7/25/2019 Marx - Trabajo Asalariado y Capital
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artículos ptiUlicados en la Nueva Gacera del
l in"
en 1849,
sobre
la
base de los guiones que
arx
hizo para
una s e r ~
de
conferencias q e dictó en lJl'uselas
n
1847. En estos
a r t i c u l ~ s
arx c o n d e n ~ a
las
primeras conclusiones de sus estudios econo-
micos qtte más tarde profundizaría
en
la
Contribuci6n a la
c r l f ü ~
de
la
Economía política 1859) y en
El
Capital 1867).
El análisis de las relaciones entre el trabajo y el capital
que se hace en estos artículos desbarató, hace ya un
s l g ~ o
la
teoría de
la
tercera posici6n. entre el capital
Y
el traba¡o,
al mostrar la irreductibilidad del antagonismo de ambos fac-
tores y la necesidad de
un
nuevo ordenamiento social para
eliminar realmente
la
explotación del hombre por el hombre.
La versión que aquí publicamos de dichos artículos fue revi-
sada y corregida por Federico Engels, amigo y colaborador
de
Marx, para ponerla a tono co11
las
precisiones posteriores
de éste.
En
cuanto a
Salario, precio
y
ganancia,
se trata de la con-
ferencia dictada por Marx
en
dos sesiones del Consejo General
de
ill
1 Internacional, los dfas 20 y 27 de funio, de ·1865. En
ella Marx recusa
las
concepciones
que
tratabaJ
de
introducir
en la Internacional otro miembro de su Consefo General, John
W
esto11,
quien sostenía
la
tesis
de_
que
la
elevación
de
lo.v
sala-
rios
110 podíci
mejorar la sítu_ lci6n de Tos trabafadores y ponía
en tela de fuiclo la ra: Ólí de ser de los sindicatos. Es decir,
las mismas tesif que hoy tratan de difundir e el movimiento
obrero
cie1·1os
pe1·soneros patronales, para los que las respuestas
de
Marx conservan absoluta vigencia.
Este traba/o de Marx ayuda a comprender la real proyección
de la lucha de los traba/adores por
la
elevación. de los salarios
y pone de relieve que esta lucha es, en todos los casos, una
resistencia a la explotación del capital. Si
la
clase obrera renun-
ciase a esta lucha se convertiría en una masa indiferente de
inválidos doblegados.
Pero
al mismo tiempo Marx previene
contra la tendencia a desplegar
la
lucha económica y reivindi-
cativa -que es una lucha contra los efectos
de
la
explotación-
sin desnudar y enfrentar al mismo tiempo las causas de
la
explotación, es decir, sin una perspectiva
de
cambios revolu-
cionarios.
La
reedición de estos trabajos resulta, por lo dic110,
suma·
mente o¡iortuna.
i
r
V
t
1
TRABAJO ASAI.ARIADO Y CAPITAI
INTRODUCCION DE
F. ENGELS
El trabajo que .reproducimos a continuación se pu
blicó, bajo la forma de una serie de artículos editoria
les
en
la Nueva Gaceta del Rin
1 a partir del 4
de
abril de-
849: resrrvieron fe
base las confereñcias
áaaas por Marx,--en 1847 eñ-la AsociacionObrera--·
Alemana de Bruselas.
La
publicacron de estos ar
tkulos-quedó mcompleta; el 1<Se continuará» con que
termina el artículo publicado en el número 269, no
se pudo cumplir, por haberse precipitado por aque
llos días los ácontecimientos:
la
invasión de Hungría
por los rusos, las insurrecciones de Dresde, Iserlohn,
Elberfeld, el Palatinado y Baden, y, como consecuen
cia de esto, fue susp<mdido el propio periódico 19
1
Nueva Gaceta del Hin Neue Rhelnlsche Zeitttng) se
public6 en Colonia desde el 1 de junio de 1848 hasta el 19
de mayo de 1849. Marx fue su redactor jefe
Ed.).
f{)
.
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de mayo de 1849). Entre los papeles dejados por
Marx no apareció el manuscrito de la continuación.
De Traba¡o asalariado y capital han visto la luz
varias ediciones de tirada aparte bajo la forma de
folleto; la última, en 1884 (Gotinga-Zurich, Tipogra
fía Cooperativa suiza). Todas estas reimpresiones se
ajustaban exactamente al texto del original. Pero la
presente edición va a difundirse como folleto de pro
paganda, en una tirada no inferior a 100.000 ejem
plares, y esto me ha hecho pensar si el propio Marx
habría aprobado, en estas condiciones, la simple re
impresión del texto, sin introducir en él ninguna
modificación.
En la década del cuarenta, Marx no había termi
nado aún su crítica de la Economía política. Fue
hacia fines de la década del cincuenta cuando dio
término a esta obra. Por eso, los trabajos publicados
por él antes de la aparición de la Contribuci6n a l
Crítica de
l
Economía política
( 1859),
el primer fas
cículo de su obra grande, difieren en algunos puntos
de
los
que vieron la luz después de aquella fecha;
contienen expresiones y frases enteras que, desde el
punto de vista de las obras posteriores, parecen poco
afortunadas y hasta inexactas. Ahora bien, es induda
ble que en las ediciones corrientes, destinadas al pú-
blico en general, caben también estos puntos
de
vista
anteriores,
que
forman parte
de
la trayectoria espiri
tual del autor, y que tanto éste como el público tie
nen el derecho indiscutible a que estas obras anti
guas se reediten sin ninguna alteración. Y a mí no se
me hubiera ocurrido, ni en sueños, modificar ni una
tilde.
.Pero
la cosa cambia cuando se trata de una reedi
ción destinada casi exclusivamente a la propaganda
entre los obreros. En este caso, es indiscutible que
Marx habría puesto la antigua redacción, que data ya
8
de
1849,
a tori.o con su i'mevo punto de vista. Y estoy
absolutamente seguro
de
obrar tal como
él
lo habría
hecho introduciendo en
esta edicíón
las escasas mo
d i f i c ~ c i o n e s y adiciones que son necesarias para con
seguu- ese resultado en todos los puntos esenciales.
De antemano advierto, pues, al lector
que
este folleto
no es el que Marx redactó en 1849, sino, sobre poco
mas o menos, el que habría escrito en 1891. Además
texto original circula por ahí en
tan
n u m e r o s o ~
e¡emplares, que por ahora basta con esto, entre tanto
que yo pueda reproducirlo sin alteración más ade
lante. en una edición
de
las obras completas.
Mis modificaciones giran todas en torrio a un pun
to . Según el
t ~ x t o
original, el obrero vende al capi
talista, a camb10 del salario, su trabajo; según el tex
to a ~ t i ; i a l ~ e n d e su fuerza de trabajo. Y acerca de esta
~ o d 1 f i c a c 1 o n tengo
que dar
las necesarias explica
Ciones.
Tengo que darlas a los obreros,
para que
vean
que no se trata. de ninguna sutileza de palabras, ni
mucho menos; smo de uno de los puntos más impar·
tantes de toda la Economía política. Y a los burgue
ses, yara que se convenzan de cuán por encima están
los .1?cultos o b r e r o ~ a quienes se pueden explicar con
facilidad las cuestiones económicas más difíciles de
e ~ o s p e t u l a n t ~ s hombres «Cultos», que jamás,
m i e ~ t r a s
vivan, llegaran a comprender estos intrincados pro
blemas.
La Economía política clásica 2 tomó de l práGtica
2 por Economía política clásica
--<3scribe
Marx en l
Capital- entiendo toda la Economía política que, comem:ando
por W. Petty, investiga la conexión interna de las relaciones
burgúésas ·
e
·producción (Carlos Marx l Capital tomo I
sección I, capítulo I, nota 32). Los rep;esentantes más d e s t a ~
cados de la Economía política clásica en Inglaterra fueron A.
Smith y D. Ricardo. Ed.).
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industrfal
l
id.ea,
en
boga entre los fabricantes, de
que éstos compran y pagan el tr b jo de sus obreros.
Esta
idea
servía perfectamente a los fabricantes para
la práctica
qe
los negocios, para la contabilidad y el
cálculo
de
sus precios. Pero, trasplantada simplista-
mente a la Economía política, causó
aquí
extravíos
y embrollos verdaderamente notables.
La Economía política se encuentra con
el
hecho
de
que
los precios de todas las mercancías, incluyendo
el
de aquélla a que da el nombre de «trabajo», varían
constantemente; con
que
suben y
bajan
poJ.· efecto de
circunstancias muy diversas, que muchas veces :no
guardan relación alguna con la fabricación de la m e r ~
canda misma, de tal modo que los precios parecen
estar determinados generalmente por
el
azar. Por eso,
en
cuanto
l
Economía política se erigió
en cienciaª,
uno de los primeros problemas que se le plantearon
fue el
de
investigar
la ley oculta
detrás
de
este azar
que parecía gobernar los precios
de
las mercancías,
y que en realidad lo gobierna a
él.
Dentro de las cons-
tantes fluctuaciones
en
los precios de las mercancías,
que tan pronto suben como bajan, la Economía se
puso a buscar el punto central fijo
en
torno al cual se
movían es.tas fluctuaciones. En una palabra, arrancó
de
los precios
de
las mercancías
para
investigar como
ley
reguladora de éstos
el
valo · de las mercancías,
valor
que
explicaría todas las fluctuaciones
de
los
prncios y al cual, en último término, podrían redu-
cirse
todas
ellas.
S
La Economía política,, en el. sentido estricto de la palabra,
aunque hubiese surgido a fines del siglo
XVII
en las cabezas
de algunas personalidades geniales, tal como fue formulada
en las obras
de los
fisiócratas y
de
Adam Smith es, en esencia,
hija del
siglo
XVIII .
(F. Engels,
Antl-Dühring
sección
II,
cap. I).
Ed.
10
Así, la Economía dásica encontró que el valor de
una mercancía se determinaba por el trabajo nece-
sario para su produceión encerrado
en
ella. Y se con-
tentó
con
esta
explicación.
También
nosotr.os
pode-
mos detenernos, provisionalmente, aquí.
R e c o r d ~ r é ~ ~ n
sólo,
para
evitar eqüívocos,
que
hoy .
~ t a
explicamon
es del todo insuficiente. Marx inveshgo
de un
modo
minucioso
P or
vez primera
la
propiedad
que
tiene el
trabajo de fuente
de
valor, y descubrió que no
todo el trabajo aparentemente
y
aun realmente nece.
sario
para
la producción
de una
mercancía
añade
a
ésta en todo
caso
un
volumen de valor equivalente a
l cantidad
de
trabajo consumido. Por tanto, cuando
hoy decimos simplemente, con economistas como Ri-
cardo, que el valor.de una mercancía se determina por
el
trabajo nece5ario para su producción, damos por
sobreentendidas siempre las reservas hechas por Marx.
Aquí, basta con dejar sentado esto; lo
demás
lo
e x ~
pone Marx en su
Contribución a l Crítica de la Eco
nomía política
(1859), y
en
el primer tomo
de El
Capital.
Pern, tan pronto como
los
economistas aplicaba.ri
este
criterio de determinación del valor
por el
traba10
a la mercancía «trabajo», caían
de
contradicción en
contradicción. ¿Cómo se determina el «valor
del
tra-
bajo»? Por el trabajo necesario encerrado en
ét
Pero,
¿cuánto trabajo
se
encierra en
el
trabajo de u ~ 1 obrero
durante un
día una semana, un mes, un año?
El
trabajo
de un
dÍa,
una
semana,
un
mes,
un
año.
Si
e]
trabajo es
la
medida de todos
los
valores?
el
. valor
< lel trabajo» sólo
podrá
expresarse en
traba10.
Sm em-
bargo, con saber que el valor de una hor.a de t r a ~ a j o
es igual a una hom de trabajo, es como
s1
no .sup1ese-
mos
nada
acerca
de
él. Con esto, no hemos avanz;ndo
.ni
im pelo hacia nuestra meta; no hacemos mns
que
.dar vueltas en
un
círculo vicioso.
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La Economía clásica intentó entonces buscar otra
salida. Dijo: el valor de una mercancía equivale a su
coste de producción. Pero ¿cuál es
el
coste
de
pro
ducción del trabajo? iPara
poder
contestar a esto los
economistas vense obligados a forzar
un
poquito la
lógica. En vez del coste de producción del propio
trabajo que desgraciadamente no se puede averi
guar investigan el coste
de
producción del obrero
Este sí que
puede
averiguarse. Varía según los tiempos
y las circunstancias pero dentro
de un
determinado
estado de
la sociedad
de
una determinada localidad
y de una rama de producción dada constituye una
magnitud también dada a lo menos dentro de ciertos
límites bastante reducidos. Hoy vivimos bajo el do
minio de la producción capitalista
en
la
que una
cla
se numerosa y cada vez más extensa de la población
sólo puede existir trabajando a cambio de un salario
para
los propietarios
de
los medios
de
producción:
herramientas máquinas materias primas y medios
de
vida. Sobre la base
de
este modo
de
producción el
coste de producción del obrero consiste
en
l suma de
medios de vida o en su correspondiente precio en
dinero necesarios por té:i;mino medio para que· aquél
pueda
trabajar
y
mantenerse
en
condiciones de segufr
trabajando y
pára
sustituirle
por un
nuevo obrero
cuando muera o· quede inservible
por
vejez o enfer
medad es decir
para
asegurar la reproducción de l
clase obrera
en
la medida necesaria.
Supongamos que el precio en dinero de estos me
dios de vida es
por
término medio de tres marcos
diarios. En este caso nuestro obrero recibirá del capi
talista
para
quien trabaja un salario de tres marcos al
día. A cambio de este salario el capitalista le hace
trabajar digamos doce_ horas diarias. El capitalista
echa sus cuentas sobre poco más o menos del modo
siguiente:
12
Supongamos
que
nuestro obrero mecánico
ajustador tiene que hacer una pieza
de una
máqui
na que acaba
en un
día. La materia prima hierro y
latón en el estado de elaboración requerido cuesta
supongamos 20 marcos. El consumo
de
carbón
de
la
máquina de vapor y el desgaste ele ésta del torno y
de
las demás herramientas con
que
trabaja nuestro
obrero representan digamos calculando Ja parte co
rrespondiente a
un
día y a un obrero·-- un valor de
un marco. El jornal
de un
día es según nuestro cálcu
lo de tres marcos. El total arrojado para nuestra pieza
es de 24 marcos. Pero el capitalista calcula que su
cliente le abonará
por
término medio
un
precio
de
27
marcos; es decir tres marcos más del coste
por él
desembolsado.
