que estaacute fijada una plataforma o cajoacuten Camilla cama
portaacutetil
2 Boj Arbusto de tallos ramosos con pequentildeas hojas ovales muy utilizado como
planta de jardiacuten y cuya madera es apreciada por su dureza
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juramento si yo en fin podreacute llorar tranquila como mujer descansando en ti vale decir
en un hombre para el castigo
-Dime sentildeora el nombre del homicida y ordena te juro que dentro de una hora si tuacute
lo exiges habraacute dejado de vivir
-iquestJuras so pena de mi maldicioacuten lo has entendido hijo miacuteo iquestJuras que el asesino
moriraacute que no dejaraacutes piedra sobre piedra de su casa que su madre sus hijos sus
hermanos su mujer o su prometida pereceraacuten por tu mano Juacuteralo y al jurarlo invoca
sobre ti la coacutelera celeste si faltas a la sacra promesa Si faltas a esta sacra promesa
padeceraacutes la miseria la execracioacuten de los amigos la maldicioacuten de tu madre
Gregoriska extendioacute la mano sobre el cadaacutever y
-iexclJuro que el asesino moriraacute -dijo
A aquel singular juramento cuyo verdadero sentido yo sola y el muerto quizaacute podiacuteamos
comprender vi o creiacute ver cumplirse un horrendo prodigio Los ojos del cadaacutever se
abrieron se fijaron sobre miacute maacutes vivos cual nunca los viera y como si aquella mirada
hubiera sido palpable sentiacute penetrarme hasta el corazoacuten un hierro candente No resistiacute
tanto dolor y me desvaneciacute
Cuando recobreacute los sentidos me encontreacute acostada sobre el lecho de mi caacutemara una de
las dos mujeres velaba cerca de miacute Pregunteacute doacutende estaba Smeranda me fue
contestado que velaba junto al cuerpo de su hijo Pregunteacute doacutende estaba Gregoriska se
me dijo que en el monasterio de Hango
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29
Ahora no era preciso huir iquestno habiacutea muerto Kostaki No se debiacutea ya hablar de boda
iquestpodiacutea yo casarme con el fratricida Transcurrieron asiacute tres diacuteas y tres noches en medio
de extrantildeos suentildeos En la vigilia y en el suentildeo veiacutea siempre aquellos dos ojos vivos en
ese rostro de muerto era una visioacuten horrenda Kostaki debiacutea ser sepultado al tercer diacutea
Por la mantildeana me fue traiacutedo de parte de Smeranda un vestido completo de viuda Me
lo puse y bajeacute La casa pareciacutea vaciacutea todos estaban en la capilla Me encamineacute hacia
ella y al tiempo que trasponiacutea su umbral vino a mi encuentro Smeranda a quien no
habiacutea visto desde hacia tres diacuteas
Se hubiera dicho que era la imagen del Dolor Con lento movimiento como el de una
estatua posoacute sobre mi frente sus helados labios y con voz que pareciacutea salir ya de la
tumba pronuncioacute las habituales palabras iexclKostaki te ama No se pueden imaginar
el efecto que produjeron en miacute aquellas palabras Esa protesta de amor expresada en
presente en vez de en pasado que deciacutea te ama y no ya te amaba ese amor de
ultratumba que veniacutea a buscarme en la vida hizo sobre mi corazoacuten una impresioacuten
terrible Al mismo tiempo se apoderaba de miacute un extrantildeo sentimiento tal como si fuera
verdaderamente la mujer de aquel que habiacutea muerto no la prometida del vivo Aquel
atauacuted me atraiacutea a mi pesar dolorosamente como la sierpe atrae al pajarillo por ella
fascinado
Busqueacute con los ojos a Gregoriska lo vi paacutelido y enhiesto contra una columna miraba
hacia lo alto No seacute decir si me vio Los monjes del convento de Hango rodeaban el
cuerpo cantando salmos del rito griego a veces armoniosos con frecuencia monoacutetonos
Tambieacuten yo hubiera querido orar pero la plegaria expiraba en mis labios mi mente
estaba tan confusa que me pareciacutea antes bien presenciar un consistorio de demonios
que una reunioacuten de monjes Cuando fue sacado el cuerpo de alliacute quise seguirlo pero
desfallecieron mis fuerzas Sentiacute doblaacuterseme las piernas y me apoyeacute en la puerta
Entonces Smeranda se me acercoacute e hizo una sentildea a Gregoriska Este se aproximoacute
Smeranda me habloacute en moldavo
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-Mi madre me ordena repetirte palabra por palabra lo que va a decir -me expresoacute
Gregoriska
Smeranda habloacute de nuevo cuando hubo terminado
-He aquiacute las palabras de mi madre -dijo eacutel- Lloras a mi hijo Edvige tu lo amabas
iquestverdad Te agradezco las laacutegrimas y tu amor de ahora en adelante tienes una patria
una madre una familia Derramemos las muchas laacutegrimas debidas a los muertos luego
seamos de nuevo dignas ambas de aquel que ya no es iexclyo su madre tuacute su mujer
Adioacutes vuelve a tu caacutemara yo acompantildeareacute a mi hijo hasta su uacuteltima morada cuando
regrese me encerrareacute en mi estancia con mi dolor y me volveraacutes a ver soacutelo cuando lo
haya vencido estate tranquila matareacute este dolor porque no quiero que me mate a miacute
A estas palabras de Smeranda traducidas por Gregoriska no pude responder sino con
un gemido Subiacute a mi caacutemara el fuacutenebre cortejo se alejoacute y lo vi desaparecer en el
aacutengulo del camino El convento de Hango estaba a soacutelo media legua de distancia del
castillo en liacutenea recta pero los obstaacuteculos del suelo haciacutean dar muchas vueltas al
camino de modo que se empleaban dos horas en recorrer aquel espacio Era el mes de
noviembre Las jornadas se habiacutean tornado friacuteas y breves y a las cinco ya era noche
oscura Hacia las siete vi reaparecer las antorchas el cortejo fuacutenebre habiacutea regresado
El cadaacutever reposaba en la tumba de sus padres todo estaba concluido
Les dije ya en queacute singular pesadilla viviacutea presa luego del fatal suceso que nos
sumergiera a todos en el duelo y sobre todo despueacutes que viera reabrirse y fijarse sobre
miacute los ojos cerrados del muerto La noche que siguioacute oprimida por las emociones
experimentadas durante el diacutea estaba auacuten maacutes triste Escuchaba sonar todas las horas
del reloj del castillo y a medida que el tiempo fugitivo me acercaba al momento en
que habiacutea muerto Kostaki me sentiacutea cada vez maacutes desconsolada Sonaron las nueve
menos cuarto Entonces se apoderoacute de miacute una extrantildea sensacioacuten Me corriacutea por todo el
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cuerpo un terror un estremecimiento que me helaba luego una especie de suentildeo
invencible entorpeciacutea mis sentidos me oprimiacutea el pecho y me velaba los ojos Tendiacute
el brazo y fui a caer de espaldas sobre el lecho Sin embargo no habiacutea perdido
totalmente los sentidos como para que no pudiera oiacuter como unos pasos acercaacutendose a
mi puerta despueacutes me parecioacute abrirse la puerta en seguida no vi ni escucheacute maacutes nada
Soacutelo sentiacute un vivo dolor en el cuello Luego de lo cual caiacute en profundo letargo
Me desperteacute a medianoche mi laacutempara ardiacutea auacuten intenteacute levantarme pero estaba tan
deacutebil que hube de repetir la tentativa dos veces Finalmente logreacute superar mi debilidad
y como despierta sentiacutea en el cuello el mismo dolor que experimentara en el suentildeo me
arrastreacute apoyaacutendome en el muro hasta el espejo y mireacute Algo que semejaba la
punzadura de un alfiler marcaba la arteria de mi cuello Creiacute que alguacuten insecto me
hubiera picado durante el suentildeo y como me sentiacutea abatida por la extenuacioacuten me
acosteacute de nuevo y me dormiacute A la mantildeana me desperteacute como de costumbre pero
entonces sentiacute una tal debilidad como la experimentara soacutelo una vez en mi vida a la
mantildeana siguiente de un diacutea en que fuera sangrada Me mireacute en el espejo y me sorprendiacute
de mi extraordinaria palidez La jornada transcurrioacute triste y oscura experimentaba yo
una cosa singular cuando me encontraba en un lugar sentiacutea necesidad de quedarme
alliacute cualquier cambio de posicioacuten me fatigaba
Llegada la noche me trajeron la laacutempara mis mujeres seguacuten podiacutea yo comprender por
sus gestos se ofrecieron a quedarse conmigo Se lo agradeciacute y salieron A la misma
hora que la noche precedente experimenteacute los mismos siacutentomas Quise levantarme
entonces y pedir ayuda pero no pude llegar a la salida Oiacute vagamente dar las nueve
menos cuarto los pasos resonaron se abrioacute la puerta pero yo no veiacutea ni escuchaba
nada y como la noche anterior caiacute de espaldas sobre el lecho Como el diacutea anterior
experimenteacute un dolor en el mismo sitio Como el diacutea anterior me desperteacute a
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medianoche pero maacutes paacutelida y maacutes deacutebil auacuten Al diacutea siguiente se renovoacute la horrible
pesadilla
Estaba decidida a bajar a la estancia de Smeranda por muy deacutebil que me sintiera
cuando entroacute en la caacutemara una de mis mujeres y pronuncioacute el nombre de Gregoriska
El joven la seguiacutea Intenteacute levantarme para recibirle pero volviacute a caer en mi silloacuten Eacutel
dio un grito al verme y quiso lanzarse hacia miacute pero tuve la fuerza de tender el brazo
hacia eacutel
-iquestQueacute vienes a hacer aquiacute -le pregunteacute
-iexclAy -dijo eacutel- iexclveniacutea a decirte adioacutes A decirte que abandono este mundo que me es
insoportable sin tu amor y tu presencia a anunciarte que me retiro al monasterio de
Hango
-Gregoriska -le respondiacute- estaacutes privado de mi presencias pero no de mi amor iexclAy Te
amo siempre y mi mayor pena es que este amor sea en adelante casi un delito
-Entonces iquestpuedo esperar que rogaraacutes por miacute Edvige
-Siacute pero no lo podreacute hacer por largo tiempo -repliqueacute yo con una sonrisa
-iquestPor queacute no Pero en verdad te veo muy abatida Dime iquestqueacute tienes iquestPor queacute tan
paacutelida
-Porque Dios tiene ciertamente piedad de miacute y a eacutel me llama
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
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Gregoriska se me acercoacute me tomoacute una mano que no tuve fuerza de sustraerle
miraacutendome fijo al rostro
-Esa palidez no es natural Edvige -me dijo- iquestcuaacutel es la causa
-Si te la dijera Gregoriska creeriacuteas que estoy loca
-No no habla Edvige te lo suplico estamos en un paiacutes que no se parece a ninguacuten otro
paiacutes en una familia que no se asemeja a ninguna otra familia Dime diacutemelo todo te lo
encarezco
Se lo narreacute todo la extrantildea alucinacioacuten que me poseiacutea a la hora en que Kostaki debioacute
morir ese terror ese letargo ese friacuteo glacial esa postracioacuten que me haciacutea caer de
espaldas sobre el lecho ese ruido de pasos que me pareciacutea oiacuter esa puerta que creiacutea ver
abrirse y finalmente ese agudo dolor en el cuello seguido de una palidez y de una
debilidad siempre crecientes Creiacutea yo que mi relato pareceriacutea a Gregoriska un
comienzo de locura y lo terminaba con una cierta timidez cuando por el contrario
advertiacute que me prestaba gran atencioacuten
Cuando hube terminado de hablar Gregoriska reflexionoacute un instante
-iquestDe manera -preguntoacute eacutel- que te duermes cada noche a las nueve menos cuarto
-Siacute por muchos que sean los esfuerzos que haga para resistir al suentildeo
-iquestY a esa misma hora crees ver abrirse la puerta
-Siacute aunque eche el cerrojo
-iquestY luego experimentas un agudo dolor en el cuello
-Siacute aunque sea apenas visible la sentildeal de la herida
-iquestMe permites ver
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Dobleacute la cabeza hacia atraacutes Examinoacute eacutel la cicatriz
-Edvige -dijo Gregoriska despueacutes de un momento de reflexioacuten- iquesttienes confianza en
miacute
-iquestMe lo preguntas -contesteacute
-iquestCrees en mi palabra
-Como creo en el Evangelio
-iexclBien Edvige por mi fe te juro que no tienes ocho diacuteas de vida si no aceptas hacer
hoy mismo lo que voy a decirte
-iquestY si consiento
-Si consientes quizaacutes te salves
-iquestQuizaacutes -eacutel se calloacute- Suceda lo que fuere Gregoriska -continueacute diciendo yo- hareacute
cuanto me ordenes hacer
-Escucha entonces -dijo eacutel- y ante todo no te espantes En tu paiacutes como en Hungriacutea y
en nuestra Rumaniacutea existe una tradicioacuten
Tembleacute porque esa tradicioacuten ya habiacutea vuelto a mi memoria
-iexclAh iquestSabes lo que quiero decir
-Siacute -contesteacute- en Polonia vi algunas personas padecer el horrendo hecho
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-Quieres hablar del vampiro iquestno es verdad
-Siacute nintildea auacuten me sucedioacute ver desenterrar en el cementerio de una aldea perteneciente
a mi padre cuarenta personas muertas en quince diacuteas sin que se hubiera podido en
ninguna ocasioacuten acertar con la causa de su muerte Diecisiete de esos cadaacuteveres
expusieron todos los signos de vampirismo es decir fueron encontrados frescos como
si hubieran estado vivos los otros eran sus viacutectimas
-iquestY queacute se hizo para liberar de eso a la regioacuten
-Se les clavoacute un palo en el corazoacuten y luego los quemaron
-Siacute asiacute se acostumbra hacer pero para nosotros eso no basta Para librarte de tu
fantasma antes quiero conocerlo y iexclpor Dios lo conocereacute Siacute y si es preciso luchareacute
cuerpo a cuerpo con eacutel quienquiera fuere
-iexclOh Gregoriska -exclameacute espantada
Dijo
-Quienquiera que fuere lo repito Mas para llevar a buen fin esta terrible aventura es
necesario que hagas todo lo que te exigireacute
-Di
-Estate preparada a las siete Desciende a la capilla pero desciende sola es necesario
que venzas a toda costa tu debilidad Edvige Alliacute recibiremos la bendicioacuten nupcial
Consieacutentemelo amada miacutea para velar por ti Luego subiremos de nuevo a esta caacutemara
y entonces veremos
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-iexclOh Gregoriska -exclameacute- iexclsi es eacutel te mataraacute
-No temas amada Edvige Consiente solamente
-Sabes bien que hareacute todo lo que quieras Gregoriska
-Entonces hasta luego a la noche
-Siacute haz lo que creas maacutes oportuno y te secundareacute yo cuanto mejor pueda adioacutes
Se fue Un cuarto de hora despueacutes vi a un caballero precipitarse a toda carrera por el
camino del monasterio era eacutel
Apenas le hube perdido de vista caiacute de rodillas y oreacute oreacute como ya no se reza en
nuestras tierras sin fe y aguardeacute a las siete ofreciendo a Dios y a los santos el
holocausto de mis pensamientos no me levanteacute sino al sonar las siete Estaba deacutebil
como una moribunda paacutelida como una muerta Me echeacute sobre la cabeza un gran velo
negro descendiacute la escalera apoyaacutendome en el muro y me dirigiacute a la capilla sin
encontrar a nadie
Gregoriska me esperaba con el padre Basilio prior del monasterio de Hango Centildeiacutea
una espada santa reliquia de un antiguo cruzado que asistiera a la toma de
Constantinopla con Ville-Hardouin y Baldouin de Flandes
-Edvige -dijo eacutel golpeando con la mano su espada- con la ayuda de Dios eacutesta romperaacute
el encantamiento que amenaza tu vida Aceacutercate pues resueltamente este santo
hombre que ya ha recibido mi confesioacuten recibiraacute nuestros juramentos
Comenzoacute la ceremonia quizaacute nunca otra fue maacutes sencilla y a un tiempo maacutes solemne
Nadie asistiacutea al monje eacutel mismo nos puso sobre la cabeza las coronas nupciales
Vestidos ambos de luto giramos en torno al altar con un cirio en la mano luego el
monje tras pronunciar las sacras palabras agregoacute
Vaacuteyanse ahora hijos miacuteos y el Sentildeor les deacute fuerza y valor para luchar contra el
enemigo del humano geacutenero Armados de la inocencia de ustedes y defendidos por Su
justicia venceraacuten al demonio Vayan y benditos sean
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Besamos los libros santos y salimos de la capilla Entonces por vez primera me apoyeacute
en el brazo de Gregoriska y me parecioacute que al contacto de aquel fuerte brazo de aquel
noble corazoacuten volviacutea a mis venas la vida Estaba segura del triunfo porque Gregoriska
estaba conmigo subimos a mi caacutemara Sonaban las ocho y media
-Edvige -me dijo entonces Gregoriska- no tenemos tiempo que perder iquestQuieres
dormir como de costumbre para que todo suceda durante tu suentildeo o bien permanecer
desvelada y verlo todo
-Junto a ti nada temo quiero permanecer despierta y verlo todo
Gregoriska extrajo de su pecho un boj2 bendito huacutemedo auacuten de agua santa y me lo
dio
-Toma entonces esta ramita -me dijo- acueacutestate en tu lecho recita las preces de la
Virgen y aguarda sin temor Dios estaacute con nosotros Cuida ante todo de no dejar caer
la ramita con ella podraacutes ordenar aun en el infierno No me llames no des ninguacuten
grito reza confiacutea y aguarda
Me acosteacute en el lecho Cruceacute las manos sobre el seno y puse sobre eacutel la ramita
bendecida Gregoriska se ocultoacute tras del trono de que ya hableacute Contaba yo los minutos
y de seguro mi esposo haciacutea lo mismo Sonaron los tres cuartos Vibraba auacuten el tantildeir
del martillo cuando me sentiacute presa del mismo entorpecimiento del mismo terror y del
mismo friacuteo glacial de los diacuteas precedentes acerqueacute a mis labios la rama bendita y
aquella primera sensacioacuten se desvanecioacute Oiacute entonces muy claro el ruido de aquel
conocido paso lento y medido que subiacutea los peldantildeos de la escalera y se aproximaba a
la puerta Luego la puerta se abrioacute despaciosamente sin ruido como empujada por
sobrenatural fuerza y entonces -La voz se apagoacute a medias casi sofocada en la
garganta de la narradora- Y entonces -continuoacute haciendo un esfuerzo- vi a Kostaki
paacutelido como se me apareciera en las parihuelas2 los largos cabellos negros cayeacutendole
sobre las espaldas goteaban sangre vestiacutea como de costumbre pero teniacutea descubierto
el pecho y dejaba ver su sangrante herida Todo estaba muerto todo era cadaacutever
carne ropas porte solamente los ojos aquellos terribles ojos estaban vivos
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Ante aquella aparicioacuten iexclextrantildeo es decirlo en vez de sentir duplicaacuterseme el espanto
sentiacute crecerme el valor Dios me lo enviaba de seguro para decidir mi situacioacuten y
defenderme del infierno Al primer paso que el espectro dio hacia mi lecho le claveacute
intreacutepidamente los ojos en el rostro y le presenteacute la rama bendita El espectro intentoacute
avanzar pero un poder maacutes fuerte que eacutel lo retuvo en el sitio Se detuvo
-iexclOh -murmuroacute- ella no duerme lo sabe todo
Pronuncioacute eacutel estas palabras en lengua moldava y sin embargo las comprendiacute yo como
si hubieran sido pronunciadas en lengua por miacute sabida
Estaacutebamos asiacute uno frente al otro el fantasma y yo sin que pudiera apartar mis miradas
de las suyas cuando con el rabillo del ojo vi a Gregoriska salir detraacutes del baldaquino
semejante al aacutengel exterminador y con la espada en el puntildeo Se hizo la sentildeal de la cruz
con la mano siniestra y avanzoacute lentamente con la espada tendida vuelta hacia el
fantasma eacuteste al ver al hermano desenvainoacute tambieacuten el sable soltando una horrible
carcajada pero apenas su sable tocoacute el hierro bendito el brazo le cayoacute inerte junto al
cuerpo Kostaki exhaloacute un suspiro de rabia y desesperacioacuten
-iquestQueacute quieres de miacute -preguntoacute al hermano
-En nombre del Dios verdadero y viviente -dijo Gregoriska- te conjuro a que respondas
-Habla -dijo el espectro rechinando los dientes
-iquestTe he tendido yo una emboscada
-No
-iquestTe he asaltado yo
-No
-Te he herido yo
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-No
-Te arrojaste tuacute mismo sobre mi espada y tuacute mismo corriste al encuentro de la muerte
Luego ante Dios y los hombres no soy culpable yo del delito de fratricidio luego no
has recibido una misioacuten divina sino infernal luego has salido de tu tumba no como una
sombra santa sino como un espectro maldito y volveraacutes a tu tumba
-iexclCon ella siacute -exclamoacute Kostaki haciendo un supremo esfuerzo para apoderarse de miacute
-iexclVolveraacutes allaacute solo -exclamoacute a su vez Gregoriska- Esta mujer me pertenece
Y al pronunciar tales palabras tocoacute con la punta del hierro bendito la llaga viva Kostaki
exhaloacute un grito como si le hubiera tocado una espada de fuego y llevaacutendose una mano
al pecho dio un paso atraacutes Al mismo tiempo Gregoriska con un movimiento que
pareciacutea coordinado con el del hermano dio un paso adelante entonces con los ojos
fijos en los ojos del muerto con la espada contra el pecho de su hermano comenzoacute una
marcha lenta terrible solemne Era algo semejante al pasaje de don Juan y el
comendador el espectro retrocediacutea bajo la presioacuten de la sacra espada bajo la voluntad
irresistible del campeoacuten de Dios que lo seguiacutea paso a paso sin pronunciar una palabra
ambos anhelantes ambos liacutevidos del rostro el vivo arrojando al muerto y obligaacutendolo
a abandonar el castillo su anterior morada para volver a la tumba su morada futura
Lo aseguro a fe miacutea iexclera cosa horrenda de verse Y sin embargo yo misma movida
por una fuerza superior invisible desconocida sin saber lo que haciacutea me levanteacute y los
seguiacute Bajamos la escalera iluminados soacutelo por las ardientes pupilas de Kostaki
Atravesamos la galeriacutea y el patio y luego traspusimos la puerta siempre con el mismo
paso medido el espectro retrocediendo Gregoriska con el brazo tendido yo detraacutes de
ellos
Esta marcha fantaacutestica duroacute una hora pues era necesario volver el cadaacutever a su tumba
pero en vez de seguir el camino acostumbrado Kostaki y Gregoriska atravesaron el
terreno en liacutenea recta cuidaacutendose poco de los obstaacuteculos que para ellos ya no existiacutean
ante ellos el suelo se allanaba los torrentes se secaban los aacuterboles se apartaban las
rocas se abriacutean El mismo milagro se operaba para miacute soacutelo que el cielo me pareciacutea todo
cubierto de un negro velo las lunas y las estrellas habiacutean desaparecido y en medio de
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las tinieblas soacutelo veiacutea resplandecer los ojos llameantes del vampiro Llegamos de tal
modo a Hango y pasamos a traveacutes del seto vivo de madrontildeos que serviacutea de cerco al
cementerio Apenas entrada distinguiacute entre las sombras la tumba de Kostaki junto a
la de su padre no sabiacutea que estuviera alliacute y sin embargo la reconociacute Nada me era
desconocido en aquella noche
Gregoriska se detuvo al borde de la fosa abierta
-Kostaki -dijo eacutel- aun no estaacute todo terminado para ti y una voz del cielo me avisa que
puede concebirse el perdoacuten si te arrepientes iquestprometes retornar a la tumba iquestno salir
de ella maacutes iquestconsagrar a Dios el culto que consagraste al infierno
-iexclNo -respondioacute Kostaki
-iquestTe arrepientes -preguntoacute Gregoriska
-iexclNo
-Por uacuteltima vez iquestte arrepientes
-iexclNo
-iexclBien Invoca la ayuda de Satanaacutes como invoco yo la de Dios y veremos quieacuten saldraacute
esta vez auacuten victorioso
Resonaron simultaacuteneamente dos gritos los hierros se cruzaron despidiendo centellas
y la lucha duroacute un minuto que me parecioacute un siglo Kostaki cayoacute vi alzarse la terrible
espada de su hermano introduciacutersela en el cuerpo y clavar ese cuerpo sobre la tierra
recieacuten removida Un uacuteltimo grito que nada teniacutea de humano se alzoacute por el aire Acudiacute
Gregoriska estaba en pie pero vacilante Le di apoyo con mis brazos
-iquestEstaacutes herido -le pregunteacute ansiosamente
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-No -me respondioacute- pero en tal duelo querida Edvige la lucha no la herida mata He
luchado con la muerte y a ella pertenezco
-Amigo amigo -exclameacute- aleacutejate de aquiacute y acaso vuelvas a la vida
-No eacutesta es mi tumba Edvige pero no perdamos tiempo toma un poco de esta tierra
impregnada de su sangre y apliacutecala a la mordedura que te hizo es el uacutenico medio que
puede preservarte en el porvenir de su horrendo amor
Obedeciacute temblando Me inclineacute para recoger aquella tierra sanguinosa y al doblarme
vi el cadaacutever clavado al suelo la espada bendita le atravesaba el corazoacuten y una sangre
oscura le brotaba abundante de la herida como si hubiera muerto en aquel momento
Amaseacute un poco de tierra con la sangre y apliqueacute a mi herida el espantoso talismaacuten
-Ahora mi adorada Edvige -dijo Gregoriska con voz semiapagada- escucha bien mi
uacuteltimo consejo Abandona el paiacutes apenas te sea posible Soacutelo la distancia es una
seguridad para ti El padre Basilio recibioacute hoy mi suprema voluntad y la cumpliraacute
iexclEdvige un beso iexclEl uacuteltimo el uacutenico beso iexclEdvige me muero
Y asiacute diciendo Gregoriska cayoacute junto al hermano
En cualquier otra circunstancia en medio de aquel cementerio cerca de aquella tumba
abierta con aquellos dos cadaacuteveres yaciendo uno junto al otro hubiera enloquecido
pero como dije ya Dios me habiacutea inspirado una fuerza igual a los acontecimientos de
los que eacutel me haciacutea no soacutelo testigo sino tambieacuten actriz Mientras miraba a mi alrededor
en busca de ayuda vi abrirse la puerta del monasterio y avanzar los monjes de a dos
conducidos por el padre Basilio llevando cirios ardientes y cantando las preces de
difuntos El padre Basilio habiacutea llegado haciacutea poco al convento y previendo lo
sucedido se dirigiacutea al cementerio con toda la congregacioacuten Me encontroacute viva cerca de
los dos muertos Una uacuteltima convulsioacuten habiacutea retorcido el rostro de Kostaki
Gregoriska en cambio estaba tranquilo y casi sonriente Fue sepultado como lo deseara
eacutel junto al hermano el cristiano junto al maldito Smeranda cuando tuvo noticia de la
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nueva desdicha quiso verme fue a buscarme al convento de Hango y supo de mis
labios cuanto habiacutea acontecido en aquella tremenda noche
Le referiacute todos los detalles de la fantaacutestica historia pero ella me escuchoacute como ya me
escuchara Gregoriska sin mostrar estupor ni espanto
-Edvige -me contestoacute ella despueacutes de un instante de silencio- por muy extrantildeo que sea
lo que me has narrado dijiste soacutelo la verdad La estirpe de los Brankovan estaacute maldita
hasta la tercera y cuarta generacioacuten porque un Brankovan matoacute a un sacerdote El
teacutermino de la maldicioacuten ha llegado pues tuacute aunque esposa eres virgen y en miacute se
extingue el linaje Si mi hijo te ha dejado en herencia un milloacuten toacutemalo Despueacutes de
mi muerte salvo los piacuteos legados que tengo la intencioacuten de hacer recibiraacutes el resto de
mis bienes Y ahora sigue el consejo de tu esposo Vuelve lo maacutes presto que puedas a
aquellas tierras donde Dios no permite que se cumplan tan horrendos prodigios No
necesito de nadie para llorar conmigo a mis hijos Mi dolor quiere soledad Adioacutes no
me tengas ya en cuenta Mi suerte futura me pertenece a miacute sola y a Dios
Y luego de besarme en la frente como de costumbre me dejoacute y fue a encerrarse en el
castillo de Brankovan
Ocho diacuteas despueacutes partiacute para Francia Como lo esperara Gregoriska mis noches no
fueron turbadas ya por el terrible fantasma Se restablecioacute mi salud y de aquel suceso
no me quedoacute otro recuerdo fuera de esta palidez mortal que suele acompantildear hasta la
tumba a toda humana criatura que haya sufrido el beso de un vampiro
________________
1 Parihuelas Utensilio para transportar cosas entre dos personas formado por dos
barras horizontales entre las que estaacute fijada una plataforma o cajoacuten Camilla cama
portaacutetil
2 Boj Arbusto de tallos ramosos con pequentildeas hojas ovales muy utilizado como
planta de jardiacuten y cuya madera es apreciada por su dureza
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Ahora no era preciso huir iquestno habiacutea muerto Kostaki No se debiacutea ya hablar de boda
iquestpodiacutea yo casarme con el fratricida Transcurrieron asiacute tres diacuteas y tres noches en medio
de extrantildeos suentildeos En la vigilia y en el suentildeo veiacutea siempre aquellos dos ojos vivos en
