MARIANO LÓPEZ MAYORICAL
INVESTIGACIONES
HISTÓRICASTOMO I
1958
EDITORIAL DEL MINISTERIO DE EDUCACIÓN PUBLICAGuatemala-Cent roamérica
DE LA LEYENDA A LAHISTORIA
E N ESTAS BELLAS PAGINAS, obra de
un investigador paciente, hallará el lector
las pruebas irrefutables de que Sor Juana de
Maldonado, la poetisa colonial vivió y escribió
en su tiempo ; sin que fuera como lo han afir-
mado varios escritores producto de la fanta-
sía de Thomas Gage, el viajero narrador que
escribiera sus andanzas hacia 1648.
MARIANO LÓPEZ MAYORICAL, enamora-
rado de su personaje, en un esfuerzo perse-
verante de varios años, lo sacó de la le-
yenda y le hizo cobrar vida retrospectiva
en el ambiente distinguido y libre de la
sociedad colonial de mediados del siglo
XVII.
EN SU PODER los libros de profesas del
Convento de la Concepción, localiza por su
nombre y por la fecha el momento en que
la novicia, hija del rico Oidor don Juan de
Maldonado y Paz, toma los hábitos y cam-
bia su nombre del siglo por el de Juana de
la Concepción. En los mismos manuscritos
del Convento haya después la firma autógra-
fa al pie de las actas conciliares. Encuen-
tra entre tanto la partida de bautizo de la
singular mujer y se da de pronto, como jus-
ta recompensa a su perseverante investiga-
ción, con la composición poética de Sor
Juana que demuestra no sólo la existencia
de la monja sino que estaba dotada del nu-
men preclaro y de la inspiración con que se
cantaba la vida religiosa en la lírica de su
tiempo.
[pasa a la otra solapa]
INVESTIGACIONES HISTÓRICAS
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lyis ¿y ¡áti nwñoz
MARIANO LÓPEZ MAYORICAL
INVESTIGACIONES
HISTÓRICASTOMO I
1958EDITORIAL DEL MINISTERIO DE EDUCACIÓN PUBLICA
Guatemala — Centroamérica
Colección Luis Lujan MuñozUniversidad Francisco Marroquín
www.ufm.edu - Guatemala
Colección Contemporáneos
18
Impreso en los talleres de la
Editorial del Ministerio de Educación Pública
I
{
%\ M* 1
«SOR JUANA DE MALDONADO Y PAZ»(Monja poeta, que supo engalanar a Panchoy)
Para que la historia llene su función, debe
de significar para los vivos, lo que la vida
fuera para los muertos. .
.
AL LECTOR:
Así como los buenos ejemplos y mejores enseñanzas deben
de principiar por casa, así también como miembro de número,
de una de las más dilectas instituciones, quiero mencionar en
primer lugar a la benemérita Sociedad de Geografía e Historia
de Guatemala: en homenaje de adhesión y sincera simpatía.
Seguidamente —como una merecida alusión— a la «Academia
Guatemalteca de Estudios Genealógicos, Heráldicos e Históri-
cos», en concepto de académico de numero y como Socio Fun-
dador de los «Institutos, Guatemalteco y Quetzalteco de Cultura
Hispánica». A continuación, me sentiré respaldado por la égida
noble, amplia y comprensiva, de mis compañeros integrantes
del Club Rotarlo de Quetzaltenango, amparándonos todos en
lo grandioso de los postulados de Rotary International:
«DAR DE SI ANTES DE PENSAR EN SI.» «SE BENE-FICIA MAS EL QUE MEJOR SIRVE.»
N OTA
La sobriedad del tema, ajustado netamentea aquellos sobresalientes episodios capitales de la
vida colonial, obliga, a que todos los personajes
y citas, sean absolutamente auténticos, así comotodos los pasajes y alusiones rigurosamente his-
tóricos, siendo menester en nuestra era, publicar
esta antigualla antes de que se anticúe. m. l. m.
INTRODUCCIÓN
EL CONTENIDO DE ESTE LIBRO, significará tanto
para mí, cuanto de divulgación histórica represente para
mi patria. Nacido al calor del hogar, ¡bendito seas! en donde
se enseñorea la amistad sincera y consecuente —con genuino
marchamo de verdad—x estampado en clásico sentimiento de
pendolista, se halla en «Celeste» armonía de artista; el concepto
herido por el estilete de la «Espada» . .. ; pero predominando
en un todo, de perpetuo en hornacina empotrada a la derecha
de un intramuro, cual divina guardiana de la casa, la imagen
de «Nuestra Señora del Coro», la que se destaca frente a la
original concepción del genial Canova: «Amor y Psiquis» —que
lo inmortalizara en arte gentil— y en el ala izquierda, su esencia,
contenida en el mejor y más leal de los compañeros: el libro.
Imperando sobre todo, el indestructible eslabón, la lámpara
votiva, que sirve de unión; que me llena de ternura, toda ella
ocurrente y vivaz, irradiada a través de extraordinaria inteli-
gencia por mi adorada hijita Ana María, cuyos gestos, para mí,
valen como alabanzas, y su ingenua coquetería innata y de
ingenio, consagraciones. Sublime pebetero en que arden la facul-
tad de dar, siempre al acecho, y el cariño constantemente en
vendimia, con la retribución del mimo en una caricia; cuali-
1 Tratando de describir, materializada, la entrada de la casa del escribidor.
11
12 INTRODUCCIÓN
dudes todas reflejadas por el espíritu ultrasensible de Darío
Cossier, en la expresión delicada de un elogio, que sin duda
alguna, le servirá de sello para su personalidad en el mañana:
«Cabeza valiente».
El autor
ADVERTENCIA
ESTA OBRA, intitulada en un impromtus: «Investigando
Huellas Sagradas», ha sido con posterioridad clasificada
serenamente por el autor, en una recopilación de tres libros,
originalmente descalificados en la rama de Historia del Cer-
tamen Nacional Permanente de Ciencias, Letras y Bellas Artes
«15 de septiembre» del año de 1953. Integraron el Jurado:
Presidente J. Joaquín Pardo, Profesor Mario Silva Jonama yseñor Pedro Pérez Valenzuela, quienes incluyen al punto segun-
do: «se entró a deliberar sobre las dos obras recibidas «Investi-
gando Huellas Sagradas», amparado por el seudónimo MAYOTRES, y «La Vida Errante de Gómez Carrillo», con el seu-
dónimo Plutarcofilo. Tercero: «consideradas las obras en su
valor intrínseco y teniendo en cuenta las condiciones especiales
establecidas para la rama de Historia de Guatemala, el Jurado
estimó procedente declarar desierto el certamen en dicha rama,
de conformidad con el inciso a) del artículo 41 del acuerdo
respectivo (Artículo 41.—En virtud de no presentarse trabajos
de positivo mérito, los jurados podrán: a) declarar desierto el
certamen en la rama respectiva)».
Bien reza la sentencia popular: «No hay mal que por bien
no venga» ... Si en aquella ocasión hubiera merecido la apro-
bación de tan ilustre jurado, quizá por mi parte jamás mehubiera preocupado por continuar glosando datos dispersos.
13
14 ADVERTENCIA
De por sí, la elaboración y preparación de la obra original,
tardó muchos años; pero el hecho de que este lapso se prolon-
gara aproximadamente por cuatro años más (1957), desde que
estuvo concluida sirvió para que ese intervalo sólo contribuyera
a acendrar el esfuerzo, que se vio estimulado con algunas nuevas
aportaciones documentales, siendo éstas poco o nada conocidas,
teniendo la utilidad precisa de rectificar errores tradicional-
mente tomados como verídicos, muchos de ellos admitidos en
textos de historia, que perjudican el anhelo común de perseguir
una orientación definitiva, sin falsear el valor de los aconteci-
mientos. Sea pues en buena hora lo sucedido.
CAPITULO I
Sor Juana de Maldonado, La mujer de siempre. Opinióndel licenciado david vela. criterio del licenciado luisAntonio Díaz Vasconcelos. Benevolencia de don J. Fer-
nando Juárez Muñoz (q.e.p.d.) consocio de la Sociedad
de Geografía e Historia. «El Imparcial, del 10 de juniode 1949». Pintura del artista Francisco Brabo de Laguna.María Albertina Gálvez. Doctor Alfredo Carrillo Ra-mírez, Pedro Arce y Valladares, Carmen Duran de delCid, licenciado Salomón Carrillo Ramírez (q.e.p.d.).
Una ordenanza real. Afirmación del licenciado J. Anto-nio VlLLACORTA C. VERSIÓN DE J OSÉ LLARENA ZlRION.
«La Revista del Maestro».
El núcleo de la presente obra girará en derredor de impor-
tantes tópicos históricos, en su mayor parte desconocidos, los
cuales me han obligado a no abstraerme a la tentación de entrar
de lleno, profundizando el estudio e investigación del mismo.
Obvia es la razón que me asiste, e impostergable el derecho, no
teniendo que invocar para ello, la obligación, siempre latente,
de desvanecer toda falsa creencia. Me cupo en suerte haber
sido, con suficiente respaldo, el afortunado investigador que
aclarara un enigma histórico. Por mi parte —una vez satisfecho
el cometido— le había puesto punto final al tema. Supuse que
eran otros los llamados a comentar el contenido de mi estudio;
pero conforme los años han transcurrido, se ha afianzado en mí
el convencimiento de que mucho faltaba por hacer. No es sufi-
ciente el sustentar una tesis claramente elaborada. Es necesario
J5
16 MARIANO LÓPEZ MAYORICAL
divulgarla por todos los medios al alcance, ya que aún dentro
de las personas cultas y estudiosas, son numerosos los que igno-
ran los últimos descubrimientos realizados con relación a la
materia, lo que contribuye a hacer prevalecer los errores inicia-
les, robustecidos por la falta de datos. De esta suerte veo en «La
Hora Dominical» correspondiente al 2 de septiembre de 1951,
que da cabida a un interesante artículo, escrito por don Enrique
Estrada Sandoval, intitulado: Tiempo, Patria, Historia.
SOR JUANA DE MALDONADOLA MUJER DE SIEMPRE
Entraré analizando, desde un principio, los conceptos ver-
tidos: «He ahí los motivos que me impulsan para escribir un
breve artículo sobre uno de los recuerdos más apasionantes ydiscutidos con que cuenta el pasado colonial de la Antigua Gua-
temala : la legendaria vida de Sor Juana de Maldonado y Paz».
«Muchas son las posiciones en que se sitúan los diferentes
autores que han abordado el tema y, entre ellas, es singular
la del escritor licenciado don David Vela, quien niega su exis-
tencia, echando un velo en torno de aquella figura, que por su
misma relevancia y belleza, se alza como una dulce creencia en
los corazones de los antigüenos». En uno de los párrafos subsi-
guientes:
«Fácil será comprender que no son pocos los autores que
le dan vida y, que por lo mismo, cualquier estudio que sobre
ella se haga, debe tender a darle vida, en vez de tratar de sumir-
la en la ignorancia y el olvido. . .»
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2—T. I—I. H.
18 MARIANO LÓPEZ MAYORÍCAL
Prosigue en uno de los subtítulos:
PAGINAS CONVENTUALES
«Esta etapa de su existencia es, sin duda alguna, la másdiscutida y menos conocida de la ilustre monja. En efecto: don
David Vela hace referencia a dos hechos incontrovertibles:
1 9 que el nombre de Sor Juana no se encuentra registrado en
los manuscritos de votos de las novicias de la Concepción; y
29 que en dicho convento al profesar, se hacía voto de pobreza;
lo cual pone por los suelos el argumento que aduce a Sor Juana
un pequeño palacio en el interior del convento, y el cual fue
permitido hacerlo, gracias a las influencias de su padre. Masténgase en cuenta, que los dos hechos aluden a la etapa religiosa,
que es un solo capítulo de su vida». Por cierto que el más inte-
resante y discutido.
Con referencia a los hechos incontrovertibles a que aluden
los últimos conceptos que transcribo del señor Estrada Sandoval
y los cuales fija en el criterio del licenciado David Vela, comoefectivamente he podido comprobarlo en el tomo primero de su
«Literatura Guatemalteca», cuya impresión tuvo lugar en la
Tipografía Nacional, en enero de 1943, página 257, capítulo
XI. Hay que convenir en que esta obra salió a luz antes de que
se hicieran los descubrimientos que vinieron a demostrar la exis-
tencia real de Sor Juana, lo que en la primera parte desvanece
su «incierta historia» a la que se le daba la «calidad de mito».
Ya para la actualidad, no cabe la posibilidad de transmutar
mito en historia; los documentos hablan y solamente a ellos nos
podemos atener. Sin embargo se persiste en el mismo error en
la segunda edición, impresa en Guatemala en los talleres de
la Unión Tipográfica, habiéndose terminado el trabajo del pri-
mer tomo en mayo de 1948, cuando ya era tiempo de haber
hecho las rectificaciones, del todo justas e indispensables. Da la
Convento de la Concepción (Panchoy).
20 MARIANO LÓPEZ MAYORICAL
consulta por resultado que, en ambas ediciones, se encuentra
errado el nombre del padre de esta religiosa, pues se anota el
de Alonso de Maldonado, fiscal de la Audiencia, en vez de la
del Oidor Juan Maldonado de Paz. Parecidas circunstancias
prevalecen en la obra intitulada «Apuntes para la Historia de
la Literatura Guatemalteca», escrita por el licenciado Luis An-
tonio Díaz Vasconcelos, quien en su segunda edición, que se
terminó de imprimir el 9 de septiembre de 1950, en los talleres
de la Tipografía Nacional de Guatemala, anota en el capítulo
décimo: «Tres siglos y un poco de Lirismo», página N 9 239:
«Sor Juana de Maldonado, quien por cierto ocupa una posición
discutida en cuanto a su persona, en el recuento histórico de la
Colonia. Se han encargado de dividir las referencias, por un
lado fray Antonio Arochena, compilador franciscano que en su
catálogo de Monjas (propiamente dicho en este católogo no
trató solamente de monjas, sino de religiosos y escritores de la
época en general) nos habla sobre ella, pero no con frases
demeritorias como lo hace por el otro el padre Tomás Gage,
quien le da un tinte pecaminoso a la vida monástica de Sor
Juana. Al tratar de escoger las opiniones, y examinando la
personalidad de los comentaristas, nos quedamos sin titubeo
alguno, con la opinión de Arochena, despreciando la del inglés,
que con malicia vio cosas malas donde no había mancha alguna».
Mas adelante: «Fue su padre, sin saberse el nombre de la
madre». (Como se verá ha sido calificada, mediante el sufi-
ciente respaldo, con el nombre de doña Concepción de Quin-
tanilla). Prosigue en otro de sus párrafos: «Se cuenta que vino
de México un apuesto y gallardo mancebo, de nombre don
Santiago de Córdova», continuando en lo de adelante: «Es el
año de 1625. Juana ingresa, para no salir más, en el convento
de La Concepción» (ella profesó el día 27 de diciembre de
1619), y para terminar consigna: «según informes de los auto-
res citados, nuestra bella y delicada poetisa, murió en 1638 a
INVESTIGACIONES HISTÓRICAS 21
los cuarenticuatro años de edad». Resta únicamente aclarar que,
habiendo por mi parte efectuado ulteriores descubrimientos,
éstos vinieron a cambiar las fechas, tal como se consignara
escrito en su epitafio. Y para desentenderme en estas aclaracio-
nes y comentarios, solamente quiero agregar, que es de interesarse
por el primero de los autores que traigo a cuenta, debido par-
ticularmente al hecho de que en los tratados, se ha consignado
estar amoldados al programa oficial como textos de la asigna-
tura del cuarto año de enseñanza secundaria.
El nunca suficientemente recordado y erudito consocio
de la Sociedad de Geografía e Historia de Guatemala, don J.
Fernando Juárez Muñoz, de quien me place transcribir estos
benévolos conceptos, ha dicho: «¿Existió la monja poetisa Sor
Juana de la Concepción, como nos cuenta el señor López Ma-yorical, o sea la hija del Oidor don Juan de Maldonado y Paz?
Apenas si el mentiroso padre Gage es el único que la mencio-
na en su crónica de viajes. Los otros cronistas, los clásicos de
nuestra historia, nada dicen de esta mujer, poetisa y monja por
añadidura; y este silencio en quienes tienen derecho a ser oídos,
presta cimiento a la negación: quienes dicen que no hubo tal
poetisa, otros rechazan en absoluto su existencia. Los primeros
preguntan: si fue visitada por las musas, ¿en dónde está su
producción?; los segundos dicen: en los libros de profesiones del
célebre convento de la Concepción, no aparece el nombre de
Sor Juana de Maldonado. Sin embargo, ya oísteis al señor López
Mayorical asegurar con copias de documentos, que la tal monja,
que en el mundo se llamó Juana de Maldonado, en el convento
adoptó el nombre de Juana de la Concepción, y nos hace el
recuento de fechas y nos copia trozos de actas que concuerdan
en detalles formales, para poner en evidencia que la susodicha
monja sí existió con el nombre de Sor Juana de la Concepción.
Y para remachar los conceptos, nos cuenta que en opinión del
bibliógrafo fray Antonio Arochena, autor de un estudio sobre
22 MARIANO LÓPEZ MAYORÍCAL
literatos de nuestro país, Sor Juana fue autora de versos magní-
ficos. Ya veis, señoras y señores, cómo no es posible negar en lo
absoluto, como tampoco lo debe ser el aceptar versiones que
pueden ser aún discutibles. Es preciso investigar, se impone la
espera de mejores y más concluyentes documentos para incli-
narse al uno o al otro lado».
Todos los errores en que se ha incurrido, son fáciles de
desvanecer en el momento actual, radicalmente y por su base,
no restando para ello más que remitirme al estudio que efectué
con ocasión de mi ingreso —el 11 de octubre de 1946— comomiembro de número de la Sociedad de Geografía e Historia
de Guatemala. En el mismo hice aparecer copias fotostáticas
de todos los documentos que cito, manuscritos incontrovertibles
y originales que obran en mi poder. De esta suerte quedó desde
aquel día dilucidada cualquier duda sobre la existencia real de
Sor Juana de Maldonado y Paz, así como la documentación
transcrita comprueba hasta la saciedad y de manera indiscutible,
que su nombre sí está inscrito en el libro de profesiones del
Convento de la Concepción, siendo el Voto auténtico de fecha
27 de diciembre de 1619, como tantas veces lo llevo dicho,
habiendo quedado registrada como Sor Juana de la Concepción.
Esto en cuanto al primero de los hechos expresados; ahora en
lo concerniente al segundo, dio a publicidad el periódico «El
Imparcial», el 10 de junio de 1949, un documento descubierto
por aquellos días, en el archivo general del gobierno, por su
director el profesor J. Joaquín Pardo, manuscrito que viene a
corroborar, tanto la existencia de la monja, como la fidelidad
del voto, saltando a la vista la pobreza de la «Divina Reclusa».
Lo último es una verdad absoluta; pero no debe de olvidarse
que solamente tiene fuerza para la época anotada en el docu-
mento descubierto por el Maestro Pardo, que representa la
existencia media en la vida de Sor Juana, 30 años antes de su
fallecimiento. Importa recordar también que, cuando ella des-
INVESTIGACIONES HISTÓRICAS 23
puntaba a la plenitud de su belleza y de la vida, eran muydiferentes las condiciones económicas de su padre el Oidor y,
por consecuencia, la de ella. Y si no que lo diga la autenticidad
—entre muchas otras cosas y obras de arte— de aquel valioso
cuadro pintado por Francisco de Montúfar, y que dio origen
al juicio entablado en su contra, ante el tribunal de la inquisi-
ción de México, en el año de 1615.
No me encontraba desorientado, la tardanza en la publi-
cación de esta obra viene a justificar mis iniciales apreciaciones:
El (IDAEH) «Instituto de Antropología e Historia de Gua-
temala», vol. IX, N91. Enero de 1957, (valioso número que
llega a mi poder en el mes de mayo de 1957) en el cual mesatisface encontrar confirmadas mis primitivas deducciones: el
acucioso investigador Ricardo Toledo Palomo, proporciona una
brillante colaboración, incluida a la página 13, hallazgo cuyo
aporte viene a cimentar, tanto más, el valor histórico perfecta-
mente comprobado de lo que en un principio no pasaba de ser
una de tantas leyendas, con relación a Juana de Maldonado-Sor
Juana de la Concepción.
Al mismo tiempo contribuye aclarando otro extremo—para
hoy perfectamente comprobado— es el hecho de que el Oidor
Juan Maldonado de Paz, se permite la preeminencia de pro-
porcionarle a su hija Sor Juana, una cómoda y suntuosa depen-
dencia, en el interior del Convento, de acuerdo en un todo al
expediente completo descubierto por Toledo Palomo, en el que
aparece la venta de esta propiedad, a favor del Alférez Miguel
de Cuellar Varaona, Escribano de su Majestad, Notario del
Santo Oficio de la Inquisición y Público del juzgado Eclesiás-
tico. Efectuaron la negociación la Abadesa, Vicaria y Definido-
ras del convento de monjas de la limpia Concepción de Nuestra
Señora.
Según esta escritura el «Convento heredó por muerte de
la Madre Joana de la Concepción, religiosa que fue de él» las
24 MARIANO LÓPEZ MAYORÍCAL
habitaciones que ocupara en vida. Lo que viene a probar plena-
mente, que durante la época en que (el señor Oidor Juan Mal-
donado de Paz) : «Mandó fabricar a su costa una casa para
ella dentro del mismo convento...», la suerte le favorecía,
poseyendo por aquel entonces una fortuna cuantiosa, a la par
de ser muy influyente ante las autoridades religiosas, las cuales
le concedieron tales prerrogativas.
Lo anteriormente anotado consta en el documento autén-
tico que «pasó ante el escribano Real don Antonio de Zabaleta
y se encuentra en el protocolo que contiene las escrituras que
corrieron en el año de 1669» (clasificado en el Archivo General
del Gobierno bajo la siguiente signatura: A 1-20 leg. 1459 fol.
73ss).
No me atrevería a prejuzgar —precisando— si a buena
o mala suerte, los originales primitivos, de lo actuado en la
capitanía general de Guatemala, fueran trasladados en su parte
documental (cartas, nombramientos, títulos, denuncias, infor-
maciones, procesos, etc., etc.) al Tribunal de México, encon-
trándose la mayor parte de ellos en el Archivo General de aque-
lla Nación. No sería desacertado conjeturar si tan importantes
expedientes documentales existan aún en las poblaciones de
relieve colonial. Conversando con mi distinguida y admirada
amiga, María Albertina Gálvez, me decía: haber tenido en
sus manos hace algunos años un legajo de papeles manuscritos,
relacionados, con Sor Juana de la Concepción, y los cuales con-
sultó superficialmente en el Archivo y Biblioteca de México.
Corroborando lo valioso de esta información, me manifestó el
Dr. Alfredo Carrillo Ramírez, tener—en la actualidad— conoci-
miento cierto de que en la capital de la vecina república del norte
existen, efectivamente, numerosos documentos relacionados con
el Oidor y con su hija Juana, no siendo ya un secreto, en el
presente, que entre estos expedientes se guarda el acta parro-
quial de su partida de nacimiento, que tuvo lugar en la Antigua
INVESTIGACIONES HISTÓRICAS 25
Guatemala. De todo esto —me dijo el doctor Carrillo— está
perfectamente enterado Rodolfo Federico Pardo (hermano de
J. Joaquín Pardo, Jefe del Archivo Nacional).
Mi amigo Pedro Arce y Valladares recuerda, haber podi-
do apreciar documentación implicada en ciertos pasajes colo-
niales de la familia Asturias, en los que se alude a Sor Juana.
Al citar las aseveraciones anteriormente anotadas lo hago,
porque todo ello viene a sumarse con relieves de mayor noto-
riedad, por provenir de personas en quienes se reconoce ampli-
tud y probidad. A esto agrego el relato que me hizo mi distin-
guida amiga Carmen Duran de del Cid, quien tuvo en sus
manos los borradores (de la documentación citada) en una obra
inédita del licenciado Salomón Carrillo Ramírez (a la que a
grandes rasgos aludí con anterioridad) . Me es grato anticiparme
anunciando que el doctor Alfredo Carrillo Ramírez (hermano
del licenciado Salomón), me anunció haber recuperado la obra
que en cierta forma se le había extraviado.
Por los conceptos del documento que seguirá a conti-
nuación se puede ver con toda claridad que el padre de Sor
Juana de Maldonado y Paz, lo fue el Oidor Juan Maldonado
de Paz, quien por cierto, se encuentra perfectamente identificado
entre las personas de mayor valía que salieron primitivamente
del solar patrio español. Apellidos de valientes y denodados con-
quistadores que se diseminaron en todo el continente americano,
razón por la cual tenemos que, familiares cercanos, se radicaron
de un extremo al otro del «Nuevo Mundo», siendo por ello que
encontramos descendientes del mismo tronco familiar, desde la
Argentina hasta Nuevo México y California. He venido a con-
firmar mis investigaciones, sobre el particular, a través de los
sólidos y doctos conocimientos de Carlos Sabat Ercasty, «el gran
poeta cósmico de la América Austral», que es tanto como afir-
mar, sin hipérbole que al evocar su nombre, estamos en presen-
cia del esclarecido primer gran poeta uruguayo, de la actualidad,
26 MARIANO LÓPEZ MAYORÍCAL
a manera de como se calificó a «Tabaré», Juan Zorrilla de San
Martín: «En América es único en su género, y en el Uruguayel primer poeta nacional». Me apoca tanto más el abordar tema
de mayor enjundia, cuanto que corrobora lo dicho, otro de los
prestigiosos uruguayos, la escritora Ofelia Machado Bonet, quie-
nes al unísono me refieren que ellos también cuentan con su
Juana de Maldonado... a manera como la valiente amazonaconocida por «La Maldonada», engalana el ancestro de las
mujeres europeas en el Río de la Plata: 1536-1600.
Pero siguiendo el hilo, estimo preferible que se sepa de este
importante pasaje, a través de los propios conceptos literales, en
la ordenanza real: «Vuestra Majestad hace merced a la MadreJuana de la Concepción, monja en un convento de Guatemala,
de 500 tostones de renta al año, en lo que reparte el Presidente
de aquella Provincia entre personas beneméritas, en considera-
ción de los servicios de su padre y de su necesidad. AI. 23 1516.
Fol. 91».
