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  • 7/29/2019 MITOLOGA Y MEDICINA

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    MITOLOGA Y MEDICINA (III): OTRAS FIGURASCURADORAS

    Hoy escribe David Hernndez de la Fuente. Concluye con esta tercera

    entrega el breve recorrido por los mitos griegos relacionados conla curacin del cuerpo y del alma. Las figuras mticas aquevocadas son las diosas de los partos, el centauro Quirn, primercirujano y magnfico maestro de hroes, y otros personajes comoHermes, Prometeo o Dioniso, que tienen relacin con el arte decurar.

    La hija menor de Crono y Rea, Hera, reina del Olimpo y celosa mujer de Zeus, comparte el patrocinio mtico dela obstetricia junto con rtemis e Ilita. Se cuenta que Leto haba concebido de Zeus, rey de dioses, a unoshermosos gemelos que ya pesaban en su vientre. Y la madre, sintiendo ya los dolores de parto, vagaba de unoa otro rincn del mundo antiguo, sin que ninguna tierra o ciudad se atreviera a darle cobijo, por temor a undecreto de la vengativa Hera, siempre envidiosa de las amadas de su esposo. Solo un lugar en el mundo poda

    servir de refugio a la desesperada parturienta: un islote mvil en medio del mar, la que luego sera llamadaDelos. All Leto esper el nacimiento durante nueve noches y nueve das hasta que finalmente Hera consinti elalumbramiento, pues suyo era el poder sobre los partos: nacieron primero rtemis y despus el bello Apolo.En esta servidumbre humana y semidivina de dar a luz asista a Hera ayudaba una divinidad menor, llamadaIlita, hija de Zeus y Hera. Este genio femenino que preside los alumbramientos, sin embargo, sirve a su madreen sus venganzas. Como en el caso de Leto, Ilita trat de impedir tambin el parto de la reina Alcmena, quetuvo a Heracles de Zeus. Curiosamente, la doncella rtemis, la diosa gemela de Apolo que naci en ese partoretenido, fue la encargada de velar por la seguridad de las embarazadas hasta el noveno mes. rtemis es ladiosa cazadora, la Diana latina, cruel y hermosa como la naturaleza. Ella es la virgen por excelencia. Sinembargo, en la antigua Grecia, estaban bajo su proteccin, adems de las doncellas, las muchachasembarazadas hasta el momento en que daban a luz, cuando se encomendaban a Hera, diosa del matrimonio, ya su ayudante Ilita.El centauro Quirn fue el primer cirujano, el ms maestro de mdicos y hroes. Su vida fue consagrada a curara los dems y a ensear la medicina. Y como en el caso de Asclepio, vemos que esta vocacin le report variospeligros. Quirn perteneca a la raza de los centauros, hbridos entre humanos y caballo. Se cuenta que los

    centauros eran una estirpe de maldad conocida, odiosa y violenta por naturaleza, que naci del malvado Ixin.Este dese unirse con Hera, la esposa de Zeus, quien fabric una nube con su forma: de esta unin antinaturalnacieron los siniestros centauros, fieros y peligrosos. Pero Quirn, el centauro sabio, fue la una notable

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    excepcin a esa historia. Su fama se basa sobre todo en su faceta de maestro de hroes. Es famoso por haberinstruido a los mejores de los griegos, como Ulises, Heracles, Eneas, Peleo, Aristeo, Acten, Jasn o Aquiles: aellos les ense todo cuanto deba saber un buen hroe helnico, el arte de la lucha con lanza, espada y arco,pero tambin la msica, la medicina y otros saberes de gran utilidad. El propio Asclepio aprendi de l el arte decurar las enfermedades.Pero cmo se explica el carcter benvolo de Quirn frente a los otros centauros? Quiere la tradicin queQuirn tenga un origen distinto: se cuenta que es hijo del Titn Crono, quien, una vez, adopt la forma de un

    caballo para seducir a una mujer llamada Filira, de forma que su esposa Rea no advirtiera el engao. As naciQuirn, que participa de un origen divino y, por tanto, se diferencia de los centauros Ixinidas en su enormesabidura, en su inmortalidad, y, adems, en un cierto carcter amable y melanclico. Quirn aprendi de Apoloy rtemis la caza, la medicina, la msica y la adivinacin, y de l procede la estirpe de Peleo, el que sera padrede Aquiles.Parece que la muerte de Quirn fue causada por un desgraciado error de Heracles, quien lo hiriaccidentalmente con una flecha envenenada mientras combata con otros centauros. Sin embargo, Quirn erainmortal y sufra terribles dolores a causa de la herida. Conque, segn afirma una leyenda, le cedi suinmortalidad a Prometeo y se dej morir voluntariamente. Otra versin sostiene que Zeus, como lo vieradolindose y sin poder morir, se compadeci de l y lo elev al firmamento, convirtindole en la constelacin deSagitario (que no en vano representa a un centauro flechador).Ya que se menciona al famoso titn filntropo que encarna el progreso de la humanidad, no hay que olvidar quePrometeo es tambin el inventor de la ciencia y la tcnica mdicas. Se le relaciona con varios aspectosfundamentales para la civilizacin, como es el fuego, la primera mujer y el culto a los dioses. Sin embargo,Prometeo es susceptible de muchas interpretaciones. Ya en la antigedad recibi tratamientos muy distintos enla literatura, desde Hesodo, a Esquilo y Platn. Son los tres grandes relatos del mito en la literatura griega, muysignificativos en cuanto a la variedad de versiones que ofreca la tradicin potica y la libertad de los autores,para reflejar slo aspectos positivos o negativos. En particular, Prometeo aparece como dios inventor de lamedicina en el Prometeo encadenado de Esquilo (vv. 476 ss.), cuando el coro le dice al titn: Has sufrido penay humlliacin [...] y como un mal mdico, que ha cado enfermo, has perdido el entendimiento y no puedesdescubrir qu medicinas curarn tu propia enfermedad. Y Prometeo responde: Escucha el resto y teasombrar las artes y tcnicas que descubr. Esta fue la primera y ms importante: si alguna vez el hombreenferm, no hubo remedio, no comida que lo sanara, ni ungento ni bebedizo, sino que lo desecharon por faltade medicinas, hasta el momento en que yo les ense a los hombres cmo mezclar remedios curativos con losque ahora se libran de sus molestias. Y les marqu muchos caminos para leer el futuro y entre los sueos yo fuiel primero en discernir los que se haran verdad [...] en una palabra, lo sabrs en seguida: todas las artes queposee el hombre vienen de Prometeo.An hay otro mito que pone en relacin a Prometeo con el propio origen de los hombres. Prometeo se perfila ascomo el creador del hombre y de la mujer, pues habra modelado a uno y otra a partir de un puado de barro.Pausanias cuenta que en una aldea se podan ver an los pedazos de arcilla sobrantes que Prometeo dej trassu labor. Y el fabulista Esopo recogi tambin la leyenda en una simptica versin moralizante que explica el

    alma bestial de ciertas personas que fueron modeladas por Prometeo a partir de animales. El artfice porexcelencia de las artes y las ciencias se convierte as en creador de vida reflejo de la mxima aspiracin delmdico antiguo como si de un antiguo doctor Frankenstein se tratase.Otra figura mtica ntimamente relacionada con la medicina es el dios Hermes, a quien puede considerarse elprimer farmacutico. Hermes, intermediario por excelencia, es mercader, viajero, ladrn, y astuto negociante,patrn de intrpretes, traductores y hermeneutas, y gua del alma al otro mundo. Pero tambin, ms adelante,aparecer a la manera de un sabio mago, como Hermes Trimegisto, tres veces grande, asimilado al diosegipcio Thoth. Hermes se convierte as en dios de la magia y de lo misterioso, patrn de la alquimia y de lostextos esotricos: su saber hermtico ser el inspirador de alquimistas. De ah que se le considere dios de lamagia, la alquimia y, por extensin, inventor de la farmacopea. Hermes es el inventor de la qumica y de losremedios curativos del cuerpo y el alma. Los atributos del dios, las sandalias aladas, el ptaso y el caduceo,bculo de viajero y varita de mago a la par, con el tiempo pasaron a ser smbolos de los comerciantes, magos yboticarios. El mgico caduceo fue regalo de Apolo, que haba guardado con l sus rebaos, a cambio de la lira,que Hermes invent. En principio era una vara de oro, pero se dice que al encontrar Hermes dos serpientes quepeleaban, arroj en medio de ellas su bastn para separarlas y vio como sin hacerse ningn dao se