¿De dónde salen estos tres marcos que
el
capita
lista se embolsa?
La
Economía .clásica sostiene
que
las mercancías se venden unas
h
otras
por
su valor
es decir por el precio
que
corresponde a la cantidad
de trabajo necesario encerrado en ellas. Según esto
el precio medio de nuestra pieza o sea 27 marcos-
déb-ería ser igual a su valor al trabajo encerrado en
ella. Pero de estos 27 marcos
21
eran valores que ya
existían antes de que nuestro ajustador comenzara a
trabajar 20 marcos se contenían en
la
materia prima
un marco
en
el carbón quemado durante el trabajo o
en las máquinas y herramientas empleadas en éste
y cuya capacidad
de
rendimiento disminuye
por
valor
de
esa suma. Quedan seis marcos que se añaden al
valor de las materias primas. Según Ja premisa
de que
arrancan nuestros economistas estos seis marcos sólo
pueden provenir del trabajo añadido a la materia pri
ma
por
nuestro obrero. Según esto sus doce horas de
trabs.jo han creado
un
valor nuevo de seis marcos.
ü decir
que
el valor de sus doce horas
de
trabajo
¡ ¿ ~
13
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equivale a esta cantidad. Así habremos descubierto,
por fin, cuál es el
«Valor
del trabajo».
--¡Alto ahíl -grita nuestro ajustador--. ¿Seis mar·
cos, decís? ¡Pero a mí s6lo
me
han entregado tres
Mi capitalista
jura
y perjura.
que el
valor de mis doce
horas
de
trabajo son sólo tres marcos,
y
:J:l le reclamo
seis, se reirá de mí. ¿Cómo se entiende esto?
Si antes, con nuestro valor del trabajo nos movía
mos
en
un círculo vicioso, ahora caemos
de
lleno elil .
una
insoluble contradicción. Buscábamos el valor
del
trabajo, y hemos encontrado más de lo
que
quería
mos. Para el obrero, el valor de un trabajo de doce
horas son h'es marcos; para el capitalista, seis, de los
cuales paga tres al obrero como salario
y
se embolsa
los tres restantes. Resulta, pues,
que
el trabajo no tiene
solamente un valor, sino dos,
y
además bastante dis
tintos.
Más absurda aparece todavía la contradicción
si
reducimos a tiempo de trabajo los valores expresados
en
dinero. En las doce horas de trabajo se crea
un
válor nuevo de seis marcos.
Por tanto,
en
seis horas serán tres marcos, o sea
lo
que el obrero. recibe .por un trabajo de doce horas.
Por .doce horas
de
trabajo se le entrega
al
obrero,
como valor equivalente, el producto
de un
trabajo
seis horas. Por tanto, o el trabajo tiene dos valores;'·
uno de los cuales es doble de grande que el otro, ¡o
doce son igual a seis En ambos casos, estamos dentro
del más puro absurdo.
Por más vueltas
que
le demos, mientras
b a b l e m ~
de compra y venta del trabajo
y
de valor del
t ~ ~ b a j o
no
saldremos
de
esta contradicción.
Y
esto
lo que
les ocurría a los economistas.
El
últhno brote' de fa
Economía política clásica, la escueia
de
Ricardo,
fra
casó
en
gran parte
por
la imposibilidad
de
resolvel'
esta contradicción. La Economía política
c ~ ; í s i c a
.se
14
habfa metidó éJ 1 Ufi éal1ej6n sin salida. l hombre que
encontró la salida
de
este atolladero fue Carlos Marx.
Lo que los economistas consideraban como coste de
producción «del trabajo» era el coste de producción,
no del
trabajo, sino
del
propio obrero viviente.
Y
lo
que este obrero vendía al capitalista no era su traba
jo.
ccAllí donde comienza realmente su trabajo
-dice
Marx..:..,
éste ha dejado ya de pertenecerle a él y no
puede, por tanto, venderlo». iPodrá, a
lo
sumo, vender
su trabajo
futuro;
es decir, comprometerse a ejecutar
un determinado trabajo
en un
tiempo dado.
Pero
con
ello no vende el trabajo (pues éste todavía está por
h a c e r ~ sino
que
pone a disposición del capitalista., a
camb10 de una determinada remuneración su fuerza
e trabajo, sea por un cierto tiempo ( sÍ trabaja a
¡orna}) o
para
efectuar una tarea determinada (si
trabaja
a
destajo): alquila
o
vende su fuerza de
tra-
bajo
Pero esta fuerza de trabajo está unida orgánica
mente a su persona
y
es inseparable de ella.
Por
eso
su c ~ ~ t e de
p r o d u c ~ i ó n
coincide con el coste de pro
ducc1on
de
su propia persona; lo que los economistas
Jlamaban coste de producción del trabajo
es
el coste
de producción del obrero,
y,
por tanto, de
la
fuerza
de trabajo.
Y
ahora, ya podemos pasar del coste de
producción de
Ja
fuerza de trabajo al valo1 de ésta
y
determinar la cantidad de trabajo socialmente nece
sario
que
requier? para crear una fuerza de trabajo
de det,ermmada cahd.ad, como lo
ha
hecho Marx en
el
cap1.tulo
sobre
la
compra y la venta de la fuerza
de trabajo
El
Capital tomo
I,
capítulo
4,
apar-
tado 3 . .
Ahora bien, ¿qué ocurre, después
que
el obrero
vende al capitalista su fuerza de traba1'0· es decir
l
1 ' '
C1espues que
a pone a su disposición, a cambio del
s ~ l a r i o convenido, por jornal o a destajo " l capita
lista lleva al obrero a su taller o a su fábrica, donde
15
1- 7
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se encuentran ya preparados todos los elementos ne·
cesarios
para
el trabajo: materias primas y materias
auxiliares ( carb6n, materias coforantes, etc .), berra·
mientas
y
maquinaria. Aquí, el obrero comienza a
trabajar. Supongamos que su salario es, como antes,
de tres marcos al día, siendo indiferente qtie los ob
tenga como jornal o a destajo. Volvamos a suponer
que en doce horas el obrero, con su trabajo, añade a
las materias primas consumidas un nuevo valor de
seis marcos, valor que el capitalista realiza al vender
la mercancía terminada. De estos seis marcos, paga
al obrero los tres
que
le c_orresponden
y
se guarda los
tres restantes. Ahora bien,
si
el obrero, en doce horas,
crea un valor de seis marcos, en seis horas creará un
valor de tres. Es decir, que con seis horas que trabaje
resarcirá al capitalista el equivalente de los tres
m r ~
cos que éste le entrega como salario. Al cabo
de
seis
horas de trabajo, ambos están en paz y ninguno adeu
da un
c é n ~ i m o
al otro,
-¡Alto ahí -grita ahora el capitalista-. Yo he al
quilado al obrero por
un
día entero, por doce horas.
Seis horas no son más que media jornada. De modo
que ¡a seguir trabajando, hasta cubrir las otras seis
horas, y sólo entonces estaremos en pazJ
-.
Y
en
efecto, el obrero no tiene más remedio que someterse
al contrato que «voluntariamente» pactó, y en el que
s obliga a trabajar doce horas enteras por un pro
ducto de trabajo que s6lo cuesta seis horas
Exactamente lo mismo acontece cpn el salario a
destajo. Supongamos que nuestro obrero fabrica en
doce horas doce piezas de mercancías, y que cada una
de ellas cuesta, en materias primas
y
desgaste de ma·
quinaria, dos marcos y .se vende a dos medio. En
igualdad de circunstancias con nuestro e1empl? ante
rior el capitalista pagará al obrero 25 pfenmgs por
p i e ~ a
Las doce piezas arrojan un total de tres m r ~
16
cos, para ganai· los cuales el obrero tiene que traba·
jar doce horas.
El capitalista obtiene por las doce
piezas treinta marcos; descontando veinticuatro mar
cos para materias primas y desgaste, quedan seis
marcos, de los que entrega tres al obrero, corno sala
rio, y se embolsa los tres restantes. Exactamente lo
mismo que arriba. También aquí trabaja el obrero
seis horas para sí, es decir, para reponer su salario
(media hora de cada una de las doce) y seis horas
para el capitalista.
La dificultad contra la que se estrellaban los me
jores economistas, cuando partían del valor del «tra
bajo», desaparece tan pronto como, en vez de esto,
partimos del valor de la «fuerz de trabajo», La fuer
za de h·abajo es, en nuestra actual sociedad capitalista,
una mercancía; una mercancía como otra cualquiera,
y sin embargo
mur peculiar.
Esta mercancía tiene,
en efecto, l especial virtud de ser una fuerza creado
ra
de
valor, una fuente
de
valor;
y,
si se la sabe em
plear, de mayor valor que el que en sí misma posee.
Con el estado actual
de l
producción, la fuerza hu
mana de trabajo no s6lo produce en un día más valor
del que ella misma encierra y cuesta, sino que, con
cada nuevo descubrimiento científico, con cada nuevo
invento técnico, crece este remanente de su produc
ción diaria sobre su coste diario, reduciéndose, por .
tanto, aquella parte de la jornada de trabajo en que
él· obrero prnduce el equivalente de su jornal, y alar
gándose; por otro lado, la
paite de
la jornada de tra
bajo
en
que tiene
que
reg l r
su trabajo al capitalista,
sin que éste le pague nada.
Tal es el régimen económico sobre el que descansa
toda la sociedad actual: la clase obrera es la que
produce todos los valores, pues el valor no es más
que un término para expresar el trabajo, el término
con que en nuestra actual sociedad capitalista se de-
1" 80
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signa
la cantidad
de trabajo socialmente necesario
encerrado en una determinada mercancía. Pero estos
valores producidos por los obreros, no les pertenecen
a ellos. Pertenecen a los propietarios de las materias
primas,
de
las máquinas y herramientas y
de
los re
cursos anticipados
que permiten
a estos propietarios
comprar la fuerza de trabajo de l clase obrera.
Por
tanto,
de toda l
masa
de
productos creados
por
ella,
la
clase obrera sólo recobra
para
sí
una
parte. Y,
como acabamos
de
ver,
l otra
parte, la
que
retiene
para
sí
la
clase capitalista, viéndose a lo sumo obli
gada
a compartirla
con la
clase
de
los terratenientes,
se acrecienta con
cada
nuevo invento y
cada
nuevo
descubrimiento, mientras
que la parte
correspondien
te a la clase ob1era (calculándola por persona , sólo
aumenta muy lentamente y en proporciones insigni
ficantes, cuando no se estanca o incluso disminuye,
como acontece
en
algunas circunstancias.
Pero estos descubrimientos e invenciones, que se
desplazan
rápidamente
unos a otros, este rendimien
to
del
trabajo
humano
qtie va creciendo
día
tras día
en
proporciones
antes
insospechadas,
acaban
por
crear un conflicto, en el que forzosamente tiene que
perecer
la
actual economía capitalista.
De un
lado,
riquezas inmensas y una plétora
de
productos que
rebasan
l capacidad de
consumo
del
comprador.
Del otro, la gran masa de la sociedad proletarizada,
convertida
en una
masa de obreros asalariados, e
incapacitada con ello
para
adquirir aquella plétora
de
productos.
La
división
de
la sociedad
en una
reducida clase fabulosamente rica
y
una
enorme
clase
de
asalariados que no poseen nada, hace que
esta sociedad se asfixie
en
su propia abundancia,
mientras
la gran
mayoría
de
sus individuos están
apenas garantizados, o no lo están en absoluto, cond
tra
la más extrema penuria. Con
cada día
que pasa,
18
éste estado d€l
CóSáS
va haciéndose más
absur<l.o
y
más innecesario. _
Debe
eliminarse, y
puede
eliminar
se.
Es
posible un nuevo orden social
en
el
que
<les-
a parecerán las actuales diferencias de clase y
en el
que
--tal vez después de
un
breve período de tran
sición, aco llpañado
de
ciertas privaciones,
pero en
todo caso
muy
provechoso :moralmente-, niediante
el aprovechamiento
y el
desarrollo con arreglo a
un
plan de
las inmensas foerzas productivas
ya
existen
tes
de
todos los individuos
de la
sodedad e impo
:iiendo el deber general de trabajar, se dispondrá por
igual
para
todos,
en
proporciones
cada
vez mayores,
de los medios necesarios
para
vivir,
para
disfrutar
de
la
vida y
para educar
y ejercer todas
las
facultades
físicas
y e s p i r i t u a l e ~ Que los
obreros van estando
cada vez más resueltos a conquistar, luchando, este
nuevo orden social, lo patentizarán en ambos lados
c l ~ I
Océano, el
día de
mañana, 19
de
mayo,
y el do
mmgo,
3 de
mayo 4.
Londre11, 30
de abril de 1891
Escrito por
F.
Engels para
.la
€dición en folleto aparte de a
obra de
C.
Marx
Tmbafo asa-
lal iado
y
capital, que se pu
blicó en Berlín en 1891.
Federico Engels
Se publica de acuerdo con la
edic.ión de 1891. Traducido del
alemán.
4
Las tradeuniones inglesas celebrnban
la
Jornada Interná
cional del Trabajo el primer domingo después del 1
de
mayo,
que en 1891 correspondió al día 3. (N.
e
fa Edit. .
19 8
7/25/2019 Marx - Trabajo Asalariado y Capital
http://slidepdf.com/reader/full/marx-trabajo-asalariado-y-capital 8/27
TR B JO S L RI DO Y C PIT L
[
e
diversas partes se nos
ha
reprochado el que no
·¡·
hayamos expuesto
fas relaciones económicas que
for
man
la
base
material de la
lucha de clases y
de. las
luchas nacionales de nuestros días.
e un
modo
sistemático,
sólo
hemos examinado
estas
relaciones
aHí
donde se imponían
directamenl.e en las
colisiones
políticas. . ·
. Tratábase, principalmente,
de
seguir
la
lucha
d e ~
clases en
la
historia diru·ia, y demostrar empírica
mente, con los materiales
h i s t q r i c o s ~ e i l T e ñ f e i j __
los que· 1oáii ·-ápareciendo Tcxfos
jQs
d í ª ~ - _ q y ~ - ~ Q e)
so1uzgámTeñfüdeTaclaseo0rera, protagonista de
Fe:: ·
füefi:ry-
M·a:i-zti-i
; füeroñ ·vencfclosaJ propio
tieriipo süs
·
aaversal: iósi--en Francia, los
r e p u b l l c a n o s f ü g u e s e s ~
eñtoaoet-cornirrem:e_europeo,-ras-c1as·es]Jür@
12
sas_
y-campesinas,
en
ludia
~ s 1 u t i s m o feudal;
q u e - ~ t - m u n f o - d e l a R e p ú b 1 i c a
l f o n e s t a ~ á ñ C i á
·· ·
~ · - - · · - ' - · ~ · - · - . _....._ .
