La conformación del nacionalismo palestino. Una perspectiva histórica
Es preciso tener en cuenta las concepciones actualmente en debate acerca del concepto de nación y
nacionalismo, que tiene lugar luego de la caída de la URSS en 1991. Hay diferentes consideraciones acerca
de dichos conceptos que presentan diferentes autores como Hobsbawm E., Gellner E., Anderson Benedict,
Anderson Perry. La que sostiene E. Gellner "Las naciones, como los Estados, son una contingencia, no una
necesidad universal. Ni las naciones ni los Estados existieron en todos los tiempos ni en todas las
circunstancias. Más aún, las naciones y los Estados no representan a la misma contingencia. El nacionalismo
sostiene que nació el uno para el otro, que el uno sin el otro es incompleto y constituye una tragedia. Pero
antes de que fueran el uno para el otro, cada cual debió emerger, y la emergencia de cada cual fue
contingente e independiente de la emergencia del otro. El Estado, ciertamente, emergió sin la ayuda de la
nación. Algunas naciones han emergido sin las bendiciones de su propio Estado. Aunque es más debatible
que la idea normativa de nación, en su sentido moderno, no presuponga la previa existencia del Estado".1
Esto nos muestra la tesis principal del autor que demuestra a pesar de lo que quisieran algunos
nacionalismos la nación como el estado no han existido siempre y se han ido construyendo durante un
proceso histórico el cual continúa en transformación. Como en un momento histórico no se dividía el mundo
en diferentes estados-nación es posible que más adelante esta organización cambie o mute hacia otras
formas.
Hubo grandes cambios históricos que tuvieron impacto en la cuestión del estado-nación y en la
forma de analizarlos. El fin de la Guerra Fría y la desaparición de la URSS junto a su zona de influencia. Así
terminó el sistema internacional de potencias, y se produjo una balcanización de grandes zonas de Europa.
Antes, entre el fin de la segunda Guerra y los setentas se produjo el mayor aumento de estados soberanos
reconocidos internacionalmente, a los que se suman después de 1988 otros 32 estados más.
El estudio de Hobsbawm2 “Naciones y nacionalismos desde 1780” postula que la nación es una
invención ya que es creada por un estado, la nación forma parte de un proceso histórico. Se buscan
tradiciones, una historia, lengua y etnia en común que es muy difícil que tengan el conjunto de habitantes
que se pretende pertenezcan a la misma nación. Por ejemplo en el caso de la lengua, que en pocos países se
hablaba el mismo dialecto y se difundió uno oficial para unificarlo. Por ejemplo, el caso de Italia que aún se
continua unificando el idioma mediante la televisión. El uso en el sentido moderno del término nación se
puede encontrar a partir del siglo XVIII primero en Europa. El autor lo considera como un constructo social,
una entidad social con ciertas características como una soberanía territorial, un estado centralizado, lo que es
conocido como “estado-nación”. Las naciones al igual que los estados, son una contingencia no una
necesidad universal y parece no caber duda que el estado ha emergido sin ayuda de la nación.
1 Gellner, E. Nations and Nationalism, Ithaca, NY: Cornell, 19932 Hobsbawm, Naciones y nacionalismo desde 1780, Barcelona, Crítica,1992
En cambio, P. Anderson se pregunta si la preocupación por la identidad nacional a partir de la
erosión de lo que antes se consideraba de carácter nacional, y como afectara esa identidad la modernidad
cosmopolita si la disolverá o intensificará. El sostiene que el capitalismo y la nación-Estado son más o
menos coetáneos. Muchos pensaban que desaparecerían al mismo tiempo o la nación sobreviviría al
capitalismo. La cuestión ahora es si el capitalismo perdurará y las naciones-Estado serán algo solo nominal. 3
El nacionalismo, parece adoptar un decidido protagonismo. El resurgir exaltado de los
particularismos étnico-lingüísticos, constituye una paradójica contradicción con las tendencias
homogeneizadoras del momento presente. Sin embargo, existe la tentación de interpretar esta especie de
renacimiento de las identidades nacionalistas como una firme resistencia a la cultura universal. Desde esa
posición, el nacionalismo representa en sí la verdadera articulación de una reacción local, bien definida en
términos culturales, a los flujos del desarraigo.
