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Marimba de papel
Miguel Ángel Godínez Gutiérrez
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Cocina económica/Comida corrida
Para Hilda.Todos los días y más días
iguales suman cero.Gabriel Celaya.
Arturo llega y busca una mesa desocupada. Mira a la rubia con atención. Se alisa el
pelo con la mano cuando una señora le gana un asiento. Después de un rato, la rubia
recoge su bolsa y su Buenhogar “, y lo mira de frente. Arturo la despide: “buen
provecho”. Toma su lugar. Lee sin entender:
RESTAURANT LA VANESAComida corrida $ 35.00
Sopa JulianaCrema Conde
oConsomé
---------------Arroz
oEspaguetti a la napolitana
.......................Carne de CerdoPollo en mole
Milanesa empanizadao
Carne asada.......................Postre y café
Arroz con huevo 3 pesos más
Para cuando llega la mesera (falda negra y blusa blanca), él todavía no sabe qué
quiere. “¿Qué es la crema Conde?”. Pregunta. La chava le contesta que es una sopa de
frijol molido con sabor a tocino: “también lleva galletitas”. “Entonces, me trae sopa
Juliana, espagueti y... antes de que termine, la mesera le retira el menú para entregarlo a
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otro cliente y se va a la cocina. Arturo le mienta la madre en silencio y abre el
periódico: México irá a Bulgaria buscando un lugar en las Olimpiadas de Moscú 80.
Hasta el momento hay seis equipos más ya asegurados en este deporte: Estados
Unidos, la Unión Soviética, Yugoslavia, Rumania, La República Federal Alemana y
Hungría. Faltan cinco equipos para completar los doce finalistas olímpicos y ellos
saldrán de la competencia en Sofía.
El entrenador nacional señaló que se está tramitando una gira de quince días en
Europa antes de EL SUEÑO POSIBLE. Los automóviles V A M son el sueño posible.
Véalos con su concesionario.
Llegó la sopa de verduras. Arturo limpió la cuchara con la servilleta y comió
lentamente. Nunca estuve deprimido: el tenis nos enseña, antes que nada, a perder
para evaluar los triunfos en toda su grandeza, señaló Emilio Montaño al recordar su
derrota en la serie de Copa Davis que eliminó a México el año pasado. Montaño fue un
atleta voluntarioso, que no pudo encontrar la victoria te digo que ese pendejo de
Martínez vendió menos que yo el año pasado. Chance y conque venda unos dos equipos
o más, lo alcance también en éste. Los de la mesa de junto lo sacaron de onda.
“Martínez no es un vendedor nato y yo sí. Él es licenciado o no sé qué, y como nunca la
hizo en su carrera, se metió a las ventas. Para poder vender es necesario amar la
profesión, él no tiene agresividad ni carácter” . Arturo se desesperó con la mesera.
“Señorita: le dije que quería espagueti, no arroz con huevo”. Ernesto Cisneros, técnico
azulgrana, coincidió con La Volpe al señalar: “perdimos el partido. “Nada de lo que
habíamos planeado lo pusimos en práctica”. Todavía leyó un poco más y por fin se
comió el arroz, hasta que escuchó claramente que le decían: “De qué guisado va a ser?”
“Me trae por favor una milanesa; digo, si no es mucha molestia” .La mesera se alejó y
volvió rapidísimo con la milanesa de Arturo.
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Una cosa que ahora me vale:
Trabajar.
2.
el agua cae
tic tac tic tac
el jabón resbala
tic tac tic tac
noticias en el radio:
singularmente fue ocupada la ciudad Equir que
había sido desocupada por los que actualmente
la tienen ocupada ayermente
el reloj
el jabón en los ojos
y en la mente mentemente:
cambio de poder pero no de obligación
las noticias
cacareadamente
cómico
cacareadamente
el agua
tic tac tic tac tic tac tic tac tic tac tic tac tic tac
3.
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La gente siguió entrando más y más hasta que estuvo apretado contra ella. Él cerró los
ojos y bajó la cabeza tímidamente, mientras sentía una presión contra su cuerpo. El
metro avanzaba a una velocidad promedio de 70 km/h. Levantó la vista y la miró por un
momento, hasta ver claramente como ella abría la boca y le ofrecía la lengua, mientras
sentía su aliento en la cara y ponía los ojos en blanco.