    enroscaban y entrelazaban alrededor de la vara, de manera que la parte ms alta de sus cuerpos formaban unarco, quedando sus cabezas separadas mgicamente, frente a frente.Finalmente, hay que mencionar a Dioniso, uno de los dioses ms cercanos y a la vez ms ajenos que t iene elpanten griego. Como fuerza de la naturaleza cclica, de la regeneracin vegetal, tambin se relaciona a Dionisocon un tipo de curacin especial, ms ntimamente psicolgica, a travs de sus cultos y danzas. Dioniso tienecarcter curativo y liberador: su gran regalo a la humanidad es el vino que libera de las penas y la danzaexttica, que saca fuera de s a los danzantes, inspirados por la locura divina. Sus smbolos son la vid, el vino, lahiedra, plantas poderosas y usadas en la antigedad como medicina para el cuerpo y el espritu, fundamento dela religin dionisaca. Por ello, en sus advocaciones de Lisio o Lieo, el que libera, o Lisiponos, el que libera deldolor, merece ser contado como dios relacionado con la medicina: Dioniso es, en cierto modo, el analgsicoespiritual de la antigua Grecia.Evitar el dolor y la enfermedad, y mejorar la endeble condicin humana es la funcin de todo este grupo dedioses y hroes de la medicina, desde Apolo hasta Hermes o Prometeo. A travs de todos estos testimonios seha querido pasar revista a las leyendas ms conocidas de la antigua mitologa y literatura acerca del arte de lamedicina a modo de notas didcticas y evocadoras. Un ilustre mdico de la antigedad, el famoso Galeno,

    instaba a todo aquel que quisiera aprender medicina a que estudiara los legendarios versos de Homero conquien comenzbamos estas reflexiones los tratados de Platn y las escuelas de filosofa, retrica o gramtica.Hasta tal punto estaban entrelazados en la antigedad los estudios que hoy l lamamos de letras y de ciencias.

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    En fin, Galeno titula uno de sus tratados filosficos y autobiogrficos diciendo Que el mejor mdico es tambinel mejor filsofo. A la vista de estas leyendas sobre curaciones y resurrecciones tal vez no estara de ms quefuera tambin el mejor mitlogo

    MITOLOGA Y MEDICINA (II): DE APOLO AASCLEPIO

    Hoy escribe David Hernndez de la Fuente. Prosigue este breve recorridopor los mitos griegos que tienen relacin con la medicina, con lacuracin del cuerpo y del alma. Dos son las figuras aqu tratadas:Apolo, el ambivalente dios que representa la enfermedad y elremedio a la par, y su hijo Asclepio, la figura mtica que tal vezencarne mejor la idea de medicina que tenan los antiguosgriegos.

    En la mitologa, las flechas de Apolo como las de su hermana gemela rtemis, su compaera en el firmamento

    en su identificacin con el sol y la luna sirven para ejecutar las venganzas divinas que decreta la asamblea dedioses ante los desmanes de los mortales. Dice Homero: Apolo [...] descendi de las cumbres del Olimpo,airado en su corazn con el arco en los hombros y la aljaba [...] resonaron las flechas sobre los hombros deldios irritado al ponerse en movimiento, e iba semejante a la noche. Luego se sent lejos de las naves y arrojcon tino una saeta...Apolo desata la peste (loimos) como castigo divino, como en el celebrrimo inicio de la Ilada (I 43-53). Es eldios de las epidemias, como la que extiende entre los griegos en el sitio de Troya. El dios poda castigar a unaentera poblacin por los pecados de su gobernante (Edipo Rey22-30) y sus flechas que se extiendensimblicamente como una enfermedad veloz causan la poderosa tristeza de la muerte, como en el mito de ladesventurada Nobe. Fue sta una madre afortunada, con doce hijos hermosos, de belleza y cualidadesextraordinarias. Pero se atrevi a decir, en notoria hybris, que su progenie aventajaba a la de Leto. Los brillantesgemelos habidos con esta por Zeus no lo perdonaron. Apolo y rtemis, armados cada uno con su arco, mataronimplacablemente a todos sus hijos: l a los seis muchachos, ella a las seis doncellas, como si fueran una terribleplaga. Y la madre llor tanto que se convirti en una roca con un manantial, y an hoy, como cuenta Pausanias,se puede visitar la roca en que se transform, que no deja nunca de llorar. Apolo es, pues, el dios de la peste,especialmente en su advocacin de Esmnteo, que alude a la relacin entre la plaga apolnea y los roedores.El joven dios de belleza deslumbrante es ms conocido como patrn de las artes, la poesa, la msica serena ylos cantos corales, siendo por su serenidad y su porte la imagen del dios griego por excelencia. Tambin

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    apadrina el arte de adivinar el futuro desde su gran santuario en la escarpada Delfos, donde su sacerdotisapronunciaba los orculos del dios. Otro famoso lugar del culto de Apolo fue tambin su isla natal, Delos. El mitode su nacimiento, junto a rtemis, refiere que la isla, que hasta entonces era mvil, quedo fijada despus comosantuario central. He aqu la vertiente positiva de este dios, que, como vio M. Detienne (Apolo con el cuchillo enla mano) es una figura de luces y sombras. Si Apolo era el dios de la enfermedad, hay que decir que tambinera capaz de sanar sus males. As se presentaba con la curativa advocacin de Pen, el sanador, como se veen Homero. En los santuarios de Delos y Delfos, de gran actividad adivinatoria, tambin haba una gran

    afluencia de mdicos, que acudan a estos populosos centros de peregrinacin de los griegos. Gran parte de losconsultantes, de hecho, preguntaban al dios acerca de sus enfermedades, pues la salud ha sido siempre una delas grandes preocupaciones del hombre. De Apolo procede tambin el principal dios mdico de la antigedad,Asclepio, su hijo, de quien hablaremos ms tarde, pues se especializar como el curador por excelencia en lareligin griega.Los smbolos de Apolo son variados, y si destaca entre ellos el trpode, que representa su arte adivinatoria, nohay que olvidar otros, como el laurel, de uso mdico antiguo como tnico estomacal, entre otras aplicaciones.Los griegos, por ejemplo, lo usaban en el bao para aliviar los dolores de la artritis. Esta planta consagrada aApolo guarda ntima relacin con el dios, en el mito y en los rituales adivinatorios. Por otro lado, es sabido queDafne (laurel) es el nombre de uno de los amores ms clebres de Apolo, que fue transformada en laurelhuyendo de l, como cuentan, entre otros, Ovidio y Partenio de Nicea. Apolo siempre tuvo mala suerte en susamores, femeninos y masculinos, que se le escaparon, se le murieron o, simplemente acabaron mal (Jacinto,Cipariso o Cirene son algunos ejemplos). Adems de estas malogradas historias, Apolo tuvo amoros conCornide, princesa tesalia, de quien tuvo a su famoso hijo Asclepio, el que sera dios mdico de la antiguamitologa. Su nacimiento excepcional y heroico estuvo marcado por la muerte de su madre. Cuenta Pndaro queCornide am a Apolo y qued embarazada de l, pero durante su embarazo ella se prend de un mortal. Apolofue advertido de ello por un cuervo que en la poca era un ave de color blanco y en venganza quem viva a lajoven. Mientras su cuerpo arda en la pira arranc de su seno a su hijo nio, vivo an, y lo cri. Apolo maldijo alcuervo que le dio la mala noticia, por lo que desde entonces los cuervos son negros. El pequeo fue educadocomo un hroe por el sabio centauro Quirn, con un currculo en el que estaba incluido el arte de la medicina.Asclepio avanz tanto en esta que lleg a provocar el temor de los dioses. En su soberbia, lleg a desafiar lasleyes de la naturaleza y, tras avanzar en su ciencia ms all de todos los lmites, resucit a un muerto. Zeus nopoda tolerar el desafo al orden natural y lo mat con su rayo. Se cuenta que Apolo, en venganza, mat a suvez a los Cclopes, forjadores del rayo. Pero despus de expiar su culpa, Apolo obtuvo un favor especial para suhijo Asclepio, que fue ascendido al Olimpo como dios de la medicina.Es quiz el dios ms benvolo de los venerados en la Grecia antigua. Se lo representa barbado y sonriente,cosa rara en los dioses griegos. Venerable, sentado en un trono y con su atributo, sostiene un bculo en torno alcual se enrosca una serpiente, smbolo de la renovacin de la vida. Cuenta un mito que Asclepio visit a un talGlauco, que estaba desahuciado y moribundo ya. Entonces vio venir una serpiente a enroscarse en su bastn yla mat; pero apareci otra que llevaba una hierba mgica con la que volvi a la vida a la primera. As asisti aGlauco en su maravillosa resurreccin y conoci esta hierba de la vida, por lo que la serpiente se convirti en su