-
. .__.____ ·
........
....__.
. .. . · ·
i
O sea, la revoÍución del 23
y
24 de febrero de 1848 en
París, la del 13 de marzo en Viena
y
la del 18 de marzo en
Berlín.
N.
d.i
la Edlit.
.
21
7/25/2019 Marx - Trabajo Asalariado y Capital
http://slidepdf.com/reader/full/marx-trabajo-asalariado-y-capital 9/27
1
fue, al mismo tiempo, la derrota
de
las n a c i o n e s - ~
habfan respondido n1a· evolucfón-ae
Febrero
cem
hermcas
guerras
aelñcrepemleñcm;
y,
fmáliiienTu--;- que
con la derrota
ae fos
obreros
revoiücWnlllios; Europa
ha vuelto acaerlJajo:·5uanflgüiCesclavifüci-j5or-par
tidaclolite:
.1a-esciavltu<r . n g l o ~ r ü f ü ; . - · - ' t ; ~ 1 - b a t a U a d e
Jümo
en "'aríS,""Ia ciiliTiide-Viefü¡:-,_:-Ia trafiícü'mefüadei
ño.··vieñilJreoeillilés"élel.848,ToS
s f u ~ z o s
desespera-
· · ·
dos
de
.Polonia, Italia y Hungría, el sometim1entcn e
I ~ ~ ? - ~ ~
..;(>01=-enifün ?_Tii:· t a . I ~ s
~ ~ u e ? . P
_los a c o n t _ é c l m l ~ i . .
tos principales en
que
se resum10 la lucha europea
de-clases
entreTa-6ürgues1aylaclase
obrera,
·y
a
traVés-c:re-1os-cuales
l i e m o s · a e m Q . ~ _ t _ r a : d 9 _ : _ q . i J f ~ - t o ~ 1 2 J e , :
v ~ ~ : i . f i \ _ ~ 1 ~ e n f o · · 1 ~ e v o l i f ü i o n a f i O , p 0 r -
muy alejada
que
pa
rezca
esta1;
sü""meta de la luchaae df.1 :Ses;
tiene
úece
sariamenfeqiie
"fracasar
"Iñleiiliruf"nó uifü'ife la
clase
o l i : i - e r a - r e v o t u c i o n a r i a ~ · - : g u e -füda - refofina··soc.la.1--TiO
s é r « ~ m ~ s < i i l e - l : i ñ a u t o p í a
mieñtrás-lai'evOfuciOñ
pro·
_____ . __ =: i : :
-----------------
letarfa
i1a
--¡fo-:-iifrarrevolución
reuualista no
midan
sus
ariñas
en-"li.m1.
fil0?Frr.l-11úíñilfll[--Eiinuesira
__
ciescrip-
'\
. r
ción, io rmsmo
que en la
realidad,
Bélgica
y
Suiza
eran estampas
<le
género, caricaturescas y tragicómi
cas,
en
el gran cuadro histólico: una, el Estado mo
delo
de
la monarquía burguesa; otra, el Estado
modelo
de fa
república burguesa,
y
ambas, Esta
dos
que
se hacen
fa
ilusión
de
estar
tan
libres
de
la
lucha'
de
clases como de la l'evoluci6n europea.
Ahora que nuestros lectores
han
visto
ya
desarro
Uarse fo lucha de clases,
durante el
año 1848,
en
for
mas políticas gigantescas,
ha
llegado el momento
de
analizar más
de
cerca las mismas mlaciones econó
micas '.m
que
descansan
por
igual la exist.encia de la
burguesía
y
su dominación de clase
y
la esclavitud
de os obrero:;.
Expondremos
en
tres grandes apartados:
1) La
re
lación
entre
el
traba/o a Yal ariado y
el capital,
la
es-
.;" ..___
. ~ ~ ~
22
c 1 a y i ~ C . , _ < l . ~ l
o h ~ E _ ~
la
- ~ . 9 _ m i l ~
del capitalista.
2 La
inevf
a b . l . e _ _ ~ ' . f _ _ Z 1 _ _ < : _ : _ 1 _ a . j o
el sistema-
actual,
de
l s
º'as.es medias
- ~ t l , . " f 5 _ 1 e s a s yaer
tama iúiestáilo cam
' 1 ~ ~ 1 1 0 . _ 3
_l
_ o j u z g a m 1 ~ i i _ ' ? - ~ l q _ ~ ~ ~ l f f e t a d 6 n - comei·-
czal áe fos clases burguesas
ae
l<U< d:
-¡--t-· - -- ., ... ··-
. · · · . -· . ::P .. ···
iuozn
as
naciones
europeas por e
uesnotaaeef-n1e .:r::c-----,:i;--1 ·-¡· - r=··-
---
; . . . . . . ·-·--·-----.::.<;'. ____ .
_
- - - - - ~ ~ ~ u : ? _
munuia:
ngw
tena.
---------------
.
~ o s
esforzaremos
por
conseguir
que
nuestra expo
sic1on sea lo
m ~ s
s e n c i l l ~
y popular
posible, sin
dar
eor
supi;estas 'm
las
nomones más elementales
de
la
. l : ; c o n o ~ 1 ~
pohtica. ,
Q u . : ~ r ~ n : i _ Q ~ - - h l ~ ~ ~ n o s entender por
los obrn1or Ademas e Al ·
··
--..--- ··-------,.------
- - - - · · . · · · ·
-A. ·
,
n
emama reman una
1gno-
l'ancia
_Y u.na
confusión
de
conceptos verdaderamente
ª.sombrnsas acerca
de
las relaciones económicas más
simples,
que.
van desde los defensores patentados de]
º.rden
de
cosas existente basta los
taumaturgos socia-
¡ista s
y
los
genios políticos incomprendidos aue
en
l
a
~ ; s m d e m b r a d a
Alemania
abundan todavía'más que
os pa
res
de la
Patria".
l
~ a ? s e m o s , .
pues, al primer problema:
¿Qué es el
sa-
~ ~ ~ Q . ¿Cómo se determina? - . .
..
Si
p r e g ü ñ i a ñ i Ü s ~ - I o s
obreros
qué
salario perciben
uno
n o ~
contestará: "Mi patl'Ón
me paga un
m a l ' c ~
por Ja
,}ornada
de'
trabajo"; el otro:
"Yo
recibo dos
marcos ,
~ t e . ~ e g m ~ _ ~ ~ i ~ ~ ~ t i 1 E _ . J : ? . r r ~ - ~ e l
trabajo
· ª que P ~ I t e _ : 1 : . : ' . z c a ~ - ~ ° - ~ m.i: _1?arán
las distintas-cañfi
dad_e_s d ~ . - ~ n e r o
~ : ~
_ I o _ s _ ~ u r g u - e s e s
respectivos-les-pa
gan_ _ ~ . . . ~ ~ e ~ ' : c ~ o n de una farea determinada-
v. g·
r
por
te1er
una
vara
de-1·---- -
---
-
---
- ' .,
. ienzo o
por
componer
un
plie-
go
de
m_1pr.enta.
Pero, pese a
la
diferencia
de
datos
t ~ d o ~ c ~ m c i d e n
en ui;i
P1;1nto:
el salario es
1a
cantidad .
dmedo
que
eJ
c ~ ~ 1 t a h s t a p_aga
pqr:
_ut _
¿ e_tenpinado
1
t
. ~ º d e
t r ~ h a J Q __
Q
por_la_eje_cuci6n.de
_
una
tarea
de-
}
e_. _Il lEa.
_a. ---- - -------
Por
tanto, al P.arecer,
el
~ a } ; l i t a ~ s t a
les
com 1'a
a los
obreros su trabaJo con dinero. - E l r · - · · r · - - - - ~ ~ = - - - · - · ·-·-·
- · · - - - ~ - · - · - · · - - - - - · - - · - · · - ~ · - - - · - - - · - - º ~ - U e . 1 1 ~ . 1 l . , . l l i ? L , _
23 8
7/25/2019 Marx - Trabajo Asalariado y Capital
http://slidepdf.com/reader/full/marx-trabajo-asalariado-y-capital 10/27
dinero su trabajo. Pero esto
nó
es m ~ s que la
apa·
r i é ñ 0 0 i ~ - Coqµ8
en realiOaa v e n d ~ ~ _ ~ _ s - ~ o ~ r ~ r 9 s : a f
<RíinTta11sta
"{¡or
dhiero es ·su ttierzií de trabajo El ca-
1 ; . 1 i 1 H s t a - : C o i ñ p r a . e s i a - I i i e r i a d 1 3 ~ _ t ~ ~ ~ a f c i _
J ? ~ {
u r i ~ - - ~ 1 ~ 1 .
una semana, unñies, -e-re. ·y;· una vez comprada, la
consume;
n a c i e n d o ~ q u e
los O f ü e r o s · · u p J i - . ~ f i - a i . f r a i i f e "
~ L t i e m P º - - - _ _ e s t i p u l a a O : - C o r i el
-:mismo_ dinerocou··
que
)es compró su fuérza de-trabajo;-pof
ejefüpki;
coñ-:Ios_
dOS--má:cos;ef capitalista
po-día" hal:ier
comprado dos
lilli'a-s-·ae-·azucar ·o--ur1adetefriiínadacanfídaa-o.e-otra
mercancía cualquiera.-:Los 00s1Ilarcos·9ort
·1os que
compra dos ·Horas Cle azúcar son el
precio
de las dos
l i b r ~ s de azúcar. Los dos marcos con los que compra
dooe horas de uso de la fuerza de trabajo son el pre
cie de
un
trabajo de doce horas.
La
fuerza de
tra:·,
bajo es, pues, una mercancía, ni m ~ s ni menós- q u ~ -
1
1
el a Z . i : < : : ~ - t : ' : : A g : ~ - ~ . I ~ ~ - ~ ~ - ~ 1 - " i l " í d e con el reloj, é s t ~ , _ci:>n _l_i
oalanza. -- -- -- - -
Los obreros cambian su mercancía, la fuerza de
tu.bajo,
püi;
·1a.··
mércañ.cfa_: r : - ~ J ? i f o l i ~ t _ a ; : J ? < i ~
el di
r i e i o ~ y e s t ~ l: ªlllbio se r ~ a l i z a -gpardªgc}_o__
una
d e t e r ~
minada proporción: tanto dinero por
tant¡;is
horas de
u;o de la
fu§ '.?;.ª_d.tL.tr.ab lj_Q,.
Por tejer durante doce
lío1'as, dos-·;;:;arcos. Y estos dos marcos, ¿no represen
tan todas las demás mercancías que
puede11
adqui
rirse por la misma cantidad
de
dinero?
En
realidad,
el obrero ha cambiado su mercancía, la fúerza
·ae
tra
o<ljo, por ótras" n1ercañcfas de" fodó g ~ n e r o , y siempre
eh
una
determinada
p r o p o r c i ó n ~
A_l
e ~ ~ r -
cos;·-el capifalísta le entrega, a cambio de su jornada
détñiliajo,
t a · - c v m t d 1 r d - - c O " r 1 ~ 1 : m m l i e m e a e came;ae
ropa;cfe--leña, delliz,"efC:---Por
"füñfo-;-Ios
~ ° . s . _ x p ~ f c ó s · ·
e x ~ : i ñ ~ f a j ; m m m : Q Q i i
e ñ ~ ~ ~ ~ ~ = l l i 1 } i _ t i _ ~ : ~ ~ _e __
r a b ~ j o
se cambia por otras mercancias, o sea el vafor _de
cambio<le1a-füefiii d·e· tt@ª[O:--A.ñonl" bien, - e l i ' . _ a ~ ~ r .
de-cambfo- de
uñi 'iñer.cani;:ía,
expresado en
d _ i i í i _ . ' f > . L ~ -
-- · ·
·-·
.. _,_.
___
·-
.
1
¡,
1
precisamente su
precio.
Por consiguiente, - ~ _ _ _ s a ~ r i E _ 1
no es
mas-que
un nombre especial con
que
se de-
si á ~ i : " a l - récfo ·de la""füei'z1Cde-ffaoa}o,"·<rlo-qué-suele··
l l : m a í ' s é ~ 1 ' e c i 0 - a e l friibafá; el"iióml:fré s p e e i ~ f " d e - e s a
pecüliar -mercancía que s010 toma-cuerpo--e11-lii-carrie-
f-fasangre -t:ierl:iombre. ,:
-
Tomemos un obrero cualquiera, por ejemplo, un
tejedor. El
capih=i.lista
le suministra el telar
y
el hil9.
El t e j e d o ~ e - 1 2 - o i i ~ . : a t r a f ü ~ . j á r y él
fiilo
se "Callvferte
t f ü . 1 i e ñ z o ~ " E I capitalista seaatleña-ae1-tienzcr··y-Io
veride
_en
v e h ~ t e marcos; por _ i l e " i ' n p ~ ~ ¿ A e a s o ~
lano aél tejedor representa -una parte-- del lienzo, de
los
veinte marcos, del producto
de
su trabajo? Nada
de eso. El tejedor recibe su salario mucho antes de
venderse ei-neñZo; iaTVeZ
i n ~ c h ó
antes de"
q o o ~ y a -
a ~ e l ~ t e j i d ó ; ·
1
Por tañto, e l ~ . Y ~ ~ ¡
este salarió del dinero·Qüe1laae obtener del l í e n ~ º " ' 1 '
s1ñ0Cfeliñ10ndo de dinero
que
tiene
en
r e s e r v ~ . . : ,
Las '
inel'cancias entregadas al tejedor a cambio
ae la
suyh ;:
óe afuerza de traDajó; no son p r o d u c t o s ~ ] ~ ~ s ü - = a : :
oajü,CíerrñlSiño
m-odo
_que n o _ : Q ~ 9 J . i . : : " © r t ~ I ª r _ y__Ell hH9_
que el
burguesíe ha
suministrado.