4.
Era la más admirada de la compañía.
Aunque trabajaba en una empresa grande, Julieta se distinguía por ser la más bonita,
la más atractiva de todas las secretarias.
Un día no fue a trabajar: todo transcurrió normalmente.
Así pasaron el segundo, el tercero y el cuarto día y la primera y la segunda semana de
inasistencia.
En el departamento de contabilidad, donde ella trabajaba, nadie se atrevió a mover
nada de su escritorio; todo estaba intacto, tal como ella lo dejara.
Al portero le extrañó no verla pasar más por la entrada, elevarse en la punta de los
pies para tomar su tarjeta, introducirla en la ranura oscura del reloj checador y voltear
con su sonrisa, su sonrisa única, a verlo.
Todos temieron lo peor. Nadie se atrevió a telefonear a su casa para conocer las
causas, tal vez las peores, por las cuales no iba a trabajar.
5.
Solo, conmigo. Sólo conmigo solo. En el mismo lugar. Todos los días; estar no
ser estar, solo.
Enroque. Mi cuerpo y mi voluntad de trabajo: aquí. Mi vida allá arriba: en una nube.
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Dentro de mi oficina, mirándome a través de un domo en el techo. Nube, ¿a quien
miras?
6.
Cómo ver atrás/delante de todo y caminar junto con las cosas que suceden a diario
estando dentro de ellas, viéndolas desde fuera sin quedarnos solos? Pienso y digo: me
pasa y me pasaría que te sucediera hoy/mañana/ayer conmigo y con todos juntos dentro
y fuera caminando por detrás de todo y de todos. No es muerte, es un stopalto en la
esfera gigante de la Lotería Nacional, con calma; y saltar siendo una bolita con premio y
sin gritón que nos delate, con una bomba o un poema en la mano, saltando alegres y
locos sin: “!Premio número uno!” para uno, sino para todos. Dentro de los madrazos y
fuera, unidos: ¡ viven!
7.
Dolorosamente luxado. Ni modo.
Acude al doctor del ISSSTE, que levanta las cejas y dictamina.
Va por la calle, enyesado. Oh, me duele mucho.
Alegría súbita:
Incapacidad: vacaciones.
8.
A la mañana siguiente, como todos los días, Arturo fijándose en que su pie derecho
fuera el primero en entrar en contacto con el suelo bajó de la cama.
Se vistió, peinó y lavó (todo en orden inverso).
Tomó sus cosas y salió a la calle. Su cuerpo reaccionaba ante el frío del mismo modo
en que sus ojos buscaban el sol hasta dentro de sus bolsillos.
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El camión estaba repleto Y Arturo se coló sin pagar, como siempre. Ahí conoció a los
demás pasajeros sin saludarlos, como todos los días.
Llegó a la oficina y checó su tarjeta en el reloj. “Tarde como todos los días”, le dijo
su jefe, asomando los ojillos por encima de los lentes.
Llegada la hora, salió a comer y ,después del acostumbrado cigarrillo, que siempre le
gorrea a Escutia, regresó al trabajo, adormilado como todas las tardes.
Mientras simulaba trabajar, recordó el domingo anterior: había salido con Julieta,
como todos los domingos. ¡Qué música! Y ¡qué vino, eh! Casi sonreía, pero lo
interrumpió la señora Lichita, guardando todo en su bolsa para irse a casa.
Arturo tomó el camión de regreso y, ya en su departamento, siguió empeñado en
resolver el crucigrama: “El mismo de ayer, carajo”. Después de varios intentos
frustrados, se fue a dormir como toda la vida.
9.