«EL REY. Don Alvaro de Quiñónez Osorio, Caballero de
la Orden de Santiago, mi Gobernador y Capitán General de la
Provincia de Guatemala y Presidente de la Audiencia Real que
en ella reside, o a la persona o personas a cuyo cargo fuere su
gobierno, por parte del licenciado Juan Maldonado de Paz, Oidor
que al presente es de mi Audiencia Real de la ciudad de México,
de la Nueva España, se me ha hecho relación que siéndolo de
esa de Guatemala y teniendo como tiene una hija monja pro-
fesa en el Convento de Nuestra Señora de la Concepción de esa
ciudad, que se llama la MADRE JUANA DE LA CONCEP-CIÓN, don Diego de Acuña siendo mi Presidente de esa Audien-
cia, dio una encomienda de indios al Capitán Jerónimo Alfonso
de Prado, vecino de la Ciudad Real de Chiapa, con calidad de
que acudiese con quinientos tostones de renta en cada un año,
por su vida, a dicha Madre Juana de la Concepción, su hija, en
su consideración de los servicios que él me había hecho en la
INVESTIGACIONES HISTÓRICAS 27
dicha plaza de Oidor de esa Audiencia y otros cargos y ocupa-
ciones que había tenido, y que respecto de que por la pobreza
en que se hallaba, no había podido pagar la dote de la dicha
su hija, no los réditos que había de ella, desde el día de su pro-
fesión, ni la cera, ni sacristía, que es para lo que dio el dicho
Presidente la dicha pensión, gosase de ella después de pagado lo
referido, por la dicha de su vida, y que habiéndome pedido con-
firmación de la dicha encomienda, el dicho Capitán Jerónimo
Alfonso de Prado, con la dicha calidad, se le dio tan solamente
de su encomienda y de la dicha pensión se le denegó, y hice
merced de ella por dos vidas al Capitán Juan García de Navia»,
más adelante: «y al gasto que hizo en ir a servirme en la dicha
plaza de Oidor de México, de que le hice merced, y al desamparo
con que dejó a su dicha hija. etc. etc.». Y prosigue: «En lo que
en esa Provincia repartís entre personas beneméritas, pues ella
lo es tanto y a él no se le ha hecho merced ninguna y las que
podía pedirme en consideración de sus servicios». El licenciado
Juan Maldonado de Paz debe de haber retornado a Guatemala,
después de desempeñar el cargo de Oidor de la Audiencia Real
de la Ciudad de México—falleció en Santiago de los Caballeros
el día V de junio de 1653— otorgando su testamento ante los
oficios del escribano Luis de Andino. Importa la siguiente acla-
ración: al tomo XVIII de los Anales de la Sociedad de Geo-
grafía e Historia de Guatemala, página 476, se anota Luis de
Andino, en el libro de Efemérides del profesor J. Joaquín Pardo
(año 1944) página 63, se advierte lo mismo «Testó ante el escri-
bano Luis de Andino». En el tomo IV, número 3 del Boletín del
Archivo General del Gobierno (año 1939) página 291, Al. 20,
dice: «Protocolo del Escribano Luis Andrino (1646-1651)».
Según parece el referido Escribano ejerció funciones de tal duran-
te 30 años por lo menos tal se deduce de los protocolos conserva-
dos desde 1651 hasta 1681. Quizá haya una equivocación en la
28 MARIANO LÓPEZ MAYORÍCAL
última fecha incluida en el Boletín, pues dice: «1779-1781» lo
que elevaría la cartulación a 130 años. Desgraciadamente se da
por desaparecido—por lo menos hasta el momento actual— este
importante documento, a pesar de que el erudito y bien docu-
mentado licenciado J. Antonio Villacorta C, me afirmaba haber-
lo tenido a la vista hace aproximadamente 25 años. Me decía
haber tomado algunos apuntamientos que conservaba y los cua-
les buscaría, ofreciéndome que al encontrarlos los haría llegar
a mi poder. Recuerda algo de lo expresado por el licenciado
Maldonado en aquel documento, en el que hizo constar que
moría pobre, toda vez que no disponía de bienes y riquezas, los
que había empleado en vida de su hija la profesa Juana de la
Concepción, dotándola de todas las comodidades. . . Desgracia-
damente se desprende de mi indagatoria que falta en los proto-
colos conservados, el año completo de 1652, en el cual posible-
mente testara. Parece ser que el profesor Pardo supo de la fecha
y escribano ante el cual testara a través de la partida de defun-
ción asentada en los libros parroquiales. Asimismo Sor Juana de
Maldonado y íaz o sea Sor Juana de la Concepción gozó de la
pensión que le fue concedida por su Majestad, por un número de
treinta años aproximadamente, ya que la orden del Rey está
fechada en Madrid a 22 de enero de 1636, tomándose nota de
la misma a 3 1 de marzo del propio año, y Sor Juana de la Con-
cepción he logrado establecer que falleció en derredor a la fecha
21 de noviembre de 1666. Por no ser de mayor interés, he prefe-
rido dar una versión en síntesis—del mandato real— que termina
así: «y asi mismo mando que tomen la razón de esta mi cédula
don Juan de Castillo mi secretario de registro de mercedes, dentro
de cuatro meses contados desde el día de su fecha, y que sin
haberlo hecho no se use de ella, ni los Ministro a quienes tocare,
la ejecuten y Jerónimo de Canenzia, mi Secretario, y de la junta
de la dicha media anata y a cuyo cargo están los libros de la
razón de ella y mis Contadores de Cuentas, que residen en el
INVESTIGACIONES HISTÓRICAS 29
dicho mi Consejo. Fecha en Madrid a veintidós de enero de mil
y seiscientos treinta y seis años (f ) Yo el Rey».
«Por mandato del Rey Nuestro Señor»
(f ) D. Gabrién de Ocaña y Alarcón.
«Tomé la razón en 31 de marzo de 1636»
(f ) Don Juan de Castillo.
«Tomé la razón»
(f) D. Jerónimo de Canenzia.
Si nos detenemos a meditar nos encontramos en presen-
cia, indudablemente, de una de las personalidades más discuti-
das —del tiempo de la colonia— aún en el momento actual. En«La Revista del Maestro», correspondiente al número 19 —año
de 1951— aparece un artículo de Otto Raúl González, en la
página 96 y en el que, refiriéndose a Sor Juana de Maldonado
y Paz, entre otras cosas, incluye una nómina de los autores que
se han ocupado de ella. En otro de sus aspectos me interesó
—en su oportunidad— un artículo publicado en inglés, en el
«Panamericanismo» de Filadelfia, por la doctora Nora B. Thomp-son, cuya versión en español reprodujo José Llarena Zirión, en
el periódico «El Imparcial» del viernes 22 de junio de 1951.
Al tratar sobre ella, anota: «Sor Juana de Maldonado es una
figura de leyenda que va unida a la del falso Arzobispo de
Mira». 2
2 El historiador José Joaquín Pardo afirma que Sor Juana de Maldonado es
solamente una figura de leyenda», incluyéndose una nota del traductor: «El com-pañero Mariano López Mayorical, publicó en enero de 1948 (la citada fue unareproducción) una brillante documentación sobre Sor Juana de Maldonado y Paz,
desvaneciendo por completo la idea de que ésta fuera una figura de leyenda.
Acompañó a su documentación copias fotostáticas del voto religioso de Sor Juanade la Concepción, llamada popularmente Sor Juana de Maldonado». Agrego comosimple aclaración que, ya desde los números del 1 al 4: marzo a diciembre de 1946,
tomo XXI de los «Anales de la Sociedad de Geografía e Historia de Guatemala»,había sido publicada toda la documentación y reproducido las foto-copias de los
manuscritos.
30 MARIANO LÓPEZ MAYORICAL
Pero volviendo a los conceptos del señor González, encuen-
tra interesante la referencia que hace del historiador contem-
poráneo Ernesto Chinchilla, quien según afirma tenía recien
publicado en México un pequeño libro intitulado «Sor Juanade Maldonado y Paz (pruebas documentales de su existencia)».
Por mi parte he tratado de adquirir este libro —hasta ahora no
me ha sido posible— para poderlo apreciar en todo su valor yasí formarme un concepto cabal de su contenido (veremos si
entre la bibliografía consultada aparece algo que se refiera a
mi estudio) . Según tengo entendido, puede considerarse al autor:
«colocado ya en primera fila de nuestra nueva generación de
historiadores», por lo menos, en lo que atañe a su obra intitulada
«La Inquisición en Guatemala», recientemente publicada con
un contenido de más de 300 páginas, bajo el patrocinio del
«Instituto de Antropología e Historia de Guatemala». Es lo
concerniente a su especialización —divulgada en su último tra-
bajo aludido— lo que atrajo mi atención; siendo esta la repro-
ducción que de él se invoca: «la denuncia que en 1615 enderezó
el doctor Rodríguez de Villegas contra el Oidor Juan Maldo-
nado de Paz, padre de Sor Juana, ante el Tribunal de la Inqui-
sición de México». Las reacciones humanas así son —tal vez
decepcionado del proceder de uno de sus más íntimos y allegados
familiares— quiso enmendar la falta tomando en Guatemala,
avanzado el año siguiente de 1616, el hábito del interior de la
Tercera Orden de Penitentes, siendo la persona (causa de su
determinación) el inmediatamente electo conciliario Agustín
de Villegas. Existió una verdadera y estrecha amistad entre esta
Orden y el Oidor Juan Maldonado de Paz, quien finalizando el
año, salió un día sábado, a 17 de diciembre, acompañado de ios
religiosos de la institución, con destino, en esta ocasión, a Tru-
jillo (Honduras), teniendo que hacer el viaje, según instruccio-
nes, por mar, para poder investigar lo concerniente a un gran
tesoro dejado en tierra por un navio inglés, según declaraciones
INVESTIGACIONES HISTÓRICAS 31
del que servía de guía, de nombre Zacarías (inglés también).
El argumento más convincente, con relación a los vínculos —en-
tre Maldonado y la Orden— que los unían, es aquel por medio
del cual se le quiso elegir el 1 1 de octubre de 1 620, Ministro de
la Tercera Orden. Es costumbre —aún en la actualidad— de
la «Venerable Orden Tercera de San Francisco», integrar su
Directiva de la manera siguiente: Padre Director, Ministro,
Secretario, Tesorero, Maestro de Novicios, Viceministro, etc.,
etc., Celador Mayor, Celador de Cultos, Enfermeros (es de
suponerse cuan más estrictas e importantes, han de haber sido
estas designaciones en aquella lejana época). Pero volviendo a
la familia Villegas, se interrumpe el conocimiento de la sucesión
hasta el año de 1781.
Transmite don Otto Raúl, un comentario que del primero
de los libros hace Augusto Monterroso, y en el que se desen-
vuelve así: «La denuncia se conduce a señalar que el tal oidor
poseía en su casa de habitación un cuadro pintado por Fran-
cisco de Montúfar en el que se representaba a San Juan Bau-
tista, a San Esteban y a Santa Lucía. Esto no le hubiera pare-
cido mal al señor Villegas a no ser por el hecho de que la
cara de San Juan Bautista era fiel retrato del oidor, la de San
Esteban, el de un sobrino (no se sabe con certeza si era hijo o
sobrino del oidor (de nombre Pedro Pardo) y la de Santa
Lucía ni más ni menos que la vera efigie de la sin par Juana
de Maldonado, (hija del dicho oidor, aunque no legítima).
«La denuncia de Villegas —continúa Monterroso— era
aún para su tiempo, ligeramente estúpida, porque si el pintor
necesariamente tenía que usar modelos para sus obras —en lo
que a inspiración concierne, ha sido frecuente e indispensable
en todas las épocas— lo mismo daba que para tal fin sirvieran
unas personas u otras, además de que en todo caso, la belleza
de la monja le otorgaba una especie de derecho natural para
ello. Pero lo cierto es, que si tal denuncia fue tomada en cuenta,
Ruinas del Convento de la Concepción.
Manuscritos del Convento de la Concepción.
INVESTIGACIONES HISTÓRICAS 33
se debió no a la supuesta herejía sino al odio y malevolencia del
inquisidor don Felipe Ruiz de Corral, quien profesaba un per-
sistente rencor (indudablemente por el entendimiento y simpatía
profesada a Remesal) al padre de nuestra monja, según lo asienta
Chinchilla en la introducción de su libro».
Analizando en el fondo de lo vertido he podido constatar
en la parte que me interesa, que el artista pintor Francisco Mon-túfar Bravo de Laguna, primo del escribano Juan Bravo de
Laguna (no confundirlo con el pintor, capitán Antonio de Mon-túfar), vino a Guatemala aproximadamente en el año de 1611;
pudiendo comprobar que la acusación del doctor don Rodrigo
(hay quienes le llaman Rodríguez) de Villegas, en contra del
oidor don Juan Maldonado de Paz, fue influenciada por el deán
Felipe Ruiz del Corral (a uno de cuyos familiares todavía se
ve figurar en el año 1750, don Cristóbal de Gálvez Corral).
Entre ambos existió intimidad —laborando conjuntamente
—
siendo en el propio año de 1611, tal como aparece en las Actas
(del convento de la Concepción) de 3 de febrero de este año
(1611). Se desprende esta conclusión, debido a que en este año
se le llamó «maestro», de acuerdo con las escrituras pasadas
ante (el escribano) Francisco de Vega, habiéndosele encomen-
dado, en el propio año, algunas obras de pintura por dos par-
ticulares (por lo visto, todo hace suponer que una de estas dos
personas lo fuera el oidor Juan Maldonado de Paz). Se le
encuentra trabajando en el Convento de la Concepción en el
año de 1637 (Sor Juana falleció en el propio convento en
1666) donde estaba comprometido a ejecutar «la pintura de
trece tableros, seis grandes y seis pequeños, y la portañuela del
sagrario». Según parece ser, era la especialización de este artis-
ta, el sujetarse a motivos escogidos previamente; en el último
caso debían estar de acuerdo con «unas estampas que se encon-
traban cosidas a la traza».
3—T. I—I. H.
34 MARIANO LÓPEZ MAYORÍCAL
Serán felices augurios o buenas casualidades las que regu-
lan ciertas manifestaciones del alma y pasajes de la vida. ¡No
lo" sé!, pero lo que sí sé, es que finalizando el mes de febrero
o primeros días de marzo de 1953, se encontraba en La Habanael genial artista y poeta —altamente honrado posteriormente
—
particular amigo mío, a quien tuve el privilegio de conocer el
15 de marzo, a través de la admirada y cordial amistad que mevincula con el más grande y sensitivo de los poetas contraactuales
que honran a la patria, Alberto Velásquez. Se trata de Carlos
Sabat Ercasty, quien siendo admirador de José Martí, con la
delicadeza que lo caracteriza estuvo a visitar la estatua del
Apóstol, en el parque Central de la Habana. Me conmovió el
reconocerlo en un fotograbado (aparecido en una de las tantas
revistas cubanas) imponente y dulce, tal cual es, con su enorme
cabellera blanca, suelta al viento. . . : recitando «Alegría del
Mar» y algunos otros de sus poemas y cumpliendo con la nobleza
de su corazón, el sagrado deber de colocar flores, como tributo al
recuerdo. Pero lo feliz de la coincidencia radica: en que, siendo
el pedestal de aquella estatua obra del famoso escultor uruguayo
contemporáneo, José Luis Zorrilla de San Martín, hijo del
famoso autor de «Tabaré» don Juan Zorrilla de San Martín
(trato en este libro a continuación de una composición inédita
de este astro de primera magnitud y brillante sudamericano y
la cual se conserva en un álbum de familia), lo interesante del
caso consiste en que todos poetas han venido a vincularse en el
transcurso de centurias 1611-1953. Mientras la figura delicada
de Sor Juana sirvió de modelo para la Santa Lucía de Fran-
cisco de Montúfar —el parangón se establece con la atlética ymuy joven entonces de Sabat Ercasty— que fue aprovechada
por su íntimo amigo, Zorrilla de San Martín, para esculpirla
en el pedestal de Martí, siendo tanto más original, cuanto que
este último modelo, no se viniera a encontrar —hasta entonces
—
a sí mismo . .
.
CAPITULO II
Composiciones manuscritas e inéditas de valores con-tinentales. Carta autógrafa de don José Zorrilla yMoral. Actas del convento de la Concepción dondeaparecen autógrafas las firmas de sor juana de la
Concepción. Valiosa documentación adicional relacio-
nada con Sor Juana. El estilo barroco del siglo xviii.
los cinco estilos venidos a este continente. impor-
tantes conceptos de janos de szécsy. legendaria his-
TORIA del Emperador Carlos V. Cuatro astros femeninosDE PRIMERA MAGNITUD.
Bien puedo decir que a estas alturas (cabe lo inconcebi-
ble) median circunstancias particulares para aumentar el con-
tenido de lo que estoy escribiendo, en unas cuantas líneas de
más. Va tocando a su fin el siglo pasado (el XIX) de oro para
las letras patrias, y no menos brillante para la madre patria
España y para las continentales iberoamericanas. Aludiré a una
serie de composiciones manuscritas e inéditas, dedicadas a un
antepasado, que representa ser un valor familiar —femenino
—
de grandes relieves y atractivos, por autores significados como
prestigios que iluminan a Iberoamérica o en todo caso al istmo
centroamericano, que es en lo afectivo, la parte que siento más
cerca de mí: Enrique Guzmán, Manuel Valle, Juan Zorrilla
de San Martín («Tabaré»), José Milla («Salomé Jil»), Flavio
Guillen, Juan J. Cañas, Eugenio López, Francisco E. Galindo,
Román Mayorga Rivas, F. Castañeda, «Otro cuscatleco» (Pe-
35
¡¡¡BISÉ
Música del Himno Nacional de Guatemala, dedicado por su autor y traspasodel álbum de familia a Mariano López Mayorical.
<át:, 4¿n-*-¿~- £*
$** J¿u> .m-¿Í4.4L-¿'¿.^^£,
, ,^^¿í^'^^Xv-^ '-¿^St&f!*!!4**" ?*?' "*ff*
m%¿f¿z¿r^3r&*~
INVESTIGACIONES HISTÓRICAS 37
dro Arce y Rubio), Joaquín Méndez, Ángel Arris, Francisco A.
Gavidia, Guillermo F. Hall, José Manuel Lleras, Ed. Hall,
Vicente Carrillo, Federico Proaño («Rico de Fe»), M. Quirri-
zada, Martí (Apóstol cubano), Alvaro Bianchi Tupper, Antonio
Batres, José Santos Chocano, J. J. Palma (autor de la letra del
Himno Nacional de Guatemala), Máximo Soto Hall («La Divi-
na Reclusa»), «La Duquesita» (Gustavo A. Ruiz), Miguel A.
Urrutia, Rafael Vásquez A. (la música de un vals de Salón
N93), Ramón Rosa, María Guerrero, Fernando Díaz de Men-
doza, N. A. González, La Baronesa de Wilson, Fernando Cruz,
J. M. Izaguirre, Juan F. Ferráz (fundador del Colegio de San
Luis Gonzaga en San José de Costa Rica, hermano de don Vale-
riano. Persona notable, originario de las Islas Canarias), Justo
Pastor Ríos, Gustavo Guzmán, Federico A. Gamboa, Francisco
B. Alvarez, «Paulino» (Francisco Lainfiesta), «Chas Carrillo»
(Antonio Valladares), Rafael Alvarez (la Música del HimnoNacional de Guatemala) y, al sentirme alucinado por tal cons-
telación, uno más cuya luz peninsular que por lo intenso ciega:
José Zorrilla y Moral («Don Juan Tenorio»), que genial cual
era, supo retratarse a sí mismo, en una epístola que dirigió a
su grande amigo, Wenceslao Ayguals de Izco:
«Yo soy un hombrecillo macilento,
de talla escasa, y tan estrecho y magro
que corto, andando, como naipe el viento,
y protegido suyo me consagro;
pues son de delgadez y sutileza
ambas a dos, mis piernas, un milagro.
Sobre ella van mi cuerpo y mi cabeza
como el diamante al aire; y abundosa,
pelos me prodigó Naturaleza.
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itar«trw» ti«<<il!*im»» stniga* g r%<ní>» 11. Jlütra 3¡«ti ir r<w<«*tí .«
*w»í>r»í»j Rutila «fii* ir rs»iris **» »í«r«i».
|. Inrrttb
Carta autógrafa de don José Zorrilla y Moral. Propiedad particular.
INVESTIGACIONES HISTÓRICAS 39
Comentándolo Fernández Flores ha dicho: «El día en
que anunciándose Don Juan Tenorio, estén vacíos los teatros,
España habrá llegado a su completa civilización, pero no será
España».
Y como reza la sentencia popular, quiero cerrar el tópico
:
«con broche de oro». Conservo entre mi colección de manus-
critos una carta autógrafa de don José Zorrilla de fecha 15 de
julio —deduzco de mis observaciones— a pesar de que él no
anota el año, que debe haberla escrito en España en 1883, pues
habla de la casa de Fernando VII, del «Cantar del romero», y
de la que fue su esposa en segundas nupcias, doña Juana Pa-
checo, con quien había contraído matrimonio con anterioridad,
en Barcelona.
Paréceme como si el destino se hubiera propuesto confiar-
me la misión de ser yo el llamado a ir completando toda la
información que ha venido a hacer luz en torno a la figura de
Sor Juana. Sin lugar a dudas todos estamos protegidos por una
fuerza desconocida y ésta ha acudido en mi auxilio, haciendo
que la suerte me sea propiciatoria. Ha sido el azar y cuando
menos me lo esperaba, el que ha colocado en mis manos un
valiosísimo y original documento manuscrito, en el que es noto-
ria la estrecha similitud existente entre los caracteres y tipo de
letra con que escribía su nombre religioso Sor Juana de la Con-
cepción —que aparece en su voto de profesión— y en algunas
de las actas que se levantaron con ocasión a los trienios. Séame
dado aclarar que, aún dentro de estas mismas firmas, hay algunas
diferencias —como acontece en toda firma manuscrita— posi-
blemente debido a la fuerte tensión nerviosa; muy compren-
sible. No podía ser lo mismo, aquella primera estampada en su
voto de profesión, cuando lo hizo por primera vez, cambiando
su apellido Maldonado, y las otras posteriores cuando ya fami-
liarizada con la escritura de su nuevo nombre y ambiente —es
de comprenderse— se sintiera más serena y con mayor dominio
Algimos de los manuscritos citados en esta obra. Propiedad particular.
Un aspecto de la capilla conocida como la de Doña Beatriz.
INVESTIGACIONES HISTÓRICAS 41
de sí misma. Las últimas firmas que conservo están puestas
cuando actuaba como abadesa del convento, siendo sumamente
análogas a los caracteres de su nombre religioso que aparece
en uno de los extremos superiores, de una composición poética
escrita a mano, del todo antigua y que corresponde a la época.
Soy el poseedor afortunado, que los conserva en toda estima,
de muchos de los libros que pertenecieron, bien a la colección
particular de Sor Juana, o bien en todo caso de los que fueron
propiedad indiscutible del archivo y biblioteca del extinguido
convento de la concepción de Antigua Guatemala. Y no se vaya
a creer que se trata de uno o de dos ejemplares, quiero dejar
constancia de que mi colección de volúmenes manuscritos o de
libros impresos en primeras ediciones que he venido completan-
do en el correr de los años, representa ya un valioso aporte a la
bibliografía patria, no siendo todo ello sino el fruto de paciente
y metódica búsqueda de tanto documento histórico disperso.
Tengo ya en mi poder 31 libros voluminosos con un contenido
aproximado de unas 10,000 hojas entre manuscritas e impresas
y las que comprenden un período entre los años de 1579 y 1871.
Muy diversos son los tópicos, habiendo dedicado buena parte
de mi tiempo y persistiendo en el estudio de toda esta docu-
mentación. Existe aún en la actualidad, cierta familia, de las
más antiguas y distinguidas de Guatemala— pero quienes des-
conocían y no se interesaban en la materia— la que por sucesión,
conservó toda la documentación de los extinguidos conventos
de la Concepción y del de Santa Catarina Mártir. En lo minu-
cioso y profundo de mis investigaciones, hasta ella acudí, logran-
do que se me hiciera la cesión de los derechos sobre tanto desecho
y «papel viejo». . . abandonados en cofres en un desván, siendo
así como he podido continuar ahondando en la materia . .
.
Vale anotar que los que gustamos de manuscritos y de
todo lo que es arte, nos sentimos arrebatados al contemplar la
evolución sufrida en la ilustración de tanto pergamino, bien
42 MARIANO LÓPEZ MAYORÍCAL
del mozárabe de los siglos X y XI, del arte romántico del siglo
XI al XII, del gótico del XIII al XV, del renacimiento de los
siglos XVI y XVII y del barroco del XVIII. Este último, fue
particularmente el estilo que predominó en la Antigua Gua-
temala y en el interior del país, como en todo Centroamérica
;
me atengo a Szecsy: «Fue un destino singular el que transformó
Centroamérica en una tierra de estilo único. La catedral origi-
nalmente fue un edificio sencillo, con techo de paja y levantada
indudablemente al estilo de basílica románica. La inundación
de Ciudad Vieja y el traslado de la ciudad hicieron que Antigua
se atrasase medio siglo más o menos dentro del progreso de los
estilos en América. Este es el punto importante que debemos
recordar. Cuando Antigua se robusteció suficientemente para
desarrollar alguna individualidad, Europa estaba ya en las pos-
trimerías del Renacimiento y la reforma había pasado ya su
apogeo. Esta época para Europa, era quizá la más gloriosa
desde tiempos de la Roma Imperial: Europa había sostenido
dos emancipaciones: una intelectual en el Renacimiento y otra
geográfica en sus descubrimientos. Se rompieron las formas rígi-
das de la era clásica, y Europa buscó un estilo que expresara
esa euforia de liberación, así fue como surgió un estilo de «estilo
libre», ajeno a las reglas clásicas y modestia renacentista. Por
desprecio, para decir que era algo de la calle, vulgar y popular,
los «snobs» y los profesores lo llamaron barroco, que era enton-
ces una palabra del lenguaje popular que quería decir: cursi.
El estilo nuevo fue un* estilo inmediato y pronto se divulgó en
la Europa Central, Italia y España. Llegó esporádicamente a
América en los últimos momentos del siglo XVI». Más adelante
:
«El barroco americano no conserva de su origen europeo nada
más que el sentimiento, el estado de ánimo».
De esta suerte tenemos pues que, entre el período com-
prendido desde el descubrimiento de América por Cristóbal
Colón y la declaración de la Independencia, cinco estilos emi-
INVESTIGACIONES HISTÓRICAS 43
graron a este continente : el gótico, el románico, el renacimiento,
el barroco y el neoclásico. Pero sobre todos ellos se da a sentir
el barroco, y cierro el tópico con un gran concepto de Janos,
que por valioso lo incluyo como opinión: «El destino, la forma,
sentido y tragedia de Antigua se puede contar en una palabra:
el barroco es el alma de su belleza, es su armonía y finalmente
la causa de su muerte. Hubiera sido cualquier otro gran estilo
el de Antigua, y la tragedia, de 1773 nunca hubiera ocurrido».