P':l_ª "faLQQ1:1 i '
que
ef1irirgues "ño
e n c o n t r a s e m ~ u ñ
comprador para
,
su1lei.lzD.-P-OClffa
ocurrfrtaiíib en qÜe--no-se
reemooI-
sase con el
prodUctode
su venta l L ~ l safü 1.Q:p_;:ig·ª°ªª°:-
y _E.uede_ ocurrir también
que
lo v e : l ~ ¿ u y y ~ n t a j < _ > - __
samente, en comparación _con e ~ ¿ _ a l a ~ i o ~ ~ : ~ . J ~ j ~ < f . 1 : ~ E :
Artejedor,todo.esto le_ tienesíñ cuiaacfo.
El
cap ::__
ta1ista, con una parte
delaiortuna
de-que
dispone,
de su capital, -compra la fuerzaCleti:iha} odel-feje:
cíor:exactamente 10
1 s n ~
q u e _ 2 ~ 1 . " ~ q a ~ . [ á , i J é ~ : < : ~ ] ª - ~
fortüna ----na-compraCfi?:
~ ~ 1 . ~ . l ~ i l l - ª . . : H i U M . ..::-
l _ _ ~ - ~ = -
Y r l , l r i i i ; i i i t c i
d e ~ t r a b a j o ~ . , , , , , e l - ~ - t e l a l ' = . _ J J J 1 ¡ ¡ . _ = ~ z
he
chas i;;i°stas compras, entre las que figura la de la fuer
zaaetraoajonecesana
para e l i i l i o r a r · e r · · n e ñ z o ~ - e r
c ~ p i t a U s t a - ' - p r o t l ü c e · · y a c o 1 i - m a t e i i a s p - 1 ' i m a s - - e - i n s t r u . :
- --
--
- - - - ~ ¿ j
;-··-··-····-..
,••----··-··-·'··-·
7
25
7/25/2019 Marx - Trabajo Asalariado y Capital
http://slidepdf.com/reader/full/marx-trabajo-asalariado-y-capital 11/27
J
mentos de
traba. jo _ 5 ~ e x . ~ l u . ~ v · a · p ~ . ; _ t . e i . i ~ ~ . c . _ . i q . : l f o . ~
os-instrumetm:Hr-ae tralfaJo va
mclmao
tamfüen, na-
tüfalfüente, i1üesff61J-ueñ-
Tejecto:r;-qüe
. participa ,
en
,
et--produt too-enerprecfo
CleI-pi:oaücto·
e ~ · 1a misma
medioaque éltefar;"es-aecir;
absoli:ifarnenteennaüa.
'
r ? ' p ; ; ¡ . , · 1 - : i ; : ¡ ; ; ~ ; z , ; ~ r ; ; ~ i ~ - ; ; ~ - ; . ; - 1 a ; a - ; : ; ; a & ' " ó ' b J . e r ü e n z a
t
mercancía
po1
él
producida.
El salario, es
la parte
de
~ t
la mercancía y · existente, con la que
el
capitalista l\·
compra
un
determinada
cantidad
de
fuerza
de
tra- '
bajo productiva.
La fuerza de. tra bajo es, pues una mercancía que
su 'própíetario, el o b r ~ r o asalarfailo, venae'aT:. caI ilill·
~ ~ r a ~ ~ ~ ñ a e ? · · ·
~
.,
·Ahora bien, la fuerza
de
traba¡o
en
acc1on, el tra
bajo mismo, es-lá P ~ acfiViclad v1talae o0rero,
ia-manífestaCiónmiSma
de Sll vJda-:-·y·esfa· actfoid t l
ó f ü : _ ¡ [ } ~ ñ e _ ~ e ~ ~ ~ j l a :
_
Q t r o _ : : : p " ~ - ~ ~ - ~ l t s e g u n m ; ~ 1 ~ i f
medios de vida
necesarios. Es decir, qife- su·-acñv1-
ªªª-·\i.ITaCnoes más.-qú.e
un
medio para
poder
exis
tfr.
T r a b a J a - - p a r a · - v i v f r ~ -
El
obfercr·ni
·siquiei'a
c o n s i ~
deí·a
e r l i a f ü i j o ' i ) i ¡ ; t ' e ~ d e
Sl.1 vida; para él es más bien
un
sacrifició -<le -¡¡u-vida.
Es
una
mercancfa que na
a ? j ~ ~ i ~ a d g ~ ~ j r f i J _ e _ r ~ ~ r o f
P o ~
eso
el
ptod?é.fo 'dé
sii""
actividad no es tampoco
el
fm
de
esta actividad. Lo
t
q u ~
el obrero
produce para
sí
mism?
no .es
la s e d ~
que
teje ni el oro
que e x t i · a ~ de la mma,
m l ~
queecmica.
Lo que produce para
sí m i s ~ ' : : - - ~ ~ - . : . t l . .
sakiiio;
y
la
seoa, el oro y--erpa:lacio-sereoucen para
él
a
una determinada
cantiCla:d-de mei:liós
-ae·
v i d a ; - · ~
acasoaliiiil
haqueta
-
de a T g o d 6 n ~ - - u ñ a ' i r
m o r i e ~ a s
---d.<J./.
cOfife
y iin
cuarto
eii"-iiñ-·
sotario.
y
para
el obrero
que
¡
t e 1 é - : - ' 1 í l r a t a i a c t i a ; - T o r i i e a ~ - écfostruye, cava, machaca
piedras,
~ a r g a ,
etc., por espacio
de
doce horas
al día, \
• ·son estas doce horas
de
tejer, hilar, taladrar, tor· \
~ e a r , construir, cavar y machacar piedras la manifes- \\
tación de su vida, su vida misma? Al contrario.
Para
26
fI, la vida comienza allí donde terminan estas act1v1-
dades,
en
la mesa
de su
casa,
en el banco de
la
ta
berna,
en
la cama. Las doce hoxas de trabajo no tie
nen para
él
sentido·· alguno
en
cuanto a tejer:-liiiaí
- ~ ~ ~ ~ m ; ~ ~ o r r r o - - m e t ü o par; gana;
el C IYRlru
qm
le permHe sentarse a la
mesa o en
e]
banco de la
taberna y
meterse
en la
cama. Sí
el
gu-S-año
de
seoa hílase para
ganarse
ersüSteñto cómo
ofüga,--seríi:Ceraüténffo)
óhi·ei.)
8sálariadó.
La
foerza
de
t r ~ E ~ j ~ - n o
-ha
sido
siempre
tiná
iri.e1 cáncía.
El
t r á . : ~ ·
~ ~ j o - ~ ~ - ~ ª - · s f ª 9 ~ : S . i ~ n i ? ? . . 1 i : ~ - ~ i i ; l ~ ~ g [ a J : f ü ª ~ ; e s
aear,
~ r a b a ¡ o J i b r e . El
esclavo
no vendía su fuerza de--tra:-
~ a j _ o
- ~ - - c - ~ c ~ : " ~ ~ - ~ ~ :
·<' _e .
~ ~ ~ ~ -
modo 9.1: .tL el "PiillJCnQ
Vende su· fraba10 ·al lafüai:lor.
El
esclavo es vendido
~ e s ~ ~ ~ : ~ : ~ - f s ª ü n ~ ~ i ü ~ ~ ~ ñ ~ f ~ - ~ ~ u ; ~ ; J t ~ ~ : : ~ ~ ~ ~
manos de· un· dueño ·a-manos i f é - · O t r o - : · - · E l ~ e-ituiia-nier
~ d a , ·pero fuerza
de
trabajo no
és
~ m e r o ~
c1a_suya:-El8iervo d ~ _ Y l . _ g l ~ J z t J : . . . ~ § ) g _ v ~ n d e umi_.J ?.Jté.
cJ:e _sl
..
t ~ r ~ < l . ~ c ~ E ~ ? . f l i < > . ·
N'o
es él
quien obtie11e
i.lñ
~ a l a r í . ( )
<:J.el
P . r ~ p i ~ t a r i o
·del .
·üelo;
por'
éf"
o n J i r 9 , ~ _ e s
~ f } ~ ~ J ~ J ~ E _ o p i e m n ~ e l suelQ,
~ ~ l . . . 1 2 ~ ~ ~ - ~ e
él l 1 ~ _ . : .
. E : . . ~ j ~ ~ · Y - ~ - - ~ ~ J ?
..
~ . P - ª - ~ L Q _ l ~
- . ~ W h J J t . Q _ . . d ~ L s J J i l i _ y
J·mde
frutos
al dueño de
éste.
En .
cambio· el
ob1;ero
l ~ l ? i f . .
~ ~ v e ~ e ~ l _ E _ l _ ~ i l o _ , _ J ' 1 _aaerñai;"'"se- veñ-áe eñ-par:
t e ~ S u b a s ~ a ,
?,.
lJ)_, 12, 15 lioras--ue-su-vida- dfa ·tras
día,,__ m r ~ g á n d g l a s _ . ár m ~ 1 º - L i w s t o _ t , ~ t r i o
éle
las materias primas, instrumentos de-·trabajo . ; , - ~ ~ d Í Ó s
~ : . ~ ~ g ~ i - ~ - ~ - - c r ~ c . ~ r , _ a 1 9 a p i t a l 1 s t : a : ~ E I ó b f " e r ~ - - - ~ ~
v ~ ; t e ~
nece a
ningún
propietario
ni
está" aClscr.ffo
ál .
uelo
per0
r a s s ; - r o : - r 0 5 n o r a s - d e ~ s i 1
vldicütf<liana
per:
tenecena-qu1eñ-sela-S-compra.
--:El obrei·o
-én cuanto
q ~ º " i l , J ? _ u e c t ~ ~ ~ j ~ _ i : _ - ~ T ~ . ' 1 P ~ ~ ? ~ a a·quie_Il l á ~ a i q ü i - ·
~ ~ ~ ~ - ..?1
__ ~ p _ 1 t ~ 1 ~ - ~ ~
le despú:le. cuando se
e
antoja,·
cuando ya no le saca provecho alguno o no le saca
. ·-· ------------·------·
··---
---·- - . . ' 8(>-.
27
7/25/2019 Marx - Trabajo Asalariado y Capital
http://slidepdf.com/reader/full/marx-trabajo-asalariado-y-capital 12/27
el
provecho
que h a ~ a l c u ~ d o . ~ e r 9 ei J?breró,
-cüyirUñiCañle'ñféTeingresos es la venta
de
su fuerza
· d t r 1 r ~ ü é 0 e · ª e ~ r e n ? e r s e - a e · · t o a i r l n - c l a s < n l ~
t ós cüriipraaores;-¡;5--déc1r; a<.r1a
.
ClasC de lo§cii1iífii
listas - ·sin-renuñdar·a.- sü-ex:rsrn·ncí1r;--No.---p-e-rfeiiece a
tal-·o-cual capífallsta-;- s 1 ~ 0 · · · hi
clase capitalista en
i
conjunto, y es incumbencfa suya encontrar quien le
¡
quiera,
es
decir, encontrar dentro de esta clase capi--
talista un comprador.
Antes de pasar a examinar más de cerca
1a
rela
ci6n entre el capital y el trabajo asalariado, expon
dremos brevemente los factores más generales que
intervienen en la determinación del salario.
1
.
l salaria.. es como hemos visto,
eJ__Erecio
de una
d e % i . ' f u 1 ú ~ _ l P ' e ~ ñ c i a ~ - a e i a - ~ ~ 3 " . ~ ~
trabajo
• "POr
t . ~ . f
o . ; : f . . ~ l l ª r i o
se halla d e t e r ~ i n a d o por las, nusmas
~ M l i ] ~ ~ ~ el
p r ~ ~ ~ C § c u a l q u 1 ~ ~
i n ~ mercanq.ia. Ahora bien, nos preguntamos,
¿como se
detefiñiñ a.
el precio de una mercancía?
¿Qué
~ ~ - 1 2 . _ g u e
d e t e r r n i n ~ ~ p l ' e c ~ . - - ~ - ~ - } 1 . ~ a
...
cancTár -. · · ·
,.Es-fa competencia entre compradores y vendedo
res la relación entre la demanda y las existencias,
entre la apetencia
y
la oferta. La com¡ietencia que
determina el
predo
de una meréancía tiene
t r e ~
as-
·
·--r ·····---·
.. .-.· .... - - - - - ~ · · ..
.
p-1'.:i7nisma mel'cancia es ofrecida por diversos
en
d e d Q r e ~
··Qmen---vénd;-mercanClas·ae"TgUal calida?
a· precio más barato puede estar seguro de que eli
mina del campo de' batalla a los demás vendedores
y se asegura mayor ve 1ta. Por tanto, los vendedores
se
disputan mutuamente
la
venta, el mercado. Todos
28
q u i ~ r é n vender, vender lo más que 'puedan, y, si es
posible, vender ellos solos, eliminando a los demás.
Por eso unos venden más barato que otros. Tenemos."'
pues, u.na competencia éntre vendedores, que aba.ratd }
el prec10 de las mercancías puestas a la venta.'
Pero hay también una
competencia entre compra- )
d o 1 · e ~ , que, a su vez, hace subir el precio de las mer
cancias puestas a la venta.
Y, finalmente, hay la competencia entre compra
dores y v?ndedores; unos quieren comprar lo más
barato posible, otros vender
lo
más caro que puedan.
El resultado de esta competencia entre compradores
Y vendedores dependerá de
1a
relación existente en-
t r ~ los
.dos
aspectos de la competencia mencionada
n;as arnba; es decir, de que predomine la competen
cia entre las huestes de los compradores o entre las
huestes de los vendedores. La industria lanza al""\
campo de batalla a dos ejércitos contendientes n
11
las filas de ?ªªª uno de los cuales se libra
a d ~ m á s
una batalla
1 1 1 t ~ s t i ~ a .
El
e j é r c i ~ o
cuyas tropas se pe
gan menos entie s
es
el que tnunfa sobre el otro.