    animal consagrado.Asclepio tuvo tres hijas, Higiea, Panacea y Yas (nombres parlantes, la Saludable, la Remediadora de todo y laCuradora), un tro a la imagen de las Gracias de Apolo o las Horas de Zeus que acompaan a Asclepio ydispendian sus dones entre los mortales. El culto de este dios se extendi sobremanera tras la poca clsica yel famoso juramento hipocrtico le invocaba junto a sus hi jas, aunque la medicina cientfica griega no tuvo quever en su origen con el culto a este dios. Tuvo Asclepio adems dos hijos, Macan y Podalirio, que aparecen enla Ilada como mdicos del campamento griego. Son llamados los Asclepadas. En el libro VI de la IladaAsclepio aparece como un rey histrico al que se llama mdico incomparable y que fue fulminado por un rayopor su excesiva audacia curadora. Son los peligros del ejercicio de la medicina: el tema prometeico y fusticodel hombre que desafa a la muerte, como el doctor Frankenstein, tiene un origen muy antiguo. La planta deAsclepio era el ciprs, aunque es un dios que tiene el patrocinio de todas las hierbas curativas. Su animalconsagrado era el gallo, como recuerdan las clebres ltimas palabras de Scrates antes de morir, quetransmite Platn: el ltimo deseo del maestro es sacrificar un gallo al dios.Este dios tena diversos santuarios en lugares como la isla de Cos, donde haba una cofrada de mdicosconocida como los asclepadas. Pero sin duda el lugar predilecto del culto de Asclepio era Epidauro. An hoy se

    pueden visitar en este enclave arqueolgico los restos del complejo de culto del dios, sus templos y recintos,junto con el impresionante teatro en el que todava pueden verse representaciones dramticas y musicales.Epidauro es rico en restos que atestiguan la bulliciosa actividad de la medicina sobre todo desde el siglo IV a.C.:relieves, placas votivas, inscripciones que conmemoran curaciones del dios, etc. Era, como Delos, Delfos,Eleusis, Dodona y otros santuarios griegos, un importante lugar de peregrinacin para experimentar lasrevelaciones divinas. Un centro en torno al cual haba una rica infraestructura de alojamiento, dispensariosmdicos, rutas, albergues y dems servicios destinados al peregrino. La principal diferencia con los otroscentros es que Epidauro se especializaba en la medicina.En Epidauro los fieles consultaban al dios mdico principalmente por el procedimiento de la enkoimesis oincubacin: dorman dentro del templo de Asclepio para que ste les indicara en sueos qu remedios eran losms apropiados para sus dolencias. Haba ritos especiales para la consulta, baos de purificacin, ayuno ysacrificios. Tras el sueo, que generalmente era un orculo ambiguo, los sacerdotes lo interpretaban yaconsejaban los mejores remedios a los pacientes. Los tratamientos mdicos eran gratuitos, pero muchos fielesdejaban como ofrenda exvotos con reproducciones de las partes sanadas por el dios y arrojaban monedas a lafuente sagrada del dios. Hay cientos de reliquias en los museos de Grecia procedentes del templo de Asclepio

    en Epidauro. Algn ejemplo muestran a un tal Arquino (Museo Nacional de Atenas) en una doble escena, onricay real, siendo curado de la espalda por la divinidad, mientras una serpiente le lame el mismo lugar mientrasduerme. Pero hay muchas historias y nombres propios en esos relieves, Ambrosia, Gorgias, Euhipo, etc.

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    El culto de Asclepio, bajo el nombre de Esculapio, fue tambin inmensamente popular en Roma desde el siglo IIIa.C., y se extendi por toda Italia, donde existi ms de un centenar de santuarios mdicos, como prueban lasmuchas terracotas y relieves halladas. Unos 15 kilmetros al este de Roma, por ejemplo, destaca el santuariode Ponte di Nona, con una impresionante coleccin de exvotos de extremidades sanadas por el dios. Estas nodifieren mucho de los exvotos posteriores de otras religiones, como la cristiana, que siguen teniendo sussantuarios curativos. El mito y la religin ocuparon un lugar principal en el mundo antiguo que luego pas alcristianismo: los viejos santuario de Asclepio en el mundo tardoantiguo fueron sustituidos por iglesias de santos

    que, como San Cosme y Damin (una suerte de Asclepadas cristianizados) ocuparon el lugar del antiguo diosde la medicina.DAVID HERNNDEZ DE LA FUENTE

    Notas

    MITOLOGA Y MEDICINA (I): ANIMIMEDICAMENTUM

    Hoy escribe David Hernndez de la Fuente. Los mitos clsicos y susmuchas y variadas recreaciones siguen siendo la mejor medicina

    para el espritu. La lectura de estas viejas leyendas en la literaturaclsica es uno de los blsamos indispensables, hecho de palabrascurativas que nos permiten quitar lo accesorio y quedarnos en losgrandes temas. Pero, qu nos dice sobre la curacin del alma ydel cuerpo la mitologa de los griegos?

    Animi medicamentum. As rezaba la inscripcin sobre la puerta de la Real Biblioteca de Felipe IV, situada en ladesaparecida Torre Dorada o Torre Alta del antiguo Alczar de los Austrias, que sufri, como es sabido, undestructor incendio. El lema recordaba aquel otro en griegopsyches iatreion, que segn Diodoro de Sicilia (I 49.)figuraba en la biblioteca del rey egipcio Osimandias: Luego est la biblioteca sagrada, que lleva la inscripcin"medicamento del alma," y junto a este edificio estn las estatuas de todos los dioses de Egipto. La coleccindel monarca espaol, como la del egipcio, estaba compuesta de los libros sagrados, los que contenan purapoesa y misterio. Los que encerraban el mundo de los mitos, los nicos capaces de sanar el espritumelanclico, como bien saba Robert Burton. La mitologa es medicina.Los antiguos griegos supieron curar el cuerpo por la palabra: Alcmen de Crotona o Empdocles de Agrigentoson algunos de estos santos hombres. Otros se complacieron en contar algunos de sus muchos mitos paraaplacar el dolor de la separacin, de la partida o del regreso que atenazaba el alma de algn compaero. Sonmitos que, como los siguientes, hacen referencia a curaciones de diversa indole. Hoy puede que nos sirva dealgn alivio repasar brevemente los personajes mticos dioses y hroes que tuvieron facultades curativas y losepisodios en los que las desempearon.A la hora de evocar la figura del mdico en la antigua literatura y mitologa griega, se suele comenzar por hacer

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    mencin de aquella memorable escena de la Ilada en que Patroclo cura la herida de Eurpilo, lo que describeas Homero (XV 390 ss.): Durante el tiempo en que aqueos y troyanos estuvieron luchando a los pies del muroy lejos de las veloces naves, Patroclo permaneci sentado en la tienda del gentil Eurpilo distrayndole con suconversacin y extendindole sobre la deplorable herida benficas hierbas que le apaciguaran los negrosdolores. O algo antes, al final del canto XI: "Dijo, y cogindolo por debajo del pecho, condujo al pastor degentes hasta sus tiendas. Al verlo, su ayuda de campo extendi por el suelo pieles de buey, y haciendo que setumbara encima, con un cuchillo le arranc la aguda y penetrante flecha del muslo y se lo limpi de sangre con

    agua tibia; a continuacin tritur con sus manos una amarga raz y se la ech por encima, una raz aniquiladoradel sufrimiento que detuvo todos sus dolores; hasta que la herida se sec y dej de brotar la sangre." (citosiempre la esplndida traduccin de scar Martnez Garca para Alianza Editorial).El propio Patroclo es sanado poco despus por su entraable amigo Aquiles, como recuerda el texto homrico yadems ha sabido reflejar el arte antiguo (hay una clebre representacin de este episodio por el pintor deSosias, en un vaso de figuras rojas, c. 500 a.C., de la Antikensammlungde Berln).En otros muchos pasajes se recuerda la continua presencia de la medicina en el mundo clsico: hay curacionesde guerreros, salvaciones casi divinas, frmacos mgicos que devuelven el vigor y la vida, y otras mencionesque acercan el mundo de la salud y de la medicina a la esfera de los dioses griegos.La medicina antigua, entrelazada desde tiempos arcaicos con la filosofa y los saberes ocultos, fuerevolucionada, como es bien sabido, por la figura de Hipcrates, que la separa del mbito del mito y lascreencias. Pero no nos interesa en este momento ni l, ni Galeno ni las numerosas y grandes figuras de lamedicina griega, pues se mueve fuera del mbito del mito, del animi medicamentum. Antes preferiremos trazarun somero panorama de las figuras mticas ms relacionadas con el mundo de la medicina.En estas notas y en las dos entregas sucesivas proponemos, sin pretensin de exhaustividad, un recorrido porlos diversos personajes de la mitologa griega, dioses y hroes, que tienen relacin con el mundo de lamedicina. No solo Apolo o Asclepio, ms cercanos a las ciencias de la salud, tienen la exclusividad en elpatrocinio de las artes curativas. Tambin otros dioses en principio ms ajenos, como Hermes o Dioniso,protegen la vida y la salud. A modo de breviario, convendr tener a mano a estos hroes y dioses para curardolores varios Solo que en la mitologa griega la enfermedad tambin viene de los dioses. Es unpathos que nosviene de fuera. Y es esta una interesante ambivalencia que marca la relacin del hombre con la divinidad en loque respecta a la salud.Muchos dioses patrocinan la medicina y otros tantos mitos esconden el simbolismo de alguna plaga oenfermedad. Un ejemplo de esto ltimo es el segundo de los doce trabajos de Heracles, que le encarg sucobarde primo Euristeo, acabar con la Hidra de Lerna. Esta serpiente enorme de muchas cabezas y sangrevenenosa, cuyos muones sangrientos se reproducan obsesivamente, reproduce sin duda el recuerdo lejano dealguna epidemia. Por cierto que la primera epidemia que narra la literatura griega con cierto detalle es la pesteque se desata en el campamento griego al principio de la Ilada. La captura de la hija de un sacerdote de Apolo,Crises, por Agamenn, es la causa del enfado del dios, que castiga a los griegos disparando sus flechas portodo el campamento, entre perros, mulas y hombres, causando una peste de rpido contagio, con fiebres ymuertes fulminantes. Bien conocidos son estos versos aurorales (I 9 ss.). El hijo de Leto y de Zeus, que,