Grande ha sido el interés y consagratorios los conceptos
que Janos de Szécsy le ha dedicado a Santiago de los Caballeros
de Guatemala. Nos dice, entre muchos otros conceptos, que él
podría asegurar: «que la iglesia hundida en 1717 se levantaba
en la misma plaza, pero en otro sitio. Si este otro sitio fuera
el Patio Municipal, la capilla conocida como la de doña Beatriz,
podría ser una capilla lateral de la iglesia franciscana men-
cionada por Vásquez, y que se derrumbó en 1717», y aclara:
«La Iglesia tuvo dos capillas en crucero. Una de estas, está casi
perfectamente conservada, y se le conoce en nuestros días bajo
el nombre de «Capilla de doña Beatriz de la Cueva», mientras
que la otra ha sido destruida, y se conserva solamente parte
de los cimientos». Todo esto lo hace llegar a las siguientes
conclusiones: «La opinión de que Ciudad Vieja se identifica
con Santiago de los Caballeros, está basada en la autoridad de
tres monumentos: la capilla llamada de doña Beatriz de la
Cueva, la Iglesia parroquial que se supone ser la primera cate-
dral, y el palacio de Alvarado, que se presume enterrado en
un lado de la plaza».
«El descubrimiento de la iglesia y convento franciscanos
probó que el crucero oeste de esta iglesia se consideraba ante-
riormente capilla de doña Beatriz. La iglesia resultó ser una
estructura post-inundación.»
«Lo que se dice ser el palacio de Alvarado, resultó la
entrada, campanario y fachada del monasterio.»
44 MARIANO LÓPEZ MAYORICAL
«En relación con la iglesia parroquial, es conveniente
resumir los resultados de la búsqueda. El examen arquitectónico
y los estudios comparativos demuestran que la iglesia es un
ejemplo de avanzado estilo barroco (1700-1750), pertenecientes
a una fase casi churrigueresca (de don José de Churriguera,
arquitecto español que creó un estilo muy rebuscado). No tiene
la arquitectura usual de las catedrales. El monasterio anexo
(en ruinas), es contemporáneo a la iglesia.»
«La iglesia franciscana construida en los finales del siglo
XVI, se levantaba en una elevada ladera sobre la actual parro-
quia. Es muy probable que la plaza actual formara parte de
la propiedad franciscana. Una estructura del monasterio des-
cubierto, se alza tan alta como el techo de la iglesia parroquial;
y una catedral ubicada donde ahora se levanta la parroquia
hubiera estado en situación inferior. La presunta catedral (pa-
rroquia) se supone haber estado, junto a la iglesia franciscana,
desde los últimos años del 1600 hasta 1717. La municipalidad,
que se pretende ocupa el sitio original del primer Cabildo,
hubiera obstruido la entrada de los franciscanos. Por tanto, la
presencia de la iglesia franciscana, convierte en absurda la teoría
de la catedral.»
Todo hace suponer: «que los establecimientos tlaxcalteca
y choluteca parecen haber estado situados en Ciudad Vieja».
En un párrafo siguiente:
«La iglesia franciscana, post-inundación, tipo período de
establecimiento (1541-1580 más o menos), revela un grado tan
alto de artesanía y arquitectura, el conjunto de hallazgos arqui-
tectónicos ofrece tantos aspectos de avanzada edificación, que
sería útil para proseguir los estudios sobre la arquitectura y el
arte guatemalteco del siglo XVI.»«El material discutido en este estudio prueba que durante
el siglo XVI floreció en Guatemala un arte colonial, basado en
elementos puros de la España medioeval y el Renacimiento.
INVESTIGACIONES HISTÓRICAS 45
Aunque el barroco mexicano los desplazó o transformó, muchos
de estos monumentos de los siglos XVII y XVIII, se descubrie-
ron durante la investigación de Santiago una considerable colec-
ción de restos. La observación de que el trazado de una basílica
románica española sobrevive en una serie de iglesias guatemal-
tecas, parece indicar que este período guatemalteco medioeval-
renacentista fue tan difundido como influyente.»
«Los azulejos coloreados y ollas de barro que hallamos,
aunque en pequeña cantidad, prestan sólida base para futuros
estudios comparativos sobre el tema, especialmente los encon-
trados en el altar mayor de La Concepción (iglesia franciscana) ».
«El último, pero no el menos importante de los resultados
obtenidos en la investigación de Santiago de los Caballeros, es
que la autoridad histórica de los cronistas queda una vez más
demostrada. Al comienzo de la búsqueda me sostuvo únicamente
la fe de que sus asertos eran fundamentalmente correctos. Lo que
pasó fue que los textos —aparte de cuestiones religiosas— están
muy cerca de la exactitud, y la mayor parte de los malenten-
didos se producen al aplicar a su lectura métodos erróneos.»
«Los hombres que fundaron Santiago de los Caballeros
de Guatemala, participaron en una de las más grandes (excur-
ciones) de la historia; su fama sobrevivió, pero principalmente
la fama de su crueldad, rudeza, y el recuerdo de lo que destru-
yeran por sed de gloria y botín. Si la investigación de Santiago
contribuye a documentar sobre lo que fue construido por estos
hombres de destino, por su fe, coraje y honesto deseo de pro-
pagar la idea latina de la civilización, sobre lo que hicieron
para substituir las ruinas con un nuevo mundo, el ideal del
historiador se verá satisfecho.»
Pero retornando a lo que me interesa, un día de tantos
me hallaba leyendo la legendaria historia del Emperador Car-
los V (perteneciente a esta colección) cuando algo vino a llamar
mi atención poderosamente —siendo todo obra de un instante—
. ......
DckHift.de!Emdcíañradoíinde fugente^huyeroncomo tas obcjas dti lobo ¿>or los
montes.
MH. .fLltll.A $ i paliaran la* cofa* del año
* ** de i j i *.Yaque ilegaua ti dej $ 14. iifitteodofe d Rey de Fran»
cia aprct ado con los malo* faced-™u° ios de luisa, procer© la paz cony el .Rey Carbólico.Y Joqucíeconcl»yo»fuc vrsa tregua/"«r vnaío :
Ue'JoquaJel RífdlPSlatciTa,noguik» nada* V d#dc Apoco*días embio a pedír
, y álqturir ai
Principe don Carlo^qac puf s cú»
píía quato rzc ano* a lo* i4.de Hebrero, dciano<| entraua.quiiieíse
e celebrar el casamiento cotí Maáa' ma María ib hermana, como ella-
na concertado de ames : y lomtt-
i. moetnbioa pedir al Rey don r*cr
najtdo , v al Emperador Abueiodel Pruacípt. Lnsatijiesrcfpon-
dicron a cito . Y alsi i<> concerta-
ron v aconsejaron ai Principe ;q!
cafamicnto fe deuia dilatar algún
tiempo, porque ei era aun de muypoca ed.td para calarle, y.mas «o»musierdr !«•« cd.idqfce el . Debarcípue ií .1 ,h bien tulía,Vhone Íra>cJ
R ev áe Inglaterra iJtoftro machod?U*o«ríto, v brego trato de cafar
íti bermánaeon el Rey Lins de
Francia ,q de poeos díaseffoua vía
do.Y el caíamiento ú hizo c« «ue
ae dr r-cruin-r, del año de t < t j .y
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mo «*t» zo poco deftc biéñ, porque, mu rio
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¡** f-íc ] no <]«*;«« hito) Francilco de
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ahucha fangre altttundo, y |t¡r.tas
con Ja potenciada Francia, que*'gráde,pt>rq" lanería es uta.,grue£-
ía,atuiiA,y «toJ8fa,«ct cada porrodas portes Ómam y mórañas.Fueron caa<3> para que i© tttfs del t»é*
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eík tiempo ,el Principe don Car-Jos era de quatorze ajio»
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na en Jos ooiaze,y le eciaua d Ver
enci ci valorjabe»^ prudencia,^
delpiíct tnoUro . Y todos ¡uzgaüifervaüaftttj para tomar Ja admim(tracto, y goukrno drik»s rcyno*-,
anfi en ios de tfpaña ,como en ios
Lüados de Mandes, y porefto d<ay a pocos días íc ordetjo, Dé wa»neraqoeivno la goüerrtacioo delos vijos, y áe los otros rey nos «ib»
reo luego fe ver* . Y fieudo i«fot*
madoei naewo Rey de-FráttajdcJ
fer.y vaJor defté Prí»cfpe,Kolgt3i
que fe trttafftn algcftosmetíios <ií
paz ? y Uriñe eoficordia 'eotfe1 h>t
áos, porque-como echá&a ti ReyFr*ndfeo*i ojo a Italia, pareda»-
Je cofa muy yonnentente tenerfi¿
nado tal amÍE.o.l,Uts trato q Caí1
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los caíafFe co Madama Renata^hí»'
ja delRey Luys difunto^ J benrta--
na de Ja Rcyna. Y para eftoem»btoa Mnfrar de Vendeftrie por iu
crnbaxador al Príncipe C arlos >-
acompañadode JMefircE freirá dePoncher Obtfpo de Parts , y dt(-
paes Arcf^jfpo de ¿¡cm,conotroscaua íler05.F*eró por tierra í ríe-
ttatíít atrayeí^ndo por el Pays deB<atia«t,v llegaron vtfperade S.
íttan año i < 1 1, a la liava en Ho-landa, donde luliaron al Principe>• reprefoftart;. í« embasáda, v tra
» iusan..
La página de la Historia de Carlos V (Edición 1604), dondefue encontrada la composición de Sor Juana. Propiedadparticular.
INVESTIGACIONES HISTÓRICAS 47
para que saltara claro y luminoso, lo que al principio estaba
confuso y obscuro. Dentro de la reserva del caso (por su trascen-
dental importancia para las letras patrias), la afirmación tiene
que ser categórica y concluyente, no siendo fácil desmentir la
autenticidad de esta composición que atribuyo a Sor Juana.
Veamos en qué me fundo: muchas son las circunstancias que
se pueden invocar en favor, y no faltará alguna que esté en
su contra. Partiendo del extremo de ser efectivo mi aserto, será
hasta hoy día la única realmente conocida, de la fecunda labor
literaria que se le atribuye. El descubrimiento tuvo efecto al
ser encontrada en una fracción de hoja suelta, insertada, sir-
viendo como de señal, en la página número 27 «De la Historia
del Emperador Carlos V», correspondiendo a un tomo que con-
tiene 16 libros, verificado el hallazgo en el primero de ellos.
Trata el contenido de este libro inicial, de pasajes que tuvieron
desarrollo en el año de 1513 —se trata nada menos que de una
de las ediciones príncipe— que pertenecieron, siendo de inequí-
voca procedencia, del convento de la Concepción, publicado por
Sebastián de Canas, año de M.D.C. IV (1604). Sin que esto
quiera decir, precisamente, que por ser edición de 1 604, haya
llegado exactamente en este año a su biblioteca, tampoco signi-
fica nada que la composición —que debe haber correspondido
a un período de años comprendido de 1619 a 1666— se haya
guardado allí. Lo importante es el estilo de la composición yque el libro fuera propiedad del convento de la Concepción,
con anterioridad a la reclusión de Sor Juana, así como el tema
religioso de que trata. Esta obra fue escrita, la primera parte,
por el Maestro F. Prudencio de Sandoval, Abad de San Isidro
y Cronista de su Majestad —comprendiendo la misma un perío-
do de años— que cubre de 1500 a 1528. Es incuestionable que
esta composición fue escrita en aquellos remotos tiempos, como
que desde entonces, se conservó dentro de los folios del libro
en referencia. Fundo esta conclusión, en los siguientes porme-
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Firma autógrafa religiosa de Sor Juana de Maldonado yPaz, escrita en una de las Actas en las elecciones del con-vento, y por la que se establece la veracidad de la queaparece arriba en la composición que sigue en la fotocopia.Colección particular.
INVESTIGACIONES HISTÓRICAS 49
ñores; Primero: el papel corresponde al legítimo papel español
fabricado en Cataluña, Valencia o Aragón, o bien es de aquel
papel que fue usado en todo el centro de España, importado
de Flandes, utilizado desde principios del siglo XVI, hasta el
reinado de Felipe IV (1605-1665) que principió en 1621, reve-
lándose todo esto por las marcas o filigranas que aparecen en
el papel donde está la composición; Segundo: la calidad de las
tintas de escribir —debido indudablemente a los ácidos de que
estaban compuestas— y las que eran utilizadas particularmente
por las monjas dirigentes de los conventos, solían quemar el
papel —por lo general se escribían los manuscritos con tintas
de dos clases: campeche y añil, siendo en esta forma como
aparece la escritura en el aludido manuscrito (del que incluyo
una copia fotostática, así como muchas otras de los documentos
piezas y monumentos artísticos que cito) . No favorece la inves-
tigación el hecho de que está completamente quemada o desin-
tegrada la parte interior de los signos; pero sin que pueda dejar
de precisarse la íntima analogía existente con los caracteres y
tipo de letra con que solía escribir su nombre religioso Sor
Juana de Maldonado y Paz, los que cotejados minuciosamente,
hacen aparecer en toda la realidad, la estrecha similitud exis-
tente —entre las tantas veces citada firma religiosa— de ine-
quívoca e incuestionable procedencia, y la que aparece en la
parte superior de la composición. Además coincide perfecta-
mente la parte desintegrada o quemada del artículo «la», con
la quemadura o desintegración análoga sufrida en la página 27
de la Historia de Carlos V, lo que demuestra que este papel fue
introducido allí cuando la tinta se encontraba aún fresca —o sea
recientemente utilizada— conservándose resguardada en este
lugar preciso, durante siglos. En esta parte —aparece pues
—
uno de los tantos manuscritos arcaicos en vetustez, estampados
sobre papel de excelente calidad en apariencia (posiblemente
del que fue fabricado en Sicilia) y en el cual se empleó un
4—T. I—I. H.
50 MARIANO LÓPEZ MAYORÍCAL
agua rica en cobre. Indubitable que el cobre contenido en su
composición, hizo quebradizo el papel. Asimismo, está escrita
en la forma empleada en el castellano antiguo, imperando la
ortografía de la época. Puédese deducir de todo esto, que la
presente afirmación viene a alejar toda posibilidad de que Sor
Juana, haya sido una poetisa de leyenda, que se hubiera formado
andando los años. Para los guatemalenses debe de ser motivo
de justo orgullo considerar que le cabe en honra, la de tener
el derecho de antelación, entre los cuatro astros de primera
magnitud femenina, que iluminan la lírica religiosa del medioevo
colonial, en cuanto representan de baluarte para el Continente
Americano.
CAPITULO III
Primer escrito de pluma femenina cursado en América.
Se afianza el prestigio de Sor Juana de Maldonado yPaz. Actas que concuerdan en la fijación de la fechade su muerte. otros valores femeninos en las letras
hispanoamericanas. Dificultades en el reconocimientode celebridades. Junco se refiere a las obras completasde Sor Juana Inés de la Cruz. Completando capítulos
truncos en la historia de sor juana.
Sería en esta parte incalificable, no traer a cuenta el escrito
más antiguo de pluma femenina cursado en América, y del cual
se tiene noticia, siendo este bello y gracioso en la expresión.
Sépase pues —en parte— del contenido de la carta que Isabel
de Guevara, dirigió con fecha 2 de julio de 1556 «a la princesa».
Por razones de época deduzco que solamente se puede tratar
de María reina de Bohemia, o de Juana princesa de Portugal
y gobernadora de España (mas me inclino por esta última),
ambas hermanas de Felipe II, hijos todos de Carlos V (I de
España) y de doña Isabel de Portugal. La carta fue remitida
de Asunción (Paraguay) y dice entre otras cosas:
«Muy alta y muy poderosa señora:
«A esta provincia del Río de la Plata, con el primer gober-
nador de ella, don Pedro de Mendoza, habernos venido ciertas
mujeres, entre las cuales ha querido mi ventura que fuese yo la
una; y como la armada llegase al puerto de Buenos Aires con
mil y quinientos hombres, y les faltase el bastimento, fue tamaña
51
52 MARIANO LÓPEZ MAYORÍCAL
la hambre, que al cabo de tres meses murieron los mil. Esta
hambre fue tamaña que ni la de Jerusalén se le puede igualar,
ni con otra ninguna se puede comparar. Vinieron los hombres
en tanta flaqueza, que todos los trabajos cargaban (sobre los
hombros) de las pobres mujeres, así en lavarles las ropas, comoen curarles, hacerles de comer lo poco que tenían, a limpiarles,
hacer centinela, rondar los fuegos, etc., etc.», continuando en
lo de adelante: «Bien creerá V. A., que fue tanta la solicitud
que tuvieron, que si no fuera por ellas todos fueran acabados;
y si no fuera por la honra de los hombres, muchas más cosas
escribiera con verdad y los diera a ellos por testigos, etc., etc.,
y en otro de los siguientes párrafos: «He querido escribir esto
y traer a la memoria de V. A., para hacerle saber la ingratitud
que conmigo se ha usado en esta tierra, porque al presente se
repartió (indios e iridias), por la mayor parte de los que hay
en ella, así de los antiguos como de los modernos, sin que de mi
y de mis trabajos se tuviese ninguna memoria, y me dejaron de
fuera, sin mediar indios, ni ningún género de servicio», prosi-
guiendo en lo de abajo: «porque estoy casada con un caballero
de Sevilla que se llama Pedro de Esquivel», agregando : «porque
tres veces le saqué el cuchillo de la garganta, como allá V. A.,
sabrá»; y termina: «Servidora de V. A., que sus reales manos
besa».
Elocuente es la cita de fechas que vengan a afianzar el
primitivo prestigio que nos proporciona la existencia de Sor
Juana de Maldonado y Paz (Sor Juana de la Concepción).
Nacida en Santiago de los Caballeros de Guatemala en el año
de 1598, de padre español, que vino procedente de México,
habiendo contraído matrimonio en Guatemala con doña Con-
cepción de Quintanilla. Profesó en el convento de la Concepción
en 1619, donde permanece recluida durante 47 años, habiendo
fallecido a la edad de 68, en el año de 1666. Esta parte se debe
a un último y muy reciente descubrimiento realizado por mí,
INVESTIGACIONES HISTÓRICAS 53
con posterioridad a mi estudio original, lo que me obliga a entrar
en todos los detalles para poder establecer con certeza la época
del fallecimiento de Sor Juana. En unas Actas de Elección yConfirmación de Abadesa, Vicaria y Definidoras de fechas 4
(Viernes por la mañana) y 5 de septiembre (Sábado por la
tarde) del año de 1648, salieron electas para el trienio 1648-
1 65 1 : para Abadesa la Madre Magdalena de San Fabián con
93 votos (en el trienio anterior lo fue Anna de Santa María)
siendo reelecta Vicaria Gerónima de San Sebastián con 115
votos (en esta elección obtuvo la Madre Juana de la Concepción
4 votos, para Abadesa) y por Definidoras las Madres : Cathalina
del Espíritu Santo, Cathalina de San Joseph, Anna de San Luis
y Juana de la Concepción (aparece la firma autógrafa de Juana
de la Concepción, Sor Juana de Maldonado y Paz).
En el Acta para el trienio siguiente (1651-1654) de fecha
16 de noviembre de 1651 (se anuló la primera elección y se
procedió a votar por segunda vez), salió electa por 96 votos la
Madre Anna de Santa María (en esta elección no se alude para
nada a la Madre Juana de la Concepción), habiendo votado
en total 181 religiosas. Por este tiempo sabemos de Sor Juana
solamente porque aparece su nombre en la nómina y tabla de
las Oficialas religiosas del convento.
En Acta de 19 de noviembre de 1654 salió electa para el
trienio 1654-1657, para Abadesa, Isabel de Santo Domingo con
109 votos. Aquí se pierde el rastro de Sor Juana completamente;
no aparece su nombre ni siquiera en la nómina y tabla de las
Oficialas del convento.
En Acta de 26 de noviembre de 1657 —se vuelve a en-
contrar— confirmada nuevamente como Abadesa, a la Madre
Isabel de Santo Domingo, para el trienio 1657-1660. Salió electa
Sor Juana como Definidora, aparece su firma autógrafa.
Fallece la Madre Abadesa Isabel de Santo Domingo y
se procede a elegir substituía. En Acta de 21 de marzo de 1658
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Reproducción del Voto de Anna de Santa María, año 1616, por el que se
comprueba, las diferentes clases de tinta utilizadas en los manuscritos dela época. En la primera: YO SÓROR, quemó completamente el papel.
El resto de la escritura perfectamente conservado. La firma María de SanJoseph, impresa en tinta azul, que da la idea de haber sido puesta en laactualidad y la firma de Ana de Santa María estampada en tinta sepiadesvanecida. Colección particular.
INVESTIGACIONES HISTÓRICAS 55
sale electa por 111 votos Anna de Santa María, habiendo obte-
nido la Madre Juana de la Concepción 10 votos, para Abadesa.
Es la última Acta que se levanta, llenando los requisitos acos-
tumbrados hasta entonces, para las elecciones de las autoridades
del convento; en lo sucesivo se pierde definitivamente esta prác-
tica. En esta parte ocurre algo fuera de lo común.
El último Voto de profesa que firma como Abadesa Anna
de Santa María y que corresponde al de Sor Juana de Santa
María de fecha 5 de marzo de 1661, no aperece calzado con la
firma conocida y acostumbrada de la aludida prelada. No hay
ningún Acta de elección que justifique cambio en la persona
que funja como Abadesa; pero sin embargo en el siguiente
Voto, por orden correlativo, que corresponde a María de la
Asunción, de fecha 21 de agosto de 1661, se encuentra firmado
(sin que exista ningún pormenor que determine la actuación)
por María de San Martín, como Abadesa, siendo la misma la
que subscribe el Voto de Sor Jacinta de San Agustín de fecha
30 de septiembre de 1664, pero ya no en su concepto de Aba-
desa, sino como «María de San Martín, presidenta».
Por su orden, sigue el Voto de Sor María de San Andrés,
de fecha 8 de septiembre de 1665, con la firma autógrafa de
Sor «Juana de la Concepción» como Abadesa. El siguiente Voto
de Sor Phelippa de San Juan, de fecha 8 de diciembre de 1665
está —como el anterior— claramente subscrito con la firma
—que no permite falsificación— de Juana de la Concepción,
como Abadesa. El siguiente Voto de Luisa de San Antonio, de
fecha 21 de noviembre de 1666, está subscrito por otra Abadesa,
de firma completamente diferente e ilegible; pero que según el
nombre incluido dentro del respectivo Voto, puede establecerse
que se trata de la Abadesa Sor Juana de la Concepción (pudiera
ser el que se encuentra registrado a 8 de septiembre de 1665),
es decir, que la última firma es apócrifa y por consecuencia
suplantada en el documento. De todo lo anteriormente expuesto
Convento de la Concepción (Panchoy).
Catedral de Santiago de los Caballeros de Guatemala (en el valle de
Panchoy).
INVESTIGACIONES HISTÓRICAS 57
se desprende que Sor Juana de Maldonado y Paz fue Abadesa
del convento, con absoluta certeza, por tres meses, siéndolo en
un aspecto relativo por catorce meses.
El siguiente de Sor Francisca de San Raphael, de fecha
8 de noviembre de 1668, vuelve nuevamente a firmarlo —como
Abadesa— María de San Martín, y en su orden correlativo,
en lo de adelante aparece Antonia de Santa María, de fecha
10 de noviembre de 1670, firmando como Abadesa la MadreAnna de Santa María (este nombre y caracteres de firma bien
conocidos, por figurar insistentemente con anterioridad ) . Desde
la última vez que se cita a Sor Juana (noviembre de 1666), no
vuelve a mencionarse para nada su nombre. Esto hace que se
pueda fijar con certeza el fallecimiento de la profesa MadreSor Juana de la Concepción, del convento del mismo nombre
y que con anterioridad a su reclusión religiosa llevara el nombre
de Juana de Maldonado, quien indefectiblemente murió en San-
tiago de los Caballeros de Guatemala (en el valle de Panchoy)
a la edad de 67 o 68 años y en el período comprendido del 8
de diciembre de 1665 al 21 de noviembre de 1666; por conse-
cuencia, permaneció recluida en el convento de la Concepción
46 o 47 años, habiendo sobrevivido a su padre el oidor Juan
Maldonado de Paz, en 12 años. Acontecen en la vida de Sor
Juana, pasajes en extremo extraordinarios. El conocimiento
sobre su persona se eclipsa totalmente, al extremo de que se le
podría haber dado por muerta desde 1638 hasta 1648 (a esta
circunstancia se debió, que se dejara anotado este año en su
epitafio) por mi parte suspendí toda investigación en un prin-
cipio, toda vez que interrumpido por prolongado lapso, no meinteresó proseguir. Hay dos notorias lagunas en su vida de reli-
giosa. Esta primera que cubre 10 años y una segunda, compren-
dida de 1654 a 1657, en que se le ve esfumarse por tres años.
Con posterioridad al año de 1666 sí es definitiva su desaparición
58 MARIANO LÓPEZ MAYORÍCAL
del convento; ni la más mínima alusión a ella se encuentra en
lo sucesivo en todas las actividades del mismo.
Sor Juana Inés de la Cruz, mexicana que representa ser
uno de los mayores prestigios femeninos de América, quien llevó
por nombre en el mundo (pagano) Juana Inés de Asbaje yRamírez de Santillana, fue hija de padre vascongado y madre
mexicana; nació el 12 de noviembre de 1651 y murió a 17 de
abril de 1691. Pertenece al mismo tronco familiar de la Casa
del Duque de Vargas Machuca, que es una de las más antiguas
del mundo, mi buen amigo Enrique de Llano, me ilustra sobre
el siguiente hecho histórico: El apellido Machuca del primero
que lo llevó proviene de que, en una de las guerras sostenidas
por España, en Italia, uno de los soldados españoles (Vargas),
hombre de una fortaleza bárbara, a quien se le había roto su
lanza, no teniendo con que defenderse, desgajó la gruesa rama
de un árbol y usándola como maza, machucó a todos los enemigos
que lo asediaban.
El Rey, en recompensa, le confirió, además de un título o
prebenda, el apellido Machuca, como recordación de la hazaña.
Se dice también que, deseoso de conocer al valiente sol-
dado, hizo que lo llevaran a su presencia y, al darle la mano,
Machuca, apretó tan fuerte —por razón de su misma fortale-
za— que el Rey le gritó : ¡ Suelta bruto ! . .
.
El Duque Ivan II de Vargas Machuca fue secretario de
la Consulta Heráldica Italiana y se puede considerar como autor
de la ley nobiliaria editada en 1934, por orden de Su Majestad
el Rey de Italia Victorio Emanuele III. Se trata de una antigua
familia dinástica emparentada con todos los Reyes de España.