Supongamos que en el mercado hay 100 balas de-:\
algodón
y
que existen compradores para 1.000 balas. ~
En este caso, la demanda es, como vemos, diez veces
mayor que la oferta. La competencia entre los com
pradore: será, por tanto, muy grande; todos querrán
c?nsegmr a t ~ d o trance una bala, y si
es
posible las
cien: Este eiemplo no es ninguna suposición arbi
tra1:1a. En la historia del comercio hemos asistido a
periodos de mala cosecha algodonera, en que unos
cuantos .capitalistas .coligados pugnaban por comprar,
no ya
.cien
b las, smo todas las reservas de algodón
de la t i e ~ r a . .en el caso que citamos, cada comprador
proc?rara, 1 ~ o r tanto, desalojar al otro, ofreciendo un
p ~ e c 1 0 relativamente mayor por cada bala de algo
don. Los vendedores, que ven a las fuerzas del ejér-
. 86
29
7/25/2019 Marx - Trabajo Asalariado y Capital
http://slidepdf.com/reader/full/marx-trabajo-asalariado-y-capital 13/27
d en una rabiosa lucha intes·
cito enemigo. empena la vénta de sus cien balas,
Hna
y que,
tienen segur
h
d irse a las manos
para
se guardaran
muy
I;-1ucdo1 ~ g o d ó n en un momento
hacer bajar los prec10s ed. a. en p'or -hacerlos subir.
emigos se esv1v • d
en que sus en •
1
paz
eñtre las huestes e
S
l
P
ues a escape, a
e iace,_ - ,
e
rrentan como un so o
los vendedores. E s t o ~ . .,e . ~ e cruzan olímpicamen-
homhre con los_ c o m p r n ~ m e . Í a ~ no
tendrían
límite si
te
de
brazos.
y
sus
e x 1 g e n ~ e t o
hasta
las ofertas
de
lo
tuvieran,
y
muy
conc , .
no
' · · tentes
los compradores mas ms1s
. . ' es
d l oferta
de
una mernancia
' . . P o ~ tanto, duan ~ a la competencia entre los ven-
infenor a su
e ~ a n
a d ~ o
reducida
al mínimo.
y
en
de<lores queda anul
t
nüa esta competencia, crece
la medida en. que s ~ l ade entre los compradores. Re
la competencia ~ n t a a a nsiderabl e de los pre
sultado: alza mas o menos co
cios de las mercancías. b d el
, f . da como es sa 1 o,
Con mayor -recue?c1a se re-s'ultados· exceso con-
. so y con mversos ·
caso mver '
f -
sobre la
demanda;
competen
siderable
de
la o ena dedores falta
de
com,
cia desesperada
~ n ~ e J º s 1 a ~ e : 1 e r c a n c í ~ s
al malbarato.
pradorcs; l a n z a m 1 ~ n . o e
I l .
la
b;tja
de
lbs
p
ué
sigmfica eso
de
a za y . .
e.ro,? ¿q¿Qué quiere decir precios altos f prel
prec10s. . d es alto si se lo
mua
a
m1-
bajos? Un grano e ardena montaña una toue
. compara a con una ,
1
roscop10, y, . l .
otá
determinado por a
resulta baja. Si ~ - y ~ c i l ~ ~ m a n d a qué es
lo
_que
ielación entre
t ro .
rerfa
Y
~ ¡ · · f ~ t ~
L-1,.--d.-emañaar
- _ ; ; ; : , , , , , , = ~ - z ¡ ; i : - r , : ¡ ; " t : : - c i o n entre a o eI a ª
f.tetermma e _ s _ ~ . ~ E : . - - . ~ - - - - - .
l
a--a-1--
l pnmer ~ u e n o s -sa g .
Preguntemos a ' -1ed1't 'r
n1 un
instante, smo
N parara a n <• d
paso. o se . 1 M t10 coitará este nu o
ue cual nuevo Ale1anc
ro
ag . .
N
d
. si
q ' 1
t
bla
de
mult1phcar. os ira.
metafísico con ª ª , v ~ n d o me ha costado
el fabricar la mercancm
que
. l año, se
~ i e n marcos y la vendo por no -pasa< o un
30
entiende-,
esta ganart'cia.; es una
g a n a n ~ i a
modei'áda,
honesta y prudencial. Si obtengo, en cambio
de
esta
mercancía, 120, 130 marcos, será ya una ganancia
alta; y si consigo hasta 200 marcos,
Ia
ganancia será
extraordinaria, enorme. ¿Qué es o que Je sfrve a
nuestro
burgués de
criterio
para
medir 1a ganancia?
EI oste de
produ wn
de su mercancía. Si a cambio-.,
tle"esta mercancía ooüene una
cantiC aaC e
otras mer
candas
cuya producción
ha
costado menos, pierde.
Si a cambio
de su
mercancía obtiene
una
cantidad
de
otras mercancías cuya producción
1Ja
costado más,
gana.
Y
calcula la baja o el alza de su ganancia por
los grados que el valor
de
cambio
de
su mercancía
acusa por debajo o por encima de cero, por debajo
o por encima del oste de p r o d u c c ú 5 1 ~ .
Hemos visto cómo
la
relación variable
de la
oferta
y fa demanda lleva aparejada tan pronto e1 alza como
la baja
de
los
precios, determina tan pronto precios
altos como precios bajos. Si el precio
de
una
mer.
cancía sube considerablemente, porque la oferta baje
o porque crezca desp.roporcionadamente la demanda,
con ello necesariamente bajará
en
proporción
el pre
cio
de
cualquier otra mercancía;
pues
el precio
de
una mercancía QO hace más que expresar
en
dinero
1a
proporción
en
que otras mercancías se
entregan
a
cambio de ella. Si, por ejemplo, el precio de una
vara de seda sube de cinco mai:cos
a
seis, bajará
el
precio
de
Ja
plata en
relación con Ja seda, y asimis
mo disminuirá, en proporción con el1a, el precio
de
todas las demás mercancías
que
sigan costando igua]
que
antes. Para obtener
Ja
misma cantidad
de Ja
mercancía seda ahora
habrá
que dar a cambio
una
cantidad
mayor
de
aquella s oh·as mercancías. ¿Qué
ocurrirá al subir el precio
de
una mercancía? Una
masa de capitales afluirá a
1
a rama industrial flore
ciente, y esta afluencia de capitales al campo
de
la
8
31
7/25/2019 Marx - Trabajo Asalariado y Capital
http://slidepdf.com/reader/full/marx-trabajo-asalariado-y-capital 14/27
industria favúrecida durará hasta
que
árroje las ga
nancias normales; o más exactamente hasta
que
el
precio
de
sus productos descienda empujado po r la
superproducción por debajo del coste de producción.
Y viceversa. Si el precio
de
una mercancía des·
ciende por debajo de su coste de producción íos
capitales se retraerán de la producción dtl esta mer-
\ cancía. Exceptuando el caso
en
que
una
rama indus
trial
no
llene
ya
las necesidades de
la
época y por
tanto tenga que desaparecer esta huida de los capi
tales irá reduciendo la producción de aquella mer
cancía es decir su oferta hasta que corresponda a
la demanda y por tanto has ta
que
su precio vuelva
a levantarse al nivel de su coste
de
producción o
mejor dicho hasta
que
la
oferta sea inferior a la
_de-
manda; es decir hasta que su precio rebase nueva
mente su coste de producción
pues el precio
C01 rie11-
te
e una mercancía es siempre inferior o superior
a
su coste de producci6n.
Vemos cómo
los
capitales huyen o afluyen cons
tantemente del campo de
una
industria al
de
otra.
Los precios altos determinan una afluencia excesiva
y los precios bajos una huida exagerada.
Podríamos demostrar también desde otro punto
de
vista cómo el coste de producción determina no
sólo la oferta sino también la demanda.
iPero
esto
nos desviaría demasiado de nuestro objetivo.
Acabamos de ver cómo las oscilacioi1es de la ofer
ta
y la demanda vuelven a acoplar siempre
el
precio
de una mercancía a su coste de producción. Es
cierto
que el precio real de una mercancía es siempre supe-
rior o inferlor al coste e producción pero el alza y
la.
baja se compeMan mutuamente de tal modo que
dentro de un determinado período de tiempo englo
bando en el cálculo el flujo y el reflujo de la indus
tria puede afirmarse que las mercancías
se
cambían
3
unas por otras con arreglo a su coste
de
producción
y
su precio se determina consiguientemente por
aquél.
Esta determinación del precio por el coste de pro
ducción no
debe
entenderse en el sentido
en que
la
entienden los economistas. Los economistas dicen
que el p1·ecio medio de · las mercancías equivale a]
coste de producción;
que
esto es la
ley.
Ellos consi
deran como obra del azar el movimiento anárquico
en que el alza se nivela con la baja y ésta con el alza.
Con el mismo derecho podrí a considerarse como lo
hacen
en
efecto otros economistas que· estas oscila
ciones son la ley
y
la determinación
del
precio
por
el
coste de producción fruto del azar.
n
realidad estas
oscilaciones que si se las examina
de
cerca se ve
que
acarrean las más espantosas desolaciones y son
como terremotos
que
hacen estremecerse los funda
mentos
de
la sociedad burguesa son las únicas
que
en su curso determinan el precio por el coste
de
pro
ducción. El movimiento conjunto
de
este desorden es
su orden. En el transcurso de esta anarquía indus
trial en este movimiento cíclico la concurrencia se
encarga de compensar como si dijésemos una extra
vagancia con otra.
Vemos pues que el precio de
una m e r c r ~ c í
se
determina por su coste de producción de modo
que
las épocas en que el precio de esta mercancía rebasa
el coste de producción se compensan con aquéllas en
que queda
por debajo
de
este coste
de
producción
y
viceversa. Claro está que esta forma no rige
para
un
producto industrial concreto sino
para
la rama
industrial entera solamente. No rige tampoco por
tanto
para
un
solo industrial sino únicamente para
la clase entera de
los
industriales.
La
determinación del precio
por
el coste de pro
ducción equivale a la determinación del precio por
88
33
7/25/2019 Marx - Trabajo Asalariado y Capital
http://slidepdf.com/reader/full/marx-trabajo-asalariado-y-capital 15/27
el tiempo de trabajo necesario para ia producci6n
de una mercancía, pues el coste de producción está
formado: l) por las materias primas y
el
desgaste
de los instruméútos, es decir por productos indus-
. triales cuya fabricación ha costado
una
determinada
cantidad
de
jornadas
de
trabajo y que representan,
por tanto, una determinada
cantidad
de tiempo de
tiabajo, y 2) por trabajo directo, cuya medida es
también el tiempo.
Las
mismas leyes generales
qu e
regulan el precio
de las mercancías en general
regulan
también, natu
ralmente, el s_alarío el precio del trabajo.
La remuneración del trabajo subirá o bajará según
la
relación entre la demanda
y
la oferta, según el ca
riz que presente la competencia entre los comprado
res de
la
fuerza
de
trabajo, los capitalistas, y los
vendedores de Ja fuerza de trabajo, Jos obreros. A
las oscilaciones de los precios
de
las mercancías en
general, corresponden las oscilaciones
del
salario.
Pero
dentro de estas oscilaoiones, el precio del
t r a ~
.bafo se hallará detel minado por el coste de produc
ción, por el tiempo de trabafo necesario para producir
esta mercancía, que es la fuei·za de trabajo.
hom
bien, ¿cuál es el coste de producción de la
faerza de trabajo?
Es lo qtte cuesta sostener al obrero como tal obrero
y
educarle para este oficio.
Por tanto, cuanto menos tiempo
de
aprendizaje
exija
un trabajo, menor será el coste
de
producción
del obrero, más bajo el precio de su trabajo, su sala
rio.
En
las ramas industriales
que
no exigen apenas
tiempo de aprendizaje, bastando con la mera existen
cia corpórea del obrero, el coste de producción de
éste se reduce casi exclusivamente a las mercancías
necesarias para que aquél pueda vivir en condiciones
<le trabajar. Por tanto, aquí el
precio de su traba/o
é ~ t a í : ~
d ~ t e r m i n a d o
por el
precio
l
vida indispen{)ables. de os
médios
P ~ r o hay
q u ~ tene.r presente, además
..
tancia. El fabrwante al I 1
'
otra cucuns-
.' , ' ca cu ar su coste
d d
c10n, y con arreglo a él el . . . . e
pro
uc-
incluye en el cálculo el d e s f a ~ ~ c 1 o d del l o ~ productos,
de trabajo. Si una ma'g . 1 e e . os mstrumentos
·1 mna e cuesta · l
m1 marcos y esta n , · . , por eJemp
0
, ' 1aqurna se agota e
d.
'agregara cien marcos
c a d ~
- -
l
n Iez años
(
'ª , f b
<l
ano a precio d 1
ncms a ricadas pa . l b e as n1er.
poder
sustituir la ~ á a ca o de los diez años
v D 1
•
quma ya agotada po . tr '
a. e nusmo modo ha
r
• • ' r o a nue-
producción de
1
f .
3
.
que incluir
en
el coste de
l a ue1za de traba· ·
1
.
e e procreación que per·nite .. i
1
O s1mp e
el
coste
condiciones
de n m l t i t J l i ~ a r s e
d.
~ e c
ase obrera estar en
agotados por otros YEI reponer los obreros
entra, por tanto
en
l n u e ~ o I s. 1 :i desgaste del obrero
1 d ' .os ca
cu
os ni más .
e
esgaste de
fas
máquinas. . '
m
menos que
P o ~
tanto,
e.1
coste
de
producci6
d ·\
traba10 simnlese cif.
:·-..
. n e la fuerza d _·.
. · a s1emnre
en ros
· ~ ~ - ·
tencta 11 r e n r o ~ c c ; o nl · ~ _<J1
J5 :§f:f s
ae exis-
·.
· - - · '
•· .e o
rero
El
coste
de
existenci; y .
:---d-
- ..; precio
de
este
· - ; 1 ~ . ·
.
.. Iep10 uc.c1on. es.i··-q = · ·
er
s a r ~
E
s a l a r ( - ~ . . . . . . , . _ _ . ue rorma
Uama el s a l i r i ~ ~ - : r ~ r m m a a o ~ e s ' f o · ·
qúe
..se
·
CíóñrJerr;reCíüñsio. .t'l.l
i g i ~ a T q ü e · 1 a - a e f e i ñ i i ñ á -
•
mercanc1as en ge
1
·
coste de producción ec ·e sal .· , . nera por eJ
1
el
individrw,
sino
par;
Ja
<e:no
.munmo no rige
para
;
Bones
de
obrems
0
,
pecie.
Hay obreros,
mi- ,
d . . . , ue no ganan fo necesario ,
po e1 v1.vu y procrear- 11ero
el l
. para
1
11·e
• . ' · sa
ario de
L
l
(.
m en con¡unto
se .
l
a
«
..
ase
nes, sobre 1a base
<le
ens1t e e
a, ' '
.entro
de
sus oscilacio-
. mm1mo.
Ahora, después de
hab
g ~ n e r a l e s que regulan el = ~ I . f i : ~ i e s t o
:faro
las leyes··
1
c10 de cualquie•· otra ?· a igual que el pre
de un modo m i ~ con. nt1ercancrn, ya podemos
entrar
ere o en nuestro tema.