Según el cientista político Travín4 el nacionalismo puede ser definido como un proyecto ideológico y
político de construcción de una nación (que antecede a ella y por eso hay más nacionalismos potenciales que
naciones realmente existentes y cuya máxima aspiración es la plasmación de un Estado-nación. Postura que
coincide con la de E. Gellner.
Otra visión que tiene puntos en común con las expuestas es la de Bauman5 que compara la idea de
pertenencia de la tribu con la nación, la primera como una situación total y abarcadora durante la mayor parte
de la historia. La nación, remarca, necesita del “nacionalismo”, credo curioso que proclama que la
nacionalidad es y no es al mismo tiempo objeto de elección. Hace mención a Ernest Renan para quien la
pertenencia a una nación era cuestión de diaria elección.
La etnicidad, se construye a partir de las relaciones que las personas establecen a lo largo de sus
vidas con otros individuos. La Globalización y sus instituciones, especialmente las instituciones económicas
y financieras que le dan estructura, y parte del supuesto de que las divergencias ideológicas que pudieran
permanecer vivas convergen en el punto en donde es universalmente aceptado que todos los hombres y
mujeres somos iguales. Esta idea choca con los deseos de diferenciación y reconocimiento de grupos e
individuos que de forma contundente luchan por permanecer como únicos y originales.
Para Hobsbawm “…la historia es la materia prima de que se nutren las ideologías nacionalistas,
étnicas y fundamentalistas,…El pasado es un factor esencial –quizás el factor más esencial- de dichas
ideologías. Y cuando no hay uno que resulte adecuado, siempre es posible inventarlo. De hecho lo más
normal es que no haya un pasado que se adecue por completo a las necesidades de tales movimientos,…” El
fenómeno a justificar no es antiguo ni eterno sino que es nuevo. Por eso el pasado legitima y brinda un
3 Anderson, P, Fernand Braudel y la identidad nacional en Campos de Batalla, Barcelona, 1991
4 Travin J., op.cit.5 Bauman Z., En busca de la política, Buenos Aires, FCE,
trasfondo más glorioso.6
Un cambio importante en lo que respecta a la expresión de la identidad colectiva, que no adopta el
formato de las sociedades tradicionales, sino que se funda en la idea de la construcción de la idea de “nación”. El
componente moderno de la nación radica en la capacidad de generar en ciertos grupos humanos “un sentimiento
específico de solidaridad frente a otros grupos”, o sea una comunidad compartida basada en una convención
emocional más que en una convención racional.
Se puede pensar en un origen común para la democracia y para el nacionalismo con el argumento de
que la liberación de los individuos y la asunción por las naciones de su propio destino surgieron
simultáneamente en el siglo XIX, e invocar en este aspecto una cierta racionalidad para la idea de nación.
Son naturalmente acoplables, salvo desviaciones excepcionales, nación y democracia son dos caras del
mismo proceso.
Favorecido por la industrialización y la modernización de los medios de comunicación. Dando lugar
al estado nación basado en la idea de progreso y el auge del capitalismo. 7 Acompañado de la exaltación del
racismo, la nación, la obsesión por la lengua y expresión hablada. La función del estado en el siglo XIX,
“protector de la pureza de la raza” gracias al fundamento biológico y darwinismo social.
Sin embargo, si la nación erigida es la nación étnica, la democracia se resiente invariablemente,
cuando no es destruida sin contemplaciones. En efecto, una nacionalización sobre bases identitarias
religiosas, culturales o raciales llevada a cabo en sociedades confesional, cultural o étnicamente heterogéneas
colisiona sin remedio con la sustancia misma de la democracia, que es el reconocimiento y el respeto a los
derechos de los individuos y de las minorías.
El nacionalismo étnico-cultural es, por el contrario, una doctrina conservadora y reaccionaria frente a
los impulsos de las nuevas filosofías iluministas. Cree que cualquier cultura o nación es, en sí misma, un
valor digno de ser conservado. Exalta la diferencia, lo particular, lo identitario, y considera que las nuevas
doctrinas igualitaristas llevan a una sociedad sin alma. Su origen es el romanticismo alemán de Herder.