En la actualidad su «Alteza Serenísima el Duque Ivan II de
Vargas Machuca es el Gran Maestro de la Orden de los Hospi-
talarios del Templo» (para muchos decadente, pero que en
mi concepto resurge a toda su plenitud, a través de ulteriores
investigaciones de mi parte, en las que he podido confirmar
INVESTIGACIONES HISTÓRICAS 59
todo lo contrario) . Se consolidó en América, contando con regios
representativos, de las ejecutorias de Carlos Wyld Ospina, recor-
dando que para este gran amigo, siempre representó uno de sus
más preciados galardones, del cual como condecorado Templa-
rio, se ufanaba en la intimidad . . . Otro prestigioso condecorado
lo es José Vasconcelos llamado con justa razón maestro, recono-
cida su autoridad literaria internacionalmente.
He aquí los nexos: Don Bernardo de Vargas Machuca,nació en Simancas (Valladolid) hacia el año de 1557 y murió
en Madrid el 17 de febrero de 1622, vivió 6 años en Italia y22 en Indias (parte del tiempo lo pasó en la Nueva España)
donde en compañía de parientes cercanos dejó sucesión, nació
doña Juana, en México, entre uno de tantos descendientes, fue
hija de don Pedro Manuel de Asbaje y Vargas Machuca y de
doña Isabel Ramírez de Santillana. El apellido de Vargas Ma-chuca es noble en toda la extensión de la palabra, en lo que a
España respecta, queda clasificada en su parte andaluza en las
Ordenes de Santiago (1625-1641). Este caso puede ser bien
explotado, por aquellos que se preocupan por la reencarnación . .
.
Sor Juana Inés de la Cruz es—como queda establecido— ascen-
diente prominente de un Caballero Templario. Viene al mundoapenas pocos años antes de que Sor Juana de Maldonado falle-
ciera; opta por el hábito religioso del monasterio de monjas de
San Jerónimo, en donde ya se encontraba recluida en el año de
1666, pero en el que se le diera de baja momentáneamente el
18 de noviembre de 1667 (para recobrar la salud perdida...
siendo este año el mismo en el cual está comprobado, que nues-
tra Sor Juana falleció), es decir: un astro se eclipsa y el otro
surge. .
.
Sor Úrsula Suárez, religiosa chilena, abadesa del monas-
terio de Santa Clara de la Victoria (en Santiago) nació en 1668
(recién ingresada en el convento Sor Juana Inés de la Cruz) y
murió en 1749 (Según mis investigaciones proviene del mismo
60 MARIANO LÓPEZ MAYORÍCAL
tronco familiar de doña Catalina Suárez Pacheco y de doña
Melchora).
Sor Tadea de San Joaquín (Tadea García de la Huerta),
a quien encontramos escribiendo su poema en octosílabos ; «Rela-
ción de la inundación del río Mapocho», en 1783.
Y no se vaya a creer que, en ningún tiempo, haya sido
fácil el reconocimiento de algunas de las celebridades, que
habiendo cultivado su afición a las letras, se colocaron en para-
lelo con la cultura. La propia madre de la lengua castellana,
España, ha regateado méritos a algunas de sus más sobresa-
lientes representativas, y esto, refiriéndome no solamente a his-
toria antigua; aún la más reciente y contemporánea nos hace
meditar en lo difícil que es llevar el convencimiento a los grandes
recalcitrantes. Se entenebrecen las postrimerías del siglo XIXy se obscurece el XX con el solo hecho de haber puesto en boca
de algunos biliosos comentaristas, figuras como la de la ilustre
autora de «Morriña» ; fueron estos días, aciagos para las letras,
cuando la Academia Española de la Lengua se negó a recibir
en su seno, a una esclarecida mujer, aplaudida por el mundoculto, gloria de España: Emilia Pardo Batán. Pero según de
público se ha dicho y se ha demostrado en apasionados escritos,
la creadora de «Los Pasos de Ulloa» ha encontrado siempre
entre los académicos, si no en todos, en la mayoría una ruda
oposición, a manera de lo acontecido con otra de sus glorias:
Gertrudis Gómez de Avellaneda. En estos pasajes no han sido
pocos los que han cometido errores de transcripción ; así tenemos
que durante el reinado de Carlos III se dice que alcanzó la borla
de doctora en Artes y Letras, siendo recibida en la Academia
de la Lengua, como miembro de número, María Quintana Guz-
mán, quien prestigiando a Alcalá en noviembre de 1772 recibe
análogos honores por parte de la Económica matrilense y la
Vascongada. Mas creo que se trata de doña Isidra de Guzmán
y Lacerda que pronunció su discurso de recepción a la docta
INVESTIGACIONES HISTÓRICAS 61
corporación el 28 de diciembre de 1784, en cualesquiera de los
casos, con esto, no hace sino afianzar España los prestigios alcan-
zados por su genial Concepción Arenal.
Alfonso Junco se refiere a las obras completas de Sor
Juana Inés de la Cruz, con motivo del recién pasado centenario
de la Décima Musa, nos dice: «Nuestra monja, en radiante
ejercicio de ingenio y de sindéresis, acaudaló y redondeó con
excelencias propias, lo que otros —varones— habían dicho
antes.
«La cosa viene de muy atrás, y Alfonso Méndez Planearte
señala algunos precursores.
«Juan de la Encina, que cabalgó en el lomo de los siglos
quince y dieciseis, habla «Contra lo que dicen mal de mujeres»,
porque
:
«aunque quieren ser muy buenas
nosotros no las dejamos.
Que si son nuestra porfía
no siguiésemos su gala,
maldita la mujer mala
que en el mundo se hallaría.»
«Bartolomé Torres Naharro, en los albores del dieciseis,
afirma en su «Comedia Serafina»:
«De mujeres blasfemamos
los que malas las hacemos.»
«Estos dos precursores se expresan, como Sor Juana, en
Redondillas. Hay también el «Romance del maldiciente», incluso
en el Romancero General editado en Madrid por 1604 y 1614,
que le da un tirón de orejas al conde Cábremelo porque «aban-
donaba a toda mujer»:
*3I
-"V '
Parte del Convento de la Concepción, como aparece en la actualidad.
Fuente principal del Convento de la Concepción.
INVESTIGACIONES HISTÓRICAS 63
«Traidores hombres del mundohan hecho traidoras hembras ...»
«Pero el influjo más próximo a Sor Juana —y que yo tengo
por indudable en este caso como en algún otro— , es el de nuestro
insigne paisano don Juan Ruiz de Alarcón, que en la primera
mitad del diecisiete triunfaba en los tablados de Madrid, y en
el acto tercero de su comedia «Todo es ventura» hace decir al
criado Tristán»:
«Según eso, ¿cómo quieres
que yo, en tanto las precio,
entre en el uso tan necio
de injuriar a las mujeres. . .?»
Varias han sido las personas que se han interesado por
que por mi parte complete la narración, incluyendo en esta
reseña todos los datos relacionados con Sor Juana, muchos de
ellos extractados y utilizados por parte mía en el estudio verifi-
cado sobre su discutida existencia, pormenores sustentados en
el acto de mi incorporación a la Sociedad de Geografía e His-
toria de Guatemala. El Convento quedaba contiguo a la iglesia
de la Concepción, protegido el acceso a él por una gran reja
de hierro y a cierta distancia otra. Arriba de esta última había
una de madera, siendo tal su suntuosidad y tamaño, que cubría
ocho manzanas de terreno, con edificaciones diseminadas en
toda su extensión. Recientemente han sido descubiertas 16 pilas
o fuentes repartidas dentro de estos terrenos, en donde se con-
servan tradiciones discordantes, algunos de cuyos criterios disien-
ten. De todas maneras el emplazamiento actual, está respaldado
por pruebas fehacientes y documentos históricos. Gage nos habla
de un palacete para el uso particular de Sor Juana ;por mi parte
no me interesa conciliar su juicio con el hecho indiscutible de
Capilla privada del Convento de la Concepción, o bien la particular
de Sor Juana de Maldonado y Paz.
Dibujos que son la obra de un orfebre.
5—T. I—I. H.
Un aspecto de las ruinas del templo de la Concepción.
Pila central del claustro.
Baño de Sor Juana y marcos de puertas y ventanas.
68 MARIANO LÓPEZ MAYORÍCAL
la realidad actual; ilustro con un juego de fotografías, profusa-
mente, la belleza conservada en vestigios, pudiéndose apreciar
el refinamiento del estilo y arte empleados. Hay encanto en la
estructura de la capilla privada del convento, medios relieves
que dan una idea de refinamiento, ahora sabemos con absoluta
certeza que el baño y algunas de las dependencias, forman parte
del ala edificada para el uso particular de Sor Juana.
Por mi parte no voy a incidir en esta disputa, habida
cuenta, además, de que, cualquiera que sea la verdad, tenemos
que aceptarla en la forma que se contempla en el presente.
Su estilo pertenece al barroco colonial, el más sencillo y sobrio
de todos los barrocos. Su contemplación demuestra la armonía
y filigrana de los dibujos que son la obra de un orfebre, paciente,
minucioso y llena a la vez de gracia. Existe algo de abigarrado
alarde de formas, cinceladas en la pila central del claustro, yen los marcos de puertas y ventanas. Por la documentación que
cito y las foto-copias que reproduzco, queda perfectamente com-
probada la existencia de Sor Juana de Maldonado y Paz, comonombre patronímico, y que posteriormente al año de 1619 optara
por el religioso de Sor Juana de la Concepción, es decir : dos
nombres que indistintamente se refieren a la misma persona.
Con esto no viene sino a completarse un capítulo trunco de
nuestra historia, por cierto en torno a una de las personalidades
más discutidas de la Colonia, durante la época actual. Estaba
fijada por las crónicas y relatos de historiadores, así como por
las tradiciones conservadas, en derredor del año de 1625, la
fecha en que había profesado. Ahora sábese con certeza, que
fue exactamente el día 27 de diciembre de 1619, y cuyo docu-
mento original inédito (con anterioridad a mi ingreso a la
Sociedad de Geografía) , transcribo literalmente a continuación,
así como una fotostática que aparece de este voto.
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S'-**^****
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Voto fidedigno de la religiosa Sor Juana de la Concepción (SorJuana de Maldonado y Paz).
70 MARIANO LÓPEZ MAYORÍCAL
Copia fidedigna del voto religioso de Sor Juana de la
Concepción, llamada popularmente Sor Juana de Maldonado.
«Yo Sóror Juana de la Concepción, de toda my voluntad, por
amor y servicio de nuestro Señor Jesuxpo y de la inmaculada
concepción de su madre, Hago Voto y prometo a Dios, y alaglo-
riosa Virgen María y al Reverendissimo prelado que al presente
es de este Obispado, y a sus sucesores, y a buesa Reverencia
Madre María de Sant Pedro Abba de este Santo convento, en
cuias manos Hago profesión, y asus succesoras, de Vivir todo
el tiempo de mi Vida Hasta la Muerte, en obediencia, en
pobreca sincosa propia, en castidad, y en perpetuo encerramiento
según la Regla aesta orden concedida, por el santissimo Papa
Julio Segundo enfee de lo qual lofirmare de mi nombre Y es
Ffo en este monasterio de la Concepción de Guathemala en
veinte y siete de Diciembre de mil Y seiscientos Y diez y nueve
años».
María de San Pauladesanta Juana déla
Pedro Abba Fee maestra con cepción
(Hay una nota que dice:)
Difunta (Rubricada)
(Este voto de profesión está escrito con lindísima letra
de pendolista, así como tal su ortografía.)
Pero para que el documento anteriormente transcrito tenga
todo su valor e importancia, es indispensable que se compruebe
de manera categórica, que doña Juana Maldonado de Paz ySor Juana de la Concepción son la misma persona ; esto lo logrará
ampliamente con el documento que sigue en una acta levantada
en la ciudad de Guatemala y en el propio convento de la Con-
cepción, con fecha 15 de mayo de 1632 (la que no copio en su
totalidad por lo difícil de la interpretación de su escritura) en
la que aparece que el licenciado don Pedro de Bonilla Gil, acom-
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Constancia de ser la hija del Oidor Juan Maldonado de Paz.
72 MARIANO LÓPEZ MAYORÍCAL
panado de otros prelados y notables religiosos, actuando comocanónigo de la Santa Iglesia Catedral de la Ciudad de Santiago
de Guatemala, y para el efecto de elegir Vicaria y «difinidoras»
del Convento, y habiendo recibido los votos de las Religiosas,
salieron electas por mayoría: para Vicaria, la Madre Magda-
lena de San Fabián; para «difinidoras» las Madres Juana de
San Miguel, Isabel de Jesús, María de San Martín, Juana de la
Concepción hija del señor oidor Juan Maldonado de Paz, a las
cuales Vicaria y definidoras, su Ilustrísima confirma en sus ofi-
cios. Están las firmas de puño y letra rubricadas, del Arzobispo
y Secretario.
Estimo, partiendo de una hipótesis, que el calificativo
popular de Maldonado, que se le atribuyó en su voto religioso,
depende sin duda alguna, como es natural, del apellido familiar
y con el que frecuentemente se le distinguiera para diferenciarlo
del nombre del claustro en donde se internó, atribuyendo a lo
mismo el epitafio aquel de que se tiene conocimiento y que fue
colocado sobre su tumba, donde —según dicen— aparecía como
Sor Juana de Maldonado. Solamente deseo allanar en lo posi-
ble, las innúmeras dificultades con que hasta ahora se ha trope-
zado en materia tan intrincada. Confío en que todas estas reve-
laciones han de contribuir en mucho, al esclarecimiento de hecho
tan sugestivo a la par que tan meritorio y brillante en nuestra
historia patria. Es deber de todos los guatemaltecos en general
y de cada uno en lo particular, tratar de salvar del olvido todo
aquello que nos honre ; en ello está comprometido el patriotismo.
Alienta el poder comprobar la veracidad de lo que hasta ayer
no pasaba de ser la fantasía de un ser creado a voluntad y seme-
janza del espíritu, exagerado e inquieto, del único cronista colo-
nial que la cita. En esto último, me atengo solamente a lo que
por mi parte he podido comprobar y consultar. Me refiero a
Tomás Gage, quien en vez de beneficiar contrarrestó la prueba
de existencia de figura de tan sugestivos alcances. Muchos otros
INVESTIGACIONES HISTÓRICAS 73
notables autores modernos, han urdido en contorno a su imagen,
todo un derroche de bella fraseología, consolidándose su perso-
nalidad, a través de la inspiración del poeta, de lo acucioso del
historiador, de toda erudición y de todo lirismo. Ya para nuestra
época actual, coinciden exactamente la realidad de los hechos
con lo sublime de las crónicas, tan perfectamente como son ver-
dad absoluta hoy día las fechas citadas y anotadas; bien vale
la pena aceptar de buen grado, que la fuente de información de
que tomara la esencia de su obra don Máximo Soto Hall, ha
sido del todo veraz, quitándole a su libro —para los fines histó-
ricos que persigo— «La Divina Reclusa» todas las figuras yadornos retóricos y ateniéndonos solamente a la parte histórica
que puede contener. Al cotejar las fechas a que alude el señor
Hall, con las que poseo, de origen inequívoco, llego a la conclu-
sión de que son exactamente las mismas, pudiendo establecer
esta conclusión todos aquellos que se enteren pacientemente de
las fechas anotadas en «La Divina Reclusa», calificada por su
autor como una crónica novelada en que todos los personajes que
figuran son rigurosamente históricos. Todo esto me ha obligado
a la verificación minuciosa de las fechas, a partir de la relación
que se inicia en el mes de junio de 1627, en que se vino a avecin-
dar, procedente de la Península, el linajudo caballero don Juan
Maldonado de Paz, quien contaba a la sazón veinte años : «Hace
alrededor de cuarenta años, según mi noticia», comenzó diciendo
doña Florinda, etc., etc.; de ello se desprende que, si del año de
1627 deducimos los cuarenta años, llegamos a la fijación de la
primera fecha importante, o sea el año en que arribó el señor
don Juan: 1587. Si a su llegada él tenía veinte años de edad y
se decidió a contraer matrimonio cuando apenas contaba treinta
años, luego entonces aumentaré la fecha inicial en diez años:
1597, en que contrajo matrimonio (lo estricto de las costumbres
de la época y por lo relevante de la personalidad de que se trata
puede que hubiera influenciado para llamarle matrimonio).
74 MARIANO LÓPEZ MAYORÍCAL
De esta unión nació la que debía ser Sor Juana, siendo lógico
suponer que esto aconteció, más o menos por razones naturales
y numéricas al hacer el cómputo, para el siguiente: 1598; de
esta suerte, el año de nacimiento de doña Juana Maldonado
de Paz corresponde a 1598, habiendo muerto la madre cuando
ella frisaba en los cinco años: 1603. Después de la decepción
sufrida por doña Juana, en lo que al matrimonio que tenía
concertado con don Santiago de Córdova se refiere y que tuvo
por causa su desaparición, llevándose consigo a una joven casa-
da. Continúa la narración: «Desde aquel momento doña Juana
se encerró en su casa, etc., etc. ¿Cuándo pasaba esto?—preguntó
don Rodrigo. Va para ocho años, en septiembre— repuso la
viuda. Me acuerdo porque en esa ocasión se celebró con muchapompa la fiesta de Nuestra Señora de las Mercedes, etc., etc.»
Fecha absolutamente exacta, toda vez que si restamos los ocho
años al de 1627, nos encontramos en 1619, año que, quedó com-
probado sin lugar a dudas, por medio del documento auténtico
que copié anteriormente y el que puede calificarse de inédito.
Es decir, doña Juana profesó a la edad de 21 años, habiendo
permanecido recluida en el monasterio durante 47 años, o sea
hasta 1666, en que todo me hace pensar que le sorprendió la
muerte. Se puede afirmar que la vida de esta monja se divide
en dos principales etapas. La una, de 1598 hasta 1619, en que
dejó de existir para el mundo doña Juana Maldonado de Paz;
la otra, de 1619 hasta 1666, bajo el denominativo de Sor Juana
de la Concepción y lo que aconteció por haber optado por el
hábito de este convento. Se da por bien sentada, real y efectiva,
la existencia de un suntuoso coro bajo, en el templo del con-
vento, cuyo corredor principal cerrado con fuerte reja daba
al cerro de la Cruz, a corta distancia del río Pensativo. En el
deseo de confirmar algunos detalles, efectué una visita de estudio
a la ciudad de La Antigua Guatemala. Me cupo en suerte —en
aquella ocasión— la de que me sirviera de asesor técnico, una
Moles y enormes fragmentos desplomados sobre la bóveda subterránea
del templo de la Concepción.
<:*
Virgen de la Concepción modelada en una de las bóvedas de la Iglesiade la Concepción en Santiago de los Caballeros de Guatemala (Panchoy).
INVESTIGACIONES HISTÓRICAS 77
de las autoridades con que se cuenta en Guatemala, el ingeniero
Rafael Pérez de León, consagrado ingeniero y artista que se
inmortalizó con su obra cumbre: El Palacio Nacional del Go-
bierno, quien gentilmente se prestó a asistir en mi compañía a
la verificación de algunos pormenores. Llama mi atención yme ilustra —sobre un medio relieve— que representa la imagen
de una virgen en el misterio de la Concepción. Se trata de una
verdadera obra de arte, bastante bien conservada, modelada
en lo alto de una de las bóvedas de la primitiva iglesia de la
Concepción de Santiago de los Caballeros de Guatemala (inclu-
yo una foto-copia ilustrativa ) . Pero lo extraordinario acontece
cuando desciendo a la bóveda subterránea del templo de este
convento y la cual sirviera de sepulcro a las monjas y algunas
de las personalidades coloniales. No fue sino hasta el decenio
de 1840 (con ocasión a una de las epidemias de cólera) cuando
se instituyeron las necrópolis en el interior del país (Quetzal-
tenango), a pesar de que desde el 15 de mayo de 1804 —por
Real Cédula— se prohibió en las colonias españolas de América
que se siguieran sepultando los cadáveres en el interior de los
templos; pero se continuó con la antigua costumbre. Con rela-
ción al cementerio de Santiago de los Caballeros de Guatemala
(en Panchoy), la fecha más concreta que poseo, data del año
de 1834, en que se alude al «campo santo» de San Lázaro.
Me decía el ingeniero Pérez de León: (refiriéndose a la
bóveda subterránea del templo de la Concepción) como estruc-
tura es ciertamente muy bien proporcionada y bella. Pero lo
sorprendente es que en su construcción mediaron sólidos cono-
cimientos de ingeniería, por parte de aquellos notables religiosos
y primeros colonizadores. Los terremotos hicieron desplomar
enormes fragmentos, en la obra de la fábrica principal del tem-
plo, y a pesar de que la cubierta no tiene un espesor mayor de
10", resistió al peso en el derrumbamiento de aquellas moles
(incluyo foto-copias que sirven para ilustrar). Seguramente allí
Los tres maestros en la historia, confundiéndose las artes, las ciencias y las
letras patrias.
Kuinas del Templo de la Concepción (Panchoy).
INVESTIGACIONES HISTÓRICAS 79
se conservó, o se conserva, la osamenta de la que en vida fue
Sor Juana de la Concepción (Juana de Maldonado y Paz).
Por mi parte estimo fructífero —en lo que me interesa— aquel
recorrido y no podía haber sido de otra manera, ya que depar-
tía con maestros de sólidos conocimientos: Humberto Garavito,
Pedro Arce y Valladares y Rafael Pérez de León.
He aquí una copia a grandes rasgos, pero literal, que viene
a reafirmar aún más, todo lo que he dejado anotado anterior-
mente: «Acta levantada a veinte y dos días del mes de mayode mili y seiscientos y treinta y cinco años» (la que para mayor
abundamiento cito), la misma que con toda claridad deja cons-
tancia de una nueva elección recaída en ella y por medio de
la cual se le confirma como «difinidora» (a Sor Juana de Mal-
donado). Quizá muy comunmente la llamaban por su nombre
de familia en el interior del convento, pues se nota que, tan
luego como recapacitó la persona de don Diego de C. Salva-
tierra, que actuó como secretario en aquel acto, tachó el ape-
llido Maldonado, escribiendo por encima, de la Concepción,
y salvando al fin de este instrumento, en los términos literales
que copio, este error: «Mando y firmo y las otras Vicaria ydifinidoras (entre renglones Concepción y de ado, niq. novalga
lo de ado. y lo otrossi». Con seis firmas más este documento
también está claramente firmado de puño y letra por Sor Juana
de la Concepción. Huelga considerar que, lo de ado. se refiere
a Maldonado, pues como está tachado y se trató de borrar,
escribiendo sobre la primera parte del apellido, solamente es
legible el fin. Existe un Voto de profesión de «Sor Catalina
Yosefa a 19 del mes de marzo de 1628»; siguen dos actas y a
continuación el Voto de profesión de «Sor Leonor de San Joseph,
a trece días del mes de diciembre año de mili y seiscientos y
treinta 8». En una de las actas intermedias se da a conocer que
salieron electas: para «Vicaria, la Madre Gerónima de San
Sebastián y por difinidoras las Madres Paula de Santa Fee, Anna
80 MARIANO LÓPEZ MAYORÍCAL
de la Natividad, Anna de Santa María y Juana de la Concep-
ción a todas las cuales religiosas, etc., etc.». Tal acta está fir-
mada por todas las electas mencionadas; pero no aparece la
firma de Sor Juana de la Concepción (se interrumpe toda alu-
sión a Sor Juana, a quien no se vuelve a nombrar, hasta el año
de 1 648 ) . Por estar completamente consumido el papel en don-
de se presume que estaba anotada la fecha de esta acta, no es
posible incluirla.
Eliminando quizá, ciertos pequeños errores, la parte nuclear
histórica ha tomado el cuerpo que le corresponde, en todo lo
concerniente a doña Juana Maldonado de Paz, posteriormente
Sor Juana de la Concepción. He podido comprobar como efec-
tivas algunas de las alusiones que Tomás Gage hace, en lo refe-
rente a que todas o la mayoría de las religiosas que profesaban
en el convento de la Concepción, llevaban cuantiosas dotes.
Se les tenía abierta una especie de cuenta corriente con cargos
y abonos, partiendo la cantidad inicial de la suma aportada y
pormenorizando las cantidades en efectivo que se les entregaran
para sus gastos. Este mismo escritor relata que se había tratado
de elegir superiora o abadesa a esta monja, lo que vino a causar
un escándalo en la ciudad como en el interior del monasterio.
Tuvo lugar una verdadera conmoción en el convento; las reli-
giosas se dividieron en simpatías para esta elección, trascen-
diendo los efectos fuera del monasterio; sonaron las campanas
a alarma ; todos los vecinos prestos estuvieron a salir en defensa
de sus hijos o familiares, amenazando con echar las puertas por
tierra. Lograron las autoridades imponer el orden y todo ter-
minó satisfactoriamente, al saberse que Sor Juana declinaba el
honor que se deseaba conferirle. Supongo que no otra cosa, sino
lo anteriormente expuesto, vino a obligar a las autoridades ecle-
siásticas a tomar medidas de la importancia de lo que se hizo
anotar en las actas de 23 y 24 de agosto de 1625. Copio a
continuación los documentos que respaldan esta opinión, a saber
:
INVESTIGACIONES HISTÓRICAS 81
no fue sino hasta los días 23-24 de agosto del año de 1625,
cuando por disposición expresa del obispado, se introdujeron
reformas y alteraciones substanciales en la redacción y formato
de los Votos de profesión, todo esto debido a ciertas dificultades
surgidas en el régimen interior del convento, que originaran
las palabras textuales que cito, y que aparecen en un acta levan-
tada en la época, a saber: «de las Monjas de este Convento
de Nuestra Señora de la Concepción, y el modo que en ellas
se tiene es de grande indescencia e commision del orden. Especial
y Jurídico con que acto de tanta importancia autoridad Ecle-
ssiastica. Sease saber; pues en presencia del Prelado que las
mas veces assiste, y algunas de Pontificia siempre su Provisor yVicario general, otras personas de Respetable dignidad, etc.,
etc.; y termina: «La que diosaforma seguarde y cumpla y todo
lo eneste auto contenido sopeña excomunicationis maioris Latae
Sententiae ipso facto incurrendae a la qual Mandaba y Mandoque ningún Su Inferios la Altere interprete Ny mude ento do
ni enParte Ny deste libro sequite Ny borre. Assi lo mando, yfirmo.
Obispo de Guatemala.
Por Mdo. del Smo. Misr y Antemy.
Po. Ramírez de Valdez M.
Secreto. (Rúbrica)».
O bien en el acta anterior, o la que a continación sigue,
tuvo origen el episodio ocurrido y que alterara la calma del con-
vento, me atengo sobre el particular a la cita hecha por el señor
Gage:
«En la Ciudad de Santiago de Guatemala a trese días del
mes de mayo de mili y seiscientos y treinta y dos años su señoría
Ilustrísima Sr. Doctor Don Augustín de Ugarte Saravia por la
gracia de Dios y de la Santa Sede Appostólica Obispo de la
6—T. I—I. H.