7/25/2019 Marx - Trabajo Asalariado y Capital
http://slidepdf.com/reader/full/marx-trabajo-asalariado-y-capital 16/27
/
m
El capital . está
? E l l l ~ 9 - P ? ~ I D < l t i } ~ ~ p ~ ~ - ~ ~ ~ 1 i n ~
trummitéis--de -ffábajo
y
mt3d1os
de
v1ªa
d ~ q d o ge-·
ñero---que i ~ - e j l i p j e a n para producir
n u e v ~ s . 111.ª 3-rias
p g ~ < l ~ · n l ~ \ 1 ( ) . § t n s ~ r 1 1 I e : º J ( ) ~
...
r ª ~ ª Í < : l
y
t _ 1 . ~ 1 : w o s
medios de vida. Todas estas partes mtegrantes del
ca.pmrr--sóñ
lii]ás del trabajo, productos del trabajo,
trabajo acumulado.
E;l
_ rabajo acumulado
que
sirve
de medio de nueva producción es el capital.
Así dicen los economistas.
¿Qué es
un
esclavo negro? Un hombre de
la
raza
negra. Una explicación vale tanto como la otra.
Un negro es un negro. Sólo en determinadas con
diciones se convierte en esclavo. Una máquina de
hilar algodón es una máquina para hilar .algodón.
Sólo en determinadas condiciones se convierte en
capital.
Arrancada de .estas condiciones, no tiene
nada
de
capital, del mismo modo
que
el oro no es
de por sí dinero ni el azúcar el precio del azúcar.
.,.,. En la producción, los hombres no
1
actúan s o ~ m e n
te sobre la naturaleza, sino que actuan tamb1en los
unos sobre los otros. No pueden producir sin aso
·ciarse de un cierto modo, para actuar en común
y
establecer
un
intercambio
de
actividades. Para pro
ducir los hombres contraen determinados vínculos
y
relaciones, y a través de estos vínculos y
r e l a c i o ~ e s
sociales
y
sólo a través de ellos, es como se relaCio
nan co¿ la naturaleza
y
como se efectúa la produc
ción.
Estas relaciones sociales que contraen los produc
tores entre sí las condiciones en
que
cambian sus
actividades y toman parte en el proceso conjunto de
la producción variarán,
n a f o r a l m . ~ n t e ,
según ca
rácter de los medios
de
producc10n. Con la mven·
~ i ó n
de un nuevo instrumento
de
guerra, el arma de
36
\
fuego, hubo
de
cambiar forzosamente toda la organi- •
zación interna de los ejércitos, cambiaron las relacio
nes dentro
de
las cuales foúnaban los individuos
ún
ejército
y
podían actuar como tal,
y
cambió también
la relación entre los distintos ejércitos.
r
Las relaciones sociales en que los individuos pro
ducen,
las relaciones sociales de producción cambian
por
tantC1
se transforman al cambiar y desarrollarse
los medios materiales de producción las fuerzas pro
ductivas. Las relaciones
e producción forman en su
conjunto lo que se llaman las relaciones sociales la so
ciedad y concretamente una. sociedad con un deter-·
minado grado e desarrollo histórico una sociedad
de carácter peculiar y distintivo. La sociedad anti
gua
la sociedad
feudal
la sociedad
burguesa
son
otros tantos conjuntos de relaciones de producción,
cada uno de los cuales representa, a la vez,
un
grado
especial
de
desarrollo en la historia de
la
humanidad.
También el capital es una relación social
de
pro-
)
ducción. Es una relación bu4·guesa e producción
una relación de producción de la sociedad burguesa.
·-Los medios
de
vida, los instrumentos
de
trabajo, las -¡
materias primas
que
componen el capital, ¿no han
sido producidos y acumulados bajo condiciones so
ciales dadas,
en
determinadas relaciones sociales?
¿No se emplean pará un nuevo proceso de produc
ción bajo condiciones sociales dadas, en determinadas
relaciones sociales?
¿Y
no es precisamente este ca
rácter social determinado el
que
convierte
en
capital
los productos destinados a la nueva producción?
El capital no se compone solamente de medios de
vida, instrumentos de trabajo y materias primas, no
se compone solamente de productos materiales; se
compone igualmente
de valores e cambio.
Todos los
productos que lo integran son mercancías. El capital
no es, pues, solamente una suma de productos mate-
·
p
7
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de los medios de vida que éste le entrega. Al ce
, derla, se queda, pues, sin ella.
Pongamos un ejemplo.
_El
arr.endatario de una
fi,n-
ca abona a su jornalero Cinco silb.ergroscben por. dia.
Por los cinco silbergroschen el 1ornalero traba1a
la
tieri-a del arrendatario durante
un día
enter?, asegu
rándole con su trabajo un ingreso de diez s1lbergros
'h 'n El arrendatario no sólo recobra los valores
que
~ ; e d e . al jornalero, sino que los duplica. Por tai:ito,
invierte consume de
un
modo fecundo, productivo,
Jos
c i n ~ o · silbergroschen que paga al j o ~ n a l e r o . Por
estos cinco silbergroschen compra precisamente el
trabajo y la fuerza del jornalero, que crea°: produc·
tos del campo por el doble de valor
y. o n v 1 ~ r t e n
los
cinco silbergroschen en diez.
En
camb10, el Jornalero
obtiene en vez de su fuerza productiva, cuyos frutos
ha cedido al arrendatario, cinco silbergroschen, q ~ e
cambia por medios
ele
vida, los cuales consume mas
0
menos prnnto. Por tanto, los cinco silber?roschen
se han consumido de dos modos: reproductivamente
para el capital, puesto que éste l o ~ caT?bia por una
fuerza de trabajo 2 que produce diez s1lbergroschei:i;
improductivamente para el obrero,
pues
l o ~
cambia
por medios
de
vida que desaparece:i. para siempre .Y
cuyo valor sólo puede recobrar repitiendo el camb10
anterior con el arrendatario. Por consiguiente, el ca-
pital presupone el trabajo
asala1 iado
y és:e el capital.
Ambos se condicionan y se engendran reciprocamente.
Un
ohrero de una fábrica algodonera ¿produce.
so-
lamente tejidos de algodón? No, produce capital.
Produce valores que sirven de nuevo para mandar
2 En
este lugar el término fuerza
de
trabajo no fue ~ n t r o -
ducido por Engels. sino que figura ya
en
el texto . p ~ i b h c a d o
por Marx en ia Nueva Gacet<i del Rin.
N.
e la Ed1t.).
40
sobre su trabajo y crear, por medio de éste, nuevos
valores.
': ' El
capital sólo puede aumentar cambiándose
por
'
f u e r z ~ de trabajo, engendrando el trabajo asalariado.
Y la
f u e r ~ a de
trabajo del obrero asalariado sólo pue
d_e
cambiarse por capital acrecentando éste, fortale
ciendo la potencia de
que
es esclava.
El aumento del
capital es, por tanto, aumento del ptoletariado es de-
cir, de la clase obrera. '
' .·
interés
de.l c a p í t ~ i s t & . y
del obrero es, por con-
t
s1gm.ente,
m 1 ~ n w afirman los burgueses
y
sus eco
nomistas.
En
efecto, el obrero perece si el capital no
le
da
e m p l ~ o . El capital perece
si
no explota
la
fuer-
za
de t r a b ~ J O , y,
para explotarla, tiene que comprarla.
Cuanto mas velozmente crece el capital destinado a
la . pr?ducción; el , a p ü ~ l productivo, y, por consi
g ~ 1 e m e , c ~ a n t o mas prospera es l industria, cuanto
m ~ s
se e ~ n q u e ~ e la burguesía, cuanto mejor marchan
los negoCios, mas obreros necesita el capitalista
y
más
caro se vende el obrero.
-t
¡ _Por c ~ n s i g ~ 1 e n t e , la condición imprescindible para
q
11e
la
s1tuac10n
del obrero sea tolerabie es
aue crez
ca con
la 1ru;yo_r.
rc:r:idez posible el capital p r ~ d u c t i v o .
Pe.ro, ¿ q 1 ~ e ~ 1 ? n i f 1 c a el crecimiento del capital pro
du?t1vo? S1gnif1ca el crecimiento del poder del tra
ba10 a c ~ m u _ l ~ d o
sobre el trabajo vivo. El aumento
de
dommac10n
de
la burguesía sobre la clase obrera.
Cuando el trabajo asalariado produce
l
riqueza ex
t r a ~ a que le domin,a, la potencia enemiga suya, el
c a p i t ~ l , refluyen a el, emanados de éste medios de
traba10,_
es decir, medios
de
vida, a
c o 1 1 d i ~ i ó n
de
que
se convierta de nuevo en parte integrante del capital,
en palanca que le haga crecer de nuevo con ritmo
acelerado.
Decfr que los intereses del capital
y
lo& intereses
de los obreros son los mismos, equivale simplemente
41
9,2
7/25/2019 Marx - Trabajo Asalariado y Capital
http://slidepdf.com/reader/full/marx-trabajo-asalariado-y-capital 19/27
a decir
qu
eí capital y l t1 abajo asalariado son dos
aspectos de la misma y única relación. l uno se
halla condicionado por l otro, como el usurero por
el del 1 ochador,
y
viceversa.
Mientras el obrero asaial'iado es obrero asaiariado,
U suerte depende del capital.
He
ahí
la tan
caca
reada comunidad de intereses
entre
el obrero y el
capitalista.
rv
r Al crecer el capital, crece la mas:i del tra.bajo asa
lariado, crece
el
número de obreros a s a l a r n . ~ d o ~ ;
en
una palabra, la c.lominación del capital se ~ x t i e n d e
a una
masa
mavor de individuos.
Y,
supomendo el
caso más favoni'ble: al crecer el capital p r o ~ u c t i v o ,
crece la demanda de trabajo y crece tambien, por
tanto, el precio del trabajo,
el
salad.o. .
Sea grande o pequeña
una
casa, mientras as q ~ 1 e
la
rodean son pequeñas, cumple todas las exigencias
sociales
de una
vivienda, pero, sí . unto a
una
casa
pequeña
surge un
palado, la que
h ~ ? t a entonces era
casa se encoge hasta quedar convertida
en una
choza.
La casa
pequeña
indica ahora
gue
su morador n?
debe tener exigencias, o debe tenerlas muy r e d ~ c ~ -
das; y, por mucho que, en el transcurso de
la c ~ v 1
lización, su casa gane en altura, si el palacio vécmo
sigue creciendo en la misma o incluso e? mayor pro
porción, el
habitante
de la
casa. relativamente pe
queña
se irá sintiendo
cada
vez mas desazonado, más
descontento, más agobiado entre sus cuatro paredes.
Un a ~ m e n t o sensible del salario presupone un cre
cimiento veloz del capita l productivo. A su vez, este
veloz crecimiento del capital pniductivo, provoca un
desarrollo no menos veloz de riquezas, de lujo, de
42
t
1
1 necesidades
y
goces sociales.
Por
tanto,
aunque 1os
g o ~ e s del obrero hayan aumentado,
la
satisfacción
social
que producen
es ahora menor,
comparada
con
los goces mayores
del capitalista, inasequibles para
el o b r . e r ~ l , y comparada con el nivel
de
desarrollo
de
soCiedad general. Nuestras necesidades y nues
t1.os
goces
~ 1 e n . e n su fuente
en
l
sociedad y los me
<lnnos, c o n s 1 g m e n t e ~ e n t e por ella, y no por los obje
tos. con
que
los sahsfacemos Y como tienen caráct er
soCial, son siempre relativos
..._ El
salario no
se
determina solamente en genera]
\
por
la
~ a i 1 t i d a d
de mercancías
que pueden
o b t e n e r s ~
a
camb10 de él. Encierra
diferentes relaciones.
Lo que el obrero percibe, en
primer
término, por
su
Tu?rza de tral5a10,es-·üfüi-aeEem1ínaclacañHdacr
~ ~
el salari? se l ~ U a < l e t e n n i n a 0 o
excms1vamente por este prec10
en d111ero?
En el
sí,gl.o
XVI, a consecuencia del descubrimien
Lo
en Amenca
de minas más ricas
y
más fáciles de
e ~ p l o t a r
aumentó
el
volumen
de
oro
y
plata que
c l l ~ , u l a b a
en
Europa. El valor del oro y la plata
b;tJO, por tanto, en relación con las demás mercan
cias. .Los o ~ r e r o s seguían cobrando por su fuerza
cíe
trabaJo
l
misma
cantidad de plata
acuñada.
El
precio
e?
dmero de
su
trab¡:i.jo
seguía siendo el mismo
y
embargo su sa:lario
había
disminuido, pues a
c ~ m -
bio .de esta c:ant1dad
de
plata,
obtenían
ahora
una
~ a n t i d a d
. menor
de
otras mercancías. Fue ésta una
de
las .i:.;ircunstancias
que
fomentarnn el incremento
lel
capital y el
auge
de la burguesía
en
el siglo XVI.
T o m e m o ~
otro caso.
En
el invierno
de
1847, a
consecuencia de
una
mala cosecha, subieron consi
derab emenle los precios de los artículos de primera
necesidad, el trigo,
a carne
la manteca el ·
t
s ·
d · ' , . queso,
e c. 'upomen o
que
los obreros hubiesen seguido
cobrando por
su fuerza de trabajo la misma cantidad
C 3
7/25/2019 Marx - Trabajo Asalariado y Capital
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de dinero
que
antes, ¿no habrían disminuido sus sala
rios? Indudablem'ente. A cambio
de la
misma
cantidad
de dinero obtenían menos pan, menos carne, etc. Sus
salarios bajaron, no porque hubiese disminuido el
valor de la plata, sino porque aumentó el valor de
los víveres.
Finalmente, supongamos
que
el precio
en
dinero
del trabajo siga siendo el mismo, mientras
que
todas
las mercancías agrícolas y manufacturadas
bajan
de
precio,
por la
aplicación
de
nueva maquinaria,. por
Ja
estación más favorable, etc. Ahora,
por
el mismo
dinero los obreros podrán comprar más mercancías
de todas clases. Su salario, por tanto, habrá aumen
tado, precisamente por no haberse alterado su valor
en dinero.
Como vemos, ~ e c i o
én
dinero
d ~ L . : ~ i l : Í 9 . L . ~
samrío-
nominal
no coinciae con el salario real, es
ciecrrCOñ4a
c a ~ f í c l a a c r e - m e i c ' a ñ C i a s '
que
se
obtienen
r e a i ~ e ñ f e - ' i f " cambio det· salado. Por consiguiente ;
cuando-hablamos·
e l ~ ·alza
ó de-la baja
del salario,
no debemos fijarnos solamente
en
el precio en dinero
del trabajo, en el salario nominal.