ese rostro de muerto era una visioacuten horrenda Kostaki debiacutea ser sepultado al tercer diacutea
Por la mantildeana me fue traiacutedo de parte de Smeranda un vestido completo de viuda Me
lo puse y bajeacute La casa pareciacutea vaciacutea todos estaban en la capilla Me encamineacute hacia
ella y al tiempo que trasponiacutea su umbral vino a mi encuentro Smeranda a quien no
habiacutea visto desde hacia tres diacuteas
Se hubiera dicho que era la imagen del Dolor Con lento movimiento como el de una
estatua posoacute sobre mi frente sus helados labios y con voz que pareciacutea salir ya de la
tumba pronuncioacute las habituales palabras iexclKostaki te ama No se pueden imaginar
el efecto que produjeron en miacute aquellas palabras Esa protesta de amor expresada en
presente en vez de en pasado que deciacutea te ama y no ya te amaba ese amor de
ultratumba que veniacutea a buscarme en la vida hizo sobre mi corazoacuten una impresioacuten
terrible Al mismo tiempo se apoderaba de miacute un extrantildeo sentimiento tal como si fuera
verdaderamente la mujer de aquel que habiacutea muerto no la prometida del vivo Aquel
atauacuted me atraiacutea a mi pesar dolorosamente como la sierpe atrae al pajarillo por ella
fascinado
Busqueacute con los ojos a Gregoriska lo vi paacutelido y enhiesto contra una columna miraba
hacia lo alto No seacute decir si me vio Los monjes del convento de Hango rodeaban el
cuerpo cantando salmos del rito griego a veces armoniosos con frecuencia monoacutetonos
Tambieacuten yo hubiera querido orar pero la plegaria expiraba en mis labios mi mente
estaba tan confusa que me pareciacutea antes bien presenciar un consistorio de demonios
que una reunioacuten de monjes Cuando fue sacado el cuerpo de alliacute quise seguirlo pero
desfallecieron mis fuerzas Sentiacute doblaacuterseme las piernas y me apoyeacute en la puerta
Entonces Smeranda se me acercoacute e hizo una sentildea a Gregoriska Este se aproximoacute
Smeranda me habloacute en moldavo
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-Mi madre me ordena repetirte palabra por palabra lo que va a decir -me expresoacute
Gregoriska
Smeranda habloacute de nuevo cuando hubo terminado
-He aquiacute las palabras de mi madre -dijo eacutel- Lloras a mi hijo Edvige tu lo amabas
iquestverdad Te agradezco las laacutegrimas y tu amor de ahora en adelante tienes una patria
una madre una familia Derramemos las muchas laacutegrimas debidas a los muertos luego
seamos de nuevo dignas ambas de aquel que ya no es iexclyo su madre tuacute su mujer
Adioacutes vuelve a tu caacutemara yo acompantildeareacute a mi hijo hasta su uacuteltima morada cuando
regrese me encerrareacute en mi estancia con mi dolor y me volveraacutes a ver soacutelo cuando lo
haya vencido estate tranquila matareacute este dolor porque no quiero que me mate a miacute
A estas palabras de Smeranda traducidas por Gregoriska no pude responder sino con
un gemido Subiacute a mi caacutemara el fuacutenebre cortejo se alejoacute y lo vi desaparecer en el
aacutengulo del camino El convento de Hango estaba a soacutelo media legua de distancia del
castillo en liacutenea recta pero los obstaacuteculos del suelo haciacutean dar muchas vueltas al
camino de modo que se empleaban dos horas en recorrer aquel espacio Era el mes de
noviembre Las jornadas se habiacutean tornado friacuteas y breves y a las cinco ya era noche
oscura Hacia las siete vi reaparecer las antorchas el cortejo fuacutenebre habiacutea regresado
El cadaacutever reposaba en la tumba de sus padres todo estaba concluido
Les dije ya en queacute singular pesadilla viviacutea presa luego del fatal suceso que nos
sumergiera a todos en el duelo y sobre todo despueacutes que viera reabrirse y fijarse sobre
miacute los ojos cerrados del muerto La noche que siguioacute oprimida por las emociones
experimentadas durante el diacutea estaba auacuten maacutes triste Escuchaba sonar todas las horas
del reloj del castillo y a medida que el tiempo fugitivo me acercaba al momento en
que habiacutea muerto Kostaki me sentiacutea cada vez maacutes desconsolada Sonaron las nueve
menos cuarto Entonces se apoderoacute de miacute una extrantildea sensacioacuten Me corriacutea por todo el
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cuerpo un terror un estremecimiento que me helaba luego una especie de suentildeo
invencible entorpeciacutea mis sentidos me oprimiacutea el pecho y me velaba los ojos Tendiacute
el brazo y fui a caer de espaldas sobre el lecho Sin embargo no habiacutea perdido
totalmente los sentidos como para que no pudiera oiacuter como unos pasos acercaacutendose a
mi puerta despueacutes me parecioacute abrirse la puerta en seguida no vi ni escucheacute maacutes nada
Soacutelo sentiacute un vivo dolor en el cuello Luego de lo cual caiacute en profundo letargo
Me desperteacute a medianoche mi laacutempara ardiacutea auacuten intenteacute levantarme pero estaba tan
deacutebil que hube de repetir la tentativa dos veces Finalmente logreacute superar mi debilidad
y como despierta sentiacutea en el cuello el mismo dolor que experimentara en el suentildeo me
arrastreacute apoyaacutendome en el muro hasta el espejo y mireacute Algo que semejaba la
punzadura de un alfiler marcaba la arteria de mi cuello Creiacute que alguacuten insecto me
hubiera picado durante el suentildeo y como me sentiacutea abatida por la extenuacioacuten me
acosteacute de nuevo y me dormiacute A la mantildeana me desperteacute como de costumbre pero
entonces sentiacute una tal debilidad como la experimentara soacutelo una vez en mi vida a la
mantildeana siguiente de un diacutea en que fuera sangrada Me mireacute en el espejo y me sorprendiacute
de mi extraordinaria palidez La jornada transcurrioacute triste y oscura experimentaba yo
una cosa singular cuando me encontraba en un lugar sentiacutea necesidad de quedarme
alliacute cualquier cambio de posicioacuten me fatigaba
Llegada la noche me trajeron la laacutempara mis mujeres seguacuten podiacutea yo comprender por
sus gestos se ofrecieron a quedarse conmigo Se lo agradeciacute y salieron A la misma
hora que la noche precedente experimenteacute los mismos siacutentomas Quise levantarme
entonces y pedir ayuda pero no pude llegar a la salida Oiacute vagamente dar las nueve
menos cuarto los pasos resonaron se abrioacute la puerta pero yo no veiacutea ni escuchaba
nada y como la noche anterior caiacute de espaldas sobre el lecho Como el diacutea anterior
experimenteacute un dolor en el mismo sitio Como el diacutea anterior me desperteacute a
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medianoche pero maacutes paacutelida y maacutes deacutebil auacuten Al diacutea siguiente se renovoacute la horrible
pesadilla
Estaba decidida a bajar a la estancia de Smeranda por muy deacutebil que me sintiera
cuando entroacute en la caacutemara una de mis mujeres y pronuncioacute el nombre de Gregoriska
El joven la seguiacutea Intenteacute levantarme para recibirle pero volviacute a caer en mi silloacuten Eacutel
dio un grito al verme y quiso lanzarse hacia miacute pero tuve la fuerza de tender el brazo
hacia eacutel
-iquestQueacute vienes a hacer aquiacute -le pregunteacute
-iexclAy -dijo eacutel- iexclveniacutea a decirte adioacutes A decirte que abandono este mundo que me es
insoportable sin tu amor y tu presencia a anunciarte que me retiro al monasterio de
Hango
-Gregoriska -le respondiacute- estaacutes privado de mi presencias pero no de mi amor iexclAy Te
amo siempre y mi mayor pena es que este amor sea en adelante casi un delito
-Entonces iquestpuedo esperar que rogaraacutes por miacute Edvige
-Siacute pero no lo podreacute hacer por largo tiempo -repliqueacute yo con una sonrisa
-iquestPor queacute no Pero en verdad te veo muy abatida Dime iquestqueacute tienes iquestPor queacute tan
paacutelida
-Porque Dios tiene ciertamente piedad de miacute y a eacutel me llama
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
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Gregoriska se me acercoacute me tomoacute una mano que no tuve fuerza de sustraerle
miraacutendome fijo al rostro
-Esa palidez no es natural Edvige -me dijo- iquestcuaacutel es la causa
-Si te la dijera Gregoriska creeriacuteas que estoy loca
-No no habla Edvige te lo suplico estamos en un paiacutes que no se parece a ninguacuten otro
paiacutes en una familia que no se asemeja a ninguna otra familia Dime diacutemelo todo te lo
encarezco
Se lo narreacute todo la extrantildea alucinacioacuten que me poseiacutea a la hora en que Kostaki debioacute
morir ese terror ese letargo ese friacuteo glacial esa postracioacuten que me haciacutea caer de
espaldas sobre el lecho ese ruido de pasos que me pareciacutea oiacuter esa puerta que creiacutea ver
abrirse y finalmente ese agudo dolor en el cuello seguido de una palidez y de una
debilidad siempre crecientes Creiacutea yo que mi relato pareceriacutea a Gregoriska un
comienzo de locura y lo terminaba con una cierta timidez cuando por el contrario
advertiacute que me prestaba gran atencioacuten
Cuando hube terminado de hablar Gregoriska reflexionoacute un instante
-iquestDe manera -preguntoacute eacutel- que te duermes cada noche a las nueve menos cuarto
-Siacute por muchos que sean los esfuerzos que haga para resistir al suentildeo
-iquestY a esa misma hora crees ver abrirse la puerta
-Siacute aunque eche el cerrojo
-iquestY luego experimentas un agudo dolor en el cuello
-Siacute aunque sea apenas visible la sentildeal de la herida
-iquestMe permites ver
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
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Dobleacute la cabeza hacia atraacutes Examinoacute eacutel la cicatriz
-Edvige -dijo Gregoriska despueacutes de un momento de reflexioacuten- iquesttienes confianza en
miacute
-iquestMe lo preguntas -contesteacute
-iquestCrees en mi palabra
-Como creo en el Evangelio
-iexclBien Edvige por mi fe te juro que no tienes ocho diacuteas de vida si no aceptas hacer
hoy mismo lo que voy a decirte
-iquestY si consiento
-Si consientes quizaacutes te salves
-iquestQuizaacutes -eacutel se calloacute- Suceda lo que fuere Gregoriska -continueacute diciendo yo- hareacute
cuanto me ordenes hacer
-Escucha entonces -dijo eacutel- y ante todo no te espantes En tu paiacutes como en Hungriacutea y
en nuestra Rumaniacutea existe una tradicioacuten
Tembleacute porque esa tradicioacuten ya habiacutea vuelto a mi memoria
-iexclAh iquestSabes lo que quiero decir
-Siacute -contesteacute- en Polonia vi algunas personas padecer el horrendo hecho
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
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-Quieres hablar del vampiro iquestno es verdad
-Siacute nintildea auacuten me sucedioacute ver desenterrar en el cementerio de una aldea perteneciente
a mi padre cuarenta personas muertas en quince diacuteas sin que se hubiera podido en
ninguna ocasioacuten acertar con la causa de su muerte Diecisiete de esos cadaacuteveres
expusieron todos los signos de vampirismo es decir fueron encontrados frescos como
si hubieran estado vivos los otros eran sus viacutectimas
-iquestY queacute se hizo para liberar de eso a la regioacuten
-Se les clavoacute un palo en el corazoacuten y luego los quemaron
-Siacute asiacute se acostumbra hacer pero para nosotros eso no basta Para librarte de tu
fantasma antes quiero conocerlo y iexclpor Dios lo conocereacute Siacute y si es preciso luchareacute
cuerpo a cuerpo con eacutel quienquiera fuere
-iexclOh Gregoriska -exclameacute espantada
Dijo
-Quienquiera que fuere lo repito Mas para llevar a buen fin esta terrible aventura es
necesario que hagas todo lo que te exigireacute
-Di
-Estate preparada a las siete Desciende a la capilla pero desciende sola es necesario
que venzas a toda costa tu debilidad Edvige Alliacute recibiremos la bendicioacuten nupcial
Consieacutentemelo amada miacutea para velar por ti Luego subiremos de nuevo a esta caacutemara
y entonces veremos
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
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-iexclOh Gregoriska -exclameacute- iexclsi es eacutel te mataraacute
-No temas amada Edvige Consiente solamente
-Sabes bien que hareacute todo lo que quieras Gregoriska
-Entonces hasta luego a la noche
-Siacute haz lo que creas maacutes oportuno y te secundareacute yo cuanto mejor pueda adioacutes
Se fue Un cuarto de hora despueacutes vi a un caballero precipitarse a toda carrera por el
camino del monasterio era eacutel
Apenas le hube perdido de vista caiacute de rodillas y oreacute oreacute como ya no se reza en
nuestras tierras sin fe y aguardeacute a las siete ofreciendo a Dios y a los santos el
holocausto de mis pensamientos no me levanteacute sino al sonar las siete Estaba deacutebil
como una moribunda paacutelida como una muerta Me echeacute sobre la cabeza un gran velo
negro descendiacute la escalera apoyaacutendome en el muro y me dirigiacute a la capilla sin
encontrar a nadie
Gregoriska me esperaba con el padre Basilio prior del monasterio de Hango Centildeiacutea
una espada santa reliquia de un antiguo cruzado que asistiera a la toma de
Constantinopla con Ville-Hardouin y Baldouin de Flandes
-Edvige -dijo eacutel golpeando con la mano su espada- con la ayuda de Dios eacutesta romperaacute
el encantamiento que amenaza tu vida Aceacutercate pues resueltamente este santo
hombre que ya ha recibido mi confesioacuten recibiraacute nuestros juramentos
Comenzoacute la ceremonia quizaacute nunca otra fue maacutes sencilla y a un tiempo maacutes solemne
Nadie asistiacutea al monje eacutel mismo nos puso sobre la cabeza las coronas nupciales
Vestidos ambos de luto giramos en torno al altar con un cirio en la mano luego el
monje tras pronunciar las sacras palabras agregoacute
Vaacuteyanse ahora hijos miacuteos y el Sentildeor les deacute fuerza y valor para luchar contra el
enemigo del humano geacutenero Armados de la inocencia de ustedes y defendidos por Su
justicia venceraacuten al demonio Vayan y benditos sean
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Besamos los libros santos y salimos de la capilla Entonces por vez primera me apoyeacute
en el brazo de Gregoriska y me parecioacute que al contacto de aquel fuerte brazo de aquel
noble corazoacuten volviacutea a mis venas la vida Estaba segura del triunfo porque Gregoriska
estaba conmigo subimos a mi caacutemara Sonaban las ocho y media
-Edvige -me dijo entonces Gregoriska- no tenemos tiempo que perder iquestQuieres
dormir como de costumbre para que todo suceda durante tu suentildeo o bien permanecer
desvelada y verlo todo
-Junto a ti nada temo quiero permanecer despierta y verlo todo
Gregoriska extrajo de su pecho un boj2 bendito huacutemedo auacuten de agua santa y me lo
dio
-Toma entonces esta ramita -me dijo- acueacutestate en tu lecho recita las preces de la
Virgen y aguarda sin temor Dios estaacute con nosotros Cuida ante todo de no dejar caer
la ramita con ella podraacutes ordenar aun en el infierno No me llames no des ninguacuten
grito reza confiacutea y aguarda
Me acosteacute en el lecho Cruceacute las manos sobre el seno y puse sobre eacutel la ramita
bendecida Gregoriska se ocultoacute tras del trono de que ya hableacute Contaba yo los minutos
y de seguro mi esposo haciacutea lo mismo Sonaron los tres cuartos Vibraba auacuten el tantildeir
del martillo cuando me sentiacute presa del mismo entorpecimiento del mismo terror y del
mismo friacuteo glacial de los diacuteas precedentes acerqueacute a mis labios la rama bendita y
aquella primera sensacioacuten se desvanecioacute Oiacute entonces muy claro el ruido de aquel
conocido paso lento y medido que subiacutea los peldantildeos de la escalera y se aproximaba a
la puerta Luego la puerta se abrioacute despaciosamente sin ruido como empujada por
sobrenatural fuerza y entonces -La voz se apagoacute a medias casi sofocada en la
garganta de la narradora- Y entonces -continuoacute haciendo un esfuerzo- vi a Kostaki
paacutelido como se me apareciera en las parihuelas2 los largos cabellos negros cayeacutendole
sobre las espaldas goteaban sangre vestiacutea como de costumbre pero teniacutea descubierto
el pecho y dejaba ver su sangrante herida Todo estaba muerto todo era cadaacutever
carne ropas porte solamente los ojos aquellos terribles ojos estaban vivos
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Ante aquella aparicioacuten iexclextrantildeo es decirlo en vez de sentir duplicaacuterseme el espanto
sentiacute crecerme el valor Dios me lo enviaba de seguro para decidir mi situacioacuten y
defenderme del infierno Al primer paso que el espectro dio hacia mi lecho le claveacute
intreacutepidamente los ojos en el rostro y le presenteacute la rama bendita El espectro intentoacute
avanzar pero un poder maacutes fuerte que eacutel lo retuvo en el sitio Se detuvo
-iexclOh -murmuroacute- ella no duerme lo sabe todo
Pronuncioacute eacutel estas palabras en lengua moldava y sin embargo las comprendiacute yo como
si hubieran sido pronunciadas en lengua por miacute sabida
Estaacutebamos asiacute uno frente al otro el fantasma y yo sin que pudiera apartar mis miradas
de las suyas cuando con el rabillo del ojo vi a Gregoriska salir detraacutes del baldaquino
semejante al aacutengel exterminador y con la espada en el puntildeo Se hizo la sentildeal de la cruz
con la mano siniestra y avanzoacute lentamente con la espada tendida vuelta hacia el
fantasma eacuteste al ver al hermano desenvainoacute tambieacuten el sable soltando una horrible
carcajada pero apenas su sable tocoacute el hierro bendito el brazo le cayoacute inerte junto al
cuerpo Kostaki exhaloacute un suspiro de rabia y desesperacioacuten
-iquestQueacute quieres de miacute -preguntoacute al hermano
-En nombre del Dios verdadero y viviente -dijo Gregoriska- te conjuro a que respondas
-Habla -dijo el espectro rechinando los dientes
-iquestTe he tendido yo una emboscada
-No
-iquestTe he asaltado yo
-No
-Te he herido yo
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-No
-Te arrojaste tuacute mismo sobre mi espada y tuacute mismo corriste al encuentro de la muerte
Luego ante Dios y los hombres no soy culpable yo del delito de fratricidio luego no
has recibido una misioacuten divina sino infernal luego has salido de tu tumba no como una
sombra santa sino como un espectro maldito y volveraacutes a tu tumba
-iexclCon ella siacute -exclamoacute Kostaki haciendo un supremo esfuerzo para apoderarse de miacute
-iexclVolveraacutes allaacute solo -exclamoacute a su vez Gregoriska- Esta mujer me pertenece
Y al pronunciar tales palabras tocoacute con la punta del hierro bendito la llaga viva Kostaki
exhaloacute un grito como si le hubiera tocado una espada de fuego y llevaacutendose una mano
al pecho dio un paso atraacutes Al mismo tiempo Gregoriska con un movimiento que
pareciacutea coordinado con el del hermano dio un paso adelante entonces con los ojos
fijos en los ojos del muerto con la espada contra el pecho de su hermano comenzoacute una
marcha lenta terrible solemne Era algo semejante al pasaje de don Juan y el
comendador el espectro retrocediacutea bajo la presioacuten de la sacra espada bajo la voluntad
irresistible del campeoacuten de Dios que lo seguiacutea paso a paso sin pronunciar una palabra
ambos anhelantes ambos liacutevidos del rostro el vivo arrojando al muerto y obligaacutendolo
a abandonar el castillo su anterior morada para volver a la tumba su morada futura
Lo aseguro a fe miacutea iexclera cosa horrenda de verse Y sin embargo yo misma movida
por una fuerza superior invisible desconocida sin saber lo que haciacutea me levanteacute y los
seguiacute Bajamos la escalera iluminados soacutelo por las ardientes pupilas de Kostaki
Atravesamos la galeriacutea y el patio y luego traspusimos la puerta siempre con el mismo
paso medido el espectro retrocediendo Gregoriska con el brazo tendido yo detraacutes de
ellos
Esta marcha fantaacutestica duroacute una hora pues era necesario volver el cadaacutever a su tumba
pero en vez de seguir el camino acostumbrado Kostaki y Gregoriska atravesaron el
terreno en liacutenea recta cuidaacutendose poco de los obstaacuteculos que para ellos ya no existiacutean
ante ellos el suelo se allanaba los torrentes se secaban los aacuterboles se apartaban las
rocas se abriacutean El mismo milagro se operaba para miacute soacutelo que el cielo me pareciacutea todo
cubierto de un negro velo las lunas y las estrellas habiacutean desaparecido y en medio de
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las tinieblas soacutelo veiacutea resplandecer los ojos llameantes del vampiro Llegamos de tal
modo a Hango y pasamos a traveacutes del seto vivo de madrontildeos que serviacutea de cerco al
cementerio Apenas entrada distinguiacute entre las sombras la tumba de Kostaki junto a
la de su padre no sabiacutea que estuviera alliacute y sin embargo la reconociacute Nada me era
desconocido en aquella noche
Gregoriska se detuvo al borde de la fosa abierta
-Kostaki -dijo eacutel- aun no estaacute todo terminado para ti y una voz del cielo me avisa que
puede concebirse el perdoacuten si te arrepientes iquestprometes retornar a la tumba iquestno salir
de ella maacutes iquestconsagrar a Dios el culto que consagraste al infierno
-iexclNo -respondioacute Kostaki
-iquestTe arrepientes -preguntoacute Gregoriska
-iexclNo
-Por uacuteltima vez iquestte arrepientes
-iexclNo
-iexclBien Invoca la ayuda de Satanaacutes como invoco yo la de Dios y veremos quieacuten saldraacute
esta vez auacuten victorioso
Resonaron simultaacuteneamente dos gritos los hierros se cruzaron despidiendo centellas
y la lucha duroacute un minuto que me parecioacute un siglo Kostaki cayoacute vi alzarse la terrible
espada de su hermano introduciacutersela en el cuerpo y clavar ese cuerpo sobre la tierra
recieacuten removida Un uacuteltimo grito que nada teniacutea de humano se alzoacute por el aire Acudiacute
Gregoriska estaba en pie pero vacilante Le di apoyo con mis brazos
-iquestEstaacutes herido -le pregunteacute ansiosamente
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
41
-No -me respondioacute- pero en tal duelo querida Edvige la lucha no la herida mata He
luchado con la muerte y a ella pertenezco
-Amigo amigo -exclameacute- aleacutejate de aquiacute y acaso vuelvas a la vida
-No eacutesta es mi tumba Edvige pero no perdamos tiempo toma un poco de esta tierra
impregnada de su sangre y apliacutecala a la mordedura que te hizo es el uacutenico medio que
puede preservarte en el porvenir de su horrendo amor
Obedeciacute temblando Me inclineacute para recoger aquella tierra sanguinosa y al doblarme
vi el cadaacutever clavado al suelo la espada bendita le atravesaba el corazoacuten y una sangre
oscura le brotaba abundante de la herida como si hubiera muerto en aquel momento
Amaseacute un poco de tierra con la sangre y apliqueacute a mi herida el espantoso talismaacuten
-Ahora mi adorada Edvige -dijo Gregoriska con voz semiapagada- escucha bien mi
uacuteltimo consejo Abandona el paiacutes apenas te sea posible Soacutelo la distancia es una
seguridad para ti El padre Basilio recibioacute hoy mi suprema voluntad y la cumpliraacute
iexclEdvige un beso iexclEl uacuteltimo el uacutenico beso iexclEdvige me muero
Y asiacute diciendo Gregoriska cayoacute junto al hermano
En cualquier otra circunstancia en medio de aquel cementerio cerca de aquella tumba
abierta con aquellos dos cadaacuteveres yaciendo uno junto al otro hubiera enloquecido
pero como dije ya Dios me habiacutea inspirado una fuerza igual a los acontecimientos de
los que eacutel me haciacutea no soacutelo testigo sino tambieacuten actriz Mientras miraba a mi alrededor
en busca de ayuda vi abrirse la puerta del monasterio y avanzar los monjes de a dos
conducidos por el padre Basilio llevando cirios ardientes y cantando las preces de
difuntos El padre Basilio habiacutea llegado haciacutea poco al convento y previendo lo
sucedido se dirigiacutea al cementerio con toda la congregacioacuten Me encontroacute viva cerca de
los dos muertos Una uacuteltima convulsioacuten habiacutea retorcido el rostro de Kostaki
Gregoriska en cambio estaba tranquilo y casi sonriente Fue sepultado como lo deseara
eacutel junto al hermano el cristiano junto al maldito Smeranda cuando tuvo noticia de la
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
42
nueva desdicha quiso verme fue a buscarme al convento de Hango y supo de mis
labios cuanto habiacutea acontecido en aquella tremenda noche
Le referiacute todos los detalles de la fantaacutestica historia pero ella me escuchoacute como ya me
escuchara Gregoriska sin mostrar estupor ni espanto
-Edvige -me contestoacute ella despueacutes de un instante de silencio- por muy extrantildeo que sea
lo que me has narrado dijiste soacutelo la verdad La estirpe de los Brankovan estaacute maldita
hasta la tercera y cuarta generacioacuten porque un Brankovan matoacute a un sacerdote El
teacutermino de la maldicioacuten ha llegado pues tuacute aunque esposa eres virgen y en miacute se
extingue el linaje Si mi hijo te ha dejado en herencia un milloacuten toacutemalo Despueacutes de
mi muerte salvo los piacuteos legados que tengo la intencioacuten de hacer recibiraacutes el resto de
mis bienes Y ahora sigue el consejo de tu esposo Vuelve lo maacutes presto que puedas a
aquellas tierras donde Dios no permite que se cumplan tan horrendos prodigios No
necesito de nadie para llorar conmigo a mis hijos Mi dolor quiere soledad Adioacutes no
me tengas ya en cuenta Mi suerte futura me pertenece a miacute sola y a Dios
Y luego de besarme en la frente como de costumbre me dejoacute y fue a encerrarse en el
castillo de Brankovan
Ocho diacuteas despueacutes partiacute para Francia Como lo esperara Gregoriska mis noches no
fueron turbadas ya por el terrible fantasma Se restablecioacute mi salud y de aquel suceso
no me quedoacute otro recuerdo fuera de esta palidez mortal que suele acompantildear hasta la
tumba a toda humana criatura que haya sufrido el beso de un vampiro
________________
1 Parihuelas Utensilio para transportar cosas entre dos personas formado por dos
barras horizontales entre las que estaacute fijada una plataforma o cajoacuten Camilla cama
portaacutetil
2 Boj Arbusto de tallos ramosos con pequentildeas hojas ovales muy utilizado como
planta de jardiacuten y cuya madera es apreciada por su dureza
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
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-Mi madre me ordena repetirte palabra por palabra lo que va a decir -me expresoacute
Gregoriska
Smeranda habloacute de nuevo cuando hubo terminado
-He aquiacute las palabras de mi madre -dijo eacutel- Lloras a mi hijo Edvige tu lo amabas
iquestverdad Te agradezco las laacutegrimas y tu amor de ahora en adelante tienes una patria
una madre una familia Derramemos las muchas laacutegrimas debidas a los muertos luego
seamos de nuevo dignas ambas de aquel que ya no es iexclyo su madre tuacute su mujer
Adioacutes vuelve a tu caacutemara yo acompantildeareacute a mi hijo hasta su uacuteltima morada cuando
regrese me encerrareacute en mi estancia con mi dolor y me volveraacutes a ver soacutelo cuando lo
haya vencido estate tranquila matareacute este dolor porque no quiero que me mate a miacute
A estas palabras de Smeranda traducidas por Gregoriska no pude responder sino con
un gemido Subiacute a mi caacutemara el fuacutenebre cortejo se alejoacute y lo vi desaparecer en el
aacutengulo del camino El convento de Hango estaba a soacutelo media legua de distancia del
castillo en liacutenea recta pero los obstaacuteculos del suelo haciacutean dar muchas vueltas al
camino de modo que se empleaban dos horas en recorrer aquel espacio Era el mes de
noviembre Las jornadas se habiacutean tornado friacuteas y breves y a las cinco ya era noche
oscura Hacia las siete vi reaparecer las antorchas el cortejo fuacutenebre habiacutea regresado
El cadaacutever reposaba en la tumba de sus padres todo estaba concluido
Les dije ya en queacute singular pesadilla viviacutea presa luego del fatal suceso que nos
sumergiera a todos en el duelo y sobre todo despueacutes que viera reabrirse y fijarse sobre
miacute los ojos cerrados del muerto La noche que siguioacute oprimida por las emociones
experimentadas durante el diacutea estaba auacuten maacutes triste Escuchaba sonar todas las horas
del reloj del castillo y a medida que el tiempo fugitivo me acercaba al momento en
que habiacutea muerto Kostaki me sentiacutea cada vez maacutes desconsolada Sonaron las nueve
menos cuarto Entonces se apoderoacute de miacute una extrantildea sensacioacuten Me corriacutea por todo el
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
31