82 MARIANO LÓPEZ MAYORÍCAL
Ciudad de Guada, y Verapaz Misror. del Consejo de Guatemala.
Dixo que en este libro debiendo estar escritas en el las elecciones
que ha habido de Abbadessa y oficiales en el Convento de la
Concepción de esta Ciudad no se hallan en el sino solas tres ybuscando la elección del trienio próximo passado en que fué
Abbadessa La Madre Juana de la Trinidad no esta en el otro
libro y aesta caussa no haber información por donde conste aver
cumplido sobre los usos ha obedeser pressente mes de Mayo.
Para que en todo tiempo conste y parezca el dia mes y año en
que fueron electas La Abbadessa y demás oficiales y se ebiten
inconvenientes. Mandaba y Mnado que La Abbadessa que fuese
nuevamente electa dentro de ocho dias primeros siguientes, haga
que el Secretario ante quien ^passare la elección la escriba yautorise en otro libro con apercibimiento quien assi no lo hiciere
se le hará cargo de ello en la primera visita, ansi lo proveyó
mando y firmo. Sus Altissma.
A. Stago de Guatemala
(Rúbrica.)
Por mando del
Altimo. Iltmo.
A temi.
Don Diego de C.
Salvatierra.
Secretario.»
Y para finalizar en lo que respecta a toda esta documen-
tación, quiero citar en última instancia diferentes fragmentos de
las actas levantadas con fechas 23 y 24 de agosto de 1625. Me ha
sido casi imposible seguir una ordenación correlativa en la colo-
cación de las fechas, ya que se dificulta tanto más la paleografía
de todos estos documentos, por lo borrosa que los siglos han
puesto su escritura;pero en todo caso, aún usando arduo esfuerzo,
INVESTIGACIONES HISTÓRICAS 83
legibles para constituir comprobación irrefutable de respaldo
histórico de singular mérito. Sigue la transcripción documental
anunciada en renglones anteriores, a saber:
«Prefiriéndose la Abbadessa entodo loquees Jurídico, y de
Autoridad en grave ofensa de la suya, del reconoscimiento yrespeto que seledeve y jurisdicción. Y porque cossa tan impor-
tante sea, y se execute conforme derecho con la desencia con-
veniente, y Reverencia Devida al Prelado, etc., etc.»; en otro
párrafo: «Hasta aqui en la fuerza ligitimidad, y valor que han
tenido, y tienen. Iqueriendo solo Reformar el modo y orden de
hazerse»; en otro párrafo: «que de otra manera se sigieren.
Da. y declara por nulas. Y deningun effecto, etc., etc.»; en el
acta de 24 de agosto: «estando el Illmo. Maestro Don Fray
Joan De Sandoval y Zapata de la orden de S. Augustin, del
cosejo de mis. en el Convento de la Concepción de esta Ciudad,
y junto todo el encommunidad en el coro bajo y en Presencia
De su Sazuma mis. yo el ifra scripto secretario ley en Alta Voz
y notifique el auto de susso atodo el dso. Convento (sigue una
parte completamente deteriorada y a continuación) Provissor
y Vica. eneste obpado. etc., etc. Firma Po. Ramírez de Valdez
M. Secreto».
Sin lugar a dudas, la objeción principal que se argüía, por
parte de las opositoras a esta elección, ha de haber sido la poca
edad y tiempo que tenían sus Votos, todo contrario a las reglas
concedidas a la institución; puesto de tal responsabilidad sólo
podía ser desempeñado por las monjas más autorizadas y de
mayor respeto, por su edad, tiempo de haber profesado y méritos
sobresalientes en su vida religiosa.
V
CAPITULO IV
Vinculación de muchos de los pasajes de la vida
colonial con el convento de san francisco. manuscritode la Abadesa Sor Antonia Arze. Valiosas foto-copiasDE PINTURAS ORIGINALES. El HABITO DE LAS CONCEPCIONISTAS.En corto período DE TIEMPO se aclaran los enigmasRELACIONADOS CON SOR JUANA DE MALDONADO Y PAZ.
Pero es indispensable convenir que muchos de los pasajes
o episodios de la vida colonial, se encuentran relacionados con
el convento e iglesia de San Francisco, todo sin duda por ser
uno de los centros religiosos más importantes del país. Hacealgún tiempo sustenté una tesis por la que pude comprobar la
discutida existencia de la concepcionista Sor Juana de Maldona-
do y Paz, hija del oidor licenciado Juan Maldonado de Paz —
y
la que profesó en el convento de la Concepción, a 27 de diciem-
bre de 1619. Como es bien sabido, la escritora guatemalteca,
Elisa Hall de Asturias, publicó en septiembre de 1938, una obra
que suscitó intensa polémica, y la que no pocos dolores de cabeza
le produjo, intitulada «Semilla de Mostaza». Posteriormente,
en diciembre de 1939, se imprime su libro —que esta vez llama
a secas— «Mostaza» y en el que encontramos ya a don Sancho
Alvarez de Asturias —por el mes de junio de 1666— (que
resulta ser el mismo año del fallecimiento de Sor Juana) en
viaje hacia las indias occidentales, describiéndonos sus impre-
siones a su llegada al «Reyno de Guatemala» (algunos escritores
citan la producción de la señora Hall de Asturias, relacio-
nándola al nombre de Sor Juana de Maldonado y Paz; veremos
85
Iglesia de la Concepción (Panchoyj
Nuestro consagrado artista Humberto Garavito, utilizando como motivo el
baño de Sor Juana, para que pudiera servir de carátula a esta obra.
INVESTIGACIONES HISTÓRICAS 87
cuanto de cierto hay en esto . ..
) Ahora encuentro que, en el
año de 1617, teniendo ya la Tercera Orden, ingresados sobre
poco más o menos —entre Hermanos y Hermanas— un número
de cuarenta, se procedió a la primera elección de Ministro,
recayendo el nombramiento por unanimidad en el HermanoBartolomé Martínez del Anillo. En esta forma síguense desarro-
llando las actividades de la organización religiosa, hasta que en
fecha 11 de octubre de 1620 (casualidades raras —pero que
existen— lo anteriormente expuesto acontecía apenas un año
después del ingreso de Sor Juana al convento de la Concepción)
en el mismo día y mes al del ingreso, en la Sociedad de Geogra-
fía e Historia de Guatemala, del que esto escribe y que afianzó
comprobando la existencia real de su personalidad mundana
y religiosa. Se procedió a publicar la cuarta elección, por medio
de la cual fue confirmado «en el oficio del Ministro el Herm.
Bartolomé Martínez del Anillo, porque aunque se intentó que
lo fuera el oidor licenciado Juan Maldonado de Paz, etc., etc.»,
de lo que se deduce que el licenciado Maldonado de Paz llegó
al país en derredor de 1587, designado oidor de la Real Audien-
cia en el Ayuntamiento de la ciudad de Santiago a 19 de marzo
de 1609, falleciendo a l9 de junio de 1653 o sea que, en el año
de 1953 rebasó la tercera centuria de su muerte, como consta
en el testamento pasado ante los oficios del escribano Luis de
Andino. De todo esto se desprende el hecho de que por aquel
entonces era uno de los más allegados a la Tercera Orden, toda
vez que —de otra manera— no podría haber sido propuesto a
ejercer funciones tan delicadas al prestigio de la institución.
Por demás, famoso y original el período que comprende
estos pasajes. Don Mathias de Palencia Monterroso, adquiere
por compra en 1674, una valiosa propiedad de 144 caballerías,
denominada «San José», pero a la que posteriormente, se le
conoció por la «Hacienda de Palencia». Fue dueño de ella por
aproximadamente 15 años, habiéndola enajenado al convento
88 MARIANO LÓPEZ MAYORÍCAL
de los padres dominicos a 13 de diciembre de 1689, por escri-
tura que pasó ante los oficios del Escribano Bernabé Roxel.
Cabe la cita, por haber también pertenecido don Mathias a la
«Tercera Orden de Penitencia del Hábito descubierto del Señor
San Francisco», quedando concertada la venta por la suma de
trece mil pesos de a ocho reales. El inventario que se incluye es
detallado, y algunos de sus términos sumamente originales:
«Veinte suerte de caña de todas edades que para moler se van
llamando las unas a las otras, etc., etc.». En la repartición del
valor anotado deja la suma de 1,000 pesos a favor de «Josepha
de San Juan la serrano, Religiosa del Convento de Monjas de
Nuestra Señora de la limpia Concepción de esta dicha ciudad».
A esta religiosa le corresponde el número correlativo de profesas
302, habiendo ingresado a 19 de marzo de 1662 —dándosele
el calificativo de la serrano— por ser hija legítima de JuanSerrano y de doña Beatriz de Rivas. Poco después, a l
9 de julio
de 1692, otorga otra escritura ante el propio Roxel, cediendo
derechos en los siguientes conceptos: «un mulato mi esclavo
llamado Phelipe Catalán que será de edad de 38 años, que
hube y compré del Capitán Don Antonio de Fuentes y Guzmánsegún escritura que a mi favor otorgó ante Antonio de Rosales,
Escribano Real, a los veintiuno del mes de junio del año pasado
de 679 y con este título lo he poseído y lo vendo por esclavo
sujeto a servidumbre y por libre de empeño, obligación e hipo-
teca, con todas sus tachas, vicios y enfermedades públicas ysecretas» . .
.
Pero retornando ahora —se preguntarán mis lectores a
qué vino la cita que efectué— a las obras de la señora Hall de
Asturias (tal como podría hacerlo también de muchas otras)
a manera de la escrita por don José Milla («Los Nazarenos»),
don Víctor Miguel Díaz, Máximo Soto Hall («La Divina Re-
clusa»), el licenciado Salomón Carrillo Ramírez y Manuel Ga-
lich («Una Carta a su Ilustrísima») , en las que en su mayor
INVESTIGACIONES HISTÓRICAS 89
parte es aprovechada (la histórica y prestigiosa figura de Sor
Juana) por la fantasía de los autores; pero en lo concerniente
a la primera citada, aclaro que se ha debido simplemente al
hecho de que en una nota insertada (en la última edición) de
la Crónica del padre Vázquez (Biblioteca «Goathemala») apa-
rece: «había muy buenas relaciones entre el oidor y los fran-
ciscanos contra lo que supone la discutible novela «Mostaza»
no ha mucho editada». En descargo de mis consultas, muy vaga
ha sido la apreciación encontrada, a no ser por el franciscano
aquel que en compañía del inquisidor, del bachiller y del mer-
cedario, impugnan en la autenticidad de la obra literaria de Sor
Juana . . . Mucho me temo que en lo de adelante me extenderé
volviendo nuevamente a tratar del tema —para mí tan cauti-
vador— que cubre toda una época y en la que se perfila comoindestructible protagonista Sor Juana de Maldonado y Paz. .
.
de suyo, ya consagrada por la leyenda y tradiciones populares.
En la vida del convento y de esta monja se suceden pasajes
peculiares: En un libro manuscrito de la Madre Abadesa, Sor
Antonia Arze, quien profesó a 22 de febrero de 1767, subscri-
biendo su primer Voto como Abadesa, el 8 de diciembre de
1803, habiendo fallecido el 13 de septiembre de 1820 (un año
antes de la Independencia) , aparece un «índice de lo convenido
en este libro de hábitos de Novicias y Religiosas de Nuestra
Señora de la Concepción lo que se hace observar para dar el
Hábito a las Novicias fol. 1. Bendición del Hábito, 2. Preguntas
que se han de haser a la Novicia quando no esta examinada2»
«La letra de el Retus se canta mientras al tiempo de
desnudarla la vestidura seglar: y el Salmo Beatry, etc., asi que
sele empiesa a poner el vestuario déla Religión, que el primero
significa desnudarse de el viejo, y el 2 vestirse de el nuebo, etc.»,
adelante: «Modo de dar el Habito alas Novicias del Convento
de Nuestra Señora de la Concepción de Guatehamala.
90 MARIANO LÓPEZ MAYORICAL
«Puesta una messa al lado de la Epístola y sobre ella el
Habito sale el sacerdote y dise la Missa aque asisten la Novicia
y la Madrina delante del Altar con candelas encendidas que
ofrecen al sacerdote después, etc., etc.»; prosigue en lo de ade-
lante: «Baja el sacerdote a la ventana del coro y si la Novicia
esta ya examinada desuvoluntad como es costumbre el hacerlo,
el dia que para esto se asigne, seomiten las preguntas de abaxo;
pero sino lo esta se le preguntara: si entra en la Religión de
su voluntad a servir a Dios o si entra violentada, aducida, o
intimada 2. Si es libre, no casada, si ha dado palabra de casa-
miento y se halla obligada a cumplirla 3. Si tiene a su cargo
hacienda agena de que cuidar, dar quenta con obligación de
restituir 2.
«No haviendo impedimenta dirá el sacerdote, etc., etc.
«Si no fuera virgen cantara el sacerdote en lugar de la
antiphona Veni spensa Christi, la siguiente: Veni electa mece
y prosigue el coro, etc., etc.» (en la parte ilustraciones aparece
una foto-copia de la música y letra que se tocaba y cantaba).
Este libro manuscrito perteneció —como lo llevo indica-
do— a la Abadesa Sor Antonia «Arze», encontrándose contenida
en él una dedicatoria que reza así: «Mil gracias emos dado
al altísimo por el particular veneficio que al santo Convento yso
poniéndola de su prelada: esperamos en el mesmo Señor la
colme de toda su bendición para todo su desempeño: V. Ra.
reciba no la groceria del paravien si la sinseridad questos sus
pobres profesamos. Con verdadera Voluntad.
«B L M a V Ra sus mas humildes criados.
«Pedro y Vrsula.»
De una bien conservada y suntuosa colección particular
que se guarda con celo en nuestra ciudad Capital de Guatemala,
pude lograr de su propietario (no incluyo el nombre por no
Supuesto ser la Concepcionista, Sor Juana de Maldonado y Paz.
92 MARIANO LÓPEZ MAYORÍCAL
estar autorizado) que me permitiera imprimir algunas foto-copias
de valiosos originales que posee. Entre algunos de estos tesoros
históricos de inapreciable valor, se me dio a saber de un cuadro
pintado —en todos conceptos antiguo— representando a una
religiosa profesa en su hábito de penitente, haciéndoseme cono-
cer que atribuía la pintura a renombrado artista de la colonia,
quien hizo representar en el mismo a la concepcionista «Sor
Juana de la Concepción». Creció de inmediato mi interés y meconsagré —desde entonces— a la búsqueda y comprobación de
algunas de sus características. En primer término surgió para
mí la duda de si el hábito que la viste, era el usado entonces en
el convento de la Concepción en Santiago de los Caballeros de
Guatemala, siendo mi deber el investigar sobre tales pormenores.
«La Cantiga de las Piedras» por Alfonso Toro, me ilustra bas-
tante bien; en una de sus páginas a colores aparece: «Hábitos
religiosos de la época colonial», primeramente se representa a
una «Monja Concepcionista de la Encarnación», en seguida:
«Monja Concepcionista de Guadalajara», y por último: «Mon-ja de la Concepción Concepcionista», todas tres utilizan manto
azul celeste, con toca blanca de lienzo que cubre la frente; pero
la que tiene más estrecha semejanza con la monja que se hizo
representar en la pintura, es la correspondiente a Guadalajara
(las otras dos se diferencian por ciertos recortes en la tela que
les cubre la frente). Lo importante es que se sepa a través de
la propia descripción, en la obra de Alfonso Toro: «túnica y
escapulario de estameña blanca, manto azul celeste, sobre el
escapulario un gran escudo pintado con la imagen de la Virgen,
otro pequeño en el manto, sobre el hombro derecho ; toca blanca
de lienzo que cubre la frente, mejillas y garganta, y cordón de
cáñamo a la cintura».
En cualesquiera de los casos no me encontraba comple-
tamente satisfecho; surgían ciertas incertidumbres ; había que
profundizar, tanto más. .
.
Pintura colonial perteneciente al Museo Nacio-nal que se encuentra abandonada en algúnpuerto de la América del Sur . .
.
94 MARIANO LÓPEZ MAYORÍCAL
En otra colección privada (parte de cuyos originales fue-
ron facilitados para ser expuestos en el Museo Nacional)
, se mellama la atención sobre una (velada fotografía) de una pintura
en que se quiso hacer representar (en forma atribuible) a «Santa
Cecilia» . ..
, sin ponerse de acuerdo buenas o malas lenguas,
algunas de las cuales me afirmaron ser la efigie de «Sor Juana
de Maldonado y Paz» (Sor Juana de la Concepción». En mi
concepto mucho falta para un veredicto definitivo; pero en nin-
guno de los casos hay que desestimar. Ambas son pinturas autén-
ticamente antiguas «inusitadas para el tiempo en que fueron
llevadas al lienzo o al madero) ; sobresalientes en interpretación
y poco frecuentes para personajes que no fueran relevante repre-
sentación de familia e instituciones. Mas recientemente (octubre
de 1956) he podido observar detenidamente una pintura cuyo
origen tuvo lugar sin motivo a dudas— en Panchoy (Antigua
Guatemala) . Se trata de una bella modelo, a la que se representa
en posición meditativa, con uno de los brazos alzados, en sostén
de una bien formada cabeza ... En todos conceptos se trata de
una pintura excepcional para su tiempo, en el que estaba vedado
para la mujer participar en todo género de inquietudes intelec-
tuales. ¿Que esta pintura corresponde exactamente a la época?,
ni dudarlo. ¿Que el artista hizo representar a tres figuras? (dos
hombres y una mujer), perfectamente comprobado. Desgracia-
damente la anterior persona poseedora, negoció las figuras de
los caballeros, separadamente, con compradores anticuarios ex-
tranjeros. Esta amputación dio por resultado que no pudiera
consultar en las partes en que estaban representados varones.
Con relación a estos aspectos, seguirá la terrible incógnita . .
.
Para afianzar las conclusiones a que pueda llegar, es indis-
pensable pormenorizar sobre ciertos aspectos: de principio hay
que recordar que la segunda de las fotografías, es imperfecta
(en blanco y negro) las incluidas en la Cantiga de las Piedras,
son policromías, difíciles de interpretar en ciertos colores par-
INVESTIGACIONES HISTÓRICAS 95
ticulares; sería arriesgarse a sustentar definidos aspectos. Corro-
boro con esta circunstancia mi primera impresión. De todas
maneras tuve que recapacitar en lo concerniente a un fotogra-
bado de doña Mariana de Austria, de un óleo por Carreño de
Miranda (en la antigua Academia de San Carlos);pero sobre
todo en lo concerniente al óleo de Miguel Cabrera (en el MuseoNacional de México), en donde se encuentra estampada al
lienzo la efigie de Sor Juana Inés de la Cruz. Todo lo anterior-
mente expuesto me ha hecho parar mientes en determinados
detalles: de los artistas coloniales que se preocuparon de Juana
de Maldonado y Paz, con anterioridad a su reclusión religiosa
lo fue Francisco Montúfar Bravo de Laguna, quien con antela-
ción al año de 1615, representó a Juana como a Santa Lucía.
Uno de los fotograbados que ilustran, se encuentra alejado en
un todo de las características de Santa Cecilia; pero no desen-
caminadas a las de Santa Lucía (en lo visible de sus objetivos)
donde aparece singularizada con una calavera, sin duda en
demostración a Lucía de Belefar, nacida en Castro Porciano,
de quien se cuenta «que advirtiendo que un joven le seguía a
todas partes, inquirió la causa, y habiendo averiguado que estaba
prendado de sus ojos «impulsada de espíritu superior», se los
arrancó y envió al galán. A este hecho alude el que se la repre-
sente sosteniendo en un plato sus ojos; todo ello porque la con-
funden, los pintores con su homónimo de Siracusa. . . Inter-
pretación : descansa, o más bien expresado, puede dársele el sig-
nificado de que la calavera, en la especificación, se refiere al
espacio dejado por la órbita de los ojos (por demás bellos y
expresivos, tal como aparecen en cada una de las foto-copias).
De comprobarse el acertó (nada extraordinario), la tradición
imperante quedaría así: la primera —como la última pintura
llevada al lienzo en los años de 1611-1613 por el pintor Fran-
cisco Montúfar Bravo de Laguna; y la otra pintada posterior-
mente en diferente época y por otro artista— pero no de las
Pinturas atribuibles a Montúfar en que representa a Sor Juana de Maldonadoy Paz antes de ingresar en el convento de la Concepción.
INVESTIGACIONES HISTÓRICAS 97
superiores ejecutorias de Montúfar (ya en su concepto de reli-
giosa). Importa convenir en que no puede haberle servido de
modelo al natural (prohibido en la época, por las disciplinas
religiosas) por lo que es de suponer que utilizó una de las pintu-
ras anteriores o, en su defecto, la retentiva en la impresión con-
servada. . . (en la imagen de la persona). Convengamos en que
en todas corrobora singular belleza física, la que por razones
del hábito se acrecienta; ya en su concepto de religiosa (como
Sor Juana de la Concepción) se da en el óleo a sentir en toda
su superioridad. Bajo estos rasgos —estudiándolos estrecha-
mente— encontramos: firmeza depurada y ojos expresivos
(sintomáticamente la vida de un retrato). Todo me hace
suponer que este óleo debe haber sido pintado entre los años de
1625 y 1632, toda vez que firme está la conclusión de que por
el año de 1637, figuraba en toda su plenitud en el convento.
El solo hecho de meditar, da grima, al tener que reconocer
lo descuidados que somos los guatemaltecos. Una de las pinturas
que he venido describiendo anteriormente, perteneció a la colec-
ción de don Justo de Gandarias, adquirida posteriormente por
el gobierno y que pasó a formar parte de nuestro museo nacional.
Según tengo entendido, gran parte de esta colección fue enviada
a suramérica, para ser exhibida en una exposición; se trata de
cuadros de arte que representan ser herencia de nuestros ante-
pasados y los cuales deben de retornar al país, toda vez que son
tradición artística. Don Nicolás Reyes Ovalle manifiesta: «Uno
de tantos ministros plenipotenciarios se dio cuenta que en una
bodega (de un puerto suramericano) estaban arrinconados los
cuadros y gestionó ante el gobierno arbencista la erogación nece-
saria para pagar almacenaje, y no lo logró. Ese gobierno no le
dio importancia a esas obras de arte, y todavía han de estar
arrinconados, y quizá deteriorados por la acción del tiempo y de
la incuria nuestra, porque los guatemaltecos somos excelentes
7—T. I— I. H.
Tanto la pintura de arriba, como la de abajo corresponden a los vestigiosdel claustro del Convento de la Concepción de Santiago de los Caballerosde Guatemala (Panchoy).
INVESTIGACIONES HISTÓRICAS 99
como olvidadizos y poco amantes de conservar nuestras joyas
históricas».
Pero compréndase, lo que me ha hecho inclinar a este
género de aseveraciones es el hallazgo por mi parte efectuado en
(«El Libro de Fundación del Convento de Monjas de Nuestra
Señora de la Limpia Concepción, en la Ciudad de Santiago, de
la Provincia de Guatemala»), a saber: «De la forma del abito
de esta religión, capítulo tercero».
«Sea el abito de las religiosas de esta orden unatunica yun abito y un escapulario todo esto sea blanco porque blancura
deestebestir exterior da testimonio delapureza Virginal delalma
y deel Cuerpo y un manto de estameña o de paño basto de color
deel ciero azul y esto por la significación que en si trae que mues-
tra que el alma déla sacristissima Señora desde su creasion fue
hecha telamo singular deel rey eterno : traygatanbien en el manto
y en el escapulario una ymagen de nuestra Señora cercada con
un sol con susrrayos y corona de estrellas en la cabeza traerán
esta ymagen enelescapulario colgada en los pechos porque dur-
miendo otravajando la pueden poner en lugar onesto y la tomen
quando fuerenal coro: ocapitulo: : o allocutorio en el mantola traerán cossida sobre elhombro derecho; traese esta ymagen
porquesepan las professas de esta Santa horden y religión que
ande traer a las madre de dios y reyna délos angeles enjerida
siempre en sus corazones como aymagen de vida y de gloria
para ymitar su ynosentissima vida y conversación ymitando
susoberana consersacion ymenos precio deel mundo que hiñien-
do en esta vida siguió, sean señidas las monjas decuerda
de cáñamo déla manera que la traen los frayles menores y el
tocado sea unatocablanca delienzo que cubra lafrente megillas
y gargantaa onestamente ysobreesta unbelo negro común no pre-
cioso ni curiosso : entodo tiempo y lugar y siempre traerán los
cabellos cortados el calzado seaalpargates ochapines o zapatos
o suecos de un corcho; la madre abadessa podra dispensar con
Personificados los tres caminos de la expresión artística para Guatemala...posando frente al Palacio de los Capitanes Generales (Panchoy).
Por este ventanal y a través de los espesos muros, puede ya entreversea la «Ciudad de las perpetuas rosas» (Panchoy).
INVESTIGACIONES HISTÓRICAS 101
las nesesitadas entraer lienzo o mas ropa o calzado con consejo
de las discretas según el tiempo y las personas lodemandaren
travajen todas las monjas de ymitar la humildad y pobreza
denuestro señor gesuxpto y de su bendita madre amando la
santa pobressa asienlabileza de las bestiduras como en el calzado
y en todas las otras cossas porquemerescan ser alumbradas del
padre déla deel cielo y perseverar hasta el fin permaneciendo
enel.»
De toda la relación anterior se desprenden conclusiones
definitivas: con toda certeza el hábito en su parte más visible
lo fue de color negro. No fue hasta el año de 1775 cuando prin-
cipiaron las religiosas de velo blanco con posterioridad a la
ruina de Santiago de los Caballeros de Guatemala, siendo nueve
las fundadoras, a saber: Sor María Josefa Ziliezar, Sor Tomasa
Aguilera, Sor María Antonia Acosta, Sor Josefa Quiñones, Sor
Manuela Antonia Rosales, Sor María Ana de Jesús Barberena,
Sor Petrona González, Sor María Josefa Taracena, Sor Josefa
Juliana Aceituno, habiendo continuado del año de 1778 en ade-
lante las de velo negro, y siendo Sor Josefa Arze la primera
que en 18 de agosto de 1783, profesara de velo blanco en la
nueva ciudad (Guatemala de la Asunción).
Hora es ya de extirpar la cizaña y colocar a esta singular
mujer en el pedestal meritísimo que le corresponde como pen-
sadora de valía, cuya pluma viene ahora a presumirse que dejó
realmente huellas de su existencia. No podía dejar de mencio-
narse —como prueba sintomática— el valor católico que repre-
sentan las pequeñas composiciones que transcribo literalmente.
Por desgracia, es tan poco lo conseguido, que es como decir
—hallazgo de un grano de arena— ;pero por alguna parte se
ha de principiar, otros vendrán que implorando a la suerte,
traten de completar la obra, por mi parte solamente iniciada.