    encolerizado contra el rey, propag por el ejrcito una plaga espantosa, haciendo que pereceran las tropas,porque el Atrida haba ultrajado al sacerdote Crises. Para erradicar la enfermedad los griegos aplacan a Apolocon sacrificios y devuelven a Criseida al sacerdote Crises y se acaba por celebrar una total catarsis, dndose losgriegos un bao purificador de la peste. En estos dos casos la medicina entra an en contacto con la divinidad...

    Hay frmacos que curan incluso a dioses como el que sana a Ares herido al final del canto V de la Ilada: Asdijo, e hizo encargo a Pen de que lo curara, y Pen, esparcindole por encima ungentos aniquiladores deldolor, lo san, ya que en absoluto haba sido creado mortal. Pero en otras ocasiones, como cuando Patroclocura a Eurpilo con drogas que le mitigan sus acerbos dolores, a la par, le deleita con sus palabras (XV 392ss.). Vemos en estos breves ejemplos, en los orgenes de la literatura griega, varias formas de medicina que vanconfigurando un saber desde los frmacos y cnticos mgicos hasta los albores de una medicina. Uno de esosprocedimientos de curacin es el ensalmo o conjuro, la clebre epod, que estudi Lan Entralgo (en Lacuracin por la palabra en la Antigedad clsica, 1958), notando la diferencia en el paso desde la magia a lamedicina: En una y otra cura, la palabra humana es teraputicamente usada con un designio por completodistinto al de los dos anteriores: ya no es ensalmo ni splica, sino deliberada utilizacin de alguna de las

    acciones psicolgicas psicosomticas ms bien que el decir humano puede producir en quien las oyeTambin Nstor y Macan, mdico irreprochable, se apican a la curacin tras el llamado de Idomeneo: NstorNelida, alta gloria de los aqueos! Corre, sube a tu carro y que Macan monte a tu lado! Conduce lo antesposible a tus caballos de gruesa pezua hasta las naves, pues un guerrero sanador no tiene precio encomparacin con el resto cuando se trata de extraer flechas y de aplicar suaves ungentos! (XI 643 ss.). Lacuracin se ejecuta mediante frmacos vegetales que se esparcen a la vez que el mdico pronuncia palabrasque calman, palabras aladas, que son precisamente ese medicamento infalible del alma. Qu se contaranestos griegos para aliviarse tantos dolores? Hay quien dude que eran mitos?

    DAVID HERNNDEZ DE LA FUENTE

    Notas

    NO DICE NI OCULTA, SINO DA SEALES

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    Hoy escribe David Hernndez de la Fuente: Continuando la entregaanterior, que expona los orgenes mticos del orculo de Apolo yalgunos aspectos de su ritual, este artculo repasa la influencia deDelfos en la poltica griega. Sin duda, la interaccin entre el donde la adivinacin y la poltica antigua nos da alguna de las

    "seales" de las que habla la cita de Herclito que ha encabezadoestos dos textos.

    Al hablar del don de Apolo no se puede dejar de lado las implicaciones polticas tuvieron histricamente lasrespuestas oraculares. Ciertamente, los decretos de los grandes orculos griegos fueron determinantes para lapoltica y la sociedad antigua en poca arcaica y clsica. Si en la religin griega clsica el orculo dlficorepresentaba la ms alta autoridad, su consulta desempeaba un papel crucial en la toma de decisionestambin en el gobierno de las distintas poleis. De hecho, gran parte de la actividad oracular, ms all de laesfera privada, se refera al gobierno de la ciudad y a las distintas acciones polticas, comerciales o militaresque se fueran a emprender. Nada se haca, desde este punto de vista, sin el visto bueno del dios, expresado atravs de la adivinacin y los profetas pblicos: entre ellos, la preeminencia de los grandes santuarios, comoDelfos, era casi absoluta.La ntima ligazn entre religin y poltica en la antigua Grecia se revela aqu principalmente: unos orculossirven para encumbrar nuevas dinastas reinantes, otros, para reemplazarlas por otras. As, hay gobernantes delos primeros tiempos que extraen toda su legitimacin del orculo, e incluso las leyes sagradas, que se otorgana la ciudad como una constitucin emanada del dios o escrita al dictado del orculo; pero tambin otros, reyes oemperadores, que harn uso a su conveniencia de las colecciones de vaticinios, para alterar el estado de lascosas.El orculo de Apolo en Delfos fue uno de los factores ms determinantes de la poltica griega. Su influencia seextenda incluso ms all de Grecia, pues reyes de Asia Menor, como Creso o Midas enviaran embajadas ycostosos dones al orculo, y cuando el templo de Apolo ardi, lleg una donacin del rey Amasis de Egipto. Elcomienzo de la influencia del santuario en la poltica interhelnica puede fecharse en la Primera Guerra Sagrada(c. 595 a.C.), cuando una liga religiosa de las ciudades ms poderosas, la Anfictiona, sustrajo el santuario deDelfos del control de la vecina ciudad de Crisa. Esta especie de organismo internacional control en pocahistrica el funcionamiento del templo, designando a sus encargados y organizando los mencionados juegos.Delfos se mantuvo en la cspide de su fama y poder entre los siglos VI y IV a.C. y entre sus influencias no sepuede dejar de lado la poltica. Gran parte de la actividad oracular, ms all de la esfera privada, se refera algobierno de la ciudad y a las distintas acciones polticas, comerciales o militares que se fueran a emprender.Nada se haca sin el visto bueno del dios. As lo prueban los legisladores mticos de Atenas y Esparta. SegnPlutarco, la conquista de Salamina, le fue inspirada a Soln de Atenas por un orculo, y al ser designadolegislador y mediador (diallaktes) en una poca de crisis social, reform la constitucin ateniense bajo la gua delorculo de Delfos, que le dijo: En medio de la nave el timn toma, y endereza su curso: que en tu auxil iotendrs a muchos de la ilustre Atenas. Otro tanto ocurri con la ciudad rival, Esparta, cuyas leyes fueron

    promulgadas por Licurgo. Herdoto recoge el orculo que recibi: Vienes a mi rico templo, oh Licurgo [...]pidiendo el buen gobierno. Pues yo te dar el que ninguna otra ciudad tiene en la tierra. Este vaticinio fueseguido por la famosa Rhetra o decreto fundacional de la legislacin espartana.

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    Delfos tuvo un autntico poder como mxima instancia religiosa, y muchas veces poltica, a la hora de tomardecisiones de especial trascendencia. Ello se constata sobre todo en la fundacin de ciudades en la MagnaGrecia. All, el sur de Italia y Sici lia, el orculo bendijo con sus respuestas la audaz colonizacin griega (apoika),que se desarroll entre dos fechas clave, la fundacin de Pitecusa (770 a.C.) y la de Agrigento (583 a.C.).Siracusa, la ms esplndida ciudad griega de occidente (c. 734 a.C.), fue fundada por el corintio Arquias, aquien un orculo gui a una cierta Ortigia situada en la nebulosa isla de los tres cabos (Sicilia). La figura delfundador (oikistes) es tan importante en ese sentido como la del legislador: un hombre con una misin de