Sólo quería quiero eso escapar no droga ni alcohol como escapar de todo reloj y
noticias dejar atrás cosas como volante y espera a que se caliente porque se pone fuera
de tiempo escapar corbata saco magnifica méndiga presentación escapar hijos de su
chingada madre estoy harto escape de todo sin droga ni alcohol escape de tiempo y
lugar de todo y estar con ella y con música desnudas las dos despiertas escapar para y
con ellas dejas dejar atrás las cosas vacías escapar análisis financieros escapar de tu
pinche madre dejar atrás las varias cosas inútiles y su chingada madre vestida de luces
como un torero monumental llena de arrugas vieja pero no cansada escapar de su
chingada madre escondida en el cajón del escritorio escape pero no físico sino de otra
forma del tiempo y lugar de relojinoticias y de su chingada madre escapar/
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Juegos europeos
A chingarse la vida en un hidalgo.
A.1.
Tómense 3 o 4 personas que usted no conozca y que sean de un país cuyo idioma
ignore. Escúchelas conversar acerca de cualquier tema. Escoja una idea o palabra que
no tenga ninguna relación con lo que supone que ellos están diciendo. Ubique a las
personas en la idea o palabra escogida, hágalas hablar y escúchelas (todo en su mente).
Obtendrá curiosos resultados.
2.
Beba el equivalente a una caguama, o tres kölsh, o cuatro laguers. Introdúzcase en
cualquier Museo que no haya visitado antes.
3.
Recorrer largas distancias solitariamente puede traer aburrimiento. Concéntrese en lo
que huele, después en el gusto de su boca. Juegue con el paladar y la lengua y la nariz.
Abra la boca de manera imperceptible, jale aire. Cierre los ojos. Disfrute de sus sentidos.
4.
Aprenda a gozar con las crudas. Esas mañanas , después de una noche placentera, no
son tan terribles como parecen. Los acontecimientos se pueden ver de otra manera.: los
asuntos urgentes pierden importancia y la vida entera se relativiza.
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No. 5
Simule, sin cerrar los ojos: el vagón del Metro en el que viaja corre en sentido
contrario.
Homenajes
Quisiera ser como el pedo,que nace para joder al mundo: lo consigue,
y luego se desvanece en el aire. Arturo
Diccionario
ÁRBOL m. Dícese de aquel animal domestico e irracional que, al mismo tiempo de
levantar una raíz al aire, acostumbra orinarse en los perros. // fig. Apodo afrentoso.
//Arbol caliente (voz inglesa). m. Panecillo con salchicha caliente.
Las enseñanzas
Subiendo por allá, te dijo Don Juan y emprendiste la marcha alegremente, llevando
siempre a cuestas tu equipo.
Dirección Tacuba.
París
El era pintor “expresionista” metido de boxeador, peso gallo. Seguía tomando
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mientras llevaba el ritmo con la cabeza. Le decían “Campeón”. Sonreía pedamente.
Annie Hall
La miras que ve en tus ojos las miradas que Woody Allen te enseñó a hacer y sonríes.
Mamolo Fábregas
El papel del papel.
El rol del rol
El actor actuando que actúa.
Telón
Eje Central
Una viejita de modos y ropas muy humildes subió por fin al trole atiborrado de gente.
Y antes de que alguien pudiera evitarlo, se desnudó, ahí, delante de todos.
El velador
Mira su reloj. Suena el silbato. Silencio. Apenas sombras tenues de bicicleta y
velador. Al doblar una esquina, conviértese en mariposa y a volar; mientras la bicicleta,
el reloj y la gorrita quedan tirados en el suelo. La luna.
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encuentran sus familiares y amigos. Se enciende un reflector y puede distinguir, aún con
las pupilas dilatadas, a su emocionado padre. El público sigue con ansiedad los
movimientos de Mitzuko, que ahora desabrocha uno, dos tres, todos los botones de su
blusa entallada y casi transparente. La gente corea cada movimiento con un ¡ah! de
alivio reprimido, hasta ver volar como llamarada la blusa bordada con motivos
orientales.. Es para mi un honor el presentar en Sociedad a Teresita, mi hija , en esta
fiesta de celebración de sus primeros quince años. Deseo que ustedes la miren y traten
como al botón de una tierna rosa al contacto del rocío y de los primeros rayos del sol
matinal. Mitzuko provoca gritos de júbilo al arrojar con fuerza, pero delicadamente, su
diminuta falda de seda, que cae fuera de las tablas. Luego, como clímax del show,
acaricia con increíble dulzura su salvajemente bien torneado cuerpo. Y a ti, hijita linda,
mi Teresita querida, sólo quiero darte un consejo: la vida es un camino lleno de
abrojos, trata de sobrellevarla con paciencia y pureza, porque todos tenemos que
llevar nuestra cruz y lo importante es llevarla con dignidad y la frente en alto. Tal
como se te ha enseñado hasta ahora. Voz ahogada: perdónenme, pero no puedo
continuar... Se inicia un suave vals. Aplausos. Gritos. Silbidos. Mitzuko sale de escena.