Ha sido mi propósito, más que otra cosa, el de anticipar este
trabajo, en todos conceptos rudimentario, pero que servirá para
102 MARIANO LÓPEZ MAYORÍCAL
espolear y dejar abierta la brecha a los investigadores, eruditos
y estudiosos, que vengan a completarlo con nuevos y más fecundos
descubrimientos que, a manera del presente, traigan luz y con-
vencimiento pero de toda efectividad. Hasta hace once años
(1946) no sabíamos nada en definitiva de Sor Juana; mas se
creía, que estábamos en presencia de una persona ficticia, lo que
se explica por el estado en que se hallaba a la sazón, la certeza
de su existencia, por la falta de documentos y pruebas. Ahora
es ya tiempo de que podamos principiar a incluirla en el rol
literario correspondiente al despuntar de la vida femenina en
los albores de los pasajes coloniales del Continente Americano.
Interesado sobre manera en recabar todos los datos que fuera
posible, relacionados con esta legendaria figura, acudí solicitando
la importante colaboración y ayuda de mi culto amigo y fino
diplomático, señor don Francisco López Escobar, quien en el
primer trimestre de 1948, se encontraba en Madrid (España).
El tuvo a bien encomendar mi consulta al abogado Florián José
Díaz Núñez, residente en Castello, 37 (Madrid). Tenía interés
principal en saber todo lo posible con relación al compilador
franciscano: fray Antonio de Arochena, particularmente en lo
concerniente a la aseveración de que había publicado un catá-
logo en el que incluía los nombres de representativos guatemal-
tecos, que le habían dado lustre, como literatos a las letras patrias.
No son pocos los genuinos historiadores autorizados que afirman
que, entre los muchos nombres, alude encomiásticamente a Sor
Juana de Maldonado y Paz, en diversas de sus producciones y
particularmente en algunas de ellas. Numerosos son los autores
que de ella han tratado y no pocos los que se refieren super-
ficialmente, con relación a su producción. Lo importante, en mi
concepto, es poder remitirse, en todo, a la parte histórico-cien-
tífica, dejando a un lado la parte novelada. El señor Estrada San-
doval dice: «Tierna despedida», escrita a una religiosa mexi-
cana durante uno de los viajes que hizo a aquella ciudad. La
INVESTIGACIONES HISTÓRICAS 103
fuente de información de la cual me he valido, le atribuye la
dedicatoria de esta composición a la Madre Elvira de SanFrancisco —en su viaje para Chiapas— mas don Máximo Soto
Hall, agrega: «Las malas lenguas dicen que ha sido compuesta
para llorar otra ausencia que no es la de su hermana en religión.
La verdad es que hay tal ternura y apasionamiento en esos ver-
sos, que uno se siente tentado de creer los decires que pululan»
(me duele no poder juzgar por mí mismo el valor y ternura
de los versos, cuyo hallazgo se atribuyó el licenciado Carrillo
Ramírez). Todo esfuerzo es poco para aclarar y dar luz en
materias intrincadas —siempre que para ello no tratemos de
apartarnos de aquellas fuentes informativas de toda veracidad.
Entresaco de la segunda edición del «Compendio de Lite-
ratura y Artes de Guatemala», escrito por la profesora y bachi-
ller Carmen Ydígoras Fuentes, lo siguiente : «Su obra es escasa,
el licenciado Salomón Carrillo Ramírez, publicó un trabajo sobre
ella, en el que nos da a conocer algunos poemas, todos de
carácter religioso: Cantos de Navidad, Triste Despedida, Ele-
gía, Villancicos y Versos dedicados a Santa Catalina». Los con-
ceptos anteriores los estimo de interés por tratarse de personas
estudiosas e historiadores contemporáneos. Por mi parte lamento
no haber podido cotejar la veracidad efectiva de las composi-
ciones que se le atribuyen a Sor Juana, debido a haber sido
informado, de que la obra del licenciado Carrillo Ramírez, está
inédita, no habiendo sido posible que los familiares me facili-
taran su estudio, lo que por consecuencia me ha privado de
poder profundizar en tan vital aspecto particular. He llegado
a la conclusión de que una de las circunstancias que menos
favorecieron a Sor Juana fue la poca difusión de su obra de
poetisa, pudiendo haber contribuido los cánones religiosos de
manera decisiva a la desaparición de toda su producción lite-
raria, en algunas de sus partes; en lo de adelante me atengo a
la solidez expresada en la obra : «La Inquisición en Guatemala»,
104 MARIANO LÓPEZ MAYORICAL
escrita por Ernesto Chinchilla Aguilar. Puede que hubiera sido
aquella enemistad y arraigada predisposición, existentes entre
su padre, el oidor Juan Maldonado de Paz y aquel a quien se
le dio el título de Comisario del Santo Oficio de la Nueva Espa-
ña, don Felipe Ruiz de Corral (año 1602), siendo este último,
deán de la iglesia Catedral, desde el año de 1604 hasta el de
1636 en que murió. Reconozco de suma importancia conocer
algunos de los pormenores que mediaron: la mayor parte de
los documentos y juicios de la Inquisición fueron remitidos al
Archivo General de México, habiendo sido recogidos los que
se hallaban en poder de los Obispos y Comisarios. El Santo
Oficio se abolió en el año de 1820, habiendo ordenado el Capi-
tán General de Guatemala, don Carlos Urrutia, la entrega de
todos los papeles, en poder del último comisario de la ciudad.
Estos documentos posteriormente pasaron a la Biblioteca Nacio-
nal (de Guatemala), de donde se extraviaron, no siendo tam-
poco desacertado conjeturar que muchos otros importantes escri-
tos, fueran confiscados por las autoridades civiles, no faltando
la posibilidad de que se depositaran en manos particulares y
personas de confianza, en el deseo de resguardarlos (tal como
aconteció con la biblioteca y archivo de los conventos de la
Concepción y el de Santa Catarina Mártir). Corre la informa-
ción de que muchísimos documentos se encuentran esparcidos
en más de 1,300 tomos, irregularmente coleccionados y en los
que están comprendidos, un período de años desde 1534 hasta
el de 1800. Época por demás interesante ha de haber sido aquella,
en que se perseguía por todos los medios, la producción y criterio
personal de los habitantes. Las poblaciones (entre ellas Quet-
zaltenango) solicitaban la presencia de representantes de este
tribunal para que practicaran investigaciones, no siendo de
extrañar que cualquier palabra o proposición —fuera de lo
regular— alarmara a los censores; la sociedad de los siglos XVI
INVESTIGACIONES HISTÓRICAS 105
y XVII se caracterizó por lo conservadora —en el último tercio
del siglo XVI— se conoció únicamente de 4 casos contra judíos.
Un maestro carpintero de nombre Simón, fue acusado por el
solo hecho de haber manifestado de palabra «que no le gustaban
las fiestas porque no se podía trabajar» . .
.
CAPITULO V
La vida de Sor Juana se desarrolla dentro de los pro-
cederes INQUISITORIALES DEL COMISARIO DON FELIPE RuiZdel Corral. Amistad del oidor Juan Maldonado de Pazy de fray Antonio de Remesal. Opiniones de fray Anto-nio de Arochena. Biblioteca Hispanoamericana Septen-trional. La imprenta en el antiguo Reino de Guatemala.Sor Juana de Maldonado y Paz (pruebas documentalesde su existencia). Glosa pormenorizada del autor.Primera composición autógrafa de Sor Juana. Aconte-cimientos trascendentales en la vida de Sor JuanaQUE CONDUCEN A CONCLUSIONES DEFINIDAS.
Se puede decir que toda la vida de Sor Juana se desarrolla
dentro de los procederes inquisitoriales del comisario don Felipe
Ruiz de Corral (Sor Juana nació probablemente en 1598 ymurió en 1666-67) que desempeñó funciones los primeros 30
años del siglo XVII (como se ve, estas dos vidas corrieron, por
así decirlo, paralelas). Comisario desde 1602 hasta 1636, tiénese
por confirmado que sufrió una obsesión en contra de fray Anto-
nio de Remesal y su documentada Historia de las Indias Occi-
dentales, a la par que ejerció una inclemente persecución contra
el oidor Juan Maldonado de Paz y que, por consecuencia, com-
prendía dentro de este odio, a su hija Juana y toda su producción
poética-literaria. Veamos como se desenvuelve una serie de
acontecimientos de relieve. En el año de 1 609 se da por ofendido
Ruiz de Corral, por haber hecho acto de presencia: el oidor
licenciado Arredondo, el Presidente de la Audiencia y otras auto-
ridades de Santiago de los Caballeros, a la lectura del edicto
107
108 MARIANO LÓPEZ MAYORICAL
«con silla y tapete»; las cosas empeoran en el año 1610 cuando
se -acusa a Cristóbal Escobar (hijo del secretario de la Real
Audiencia) por haberse manifestado: «que prefería ver a su
hermano hereje y no fraile dominico»; a continuación se sucede
una declaración del P. Téllez contra el corregidor de Santiago
(de Guatemala) quien quiso hacer alarde en el cumplimiento
de sus obligaciones, y dijo: «Señores: desengáñense de que si
Jesucristo bajara otra vez a Jerusalem no lo tengo de soltar sin
parecer de la Audiencia»; en el año de 1611 el oidor Juan Mal-
donado de Paz suscribe un contrato ante los oficios de Francisco
de Vega,1 con el artista Francisco Montúfar Bravo de la Laguna,
el que le acarrearía serias molestias y dificultades para el año
de 1615 —como he dejado anotado anteriormente— siendo todo
esto motivo de una verdadera enemistad surgida entre la Audien-
cia y el Comisario Ruiz de Corral, agravada por los aconteci-
mientos suscitados con Remesal y los que se prolongaron hasta
1623. Pero estaba escrito que no terminarían aquí las rencillas,
sino por el contrario, don Juan de Ibarra, tenía que residenciar
en 1621 al Presidente Conde de la Gomera, pudiendo compro-
barse el robo y violación de la correspondencia del Santo Oficio,
lo que dio lugar a una queja de Ruiz de Corral (estos apellidos
solían escribirse indistintamente: Ruiz de Corral y Ruiz del
Corral), a la que hizo acompañar copia de la Cédula Real que
prohibía tales procederes; viniendo a cerrarse esta serie con una
afortunada actuación para el comisario: desvirtuar la auten-
ticidad del Arzobispo de Myra, en el año de 1628.
Ahora surge claro ¿por qué el provisor de la Mitra y
Comisario del Santo Oficio doctor don «Philipe Ruiz del Corral»,
alentaba saña contra Sor Juana? Queriendo hacerle todo el
daño posible, zurció una trama de intriga perfecta, llamada a
1 No confundirlo con el otro Francisco de Vega que a 26 de enero de 1776,insistía ante el Consejo de Indias por la creación del tribunal del Santo Oficio enGuatemala, que fue definitivamente denegado a 9 de septiembre del mismo año.
INVESTIGACIONES HISTÓRICAS 109
conservarse para la posteridad: primero el desafecto hacia su
padre el oidor Juan Maldonado de Paz, después de haber sabido
explotar la acusación contra el Santo Oficio por lo del retrato;
a continuación el distanciamiento —cada día más marcado
—
por la amistad que los unía con fray Antonio de Remesal (es
decir al oidor Juan Maldonado de Paz y Remesal) y los pre-
juicios creados en contra de su obra (esta última, por cierto que
monumental) : «Historia de la Provincia de Chiapa y Gua-
temala», a lo que debo agregar, la infame cruzada del sobrino
del doctor Ruiz del Corral, producto de la envidia, hacia don
Rodrigo de Acuña y Avendaño, por parte de don Raymundodel Corral, y como si no fuera poca la buena manera en que se
prestó a la chismografía y comentarios (latentes en todas las
esferas sociales, países y épocas), que sirvieron de arma para
vulnerar las dotes intelectuales, conocimientos y procederes de
Sor Juana de Maldonado y Paz. Lo que se haya escrito es poco
—cuando a historia nos remitimos— ya que todos los días sur-
gen para el investigador nuevos abrevaderos, que contribuyen
a desvanecer o aclarar los diferentes episodios que tuvieron lugar
en la vida y actuaciones de nuestros antepasados y personas que
se lo merecen. No hace mucho investigaba en los documentos
—manuscritos originales y libros de profesiones, todos de mi
propiedad— del convento de religiosas: «Monjas de la Gloriosa
Virgen y Martyr Sra. Sta. Cathalina», que comprenden un pe-
ríodo de años, desde 1694 (me interesa el período, tanto más,
cuanto que es sumamente cercano al año en que le fue donado
el vestido de plata a la Virgen del Coro, de mi propiedad ) hasta
la última razón que dice: «Murió la Ma. Asunción del Divino
Retor (sic) (supongo que se quiso decir Redentor) lunes 19 de
febrero de 1883 en la Antigua Guatemala, fue la última que
profesó Antes de la Exclaustración que fué día tres de marzo
de 1874, por orden del pete. J. Rufino Barrios». Pero lo que
interesa es aquello relacionado con ciertas religiosas de Guate-
110 MARIANO LÓPEZ MAYORICAL
mala, algunos de cuyos singulares sucesos —en su existencia
—
quedaron comprendidos entre los años de 1769 y 1815. He estu-
diado detenidamente todos los votos de profesión desde 1694
hasta 1815, entre los que se alude a Sor Teresa Aycinena. Encasi todos los votos se menciona el nombre de los padres de la
profesa, no apareciendo en el voto de ninguna de las enclaus-
tradas Sor Teresas (toda vez que hay varias), el apellido ano-
tado, correspondiente a aquella «monja melancólica» de este
convento. Posiblemente influyeron los sucesos de Guatemala,
cuando se arruinó la ciudad en 1773— ; lo interesante radica en
que se suscitaron complicaciones entre el arzobispo Casaus yTorres y el comisario, siendo el último el que hizo entrega de
los papeles del Santo Oficio, al ser abolida la Inquisición en el
año de 1820.
En otro de los aspectos, es bien sabido que este religioso
(Arochena) hizo resaltar su obra literaria, sobre todo aludiendo
a la poesía mística —que practicó Sor Juana de Maldonado yPaz, citando de ella profusamente muchas y variadas composicio-
nes— a esta causa se debió mi interés por saber de la obra del
padre Arochena. Fueron estos los motivos, más que justificados,
para no escatimar esfuerzo alguno, a fin de lograr el cometido.
Toda dedicación tiene su premio y por ello me fue grato recibir
noticias de mi distinguido amigo señor López Escobar, adjuntán-
dome las cartas originales del abogado Díaz Núñez. La primera
de ellas fechada a 18 de marzo de 1948, por la cual se sirve
comunicar: «he agotado las bibliotecas del extinguido Congreso
de los Diputados, hoy Cortes Españolas (a cuyo Alto Cuerpo
tengo el honor de pertenecer como funcionario) y del antiguo
Senado, sin encontrar nada que se refiera a aquel escritor».
Y en un párrafo siguiente: «Estoy al habla con mi amigo, el
Secretario perpetuo de la Real Academia Española de la Lengua,
para realizar la misma labor en la Biblioteca de tan docta
Corporación, donde empezaré mi trabajo el próximo sábado,
INVESTIGACIONES HISTÓRICAS 111
pues hoy tienen un acto oficial y mañana San José, es festivo»;
continuando
:
«Si el resultado no fuera positivo, me propongo ir después
a la Real Academia de la Historia, y, últimamente a la Biblio-
teca Nacional, sitios en los cuales voy preparando el terreno
para encontrar las mayores facilidades, ya que se trata de libros
o escritos verdaderamente raros, que no suelen ponerse al alcan-
ce de todo el mundo.»
Los conceptos expresados en la carta anteriormente citada,
fueron ampliados en la carta marcada con el número 2, de
fecha 27 de marzo del propio año, por la que manifiesta:
«Como continuación a mi carta del día 18, tengo el gusto de
remitir a usted las dos adjuntas notas, con el resultado de mibúsqueda en la Biblioteca de la Real Academia Española de la
Lengua, sobre los trabajos del padre fray Antonio Arochena,
para buscar sus alusiones a Sor Juana de Maldonado y Paz.
«La labor no ha sido inútil, ya que sabemos con certeza
que era franciscano, que escribió el catálogo que se cita —
y
ahora busco— ;que se lo remitió el Ilm9 Eguiara al R.P. Fr.
Marcos Linares y, por último, que dicho trabajo no se ha
publicado.
«Estoy en plena búsqueda en la Sección de Manuscritos
de la Biblioteca Nacional, especialmente del segundo índice del
catálogo. No es fácil encontrar siquiera el nombre de Fr. Anto-
nio Arochena», siendo también las siguientes notas extractadas,
por don Florián José Díaz Núñez.
«NOTAS TOMADAS DE LA
«Biblioteca Hispanoamericana Septentrional, por el doctor
don José Mariano Beristain y Souza. Segunda edición, —publi-
cada por el Presbítero Br. Fortino Hipólito Vera, Cura Párroco
de Ameca-meca, miembro de varias sociedades científicas y
112 MARIANO LÓPEZ MAYORÍCAL
literarias. Tomo I. Amecameca— Tipografía del Colegio Cató-
lico, 1883.»
«Arochena» (Fr. Antonio), natural de Guatemala, lector
jubilado del orden de S. Francisco en la provincia del Santísimo
Nombre de Jesús, y doctor teólogo por la Universidad de S.
Carlos. Escribió:
«Catálogo y noticias de los escritores del orden de S. Fran-
cisco de la provincia de Guatemala, con tres índices: 1, de los
que escribieron en latín; 2, de los que escribieron en castellano;
3, de los que escribieron en lengua de los indios. M. S.
«De este libro se aprovechó el Illm9, Eguiara para su
biblioteca ; se lo remitió al R. P. Fr. Marcos Linares, provincial
de aquella provincia. Hasta el año de 1815, concluida ya esta
biblioteca, no llegó a mis manos; y algo me sirvió.
«La citada biblioteca Hispanoamericana Septentrional,
se titula también: Catálogo y noticias de los literatos que o
nacidos o educados o florecientes en la América Septentrional,
han dado a luz algún escrito o lo han dejado preparado para la
prensa. La escribía el Doctor Beristain de Souza en México,
calle de Santo Domingo y esquina de Tacuba, el año de 1816.»
«LA IMPRENTA EN EL ANTIGUO REINO DEGUATEMALA
«Primer capítulo de un libro inédito sobre la historia del
periodismo de Guatemala:
«OBRAS IMPORTANTES QUE NO SE IMPRIMIERON
«Según Beristain, el padre franciscano Fr. Antonio Aro-
chena, natural de Guatemala, lector jubilado en su provincia del
Santísimo nombre de Jesús, doctor Teólogo de la Universidad
de San Carlos, escribió, y no se sabe hoy su paradero, el «Cata-
INVESTIGACIONES HISTÓRICAS 113
logo de los escritores del orden de San Francisco de la provincia
de Guatemala», con tres índices: l9, de los que escribieron en
latín; 29, de los que lo hicieron en Castellano; y 3 9
, de los que
escribieron en lengua de los indios.»
No es para muchos de nosotros —que hemos estudiado
la materia, desconocida la primera parte, o sea aquella relaciona-
da con la «Biblioteca Hispano Americana de Beristain», publi-
cada en México en 1816. De todo lo expresado —por el señor
Díaz Núñez— tenía por mi parte previo conocimiento, por lo
que no me sorprendió en nada la afirmación de que fray Anto-
nio de Arochena era franciscano y que había escrito el catálogo.
Ahora lo que me intrigó sobre manera, fue conocer con certeza,
que desde aquella lejana época (1816), se ignoraba ya su para-
dero. Huelga invocar la autoridad que el padre Arochena signi-
ficó para el propio doctor don José Mariano Beristain y Souza
;
lo cita en respaldo de sus aseveraciones, profusamente, al hacer
desfilar a todos los escritores del antiguo Reino de Guatemala.
Para muestra traeré a cuenta unos pocos de aquellos nombres
ilustres
:
alarcón (Fr. Francisco).—Natural de Guatemala, del
Orden de San Francisco de aquella provincia del Santísimo
Nombre de Jesús. Dejó escritos dos tomos en folio, que se con-
servan en la Biblioteca del Convento grande de aquella capital,
según la relación del padre Arochena
:
l9—De los seis principales daños del pecado mortal,
29—Noticias escogidas sagradas y profanas.
andrade (Fr. Francisco) .—Alias San Esteban, natural de
San Nicolás de Honduras en la diócesis de Comayagua. Tomóel hábito de San Francisco en la provincia de Guatemala donde
después de haber enseñado la Filosofía y Teología fue guardián
del Colegio de Propaganda Fide, y examinador sinodal. Infati-
8—T. I—I. H.
114 MARIANO LÓPEZ MAYORÍCAL
gable en la Predicación y Apostólico en instrucción de los indios,
falleció, con universal sentimiento por sus talentos y amables
virtudes. Escribió:
Elogio fúnebre del venerable padre Antonio Margil, fun-
dador de todos los Colegios de Propaganda Fide de la NuevaEspaña. Imp. en México por Calderón, 1729. 4.
Y según el testimonio del padre Arochena, franciscano de
Guatemala: dejó en aquella Biblioteca, manuscritos 9 tomos de
sermones morales y panegíricos; tres tomos en nueve de misce-
láneas; un vocabulario de varios lugares dificultosos de la Sagra-
da Biblia; y una disertación apologética de los privilegios de los
Misioneros.»
Es así como llego a la siguiente conclusión: que el señor
Beristain y Souza tuvo perfecto conocimiento del catálogo del
padre fray Antonio Arochena;pero también, y a raíz de haberlo
consultado para su Biblioteca, de su desaparición. Es pues de
lamentarse la pérdida de este documento, el cual no se puede
reponer —restándonos solamente confiar en la suerte que pueda
algún día colocar— en manos de alguna persona capacitada,
hallazgo de tal magnitud para las letras Hispanoamericanas.
Atando conclusiones históricas, veamos como se puede
profundizar. La existencia de la Biblioteca de Beristain, no admi-
te discusión. Beristain invoca el testimonio del padre fray Anto-
nio Arochena ; luego entonces, la obra hecha constar en el catá-
logo de Arochena, fue un hecho. Al mismo tiempo Beristain
anota que la misma no fue impresa y de que se ignora su
paradero. Numerosos son los autores y no pocos los historiadores
que afirman que en esta obra manuscrita del padre Arochena,
se alude a la producción literaria de Sor Juana de Maldonado
y Paz, citándose en la misma numerosas de sus composiciones.
El único historiador contemporáneo de Sor Juana —que habla
más o menos extensamente de ella— es el padre Tomas Gage
(1625-1637). Ahora juzgúese la forma en que Beristain trata
INVESTIGACIONES HISTÓRICAS 115
a Gage: «El ingrato Gage que confiesa haber recibido de los
americanos muchos favores, los ridiculiza cruel e irreligiosamente
insertando en su relación mil fábulas sobre la vida monástica ysobre las ceremonias del culto». Debemos recordar que este últi-
mo escritor se preocupó mucho más de México que de Gua-temala, si se toma en consideración que en un volumen de apro-
ximadamente 300 páginas, le dedica a Guatemala sobre pocomás o menos 100. Importa esta aclaración por la siguiente cir-
cunstancia: Primero, habría que establecer claramente cuándovivió el padre fray Antonio Arochena. Todo me hace creer que,
años más o años menos, fue contemporáneo del bibliógrafo yorador sagrado hispanoamericano don Juan José de Eguiara
y Eguren, nacido en México en el año de 1 706, donde murió en
1763. Su obra más famosa la publicó, él mismo, en el año de
1755, para cuyo objeto fundó en su propia casa una imprenta,
donde dio a luz su notable y curiosa «Bibliotheca Mexicana»,
de la que sólo pudo imprimir el primer volumen: «Antiloquios»,
que cubre las tres primeras letras del alfabeto (A-B-C). Para
el efecto se sujetó —siguiendo la costumbre de la época— al
orden alfabético de los nombres de pila y no al de apellidos,
como se acostumbra en la actualidad (en lo que trato de demos-
trar es muy importante tomar esto en consideración). Interesa
sobre manera traer a cuenta que don José Mariano Beristain y
Souza (afianzo mis deducciones en algunos datos de su propia
autobiografía), nació en Puebla (México) en el año de 1756
y murió en 1817 en la propia capital de la nación mexicana.
Sus estudios principales los llevó a término en España, donde
obtuvo el título de doctor en teología, en la provincia de Valen-
cia. Desempeñó cargos importantes, con relación a sus activi-
dades religiosas, en Valladolid y Toledo. Fue miembro de nume-
rosas e importantes academias españolas. Como escritor, su más
significada obra es la intitulada: «Biblioteca hispano-americana
septentrional», publicada en 1833. La producción de la misma
116 MARIANO LÓPEZ MAYORÍCAL
está basada en la «Biblioteca mexicana», del padre Eguiara (esta
última está calificada como obra de consulta, llena de datos
bibliográficos, escrita con criterio sano y desapasionado y muynutrida en lo tocante a noticias bibliográficas de hombres de
ciencia que florecieron en la América septentrional). Pero vol-
viendo a la opinión del propio señor Beristain y Souza, y que
lo incluye en su Biblioteca al referirse a fray Antonio de Aro-
chena, manifiesta : «De este libro se aprovechó el Illm9 Eguiara
para su Biblioteca. Se la remitió el R.P. Fr. Marcos Linares,
Provincial de aquella Provincia, hasta el año 1815 concluida
ya esta Biblioteca, llegó a mis manos; y algo me sirvió» (lo
que significa haber sido en muy pequeña parte). De lo ante-
riormente anotado, se desprenden cuatro valiosos aspectos: El
primero, que el manuscrito del padre Arochena debe haber sido
escrito en el intermedio de los años de 1714-16 y 1755, es decir,
dentro de ese período de 40 años, poco más o poco menos.
Para llegar a esta conclusión me baso en lo siguiente: el más
autorizado de los escritores franciscanos, en Guatemala, con
anterioridad al año de 1714, lo fue el padre fray Francisco
Vázquez, y a pesar de que él hace recuento minucioso de todos
los religiosos franciscanos, hasta el año en que se cree que murió,
en el cual fue publicada postumamente su Crónica, o sea en
el de 1714, no alude, ni menciona para nada el nombre ni el
apellido del padre Arochena. El último año anotado de 1755
fue cuando publicó su primero y único libro, el señor Eguiara.