    importancia que representa a toda la comunidad en la consulta al dios.Pero Delfos tambin ratificaba los hechos consumados de la poltica, los cambios de gobierno o de dinasta. Elfinal de la tirana ateniense de Pisstrato y sus hijos, por ejemplo, se relaciona con el patrocinio de sus rivales,los Alcmenidas, del santuario de Delfos. Desde entonces, por supuesto, abundaron los orculos que urgan aderrocar a los Pisistrtidas, hbiles urdidores de orculos, que acabaron exiliados en Persia.Entre las consultas pblicas, la guerra ocupaba un lugar preeminente. La consulta a los dioses era bsica paratener xito en una campaa militar. Aunque no siempre lo garantizaba: haba malinterpretaciones del ambiguoorculo, como es el caso de Creso, a quien se le dijo que si iba a la guerra con los persas, un imperio caera(resultando ser el suyo!) o el de Mesina, que interpretaron el orculo los cartagineses sern vuestrosaguadores como seal de que los esclavizaran (cuando en realidad fueron derrotados por mar).El orculo particip activamente en los dos grandes conflictos que agitaron la Grecia clsica. La cima de supoder poltico y simblico tiene como lmite las Guerras Mdicas. Entonces se mostr en principio favorable alos persas, para luego legitimar polticamente la causa griega y, en concreto, justificar la estrategia naval deAtenas. Los varios orculos contra los atenienses, hasta que al fin se les vaticin la victoria si se protegan trasun muro de madera (el famosoxylinon teichos, en referencia a su flota, en Salamina) as lo prueban. Estaevidente parcialidad se acentu en el otro gran conflicto del mundo griego, la Guerra del Peloponeso (431-404a.C.). Delfos apoy abiertamente a los espartanos, profetizando que Apolo les ayudara en todo caso, tanto si lellaman como si no (parakaloumenos kai akletos, segn Tucdides).Como se ve, la independencia poltica del santuario, siempre relativa, acab definitivamente tras las guerrasmdicas, con el dominio sucesivo de Delfos por parte de las potencias hegemnicas del mundo antiguo: Atenas,Esparta, Tebas, Macedonia, Etolia y, finalmente, Roma. El fin de la polis clsica acarreara el declive de Delfos.Filipo II de Macedonia, el padre de Alejandro Magno, hizo de este santuario su mejor instrumento para ladominacin de toda Grecia, como ya advirti Demstenes, diciendo que Delfos filipizaba. Paradjicamente, elpropio Filipo encontrara la muerte por interpretar mal un orculo. En la cima de su ambicin, consult si tendraxito en sus planes de conquistar Persia. El dios respondi: El toro est engalanado. Todo est listo para elsacrificio. El oficiante est preparado. Filipo lo tom como seal de xito y se dispuso a celebrarlo. Pero esetoro no era otro sino l mismo. Muri asesinado por Pausanias en plena boda de su hija.

    David Hernndez de la FuenteMircoles, 25 de Noviembre 2009Redactado por Antonio Guzmn el Mircoles, 25 de Noviembre 2009 a las 09:01

    Comentarios

    111votos

    Notas

    UN MOMENTO ESTELAR DE LA ANTIGEDAD:LA BATALLA DE CUNAXA

    En Momentos estelares de la humanidad (El Acantilado, 2002), Stefan

    Zweig llev hasta su grado mximo de expresin el arte de laminiatura histrica. A lo largo de las pginas del libro, Zweigdesgran con prodigiosa elegancia narrativa catorce fugacesdestellos que, en su consideracin, marcaron el rumbo de laHistoria durante dcadas y siglos. Sin apartar la mirada de losgrandes hechos (la cada de Constantinopla a manos de losturcos, la derrota de Napolen, la revolucin rusa), el escritorviens supo encontrar en el fuego de tan gigantescos escenarios,el fogonazo que en un determinado momento incendi el curso dela Historia. Pero bajo el firmamento que Zweig dibuja en su libro,caben sin duda otros momentos estelares. Uno de estos destellos

    es acaso el que toma lugar en un da incierto de finales deseptiembre del ao 401 a. C. bajo el cielo de Cunaxa, en una

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    llanura baada por el Efrates y el Tigris.SCAR MARTNEZ GARCA

    Recortados frente a frente en la lnea del horizonte, bajo el cielo de lo que hoy es Irak, dos ejrcitos se preparanpara un largo y sangriento combate, que, sin embargo, tan slo durar un instante: en un momento determinado,el condotiero de uno de los ejrcitos vislumbra entre el fulgor de las lanzas y de las corazas a su enemigo, y, almargen de toda estrategia o plan de batalla razonable, se lanza en solitario contra l en un impulso asesino. Se

    trata del prncipe Ciro, y quien tiene enfrente es el Gran Rey de Persia, Artajerjes II el Memorioso, su propiohermano:

    "Con ellos estaba, cuando divis al Rey y a su guardia personal, de modo que sin poder contenerse, se lanzcontra l al grito de Te tengo y le alcanz en el pecho hacindole una herida a travs de la coraza, comocuenta el mdico Ctesias, quien afirma haberle curado personalmente la herida. Sin embargo, en el precisoinstante en que le hiri, alguien le alcanz violentamente con una saeta bajo el ojo y entonces estall unaencarnizada pelea entre el Rey y Ciro y sus respectivos hombres. Del nmero de muertos de entre la guardiadel Rey da cuenta Ctesias, que se encontraba a su lado. En el otro bando, el propio Ciro cay muerto, al igualque sus ocho mejores hombres, que quedaron tendidos sobre l". (Jenofonte,Anbasis 1 9.26)

    Pero, cmo se haba llegado hasta esta situacin? Reclamando para s el trono de los Aquemnidas (pues apesar de ser menor que Artajerjes, l era el que haba nacido en la prpura, es decir, tras la ascensin al poderdel padre de ambos, Daro II), el prncipe Ciro haba reclutado un gran ejrcito con la intencin de derrocar a suhermano. La singularidad de este ejrcito es que contaba con un contingente de mercenarios griegos en un

    nmero aproximado a diez mil. Su experiencia, aquilatada en el propio suelo griego en el curso de la Guerra delPeloponeso, haca que a pesar del desequilibrio de fuerzas cuarenta mil efectivos frente a unos cincuenta ycinco mil a favor del ejrcito imperial, el ejrcito rebelde contara con alguna opcin para disputar la victoria alGran Rey. No en vano, un instante antes de que Ciro se lanzara en su ataque suicida contra los seis milhombres acorazados que blindan al Gran Rey y cayera acribillado por las lanzas y las flechas de la escoltaimperial, los diez mil mercenarios griegos acababan de salir victoriosos de su sector de la batalla. Un segundodespus ya era demasiado tarde: su condotiero haba muerto y la rebelin que daba sentido a su participacinen la batalla haba fracasado.Lo que viene despus es una aventura de tintes odiseicos: los estrategos griegos son pasados a cuchillo y esentonces cuando un ejrcito absolutamente descabezado ha de emprender una gloriosa retirada en el corazndel Imperio Persa; es en este momento donde toma principio la Retirada de los Diez Mil, donde, por fin, lacolumna errante ms clebre de la historia y de la li teratura adquiere su protagonismo. Guiados por unos lderesimprovisados los diez mil mercenarios emprenden un viaje que les llevar de las tierras del ufrates hasta susalvacin en las costas del Mar Negro, y en el que habrn de afrontar peligros extremos, atrapados siempreentre los frentes de alguna salvaje tribu indgena y los implacables soldados del ejrcito imperial.La gloriosa retirada de los Diez Mil que tiene sentido en s misma como smbolo de las esperanzas, luchas yconquistas del ser humano tiene adems el valor de haber marcado el rumbo de la Historia durante los siglossiguientes: cuando Jenofonte, uno de los dos improvisados lderes que dirigi la retirada, puso por escrito en suAnbasis el heroico regreso a casa de los Diez Mil, estaba escribiendo la hoja de ruta, para que AlejandroMagno, no muchos aos despus, arrebatara Asia al Rey de Persia y, convertido en el dueo de mundo,cambiara para siempre la faz de la Historia.

    [A la espera del estreno, all por el verano de 2011, de la adaptacin cinematogrfica del clsico de Jenofonte,Anbasis, quien sienta la tentacin de embarcarse en esta fascinante aventura lo pueden hacer de mano de lasnovelas histricas de Michael Curtis Ford (La Odisea de los Diez Mil, Barcelona, Grijalbo, 2003) o ValerioMassimo Manfredi (El ejrcito perdido, Barcelona, Grijalbo, 2008), o del documentado ensayo a cargo de RobinWaterfield tirulado La retirada de Jenofonte. Grecia, Persia y el final de la Edad de Oro (Madrid, Gredos, 2009),si bien siempre ser recomendable dejarse atrapar por la cautivadora prosa de Jenofonte en una de las muchasy excelentes traducciones que tenemos a disposicin en nuestra lengua].Martes, 3 de Noviembre 2009Redactado por Antonio Guzmn el Martes, 3 de Noviembre 2009 a las 23:26Comentarios

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    Notas

    EL BARQUERO CARONTE AGUARDA...En la Mitologa griega el tema de la muerte ha sido fuente de inspiracin,

    reflexin, y tambin de parodia...Algunos personajes descendieron al mundo de los muertos ydespus de regresar a la tierra contaron sus experiencias y lo quevieron en el mundo subterrneo. Entre ellos, estn las figuras deHERACLES, ULISES, o el adivino TIRESIASAhora es LUCIANO (mezcla de Swift y Voltaire) quien hacechanzas de este tpico en un pasaje de su obra El VIAJE AL MASALLA (EL TIRANO).