cuerpo un terror un estremecimiento que me helaba luego una especie de suentildeo
invencible entorpeciacutea mis sentidos me oprimiacutea el pecho y me velaba los ojos Tendiacute
el brazo y fui a caer de espaldas sobre el lecho Sin embargo no habiacutea perdido
totalmente los sentidos como para que no pudiera oiacuter como unos pasos acercaacutendose a
mi puerta despueacutes me parecioacute abrirse la puerta en seguida no vi ni escucheacute maacutes nada
Soacutelo sentiacute un vivo dolor en el cuello Luego de lo cual caiacute en profundo letargo
Me desperteacute a medianoche mi laacutempara ardiacutea auacuten intenteacute levantarme pero estaba tan
deacutebil que hube de repetir la tentativa dos veces Finalmente logreacute superar mi debilidad
y como despierta sentiacutea en el cuello el mismo dolor que experimentara en el suentildeo me
arrastreacute apoyaacutendome en el muro hasta el espejo y mireacute Algo que semejaba la
punzadura de un alfiler marcaba la arteria de mi cuello Creiacute que alguacuten insecto me
hubiera picado durante el suentildeo y como me sentiacutea abatida por la extenuacioacuten me
acosteacute de nuevo y me dormiacute A la mantildeana me desperteacute como de costumbre pero
entonces sentiacute una tal debilidad como la experimentara soacutelo una vez en mi vida a la
mantildeana siguiente de un diacutea en que fuera sangrada Me mireacute en el espejo y me sorprendiacute
de mi extraordinaria palidez La jornada transcurrioacute triste y oscura experimentaba yo
una cosa singular cuando me encontraba en un lugar sentiacutea necesidad de quedarme
alliacute cualquier cambio de posicioacuten me fatigaba
Llegada la noche me trajeron la laacutempara mis mujeres seguacuten podiacutea yo comprender por
sus gestos se ofrecieron a quedarse conmigo Se lo agradeciacute y salieron A la misma
hora que la noche precedente experimenteacute los mismos siacutentomas Quise levantarme
entonces y pedir ayuda pero no pude llegar a la salida Oiacute vagamente dar las nueve
menos cuarto los pasos resonaron se abrioacute la puerta pero yo no veiacutea ni escuchaba
nada y como la noche anterior caiacute de espaldas sobre el lecho Como el diacutea anterior
experimenteacute un dolor en el mismo sitio Como el diacutea anterior me desperteacute a
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
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medianoche pero maacutes paacutelida y maacutes deacutebil auacuten Al diacutea siguiente se renovoacute la horrible
pesadilla
Estaba decidida a bajar a la estancia de Smeranda por muy deacutebil que me sintiera
cuando entroacute en la caacutemara una de mis mujeres y pronuncioacute el nombre de Gregoriska
El joven la seguiacutea Intenteacute levantarme para recibirle pero volviacute a caer en mi silloacuten Eacutel
dio un grito al verme y quiso lanzarse hacia miacute pero tuve la fuerza de tender el brazo
hacia eacutel
-iquestQueacute vienes a hacer aquiacute -le pregunteacute
-iexclAy -dijo eacutel- iexclveniacutea a decirte adioacutes A decirte que abandono este mundo que me es
insoportable sin tu amor y tu presencia a anunciarte que me retiro al monasterio de
Hango
-Gregoriska -le respondiacute- estaacutes privado de mi presencias pero no de mi amor iexclAy Te
amo siempre y mi mayor pena es que este amor sea en adelante casi un delito
-Entonces iquestpuedo esperar que rogaraacutes por miacute Edvige
-Siacute pero no lo podreacute hacer por largo tiempo -repliqueacute yo con una sonrisa
-iquestPor queacute no Pero en verdad te veo muy abatida Dime iquestqueacute tienes iquestPor queacute tan
paacutelida
-Porque Dios tiene ciertamente piedad de miacute y a eacutel me llama
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
33
Gregoriska se me acercoacute me tomoacute una mano que no tuve fuerza de sustraerle
miraacutendome fijo al rostro
-Esa palidez no es natural Edvige -me dijo- iquestcuaacutel es la causa
-Si te la dijera Gregoriska creeriacuteas que estoy loca
-No no habla Edvige te lo suplico estamos en un paiacutes que no se parece a ninguacuten otro
paiacutes en una familia que no se asemeja a ninguna otra familia Dime diacutemelo todo te lo
encarezco
Se lo narreacute todo la extrantildea alucinacioacuten que me poseiacutea a la hora en que Kostaki debioacute
morir ese terror ese letargo ese friacuteo glacial esa postracioacuten que me haciacutea caer de
espaldas sobre el lecho ese ruido de pasos que me pareciacutea oiacuter esa puerta que creiacutea ver
abrirse y finalmente ese agudo dolor en el cuello seguido de una palidez y de una
debilidad siempre crecientes Creiacutea yo que mi relato pareceriacutea a Gregoriska un
comienzo de locura y lo terminaba con una cierta timidez cuando por el contrario
advertiacute que me prestaba gran atencioacuten
Cuando hube terminado de hablar Gregoriska reflexionoacute un instante
-iquestDe manera -preguntoacute eacutel- que te duermes cada noche a las nueve menos cuarto
-Siacute por muchos que sean los esfuerzos que haga para resistir al suentildeo
-iquestY a esa misma hora crees ver abrirse la puerta
-Siacute aunque eche el cerrojo
-iquestY luego experimentas un agudo dolor en el cuello
-Siacute aunque sea apenas visible la sentildeal de la herida
-iquestMe permites ver
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
34
Dobleacute la cabeza hacia atraacutes Examinoacute eacutel la cicatriz
-Edvige -dijo Gregoriska despueacutes de un momento de reflexioacuten- iquesttienes confianza en
miacute
-iquestMe lo preguntas -contesteacute
-iquestCrees en mi palabra
-Como creo en el Evangelio
-iexclBien Edvige por mi fe te juro que no tienes ocho diacuteas de vida si no aceptas hacer
hoy mismo lo que voy a decirte
-iquestY si consiento
-Si consientes quizaacutes te salves
-iquestQuizaacutes -eacutel se calloacute- Suceda lo que fuere Gregoriska -continueacute diciendo yo- hareacute
cuanto me ordenes hacer
-Escucha entonces -dijo eacutel- y ante todo no te espantes En tu paiacutes como en Hungriacutea y
en nuestra Rumaniacutea existe una tradicioacuten
Tembleacute porque esa tradicioacuten ya habiacutea vuelto a mi memoria
-iexclAh iquestSabes lo que quiero decir
-Siacute -contesteacute- en Polonia vi algunas personas padecer el horrendo hecho
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
35
-Quieres hablar del vampiro iquestno es verdad
-Siacute nintildea auacuten me sucedioacute ver desenterrar en el cementerio de una aldea perteneciente
a mi padre cuarenta personas muertas en quince diacuteas sin que se hubiera podido en
ninguna ocasioacuten acertar con la causa de su muerte Diecisiete de esos cadaacuteveres
expusieron todos los signos de vampirismo es decir fueron encontrados frescos como
si hubieran estado vivos los otros eran sus viacutectimas
-iquestY queacute se hizo para liberar de eso a la regioacuten
-Se les clavoacute un palo en el corazoacuten y luego los quemaron
-Siacute asiacute se acostumbra hacer pero para nosotros eso no basta Para librarte de tu
fantasma antes quiero conocerlo y iexclpor Dios lo conocereacute Siacute y si es preciso luchareacute
cuerpo a cuerpo con eacutel quienquiera fuere
-iexclOh Gregoriska -exclameacute espantada
Dijo
-Quienquiera que fuere lo repito Mas para llevar a buen fin esta terrible aventura es
necesario que hagas todo lo que te exigireacute
-Di
-Estate preparada a las siete Desciende a la capilla pero desciende sola es necesario
que venzas a toda costa tu debilidad Edvige Alliacute recibiremos la bendicioacuten nupcial
Consieacutentemelo amada miacutea para velar por ti Luego subiremos de nuevo a esta caacutemara
y entonces veremos
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
36
-iexclOh Gregoriska -exclameacute- iexclsi es eacutel te mataraacute
-No temas amada Edvige Consiente solamente
-Sabes bien que hareacute todo lo que quieras Gregoriska
-Entonces hasta luego a la noche
-Siacute haz lo que creas maacutes oportuno y te secundareacute yo cuanto mejor pueda adioacutes
Se fue Un cuarto de hora despueacutes vi a un caballero precipitarse a toda carrera por el
camino del monasterio era eacutel
Apenas le hube perdido de vista caiacute de rodillas y oreacute oreacute como ya no se reza en
nuestras tierras sin fe y aguardeacute a las siete ofreciendo a Dios y a los santos el
holocausto de mis pensamientos no me levanteacute sino al sonar las siete Estaba deacutebil
como una moribunda paacutelida como una muerta Me echeacute sobre la cabeza un gran velo
negro descendiacute la escalera apoyaacutendome en el muro y me dirigiacute a la capilla sin
encontrar a nadie
Gregoriska me esperaba con el padre Basilio prior del monasterio de Hango Centildeiacutea
una espada santa reliquia de un antiguo cruzado que asistiera a la toma de
Constantinopla con Ville-Hardouin y Baldouin de Flandes
-Edvige -dijo eacutel golpeando con la mano su espada- con la ayuda de Dios eacutesta romperaacute
el encantamiento que amenaza tu vida Aceacutercate pues resueltamente este santo
hombre que ya ha recibido mi confesioacuten recibiraacute nuestros juramentos
Comenzoacute la ceremonia quizaacute nunca otra fue maacutes sencilla y a un tiempo maacutes solemne
Nadie asistiacutea al monje eacutel mismo nos puso sobre la cabeza las coronas nupciales
Vestidos ambos de luto giramos en torno al altar con un cirio en la mano luego el
monje tras pronunciar las sacras palabras agregoacute
Vaacuteyanse ahora hijos miacuteos y el Sentildeor les deacute fuerza y valor para luchar contra el
enemigo del humano geacutenero Armados de la inocencia de ustedes y defendidos por Su
justicia venceraacuten al demonio Vayan y benditos sean
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
37
Besamos los libros santos y salimos de la capilla Entonces por vez primera me apoyeacute
en el brazo de Gregoriska y me parecioacute que al contacto de aquel fuerte brazo de aquel
noble corazoacuten volviacutea a mis venas la vida Estaba segura del triunfo porque Gregoriska
estaba conmigo subimos a mi caacutemara Sonaban las ocho y media
-Edvige -me dijo entonces Gregoriska- no tenemos tiempo que perder iquestQuieres
dormir como de costumbre para que todo suceda durante tu suentildeo o bien permanecer
desvelada y verlo todo
-Junto a ti nada temo quiero permanecer despierta y verlo todo
Gregoriska extrajo de su pecho un boj2 bendito huacutemedo auacuten de agua santa y me lo
dio
-Toma entonces esta ramita -me dijo- acueacutestate en tu lecho recita las preces de la
Virgen y aguarda sin temor Dios estaacute con nosotros Cuida ante todo de no dejar caer
la ramita con ella podraacutes ordenar aun en el infierno No me llames no des ninguacuten
grito reza confiacutea y aguarda
Me acosteacute en el lecho Cruceacute las manos sobre el seno y puse sobre eacutel la ramita
bendecida Gregoriska se ocultoacute tras del trono de que ya hableacute Contaba yo los minutos
y de seguro mi esposo haciacutea lo mismo Sonaron los tres cuartos Vibraba auacuten el tantildeir
del martillo cuando me sentiacute presa del mismo entorpecimiento del mismo terror y del
mismo friacuteo glacial de los diacuteas precedentes acerqueacute a mis labios la rama bendita y
aquella primera sensacioacuten se desvanecioacute Oiacute entonces muy claro el ruido de aquel
conocido paso lento y medido que subiacutea los peldantildeos de la escalera y se aproximaba a
la puerta Luego la puerta se abrioacute despaciosamente sin ruido como empujada por
sobrenatural fuerza y entonces -La voz se apagoacute a medias casi sofocada en la
garganta de la narradora- Y entonces -continuoacute haciendo un esfuerzo- vi a Kostaki
paacutelido como se me apareciera en las parihuelas2 los largos cabellos negros cayeacutendole
sobre las espaldas goteaban sangre vestiacutea como de costumbre pero teniacutea descubierto
el pecho y dejaba ver su sangrante herida Todo estaba muerto todo era cadaacutever
carne ropas porte solamente los ojos aquellos terribles ojos estaban vivos
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
38
Ante aquella aparicioacuten iexclextrantildeo es decirlo en vez de sentir duplicaacuterseme el espanto
sentiacute crecerme el valor Dios me lo enviaba de seguro para decidir mi situacioacuten y
defenderme del infierno Al primer paso que el espectro dio hacia mi lecho le claveacute
intreacutepidamente los ojos en el rostro y le presenteacute la rama bendita El espectro intentoacute
avanzar pero un poder maacutes fuerte que eacutel lo retuvo en el sitio Se detuvo
-iexclOh -murmuroacute- ella no duerme lo sabe todo
Pronuncioacute eacutel estas palabras en lengua moldava y sin embargo las comprendiacute yo como
si hubieran sido pronunciadas en lengua por miacute sabida
Estaacutebamos asiacute uno frente al otro el fantasma y yo sin que pudiera apartar mis miradas
de las suyas cuando con el rabillo del ojo vi a Gregoriska salir detraacutes del baldaquino
semejante al aacutengel exterminador y con la espada en el puntildeo Se hizo la sentildeal de la cruz
con la mano siniestra y avanzoacute lentamente con la espada tendida vuelta hacia el
fantasma eacuteste al ver al hermano desenvainoacute tambieacuten el sable soltando una horrible
carcajada pero apenas su sable tocoacute el hierro bendito el brazo le cayoacute inerte junto al
cuerpo Kostaki exhaloacute un suspiro de rabia y desesperacioacuten
-iquestQueacute quieres de miacute -preguntoacute al hermano
-En nombre del Dios verdadero y viviente -dijo Gregoriska- te conjuro a que respondas
-Habla -dijo el espectro rechinando los dientes
-iquestTe he tendido yo una emboscada
-No
-iquestTe he asaltado yo
-No
-Te he herido yo
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
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-No
-Te arrojaste tuacute mismo sobre mi espada y tuacute mismo corriste al encuentro de la muerte
Luego ante Dios y los hombres no soy culpable yo del delito de fratricidio luego no
has recibido una misioacuten divina sino infernal luego has salido de tu tumba no como una
sombra santa sino como un espectro maldito y volveraacutes a tu tumba
-iexclCon ella siacute -exclamoacute Kostaki haciendo un supremo esfuerzo para apoderarse de miacute
-iexclVolveraacutes allaacute solo -exclamoacute a su vez Gregoriska- Esta mujer me pertenece
Y al pronunciar tales palabras tocoacute con la punta del hierro bendito la llaga viva Kostaki
exhaloacute un grito como si le hubiera tocado una espada de fuego y llevaacutendose una mano
al pecho dio un paso atraacutes Al mismo tiempo Gregoriska con un movimiento que
pareciacutea coordinado con el del hermano dio un paso adelante entonces con los ojos
fijos en los ojos del muerto con la espada contra el pecho de su hermano comenzoacute una
marcha lenta terrible solemne Era algo semejante al pasaje de don Juan y el
comendador el espectro retrocediacutea bajo la presioacuten de la sacra espada bajo la voluntad
irresistible del campeoacuten de Dios que lo seguiacutea paso a paso sin pronunciar una palabra
ambos anhelantes ambos liacutevidos del rostro el vivo arrojando al muerto y obligaacutendolo
a abandonar el castillo su anterior morada para volver a la tumba su morada futura
Lo aseguro a fe miacutea iexclera cosa horrenda de verse Y sin embargo yo misma movida
por una fuerza superior invisible desconocida sin saber lo que haciacutea me levanteacute y los
seguiacute Bajamos la escalera iluminados soacutelo por las ardientes pupilas de Kostaki
Atravesamos la galeriacutea y el patio y luego traspusimos la puerta siempre con el mismo
paso medido el espectro retrocediendo Gregoriska con el brazo tendido yo detraacutes de
ellos
Esta marcha fantaacutestica duroacute una hora pues era necesario volver el cadaacutever a su tumba
pero en vez de seguir el camino acostumbrado Kostaki y Gregoriska atravesaron el
terreno en liacutenea recta cuidaacutendose poco de los obstaacuteculos que para ellos ya no existiacutean
ante ellos el suelo se allanaba los torrentes se secaban los aacuterboles se apartaban las
rocas se abriacutean El mismo milagro se operaba para miacute soacutelo que el cielo me pareciacutea todo
cubierto de un negro velo las lunas y las estrellas habiacutean desaparecido y en medio de
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
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las tinieblas soacutelo veiacutea resplandecer los ojos llameantes del vampiro Llegamos de tal
modo a Hango y pasamos a traveacutes del seto vivo de madrontildeos que serviacutea de cerco al
cementerio Apenas entrada distinguiacute entre las sombras la tumba de Kostaki junto a
la de su padre no sabiacutea que estuviera alliacute y sin embargo la reconociacute Nada me era
desconocido en aquella noche
Gregoriska se detuvo al borde de la fosa abierta
-Kostaki -dijo eacutel- aun no estaacute todo terminado para ti y una voz del cielo me avisa que
puede concebirse el perdoacuten si te arrepientes iquestprometes retornar a la tumba iquestno salir
de ella maacutes iquestconsagrar a Dios el culto que consagraste al infierno
-iexclNo -respondioacute Kostaki
-iquestTe arrepientes -preguntoacute Gregoriska
-iexclNo
-Por uacuteltima vez iquestte arrepientes
-iexclNo
-iexclBien Invoca la ayuda de Satanaacutes como invoco yo la de Dios y veremos quieacuten saldraacute
esta vez auacuten victorioso
Resonaron simultaacuteneamente dos gritos los hierros se cruzaron despidiendo centellas
y la lucha duroacute un minuto que me parecioacute un siglo Kostaki cayoacute vi alzarse la terrible
espada de su hermano introduciacutersela en el cuerpo y clavar ese cuerpo sobre la tierra
recieacuten removida Un uacuteltimo grito que nada teniacutea de humano se alzoacute por el aire Acudiacute
Gregoriska estaba en pie pero vacilante Le di apoyo con mis brazos
-iquestEstaacutes herido -le pregunteacute ansiosamente
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-No -me respondioacute- pero en tal duelo querida Edvige la lucha no la herida mata He
luchado con la muerte y a ella pertenezco
-Amigo amigo -exclameacute- aleacutejate de aquiacute y acaso vuelvas a la vida
-No eacutesta es mi tumba Edvige pero no perdamos tiempo toma un poco de esta tierra
impregnada de su sangre y apliacutecala a la mordedura que te hizo es el uacutenico medio que
puede preservarte en el porvenir de su horrendo amor
Obedeciacute temblando Me inclineacute para recoger aquella tierra sanguinosa y al doblarme
vi el cadaacutever clavado al suelo la espada bendita le atravesaba el corazoacuten y una sangre
oscura le brotaba abundante de la herida como si hubiera muerto en aquel momento
Amaseacute un poco de tierra con la sangre y apliqueacute a mi herida el espantoso talismaacuten
-Ahora mi adorada Edvige -dijo Gregoriska con voz semiapagada- escucha bien mi
uacuteltimo consejo Abandona el paiacutes apenas te sea posible Soacutelo la distancia es una
seguridad para ti El padre Basilio recibioacute hoy mi suprema voluntad y la cumpliraacute
iexclEdvige un beso iexclEl uacuteltimo el uacutenico beso iexclEdvige me muero
Y asiacute diciendo Gregoriska cayoacute junto al hermano
En cualquier otra circunstancia en medio de aquel cementerio cerca de aquella tumba
abierta con aquellos dos cadaacuteveres yaciendo uno junto al otro hubiera enloquecido
pero como dije ya Dios me habiacutea inspirado una fuerza igual a los acontecimientos de
los que eacutel me haciacutea no soacutelo testigo sino tambieacuten actriz Mientras miraba a mi alrededor
en busca de ayuda vi abrirse la puerta del monasterio y avanzar los monjes de a dos
conducidos por el padre Basilio llevando cirios ardientes y cantando las preces de
difuntos El padre Basilio habiacutea llegado haciacutea poco al convento y previendo lo
sucedido se dirigiacutea al cementerio con toda la congregacioacuten Me encontroacute viva cerca de
los dos muertos Una uacuteltima convulsioacuten habiacutea retorcido el rostro de Kostaki
Gregoriska en cambio estaba tranquilo y casi sonriente Fue sepultado como lo deseara
eacutel junto al hermano el cristiano junto al maldito Smeranda cuando tuvo noticia de la
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
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nueva desdicha quiso verme fue a buscarme al convento de Hango y supo de mis
labios cuanto habiacutea acontecido en aquella tremenda noche
Le referiacute todos los detalles de la fantaacutestica historia pero ella me escuchoacute como ya me
escuchara Gregoriska sin mostrar estupor ni espanto
-Edvige -me contestoacute ella despueacutes de un instante de silencio- por muy extrantildeo que sea
lo que me has narrado dijiste soacutelo la verdad La estirpe de los Brankovan estaacute maldita
hasta la tercera y cuarta generacioacuten porque un Brankovan matoacute a un sacerdote El
teacutermino de la maldicioacuten ha llegado pues tuacute aunque esposa eres virgen y en miacute se
extingue el linaje Si mi hijo te ha dejado en herencia un milloacuten toacutemalo Despueacutes de
mi muerte salvo los piacuteos legados que tengo la intencioacuten de hacer recibiraacutes el resto de
mis bienes Y ahora sigue el consejo de tu esposo Vuelve lo maacutes presto que puedas a
aquellas tierras donde Dios no permite que se cumplan tan horrendos prodigios No
necesito de nadie para llorar conmigo a mis hijos Mi dolor quiere soledad Adioacutes no
me tengas ya en cuenta Mi suerte futura me pertenece a miacute sola y a Dios
Y luego de besarme en la frente como de costumbre me dejoacute y fue a encerrarse en el
castillo de Brankovan
Ocho diacuteas despueacutes partiacute para Francia Como lo esperara Gregoriska mis noches no
fueron turbadas ya por el terrible fantasma Se restablecioacute mi salud y de aquel suceso
no me quedoacute otro recuerdo fuera de esta palidez mortal que suele acompantildear hasta la
tumba a toda humana criatura que haya sufrido el beso de un vampiro
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1 Parihuelas Utensilio para transportar cosas entre dos personas formado por dos
barras horizontales entre las que estaacute fijada una plataforma o cajoacuten Camilla cama
portaacutetil
2 Boj Arbusto de tallos ramosos con pequentildeas hojas ovales muy utilizado como
planta de jardiacuten y cuya madera es apreciada por su dureza
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cuerpo un terror un estremecimiento que me helaba luego una especie de suentildeo
invencible entorpeciacutea mis sentidos me oprimiacutea el pecho y me velaba los ojos Tendiacute
el brazo y fui a caer de espaldas sobre el lecho Sin embargo no habiacutea perdido
totalmente los sentidos como para que no pudiera oiacuter como unos pasos acercaacutendose a
mi puerta despueacutes me parecioacute abrirse la puerta en seguida no vi ni escucheacute maacutes nada
Soacutelo sentiacute un vivo dolor en el cuello Luego de lo cual caiacute en profundo letargo
Me desperteacute a medianoche mi laacutempara ardiacutea auacuten intenteacute levantarme pero estaba tan
deacutebil que hube de repetir la tentativa dos veces Finalmente logreacute superar mi debilidad
y como despierta sentiacutea en el cuello el mismo dolor que experimentara en el suentildeo me
arrastreacute apoyaacutendome en el muro hasta el espejo y mireacute Algo que semejaba la
punzadura de un alfiler marcaba la arteria de mi cuello Creiacute que alguacuten insecto me
hubiera picado durante el suentildeo y como me sentiacutea abatida por la extenuacioacuten me
acosteacute de nuevo y me dormiacute A la mantildeana me desperteacute como de costumbre pero
entonces sentiacute una tal debilidad como la experimentara soacutelo una vez en mi vida a la
mantildeana siguiente de un diacutea en que fuera sangrada Me mireacute en el espejo y me sorprendiacute
de mi extraordinaria palidez La jornada transcurrioacute triste y oscura experimentaba yo
una cosa singular cuando me encontraba en un lugar sentiacutea necesidad de quedarme
alliacute cualquier cambio de posicioacuten me fatigaba
Llegada la noche me trajeron la laacutempara mis mujeres seguacuten podiacutea yo comprender por
sus gestos se ofrecieron a quedarse conmigo Se lo agradeciacute y salieron A la misma
hora que la noche precedente experimenteacute los mismos siacutentomas Quise levantarme
entonces y pedir ayuda pero no pude llegar a la salida Oiacute vagamente dar las nueve
menos cuarto los pasos resonaron se abrioacute la puerta pero yo no veiacutea ni escuchaba
nada y como la noche anterior caiacute de espaldas sobre el lecho Como el diacutea anterior
experimenteacute un dolor en el mismo sitio Como el diacutea anterior me desperteacute a
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
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medianoche pero maacutes paacutelida y maacutes deacutebil auacuten Al diacutea siguiente se renovoacute la horrible
pesadilla
Estaba decidida a bajar a la estancia de Smeranda por muy deacutebil que me sintiera
cuando entroacute en la caacutemara una de mis mujeres y pronuncioacute el nombre de Gregoriska
El joven la seguiacutea Intenteacute levantarme para recibirle pero volviacute a caer en mi silloacuten Eacutel
dio un grito al verme y quiso lanzarse hacia miacute pero tuve la fuerza de tender el brazo
hacia eacutel
-iquestQueacute vienes a hacer aquiacute -le pregunteacute
-iexclAy -dijo eacutel- iexclveniacutea a decirte adioacutes A decirte que abandono este mundo que me es
insoportable sin tu amor y tu presencia a anunciarte que me retiro al monasterio de
Hango
-Gregoriska -le respondiacute- estaacutes privado de mi presencias pero no de mi amor iexclAy Te
amo siempre y mi mayor pena es que este amor sea en adelante casi un delito
-Entonces iquestpuedo esperar que rogaraacutes por miacute Edvige
-Siacute pero no lo podreacute hacer por largo tiempo -repliqueacute yo con una sonrisa
-iquestPor queacute no Pero en verdad te veo muy abatida Dime iquestqueacute tienes iquestPor queacute tan
paacutelida
-Porque Dios tiene ciertamente piedad de miacute y a eacutel me llama
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
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Gregoriska se me acercoacute me tomoacute una mano que no tuve fuerza de sustraerle
miraacutendome fijo al rostro
-Esa palidez no es natural Edvige -me dijo- iquestcuaacutel es la causa
-Si te la dijera Gregoriska creeriacuteas que estoy loca
-No no habla Edvige te lo suplico estamos en un paiacutes que no se parece a ninguacuten otro
paiacutes en una familia que no se asemeja a ninguna otra familia Dime diacutemelo todo te lo
encarezco
Se lo narreacute todo la extrantildea alucinacioacuten que me poseiacutea a la hora en que Kostaki debioacute
morir ese terror ese letargo ese friacuteo glacial esa postracioacuten que me haciacutea caer de
espaldas sobre el lecho ese ruido de pasos que me pareciacutea oiacuter esa puerta que creiacutea ver
abrirse y finalmente ese agudo dolor en el cuello seguido de una palidez y de una
debilidad siempre crecientes Creiacutea yo que mi relato pareceriacutea a Gregoriska un
comienzo de locura y lo terminaba con una cierta timidez cuando por el contrario
advertiacute que me prestaba gran atencioacuten
Cuando hube terminado de hablar Gregoriska reflexionoacute un instante
-iquestDe manera -preguntoacute eacutel- que te duermes cada noche a las nueve menos cuarto
-Siacute por muchos que sean los esfuerzos que haga para resistir al suentildeo
-iquestY a esa misma hora crees ver abrirse la puerta
-Siacute aunque eche el cerrojo
-iquestY luego experimentas un agudo dolor en el cuello
-Siacute aunque sea apenas visible la sentildeal de la herida
-iquestMe permites ver
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Dobleacute la cabeza hacia atraacutes Examinoacute eacutel la cicatriz
-Edvige -dijo Gregoriska despueacutes de un momento de reflexioacuten- iquesttienes confianza en
miacute
-iquestMe lo preguntas -contesteacute
-iquestCrees en mi palabra
-Como creo en el Evangelio
-iexclBien Edvige por mi fe te juro que no tienes ocho diacuteas de vida si no aceptas hacer
hoy mismo lo que voy a decirte
-iquestY si consiento
-Si consientes quizaacutes te salves
-iquestQuizaacutes -eacutel se calloacute- Suceda lo que fuere Gregoriska -continueacute diciendo yo- hareacute
cuanto me ordenes hacer
-Escucha entonces -dijo eacutel- y ante todo no te espantes En tu paiacutes como en Hungriacutea y
en nuestra Rumaniacutea existe una tradicioacuten
Tembleacute porque esa tradicioacuten ya habiacutea vuelto a mi memoria
-iexclAh iquestSabes lo que quiero decir
-Siacute -contesteacute- en Polonia vi algunas personas padecer el horrendo hecho
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-Quieres hablar del vampiro iquestno es verdad
-Siacute nintildea auacuten me sucedioacute ver desenterrar en el cementerio de una aldea perteneciente
a mi padre cuarenta personas muertas en quince diacuteas sin que se hubiera podido en