Tengo sobradas razones para inclinarme a creer que fray Anto-
nio de Arochena y fray Manuel de Arochena, son acaso la
misma persona, debiéndose todo a una alteración al transcribir
los nombres, o bien, que su verdadero nombre lo fuera Manuel
Antonio o Antonio Manuel, lo que era muy frecuente en la
época. El último mencionado es al que se alude, otorgándole
el grado de licenciado en Sagrada Teología, a 2 de septiembre
de 1750. Como bien establecido, y tal como lo dejo comprobado,
INVESTIGACIONES HISTÓRICAS 117
se aprovechó Eguiara en gran parte, para su obra, del material
histórico bibliográfico del padre Arochena. El segundo, que si
el señor Eguiara utilizó para su biblioteca, el sistema de la época,
de orden alfabético en los nombres de pila, con tanta mayorrazón lo empleó el padre Arochena en su Catálogo, en el que se
refiere a los Escritores del antiguo Reino de Guatemala, toda
vez que este Catálogo manuscrito, fue escrito con anterioridad
al primero. El tercero, que como lo certifica en su biblioteca el
señor Beristain, hasta el año de 1815 (concluida ya la Biblio-
teca de Beristain), no llegó a sus manos la obra de Eguiara ypor ende, la del padre Arochena, la que utilizó en una muypequeña parte. El cuarto, he estudiado detenidamente la «Biblio-
teca Hispano Americana de Beristain», en lo que a escritores
del antiguo Reino de Guatemala se refiere, habiendo podido
constatar que apenas alcanzó a aprovecharse este autor, del
material contenido; bien, en el manuscrito original del padre
Arochena ; o bien, a travéz del único libro publicado, de Eguiara,
o de los borradores de este último, en lo que a los escritores de
Guatemala se refiere. Según aparece, se valió de estas fuentes
de información, estrictamente hasta la letra J (o sea, con la
que principia el nombre de pila Juan). Me llama poderosa-
mente la atención, que aquí hubieran parado las citas que Beris-
tain hace del padre Arochena (por cierto, la última en que alude
a un Juan, la hace relegando a Arochena, a un segundo término.
Se trata de Lázaro (Fr. Juan), a saber: «Hacen mención de
éstos y del autor, el cronista Vázquez y el padre Arochena en
su Catálogo), cuando el inmediato siguiente le correspondía
exactamente a Sor Juana. No vuelve a aludir a Arochena, en lo
de adelante se concreta a dar el pie de imprenta, o simplemente
a decir: «Dio a luz», o manifestar: «Escribió como asegura el
padre Vásquez en su crónica», o bien anota : «Dejo en la Biblio-
teca del convento principal de esta ciudad (de Guatemala) dos
118 MARIANO LÓPEZ MAYORÍCAL
libros. Mss», o termina citando otro autor: «La leyó Remesal»,
etc., etc.
En todos conceptos es raro que, teniendo el alfabeto cas-
tellano 28 signos o letras, se hayan quedado en este caso, elimi-
nados—como por encanto— los 1 7 restantes, es decir, una mayo-
ría de ellos, toda vez que si deducimos las 11 letras que fueron
aprovechadas, nos coloca en una situación precaria de consulta
y lo que es más, incita a poner en entredicho tanta casualidad . . .
Me veo obligado a aclarar, aún más, lo que dice Beristain; por
ejemplo: «Casero (Fr. Juan). Natural de la Antigua España,
etc., etc. (respaldándose con el concepto final), según la relación
del padre Arochena». Ahora la forma en que se refiere Beristain
al señor Eguiara, el asunto cambia, pues utiliza dos diferentes sis-
temas, a saber: «Cano (fray Agustín). Natural de Antequera,
etc., etc. (respaldándose con el concepto final), como asegura el
señor Eguiara (no olvidar que el único libro impreso del señor
Eguiara, solamente cubre las tres primeras letras del alfabeto, en
lo que a nombres propios o de pila respecta ) , en su otra forma
:
«Gallegos (fray Lucas). Dominico de la provincia de Castilla,
etc., etc. (respaldándose con el concepto final) . Acaso es el mismo
que con el nombre de Francisco halló en los borradores del señor
Eguiara. Para mayor abundamiento es bueno parar mientes,
que no eran pocas las faltas que se cometían. En este último
caso posiblemente se confundían los nombres de Lucas con el
de Francisco. No faltó otro, que dentro de los apellidos que
principian con D. (Beristain sigue ya el orden alfabético de ape-
llidos) incluye a: «Santo Domingo (fray García de)». Caso
típico de las anomalías que se cometían, nos lo da el propio
Beristain, con lo que cierro este argumento decisivo, al copiar
literalmente los conceptos expresados por él mismo (se refiere
a fray Antonio Remesal) : «De cualquier modo, no puedo dejar
de admirar que el Illmo. Eguiara, que tantas veces cita en su
biblioteca la historia de Remesal, omitiese a este autor entre
INVESTIGACIONES HISTÓRICAS 119
los Antonios». Si se cometieron faltas de tal magnitud, cuales-
quiera otras son de esperarse.
De todo lo apuntado se desprende una conclusión lógica:
que el señor Eguiara no pudo aprovecharse, para su obra for-
mal —en sus consultas— de lo que el padre Arochena decía de
Sor Juana de Maldonado (su Catálogo solamente cubre —comolo tengo anotado anteriormente— las tres primeras letras del
alfabeto, y él seguía el sistema alfabético de nombres de pila )
.
En lo que al señor Beristain respecta, mal podía referirse a Sor
Juana de Maldonado, como lo llevo comprobado; suspende sus
alusiones en las citas que hace el padre Arochena, hasta en los
nombres que principian con J (él sigue ya el orden alfabético
de apellidos), siendo así que para un ejemplo invoque para
mayor abundamiento, lo que él mismo dice sobre el particular
en su Catálogo de fray Cristóbal de Martínez Puerta : «Natural
de la Andalucía, siendo joven y soldado, pasó a la América el
año 1600, etc., etc.», y prosigue: «Escribió el venerable Puerta,
etc., etc.», agregando: «Hace de ellas mención el cronista Váz-
quez y se asegura ser comparables a las del mártir San Ignacio
a los romanos», terminando: «Seis consultas en que..., etc.,
etc. Ms. original que se conserva en el convento de San Fran-
cisco, de Guatemala, como afirma el padre Arochena, citado
por el Ilimo. Eguiara». Beristain lo tiene registrado en la letra
P. (Puerta), Eguiara lo incluye en la letra C. (Cristóbal). Por
lo demás, en caso de que el señor Beristain utilizara directamente
el Catálogo de Arochena, solamente se valió de éste hasta la
letra J. (como lo tengo claramente comprobado, y para aludir
a Sor Juana, debería de haber llegado hasta la letra M.).
Ahora, si fue a través de Eguiara —su obra formal— solamente
cubre las tres primeras letras del alfabeto, habiendo tenido que
utilizar, para el resto, borradores, los que son de suponerse defi-
cientes para consulta, ya que nunca es lo mismo, que aprove-
charse de un trabajo corregido y terminado. Reasumiendo, he
120 MARIANO LÓPEZ MAYORÍCAL
llegado al siguiente extremo: que podrían ponerse en tela de
juicio las constancias que dejaron Arochena, Eguiara y Beristain,
con relación a Sor Juana de Maldonado y Paz, porque todos
ellos son posteriores; pero lo que no admite ni el menor comino
de duda, es lo que escribió Tomás Gage (sin que esto signifique
estar por mi parte de acuerdo en algunos de los episodios colo-
niales que relata) que fue su contemporáneo y vivió en su época.
Por fin, a estas alturas (mayo de 1955), me fue posible
consultar el estudio de Ernesto Chinchilla Aguilar, al que aludo
con anterioridad: «Sor Juana de Maldonado y Paz», pruebas
documentales de su existencia, que se terminó de imprimir el
día 17 de diciembre de 1949 en la Editorial Costa-Amic, S. de
R. L., República de El Salvador 56, México, D. F. Por cierto
que éste fue otro hallazgo—hijo de la casualidad— por haberse
convertido en sumamente raro el conocimiento del mismo. Trans-
cribo algunos de los conceptos incluidos en el capítulo: «La
Leyenda del Padre Gage», donde literalmente aparece : «Tomás
Gage goza de más crédito entre los historiadores mexicanos que
entre los guatemaltecos; aquéllos rinden el homenaje debido a
las finas cualidades de un extranjero, sorprendente por la ori-
ginalidad de sus apreciaciones y por su conocimiento profundo
de las cosas de América»; en un subsiguiente párrafo: «Pero
hora es ya de que descorramos el velo que nos ha mantenido
ciegos ante este simpático viajero irlandés, y lo veamos con el
acatamiento que deben merecernos sus maravillosas e instruc-
tivas narraciones». En lo de adelante afirma: «¿Pero no es por
error, acaso, suponer que la amenidad y la ironía de que están
salpicados sus escritos tiene que volverlos necesariamente falsos?».
«Para esclarecer, en la medida de lo posible, la leyenda
de Sor Juana de Maldonado, tenemos que comenzar forzosa-
mente por someter la obra de Gage a un riguroso estudio, y
analizar desde sus orígenes el mito de la Reclusa. La reivindica-
ción de Gage significa también la reivindicación de Sor Juana.
INVESTIGACIONES HISTÓRICAS 121
He ahí por qué nos preocupa, no sólo saber si Gage dice la ver-
dad de los sucesos acaecidos en el convento de la Concepción,
sino también, saber si Gage siempre dice la verdad (ya para
el año de 1957, no podemos separarnos del hecho confirmado
que —hasta lo que he podido comprobar— siempre dijo la ver-
dad). De ser esto último, no tendríamos base suficiente para
aseverar que urdió únicamente la mentira de Sor Juana, sino
más bien deberíamos inclinarnos a creer que lo que nos dice de
ella debe tener un indiscutible fondo de verdad, como el resto».
Nosotros hemos podido corroborar, paso a paso, los datos
proporcionados por Gage, relativos a su estancia en Guatemala
:
lo primero que hace notar es que le llamó mucho su atención el
hecho de que la ciudad no estuviera «fortificada con buenas
murallas, torres y bastiones para resistir a los que pretendiesen
atacarla, etc., etc.».
Y anota el siguiente comentario concluyente : «Ahora bien,
si en tal forma se desarrolla la obra de Gage ¿qué es lo que
nos parece inverosímil de su relato? David Vela dice que tenía
una fantasía tan exuberante como poco digna de crédito», re-
matando: «Pero, ¿desde cuándo es éste motivo suficiente para
echar en descrédito la palabra de un cronista religioso? ¿Acaso
no están poblados los escritos de casi todos los frailes con rela-
ciones parecidas?». Terminando este capítulo con las siguientes
palabras: «la leyenda de Sor Juana de Maldonado y Paz debe
tenerse por cierta y rigurosamente histórica, por lo menos en
lo que se refiere a la existencia de la poetisa (comprobada hasta
este momento —como tal— con la transcripción de las compo-
siciones que incluyo), a la seducción y fama de su nombre (sien-
do dueña de una ala construida exprofeso —de edificación
—
erigida dentro del convento), y al hecho de que fue protegida
por el obispo y admirada en todo el ámbito de la ciudad, por ser
la hija de un hombre poderoso y extraordinario, como fue, sin
duda, el oidor don Juan de Maldonado de Paz».
122 MARIANO LÓPEZ MAYORÍCAL
En el capítulo intitulado por Chinchilla: «La Nueva Sor
Juana», se lee: «Se humaniza por el hallazgo de unos documen-
tos, y al descender de su pedestal legendario, la nueva Sor Juana
de Maldonado y Paz pierde a nuestros ojos algo de su antiguo
prestigio. Nos hallamos ahora, ya no frente a la figura idealizada
de la Divina Reclusa, sino ante una mujer de carne y hueso:
la hija ilegítima de un oidor de la Real Audiencia de Guate-
mala». En un párrafo siguiente: «Su vida, artificiosamente for-
jada sobre el testimonio más o menos verídico de un fraile bur-
lón, toma ahora legítima consistencia histórica; aunque gana
poco al quedar referida definitivamente a una denuncia ante el
Tribunal de la Fe». Debe suponerse que cuando escribió lo ante-
riormente expuesto, Chinchilla Aguilar, ignoraba por completo
los descubrimientos efectuados por mí, con anterioridad al año
en que él realizó su hallazgo de la denuncia ante el Tribunal
de la Inquisición. Recuérdese que la misma se relaciona con
Juana de Maldonado y Paz, en su concepto de vecina de la
ciudad de Santiago de los Caballeros de Guatemala, cuando
tanto ella como su padre, eran muy libres de utilizar los servi-
cios de cualquier artista y hacerse representar como más les pla-
ciera, a pesar de que más creo que fuera el propio artista, quien
se inspirara en la belleza y gallardía de sus modelos para repre-
sentar sus imágenes. La pintó Montufar en el año de 1611,
viéndola Villegas —por primera vez— en 1613, lo que causó
la denuncia del año de 1615. Sor Juana no profesó hasta el año
de 1619.
Pero siguiendo la relación de nuestro historiador Chin-
chilla Aguilar: «Si don Juan de Maldonado de Paz es el ver-
dadero padre de Sor Juana, y Sor Juana es la verdadera hija
de la Concepción de quien nos habla Gage (de momento no
tenemos razones para suponer otra cosa)». De esta suerte surge
nuevamente el desconocimiento de la documentación hallada
por mí. La fracción del acta levantada en la ciudad de Gua-
INVESTIGACIONES HISTÓRICAS 123
témala y en el propio convento de la Concepción, con fecha
15 de mayo de 1632, y en la que aparece: Juana de la Con-
cepción hija del señor oidor Juan Maldonado de Paz, siendo el
auténtico Voto de profesión —bajo el nombre religioso de Juana
de la Concepción— de fecha 27 de diciembre de 1619. Prosi-
gue mi tantas veces citado historiador: «se explica fácilmente
por qué la hija del oidor armó tanto revuelo en nuestra socie-
dad colonial de principios del XVII. Ya nada puede sorpren-
dernos : Sor Juana en el mundo se hace retratar de Santa Lucía
;
en el convento, la bastarda aspira al rango de prelada, y en-
cuentra la oposición decidida de gentes celosas del buen orden
social ; en las letras, se destaca como nuestra poetisa más famosa,
sin que conozcamos un solo verso suyo; aquí y acullá halla opo-
nentes y defensores;pero siempre queda en pie la mágica seduc-
ción de su nombre, porque una cosa sí es innegable: la elegida
de las musas, recogida por los pinceles de don Antonio de
Montúfar (se trata del artista Francisco Montúfar Bravo de
Laguna), bajo la figura de Santa Lucía, muéstrase adorada en
vida, como lo ha sido después de muerta.
«Los documentos de que nos servimos para provocar esta
revaloración de nuestra poetisa se vuelven pruebas de incalcu-
lable mérito en las letras guatemaltecas, y dejan establecidas
las bases en que debe fundarse toda futura interpretación de
Sor Juana. El investigador puede ahora ir tras la huella de una
realidad histórica, y no tras los fulgores de una deslumbrante
ficción, como antes.
«Proponemos a la crítica guatemalteca la necesidad de
ceñirse, con menos desconfianza, a la muy probable relación de
Gage. Claro que sin aceptar las evidentes exageraciones de sus
apuntes acerca de Sor Juana; pero sí, creyendo que existió en
nuestro país una mujer de extraordinario mérito, sepultada
entre las paredes del convento de la Concepción, de donde sur-
gían irremediablemente las voces de su fama y las calumnias de
124 MARIANO LÓPEZ MAYORÍCAL
quienes la envidiaban, que siempre acompañan a los seres que
sobrepasan la medida común.
«Creemos firmemente que la Sor Juana de Gage es la
misma Juana de Maldonado de Paz a quien aluden nuestros
documentos. No sería improbable que un buen día se hallaran
en nuestro archivo colonial testimonios que mejor afirmen nues-
tras deducciones. De no ser así, el estudioso de la literatura gua-
temalteca no tiene más salida que conformarse y lamentar que
la inexorabilidad del tiempo destruyera todo vestigio de su paso
terreno.
«De momento se dibuja con toda claridad la perspectiva
de localizar un cuadro del siglo XVII, que responda a las carac-
terísticas del que escribe la denuncia del doctor Villegas :¡Hallad
una Santa Lucía de Montúfar, y tendréis el retrato de la ver-
dadera Sor Juana !»
Lo que antecede apuntado, me obliga a hacer una glosa
pormenorizada, analizando serenamente: es incuestionable que
el relato de Tomás Gage se encontró ajustado en un todo a la
realidad de la época; ¿ podríamos nosotros historiadores del siglo
XX, discriminar, dónde principió lo real y cuándo lo ficticio?
hasta ahora todo se presta a confirmar que su relación, con res-
pecto a Sor Juana, lo es completamente real y verídica : hija del
Oidor Juan Maldonado de Paz, opulentos en riquezas en la
primera etapa de su vida (aunque posteriormente sufrieran los
rigores de la pobreza), Reclusa del convento de la Concepción,
en Santiago de los Caballeros de Guatemala, bella en todo el
concepto de la palabra, sirviendo de modelo en lo mundano,
provoca revuelos en el interior del monasterio (lo que puede
comprobarse a través de las actas respectivas) , escalando en las
postrimerías de su vida, el rango (a que pretendía) de prelada,
en las Letras sobresale (divulgándose en esta ocasión sus prime-
ras composiciones realmente conocidas) . En conclusión: la Sor
Juana de Gage, es ciertamente la mismísima Juana de Maído-
INVESTIGACIONES HISTÓRICAS 125
nado y Paz para el mundo y que optara por el nombre religioso
de Juana de la Concepción en el Convento. Contémplesela desde
cualquier aspecto; se trata de una mujer singular. Aspirante a
las grandes posiciones, dueña de sí misma, al extremo de cauti-
var y hacer propias todas las tentativas.
Soy poseedor de casi todos los libros manuscritos irrefuta-
bles, y de muchos correspondientes a ediciones príncipe de la
biblioteca del primer convento de la Concepción de Santiago de
los Caballeros de Guatemala (por cierto que aún poseo algunos
legajos de papeles sin revisar) y como dije anteriormente; en
uno de los tantos volúmenes (aquel que corresponde exactamente
al tiempo en que actuó Sor Juana en tal Convento 1619-1666,
siendo la Edición de 1604), encontré la siguiente composición,
en la que aún se puede palografiar claramente (a pesar de lo
roído, perforado o quemado en que se encuentra el papel en
esta parte recubierta por la escritura) «JUANA DE LA CON-CEPCIÓN». No hay motivo para encontrar nada de insólito en
las ejecutorias de Sor Juana; una vez conocido el ascendiente,
no causan sorpresa sus dotes de extraordinaria inteligencia yconocimientos, puede decirse que son para ella de abolengo.
En la época de su existencia, contadas eran las personas, tanto
en España como en América, que gozaran del acerbo intelectual
suficiente para valorar los prestigios intelectuales de una persona,
sin inmiscuirse en los cánones religiosos, sumamente estrictos, de
aquel tiempo. De esta suerte son de admirarse los procederes de
verdadero erudito, con que se condujo su padre, el Oidor Licen-
ciado don Juan Maldonado de Paz (familiar por parte materna
de don Alvaro de Paz), cuando del eminente historiador fray
Antonio de Remesal se trató. Es el caso de que, el Lunes Santo
de 1614, pronuncia fray Antonio un elocuente sermón que agrada
a todos los escuchas, menos al Deán de la Catedral y Comisario
del Santo Oficio don Felipe Ruiz del Corral, quien tan pronto
como retornó a su casa; «tomó cuantos libros hubo a la mano,
126 MARIANO LÓPEZ MAYORÍCAL
hizo un bulto con ellos y los envió al licenciado Juan Maldonado
de" Paz, Fiscal de la Real Audiencia, que era uno de los que se
manifestaron más entusiastas defensores del dominico, escribién-
dole que le enviaba aquellas obras para que viera que las doctri-
nas predicadas por fray Antonio eran apóstatas. Juzgó sin duda
Corral que se le creería bajo su palabra, sin tomar en cuenta
que Maldonado —que era hombre de letras y meticuloso— no
se atendría (a lo dicho por el Deán) , estudiándolos y revisándolos
vio con sorpresa que los libros remitidos como prueba, para nada
absolutamente trataban del asunto . . . Divulgado el caso, todos
rieron de la lijereza con que había procedido el Deán». Siendo
así que el licenciado Maldonado en todo momento se declaró
defensor de las letras, representadas en la ocasión por fray Anto-
nio, habiendo intercedido ante el Conde de la Gomera y diri-
giéndose, acto continuo, al Provincial de «Oajaca», abogando
por él. Debe de admirarse la valiente mediación que ejerció,
cuando podía ser un serio peligro para el licenciado Maldonado
indisponerse con una fuerza tan poderosa, como lo era el no des-
preciable sector de la iglesia que criticaba acremente la valiosa
Historia que nos legó fray Antonio, habiendo tomado una par-
ticipación tan directa el licenciado Maldonado, para salvar tan
importante relato, de su total desconocimiento, como que se
interesó personal y particularmente, en hacer llegar a la casa
Real, donde se hospedaba temporalmente fray Antonio de Reme-
sal, a numerosos vecinos, que infundadamente se sentían lesio-
nados (ya que se había hecho creer que lastimaba a la mayoría
de los habitantes), para que el religioso les explicara, enseñán-
doles la obra y leyéndoles algunos capítulos. Estimo pues, de
justicia, el divulgar por mi parte la composición de SOR JUANADE MALDONADO Y PAZ y la cual en lo adelante incluyo
(reproduciendo una foto copia del original). De esta suerte,
solamente se hace luz, a otra de las referencias, que sobre el
particular hace Gage. Deducciones: Primero: fue él el único
Composición encontrada en la Historia de Carlos V (Edición
príncipe 1604) de la que también se reproduce una fotocopia,
de la página 27, donde se conservó la misma por siglos. Puedeobservarse la parte quemada, tanto en el nombre de Sor Juana,como en la hoja del libro. Colección particular.
128 MARIANO LÓPEZ MAYORÍCAL
cronista colonial que habla de ella, quedando plenamente con-
firmada su existencia, hasta el año de 1946, por lo tanto se
requieren más de trescientos años, para desvanecer plenamente
la incógnita de su existencia real. Segundo: cuando a ella se
refiere la describe y adorna con el don y cualidad de poetisa;
la suerte ha querido favorecernos de entonces para ahora, ya que
después del primer hallazgo, solamente se necesitaron escasos
tres arios para poder demostrar, en absoluto, la pobreza que
sufría en el año de 1636, siendo su padre por aquel entonces
Oidor de la Real Audiencia de México. Corresponde esto a su
vida media conventual e inmediatamente cuatro años después,
o sean en total siete años, a partir del primer descubrimiento,
lo que vengo a confirmar plenamente con el documento, escrito
con dos tipos de letra: el manuscrito en toda su extensión (el
que podría atribuir —de no ser escrito por ella misma— a un
copista) y la firma del todo original cuyo nombre religioso de
Sor Juana de la Concepción está escrito abreviadamente de su
puño y letra con tinta perforante que roen el papel en zonas
recubiertas por la escritura o la impresión (es decir por Juana
de Maldonado). La veracidad de lo anteriormente apuntado,
queda acreditada por las firmas religiosas e inscripciones estam-
padas, tas que no dejan lugar ni a equivocaciones ni a dudas;
manuscritos conservados en las actas y documentos irrefutables,
los cuales hacen desaparecer toda incertidumbre de autenticidad.
La más vaga suspensión de buen juicio, sería causa de infanti-
lidad, corriendo el riesgo de ponerse en ridículo, el que tal sostu-
viera. Así pues transcribo literalmente, respetando en todo su
valor, la redacción, colocación y ortografía auténticas:
Letra Con estrivio a la purícima
concepción, de nuestra Señora.
INVESTIGACIONES HISTÓRICAS 129
La Reina mas linda Juana de-
Yegando a excistir, la Concepon.
al momento triunfa
del dragón mas bil,
que al hombre en priciones
le acia centir,
un perpeotuo llanto
continu<d gemir: •
Estri) Esto si que es lucir,
vio ) Oyar del tirano1
su feros servis.
7^la Concepción pura
linda Emperatris,
ha librado al hombre
del yugo infelis,
venciste señora
gloria cea a tí,
por que a Dios, y al hombre
los yegastaa rmnir.
,sto sSfme es lucir.
O Racael ermosa
Valiente Judit#,
que a tu imbicta planta
de blanco marfil,
1 En la ortografía moderna serían los dos últimos versos como sigue:
Hollar del tirano
su feroz cerviz.
9—T. I—I. H.
130 MARIANO LÓPEZ MAYORÍCAL
ha cido impocible
pueda recistir,
el león que rugiente
nos quiso destruir.
Esto si que es lucir.
O lirio del Campolucido Aleli,
rosa sin espinas
fragante jasmín
linda margarita
precioso ruví,
a ti todo el Orbe
te alabe sin fin.
Esto si que es lucir:
Lo Cantaron.
Se ha sublevado en mi ánimo el sentido de responsabilidad,
al comprometerme en un contrato con el Ministerio de Educa-
ción Pública de Guatemala, el que viene a garantizar la publi-
2 Llama mi atención un inteligente ex-compañero de estudios y buen amigo,doctor Horacio Figueroa M., sobre los posibles motivos por los cuales trajo a
cuenta Sor Juana —en su inspiración— el pasaje descrito por fray Antonio deRemesa! (que cultivó en la época, estrecha amistad con el padre y por consecuenciacon la hija) el cual por acarrear trascendencia, transcribo literalmente: (Al tomo 1,
página 252): Al hablar del ganado cuenta que se lo comían los leones y dice:
«Sintióse este daño mas en particular el año de mil y quinientos y treinta y dospor el mes de Febrero, de un león muy grande que bajaba de lo alto del volcánde agua y hacia el solo mas estragos que los demás habian hecho los años pasados.Prometió la ciudad a quien le matase veinticinco pesos de oro de minas o cienfanegas de maiz. Y a los veinte de Marzo salió el Adelantado don Pedro deAlvarado con casi toda la ciudad a montería y no pudieron coger el león. Matóledespués el yegüerizo. ^Y a los treinta de Julio del mismo año de treinta y dos pidióel prometido y escogió y se le dieron los veinte y cinco pesos de oro».
Convento de La Concepción.
132 MARIANO LÓPEZ MAYORÍCAL
cidad de este libro (mayo de 1957), motivo por el cual me he
esforzado por avanzar todo lo posible en la glosa de numerosos
legajos de documentos que pertenecieron al extinguido Convento
de la Concepción (establecido originalmente en el valle de Pan-
choy y posteriormente trasladado al de la Ermita o de la Virgen)
,
los que se conservan en la actualidad en mi poder. Quizá por
incuria o falta de tiempo los había relegado a un segundo término
en su comprobación. No me ha sido factible cubrir su estudio en
la totalidad, pero dentro lo que he confrontado —manuscritos
de inequívoca procedencia— he hallado lo que puedo calificar
de valiosa contribución a la historia literaria del país. Cabe
indicar que ha azuzado en mí, el firme propósito de inquirir
sobre nuevos aportes a enriquecer lo substancial del caudal
logrado en un principio, por lo que importa incluir las siguientes
composiciones que atribuyo a Juana de Maldonado y Paz (Sor
Juana de la Concepción). Aprecíese la calidad de la siguiente
versificación:
Si al Misterio Santo
Antonio afortunado
Te ves hoy elevado
Escogido entre mil
No olvides un instante
Que Jesús tu modelo
Bajó del alto cielo
A inmolarse por tí.