    Personajes:

    Megapentes: ricachn que rehsa abandonar el mundo de los vivos, aunque le ha llegado su hora.Cloto: una de las Moiras o Parcas, encargadas de dictaminar sobre la vida de los hombresMcilo: un pobre zapatero, ansioso de partir para el otro mundo, a la vista de lo que poco afortunada que es suvida en ste.

    CLOTO Embarca t primero, Megapentes.MEGAPENTES De ningn modo, soberana Cloto. Djame regresar al mundo de arriba durante un rato. Y luegoyo mismo volver por mi propia iniciativa, sin que nadie tenga que reclamarme.CLOTO Por qu quieres volver?MEGAPENTES Autorzame a que termine de construir mi casa, pues la he dejado a medio hacer.CLOTO T alucinas! Anda, sube!MEGAPENTES Slo te pido un rato, Moira. Djame un solo da, hoy, para que pueda informar a mi mujer sobremis bienes, para decirle dnde tengo escondido un gran tesoro.CLOTO Ya est decretado! No logrars nada.MEGAPENTES Se perder, pues, tan gran fortuna?CLOTO No, no se perder. No te preocupes de eso. Tu primo Megacles lo recuperar.MEGAPENTES Qu insolencia! Mi enemigo, a quien no mat antes por pura indolencia ma.CLOTO se es! Te sobrevivir algo ms de cuarenta aos, y heredar tus concubinas, tus vestidos y todo tutesoro.MEGAPENTES Eres injusta, Cloto, al repartir lo mo entre mis peores enemigos.CLOTO Mi querido amigo, esos bienes se los robaste t antes a Cidmaco, a quien asesinaste junto a suspequeos hijos....

    MEGAPENTES Todava hay una cosa que me angustia, Cloto, y es por lo que deseaba aunque fuera por unrato asomar mi cabeza a la luz del da.CLOTO Y de qu se trata? Sin duda parece ser algo descomunal.

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    Notas

    QUIN FALTA EN LA BARCA DE CARONTE...?

    uN DIVERTIDO TEXTO SATRICO DE Luciano

    Se trata de un texto (que al ser de Lucinao no iba a ser de otro tenor) satrico, fresco y divertido. Es de El viaje alms all, conocido tambin bajo el subttulo de El Tirano. Es un dilogo entre algunos personajes que quiz nosresulten familiares: Caronte (el barquero que pintara Patinir), el dios Hermes, la Parca Cloto, as como unciudadano acaudalado de nombre Megapentes (el gran doliente). La barca infernal de Caronte est repleta delas almas que han de ser transportadas al otro mundo, pero falta por llegar Hermes que quiz est entretenidoen el gimnasio con los efebos, o se dedica a tocar la ctara, o se entretiene haciendo alarde de su intillocuacidad, o, bribn de l, est ocupado en sus hurtos, que es tambin una de sus habilidades.Pero la demora de Hermes se debe a otra circunstancia bien distinta; y es que uno de los muertos ha pretendidoescapar de su postrera travesa, a pesar de que ya se le ha agotado el hilo de su existencia. Se trata de untirano, que entre lamentos y gemidos ruega que lo dejen vivir y promete grandes recompensas si no loembarcan en la nave de Caronte. Pero la cosa es que el control de las almas de los fallecidos es muy severo yEaco enseguida se dio cuenta de que faltaba uno:

    Y cuando estbamos ya a la entrada misma y me ocupaba de dar cuenta a Eaco del nmero de muertos quetraa y ste los cotejaba con la lista que tu hermana le haba enviado, no s cmo el tres veces canalla consiguiescapar y huir. De suerte que en la lista se ech en falta un muerto, ante lo cual Eaco, enarcando sus cejas, medijo:

    No practiques permanentemente el hurto, Hermes; bastante tienes con las bromas que haces en el cielo. Losasuntos de los muertos se llevan a rajatabla y no es posible ocultar nada. En la lista constan, como ves, un totalde mil cuatro muertos, y t te has presentado aqu con uno de menos, a no ser que me digas que Atropo te hizomal la cuenta.

    Tras hacer Cloto el catlogo de muertos que deben subir a bordo (nios, ancianos y mujeres) se produce unaescena verdaderamente jocosa: el renuente Megapentes pide una ltima oportunidad y espera que los diosesno se la denieguen: desea saber qu ocurrir despus de su muerte. Curiosidad funesta, pues el panorama desu futuro no puede ser ms lamentable: su esclavo, que desde hace tiempo mantiene relaciones adlteras con

    ella, se quedar con su mujer; su propia hija pasar a enriquecer el nmero de concubinas del nuevo tirano, yhasta las estatuas que los amigos erigieron en honor de Megapentes caern derribadas por el suelo. Y por sifaltara algo, se le informar de que ha muerto envenenado por la traicionera y emponzoada copa que le ofrecien el ltimo banquete uno de sus mejores amigos. Sigue la descripcin con un nuevo relato de un incidentejocoso ocurrido cuando Megapentes se hallaba de cuerpo presente en su propia casa, recin fallecido. Uno delos principales protagonistas del mismo es tambin su amado esclavo Carin:

    Mi esclavo Carin, tan pronto vio que me haba muerto, subi a eso de media tarde al aposento donde yo yacadispona de todo el tiempo que quisiera, ya que nadie me estaba velando- acompaado de mi concubinaGliceria (con la que, creo yo, mantena desde hace tiempo relaciones ntimas) y tirando de la puerta se puso aecharle un polvo como si nadie ms estuviera en la habitacin. Y una vez que hubo saciado su apetito,dirigindome una mirada dijo: T, el ms canalla de los hombres, me has golpeado mil veces sin que yo lomereciera, pero ahora aqu ests tieso. Y mientras as hablaba me tiraba del pelo y me daba cachetes, hastaque generando un gran salivazo me lo escupi a la cara diciendo: Vete al infierno. Y a continuacin se march.

    Yo estaba que arda de ira, pero no poda hacer nada contra l, rgido y yerto como ya me encontraba. Y lasinvergenza de la muchacha, al or el ruido de algunos que se acercaban, se frot los ojos con saliva como siestuviera llorando por m, y sollozando y pronunciando mi nombre se march. Si les hubiera podido echarmano!

    Notas

    DESDE GALILEO Y COPERNICO.... AARISTARCO DE SAMOS

    FICHAMOS A UN EQUIPO DE ASTRNOMOS: Aristarco,

    Eratstenes,Hiparco, Tolomeo...

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    Desde cundo existen los astros?Qu poderes tienen sobre la vida de los mortales?Cmo marca su curso el sucederse de las estaciones, los das y las horas?De qu estn hechos o compuestos?Por qu leyes o circunstancias caticas se rigen?Hasta cundo estarn vigilantes sobre nosotros?

    Estas y otras preguntas similares se hicieron los primeros astrnomos del mundo antiguo.Por eso,hoy hemos fichado a un grupo de ellos. Voy a mezclar algunas de sus observaciones o teoras, sinprecisar quin fue el autor de cada una de ellas.

    a) la hiptesis heliocntrica afirma que es el sol el que ocupa el centro delUniverso y a su alrededor giran otrosplanetas, entre ellos la propia tierra. (enunciada en torno al ao 275 antes de Cristo)

    b) quin miid por primera vez la circunferencia de la tierra? Dar una pista: en la ciudad de Siene (Asun) unpalovertical no proyecta sombra alguna almedioda del solsticio de verano, mientras que (a la misma hora y da)en Alejandra (que se halla a 5.000 estadios) un palovertical proyecta un ngulo de sombra de 1/50 partes delcrculo = 7,2 grados.La distancia, pues,entre Siene y Alejandra tiene que ser 1/50 de la circunferencia de la tierra: esto es unos250.000 estadios. Por tanto, elpermetro de la circunferencia de la tierra tiene 40.075 kms.Los cientficos modernos se siguen extraando de cun cerca estuvo nuestro autor (???) de la realidad.

    c)otro astrnomo [quin?] descubri el movimiento de la precesin de los equinoccios (fenmeno que Newtondefini como el movimiento retrgrado del eje de la tierra alrededor del polo de la lnea eclptica) lo que lepermiti distinguir entre el ao tropical y elaosideral. Quin fue este hombre tan inteligente?

    d) Quin escribi el tratado Coordinacin Matemtica (en griego MEGISTE SYNTAXIS), de donde procede eltrmino rabe AL MAGISTI y su derivado castellano ALMAGESTO?

    e) Fue el mismo que cometi un grave error: suponer que la tierra permanece inmvil en el centro del universo,y que son los dems cuerpos celestes los que giran a su alrededor.