ninguna ocasioacuten acertar con la causa de su muerte Diecisiete de esos cadaacuteveres
expusieron todos los signos de vampirismo es decir fueron encontrados frescos como
si hubieran estado vivos los otros eran sus viacutectimas
-iquestY queacute se hizo para liberar de eso a la regioacuten
-Se les clavoacute un palo en el corazoacuten y luego los quemaron
-Siacute asiacute se acostumbra hacer pero para nosotros eso no basta Para librarte de tu
fantasma antes quiero conocerlo y iexclpor Dios lo conocereacute Siacute y si es preciso luchareacute
cuerpo a cuerpo con eacutel quienquiera fuere
-iexclOh Gregoriska -exclameacute espantada
Dijo
-Quienquiera que fuere lo repito Mas para llevar a buen fin esta terrible aventura es
necesario que hagas todo lo que te exigireacute
-Di
-Estate preparada a las siete Desciende a la capilla pero desciende sola es necesario
que venzas a toda costa tu debilidad Edvige Alliacute recibiremos la bendicioacuten nupcial
Consieacutentemelo amada miacutea para velar por ti Luego subiremos de nuevo a esta caacutemara
y entonces veremos
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-iexclOh Gregoriska -exclameacute- iexclsi es eacutel te mataraacute
-No temas amada Edvige Consiente solamente
-Sabes bien que hareacute todo lo que quieras Gregoriska
-Entonces hasta luego a la noche
-Siacute haz lo que creas maacutes oportuno y te secundareacute yo cuanto mejor pueda adioacutes
Se fue Un cuarto de hora despueacutes vi a un caballero precipitarse a toda carrera por el
camino del monasterio era eacutel
Apenas le hube perdido de vista caiacute de rodillas y oreacute oreacute como ya no se reza en
nuestras tierras sin fe y aguardeacute a las siete ofreciendo a Dios y a los santos el
holocausto de mis pensamientos no me levanteacute sino al sonar las siete Estaba deacutebil
como una moribunda paacutelida como una muerta Me echeacute sobre la cabeza un gran velo
negro descendiacute la escalera apoyaacutendome en el muro y me dirigiacute a la capilla sin
encontrar a nadie
Gregoriska me esperaba con el padre Basilio prior del monasterio de Hango Centildeiacutea
una espada santa reliquia de un antiguo cruzado que asistiera a la toma de
Constantinopla con Ville-Hardouin y Baldouin de Flandes
-Edvige -dijo eacutel golpeando con la mano su espada- con la ayuda de Dios eacutesta romperaacute
el encantamiento que amenaza tu vida Aceacutercate pues resueltamente este santo
hombre que ya ha recibido mi confesioacuten recibiraacute nuestros juramentos
Comenzoacute la ceremonia quizaacute nunca otra fue maacutes sencilla y a un tiempo maacutes solemne
Nadie asistiacutea al monje eacutel mismo nos puso sobre la cabeza las coronas nupciales
Vestidos ambos de luto giramos en torno al altar con un cirio en la mano luego el
monje tras pronunciar las sacras palabras agregoacute
Vaacuteyanse ahora hijos miacuteos y el Sentildeor les deacute fuerza y valor para luchar contra el
enemigo del humano geacutenero Armados de la inocencia de ustedes y defendidos por Su
justicia venceraacuten al demonio Vayan y benditos sean
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Besamos los libros santos y salimos de la capilla Entonces por vez primera me apoyeacute
en el brazo de Gregoriska y me parecioacute que al contacto de aquel fuerte brazo de aquel
noble corazoacuten volviacutea a mis venas la vida Estaba segura del triunfo porque Gregoriska
estaba conmigo subimos a mi caacutemara Sonaban las ocho y media
-Edvige -me dijo entonces Gregoriska- no tenemos tiempo que perder iquestQuieres
dormir como de costumbre para que todo suceda durante tu suentildeo o bien permanecer
desvelada y verlo todo
-Junto a ti nada temo quiero permanecer despierta y verlo todo
Gregoriska extrajo de su pecho un boj2 bendito huacutemedo auacuten de agua santa y me lo
dio
-Toma entonces esta ramita -me dijo- acueacutestate en tu lecho recita las preces de la
Virgen y aguarda sin temor Dios estaacute con nosotros Cuida ante todo de no dejar caer
la ramita con ella podraacutes ordenar aun en el infierno No me llames no des ninguacuten
grito reza confiacutea y aguarda
Me acosteacute en el lecho Cruceacute las manos sobre el seno y puse sobre eacutel la ramita
bendecida Gregoriska se ocultoacute tras del trono de que ya hableacute Contaba yo los minutos
y de seguro mi esposo haciacutea lo mismo Sonaron los tres cuartos Vibraba auacuten el tantildeir
del martillo cuando me sentiacute presa del mismo entorpecimiento del mismo terror y del
mismo friacuteo glacial de los diacuteas precedentes acerqueacute a mis labios la rama bendita y
aquella primera sensacioacuten se desvanecioacute Oiacute entonces muy claro el ruido de aquel
conocido paso lento y medido que subiacutea los peldantildeos de la escalera y se aproximaba a
la puerta Luego la puerta se abrioacute despaciosamente sin ruido como empujada por
sobrenatural fuerza y entonces -La voz se apagoacute a medias casi sofocada en la
garganta de la narradora- Y entonces -continuoacute haciendo un esfuerzo- vi a Kostaki
paacutelido como se me apareciera en las parihuelas2 los largos cabellos negros cayeacutendole
sobre las espaldas goteaban sangre vestiacutea como de costumbre pero teniacutea descubierto
el pecho y dejaba ver su sangrante herida Todo estaba muerto todo era cadaacutever
carne ropas porte solamente los ojos aquellos terribles ojos estaban vivos
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Ante aquella aparicioacuten iexclextrantildeo es decirlo en vez de sentir duplicaacuterseme el espanto
sentiacute crecerme el valor Dios me lo enviaba de seguro para decidir mi situacioacuten y
defenderme del infierno Al primer paso que el espectro dio hacia mi lecho le claveacute
intreacutepidamente los ojos en el rostro y le presenteacute la rama bendita El espectro intentoacute
avanzar pero un poder maacutes fuerte que eacutel lo retuvo en el sitio Se detuvo
-iexclOh -murmuroacute- ella no duerme lo sabe todo
Pronuncioacute eacutel estas palabras en lengua moldava y sin embargo las comprendiacute yo como
si hubieran sido pronunciadas en lengua por miacute sabida
Estaacutebamos asiacute uno frente al otro el fantasma y yo sin que pudiera apartar mis miradas
de las suyas cuando con el rabillo del ojo vi a Gregoriska salir detraacutes del baldaquino
semejante al aacutengel exterminador y con la espada en el puntildeo Se hizo la sentildeal de la cruz
con la mano siniestra y avanzoacute lentamente con la espada tendida vuelta hacia el
fantasma eacuteste al ver al hermano desenvainoacute tambieacuten el sable soltando una horrible
carcajada pero apenas su sable tocoacute el hierro bendito el brazo le cayoacute inerte junto al
cuerpo Kostaki exhaloacute un suspiro de rabia y desesperacioacuten
-iquestQueacute quieres de miacute -preguntoacute al hermano
-En nombre del Dios verdadero y viviente -dijo Gregoriska- te conjuro a que respondas
-Habla -dijo el espectro rechinando los dientes
-iquestTe he tendido yo una emboscada
-No
-iquestTe he asaltado yo
-No
-Te he herido yo
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-No
-Te arrojaste tuacute mismo sobre mi espada y tuacute mismo corriste al encuentro de la muerte
Luego ante Dios y los hombres no soy culpable yo del delito de fratricidio luego no
has recibido una misioacuten divina sino infernal luego has salido de tu tumba no como una
sombra santa sino como un espectro maldito y volveraacutes a tu tumba
-iexclCon ella siacute -exclamoacute Kostaki haciendo un supremo esfuerzo para apoderarse de miacute
-iexclVolveraacutes allaacute solo -exclamoacute a su vez Gregoriska- Esta mujer me pertenece
Y al pronunciar tales palabras tocoacute con la punta del hierro bendito la llaga viva Kostaki
exhaloacute un grito como si le hubiera tocado una espada de fuego y llevaacutendose una mano
al pecho dio un paso atraacutes Al mismo tiempo Gregoriska con un movimiento que
pareciacutea coordinado con el del hermano dio un paso adelante entonces con los ojos
fijos en los ojos del muerto con la espada contra el pecho de su hermano comenzoacute una
marcha lenta terrible solemne Era algo semejante al pasaje de don Juan y el
comendador el espectro retrocediacutea bajo la presioacuten de la sacra espada bajo la voluntad
irresistible del campeoacuten de Dios que lo seguiacutea paso a paso sin pronunciar una palabra
ambos anhelantes ambos liacutevidos del rostro el vivo arrojando al muerto y obligaacutendolo
a abandonar el castillo su anterior morada para volver a la tumba su morada futura
Lo aseguro a fe miacutea iexclera cosa horrenda de verse Y sin embargo yo misma movida
por una fuerza superior invisible desconocida sin saber lo que haciacutea me levanteacute y los
seguiacute Bajamos la escalera iluminados soacutelo por las ardientes pupilas de Kostaki
Atravesamos la galeriacutea y el patio y luego traspusimos la puerta siempre con el mismo
paso medido el espectro retrocediendo Gregoriska con el brazo tendido yo detraacutes de
ellos
Esta marcha fantaacutestica duroacute una hora pues era necesario volver el cadaacutever a su tumba
pero en vez de seguir el camino acostumbrado Kostaki y Gregoriska atravesaron el
terreno en liacutenea recta cuidaacutendose poco de los obstaacuteculos que para ellos ya no existiacutean
ante ellos el suelo se allanaba los torrentes se secaban los aacuterboles se apartaban las
rocas se abriacutean El mismo milagro se operaba para miacute soacutelo que el cielo me pareciacutea todo
cubierto de un negro velo las lunas y las estrellas habiacutean desaparecido y en medio de
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las tinieblas soacutelo veiacutea resplandecer los ojos llameantes del vampiro Llegamos de tal
modo a Hango y pasamos a traveacutes del seto vivo de madrontildeos que serviacutea de cerco al
cementerio Apenas entrada distinguiacute entre las sombras la tumba de Kostaki junto a
la de su padre no sabiacutea que estuviera alliacute y sin embargo la reconociacute Nada me era
desconocido en aquella noche
Gregoriska se detuvo al borde de la fosa abierta
-Kostaki -dijo eacutel- aun no estaacute todo terminado para ti y una voz del cielo me avisa que
puede concebirse el perdoacuten si te arrepientes iquestprometes retornar a la tumba iquestno salir
de ella maacutes iquestconsagrar a Dios el culto que consagraste al infierno
-iexclNo -respondioacute Kostaki
-iquestTe arrepientes -preguntoacute Gregoriska
-iexclNo
-Por uacuteltima vez iquestte arrepientes
-iexclNo
-iexclBien Invoca la ayuda de Satanaacutes como invoco yo la de Dios y veremos quieacuten saldraacute
esta vez auacuten victorioso
Resonaron simultaacuteneamente dos gritos los hierros se cruzaron despidiendo centellas
y la lucha duroacute un minuto que me parecioacute un siglo Kostaki cayoacute vi alzarse la terrible
espada de su hermano introduciacutersela en el cuerpo y clavar ese cuerpo sobre la tierra
recieacuten removida Un uacuteltimo grito que nada teniacutea de humano se alzoacute por el aire Acudiacute
Gregoriska estaba en pie pero vacilante Le di apoyo con mis brazos
-iquestEstaacutes herido -le pregunteacute ansiosamente
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-No -me respondioacute- pero en tal duelo querida Edvige la lucha no la herida mata He
luchado con la muerte y a ella pertenezco
-Amigo amigo -exclameacute- aleacutejate de aquiacute y acaso vuelvas a la vida
-No eacutesta es mi tumba Edvige pero no perdamos tiempo toma un poco de esta tierra
impregnada de su sangre y apliacutecala a la mordedura que te hizo es el uacutenico medio que
puede preservarte en el porvenir de su horrendo amor
Obedeciacute temblando Me inclineacute para recoger aquella tierra sanguinosa y al doblarme
vi el cadaacutever clavado al suelo la espada bendita le atravesaba el corazoacuten y una sangre
oscura le brotaba abundante de la herida como si hubiera muerto en aquel momento
Amaseacute un poco de tierra con la sangre y apliqueacute a mi herida el espantoso talismaacuten
-Ahora mi adorada Edvige -dijo Gregoriska con voz semiapagada- escucha bien mi
uacuteltimo consejo Abandona el paiacutes apenas te sea posible Soacutelo la distancia es una
seguridad para ti El padre Basilio recibioacute hoy mi suprema voluntad y la cumpliraacute
iexclEdvige un beso iexclEl uacuteltimo el uacutenico beso iexclEdvige me muero
Y asiacute diciendo Gregoriska cayoacute junto al hermano
En cualquier otra circunstancia en medio de aquel cementerio cerca de aquella tumba
abierta con aquellos dos cadaacuteveres yaciendo uno junto al otro hubiera enloquecido
pero como dije ya Dios me habiacutea inspirado una fuerza igual a los acontecimientos de
los que eacutel me haciacutea no soacutelo testigo sino tambieacuten actriz Mientras miraba a mi alrededor
en busca de ayuda vi abrirse la puerta del monasterio y avanzar los monjes de a dos
conducidos por el padre Basilio llevando cirios ardientes y cantando las preces de
difuntos El padre Basilio habiacutea llegado haciacutea poco al convento y previendo lo
sucedido se dirigiacutea al cementerio con toda la congregacioacuten Me encontroacute viva cerca de
los dos muertos Una uacuteltima convulsioacuten habiacutea retorcido el rostro de Kostaki
Gregoriska en cambio estaba tranquilo y casi sonriente Fue sepultado como lo deseara
eacutel junto al hermano el cristiano junto al maldito Smeranda cuando tuvo noticia de la
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nueva desdicha quiso verme fue a buscarme al convento de Hango y supo de mis
labios cuanto habiacutea acontecido en aquella tremenda noche
Le referiacute todos los detalles de la fantaacutestica historia pero ella me escuchoacute como ya me
escuchara Gregoriska sin mostrar estupor ni espanto
-Edvige -me contestoacute ella despueacutes de un instante de silencio- por muy extrantildeo que sea
lo que me has narrado dijiste soacutelo la verdad La estirpe de los Brankovan estaacute maldita
hasta la tercera y cuarta generacioacuten porque un Brankovan matoacute a un sacerdote El
teacutermino de la maldicioacuten ha llegado pues tuacute aunque esposa eres virgen y en miacute se
extingue el linaje Si mi hijo te ha dejado en herencia un milloacuten toacutemalo Despueacutes de
mi muerte salvo los piacuteos legados que tengo la intencioacuten de hacer recibiraacutes el resto de
mis bienes Y ahora sigue el consejo de tu esposo Vuelve lo maacutes presto que puedas a
aquellas tierras donde Dios no permite que se cumplan tan horrendos prodigios No
necesito de nadie para llorar conmigo a mis hijos Mi dolor quiere soledad Adioacutes no
me tengas ya en cuenta Mi suerte futura me pertenece a miacute sola y a Dios
Y luego de besarme en la frente como de costumbre me dejoacute y fue a encerrarse en el
castillo de Brankovan
Ocho diacuteas despueacutes partiacute para Francia Como lo esperara Gregoriska mis noches no
fueron turbadas ya por el terrible fantasma Se restablecioacute mi salud y de aquel suceso
no me quedoacute otro recuerdo fuera de esta palidez mortal que suele acompantildear hasta la
tumba a toda humana criatura que haya sufrido el beso de un vampiro
________________
1 Parihuelas Utensilio para transportar cosas entre dos personas formado por dos
barras horizontales entre las que estaacute fijada una plataforma o cajoacuten Camilla cama
portaacutetil
2 Boj Arbusto de tallos ramosos con pequentildeas hojas ovales muy utilizado como
planta de jardiacuten y cuya madera es apreciada por su dureza
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medianoche pero maacutes paacutelida y maacutes deacutebil auacuten Al diacutea siguiente se renovoacute la horrible
pesadilla
Estaba decidida a bajar a la estancia de Smeranda por muy deacutebil que me sintiera
cuando entroacute en la caacutemara una de mis mujeres y pronuncioacute el nombre de Gregoriska
El joven la seguiacutea Intenteacute levantarme para recibirle pero volviacute a caer en mi silloacuten Eacutel
dio un grito al verme y quiso lanzarse hacia miacute pero tuve la fuerza de tender el brazo
hacia eacutel
-iquestQueacute vienes a hacer aquiacute -le pregunteacute
-iexclAy -dijo eacutel- iexclveniacutea a decirte adioacutes A decirte que abandono este mundo que me es
insoportable sin tu amor y tu presencia a anunciarte que me retiro al monasterio de
Hango
-Gregoriska -le respondiacute- estaacutes privado de mi presencias pero no de mi amor iexclAy Te
amo siempre y mi mayor pena es que este amor sea en adelante casi un delito
-Entonces iquestpuedo esperar que rogaraacutes por miacute Edvige
-Siacute pero no lo podreacute hacer por largo tiempo -repliqueacute yo con una sonrisa
-iquestPor queacute no Pero en verdad te veo muy abatida Dime iquestqueacute tienes iquestPor queacute tan
paacutelida
-Porque Dios tiene ciertamente piedad de miacute y a eacutel me llama
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Gregoriska se me acercoacute me tomoacute una mano que no tuve fuerza de sustraerle
miraacutendome fijo al rostro
-Esa palidez no es natural Edvige -me dijo- iquestcuaacutel es la causa
-Si te la dijera Gregoriska creeriacuteas que estoy loca
-No no habla Edvige te lo suplico estamos en un paiacutes que no se parece a ninguacuten otro
paiacutes en una familia que no se asemeja a ninguna otra familia Dime diacutemelo todo te lo
encarezco
Se lo narreacute todo la extrantildea alucinacioacuten que me poseiacutea a la hora en que Kostaki debioacute
morir ese terror ese letargo ese friacuteo glacial esa postracioacuten que me haciacutea caer de
espaldas sobre el lecho ese ruido de pasos que me pareciacutea oiacuter esa puerta que creiacutea ver
abrirse y finalmente ese agudo dolor en el cuello seguido de una palidez y de una
debilidad siempre crecientes Creiacutea yo que mi relato pareceriacutea a Gregoriska un
comienzo de locura y lo terminaba con una cierta timidez cuando por el contrario
advertiacute que me prestaba gran atencioacuten
Cuando hube terminado de hablar Gregoriska reflexionoacute un instante
-iquestDe manera -preguntoacute eacutel- que te duermes cada noche a las nueve menos cuarto
-Siacute por muchos que sean los esfuerzos que haga para resistir al suentildeo
-iquestY a esa misma hora crees ver abrirse la puerta
-Siacute aunque eche el cerrojo
-iquestY luego experimentas un agudo dolor en el cuello
-Siacute aunque sea apenas visible la sentildeal de la herida
-iquestMe permites ver
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Dobleacute la cabeza hacia atraacutes Examinoacute eacutel la cicatriz
-Edvige -dijo Gregoriska despueacutes de un momento de reflexioacuten- iquesttienes confianza en
miacute
-iquestMe lo preguntas -contesteacute
-iquestCrees en mi palabra
-Como creo en el Evangelio
-iexclBien Edvige por mi fe te juro que no tienes ocho diacuteas de vida si no aceptas hacer
hoy mismo lo que voy a decirte
-iquestY si consiento
-Si consientes quizaacutes te salves
-iquestQuizaacutes -eacutel se calloacute- Suceda lo que fuere Gregoriska -continueacute diciendo yo- hareacute
cuanto me ordenes hacer
-Escucha entonces -dijo eacutel- y ante todo no te espantes En tu paiacutes como en Hungriacutea y
en nuestra Rumaniacutea existe una tradicioacuten
Tembleacute porque esa tradicioacuten ya habiacutea vuelto a mi memoria
-iexclAh iquestSabes lo que quiero decir
-Siacute -contesteacute- en Polonia vi algunas personas padecer el horrendo hecho
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-Quieres hablar del vampiro iquestno es verdad
-Siacute nintildea auacuten me sucedioacute ver desenterrar en el cementerio de una aldea perteneciente
a mi padre cuarenta personas muertas en quince diacuteas sin que se hubiera podido en
ninguna ocasioacuten acertar con la causa de su muerte Diecisiete de esos cadaacuteveres
expusieron todos los signos de vampirismo es decir fueron encontrados frescos como
si hubieran estado vivos los otros eran sus viacutectimas
-iquestY queacute se hizo para liberar de eso a la regioacuten
-Se les clavoacute un palo en el corazoacuten y luego los quemaron
-Siacute asiacute se acostumbra hacer pero para nosotros eso no basta Para librarte de tu
fantasma antes quiero conocerlo y iexclpor Dios lo conocereacute Siacute y si es preciso luchareacute
cuerpo a cuerpo con eacutel quienquiera fuere
-iexclOh Gregoriska -exclameacute espantada
Dijo
-Quienquiera que fuere lo repito Mas para llevar a buen fin esta terrible aventura es
necesario que hagas todo lo que te exigireacute
-Di
-Estate preparada a las siete Desciende a la capilla pero desciende sola es necesario
que venzas a toda costa tu debilidad Edvige Alliacute recibiremos la bendicioacuten nupcial
Consieacutentemelo amada miacutea para velar por ti Luego subiremos de nuevo a esta caacutemara
y entonces veremos
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-iexclOh Gregoriska -exclameacute- iexclsi es eacutel te mataraacute
-No temas amada Edvige Consiente solamente
-Sabes bien que hareacute todo lo que quieras Gregoriska
-Entonces hasta luego a la noche
-Siacute haz lo que creas maacutes oportuno y te secundareacute yo cuanto mejor pueda adioacutes
Se fue Un cuarto de hora despueacutes vi a un caballero precipitarse a toda carrera por el
camino del monasterio era eacutel
Apenas le hube perdido de vista caiacute de rodillas y oreacute oreacute como ya no se reza en
nuestras tierras sin fe y aguardeacute a las siete ofreciendo a Dios y a los santos el
holocausto de mis pensamientos no me levanteacute sino al sonar las siete Estaba deacutebil
como una moribunda paacutelida como una muerta Me echeacute sobre la cabeza un gran velo
negro descendiacute la escalera apoyaacutendome en el muro y me dirigiacute a la capilla sin
encontrar a nadie
Gregoriska me esperaba con el padre Basilio prior del monasterio de Hango Centildeiacutea
una espada santa reliquia de un antiguo cruzado que asistiera a la toma de
Constantinopla con Ville-Hardouin y Baldouin de Flandes
-Edvige -dijo eacutel golpeando con la mano su espada- con la ayuda de Dios eacutesta romperaacute
el encantamiento que amenaza tu vida Aceacutercate pues resueltamente este santo
hombre que ya ha recibido mi confesioacuten recibiraacute nuestros juramentos
Comenzoacute la ceremonia quizaacute nunca otra fue maacutes sencilla y a un tiempo maacutes solemne
Nadie asistiacutea al monje eacutel mismo nos puso sobre la cabeza las coronas nupciales
Vestidos ambos de luto giramos en torno al altar con un cirio en la mano luego el
monje tras pronunciar las sacras palabras agregoacute
Vaacuteyanse ahora hijos miacuteos y el Sentildeor les deacute fuerza y valor para luchar contra el
enemigo del humano geacutenero Armados de la inocencia de ustedes y defendidos por Su
justicia venceraacuten al demonio Vayan y benditos sean
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Besamos los libros santos y salimos de la capilla Entonces por vez primera me apoyeacute
en el brazo de Gregoriska y me parecioacute que al contacto de aquel fuerte brazo de aquel
noble corazoacuten volviacutea a mis venas la vida Estaba segura del triunfo porque Gregoriska
estaba conmigo subimos a mi caacutemara Sonaban las ocho y media
-Edvige -me dijo entonces Gregoriska- no tenemos tiempo que perder iquestQuieres
dormir como de costumbre para que todo suceda durante tu suentildeo o bien permanecer
desvelada y verlo todo
-Junto a ti nada temo quiero permanecer despierta y verlo todo
Gregoriska extrajo de su pecho un boj2 bendito huacutemedo auacuten de agua santa y me lo
dio
-Toma entonces esta ramita -me dijo- acueacutestate en tu lecho recita las preces de la
Virgen y aguarda sin temor Dios estaacute con nosotros Cuida ante todo de no dejar caer
la ramita con ella podraacutes ordenar aun en el infierno No me llames no des ninguacuten
grito reza confiacutea y aguarda
Me acosteacute en el lecho Cruceacute las manos sobre el seno y puse sobre eacutel la ramita
bendecida Gregoriska se ocultoacute tras del trono de que ya hableacute Contaba yo los minutos
y de seguro mi esposo haciacutea lo mismo Sonaron los tres cuartos Vibraba auacuten el tantildeir
del martillo cuando me sentiacute presa del mismo entorpecimiento del mismo terror y del
mismo friacuteo glacial de los diacuteas precedentes acerqueacute a mis labios la rama bendita y
aquella primera sensacioacuten se desvanecioacute Oiacute entonces muy claro el ruido de aquel
conocido paso lento y medido que subiacutea los peldantildeos de la escalera y se aproximaba a
la puerta Luego la puerta se abrioacute despaciosamente sin ruido como empujada por
sobrenatural fuerza y entonces -La voz se apagoacute a medias casi sofocada en la
garganta de la narradora- Y entonces -continuoacute haciendo un esfuerzo- vi a Kostaki
paacutelido como se me apareciera en las parihuelas2 los largos cabellos negros cayeacutendole
sobre las espaldas goteaban sangre vestiacutea como de costumbre pero teniacutea descubierto
el pecho y dejaba ver su sangrante herida Todo estaba muerto todo era cadaacutever
carne ropas porte solamente los ojos aquellos terribles ojos estaban vivos
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Ante aquella aparicioacuten iexclextrantildeo es decirlo en vez de sentir duplicaacuterseme el espanto
sentiacute crecerme el valor Dios me lo enviaba de seguro para decidir mi situacioacuten y
defenderme del infierno Al primer paso que el espectro dio hacia mi lecho le claveacute
intreacutepidamente los ojos en el rostro y le presenteacute la rama bendita El espectro intentoacute
avanzar pero un poder maacutes fuerte que eacutel lo retuvo en el sitio Se detuvo
-iexclOh -murmuroacute- ella no duerme lo sabe todo
Pronuncioacute eacutel estas palabras en lengua moldava y sin embargo las comprendiacute yo como
si hubieran sido pronunciadas en lengua por miacute sabida
Estaacutebamos asiacute uno frente al otro el fantasma y yo sin que pudiera apartar mis miradas
de las suyas cuando con el rabillo del ojo vi a Gregoriska salir detraacutes del baldaquino
semejante al aacutengel exterminador y con la espada en el puntildeo Se hizo la sentildeal de la cruz
con la mano siniestra y avanzoacute lentamente con la espada tendida vuelta hacia el
fantasma eacuteste al ver al hermano desenvainoacute tambieacuten el sable soltando una horrible
carcajada pero apenas su sable tocoacute el hierro bendito el brazo le cayoacute inerte junto al
cuerpo Kostaki exhaloacute un suspiro de rabia y desesperacioacuten
-iquestQueacute quieres de miacute -preguntoacute al hermano
-En nombre del Dios verdadero y viviente -dijo Gregoriska- te conjuro a que respondas
-Habla -dijo el espectro rechinando los dientes
-iquestTe he tendido yo una emboscada
-No
-iquestTe he asaltado yo
-No
-Te he herido yo
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-No
-Te arrojaste tuacute mismo sobre mi espada y tuacute mismo corriste al encuentro de la muerte
Luego ante Dios y los hombres no soy culpable yo del delito de fratricidio luego no
has recibido una misioacuten divina sino infernal luego has salido de tu tumba no como una
sombra santa sino como un espectro maldito y volveraacutes a tu tumba
-iexclCon ella siacute -exclamoacute Kostaki haciendo un supremo esfuerzo para apoderarse de miacute
-iexclVolveraacutes allaacute solo -exclamoacute a su vez Gregoriska- Esta mujer me pertenece
Y al pronunciar tales palabras tocoacute con la punta del hierro bendito la llaga viva Kostaki
exhaloacute un grito como si le hubiera tocado una espada de fuego y llevaacutendose una mano
al pecho dio un paso atraacutes Al mismo tiempo Gregoriska con un movimiento que
pareciacutea coordinado con el del hermano dio un paso adelante entonces con los ojos
fijos en los ojos del muerto con la espada contra el pecho de su hermano comenzoacute una
marcha lenta terrible solemne Era algo semejante al pasaje de don Juan y el
comendador el espectro retrocediacutea bajo la presioacuten de la sacra espada bajo la voluntad
irresistible del campeoacuten de Dios que lo seguiacutea paso a paso sin pronunciar una palabra
ambos anhelantes ambos liacutevidos del rostro el vivo arrojando al muerto y obligaacutendolo
a abandonar el castillo su anterior morada para volver a la tumba su morada futura
Lo aseguro a fe miacutea iexclera cosa horrenda de verse Y sin embargo yo misma movida
por una fuerza superior invisible desconocida sin saber lo que haciacutea me levanteacute y los
seguiacute Bajamos la escalera iluminados soacutelo por las ardientes pupilas de Kostaki
Atravesamos la galeriacutea y el patio y luego traspusimos la puerta siempre con el mismo
paso medido el espectro retrocediendo Gregoriska con el brazo tendido yo detraacutes de
ellos
Esta marcha fantaacutestica duroacute una hora pues era necesario volver el cadaacutever a su tumba
pero en vez de seguir el camino acostumbrado Kostaki y Gregoriska atravesaron el