Pero ni el salario nominaJ, es decir , la. u m ~ . d ~ .
dinero
por la g u e . e C o b 1 : ~ ~ ~ _se_ ~ d . < 3 al - c ~ . J Z ~ _ a l i ~ _ t a ,
ñíeTSaTa.rto-teaI-· o sea
la cantidad de
mercancías
q u é ' j ) ú ' e d e ' " c o m i i ~ · a r
cpn este,, dinero,' a g o t a ü ' i a s " i · e í a ~
éitfirns
que
sé
cónfiei1eii
é n ~ l - · s a l a r i o : ·
..... -·
. --
..
-El salario se haila determiI ado, adémás Y sobrel ·
t o c r o ; - ~ - ~ - E e l a c i ó n ~ ó ñ ~ E ; ~ ~ ~ ~ ~ c i ~ _ c o ~ ~ " : : ~ § < ?
615fe:iUOo por
·-ei-ca-pitrrhsm:
es un salano relativo,
¡:froporcfoúáT: ---
·--------- · - · - - · · - - :
\
- -Eí'saliüToi-=éal expresa el precio
del
trabajo
en
rela
.
cióiic::6_ñ_ el prec10 de las demás mercancías; s a l a ~ i ( _ ) _
¡ re1a:TIVOacusa,_QOr el c o n t r a n o , - J ~ Ú ª ~ j ; ~ : l l ~ _se con-
é ~ e : : á Í
- ~ r a b a ) _ ~ ~ ~ e ~ ~ - : ~ ~ ~ ~ o s = ~ a o r e s c : e ' - 1 _ º - ~ - p ~ 1 ~ ~ ~ -
l
,
.
R ~ º P º ' : : . c i 6 n
a la
parte _gue
se reserva
el
trabajo
'acumtiiaoo, el capital. · - ~ - - - - - - - ~ - - - - .............
--
D e ~ h n o s - - m á s a r i 1 o a , en
la página 26: "Ei salario
no es
parte
del obrero en la mercancía por él
producida. El salario es la
parte
de
la
mercancía
ya . x i ~ t e n t e , con.
la que
el capitalista compra una
~ e t ~ ; · m m a d a cantidad
de
fuerza
de
trabajo produc
tiva . , Pero el
c a p í t a l i ~ t a
tiene
que
reponer nueva
mente este salario del precio
por
el que vende el
producto creado por el obrero; y tiene
que
reponerlo
de ta.I, modo, que,
1
después
de cubrir
el coste de pro
~ u c c 1 0 n
desembo,sado, le
quede
además, por regla
general,
un
remanente,
una
ganancia. El precio de
v ~ n . t ~
de
la mercancía
producida
por el obrero se
d1v1de
para
el capitalista
en
tres partes: la
primera
pm:a
r e p ~ n e r
el
~ 1 r e c i o
desembolsado
en
comprar
ma:
tenas
p n m ~ s
as1
como
para
reponer el desgaste
de
las herramientas, máquinas y otros instrumentos de
trabajo
~ d e l a n t a ? o s
por
él;
la
segunda
para
reponer
los salanos
por el adelantados,
y
la
tercera que es el
r e m a n e n t ~
que
queda después
de
saldar las dos par
tes anten?res, la ganancia
del
capitalista. Mientras
que
~ n m e r a p ~ r t e se limita a reponer
valores
que
y exzstian es evidente
que
tanto la suma destinada
a reembolsar los salarios abonados como el remanen
te q ~ e forma la i;,anancia
del
capitalista salen en su
t o t ~ l ~ d a d
d_el
r:uevo valor c r ~ a d o por el trabajo del
º b1 e1 o y
anad1do a
~ a s matenas
primas.
n este sen-
tido
P?demos considerar tanto el salario como
fo
ganancia,
para
9ompararlos
entre
sí, como partes del
J?roducto del obrero. ·
Puede
ocurrir que el salario real continúe siendo
el mismo e incluso
que
aumente, y no obstante dis
minuya el salario relativo. Supongamos, por ejemplo,
que el precio de todos los medios
de
vida baja en
dos terceras vartes, mientras
que
el salario diario sólo
9 1
5
7/25/2019 Marx - Trabajo Asalariado y Capital
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disminuye
én un
tercio,
<le
tres
mai: Qos a dos,
11.
gr.
Aunque ei obrero, con estos dos
m a r c o ~ podrá
com
prar una cantidad mayor
de
mercancías qu,_e antes
con tres,
su
salario habrá disminuido, en relación con
l
ganancia obtenida por el capitalista.
La. ganancia
.del capitalista
(por
ejemplo, del fabricante) ha au
mentado en un marco; .es decir, que ahora
el
obrero,
por
una cantidad menor
de
valores
de
cambio,
que el
capitalista le entrega, tiene que producir una cantidad
mayor
de
estos mismos valores.
La
parte
obtenida
por el capital aumenta, en proporci6n a la del t r b ~ -
jo. La
distribución
de l
riqueza
social
entre el cap1-
lal
y el trabajo es ahora todavía
más
desigual
que,
antes. El capitalista manda con
el
mismo capital
sobre
una cantidad
mayor .,de trabajo .
El poder de
la clase
de
los car)italistas. sobre
l
clase obrera
ha
'
d
crecido, la situación social del obrero
ha
empeora o,
ha descendido un grado más debajo
de la
del capi- j
falista. ,
¿Cuál es la ley general que rige el alza
y
la baja
del salario
y
e
la
ganancia en sus relaciones mutuas?
e hallan en razón inversa. J_ a parte del capital
la ganancia aumenta en
la
misma proporción en que
disminuye
la
·parte del traba;o el salario y viceversa.
Lq ganancia aumenta en
la
medida en que disminuye
el salario y disminuye en la medida en que éste
aumenta.
\ objetará acaso que el capital puede obtener
ganancia cambiando ventajosamente sus productos
c
i
otros capitalistas, cuando
aumenta la
demanda
de us mercancías, sea mediante l apertura
de
m,e.
vos ercados, sea al aumentar momentáneamente las
nece
~ · d a d e s en
los mercados antiguos, etc.; que, por
tanto, as ganancias
de un
capitalista pueden· aumen·
lar a c ista
de
otros capitalistas, independientemente
del alza o baja del salario, del valor
de
cambio
de
46
la fuerza
de
trabajo; que las ganancias
del
capifaHstá
pueden aumentar también mediante el perfecciona
miento
de
los instrumentos
de
trabajo, la nueva apli
caci6n de las fuerzas naturales, etc.
En
primer lugar, se reconocerá
que
el resultado
sigue siendo el mismo, aunque se alcance por u
camino inverso. Es cierto
que
l ganancia
no
habrá
aumentalo
porque haya
disminuido
el
salario, pero
el salario habrá disminuido por haber aumentado la
ganancia. Con la misma cantidad
de
trabajo ajeno
el capitalista compra ahora
una
suma mayor
de
v l o ~
res de cambio, sin
que
por ello pague el trabajo más
caro; es decir,
que
el trabajo resulta peor remune
rado, en relación con los ingresos netos que arroja
para el capitalista.
Además, recordamos que, pese a las oscilaciones
de
los precios
de
las mercancías, el precio medio
de
cada mercancía, la proporción en
que
se cambia
por
otras. 11ercancías, se determina
por
su
coste de pro-
d u c ~ w r : .
Por
tanto, los lucros conseguidos
por
unos
ca1?1tahstas a costa
de
otros dentro
de
l clase capi
tahsta se nivelan necesariamente entre sí. El perfec
cionamiento
de
la maquinaria, la nueva aplicaci6n
de las fuerzas naturales al servicio de la producción
permiten crear
en un
tiempo
de
trabajo
dado
y
c o ~
la misma cantidad
de
trabajo y. capital una masa
maym• de productos, pero no, ni mucho menos, una
masa mayor de valores
de
cambio. Si l aplicación
de la máquina
de
hilar me permite fabricar
en
una
hora el doble
de
hilado
que
antes
de
su invención;
por ejemplo cien libras
en
vez
de
cincuenta a cambio
de estas cien libras
de
hilado no obtendré a l larga
más mercancías
que
antes a cambio
de
las cincuenta,
porque el coste de producción se ha reducido a la
mitad
o porque, ahora, con el mismo coste
puedo
fabricar el doble
del
producto.
47
7/25/2019 Marx - Trabajo Asalariado y Capital
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Finalmente, cualquiera
que
sea
la
proporci611 en
que la clase capitalista, la burguesía, bien la de un
solo país o la del mercado mundial entero, se reparta
los ingresos netos
de
la producción, la suma global
Je estos ingresos netos no será nunca más que
la
suma
en que el trabajo vivo incrementa en bloque el tra
bajo acumulado. Por tanto, esta suma global crece
en la proporción en
que
el trabajo incrementa el
capital;
es
decir, en la proporción en
que
crece la
ganancia, en comparación con el salario.
Vemos, pues, que, aunque nos circunscribimos
l s relaciones entre el capital y el trabajo asalariado
los intereses del trabajo asalariado y los del capital
son diametralmente opuestos.
Un aumento rápido del capital equivale a un rápi
do aumento de la ganancia.
La
ganancia sólo puede
crecer rápidamente
si
el precio del trabajo, el sala·
río relativo, disminuye con la misma rapidez. El
salario relativo puede disminuir aunque aurne:rite el
salario real simultáneamente con el salario nominal,
cori
el valor en dinero del trabajo, siempre que éstos
no suban -en la misma proporción que la ganancia.
Si, por ejemplo, en una época de buenos negocio >,
el salario aumenta en un cinco por ciento y la ganan
cia en un treinta por ciento, el salario relativo, pro
porcional, no habrá
aumentado
sino
disminuido.
Por tanto, si, con el rápido incremento del capital,
aumentan los ingresos del obrero, al mismo tiempo
se ahonda el abismo social
que
separa al obrero del
capitalista, y crece a la
par
el poder del capital sobre
el trabajo, la dependencia de éste con respecto al
capital.
. Decir
gue
el obrero está interesado en el rápido
mcremento de] capital, sólo significa
que
cuanto más
aprísa
i n c r ~ m ~ n t a
el obrero la riqueza ajena, más
sabrosas
m1ga1as
le caen de su mesa, más obreros
48
etn leo
y
ser echados al
~ u n d o ,
la
~ l a s a
de
los esclavos su1etos al
uedert encontrar
más
puede
crecer
capital.
· t ues· 1
Hemos
VIS
o, P l . . . ,
n más favorable
para a
Que, incluso
ell;
ª situacw , rápido posible del
clase obrera, el
i n c r e m e : ~ · = s l a
vida material de1
capital
por ~ u . c h ~
; = r : n t a g ~ n i s m o
entre sus i n t e r e s ~ s
obrero, no suprim , los intereses del cap1·
Y
los intereses del
b u r ~ u e s
. hallándose exac
. salario
seguuan
talista. G a n m ~ c i a y antes en razón invetsa
tamente lo mismo q
ue
: damente pueden au-
Que si el capita crece .rapi aumentarán
memar .
a m ~ i é n
los .
i : : : ~ t ~ e : a y ~ r
las ganancias
con rapidez
m c o m p a ~ a b
.6
material del obrero ha
del capitalista. La
s1tuac1
;
de
su situación social.
brá
mejorado,
pelro
a ~ ~ s
:epara
del capitalista
se
El abismo
so01a que
habrá ahondado.
Y,
finalmente: 1 d. ión más favorable para
1
~ : b : ~ ~ r ~ : ~ l a C : ~ d o
ª
~ º ~ 1
~ n c r e m e n t o
.
m ~ ~
r á p i ~ ~
e bl
)del
capita l productivo, sólo significa q
pos1
e , , . . la clase obrera a aumentar
cuanto mas se aprndme ·go de ella la riqueza
y
acrecentar el
P er : : ~ : : U e j o r e s s e r ~ n
las condi
ajena que la
d o m d ~ ~
se uir laborando por el incre
ciones en q u ~ P
0
rnb g por el acrecentamiento
: r e t ~ o g : r d : { ~ ~ ~ ~ ~ a l l ~ ; : ~ s ~ t a con forjar ella
mrm:
1:S
cadenas de oro con las
que
le arrastra a remo
qu
la burguesía.
l
toductivo
y
el aumento
El incremento del capit dp
sas
tan
inseparable-
del salario
¿son realmente
os
co 9 6
49
7/25/2019 Marx - Trabajo Asalariado y Capital
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ml:li:lte enlazadas como afirman los economistas
bur·
gueses? No debemos creerles simplemente por sus
palabras. No debemos siquiera creerles que cuanto
más engor<le
el
capital, mejor cebado estará el escla-
vo. La burguesía es demasiado instruida, demasiado
calculadora, para compartir los prejuicios del señor
feudal, que alardeaba con el brillo <le 'lUS servidores.
Las condiciones
de
existencia
de
la burguesía l obli-
gan a ser calculadora.
Deberemos, pues, investigar más
de
cerca
cómo
influye el crecimiento del capital productivo sobre el
salario.
Si crece el capital productivo de la sociedad bur-
guesa en bloque, se produce
una
acumulación
más
variada
de trabajo. Crece el número de capitalistas
y
alimenta el volumen de sus capitales.
l aumento
del número de capitales hace aumentar la
concurren-
cia
entre los capitalistas. l mayor volumen
de los
capitales permite
lanzar al campo
de
batalla indus-
trial
e;ércitos obreros· más potentes, con armas de
guerra más gigantescas.
Sólo vendiendo más barato pueden unos capitalis-
tas desalojar a otros y conquistar sus capitales. Para
poder vender más barato sin arruinarse, tienen que
producir más barato; es decir, aumentar todo lo posi-
ble la fuerza productiva del t r b j o ~ Y lo que sobre
todo aumenta esta fuerza productiva es
una mayor
división del trabajo,
la aplicación en mayor escala y
él constante perfeccionamiento de la
maquinaria.
Cuanto mayor es el ejército
de
obreros entre los
que
se divide el trabajo, cuanto más gigantesca
es
la esca-
l 'en que se aplica la maquinaria, más disminuye
r e ~ i v m e n t e el coste
de
producción, más fecundo
se hace el trabajo. e aquí que entre los capitalistas
se desarrolle una rivalidad en todos los aspectos para
50
incrementat fa divisUm del trabajo 1a maquinaria
y explotarlos en la mayor escala posible.