Es sugestivo el planteo que realiza E.Said8 sobre el modo en que nos formulamos o representamos el
pasado el cual modela nuestra comprensión y perspectiva del presente. Para los árabes ellos tienen derecho a
enderezar los males que han sufrido y arrebatar al imperialismo alguno de sus mayores trofeos. Mientras para
Estados unidos no se consideran a si mismos la clásica potencia imperialista, sino quienes persiguen las
tiranías y defienden la libertad no importa donde ni a que precio. Además, comenta como el logro planetario
6 Hobsbawm E., Guerra y paz en el siglo XXI, Barcelona, Crítica, 2006
7 Foucault M., La arqueología del saber. México Siglo XXI, 1984
8 Said, E. Cultura e imperialismo, Barcelona, Anagrama, 1996
del imperialismo del siglo XIX y principios del XX todavía incide sobre la actualidad.
La Europa consciente de si y de su territorialidad nace en la historia moderna. El poder y la sabiduría
se consideran atributos de la cultura europea y fundamento de la idea de superioridad, dando lugar al
eurocentrismo.9Es paradójico que “…la sofisticada tecnología y el despliegue del poder militar se muestren
impotentes debido a la carencia evidente de un conocimiento acabado de la historia social y cultural de los
pueblos sometidos.” 10
Durante los doscientos años de la historia moderna hubo un supuesto en el que los refugiados, los
inmigrantes voluntarios e involuntarios, los “desplazados” constituían un problema para el país que los
absorbía.11 Tal el caso de los palestinos menos poderosos económica y militarmente en relación al territorio
que anhelan luchando contra un satélite de la potencia mundial conocido por el nombre de Israel.
Hay un tema que subyace en la discusión del conflicto palestino-israelí que es la dicotomía Oriente-
Occidente. Este tema se ve claramente en el trabajo “Orientalismo” de E. Said con los prejuicios de
occidente que veía un oriente con poco carácter, déspota, y con un conjunto de significados y asociaciones
que poco tenían que ver con el oriente real.12
Para Amin13 “orientalismo” es la construcción ideológica de un “Oriente” mítico por oposición a los
caracteres atribuidos a “Occidente”, la cual es un elemento esencial del “eurocentrismo”. Al comentar el
trabajo de Said le crítica no haber ido más lejos en denunciar el prejuicio eurocéntrico sin proponer otro
sistema de explicación y muy lejos cuando considera que el eurocentrismo caracterizaba ya la visión de los
europeos de la Edad Media.
Otro autor que crítica la obra Orientalismo de Said es Ziauddin Sardar14que tambien marca que no
ofrece alternativa al discurso que critica. Para él lejos de ofrecer resistencia al eurocentrismo, el proyecto de
un discurso laico y eurocéntrico adopta un nuevo rumbo. Además plantea que el orientalismo, al igual que el
colonialismo, ha fracturado y deshumanizado a la propia civilización occidental, y el humanismo es
intrínseco a la cosmovisión del Islam.
Recientemente se publicó un trabajo que muestra el enfoque cultural pero visto desde la otra parte.
Este demuestra que el occidentalismo despoja al igual que el orientalismo a sus destinatarios humanos de su
misma condición humana. También ambos exponen la idea de que el “otro” tiene una mentalidad infantil y
puede ser tratado como un ser de raza inferior. El objetivo que se plantea en el texto es “… entender que es lo
que alimenta e impulsa el occidentalismo, y mostrar que los terroristas suicidas de hoy y los soldados de la
guerra santa no padecen una patología única, sino que tienen su combustible en ideas que a su vez poseen
9 Goody J., L’Orient en Occident, Paris, Du Senil, 199910
Murphy S., Un estigma historiográfico: La construcción intelectual de Oriente-Occidente,11 Bauman Z., La sociedad sitiada, Buenos Aires, FCE, 2004.
12 Said E., Orientalismo, Madrid, Prodhufi, 199013 Amin A., El eurocentrismo, crítica de una ideología, Siglo XXI14 Ziauddin Sardar, Extraño Oriente. Historia de un prejuicio, Gedisa, Barcelona, 2004.