terreno en liacutenea recta cuidaacutendose poco de los obstaacuteculos que para ellos ya no existiacutean
ante ellos el suelo se allanaba los torrentes se secaban los aacuterboles se apartaban las
rocas se abriacutean El mismo milagro se operaba para miacute soacutelo que el cielo me pareciacutea todo
cubierto de un negro velo las lunas y las estrellas habiacutean desaparecido y en medio de
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las tinieblas soacutelo veiacutea resplandecer los ojos llameantes del vampiro Llegamos de tal
modo a Hango y pasamos a traveacutes del seto vivo de madrontildeos que serviacutea de cerco al
cementerio Apenas entrada distinguiacute entre las sombras la tumba de Kostaki junto a
la de su padre no sabiacutea que estuviera alliacute y sin embargo la reconociacute Nada me era
desconocido en aquella noche
Gregoriska se detuvo al borde de la fosa abierta
-Kostaki -dijo eacutel- aun no estaacute todo terminado para ti y una voz del cielo me avisa que
puede concebirse el perdoacuten si te arrepientes iquestprometes retornar a la tumba iquestno salir
de ella maacutes iquestconsagrar a Dios el culto que consagraste al infierno
-iexclNo -respondioacute Kostaki
-iquestTe arrepientes -preguntoacute Gregoriska
-iexclNo
-Por uacuteltima vez iquestte arrepientes
-iexclNo
-iexclBien Invoca la ayuda de Satanaacutes como invoco yo la de Dios y veremos quieacuten saldraacute
esta vez auacuten victorioso
Resonaron simultaacuteneamente dos gritos los hierros se cruzaron despidiendo centellas
y la lucha duroacute un minuto que me parecioacute un siglo Kostaki cayoacute vi alzarse la terrible
espada de su hermano introduciacutersela en el cuerpo y clavar ese cuerpo sobre la tierra
recieacuten removida Un uacuteltimo grito que nada teniacutea de humano se alzoacute por el aire Acudiacute
Gregoriska estaba en pie pero vacilante Le di apoyo con mis brazos
-iquestEstaacutes herido -le pregunteacute ansiosamente
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-No -me respondioacute- pero en tal duelo querida Edvige la lucha no la herida mata He
luchado con la muerte y a ella pertenezco
-Amigo amigo -exclameacute- aleacutejate de aquiacute y acaso vuelvas a la vida
-No eacutesta es mi tumba Edvige pero no perdamos tiempo toma un poco de esta tierra
impregnada de su sangre y apliacutecala a la mordedura que te hizo es el uacutenico medio que
puede preservarte en el porvenir de su horrendo amor
Obedeciacute temblando Me inclineacute para recoger aquella tierra sanguinosa y al doblarme
vi el cadaacutever clavado al suelo la espada bendita le atravesaba el corazoacuten y una sangre
oscura le brotaba abundante de la herida como si hubiera muerto en aquel momento
Amaseacute un poco de tierra con la sangre y apliqueacute a mi herida el espantoso talismaacuten
-Ahora mi adorada Edvige -dijo Gregoriska con voz semiapagada- escucha bien mi
uacuteltimo consejo Abandona el paiacutes apenas te sea posible Soacutelo la distancia es una
seguridad para ti El padre Basilio recibioacute hoy mi suprema voluntad y la cumpliraacute
iexclEdvige un beso iexclEl uacuteltimo el uacutenico beso iexclEdvige me muero
Y asiacute diciendo Gregoriska cayoacute junto al hermano
En cualquier otra circunstancia en medio de aquel cementerio cerca de aquella tumba
abierta con aquellos dos cadaacuteveres yaciendo uno junto al otro hubiera enloquecido
pero como dije ya Dios me habiacutea inspirado una fuerza igual a los acontecimientos de
los que eacutel me haciacutea no soacutelo testigo sino tambieacuten actriz Mientras miraba a mi alrededor
en busca de ayuda vi abrirse la puerta del monasterio y avanzar los monjes de a dos
conducidos por el padre Basilio llevando cirios ardientes y cantando las preces de
difuntos El padre Basilio habiacutea llegado haciacutea poco al convento y previendo lo
sucedido se dirigiacutea al cementerio con toda la congregacioacuten Me encontroacute viva cerca de
los dos muertos Una uacuteltima convulsioacuten habiacutea retorcido el rostro de Kostaki
Gregoriska en cambio estaba tranquilo y casi sonriente Fue sepultado como lo deseara
eacutel junto al hermano el cristiano junto al maldito Smeranda cuando tuvo noticia de la
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nueva desdicha quiso verme fue a buscarme al convento de Hango y supo de mis
labios cuanto habiacutea acontecido en aquella tremenda noche
Le referiacute todos los detalles de la fantaacutestica historia pero ella me escuchoacute como ya me
escuchara Gregoriska sin mostrar estupor ni espanto
-Edvige -me contestoacute ella despueacutes de un instante de silencio- por muy extrantildeo que sea
lo que me has narrado dijiste soacutelo la verdad La estirpe de los Brankovan estaacute maldita
hasta la tercera y cuarta generacioacuten porque un Brankovan matoacute a un sacerdote El
teacutermino de la maldicioacuten ha llegado pues tuacute aunque esposa eres virgen y en miacute se
extingue el linaje Si mi hijo te ha dejado en herencia un milloacuten toacutemalo Despueacutes de
mi muerte salvo los piacuteos legados que tengo la intencioacuten de hacer recibiraacutes el resto de
mis bienes Y ahora sigue el consejo de tu esposo Vuelve lo maacutes presto que puedas a
aquellas tierras donde Dios no permite que se cumplan tan horrendos prodigios No
necesito de nadie para llorar conmigo a mis hijos Mi dolor quiere soledad Adioacutes no
me tengas ya en cuenta Mi suerte futura me pertenece a miacute sola y a Dios
Y luego de besarme en la frente como de costumbre me dejoacute y fue a encerrarse en el
castillo de Brankovan
Ocho diacuteas despueacutes partiacute para Francia Como lo esperara Gregoriska mis noches no
fueron turbadas ya por el terrible fantasma Se restablecioacute mi salud y de aquel suceso
no me quedoacute otro recuerdo fuera de esta palidez mortal que suele acompantildear hasta la
tumba a toda humana criatura que haya sufrido el beso de un vampiro
________________
1 Parihuelas Utensilio para transportar cosas entre dos personas formado por dos
barras horizontales entre las que estaacute fijada una plataforma o cajoacuten Camilla cama
portaacutetil
2 Boj Arbusto de tallos ramosos con pequentildeas hojas ovales muy utilizado como
planta de jardiacuten y cuya madera es apreciada por su dureza
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Gregoriska se me acercoacute me tomoacute una mano que no tuve fuerza de sustraerle
miraacutendome fijo al rostro
-Esa palidez no es natural Edvige -me dijo- iquestcuaacutel es la causa
-Si te la dijera Gregoriska creeriacuteas que estoy loca
-No no habla Edvige te lo suplico estamos en un paiacutes que no se parece a ninguacuten otro
paiacutes en una familia que no se asemeja a ninguna otra familia Dime diacutemelo todo te lo
encarezco
Se lo narreacute todo la extrantildea alucinacioacuten que me poseiacutea a la hora en que Kostaki debioacute
morir ese terror ese letargo ese friacuteo glacial esa postracioacuten que me haciacutea caer de
espaldas sobre el lecho ese ruido de pasos que me pareciacutea oiacuter esa puerta que creiacutea ver
abrirse y finalmente ese agudo dolor en el cuello seguido de una palidez y de una
debilidad siempre crecientes Creiacutea yo que mi relato pareceriacutea a Gregoriska un
comienzo de locura y lo terminaba con una cierta timidez cuando por el contrario
advertiacute que me prestaba gran atencioacuten
Cuando hube terminado de hablar Gregoriska reflexionoacute un instante
-iquestDe manera -preguntoacute eacutel- que te duermes cada noche a las nueve menos cuarto
-Siacute por muchos que sean los esfuerzos que haga para resistir al suentildeo
-iquestY a esa misma hora crees ver abrirse la puerta
-Siacute aunque eche el cerrojo
-iquestY luego experimentas un agudo dolor en el cuello
-Siacute aunque sea apenas visible la sentildeal de la herida
-iquestMe permites ver
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Dobleacute la cabeza hacia atraacutes Examinoacute eacutel la cicatriz
-Edvige -dijo Gregoriska despueacutes de un momento de reflexioacuten- iquesttienes confianza en
miacute
-iquestMe lo preguntas -contesteacute
-iquestCrees en mi palabra
-Como creo en el Evangelio
-iexclBien Edvige por mi fe te juro que no tienes ocho diacuteas de vida si no aceptas hacer
hoy mismo lo que voy a decirte
-iquestY si consiento
-Si consientes quizaacutes te salves
-iquestQuizaacutes -eacutel se calloacute- Suceda lo que fuere Gregoriska -continueacute diciendo yo- hareacute
cuanto me ordenes hacer
-Escucha entonces -dijo eacutel- y ante todo no te espantes En tu paiacutes como en Hungriacutea y
en nuestra Rumaniacutea existe una tradicioacuten
Tembleacute porque esa tradicioacuten ya habiacutea vuelto a mi memoria
-iexclAh iquestSabes lo que quiero decir
-Siacute -contesteacute- en Polonia vi algunas personas padecer el horrendo hecho
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-Quieres hablar del vampiro iquestno es verdad
-Siacute nintildea auacuten me sucedioacute ver desenterrar en el cementerio de una aldea perteneciente
a mi padre cuarenta personas muertas en quince diacuteas sin que se hubiera podido en
ninguna ocasioacuten acertar con la causa de su muerte Diecisiete de esos cadaacuteveres
expusieron todos los signos de vampirismo es decir fueron encontrados frescos como
si hubieran estado vivos los otros eran sus viacutectimas
-iquestY queacute se hizo para liberar de eso a la regioacuten
-Se les clavoacute un palo en el corazoacuten y luego los quemaron
-Siacute asiacute se acostumbra hacer pero para nosotros eso no basta Para librarte de tu
fantasma antes quiero conocerlo y iexclpor Dios lo conocereacute Siacute y si es preciso luchareacute
cuerpo a cuerpo con eacutel quienquiera fuere
-iexclOh Gregoriska -exclameacute espantada
Dijo
-Quienquiera que fuere lo repito Mas para llevar a buen fin esta terrible aventura es
necesario que hagas todo lo que te exigireacute
-Di
-Estate preparada a las siete Desciende a la capilla pero desciende sola es necesario
que venzas a toda costa tu debilidad Edvige Alliacute recibiremos la bendicioacuten nupcial
Consieacutentemelo amada miacutea para velar por ti Luego subiremos de nuevo a esta caacutemara
y entonces veremos
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-iexclOh Gregoriska -exclameacute- iexclsi es eacutel te mataraacute
-No temas amada Edvige Consiente solamente
-Sabes bien que hareacute todo lo que quieras Gregoriska
-Entonces hasta luego a la noche
-Siacute haz lo que creas maacutes oportuno y te secundareacute yo cuanto mejor pueda adioacutes
Se fue Un cuarto de hora despueacutes vi a un caballero precipitarse a toda carrera por el
camino del monasterio era eacutel
Apenas le hube perdido de vista caiacute de rodillas y oreacute oreacute como ya no se reza en
nuestras tierras sin fe y aguardeacute a las siete ofreciendo a Dios y a los santos el
holocausto de mis pensamientos no me levanteacute sino al sonar las siete Estaba deacutebil
como una moribunda paacutelida como una muerta Me echeacute sobre la cabeza un gran velo
negro descendiacute la escalera apoyaacutendome en el muro y me dirigiacute a la capilla sin
encontrar a nadie
Gregoriska me esperaba con el padre Basilio prior del monasterio de Hango Centildeiacutea
una espada santa reliquia de un antiguo cruzado que asistiera a la toma de
Constantinopla con Ville-Hardouin y Baldouin de Flandes
-Edvige -dijo eacutel golpeando con la mano su espada- con la ayuda de Dios eacutesta romperaacute
el encantamiento que amenaza tu vida Aceacutercate pues resueltamente este santo
hombre que ya ha recibido mi confesioacuten recibiraacute nuestros juramentos
Comenzoacute la ceremonia quizaacute nunca otra fue maacutes sencilla y a un tiempo maacutes solemne
Nadie asistiacutea al monje eacutel mismo nos puso sobre la cabeza las coronas nupciales
Vestidos ambos de luto giramos en torno al altar con un cirio en la mano luego el
monje tras pronunciar las sacras palabras agregoacute
Vaacuteyanse ahora hijos miacuteos y el Sentildeor les deacute fuerza y valor para luchar contra el
enemigo del humano geacutenero Armados de la inocencia de ustedes y defendidos por Su
justicia venceraacuten al demonio Vayan y benditos sean
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Besamos los libros santos y salimos de la capilla Entonces por vez primera me apoyeacute
en el brazo de Gregoriska y me parecioacute que al contacto de aquel fuerte brazo de aquel
noble corazoacuten volviacutea a mis venas la vida Estaba segura del triunfo porque Gregoriska
estaba conmigo subimos a mi caacutemara Sonaban las ocho y media
-Edvige -me dijo entonces Gregoriska- no tenemos tiempo que perder iquestQuieres
dormir como de costumbre para que todo suceda durante tu suentildeo o bien permanecer
desvelada y verlo todo
-Junto a ti nada temo quiero permanecer despierta y verlo todo
Gregoriska extrajo de su pecho un boj2 bendito huacutemedo auacuten de agua santa y me lo
dio
-Toma entonces esta ramita -me dijo- acueacutestate en tu lecho recita las preces de la
Virgen y aguarda sin temor Dios estaacute con nosotros Cuida ante todo de no dejar caer
la ramita con ella podraacutes ordenar aun en el infierno No me llames no des ninguacuten
grito reza confiacutea y aguarda
Me acosteacute en el lecho Cruceacute las manos sobre el seno y puse sobre eacutel la ramita
bendecida Gregoriska se ocultoacute tras del trono de que ya hableacute Contaba yo los minutos
y de seguro mi esposo haciacutea lo mismo Sonaron los tres cuartos Vibraba auacuten el tantildeir
del martillo cuando me sentiacute presa del mismo entorpecimiento del mismo terror y del
mismo friacuteo glacial de los diacuteas precedentes acerqueacute a mis labios la rama bendita y
aquella primera sensacioacuten se desvanecioacute Oiacute entonces muy claro el ruido de aquel
conocido paso lento y medido que subiacutea los peldantildeos de la escalera y se aproximaba a
la puerta Luego la puerta se abrioacute despaciosamente sin ruido como empujada por
sobrenatural fuerza y entonces -La voz se apagoacute a medias casi sofocada en la
garganta de la narradora- Y entonces -continuoacute haciendo un esfuerzo- vi a Kostaki
paacutelido como se me apareciera en las parihuelas2 los largos cabellos negros cayeacutendole
sobre las espaldas goteaban sangre vestiacutea como de costumbre pero teniacutea descubierto
el pecho y dejaba ver su sangrante herida Todo estaba muerto todo era cadaacutever
carne ropas porte solamente los ojos aquellos terribles ojos estaban vivos
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Ante aquella aparicioacuten iexclextrantildeo es decirlo en vez de sentir duplicaacuterseme el espanto
sentiacute crecerme el valor Dios me lo enviaba de seguro para decidir mi situacioacuten y
defenderme del infierno Al primer paso que el espectro dio hacia mi lecho le claveacute
intreacutepidamente los ojos en el rostro y le presenteacute la rama bendita El espectro intentoacute
avanzar pero un poder maacutes fuerte que eacutel lo retuvo en el sitio Se detuvo
-iexclOh -murmuroacute- ella no duerme lo sabe todo
Pronuncioacute eacutel estas palabras en lengua moldava y sin embargo las comprendiacute yo como
si hubieran sido pronunciadas en lengua por miacute sabida
Estaacutebamos asiacute uno frente al otro el fantasma y yo sin que pudiera apartar mis miradas
de las suyas cuando con el rabillo del ojo vi a Gregoriska salir detraacutes del baldaquino
semejante al aacutengel exterminador y con la espada en el puntildeo Se hizo la sentildeal de la cruz
con la mano siniestra y avanzoacute lentamente con la espada tendida vuelta hacia el
fantasma eacuteste al ver al hermano desenvainoacute tambieacuten el sable soltando una horrible
carcajada pero apenas su sable tocoacute el hierro bendito el brazo le cayoacute inerte junto al
cuerpo Kostaki exhaloacute un suspiro de rabia y desesperacioacuten
-iquestQueacute quieres de miacute -preguntoacute al hermano
-En nombre del Dios verdadero y viviente -dijo Gregoriska- te conjuro a que respondas
-Habla -dijo el espectro rechinando los dientes
-iquestTe he tendido yo una emboscada
-No
-iquestTe he asaltado yo
-No
-Te he herido yo
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-No
-Te arrojaste tuacute mismo sobre mi espada y tuacute mismo corriste al encuentro de la muerte
Luego ante Dios y los hombres no soy culpable yo del delito de fratricidio luego no
has recibido una misioacuten divina sino infernal luego has salido de tu tumba no como una
sombra santa sino como un espectro maldito y volveraacutes a tu tumba
-iexclCon ella siacute -exclamoacute Kostaki haciendo un supremo esfuerzo para apoderarse de miacute
-iexclVolveraacutes allaacute solo -exclamoacute a su vez Gregoriska- Esta mujer me pertenece
Y al pronunciar tales palabras tocoacute con la punta del hierro bendito la llaga viva Kostaki
exhaloacute un grito como si le hubiera tocado una espada de fuego y llevaacutendose una mano
al pecho dio un paso atraacutes Al mismo tiempo Gregoriska con un movimiento que
pareciacutea coordinado con el del hermano dio un paso adelante entonces con los ojos
fijos en los ojos del muerto con la espada contra el pecho de su hermano comenzoacute una
marcha lenta terrible solemne Era algo semejante al pasaje de don Juan y el
comendador el espectro retrocediacutea bajo la presioacuten de la sacra espada bajo la voluntad
irresistible del campeoacuten de Dios que lo seguiacutea paso a paso sin pronunciar una palabra
ambos anhelantes ambos liacutevidos del rostro el vivo arrojando al muerto y obligaacutendolo
a abandonar el castillo su anterior morada para volver a la tumba su morada futura
Lo aseguro a fe miacutea iexclera cosa horrenda de verse Y sin embargo yo misma movida
por una fuerza superior invisible desconocida sin saber lo que haciacutea me levanteacute y los
seguiacute Bajamos la escalera iluminados soacutelo por las ardientes pupilas de Kostaki
Atravesamos la galeriacutea y el patio y luego traspusimos la puerta siempre con el mismo
paso medido el espectro retrocediendo Gregoriska con el brazo tendido yo detraacutes de
ellos
Esta marcha fantaacutestica duroacute una hora pues era necesario volver el cadaacutever a su tumba
pero en vez de seguir el camino acostumbrado Kostaki y Gregoriska atravesaron el
terreno en liacutenea recta cuidaacutendose poco de los obstaacuteculos que para ellos ya no existiacutean
ante ellos el suelo se allanaba los torrentes se secaban los aacuterboles se apartaban las
rocas se abriacutean El mismo milagro se operaba para miacute soacutelo que el cielo me pareciacutea todo
cubierto de un negro velo las lunas y las estrellas habiacutean desaparecido y en medio de
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las tinieblas soacutelo veiacutea resplandecer los ojos llameantes del vampiro Llegamos de tal
modo a Hango y pasamos a traveacutes del seto vivo de madrontildeos que serviacutea de cerco al
cementerio Apenas entrada distinguiacute entre las sombras la tumba de Kostaki junto a
la de su padre no sabiacutea que estuviera alliacute y sin embargo la reconociacute Nada me era
desconocido en aquella noche
Gregoriska se detuvo al borde de la fosa abierta
-Kostaki -dijo eacutel- aun no estaacute todo terminado para ti y una voz del cielo me avisa que
puede concebirse el perdoacuten si te arrepientes iquestprometes retornar a la tumba iquestno salir
de ella maacutes iquestconsagrar a Dios el culto que consagraste al infierno
-iexclNo -respondioacute Kostaki
-iquestTe arrepientes -preguntoacute Gregoriska
-iexclNo
-Por uacuteltima vez iquestte arrepientes
-iexclNo
-iexclBien Invoca la ayuda de Satanaacutes como invoco yo la de Dios y veremos quieacuten saldraacute
esta vez auacuten victorioso
Resonaron simultaacuteneamente dos gritos los hierros se cruzaron despidiendo centellas
y la lucha duroacute un minuto que me parecioacute un siglo Kostaki cayoacute vi alzarse la terrible
espada de su hermano introduciacutersela en el cuerpo y clavar ese cuerpo sobre la tierra
recieacuten removida Un uacuteltimo grito que nada teniacutea de humano se alzoacute por el aire Acudiacute
Gregoriska estaba en pie pero vacilante Le di apoyo con mis brazos
-iquestEstaacutes herido -le pregunteacute ansiosamente
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-No -me respondioacute- pero en tal duelo querida Edvige la lucha no la herida mata He
luchado con la muerte y a ella pertenezco
-Amigo amigo -exclameacute- aleacutejate de aquiacute y acaso vuelvas a la vida
-No eacutesta es mi tumba Edvige pero no perdamos tiempo toma un poco de esta tierra
impregnada de su sangre y apliacutecala a la mordedura que te hizo es el uacutenico medio que
puede preservarte en el porvenir de su horrendo amor
Obedeciacute temblando Me inclineacute para recoger aquella tierra sanguinosa y al doblarme
vi el cadaacutever clavado al suelo la espada bendita le atravesaba el corazoacuten y una sangre
oscura le brotaba abundante de la herida como si hubiera muerto en aquel momento
Amaseacute un poco de tierra con la sangre y apliqueacute a mi herida el espantoso talismaacuten
-Ahora mi adorada Edvige -dijo Gregoriska con voz semiapagada- escucha bien mi
uacuteltimo consejo Abandona el paiacutes apenas te sea posible Soacutelo la distancia es una
seguridad para ti El padre Basilio recibioacute hoy mi suprema voluntad y la cumpliraacute
iexclEdvige un beso iexclEl uacuteltimo el uacutenico beso iexclEdvige me muero
Y asiacute diciendo Gregoriska cayoacute junto al hermano
En cualquier otra circunstancia en medio de aquel cementerio cerca de aquella tumba
abierta con aquellos dos cadaacuteveres yaciendo uno junto al otro hubiera enloquecido
pero como dije ya Dios me habiacutea inspirado una fuerza igual a los acontecimientos de
los que eacutel me haciacutea no soacutelo testigo sino tambieacuten actriz Mientras miraba a mi alrededor
en busca de ayuda vi abrirse la puerta del monasterio y avanzar los monjes de a dos
conducidos por el padre Basilio llevando cirios ardientes y cantando las preces de
difuntos El padre Basilio habiacutea llegado haciacutea poco al convento y previendo lo
sucedido se dirigiacutea al cementerio con toda la congregacioacuten Me encontroacute viva cerca de
los dos muertos Una uacuteltima convulsioacuten habiacutea retorcido el rostro de Kostaki
Gregoriska en cambio estaba tranquilo y casi sonriente Fue sepultado como lo deseara
eacutel junto al hermano el cristiano junto al maldito Smeranda cuando tuvo noticia de la
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nueva desdicha quiso verme fue a buscarme al convento de Hango y supo de mis
labios cuanto habiacutea acontecido en aquella tremenda noche
Le referiacute todos los detalles de la fantaacutestica historia pero ella me escuchoacute como ya me
escuchara Gregoriska sin mostrar estupor ni espanto
-Edvige -me contestoacute ella despueacutes de un instante de silencio- por muy extrantildeo que sea
lo que me has narrado dijiste soacutelo la verdad La estirpe de los Brankovan estaacute maldita
hasta la tercera y cuarta generacioacuten porque un Brankovan matoacute a un sacerdote El
teacutermino de la maldicioacuten ha llegado pues tuacute aunque esposa eres virgen y en miacute se
extingue el linaje Si mi hijo te ha dejado en herencia un milloacuten toacutemalo Despueacutes de
mi muerte salvo los piacuteos legados que tengo la intencioacuten de hacer recibiraacutes el resto de
mis bienes Y ahora sigue el consejo de tu esposo Vuelve lo maacutes presto que puedas a
aquellas tierras donde Dios no permite que se cumplan tan horrendos prodigios No
necesito de nadie para llorar conmigo a mis hijos Mi dolor quiere soledad Adioacutes no
me tengas ya en cuenta Mi suerte futura me pertenece a miacute sola y a Dios
Y luego de besarme en la frente como de costumbre me dejoacute y fue a encerrarse en el
castillo de Brankovan
Ocho diacuteas despueacutes partiacute para Francia Como lo esperara Gregoriska mis noches no
fueron turbadas ya por el terrible fantasma Se restablecioacute mi salud y de aquel suceso
no me quedoacute otro recuerdo fuera de esta palidez mortal que suele acompantildear hasta la
tumba a toda humana criatura que haya sufrido el beso de un vampiro
________________
1 Parihuelas Utensilio para transportar cosas entre dos personas formado por dos
barras horizontales entre las que estaacute fijada una plataforma o cajoacuten Camilla cama
portaacutetil
2 Boj Arbusto de tallos ramosos con pequentildeas hojas ovales muy utilizado como
planta de jardiacuten y cuya madera es apreciada por su dureza
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Dobleacute la cabeza hacia atraacutes Examinoacute eacutel la cicatriz
-Edvige -dijo Gregoriska despueacutes de un momento de reflexioacuten- iquesttienes confianza en
miacute
-iquestMe lo preguntas -contesteacute
-iquestCrees en mi palabra
-Como creo en el Evangelio
-iexclBien Edvige por mi fe te juro que no tienes ocho diacuteas de vida si no aceptas hacer
hoy mismo lo que voy a decirte
-iquestY si consiento
-Si consientes quizaacutes te salves
-iquestQuizaacutes -eacutel se calloacute- Suceda lo que fuere Gregoriska -continueacute diciendo yo- hareacute
cuanto me ordenes hacer
-Escucha entonces -dijo eacutel- y ante todo no te espantes En tu paiacutes como en Hungriacutea y
en nuestra Rumaniacutea existe una tradicioacuten
Tembleacute porque esa tradicioacuten ya habiacutea vuelto a mi memoria
-iexclAh iquestSabes lo que quiero decir
-Siacute -contesteacute- en Polonia vi algunas personas padecer el horrendo hecho
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-Quieres hablar del vampiro iquestno es verdad
-Siacute nintildea auacuten me sucedioacute ver desenterrar en el cementerio de una aldea perteneciente
a mi padre cuarenta personas muertas en quince diacuteas sin que se hubiera podido en
ninguna ocasioacuten acertar con la causa de su muerte Diecisiete de esos cadaacuteveres
expusieron todos los signos de vampirismo es decir fueron encontrados frescos como
si hubieran estado vivos los otros eran sus viacutectimas
-iquestY queacute se hizo para liberar de eso a la regioacuten
-Se les clavoacute un palo en el corazoacuten y luego los quemaron
-Siacute asiacute se acostumbra hacer pero para nosotros eso no basta Para librarte de tu
fantasma antes quiero conocerlo y iexclpor Dios lo conocereacute Siacute y si es preciso luchareacute
cuerpo a cuerpo con eacutel quienquiera fuere
-iexclOh Gregoriska -exclameacute espantada
Dijo
-Quienquiera que fuere lo repito Mas para llevar a buen fin esta terrible aventura es
necesario que hagas todo lo que te exigireacute
-Di
-Estate preparada a las siete Desciende a la capilla pero desciende sola es necesario
que venzas a toda costa tu debilidad Edvige Alliacute recibiremos la bendicioacuten nupcial
Consieacutentemelo amada miacutea para velar por ti Luego subiremos de nuevo a esta caacutemara
y entonces veremos
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-iexclOh Gregoriska -exclameacute- iexclsi es eacutel te mataraacute
-No temas amada Edvige Consiente solamente
-Sabes bien que hareacute todo lo que quieras Gregoriska
-Entonces hasta luego a la noche
-Siacute haz lo que creas maacutes oportuno y te secundareacute yo cuanto mejor pueda adioacutes
Se fue Un cuarto de hora despueacutes vi a un caballero precipitarse a toda carrera por el
camino del monasterio era eacutel
Apenas le hube perdido de vista caiacute de rodillas y oreacute oreacute como ya no se reza en
nuestras tierras sin fe y aguardeacute a las siete ofreciendo a Dios y a los santos el
holocausto de mis pensamientos no me levanteacute sino al sonar las siete Estaba deacutebil
como una moribunda paacutelida como una muerta Me echeacute sobre la cabeza un gran velo
negro descendiacute la escalera apoyaacutendome en el muro y me dirigiacute a la capilla sin
encontrar a nadie
Gregoriska me esperaba con el padre Basilio prior del monasterio de Hango Centildeiacutea
una espada santa reliquia de un antiguo cruzado que asistiera a la toma de
Constantinopla con Ville-Hardouin y Baldouin de Flandes
-Edvige -dijo eacutel golpeando con la mano su espada- con la ayuda de Dios eacutesta romperaacute
el encantamiento que amenaza tu vida Aceacutercate pues resueltamente este santo
hombre que ya ha recibido mi confesioacuten recibiraacute nuestros juramentos
Comenzoacute la ceremonia quizaacute nunca otra fue maacutes sencilla y a un tiempo maacutes solemne
Nadie asistiacutea al monje eacutel mismo nos puso sobre la cabeza las coronas nupciales
Vestidos ambos de luto giramos en torno al altar con un cirio en la mano luego el
monje tras pronunciar las sacras palabras agregoacute
Vaacuteyanse ahora hijos miacuteos y el Sentildeor les deacute fuerza y valor para luchar contra el