Frank Zappa
En alguna parte (y en nombre de “Los Barbajanes”) tenía que escribir algo para él.
Amalia
Flores acuáticas y peces nos rodean. Sucede. Sucede todo en el momento que nos
encontramos. Barcos de madera barnizada y clara navegan dentro del mar, llenos de
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musgo y algas. El olor marino está dentro de mí. Entra por mi nariz, llena mi boca y
engorda mi lengua. Mi paladar se llena de saliva salada. Mis oídos, de sonidos
submarinos. Mis ojos sólo pueden mirarte a los ojos. Mi cuerpo todo está en ti. Vuelve a
suceder.
Malaquitas, Titi, Rubio, Canario y Mejicanito
¿Cómo te fue en el día? Conseguí unos duros para unas cañas de rojo. Se trata de
vencer al día. Todo el día caminando: uno, dos, uno, dos. Andando los caminos. Lo
bueno es que hay sol. Todo está en ganarle al día. El sol está majo, tío, ¿Vale? Caminar.
El sol. ¿Me ayuda con unos duros? Estoy parado. ¿Me puede dar algo? El sol. Vencer el
día. Así es la vida, es verdad: si eres malo, te aplauden; y si eres bueno, abusan. El sol.
Caminar. Estoy parado, pero a Barcelona no vuelvo: ¿para qué? El sol de España.
Caminar. Vencer al día. La Legión, ¿valei? Yo era raso, ¿te acuerdas del cabo Comba?
¡Qué hijo de puta! Caminar y las primeras copas. Vencer. Dormir. ¿Me da un bocadillo?
Estoy parado. No vuelvo. Ese sargento sí que era cojonudo. Estás en la logia? Pues yo
sí. Tal vez me ayuden. Caminar. Vencer el día. Vencer. Otra cañita de lo mismo. ¡Si, yo
soy currante, tío! ¡Estoy parado, sin currelo! Caminar. Vencer. Caminar. El sol. Vencer
al sol . ¡Qué va! ¡Si somos lo mejor de Europa, hijos de super-perra! ¡Qué va, qué va! El
sol. Caminar. Cháritas. El sol ¡Qué va, tío! Currelo... no vuelvo. El sol. Caminar. Uno,
dos, uno, dos. Vencer. Va oscureciendo. ¡Más vino! Vencer. ¿Qué día es? Ya termina.
El sol. El albergue de Cháritas. Currelo. Vencer el día. ¡Qué va! No vuelvo. El albergue.
La cama. Vencer. Vencer. Vencer.
(Madrid, 1978)
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Sueños
(vuelo)
Emerges lo obscuro emparentado con las flores y asciendes buscando un cielo que te
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ha olvidado en medio de sus mundiales preocupaciones. Abres los ojos y contemplas tu
ciudad ruidosa, humeante, escandalosamente hermosa y extiendes los brazos metiendo
segunda entre las nubes.
Ya en el principio todo era tan difícil como ahora.
Solo tratar de cambiarlo lo hacía fácil; pero no, y nunca pudiste levantarte en medio
de todos como ahora.
Como ahora que abres el puño cuasi-garra y descubres un grano de mostaza tan
pequeño y tan grande, tan grandioso y tan humilde como tu propio vuelo.
(la gorda)
“¡Con un carajo!”, me dijo al incorporarse de un solo brinco.
Entonces escuché aquello. Era algo parecido a un murmullo dulce, pero perverso. La
gorda no quiso mirarme a los ojos. Alcancé a percibir que un suspiro se le hinchó en el
tórax. Ella sabía de lo que se trataba. De hecho, la había acompañado desde su niñez.