Celebra el sacrificio
Sacrifícate todo
Por pagar de algún modoLo que hizo por tu amor.
INVESTIGACIONES HISTÓRICAS 133
Eres Antonio feliz
Pues baja a tus manos puras
Un Dios que se sacrifica
Por amor de sus criaturas.
Y llenándote de gracias
Este Cordero Divino
Quiere Antonio que tú seas
El Sacerdote más digno.
VERSOS PARA LA PASCUA
La sacra aurora
la hermosa luna
hoy nuevas luces
nos asegura.
En su dulcísima
espectación
cual precursora
del mejor sol.
Esta ave pura
de gracia llena
le canta amores
al bien que espera.
134 MARIANO LÓPEZ MAYORÍCAL
Venid le dice
fuente de vida
ven a mis brazos
dulce alegría.
Véate el mundodulce amor mío
y yo te abraze
recien nacido
Los santos padres
Ya desde el Limboclaman al cielo
llueva el rocío.
(Siguen de otros metros)
¡O! hermosísima aurora
¡o alva benigna!
ya apresuran tus ruegos
el feliz día.
En tus brazos divinos
mirar deseas,
al fruto que en tu vientre
vos misma encierras.
Ya de tí bello oriente
con luces claras
verás al sol nacido
que amante aguardas.
INVESTIGACIONES HISTÓRICAS 135
Pues con vos clamaremos
dulce María
se cumplan ya tus ancias
y nuestras dichas.
Supongo tanto más efectivo el hallazgo, cuanto que entre
algunas de las piezas que preferentemente se le atribuyen, cons-
tan: Cantos de Navidad, Redondillas, Despedidas, Villancicos,
etc. Deduzco de su contenido, que ciertas composiciones fueron
tomadas de los originales, por copistas del monasterio (quizá
para ser utilizadas en recitaciones y cantos) destinados por las
demás profesas, monjas y dirigentes del convento, para los actos
religiosos.
PARA EL DÍA DE LOS INOCENTES
Madrecitas queridas
gozen sus días
Entre mil inocencias
paz y alegrías
Y al mirarlas hoy libres
del cruel Herodes
demos a Dios las gracias
de estos favores.
PARA LOS SANTOS REYES
Comerciantes del cielo
buscan la perla
que aunque precio no tiene
se pondrá en venta
136 MARIANO LÓPEZ MAYORÍCAL
Hacia el mar de las gracias
los pasos llevan
que hallar puerto en el golfo
su amor desea.
Navegando los Reyes
vienen por tierra
pues de norte en su rumbo
sirve una estrella.
A remar marineros
y alto a la vela
que también verdes olas
forman las selvas.
A buscar van la Navede lejas (sic) tierras
que en el trigo conduce
tantas riquezas
Saben que llegó al puerto
donde la esperanza le espera
viniendo no cargada
pero sí llena.
De la corte de Herodes
el mar se altera;
a donde los riesgos (sic)
ven la tormenta.
Obliga la borrasca
que el rumbo tuerzan
pero asi a salvamento
mas presto llegan.
fin.
INVESTIGACIONES HISTÓRICAS 137
PARA LAS DESPEDIDAS
Ya es preciso despedirnos
aunque con llanto y lamento
de ver que ya se acabaron
las fiestas del nacimiento.
Adiós María y José,
adiós Niño de mi vida
de aqui a un año nos veremos
si tu nos prestas la vida.
Adiós santos Reyes magos
adiós sencillos pastores
ya van hacer nueva vida
las pobres de las sórores.
Que comienze la lección,
que empiezen a regañar
que venga lo que viniere
todo lo hemos de aguantar.
Que viva pues Nuestra Madreque tanto nos ha obsequiado
y las Madres torneritas
por lo bien que se han portado.
Vivan las nacimienteras
y la Madre festerita
que por ellas ha quedado
la pascua tan esquisita.
fin.
138 MARIANO LÓPEZ MAYORÍCAL
Con grande tristeza
y mucho pesar
ya las despedidas
van a comenzar.
Bestidas de luto
llorando venimos
pues ya de las pascuas
hoy nos despedimos.
Pero antes de todo
con grande placer
prevengan el víctor
para agradecer.
A ese tierno infante
niño enamorado
que con mil primores
nos ha regalado.
El victor le den
recio y muy lucido
viva en nuestras almas
el recien nacido.
Viva nuestro Padre
todos repitamos
con salud cumplida
viva muchos años.
Sus muchos primores
quisiera expresar
pero es imposible
poder acertar.
INVESTIGACIONES HISTÓRICAS 139
Y asi me acomodo
a callar mejor . .
por ser el silencio
un gran hablador.
Y de Nuestra Madresolo hay que decir
que en llegando al recreo
no quiere salir.
La Madre Vicaria
¡o que primorosa!
há estado en la pascua
cierto, muy donosa.
Todas muy alegres
viva repetimos
con salud cumplida
viva muchos años.
A las virgineras
un victor les den
por lo primoroso
de nuestro Belén.
Y las oficialas
cierto, se han portado
con grande primor
nos han regalado.
Las representantes
la vieja y doctores
nos han divertido
con diez mil primores.
140 MARIANO LÓPEZ MAYORÍCAL
El victor repitan
aqui a las cantoras
a las bellas músicas
y a las veladoras.
Y las asistentes
mil gracias tuvieron
y con su prudencia
las faltas suplieron
Y la festera
pide por favor
la eximan de fiestas
por amor de Dios.
Como es de notar, en todas las composiciones anterior-
mente transcritas, se ha introducido —en su mayor parte— la
ortografía y puntuación modernas, lo que las hace más acce-
sibles al lector, toda vez que de los manuscritos atribuibles a Sor
Juana, algunos pueden haber sido de su escritura, y otros no.
La consideración que antecede, en nada afecta realmente la
disciplina, la técnica, el conocimiento de los materiales manus-
critos. Es conveniente que dé a conocer algunas de las reflexiones
imperantes en mí, relacionadas con la producción de Sor Juana.
Convengamos que lo difícil de la labor consiste en entresacar
del hacinamiento de producción manuscrita que obra en mi
poder; contenida en atados de papeles provenientes del archivo
del Convento de la Concepción.
He aquí —para ejemplo— el logro de una composición
en que se ha respetado el estilo de la época (siglo XVII).
Todos los Cortesanos
me vienen a ver,
y dizen, que mi alma
es Esposa del Rey.
INVESTIGACIONES HISTÓRICAS 141
Hasta salir del cuerpo,
no quiero assentar
dentro de mis entrañas
aquesta verdad.
No quiero que tome
de aqui Satanás
ocasión a mi carne
de lisongear.
Al amor, y temor
me quiero ir asida,
con que vaya entre Ayos
bien guarnecida.
Con el brago valiente
de mi dulce amorno temeré las tretas,
que haze el traydor.
A busear el tesoro,
vengan las gentes,
que entre las bestias brutas
hazen sus fuertes.
Los esclavos trabajan
en los ladrillos,
y la Esposa se huelga
con los anillos.
En pajuelas entienden
como ignorantes:
ponenles piedra agufre
para adelante.
142 MARIANO LÓPEZ MAYORÍCAL
A la sabiduría
no quiero llegar,
ni saber entre amantes
las leyes de amar.
Almas redemidas,
venid a mi Esposo,
que me abrasan las ansias
de su reposo.
Almas de los hombres
lo traen cansado,
para darles la vida
de enamorado.
Angeles, y Santos,
ya no os tengo amor,
que es mi amor poquito,
y es de mi Señor.
Ojalá todos ellos
me quisieran dar,
quanto amor ellos tienen,
para solo amar.
Mas teniendo en mi alma
mi querido amor,
tengo en él á los Santos,
que es traga de amor.
Y entre los demás tengo
a mi Juan querido,
que en el pecho amoroso
haze su nido.
INVESTIGACIONES HISTÓRICAS 143
Juan, amador divino,
mostradme a querer,
pues soys diestro en la ciencia
de tan gran saber.
Todos los amadores
no saben amar,
si no aprenden la ciencia
de vuestro caudal.
Una vez sabido del valioso contenido de estos importan-
tes documentos, cabe la sugerencia de poner en la balanza todos
aquellos argumentos que se puedan invocar a favor. Lógica-
mente tiene uno que llegar a conclusiones exactas. Naturalmente,
no me precio de ser un técnico en la materia; pero, («quien
hace lo que debe, hace más de lo que puede»), está en mílatente la obligación de advertir y divulgar este descubrimiento
;
hallazgo que por sí solo justifica el apartar falsas modestias
substituyéndolas por un sentimiento de halago toda vez que
—en todo esto— no media ningún pensamiento mezquino, ni
mucho menos que se quieran hacer valer intereses personales;
soy el afortunado poseedor de estos manuscritos y esto me bas-
taría para darme por satisfecho. . . pero no es el caso; mi obli-
gación, es darlos a conocer, generalizando su contenido.
Insistir sería ya una redundancia ¿ a qué cabe darle mayor
crédito? A los documentos manuscritos, que son incuestionable-
mente de la época y en el que sobresalen las características
apuntadas, no pudiendo existir ninguna duda de que pertene-
cieron al extinguido Convento de la Concepción, con la parti-
cularidad de que el primero de los poemas le fue dedicado por
la autora, a la: «Purísima Concepción de Nuestra Señora».
¿O será todavía el momento de que los prejuicios con que se
la rodeó antaño, se quieran hacer prevalecer? Todo esto no es
sino la consecuencia de aquella malhadada recriminación a Gage
;
144 MARIANO LÓPEZ MAYORÍCAL
prejuicios que, por suerte, hoy en día se pueden desvirtuar, toda
vez que la historia como ciencia, o como arte, ha evolucionado,
llenando la función de observar retrospectivamente y sin apasio-
namientos, hasta encontrar la hebra a desmadejar. He aquí el
secreto para que las posibilidades de la historia tiendan a elevarse
y descubrir lo permanente dentro de lo mutable. Alguien ha
dicho: «La Historia es más literatura que Ciencia» y, en mi
concepto, creo que hay mucho de cierto. Dos son los testimonios
sobre los que descansan las aseveraciones del historiador. El uno
directo, el otro indirecto. Aquella persona que ha presenciado
un hecho, si trata de comprobarlo con la versión de otra que
también lo ha visto, difícilmente coinciden en un todo sus obser-
vaciones, es decir, que por lo general nunca se está de acuerdo
en los detalles y pocas veces en el conjunto. En el otro caso,
cuando corresponde a épocas lejanas, no quedan sino la tradición
o el documento, siendo ya casi un imposible separarse de la
versión admitida: verdadera o falsa. Por mi parte he tenido la
oportunidad de comprobar, cómo se puede cambiar la realidad
de los hechos. Tengo amistad con dos personas de nacionalidad
alemana, que no se conocen entre sí y quienes presenciaron su-
cesos y actuaciones, en determinadas zonas y regiones de su país,
sucesos desarrollados en la misma época y en idéntico lugar, pero
quienes me han dado versiones tan diferentes y opuestas entre sí
que me han hecho meditar. Se sobreentiende que ninguna de
las dos ha tenido ningún interés ni motivo para la efectividad
de sus dichos, más bien lo atribuyo a algo de carácter tempera-
mental. El uno tiende a disminuir la importancia del suceso, o
de darle el valor que ciertamente le corresponde a la actuación,
mientras que el otro lo amplifica, acrecentando los procederes.
Recuerdo haber leído la manera en que se han cambiado o alte-
rado algunas de las frases de los personajes célebres. Es sabido
que Francisco I, al escribirle a su madre, después de la batalla
de Pavía, le decía : «De todas las cosas, no me queda más que
INVESTIGACIONES HISTÓRICAS 145
el honor y la vida, que se ha salvado», hoy en día, reza la
expresión: «Todo se ha perdido menos el honor». No faltarán
los que crean que es igual. Sí, pero distinto.
Recientemente el doctor Sheldon Judson, de la universi-
dad de Wisconsin, ha dado —a través del Instituto Smithso-
niano— a la publicidad, un valioso estudio, que ha arrojado
nueva luz sobre aproximadamente once siglos de historia humanaen el valle de México. Se refieren al sitio llamado el Zanjón,
ocupado durante los últimos años de la edad de hielo, siendo
en este sitio descubierta, hace poco, una lanza del tipo llamado
de Folsom, que se encuentra asociada con los primeros habitantes
del continente americano. .
.
Las razones más importantes en ciertos y algunos de los
acontecimientos y determinaciones trascendentales, a la vez que
por la documentación existente—tomadas por el Oidor y por su
hija Juana, por su orden cronológico— pueden resumirse así:
Primero, fue nombrado el licenciado Juan Maldonado de
Paz, Oidor de la Real Audiencia de Santiago de los Caballeros
de Guatemala, a 19 de marzo de 1609.
Segundo, en el año de 1611 se hace retratar por el pintor
Francisco de Montúfar, quien lo caracteriza como a San Juan
Bautista y a su hija Juana como a Santa Lucía.
Tercero, en el curso de los meses de marzo o abril de 1614,
viene del rompimiento entre el oidor Maldonado de Paz y el
Deán de la Catedral y Comisario del Santo Oficio, don Felipe
Ruiz del Corral, todo por la antipatía existente por parte del
Comisario, para fray Antonio de Remesal.
Cuarto, la denuncia hecha por el doctor Rodríguez de
Villegas, en el año de 1615, ante el Tribunal de la Inquisición
de México, por la posesión del cuadro en casa del Oidor.
Quinto, la confianza que mediaba entre la Orden Fran-
ciscana y las autoridades superiores del Reyno, comprobada por
el viaje que hizo el sábado 17 de diciembre de 1616 a Honduras.
10—T. I—I. H.
146 * MARIANO LÓPEZ MAYORÍCAL
Sexto, la reclusión de Sor Juana de Maldonado y Paz ( Sor
Juana de la Concepción), el 27 de diciembre de 1619, en el
Convento de la Concepción.
Séptimo, la elección que quiso recaer en el Oidor JuanMaldonado de Paz el 1 1 de octubre de 1620, para el desempeño
de funciones de Ministro de la Tercera Orden.
Octavo, las constancias de que el pintor Francisco de
Montúfar trabajó por largo tiempo para el Convento de la
Concepción.
Noveno, fallece en Guatemala, el Oidor Juan Maldonado
de Paz a l9 de junio de 1653.
Décimo, el fallecimiento de Sor Juana acaecido (siendo
Abadesa) en el período comprendido del 6 de diciembre de
1665 al 21 de noviembre de 1666.
Undécimo, la comprobación de que tanto Tomás Gage,
como Máximo Soto Hall estaban en lo cierto cuando en la «Rela-
ción de sus Viajes» el primero y en «La Divina Reclusa» el
segundo, la describen anotando que era hija del Oidor «Liz(en-
cia)do Joan Maldonado de Paz» (oidor que fue de la Real
Audiencia de esta ciudad «Padre de la d(ic)ha Madre Joana
de la Concepción». Advierten que en su tiempo fue «no sola-
mente la admiración del convento, sino también de la ciudad».
Poseyó, dentro del Convento, un suntuoso y adecuado espacio
edificado de su propiedad. De que Juana de Maldonado y Paz
—Sor Juana de la Concepción llegó a ser Abadesa ( del Convento
de la Concepción). Que para el año de 1669, había ya fallecido
(el resto de las afirmaciones de Gage y Soto Hall, quedan com-
probadas plenamente, en el texto general de mi estudio, encon-
trándolas en un todo apegadas a la verdad).
Conclusión: FIAT para el prestigio que irradia la perso-
nalidad de Juana de Maldonado y Paz —Sor Juana de la Con-
cepción, para los guatemalenses en lo particular y para América
en general. Todo lo anteriormente expresado, se encuentra con-
INVESTIGACIONES HISTÓRICAS 147
tenido en documentación inequívoca (citada anteriormente y de
manera irrefutable).
Y ya para concluir difícil sería responderme a mí mismola siguiente pregunta: ¿Será una simple ilusión, forjarse la
creencia de que hay otras personas interesadas en sus investiga-
ciones? ¡Quien sabe! Preferible ignorarlo y pasar al cierre del
capítulo y de la obra.
Sólo me resta agregar, mis anhelos vehementes por que
los guatemalenses traten de superarse en su historia, en las artes
y en las ciencias, sabiendo mantener siempre encendida la llama
que tienda a elevar los prestigios patrios, a la manera como mi
adorado padre supo interpretar sus vivas inquietudes por la
suerte de Guatemala, siendo común en su generación ese entra-
ñable amor por la tierra nativa, respetada y enaltecida por el
concepto del patriotismo, tan venido a menos para las genera-
ciones posteriores, al extremo de tenerse, en la actualidad, comocaduca sensiblería . . . siendo todo esto, que tan de cerca nos
atañe, la mayor de las veces ignorado: ¿por qué?; porque no
ponemos el correspondiente cariño en aquéllo. Reconozcamos
que no está en el clamor el mérito, sino en la intención noble
de superación.
Prodigalidades del siglo XIX cifradas en el genial cere-
bro de Rubén Darío, que supo hacer perdurar en bautismo a sus
nepentes, traídos a cuenta en el realismo del siglo XX, bajo el
denominativo de «copetines» . ..
, siendo ésta la historia de siem-
pre, implicada en diferentes conceptos, pero los cuales eterna-
mente conducirán al mismo fin . .
.
En una ocasión, nuestro gran Alberto Velázquez, trae a
cuenta un convivio de pensadores y artistas, y nos refiere ame-
namente la fábula del burro pintor, narrada por Felipe Cossio
del Pomar: «Así muere el Sol Sobre El Adriático». Esto me hizo
rememorar un cuadro de lo inverosímil, que pude contemplar en
una monumental exposición de arte en Nueva York. Su autor
148 MARIANO LÓPEZ MAYORICAL
lo había titulado «Blanco sobre Blanco», desgraciadamente para
mí, la ignorancia me privó de poderme sentir cautivado de este
género de modernismos, bien sean representados en la pintura,
en la poesía, en la escultura, en la música;pero que no influenció
para que aquel lienzo obtuviera el primer premio en el concurso
a que fue sometido.
Viene al caso traer a cuenta, por original y genial, una
simple descripción de uno de los magnates de las letras castella-
nas, el poco ponderable Emilio Castelar, reclinándose sobre un
bastión de letras sajonas —Byron— quien como motivo, lo ha
sido sublime para la posteridad de su época. Mediocre sería aquel
que desestimara a Castelar, grande entre los grandes, ya de por
sí, pero que se superó al definir en cierne: Las tigresas paren
poco. .. ;
pero concibiendo lo hacen regiamente caracterizándose
excepcionales algunos de sus engendros, que se resisten en nacer,
y tan luego como pisan por primera vez lo candente de nuestra
tierra, instintivamente levantan su extremidad (no importa si
ésta es la derecha o la izquierda), cuando se siente lastimada.
Byron era cojo Siendo así que al arte de modelar ideas lo
sean una, en Castelar o en Darío, él que sintiéndose apocado,
quiere defenderse del temido «Clarín» (Leopoldo Alas), escu-
dándose en una frase del no menos grande español, don Marce-
lino Menéndez y Pelayo, quien en consagratorio concepto le dice
:
«mi lectura constante, usted la tiene», ateniéndose a lo cual,
Rubén anota : «Si quiere saber Clarín quién ha escrito esas líneas
busque la cabeza más alta de España, entre las altas del mundo».
No hay trabajo creador que, por pequeño, aparezca super-
ficial, y el que no resulte grande en el curso de los años. .
.
A nada hay que temerle tanto como al veredicto de la historia.
Los historiadores no han sido, sino el fruto de obscuros dolores,
en donde la vigilia anónima y el sacrificio han hundido su garfio,
sin tomar en cuenta sus desvelos y actuaciones, como postulado
de acción próvida. Ojalá que este libro pueda contribuir en algo,
INVESTIGACIONES HISTÓRICAS 149
para que abran los ojos, a la manera de los numerosos países queen la actualidad están legislando para preservar sus tesoros artís-
ticos, como parte del patrimonio nacional ; una inmensa mayoría
tiene prohibida la salida de este género de reliquias, estableciendo
algunos, que no se podrán sacar aquéllas que cuentan más de
cien años y que se juzguen en detrimento a la integridad histórica
documental y folklórica, con tanta mayor razón los que repre-
sentan momentos gloriosos en el pasado de las naciones. Estas
precauciones han sido tomadas lógicamente, por la alarma con
que se ha visto mermar numerosos de los tesoros y como un signo
de avance en la cultura;particularmente en Guatemala, los sa-
queos han sido tremendos. .
.
Creo por mi parte que me hubiera sido imposible concluir
esta obra, sin la fe mantenida y el anhelo vivido, por lo cual
había que renunciar en innúmeros momentos a lo placentero;
hubiera sido absurdo tratar de hermanar la banalidad con el
esfuerzo idealístico. El solo hecho de compenetrarse con la histo-
ria, hace desechar lo efímero y posesionarse de la parte genera-
dora, apartando la inclinación que tiende a la fantasía. Todo
poseído de un secreto histórico, se yergue ante la incomprensión
de la inmensa mayoría, no importando que aliente —de peren-
ne— el martirio por encontrar la expresión justa ; se trata de un
ejercicio heroico; paradójicamente es un tormento deleitoso, para
el que lo practica. Es una angustia creadora; es sentir el hálito
de lo recóndito, fúlgidamente : es narrar un cuento de verdad . .
.
ÍNDICEPáff.
AL LECTOR 7
NOTA 9
INTRODUCCIÓN 11
ADVERTENCIA 13
CAPITULO I.—Sor Juana de Maldonado, la mujer de siempre.—Opinión
del licenciado David Vela.—Criterio del licenciado Luis
Antonio Diaz Vasconcelos.—Benevolencia de don J.
Fernando Juárez Muñoz (q. e. p. d. consocio de la
Sociedad de Geografía e Historia).—«El Imparcial,
del 10 de junio de 1949».—Pintura del Artista Francis-
co Bravo de Laguna.—María Albertina Gálvez, doctor
Alfredo Carrillo Ramírez, Pedro Arce y Valladares,
Carmen Duran de del Cid, Lie. Salomón Carrillo Ra-
mírez (q. e. p. d.).—Una ordenanza real.—Afirmación
del licenciado J. Antonio Villacorta C.—Versión de José
Llarena Zirión.—«La Revista del Maestro» 15
CAPITULO II.—Composiciones manuscritas e inéditas de valores conti-
nentales.—Carta autógrafa de don José Zorrilla y Mo-ral.—Actas del Convento de la Concepción donde apa-
recen autógrafas las firmas de Sor Juana de la Con-
cepción.—Valiosa documentación adicional relacionada
con Sor Juana de la Concepción.—El estilo barroco del
siglo XVIII.—Los cinco estilos venidos a este Conti-
nente.—Importantes conceptos de Janos de Szécsy.
—
Legendaria historia del Emperador Carlos V.—Cuatro
astros femeninos de primera magnitud 35
151
152 MARIANO LÓPEZ MAYORICAL
Pá:
CAPITULO ttt—Primer escrito de pluma femenina cursado en Amé-rica.—Se afianza el prestigio de Sor Juana de Mal-
donado y Paz.—Actas que concuerdan en la fijación
de la fecha de su muerte.—Otros valores femeninos
en las letras hispanoamericanas.—Dificultades en el re-
conocimiento de celebridades.—Junco se refiere a las
obras completas de Sor Juana Inés de la Cruz.—Com-pletando capítulos truncos en la historia de Sor Juana 51
CAPITULO IV.—Vinculación de muchos de los pasajes de la vida colo-
nial con el convento de San Francisco.—Manuscrito de
la Abadesa Sor Antonia Arze.—Valiosas foto-copias de
pinturas originales.—El hábito de las concepcionistas.
—
En corto periodo de tiempo se aclaran los enigmas
relacionados con Sor Juana de Maldonado y Paz 85
CAPITULO V.—La vida de Sor Juana se desarrolla dentro de los pro-
cederes inquisitoriales del comisario don Felipe Ruiz
del Corral—Amistad del Oidor Juan Maldonado de Paz
y de Fray Antonio de Remesal.—Opiniones de FrayAntonio de Arochena.—Biblioteca Hispanoamericana
Septentrional.—La imprenta en el antiguo reino de
Guatemala.—Sor Juana de Maldonado y Paz (pruebas
documentales de su existencia).—Glosa pormenorizada
del autor.—Primera composición autógrafa de Sor Jua-
na.—Acontecimientos trascendentales en la vida de Sor
Juana que conducen a conclusiones definidas 107
NOTA
Todas las obras consultadas en este tomo, por
el autor, aparecerán incluidas en la BIBLIOGRA-FÍA GENERAL del tercer tomo de «INVESTI-GACIONES HISTÓRICAS», obra que fue recibida
en la Editorial en el mes de mayo de 1957.
Terminóse la impresión del primertomo de «Investigaciones Históri-cas», el día 30 de septiembre de1958, en los talleres de la Editorial
del Ministerio de Educación Pública,
de Guatemala en Gentroamérica.
DEJA ASI SOR JUANA, la Madre Juana de
la Concepción, de ser personaje legendario
para figurarse en la historia y en las letras;
y esto da oportunidad al escritor de esta
obra, para entrar en comparaciones con
otras mujeres excepcionales de la Colonia.
Ya no sólo México tiene su monja poetisa:
la tiene Guatemala; y deja a sus seguidores
la tarea, si difícil no imposible, de hallar
su obra que a lo mejor aparece empapelada
en algún proceso inquisitorial o en algún si-
tio ignorado de alguna ruina conventual.
En el capítulo V nos cuenta el autor de la
coexistencia de Sor Juana y de aquel terri-
ble cancerbero de la Inquisición llamado
don Felipe Ruiz del Corral que amargó la
vida de Fray Antonio de Remesal y que
tuvo con el padre de Sor Juana grave desa-
venencia. No sería extraño que alguien
arramblara con cuanto la monja dejara es-
crito hallándolo inconveniente o para el sólo
fin de expurgarlo de cuanto fuese mundano
o heterodoxo.
ENTRE, el lector por estas bellas páginas,
que amén de entretenidas nos dan una vi-
sión panorámica de este intrigante período
de la historia colonial.
Luis Beltranena.
Miembro correspondiente de la Real
Academia Española.
EN EL CENTENARIO DEL NACIMIENTODEL MAESTRO «RAFAEL ALVAREZOVALLE», AUTOR DE LA MÚSICA DEj
NUESTRO HIMNO NACIONAL
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