enemigo del humano geacutenero Armados de la inocencia de ustedes y defendidos por Su
justicia venceraacuten al demonio Vayan y benditos sean
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
37
Besamos los libros santos y salimos de la capilla Entonces por vez primera me apoyeacute
en el brazo de Gregoriska y me parecioacute que al contacto de aquel fuerte brazo de aquel
noble corazoacuten volviacutea a mis venas la vida Estaba segura del triunfo porque Gregoriska
estaba conmigo subimos a mi caacutemara Sonaban las ocho y media
-Edvige -me dijo entonces Gregoriska- no tenemos tiempo que perder iquestQuieres
dormir como de costumbre para que todo suceda durante tu suentildeo o bien permanecer
desvelada y verlo todo
-Junto a ti nada temo quiero permanecer despierta y verlo todo
Gregoriska extrajo de su pecho un boj2 bendito huacutemedo auacuten de agua santa y me lo
dio
-Toma entonces esta ramita -me dijo- acueacutestate en tu lecho recita las preces de la
Virgen y aguarda sin temor Dios estaacute con nosotros Cuida ante todo de no dejar caer
la ramita con ella podraacutes ordenar aun en el infierno No me llames no des ninguacuten
grito reza confiacutea y aguarda
Me acosteacute en el lecho Cruceacute las manos sobre el seno y puse sobre eacutel la ramita
bendecida Gregoriska se ocultoacute tras del trono de que ya hableacute Contaba yo los minutos
y de seguro mi esposo haciacutea lo mismo Sonaron los tres cuartos Vibraba auacuten el tantildeir
del martillo cuando me sentiacute presa del mismo entorpecimiento del mismo terror y del
mismo friacuteo glacial de los diacuteas precedentes acerqueacute a mis labios la rama bendita y
aquella primera sensacioacuten se desvanecioacute Oiacute entonces muy claro el ruido de aquel
conocido paso lento y medido que subiacutea los peldantildeos de la escalera y se aproximaba a
la puerta Luego la puerta se abrioacute despaciosamente sin ruido como empujada por
sobrenatural fuerza y entonces -La voz se apagoacute a medias casi sofocada en la
garganta de la narradora- Y entonces -continuoacute haciendo un esfuerzo- vi a Kostaki
paacutelido como se me apareciera en las parihuelas2 los largos cabellos negros cayeacutendole
sobre las espaldas goteaban sangre vestiacutea como de costumbre pero teniacutea descubierto
el pecho y dejaba ver su sangrante herida Todo estaba muerto todo era cadaacutever
carne ropas porte solamente los ojos aquellos terribles ojos estaban vivos
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
38
Ante aquella aparicioacuten iexclextrantildeo es decirlo en vez de sentir duplicaacuterseme el espanto
sentiacute crecerme el valor Dios me lo enviaba de seguro para decidir mi situacioacuten y
defenderme del infierno Al primer paso que el espectro dio hacia mi lecho le claveacute
intreacutepidamente los ojos en el rostro y le presenteacute la rama bendita El espectro intentoacute
avanzar pero un poder maacutes fuerte que eacutel lo retuvo en el sitio Se detuvo
-iexclOh -murmuroacute- ella no duerme lo sabe todo
Pronuncioacute eacutel estas palabras en lengua moldava y sin embargo las comprendiacute yo como
si hubieran sido pronunciadas en lengua por miacute sabida
Estaacutebamos asiacute uno frente al otro el fantasma y yo sin que pudiera apartar mis miradas
de las suyas cuando con el rabillo del ojo vi a Gregoriska salir detraacutes del baldaquino
semejante al aacutengel exterminador y con la espada en el puntildeo Se hizo la sentildeal de la cruz
con la mano siniestra y avanzoacute lentamente con la espada tendida vuelta hacia el
fantasma eacuteste al ver al hermano desenvainoacute tambieacuten el sable soltando una horrible
carcajada pero apenas su sable tocoacute el hierro bendito el brazo le cayoacute inerte junto al
cuerpo Kostaki exhaloacute un suspiro de rabia y desesperacioacuten
-iquestQueacute quieres de miacute -preguntoacute al hermano
-En nombre del Dios verdadero y viviente -dijo Gregoriska- te conjuro a que respondas
-Habla -dijo el espectro rechinando los dientes
-iquestTe he tendido yo una emboscada
-No
-iquestTe he asaltado yo
-No
-Te he herido yo
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
39
-No
-Te arrojaste tuacute mismo sobre mi espada y tuacute mismo corriste al encuentro de la muerte
Luego ante Dios y los hombres no soy culpable yo del delito de fratricidio luego no
has recibido una misioacuten divina sino infernal luego has salido de tu tumba no como una
sombra santa sino como un espectro maldito y volveraacutes a tu tumba
-iexclCon ella siacute -exclamoacute Kostaki haciendo un supremo esfuerzo para apoderarse de miacute
-iexclVolveraacutes allaacute solo -exclamoacute a su vez Gregoriska- Esta mujer me pertenece
Y al pronunciar tales palabras tocoacute con la punta del hierro bendito la llaga viva Kostaki
exhaloacute un grito como si le hubiera tocado una espada de fuego y llevaacutendose una mano
al pecho dio un paso atraacutes Al mismo tiempo Gregoriska con un movimiento que
pareciacutea coordinado con el del hermano dio un paso adelante entonces con los ojos
fijos en los ojos del muerto con la espada contra el pecho de su hermano comenzoacute una
marcha lenta terrible solemne Era algo semejante al pasaje de don Juan y el
comendador el espectro retrocediacutea bajo la presioacuten de la sacra espada bajo la voluntad
irresistible del campeoacuten de Dios que lo seguiacutea paso a paso sin pronunciar una palabra
ambos anhelantes ambos liacutevidos del rostro el vivo arrojando al muerto y obligaacutendolo
a abandonar el castillo su anterior morada para volver a la tumba su morada futura
Lo aseguro a fe miacutea iexclera cosa horrenda de verse Y sin embargo yo misma movida
por una fuerza superior invisible desconocida sin saber lo que haciacutea me levanteacute y los
seguiacute Bajamos la escalera iluminados soacutelo por las ardientes pupilas de Kostaki
Atravesamos la galeriacutea y el patio y luego traspusimos la puerta siempre con el mismo
paso medido el espectro retrocediendo Gregoriska con el brazo tendido yo detraacutes de
ellos
Esta marcha fantaacutestica duroacute una hora pues era necesario volver el cadaacutever a su tumba
pero en vez de seguir el camino acostumbrado Kostaki y Gregoriska atravesaron el
terreno en liacutenea recta cuidaacutendose poco de los obstaacuteculos que para ellos ya no existiacutean
ante ellos el suelo se allanaba los torrentes se secaban los aacuterboles se apartaban las
rocas se abriacutean El mismo milagro se operaba para miacute soacutelo que el cielo me pareciacutea todo
cubierto de un negro velo las lunas y las estrellas habiacutean desaparecido y en medio de
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
40
las tinieblas soacutelo veiacutea resplandecer los ojos llameantes del vampiro Llegamos de tal
modo a Hango y pasamos a traveacutes del seto vivo de madrontildeos que serviacutea de cerco al
cementerio Apenas entrada distinguiacute entre las sombras la tumba de Kostaki junto a
la de su padre no sabiacutea que estuviera alliacute y sin embargo la reconociacute Nada me era
desconocido en aquella noche
Gregoriska se detuvo al borde de la fosa abierta
-Kostaki -dijo eacutel- aun no estaacute todo terminado para ti y una voz del cielo me avisa que
puede concebirse el perdoacuten si te arrepientes iquestprometes retornar a la tumba iquestno salir
de ella maacutes iquestconsagrar a Dios el culto que consagraste al infierno
-iexclNo -respondioacute Kostaki
-iquestTe arrepientes -preguntoacute Gregoriska
-iexclNo
-Por uacuteltima vez iquestte arrepientes
-iexclNo
-iexclBien Invoca la ayuda de Satanaacutes como invoco yo la de Dios y veremos quieacuten saldraacute
esta vez auacuten victorioso
Resonaron simultaacuteneamente dos gritos los hierros se cruzaron despidiendo centellas
y la lucha duroacute un minuto que me parecioacute un siglo Kostaki cayoacute vi alzarse la terrible
espada de su hermano introduciacutersela en el cuerpo y clavar ese cuerpo sobre la tierra
recieacuten removida Un uacuteltimo grito que nada teniacutea de humano se alzoacute por el aire Acudiacute
Gregoriska estaba en pie pero vacilante Le di apoyo con mis brazos
-iquestEstaacutes herido -le pregunteacute ansiosamente
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
41
-No -me respondioacute- pero en tal duelo querida Edvige la lucha no la herida mata He
luchado con la muerte y a ella pertenezco
-Amigo amigo -exclameacute- aleacutejate de aquiacute y acaso vuelvas a la vida
-No eacutesta es mi tumba Edvige pero no perdamos tiempo toma un poco de esta tierra
impregnada de su sangre y apliacutecala a la mordedura que te hizo es el uacutenico medio que
puede preservarte en el porvenir de su horrendo amor
Obedeciacute temblando Me inclineacute para recoger aquella tierra sanguinosa y al doblarme
vi el cadaacutever clavado al suelo la espada bendita le atravesaba el corazoacuten y una sangre
oscura le brotaba abundante de la herida como si hubiera muerto en aquel momento
Amaseacute un poco de tierra con la sangre y apliqueacute a mi herida el espantoso talismaacuten
-Ahora mi adorada Edvige -dijo Gregoriska con voz semiapagada- escucha bien mi
uacuteltimo consejo Abandona el paiacutes apenas te sea posible Soacutelo la distancia es una
seguridad para ti El padre Basilio recibioacute hoy mi suprema voluntad y la cumpliraacute
iexclEdvige un beso iexclEl uacuteltimo el uacutenico beso iexclEdvige me muero
Y asiacute diciendo Gregoriska cayoacute junto al hermano
En cualquier otra circunstancia en medio de aquel cementerio cerca de aquella tumba
abierta con aquellos dos cadaacuteveres yaciendo uno junto al otro hubiera enloquecido
pero como dije ya Dios me habiacutea inspirado una fuerza igual a los acontecimientos de
los que eacutel me haciacutea no soacutelo testigo sino tambieacuten actriz Mientras miraba a mi alrededor
en busca de ayuda vi abrirse la puerta del monasterio y avanzar los monjes de a dos
conducidos por el padre Basilio llevando cirios ardientes y cantando las preces de
difuntos El padre Basilio habiacutea llegado haciacutea poco al convento y previendo lo
sucedido se dirigiacutea al cementerio con toda la congregacioacuten Me encontroacute viva cerca de
los dos muertos Una uacuteltima convulsioacuten habiacutea retorcido el rostro de Kostaki
Gregoriska en cambio estaba tranquilo y casi sonriente Fue sepultado como lo deseara
eacutel junto al hermano el cristiano junto al maldito Smeranda cuando tuvo noticia de la
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
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nueva desdicha quiso verme fue a buscarme al convento de Hango y supo de mis
labios cuanto habiacutea acontecido en aquella tremenda noche
Le referiacute todos los detalles de la fantaacutestica historia pero ella me escuchoacute como ya me
escuchara Gregoriska sin mostrar estupor ni espanto
-Edvige -me contestoacute ella despueacutes de un instante de silencio- por muy extrantildeo que sea
lo que me has narrado dijiste soacutelo la verdad La estirpe de los Brankovan estaacute maldita
hasta la tercera y cuarta generacioacuten porque un Brankovan matoacute a un sacerdote El
teacutermino de la maldicioacuten ha llegado pues tuacute aunque esposa eres virgen y en miacute se
extingue el linaje Si mi hijo te ha dejado en herencia un milloacuten toacutemalo Despueacutes de
mi muerte salvo los piacuteos legados que tengo la intencioacuten de hacer recibiraacutes el resto de
mis bienes Y ahora sigue el consejo de tu esposo Vuelve lo maacutes presto que puedas a
aquellas tierras donde Dios no permite que se cumplan tan horrendos prodigios No
necesito de nadie para llorar conmigo a mis hijos Mi dolor quiere soledad Adioacutes no
me tengas ya en cuenta Mi suerte futura me pertenece a miacute sola y a Dios
Y luego de besarme en la frente como de costumbre me dejoacute y fue a encerrarse en el
castillo de Brankovan
Ocho diacuteas despueacutes partiacute para Francia Como lo esperara Gregoriska mis noches no
fueron turbadas ya por el terrible fantasma Se restablecioacute mi salud y de aquel suceso
no me quedoacute otro recuerdo fuera de esta palidez mortal que suele acompantildear hasta la
tumba a toda humana criatura que haya sufrido el beso de un vampiro
________________
1 Parihuelas Utensilio para transportar cosas entre dos personas formado por dos
barras horizontales entre las que estaacute fijada una plataforma o cajoacuten Camilla cama
portaacutetil
2 Boj Arbusto de tallos ramosos con pequentildeas hojas ovales muy utilizado como
planta de jardiacuten y cuya madera es apreciada por su dureza
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-Quieres hablar del vampiro iquestno es verdad
-Siacute nintildea auacuten me sucedioacute ver desenterrar en el cementerio de una aldea perteneciente
a mi padre cuarenta personas muertas en quince diacuteas sin que se hubiera podido en
ninguna ocasioacuten acertar con la causa de su muerte Diecisiete de esos cadaacuteveres
expusieron todos los signos de vampirismo es decir fueron encontrados frescos como
si hubieran estado vivos los otros eran sus viacutectimas
-iquestY queacute se hizo para liberar de eso a la regioacuten
-Se les clavoacute un palo en el corazoacuten y luego los quemaron
-Siacute asiacute se acostumbra hacer pero para nosotros eso no basta Para librarte de tu
fantasma antes quiero conocerlo y iexclpor Dios lo conocereacute Siacute y si es preciso luchareacute
cuerpo a cuerpo con eacutel quienquiera fuere
-iexclOh Gregoriska -exclameacute espantada
Dijo
-Quienquiera que fuere lo repito Mas para llevar a buen fin esta terrible aventura es
necesario que hagas todo lo que te exigireacute
-Di
-Estate preparada a las siete Desciende a la capilla pero desciende sola es necesario
que venzas a toda costa tu debilidad Edvige Alliacute recibiremos la bendicioacuten nupcial
Consieacutentemelo amada miacutea para velar por ti Luego subiremos de nuevo a esta caacutemara
y entonces veremos
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-iexclOh Gregoriska -exclameacute- iexclsi es eacutel te mataraacute
-No temas amada Edvige Consiente solamente
-Sabes bien que hareacute todo lo que quieras Gregoriska
-Entonces hasta luego a la noche
-Siacute haz lo que creas maacutes oportuno y te secundareacute yo cuanto mejor pueda adioacutes
Se fue Un cuarto de hora despueacutes vi a un caballero precipitarse a toda carrera por el
camino del monasterio era eacutel
Apenas le hube perdido de vista caiacute de rodillas y oreacute oreacute como ya no se reza en
nuestras tierras sin fe y aguardeacute a las siete ofreciendo a Dios y a los santos el
holocausto de mis pensamientos no me levanteacute sino al sonar las siete Estaba deacutebil
como una moribunda paacutelida como una muerta Me echeacute sobre la cabeza un gran velo
negro descendiacute la escalera apoyaacutendome en el muro y me dirigiacute a la capilla sin
encontrar a nadie
Gregoriska me esperaba con el padre Basilio prior del monasterio de Hango Centildeiacutea
una espada santa reliquia de un antiguo cruzado que asistiera a la toma de
Constantinopla con Ville-Hardouin y Baldouin de Flandes
-Edvige -dijo eacutel golpeando con la mano su espada- con la ayuda de Dios eacutesta romperaacute
el encantamiento que amenaza tu vida Aceacutercate pues resueltamente este santo
hombre que ya ha recibido mi confesioacuten recibiraacute nuestros juramentos
Comenzoacute la ceremonia quizaacute nunca otra fue maacutes sencilla y a un tiempo maacutes solemne
Nadie asistiacutea al monje eacutel mismo nos puso sobre la cabeza las coronas nupciales
Vestidos ambos de luto giramos en torno al altar con un cirio en la mano luego el
monje tras pronunciar las sacras palabras agregoacute
Vaacuteyanse ahora hijos miacuteos y el Sentildeor les deacute fuerza y valor para luchar contra el
enemigo del humano geacutenero Armados de la inocencia de ustedes y defendidos por Su
justicia venceraacuten al demonio Vayan y benditos sean
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Besamos los libros santos y salimos de la capilla Entonces por vez primera me apoyeacute
en el brazo de Gregoriska y me parecioacute que al contacto de aquel fuerte brazo de aquel
noble corazoacuten volviacutea a mis venas la vida Estaba segura del triunfo porque Gregoriska
estaba conmigo subimos a mi caacutemara Sonaban las ocho y media
-Edvige -me dijo entonces Gregoriska- no tenemos tiempo que perder iquestQuieres
dormir como de costumbre para que todo suceda durante tu suentildeo o bien permanecer
desvelada y verlo todo
-Junto a ti nada temo quiero permanecer despierta y verlo todo
Gregoriska extrajo de su pecho un boj2 bendito huacutemedo auacuten de agua santa y me lo
dio
-Toma entonces esta ramita -me dijo- acueacutestate en tu lecho recita las preces de la
Virgen y aguarda sin temor Dios estaacute con nosotros Cuida ante todo de no dejar caer
la ramita con ella podraacutes ordenar aun en el infierno No me llames no des ninguacuten
grito reza confiacutea y aguarda
Me acosteacute en el lecho Cruceacute las manos sobre el seno y puse sobre eacutel la ramita
bendecida Gregoriska se ocultoacute tras del trono de que ya hableacute Contaba yo los minutos
y de seguro mi esposo haciacutea lo mismo Sonaron los tres cuartos Vibraba auacuten el tantildeir
del martillo cuando me sentiacute presa del mismo entorpecimiento del mismo terror y del
mismo friacuteo glacial de los diacuteas precedentes acerqueacute a mis labios la rama bendita y
aquella primera sensacioacuten se desvanecioacute Oiacute entonces muy claro el ruido de aquel
conocido paso lento y medido que subiacutea los peldantildeos de la escalera y se aproximaba a
la puerta Luego la puerta se abrioacute despaciosamente sin ruido como empujada por
sobrenatural fuerza y entonces -La voz se apagoacute a medias casi sofocada en la
garganta de la narradora- Y entonces -continuoacute haciendo un esfuerzo- vi a Kostaki
paacutelido como se me apareciera en las parihuelas2 los largos cabellos negros cayeacutendole
sobre las espaldas goteaban sangre vestiacutea como de costumbre pero teniacutea descubierto
el pecho y dejaba ver su sangrante herida Todo estaba muerto todo era cadaacutever
carne ropas porte solamente los ojos aquellos terribles ojos estaban vivos
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Ante aquella aparicioacuten iexclextrantildeo es decirlo en vez de sentir duplicaacuterseme el espanto
sentiacute crecerme el valor Dios me lo enviaba de seguro para decidir mi situacioacuten y
defenderme del infierno Al primer paso que el espectro dio hacia mi lecho le claveacute
intreacutepidamente los ojos en el rostro y le presenteacute la rama bendita El espectro intentoacute
avanzar pero un poder maacutes fuerte que eacutel lo retuvo en el sitio Se detuvo
-iexclOh -murmuroacute- ella no duerme lo sabe todo
Pronuncioacute eacutel estas palabras en lengua moldava y sin embargo las comprendiacute yo como
si hubieran sido pronunciadas en lengua por miacute sabida
Estaacutebamos asiacute uno frente al otro el fantasma y yo sin que pudiera apartar mis miradas
de las suyas cuando con el rabillo del ojo vi a Gregoriska salir detraacutes del baldaquino
semejante al aacutengel exterminador y con la espada en el puntildeo Se hizo la sentildeal de la cruz
con la mano siniestra y avanzoacute lentamente con la espada tendida vuelta hacia el
fantasma eacuteste al ver al hermano desenvainoacute tambieacuten el sable soltando una horrible
carcajada pero apenas su sable tocoacute el hierro bendito el brazo le cayoacute inerte junto al
cuerpo Kostaki exhaloacute un suspiro de rabia y desesperacioacuten
-iquestQueacute quieres de miacute -preguntoacute al hermano
-En nombre del Dios verdadero y viviente -dijo Gregoriska- te conjuro a que respondas
-Habla -dijo el espectro rechinando los dientes
-iquestTe he tendido yo una emboscada
-No
-iquestTe he asaltado yo
-No
-Te he herido yo
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-No
-Te arrojaste tuacute mismo sobre mi espada y tuacute mismo corriste al encuentro de la muerte
Luego ante Dios y los hombres no soy culpable yo del delito de fratricidio luego no
has recibido una misioacuten divina sino infernal luego has salido de tu tumba no como una
sombra santa sino como un espectro maldito y volveraacutes a tu tumba
-iexclCon ella siacute -exclamoacute Kostaki haciendo un supremo esfuerzo para apoderarse de miacute
-iexclVolveraacutes allaacute solo -exclamoacute a su vez Gregoriska- Esta mujer me pertenece
Y al pronunciar tales palabras tocoacute con la punta del hierro bendito la llaga viva Kostaki
exhaloacute un grito como si le hubiera tocado una espada de fuego y llevaacutendose una mano
al pecho dio un paso atraacutes Al mismo tiempo Gregoriska con un movimiento que
pareciacutea coordinado con el del hermano dio un paso adelante entonces con los ojos
fijos en los ojos del muerto con la espada contra el pecho de su hermano comenzoacute una
marcha lenta terrible solemne Era algo semejante al pasaje de don Juan y el
comendador el espectro retrocediacutea bajo la presioacuten de la sacra espada bajo la voluntad
irresistible del campeoacuten de Dios que lo seguiacutea paso a paso sin pronunciar una palabra
ambos anhelantes ambos liacutevidos del rostro el vivo arrojando al muerto y obligaacutendolo
a abandonar el castillo su anterior morada para volver a la tumba su morada futura
Lo aseguro a fe miacutea iexclera cosa horrenda de verse Y sin embargo yo misma movida
por una fuerza superior invisible desconocida sin saber lo que haciacutea me levanteacute y los
seguiacute Bajamos la escalera iluminados soacutelo por las ardientes pupilas de Kostaki
Atravesamos la galeriacutea y el patio y luego traspusimos la puerta siempre con el mismo
paso medido el espectro retrocediendo Gregoriska con el brazo tendido yo detraacutes de
ellos
Esta marcha fantaacutestica duroacute una hora pues era necesario volver el cadaacutever a su tumba
pero en vez de seguir el camino acostumbrado Kostaki y Gregoriska atravesaron el
terreno en liacutenea recta cuidaacutendose poco de los obstaacuteculos que para ellos ya no existiacutean
ante ellos el suelo se allanaba los torrentes se secaban los aacuterboles se apartaban las
rocas se abriacutean El mismo milagro se operaba para miacute soacutelo que el cielo me pareciacutea todo
cubierto de un negro velo las lunas y las estrellas habiacutean desaparecido y en medio de
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las tinieblas soacutelo veiacutea resplandecer los ojos llameantes del vampiro Llegamos de tal
modo a Hango y pasamos a traveacutes del seto vivo de madrontildeos que serviacutea de cerco al
cementerio Apenas entrada distinguiacute entre las sombras la tumba de Kostaki junto a
la de su padre no sabiacutea que estuviera alliacute y sin embargo la reconociacute Nada me era
desconocido en aquella noche
Gregoriska se detuvo al borde de la fosa abierta
-Kostaki -dijo eacutel- aun no estaacute todo terminado para ti y una voz del cielo me avisa que
puede concebirse el perdoacuten si te arrepientes iquestprometes retornar a la tumba iquestno salir
de ella maacutes iquestconsagrar a Dios el culto que consagraste al infierno
-iexclNo -respondioacute Kostaki
-iquestTe arrepientes -preguntoacute Gregoriska
-iexclNo
-Por uacuteltima vez iquestte arrepientes
-iexclNo
-iexclBien Invoca la ayuda de Satanaacutes como invoco yo la de Dios y veremos quieacuten saldraacute
esta vez auacuten victorioso
Resonaron simultaacuteneamente dos gritos los hierros se cruzaron despidiendo centellas
y la lucha duroacute un minuto que me parecioacute un siglo Kostaki cayoacute vi alzarse la terrible
espada de su hermano introduciacutersela en el cuerpo y clavar ese cuerpo sobre la tierra
recieacuten removida Un uacuteltimo grito que nada teniacutea de humano se alzoacute por el aire Acudiacute
Gregoriska estaba en pie pero vacilante Le di apoyo con mis brazos
-iquestEstaacutes herido -le pregunteacute ansiosamente
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-No -me respondioacute- pero en tal duelo querida Edvige la lucha no la herida mata He
luchado con la muerte y a ella pertenezco
-Amigo amigo -exclameacute- aleacutejate de aquiacute y acaso vuelvas a la vida
-No eacutesta es mi tumba Edvige pero no perdamos tiempo toma un poco de esta tierra
impregnada de su sangre y apliacutecala a la mordedura que te hizo es el uacutenico medio que
puede preservarte en el porvenir de su horrendo amor
Obedeciacute temblando Me inclineacute para recoger aquella tierra sanguinosa y al doblarme
vi el cadaacutever clavado al suelo la espada bendita le atravesaba el corazoacuten y una sangre
oscura le brotaba abundante de la herida como si hubiera muerto en aquel momento
Amaseacute un poco de tierra con la sangre y apliqueacute a mi herida el espantoso talismaacuten
-Ahora mi adorada Edvige -dijo Gregoriska con voz semiapagada- escucha bien mi
uacuteltimo consejo Abandona el paiacutes apenas te sea posible Soacutelo la distancia es una
seguridad para ti El padre Basilio recibioacute hoy mi suprema voluntad y la cumpliraacute
iexclEdvige un beso iexclEl uacuteltimo el uacutenico beso iexclEdvige me muero
Y asiacute diciendo Gregoriska cayoacute junto al hermano
En cualquier otra circunstancia en medio de aquel cementerio cerca de aquella tumba
abierta con aquellos dos cadaacuteveres yaciendo uno junto al otro hubiera enloquecido
pero como dije ya Dios me habiacutea inspirado una fuerza igual a los acontecimientos de
los que eacutel me haciacutea no soacutelo testigo sino tambieacuten actriz Mientras miraba a mi alrededor
en busca de ayuda vi abrirse la puerta del monasterio y avanzar los monjes de a dos
conducidos por el padre Basilio llevando cirios ardientes y cantando las preces de
difuntos El padre Basilio habiacutea llegado haciacutea poco al convento y previendo lo
sucedido se dirigiacutea al cementerio con toda la congregacioacuten Me encontroacute viva cerca de
los dos muertos Una uacuteltima convulsioacuten habiacutea retorcido el rostro de Kostaki
Gregoriska en cambio estaba tranquilo y casi sonriente Fue sepultado como lo deseara
eacutel junto al hermano el cristiano junto al maldito Smeranda cuando tuvo noticia de la
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nueva desdicha quiso verme fue a buscarme al convento de Hango y supo de mis
labios cuanto habiacutea acontecido en aquella tremenda noche
Le referiacute todos los detalles de la fantaacutestica historia pero ella me escuchoacute como ya me
escuchara Gregoriska sin mostrar estupor ni espanto
-Edvige -me contestoacute ella despueacutes de un instante de silencio- por muy extrantildeo que sea
lo que me has narrado dijiste soacutelo la verdad La estirpe de los Brankovan estaacute maldita
hasta la tercera y cuarta generacioacuten porque un Brankovan matoacute a un sacerdote El
teacutermino de la maldicioacuten ha llegado pues tuacute aunque esposa eres virgen y en miacute se
extingue el linaje Si mi hijo te ha dejado en herencia un milloacuten toacutemalo Despueacutes de
mi muerte salvo los piacuteos legados que tengo la intencioacuten de hacer recibiraacutes el resto de
mis bienes Y ahora sigue el consejo de tu esposo Vuelve lo maacutes presto que puedas a
aquellas tierras donde Dios no permite que se cumplan tan horrendos prodigios No
necesito de nadie para llorar conmigo a mis hijos Mi dolor quiere soledad Adioacutes no
me tengas ya en cuenta Mi suerte futura me pertenece a miacute sola y a Dios
Y luego de besarme en la frente como de costumbre me dejoacute y fue a encerrarse en el
castillo de Brankovan
Ocho diacuteas despueacutes partiacute para Francia Como lo esperara Gregoriska mis noches no
fueron turbadas ya por el terrible fantasma Se restablecioacute mi salud y de aquel suceso
no me quedoacute otro recuerdo fuera de esta palidez mortal que suele acompantildear hasta la
tumba a toda humana criatura que haya sufrido el beso de un vampiro
________________
1 Parihuelas Utensilio para transportar cosas entre dos personas formado por dos
barras horizontales entre las que estaacute fijada una plataforma o cajoacuten Camilla cama
portaacutetil
2 Boj Arbusto de tallos ramosos con pequentildeas hojas ovales muy utilizado como
planta de jardiacuten y cuya madera es apreciada por su dureza
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
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-iexclOh Gregoriska -exclameacute- iexclsi es eacutel te mataraacute
-No temas amada Edvige Consiente solamente
-Sabes bien que hareacute todo lo que quieras Gregoriska
-Entonces hasta luego a la noche
-Siacute haz lo que creas maacutes oportuno y te secundareacute yo cuanto mejor pueda adioacutes
Se fue Un cuarto de hora despueacutes vi a un caballero precipitarse a toda carrera por el