Pasaron algunos segundos densos y pesados, lentos y sonrientes. La oscuridad
escondía el sitio de donde venía el murmullo, pero no lo disfrazaba: era el mejor traje
que podía tener. La gorda temblaba. Casi sollozó por un instante.
De pronto, y en medio de la oscuridad, alcancé a ver que el temor de la gorda era
provocado por esta mano derecha que al verse descubierta, guardó la pluma, no sin
antes poner el PUNTO FINAL.
(espejo)
SÓLO TIENES OJOS para tu espejo. Arturo. Parece que estuvieras encerrado en un
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cuarto con un cuaderno, tu pluma, cigarrillos y un espejo.
¿Cómo quieres que te lo explique? Avanzas con preguntas, lenta pero seguramente,
preguntando. ¿Hasta cuándo? El camino es un laberinto, juego de adolescente
construido con preguntas sin respuesta. Caminas hacia adentro. ¿Dónde es adentro?
¿Cómo? Te deslizas sin hacerte notar en el espejo, pero estás solo. Recuérdalo. Y tú
solo no puedes verlo. Miras hacia atrás y hay espuma blanca, sólo espuma. Ni siquiera
intentas tocarla. ¿Qué es lo que haces? En lugar de maldecir, insultar, cagarte en el gran
excusado, solamente puedes hacerte preguntas infantiles. ¿A dónde vas? Miras las cosas
con aire de suficiencia y casi de alivio, pero la verdad es que preferirías estar furioso.
¿Quién viene? ¿Puedo verlo? ¿Cómo es? Te equivocas, nadie te sigue. No intentes huir,
estás solo. Solo y tu alma. La lluvia te moja, las sombras húmedas son puro espejismo.
El agua resbala por tu cara, se entretiene jugando en tus labios, moja el espejo. Tal vez
ya hayas muerto. Dudas, pero la respuesta está al alcance de tus manos, no de tus ojos o
tu cerebro. ¿Qué esperas para apretar el gatillo, Arturo? ¿Qué nueva pregunta esperas?
(globo rojo)
Como atraido extrañamente, te ignoras y volteas para no verte sobre el aura fría de su
cara. Quieres levantar el índice, pero te rehusas por no tener ni saber qué decir. Sin
embargo, tocas delicadamente apenas rozando tu muslo derecho y lo sientes tan
duro como su mirada. Entreabres la boca y dejas que el plástico de tu lengua se inunde
de saliva gris. Saliva que quiere hablar y que quiere decir que tu paladar está mojado
como el pelo de Julieta. Cierras los ojos y, mientras ella te mira, meditas sentado en un
cojín esponjoso, con los dedos de tu única mano muy juntos, engarruñados,
significantes. Notas que el aire frío te toca en la cara, es el aliento de Julieta, despedido
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por su nariz y boca abiertos de par en par y sientes más frío y juntas los brazos a tu
pecho, con los codos apoyados en las rodillas. Abres los ojos y te ves en los de Julieta,
azules y fríos. Hoy todo es frío. Tú sin ojos y sin boca, sólo aliento. El silencio será roto
por un leve suspiro apagado. Con olor a madera asciendes poco a poco hasta el techo y
lo sientes de vidrio y con luz que hace que tus ojos cerrados se conviertan en dos
carbones al rojo vivo, pero sin calor. Ahora eres tú el que escapa de Julieta, que te mira
azorada como quien mira volar un globo rojo en el cielo. Ahora ¿en dónde están tus
ojos? Julieta era tu dirección y tu consuelo, y ahora ella te persigue. Has escapado por
un gran ventanal. Es ella la que ahora te sigue. Tu rumbo es el de ella. Y corre y corre
por la calle , pero tú eres más veloz que ella. No hay nada que te detenga. Subes. Tal
vez algún día regreses envuelto en una nube o en el mismo aire que golpea su cara: ese
mismo aire con el que ella te infló.