una historia.”15
También plantea el papel del antiamericanismo en las visiones hostiles de Occidente. A veces es
resultado de políticas norteamericanas como el respaldo a Israel o a las dictaduras anticomunistas, o al FMI,
o a lo referente a la “globalización” la cual relacionan con el imperialismo estadounidense. Otros se oponen
por ser Estados Unidos tan poderoso, o porque retira la ayuda cuando más se la espera.16
Un ejemplo de la intervención y ayuda de Estados Unidos a Israel es la ayuda en armas, y apoyo
diplomático que hizo posible la invasión israelí a Líbano en 1982. Para Chomsky17 se trata de terrorismo
internacional. En la invasión, acabó con la Organización para la liberación de Palestina OLP, que intervenía
en las negociaciones por los territorios ocupados desde 1967 por Israel. Era el objetivo de la guerra, no el
Líbano sino quitar de en medio a la OLP. “Terrorismo18 internacional impulsado por el papel decisivo de
Estados Unidos”. Era una guerra por Cisjordania buscando eliminar la amenaza de negociaciones que
procedí de los palestinos-
El conflicto entre Israel y los palestinos es la lucha entre dos movimientos nacionales: el judío-
sionista y el deseo árabe-palestino de lograr un Estado palestino independiente. Israel se fundó luego de la
segundo Guerra mundial, sobre territorio que había estado bajo dominio británico. El establecimiento del
moderno Estado de Israel puede ser considerado como otro caso de confrontación entre occidente y los
pueblos islámicos. Un conflicto no entre cristianos y musulmanes sino entre las potencias occidentales, los
judíos y los árabes.19Para poder sobrevivir Israel recibió ayuda de Estados Unidos quien lo toma como un
puesto de avanzada en la región donde se encuentran muchas de las reservas petrolíferas mundiales.
El movimiento sionista tiene como fundador el libro de Theodor Herzl “Altneuland” (“Tierra antigua
y moderna”) o “El estado judío” que es el plan para un estado judío perfecto, donde árabes y judíos
convivirían en esa nueva sociedad idealizada. En la Jerusalén actual se vive un ambiente distinto al ideado y
es de constante amenaza. El postulado sionista número uno es que el antisemitismo concepto, que luego se
estudiará más profundamente, al igual que cualquier otra forma de exclusión, es un fenómeno natural y, por
tanto, inevitable.20Según Herzl “Nadie negará la miseria en que viven los judíos. En todos los países donde
se encuentran en número apreciable sufren persecuciones de carácter más o menos violento. La igualdad de
derechos, aunque está garantizada por las leyes, en realidad ha sido abolida por doquier en perjuicio de los
judíos…”
Para normalizar la situación de los judíos había que: a) sacar a los judíos de su posición minoritaria
15 Buruma I. Margalit , Occidentalismo16 Buruma I. Margalit, op. cit.17 Chomsky N. “Estados Unidos: armas, derechos humanos y convivencia” en Chomsky N., Poder y terror.
Reflexiones posteriores al 11/09/2001, Buenos Aires, Nuevo Extremo, 2003.
18 Terrorismo según la definición del Gobierno de Estados Unidos es la amenaza o uso de la violencia para lograr fines políticos, religiosos u otros por medio de la intimidación, la provocación, el miedo y demás, dirigidos contra poblaciones civiles. Definición citada por el autor.
19 Rollin Armour, Islam, cristianismo y occidente20 Herzl T., El Estado Judío, La semana publishing co.ltd., Jerusalem, 1976
en el seno de las naciones; b) reagrupar a los judíos en un lugar donde formarán la Nación; c) crear un
Estado-nación; d) excluir de la comunidad nacional a la población indígena, si es que existe en ese lugar
donde el sionismo cree su Estado-nación. Este concepto, en el que se percibe claramente la influencia de
ciertas corrientes nacionalistas de finales de siglo XIX, tiene implicaciones extremadamente reaccionarias.
La lucha por el derecho de los judíos a vivir libres y en igualdad en las sociedades donde se encuentran es a
la vez utópica y peligrosa; solo la emigración hacia el Hogar nacional judío tiene sentido y merece ser
apoyada.
Cuando planteó Herzl21el lugar adonde ubicar a los judíos propuso Palestina o la Argentina y
justificando la dificultad que habría en Argentina. Esgrimió porque debía ser Palestina. El afirmaba que
“Palestina es nuestra inolvidable patria histórica. El solo oírla nombrar es para nuestro pueblo un
llamamiento poderosamente conmovedor…Para Europa formaríamos parte integrante del baluarte contra el
Asia: constituiríamos la vanguardia de la cultura en su lucha contra la barbarie. Como Estado neutral
mantendríamos relaciones con toda Europa que, a su vez, tendría que garantizar nuestra existencia…” Cabe
recordar que el escribe a principio del siglo XX y la potencia europea a que se refiere y garante de la
promoción del nuevo Estado es Gran Bretaña, papel que luego de la Segunda Guerra y con la creación del
Estado de Israel tomara Estados Unidos.