camino del monasterio era eacutel
Apenas le hube perdido de vista caiacute de rodillas y oreacute oreacute como ya no se reza en
nuestras tierras sin fe y aguardeacute a las siete ofreciendo a Dios y a los santos el
holocausto de mis pensamientos no me levanteacute sino al sonar las siete Estaba deacutebil
como una moribunda paacutelida como una muerta Me echeacute sobre la cabeza un gran velo
negro descendiacute la escalera apoyaacutendome en el muro y me dirigiacute a la capilla sin
encontrar a nadie
Gregoriska me esperaba con el padre Basilio prior del monasterio de Hango Centildeiacutea
una espada santa reliquia de un antiguo cruzado que asistiera a la toma de
Constantinopla con Ville-Hardouin y Baldouin de Flandes
-Edvige -dijo eacutel golpeando con la mano su espada- con la ayuda de Dios eacutesta romperaacute
el encantamiento que amenaza tu vida Aceacutercate pues resueltamente este santo
hombre que ya ha recibido mi confesioacuten recibiraacute nuestros juramentos
Comenzoacute la ceremonia quizaacute nunca otra fue maacutes sencilla y a un tiempo maacutes solemne
Nadie asistiacutea al monje eacutel mismo nos puso sobre la cabeza las coronas nupciales
Vestidos ambos de luto giramos en torno al altar con un cirio en la mano luego el
monje tras pronunciar las sacras palabras agregoacute
Vaacuteyanse ahora hijos miacuteos y el Sentildeor les deacute fuerza y valor para luchar contra el
enemigo del humano geacutenero Armados de la inocencia de ustedes y defendidos por Su
justicia venceraacuten al demonio Vayan y benditos sean
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37
Besamos los libros santos y salimos de la capilla Entonces por vez primera me apoyeacute
en el brazo de Gregoriska y me parecioacute que al contacto de aquel fuerte brazo de aquel
noble corazoacuten volviacutea a mis venas la vida Estaba segura del triunfo porque Gregoriska
estaba conmigo subimos a mi caacutemara Sonaban las ocho y media
-Edvige -me dijo entonces Gregoriska- no tenemos tiempo que perder iquestQuieres
dormir como de costumbre para que todo suceda durante tu suentildeo o bien permanecer
desvelada y verlo todo
-Junto a ti nada temo quiero permanecer despierta y verlo todo
Gregoriska extrajo de su pecho un boj2 bendito huacutemedo auacuten de agua santa y me lo
dio
-Toma entonces esta ramita -me dijo- acueacutestate en tu lecho recita las preces de la
Virgen y aguarda sin temor Dios estaacute con nosotros Cuida ante todo de no dejar caer
la ramita con ella podraacutes ordenar aun en el infierno No me llames no des ninguacuten
grito reza confiacutea y aguarda
Me acosteacute en el lecho Cruceacute las manos sobre el seno y puse sobre eacutel la ramita
bendecida Gregoriska se ocultoacute tras del trono de que ya hableacute Contaba yo los minutos
y de seguro mi esposo haciacutea lo mismo Sonaron los tres cuartos Vibraba auacuten el tantildeir
del martillo cuando me sentiacute presa del mismo entorpecimiento del mismo terror y del
mismo friacuteo glacial de los diacuteas precedentes acerqueacute a mis labios la rama bendita y
aquella primera sensacioacuten se desvanecioacute Oiacute entonces muy claro el ruido de aquel
conocido paso lento y medido que subiacutea los peldantildeos de la escalera y se aproximaba a
la puerta Luego la puerta se abrioacute despaciosamente sin ruido como empujada por
sobrenatural fuerza y entonces -La voz se apagoacute a medias casi sofocada en la
garganta de la narradora- Y entonces -continuoacute haciendo un esfuerzo- vi a Kostaki
paacutelido como se me apareciera en las parihuelas2 los largos cabellos negros cayeacutendole
sobre las espaldas goteaban sangre vestiacutea como de costumbre pero teniacutea descubierto
el pecho y dejaba ver su sangrante herida Todo estaba muerto todo era cadaacutever
carne ropas porte solamente los ojos aquellos terribles ojos estaban vivos
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38
Ante aquella aparicioacuten iexclextrantildeo es decirlo en vez de sentir duplicaacuterseme el espanto
sentiacute crecerme el valor Dios me lo enviaba de seguro para decidir mi situacioacuten y
defenderme del infierno Al primer paso que el espectro dio hacia mi lecho le claveacute
intreacutepidamente los ojos en el rostro y le presenteacute la rama bendita El espectro intentoacute
avanzar pero un poder maacutes fuerte que eacutel lo retuvo en el sitio Se detuvo
-iexclOh -murmuroacute- ella no duerme lo sabe todo
Pronuncioacute eacutel estas palabras en lengua moldava y sin embargo las comprendiacute yo como
si hubieran sido pronunciadas en lengua por miacute sabida
Estaacutebamos asiacute uno frente al otro el fantasma y yo sin que pudiera apartar mis miradas
de las suyas cuando con el rabillo del ojo vi a Gregoriska salir detraacutes del baldaquino
semejante al aacutengel exterminador y con la espada en el puntildeo Se hizo la sentildeal de la cruz
con la mano siniestra y avanzoacute lentamente con la espada tendida vuelta hacia el
fantasma eacuteste al ver al hermano desenvainoacute tambieacuten el sable soltando una horrible
carcajada pero apenas su sable tocoacute el hierro bendito el brazo le cayoacute inerte junto al
cuerpo Kostaki exhaloacute un suspiro de rabia y desesperacioacuten
-iquestQueacute quieres de miacute -preguntoacute al hermano
-En nombre del Dios verdadero y viviente -dijo Gregoriska- te conjuro a que respondas
-Habla -dijo el espectro rechinando los dientes
-iquestTe he tendido yo una emboscada
-No
-iquestTe he asaltado yo
-No
-Te he herido yo
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39
-No
-Te arrojaste tuacute mismo sobre mi espada y tuacute mismo corriste al encuentro de la muerte
Luego ante Dios y los hombres no soy culpable yo del delito de fratricidio luego no
has recibido una misioacuten divina sino infernal luego has salido de tu tumba no como una
sombra santa sino como un espectro maldito y volveraacutes a tu tumba
-iexclCon ella siacute -exclamoacute Kostaki haciendo un supremo esfuerzo para apoderarse de miacute
-iexclVolveraacutes allaacute solo -exclamoacute a su vez Gregoriska- Esta mujer me pertenece
Y al pronunciar tales palabras tocoacute con la punta del hierro bendito la llaga viva Kostaki
exhaloacute un grito como si le hubiera tocado una espada de fuego y llevaacutendose una mano
al pecho dio un paso atraacutes Al mismo tiempo Gregoriska con un movimiento que
pareciacutea coordinado con el del hermano dio un paso adelante entonces con los ojos
fijos en los ojos del muerto con la espada contra el pecho de su hermano comenzoacute una
marcha lenta terrible solemne Era algo semejante al pasaje de don Juan y el
comendador el espectro retrocediacutea bajo la presioacuten de la sacra espada bajo la voluntad
irresistible del campeoacuten de Dios que lo seguiacutea paso a paso sin pronunciar una palabra
ambos anhelantes ambos liacutevidos del rostro el vivo arrojando al muerto y obligaacutendolo
a abandonar el castillo su anterior morada para volver a la tumba su morada futura
Lo aseguro a fe miacutea iexclera cosa horrenda de verse Y sin embargo yo misma movida
por una fuerza superior invisible desconocida sin saber lo que haciacutea me levanteacute y los
seguiacute Bajamos la escalera iluminados soacutelo por las ardientes pupilas de Kostaki
Atravesamos la galeriacutea y el patio y luego traspusimos la puerta siempre con el mismo
paso medido el espectro retrocediendo Gregoriska con el brazo tendido yo detraacutes de
ellos
Esta marcha fantaacutestica duroacute una hora pues era necesario volver el cadaacutever a su tumba
pero en vez de seguir el camino acostumbrado Kostaki y Gregoriska atravesaron el
terreno en liacutenea recta cuidaacutendose poco de los obstaacuteculos que para ellos ya no existiacutean
ante ellos el suelo se allanaba los torrentes se secaban los aacuterboles se apartaban las
rocas se abriacutean El mismo milagro se operaba para miacute soacutelo que el cielo me pareciacutea todo
cubierto de un negro velo las lunas y las estrellas habiacutean desaparecido y en medio de
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40
las tinieblas soacutelo veiacutea resplandecer los ojos llameantes del vampiro Llegamos de tal
modo a Hango y pasamos a traveacutes del seto vivo de madrontildeos que serviacutea de cerco al
cementerio Apenas entrada distinguiacute entre las sombras la tumba de Kostaki junto a
la de su padre no sabiacutea que estuviera alliacute y sin embargo la reconociacute Nada me era
desconocido en aquella noche
Gregoriska se detuvo al borde de la fosa abierta
-Kostaki -dijo eacutel- aun no estaacute todo terminado para ti y una voz del cielo me avisa que
puede concebirse el perdoacuten si te arrepientes iquestprometes retornar a la tumba iquestno salir
de ella maacutes iquestconsagrar a Dios el culto que consagraste al infierno
-iexclNo -respondioacute Kostaki
-iquestTe arrepientes -preguntoacute Gregoriska
-iexclNo
-Por uacuteltima vez iquestte arrepientes
-iexclNo
-iexclBien Invoca la ayuda de Satanaacutes como invoco yo la de Dios y veremos quieacuten saldraacute
esta vez auacuten victorioso
Resonaron simultaacuteneamente dos gritos los hierros se cruzaron despidiendo centellas
y la lucha duroacute un minuto que me parecioacute un siglo Kostaki cayoacute vi alzarse la terrible
espada de su hermano introduciacutersela en el cuerpo y clavar ese cuerpo sobre la tierra
recieacuten removida Un uacuteltimo grito que nada teniacutea de humano se alzoacute por el aire Acudiacute
Gregoriska estaba en pie pero vacilante Le di apoyo con mis brazos
-iquestEstaacutes herido -le pregunteacute ansiosamente
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-No -me respondioacute- pero en tal duelo querida Edvige la lucha no la herida mata He
luchado con la muerte y a ella pertenezco
-Amigo amigo -exclameacute- aleacutejate de aquiacute y acaso vuelvas a la vida
-No eacutesta es mi tumba Edvige pero no perdamos tiempo toma un poco de esta tierra
impregnada de su sangre y apliacutecala a la mordedura que te hizo es el uacutenico medio que
puede preservarte en el porvenir de su horrendo amor
Obedeciacute temblando Me inclineacute para recoger aquella tierra sanguinosa y al doblarme
vi el cadaacutever clavado al suelo la espada bendita le atravesaba el corazoacuten y una sangre
oscura le brotaba abundante de la herida como si hubiera muerto en aquel momento
Amaseacute un poco de tierra con la sangre y apliqueacute a mi herida el espantoso talismaacuten
-Ahora mi adorada Edvige -dijo Gregoriska con voz semiapagada- escucha bien mi
uacuteltimo consejo Abandona el paiacutes apenas te sea posible Soacutelo la distancia es una
seguridad para ti El padre Basilio recibioacute hoy mi suprema voluntad y la cumpliraacute
iexclEdvige un beso iexclEl uacuteltimo el uacutenico beso iexclEdvige me muero
Y asiacute diciendo Gregoriska cayoacute junto al hermano
En cualquier otra circunstancia en medio de aquel cementerio cerca de aquella tumba
abierta con aquellos dos cadaacuteveres yaciendo uno junto al otro hubiera enloquecido
pero como dije ya Dios me habiacutea inspirado una fuerza igual a los acontecimientos de
los que eacutel me haciacutea no soacutelo testigo sino tambieacuten actriz Mientras miraba a mi alrededor
en busca de ayuda vi abrirse la puerta del monasterio y avanzar los monjes de a dos
conducidos por el padre Basilio llevando cirios ardientes y cantando las preces de
difuntos El padre Basilio habiacutea llegado haciacutea poco al convento y previendo lo
sucedido se dirigiacutea al cementerio con toda la congregacioacuten Me encontroacute viva cerca de
los dos muertos Una uacuteltima convulsioacuten habiacutea retorcido el rostro de Kostaki
Gregoriska en cambio estaba tranquilo y casi sonriente Fue sepultado como lo deseara
eacutel junto al hermano el cristiano junto al maldito Smeranda cuando tuvo noticia de la
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nueva desdicha quiso verme fue a buscarme al convento de Hango y supo de mis
labios cuanto habiacutea acontecido en aquella tremenda noche
Le referiacute todos los detalles de la fantaacutestica historia pero ella me escuchoacute como ya me
escuchara Gregoriska sin mostrar estupor ni espanto
-Edvige -me contestoacute ella despueacutes de un instante de silencio- por muy extrantildeo que sea
lo que me has narrado dijiste soacutelo la verdad La estirpe de los Brankovan estaacute maldita
hasta la tercera y cuarta generacioacuten porque un Brankovan matoacute a un sacerdote El
teacutermino de la maldicioacuten ha llegado pues tuacute aunque esposa eres virgen y en miacute se
extingue el linaje Si mi hijo te ha dejado en herencia un milloacuten toacutemalo Despueacutes de
mi muerte salvo los piacuteos legados que tengo la intencioacuten de hacer recibiraacutes el resto de
mis bienes Y ahora sigue el consejo de tu esposo Vuelve lo maacutes presto que puedas a
aquellas tierras donde Dios no permite que se cumplan tan horrendos prodigios No
necesito de nadie para llorar conmigo a mis hijos Mi dolor quiere soledad Adioacutes no
me tengas ya en cuenta Mi suerte futura me pertenece a miacute sola y a Dios
Y luego de besarme en la frente como de costumbre me dejoacute y fue a encerrarse en el
castillo de Brankovan
Ocho diacuteas despueacutes partiacute para Francia Como lo esperara Gregoriska mis noches no
fueron turbadas ya por el terrible fantasma Se restablecioacute mi salud y de aquel suceso
no me quedoacute otro recuerdo fuera de esta palidez mortal que suele acompantildear hasta la
tumba a toda humana criatura que haya sufrido el beso de un vampiro
________________
1 Parihuelas Utensilio para transportar cosas entre dos personas formado por dos
barras horizontales entre las que estaacute fijada una plataforma o cajoacuten Camilla cama
portaacutetil
2 Boj Arbusto de tallos ramosos con pequentildeas hojas ovales muy utilizado como
planta de jardiacuten y cuya madera es apreciada por su dureza
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Besamos los libros santos y salimos de la capilla Entonces por vez primera me apoyeacute
en el brazo de Gregoriska y me parecioacute que al contacto de aquel fuerte brazo de aquel
noble corazoacuten volviacutea a mis venas la vida Estaba segura del triunfo porque Gregoriska
estaba conmigo subimos a mi caacutemara Sonaban las ocho y media
-Edvige -me dijo entonces Gregoriska- no tenemos tiempo que perder iquestQuieres
dormir como de costumbre para que todo suceda durante tu suentildeo o bien permanecer
desvelada y verlo todo
-Junto a ti nada temo quiero permanecer despierta y verlo todo
Gregoriska extrajo de su pecho un boj2 bendito huacutemedo auacuten de agua santa y me lo
dio
-Toma entonces esta ramita -me dijo- acueacutestate en tu lecho recita las preces de la
Virgen y aguarda sin temor Dios estaacute con nosotros Cuida ante todo de no dejar caer
la ramita con ella podraacutes ordenar aun en el infierno No me llames no des ninguacuten
grito reza confiacutea y aguarda
Me acosteacute en el lecho Cruceacute las manos sobre el seno y puse sobre eacutel la ramita
bendecida Gregoriska se ocultoacute tras del trono de que ya hableacute Contaba yo los minutos
y de seguro mi esposo haciacutea lo mismo Sonaron los tres cuartos Vibraba auacuten el tantildeir
del martillo cuando me sentiacute presa del mismo entorpecimiento del mismo terror y del
mismo friacuteo glacial de los diacuteas precedentes acerqueacute a mis labios la rama bendita y
aquella primera sensacioacuten se desvanecioacute Oiacute entonces muy claro el ruido de aquel
conocido paso lento y medido que subiacutea los peldantildeos de la escalera y se aproximaba a
la puerta Luego la puerta se abrioacute despaciosamente sin ruido como empujada por
sobrenatural fuerza y entonces -La voz se apagoacute a medias casi sofocada en la
garganta de la narradora- Y entonces -continuoacute haciendo un esfuerzo- vi a Kostaki
paacutelido como se me apareciera en las parihuelas2 los largos cabellos negros cayeacutendole
sobre las espaldas goteaban sangre vestiacutea como de costumbre pero teniacutea descubierto
el pecho y dejaba ver su sangrante herida Todo estaba muerto todo era cadaacutever
carne ropas porte solamente los ojos aquellos terribles ojos estaban vivos
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Ante aquella aparicioacuten iexclextrantildeo es decirlo en vez de sentir duplicaacuterseme el espanto
sentiacute crecerme el valor Dios me lo enviaba de seguro para decidir mi situacioacuten y
defenderme del infierno Al primer paso que el espectro dio hacia mi lecho le claveacute
intreacutepidamente los ojos en el rostro y le presenteacute la rama bendita El espectro intentoacute
avanzar pero un poder maacutes fuerte que eacutel lo retuvo en el sitio Se detuvo
-iexclOh -murmuroacute- ella no duerme lo sabe todo
Pronuncioacute eacutel estas palabras en lengua moldava y sin embargo las comprendiacute yo como
si hubieran sido pronunciadas en lengua por miacute sabida
Estaacutebamos asiacute uno frente al otro el fantasma y yo sin que pudiera apartar mis miradas
de las suyas cuando con el rabillo del ojo vi a Gregoriska salir detraacutes del baldaquino
semejante al aacutengel exterminador y con la espada en el puntildeo Se hizo la sentildeal de la cruz
con la mano siniestra y avanzoacute lentamente con la espada tendida vuelta hacia el
fantasma eacuteste al ver al hermano desenvainoacute tambieacuten el sable soltando una horrible
carcajada pero apenas su sable tocoacute el hierro bendito el brazo le cayoacute inerte junto al
cuerpo Kostaki exhaloacute un suspiro de rabia y desesperacioacuten
-iquestQueacute quieres de miacute -preguntoacute al hermano
-En nombre del Dios verdadero y viviente -dijo Gregoriska- te conjuro a que respondas
-Habla -dijo el espectro rechinando los dientes
-iquestTe he tendido yo una emboscada
-No
-iquestTe he asaltado yo
-No
-Te he herido yo
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-No
-Te arrojaste tuacute mismo sobre mi espada y tuacute mismo corriste al encuentro de la muerte
Luego ante Dios y los hombres no soy culpable yo del delito de fratricidio luego no
has recibido una misioacuten divina sino infernal luego has salido de tu tumba no como una
sombra santa sino como un espectro maldito y volveraacutes a tu tumba
-iexclCon ella siacute -exclamoacute Kostaki haciendo un supremo esfuerzo para apoderarse de miacute
-iexclVolveraacutes allaacute solo -exclamoacute a su vez Gregoriska- Esta mujer me pertenece
Y al pronunciar tales palabras tocoacute con la punta del hierro bendito la llaga viva Kostaki
exhaloacute un grito como si le hubiera tocado una espada de fuego y llevaacutendose una mano
al pecho dio un paso atraacutes Al mismo tiempo Gregoriska con un movimiento que
pareciacutea coordinado con el del hermano dio un paso adelante entonces con los ojos
fijos en los ojos del muerto con la espada contra el pecho de su hermano comenzoacute una
marcha lenta terrible solemne Era algo semejante al pasaje de don Juan y el
comendador el espectro retrocediacutea bajo la presioacuten de la sacra espada bajo la voluntad
irresistible del campeoacuten de Dios que lo seguiacutea paso a paso sin pronunciar una palabra
ambos anhelantes ambos liacutevidos del rostro el vivo arrojando al muerto y obligaacutendolo
a abandonar el castillo su anterior morada para volver a la tumba su morada futura
Lo aseguro a fe miacutea iexclera cosa horrenda de verse Y sin embargo yo misma movida
por una fuerza superior invisible desconocida sin saber lo que haciacutea me levanteacute y los
seguiacute Bajamos la escalera iluminados soacutelo por las ardientes pupilas de Kostaki
Atravesamos la galeriacutea y el patio y luego traspusimos la puerta siempre con el mismo
paso medido el espectro retrocediendo Gregoriska con el brazo tendido yo detraacutes de
ellos
Esta marcha fantaacutestica duroacute una hora pues era necesario volver el cadaacutever a su tumba
pero en vez de seguir el camino acostumbrado Kostaki y Gregoriska atravesaron el
terreno en liacutenea recta cuidaacutendose poco de los obstaacuteculos que para ellos ya no existiacutean
ante ellos el suelo se allanaba los torrentes se secaban los aacuterboles se apartaban las
rocas se abriacutean El mismo milagro se operaba para miacute soacutelo que el cielo me pareciacutea todo
cubierto de un negro velo las lunas y las estrellas habiacutean desaparecido y en medio de
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las tinieblas soacutelo veiacutea resplandecer los ojos llameantes del vampiro Llegamos de tal
modo a Hango y pasamos a traveacutes del seto vivo de madrontildeos que serviacutea de cerco al
cementerio Apenas entrada distinguiacute entre las sombras la tumba de Kostaki junto a
la de su padre no sabiacutea que estuviera alliacute y sin embargo la reconociacute Nada me era
desconocido en aquella noche
Gregoriska se detuvo al borde de la fosa abierta
-Kostaki -dijo eacutel- aun no estaacute todo terminado para ti y una voz del cielo me avisa que
puede concebirse el perdoacuten si te arrepientes iquestprometes retornar a la tumba iquestno salir
de ella maacutes iquestconsagrar a Dios el culto que consagraste al infierno
-iexclNo -respondioacute Kostaki
-iquestTe arrepientes -preguntoacute Gregoriska
-iexclNo
-Por uacuteltima vez iquestte arrepientes
-iexclNo
-iexclBien Invoca la ayuda de Satanaacutes como invoco yo la de Dios y veremos quieacuten saldraacute
esta vez auacuten victorioso
Resonaron simultaacuteneamente dos gritos los hierros se cruzaron despidiendo centellas
y la lucha duroacute un minuto que me parecioacute un siglo Kostaki cayoacute vi alzarse la terrible
espada de su hermano introduciacutersela en el cuerpo y clavar ese cuerpo sobre la tierra
recieacuten removida Un uacuteltimo grito que nada teniacutea de humano se alzoacute por el aire Acudiacute
Gregoriska estaba en pie pero vacilante Le di apoyo con mis brazos
-iquestEstaacutes herido -le pregunteacute ansiosamente
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-No -me respondioacute- pero en tal duelo querida Edvige la lucha no la herida mata He
luchado con la muerte y a ella pertenezco
-Amigo amigo -exclameacute- aleacutejate de aquiacute y acaso vuelvas a la vida
-No eacutesta es mi tumba Edvige pero no perdamos tiempo toma un poco de esta tierra
impregnada de su sangre y apliacutecala a la mordedura que te hizo es el uacutenico medio que
puede preservarte en el porvenir de su horrendo amor
Obedeciacute temblando Me inclineacute para recoger aquella tierra sanguinosa y al doblarme
vi el cadaacutever clavado al suelo la espada bendita le atravesaba el corazoacuten y una sangre
oscura le brotaba abundante de la herida como si hubiera muerto en aquel momento
Amaseacute un poco de tierra con la sangre y apliqueacute a mi herida el espantoso talismaacuten
-Ahora mi adorada Edvige -dijo Gregoriska con voz semiapagada- escucha bien mi
uacuteltimo consejo Abandona el paiacutes apenas te sea posible Soacutelo la distancia es una
seguridad para ti El padre Basilio recibioacute hoy mi suprema voluntad y la cumpliraacute
iexclEdvige un beso iexclEl uacuteltimo el uacutenico beso iexclEdvige me muero
Y asiacute diciendo Gregoriska cayoacute junto al hermano
En cualquier otra circunstancia en medio de aquel cementerio cerca de aquella tumba
abierta con aquellos dos cadaacuteveres yaciendo uno junto al otro hubiera enloquecido
pero como dije ya Dios me habiacutea inspirado una fuerza igual a los acontecimientos de
los que eacutel me haciacutea no soacutelo testigo sino tambieacuten actriz Mientras miraba a mi alrededor
en busca de ayuda vi abrirse la puerta del monasterio y avanzar los monjes de a dos
conducidos por el padre Basilio llevando cirios ardientes y cantando las preces de
difuntos El padre Basilio habiacutea llegado haciacutea poco al convento y previendo lo
sucedido se dirigiacutea al cementerio con toda la congregacioacuten Me encontroacute viva cerca de
los dos muertos Una uacuteltima convulsioacuten habiacutea retorcido el rostro de Kostaki
Gregoriska en cambio estaba tranquilo y casi sonriente Fue sepultado como lo deseara
eacutel junto al hermano el cristiano junto al maldito Smeranda cuando tuvo noticia de la
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
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nueva desdicha quiso verme fue a buscarme al convento de Hango y supo de mis
labios cuanto habiacutea acontecido en aquella tremenda noche
Le referiacute todos los detalles de la fantaacutestica historia pero ella me escuchoacute como ya me
escuchara Gregoriska sin mostrar estupor ni espanto
-Edvige -me contestoacute ella despueacutes de un instante de silencio- por muy extrantildeo que sea
lo que me has narrado dijiste soacutelo la verdad La estirpe de los Brankovan estaacute maldita
hasta la tercera y cuarta generacioacuten porque un Brankovan matoacute a un sacerdote El
teacutermino de la maldicioacuten ha llegado pues tuacute aunque esposa eres virgen y en miacute se
extingue el linaje Si mi hijo te ha dejado en herencia un milloacuten toacutemalo Despueacutes de
mi muerte salvo los piacuteos legados que tengo la intencioacuten de hacer recibiraacutes el resto de
mis bienes Y ahora sigue el consejo de tu esposo Vuelve lo maacutes presto que puedas a
aquellas tierras donde Dios no permite que se cumplan tan horrendos prodigios No
necesito de nadie para llorar conmigo a mis hijos Mi dolor quiere soledad Adioacutes no
me tengas ya en cuenta Mi suerte futura me pertenece a miacute sola y a Dios
Y luego de besarme en la frente como de costumbre me dejoacute y fue a encerrarse en el
castillo de Brankovan
Ocho diacuteas despueacutes partiacute para Francia Como lo esperara Gregoriska mis noches no
fueron turbadas ya por el terrible fantasma Se restablecioacute mi salud y de aquel suceso
no me quedoacute otro recuerdo fuera de esta palidez mortal que suele acompantildear hasta la
tumba a toda humana criatura que haya sufrido el beso de un vampiro
________________
1 Parihuelas Utensilio para transportar cosas entre dos personas formado por dos
barras horizontales entre las que estaacute fijada una plataforma o cajoacuten Camilla cama
portaacutetil
2 Boj Arbusto de tallos ramosos con pequentildeas hojas ovales muy utilizado como
planta de jardiacuten y cuya madera es apreciada por su dureza
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
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Ante aquella aparicioacuten iexclextrantildeo es decirlo en vez de sentir duplicaacuterseme el espanto
sentiacute crecerme el valor Dios me lo enviaba de seguro para decidir mi situacioacuten y
defenderme del infierno Al primer paso que el espectro dio hacia mi lecho le claveacute
intreacutepidamente los ojos en el rostro y le presenteacute la rama bendita El espectro intentoacute
avanzar pero un poder maacutes fuerte que eacutel lo retuvo en el sitio Se detuvo
-iexclOh -murmuroacute- ella no duerme lo sabe todo
Pronuncioacute eacutel estas palabras en lengua moldava y sin embargo las comprendiacute yo como
si hubieran sido pronunciadas en lengua por miacute sabida
Estaacutebamos asiacute uno frente al otro el fantasma y yo sin que pudiera apartar mis miradas
de las suyas cuando con el rabillo del ojo vi a Gregoriska salir detraacutes del baldaquino
semejante al aacutengel exterminador y con la espada en el puntildeo Se hizo la sentildeal de la cruz
con la mano siniestra y avanzoacute lentamente con la espada tendida vuelta hacia el
fantasma eacuteste al ver al hermano desenvainoacute tambieacuten el sable soltando una horrible
carcajada pero apenas su sable tocoacute el hierro bendito el brazo le cayoacute inerte junto al
cuerpo Kostaki exhaloacute un suspiro de rabia y desesperacioacuten
-iquestQueacute quieres de miacute -preguntoacute al hermano
-En nombre del Dios verdadero y viviente -dijo Gregoriska- te conjuro a que respondas
-Habla -dijo el espectro rechinando los dientes
-iquestTe he tendido yo una emboscada
-No
-iquestTe he asaltado yo
-No
-Te he herido yo
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-No
-Te arrojaste tuacute mismo sobre mi espada y tuacute mismo corriste al encuentro de la muerte
Luego ante Dios y los hombres no soy culpable yo del delito de fratricidio luego no
has recibido una misioacuten divina sino infernal luego has salido de tu tumba no como una
sombra santa sino como un espectro maldito y volveraacutes a tu tumba
-iexclCon ella siacute -exclamoacute Kostaki haciendo un supremo esfuerzo para apoderarse de miacute
-iexclVolveraacutes allaacute solo -exclamoacute a su vez Gregoriska- Esta mujer me pertenece
Y al pronunciar tales palabras tocoacute con la punta del hierro bendito la llaga viva Kostaki