(el vino)
“Seriedad”, se dijo con otro bostezo, mientras se abstenía de cantar a grito abierto por
primera vez en esa noche. “Calma, calma”, seguía diciéndose, contemplando a sus
amigos con la mirada extraviada y los colores encendidos. Pensaba que ya era
demasiado. Se le iba la cabeza de lado, junto con la sonrisa borracha y cínica, oliendo a
tinaja de vino. Sin embargo, seguía bailando el valsesito que sus amigos cantaban.
Bailaba de abajo a arriba, y con cada salto se le metían los ojos en la boca. “Estoy
pedísimo”. Extendía el pie derecho y luego el izquierdo, abrazando a Julieta.
“Seriedad”, y luego se le fueron las imágenes. Hasta que se reconoció reflejado en una
taza de baño: miró su rostro y se soltó. Vomitó y vomitó, hasta sentir el estómago en el
paladar. Vomitó rojo Liquido bendito. “El vino “, se dijo. Luego vinieron la calma y la
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almohada. La calma y el sueño. El silencio.
(confusión)
Caminas para acá y te volteas de repente. Escuchas con atención. Respiras
pesadamente. Corres para atrás. Atacas por la izquierda. Te detienes y abres bien los
ojos. La oscuridad te invade. El silencio te escucha. El exceso de palabras te hace perder
la voz. Vuelves a correr. ¿A dónde? ¿Adónde vas?
(la bota)
SIN PIEDAD puso los ojos en Arturo, luego los pies.
Arturo, tenso, todo su cuerpo gato erizado.
Caminó hacia la cara.
Arturo no podía decir nada y lo decía todo. La bota se apoyó en sus dientes: el tacón
en la garganta.
Arturo quería seguir cantando. Trató de moverse: no pudo.
La bota rompió los dientes y pisoteó la nariz como quien apaga un cigarro.
La sangre brotó y le inundó la boca. Los ojos se escondieron tras una gelatina roja;
pero seguían abiertos. Uno se oscureció de pronto, después de ver una bota: una gran
bota roja con dientes encajados en la suela. La bota. Los dientes. La sangre. Y por fin
gritó: o más bien se quejó profunda, roncamente. Le brotó el sonido desde las yemas de
los dedos, corrió por los brazos y se detuvo en el pecho. Desde el pecho se oyó aquello.
La bota. Los dientes. La sangre. La garganta. El grito. El quejido. El despertar. La
mañana. La oficina. La mierda.
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(déjä vu)
Claro que es un sueño te dijiste , y seguías pellizcándote confiadamente el brazo.
Al fin y al cabo no ibas a ser el primer sonámbulo que cayera de un décimo piso.
(comité de presupuestos)
Tomas tus libros contables. Los pones bajo el brazo y te diriges al lugar de la junta.
Discutes apasionadamente:
Gritas,
Manoteas,
Insultas al director general.
Sales del baño oliendo a jabón, limpiecito, tan tranquilo.
(...)
AYER soñó que iba a la guerra.
Hoy despertó con un tiro en la frente, muerto y amén.
(punto final)
Es solamente el cuerpo de Arturo. Tendido en la cama, sus ojos tienen la fijeza de los
que están muertos. No más preguntas, la casa gana. Sus manos encima de la sábana,
acostadas y durmientes. La ventana de su infancia lo mira y permite que la rama más
alta del rosal del patio se asome y lo contemple, teniendo siempre el sol en la nuca. ¡Esa
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ventana! Los vidrios que están en la ventana nunca vieron, temieron su infancia;
conocieron al Arturo madurito, que les picaba el culo a las sirvientas, que entraba y salía
de la casa con sus cuadernos y libros. Estos vidrios no vivieron su época de niño, donde
había que temer al mal tino y sólo apretar los dientes y cerrar los ojos al ver venir el
“cañonazo” en forma de balón de gajos. Arturo está ahí y ninguna de sus cosas ha
huido. ¿Arturito muerto? preguntan las fotografías de su abuela y padre muertos alguna
vez, en un día como este, de sol, de pocas nubes. ¿Arturito sin vida?, se dicen al oído los
mosaicos amarillos del piso, los mismos que sintieron el peso de su cuerpo y
distinguieron la forma de sus pies que nunca más estarán húmedos. Los pies que lo
acompañaron toda su vida. ¿Arturo muerto? ¿Arturito? ¿Muerto? ¿Muerto? ¿Muerto?