    Bueno: se trata de identificar a quin corresponde cada una de las 5 hiptesis anteriores.

    Otro da comentaremos algo de ERATOSTENES, el autor de una preciosa e imaginativa MITOLOGIA DELFIRMAMENTO..

    LA FASCINACIN ROMANA POR ALEJANDROMAGNO: QUINTO CURCIO

    Curcio narr una gran historia moral sobre Alejandro al relatar cmo susvirtudes cedieron ante el imparable xito de las conquistas.Publicado por FRANCISCO GARCA JURADO, de la UniversidadComplutense

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    Estamos ante un gran enigma, pues bien poco sabemos sobre el historiador y rtor Quinto Curcio (posiblementeapodado Rufo). Lo nico que sabemos a ciencia cierta es que escribi un libro singular en la literatura latina,dado su novedoso inters por un asunto histrico ajeno a Roma. No contamos con datos externos fiables sobrela persona de Curcio, y no hay tampoco acuerdo con respecto a la poca en que vivi. Es ms, la falta dereferencias sobre su propia obra durante la Antigedad hizo pensar a algunos que pudiera tratarse de un falsoautor clsico inventado en tiempos medievales. Hoy da, las dos hiptesis ms plausibles sobre su vida lo sitanbien como autor contemporneo del emperador Claudio, bien de Vespasiano. En todo caso, su estilo retorizantey su gusto por lo prolijo invitan a colocarlo dentro de la llamada Edad de Plata de la literatura latina, una etapaque reacciona con respecto al clasicismo de la literatura escrita durante la poca de Augusto.Al igual que hiciera en otra poca el historiador Pompeyo Trogo con sus Historias Filpicas, Curcio eligi un temagriego, la gran historia de las hazaas de Alejandro Magno. A su relato histrico confiri, ante todo, una finalidadmoralizante que no pas despus desapercibida durante los siglos en que Curcio fue ledo en las escuelas. Esverdad que hay muchos autores latinos que recurren a la figura de Alejandro para sealar aspectos variados desu persona, como su carcter excepcional, su gloria fugaz o sus vicios. Sin embargo, estos autores, comoCicern o Tito Livio, no acuden a Alejandro ms que como referencia puntual, buscando, ante todo, la

    comparacin o el ejemplo para algn asunto dado. Todo ello contrasta claramente con el extenso tratamientoque dio Quinto Curcio al personaje.Su obra, titulada en latn De rebus gestis Alexandri Magni, es decir, Sobre las cosas llevadas a cabo porAlejandro Magno, se divida en diez libros. Desgraciadamente se han perdido los dos primeros, adems deotras lagunas que interrumpen el interesante relato. De esta forma, la narracin conservada comienza con loshechos acaecidos en la primavera del ao 333 a.C., transcurrido ya un ao de campaa militar. Alejandro seencuentra en Asia Menor, donde toma la ciudad de Celenas y entra luego en Gordio, lugar del famoso episodiodel nudo gordiano. Aqu, precisamente, se guardaba un legendario carro que, por lo que se contaba, habatransportado a Gordio, un campesino que lleg a reinar por cumplimiento de un orculo segn el cual el primeroen entrar con su carro en el templo de Jpiter sera nombrado rey. Era, adems, tradicin que aquel queconsiguiera desatar el inmenso nudo que amarraba el yugo al carro llegara a ser el dueo de Asia. Alejandro,temerario y atrevido, acept el reto. Al verse incapaz de desentraar aquella maraa, decidi propinarle diversoscortes con su espada, pues, segn l, lo importante era deshacer el nudo, y no el medio que se emplease paratal fin. He aqu la primera pintura moral del ingenio y la arrogancia de Alejandro, que ha inspirado tantas bellasobras plsticas y musicales (por ejemplo, la msica incidental que lleva por ttulo The Gordian knot untied, de

    Henry Purcell).La presencia de Daro, el rey de los persas, si bien no recibe la atencin de que goza Alejandro en el relato, nodeja de ser un interesante contrapunto a la figura del caudillo griego. Este personaje se convierte en la primera

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    vctima del desgraciado destino en su constante retirada ante las tropas de Alejandro. No faltan en la narracinrasgos humanos y patticos del rey, como el momento en que se entera de que su mujer, cautiva en elcampamento de Alejandro, ha muerto, quiz para evitar ser mancillada. Curcio, hbil urdidor de dilogos ydiscursos, recrea de la siguiente manera las palabras del desgraciado rey y nos ofrece, al mismo tiempo, supunto de vista (4, 10, 29): En qu te he ofendido, Alejandro, o qu agravio he ocasionado a los tuyos para quetomes de m tan cruel venganza? T me aborreces, t me persigues sin haberte dado la menor causa para ello.

    Cabe destacar, asimismo, el carcter novelesco y marcadamente retrico de la narracin de Curcio. Los datoslegendarios y hasta fantsticos que aparecen en su libro no son, sin embargo, obra suya, sino de las fuentesgriegas que utiliza. El mismo Curcio reconoce algunas veces que cuenta lo que la tradicin ha transmitido, no loque l considera personalmente, como cuando nos refiere el estado incorrupto del cuerpo de Alejandro al cabode seis das de haber fallecido. A pesar de que Menndez Pelayo vio en la obra de Curcio una historia novelada,pero no una novela histrica, el libro recuerda a menudo este gnero de obras, o al menos hoy se podra leerperfectamente como una de ellas. Se pueden encontrar, cuanto menos, esplndidos esbozos de novela de amory de aventura, adems del componente viajero y geogrfico que tanto ha interesado a lo largo de los siglos a loslectores curiosos. Las descripciones del paisaje y de las costumbres asiticas estimulan la imaginacin decualquier buen lector.Se dice que la obra de Curcio presta ms atencin a lo verosmil que a lo propiamente histrico. No faltan, dehecho, en la novela aspectos maravillosos. Toda esta riqueza narrativa est encaminada a dar cuenta de lapaulatina transformacin moral y humana de Alejandro, que es lo que sostiene realmente el pulso narrativo de laobra. Esta narracin muestra la pugna constante entre la grandeza innata del personaje y la paulatinadegeneracin que acarrean sus victorias asiticas. Asia y su molicie constituyen el perfecto escenario para ladegradacin del personaje (recordemos, ms recientemente, el retrato dinmico, entre admirativo y crtico, queha hecho de Alejandro el cineasta Oliver Stone con el asesoramiento del historiador oxoniense Robin Lane Fox).El episodio de la disputa entre Alejandro y su compaero Clito, en el libro VIII, es un buen ejemplo para ilustrarla creciente clera de un Alejandro cada vez ms cruel. Ante las justificadas crticas de aqul, Alejandro no sercapaz de contener su ira y terminar matando a quien le ha acompaado a lo largo de tantos avatares. Curciosabe mostrar la grandeza del personaje, como cuando llora con la mujer de Daro la supuesta muerte de suesposo, pero no esconde tampoco su vileza.La fortuna de la obra de Curcio ha sido ciertamente tarda. Comienza a partir del llamado RenacimientoCarolingio, entre los siglos X y XI, que es cuando aparecen los primeros manuscritos de la obra. A finales delsiglo XII su influencia se deja notar en la Alexandreis de Gualtiero de Chtillon. Hasta el Renacimiento novolver a ser objeto de atencin por parte de los eruditos, como Pier Candido Decembrio, que la traduce alitaliano. Su presencia como libro escolar fue notable hasta el siglo XVIII. Hoy da, podemos decir que la obra deCurcio es una de los libros latinos cuya calidad literaria mejor puede ser entendida por la sensibilidad de unlector moderno.FRANCISCO GARCA JURADO. UCM

    Notas

    NON OMNIS MORIAR: NOVEDADES EN LALRICA ETERNA

    Hoy escribe David Hernndez de la Fuente. La poesa lrica clsica haejercido siempre su llamado irresistible desde el otro lado yregresa peridicamente a nosotros. Podra decirse que uno de susmecanismos de eterno retorno es la propia pretensin de

    inmortalidad del poeta. La otra realidad, tanto ms efectiva, es elgoteo de hallazgos filolgicos en forma de fragmentos papirceoso de descubrimientos en manuscritos que posibilitan que la lricagriega y latina siga llenndonos de asombro.