exhaloacute un grito como si le hubiera tocado una espada de fuego y llevaacutendose una mano
al pecho dio un paso atraacutes Al mismo tiempo Gregoriska con un movimiento que
pareciacutea coordinado con el del hermano dio un paso adelante entonces con los ojos
fijos en los ojos del muerto con la espada contra el pecho de su hermano comenzoacute una
marcha lenta terrible solemne Era algo semejante al pasaje de don Juan y el
comendador el espectro retrocediacutea bajo la presioacuten de la sacra espada bajo la voluntad
irresistible del campeoacuten de Dios que lo seguiacutea paso a paso sin pronunciar una palabra
ambos anhelantes ambos liacutevidos del rostro el vivo arrojando al muerto y obligaacutendolo
a abandonar el castillo su anterior morada para volver a la tumba su morada futura
Lo aseguro a fe miacutea iexclera cosa horrenda de verse Y sin embargo yo misma movida
por una fuerza superior invisible desconocida sin saber lo que haciacutea me levanteacute y los
seguiacute Bajamos la escalera iluminados soacutelo por las ardientes pupilas de Kostaki
Atravesamos la galeriacutea y el patio y luego traspusimos la puerta siempre con el mismo
paso medido el espectro retrocediendo Gregoriska con el brazo tendido yo detraacutes de
ellos
Esta marcha fantaacutestica duroacute una hora pues era necesario volver el cadaacutever a su tumba
pero en vez de seguir el camino acostumbrado Kostaki y Gregoriska atravesaron el
terreno en liacutenea recta cuidaacutendose poco de los obstaacuteculos que para ellos ya no existiacutean
ante ellos el suelo se allanaba los torrentes se secaban los aacuterboles se apartaban las
rocas se abriacutean El mismo milagro se operaba para miacute soacutelo que el cielo me pareciacutea todo
cubierto de un negro velo las lunas y las estrellas habiacutean desaparecido y en medio de
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las tinieblas soacutelo veiacutea resplandecer los ojos llameantes del vampiro Llegamos de tal
modo a Hango y pasamos a traveacutes del seto vivo de madrontildeos que serviacutea de cerco al
cementerio Apenas entrada distinguiacute entre las sombras la tumba de Kostaki junto a
la de su padre no sabiacutea que estuviera alliacute y sin embargo la reconociacute Nada me era
desconocido en aquella noche
Gregoriska se detuvo al borde de la fosa abierta
-Kostaki -dijo eacutel- aun no estaacute todo terminado para ti y una voz del cielo me avisa que
puede concebirse el perdoacuten si te arrepientes iquestprometes retornar a la tumba iquestno salir
de ella maacutes iquestconsagrar a Dios el culto que consagraste al infierno
-iexclNo -respondioacute Kostaki
-iquestTe arrepientes -preguntoacute Gregoriska
-iexclNo
-Por uacuteltima vez iquestte arrepientes
-iexclNo
-iexclBien Invoca la ayuda de Satanaacutes como invoco yo la de Dios y veremos quieacuten saldraacute
esta vez auacuten victorioso
Resonaron simultaacuteneamente dos gritos los hierros se cruzaron despidiendo centellas
y la lucha duroacute un minuto que me parecioacute un siglo Kostaki cayoacute vi alzarse la terrible
espada de su hermano introduciacutersela en el cuerpo y clavar ese cuerpo sobre la tierra
recieacuten removida Un uacuteltimo grito que nada teniacutea de humano se alzoacute por el aire Acudiacute
Gregoriska estaba en pie pero vacilante Le di apoyo con mis brazos
-iquestEstaacutes herido -le pregunteacute ansiosamente
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
41
-No -me respondioacute- pero en tal duelo querida Edvige la lucha no la herida mata He
luchado con la muerte y a ella pertenezco
-Amigo amigo -exclameacute- aleacutejate de aquiacute y acaso vuelvas a la vida
-No eacutesta es mi tumba Edvige pero no perdamos tiempo toma un poco de esta tierra
impregnada de su sangre y apliacutecala a la mordedura que te hizo es el uacutenico medio que
puede preservarte en el porvenir de su horrendo amor
Obedeciacute temblando Me inclineacute para recoger aquella tierra sanguinosa y al doblarme
vi el cadaacutever clavado al suelo la espada bendita le atravesaba el corazoacuten y una sangre
oscura le brotaba abundante de la herida como si hubiera muerto en aquel momento
Amaseacute un poco de tierra con la sangre y apliqueacute a mi herida el espantoso talismaacuten
-Ahora mi adorada Edvige -dijo Gregoriska con voz semiapagada- escucha bien mi
uacuteltimo consejo Abandona el paiacutes apenas te sea posible Soacutelo la distancia es una
seguridad para ti El padre Basilio recibioacute hoy mi suprema voluntad y la cumpliraacute
iexclEdvige un beso iexclEl uacuteltimo el uacutenico beso iexclEdvige me muero
Y asiacute diciendo Gregoriska cayoacute junto al hermano
En cualquier otra circunstancia en medio de aquel cementerio cerca de aquella tumba
abierta con aquellos dos cadaacuteveres yaciendo uno junto al otro hubiera enloquecido
pero como dije ya Dios me habiacutea inspirado una fuerza igual a los acontecimientos de
los que eacutel me haciacutea no soacutelo testigo sino tambieacuten actriz Mientras miraba a mi alrededor
en busca de ayuda vi abrirse la puerta del monasterio y avanzar los monjes de a dos
conducidos por el padre Basilio llevando cirios ardientes y cantando las preces de
difuntos El padre Basilio habiacutea llegado haciacutea poco al convento y previendo lo
sucedido se dirigiacutea al cementerio con toda la congregacioacuten Me encontroacute viva cerca de
los dos muertos Una uacuteltima convulsioacuten habiacutea retorcido el rostro de Kostaki
Gregoriska en cambio estaba tranquilo y casi sonriente Fue sepultado como lo deseara
eacutel junto al hermano el cristiano junto al maldito Smeranda cuando tuvo noticia de la
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
42
nueva desdicha quiso verme fue a buscarme al convento de Hango y supo de mis
labios cuanto habiacutea acontecido en aquella tremenda noche
Le referiacute todos los detalles de la fantaacutestica historia pero ella me escuchoacute como ya me
escuchara Gregoriska sin mostrar estupor ni espanto
-Edvige -me contestoacute ella despueacutes de un instante de silencio- por muy extrantildeo que sea
lo que me has narrado dijiste soacutelo la verdad La estirpe de los Brankovan estaacute maldita
hasta la tercera y cuarta generacioacuten porque un Brankovan matoacute a un sacerdote El
teacutermino de la maldicioacuten ha llegado pues tuacute aunque esposa eres virgen y en miacute se
extingue el linaje Si mi hijo te ha dejado en herencia un milloacuten toacutemalo Despueacutes de
mi muerte salvo los piacuteos legados que tengo la intencioacuten de hacer recibiraacutes el resto de
mis bienes Y ahora sigue el consejo de tu esposo Vuelve lo maacutes presto que puedas a
aquellas tierras donde Dios no permite que se cumplan tan horrendos prodigios No
necesito de nadie para llorar conmigo a mis hijos Mi dolor quiere soledad Adioacutes no
me tengas ya en cuenta Mi suerte futura me pertenece a miacute sola y a Dios
Y luego de besarme en la frente como de costumbre me dejoacute y fue a encerrarse en el
castillo de Brankovan
Ocho diacuteas despueacutes partiacute para Francia Como lo esperara Gregoriska mis noches no
fueron turbadas ya por el terrible fantasma Se restablecioacute mi salud y de aquel suceso
no me quedoacute otro recuerdo fuera de esta palidez mortal que suele acompantildear hasta la
tumba a toda humana criatura que haya sufrido el beso de un vampiro
________________
1 Parihuelas Utensilio para transportar cosas entre dos personas formado por dos
barras horizontales entre las que estaacute fijada una plataforma o cajoacuten Camilla cama
portaacutetil
2 Boj Arbusto de tallos ramosos con pequentildeas hojas ovales muy utilizado como
planta de jardiacuten y cuya madera es apreciada por su dureza
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39
-No
-Te arrojaste tuacute mismo sobre mi espada y tuacute mismo corriste al encuentro de la muerte
Luego ante Dios y los hombres no soy culpable yo del delito de fratricidio luego no
has recibido una misioacuten divina sino infernal luego has salido de tu tumba no como una
sombra santa sino como un espectro maldito y volveraacutes a tu tumba
-iexclCon ella siacute -exclamoacute Kostaki haciendo un supremo esfuerzo para apoderarse de miacute
-iexclVolveraacutes allaacute solo -exclamoacute a su vez Gregoriska- Esta mujer me pertenece
Y al pronunciar tales palabras tocoacute con la punta del hierro bendito la llaga viva Kostaki
exhaloacute un grito como si le hubiera tocado una espada de fuego y llevaacutendose una mano
al pecho dio un paso atraacutes Al mismo tiempo Gregoriska con un movimiento que
pareciacutea coordinado con el del hermano dio un paso adelante entonces con los ojos
fijos en los ojos del muerto con la espada contra el pecho de su hermano comenzoacute una
marcha lenta terrible solemne Era algo semejante al pasaje de don Juan y el
comendador el espectro retrocediacutea bajo la presioacuten de la sacra espada bajo la voluntad
irresistible del campeoacuten de Dios que lo seguiacutea paso a paso sin pronunciar una palabra
ambos anhelantes ambos liacutevidos del rostro el vivo arrojando al muerto y obligaacutendolo
a abandonar el castillo su anterior morada para volver a la tumba su morada futura
Lo aseguro a fe miacutea iexclera cosa horrenda de verse Y sin embargo yo misma movida
por una fuerza superior invisible desconocida sin saber lo que haciacutea me levanteacute y los
seguiacute Bajamos la escalera iluminados soacutelo por las ardientes pupilas de Kostaki
Atravesamos la galeriacutea y el patio y luego traspusimos la puerta siempre con el mismo
paso medido el espectro retrocediendo Gregoriska con el brazo tendido yo detraacutes de
ellos
Esta marcha fantaacutestica duroacute una hora pues era necesario volver el cadaacutever a su tumba
pero en vez de seguir el camino acostumbrado Kostaki y Gregoriska atravesaron el
terreno en liacutenea recta cuidaacutendose poco de los obstaacuteculos que para ellos ya no existiacutean
ante ellos el suelo se allanaba los torrentes se secaban los aacuterboles se apartaban las
rocas se abriacutean El mismo milagro se operaba para miacute soacutelo que el cielo me pareciacutea todo
cubierto de un negro velo las lunas y las estrellas habiacutean desaparecido y en medio de
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las tinieblas soacutelo veiacutea resplandecer los ojos llameantes del vampiro Llegamos de tal
modo a Hango y pasamos a traveacutes del seto vivo de madrontildeos que serviacutea de cerco al
cementerio Apenas entrada distinguiacute entre las sombras la tumba de Kostaki junto a
la de su padre no sabiacutea que estuviera alliacute y sin embargo la reconociacute Nada me era
desconocido en aquella noche
Gregoriska se detuvo al borde de la fosa abierta
-Kostaki -dijo eacutel- aun no estaacute todo terminado para ti y una voz del cielo me avisa que
puede concebirse el perdoacuten si te arrepientes iquestprometes retornar a la tumba iquestno salir
de ella maacutes iquestconsagrar a Dios el culto que consagraste al infierno
-iexclNo -respondioacute Kostaki
-iquestTe arrepientes -preguntoacute Gregoriska
-iexclNo
-Por uacuteltima vez iquestte arrepientes
-iexclNo
-iexclBien Invoca la ayuda de Satanaacutes como invoco yo la de Dios y veremos quieacuten saldraacute
esta vez auacuten victorioso
Resonaron simultaacuteneamente dos gritos los hierros se cruzaron despidiendo centellas
y la lucha duroacute un minuto que me parecioacute un siglo Kostaki cayoacute vi alzarse la terrible
espada de su hermano introduciacutersela en el cuerpo y clavar ese cuerpo sobre la tierra
recieacuten removida Un uacuteltimo grito que nada teniacutea de humano se alzoacute por el aire Acudiacute
Gregoriska estaba en pie pero vacilante Le di apoyo con mis brazos
-iquestEstaacutes herido -le pregunteacute ansiosamente
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
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-No -me respondioacute- pero en tal duelo querida Edvige la lucha no la herida mata He
luchado con la muerte y a ella pertenezco
-Amigo amigo -exclameacute- aleacutejate de aquiacute y acaso vuelvas a la vida
-No eacutesta es mi tumba Edvige pero no perdamos tiempo toma un poco de esta tierra
impregnada de su sangre y apliacutecala a la mordedura que te hizo es el uacutenico medio que
puede preservarte en el porvenir de su horrendo amor
Obedeciacute temblando Me inclineacute para recoger aquella tierra sanguinosa y al doblarme
vi el cadaacutever clavado al suelo la espada bendita le atravesaba el corazoacuten y una sangre
oscura le brotaba abundante de la herida como si hubiera muerto en aquel momento
Amaseacute un poco de tierra con la sangre y apliqueacute a mi herida el espantoso talismaacuten
-Ahora mi adorada Edvige -dijo Gregoriska con voz semiapagada- escucha bien mi
uacuteltimo consejo Abandona el paiacutes apenas te sea posible Soacutelo la distancia es una
seguridad para ti El padre Basilio recibioacute hoy mi suprema voluntad y la cumpliraacute
iexclEdvige un beso iexclEl uacuteltimo el uacutenico beso iexclEdvige me muero
Y asiacute diciendo Gregoriska cayoacute junto al hermano
En cualquier otra circunstancia en medio de aquel cementerio cerca de aquella tumba
abierta con aquellos dos cadaacuteveres yaciendo uno junto al otro hubiera enloquecido
pero como dije ya Dios me habiacutea inspirado una fuerza igual a los acontecimientos de
los que eacutel me haciacutea no soacutelo testigo sino tambieacuten actriz Mientras miraba a mi alrededor
en busca de ayuda vi abrirse la puerta del monasterio y avanzar los monjes de a dos
conducidos por el padre Basilio llevando cirios ardientes y cantando las preces de
difuntos El padre Basilio habiacutea llegado haciacutea poco al convento y previendo lo
sucedido se dirigiacutea al cementerio con toda la congregacioacuten Me encontroacute viva cerca de
los dos muertos Una uacuteltima convulsioacuten habiacutea retorcido el rostro de Kostaki
Gregoriska en cambio estaba tranquilo y casi sonriente Fue sepultado como lo deseara
eacutel junto al hermano el cristiano junto al maldito Smeranda cuando tuvo noticia de la
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
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nueva desdicha quiso verme fue a buscarme al convento de Hango y supo de mis
labios cuanto habiacutea acontecido en aquella tremenda noche
Le referiacute todos los detalles de la fantaacutestica historia pero ella me escuchoacute como ya me
escuchara Gregoriska sin mostrar estupor ni espanto
-Edvige -me contestoacute ella despueacutes de un instante de silencio- por muy extrantildeo que sea
lo que me has narrado dijiste soacutelo la verdad La estirpe de los Brankovan estaacute maldita
hasta la tercera y cuarta generacioacuten porque un Brankovan matoacute a un sacerdote El
teacutermino de la maldicioacuten ha llegado pues tuacute aunque esposa eres virgen y en miacute se
extingue el linaje Si mi hijo te ha dejado en herencia un milloacuten toacutemalo Despueacutes de
mi muerte salvo los piacuteos legados que tengo la intencioacuten de hacer recibiraacutes el resto de
mis bienes Y ahora sigue el consejo de tu esposo Vuelve lo maacutes presto que puedas a
aquellas tierras donde Dios no permite que se cumplan tan horrendos prodigios No
necesito de nadie para llorar conmigo a mis hijos Mi dolor quiere soledad Adioacutes no
me tengas ya en cuenta Mi suerte futura me pertenece a miacute sola y a Dios
Y luego de besarme en la frente como de costumbre me dejoacute y fue a encerrarse en el
castillo de Brankovan
Ocho diacuteas despueacutes partiacute para Francia Como lo esperara Gregoriska mis noches no
fueron turbadas ya por el terrible fantasma Se restablecioacute mi salud y de aquel suceso
no me quedoacute otro recuerdo fuera de esta palidez mortal que suele acompantildear hasta la
tumba a toda humana criatura que haya sufrido el beso de un vampiro
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1 Parihuelas Utensilio para transportar cosas entre dos personas formado por dos
barras horizontales entre las que estaacute fijada una plataforma o cajoacuten Camilla cama
portaacutetil
2 Boj Arbusto de tallos ramosos con pequentildeas hojas ovales muy utilizado como
planta de jardiacuten y cuya madera es apreciada por su dureza
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
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las tinieblas soacutelo veiacutea resplandecer los ojos llameantes del vampiro Llegamos de tal
modo a Hango y pasamos a traveacutes del seto vivo de madrontildeos que serviacutea de cerco al
cementerio Apenas entrada distinguiacute entre las sombras la tumba de Kostaki junto a
la de su padre no sabiacutea que estuviera alliacute y sin embargo la reconociacute Nada me era
desconocido en aquella noche
Gregoriska se detuvo al borde de la fosa abierta
-Kostaki -dijo eacutel- aun no estaacute todo terminado para ti y una voz del cielo me avisa que
puede concebirse el perdoacuten si te arrepientes iquestprometes retornar a la tumba iquestno salir
de ella maacutes iquestconsagrar a Dios el culto que consagraste al infierno
-iexclNo -respondioacute Kostaki
-iquestTe arrepientes -preguntoacute Gregoriska
-iexclNo
-Por uacuteltima vez iquestte arrepientes
-iexclNo
-iexclBien Invoca la ayuda de Satanaacutes como invoco yo la de Dios y veremos quieacuten saldraacute
esta vez auacuten victorioso
Resonaron simultaacuteneamente dos gritos los hierros se cruzaron despidiendo centellas
y la lucha duroacute un minuto que me parecioacute un siglo Kostaki cayoacute vi alzarse la terrible
espada de su hermano introduciacutersela en el cuerpo y clavar ese cuerpo sobre la tierra
recieacuten removida Un uacuteltimo grito que nada teniacutea de humano se alzoacute por el aire Acudiacute
Gregoriska estaba en pie pero vacilante Le di apoyo con mis brazos
-iquestEstaacutes herido -le pregunteacute ansiosamente
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
41
-No -me respondioacute- pero en tal duelo querida Edvige la lucha no la herida mata He
luchado con la muerte y a ella pertenezco
-Amigo amigo -exclameacute- aleacutejate de aquiacute y acaso vuelvas a la vida
-No eacutesta es mi tumba Edvige pero no perdamos tiempo toma un poco de esta tierra
impregnada de su sangre y apliacutecala a la mordedura que te hizo es el uacutenico medio que
puede preservarte en el porvenir de su horrendo amor
Obedeciacute temblando Me inclineacute para recoger aquella tierra sanguinosa y al doblarme
vi el cadaacutever clavado al suelo la espada bendita le atravesaba el corazoacuten y una sangre
oscura le brotaba abundante de la herida como si hubiera muerto en aquel momento
Amaseacute un poco de tierra con la sangre y apliqueacute a mi herida el espantoso talismaacuten
-Ahora mi adorada Edvige -dijo Gregoriska con voz semiapagada- escucha bien mi
uacuteltimo consejo Abandona el paiacutes apenas te sea posible Soacutelo la distancia es una
seguridad para ti El padre Basilio recibioacute hoy mi suprema voluntad y la cumpliraacute
iexclEdvige un beso iexclEl uacuteltimo el uacutenico beso iexclEdvige me muero
Y asiacute diciendo Gregoriska cayoacute junto al hermano
En cualquier otra circunstancia en medio de aquel cementerio cerca de aquella tumba
abierta con aquellos dos cadaacuteveres yaciendo uno junto al otro hubiera enloquecido
pero como dije ya Dios me habiacutea inspirado una fuerza igual a los acontecimientos de
los que eacutel me haciacutea no soacutelo testigo sino tambieacuten actriz Mientras miraba a mi alrededor
en busca de ayuda vi abrirse la puerta del monasterio y avanzar los monjes de a dos
conducidos por el padre Basilio llevando cirios ardientes y cantando las preces de
difuntos El padre Basilio habiacutea llegado haciacutea poco al convento y previendo lo
sucedido se dirigiacutea al cementerio con toda la congregacioacuten Me encontroacute viva cerca de
los dos muertos Una uacuteltima convulsioacuten habiacutea retorcido el rostro de Kostaki
Gregoriska en cambio estaba tranquilo y casi sonriente Fue sepultado como lo deseara
eacutel junto al hermano el cristiano junto al maldito Smeranda cuando tuvo noticia de la
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
42
nueva desdicha quiso verme fue a buscarme al convento de Hango y supo de mis
labios cuanto habiacutea acontecido en aquella tremenda noche
Le referiacute todos los detalles de la fantaacutestica historia pero ella me escuchoacute como ya me
escuchara Gregoriska sin mostrar estupor ni espanto
-Edvige -me contestoacute ella despueacutes de un instante de silencio- por muy extrantildeo que sea
lo que me has narrado dijiste soacutelo la verdad La estirpe de los Brankovan estaacute maldita
hasta la tercera y cuarta generacioacuten porque un Brankovan matoacute a un sacerdote El
teacutermino de la maldicioacuten ha llegado pues tuacute aunque esposa eres virgen y en miacute se
extingue el linaje Si mi hijo te ha dejado en herencia un milloacuten toacutemalo Despueacutes de
mi muerte salvo los piacuteos legados que tengo la intencioacuten de hacer recibiraacutes el resto de
mis bienes Y ahora sigue el consejo de tu esposo Vuelve lo maacutes presto que puedas a
aquellas tierras donde Dios no permite que se cumplan tan horrendos prodigios No
necesito de nadie para llorar conmigo a mis hijos Mi dolor quiere soledad Adioacutes no
me tengas ya en cuenta Mi suerte futura me pertenece a miacute sola y a Dios
Y luego de besarme en la frente como de costumbre me dejoacute y fue a encerrarse en el
castillo de Brankovan
Ocho diacuteas despueacutes partiacute para Francia Como lo esperara Gregoriska mis noches no
fueron turbadas ya por el terrible fantasma Se restablecioacute mi salud y de aquel suceso
no me quedoacute otro recuerdo fuera de esta palidez mortal que suele acompantildear hasta la
tumba a toda humana criatura que haya sufrido el beso de un vampiro
________________
1 Parihuelas Utensilio para transportar cosas entre dos personas formado por dos
barras horizontales entre las que estaacute fijada una plataforma o cajoacuten Camilla cama
portaacutetil
2 Boj Arbusto de tallos ramosos con pequentildeas hojas ovales muy utilizado como
planta de jardiacuten y cuya madera es apreciada por su dureza
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
41
-No -me respondioacute- pero en tal duelo querida Edvige la lucha no la herida mata He
luchado con la muerte y a ella pertenezco
-Amigo amigo -exclameacute- aleacutejate de aquiacute y acaso vuelvas a la vida
-No eacutesta es mi tumba Edvige pero no perdamos tiempo toma un poco de esta tierra
impregnada de su sangre y apliacutecala a la mordedura que te hizo es el uacutenico medio que
puede preservarte en el porvenir de su horrendo amor
Obedeciacute temblando Me inclineacute para recoger aquella tierra sanguinosa y al doblarme
vi el cadaacutever clavado al suelo la espada bendita le atravesaba el corazoacuten y una sangre
oscura le brotaba abundante de la herida como si hubiera muerto en aquel momento
Amaseacute un poco de tierra con la sangre y apliqueacute a mi herida el espantoso talismaacuten
-Ahora mi adorada Edvige -dijo Gregoriska con voz semiapagada- escucha bien mi
uacuteltimo consejo Abandona el paiacutes apenas te sea posible Soacutelo la distancia es una
seguridad para ti El padre Basilio recibioacute hoy mi suprema voluntad y la cumpliraacute
iexclEdvige un beso iexclEl uacuteltimo el uacutenico beso iexclEdvige me muero
Y asiacute diciendo Gregoriska cayoacute junto al hermano
En cualquier otra circunstancia en medio de aquel cementerio cerca de aquella tumba
abierta con aquellos dos cadaacuteveres yaciendo uno junto al otro hubiera enloquecido
pero como dije ya Dios me habiacutea inspirado una fuerza igual a los acontecimientos de
los que eacutel me haciacutea no soacutelo testigo sino tambieacuten actriz Mientras miraba a mi alrededor
en busca de ayuda vi abrirse la puerta del monasterio y avanzar los monjes de a dos
conducidos por el padre Basilio llevando cirios ardientes y cantando las preces de
difuntos El padre Basilio habiacutea llegado haciacutea poco al convento y previendo lo
sucedido se dirigiacutea al cementerio con toda la congregacioacuten Me encontroacute viva cerca de
los dos muertos Una uacuteltima convulsioacuten habiacutea retorcido el rostro de Kostaki
Gregoriska en cambio estaba tranquilo y casi sonriente Fue sepultado como lo deseara
eacutel junto al hermano el cristiano junto al maldito Smeranda cuando tuvo noticia de la
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
42
nueva desdicha quiso verme fue a buscarme al convento de Hango y supo de mis
labios cuanto habiacutea acontecido en aquella tremenda noche
Le referiacute todos los detalles de la fantaacutestica historia pero ella me escuchoacute como ya me
escuchara Gregoriska sin mostrar estupor ni espanto
-Edvige -me contestoacute ella despueacutes de un instante de silencio- por muy extrantildeo que sea
lo que me has narrado dijiste soacutelo la verdad La estirpe de los Brankovan estaacute maldita
hasta la tercera y cuarta generacioacuten porque un Brankovan matoacute a un sacerdote El
teacutermino de la maldicioacuten ha llegado pues tuacute aunque esposa eres virgen y en miacute se
extingue el linaje Si mi hijo te ha dejado en herencia un milloacuten toacutemalo Despueacutes de
mi muerte salvo los piacuteos legados que tengo la intencioacuten de hacer recibiraacutes el resto de
mis bienes Y ahora sigue el consejo de tu esposo Vuelve lo maacutes presto que puedas a
aquellas tierras donde Dios no permite que se cumplan tan horrendos prodigios No
necesito de nadie para llorar conmigo a mis hijos Mi dolor quiere soledad Adioacutes no
me tengas ya en cuenta Mi suerte futura me pertenece a miacute sola y a Dios
Y luego de besarme en la frente como de costumbre me dejoacute y fue a encerrarse en el
castillo de Brankovan
Ocho diacuteas despueacutes partiacute para Francia Como lo esperara Gregoriska mis noches no
fueron turbadas ya por el terrible fantasma Se restablecioacute mi salud y de aquel suceso
no me quedoacute otro recuerdo fuera de esta palidez mortal que suele acompantildear hasta la
tumba a toda humana criatura que haya sufrido el beso de un vampiro
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1 Parihuelas Utensilio para transportar cosas entre dos personas formado por dos
barras horizontales entre las que estaacute fijada una plataforma o cajoacuten Camilla cama
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2 Boj Arbusto de tallos ramosos con pequentildeas hojas ovales muy utilizado como
planta de jardiacuten y cuya madera es apreciada por su dureza
iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular
42
nueva desdicha quiso verme fue a buscarme al convento de Hango y supo de mis
labios cuanto habiacutea acontecido en aquella tremenda noche
Le referiacute todos los detalles de la fantaacutestica historia pero ella me escuchoacute como ya me
escuchara Gregoriska sin mostrar estupor ni espanto
-Edvige -me contestoacute ella despueacutes de un instante de silencio- por muy extrantildeo que sea
lo que me has narrado dijiste soacutelo la verdad La estirpe de los Brankovan estaacute maldita
hasta la tercera y cuarta generacioacuten porque un Brankovan matoacute a un sacerdote El
teacutermino de la maldicioacuten ha llegado pues tuacute aunque esposa eres virgen y en miacute se
extingue el linaje Si mi hijo te ha dejado en herencia un milloacuten toacutemalo Despueacutes de
mi muerte salvo los piacuteos legados que tengo la intencioacuten de hacer recibiraacutes el resto de
mis bienes Y ahora sigue el consejo de tu esposo Vuelve lo maacutes presto que puedas a
aquellas tierras donde Dios no permite que se cumplan tan horrendos prodigios No
necesito de nadie para llorar conmigo a mis hijos Mi dolor quiere soledad Adioacutes no
me tengas ya en cuenta Mi suerte futura me pertenece a miacute sola y a Dios
Y luego de besarme en la frente como de costumbre me dejoacute y fue a encerrarse en el
castillo de Brankovan
Ocho diacuteas despueacutes partiacute para Francia Como lo esperara Gregoriska mis noches no
fueron turbadas ya por el terrible fantasma Se restablecioacute mi salud y de aquel suceso
no me quedoacute otro recuerdo fuera de esta palidez mortal que suele acompantildear hasta la
tumba a toda humana criatura que haya sufrido el beso de un vampiro
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1 Parihuelas Utensilio para transportar cosas entre dos personas formado por dos
barras horizontales entre las que estaacute fijada una plataforma o cajoacuten Camilla cama
portaacutetil
2 Boj Arbusto de tallos ramosos con pequentildeas hojas ovales muy utilizado como
planta de jardiacuten y cuya madera es apreciada por su dureza
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