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Epitafios
¡Ese cochino de Arturo! Se come las uñas y no las escupe.
Julieta.
*20-XI-49
+23-11-74Te la pasabas platicando con él sobre la Revolución Naciente. Andabas de grillo y le
hacías política a tus malos maestros. Sacrificabas ir a ver a tu novia para llegar a tiempo
a tus reuniones de célula. Te vestías de mezclilla a pesar de tener ropa fina. Hacías
muchas cosas por influencia de tu amigo, sin que se lo dijeras.
Y ahora qué...
Te acaban de avisar que lo asesinaron en un enfrentamiento con el ejército, ayer. Y
ahora qué. ¿Y ahora qué vas a hacer?
2-IV-46+ 13-IX-76
Hoy es miércoles y él no sabe que alguien lo espera en su casa, bien dormidito.
Arturo acude a su trabajo en la mañana; trabaja, suda se cansa; manda, dirige, ordena,
esclaviza. Ya. Toma su saco, su sombrero y su maletín; camina hacia su coche. Se
dirige a su casa, totalmente cansado. Ha trabajado demasiado este día, que ya es noche.
Se restriega los ojos al llegar a su casa. Suspenso. Abre la puerta lentamente. Prende la
luz y la tele. Todo normal e igual que siempre. Claro, él es viudo. Se quita el saco y lo
arroja sobre el sillón. Saca una cerveza del refri. Se sienta. Tose. De atrás le sale el otro,
por sorpresa (nadie lo había invitado). Gritos y mucha emoción. Arturito ha sacado la
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mejor parte. ¿Quién sería ese que tanto lo odia? Todo puede ser posible. En una ciudad
con 14 millones de habitantes, ¿no puede ser posible todo? Explota en ese mismo
momento una bomba-reloj-despertador que el malo ha colocado debajo de la tele. Se
apaga la luz. Cortocircuito.
* 12-IX-53+ 11-IX-52
Casimiro camina distraído por la calle y atisba a Juvenal y a Ramiro que lo están
esperando en la esquina con dos machetotes así de grandes (esto lo piensa, aunque no
sepa el nombre de Ramiro ni el de Juvenal ).
Al ver que se acerca Casimiro, Juvenal codea a Ramiro para que voltee. Alerta.
Casimiro camina ahora lentamente, y chifla (sí, chifla) nerviosamente, y voltea para
otro lado. No quiere problemas.
Ramiro y Juvenal esperan calmadamente parados en la “parada” del camión. Juvenal
aspira el aire y dice: ¡oh!, qué denso está el smog. Ramiro lo mira, aspira lentamente, y
asienta con la cabeza. (Note el lector que se están haciendo güeyes).
Casimiro se acerca más y más y mira a Juvenal afilar su machetote en un aparatito
para afilar machetotes del tamaño de un cortaúñas. Casimiro no sabe que hacer. Voltea,
no puede regresar, aunque lo intente. Es inútil. Sigue caminando pasmosamente,
nerviosamente, mente. Llega. Juvenal se aproxima a Ramiro y de un codazo lo pone en
alerta.
Alerta.
Juvenal se acerca a Casimiro. ¿Tiene un cerillo, por favor?
A Casimiro casi se le brotan las lágrimas, busca: ¡NO TRAE CERILLOS! Extiende
una mano y le da su encendedor guinda. Casimiro mira y el camión no viene.
( NO VIENE!)
Juvenal no se mueve, ni le regresa el encendedor, intenta platicar. Ramiro también se
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acerca (el muy hipócrita hace como que se lima las uñas con su machetote).
Por fin se acerca el camión.
Casimiro le hace la parada, cierra los ojos.
Ramiro y Juvenal suben al camión; lo hacen de palomita, como dicen por ahí. Ramiro
tira su machetote (se le cayó, parece).
Casimiro queda solo, parado en la parada del delfín, a las doce de la noche, en una
calle oscura. Llora (llórale, hijo, ahora que puedes)
Presa de un abatimiento nervioso. Casimiro recoge el machetote de Ramiro y se lo
lleva al estómago. Entonces se da cuenta de que no es un machetote sino un cortauñas.