El Estado-nación, en su definición étnica, implica necesariamente una relación privilegiada para la
raza, etnia o nacionalidad dominante, y una relación de subordinación y discriminación hacia los residentes
-ciudadanos o no- que no pertenezcan al grupo dominante. A través del proceso de colonización de Palestina
esta relación de dominación tomará formas diversas pero provocará también divergencias importantes entre
los principales componentes del movimiento sionista y, más tarde, de la clase dirigente israelí.
Para Buruma I., a los palestinos los han maltratado los árabes y judíos por igual. Israel ha pasado
luego de varias guerras donde expandió su territorio y pasó de tener el 8% de Palestina a más de un 70%
luego de los conflictos. Luego de esto paso a ser Israel “… el objetivo principal de una ira árabe más
generalizada en contra de Occidente, el símbolo de lo idólatra, de la hybris, de un mal absolutamente
inmoral, colonialista, de un cáncer a ojos de sus enemigos, que es preciso extirpar por medio de una
matanza.”22
En coherencia con la ideología y la práctica sionistas anteriores a su constitución, el Estado de Israel
no es el Estado de sus ciudadanos, sino, como bien lo indica la Declaración de Independencia que sigue
siendo en la actualidad el único documento cuasi constitucional en vigor, el Estado del Pueblo judío. Si se
quiere, la nacionalidad israelí otorga derechos de ciudadanía pero sólo la pertenencia al pueblo judío
21 Herzl, op. cit.22 Buruma I. y Margalit A., Occidentalismo. Breve historia del sentimiento antioccidental, Peninsula, Barcelona, 2005
(cualquiera que sea su nacionalidad) permite pertenecer al colectivo realmente soberano. Para apoyar esta
soberanía judía se ha creado todo un cuerpo de leyes específicas: después de la Ley del Retorno que
reconoce la ciudadanía automática a cualquiera que tenga un ascendente judío (hasta los abuelos), hasta la
Ley Fundamental de la Tierra, que otorga la propiedad y la pertenencia de la misma al pueblo judío (a través
del mundo) y no a la nación Israel.
Otra cuestión fundamental junto al nacionalismo y el sionismo es el islamismo que se considera una
doctrina que sostiene que el Islam posee una teoría de la política y del Estado; representa una manifestación
intelectual de la interacción entre religión y política. El ejemplo concreto es la República Islámica de
Irán.23Algunos intelectuales musulmanes consideraban al nacionalismo como impuesto y como un proyecto
particularista en relación al islamismo que busca establecer la Ummah o comunidad islámica, sin distinción
de orígenes étnicos, de lenguaje, geográficos, etc.
La dicotomía entre nacionalismo e islamismo supranacional ha bajado su intensidad. Desde la
aparición de estados islámicos y la concepción de Estado moderno, se hace posible la adaptación islámica o
nacionalización del islamismo. Como el Hamas (Movimiento de Resistencia Islámica en Palestina) que busca
primero concretar un Estado Palestino, participando y acatando las estructuras políticas, para continuar con la
búsqueda de un Islam supranacional.24
Un tema muy polémico, que posee diferentes enfoques es el del fundamentalismo. Una visión
general lo muestra como una reacción profunda no solo contra la globalización, sino contra la creciente
hibridación de culturas, pueblos, idiomas y religiones que la acompañan. Se hallan dentro de las grandes
tradiciones religiosas no solo en el Islam. Hay fundamentalismos que se adaptan y coexisten en las
democracias actuales, y los que persiguen la “pureza”, por ejemplo los que buscan el “verdadero Islam” y
están destinados al fracaso pero luego de causar un enorme daño y sufrimiento humano.25
Otra visión compara el shahid, mártir musulmán, con un piloto kamikaze japonés. “La gloria no estriba
en morir por razones egoístas, o gratuitas, sin surtir efecto en el enemigo… EL sacrificio de uno mismo, la
inmolación por una causa más elevada, por un mundo ideal, limpio de la codicia y la injusticia de los hombres,
…”26El Islam no es un culto de la muerte afirman estos autores.