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    La voz singular y desafiante del poeta lrico nos llama a veces desde un lugar situado ms all de la experienciahumana. Ta lyrika, los poemas compuestos en un primer principio para ser entonados al son de la lira, en su

    vertiente coral o mondica, ocuparon desde muy pronto en el mundo clsico la posicin de la ms purasubjetividad: amor, odio, noticias personales, rivalidad desabrida y reflexiones fnebres o procaces componendesde lo antiguo la materia prima de la que estn hechos los versos de Safo, Alceo, Arquloco o Anacreonte,pero tambin, varios siglos ms tarde, de los de Horacio, Catulo y toda la esplndida corte de los poetas latinos.No morir del todo. Esta del poeta lrico es una voz perdurable, hecha para vencer las cadenas de la carne yde la muerte. Tanto es as que, en determinadas ocasiones, nos llama audazmente desde el otro lado. El poeta,una vez culminada su obra, modula la voz de la subjetividad lrica con una potencia sobrenatural que laconvierte en un llamado imperecedero.En el mundo griego, aunque ya el buen Homero nos recuerda que es el duro destino del poeta que enadelante seamos cantados por los hombres (Il. VI, 357-359), es tambin la lrica la que consagra este continuocanto de memento. La ciudad, los gobernantes y los hroes del momento que honra Pndaro con sus odasacabarn por perecer. Tal vez su lengua se convierta en una reliquia de anticuario que ser enseada yaprendida por cada vez menos hombres en el transcurso de las generaciones. Pero, a travs del poder de laliteratura, su voz inmortal sobrevivir. En el Himno a Zeus de Pndaro, la poesa es necesidad csmica y puedetrascender la otra dura necesidad, la del morir. Otro tanto ocurre con Teognis (245 y ss.), que consuela a Cirnodicindole: ni muerto perders la fama, sino que sers cantado por los hombres siempre con nombreinmortal... Y Simnides le dice a Anacreonte que no abandonar la meloda dulce como miel, y ni / en el Hadesdar reposo, una vez muerto, a la lira (AP VII, 25).Se puede decir con el viejo Ennio uolito uiuos per ora uirum (Varia 17-18 Vahlen, citado por Cicern, Tusc., I, 3i)para evitar las lgrimas de un funeral terreno. La voz va de boca en boca entre los hombres y no se extinguejams. As, la lrica encarna la suprema ficcin de una eventual victoria sobre la muerte, con la pervivencia delautor y sus letras, ms slidas que cualquier soporte, la dura piedra, el bronce o el acero: exegi monumentumaere perennius. Horacio (Odas III 30) canta casi from beyondy proclama orgulloso: He levantado unmonumento ms duradero que el bronce y ms alto que la regia permanencia de las pirmides, al que ni ladevoradora lluvia, ni el furioso Aquiln podrn jams destruir, ni tan siquiera la innumerable sucesin de losaos y el paso del tiempo.El mismo grito oracular que Horacio inmortaliz es retomado por Ovidio al dar trmino a su magnum opus, lasMetamorfosis: vivir. Perque omnia saecula fama, / si quid habent veri vatum praesagia, vivam (Met. XV 878-79). El exiliado en el Ponto conjuga ambos verbos de supervivencia potica, el de Horacio y el de Ennio, cuandoafirma en Tristia III, 7. 50-52: me tamen extincto fama superstes erit, dumque suis uictrix omnem de montibusorbem / prospiciet domitum Martia Roma, legar. La inmortalidad que conlleva la poesa ha de extenderse, para

    Propercio, incluso a la feliz mujer a quien canta el poeta: Fortunata, meo si qua est celebrata libello! / carminaerunt formae tot monumenta tuae (1:11, II, 17)Pero hay, en el caso de la lrica, otra manera de realizar ese retorno desde ms all del olvido, un tanto ms

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    material pero no por ello menos potica. Tal vez sea este el gnero literario ms renovado en las letras clsicamediante ocasionales hallazgos que sorprenden a los eruditos y a los lectores. Entonces la voz non omnismoriarparece surgir con ms fuerza que nunca de las arenas del desierto o de los polvorientos anaqueles pararecordarnos la inmortalidad de la lrica. Acaso en cumplimiento proftico de los versos mencionados, convieneestar siempre atentos a disciplinas auxiliares de la filologa clsica como la papirologa, que histricamente hanaportado novedades literarias de enorme inters. Fueron muy notable, por ejemplo, los nuevos fragmentos deAlcmn y Estescoro que recogi D.L. Page en su edicin de 1962 (Poetae Melici Graeci, Oxford, Claredon

    Press) o los textos de nuevos papiros como el de Colonia 7511 (cf. Melero y Surez de la Torre, Cuadernos deFilologa Clsica 12 [1977] 167-199). En 1992 se encontraron nuevos fragmentos papirceos de las elegas deSimnides, entre ellos partes de un largo poema sobre la batalla de Platea (479 a.C.) que destaca las hazaasde los espartanos, junto a otros fragmentos simposacos y erticos (cf. D.Boedeker y D.Sider [eds.], The NewSimonides: Contexts of Praise and Desire, New York & Oxford: OUP-USA, 2001). Pero quiz el hallazgo msimportante de los ltimos tiempos sea el nuevo poema de Safo sobre la vejez. Mucho se ha escrito ya sobreeste nuevo fragmento de la poetisa de Lesbos, cuyo texto fue publicado por M. Gronewald y R. W. Daniel enZeitschrift fr Papyrologie und Epigraphik("Ein neuer Sappho-Papyrus", ZPE 147 [2004], 1-8 y "Nachtrag zumneuen Sappho-Papyrus", ZPE 149 [2004], 1-4) y traducido y comentado magistralmente por M.L. West, (ZPE151 [2005], 1-9). El texto fue difundido tambin entre el gran pblico gracias a la noticia publicada en el TimesLiterary Supplementel 24 de junio de 2005. Contamos con una excelente versin castellana por C. Garca Gualen su artculo El ltimo poema de Safo (Letras libres, julio 2006).En lo que a la lrica latina hace, en contraste con la griega, las arenas del desierto han sido menos generosas.Existe en los fragmentos poticos una mayor estabilidad, como prueban las pocas novedades de la lrica en lasms recientes ediciones (Cf. los 262 fragmentos de lrica republicana y del principado de A.S. Hollis, Fragmentsof Roman Poetry c. 60 BC-AD 20. Oxford: Oxford University Press, 2007). El del poeta y prefecto de EgiptoCornelio Galo (70-26 a.C.) es el nico texto que nos fue regalado por la investigacin papirolgica. La obra deGalo nos haba sido negada hasta hace poco tras una azarosa historia de prdidas y falsificaciones. En 1501 elfillogo napolitano Pomponio Gaurico, por entonces un joven de diecinueve aos, dio a las prensas en Veneciaseis elegas bajo el nombre de Cornelio Galo. En realidad se trataba de obras del siglo VI, de las que habasuprimido con intencin romnticamente falsaria el dstico con la adscripcin del poema y una referencia aBoecio, para hacerlas pasar por elegas de un poeta del siglo I a.C. (el autor era en realidad Maximiano unpoeta oscuro, insignificante, blando, que en muchos lugares ofende las reglas de la cantidad silbica y queabunda en barbarismos, segn L. Crusius, Lives of the Roman Poets, Londres 1753, pgina 276). Otros cuatrofragmentos atribuidos a Galo por Aldo Manuzio en 1590 (presentes en laAnthologia Latina de Riese, en 1869)suelen considerarse tambin falsificaciones desde la investigacin fi lolgica que Escalgero les dedic, aunqueestn escritos con ms gusto que los anteriores, como dice Crusius refirindose a los versos de Maximiano.Aun no sabemos quin fue este genial falsario.Pero la voz del poeta haba de regresar. En 1978 se encontr un papiro en Qasr Ibrim (Egipto) con nueve versosde Galo, en lo que seguramente supone el manuscrito ms antiguo de la poesa latina y una nuevasupervivencia subjetiva y amorosa de la lrica: tandem fecerunt carmina Musae /quae possim domina deiceredigna mea. En 1999, la helenista portuguesa Sara Mara Goas da Conceao present el hallazgo de unasnuevas lneas en un palimpsesto procedente de la biblioteca del seminario de Tui (Pontevedra). Los versos,entreverados de tonos fnebres (Tantum vacuum... umbra nos absumens...omnia enim cum maerore accidunt) yapologas de la edad de oro cesariana (In ciuitate libertatis dies oritur ... expedita ubi flumina ac fulgida ruunt...glauci in planitiem vix montes innituntur) fueron atribuidos entonces con entusiasmo a Cornelio Galo. Latraduccin y edicin de estos fragmentos fue interrumpida en 2004 por la muerte de la poetisa Sophia de Mello,gran amiga e inspiradora de la erudita portuguesa. A la vista del gran inters de estos textos esperamos que sereanuden los trabajos a la mayor brevedad.Las mltiples renovaciones de la lrica pueden vencer as cualquier accidente y el grito del poeta -non omnismoriar- se verifica a travs de ediciones, traducciones, falsificaciones o milagrosos hallazgos de manuscritos opapiros. La lrica perdurar. Vencer la caducidad de cualquier soporte la carne, el pergamino, el papiro o lapiedra es tambin desafo a la muerte.

    DAVID HERNNDEZ DE LA FUENTE