Cree hacerse el hara-kiri, pero solamente consigue cortarse algunos pelos del ombligo.
Cae hincado en medio de la banqueta. Sangra profusamente.
No ha pasado el camión desde la mañana, dice el policía.
Como que no ha pasado Dice Juvenal, quien aspira el humo de su cigarro mientras
Ramiro huele el aire nerviosamente.
A lo lejos se ve la silueta de un hombre que avanza lentamente, nerviosamente,
mente, mente, mente...
12-XII-34+ 13-VI-70
En su estúpida obstinación, dijo:
“He venido porque quiero ser inmortal. Sé que ustedes dos han perfeccionado sus
métodos y creo tener lo necesario para poder probarlos”
Y arrojando varios fajos de billetes, chequeras y joyas sobre la mesita, cruzó los
brazos en tal forma que nos hizo recordar a Benito Mussolini.
Los doctores Franco y Rosas (sus seguros servidores) se miraron detenidamente a los
ojos, estupefactos, y con un gesto asintieron.
Desde ese mismo día comenzaron las pruebas y tratamientos. Eran tan pesados que el
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paciente se desplomaba, agotado, sobre su cama por las noches, cuando todo terminaba
por un rato.
Pasaron los meses, lentos, como goteando por un vidrio. Hasta que llegó el día
señalado: el gran día.
Eran como las ocho de la mañana. El paciente ingresó en la sala de operaciones. Le
fue aplicada la mascarilla de anestesia. El doctor Rosas fue el encargado de hundirle el
bisturí en el corazón. Murió en el acto.
* 18-IX-53+ 22-IX-79
Estás solo. Lo que tanto recordaste en esa mañana silenciosa se tradujo por fin en
llanto. Unos momentos antes (No) habías juntado las manos en tu cara; las habías
cosido con hilos invisibles (puedo) de abandono. Un poco antes también quedaba todo
lo que le diste (continuar) en el suelo de madera, todo desviado de su objetivo primero:
cubrirle el cuerpo con besos calientes (contigo). Todos sus besos se habían quedado en
el suelo, diseminados (Te amo).
Horas antes rompías una pequeña nota (Me voy) y arrojabas la escopeta en la cama
(Julieta).
*31-I-54+14-II-76
Pensar que fui capaz de arrojarme a tiempo y empujarte fuera del alcance del camión
materialista.
Pensar que fui capaz de morir atropellado.
Pensar que fue en ese momento cuando supe que te amaba.
* 20-X-42+28-X-78
José Gutiérrez despierta en el Metro.
Estación Taxqueña. Voltea para atrás, ve el primer carro del tren, donde va el
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maquinista.
Suena la chicharra.
Con los ojos entreabiertos, chinguiñosos, corre hacia la puerta derecha.
Cae.
Muere achicharrado.
*11-IV-1451+12- X-1492
¡Claro que el mundo no es plano!, les dijiste, en medio de acalorada discusión
teológica, justo un mes antes de caer toda la tripulación en el abismo sideral.
*14- V-1917+28-VIII-1947
Sangre y arena: grava y mármol en el monumento fúnebre del torero.
*15-VII-37+6- V -75
El policía bancario sonrió triunfalmente. Se dijo: estos estúpidos creen que van a
engañarme. Y con un rápido movimiento de manos se arrojó contra el hombre que tenía
el arma; pero no alcanzó a tocarlo. El impacto de la bala lo hizo caer violentamente
contra el suelo.
Y con el último hilito de vida y los ojos muy abiertos, alcanzó todavía a ver aquella
pistola que se parecía tanto a las de juguete que se parecen mucho a las de verdad.
+24- VI-06+ 8 III -76
La vio aparecer por detrás del monumento. La mujer de negro, con pelo blanco.
Caminaba sin hacer ruido. Ya pronto. Ojos vacíos. Con todas las miradas gastadas. Sólo
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recordaba, veía su inminente futuro. No había medida de tiempo para ella.
Sólo caminar por el cementerio, las manos juntas y caídas, las arrugas en las arrugas.
Sólo recordando. La viejita.
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