Si un capitalista, mediante una lnayor división del
trabajo, empleando y perfeccionando· nuevas máqui-
nas, explotando
de
un modo más provechoso
y
más
extenso las fuerzas naturales, encuentra los medios
para fabricar, con l misma cantidad de trabajo o de
trabajo acumulado, una suma mayor
de
productos,
de mercancías,
que
sus competidores; si por ejemplo,
en el mismo tiempo de trabajo en que sus competi-
dores tejen media vara de lienzo, él produce una vara
entera, ¿cómo procederá este capitalista?
Podría seguir vendiendo la media vara de lienzo
al mismo precio a que venía cotizándose anterior-
mente en el mercado, pero esto no sería el medio
más adecuado para desalojar a sus adversarios de
]a
líZa
y extender sus propias ventas. Sin embargo, en
la misma medida en que se dilata su producción, se
dilata para él la necesidad
de
mercado. Los medios
de producción, más pot{)ntes y más costosos
que
ha
puesto en pie, le
pe1 miten
vender su mercancía más
barata, pero al
:Mismó
tiempo
le obligan a tJender más
mercancías,
a conquistar para éstas
un
mercado in-
comparablemente mayor; por tanto, nuestro capitalis-
ta, venderá la media vara de lienzo más barata que
sus· competidores.
Pero, el capitalista no venderá una vara entera
de
lienzo por el mismo precio a que sus competidores
venden la media vara, aunque a él la producción
de
una vara no le cueste más que a los otros la media.
Si
lo hiciese así, no obtendría ninguna ganancia ex-
traordinaria; sólo rncobraría por el· trueque el coste
de producción. Por tanto, aunque obtuviese ingresos
mayores, éstos provendrían de haber puesto en movi-
miento un capital mayor, pero no de valorizar su
capital más alto que los otros. Además, el fin que
;
5 11
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p e r s i ~ u e lo alcanza fijando el precio de su meréancfa
tan. solo unos puntos más bajo que sus competidores.
Ba¡ando el precio,
los desaloja
y
les arrebata por o
menos una parte ~ e l m e ~ · c a d o
Y,
finalmente, recor
? a m ~ s
que el prec10 corriente es siempre
superior
0
inferior al coste de producci ón, según que la venta
de una mercancía coincida con la temporada favorable
o
d e s f a v o r ~ b l ~ de
una rama industrial. Los puntos
que
.el capitalista
que
aplica nuevos y más fecundos
med10s de Rroducc1?.n puede añadir a su coste real
de produ;c10n, al fi1ar el precio
de
su mercancía
dependeran de que el precio de una vara de l i e n z ~
en el m e ~ c a d o sea superior o inferior a su anterior
coste habitual de producción.
Pero el
'f 'foilegio de
nuestro capitalista no
es
d
larg:1 ~ u r a c ~ o n ; otros. a p i t a l i s ~ a s
en
competencia c o ~
él, mtioducen las mismas maquinas la
mi }
·
ó
d l b . , sma e1v1-
s
n e tra
a10,
y las introducen en una escala igual
o
1_11ayor,
hasta
que
esta innovación acaba
por
gene
r a h z ~ r s e tanto, que el precio del lienzo
queda
.
deba¡o, no ya del antiguo,
sirio incluso
de su
n u : i ~
coste de producción.
Los c a ~ ~ t a . l i s t a s vue ven encontrarse, pues, unos
frente a Ul OS, en la misma situación en
que se
encon
traban
antes
de introducir los nuevos medios d
d 'ó . e pro-
ucc1 n; . y
s1,
c o ~ estos medios, podían suministrar
por .el mismo p r e ~ 1 0 el doble de producto
que
antes.
ah01
a se ven obligados a entregar el doble de p r o ~
dueto por
menos
del precio antiguo
y ·
l· h · . · comienza a
misma _ stona, sobre la base de este nuevo coste de
producción. Más división del traba1'0 má .
. l . , e ' s maquma-
na, e.xp ~ t a C i o n de la división del trabajo y
de la
maqumana
en una escala mayor. y la competencia
Vuelve a reaccionar, exactamente icrual que antes
contn:1 este resultado
0
'
r emos, pues, c ó m ~ se subvierten, se revolucionan
52
incesantemente el modo de
produéd6n y
los medios
de
producción, cómo l división del trabajo
acarrea
necesariamente otra división del trabajo mayor, la
aplicación de la maquinaria, otra aplicación de
la
maquinaria mayor, la producción en gra.n escala, una
producción en otra escala
mayo1·.
Tal es la ley que saca constantemente de su vie10
cauce a
la
producción burguesa y obliga al capital
a tener constantemente
en
tensión las fuerzas pro
ductivas del trabajo,
por
haberlas puesto antes
en
tensión; la ley que no le deja punto de sosiego y le
susurra incesantemente al oído: )Adelante ¡Adelante
Esta ley no es sino la que, dentro de las oscilacio
nes de los períodos comerciales,
rifoela
necesariamente
el precio de una mercancía con su coste de producción.
Por potentes
qüe
sean los medios
de
prodµcción
que un capitalista arroja a la liza, la concurrencia
se encargará
de
generalizar el empleo
de
estos medios
de
producción, y, a pai;tir del momento en que se
hayan genernlizado, el único
frufo
de
la
mayor
fe-
cundidad de su capital es que ahora tendrá que dar
por el mismo precio
diez, veinte, cien veces más
que
antes. Pero como, para compensar con la masa mayor
del producto vendido el precio más bajo de v.enta,
tendrá que vender acaso mil veces más, porque ahora
necesita una venta
en
masa, no sólo para ganar más,
sino para reponer el coste de producción, ya que los
propios instrumentos
de
producción van siendo, como
hemos visto, cada vez más caros, y como esta venta
en masa no es una cuestión vital solamente para él,
sino también para sus rivales, la vieja contienda se
desencadena con tanta rn aJOr violencia cuanto más
fecundos son los medios de producción ya inventados.
Por tanto,
la
división del trabafo y la aplicación e
111aquinaria seguirán desarrollándose e nuevo,
en
una
escala incomparablemente mayor,
98
53
7/25/2019 Marx - Trabajo Asalariado y Capital
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Cualquiera que sea Ja potencia de los medios de
producción empleados, la competencia procura arre
batar
al. capital los frutos
de
oro
de -.esta
potencia,
reduciendo el precio
de
las mercancías al coste
de
producción,
y;
por
tanto, convhtien<lo en
una
ley
imperativa el que en la
medida
en que pueda pro·
<lucirse más barato, es decir,
en que pueda
producirse
más con la misma c ~ m t i d a d de trabajo, haya que
abaratar
la producción,
que
suministrar cantidades
cada vez mayores
de
productos
por
el mismo precio.
Por donde el capitalista, como fruto
de
sus propios
desvelos, sólo saldría
ganando
a obligación
de
rendir
más
en
el mismo tiempo
de
trabajo; en
una
palabra,
condi dones más difíciles para
la
valo-rizacióre
de
su
capital. Por
tanto, mientras
que Ja
concurrencia le
persigue constantemente con su ley del coste de pro·
ducción, y todas
las
a¡;rí as
que
forja contra sus rivales
se vuelven
COQtra
él mismo,
el
capitalista se esfuerza
por
burlar constantemente
la
comnetencia introdu- ·
ciendo sin descanso, en lugai·
de
las- antíguas, nuevas
máquinas, que, aunque más costosas, producen más
barato e ir.nplantando nuevas divisiones del trabajo
en sustitución
de
las antiguas, sin esperar a
que
la
competencia liaga envejecer los nuevos medios,
Representémonos
esta
agitación
fobrH
proyectada
al mismo tiempo sobre todo el mercado mundial y
nos
formaremos una idea de cómo el
incremento, fa
acumulación y concentración del capital, trae consigo
una
división
del
trabajo,
una
aplicación
de
maquina
ria nueva y
un
perfeccionamiento de
fa
f\lltígua
en
una
carrera atropelfada
e inintenumpida en
escala
cada
vez más gigantesca.
•
A J ~ o r a bien ¿como influyen estos factores insepa·
rnbles del incremento del capital productitlo
en
la
determinación del salario?
Una mayor división
del
tmbajo permite a
un
obrero
5
realizá1 el ttabajo
de
cmco, diez o veinte; aumenta,
por
tanto,.
la
competencia entre los obreros
en
cinco
diez o veinte veces. Los obreros no sólo compiten
entre
sí vendiéndose unos más barato que otros, sine
que
compiten también cuando
uno solo
realiza el
trabajo de cinco, diez o veinte; y la división del tm-
bajo
implantada
y constantemente reforzada por
}
capital, obliga a los obreros a hacerse esta clase
de
competencia.
Además,
en
la medida en
que aumenta la
d i o i ~ n
del trabajo el trabajo se simplifica. La pericia espe
cial del obrero no sirve ya
de
nada. Se le convierte
en una
fuerza productiva simple y monótona,
que
no
necesita
poner
en juego ningún recurso físico ni espi
ritual. Su trabajo es ya
un
trabajo asequible a cual
quiera. Esto hace que afluyan
de
todas partes com
petidores; y, además; recordamos que cuanto más
sencillo y más fácil de aprender es un trabajo, cµanto
menor coste
de
producción supone el
a s h ~ 1 i l á r s e l o
más disminuye el salario,
ya: que
éste se halla deter
minado, corno el precio
de
toda mercancía,
por
el
coste
de producción.
Por tanto a medid qu e el trabajo v haciéndose
más desagradable más repelente aumenta la compe·
tencia y disminuye el salario.
El
obrero se esfuerza
por sacar a flote
la
masa
de
su salario trabajando
más; ya sea trabajando más horas al
día
o produciendo
más
en cada
hora.
Es
decir,
que
acuciado
por la
necesidad, acentúa todavía más los fatales efectos
de
la
división
del
trabajo.
l
result.ado es que, cuanto
más trabaja menos jornal gana; pm la sencilla razón
de
que en la
misma medida hace
la
competencia a
sus compañeros, y convierte a éstos,
por
consiguiente,
en
otros tantos competidores suy(}s,
que :;a
ofrecen
al patrono en condiciones tan malas como él; es decir,
¡e¡
55
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que bastar para sostener a
Jos
tres niños y a la mu-
jer? ¿No tenía que bastar el salario mínimo para con-
servar
y
multiplicar el género? ¿Qué prueba, enton-
ces, este favorito tópico burgués? Prueba únicamente
que hoy, para pagar el sustento de uaw familia obre-
ra, la
i n d u s t ~ · i a
consume cuatro vidas obreras
por
una
q
t1e
consum1a antes.
. HesuT?iendo: cuanto más crece
el
capital produc-
twu_
m s
se
extiende la división
del
trabajo
y
la apli-
c ~ c º . 1 1 ; de
rnaquinmía. Y cuanto mcís se extiende Za
d z ~ i s z o n del
t1-;ibajo y
la aplicación de la. maquinaría,
m ~ s se
ac_entua la
competencia entre los obreros
y
mas se reduce
su
salario.
A d e m á ~ Ja clase obrera se recluta también entre
capas m s altas
de
la sociedad. Hacia ella va des-
c e n ~ i e n d o m;ia masa de pequeños industriales y pe-
q ~ e n o s rentistas, para quienes lo más urgente es
o f r e ~ e r sus brazos junto a los brazos de los obreros.
as1 .
el bosque de brazos
que
se extienden y piden
t r ~ b a 1
es cada ~ e z más espeso, al paso que los brazos
nusmos que lo forman son cada vez más flacos.
. No necesario pararse a demostrar
que
el pequeño
mdustnal no puede hacer frente a esta lucha una
de cuyas primeras condiciones es producir una
escala cada vez mayor, es decir, ser precisamente
un gran y no un pequeño industrial.
Que el interés de capital disminuye a medida que
aumentan la masa y el número
de
capitales, a medida
que
crece el capital, y que,
por
tanto, el pequeño
rentista no puede seguir viviendo de su renta y tiene
que
lanzarse a la industria, ayudando <le esle modo
a engrosar las filas de los pequeños ind¡;¡striales, y
con ello las de
los
candidatos a proletarios es cosa
:1
ue no r e q ~ i e r e tampoco más explicación. '
.Fin.aJmente, a medida que los capitalistas se ven
:mzados, por el proceso que exponíamos más arriba,
a explotar
en
una escala cada vez
_mayor los_
,gigan·
tescos medios de producción ya existentes, v1endose
obligados para ello a poner en juego. todos los res9r-
tes del crédito, aumenta la frecuencia de los
t e r ~ e -
motos industriales, en los
que
mundo come.rciai
sólo logra mantenerse a flote sacrificando a los dioses
del averno una parte
de
la riqueza, de los productos
y
hasta de las fuerzas productivas;
a u ~ e n t a n en_
una
palabra, las
crisis.
Estas se hacen mas
f r e c u e n t e ~
y
más violentas ya
por
el solo hecho de que, a medida
que crece ia masa de producción
y,
por tanto, la
necesidad de mercados más extensos, el mercado
mundial va reduciéndose más
y
más, y quedan cada
vez menos mercados nuevos que explotar, pues cada
crisis anterior somete al comercio mundial m ~ r -
cado no conquistado todavía o
que
el
c ~ m e r c 1 0
s?lo
explotaba superficialmente: Pero el c . a p 1 . t a ~ no vive
s ólo
del trabajo. Este amo, a la
par d 1 s t m g u ~ d o
y
bárbaro, arrastra consigo a la tumba los cadaveres
de
sus esclavos hecatombes enteras
de
obreros
que
sucumben en l a ~ crisis. Vemos, pues, que,
si: el
capital
crece rápidamente, crece
con
rapidez incom1Jarable-
mente mayo1·
todavía
la
c o m p e t e n c i ~
entre
_los
obre-
ros es decir, disminuyen tanto n_1as r e l a ~ w a m e n t e
los medios de e?npleo y los medios de vida de la
clase obrera; y, no obstante esto, el rápido incremento
del· capital
es la
condición
más favorable
para el
trabajo asalariado.
(
Conferencias pronunciadas
por
C. Marx del 14 al
30
de
di··
ciembre de 1847.
Publicadas por vez primera eu
la Nu.eva Gaceta del Hin del
5, y
de
abril
de
1849.
Publicadas en folleto aparte,
bajo la redacción y con una
introducción
de
F. Engels, en
Berlín, en 1891.
Se publica
de
acuerdo con el
texto del folleto.
Traducido del alemán.
/tJ/
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1
1
1
I
1
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'1
;
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