23 Travín J., op. cit.24 Travín J., op. cit.25 Benhabib S., Las reivindicaciones de la cultura. Igualdad y diversidad en la era global
26 Buruma I. y Margalit A., Occidentalismo. Breve historia del sentimiento antioccidental, Peninsula, Barcelona, 2005
Este uso de la violencia está representado principalmente por dos organizaciones islámicas Hezbollah
(“el partido de Dios”) y Hamas. Vale el recordatorio de una característica del Islam chiíta que defiende el
principio de sufrir en una causa justa es eficaz. Los occidentales consideran los ataques con hombres bomba
como “ataques suicidas” lo que Hezbollah denomina como “mártires” quienes buscan destruir Israel. Ambos
grupos son respaldados por diferentes países como pueden ser Irán y quizás Siria con el objetivo de acabar con
Israel como nación independiente.27
El Hamas nació luego de la primera intifada de 1987 y es de origen suní. Emergió en un contexto de
desilusión y frustración de la población. Lucha contra la ocupación israelí y marcó el resurgimiento de las
fuerzas islámicas en Cisjordania y la Franja de Gaza. Convive con el nacionalismo laico del partido dominante
Fatah defendiendo el nacionalismo islámico de Hamas un proyecto político distinto. Además como plantea
Travín28 “El enfrentamiento con Israel aglutina a casi todas las facciones palestinas, e incluso puede considerarse
como un elemento que cohesiona al mundo musulmán, en general, y a la causa árabe, en particular…”. Desde
2001 Hamas debate con Fatah para alcanzar una posición “nacional” más que “nacionalista” en las
conversaciones de paz con Israel. “Nacional” en referencia a la inclusión representativa de todas las facciones
palestinas.
En el Islam político, complejo y diverso, la mayoría de las formaciones musulmanas rechazan la
violencia como método para conseguir fines políticos, esto es parte de grupos minoritarios quienes si utilizan la
violencia como medio para sus fines. En las diferentes sociedades musulmanas hay líderes religiosos que hacen
apología de la violencia e invitan a los fieles al uso de la fuerza para imponer sus criterios. Para el Autor
Alkhalifa “El islamismo radical tiene una gran dosis de política y un pequeño soplo de religión. Es evidente que
la mayor parte de los grupos islamitas se ven movidos por razones políticas y no por motivos religiosos.”29 Es
importante aclarar como marca el autor que hubo diferentes atentados perpetrados en nombre del Islam con
diversos objetivos, por variedad de grupos e individuos que siguieron el método de la violencia con fines
sociales, económicos, religiosos o políticos.30
El caso de Palestina se diferencia de otros países, porque en lugar de experimentar una liberación del
colonialismo occidental más acorde a las demás, se estableció un nuevo estado en esa región, que pese a las
justificaciones de T. Herzl fue traído de afuera e impuesto a quienes ya habitaban la zona. Se suma a esto las
guerras de ocupación del ejército israelí apropiándose de más territorios, desoyendo las leyes internacionales que
pedían la devolución de los mismos a los palestinos.
27 Rollin Armour, Islam, cristianismo y occidente28 Travín J., op. cit.29 Waleed Saleh Alkhalifa, El ala radical del Islam. El Islam político realidad y ficción, Siglo XXI, Madrid, 2006
30 Waleed Saleh Alkhalifa, Idem.
Hay elementos nuevos como consecuencia de estos hechos que son el genocidio y la “limpieza
étnica” que se produce por ejemplo en Ruanda 1994. En las guerras y guerras civiles de los 90 hubo gran
cantidad de muertos, mutilados y un flujo constante de refugiados y desplazados. Otro problema que hay que
tener en cuenta es el acelerado proceso de globalización y su influencia sobre la movilidad de las personas.
Sobre todo en migraciones masivas de los países pobres hacia los mas ricos.31Para Benedict Anderson32 la
piedra filosofal de la identidad en el siglo XXI ya no es la partida de nacimiento del estado-nación sino el
documento de identidad internacional, el pasaporte.
El otro factor que hay que tener en cuenta es la xenofobia; la nueva globalización de los flujos
migratorios ha consolidado la larga tradición de hostilidad económica popular hacia los grandes movimientos
de personas, así como una amenaza contra la identidad cultural del grupo. Cabe destacar por último la
pérdida de legitimidad del estado-nación para quienes ocupan su territorio reduciéndose lo que este puede
pedir a sus ciudadanos. Por ejemplo, ya no se alistarían masivamente para morir por su nación en el campo
de batalla.33
31 Hobsbawm, Guerra y paz en el siglo XXI32 Citado en Hobsbawm, op. cit.33 Hobsbawm, idem